Número 15 Revista Ágora. Mayo 2017

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Nombre de sección

segunda época —a ñ o x v, n .º 1 5 —

a s o c i a c i ó n c u lt u r a l ágora cinco villas

revista de cultura, ensayo y creación literaria

Firma invitada Ana Alcolea Cinco Villas: Las tribulaciones de Martín de Urroz Marcelino Cortés

Creación literaria: poesía

Ánchel Conte y Rafael Lobarte

Música: Homenaje a Antonio Carrillos, autor del pasodobe «Ejea de los Caballeros en fiestas»

y además Crítica literaria, Pensamientos y reflexiones, Educación, Historia, Cinco Villas, Salud, Música, Viajes, Arte, Creación literaria: microrrelatos, relatos, cómic y poesía, Leer para vivir y Concurso infantil y juvenil


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ágora n.º 15 — revista de cultura, ensayo y creación literaria



Edita Asociación cultural ágora cinco villas NIF: G99370173 N.º Registro: 01-Z-3621-2.013 Dirección: Casa de la Educación; Plaza Goya, s/n; 50.600, Ejea de los Caballeros (Zaragoza) Correo electrónico: revistaliterariaagora@gmail.com Blog: revistaliterariaagora@blogspot.com.es Consejo de redacción Patxi Abadía Álvarez. Coordinador de Ágora Profesor Secundaria ies Reyes Católicos. Departamento de Lengua Eva Bajén García. Profesora Secundaria ies Cinco Villas. Departamento de Lengua Joaquín Bueno Villacampa. Profesor emérito de Secundaria Alberto Cabello. Ilustrador Javier Comenge Leonar. Director Escuela de Música Alfonso Cortés Alegre. Maestro ceip Mamés Esperabé Enrique Galé Casajús. Profesor Secundaria ies Río Arba. Departamento de Lengua Asunción Gil Orrios. Bibliotecaria Miguel Ángel Longás Acín. Profesor Secundaria Escuela de Arte de Zaragoza. Departamento de Lengua Ernesto Navarro Durá. Profesor Escuela de Arte de Zaragoza José Sánchez Usón. Profesor Secundaria ies Ítaca. Departamento de Lengua Ilustradores Daniel Alia Mar Alquézar Isabel Aznar Clara Biel Laura Calderero Andrea Cebollada Daniel Delgado Elías España Ana Forradellas Álex Garcés Alejandro Letosa Alfonso Marchand Esther Mazorra De Cos Alejandro Monreal Iris Roche Roxana Scurtu Laura Simón Miguel Solans Raquel Tabuenca Miguel Vallés Héctor Vidal Jairo Villacreses Pablo Zarate

Ilustración de portada: Ernesto Navarro Durá Diseño y maquetación: Detalier estudio creativo Impreso por: Imprenta Félix Arilla

Depósito Legal: Z 1515-2003 ISSN: 1699-3039 La Asociación Cultural Ágora Cinco Villas no se hace responsable ni comparte necesariamente las opiniones expresadas por los autores de los diversos artículos.



índice

Editorial Firma invitada: Ana Alcolea

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Crítica literaria El verbo hecho imagen: símbolos y emblemas. Pilar Sánchez Laílla Matar a un ruiseñor o el desafío de lo inútil. Pedro Jesús Garrido Picazo

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Pensamiento y reflexión Redes sociales: señuelos de comunicación. Juan Manuel Chica Cruz DDD. Irene Villa Orduna Una mirada económica a 2016. Fernando Carballo Guerrero El drama de los refugiados. José Antonio Remón Aísa La generación que consiguió todo lo que se propuso. Laura Martínez El tiempo no existe. Esteban Cubero Palabras y besos. David Villafranca Pemán

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Educación La escuela de verano «Rosa Sensat» y el desarrollo de los movimientos de renovación pedagógica. Jesús Claver Giménez Perfilando un nuevo modelo educativo para poner al día la escuela. Pere Marqués

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Historia Fusil y libro. Los milicianos de la cultura. Rubén Pérez Moreno Personajes ilustres aragoneses protagonistas de obras escénicas del siglo XXI. Jesús Ángel Arcega Morales

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Cinco Villas Las tribulaciones de Martín de Urroz, pelaire ejeano del siglo xvi a quien sus vecinos apodaban «El Ganancia». Marcelino Cortés Piedras con historia en Fuencalderas. Eugenio Monesma Los trovadores occitanos medievales y la figura histórica de Don Miguel de Luesia. Javier Cabello García Compartiendo hazañas. Homenaje a José Guarc. Conchita García Ezquerra

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Salud Alimentación saludable. Delia Hernández Marín

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Música ¿Esa es mi voz?. Alizia Romero Una historia escondida: Ejea de los Caballeros en fiestas. Javier Carrillos

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Viajes Una noche en el desierto del Gobi (Mongolia). Isaac Sierra

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Arte Josep María Sucre, un gran olvidado. Rubén Pérez Moreno

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Creación literaria: microrrelatos El infinito. Ariadna Blasco VII Concurso de microrrelatos contra la violencia de género del Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros. Mi... ¿Cuento? Paula Castillo Bernad Mitología de pareja. Gemma Arasco Sánchez Nunca, hasta entonces. Escarlatta Giménez Bruna

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Creación literaria: relatos La familia Hocken. Pepe Ramos Horizonte elíptico. Alberto Peña Córdova Sola. Jesús Claver Crónica Consistorial. Pedro Jesús Garrido Picazo Trastorno Obsesivo Compulsivo. Ana Belén Arbués

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Creación literaria: cómic Todopoderosos. Alberto Cabello Robot love. Manuel Serres

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Creación literaria: poesía Firma invitada: Ánchel Conte Firma invitada: Rafael Lobarte Fontecha Miguel Ángel Curiel María Pilar Martínez Barca Susana Hernández Sandra Lario Prada Gemma Carreras Esparza Esteban Cubero Nacho Tajahuerce Adrián Flor Martínez Jesús Claver Rafael Sanz Sierra

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Leer para vivir: adultos

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Leer para vivir: infantil y juvenil

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Concurso infantil

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Concurso juvenil

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Editorial

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editorial

Hasta mediados del siglo pasado existía la opinión bastante generalizada de que el sentir filantrópico emanado de los principios de la Ilustración acabaría estructurando un mundo nuevo y de que se acabaría con esa perversa dicotomía que escinde el mundo entre los poseedores de la riqueza y los desposeídos. No ha pasado tanto tiempo desde entonces y, sin embargo, hablar hoy de ello es como tratar de bucear en un lago seco. A día de hoy, nuestro mundo sigue necesitado de una revolución cultural y social que dignifique la vida de quienes la fortuna no ha hecho sus beneficiarios, aunque es una evidencia dolorosa que el mundo que hemos venido construyendo es un mundo mezquino y egoísta en el que el poder del dinero se ha convertido en la piedra angular de las relaciones sociales y que chapoteamos en un consumo adictivo de bienes y de servicios que nos ha ablandado demasiado el cerebro mientras nos endurecía paulatinamente el corazón. Quizás, tras esa mezquindad insolidaria en la que está enfangada nuestra sociedad, se encuentre el germen de un mundo nuevo y sea una cuestión de tiempo que la utopía se instale definitivamente en nuestras relaciones sociales. Pero como es más que evidente que tal como están las cosas en lo social tendremos que esperar bastante tiempo para ver en qué acaba este asunto, no deberíamos olvidarnos con la facilidad con la que lo hacemos de que en nuestras manos está todavía la posibilidad de llevar a cabo una revolución de ámbito más personal, una revolución que podemos empezar ahora mismo sin tener que esperar a nada ni a nadie. Tal vez sea este el mejor de los momentos para reivindicar frente a la sociedad de consumo que nos deshumaniza, la revolución de la sobriedad social compartida y, frente a la moral del doble lenguaje

que nos convierte en máscaras sociales, una revolución que nos ayude a desenmascarar las miserias y desigualdades que nos rodean en nuestro entorno más inmediato y a las que sí podemos hacer frente en nuestro día a día, porque hay muchas tareas por delante y se necesitan muchas manos para llevarlas a cabo. Por eso, un año más, en Ágora seguimos explorando los caminos de la creatividad y del encuentro solidario, a sabiendas de que la verdadera riqueza se encuentra en lo más profundo del corazón de los seres humanos…

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Firma invitada

Ana Alcolea BREVE BIOGRAFÍA Nací en Zaragoza a orillas del Canal Imperial. Tal vez por eso me fascina el medio acuático en todas sus variantes: ríos, lagos, mares y… canales. De pequeña quería ser médico, pero me di cuenta a tiempo de que cortar tripas no era lo mío, así que me dediqué a otras artes: canté en varios coros, estudié letras, me hice profesora, publiqué un montón de artículos sobre didáctica, di cursos a otros profesores, y luego empecé a escribir novelas. Me gusta contar historias, ya que no tengo voz suficiente para «cantarlas». Y es que en realidad, lo que a mí me gustaría ser, es cantante de ópera. También me gusta andar por las montañas, coger setas, frutas del bosque y hacer mermeladas caseras. En invierno, me gusta sentarme en una cabaña aislada en medio de la nieve, junto a la chimenea, leer, escribir o mirar a través de las ventanas. Es algo que me comunica que el mundo es un lugar muy hermoso en el que seguir paseando. Vivo en Zaragoza, donde nací. Pero también he vivido en Teruel, en Cantabria, en Madrid, en Noruega y en Italia. Creo que el mundo es muy grande y me gusta que mis novelas y relatos reflejen las ventanas que se nos abren a través de las palabras. Porque las palabras son viajes. Viajes al interior de uno mismo y de los demás. He sido profesora de Lengua Castellana y Literatura durante 26 años. En la actualidad estoy

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en excedencia, y me dedico a escribir y a impartir charlas en colegios e institutos sobre todo de España, aunque también de Marruecos, Francia y Estados Unidos. Viajo siempre con un cuaderno en el que tomo notas de todo aquello que llama mi atención. Algunas de esas anotaciones se convierten en el comienzo de algún libro. De hecho, este relato surgió de mis impresiones en uno de los lugares más inquietantes en los que he dormido. No creo que la literatura tenga edad. No obstante, la mayoría de mis libros están catalogados como de Literatura Infantil y Juvenil. Yo creo que la literatura o lo es o no lo es, independientemente de la edad del lector y de los protagonistas. También he publicado una novela fuera de lo que puede llamarse ámbito juvenil, y próximamente verá la luz una segunda. Creo profundamente que la literatura es algo mágico, casi místico, que nos relaciona con lo más universal de cada uno. Es como si hubiera un lazo que va desde la imaginación del escritor a la del lector; un lazo tejido de palabras. Un lazo para el que no existe ni el espacio ni el tiempo, y que nos comunica con lo más esencial. No podría, ni querría, imaginar mi vida sin ese poder creador de las palabras.

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firma invitada

OBRAS

NOVELAS El medallón perdido (2001, Anaya) El retrato de Carlota (2003, Anaya) Donde aprenden a volar las gaviotas (2007, Anaya), Finalista del Premio Anaya 2005 y Lista de Honor del CCEI, 2007. El vuelo de las luciérnagas (2009, San Pablo) Cuentos de la abuela Amelia (2009, Edelvives) Bajo el león de San Marcos (2009, Algaida), Finalista Premio Ateneo de Sevilla 2008 El bosque de los árboles muertos (2010, Anaya), Finalista y Mención de Honor en el Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil 2009. La cabeza perdida de Paolo Malatesta (2010, Oxford University Press) La noche más oscura (2011, Anaya), Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil 2011, lista White Ravens 2012, Premio CCEI 2012, Finalista del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2012. Napoleón puede esperar (2012, Pearson Alhambra), Diploma de Honor de la «Asociación Cultural Los Sitios», 2016. Finalista del Premio del «Templo de las mil puertas». El secreto del galeón (2014, Anaya), Finalista del Premio Hache 2016. Lista de Libros Recomendados de la Fundación Cuatrogatos, con sede en Miami, de LIJ Iberoamericana 2015. Castillos en el aire (2015, Anaya, Col. Duende Verde) El abrazo del árbol, (2016, Anaya, Col. Sopa de Libros) El secreto del espejo (2017, Anaya, Col. Narrativa juvenil) Recomendado por la Fundación Cuatrogatos, con sede en Miami, de LIJ Iberoamericana, 2016.

CUENTOS «Martina», en 21 relatos contra el acoso escolar (2008, SM) «La pequeña alfombra roja», en 21 relatos por la educación ( 2009, SM) «Las estrellas de Laia», en Cuentos a la orilla del sueño (Fundación Theodora, 2010) «La vieja maleta de la abuela», en El viaje del polizón, (Fundación Aspanion, Sueños de Papel, 2011)

EDICIONES Anillos para una dama, de Antonio Gala, edición didáctica en Colección Anaquel, Bruño. Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, edición didáctica en Colección Anaquel, Bruño. Cuentos de la selva para niños, de Horacio Quiroga, en EDAF.

INVESTIGACIÓN LITERARIA «Nuevas variantes de los Romances de Luis de Góngora», Universidad de La Rioja, 1984 «Un estudio de la literatura occidental a través de tres mitos: la dualidad femenina, el viaje y el mito de la transgresión», Actas del VIII Simposio de la Asociación de Profesores de Español. Comunicación que obtuvo el primer premio. «Don Juan Tenorio: entre el carnaval y la cuaresma», publicado por la revista Verba hispánica, de la Universidad de Ljubljana, Eslovenia, en 1999.

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firma invitada

PREMIOS PREMIO ANAYA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL, 2011 PREMIO CCEI, 2011 PREMIO «ARTES Y LETRAS» de Literatura Infantil y Juvenil del HERALDO DE ARAGÓN, 2015 Premio Asociación Cultural «Los Sitios», 2016 PREMIO CERVANTES CHICO DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL, 2016

DISCURSO PREMIO CERVANTES CHICO 2016 20 DE OCTUBRE DE 2016 · ALCALÁ DE HENARES Ana Alcolea

Autoridades, miembros del jurado, premiados de este y de otros años, colegas, amigos, señoras y señores, niños, niñas, buenos días. Y digo buenos días en mi nombre y en el Miguel de Cervantes, cuyo nombre y cuya obra honramos aquí por encima de todo y de todos, en el teatro que lleva su nombre, en la ciudad que lo vio nacer. Buenos días a la palabra. Buenos días a la literatura sin adjetivos. Pues literatura es algo que no tiene edad, porque las palabras no envejecen, ni los cuentos, ni las historias. Y esos cuentos que nos leyeron cuando aún no teníamos la capacidad de distinguir las letras, son los mismos que leemos o escribimos cuando somos adultos, jóvenes, o ancianos. Porque los escritores y los lectores SIEMPRE creamos las mismas historias a través de los SIGLOS de la Historia, y a través de los AÑOS de nuestra vida. Creamos historias que hablan de nosotros mismos: de nuestras alegrías, de nuestras tristezas, de nuestros amores, de nuestros desamores. De nuestra melancolía, de nuestra felicidad. Por eso nos gusta leer. Y escribir. Porque al hacerlo, nos unimos a lo más íntimo del resto de la humanidad. Aquello que tenemos todos en común. Aquello que es universal. Aquello que todos somos capaces de sentir, y a veces, no siempre, de expresar. Los escritores y los lectores somos MAGOS. Sí, sí. Habéis oído bien. Hacemos magia con las palabras. Una magia que, con el debido respeto a los prestidigitadores, tiene mucho más mérito que sacar un conejo de una chistera. Que lo tiene, eh, yo no se lo quito. Pero al fin y al cabo, el prestidigitador lo que hace es sacar algo de donde está. ¿Y los escritores? ¿Y los lectores? Hacemos algo mu-

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cho más mágico y fascinante: porque leemos letras, signos arbitrarios, diferentes a través de siglos y de culturas. Los leemos y cada uno de nosotros crea, en su individual imaginación un mundo diferente. Si yo os contara la historia de Romeo y Julieta, esos dos enamorados de los que escribió Shakespeare, cada uno de nosotros se imaginaría a Julieta con un color de pelo, de ojos, de vestido, diferente. Porque las palabras tienen ese maravilloso don: hacen que cada lector las viva de una manera diferente. Y cree en su imaginación, lo más íntimo y secreto que tenemos, algo también distinto. Y al hacerlo, va creando aquí dentro, en la cabeza, la capacidad de imaginar, de pensar. Por tanto, va creando la posibilidad de tener pensamiento propio, crítico, reflexivo. Para no creerse lo que le digan los demás, y así poder ser LIBRES. La lectura nos hace libres. No sé si mejores o peores, pero libres porque nos abre ventanas al mundo exterior, ese que ahí fuera, y que es casi infinito. Y al mundo interior: ese que tenemos aquí dentro y que es tan infinito como nosotros queramos. Como don Quijote. Aquel Alonso Quijano que había leído mucho. Tanto como Cervantes, no olvidemos a su creador. Ambos habían leído mucho. Y don Quijote, NO OS CREÁIS, no se había vuelto loco de tanto leer. No. Igual que Cervantes, que tampoco estaba nada loco. Tenía la cabeza muy bien amueblada. Don Quijote ha leído tanto que su mundo se ha hecho mucho más grande que su casa en un lugar de La Mancha, de cuyo nombre nadie se acuerda. Su mundo es el universo entero. Por eso quiere ser un personaje como los de las novelas que ha leído. Quiere ser un caballero de novela. Enamorado,

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firma invitada

compasivo, aventurero. Bueno. Quiere ser un hombre bueno. No consigue ser caballero, y tampoco tiene éxito en el amor. Pero sí que consigue ser un hombre bueno, y sí que consigue ser un personaje de novela. Cervantes, el mago Cervantes, lo ha convertido en el personaje más universal de la literatura. ¿Y por qué? ¿Porque estaba loco? No. Don Quijote es universal porque don Quijote somos todos. Tú, yo, ese señor de ahí, ese otro que lleva traje y corbata, esa señora tan elegante de ahí detrás. Las señoras que han limpiado el suelo de la sala en la que estamos. Todos somos don Quijote, porque todos queremos hacer de nuestra vida algo especial. Esa fue la enseñanza más hermosa que nos enseñó don Miguel de Cervantes. Esa, y que la palabra es el don más importante que nos ha sido concedido. Un don que alimenta al pensamiento, y que se alimenta de literatura, de teatro, de música, de poesía, de filosofía, de cine, de CULTURA. Eso que algunos piensan que no sirven para nada, porque no ven más allá de sus muy pequeñas narices. Todas las lámparas de la CULTURA, de la SABIDURÍA, son las columnas en las que se asienta el ser humano. Y así lo ha hecho a lo largo de los siglos de la Historia con mayúscula. No alimen-

tar la cultura en todas sus variantes es «pan para hoy, y hambre para mañana», por usar un refrán, de los que tanto le gustaban a Sancho Panza. Eso lo supo bien Cervantes. Y don Quijote, que se alimentó de cultura para poder amar y seguir amando, a su inexistente Dulcinea, a las gentes con las que se encontraba en su camino, pero sobre todo, a la palabra, siempre creadora, sanadora y dadora de vida. Muchas gracias a lectores, libreros, comerciales, editores. Todos los que hacen y han hecho posible que hoy estemos aquí. Gracias especialmente a Pablo Cruz, editor de Anaya Infantil y Juvenil, que fue la primera persona que creyó en mi primera novela, y su «sí» significó el comienzo de este camino. Muchas gracias a los miembros del jurado por haber pensado que mis humildes novelas son merecedoras de este premio a la palabra creadora, que lleva el nombre de Cervantes. Es un honor inmenso para un escritor recibir este premio. Aquí, en este Teatro Salón Cervantes en el que tantas veces me senté para asistir a espléndidas representaciones. En esta calle, tan cercana a la casa en la que nació don Miguel. En esta ciudad, en la que viví dieciséis años, en la que me casé frente al catafalco de Cisneros, en la capilla de la Universidad. En Alcalá de Henares, donde di clase a quizás más de mil jóvenes que ahora están trabajando por el mundo. En Alcalá, mi casa, en la que guardo muy queridos amigos. Y amigas. Para mí, recibir este premio en Alcalá de Henares, donde además escribí mis primeros libros, tiene mucho de esa magia maravillosa, y muchas veces inesperada, que nos da la fuerza creadora e inspiradora de la palabra. Por ella, por la palabra, por todos ustedes que hacen posible este premio en el que se honra a un escritor, a maestros, a padres, a alumnos, a toda una comunidad educativa y CULTURAL, y que es el barco que TODOS compartimos, MUCHAS GRACIAS de todo corazón, y con toda mi emoción, que les aseguro que es MUCHÍSIMA. Muy BUENOS DÍAS a todos.

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Crítica literaria

El verbo hecho imagen: símbolos y emblemas pilar sánchez laílla

En el Siglo de Oro las imprentas se nutrieron de una gran colección de libros eruditos que ilustraban sus textos con imágenes. No era, sin embargo, una simple figura relacionada con el asunto tratado en la página del libro en la que se insertase, sino que la ilustración constituía un símbolo en sí misma. En su mayoría se trataba de grabados acompañados de una leyenda que transmitían un mensaje un tanto enigmático. Estos textos creados para ser vistos no son otros sino los conocidos como libros de emblemas. Desde que en 1531 viera la luz por primera vez el Emblematum Liber de Andrea Alciato,1 surgió en Europa una amplia tradición literaria que, a imitación de este, pretendía aunar la iconografía con la palabra. De este manera, dibujantes, grabadores y escritores crearon un nuevo modo de difusión del saber que sirvió, además, para dar un nuevo enfoque a la inspiración artística. 1  Alciato, Andrea, Emblemas, Santiago Sebatián (ed.) y prólogo de Aurora Egido, Madrid, Akal, 1985.

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No solo los libros fundieron la imagen con la palabra, también los tapices o las arquitecturas efímeras asociadas a celebraciones festivas o destinadas a la decoración arquitectónica de las elites políticas y religiosas en el Renacimiento y el Barroco se sirvieron de los emblemas como medio de propaganda o de vehículo pedagógico. Así, saber, literatura y arte se dieron la mano, una vez más, en el periodo áureo. Los estudios sobre estas cuestiones emblemáticas cuentan con una larga tradición investigadora que ha plasmado sus frutos en la fundación de la Sociedad Emblemática Española que a día de hoy mantiene una vasta y exhaustiva base de datos sobre las investigaciones en este campo2. En esta línea de divulgación, la Biblioteca Universitaria, en colaboración con el Departamento de Historia Moderna y 2  Esta Sociedad se constituyó con motivo del I Simposio Internacional de Emblemática realizado en Teruel en 1991. Actualmente está presidida por Rafael García Mahíques y cuenta como presidentes honoríficos con Aurora Egido, Sagrario López Poza y Pilar Pedraza. Además del sostenimiento de una cuidada página web (www.emblematica.es) esta Sociedad pública desde 2009 la revista científica Imago. Revista de Emblemática y Estudios visuales.

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3  La exposición tuvo lugar en la Biblioteca del Paraninfo universitario desde el 23 de marzo al 30 de junio de 2016. El catálogo de la exposición se encuentra disponible a través de la página web de la Biblioteca de la Universidad de Zaragoza: https://biblioteca.unizar.es/sites/biblioteca.unizar.es/files/exposiciones/ emblemas/emblemas.pdf (consultada el 7 de enero de 2017).

crítica literaria

Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, organizó el pasado año la exposición «Leer imágenes: el mundo simbólico en los libros de emblemas»3.

El corpus más representativo es el que tiene que ver con los emblemas políticos. Precisamente de ellos se sirvió el Católico rey en su lema «Tanto monta», asociado a la tópica imagen del yugo y las flechas pero también, curiosamente, en la tradición emblemática al nudo gordiano y la espada:

Emblema con el lema «Tanto monta» de Fernando el Católico.

Cartel de la exposición organizada por la Biblioteca Universitaria.

La exposición dividía la interesante colección de cuarenta y cuatro libros de emblemas en los siguientes apartados: nacimiento de la emblemática, repertorio de símbolos, empresas ilustres, emblemas políticos, la imagen emblemática de Fernando el Católico, emblemas morales, emblemas religiosos y mitología clásica.

Así aparece en la obra expuesta, los Diálogos de las empresas militares de Paolo Giovio y en las Empresas de los reyes de Castilla de Francisco Gómez de la Reguera. El significado de esta empresa evoca un episodio en la vida de Alejandro Magno: Gordio, rey de Frigia, había ofrecido a los dioses un yugo con las coyundas atadas en un nudo tan complicado que nadie podía deshacer y solo quien lo consiguiese conquistaría Asia. Cuando Alejandro Magno se dirigía a conquistar el imperio persa, se enfrentó con el reto de desatar el nudo gordiano y lo solucionó cortándolo con su espada. Dijo: «tanto monta cortar como desatar», es decir, da igual cómo se haga, lo importante es el resultado4. Los espejos de príncipes asimilaron una amplia tradición simbólica y emblemática acerca de la figura maquiavélica del gobernante. En el Barroco la misma iconografía se reutiliza en numerosas citas eruditas incluidas en obras de carácter misceláneo, como en la del aragonés Matías de Aguirre5, quien propone un enigma cuya resolución, según desvelan los versos acrósticos, es «Reloj»: 4  Vid. https://biblioteca.unizar.es/sites/biblioteca.unizar.es/files/exposiciones/emblemas/emblemas.pdf, s.v. Giovio (entrada 22 del catálogo). 5  Navidad de Zaragoza (1654), ed. P. Sánchez Laílla, Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2015, versión digital disponible en https:// zaguan.unizar.es/record/31900/files/TUZ_0747_sanchez_edicion.pdf

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crítica literaria

Rijo a los hombres velando En una prisión cautivo. Llamo sin voz, muerto, vivo, Ordeno y ando rodando. Jarcias de yerros me alientan. Soy galante sin pesar. Oficio tengo de dar Y aún lo que doy me lo cuentan.

Que pensáis que es reynar? Servir muriendo. Los dias y las noches trabajando, Y cuando vos comeis, o estais durmiendo, No comer, ni dormir, y estar velando: El Rey parte es leon, feroz y horrendo De quien el mundo todo está temblando. [...]9

Tras este enigma se encuentra toda una alegoría del buen gobernante que el autor desarrollará en una de las digresiones eruditas más extensas de su obra. Se plasma el simbolismo desde el primer verso del enigma que reza «siempre velando» porque «también de noche da las horas con la misma orden que en los días, mas mejor razón se puede decir, y es que, habiéndole dado título de gobernador que rige y gobierna, preciso era llamarle desvelado, pues el que gobierna siempre ha de estar cuidadoso y vigilante». Esta idea del gobernante siempre en vela está detrás de obras como el Relox de príncipes de Guevara6 y en numerosos emblemas que aluden a la figura del príncipe o gobernante como un reloj, en armonía y concierto con sus consejeros y súbditos. Así se recoge en la empresa 57 de Saavedra Fajardo7 y en la tradición emblemática que sigue Aguirre cuando equipara justo al buen gobernante con el león, rey de los animales que duerme con los ojos abiertos «demostración del desvelo a que obliga el empeño de su corona»8. El león se utiliza como imagen predilecta del gobernante en la emblemática: En el emblema 15 de Alciato [...] se pone al león a la entrada de un templo, guardándolo. El epigrama menciona su mítica cualidad de dormir con los ojos abiertos, pues como rey nunca debe dejar de vigilar, ni aún durante el sueño. [...] Valeriano lo incluye en sus Hieroglyphica aludiendo a su majestad. Saavedra Fajardo, en su empresa 45, dice que «fue entre los egipcios símbolo de la vigilancia» y lo ponían a las puertas de los templos. Luego relata una anécdota sobre Alejandro Magno que la tradición repitió sobre Felipe II: «[...] No fuera Señor del mundo, si se durmiera, y descuidara, porque no ha de dormir profundamente, quien cuida del govierno de muchos...». [...] Sebastián de Covarrubias, en su emblema 84 de la primera centuria, representa a un león coronado con una pata sobre el globo terráqueo: Imperat ut serviat, aludiendo al trabajoso servicio de velar siempre: 6  Emilio Blanco (ed.), Madrid, ABL Editor, 1994. 7  Diego de Saavedra Fajardo, Empresas políticas, F.J. Díez de Revenga (ed.), Barcelona, Planeta, 1988, pp. 385-394. Más reciente es la edición de esta obra de Sagrario López Poza en Madrid, Cátedra, 1999. 8  Navidad de Zaragoza, op. cit., p. 72.

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La relación de los enigmas con la emblemática es muy estrecha también en algunos de los autores de referencia de Matías de Aguirre y de otros tantos autores de misceláneas áureas, como Lope y Quevedo, ya que en ambos subyacen cuestiones antiguas que están detrás de las preocupaciones del hombre del Barroco. Así los enigmas, bebiendo de los emblemas, son las dos manifestaciones de la cultura simbólica del Barroco y se alejan de la «oscuridad» interpretativa ya que hacen al lector, como afirma J. A. Maravall, «partícipe de la obra, haciéndole esforzarse en su desciframiento».10 Del mismo modo se sirve de la emblemática un autor tan relevante como Góngora, tras cuya estela camina Aguirre y otros muchos autores del barroco aragonés. Su obra es deudora de alegorías, motes y enigmas en los que hay «indudables huellas de una tradición emblemática ampliamente divulgada en su simbología»11. Lo mismo ocurrirá, aunque con una repercusión menor, en los tratados de pobreza, muy influenciados por la emblemática moral y religiosa y que también pueden apreciarse en el trasfondo erudito de una de sus comedias incluidas en la Navidad de Zaragoza de Matías de Aguirre, dedicada a la figura de san Alejo, patrón de pobres y mendigos, y precursora en cierto modo de su segunda obra: Consuelo de pobres, remedio de ricos.12 Vemos, por tanto, cómo las misceláneas son una buena muestra de la literatura barroca que emana de las fuentes del simbolismo y la emblemática. Los emblemas latent in herba de la ficción literaria que 9  Rocío Olivares Zorrilla, «Los tópicos del sueño y del microcosmos: la tradición de Sor Juana Inés de la Cruz» en Asociación Internacional de Hispanistas Web, Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2007 en http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=25699. Vid. también Carmen Bravo Villasante (ed.), Emblemas morales, Madrid, Fundación Universitaria, 1978, p. 84. 10  La cultura del Barroco, Barcelona, Ariel, 1990, p. 447 11  Vid. Laura Dolfi, «El teatro de Góngora: imágenes y enigmas» en Criticón, 187-188-189 (2003), p. 281. Para estas cuestiones véase también Héctor Ciocchini, Góngora y la tradición de los emblemas. Homenaje al 150 aniversario de la Revolución de Mayo, Bahía Blanca, Universidad Nacional del Sur, 1960 y Aquilino Sánchez Pérez, La literatura emblemática española (siglos XVI y XVII), Madrid, SGEL, 1977. 12  Matías de Aguirre del Pozo y Felices, Consuelo de pobres y remedio de ricos, Huesca, Juan Francisco de Larumbe, 1664. Para la influencia de la emblemática en los tratados de pobres véase Aurora Egido, «Visajes de la pobreza en el Siglo de Oro» en su De la mano de Artemia. Estudios sobre literatura, emblemática, mnemotecnia y arte en el Siglo de Oro, Palma de Mallorca, José J. de Olañeta-Universitat de les Illes Balears, 2004, pp. 151-193.

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Siempre fue el ocio padre de todos los vicios, rey de toda la melancolía y príncipe universal de la tristeza, averso del gozo, apartado de todo género de regocijos y remoto de los conversables entretenimientos. Bien lo pintaron los antiguos con rostro feo en lo más escondido de una asperísima montaña, tan solo que aún las aves no le acompañaban y los más fieros brutos no le asistían. Algunos quieren decir tenía vendados los ojos como el dios de amor para imitar con esto sus efectos, que para reducirlos a la ejecución es necesario solicitar quietudes ociosas para que ejecute el pensamiento entre las peligrosas soledades lo que debe al dueño que lo rige, guiándole leal a la ocasión del empleo que, con discursos industriosos, amante solicita.14

crítica literaria

busca entretener y deleitar a los lectores haciéndoles huir del vicio del ocio, cuya simbología iconográfica se esconde en numerosos tópicos introductorios de la captatio benevolentiae. Así la necesidad de huir de los peligros que conlleva el ocio que la condición de noble lleva aparejada es un tópico reiterado en muchas misceláneas como los Cigarrales de Toledo de Tirso de Molina13, y que nuestro autor, Matías de Aguirre, retrata de este modo:

los arcos de Cupido»).17 El significado de dicho emblema es el siguiente: «igual que el arco y las flechas se vuelven inservibles si no se usan con frecuencia, de igual modo, frente a la bondad y virtud que generan la actividad y el ejercicio, el ocio termina por hacer al hombre vicioso.»18 El ocio, como el amor, requieren trabajo y solicitud constante ya que si no, como sucede con las flechas y el arco, con las que se suele representar a Cupido, se vuelven inservibles. Las academias literarias, como lugares predilectos de la fiesta barroca, nos proporcionaron a través de novelas misceláneas de este cariz una buena muestra de la influencia de la literatura emblemática en la que literatura y arte, verbo e imagen se dan la mano para ilustrar las mentes ávidas de erudición. 17  Ed. de Michel Cavillac, Madrid, Espasa-Calpe, 1975. 18  Apud Biblioteca digital de emblemática hispánica, www.bidiso.es

La iconografía del ocio lo muestra como «joven gordo e inflado o que aparece sentado en el interior de una oscura caverna y apoyándose con el siniestro codo en el lomo de un cerdo acostado en el suelo. […] Se apoya sobre un cerdo porque el ocioso, en su trato y conversación con los demás, viene a ser como el cerdo, a causa de su mucha vileza y flojedad. [...] Y así como dicho animal no atiende a cosa que a satisfacer el apetito de la gula y los impulsos de Venus, así también el hombre dominado por el ocio se entrega enteramente a contentarse a sí mismo, satisfaciendo los propios apetitos con la consiguiente pérdida que se le acarrea a su fama»15. La similitud entre el ocio y el ciego impulso amoroso de las líneas siguientes puede proceder de uno de los emblemas recogido por Cristóbal Pérez de Herrera precisamente en su tratado de pobres: Discursos del amparo de los legítimos pobres y reducción de los afligidos.16 El emblema tercero de dicha obra tiene un mote que reza «Otia si tollas periere Cupidinis arcus» («Si suprimes los momentos de ocio, pierden efecto

13  14  15  16

Pilar Palomo e Isabel Prieto (eds.), Madrid, Turner, 1994. Navidad de Zaragoza, op. cit., p. 17. Cesare Ripa, Iconología, Madrid, Akal, 1987, pp. 143-144. Madrid, Luis Sánchez, 1598.

Vida y música; literatura y arte caminan de la mano como muestra este emblema.

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crítica literaria

Matar a un ruiseñor o el desafío de lo inútil PEDRO JESÚS GARRIDO PICAZO

ÁLEX GARCÉS

Cuando en 1960 Harper Lee publicó su primera novela, Matar a un ruiseñor, no imaginaba que se iba a convertir en un éxito inmediato que sería reconocido con el premio Pulitzer en 1961. No sólo estaba viendo la luz una obra ineludible de la narrativa norteamericana del siglo XX, sino que, además, se había creado el germen que serviría de base —de la mano de la personal visión de Robert Mulligan— para uno de los trabajos cinematográficos más conmovedores de todos los tiempos. Sin duda, muchos amantes del cine debemos agradecer al talento de Mulligan el que nos hayamos acercado al texto de la escritora estadounidense. Lee ubica la historia en Maycomb, una pequeña localidad conservadora de Alabama —trasunto literario de la ciudad natal de la autora—, en el periodo de la Gran Depresión, pocos años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Maycomb es un microcosmos idílicamente organizado por la endogamia, la hipocresía y las diferencias sociales, sexuales y raciales; que se revuelve rabiosamente ante los agentes perturbadores de esa armonía impuesta. La dura crisis de los años 30 ha desgastado la convencionalidad asumida y un sosiego tenso

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amenaza con destruir los frágiles engranajes de la estructura local. En este contexto, la narradora, Scout, echa la vista atrás para contarnos en primera persona las vivencias más relevantes de su infancia. La mirada cercana y perpleja de la niña protagonista se confunde con la reflexión distante de la cronista adulta; este enredo de perspectivas hace que confluyan en la fábula, de manera simultánea, la nostalgia y la ironía. La novela comienza cuando Scout tiene seis años; la joven irá escoltada en su recorrido vital por su hermano mayor, Jem, mortificado frecuentemente por los arrebatos de una incipiente pubertad; y por Dill,1 personaje imaginativo, locuaz y ajeno a la afectación del pueblo de Alabama. Scout es una pequeña andrógina que se rebela continuamente contra el inevitable papel de rancia damisela que la convención y su estirada tía Alexandra tienen reservado para ella: 1  Truman Capote fue amigo de la infancia de Harper Lee y aseguraba que él había sido la inspiración para el personaje de Dill. En la carta que Capote escribe a sus amigos Alvin y Marie Dewey el 12 de agosto de 1960, afirma: Nelle's book is high on the best-seller list; she has gone home to Monroeville for a month. And yes, my dear, I am Dill. [El libro de Nelle está en lo más alto de la lista de los más vendidos; ella se ha ido a pasar un mes a su casa de Monroeville . Y sí, querida, yo soy Dill], trad. del A.

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crítica literaria

LAURA CALDERERO

Las damas se bañaban antes del mediodía y después de la siesta de las tres, pero al atardecer estaban como blandos pastelillos recubiertos de sudor y talcos.2 Scout y Jem, huérfanos de madre, han sido criados con la inusitada libertad y tolerancia del abogado Atticus Finch, su padre, y con la severa condescendencia de Calpurnia, la criada de color que asume un cuestionado rol materno. Este mestizaje cultural conformará el naciente ideario de los jóvenes; ideario que se estrella irremediablemente con las implacables rutinas locales. El enfrentamiento entre la honradez, el bien y la franqueza, por un lado, y las normas, el abuso y la apariencia, por

otro, queda patente a través del desconcierto de los ojos inexpertos de los niños. Como no podía ser de otra manera, en un ambiente asfixiante y atávico, el eje central del conflicto es de índole sexual: la primitiva y mísera Mayela Ewell acusa al afroamericano Tom Robinson de haberla violado y maltratado. Atticus Finch será el encargado de la defensa de Robinson. La integridad del letrado y su decidida voluntad de conseguir un juicio con garantías se convierten en protagonistas. Es entonces cuando la figura de Atticus adquiere proporciones enormes y se impone a la mezquina civilización de la población americana; su lucidez sólo es comparable a la de los niños o a la de los locos. Demuestra que las acusaciones en contra de Robinson son falsas y enfrenta al pueblo de Maycomb con su inasumible realidad:

2  Lee, Harper, Matar a un ruiseñor, Ediciones B, Barcelona, 2015, p. 16.

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crítica literaria

La testigo no ha cometido ningún delito; simplemente, ha quebrantado una norma de nuestra sociedad, rígida y consolidada por el tiempo, una norma tan severa que todo el que la infringe es expulsado de la sociedad como inaceptable para vivir entre nosotros. […] Ella buscaba destruir la prueba de su falta. ¿Cuál es dicha prueba? Tom Robinson, un hombre. […] Ella es blanca y tentó a un negro. Hizo una cosa que en nuestra sociedad no tiene justificación: besó a un hombre negro. No a un anciano, sino a un negro joven y vigoroso. No tuvo en cuenta ninguna norma antes de quebrantarlas, pero luego cayeron sobre ella con fuerza.3 Pero la comunidad no puede tolerar que su equilibrio sea perturbado, que las barreras raciales sean derribadas ni que los valores preponderantes sean cuestionados; por lo tanto, el negro inocente es declarado culpable por un jurado de blancos y el jurista es condenado al ostracismo social, al aislamiento moral y al desprecio de la mayoría de sus conciudadanos. Sólo se ha ganado el respeto silencioso de los inadaptados y de los excluidos. Aunque Atticus queda herido por el dolor del atropello legal, su frustración profesional queda aplacada por el pragmatismo de su sensatez que le hace vaticinar desde el principio la sentencia final, tal y como refleja esta conversación con su hija:

-¿Ganaremos el juicio, Atticus? -No, cariño. -Entonces, ¿cómo…? -Simplemente, el que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer –respondió Atticus.4

cepción de Boo no es estática: su omnipresencia inicial en los desvelos de la imaginación de Scout, Jem y Bill, es sustituida por la preocupación auténtica de las amenazas del mundo real. Del temor se pasa a la empatía con un personaje que ha resuelto aislarse de todo, que ha decidido no seguir creciendo, como único remedio para combatir la sinrazón de la humanidad. En esta metamorfosis la novela evoluciona del cuento infantil al relato de censura social; la aventura de Scout se convierte en un ritual iniciático que encarna la pérdida de la inocencia, la destrucción del refugio de la niñez y la toma de conciencia del dominio de la desigualdad. Finalmente, Harper Lee recrea el maravilloso mundo de la infancia, protesta contra el racismo de la sociedad norteamericana y ataca las arbitrariedades de las naciones civilizadas. Pero, sobre todo, el gran mérito de la novela es su manifiesta humanidad, el poso que deja en el lector la actitud firme de Atticus Finch: su voluntad por hacer el bien, la incansable defensa de los desfavorecidos a pesar de la inutilidad del esfuerzo y la infecunda lucha por unos ideales, casi siempre, perdidos por anticipado:

Quería que descubrieses lo que es la verdadera bravura, en vez de creer que la bravura la encarna un hombre con un arma en la mano. Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence.5 5  Ibíd., p. 166.

Paradójicamente, Harper Lee quiere que la mayor ironía de la ficción esté personificada en la dualidad que representa la figura de este defensor: en la honestidad, en la valentía, en el firme respeto y sometimiento a las leyes, al poder judicial y a los pilares del orden democrático, que contrastan con su preocupación por la coherencia, las cesiones a lo establecido o la convicción efectiva de la injusticia inherente del sistema. Por otra parte, Boo Radley es el vecino invisible recluido en su sórdida casa, que simboliza el ogro, lo desconocido, los miedos de la infancia. La con3  Ibíd., pp. 295-296 4  Ibíd., p. 117.

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PensamientoNombre y reflexión de sección

redes sociales: señuelos de comunicación Juan Manuel Chica Cruz

ALFONSO MARCHAND

L

as redes sociales tienen su lado bueno y su lado malo, ventajas e inconvenientes, como todo. Luces y sombras. Se trata de acentuar la intensidad de su luz para que nos ayude y al tiempo precaverse del mal uso que puede alargar su sombra hasta envolvernos en un mundo de penumbra, como ya está sucediendo. Los antídotos para protegernos del peligro que pueden suponer las redes sociales son sencillos: sentido común y pensamiento crítico, pero, claro, sentido común y pensamiento crítico son como los

diamantes: de un gran valor, pero escondidos en las profundidades de la tierra a donde no se llega sin esfuerzo. Y a los que hay que pulir. El éxito de las redes sociales se debe a que explota dos características muy acentuadas del ser humano. Una, que somos seres sociables por naturaleza, y otra, el miedo a la soledad. El ser humano necesita relacionarse con el entorno; tener un círculo de amistades donde apoyarse y crecer y ante este hecho las redes sociales aparecen como un sustitutivo virtual de esta necesidad vital, cosa que

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pensamiento y reflexión

ISABEL AZNAR

está bien, lo malo es que, a veces, esta simulación es perversa y tan eficaz que al cerebro lo engaña. La gente puede tener centenares de amigos en su cuenta de facebook y eso a su cerebro parece serle suficiente. El usuario se comporta cada vez más como un ser solitario, hiperindividualista, con una capacidad atrofiada de comunicación, pero creyéndose muy integrado en la comunidad, con don de gentes y repleto de amigos a juzgar por la cantidad de likes y tuiteos que tiene. Esto ocurre ya. Gente incapaz de acabar con una relación sentimental en persona y que opta por hacerlo vía redes sociales. Y aunque las redes nos acercan (de manera algo ilusoria) a personas muy alejadas, separadas incluso por océanos y miles de kilómetros, su otra cara es

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que nos separan de manera brutal (y real) del que tenemos justo a nuestro lado. Es una triste paradoja ver en bares y cafeterías a grupos de jóvenes y no tan jóvenes en torno a una mesa con el dispositivo móvil sobre ella, mirando de reojo a aquel con quien se conversa, pero absolutamente pendiente de su pantalla, de si ha vibrado o ha emitido algún pitido, no dudando en dejar con la palabra en la boca a su interlocutor para consultar el móvil caso de que este le dé la más mínima señal. Ejemplo áspero de cómo las tecnologías han invadido nuestra intimidad y absorbido la atención sin apenas darnos cuenta. Prioridad de la máquina sobre el humano. Esa sombra alargada de la que hablábamos al principio. El amigo puede contar algo inte-

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mucha de esta información no deja de ser el eco repetido hasta el hartazgo de las mismas cosas cuando la gente comparte y retuitea lo mismo muchas veces. Mención aparte es el hecho de que por la red circulan auténticas perlas del conocimiento junto a la basura más degradante. El saber puro junto al bulo chusco, pero a nuestros jóvenes les cuesta distinguir una cosa de la otra. El reto para las generaciones venideras está en lograr el correcto uso de las redes sociales. Se trata de coger la rosa y no clavarse la espina y para ello nada mejor que el análisis y el pensamiento crítico. Hagan una pequeña prueba: tomen distancia para divisar el bosque, aléjense de las redes sociales durante un tiempo. Lo esencial no se hace evidente hasta que nos despojamos de lo superfluo. Más personas, más lazos de humanidad y no tanta red y teclado trufados de vacuidad. Y, sobre todo, que no falte el sentido común.

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pensamiento y reflexión

resante, pero lo escucharemos con una impaciencia aumentada en la época de la inmediatez de las tecnologías y la brevedad de los 140 caracteres que nos aleja de la reflexión y la profundidad. Ahora se trata de que todo sea rápido, a golpe de clic. Cuantos más «me gusta» y más «corazones tuiteros» y más «comparto» más felicidad, pero se trata de una felicidad virtual y si la felicidad real, la de las cosas de la vida, ya es efímera de por sí más pronto aún se desvanece la virtual, que apenas sirve para aliviar a unos espíritus cada vez más empobrecidos, egoístas y solitarios. Redes sociales que nos han hecho pasar del abrazo al teclado. De la conversación relajada al me gusta y comparto. Pero «me gusta» y «comparto» ¿qué?, pues humo, señuelos de bytes de información codificados en ceros y unos que no son nada aunque puedan parecernos todo. Redes sociales que fomentan un excesivo individualismo. Egos hinchados en detrimento de la comunidad. Otro peligro de las redes sociales es que sirven (y muy bien) para hostigar, acosar y chantajear. Todo lo que las almas podridas pueden hacer en el mundo real lo trasladan a las redes sociales solo que amplificadas, al instante, y de manera más potente. Cada vez más estudiantes declaran haber sido víctimas del ciberacoso. La amenaza a la salida del colegio se propaga sin descanso día y noche por las redes sociales. Imágenes íntimas se pasan por whatsapps de teléfono en teléfono, la complicidad de los testigos que miraban y callaban en la calle, lo siguen siendo en el mundo virtual con el reenvío telemático, vía redes sociales de vídeos o imágenes vejatorias. Las personas son cada vez más dependientes del dispositivo móvil. Podemos afirmar que si alguien olvida su móvil en casa o en el trabajo no dudará ni un segundo en ir a por él, a cualquier precio. Causan adicción. Nos engancha y lo que es peor: a las generaciones jóvenes les permitimos que abusen de ellas sin control. Muchos niños de diez años tienen sus propio teléfono móvil. Sus consecuencias, falta de perseverancia, de concentración y por tanto la frustración acechando a la vuelta de la esquina. Aunque también es cierto que estos jóvenes que han conocido esta tecnología desde la cuna quizá puedan sobrellevar mejor esta dualidad del mundo real/virtual. Cierto es que las redes sociales pueden ofrecernos variada y abundante información de manera cómoda, pero no es menos cierto que tanta información satura. Ni lo mucho ni lo poco. Además,

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pensamiento y reflexión

DDD Irene Villa Orduna

Enciendo el ordenador. No puedo decir que sea una consumidora de redes sociales pero sí, tengo una, fruto de mis lejanos años de juventud. Supongo que los que nacimos en los últimos coletazos de la máquina de escribir nos sentimos atraídos por el mundo de posibilidades que se abrió con la llegada de internet, del correo electrónico, de los buscadores y de las redes sociales. Y también supongo que abrimos muchas cuentas por curiosidad, por saber qué era eso de lo que todo el mundo hablaba y que todo el mundo tenía. Por no estar out. Nunca me he llegado a sentir esclava de ellas. Nunca he expuesto mi vida a todo el que quisiera (o no) cotillearla. Nunca me he dedicado a subir fotos, ni siquiera de gatitos. Pero debo reconocer que su sola existencia casi me manda directa al psiquiatra. Porque es conectarme, introducir la contraseña y empezar la frustración. Mírala. Ahí la tienes. Toda estupenda y maravillosa en la boda de su vecino del 5º. ¡Y con esos taconazos! Yo todavía tengo secuelas del último evento al que asistí. La rozadura que provocaron mis tacones en mi talón izquierdo va a durar más que la condena del Conde de Montecristo.

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JAIRO VILLACRESES

¡Anda esta otra, que ya ha ascendido a jefa de sección en la empresa en la que hizo prácticas como becaria! Empezamos juntas la universidad pero yo aquí sigo, estudiando unas oposiciones que nunca acaban de salir y completando mi currículum con todo aquello que tal vez, a lo mejor, acaso pueda aportar una milésima decisiva a la lista de interinos. Sigo bajando, como mi moral. A ver quién aparece ahora. ¡Vaya por Dios! ¡El que faltaba! Míralo, de celebración cumpleañera y con ese pelo ondulado estupendo. Yo, si quiero conseguir volumen, tengo que dormir toda la noche con rulos y bigudíes incrustándose en mi cabeza y desayunarme con los dedos metidos en un enchufe de 220v. Y esos dos tortolitos… dando la vuelta a las islas del mundo. Qué envidia tan cochina me está inva-

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ra D añade a eso, a lo que ves, sentimientos, matices, realidad. La de la boda del vecino del 5º no solo llevaba la uña del meñique clavada en un sangrante 4º dedo del pie derecho sino que, además, la faja reductora necesaria para embutirse en el ceñido vestido –en el que se había gastado, junto con los complementos y el regalo, el sueldo del mes– le cortaba la respiración. ¿Tu compañera de universidad, flamante jefa de sección en la actualidad? Sus niveles de colesterol malo han ascendido más rápido que ella debido a que su puesto de responsabilidad solo le deja 8,5 minutos para comer y mientras revisa los balances para la reunión de las 16.00h. El del pelazo. Tienes razón, es la envidia de cualquiera. De cualquiera que pueda permitirse un bisoñé de semejante calidad. ¿Viste a ese de la tele que los tenía a todos engañados? Pues otro que tal baila. ¿Necesitas que sigamos? ¿Eres consciente ya de la importancia de la tercera D? Sí… lo sé..., pero mi autoestima todavía sigue por el sótano -2. ¿Podemos continuar un poco más? Solo por afianzar la idea, por supuesto. En la foto no se ve (y en los comentarios no lo dicen) que, en el aeropuerto de Nassau, en el momento del embarque, tus «amigos» fueron conducidos a una sala de espera mientras Seguridad analizaba una sustancia sospechosa que portaban en el equipaje. Tras mucho tiempo incomunicados sin saber por qué, los cachearon, les abrieron las maletas, los interrogaron y les hicieron pasar un mal rato hasta que descubrieron que la sustancia blanca de la bolsa encontrada en el neceser era arena oolítica de una paradisíaca playa y no algo ilegal. ¡Ah! Y les robaron todo el dinero al llegar a uno de los hoteles. La de las medusas. Las fotos se las hacía ella misma con un palo-selfie que tuvo que comprar en un chiringuito. Había planeado el viaje como una escapada romántica con su novio pero, dos días antes, él le dijo que la quería muchísimo pero solo como amiga. Sobre la ingente cantidad de amigos y amigas te diré que o yo también soy pro-romano, asocial y miope, o al personal se le va el dedo al botón de «aceptar amistad» con demasiada facilidad. Para mí, el concepto de AMISTAD es algo más elevado, algo que va más allá de una mera coincidencia en un evento o un me fascina a un comentario colgado en la red. Pero quizás debamos ir al oculista. Nunca se sabe.

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diendo ahora mismo. Bali, Hawaii, Bahamas, Islandia… ¡Y dicen que no han tenido ni un problema a pesar de tantas conexiones de vuelos! Alucinante. La única vez que pude hacer yo un viaje al extranjero perdí el segundo avión porque una manada de tortugas, o como quiera que se llame a las agrupaciones de esos bichos, se puso a atravesar la pista de aterrizaje justo cuando llegábamos al primer destino. Resulta que estaban de peregrinación a la zona de desove y, como su ruta trashumante estaba cortada por obras, decidieron pillar un atajo por en medio del aeropuerto. Más de 30 minutos estuvimos planeando haciendo tiempo para que las criaturas pasasen, mientras el piloto, cual monologuista del festival del humor, nos decía «espero que la próxima vez nos topemos con algún animalillo más rápido» y «¡por ahí va una ninja!». Desde entonces no puedo ni verlas. Sé que no es oro todo lo que reluce, que las fotos que se cuelgan están preparadas, seleccionadas e incluso retocadas, que todos los que ahí aparecen no son los protagonistas de Sensación de vivir; y también sé que mi vida no es tan lúgubre y triste como me parece, pero hay momentos, cuando las hormonas están revolucionadas o me puede el desánimo, en que se me olvida esto y caigo en las garras de la frustración y de la inferioridad. Pero vuelvo a intentarlo y resurjo de mis cenizas con el nuevo día. Y vuelvo a conectarme. ¿Seré masoquista? Jo, fulanita… de fin de semana en la playa. Divina de la muerte haciendo posados en la orilla. Yo también estuve en esa misma playa el mes pasado. Me sorprendió que no estuviese masificada a pesar de que el tiempo era inmejorable. Pronto descubrí el porqué. Una plaga de medusas había secretado gran cantidad de veneno al agua. No volví bronceada. Ni blanca. Volví roja. Urticantemente roja. Hace poco descubrí que tengo una mentalidad propia de la Roma Antigua. Non omnis qui nobis arridet amicus est. No todo el que nos sonríe es amigo. Pero mi red social ya me está haciendo hasta dudar. Fulanito, 485 amigos. Menganita, 1362. ¿Yo? 28. ¿Será que soy asocial? ¿Será que la miopía me impide ver las sonrisas? No puedo más. Voy a pedir cita con la psico. Me invita a que piense en la letra D. ¿D de Decepción? ¿Depresión? ¿Desesperación? ¿Desencanto? No, D de Dimensión. La red nos presenta 2 dimensiones, tú vives en 3D, dice. Las 2D son planos, fotos, comentarios en forma de letras unidas creando palabras. La terce-

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LAURA SIMÓN

Me sorprende que no me hayas comentado nada de la rubia que aparece a continuación. La conoces, ¿no? Se la ve radiante, al igual que al joven de su lado que le acaricia el vientre embarazado. Son felices y están muy ilusionados con el momento que están viviendo. ¿No hay cara B? No, en esta no hay cara B. ¿…? ¿Por qué habría de haberla? ¿Todo en tu vida tiene una cara B? Rotundamente no. En lo que se refiere a redes sociales, hay dos grandes peligros. El primero, el mal uso que de ellas pueden hacer terceros. Ahí entra todo lo que sale en las noticias: usurpación de identidad, robo de información, pérdida de la propiedad de las imágenes, extorsión, ciberacoso… El segundo, que pasa más desapercibido y para el que estamos o menos preparados, el mal uso que uno mismo hace de ellas. Este peligro, a su vez, es doble: del que lo hace, el activista-exhibicionista, y del que lo padece, el pasivo-alicaído, que es donde entras tú. La frustración que te crea el ver los perfiles de los demás y compararlos con tu propia vida se basa en que en los demás solo ves el resultado y en ti ves

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todo el proceso. Es decir, las redes sociales son el escaparate de la tienda que somos nosotros mismos. Y de igual forma que en el escaparate nadie pondría un tomate medio arrugado o un jersey de estampado horrible, nadie cuelga los sufrimientos, los intentos fallidos, las tristezas en su red social. Solo lo bonito. Cuando ves a la de los tacones, no sabes de su rozadura –que la tiene–, por tanto, no duele. Duele la tuya, que es la que has vivido. Tú y tu experiencia ponéis el recorrido, el esfuerzo, los sinsabores y las redes solo ponen la foto finish. Lo mismo sucede cuando en la tele vemos a supermodelos o actrices con esos inalcanzables cánones de belleza que tenemos impuestos y nos comparamos. Evidentemente, no estamos a su altura, pero tampoco hemos estado, como ellas, 24 horas en ayunas (y pasado por mil sacrificios más) para poder lucir así. Por eso, cuando mires los muestrarios de felicidad que la gente expone, sé consciente de que siempre hay un camino más o menos pedregoso detrás. Justamente igual de más o menos pedregoso que el tuyo. Por el contrario, el activista-exhibicionista corre el riesgo, ya no solo de una sobreexposición, sino de que acabe por vivir para la red, para subirlo todo a ella, buscando siempre el ángulo perfecto o la luz adecuada para que su cara salga bien delante del atardecer, pero sin siquiera darse cuenta de que el sol acaba de ponerse. La red nos permite compartir y recordar momentos, comunicarnos con quienes no están cerca, conocer y descubrir cosas nuevas. Pero pobre de quien caiga en el engaño de vivir una vida artificial, solo de cara a la galería y de quien piense que la vida de los demás es solo el encadenamiento de las imágenes que ahí ve, porque ambos sufrirán por algo que no es.

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Una mirada económica a 2016 Fernando Carballo Guerrero

Aún recuerdo a Don Andrés, mi primer profesor de historia, explicándonos la importancia de su asignatura con una de las enseñanzas que más firmemente me quedó interiorizada durante mi infancia: «Siempre hay que repasar la historia para no cometer los mismos errores». Entrados de lleno en el 2017, es un buen momento para echar la mirada atrás. Primero a la historia más reciente, y al convulso 2016, que sin duda será recordado por dos hechos con enorme trascendencia económica. El primero el Brexit, ese vocablo que se ha incorporado a nuestras vidas y que nadie necesita que le expliquen qué significa. El segundo, la victoria de Trump, no tanto por la persona, como por el personaje, plagado de una retórica y un discurso tan sorprendente como políticamente incorrecto. Es probable que tras ambos fenómenos haya causas comunes, del mismo modo que es innegable que también las hay distintas, y que tendrán consecuencias parecidas. ¿La diferencia? Donald Trump no puede permanecer más de ocho años en el cargo, pero el Brexit afectará durante más tiempo a los habitantes de las islas británicas, que tal vez acaben reconstruyendo antes el Muro de Adriano que el que pretenden construir sus homólogos para separar Estados Unidos de México. Y es aquí, en los muros y fronteras, donde empezarán las consecuencias económicas. Miremos ahora más lejos, doscientos años atrás, al año 1817. Por aquel entonces Chile planeaba su independencia de España y nos abandonaba

la extraordinaria novelista británica Jane Austen. En clave económica se fundaba la Bolsa de Nueva York y se aprobaba la construcción del Canal Eire, para unir los Grandes Lagos de Estados Unidos y Canadá con el Atlántico. Aunque, sin duda, el hecho más relevante dentro de la teoría económica fue la publicación del libro Principios de Política Económica de David Ricardo. Hijo de inmigrantes, de orígen judío y portugués, llegados al Reino Unido desde los Países Bajos, fue el tercero de sus diecisiete hermanos. Con todo ello, acabó siendo un exitoso hombre de negocios y miembro de la Cámara de los Comunes hasta su muerte. No fue un miembro más de la misma, sus opiniones e ideas gozaron de gran autoridad y se dice de él que fue el primero en educar en el análisis económico a esta Cámara. Una lástima que sus enseñanzas se quedaran en esta sala y no llegaran a toda la población. Entre sus enseñanzas nos dejó la Ley de Hierro de los Sueldos, la Teoría de la Renta diferencial o la Equivalencia Ricardiana del Gasto Público. Pero si por algo es recordado es por su Teoría de la Ventaja Comparativa del Comercio Internacional, donde iba más allá de la Teoría de la ventaja absoluta de Adam Smith, demostrando que la especialización de los países en aquellos bienes y servicios en los que son comparativamente más productivos sería beneficiosa para el país y, por ende, para todos los demás. Si algo no discuten los economistas de todo el mundo es la Teoría de la Ventaja Comparativa, del

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HÉCTOR VIDAL

mismo modo que los biólogos de todo el mundo no discuten la Teoría de la Evolución de Darwin. Cabría preguntarnos si alguien, en algún momento, intentó cuestionar a David Ricardo y establecer medidas proteccionistas. De nuevo, repasar la historia nos ofrece una nueva oportunidad de aprender. En 1930 el Senado de Estados Unidos promulgó la Ley Hawley-Smoot, que establecía aranceles a más de 20.000 productos. Las represalias del resto de los países no se hicieron esperar y establecieron a su vez nuevos aranceles proteccionistas. Tampoco tardaron en llegar las consecuencias. El comercio mundial se desplomó un 66%. En 1932 el

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PIB americano era un 27% menor al de 1929. El de Alemania, un 23%; el de Francia, un 14%. Nadie pudo decir que no se avisó. El presidente Hoover recibió una petición formal firmada por mil veintiocho economistas para que vetara la ley del Senado. Los banqueros e industriales también protestaron. Aquella historia tuvo un final feliz para Estados Unidos con un cambio de rumbo en 1932 y el establecimiento del New Deal. Para Europa las consecuencias fueron desastrosas. De nuevo una ola de proteccionismo recorre el planeta. Miremos a la historia y no repitamos errores.

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El drama de los refugiados José Antonio Remón Aísa

Desplazados durante la Guerra de los Balcanes, 1991-1995. Foto-Libro de Ron Haviv - Taringa

Los seres humanos siempre han aspirado a mejorar sus condiciones de vida y para ello se han visto obligados en ocasiones, y por motivaciones diversas, a convertirse en desplazados. España no ha sido una excepción, pues también fue tierra de exilio. Ya a finales del siglo XIX la miseria en nuestro país desencadenó la primera ola migratoria, en gran parte dirigida hacia Francia, donde en la I Guerra Mundial volvieron a desplazarse para ocupar los trabajos que los combatientes franceses dejaban libres. Pero eran emigrantes económicos, como los que en los años 60 se diseminaron por Europa para cubrir la demanda de mano de obra barata de los países ricos e incluso como los jóvenes españoles que aún hoy han tenido que emigrar de nuevo a otros países desarrollados por culpa de la crisis económica. El éxodo español tuvo una enorme amplitud (unas 500.000 personas) tras la guerra Civil, pero esta vez se trataba de refugiados, que se marchaban para salvar su vida, huyendo de las represalias franquistas. Poco tenía que ver con las migraciones económicas o los exilios políticos anteriores. En la actualidad, asistimos a un fenómeno que es un nuevo reto para Europa, con el movimiento masivo de desplazados por razones forzosas que llama a sus fronteras. La llamada crisis de los re-

fugiados surge como una consecuencia de los conflictos bélicos que expulsan a las personas de su lugar habitual de residencia y trabajo, obligándolas a buscar en el exterior la paz y unas condiciones mínimas para poder seguir con su vida. Ante la magnitud del problema cabe preguntarse si nuestro pasado reciente nos pone en una situación de especial sensibilidad hacia el tema de estos desplazados forzosos o nos estamos tristemente acostumbrando, por saturación, a ver imágenes y escuchar cifras que no nos mueven más que a una compasión pasajera.

Refugiados españoles en el campo de internamiento de Argeles-Sur-Mer, en el este de Francia, en 1939. http:// www.publico.es/politica/espanoles-huyeron-guerra-yacabaron.html

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MIGRACIONES FORZOSAS Y CRISIS DE REFUGIADOS Entre las numerosas migraciones forzosas provocadas por conflictos civiles están las de Sudán, Somalia, Liberia, Angola, Burundi, Congo, Ruanda, Bosnia, Chechenia, Albania, Siria, Afganistán, etc. Los procesos de descolonización dieron lugar a éxodos masivos en Asia y en África. En América Central los provocaron en los años 80 la violación sistemática de los derechos humanos. En 1999 existían alrededor de 11,6 millones de refugiados en todo el mundo y más de un millón de solicitudes de asilo. En 2014 había 51,2 millones de refugiados y desplazados y se superaban por primera vez las cifras de la II Guerra Mundial. El Alto Comisionado de la ONU aseguraba que «cada vez es más difícil encontrar la capacidad y recursos para ayudar a tanta gente en situaciones tan trágicas». Solo un año después, en 2015, el número total de refugiados en el mundo había aumentado hasta los 65,3 millones. Y las cifras siguen creciendo mientras el espacio de asilo se va restringiendo en Europa y en otras regiones..

mayor campo de refugiados del mundo. Otro tipo de asentamiento no organizado es el de los refugiados urbanos, en ciudades como El Cairo, Islamabad, Nueva Delhi o Río de Janeiro. LA HUIDA Y LOS REFUGIADOS EN TIERRA DE NADIE En el camino de huida, los refugiados son objeto de todo tipo de atropellos y abusos, llegando en ocasiones a perder no solo sus pertenencias sino su propia vida en el intento. En el caso de los sirios, más de 11,5 millones han tenido que huir de sus casas, alrededor del 59% de la población. Unos 4,8 millones huyeron hacia los países limítrofes, como Jordania, Líbano o Turquía, mientras el resto se refugiaban en partes del país consideradas seguras. Muchos se han jugado la vida cruzando el Mediterráneo y los hemos visto en tierra de nadie, atrapados entre fronteras cerradas, mientras las ONGs les entregan productos de emergencia, como mantas, ropas de abrigo y alimentos.

LAS REDES Y LOS MODELOS DE ASISTENCIA INSTITUCIONALIZADA Se han creado redes de asistencia institucionalizada que acogen a las personas bajo el régimen internacional de refugiados en los momentos de crisis, impulsadas por el ACNUR (la Agencia para los refugiados de la ONU), las ONGs y los gobiernos de acogida. Existen dos modelos diferenciados de ayuda a los refugiados: 1. Los campos de refugiados, surgidos como ayuda temporal a la crisis, que tratan de cubrir las necesidades más básicas en los desplazamientos forzosos a gran escala. Sus problemas más graves son el reparto de alimentos, el precario servicio sanitario y el acceso al agua.

Barcas cargadas de refugiados sirios llegan a la playa de Kos (Grecia). Foto: Alberto Rojas. http://www.elmundo.es/ internacional/2015/10/12/561a871a22601d5e788b4619.html

2. El establecimiento y financiación de mecanismos de integración del refugiado en el país de acogida en los campos sociolaboral y educativo, junto a servicios de apoyo. Parte de los refugiados se ubican en asentamientos espontáneos, habilitados en zonas fronterizas del país de acogida, que reciben poca asistencia internacional. El problema allí se plantea cuando la actitud de los países receptores es hostil a su presencia; es el caso de Dadaab, al este de Kenia, el

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Refugiados sirios en el campo de Suruç, ubicado en la ciudad homónima fronteriza con Siria. http://hispantv. com/noticias/turquia/59546/ninos-sirios-turquiaeducacion-refugiados

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La muerte del niño sirio Aylan en un naufragio reflejada en una crítica a la mediatización de las imágenes. http://losdespertadores.com/si-no-aprendemos-con-la-foto-de-aylan-estamos-jodidos/

La mayor parte de los refugiados y desplazados internos son mujeres y niños. La desigualdad de género es un factor de riesgo de las mujeres en su huida. La violencia es uno de los graves problemas que sufren, en forma a veces de violación (usada como «arma de guerra»), potenciada por el hacinamiento, la carencia de alumbrado, etc. En cuanto a los menores, más de la mitad de los refugiados, el 51% tienen menos de 18 años. De ellos, 98.400 son niños que han viajado separados de sus familias (en 2016, 9 de cada 10 niños cruzaron solos el Mediterráneo). La mayoría de ellos proceden de Afganistán, Eritrea, Siria y Somalia. El último informe de ACNUR alerta de «la cifra alarmante de estos niños que están creciendo en familias fracturadas, sin recibir educación y siendo las principales fuentes de ingresos de sus hogares.» CIFRAS Y MÁS CIFRAS. CADA MINUTO HAY 24 NUEVOS REFUGIADOS EN EL MUNDO.

y las persecuciones. Un número equivalente a las poblaciones de Grecia y Bélgica.» Según los medios, «una de cada 113 personas en el mundo es un desplazado interno, un solicitante de asilo o un refugiado. 24 personas cada minuto se vieron obligadas a abandonar su hogar durante 2015, ya sea por la miseria o por el riesgo de perder sus vidas. Se convierten en desplazados forzosos y se suman a los que llevan años buscando solución y refugio.»1 El informe de ACNUR habla también de las llegadas de migrantes a Europa por mar, después de pagar altísimas cantidades de dinero por hacerse un hueco en pateras, balsas y otras embarcaciones precarias. Muchas acabaron naufragando y se desconoce el número real de muertos por esta causa. Solo algunas de esas muertes han estremecido a la sociedad europea, como sucedió con la del pequeño sirio Aylan. A MODO DE CONCLUSIONES...

El 20 de junio de 2016, con motivo del Día Mundial del Refugiado, los informativos se hicieron eco del informe anual de ACNUR, que describe con crudeza esta crisis. Según este informe: «La suma total de desplazados en el mundo es el equivalente a las poblaciones de España, Portugal y Austria juntas, más de 65 millones de personas. De ellos, 21,3 millones son refugiados, obligados a huir por las guerras

Los conflictos del siglo XX y los de comienzos del XXI han causado grandes movimientos de refugiados que pretendían escapar de los focos de tensión. Las guerras y persecuciones han castigado dura1  https//www.acnur.org.; Datos en otras ONGs: https://www.amnesty. org/es/latest/news/2016/02/syrias-refugee-crisis-in-numbers/ ; https:// sosrefugiados.wordpress.com/2016/05/02/grecia-refugiados-y-crisismigratoria-en-cifras/

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mente la población civil, afectando a millones de personas necesitadas de asilo y protección, personas que buscaban salvar sus vidas y poder llevar una vida digna lejos de la intolerancia, el fanatismo y la violencia. Pero estos refugiados se han encontrado con la puesta en práctica de políticas de asilo y de inmigración cada vez más restrictivas por parte de algunos países de la Unión Europea. La acogida de los refugiados no se plantea actualmente como un problema de capacidad sino de voluntad política, ya que en muchos casos son los países desarrollados y con mayor capacidad los que intentan evitarla mientras que otros más pobres, como los vecinos de las zonas en conflicto, acogen a cantidades ingentes de refugiados, a pesar de su desarrollo limitado y sus reducidos recursos. Se habla del tema sobre todo cuando se dan hechos como los acaecidos recientemente, en los que extremistas fuertemente ideologizados y radicalizados, que dicen actuar en nombre del Estado Islámico, llevan a cabo acciones en las que mueren numerosas personas. Algunos de estos terroristas habían llegado como desplazados forzosos y solicitado asilo. La imagen de los refugiados en general sufre con estos actos un enorme deterioro y la xenofobia aumenta de forma progresiva. Sigue siendo patente la habitual ambivalencia en la política y la sociedad en general ante la llegada de los refugiados: mientras una parte defiende el derecho de asilo y denuncia las malas condiciones de acogida, la otra mitad incide en los problemas económicos, sanitarios, de seguridad, etc. que la crisis de los refugiados provoca. La controversia

se refleja en la prensa. La compasión hacia la situación traumática y agotadora de los refugiados es un sentimiento bastante generalizado, pero, como vemos, no está exento de desconfianza y cierta preocupación. Entre las últimas informaciones al respecto, al ritmo actual, la Unión Europea tardará 43 años en reubicar a los refugiados tal como se comprometió. Diversos gobiernos de países de la Unión Europea y Estados Unidos se muestran contrarios a la acogida de refugiados, en una preocupante alza de los movimientos políticos y sociales que señalan al diferente y pobre como causa de sus problemas. En este tema son necesarios, pues, nuevos compromisos en el ámbito de la asistencia humanitaria para hacer frente al desafío presente y a los futuros. Compromisos de los gobiernos y de la sociedad, ya que la responsabilidad, la solidaridad y la voluntad de hacer efectivos los Derechos Humanos requiere la concienciación y movilización de la comunidad en su conjunto.

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la generación que consiguió todo lo que se propuso Laura Martínez

Desmotivación. Es la palabra que consciente o inconscientemente reina en la cabeza de cualquier adolescente de nuestro país. Pero, ¿qué y por qué está pasando? Entras en un aula de secundaria. Ves a varios chicos que se duermen soñando con salir, en llegar al viernes sin haber empezado el lunes. En otras caras se vislumbra verdadero aburrimiento. El profesor, incansable en conseguir ese silencio, en dar una materia cuya utilización para el futuro es dudosa para la mayoría de los alumnos. Unos pocos presentan cierto interés, pero parece que son los únicos. Bah, empollones sin vida social, pensaría la mayoría de adolescentes cuando se lee la última descripción. Esa es la concepción, triste y real, que se tiene actualmente de cualquier joven que parezca interesado por las clases o los estudios. A veces es la falta de madurez la que provoca dichas premoniciones y otras son los valores inculcados por figuras de éxito donde la falta de estudio y de esfuerzo son los principales pilares de sus logros. Habrá quien piense y rebata que gente sin motivación en los estudios siempre ha habido; nada más lejos de la realidad, pero ¿y gente sin motivación en mejorar? Es entonces cuando tenemos que viajar en el tiempo y ponernos en la piel de nuestros padres y abuelos cuando tenían nuestra edad. Los tiempos eran muy diferentes. Falta de estudios, pero exceso de motivación en autosuperarse, en mejorar por sí mismos, aunque con las malas situaciones económicas como muro. La abundancia de dificultades, pero la riqueza en aspiraciones, hacía que los adolescentes dejaran de estudiar a una temprana edad para ponerse a trabajar cuanto antes y así ayudar a la economía familiar. Quién no ha escuchado alguna vez: «¿Dónde estaría si hubiera podido/querido

estudiar?». Con esto no quiero decir que una persona no puede «ser alguien en la vida» si no tiene un grado universitario o un título donde ponga que supuestamente es válido. No. Con esto quiero decir que no se pueden comparar distintas generaciones, ya que las condiciones son muy diferentes. Y es que no nos damos cuenta. No nos damos cuenta de que nuestro momento es ahora, que mañana igual es demasiado tarde y que el ayer pasa demasiado rápido. Internet como principal medio revolucionario y con él otros tantos inventos como las redes sociales o la televisión que para nosotros son tan cotidianos que ni los valoramos. A mis coetáneos, ¿os imagináis el esfuerzo de no tener un móvil o un ordenador con el que encontrar toda la información a golpe de clic? Tendríamos que ir hasta la biblioteca, buscar en aquello llamado «libros», comparar, leer y copiar a mano. Esto, ahora, se resuelve con varios clics. Buscar. Clicar. Ctrl + Alt copiar. Ctrl + Alt pegar. Un reflejo más en la falta de motivación por aprender y no por la de mejorar. Porque la facilidad no es paralela a la trampa, porque la misma debería serlo a las ganas, a la motivación, al interés. A veces se nos olvida lo afortunados que somos… Por otro lado, es inevitable no buscar culpables a la situación no tan ficticia de clase que he propuesto al principio. Simplemente para que sirva de precedente a la hora de buscar qué se necesita de verdad, qué son soluciones. Programas de televisión donde el supuesto fin es encontrar el amor. A primera vista parece algo interesante, llamativo. Una vez analizado, lo que es llamativo es la falsedad del mismo y lo que transmite el contenido. Ahí solo vale el grado de correlación del físico sin obviar que entre los valores de los con-

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ESTHER MAZORRA DE COS

cursantes no están precisamente los que tendrían que ser enseñados a un joven fácilmente influenciable, que no es crítico y va a imitar dichos comportamientos. «¿Para qué estudiar o trabajar si puedo tener fama o dinero así de fácil?». Y este solo es un ejemplo, ya que la lista de programas de televisión poco éticos o realistas es interminable. Al fin y al cabo, es lo que «vende». Por otro lado, los padres y profesores deben ser los perfectos aliados a la hora de saber motivar y guiar. Como figuras relevantes en la enseñanza de los jóvenes, se echa en falta ese esfuerzo por la lectura, por la actualidad y por el futuro de uno mismo, por el tener que aprender a esforzarse y a saber levantarse. Porque fallar está permitido, porque suspender no es ser tonto, porque el ir aprobando no es solo una, nuestra, obligación. Porque un examen no rige nuestro futuro, porque una nota no marca tu límite, porque el mejorar, el creer en nosotros mismos, el que crean en nosotros es nuestro deber. Gente crítica, con valores y ética desde joven, promulgando la igualdad, la humildad, la honradez, deberían ser las bases donde crecer. Contarnos

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esta mentira desde pequeños para hacerla verdad más tarde, porque los cambios cuestan, pero merecen la pena. Todo lo que escriba a partir de ahora va dirigido a cualquiera que se haya sentido desmotivado alguna vez en su vida. Porque no todo está perdido. Autoconoceos. Todo tiene que empezar aquí. ¿Sé en qué soy bueno? ¿Sé en qué soy malo un poco menos bueno? ¿Quiero mejorarlo? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para lograrlo? Ojalá la respuesta a esta última pregunta fuese todo. Porque cuando una persona tiene ganas y no excusas es capaz de todo y más. Cuántas personas habrán descubierto cualquier día de sus vidas que ese libro que parecía tan aburrido acaba convirtiéndose en su novela favorita. O que a aquella conferencia a la que no quería asistir cambia su forma de ver las cosas. ¿Y por qué no resolver ese problema que todo el mundo decía que era tan complicado? Cuando consigues cosas por ti mismo es cuando de verdad te sientes realizado. Motivado por querer seguir haciéndolo. Al final la recompensa no solo será personal... Un beso de tus padres en la frente cuando les dices que has aprobado. Una felicitación de ese profesor que te tenía tanta tirria. La cara de asombro de la persona que te dijo que nunca lo conseguirías. Una beca, la oportunidad de conocer mundo y nuevas culturas. Y miles de cosas más que la vida te pondrá o tú te pondrás delante, si quieres. Solo si tú quieres. Permitíos fallar. Aceptad las derrotas, que otros partidos vendrán. Sabed que si hoy no es vuestro día, mañana o pasado lo será. Borrad la definición de triunfar que tenéis, porque triunfar no solo es tener un título o una medalla; uno triunfa cuando consigue lo que sueña. Habrá dudas. Pero quizás simplemente haya que arriesgar y, si sale mal, como bien dice el dicho, de los errores se aprende. Coged todas vuestras ganas y no permitáis que nos sigan llamando la generación perdida. Seamos la generación que consiguió todo lo que se propuso. Porque, si no somos nosotros, ¿quién?

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El tiempo no existe Esteban Cubero

IRIS ROCHE

Realmente que sí, que el tiempo es una invención humana, es algo cultural y convencional, el tiempo no estaba ya allí y el hombre lo descubrió, sino que lo inventó entre otras cosas para adaptarse mejor al medio, medir los ciclos estacionales para su agricultura, etc. Hay ciclos orbitales, menstruales, hidrológicos, estacionales, botánicos, etc., porque, eso sí, ciclos sí que hay pero tiempo no. ¿Por qué digo esto? Porque si dudamos de lo que aquí se está afirmando podemos jugar a comprobar la raíz del tiempo, a preguntarnos cómo lo medimos creándolo a su vez. Porque el tiempo es una invención humana, pero los ciclos naturales no, los ciclos sí

que existen y existían antes de que llegáramos nosotros, los homínidos. El tiempo, no. No existía, por ejemplo, en los tiempos de los dinosaurios. Somos nosotros, seres culturales, quienes les atribuimos a esas eras pasadas la existencia del tiempo, pero volvamos a los ciclos. ¿Cómo medimos el tiempo? Usted me dirá: «¡Con el reloj!». Pues bien, y el reloj está anclado, ¿dónde?, en un ciclo regular y natural, que es el ciclo completo de una vuelta de nuestro planeta, de una rotación que son las 24 horas del día. Y muchas rotaciones, muchas traslaciones, muchos ciclos. Si por obra del hombre los ponemos en línea, nos da, pues eso, los meses, los años, el calendario. Antes de seguir, aquí observamos pues que, si vamos a la raíz de la medida del tiempo, a donde está anclado el tiempo para su medida, el hombre lo inventa y lo ancla para su medida en los ciclos, que sí existen, independientemente de la cultura humana inventiva. Pero sigamos. Entonces usted me puede decir: «No tiene usted razón porque el tiempo sí que existe de forma natural y no convencional humana, con

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ágora n.º 15 — revista de cultura, ensayo y creación literaria PABLO ZARATE


consecuencias, por ejemplo, en el tejido epitelial, que es regenerado pero con imperfecciones, por ejemplo, con menos colágeno, que nos asegura las arrugas y demás. Entonces, pues, no envejecemos por el tiempo, ya que no existe, sino por millones de ciclos regulares y regenerativos decadentes que nos vuelven mortales. Si la réplica celular fuera exacta seríamos inmortales o, lo que está claro, viviríamos muchos más años. Y, por otro lado, usted me puede decir que estoy obviando la importancia primordial y legendaria del tiempo en las medidas y fórmulas de Newton, Copérnico y hasta del mismísimo Einstein, pues yo les digo que el tiempo de las fórmulas matemáticas no es más que eso, matemáticas, una invención humana para encontrar medidas para descubrir las leyes naturales y sus ciclos, porque, eso sí, ciclos naturales y regulares sí que hay, pero tiempo no. O me puede decir, yo muevo la mano izquierda antes que la derecha, una cosa sucede antes o después que otra, bien, pues yo le digo que las palabras antes y después son conceptos temporales inventados por el hombre en su lenguaje al igual que el propio tiempo. Y si me dice que este escrito se le está haciendo largo o corto, yo le digo que eso es conciencia del tiempo que tenemos en el cerebro inculcada por haber crecido y haber sido socializados primariamente desde niños en una civilización cultural con el tiempo por bandera, que nos hace hasta nostálgicos y creadores de canciones y poemas con el tiempo versificado, a pesar de que, como a mí me gusta decir, los ciclos sí pero el tiempo no, no existe.

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el tiempo envejecemos, por lo tanto el tiempo lo palpamos en nuestras propias carnes». Pues yo le digo que no y vuelvo a los ciclos, que sí existen pero el tiempo no. Para ello tendré que explicar brevemente el proceso biológico del envejecimiento, que sí contiene ciclos pero no tiempo. Todos sabemos que nuestros tejidos biológicos, el epitelial, el conjuntivo, el cartilaginoso, etc. se regeneran. De hecho, gracias a esa regeneración celular en los tejidos, nos hacemos, digamos, nuevos de nuevo. Si no, nos pasaría como a un papel que no tiene regeneración autónoma natural y que, dejado a su suerte en la intemperie, se desgasta, se deteriora y no se hace nuevo, digamos, sino que los agentes físicos pertinentes lo destruyen. Nosotros, no. A nosotros, si un viento persistente nos erosiona la piel, esta se regenera, vuelve al estado anterior a la erosión y esto es por la regeneración celular de los tejidos. Bien, pues, siguiendo con el razonamiento y de cara a llegar nuevamente a los ciclos y no al tiempo en el envejecimiento, hay que explicar someramente el mecanismo biológico de la regeneración celular que hace nuevos nuestros tejidos y a nuestros órganos y a nosotros enteros. Porque, explicado solo someramente, ya nos sirve para el razonamiento que nos ocupa. Nuestro tejidos están hechos de células, pero estas células se van apagando, desgastando, degenerando en su propio funcionamiento, pero llega un momento en que antes de morir se clona, se desdobla y surge una nueva célula joven, vital y emprendida. Y este suceso, este ciclo en millones de células, pues eso, regenera nuestros tejidos, órganos, etc. Según esta lógica, podemos llegar a pensar que este sistema nos hace inmortales, ya que la regeneración nos hará siempre nuevos. Pero no, en estos ciclos regenerativos hay un error en la réplica genética y por eso envejecemos y morimos. Porque la célula madre, cuando se clona, le transmite a la célula hija en la réplica genética su mismo ADN con las instrucciones de lo que tiene que hacer esa célula hija, como si fuera, digamos, su disco duro. Pero, atención, en esa transmisión genética madre-hija, la réplica del ADN no es exacta; por cuestiones misteriosas la naturaleza se equivoca, yerra en esta réplica y hay una mínima, una millonésima diferencia entre el ADN de la célula madre y la célula hija, pero de la dimensión suficiente para que la célula hija reciba unas instrucciones genéticas levemente disfuncionales, que regeneran, nos hacen nuevos no plenamente. Este error natural en muchos ciclos repetitivos va empeorando el ADN, las instrucciones a la célula nueva nacida, teniendo

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Palabras y besos David Villafranca Pemán

Cada vez que vuelvo a Uncastillo, y cada vez pasa más tiempo entre un viaje y otro, mi familia organiza una comida para vernos todos. Migas, carne a la brasa, cerveza y vino; no hace falta mucho más. La última fue en diciembre, un par de días antes de que regresara a Los Ángeles, y la escena era la habitual: el caos. Gritos, risas, platos de aquí para allá, mi tío Raúl enredando con los críos y mi prima Aimar aguantando estoica los chistes del resto. Es decir, de todo menos una comida tranquila. En una esquina junto al fuego estaba sentada mi abuela Amelia. Comía en silencio observando con una sonrisa todo lo que pasaba a su alrededor, que era una mezcla de apocalipsis familiar y escena de los Simpson. Pero, en realidad, mi abuela no era ajena a lo que sucedía. Bastaba que dijera una palabra con voz suave o hiciera un pequeño gesto para que le acercáramos algo o dejáramos de chillar. Un respiro, un poco de paz en el desorden, como si tuviera una batuta para dirigir la orquesta estridente de sus hijos y nietos. Mi abuela dice mucho con muy poco y eso es algo admirable. Un día en que estábamos solos, me comentó con mirada seria que en algún momento de mi vida tendré que buscar novia. Tantas charlas románticas y rondas de cervezas con amigos para que al final sea mi abuela la que me haga reflexionar sobre mi vida sentimental. Otras veces ni siquiera necesita decir nada para abordar las cosas importantes. Cuando llego de un viaje largo, me recibe con un beso largo en la mejilla y un fuerte abrazo con el que me clava sus gafas en la cara. De pequeño era algo que me molestaba mucho y siempre trataba de escapar. Ahora sé que ese beso largo de llegada es siempre un pelín más corto que el beso largo que me da cuando nos despedimos de nuevo. En junio de 2012 mi abuelo Raúl estaba recuperándose en casa de un año de ingresos hospitala-

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rios. No andaba mucho, pero se empeñó en venir a verme tocar el piano en las Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo. Entró en la iglesia de San Miguel caminando despacito, del brazo de mi abuela, y se quedó todo el programa en una de las últimas filas. A las pocas semanas mi abuelo murió, pero mi abuela me contó que ese día se emocionó mucho, y ya está, dejando en el aire todo lo que eso significaba. Por todo lo anterior me va a costar mucho explicar por qué mi abuela no tuvo regalo de Navidad y por qué el libro que le compré lo tengo yo en Los Ángeles. Pero sobre todo me va a costar mucho explicarlo porque yo, a diferencia de mi abuela, necesito muchas palabras para decir muy poco. *** A mi amiga Ana la conocí en primero de carrera. Yo acababa de llegar a Madrid y nos hicimos inseparables. Compartimos muchas cosas, algunas buenas, otras no tanto, pero quizá lo más bonito que me enseñó fue cómo cuidar los libros. A Ana le encantaba subrayar lo que leía y comentarlo en los márgenes. Si una frase le gustaba, la destacaba con lápiz o boli; si un pasaje le recordaba a algo o alguien, lo escribía en el margen. Ana me enseñó que los libros que vas a regalar siempre se tienen que dedicar. Eso los hace especiales. Y mejor aún si los subrayas pensando en esa persona a la que los regalas. Eso los hace únicos. Entre nuestros libros preferidos estaban Héroes de Ray Loriga y El día que me vaya no se lo diré a nadie de Kiko Amat. Mucho tiempo después conocí en México DF a una maestra de ojos brillantes que se llamaba Natalia. A la pobre, menudo desastre, nunca le habían regalado un libro dedicado. Pasamos una tarde entera en una librería mientras ella trataba de averiguar cuál le iba a comprar. Sé que durante años

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conservó esa copia de Rayuela de Julio Cortázar en su mesilla de noche como si fuera un tratado de fe. Los libros dedicados son un arma contra el olvido y ni siquiera tienen por qué ser útiles para la lectura porque son algo mucho más valioso. Natalia me regaló El espejo enterrado de Carlos Fuentes, que se había mojado de principio a fin cuando se inundó nuestro hostal en el Caribe. A cambio, su copia de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño tiene restos de aquel plátano espachurrado que manchó todo el libro cuando yo viajaba por Oaxaca. Un día de agosto mi amigo Dani confesó que nunca le habían regalado un libro. Semanas después aparecí con una copia de La senda del perdedor de Charles Bukowski, claro está, firmada. Estaba tan contento que dijo que para tener el día perfecto solo le faltaba una bolsa de maíz tostado. Cosas de matemáticos, qué le vamos a hacer, pero María le compró una. Dani estuvo dando saltitos de alegría durante horas y, en los días siguientes, no fue a ningún lado sin llevar su Bukowski bajo el brazo. Los libros dedicados también sirven para viajar. María me trajo un volumen de cuentos de Cuba con la única esperanza de que así recordara mi viaje a la isla. En cambio, Antonio destacó en su dedicatoria de Notas al pie de Gaza de Joe Sacco una cifra: 1.434 kilómetros. Exactamente la distancia que hay entre Estocolmo y Praga, exactamente a la que estaríamos mientras los dos estuviéramos de Erasmus. Pero, sobre todo, los libros dedicados tienen poderes extraños y singulares. Música de mierda es un título espantoso, pero en manos de mi querida Saila y su dedicatoria ese ensayo de Carl Wilson fue el mejor obsequio. José Carlos, en cambio, prefirió darme un mensaje esperanzador y en Mata a tus ídolos de Luc Sante me recordó que «un buen periodista nunca tira la toalla». Mi primo Carlos tendría unos diez años cuando cogió Las travesuras de la niña mala de Vargas Llosa y se echó a reír. Había visto la dedicatoria de mi amigo Juanja, en la que me decía que él leyó ese libro el verano en que se enamoró por primera vez. Lo que no sabía mi primo Carlos, y no podía entender por su edad, era lo que un mensaje así significaba en un libro como ese. A veces los libros dedicados tienen significados íntimos e inesperados que ni siquiera podemos controlar. A mi tío Miguel le regalé La España vacía de Sergio del Molino y a los pocos días él ya estaba pensando en cómo invitar al autor para que diera una charla en Uncastillo. Otros, en cambio, tienen propósitos precisos y calculados. A mi hermana

ESTHER MAZORRA DE COS

Paula le compré hace poco La hora de despertarnos juntos de Kirmen Uribe, el mismo autor del que ella eligió un poema para recitar en el día de su boda. *** El pasado octubre se publicó un barómetro del CIS que aseguraba que el 36 % de los españoles no lee libros «nunca o casi nunca». Más de la mitad de los españoles no compraron un libro en el último año y a más del 60 % ni le han regalado ni ha regalado libros. Si se argumenta que la lectura no es algo que se mida en compras y ventas, el informe tenía también respuesta: el 70’9 % de los españoles no pisó una biblioteca en los últimos doce meses. Una sociedad que no lee y que no escribe está condenada a desaparecer. Durante miles de años los seres humanos no hemos inventado nada mejor contra el olvido que la palabra escrita. La memoria requiere que nos escribamos, nos comuniquemos y nos leamos. Y si no sabemos escribir todo lo que sentimos, siempre podemos recurrir a las palabras de otros, a los libros que nos legaron. Mi abuela no tuvo regalo en Navidad porque no me dio tiempo de leer su regalo antes de volver a Los Ángeles para dedicárselo como es debido. Parece una tontería, pero hay tonterías que es preciso conservar. Yo seguiré regalando y dedicando libros, al menos hasta que sea como mi abuela y sepa decir las cosas importantes con pocas palabras o con un beso largo en la mejilla. PD: Yaya, tu regalo de Navidad es El silencio de las sirenas de Adelaida García Morales. Es una novela un poco triste, pero está protagonizada por mujeres de pueblo dignas, valientes y sabias como tú. Creo que te va a gustar.

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Educación

La escuela de verano «Rosa Sensat» y el desarrollo de los movimientos de renovación pedagógica Jesús Claver Giménez

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on la crisis de 1898, en España se adquiere plena conciencia del subdesarrollo social, económico y cultural en el que estaba inmerso el país. Según señala el profesor Manuel Puelles Benítez, en su libro Educación e ideología en la España contemporánea, recogiendo los datos publicados por el regeneracionista Macías Picavea en 1899, el 68 % de la población española es analfabeta, los maestros carecen de prestigio, están mal pagados y maltratados por los caciques, hay unas 30.000 escuelas de Primaria en todo el país, la mayor parte en un estado deplorable, de las que solamente salen habiendo aprendido a leer y a escribir la cuarta parte de la población; una situación similar presentan la enseñanza media y la universitaria: cursan estudios universitarios unos 15.000 alumnos, en su mayoría Derecho y Medicina, y hay una carencia manifiesta de estudios técnicos.

Antecedentes Ante este panorama, según recoge Marta Mata en el documento «La escuela de maestros Rosa Sensat de Barcelona», además de la Institución Libre de Enseñanza, con la implicación de personalidades de la educación tan destacadas como Giner de los Ríos y Francisco de Cossío, que había comenzado su an-

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dadura en 1876, surge en Barcelona un movimiento de renovación pedagógica relacionado con la corriente europea de la Escuela Nueva. Así se crean, por iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona, las primeras escuelas al aire libre, como la Escola del Bosc que inicia su actividad en 1914 bajo la dirección de la joven maestra Rosa Sensat. Al mismo tiempo, de 1914 hasta 1923 en el mes de agosto, desarrolla sus actividades la Escuela de Verano donde imparten cursos importantes pedagogos europeos y jóvenes maestros catalanes, como Artur Martorell, Alexandre Galí y Dolors Canals, que habían visitado las escuelas de Ferriere, Claparede, Decroly, Montessori, etc. Estas dos corrientes colaborarán durante la II República, en el período que va desde 1931 a 1936. En este tiempo, según Millán Puelles, se construyen numerosas escuelas, los estudios de magisterio adquieren rango de estudios universitarios y se mejora la formación mediante la incorporación de las nuevas orientaciones pedagógicas europeas e internacionales. Tras la Guerra Civil los docentes de la escuela republicana son inhabilitados en unos casos (unos 50.000) y perseguidos en otros. La formación de los nuevos maestros se acorta, se rebajan notablemente los requisitos de acceso y se vuelve a una educación clasista, religiosa y autoritaria.

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Irene Balaguer, en el documento «La creación de Rosa Sensat», señala que en la década de los cincuenta aparecen en Cataluña pequeñas escuelas privadas que tenían como objetivo recuperar el modelo de la escuela pública de la República. Pretendían que su alumnado pudiera aprender su propia lengua, la catalana, y conocer su historia y su cultura. Estas escuelas practicaban la coeducación, eran laicas, se mantenían con las aportaciones de las familias (cada familia pagaba según sus posibilidades) y se coordinaban para compartir los mismos principios pedagógicos y sociales. Todas ellas, sin excepción, se encontraron con el problema de que los jóvenes maestros que impartían clases en ellas tenían mucho entusiasmo, pero carecían de la formación necesaria para desarrollar el modelo educativo que se les demandaba puesto que habían sido formados para trabajar en un modelo de escuela tradicional y reaccionaria. Con el reto de aportar a estos jóvenes maestros nuevos conocimientos y actitudes y con una marcada escasez de recursos, en septiembre de 1965 se crea la Escuela de Rosa Sensat. En julio de 1966 profesores y alumnos de la Escuela Rosa Sensat se involucran en la organización clandestina de la primera escuela de verano de la postguerra, así lo plasma Jordi Ferré en el reportaje «Un recorrido por 50 años de las escuelas de verano de Rosa Sensat». Mediante el uso de la multicopista se reparten copias entre los maestros de toda Cataluña, las Islas Baleares y Valencia, de esta forma asisten durante dos semanas 154 alumnos-profesores. El discurso inaugural lo realiza Alexandre Galí, quién había dirigido las antiguas escuelas de verano de 1915 a 1923.

Desarrollo Las tres siguientes Escuelas de Verano fueron dedicadas a maestros destacados de la República: la de 1967 a Artur Martorell, la de 1968 a Pompeu Fabra y la de 1969 a Alexandre Galí. En la de 1972 es en la que se sale de la clandestinidad, siendo sus actividades recogidas en la prensa. Este año participan, entre otros, José Luis Aranguren y Manuel Vázquez Montalbán. La de 1975 se realiza en la Escola del Bosc, siguiendo en la línea del reconocimiento a los maestros y maestras de la II República. Participan unos 2800 alumnos-profesores, quedándose sin poder asistir más de mil por falta de espacio. Las con-

educación

Inicio

ferencias se centraron en la alternativa democrática al sistema escolar entonces vigente. Se aboga no solo por alcanzar la igualdad de oportunidades sino, sobre todo, por la igualdad de acceso para lo cual era necesario desarrollar programas que permitieran reducir las diferencias socioeconómicas y culturales desde la más tierna edad. Durante la escuela de verano de 1976 Lluis Llach da a conocer su canción «Campanades a morts» en un gran concierto, en honor de los cinco trabajadores muertos en marzo por disparos de la policía en la ciudad de Vitoria; se rinde homenaje a Federico García Lorca, a Miguel Hernández y, de nuevo, a los maestros de la República, algunos de ellos allí presentes como Angeleta Ferrer Sensat (hija de Rosa Sensat) y Pau Vila. Dando un salto en el tiempo, llegamos a la escuela de verano de 2015, la que supone el 50 aniversario desde su fundación, su finalidad, tal como señala Irene Balaguer, sigue siendo la misma: «hacer una escuela pública de todos y para todos, democrática, activa, con sus mejores y más diversos modelos»; se aboga por una escuela pública como espacio integral donde se encuentren todos los contextos en los que se desarrolla la vida del niño, quien es concebido como un ciudadano cuyos derechos deben ser apoyados por toda sociedad.

Legado La Escuela de Verano de Rosa Sensat, según Marta Mata, también fue, en su momento, lugar de encuentro de maestros llegados de todas las regiones españolas. Aquí conocieron la renovación pedagógica de Cataluña que sirvió de punto de partida para la organización de la misma en sus territorios. Tras la constitución de 1978 estas regiones se constituyeron, en el transcurso del tiempo, como Comunidades Autónomas. Las escuelas de verano y los movimientos de renovación pedagógica favorecieron la implementación de proyectos educativos diferenciados que intentaban responder a las características y necesidades singulares de cada una de las Comunidades. En abril 1979, señala José María Hernández Díaz en el documento «La renovación pedagógica en España al final de la Transición. El encuentro de los MRP y el ministro Maravall (1983)», se celebran en Almagro (Ciudad Real) las «Primeras Jornadas Estatales de Renovación Pedagógica», a las que asisten representantes de varias escuelas de verano; allí se establece como objetivo principal que estas escuelas no deben limitarse a la realización de actividades formativas durante el ve-

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ELÍAS ESPAÑA

rano sino que se deben crear en su seno grupos de trabajo que funcionen de forma permanente. Según la información aportada por el Museo Pedagógico de Aragón, por iniciativa del Colectivo de Pedagogía del Martes, colectivo de maestros, profesores de enseñanzas medias, de universidad e inspectores, que desde 1973 se reunían cada martes en el Centro Pignatelli de Zaragoza, en julio de 1977 comenzó a andar la Escuela de Verano de Aragón (EVA); participaron unos 400 profesores. En el manifiesto final sostenían que los enseñantes desarrollaban su trabajo con métodos autoritarios, que trabajaban aislados y que, como colectivo, debían asumir un compromiso ante el cambio social. Además, denunciaban la falta de participación de alumnos, padres y profesores en la gestión de los centros educativos. A partir de entonces la EVA va a luchar por una escuela pública adaptada al medio y en la que participen los diferentes sectores educativos y los ayunta-

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mientos, y por tanto, defenderá la potenciación de la escuela rural y la paralización de las concentraciones escolares. Las jornadas estivales de la EVA se van celebrando en distintos puntos de Zaragoza capital (ICE, IES El Portillo, CP Las Fuentes), en Panticosa, Huesca, etc. Como en el resto de España, había una estrecha relación entre la EVA y el movimiento de renovación pedagógica. La mayor parte de los asistentes eran profesores jóvenes que buscaban encontrar otros métodos de enseñanza distintos de los tradicionales y dar trascendencia social a su labor educativa. En el curso 1999-2000 la EVA dejó de existir. Otros movimientos de renovación pedagógica todavía existentes en Aragón son: El colectivo «Aula Libre» y la Escuela de Verano del Altoaragón. El primero, desde 1984 tiene su sede en Fraga (Huesca) donde publica la revista Aula Libre, una

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educación

revista pedagógica independiente, aunque ligada a una práctica libertaria de la educación, y que continúa con sus grupos de trabajo, jornadas y asambleas. El segundo, inició su andadura en 1983 y desarrolla sus actividades en la provincia de Huesca: Jornadas Pedagógicas de Verano, Jornadas de Invierno, Seminarios y Campañas; conciben la educación como un compromiso de toda la sociedad, es necesario avanzar cada vez más en proyectos y programas que se preocupen de formar a toda la ciudadanía y que a la vez puedan ser aprovechados desde los centros escolares; así mismo consideran que la participación es un valor fundamental en la sociedad y su aprendizaje debe ser fomentado en el aula y en el centro, para lo cual hay que llevar a cabo en los centros educativos proyectos de participación que superen el marco estricto de alumnado, familias y profesorado. Actualmente, aunque la crisis económica ha impulsado todavía más las políticas neoliberales y mercantilistas, la Confederación Estatal de los Movimientos de Renovación Pedagógica la conforman representantes de los Movimientos de todo el estado español. Cada año organiza encuentros y congresos en una comunidad autónoma diferente con mesas de trabajo que abarcan todas las etapas educativas. En la portada de su página web (www.confederacionmrp.com) se pueden leer los siguientes principios: por una escuela pública universal, gratuita, laica, coeducadora, autónoma y con vocación de equidad; para el desarrollo integral del educando como persona y como ciudadano; con el educando como protagonista de su propio aprendizaje; abierta e integrada en su entorno; motor de transformación social.

Epílogo Por último, es obligatorio citar dos experiencias: las Comunidades de Aprendizaje y el Proyecto Atlántida. Ambas cuentan con un largo recorrido y tienen como objetivo organizar redes de centros escolares que lleven a cabo prácticas innovadoras que permitan mejorar el funcionamiento ordinario de las instituciones educativas tradicionales. Dada la relevancia que están alcanzando en la educación española actual, sería preciso dedicarles un artículo amplio que recogiera los rasgos más destacados de cada una de ellas.

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educación

Perfilando un nuevo modelo educativo para poner al día la escuela Pere Marqués

Desde el curso pasado (2015-16) el grupo DIM-EDU ha puesto en marcha el Proyecto «CENTROS INNOVADORES», dirigido a identificar los principales ámbitos en los que se realiza innovación en los centros docentes, y orientar a toda la comunidad educativa en los procesos de cambio, que han de llevar a cabo las instituciones formativas para «ponerse al día» y ofrecer un servicio de calidad y en consonancia con las demandas de la sociedad actual. En definitiva, se pretende impulsar la innovación global «a nivel de centro», eficaz, eficiente y continuada, dirigida a mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje y la organización de los centros, con el objetivo de mejorar los aprendizajes, el desarrollo integral de todos los estudiantes y reducir significativamente el fracaso escolar. Para alcanzar sus objetivos, el PROYECTO, en el que ya participan 300 centros de todo el país, utiliza diversos instrumentos: cuestionarios para conocer los procesos innovadores de los centros, organización de jornadas para intercambiar experiencias, seminarios gratuitos de formación para el profesorado y la elaboración de guías y orientaciones.

Para ello, proponemos: Actualizar y adaptar el currículum oficial de las áreas o materias al entorno de centro y algunas demandas de la sociedad actual y otros conocimientos, competencias y valores/actitudes/hábitos que se consideren necesarios en el siglo XXI. Utilizar el aprendizaje curricular para promover el desarrollo integral de los estudiantes: físico (salud, ecología, bienestar), cognitivo, comunicativo, emocional y social. Incluir la formación en valores, el desarrollo mental (técnicas de estudio, metacognición, TBL rutinas de pensamiento, pensamiento analítico-crítico y sintético-creativo, método científico ), el autoconocimiento e inteligencia emocional , las habilidades comunicativas y sociales (oratoria, resolución de conflictos, aprendizaje servicio en el barrio), competencia digital y STEAM (robótica, impresión 3D, programación ), emprendimiento. Priorizar los aprendizajes clave/básicos/imprescindibles que debe aprender todo el alumnado diferenciándolos de otros aprendizajes considerados como deseables. Presentar una visión integrada, global y transdisciplinar de la realidad.

QUÉ ENSEÑAR: LOS OBJETIVOS

CÓMO ENSEÑAR: LAS METODOLOGÍAS

La finalidad de la educación: lograr para cada estudiante el mayor desarrollo integral posible y proporcionar competencias, saberes y valores que les permitan construir su identidad y elaborar y desarrollar un proyecto de vida satisfactorio, como ciudadanos buenos y útiles comprometidos para una sociedad más justa y de mayor bienestar.

Desarrolla metodologías activas y aprendizaje profundo. La tradicional «memorización» necesita ser complementada con el fomento de la curiosidad (hacerse preguntas) y el «aprender haciendo» reflexionando y relacionando los nuevos saberes con los anteriores y con la interpretación del mundo, mediante el ejercicio del pensamiento analítico-crí-

INTRODUCCIÓN

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tico y sintético-creativo con la realización de tareas competenciales prácticas. Prestar especial atención a las competencias instrumentales. Realizar cada día actividades que exijan leer/documentarse, aplicar conocimiento y creatividad para resolver problemas y comunicarse como escribir, exponer oralmente... Individualizar el aprendizaje atendiendo la diversificación/diferenciación porque no es necesario que todo el alumnado estudie lo mismo, a la vez, de la misma manera y con la misma profundidad. Aprovechar el potencial de aprendizaje fuera de la escuela. Combinar actividades individuales y en grupo cooperativo. Realizar actividades significativas y proyectos cooperativos interdisciplinares. Incluir elementos lúdicos (gamificación). Aprendizaje servicio entre iguales. El aula y el centro forman una comunidad de aprendizaje donde todos se ayudan para aprender y los profesores son mediadores que coordinan. Fomentar progresivamente el autoaprendizaje y la autonomía responsable en el aprendizaje orientada al aprendizaje permanente. Revisar la cantidad y tipo de actividades a realizar en casa.

LA EVALUACIÓN DEL ALUMNADO Evaluación bimodal: diferenciar las actividades y exámenes competenciales (que se realizarán con apoyo de memorias externas, apuntes, libros…) y la asimilación/memorización tradicional de las cuestiones teóricas clave. Evaluación formativa (para aprender de los errores, 2ª oportunidad, no cuenta sólo el resultado también el proceso seguido) y continua (sin que suponga un permanente examen). Evaluación compartida: autoevaluación (rúbricas, test autocorregibles, solucionarios ), coevaluación (exposiciones públicas ) y heteroevaluación (observaciones, entrevistas, exámenes ) TUTORÍA Y ORIENTACIÓN Plan de Acción tutorial compartido por el equipo docente para: • Conocer bien a los alumnos y ayudarles en su autoconocimiento, autoestima y autoconfianza. • Detección precoz de dificultades y su tratamiento (apoyos, refuerzos…). Evitar repeticiones de curso. • Buscar el máximo desarrollo de cada alumno: potenciando sus talentos y reforzando sus puntos débiles.

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Motivar a los alumnos. Confiar en su potencial para aprender y mejorar, con perseverancia, controlando su atención, pidiendo ayuda. Y saber de la importancia de las expectativas del alumnado, padres y profesores. Ayudar a que cada alumno perfile su proyecto vital personal. Y acompañarle en su desarrollo.

físico (museos, visitas, intercambios con otros países…), mediático y virtual (webs, apps, MOOCs…) Uso intensivo de los recursos TIC disponiendo de: buen ancho de banda, pizarra digital, plataformas educativas, libros y contenidos digitales, web de centros y blog de aula, coordinador TIC, contrato mantenimiento, móviles

EL ALUMNADO

LAS FAMILIAS

Aprenden cuando se dan tres condiciones: poder, saber y querer. Llevan un portafolio (en papel o digital) con la selección de sus trabajos. Colaboran democráticamente en la elaboración de normas de convivencia y resolución de conflictos. Estudian con creciente autonomía de forma individual y en grupo cooperativo. Ayudan a aprender a sus compañeros (aprendizaje servicio en el aula).

Comunicación con las familias para crear un clima de transparencia y confianza:

LOS RECURSOS

Utilizar múltiples y variados recursos (libros, juegos, material experimental, material digital, exposiciones de profesores y alumnos…) y considerar periódicamente su actualización. Exponer en la web o en las paredes de clase algunos trabajos de los alumnos. Aprovechar múltiples espacios de aprendizaje/ trabajo abiertos al entorno (aprendizaje ubicuo): en clase y el resto de la escuela, en casa, en los entornos

• • •

Colaboración bidireccional escuela-familia para que la educación sea una tarea conjunta:

• •

• •

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Tradicional, e-mail, Whatsapp y otras redes… Tutorías individualizadas con padres (inicial, final y cuando convenga) Reuniones con padres que convocan los profesores

Realizan un seguimiento de las actividades, progresos y problemas de sus hijos. Los padres van a las reuniones, aportan información y siguen las orientaciones recibidas Cuando conviene participan en clases (oficios, grupos interactivos, padres vocales...) Hay comisiones mixtas de padres y profesores (a veces con alumnos) para organizar actividades o solucionar conflictos. Procuran mantener el potencial educativo de la escuela también en casa. Promueven Escuelas de Padres.

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DIRECCIÓN / EQUIPO DIRECTIVO

El centro constituye una comunidad de aprendizaje que tiene una identidad. Pasa de ser centro de enseñanza a centro de aprendizaje. Es un agente de cambio social donde todos deben aprender. Utilizará su autonomía para adaptarse al contexto. Dispondrá de un plan de innovación elaborado a partir de un análisis de la situación inicial, donde se identifican problemáticas y mejoras a realizar, donde se establecen prioridades para evitar dispersión y del que cada año se hace una evaluación estratégica que da lugar a ajustes. Hay un coordinador de formación e innovación.

Liderazgo eficaz e integrador: trasmite ilusión/ entusiasmo, capta/potencia el talento y reconoce el trabajo de todos y cada uno de los profesores, delega y confía en los otros, escucha y se adapta/ consensua, tiende puentes, proporciona apoyos y medios, confianza y seguridad. Impulsa la innovación y la estimula (sin imponerla) con compromiso y cooperación, buena gestión, perseverancia ante las dificultades y logro de mejoras. Separación de la dirección pedagógica y la dirección administrativa. Para saber más: http://peremarques.net/innovacionportada.htm

EL PROFESORADO: UN EQUIPO

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EL CENTRO

Comprometido, competente y profesional que cree en el trabajo en equipo y necesita mejorar. Que diseña y aplica un plan de formación/aplicación/reflexión continua que considera las necesidades del profesorado y del centro. Fomenta la formación entre iguales entre los profesores en el centro: profesores de referencia, compartir recursos y buenas experiencias con un plan de acogida para los nuevos profesores. Promueve contactos con otros profesores y centros: colaborar en proyectos de investigación con otros centros y universidades, participar en redes docentes, asistir a jornadas, escribir artículos, hacer visitas a centros innovadores... Es competente en rol mediador, preparando situaciones de aprendizaje, como asesor más que transmisor y evaluador de contenidos: • Planifica: fija objetivos y selecciona actividades y recursos. • Crea entornos de aprendizaje ordenados estimulantes y «seguros» en un ambiente de afecto y apoyo mutuo. • Orienta, acompaña, anima, valora, despierta curiosidad, interés con motivaciones intrínsecas (deseo de saber, crecer del alumno) y extrínsecas. • Gestiona y personaliza/diferencia las secuencias didácticas, proyectos... de actividades y ejercicios. • Investiga y reflexiona sobre su práctica procurando innovar para mejorar los aprendizajes. • Colabora con el equipo directivo y el centro en las planificaciones anuales y documentos institucionales.

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Historia

FUSIL Y LIBRO

Los milicianos de la cultura Rubén Pérez Moreno Tomo prestado Fusil y libro del nombre del periódico de las Milicias de la Cultura que la 31ª División del X Cuerpo del Ejército del Este editó a partir de octubre de 1937; título que viene a sintetizar, como señaló Cesc Foguet, los objetivos que guiaban la publicación como medio de orientación y cohesión ideológica, llevando a la práctica la consigna del Comisarado general en su lucha por erradicar el analfabetismo.1 Mucho se ha hablado del papel de los milicianos de la cultura como interesante manifestación de la política cultural de la Segunda República, aunque desde juicios bien distintos, ya sea enfatizando la labor de alfabetización de los soldados más desamparados, ya sea considerándolos un medio de escapar de la primera línea de fuego. En todo caso lo cierto es que, durante la conflagración armada, la cultura se convirtió en un instrumento de propaganda clara y explícita para elevar la moral y el espíritu de combate de los milicianos republicanos, de concienciar de la causa bélica e incluso legitimarse, ganada esta, a nivel internacional. Todo ello se realizará mediante la publicación de periódicos en las distintas unidades, boletines informativos, manifiestos, octavillas, tarjetas postales, etc., así como la celebración de conciertos de música, proyecciones de cine, mítines, conferencias, charlas o teatro. El aragonés Francisco Carrasquer (1915-2012), militante libertario y Capitán de Estado Mayor de la 119ª Brigada de la 26ª División «Durruti», División donde también ejercieron como milicianos de la cultura los artistas García Tella, el turolense 1  FOGUET I BOREU, Cesc, «Cultura y teatro en las trincheras: la 31ª División del Ejército Republicano», Revista de estudios teatrales, 1998-2001, nº 13-14, Universidad de Alcalá de Henares, 1998, pp. 137-132.

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Fig. 1. Cartel editado en Valencia por las Milicias de la Cultura.

Blasco Ferrer y el artista sevillano Helios Gómez, señala que los milicianos de la cultura, «simplemente maestros o, si se quiere, soldados o mílites de la lucha contra el analfabetismo y en pro de la culturización del ejército […] no hacían ninguna guerra de conquista y les interesaba mucho más que hacer la guerra, prepararse para una sociedad

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2  CARRASQUER, F., «Cultura obrera en el exilio español de 1939», en Mª F. MANCEBO, M., M. BALDÓ y C. ALONSO (eds.), Seixanta Anys Després. L´Exili Cultural de 1939, Actas I Congreso Internacional, Tomo 2, Universitat de València, 2001, p. 30. 3  COBB, Christopher H., Los Milicianos de la Cultura, Universidad del País Vasco, Bilbao, 1995, pp. 135-142. Véase también FERNÁNDEZ SORIA, Juan Manuel, Educación y cultura en la guerra civil. España 1936-39, Ñau Llibres, Valencia, 1984, pp. 49-67. 4  Decreto del 30 de enero de 1937, publicado en la Gaceta de la República el 2 de febrero de 1937.

historia

mejor, más justa y solidaria».2 Iniciativa esta que en el ámbito anarquista partía de unos fuertes antecedentes culturales y de instrucción, donde destacaba la escuela «racionalista» fundada por el «mártir» de la Semana Trágica: Francisco Ferrer y Guardia. Su origen ha de entenderse en la progresiva extensión y acceso a los medios culturales que tiene lugar con el advenimiento de la República, y gracias a la politización de la práctica cultural a raíz del fin del Bienio Negro y los sucesos de Asturias en octubre de 1934. La alfabetización formaba parte de la consideración de que sin ella, la población veía limitado el ejercicio de los derechos cívicos, lo que era especialmente importante a la hora de fomentar la consciencia social ante los conflictos. El equipo comunista en el Ministerio de Instrucción Pública, entre septiembre de 1936 y abril de 1938, consideró de extraordinaria importancia la propaganda cultural, intentando crear una identidad común en sus zonas de influencia, tarea dificultada por las distintas identidades dentro de las fuerzas de la República. Las Milicias de la Cultura libertarias van a diferir de las marxistas, a priori de eficacia superior y mayor claridad de objetivos, sin poder subestimar la defensa de los valores individuales en los primeros. La actividad educativa entre los milicianos anarquistas tardó en gestarse, y lo hizo exclusivamente en unidades de ese signo ideológico. Además, en un principio, la prensa anarquista se refiere a estas iniciativas culturales como labor espontánea y voluntaria.3 El Decreto de creación de las Milicias de la Cultura aparece el 30 de enero de 1937, con disposiciones complementarias el 19 de mayo, considerando «bajo el mismo fuego de las armas», la necesidad de «preocuparse de dar instrucción a aquellos heroicos combatientes del pueblo a quienes un régimen de opresión privó de recibir las enseñanzas más elementales en la edad escolar».4 En este momento empiezan a llegar al frente las primeras Cartillas Escolares Antifascistas, y las unidades libertarias reaccionan ante la apuesta comunista, consiguiendo una organización eficaz con la colaboración del Comisario, y al margen

Fig. 2. Cartel del POUM contra la presencia nazi en España

de los consejos y orientaciones de la Inspección y el material pedagógico del Ministerio. Las luchas intestinas entre las diversas tendencias ideológicas se hacen patentes también en las Milicias de Cultura anarquistas, estando en minoría en los puestos de responsabilidad frente a los comunistas. Pero los distintos cambios ministeriales afectaron a la composición de las mismas.5 Como síntesis de objetivos de las Milicias de la Cultura, reproducimos un editorial de Cultura Popular: «Elevar la cultura del soldado significa fortalecer su consciencia política. Porque para nadie puede ser un secreto que nuestro Ejército Popular ha de ser un conjunto de hombres conscientes del ideal por el cual luchan y mueren si es necesario… ¡Abajo el analfabetismo! Efectivamente, pero teniendo presente que el analfabetismo no consiste solamente en no saber leer y escribir, sino en carecer de conceptos claros y en permanecer alejado de los grandes conflictos morales y de justicia social que nos agobian.»6 5  Sobre los libertarios y las milicias culturales véase: COBB, Christopher H., op. cit., pp. 135-164. 6  Cultura Popular, nº 2, junio de 1937. Reproducido en Ibídem, p. 37.

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Varias cosas parecen claras, como las carencias en cuanto a materiales y las constantes interferencias por las tensiones políticas. Se distinguen, por supuesto, los ideales humanistas, el acceso a la cultura como derecho humano facilitando la participación cívica; con una enorme carga ideológica, utilizando textos en la campaña de alfabetización que buscaban una identidad nacional, esto es, llenos de proselitismo ideológico, y buscando cierta hegemonía cultural. A pesar de las dificultades, podemos elogiar la capacidad para poner en marcha esta iniciativa con una actividad importante. Así destacaremos la tarea de concienciación por parte de los soldados de la relevancia y respeto hacia la cultura, y con ello la aspiración a leer y escribir; la calidad de los materiales educativos; así como toda la infraestructura de apoyo creada (periódicos murales, prensa militar e incluso bibliotecas).7 Carrasquer indica, con excesivo entusiasmo, que gracias a los milicianos de la cultura desapareció por completo el analfabetismo en todo el ejército republicano: «hasta los gitanos —dice— aprendieron a leer, escribir y contar, si no sabían». Los milicianos de la «Durruti», señala, además de dar clase de programa escolar, por grupos de nivel, se encargaban de publicar los periódicos murales de la unidad a la que pertenecían. En ellos «el miliciano de la cultura anunciaba todo acto cultural probable (puesto que en el frente no puede haber ningún programa seguro), y el uno insertaba un poema, el otro unos aforismos, y aún el de más allá un breve artículo sobre un tema de interés, de actualidad o no».8 Ni siquiera la derrota puso fin a ese entusiasmo de la República de abrir el camino a la plena ciudadanía a través de la alfabetización. Todavía los campos de concentración donde fueron internados los republicanos tras el gran éxodo de febrero de 1939 se convirtieron en verdaderos focos de actividad cultural y artística como continuidad de las iniciativas llevadas a cabo desde 1931.9

Fig. 3. Cartel de Faustino Goico-Aguirre con el lema España prefiere morir de pie a vivir de rodillas, que pronunciara «La Pasionaria».

7  COBB, Christopher H., op. cit., pp. 165-171. 8  CARRASQUER, Francisco, op. cit., p. 30. 9  Véase sobre este tema: PÉREZ MORENO, Rubén, «Arte y cultura en los campos de concentración franceses», Cuadernos Republicanos, nº 92, CIERE, Madrid, 2016, pp. 107-119

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PERSONAJES ILUSTRES ARAGONESES protagonistas de obras escénicas del siglo xxi Jesús Ángel Arcega Morales

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l dramaturgo alemán Peter Weiss fue el creador del llamado «teatro documento», que tenía la peculiaridad de llevar a los escenarios testimonios de la vida de un pueblo o de un personaje con la intención de reconstruir un momento o una figura histórica. Una de las particularidades de este tipo de teatro era ser fiel a la realidad, sin tener cabida la ficción, pero cuentan que hasta el propio Weiss en una visita a Albacete en el año 1974, para recobrar información sobre las Brigadas Internacionales, discutió con el director del Archivo municipal de dicha ciudad manchega, pues el archivero defendía la no presencia de la ficción en el teatro documento, a lo que Weiss le respondió: «¿Dónde queda entonces el papel del autor?» Hoy en día, el teatro documento o documental incluye, para algunos investigadores, lo histórico, lo político y lo cultural, abarcando la temática metaliteraria, u otras artes plásticas e incluso las nuevas tecnologías, como quedó bien demostrado en el XXV Seminario Internacional del SELITEN@T sobre el teatro como documento artístico, histórico y cultural (2000-2016) celebrado en Madrid el pasado año 2016. La intención del presente artículo es repasar las obras escénicas estrenadas en el siglo XXI, que tienen como protagonistas a personajes ilustres aragoneses. Es decir, el teatro documental que hace referencia a parte de las biografías u obras de esos celebérrimos nacidos en Aragón, dejando al margen las recreaciones históricas que están en auge

hoy en día, pues cerca de un centenar de representaciones a lo largo de todo el año, abarcando todos las épocas históricas (prerromanas, romanas, medievales, siglo XIX, Guerra Civil, etc.) salpican las tres provincias, siendo la más longeva en su celebración la tragedia de los Amantes de Teruel, que en el año 2017 celebró su 21ª edición. Son precisamente Diego de Marcilla e Isabel de Segura (Teruel, s. XIII) dos de los personajes más llevados a las tablas1 a lo largo de la historia teatral y no iba a ser menos en el siglo en que vivimos. En el año 2000 la compañía Baluarte Aragonés estrenó en el Anfiteatro El Fuerte de la capital turolense su genial adaptación Los Amantes de Teruel, obra que está muy próxima al género de la zarzuela, enriquecida con la jota aragonesa. El pintor Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza 1746 - Burdeos 1828) es probablemente el aragonés más conocido fuera de nuestras fronteras y ello hace que también haya sido protagonista teatral en numerosas ocasiones. Un ejemplo de ello es que en la celebración del 250º aniversario del nacimiento del fuendetodino, las compañías aragonesas Teatro del Temple y Teatro de la Estación llevaron a las tablas Goya2 y Último retrato de 1  Tirso de Molina, Andrés Rey, Juan Pérez de Montalbán, Juan Yagüe, Vicente Suárez, Nifo, Juan Harzenbusch, Tomás Bretón, Mariano Ubé o Arturo Civera entre otros han escrito obras sobre los amantes en siglos anteriores al XXI. 2  La obra Goya de Alfonso Plou se estreno en el Teatro Principal de Zaragoza en el año 1996. Dirigida por Carlos Martín, contó con un magnífico elenco de actores: Jose Luis Pellicena, Enriqueta Carballeria, Mariano Anós, Pilar Molinero, Pilar Gascón, Ricardo Joven, Santiago Meléndez, Félix Martin y Virginia Ardid.

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Cartel de la obra Buñuel, una jirafa de la compañía Teatro Che y Moche

Goya3, respectivamente. Y casi treinta años antes, a principios de la década de los 70, Buero Vallejo llevó a los escenarios El sueño de la razón. Tres obras en las que no nos vamos a detener más, al pertenecer al siglo XX y escaparse del límite cronológico de nuestro estudio. En el siglo que nos ocupa, otras dos compañías se hacen eco de la figura de este artista. El 3 de agosto de 2000 se estrena en el Auditorio de Galicia de Santiago de Compostela la ópera Facing Goya del inglés Michael Nyman, quizás más conocido por la banda sonora de la película El piano (1993), con libreto de Victoria Hardie. La obra escrita en cuatro actos, aunque de ficción, pues en la 3  Último retrato de Goya se estrenó en el Teatro de la Estación de la ciudad de Zaragoza. Con la autoría del inglés John Berger y la francesa de origen ucraniano Nella Bielski, fue dirigida por Rafael Campos.

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trama se pretende clonar la cabeza de Goya, está basada en un hecho real: en la exhumación y traslado del cuerpo del pintor de Burdeos a Madrid, se descubrió que el esqueleto carecía del cráneo, todavía hoy en día perdido.4 La ópera termina con el éxito de la clonación del aragonés y los científicos que han realizado la operación recibiendo el premio Nobel. La obra aprovecha el misterio de Goya para tratar el tema de la ciencia, la clonación y el estudio del cerebro. Esta ópera moderna de más de dos horas de duración no dejó indiferente a los espectadores en sus representaciones. El crítico José Luis Estévez escribía en El País sobre el día de su estreno: «La extensión de la ópera y la complejidad del argumento llevó a algunos espectadores a abandonar antes del final el espectáculo, pero los que se quedaron disfrutaron de una ópera muy diferente a las que suelen verse en los escenarios españoles». Otra de las obras relacionada con Goya está inspirada en las pinturas negras, colección de catorce murales5 del pintor. La compañía francesa Cornet á dés de Toulouse estrenó el 9 de septiembre de 2003 en el Teatro Goya de Barcelona Les nuits noires de Goya (Noches negras de Goya) de Jean-Pierre Armand. Un total de diez bailarines, cuatro actores y dos músicos ponían en escena un espectáculo de danza y teatro. Francisco de Goya recibe la visita de brujas, demonios, hombres y mujeres que luego plasmará en los muros de su «Quinta del sordo». Desgraciadamente, ninguna de las dos obras se ha llegado a representar en Aragón. Sí, llegó al Teatro del Mercado de Zaragoza, entre otros escenarios españoles y franceses, Lucientes,6 un espectáculo multidisciplinar que transcurre también en «La Quinta del Sordo», la última noche antes del exilio de Goya a Burdeos, representada por la compañía La Intemerata con la autoría de Pilar Almansa y Rakel Camacho en 2013. Luis Buñuel (Calanda, Teruel 1900 - Ciudad de México 1983) es otro de los aragoneses ilustres que ha sido protagonista en dos obras de teatro, ambas con motivo del centenario de su nacimien4  En la actualidad el cuerpo de Francisco de Goya (salvo su cráneo aún desaparecido) descansa bajo una lápida en la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid. La columna que presidía la tumba del pintor en Burdeos fue trasladada a Zaragoza en 1927 y hoy en día está al pie del monumento conmemorativo a la figura de Goya en la plaza del Pilar. 5  Las pinturas negras de Goya las realizó entre los años 1819 y 1823 como decoración de los muros de su última casa en Madrid y está compuesta por catorce lienzos: Una manola: Doña Leocadia Zorrilla, Peregrinación a la fuente de San Isidro, Al aquelarre, Las parcas, Duelo a garrotazos, Dos frailes, La romería de San Isidro, Aquelarre, Dos viejos comiendo, Saturno devorando a un hijo, Judith y Holofernes, Dos mujeres y un hombre, La lectura y Perro semihundido. 6  Interpretes: Jorge Kent, Teresa Vallejo, Lorena Benito, Rebeca Matellán, Alda Lozano y Antonio Sansano

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7  El reparto está formado por Santiago Meléndez, Ricardo Joven, Alfonso Pablo, Balbino Lacosta, David Ardid, José L. Esteban, Francisco Fraguas, Ricardo Joven, Juan Ramón Benaque, Agustín Miguel, Carlos Martín, Gabriel Latorre, Jaime Ocaña, Pilar Gascón, Laura Plano, Rosa Lasierra y Amor Pérez Bea 8  El reparto de la obra de la compañía Acme fue Silvia Gil, Nacho Gómez, Marian Mainar, Fernando Marcilla, Rubén Martínez, Jana Sabater y Aitor Sánchez. El reparto de Che y Moche fue Antonio Muñoz, Marcela Alba, Ingrid Magriñá, Javier Casado, Raquel Anadón y Rubén Martínez.

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to en el año 2000. La primera titulada Buñuel, Lorca y Dalí7 de Alfonso Plou, basado en textos de Agustín Sánchez Vidal, dirigida por Carlos Martín, llevada a las tablas por la compañía Teatro del Temple y estrenada en febrero en el Teatro Municipal de Alcañíz dentro del Festival del Teatro Aragonés, obteniendo el premio al mejor espectáculo y siendo también finalista en los Premios Max al mejor espectáculo revelación. La obra cuenta el encuentro de los tres artistas en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en la que se inicia la relación de amistad, que se va enfriando en los encuentros en Cadaqués y se rompe definitivamente con la llegada de la Guerra Civil y la muerte de Lorca. Esa historia de amistad se rodea de escenas surrealistas y oníricas de las obras de los tres artistas. El elenco de actores y actrices que pisaba las tablas era de reconocido prestigio en las artes escénicas aragonesas; eso y la calidad de la obra hizo que fuera representada en Madrid, Barcelona y diversos países de América. La segunda obra a la que hacíamos referencia se titula Buñuel, una jirafa8 de Mari Ángeles Pueo, representada en el año 2000 por la compañía Teatro Acme y Ecrevisse en la Sala Venecia de Zaragoza, dentro de la Muestra del Teatro Universitario. Posteriormente revisada por completo, fue llevada años más tarde a las tablas por la compañía Che y Moche dirigidos por su propia autora. La obra está basada en un poema-visual que preparó el calandino en París para una fiesta de los vizcondes de Noailles en 1933 bajo el lema «Todo es absolutamente realizable». Era una jirafa de madera con veinte manchas que podían abrirse mediante una bisagra y que contenían, según dejó escrito el propio Buñuel en la revista Le Surréalisme au Service de la Révolution: una rosa hecha con piel de manzana, un ojo de vaca, una foto de la madre de Buñuel y otras imágenes surrealistas. La obra de Pueo era un ejercicio multidisciplinar de imagen, música, danza y palabra. El Papa Luna: resplandor y eclipse de Jesús Pescador con la compañía Pingaliraina, actualmente denominados Los Navegantes, recrearon en las tablas el ascenso al papado y posterior soledad, tras considerarle antipapa y hereje, a Pedro Martínez de Luna (Illueca, Zaragoza 1394 - Peñiscola, Castellón 1403), el Papa Benedicto XIII, más conocido como el

Papa Luna. La obra estrenada en 2002 en el Teatro Marín de Teruel fue interpretada por Blanca Ferrero, Rubén Gracia, Fernando Guarc, Mariano Lasheras, Joaquín Murillo y Luis Merchán. El zaragozano Alfredo Castellón, pionero en la realización en TVE, escritor y director de cine y teatro, escribió la obra Joaquín Costa: el grito del agua. Costa (Monzón, Huesca 1846 - Graus 1911), altoaragonés de corte liberal, europeísta, preocupado por la educación basada en el razonamiento y el fomento de los regadíos, aparece en esta obra teatral conversando consigo mismo, Costa Viejo y Costa joven, justo en el momento de su muerte, haciendo un repaso a su vida. La obra se estrenó en Madrid en 2002 en la Sala Sanroque9 por parte de la compañía de la Asociación Conde Aranda y Con esa imaginación. Otro turolense de reconocido prestigio, que ha sido protagonista de una obra es Segundo de Chomón (Teruel 1871 - París 1929), pionero del cine, trabajando en la productora más importante de su época la francesa Pathé Frères. En el año 2003 en el Teatre de Salt de Girona se estrena la obra Música para una ilusión: Universo Chomón, donde se combinaban fragmentos de los efectos especiales de las películas de Chomón, con la actuación del ilusionista Hausson y la música en directo de Jordi Sabatés, quien contó con la colaboración de la Filmoteca de Cataluña cediéndole cien películas en las que intervino Chomón, eligiendo de éstas las dieciséis que aparecían en el espectáculo. Luna de arena y Nuevo Teatro de Aragón estrenaron en el Teatro Principal de Zaragoza en abril de 2003 la obra Gargallo, un grito en el desierto.10 La obra estaba escrita por once autores aragoneses que eran: José Antonio Labordeta, Soledad Puértolas, Javier Tomeo, Mariano Anós, Mariano Cariñena, José L. Esteban, Magdalena Lasala, Ángel Petisme, Alfonso Plou, Benito de Ramón y Félix Romeo. Cada uno de ellos eligió una obra del escultor Pablo Gargallo (Maella, Zaragoza 1881 - Reus, Tarragona, 1934) que el director Félix Martín llevó a escena mezclando danza y dramaturgia. Los textos versaban sobre la biografía del maellense o la relación con el proceso artístico y su autor. El título hacía referencia a lo difícil que es ser profeta en su tierra natal, siendo precisamente, como es sabido, El profeta una de las obras más importantes de Gargallo. 9  En ese estreno intervinieron: música: Luis Cosme González, Costa viejo: José María Lacoma, Costa jóven: César Diéguez, dirección: Ángel García Suárez, violín: Mónica Fuentefría, viola: Emilian Jacek, chelo: Luis Cosme González, contrabajo: Andrés Karasiuk 10  Escultor Alberto Gómez Ascaso. Actores: Ricardo Joven, José Carlos Alvarez, Cristina De Inza, Miguel Pardo, Ana Continente --encargada de la danza del espectáculo--, Rosa Lasierra, Blanca Resano e Isabel Arto

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La compañía Albishara desde el principio presente en la recreación turolense de Las Bodas de Isabel de Segura, y muy del gusto de llevar los hechos históricos a las tablas representó la vida de dos reyes aragoneses Jaime I (Montpellier, Francia 1208 - Alcira 1276) que abrió las puertas de la Corona de Aragón al Mediterráneo, y Ramiro II (Jaca? 1086 - Huesca 1157) en las obras Jaime I, las tribulaciones de un rey de Javier Lanza y Alfonso Muñoz y Ramiro II, el Monje, respectivamente. La anteriormente citada Baluarte Aragonés reestructuró su obra Independencia, que en 2008 pasó a llamarse Los Sitios 1808, cuya temática rendía homenaje al asedio por parte de los franceses a la ciudad de Zaragoza y la heroicidad de numerosos personajes que han dejado huella en la historia. Con la misma temática, aunque sin un afán de recreación histórica se estrenó ese mismo año Sitios Saragosse11 de Mariano Anós producida por Embocadura. Cajal, el rey de los nervios, de Adolfo Ayuso, llevada al escenario por la compañía Títeres de la tía Elena fue estrenada en 2009 en el Centro Joaquín Roncal de Zaragoza. La obra estaba dirigida a un público infantil y en ella aparecía el Santiago Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, Navarra 1852 - Madrid 1934) «científico» y el Ramón y Cajal «niño». Aunque nacido en el islote navarro de la provincia de Zaragoza, a los dos años sus padres emigraron a diferentes pueblos oscenses. La obra está basada en hechos biográficos, en la que el Cajal adulto recuerda sus travesuras de su niñez. Además, aparecen las neuronas que juegan y bailan entre el ganador del premio Nobel. La obra fue Premio FETEN 2010 en Gijón, Premio a la mejor producción teatral de Aragón MAEM 2010 y finalista de los Premios Max 2012. En 2012 en el pueblo natal de Servet (Villanueva de Sigena, Huesca 1509 -Ginebra, Suiza 1553) se estrena la obra Miguel Servet: soplo efímero de la libertad de Sergio Baches, llevada al escenario por la compañía El Molino. Partiendo de la aparición del fantasma de Servet a un moribundo Calvino, se representan los hechos biográficos más sobresalientes del aragonés: su proceso en Ginebra por enseñar astrología, su enfrentamiento con Calvino, su descubrimiento de la circulación pulmonar, su huída de la cárcel cerca de Lyon o su juicio en Ginebra que acabará con Servet en la hoguera. También en el año 2012, en la sala Juan de la Cruz de Madrid, la compañía Teatro de la Abadía 11  Intérpretes: Javier Aranda, Silvia Auré, Gema Cruz, Inma Oliver, Alfonso Pablo, Pedro Rebollo, Amanda Recacha

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Jesús Arcega

estrenó El Diccionario12 de Manuel Calzada, dirigida por el madrileño José Carlos Plaza, que nos escenifica aspectos biográficos de la bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa María Moliner (Paniza, Zaragoza 1900 - Madrid 1981), autora del famoso Diccionario de uso del español. La actriz protagonista Vicky Peña recibió los premios Ercilla y Ceres a la mejor interpretación femenina y la crítica aclamó el montaje teatral. Por último, el 23 de abril de 2014, Día de Aragón, el Coleutibo Nazionalista Aragonés de Cuchas estrenó en el Centro Cívico Río Ebro la obra Fosca Delera.13 La obra escrita y representada en aragonés, cuenta la última noche de Juan de Lanuza V (Lanuza, Huesca 1564 – Zaragoza 1591), Justicia Mayor, antes de su decapitación por parte de las tropas españolas de Felipe II, asesinado por defender los Fueros de Aragón. La obra no solo pretende recordar la figura de Lanuza, sino también difundir la lengua aragonesa. En definitiva, los Amantes de Teruel, Goya, Buñuel, el Papa Luna, Costa, Chomón, Gargallo, Jaime 12  Vicky Peña hizo el papel de María Moliner, de Doctor Helio Pedregal, de marido de María Moliner Lander Iglesias y la voz de José Pedro Carrión como El Juez. 13  Fosca Delera traducido al castellano quiere decir «oscura esperanza». Representada por Cherardo Callejón, Julia Cortés, Juanjo Pérez, Chesús Cavero, Daniel Ezquerra, Pilar Martín y Luis Bitria Sierra, a su vez director de la obra.

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I, Ramiro II, los héroes de los Sitios de Zaragoza, Cajal, Servet, María Moliner y Juan de Lanuza han sido protagonistas de diversas obras de teatro, que han servido, entre otras cosas, para acercar su obra y biografía a los hombres y mujeres del siglo XXI. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ARCEGA MORALES, Jesús Ángel, La vida escénica en Zaragoza (2000-2010). Berlín, EAE, 2016. BELTRÁN, Miguel; Beltrán Antonio y Fatás, Guillermo (dir. y coord.), Aragoneses ilustres. Zaragoza, CAI, 1983. CARREY, María Eugenia, «Las esculturas de Gargallo cobran vida en el Principal», en El Periódico de Aragón (9-4-2003), pág 57. CASTELLÓN, Alfredo, «Joaquín Costa: el grito del agua», en Anales de la Fundación Joaquín Costa, nº 18, páginas 69-92. ESTEVEZ, José Luis, «El público joven aplaude la ópera «Facing Goya, de Nyman», en El País (5-8-2000), pág 65. VV.AA., Gargallo, un grito en el desierto. Zaragoza, Centro Dramático de Aragón, 2003. https://cnac.wordpress.com (consultado el 10-1-2017) http://lacurvaturadelacornea.blogspot.com.es/2012/05/una-jirafa-de-teatro-che-y-moche. html (consultado el 2-1-2017) http://muerdememundo.blogspot.com.es/2009/11/texto-original-de-una-jirafa-de-luis.html (consultado el 2-1-2017) http://www.albishara.es (consultado el 10-1-2017) http://www.europapress.es/aragon/noticia-zaragoza-teatro-principal-reune-cine- ilusionismo-musica-obra-musica-ilusion-universochomon20070205142951.html (consultado el 2-1-2017) http://www.redaragon.com (consultado el 2-1-2017) http://www.teatroabadia.com/es/archivo/379/el-diccionario/ (consultado el 10-1-2017) http://www.theatrecornetades.co (consultado el 2-1-2017) http://tiaelena.com/archivos/cajal.pdf (consultado el 8-1-2017)

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Las tribulaciones de Martín de Urroz, pelaire ejeano del siglo xvi a quien sus vecinos apodaban «El Ganancia» Marcelino Cortés

Seguimos presentando nuestra galería de personajes menudos de la historia de Ejea de los Caballeros a través de los cuales podemos tomar el pulso a la vida cotidiana de la villa en algunos periodos históricos. En esta ocasión vamos a ir a principios del siglo XVI para detenernos en la figura del pelaire ejeano Martín de Urroz, a quien sus convecinos apodaban El Ganancia por su afición desmedida al juego. Algunas de las blasfemias y juramentos que profirió en algunas de las timbas en las que participaba lo condujeron ante el tribunal de la Santa Inquisición. Del juego y sus lugares En el capítulo XLIX de la segunda parte de El Quijote (1615) y siendo gobernador de la Ínsula Barataria, Sancho Panza salió de ronda por la noche y se topó con dos individuos que tenían una pendencia a cuchilladas por culpa de un asunto de juego. Tras administrar justicia, Sancho anunció: «Ahora, yo podré poco, o quitaré estas casas de juego, que a mí se me trasluce que son muy perjudiciales». El escribano que lo acompañaba en la ronda le advirtió de la dificultad de llevar a cabo esa medida y le aconsejó lo siguiente: «puesto que

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el vicio del juego se ha vuelto en ejercicio común, mejor es que se juegue en casas principales que no en la de algún oficial, donde cogen a un desdichado de media noche abajo y le desuellan vivo». Censurada por los tratadistas morales y por la iglesia, y prohibida por las autoridades civiles, la actividad del juego en el siglo XVI se realizaba en unos lugares clandestinos llamados tahurerías, tafulerías o garitos, precioso término que ha pervivido hasta la actualidad. Eran lugares de acceso restringido situados en los sótanos de casas particulares o en tabernas a puerta cerrada. Para acceder a ellas se necesitaba una recomendación. Las timbas se celebraban bien entrada la noche a la luz de las velas y en ellas se podían reunir varias mesas. Por allí pasaban los fulleros a echarse unas flores. Era uso establecido el dejar una propina a los encargados del local: a esa propina se le denominaba el barato. También había que aligerar la bolsa para darles unas cuantas monedas a los corchetes (agentes encargados de prender a los delincuentes) que vigilaban las calles por las noches para que hicieran la vista gorda en las entradas y salidas de determinadas casas. Como vamos a ver en los párrafos siguientes, nuestro protagonista Martín de Urroz era un gran

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Miniatura del Libro de ajedrez, dados y tablas del rey Alfonso X.

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aficionado al juego de las tablas. Este juego tiene su origen en el nard (literalmente «madera») de los árabes y en las tabulae («tablas») romanas. «Se repartieron mis ropas y echaron a suertes mi túnica», se lee en el Evangelio de San Juan (19, 23-24); cuenta la tradición que los soldados romanos que custodiaban el calvario se jugaron esa túnica de Cristo precisamente a las tablas. El juego de las tablas fue un pasatiempo muy popular entre todas las clases sociales desde la Edad Media. El rey Alfonso X el Sabio (1221-1284) encargó a su taller la composición de una obra titulada Libro de ajedrez, dados y tablas. Gracias a este libro conocemos que el juego de las tablas se jugaba con tres dados de seis caras que se arrojaban sobre un tablero. Estos dados solían estar hechos de piedra, madera o huesos; estos últimos eran los de mejor calidad (el antiguo juego de la taba –tripa, hoyo, verdugo y rey– mantuvo esa costumbre de reutilizar los huesos de animales). Igual que en la baraja, en el juego de las tablas existían muchas modalidades: la triga, la marlota, la rifa, el panquist, la guirguiesca, el par con as, etc. Como ocurre con todos los juegos de azar en donde median apuestas con dinero o con bienes materiales, los jugadores se arruinaban en ocasiones con las tablas y se producían altercados e incluso pendencias con resultado de muerte. El mismo rey Alfonso X encargó una obra titulada Ordenamiento de las tafulerías para que la actividad no se desmandara. En estas ordenanzas se contemplaban diversas sanciones a los que blasfemaban o insultaban durante el juego. Cuando los blasfemos eran reincidentes, se les podían aplicar

Clamosa del inquisidor Michael de Galbe contra Martín de Urroz.

dos castigos: o se les propinaba cincuenta azotes en la espalda, o se les cortaba la lengua. Algo de esto fue lo que le ocurrió a nuestro personaje. Sobre el oficio de Martín de Urroz Nuestro personaje se ganaba la vida como pelaire; según nos aclara el Diccionario de la Lengua, el pelaire es la «persona encargada de preparar la lana que ha de tejerse». La palabra pelaire es un catalanismo: procede de la voz paraire > perarie (del latín PARATOR «preparador» en el sentido de «el que prepara las lanas»). Como ocurrió con otros muchos oficios, el de pelaire adquirió pronto mala reputación. Un refrán aragonés sentencia: «Le paice al pelaire que todos son de su aire», que viene a ser el equivalente del refrán castellano «Cree el ladrón que todos son de su condición». En un municipio fundamentalmente ganadero como era Ejea a principios del siglo XVI el trabajo de pelaire era bastante común. Este oficio consistía básicamente en transformar la lana recogida en el esquileo y dejarla lista para ser hilada. Si le aplicáramos las condiciones de nuestra legislación laboral moderna, diríamos que era un trabajo sometido a especiales condiciones de toxicidad y de penosidad: toxicidad, por el polvillo picajoso e insalubre que desprendía la lana y por los parásitos que la infestaban; y penosidad, porque las pantorrillas de los pelaires estaban sumergidas en el agua del río o de los lavaderos durante muchas horas al día. Tras esquilar las ovejas en el mes de mayo, el pelaire clasificaba la lana y comenzaba un trabajoso proceso de limpieza. Primeramente se lavaba la lana en abundante agua para quitarle la tierra y las cascarrias. Después se lavaba una segunda vez, pero en esta ocasión con agua caliente para eliminar las impurezas que pudieran quedar del primer lavado y quitar el olor animal. Una vez lim-

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pia y bien seca, el pelaire la estiraba poco a poco para quitar los grumos y desenredarla; solía poner incluso un poco de aceite para que quedara más suave y así trabajarla mejor. El siguiente proceso consistía en peinar la lana para sacar el estambre, es decir, pasar la lana por varios peines de púas de acero bastante largas hasta que las fibras quedaran suficientemente alineadas. Todos los hilos resultantes se recogían en madejas y a partir de ahí comenzaba el proceso de hilado, del que se encargaban las mujeres. En el caso de Ejea de los Caballeros la mayor parte de la lana procesada por los pelaires iba a parar a Cataluña. El día que cambió la suerte de «El Ganancia» La suerte de Martín de Urroz cambió un 16 de enero de 1515. Ese día el procurador fiscal y ministro de la Santa Inquisición Michael de Galbe se personó ante Pascual Jordán, maestro en Teología e Inquisidor del Reino de Aragón, para dar cuenta de los rumores que habían llegado a sus oídos sobre algunos pronunciamientos proferidos por boca de Miguel de Urroz e interponer la correspondiente clamosa. La clamosa era el documento que abría un proceso acusatorio, al que seguía el auto de prisión. En la clamosa de Michael de Galbe se denunciaba que este ejeano, siendo cristiano, había proferido «muchas palabras heréticas contra nuestra santa fe católica» («multa verba hereticalia contra nostra sancta fidem catholicam») y las había dicho «por muchas veces y en muchos lugares y en muchos días en vituperio de nuestro Redentor Ihesu Christo y de su sagrada Cruz y Pasión». Ante la gravedad de los hechos el inquisidor Pascual Jordán ordenó la instrucción de un sumario en el que se incorporaron las declaraciones de «buenas y graves personas» que habían sido testigos de los pronunciamientos del pelaire ejeano. El 22 de octubre de 1514 ya había testificado contra él Juan Sánchez, sastre y vecino de Ejea de los Caballeros; un día después lo hacía Gracián de Gurrea, corredor (persona que actuaba como intermediario en convenios y transacciones comerciales) y también vecino de la villa. El testimonio del sastre Juan Sánchez fue el siguiente: «Juan Sánchez dice ser verdad que jugando a las tablas con Martín de Urroz, alias Ganancia, vecino de la villa de Exea, como iba perdiendo, por dos o tres veces lo vio sacar un puñal y hacer una cruz encima del tablero y clavar puñaladas a la Cruz, renegando y descreyendo de esta, y escupien-

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do al cielo, y diciendo que, aunque le pesara a Dios, él iba a ganar». El testimonio de Gracián de Gurrea fue más prolijo porque entraba en detalles más escabrosos y comprometidos: «Gracián de Gurrea dice ser verdad que en muchas y diversas ocasiones vio al pelaire apodado Ganancia descreer y renegar de Dios, diciendo mientras escupía al cielo: «Aunque no quieras, yo tengo que ganar». Y añadió, dirigiéndose a Nuestro Señor Jesucristo con el puñal en la mano: «Reniego de ti, Jesucristo, que no tienes poder. Y si yo te pillara aquí abajo en la tierra, te pelaría las barbas». Y otras muchas herejías en ofensa de Dios que oyeron muchos presentes de la villa de cuyos nombres no me acuerdo». Se da la circunstancia de que estos dos testigos, tanto Juan Sánchez como Gracián de Gurrea, eran cristianos nuevos, es decir, judíos que en su momento se habían convertido al cristianismo, lo que les ponía en una situación particularmente incómoda: eran dos judíos conversos participando en actividades que no estaban muy bien vistas por la iglesia católica. A estas confesiones se sumó la declaración de Johan de Sinués, vicario perpetuo de la iglesia de San Salvador de Ejea, que fueron incorporadas como prueba por el fiscal. El 6 de febrero el alguacil Juan de Miedes encarceló a Martín de Urroz en la prisión del Santo Oficio que tenía su sede en el Palacio de la Aljafería. Cuando le tomaron declaración, Martín de Urroz reconoció haber dicho en numerosas ocasiones «descreo de Dios», «no creo en Dios», «Dios, no tienes poder». Reconoció también que en una ocasión, jugando a las tablas, «como le acudió muy mal el dado» (es decir, como llevaba mala racha e iba perdiendo), culpó de su mala suerte a unos cristianos nuevos, los arriba citados Juan Sánchez y Gracián de Gurrea. Les echó en cara que Dios y la Virgen los favorecían en el juego porque sus antepasados –los judíos– habían crucificado a su hijo Jesucristo y les habían cogido miedo. El inquisidor le ofreció diez días de plazo para que pudiera contradecir y defenderse de las declaraciones de los testigos. El pelaire no quiso y renunció al abogado, al procurador y a esos diez días de plazo, dejando «esta su causa a discreción de su reverencia, echándose en sus brazos y de la Santa Madre Iglesia y que estaba dispuesto con mucha paciencia a recibir cualquier penitencia».

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Dibujo de la Aljafería de Zaragoza en la parte de Levante (año 1593). En ese año el rey Felipe II encargó al ingeniero Tiburzio Spannocchi la transformación de la antigua sede del Santo Oficio en ciudadela militar. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas. MPD, 05, 087.

El juicio y la condena El 31 de mayo se reunió el tribunal formado por el reverendo Miguel Figuerola, el oficial eclesiástico Bartolomé de Castillo y el jurisperito Gaspar Manent, en presencia del Santo Inquisidor Pascual Jordán y Martín García, Obispo de Barcelona, para examinar el sumario instruido. El tribunal consideró al reo como «vehemente sospechoso de herejía» y acordó por unanimidad que Martín de Urroz abjurara públicamente de sus blasfemias y fuera flagelado «por los lugares públicos y acostumbrados de Zaragoza», llevando una mordaza en la boca y cuidando que «no se produjera derramamiento de sangre». El 10 de junio de 1515 el pobre Martín de Urroz fue paseado por las calles de Zaragoza vestido con el sambenito y portando un cirio en la mano junto a otros herejes reconciliados y penitentes. La procesión solemne partió del Palacio de la Aljafería y llegó hasta la iglesia metropolitana de La Seo, en donde se congregaba la muchedumbre. Allí se leyó la abjuración pública del pelaire en donde se arrepentía de sus actos de herejía y apostasía en un largo texto en el que otras cosas decía: «Yo, Martín de Urroz, alias Ganancia, pelaire, vecino de la villa de Exea de los Caballeros, y puestos ante mí los cuatro santos evangelios, anatematizo y abjuro de cualquier herejía que sea o pueda ser contra nuestra santa fe católica y ley evangélica, y señaladamente de aquella herejía de la que soy hallado vehemente sospechoso, porque así lo han dicho los testimonios de otras personas y porque yo también he reconocido que, jugando a las tablas y

a otros juegos con enojo y perdiendo, muchas veces he dicho palabras y blasfemias. Y también he hecho otras cosas que por ser muy feas y escandalosas no se deben dar a conocer». Después de la lectura de este arrepentimiento, Martín de Urroz recibió cincuenta azotes en la espalda. Días después el tribunal eclesiástico levantó el embargo que pesaba sobre sus bienes. Anotaciones a lo arriba relatado Toda la información aportada en las líneas anteriores es verídica y procede del proceso inquisitorial instruido contra el vecino de Ejea Martín de Urroz. El procedimiento se abrió el 16 de enero de 1515 y se cerró el 12 de junio del mismo año. La documentación del caso se recoge en un legajo de veinte folios que se custodia en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza (ES/AHPZ - J/00022/004). Dicha información aparece también parcialmente reproducida y en regesta en la monografía del profesor Miguel Ángel Motis Dolader titulada Judíos y conversos en Ejea de los Caballeros en la Edad Media (siglos XIII-XV) [Centro de Estudios de las Cinco Villas de la Institución «Fernando el Católico», 2003, doc. 470, pp. 492-501]. Las declaraciones que se incluyen en este artículo son una reelaboración bastante aproximada de las que constan en la documentación original.

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Piedras con historia en Fuencalderas Eugenio Monesma

En mis visitas a las distintas comarcas de Aragón para documentar piedras rituales y funcionales de cara a su inclusión en la serie de Aragón TV Los Secretos de las Piedras, varios vecinos han compartido sus conocimientos sobre algunas de ellas, de las que querría dejar constancia en este artículo. En la vertiente sur de la Sierra de Santo Domingo, ya en territorio de las Cinco Villas, se extiende la localidad de Fuencalderas, un lugar donde las piedras y las leyendas caminan juntas en la memoria de los vecinos. Pepe Arbués Posat, investigador y autor de varios trabajos sobre las tradiciones de la localidad, me acompañó para visitar cuatro elementos pétreos entre los muchos que ha recogido en sus publicaciones. Uno de estos lugares es la Cueva del Caloyo, una pequeña oquedad que se encuentra al pie de una raya caliza y cuyo nombre obedece a que los pastores, en general, cuando estaban por esta zona del monte alto, encerraban en ella los caloyos, que son los cabritillos o corderillos recién nacidos, mientras seguían pastoreando su rebaño. Pero, como esta zona es muy escasa en refugios para los pastores, también era utilizada como cobijo en caso de tormenta, eso sí, para dos o tres personas como mucho debido a su escasa capacidad. Pepe Arbués me cuenta que «cuando era

Cueva del Caloyo. Alojamiento para los pastores

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Boca del pozo del barranco de Reacuba

crío, que tendría 14 o 15 años, pasé una noche con un pastor adulto, que me trajo aquí a dormir, porque estábamos más allá, una noche de tormenta y la pasamos aquí. Hay un pequeña cavidad además aquí a la derecha que aunque parezca que no tiene valor pues también lo tiene. Cuando allí venían tres o cuatro personas a dormir y no se cabía más, tres o cuatro perros era insoportable y los perros se cogían y se dejaban aquí.» De las dos cavidades de la cueva del Caloyo, una era destinada para las personas y la otra para los perros. Tras la visita a la Cueva del Caloyo, cuyo uso pastoril y de refugio ocasional queda claro en la tradición local, el siguiente destino fue San Miguel de Liso. Esta ermita románica se ofrece como un buen punto de partida para salir en busca de la piedra que protagoniza la leyenda de «Pierrondán». Para ello, seguimos el camino empedrado que va de Liso a Fuencalderas, pero que, según me cuenta Pepe Arbués, «era un camino general que venía desde la ribera del Ebro al Pirineo. Lógicamente para ir de Zaragoza a Jaca, el camino más recto, situado en la misma línea es este. De tal manera que venía por Luna y El Frago, subía por la ribera del río Cervera, atravesaba Fuencalderas, venía por aquí, precisamente por el Pirineo e iba a salir

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Cueva del Caloyo. Alojamiento para los perros

Detalle de la roca de Pierrondán

a Salinas de Jaca, después pasaba por Santa Bárbara a parar a Jaca, y de Jaca a Francia. O sea, que sería un camino casi, casi, internacional. Y camino de herradura.» A unos cien metros de la era que llaman de Pierrondán, en el corral de Casa Sebastián, se encuentra en el camino a mano derecha un desvío casi inapreciable que nos lleva hasta una piedra alargada que sobresale en el suelo, en la que se aprecia la legendaria huella de Roldán. Si no llega a ser por los conocimientos y la buena memoria de Pepe Arbués, hubiera sido casi imposible encontrarla, pues estaba

cubierta de tierra, hojarasca y otras materias vegetales. Una vez desbrozada y limpia, Pepe me cuenta la leyenda que gira en torno a esta piedra: «Bueno, lo que aquí nos han explicado siempre era que el caballero Roldán, cuando vino desde Francia a ayudar a los reyes cristianos para echar los moros hacia el valle del Ebro, pues que entró por aquí, entró por el Pirineo. El primer paso, después de los que debió dar, en el poblado de Liso, aquí cerca en lo que hemos visto, el segundo lo dio aquí en la pata, que ahora llamamos pata de Pierrondán, que dejó su huella en esta misma piedra. El siguiente lo dio en donde ahora es Fuencalderas, porque había una torre de defensa allá y el siguiente ya lo dio en la Virgen de la Sierra. A partir de allí, ya la leyenda dirá lo que diga, por ejemplo la de Biel y otros temas. Pero esto testifica que el caballero Roldán para entrar a ayudar a los reyes cristianos pasó por aquí dejando la huella que hoy llamamos pata de Pierrondán. Esta leyenda yo ya la oí de mi padre, de mi madre, de mi abuelo, de mi abuela, y todo el pueblo, toda la gente recuerda y la gente que yo conocía siempre recordaba que a él se lo habían explicado. Siempre ha sido una tradición oral que para nosotros forma parte de nuestra propia historia.» La de la huella de «Pierrondán» es una de las muchas leyendas que se han hecho hueco en la memo-

Cueva del Caloyo

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ria de los vecinos de Fuencalderas, una localidad que surgió del antiguo poblado de Liso, del que hoy solo quedan las ruinas y la ermita de San Miguel. En uno de los viajes que hice a Fuencalderas, Pepe Arbués me acompañó a visitar el lagar rupestre de la fuente d’O Cantal, bastante erosionado y colmatado por la tierra y la materia vegetal, pero en el que se podían apreciar los dos elementos principales, la pisadera y el laco. Sabiendo de mi interés por los lagares tallados en la roca junto a los propios viñedos, una de las excursiones tuvo como destino una mole pétrea en la que se construyeron los dos lagares rupestres de La Sarda. La sorpresa fue mayúscula al ver el estado de buena conservación y el hecho de que hubiera dos lagares juntos. El que estos lagares estén tan cercanos uno de otro nos hacen pensar que habría una gran producción de vino y que, para emplear el mínimo de días posible en las tareas de la vendimia

hasta el pueblo y después regresar al viñedo con el orujo o brisa que serviría para abonar la tierra. Otro de los elementos pétreos que mi amigo Pepe Arbués me mostró en Fuencalderas fue un curioso pozo junto al barranco de Reacuba, construido con siete anillos de piedra tallada, a modo de brocales de pozo y de pequeñas dimensiones (90 cm de diámetro y 2 metros de profundidad). No hay tradición oral en el pueblo del uso de este pozo, que se encuentra a 20 metros del río, por encima de su nivel, por lo que su destino para obtener o almacenar agua hubiera sido poco acertado. Pepe Arbués plantea que podría tratarse de un pozo para guardar sacos de sal en el trayecto que va desde el pueblo de Salinas hasta Zaragoza, pues se trata de un camino que llaman «de los catalanes». Comenta la posibilidad de que se tratara de un pozo intermedio entre el punto de fabricación y punto de

Lagar rupestre de la Fuente d'O Cantal

Lagares rupestres de La Sarda

y pisado, realizarían este proceso en dos lagares a la vez. O también, como ocurre en un caso de la zona de La Litera, cada uno de los lagares podría pertenecer a un propietario distinto. Estos dos lagares cumplen todos los cánones de los que hemos documentado en otras zonas de Aragón y de los que se están estudiando en todo el territorio nacional. Una plataforma amplia pero de escasa profundidad servía de pisadera, donde dos o tres hombres a la vez iban estrujando las uvas con sus pies, atendiendo a las aportaciones que los vendimiadores hacían con su trabajo. Mientras que el orujo o brisa se quedaba en esta plataforma y, posiblemente, fuera estrujado con alguna sencilla prensa de palanca, el mosto resultante caía por un pequeño canalillo a otra pila de menores dimensiones y más profunda. Este mosto sería recogido en recipientes y trasladado a las bodegas, por lo que la transformación se realizaría en el campo, evitando el transporte de la uva

destino, para evitar los posibles robos. Un supuesto poco fiable pues la cercanía del río no sería muy favorable para la conservación de la sal. Una de mis hipótesis es que pudiera servir para almacenar hielo en las fechas invernales y conservarlo hasta el verano, como ocurre en los ya conocidos pozos de hielo, aunque sus pequeñas dimensiones no apoyan este supuesto. También podríamos pensar en un posible uso para guardar peces vivos capturados en el río. O quizás como tina para el tinte de los tejidos, aprovechando la cercanía del río para remojar y lavar las prendas. Las dudas son muchas, lo que nos demuestra que las piedras siguen guardando sus secretos. En unas ocasiones los secretos de las piedras los podemos descubrir a través de la tradición oral, de las leyendas, de los escritos que las documentan, por su morfología habitual, pero en otras, los secretos siguen ocultos invitándonos a profundizar en ellos.

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los trovadores

occitanos medievales Y la figura histórica de Don Miguel de Luesia Javier Cabello García

ANDREA CEBOLLADA

Es difícil saber hasta qué punto durante los tiempos medievales afectaban realmente las modas en cuanto a poesía, música y literatura a la forma de vivir de la gente «normal», pero no cabe duda de que, en la época de los trovadores, se esperaba que los caballeros fueran algo más que buenos guerreros sin ninguna educación. Las composiciones líricas y musicales extendían la buena fama del modelo de nobleza propio del momento (siglos XII-XIII). El buen caballero, siguiendo el modelo social feudal, se convierte en vasallo de su señora o dama, a

la que debía respeto y pleitesía en todos sus actos. Ahora los caballeros tenían que guardar un protocolo y unas formas convencionales en las diversas cortes feudales, en las que la influencia de las grandes damas llegaba a ser sumamente importante en algunas ocasiones. En provenzal o lengua occitana, la lengua culta y distinguida de la época utilizada habitualmente para describir las cualidades de la caballería, la courtoisie o cortesía era una de las más importantes. Un buen caballero debía ser cortés y tener siempre un buen aspecto, estar limpio y bien

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cinco villas MIGUEL SOLANS

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peinado y vestir ricas y hermosas ropas. Tenía que hablar bien y ser tranquilo y modesto, pero ser a la vez ameno, divertido y alegre, y, si sabía componer poemas, cantar y tocar algún instrumento, mejor que mejor. Jamás debía mostrarse ofensivo, especialmente con los más débiles, y debía tratar a las damas y cortesanas con un especial respeto y delicadeza. Tenía que estar lo bastante bien informado como para mantener una conversación distendida pero sin perder nunca la compostura, así como no olvidar jamás los buenos modales en la mesa. La cortesía caballeresca iba unida a otras dos modalidades características de los caballeros: una de ellas era la franchise, la franqueza con la que todo buen caballero debía comportarse siempre, sin tratar nunca de mentir o engañar, sobre todo a su rey. La otra era la largesse, la largueza, que consistía en estar dispuesto a dar, a recompensar a otros con generosidad y a gastar sin limitación alguna en todo aquello que pudiera causar placer y bienestar a otros, sobre todo a aquellos que se encontraran

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«So ditz Miquel de Luzia: ‘Jesaisobono.mpar Que ja.lreis de Arago fassacest malestar; E es mostgranspecatzcaravetzon estar, Per vostravolpilhia.uslaichatzdeseretar». (Cansó 139, vv. 16-19)

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bajo dependencia o vasallaje directo para, de este modo, lograr la fama imperecedera. Estas dos últimas cualidades pueden haber derivado del sentimiento de que la ocultación, el engaño y la avaricia eran propios de un espíritu cobarde y mezquino, impropio de un caballero. Ahora se unían a la cortesía para definir cuál debía ser la conducta de un buen caballero noble según el ideal de la época, el denominado paratge. Como otras más antiguas, la sociedad feudal estaba dirigida por una casta militar que monopolizaba la guerra y cuyos caudillos, desde el simple jefe de grupo hasta el mismo rey, eran valorados en función de virtudes esencialmente militares, de modo que este tenía que basar su autoridad validada en un despliegue indiscutible de su virtud entendida como valentía y arrojo en el campo de batalla. En este contexto descrito, de la figura histórica de don Miguel de Luesia, mayordomo y alférez real de Aragón durante el reinado de Pedro II el Católico (1196-1213), se han conservado algunos versos atribuidos o que hacen referencia explícita a su persona, bien porque los dice personalmente en alguna de las composiciones como un protagonista más de los hechos literariamente descritos, o porque se le menciona al final de alguna obra concreta en un sentido más honorífico o reverente. Veamos algunos ejemplos de ambos casos. En el consejo de armas celebrado la víspera de la desgraciada batalla de Muret (12 de septiembre de 1213), en la tienda del rey de Aragón se reunieron los principales nobles aragoneses, catalanes y tolosanos para planear estrategias conjuntas. El conde Ramón VI de Tolosa propuso parapetarse en una posición fija estratégica, apoyada con ballesteros y peones para impedir la ventaja táctica de la caballería pesada cruzada de Simón de Monfort. Según la Cansó de la Crosada del insigne trovador Guillermo de Tudela, el consejo del conde tolosano Ramón VI recibió una respuesta tajante de Pedro el Católico precisamente por boca del noble aragonés Miguel de Luesia que pasamos a transcribir y luego a explicar, ya que está expresado en lengua occitana antigua:

TRADUCCIÓN: «Así dijo Miguel de Luesia: Yo creo que sería impropio que el rey de Aragón se comportase de un modo tan indigno. Sería muy lamentable que con tan grandes tierras como poseéis, os dejaseis desheredar por vuestra propia cobardía». En el rechazo a la táctica tolosana no se aducen argumentos de tipo pragmático. La negativa se fundamenta básicamente en la indignidad de atrincherarse y negar la posibilidad a los caballeros de ambos ejércitos de enfrentarse en una batalla campal, único escenario digno para un buen caballero medieval dentro de la mentalidad de la época. Es más, la réplica del magnate aragonés se basa en la comparación de su rey Pedro el Católico con el conde tolosano Ramón VI: el primero era el reciente vencedor de los enemigos de Dios (los almohades) en la mayor batalla campal que podía recordar por aquel entonces la Cristiandad (las Navas de Tolosa, 1212); el segundo, sin embargo, había perdido sus tierras por combatir de la forma que proponía, es decir, evitando el noble enfrentamiento en campo abierto de dos ejércitos de caballería pesada. Este es precisamente el reproche que el potentado aragonés Miguel de Luesia hace al conde tolosano Ramón VI, quien, según la Cansó, entenderá esta respuesta como una auténtica afrenta personal. Lamentablemente, la realidad del día siguiente le dio la razón al conde Ramón VI frente a la evidente muestra de valentía –aunque imprudente– de don Miguel de Luesia, lo que, a la postre, le costó la vida junto a su propio rey, al que, sin embargo, no abandonó como el buen, noble y valeroso caballero que era… Pero, además, el noble y caballero don Miguel de Luesia fue también citado por otros trovadores occitanos, amantes de la música y de la poesía caballeresca. Así en unos versos de Peyre Vidal, trovador provenzal, que fueron compuestos entre 1174 y 1180, se refieren a una canción de amor «Be.mpac d’ivern e d’estiu» dedicada a tres hermanas que no se han podido identificar. Pues bien, sus últimos versos presentan un elogio a don Miguel de Luesia que rozan la hipérbole, ya que, al parecer, don Miguel fue protector durante algún tiempo del trovador Peyre Vidal. Este trovador se apoya en una invocación al apóstol Santiago para expresar los siguientes versos en lengua occitana, que pasamos a transcribir y luego, de nuevo, a traducir:

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«Per l’ apostolqu’om apella Sant Jacme de Compostella En Luzi’a a tal Miquel Que:mvalmais que cel del cel». TRADUCCIÓN: «Por el apóstol que se llama San Jaime (Santiago) de Compostela En Lusia/Luesia hay un tal Miguel Que vale más que el cielo del cielo». El último de los versos parece un auténtico «juego de palabras» pues puede entenderse como «que vale más que el cielo del cielo» o también «que vale más que el del cielo», es decir, que el mismo arcángel San Miguel, lo que casi nos pudiera parecer blasfemo… El interés adicional de estos versos es incluso «emocional», ya que los hemos recuperado para la celebración de la Don Miguelada, siendo cantados –convenientemente ambientados con música de tambores y gaitas aragonesas– por todos los vecinos y amigos de Luesia que se reúnen en la placeta de Fino para vitorear a don Miguel, ya sea cuando llega a caballo acompañado de todo su séquito y tropas tras la victoria de las Navas de Tolosa o bien cuando parte hacia Muret, de donde ya no volverá con vida… Ya para concluir, mencionaremos al trovador catalán Ramón Vidal de Besalú, cuya producción literaria está comprendida grosso modo entre los años 1160 y 1220, es decir, justo en la época que estamos tratando en estas líneas. En una obra suya titulada «Abril iss’e mays intrava» (abril terminaba y mayo comenzaba) aparece el propio trovador hablando con un juglar anónimo que acaba de llegar a Besalú después de visitar las cortes de diversos reyes y señores feudales dando cuenta de su arte y oficio. En conjunto, se trata de una especie de «guía de las cortes trovadorescas» de la época entre finales del siglo XII y principios del XIII. Tras pasar por muy diversas cortes de la Provenza y de la propia Tolosa dice el juglar: «Para concluir, pasaré a Aragón y os citaré a Miguel de Luesia». Por lo tanto, y a los ojos de los trovadores, la corte feudal de don Miguel, muy posiblemente fijada en el propio castillo de Luesia –a tenor de los versos de Peyre Vidal– pudo jugar un papel de referente cultural de la época, y, aunque no sabemos si don Miguel llegó alguna vez a componer e incluso cantar algunos versos en lengua occitana, como sabemos que hicieron algunos nobles e incluso reyes de

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esta misma época, no deberíamos descartar del todo esta posibilidad. Sí que queda clara su fama entre trovadores y juglares, quienes consideraban la corte feudal de Miguel de Luesia un sitio digno de figurar entre los listados de los más distinguidos de ese momento entre Provenza, Tolosa y el norte de Aragón. La protección o mecenazgo que pudo brindar también don Miguel a algunos trovadores y juglares también debe ser tenida en cuenta, lo que también jugaría a favor de su fama durante la Edad Media. Dicho de otra forma, todo apunta a que don Miguel fue una auténtica celebridad en su tiempo, tal y como apuntan los datos anteriormente referidos. Tal y como hemos podido ir viendo, una de las mayores aspiraciones de un noble caballero de la época era la de lograr que su valentía, generosidad y honorabilidad trascendieran más allá del tiempo y del espacio; es evidente que, muchos siglos después, don Miguel de Luesia ha conseguido este anhelo y seguro que hoy estaría orgulloso de que, a más de ochocientos años de su muerte, todavía nos ocupemos hoy de su fama y memoria en la Don Miguelada de su villa natal: Luesia, cuyo nombre llevó junto al suyo propio a lo largo y ancho de todas los territorios que entonces configuraban la Corona de Aragón, de la que fue hombre señero y principal.

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Compartiendo hazañas Homenaje a José Guarc Conchita García Ezquerra

Fueron muchas las personas que a pesar de no dedicarse a la agricultura ayudaron a colonizar y compartieron con nosotros la hazaña de levantar Pinsoro, nuestro pueblo. Colonización defendía el criterio de que debían residir en los pueblos los médicos, los maestros, los curas… Podía ser una manera de transmitir su cultura a los colonos; y en ocasiones así fue. Por ello quiero recordar a una de estas personas, la que más años vivió entre nosotros, trabajando siempre por un bien común, el desarrollo rural. «Comprometido como pocos en el pasado y en el presente de los pueblos de colonización», así

lo describe D. Eduardo Alonso, entonces alcalde de Ejea, en la presentación del nuevo libro de nuestro homenajeado, Los Colonos Pioneros de las Bardenas. Así también, en el prólogo de este mismo libro, D. Francisco de los Ríos, ingeniero jubilado del Instituto Nacional de Colonización (INC) dice de su autor: «Es un aplicado estudioso progresista, lleno de inquietudes intelectuales y sociales, hombre bueno, conductor de hombres, particularmente de los jóvenes hijos de los colonos.» Corría el año 70 cuando llegó a Pinsoro un joven, acompañado de su tía y un viejo baúl, compañero de viaje desde muy niño. Para su nuevo destino,

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Aquí su iglesia, testigo mudo de tantos momentos buenos y malos de su vida, impregnada de sus inquietudes, de su fe y apego al mundo rural.

su propietario además de sus enseres lo llenó de ilusión, alegría… Sabía que la vida y tarea que iba a emprender no era fácil, así que lo colmó de esperanza y mucha dosis de fe, creyó que era lo que más iba a necesitar. Sin saberlo, también trajo sorpresa, asombro, desconcierto… Para muchos de sus nuevos vecinos, tanto para los de Valareña, como para los de Pinsoro, donde él iba a residir. José Guarc, como así se llamaba el joven cura, tenía 27 años. Era trabajador, humilde, generoso, buena persona y, como todos, no era perfecto. Nos asombró su concepto de ser cristiano, era diferente al que muchos de nosotros hasta entonces conocíamos. Creía en un Dios Padre, que nos llama al compromiso en la vida, en los movimientos especializados de Acción Católica (Juventud de Acción Rural Católica JARC, Movimiento Rural Cristiano MRC, en el que militó hasta su muerte). Opinaba que a veces parecía que hubiera una muralla que separaba a la iglesia de las personas y había que derribarla, para hacer una iglesia más cercana y comprometida. Tenía mucha inquietud social, había optado por este mundo rural tan empobrecido y subdesarrollado y venía para quedarse. Llegó con el talante de ser uno más del pueblo, de mezclarse en las vidas de sus vecinos, abriendo los ojos, los oídos y el corazón, para percibir el sentir de sus gentes, compartiendo sus aspiraciones, esperanzas, luchas… Y así lo hizo. Se encontró un pueblo que tan solo tenía 8 años de vida, todavía estaban llegando colonos a Pinsoro. ¡Había tanto por hacer! Le entusiasmó encontrar una juventud tan emprendedora, recientemen-

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te había abierto un club juvenil y fue allí donde tuvo su primer contacto con ellos, haciendo un teatro. Nunca olvidaremos ese teatro. Además de divertirnos, muchos de nosotros en los ensayos aprendimos: unos, a unir las palabras al leer; otros, a hacerlo con más soltura y en voz alta, creciendo así nuestra autoestima. A partir de ahí surgieron muchos más teatros, reuniones, acampadas en Ansó con jóvenes, con adolescentes de la zona y algunos curas más. Nos sorprendían sus sermones, eran diferentes, hablaban de la vida, del pueblo, de los problemas del día a día. Por su cercanía y su presencia activa en el pueblo pronto fue uno más entre nosotros. Sin embargo, las circunstancias hicieron que él y treinta y cuatro curas más presentaran su dimisión en solidaridad con el conocido «caso Fabara». Abandonó la casa parroquial, fue entonces cuando empezó a trabajar en la cooperativa, en las faenas del campo y más tarde de fontanero (oficio que siguió hasta su jubilación.) Nos desconcertó el ver a un cura en estos menesteres y también que estuviera tan comprometido socialmente. (Para nosotros esto era novedad; sin embargo, por esos años, Lorenzo Aspas, cura de Foz-Calanda, era además el cartero del lugar y ya por el año 1920 Julián Avellanas conocido como «el cura de Casbas», o el cura campesino, como a él le gustaba llamarse a sí mismo, estuvo comprometido con su pueblo, al lado de sus gentes, en la lucha por hacer un pantano y fundó la primera cooperativa del campo en Aragón). José agradeció mucho la recogida de firmas del pueblo y las muestras de apoyo y cariño que los vecinos le mostraron en esta situación.

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Hacía una vida similar a la nuestra, pero además organizaba reuniones conjuntas con otros curas (entonces clandestinas), con jóvenes del pueblo y de otros de alrededor. Allí en la casa que un colono le dejó para vivir él y su amigo y compañero Luis Bel, a la luz del evangelio, reflexionaban, analizaban la vida del pueblo, los problemas del mundo rural… Tres años después volvió a sus parroquias de Valareña y Pinsoro, siguió con el mismo estilo de vida; continuó con su trabajo manual, le fue muy duro acostumbrarse, hasta entonces su vida la había dedicado al estudio, pero quiso ser un currante, como uno más de nosotros, siempre muy comprometido, tanto en Pinsoro y Valareña como en la comarca. Pero corrían tiempos de dictadura, los curas dimisionarios estaban en el punto de mira, de vez en cuando había algún guardia civil de paisano en las misas, los sermones eran analizados y muchos curas fueron multados por el Gobierno Civil. El mencionado Lorenzo Aspas fue uno de ellos. Dijo en el sermón a los agricultores que debían defender los precios de sus productos y no debían pagar impuestos injustos. Se le multó con 10.000 pts. por «actos atentatorios a la unidad espiritual, nacional, política y social de España». Así que había que tomar precauciones, sobre todo, con reuniones y documentos del Movimiento. Estos escritos los guardaba ocultos debajo de la tarima del confesionario de la iglesia de Pinsoro. Hoy nos reiríamos al ver el peligro de su contenido, decía José. Sin embargo, los materiales del movimiento JARC con su metodología del ver, juzgar y actuar, que se desarrollaba desde los problemas que la gente sufría y vivía en sus vidas y en el pueblo, contribuyeron a educar y concienciar a muchos jóvenes y adultos de la zona, sembrando conciencia critica. Poco a poco se fueron despertando conciencias (unas cristianas, otras no) llevando a unos y otros al compromiso social y haciendo personas luchadoras y emprendedoras en su medio. Lentamente se fue gestando el sindicato U.A.G.A. Algunos de estos jóvenes tuvieron cargos de responsabilidad en él. José formó parte del grupo fundador. Con un talante siempre creyente, por lo tanto esperanzado, potenció el valor del asociacionismo. Compartió la hazaña de dar vida a la «Asociación de Vecinos Moncayuelo», siendo uno de los impulsores, comprometido siempre en su marcha y, en muchas ocasiones, en periodos de desgana por parte de los socios, los increpaba para seguir, tirando del carro, para que esta no desapareciera, como había ocurrido en otros pueblos vecinos. Hoy dicha aso-

ciación es un referente importante en el pueblo, tal vez, por esta razón, se da el hecho de haber tantas asociaciones en este lugar. Con motivo del 25 aniversario de Pinsoro, la junta de la A. V. M. le pidió que escribiera un libro de la historia del pueblo. «Siempre les estaré inmensamente agradecido a estas personas –decía– de no ser por ellos no habría descubierto mi afición por la escritura». Lo tituló: Pinsoro, un pueblo en los riegos de las Cinco Villas. A partir de entonces no dejó de escribir. A este le sucedieron bastantes libros más y colaboraciones en diferentes revistas y periódicos. En los grupos de catequesis, implicó a las madres, haciéndonos ver lo importante de ser los padres los trasmisores de la fe a sus hijos, trabajó con aires renovadores, sembrando ideales de superación, e intentó transmitirnos, tanto a los chavales, jóvenes y a catequistas, que la fe tenía que ir unida a la vida, hecho importante en la vida de un cristiano, que no pueden ir separados y debía llevarnos al compromiso, a participar, igualmente en la parroquia, como en la vida del pueblo (cada uno en su medida), dando un nuevo rostro de iglesia. De ahí salió la colaboración en misas, teatros, excursiones, campañas solidarias para Manos Unidas, la junta de economía de la parroquia, MRC, compromiso

Esta es la inscripción de la cerámica que le dieron en Pinsoro y la caratula del DVD que le hicieron las gentes de este siempre su pueblo

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en la marcha del pueblo, no dejándonos manipular, siguiendo nuestro criterio, tomando conciencia de que si nosotros no trabajamos y luchamos por el pueblo, por la agricultura, por nuestro mundo rural, nadie lo haría por nosotros. En la ermita Santa María de las Bardenas se esforzó por mejorar su entorno y que esta fuera un punto de unión en la comarca. Muy a menudo visitaba esta pequeña ermita; por la necesidad de recogimiento y oración, por cuidar su entorno, y desde la explanada observaba a estos pueblos que tanto quería y que tanto esfuerzo les había costado salir adelante. Le enorgullecía haber contribuido en el proceso. Pensaba que tendrían que seguir espabilando, o, lo que es lo mismo, avivar o ejercitar el ingenio si querían tener futuro. Sentía que él ya tenía el deber cumplido en esta zona. Desde allí soñaba, con un mundo diferente, donde los derechos humanos fueran una realidad para todos. Dando testimonio de su filosofía de vida, guardamos en la retina muchos de los momentos que estuvimos con él, hombro con hombro; en el surco de la tierra, en las tractoradas, en manifestaciones de agricultores, de la enseñanza, de insumisos, de carreteras con la coordinadora de asociaciones… en las juntas de las organizaciones, en el bar, en las peñas, en comidas populares, en la fiesta tanto con jóvenes o mayores, como creyentes o no, cantando su jota preferida, La palomica, en teatros, excursiones… En resumidas cuentas, José trabajó y estuvo con entusiasmo en todos los ámbitos del pueblo. A nuestro lado vivió y compartió con nosotros la hazaña de levantar Pinsoro. Sin embargo, no todos entendieron su manera de vivir la fe. A mi juicio, les costaba ver al cura diferente al que estaban acostumbrados. Unos pensaban que un cura solo debe dedicarse a la parroquia, como siempre. A otros, en cambio, les gustaba que estuviera como uno más en el pueblo aunque esa manera de vivir la fe de José les costaba entenderla y compartirla, al fin y al cabo es complicarse la vida, es terminar con la comodidad, es más fácil no comprometerse a nada, no levantar mucho la voz, ni llevar la contraria, así se cae bien a todos. En este apartado yo metería a muchas personas de la misma Iglesia jerárquica. A otros les molestaba mucho la labor de concienciación y compromiso que llevaba a cabo, aunque ya estábamos en democracia, para los políticos, es mejor que no les compliques la vida y calladicos nos ven mejor, cosa que para José esto era imposible, su conciencia no se lo permitía. Era exigente con las personas y muy crítico. Y ya sa-

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bemos de las bondades humanas, a pesar de saber que nadie es perfecto, todos en algún momento somos jueces y cuestionamos lo que hacen los demás, sin pensar que «el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra». Aunque en ocasiones había discrepancias, él no se dejaba vencer por las dificultades, vivía fiel a sus principios, sus convicciones, llevando el evangelio como bandera, siguiendo siempre el ejemplo de Jesús de Nazaret, al que muchos en su época, tampoco lo entendieron y hasta sus propios discípulos lo negaron. Después de casi 40 años viviendo entre nosotros, nos sorprendió con su marcha. Al saber la noticia, su casa se convirtió en una peregrinación para despedirse de él. Vivió días muy intensos, de despedidas, regalos, comidas, cenas, tantas y tantas muestras de cariño que le sorprendieron, le emocionaron… Nunca pensó que lo apreciaban y lo querían tanto. Volvió a coger su viejo baúl, metió sus libros, escritos, fotos de esos cuarenta años, el DVD que en su fiesta de despedida le entregaron los vecinos –en él contaban su paso por Pinsoro–, el regalo de cerámica que le dieron, el pañuelo del grupo de jota, que en esa misma fiesta le pusieron al cuello, cantando para él. ¡Le gustó todo tanto! Lloró emocionado una vez más. Metió muchos recuerdos, anécdotas, experiencias vividas con esas gentes que habían formado parte de su vida que tanto quería y que jamás podría olvidar. Repasaba a ver si dejaba todo bien, el archivo de la iglesia ordenado, los documentos que guardaba del pueblo los metió en él, etiquetados por carpetas. No quería que el nuevo cura se encontrara la casa vacía como le paso a él. No se llevó demasiadas cosas, incluso dejó uno de los sillones que le había regalado su amigo Wilberto, el cura del «caso Fabara». Allí donde un grupo de curas con nuevos planteamientos, apostando por los movimientos de A.C. fueron ejemplo, luz, esperanza de fe y de vida, para muchas personas. Lástima que parte de la iglesia parece como si llevara gafas de sol y no vea estos destellos. Se fue, su inquietud por los más necesitados lo llevó por otros derroteros. Cuando vino de Brasil nos visitó en varias ocasiones. En las fiestas de San Mateo del 2011 llegó a Pinsoro muy emocionado, había sido elegido como el primer pregonero de las fiestas patronales. Hoy José descansa en paz en Valdealgorfa, su pueblo natal, cómo no, al lado de su querida tía Anuncia y de la tierra de estos pueblos, El Bayo, Valareña y Pinsoro que varias personas se encargaron de llevar allí con este fin. «Hasta siempre, José, – le

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dijimos– Sembrador, Levadura, Grano de Mostaza, nunca te olvidaremos, amigo». Este año, al ser el 5º aniversario de su fallecimiento, el día 26 de febrero nos reunimos en Pinsoro y plantamos un olivo en recuerdo de su paso por estas tierras, por ser un luchador nato, siempre comprometido en defensa del mundo rural, en agradecimiento de sus enseñanzas y por formar parte de nuestras vidas.

Libros escritos Pinsoro un pueblo en los riegos de las Cinco Villas (1987) Los Colonos Pioneros de las Bardenas (1992) Valdealgorfa en la Historia (siglo XVIII) (1999) Valdealgorfa en la Historia (siglo XIX) (2005) Pegados a la Tierra (2001) Iglesia y Sociedad Rural XIX Y XX (2009) Colaboró en los libros Tauste en su Historia (2008) Colonos, Territorios y Estado: los pueblos del agua de Bardenas (2011) Colaboró en diversos periódicos y revistas Heraldo de Aragón, El Día, ABC, Noticias Obreras, Suessetania, Tierras de Aragón, Revista Aragonesa de Teología, Iglesia en Zaragoza, Ayer y Hoy, Ágora… También permaneció en los consejos de redacción de las revistas Tierras de Aragon y Militante, siendo director desde el 2004-2010 esta última. José Guarc Pérez nació en Valdealgorfa (Teruel) en 1942. Se ordenó sacerdote en 1967. Tenía el título de grado en Teología por la Universidad de Salamanca, así como el de Gerente de Empresas Cooperativas Sacerdote-trabajador manual. Párroco de Valareña y Pinsoro 1970-2009. En los últimos años también perteneció a los consejos de la parroquia de El Bayo. Miembro de la fundación Wiberto Delso, el «cura de Fabara». Participó en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, en el que se vinculó a Vía Campesina. Murió el 24 de febrero de 2011 preparando un libro sobre el caso «Fabara». Posiblemente nadie lo terminará.

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Salud

Alimentación saludable Delia Hernández Marín

Hace poco leí una frase: «El planeta lo salvará gente que esté defendiendo sus casas» (Pete Seeger). La frase se me quedó dando vueltas por la cabeza varios días y al final llegué a la conclusión de que tenía mucha razón. El planeta es un todo muy extenso y al estudiar todos sus problemas tanto a nivel local como global podemos llegar a agobiarnos viendo lo diminutos que somos como individuos dentro de él. Pero la realidad es que el planeta está vivo, sigue girando y nosotros nos debemos preocupar por salvarlo. Formamos parte de este engranaje y debemos defender nuestras casas, nuestros ríos, nuestros montes, nuestras formas de vida y nuestras ideas, porque todo está relacionado y si logramos defender todo esto lograremos tener el mundo que queremos. De entre los miles de problemas que existen, la alimentación me parece un tema fundamental, ya que desde que nacemos es una necesidad para nuestra supervivencia y porque, desde mi punto de vista, es uno de los temas más importantes que tenemos que tratar para la supervivencia de nuestro planeta. Por lo tanto, no ya solo nos afecta en cuanto a problemas de salud en las personas (obesidad, altos

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índices de colesterol y azúcar...), sino en cuanto a problemas medioambientales, sociales, económicos y políticos. Es un tema pues extenso que relaciona muchos de los problemas actuales y nos muestra cómo poco a poco nos hemos alejado del camino del sentido común para zambullirnos en el mundo del consumo, del beneficio a corto plazo, del placer sin consecuencias y, en definitiva de la decadencia racional. Somos lo que comemos Esta afirmación no es tan sencilla como parece. Es obvio que químicamente somos lo que comemos, lo que ingerimos será de lo que nos nutramos para crecer y desarrollarnos, pero también depende de lo que comamos cómo será el mundo que nos rodea. Vamos a mirar un poco hacia el pasado para corroborar esta afirmación. El ser humano en sus inicios se alimentaba de lo que recolectaba o cazaba. En general los hombres cazaban, las mujeres se encargaban de la recolección y del cuidado de la prole. Este simple hecho hizo que cada uno adquiriera unas cualidades diferentes

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salud

CLARA BIEL

y una forma de vida para la especie. El ser humano era nómada, se desplazaba en busca de su alimento y su organización se basaba en la forma de obtenerla. Posteriormente el ser humano domesticó algunas plantas y animales, y su forma de vivir cambió completamente. Se convirtió en un ser sedentario con asentamientos fijos. Al tener algo más segura su alimentación a medio plazo, su organización social y económica cambió completamente y comenzó a desarrollar sus habilidades tanto físicas como mentales. A lo largo de la historia la organización social ha ido ligada a la obtención de alimento y a la necesidad de tierra para su cultivo. El florecimiento de las grandes culturas en las tierras más fértiles como las

orillas de los ríos, las guerras por territorio, la organización en señoríos feudales son buena muestra de ello. Hasta hace poco más de 60 años los fenómenos naturales como las sequías afectaban a la disponibilidad de alimento y a todo el sistema político social y económico y todo el mundo era consciente de la dependencia que el ser humano tiene de la tierra. ¿Qué ha pasado para que esta visión realista y sensata se haya perdido? ¿Qué ha pasado para que las nuevas generaciones piensen que la leche sale de las cajas y los pollos nacen en bandejas de poliespán? La alimentación se ha convertido en uno de los mayores motores económicos del primer mundo. Los alimentos no son considerados como bienes ne-

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cesarios sino como bienes de consumo. El mundo ha ido hacia una globalización, que no tiene que ser algo malo, lo malo es que por el camino nos hemos dejado el sentido común.

Además la producción agrícola y ganadera ha pasado a estar en manos de grandes compañías que controlan precios, calidades y cantidades de lo que se produce.

Somos el fruto de la sociedad En Europa el 50% de la comida termina en la basura. En el trayecto de los alimentos desde su producción, envase, transporte y venta hasta su consumo, desperdiciamos casi la misma cantidad que consumimos. Al mismo tiempo un billón de personas en todo el mundo pasa hambre, y 25.000 mueren a diario por desnutrición. (http://tastethewaste.com/ article/20100222-Bucear-en-la-basura) Al conocer estos datos a la mayoría de la gente les impacta la primera parte de los datos pero puede llegar a la conclusión del porqué del gran desperdicio de comida y encontramos justificable que si queremos tener buenos alimentos y en buen estado en nuestro supermercado deben llegar solo los de mejor calidad y que es inevitable que se pierdan una gran cantidad por el camino y que los que estén en mal estado vayan a la basura; pero todos reflexionamos más ampliamente sobre por qué existe un gran número de gente que muere de hambre o que sufre desnutrición habiendo tantos alimentos en el mundo. Imaginad que estos datos los contamos en nuestro país hace 70 años. Un país de posguerra basado en la subsistencia donde cada cosa tenía varios usos, donde era inconcebible el desaprovechar el alimento y donde la muerte era casi tan frecuente como la vida. Lo que les hubiera chocado no es la gran cantidad de gente que muriera por falta de alimento, ya que podían relacionar con hechos cercanos (si hay un mal año hay poco alimento, puede que en todo el mundo haya lugares en los que se den circunstancias para que no tengan alimento disponible cierto número de personas), a la última parte de los datos le hubieran encontrado cierta justificación rápidamente; pero… ¿que se desperdicie el 50% de la comida? ¿Que la mitad de la comida termine en la basura? Para eso no hubieran encontrado justificación ninguna. Y creo que para nosotros tampoco debe ser justificable. Los motivos para que nuestra sociedad haya llegado a esto son muchos, muy inciertos y en ocasiones no se sabe con certeza si son causa o consecuencia. La realidad es que vivimos en una sociedad de consumo, en la que a nivel particular la compra de cierto tipo de alimentos u otros marcan un estatus social diferente sin importar de donde procedan, qué

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sustancias químicas se han utilizado para su producción, qué condiciones laborales tiene la gente que lo produce o qué impacto medio ambiental ocasiona.

«Buenas cosechas, en cantidad y calidad, a precios ruinosos. Es el binomio que provoca, año tras año, la bajada de las rentas de decenas de miles de agricultores y ganaderos españoles. Especialmente sangrante es el caso de explotaciones agrarias de gran trascendencia social en el mundo rural, como el aceite y la leche, utilizados como productos reclamo en la mayor parte de supermercados. Por eso, han sido ellos los primeros en movilizarse y echarse a la calle. La Unión Europea (UE) reconoce que la causa del problema es el poder que ejercen las grandes cadenas comerciales en el mercado agrario, imponiendo precios y condiciones gracias a que acaparan ya el 41% del consumo de alimentación a través de sus marcas blancas. Europa recomienda medidas para reequilibrar esta cadena, pero prosigue el proceso de liberalización del sector» (http://periodismohumano. com/economia/el-campo-espanol-cae-en-poder-de-los%E2%80%98hiper%E2%80%99.html).

Los estados favorecen cierto tipo de cultivo con subvenciones, lo cual podría ser algo útil si se utilizara para favorecer agricultura y ganadería local con métodos sostenibles, pero resulta estremecedor el dato de que la Política Agraria Común de la U. E. destina el 70% de las subvenciones para el 20% de las mayores explotaciones favoreciendo el monocultivo industrial e intensivo. Nuestros hábitos alimenticios también han cambiado. Hemos incorporado de forma natural en nuestra dieta productos no necesarios de todo tipo (bollería industrial, refrescos, comidas preparadas…), nos hemos olvidado de que los productos vienen del campo porque cada vez todo está más preparado, hemos aumentando considerablemente la ingesta de proteínas animales —con el consiguiente riesgo para el planeta— y grasas olvidándonos de que la base de una buena alimentación son los cereales y las frutas y verduras; además consumimos alimentos producidos a miles de kilómetros o fuera de temporada. Todo esto sin olvidarnos de los alimentos modificados genéticamente, la creación de semillas de una sola cosecha... Y de los miles de problemas medioambientales que se crean en el mundo a nivel

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MAR ALQUÉZAR

local y global debido a las instalaciones de producción intensiva tanto de animales como de vegetales, dañinos para el medio ambiente y para los habitantes del lugar donde se instalan (eliminación de manglares, sustitución de selva por pastos, gran creación de residuos de origen animal…). ¿Y qué podemos hacer nosotros ante este panorama mundial? Yo propongo por empezar por algo que podamos asumir: Alimentación Sostenible. No podemos cambiar el pasado pero podemos construir un futuro mejor siendo sensatos en el presente. Conocer todos estos problemas no debe desmoralizarnos ni hacernos pensar que todo está perdido. Estamos hablando de algo tan básico como la alimentación, una acción que hacemos todos los días y con la que, si tomamos conciencia podemos cambiar muchas cosas. Las soluciones son muchas y la mayoría sencillas. Debemos actuar para lograr tener una alimentación sostenible. Después de lo dicho hasta ahora supongo que tendréis una idea de qué es una alimentación soste-

nible. Pero vamos a dejar claro el concepto comenzando por la definición de sostenible. Según la RAE, «sostenible» es «especialmente en economía y ecología, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente». Así pues, «sostenible» podría equipararse a «perdurable en el tiempo». Por tanto, una alimentación sostenible es aquella que asegura poder seguir alimentándonos sin agotar los recursos (agua, tierra, etc.) y sin destruir el medio (biodiversidad, contaminación). La alimentación sostenible se basa pues en alimentarnos de modo consecuente con nuestro cuerpo y con nuestro entorno. Para alimentarnos de forma consecuente con nuestro cuerpo debemos volver a recordar la pirámide alimentaria que todos conocemos. En esta pirámide se observa que nuestra alimentación debe estar basada en los cereales, las frutas, hortalizas y verdura, en menor medida los productos lácteos. También debemos comer frutos secos y proteínas animales preferiblemente de pescado o animales menores y en los últimos escalones de la pirámide se encontrarían las carnes, las grasas y alimentos con azúcares y grasas refinadas. La dieta mediterránea es una de las que mejor se adapta a esta pirámide y debemos esforzarnos en

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mantenerla además es la más adecuada en la zona en la que vivimos. A pesar de que en general la sociedad tienda a alejarse de ella consumiendo en exceso carnes y grasas, y disminuyendo progresivamente la ingesta de frutas y verduras y sobre todo de cereales gracias a afirmaciones tales como: el pan engorda. Este paso de vuelta a la dieta mediterránea aunque parezca pequeño es un gran paso, porque reduciendo el consumo de azúcares refinado como bollería, refrescos, dulces… estamos actuando de una forma sensata en esta sociedad y nuestras acciones pueden llegar a cambiar las producciones. Además de tener claro el tipo de alimentos debemos comer y con qué frecuencia, debemos conocer también unas reglas básicas de la alimentación sostenible. Elige productos ecológicos (sin pesticidas ni fertilizantes, ni transgénicos y respetuosos con la naturaleza) La agricultura es importante no solo porque nos alimenta, sino también porque emplea una gran cantidad de personas, ayuda a la economía y es esencial para conservar la naturaleza, la biodiversidad y los paisajes. Pero la agricultura moderna a menudo tiene un impacto negativo, ya que contamina los suelos, el agua y la atmósfera y con frecuencia resulta dañina para la biodiversidad, la vida salvaje y las aves. También contribuye al efecto invernadero a causa de su alto uso de energía (para el transporte y la producción de agentes químicos). Solo tenemos una Tierra y queremos que perdure para las generaciones futuras. Necesitamos marchar hacia una agricultura sostenible ecológicamente que mantenga la diversidad biológica y cultural y no socave el cultivo futuro de los suelos.

mejor adquirir un tomate cultivado localmente y con pesticidas, que uno ecológico, producido muy lejos y transportado por carretera hasta la tienda. Come más verduras, frutas y cereales (lo mejor para tu salud, tu nutrición y para tener más energía) y menos carne (para un uso sostenible de las tierras y para tu salud) Por suerte, al comer una dieta saludable puedes ayudar a una producción alimentaria sostenible. La producción de carne exige grandes áreas cultivadas con pienso para alimentar a los animales. Producir 10 Kg. de carne de cerdo exige la misma superficie que cultivar 240 Kg. de hortalizas. Cada habitante del planeta podría disponer de suficiente alimento si en los países ricos comiésemos menos carne. En una dieta saludable, necesitas menos de 75 gr diarios de carne. Un mundo sostenible es aquel en el que la alimentación está asegurada para todos. Consumir productos sanos y respetuosos con el medio ambiente y la sociedad y llevar una dieta equilibrada contribuye a mejorar nuestra salud y a construir un mundo más sostenible.

Elige frutas y hortalizas de la temporada (menos gasto de energía) y elige alimentos producidos lo más cerca posible (menos transporte) Una visita a tu supermercado es un viaje alrededor del mundo: manzanas y legumbres de América, uvas de Sudáfrica y cordero de Nueva Zelanda. El comercio internacional tiene aspectos positivos, no obstante, el transporte de alimentos por todo el planeta consume mucha energía y no es sostenible Los sellos ecológicos no exigen consumir poca energía durante la producción y el transporte. Al comprar, no todas las elecciones resultan claras. Es

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Música

¿ESA ES MI VOZ? Alizia Romero

Dicen que solo necesitamos escuchar una vez la voz de alguien para poderla reconocer de nuevo en el futuro. Nuestra memoria auditiva crea un potente recuerdo, que nos permite registrar la voz de persona tras haberla escuchado por primera vez. Además, somos capaces de identificar mucha más información de la que pensamos solo con ese sentido, solo escuchando, ya sea a través del teléfono o en persona, pequeños matices que nos muestran el estado de ánimo de nuestro interlocutor sin que él nos otorgue información al respecto. Pero no solo cómo se siente o cómo se encuentra en un preciso momento. Somos capaces de determinar su rango de edad, sexo, procedencia, nivel cultural… Es decir, estamos programados para recibir una gran cantidad de información a través de la voz de los demás y es algo que forma parte de nuestro día a día. Sin embargo, cuando la voz que escuchamos es la nuestra, a través de una grabación de audio o video, la primera reacción suele ser: «¿de quién es esa voz? ¡esa voz no es mía! ¡qué voz tan horrible». Somos capaces de discriminar cientos de voces de desconocidos, pero cuando se trata de la nuestra,

de primeras, no nos identificamos con ella y nos produce rechazo. Este hecho tiene una explicación muy sencilla. Cuando escuchamos otras voces, solo recibimos la información del exterior, es decir, las ondas sonoras que la otra persona ha emitido y que se han desplazado por el espacio en el que estamos. Sin embargo, cuando hablamos, además de recibir esa información, sentimos «nuestra voz por dentro». La vibración de nuestra propia voz «resuena» en nuestro interior y la percepción de nuestra propia voz se distorsiona. Si quieres hacer la prueba, coloca las palmas de las manos delante de tus orejas, como si las taparas un día de mucho viento y habla en voz alta. Así puedes percibir «tu voz por dentro» eliminando el rebote de la habitación. Esta sensación es la que identificamos como propia, pero es falsa, ya que es nuestra propia percepción y no la que reciben los demás. De ahí que rechacemos nuestra voz al escucharla grabada. Todo el mundo tiene una voz bonita, como decía Jo Estill. Si tu voz no te apasiona demasiado, antes de sacar conclusiones precipitadas, pregunta en tu entorno más próximo. Saber cómo los demás la perciben puede ayudarte.

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ROXANA SCURTU

Si aun con todo, no estás satisfecho con el resultado, puedes variar el timbre de tu voz. Según la RAE, el timbre es la «cualidad de los sonidos determinada por el efecto perceptivo que produce en los oyentes». Dicha cualidad de tu voz está formada por un lado, por una serie de características que ya vienen de serie, determinadas por nuestra fisionomía, pero solo constituyen una pequeña parte. Por otro lado, toda nuestra herencia familiar, cultural, local y social, el uso del habla y de los sonidos, puede ser modificado por especialistas. Aunque pueda parecer un proceso costoso, solo requiere un entrenamiento que, además, puede ser muy divertido. En el mundo de la interpretación, sobre todo en el sector del doblaje y también en el mundo de la imitación, es una práctica que se realiza muy a menudo. Incluso nosotros mismos adaptamos nuestra propia voz muchas veces sin darnos cuenta. No es lo mismo hablar con tu jefe, tus empleados, tus compañeros, tus amigos, tus padres… en cada contexto y situación, hacemos pequeños ajustes en la mecánica

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vocal que nos muestran nuestra gran capacidad de comunicación y adaptación. La voz forma parte de nosotros, nos define y nos integra en la sociedad. Nos ayuda a expresar y mostrar nuestras emociones. Imprescindible en nuestra forma de interactuar con el mundo. Conoce tu voz, ella es parte esencial de lo que eres.

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música

UNA HISTORIA ESCONDIDA: Ejea de los Caballeros en fiestas Javier Carrillos

El pasado 28 de agosto de 2016, día en que se celebró la Virgen de la Oliva, se estrenaba en Ejea de los Caballeros el pasodoble «Ejea de los Caballeros en fiestas» del compositor alicantino Antonio Carrillos Colomina. De la obra puedo decir que es una pequeña combinación del pasodoble de concierto con el pasodoble típico levantino arraigado en las fiestas de Moros y Cristianos, al que se le añaden ciertos toques taurinos. Comienza la pieza con una introducción a tutti de metales y maderas, a la que le sigue la típica primera sección en la que podemos escuchar las suaves maderas alternando con llamadas de trompetas. Esta sección se repite con un elegante contracanto de saxos tenores y bombardinos. A continuación los metales inician el fuerte central en el que se muestra la garra de los cobres. La reexposición de la introducción nos conduce al delicado trío, donde podemos escuchar unas llamadas de trompeta que nos recuerdan al mundo taurino.

Un puente nos conduce, en ritardando, al apoteósico fuerte final con el que concluye el pasodoble. Del autor puedo decir que nació en Agost, pueblo alicantino que destaca por su alfarería, industria cerámica, producción de uva de mesa (el 80% de la uva que comemos en Nochevieja en toda España proviene de la comarca del Vinalopó, donde está enclavado el pueblo) y su gran cantera de músicos. Como curiosidad, esta localidad cuenta con cerca de cinco mil habitantes y tiene dos bandas de música de 90 y 60 componentes, dos bandas juveniles, grupos de música tradicional, orquestas de baile y varias charangas. Toda esta afición musical ha dado lugar a una importante cantidad de músicos profesionales que trabajan por toda la geografía nacional así como en el extranjero, lo cual hace de la música una de las salidas profesionales más importantes de la localidad. Antonio Carrillos fue profesor de clarinete de la Banda Municipal de Alicante, director titular de varias agrupaciones alicantinas e invitado de otras tan-

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Partitura de «Ejea de los Caballeros en fiestas». Flautas

tas y siempre tuvo como debilidad la composición. Su catálogo de obras consta de más de 150 piezas. Entre ellas encontramos música dedicada a las fiestas de Moros y Cristianos, himnos, marchas procesionales, pasodobles de concierto, pasodobles taurinos, pasodobles para la fiesta de las Hogueras alicantinas y Fallas, música sinfónica y de cámara. Fue galardonado con cinco primeros premios y varios accésit en diferentes certámenes de composición y también es importante destacar la labor pedagógica que realizó en todas las sociedades musicales donde trabajó, haciendo disfrutar del bello arte musical a los alumnos con los que coincidió. Pero una vez he hablado del pasodoble y de su autor creo que debo contar la historia que encierra esta pieza y que va más allá de aspectos técnicos, formales o del mejor o peor currículum de su compositor. Nuestro hecho comienza en el año 2005. En ese año la banda de música «Santa Cecilia» de la localidad de Rojales (Alicante) se traslada a Zaragoza para participar en el Torneo Internazionale di Musica que

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celebraba una de sus fases en la fantástica Sala Luís Galve del Auditorio. Al director de la Banda Municipal de Ejea, Javier Comenge, ojeando en los programas del citado Torneo, le llamó la atención que Antonio Carrillos iba a actuar al frente de la banda alicantina. Javier no conocía a Antonio Carrillos pero había interpretado gran cantidad de sus piezas, lo cual le incitaba cierta curiosidad por conocerlo. Al concluir la actuación, Javier Comenge se presentó a Antonio, charlaron unos minutos e intercambiaron teléfonos. Unas semanas más tarde Antonio Carrillos envió por correo varias partituras suyas que no estaban en el archivo de la Banda Municipal de Ejea. Ya no hubo más relación entre ambos hasta que en el 2014 Javier Comenge lo volvió a llamar. Ese año, con motivo del centenario de la Banda Municipal de Ejea, se organizaron varios actos y uno de ellos fue un concierto benéfico en el Auditorio de Zaragoza. Javier Comenge le explicó el carácter del concierto, cuyos beneficios serían para la Asociación Española contra el Cáncer, le comunicó que estaba

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programada una obra suya y le pidió la cesión de sus derechos de autor, dadas las características del acto. Antonio accedió encantado. Unos meses más tarde Javier Comenge recibe una llamada, es la de mi hermano Toni. Nuestro padre llevaba varios meses luchando contra un tumor y falleció en diciembre de 2014. Revisando y guardando todo lo que había dejado en su mesa de trabajo, mi hermano encontró una partitura de un pasodoble titulado «Ejea de los Caballeros en fiestas», en la que había un post-it pegado donde rezaba el nombre y número de teléfono de Javier Comenge. Toni habló con mi madre, mi hermana y conmigo y todos le confirmamos que no conocíamos a Javier y que nuestro padre no nos había comentado nada acerca de dicho pasodoble. En este punto mi hermano marcó el número anotado en el post-it y habló con Javier, contándole todo lo que había sucedido. Javier estaba sorprendido por todo, ya que nos confirmó que su última conversación con mi padre fue el día en que le había solicitado la cesión de los derechos de autor y en ella Antonio nunca insinuó que estuviese componiendo un pasodoble dedicado a Ejea, que el tema de la conversación giró principalmente sobre el centenario de la banda y también confirmó que nadie en Ejea había realizado encargo alguno a Antonio, que es otro de los motivos habituales por los que se puede dedicar una pieza. Fue entonces cuando constatamos que mi padre, por su cuenta y desinteresadamente, quiso tener un detalle con esa efeméride que cualquier asociación alcanza con mucho orgullo: el centenario de su creación, al cual se llega después del esfuerzo y dedicación de muchas personas y tras varias generaciones disfrutando de buenos momentos, sorteando los malos y solucionando multitud de problemas. El regalo para todos ellos es este pasodoble que mi padre no llegó a escuchar; un pasodoble que mi hermano Toni completó con la instrumentación de algunas particellas que a mi padre no le dió tiempo a finalizar; un pasodoble con bonitas armonías y melodías pero, sobre todas las cosas, un pasodoble con una emotiva historia guardada entre sus pentagramas, que lo hace, si cabe, más singular. Un pasodoble, me permito una licencia personal, que me proporcionó la posibilidad de conocer buena gente y descubrir el gran corazón del pueblo aragonés, que colmó a mi familia de afecto y atenciones el día de su estreno. Un pasodoble que me volvió a reencontrar con un viejo amigo y colega que no veía desde hace más de veinte años y que (¿casualidades de la vida?) este mismo año era el pregonero de las

fiestas de la Virgen de la Oliva, el saxofonista Josemi Pérez Sagaste. Un pasodoble que despertó muchas emociones en todos los que estuvimos en su estreno; un pasodoble que es una obra póstuma. Un pasodoble del que podríamos decir mil cosas más, pero la más valiosa es su historia escondida, que lo hace especial y algo más que un pasodoble.

Antonio Carrillos

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Viajes

una noche en el desierto del gobi (mongolia) Julio del 2010. Recorro Mongolia, durante tres semanas, a lomos de mi bicicleta Isaac Sierra

Me encuentro en el corazón del desierto de todos los desiertos, cerca de la frontera entre Mongolia y China. Nos flanquean, como gigantes dormidos, los montes de Baga Gadzrïn y Mönh uul, donde todavía hoy perviven los últimos leopardos de las nieves. Sentados en torno al fuego, la familia de Tömor y yo compartimos historias y canciones populares de nuestra tierra. Un cuenco de leche de yegua fermentada, que los nómadas llaman Cumish, me reconforta mientras escucho atentamente las épicas melodías que hablan de las batallas ganadas por Gengis Khan, el héroe nacional mongol. Resulta embriagador imaginar, bajo la fantástica noche estrellada, que en estas mismas praderas correteaba, hace más de siete siglos, el gran Temujin, el que más tarde se convertiría en Khan de todos los khanes, liderando el mayor imperio que haya existido sobre la faz de la tierra. En mi regazo apoya su enorme cabeza Shurag (tormenta) un enorme perro de raza mogol que horas antes se había abalanzado hacia mí con la única intención de hincar diente en mis carnosas piernas de ciclista. Y es que

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los perros en Mongolia tienen esa maldita «manía», ya que deben defender a los clanes nómadas y sus rebaños de los ataques de lobos, leopardos de las nieves, forajidos, etc. Por lo que no les queda otra que ir a morder, atacando por varios flancos al agresor. Un occidental en bicicleta por las vastas estepas de Mongolia es un blanco fácil para la pituitaria y la vista de los perros mogoles, así es que lo que uno debe hacer es aprenderse bien una frase que puede salvarle la vida: «Nojoi jorio» o «sujetad al perro». Al gritar varias veces esta frase, los nómadas, tras comprobar que no eres un peligro para el clan, llamarán al orden a los cánidos con un sonido gutural irreproducible. Es automático, ya que ipso facto detienen su sprint. La cabeza de Shurag está llena de cicatrices debido a sus continuos encuentros con los «Chon», como aquí llaman a los lobos. Es un perro negro azabache, de mirada desafiante y enormes mandíbulas. Sin embargo ahora, en mi regazo, parece un cachorrillo con ganas de jugar. Eso sí, al mínimo sonido proveniente de la espesura de la noche, levanta las orejas y gruñe

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viajes

alertado. Es el perro líder de la manada y, según Tömor, parece que le he caído muy bien. He llegado ya entrada la tarde hasta el maravilloso enclave donde la familia de Tömor está asentada de forma transitoria. Durante varias jornadas he tenido que lidiar contra los elementos que forman parte de la identidad del país, como son las tormentas de arena, la deshidratación, la despoblación y la soledad. Por si no fuera suficiente, he tenido que soportar la sombra de los lobos merodeando sobre mi cabeza a diario. Su intención era evidente. «El lobo observa y sabe», me dicen los nómadas. Y es bien cierto. Su astucia llega a extremos increíbles a la hora de cobrarse su tributo en forma de potrillo o algún recental viejo o enfermo de cabra, camello u oveja. Los nómadas lo saben e incluso lo aceptan como parte de la convivencia entre el lobo y el hombre en las tierras salvajes de Asia central. Aunque el juego por ver quién sale victorioso en cada encuentro resulta emocionante y muchas veces dramático. El lobo siempre observa y sabe de tu presencia. Como sombras silenciosas recorren cada rincón de las montañas, de los profundos valles, de las inacabables estepas y de los abrasadores desiertos, sin ser vistos. Los perros, siempre inquietos por su presencia, han desarrollado un instinto especial en estas latitudes, hasta tal punto que parecen profesar un odio visceral por su pariente salvaje. A pesar de ello, el lobo y su inteligencia llevan ventaja. Años de convivencia han hecho que el lobo conozca muy bien al ser humano. Dicen que el lobo sabe cuándo un jinete va desarmado y también cuándo alguien está enfermo o débil.

Saben cuándo el poblado o el asentamiento nómada se queda sin adultos durante un tiempo porque estos salen con parte del rebaño a las altas montañas. Lo saben y aprovechan para atacar justo en el momento de mayor debilidad del clan. Y el ataque no se produce de cualquier forma, sino que el lobo líder se deja ver en lo alto de las colinas circundantes simulando estar herido o enfermo para que los perros vayan en tropel a por él. Una vez que el asentamiento está sin la protección de los perros, el resto de la manada de lobos, escondida en varios flancos, aprovecha para atacar. Pura astucia. «Son rápidos y casi invisibles», asegura Tömor. Me recomienda no bajar la guardia en ningún momento durante mi viaje hacia el norte. «Duerme siempre con los nómadas, nunca lo hagas sólo en mitad de la estepa, porque serás un bocado fácil. Todo el mundo te acogerá en su Yurta*.» Guardo sus palabras como un tesoro. Su familia me ha acogido como a un hermano siguiendo una tradición que rige la forma de vida en Mongolia desde tiempos milenarios. Tradición única en el mundo, por otro lado; la más pura expresión de la hospitalidad. Según ella, el viajero que llega debe pasar sin llamar en la puerta de sus yurtas, es decir, resulta de mala educación llamar antes de entrar, ya que estás insinuando que dudas de la hospitalidad del anfitrión. Y no hay nada más sagrado para un mongol que su hospitalidad. Ellos aceptan a cualquier forastero llegue de donde llegue, sin importarles su raza, condición, religión, riqueza o pobreza. Tan solo, eso sí, deberá dejar las armas, si lleva, fuera de la yurta. La estructura de la yurta es circular y el fo-

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rastero se colocará en el lado izquierdo de la misma, lugar reservado al huésped. Acto seguido, el anfitrión le ofrecerá un cuenco de cumish y el viajero meterá el dedo índice en el mismo esparciendo unas gotitas por la estancia con el fin de espantar los malos espíritus (hay que recordar que las creencias en Mongolia son de carácter chamanista). A continuación beberá y se abrirá todo un mundo de comunicación y hospitalidad, hasta tal punto que te ofrecerán comida, bebida, cama y cuanto precises hasta que decidas seguir tu camino. Personalmente vivir esa experiencia resultó impactante, pues personas a las que no conocía de nada y posiblemente jamás iba a volver a ver, me trataron como a un miembro de su propia familia, ayudándome en todo momento y haciéndome sentir en mi hogar, a pesar de estar a más de 10.000 km de mi Ejea natal. Todas las dificultades a las que debía enfrentarme a diario por la geografía quebrada y salvaje de Mongolia se veían recompensadas por la calidad humana de sus gentes en plena naturaleza. Llevamos varios cuencos de cumish entre pecho y espalda. Las canciones han subido ya unos cuantos tonos y las historias se exageran demasiado. Las niñas de Tömor, Sarangerei y Tengis duermen ya plácidamente, pero Tömor y su cuñado Tanork, quieren que les cuente más cosas sobre mis viajes y mi tierra lejana. Intercambiamos historias y emociones hasta bien entrada la noche. Tanork, muy callado hasta en-

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tonces, llega a la conclusión de que es un hombre feliz entre las dunas del Gobi. Su familia, sus camellos, la naturaleza, el festival de Dalanzagad y sus caballos son todo cuanto precisa. «A un nómada no le interesa tener muchas cosas, pues son un lastre para desplazarnos de un lugar a otro. Creo que en tu mundo os sobrecargáis de cosas que no necesitáis y eso os debe traer muchos problemas», asegura con una sonrisa demoledora. Su espíritu nómada les lleva a soltar aquello que no precisan y portar solamente lo que les hace falta para sobrevivir. Hoy, al otro lado del mundo, en mi hogar ejeano y con las heridas que Mongolia dejó en mí ya curadas, pienso en esas palabras de Tanork y en su tremenda sabiduría. Aquella noche, en el corazón del desierto, trajo un regalo que jamás podré olvidar: la más pura expresión de felicidad de un gran ser humano. ¡Gracias, Mongolia! ¡Bayarlaa! *La yurta es la vivienda típica de los nómadas de Mongolia.

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Arte

Josep María Sucre, un gran olvidado Rubén Pérez Moreno

Sin título, ceras sobre papel, 66x42 cm. Colección particular.

Josep María de Sucre (Barcelona 1886-1969) es un personaje extraordinariamente relevante en la historia del arte español, unido estrechamente a las principales iniciativas de recuperación cultural de la Ciudad Condal durante más de medio siglo, sin perder de vista la realidad madrileña, donde estableció relación con el círculo del Pombo. Aunque lo cierto es que su recuperación crítica viene ya del siglo XXI, quizá porque, como escribió Juan Manuel Bonet en el diario El País allá por 1979, «el hombre parecía complacerse en la sombra, en una modalidad digamos que poco literaria y poco vistosa del divino fracaso». Sucre murió en el barrio de Gracia, el mismo que le vio nacer cuando todavía Gracia era una villa independiente de Barcelona, en la pobreza y el olvido. Pero su papel como poeta, escritor y crítico de arte, además de artista, es encomiable. Curiosamente trabajó primero como criminalista hasta 1923, hecho que de alguna manera gravita sobre su obra artística, notable, donde lo anormal y terrible le imprimen una honda sensibilidad, destacando esos rostros obsesivos, angustiosos, mezcla de lo expresionista y lo primitivo, influido por el expresionismo alemán, y con un alto grado de búsqueda metafísica e interrogación extrema. Rostros obsesivos, ojos alucinados, extrañas geometrías que evocan algo ritual,

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arte

Los rostros obsesivos, angustiosos, caracterizan buena parte de la producción del artista.

muchas veces realizadas en cera sobre papeles o cartulinas irregulares de pequeño formato. Publicará antes de la República varios libros de poesía, tales como Apol-Noi (1910), L´Ocell Daurat (1921), Poeme barbre de Serralonga (1922) y Poemas de abril y mayo (1922), aunque su actividad literaria se remonta a principios de siglo. Fue presidente del Ateneo Enciclopédico Popular, donde su tarea fue inmensa. Entabló amistad con personalidades como Gómez de la Serna, Ramiro de Maetzu y especialmente Salvador Papasseit, acercándose a la vanguardia. Con Papasseit colaborará en Un enemic del poble, publicando en casi todos los números junto a amigos como Juan Alsamora, Torres García, D´Ors, Rafael Barradas, etc. De la mano de Josep Dalmau inicia su andadura como artista y crítico de arte, lo que le llevará definitivamente a las vanguardias de su tiempo. Su papel en Dalmau, donde expuso en 1922, es muy activo, siendo prácticamente presentador de las galerías. Preside los actos inaugurales y selecciona con el propio Dalmau las obras expuestas (Barradas, Nonell, Miró, Dalí, Ferrant, Junyer, Torres García, García Lorca, etc). Allí por ejemplo conocerá a Picabia y Marinetti. En ese periodo publica en La Ciutat de Manresa, Amic de

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Sin título, ceras sobre papel, 18x13 cm. Colección particular.

les Arts de Sitges, La Revista de Barcelona, Gaceta Literaria de Madrid o Alfar de la Coruña. En el homenaje a Federico García Lorca celebrado en el Restaurante Pátria de Barcelona un día después de su exposición en Dalmau, en 1927, él estaba entre los presentes. Frecuentó El Ateneillo d´Hospitalet donde residía la familia Barradas. En los años veinte expone en varias muestras colectivas, siendo especialmente relevantes las celebradas en 1929. La inaugurada el 19 de octubre permaneció abierta solo un día, ya que el escándalo producido obligará a su cierre. Se trataba de una muestra de arte abstracto con obras de Bassiana, Carbonell, Costa, Claret, Guissachs, Grau Sala, Elvira Homs, Miró, Papiol, Planells, Sandalinas, Sucre, Torres García, Villá y Xabier Güell. El 31 de ese mismo mes expone en la importantísima Exposició d´art modern nacional i estranger, calificada por Dalmau como el mayor suceso después de la exposición de Arte Francés de Vanguardia de 1920, donde acudieron en bloque los miembros de De Stijl, otros extranjeros y muchos catalanes. Cuenta Joan

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arte

Quizá las palabras que mejor lo describen fueron las de su amigo Juan Eduardo Cirlot: «no pertenece a la categoría de hombres que ejecutan una obra para los demás, sino a la de los creadores que aman la atracción del abismo interior». La Galería Dau al Set de Barcelona le dedicó varias exposiciones y hubo una retrospectiva en 1992 en el Museo Municipal de Tossa de Mar y el Museo Comarcal del Maresme-Mataró. El Centre d’Estudis Graciencs en el 125 aniversario de su nacimiento y la fundación Arranz-Bravo en 2012 le homenajearon. Sin embargo la muestra y catálogo más representativo se debe a la Exposició Josep Maria de Sucre. L´art de la postguerra, celebrado en Ciutat Vella del 16 de octubre al 30 de noviembre de 2003. Bibliografía

Sin título, hacia 1965, ceras sobre papel, 67x42 cm. Colección particular.

Maragall que Sucre fue uno de los principales animadores del coloquio posterior a la conferencia de Dalí en el Ateneo Barcelonés y luego en el Ateneo Enciclopédico Popular. Tras la guerra parece que sufrió numerosas penurias. No obstante vuelve a exponer en 1942 en las Galerías El Jardín. En 1948 funda junto a los pintores Ángel López Obrero, Francisco Fornells y Jorge Mercadé, y el escultor Francisco Boadella, los Salones de Octubre de Barcelona, donde participa en 1948 y 1949. Tendrá un papel destacado como presidente del Cercle Maillol del Instituto Francés, gracias a cuyas becas de estudio artistas jóvenes como Tàpies, Ràfols Casamada, Xavier Valls, J. Mercadé, F. Boadella, Subirachs, Guinovart, Pons, etc. pudieron viajar a París. Así, Sucre se convertía en verdadero puente generacional contribuyendo a la educación estética del público de su ciudad. En 1962, como pintor, obtuvo el primer premio Juan Gris. Los últimos años estuvieron marcados por la enfermedad, la indiferencia de la Barcelona de la época y los problemas económicos. Un ilustre olvidado. En palabras del escritor Joan Perucho un verdadero muerto en vida.

Véase: BORRÁS, Mª Lluisa (com), Josep Maria de Sucre i l´art de la postguerra, Genaralitat de Catalunya, Barcelona, 2003. También sus memorias incompletas aparecidas en 1963 y recopiladas por Francesc Miralles: SUCRE, Josep María de, Memorias, Editorial Barna, Barcelona, 1963. Información interesante sobre Sucre la hallamos también en: BONET, Juan Manuel, «Josep María de Sucre, ilustre olvidado», El País, 31 de mayo de 1979; BONET, Juan Manuel, Diccionario de las vanguardias artísticas en España. 1907-1936, Madrid, Alianza Editorial, Madrid, 1995, p. 582; y BRIHUEGA, Jaime, Las vanguardias artísticas en España. 19091936., Istmo, Madrid, 1981, pp. 299-300.

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Creación literaria: microrrelatos Ariadna Blasco El infinito Mi historia comienza con el infinito. El infinito nació apartado en la función. Así que se dedicaba a llorar, ya que ningún número le alcanzaba. El infinito decidió cambiar. Para ello, estudió sobre sí mismo. Todo este conocimiento le hizo crecer y se transformó en un 8. Pero su nueva vida no le gustaba, tenía el sentimiento de haber cambiado y de no ser él mismo. El infinito se sentó a reflexionar y se dio cuenta de que la mejor cualidad es ser uno mismo y de que sin su existencia el mundo no sería igual. Senpai

7.º Concurso de Microrrelatos contra la Violencia de Género

del ayuntamiento de ejea de los caballeros primer premio

Paula Castillo Bernad Mi... ¿Cuento? Quizá esto debería empezar con un «Érase una vez…» Pero ni yo soy un príncipe ni esto tiene pinta de cuento, aun así, quiero contaros qué me enamoró de ella. Es alegre, y aunque va de dura tiene el corazón de gominola. Adoro sus ganas de vivir, de huir de la monotonía, que sea mi salvavidas y sepa que siempre que necesite refugio puede contar conmigo. Los únicos celos que caben entre nosotros son porque el perro le quiere más a ella que a mí. No se cómo lo hace pero tiene la capacidad de crear un terremoto, a pesar de ser la persona más tímida que conozco. Ayer leí una frase que dice «la verdadera felicidad solo existe cuando es compartida». Y tengo que decir que es maravilloso poder compartir logros juntos. Ella es artista, y no sabéis lo pequeño que se le queda el escenario. Sin duda, se merece un escenario tan grande como la vida. Quizá esto debería terminar con un «y fueron felices y comieron perdices». Pero ni me gustan las perdices ni lo nuestro ha terminado.

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creación literaria: microrrelatos

segundo premio

tercer premio

Gemma Arasco Sánchez

Escarlatta Giménez Bruna

Mitología de pareja

Nunca, hasta entonces

Se dice que viven de dos en dos. Que mantienen una relación de simbiosis, siendo útiles el uno para el otro; que no necesarios, que no es lo mismo. Ella no depende de él. Él no depende de ella. No pretenden rasgar las alas del otro, sino ser el viento que las guíe cuando vaguen perdidas. Por amor al arte, por amor al amor, pactaron por el lado derecho de la cama y por sonrisas entre tazas de café. El precio a pagar debe ser justo, preciso, el suficiente para que el pacto beneficie a ambos más de lo que pueda perjudicarles. A pesar de las diferencias, a pesar del calor de los enfados y de los errores que se cometen por ese caprichoso defecto de ser humanos. Saber tapar grietas que el tiempo, envidioso, deja en las parejas. Las parejas felices existen. Las parejas felices son aquellas que entienden que las libertades de uno se frenan cuando asoman las del otro.

Blanco y negro. Los dos extremos de la gama cromática. Nunca conoció más colores. Nunca, hasta entonces. Conoció el amarillo, ese amarillo de la camisa del chico de la esquina. También el rojo, el carmesí de su sonrisa. Aquel mismo chico de la esquina le mostró el azul, el del cielo que ella tocó con sus manos cuando él la ayudó a volar. O incluso el gris más oscuro de sus días de tormenta, que, al final, acababa sustituido por una explosión de luz y color. Él, nunca conoció más ruido que el de los gritos del gentío o el procedente de los bolis al caer. Nunca, hasta entonces. Conoció la risa, la de aquella chica de enfrente. También, los besos al posarse en la mejilla, besos que esa misma chica le regaló. No desaparecieron los gritos, pero fueron silenciados por millones de melodías y armonías que ella le dedicaba. Así, sin saberlo, ambos descubrieron un nuevo mundo y, sobre todo, una nueva forma de verlo.

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Creación literaria: relatos

Pepe Ramos

La familia Hocken 1 Entré en contacto con la familia Hocken, enseguida descubriría que no era la primera vez, a través de Jill, la hija mayor. Acompañada por su padre, Nat, la recibí en la consulta tras haber sido ingresada en la clínica psiquiátrica a mi cargo, la clínica del doctor Simpson. Era una chica corriente, ni muy alta ni muy baja, un tanto espigada y pálida, de cara redondeada y ojos azules. Pero nadie que hubiera visto alguna vez, y ese era mi caso, su peca del tamaño de una moneda por debajo del lóbulo de la oreja izquierda podría haberla olvidado. Estrujaba el pañuelo entre las manos, se comía las uñas, abría y cerraba los párpados, movía la cara con un leve tic nervioso. Evitó enredar sus ojos en los míos y delegó en su padre la responsabilidad de hablar: – Jill tenía nueve años cuando en nuestra apacible vida en la costa de Plymouth apareció la tragedia. Tragedia contada por Daphne du Maurier en Los Pájaros, un relato famoso llevado al cine. Léalo si no lo ha hecho ya: le ayudará a entender el extravío de mi hija. – Conozco muy bien ese relato. Mejor de lo que usted pueda imaginar. Pero siga, por favor. – Bueno, voy a los detalles. Nosotros vivíamos en una casita pegada a la playa, a doscientos metros de la granja en la que yo prestaba mis servicios. Sin saber a ciencia cierta el motivo, un día frío y ventoso de finales de otoño, las aves del entorno, poseídas quizá por el mismísimo demonio, perdieron la cordura y durante más de cuarenta y ocho horas... – Sí, ya sé... Coincidiendo con las mareas bajas, los pájaros atacaron a todo aquel que tuvo la mala fortuna de hallarse en su camino. Como dirigidas por una fuerza superior, en impresionantes ban-

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dadas, intentaron acabar con chicos y grandes, incluso dentro de las viviendas. Un fuerte acceso de tos le sirvió a Jill para salir del despacho y ya no retornar a él. Meneando la cabeza, su padre continuó: – Bueno, el caso es que los dueños de la granja donde yo trabajaba, Jim, otro empleado, el cartero que hacía el reparto –aquí estuve a punto de interrumpirle, pero me contuve–, las niñas de la parada del autobús escolar, decenas de personas de los alrededores no vivieron para contarlo –si lo sabré yo, iba a decir, pero me callé–. Mi mujer, mis hijos, Jill, Johny, y yo nos salvamos atrincherados en casa. Pero después de dos horribles noches de terror. – ¡Y eso los dejó marcados para siempre! – Hubo más, desgraciadamente. Un par de años después, mi mujer apareció muerta en la playa en extrañas circunstancias y fue precisamente Jill quien la encontró. Nunca supimos si se había tirado por el acantilado o habían sido las gaviotas. – Y todo esto, ¿cómo afectó a su hija? – Insomnios y pesadillas, retraimiento y miedo a salir de casa. La proximidad de un gorrión, la sombra del vuelo de una paloma o de una cigüeña, el agitar de alas de un canario en una jaula podían degenerar en agudas crisis de sudor, temblores y convulsiones, hasta el extremo de impulsarla a arrojarse al suelo con las manos sobre la cabeza. Ni siquiera soporta, ya lo ha comprobado usted, que se mencionen los hechos. El diagnóstico de la enfermedad de Jill, fobia a los pájaros, era tan claro que no hacía falta ser un psiquiatra para llegar a él. Volví a releer el relato de Daphne du Maurier (no lo necesitaba para entender las causas de la crisis fóbica de Jill y su virulencia) y mantuve nuevas conversaciones con la hija y con el padre. Con este último tratando de averiguar cómo los terribles acontecimientos habían afectado a todos y cada uno de los miembros de su familia, en la vida posterior, fuera del marco del relato. Todo ello no hizo más que reafirmarme en una idea nada original y bien conocida en psiquiatría. Las vivencias traumá-

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creación literaria: relatos

ticas no afectan de la misma manera a las personas por muy cercanos que sean sus lazos de sangre. El ejemplo de los Hocken lo ponía de manifiesto una vez más. Alteró hasta la locura los patrones de comportamiento de la hija, pero en nada los del padre y los del hijo pequeño. La muerte de su mujer había acelerado la decisión que Nat venía madurando. Se negó a seguir viviendo en un lugar cada vez más hostil. ¿Cómo hacerlo conviviendo con los mismos pájaros, reyezuelos, pinzones, estorninos, chovas, gaviotas, halcones, busardos, que los habían acosado en su propia casa hasta límites intolerables, responsables además del trágico final de la esposa y madre de sus hijos? ¿Cómo descartar la eventualidad de que un día cualquiera, con frío o con calor, con la marea alta o baja, con viento del norte o del sur, volvieran a ser presa de la misma locura asesina?

Con ayuda de su hermana, Nat consiguió un trabajo en Londres como jardinero en la mansión de un diplomático y una casa en alquiler en el extrarradio. Buen hombre, curtido en la adversidad –había sido soldado en la Segunda Guerra Mundial; aún era evidente su cojera a causa de una herida en el frente; había luchado duro para sacar a su familia adelante, partiendo de la nada–, se adaptó sin problemas a las rutinas londinenses, dejando atrás los malos momentos vividos. Se entregó en cuerpo y alma al trabajo para darles una vida digna a sus hijos intentando suplir la falta de la madre y minimizando las consecuencias del mal trago. Lo logró con el pequeño pero no con Jill. Nunca desaprovechó la ocasión de llevarlos al zoo. Pronto se dio cuenta: mientras Johny no había desarrollado sentimientos de hostilidad hacia los pájaros, aceptaba su proximidad y juga-

ALEJANDRO LETOSA

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creación literaria: relatos

ba con ellos, Jill se ponía muy tensa y los rehuía al menor pretexto.

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Este relato quedaría cojo, muy cojo, si no terminara desvelando una circunstancia que me concierne y que arroja nueva luz sobre todo él. Como ya he anticipado, nada más entrar en la consulta, reconocí a Jill, si bien ella no pareció reconocerme a mí. Nos habíamos visto de niños, en el pueblo donde ambos vivíamos. Sí, mi padre era el cartero muerto en el ataque de las gaviotas, precisamente cuando iba a su casa, la casa de los Hocken, para dejarles una carta. Como también lo hizo mi madre, cosida a picotazos en la cama y acostada encima de Henri, mi hermano pequeño, para protegerle. Henri y yo nos quedamos huérfanos. Interno yo en un colegio de Plymouth, aquel acontecimiento supuso un mazazo terrible en nuestra vida. Tenía dieciséis años y había caído sobre mí la responsabilidad de sacar adelante lo que quedaba de familia: a mí mismo y al pequeño Henri, entonces con nueve años. Ante el poco entusiasmo de la familia por acudir en nuestra ayuda, cerramos la casa del pueblo y alquilamos una habitación en Plymouth. Henri iba a la escuela y yo pasé una mala temporada, asistiendo de día al instituto y trabajando de noche en una gasolinera. Ya por entonces mi hermano reaccionaba muy violentamente no solo contra los pájaros sino contra cualquier representante, perros, gatos, del reino animal. Les lanzaba piedras, les escupía, los insultaba, les daba patadas. Empecé a leer libros de psicología buscando la manera de ayudarle. Tal fue el origen de mi vocación. Al acabar los estudios secundarios, al enfrentarme a la elección de carrera, me decidí por matricularme en Medicina con la clara intención de orientarme hacia el conocimiento de la psique humana. Me instalé con Henri en Londres, los dos muy decorosamente becados por el gobierno de su Majestad, tanto para los estudios como para el alojamiento en una residencia. De la misma manera que Nat con sus hijos, yo tampoco desaproveché ninguna ocasión de familiarizar a Henri con los animales en el zoo, en el campo o donde fuera. Después de muchas visitas y de mucho repetirle que el ataque de los pájaros fue un hecho excepcional debido a un acceso de locura incomprensible y sin duda irrepetible, su repulsión teñida de violencia contra ellos se fue transformando en un cierto respeto.

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Un primer paso en el camino correcto lo dio en una fiesta medieval celebrada en el centro de Londres. Aferrado a mi brazo nos detuvimos en el puesto de cetrería. Sudaba y temblaba a la vista de los magníficos ejemplares de halcones, águilas, lechuzas, búhos, todos ellos encadenados por las patas. En un gesto que ninguno de los presentes supo valorar como yo, Henri se ofreció voluntario para participar en la exhibición improvisada allí mismo, protegido con unos guantes de piel. Se dejó colocar en la palma de la mano abierta un trozo de carne. Y se tragó el sapo del miedo cuando el cetrero soltó el halcón amaestrado de su mano enguantada y este se lanzó, después del corto vuelo, sobre la mano abierta de mi hermano. Ocho años después de los trágicos acontecimientos, aceptó, por fin, pasar las vacaciones de verano en la vieja casona de la playa, se enfrentó al mal trago de entrar en el dormitorio en el que nuestra madre había muerto por salvarle, visitó el paraje en el que nuestro padre había sido atacado y no se inmutó ante la presencia de los mismos pájaros (o sus descendientes) revoloteando sobre su cabeza. Solo faltaba verlo jugar y encariñarse con el gato de Angola que le regalé. Había superado el trauma infantil y se adentraba en una fase de atracción-cariño por los animales.

3 Se podría catalogar de sorprendente, a mí me lo pareció, el giro final que mi hermano Henri dio a su vida profesional. Recién acabada la carrera de Biología se matriculó en varios cursos para aprender las técnicas de disección de animales. Su interés por el asunto y su especialización le llevó a aprobar la oposición para uno de los cinco puestos de disecador del Museo de la Ciencia, en Londres. Si ustedes visitan el famoso museo, bastantes de los ejemplares allí expuestos, desde los grandes búfalos y elefantes hasta los pequeños roedores pasando por lechuzas, cigüeñas y estorninos, son obra de sus manos expertas. Incluso algunos de los ciervos, gacelas y águilas reales de las estancias de Buckingham Palace llevan su firma. Sorprendente recorrido vital para alguien atacado a muerte por algunos de los animales, base de su sustento. Aunque a fuer de sincero, no dejo de preguntarme si la práctica de la disección, a la que mi hermano se entrega con una concentración cuasi litúrgica, no es un acto de venganza, tan subconsciente como refinadamente cruel.

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creación literaria: relatos

4 Y, para acabar, una confesión final. He convertido la vieja casona familiar en mi segunda residencia. La he cambiado de arriba abajo. Como no me fío nada de las buenas intenciones de ninguno de los pájaros de la zona, he suprimido las chimeneas y he instalado puertas, ventanas y superficies acristaladas a prueba de ataques imprevistos ya sea de cuervos, busardos, estorninos o gavilanes. En cuanto a las gaviotas –nunca les he perdonado la muerte de mis padres–, aprovecho los paseos por la playa para ajustar cuentas. Su glotonería me facilita mucho las cosas. Se tragan de un golpe de pico los trozos de pan o los restos de comida que les voy dejando a mi paso sin darse cuenta de la treta: están envenenados. En cuanto a Jill, debo confesar mi fracaso. No ha respondido a ninguno de mis tratamientos. Solo internada y muy medicada es capaz de superar la presencia de los pájaros. Nota del autor: Leí por primera vez el relato de Los Pájaros cuando tenía catorce o quince años, en la vieja editorial Plaza y Janés. El libro, cuya portada está ocupada por el dibujo de una casona sobre la que revolotean tres pajarracos casi tan grandes como ella, aún sobrevive en las estanterías de mi biblioteca con las hojas sueltas, junto a Hambre de Knut Hampson o Servidumbre Humana de Somerseth Maughan, entre otros. Lo he releído decenas de veces, he aconsejado su lectura a quien se ha puesto a tiro y, ya como profesor, nunca desaproveché la oportunidad de leérselo en voz alta a los alumnos en pequeñas dosis, como si de una novela por entregas se tratara. Siempre me pregunté, al acabar su lectura, cómo habrían podido seguir viviendo fuera de la ficción aquellos personajes, la familia Hocken, especialmente los niños, que dentro de ella sufrieron el ataque sin perecer en él. De esa pregunta nació este relato.

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DANIEL ALIA

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Alberto Peña Córdova

Horizonte elíptico He regresado a Arieteh, quizás, para olvidar, para no recordar, para una respuesta, o simplemente encontrar algo de paz. El silencio del amanecer se ha interrumpido por el aleteo de una bandada de pájaros. Los olmos, perfectamente alineados como soldados, jalonan la verja de entrada a la finca que mis abuelos levantaron en medio del valle. El mismo valle que todos los años desaparece por las nieblas de enero y que un día desapareció entre un cielo naranja y humo. «Amanezco envuelto entre los silencios de ecos [sumergidos, puede que no sea tarde para preguntar si las [respuestas se componen de las ausentes ausencias de las palabras. Sí, si pudiera saber cómo encontrar ese camino que me guíe hasta lo más alto que el humo alcanza, hasta lo más profundo que habita en nuestro destino, hasta ese horizonte elíptico que mueve las luces y sombras, los sueños y certezas que el amanecer abraza y que hoy [se nos escapa.» Aparco el coche a la entrada de Arieteh, junto a su oxidada verja. Una bandada de pájaros atraviesa en diagonal un temprano cielo azul, un perro mestizo se despereza y me mira, y lanza ladridos al viento. Llamo al timbre y calla, una señora sale del portal secándose las manos en el delantal y me pregunta qué se me ofrece. A pesar de las canas y los años reconozco la silueta espigada y casi etérea de Sara, la cocinera. Se acerca y al verme retrocede dos pasos, su tez parece palidecer, el perro vuelve a ladrar, le sonrío, recupera el aliento y el color, le manda callar y con voz entrecortada dice: «¡Pase, pase, no se quede ahí!, le estaba esperando, siempre le hemos estado esperando, sabía que este día iba a llegar». Me acompaña hasta el hall de la casa, permanezco en silencio, el péndulo del reloj está parado, justo a la hora en que marché. Al rato, entra Sara de nuevo, se ha recogido el pelo y quitado el delantal. Con semblante azorado me dice: «Usted debe de ser el señorito Rafael, el hijo de los dueños. Cuando le vi me dio un vuelco el corazón, creí ver de nuevo al señor, a su padre, es usted su vivo retrato». Tras una pausa prosiguió: «¡Pero no se quede ahí, entre al salón!, ya he dicho a mis hijas que llamen

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a todo el personal de la finca». El salón estaba igual que lo recordaba pero con un olor diferente, a rocío deslizándose por los cristales y pan. Aún seguía la vieja chimenea labrada en mármol blanco, la amplia vidriera modernista que filtraba la luz irisando todo lo que tocaba, el sillón aterciopelado donde se sentaba mi madre, el espejo velado por el tiempo y el viejo libro de tapas de cuero sobre el escritorio. Un nutrido grupo de personas fue entrando en orden y situándose en fila, la vidriera hacía que el color de sus rostros se fuera modificando como en un cuadro cubista. Todos permanecían erguidos, con la mirada perdida en un punto lejano que no existía, con ropa de calle en tonos oscuros, atemporal. Un gato gris cruzó lentamente la estancia y fuera cantó un gallo, creo que solo yo me percaté de ello. Cuando mis ojos se habituaron a esa cambiante luz multicolor, me di cuenta de que allí había reunida gente de todas las edades, todos tenían una expresión de complacencia, entre nostálgica y risueña. Uno a uno se fue presentando, me sentí extraño, como si estuviera en una obra de teatro con el público a mi espalda observándome, las caras me resultaban familiares ya que, una vez, fui parte de Arieteh. Por último, Sara me presentó a sus gemelas, Raquel y Rebeca, unos pocos años mas jóvenes que yo, ambas destacaban del resto por su vestido blanco nube, largo, con un lazo de seda púrpura en la cintura. Las recordé de niñas, bailando en la cocina junto a su madre, siempre estaban bailando. Me estrecharon la mano con elegancia, las tenían suaves, delicadas, frías, muy frías. Ambas parecían moverse, respirar y hasta parpadear al unísono. Tomás, el administrador, un hombre rechoncho, de ojos hundidos, con chaleco negro y camisa raída, me acompañó hasta mi habitación y me dijo con voz solemne: «No sé si lo sabes, pero tu padre hace ya muchos años que no vive aquí y no creo que quiera verte. Reconstruyó la casa, tal cual estaba antes del incendio, creyendo que eso le haría olvidar, pero no fue así y se mudó a la ciudad, allí vive ahora, cuidando de tu madre». Agachó la cabeza, su calva resplandeció, dio media vuelta y se marchó con paso lento. Noche tras noche había pensado si debía volver, si debía presentarme en la casa que contra mi voluntad abandoné. Me había imaginado Arieteh de todas las formas posibles:

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creación literaria: relatos

ANA FORRADELLAS

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creación literaria: relatos

resplandeciente, opaca, luminosa, decadente, envuelta en humo naranja. Pero mi padre la había reconstruido tal cual era, como si nunca hubiera pasado nada, como si solo hubiera sido un sueño, un mal sueño. «Mil gotas de lluvia, de un arco iris perenne, golpean el tronco desnudo de un olmo centenario. Si solo fuera cruzar el angosto camino y una mirada, me volvería para decirte que tan solo es el reflejo del viento moldeando los cuerpos de barro sacado de un charco de agua estancada.» La mañana despertó con nubes amenazando lluvia en el horizonte. Sara me había preparado el desayuno, me preguntó si había dormido bien. Le dije, mintiéndole, que sí, que había dormido profundamente. Con tono suspicaz me contestó: «Así es como se duerme aquí, profundo, los sueños raramente son velados». Sin mirarle, le contesté: «Mañana probablemente marcharé, no sé realmente a qué vine aquí». Se acercó hasta mí y, mirándome a los ojos, me respondió con solemnidad: «Aquí aún hay puertas cerradas, pero la de la verja, esa, siempre ha estado abierta para todos nosotros, tanto para entrar como para salir». Fui al salón y me senté en el sillón aterciopelado, la luz era distinta a la de ayer, el día grisáceo ya no difuminaba los colores. Me levanté, limpié con la manga el velo del espejo y me di cuenta de que Sara tenía razón, si me dejara barba sería idéntico a como recordaba a mi padre, él también decía que era idéntico al suyo. Me acerqué al escritorio y volví a oír la voz de mi madre leyéndome los cuentos en el viejo libro que todas las noches agitaba para no repetir el mismo cuento, como si con ese gesto las palabras se desordenaran y volvieran a reordenarse. Me fijé en la chimenea, me extrañó que no hubieran limpiado las cenizas, me acerqué y observé un objeto metálico, me agaché y saqué una llave de cobre, que enseguida reconocí. Me fui directo al sótano, al salón de baile, introduje la llave, intenté girar la cerradura, pero la herrumbre parecía haberla soldado, la saqué de nuevo, la froté con la camisa y la volví a introducir, y con un leve giro se abrió. Un olor nauseabundo mezcla de hollín, silencio y moho me golpeó. Encendí la luz, la enorme lámpara de cristal iluminó la estancia, estaba limpia, impoluta, con una gran moqueta verde cubriendo el suelo y un enorme piano de cola negro junto al escenario. Fotos enmarcadas y alineadas milimétricamente recorrían las paredes tapiza-

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das en seda azul y reflejos magenta. Me acerqué a observarlas, eran retratos de rostros cubiertos por máscaras, máscaras de arlequín. Al girarme vi sobre el escenario, en una danza frenética, sombras que se estiraban y encogían, siluetas difusas arremolinadas en una espiral ascendente. Retrocedí y caí, el ruido hizo que todas las sombras se giraran y vinieran hacia mí, hacia la puerta, rápidamente salí y la cerré, y apoyé mi espalda contra ella. Cerré los ojos hasta recuperar el aliento, al abrirlos las gemelas estaban frente a mí, al unísono me preguntaron intrigadas qué había visto ahí dentro. Les contesté que solo había visto un salón de baile, con una moqueta verde iluminada por una enorme lámpara de cristal. Se me quedaron mirando, al ver que no decía nada más se giraron y marcharon decepcionadas, como si ahí dentro estuviera el «arca de la alianza», el rayo que todo lo ilumina, pero nada más lejos de la realidad. Una de las gemelas se había quedado rezagada, esperándome. Volvió a insistir: «¿De verdad solo has visto eso?, nuestra madre nunca nos ha dejado volver a entrar ahí, nadie de la casa lo ha hecho, el señor lo tiene terminantemente prohibido». Con voz ya sosegada le respondí: «Solo hay lo que te he dicho y unas fotos de rostros enmascarados colgadas en la pared». Yo sabía lo que había visto, pero no podía decírselo, lo que había visto eran espectros del pasado golpeando la puerta. Creí ver el de mi madre, el de los invitados al baile, enmarañados, corriendo hacia la puerta para escapar. Me acompañó hasta mi habitación y me pidió que por favor no me fuera de Arieteh, que se sentían solas. Le dije que ya había tomado la decisión y que mañana marcharía. Cerró la puerta del balcón y corrió la cortina, una luz tenue se apoderó de la habitación, se desabrochó el lazo púrpura de la cintura y deslizó el vestido hasta los tobillos, la silueta de su cuerpo alargado se dibujó en un claroscuro eterno. Me agarró las manos, esta vez no estaban frías, y las apoyó contra su corazón para que notara sus latidos, su piel tersa se interrumpió por una cicatriz en el costado derecho. En la penumbra pude sentir su mirada y recordé sus bellos ojos verdes, mezcla de timidez y serenidad, pero un repentino olor a sal, a reloj parado y liquen me impidió aceptarla. Avergonzada, se subió el vestido y se marchó mientras se anudaba el lazo. La otra hermana, o la misma, no sé, vino a mitad de la noche, encendió la luz y se sentó junto a mi cama, y con voz entrecortada me contó que Sara, su mamá, siempre había estado enamorada de mi padre. «La noche del

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creación literaria: relatos

incendio tu papá estaba fuera de viaje, nosotras habíamos bajado al baile antes de que empezara y nos escondimos debajo del escenario, tras el tul que lo rodeaba. No había mayor disfrute para nosotras que ver bailar a los mayores, pensando que algún día nosotras seríamos las princesas de la noche, recuerdo la belleza de tu madre, la gracia con que bailaba, pero también vi a mamá, sigilosa, incendiando las cortinas de la puerta de la entrada y cerrándola con llave desde fuera para que el fuego y el humo devastaran todo y así poder apoderarse de ese amor no correspondido». Tras un profundo suspiro, siguió: «Cuando fue a nuestra habitación, se dio cuenta de que no estábamos y recorrió toda la casa sin encontrarnos, hasta que dedujo que debíamos de estar en el baile y volvió a abrir la puerta con la llave y, atravesando las llamas, vino a rescatarnos. Al abrir la puerta todos escapamos, pero el fuego ya nos había modelado alguna parte de nuestro cuerpo, ya nos había marcado como se marca el ganado». Volvió a coger aliento y prosiguió: «Algo nuestro quedó en ese maldito salón al que nadie se ha atrevido a entrar». Entonces lo comprendí todo, lo que había visto eran almas deambulando en una danza eterna. Había visto el alma de mi madre, la de unas niñas, la de los invitados al baile, intentando escapar para encontrar un cuerpo que habitar. En un incendio lo que más teme un alma es al fuego y rápidamente abandona los cuerpos por miedo a confundirse en humo o en llama y por eso siguen ahí abajo, huérfanas, en su danza invariable, intentando escapar, buscando un cuerpo, sin máscara arlequinada, para habitar.

dos los sitios posibles: en sórdidos tugurios, en calles calladas, en prostíbulos, en salas de juego, en el sudor del sueño, en peleas, en los días sin luz, en bodas en las que no había sido invitado, en iglesias de todas las religiones, en las eternas noches sin memoria. Hasta que ahora he comprendido que buscar lo que me falta es lo que me ha ayudado a levantarme cada mañana, no sé si llamarlo esperanza o simplemente que nací sin alma.

«He esperado que el viento me traiga el aroma y las [flores del sur. He esperado, quizás en vano, que el azul del cielo llegue [a ser tan nítido como un espejo donde al mirarme simplemente me vea tal como soy.» Mi padre nunca me lo dijo, ni en el interminable trayecto al internado en el que ni me dirigió la mirada, ni se despidió. Ahora sé que él también se sentía culpable y que me hizo responsable del incendio, ya que fui el único ileso de toda la casa. Ahora ya no sé si me quiero marchar, si irme de la que es mi casa. Siempre sospeché que me faltaba algo, que el fuego, aunque no me tocó, también se llevó una parte de mí, de mi capacidad para llorar, para reír, para sentir, para amar. Por las noches, para apagar esas voces y no atormentarme, he salido a buscar lo que me falta. Lo he buscado en to-

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Jesús Claver

Sola Los vecinos, ocultos en la noche, ignoran la situación. Saben que los servicios sociales la visitan con frecuencia. Desde hace unos años, la pobreza se extiende como una plaga, temen caer en sus garras y, como antídoto, practican el conjuro de la invisibilidad. ¿Vive aquí Lola? No, es en el tercero C. Mantiene en vano la costumbre de presionar el interruptor. Recuerda que un día de invierno del año cincuenta y seis su compañero llegó del trabajo lleno de júbilo, con una amplia sonrisa dibujada en su cara y una enorme caja de cartón que abrió de par en par. Se abrazaron y rieron, alborozados como niños, los dos: su deseo cumplido, la iluminación del salón. Meses más tarde nacería Julián, el año más gélido del siglo según las crónicas de la tradición oral. Deja el cirio encima del comodín. Hace frío, mucho frío. Cruzaban los Pirineos huyendo del furor incontrolado de los bombarderos que tronaban en el horizonte, diabólicos y amenazantes, como emperadores de la destrucción.

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O

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Elena, su biznieta, hermosa y locuaz, aparecía de repente en el umbral. ¿Dónde está la reina del barrio? Te traigo pescado. ¿Qué tal has dormido hoy? Caminaban cogidos de la mano, tiritando sobre la nieve, tapados «hasta las cejas» con una manta gris, sus familias, angustiadas, detrás. Siente un calor intenso que trepa desde sus pies. Seis años compartiendo las primeras palabras, risas, llantos, cuentos, cumpleaños, sueños y, últimamente, desolación. Seis años, toda una vida, seis años nada más. Necesita gritar para quebrar la calma nocturna en más de mil pedazos que agiten la cadencia impasible del reloj y alguien intuya que ella está aquí, pero le cuesta tanto respirar... Nunca supo que uno de los hijos de su amigo de la infancia era un accionista destacado de la Compañía Eléctrica del Sur. Se ahoga. Un hilo de voz apagada se extingue antes del amanecer. Está sola, sola en su piso y en su habitación, una madrugada de diciembre de dos mil dieciséis.

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creación literaria: relatos

Pedro Jesús Garrido Picazo

Crónica Consistorial Documento encontrado entre las pertenecías olvidadas, a propósito, de un contratado por la burocracia local que fue despedido por causas económicas, legalmente motivadas y endogámicamente entendidas. Dado que el testimonio, aunque breve, da cuenta de la gran dedicación, preocupaciones y desvelos de las autoridades que tienen a bien encauzar el destino de las Administraciones que velan por nuestro bien común, nos atrevemos a transcribirlo en su integridad, como ejemplo de moralidad gubernativa. No sacamos al ejecutor de la declaración de su anonimato, ya que la ejemplaridad de la revelación, podría ser asumida por cualquiera de los empleados al servicio de la sufrida burocracia de nuestro país. Dice así: «¡Si no os digo yo que esto es la España negra! Hoy el padre del líder de la oposición ha muerto tres o cuatro veces. Aquí las noticias, independientemente de que sean verdaderas o falsas, corren como alma que persigue el mismísimo diablo. Pues bien, una vecina se ha pasado por el Ayuntamiento para soltar el cotilleo del paso a mejor vida del ancestro del líder del partido de las múltiples manifestaciones. Esta plañidera en toda regla, del estilo de las mejores tragedias griegas, mesándose los cabellos y golpeándose el pecho acongojada, relataba ansiosa y con detalle los pormenores del fatídico acontecimiento: el pobre difunto ya descansaba de las miserias terrenales tras una larga agonía –según la hábil y apenada reportera local. Todo el personal del consistorio se ha movilizado para intentar hacer llegar las condolencias y el pesar del equipo de gobierno: los directorios volaban, los teléfonos aullaban, los funcionarios derrapaban. El Alcalde, que no se encontraba en las dependencias, ha sido eficazmente avisado para que se pusiera en contacto con el reciente huérfano de la oposición y, en la floristería "El otro lado", ha sido encargada la corona fúnebre –una corona estándar, no de las baratas, pero tampoco de las más caras– con el solemne lema en letras doradas sobre fondo morado "El Ayuntamiento". En un abrir y cerrar de ojos todo había sido preparado, todo estaba resuelto. Los teléfonos respiran y los funcionarios se dejan caer de nuevo en sus moldeadas butacas. Una densa nube de sopor vuelve a cubrir las oficinas; la paz regresa, y solo se vuelve a oír el monótono y adormecedor tecleo de los ordenadores.

Pero esta calma no dura. A los cinco minutos se interrumpe por el atronador grito del móvil del secretario. Es el Alcalde, que no repara en halagos para todo el personal, ya que ha sido el primero en dar el sentido pésame a su desdichado rival. Tanta ha sido la presteza que su adversario ha podido pasarle el teléfono al cadáver todavía caliente de su padre, para que este reciba las condolencias personalmente, y aún han podido mantener una acalorada discusión sobre las consecuencias del mal arbitraje del pasado enfrentamiento futbolístico Atlético de Bargas-Villamuelas C.F. Por desgracia el agónico futbolero, esta tarde ya de verdad, ha visto su último penalti cuando ha sido lanzado por la diestra parca delantera a la portería de los cielos. Ahora los pésames, las condolencias y las lágrimas han sido reales. Y el hipnótico desacompasado tolón-tolón-tolón de las campanas de la iglesia recuerda su ausencia. Afortunadamente, las arcas municipales no se verán mermadas inútilmente, puesto que la corona, ni muy cara ni muy barata, con su cinta morada con su lema solemne "El Ayuntamiento" de finísimas letras doradas, conserva los claveles rojos y amarillos todavía frescos, y podrá, por lo tanto, ser destinada al fin para el que fue creada. Esto tan solo es una pequeñísima muestra de lo que habitualmente pasa por estos mundos dejados de la mano de la ruptura de la tradición. Ni Berlanga, ni Valle-Inclán hubieran soñado un escenario mejor para sus delirios.»

ALEJANDRO MONREAL

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Ana Belén Arbués

Trastorno Obsesivo Compulsivo Principios de Noviembre. Todavía no hace mucho frío, pero Clara se ha vestido con su falda más larga, medias oscuras, camiseta de cuello alto, guantes, gorro y bufanda. Además, las gafas de sol nunca pueden faltar. –¿A dónde vas? –le pregunta Lisa. –Eehhh, uummm… a dar un paseo. Volveré pronto. Y se marcha rápidamente antes de que su compañera de piso pueda preguntarle nada más. En cuanto Clara cierra la puerta de casa tras cruzarla con rumbo desconocido, Lisa se dirige a la terraza para observar a su amiga. Nunca se ocultan nada, por lo que le extraña que no le haya querido decir a dónde va en realidad. Puede ver cómo sube a un taxi cuya matrícula es 2420. Entonces, Lisa inicia su viaje por el mundo mágico de las cifras, como ella lo suele llamar. En este caso, comienza con la segregación de esta numeración en 24 y 20. Como empiezan por el mismo dígito, considera que lo primero que tiene que hacer es sumar ambos, con lo que obtiene el número 44. Y, como ahora son los dos iguales, tiene que multiplicarlos entre sí, para después restar el resultado al número cuyas cifras ha multiplicado. De esta forma, con la multiplicación obtiene el 16 y si lo resta al 44 consigue el 28. Después de realizar todas estas operaciones se sigue repitiendo mentalmente el número calculado: veintiocho, veintiocho, veintiocho, veintiocho…. Lisa tiene que encontrarlo lo antes posible en alguna parte para que todo tenga sentido y pueda continuar con su día, al menos por ahora, ya que en cualquier otro momento pueden volver a interponerse otros guarismos entre sus ojos y su mente. Se dirige hacia el calendario y busca el santo del día veintiocho de ese mes. Aparecen dos: San Basilio y San Jaime, siendo el primero el que más conoce, ya que muy cerca de su domicilio hay una calle con ese nombre. Sin pensarlo ni un segundo, apaga el fuego que estaba dando el calor necesario a la cacerola con huevos para que estos se cocieran, aunque apenas habían pasado ni dos minutos desde que comenzó el hervor. Pero ahora mismo lo importante era dirigirse a esa calle, simplemente para ver el letrero con el nombre de la misma y para que así todo quedara encajado, como si de un puzle se tratase, con el número de la matrícula del taxi en el

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que se había subido Clara. Solo de este modo la imaginación de Lisa podría dejarla tranquila, teniendo la sensación de estar todo en orden y controlado, condición sin la cual se podría vivir, pero no en su caso, o eso creía ella. Clara regresó un par de horas después de su marcha y antes de que Lisa pudiese preguntarle nada, tan solo dijo tres palabras: trastorno obsesivo compulsivo. –¿Cómo? –preguntó Lisa. –Lo que oyes. Pensaba que estas cosas solo les pasaban a los… –¿A quién? ¡Clara, responde! –le incitó su compañera. –¡A los locos! –respondió al fin, después de un gran silencio. –¡Pero qué dices! Sales de casa, según tú, a dar un paseo y vuelves con este cuento de trastorno no se qué –le replica Lisa. –Tras-tor-no-ob-se-si-vo-com-pul-si-vo –le repite Clara, haciendo un breve inciso en cada sílaba–. He ido a un centro de psicología y psiquiatría, pero no te lo he contado antes porque sé que no tienes mucha devoción por estos loqueros, como tú los llamas. –¿Y qué te ocurre para tener que ir a ese lugar? –pregunta Lisa. –Lo sabes perfectamente. Hace mucho tiempo que no soy capaz de salir a la calle sin las gafas de sol, aunque esté el cielo nublado o lloviendo. Tengo que vestirme cubriendo mi cuerpo por completo porque creo que todo a mi alrededor está sucio y contaminado y puedo contagiarme o enfermar de cualquier cosa. Solo estoy sosegada en casa, la cual me esmero, como bien sabes, en tener limpia y desinfectada al milímetro. –¡No me estarás recriminado que limpias más que yo! Tenemos nuestro calendario de tareas y siempre cumplo con las mías. Si tú haces más de lo que te corresponde no creo que sea por ningún trastorno, sino porque eres algo exagerada y maniática con la limpieza. –Ya veo que no puedes entenderme. De todas formas, te lo he comentado porque creo que a ti podría ayudarte con tu manía, ya que prefieres llamarlo así, de los números y su mundo fantástico. –Eso no es nada malo.

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creación literaria: relatos

MIGUEL VALLÉS

–¿Seguro? Entonces no pasa nada si te enseño la hora de mi móvil. Son las 12:21. ¿Ahora puedes continuar con lo que estabas haciendo sin tener que ponerte a deducir a que corresponde esta numeración? –Pues claro. Mis cálculos son solo una afición. Además, sirven para tener activa y despierta la mente. –Demasiado activa en tu caso, diría yo. Por si cambias de opinión, te dejo en tu habitación una tarjeta con los datos del centro. Yo llevo yendo un mes, una vez por semana y estoy comenzando a sentirme mejor. –¿Y cómo sabes que has mejorado si sigues igualmente saliendo a la calle cubierta hasta los ojos?

–Lo sé porque me he dado cuenta de que es una enfermedad y no soy un bicho raro como creía hasta ahora. Lo sé porque ahora estoy convencida de que puedo poner los medios para solucionarlo. Y lo sé porque he sido capaz de contártelo sin sentirme mal ni avergonzada. Después de esta conversación, Lisa se quedó sin palabras y se marchó a la cocina, con la excusa de terminar de hacer la comida, pero no podía quitarse de la cabeza la hora del teléfono de Clara. Además, era capicúa, por lo que seguro que tenía que significar algo. Sin poder controlarse inició una nueva incursión numérica en su cabeza.

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creación literaria: relatos

12 y 21. No empiezan por el mismo número, por lo tanto, tendré que restarlos, pero en orden inverso porque el resultado siempre tiene que ser positivo. El 9, obtenido de esta operación, me quiere indicar… piensa por unos instantes y finalmente decide que son los huevos que tiene que cocer para la comida. Así que se dispone a coger tres más de la nevera, puesto que antes solo había preparado media docena, pero al abrirla, puede ver que solo queda uno. De inmediato, se pone el abrigo y se dispone a salir rauda y veloz a comprar los que le faltan para que sus cuentas queden exactas. –¿A dónde vas? –le pregunta Clara. –Eehhh uummm…. A dar un paseo –contesta Lisa. Al oírse a sí misma dar idéntica excusa que la que le había dado su compañera de piso esa misma mañana, se quedó parada un instante y se dio cuenta de que quizás Clara tenía razón. Puede que no fuera capaz de seguir con sus tareas cada vez que veía un número que le llamaba la atención. Y eso era algo que le sucedía a menudo. No obstante, no podía permitirse pararse ahora a pensar en otra cosa que no fuera comprar huevos urgentemente. No volvieron a hablar de esa conversación en todo el día, pero Lisa se sentía mal por la forma en que había tratado a Clara y por ella misma, ya que tenía un problema que le costaba reconocer. Se convirtió en un tema tabú, pues ninguna lo había comentado de nuevo, hasta que un buen día de abril, cuando la primavera ya había llegado por completo y las dos estaban más alegres que nunca, Lisa fue a la habitación de Clara, le sonrió y le entregó un paquete envuelto en un bonito papel de colores. –¡Feliz primavera! –le dijo mientras se lo daba. –Vaya, gracias. ¿Pero qué es esto? –Es el comienzo de nuestra nueva vida. Clara lo abrió y entendió que su amiga por fin había aceptado su trastorno y estaba dispuesta a superarlo. El regalo que le había dado eran dos pantalones deportivos cortos, con un número impreso en la parte trasera de cada uno y con la tarjeta del centro de salud mental metida en el bolsillo. –Uno para cada una. Será nuestro equipaje de vencedoras –comentó Lisa. Clara se dirigió hacia ella, la abrazó y con una amplia sonrisa preguntó: ¿Qué tal si salimos al parque y los estrenamos ahora mismo? RAQUEL TABUENCA

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Creación literaria: cómic ALBERTO CABELLO

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creación literaria: cómic 104

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creación literaria: cómic

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creación literaria: cómic 106

MANUEL SERRES

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creación literaria: cómic

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Creación literaria: poesía firma invitada: Ánchel Conte

Alcoleya: A. n'0 recuerdo voi á emplir de luz con totas as planetas n’as mans as viellas imachens que se son tornadas amariellas con o tiempo me las miro en trío una que me ye especialmén amada la ilumino e pinto de colors e o pasau torna e vivo lo siento i apareixes tu choven guallardo venticinco años cuerpo deseyau tantas nueis uellos como un mar fundo an que t’alcuentro torno con tu á recorrer toz os camins que hébanos feito de ninos y ya hombres encara fébanos alasveces con miedo fiere a tuya ausencia con tanta fuerza como lo dia d’a tuya muerte pero encá que faiga mal á tu te busco en tu m’aduermo perque dimpués de tantos años e ya viello puedo dicir que encara te quiero

(Vera, 1 de chuliol de 2016, 1.15 h.)

Alcolea: A. en el recuerdo voy a llenar de luz con todos los planetas en las manos las viejas imágenes que se han tornado amarillas con el tiempo las miro elijo una que me es especialmente amada la ilumino y pinto de colores y el pasado vuelve y vivo lo siento en ella apareces tú joven gallardo veinticinco años cuerpo deseado tantas noches ojos como un mar profundo donde te encuentro vuelvo contigo a recorrer todos los caminos que de niños habíamos hecho y ya hombres hacíamos a veces con miedo hiere tu ausencia con tanta fuerza como el día de tu muerte pero aunque duela a ti te busco en ti me duermo porque después de tantos años y ya viejo puedo decir que todavía te quiero

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creación literaria: poesía

Maitino gris voi á enforicar a duna ubierta d’a gollada tuya en chicota redoma de veire azul é á ficar rafe d’ebano con pan d’oro á o tuyo rotilán riso que de nueis me revella tresoros son que en momentos de malinconía como iste sinse tu m’emplenan de luz entre que tomba iste maitino griso e me deixo arrocegar per una murria feridera ... sobre o mar sondormiu esnavesa un enreble irreal barco sinse destino que no se t’án me se leva (Vera, 30 d’aviento de 2016, 14 h.)

Mañana gris voy a esconder la duna abierta de tu mirada en pequeña redoma de vidrio azul y a poner marco de ébano con pan de oro a tu rutilante sonrisa que por la noche me despierta tesoros son que en momentos de melancolía como este sin ti me llenan de luz mientras pasa esta mañana gris y me dejo arrastrar por una modorra hiriente ... sobre el mar adormecido atraviesa un débil irreal barco sin destino que no sé hacia dónde se me lleva

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creación literaria: poesía

Paisache soniau da-me tota la sal que l’aire ha posau n’o tuyo cuerpo barco que sobre arena blanca navega n’a tardada que s’eslangue entre o solenco flamenco suspendiu n’o espiello morau d’a laguna e a escuma que o lusco pinta d’amariello e royo n’a sonora espuenda ... da-me ixa sal n’a glarima que en despedir-nos talmén amaguemos ta no fer-nos mal entre que os mons multiplicaban uembras nunciando a nuei e o sol cayeba dellá de l’horizón da-me-la en sudor saliva esperma simiéns vivificaderas que en yo siento cherminar ... hue capuzau n’ista nostalchia d’a plevia terne que veigo atraviés d’o balcón te sonío á tu m’acarrazo en tu oceano de profundidaz abisals me chito sobre mansos praus de posidonias dispierto t’aguardo (Barcelona, 21 de noviembre de 2016, 18.56 h.; sobre poema escrito en Barcelona o 28 d’abril de 2013, 16 h.)

Paisaje soñado dame toda la sal que el aire ha depositado en tu cuerpo barco que sobre arena blanca navega en la tarde que languidece entre el solitario flamenco suspendido en el espejo violeta de la laguna y la espuma que el ocaso pinta de amarillo y rojo en la sonora orilla ... dame esa sal en la lágrima que al despedirnos quizás escondimos para no hacernos daño mientras los montes multiplicaban sombras anunciando la noche y el sol caía más allá del horizonte dámela en sudor saliva esperma simientes vivificadoras que en mí siento germinar ... hoy sumergido en esta nostalgia de la persistente lluvia que veo a través del balcón te sueño a ti me agarro en ti océano de profundidades abisales me acuesto sobre mansos prados de posidonias despierto te espero 110

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cuan os uellos son arcos de san chuan ubiertos sobre caricias amagadas

creación literaria: poesía

Vivo cal acubillar a parola en roldes de luz perdius entre desierto e augua turbia recito abonico vocables feriders como piedras d’amolar que tallan l’aire en innombrable canta e sinse decir digo que baixo a nuei an que me trobo solo que a tuya uembra ye luz que alumbra ... e como un miraglo siento que soi vivo (Barcelona, 28 de mayo de 2016, 18.30 h.)

Vivo cuando los ojos son arco iris abiertos sobre caricias escondidas hay que cobijar la palabra en círculos de luz perdidos entre desierto y agua turbia recito despacio vocablos hirientes como piedras de afilar que cortan el aire en innombrable canción y sin decir digo que bajo la noche en que me encuentro solo tu sombra es luz que alumbra ... y como un milagro siento que estoy vivo

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creación literaria: poesía

firma invitada: Rafael Lobarte Fontecha

Demoras sicilianas I La ignorancia siempre aviva el ansia de poder. Desconocen de la isla su extensión enorme y el gran número de gentes que la pueblan, y que marchan a emprender obcecados una guerra que les resultará tan onerosa como aquella que sostienen. Pero les ciega el oro público, el oro que guarda la penumbra de los templos: los sesenta talentos que se ofrecen. II Que transportar sería necesario considerable número de hoplitas tanto propios –hoplitas atenienses– como aliados, también peloponesios a cambio de soldada; y multitud de arqueros, lanzadores de dardos y de honderos que luego hicieran frente a su caballería; y botar una escuadra poderosa que en combate naval nos haga a ellos superiores y de cebada y trigo nos provea a su vez; requerir quien se apreste a la molienda y en fin dinero, ay, mucho dinero… Lo dijo Nicias, hijo de Nicérato, en el decimoséptimo verano de aquella triste guerra. III Aprovechad mi juventud, os digo, el entusiasmo ciego que se muestra en mi carácter, mi osadía, pues soy la viva imagen de vosotros –sabéis que siete carros compitieron, los siete a mis expensas, en Olimpia, y que obtuve con ellos la victoria y además un segundo, un cuarto puesto–.

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Despreciemos el tardo poderío de los lacedemonios. ¿Juzgáis permanecer posible acaso sin lucha en la alta cumbre de los conocimientos? Corramos a la acción. Juntos realicemos bellas gestas. IV Son los dueños del mar. Con férreo tridente han sometido las ciudades de la Caria y la Jonia, y las islas numerosas que surcan el Egeo –y eso que pretendían en un primer momento liberarlas del yugo de los persas–; y también las que miran nuestras costas –nemorosa Zacyntos, Cefalenia, Corcira– aliadas suyas son. Dominan con sus naves veloces los Estrechos, la Tracia, la Calcídica. Vencieron a las tropas del Gran Rey en combate terrestre y en un naval combate. Y aun a afrontar se atreven –ellos que son un pueblo jonio– las inmobles falanges espartanas. Su fortaleza es mítica. Su poder, tan lejano, inquebrantable. V Si aprestadas las naves saliéramos unidos a enfrentarnos con ellos hasta el promontorio de Yapigia, su audacia sería derrotada por la osadía nuestra y el temor pretendido por un terror presente. VI Pero no han de venir. Y si vinieran ¿qué mal, decidme, habrían de infligirnos sin recibir otro mayor a cambio?

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creación literaria: poesía

Obligados por larga travesía a navegar sobre ligeros barcos, apenas si de un modo suficiente podrían pertrecharse de cuanto, me parece, es necesario para ciudad tan rica y populosa someter y que cuenta con recursos tan grandes, ubicada en un medio que habrá de presentárseles hostil. Bien sé que sois vosotros –tanto os irrita nuestra forma de gobierno– los que andáis propalando tal suerte de invenciones. Conservarán, si son sensatos, cuanto ahora en paz poseen, sin arriesgarse en una vana empresa. VII Y mientras, junto a todos sus aliados, ya estaban en Corcira ellos, los atenienses, y desde allí dirigen a las costas itálicas, a territorio heleno, –el vasto promontorio de Yapigia– sus elevadas proas, por el inmenso mar, el mar innumerable, profundamente azul, siempre impreciso, que transitan los peces escamosos y las velas conmueven con las brisas; en naves con tres filas de remeros, unos pocos caballos y una multitud abigarrada compuesta por hoplitas, servidores, peltastas, albañiles, panaderos, pequeños comerciantes, carpinteros y putas; herramientas para la construcción, algunas provisiones y cada cual con su temor oculto o su esperanza firme. Y desde allí a Regio navegando por el mar espumoso, el hondo mar divino. Pero no los reciben en Tarento y las demás ciudades les cerraban

sus puertos y mercados dejándoles tan sólo el agua repostar y que sus naves anclaran en seguro. Y en Regio, por más que finalmente se dispuso un mercado, tampoco les ofrecen acogida dentro de la ciudad y rehusaron hacerse aliados suyos. Y este fue el principio de enormes males. Vino por fin la tibia noche con su alta corona de espadas fulgurantes y antiguas, librándose al reposo los seres todos de la tierra oscura, el mar salado, el espacioso cielo. VIII Y sucedió que no, que no había riquezas semejantes en Segesta, que la abundancia aquella de labrados metales –incensarios y vajillas, copas de oro– era una, la misma, transportada de aquí para allá, con tal destreza, que incluso a los legados de la docta Palas engañó, ávidos y ciegos. IX Entonces deliberan los tres, los estrategos atenienses, si, con todo, sería preferible regresar una vez reconciliadas Segesta y Selinunte –no otro era el pretexto invocado– o, a fin de evitar comportamiento impropio de ciudad tan excelente, permanecer allí buscando alianzas entre pueblos afines, o atacan de improviso aprovechando la situación confusa, el pánico que aún provoca número de naves tan enorme, tal cantidad de hombres y pertrechos. Se deciden al fin por la demora.

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creación literaria: poesía

Miguel Ángel Curiel

Azul

Se muere allí arriba.

A Uxía Piñeiro Es lenta, más lenta aún que la hierba, la lana de esas nubes, lo dice siempre el aire. Se muere allí arriba. Espejo de madera al que llamo como a una puerta. Puertas por las que pasar de una alegría a otra, puertas abiertas en la noche a las sombras azules. Así un azul que entrega de nuevo el mundo limpio y descansado para que lo agotemos de trabajos y corrupciones. Tras la cerca trabajan los árboles redondeando sus frutos con nuestro aliento, y alrededor de la sombra o los montones de ceniza, la espuma negra (por un tiempo leche de miedo) vuelve al azul, así nuestros ojos ven la maldad. Quien se rompa por esto que siga al día, entre en la casa y se duerma en el azul. Hay todavía un testigo de esto, y pinta una mancha sobre otra, pinta el azul hasta llegar al blanco. Hay allí luces aún más frágiles que estas, cristales negros más transparentes que aquellos que se rompen bajo los pies y preguntas que se saldan con la abundancia de hierba. Pasos sobre suelos de cristal y debajo de las pisadas la hierba escindiéndose como la nube que se rompe contra las crestas, algodón del aire lo llamé. Los ojos que lo afilaban todo son ahora romos e inseguros, y sin embargo más penetrantes que los sueños, por ellos pasa el aire azul y se adentran aquellas nubes más inciertas que las nubes y más invisibles que lo que esconden. Cuanto más se afanan los ojos en lo lejano, más azul encuentran para adentrarse en lo que ya no se ve. Nadie ha sido invitado a este mundo. Ninguna voz dispersa en las montañas se oye después, y es precisamente eso lo que deja el espacio más claro para que te vayas. Ninguna voz es más clara que esa que aúna la luz a la vida, todavía daba igual lo que dijera mientras se extraviaba. No es fácil que enraícen las palabras en un lugar vacío, cuanto más puras más les exige la tierra, más inseguro es que suban hasta la boca.

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Los días se han plegado después de haber sido claros y anchos, y ahora se encienden los espinos como los candelabros del discernimiento, espinos que arderán todo el invierno cerca de las casas vacías. Así vendrán días más luminosos que la esfera del perdón, que se empaña cuando gira despacio por la boca del que mira el cielo en el agua. Ya no pueden obligarme a estirar el cuello más, y a romperme contra mí mismo para ser más alto. Esos días han dejado en el cielo una siembra de estrellas y a un sembrador con las manos de cristal. Ese sembrador escuchaba en los huecos del mundo, y cada vez el azul era más oscuro, menos brillante o más lejano. Un azul que avisa y llena la boca. Es lo que dice siempre el aire. Esquejes a los que el azul ayuda, o semillas, eso son las palabras, semillas de lo remoto. Era así como iba apartando con las manos palabras y raíces, apartando la niebla del hoy, abandonándome a la altura más que a la desdicha, abandonándome a la alegría de una luz más ligera que la luz, sabiendo por otro lado que es imposible sostenerse por mucho tiempo allí arriba sin caerse, –menos aún con las palabras, que son de alguna manera el plomo del alma, y el lastre–, sin sentir entonces el golpe incruento de la realidad, un cristal que duele en la memoria cuando se rompe. Tierra dura que al embarrarse no es más que un amasijo de cielo e infierno. La sombra bajo la tierra aún se alimenta de luz. «Ya no amaré las formas, no las amaré más.» Se oía esto, pero no sabía muy bien de dónde llegaba ni qué quería decir, y menos aún a quién entregar esas palabras que salían de la maleza. A una ventana de almas –si es que aún podemos darle a esa palabra un sentido menos evanescente del que tuvo, y un significado que aún pueda guiarnos por lo intrincado–. Ventanas de almas, así he querido llamar a eso que carece de marcos y es más abierto que lo abierto, aunque se llamen unos a otros por su nombre desde las distancias

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creación literaria: poesía

de la tierra. Lo que encierran las palabras siempre está abierto al mundo, y el amor, cualquier tipo de amor lo ilumina y a la vez lo ciega al haber querido quemarse la boca en el agua de la fuente de los heridos, una fuente agria que cura. Oí decir, «Bebimos su vino de aire, nos calentó con su cabeza el ángel y las cicatrices eran los caminos», pero no sé de dónde venía esa voz ni de quién era. Aquellos días claros, sucesión de días claros y abiertos al infinito, así se alejaba del hombre por los días del verano. «Están las puertas abiertas, yo no las cerraré.» Puertas del día, a las que el hombre se sienta a desentenderse, a callarse el mundo, a no desear otro día que el que lo envuelve en la luz. Que yo pueda ver lo mismo que él, la casa abierta al mundo abierto, o la extenuación del día. Alguien le dice, vete, sal, es la hora, y de nuevo esa ciega fidelidad a la luz en la que un hombre quema sus ojos mirando pequeñas cosas, un óvalo, una cadena, un vaso lleno de agua, una estrella de mar, un canto de río más redondeado que su vida. Mira y se calla el mundo dentro, por una vez caben en él mares y montañas, el espacio y la mentira. El mundo ha entrado dentro de él y aún le sobra espacio para la soledad de los otros. Es lo que dice siempre el aire.

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creación literaria: poesía

María Pilar Martínez Barca

Susana Hernández

Puedes ir ya descalza por el mundo

No quiero estar...

El tiempo ha desgastado los tacones, mientras la arena cae en la oquedad vacía de tus párpados. Tan apenas una niña, los escuchabas subiendo y bajando la escalera de la infinita caracola. Simétricos, ágiles, impetuosos. Tú nunca los calzaste, ni tan siquiera en una adolescencia que se te fue como agua de las [manos, de la noche a los panes compartidos. Pero aún te apoyabas en aquellos tacones jóvenes de tu madre. Después, en un suspiro, la crisis de los treinta, cuando pensabas que nadie te amaría para la eternidad. Tus labios se curvaban hacia las lágrimas mientras el zapatero les echaba algún que otro [remiendo. Arrugas de la edad. Los zapatos terminaron tirándose, pero tu piel volvió a iluminarse desde dentro cuando aprendió a amar y a desprenderse de las escamas viejas. Ahora no usa ya tacones, y tú sigues llevando calzados ortopédicos, como [columnas firmes que sostienen la vida y su contorno. Déjate respirar, perdónate los lunares manchados de ceniza que te afean el alma. Cruzado el meridiano, escuchas sus pisadas asimétricas. Y tomas aire. Puedes ir ya descalza por el mundo.

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No quiero estar si estando me llevan al final del camino. Quiero ser aunque el dolor me muerde el alma. No quiero estar, quiero ser… Pero no ser la ceniza que dé sentido a tu sueño eterno… Quiero mis días, mis horas, incluso el último segundo de mi último minuto… Así soy, la mujer que sabe ser y querer… Y te quiero a ti porque tú sabes lo que quiero SER.

Quiero estar... Ya no quiero SER si serlo me lleva al final del camino. No quiero ser si el dolor me muerde el alma. No quiero ser, quiero estar… No quiero ser la ceniza que dé sentido a tu sueño eterno… Quiero mis días, mis horas, incluso el último segundo de mi último minuto… Así soy, la mujer que sabe todo lo que no quiere. Y querer… sé que te quiero a ti porque tú sabes lo que no quiero.

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La palabra

Te quiero ver llorar, que no será porque no haya razones para no hacerlo. Quiero verte llorar cuando nos matan, cuando ves a ese niño tras la alambrada, hambriento y de sonrisa helada. Sé hombre y llora, termina con la farsa viril y enséñanos el color de tus mejillas, húmedas de agua y sal… ¡El mundo pierde tanto sin tu llanto! No te escondas detrás del hombre que te obligan a ser y deja aflorar tu condición humana. No seas solo laurel o hiedra, sé también la rosa que se ofrece, la mariposa que renace para pintarme el aire…

Desgranar el poema como un fruto del que desechas el corazón para nutrirte de su carne de su jugo de su esencia

Sandra Lario Prada

¿Rasgará su lamento mi pecho encriptado e indescifrable enlutado enlatado castrado y vetado en anhelo?

Reconocerse

¿Quemará los cadáveres hundidos en cada navío errante que me habita cuerpos argollados famélicos que no llegaron a nacer?

Presiono mi estómago con las manos frías como el hielo inminente del lago en invierno introduzco uno a uno los dedos en la hendidura sangrante de la herida rasgada bajo la cicatriz que deja de ser para dar paso inverso de crisálida a gusano introduzco mis fríos dedos y se impregnan del calor visceral que desprende la sangre empantanada que lucha por fluir por ser viento en los túneles Voy a quemarme una vez más voy a bregar hasta escuchar el trasiego de mi sangre el frío me atenaza y los árboles se quiebran

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Y te quiero ver...

quitarle la piel lentamente con el filo del cuchillo que avanza impasible rasgando cercenando rasurando eliminando el residuo de lo que fue y no será en el paladar de quien lo tome de nuevo ¿Cruzará con anhelo mi boca extenuada mis labios secos mi saliva yerma? ¿Atravesará el abismo de mi garganta como el fulgor de la estrella que brilla al morir?

¿Morirá enraizada a la tierra que me hizo agujeros en los pies? ¿Salpicará los tobillos de barro al pisar el suelo encharcado? ¿Germinará vida en los campos yermos en la arena estéril en la escarcha sucia? ¿Podrá la palabra terca y vivaz algún día sanarme?

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Ser

Gemma Carreras Esparza esta noche en un cuarto de reflejos los estampados del yo sobre la pared ruth weiss

Miro voluble a mis espejos trazando estelas amarillas sobre el cristal ahumado multiplicaciones del Yo reverberaciones de luz sobre la pared desdibujo el trazado de la piel con el tacto diluido en la frontera inexistente entre la sangre y el aire me expando como un cuerpo sin continente que reivindica su contenido soy múltiples y caóticas veces soy como un torrente de luz como un huracán violento solo estoy removiendo el mundo solo estoy guardando dentro la ciudad que ahora veis yerma yo soy la ciudad que habito

Una humareda de restos calcinados inunda el ambiente –extravagancias quemadas que perfuman el rencor de los únicos supervivientes al homicidio urbano–. Y mientras, tu ser solo conserva las cuencas de los ojos con los que viste cómo en mi felicidad se incrustaban rocas espinosas.

Goteo melancolía, efímeros recuerdos incrustados. Caminante sin retorno: tú luchas para olvidar, yo para perdonar, para que todas nuestras balas perdidas en la arena sean veneno atemporal. Ellos siguen bebiendo hipocresía en la senda amarga. Mientras que el recuerdo de la belleza dista mucho de la realidad. Por eso, para perdonar hay que dejar de gotear.

El final está terminando de escribirse quién fuera un abismo consonántico quién fuera el mañana para expresar cómo me encanta el perdurar del tiempo El final está rasgando el miedo mientras cose una esperanza manchada en un te quiero

yo en definitiva soy

(Del Subterfugio, ed. Estrellas Fugaces, 2016)

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Al alma Qué tremenda herida restañada, qué vigorosa y restablecida, qué bien te encuentras hoy, alma, que con música parloteas emocionada, aún no sé cómo me cabes en el pecho, alma. Tan dilatada de alegría hoy, hasta me pides que siga tu emoción, henchida y dilatada, alma. Si hasta los sempiternos felices pajarillos te tienen envidia, no vaya a ser que hasta yo la tenga. Voy a abotonarte en el pecho, para que ahora sí feliz no te me escapes del sombrero, y vayan a volver los disminuidos, los pequeños, los [contraídos, los tus volúmenes reducidos y vuelta a esperar nuevas y renacidas alegrías dispuestas a despegar, mi deliciosa, mi misteriosa, mi salvavidas, mi necesaria, [mi alma.

Nacho Tajahuerce

Poesía Política No existe la poesía política, tampoco el político poeta. Todo es mentira. Háganme caso, tampoco existe el poeta que escribe poemas de amor. Todo es destrucción. El resto es molino sin aire o boca sin alimento. Escribo una palabra y me escudo en el silencio.

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Hambre y sed Somos hambre y sed. Así comenzó el discurso progresista burgués de un alto cargo del gobierno. No somos hambre y sed, somos su hambre y su sed. Nuestra caridad y su miseria. Caridad: gran mentira de la sociedad biempensante. Así que no os engañéis. Somos su carne y su agua en un mismo rostro, el mismo rostro que les niega el pan.

creación literaria: poesía

Esteban Cubero

Salto al vacío Si quieres luchar por un mundo mejor, no te olvides antes de recoger la ropa. Si crees en la justicia social, ayuda a quitar los platos de la mesa y sobre todo no pierdas de vista las facturas del banco. Y si pretendes ser feliz, hazme caso, mira hacia atrás lo menos posible, avanza, pero no corras, hay tiempo, tenemos tiempo. Tan solo debes esperar el momento adecuado para saltar.

Aspiración La soledad es innata a todo ser humano. Todos estamos solos, eso es lo primero que debemos aprender. Más adelante llegará el delirio y los amigos, el paso del tiempo rodeados de gente. Es a eso a lo que aspiramos. Repito: a rodearnos de gente. No debemos tener miedo. Ha sucedido en todas las civilizaciones y ninguna ha sobrevivido a la historia. ¿Por qué la nuestra debería conseguirlo? Somos la brisa que recorre el mundo.

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Adrián Flor Martínez

La nube Ahora que el sol está En la cúspide de su trayectoria; Visto que incluso Las estrellas, Los reyes, Los imperios, Caen, Perecen, Se desmoronan; Visto que se pierden en el ocaso Como la luz curva de los ojos; Visto que nada escapa de la gravedad, Tan siquiera la vida, Quisiera ser todos y ser ninguno, Quisiera ser infraleve, Liviano como nenúfares armónicos Con el agua que custodian; Quisiera evitar esta atracción Que nos comprime, Que acaba hasta con el nombre De las personas. Ya que no hay paraíso Ni infierno Que en un cielo quepan, Quisiera ser minúsculo e imperceptible Como la electricidad y los datos Y vivir eterno en la nube: Sin miedo a la muerte; A que el brillo de los astros, El reflejo de las coronas, El esplendor de las naciones, El amor que emanan tus vidrios, amor, Se pierdan convergidos en un punto oscuro, olvidados, allí en el infinito.

Sed lírica En las épocas en las que todos rechazaban el agua ofrecida,

Ahora que las mentes quieren beber, aseguráis que no hay lluvia para todos, que es tiempo de sequía, que no es bueno tener tantas bocas sedientas de lírica.

Nido de gusanos Dejadles. Ya vienen. Ya crecen dentro de mí. Ha llegado la hora de pagar mis deudas: todo amor dado, todo amor recibido. No os preocupéis. Abridles. Abridles ya las puertas. Dejadles que devoren mi templo, que arrasen con este pecho de limo, con este vientre de fango. Dejadles a los seres vermiformes que sean la plaga que anegue mi cuerpo. Dadle al insecto lo que es del insecto. Dejadles, ya es tarde, sabía desde el principio el precio de nuestro pacto. No os preocupéis. Ya vienen. Ya crecen dentro de mí. Ahora mi cabeza es: liquen y musgo; mi corazón, el corazón de hombres y mujeres que quisieron gobernar todo aquello indomable, es un nido de gusanos.

os quejabais de la tierra árida que crecía en la cabeza del vecino.

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gasolina, productos químicos y medicamentos, móviles, televisiones y monedas.

1984 ciudadano «0»

El Ebro traga gustoso viagra, trankimazin y cocaína, colillas, orines y excrementos humanos, animales muertos y latas.

Aunque me contemplaras severamente, yo sonreiría porque encontré una semilla y germinó allí donde habitaban, sedentarios, los eriales. El tiempo, espiral indómita, no se deja almacenar como la fruta temprana, no permite reconstruir los despojos que cubren las [heridas, no siente compasión por el que naufraga. Testigo omnipresente, custodia el eco de los besos queridos y los gritos encontrados, cincela las cicatrices de las utopías y los desengaños, las risas que se tornaron en llantos. Notario sin tregua, certifica que, en sus vastos dominios, levantan muros por temor al miedo, esparcen palabras huecas sobre el horizonte, niegan el exterminio para soportar el odio, se dejan llevar hacia donde sople el viento…

Rafael Sanz Sierra

Río Ebro El Ebro traga gustoso papeleras que tiran los imbéciles, ruedas, bolsos y zapatos, carritos de supermercado y muñecas violadas, coches, botellas y cadáveres. El Ebro traga gustoso peces invasores: siluros, alburnos y mejillones cebra, compresas, condones y ropa vieja. El río traga gustoso la mierda de la papelera de Montañana,

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Jesús Claver

El Ebro ya está harto y la próxima primavera, con las lluvias, se va a desbordar y va a arrasar Zaragoza.

(De la plaquette Manifiesto Underground y otros poemas insidiosos)

Wikileaks Encontré a Julian Assange hasta los cojones de bailar ballenatos en la embajada de Ecuador en Londres. Lo llevé a los jardines de Luxemburgo a hablar con la soldado Manning que le habían metido 35 años de cárcel por sus servicios a la patria. La ingesta de yuca y frijoles habían convertido a Julian en un fornido criollo; su pelo blanco y churretoso había desaparecido y, en su lugar, ahora tenía el pelo oscuro y cojonero de los mulatos. Aprovechando la coyuntura nos largamos a San Juan de Puerto Rico a darle al perreo. Edward Snowden me mandó un sms encriptado desde Moscú diciéndome que se venía al Caribe porque pasaba de pasar tanto frío en esas calles postcomunistas. Putin puso el grito en el cielo, y la administración Obama mandó a Donald Trump y un comando de SEALS a darnos caza. Corrimos más que Kung-Fu por aquella maldita isla, y cuando los tres teníamos los punteros láser posados en nuestras frentes,

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la soldado Manning capitaneando a los jemeres rojos nos salvó el culo ametrallando a los perros del Tío Sam.

La alta velocidad Si cagar en los baños del AVE no es una opción, que venga un rabino a rezarme unas oraciones. Con la barba por los huevos me hice un escudo antimisiles. Trump resucitó la guerra de las galaxias lo que suscitó que me dedicara a asar cuervos en torres de alta tensión. En la silla de ruedas iba una langosta con síndrome de Down y un autista filipino pedía fondos ilimitados al Deutsche Bank. Una sucesión perniciosa de 14 Turbo Warrants colapsó al BCE, pero a mí hizo que me llamaran «La Polla de Platino».

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Leer para vivir: adultos La Sociedad Vulnerable. Por una ciudadanía consciente de la exclusión y la inseguridad sociales Fernando Gil Villa Tecnos Madrid, 2016 140 páginas

El texto pone el foco sobre la vulnerabilidad y los vulnerables, que constituyen el epicentro de la publicación a través de un análisis desde la perspectiva sociológica, acompañada por aportaciones de otras disciplinas como la filosofía, la psicología, la economía o la semántica. Desde esta óptica, se dibujan los pilares que sustentan la sociedad vulnerable en la que vivimos actualmente. Así, ocupan un lugar destacado los tándems exclusión/desigualdad social, vulnerabilidad/exclusión social o inseguridad/vulnerabilidad, entre otros. Otro aspecto reseñable de este ensayo lo constituyen los diversos ejemplos ligados a la vida cotidiana (ambientados en España y Latinoamérica), que ilustran situaciones reales, focalizadas en individuos concretos y en entornos cercanos y familiares, y que permiten al lector una reflexión más profunda sobre los aspectos denunciados por el autor. Se indaga sobre conceptos como exclusión, desigualdad social, inseguridad, dignidad y justicia social, que constituyen el eje vertebrador sobre el que se van articulando los 9 capítulos que lo conforman. En primer lugar se contextualiza la desigualdad social y su relación con la aplicación de políticas neoliberales que recortan en gastos sociales, todo ello apuntalado con datos sobre exclusión social en España y otros países, en ámbitos como el educativo, el laboral, sanitario y el social.

Se identifican tres grupos clave de vulnerables: mujeres, jóvenes y ancianos, exponiéndose sus vínculos con la inseguridad que esas situaciones de partida generan, a tenor de las características globalizadoras de la sociedad actual. Partiendo de la premisa de una ciudadanía vulnerable, dentro de ella, los ciudadanos marginados son doblemente vulnerables por esa condición que les aboca a situaciones de mayor inseguridad y riesgo social. Esta desigualdad se multiplica si se le unen otras variables como las minorías étnicas, la pobreza, la encarcelación, la violencia o la inmigración. La fuerza discriminatoria del género queda también evidenciada con diversos datos estadísticos. En cuanto a la juventud, se aborda la violencia, las dificultades de acceso al mercado de trabajo y el abandono escolar. Las personas mayores, por su parte, son consideradas como uno de los grupos más frágiles que además de hacer frente a elementos como la soledad o las dificultades de salud, se mueven con mayor dificultad en un contexto de cambio tecnológico. Para mitigar estas situaciones, Gil Villa apuesta por políticas educativas y sociales que luchen contra prejuicios y discriminaciones con, por ejemplo, programas de educación intergeneracional no formal. La justicia y la compasión se erigen como las bases sobre las que construir nuevas políticas educativas, legislativas y sociales. La filosofía y

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la psicología, por su parte, respaldan la compatibilidad entre la solidaridad, la libertad y la compasión con metas individuales y sociales. Estos elementos, responden a una cuestión poco investigada y que el autor tiene el acierto de poner sobre la mesa: la formación profesional y psicológica de los funcionarios de sectores como el educativo, el político o el judicial. El autor señala dos propuestas para acabar con los vulnerables que van desde la ironía mordaz de la primera, consistente en dejarles morir amparándose en el darwinismo social, a la propuesta constructiva de la segunda, que pasa por ciudadanos conscientes y activos que terminen con la condición de vulnerables. Por tanto, la conciencia sería la piedra angular para revertir la sociedad vulnerable actual y sus posibles herramientas las redes sociales y sobre todo, los cambios en educación. El epílogo sobre la vecina Petra apostilla el verdadero valor que aporta esta obra, ofrecer a través de datos y ejemplos de la sociedad actual cargados de cotidianeidad y cercanía, una perspectiva crítica que abra el camino para despertar a una ciudadanía que asiste impasible a dificultades como las de esta anciana. El eje temático del texto implica una dirección a contracorriente de las principales líneas de investigación de los sociólogos y educadores contemporáneos. Por todo ello, se trata de una obra crítica que busca, entre otros objetivos, sacudir a una ciudadanía aletargada y cada vez más acostumbrada a vulnerables cercanos y lejanos. La filosofía de esta obra no se limita a diseccionar los núcleos temáticos mencionados, sino que realiza una serie de sugerencias y aportaciones que pasan por los ámbitos individual y social, focalizadas en el terreno político pero sobre todo en el educativo. El libro constituye una herramienta de análisis de la sociedad posmoderna que recorre exhaustivamente variables económicas, sociodemográficas, educativas y sanitarias, poniendo el acento en el momento actual, pero sin olvidar una retrospectiva a la época moderna, a la que mira de reojo para contrastar la evolución de la especie humana en términos sociales. Noelia Morales Romo

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Giovanna Rivero Caballo de Troya Madrid, 2014 176 páginas

Escaparse, desaparecer, escabullirse, evaporarse, irse, abandonar: es lo que busca la protagonista de 98 segundos sin sombra (Caballo de Troya, 2014), última novela de la escritora boliviana Giovanna Rivero. Quizá la huida sea uno de los temas nucleares de esta estupenda novela, narrada en primera persona por Genoveva, una adolescente de voz lúcida, fresca y corrosiva, a la que escuchamos desde las anárquicas entradas de su diario íntimo, escondido en las páginas de una agenda de tapa dura, que atesora el registro íntimo, subjetivo y personal del curso cotidiano de su vida, pensamientos de los cuales desea dejar constancia en aquellas huellas fechadas, que diría Lejeune; aunque en el caso de Genoveva carecen de la marca cronológica, acaso como un intento de reflejar la monotonía e inmovilidad de su vida, esa vida a la que ella procura otorgarle sentido y emoción indagando en los recovecos más profundos de sus entrañas. Una atenta y vigilante búsqueda con los ojos bien abiertos para observar el mundo exterior e interpretarlo luego, según los moldes que la propia Genoveva va construyendo en su peculiar manera de subjetivizar aquello que ve y vive y oye y siente. Sin duda una atalaya privilegiada la que nos regala esta novela. Genoveva es una excéntrica chica de provincias, un personaje inusual para Therox, un pueblo pequeño y cerrado sobre sí mismo, un pueblo que se balancea según los caprichos y contradicciones que el narcotráfico le ha impuesto. Therox es un lugar que se desenvuelve como si fuera una isla según la per-

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Formas ir huir en 98 segundos sin sombra

cepción de la protagonista, quien solo desea alejarse de la falta de horizontes a la que se ve condenada en ese cronotopo de hastío, corrupción y banalidad. El diario es una de las vías que la imaginación de Genoveva encuentra para huir hacia un escenario vital que le otorgue plenitud a un futuro que en Therox se proyecta como una ciénaga espiritual a la que ella no está dispuesta a ceder. A la pseudo insularidad que encierra y enclaustra a Genoveva, debe sumarse una familia disfuncional compuesta por el padre depresivo y amargado, representante del fracaso de las utopías de una quimérica izquierda malograda; la madre casi fantasmal quien, tras el nacimiento de un hijo con retraso se evade entre ensoñaciones astrológicas, largas caminatas y, tal vez, una relación adúltera. Genoveva solo recibe la incomprensión y falta de empatía de esos padres a los que rechaza con devoción, sin culpa. Pero ella no es una isla, como Therox; ella tiene –aunque escasas– algunas vías de comunicación y diálogo; no obstante sus interlocutores están signados con diferentes formas de enfermedad, quizá el vínculo que los hermana a la vez que margina. Su abuela Clara Luz, su hermanito Nacho y su amiga Inés son los personajes ante quienes Genoveva no se siente ni un monstruo ni un bicho raro ni una solitaria caprichosa. La abuela es una especie de bruja buena que compaginaba servicios de plañidera y rezadora cristiana, con la práctica del vudú, pero que durante la novela encontramos enferma, pegada a una máquina de

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oxígeno que le ayuda a transitar por sus maltrechos últimos días, y a quien Genoveva ayuda a liberarse de su tísica «cárcel del alma». Nacho nació con un retraso que a la vez que lo aleja del mundo, lo acerca fieramente a su hermana. Ella lo ama con devoción. Inés es otro personaje singular, capaz de otorgar a sus desórdenes alimenticios un contenido casi metafísico que Genoveva no discute. Clara Luz, Nacho e Inés son el triángulo de amor que Genoveva intentará, de alguna manera, llevarse con ella cuando decida emprender su huida y alejarse del desierto afectivo que para ella es Therox. Acaso la enfermedad, una mácula del cuerpo en el que viven, sea también una manera de inocencia, un camino a través del cual el organismo ha sabido purgarse y liberarse de todo aquello de inmaterial que hace al yo. Irse. Al final, el «afuera» se presenta como el único destino viable para los personajes que laten en la misma sintonía que Genoveva. La desaparición que persigue Inés es literal y la bulimia, la vía que la ayudará a desprenderse de un cuerpo que la mantiene atrapada. El cuerpo puede ser un lastre de varias maneras, por eso, el de la abuela debe ser abandonado: ya no es útil. Ya ha realizado todo aquello para lo que podía servir. No será difícil liberar a Clara Luz de su dañada prisión. Un trozo de cabellos blancos (símbolo femenino decolorado por la edad) de su abuela es lo que Genoveva rescata de ese cuerpo para llevarse consigo. En el caso de Inés apenas hay materia y en un último acto de fidelidad a su amiga, Genoveva no portará un fragmento del obstáculo físico y material, sino apenas una réplica del mismo, una muñequita sin boca (no puede hablar, ¡ni comer!) que la propia Inés construyó de sí misma. A su hermano que es pequeño y parte de ella (así lo cree la protagonista) se lo llevará consigo en ese viaje trascendental que piensa emprender para alejarse de Therox. Cada vez es más grande su deseo, su necesidad de irse al extranjero, escribe Genoveva en su diario. Porque para ella el extranjero representa ese lugar donde las opciones no están restringidas, un lugar donde existe trabajo de verdad (en Therox, el trabajo ha sido absorbido por las fauces del «negocio»). El extranjero se convierte en el escenario de la ilusión, del diálogo con los otros, el sitio donde no sea solo esa joven inadaptada, obsesionada por la manía de contar los segundos que duran aquellos insignificantes eventos que hacen que la vida avance. Por eso, cuando se cruza en su camino el maestro Hernán –especie de timonel y guía en conocimientos

astrales– Genoveva comenzará a dar forma concreta a su plan de huida cifrando su meta en Ganimedes, en cuyas enseñanzas ha sido iniciada por el gurú, convertido en su mentor y consejero espiritual. Genoveva encuentra en él y sus enseñanzas las repuestas a sus más insondables interrogantes vitales y, probablemente, un oscuro y mal confesado primer amor. Igual que el alma/la esposa en el críptico poema de Juan de la Cruz, «en una noche escura / con ansias en amores inflamada […] salí sin ser notada/ estando ya mi casa sosegada», así emprende Genoveva su huida (también, tal vez, otro primer paso hacia el camino místico, como en el poema), llevándose solo a su hermanito, su diario y los objetos que simbolizan a su abuela y su amiga. Ella, asimismo, escapa para encontrarse con quien le dará otra forma de luz, el maestro Hernán, el guía que la conducirá a ese otro lugar, más allá de cualquier extranjero fieramente perseguido. Mientras llega el momento de abandonar el hogar –de la soberbia y hábil mano de Giovanna Rivero– compartimos con Genoveva unos meses de su último año de colegio, un colegio de monjas donde la invisibilidad es su mejor opción. Compartimos las reflexiones que le despiertan sus compañeras de clase, sus profesores, sus padres, su abuela. Todo aquello que ama, odia, o no comprende. Estamos a su lado mientras se va alimentando y creciendo su deseo de huir, de desaparecer, igual que le ocurría a su sombra durante los 98 segundos de absoluta y límpida felicidad, cuando la luz se traga el reflejo que su cuerpo proyecta sobre el suelo. Entonces, cuando no hay nada, ni la propia sombra, llega la felicidad. Para alcanzarla debe prescindir de su sombra, que no es más que el reflejo de un cuerpo durante el instante en que le ha interceptado, le ha robado, la luz al sol (al dador de luz, nada menos). En ese momento en el cual el cuerpo y la nada son uno (como el amado y la amada en el poema del santo), es el de la totalidad del yo. Y apenas dura 98 segundos. Sin duda, la desaparición, la conversión del yo en nada, es para Genoveva sinónimo de felicidad y plenitud. Aunque dure tan poco. Anabel Gutiérrez León

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La voz y el sigilo Fernando Gil Villa Papeles de Trasmoz Zaragoza, 2017 99 páginas

No quisiera con estas palabras romper el sigilo con que la voz de su autor, Fernando Gil Villa (Ejea de los Caballeros, Zaragoza), se desliza –sutil y serpenteante– por los escarpados versos que salen al paso del lector en este curioso libro de poesía. Brillante ejercicio de ocultación tras un lírico rumor cauteloso, medido, meditado con el que se indaga la realidad dicha en los pliegues del lenguaje que acontece y se sucede en los cincuenta y un textos que dan forma a La voz y el sigilo. Digo curioso poemario por la sencilla razón, también desacostumbrada, de no hallar en él una forma complaciente de decir las cosas mediante mensajes consabidos y dúctiles al sentido, como suele ocurrir en esos otros muchos poetas al uso coetáneos que ofrecen una dosis de empalagoso lirismo («En el inferno la melaza / romántica es apetecible», expresa significativamente el poeta en su composición «Jarabe de versos») al gusto del consumidor lector de hoy en día, orientado en los escaparates recomendados por suplementos de moda. No hay en este libro concesiones de este estilo, por lo que a simple vista (a simple lectura, se diría también) resulta incómodo penetrar en la órbita elíptica –hasta críptica, en ocasiones– de su lenguaje. Se trata de un modo de referir que rehúye lo estereotipado y deja al lector poco avezado inmerso en los textos que lee sin amparo ni brújula, pues es él quien debe decidir hacia dónde apunta la dirección del sentido una vez «dislocados los contextos» en muchas de las composiciones del libro, como se explicita en uno de sus más redondos poemas. Al modo baudeleriano («Hypocrite lecteur, –mon semblable–, mon frère!»), el lector es aquí interpelado como un «querido in-

truso», que dice bien a las claras que este habrá de ventilárselas solo por el tobogán de estos textos («El tobogán del lenguaje»), territorio verbal donde no se puede ser excursionista de paso, sino exhausto explorador de unas «encuadernadas vías» en cuyo trazado siempre irrumpe una sorpresa verbal inesperada. En este libro los poemas parecen estar construidos al filo de una indeterminación semántica donde la congruencia sigue otros derroteros no (de)limitados por el corsé de los signos de puntuación: aquí las palabras acampan en el espacio de los versos libres, sin la sujeción a un orden sintáctico –o de pensamiento– que las constriña. Esta forma de escritura libre y al margen, emparentada claramente con otros desobedientes del sentido como el aragonés (y paisano del autor) Miguel Labordeta o el salmantino Aníbal Núñez, a cuya memoria se dedica el presente libro y a cuyo estilo recuerdan muchos de los irónicos y lúcidos juegos verbales diseminados por estos versos, tiene esa rara cualidad de la gran poesía, cuando todo en ella cuaja: me refiero a proporcionar certezas que no pueden ser dichas de otro modo. Esta es la virtud de un discurso que usa el conceptismo ilógico para arrancar a la realidad cachos de verdad y belleza, como se lee en el poema «Haría falta un milagro»:

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Metálico el esfuerzo y redención la puerta más ansiada pero quién velará la luna con el tacto imprescindible de los ángeles.

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Nos hallamos, en definitiva, ante una poética valiente que transita los lugares de la apertura y de la interpretación múltiple (como rasgo formal que ya señalara U. Eco en su Opera aperta para ciertas obras contemporáneas), una propuesta cognoscitiva de escritura que repercute tanto en lo creado como en su recepción; de ahí que La voz y el sigilo entronque con esa tradición de poetas conceptuales que al escribir crean un espacio verbal de múltiples hallazgos –no en vano abren el poemario sendas citas de Fernando Pessoa y José Ángel Valente, ejemplos de autores que luchan por desdecirse del lenguaje cotidiano buscando un centro existencial propio y auténtico– que son, al cabo, esos reflejos de lo fragmentario como una lúcida expresión de aproximarse a la realidad, siempre poliédrica y heterogénea. Tampoco escapa a esta circunstancia de claudicación –nunca de derrota– la voz enunciadora que enhebra el discurso. Poesía como conocimiento del mundo y de uno mismo, tanto del sujeto que escribe como del lector que lee, pues ambas instancias constituyen la cara y la cruz respectivamente de ese acto cognoscente que genera la palabra poética. Y, pese a todo, el autor no renuncia a ordenar ese fragmentario universo de la realidad. A este intento es posible que respondan las tres partes que componen el libro: I. Sigilación de la batalla; II. Voz sigila; y III. Proximidad con sigilo. Se trata de un tríptico lírico que intenta organizar temáticamente esas pulsiones intuitivas con que el poeta capta, observa y refiere la complejidad del mundo contemporáneo: su (des) orden social y cultural, la naturaleza, la propia poesía, el amor…, aunque la expresión racional no le sirve para ello, porque el poeta intuye un más allá de las razones que las explican y/o conforman. Y solo a ese lugar se accede mediante la creación-recreación del poema y su palabra «hecha tejido de quejidos», en fantástica paronomasia del autor. En los veinte poemas que componen la primera parte predomina, en buena parte de ellos, una mirada social comprometida; especial importancia cobra aquí el soldado o el caballero como figuraciones metafóricas del ser humano (de cualquier época) que brega silente en medio de la vida, sometido –salvo en algún momento en que claudica ante la admiración de la belleza que lo rodea, asunto de influencia muy anibalina– a las estrategias de ataque y defensa, al cabo todas violentas, según se lee en el breve poema «Viciosa violencia»: La defensa del ataque a las defensas cuyo ataque a otras defensas provocó…

La segunda parte arracima un conjunto de dieciséis poemas de carácter metapoético, en los que se ofrecen variadas reflexiones sobre el acto mismo de la escritura. Brillan con luz propia las composiciones «Lo que cuenta», «Cómo juzgar a un destiempo» y «Sombra y parte» dedicada al admirado poeta de la ciudad del Tormes. Pero también se deslizan en estas composiciones algunas irónicas formas de concebir la escritura como éxito social, como ocurre en «Centro» donde a lo auténtico («el ámbar / atravesando la noche») se opone el afán de exhibición de aparecer «en vistosa diana / con la esperanza de resultar / dulcemente asaetado», visión ácida y burlona del poeta actual que pretende ser herido por las saetas del éxito editorial, al modo de un San Sebastián posmoderno. En la tercera parte la voluntad de conectar con la naturaleza y sus tres reinos (vegetal, animal y mineral) queda patente en muchos de los quince poemas que la componen. No en vano se suceden textos por los que se halla una diversidad temática: maquinaria de labranza, flores, árboles, aves y otros animales, visto todo ello desde una particular perspectiva. Un espacio central ocupa la «Balada del perro libre», recreación en seis partes, del mito clásico de la loba capitolina romana y su matriz cultural. Y por último el amor, rocoso (Que tu corazón sea una montaña / escarpada…»), cotidiano (como en el hiperbólico poema «La catarata y el lago») o enajenante (como en el poema «Alienamor», título de brillante neologismo), con sus múltiples matices y escenarios. En definitiva, La voz y el sigilo constituye un libro de poemas sorprendente y singular por muchos motivos, pero especialmente por uno: la libertad con que cuenta cada lector para adentrarse por él e interpretarlo a su modo, resultado que, en gran medida, dependerá de su inteligencia y sensibilidad, de la vibración de sus cuerdas, como así nos dice el autor en «Recuerda la teoría de las cuerdas»: Podría vibrar –tengo la certeza– luego podría existir.

Vicente Vives

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Leer para vivir: infantil y juvenil De 0 a 5 años

¿Qué pasaría? Texto: Edu Flores Ilustraciones: Edu Flores Apila ediciones Zaragoza, 2016

7 hombres con un bombín Texto: Alex Nogués Ilustraciones: Silvia Cabesan Libros del Imaginario Barcelona, 2016

Trenfugiados Texto: José Campanari Ilustraciones: Evelyn Daviddi Ediciones La Fragatina Huesca, 2016

Lo primero que llama la atención en este libro es su brillante colorido, así como unas ilustraciones muy detallistas con las que podemos pasar buenos ratos. Pero además, el autor muestra con humor los distintos caminos que puede tomar la vida dependiendo de las respuestas a las cuestiones que plantea. ¿Qué pasaría si…nos lanzamos de lleno a bucear en el libro?

La posibilidad de cambio y la capacidad de disfrutar de la vida y de sus pequeñas cosas se presentan ante estos hombres grises con bombín con un golpe de viento, o de suerte –que es prácticamente lo mismo. Y, con ellos, podemos descubrir la belleza que recorre el mundo.

Varios niños conversan sobre la situación de los refugiados. Uno de ellos, Juan, ha inventado la palabra «trenfugiados» porque cuando se subieron al tren estaban mojados. Y en su idioma, «mojados» se dice «fugiados». En la conversación, en la que interviene también la abuela, se trata de manera sencilla una situación que es muy actual, pero que también ha formado parte de la vida de los españoles y otros europeos no hace tanto tiempo.

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A partir de 6 años

La verdad según Arturo Texto: Tim Hopgood Ilustraciones: David Tazzyman Editorial Combel Barcelona, 2016

Un gran día de nada Texto: Beatrice Alemagna Ilustraciones: Beatrice Alemagna Editorial Combel Barcelona, 2016

Dos alas Texto: Cristina Bellemo Ilustraciones: Mariachiara Di Giorgio Editorial Combel Barcelona, 2016

El libro nos presenta en primer lugar a dos personajes protagonistas de la historia: Arturo y la Verdad. Están enfadados porque Arturo ha mentido para evitar un castigo. En el aprendizaje de las emociones, la disyuntiva entre verdad y mentira es una de las más controvertidas y, a veces, difícil. Este álbum, con divertidas y sugerentes ilustraciones, contribuirá sin duda al diálogo y a la reflexión sobre el tema con nuestro pequeños lectores.

¿Cómo convertir un día aburrido en una aventura apasionante? ¿Qué tiene que pasar para que disfrutemos de lo que nos rodea? A lo mejor solo se trata de alzar nuestros ojos de la pantalla y aprender a mirar, adentrarse en el bosque y descubrir las maravillas del mundo.

Hermoso álbum con ilustraciones que atraen la mirada y consiguen que disfrutemos de su evocador detallismo y de los descubrimientos que nos esperan. A la par, leeremos una preciosa historia alegórica sobre el valor de la vida. Un libro que deja huella y que necesita un sitio en nuestra librería.

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A partir de 8 años

Darwin. La evolución de la teoría Texto: Jordi Bayarri Ilustraciones: Jordi Bayarri Aleta ediciones Valencia, 2016

Había una vez Texto: María Teresa Andruetto Ilustraciones: Antonio Santos Diego Pun Ediciones Santa Cruz de Tenerife, 2016

Pistas apestosas. Misterios a domicilio Texto: Begoña Oro Ilustraciones: Ana Pez Editorial Molino Madrid, 2015

«Este es un tebeo sobre Charles Darwin», pero es en realidad una historia sobre el nacimiento de una vocación, de la ilusión de ser naturalista. Como bien dicen los impulsores de un proyecto, del que este libro constituye el primero de una colección, «el cómic es un excelente medio para que los niños se habitúen a leer y también para que aprendan y asimilen de forma amena y entretenida conceptos históricos y científicos básicos». A esto añadimos la maestría de Bayarri que, además de las viñetas, nos deleita con una colección de bocetos de sus personajes.

Podemos decir que nos encontramos ante una nueva edición de un libro ya clásico: este cuento de cuentos escrito por la premio Andersen argentina María Teresa Andruetto. No son cuentos de princesas, sino un cuentos de países lejanos, cuentos de mujeres y de palabras, de relaciones humanas y de conocimiento. De igualdad y de tolerancia.

Con este volumen inicia la escritora zaragozana una atractiva colección de libros de aventuras protagonizados por los mellizos de 10 años, Hugo y Olivia. Gracias a ellos se resuelven misterios y conflictos que asaltan en los sitios aparentemente más inocentes y seguros, como la comunidad de vecinos de la calle de la Pera, 24.

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A partir de 10 años

Esmeraldina la pequeña fantasma Autora: Ledicia Cosas Ilustraciones: Víctor Rivas Editorial Anaya Madrid, 2016

Los protectores Autor: Roberto Santiago Ilustraciones : Paula Blumen Editorial SM Madrid, 2016

Sherlock, Lupin y yo. El crimen de la cacería del zorro Texto: Irene Adler Editorial Destino Barcelona, 2015

Nos encontramos ante un libro que nos ha deparado una grata sorpresa: junto a algún tinte gótico, encontramos humor, personajes de las novelas del oeste, aventuras… y una pequeña fantasma que no quiere abandonar este mundo y la cocina del Hotel Fantastique, donde trabaja su familia. Como fantasma pasará a tomar el nombre de la enfermedad que le causó la muerte y podremos seguir sus aventuras en el libro de la misma autora Escarlatina, la cocinera cadáver. Las ilustraciones sugerentes y detallistas de Víctor Rivas y las recetas que completan el libro logran que este libro sea un pequeño tesoro.

La pandilla de Los Apaches hace la vida imposible a la gente del barrio. Por eso, han surgido Los Protectores, un grupo de adolescentes que pretende neutralizar las gamberradas de la banda. A esta situación ciertamente conflictiva llega Vicente que, además, debe sobrellevar ser «el nuevo». ¿Qué va hacer nuestro protagonista? Aventuras, humor, amor… todo vamos a encontrarlo en esta entretenida novela que le ha permitido al autor ganar el Premio Barco de Vapor de este año.

Este volumen es el noveno de una colección en la que asistimos al desarrollo de las dotes investigadoras durante la adolescencia de estos tres grandes detectives literarios. En este caso los tres jóvenes deben averiguar las causas de una desaparición en un entrono aparentemente inocente. Una buena iniciación en la lectura de novela negra.

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leer para vivir: infantil y juvenil

A partir de 12 años

El oráculo oculto. Las pruebas de Apolo Autor: Rick Riordan Editorial Montena Barcelona, 2016

El despertar de Cervantes Autores: Vicente Muñoz Puelles Editorial Anaya Madrid, 2016

El secreto del espejo Autora: Ana Alcolea Editorial Anaya Madrid, 2016

La atracción que los dioses y héroes de la miología griega ejercen en los jóvenes contemporáneos se evidencia en el continuo éxito que tienen las diferentes obras de Rick Riordan. El éxito de los libros –y de las películas correspondientes– de la saga protagonizada por Percy Jackson así lo atestigua. Con una prosa ágil, llena de humor y acción, el autor sabe acercarse al público juvenil –y adulto–, a la vez que enseña mitología y entronca con nuestro imaginario colectivo. Esta vez es el propio Apolo, transformado en un chico de dieciséis años, el que debe demostrar su valía tras provocar las iras de Zeus.

El fantasma de Cervantes se despierta de su largo sueño molesto por las obras en el convento de las Trinitarias. Esta situación le obligará a encarar una nueva vida en el siglo XXI. Para los amantes de la figura y obra de Cervantes este libro provoca ternura: encontrar al creador de la figura más idealista de la historia descubriendo que los mismos valores que defendió siguen siendo actuales y necesarios incita inmediatamente a recomendar este libro a las nuevas generaciones. Es imprescindible acercarse a la figura de don Miguel y reconocer lo que significa ser un clásico. Un buen homenaje.

No podemos olvidar en este escaparate de libros a nuestra flamante firma invitada ganadora del Cervantes Chico, el máximo galardón que se concede a la literatura infantil y juvenil. Sin duda han contribuido a la concesión de este premio las dotes de narradora de Alcolea, su capacidad de tejer historias que se mueven en varios planos y, según el propio jurado «la capacidad de trasmitir la emoción en un lenguaje de gran calidad literaria, en el marco de historias muy bien construidas». Recupera a los personajes de El secreto del galeón, pero son obras de lectura independiente.

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A partir de 14 años

Los hijos del ocaso. El último heredero Autor: Montserrat Cano Ediciones Micomicona Valencia, 2016

Valkiria Autor: David Lozano Editorial SM Madrid, 2016

Latidos Autores: Javier Ruescas y Francesc Miralles Editorial SM Madrid, 2016

Esta novela histórica –primera de una trilogía que recorrerá el mundo medieval– constituye una atractiva manera de acercarnos al misterioso mundo visigodo, a la interesante alta edad media peninsular. El libro se nutre de acontecimientos históricos y de leyendas y tradiciones que han ido rellenando los huecos de la historia. El protagonista, Alarico, se siente diferente y necesita encontrar su sitio en la vida. Un accidente en una cacería lo enfrentará con su origen y su destino.

Valkiria es un ser de la mitología nórdica que en los combates designa a los héroes que deben morir y acompañar a Odín en La Gran Batalla Final. Bajo ese sugerente título David Lozano, una vez más, nos adentra en el mundo misterioso y oscuro de los juegos on-line, de los hackers y de la atracción por el poder; pero a la vez, nos da pistas para rearmarnos en nuestra defensa. El autor tiene, sin duda, un sitio privilegiado en nuestro escaparate.

Incluimos este curioso libro –segundo de la colaboración de los dos autores– que indaga sobre nuevas formas de presentar y construir el relato: mensajes de móvil, entradas de blog y fotos nos cuentan la historia de un inesperado encuentro en un aeropuerto de los dos protagonistas de la historia. Pero resulta muy curiosa la forma de avanzar el relato: lenta, inexorablemente, como los latidos que le dan título.

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leer para vivir: infantil y juvenil

A partir de 16 años

Donde los escorpiones Autor: Lorenzo Silva Ediciones Destino Barcelona, 2016

Harry Potter y el legado maldito Autor: J.K. Rowling Editorial Salamandra Barcelona, 2016

Cosas que brillan cuando están rotas Autor: Nuria Labari Editorial Círculo de tiza Madrid, 2016

Lorenzo Silva se convierte, a través de sus novelas protagonizadas por el subteniente de la guardia civil Bevilacqua y su compañera Chamorro, en cronista de la realidad española contemporánea y portavoz de las inquietudes de los habitantes de esta zona del mundo. Una realidad olvidada, que novelas como esta viene a rescatar, es nuestra presencia en los conflictos internacionales, su idoneidad y las secuelas que pueden tener para quienes las protagonizan, la desolación y la potencial hostilidad con la que se enfrentan. Inevitablemente nos llega la voz del cantante Huecco «Y qué hago aquí, mirando al cielo, a seis mil kilómetro de tus besos…»

Muchos de nuestros lectores tuvieron su iniciación con la saga de Harry Potter y solo por eso ya merece este libro su recomendación. Pero es que la historia –esta vez bajo la forma teatral– no decepciona y, además de volver a reflexionar sobre la persistencia del mal y la necesidad de combatirlo, nuestros protagonistas se debaten ante dilemas éticos, sienten la inseguridad de la adolescencia o de la paternidad, es decir, son profundamente humanos. Y eso sigue atrayéndonos.

También son imprescindibles libros que nos hacen comprender nuestra realidad, como muestra la selección que aquí presentamos. Por eso es necesario estelibro, que ahonda en la tragedia del 11 M, fecha que va a quedar inscrita en nuestro recuerdo y que conviene rescatar para conmovernos y entender el sufrimiento que causó, las vidas y relaciones que nunca volvieron a ser las mismas… para nadie.

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Concurso infantil Narrativa 1.º, 2.º y 3.º Primaria PRIMER PREMIO

SEGUNDO PREMIO

La niña que quería volar

Los gatos de Farasdués

NEILA MONDÉJAR 3º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABE EJEA DE LOS CABALLEROS

ISABEL LABORDA ALDÍVAR 3º PRIMARIA CEIP CERVANTES EJEA DE LOS CABALLEROS

Érase una vez una niña que vivía en un pequeño pueblo de las Cinco Villas. Vivía solo con su padre, ya que su madre había fallecido hacía unos meses. Le habían dicho que su madre estaba en el cielo y desde entonces su único deseo era volar para estar cerca de ella. Un día, fue a casa de su tía «la científica». En una vieja estantería encontró un cuaderno de notas de cuando su tía tenía siete años. En una de sus páginas aparecía un pequeño listado de ingredientes. Y al final de todos ellos aparecían marcadas con un círculo las palabras: «PÓCIMA PARA VOLAR». La niña buscó todos los ingredientes, los mezcló y se los echó por encima. A los pocos segundos notó que se elevaba del suelo… De pronto, notó una mano sobre su hombro, y una voz que le decía: – ¡Despierta que vas a llegar tarde al colegio! La niña giró la cabeza y vio a su madre. De un salto se abrazó a ella, y sonriendo, pensó: – ¡Ya no me hace falta volar!

En una fría tarde de invierno del año 1970, en un pueblo llamado Farasdués, tuvo lugar un hecho espeluznante que cambió la vida de cinco jóvenes. Esa tarde, los cinco amigos se fueron a dar un paseo en bici por el pueblo. Pedalearon tanto, tanto,tanto que decidieron que sería una buena idea parar a merendar. Entonces Isabel dijo: – ¿Nos sentamos en ese banco de piedra? Y Antonio le contestó: – ¿Dónde? ¿En ese banco que está al lado la casa de la vieja cascarrabias? – Sí –contestó Isabel. Después de merendar, empezaron a escuchar unos ruidos extraños que salían de la casa de la vieja cascarrabias. Se acercaron un poco más a la casa y de repente la puerta se abrió. – ¡Vamos a entrar! –dijo Alex. Y todos le siguieron. De repente, todos los ruidos pararon y apareció la vieja cascarrabias. –¿Por qué habéis entrado a mi casa sin permiso? –preguntó la vieja cascarrabias. Y los cinco amigos dijeron: –Hemos parado a merendar en ese banco de piedra y oímos unos ruidos extraños. La vieja cascarrabias se enfadó tanto que les lanzó una poción mágica que los convirtió en gatos.

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Los cinco jóvenes, convertidos en gatos salieron corriendo de esa casa. Adriana, maullando pidiendo ayuda, se encontró con un pastor que estaba pastando con sus ovejas. Le intentaba hablar pero ella solo podía maullar y el pastor no la entendía. Kira también intentó pedir ayuda… Pero nadie les entendía… Los cinco amigos se metieron en un corral a pasar la noche. – ¿Qué vamos a hacer ahora?–decían. – ¡Nadie va a saber que la vieja cascarrabias nos ha convertido en gatos! Y así pasaron los años sin que nadie los reconociera. Hasta que llegó el año bisiesto. De repente, la noche del 29 de febrero, que hubo luna llena, dejaron de ser gatos. Y desde entonces, nunca más se acercaron a la casa de la vieja cascarrabias. Cuenta la leyenda que en ese pueblo, cada 29 de febrero, desaparecen todos los gatos. ¿¿Serán gatos todos los gatos del pueblo??

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Dani el futbolista LUIS LAMARCA CAMPOS CRA LUIS BUÑUEL RIVAS Esta es la historia de un niño que iba en silla de ruedas y soñaba con ser futbolista. Todos los días acudía al entrenamiento del equipo del pueblo y se lo pasaba pipa mirando cómo jugaban. Los otros niños se burlaban de él, se reían y le decían que nunca podría jugar al fútbol. Dani sufría mucho pero nunca se rendía. Practicaba con la cabeza, con los hombros y ... hasta hacía toques con la silla. Un día un médico le dijo que con suerte podría curarle. Al poco tiempo ya era capaz de andar. Años después, los mismos niños que se reían de él, ahora aplaudían el gol que Dani había metido. Dani ya era jugador de primera división.

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Con T de Tamara AARÓN GARCÍA CUBAS, NADIA FORCEN VEGA Y SANTIAGO GRACÍA CUBAS CRA LUIS BUÑUEL EL SABINAR En un invierno muy nevado, en un pequeño pueblo llamado Sacobos hubo una enorme tormenta de nieve. Desde aquel día no se vio a una chica llamada Tamara. Esto solo fue el principio, todos los días desaparecía alguien. Los que vivían en aquel pueblo estaban aterrorizados, así que llamaron a la policía. Al día siguiente la policía había desaparecido. Contrataron al C.S.I, que fueron con sus pistolas, pero también desaparecieron. Pasados unos días y cansados de las desapariciones decidieron colocar unas cámaras, quizá así sabrían lo que pasaba. Se vio una imagen muy brusca… al monstruo de las nieves comiéndose a Tamara de un bocado. La mejor amiga de Tamara, que era muy valiente, fue a la cueva del monstruo. Quería salvar a su amiga. La chica le dijo: – ¿Qué haces?, ¿Por qué te comes a la gente?. – Solo me he comido a Tamara –contestó el monstruo. Te contaré la historia: yo era un niño y mi mejor amiga siempre fue Tamara pero un día me rompió el corazón. Por eso me la he comido, por eso soy tan malo, porque todos se fueron de mí. La chica lo miró con la boca abierta y preguntó por su amiga Tamara. – Está en mi corazón –respondió el monstruo. La niña se asustó tanto que cogió una enorme bola de lava de fuego y la tiró contra el monstruo de las nieves con todas sus fuerzas. Se derritió. Y quedó solo un corazón de nieve con la T de Tamara.

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Las flores del jardín LAURA CASTILLO PÉREZ 3º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABE EJEA DE LOS CABALLEROS En primavera mi padre plantó una nueva planta en el jardín de casa. Ya teníamos rosas, margaritas, claveles... El jardín estaba precioso. Todas las plantas habían florecido y se llenó de muchos colores. Pero…¿Todas las plantas habían florecido? No, faltaba una, la del rincón, la última que mi padre había plantado. Las demás plantas cuchicheaban, se reían y decían cosas feas de ella, mientras ellas ocupaban florecidas el centro del jardín. Sin embargo, mi padre la seguía cuidando y la regaba todos los días con mucho cariño. Pasó el tiempo y llegó el otoño. Las flores de las plantas del centro del jardín se marchitaron y cayeron. El jardín se quedó sin flores. Y llegó el invierno y con él una gran sorpresa:¡La planta nueva del rincón comenzaba a florecer! Y de nuevo el jardín volvió a estar precioso. Mi padre me explicó que las plantas, igual que ocurre con las personas, son diferentes pero igual de hermosas.

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Un mundo al revés ÍÑIGO ZÁRATE PÉREZ 2º PRIMARIA CRA LOS BAÑALES UNCASTILLO Federico era un señor muy gordo que se cayó por un agujero muy pequeño. Como no podía salir lla-

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mó al 112 con un plátano que llevaba en el bolsillo. Como no le contestaron escaló hacia abajo. Se encontró con una ballena bailando la conga y un edificio que medía más de 10.000.000 metros. Vio el sol en el fondo del agujero y se encontró una rana que volaba como un gusano. Cuando fue a llegar al final del agujero cayó una tormenta y como llovía hacia arriba Federico salió disparado y salió del agujero. Federico se fue a su casa y cuando se fue a sentar en el sofá ¡poffffff! Se lo habían robado, se cayó al suelo. Y después fue a llamar a la policía. Denunció que le habían robado el sillón. Y fue a asomarse a la ventana de la comisaría y vio al camión de la basura echando al vertedero su sofá. Federico fue corriendo como una moto, no pudo entrar en el vertedero porque había una valla. Intentó saltarla pero se pinchó en el culete. Fue a su casa a por la escalera, pero subiendo la valla se cayó la escalera y se volvió a pinchar. Se fue al hospital a que le curaran. Después volvió a saltar y lo consiguió, pero dentro del vertedero había cuatro perros. Le mordieron el culete y se volvió a ir al hospital, pero se dejó la puerta abierta para poder entrar. Pero los perros se escaparon y le persiguieron hasta el hospital. Después de ir al hospital se compró otro sofá y se lo llevó a su casa y cuando volvió estaba su otro sillón. Se sentó en el sillón y después se echó a la cama y no volvió a despertar hasta después de 222222 años.

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Ariadna y sus problemas ARIADNA CAMPOR NAVARRO 3º PRIMARIA CEIP CERVANTES EJEA DE LOS CABALLEROS

Ariadna era una niña de ocho años que iba a 3º de primaria. Como todas las mañanas, Ariadna madrugaba para ir al colegio. Pero un día se despistó, y se le hizo tarde. Cuando vio la hora, Ariadna preocupada se echó a correr para llegar a tiempo, y el libro de matemáticas se le cayó al suelo. Desde ese mismo instante empezó a tener muchos problemas...

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Ariadna no conseguía coger el libro de matemáticas del suelo, cada vez que se acercaba a por el libro, este se alejaba. Si Ariadna daba un paso adelante, el libro daba el doble; si daba el doble, el libro daba el triple; y así continuamente. Ariadna decidió entrar a clase a pedir ayuda. La profesora después de escuchar toda la historia le dijo que los problemas los tenía que resolver ella sola. Le podían aconsejar, pero ella tenía que buscar la solución. Se dirigió de nuevo a la salida del colegio para recoger el libro y, cuando consiguió acercarse, el libro se multiplicó. Ariadna solo veía operaciones de matemáticas por todos los lados, así que empezó a sumar, restar y multiplicar. Cuando terminó de hacer todas las operaciones correctamente en un papel, se quedó dormida, y al despertarse observó que el libro de matemáticas estaba dentro de su cartera. Moraleja: Si tienes deberes de matemáticas los tienes que terminar, porque si no los problemas se multiplicarán.

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El mago morenito TALIA CEDANO 2º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS

–¡Me llamaré Morenito el mago! Todo el mundo empezó poco a poco a contratarle y por fin logró ser famoso. Además de cumplir su sueño, montó una escuela de magos para niños y fue muy feliz.

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La detective Susa ÁNGELA CATEL 3º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABE EJEA DE LOS CABALLEROS Había una vez una detective llamada Susana, pero todo el mundo le llamaba Susa. Susa era una buena detective y muy espabilada. Un día le encargó la directora del Mamés Esperabé que investigara la desaparición de estuches en las aulas de tercero de primaria. Susa haciéndose pasar por alumna de tercero veía quién estaba y quién no estaba durante el robo de los estuches. Un día se dio cuenta que un niño nunca estaba en el patio de recreo, y descubrió que había un niño debajo de las escaleras dibujando con un montón de pinturas, lápices y rotuladores. Al niño le encantaba pintar y dibujar y como se le acababan sus pinturas decidió coger las de los demás. Finalmente, decidió devolver los estuches a sus dueños y todos los niños del curso le dejarían sus pinturas, para que pudiera seguir haciendo lo que más le gustaba, pintar.

En un pueblo muy bonito, vivía un joven niño al que todos le llamaban Morenito. Morenito soñaba, no como todos los niños, soñaba en ser un gran mago. Un día mientras caminaba por las calles se encontró un maletín negro. Morenito dijo: –¿Qué es esto? Voy a abrirlo. Cuando lo abrió se encontró un montón de juegos de magia. Empezó a jugar y aprendió mucho, cuando cumplió 20 años era mago, pero para ser famoso necesitaba un nombre. Y dijo:

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El árbol mágico NOELIA RUBIO PÉREZ 2º PRIMARIA CEIP ISIDORO GIL DE JAZ SOS DEL REY CATÓLICO Había una vez un pueblo llamado Mara. Todas las personas que vivían allí eran muy felices. En el centro de Mara había un árbol que era mágico. El árbol siempre estaba muy bonito y sus hojas daban felicidad a los habitantes. En este pueblo vivía una niña llamada Luna que regaba todos los días el árbol y lo cuidaba con mucho cariño. Luna se puso mala y estuvo varios días sin salir a cuidarlo. Cuando Luna se puso buena salió a ver el árbol y vio que estaba muy feo. Se le habían caído todas las hojas. Luna se quedó muy triste cuando vio que estaba así y empezó a llorar porque pensaba que el árbol había perdido su magia. Luna lo abrazó una y otra vez y sus lágrimas cayeron en él. Cuando abrió los ojos vio que le habían vuelto a salir todas las hojas. Luna se puso muy contenta. Desde ese día Luna no faltó nunca a ver el árbol mágico, le daba muchos besos y mimos y estaba más fuerte que nunca. Luna era ya una niña muy feliz. Colorín colorado ESTE CUENTO SE HA ACABADO.

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cial. Lo poseía en su pelo, no lo iba a descubrir hasta el año 2008. Después de la nochevieja de 2007, lo que parecía un día tranquilo llego a ser malísimo. Cerca del castillo se encontraba un dragón hambriento que andaba buscando comida. El día de año nuevo, en el castillo se hizo un gran festín para celebrar la paz y armonía en la cual vivían. El olor de la comida atraía al dragón más y más al castillo. El dragón corrió hacia el castillo muy furioso y hambriento. En el festín estaba invitado un príncipe muy guapo y valiente. Tenía un gran corazón y todos los habitantes del reino lo querían. Mientras bailaban, comían y disfrutaban de la música, el furioso dragón empezó a echar sus peligrosas llamas sobre el castillo asustando a todos. Todo empezó a arder, la gente se escondió dentro del castillo, pero el único que se quedó a enfrentar al dragón fue el príncipe. Con su espada empezó a luchar contra el dragón, pero este era más fuerte que él. La princesa, se puso triste al ver que no podían hacer nada contra el dragón. Entonces, en aquel momento pasó algo maravilloso... su pelo empezó a tener una luz propia. Tenía el mismo poder que su amiga hada, el poder del agua. Juntas lucharon contra el dragón. Las fuerzas del dragón empezaron a desaparecer y se rindió. Echó a volar y nunca más volvió. La princesa estaba muy contenta y se fue a abrazar al príncipe. En aquel momento se enamoraron. Todo en el palacio volvió a la normalidad. Se casaron, fueron felices y comieron perdices.

La princesa Lila ISABELLA VOICULESCU 3º PRIMARIA CEIP CERVANTES EJEA DE LOS CABALLEROS Érase una vez una princesa que vivía en un castillo enorme. Era muy guapa, tenía el pelo sedoso, muy largo y de color lila... por eso le llamaban Lila. Su mejor amiga era un hada del agua. Siempre jugaban, cantaban y hacían todo lo que fuera para ser felices y tener un reino muy tranquilo. Lo que no sabía la princesa era que tenía un poder espe-

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Las aventuras de Luis y de David ÍKER CATIVIELA GRACIA 3º PRIMARIA CEIP FERRER Y RACAJ EJEA DE LOS CABALLEROS Érase una vez dos niños, uno se llamaba David y otro se llamaba Luis. Los dos estaban jugando a la tablet pero de tanto rato que estuvieron jugando se les acabó la batería. Sus padres les dijeron – Iros al parque a jugar a algo. Luis y David coincidieron en el parque y dijeron: –Vamos a jugar al fútbol a la montaña. Cuando llegaron a la montaña apareció un mago y les dijo: –Tenéis que encontrar dos fragmentos, uno lo encontraréis en la Edad de los Dinosaurios y el otro lo encontraréis en la Edad de Hielo. Para eso os doy una máquina del tiempo. Mientras encontráis los dos fragmentos muchos monstruos vendrán a la tierra, pero cuando tengáis los dos fragmentos los monstruos desaparecerán. ¡Así que a completar la misión! Los niños se pusieron en la máquina del tiempo y se fueron a la edad de los dinosaurios, y cuando llegaron se quedaron con la boca abierta y dijeron: – ¡Estamos en la Edad de los Dinosaurios! David le dijo a Luis: – Tenemos que encontrar el primer fragmento, ¡así que venga! Y dijeron: – Vamos a esa montaña. Se fueron por un camino y vieron que manadas de Triceratops estaban huyendo de algo, y de los árboles salió un T– Rex. Ya no iba a por la manada de Triceratops, ahora iba a por David y Luis. Corrieron un montón hasta que al final lo despistaron y llegaron a la montaña y dijeron: –¡Ahí está! Pero se les interpuso un Velociraptor y dijeron: – ¡Corre, hay que coger el fragmento e irnos a la máquina del tiempo! Y dijo Luis:

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–¡Vale! Cuando diga tres cogemos el fragmento. Uno, dos y tres ¡ ya! Cogieron el fragmento y rápidamente se pusieron en la máquina del tiempo y dijeron: –¡A la Edad de Hielo! Cuando ya estaban en la Edad de Hielo decidieron ir a buscar el segundo fragmento. –¡Espera, oigo algo, corre, échate a un lado, es un mamut! Ya veo el segundo fragmento, está arriba en el árbol, qué fácil ha sido. David trepó al árbol y Luis dijo: – ¡Aaaaah! Es un sable. Luis trepó al árbol y el sable le quitó el zapato, el sable se cayó del árbol y se desmayó. David dijo que ya tenía el fragmento y se fueron a la máquina del tiempo. Cada niño se fue a su casa y así comenzaron las aventuras de Luis y David.

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Poesía 1.º, 2.º y 3.º Primaria PRIMER PREMIO

¡Vaya familia! AINARA ANDÉRIZ 3º PRIMARIA CRA LOS BAÑALES SÁDABA A mi madre le gusta el tomate y a mi padre el chocolate. A mi abuela le gusta la ensalada y a mi abuelo bien salada. A mí me gusta jugar y a mi tía madrugar. A mi abuela le gusta hacer bolillo y a mi abuelo cortarse el pelillo. A mi padre le gusta cazar y a mi madre abrazar. A mi tía le gusta hacer cosquillas y a mí se me caen las babillas. A mi abuelo le gusta hacer solitarios y a mi abuela rebuscar en los armarios. Y para un gran final…¡Vaya familia más original!

SEGUNDO PREMIO

La gripe

JULIA MARÍN IRIGOYEN 3º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS

No puedo saltar. No puedo bailar. Me duelen los huesos. Me duelen los músculos, Todo mi cuerpo, Es un gran nudo. ¿Qué puedo hacer? Lo mejor será… Que me ponga a descansar.

DIPLOMA

Los abrazos CLASE DE 1º A PRIMARIA CEIP CERVANTES EJEA DE LOS CABALLEROS Nos gustan los abrazos porque son como lazos de muchos colores. Los abrazos de las mamás de color rojo son, con mucho amor y corazón. Los abrazos de los papás son de color amarillo, como el sol calentitos. Los abrazos de los abuelos dulces y blancos como un pastel de nata, que nos encanta. Los abrazos de los amigos son de muchos colores porque son los mejores.

¡Mamá, me duele la cabeza! ¡Mamá, me duele la garganta! ¿Mamá, qué me pasa? Mi cuerpo me abrasa. No puedo comer. No puedo correr.

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DIPLOMA

Siria en paz RUBÉN RIBERA, AINARA LOBATO, DAVID FERNÁNDEZ, AARON GARCÍA, RAQUEL GIMENO, GORKA LECINA, VERÓNICA KRASIMINORA Y SEBASTIÁN RAMOS 3º PRIMARIA CRA LUIS BUÑUEL PINSORO Siria bajo el bombardeo, bombardeo contra la paz. La paz para hacer compañeros, compañeros para ayudar. Ayudar desde la amistad, la amistad de corazón. Corazón con los amigos, amigos con bondad. Bondad para defender, defender la paz.

con su andador colorado que tiene cesta y asiento y frena con la mano. Mi abuelo no está solo, aunque mi abuela no está. A ella le envío globos y a él lo voy a visitar.

DIPLOMA

Las rimas de los animales RODRIGO CORTÉS MARTÍNEZ 2º PRIMARIA CRA LOS BAÑALES SÁDABA

DIPLOMA

Mi abuelo José JESÚS GRACIA CASAJÚS 3º PRIMARIA COLEGIO NTRA. SRA. MERCEDARIAS EJEA DE LOS CABALLEROS

La gacela corre un montón, para que no la devore el león. El camaleón cambia de color, cuando se posa en una flor. El elefante es tan grande, que no cabe ni en un tanque. El pájaro pía y pía, cuando se hace de día. La gallina pone un huevo, Y sale un pollo nuevo. El pato nada en la charca, y el pescador lo ve desde la barca. El ratón se come el queso, y el niño le da un beso.

Mi abuelo José es muy mayor. Es un poco calvito pero le quiero un montón. Él vive solo en su casa pero yo le voy a visitar. Siempre me guarda bizcocho cuando voy a merendar. Cuando sale a pasear camina muy despacio. Le duelen un poco las piernas pero el camina un buen rato. Pasea por la avenida

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Manolo y los saturnianos HENRY KORSAH ROOMSON– KHADIJA MUBEE 3º PRIMARIA CEIP CERVANTES EJEA DE LOS CABALLEROS El astronauta Manolo con su cohete viajaba para llegar a la Luna, pero no la encontraba. Llegó al planeta Saturno y hacía tanto frío que se le rompió el cohete y él se quedó dormido. Los saturnianos lo vieron y fueron a rescatarlo, utilizaron su magia para, así, descongelarlo. Le arreglaron su cohete, lo llevaron a la Luna y se dieron tres besos y un abrazo.

DIPLOMA

Piruja YAGO LÓPEZ CALVO 2º PRIMARIA CEIP FERRRER Y RACAJ EJEA DE LOS CABALLEROS Una bruja piruja muy granuja apretuja maruja y estruja la burbuja con una aguja. Dentro del castillo, no hay grillo, tampoco anillo. Solo un pobre diablillo, que ni es pillo ni es amarillo.

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¡Mis amigos! JAVIER PUEYO SALDAÑA 3º PRIMARIA CRA LOS BAÑALES SÁDABA A Javier, le encanta comer. ¡Es todo un placer! A Germán, le gusta Supermar. ¡ Y también Spiderman! A Cristina, la piscina le fascina. ¡Parece una sardina! A Nadia, le encanta andar por la playa. ¡Y tumbarse en la toalla! A Iker, le gusta correr. ¡Y muchos goles meter!

DIPLOMA

La imaginación HÉCTOR DEL CAMPO LASOBRAS 3º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS Tengo algo que escribir y no sé cómo empezar. Podría echarme a reír, podría ponerme a cantar, ¡Ya sé! Voy a cerrar los ojos y voy a imaginar. No sé si os gustará, pero sí os puedo decir que ahora, no puedo parar de escribir.

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Las cosas que me gustan

Un mundo raro MIRIAM MIANA RUIZ 3º PRIMARIA CEIP CERVANTES EJEA DE LOS CABALLEROS

LUCÍA LÓPEZ 3º PRIMARIA CEIP FERRRER Y RACAJ EJEA DE LOS CABALLEROS

Un mundo de colores, con muchas flores. Los colores son preciosos y maravillosos. Los animales son cariñosos, pero muy perezosos. Los leones son peleones. El camello tenía mucho cuello. La gata perseguía a la rata. Si las aves querían hibernar, nosotros queremos gobernar.

Os voy a contar las cosas que me hacen alucinar. Mi película favorita «Los Descendientes» ¡Vaya qué valientes! Y «Grease» ¡si quieres bailar! Mis cantantes son un montón: Sofía, Amaral y Shakira. ¡Qué artistas son! Los cuentos que me gustan más: el de Caperucita, el de Spider Cat y no me olvido de Peter Pan. ¡Está genial! ¡También me encanta viajar pero con la condición de en este planeta estar!

DIPLOMA

Mi cuerpo JESÚS TOLOSANA DÍEZ ADRIÁN CLEMENTE VILLA 2º PRIMARIA COLEGIO NTRA. SRA. MERCEDARIAS EJEA DE LOS CABALLEROS Con los ojos veo con la boca hablo con los oídos escucho con la nariz respiro con las piernas ando con las manos toco con la muñeca muevo la mano con el cuello giro la cabeza con el codo doblo el brazo con la rodilla levanto la pierna y con los brazos doy abrazos.

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Narrativa 4.º, 5.º y 6.º Primaria PRIMER PREMIO

Joseph

NURIA GRACIA ZUBIATUR 5º PRIMARIA CEIP CERVANTES EJEA DE LOS CABALLEROS Joseph es un joven que tiene 19 años, que nació en Alepo (Siria). Su madre Sara y su padre Ahmad tenían una panadería donde trabajaban y hacían el pan para todo su barrio. Joseph tenía 3 hermanos más: Sana, Jazmín y Roy. Un día la familia de Joseph iba a trabajar a la panadería y no veían el sol, porque estaba tapado por muchos aviones. Su familia se asustó muchísimo. De repente, tiraron bombas, se bajaron de los aviones y querían matar a los sirios que había. Joseph y su familia huían de su país porque ese día, el 15 de marzo de 2011, empezó la guerra civil en Siria. El padre de Joseph se quedó en Alepo para defender su país y sus pertenencias. Mientras, Sana, su madre y sus hijos huyeron con más vecinos de Alepo hacia un lugar seguro. Se dirigían al campamento Atmeh (Siria) cuando escucharon más bombardeos sobre Alepo donde se encontraba su padre Ahmad. Entonces, Jazmín quiso regresar a Alepo para buscar a su padre. Su madre y sus hermanos le dijeron que no regresara porque su vida corría peligro; pero Jazmín no soportaba pensar que su padre se hubiera quedado solo en Alepo y decidió volver con él. La madre y sus hijos se sentían tristes y desesperados porque su familia se estaba rompiendo por la guerra. Ellos seguían caminando hasta que llegaron al campamento Atmeh. Joseph guardaba entre sus cosas un osito que le había regalado su padre cuando nació. Su vida en el campamento era muy diferente a su vida diaria en Alepo porque no podía ir al colegio, no podía jugar con sus amigos y echaba mucho de menos el pan que hacían sus padres. Joseph conoció en el campamento a María, que era una médica española que ayudaba a las personas enfermas en Atmeh. Joseph quería ayudar a María a curar a las personas enfermas y le

dijo que sabía cómo se hacía el pan para alimentar a las personas del campamento. María le agradeció su voluntad pero le dijo que no había los ingredientes necesarios para hacer el pan y tampoco un horno para cocerlo. Joseph le insistió a María en cómo podía ayudarle. María le dijo que le acompañara a ver a los niños más pequeños del campamento y que pensara algún juego para intentar que se divirtieran y se olvidaran un rato de lo que estaba pasando en Alepo. A Joseph se le ocurrieron varios juegos: el pilla pilla y el escondite. Joseph durante mucho tiempo se encargó de cuidar y entretener a los niños más pequeños. Él se sentía contento de poder hacer sonreír a los niños. Mientras Joseph estaba con los niños, su madre se empezó a encontrar mal. Tenía mucho frio, temblaba y apenas comía, así que Joseph fue a buscar a María. María le miró a ver qué le pasaba y le dijo que tenía la gripe muy fuerte. María no tenía medicamentos para darle pero Joseph le dijo: «voy a buscar hojas de las plantas y agua para hacer una medicina natural». Joseph encontró hojas y un poco de agua de un pozo y se lo dio a María. Ella lo mezcló hasta que se hiciese la medicina y se lo dio a la madre de Joseph para que se lo tomara. Sara se recuperó un poco, pero seguía estando mal. Mientras tanto, en el campamento casi no tenían comida, pasaban mucho frío y comenzaron a ir como refugiados a otros países. Los hermanos de Joseph, Jazmín y Roy se tuvieron que ir a Turquía a otro campamento de refugiados. Se los llevaron en autobuses repletos de niños y mujeres y durante el trayecto pasaron muchos controles de seguridad, que en algunos resultaban desagradables por el trato que les daban. Joseph decidió no ir y quedarse con su madre hasta que se recuperara. Los días pasaban y la vida en el campamento era más dura, así que María, intentó ayudar a Joseph para que fuese a España como refugiado porque su madre estaba muy grave y era imposible que se recuperara. Joseph no quería dejar a su madre y María le dijo que era una buena oportunidad venir a España porque estaría bien atendido y ella se quedaría cuidando a su madre. Aunque fue una decisión dura para Joseph, él vino a España en el grupo de los primeros refugiados sirios. Joseph fue acogido en Zaragoza, vive con dos

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concurso infantil

refugiados más en un piso y está intentando aprender español porque quiere empezar a estudiar medicina para ayudar a las personas enfermas al igual que María. Joseph tenía una familia feliz en Alepo y en un año se encuentra sólo en otro país sin saber nada de su familia. La guerra acabó con su familia y su felicidad.

SEGUNDO PREMIO

Mi sueño ANDREA HERNÁNDEZ BARÓN 5º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS

DIPLOMA

En un bosque muy especial, donde las plantas podían andar y los animales hablar, había un gran jaleo. Los árboles se movían constantemente de un lugar otro chocándose unos con otros, provocando grandes discusiones entre ellos porque todos querían estar en los lugares fresquitos para el verano y en lugares resguardados del viento para el invierno. Los animales también se peleaban porque no encontraban sus casas, porque se las habían destrozado o simplemente porque les molestaban. ¡Todo era un desastre! Desde el cielo, el sol y el viento contemplaban todo lo que ocurría en ese bosque. No les gustaban nada las peleas e insultos que veían. Todo el día los animales y las plantas se quejaban y echaban la culpa al sol por calentar demasiado y al viento por traer mucho frio. Un día el sol y el viento decidieron darles una buena lección. El sol dejó de iluminar y el viento ya no sopló. Las plantas comenzaron a perder sus bonitos colores, no podían moverse, ni elaborar su propio alimento. Los animales no podían hablar ni respirar y tiritaban de frio. En ese bosque, vivía un extraño personaje llamado ANTIPLANTI, mitad planta y mitad animal. Se llevaba bien con todos, le querían y respetaban. Era muy sabio y amable. Las plantas y los animales fueron a pedirle consejo para solucionar el problema que tenían. Antiplanti les dijo que la única solución era dejar de ser egoístas, pensar en los demás y convivir

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todos respetándose. Les contó que sus padres eran una planta y un animal y le habían enseñado que todo se consigue con RESPETO y AMOR. Les dio varios consejos, le dieron las gracias y se despidieron de él. Los animales y las plantas conversaron con el viento y el sol, les pidieron perdón. El sol volvió a calentar y el viento a soplar. Todos se respetaban y ayudaban. El bosque volvió a tener vida y todos vivieron felices, contentos y en paz. Este es un bonito sueño, ¡Ojalá las personas sepamos actuar como ellos, RESPETANDONOS!

El sonido de las caracolas REBECA ORDUÑA 4º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS Erase una vez una niña que se llamaba Ángela, que estaba loca como una cabra y hacia muchas trastadas, pero era muy divertida y todo el mundo se lo pasaba muy bien con ella. Un día Ángela fue a la playa, empezó a coger muchas caracolas, pero una era la que más le gustaba. Así que fue corriendo a cogerla, le gustaba acercárselas al oído y escuchar el sonido del mar. Cuando se la puso al oído, escucho una voz muy fina que decía: «Hola, ¿tú quién eres? ¿Acaso has visto a Pantunflo?» Ángela soltó la caracola del susto y quiso correr, pero la curiosidad le pudo más, y volvió a cogerla. Ángela observo a la caracola con mucho cuidado y volvió a escuchar. La caracola asomando la cabeza repitió: ¿has visto a Pantunflo? Ángela respondió: «¿Quién es Pantunflo? ¿Quién eres tú?» «Yo soy Conchita y soy una caracola y para que sepas quién es Pantunflo te contaré esta historia: Yo era una pequeña caracola y estaba siempre cerca de las rocas para que la corriente no me arrastrara. Un día note que algo me cogía y me zarandeaba, yo protesté

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DIPLOMA

El cuervo abusón JULIA CHAMUL AGUERRI 5º PRIMARIA CEIP ALFONSO I TAUSTE ¿Qué pasaría si todos fuésemos iguales? Os voy a contar una historia que ocurrió hace muchos años en un lejano bosque. En aquel bosque había un enorme sauce en el que vivían felices unos pequeños pajaritos. Pero un día en aquel bosque apareció un cuervo con

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y alguien respondió: ¿Quién anda ahí dentro? Saqué un poco la cabeza y dije: Yo soy Conchita ¿Tu quién eres? Yo soy un cangrejo y me llamo Pantunflo y busco una concha vacía para vivir en ella. Yo le contesté la mía está ocupada y él me pregunto qué hacía junto a las rocas donde van las caracolas vacías. Yo le conté que al ser tan pequeñita me daban miedo las corrientes del mar Pantunflo me respondió yo te sujetaré y juntos iremos al fondo del mar, allí te alimentaras bien y podrás crecer. Juntos fuimos bajando al fondo del mar, Pantunflo siempre me sujetaba y me enseñó de todo lo que nunca te podrías imaginar del fondo del mar. Él siempre me ayudaba a encontrar comida para poder crecer, además me contaba muchas historias y decidimos que nunca nos separaríamos porque los dos éramos muy felices juntos. Llegó un momento en que yo había crecido tanto que sujetaba a Pantunflo y por las noches le hacía hueco en mi caracola, una noche las corrientes eran muy fuertes y Pantunflo salió de la caracola, aunque no sé por qué salió, yo estaba dormida y cuando desperté ya no estaba. Desde entonces sigo buscando a Pantunflo». Ángela muy triste le dijo: «Es una historia muy triste y espero que algún día encuentres a Pantunflo». Se despidieron y Ángela corrió a contarle la historia a su madre, pero como era tan trasto nadie la creyó. Pero cuando os pongáis al oído una caracola no penséis que es el sonido del mar el que escucháis, en realidad es la llamada de Conchita buscando a su gran amigo Pantunflo.

cara de pocos amigos. Cuando los pajaritos se enteraron quisieron ir a saludarlo. Entonces Perla, la periquita, se puso delante del cuervo para verlo mejor, pero éste solo le dio una fuerte patada fingiendo que lo hacía sin querer. –¿No te vas a disculpar?–preguntó el pequeño colibrí. –¡No! Eso le pasa por no ser tan alta como yo. Philip, el loro, vio la escena y le plantó cara, dándole un pequeño mordisquito en la pata, pero a cambio solo recibió un enorme picotazo del cuervo abusón. –¡Eso te pasa por no ser tan fuerte como yo! –le dijo el cuervo. Así, día tras día y durante algunas semanas los pequeños pajaritos aguantaron a aquel abusón que los obligaba a dejar cada día un objeto de valor a los pies del sauce y él se encargaba de recogerlo por la noche. Pero un día los pequeños pajaritos vieron al cuervo abusón lamentándose y llorando en el borde de un hoyo y les dio tanta pena que decidieron acercarse a preguntarle. –¿Qué te pasa, cuervo abusón? –Es que mi hijito se ha puesto muy enfermo y tengo que llevarle su medicina, pero mientras sobrevolaba vuestro sauce con la medicina en mi pico, me despisté y la medicina se cayó en este hoyo. –¿Y por qué no la recoges? ¡Tú eres grande y fuerte! –Es que soy tan grande que no entro por ese agujero. ¡Pobre de mí! Siempre presumiendo de mi estatura y hoy es un problema. –¡No te preocupes! –Dijeron los pajaritos– Nosotros tenemos el tamaño perfecto para entrar por ese agujero. Y aunque no somos tan fuertes como tú, seguro que si nos unimos conseguiremos hacer una cadena para poder sacar la medicina del hoyo. Y así lo hicieron. Entre todos consiguieron sacar la medicina que había dejado caer el cuervo abusón. –¡Os estoy muy agradecido! –dijo el cuervo– ¡No sabéis cuánto me arrepiento de haberme burlado de vuestra estatura! Gracias a ella mi hijo se salvará. ¿Qué puedo hacer por vosotros? –Nos basta con que dejes de ser un abusón y nos trates con respeto. –¡Así lo haré! –prometió el cuervo. A partir de ese momento, y a pesar de ser muy diferentes, convivieron todos juntos en el sauce y se ayudaron unos a otros siempre que lo necesitaron.

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La perla y la luna CARLOTA COMPAIRED ALLUÉ 5º PRIMARIA CEIP CERVANTES EJEA DE LOS CABALLEROS Soy Olivia, tengo 10 años y no soy muy alta, pero tampoco soy de las más bajas de mis amigas. Soy rubia con los ojos verdes y me encanta el deporte, pero sobre todo, hacer surf y nadar en la playa con mi mejor amiga Sheila. El otro día fui con Sheila a la playa y yo sentí algo en el pie. Se lo dije a Sheila y pensábamos que era una medusa. Salimos todo lo deprisa posible, pero algo se me enganchó al pie. Me lo quité y resulta que era un collar de conchas con una perla en el centro. Estuvimos todo el día viéndolo. Nos lo íbamos turnando un día cada una. Cuando llegó la noche de Luna Llena la perla empezó a brillar. Sheila ya se había ido a casa y yo estaba muy cansada. Pensé que la llamaría por la mañana para decirle que la perla brillaba con la Luna Llena. A Sheila se le ocurrió que podíamos ir al planetario a preguntar por la perla. Era el cumpleaños del pesado de mi hermano, así que mis padres no me dejaron ir. Me enfadé y subí a mi habitación. Entonces, sin hacer mucho ruido, me escapé por la ventana, ya que había pocos metros de altura. Cuando llegué, Sheila ya estaba. Entramos y fuimos a la sección de la Luna. – ¡Hola! –dije. –¡Hola, chicas! –dijo el astrólogo. –¿Nos podrías decir por qué esta perla brilla cuando sale la Luna? –dijo Sheila. –Chicas, lo siento, pero no estoy para tonterías –dijo él. – No es ninguna tontería, es verdad. Ayer vi como brillaba –dije indignada. – ¿Y esperas que me lo crea? ¿Cómo va a brillar solo con la Luna llena? Podéis iros, no voy a perder más tiempo con vosotras. – Pues, adiós –dijimos a la vez con desánimo No tuve más remedio que estar en el cumple de mi hermano con los pesados de sus amigos. Por la noche, me llamó Sheila y me dijo que lo de la perla era verdad y que se iba a quedar toda la noche despierta para ver a qué hora ya no brillaba. Y a las seis

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de la mañana el teléfono empezó a sonar. Al principio no lo escuché y la segunda vez lo ignoré, pero a la tercera ya harta de que sonara, lo cogí. Era Sheila. –Sheila, ¿qué quieres a estas horas? –dije con voz de cansada. –A las cinco y media ya no brilla –dijo con toda su ilusión. – Oye, hablamos mañana, ¿vale?, tengo sueño –dije. –Bueno, ya veo que no te importa –dijo con desánimo. Y colgué antes de que me siguiese hablando. Por la mañana fuimos a nadar a la playa pero más despacio porque Sheila estaba cansada y de repente me dice: –¿La has visto? –¿El qué? –dije muy asustada. –¡La sirena! –Vámonos –le dije enfadada. Estás muy cansada y estás teniendo visiones. Vete a casa y duerme. –Pero… pero ¡es verdad! –Venga vete a casa y mañana te paso a buscar para hacer surf. –le dije, insistiendo. –Vale, hasta mañana –dijo con tristeza. Al día siguiente le pasé a buscar para ir a surfear y le dije: –¿Has pensado lo de la sirena? –Sí, seguro que fue una imaginación. Empezamos a surfear, la verdad es que lo hicimos muy bien, pero, de repente me caí. Y la vi. Ahí estaba con su melena rizada y morena y su cola de sirena. –Sheila, Sheila, la he visto, ¡la he visto! –¿El qué? –La sirena. Dame el collar igual es de ella. ¡Pero ven tú también! Nos acercamos, pero iba muy deprisa y no podíamos pillarla. Nos paramos a descansar y enseguida seguimos. Ella también se cansó y se paró. Fuimos con ella y le preguntamos unas cuantas cosas: –Hola, ¿cómo te llamas? –le dije yo. –Me… Me… Me llamo Celia. –¿Tienes miedo? –No, no le tengo miedo a nada. –dijo con entusiasmo. –¿Esto es tuyo? –dijo Sheila –No, no es mío pero es de mi madre –dijo Celia. –Vale pues vamos a dárselo –dije. Fuimos todo lo deprisa posible, Celia nos iba esperando para ir a la vez. La verdad es que pensaba que el viaje se nos iba hacer más largo pero estaba cerca de la orilla.

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El olivo Pepe DIEGO MARCELLÁN SICILIA 5º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS Nací en el Sur de España, en una localidad de la provincia de Córdoba cuyo nombre no me puedo acordar porque estuve muy poco tiempo allí. Mi casa era toda de plástico, hay vivíamos miles de hermanos los cuales fuimos repartidos por toda España. Como ya habréis podido adivinar mi casa fue un vivero. Cuando tenía 60 cm me mandaron a mi nueva casa, una finca de las Cinco Villas. Mi primer año fue el más duro. Me costó acostumbrarme a vivir al aire libre a compartir mi casa con liebres, pájaros y multitud de insectos. La comida me la suministraban por un tubo negro que era una tubería de riego por goteo. El segundo y tercer año fueron años de gran crecimiento vegetativo. Al cuarto año noté una explosión en mi cuerpo, la savia circulaba a gran velocidad, abriendo las flores y produciéndose la polinización dando lugar a cientos de frutos de intenso color verde. Una vez se llenaron de mi esencia fueron recolectados por una gigantesca máquina que me hizo temblar de arriba abajo y me hizo perder mi mejor tesoro, fue a parar a las manos de mi amigo Jesús y su hijo Diego. Y ellos transformaron los frutos en un líquido verde de aromas exquisitos. Si no lo habéis probado ¿A QUÉ ESPERÁIS?

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Cuando llegamos Celia nos dijo que nos esperáramos fuera porque a su madre no le gustaban las visitas. Cuando vino, nos dijo que no se lo podíamos decir a nadie. –¿Y la piedra por qué brilla? –dije –Brilla porque… Justo en ese momento, una gran ola nos arrastró hasta la orilla. Nunca más volvimos a ver a la sirena. Y nunca pudimos saber por qué la perla brillaba en las noches de luna llena.

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Caso: Drinwilberto LUCÍA MONTAÑÉS BAREA 6º DE PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS Marie Beturn es una chica de 17 años. Ella es una de las policías más importante de su ciudad. Un día Marie se encontraba mirando el correo electrónico y de repente le llegó un mensaje: Agente Marie Beturn: Se han detectado distintos ataques desmoralizadores a diferentes tiendas de la ciudad, la más afectada es la tienda del matrimonio Drinwilberto, en la que han robado 5000€ y un juego de tazas de café que perteneció a la mismísima reina. Testigos afirman que son una pareja que van de negro y huyen en una Vespa de los años 80. Confiamos en usted. Gracias Marie se puso a buscar información del caso y también del matrimonio Drinwilberto. Encontró información muy detallada, con nombres y apellidos de las víctimas de este ataque. Del matrimonio encontró información que le resultó inesperada. Según un informe, el matrimonio tiene varias cuentas pendientes en diversas partes del mundo. Además de alguna que otra acusación hacia el Sr. Drinwilberto por ventas de artículos falsificados de marca como: bolsos, relojes, etc. Después de hallar toda la información sobre el caso, fue a interrogar a los Drinwilberto. Marie llamó al timbre y le abrió la señora Drinwilberto –Hola, me llamo Marie, y estoy aquí por la oleada de atracos que están sucediendo en las últimas semanas. –Buenas, mi nombre es Sandra ¿Qué desea saber? –Vale, ¿estaba usted en el momento del atraco? –No, hace mucho que no entro a esa tienducha, después de lo que ocurrió. –¿Puedo saber qué ocurrió? –Pues claro, verás, hace medio mes me peleé con mi marido, él se fue a la tienda y me quitó el permiso de propietaria, es decir, que ya no trabajo

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en la tienda ni puedo disponer del dinero, y, por si eso fuera poco, también me pidió el divorcio. –¿Y por qué se pelearon? –Porque él hace medio año empezó a traer objetos de marca a la tienda, y hace un mes descubrí que eran imitaciones, por lo que le prohibí venderlas. No me hizo caso, yo me puse muy nerviosa porque nos podían llevar a la cárcel, y simulé llamar a la policía, empezó a tirar objetos de valor al suelo y entonces llamé de verdad, el pegó un portazo, se fue y a las dos horas me llegó un correo diciendo que ya no era propietaria, y otro de mi marido diciendo que pasado mañana íbamos a ir a firmar el divorcio. – Usted hizo bien, Sandra, me tengo que ir, muchas gracias por la información, me ha sido muy útil, la mantendré informada, adiós. –Gracias a usted, adiós. Entonces Marie pensó en pasar por la tienda e ir a comprar algo pequeño, no muy caro de imitación. Compró una pequeña pulsera de imitación de Swarovski, le atendió una muchacha veinteañera que se hacía pasar por Sandra Drinwilberto. Pidió ver al señor Drinwilverto, pero según ella, no estaba allí. En ese momento entró un hombre de negro gritando: «¡Todo el mundo al suelo!» La veinteañera, sin sobresaltarse, se fue hacia la caja fuerte y desapareció de la tienda. El ladrón se llevó de la caja fuerte algo así como 20000€ y muchas pequeñas piezas de imitación. Cuando estaba a punto de irse entró una mujer, también vestida de negro, gritándole: «¡Corre!» Y se fueron en una Vespa de los años 80. Marie se levantó e inspeccionó el sitio. Nada fuera de lo normal, salvo dos cosas. El ladrón se sabía el código de la caja fuerte y a la chica se le había caído un pendiente, igual al que llevaba la veinteañera. Buscó a la chica y descubrió que detrás de la caja fuerte había una trampilla abierta. Decidió pedir refuerzos y Marie se fue a esperarlos fuera, de paso se compró un chocolate calentito y unos churros. Cuando llegaron se fueron a la tienda y, sin esperarlo, el señor Drinwilberto estaba allí con la veinteañera. Marie mandó qué se los llevara a comisaría para interrogar. Una vez allí, Marie les empezó a interrogar a la vez. Cuando Marie terminó de interrogarles, dijo a sus compañeros: –Ya lo tengo muy claro. Les explicó a todos los policías y los interrogados: «El señor Drinwilberto empieza a traer a la tienda artículos de imitación, y, lo hace para poder romper con su mujer de una manera totalmente exagerada haciéndolo para que su mujer no pueda

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sacar dinero de la cuenta de la tienda, y así deshacerse de ella. Para ir sacando el dinero poco a poco y de manera poco sospechosa, se hace pasar por ladrón junto a su novia, y por si eso fuera poco, en la tienda tienen un desván en el que guardan miles de millones de euros que los iban a usar para salir del país. ¿Me equivoco?» – (suspiro del señor Drinwilberto) No. Se los llevaron a la cárcel, y se le devolvió a la verdadera Sandra la tienda y todo el dinero robado. Un caso más resuelto por la imparable Marie Beturn.

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Poesía 4.º, 5.º y 6.º Primaria PRIMER PREMIO

La amistad RICARDO BAIGORRI LADRERO 6º PRIMARIA CEIP FERRER Y RACAJ EJEA DE LOS CABALLEROS La amistad es un mundo, difícil de encontrar. La amistad es una alegría, difícil de controlar. La amistad es un sentimiento, difícil de expresar. La amistad es un viaje, difícil de imaginar. La amistad no se busca, se encuentra, se siente, se guarda, y sobre todo se da.

SEGUNDO PREMIO

Luna lunera MARÍA SANCHO GARDE 6º PRIMARIA CEIP FERRER Y RACAJ EJEA DE LOS CABALLEROS Para ti, luna lunera, hoy quiero dedicarte esta poesía noble y sincera. Princesa de la noche, reina del espacio, quisiera darte la mano y juntas visitar tu palacio. Jugaremos a escondernos, detrás de las estrellas, aunque no sabré cual elegir, porque todas son bellas. Visitaremos los planetas,

despacio y a lo pillo, el que más me gusta es Saturno, por sus anillos. Y cuando se acerque el día, despertaremos al sol. No sé qué tal le sentará semejante madrugón. Se acerca el día y tienes que dormir, porque cuando llegue la noche volverás a salir.

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Un gesto ÍKER FRANCO 6º DE PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS Se sacude el frío con un abrazo, se quitan las penas con una sonrisa, con un solo gesto alegras su día. A pesar de todos los males, es hermoso comprobar, que son más los seres humanos, que son capaces de amar. Afecto y solidaridad son dos gestos con gran bondad, tiende tu mano para dar sin esperar. El amor, la paz, fe y generosidad posan en nuestras vidas gracias a la voluntad. Con un solo gesto se puede cambiar la vida al resto, ten responsabilidad y cuida de los demás.

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concurso infantil

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El cocodrilo aventurero

Pájaros HÉCTOR MORALES CAMPAÑA 5º PRIMARIA CEIP ALFONSO I TAUSTE

JOSÉ LUIS LUNA ABADÍA 5º PRIMARIA COLEGIO NTRA. SRA. MERCEDARIAS EJEA DE LOS CABALLEROS

En el viejo árbol, los pájaros piaban. En lo alto del árbol, un halcón acechaba. Los pájaros asustados, las crías asustadas, los pájaros aterrados, las crías piaban. Pero a lo lejos apareció la salvación, un cazador y su perro, el halcón se espantó. Todos lo celebraron. El peligro se alejó en el viejo árbol y todo se calmó.

Al cocodrilo aventurero le gusta ir a Argentina porque allí está su hermana Marina. Al cocodrilo aventurero le gusta ir a Malasia pero está muy lejos de Asia. Al cocodrilo aventurero le gusta ir a España para probar una castaña Al cocodrilo aventurero le gusta ir a Groenlandia pero prefiere ir a Islandia.

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Las profesiones PATRICIA DUESA MAYO 5º PRIMARIA COLEGIO NTRA. SRA. MERCEDARIAS EJEA DE LOS CABALLEROS Para ser bombero aprende a apagar el fuego. Para ser dentista tienes que ser muy lista. Para ser cantante tienes que tener una voz deslumbrante. Para ser pintor usa una paleta con color. Para ser tenista tienes que brillar en la pista. Para ser jardinero usa las tijeras con esmero. Y por último para ser buen estudiante aprende, disfruta y caminarás triunfante.

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Viaje por el mundo MARÍA LÁZARO SUPERVÍA 5º PRIMARIA COLEGIO NTRA. SRA. MERCEDARIAS EJEA DE LOS CABALLEROS Hoy por el mundo, un viaje voy a hacer y todos los rincones hoy visitaré. Me voy hasta China a probar el arroz, y al final del día, me iré a Japón. También me voy a Europa, a comprar mucha ropa. ¡Qué día tan genial! No lo olvidaré jamás.

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Cosas que no se compran con dinero MARÍA MILLÁN LAITA 4º PRIMARIA CEIP FERRER Y RACAJ EJEA DE LOS CABALLEROS Con el dinero compramos las medicinas, pero no compramos la salud. Compramos micrófonos, pero no compramos la voz. Compramos los libros, pero no compramos la inteligencia. Compramos una casa, pero no compramos la familia. Compramos regalos, pero no compramos la amistad. Compramos lujos, pero no compramos la felicidad. Las cosas más importantes, no las conseguimos con dinero.

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Mi planeta Tierra MARINA ABADÍA GARDE 4º PRIMARIA CEIP RECTOR MAMÉS ESPERABÉ EJEA DE LOS CABALLEROS Es el planeta donde yo vivo y da vueltas como un tiovivo. Repleta de agua y plantas en donde anidan michos seres vivos. Tiene muchos continentes, en los que vive mucha gente. Le da luz una estrella es el sol que luce brillante. Hay que cuidar, mimar y también respetar, porque lo mío y lo tuyo es de todos y de nadie más.

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Solo un día INÉS CLEMENTE CIUDAD 5º PRIMARIA CRA LUIS BUÑUEL PINSORO Cada día una guerra con bombas, armas y granadas Buscando con palas muertos y heridos a patadas. El 30 de enero todo es bondad, felicidad, amabilidad. Solo un día para tener paz.

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El invierno ISMAEL ARANGAY AMÍN 4º PRIMARIA CEIP ISIDORO GIL DE JAZ SOS DEL REY CATÓLICO El invierno frío me da escalofrío. La nieve blanca es como las nubes de este mes. Hace un frío helador y en casa todos al calor. Sal a la calle con gorro y bufanda y verás qué caliente andas. El invierno llegó y a todos congeló. Los animales hibernan y las chimeneas de humo se llenan. El invierno llegó y en Sos se quedó. Frío, nieve y mal tiempo para mucho tiempo.

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Concurso juvenil Narrativa 1.º, 2.º y 3.º ESO PRIMER PREMIO

Colores sobre el lienzo NEREA HERNÁNDEZ ACIRÓN 3º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Sobre el lienzo y el papel había algo más que colores vivos y oscuros conformando una figura fiel a su realidad o, en nuestro caso, formas completamente inimaginables de las que solo el creador es conocedor de su significado. Nada más salir del cascarón, mi primera impresión fue contemplar los primeros colores que habitaban dentro de mi peculiar forma y alrededor. Mis alas eran rojizas, junto a un color dorado claro que las acompañaba. Observé que poseía un pico esbelto anaranjado claro como las tonalidades de los árboles que habitaban. Descubrí que a mis plumas las caracterizaban colores fríos, como si dentro de aquellos colores vivos de mis alas convivieran con sus contrarios, los azules de ultramar y los verdes oscuros. Puede que fuera demasiado joven para comprender por qué había tanto color en mi alrededor. Tras el transcurso del tiempo decidí aventurarme en búsqueda del saber de mi vida. Volé y volé observando con detalle cada porción de color que atravesaba hasta llegar a un punto en el que tuve que detenerme: los colores no habitaban en aquel horizonte –pensé detenidamente– debería adentrarme en tierras sin colores y descubrir qué habitaba en lo más profundo de allí o regresar sin descubrir la gran duda que llevo dentro de mí.

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Tras decidirlo entré en aquel nuevo bosque inexplorado por mi especie. Poco a poco, cada vez, iba alejándome más de mi hogar. Poco a poco el tiempo se detenía, me costaba respirar dentro de aquel mar blanco. No quise darme cuenta, pero era demasiado tarde para volver atrás, así que avancé. De repente sentí una extraña sensación, era como si perdiese todos mis colores, ya no encontraba solución, no podía escapar de ese sitio. Así colapsé. A la mañana siguiente lo primero que vi eran los colores de las otras aves. Eran tonos muy distintos a los míos. Los árboles y el cielo eran también distintos, eran oscuros, sin vida, pero a la vez llamativos. Una nueva escala de color que nunca descubrí que podía coexistir en mi mundo. Sus mezclas de blanco y negro los hacían verse sumamente únicos para mis pequeños ojos de colibrí. Descubrí que no eran todo colores vivos, sino que habitaban colores que también expresaban sentimientos, incluso que hasta en los colores de un cuadro pueden convivir blancos y negros con azules y rojos, formando una obra de gran esplendor.

SEGUNDO PREMIO

Violeta

PABLO CALVO PÉREZ 3º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS La psicóloga entró en la sala y cerró seguidamente la puerta tras de sí, se sentó con calma en la silla más destacada de la habitación, y muy observadora pasó sutilmente su mirada por encima de todos los presentes sentados en aquellas incómodas sillas de

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madera que parecían formar un círculo casi perfecto; después con una dulzura casi pavorosa les dedicó una sonrisa y se presentó diciendo: «Soy la Sra. Rey y seré su psicóloga durante todas las sesiones que conforman esta terapia de grupo». Todos los presentes se miraron perplejos y luego volvieron a mirar a su terapeuta de arriba a abajo, el haber dicho la palabra «señora» captó la atención de todos, ya que a simple vista la mujer no parecía aparentar más de veinte años; entonces la Sra. Rey les dijo: «No me miréis así, que no me como a nadie», entonces todos los presentes empezaron a reír, sus rostros que parecían deformados por la tristeza se llenaron de una inmensa alegría de repente. Habían roto el aire tenso de la sala y el ambiente se había relajado considerablemente; entonces la mujer continúo diciendo: «Ahora que hemos roto el hielo, me gustaría que os presentarais uno a uno, diciéndome vuestro nombre y vuestra edad»; uno tras otro se levantaban de su silla, algunos pegaron un brinco de su asiento, otros se lo tomaron con más calma y otros no se movieron lo más mínimo de su silla, las presentaciones eran de lo más variopintas: las había de gran fluidez y algunas con bastantes tartamudeos, varias con mucha fuerza expresiva y movimiento mientras que otras mostraban una extrema rigidez, y por supuesto bastantes temblores. La psicóloga iba apuntando en su libreta a medida que se desarrollaba la actividad, y cuando no se escuchó ni una palabra, terminó de escribir. «Bien, como ya sabéis, esta terapia consiste principalmente, en que lo más abiertamente posible, me contéis todos vuestros problemas de vuestra vida de adolescentes que os han llevado a solicitar ayuda profesional; una vez me hayáis contado vuestros problemas, yo me ocuparé de adaptar las siguientes sesiones para tratar vuestros casos de la mejor manera posible, de forma personalizada pero sin dejar de ser generalizada para poder realizarla con vuestros compañeros de terapia». Dijo la mujer con voz seria pero serena. Luego continuó diciendo: «Antes de que empecéis a decir nada, os voy a contar una historia sobre una paciente antigua, y después, quiero que me deis vuestra opinión». Todos asintieron y la mujer tomó aire y a continuación, soltó un fuerte suspiro. «Violeta era una chica bastante normal, tenía una vida más bien sencilla pero estaba muy agradecida por tener un plato de comida siempre encima de la mesa y poder recibir una buena educación en la escuela, en la que se esforzaba mucho por sacar buenas notas. Su padre trabajaba en una empresa

alimentaria y su madre limpiaba casas, además también se ocupaba de los dos hermanos pequeños de Violeta, esta les decía a sus padres que eran superhéroes y que de mayor quería ser tan buena persona y trabajadora como ellos; todo parecía ir bien pero como ya se sabe el mal siempre está al acecho, incluso en el más feliz de los reinos. »Todo empezó a ir mal cuando Violeta comenzó el instituto: La abuela de Violeta falleció a principios de curso, y esto afectó seriamente a las notas de Violeta, que más o menos sacó el trimestre adelante sin ningún suspenso. Además, con la muerte de su abuela, su padre entró en una depresión terrible ya que estaba muy unido a su madre. Esto, claro está, repercutió en el rendimiento laboral del padre de Violeta, y con las decadencias morales, llegaron las disminuciones de salario, por lo tanto su madre pasó a trabajar a jornada completa y cuando llegaba a casa, estaba tan cansada que se acostaba directamente. Más de un día, Violeta y sus hermanos se quedaron sin cenar, y debido a esto, al acabar Violeta sus tareas escolares, cocinaba para todos y limpiaba la casa. »Con la llegada del segundo trimestre escolar, el padre de Violeta fue despedido de la empresa, que había caído en bancarrota, y con esto, empezaron las constantes discusiones entre sus padres por la falta de dinero en la casa; Violeta empezó a dedicarse enteramente a la casa después de su llegada del instituto y por las noches se acostaba totalmente agotada, ya que su padre había decidido dejar de buscar trabajo y se negaba a hacer nada, se pasaba el día entero durmiendo en el sofá y eso aumentó las discusiones con su mujer. En ese momento, se empezó a prescindir de cosas "innecesarias" como: dos comidas al día en vez de tres, no poder ducharse todos los días… y tuvieron que empezar a vender sus posesiones. Y al final del trimestre, las notas resultaron catastróficas, y esto, destrozó a Violeta bastante, pero no tenía tiempo para estudiar y a nadie en casa le interesaban sus notas, ya que eran momentos muy duros en la casa familiar. »El tercer trimestre no comenzó muy esperanzador, el padre de Violeta se marchó sin dejar rastro alguno, aunque mirando el lado positivo era una boca menos que alimentar. Violeta empezó a trabajar en una mercería todas las mañanas de todos los días de la semana, excepto el viernes, que acudía a clase más perdida que un pingüino en una selva tropical, cada día iba más desmejorada y sucia que el anterior ya que descansaba muy poco y solo se duchaba dos veces por semana, y esto jun-

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to a las frecuentes faltas a clase, la convertían en el punto de mira de las burlas, quejas e insultos de sus compañeros; Violeta retenía todo dentro, no quería causar más problemas de los que ya tenía su familia, hasta que un día dijo: "ya no más" y así pues, escribió su carta de despedida dispuesta a quitarse la vida. Cuando hubo terminado, depositó la carta en la cama de su madre, y llorando, subió corriendo a la azotea, se acercó al borde del edificio y… entonces una voz gritó: "¡Espera, no lo hagas!", Violeta se giró y vio a un chico muy guapo de ojos verdes de gato y cabello castaño ondeando al viento, se miraron fijamente, ambos ruborizados, y el tiempo pareció detenerse para ambos, como si de magia de cuento se tratase…». La Sra. Rey enmudeció al instante, todos los jóvenes la miraron con los ojos como platos, atónitos y paralizados, nadie se movía, en ese momento la cautivadora voz de la mujer dijo: «Y bien…, ¿Qué pensáis que hizo Violeta a continuación?, ¿Se tiró o hizo caso al joven?...» Nadie se atrevió a contestar, hasta que un chico levantó tímidamente la mano: «Yo creo que a pesar de las palabras del chico se tiró, después de todo era un desconocido y la presión del asunto era demasiado para ella». Sorprendida por la respuesta, la mujer contestó con voz fría: «Si eso pensáis, estáis muy equivocados, Violeta sigue viva, luchó contra las adversidades, se sacó una carrera, encontró trabajo y formó una familia con aquel mismo muchacho, del que se enamoró». El chico desconcertado preguntó: «¿Y cómo sabe usted eso?, ¿mantiene contacto con su antigua paciente?». A lo que la mujer contestó: «Todos los días discuto con ella, después de todo… yo soy Violeta».

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Tres años más tarde IVÁN HUALDE GRACIA 2º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS 1999, voy en el coche con madre, yo en la parte trasera, a la derecha más concretamente, madre en la parte delantera, a la izquierda, conduciendo.

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Tras la muerte de padre, vamos a pasar las vacaciones de verano en Portugal. A madre no le apetecía ir a la casa de vacaciones que había heredado padre en Tarragona, pues le traía muchos recuerdos. Recuerdo el calor que hace, estoy sudando, mucho, demasiado. Miro a través de la ventanilla, vamos por una carretera con muchas curvas. Hace mucho sol, no, no es un rayo de sol, aunque… Una luz sí que es, eso está claro, pero… No, no sé qué es, me muevo del sitio un poco hacia la ventanilla y… Me despierto, no sé muy bien dónde estoy, pero casi no me puedo mover, tengo a mucha gente alrededor, creo que son médicos, aunque nunca había visto esos artilugios. Todos sonríen, intento preguntar dónde estoy, entre ellos hay una chica, me ha tapado la boca con su mano. Solo me ha dado tiempo de abrir la boca, no he podido preguntar nada. Llevo un gotero, odio los goteros, pero no me puedo mover. Intento abrir la boca de nuevo, ya que veo que la chica se aleja. No entiendo nada de lo que digo, aunque un médico se sorprende y me clava una aguja. Poco a poco los párpados me pesan más, y más… Al cabo de un rato me vuelvo a despertar, ya no hay nadie. Miro a mi derecha, nadie, solo un armario y una mesilla de noche. Miro a mi izquierda, una silla, y… un hueco vacío hasta llegar a la pared. Intento levantarme, nada, no puedo. Decido volver a dormir… Pero un hombre entra en la habitación, es uno de ellos, ah, no, es un hombre con corbata y camisa, iba muy arreglado, me fijo en mi vestimenta. Un pijama. Veo al hombre llorar, parece arrepentido. Duermo de nuevo. Despierto, veo a mi madre y mi padre juntos, cogidos de la mano, ninguno de los dos sonríe, se van alejando poco a poco y… Abro los ojos, era una pesadilla, suspiro, pero… De nuevo había médicos en la habitación, me pongo nervioso, unos me intentan relajar mientras los otros me examinan. Me relajo, al cabo de un rato los médicos, que cada vez eran distintos, se van de la sala. Me quedo un rato mirando al techo, oigo crujir la puerta, levanto la cabeza, eran un médico y otro hombre, el hombre no era el mismo que el de antes. Parecen serios, uno de los dos, mira el cabecero de mi camilla, yo miro también, hay una placa, pone: Bruno Gómez 16 años. Son mi nombre y mi apellido, pero yo no tengo 16 años, tengo 13, vuelvo a mirar a los dos hombres. Uno dice algo sobre la muerte de madre. Intento corregirle, ya que el que había muerto es padre, pero no tengo fuerzas para hablar. El médico dijo unas

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La historia de Leah LAURA LANDA LABORDA 1º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Hola, me llamo Leah y os voy a contar mi historia: Yo vivía en un pequeño pueblo de Estados Unidos en una casa de campo. En esta casa vivía con mi abuela, mi madre, mi padre y mi perro. Mi madre era profesora en el colegio al que yo iba y me daba clase de matemáticas, siempre me traía el almuerzo y aunque a mí me daba mucha vergüenza que me llamase «cariño» delante de mis amigos ella seguía haciéndolo como si nada. Mi padre era ganadero; por eso, nuestra casa estaba siempre rodeada de ovejas. Le gustaba mantenerse en forma y hacer mucho deporte, pasear conmigo por las afueras del pueblo. Mi abuela era muy mayor y necesitaba mucha ayuda, en mi pueblo no había ningún tipo de residencia porque era muy pequeño, pero a pesar de su situación ella siempre se esforzaba por pasar mucho tiempo conmigo.

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frases, de las que mi mente y mi oído solo pueden extraer y entender: hace tres años, y aquel hombre se arrepiente. Las palabras de estos dos se convierten en gritos, que entiendo mucho mejor. El hombre que no era un médico dijo algo sobre un pobre niño que tiene que ser visitado por su tía ya que no le queda nadie más. Creo que se refiere a mí, pero tengo a madre, y en ese instante recuerdo a tía ¡tía Carol! ¡La mujer de antes! La que me había tapado la boca… ¡Era mi tía! En ese momento los dos hombres se van, y comienzo a revisar detenidamente la habitación. Había algo en lo que no me había fijado, había un calendario con una fecha extraña… ¡2002! No lo entiendo, ¡Si ayer era cuando íbamos madre y yo en el coche! ¿No? En ese momento, comencé a entender todo, el hombre que no era un médico, tenía razón, no necesitaba que yo le corrigiese. La placa decía la verdad. Y… duermo, duermo para no despertarme...

Mi perro se llamaba Aquiles, fue un regalo de mi abuela a mis nueve años cuando solo era un cachorro, me encantaba dormir con el acurrucado con él en mi regazo frente a la chimenea en los fríos días de invierno. Un mal día todo cambió, mi abuela como antes he mencionado estaba muy mayor, murió de un derrame cerebral, sin poder hacer nada contra ello. Yo ya estaba bastante concienciada de que era muy mayor y de que esto iba a llegar de un momento a otro. El día de mi cumpleaños mis padres me entregaron un paquete que era el doble de grande que yo, dispuesta a abrirlo me encontré con que el paquete estaba vacío, miré a mi padre, me dijo: «no vas a tener ningún juguete, vas a tener un hermanito». Se me iluminaron los ojos de inmediato y abracé a mi padre con todas mis fuerzas. A los nueve meses nació mi hermano, le llamaron Nick, llegaron problemas y cambios, oía a mis padres hablar de problemas económicos. Hablaban sobre todo de guerra, esto en especial les preocupaba mucho y cuando les preguntaba qué les pasaba mi madre con los ojos llorosos me abrazaba y me decía que no pasaba nada y que todo iba a salir bien. Se notaban bastante los cambios de los que mis padres hablaban todo el rato, nadie por la calle, mis padres no me dejaban ni salir de casa ni ir al colegio. Mi padre y mi madre dejaron de trabajar para cuidarnos a mi hermano y a mí, según ellos el dinero en esos momentos era lo de menos. Las cosas iban cada vez peor y decidimos irnos muy lejos con los pocos ahorros que nos quedaban, fuimos en una barca con más gente de nuestra zona. Por desgracia no cabíamos todos en una sola barca, mi padre decidió quedarse en tierra y nunca más llegué a saber nada más de él. Quedábamos mi madre, mi hermano y yo, nunca había pasado tanta angustia como en esos días en la barca, mujeres embarazadas dando a luz en pleno mar y eso si sobrevivía el bebé o la madre en el parto. Un hombre, en especial, con cada día que pasaba se iba volviendo más y más loco, decía cosas como que íbamos a morir todos mientras los demás le decían que había niños delante y que dejase de decir esas cosas. Un día nos despertó una fuerte tormenta que azotaba nuestra pequeña barca de un lado a otro, durante unas horas solo oíamos a la gente gritando y llorando y a nuestra madre abrazándonos contadas sus fuerzas hasta que la bravura de la tormenta dio la vuelta a la barca y nuestra madre, con las pocas fuerzas que le quedaban, le dio la vuelta a la barca y nos subió a ella mientras nos decía que nos quería y que por favor llegásemos sanos y salvos a tierra fir-

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me mientras se desvanecía entre la niebla y el agua, mientras nosotros nos quedamos a la deriva y como es de esperar nunca llegamos a tierra firme. No te he contado toda la verdad como habrás podido imaginar, mi nombre no era Leah mi nombre era Amira, mi germano no se llamaba Nick, mi hermano se llamaba Jihan y, por supuesto, no vivíamos en Estados Unidos, vivíamos en Siria y por desgracia después de saber esto a mucha gente le habrá dejado de interesar mi historia, y aunque no lo pueda parecer yo tuve mucha suerte, estuve al lado de mi hermano en todo momento, pero mucha gente murió sola y olvidada, y otra mucha malviviendo en campos de refugiados con la ayuda de unos pocos.

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Somos lo que sentimos MARTA COMPAIRED ALLUÉ 3º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Siglo XIII, eran tiempos difíciles, en los que la peste reinaba en la mayoría de pueblos. Pedro, un chico de diecisiete años, castaño y alto, temía que la muerte se llevara a su madre. Él pensaba que aguantaría un par de semanas más, incluso tenía esperanzas de que de algún modo pudiera sobrevivir. Aquella mañana de verano, habló con su padre mientras iban al campo. – ¿Crees que hay alguna posibilidad de que mamá sobreviva? Hoy parecía que estaba mejor. – No sé por qué te lo preguntas, ni siquiera entiendo el porqué de tus esperanzas, ¿acaso conoces a alguien que haya sobrevivido a la peste? Pedro se quedó sin habla, su padre tenía toda la razón, pero aun así él no iba a abandonar sus creencias, siempre había una primera vez para todo, siempre. Pero, para cuando llegaron a casa, la situación no era muy agradable. Sus hermanas estaban llorando, y Pedro pensó lo peor, todas las esperanzas que tenía se habían esfumado en segundos, al ver a su madre peor de lo que estaba esa misma mañana. No pudo evitar las lágrimas.

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– No llores, hijo mío, todo pasa por alguna razón, y de lo malo siempre se saca algo mucho mejor –le costó decir a su madre. – Madre, no lo entiendo, tú siempre has sido una buenísima persona, ¿por qué Dios te castiga de esta forma? – Igual no es un castigo, a lo mejor Dios quiere que esté allí arriba con él. – Pero te necesitamos aquí… –Pedro, haz siempre lo que te haga feliz, ¿vale?, puede parecer imposible, pero todo que creas que está bien, hazlo. Dios te compensará. Esas fueron sus últimas palabras. Unos meses después de la muerte de su madre, la peste no estaba tan presente en el pueblo. Su padre decidió juntarse con el padre de Enrique, el vecino. Tenía la misma edad que Pedro pero era rubio y un poco más bajo. Se conocían de verse alguna vez al salir de casa y de que sus madres murieron el mismo día, por la misma causa. Pasaron los meses y llegó la primavera, la estación del amor. Pedro y Enrique se lo pasaban muy bien cuando iban al campo con sus padres, se habían hecho muy buenos amigos, pero Pedro sentía algo más por él. Estaba muy confuso pero realmente Enrique le gustaba. Todas las veces que pensaba que era imposible salir con un chico, recordaba las palabras de su madre «Haz siempre lo que te haga feliz.« Una tarde volviendo del campo, Pedro decidió decirle a Enrique lo que sentía, pero no se lo tomó muy bien. – ¿Pero te estás oyendo, Pedro? Cómo te puedo gustar, ¡soy un chico! Los chicos no pueden casarse con otros chicos, ¡sería un pecado! – ¿Por qué? En ningún lado pone que sea un pecado, además, siempre hay una primera vez para todo. – Estás muy mal de la cabeza, solo dices tonterías. – Todo esto, no es lo que somos, es lo que sentimos. Pedro no dijo nada más: de hecho, no le habló nunca más. Decidió contárselo a su padre, sabía que se iba a enfadar, pero no pensó hasta qué extremo. – ¡Pedro, pero qué te pasa! ¿De verdad piensas eso? ¡Estás loco! Menos mal que Enrique no se lo ha contado a nadie. ¡Seríamos la vergüenza del pueblo por tu culpa! – No creo que sea tan grave como dices, ¡lo más seguro es que mis hermanas me entiendan! – ¡A tus hermanas no les vas a comer la cabeza con esas tonterías que dices! De hecho, no se lo vas

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a contar a nadie, ven aquí. –le dijo con un cuchillo en la mano. – Padre…, ¿vas... vas a matarme? – No, me haces falta en el campo, pero sí que te voy a cortar la lengua, solo para asegurarme de que no se lo cuentas a nadie más. – ¿Qué yo estoy loco? ¿Y tú? ¡Me quieres cortar la lengua! – No olvides que podría matarte y así reunirte con tu santa madre en el cielo. Créeme, prefiero cortarte la lengua, tú mismo te lo has buscado. Si quería seguir con vida, no tenía elección. Llegó el otoño y Enrique estaba preocupado por su amigo… Antes se lo pasaban muy bien juntos y ahora ni se saludaban. A lo mejor él también sentía algo pero era mejor no decir nada sobre eso. Así que decidido le preguntó: – Pedro, ¿estás enfadado? Puede que aquella vez me pasará con las palabras que usé, pero quiero que sigamos hablando como antes. Pedro solo le miró y le sonrió. – No me vas a hablar nunca, ¿verdad? Entonces fue cuando le enseñó su boca, y vio que no tenía lengua. – ¿Pero cómo…? Pedro señaló a su padre, que estaba unos metros más adelante y Enrique entendió todo, sin necesidad de palabras. Pasaron los años y los dos estaban casados y con muchos hijos. Enrique se tuvo que casar con una mujer que siempre había odiado, lo que conlleva a que su matrimonio esté lleno de discusiones. Y aunque Pedro esté casado también por obligación, su mujer era simpática y agradable con él. Mil veces le ha intentado explicar por qué no tiene lengua, pero ,como no sabía escribir y por gestos no le entendía, se quedaban en eso, en intentos. La horrible peste no tardó mucho en invadir otra vez el pueblo y Pedro fue de las primeras personas en contagiarse. Llevaba más de una semana infectado cuando Enrique se enteró y sin pensar en el riesgo de contagiarse fue directo a su casa. Ya allí, la familia de Pedro le dijo que si entraba a verlo, que no volviera nunca más, simplemente por el riesgo de contagio. Cuando vio a Pedro muriéndose las palabras le salieron solas. – Tenías toda la razón, durante toda mi vida he sido un cobarde y Dios lo ha pagado contigo. Todos mis actos los he tratado por quién soy y no por lo que siento. Enrique va a abrazarle, pero Pedro se aparta, no quiere contagiarle.

– Da igual que me contagies, no quiero seguir viviendo la vida que tengo, no soporto a mi mujer. Solo quiero vivir una vida eterna contigo.

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¿Qué más me puede pasar? ALBERTO CLEMENTE AZNÁREZ 1º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Me levanto como cada mañana, parece mentira, no tengo sueño, voy a la cocina me preparo café, zumo y tostadas. Escucho la radio y justo en ese instante dicen la hora, son las 9:00, ¡no me lo puedo creer!, llego tarde a trabajar. Me ducho con agua fría, la caldera se ha roto. Rápidamente me visto, bajo al garaje, el corazón me va a cien por hora, meto la llave en el contacto, la giro y la luz de la batería se enciende ¡no tengo coche! Miro la hora, el autobús ya ha pasado, giro la cabeza y veo la antigua bici de mi padre escondida entre los trastos. Hace años que no monto pero no tengo alternativa. Ha pasado media hora y llego a la fábrica: el jefe me está esperando en la puerta, no soporta que la gente llegue tarde, así que me temo lo peor. Abro con miedo la chirriante puerta de entrada, el jefe ya no está, me espera en su oficina, las piernas me tiemblan, sospecho lo que me va a decir, no va a ser nada bueno. Abro la puerta y me quedo con el pomo en la mano, lo intento arreglar, al hacer fuerza para colocarlo las bisagras saltan dejando caer la puerta sobre la mesa del jefe, no lo mato de milagro. Su cara pasa de estar blanca del susto a roja de enfado. Entro por un lateral y dejo apoyada la puerta en la estantería donde se encuentran todos los libros, archivos y trofeos del Sr. Rodríguez. La estantería es vieja y no soporta el peso, así que se viene abajo. ¿Qué más me puede pasar? Me siento en la única silla libre del despacho y cuando está a punto de decirme algo la silla cruje y una de las patas traseras se parte y todo mi cuerpo aterriza en el suelo. Me incorporo a duras penas y me quedo de pie observando al jefe, está muy enfadado así que solamente me dice «¡está despedido!» Me voy de la sala con

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lágrimas en los ojos preguntándome qué va a ser de mi vida. Solo quiero volver a casa y que este día acabe cuanto antes. Salgo de la fábrica y veo mi bici con las ruedas sin aire. ¿Qué más me puede pasar? Miro en la marquesina la hora del próximo autobús, falta media hora, así que me siento a esperar. Mientras espero pasa un coche a toda velocidad por encima de un gran charco y me salpica el agua y barro por todo el cuerpo. Cuando me monto en el autobús todo el mundo me mira, mi aspecto es horrible. Llego a casa y la puerta está abierta, entro con miedo y veo los cajones abiertos, los papeles por el suelo, la cama deshecha, los cables de la televisión cortados, ¡me han robado! Estoy desesperado, no entiendo cómo me han podido tantas desgracias en un mismo día, me siento en el suelo, mi cabeza va a estallar, el corazón cada vez va más rápido, comienzo a sudar y justo cuando voy a perder el conocimiento oigo la melodía de mi despertador, son las siete y me levanto para ir a trabajar.

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Poesía 1.º, 2.º y 3.º ESO PRIMER PREMIO

Entre el mar y el cielo CRISTINA LÁZARO PALACIO 1º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS

SEGUNDO PREMIO

Reflexión CLAUDIA LISO BERGES 2º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS

Entre el mar y el cielo Aylan navega hacia Grecia en un bote ¡todo es un desafío y un juego!

Yo solo sé que no sé nada, más de saber algo ¿de qué [me serviría? Ya nadie dice nada, solo se escucha el viento. Un viento, el viento, ¡qué envidia le tengo! Él puede ir y venir, pero yo he de quedarme aquí. No es que quiera hacerlo, pero no puedo escapar. Nos acorralan, nos persiguen, nos matan. ¿Y todo por qué? Por, por… Creo que no queda nadie [que se acuerde. No sé qué opinarás tú, pero yo estoy harta, harta [de tantas desgracias, de tantas bombas, de tantas [muertes, de tanta guerra. Yo solo sé que de saber algo, no quedaría nadie que [pudiera escucharme.

Entre el mar y el cielo las playas de Turquía ahogan la vida de este pequeño sirio.

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Entre el mar y el cielo hay una vida que respira ilusión y asilo. Entre el mar y el cielo hay un niño sirio con una vida y un futuro.

Entre el mar y el cielo hay una muerte que avergüenza al mundo entero.

Entre el mar y el cielo mi poesía grita: ¡ESTO NO LO ENTIENDO!

Intento MARTA GALLEGO RODRÍGUEZ 2º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Intento desconocer lo conocido, tus labios cortados que arrastraban cada verso haciendo que mis pies levitasen, que se alejasen de este mundo inmundo. Intentando hacer de tu piel la mía, haciéndonos uno, para olvidar las quemaduras que recorren mi cuerpo intentando hacerme recordar lo vivido, intento deshacerme de las palabras que me atan a la tierra, impidiéndome alcanzar la luna.

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Hoy

CLAUDIA CIUDAD RÍO 1º ESO COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED EJEA DE LOS CABALLEROS Hoy toca el mismo infierno, se dice a él mismo, intentando no saberlo. Hoy subirá a ese centro, que resulta ser el centro de su triste universo. Hoy sentirá los ojos clavados en él, son como dardos en su espalda, nadie dice nada. Hoy murmurarán, de nuevo de su triste vida, les importa nada, solo patadas… Hoy, aunque todo el mundo vea normal esta amenaza, no participes. ¡HABLA!

DIPLOMA

Para mi abuelo AINOA FADRIQUE VILLA 1º ESO COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED EJEA DE LOS CABALLEROS Si miro la luna por las noches, a veces veo tu rostro. Quiero mirar al cielo contigo y contar juntos las estrellas, porque en cada una de ellas hay un beso para ti. Con unas alas que me ayuden a volar podré elevarme a las nubes y bajarte la luna. Me hundiré en la arena de este desierto si no miro al cielo.

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Narrativa 4.º ESO y Bachiller PRIMER PREMIO

Dieciséis de diciembre NURIA CLEMENTE SERRANO 4º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Hoy es el encendido de luces, se oyen las risas desde aquí, los gritos de alegría, los niños corriendo, un villancico suena de fondo, llega el olor a castañas asadas; alguien sonríe en silencio, alguien se emociona, el vaho se escapa en un suspiro. Decenas de almas felices recorren las calles mientras Julia corta cebolla para tener una excusa para llorar y Sofía de vuelta a casa entierra su cara en una bufanda que oculta el olor de una tarde de invierno y absorbe una lágrima, de la que culpará al frío. Han pasado 72 horas; 72 horas desde aquella llamada; Julia bailaba en la ducha y Sofía leía lo último de Zafón; dio un respingo al escuchar el primer «ring«, eran las 7 de la tarde, una voz desconocida sonaba al otro lado, nunca nadie le había sonado tan serio, el frío le hiela la sangre y siente como cientos de agujas gélidas la dejan inmóvil en el salón; Sofía ya no sabe cuántos minutos han pasado desde que Julia la ha encontrado así al salir de la ducha, ni cuántos minutos llevan en aquel taxi mientras los faros de otros coches la ciegan. Papá ha tenido un accidente, no recuerda más de la llamada, solo que debían darse prisa. A la entrada del hospital Julia y Sofía se agarran las manos, alguien las lleva a través de varias puertas, pueden leer U.C.I en los carteles pero ninguna entiende nada, demasiado encerradas en sí mismas, demasiado confusas. Papá está al otro lado del cristal, tubos, cables y máquinas lo rodean; alguien vestido de azul dice que papá no está bien, que su corazón late pero que solo respira por la máquina que vemos y que su cerebro ha sufrido demasiados daños. Papá, ya no es papá. Las horas pasan y

no mejora, deben tomar una decisión, la más difícil, la más cruel, la más injusta; mantener el cuerpo de papá atado a una máquina o dejarlo marchar. Sofía y Julia salen de casa y ahí están, 72 horas después, agarradas de la mano como hace tres días y con la otra agarrando la de su padre; prometen que papá está tranquilo, que no tiene dolor. Apagan los monitores, quitan varios cables y sacan un tubo de su boca. Hoy es el encendido de luces, cientos de luces se encienden mientras otra, la más brillante de todas, se apaga.

SEGUNDO PREMIO

Malditas banderas GEMMA ARASCO 2º BACHILLERATO IES REYES CATÓLICOS EJEA DE LOS CABALLEROS El tiempo quedó congelado durante unos segundos. Aquella mañana estaba realmente emocionado. Finalmente, tras meses de larga y angustiosa espera, podría ver de nuevo a Alissa. Su preciosa y encantadora Alissa, que regresaba a casa tras una larga temporada muy lejos del lugar, muy lejos de él. El tiempo sin ella había pasado despacio, como si le divirtiese el hecho de la separación de ambos, como si se riese de él, burlón, señalando su miseria ante la ausencia de la persona que daba sentido a su existencia. Sus labios dibujaban sonrisas espontáneas, esas que aparecen cuando el amor se filtra por las grietas de algunos corazones, que intentaba ocultar de vez en cuando, simplemente porque creía que parecería un idiota si caminaba con ellas adornando su cara. Demasiado recargado, quizás. Había parado en una vieja floristería. No fue algo repentino, ya tenía perfectamente pla-

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neado desde hace meses todo lo que quería hacer aquel día. En primer lugar, ir a buscarla con un gran ramo de rosas en las manos. Ella estaría contenta, muy contenta. Eufórica. Probablemente se reiría nerviosamente, como siempre, mientras él la rodeaba con sus brazos. Pasaría las manos por su cabello. Saldrían a comer a un lugar bonito, con clase. Ese tipo de lugares al que se va solamente en ocasiones verdaderamente importantes. Como aquella, claro. Él pediría demasiado, como siempre. Ella, siguiendo también la rutina, pediría en escasez y se quedaría con hambre. Entonces, compartirían. Siempre había creído firmemente que ellos se complementaban. Ella no tenía a nadie que la escuchase. Y él no tenía a nadie a quién escuchar. Personalidades opuestas con gustos similares, formaban una combinación explosiva, un fortísimo enlace, igual que el del diamante, tan difícil de separar, tan unido. La llevaría a su casa. Una vez allí, sacaría la copia de la llave que había hecho para ella, exclusivamente para ella. El alegre gato rosa del llavero se balancearía cuando ella las tomase. La idea era que, una vez llegasen, fuese también el hogar de Alissa, si ella aceptaba, claro. Solo de pensar en la vida juntos que estaban por comenzar, una fuerte corriente le recorría desde dentro, como un torbellino de mariposas intentando escapar hacia la superficie, una extraña pero agradable electricidad. Suspiró, mientras miraba con anhelo las flores que sus manos sostenían temblorosamente. Camelias de colores tan vivos que abrasaban el alma. Definitivamente, era una mañana agradable. El móvil vibró dentro del bolsillo izquierdo de sus vaqueros desgastados. Lo extrajo con lentitud y volvió a sonreír al ver el nombre de Alissa al lado del mensaje que acababa de recibir, el más dulce emisor que podría haber deseado. «Ya casi he acabado de recoger mis cosas. ¿Vienes en camino?» Tecleó una respuesta con rapidez. «Estaré allí en unos diez minutos, ¿podrás esperar?» «Podría esperar toda una vida por ti» Su sonrisa se amplió mientras escribía su respuesta. Llegó al aeropuerto, ramo de flores en mano, dispuesto a encontrarla. Se dirigió a Llegadas. Los nombres de compañías, ciudades, horas… se reflejaban en los letreros digitales. Alissa ya debía estar allí. Se sentó en uno de los fríos bancos de metal. El sonido de las agujas de su reloj de pulsera taladraba

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sus tímpanos, sobreponiéndose al barullo formado en aquella terminal. Se impacientaba… Tomó el móvil para llamarla; las maletas de muchos de los allí presentes marcaban en sus etiquetas el vuelo en el que ella había ido. Oportuno, como si leyese su mente, el móvil comenzó a vibrar en su mano. Alissa. Descolgó el aparato y lo llevó a su oreja. Antes de que pudiera mediar palabra, la voz de Alissa sonó, rota. «Me retiran el visado» No lo entendía. Ella ya había estado aquí. No habían tenido problema alguno en esas anteriores ocasiones. Se levantó apresuradamente. Sus suelas golpeaban las brillantes baldosas del aeropuerto. Corría hacia la zona de deportados. Un largo número de personas se acumulaba en ella. No le permitieron pasar. Vislumbró, por el rabillo del ojo, el velo esmeralda de Alissa, que flotaba entre la masa, mientras uno de los guardias la acompañaba pasillo adentro. El ramo de flores golpeó secamente el suelo. Su esperanza férrea se convirtió en frágil cristal. Una ideología la había roto en pedazos. Malditas banderas.

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El chico del taburete rojo LAURA MARTÍNEZ RACAJ 2º BACHILLERATO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Póngame una más, camarero; la última. Silvia había repetido esa frase durante la última hora una y otra vez. Se encontraba en un pub del extrarradio donde el alcohol barato y la música en inglés iban de la mano. Los universitarios que lo frecuentaban, pobres de bolsillo pero ricos en juventud, eran el espejo donde Silvia se miraba con recelo cada noche. Ese espíritu era el que quería volver a encontrar. Estaba oscuro, o tal vez no tanto, pero a Silvia se lo parecía. Como cada fin de semana, salía de su rutinario trabajo de oficina y quedaba con un par de amigas a tomar un café. Ellas en rara ocasión accedían a quedarse a cenar; miraban el reloj una

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y otra vez pendientes de quienes las estaban esperando en casa. Silvia asentía con cortesía cuando decidían marcharse y las despedía, como cada viernes. No les tenía envidia, ella también había vivido felices años con su marido, pero ahora la situación era diferente. Bruno, su exmarido, y ella se habían hecho esclavos de su propia rutina. Se olvidaron de ser ese 1+1 y de que el amor es cosa de 2. Nada de ir cenar o al cine, de salir a tomar algo o a pasear; en definitiva, nada que implicara la palabra juntos. Bruno fue el valiente en decir primero adiós, pero Silvia lo aceptó. Cómo no iba a aceptarlo… Bruno había puesto aquel punto final que acababa con todos los suspensivos que ella se había dedicado a poner durante todo ese tiempo. Aun así, ella no conseguía superarlo del todo. Una mudanza y el descubrimiento de aquel bar en el que se encontraba habían sido todos los cambios que había hecho en su vida desde entonces. Había comenzado a frecuentarlo para distraerse, y le había acabado gustando. Además, estaba aquel chico rubio del taburete rojo… –Perdona… –Sí, la última otra vez, ya va. –Le respondió el camarero. –No no no, no me refería a eso. Lo que sí quería preguntarle es por un chaval rubio que viene alguna vez por aquí… –¿Me tomas el pelo? Como si no viniesen chavales rubios por aquí, señorita… o señora. –Silvia, déjelo mejor en Silvia. Un chico alto, de unos 30, bastante corpulento… siempre que lo he visto por aquí estaba sentado en aquel taburete rojo. –¡Haberlo dicho antes! Claro que sé quién es. Se llama Alejandro, Álex. Buen cliente cuando está por aquí, pero hay temporadas en las que no se le ve el pelo… –¿Por qué? ¿A qué se dedica? –La verdad es que no lo sé. Habla de cualquier tema pero nunca de trabajo…, siempre dice que viaja pero ya está. Será periodista o algo así. Silvia se terminó su vaso de un trago, dio las gracias y se fue por donde había venido, un tanto decepcionada. Ya había tenido bastantes periodistas en su vida (en realidad solo a Bruno, pero con él le era suficiente). Aun así, no sabía por qué, tenía una pequeña esperanza de que aquel Álex no lo fuera y, sobre todo, de que volviera a pasar por el bar. Ella acababa de decidir que no iba a dejar de hacerlo (como si esa decisión no la hubiese tomado hace ya tiempo).

Volvió a la semana siguiente. Y la siguiente… ni rastro. Preguntaba al camarero, volvía a otras horas… pero seguía sin saber nada de él. Decidió que a partir de ahora siempre que visitara el bar se sentaría en el taburete rojo. Así, si es que el rubio volvía a pasar por ahí, por fin se encontrarían. –Creo que alguien está ocupando el poco sitio que me queda por aquí… Era él, sí, era Álex. No podía ser otro. Había apoyado su mano encima del hombro de Silvia, pero no de una manera brusca, sino dulce. Silvia se giró y lo miró a los ojos. Eran de color caramelo… –Sí quieres puedes coger otro y ponerlo aquí al lado, yo no tengo problema. Quien llega primero, escoge primero, ya sabes. –Le dijo con desafío Silvia. –¿Puedo tener ese placer? Desaparezco unos meses y las cosas cambian por aquí… ¡Poco te ha costado vender mi sitio, Juan!– gritó al camarero. –¿Te apetece una caña?– le preguntó Silvia. –Bien fría, por favor. Y así entablaron una conversación que duró horas. Risas, anécdotas, más risas. Álex era encantador. Como ya era muy tarde cuando el bar cerró, se ofreció a acompañarla a casa. Cuando llegaron a su bloque Silvia no pudo aguantarse más. Había habido tiempo para hablar de muchos temas pero como ya estaba prevenida, Álex no había hablado de su trabajo. «¿Y a qué te dedicas?». A Álex pareció molestarle la pregunta. Cuando Silvia se dispuso a darse la vuelta para abrir la verja, finalmente contestó. No sobre su trabajo, sino sobre la necesidad de conocerse mejor si tenía curiosidad en saberlo. Le dio su teléfono y le dijo que pensara unos días si quería volver a verle. Él estaría en la ciudad hasta el jueves. Tras darle muchas vueltas, el martes se decidió a llamarlo. Álex estaría encantado de verla el próximo día en la terraza del parque central. Silvia se sentó en una pequeña mesita del fondo. Cuando ya creía que Álex la había dejado plantada, este apareció corriendo con un libro en la mano. Le pidió disculpas por el retraso y le explicó el motivo del mismo. Silvia, al principio un poco molesta, se relajó y al final acabó disfrutando de la conversación tan amena. Pudo conocerlo más y por fin lo descubrió: Álex era militar y al día siguiente partía su avión a Afganistán. Pero prometieron volver a verse. Podrían llamarse, escribirse… No sabía cómo en tan poco tiempo una persona le podía haber agradado tanto, haber hecho tal mella en su corazón destrozado…

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pero así era. Quería seguir sabiendo de él, quería formar parte de su vida... Álex la besó como si fuera el último día y le regaló el libro, su novela favorita. Lo que no sabía es que marchándose también le regalaba un sitio donde leerla. Silvia no volvió a ver al chico del taburete rojo…

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Cruzando fronteras DARÍO MARCOS CASALÉ 4º ESO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS La despedida Cargar las maletas en el coche de Javier. No olvidar sobretodo los apuntes de las flores que pintó papá para la familia. Los hizo con tanto cariño y son tan bonitas… Y el ordenador. Y los regalos. Y la mochila. Todo en orden. Y ahora, la despedida. Lo más duro. Papá está en el hospital y mamá me abraza. Estamos emocionados y al final lloramos. No es tristeza. Es cariño, muy grande. Y el recuerdo de la adversidad de las vísperas del viaje. La vida no es de color de rosa. Lo voy aprendiendo. El viaje Hubiéramos viajado los tres juntos. Habíamos planeado tantas cosas: Las posibles rutas, las paradas, el hotel Cap Vert, el encuentro con la familia Rouve… Y en un instante cambia la vida. El hospital, la enfermedad, el temor, el dolor, la esperanza. Javier ha querido llevarme a Saint-Affrique. Lo propuso con tanto cariño y con tanta insistencia… Esperamos unos días para ver la evolución de la enfermedad. Papá era quien más insistía en no suspender el viaje. Y aquí estamos, montados en un Wolkswagen, escuchando música, conversando, divisando nuevos paisajes, haciendo fotos, cruzando fronteras, au délà de la frontière, cultivando el optimismo para que todo sea más fácil. Un rebaño de ovejas invade la carretera y nos retienen durante un buen rato. Nos reímos y nos admiramos de la destreza del pequeño perro pastor.

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Huesca, Aínsa, Bielsa, Toulouse, Albi y allá a lo lejos, Saint–Affrique. Son las 9 de la noche y las calles están completamente vacías. En unos minutos, mi corazón se iba a llenar de emoción. La llegada El GPS nos sitúa en la Rue de Scourdois. Ahí está la casa y un niño rubio asomado a la ventana. Nos saluda con entusiasmo agitando sus brazos y en un santiamén aparece en la puerta con una mujer de aspecto dulce. No dejan de sonreír. Nos abrazan y nos besan. «Bienvenus. Je suis Joan. Je suis Sonia.» Pregunto por Colin y me dicen que está volviendo con Christophe. Mientras descargábamos el equipaje, llegan en su coche naranja. ¡Qué alegría de conocerlo! Colin Rouve, mi correspondiente francés, un amigo para siempre. Nos han esperado para cenar. A esta hora ya casi estarían durmiendo pero hoy es un día especial y todos estamos muy contentos, entusiasmados, ilusionados. El nerviosismo va remitiendo. Parecen una familia buena y acogedora. Incluso Trixie, el gato de Colin, parece contento con mi llegada. El primer día de instituto ¡Mi francés suena baturro! No lo había pensado antes pero, al llegar al instituto, aunque me entiendo con ellos, siento que la musicalidad del francés es un reto para mí. Javier nos ha acompañado al instituto para conocer a la tutora. Marie Noëlle es tan alegre y tan simpática que nos recibe como si nos conociera de toda la vida. «Qu’il est grand et si souriant» le dijo a mi madre en un e-mail. Era imposible no sonreír con ella. Colin me presenta a sus compañeros y compañeras. La primera clase es de Español y Marie Noëlle propone a Javier entrar al aula y hablar a los alumnos sobre Ejea, sobre la Escuela de Música, sobre las fiestas… ¡Genial! No podía haber mejor presentación de mi ciudad. Me impresiona el silencio en el instituto, el respeto de los alumnos en las aulas, los nuevos horarios… De repente, como a las 12:00 en la cantine y salgo a las 17:30. M. Lei pone partes a varios alumnos por apoyar los codos en las mesas. Leemos con Mme. Naudé «L’école des Femmes» de Molière y hablamos de igualdad de género en un texto del S.XVIII. Las matemáticas y las asignaturas de ciencias son universales. Jugamos al ping-pong en clase de Educación Física. En todas las asignaturas domina la práctica sobre la teoría…

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El regreso Saint-Affrique estará siempre vivo en mi pensamiento y en mi corazón. Ese pueblo alargado, organizado urbanísticamente en torno al río Sorgue, rodeado de colinas, premiado por una naturaleza exuberante, con un clima extremo, con rincones idílicos… ha sido mi hogar durante casi tres meses. Es necesario cruzar fronteras. En un lado o en otro, aquí o allá, lejos o cerca, Saint-Affrique o Ejea, España o Francia, en cada lugar hay personas buenas, profesores entusiastas, compañeros acogedores, sentimientos y experiencias por descubrir, amigos sin fronteras. Mi francés ya no suena baturro y estoy feliz de haber cruzado la frontera. La vida no es de color de rosa pero es una experiencia maravillosa. Eso también lo voy aprendiendo

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La familia ¡Es tan importante sentirse querido! Los Rouve me acogieron como a un hijo desde el principio. Estar lejos de casa ha sido más fácil con ellos. Su cariño era cotidiano, su preocupación por mi bienestar, su interés constante por la salud de papá, su supervisión del instituto, las excursiones al bosque para coger champiñones y castañas, los viajes a los pueblos del departamento de Aveyron (Millau, Roquefort, Salmanac, Camarès…), las visitas a casa de los abuelos Nicole y Justin, la recolección de tomates, moras, ciruelas, gojis, fresas o avellanas en su magnífico huerto, la buena relación con Colin, Joan y Segolène. Y qué decir de la gata Trixie. Y los conciertos exclusivos de Colin, qui chante comme un dieu. Y los guisos tradicionales de Sonia qui faisaient venir l’eau à la bouche… Escriben a mis padres y les dicen: «Le départ a été difficile pour nous tous, il y avait beaucoup d'émotions. Depuis la maison nous semble vide, ainsi que nos coeurs. Chaque endroit de la maison nous rappelle un moment passé avec lui.»

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Ursus ELENA HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ 1º BACHILLERATO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Una gota de lluvia me rozó la mejilla. Fue en ese preciso instante en el que me di cuenta de que esa tormenta era más importante que mis lágrimas. Cualquier tormenta es más importante que mis lágrimas. Pensé en que en realidad, a todo el mundo le da igual que yo llore. Cuando hay una tormenta, todo el mundo corre y se refugia, como si el agua que cae del cielo contuviese veneno en su interior. Los más atrevidos salen a la calle a mojarse y gritar, como si esas gotas poseyeran la fórmula de la eterna juventud. Esas gotas son en realidad un reflejo, un símbolo de algo más grande. La fuerza de esas nubes es intensa, tanto que puede provocar desastres tan grandes que pensar en ellos estremece. Algo parecido ocurre con las lágrimas. Son un indicador de toda la rabia y tristeza que teníamos contenidas dentro de nosotros. La diferencia entre las lágrimas y las gotas es muy simple: las primeras no le importan a nadie, mientras que las otras parecen ser de interés general. Sin embargo está claro que todo el mundo me va a recordar. Todo el planeta conocerá el nombre de Dara Bonheur. Es cierto que lo que había hecho era importante. En realidad, sin mí no hubiese sido posible liberar la ciudad de Ázor. Y ese era el primer paso para recuperar Europa. Después del ataque de los Mactans todo había ido de mal en peor. Las fronteras ya no tienen forma y el continente está degenerando en un criadero de mercenarios y criminales para sus tropas. Sin embargo los Ursus aún tenemos esperanza. Somos pocos, casi nadie se atreve a desafiar a un ejército que es capaz de dominar tierra, agua, aire y fuego. Pese a todo estamos avanzando muy rápido. Hemos conseguido libertar Ázor, en la antigua Austria. No fue fácil. Desde que soy líder electa de los Ursus, la presión que tengo que soportar es inmensa. Y si confieso algo, no lo hago por mí ni por mi vida, ni siquiera por recuperar la paz del principio. Lo hago porque mi padre me pidió ser fuerte, me pidió conseguir lo que él no había podido acabar. Y eso estoy

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haciendo. Me prometí a mí misma ser la más fuerte, la más temeraria y la más estratega. Esta es la primera vez que lloro desde que murió. Y es la sensación más liberadora que he sentido jamás. Ázor fue difícil, sí. Me sorprende seguir viva. Pero sigo en pie y necesitamos seguir avanzando. Pude conseguir un transmisor de ondas hace un par de días, y envié un mensaje a los compañeros que están trabajando en la península ibérica. Siguen mejorando, los Pirineos son su campamento base. Estamos enormemente agradecidos de que las personas con dones para comunicarse con los animales estuviesen de nuestra parte. Nos está resultando sencillo atacar gracias a eso. Acordamos enviar ayuda humanitaria a la zona germana. La población se resistió y por unas semanas pensamos que podríamos contar con ellos en nuestro ejército. Esa gente tiene fama de ser muy buena con las plantas y muy resistente al mal tiempo. Por desgracia los Mactans les superaban en número y brutalidad, así que tardaron poco en caer. Ahora no puedo dejar de llorar. Aun sabiendo que nos queda poco para recuperar la paz. «Dara Bonheur, nuestra pieza clave. La soldado más fuerte y valiente que ha conocido la historia. Su ascenso al mando de los Ursus fue el punto de inflexión del conflicto mundial más mortífero de nuestra historia reciente». Así seré descrita en los libros de texto. Las generaciones futuras estudiarán mi nombre sin conocerme. Ahora se me viene a la cabeza que esto mismo es lo que le ha pasado a todos los nombres ilustres que soy capaz de recordar. Galileo es recordado por su descubrimiento, y no por las lágrimas que liberaron sus ojos al tener que retractarse para no ser quemado en la hoguera. A Da Vinci por su enigmática Gioconda, y no porque la sonrisa del cuadro era una pobre copia, pues al artista muy poca gente lo había visto sonreír… y era una sonrisa falsa. Yo voy a ser recordada por ser la soldado que creó las armas que ganaron esta guerra. Nadie me va a recordar pensando: «pobre chica, le tuvo que costar sangre y sudor conseguir ganar algo tan imposible como una guerra. Además perdió a su padre y a su hermano en una batalla. Tuvo que sentirse abrumada y seguro que en algún momento prefirió morir a seguir luchando». Pero después de todo lo que hemos avanzado, de todo lo que he conseguido… no puedo dejar que mi alma muera. Quiera o no quiera la corona va a ser mía. Y está caro que nadie puede pretender recuperar la paz si le da miedo y lamenta el eliminar a aquellos que la arrebataron.

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Así que dejo que las gotas de agua se mezclen con mis lágrimas, aprieto los dientes y daga de plata en mano comienzo a correr bajando la ladera, esquivando los cuerpos que hay en el suelo, incluidos aquellos que tenían en su muñeca izquierda la runa que los identificaba como Ursus. Y aunque tengo los ojos empañados veo perfectamente mi objetivo. Sé que mi ejército no va a permitir que ningún enemigo se interponga en mi camino, así que puedo correr despreocupada. Cojo velocidad y coloco la daga entre mis dientes para poder saltar y agarrarme al alféizar de la ventana del castillo. La comisura de mi labio está sangrando, pero dejo la daga donde está y consigo llegar a la sala principal sin ser descubierta. No me esperaban hasta mañana al anochecer… tengo ventaja. Mis lágrimas cesan por fin y ya no me importa cómo seré recordada… solo tengo una cosa en la mente. Humillar a la líder de los Mactans como ella lo hizo con mi familia. La tengo delante pero todavía no es capaz de verme. Noto cómo mis pupilas se dilatan y mi corazón se acelera. Agarro la daga y me dispongo a atacar… el momento que llevo años esperando ha llegado y me aterra sentir la adrenalina corriendo tan rápido por mis arterias. Mataré a mi gemela y la paz reinará de nuevo.

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El destino y yo BIANCA FLORES 2º BACHILLERATO IES REYES CATÓLICOS EJEA DE LOS CABALLEROS Supongo que tengo que empezar esta historia diciéndoos quién soy, ¿verdad?, bueno me llamo Luca y acabo de cumplir 18 años. Debería estar feliz ¿no?, sí debería estarlo, sino fuera porque el día que cumplí los 18 mi vida cambió para siempre. Siempre había pensado que no era un chico normal, no me gustaba el fútbol, ni los videojuegos, a mí solo me interesaba leer. Cualquier cosa me valía, un texto de historia, un periódico, una revista de cotilleo incluso un diccionario si no había otra opción. Claramente mis tutores no estaban contentos, me pasaba todo el día en mi habitación con la nariz metida en un libro, sin salir con mis compa-

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ñeros de clase, ni relacionarme. Yo tampoco quería y, que me obligaran, era la cosa que más detestaba de ellos, aun así tras diez años cuidándome les había cogido cariño. Por ello, cuando me dijeron el día de mi décimo octavo cumpleaños que ya no podía quedarme con ellos ni un día más, y no me dieron ninguna explicación, pensé que bromeaban, debía ser una broma, ¿no? No pueden echarme del único sitio al que he considerado mi hogar, el único sitio en el que me siento seguro. Al día siguiente, me ayudaron a recoger diez años de mi vida, meterlos en una maleta y montarme en un avión hacia Dios sabe dónde. Menos mal que por lo menos me había podido quedar con los libros, así estaba entretenido. ¡Cómo me gustaría poder meterme en los cientos de mundos que he leído y, desaparecer en ellos!, ser un personaje más, en una historia para ser leída. Pero es imposible, nuestro mundo es la realidad y no podemos huir de ella, ¿verdad? ¡Qué ingenuos son aquellos que piensan que los que leen y los que escriben solo pierden el tiempo! Oigo todas las aventuras de mis compañeros sobre el fin de semana, contando lo bien que se lo han pasado, sin embargo, no recuerdan nada de ello debido a la cantidad de alcohol que consumen. Entonces pienso, ¿No utilizan el alcohol como medio, como un mero instrumento, para divertirse y aislarse de la realidad? ¡Cuánto me gustaría poder explicarles la diversión que provoca el leer un buen libro! Tal vez sea difícil de entender para aquellas personas que lo han tenido todo, una familia que les quiere y cuida y amigos leales con los que compartir risas y lágrimas. Tal vez, solo tal vez, sea yo el raro, el único que encuentra la paz al dejar de ser quien es, al olvidarse de todo lo que le rodea, dejar todos sus miedos y complejos atrás y ser él mismo durante al menos un par de horas. Cuando me echaron sentí que derrumbaban el único pilar que se había mantenido constante en mi vida por más de diez años. El hecho de que mis tutores me echaran, al igual que habían hecho mis padres en el pasado, fue un duro golpe para mis maltrechos sentimientos, pero no puedo dejar que el miedo me consuma, eso sería dejarles ganar y no puedo permitirlo. Sé que este sentimiento de ira no debería ser el motor que me impulsara, sin embargo, si me deshago de ella, si finalmente paso página, si decidiera olvidar, dejaría de ser quién soy y eso es algo que no me puedo permitir si quiero sobrevivir. Cuando aterricé me embargó una sensación de familiaridad, a la vez que la certeza de que nunca

había estado allí, pero que ese era mi lugar. En un primer momento esto me resultó absurdo ¿cómo iba a pertenecer a un aeropuerto? ¿Al final tanto estrés y desesperación me habían vuelto loco? Decidí ignorar todos estos pensamientos e ir a explorar un poco. Al ir caminando me percaté de que ni siquiera era capaz de reconocer el idioma en el que estaban los avisos, ni mucho menos era capaz de entender lo que decían. Tras deambular por el enorme aeropuerto los caracteres de los carteles informativos se empezaron a mover hasta colocarse de modo que podía leerlos. Todos los carteles y pantallas me decían lo mismo: «BUSCA LAS PUERTAS DEL CONOCIMIENTO». ¿Tengo alucinaciones? ¿Le han puesto algo a mi comida mientras no miraba? Quizás me estaba volviendo loco y no me había dado cuenta. Estaba abierto a todas las opciones inimaginables, incluida la de creerme que los malditos carteles me estaban indicando hacia dónde me tenía que dirigir. Una vez asumida mí no locura, ¿qué se supone qué debo hacer? ¿Tengo que buscar unas puertas? ¿Se supone que tengo que saber cómo son «las puertas del conocimiento»? Preguntaría a alguna persona con cara amable y que hablara mi idioma pero, con la suerte que tengo, me meterían en un psiquiátrico antes de que pudiera contar hasta tres. Ya me he recorrido el aeropuerto de arriba a abajo y sigo sin encontrar nada, ¿no podría haber unas flechas de luces de neón señalando el lugar? Me harían la búsqueda mucho más sencilla. A lo largo del día me fui aburriendo de esta tarea autoimpuesta de encontrar «las puertas del conocimiento», por lo que pasé a buscar una librería. Fue muy fácil de encontrar, en los cristales de la entrada había pegadas impresiones de libros que ocupaban todo el cristal, impidiendo la vista al público. Desde el primer momento, me llamó la atención que una librería no tuviera expuestos en el escaparate sus libros, así que, cuando me cansé de andar me metí a curiosear. Nada más entrar me di cuenta de que aquella no era una librería normal, por fuera no se veía diferente de las otras tiendas colindantes, pero por dentro las estanterías cubrían las paredes del suelo al techo formando un único pasillo central en cuyo centro había un atril antiguo. La única iluminación eran un par de velas situadas junto a las estanterías y un solitario foco dirigido al atril. Me acerqué llevado por impulso al libro expuesto en el centro de la sala. El libro parecía ser muy viejo, estaba escrito en los mismos caracteres que los carteles de fuera, ¿sería eso una extraña coin-

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cidencia? Es posible pero yo creo en el destino, no en las coincidencias. Cuanto más me acercaba al libro, con más fuerza rugía el viento que había empezado a soplar al entrar en la tienda. Era el propio viento el que me acercaba al objeto, que en ese momento, me atraía como las polillas a la luz. Me estremecí al sentir la rugosidad del papel antiguo contra mi piel. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, los caracteres se alinearon, formando la palabra «BIENVENIDO», para acto seguido saltar del papel y cubrir mi piel, hasta tal punto que ya no era capaz de ver más allá de una negrura infinita. Cuando recuperé la vista todo había cambiado. Ya no estaba en la librería y mi instinto me decía que tampoco estaba ya en la realidad que tanto odiaba. Solo quedaba una opción posible: ahora he comenzado a forjar mi propia historia como lo que debería haber sido desde el inicio, un habitante de los mágicos mundos la imaginación y no un humano más en esta triste realidad.

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Infinitamente minúsculo ISABEL PIRACÉS ALASTUEY 1º BACHILLERATO IES REYES CATÓLICOS EJEA DE LOS CABALLEROS Pablo se sentía insignificante, ínfimo, diminuto e infinitamente minúsculo ante lo que se hallaba frente a él. El monstruo lo miraba, con tantos ojos como estrellas hay en el cielo; unos ojos abiertos, expectantes, carentes de cualquier expresión emocional. Un frío sentimiento comenzó a helarle la sangre, su boca se secó y su estómago se hizo un nudo. Pese a haber prometido ser valiente, ahí se encontraba de nuevo aquel terror que tantas veces lo había sometido, enmudeciéndolo y haciéndole más frágil. Lleno de espanto, Pablo continuó contemplando a la criatura que tenía frente a sí, un verdadero kraken dispuesto a posar sus largos y sagaces tentáculos sobre él para arrastrarlo al fondo de aquel mar de tristeza. El monstruo continuó callado, no

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necesitaba hablar para llevar a cabo su cometido: muchos eran los que tras una fugaz mirada de esos ojos penetrantes que a la muerte misma evocaban, habían sucumbido a su poder. Para Pablo, a quien siempre habían tachado como un niño débil y asustadizo, éste engendro suponía un objetivo inexpugnable, una barrera inquebrantable que se disponía a cerrarle el paso para siempre. Durante los últimos años, el monstruo se había convertido en todo un cancerbero, guardián de millones de almas, espíritus jóvenes, ancianos, inocentes o apesadumbrados que habían perdido una ardua lucha contra aquel ser endiablado. Si guardaba silencio, nuestro atemorizado protagonista podía percibir los lejanos gritos de diversas personas cuyo mensaje pretendía infundirle ánimos, alentarle en esta nueva aventura. Sin embargo, sus oídos eran incapaces de oír nada más que el sonido de su propio corazón al palpitar, todavía con pavor por el peligro que se cernía sobre ellos. Y es que este extraño y letal personaje tenía la capacidad de inmiscuirse por casualidad en la vida de multitud de personas simultáneamente, tomar diversas formas y en gran cantidad de ocasiones, hacerse invisible. Sus estrategias de combate lo posicionaban como un duro adversario, implacable en la batalla. No cabía en la imaginación que alguien como Pablo pudiera vencer sobre aquel espécimen, sobre todo al tener en cuenta que solo algunos héroes habían llegado a superarlo sin perder su vida en el intento. Se imaginó cómo serían aquellas personas: fuertes, vitales, ágiles, capaces de afrontar cualquier obstáculo; tal y como eran los héroes de sus relatos favoritos. En ese mismo instante, una idea atravesó su apelmazada mente, proporcionándole un estallido de energía y lo que es más importante aún: de esperanza. Aquellos personajes fantásticos a los que tanto admiraba le habían enseñado que rendirse no era jamás una opción. Su pensamiento se llenó de imágenes en las que aparecía ataviado con su mejor traje de valiente guerrero, luchando contra el monstruo y finalmente venciendo. Esta idea tan alocada arrancó las risas del niño, quien disfrutaba al compararse con sus grandes ídolos literarios. El monstruo dibujó una expresión de sorpresa, pocas personas reían ante su presencia. Él, el gran Cáncer, era conocido en todo el mundo como un ser aguerrido e insaciable, y no estaba dispuesto a perder esa reputación. Lo que no podía imaginar Cáncer es que Pablo se hallaba ya muy lejos de esa batalla, se encontraba bajo los influjos de su imaginación, donde sus peripecias lo catapultaban a la más absoluta de las victorias.

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Los pies en el cielo y las alas en la tierra CLAUDIA ARRESE MENA 1º BACHILLERATO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS «I want to break free, I want to break free, I want to break free from your lies. You´re so self satisfied I don´t need you. I´ve got to break free God knows, God knows I want to break free» La canción de Queen suena lo más bajo posible por mis estropeados audífonos. Prácticamente apenas puedo escuchar la melodía pero es tal la paz y tranquilidad que esta me transmite que es como si estuviera en uno de sus conciertos. Se ha hecho demasiado tarde, es hora de dormir. Apago el MP3 y cierro los ojos en busca de la muralla. Son las 08:15 de la mañana, mi mejor amiga Gi está a unos pasos de mi alcance pero no la llamo.

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Ante la perspectiva de otra derrota, el monstruo comenzó a sentirse ansioso, desorientado y furioso: aquel niño no era consciente de lo que se avecinaba mientras permanecía allí, corriendo de un lado a otro, gritando frases de sus libros favoritos. La desesperación comenzó a instalarse en el gélido interior de Cáncer. ¿Estaría frente a otro posible fracaso? No podía permitirlo, y sin embargo, allí estaba: sufriendo por un niño con espíritu soñador. Cambió de forma pero Pablo ni siquiera lo miró. Se hizo aún más temible, con lo que no consiguió nada. Mil veces repitió este procedimiento. Nada. Un frío sentimiento comenzó a helarle la sangre, su boca se secó y su estómago se hizo un nudo; sentía miedo. Entonces, Cáncer decidió huir, dejar paso a ese aterrorizante niño que se había despedido del miedo para dejar volar su imaginación. Confuso y contrariado, el monstruo se recluyó en su guarida, sintiéndose insignificante, ínfimo, diminuto e infinitamente minúsculo ante el acto de valentía que acababa de presenciar.

Hoy no. Cada día que pasa lo veo más gris, más apagado, más muerto. Como si fuera una vela, la cual se va consumiendo poco a poco sin excepción alguna. Estoy deseando que lleguen las 18:30 para poder reunirme con Gi en nuestro rincón. El día transcurre como siempre y como muy bien dice el refrán: «Hay cosas que nunca cambian». Llegó la hora. –Pensaba que ya no venías –me dice con tono de preocupación. –Lo siento, he tenido que dar un rodeo. Los militares del sector 7 no habían hecho aún el cambio –le digo para tranquilizarla. –¿Has traído la «pupila»? –así es como llamamos al pack que decidimos llevar en nuestro plan y el que contiene cosas que podríamos utilizar en casos de emergencia. Llevamos tanto tiempo deseando que llegara este día que no puedo creer que queden tan pocas horas. –Sí lo he traido –le confirmo.– ¿Revisamos el plan y nos vamos? –Está bien –me dice sonriendo. Cuando me dirijo a casa, me fijo en las pocas personas que quedan por las calles de la ciudad. Tan solo hay que mirarles a los ojos para ver el reflejo de su alma tocada y hundida; encerrada en una jaula como si fuera un pajarillo incapaz de salir de ella. Me recuerdan a mí hace unos meses. Por aquel entonces yo era una débil golondrina incapaz siquiera de plegar sus alas. Me sentía «raptada», no conocía la palabra «derechos humanos» o «libertad». Al menos no antes de Kim, nuestro queridísimo dictador. Véase ahí la ironía. En ocasiones llegué pensar que podía leer mi mente, que sabía todo y más allá. Tenía miedo. Cuando tenía ocho años fui miembro presente de la ejecución del hermano de mi amiga Lee, fue castigado por Kim por escuchar una canción estadounidense. Y como él, muchos fueron los casos. Tras años y años de miedo infinito conseguí lo que muchos ya ni si quiera se planteaban, escuchar música, lo que yo desease, pop, rock, jazz, etc. Sabía perfectamente las consecuencias, pero con tan solo el hecho de poder escuchar un acorde de guitarra, hacía que todos los castigos mereciesen la pena. Cuando cruzo la esquina oigo unos escandalosos llantos, los cuales reconozco al instante. Se trata de mi madre, la veo tirada en el suelo, temblando, rodeada de tres militares, parece una escena de caza en la que mi madre es la presa y ellos los cazadores. La están violando. Sé lo que debo

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hacer, estaba todo pensado para cualquier tipo de situación. Me da pena, rabia, impotencia, ni si quiera me sale llorar, ahora no. Mi madre era la única que me quedaba, sabía lo que me traía entre manos y estuvo a mi lado desde el principio, conocía todo el plan. Ahora son ellos los que lo saben e iran a por mí. Doy media vuelta y salgo corriendo tan rápido y sigilosa como puedo, si me pillan se acabó para mí. Me escondo dentro de un contenedor hasta que llega la hora. El cambio de guardias se realiza tal y como yo lo esperaba, por lo que me reuno con Gi en el sector 9. Estamos tan solo a un sector de nuestras puertas al cielo. –¿Estás bien? –me pregunta. –No, no lo estoy. A…acaban –ni siquiera puedo terminar la frase, tampoco hace falta. Lo capta al instante y me da un fuerte abrazo. –Vámonos –le digo. –¡Están aquí! ¡Están aquí! –gritan por los megáfonos de un helicóptero que nos ilumina y a él se unen decenas de militares. –¡Corre! –gritamos Gi y yo al unísono. Sacamos los cuchillos de la «pupila», con ellos en mano, nos disponemos a huir. Si por casualidad nos atrapasen, nos mataríamos nosotras mismas. Corremos tanto como podemos y es entonces cuándo comienzan los estallidos de sonido y fuego. Nos desplazamos con agilidad cogidas de las mano al compás de los militares y perros que tenemos a nuestras espaldas. Disparan continuamente y entonces Gi grita y me suelta la mano para llevarsela al lumbar izquierdo. Ambas caemos al suelo como si de un efecto dominó se tratase. No puedo dejarla aquí, después de tanto… –Chi…Chihiro… –me dice balbuceando– huye. Es en ese instante cuando Gi funde la hoja de metal en su gran corazón. Le cierro los ojos con mi mano ya empapada de lágrimas y salgo corriendo de nuevo. Gotas de agua brotan y corren de mis ojos ya inyectados en sangre. Actúo como la tormenta que se avecina, no para de llover y truenos salen desde lo más profundo de mi ser. No me importa que me oigan, ya todo me da igual. Estoy a tiro pero aun así doy vista atrás y observo a los militares, que alcanzan a Gi que yace ya en el suelo. Unos cuantos buitres le ponen sus garras encima ¡ójala les lleguen mis relámpagos! Ya ni soy consciente del tiempo que llevo corriendo. Gi me dijo que huyera. Debo hacerlo, por ella, por mi madre, por todo ciudadano de Corea del Norte, pero sobre todo por mí.

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Salto desde lo alto de la verja, la muralla que hace frontera con China. Lo he conseguido, ya puedo desplegar mis alas y volar. Nos vemos en el cielo, Gi.

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El jardín trasero NEHEMÍAS NAVARLAZ NIETO IES JOSÉ MANUEL BLECUA ZARAGOZA La pareja Clark tenía un jardín trasero. Era una pequeña extensión de tierra rodeada de Este a Oeste por un muro de hormigón blanco y cerrada al Sur por la casa de los Clark. Además, debido a la gran proximidad a las casas y pisos, el jardín estaba constantemente en penumbra y de noche era prácticamente imposible ver algo. Ninguna de las ventanas de las demás residencias daba a él. El matrimonio no sabía de su existencia cuando compraron la casa, y cuando lo descubrieron quedaron encantados con el terreno y desde el primer momento decidieron hacer de él un jardín. Los siguientes días se dedicaron a ello; quitaron las malas hierbas y enredaderas y prepararon debidamente la tierra para sus propósitos. Y cuando todo estuvo listo, empezaron a plantar. Como era de esperar, fue un gran éxito. A ojos de ambos cónyuges, su jardín era el más hermoso de todos. Sus plantaciones emergían de la tierra fuertes y orgullosas y todas distintas entre sí. La pareja transformó la jardinería en su pasatiempo predilecto y siempre que tenían algo de tiempo libre, lo dedicaban a conseguir nuevas adquisiciones para su Edén. Ellos eran felices con su hobby. Un hobby que trajo abundante tristeza y dolor. Y es que si alguien hubiera podido mirar a través de aquel alto muro de hormigón una noche de verano, hubiera podido ver al Señor y la Señora Clark conversando sobre cómo plantar su nuevo ejemplar: –Yo creo que quedaría mejor de abajo –dijo el Señor Clark –Pues yo de arriba –contestó la Señora Clark. –Pero querida, observa esas hermosas piernas –dijo dirigiendo la luz de la linterna a las piernas de la muchacha –son piernas de bailarina…, de las más hermosas que hemos conseguido.

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Difícil ISMAIL MERZHOUK 1º BACHILLERATO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS En el verano de 2015 Álex Duran, de unos 1,80 metros, pelo largo, boca ancha, nariz chata y que provenía de Alemania estaba leyendo las noticias del periódico local en el sofá de su salón. Iba pasando las hojas del periódico, pero de repente se paró en una noticia que le conmovió hasta el punto de que se puso a llorar. Esta noticia cuenta la historia de un niño nacido en Siria que había viajado con su familia largos caminos para llegar a costas europeas por culpa de las guerras. La familia siria tenía que viajar desde Egipto y zarpar en un barquito de plástico junto a unas 100 personas más. Cuando el barquito ya estaba a unos 100 kilómetros de las cos-

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–Yo pienso que sus manos son mejores. Esta chica tocaba el piano, sus dedos son largos y delgados. Merecen ser vistos. La discusión continuó durante algunos minutos más, hasta que, por azares del destino, el Señor Clark iluminó con la linterna el rostro de la chica y ambos observaron. Tenía los ojos verdes como esmeraldas, incluso con el pesar de la muerte sobre ellos, seguían teniendo algo de su pasado resplandor. Entonces, los dos decidieron: aquellos ojos no merecían estar bajo tierra. La plantaron entera, salvo la cabeza, la cual sobresalía de la tierra como un difunto que ha escapado de su ataúd y ha emergido de la superficie buscando aire. Cuando el trabajo quedó concluido, y marido y mujer se disponían a entrar en casa, la Señora Clark pasó la luz de la linterna por su amado jardín. En una parte sobresalían brazos y en otras, piernas. En un tercer lugar de la tierra emergían cabezas de diferentes edades y géneros. Algunas de las plantaciones habían empezado a pudrirse y a oler mal, pero aquello no importaba. –¿No es bello? –dijo con un suspiro la Señora Clark –Es maravilloso –respondió el Señor Clark a su espalda.

tas de Egipto el motor se empezó a quedar sin gasolina hasta que se paró. La familia siria estaba sin zapatos y sin ropa de abrigo. Unas 2 horas después empezó a haber oleaje fuerte con casi olas de dos metros de altura que azotaban el barquito constantemente. La quilla del barquito se rompió y se hundió. Los refugiados que estaban en el barquito se empezaron a ahogar. El niño sirio aún en el barco le pregunta a su padre: –¿Vamos a morir, padre? Y entonces su padre le contesta: –No hijo, nos van venir a salvar. De repente una ola gigante se lleva al niño sirio al fondo del mar y muere ahogado. La familia siria lloraba después de lo ocurrido. De repente a lo lejos se ve una lacha motora para venir a salvarlos. El barquito estaba a punto de hundirse. La lancha luego les condujo a un barco más grande donde ahí podían descansar tranquilamente. Al día siguiente el niño sirio aparece muerto en una playa de Grecia. Esta noticia le conmovió tanto a Álex Duran que decidió pasarse como un refugiado para enseñarle al mundo cómo sufre un refugiado solo para llegar a Europa. El 15 de octubre se fue a Siria con una mochila llena de ropa, un poco de comida y una minicámara en la estará grabando constantemente. Un helicóptero le dejó en medio de una ciudad que estaba en guerra llamada Haleb. Cuando el helicóptero le dejó en la ciudad la guerra estaba en alto el fuego y por lo tanto no había peligro. Álex iba caminando por una carretera mientras grababa los destrozos que habían ocasionado las bombas y las metralletas. De repente vio a unos habitantes y los habitantes sirios le hablaron en árabe, pero por suerte Álex había ido a clase de árabe en Alemania por lo que sabía hablar un poco de árabe. Le dijeron que se escondiera porque iban a venir los rebeldes en cualquier momento. Álex les hizo caso y además vio que esos sirios tenían todos mochilas por lo que se irían a Europa. Cuando pasaron los rebeldes todos los que estaban escondidos salieron a la calle. Álex le preguntó a un sirio en árabe que adónde se dirigían y entonces el sirio le respondió: «A Europa». Por lo que Alex decidió seguirlos. En la calle se reunían miles de sirios que estaban escondidos y que también iban a Europa para tener una vida mejor. Los miles de sirios y Álex Duran habían salido de la ciudad para ir a otro país llamado Jordania. Anduvieron durante días hasta llegar a Jordania. A Álex se le había acabado la comida que llevaba en la mochila. Una familia siria le invitó a comer su comida típica que era cuscús pero tenían que comer

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sentados en el suelo, que para la familia siria era normal pero para Álex no. Álex terminó de comer y era de noche y además no tenía donde dormir por lo que tenía que dormir a la luz de las estrellas. Al día siguiente, Álex se despertó y vio que la gente estaba retomando el camino para llegar a un pueblo que se llama Sabha. Le dijeron unos sirios que en ese pueblo había mucha mafia. Entonces Alex les pregunta: ¿Por qué os dirigís hacia ese pueblo donde está la mafia? Y un sirio le responde: Porque son ellos los que construyen los barquitos de plástico que nos llevarán hacia las costas de Europa. Entonces caminaron durante horas hasta llegar a Sabha. Pero no entraron en Sabha sino por un camino que estaba al lado del pueblo. En ese camino había una caseta pequeña en el que estaba la mafia. Llegaron a la caseta. La mafia les indicaría dónde está el barquito para zarpar, pero tenían que pagar un dineral para que nos dejaran seguir. Álex tuvo que pagar dos mil dinares que en euros serían unos mil euros más o menos. Los sirios también tuvieron que pagar lo mismo. Para los sirios era una pena muy grande porque ese dinero era el ahorro de más de dos años. La mafia le dijo a Álex que la embarcación estaba en El Arish. Se hizo de noche y Alex se tuvo que ir a dormir al aire libre. A día siguiente retomaron el camino y se dirigieron a una ciudad israelí llamada Eliat. Les faltaban unas dos horas para llegar a este pueblo. Llegaron a la ciudad pero tampoco entraron porque tenían prisa. Tenía que ir rápido porque venía gente de toda África para subirse a la única embarcación que había. Álex se había quedado sin comida y estaba muy hambriento. Un sirio que se había vuelto amigo de Álex le dijo que dentro de cuatro horas descansarán y entonces le dará de comer. Álex aceptó. Pasaron cuatro horas y el sirio le dio de comer a Álex. Se hizo de noche y Álex se fue a dormir. Al día siguiente se levantaron temprano para seguir su camino. Tardaron casi un día en llegar a su destino, que era El Arish. Llegaron a una playa y ahí estaba el único barquito de plástico. Fueron los primeros en llegar a la playa. Junto al barco había dos personas muy fuertes. Estos dos hombres pertenecían a la mafia. Les dijeron que para subir al barquito tenían que dejar sus posesiones en tierra porque si no el barco se hundiría. Álex subió al barco sin zapatos y sin ropa de abrigar pero se cogió la minicámara para grabar. Álex con esta cámara pequeña lo había grabado todo sobre este viaje. Subieron todos los sirios al barquito y zarparon. Era de noche, el barquito avanzó unos veinte kilómetros y en el mar había mucho frío. Las horas

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iban pasando y Álex se quedó pensativo sobre esta tortura de viaje que miles de personas hacen para tener una vida mejor. En el pequeño barco estaban apelotonados porque si no, no cabrían todos. De repente se oye a lo lejos una lancha, en esa lancha había dos personas y uno de ellos les dijo: «Hola, somos del Astral y venimos a ayudaros». Todos los que estaban en el barquito se subieron a la lancha y les llevaron a un barco más grande. Ese barco es el que le llevaría a Europa. La Europa querida por miles de refugiados.

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Poesía 4.º ESO y Bachiller PRIMER PREMIO

SEGUNDO PREMIO

PAULA CASTILLO BERNAD 2º BACHILLERATO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS

CARMEN BERICAT TENÍAS 2º BACHILLERATO IES REYES CATÓLICOS EJEA DE LOS CABALLEROS

Miedo es saber que puede que algún día no me roces la mano sin querer pero queriendo.

Quiere descalza, para poderte poner en sus zapatos. Quiere paso a paso, que así es como se hace el camino. Quiere lento y suave, como si fuese un gran viaje. Quiere con todas consecuencias, y bajo ninguna. Quiere con el corazón, ojos cerrados y brazos abiertos. No esperes la llegada azarosa, sin el intento destruido. Prueba y arriesga, lucha e intenta. Haz tuyo el momento. Porque el amor, como todo, no está hecho para cualquiera.

Frío

Confianza es estar convencida de que si estoy destrozada tú serás quien acaricie mis ruinas. Admiración es disfrutar de tus logros, y que tú disfrutes de los míos. Paciencia, porque pasito a pasito hemos construido todo esto. Libertad es verte volar, ver cómo crecen tus alas, cómo creces tú. Casualidad es la serendipia de haberte conocido. Placer es construir un presente y un futuro juntos, sin olvidar el pasado que nos ha hecho estar aquí.

Solamente quiere

No sé si esto será amor, pero el desamor debe de ser algo así como morder un helado en pleno invierno. Frío por todos lados.

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Proyectos a medias ELISA CAUDEVILLA LÓPEZ 1º BACHILLERATO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Escapé, dejé las cosas en la mesa y de un portazo escapé. Dejé atrás tus ojos engatusadores, tu boca llena de mentiras, tu alma hecha de complejos, tu guía de «cosas que están bien». Solo me llevé tu recuerdo en un bote con candado, lo guardé junto a todos esos proyectos que dejé a medias por miedo al final y escapé.

DIPLOMA

Y esos infinitos ROSA SANZ 2º BACHILLERATO IES REYES CATÓLICOS EJEA DE LOS CABALLEROS Y esos infinitos que juramos aquel día han quedado reducidos a ceniza; simple polvo de invierno que llena el vacío de tu nombre y que no es más que pólvora que explotará dentro de mí; ruido en el silencio de la soledad que ahora nos abruma.

DIPLOMA

Perdida GEMMA ARASCO 2º BACHILLERATO IES REYES CATÓLICOS EJEA DE LOS CABALLEROS Dejando escapar suspiros, Ciertamente corrosivos, Se deshace despacio mi alma Aún carente de motivos. Escupo entre convulsiones Mariposas mal digeridas Que tratan de arrastrarse De vuelta hacia mis heridas. Siento un vacío en el pecho; Resuena en mi mente carcomida Congela en silencio emociones: No queda esperanza con vida.

DIPLOMA

Ella

ELISA MONTAÑÉS RODRIGO 2º BACHILLERATO IES CINCO VILLAS EJEA DE LOS CABALLEROS Tan fría que quemaba, tan cálida que cortaba. De piel clara, como un dulce susurro. Con ojos oscuros, y mirada de nunca acabar. Tan grande y tan pequeña. Tan fuerte y tan frágil. Tan oscura, y a la vez tan bella. Ella es la que lucha, la que arriesga, la que juega, y la que gana.

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Cuando ríe, para el tiempo. Aunque no pretenda hacerlo. Con una de sus sonrisas Ilumina el triste enero. Y es que se hizo a sí misma. Nunca tuvo facilidades, siempre responsabilidades. Ahora camina con mirada ausente, Buscando su nuevo sitio, mientras imagina una realidad diferente, buscando su destino. No sabe que hoy empieza su nueva vida, que todo va a cambiar, y que solo debe sentarse a mirar. A descubrir cada cambio, cada nuevo conocido, cada nuevo silencio, cada nuevo sonido. Compartir nuevas sonrisas, curar nuevas heridas, vivir nuevos momentos, y trazar nuevos sueños. Esta vez le toca ganar al miedo, dejarlo atrás, y no volver a verlo. Es hora de que viva, es hora de que sienta, es hora de que ría. Sí, es su hora.

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Pero también llora cuando pierde, cuando está sola, y cuando ya no puede.

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CARLA ARCEGA 2º BACHILLERATO IES REYES CATÓLICOS EJEA DE LOS CABALLEROS Recuerdo aquel día, aquel maldito día. Quise correr hacia ti, me detuvieron, no me despedí y hoy me arrepiento. He despertado sin ti, el día ha sido duro, No te tengo aquí y tengo miedo. Tengo cosas que decirte, guardo tristes recuerdos, quiero poder abrazarte, cuando volvamos a vernos. Quiero decirte todo aquello que tuve un día que callar. Hoy eso me consume y contigo quiero estar. Miro al cielo en tu busca para poder verte, Y sé que me observas porque lo noto siempre. Quiero que sepas que recurro al cielo para verte de nuevo.

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ISSN 1699-3039


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