segunda época —año xii, n.º 12—
a s o c i a c i ó n c u lt u r a l ágora cinco villas revista de cultura, ensayo y creación literaria
Firma invitada Antón Castro Sección especial Una mirada utópica
y además Crítica literaria, Pensamiento y reflexión, Educación, Cinco Villas, Ciencia, Cine y música, Creación literaria: microrrelatos, relatos, cómic y poesía, Leer para vivir y Literatura infantil y juvenil
Edita Asociación cultural ágora cinco villas nif: g99370173 N.º Registro: 01-z-3621-2.013 Dirección: Casa de la Educación; Plaza Goya, s/n; 50.600, Ejea de los Caballeros (Zaragoza) Correo electrónico: revistaliterariaagora@gmail.com Consejo de redacción Patxi Abadía Álvarez. Coordinador de Ágora Profesor Secundaria ies Benjamín de Tudela. Departamento de Lengua Eva Bajén García. Profesora Secundaria ies Cinco Villas. Departamento de Lengua Joaquín Bueno Villacampa. Profesor Secundaria ies Félix de Azara. Departamento de Lengua Alberto Cabello. Ilustrador Carmen Chóliz Montañés. Directora del ies Reyes Católicos Javier Comenge Leonar. Director Escuela Música de Ejea de los Caballeros José Antonio Corral Antón. Profesor Secundaria ies Conde Aranda. Departamento de Lengua Alfonso Cortés Alegre. Maestro ceip Mamés Esperabé de Ejea de los Caballeros Cristina Duesca. Ilustradora Enrique Galé Casajús. Profesor Secundaria ies Río Arba. Departamento de Lengua Asunción Gil Horrios. Bibliotecaria de Ejea de los Caballeros María Jesús Guallar. Profesora Secundaria ies Cinco Villas. Departamento de Francés Juan Herranz. Escritor Miguel Ángel Longás Acín. Profesor Secundaria ies Río Arba. Departamento de Lengua Ernesto Navarro Durá. Profesor Escuela de Arte de Zaragoza Beatriz Pérez Virgos. Asesora Secundaria Centro de profesores y recursos José Sánchez Usón. Profesor Secundaria ies Ítaca. Departamento de Lengua Ilustradores Chema Agustín Javier Ballesteros Gabriel Bueno y Lorenz Antonio Campo Sara Chóliz Sanz Fausto Díaz Cristina Duesca Héctor Goñi Gracia Pilar Longás Félix Loureiro María Luna Fago Rosaluz Méndiz Mejoral Cruz Navarro Durá Ernesto Navarro Durá José Ramón Olalla César Ordóñez Luis Palacios Eduardo Ramón Laura Ruiz Chóliz Elisa Sánchez Manuel Serres Chatelain Beatriz Sumelzo Andrés Tena Carlos Velázquez David Villafranca Diseño de portada: Detalier estudio creativo Maquetación de interior: Detalier estudio creativo Fotografías de inicio de sección: http://superfamous.com/ Depósito Legal: z 1515-2003 issn: 1699-3039 La Asociación cultural ágora cinco villas no se hace responsable ni comparte necesariamente las opiniones expresadas por los autores de los diversos artículos.
índice
Editorial
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Firma invitada: Antón Castro Los cinco perros de la modernidad, Antón Castro
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Crítica literaria Para empezar con los números cuadrados, Miguel Ángel Longás Javier Tomeo, Pilar López Martín Ana María Navales, los ensayos en primera persona, Isabel Carabantes Un Platero y yo convertido en Platero y tú, Miguel Ángel Longás Las muertes de un dictador caribeño, Jaime Abad Montesinos El Moretum de Virgilio en verso castellano, Miguel Ángel Longás y Javier Martínez Calvo
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Una mirada utópica El rincón del neurótico, Joaquín Bueno Grabado digital dos, Fausto Díaz Llorente Solo ahora: apuntes, Laura Navarro Ramón El cambio, Gabriel Bueno y Lorenz Por un proyecto cultural europeo, Enrique Galé Casajús ¿Europa ha muerto?, Ana Abadía Ramón
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Pensamiento y reflexión Algunas figuras subjetivas de la crisis: el endeudado, el mediatizado, el seguritizado y el representado, Cándido Marquesán Millán El espíritu de la Constitución se ha agotado, Carlos López Cortiñas Crisis y alternativas, Fernando González Olloquiegui Al metrónomo público. Acerca de la dimensión política del tiempo, Sergio Pons Garcés
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Educación Los ojos que tanto lloraron a Paco Pozán, Víctor Juan Llegados a este punto..., Jesús Claver Giménez Palabras azules, Ana María Galindo López Acerca de esa peregrina idea que tienen los docentes empeñados en que sus alumnos lean, Ernesto Viamonte Lucientes Música y lírica, Susana Andrés No queremos pasar más vergüenza delante de las niñas, José A. Julián Clemente La cocina de las tic, José Ramón Olalla ¡Treinta años! La docencia como forma de vida, Silvia Mateo Pano
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Cinco Villas de Aragón Las andanzas y desventuras de Francisco Cambila, sastre judeoconverso ejeano del siglo XV, Marcelino Cortés Valenciano La banda de música de Ejea de los Caballeros. I centenario como banda municipal, Asunción Gil Orrios Los Bañales: memoria romana de las Cinco Villas, David Villafranca Políticos en Luesia, Alfredo Compaired Aragüés Regeneracionismo. Algo que aprender cien años después, Paula Portero Cruceros, cruces y peirones en las Cinco Villas, José Ramón Gaspar
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Ciencia A través del cristal, Jesús Medrano El bosón de Higgs, más conocido como el bosón de Higgs, Elisa Ruiz Chóliz
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45 48 50 54
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83 86 90 92 95 97 100 101 104
Cine y música Pequeño homenaje a Eugenio Monesma, José Antonio Adell Castán Reconstrucción del organetto de Erla, Eduardo Gregorio Los primeros pianos cuadrados: Londres 1766, Ismael Villanueva Herrero
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Arte Las Pesadillas de la artista Francis Pitti Bartolozzi en tiempos de guerra, Inés Escudero Gruber El exilio artístico aragonés, Rubén Pérez Moreno
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Creación literaria: microrrelatos Patricia Esteban Erlés José Ramos Sánchez Yolanda Sánchez Navascués Natalia Alcalde Herrero vi concurso de microrrelatos contra la violencia de género del Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros
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Creación literaria: relatos El vaso roto sobre la acera: los pasos del cobarde, Maribel Hernández La bañista, Jesús Claver Museo del tiempo muerto, Chusa Garcés Preferenzias, Mauricio Delgado Paseando, Daniel Nesquens Anotaciones en un mediodía lluvioso (hay gente que se enfada), Javier Roncal Concurso de terror ies Río Arba de Tauste
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Creación literaria: cómic Navegantes, Saúl Alonso
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Creación literaria: poesía Firma invitada Almudena Vidorreta Brenda Ascoz Otros poetas Anaís Pérez Marta Fuembuena Lurdes Mateo Miguel Ángel Longás Juana García Susana Hernández Isabel Gimeno Jesús Claver Ángela Pellicena Juanjo Parcero Estela Puyuelo Adrián Flor Natalia Alcalde Poetas de otras comunidades Antonio Orihuela
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Leer para vivir Adultos Infantil y juvenil
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Literatura infantil
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Literatura juvenil
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editorial
EDITORIAL
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editorial
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ueridos lectores de Ágora, hace ya 12 años que existe el proyecto cultural que nuestra revista representa. Si en circunstancias normales ya es todo un éxito que una revista de cultura, ensayo y creación literaria exista en nuestra tierra, no muy proclive ciertamente a proyectos culturales de esta índole, en la desfavorable coyuntura actual de crisis económica sin precedentes, todavía su pervivencia en el tiempo es un éxito mayor si cabe.
los objetivos, convendría señalar el ser cauce de participación para los ciudadanos inquietos en el terreno cultural y literario. Aquí todo aquel que tiene algo interesante que decir encuentra acomodo, al margen de su condición. De ahí el arraigo de Ágora en la sociedad aragonesa en general y cincovillesa en particular. Como el factor humano, los principios rectores y los objetivos son claros y constantes, la continuidad de la revista creemos que está asegurada por mucho tiempo.
Recordemos que Ágora ha atravesado ya por dos épocas en su dilatada trayectoria cultural: la primera época comprendería los diez primeros números, editados bajo el amparo institucional del Centro de Profesores y Recursos de Ejea, institución desgraciadamente desaparecida por las reformas (llamémoslas recortes, sin eufemismos) efectuadas por la actual administración educativa aragonesa, y la segunda época abarcaría los dos últimos números, editados por iniciativa de la Asociación Educativo Cultural Ágora Cinco Villas.
Dejando ya de lado nuestra trayectoria, Ágora no puede permanecer callada ante las graves consecuencias que la dura crisis está provocando en muchos ámbitos de nuestro país. Desde el año 2008 los medios de comunicación nos informan diariamente de la grave crisis de España a nivel político (corrupción generalizada, deslegitimación ciudadana, cuestionamiento institucional, desmembración territorial, falta de separación de poderes); a nivel económico (abultado déficit público, cierre y deslocalización de empresas, descapitalización y rescate bancarios, 6.000.000 de parados, aumento de impuestos); a nivel social (recortes en Sanidad y Dependencia, pérdida de derechos laborales, precariedad en el empleo, desahucios, subida de tasas judiciales, emigración juvenil); a nivel cultural (recortes en Educación, nueva ley educativa sin consenso, disminución de becas, aumento de tasas universitarias, menor inversión en i + d, aumento del iva cultural); y, finalmente, a nivel de valores (insuficiente ejemplaridad pública, amiguismo y nepotismo, mendacidad oficial, nueva ley sobre el aborto, no separación entre Iglesia y Estado, alcoholismo y drogadicción juvenil). Ante esta adversa coyuntura histórica, Ágora manifiesta su preocupación por todos estos aspectos que afectan a toda la ciudadanía de una u otra forma, defendiendo la existencia de un estado de bienestar que garantice unas condiciones dignas de vida para todos y defendiendo también los derechos políticos, económicos, sociales y culturales recogidos por la actual constitución. Fiel a su esencia, Ágora siempre apostará por la defensa de la racionalidad y el humanismo reconociendo que para cambiar el panorama político actual solo existe la salida democrática en los distintos ámbitos de decisión (europeo, nacional, autonómico y local). Precisamente para reflexionar sobre estas cuestiones este año hemos creído pertinente contar con una sección especial sobre la necesidad de la utopía y de la regeneración en nuestra sociedad, sección que os animamos a leer con interés, queridos lectores de Ágora. •
Es una lástima que la cultura aragonesa enraizada de veras en la sociedad se haya sentido desamparada por la máxima institución educativa responsable de su mantenimiento, demostrando con ello una vez más su desinterés y su desidia por la educación y la cultura, dejando a la iniciativa social sin ánimo de lucro la responsabilidad de velar por su protección. Por su dilatada permanencia en el tiempo, los cuatro institutos que están tras este proyecto cultural, los ies «Cinco Villas» y «Reyes Católicos» de Ejea, el ies «Río Arba» de Tauste y el ies «Conde de Aranda» de Alagón nos sentimos sumamente orgullosos del camino recorrido hasta ahora y de los logros alcanzados. Si no fuera por la existencia de un nutrido número de personas comprometidas y entusiastas en su Consejo de Redacción y de un buen número de colaboradores locales y foráneos y de patrocinadores desinteresados, habría sido imposible llegar hasta aquí. Desde estas breves líneas les damos las gracias a todos aquellos que han hecho posible su existencia. Pero no basta con el factor humano para que exista una revista como Ágora, sino que también son necesarios un conjunto de principios básicos y unos objetivos claros. Entre los principios cabría recordar la pluralidad ideológica, la libertad de expresión, el trabajo serio, la calidad de diseño e ilustración y cierta visión universalista de la realidad. Y entre
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firma invitada
En Antón Castro se compendian dos virtudes: ser gallego y aragonés. Y en ambos casos ilustre. No por cuna, sino por formación y desempeño, por alumbrar en las letras todas sus inquietudes vitales y culturales, que libera como pandemia dinamizadora para nuestro, tantas veces, aletargado panorama social. Aragonés, gallego, escritor y comunicador inagotable que trajina entre los viejos y los nuevos medios. En prensa, televisión, radio, blogs y redes sociales. No siempre es fácil desentrañar el criterio para un reconocimiento público. Solo en casos concretos como el de Antón se antoja justo y merecido el Premio Nacional de Periodismo Cultural 2013 por su inabarcable labor diaria. Algo solo accesible para un gallego creativo, empecinado como un aragonés.
firma invitada
ANTÓN CASTRO Nota bibliográfica
A
ntón Castro (Santa Mariña de Lañas— Arteixo, A Coruña, 1959) escribe en castellano y en gallego. Reside en Zaragoza desde el otoño de 1978. Ha publicado más de una veintena de libros de narrativa y poesía, de entrevistas, biografías, ensayos. En Destino publicó cuatro libros de narrativa, el último fue Golpes de mar (2006); en 2011 Xordica reeditaba El testamento de amor de Patricio Julve, de cuentos. En 2013 firmó El dibujante de relatos (Pregunta), con dibujos de Juan Tudela. Es autor de tres poemarios: Vivir del aire (Olifante, 2010), El paseo en bicicleta (Olifante, 2011), y la antología Versión Original (Isla de Siltolá, 2012). Ha publicado libros de literatura infantil y juvenil; el último es El niño, el
viento y el miedo (Nalvay, 2013), ilustrado por Javier Hernández. En 2012 apareció su novela de formación Cariñena (Ediciones 94). Entre 2006 y 2012 dirigió y presentó el programa cultural Borradores, en Aragón Televisión. De 2000 a 2006 coordinó siete ediciones de los Encuentros Literarios de Albarracín. Coordina desde el año 2002 el suplemento Artes & Letras de Heraldo de Aragón y colabora en Por amor al arte de Aragón Televisión y en A vivir Aragón de la Cadena Ser. Posee desde 2004 un blog, antoncastro.blogia.com que ha recibido más de diez millones de visitas. En 2013 recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural. •
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firma invitada
los cinco perros de la modernidad Antón Castro
H
ay autores a los que les cuesta ser reconocidos como se merecen. Reconocidos, divulgados y leídos. Un caso concreto es Ramón José Sender (1901—1982), un formidable y desigual novelista capaz de firmar títulos como Imán, Crónica del alba, una estupenda novela de novelas de contenido autobiográfico que hace pensar en títulos como La forja de un rebelde de Arturo Barea o El laberinto mágico de Max Aub; otros títulos fundamentales de Sender son Mr. Witt en el Cantón, El rey y la reina o Réquiem por un campesino español, una de esas narraciones contenidas y profundas que describen como pocas las contradicciones de la Guerra Civil. Sender la vivió de manera dramática: combatió en la contienda y tuvo disputas con los suyos; le mataron a su mujer, Amparo Barayón, en Zamora y emprendió el camino del exilio: vivió en Francia, en México y en Estados Unidos. Y allí fraguó una obra mayor y variada que contempla otros títulos espléndidos como sus memorias Álbum de radiografías secretas, donde habla de algunos amigos y conocidos como Bertrand Russell, William Faulkner (con quien sentía una especial afinidad: los dos habían amado de niños a una criatura angelical), Louis Ferdinand Céline, Simone Weil o incluso Ernest Hemingway, al que miraba con desdén y ternura a la vez. Me detengo un instante en Simone Weil: vino a España con las Brigadas
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Internacionales y hubo de retirarse cuando le cayó aceite hirviendo: su final fue tan comprometido como heroico, casi el arrebato de una mística que defendió a los obreros. Sender la conoció y la admiraba muy sinceramente. Había mucha afinidad entre ellos y experimentaron el dolor y el desgarro de la sinrazón. Félix Romeo Pescador (Zaragoza, 1968—Madrid, 2011) adoraba a Sender. Escribió de él a menudo e incluso elaboró un ingenioso y hondo diccionario —algún día se publicarán sus diccionarios: tiene varios y son realmente magníficos— vinculado con el judaísmo que deslumbró al propio José—Carlos Mainer, un auténtico conocedor de Sender. Félix Romeo acaba de ser objeto de un libro que no es exactamente una biografía académica, es más bien un acercamiento impresionista, realizado desde el afecto y sin temor a descubrir o hacer hincapié en rincones oscuros. Faltan muchas cosas, sin duda, amistades capitales como José Antonio Labordeta o Miguel Mena, falta su vindicación de las letras aragonesas, pero quizá sea una primera aproximación después de las monografías que publicaron tanto Mondadori como la revista Rolde. Félix Romeo es un escritor proteico: es más que un escritor, es un mundo personalísimo e intenso marcado por la pasión, la lucidez, la defensa de la libertad, la urgencia del amor, el sentido de la amistad y una vocación
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firma invitada
literaria tan vital como incontenible. Félix parecía estar en muchos sitios, o en casi todos, y muy cerca de mucha gente. Estaba ahí, como un aire estimulante, como un impulso que no cesa con ese entusiasmo generalizado que no es nada fácil encontrar en la cultura española. El libro Negro. Desde que te fuiste se nota el silencio (Libros del k. o.) de Jorge Martínez Lucena dará mucho que hablar. Su diálogo con Félix, más allá de la muerte, no agota al escritor. Félix es un personaje novelesco e inolvidable: por sus libros, por sus artículos, por su condición de agitador, por su curiosidad y por el laberinto de afectos que trazó con absoluta espontaneidad. Qué poco bueno dice de esta Comunidad que no se haya contado más con él desde la gestión institucional o desde esos lugares donde se organizan la cultura y la vida. Durante una conferencia en Huesca sobre Sender y el cine, el escritor y traductor Daniel Gascón dijo que encontraba bastantes vínculos entre Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932—Barcelona, 2013) y Sender. Ambos eran oscenses, se habían ido fuera, o incluso lejos (Tomeo vivía en Barcelona y regresaba a menudo; Sender residía en Estados Unidos y solo volvió en 1974 y 1976), y sentían una punzada de nostalgia por sus paisajes de infancia y juventud, e incluso compartían una cierta rareza y marginalidad. Javier Tomeo falleció a principios de verano de 2013 y fue enterrado en el cementerio de Quicena, que tiene vistas hacia el castillo de Montearagón. Javier Tomeo —que llamaba a Félix Romeo «Felisín»: al fin y al cabo fue uno de sus defensores más constantes— dejó varios textos inéditos: una novela breve, El hombre bicolor (Anagrama, 2014), la colección de microcuentos El fin de los dinosaurios (Páginas de Espuma, 2014) y aún deja otro volumen sobre los vampiros y los alienígenas que publicará Alpha Deccay en 2015. Tanto en la novela como en los microcuentos está el mejor Tomeo: diferente, visionario, desconcertante, con un dominio personalísimo del absurdo, de la metáfora y de la interpretación intuitiva. Incorpora una de sus especialidades y obsesiones: los bestiarios. Dijo en una ocasión el escritor y profesor oscense Ismael Grasa que la desaparición de José Antonio Labordeta, Félix Romeo, en plena juventud, y Javier Tomeo era el fin de una época. Tal vez. Entre ellos hubo una inmensa complicidad: compartieron afectos, una idea del pequeño país y de la forma de estar en el mundo, proyectos, estéticas y una
amistad fructífera que trascendió lo personal. En estos últimos meses ha sido recordado otro personaje de gran personalidad, otro irreductible como Víctor Mira. Nació en Larache en 1949, aunque a él le gustaba decir que había nacido bajo el cielo de Zaragoza (a la que solía llamar «Madre Zaragoza»), y se arrojó a un tren en noviembre de 2003, en Seefeld, Alemania, cerca de su casa. Víctor Mira es un artista muy especial, muy inquietante y a la vez vulnerable. Se sentía acosado y perseguido y a la vez él era un perseguidor constante, un crítico furibundo, hasta tal punto que llegó a representarse en el interior de un féretro bajo la leyenda: «Así quiere verme España». Se definía «el quinto perro», con Gracián, Goya, Buñuel y Antonio Saura: aragoneses críticos, turbadores que viven entre el surrealismo, la genialidad, la transgresión y el rigor. Víctor Mira ha sido homenajeado en Barcelona, por cuatro galerías al menos, en Múnich, en Huesca y Zaragoza. Aunque no se le ha hecho la antológica que exige su compleja, rica y tenebrosa poética de artista, hemos visto muchos de sus trabajos: pintura, dibujo, escultura, grabado, con sus diversas series, con su vasta iconografía. E incluso hemos visto ese proyecto titulado Imaginario en el iaacc Pablo Serrano, piezas de los primeros 80 que apenas se habían visto y que formaban parte de su universo más íntimo: lo que veía en su taller, lo que le gustaba mirar. Esa obra está en conexión con muchas influencias: el arte primitivo, el arte africano y latinoamericano, el barroco español, el romanticismo alemán, el más elegante y el más apasionado y brutal, el arte contemporáneo (desde el expresionismo alemán a Picasso, Miró, Francis Bacon, el colectivo Cobra...), el grupo Pórtico e incluso Antoni Tàpies. Víctor Mira era, además, un buen prosista y un buen poeta: le encantaba escribir. Diarios, poesía, teatro, notas de teoría artística, evocaciones. Y ahí, en libros como Humus, por ejemplo, se sentía feliz, estremecido y trágico. La autoaniquilación le persiguió siempre como una llamada en la noche: un día, tras un incendio doméstico, creyó que había llegado su hora. Todos ellos, de modos distintos, forman un núcleo decisivo de la cultura aragonesa de los siglos xx y xxi: Ramón José Sender, Félix Romeo, Javier Tomeo, José Antonio Labordeta y Víctor Mira. Los cinco perros de la modernidad. Están ahí: ladran, gimen, sonríen, nos llaman, nos exigen energía y rabia para seguir defendiendo los valores de la educación, de la libertad, de la creación y del sueño. •
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Crítica literaria Seis entradas de crítica literaria forman parte de esta nueva entrega de Ágora: en la primera, que lleva por título Para empezar con los números cuadrados, Miguel Ángel Longás rinde homenaje, con motivo de su centenario, a Octavio Paz, Julio Cortázar y Nicanor Parra en algunos de los aspectos más desconocidos de sus respectivas obras. En la segunda, Pilar López Martín, en un texto cuyo título es el nombre del autor al que se refiere, define a Javier Tomeo, fallecido en 2013, como un detective y criminólogo de la literatura que indaga en la condición humana desde el punto de vista de lo absurdo y de lo surrealista de la misma. En la tercera, Isabel Carabantes se aproxima a la vertiente de ensayista de Ana María Navales bajo el título Ana María Navales, los ensayos en primera persona, en los que la escritora aragonesa «ficcionaliza» la figura humana y literaria de aquellas escritoras que fueron objeto de su interés personal y estético. En la cuarta, que lleva por título Un Platero y yo convertido en un Platero y tú, Longás se aproxima al burro más famoso de la literatura española en el centenario de la publicación de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de Literatura en 1956. En la quinta, y bajo el título de Las muertes de un dictador caribeño, Jaime Abad reflexiona sobre la figura del dictador hispanoamericano que se describe en El otoño del patriarca, la novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, también premio Nobel, pero en 1982. Por último, en la sexta entrada, titulada El Moretum de Virgilio en verso castellano, se introduce una versión del Moretum o El almodrote atribuido al poeta latino Virgilio como poema gastronómico en la versión en octavas reales del profesor Javier Martínez Calvo, que supone una recuperación de esta receta de cocina en verso con la vista puesta en la traducción de la poesía épica como se hacía en el Renacimiento español.
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crítica literaria
para empezar con los números cuadrados Miguel Ángel Longás
A
sí como Enrique Vila—Matas se mostraba partidario de «acabar con los números redondos» que celebraban los aniversarios de escritores célebres que habían demostrado una mediocridad manifiesta (ni siquiera la «dorada medianía» de la que habló Quinto Horacio Flaco hace más de dos mil años), o, por el contrario, los aniversarios de autores ya fallecidos cuya calidad literaria manifiesta era infinitamente superior a la de muchos escritores vivos o redivivos (porque, como escribió Gustavo Adolfo Bécquer, «el muerto está en pie»), también hay que mostrarse partidario de empezar a celebrar los números cuadrados de la literatura, es decir, los aniversarios de poetas y escritores que llegaron a conseguir la cuadratura del círculo dada la perfección alcanzada en su obra, como los que integran la conjunción astral hispanoamericana formada por el mexicano Octavio Paz, el argentino Julio Cortázar y el chileno Nicanor Parra, todos ellos nacidos en 1914 (es decir, hace un siglo) y unidos por el quehacer literario o poético o la relación con otros poetas de su entorno, y, del mismo modo, por el «destino sudamericano» del que escribió Jorge Luis Borges en su «Poema conjetural», incluido en su libro El otro, el mismo (1964). En ese sentido, cabe recordar a Octavio Paz en una de sus vertientes menos conocidas, es decir, como autor de «poemas colectivos», técnica de escritura poética esta que ya habían cultivado los poetas surrealistas franceses basándose en la afirmación de Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont, según
la cual «la poesía debe ser hecha por todos». Así, su primer poema colectivo es Renga, un poema escrito, al alimón, por cuatro poetas de distintas nacionalidades: El propio Paz, el francés Jacques Roubaud, el italiano Edoardo Sanguinetti y el inglés Charles Tomlinson, cuatro autores que, cada uno en su lengua, se encerraron durante cinco días, en el sótano de un hotel parisiense y en la primavera de 1969, para crear una sucesión de veintisiete sonetos blancos (el vigésimo octavo se quedó sin concluir) como si de un «cadáver exquisito» (o poema colectivo del surrealismo francés) se tratara, de tal forma que cada uno de ellos tenía que continuar lo escrito por el anterior sin haberlo leído, encadenando los poemas al modo del renga japonés (o yuxtaposición de haikus, poemas estróficos de tres versos de 5, 7 y 5 sílabas cada uno). Pero, no contentos con ese experimento, Octavio Paz y Charles Tomlinson idearon Hijos del aire como sucesión de ocho sonetos blancos teniendo por temas la «casa» y el «día» y en los que uno empezaba cada soneto y debía continuarlo el otro, todo ello por vía epistolar, y, en consecuencia, también por vía aérea. Con todo, Paz, que era un experimentador nato en el terreno de la poesía, también escribió, años más tarde, dos poemas colectivos más: Festín lunar con el poeta franco—libanés Fouad el—Etr y Poema de la amistad, con los poetas indios Agyeya y Shikrant Verma, que son «cadáveres exquisitos» propiamente dichos al estilo surrealista francés. Pero, así como Octavio Paz destacó como poeta, Julio Cortázar destacó como narrador, ello aun ha-
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beatriz sumelzo
biendo sido autor de libros de poesía en verso como Presencia, Pameos y meopas o Salvo el crepúsculo, o de libros anfibios (con poemas en prosa), como Historias de cronopios y de famas, Un tal Lucas o Último round. Sin embargo, la mejor poesía de Cortázar se encuentra en su novela experimental Rayuela, una «contranovela» (según la denominación del propio escritor argentino) que puede leerse de cuatro maneras distintas por tratarse de un artefacto surrealista que hace uso del monólogo interior y del collage, así como del realismo mágico, por lo que está considerada como una obra central de la operación editorial que fue el denominado «boom» de la novela hispanoamericana. Además, hay que señalar que Rayuela es deudora de Nadja, la novela de un poeta, André Breton, el llamado «Papa negro»
del surrealismo francés, quien, a su vez, refiere en ella encuentros fortuitos como los de Cortázar inspirados en aquel del que hablaba Lautréamont en sus Cantos de Maldoror, donde un paraguas y una máquina de coser se encontraban sobre una mesa de disección. Pero también la «subversión total» de la que hace gala Breton en su novela tiene repercusión en la obra de Julio Cortázar, un novelista de la poesía cuya Maga protagonista tiene no poco de la Nadja del fundador del Surrealismo y del que se recuerda la descripción de un beso que hace en el capítulo 7 de Rayuela. Por su parte, Nicanor Parra es el único autor de los ya citados que cumple un siglo de vida en el año 2014, un poeta no solo conocido por ser hermano mayor de
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crítica literaria
una familia de artistas o «uno de los mejores poetas de Occidente», según Harold Bloom, sino también por ser el inventor del concepto «antipoesía», es decir, «quitarle los coturnos a la musa», como acostumbraba a decir Jaime Gil de Biedma, para que fuera más cómoda con zapatos planos. La «antipoesía» sería por ello no solo una negación de lo que se entiende por poesía, sino también una nueva forma de crearla, con un lenguaje nada o poco poético y lo más descarnado posible; con pocos recursos retóricos y escasas metáforas; con un lenguaje cotidiano y teñido de prosaísmo; siendo un poeta subversivo antes que un poeta divo, como clamaba Ángel Guinda en su manifiesto Poesía y subversión; introduciendo el humor, la incongruencia y el absurdo de la vida cotidiana, así como el ya citado «realismo mágico» de los autores del «boom» de la novela hispanoamericana, entre los cuales estaría Cortázar. Pero la «antipoesía» de Parra también se halla inmersa en los movimientos de postvanguardia, como el «Postismo» de Carlos Edmundo de Ory, y, por eso, expresa las vivencias del ser humano en la sociedad de consumo capitalista. De ahí que surgiera la necesidad de desacralizarla y hacerla partícipe de la realidad acuciante del mismo con el lenguaje de «lo que pasa en la calle», como
decía el alumno de Juan de Mairena, uno de los álter ego de Antonio Machado. De ahí también proceden su negativismo; su «humor negro», deudor del de André Breton; su escepticismo; su empeño en destruir el mundo, el lenguaje poético y hasta la propia figura del poeta, para crear otros mundos, otros lenguajes y otros poetas; su empeño por desenmascarar una realidad absurda, contradictoria e injusta, habitando en el caos pero, al mismo tiempo, descreyendo de todo lo creado. Así pues, Octavio Paz, Julio Cortázar y Nicanor Parra deben salir del «laberinto de la soledad», citando el título de un ensayo del primero, en el que se hallan inmersos, para seguir abriendo «las puertas del campo» de la literatura, citando de nuevo otro ensayo de Paz, y demostrar que su legado sigue más vivo que nunca como autores renovadores que han sido en el terreno de la poesía y de la narrativa, «vasos comunicantes», en palabras de André Breton, capaces de «transformar el mundo», como decía Karl Marx, y, también, de «transformar la vida», como decía Arthur Rimbaud, con una rebeldía capaz de acabar con los números redondos para lograr la cuadratura del círculo. •
javier tomeo Pilar López Martín
A
partir de la lectura de sus obras, podríamos insertar a Javier Tomeo (Quicena, 1932—Barcelona, 2013) entre el absurdo y el surrealismo. Como él mismo reconoció, no quiso ser encasillado en el realismo social que le tocó vivir y se dedicó más bien a escribir «de manera cifrada» para que muchos no le entendiesen; de ahí, que su literatura sea minoritaria. Por ello se le ha considerado un escritor raro, marginal. En
su último libro publicado, Constructores de monstruos (2012), nos aclara su método de trabajo: Antes de escribir mis historias, esbozo el escenario previo por el que habrán de moverse mis criaturas de ficción. Dibujo, pues, ese escenario y, de ese modo tan simple, puedo conocer antes el espacio ideal que servirá de marco general a mi historia y los caminos y vericuetos que
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dibujo a pluma original de javier tomeo, ilustración de cruz navarro
seguirán luego cada uno de mis personajes. Luego los dibujo a ellos […] Mis novelas carecen de verdadero argumento. Se trata de situaciones dramáticas más o menos prolongadas que se desarrollan dentro de espacios cerrados: una habitación, un teatro, un despacho, una ciudad desierta o, como en el caso de nuestro Castillo de la carta cifrada, el aposento de un viejo castillo. Mis personajes se manifiestan por lo que dicen, no por lo que hacen, y para manifestarse tienen suficiente con un espacio reducido. Por eso me veo obligado a recurrir una y otra vez a los mismos elementos «escenográficos». Durante su etapa universitaria se dedicó a estudiar Criminología, según él, para poder comprender
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los resortes más profundos del alma humana. Así pues, intentaba responder por qué unos hombres cometen un delito y otros —en las mismas circunstancias— no lo cometen. Esto le llevó a la teoría freudiana del yo, el ego y el superyó que tiñe las páginas de Historias mínimas (1988). Admirador de Kafka, en El cazador (1967), concibe un personaje semejante a Gregorio Samsa: un oficinista que, el día de su 35 cumpleaños, decide no salir de su cuarto; confiesa que ha vivido y ha fracasado, y que se retira. Julián es un individuo similar a Hilario (Napoleón VII, 1999), el héroe que inventa su propio ejército y establece estratégicamente su territorio en busca de una buena defensa.
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Una de sus obras más representativas la constituye Amado monstruo (1984), con la que alcanzará el reconocimiento europeo incluso en los escenarios. En esta novela, el director de personal de un banco entrevista a Juan para un puesto de trabajo, pero su madre se opone a que desempeñe cualquier ocupación fuera de casa. El recuerdo maternal aparece en muchos libros, como El cantante de boleros (2005) o El crimen del cine Oriente (1995). Juan no consigue el trabajo, no porque su madre se empeñe en que no debe dejarla sola para irse a trabajar sino porque le llama «monstruo» ya que tiene seis dedos en cada mano: «Su madre lo sabe muy bien: los hombres como usted deben renunciar al mundo, antes de que el mundo los rechace a ellos». Un nuevo engendro será también el protagonista de El cazador de leones (1989), quien reconocerá tener seis dedos. Y, de nuevo, será nombrado el monstruo en Los amantes de silicona (2008). Pero ¿qué se entiende por «monstruo» en la novelística de Tomeo? En Diálogo en re mayor (1991) dos viajeros explicarán que monstruos por exceso son «aquellos hombres o mujeres que nacieron con algún miembro de más o con miembros que por sus dimensiones exceden en mucho al tamaño normal» y monstruos por defecto «aquellos que nacieron con algún miembro de menos, o que pasaron a la historia por una delgadez fuera de lo común». En El cantante de boleros la obsesión por la asimetría humana es reiterativa, algo que ya habíamos leído en La agonía de Proserpina (1993) y que reproducimos: Le digo que sí, que tiene el ojo izquierdo más grande que el derecho, o al revés, que tiene el ojo derecho más pequeño que el izquierdo, pero que no tiene que inquietarse por eso porque a mí nunca me ha gustado la gente que tiene la cara completamente asimétrica. Esta asimetría puede verse en Los misterios de la Ópera (1997), en el camarero de La soledad de los pirómanos (2001) o el maître de La mirada de la muñeca hinchable (2003). Esas irregularidades las relaciona el autor con la infelicidad que esconden. Por otra parte, los protagonistas de Doce cuentos de Andersen contados por dos viejos verdes (2005) ratifican que «los mejores sirvientes que se conocen en este mundo son siempre taciturnos y más o menos deformes». Y recordemos que el mayordomo de El
castillo de la carta cifrada (1979) tiene una pierna más corta que la otra. En otro tipo de novelas un personaje mantiene un diálogo con un segundo del que solo tenemos referencias por lo que cuenta el primero. En El castillo de la carta cifrada, el marqués envía a su mayordomo con una carta que ha de entregar al conde de X. La carta es una sola palabra ininteligible. En El cazador de leones el protagonista dice estar hablando por teléfono con una mujer de la que no sabemos nada. Una de las máximas obsesivas en el escritor oscense y que se refleja en la mayoría de sus obras es la siguiente (El cazador de leones): ¿Por qué llueve siempre hacia abajo, y nunca hacia arriba?, me he preguntado muchas veces. ¿Lo sabe usted acaso, Rosaura? Yo, personalmente, pienso que llueve hacia abajo para que nos mojemos precisamente nosotros, los que estamos abajo. Eso es lo que he dicho siempre. Si lloviese al revés se mojarían ellos, los que están arriba. […] llueve hacia abajo para que nos mojemos los infelices de siempre, aunque puede que haya también otras razones menos importantes. Si lloviese hacia arriba, por ejemplo, la gente tendría que llevar los paraguas al revés, lo que con toda seguridad no resultaría nada cómodo. La numerología y los cálculos componen otro principio recurrente en Tomeo: contabilizar todo lo que se ve «porque en medio de tantas dudas el número es nuestro único consuelo» (Los misterios de la Ópera). Si bien Julián contaba las baldosas de su cuarto, el protagonista de La agonía de Proserpina computa las ventanas que ve desde el suyo, o Juan P. en La mirada de la muñeca hinchable enumera las chimeneas. En Alfabeto (1997) hace un recorrido con su inseparable amigo Ramón por cada una de las letras del abecedario. Éstas adquieren personalidad y algunas relatan su origen. Llega incluso a identificar la risa de las personas —según la vocal que empleen— con el carácter y actitud ante la vida. Por otra parte, los estudios de Derecho le permitieron ahondar en el terreno jurídico. El discutido testamento de Gastón de Puyparlier (1990) versa
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sobre el juicio por la muerte de este terrateniente cuyas pruebas no son concluyentes. En La máquina voladora (1996) asistimos de nuevo al proceso de un hombre acusado de inventar una máquina que permite a los hombres volar por encima del mundo; lo que en realidad pretende es que los hombres puedan volar por encima de sus propias limitaciones», cuyo precedente lo encontramos en Aulio Gelio o en Ícaro. En Los misterios de la Ópera será una mujer la juzgada y los lectores (convertidos en jueces) tienen la última palabra. En el universo de Tomeo nos topamos con referencias bíblicas. La travesía de Jonás en el vientre de la ballena le sirve para explicar el fenómeno del día y la noche en La ciudad de las palomas (1990). La angustia de Teodoro en esta novela se debe a la soledad que experimenta en una ciudad en la que solo se encuentran estas aves que le persiguen con las pupilas enrojecidas. Además, como símbolo cristológico, el pelícano —que rocía con su sangre a sus polluelos muertos para intentar devolverles la vida— simboliza al Dios Padre que entrega a su hijo para la redención de los hombres (La máquina voladora). Resulta curioso el motivo que se repite en sus libros acerca de las manchas en el techo de muchas habitaciones: las del cuarto de Hilario (Napoleón VII, 1999) se van haciendo cada vez más grandes; en La patria de las hormigas (2000) adquieren forma de figuras: escarabajo, mariposa, huevo frito, corazón, pera; de igual manera las advertimos en La agonía de Proserpina o en La mirada de la muñeca hinchable.
La patria de las hormigas estos no están sincronizados. Y en El crimen del cine Oriente: Me explicó que las saetas de los relojes son como dos buenos amigos que se encuentran para volverse a separar luego, que se pasan toda la vida haciendo lo mismo y que los relojes son como las personas, que hay algunos que parecen malos y son buenos y, al revés, otros que parecen buenos y son malos. Por otra parte, no todo lo que dice sobre los animales es inventado, está escrito en libros de divulgación por entomólogos o científicos. Cada insecto tiene una conducta instintiva para llegar a los estatus más profundos del comportamiento humano. El escritor conoce como nadie el mundo animal, como se observa en Bestiario (2000), y se permite la mezcla de alguno de ellos como el gallitigre, que «nació para demostrar que en este mundo todos podemos entendernos por muchas que sean las diferencias que nos separan» (El canto de las tortugas, 2000). El recorrido por alguna de sus obras y de su mundo en particular nos hace ver cuestiones que atenazan a la especie humana y a las que debemos dar salida de algún modo: el amor, el sexo, la soledad, la incomunicación, el miedo… Observador de la vida y sus misterios, Javier Tomeo hizo literatura acerca de todo ello, de forma magistral y concreta porque «si puedo decir algo en cuatro palabras no uso ocho». Sencillamente se planteaba preguntas, exponía una situación y dejaba que los demás encontraran la solución. •
J. Tomeo se atrevió con todos los géneros: Al dramático dedicó obras helenísticas como Los bosques de Nyx (1995) donde da voz a doce heroínas de la guerra de Troya que nos cuentan sus desventuras para que no se vuelvan a producir. Por su parte, la trama de El crimen del cine Oriente fue concebida a partir de un suceso real, Tomeo lo convirtió en novela y fue llevada posteriormente a la gran pantalla. O en Los reyes del huerto (1994) el narrador habla con su amigo Ramón acerca de las virtudes de las hortalizas, lo que nos demuestra el saber culinario del escritor. Igualmente son preocupación en nuestro autor los espejos, que nos devuelven la imagen que queremos ver (Napoleón VII), o el tiempo y los relojes. En
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ana maría navales, los ensayos en primera persona Isabel Carabantes
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los cinco años del fallecimiento de Ana María Navales (1939—2009) pocos han sido los estudios o análisis que sobre su vida o su obra se han realizado. Fue una autora que cultivó la poesía, el ensayo, la crítica, el periodismo, la novela y el relato. Dos de las más señeras antologías literarias de poetas y de narradores aragoneses se las debemos a ella. Fue la última editora de la revista Proa, participó en el germen de la poética y efímera Albaida y desde sus inicios constituyó el gran aliento de Turia. Se le concedió el Premio de las Letras Aragonesas en su primera convocatoria. Su nombre es una constante en colecciones de relatos, selecciones poéticas o bajo el epígrafe de literatura femenina, pero nunca se la ha situado en ninguna generación o corriente literaria concreta. Por otra parte, siempre fue periférica y es quizá por ello por lo que su desaparición vital haya supuesto su escamoteo literario. La pregunta es si podemos permitir que esto suceda. La originalidad de sus planteamientos abarca todas y cada una de sus facetas creativas. Pongamos un ejemplo: su interesante manera de abordar el ensayo. Si Ortega ya postulaba sobre unas biografías desde dentro, Navales realiza lo que aquí denominaremos
unos ensayos en primera persona. La autora parte del estudio y análisis no solo de la vida, sino también de la obra de cada una de las personas a las que se acerca. Sucede así con la novelista sentimental del xix Pilar Sinués, con la pintora barbastrense Julieta Always y también con Virginia Woolf. Su relación con ellas comienza desde el estudio de sus vidas, de los contextos vitales que las rodearon y, a partir de ese punto, surge la identificación. Navales encuentra en ellas unos rasgos afines que comparte y es en ese momento en el que puede ficcionalizar sus trayectorias. Esos tres personajes reales se convierten en identidades ficticias sobre las que ella vuelca su propio mundo. Utiliza hechos comprobados, a los que ha llegado a través del estudio, para poder subvertirlos y hacerlos suyos, convirtiéndolos en personajes propios, pasando a integrar su personal imaginario colectivo. Estas son las protagonistas del conjunto de nouvelles que lleva por título Tres mujeres (1995), pero los análisis y artículos que a cada una de ellas dedicó datan de décadas atrás y su relación con el mundo de Bloomsbury llegará hasta su obra póstuma. Al realizar una lectura paralela de relatos y ensayos, se puede apreciar cómo la riqueza en los matices de
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ana maria navales, héctor goñi gracia
los personajes que pueblan la narrativa navaliana parte precisamente de esas identidades reales. La minuciosa observación del mundo que la rodea ofrece un amplio recorrido por situaciones ajenas a su vida. A La Lady y su abanico (Premio Sial de ensayo en 2000) siguió Mujeres de palabra (2006). En ambos trabajos se acerca a un grupo de mujeres que han dejado su personal huella en el mundo de la creación literaria. Todas han formado parte de una vanguardia intelectual que ha reclamado su espacio. Virginia Woolf, Anaïs Nin, Dorothy Parker, Mary McCarthy, Iris Murdoch, Clarice Lispector, Sylvia Plath o Nadine Gordimer plantean su existencia como prueba de su personal compromiso y, como la propia Navales, utilizan la palabra como medio de expresión. Todas encuentran límites de-
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masiado férreos en sus familias, en sus vidas, en sus amores, en la sociedad en la que viven, incluso en la literatura y por ello plantean la transgresión como forma de vida. Sus personajes, en muchos casos, son remedos de ellas mismas. Navales escribe sus vidas después de haberlas leído, tras haber contrastado sus biografías, sus diarios y sus cartas. Reconstruye los lugares en los que vivieron: sus habitaciones, propias y ajenas, y, evidentemente, el resultado es una imagen personal, con un evidente sustrato de investigación literaria en el que se refleja su propio inconformismo y, como decíamos antes, su personal identificación. Hablábamos de la Navales investigadora, cuestión que aparece en el relato que da título a su primer
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volumen, Dos muchachos metidos en un sobre azul (1976), en el que el protagonista calcula cuántas páginas deberá escribir al día y cuántos días deberá dedicar a perfilar y corregir su trabajo, sin llegar a convertirlo en un tomo del Espasa. Se refería muy probablemente a su propia tesis doctoral: Estudio sobre la novela epistolar española, asunto, por otra parte, muy recurrente a lo largo de su narrativa. Volvemos, por tanto, a ese punto de partida que otorga el conocimiento teórico de un tema y que lleva a la creación. En la narrativa de Navales sus personajes buscan la intimidad que proporciona la carta. Ya desde aquellos cuentos para niños que aparecían en el espacio infantil «Chicos y Chicas», en la página que durante casi un lustro Navales coordinó en el suplemento dominical del diario Amanecer, encontramos a Susana, quien, al aproximarse la fiesta de los Reyes Magos, escribió una carta llena de ilusión en la que pide unos patines capaces de dar vueltas en un remolino continuo y hacer que todo se volviese invisible. En el relato «Dos muchachos metidos en un sobre azul», el recurso se mantiene y termina por convertirse en método: el sobre no deja de ser lo que envuelve el mensaje, lo que encierra las palabras. El texto se inicia con fragmentos de una carta de amor y todo se convierte a su vez en retazos de una novela, porque los jóvenes encerrados en el sobre reconocían ser así de literarios. Los personajes que habitan el mundo de Bloomsbury se comunican mediante cartas. En Do you remember?, Katherine Mansfield recrimina al remitente la crítica de su carácter. En El retrato de lady Wyndham, una dolorosa parodia se ve sustituida por una carta de amor. La madre de la protagonista de La casa de Bath había escrito una carta circular, solicitando fondos para el arreglo de su nuevo hogar. En Walter no ha muerto, Virginia reflexiona sobre las notas que va a escribir, redactando la despedida para cada una de ellas. En Regreso a Monk’s House se citan las Cartas a una desconocida de Merimée. El texto que configura Mi corazón está contigo es una carta dirigida a Ethel en la que se recuerdan otros tiempos, aquellos en los que se enviaban dos o tres cartas diarias. En Aquel verano en Carbys Bay, la narradora comienza a escribir y no sabe si esas palabras serán un desahogo en su diario o terminará por añadir un encabezamiento y enviárselas a su hermana, como una larga carta. Curiosamente, el relato que lleva por título La última carta no lo es, mientras que
el relato La última pasión es el inicio de lo que se convertirá en la obra póstuma de Navales, precisamente una suerte de novela epistolar. Visto en perspectiva, da la sensación de que todas estas no fuesen sino un ensayo de aquella. Pruebas para encontrar el tono, más allá de una simple voluntad de estilo, tratando de que todo aquello que rodease a estos personajes reales que Navales conocía tan bien, las hermanas Wolf, no fuese un mero artificio literario. Navales es consciente del recurso creativo que constituye el uso de la carta. Lo había rastreado a lo largo de la tradición literaria española, sin haber convertido aquel trabajo en un tomo de la enciclopedia. Utiliza un mecanismo productivo en el que, escribiendo en primera persona, es capaz de hacer sentir al lector como si fuese el destinatario de unas palabras dirigidas, en principio, a otra persona. Por otra parte, el mundo de Bloomsbury es un contexto propio, al que ella había acudido una y otra vez durante décadas. La búsqueda de ese espacio común, que ofrece la palabra, es uno de los elementos que ambas escritoras comparten y que Navales identificó, sin lugar a dudas, en la vida y obra de Virginia Woolf. Es, por tanto, este personal posicionamiento de la autora, desde esa primera persona ficticia, que parte de un conocimiento teórico previo, la imagen que deseamos rescatar de Navales. Tras la aparición de su obra póstuma, La última pasión (2012), una novela epistolar que quizá había empezado a imaginar con su tesis, cuarenta años atrás, llegó el silencio. La originalidad de sus planteamientos narrativos, junto al tono personal que logró en cada uno de sus textos, no ayuda en la tarea de clasificar todo lo que ella hacía. Simplificar su trabajo es imposible, pues su pasión, en definitiva, fueron las letras y Navales vivió apasionadamente. Tenemos una última instantánea, un reconocimiento oficial, una calle en la periferia de la capital aragonesa. Una de las pocas vías en las que no hay un portal para que lleguen cartas, para que en los sobres aparezca el nombre de una autora que a lo largo de su vida no dejó de escribirlas. •
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un ‘platero y yo’ convertido en ‘platero y tú’ Miguel Ángel Longás
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sí como Juan Ramón Jiménez se denominó a sí mismo «el andaluz universal», también se puede decir que el burro protagonista de su libro Platero y yo, aparecido en 1914 y de cuya aparición se cumple ahora un siglo, es «un burro universal», quizá solo precedido en fama por Rucio, el asno de Sancho Panza; el burro flautista de las Fábulas literarias de Tomás de Iriarte; los «¡Pardos borriquillos / de ramón cargados, / entre los olivos!», que retrató el también poeta andaluz Antonio Machado en los «Apuntes» incluidos en su libro Nuevas canciones, de 1924; o el asno que dice que es el poeta peruano Carlos Germán Belli en su Sextina de los desiguales, incluida en su libro de 2007 Sextinas, villanelas y baladas, en la que afirma ser un asno que mira con lascivia a una yegua. Pero en el conjunto de la literatura europea ha habido otros burros, como bien supo Jiménez y ha sido el caso de los que aparecen en las fábulas de Esopo; en la novela picaresca latina El asno de oro, de Lucio Apuleyo; en Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare; en el poema El burro de Gilbert Keith Chesterton o en Las aventuras de Pinocho, la novela de Carlo Collodi. Pero es Platero y yo, de entre todas las obras citadas, el único libro en el que un burro se ve elevado
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a la categoría de protagonista, un libro, que, por otra parte, tiene un subtítulo que está comprendido en la serie de «elejías andaluzas» (siguiendo la peculiar ortografía del poeta), un proyecto de los llamados «libros del tiempo de Moguer», que Juan Ramón Jiménez escribió a raíz de su regreso a su localidad natal hastiado del Madrid modernista de la época. Así es como en la «tranquilidad violeta» de su entorno empezó a escribir la serie de poemas en prosa sobre su Platero, el burro que montó para salir al campo e ir a casa de una prima suya, siendo Platero y yo la primera de las citadas «elejías andaluzas», un ciclo continuado por títulos como Josefito figuraciones, Entes y sombras de mi infancia y Piedras, flores y bestias de Moguer, libros todos ellos que aparecen en la más reciente suma poética del eterno e incansable «metamorfoseador sucesivo y destinado» de sus versos que fue Jiménez, según sus propias palabras: Obra poética, aparecida en 2005 en la «Biblioteca de Literatura Universal» de Espasa Calpe, al cuidado de Javier Blasco y Teresa Gómez Trueba, casi seis mil páginas que recogen los libros de poesía en verso que el propio poeta cuidó para su publicación y, además, algunos de los libros en prosa que también cuidó en vida, junto con algunos otros reconstruidos o «revividos» por estos editores con la colaboración de distintos expertos.
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primera edición de platero y yo, 1914
También hay que recordar que, pese a haber sido duramente atacado por el cineasta Luis Buñuel y por el pintor Salvador Dalí, además de por otro poeta, Rafael Alberti, en su obra El burro explosivo, Platero y yo es respuesta a la interrogación retórica formulada por Charles Baudelaire en la carta prologal a sus Pequeños poemas en prosa, dirigida a su amigo Arsène Houssaye y en la que justificó su teoría del poema en prosa llevada a la práctica en este libro pionero suyo de tal género literario: «¿Quién no ha soñado el milagro de una prosa poética, musical, sin ritmo y sin rima, tan flexible y contrastada que pudiera adaptarse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones de la ensoñación y a los sobresaltos de la conciencia?». Por eso Juan Ramón Jiménez, al igual que Baudelaire, no solo soñó
los poemas en prosa de su Platero y yo, sino que también los hizo posible con su prosa «sencilla y exacta», como escribió Arturo del Villar con motivo del centenario del poeta, y, a su vez, «porque tuvo algo de milagro en su día y sigue pareciéndolo», como también escribió, por su parte, Guillermo de Torre cincuenta años después de la publicación de este libro, que pudo tener continuidad en obras tan distintas como Ocnos, de Luis Cernuda, o Industrias y andanzas de Alfanhuí, de Rafael Sánchez Ferlosio. Con todo, el reto de Platero y yo, un siglo después, sigue siendo que los nuevos lectores de la obra la hagan suya y no sea de lectura escolar obligada, sino sugerida, como de hecho sugirió el nombre Platero y tú a los integrantes de un grupo vasco de rock and roll. •
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las muertes de un dictador caribeño Jaime Abad Montesinos
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n una serie de conversaciones entre el periodista y escritor Plinio Apuleyo Mendoza y Gabriel García Márquez, el premio Nobel colombiano caracterizó su obra El otoño del patriarca como el libro que desde siempre quiso escribir, así como aquel en el que más lejos había llevado sus confesiones personales1. Ambientada en una nación imaginaria del Caribe latinoamericano, la novela nos presenta el ocaso de un dictador despótico, articulándose como el relato de sus repetidas muertes aparentes, siempre cambiantes pero en el fondo siempre la misma, la cual terminará por alcanzarle de forma inevitable cuando menos lo esperaba. El patriarca de esta novela de García Márquez, lejos de ser identificable con una figura histórica concreta, representa una idealización de los dictadores de América latina, principalmente del Caribe, esa región del mundo que le enseñaría al escritor, tal y como él mismo afirmó, «a ver el mundo de otra manera, a aceptar los elementos sobrenaturales como algo que forma parte de nuestra vida cotidiana»2. La magia y lo sobrenatural presiden el espacio mítico donde se desarrolla la trama, estando ambos elementos íntimamente ligados a la crueldad de un dictador que adquiere
rasgos carnavalescos. Al leer El otoño del patriarca asistimos al «espectáculo del hombre a quien ciega el poder para poder devorarlo mejor»3, y que debe mucho a protagonistas de tragedias como Macbeth o Edipo Rey. No en vano, en varios artículos y entrevistas ha destacado el escritor colombiano la influencia de las tragedias clásicas en su novela. Al igual que Edipo o Macbeth, el patriarca es un ser gobernado por los augurios, que vive con la sombra de una muerte ya anticipada «desde hacía muchos años en las aguas premonitorias de los lebrillos de las pitonisas»4. La obra El otoño del patriarca está compuesta como un complejo monólogo colectivo en el que se entrecuzan diferentes voces narrativas, formando un laberinto «que ya no será meramente explicado como es habitual en el arte intelectualizado de Borges, sino vivido sensorialmente en la experiencia de la lectura»5. Es dicha experiencia la que nos sumerge en una historia cíclica, que se despliega como un juego de mascaras de la muerte. Es el ciclo de las repetidas muertes del dictador lo que da al tiempo mítico de la novela la forma de la eternidad: el fluir de una historia circular que siempre recomienza. Sin embargo, la muerte real, la que no tiene retorno, terminará por alcanzar al
1 García Márquez, G. (2005): El olor de la guayaba. Conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza. Bogotá: Editorial Norma, p. 100. 2 García Márquez, G. (2005), op. cit., p. 86. 3 Rama, A. (1976). Los dictadores latinoamericanos. México: FCE., p. 52. 4 García Márquez, G. (2010): El otoño del patriarca. Barcelona: Debolsillo, p. 13. 5 Rama, A. (1976), op. cit., p. 55.
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eduardo ramón
patriarca de García Márquez, permitiéndole ser consciente antes de morir del vacío que reside en el fondo de su poder: al cabo de tantos y tantos años de ilusiones estériles había empezado a vislumbrar que no se vive, qué carajo, se sobrevive, se aprende demasiado tarde que hasta las vidas más dilatadas y útiles no alcanzan para nada más que para aprender a vivir, había conocido su incapacidad de amor en el enigma de la palma de sus manos mudas y en las cifras invisibles de las barajas y había tratado de compensar aquel
destino infame con el culto abrasador del vicio solitario del poder6 La magia que había rodeado su figura no podrá evitar finalmente que la muerte venga a buscarlo, y su reino de pesadumbre estará condenado a extinguirse con ella, pues se sustenta en una vida inauténtica, allí donde el amor no tiene cabida y la autoridad no se gana por el respeto sino por el uso de la fuerza. La vida del patriarca es una vida basada en una mentira que él mismo aprendió a olvidar: «lo engañaban para complacerlo, que le cobraban por adularlo, que reclutaban por la fuerza
6 Ibid., p. 297.
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de las armas a las muchedumbres concentradas a su paso con gritos de júbilo»7. Su incapacidad para la vida en todos sus aspectos le hace al patriarca encerrarse en la soledad del poder, en su palacio presidencial devorado lentamente por las vacas. Pero la apertura que queda tras su muerte pondrá de manifiesto que la vida está en el otro lado, en el lado del nosotros, «este lado de pobres donde estaba el reguero de hojas amarillas de nuestros incontables años de infortunio y nuestros instantes inasibles de felicidad»8. La vida, parece decirnos García Márquez en la novela, está pues del lado del pueblo, y no del poder. El patriarca mesiánico queda reducido a ser «un tirano de burlas»9 que nunca supo quién era, y nunca supo descifrar los secretos de la vida, porque no se puede «sobornar a la muerte con artimañas de soldado»10. La historia de los años de tristeza de su gobierno está condenada a caer en el olvido, y de aquel patriarca mitológico que deambulaba en la soledad de su palacio sólo quedará finalmente en la memoria del pueblo un recuerdo vago: «el adiós fugitivo de un guante de raso de la mano de nadie de un anciano sin destino que nunca supimos quién fue»11. La magia de la eternidad dura finalmente lo que dura
un instante, y al evaporarse deja al descubierto la verdadera vida, la del pueblo sometido, que toma las calles festejando la muerte del déspota: «esta vida que amábamos con una pasión insaciable que usted no se atrevió ni siquiera a imaginar por miedo de saber lo que nosotros sabíamos de sobra que era ardua y efímera pero que no había otra, general»12. •
7 Idem. 8 Ibid., p. 298. 9 Idem. 10 Ibid., p. 102. 11 Ibid., p. 298. 12 Idem.
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el ‘moretum’ de virgilio en verso castellano Miguel Ángel Longás
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ublio Virgilio Marón no es solo el autor de poemas fundamentales e influyentes en la literatura occidental como las Bucólicas o poemas pastoriles que siguen la estela de los Idilios del poeta siracusano Teócrito; como tampoco lo es de las Geórgicas o poema didáctico sobre las distintas labores agrícolas, que es el preferido de Antonio Colinas según Luis Alberto de Cuenca, quien, a su vez, prefiere la Eneida o epopeya nacional romana. En ese sentido, Virgilio es también autor de poemas menores incluidos en el denominado Apéndice Virgiliano, una colección de epilios o epopeyas en miniatura atribuidos al poeta latino y sobre cuya autoría real parece que la crítica todavía no se ha puesto de acuerdo, no obstante aparecer incluidos en la última recopilación virgiliana, que es la de las Obras completas de Publio Virgilio Marón, aparecida en la colección «Biblioteca Avrea» de Ediciones Cátedra el año 2003, cuyas obras canónicas aparecen traducidas al castellano por Aurelio Espinosa Pólit, el citado Apéndice lo está por Arturo Soler Ruiz y una versión de la Vida de Virgilio de Suetonio, junto con la edición, la introducción y sus distintos apéndices (siendo uno de ellos la Eneida del humanista Sebastian Brand ilustrada por los grabados del pintor Alberto Durero) están al cargo de Pollux Hernández.
Esto lo han seguido sabiendo con el paso del tiempo traductores al castellano del poeta latino como el audaz e intrigante, al decir de Carlos García Gual, Agustín García Calvo, que, además de trasladar en un verso castellano que está a medio camino entre el doble octosílabo del Romancero viejo y el hexámetro dactílico, obligado a funcionar por sílabas tónicas y sílabas átonas en lugar de funcionar por sílabas largas y breves, las Bucólicas, el libro iv de las Geórgicas y el libro vi de la Eneida en su Virgilio, aparecido en Ediciones Júcar en 1976, también ha traducido en ese citado hexámetro castellano el Moretum o El almodrote del poeta latino, un poema que, según él, «puede tomarse como una breve parodia épica», como reconoce en la «Presentación» a su libro de versiones poéticas de poemas grecolatinos Poesía antigua (de Homero a Horacio), aparecido en Editorial Lucina en 1987. Pero he aquí que, después de hacerlo García Calvo, otro profesor versado en lenguas clásicas, Javier Martínez Calvo, que también ha sabido que, además de las obras que integran el canon virgiliano, había otras, ha hecho otra versión del Moretum o El almodrote de Virgilio, pero en veintidós octavas reales, estrofa ésta en la que se escribió la poesía épica del Renacimiento en España y en la que también tradujo el doctor Gregorio Hernández de Velasco las partes dialogadas de
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la Eneida, una versión que tiene el interés añadido de haber sido leída por Miguel de Cervantes, como demuestra la inclusión de citas de la misma en su Don Quijote de la Mancha. Por lo demás, cabe decir que la traslación en octavas que hace Javier Martínez del Moretum o El almodrote no solo da testimonio de su conocimiento del poema original latino, sino también de su destreza versificatoria en el manejo y la soltura del
verso castellano y, al mismo tiempo, de la agudeza y del arte de ingenio gracianescos con las que refiere la historia de un pobre campesino que se levanta al alba, como Don Quijote, y que prepara su desayuno con pan y almodrote antes de salir a labrar el campo. Así, la receta de un almodrote o salsa de ajos, queso curado y aceite de oliva preparada en un mortero y untada sobre el pan convierte al Moretum en un poema gastronómico actual como receta de cocina en verso virgiliano.
el almodrote Poema latino atribuido a Virgilio Traducido al castellano por Javier Martínez Calvo (enero 1996) i La noche había corrido por entero horas ya dos por cinco decembrinas y el día proclamado el volandero despertador marido de gallinas, cuando el rústico Símulo, aparcero de un exiguo terrón de dos heminas, con miedo que el día traiga triste ayuno sus miembros saca del jergón cabruno.
iv Vase luego y se sienta al molinillo, y en la tablica, que sujeta un clavo con tal propósito, acomoda el brillo de la luz; arremanga el brazo bravo, y ciñendo de hirsuto cabritillo lanudas pieles, barre con su rabo las chinas que la muela halló en su caja, quedando limpia así de polvo y paja.
vii Le ordena, pues, que al fuego eche un madero y por templar fríos néctares lo encienda; y al llegar al fin justo y postrimero en la versátil obra de molienda, con su mano la harina echa al harnero y lo menea hasta que en dulce prenda, mientras la criba guarda piedra y paja, Ceres por los forados pura baja.
ii Solícita la mano el hogar toca, la tiniebla explorando: mas se abrasa, que de chico tizón la lumbre poca la ceniza ocultaba de una brasa; gacha la frente, la lucerna emboca, estopa con un gancho al fuego pasa de humores bien enjuta, y por un rato la llama aviva con frecuente flato.
v A la obra pone entonces ambas manos, a duplicado menester atento: pues la siniestra va añadiendo granos y la diestra se aplica al molimiento; gira el sílex, y no con giros vanos: molida Ceres cae al veloz tiento, y si la diestra sufre y se desgana la releva solícita su hermana.
viii Enseguida la tiende en tabla leve, añade encima la onda ya templada, cristal amasa ahora y mezcla nieve, que mano y agua vuelven bien trabada, no olvidando la sal en copia breve: ya se eleva la obra terminada, ya las palmas la ensanchan en redondo, ya imprime cuadros al guloso tondo.
iii Vivo al fin, aunque poco, aqueste fuego, se aparta y lo defiende con su mano; abre la puerta a la despensa luego: por el suelo esparcido era de grano un pobre montoncico; tal trasiego hace dél para sí cuanto en un plano medidor abarcaba de bizcocho completando de libras dos por ocho.
vi Ya en rústicos cantares la tarea con ruda voz dulcificar procura, ya llama a su criada Timotea, su única asistenta, que en figura no desmiente a su patria la Guinea: pelo crespo, ancho labio, piel oscura, pechos caídos y barriga informe, enjuta pantorrilla, planta enorme.
ix Al fuego va de ahí (ya Timotea limpiado había al lar sitio oportuno), do teja y brasa cúbrela y rodea; mas no quiere vagar minuto alguno Símulo, en tanto cumplen su tarea Vulcano y Vesta; y puesto que a ninguno le place Ceres sola, así él arrima otros manjares que poner encima.
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crítica literaria x No tiene el hombre, no, al fuego colgado, lomo, jamón y el resto de embutido que cura con la sal; sí redondeado, de esparto a medio círculo transido, queso añejo y eneldo bien atado; por consiguiente el héroe precavido se dispone a cumplir, como es lo justo, otro trabajo para darse gusto.
xviii Suma migas de sal, rállale queso (que por la sal en costra dio trabajos), por fin la varia yerba añade a eso, y, con la zurda a sus hirsutos bajos aplicando el mortero fijo y tieso, antes la diestra los fragantes ajos y luego el todo por igual tritura, de jugo haciendo general mixtura.
xi Un huerto había junto a su cabaña vallado en poco palo viminario y seto vivo de ligera caña; rico es, aunque en ámbito precario, pues hierbas cría en variedad tamaña que nada falta allí de necesario o que a servir a humildes baste y sobre: que por pedir de más el rico es pobre.
xix Yendo y viniendo a vueltas con la mano, su fuerza propia cada simple pierde, aunque el color guardar pretenda en vano; y porque el todo case y bien concuerde, ni la leche consigue hacerlo cano ni la hierba consigue hacerlo verde; perdiendo hierba y leche de consuno, de los muchos sabores nace uno.
xii De empeño no, mas de entretenimiento era el huerto: tal vez desocupado si lo dejaban lluvias o el adviento, y jugar no tocaba del arado, para labrar el huerto era el momento: él sabe disponer vario sembrado, la simiente al arcano dar de un hoyo, llevar el agua en oportuno arroyo: xiii legumbre crezca aquí, y aquí difunda la acelga extensamente el verde guante, la acedera verdezca aquí fecunda, la énula, las malvas, el guisante, y puerro, que en su testa el nombre funda, y lechuga, descanso estimulante, y nabo, de tubérculo afilado, y calabaza, echada de costado.
xiv No sólo el amo goza esta cosecha (¿quién más parco que el amo?), mas la gente: y así cada semana al hombro se echa un fajo de verduras competente por llevarlo a la urbe donde pecha y venderlo en mercado; es aliciente regresar con el hombro bien ligero, y el bolsillo cargado de dinero. xv Rara vez de la urbe vuelve al cerro con mercancía ajena: colorada cebolla mata el hambre, o bien el puerro, o el que la cara torna mal rugada por su mordisco agudo, verde berro; o la endibia, o la oruga que incitada vuelve a la Venus aunque hubiere muerto: tal meditando, Símulo fue al huerto. xvi Y con sus dedos antes removida la tierra dulcemente, cuatro ajos sacó de prieta fibra, una garrida cresta de apio, de ruda tiesos fajos, y coriandros (que finan la cogida), del hilo exiguo trémulos colgajos. feliz por su cosecha, el hombre luego vuelve y se sienta a la calor del fuego. xvii A su mucama llama con voz clara y de inmediato exígele el mortero; de los ajos los dientes les separa a las cabezas, y los deja en cuero, y desdeñoso tira la cascara y esparce por el suelo; el bulbo fiero, de la hierba pupilo, en agua lava y al disco lo echa de la piedra cava.
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xx De los ajos mordaz vapor no en vano ofende la nariz asiduamente, y así la tuerce asiduo el aldeano; el aljófar del ojo con frecuente gesto enjuga furioso de la mano, del tufo maldiciendo, aunque inocente. La obra avanza: la mano no se atasca pues gira ya suave y ya no rasca. xxi Así pues, del paládico olivedo unas gotas instila, y aun agrega del vinagre un poquillo de lo acedo, y de nuevo va y viene, mezcla y friega. Sólo entonces con uno y otro dedo arrebaña el mortero y todo allega en una sola pella porque adote nombre y pinta de auténtico almodrote. xxii De servil Timotea la horneada hogaza toma ledo, pues mohína no tendrá ya de hambruna esta jornada: calza, pues, pantalones y boína, a los novillos ata y la yugada conduce a arar en la paterna hemina; mientras hunde el arado cuentas echa si dará su heredad buena cosecha. •
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UNA MIRADA uTópica Lo escribe hoy mismo —8/III— Manuel Rivas en su columna sabatina: La verdadera cultura es el espacio donde se ventila la vida. En este número de Ágora nos propusimos dejar de hablar tanto de la crisis y mirar hacia el futuro. Planteamos a nuestros colaboradores que proyectaran nuevas utopías, el diseño de un nuevo mañana. Sus respuestas hablan todas de cultura. Nuestro neurótico de cabecera, Joaquín Bueno, nos recuerda, sí, la falla original de nuestros problemas actuales, la debilidad esencial de nuestro sistema democrático, heredero de una cultura dictatorial meramente remozada. En consecuencia, y dentro del ámbito de la producción artística, Fausto Díaz, reflexiona sobre las enormes dificultades que están teniendo las nuevas promociones de artistas para encontrar su nuevo espacio, rompedor y vitalizante, en la encorsetada estructura cultural que implantó este sistema que acaba de hundirse. Y de esto mismo nos habla también Laura Navarro, que clama, acaso en el desierto, por el lugar público que le corresponde a la gente de su generación, a la gente joven que se niega a renunciar a un tiempo histórico que le pertenece. Porque la palabra clave del día de hoy es CAMBIO. La pronuncia alto y fuerte Gabriel Bueno, la explica en su contexto sociológico y elogia sus virtudes más allá de la desazón que provoca. Es el momento de un profundo cambio cultural que nos lleve hacia el futuro. Enrique Galé propone que ese futuro tiene un nombre, Europa, y que debemos agarrarnos a él con fuerza antes de que nos arrastre la última ola. Y Ana Abadía, por fin, nos presenta una posible perspectiva europea de futuro, el estudio conjunto de nuestra cultura común más allá de las orejeras nacionalistas, una historia de la literatura europea. Cultura. Cultura. CULTURA.
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una mirada utópica
el rincón del neurótico Joaquín Bueno
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esde que lo conozco, mi psicoanalista siempre anda con la misma monserga, mareando la perdiz con viejos asuntos que hoy por hoy ya no interesan a nadie... Hace un par de semanas coincidimos en una tertulia que a propósito de la ola de corrupción que nos asola se celebran a lo largo y a lo ancho del país y, aprovechando un receso, y con la clásica incontinencia verbal que lo caracteriza, me soltó sin cortarse un pelo: Mira, muchacho, tú, y tantísimos otros como tú, sois un producto tardío de ese franquismo sociológico que bajo la apariencia de un sistema democrático se instauró hace algunos años con el objeto de perpetuar los privilegios que banqueros y terratenientes se habían creado a la medida de sus intereses tras ganar la guerra civil. Como en su momento no supimos o no pudimos oponernos con rotundidad a ese sistema de cosas, ahora vivimos falseando permanentemente la realidad, manteniendo unas relaciones sociales inconsistentes e improductivas y a la búsqueda permanente del beneficio personal, independientemente de lo que nos cueste conseguirlo o de aquello, que es lo peor, a lo que tengamos que renunciar... Sabido es que no siempre comparto sus puntos de vista en tanto en cuanto en muchas ocasiones me parecen producto de un radicalismo anacrónico, pero en esta ocasión tengo que admitir que coincidía con sus planteamientos porque es evidente que la mayor parte de los ciudadanos carecemos de una perspectiva amplia de lo que nos está ocurriendo y que no somos capaces de controlar los verdaderos poderes, los económicos, que nos observan desde los cristales blindados de la política, aunque, claro, como yo le decía, habría que precisar que las cosas siempre han sido así y
que eso de que sobre la política española planea la losa de mármol del franquismo sociológico habría también que precisarlo, pues somos a todos los efectos una monarquía constitucional, con un sistema legislativo emanado del Parlamento, exactamente igual que cualquier otro país democrático... De cualquier forma, él parecía no estar muy de acuerdo con estas últimas cosas y continuaba perorando... Te convendría ser un poco más perspicaz, chaval, y no envanecerte pensando que sabes tanto de esta historia que tu llamas democrática, porque te equivocas, y mucho... Deberías haberte dado cuenta hace ya bastante tiempo de que este es un sistema perverso que siempre deja para más adelante la justicia social y que lo que tú llamas participación democrática se resume en que cada cuatro años apoyas con tu voto una alternancia política que unos señores, que en realidad no representaban a nadie más que a sus intereses, pactaron para la próximas generaciones, calcando punto por punto todos los defectos de aquella primera Restauración... ¿Tú te crees las historias que te cuentan? Pues bien, pues bueno, pues vale... Pero tal vez no deberías haberte olvidado tan pronto de que la llegada de la democracia no trajo consigo un rechazo frontal de la dictadura, ni un reconocimiento de los brutales desmanes del régimen anterior. Es verdad que se desmantelaron sus siempre desprestigiadas instituciones pero nadie cuestionó a las personas que las integraban, ni su labor represiva previa... ¿Cómo interpretas tú que el Tribunal de Orden Público se disolviese en 1977 y que sus miembros no fuesen destituidos sino que algunos fueron ascendidos al Tribunal Supremo y que otros se integraron en la Audiencia Nacional que se creó el mismo día que el
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gabriel bueno y lorenz
pasaba a la historia? ¿Que no lo sabías? En eso estamos, chaval, siempre en la inopia... TOP
Y no me vengas de nuevo con esa historia de que el mundo es así y de que menos mal que nos hemos dado cuenta a tiempo y hemos sabido guardar convenientemente disimuladas por la ingeniería financiera algunas reservas... Que sepas que eso no es nada moderno, que es por lo menos tan antiguo como la humanidad. Se llama codicia y no respeta credos, políticas ni fronteras. El mundo no es así por definición como tú dices, el mundo lo hacemos así cada vez que renunciamos a llamar ladrón al ladrón, embustero al embustero y embaucador al embaucador. En ese tipo de renuncia somos artistas consumados...
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Le hubiese hecho algunas objeciones puntuales pero me contuve porque la verdad es que no vemos el mundo al que llegamos como es en realidad sino que lo vemos deformado por el proceso de endogamia cultural al que nos vemos sometidos desde que nacemos y que, así, aprendemos a filtrar la realidad para darle la apariencia de lo que pensamos o creemos, condicionados por un entorno socioeconómico que permanentemente nos bombardea con la milonga de que nuestra felicidad depende de factores externos, sobre todo del dinero; esa es una seña de identidad de nuestro tiempo a la que no podemos renunciar a riesgo de caer en la marginalidad social... Otra cosa es que, al margen de los planteamientos de la derecha política, que en estas cosas viene haciendo siempre lo mismo, por la gracia de Dios, por supuesto, hace ya mucho tiempo que la izquierda política
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asumió la tesis de que sus ideas emancipadoras podrían subsistir sin cambiar un sistema socioeconómico injusto y en el entretanto parece ser que se olvidó de que sin unas estructuras económicas solidarias el miserable nunca podrá redimirse de su miseria y de que la obsesión por la seguridad económica en el futuro es la que priva a otros seres humanos de los bienes necesarios para sobrevivir en el presente... Y,
claro, pretender el desarrollo y la prosperidad solo para mí y para los míos al margen o a costa de los otros es profundamente reaccionario... En fin, que acabo de darme cuenta de que estoy más cerca de sus planteamientos de lo que pensaba, o de que por A, por B, o por C, este hombre siempre acaba liándome… •
grabado digital dos Fausto Díaz Llorente
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esde que en 2007 empezamos a escuchar esto de la crisis han pasado siete largos años y hemos pasado en los últimos 30 años de haber conseguido unos derechos y un estado del bienestar que han estado a la altura de los países que encabezaban la lista de las democracias más asentadas y avanzadas del mundo a demoler, y a abolir todo lo que con aquel trabajo de treinta años conseguimos; hemos dado una vuelta de tuerca regresiva y tanto lo es que nos va a costar volver a regenerar toda aquella confianza democrática y consolidarla en un consenso y pacto que sea mayoritario, toda una clase social que aglutine a más de una tendencia. Nos queda la esperanza en la generación que nos toma el testigo y que ha sido educada desde la igualdad y la libertad. Una generación con una preparación sin parangón en nuestra historia. Dicen los teóricos en economía que ya nada será como antes, que hemos pasado de tener un estado del nivel que apunté a lo que se ha dado en llamar la globalización que nos apabulló cuando la escuchamos, allá por 2004, a lo más aproximado de los territorios feudales, con una fuerte dependencia de los poderosos gobiernos del noroeste del planeta. Sólo se atisba movimiento comercial alrededor de algún foco meramente especulativo, alrededor del capital y de las finanzas de los grandes centros comerciales que se asemejan cada día más a aquellas fortalezas feudales, los castillos. Es el producto de la especula-
ción, del consumo, del neoliberalismo capitalista más acuciante. Los gobiernos actúan al dictado de unas premisas que emanan de la mera especulación de los mercados. En esa situación actual que planteamos está la parcela del arte que siempre estuvo en crisis. Esto fue así desde el medievo, el renacimiento, pasando por el barroco, el romanticismo y las primeras vanguardias del s. xx. Hacer este recorrido es aclarar y conocer la fuerte dependencia que tuvo el producto artístico de los poderes sociales, de los mecenas de turno y grandes señoríos nobles. En este caso el arte siempre fue el gran dependiente de la riqueza que emana de una familia o pocas más; a lo sumo, las menos progresistas, las más conservadoras de su gran patrimonio. Sin embargo la máquina que mueve al arte no es el dinero ni la especulación —aunque patente en las ferias y mercados internacionales— sino la fuerza y la ilusión en busca de la libertad y de los fines más igualitarios, éticos y solidarios, sobre todo con las clases sociales más desfavorecidas, núcleo o vórtice del que parte toda premisa o revolución cultural y artística. Mírese hacia el suprematismo o a los constructivistas rusos desde los que podemos definir el arte moderno; también debemos mirar hacia la bauhaus y los primeros expresionistas que se fijaron a su vez en las impresiones paisajísticas de unos artistas que imitaban a la naturaleza como única fuente de inspiración, ya
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que en la sociedad del s. xix sólo hubo bienestar para una clase social acomodada heredada de un elitismo exacerbado. En estos casos tampoco fueron bien recibidas las novedades o innovaciones artísticas, y es que al ser humano no le gustan las cosas modernas, actuales o innovadoras, dado que somos «estúpidos» por ende natural. Tómese esta manifestación con una sonrisa, como algo que nos atañe a nuestra especie y es que el grado de extrañeza y asombro que nos produce lo nuevo nos deja esa expresión de estupidez. Hemos apuntado anteriormente que tenemos una generación de jóvenes que rozan la excelencia en su preparación y que toman el testigo en unas circunstancias adversas, inmersos en un momento histórico que niega la más pura evidencia del porvenir, ya que se cierra al más elemental de los derechos que es el trabajo, y este es el cimiento de la autonomía y la libertad. En todo este caldo o enmarañamiento de circunstancias reside el plan de regeneración que viene
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empujando, dando pequeños sorbos en las injustas medidas que nos plantean los gobiernos que lideran los países más adelantados del mundo e innovando o transformando aquellas premisas. Deconstrucción y desmoronamiento, empobrecimiento derivado de ajustes internacionales. Esas generaciones llegan rompiendo moldes que se heredaron de esa generación que partió de la posguerra en España y de los enfrentamientos europeos y mundiales globales. También miran y se enfrentan a momentos y latitudes distintas a las suyas de origen y compiten con otros jóvenes europeos, también muy bien formados en sistemas educativos avanzados o modernos. De esta situación que, a priori, no merece ningún optimismo, se puede sacar, sin embargo, una lectura positiva porque ahora los jóvenes están más preocupados por obtener una mejor formación más orientada al mundo empresarial. Además, muchos de ellos se plantean el emprendimiento como una salida profesional real y no son pocos los que han optado por probar suerte laboral en otro país.
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En el arte ocurre algo curioso. Siempre fue un mal menor el que estuviera en crisis, en una constante revisión y haciendo relecturas atrevidas; fue siempre el patito feo, y la cultura la más castigada de las actividades o sectores en que se mueve la industria o principal y primer motor económico. Haciendo de su capa un sayo los jóvenes y los no tan jóvenes, sean profesionales diversos, y el arte y los artistas seguirán rompiendo moldes y configurando una nueva estructura social derivada de este sustrato que se viene formando en los albores del s. xxi, con la extrañeza —incluso con la frivolidad— y simulando la sonrisa que siempre demostró Marilyn Monroe
enmascarando el alto grado de infelicidad e insatisfacción que supuso su existencia. Premisa y punto de partida, para esta esperada regeneración social —esta generación de jóvenes que luchan enconadamente, siendo cualquier sector desde el que mirar con aquella sonrisa puesta de Marylin— para una sociedad más avanzada, moderna y dotada de una conciencia, siendo fieles retratos de aquellas manifestaciones existenciales de los padres de esta corriente que apuntó Ortega y Gasset, el vértice por donde encaminarse a este proyecto, éste de un auténtico pensamiento, y un sentido de responsabilidad democrática. •
SOLO AHORA: APUNTES Laura Navarro Ramón
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espierta. Era una pesadilla. Sí, lo sé. No eras tú. No era tu casa. Ni tus padres los que perdían todo. Esos no eran tus sueños. Despierta.
Despierta, despiert, despier, despi, desp, des, de, d ……… s, su, sue, sueñ, sueña, sueña. Palabras. Todavía nos quedan palabras que no nos robaron, habrá que hacer un nuevo diccionario un día de estos, ya que Libertad, Vida, Derechos… están manchadas, cansadas, desgastadas, perdieron sus colores. Pero vamos a recuperarlas hasta que nadie recuerde que un día la libertad fue de los mercados, a la vida se le olvidó que su mejor amiga se llama Digna y que los derechos eran de unos que no habían nacido. Yo, tú, los demás. Sólo ahora. Somos la generación del nudo en la garganta. Lo siento cada vez que me acuerdo de mis abuelos. Cooperativas, luchas colectivas, campesin@s, obreros. Gritar.
Agua de borrajas. No. Si tienes trabajo no te puedes quejar, qué bien. Exactamente eso no es por lo que tanta gente luchó aquí en este terruño desastroso y adorable. Igual no pedimos la vez, pero nos toca. No es fácil reaccionar y además da un poco de pereza. Pero la rabia es poderosa, para algo tenía que servir, pues activa nuestra indignación. Allí nos encontraremos, poniendo ladrillos para un mundo más justo. Job, emprego, emploi, traballo, trabajo. Duelen los oídos. Pero, ¿y el Arte? Los jóvenes nos expresamos y sentimos el ansia de transformación. Buscamos ocupar lugares, esos sitios en los que permanecer o volar, aprender, compartir y vibrar. Un sitio para el a@Arte. Reivindicamos la cultura, el arte, la creatividad, como actividades inherentes al ser humano y como constructores de realidades. Cambiar el modelo, permeabilizar el sistema para que el Arte deje la categoría de ornamento y sea eso, job, emprego, emploi, traballo, trabajo.
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laura ruiz chóliz
En la escuela. Ese lugar que añoramos en donde crecimos soñando. Ahora que nos roban las palabras, cambian pensamiento crítico por recortables, nos queda la perseverancia de Chanquete. No nos moverán. Caminaremos hacia donde nos dé la gana. No estamos afónicos, sonamos, y estamos cantando que vamos a construir una escuela de colores, un yacimiento de seres libres y diversos.
Aquellas marchas a las que nos llevaban de pequeños, el megáfono, la rabia y la esperanza, se amontonan con las ideas que aúllan en nuestra cabeza, las ganas de vivir, nuestro momento, es ahora y nos pertenece. •
EL CAMBIO Gabriel Bueno y Lorenz
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l cambio asusta, sobre todo si es inesperado. Es normal: se trata de un estresor para nuestro organismo ante el cual estamos predispuestos a mantenernos alerta y examinarlo con interés (cosa que no siempre es posible) sopesando hasta qué punto esa novedad
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va a causarnos más bien que mal. La mayor parte de las veces concluimos que nos hubiera ido mejor sin este nuevo acontecimiento en el que ahora nos vemos inmersos. Somos subjetivos y tendemos a visualizar nuestras vidas mediante un enfoque acomodado a nuestro sistema de valores y creencias,
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gabriel bueno y lorenz
y cuando el cambio aparece en nuestras vidas, se desmoronan los pilares que la conforman. La costumbre tiene para nosotros mucho peso y el cambiar de rutinas, el sobrellevar un día a día distinto, un ritmo diferente y la imposibilidad de realizar las acciones que marcaban nuestras pautas se hace muy cuesta arriba. Hasta ese momento de inflexión tal vez veíamos el vaso medio lleno y ahora estamos convencidos de que se nos ha quedado medio vacío; pero es importante darse cuenta de que siempre ha estado lleno del todo: cincuenta por ciento de agua y cincuenta por ciento de aire. Sólo es preciso cambiar el enfoque. Aunque el significado real de la palabra «karma» en hindú tiene un significado que podríamos intentar traducir como «obligación de», vox populi la asocia a la teoría del mundo justo que indica que si recibimos eventos desagradables es porque intrínsecamente los merecemos; lo mismo pasa con todo aquello que nos resulta placentero y aparece de manera inesperada: habremos hecho méritos. Es agradable esta forma de pensar y tanto Disney como el refranero popular han reforzado que esperemos que a quien nos ha hecho mal la vida se ocupe de devolverle el favor. Viene a ser lo mismo que cuando se pensaba que los buenos actos conducían
al cielo y los contrarios a las calderas de Pedro Botero... y aquí (viniendo al hilo del tema introductorio) encontramos un cambio respecto al pensamiento actual: en teoría, el Infierno ya no existe, según han manifestado desde los Estados Pontificios, por lo que, si no vamos a obtener un castigo por nuestras malas acciones en el más allá, tampoco deberíamos postergar la búsqueda de nuestras recompensas a ese momento, sino reconocerlas en nuestras vidas cuando aparecen y estar implicados activamente en la búsqueda de las mismas. Una mente abierta, receptiva, con ganas de empaparse, de mejorar, de explorar... es la que nos permitirá afrontar los cambios de manera positiva. Cierto es que cuando los cambios son fortuitos (y más en los tiempos que corren), en contadas ocasiones se trata de algo para mejor; pero al menos vamos a poder extraer de ellos un aprendizaje, una reflexión. Y si valoramos este cambio desde un punto de vista lo más objetivo posible podremos plantearnos hasta qué punto el acontecimiento ha ocurrido por nuestra causa (o por omisión de la misma) y con qué recursos contamos en nuestra mano para afrontarlo, remediarlo o entenderlo. No va a ser un jardín de rosas, ni mucho menos, pero todo lo que venga a continuación (particularmente lo bueno) va a adquirir una brillantez
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renovada, una energía embriagadora. Tardaremos más o menos, pero nos daremos cuenta de lo que hemos crecido, de lo que hemos ganado, de lo que hemos aprendido y madurado, de que el cambio es un proceso, no un evento. Y lo más probable es que tarde o temprano se produzcan otros muchos
cambios en nuestra vida. Pero ya tendremos tiempo de asustarnos... si lo vemos necesario... Como dijo Sócrates, «el secreto del cambio es concentrar toda tu energía no en combatir el pasado, sino en construir el futuro». •
por un proyecto cultural europeo Enrique Galé Casajús constancia de un fracaso A casi sesenta años de la firma de los primeros acuerdos comerciales de la Comunidad Económica Europea y veinte después de la creación de la Unión Europea en Maastricht, el ámbito de la cultura se ha convertido en el mayor y más dramático de los fracasos del proyecto de unidad del continente. De hecho, no se trata solo de que no se haya progresado en la configuración de unos mínimos culturales que todos los europeos pudiéramos sentir nuestros sino que, lo que es mucho más grave, no hay ninguna instancia europea que coordine, impulse o exija el desarrollo de un proyecto cultural comunitario para Europa. Como señalaba hace poco César Antonio Molina (El País, 14/xii/13): «lo más tremendo es la aceptación del fracaso por parte de la Comisión y el Parlamento respecto a que la Unión tuviera un eje de cultura común». Curiosamente, el mayor testimonio de ese fracaso, de esa incapacidad de Europa para creer en sí misma, lo llevamos a todas horas con nosotros,
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forma parte de nuestro día a día. Los europeos hace más de una década que venimos aceptando como normal lo que en cualquier otro lugar del planeta se consideraría una aberración: la ausencia de referencias a elementos culturales reales en nuestros billetes de banco. ¿Verdaderamente no hay ningún monumento en Europa lo suficientemente representativo de la arquitectura gótica para ilustrar el billete de 20 euros? ¿Tampoco puede hallarse ninguna personalidad en toda la historia milenaria de Europa con suficiente relevancia para homenajearla en uno de nuestros billetes? Los dirigentes regionales exigieron incluir referentes nacionales en las monedas fraccionarias. ¿Por qué no exigió lo mismo a nivel global el Parlamento Europeo? Hubieron de ser algunos de los propios países quienes voluntariamente seleccionaran personajes o monumentos nacionales representativos del conjunto como la catedral de Santiago o Mozart. Pero en otros casos ni siquiera eso y hoy en los bolsillos de todos los europeos se amontona el rostro del rey de Bélgica sobre el de la reina de Holanda, sin que nadie se sonroje de vergüenza.
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cruz navarro dura
Planteémoslo al revés: en el año 2000 en el último billete de 5.000 liras emitido por la Banca d’Italia figuraba el rostro del compositor Vinzenzo Bellini. Si alguien en Italia se hubiera atrevido a opinar que hubiera sido mejor no representar a un siciliano para que no se sintieran ninguneados los venecianos o los milaneses y que hubiera sido mejor sustituirlo por el retrato ficticio de un compositor de óperas ideal, la carcajada de toda Italia hubiera sido antológica. ¿Por qué debemos resignarnos los europeos a no poder homenajear, como se hace en todo el mundo, a nuestros grandes escritores —Dante, Cervantes, Voltaire, Ibsen, Camus...—, pintores —El Bosco, Tiziano, Rubens, Goya, Chagall...—, músicos —Monteverdi, Händel, Mozart, Chopin, Stravinsky...— científicos, filósofos, benefactores de la Humanidad...?
cultura y unidad Resulta sorprendente que entre los propios políticos estatales no haya alguno con una mínima perspectiva europeísta que le permita darse cuenta de la vanidad de tantos esfuerzos en el campo de la economía, la fiscalidad, la agricultura, la política interior o la jurisprudencia, en donde se han llevado a cabo verdaderos progresos hacia la unidad europea, mientras no se avance de forma decidida e incluso prioritaria en los aspectos culturales. Ninguno de esos progresos tendrá un mínimo de solidez, ni siquiera el euro y mucho menos cuestiones tan pragmáticas y, por lo tanto, tan fácilmente reversibles como la unión bancaria o la unión aduanera, si no se insiste cuanto antes en la unión cultural.
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El ejemplo ha sido evidente en esta misma crisis. Mientras que hace 20 años a los bávaros apenas se les ocurrió criticar la unión de las dos alemanias, a pesar de los inmensos sacrificios económicos que les supuso, ahora han sido millones los alemanes que han exigido a sus políticos la salida de Grecia de la Unión, por más que la repercusión económica del rescate griego para los bolsillos alemanes haya sido mínima. La diferencia entre los dos casos no es de orden político, económico o fiscal. Para los bávaros del oeste, los sajones del otro lado del muro eran culturalmente sus hermanos, tal y como les habían enseñado durante décadas en la escuela, por más que durante siglos fueran tribus germanas enemigas y todavía en el siglo xvii se acuchillaran salvajemente a lo largo de treinta años; en cambio, a esos alemanes, en esa misma escuela, se les ha enseñado que Grecia es otro país, otra nación, otra gente; los griegos son otros, como los habitantes de Ucrania, de Libia, de Nueva Zelanda. Ahora reparten con ellos los fondos agrícolas y les venden sus coches, comparten su moneda y hasta han suprimido las fronteras. Pero todo ello sigue siendo solo una oportunidad ocasional de negocio, algo puntual, reversible, no necesario ni mucho menos definitivo. Ellos (griegos) siguen no siendo nosotros (alemanes). Sigue sin existir un punto de encuentro cultural donde griegos y alemanes coincidan (Europa). La conversión del otro en uno de los nuestros es un proceso cultural extraordinariamente largo y complejo que hasta ahora parece ajeno a las limitadas capacidades y sobre todo expectativas de nuestros políticos regionales. Cada ministerio de cada estado europeo —Pesca, Economía, Industria, Educación...— negocia con sus homólogos dando por supuesto que Europa no es más que la suma de los miembros que la conforman. Y en el campo cultural la situación es peor todavía, porque sí existe, al menos, un proyecto agrícola común pero hasta ahora ha sido impracticable la redacción de una historia común europea. Por otra parte, esta incapacidad o miopía o insensibilidad no afecta solo a los políticos. En España no hay todavía, por ejemplo, un periódico de prestigio que distinga las noticias de Francia de las de Canadá o Sudáfrica. Como en el resto de Europa, existen noticias nacionales, las nuestras, e internacionales, las de los otros, y un desastre ecológico es tan de los otros si ocurre en Copenhague como si ocurre en Singapur.
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europa como unidad cultural Y sin embargo, si realmente en algún momento llega a existir algo que merezca llamarse Europa, su elemento constitutivo principal será su cultura. De hecho, aunque parece que nadie quiere darse cuenta, la principal razón por la que se han desarrollado los movimientos de unidad europeos en las últimas décadas ha sido la existencia previa de una cultura europea común. Se repite que los políticos alemanes y franceses de mediados del siglo xx idearon la unión económica como forma de impedir que volviera a haber más guerras entre esas dos naciones. Sin embargo, ¿por qué esa unión no se ha desarrollado hacia Rusia, por ejemplo, con quien Alemania ha estado en guerra al menos desde el siglo xviii y sí hacia España, con quien Francia no ha tenido ningún enfrentamiento armado en los últimos doscientos años? En realidad, Alemania, Francia, España, Portugal, Polonia o Hungría pueden permitirse el lujo de intentar poner en común sus sistemas monetarios, legales, fiscales y políticos porque desde hace más de mil años vienen haciéndolo con regularidad compartiendo un mismo ámbito cultural. El verdadero problema lo plantean estos dos últimos siglos de la historia europea, durante los cuales el desarrollo del nacionalismo y la consolidación de los estados modernos han magnificado los singularismos regionales. Este proceso, que se agudizó en el siglo xx y condujo a las dos guerras mundiales y a la destrucción de Europa, sigue teniendo hoy vigencia, pese a todo, precisamente porque desde su origen se organizó en torno a elementos culturales transmitidos por la educación pública a través de las lenguas estatales. Pero, incluso en estos siglos de nacionalismo excluyente, la unidad cultural europea ha seguido imponiéndose en el ámbito de las artes y las ciencias. Es asombroso ver, por ejemplo, en plena Primera Guerra Mundial cómo, mientras alemanes, franceses, rusos y austriacos se masacraban de forma inhumana en las trincheras, las innovaciones tecnológicas, las novedades literarias, los ismos artísticos e incluso las modas decorativas se difundían todavía de forma uniforme, general e inmediata por toda Europa desde Lisboa y Nápoles hasta San Petersburgo y Bucarest.
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una perspectiva de futuro En estas primeras décadas del siglo xxi, tras el suicidio colectivo que significó el siglo xx, Europa ya no tiene lugar entre los grandes imperios que se disputan el futuro. Podemos aspirar a ser, en el mejor de los casos, ridículos escuderos de los grandes señores de la guerra, como en Iraq, pero también podemos convertirnos, si las cosas vienen mal dadas, en muñecos de pim—pam—pum, como en la antigua Yugoslavia. Tampoco hay, en estos momentos, ni un solo ámbito cultural, ni siquiera el tecnológico, en el que algún país europeo mantenga una relevancia significativa ni hay posibilidades de que ninguno de ellos pueda desarrollarse en el futuro inmediato por sí solo de tal manera que pudiera llegar a alcanzar una posición internacional influyente. Por todo ello, a Europa solo le queda una posibilidad de futuro en el mundo en el que vivimos: un nuevo renacimiento. Tal ha sido el método de reconstrucción colectiva de la identidad del que los europeos nos hemos servido repetidas veces a lo largo de nuestra historia: una profunda reflexión sobre nuestros orígenes que nos permita encontrar un nuevo camino hacia adelante. Así sucedió en los siglos más oscuros de la Edad Media, en torno a Carlomagno, de nuevo, en el siglo xii, en el ámbito de las universidades, y por fin, en el Renacimiento cultural de los siglos xv y xvi. Hoy es imprescindible, pues, y urgente, el desarrollo de un proyecto cultural europeo que, como ha sucedido siempre en la historia de Europa, se proyecte sin limitaciones políticas, lingüísticas o económicas. Hay que crear los cauces necesarios para que la cultura fluya libre y conjuntamente por todo el continente y para ello es imprescindible que el Parlamento Europeo y la Comisión asuman competencias en cuestiones culturales básicas como los programas de educación, el desarrollo del sistema universitario, la promoción de las artes, la expansión de una lengua de cultura común, la movilidad de alumnos y profesores y, sobre todo, los currículos de la enseñanza.
Los europeos tenemos derecho a contar con una historia común más allá de los relatos nacionalistas particulares. Tenemos derecho a sentirnos respaldados por un pasado compartido, en el que nuestros antepasados alcanzaron logros admirables en todos los campos de las artes, de la técnica, de la filosofía, de la medicina, de la investigación. Alguien debe reconstruir para todos los europeos ese relato cultural, olvidado desde hace dos siglos, en el que, por ejemplo, más allá de que Copérnico fuera polaco, Tycho Brahe danés, Kepler alemán y Galileo italiano, la ciencia europea, los científicos de todas las regiones de Europa, que se leían entre sí, que se consideraban maestros y discípulos unos de otros, que compartían idéntico compromiso intelectual, mantuvieron una lucha desigual contra los prejuicios religiosos y padecieron y vencieron juntos, abriendo las puertas a un mundo mejor para todos. Es cierto que la Europa del siglo xx ha sido la Europa de las dos guerras mundiales, de los campos de exterminio, del colonialismo salvaje y de la destrucción del medio ambiente, y en el resto del mundo sin duda hoy respiran más tranquilos sin nosotros, pero Europa es también la cultura de las vacunas y los antibióticos, la cultura de la tetralogía de El Anillo del Nibelungo, los frescos de la capilla Sixtina y la torre Eiffel, la cultura del Quijote, de Guerra y Paz y del rey Lear, la cultura del telescopio y el ferrocarril, de la Tregua de Dios y de la Cruz Roja. No debemos ni tenemos derecho a aceptar que nuestro tiempo en la Historia haya pasado. •
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¿EUROPA HA MUERTO? Ana Abadía Ramón
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uropa ha muerto» y «los intentos de reanimación serían inútiles», son dos frases que pueden leerse en la obra de Carl Sternheim titulada Europa, publicada en pleno derrumbamiento del orgullo europeo, en 1919. La Gran Guerra y sus posteriores secuelas hacen entrar a Europa en la uci con múltiples heridas, ciega de sí misma y sin expectativas de recuperación por parte del cuerpo médico. Además, Europa reniega de sí misma. Se ve sola en una sala gris y con una sola luz que alumbra un cuerpo magullado, lleno de hemorragias que no dejan de sangrar. Europa se pregunta dónde estarán ellos, por qué no la acompañan y la cogen de la mano diciéndole que todo irá bien. Ellos siempre estuvieron con ella. Sin embargo, parece que no la encuentra nadie, todos deben de estar esparcidos en diferentes parajes pensando en el momento en que acabará todo. Pasado casi un siglo, la pregunta podría ser la misma. No se confundan ni piensen quiénes son esos terribles desalmados que dejan a una pobre moribunda yacer sola. No miren a otro lado porque no los encontrarán, ellos somos todos nosotros. Nosotros que conformamos un trozo de una comunidad que se vertebra en un pasado común basado en la unidad de la cultura. Esa cultura compartida a la que Goethe alude como una especie de globalidad ligada a una armonía «ético—estética» de los pueblos que se encuentra dentro del contexto europeo. Goethe fue el que acuñó en 1827 el concepto de «literatura universal», concepto de una literatura europea alimentada de un sustrato igual: la antigüedad grecolatina y el peso de la Iglesia en la historia. Esa literatura universal o esa cultura compartida por igual en todas las naciones parece que se viene abajo. Ya no es solo un problema de falta de cohe-
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sión entre los diferentes miembros de la comunidad europea al que nos vemos sometidos, es una ceguera crónica de la mayoría de la ciudadanía por considerar que la cultura no pesa lo suficiente en la balanza de las prioridades. La educación pública cada día menos verde y con un futuro más negro, el Ministerio de Cultura desaparece pasando a ser una de las sobras del llamado Ministerio de Educación, Deportes y Cultura, datos estadísticos nublan los periódicos e informativos y un poco más nuestra vista… Si ya estamos mal en nuestro país, si ya no contamos con una cohesión revitalizadora de la cultura aquí, imagínense para lograr una a mayor escala, entre 27 países que conforman la Unión Europa. ¿Es posible que entre este caos, este «Europa ha muerto» se puede llegar a la unidad original, a la unidad cultural? No sé qué nos deparará el futuro a todos los que amamos la cultura, a los que estudiamos Filosofía y Letras porque creemos fervientemente que el arte puede cambiar el mundo, que disponemos en nuestro bando de autores que alumbraron décadas de miseria y que seguimos contando con vivos capaces de batirse el cobre por nuestro presente y nuestro futuro. No sé qué nos deparará, la verdad. Solo puedo venirme arriba, gritar que sí se puede vencer al futuro y que lo podemos lograr cuando nos topamos de bruces, por ejemplo, con iniciativas ciudadanas como la del profesor Enrique Galé Casajús y su web www.literaturaeuropea.es. Esta página es un pequeño tesoro que nos da una luz esperanzadora, que abre la puerta de esa habitación gris y coge la mano a Europa y le dice que se tranquilice, que aún hay tiempo. Porque que haya páginas como esta demuestra que el poder del cambio le corresponde a cualquier ciudadano bue-
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http://www.literaturaeuropea.es
no, dispuesto a realizar una labor ingente a favor de toda una comunidad y totalmente altruista. El cambio al que se debe dar paso no está simplemente en las altas esferas, sino en cada uno de nosotros. Les recomiendo que una tarde desconecten, apaguen las radios y las televisiones, que pongan a Schubert o a Vivaldi, como ustedes prefieran, y que enciendan el ordenador y se metan en esta página. Recorran los diferentes apartados que la componen. En total son trece muy bien clasificados. Y desde allí, visiten las principales regiones europeas, sean viajeros y no tengan miedo. Métanse en una máquina del tiempo sin moverse de su silla de escritorio y recorran los diferentes siglos y sus movimientos literarios principales. Denle la mano a autores como Bocaccio, Dante, Petrarca, Cervantes, Joyce o Jane Austen. Lean curiosidades y nútranse del trabajo
personal de alguien como Enrique Galé Casajús. Les aseguro que cuando la pieza se acabe y apaguen el ordenador se darán cuenta de lo que fuimos y de lo que podemos hacer entre todos. Europa necesita la mano de todos para configurar esa unidad común dejada a un lado. Europa está en esa camilla esperándonos. Europa no va a morir aún. Gracias, Enrique, por tus goteros. Nos vemos en la sala que ya no será gris. •
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pensamiento y reflexión A medio camino entre lo que quisimos ser y no fuimos y aquello que esperamos del futuro, se encuentran siempre las circunstancias inalienables del rabioso presente, ese espejo fiel de lo que somos en realidad. Se ha repetido una y mil veces aquello de que quien no conozca su historia posiblemente esté condenado a repetirla, pero tal vez habría que añadir a esa sentencia que quien no reconoce con propiedad las circunstancias en las que se desenvuelve su presente queda inerme ante los acontecimientos y avatares del futuro... Los entresijos de nuestra historia colectiva inmediata están repletos de enseñanzas y de reflexiones para quienes los quieran mirar con el objeto de aprender de ellos y para quienes quieran arrimar el hombro en la dirección de la evolución y del progreso. No será una tarea fácil pues habrá que eliminar, de una vez por todas, los contenidos interesados de esa moral del doble lenguaje que ha corrompido hasta el extremo los entresijos de nuestra política, agigantando el abismo que separa a la ciudadanía de sus representantes políticos, como nos aclara Cándido Marquesán Millán. También habrá que pasar las páginas de la decepción colectiva y rearmarse de ilusiones como nos sugiere Carlos López Cortiñas y eso solo lo podremos lograr con plenitud si se une al compromiso personal la información real del mundo que nos rodea que con tanta minuciosidad nos describe Fernando González Olloquiegui. Y, desde luego, también tendremos que tener muy en cuenta las palabras de Sergio Pons Garcés cuando nos avisa de que nuestro particular punto de vista de las cosas solo es un elemento más de un contexto mucho más amplio en el que éstas adquieren su verdadero valor…
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ALGUNAS FIGURAS SUBJETIVAS DE LA CRISIS:
El ENDEUDADO, EL MEDIATIZADO, EL SEGURITIZADO Y EL REPRESENTADO Cándido Marquesán Millán
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n libro que acaba de caer en mis manos y que he leído con gran interés ha sido Declaración de Michael Hardt y Antonio Negri. Ya conocidos ambos por haber escrito a cuatro manos y publicado tres libros que han revolucionado los estudios sociológicos: Imperio. Multitud: guerra y democracia en la era del imperio. Y Commonwealth: el proyecto de una revolución de lo común. Retornando a Declaración, los autores indican que no es un manifiesto, ya que estos ofrecen un atisbo de un mundo por venir y engendran un sujeto que, aunque sea solo un espectro, tiene que materializarse para convertirse en el agente de cambio. Los manifiestos funcionan como los antiguos profetas, que mediante su poder visionario creaban su propio pueblo. Los movimientos sociales de hoy han invertido ese orden, haciendo que los manifiestos y los profetas se vuelvan obsoletos. Los agentes de cambio ya han salido a las calles y han ocupado las plazas, amenazando y derrocando a gobiernos, y mostrando visiones de un nuevo mundo. Lo más importante es que las multitudes con sus prácticas y sus deseos, han declarado un nuevo conjunto de verdades y principios. El problema fundamental es cómo la multitud se convertirá en sujeto político. En el capítulo I nos muestran que el triunfo incuestionable del neoliberalismo y su crisis han fabricado nuevas figuras de subjetividad: el endeudado, el mediatizado, el seguritizado y el representado.
Sobre estas figuras deben actuar los movimientos de resistencia y rebelión, ya que estos, según los autores, tienen la capacidad no solo de rechazar estas subjetividades, sino también darles la vuelta y crear figuras nuevas capaces de expresar su independencia y sus potencialidades de acción política. Voy a referirme con más detalles a cada una de estas figuras de subjetividad. En cuanto al endeudado: estar en deuda se está convirtiendo hoy en la condición general para la vida social. No podemos vivir sin contraer deudas: crédito para estudiar, para el coche, para las vacaciones, hipoteca para el piso… Los préstamos se convierten en los instrumentos para satisfacer nuestras necesidades sociales. Sobrevivimos endeudándonos y vivimos bajo el peso de pagar nuestras deudas. La deuda nos controla, disciplina nuestro consumo, nos impone la austeridad y llega incluso a dictar nuestros ritmos de trabajo y nuestras elecciones. Si tenemos una hipoteca debemos procurar no perder el puesto de trabajo y aceptarlo en cualquier condición. La deuda nos hace responsables y culpables por haberla contraído. Y además se produce una sorprendente paradoja, que aunque estemos endeudados, el sistema capitalista nos anima a consumir sin parar —la máquina tiene que seguir funcionando—, por ello no tiene inconveniente en hacernos nuevos préstamos, con lo que estamos cada vez más encadenados a la deuda. En definitiva, la deuda es una fuente de sumisión para
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andrés tena
una gran mayoría de la población. Hoy la creciente generalización de la deuda marca una vuelta a las relaciones de servidumbre que recuerdan otros tiempos. Ni que decir tiene que es otra dinámica que tiene el capital para explotar y dominar a la gran mayoría de la población, incluso a los mismos Estados. La cuestión de la deuda pública, buena parte de origen privado, que está provocando tantos recortes sociales, además de aumentos de impuestos con los consiguientes sufrimientos a la gran mayoría, merecería un capítulo aparte. En la figura del endeudado, aquí comentada, solo me he fijado en la deuda que asumimos y pagamos a nivel individual. El control sobre las redes de información y comunicación ha producido al sujeto mediatizado, que
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tiene muy a su pesar la atención constantemente absorbida. En otras épocas, teníamos la impresión de que los medios de comunicación nos ocultaban información de la acción política. También es cierto que hoy los gobiernos represivos limitan el acceso a páginas Web, cierran blogs y perfiles de Facebok, y persiguen a periodistas. Sin embargo, los sujetos mediatizados sufrimos el problema contrario, estamos saturados por un exceso de información, comunicación y expresión. Deleuze explica, «El problema no radica en hacer que las personas se expresen, sino en procurarles espacios de soledad y de silencio a partir de los cuales tendrán finalmente algo que decir». Las fuerzas represivas no impiden que nos expresemos, por el contrario, nos fuerzan a hacerlo. Tenemos derecho a no tener
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nada que decir, puesto que esa es la condición para que formemos algo raro o enrarecido que merezca un poco ser dicho. Es posible que en nuestra comunicación y expresión voluntarias, en nuestras entradas al blog y navegación en la Web, y en las redes sociales estemos colaborando con las fuerzas represivas en lugar de oponernos a ellas. En lugar de tanta información y tanta comunicación, lo que necesitamos a menudo es el silencio necesario para pensar. No es una contradicción. El objetivo no es el silencio, sino tener algo que merezca la pena decir. No es la cantidad de información, comunicación y expresión, sino la calidad. También los trabajadores estamos mediatizados por los nuevos instrumentos de comunicación, nunca descansamos, ya que con nuestro móvil u ordenador no dejamos de trabajar para nuestra empresa, vayamos donde vayamos y a todas las horas. De aquí que la división entre trabajo y vida es cada vez más borrosa. El régimen de seguridad (Foucault) y el estado de excepción generalizado han construido una figura presa del miedo y ansiosa de protección, el seguritizado (vocablo que no existe en castellano, aunque es muy claro su significado). Nos da miedo pensar en toda la información que es constantemente producida acerca de uno mismo. Sabemos, desde luego, que en determinados lugares y situaciones la vigilancia aumenta. Si pasamos por los controles de seguridad de un aeropuerto, nuestros cuerpos y nuestras maletas serán escaneados. Si nos quedamos sin trabajo y nos sumamos al régimen del workfare, inspectores controlarán nuestros esfuerzos, nuestras intenciones y nuestro progreso. El hospital, la oficina pública, la escuela, hacienda: todos tienen sus propios regímenes de inspección y sus sistemas de almacenamiento de datos. En la calle nos graban cámaras de seguridad, nuestras compras con tarjeta de crédito y nuestras búsquedas en Internet y llamadas telefónicas son controladas. Las tecnologías de seguridad han progresado extraordinariamente para espiarnos cada vez más. El miedo es el motivo por el que aceptamos no solo nuestro doble papel, observador y observado, en el régimen de vigilancia, sino también el hecho de que tantas otras personas lleguen a estar privadas de su libertad. Vivimos con el miedo de una combinación de castigos y amenazas externas. El miedo a los poderes dominantes y a su policía es un factor determinante, pero más importante y eficaz es el miedo a los otros y a las amenazas desconocidas, un miedo social generalizado. (…) Y en muchos casos
uno de los mayores miedos es el de estar sin trabajo y por lo tanto no ser capaz de sobrevivir. Uno tiene que ser un buen trabajador, fiel a su empleador y no hacer huelga, o de lo contrario se encontrará sin trabajo e incapaz de pagar sus deudas. En ciertos aspectos quienes están encarcelados tiene menos que temer, además de estar menos vigilados que los que andamos por la calle. Y la corrupción de la democracia ha forjado una figura extraña y despolitizada, el representado. Nos dicen que estamos inmersos en una larga trayectoria histórica que nos lleva de la tiranía a la democracia a través de la puesta en marcha del sufragio universal. Nos dicen que el mercado capitalista global siempre extiende el modelo de la representación parlamentaria, como instrumento de inclusión política de las poblaciones. Y, sin embargo, muchos de los movimientos sociales se niegan a ser representados y dirigen sus críticas fortísimas contra el gobierno representativo. ¿Cómo podemos despreciar tal regalo que nos lo ha traído la modernidad? ¿Queremos volver a la tiranía? En absoluto. Para comprender sus críticas hay que reconocer que, en realidad, la actual representación no es un vehículo de la democracia, sino un obstáculo para su realización. En primer lugar, los costos financieros impiden formar asociaciones políticas que puedan presentarse en campañas electorales. ¿Qué verdades pueden ser construidas políticamente si uno no controla los poderosos medios de comunicación? Los lobbies y los grandes grupos empresariales—financieros son los que llevan a determinados personajes a los gobiernos. Los poderosos medios de información solo dan cabida a las opciones políticas dominantes y bloquean las opciones independientes y críticas, imposibilitando cualquier forma emergente de participación política. Es cierto que votamos de una forma periódica. Pero todo ciudadano preocupado por la polis es plenamente consciente de que no se puede validar una democracia que sea simplemente un apego, aburrido a instituciones fósiles con las que se cumplen rituales cada tres, cada cuatro o cada cinco años, para elegir a los que vendrán a decidir de mala manera sobre nuestros destinos, y que por supuesto, no nos representan. Al respecto me remito a una anécdota del filósofo Zizek en una conferencia impartida en Bolivia, bajo el título La situación es catastrófica pero no es seria. «Si me permiten, quiero también contarles un viejo chiste
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—quizás alguno de ustedes ya lo conoce—, pero es un chiste que refleja y resume perfectamente cómo funciona la ideología, cómo opera en el Occidente desarrollado. Es una historia sobre Niels Böhr, uno de los mayores exponentes de la física cuántica. Él tenía una casa en el campo, a la que un amigo fue de visita. El amigo vio que en la entrada de la casa estaba colocada una herradura (no se cómo funciona acá pero en Europa éste es un tipo de objeto que, según las supersticiones, previene el ingreso de espíritus malignos a la casa). El amigo dijo: «Si
tú eres un científico, sabes que esto no es cierto». Böhr contesta: «Por supuesto, no soy un idiota. Sé perfectamente que esto no es importante. El amigo le pregunta: «Entonces, ¿por qué tienes la herradura ahí?». Y Böhr responde: «Porque la herradura funciona incluso si no crees en ella»». El mensaje de todo esto es bastante triste, tiene relación con la democracia: nadie cree en ella y sin embargo todos participamos en ella como si creyéramos. •
el espíritu de la constitución está agotado Carlos López Cortiñas
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n este contexto socioeconómico, y con organismos internacionales como la propia OIT [Organización Internacional del Trabajo] contradiciendo las previsiones económicas del Gobierno y afirmando que en este año 2014 volverá a ser un año de destrucción de empleo, la sociedad española da muestras de cansancio y necesitamos un rearme ilusionante que afecte desde la política a las propias instituciones; y que, además, sea capaz de fijar los objetivos del futuro y generar una nueva cultura a la hora de gestionar la cosa pública y de profundizar en la democracia. Algunas decisiones judiciales desconciertan socialmente. Las luchas personalistas en el seno de las estructuras judiciales nos dejan perplejos y no podemos entender cómo jueces son separados de la judicatura, o bien sentados en el banquillo
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ante otros jueces, mientras el hecho delictivo sigue impune. La Monarquía cada vez es menos valorada por los españoles; los partidos y sindicatos, que tienen (que tenemos) que buscar una renovación permanente. En este sentido iniciativas como las de organizar «primarias» suponen un respaldo importante para aumentar la credibilidad y la legitimidad de los candidatos. Temas como la «limitación de mandatos» y la publicación del «estado de cuentas» de las organizaciones ayudarían en la línea de la renovación y de la transparencia. La propia configuración del Estado aún está por definir, y me temo que con la actitud del Gobierno, opuesto a la negociación y con una exclusiva estrategia del «no» y de la «imposición», aumentarán los problemas del Gobierno con los gobiernos autonómicos. La influencia de la Iglesia en las decisiones
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gubernamentales sigue existiendo en nuestro país, y para que la democracia sea de calidad el Gobierno tiene que ser independiente de la Iglesia; en este sentido estamos más cerca del Norte de África que del Sur de Europa. Los temas de corrupción que afectan tanto a los partidos, sindicatos o a la propia Administración responden a una cultura que debemos erradicar entre todos; separando inmediatamente de las organizaciones a los responsables y esperar a las decisiones judiciales para extender las exigencias de responsabilidades. En este sentido, y a la hora de exigir responsabilidades, las organizaciones no deben basarse en los juicios paralelos que ciertos medios de comunicación realizan, más interesados en que desaparezcan algunas organizaciones de la sociedad y mermar la participación y defensa de la ciudadanía que en buscar la verdad. Al amparo de los movimientos ciudadanos que surgieron como rechazo a las medidas que el Gobierno ha ido tomando por exigencia de Europa, surgen una serie de movimientos políticos con aspiración a presentarse a las elecciones políticas. Nada que decir desde el punto de vista democrático, pero unas dudas me surgen: ¿se contrarrestarán unos a otros?, ¿dividirán el voto de la izquierda?, ¿los partidos clásicos, analizarán las causas de por qué han surgido estos movimientos políticos?, ¿somos conscientes que para rechazar la política económica del Gobierno debemos «sumar» respetando a cada organización su propia idiosincrasia y su propia identidad? Con todos estos problemas, parece que hay motivos suficientes para dar un nuevo impulso político y social, y para ello es imprescindible la modificación de la Constitución, y de esta forma ir resolviendo los problemas del siglo xxi. El espíritu de la Constitución de 1978 está agotado. •
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CRISIS y alternativas Fernando González Olloquiegui
las políticas neoliberales, origen de la crisis financiera y económica La banca internacional comercializó productos hipotecarios y derivados, calificados como gran inversión por las Agencias creadas por la propia banca, que fueron una estafa. Muchos bancos, al borde de la quiebra, redujeron el crédito, a empresas y consumidores, generando la caída de la economía y el paro. Los gobiernos, con dinero público, los salvaron, para que siguieran dando créditos, pero no lo han hecho. Con menor actividad económica y más paro, bajaron los ingresos de los gobiernos y se disparó su déficit y deuda. Grandes bancos e inversores, «los mercados», financiaron, con duras condiciones, a los gobiernos. Este relato, que atribuye la crisis financiera y económica a la codicia de los mercados, ha sido muy difundido pero es incompleto, al omitir que la causa de fondo, de lo acontecido, fueron las políticas económicas neoliberales. En los 50, los trabajadores avanzaron en derechos, rentas y protección, fruto de la lucha sindical y política y fueron aceptados por los poderes económico—políticos para garantizar la paz social, su poder y neutralizar la creciente influencia de la urss. Las mejoras salariales aceleraron la demanda, el empleo y el crecimiento económico que llegó a la sobreproducción en los 60. Las multinacionales decidieron que ya no era rentable invertir los ingentes beneficios en la economía productiva. Los bancos, depositarios de esos beneficios y de los de los obtenidos por los países petrolíferos con la subida de precios de los 70, priorizaron el negocio del crédito
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y las operaciones financieras y especulativas. Su incesante crecimiento se debió a su rentabilidad, muy superior a las productivas y generadoras de empleo, a la rapidez y poco coste permitido por el desarrollo de las tic, y a la complicidad de los gobiernos que desregularon los movimientos de capital y permitieron los paraísos fiscales. Años más tarde, el euro abarató las operaciones comerciales e incrementó los beneficios de las multinacionales produciendo enormes excedentes dinerarios que fueron destinados a nuevas y mayores operaciones especulativas. Pero, volvamos a los 70. Las multinacionales no admitían que las rentas salariales ampliasen su % respecto a las totales y prepararon respuestas contundentes. Empezaron con los países del Tercer Mundo. Con la complicidad de gobiernos o promoviendo la involución política, incluso violenta, las recetas del fmi les permitió controlar sus economías y materias primas y generar una deuda externa asfixiante. Luego siguieron en países desarrollados. Las políticas económicas neoliberales, iniciadas en los 80 por Reagan y Thatcher, y aplicadas por gobiernos de diverso signo, se centraron en combatir la inflación, como verdad revelada, con intereses altos, que favorecían a quienes poseían el dinero, y recortes salariales y de derechos laborales y sociales. Con menor demanda y el pretexto del cambio de modelo productivo, por la aparición de las tic, abarataron y recortaron el empleo. Con menor capacidad adquisitiva, cayó el ahorro de la población y los gobiernos fomentaron su acceso al crédito, hipotecario y de consumo, sin requerir, apenas, garantías.
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luis palacios
En los 90, desaparecido el equilibrio de bloques, los gobiernos y poderes económicos se vieron libres para otro impulso de las políticas neoliberales que se plasmó en el tratado de Maastricht. Una forma de construir europea poco democrática —su Consejo y Comisión no son elegidos por el parlamento— al servicio de los mercados y para reducir el estado de bienestar. Maastricht fijó las condiciones para pertenecer a la eurozona: controlar el déficit y deuda pública, la inflación, el interés a largo plazo. Lo social —salario mínimo, cobertura de desempleo, % del pib para pensiones, educación, sanidad, discapacidad…—, la fiscalidad común y la política redistributiva quedaron relegados sine die. Y al bce se le encargó la estabilidad monetaria y el control de la inflación pero no
la supervisión bancaria, el incentivo de la economía productiva, como otros bancos centrales, ni la penalización de la especulativa y el uso de los paraísos fiscales. Las políticas neoliberales se retroalimentan con una ideología que desprestigia lo público, como ineficaz y caro, y lo deteriora para privatizarlo, que califica de privilegio el trabajo y los derechos laborales para recortarlos, que demoniza y criminaliza el sindicalismo o enfrenta y divide a los trabajadores —públicos y privados, autóctonos y emigrantes, activos y parados, fijos y precarios…— para debilitar la respuesta social. Fomenta el individualismo y el consumismo exacerbado o la extrema austeridad, según convenga.
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la debilidad de españa ante la crisis financiera y económica En España, la crisis ha sido mayor al superponerse las políticas neoliberales con las derivadas de la Transición y de la incorporación a la u.e. y al euro. La presión popular acabó con la dictadura pero no logró la ruptura con el pasado. La Transición fue el triunfo de los conservadores y de los intereses de la banca y del gran empresariado que, protegidos o participantes del poder político franquista, controlaban los aparatos del estado y la economía. Hoy, la banca continúa su poder sobre la economía real y las instituciones, la patronal mantiene su inalterable discurso de mejorar la competitividad con bajadas de salarios, despido libre y gratuito y empleo precario y las clases altas, alérgicas a los impuestos, impiden la reforma fiscal que acabe con la fiscalidad actual, regresiva, insuficiente, injusta e ineficiente. El modelo productivo franquista, arcaico y poco competitivo, no ha variado, en lo sustancial, en la democracia. Hasta entrar en el euro, la política económica contra el déficit exterior y de mejora de la competitividad se basó en las devaluaciones pero, hoy, solo es posible reduciendo costes productivos. En vez de fomentar el i+d+i que impulse un modelo productivo cualificado y competitivo, los gobiernos, en especial los conservadores, se han plegado a la opción de la patronal, reducir la fiscalidad y bajar salarios. En los 80, los gobiernos, por convicción o exigencias para entrar en la u.e., aplicaron políticas neoliberales. Las reconversiones de los sectores naval, siderúrgico, minero, agrícola—ganadero y pesquero, exigidas por Francia y Alemania para proteger sus intereses, la reforma laboral y las privatizaciones de la banca y empresas públicas provocaron recortes salariales y de derechos laborales, paro, y el paso de empresas a manos extranjeras. Una economía asentada en un modelo productivo de escasa cualificación —turismo y construcción— pero muy propicio para el desarrollo del crédito hipotecario y de consumo por el que apostaban los inversores internacionales. Desde mitad de los 90, los gobiernos intensificaron estas políticas con una reforma fiscal regresiva y una ley del suelo causante, en gran medida, de la «burbuja inmobiliaria». Su «milagro económico», creación de empleo y cuentas públicas equilibradas,
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no fue fruto de su destreza sino de la reducción del gasto social y los ingresos derivados de las privatizaciones de las empresas públicas más rentables y del «ladrillo». Este aportó muchos impuestos y empleo y, con él, mayor consumo y más ingresos, pero intensificó el modelo productivo obsoleto y una espiral de especulación y corrupción. El franquismo dejó índices de infraestructuras, investigación y protección social muy alejados de los europeos. Con los gobiernos de los 80 crecieron los presupuestos sociales, en valor absoluto y en % del pib, lográndose grandes avances pero insuficientes para acercarnos a niveles europeos. Desde mediados los 90, los gobiernos recortaron el gasto social y aumentó la distancia con Europa. Todos los gobiernos priorizaron infraestructuras a gasto social, aparentar ser modernos antes que sanos en lo social. En lugar de impulsar un estado de Bienestar sólido optaron por la «barra libre» de las infraestructuras —circuitos, puertos deportivos, aeropuertos, autopistas, aves…—, que respondieron, más que a necesidades, a egos políticos, intereses de constructoras, financiaciones opacas y corrupciones. Los grandes fondos llegados de la u.e., no siempre bien usados, generaron las deudas enormes que hoy lastran a todas las administraciones. las respuestas oficiales y las alternativas necesarias Estallada la crisis financiera, los gobernantes mundiales, confusos, proclamaron la necesidad de «reinventar el capitalismo» y el G—20 anunció medidas para evitar que, en el futuro, los bancos en dificultades llevasen al caos a economías enteras. Consistieron en: evitar bancos demasiado grandes que ni los estados puedan rescatarlos; controlar el mercado de derivados de gran riesgo; erradicar los paraísos; limitar el poder de las agencias de calificación; recapitalizar los bancos débiles. Hoy, todo sigue igual. Los bancos son más grandes al absorber a otras entidades, su especulación ha crecido al extender los derivados de hipotecas a otros productos —petróleo, cereales, zumos...—, no han cambiado las legislaciones de los paraísos, los bancos centrales siguen exigiendo las calificaciones de las Agencias para las operaciones financieras internacionales y rescataron los bancos con capital público, que no se recuperara, y sin que los directivos pagasen sus errores y riesgos.
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Los grandes bancos e inversores, tras la confusión inicial, impusieron, a los gobiernos, a través del fmi, bce y u.e., liderados por Alemania, políticas de ajuste que les asegurasen el cobro de sus inversiones. En unos casos, como contrapartida por ser rescatados y, en otros, como España, para no serlo. La democracia fue secuestrada y los gobiernos lo consintieron. Con la excusa de cumplir el déficit y la deuda, fijadas en Maastricht, aplicaron el austericidio —reformas, recortes y garantías de pago de la deuda——, aún en contra de sus programas o ideologías. Mientras, los mercados, tolerados por el fmi, bce y u.e., atacaban las primas de riesgo, de las economías más débiles, como chantaje para que sus gobiernos aplicasen lo exigido. En España, los gobiernos, de ambos signos, gestionaron la crisis sin casi diferencias, en lo esencial, y según lo exigido. Acordaron una reforma constitucional, sin consultar al pueblo, que obliga a pagar los préstamos antes que cualquier gasto. Salvaron a la banca y no a los ciudadanos y pequeñas empresas. Aplicaron, recortes y reformas que, con el último gobierno, fueron extremos hasta minimizar el estado de bienestar, multiplicar el paro y el empleo precario, privatizar los servicios públicos y restringir los derechos individuales. Cediendo a los intereses de los mercados y organismos no elegidos y tolerando la corrupción, desacreditaron la política y las instituciones, generando la idea ciudadana de que todos los políticos son iguales. Con la frase «son inevitables, no hay otra salida» y el discurso «si los gastos aumentan —rescate a los bancos, más intereses y desempleo…— y los ingresos bajan — menos cotizantes y consumo— se genera un déficit que hay que financiar con más deuda. Es necesario equilibrar las cuentas públicas, controlar el déficit y no aumentar la deuda. Y, para ello, nos vemos obligados a hacer reformas y recortar gastos», lograron que parte de la ciudadanía se resignase a sus medidas.
de grandes empresas, bancos e iglesia. Se podía perseguir el fraude fiscal, la economía sumergida y la evasión de capitales. Se podía imponer nuevos impuestos a bancos y grandes fortunas, recuperar el de patrimonio, eliminado en muchas autonomías, o actualizar el de sociedades, en el que las grandes empresas cotizan al 10% y las pymes al 25%. se podía y se puede. La indignación ciudadana se ha plasmado en movilizaciones, movimientos, plataformas y mareas. Expresan la rebelión y resistencia a las medidas adoptadas pero están limitadas por su carácter sectorial. Es necesario que confluyan en una plataforma unitaria para que, junto a las luchas defensivas contra los recortes de cada sector, se impulsen luchas ofensivas por un programa político, económico y social global. El sí se puede cobra su máxima vigencia tras las victorias parciales obtenidas —desahucios, sanidad madrileña...—. Al mismo tiempo, la izquierda real, la que, siempre, se ha opuesto a las políticas neoliberales pues, antes o después, iban a asfixiar la economía productiva, socavar la democracia y debilitar el estado de bienestar, la que rechazó Maastricht, no por anti europeístas, sino por querer más Europa, con más democracia y convergencia social y no al servicio de los mercados, la que ha luchado en las instituciones y en la calle con los movimientos, mareas y plataformas contra las políticas de ajuste implementadas en la crisis deben converger en una alternativa política, en España y en otros países. Aparcando diferencias y protagonismos, con generosidad y respeto a la pluralidad, pero sabedores de que es mucho lo que les une y, sobre todo, lo que está en juego. •
¿No había otra salida? Sí. Se podía gestionar con eficiencia y racionalidad, reduciendo los gastos no sociales o innecesarios —diputaciones, militares, iglesia, infraestructuras megalómanas…—. Se podía no rescatar a la banca y ayudar a familias o empresas en casi quiebra. Se podía auditar la deuda y no pagar la que resultase ilegitima, fruto de la especulación. Se podía hacer una reforma fiscal progresiva para que paguen más los que tienen. Se podía acabar con las exenciones y bonificaciones
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el metrónomo público
acerca de la dimensión política del tiempo Sergio Pons Garcés
E
n las próximas líneas, intentaremos explicar en qué consiste lo que denominamos «dimensión política del tiempo» a partir de algunos de los planteamientos filosóficos más relevantes del pensamiento occidental. En tanto que sujetos histórico—políticos, los seres humanos estamos atravesados por el tiempo diferencialmente de modo que nuestra experiencia de la temporalidad difiere de acuerdo con las condiciones económicas y socioculturales reales de cada individuo. Debemos romper con una concepción vacía y homogénea del tiempo en virtud de una nueva concepción más acorde a la realidad vivida y a la significación política que poseen las nociones temporales.
la variabilidad de la comprensión de dicho presente en función de las condiciones reales—materiales que acontecen a cada individuo.
relatividad temporal y politización del espacio—tiempo
La inocencia de las palabras, a menudo, estorba e incomoda al entendimiento. Como es sabido, las teorías de la relatividad de Einstein supusieron una brecha entre la concepción del tiempo de la física clásica y las nuevas nociones introducidas por el científico judío—alemán. Resultaba forzoso un cambio de paradigma en el ámbito científico que permitiera la operatividad de la novedosa concepción del espacio—tiempo. Y de hecho, Einstein supuso, en cierto sentido, el inicio de un nuevo paradigma científico en el que la añeja concepción física del tiempo y del espacio (ambos vacíos y homogéneos) no eran ya operativas para la comprensión física del universo.
Otros dirán que es tiempo de crisis, algunos que es tiempo de estafa, otros asegurarán que es tiempo de oportunidades, algunos denunciarán que es tiempo de precaridad1. En cualquier caso, parece claro que el uso vulgar de la palabra «tiempo» en expresiones del tipo «tiempo de…» pone de manifiesto la peculiaridad del presente que habitamos así como
Empero no nos interesa tanto una comprensión física del tiempo sino una comprensión social. Cuando hablamos de «comprensión física del tiempo» nos referimos a cómo, desde la física teórica y aplicada, el tiempo es entendido como parámetro cuantificable, ya que podemos dividirlo en lustros, años, días, horas, segundos, microsegundos, t1, t2, t3, etc. Ahora
1 Seguimos aquí la distinción entre los términos «precariedad» y «precaridad» que establece Judith Butler en su libro Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Tal distinción radica en que los seres humanos, por definición, somos seres precarios, dependientes de otros y en ningún caso seres autónomos e independientes. En este sentido, la precariedad es algo consustancial al ser humano, esto es, propio de la condición humana. Sin embargo, la precaridad es la distribución diferencial de la precariedad que llevan a cabo los Estados. Un Estado, mediante diferentes mecanismos (de raza, de género, de clase, etc.) distribuye diferencialmente la precariedad consustancial extendiendo, en ciertos sectores de la sociedad, la precaridad, de modo que unas vidas son más precarias que otras. Cf.: BUTLER, J.: Marcos de guerra. Las vidas lloradas, Paidós, Barcelona, 2010.
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félix loureiro
bien, el tiempo posee este carácter cuantitativo en tanto que se trata de un sistema de medida culturalmente establecido. Prueba de ello es que la medición del tiempo ha variado a lo largo de la historia y en función de los diferentes pueblos primitivos. Nuestra comprensión social del tiempo, ahora ya extendida por todo el planeta como un gesto más del colonialismo conceptual eurocentrista, tiene su origen en la concepción judeo—cristiana del tiempo, que más adelante detallaremos. No nos interesa, en lo que sigue, abordar el carácter cuantitativo del tiempo sino su carácter cualitativo, socialmente administrado y culturalmente establecido. Este carácter cualitativo abre la dimensión política de la noción de «tiempo». Nadie dudará que
dos horas (tiempo cuantificado) no sean las mismas para Botín que para una familia que está esperando ser desahuciada. El tiempo, entendido en su dimensión social, no es pues homogéneo y uniforme. Existe un componente material—circunstancial que determina o, al menos, condiciona la comprensión social del tiempo. Del mismo modo ocurre con la comprensión del espacio. Es obvio que el espacio está politizado. No sólo en su administración y estructuración (pensemos, por ejemplo, en la organización del espacio de una prisión, de un colegio, de un hospital psiquiátrico, de una fábrica, etc.) sino también en su significación. El congreso de los diputados es un ejemplo de espacio de lo político. Las calles y las plazas de una
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ciudad cualquiera, cuando hay una manifestación, también se convierten en un espacio político. Este convertirse no indica sino la dimensión circunstancial y contingente de los espacios. Un lugar de paso puede adquirir una significación política determinada. Asimismo, la estructuración de ciertos espacios (de nuevo, pensemos en la distribución espacial de una celda, de un aula, etc.) favorece la heterogeneidad del espacio otorgando ciertas posiciones de poder (la situación privilegiada del vigilante, del profesor, del jefe, etc.). Quien dude, entonces, que el espacio no está politizado corrobora su propia incomprensión del espacio político que en tanto individuo, hijo, madre, padre, profesor, presa, policía, empleado, etc. ocupa en la realidad político—económica que acontece. Cuando ocupamos un lugar, habitamos un tiempo. Un tiempo que, ya sabemos, es relativo. Mas, ¿relativo al individuo, al contexto, al lugar? Relativo, diremos, a la posición política que ocupemos al habitar cierto tiempo. Esto significa que si, en determinado lugar, ocupamos cierta posición privilegiada, habitaremos y percibiremos el tiempo de un modo distinto a sí, en el mismo lugar, ocupamos una posición desfavorecida o precaria. Esto es indiscutible si pensamos en ejemplos cotidianos como los antes expuestos. En un aula, el tiempo no acontece igual ni es percibido de la misma manera por el profesor que por los alumnos, ni siquiera es semejante tal percepción entre los propios alumnos. Pero esto no significa que el tiempo sea meramente subjetivo, en el sentido kantiano de que el tiempo y el espacio son formas a priori de la sensibilidad que el sujeto introduce para la comprensión del mundo. Principalmente, porque si fuera una «forma a priori de la sensibilidad» sería una especie de estructura cognitiva que el cerebro humano poseyera innatamente para la apreciación de la realidad olvidando así todo componente sociopolítico. Como estamos viendo, el tiempo posee una dimensión social que mediatiza la percepción subjetiva del tiempo. El hecho de que distintas civilizaciones comprendieran y mediatizaran el tiempo de modo distinto deshecha cualquier hipótesis naturalista acerca de la percepción innata del tiempo.
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Existe, por tanto, una educación cultural del tiempo. Una administración temporal de las vidas humanas que no sólo sirven para la administración de los ritmos de estudio, de trabajo, de encierro, de ocio, etc. sino también para la justificación política de ciertas actitudes. Cabe preguntarse, entonces, ¿cuál es la concepción cultural dominante en nuestro ámbito económico, social y político? breve repaso filosófico: un acercamiento a la temporalidad occidental El tiempo, tal y como lo comprendemos hoy en día, como una sucesión lineal y homogénea de pasado—presente—futuro es un producto histórico. Se trata de una de las tantas herencias que poseemos del pensamiento judeo—cristiano imperante en occidente. Concretamente, esta concepción lineal del tiempo supone el comienzo de la modernidad y, por tanto, del pensamiento (científico) moderno, llegando a su máximo esplendor durante la Ilustración para extenderse, definitivamente, por el resto de diferentes culturas desde la época colonial hasta la denominada era postcolonial. Mas no siempre el tiempo fue comprendido de este modo. En la Antigua Grecia, como es sabido, no existía tal concepción del tiempo. Lejos de esta linealidad, los griegos comprendían el tiempo en su dimensión cíclica, circular y repetitiva. Para referirse a él, como recuerda Nietzsche, utilizaban dos términos: Kρόνος y Αίών (Cronos y Aión). El primero hace referencia al «tiempo humano», representado a través de ciclos (el ciclo de la vida, las estaciones, etc.). El segundo, por su parte, representaba la eternidad; el «tiempo eterno» al que estaban sometidos los ciclos. Esta concepción del tiempo, muy sintetizada aquí, difiere notablemente de la nuestra, ya que, frente a
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la sucesión judeo—cristiana de presente—pasado— futuro, los griegos concebían una serie de instantes—presentes que se sucedían irremediablemente una y otra vez de modo que la noción general del tiempo es circular, no lineal. Los pensadores medievales introducen una concepción distinta a la de los griegos basada en una comprensión teocéntrica de la realidad, esto es, en la contraposición de la vida humana (finita) frente a la divinidad (infinita). El resultado de esta concepción se traduce en la ya célebre distinción entre el Reino de Dios, eterno, y el Reino terrenal, fugaz y pasajero, tal vez despreciable y por qué no, doloroso. El desprecio de las religiones monoteístas hacia la vida terrenal no depende sino de la concepción del tiempo señalada. Frente a la eternidad prometida del reino de los cielos, la despreciable vida humana terrenal. El tiempo de la vida se alza, así, como un destierro temporal de la eternidad divina; un castigo que conlleva culpa y reclama perdón, para una posterior redención que se traduzca en un ascenso de aquello que llaman «alma» hacia la eternidad suprema. Esta concepción medieval del tiempo se acerca más a la contemporánea (sobre todo en aquellos individuos que pertenezcan a alguna comunidad religiosa monoteísta) pero todavía queda un paso decisivo. Tal paso tiene que ver con lo que, coloquialmente, podemos llamar «la flecha del tiempo». En la modernidad, el pensamiento judeo—cristiano triunfó en el contexto histórico occidental. Con la
aparición de pensadores y científicos como Descartes, Galileo, F. Bacon, Newton, Leibniz y otros muchísimos más, surge lo que se conoce como «ciencia moderna», cuya peculiaridad —respecto a lo que nos interesa— reside en las variaciones y modificaciones referidas a la concepción del tiempo. A la par que los distintos matemáticos, filósofos, astrónomos, etc. elaboran nuevas teorías acerca del tiempo y del espacio, una nueva idea sobre la temporalidad comienza a instalarse en los textos de algunos de estos autores. Tal idea no es otra que la idea de progreso, cuya máxima expresión resulta derivada del pensamiento ilustrado. A la par, decíamos, que los distintos científicos desarrollan diferentes nociones del tiempo (físico), se extiende un pensamiento acerca de la historia como un proceso progresivo. He aquí donde comienza la concepción del tiempo que ha llegado hasta nuestros días. Concebimos el tiempo como una línea continua y homogénea que transcurre desde el pasado, anterior a nosotros, hasta el presente, que habitamos, y que, proseguirá hacia delante, hacia un futuro indeterminado. Pero además esa línea tiene un único sentido: del pasado hacia el futuro, de modo que los acontecimientos
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pasados condicionan el presente y los acontecimientos del presente condicionarán el futuro. Esta flecha del tiempo es, precisamente, lo que nosotros llamamos «progreso». Tendemos a creer, acríticamente, que la historia progresa y que nosotros progresamos conforme a ella. Así, nos educamos y nos convencemos para pensar que el futuro siempre será mejor que el pasado. Todavía reafirmamos este pensamiento (culturalmente inculcado, no lo olvidemos) cuando apoyamos nuestra concepción en el progreso científico y cómo los avances tecnológicos han supuesto una mejora en nuestras vidas cotidianas. Aún más nos regocijamos cuando mandamos satélites con banderas al espacio y nos preocupamos por la vida extraterrestre más que por la terrestre. Pero, sobre todo, nos enorgullecemos de la idea de progreso cuando, sentados en un sofá quizá de cuero, nos televisan la pobreza de las antiguas colonias europeas y exclamamos: «¡qué pena! Estos pobres necesitan progresar», o peor aún: «¡Están atrasados! Viven como hace cuarenta años aquí». Hemos sido educados bajo unos parámetros temporales que nos impiden vislumbrar la historia como un proceso no lineal e interrumpido. Nos resulta difícil comprender el tiempo de un modo no—progresivo. Ahora bien, sabemos que, si atendemos a la dimensión política del tiempo, éste se muestra heterogéneo y discontinuo. Queda por plantear, por tanto, cómo y para qué concebir el tiempo desde esta perspectiva. materia, tiempo, historia; contra la idea de progreso La experiencia de la temporalidad ha sido abordada por muchos autores a lo largo del último siglo. Cómo olvidar, por ejemplo, la influencia de Bergson en la obra magna de Proust, En busca del tiempo perdido. La cuestión de la temporalidad no se reduce, como vemos, en absoluto al ámbito de la física sino que atraviesa otros saberes que reflejan, con mayor o menor finura, la preocupación ancestral de los seres humanos por el problema del tiempo. La perspectiva que defendemos en este texto está amparada, en gran parte, en el pensamiento de dos de los filósofos más relevantes y significativos del siglo xx. El primero de ellos es E. P. Thompson, en cuyos escritos demostró cómo la experiencia de la temporalidad se encuentra determinada por las condiciones económicas y socioculturales en las que
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se despliega la existencia. Asimismo, el pensador británico subrayó la siguiente paradoja: la experiencia de la temporalidad está, ella misma, sometida a la temporalidad, siendo dependiente del contexto histórico y político. El hecho de que los factores (temporales) socioeconómicos afecten y condicionen nuestra experiencia de la temporalidad no hace sino confirmar la hipótesis que estamos manteniendo a lo largo del texto, pues cada subjetividad, en función de unas determinadas condiciones materiales, percibirá el transcurso del tiempo de un modo u otro. El segundo autor al que quisiéramos referirnos es Walter Benjamin, cuyo último escrito, Tesis sobre filosofía de la historia, es una de las obras más reveladoras y enigmáticas del siglo pasado en torno a la labor del materialismo histórico. Benjamin señala que uno de los grandes errores del historicismo, frente al materialismo histórico, reside en concebir el progreso como ley histórica. Afirmar esto significa asumir que la humanidad progresa inherentemente a lo largo de la historia y que este progreso es inacabable e imparable. Presumir el progreso como ley histórica es un modo de justificar las atrocidades que en su nombre se han cometido. No es extraño, por tanto, que Benjamin asimile el progreso a un huracán devastador, que arroja oscuridad y sepulta una parte importante del devenir histórico; aquella que pertenece a los vencidos, esto es, a los silenciados por la hegemonía del discurso histórico dominante que, como es evidente, han escrito los vencedores. Citaremos por extenso el fragmento referido que, tanto por su belleza como por su carácter revelador, merece la pena releer: Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. Representa a un ángel que parece estar a punto de alejarse de algo a lo que está clavada su mirada. Sus ojos están desencajados, la boca abierta, las alas desplegadas. El ángel de la historia tiene que parecérsele. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. Lo que a nosotros se presenta como una cadena de acontecimientos, él lo ve como una catástrofe única que acumula sin cesar ruinas sobre ruinas, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer los fragmentos. Pero desde el paraíso sopla un viento huracanado que se arremolina en sus alas, tan fuerte que el
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ángel no puede plegarlas. El huracán le empuja irresistiblemente hacia el futuro, al que da la espalda, mientras el cúmulo de ruinas crece hasta el cielo. Eso que nosotros llamamos progreso es ese huracán2. Benjamin se muestra tan crítico con la idea de progreso porque, curiosamente, es la piedra de toque que sostiene, tanto en el fascismo como en la socialdemocracia de la época, la legitimidad del sistema político. Ambos regímenes comparten un especial énfasis por el progreso técnico. Incluso en los textos marxianos se puede rastrear cierta obsesión por la idea de progreso, lo cual no es de extrañar si atendemos a la raíz judía del propio Marx. La concepción del tiempo judeo—cristiana a la que hemos aludido previamente inunda todo el pensamiento utópico. Desde las utopías del Renacimiento hasta la crítica al socialismo utópico del propio Marx, toda la literatura refleja la linealidad del tiempo mesiánico. La diferencia estriba en que Marx seculariza esta noción del tiempo mesiánico de forma que lo que para las religiones monoteístas significa la llegada del Mesías, o del reino de Dios, para el materialismo dialéctico significa el fin del capitalismo y la llegada de la sociedad sin clases. En cualquiera de los dos casos, el tiempo mesiánico se aprehende como teleológico, pues reclama un fin (telos) del proceso lineal; una irrupción de lo nuevo (novum) que altere el continuum temporal de la historia humana.
Todo sistema político se halla fundamentado en un régimen temporal concreto. Romper con dicho régimen temporal, esto es, con el continuum de su temporalidad, supone quebrantar un determinado orden político. Así, relata Benjamin, ocurrió en la Revolución de julio donde «al caer la tarde del primer día de lucha sucedió que en varios sitios de París, al mismo tiempo y sin previo acuerdo, se disparó contra los relojes de las torres»3. Este acontecimiento inédito revela la importancia del orden temporal en los regímenes políticos. Cada ejercicio de poder —pues, como dijo Foucault, el poder no se posee sino que se ejerce— está intrínsecamente unido a una determinada experiencia de la temporalidad. Por ello, si nuestra intención es comprender la realidad política que habitamos, debemos plantearnos primero qué mecanismos de control temporal se ejercen sobre las distintas subjetividades. El sistema neoliberal que habitamos, como sabemos, se rige por una serie de artefactos y agentes económico—políticos no necesariamente productivos que distribuyen nuestra temporalidad en función de una maquinaria determinada (horarios laborales, escolares, timbres, campanas, etc.). Habremos de pensar qué lógicas temporales nos atraviesan para entender qué lugares ocupamos en la realidad política. •
2 BENJAMIN, W.: «Tesis sobre filosofía de la historia», en Discursos interrumpidos I, Taurus, Madrid, 1973. (Tesis IX). La traducción escogida pertenece a Reyes Mate, extraída de: REYES MATE, M.: Medianoche en la historia, Trotta, Madrid, 2006. 3 Ibídem. (Tesis XV).
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educación Hemos venido al mundo para dejarlo mejor de como lo encontramos… Las palabras de Palmira Plá recogidas por Víctor Juan resumen su larga trayectoria como maestra en la época de la República, en los desastres de la guerra y en el desarraigo del exilio…Toda una declaración de principios que explica mejor que todos los programas educativos lo que debe ser la educación. Tras la sublevación militar del año 1936 aquel noble proyecto educativo fue suplantado por esa educación en blanco y negro de la que nos habla Jesús Claver Giménez y a la que los nostálgicos de aquellos funestos días les gustaría retornar. Afortunadamente no es hoy la hora de los privilegios inconfesables sino la de estimular en las tareas educativas los procesos cognitivos, afectivos y sociales que nos conduzcan a esos fértiles lugares de la creatividad de los que nos habla Ana María Galindo López. Tal vez por eso la propuesta de Ernesto Viamonte Lucientes nos recuerda que la lectura reflexiva sigue siendo la mejor herramienta para desarrollarnos como seres humanos libres, críticos y por consiguiente más difíciles de manipular. Susana Andrés, por su parte, apunta en la misma dirección con su sugerente punto de vista sobre la conveniencia de reflexionar sobre los textos de la historia de la literatura clásica observando las sorprendentes analogías de recursos y de tópicos literarios que mantienen con la literatura de los cantautores actuales. La propuesta de José A. Julián Clemente pretende hacernos reflexionar sobre el hecho de que la igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer en el deporte solucionaría las severas deficiencias posteriores que en algunos casos se producen en el terreno de la salud y que deben ser tenidas muy en cuenta en los procesos de aprendizaje, salvando decisivamente la losa de la desidia ambiental. José Ramón Olalla por su parte nos pone los puntos sobre las íes en cuanto al aporte de las nuevas tecnologías al servicio de la educación y sobre el descrédito al que sus detractores las someten sin conocerlas adecuadamente. Estos son algunos de los múltiples puntos de vista de las personas que estamos comprometidas con la educación integral de nuestros conciudadanos, con ese mundo mejor al que aspiramos todos. Y es así porque como nos cuenta Silvia Mateo Pano lo más importante de la tarea educativa somos los profesionales que nos dedicamos a ella y no las leyes y los programas que van y que vienen al gusto de los inquilinos que momentáneamente se asientan en el poder… 60
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los ojos que tanto lloraron a paco pozán Víctor Juan Para Palmira Plá, en el centenario de su nacimiento
H
abía salido de casa con el dinero justo para tomar una limonada y montar en los coches chocantes. Aquel día de julio de 1936 hacía calor en Teruel. Estaba satisfecha del trabajo que había podido hacer durante su primer año de ejercicio como maestra, en su primera escuela. Aprendió los nombres de los niños con quienes había compartido ilusión, esfuerzo y, sobre todo, palabras. No olvidaría nunca las caras de sus primeros alumnos. Había tenido la fortuna de coincidir en la misma escuela con otros dos maestros jóvenes, alumnos como ella del Plan Profesional de Magisterio que se aprobó durante los primeros meses republicanos. Precisamente había quedado con ellos para tomar una limonada y montar en los coches chocantes. Ese era su plácido horizonte. No tenía más planes para aquella tarde de verano. Acababa de cumplir veintiún años. La vida le parecía hermosa y solía repetir que el mundo estaba bien hecho. Palmira Plá había nacido en Cretas en 1914, en la casa cuartel de la guardia civil. Su padre era el comandante de ese puesto. Su infancia estuvo marcada por una poliomielitis. Gracias a la férrea voluntad de su padre, que acudió a prestigiosos médicos y ensayó sin desmayo novedosos tratamientos, Palmira volvió a caminar, aunque la enfermedad dejó en una de sus piernas una evidente cojera. No se rindió
nunca. Superó todos los obstáculos que se levantaban ante ella y terminó sus estudios de maestra en la Escuela Normal de Magisterio de Teruel. En alguna ocasión confesó que se había hecho maestra para no tratar a los niños como sus maestras la trataron a ella cuando intentaban disuadirla de su idea de hacerse maestra. No entendían que necesitamos sueños. Ser maestra era su sueño. Aquella tarde de julio Palmira Plá pensaba montar en los coches chocantes y tomar una limonada con sus amigos, pero todo lo que había pensado durante su vida se rompería poco después. En la calle Nueva, cerca de la plaza del Óvalo, se encontró con un joven guardia civil a quien conocía porque en alguna ocasión había acudido a comer a la pensión en la que ella se alojaba. — Palmira, no vuelvas a casa —le susurró—. Te están buscando. — ¿A mí? ¿Por qué? Yo no he hecho nada. Nadie había hecho nada. No había ninguna razón para que alguien fuera a buscar a su casa a una persona que no había hecho nada, le sacaran a la fuerza, le detuvieran y, como sucedió en muchos casos, le asesinaran. Pero aquellos días se instaló la fuerza del odio. Nadie se acordaba de la razón. Pero eso Palmira Plá lo comprobó más tarde.
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sara chóliz sanz
— ¿No vas a enseñar a leer a mujeres analfabetas en la Casa del Pueblo? — Sí, dos tardes a la semana, pero esa no es razón para que nadie me busque. — Tienes que irte. Están pasando cosas terribles. Hazme caso, por favor. Ve a la estación, pregunta por Soriano, un militante de la cnt, y él te sacará de Teruel. La joven maestra no entendía nada. Era imposible entender lo que estaba pasando. El miedo ya mordía su estómago cuando cargada de dudas bajó la Escalinata y llegó a la estación. Se dirigió al hombre que vendía billetes en una ventanilla:
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— Discúlpeme, estoy buscando al señor Soriano… — Soy yo. — Vengo de parte de Alfonso Cortés, el guardia… Con un gesto le pidió que no dijera nada más. Apagó las luces, cerró la ventanilla y la acompañó al andén donde descansaba un viejo convoy de mercancías. Soriano abrió un portón, le dio a la joven una manta, le pidió que cerrara bien la puerta y le advirtió que no se asomara por el estrecho ventanuco ni hiciera ningún ruido hasta que el tren estuviera lejos de la ciudad. Antes de que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, se le escaparon unas lágrimas que ella secó inmediatamente. ¿Qué hacía
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allí? ¿Qué sería de sus amigos? ¿Qué les habría pasado a sus padres y a su hermano? No entendía nada, pero ya tenía miedo. El miedo se instala en nuestro corazón aprovechando cualquier resquicio. Y el miedo ya se extendía por su cerebro. Le costaba pensar. Le costaba respirar. Entre tantas dudas, tenía una certeza: su vida, lo que su vida hubiera sido, se había roto. Se rompió cuando se cerró la puerta de aquel vagón. Su infancia, sus sueños de ser maestra, su deseo de encontrar un compañero para compartir la vida y los proyectos… todo se había roto. El tren no se movía. Su llanto no cesaba. ¿Qué suerte correrían sus compañeros de la fete? ¿Alguien les habría advertido del peligro? Estaba haciendo el ridículo, se repetía a sí misma. Cuando todos se enteraran de que había pasado la tarde metida en un vagón de un tren de mercancías no podría explicarlo de ninguna manera. ¿Y si todo fuera una broma sin ninguna gracia de aquel guardia civil? No sabía a ciencia cierta cuánto tiempo había pasado cuando el tren comenzó a moverse lentamente y el quejido de todas las articulaciones del viejo ciempiés de hierro inundó sus pensamientos. Tampoco sabía el tiempo que trascurrió hasta que la máquina se detuvo. En el reloj de la estación comprobó que era medianoche. Habían llegado a Sagunto. Eso decía el cartel que leyó desde de la ventanilla. Abrió la puerta y se apeó del tren. En septiembre recibió la orden de presentarse en Alcañiz. Aceptó el encargo de dirigir las colonias escolares que el gobierno republicano organizó para alejar a los niños de los desastres de la guerra. Se instaló en Caspe y desde allí atendió las necesidades de las colonias de Barbastro, Benasque, Vilas del Turbón, Tamarite, Panticosa. Y fue en Caspe donde conoció al maestro oscense Francisco Ponzán Vidal (Oviedo, 1911—Toulouse, 1944), militante de la cnt que formaba parte del primer Consejo de Aragón. Doña Palmira decía que cuando ella era joven su piel respondía cuando Ponzán estaba cerca o cuando recordaba sus palabras o leía sus cartas. Se enamoraron con un amor imposible, un amor sostenido durante dos guerras, un amor exiliado y perseguido, un amor militante de militancias distintas. Querían quererse y todo los separaba. Ponzán estuvo pendiente de doña Palmira durante la guerra civil y después mientras sobrevivían en la Francia ocupada por los alemanes. Cuando Palmira Plá encontró un lugar seguro para vivir y trabajaba en un taller de confección, un joven anarquista le dijo que Ponzán estaba solo, que le habían traicionado, que
le habían encerrado en la cárcel y que la necesitaba. Una mañana, estando preso Ponzán pidió papel para redactar su testamento: «…Deseo que mis restos sean trasladados un día a tierra española y enterrados en Huesca, al lado de mi maestro, el profesor Ramón Acín, y de mi amigo Evaristo Viñuales». Palmira Plá lo dejó todo y se dirigió a Toulouse. Ella fue la última persona que abrazó a Ponzán. Ella fue la primera que le lloró cuando los nazis le asesinaron. Aún le lloraba setenta años después la tarde que le dije que quería hablar con ella de Paco Ponzán. — Doña Palmira, soy Víctor Juan, es decir, nadie, pero quería hablar con usted sobre Paco Ponzán… Los ojos se le llenaron de lágrimas y susurró lentamente: — Ah, Ponzán, Ponzán... Y ya no me dijo nada más. Dos días más tarde fui a su casa de Benicassim. Volví algunas veces, menos de las que hubiera querido, y cada viaje regresaba a mi casa con el deseo de ser mejor maestro, con el deseo de ser mejor persona. Cuando pienso en doña Palmira aún me parece escuchar su voz firme: «Hemos venido al mundo para dejarlo mejor de como lo encontramos». Esto me repetía doña Palmira sentada en su silla de ruedas, mientras me miraba con los mismos ojos que tanto lloraron a Paco Pozán. •
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llegados a este punto… Jesús Claver Giménez
U
n portavoz del partido del gobierno, en la ser, el 20 de noviembre de 2013, para justificar el hecho de que se hubiera aprobado la lomce en el Senado teniendo en cuenta sólo 10 enmiendas de las 900 presentadas por la oposición, manifestaba lo siguiente: «Somos el país que más fracaso escolar tiene… somos el país que peores resultados obtiene». Se trata de presentar una visión catastrofista de la educación que permita justificar la llegada de la ley educativa que menos respaldo político ha tenido y la más rechazada por los diferentes sectores de la comunidad educativa, porque implanta un modelo selectivo y elitista que responde bien a los intereses de las clases medioaltas y altas y que acarreará, como ha sucedido en aquellos países que han ido incorporando este modelo desde la década de los ochenta, las mismas desigualdades que se están creando en el campo socioeconómico. Sin embargo, la visión de buena parte de las personas que estamos involucrados en el mundo educativo es mucho más positiva que la aireada por el partido en el poder. Según el Libro Blanco (1969), publicado por el Ministerio de Educación con anterioridad a la aprobación de la Ley General de Educación (lge), de cada 100 nacidos en 1951, 27 ingresaron en la enseñanza media, 18 aprobaron la reválida del bachillerato elemental, 10 aprobaron la reválida del bachillerato superior y 3 terminaron estudios universitarios. En el año 2009 en el grupo de edad de 55 a 64 años: el 30 % de los españoles tenía completados los estudios de la segunda etapa de educación secundaria (formación profesional de grado medio o bachillerato), en la ue—21 este porcentaje ascendía al 63 %. En este mismo año en el grupo de edad de 25 a 34 años: el 64 %
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de los españoles tenía completados estos mismos estudios, en la ue—21 el porcentaje era del 83 %. Es decir las diferencias con la ue 21 han bajado con el paso de los años de forma muy significativa. Para valorar en su justa medida los datos anteriores hay que hacer constar que la extensión de la educación obligatoria hasta los 16 años en Europa se llevó a cabo, de forma generalizada, al término de la Segunda Guerra Mundial, en la década de los cincuenta, y que en España se logró en 1990, a través de la logse (Ley Orgánica General del Sistema Educativo); es decir, llevábamos unos cuarenta años de retraso. Por otra parte, fue también la logse la que introdujo en España las bases de la metodología constructivista, metodología que ya llevaba varios años utilizándose en los países europeos más adelantados. Las mejoras no se reducen únicamente al número de titulados en la educación secundaria superior o en la educación terciaria, sino que son más relevantes otras. En la década de los ochenta se logró que algunos alumnos que mostraban necesidades educativas especiales estuvieran atendidos en los mismos centros que estudiaban los alumnos ordinarios, aunque no estaban con ellos, sino en una clase especial. En la década de los noventa se consiguió que estos alumnos estuvieran atendidos en las mismas aulas que los alumnos ordinarios recibiendo apoyos fuera del aula. Actualmente, se está caminando hacia el concepto de inclusión, es decir que no sea el alumno el que se tenga que adaptar a los programas del centro, sino que sea el centro el que adapte sus programas para dar respuesta a las necesidades del alumnado. Este cambio a la larga
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ernesto navarro
debería suponer que todos los chicos y chicas, independientemente del grado de sus necesidades o de sus características personales, estuvieran atendidos en los centros ordinarios o en los centros de atención preferente. Otro cambio muy importante, que se ha ido implantando de forma paralela al anterior, ha sido el desarrollo y la importancia que ha ido adquiriendo el concepto de educación integral, es decir, la educación deja de ser solamente instrucción y aprendizaje de conocimientos, para pasar a ser también educación socioemocional y de valores. Como contraste, sin ánimo de ser exhaustivo
porque la extensión del artículo no me lo permite, veamos cómo estamos en comparación con la Unión Europea en otros ámbitos: la sanidad pública española es la más eficiente del continente, es decir, presentamos la mejor relación entre gasto sanitario y esperanza de vida de la población; tenemos que mejorar mucho nuestro nivel de inversión en Investigación y Desarrollo para acercarnos a la media europea; ocupamos el segundo lugar, tras Letonia, en desigualdad social; estamos a la cabeza en desempleo juvenil; en el ranking de la transparencia (lo contrario a corrupción) hemos bajado nueve pues-
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tos a nivel mundial; estamos claramente por debajo de la media europea en gasto de protección social per cápita; la economía sumergida española supone casi el 25 % del pib, varios puntos por encima de la media europea; la confianza de la población en los políticos españoles es muy baja (1,9 sobre 10 en 2012) en relación con la de otros países europeos. Lo cortés no quita lo valiente y hay que reconocer que el sistema escolar tiene que mejorar en distintos aspectos. Algunos de ellos, podrían ser los siguientes: 1) Poner los recursos humanos y técnicos necesarios en las etapas de infantil y primaria para reducir las desventajas socioculturales, disminuir el fracaso escolar temprano y hacer posible que el alumnado pueda desarrollar al máximo su potencial educativo. 2) Mejorar la formación del profesorado, tanto inicial como permanente, en actitudes relacionadas con la enseñanza en equipo, la aceptación de la inclusión y la necesidad de responder a ella
y en conocimientos relacionados con estrategias organizativas, metodológicas y de planificación que permitan atender a las necesidades educativas de todo el alumnado. 3) Implementación de estrategias que favorezcan la participación del alumnado en la gestión de la convivencia escolar. 4) Lograr la implicación de las familias en la gestión de los centros y su colaboración en el desarrollo de programas educativos. 5) Integrar la educación de los sentimientos, actitudes y valores en las rutinas y en los contextos cotidianos de los centros. Por último, señalar que la implantación de un modelo selectivo y mercantilista y la continuidad de los fuertes recortes de recursos humanos y económicos de los últimos años conducirá a la segregación y al aumento de la desigualdad educativa entre las clases sociales y, llegados a este punto, solo podremos hablar de la educación en blanco y negro porque habremos regresado al pasado. •
palabras azules Ana María Galindo López «Juegos y magia para crear texto de palabras azules. Apto para escritores principiantes, profesores, estudiantes y amigos de las letras. Escritura creativa. Con y sin TIC»
P
alabras Azules es un proyecto colaborativo cuyo objetivo es crear, recoger, ampliar, secuenciar y compartir recursos propios o adaptados, y secuencias didácticas completas de profesionales de la educación, preocupados en la mejora de la expresión escrita. El proyecto Palabras Azules lo llevamos a cabo cerca de 100 docentes que apostamos por la creatividad y la magia dentro del ámbito de la len-
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gua. Coordinamos el proyecto: Ana Galindo, Salomé Recio y Jorge Torrente. Está dirigido principalmente al profesorado (e incluso a los colectivos que se inician en la escritura) que imparte clases de lengua, animación a la lectura y/o animación a la escritura. Los recursos literarios pueden ser aplicados con y sin tic, pero en casi todas las entradas se ofrecen recursos 2.0 para ponerlos en práctica. No perdemos de vista
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educación
que uno de nuestros objetivos es intentar llegar al profesorado no—tic, más reacio a la integración de las nntt en el aula, ofreciendo utilidades alojadas en la nube de creación literaria sencillas y accesibles. En algunos casos, si el profesorado no dispone de la documentación necesaria que refleje su puesta en práctica, lo ha ejemplificado él mismo, haciendo la función de modelaje, tan importante dentro de nuestro esquema de enseñanza—aprendizaje. El proyecto Palabras Azules surge en el año 2010, como blog de recursos, para ayudar al profesorado sobre juegos y metodologías que empleaba en las clases, utilizando el juego creativo en la clase de escritura, un apartado en el que el profesorado hemos sido, según mi opinión, bastante repetitivo, y en muchos casos generaba actitudes de rechazo hacia la creación literaria. En el curso 2012/2013 se fue abriendo y complementando, llegando a ser seis autor@s los que intervenimos en la gestión de publicaciones. Y en el curso 2013/2014 abrió sus expectativas ante la gran aceptación que fue teniendo entre los docentes, avanzando un paso más y ajustando algunos planteamientos que pudieran ayudarnos a llegar a más profesorado, consolidando nuestra aportación a la tarea imprescindible del aprendizaje de la escritura creativa en las aulas. planteamientos previos: la creatividad en el aula Nosotros pensamos que demasiadas veces seguimos el modelo repetitivo que ofrecen los libros de texto, y que el profesorado se siente seguro ante modelos establecidos y que no precisan prepara-
ción previa. Afortunadamente un grupo de docentes nos hemos encontrado en este «espacio azul» para revitalizar la idea de potenciar la creatividad en las composiciones escritas, de manera que el alumnado se divierta escribiendo, y además, casi por arte de magia, mejore en el proceso de la expresión escrita. No podemos olvidar que la creatividad involucra procesos cognitivos, afectivos, neurológicos, sociales y de comunicación, entre otros, por lo que nunca debe olvidarse en la escuela la necesidad de fomentarla, ya que sin ella formaríamos autómatas o personas que no saben encontrar soluciones ante situaciones dificultosas. ¿cómo están organizados los recursos? ƌɄ ./R)Ʉ ' .$Ũ .Ʉ+*-Ʉ $./$)/*.Ʉ .+ /*.ƇɄ Ʉ( ) ra que cualquiera podrá encontrar uno de los juegos de palabras o recurso literario que se adapte a las necesidades que busca: por etapas, tipología textual, estilo literario, recurso tic empleado, autor@s que publican… ƌɄ )Ʉ Ʉ )/- Ʉ. Ʉ$) '04 )Ʉ'*.Ʉ+ .*.Ʉ+ - Ʉ.0Ʉ desarrollo, los objetivos que se pretenden alcanzar y una ejemplificación del mismo, para exponer ante nuestros alumnos/as, y motivarlos. ƌɄ )Ʉ'*.Ʉ .*.Ʉ )Ʉ,0 Ʉ' Ʉ 3+ -$ ) $ Ʉ. Ʉ# Ʉ *(+' tado con el uso de las tic, sugerimos el recurso adecuado. niveles de implicación Puesto que los componentes somos maestros y profesores, por lo general, bastante dispersos en la geografía, y que cada uno tenemos diferentes
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educaciĂłn
intereses, niveles de implicaciĂłn con otros proyectos, y diferentes compromisos desde el punto de vista profesional y personal, hemos creĂdo conveniente establecer una serie de perfiles, con distintos grados de compromiso con el Proyecto Palabras Azules. Intentamos, asĂ mismo, que no pierda bajo ningĂşn concepto, su carĂĄcter espontĂĄneo y abierto a la comunidad, y hacer posible la participaciĂłn en el mismo, animando a todo aquel docente que lo desee y que tenga algo que compartir, lo haga con facilidad. AsĂ, el profesorado adquiere diferentes grados de compromiso con el Proyecto en funciĂłn del grado de compromiso e implicaciĂłn: ĆŒÉ„ $1 'ɄųƆɄ *' *- $ĂŠ)É„+0)/0 'ɄƧ0) É„1 5É„ 'É„/-$( ./- ƨƆ ĆŒÉ„ $1 'É„Ĺ´ĆˆÉ„ *(+-*($.*É„( ).0 'É„ É„+0 '$ $ĂŠ)É„ )É„ 'É„ '*"Ɔ ĆŒÉ„ $1 'É„ĹľĆˆÉ„ *(+-*($.*É„( ).0 'É„ É„+0 '$ $ĂŠ)É„ )É„ 'É„ blog, y/o secuencia didĂĄctica. Narrar es seducir. Para nuestro equipo, trabajar en colaboraciĂłn significa crecer. No es una suma de estructuras inconexas, sino una melodiosa inter-
pretaciĂłn de instrumentos con sonidos diferentes que buscan un modelo creativo de trabajo colectivo. Cooperar es ceder una pĂĄgina en blanco, para escribir esta historia con palabras azules. ÂżdĂłnde nos pueden encontrar? ĆŒÉ„ *-- *É„ ' /-*)$ *ĆˆÉ„azulespalabras@gmail.com ĆŒÉ„ -0+*É„ )É„ **&ĆˆÉ„http://www.facebook.com/ groups/309015489241844/ ĆŒÉ„ 2$// -ĆˆÉ„@PalabrasAzules_ ĆŒÉ„ $)/ - ./ĆˆÉ„ *)/ (*.É„ *)É„ *.É„/ ' -*.ƇɄ0)*É„ $cado a los blogs de aula y espacios webs de los participantes: http://www.pinterest.com/lunaticos/ blogspalabrasazules_/ y otro en el que se recogen imĂĄgenes empleadas en la publicaciĂłn de recursos y secuencias, y que llevan enlaces a las mismas: http://www.pinterest.com/source/elmarescolorazul. blogspot.com.es/ ĆŒÉ„ 0/*- .É„4É„ 0/*- .É„+ -/$ $+ )/ .É„ 'É„ ² É„ É„#*4ĆˆÉ„ http://elmarescolorazul.blogspot.com.es/p/listado— colaboradores—primer—trimestre.html •
ACERCA DE ESA PEREGRINA IDEA QUE TIENEN LOS DOCENTES EMPEĂ‘ADOS EN QUE SUS ALUMNOS LEAN Ernesto Viamonte Lucientes
T
odos aquellos que han ejercido el poder de forma totalitaria a lo largo de la historia tienen en comĂşn una cosa: su afĂĄn por controlar las lecturas de las gentes a las que cercenan las libertades. Da igual que hablemos de dictaduras de un signo u otro: tanto los nazis como los estalinistas hicieron grandes piras letradas. Y aquellas dictaduras que no llegaron a tanto,
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no pudieron sustraerse de acudir a todo tipo de censuras. (Conseguir no hace tantos aĂąos La Regenta en este paĂs no era tarea fĂĄcil.) Por otro lado, hace muy poco leĂ una encuesta europea sobre habitantes y currĂculos. Uno de los apartados se fijaba en las inexactitudes que allĂ suelen ponerse. DecĂa el estudio, que era habitual —y
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antonio campo y maría luna
no solo en el caso español—, exagerar los estudios, elevar el nivel de inglés u ocultar la edad. Pero lo que a mí me interesó fue que en un apartado final, que suele ser frecuente en los currículos, el que se ocupa de las aficiones, en ese también se suele mentir. La falsedad más representada en este punto consiste en decir que es la lectura una de nuestras actividades predilectas cuando estamos ociosos. Con estos dos apuntes tenemos una visión un tanto curiosa de lo que los seres humanos sentimos hacia el acto de leer. Por un lado lo vemos como actividad peligrosa que hay que controlar y, por lo tanto, a los verdaderos lectores como personas a las que vigilar, cuando no eliminar. Y por otro lado sentimos que la lectura está revestida de un prestigio social que confiere a aquellos que la cultivan cierta distinción, por decirlo de alguna manera.
En realidad, aunque parezcan dos anécdotas solo unidas por el nexo común de la lectura, se refieren a algo que es la actividad cognitiva más importante que hacemos los seres humanos a lo largo de nuestro día a día. Me explico. Cuando uno se levanta por medio del despertador o de una voz amiga, conforme va desayunando, escuchando música, aseando, saliendo a la calle, encontrando gentes diversas, no se cesa de hacer lo mismo: recibir mensajes y decodificarlos, es decir, interpretarlos, y codificar nuevos mensajes y emitirlos. El mensaje del despertador se trasluce en que hay que levantarse y uno, mal que bien, se alza; la luz roja del ascensor, en que el cubículo está ocupado; el color del envoltorio de la leche, en que es la que me gusta y no la de al lado. Ese ejercicio, que no paramos de realizar a lo largo del día, y de nuestra vida, con mayor o menor complejidad, es para el que nos entrena la lectura.
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Con la lectura recibimos mensajes más o menos complicados, que hemos de procesar, decodificar y hacerlos nuestros. E incluso, tarde o temprano, reelaborarlos. De esa manera nos apoderamos de ese texto. Lo hacemos nuestro. Se trata de un ejercicio, de una gimnasia, que nos pone en forma, igual que cuando hacemos ejercicio físico. Con la lectura estamos preparados para estar en forma mental para nuestro día a día. Pero con todo lo importante que es lo que acabo de apuntar, aún lo es más si nos percatamos de que gracias a esa actividad conseguiremos estar en forma como ciudadanos plenos y críticos. Por eso todos los regímenes totalitarios desean controlar lo que leemos y que lo hagamos cuanto menos mejor:
así nos tienen desentrenados mentalmente y pueden campar a sus anchas. Y por eso también ponemos la lectura como una de nuestras aficiones: así damos la sensación de que somos gente en forma mental, capaces de responder a las exigencias requeridas por el receptor del currículo. Y sobre todo por eso los docentes nos empeñamos en que nuestros alumnos lean. Porque leer va mucho más allá del hecho físico de acercarse a un libro o una pantalla. Leer supone ser capaz de recibir un mensaje y hacerlo nuestro. Y al realizar ese proceso, analizar los pros y contras de tal mensaje: sus intenciones, intereses, emisores, etc. Estamos aprendiendo a ser ciudadanos libres, críticos y por consiguiente más difíciles de manipular. Y si has leído esto, piensa un ratito —por favor—. •
música y lírica Susana Andrés
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omo profesora de Lengua Castellana y Literatura me enfrento cada año en las aulas con varios problemas, de entre los que me gustaría destacar los siguientes. En primer lugar, la falta de tiempo para tratar la literatura con el mimo que desearía; en segundo lugar, el desconocimiento que el alumnado tiene de nuestro acervo cultural lo que dificulta su acercamiento a los textos literarios y su comprensión, y, por último, pero no por ello menos importante, su falta de motivación hacia la lectura y el hecho literario como fuente de placer. Todos estos problemas se agravan si además el texto elegido es lírico. Los alumnos suelen creer que un poema es muy difícil de entender y que no van a ser capaces de comprenderlo.
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Para paliar, de algún modo, los dos primeros problemas propongo una aproximación a la literatura, en segundo ciclo de la eso, desde un punto de vista temático, en lugar del tradicional histórico, lo que permitiría una mayor flexibilidad para poder realizar una adaptación a la realidad del aula y a los intereses, capacidades y motivaciones de nuestro alumnado. Los temas, los tópicos literarios y los recursos estilísticos son comunes a todas las épocas de la literatura y, por lo tanto, si nos asomamos a los textos desde esta perspectiva quizá podamos hallar un poquito de luz. Mientras analizan los textos, los alumnos van adquiriendo ese caudal de conocimientos que ahora no tienen y la comparación entre textos de diferentes épocas —algunos más cercanos
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a su lenguaje y realidad que otros— les permitirá ir asimilando esos contenidos que tan necesarios son para poder comprender y disfrutar de la literatura. Vayamos ahora al último de los problemas planteados: la falta de motivación hacia la lectura, especialmente de textos poéticos. Como ya hemos dicho, en ocasiones, nos encontramos con que el adolescente considera la lírica muy difícil de entender y que su temática no va con él, que es algo «pasado de moda» o cursi, mientras que sí memoriza, inconscientemente quizá, canciones que le gustan sin importarle que su letra no le resulte del todo comprensible. El objetivo ha de ser demostrarle que algunas de las canciones que le gustan o que oye en la radio no han surgido de la nada, y que su temática procede de una larga tradición cultural que se plasma tanto en la música como en la literatura —por no decir otras manifestaciones culturales como las artes plásticas, el cine, etcétera—. Por este motivo lo que voy a proponer es una recopilación de canciones que engloba varios estilos musicales y temática. Es importante remarcar que ninguna de las canciones es un poema musicado, sino que son creaciones de músicos —grupos y cantantes en español— que tratan los mismos temas, los mismos tópicos y utilizan los mismos recursos estilísticos que los poetas que estamos estudiando en el aula. Se trata de que los alumnos analicen y comparen los textos y, por último, que hagan sus aportaciones buscando entre los temas de sus cantantes favoritos, ampliando nuestra antología de textos líricos. En general, dichos textos —letra de la canción o poema— pueden aparecer confrontados para su comentario desde cualquier punto de vista: lingüístico, estilístico, temático, etc. En mi experiencia de estos años de aplicación de este enfoque, el alumnado ha respondido favorablemente a este tipo de trabajo ya que les ofrece la oportunidad de tener un papel más activo en la tarea del comentario y no ser unos meros receptores de teoría literaria. Hay que decir que suelen sorprenderse ante la evidencia de que la literatura no es algo ajeno y difícil sino que puede ser muy cercana y actual. Con todo ello, mi interés es que pierdan el miedo al texto lírico y que dejen de tener el concepto de que la literatura es algo engorroso o aburrido.
Estos materiales están disponibles en Internet en la página http://www.santiagoapostol.net/revista04/ poeta.html en formato pdf, pero a continuación expondré algunos ejemplos de textos que pueden trabajarse conjuntamente. 1. El beso: Leemos el soneto de Góngora La dulce boca que a gustar convida, en el que el poeta describe un beso y lo compara con alimentos de los dioses. Escucharemos la canción Sabor de amor de Danza Invisible en la cual también se nos compara un beso con alimentos, en esta ocasión más mundanos. 2. La belleza del cuerpo femenino: Leeremos el poema de Neruda Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos y lo compararemos con la canción de Antonio Flores Cuerpo de mujer. 3. Fría como el hielo: Para trabajar este tópico literario oiremos la canción de Jarabe de Palo Desamor y la compararemos con el fragmento de la Égloga I de Garcilaso «¡Oh más dura que el mármol a mis quejas!». 4. El desamor: Podemos ilustrar este tema tan recurrente de la poesía con el Poema 20 de Neruda y compararlo con la canción de Pedro Guerra El aire en que no estás. 5. El olvido: El motivo de las golondrinas que ya no volverán es recogido por Presuntos Implicados en su canción Nada y nadie. La confrontaremos con la Rima LIII de Bécquer. 6. El encuentro amoroso junto al río: Otro tópico literario del que podemos encontrar numerosos ejemplos desde la lírica tradicional, pero voy a proponer dos textos del siglo xx: la canción Tu calorro de Estopa y el poema La casada infiel de García Lorca. 7. La luna: La personificación de la luna y su simbología en el Romance de la luna, luna de García Lorca tiene un claro paralelismo con la canción de Mecano Hijo de la luna. Esto solo es una muestra de lo que puede dar de sí este enfoque. Es una línea de trabajo que nunca acaba ya que pueden añadirse otros poemas, otros temas y otras canciones, especialmente a partir de las aportaciones de nuestros alumnos.
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Para acabar me gustaría compartir una de estas fichas de trabajo elaborada en torno al tópico literario del enamoramiento por la mirada. Este tema aparece a lo largo de toda la historia de la literatura y es un elemento muy recurrente incluso en el lenguaje cotidiano: el flechazo, el amor a primera vista, miradas que matan… Todos los textos elegidos
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tienen en común que los ojos matan… de amor, y también se puede observar cómo evoluciona este tópico desde los «espíritus» de Garcilaso, pasando por las «espadas» de Seguridad Social, para acabar «bombardeándonos los sentidos» en el poema de Luis Alberto de Cuenca. •
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no queremos pasar más vergüenza delante de las niñas José A. Julián Clemente
E
stimado lector, las chicas están castigadas. Desconozco el grado de acuerdo o desacuerdo con nuestra afirmación, pero vamos a intentar justificar mi tajante aseveración.
En Aragón estos datos los conocemos con exactitud. Diferentes estudios (Cantera y Devís, 2000; Serra, 2008; Abarca, 2011; Murillo, 2013; Aibar, 2013) revelan una situación tan indiscutible como injusta.
Están castigadas en muchas cosas en nuestra sociedad, pero queremos centrar nuestro ensayo en lo referido a la realización de práctica de actividad física habitual.
Al mismo tiempo conocemos con mayor precisión los efectos que el sedentarismo provoca en la salud. A más sedentarismo, parece incuestionable, consecuencias más graves. Con esta fórmula parece también evidente, estamos castigando a las chicas a un futuro poco prometedor. Llamarse Luis o llamarse Luisa puede determinar en las próximas décadas una peor calidad de vida e incluso la inversión de las tasas de esperanza de vida entre el hombre y la mujer.
Tal vez para algunos lectores esta sea una cuestión menor con relación a otras. Somos de la opinión que todo suma en la dirección de la exclusión y la discriminación, y todas son relevantes sin distinción. Mirarlas a los ojos y plantarles cara, no es una opción, es una obligación para los que queremos una sociedad más igualitaria en derechos y oportunidades. No es la primera vez que hablamos de la diferencia de género en la práctica habitual de actividad física. Con los datos que vamos conociendo, desgraciadamente, no será la última. Pero es muy importante, fundamental, insistir. Una investigación reciente (Valencia, 2013) y que se ha realizado con una muestra representativa del estado español, se evidencia, una vez más, que los niveles habituales de práctica de actividad física en las chicas es significativamente inferior a la práctica de los chicos. Parece que culturalmente las chicas tienen encima una losa que es necesario levantar, y allí todos y todas tenemos responsabilidad y espacio para «empujarla».
En septiembre del 2000, en una importante reunión científica, Kenneth R. Fox, experto internacional en la promoción de la actividad física, decía que sentía mucha vergüenza. Se dirigía al público asistente reconociendo que cada vez le daba más vergüenza participar en foros parecidos para aportar siempre las mismas cifras, la misma tendencia y comprobar que las soluciones que se estaban aportando eran muy pocas e ineficaces. Doce años después, la situación no es demasiado diferente. No obstante empezamos a tener evidencias científicas de cómo se puede producir el cambio: ƌɄ Ʉ) .$/ Ʉ0) Ʉ$)/ -1 ) $é)Ʉ"'* 'ƇɄ )Ʉ' Ʉ,0 Ʉ todos podemos y debemos desempeñar nuestro papel.
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¿lo repetimos?
ƌɄ *.Ʉ )/-*.Ʉ . *' - .Ʉ.*)Ʉ 'Ʉ . ) -$*Ʉ(R.Ʉ 0 do para liderar un proceso en el que familiares, educadores, instituciones tenemos que ir de la mano, tomando conciencia del problema y coordinando las estrategias correspondientes. ƌɄ Ʉ+-*(* $é)Ʉ Ʉ' Ʉ /$1$ Ʉ!².$ Ʉ*-$ )/ Ʉ 'Ʉ bienestar exige el diseño de un programa convenientemente definido, que necesita, además, de un adecuado seguimiento. Todo lo demás son o desviar la atención hacia otros lugares o buenas intenciones, que se han demostrado insuficientes. Igual que sabemos lo que está pasando, igual que sabemos las consecuencias, empezamos a saber cómo arreglarlo. Los esfuerzos en la investigación deberían de reorientarse en esta dirección. Desarrollar estrategias de intervención y demostrar su eficacia es el siguiente paso. No queremos pasar más vergüenza. Murillo (2013) en su reciente informe de investigación dice al referirse a las chicas: «Quizás ellas necesitan un proceso mayor de intervención para cambiar su comportamiento sobre la actividad
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física». El programa de intervención aplicado en el estudio mejoró los niveles de práctica en las chicas, pero no consiguió igualarlos con relación a los chicos. Parece que la losa cultural que venimos señalando tiene un peso importante. Sin embargo en el estudio desarrollado las chicas se han mostrado más capaces para organizar su propia práctica. Las chicas pelean duramente para contrarrestar una situación cargada de prejuicios y de falsos presupuestos. ¡lo importante no es que vengas, es que vuelvas! El lector reconocerá el título de nuestra aportación con rapidez. Es el eslogan publicitario de una conocida cadena multinacional de restaurantes. Sabemos desde hace tiempo que las empresas publicitarias tienen muy en cuenta las teorías que indagan y explican el comportamiento humano. Es a partir de los resultados que se establecen en los estudios científicos para crear adhesión a «algo», lo que determina el tipo de mensaje que la marca crea para hacer ver al potencial cliente, la experiencia «especial» que tendrá si consume su producto.
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Si queremos aplicar este bonito eslogan al ámbito de la promoción de la actividad física, debemos sustentar nuestras intervenciones en evidencias científicas que expliquen la conducta humana «adhesión a la práctica de actividad física». En el ámbito de la promoción de la actividad física existe una extensa literatura relacionando variables que intentan explicar esta conducta.
estemos cerca, momentos sin recibir orientaciones son determinantes para ganar en autonomía.
En la actualidad se ha desarrollado un constructo motivacional que recibe el nombre de la teoría de la autodeterminación (Ryan y Deci, 2000), que intenta explicar cómo influyen los factores del contexto para aumentar o disminuir la motivación de las personas. Los «ingredientes» que debería aportar el contexto y que reciben el nombre de necesidades psicológicas básicas son: el desarrollo del sentimiento de competencia, fomentar la autonomía y asegurar una relación positiva con los demás. Pongamos un ejemplo real de una situación real para entender estos «ingredientes» y cómo pueden gestionarse.
referencias utilizadas
Un grupo de amigas dan el paso de aprovechar un día en la nieve y deciden ir a una estación invernal a realizar esquí nórdico. Las amigas que tienen un nivel mayor tienen la intención de que tengan una experiencia positiva para que se animen a hacerlo más veces y de forma consciente o inconsciente aplican los siguientes «ingredientes»: ƌɄ *). "0$-Ʉ0) Ʉ- ' $é)Ʉ *)Ʉ'*.Ʉ (R.Ʉ+*.$/$1 Ʉ .Ʉ sencillo cuando realizas actividad física con amigos/as. Pero si unas amistades «vienen» a realizar una actividad física que nosotros «controlamos», tenemos que esforzarnos para crear un clima afectivo positivo. Son momentos para hacer algo juntos y animarse, cuidarse, preguntar por nuestro día a día, etc. ƌɄ -Ʉ+* *Ʉ Ʉ+* *Ʉ .Ʉ R.$ *Ʉ+ - Ʉ,0 Ʉ)0 ./-*Ʉ ($"*Ƥ Ʉ vaya cogiendo confianza y vaya adquiriendo los recursos básicos para progresar. Intentaremos explicarle trucosvv o estrategias claras para que haga las cosas con más soltura. Dejar que se equivoque, reforzarle positivamente, animarle y poner en valor el esfuerzo es determinante para incrementar su percepción de competencia. ƌɄ Ʉ'*Ʉ' -"*Ʉ Ʉ' Ʉ. '$ Ʉ .Ʉ *)1 )$ )/ Ʉ,0 Ʉ)0 ./-*Ʉ amigo tenga la oportunidad de hacerlo solo. Que tenga la sensación que solo puede hacerlo. Aunque
Al final del día, la mejor recompensa que podemos tener como grupo de amigos es mirarnos a los ojos y con una sonrisa en la cara, querer repetirlo de nuevo juntos. Y es que lo importante no es vengas, es que vuelvas.
Abarca, A. (2011). Factores personales, sociales y ambientales que influencian los niveles de actividad física de los adolescentes aragoneses. Tesis Doctoral. Universidad de Zaragoza. Aibar, A. (2013). Estudio transcultural de la actividad física y de la actividad sedentaria de los adolescentes de dos ciudades del eje pirenaico franco—español: Análisis descriptivo y factores de influencia. Tesis Doctoral. Universidad de Zaragoza. Cantera, M. A. y Devís, J. (2000). Physical activity levels of Secondary School Spanish Adolescents. European Journal of Physical Education, 5, 28—44. Murillo, B. (2013). Diseño, aplicación y evaluación de un programa de intervención escolar para incrementar los niveles de actividad física en los adolescentes. Tesis Doctoral. Universidad de Zaragoza. Ryan, R. M., y Deci, E. L. (2000). Self—determination theory and the facilitation of intrinsic motivation, social development, and well—being. American Psychologist, 55, 68—78. Serra, J. R. (2008). Estudio epidemiológico de las influencias de la actividad física en los adolescentes y su nivel de actividad física. Estudio en la población de la provincia de Huesca. Tesis Doctoral. Universidad de Zaragoza. Valencia, A. (2013). Actividad física y uso sedentario de medios tecnológicos de pantalla en adolescentes. Tesis Doctoral. Universidad de Valencia. nota del autor Estas reflexiones forman parte del proyecto Sigue la Huella de promoción de la actividad física. Para más información en: http://efypaf.unizar.es/recursos/Siguelahuella.html El lector interesando puede leer más reflexiones sobre la promoción de la actividad física en la siguiente página web: http://efypaf.unizar.es/recursos/ECOS.html •
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la cocina de las tic José Ramón Olalla
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or mucho que se empeñen un, llamémosle, infundio repetido mil veces nunca dejará de ser un infundio y por mucho que la realidad se obstine en construirse (o dejarse construir) a base de ficciones más o menos interesadas, ha de ser esa misma realidad la que, por su propio peso, debe reasentarse sobre hechos consumados. Desde hace un tiempo escucho y leo, entre asombrado e indignado, que el uso de las tecnologías en las aulas no mejora el aprendizaje. Allá por el 4 de abril de 2012, cuando se consumó la muerte anunciada del programa Escuela 2.0, la Secretaria de Estado de Educación, cronista del deceso, hablaba en rueda de prensa de «la probada ineficacia del modelo (y también, cómo no, de su alto coste) y apostillaba que llenar de ordenadores las aulas no ha demostrado ser académicamente rentable, basándose en estudios que confirman mejores resultados entre los alumnos que no trabajan con ordenador en clase que los que sí lo hacen»1.
Como toda trama ha de estar bien orquestada, un par de meses antes de la publicación oficial de la necrológica (Esquela 2.0, podríamos decir), la prensa (cierta prensa) se dedicó a alimentar el fuego del crematorio; así abc, por poner un ejemplo, daba cuenta de dos opiniones ad hoc: la cece (patronal de la enseñanza privada) presentaba su Informe de tecnología educativa 2011 elaborado a mayor gloria
de la tesis y resumido por su responsable en esta contundencia: «No hay relación sustantiva entre utilización de ordenadores en las aulas y mejora, ni aquí, ni en Singapur ni en Rumanía»2. Para certificar la oficialidad del informe, allí estaba el director del Instituto de Investigación Educativa para asegurar, en feliz matrimonio con su acompañante, que «los centros españoles en donde se había introducido el ordenador a los diez años estaban teniendo un rendimiento escolar más bajo» como, según él, corroboran los resultados de la evaluación de diagnóstico de 20103. Desde entonces, decir que el uso de las tecnologías de la educación no mejora (y hasta empeora) el aprendizaje ha pasado a formar parte del guión y la consigna se repite en medios de comunicación o inauguraciones y clausuras de jornadas y congresos del asunto cuando interviene alguien del escalafón educativo (desde directores generales hasta asesores de a caballo) para regocijo de un sector del profesorado (espero que cada día más escaso), de buena parte de la prensa (que se encarga de remarcarlo negro sobre blanco) y de una indeterminada porción de la ciudadanía al que cualquier noticia (mala o regular, nunca buena) que concierna a lo público les proporciona un perverso placer. Decir que hay estudios que confirman mejores resultados entre los alumnos que no trabajan con ordenador en clase que los que sí lo hacen puede
1 Rueda de prensa de Dª Montserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación, el 4 de abril de 2012. 2 Mariano del Castillo, director del Instituto de Técnicas Educativas de CECE, licenciado en Ciencias Físicas. 3 José Manuel Lacasa, director del Instituto de Investigación Educativa del Ministerio de Educación.
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josé ramón olalla
ser admisible por aquello de la libertad de expresión; ahora bien, creérselo linda lo esotérico porque una lectura atenta de ese (que no esos) estudio produciría risa si no fuese porque provoca indignación, por la muestra y su procedencia, el tipo de aprendizaje preconizado y que se infiere de lo valorado en el informe y el desconocimiento de algunos modelos integradores de las tic que se deduce de sus conclusiones. Hace ya unos cuantos años, al finalizar el primer curso en que los, entonces, novedosos táblets—pc se generalizaron en el medio rural, reuní a unos cuantos maestros y maestras del tercer ciclo de primaria cuyos alumnos habían trabajado con esas herramientas durante los meses precedentes. Les
pregunté si, a la luz de su experiencia docente (en muchos casos superior a los veinticinco años), sus alumnos habían mejorado su aprendizaje y en qué aspectos. La conclusión fue unánime y rotundamente afirmativa y hablamos entonces de motivación, ritmos de aprendizaje, construcción de conocimiento, diversificación, inclusión, compensación, investigación, metodología... Repetimos el encuentro al finalizar varios cursos y hasta pasamos una encuesta y el resultado no varió salvo alguna voz disidente (siempre de nuevos incorporados al grupo) tan minoritaria como respetable por lo que sus argumentos podían aportarnos para mejorar. Con el paso del tiempo se han sucedido distintos modelos para integrar las tic en las aulas. Des-
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de que llegué a la enseñanza con un ordenador Amstrad (el mío) bajo el brazo (como otros muchos maestros con sus máquinas de cinta), he conocido aulas de ordenadores, ordenadores en las aulas, un equipo para cada uno o dos alumnos, carros de uso compartido proyectores y pantallas y, ahora, pizarras digitales y las primeras tabletas. Pero, sobre todo, he conocido un cambio en la manera de construir la integración, desde la primitiva atracción o repulsión por la tecnología hasta su disolución en la pedagogía cotidiana, produciendo una emulsión con suculento sabor metodológico. En estas casi tres décadas he aprendido que no hay un modelo ideal, porque cada uno tenemos el nuestro: el mío es el de un ordenador para cada niño, pero a cualquier otro se le puede sacar todo el partido siempre y cuando seamos capaces —y lo somos— de adaptar nuestra metodología a las circunstancias que marca el equipamiento, que no es sino eso: una circunstancia. Pero, sobre todo, he comprendido que integrar los medios tecnológicos en el aula precisa de un caldo de cultivo que, como una rica receta de cocina, exige ingredientes naturales y del terreno, a saber: Poner en un cuenco, para mezclar a partes iguales, las necesidades de cada alumno, sus conocimientos previos, el medio próximo, la comunidad educativa, la creatividad del y autonomía del profesorado (solo y, sobre todo, en equipo) y otros ingredientes al gusto. Añadir unas cucharadas de aprendizaje enriquecido con estrategias grupales, probar y reservar. Mientras, en un puchero con abundante agua, añadir: La cantidad de autonomía del alumnado que nuestro estilo de enseñanza pueda admitir (siempre mayor de la que permitimos ahora). Un buen trozo de proceso de aprendizaje, procurando eliminar la grasa del individualismo que lo cubre, manteniendo las vetas personalizadas del interior con el fin de preservar la diversidad. Un libro de texto, pequeñito, a ser posible, que previamente habremos limpiado de sus partes duras, de las hojas inservibles o pochas, de las que estén
verdes, de lo encorsetado (puede prescindirse de él y sustituirlo por una parte de internet y otra de ideas). Un bote de interacciones variadas envasadas al natural (de las multicolores con formas irregulares que apuntan en múltiples direcciones). Todo el mundo real que tengamos a mano, y es que la vida y no la universidad es lo que preparamos. El toque justo de formación del profesorado que permita innovar con metodologías no nuevas, sino diferentes (colaboración, investigación, descubrimiento, proyectos de trabajo...), es decir, una vuelta a los sabores tradicionales de la pedagogía del sentido común que aprendimos con Freinet, Freire, Dewey, Piaget... (probar y rectificar en el caso de que el sabor no sea el deseado). Añadir, pausadamente y con una cuchara, el contenido del cuenco que hemos reservado al principio; remover tras cada cucharada procurando quitar los restos de libro de texto que vayan apareciendo en la superficie. Salpimentar, preferiblemente con un mézclum de pimientas y sales del mundo, cocinar a fuego lento y servir caliente, recién cocinado. Las recetas de metodología suculenta alimentan las aulas, y los ordenadores u otros engendros tecnológicos (tabletas, pdis, móviles y lo que venga) las condimentan, por eso tienen que estar en las aulas, por eso y porque están en los trabajos, en las bibliotecas, en el ocio, en los bancos, en las movilizaciones sociales, en las casas... en la vida. Y, «si no están en casa, con más razón aún tienen que estar en clase»4. La crisis que padecemos no hace sino agrandar todas las brechas, también la digital: «la adquisición de información y el manejo crítico de la misma, la construcción de ideas, es indispensable en la educación de los nuevos ciudadanos y también lo es para la preservación de la democracia y de nuestra civilización, hija de la razón y de la libertad; de la utopía y de la lucha de clases; de los derechos humanos y la separación de poderes; del laicismo y la tolerancia, hija de» revoluciones y de crisis»5. •
4 Myriam Nemirowsky. 5 Pilar Baselga Domingo, José Ramón Olalla Celma, Pilar Polo Millán. Leer y escribir con las TIC. [Cederrón]. Departamento de Educación del Gobierno de Aragón. Zaragoza, 2004
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¡treinta años! la docencia como un modo de vida Silvia Mateo Pano
M
e lo dijo un día mi madrina: «Sylvia, un día te levantarás y te darás cuenta de que han pasado un montón de años de tu vida.»
Ya me ha sucedido. ¿A ti no? El pasado día dos de enero me desperté muy pronto por la mañana y mi primer pensamiento fue: «¡Treinta años! Estamos en el 2014 y ya llevo treinta años trabajando en la docencia. Pero, ¡cómo ha pasado tan rápido!» Y fue más dura mi siguiente reflexión: «¡Pero qué mayor soy!» ¡Ah!, y además empezamos el año con una nueva ley de educación que acaba de entrar en vigor «la Ley Wert» o la lomce. Venga, otra vez a actualizar documentos, a cambiar de libros, a… ¡Qué harta estoy, qué hartos estamos! Pero, ¿para cuándo una Ley de Educación que no se cambie con cada gobierno que entra en el Parlamento? ¿Para cuándo una estabilidad normativa que dé confianza a todos los agentes que intervienen o intervenimos en el sistema educativo? Como dice Francesco Tonucci: «Un correcto proceso educativo debería preocuparse siempre por el presente, intentando no arruinar lo que se ha hecho en el pasado y utilizarlo en todas sus potencialidades». Pues esto no es lo que sucede en mi país. Aquí, cada gobierno cambia la ley intentando imponer su perspectiva sobre la educación en función de las diferentes concepciones que tienen sobre el ser humano y sobre el tipo de sociedad que quieren crear. Os voy a contar cuál ha sido mi experiencia en este sentido y que seguro, muchos de vosotros, lectores, os sentiréis identificados:
Inicié mi escolarización a los cuatro años, casi cinco. Entonces la enseñanza estaba regulada por La Ley Moyano. Fue impulsada y promovida por Claudio Moyano durante el Bienio Progresista siendo Ministro de Fomento (asumía la competencia de la Instrucción Pública) Manuel Alonso Martínez en el año 1857. Esta ley pervivió hasta el año 1970 en el que se aprobó la Ley General de Educación de 1970, conocida también como la Ley Villar Palasí. Villar Palasí había sido nombrado Ministro de Educación y Ciencia en España en 1968. La situación de la educación en España entonces estaba tan deteriorada que este Ministro impulsó el estudio de la reforma educativa, lo que suponía un reconocimiento del fracaso de la educación autoritaria de los últimos treinta años. En 1970, y, coincidiendo con «El Año Internacional de la Educación», se aprobó esta ley. Recuerdo cuando nos lo comunicaron en la escuela, nos la presentaron como la Educación General Básica o egb. Hubo mucho revuelo en nuestra comunidad educativa, maestros, padres, madres, alumnos, alumnas… todos intentando comprender qué significaba este cambio. Y a algunos niños y niñas nos afectó de tal manera que tuvimos que tomar decisiones en muy poco tiempo que iban a ser determinantes para nuestro futuro. Yo no me podía acoger a la egb y para no quedarme fuera del sistema educativo sólo tenía una salida: cursar el Bachillerato Elemental que con la entrada en vigor de esta ley tenía plazos de extinción. Tuve que prepararme 1.º y 2.º de este bachillerato en un solo curso. Como vivía en un pueblo de la provincia de Huesca, Peralta de Alcofea, y los medios económicos de mi familia no permitían otra opción, tuve que preparármelo por mi cuenta y presentarme a las pruebas libres en el
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rosaluz méndiz
Instituto «Hermanos Argensola» de Barbastro. Te examinaban de todas las asignaturas, once si no recuerdo mal, en dos días. Conté con el apoyo de un maestro, D. José María, y una maestra, Josefina, que estaban trabajando en la Escuela Pública de mi pueblo. Cuando acababan con su horario lectivo me atendían durante una hora cada tarde. Mi vida, con doce años, cambió considerablemente. Creo que ese año me abandonó la niñez sin darme cuenta. Necesitaba todas las horas del día y de parte de la noche para estudiar y meterme en la cabeza todas aquellas lecciones. Mi madre era un apoyo incondicional. ¡Tengo tantos recuerdos de esos años! Me presenté a esos exámenes y coseché el primer éxito de mi vida personal, un éxito sin precedentes. Lo aprobé todo en junio para satisfacción de mis padres y maestros. Seguí estudiando dos años más con esa misma presión mientras me preparaba, en las mismas condiciones, tercero y cuarto del Bachiller Elemental. Siempre era la última oportunidad que tenía porque en ese mismo año se extinguía ese curso. Pasé por una reválida y, por fin, tras superar todas las pruebas en los plazos establecidos me pude incorporar al nuevo sistema educativo, a la Ley General de Educación de 1970.
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En 1975 se aprobó La Constitución Española. Esto iba a suponer nuevos cambios en el sistema educativo. Durante la presidencia en el gobierno de Felipe González se aprobaron las siguientes leyes: La lode en 1985, siendo Ministro de Educación y Ciencia, José María Maravall. Era mi primer año de trabajo como maestra en el Colegio «Sancho Ramírez» de Huesca. Con destino provisional. La logse en 1990, siendo Ministro de Educación y Ciencia, Javier Solana Madariaga. Entonces trabajaba en el Colegio «Miguel Servet» de Fraga. Destino que obtuve por derecho de consorte. En nuestro claustro dedicamos muchas horas al estudio y debate del Libro Blanco. La lopeg en 1995 siendo Ministro de Educación y Ciencia, Jerónimo Saavedra. Ese año yo estaba trabajando en el aula de Adultos de Mas de las Matas (Teruel). Fue mi primer destino definitivo (1991). Ya llevaba siete años de provisional. Durante la presidencia en el gobierno de José Mª Aznar se aprobó la loce en 2002 siendo Ministra Pilar del Castillo. Mi destino estaba en el Colegio «Emilio Díaz» de Alcañiz.
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El 1 de enero de 1999 se produjo el traspaso de las competencias en educación a la Comunidad Autónoma de Aragón. Fueron años de ajetreo legislativo. El Departamento de Educación de Aragón tenía que aprobar todos los currículos de la enseñanza aragonesa. Esto iba a suponer cambios muy importantes en todos los sentidos para el sistema educativo. Y los vivimos intensamente en los centros educativos. Durante la presidencia en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entró en vigor una ley que iba a derogar a tres de las anteriores (logse, lopeg y loce), la loe en 2006. La Ministra Mª Jesús San Segundo centró su labor en esta reforma educativa. Pero entró en vigor unos días después de haber sido sustituida por la Ministra Mercedes Cabrera. Quiero mencionar al Ministro Ángel Gabilondo. Mi reconocimiento a su trabajo como Ministro de Educación y Ciencia y al gran esfuerzo que hizo por consensuar una ley educativa con el lema «El acuerdo es el único camino». Siempre demandó, y lo sigue haciendo, reconocimiento social para el profesorado. Durante la presidencia de Mariano Rajoy ha entrado en vigor, con el 2014, la lomce o Ley Wert. Es la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa. A propósito de «Calidad», comparto lo que dice Ángel Gabilondo en una entrevista a eldiario.es del día 6 de enero de 2014: «La calidad es una relación entre objetivos, medios, medidas y resultados». Según lo que se proponga, indicó, será diferente la noción de calidad. «¿O no es calidad conseguir la escolarización en un barrio con un 80 % de inmigración y que todos los niños acudan al colegio aunque los resultados escolares no sean superbrillantes? ¿Sólo hay que tener en cuenta las notas?». Después de hacer este recorrido y de haber vivido y sufrido todos estos cambios legislativos a lo largo de parte del Siglo xx y de la primera década del Siglo xxi hago la valoración de que, sin lugar a dudas, han supuesto un avance importantísimo para nuestra sociedad. Pero han sido excesivos y eso tiene sus consecuencias. A quienes han afectado y afectan directamente son al alumnado, al profesorado, a la comunidad educativa y a los centros educativos. Y mi conclusión es que, muy a pesar de las leyes, quienes hacemos funcionar los diferentes sistemas educativos, entre otros agentes, somos los docentes,
maestros y profesores. Porque nuestra actitud y disposición personal, nuestro compromiso con esta profesión, nuestra relación con el alumnado, nuestros conocimientos y formación continua, nuestra capacidad de adaptación, de automotivación, de implementar diferentes pedagogías y, en definitiva, de hacer escuela son los elementos fundamentales y los principales puntales para cualquier sistema educativo. Porque nosotros, los enseñantes, también pensamos que la educación es el mejor legado que les podemos dejar a nuestros alumnos. Como siempre he hecho, afrontaré este nuevo cambio con serenidad y con sentido común y seguiré trabajando para mis alumnos dando lo mejor de mí con la esperanza de ayudarles a construir su futuro con proyectos e ilusión. ¡Treinta años! A lo largo de estos treinta maravillosos años, mi vida profesional ha pasado por distintas etapas: los primeros siete años impartí clases en Colegios Públicos, pasé siete años más en Educación de Adultos, luego volví a Primaria durante nueve años y en 2007 entré a formar parte de la Red de Formación del Profesorado de Aragón; durante cinco años ocupé el cargo de Directora en el cpr de Alcañiz y ahora sigo como asesora de Primaria en la ufi de Alcañiz. Todos estos cambios me han permitido mantenerme siempre muy motivada por mi trabajo. Afrontar retos nuevos y crecer profesionalmente han sido objetivos clave en mi vida como enseñante y educadora. Pienso en el tiempo que me queda como docente activa y ¡no me lo puedo creer! Han pasado treinta años. Ya empieza la cuenta atrás. Pero, eso sí, sigo igual de motivada y mantengo la misma energía, optimismo, entusiasmo y dedicación a este maravilloso trabajo al que he dedicado una gran parte de mi vida. Porque siempre he entendido la docencia como un modo de vida. Soy maestra. Siempre seré maestra. •
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cinco villas de aragón En nuestra comarca de las Cinco Villas hay acontecimientos que celebrar y otros que merecen la condena y el deseo de que el progreso de la Humanidad deje atrás prácticas de intolerancia e injusticia como la relatada por Marcelino Cortés en «Las andanzas y desventuras de Francisco Cambila», un pobre sastre judeoconverso ejeano del siglo xv víctima de la Inquisición. Entre los hechos a conmemorar está el centenario de la Banda Municipal de Música de Ejea, una agrupación esencial en la vida local por la que han pasado varias generaciones de músicos ejeanos, a cuya gestación nos acercamos de la mano de Asunción Gil Orrios, remontándonos además a las primeras manifestaciones musicales en la villa. Otro hecho destacable del que nos podemos congratular es del arduo trabajo realizado en el más importante yacimiento de la zona, trasmitido por David Villafranca en «Los Bañales: memoria romana de las Cinco Villas», que adquiere cada vez mayor repercusión mediática a raíz de los nuevos descubrimientos. El pueblo que lo habitó ha desaparecido mientras otros siguen muy vivos y acumulan entre sus calles y casas muchos recuerdos. Alfredo Compaired Aragües da testimonio en «Políticos en Luesia» de personas relevantes del pasado y del presente en el mundo de la política que en algún momento enlazaron su historia personal con la de esta localidad. También sintieron la política, con una acertada visión futurista no atendida, los protagonistas de «Regeneracionismo: algo que aprender cien años después», de Paula Portero López, sobre la Junta de Defensa de Cinco Villas. Sus aldabonazos a las conciencias dormidas, reclamando la renovación de la vida social y política, nos resultan familiares hoy día. Recorrieron muchas veces la comarca, y quizás se encontraron con aquellos hitos verticales que señalaban caminos o marcaban lugares emblemáticos para los pueblos, como los que describe José Ramón Gaspar en «Cruceros, cruces y peirones en las Cinco Villas», un exhaustivo inventario que ayuda a conocer y preservar nuestro patrimonio.
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LAS ANDANZAS Y DESVENTURAS DE FRANCISCO CAMBILA, SASTRE JUDEOCONVERSO EJEANO DEL SIGLO XV Marcelino Cortés Valenciano
de judíos y juderías Guardamos la imagen arquetípica de que el judío que habitó nuestras poblaciones hasta el siglo xv fue siempre un potentado que nadaba en la abundancia y que se pasaba el día acudiendo al escribano para dejar constancia en el correspondiente protocolo notarial del dinero que prestaba unas veces a sus vecinos para aliviar sus estrecheces, otras veces a los concejos para sufragar sus gastos de funcionamiento. Pero no siempre fue así. Se han conservado testimonios que atestiguan la condición humilde de algunos miembros de esta comunidad —o que, como el protagonista de nuestra historia, lo habían sido hasta fechas recientes— y, en consecuencia, de las penurias que tenían que afrontar para poder vivir y aún sobrevivir. Uno de estos antiguos judíos de condición muy humilde se llamaba Francisco Cambila y fue un sastre remendón que vivió en Barriogüesca a finales del siglo xv. Por aquel entonces los judíos ejeanos seguían ocupando el mismo lugar de La Corona que habitaron desde su llegada a la villa a mediados del siglo xii: un lugar privilegiado en el interior del castillo junto a la puerta por la que se salía en dirección a la iglesia de Santa María.
Como tantos otros de su comunidad, el sastre Cambila se había hecho bautizar cuando las disposiciones reales comenzaron a poner las cosas muy difíciles a los judíos. Por lo que se deduce de los papeles que luego comentaremos, la conversión de Cambila se pudo producir en torno al año 1470, casi veinte años antes de que comenzaran sus problemas, aunque seguía manteniendo familiares judíos a los cuales visitaba frecuentemente. Fueron precisamente esas idas y venidas a la judería ejeana en donde seguía viviendo su parentela las que llevarán a mal traer al pobre sastre Cambila. el sumario El caso es que un gélido día de enero de 1490 Domingo de Senya, procurador fiscal del Santo Oficio, con la anuencia del maestre Martín García, inquisidor y vicario general, decidió incoar un sumario para proceder en contra de Francisco Cambila puesto que habían llegado a sus oídos noticias fundadas de que el citado sastre ejeano no seguía muy al pie de la letra los preceptos de la nueva religión que había abrazado. Como vamos a ver seguidamente, las causas verdaderas por las que el pobre sastre se vio en el punto de mira de la Inquisición responden a necesidades básicas y perentorias como el tener hambre, pero el
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pilar longás
Santo Oficio las transformó en las acusaciones de oprobio de la verdadera fe cristiana, así como también de herejía y apostasía por seguir practicando ritos judaicos y participar en las ceremonias propias de su antigua confesión.
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En su declaración de 8 de enero de 1490 Johebet, judía ejeana casada con Juce Fichel, recuerda también, aunque no puede precisar la fecha con exactitud, que un día de la Pascua de Cabañellas Francisco Cambila se presentó en su casa, se sentó a la mesa y comió y bebió de lo que allí se servía.
El 8 de enero de ese año de 1490 se tomó declaración a Ceti, judía ejeana esposada con Juce Curi, quien declaró que Francisco Cambila asistió a las bodas de su hijo Mose Curi, aunque no sabe si se quedó a comer. No obstante y a tenor de lo que le dijeron después algunos asistentes al evento, cree que sí que comió.
Un día después, el judeoconverso Pedro Atarés declaró cómo Francisco Cambila le había confesado en la intimidad, cuando ambos venían de los huertos próximos al convento de San Francisco, que había comido pan cenceño en la Pascua de los judíos.
El testimonio que el inquisidor recabó ese mismo día del judío Salamón de Murcia, de oficio tejedor y también habitante en la judería ejeana, recuerda que hace seis años Francisco Cambila era un asiduo comprador de carne trefa y que una vez vio cómo comía de ella.
Por último, el franciscano ejeano Sebastián de Garde testificó conocer de buena fuente que el sastre Cambila, hará poco más o menos medio año, al pasar por la judería ejeana, se había colado de rondón en la casa de una parienta y se había quedado allí a comer de sus viandas.
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Cuando finalmente al pobre Francisco Cambila le leyeron el día 11 de enero de 1490 los testimonios que pesaban en su contra, el mundo se le debió caer encima. Entonces formuló la siguiente declaración ante el fiscal del Santo Oficio: Señor Padre: Yo soy un pobre hombre y casáronme muy chico. Yo no sé cortar ninguna ropa, solo sé coser. Y este es mi oficio, coser y remendar ropa para ganarme la vida. Y debe saber vuestra reverencia que yo tengo parientes en la judería. Y yo, con el menester de que no sabía cortar, íbame a sus casas para que me cortasen la ropa y de paso me rogaban que les hiciese lumbre el sábado. Yo así lo hice muchas veces y también diré que, efectivamente, comía de su comer, pero no porque hiciese ceremonia judaica alguna, sino porque me invitaban a comer. También me acuerdo de que alguna vez comí pan cotazo y turrado del que los judíos usan, pero no con ceremonia alguna. Todo esto lo hacía porque tenía a mi padre pobre y viejo, y yo no sabía cortar ropa ninguna. También confieso que compré carne de la judería, pero era para mi mujer, que estaba recién parida. Y otra vez la compré, pero era para un fraile que no se encontraba bien de salud. También confieso que, siendo ya una mozallona, enviaba a mi hija María a la judería para hacer fuego y, aprovechando que estaba allí, se quedaba a comer algunas veces. Admito que también mi mujer comía de lo que los judíos me daban cuando era yo el que iba a hacer el fuego. También confieso que compraba pan del que hacen en la judería, pero lo hacía porque allí me daban dos onzas más de pan que en la panadería de los cristianos. Quiero terminar mi confesión diciendo que no di aceite para la sinagoga, ni tampoco hice ninguna cosa en contra de lo que la madre santa Iglesia y la santa fe católica enseña y administra. Y todo esto lo digo en desahogo de mi conciencia y demando a Dios misericordia y a vos, padre, penitencia.
Tras escuchar su testimonio, el inquisidor Gómez de Cienfuegos elevó al santo tribunal una relación de los supuestos delictivos y decretó el auto de prisión incondicional para el pobre Cambila y su posterior traslado a las dependencias del Santo Oficio en la ciudad de Zaragoza. en la cárcel del santo oficio En la prisión zaragozana Francisco Cambila fue sometido a nuevos interrogatorios, fruto de los cuales son las tres declaraciones efectuadas durante los días 3, 22 y 28 de abril de 1490 en presencia del nuncio Antón de Lamiel y del carcelero Bartolomé de Vich. Estas nuevas declaraciones del indiciado Francisco Cambila no contienen ya ni el valor, ni la espontaneidad de la que formuló en Ejea de los Caballeros aquel día de enero. Todos somos conocedores de cuáles eran las artes empleadas por el Santo Oficio para sonsacar la confesión que al inquisidor de turno le interesaba obtener. En las declaraciones que le tomaron en las mazmorras del Santo Oficio el sastre Cambila confesó todo lo confesable y más. Declaró, por ejemplo, que asistió a una fiesta en la que practicaban una circuncisión, que encendía candiles en la noche del viernes para celebrar la fiesta del sábado, que ayunó el día del Yon Kippur y que se ponía bajo la autoridad de la Santa Madre Iglesia y de los señores inquisidores para cumplir la pena que le impusieran. La suerte del pobre Francisco Cambila estaba echada. De nada le sirvió ante el tribunal del Santo Oficio que lo juzgó y lo condenó su apelación al estado de necesidad para bordear las lindes de su nueva religión. Para aquel sastre ejeano el hambre no entendía de religiones, pero el Santo Oficio le demostró que tampoco la religión entendía de hambres, a pesar de que Francisco Cambila también había sostenido en su declaración que «se podía salvar tanto el judío con su ley como el cristiano con la suya». anotaciones a lo arriba relatado Toda la información aportada en las líneas anteriores es verídica y procede del proceso inquisitorial incoado contra el judeoconverso Francisco Cambila que se custodia en el Archivo Histórico Provincial
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de Zaragoza, Sección Inquisición, 1490/5, fols. 1—31v. («Super causa fidey. Sententia istius est in processu Jacobi Traper»). Dicha información aparece también parcialmente reproducida y en regesta en la monografía del profesor Miguel Ángel Motis Dolader titulada Judíos y conversos en Ejea de los Caballeros en la Edad Media (siglos XII—XV) [Centro de Estudios de las Cinco Villas de la Institución «Fernando el Católico», 2003, doc. 362, pp. 430—435]. La declaración del judeconverso Francisco Cambila que se anota en cursiva es una reelaboración bastante aproximada de la que consta en los folios 2—3v. del proceso inquisitorial. Se ha mantenido
el arcaísmo de algunas construcciones («casáronme», «íbame») y de algún término («mozallona», aumentativo de «moza») para que el resultado final se asemeje ligeramente al lenguaje de finales del siglo xv. La carne «trefa» (del hebreo trefá ‘impuro’) es la carne prohibida por las leyes rituales judías; el pan «cenceño» es el pan ácimo, es decir, sin levadura; el pan «cotazo» es el pan poco cocido. Considerado como el día más santo y solemne para los judíos, la festividad del Yon Kippur se corresponde con el día del Gran Perdón judío y es de obligado ayuno para los miembros de dicha comunidad. •
la banda de música de ejea de los caballeros i centenario como banda municipal Asunción Gil Orrios
L
a Banda de Música Municipal de Ejea cumple 100 años. El 27 de octubre de 1914 el Ayuntamiento de Ejea acordó organizar una Banda de Música Municipal bajo la dirección artística del maestro local Francisco Aured y poco después se aprobó su Reglamento. Ya antes de esa fecha hubo músicos aficionados que se agrupaban en forma de banda de música y
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solicitaban del Ayuntamiento ayudas para cubrir parte de sus gastos, comprometiéndose a cambio a amenizar los actos o festejos públicos. Sin embargo no podemos hablar de una Banda «Municipal» de manera oficial hasta 1914, ya que hasta entonces actuaban puntualmente mediante pactos o contratos eventuales. A partir de entonces se hace cargo el Ayuntamiento de Ejea de su financiación y de asegurar la formación musical de los educandos.
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la banda municipal de ejea en 1914
La celebración del centenario es un buen momento para conocer cómo se gestó esta agrupación que tanto destaca en la vida de los habitantes de Ejea y para remontarnos a las primeras manifestaciones musicales que hicieron emocionarse o disfrutar al vecindario a lo largo del tiempo. Y es que la música ha tenido un gran protagonismo en Ejea desde antiguo, ligada a los grandes acontecimientos locales. Se tocaban instrumentos musicales con motivo de cualquier tipo de celebración importante, como recibimientos de personalidades, llegada de reliquias, firma de tratados, buenas cosechas y especialmente en las fiestas patronales.
al siglo xvii. En una solemne función religiosa de 1621 resonaron los cantores y cornetas del Pilar de Zaragoza acompañando al organista y las chirimías de Tudela pagadas por la Cofradía del Rosario.
La música, junto con las hogueras y las novilladas, eran casi los únicos actos profanos de las fiestas mayores, que se sumaban a los religiosos, donde también intervenía la música en composiciones de órgano, otros instrumentos de viento y canto.
Su existencia se hace especialmente visible en las ocasiones de enfermedades y epidemias tras cuya curación «milagrosa» se instituía un voto, como en el formulado el 14 de enero de 1773 a la Purísima, en el que la meticulosa descripción notarial da fe de la intervención de músicos con diversos instrumentos, que se disponían de forma intercalada entre las tres cuadrillas de danzantes que desfilaban en la proce-
Las más antiguas menciones de manifestaciones musicales que encontramos en Ejea se remontan
La música era habitual en los actos religiosos que se acostumbraba celebrar en las fiestas dedicadas al primer patrón. Así, la primera intervención conocida de una actuación musical en las fiestas patronales data del 17 de mayo de 1671, cuando «el Concejo General dio poder a los SS Justicia y Jurados para hacer las fiestas del glorioso San Juan Bautista en la iglesia con música y predicador».
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sión. La primera cuadrilla danzó al son de la gaita, la segunda al de violines y flauta travesera, terminando la tercera los bailes con vihuelas y triples. Se cantaron, acompañados por instrumentos, distintos villancicos e himnos religiosos. La música formaba parte también de las mojigangas (farsas teatrales ambulantes) y carros triunfales de las fechas más señaladas, como la del 12 de octubre de 1773, Día de Nuestra Señora del Pilar. Por la noche se realizó «un carro triunfal muy adornado con música muy lucida, compuesta por un maestro organista y compositor de Uncastillo». Otra llamativa intervención musical se llevó a cabo durante las fiestas de la proclamación de Carlos IV que se celebraron en Ejea entre los días 29 agosto y 1 de septiembre de 1789, en la que se repitieron pantomimas, mojigangas, danzas de los artesanos y contradanzas. En la mojiganga «una boda de camino a caballo, aparentaba entrar de alguna aldea inmediata con todas aquellas circunstancias que en tales acompañamientos ocurren, con cargas de muebles y música propia de aldea». Por la noche salió otra numerosa mojiganga con un magnífico carro triunfal representando la fragua de Vulcano, «alternando la música con el ruido de los martillos y las canciones alusivas». La primera mención a un conjunto musical u orquesta la encontramos en 1851. Después de una abundante lluvia que acabó con la sequía tras las rogativas a la Virgen de la Oliva se celebró una misa solemne con la asistencia de la orquesta de la villa en acción de gracias. Por entonces los actos populares de carácter profano de las fiestas patronales se habían trasladado al mes de septiembre, en honor a la Virgen de la Oliva. En 1852 se gratificaba a la orquesta que asistía a la plaza con sesenta reales por cada uno de los dos días de novilladas. Se les menciona como «la orquesta de los aficionados de esta villa». En los tiempos de mayor penuria económica la música era apenas el único aliciente popular. Los actos festivos se reducían prácticamente a los religiosos, con misa y procesión en la que intervenía la orquesta de la población, y la hoguera en la víspera de la fiesta, con acompañamiento musical, como en 1870, año de pertinaz sequía.
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La primera sociedad musical se creó en 1881 con el nombre de «La Filarmónica», presidida por Teodoro Cosculluela. Estaba formada por jóvenes ejeanos que deseaban instruirse en la música. El Ayuntamiento les facilitó algún dinero por adelantado para comprar los instrumentos a cambio de su disponibilidad para actuar. En el cambio de siglo parece que la Banda de Música fue en cierto modo municipalizada. En 1900 estaba integrada por veinte músicos y dirigida por Sotero Tapiador, al que se le pagaba por ejercer el cargo, por enseñar y por sus derechos con la música durante las fiestas, así como se retribuía a la banda por sus servicios en las funciones costeadas por el Ayuntamiento. La Banda de Música participó en todos los acontecimientos y conmemoraciones ejeanas de la época. En 1910 la dirigía José Rived Gallego. Ese año, la villa contrató también a la Banda de Gerona para amenizar los fastos preparados con motivo de la celebración del viii Centenario de la Reconquista de Ejea. En aquella ocasión se compraron los gigantes y cabezudos que serían a partir de entonces los encargados de abrir el programa de fiestas junto a la banda de música. En 1913 todavía se firmaba un contrato de servicios entre el Ayuntamiento y el director, José Rived, para actuar en los festejos patronales. La banda, compuesta de 18 músicos, se comprometía a amenizar los actos a cambio de la cantidad de setecientas pesetas, a pagar el día siguiente de la finalización de las fiestas. Este planeamiento cambia al año siguiente, pues desde 1914 la banda adquiere carácter municipal, dependiendo del Ayuntamiento, y su director la categoría de funcionario. El gasto que supone —la cantidad de tres mil pesetas— se cargan a gastos de representación y festejos públicos del presupuesto municipal. La nueva Banda de Música Municipal está dirigida por Francisco Aured. El 24 de noviembre de 1914 se aprueba el Reglamento para su régimen y gobierno. La Banda tiene por objeto amenizar los paseos públicos y asistir a las festividades y actos que la Corporación le ordene, aunque puede admitir contratos para fiestas y actos públicos o privados en el tiempo libre del servicio ordinario del Ayuntamiento.
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la banda municipal de ejea celebrando los actos del centenario en el auditorio de zaragoza.
A pesar de la estabilidad que le confería su estatuto, la banda sufrió muchas vicisitudes en su desarrollo posterior. Fue suprimida y reorganizada varias veces en función de distintos acontecimientos. Uno de los más conocidos ocurrió en junio de 1924. La alcaldía había suspendido la celebración de un baile público que tenía lugar en la plaza la noche de San Juan, y, como protesta, algunos jóvenes rompieron todos los instrumentos que tenían allí los músicos. Tardó un año en rehacerse la agrupación y seguir su actividad. En junio de 1925 se celebró concurso para proveer la plaza de Maestro Director —nombrándose a Manuel Iturrizaya Matute—, y hubo que adquirirse el nuevo instrumental necesario.
en 1931 se vuelve a reorganizar bajo la dirección de Emilio Lozano y se presenta un nuevo Reglamento. En junio de 1936, cerca ya la guerra Civil, Emilio solicitó la permuta de su puesto con Enrique Monreal Limorte, de Puertollano (Ciudad Real) que se ocuparía de la banda un largo período, hasta 1960. A partir de entonces, han tomado la batuta Antonio Abadía Borao (1960—1966), José Elgarrista Alzuet (1966—1967) Antonio Fernández Leza (1968—1978), Eusebio Abadía Bericat, Domingo Arnal, Francisco Lázaro (1986—1991), Carlos Montesinos (1992— 2000), Antonio Maties (2000—2001) y Álvaro Carrillo (2001—2001). Desde octubre de 2004 dirige la Banda de Música de Ejea Javier Comenge Leonar. •
En el año 1929 se celebró nuevo concurso—oposición para cubrir el puesto de Director, ganándolo Ramón Borobia, aunque renunció al año siguiente. Ese año de 1930 se disuelve de nuevo la banda y
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Los Bañales: memoria romana de las Cinco Villas David Villafranca
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o es algo habitual que la arqueología ocupe las portadas de los periódicos. Por eso el 27 de noviembre de 2013 fue un día curioso. Ese día la portada del Heraldo de Aragón se ocupó del déficit de la comunidad, de las tarifas de los taxistas y de la Doctrina Parot, pero también reservó una discreta parte de su primera página para un titular llamativo: «Un texto árabe escrito en hueso revoluciona la arqueología». La noticia se refería al hallazgo en el yacimiento romano de Los Bañales, en el término municipal de Uncastillo pero muy próximo a Layana, de un hueso de vaca con un texto en árabe del siglo viii—ix. Era el más largo de su tipo encontrado hasta ahora en España y sería una prueba de que ese lugar estuvo poblado hasta mucho después de la caída de Roma. El hallazgo fue casual, pero el azar no lo explica todo. Desde hace varios años, los trabajos en Los Bañales han convertido este lugar en un catálogo de sorpresas y descubrimientos fundamental para reconstruir la memoria de las Cinco Villas. El interés por Los Bañales no es algo nuevo. Ya en 1610, J.B. Labaña visitó el lugar y se refirió en sus escritos a un edificio llamado «La Casa», que en realidad eran las termas romanas que hoy pueden visitarse. Tras numerosos y muy meritorios esfuerzos a lo largo del siglo xx, la Fundación Uncastillo tomó el relevo para rescatar el yacimiento. «El proyecto de Los Bañales fue uno de los primeros que quisimos hacer cuando se constituyó la Fundación hacia 1997. Pero consideramos que no era el momento. Era muy complejo, muy caro y muy
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largo. Necesitábamos una confluencia de varios factores», explica José Francisco García, director de la Fundación Uncastillo. Esos factores se resumían en tres: tener un proyecto, una perspectiva de financiación y un equipo. El plan se fue preparando poco a poco; después llegó el apoyo de los ayuntamientos más próximos (Uncastillo, Layana, Biota y Sádaba), el respaldo de la Comarca y agentes privados, y la ayuda económica de la dga, que garantizaba hasta cinco años de trabajos. Con la incorporación del historiador Javier Andreu, que es quien dirige ahora el Plan de Investigación, arrancaron en 2008 los trabajos en Los Bañales. ¿qué hay en los bañales? Desde la carretera que une Layana con Uncastillo es casi un juego de niños. «A ver quién es el primero que ve Los Bañales». Y mirando al Este, sobre unas modestas elevaciones, uno puede ver dos columnas de arenisca, restos de un conjunto porticado de viviendas que formaron parte de una ciudad, de la que aún no conocemos el nombre, y que vivió su esplendor del siglo i a.C. al iii d.C. No era una ciudad cualquiera. Ocupaba 24 hectáreas (la media de la ciudades hispanorromanas no supera las 12) y se situaba entre Caesaragusta y Pompaelo en una vía que comunicaba el Ebro, los Pirineos y el Cantábrico. Por los restos materiales y la monumentalización de sus construcciones, el equipo dirigido por Andreu cree que la ciudad tuvo una relevante vida comercial y cierta función de control territorial en lo que hoy conocemos como las Cinco Villas.
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Uno de los rasgos que más ha interesado a los investigadores de esta ciudad romana es su sistema hidráulico. «Es la única ciudad romana del norte de España en la que contamos con el sistema hidráulico completo, desde la captación pasando por el espectacular tramo elevado de Los Pilarones», explica Javier Andreu. El historiador se refiere a las 32 grandes columnas que se conservan del acueducto romano (se cree que hubo hasta 85 de ellas) y que son en la actualidad la imagen más representativa de Los Bañales. Si por algo destacaron los romanos es por su sentido práctico. Incluso ahora sorprende el ingenio que aplicaban en sus construcciones. «El sistema de los Pilarones presenta una solución única en el mundo romano, no hay otra igual. Se trató de una solución tal vez poco estética pero funcional», dice Andreu. Los investigadores han conseguido reconstruir el recorrido en pendiente que se utilizaba para canalizar el agua. Primero, se recogía el agua en una gran presa situada en el término municipal de Biota. Desde ahí se conducía bajo el suelo hasta llegar al famoso acueducto. Por último, un canal excavado
en la roca (specus) dirigía el caudal hasta la ciudad donde, entre otros usos, se dedicaría a uno de los pasatiempos favoritos de los romanos: las termas. «Las termas de los Bañales (s. i d.C.) son las mejor conservadas de toda la antigua Hispania romana y hacen inteligible el complejo sistema de funcionamiento de esos antiguos spa de hace 200 años», afirma Andreu. Lugar de higiene pero, sobre todo, de encuentro social, en las termas se distinguían varios espacios como el apoydterium (vestuario), el frigidarium (sala fría), el caldarium (sala caliente) o el tepidarium (sala templada) en los que los ciudadanos recibían toda clase de cuidados, masajes o tomaban un baño en la piscina del recinto. ¿quiénes vivían en los bañales? Pompeia Paulla, M. Fabius Nouus, Porcia Faulentina, Porcia Germulla, L. Fabius Placidus… Estos son los nombres de algunos habitantes de la ciudad romana de Los Bañales. Su memoria ha llegado hasta nosotros a través de unos restos arqueológicos que, tal y como dice Andreu, «en realidad hablan».
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El origen de esta sociedad era vascón, pero su población fue totalmente romanizada. Andreu los describe como una sociedad abierta gracias al comercio, que adoptó las costumbres romanas. Ahí están como prueba las cerámicas de lujo, los mármoles, los ornamentos y los objetos personales encontrados en Los Bañales. Se trataba de una ciudad próspera e importante como demuestra también el espacio porticado que tenía a modo de plaza pública con estatuas de mármol que Andreu califica como «espectacular». Después de cinco años de trabajo, tanto Javier Andreu como José Francisco García hacen un balance positivo. «Creo que hemos hecho un trabajo ejemplar. Todo lo que hemos excavado, lo hemos protegido y lo hemos consolidado», afirma el director de la Fundación Uncastillo. Para el futuro, García dice que el objetivo es conseguir que haya actividad permanente en el yacimiento, «no sólo pensando en el turismo», sino sobre todo en excavación, investigación y restauración: «el patrimonio tiene que devolvernos parte de la inversión que hemos realizado».
No obstante, ambos opinan que un aspecto clave ha sido saber involucrar a la gente de la zona, hacerles partícipes de los descubrimientos, de las sorpresas y hallazgos de una historia y una memoria que, al fin y al cabo, es la de su tierra y la de su gente. A través de la difusión pública, del voluntariado, de las excursiones y visitas, de los talleres para escolares, de la Jornada de puertas abiertas (hasta 400 personas acudieron el verano pasado), de la web losbanales.es y las redes sociales (lo que García denomina con ironía «arqueología en directo»), ha aumentado mucho el reconocimiento y la identificación de los habitantes con el valor y el significado de Los Bañales. Ya no es sólo el lugar de la romería de mayo, sino que es algo más, tal y como ilustra García: «Hay mucha gente que se sigue sorprendiendo en las visitas y dicen ‘no pensaba que esto estaba así’. Hay personas de más de 60 años que llevaban 30 sin aparecer y de repente vuelven a Los Bañales a ver qué se está descubriendo. De alguna manera, estamos contribuyendo a que la memoria permanezca». •
políticos en luesia Alfredo Compaired Aragüés
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o nos referimos al ámbito local, comarcal o provincial, sino a aquellos políticos que han alcanzado notoriedad a nivel nacional. La República, la mayor obra política de Platón, muestra la sabiduría como característica primordial de los gobernantes. Y en la Biblia el rey Salomón pide sabiduría para gobernar. Pero ¿qué es la sabiduría? Múltiples son las definiciones. Tanto la cultura, como la filosofía y las religiones, convienen en que la sabiduría debe promover el bien común, más allá de las propias
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satisfacciones ideológicas o personales. Significaría la capacidad para definir la verdad y ejercer el buen juicio. En este artículo no valoramos el mayor o menor nivel de sabiduría de los políticos; únicamente pretendemos dejar constancia de su presencia en Luesia. josé calvo sotelo La Gran Enciclopedia Aragonesa, editada por El Periódico de Aragón, dice al referirse a Calvo
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Sotelo: «Y su mejor amigo, Senén Galbán, en cuya casa de Luesia pasa varios veranos». ¿Cómo un luesiano pudo entablar entrañable amistad con un gallego, nacido en Tuy, en 1893? El padre de Calvo Sotelo fue destinado como magistrado a la Audiencia de Zaragoza. Fue en 1909. Y en la Universidad ambos estudiaron Derecho, naciendo una profunda amistad entre ellos. La casa de Senén Galbán, casa Aragüés, actualmente desaparecida, estaba en el Gabantico, junto a la actual vivienda de Santos Escabosa. La vivienda de Santos Escabosa en el pasado histórico fue casa Galbán. Suponemos que esta casa dio nombre al Gabantico: Galbán, Galbantico, y finalmente Gabantico. He oído a luesianos, ya fallecidos, que Calvo Sotelo era de tez morena y que tocaba muy bien la bandurria. Según La Gran Enciclopedia Aragonesa, hablaba tres idiomas, tocaba bien el violín y la mandolina, destacando su afición por la música wagneriana. Mi padre llamaba a Senén, tío Senén. Pues un buen día, según mi padre, tío Senén y Calvo Sotelo mantearon a mi abuelo Vicente Compaired en la era de Riglos. Calvo Sotelo fue un alumno extraordinario, licenciándose en Derecho, en la Universidad de Zaragoza, con nota media de matrícula de honor. Recibió el premio extraordinario de doctorado en la Universidad de Madrid. En junio de 1916 sacó la oposición de abogado del Estado con el número uno de su promoción y una puntuación sin precedentes. Pero, además de veranear varias veces en Luesia, ¿quién fue Calvo Sotelo en la realidad política española? Entre otras cosas, diputado a Cortes, Gobernador civil de Orense y de Valencia. Durante la Dictadura de Primo de Rivera fue ministro de Hacienda entre 1925 y 1930. Creó dentro de este ministerio el Monopolio de Petróleo (campsa). Suya fue la creación de los Bancos de Crédito Local, Exterior de España e Hipotecario. Su política económica al frente de Hacienda fue contestada por la oposición y por las clases sociales oligárquicas. Y al caer la Dictadura, a finales de 1929, dimitió. Con la proclamación de la II República se exilió primero en Lisboa y posteriormente en París. Vuelto del exilio, y ya en el Parlamento, protagonizó diversos incidentes que le hicieron ganarse la hostilidad de las fuerzas izquierdistas, destacando sus enfrentamientos con Casares Quiroga. Pero la vida del líder de Renovación Española tenía los días contados. ¿Detenido? ¿Pero por qué? ¿Y mi inmunidad parlamentaria? ¿Y la inviolabilidad del domicilio? ¡Soy diputado y me protege la Constitución! Así contestó
en la madrugada del 13 de julio de 1936 al grupo de guardias de Asalto y de militantes socialistas, cuando le detuvieron ilegalmente en su domicilio. Al poco, fue fusilado en la camioneta de los guardias de Asalto. Este suceso provocó que el general Francisco Franco decidiese unirse al golpe de Estado que desde hacía tiempo se preparaba contra la República. De este modo nacía la Guerra Civil española. En la dictadura de Franco fue proclamado como Protomártir de la Cruzada o Protomártir del Movimiento Nacional. Una escultura, erigida en Madrid, en la plaza de Castilla, en 1960, perpetúa su memoria. francisco largo caballero (Madrid, 15 de octubre de 1869). (París, 23 de marzo de 1946).De acuerdo con lo manifestado por luesianos, ya fallecidos, Francisco Largo Caballero estuvo en Luesia, hospedándose en Casa Calvo. Estos son los escuetos datos que poseemos. Ignoramos cuándo y por qué estuvo en nuestro pueblo. Lo cierto es que no estuvo de vacaciones, como Calvo Sotelo, ni de cacería como el general Franco. Pero ¿quién fue Largo Caballero? Fue bautizado por la propaganda soviética como el Lenin español. Político marxista. Líder indiscutible de la ugt y del psoe durante 30 años. Eficaz colaborador de Pablo Iglesias, gozando de gran popularidad entre las masas obreras. Colaboró con el gobierno de la Dictadura de Primo de Rivera, siendo Secretario de Estado para el Trabajo. Apoyó como cabecilla los planteamientos que dieron lugar, en octubre de 1934, a la fracasada revolución en Asturias y Cataluña. Durante la II República fue ministro de Trabajo y Presidente del Gobierno. En 1939, tras la derrota republicana, se exilió en Francia, en cuya capital murió. Con la llegada de la democracia, sus restos fueron trasladados a Madrid en 1978, celebrándose un funeral por su memoria, al que asistieron 500.000 personas, convocadas por organizaciones socialistas. francisco franco Marín Chivite, jefe de fotógrafos de Heraldo de Aragón, y reportero gráfico de numerosos acontecimientos, dejó para la posteridad varias instantáneas fotográficas de la cacería de Franco en los montes de Luesia, cuando el general era director de la Academia General Militar de Zaragoza, por Real Decreto de 4 de enero de 1928. Vicente Pellicer, ya fallecido, me facilitó tres fotografías de la citada ca-
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cería. En una instantánea aparece Franco con un jabalí muerto. La fotografía está tomada en la casa de los forestales, junto a la bifurcación del camino de Sibirana. En otra fotografía vemos a Franco, en primera línea, con sus acompañantes, todos muy bien pertrechados para la cacería. En un segundo plano se muestran unos cuantos luesianos con el característico pantalón de pana, la boina, las abarcas y las camisas blancas de tirilla. Esta fotografía refleja, por sí misma, la abismal diferencia entre ambas clases sociales. Y en la última fotografía aparece todo el grupo de cazadores luesianos, bromeando entre ellos. Según me consta, en Casa Aragüés también guardan instantáneas de dicha cacería. De acuerdo con el testimonio de personas ya fallecidas, Franco durmió en Casa Melero. Y he oído que todavía conservan esa cama, aunque no tengo constancia personal de ello. Como no podía faltar, hubo baile tras la cacería, baile que tuvo lugar en Casa Jarauta, en la actualidad Casa de las Tintoreras. Siña Pilar, de Casa Ferrer, tuvo el honor de bailar con el general más joven de Europa. Y Casiano Pueyo, ya fallecido, hijo de siña Benita, me contó que su madre fue una de las mujeres que sirvieron la comida a Franco. Franco accedió por la carretera de Uncastillo, ya que la actual carretera de Ejea finalizaba en Asín. Fue, ante todo, un militar; sus inquietudes culturales estaban centradas en lo militar. El prestigio que alcanzó entre el generalato se debió a su actuación en la guerra de África. Sus ascensos fueron fruto de esa trayectoria por méritos de guerra. Se sumó, aunque a última hora, a la conspiración preparada por varios generales para sublevarse contra la República en julio de 1936. Fracasado el golpe de Estado, comenzó una sangrienta guerra civil que duraría tres años y que llevó a Franco al poder. Instauró, desde el principio, una dictadura personal de carácter autoritario. Quien fuera Jefe del Estado español durante la dictadura, desde 1939 hasta 1975, falleció en Madrid, el 20 de noviembre de 1975, siendo enterrado en el Valle de los Caídos, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial. pedro cantero cuadrado (Carrión de los Condes, 1902— Madrid, 1978). Aunque vino a Luesia como arzobispo de Zaragoza, con motivo de la ordenación sacerdotal de José Alegre Aragüés, en su persona se aúna lo religioso y lo político. Durante la Guerra Civil fue capellán del arma de Caballería y, más tarde, asesor Nacional de Auxilio Social. En 1967, por designación directa de
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Francisco Franco, fue procurador en Cortes, consejero del Reino y miembro del Consejo de Regencia. Al morir Franco y hasta dos días después, en que fue proclamado rey Juan Carlos, asumió la Regencia junto con los otros dos miembros del Consejo. El 1 de diciembre de 1975 asistió a la reunión celebrada por el Consejo del Reino para proponer la terna a Su Majestad, para el nombramiento del Presidente de las Cortes y de dicho Consejo. Sus cargos políticos fueron objeto de contestación por parte de su clero más progresista. Participó en el Concilio Vaticano II. luisa fernanda rudi (Sevilla, 13 de diciembre de 1950). La iglesia de San Esteban abrió sus puertas como Museo de Arte Religioso el 21 de mayo de 2003. Con motivo de la inauguración, acudió a Luesia nada menos que la tercera autoridad del Estado español, tras el Rey y el Presidente del Gobierno. Se trataba de Luisa Fernanda Rudi, Presidenta del Congreso de los Diputados de España. Aunque nacida en Sevilla, por la profesión militar de su padre, es de origen aragonés. En 1971 cursó la carrera de Profesorado Mercantil en la Escuela de Comercio de Zaragoza. Es también Auditor—Censor Jurado de Cuentas. Fue elegida Presidenta del Congreso de los Diputados el 5 de abril del año 2000, cargo que conservó hasta el 19 de enero de 2004.Además de diputada nacional, ha sido eurodiputada del Partido Popular Europeo. En las elecciones municipales, del 28 de mayo de 1995, fue elegida como alcaldesa de Zaragoza. En la actualidad es presidenta del Partido Popular de Aragón. Fue proclamada por las Cortes de Aragón presidenta de la Diputación General de Aragón, con fecha 13 de julio de 2011. En octubre de 2008 fue distinguida con la medalla de oro de la ciudad de Zaragoza. Quienes la conocen, dicen que es una persona muy trabajadora. Algunos de los datos reflejados, me los han transmitido personas ya fallecidas. Si algún lector observa posibles errores e inexactitudes, agradecería que lo disculpase. juan bautista monserrat mesanza (Zaragoza, 29—xii—1949). Dada la importancia histórica de El Justicia de Aragón, incluimos también a Juan Bautista Monserrat, abogado y político. Cursó Derecho y Ciencias Empresariales, ampliando estudios en Bélgica, Francia, Holanda e Italia;
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profesor de Derecho en la Escuela de Artes, letrado, por oposición, del Ayuntamiento de Zaragoza, marzo de 1987. Fue primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza, elegido en las listas del psoe, de 1979 a 1982; también, diputado por Zaragoza del cds, Presidente de las Cortes de Aragón (1987—1991). Ocupó el cargo de Justicia de Aragón entre 1993 y 1998. Conviví con él cuando
preparaba oposiciones para letrado del Ayuntamiento de Zaragoza. Según me cuenta, pasó varios veranos, con otros niños, en la Fundación Aruej de Luesia, regentada por las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, recordando las excursiones al río Arba. Como Justicia de Aragón, hizo el prólogo de varios libros, editados por el Ayuntamiento de Luesia. •
Regeneracionismo
algo que aprender cien años después Paula Portero
«
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e aprueba una sección especial de ensayos y colaboraciones literarias desde una mirada positiva, optimista, constructiva, regeneracionista y utópica ante la dura realidad que nos está tocando vivir […]». Así declaraba el consejo de redacción de esta revista la intención de recibir colaboraciones para esta edición. De esta frase con la que empecé a pensar en escribir este artículo, para mí destaca una palabra que seguramente no tendrá el mismo significado para todo el mundo: regeneracionista. Y es que en nuestra comarca, casi en nuestro adn, contamos con un «precedente ejemplar», como así lo llamó Javier Lambán en una ocasión1, dentro del regeneracionismo: un movimiento ideológico reformista que se había iniciado en España a fines del siglo xix, motivado principalmente por el sentimiento de decadencia (y por la pérdida de sus colonias), y que defendía la renovación de la vida
política y social española. Sentimiento de decadencia, renovación de la vida política y social… si hoy mismo leyéramos eso en un periódico no nos parecería que habla del siglo xix. Confucio decía «estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro» y por eso es bueno saber qué hicieron nuestros paisanos ante una situación tan similar a la nuestra. Este precedente del que hablamos es la Junta de Defensa de las Cinco Villas (1910—1914) y su órgano de expresión era el periódico regional independiente bimensual Cinco Villas (1912—1914). Esta Junta de Defensa tenía su máxima expresión y apoyo en la figura de Gerardo Miguel Dehesa, presidente de la junta y director del periódico, de Ejea de los Caballeros. Militar de profesión, fue un hombre enérgico que destacaba por su gran capacidad de liderazgo y de discurso. Tampoco hay que olvidar a
1 LAMBÁN MONTAÑÉS, Javier (1988): «La Junta de Defensa de las Cinco Villas: un precedente ejemplar», Suessetania, diciembre, n.º10, pp. 2—6.
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primera página del primer número de cinco-villas
Manuel Maynar Barnolas o Eloy Chóliz, personajes principales en las diatribas regeneracionistas de la comarca. La prensa en la comarca de las Cinco Villas fue un fenómeno con poco calado en la sociedad y en la población. Pese a haber habido algunos periódicos como La Voz de Egea o el ya mencionado Cinco Villas, no tuvieron, sobre todo el segundo caso, demasiado impacto ni repercusión en la población de a pie. Sin embargo, Cinco Villas, es digno de atención y estudio en cuanto a su sentido de unidad comarcal y reformista. Contando con algunos elementos que muy fácilmente podríamos encontrarnos a día de hoy.
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Los integrantes de la Junta y del periódico entendían el periodismo como lucha contra el poder, como instrumento con el que atizar las conciencias dormidas y reclamar lo que la sociedad se merece. Criticaban duramente la censura y el conformismo de las masas, así como a la prensa de partido. Incidieron en materia de comunicaciones, sobre todo con la batalla del ferrocarril entre la opción de construirlo entre Zuera—Sádaba y la opción Gallur—Sádaba. Y también en temas agrícolas, con las propuestas de políticas hidráulicas, en especial, la del pantano de Luna. Todas las iniciativas y propuestas de la Junta fracasaron. Ni una sola se hizo realidad durante su
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periodo de actividad. Pero no sentían su labor en vano, sino que esperaban haber calado en aunque solo fuera una conciencia y esperaban que en un futuro se reconocieran sus esfuerzos. Y, no en vano, puede que fuera gracias a esos mismos esfuerzos que la comarca es hoy lo que es, con sus carreteras y sus embalses, aunque ellos no llegaran a verlo. No hay que olvidar que suponen un precedente como unión comarcal marcando claramente un nuevo sentimiento de colaboración y búsqueda de soluciones conjuntas basadas en un rearme moral y en la educación. Si hoy en día estos cincovilleses tuvieran que plantearse escribir este periódico, considero que
básicamente se trataría de un blog. En primer lugar por su carácter más reflexivo y de opinión, además de por la tendencia de los últimos tiempos a la desaparición de iniciativas de este tipo en papel. Sería un blog reivindicativo, crítico, quizá mordaz… como ya lo era hace cien años su quincenario; en definitiva, muy actual. Estos hombres lucharon por lo que ellos creían que era la mejor opción para toda una comarca y siguieron creyendo en ello pese a fracasar, dejando un legado que cien años después aún tiene cosas que enseñar. Por lo tanto, cada vez que un cincovillés cruce una carretera o riegue sus campos debería saber que un grano del esfuerzo que costó conseguirlo se lo debe a Gerardo Miguel y a sus junteros. •
Cruceros, cruces y peirones en las Cinco Villas José Ramón Gaspar
A
ragón es una Comunidad Autónoma con un importante número de peirones, cruceros, cruces de término, rollos o picotas. Distintas denominaciones con las que designamos, por lo general, hitos de piedra o de fábrica situados en estratégicos lugares de una población o fuera de la misma con fines diversos, civiles o religiosos. Hay lugares en este territorio, como las zonas del Jiloca, del Huerva, del Matarraña o del Campo de Daroca, donde este tipo de hitos o mojones se convierten en auténticas capillas realizadas en honor a Cristo, a la Virgen o a distintos santos, en el transcurso del tiempo por las gentes sencillas de sus pueblos con profundas raíces cristianas.
Sin embargo, el caso de la comarca de las Cinco Villas es muy distinto. Apenas hoy en día contamos con tres muestras de esa misma factura arquitectónica. La primera, en Piedratajada, pueblo situado en la parte este de la comarca y próximo al río Gállego. Allí se erige un antiguo peirón realizado con cuatro piedras sillares, más una basa de mayor anchura y un cimacio de la misma piedra, terminando en punta sus cuatro lados. Se ha restaurado recientemente y en su hornacina se guarda la imagen del santo venerado por sus vecinos, San Isidro Labrador. La segunda, al sur, concretamente en la villa de Tauste, con los catorce pequeños peirones de ladrillo rojo que componen su viacrucis en la Plana de las Ermitas. Y la tercera en Farasdués. Se trata en este caso de una construcción en piedra de los años 70 dedicada a San Isidro.
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cruz del gancho en ejea de los caballeros
Lo que en realidad encontramos diseminados por muchos pueblos de las Cinco Villas es aproximadamente un centenar de monolitos, columnas, cruceros o cruces que se constituyen o se han constituido como hitos de piedra sobre unas gradas, rematados en su parte más alta con una cruz de piedra para marcar un cruce de caminos o para destacar un lugar significado de nuestra vieja historia. Algunos de ellos incluso de origen pagano, y cristianizados posteriormente. Asimismo, existen algunas cruces pétreas sobre la entrada de cementerios y ermitas o en los viacrucis y calvarios. Por otra parte, en esta comarca existen a su vez otros elementos pétreos que bien merecerían ser reseñados por su relevancia histórica, como es el caso de las admiradas columnas y pilastras de piedra existentes en el yacimiento romano de Los Bañales, en el término de Uncastillo. En cambio, considero que no procede, por mi parte, hacer descripción ni comentario alguno, por ser un tema ya suficiente estudiado en los últimos años por especialistas en Arqueología, Historia o el mundo clásico bajo el patrocinio de la Fundación Uncastillo.
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cruz del 25 aniversario. bardenas
crucero del portal de zaragoza. sos
cruz de isuerre
valdecabañas. luna
Así pues, mi propósito a lo largo de estos últimos años ha sido confeccionar un inventario de todas las cruces, cruceros y otros elementos pétreos que han existido o existen hoy en día en la comarca de las Cinco Villas, añadiendo, al mismo tiempo, para cada uno de ellos, una breve descripción y una precisa información sobre su antigua o actual ubicación. Quiero señalar que, aunque todos tienen un nombre que ha venido trasmitiéndose generación tras generación en honor de algún santo o por el topónimo del lugar donde está o estuvo situado, nada sabemos con certeza de su historia ni del momento de su creación, salvo en algún caso excepcional. Y huelga decir que cada una de estas joyas de nuestro patrimonio histórico—cultural —que, por cierto, no deberíamos dejarnos perder— cuenta para su perfecta identificación con su correspondiente documento gráfico o fotográfico. Obviamente, en este artículo no puedo incluir el documento gráfico o fotográfico de todos elementos pétreos diseminados en nuestra comarca. He seleccionado simplemente algunos, aquellos que he considerado de mayor valor escultórico e histórico.
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cinco villas de aragón
Algunos se remontan incluso hasta el siglo xvi y pudieron ser picotas de ajusticiamiento en castillos o fortalezas, cristianizados siglos más tarde añadiendo, como ya se ha señalado, una cruz de hierro en su cimacio. Sobre todo a partir de la orden de las Cortes de Cádiz en 1813 que obligaba a la demolición de todos los signos de vasallaje existentes en España. La mayoría, no obstante, nacieron como cruces de término, con magníficas gradas, fustes y basas, manteniendo algunas de ellas relieves vegetales o hasta la fecha de su creación. En unas de ellas puede leerse todavía el año de 1680. Oportuno es, a su vez, detallar cada uno de los pueblos donde están ubicados y nombres que cada uno de estos elementos pétreos recibe en la actualidad. A saber: ardisa: Cruz de Santa Ana y Cruz del cementerio asín: La Cruceta, Cruz de la Virgen del Campo y La Santa Cruz bagüés: Pilón de Santa Orosia y La Cruz bardenas: Cruz del 25 aniversario de la creación de dicha localidad biel: Crucero de San Martín, Cruz del Burgo, Basa del Crucero del Castillo, Cruz de la Tejera, Cruz de la Sierra y Cruz del Santo Cristo del Cerro castiliscar: La Cruz Baja, Cruz del Cementerio y Cruz de la Plaza ejea de los caballeros: Cruz del Rufián, Cruz del Gancho, Cruz de San Pedro, Cruz de la Reina, Cruces del Calvario y Cruz del Salvador el frago: Viacrucis y Calvario y Cruz de Valzargas erla: Cruz del Viacrucis, Cruz de Santa Ana, Crucero de Paules, Cruz de Paules y Crucero de Santías farasdués: Peirón de San Isidro, Cruz de Hermón, Pilón del Serrallón y El Calvario fuencalderas: Cruz de San Miguel de Liso y el Calvario o Las Cruces isuerre: Cruz de Isuerre y Cruz del Cementerio las pedrosas: Crucero de Gurrea, Crucero del Cementerio, Crucero de Sierra de Luna y Cruz de Zuera layana: La Cruz y Cruz del Cementerio longás: La Cruz de Término y Cruz del cementerio luesia: Cruz de San Severo y cruces procedentes del viejo cementerio en la entrada de la iglesia del Puyal luna: Cruz Baja, Cruz de Valdecabañas, Cruz de Mingalé, Cruz de Mosén Pablo, Crucero de Monlora, Cruz del Camino de Monlora, Basas del Viacrucis, Monolito del Cincuentenario, Cruz de Abarrós, Cruz de Luriés y Cruz de Júnez malpica de arba: Mojones de piedra
marracos: Crucero del barrio bajo, La Cruz y Cruz del camino a Erla navardún: Crucero de la era de Morea orés: Pilón de la Atalaya, Cruz de Goyo y Cruz de las Eras piedratajada: Peirón de San Isidro, Cruz de la Plaza y Cruz de los Caídos pintano: La Cruz Vieja y La Cruz Nueva sádaba: Cruz de la Atalaya y Piedra de Hércules o Sansón sierra de luna: Cruz de San Pedro sofuentes: Cruz de los Tres Caminos y Cruz de Serún sos del rey católico: Cruz de Portillas, Crucero del Portal de la Reina, Cruz del Portal de Zaragoza, Crucero de Valentuñana, Crucero de Ruesta y la Cruz de Valentuñana tauste: Viacrucis de Las Ermitas uncastillo: Cruz del Peñazo, Cruz del Corral de la Cruz, Viacrucis de San Cristóbal y El Uso y la rueca undués pintano: Cruz de Ruesta, Cruz de San Juan y Estela Medieval del Puente urriés: Cruz de la Portaza, Cruces del Viacrucis y Piedra de Sansón valpalmas: Calvario del Castellazo •
crucero de paules. erla
cruces del calvario. ejea
cruz del rufián. ejea
la cruz vieja. pintano
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ciencia Un acercamiento accesible y generalizado, al mismo tiempo que exigente y responsable, al mundo de la ciencia moderna es uno de los grandes retos del sistema educativo actual. Nuestra sociedad moderna exige un desarrollo cada vez más amplio y más profundo en los campos de la física, la química, la biología o de cualquier otra especialidad científica. De ello va a depender en el más inmediato futuro nuestro bienestar, nuestra salud, nuestro abastecimiento energético, nuestros sistemas de comunicaciones y tantos otros aspectos de nuestra vida diaria de los que, en muchos casos, ni tan siquiera somos conscientes. Por ello es tan importante el acercamiento temprano a las disciplinas científicas en nuestro sistema educativo, proceso en torno al cual reflexiona el artículo de Jesús Medrano, en el que se aboga por una enseñanza científica práctica y experimental. Al fin y al cabo, esos alumnos de Primaria y Secundaria que ahora comienzan a acercarse a las reacciones químicas que están detrás de la formación de los cristales serán los que el día de mañana habrán de profundizar en el mundo de las fuerzas subatómicas, al que nos acerca el artículo de Elisa Ruiz sobre el bosón de Higgs, y resolver las grandes incógnitas que todavía plantea el Modelo Estándar de la física cuántica.
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a través del cristal Jesús Medrano
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ueridos lectores, en esta ocasión me gustaría dedicar la ventana abierta que anualmente me ofrece esta revista tan especial para hablaros de una interesante iniciativa planteada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Zaragoza en colaboración con el programa «Ciencia Viva» del Departamento de Educación. Se trata del «Concurso de Cristalización en la escuela» en el que algunos de los centros educativos de nuestro entorno hemos decidido participar. En el último lustro, periodo en el que tenido la fortuna de poder compartir vida laboral con estupendos profesionales e increíbles compañeros de los departamentos de Física y Química y Biología y Geología del instituto en el que trabajo, siempre hemos impulsado una visión de la enseñanza de las disciplinas científicas, en las etapas de educación secundaria, que difiere del tradicional planteamiento academicista que hasta ahora ha predominado en la mayoría de los centros educativos de nuestra comunidad. Se acostumbra a presentar la ciencia de una forma tal que limita la experiencia de los alumnos a lo que sucede en el aula y a las pocas prácticas de laboratorio que se pueden realizar considerando las infraestructuras disponibles y los cada vez más mermados recursos económicos y humanos. Este enfoque aleja la ciencia de la experiencia cotidiana del alumno para convertirla en algo complejo, lejano y difícil. En cambio, desde mi centro siempre hemos apostado por una visión mucho más amplia, que busca que el proceso de enseñanza—aprendizaje se convierta en una experiencia mucho más vital y cercana, que el alumno conozca una manera de hacer ciencia
que pueda comprender, experimentar y compartir. Así, hemos buscado completar y ampliar la formación de nuestros jóvenes participando en todos aquellos programas que impliquen experiencias fuera del aula y que, además, nos permitan acercarles dentro de lo posible a la diversa y poco conocida labor investigadora que se realiza en los distintos centros e institutos científicos de nuestra región. De esta forma el alumnado pierde ese miedo, instaurado incluso a nivel social, a las disciplinas científicas y no sólo aprenden más y mejor, sino que se forman en una serie de valores como el interés y la curiosidad por todo aquello que sucede a su alrededor, el valor del trabajo en equipo y la importancia del esfuerzo cotidiano para alcanzar los objetivos marcados. En esta línea, hemos dado siempre mucha importancia a potenciar el espíritu divulgador de nuestros alumnos y su capacidad e interés por transmitir, intercambiar y aprender conocimientos y experiencias relacionadas con temas científicos que están presentes de forma constante en su vida cotidiana. Este planteamiento educativo ha sido siempre compartido e impulsado desde el equipo directivo del centro y se ha plasmado en iniciativas como el programa de «Ciencia en los coles», actividad que llevamos años desarrollando y en la que, personalmente, me siento no solo feliz de poder participar sino también tremendamente orgulloso de los logros conseguidos. Contemplar a los niños de Primaria disfrutando de una jornada dedicada a la ciencia y cómo sus propios hermanos mayores, los alumnos de Secundaria, son capaces de transmitírsela es uno de los espectáculos más gratificantes que yo, como profesor, he podido contemplar.
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Dada nuestra trayectoria, cuando hace unos meses apareció la convocatoria del «Concurso de Cristalización en la escuela» consideramos muy positiva la participación del centro en la actividad y no dudamos en inscribirnos. El planteamiento del concurso nos resultó muy interesante: consiste en que un grupo reducido de alumnos se ponga a trabajar en el laboratorio para conseguir elaborar, a partir de un sólido pulverulento soluble en agua proporcionado por la organización, cristales lo más grandes y perfectos posible o que presenten algún tipo de característica peculiar que los diferencie. Puede que en este punto alguno de ustedes se pregunte a qué me refiero exactamente cuando hablo de un cristal. Acudamos a la definición del Diccionario de la lengua española: «1. Sólido cuyos átomos y moléculas están regular y repetidamente distribuidos en el espacio». Este es el concepto de cristal que manejamos los científicos y ejemplos de los mismos los podemos encontrar fácilmente en la cocina de cualquiera de nuestras casas. Únicamente debemos coger una pizca de sal o azúcar pues cada grano de cualquiera de estas sustancias presenta una estructura interna perfectamente ordenada donde las partículas que los constituyen están regularmente distribuidas. La formación de este tipo de estructuras únicamente requiere tiempo y espacio para que los constituyentes del cristal puedan ordenarse adecuadamente. Si quieren ver lo que la naturaleza es capaz de crear, cuando la formación y crecimiento de un cristal es extremadamente lento y tiene lugar en un espacio muy amplio, les sugiero que busquen
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fotografías de la cueva de los cristales gigantes de Naica en la localidad mexicana de Saucillo o vean la interesante película documental sobre los mismos que realizó el cineasta español Javier Trueba. Les aseguro que disfrutarán del espectáculo natural que suponen estructuras cristalinas de yeso que superan los diez metros de longitud y el metro de ancho. Sin embargo, si seguimos leyendo el diccionario veremos que la palabra cristal tiene otras acepciones: «2. Vidrio, especialmente el de alta calidad. 3. Pieza de vidrio u otra sustancia semejante que cubre un hueco en una ventana, en una vitrina, etc.» Es decir, en nuestra vida cotidiana solemos utilizar la palabra cristal para referirnos a objetos hechos de vidrio. Curiosamente, si buscamos la definición de vidrio encontraremos lo siguiente: «1. Sólido duro, frágil y transparente o translúcido, sin estructura cristalina…» O sea que damos el nombre de cristal a un material que carece de estructura cristalina, lo cual no deja de ser una curiosa contradicción. Pero, ¿cuál es el origen de esta confusión? Para contestar a la pregunta tendremos que realizar un viaje atrás en el tiempo hasta la época de la República romana cuando, aunque la tecnología del vidrio era conocida, no éramos capaces de fabricar vidrio plano para cubrir los vanos de casas y edificios públicos. Con este fin se empleaban rocas translúcidas como el alabastro o el material más de moda en aquel momento: yeso cristalizado procedente de las minas de Segóbriga, población minera situada en la provincia de Cuenca. El cristal de Hispania era fácil de separar en láminas que se exportaban a través del
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puerto de Cartagena. Esta industria muere de forma natural cuando en el siglo I los romanos aprenden a fabricar láminas de vidrio que sustituyen a los cristales de Hispania, apropiándose también de la palabra cristal para referirse al vidrio sintético. Volviendo al concurso que nos ocupa, los aspectos que nos llamaron especialmente la atención no eran propiamente aquellos relacionados con los procesos físicos y químicos que conducen a la formación y crecimiento de un cristal, sino que estábamos mucho más interesados en la metodología de trabajo planteada. Se exige que los participantes documenten todo el trabajo realizado a través de un cuaderno de laboratorio que también será valorado. En él se incluyen los planteamientos efectuados, los datos de las experiencias realizadas y las conclusiones obtenidas junto a una amplia documentación fotográfica de todo el proceso. También ha de elaborarse un bonito cartel explicativo que, junto con los cristales y el cuaderno, tendrá que defenderse en una sesión final que tendrá lugar en Zaragoza el próximo 28 de abril. Todo este sistema descri-
to reproduce a pequeña escala y de una manera muy fidedigna cómo es el proceso de trabajo de un grupo real de investigación: se experimenta, se documenta, se elabora y se presentan los resultados a la comunidad científica en un congreso. Así, seis alumnos de primero de bachillerato y tres alumnos de primero de eso van a poder vivir en primera persona lo que supone participar en una jornada de intercambio de experiencias con compañeros de muchos otros centros, del mismo modo que se produce el intercambio de conocimientos en un congreso científico. Qué mejor manera puede haber para motivar a un joven, para alejar de su mente todos esos prejuicios sobre la ciencia, que poder experimentar la verdadera cara del proceso científico como algo creativo, vital y con una indiscutible vertiente social. No se aprende a amar la ciencia en un aula teórica; la única manera de conseguirlo es experimentándola y, como ocurre con muchas otras actividades humanas, una vez inoculado el veneno, sus efectos duran toda la vida. No olvidemos que nuestra visión del mundo depende del cristal (más bien vidrio) con el que lo miramos. •
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EL BOSÓN DE HIGGS, MÁS CONOCIDO COMO EL BOSÓN DE HIGGS Elisa Ruiz Chóliz
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ocas noticias científicas han sido tan tratadas recientemente en los medios de comunicación como fue el descubrimiento experimental del bosón de Higgs. Más allá de las dolorosas simplificaciones que suelen leerse en los artículos de prensa sobre actualidad científica, esta noticia en concreto iba acompañada de un aura de misticismo bastante molesta y totalmente injustificada. Porque no, el bosón de Higgs no es la partícula de dios. Sin embargo, antes de entrar en detalles de lo que el bosón de Higgs no es, sería necesario pararnos a hablar de lo que el bosón de Higgs sí es.
Empecemos por el principio. La parte del Universo que conocemos está formada por partículas elementales que interaccionan entre ellas mediante cuatro fuerzas fundamentales: gravitatoria, electromagnética, fuerte y débil. Podemos encontrar partículas de dos tipos. Por un lado, tenemos a los fermiones, que son los «ladrillos» que componen la materia visible del Universo. Ejemplos de fermiones podrían ser los electrones, o los quarks que forman los protones y los neutrones. Por otro lado, tenemos a los bosones, que son las partículas que transmiten las fuerzas1 entre los fermiones. Un ejemplo conocido de bosón sería el fotón, que es la partícula portadora de la fuerza electromagnética.
El comportamiento de estas partículas y cómo interaccionan entre ellas se explica actualmente mediante el Modelo Estándar. Esta teoría2 está basada en física cuántica de campos3, es decir, describe la realidad mediante campos con una serie de propiedades. En este marco matemático que proporciona la física cuántica de campos, la dinámica de la teoría viene descrita por una función llamada Lagrangiano. Este Lagrangianio tiene diferentes términos que se corresponden con los diferentes tipos de interacción existentes entre las partículas antes mencionadas. El Modelo Estándar se desarrolló en la segunda mitad del siglo xx, y parecía explicar casi todo lo que ocurre en la naturaleza, a excepción de la gravedad (problema que todavía no se ha solucionado y que nos desviaría demasiado del tema). Sin embargo, en torno a 1960 se empezaron a encontrar problemas para encajar dos de las cuatro fuerzas fundamentales. Los problemas radicaban en que al intentar describir estas fuerzas mediante una teoría de campos con las características requeridas por el Modelo Estándar, se obtenían resultados incoherentes, como por ejemplo, que algunas de las partículas cuya masa había sido ya medida deberían tener masa igual a cero. Es decir, la teoría explicaba de forma muy precisa el com-
1 En realidad solamente hay evidencias experimentales de los bosones portadores de las fuerzas electromagnética, fuerte y débil. El bosón responsable de la fuerza gravitatoria, que teóricamente se llama gravitón, sigue siendo sujeto de estudio ya que no ha sido observado todavía. 2 En este punto me parece útil recordar que teoría no es sinónimo de hipótesis. Una teoría científica está formada por un conjunto de hipótesis corroboradas por el método científico, y además está probada mediante evidencia experimental. 3 Un campo se define como una magnitud física que tiene un valor diferente para cada punto del espacio y del tiempo.
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portamiento de las partículas, siempre que esas partículas no tuviesen masa. Pero las partículas tienen masa… Este problema empezó a ver la luz en 1964, cuando tres grupos de investigadores escribieron tres artículos proponiendo formas diferentes, pero relacionadas entre ellas, para explicar cómo podría incluirse la masa en las teorías de campos con las características requeridas por el Modelo Estándar. Estos tres famosos artículos fueron escritos respectivamente por Robert Brout y François Englert, por Peter Higgs, y por Gerald Guralnik, C. Richard Hagen y Tom Kibble. En ellos se proponía una solución basada en la existencia de un nuevo campo, el campo de Higgs, que haría que las partículas elementales adquiriesen masa. Este campo estaría presente en todo el universo, y las partículas interaccionarían con él mediante un bosón, el bosón de Higgs. Cuanto más interaccionase cada partícula con el campo, mayor sería su masa. De esta forma, tendríamos partículas sin masa como el fotón, ya que no interacciona nada con el campo de Higgs, y partículas con diferentes masas dependiendo de lo fuerte o débilmente que interaccionen con dicho campo. Esta idea se siguió desarrollando y en 1972 se aceptó como teoría ya que, aunque todavía no se tenía ninguna evidencia experimental de la existencia de dicho campo, los cálculos basados en él daban respuestas consistentes y predecían resultados ya confirmados. Una vez planteada la teoría, había que buscar esa evidencia experimental, y la forma de comprobar que este campo existía era encontrando el archiconocido bosón de Higgs.
La comprobación experimental de la existencia del bosón de Higgs tuvo que esperar hasta 2013. Después de varios años realizando experimentos de alta energía en el acelerador de partículas (lhc), el 14 de marzo de 2013 se tuvieron suficientes datos concluyentes para afirmar que el bosón de Higgs había sido encontrado. Este descubrimiento confirmaba la existencia del campo de Higgs y aportaba una nueva evidencia experimental a la veracidad del Modelo Estándar, lo cual fue motivo de celebración y noticia a escala mundial. Así pues, la conclusión a la que llegamos es que el bosón de Higgs es la partícula responsable de que el resto de partículas elementales adquieran masa. Ahora sí, es el momento de preguntarnos, ¿qué tiene de especial esta partícula para atribuirle poderes divinos?, y ¿por qué en la comunidad científica esta partícula es más conocida como la partícula de dios? Llegados a este punto, las respuestas a estas preguntas son bastante obvias. El bosón de Higgs no es una partícula divina, ni es más conocida entre los científicos como la partícula de dios. En la comunidad científica nunca se ha utilizado ese apodo para llamar al bosón de Higgs, ya que es una partícula que tiene nombre propio. ¿De dónde viene, entonces, este apodo tan desafortunado? En 1993, el premio Nobel en Física Leon M. Lederman publicó el libro «La partícula de Dios: si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta?», en el que explicaba de manera divulgativa la historia
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de la física de partículas. En su capítulo de introducción, él mismo inventa tal apodo, y nos da sus razones. «This boson is so central to the state of physics today, so crucial to our final understanding of the structure of matter, yet so elusive, that I have given it a nickname: the God Particle. Why God Particle? Two reasons. One, the publisher wouldn’t let us call it the Goddamn Particle, though that might be a more appropriate title, given its villainous nature and the expense it is causing. And two, there is a connection, of sorts, to another book, a much older one...»
cern para detectar el bosón de Higgsy la parábola de la construcción de la torre de Babel. Analogía que también tiene sitio para el Mago de Oz. Poco más queda ya por comentar al respecto. Entendiendo mínimamente la naturaleza del bosón de Higgs llegamos a la conclusión de que esta partícula es una parte más del Modelo Estándar de la física de partículas. Y analizando el origen del apodo sensacionalista que se le ha dado a este bosón podemos ver el nulo fundamento científico de tal apodo. Y es por esto por lo que en la comunidad científica el bosón de Higgs no es más conocido como la «partícula de dios», sino como el bosón de Higgs. •
En este fragmento, Lederman nos habla primero de la gran importancia de este bosón para la física actual y el conocimiento sobre la estructura de la materia. Tan crucial es esta partícula que, bajo su propio criterio, decide llamarla «godparticle». Sin contar el hecho de que este apodo no es universal, ya que la importancia de un dios radica en las creencias de cada persona, traducir «godparticle» por «la partícula de dios» es incorrecto. En inglés el posesivo se indica con la preposición of o con el sufijo ‘s, por lo que una traducción mucho más correcta de «godparticle» sería «la partícula divina» o «la partícula dios». Es decir, el bosón de Higgs no es una partícula hecha por dios, o perteneciente a dios, sino que sería un dios en sí misma. Por lo tanto, vemos que, aunque el apodo que Lederman le dio al bosón no es el más afortunado, la traducción que se ha difundido por los medios de comunicación de habla hispana es, además de desafortunada, incorrecta. Si seguimos con el fragmento, el autor nos explica dos razones por las que ha llamado al bosón de Higgs «godparticle». La primera de ellas es que, aunque según Lederman sería un apodo mucho más acertado, su editor no les permitiría llamarla «the goddamn particle», es decir, «la partícula maldita» o «la puñetera partícula». Esta primera razón nos hace darnos cuenta del tono humorístico del libro y de la poca importancia que tiene el tan sonado apodo. Así pues, si su editor no le permite poner «goddamn» en la portada de su libro, quite el «damn» y quédese con «god». Al final del fragmento, y en las siguientes páginas del libro, el autor hace una analogía, también en tono humorístico, entre la construcción del anillo colisionador de hadrones (lhc) que se construyó en
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cine y música Recomendamos que lean estos tres artículos porque a través de la cultura, el conocimiento y el saber les van a llevar a un mundo de inquietudes que su lectura no les va a dejar indiferentes. «Pequeño homenaje a Eugenio Ledesma» artículo lleno de entusiasmo y vida nos da a conocer a una persona apasionada por su trabajo, sus raíces, su tierra, cuya vocación le ha llevado a realizar documentales de altísimo nivel reconocidos a nivel nacional. «El organetto de Erla» muestra la admiración de un profesor de música por los instrumentos del pasado y que ha hecho realidad su sueño, investigar, reconstruir y hacer sonar de nuevo instrumentos que tienen más de 500 años, en concreto un organetto que se encuentra pintado en el retablo gótico de la Iglesia de Erla. «Los pianos cuadrados, Londres 1766», nos adentra en un instrumento desconocido hoy en día, el piano cuadrado que se construyó en Londres y París entre 1766 y 1860, cuya sonoridad y técnica de construcción es diferente al piano vertical convencional que conocemos.
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pequeño homenaje a eugenio monesma José Antonio Adell Castán
C
uando ejercía de maestro en mi primer destino, Tamarite de Litera, hace 35 años conocí a Eugenio Monesma. Fue invitado a la Semana Cultural donde proyectó una película que se llamaba Jaque de Reyes. Editaba en super 8 y realizaba cortometrajes con un hilo argumental que invitaba a la reflexión. Mi recuerdo de él, en aquellos años, era el de un hombre apasionado por el tema audiovisual. Entonces trabajaba en una empresa de Huesca, y en su tiempo libre se dedicaba a lo que era algo más que una afición. Fue uno de los pioneros en la creación del Instituto Aragonés de Antropología en el año 1983. Allí estuvieron en sus inicios Manuel Benito, Ángel Gari, Fernando Biarge, Tirso Ramón y otros. Fue el momento en el que tomó una decisión importante en su vida: dedicarse al cine etnográfico. Con Manuel Benito, con quien le unía lazos de parentesco y de aficiones, constituyeron un tándem importante y juntos patearon muchos lugares. Fruto de esa buena relación fueron diversas producciones. Manuel Benito, gran etnólogo y hombre con una inteligencia privilegiada, que nos dejó importantes trabajos sobre el Altoaragón, falleció hace pocos años. Recuerdo que, en los últimos días de su vida, Eugenio iba todas las tardes a verlo al hospital y su pérdida fue para nuestro cineasta un momento muy duro. En homenaje a Manuel Benito se preparó una publicación en la que se invitó a varios autores, que fue financiada por Salvador Trallero, de Sariñena Ediciones, y por el propio Eugenio.
Con Ángel Gari, doctor en Historia, experto en estudios de supersticiones y brujería y director del Museo del Supersticiones de Abizanda, también se creó un vínculo importante. Gari fue el primer director del Instituto Aragonés de Antropología, y sigue estando muy vinculado a Eugenio Monesma. Un día, Eugenio decidió dejar su trabajo en la empresa y dedicarse de lleno al mundo audiovisual. Editaba sobre temas etnológicos y poseía una tienda donde vendía entre otras sus producciones. Pero aquello tampoco le acababa de convencer, así que dio un paso más, dejó la tienda y creó su propia productora audiovisual, Pyrene. Era el año 1989. Desde esta empresa ha llevado sus documentales a televisiones, instituciones, y certámenes. Su producción se organizó en series: Labores tradicionales Mitos, ritos y creencias, Las fiestas tradicionales, Dances tradicionales, Naturaleza, Historia, arte y patrimonio, La buena mesa, etc. Con la nueva productora, Eugenio grabó en primer lugar sobre la provincia de Huesca, luego sobre Aragón y, finalmente, de toda España. Su empresa llegó a tener una veintena de personas y en su haber aparecen más de 3.000 documentales. Con la puesta en marcha de la tv autonómica pasó a presentar un programa con importante cuota de audiencia, Nos vemos en la plaza mayor. En un escenario de plaza de pueblo, modelado en el taller de Julio Luzán, en Loporzano, se realizaron más de trescientos programas. En ellos se entrevistó a personas importantes del mundo de la cultura,
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la música tradicional, la etnología, la historia o de asociaciones culturales y se pasaron diferentes documentales. En un formato de media hora al principio y luego de una hora, los domingos por la tarde eran muchos los aragoneses que realizaban su sobremesa teniendo en la pantalla a Eugenio. El 17 de septiembre de 2006 se estrenó esta serie, presentada y dirigida por él, que permaneció en antena hasta el 8 de julio de 2012. Al desaparecer la serie, lo que creo fue un error de las personas que tomaron la decisión, Eugenio preparó un nuevo programa interesante e inédito: Los secretos de las piedras. Teniendo como eje esa temática, Eugenio recorrió todas las comarcas aragonesas buscando elementos de interés y poco conocidos. El primer programa se emitió el 12 de septiembre de 2013. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios por sus trabajos. En el 2010 fue investido académico de número en la Real Academia de Bellas Artes de San Luis. Ese mismo año se le dio el galardón Félix de Azara junto a Severino Pallaruelo. El acto de entrega se realizó en la dph en febrero del 2011. El pasado mes de noviembre fue objeto de un homenaje en el certamen de cine de Huesca, pero había recibido otros en todos ellos con una multitudinaria presencia de personas, prueba del afecto que se le tiene.
He tenido la suerte de grabar con Eugenio algunos programas. Y en estos dos últimos años, en los fines de semana, o en las vacacione estivales, he recorrido algunos lugares con él. Sorprende en un hombre que acaba de pasar la frontera de los sesenta años su imparable actividad. A las cinco de la mañana ya está de pie y a primera hora de la mañana acude a la piscina de Almeriz de Huesca a practicar natación. Después se dirige a su empresa o bien viaja a algún recóndito lugar a realizar alguna grabación. De una resistencia admirable, su actividad no tiene límite. Puede estar todo el día caminando, escudriñando información, indagando, grabando. Es metódico y riguroso en su trabajo. Tiene muy claros sus objetivos y sus metas. Sus documentales suponen una importante aportación a nuestro patrimonio y una buena parte de los temas que ha tocado no habían sido llevados al campo audiovisual. Entre otras anécdotas recuerdo un viaje por tierras de la Alta Litera en el que íbamos Manuel Benito, Eugenio y yo en un día frío de inicios de enero. Corría el año 1989 y hasta en la comida al aire libre pudimos brindar por el nuevo año con un poquito de champán. El verano del año 2010 con un calor sofocante estuvimos grabando sobre Joaquín Costa en Monzón y luego seguimos por el canal de Aragón y Cataluña. Aquel día Eugenio no se encontró muy bien, pero a pesar de ello terminamos el maratoniano día habiendo recorrido distintos lugares.
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césar ordóñez
En el 2011, a finales de enero, fuimos a la fiesta de San Babil en Paracuellos de la Ribera. Allí se grabó el concurso de ranchos y las corridas de mujeres con cántaros en la cabeza y de hombres con el candil en la bragueta. Fue divertido y se nos acogió muy bien en este pueblo.
Dice Eugenio que necesita salir al monte y también ello va unido a nuestra condición humana. Necesitamos el contacto con la naturaleza y mucho más en estos tiempos. Es un hombre que ama profundamente la naturaleza y el mundo rural. Se siente integrado en ella, la disfruta y aprende de ella.
En las grabaciones del programa Los secretos de las piedras le pude acompañar en alguna ocasión y desde luego hay que admirar su fortaleza física, cómo entraba y salía de las denominadas «cuevas de la fertilidad» sin ninguna dificultad y en algunas de ellas es bastante compleja tanto la entrada como la salida.
El material que nos ha legado pasa a ser un referente no solo para los estudiosos de esta tierra sino también para cualquiera que se acerque a una época de transición al cambio que han propiciado las nuevas tecnologías. Muchas de las producciones que ha llevado al documental hoy ya sería imposible llevarlas a cabo, pues sencillamente el rito, la tradición o el artesano han desaparecido.
Eugenio cuando graba un programa no es amigo de ir a comer a un restaurante. Dice que le rompe el ritmo. Prefiere hacerlo en el monte o en alguna improvisaba roca a modo de mesa. Un verano vino con nosotros el actor de Oregón Televisión, Jorge Asín, y estuvimos comiendo junto a la ermita de Santa Águeda en San Lorenzo de Flumen. En la Litera teníamos un lugar que nos protegía del viento junto a Los Castellassos. Aunque también en otras ocasiones hemos comido en la ermita de Santa Ana de Tamarite o la de San Bartolomé de Altorricón.
El dinámico, activo y apreciado amigo Alfonso Cortés me pidió como homenaje a Eugenio Monesma que escribiera un artículo en Ágora sobre él. Se podría ampliar mucho más y hasta nos saldría un libro con su biografía, pero sirvan estas pinceladas como pequeño homenaje a un gran hombre. •
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reconstrucción del organetto de erla Eduardo Gregorio
A
veces, viviendo toda la vida en un lugar, nos sorprendemos con una noticia u otra sobre el patrimonio de donde vivimos. Seguro que muchos de los que comienzan a leer este artículo han estado numerosas veces en la Iglesia de Erla. Pues bien, allí nos encontramos con un precioso retablo gótico de 1446 pintado por Tomás Giner. En una de sus tablas aparece la Virgen María con el niño Jesús sentado sobre su regazo portando el cetro de Rey del Universo. A la izquierda aparecen representados tres ángeles músicos tocando el laúd, el órgano portativo y el arpa. Estas agrupaciones nos dan idea de los conjuntos que se solían formar a la hora de hacer música. Aquí nos tropezamos con el objeto de nuestro artículo, el órgano portativo, también conocido como órgano de cuello u órgano de coll (se colocaba sujeto por una correa al cuello) u organetto. Este instrumento, antecesor y coetáneo del gran órgano que podemos encontrar hoy en nuestras iglesias tiene un problema, y es que se extinguió a mediados del s. xvi y no ha quedado ni un sólo instrumento entero ni parte de él. Por ello, sólo nos podemos guiar para hacer una reconstrucción de la iconografía y del tratado de Arnaut de Zwolle (c. 1400—1466). A este tratado tampoco podemos darle plena confianza, ya que es la única fuente escrita con la que contamos y no sólo habla de órganos y órganos portativos, sino que también habla de otros
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instrumentos, medicina y otras materias, por lo que no podemos determinar si Arnaut era un profesional en la materia o sólo un entendido. El organetto de Erla posee varias virtudes dignas para hacer una reconstrucción. Son las de verse con unas proporciones precisas para poder hacer unos planos y una lógica constructiva. Es decir, estamos observando una tabla tardo—gótica que dista mucho de ser una fotografía o una pintura hiperrealista del s. xx. Del mueble de la caja del organetto se observan varias cosas, que la madera utilizada, aunque luego pueda tomar diferentes colores, podría ser, por el grosor de las tablas y por el color, pino o cerezo. En este caso he escogido pino de Soria. Sobre las proporciones de la caja no se han podido seguir al pie de la letra ya que no coincidían con las necesidades constructivas del instrumento. Sí que se ha conseguido una forma general bastante semejante a su modelo. Se hizo un minucioso estudio de las tallas y después de su diseño sacado de la tabla de Erla se vió que coincidía con otras tallas del órgano de S. Pablo de Zaragoza (1480). Para el barniz de la caja se ha usado un proceso que se usaba en Aragón en el s. xv. Consiste en varias capas de ajo picado macerado en clara de huevo. De esta manera se tapan los poros evitando que sangre la madera y se protege contra la entrada de parásitos como la carcoma. Como tinte se usó nogalina para oscurecer el color del pino. A continuación se
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le aplicó aceite de linaza y para terminar una capa de cera de abeja, obteniendo un brillo mate y un tacto cálido. En la tabla de Erla no se aprecia el fuelle por lo que los copié del que aparece en el organetto del retablo del altar mayor de la Seo de Zaragoza. Está formado por dos tablas en los extremos y entre éstas unas costillas de madera. Está adosado al organetto por la zona de detrás de forma vertical. Para unir las dos tablas y las costillas he usado piel de oveja. La piel se ha untado con cera y calentada se torna rígida y mientras está aún caliente se la puede moldear dándole la forma de los pliegues. De esta forma podemos controlar mejor la presión del aire a la hora de tocar ya que influye en la afinación. Sobre el teclado que podemos observar en la iconografía observamos que no es un teclado moderno (como el del piano) sino que es de botones. Las notas naturales estarían alineadas en una fila y las alteradas en una fila superior agrupándose en grupos de dos y de tres botones. No se corresponde la cantidad de botones que debería de tener el organetto de Erla (no se ve todo el teclado) con la cantidad de caños que posee, por lo que se ha optado por una solución que consiste en deducir la
cantidad de notas y extensión del instrumento (de la nota más grave al más agudo) según el repertorio que se solía interpretar y acomodarlo según las dimensiones y proporciones que nos ofrece la pintura. De esta manera nos sale un cantidad de 26 notas más 2 bordones en su izquierda. Esta determinación se acerca mucho a los 30 caños que aparecen en la pintura pero que no es posible por las dimensiones de los caños y sus proporciones. Para los botones de las teclas se ha utilizado el roble por ser más duro y resistir mejor el rozamiento. Los botones están recubiertos por una chapita de haya, dándole a las teclas el color más claro que aparece en el modelo. La cañutería está ligada al sistema de afinación pitagórico. Este sistema de relación de altura con diámetro (mesura) es de proporción aritmética según las pocas luces que nos da el tratado de Arnaut. La mesura de los caños que se usa actualmente y ya desde el s. xvi es de proporciones neperianas para que desde el caño más grave al más agudo mantenga el mismo timbre. En el organetto no sucede así, siendo los caños graves muy gruesos y los agudos muy delgados, no pudiendo mantener el mismo timbre en todo su ámbito. Esto en realidad no es un inconveniente sino una particularidad tímbrica, pues, al ser un instrumento de registro muy agudo, los caños
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más pequeños suenan mucho más suaves sin ser estridentes y los medios y graves con mayor cuerpo. No quiero entrar en tecnicismos salvo los imprescindibles, pero ahora viene la parte más importante del instrumento y que no aparece en ninguna iconografía. ¿Cómo sonaba un organetto? Esta pregunta es imposible de contestar, y aunque hubiera sobrevivido algún instrumento, sólo sabríamos cómo suena ese instrumento determinado. Me explicaré un poco más. Cuando se construyen un conjunto de caños, éstos no suenan por sí mismos. Hay que hacerles una serie de modificaciones para que canten y sobre todo buscarles el cómo se quiere que canten. Es decir, un mismo caño podrá tener un sonido más brillante y potente o más dulzón y aflautado. Teniendo esta posibilidad, he buscado un sonido más dulzón y amable acercándome al timbre
de los instrumentos barrocos hispánicos e italianos y alejándome de lo que serían los órganos alemanes y holandeses. Este procedimiento se llama «armonización» y cada organero le imprime su carácter al instrumento dependiendo de dónde va a sonar, dimensiones de la sala, etc. En estas pocas líneas he intentado plasmar el trabajo que he llevado a término, en el que quiero hacer hincapié en el mimo y cariño con que he convertido esta imagen maravillosa de algo que existió y que, ahora, suena de nuevo. Y así, cuando visiten una iglesia o un museo y se encuentren con otros angelitos o a Sta. Cecilia tocando un organetto, imagínense la escena con música, pero sobre todo sepan que en su pueblo o comarca tienen uno precioso y lo más importante, que después de más de quinientos años, ha vuelto a sonar. •
los primeros pianos cuadrados: londres 1766 Ismael Villanueva Herrero
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os pianos cuadrados (inglés: Square piano, francés: piano carré) aparecen por primera vez en Londres en el año 1766. Estos primeros instrumentos eran muy económicos (se vendieron por 20 libras o menos), siendo su precio la mitad del precio de venta de un clavecín de la época. Su forma rectangular y su pequeño tamaño facilitaban su transporte de un lugar a otro y lo hacían adecuado para cualquier habitación de la casa.
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Su novedad generó una nueva moda de la noche a la mañana. Entre los compositores célebres de la época que poseen y utilizan estos instrumentos podemos citar a Johann Christian Bach, Johann Christian Friedrich Bach, Christoph W. Gluck, Giovanni Paisiello, Domenico Cimarosa, y Muzio Clementi, pero sus fans más fervientes fueron mujeres, muchas de ellas pertenecientes a la alta sociedad como la reina Carlota de Inglaterra y María Antonieta de Francia. Ambas eran muy aficionadas a la música y, como muchos de sus contemporáneos, fueron
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square piano ingles «johannes pohlman. londres 1774». propiedad: ismael villanueva herrero
seducidas por el sonido de estos pequeños pianos, utilizando estos instrumentos no solamente para piezas a solo, sino también y fundamentalmente en la música de cámara, y sobre todo, en el acompañamiento de canciones. La Emperatriz de Rusia «Catalina la Grande» tenía en propiedad varios pianos ingleses cuadrados, de los cuales su favorito era un instrumento firmado por Zumpe y Buntebart equipado con registro de órgano en un armario bajo, unido a fin de que ambos instrumentos fueran escuchados al mismo tiempo. Los fabricantes más prestigiosos anteriores al periodo de 1780 fueron fundamentalmente constructores de origen alemán que se trasladan a Inglaterra huyendo de la llamada «guerra de los siete años». Establecieron sus talleres en Londres con gran éxito y trabajaron en el desarrollo de técnicas constructivas cuyos avances fueron fundamentales para alcanzar la perfección mecánica del piano moderno.
Este grupo legendario de constructores fueron denominados los «doce apóstoles»: 1. Bakers Americus 2. Frederick Beck 3. Adam Beyer (Sajonia ?— Hampstead/Norte de Londres 1804) 4. Gabriel Buntebart 5. Christopher Ganer (Leipzig 1750 — Londres 1811) 6. George Garcka (taller activo entre 1783 y 1795) 7. John Geib 8. Meincke Meyer (socio de Zumpe) 9. Johannes Pohlmann 10. Georg D. Schoene (sucesor de Johannes Zumpe) (Fürth 1749—Londres?) 11. Sievers (socio de Buntebart) (Hannover?— Londres?) 12. Johannes Zumpe (Fürth—Nuremberg 1726— Londres 1790) Los pianos cuadrados se convirtieron en los pianos más populares de toda Europa durante el siglo
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xviii. Cientos de ejemplos han sobrevivido en Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda, Alemania y Suiza. Eran igualmente populares en Suecia, en San Petersburgo y en América del Norte. Algunos fueron equipados con pedales (el pedal más antiguo está fechado en 1774). Algunos presentan adiciones como el llamado «mar de fondo» que consiguen mayores contrastes entre piano y forte. Otro pedal, mucho más raro, a veces provisto por Adam Beyer y Johanes Pohlman, movió el teclado para que suene un delicado «corda», activando una cuerda de cada par al unísono. Los constructores franceses copiaron la moda creada en Inglaterra pero dotaron a sus instrumentos de patas más elegantes, sustituyendo los toscos caballetes utilizados en Londres. Cuando los pianos importados llegaron a París se descartan sistemáticamente estos soportes para ser reemplazados por cuatro patas cónicas, a menudo estriadas en estilo Luis xv. Aunque muchos fabricantes continuaron con el diseño básico de Zumpe hasta 1800, e incluso más tarde, asistimos a una serie de mejoras significativas introducidas por algunos fabricantes importantes durante los años 1780 y 1790. Estos fueron principalmente William Southwell, de Dublín, Logman & Broderip y John Broadwood, en Londres, y Thobias Schmidt y Sebastian Erard, en París. Ellos consiguieron hacer el toque más expresivo mediante la inclusión de un mecanismo de escape, y al mismo tiempo, una extensión hacia arriba de cinco a cinco octavas y media.
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Todos fueron posteriormente eclipsados por los pianos que lleva el nombre de Muzio Clementi que renunció a su carrera de concertista para rescatar a la empresa «Longman & Broderip» después de su quiebra en 1796, relanzada bajo el nombre de «Longman, Clementi & Co.» y que más tarde pasó a llamarse «Muzio Clementi & Co» en 1801. Cuando Muzio Clementi murió en 1832, la empresa que lleva su nombre fue continuada por su capataz Frederick Collard. La firma de Collard & Collard (los hermanos Federico y William Collard) continuó fabricando pianos cuadrados hasta cerca de 1860, pero a medida que la industria del piano se contrajo en el siglo xix el negocio decayó y la empresa fue vendida finalmente a la firma Cramer dedicada a la producción de pianos verticales estándares comerciales. Después de 1820 los pianos cuadrados fueron rediseñados buscando una sonoridad más fuerte. Los teclados se extendieron hacia arriba, a seis octavas, y después en ambas direcciones para llegar a siete octavas. Para lograr esto, se añadieron cuerdas entorchadas más gruesas que fueron creciendo progresivamente, hasta que la tensión era casi cuatro veces mayor que en los pianos del s. xviii. Para hacer sonar estas cuerdas tan engrosadas y tensionadas, los martillos se hicieron más grandes y más pesados, y en consecuencia, el contacto perdió su ligereza y facilidad de toque anterior. En un esfuerzo por evitar el colapso estructural de estos
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escena familiar 1 con square piano inglés (c. 1770)
pianos posteriores fueron equipados con una placa de enganche de hierro (alrededor de 1825) y, posteriormente, en los pianos de América, con el bastidor metálico completo (alrededor de 1840).
en los que estos hermosos instrumentos sirven para dar a conocer la evolución de uno los instrumentos más importantes de la historia de la música occidental. •
En Inglaterra y Francia los últimos square pianos fueron fabricados alrededor de 1865. Los últimos pianos cuadrados estadounidenses se hicieron c.1905. A partir de entonces los square pianos se consideraban con nostalgia como algo pintoresco y pasado de moda, y muchos artistas los utilizaron como accesorios, interpretados por una joven en vestido de estilo Regencia, con la finalidad de evocar una época pasada. Sólo en años recientes ha habido un renacimiento por el interés de estos instrumentos olvidados por largo tiempo. Así lo atestiguan las valiosas colecciones de square pianos que obran en gran parte de los museos de muchas universidades inglesas y norteamericanas, así como colecciones particulares y gran número de museos
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arte ¿Cuántos años ya desde la guerra inmisericorde que nos ha marcado? Demasiados para que queden por rescatar, del olvido que nos hace vulnerables, tantas creaciones de los artistas de una generación que tan importantes creaciones estaba proporcionando a la cultura española y universal. Sendos artículos de Inés Escudero Gruber y Rubén Pérez Moreno se encargan de forma eficaz de esa tarea de redescubrimiento. La primera se centra en la figura y obra de la artista Francis Bartolozzi, especialmente de sus Pesadillas infantiles. Muestran de forma plástica los horrores de nuestra guerra por medio del imaginario infantil, que no oculta las heridas que el conflicto causó en la sociedad española, pero que las transcienden y se convierten en grito universal contra la guerra. Por su parte, el documentado artículo de Rubén Pérez Moreno pasa revista a los avatares de una larga lista de artistas aragoneses que, o vieron truncadas sus vidas en el conflicto o hubieron de exilarse para sobrevivir, y que, por intereses que hoy resultan cuestionables, han sido olvidados durante muchos años. Bienvenidos ambos artículos que servirán sin duda para enriquecer a los lectores de Ágora y a nuestra memoria colectiva.
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Las ‘Pesadillas’ de la artista Francis Pitti Bartolozzi en tiempos de guerra Inés Escudero Gruber
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a historia que aquí contamos tiene inevitablemente un aire de cuento. Nuestra protagonista, la artista Francis Bartolozzi, a quien llamaremos por su familiar apodo Pitti, no solo ha mantenido un constante vínculo con el mundo de las historias infantiles, sino que además reúne las cualidades propias de una intrépida aventurera inmersa en su particular e incansable búsqueda de la libertad creativa. Como una verdadera heroína, tuvo que enfrentarse en su vida a dragones tan feroces que tiñeron su espíritu alegre y colorido de una oscura desazón. Y es que Pitti se vio envuelta en las dramáticas circunstancias de una cruenta y terrorífica guerra, como fue la Guerra Civil Española. A una parte de su producción plástica de esos fatídicos años queremos dedicar estas líneas, concretamente a su serie de grabados Pesadillas infantiles, con el objeto de dar a conocer estas obras clave en la trayectoria de nuestra artista y fundamentales para comprender la dimensión extremadamente destructora de la guerra que vivió España entre 1936 y 1939. Francis Bartolozzi nació en Madrid en 1908, hija del dibujante y autor de historietas infantiles Salvador Bartolozzi. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y se nutrió del ambiente cultural madrileño de los años 20, absorbiendo las novedades del incipiente surrealismo y del arte de vanguardia que se gestaba. Trabajó en la editorial Calleja,
especializada en cuentos para niños, como ilustradora y autora de algunos textos, y publicó sus tiras infantiles en las revistas Crónica y Blanco y Negro. En esos años la artista aprendió a dominar la técnica del dibujo, concibiendo imágenes de una bella simplicidad formal y llenas de intenso colorido. Apenas realizaba bocetos ya que le gustaba trabajar de forma libre, sin imponerse ideas preconcebidas. Con la llegada de la guerra no pudo escapar a la tristeza gris y ocre de la retaguardia madrileña primero, y valenciana después. Fue en esta última ciudad donde realizó en 1937 los seis grabados al aguafuerte que componen la serie Pesadillas infantiles, imágenes que muestran los terrores nocturnos de unos niños provocados por la guerra. Tienen la peculiaridad de ser piezas únicas puesto que solamente se realizó una tirada y ya no se conservan las planchas, lo que les infiere un gran valor. Los grabados se encuentran hoy en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, aunque su suerte ha sido variopinta a lo largo de la historia, como explicaremos más adelante. Por aquel entonces Pitti Bartolozzi formaba parte del Altavoz del Frente, un organismo de agitación político—cultural vinculado con el Ministerio de Prensa y Propaganda de la República que contaba con una sección de Artes Plásticas. Ella se dedicaba a realizar carteles e ilustraciones y a pintar las
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caras de las muñecas de trapo que confeccionaban para los niños.
seguras, más propias del mundo de la historieta o el tebeo que ocupaba a la artista antes de la guerra.
Los grabados fueron un encargo para el Pabellón Español del gobierno republicano en la Exposición Internacional de París de 1937. Sabemos, por tanto, que las obras estaban supeditadas a la causa propagandística que movió a la República a participar en la exposición parisina: mostrar sus avances en política social, económica y cultural, y advertir sobre el peligro del fascismo y los horrores de la guerra en España. A pesar de eso, el tema elegido por la artista para sus grabados indica que gozó de plena libertad creativa. Su trabajo con el mundo de los niños fue calando en ella hasta tal punto que su producción artística asumió la estética infantil, y probablemente en este caso también supuso una vía de escape al drama que contemplaba a diario en la realidad.
Aun tratándose de piezas de propaganda, Pitti Bartolozzi no participó de la crítica al enemigo fascista como sí hicieron muchos de sus compañeros. Bien es cierto que incluyó en sus estampas símbolos políticos que identifican al enemigo de la República —esvásticas, yugos y flechas en El ogro, ¡Guerra! o El nuevo dragón—, pero el objetivo principal de la artista era denunciar la crueldad de una guerra tecnológica en la que, por primera vez en el siglo xx, se emplearon armas de gran alcance destructor sobre la población civil. En sus grabados predominan claramente las escenas de bombardeos de aviones, una amenaza que los niños debían interpretar verdaderamente como si unos ojos gigantes y terroríficos y unas garras se abalanzaran sobre ellos durante la noche, tal y como describe Pitti en su elocuente lámina Aviación negra.
¡Guerra!, El ogro, Gases, Pesadilla, El nuevo dragón y Aviación negra son los títulos de los grabados. Todos repiten el mismo concepto y esquema compositivo: la guerra es representada como un monstruo que ocupa la totalidad del espacio amenazando a los niños aterrorizados y diminutos de la parte inferior de las láminas. La artista se sirvió de la iconografía del imaginario maligno infantil para dar forma a la guerra: el dragón o el ogro, que ya había empleado anteriormente aunque en tono cómico y no terrorífico, y otros seres deformes y horripilantes que inventó dando rienda suelta a su imaginación y apoyándose en lo onírico. Sus monstruos tienen también algo de mecánico, como vemos en Pesadilla, en el que observamos resortes y objetos metálicos sobresaliendo de las cabezas de los atacantes, y algo literario, pues es muy evidente la referencia a los jinetes del Apocalipsis en el caballo de ¡Guerra! El empleo de un lenguaje surrealista o fantástico contribuye a que el significado de estos grabados trascienda lo concreto de la Guerra Civil para alcanzar el grado de universal, y sin embargo la amenaza que representan no es en absoluto simbólica sino del todo real: bombas aéreas, gases tóxicos y muerte en la primera «guerra total». A este lenguaje surrealista se suma el expresionista, presente a través de los profundos contrastes de luces y sombras y de la repetición histriónica de rayas en la configuración de los dibujos. No obstante, los minúsculos niños de estos grabados son figuras de rasgos sencillos, ejecutadas con líneas limpias y
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Sin duda estas Pesadillas infantiles no fueron solo angustiosas para los niños, sino que lo fueron para toda la población, y por encima de todos para la propia autora por la parte vivencial que hay en ellas. No debemos dejar que la estética infantil nos confunda y nos induzca a pensar que es un arte para niños o un arte ingenuo, ya que las circunstancias dramáticas en que fueron concebidas las convierten en obras capitales dentro de la producción artística de Pitti, además de la importancia destacada que supone que sean seis de los nueve grabados que la artista realizó en toda su carrera. A modo de epílogo quisiéramos recordar el devenir de estas piezas tras su realización en 1937. Las planchas originales fueron destruidas por la propia Pitti cuando entraron las tropas rebeldes en Valencia, por temor a represalias. Los grabados se exhibieron en el Pabellón de París y después, junto con la gran mayoría de las obras que integraron esa exposición, desaparecieron durante cincuenta años, dándose por perdidos. Todas esas obras vieron por fin la luz en 1986 al ser descubiertas oportunamente después de la dictadura franquista en los almacenes del Museo de Arte Moderno de Barcelona. Algunas piezas, entre ellas nuestras Pesadillas infantiles, fueron devueltas a sus propietarios. Imaginamos el reencuentro de la sensible Pitti, a sus setenta y ocho años de edad, con sus monstruos bélicos, y no podemos más que sentir una punzada en el pecho. Y colorín colorado, este cuento ha terminado… •
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¡guerra!, 1937. aguafuerte, 33 x 24,7 cm. museo nacional centro de arte reina sofía, madrid
el nuevo dragón, 1937. aguafuerte, 32,5 x 24,5 cm. museo nacional centro de arte reina sofía, madrid
aviación negra, 1937. aguafuerte, 32,3 x 24,5 cm. museo nacional centro de arte reina sofía, madrid
pesadilla, 1937. aguafuerte, 32,1 x 24,6 cm. museo nacional centro de arte reina sofía, madrid
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el exilio artístico aragonés Rubén Pérez Moreno
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n las dos últimas décadas hemos asistido a un verdadero impulso de los estudios en torno al exilio en general y al exilio artístico en particular. Tenemos que recordar que al silencio y olvido del franquismo, le siguió el pacto de amnesia colectiva en que se fundamentó el proceso de transición a la democracia. Sirva como anécdota, pero a la vez como símbolo de esos primeros años democráticos, que en 1983 se celebró en el Palacio de Velázquez de Madrid la exposición El exilio español en México1, y no pudo colocarse en las puertas del edificio una reproducción de gran tamaño de la portada del catálogo donde aparecían unidas la bandera tricolor republicana y la mexicana. A inicios de los años noventa, el fenómeno de la diáspora cultural republicana y sus protagonistas carecía todavía de una investigación profunda y significativa2, y el conocimiento acerca de los artistas aragoneses que pasaron al exilio era vago e incompleto. No podemos afirmar que esta laguna se haya subsanado en su totalidad. El trabajo pendiente es largo y complejo, pero poco a poco, paso a paso, diferentes investigaciones están consiguiendo arrojar, por fin, luz en torno a este oscuro periodo de la Historia de España que sigue siendo objeto de
polémica, tal y como pudimos comprobar con la Ley de Memoria Histórica, aprobada en el Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007 (Ley 52/2007, de 26 de diciembre), de gran repercusión mediática y política; o el auto del juez Baltasar Garzón fechado el 16 de octubre de 2008, por el que se declaraba competente para investigar las desapariciones durante la Guerra Civil española y el franquismo por considerarlos un delito dentro del contexto de crímenes contra la humanidad3, y cuyo resultado es por todos conocido. Refiriéndonos concretamente al plantel de artistas plásticos aragoneses afectados por la guerra y el exilio4, a modo de breve nómina comentada, hemos de citar en primer lugar a aquellos cuya vida quedó sesgada durante la Guerra «incivil». Ramón Acín (Huesca 1888—1936), uno de los más activos representantes de la vanguardia aragonesa en los años veinte y treinta, fue fusilado en julio de 1936. Al jovencísimo Federico Comps (Zaragoza, 1915—1936) lo mataron en octubre de 1936 con solo 21 años, dejando una breve pero interesantísima obra surrealista; como también asesinaron al veterano Baltasar González (Borja, 1861—Tierga, 1936).
1 vv.aa., El exilio español en México, Ministerio de Cultura, Madrid, 1983. 2 Véase sobre este tema, entre otros, el lúcido análisis de díaz sánchez, Julián, «Memoria y olvido. Sobre la fortuna de los artistas del exilio en la España democrática», Migraciones y Exilios, n.º 6, Universidad Complutense de Madrid, 2005, pp. 9—21. 3 Los dos autos íntegros del juez sobre los crímenes de la dictadura, con prólogo de Carlos Jiménez Villarejo, fueron editados por el diario Público en 2010 bajo el título Garzón contra el franquismo. 4 Véase a modo introductorio, aunque con alguna destacada ausencia, el texto de garcía guatas, Manuel, «Muerte o exilio de los artistas», en ara torralba, Juan Carlos y gil encabo, Fermín (Eds.), La España exiliada de 1939, Actas del Congreso «Sesenta años después», Instituto de Estudios Altoaragoneses e Institución Fernando el Católico, Zaragoza—Huesca, 2001, pp. 71—93; o de forma más general, la siempre referencial obra de lomba serrano, Concha, La plástica aragonesa contemporánea, 1876—2001, IberCaja, Zaragoza, 2002.
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eleuterio blasco ferrer: sin título, hacia 1937, paradero desconocido. publicado en el boletín del centro obrero aragonés, barcelona, n.º 158, marzo de 1937. la progresiva victoria de los sublevados y de quienes los apoyaron en la guerra civil, señalados gráficamente por el autor en este dibujo, supondrá un éxodo sin precedente en la historia de españa que rondará las 500.000 personas
Entre los que marcharon al extranjero, se han recuperado críticamente algunas importantes figuras, mientras en otros casos carecemos de estudios de amplitud. Juan José Luis González Bernal (Zaragoza, 1908—París, 1939) llegó a Francia meses antes del gran éxodo de 1939, para fallecer de tuberculosis al norte de París poco después del final de la guerra. Su rescate artístico parte de la exposición antológica celebrada en 1983, momento desde el cual su obra surrealista ha formado parte de las principales muestras sobre dicha corriente celebradas en España. A Venezuela marchará Ramón Martín Durbán Bielsa (Zaragoza, 1904—Caracas, 1968), que tras abandonar Barcelona ante el inminente ataque de las tropas franquistas a la Ciudad Condal, inició un largo camino que lo llevará primero a París y Niza. Reconocible por sus estilemas de raíz cezanniana o el influjo sunyerano, evolucionará antes de su marcha hacia una moderna figuración entroncable con los realismos europeos, con cierto sentimiento crítico.
José Alloza Villagrasa, nacido en Bujaraloz en 1905, emigrará a Barcelona, donde adquiere fama por sus dibujos para varias editoriales catalanas, siendo además director de L’Esquella de la Torratxa. En 1939 pasará a Francia, en 1940 recalará en la República Dominicana y, cuatro años más tarde, en Venezuela. En el exilio americano fue uno de los más destacados ilustradores en publicaciones periódicas y libros. El periplo como exiliado de Luis Marín Bosqued (Aguarón, 1909— Zaragoza, 1987), comenzó, tras pasar la frontera, en el campo de refugiados de Argelès—sur—Mer, de donde escapó. Con la caída de París a manos de Hitler huyó a Burdeos, donde gracias a Juan Negrín consiguió un pasaje en un barco que partía a Santo Domingo, el Mexique. La República Dominicana prohibió su entrada, por lo que marcharon de país en país hasta que Lázaro Cárdenas les acogió en México. Más tarde, en 1941, llegarán su esposa y sus hijos, uno de los cuales, José Luis Marín de L’Hotellerie (nacido en 1932), llegará a ser reputado arquitecto y también pintor. Bosqued participó intensamente en la vida cultural
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soldados republicanos españoles caminando entre los campos de concentración de argelès—sur—mer y le bacarès. francia, marzo de 1939. fotografía: robert capa. mncars.
del país azteca como pintor, escritor y crítico, además de practicar la docencia. El propio escritor Ramón J. Sender (Chalamera, Huesca, 1901— San Diego, 1982), que se instala definitivamente en Estados Unidos en 1942 tras pasar por Francia y México, se dedicó a la pintura desde sus primeros años en la Universidad de Alburquerque, con una interesante obra metafísica—surrealista.
de Vernet d’Ariège, continuó desarrollando en el país vecino, con bastante actividad expositiva en los años cuarenta y parte de los cincuenta, el trabajo en madera iniciado en los años republicanos en Barcelona. Carecemos de datos respecto al lugar y fecha de fallecimiento.
Dos de los más destacados artistas aragoneses, Honorio García Condoy (Zaragoza, 1900—Madrid 1953) y José Manuel Viola (Zaragoza, 1916—El Escorial, 1987), pudieron regresar pronto tras un breve exilio en París.
La figura aragonesa más importante establecida en Francia fue Eleuterio Blasco Ferrer (Foz—Calanda, 1907—Alcañiz, 1993), tanto por su obra como por su proyección en territorio galo. Vinculado al ideario ácrata, desempeñó el papel de Miliciano de la cultura en la 26ª División durante la Guerra Civil. Tras pasar a Francia en el éxodo de febrero de 1939, estuvo internado en los campos de concentración de Vernet d´Ariège y Septfonds, de donde salió para trabajar en la construcción de material bélico en una fábrica de Burdeos. Tras establecerse en París, en 1942, desarrolló una prolífica obra en hierro con la que alcanzó una gran popularidad.
El desconocido escultor José Clavero (Escatrón, 1906—?), vinculado a los círculos cenetistas, estuvo integrado en la 26ª División, antigua columna Durruti. Internado en el campo de concentración
Gregorio Oliván García, escritor y periodista aragonés nacido en 1907, además de juez de profesión, muy unido a la cnt y al movimiento libertario, es conocido especialmente por su Romancero de la
Del cineasta Luis Buñuel y de su exilio en Estados Unidos y México sobran las palabras, más allá de recordar la influencia creativa sobre los collages de su hermano Alfonso Buñuel (Zaragoza 1915—1961).
5 oliván garcía, Gregorio, Romancero de la Libertad, Solidaridad Obrera, París, 1947.
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eleuterio blasco ferrer: el último suspiro de don quijote, hacia 1950, hierro forjado, 60x45x46 cm. (con base), museo del parque cultural de molinos (teruel). fotografía: rpm. ©museo del parque cultural de molinos. la identificación con el hidalgo cervantino y su asociación con algunos de los valores que encarna, se generalizó en la cultura del exilio al emparentarse con las andanzas de los republicanos españoles durante la guerra y el paso a suelo extranjero.
Libertad5. Recoge dicha obra romances que giran en torno al momento de paso por la frontera y los primeros tiempos de vida en el exilo. Cultivó la crítica artística y llegó a exponer en 1947 en la primera gran muestra del exilio en Francia: Arte español en el exilio, celebrada en Toulouse y París6. Falleció en 1961 en Saint—Germain—en—Laye.
no es sino un demoledor recuerdo de nuestros compatriotas desterrados, exiliados, desarraigados. La Guerra Civil y el exilio, brecha implacable de la historiografía del siglo xx, han dado lugar a zonas oscuras en la Historia del Arte que han de ser convenientemente exploradas para resaltar la extraordinaria riqueza de la plástica española del siglo pasado8. •
Esta sucinta lista de «eternos quijotes», recordando el papel simbólico que el hidalgo caballero cervantino supuso para los exiliados españoles por sus ideales y noble peregrinar7, seguro que incompleta,
6 Véase la nómina completa de expositores en el Album des Expositions d’Art Espagnol en Exil, Editorial de m.l.e—cnt, Toulouse, 1947. 7 Sobre ello ya nos referimos en: pérez moreno, Rubén, «Picasso y don Quijote, dos símbolos del exilio artístico español de 1939», en vv.aa., Simposio Reflexiones sobre el gusto ii. El recurso a lo simbólico, ifc, 2014 (en prensa). 8 Dos magníficas exposiciones han contribuido a reflexionar de manera global sobre el arte del exilio y sus complejas relaciones. Véanse: brihuega, Jaime y llorente, Ángel (Coms.), Tránsitos. Artistas españoles antes y después de la Guerra Civil, Fundación Caja Madrid, Madrid, 1999; y brihuega, Jaime (Com.), Después de la alambrada. El arte español en el exilio 1939—1960, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y Universidad de Zaragoza, 2009.
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creación literaria
microrrelatos En esta ocasión les presentamos los relatos, no por breves, menos intensos y evocadores, de Patricia Esteban Erlés, José Ramos Sánchez, Yolanda Sánchez Navascués y Natalia Alcalde Herrero. En sus propuestas literarias, a veces las piruetas del lenguaje nos arrancan una sonrisa y otras veces nos dejan pensativos, porque las cosas no siempre son lo que parecen. Los releemos con placer para obtener toda la belleza concentrada, el contenido o la sugerencia del cuento, o solo para recrearnos en su estética, su poesía, su mundo onírico. Algunos de estos textos, en unas líneas nos proponen una visión trascendente, rotunda o reflexiva del mundo. Cruzan rápidos como flechas, haciendo impacto en nuestro intelecto. Tampoco nos dejan indiferentes los relatos de Paula Sierra Sanz, Jesús Ciudad Gil y Sandra Benedicto, jóvenes estudiantes que han ganado el iv Concurso de Microrrelatos contra la violencia de género que convoca el Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros. Sus protagonistas sienten en cabeza ajena o en la suya propia actitudes que son quizás más comunes de lo que pensamos, en las que hay jóvenes que consiguen superar, y otras no, el círculo de violencia hacia las mujeres del entorno en que se mueven.
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creación literaria: microrrelatos
chema agustín
Patricia Esteban Erlés Flor roja
Nos conocimos en el hospital blanco de la montaña. Mis pulmones no dejaban de sangrar flores rojas en la almohada y tú insistías en que había una gorda burlona en el espejo, una gorda de piel lechosa que se reía de tus vértebras de pez. Los días eran tan largos que a veces pensábamos que quizás nos habíamos muerto en algún momento de aquellos meses sin darnos cuenta y habíamos ido a parar al infierno. Nos aburrían los vivos
que venían a visitarnos con sus bolsas inútiles de manzanas y sus misales de juguete. Parecían siempre tan desesperados, tan lejanos. Tu madre y la mía miraban como los vasos de agua sobre las mesillas, como si fueran relojes parados. Sin haberlo convenido nosotras dos guardábamos silencio, amortajadas en camisón, para que se fueran antes, para que oscureciera pronto. Solo entonces llegaría ella, cuando todas las luces se hubieran apagado y las enfermeras durmieran. Ella, que se colaba en nuestra habitación y se acercaba a la cabecera de nuestras camas con esa larga trenza blanca que envidiábamos en secreto. La mujer que nos daba un beso helado en la frente y alababa en un susurro lo gordita que te estabas poniendo, el dibujo tan hermoso de esas amapolas de sangre, sobre mis sábanas.nuestro intelecto.
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creación literaria: microrrelatos
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Los amantes
Vestido blanco
Hacían el amor como hay que hacerlo: pensando a ratos que iban a morir de un momento a otro; pensando a ratos que al fin habían conseguido ser inmortales.
Lo vi besando a esa rubia plátano en un café del centro. Una a una, todas las flores de mi vestido comenzaron a ponerse mustias. La última de ellas, un pensamiento morado, se deslizó falda abajo, como los dedos suplicantes de un náufrago, y cayó al suelo justo cuando entraba en mi portal.
Clima adverso
Eras muy tarde. Llovías tanto. No sé cómo librarme de algunas catástrofes.
Después empecé a subir las escaleras con la lentitud triste de una novicia tullida, arrastrando el peso de aquel vestido, tan horriblemente blanco. •
El hombre sin rostro
Se llevaron su cara durante la noche pero a veces sueña que le devuelven los ojos o la nariz o los labios. A menudo se pregunta qué estará mirando sin saberlo.
Zona cero
Escucho en la radio que Nueva York ya no existe. Te despierto enfadada, a la manera de un rascacielos en llamas. Te reíste cuando te conté que había soñado que la ciudad aullaba como una mujer sin pechos cuando le arrancaron sus torres. Iremos el año próximo, decías siempre.
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josé ramos sánchez Carta a los Reyes
Queridos Reyes Magos de Oriente: Como he sacado buenas notas en el cole y me he portado bien, os pido, por favor, que me traigáis para la noche de Reyes una pistola de las de verdad con balas y todo. A mi padre lo van a soltar de la cárcel muy pronto y ha amenazado con venir a por mamá en cuanto salga. José Luis.
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creación literaria: microrrelatos
Pozo sin fondo Cuando A. paseaba por el campo tuvo la mala fortuna de caer en un pozo sin fondo. Aún está cayendo. Ahora se encuentra cerca de la salida, en las antípodas, exactamente en el desierto australiano de Victoria. Con la aceleración acumulada, atravesará el espacio como un cohete y se perderá en un agujero negro.
Carroña
Los habitantes de Carroña están condenados cada cuatro años a pasar por las urnas. Su opción es simple: entregar el país a los buitres leonados o a los negros.
Magia Potagia
Conseguido, no sin esfuerzo, que el camello pasara por el ojo de la aguja —la sala estalló en aplausos—, el mago requirió la presencia en el escenario de un millonario con carné. Verificada su condición —había acudido al teatro en maserati y lo llevaba escrito en la cara—, en medio del asombro del público, el mago logró que el rico riquísimo saliera volando hacia lo alto y entrara, sin oposición, en el reino de los cielos.
Cerebro pensante
Tantos años, días, horas, minutos y segundos estrujándose los sesos, devanando la madeja del ser o no ser, de la inmortalidad del alma, del bien y del mal, de si la vida es o no un sinsentido, de si es necesaria o no la existencia del infierno, de la razón por la que los hombres no pueden vivir sin matarse... han provocado el estallido de la cabeza del Pensador, en la exposición neoyorquina de Rodin al aire libre. Despedida a varios metros, la masa cerebral cayó sobre un peatón causándole heridas de consideración.
Con diez cañones por banda
«Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela, Asia a un lado, al otro Europa y allá a su frente Estambul...», un arrecife traicionero rompió la quilla del bergantín que, en pocos minutos, se fue a pique con todos los piratas dentro. Ni las ratas tuvieron tiempo de abandonar el barco. Solo se salvó el loro del capitán. Mientras se alejaba del desastre iba repitiendo: «Que es mi barco mi tesoro, que es
mi Dios la libertad, mi ley la fuerza y el viento, mi única patria la mar».
Perversión
El flechazo surgió en el aire, en pleno vuelo, pico con pico. Se amaron fuera de la vista de todos, como apestados: si su relación se hacía pública, los acusarían de pervertidos, recibirían la reprobación social y, quién sabe si, conociendo la intolerancia de sus congéneres, se verían abocados al escarnio y la persecución. Cansados de esconderse y de amarse a salto de rama, fundaron su nido de amor en una torreta del tendido eléctrico. Horas después de exhibirse en su nueva morada, las cigüeñas de los alrededores, revoloteando frenéticas, expulsaron al amante, un buitre leonado de imponente aspecto. A ella, la mataron a picotazos.
Adulterio
Hemos encontrado la solución perfecta para mantener irrompibles los lazos de nuestro amor. No podíamos seguir viéndonos a treinta metros de profundidad, en la gruta del arrecife en la que la conocí, atraído por el embrujo de su canto y luego por su belleza y su voluptuosidad. Nuestros encuentros se dilataban demasiado en el tiempo y transcurrían apresurados, con la molestia de la escafandra y las bombonas y el contrarreloj del oxígeno. La he instalado en casa, escondida entre los corales y las algas del acuario del salón. En cuanto nos quedamos solos, mi mujer pasa muchas horas fuera por el trabajo, damos rienda suelta a nuestro delirio. Cuando, en los momentos más apasionados, su canto se torna especialmente dulce y hechicero, se cubre la boca con un pañuelo.
Claustrofobia
Entreabro los ojos con la sensación de haber sido aplastado por una puerta contra la pared quedándome pegado a ella como un póster. Me alivia pensar que estoy soñando algo diferente: no hay un toro persiguiéndome y a punto de cornearme, ni me caigo de un precipicio despertándome en el momento de estrellarme contra el suelo. A juzgar por la oscuridad reinante aún no ha amanecido. Intento darme la vuelta pero algo me lo impide. Tampoco puedo moverme y tengo la impresión de estar apresado boca abajo con los pies en alto. De hecho, la acuciante presión en sienes y cabeza, enciende el
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chema agustín
destello de los recuerdos: estoy de invitado en el no demasiado espacioso piso de los Aguado, me han asignado la habitación de invitados de cama abatible y el aplastamiento de mi cuerpo es tan real como mi claustrofobia y la seguridad de que los amigos se han ido de viaje y no volverán en varios días.
El mago Merlín
Alí Babá y los Cuarenta Ladrones, Barba Azul, Pulgarcito y el Ogro, Pinocho, Hansel y Gretel, El Flautista de Hamelín, El Mago Merlín, La Cenicienta, La Madrastra y las Tres Hermanas, Caperucita, el Lobo y la Abuelita, El Patito Feo, el Sastrecillo Valiente, Blancanieves y los Siete Enanitos, El Gato con Botas y un largo etcétera... fueron sacados con nocturnidad y alevosía del cobijo de sus cuentos en papel y, arrojados, sin miramientos, en un tren de más de diez vagones. Los niños arios, fuertes y rubios, debían ser liberados de semejante pandilla de blandengues y retrasados. Retenidos en la estación de Praga, a la espera durante dos días de la autorización firmada por Himmler para mandarlos a Auschwitz, ese retraso les salvó la vida. La intervención del Mago Merlín resultó providencial: con una pócima durmió con sueño de muerte a maquinistas y miembros de las SS. Avisados por el Sastrecillo
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valiente, no faltaron voluntarios, niños y grandes, entre los habitantes de Praga, para acoger y agasajar en sus casas a tan legendarios personajes: hasta que cada uno, acabada la guerra, encontró la forma de volver al refugio encantado de sus páginas.
Casa encantada
Nuestro padre no hablaba demasiado. Cuando se cabreaba, cuando no podía soportar el jaleo de los cinco mocosos, se encerraba en el váter y allí se olvidaba del tiempo. Padecía también de diarrea crónica. Sea como fuere, una tarde se metió en el cuartucho —ni el agua corriente ni las cañerías de los desagües habían llegado al pueblo— y desapareció. Durante muchos meses pensamos lo peor: había abandonado la casa, había caminado hasta la estación y se había largado a Buenos Aires, ciudad por la que sentía una fuerte atracción. Nadie lo había visto. En el aniversario de su desaparición empezamos a escuchar gemidos y lamentos, justo por debajo del retrete. Llegamos a la conclusión de que se había licuado y caído en el pozo séptico y su espíritu se revolvía por salir. Después de mucho meditar tomamos la decisión de quitar la taza, de cementar la tubería y de trasladar el excusado bien lejos del anterior. Pero por lo que ocurrió después
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creación literaria: microrrelatos
no sirvió de mucho. Lo notamos a los dos o tres días. El fantasma de nuestro padre se había adueñado de las habitaciones; el rastro de olor pestilente delataba su presencia allá donde iba. Cerramos la vivienda y, aunque la anunciamos varios meses con el gancho de casa encantada, nunca llegamos a venderla.
Thriller
Sentado en la primera fila de un anfiteatro al aire libre, oye una musiquilla in crescendo, luego ve, abierta en arco, con su torreón del reloj y la escalinata, la plaza del pueblo en el que vivió sus primeros veinte años. Por una calle del fondo, cubiertos de harapos sus esqueléticos cuerpos, comienzan a acercarse bailando una treintena de piltrafas cadavéricas. Levantan los brazos, los giran a la derecha, luego hacia la izquierda, retroceden agitando las manos, convulsas, el cuerpo encorvado hacia delante, retroceden, avanzan aporreando los pies en el suelo, se acercan. Cuando las tiene a unos metros reconoce las caras, a pesar de los ojos blancos e inexpresivos y el aspecto demacrado. Allí están su padre y su madre; el hermano muerto al nacer; la retahíla de tíos y tías enterrados en el cementerio; don José Antonio, el médico, ateo, lúcido, cazador empedernido, mujeriego, buen lector y mejor contador de historias; la maestra de primaria que le abroncaba y le machacaba la confianza en sí mismo; don Saurio, el cura, al que, temblando, le confesaba los pecados; el carnicero que se hizo el harakiri con un cuchillo jamonero; Tomás «el percherón» y la Justina, aquellos mozos espiados retozando en un pajar; el sordo del Martino tirándose pedos por la calle; Manolita la vecina, siempre borracha, pero nunca perdida la compostura; el soplador de ojos; el guarda jurado; Serafín, el secretario jorobado y enemigo de cuidado... Fue él, Serafín, en un susurro a la oreja, el que le despertó —después del entierro del tío Rogelio en el pueblo de la niñez se había quedado dormido justo antes de poner en marcha el motor del coche aparcado en la plaza— diciéndole: «¡No tardarás mucho en bailar en nuestro grupo! ¡Hasta pronto, Pedrito!».
El paseíllo
Camino sobre la acera de una calle de bloques uniformes en el número de pisos, en la simetría de las ventanas y el tono ocre de las fachadas. Estoy llegando al paso de cebra que debo cruzar para
comprar el pan y el periódico en el kiosco de la esquina. El cansancio me impide mover las piernas y avanzo a pasos muy cortitos y sincopados. Empleo una eternidad en llegar a la mitad de la calle. No sé de dónde provienen los silbidos y los insultos que escucho cuando los conductores de los coches se detienen. Al poner los pies sobre la acera, en vez de girar a la derecha donde se encuentra el kiosco giro a la izquierda hacia la plaza de toros chocando contra una farola. Intento articular un quejido pero no puedo. Estallan risas mordaces. Son las cinco menos diez, me levanto torpemente y las piernas me llevan a la puerta de toriles sin que nadie me impida la entrada. Me visten de luces, me dan una espada y una capa y yo solo puedo pensar que nunca he asistido a una corrida, que había salido de casa para comprar el pan y que alguien que no soy yo maneja mi destino. Suenan las trompetas y el pasodoble anunciando el paseíllo. •
yolanda sánchez navascués Gritos
Contrito y circunspecto, así se hallaba el abogado ante su clienta; afuera, aún resonaba el griterío de la reciente manifestación acaecida minutos antes. Elena no había tenido tiempo de cerrar el gran ventanal del salón. Lo oyó aproximarse...; no obstante, mucho antes, ya había percibido el ya familiar hedor a alcohol mezclado con restos de sudoración y la invadió aquel odio intenso que siempre la envolvía. A toda costa intentó dominarse, pero como siempre su mente se sumergió en un pánico profundo y sus miembros se paralizaron. Escuchó sus pasos tambaleantes e inseguros y esperó... incapaz de nada más.... Ahora sí, su hombro fue aprisionado en un intento de asirla hacia sí..., pero esta vez su instinto respondió, con un movimiento brusco, se zafó de él y él trastabilló, tropezó y finalmente se precipitó al vacío. Elena lo siguió con la mirada..., más gritos..., ahora de pavor... Caía la noche y, por fin, una estrella brilló en el firmamento: la de su propia liberación.
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chema agustín
¿Qué ocurrió?
Ejea de los Caballeros, Zaragoza, año 1950; mi abuelo llegó de trabajar algo indispuesto, no tenía apetito y se echó en la cama un rato. Pasaban las horas y, al no levantarse, mi abuela fue a llamarlo, no despertaba, lo zarandeó y nada..., lo intentó una y otra vez…, sin éxito; asustada, fue a casa de la vecina y esta, sin pensarlo, fue en busca del médico. Este llegó y, como buen matasanos de la época, lo dio por muerto. Todo era extraño, una persona joven, sana... Al rato se difundió por todo el pueblo la noticia y al anochecer ya lo estaban velando en casa como era costumbre. Lo amortajaron y en la casa empezaron los rezos y los llantos, después pasaron a ser char-
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loteos y risas... y, de pronto,... se abrió la puerta de la habitación y preguntó mi abuelo: ¿Qué se celebra? Todos se quedaron atónitos: unos corrían, otros no reaccionaban y alguno casi se muere de verdad... pero yo me pregunto: ¿¿La catalepsia se hereda??
El vacío
Me asomé a esa especie de precipicio, al que me habían llevado a la fuerza, y me dio miedo, bastante... Había llegado hasta allí con mis ojos cerrados y no entendía por qué debía arrojarme a ese vacío...
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creación literaria: microrrelatos
Si bien había visto que otros se tiraron sin pensarlo, yo no quería ser parte de esa locura. Después de la insistencia de todos los que me miraban desde abajo, y con un empujoncito de por medio, me arrojé llorando con los pies hacia delante. Con mis dos años recién cumplidos, no comprendía lo que era un tobogán, pero el de esa plaza, el que me hizo perder el miedo a la vida, lo disfruté libremente cinco años más. •
natalia alcalde herrero La anciana
La anciana, ataviada con un abrigo largo y un fular alrededor del cuello, para tapar las arrugas de su piel, le preguntó al muchacho que se detuvo junto a ella en la parada del autobús: —Joven, ¿qué necesito para ser una princesa? El chico miró a la extraña, sorprendido, y se encontró frente a unos ojos claros, diminutos, y una nariz chata, centrando el paisaje de dos mejillas encendidas...
Él no respondió. — ¿Necesito un castillo? —aventuró la mujer. Él no respondió. — ¿Necesito un príncipe? —insistió ella. Él no respondió. — ¿Necesito un tesoro? Él no respondió. No sabía qué responder. Los ojos de la mujer se empañaron. En ese instante, el joven tan solo vio sus ojos... —No necesita nada de eso —terminó diciendo el muchacho—. Un castillo lo puede comprar con dinero, un tesoro son sus ojos, y su príncipe podría serlo incluso yo... Lo que necesita para ser una princesa... es volver a sentirse como una niña... •
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creación literaria: microrrelatos
año 2013 IV CONCURSO DE MICRORRELATOS CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO
del ayuntamiento de ejea de los caballeros
1.º Premio
2.º Premio
Paula Sierra Sanz 2.º de Bachillerato del IES Cinco Villas de Ejea de los Caballeros
Jesús Ciudad Gil 4.º de ESO del Colegio Ntra Sra. de la Merced de Ejea de los Caballeros
«No eres tú, soy yo…»
Te miras al espejo y te pintas los labios. Estás muy guapa. Coges los pantalones tendidos en la silla. Los tiras a la basura. Él tenía razón. Te hacen mal culo. ¿En qué pensabas cuando te los compraste? Estúpida. Tienes ganas de verle. Está a lo lejos fumándose un piti, te acercas a besarle pero te esquiva. «¿Qué haces?» te pregunta. «Te has pintado como una guarra». Bajas la mirada. Solo querías estar guapa para él, pero quizá te pasaste un poco. Entras en el coche y te empieza a tocar, él te quiere, lo sabes, aunque no te apetece, te duele, es muy bruto. Intentas que pare pero es imposible. «Que frígida eres» te dice. «Lo siento no me encuentro bien», te disculpas. Te coge del brazo y te saca del coche. Ves a tus amigas. Intentas saludarlas pero te detiene. «¿Has quedado conmigo o con ellas?». Cierto. Pasan unos chicos. Te piropean. Recibes una bofetada «¿Te gusta zorrear?» Te duele y marchas corriendo rompiendo a llorar. Hoy será el último día, lo prometes. A la hora te llega un mensaje «Lo siento princesa, ¿quedamos mañana?» Él te quiere, lo sabes, y ya tienes ganas de volverlo a ver.
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«Sonrisa permanente»
Desinfecto el último arañazo que me hizo y el escozor me hace recordar cada una de sus palabras. Ya no queda ni rastro del «Buenos días, princesa» con el que me saludaba cada mañana al llegar a clase. Decidió sustituir por insultos aquellas sonrisas que me dedicaba. Pretendió tatuarme su falso amor a base de moratones y cicatrices como la que ahora estoy intentando borrar. Cierro el bote de mercromina y lo tiro. No lo volveré a necesitar. A partir de ahora no habrá más heridas que curar. Con esa sensación de alivio decido volver a la fiesta. Cojo aire. Me toca soplar la última de las quince velas que alumbran mi tarta de cumpleaños. «¡Pide un deseo!», gritan mis amigas. Así que cierro los ojos, interiorizo mi deseo y apago de un soplido la llama que consumía aquella vela con forma de corazón. Abro los ojos y desenvuelvo mi regalo. Un pintalabios rojo, mi color preferido. Busco en mi mente un sitio donde guardarlo. Recuero el hueco que dejó el bote de mercromina en mi neceser y decido que ese será el lugar que ocupe mi nuevo pintalabios. Con él me dibujaré una sonrisa permanente que nadie conseguirá borrar.
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creación literaria: microrrelatos
3.º Premio
«Amor entre paredes»
Sandra Benedicto Arbués 1.º de Bachillerato del IES Cinco Villas de Ejea de los Caballeros Es curioso lo claras que ves las cosas una vez han sucedido, siendo que, mientras lo vives, apenas te das cuenta. Estaba lista para esa tarde de compras con Sara. Habíamos estudiado mucho esas semanas y pensamos que darnos un capricho sería una buena manera de calmar el estrés continuo de nuestra vida universitaria. Además, Sara quería cambiar su look, pensaba que era demasiado atrevida y necesitaba un cambio, así que se despidió de sus vestidos cortos y minifaldas. La verdad es que fue una tarde muy divertida, aunque el celoso de su novio no hacía más que mandarle whatsapps. Al día siguiente, Sara me contó que se iba a vivir con su novio. ¡Me alegré muchísimo por ella! Yo siempre les había admirado porque eran la típica pareja perfecta, de esos que llevan 5 años saliendo y se siguen queriendo como el primer día. Poco a poco, Sara y yo perdimos el contacto, ya que dejó la universidad para «aprovechar cada segundo con su novio». No había sabido nada de ella desde hacía dos años pero, ayer por la mañana, la nombraron en la radio. Otro caso de violencia de género. «Se llamaba Sara», dijeron. •
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chema agustín
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creación literaria
relatos
Como el fondo de un caleidoscopio móvil la realidad se compone de innumerables facetas. Vivimos de forma cotidiana en una de ellas y hemos de recurrir al arte, a la literatura, para transitar por las restantes. Todos los relatos que se agrupan en esta sección de narrativa plantean como fondo del relato un realidad fácilmente reconocible: el robo de las preferentes, una pintada en una pared cualquiera, la monótona verborrea de las tertulias radiofónicas..., pero en todos ellos la narración se resuelve de forma enigmática, sorprendente, creativa. Maribel Hernández nos acerca de forma intrigante a la vigilia de un escritor que ha de enfrentarse a su relato más inesperado. Jesús Claver experimenta también con el proceso de la creación artística, de un pintor en su caso. Y desde otros puntos de vista, Chusa Garcés nos ofrece una reflexión sobre el paso del tiempo, sobre todo de aquel que aún no ha pasado, mientras que, con un casi tierno toque de sátira, Mauricio Delgado fantasea con ese tiempo en el que ya no hay tiempo. El lector podrá jugar también con las palabras, con una palabra, con la palabra vaca en el relato de Daniel Nesquens y, también, con Javier Roncal, valorar el triste sino de esas palabras altisonantes, violentas y vacías que solo sirven, en realidad, para no decir nada. Por último, damos la bienvenida a los ganadores del I Concurso de Cuentos de Terror del I.E.S. Río Arba. Porque ¿a qué debemos tener verdadero miedo, a la improbable presencia de lo temible o la inesperada pérdida de lo más querido?
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creación literaria: relatos
El vaso roto sobre la acera: los pasos del cobarde Maribel Hernández
¡L
a manzana! Exclamó el escritor al borde de la ventana, apoyando en ella su cuerpo rendido, doblegado por el insomnio. Un final infantil para una muerte inesperada y no resuelta. No está mal —murmuró—: Algo mediocre, quizá. No importa —se dijo a sí mismo—. Y se dispuso entonces a continuar la historia inconclusa de aquel envenenamiento improvisado, que, con resultado de muerte instantánea junto al espejo, Betina había protagonizado en páginas anteriores. Mientras, ella lo escudriñaba desde el otro lado, expulsando por la boca, a borbotones, el humo de un tabaco negro nada habitual en aquella zona del sur de Italia. Un tabaco inglés idéntico al que él mismo a menudo fumaba en la pipa de sus antepasados. El humo se hacía cada vez más espeso. Denso; como una mancha de aceite contra la atmósfera, hasta el punto de quedar suspendido en el aire sin más movimiento que el del leve vaivén resultante del propio aliento de Betina, permaneciendo ahí, ingrávido y deshilado en mitad del callejón, como una madeja de lana vieja. Los dedos del escritor golpearon entonces las teclas del ordenador portátil a una velocidad insospechada que hizo sonar su furia contra el plástico, trepidante y rítmicamente en el silencio descomunal de la noche. Mientras tanto, Betina deslizaba sus ojos sobre él, insistentemente. Primero sobre su pelo, rubio y desordenado. Después, de arriba hacia abajo, trazando una línea fría y precisa en mitad de su espalda. Y, por último, fulminantes, contra su nuca indefensa, atravesándola
decididamente. Sin lugar a dudas, en la oquedad de una noche tan inescrutable como aquella, bien hubiera podido, sin pretenderlo, pasar desapercibida. Sin embargo, el extremo último de aquella mirada irrefrenable era en realidad tan duro y afilado, que se dejaba sentir contra la carne del escritor con la nitidez y el espasmo de un alfiler arañando el vidrio. Una vez más, éste se llevo la mano a la nuca tratando de aliviar así el dolor intenso que los ojos de Betina le infligían justamente ahí, en aquel punto vulnerable, reivindicándole así una atención incomprensible que el escritor, pese al retorcimiento habitual de su mente —y una vez descartada la opción del remordimiento— interpretó, ingenuamente, como un mero síntoma de cansancio. Y es que, si algo estaba claro en su pensamiento era que el hecho de haber huído aquella noche del apartamento de Betina sin prestarle auxilio, y dejando tras de sí, como único rastro, el resto de un cigarrillo flotando en el agua de un vaso, no era para nada algo por lo que sentir remordimiento. Menos aún, teniendo en cuenta que aquel cigarrillo descabezado difícilmente podría delatarle, pues al fin y al cabo su propia víctima fumaba constantemente de ese mismo tabaco inglés. El silencio de la noche permanecía inmóvil, tanto, que era inevitable albergar cierto temor a que el mismísimo tiempo fuera también a detenerse allí de manera instantánea. Contra la superficie cóncava de la enorme copa de vino, tiritó de pronto una pe-
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creación literaria: relatos
queña y minúscula luz que definía, contra el vidrio, el diminuto y lejano reflejo de lo que a todas luces parecía ser el torso de una mujer desnuda incorporada sobre la cornisa de una ventana, o al menos, eso fue justamente lo que el escritor, estupefacto, creyó ver. Pasaron dos, tres, cinco segundos, hasta que se sintió capaz de girarse y dirigir su mirada hacia la ventana. Horrorizado, corrió entonces hasta ella queriendo comprobar que no, que no era Betina quien estaba al otro lado. Pero así era, la tenía frente a él; y era ya muy tarde para intentar convencerse de lo contrario. Ni siquiera el estallido de cristal con que su copa de vino quedó derramada sobre el asfalto consiguió que sus ojos se apartaran de los de ella. Unos ojos fríos y terribles, que avanzaban hasta él y lo atravesaban poderosamente desde la ventana de enfrente. Como si la muerte les hubiera arrebatado también ese temor inescrutable de Betina, al que el escritor había estado tan acostumbrado. •
manuel serres chatelain
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creación literaria: relatos
la bañista Jesús Claver
S
u conciencia no podría soportarlo hasta el fin de los tiempos. Era como una luz intensa que le provocaba insomnio crónico.
Según los lugareños, la historia bien pudo haber sucedido así: Entrado ya en años, en un momento de aguda crisis personal, contrató a una joven, que conoció en la calle, para que le sirviera como modelo. Ella, temerosa de la fuerza de su mirada, aceptó pero solo por un día. A la mañana siguiente se desplazaron a la playa. Al llegar le indicó que se quitara la ropa y se zambullera en el Atlántico, mientras tanto él, desde distintas posiciones, iba trazando bocetos y más bocetos. Después de comer opíparamente, subieron al estudio para retomar el trabajo. Al anochecer, le pidió que se quedara una semana más pero ella, viéndose en el espejo toda embadurnada de pintura, rehusó la propuesta y, tras su terca insistencia, se marchó sin cobrar lo acordado. Nunca en su vida mujer alguna le había rechazado. Herido en su orgullo, la condenó a luchar eternamente contra el océano embravecido. Durante más de cuarenta años contempló absorto tan desigual combate. Los ojos negros de la joven miraban desafiantes a las grandes olas y sus potentes brazos se clavaban con firmeza en las entrañas acuáticas pero el océano no se daba por vencido y continuaba azotando una y otra vez su cuerpo atormentado. Una noche, desde el otro lado de la sala, Jacqueline abandonó momentáneamente su actitud pensativa habitual y le dio permiso para que liberara a la muchacha de su cruel destino. Así que la tomó en su regazo y la depositó en las mansas aguas del Mediterráneo. Ella, bajo la estela lunar, lo miró desconfiada hasta que el suave oleaje se la llevó mar adentro. Satisfecho, respiró profundamente y, cerrando los ojos, regresó al museo.
ernesto navarro
Dicen que desde entonces, en las noches de luna llena, se oyen susurros y pasos en las inmediaciones del paseo marítimo. Hay quien asegura haber visto a Jacqueline, en esas mismas noches, disfrazada de esfinge vigilando implacable desde lo más alto del faro. •
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creación literaria: relatos
museo del tiempo muerto Chusa Garcés
«Escribimos porque intuimos qué es la inmortalidad» —Bertha Sapherman
Museo del Tiempo Muerto. Tiempo recibido al nacer: 27.375 días. 27.375 días es lo que certifica mi dni para esta vida. Empecé a ser consciente del significado de la cifra cuando ya había gastado 4.380. Pensé en la rapidez con la que habían transcurrido y en lo valioso de los recuerdos que aglutinaban familia y amigos, las primeras experiencias inocentes con el género opuesto y algún profesor interesante que había abierto nuestra limitada perspectiva sobre en qué consistía el juego de la vida. Entendí a la edad de doce años lo valioso del tiempo, de mi memoria y de la fugacidad como concepto. Empecé a intuir por qué la gente corría por las calles con prisa, muchos años más tarde terminé de deducir la complejidad de la estupidez humana. Fui precoz en el descubrimiento de la conspiración que las cúpulas del poder intentan por todos los medios disimular mediante mensajes subliminares de la cultura del esfuerzo, trabajo y del ocio, para mantener al ciudadano medio ocupado. Las ciudades estaban repletas de vallas publicitarias con eslóganes como: «No malgaste su tiempo, la vida es breve, el mundo es grande: viaje con nosotros», «Experimente; compre». Mis padres eran del grupo de la vieja guardia, se esforzaron considerablemente y utilizaron su tiempo para pagarme una educación en colegios de élite, pensaban que tendría una vida más cómoda. Lo hicieron desde el absoluto sacrificio del amor. Por suerte, descubrí el error rápidamente cuando aún me quedaban 20.805 días. Fue en un viaje del instituto al Museo del Tiempo Perdido en la
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capital del reino. Mis recuerdos asociados a aquel día que marcó un antes y un después en mi vida pasan por Julia, la chica rubia de la que yo estaba perdidamente enamorado: sus besos, sus pezones incipientes y su sexo húmedo, el tabaco y el alcohol que logramos introducir en las mochilas, sin que los profesores que nos acompañaban pudieran remediarlo, pero sobre todo el horror que sentí en aquel museo cuando fui consciente del engaño, de la maquinaria construida para someternos a las órdenes de unos comandantes salvajes. Yo recibí la información como un rayo iluminatorio. Lo vi como un holograma desde la clarividencia, fue el regalo de algún dios misericordioso. El museo estaba dentro de un palacio del siglo xvi. La fachada estaba hecha con piedra blanca, era equilibrado y muy bello, la belleza siempre esconde múltiples trampas dentro. Sus salas interiores, enormes, contrastaban con el ridículo tamaño de los objetos expuestos, eran frascos con esencias que no podíamos llegar a oler, ni siquiera a intuir. Los recipientes descansaban sobre hornacinas de cristal cerradas y tenían una alarma de seguridad para evitar que ninguno de nosotros se acercara demasiado, debajo, paneles táctiles que hablaban de grandes personajes, de sus vidas y de cómo habían contribuido con su tiempo a la cultura o al desarrollo de la Humanidad. Mi atención quedó presa en un nombre, Ramón J. Sender: 29.565 días, dedicados a escribir más de 100 novelas, ensayos y artículos entre otras cosas. Su frasco de tiempo perdido era minúsculo y contrastaba con toda la información de los paneles desplegables. Una sensación de angustia se localizó
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elisa sánchez
en mi pecho, pobre hombre, por lo menos habría utilizado 8.000 días en el desarrollo de toda su obra, descontando los días destinados a dormir, lo que quedaba para vivir era ridículo. Seguí todo el día en estado de shock, no quise acercarme a leer ninguno de aquellos estúpidos paneles que ensalzaban los esfuerzos de un tiempo aprovechado. El resto del día lo dediqué a emborracharme, y cuando cayó la tarde hice el amor con Julia en los baños de un bar cercano a Sol. La noche en el albergue fue insomne. Empecé a pensar en cómo quería utilizar cada uno de los días que restaban a mi desaparición.
horas que me permitían sobrevivir en condiciones, al disfrute del amor y del sexo en cuerpos anónimos de mujeres que me hacían sentir vivo, profundamente vivo y a coleccionar orgasmos en los que había un halo de inmortalidad. Mi saldo es ahora dos positivo, y pienso en R. J. Sender y decido conscientemente utilizar un día y medio en escribir esto como una muestra de mi paso por el mundo, como un homenaje a mi inmortalidad. •
La vida desde entonces fue una sucesión de placeres hedonistas; dejé el instituto con gran disgusto de mis padres y me dediqué a trabajos mínimos por
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preferenzias Mauricio Delgado
A
yo me dizen Milio e me pa que soi muerto. Yera almorzando con unos compañers de treballo cuan de sopetón he sentito unas punchatas en o corazón, una gran dolor e dimpués… tot negro. He ubierto os güellos e soi puyando por unas escaleretas mecanicas, igual como as de os grans zentros comerzials. Lo menos o mío trache, feito de propio ta dixar percutitos a os cliens, no tiene garra corruca. Ya, ya beigo a fin de as escaleras. Parix que bi ha un ombre biello con una luenga barba aguardando—me. Li preguntaré án soi. — Buen día, me podeba busté dizir qué puesto ye íste? — No lo sapes? Son as puertas ta la bida eterna. A yo me dizen Pietro e tu has de determinar si quiers dentrar en o zielo u en o infierno. — Au, qué pregunteta más rariza. Profes que quiero ir ta o zielo, pero… no bi ha un chuizio ta balurar as cosas buenas e as cosas malas que he feito en a mía bida? — No. Ixo ye una imbenzión de bes—te—ne tu a saper quí. Isto ye más fázil. Pasarás un día en o zielo e un atro en o infierno. Dimpués tornaremos a riunir— nos e m’abrás de dizir án quiers permanexer tota a eternidá. Asinas de fázil. Primero empezipiarás en o zielo. Aprobeita bien tot o tiempo porque a dezisión que prengas será ta cutio. Pietro, o guardián de as puertas de o zielo e o infierno, esaparexió como por ensalmo sin dizir cosa más. Una puerta amanexió de sopetón debán de yo e s’ubrió amoniquet. Yera a dentrada ta o reino de os zielos. Con una miajeta de miedo la empenté de tot e me i fiqué. Parixeba que yera en un mar de boiras e tot yera de una color azul brilán que cuasi m’enluzernaba. Bi eba unas mullers tañendo arpas e cantando unas melodías tan politas que me feban ploriconiar. Tot yera paz e tranquilidá. Una muller biella que amostraba una rialleta ubierta e amable me s’amanó e me prenió de a mano.
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— Qué tal plantas? —me preguntó con una gollada fita—. Tornamos a beyer—nos. — Quí ye busté? Yo no la conoxco —tartamequé. A biella me s’arrimó encara más: — Tu yes o direutor de a sucursal de o banco Zius que yera zerqueta de do yo bibiba. Un día me grités por telefono ta que m’amanase por a tuya ofezina. Me diziés que tenebas unos depositos buenos e seguros ta ficar—bi toz os míos aforros. Yo confité de tot con tu e siñé una ripa de papels. Un año dimpués, a mía filla amenistaba aduya porque o suyo negozio s’eba marchato a mullir caramuchinas e eba de plantar cara a bels pagos. M’amané ta o banco e no podíe recuperar os míos diners. Me dizioron que los eba ficatos en un cosas clamatas preferens e que no me podeban tornar os estalbios de tota a mía bida. Por qué m’emboliqués de ixas trazas? Por qué? A os pocos meses morié de pena dimpués de beyer cómo o tuyo banco s’apoderaba con angluzia de toz os biens de a mía filla e mesmo la forachitaban de casa suya. Atra muller m’agafó de o güembro. No sé de án salió, pero con una boz dulza me dizió: — Una begata estié en o tuyo banco, en o tuyo estudiet, e m’emboliqués ta que ficase totas as mías perras en unos fundos que me daban muito intrés e que los podeba recuperar cuan los amenistase sin garra problema. Cuan yo e o mío marito nos quedemos sin treballo faziemos un poder porque los nos tornasen pero nos dizioron que ébanos siñato unas preferens e que no podébanos disposar de cosa. De sopetón nos quedemos sin toz os aforros de tota a nuestra bida. Marchemos ta o tuyo estudiet e te supliquemos, te roguemos e ploremos, pero tu, con a tuya gollada fría e sin parpaguiar nos fotiés a escaparrar igual como si estásenos animals.
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cristina duesca
A cosa s’estaba metendo prou fiera. Parixeba que toz os que eba conseguito que me siñasen as preferens yeran en o zielo. Con o que m’eba costato embolicar a la metá de os cliens de a sucursal. Grazias a els eba tenito grans benefizios e m’eban aszendito en una sucursal de a capetal. Iste zielo no remataba de fer—me goyo. No ye como yo lo eba esmachinato. Tornaré con Pietro ta que me nimbie a fuego ta o infierno, puestar que seiga una poquet millor. Pietro, o guardián de as puertas de o zielo e o infierno, se grató a luenga barba blanca e cullibaxo m’amostró o camín ta o infierno. Yo m’asperaba un puesto an feba asabelo de calor, pleno de bolcans escopindo fuego por totas as suyas grans bocas e pleno de ríos de laba trasquindo—
se tot o que se trobaba a o suyo paso. Pero a berdá yera que sí que feba calor, pero porque tot yera un gran paradiso, igual como si estase en o caribe. Bi eba unas casetas de fusta con o teito de palla en as que unos cambrers serbiban bieras bien fresquetas. Tot yera a rebutir de chen. Parixeba que yeran de borina. En a placha unos feban chicha purna en una gran barbacoa, atros chugaban a boley placha e toz bebeban, minchaban e se’n arreguiban. Aquí toz yeran muito felizes. Qué zambra más maja que feban en iste puesto! M’amané china chana e me refirmé en una de as barras de as casetas que feban de tabierna de placha. Sin dizir cosa o cambrero me sirbió una charra de biera bien fría, con dos didos d’escuma, como cal
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itar—las. La prenié con fuerza e la tasté. No me foi memoria d’aber bebito en a mía bida una biera tan buena. — Ei, Milio! —sintié a o mío costato—. Qué fas tu por aquí? Me chiré. Yeran Francho e Alfredo, os dos superbisors de zona de o mío banco. No feba guaire que os dos eban muerto de un malminchador. — Qué pues, de borina ta cutio, ei? — Asinas ye o infierno? —lis pregunté dimpués de foter—me firme lamparazo de biera. — Profes. Aquí semos os que nos ba a borina. Ye como estar de bacazions e fambra toz os días, no como ixos esperrecatos e muergos de o zielo. Amás, no sé de qué coda, te s’arriman toz con os que has tenito bel contornillo, e ixo ni cuaca, ni fa goyo. — Tiens razón —lis respondié—. Biengo de o zielo e no feban que amanar—se—me cliens a qui obligué a siñar as preferens. Toz recontando—me as suyas amarguras. He marchato a las cuatro suelas. Cuasi gomeco de sentir tantas penas, se pensarban que m’iba a fer duelo escuitar as suyas miserables bidas. — Pues aquí tot ye diferén. Muitos semos interpresarios u echecutibos que no femos que bailar, beber, minchar… e aguarda que biengan as mozetas, ya beyerás o que ye o paradiso. O día en o infierno estió de pistón. Lo me pasé de bitibomba bebendo, minchando e chugando, mesmo bailando reggaeton. Iste puesto ye o millor que he conoxito. Amás, no teneba resaca e yera en plena forma. M’endrezé a garras templadas ta la dentrada de o infierno e ubrié a puerta. Astí bi yera Pietro, o guardián de as puertas de o zielo e o infierno. Li reconté de punta ta coda a mía esperenzia en o zielo e o bien que lo m’eba pasato en o infierno. Astí toz yeran asabelo d’amables e eba feito un burguil de amigos. A mía dezisión yera firme. Quereba permanexer en o infierno tota a eternidá. Pietro se grató a barba, se cargó de güembros e me dizió que i dentrase ascape por a puerta, tot albirtindo—me de que ya nunca más poderba salir—ne. Nos choquemos as manos, li die as grazias por tot e correndo a tot meter me’n torné ta o infierno. Yera ansioso por tornar a ixa placha.
Agora tot yera nublo e fosco. Feba muita calor, pero no yera como a de o Caribe, ísta yera más rariza, más anguniosa. Unos bolcans prenzipioron a escopir fuego. A placha eba esaparexito como por ensalmo e no bi eba garra mar. Unos ombres s’arrozegaban por tierra como buscando cualcosa de birolla, atros dondiaban igual como espeutros. Toz parixeban igual como zombies, esperrecatos, puercos, sin güellos e chemecando de dolor, abracatos ta poder permanexer de piez. Trobé a Francho e Alfredo, os míos amigos con qui eba pasato tota a chornada de ayer de borina. M’amané enta els a garras templadas, amenistaba una esplicazión de por qué o infierno, de sopetón, eba cambiato tanto. — Qué ha pasato con as tabiernas chunto a la placha, con as barbacoas e con tot o paradiso? —lis pregunté anguniato de tot. Francho e Alfredo se miroron entre els. Yeran tan puercos e desfeguratos que cuasi no los podeba reconoxer. Francho me se miró con a suya trista gollada e con una rialleta me dizió: — Ayer s’organizó como una mena de teyatro ta que pensases que tot yera pistonudo e determinases de quedar—te—bi ta cutio. O que beyes güei ye a reyalidá de o infierno. Amenistamos achustar a toz os que nos besitan e por ixo t’embabuquemos. — No te sosprendas —adibió Alfredo—. Ye o mesmo que faziés tu a os cliens de a tuya sucursal de o banco Zius. Lis prometiés que ficasen toz os suyos diners en unas cuentas con un gran intrés, una mingala, e cuan escubrioron que teneban toz os suyos diners en as preferens, ya yera masiau tardi. No emos feito que o mesmo que tu en istos zaguers años. No lo me podeba creyer. M’eba trasquito a mía propia merezina. M’eban emplumato! Un escaldafrío me corrió por tot o cuerpo. Me miré enta o zielo e preté a plorar. Agora entendeba por o que eban pasato toz a qui obligué a siñar as preferens e beyer cómo s’eban esbafato toz os suyos aforros conseguitos con a sudor de muitos años. M’entrefilo que isto ye o que me merexco e sí, soi muerto, de tot... •
Lo que i beyé dimpués de trespasar a puerta me dixó alticamato. L’alma me se cayó a saquinada.
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paseando Daniel Nesquens
C
aminaba sin prisa, sin dirección. Me detuve justo en aquella vivienda de planta baja que parecía abandonada. Las persianas abajo del todo. Las paredes desconchadas. Un corazón atravesado por una flecha torcida. Por lo que fuera, alguien había escrito toscamente la palabra vaca en la fachada de la casa, a media altura. Con mayúsculas: VACA. Ortográficamente hablando, nada que decir. Todo estaba en su sitio. La uve, la ubre... Hurgué en mis bolsillos buscando algo que no encontré. Me incomodé. Sin conseguir apartar la mirada de aquella palabra me aproximé a ella. Escasos cincuenta centímetros. Estiré mi brazo. Mi dedo sobre la uve. Lo deslicé en diagonal hacía abajo, a continuación hacia arriba. Desapareció la primera de las consonantes. Me situé en la primera vocal. Hice el recorrido y desapareció. Era el turno de la c. Sólo quedaba la última a. Pensé en rodearla con un círculo. Anacrónico. Deseché la idea. Mi dedo completó el recorrido completo. La a dejo de existir. La palabra vaca desapareció de la fachada de aquella casa. Miré a un lado, a otro, nadie me ha visto. Seguí mi camino. En mi mp3 la voz de Sam Beam, como me gusta. Sonaba, pero no lo escuchaba. En mi cabeza, la palabra «VACA». Y me imaginé una vaca lechera, blanca, con manchas negras. O negra, con manchas blancas, limpia, aseada. Sin costras de mierda pegadas a su lomo, sin bostas a su alrededor. Con unas ubres brillantes como dedos de cirujano. Una vaca que podría concursar en el Festival de Eurovisión. Por Suiza. O por Eslovenia. Switzerland, twelve points; Slovenia, ten points; Rouyame—Uni, quatre points. Me detuve en el semáforo y esperé a que cambiase de color. Pacientemente, pensando en un paso de vaca. Sobre el asfalto unas manchas blancas. Sin normalizar. Al libre albedrío del operario salario base. Crucé por el paso de cebra. La capa de pintura
carlos velázquez
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sobresalía varios milímetros del asfalto. «Como sigan pintando encima llegara un día en que los coches golpearan con sus morros sobre el canto de la pintura», pensé. Ya estaba al otro lado. Delante del Mercado Ciudad Jardín. Me metí. Me gusta ese mercado. Espacioso, sin recovecos. Un solo pasillo central, ancho, con puestos a ambos lados. Me detuve en una carnicería. Atónito ante el cartel de una vaca. La vaca es como un gran continente. Líneas delgadas de trazo separan sus países: Morrillo, aguja, solomillo, lomo alto, lomo bajo (estos dos países nunca se han llevado muy bien), costillar, falda, babilla, morcillo... «¿En qué le puedo servir?», me preguntó el dependiente, un señor con el pelo cortado a cepillo, ya a punto de la jubilación. Me encogí de hombros. Me giré y me marché. Crucé todo el mercado, y salí a la calle por la puerta opuesta a la que había entrado.
Aceleré el paso y deshice el camino por bocacalles. Escuché el primer trueno. Doblé a la derecha y llegué a mi calle, a mi portal. Esperé a que cayesen las primeras gotas. Cayeron gotas espesas y constantes, capaces de componer un poema. Subí andando los dos pisos. Busqué las llaves y abrí la puerta. Un aviso de correos por debajo de la puerta. Me quité la chaqueta, la colgué en la percha. Me miré mi mano como si fuera de otro. Mejor dicho: mi dedo. Lo pegué a la pared del pasillo, a media altura. Mi dedo descendió y escribió una uve, una a, una ce, una a. Vaca. Tal cual la había visto en aquella pintada. Mugió otro trueno. Me di cuenta de que iba a ser un día pasado por vaca. •
El cielo estaba encapotado. Todo gris.
Anotaciones en un mediodía (hay gente que se enfada) lluvioso Javier Roncal Sábado, 4 de enero de 2014.
cólica que me produce oír únicamente y de forma nítida esta lluvia de sábado.
12:14 p.m. El problema es que no sé de qué hablar… Hola, diario, ya veo según la última fecha anotada que hace mucho tiempo que no te visito. Ocurre que en este mediodía de principios de invierno veo llover tras la ventana y hay un silencio muy especial aquí en casa. Silencio como el de las noches en que apetece leer o reflexionar. Debe ser por eso que me apeteció escribir algo en tus páginas para aprovechar la relajación melan-
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Espera. He oído algo. Es un televisor encendido. Viene de la habitación contigua, seguro que es en la pensión de enfrente… Bah… Unos tertulianos mañaneros discuten acaloradamente. Qué desastre. La gente se enfada de muchas maneras y por muchos motivos. Pero no llegan a ninguna parte. Antes de escribir de política dejaré de escribir.
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eduardo ramón
(11 minutos después) Sigue lloviendo y pensando en la gente que se enfada se me ocurre una reflexión que no sé si sabré expresar sin embarullarme. Hay personas que se enfadan cuando con tu opinión sienten amenazado su sistema de creencias desde sus cimientos. Y dentro del grupo de personas que pasan por la universidad (y que resulta que la universidad pasa por ellas también) los hay que creen en lo allí aprendido tan a pies juntillas que si les separan un pie del otro, quizá por miedo a tambalearse, hacen cabriolas de racionalismo cejijunto para lanzar de una patada al arcén a esos intolerables alucinados, fantasiosos o infantilmente crédulos que les perturban. Por allí, en las márgenes de la autopista
de las verdades consensuadas a machamartillo, circulan y han circulado entre otros: los malditos de la ciencia, la literatura o el arte, los olvidados de la historia y un gran popurrí muy variopinto de investigadores, unos desinformadores contratados, otros desinformadores por defecto y algunos otros de una estirpe de valientes de mente clara que se jugaron la vida investigando. Y muchos la perdieron. ¿Dónde está el mal? Al margen de esas lides, las de lo herético, a veces la gente que se enfada es la gente que simplemente no duda de nada y la que no se hace preguntas. También suelen indignarse los que no se creen algo hasta que no aparece en el periódico, en la BBC o en el simple telediario.
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Yo simpatizo con la gente que a su peor enemigo le regalaría un televisor con 100 canales. Como no me gustan las conversaciones estériles con la gente que se enfada, no voy por ahí diciendo que Hollywood está estrechamente ligado a los servicios de inteligencia y que es utilizado para convencernos de que es justo invadir un país (véase Argo, de Ben Affleck); para contarnos por qué o cómo murieron algunos personajes célebres dela historia (Véase JFK o muchas otras) o para idealizar el sueño americano, inculcarnos el americanway of life o cargarse las relaciones amorosas. Sí. Pura ingeniería social para destruir el amor mostrándonos relaciones desquiciadas y amantes neuróticos adictos a la mentira. Salvo en las comedias románticas. Allí todo es perfecto. Tanto que la realidad puede dar asco. La industria del entretenimiento es verdad que entretiene, pero con muchas sombras revestidas de colores.Y parece todo tan inocente a veces… Creo que la gente ya sabe todo esto. Lo que no sé es si le importa. Quizá es real lo que refleja aquel chiste gráfico donde hay dos colas paralelas de gente para entrar en una especie de teatro. En una cola solo hay dos personas que quieren entrar y sobre la taquilla un cartel dice: «Verdades incómodas». La otra cola es larguísima, llenísima de gente, y en la taquilla dice: «Mentiras reconfortantes». Seguro que mucha población entra en esa segunda cola del chiste. E imagino que sí, que les reconfortará. Pero se enfadan. Y que se enfaden es seguramente sólo una de las cosas que se pretende con lo que, siguiendo con el chiste, proyectan en ese teatro. Y parece todo tan inocente… «Has visto muchas películas» es una frase hecha de uso muy común y que quizá dice más de lo que parece. En cualquier caso nunca le diría a mi vecina, a la gente del bar donde voy o a mis padres que Disney es una fábrica perversa de ilusiones anestesiantes donde, entre la explosión de colores, los animales humanizados y sus divertidas canciones, nos cuentan que cuando hay un problema y debe resolverse, no hay que preocuparse por nada porque aparece un genio con una varita mágica, hace «¡Chas!» y todo se resuelve felizmente. No es necesario usar la divina chispa de la razón humana para por ti mismo hallar la solución. No lo digo por ahí porque no les
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importará. Al fin y al cabo son sólo películas. Si insisto en que es importante quizá van y se enfadan… para nada. Por eso tampoco les digo que el instituto Tavistock de relaciones humanas de Londres, monstruosa entidad concebida hace décadas para estudiar el control mental ensayando con lavados de cerebro y en general usando métodos de dudosa moralidad, está relacionado con la imposición a golpe de talonario del programa Barrio Sésamo en los años 60 en EE.UU. O que la familia Rockefeller está detrás de la creación de la MTV y de la Warner, que nos dio la gran película V de Vendetta, icono de la rebeldía y el inconformismo actual para mucha gente. ¿Para qué voy a hablar en la calle de estas cosas? ¿Para parecer un profeta que anuncia el apocalipsis? No lo haré. No hablaré de esto. No quiero repartir folletos con la palabra «Despierta» entre la multitud de esa larga cola del chiste al que antes me refería. Me quedaré aquí sentado, escuchando el repicar de esta lluvia de mediodía invernal. No sé qué tienen las lluvias que caen con el cielo parcialmente descubierto. Esa extraña precipitación en la que el sol refulge en las gotas de agua me produce una sensación de extraña y dulce melancolía. No le contaré a nadie lo que me ha dado por anotar en este diario. Dejaré que siga lloviendo con esa extraña tristeza. Dicen que los grandes poderes del Nuevo Orden Mundial han ido consiguiendo que no haga falta vigilar a los heréticos que pueblan el mundo. Que en pos del antiterrorismo y el pensamiento único todos espían a todos. O todos nos censuramos a todos. Que la policía ahora es tu vecino o el que se toma una cerveza a tu lado en el bar. Cualquiera. Bueno, yo no lo sé. Sólo sé que hay gente que se enfada. Y que parece que va a escampar. Algunas gotas van cayendo lentamente desde las tejas de la casa de mis vecinas. Todavía el sol se refleja en ellas. Adiós, diario. •
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CONCURSO DE TERROR IES RíO ARBA DE TAUSTE 1.º Premio
Nada que perder Lola Berna
Si no lo recuerdo mal, estaba en el sofá cuando noté que algo no salía como de costumbre. Después de hacer mis deberes me dispuse a leer tranquilamente y recordé que había olvidado un ejercicio, así que me volví a la mesa de trabajo. Tras sentarme, preparé el material y me percaté de que mi bolígrafo azul no se encontraba por allí. Busqué por los alrededores con la certeza de haberlo usado antes pero no lo encontré. Aun así, por su pequeño valor no le di importancia y cogí uno nuevo que tenía por casa. Al día siguiente me aseguré de que ya tenía mi material completo en la mochila y fui a clase. Todo sucedía como sucede un martes de otoño, cuando abrí la mochila y no vi mi libro de lectura. —¡Pero si lo he metido! —pensé. No sabía cuál podía ser el motivo de aquello pero mis compañeros se ofrecieron a compartir el suyo conmigo y lo dejamos pasar. Cuando llegué a casa la comida me esperaba en la mesa y eso me reconfortó en cierta medida. Por la tarde había quedado así que me aseé y cambié de ropa. En la búsqueda del conjunto que me iba a poner, la camiseta se resistía a aparecer. Tenía pensado ponerme una camiseta que me trajo mi padre de Estados Unidos y a la que tenía mucho cariño; pero no la encontré. Mi madre, que es quien siempre localiza este tipo de cosas, sacó toda la ropa de todos los armarios hasta dar la exploración por finalizada, sin éxito. Este hecho me pareció muy extraño y aumentaba si pensaba en lo sucedido antes. Varié de plan y salí con otra opción. Miraba a alrededor con el cuidado con el que mira alguien a quien cualquier persona le parece sospechosa de quitarle algo. El robo era la elección más razonable que mi mente me daba en esos momentos. Tuve cuidado y el paseo hasta estar con
mis amigas fue incluso reconfortante, ya que me tranquilicé. Y una charla con ellas seguro que me ayudaría más. Nos sentamos en el bar y todas pedimos nuestra bebida favorita. Yo, para no variar, elegí un batido de vainilla que tardó más de lo habitual. Al abrir mi bolso mis ojos se salieron de sus órbitas. ¡Mi cartera no estaba! Menos mal que mis amigas no tuvieron reparo en pagármelo y yo se lo agradecí mucho, pero me empecé a sentir mal, la cabeza me dolía y me mareé. Fui al baño y no vomité por el odio que siento hacia esa sensación, aunque la verdad es que aquello me hubiera aliviado bastante. Volví al asiento y estuvimos un rato hablando. Al volver a casa, cené rápido disimulando poco mi estado y me eché pronto a dormir. Me levanté positiva un día más con la actitud de que todo había sido una pesadilla y el horrible sobresalto que tuve al golpear mis pies contra el suelo fue alarmante. La planta de mis pies sintió frío. En un acto reflejo me levanté de la cama y observé, asombrada, cómo estaba apoyada en la superficie de mi habitación. ¿Y la alfombra? ¿Mi alfombra? Corrí hacia mi madre pero la sorpresa fue mayor cuando la vi en la cama, al igual que a mi padre. La desperté y, con mala gana, me preguntó el qué sucedía. Entonces, le pregunté sobre el paradero de mi cómoda alfombra, pero ella, exhausta, tuvo primero un gesto de reflexión y, después de él, pegó un salto de la cama y vino a mi habitación. Allí observó, como yo, que la alfombra no estaba, así que miró en el cubo de la ropa sucia y en el tendedor por si no recordaba haberla lavado, pero no estaba. De alguna manera, mi madre también vivió aquella extraña sensación. El día continuó como de habitual, excepto por tener los sentidos más alerta que nunca. Creo que hubo momentos en los que olvidé la situación en la que me encontraba, así que el efecto que habían creado en mí los anteriores acontecimientos pasó desapercibido.
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Por la tarde, fui a la biblioteca para pedir prestado el libro que se me había perdido pero la encontré cerrada. —Muy extraño un jueves por la tarde—, me dije. Al no tener ningún quehacer, corrí alegremente hasta la pastelería para comprarme uno de mis manjares preferidos pero, sorprendentemente, estaba también cerrada. Pensé que igual era fiesta común de los comercios pero me extrañó bastante. Tras razonar eso, miré en torno a mí y, ciertamente, todos los negocios de la calle estaban cerrados. Mi expresión alegre mudó. Llamé a mi mejor amiga para hablar con ella y contarle todo lo que me estaba sucediendo pero no me contestó. Caminé hacia su casa que se encontraba deshabitada y me senté instintivamente en la acera. ¿Dónde estaría? El miedo recorrió mi cuerpo de cabeza a pies. Ni ella, ni sus padres, ni sus vecinos rondaban por allí. En esos momentos me di cuenta de la tranquilidad que reinaba por las calles del pueblo. Nada de tráfico. Supuse que estaría soñando o algo por el estilo pero lo único cierto era que me estaba empezando a bajar la tensión considerablemente y, quizá, eso podría causarme alucinaciones. Pero no sé qué me parecía más irreal. Me dirigí hacia el Norte con destino a mi casa y, cabizbaja, seguí mi camino tan deprisa como pude. Percibí la falta de bancos, papeleras y más mobiliario urbano, pero en esos momentos ni aquello me sorprendía. Al llegar a mi calle los peores temores se hicieron realidad. No había rastro de lo que era mi casa y menos de mis padres. Miré al cielo. El azul intenso sí seguía ahí. ¿Pero para qué quiero un atardecer, por muy maravilloso que sea, si no tengo a nadie con quien disfrutarlo? Mi pequeño cuaderno de notas había resistido a la desaparición. Estaba sobre la acera con un boli sobre él. En esos momentos no sabía qué hacer, pensar o decir, así que me tumbé junto a él con la esperanza de que, al esperar, mis padres volvieran y, con ellos, todo a la normalidad, pero instantáneamente me dormí. Al despertar, una solitaria carretera me aguardaba. Me incorporé y fijé mi vista en el cuaderno que tenía a mi vera. ¿Para qué quería yo un lugar donde escribir, si no lo iba a poder compartir? Además, las circunstancias me impedían expresarme. Comencé a leer las experiencias que se veían reflejadas en él y recordé los momentos en los que las escribía,
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cuando me desahogaba y pensaba en que alguien apreciaría aquello alguna vez, algún día de algún momento que ya no llegará. El principal miedo de toda persona no es que te coma un zombie o que el Hombre del Saco te meta en él. El peor temor que tenemos es perderlo todo y yo aquí, ahora, lo he perdido. Para alguien que tiene todo lo que siempre ha deseado, que un zombie le coma no es un problema. Su verdadero problema es quedarse sin ello. Que todo lo que hemos ganado después de tanto esfuerzo se quede en cenizas de un fuego que nunca se debió encender. Y, ¿por qué? No consigo encontrar el significado. Sé que me ha pasado y que ya no tiene vuelta atrás pero, ¿para qué quiero poder vivir si ya no tengo nada que perder?
2.º Premio
La cabaña de Lucas
Adrián Bernabé Urzaiz Este puente de noviembre decidimos todos aparcar nuestras actividades y hacer una escapada en familia. El otoño nos gusta porque somos aficionados a la recogida de setas, así que sin pensar en muchos sitios donde hacer nuestra escapada decidimos que sería la montaña, a una casa rural y, si podía ser, a una cabaña alejada de ruidos y tecnología. Mirando por Internet encontramos una buena opción: una cabaña de madera cerca de un frondoso bosque en el que seguro que encontraríamos muchas setas y de varias especies; sin pensarlo más llamamos y la apalabramos: serían dos noches de tranquilidad y relax. Llegó el día y bien temprano iniciamos el viaje para aprovechar el tiempo al máximo, ya que la noche cae enseguida. En un par de horas nos presentamos ya en destino. Habíamos quedado para recoger las llaves en casa de los dueños de la cabaña en el pueblo donde vivían habitualmente. La casa era bonita, grande, con un jardín muy cuidado. Al timbrar la puerta nos recibió una mujer de edad parecida a la de mi madre. Me sorprendió ia mirada tan triste que tenía: ella sonreía, pero sus ojos no. Parecía que había llorado hacía poco rato. Nos dio las llaves, nos explicó el camino y cuando ya nos íbamos me dijo:
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creación literaria: relatos
—Hijo, si te aburres, en el ático de la cabaña tienes libros, juegos de mesa y cosas varias para que te entretengas—, —Gracias, señora, si me aburro allí me entretendré...—. Quedamos para el domingo después de comer para devolverle las llaves. Salimos del pueblo y fuimos en busca de la cabaña inspeccionando el terreno para, una vez instalados, salir al bosque. La cabaña por fuera pintaba ser muy acogedora. Estaba bien barnizada: un jardín con barbacoa, una terraza con mesas, sillas y una gran hamaca. Por dentro estaba decorada muy alegre, con colores muy vivos, en tonos naranjas, marrones y amarillos; tenía una cocina con barra americana que enlazaba con el comedor, el cual tenía una chimenea que lo hacía muy acogedor; dos habitaciones, una con cama de matrimonio y otra juvenil, en la que del techo caía una escalera de madera, que debía de conducir adonde la señora me había dicho; otra puerta era el baño. Esa sería nuestra casa durante dos días, parecía que íbamos a estar muy a gusto. Ayudé a mi padre a descargar el coche mientras mi madre colocaba la comida y bebida en la nevera para irnos cuanto antes. Salimos ya para la montaña, dimos vueltas por el bosque más cercano recogiendo las setas que conocíamos y las que no también, por si había en el pueblo alguna jornada micológica en la que nos dijeran de qué clase eran y si eran comestibles o no. Ya caía la noche y, como habíamos madrugado, decidimos irnos y preparar en ía barbacoa setas y algo de carne. Mi padre y yo encendimos los fuegos: la barbacoa, y la chimenea para caldear la cabaña, que estaba un poco fría. Cenamos y nos tumbamos en el sofá a ver la tele. Como no había nada que mereciese la pena recordé que la señora me dijo que en la casa había juegos de mesa, así que subí al ático a por uno. Al entrar la sensación era de que entraba a una cámara frigorífica. Me asustó un poco, pero al encender la luz se me pasaron todos los temores: era un cuarto de juegos. Había juegos de niño de hasta doce años; los de bebé y niño pequeño estaban en cajas y en estanterías, y los de mayor al alcance de la mano. La sensación de frío no se me quitaba. Pensé que al ser la parte más alta de la casa era normal. Elegí mi juego y bajé a jugar con mis padres hasta que nos entró sueño y decidimos acostarnos. La casa se había calentado. La habitación
de mis padres estaba más caliente que la mía, pero pensé que sería por culpa de tener el ático encima. Me empezaba a vencer el sueño cuando noté como aire frío en mi cara, lo que hizo que me levantara a mirar si la ventana estaba bien cerrada, y ya de paso metí otra manta más en mi cama. A mitad de noche escuché una voz que decía: —Tienes que ayudar a mis padres y así me ayudarás a mí también...—. Y de nuevo la sensación de frío. Me di un sobresalto y pensé que vaya pesadilla había tenido. Me arropé y quise continuar durmiendo, pero al notar que algo frío tocaba mi cara, temblando, encendí la luz. Era una imagen borrosa que miraba fijamente. Un niño con cara blanca, triste y con ojeras, que me tendía la mano para que fuese con él. Quería gritar, llamar a mis padres, pero no me salía la voz. El niño me hablaba, me decía que no me haría daño, que sólo era un niño como yo, pero que yo estaba vivo y con mis padres y que sus padres a él aún no lo habían podido enterrar, que me iba a contar su historia y me diría cómo podía ayudarle. Poco a poco el miedo iba desapareciendo. Parecía el típico juego que tienes de pequeño, cuando hablas solo y tienes un amigo invisible, sólo que éste era real. Me dijo que permaneciese callado y que escuchase atentamente lo que me iba a contar. Me llamo Lucas, tenía 12 años el día que me mataron; ahora en Navidad haré los 13. Un sábado me desperté temprano, me vestí y salí de casa sin meter ruido en dirección a esta cabaña que es mía. Yo era el dueño de esta cama y de estos juegos. El motivo era que el domingo iba a ser el cumpleaños de mi madre y aquí, en el ático, tenía escondido su regalo desde hacía muchos meses, ya que mi habitación en mí casa no era lugar seguro. A mitad de camino apareció un todo terreno con dos hombres, me saludaron y sacaron un mapa por la ventana, parecía que querían que les indicase algo. Ai acercarme me cogieron por la fuerza y me metieron dentro. Yo pataleaba, gritaba, lloraba, pero nada...Me llevaron como a una especie de laboratorio donde me pincharon para sacarme sangre. Permanecí atado a una camilla durante horas, hasta que escuché una conversación que decía... —Es compatible, procedemos al trasplante.,. No me lo podía creer, me habían cogido para que otra persona viviese a costa de mi muerte.
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creación literaria: relatos
Recuerdo una inyección y una luz blanca, la cual rechacé. No quería morir. Tenía que dar a mi madre ese regalo, hacer una carrera, el día de mañana tener hijos... así que, al rechazar la luz, quedé atrapado aquí. Vi cómo quitaban los órganos de mi cuerpo: corazón, ríñones, pulmones, médula...todo lo que podían aprovechar para vender, y luego envolvieron mí cuerpo en una sábana y me enterraron, cerca de aquí. Te voy a enseñar el lugar para que me encuentren. Te daré el regalo de mi madre y te diré lo que les tienes que decir para que te crean. Ya me puedes preguntar si quieres. Sé que es complicado lo que te pido, que te tomarán por loco, tus padres y los míos, pero debes ayudarnos para poder descansar... ellos y yo. Perplejo y deseando que fuese un sueño todo aquello, lo único que me salió decirle fue que estuviese tranquilo y que me dijera exactamente cómo ayudarle, que yo lo hacía. Subimos al ático y me dio una caja en la que estaba el regalo de su madre. En un mapa me marcó el punto exacto donde él estaba enterrado, y para que su madre me creyese, me dio una cadena con medio corazón: su madre tenía la otra mitad. Me dijo que le dijese que, como ya no podía tener esposa, quería que ella fuese la dueña de todo su corazón. Me contó que cuando tenía seis años, para Navidad, él le regaló a su madre ese detalle y le dijo que él guardaba la otra mitad, para que un día su esposa lo llevase, así su corazón sería de ambas. Me enterneció que un niño tan pequeño pensase así, como un adulto, a tan corta edad. Ya tenía todo. Ahora, yo tenía que contarles todo a mis padres e ir a casa de Lucas a hablar con los suyos... ¡Vaya situación! Entré a la habitación de mis padres y al acercarme a su cama mi madre asustada me preguntó qué me pasaba, que estaba muy blanco y ojeroso. Me senté en la cama y les empecé a contar. Mi madre me tocaba la frente y me preguntaba si me encontraba bien, que no era más que una pesadilla, que me acostase con ellos...Yo miré fijamente a mi madre y le dije: —Mamá, ¿a que siempre que te juro algo me crees? Hicimos ese pacto, y siempre ambos lo hemos cumplido. No miento, no es un sueño: os necesito. Lucas os necesita.
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Les conté la historia detenidamente y decidimos ir a casa de los padres de Lucas, a pesar del presentimiento de que nos tomarían por locos y nos echarían a patadas. Al llegar allí, la señora, sorprendida, preguntó qué ocurría, y le dijimos que era algo sobre Lucas. Nos hizo entrar. Su cara no era de tanta sorpresa como la esperábamos, y antes de empezar a contarle nada, dijo que si habíamos notado la presencia de Lucas. Al decirle yo que sí, vino y me abrazó llorando, y ya le expliqué con pelos y señales todo lo que había pasado. Fue más fácil de lo que esperaba. La señora fue a la policía y, para que fuese más creíble, dijo que había ido a una pitonisa y le había indicado dónde estaba el cuerpo, que por favor abriesen una investigación: ellos costearían la búsqueda. Nuestro fin de semana acabó ahí. Iniciaron la búsqueda de Lucas y lo encontraron. Siguen la búsqueda de los asesinos. Yo sigo en contacto con su madre. Me dijo que la habitación de Lucas y el ático ya no están fríos: Lucas, finalmente, fue hacia la luz.
3.º Premio
Zombies
Iván Kostadinov Un día en el IES Río Arba: aquel día era Halloween. Les tocaba a ios de 2°C subir al taller de Tecnología para hacer un trabajo. En esa clase iba yo. Mi profesora de Tecnología, Belén, en esa clase nos dijo que teníamos que hacer un volcán. Toda la clase lo habíamos hecho muy bien, a excepción de Jaime, que mezcló los productos químicos que no había que mezclar y en ese momento se había cortado y había caído un poco de sangre en su vasillo. Él había pillado un virus, y al producirse esa mezcla de ingredientes su volcán no erupcionó. Tenía que erupcionar, pero no reaccionó. Jaime no sabía qué hacer para que Belén no le echara la bronca y le pusiera un suspenso en el trabajo del volcán. La mezcla la metió en un vaso y lo puso en la mesa de Belén, y ésta no se dio cuenta y se lo bebió pensando que era zumo de manzana que había cogido de
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creación literaria: relatos
su casa. Jaime empezó otro nuevo sin que Belén se diera cuenta, pero esta vez copiándose de Alvaro. Al finalizar la clase, todos teníamos aprobado el experimento del volcán. Belén se sentía mal, y le dijo al delegado, Abel, que fuera a secretaría y llamase a Eduardo. Éste le avisó y se fue. Cuando Eduardo subió no había nadie. Abrió la puerta con cuidado y se hizo el silencio. Vio que la ventana estaba abierta y fue a cerrarla. Al cerrarla se oyó un rugido aterrorizador: éste se dio la vuelta y una criatura con una bata blanca sucia, verde, oliente a carne podrida y casi deformada se tiró sobre él desgarrándole la carne del cuello. En doce segundos exactos Eduardo pasó de ser humano a ser una criatura inhumana. Las señoras de la limpieza tenían que ir a limpiar las aulas de Tecnología. Lucía, al ver la puerta abierta, entró en pánico pensando que había alguien allí. Carmen vio que su compañera se quedó quieta por miedo, ésta le dijo que no tenía que temer nada, que no había nadie y se acercó cuidadosamente. Lucía sintió un olor muy raro, se dio la vuelta para comprobar qué era lo que olía tan mal y se encontró a Eduardo comiéndose un cerebro y sosteniendo en la otra mano la cabeza de Conchita. Gritó y empezó a correr hacia la salida principal, pero el patio estaba lleno de perros hambrientos y se lanzaron encima de ésta. Mientras tanto, Carmen abrió la puerta y vio a Belén en el suelo destripando a Diego. Ya no había nadie vivo en el instituto o nadie humano. Anunciaron por televisión que no había que ir al instituto por razones irrazonables. Yo envié un mensaje diciendo a la clase que era algo muy raro que no hubiera instituto sin que nos dieran alguna razón justificada. Nos reunimos todos en la Plaza España y partimos camino al instituto. Nadie abrió la boca durante todo el trayecto. Todos con cuidado entramos y nos situamos en medio del patio, porque no sabíamos qué hacer; todos nos sentíamos muy raros, y más Jaime, porque tuvo un sueño muy parecido a lo que estaba pasando en realidad. Él me lo dijo sólo a mí en voz suave, y, aunque yo intenté creerle, me costaba mucho: lo de Belén me parecía muy paranormal. Daniela preguntó si estaba abierto porque tenía que ir al lavabo. Todos echamos las miradas hacia la puerta y vimos que estaba llena de sangre, hasta se veía un esqueleto, pero los demás pensaron que eran ramas; yo me callé por no asustarlos, pero Soufiane se acercó y dijo chuleándose que no eran ramas, sino huesos. Primero no
lo creyeron, pero después Daniel se acercó a esa cosa y, desgraciadamente, Soufiane tenía razón. Las chicas empezaron a gritar como algunos chicos por el miedo que les había producido. Yo mandé callar, y en ese instante se oyó la sirena de un coche policía. Alvaro nos dijo que nos escondiéramos dentro. Fuimos a nuestra clase. Estaba cerrada y habían mandado a Ainara a que fuera a coger la llave de conserjería. Axel dijo que no fuera: entre los chicos hicimos fuerza y la abrimos. Al entrar vimos que todas las mesas estaban tiradas, que todo estaba muy desordenado. Las ventanas estaban abiertas. En ese instante se cerró la puerta de golpe. Cuando Soufiane fue a abrirla gritó por el susto que le dio Diego, sonriéndole malvadamente. Nuria gritó: —¡Qué fue eso!—. Todos nos callamos mirando cómo Belén, Eduardo, Reyes, Inés y María José entraban por las ventanas y nos empujaban hasta la esquina de la clase. Marcos cogió una mesa y la tiró encima de uno de los Zombies; yo hice lo mismo con una silla, y gritamos a todos que cogieran algo y les golpearan en la cabeza. Uno de ellos se acercó a Jaime, le miró a los ojos y se fue. Yo observé eso pero no dije nada. Cuando ya estábamos afuera en el patio, todo estaba lleno de perros: no teníamos escapatoria. Ahí cada uno dependía de sí mismo. Todos nos quedamos quietos. Aunque ios Zombies intentaban salir, entre tres chicos bloqueamos su salida mientras que los demás se habían puesto en círculo para que los perros al ver que nadie se movía se fueran. Entonces reaparecieron los policías, pero con las fuerzas armadas. Entraron unos soldados disparando a los perros salvajes para poder salvarnos. Uno de los soldados avisó a los tres chicos de que, a su señal, salieran corriendo de allí: llenarían a los Zombies de balazos, Así pasó: acabaron con los Zombies y durante un mes no hubo escuela para llevar a cabo !as labores de limpieza... sin embargo, uno de los trabajadores de la limpieza fue contagiado... Continuará… •
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creación literaria
cÓMIC
Acudimos un año más a nuestra cita con el mundo de la viñeta, que en los últimos años se ha convertido en objeto de innumerables adaptaciones cinematográficas y televisivas. Adaptaciones que, generalmente, precisan de una cantidad ingente de presupuesto para, a duras penas, acercarse a la magia que consiguen trasmitir los trazos y el color sobre el papel. En éste número tenemos el placer de contar de nuevo con el arte de Saúl Alonso, que nos regala una historia de gran sutileza y humanidad. Disfruten con estos «Navegantes».
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Saúl Alonso
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poesía
Un año más, y ya es el duodécimo, el género lírico convoca de nuevo a sus adeptos alrededor de las páginas de Ágora. A lo largo de nuestra historia literaria ha habido muchos tipos de poesía: medieval, renacentista, barroca, ilustrada, romántica, realista, de la generación del 98, modernista, novecentista, vanguardista, de la generación del 27, de la generación del 36 (existencial), de la generación del 50 (social), de los novísimos (experimental); poesía popular y culta; poesía pura e impura; poesía de la experiencia y del silencio; poesía de línea clara y oscura; poesía entendida como comunicación y como conocimiento; poesía inteligible basada en la racionalidad que trata de clarificar el mundo y poesía ininteligible basada en la irracionalidad que trata de indagar en los aspectos más recónditos de la vida; pero, en realidad, la poesía se divide básicamente en estas dos categorías: la buena poesía capaz de conectar con el corazón y la mente de los lectores sensibles e inteligentes y la mala poesía incapaz de conectar con la fibra más íntima del ser humano. En este sentido, nuestra revista, como siempre, nos presenta a un buen plantel de poetas que pertenecen a la primera categoría de poesía, o sea, a la de aquellos que saben conectar con sus lectores, estén insertos en una u otra de las corrientes citadas. Este año contamos con dos firmas invitadas aragonesas de futuro prometedor: Almudena Vidorreta y Brenda Ascoz. Además, tenemos otras dos escritoras, Anaís Pérez Layed y Marta Fuembuena Loscertales, que, con las dos anteriores, han aparecido ya en la conocida antología de Ángel Guinda titulada Yin. Poetas aragonesas (1960-2010), de la prestigiosa editorial Olifante. También como siempre contamos con los excelentes poemas de Miguel Ángel Longás, que nos trae dos textos de su libro inédito El paraíso en la oscuridad, de Susana Hernández, Jesús Claver y Juanjo Parcero, autor del poemario Piedras que no llegan al mar (2013). Otros autores de este número son Adrián Flor, Estela Puyuelo, Juana García, Natalia Alcalde, Ángela Pellicena, Lurdes Mateo e Isabel Gimeno. Finalmente, en la sección sobre poetas de otras comunidades autónomas, tenemos el honor de contar este año con los textos de compromiso crítico del gran poeta andaluz Antonio Orihuela, que trabaja desde la famosa Fundación Juan Ramón Jiménez de Moguer coordinando desde 1999 los encuentros de poetas Voces del Extremo. Por si a algún lector le interesa su poesía de marcado carácter social y político le recomendamos su recién publicada obra completa titulada Esperar sentado (1992-2012), en Ediciones La Baragaña, 2013. Esperemos que una vez más la poesía de todos estos autores sea de vuestro agrado. Ese es nuestro más íntimo deseo.
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creación literaria: poesía
firmas invitadas Almudena Vidorreta
Brenda Ascoz
Nota bibliográfica
Nota bibliográfica
Almudena Vidorreta Torres (Zaragoza, 1986) ha publicado Tintación (Eclipsados, 2007), Algunos hombres insaciables (Aqua, 2009), Lengua de mapa (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2010) y Días animales (Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2013). Tras desarrollar su tesis doctoral en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, trabaja actualmente en la City University of New York, donde reside.
Brenda Ascoz Carrió nació en 1974. Licenciada en Filología Hispánica y Enfermera Especialista en Salud Mental, ha participado en diversas antologías de poesía y relato. Es autora de los libros de poemas En ajeno (2007) y Écorché (2009), y de la novela Morbo, aparecida en 2013.
Petrea volubilis Un cuerpo torpe, confundido, que genera pasión en el momento equivocado y entonces me falta el aire, se me llena la boca de luciérnagas y el pecho, de grillos. Di un lugar donde echar raíces. Arrastro el barro de las piernas, lo mezclo hasta hacerse yeso, como una planta cualquiera, y anoche, Floralba mía, soñé que te… ¿direlo? Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.
Caridad Mírala; cómo intenta aparentar cordura vistiendo esa sonrisa que no llega a serlo; cómo la rehúye —mírala— el mendigo cuando ella se acerca y le tiende unas monedas. Él sonríe y dice gracias, pero pronto, aparta la mirada y la centra en su mano: que por favor se alejen tanta pena, tanta súplica, tanto dolor.
Argolla Ayer horadó a su paso el suelo, dejando un surco oxidado, y hoy el desgaste solo sabe hablar de ti. La voluntad es una argolla que cuelga del cuello de pocos. Atado a la vida, arrastrando su peso, el presente es un puñado de piedras que chocan al pisarlas, se hunden en el camino con su propia música y su particular eco; pero él solo quería ser poema.
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otros poetas Anaís Pérez El ritual de la antorcha
La gota
El violín de la lluvia me mira con sus ojos oblicuos. Cabalga entre los nimbos el ritual de la antorcha.
Se horada la virtud. La gota insiste sobre el lecho de roca y lo domina en su curva de agua...
Comienza la ceremonia de la luz que deshace la escarcha de los ojos hasta alcanzar el reino prohibido. Y emerge del agujero, se muestra leve, el fugaz aleteo de un ángel. Trae su bella fragancia temporales destellos, las cuerdas de la aurora, un preludio de trinos... Eterna danza Zen que conmueve el silencio.
Amordaza la tragedia del tedio con un soborno al cuerpo que desgarra, solivianta la nieve, su escarapela de amapola helada, el pulso a la carrera, un insistir de ortigas que se clavan, un soportar con los ojos cerrados. Ser, nada más, un animal que huye al límite del bosque.
Desfloración Las palabras desfloraron los ojos. Emociones licuadas.
Depredador Depredador el viento se instala en la mañana; trae de la infancia su sinfonía oscura y ocupa los resquicios, los huesos de las piedras, el color neonato que está pariendo el alba, las luces, los enseres, los aromas de flores, la impía niebla que acompaña
Las lágrimas regresan de su lago invisible.
al no querer ver las cosas, no mirar hacia al lado que suceden.
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creación literaria: poesía
Marta Fuembuena Ojo insecto
Sueño y otras ratas
Quiero otros labios bebiéndose a los hombres, sus cuchillas gastadas de sacrificar la infancia, ese uso infiel de nuca enterrada.
Son las mañanas actos eróticos travestidos, cunas saltando como tigres falsos hacia la cara, trapecistas borrachos buscando vientres esponjosos.
Y quiero otros ojos de insecto, no la sábana cubriéndome de asombro, blanca, no la mano en la boca, no una boca sin voz.
Los primeros instantes del día no son segundos, son pérdidas de serpiente que nos empujan hacia una brecha sin saber muy bien cómo, dónde o porqué.
(Hacen falta más gritos).
Y se nos ocurre, solo por un instante, que al otro lado, quizá, estemos del revés esperándonos a nosotros mismos, recién nacidos.
Yo quiero la explicación de una frente silbada, no el sonido arrugado que aviva la muerte. Yo quisiera un rodeo completo, inspección del deseo añadido, manteniendo a flote la mirada como el movimiento inquieto y primero de la lava que tumba.
Él saldrá de la casa (no obstante) Los ojos cruzados en el insomnio y latiendo en las sienes. Noche y noche fueron empujadas en la brevedad de un golpe.
Lurdes Mateo Quien cabalgó el viento y descifró la noche posee la eternidad para dirimir si elige ser estrella o tornado, oscuridad penetrada u océano no colonizado.
El silencio antes de la herida también fue carne. Están abriendo el aleteo silente de unas calles vacías, la dulce perplejidad con que arroparse, ciegos. Pero él saldrá de la casa, no obstante.
La montaña fagotiza mi corazón, todo mi ser toma cuerpo en ella, sus poros eructan mis sueños y sus colores se derraman por mis laderas: yo soy el inefable otoño, la impertinente primavera y el superviviente invierno.
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creación literaria: poesía
Miguel Ángel Longás
Juana García
Cielo inclinado hacia escritura púrpura
A mí
Bohemias
A mis joviales y sentidos xxxiii años.
A las almas bohemias, que se atreven a vivir en la sociedad humana.
Ante ti
Divino trabajo
Ante ti, me expongo.
Antes, te despreciaban. Ahora, te invocan. Después, te criticarán.
Fuego en el cielo que el poema eleva humo en el agua viene a ser de nuevo tras descender a la escritura púrpura que solo puede pilotarse en tierra. Emprender vuelo así hacia astral poema es comulgar con sentimientos altos que ven cortada su autopista al cielo en carreteras secundarias únicas. La inclinación hacia el abismo acaba siendo vencida pues con vuelo lírico teniendo un sol crepuscular de frente que se desangra bajo azul hachazo.
La causa abierta de mi mundo a solas Tarde que viste ceniciento manto de niebla sol vuelve a vestir mañana para salir a batallar a campo abierto igual que caballero andante. Resurrección supone así la tarde de una existencia en situación agónica que vivir quiere un tiempo nuevo siendo protagonista principal de su obra. La causa abierta de mi vida me hace pasar por ello en claroscuro días que en paraíso a convertir aspiro como habitante de mi mundo a solas.
Ante ti, me alegro. Ante ti, me realizo. Ante ti, en fin, vivo.
Divino Trabajo. Despiertas la ilusión, la ilusión de sentir el quehacer cotidiano de la persona amorosa. Divino Trabajo.
Ser A Dios, el Ser divino más lúcido de todos los composibles.
De su libro inédito El paraíso en la oscuridad
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creación literaria: poesía
Susana Hernández Dolorosas risas
2013
Poemas perfectos
Se levantan a las nueve y desayunan en familia unas tostadas untadas con las primeras risas del día.
Los versos de este año huelen a dolor y hambre. Yo quería dibujar palabras con sabor a mar, a sol a lluvia… Pero este año los poemas vienen cargados de fuego y ceniza. Quizá los dioses del Olimpo me dejen, al besar tu rostro cada noche, al menos, regalarte una sonrisa.
Sé que tengo el poema perfecto, pero no hay humo en el que envolverlo. Tengo un poema sin sueños, un poema que abrasa el alma, versos que queman la garganta. Un poema cargado de miseria, un poema sin futuro, sin santos, sin profetas. Unos versos que no escribo porque no ha llegado el día de echar tierra sobre tierra.
Anoche también cenaron risas. Es posible que hoy, para comer, la alegría ya esté amortajada. Y mientras observo estas ruinas, me pides que regrese a mis poemas, a las rimas… ¡Cómo duele este presente de dolorosas risas!
Isabel Gimeno A Vincent Van Gogh «La tristeza nunca acabará». Esas fueron tus últimas palabras y ahora soy yo quien las siente, y te siento cuando besas
decirme cuál es la razón que existe para seguir llamándome cuerda si me emociona el loco que tú fuiste.
cada herida y las repites una y cien veces con tu voz grave y amarilla, mientras confundo el dolor y el mal y el bien
Por favor, memoria mía, recuerda la furia, el dolor, el gesto sublime, triste, del genio. Memoria, recuerda
y siento cómo en el fondo brilla el cruel genio que aún te atormenta. Que eres loco mar que busca su orilla
cada línea, cada color, y dime qué he de hacer para acallar a mi alma, que llora ante su obra, que grita y gime, que huye, y busca y no encuentra la calma.
el trigo me dice, y el ciprés me cuenta que fuiste, y serás, y eres y soy triste; miente el girasol, que lánguido intenta
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creación literaria: poesía
Jesús Claver
Ángela Pellicena
A ritmo de blues
Sueño...
El abuelo Charles, atrapado en la espiral de la eternidad, desfila ante la tumba del soldado desconocido como un robot, pero París ya es una fiesta desde el amanecer y Bugs Bunny aprende economía en los sótanos de la Universidad.
Sueño… Sueño con mariposas de papel suspendidas entre los finos hilos de tu pensamiento, sujetas por la fuerza de tu mirada que acaricia sus alas livianas describiendo remolinos en el etéreo aroma de las lilas en primavera. Las ramas de los abedules mecen mis recuerdos y mi memoria se tiñe de plata mientras recuerdo tus besos. Besos que un día fueron pasión, pasión que, con el tiempo, se convierte en sosiego.
¡Cómo desafías a la gravedad contoneando tu cuerpo a ritmo de blues! En la escuela desconocen el camino de vuelta y, tras perder mi sillón en la maraña de los pasillos, termino aislado en un baño a ocho metros de altura, donde tengo muchas posibilidades de fracturarme un pie. Así que llegáis tarde al Instituto y no comprendéis por qué. La terquedad de tu coche no tiene límites. Abierto de par en par en la explanada del centro comercial espera impaciente mi llegada bajo un cielo tan azul y tan metálico que la retina se declara insumisa y se niega a mirar. Noche de bruma en Los Ángeles y en Liverpool parece que va a nevar. Cuando regreso de Irak, después de mi larga estancia en Vietnam, me recibes con una flor entre los labios y tu pelo sigue ondeando sobre tus hombros desnudos a ritmo de blues. Bob Dylan y Bruce Springsteen nos miran desde el escenario y comentan algo acerca de la levedad del ser, quizá porque Lou Reed, desde los túneles del metro de Nueva York, les ha dicho definitivamente adiós.
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creación literaria: poesía
Juanjo Parcero Piscina
Fraseología
¿Y si no existiera otra razón que el resistir? Solos, en esta raíz medio enterrada, al filo de la madrugada, cortejados por la sed, entrelazados para seguir sintiendo calor.
Si pudiera leer todos los libros del mundo, o aquellos que me llegaran a interesar, o los que realmente merecieran ser leídos, o una ínfima parte de los que han hecho de mí alguien, si en el mundo hubiera libros suficientes para borrar la desazón de los que sufren.
Fuera están los otros, las marañas, los perseguidos, aquí nuestra rutina sabe hermosa, respira libre, estamos, nos creemos, podemos ser. Ahora parece que se inventó la indignación, todo ese rico vocabulario de la crisis, mayúsculo, manchado, retratado en un sepia modernísimo: acaríciame, que estoy perdido.
Estela Puyuelo Abrazar a los árboles Quiero abrazarte como se abraza a los árboles. Palpar primero la áspera corteza de tu tronco para saber a qué presión puedes, por descuido, arañarme. Mirar después las luces de tu copa para comprobar si hay muchas o pocas. Si hay muchas entenderé que tu refugio es ligero, que cualquier nube o viento atravesarán tu corazón, conmigo dentro. Si hay pocas, detendrás la lluvia y el cierzo pero, junto a ti, a ramas y hojas se reducirá mi cielo. Y, a continuación, me quitaré los zapatos y me tumbaré en el suelo y bajaré en zig-zag por el tobogán de tus raíces y desenterraré las voces que habitan tus recuerdos. Nada será suficiente. Cerraré los ojos y de un solo impulso te abrazaré. Me arañarás. Me mojaré. El viento me alejará de tus raíces. O no.
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creación literaria: poesía
Adrián Flor Aquella noche en que el mar se tragó una porción de tierra, la sombra del reo se balanceaba enrejada con su ropa. Ni las drogas, ni la enfermedad sirvieron de diccionarios cuando el teléfono interrumpió el silencio con su desenlace:
La mañana se cubrió con manto oscuro; las mujeres sus rostros con las manos para soportar el dolor de la entraña y la sangre. Madre gastó sus palabras suaves en un ramo de flores, y la séptima parte de su alma destrozada. Incluso yo, que creía ser una isla, completo en mí mismo, sentí crecer la marea, resquebrajarse el continente.
Quien recorre el yermo, su recompensa —su castigo— es el polvo.
Ahora soy un archipiélago en el piélago de mi madre: Trémulo y ceniciento
Los descendientes de la Tierra enmudecieron. Los ojos de las madres y hermanas doblaron aquella noche en que el mar se tragó una porción de tierra. No hubo que preguntar por quién.
desde aquella noche en que el mar se tragó una porción de tierra.
El sueño de la razón produce monstruos Nunca temas el momento En que la razón se duerma Y la fértil fantasía sea violada En los fríos callejones de la mente; En que sueltes las riendas de la locura Y se desboquen los monstruos del descuido, Escombros de un mal sueño. Teme al vacío. Teme al resquicio. Teme a la niebla. Teme al silencio absoluto. Teme a la hoja en blanco. Nunca temas a los monstruos; Ni los olvides El día en que te perdones tus faltas Y niegues: Estos no son mis escritos.
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El futuro es un arma cargada de poesía Anhelando el mañana Os adentrasteis en la velocidad, Caísteis fascinados ante el trueno, Ante el placer inmediato, Pero la vida tiene su propio ritmo. Empezasteis a vivir por las cifras Convirtiendo todo en números, Una parodia de vosotros mismos. Tocasteis fondo, pero La poesía tiene su propio ritmo. Ahora, el mañana es hoy; Ayer es un arcaísmo. La poesía seguirá, Inmutable a vuestra velocidad, A vuestro ritmo, A vuestras cifras, A vuestros números; Ajena al tiempo, Será el nuevo rayo que os seduzca. Como dijiste, Celaya, Será el grito en el cielo. En algo te equivocabas, Será el futuro el arma cargada Apuntando a vuestro pecho. El mañana será un dedo Apretando el gatillo.
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creación literaria: poesía
Natalia Alcalde
Hada blanca
Duérmete, niña
La niña blanca camina por un sendero blanco, el viento besa su pelo y la niebla roza sus labios.
Duérmete, niña, le suplica su madre con pena en la voz y quejumbrosa mirada, la mira, suspira, acalla su propio temor, la deja en la cama bien arropada. La niña no encuentra el modo de dormir, cierra los ojos, se tapa los oídos, cubre su cabeza con la gruesa manta, da vueltas y más vueltas, mas el sueño no alcanza. Una pesadilla que prefiere no recordar: el sonido de puertas que se golpean, estruendos en la noche desvelan su sueño, aullidos ávidos de víctimas con miedo, cristales rotos, cuchillos que saltan solos.
La rendija de su puerta, gran escenario de suspiros de angustia y desamparo, insultos hirientes, amenazas de muerte, personajes grotescos que humillan y otros que ya ni sienten. La niña mete la cabeza bajo la almohada, la pesadilla la persigue..., anhela conciliar el sueño y volar al cielo, la pesadilla la persigue..., ya no hay tiempo, solo gritos... Comienza la función y se levanta de la cama, la pesadilla la ha alcanzado... ¡Arriba el telón! La rendija de su puerta, gran escenario...
La niña blanca no tiene ni hermanos ni hermanas, su padre murió en la nieve las navidades pasadas.
La niña blanca avanza sorprendentemente rauda, los lobos la están mirando entre arbustos de escarcha.
La rendija de su puerta, gran escenario de brazos que se alzan y caen sobre rostros, rostros que lloran y caen sobre el suelo, suelo que recoge abatidos cuerpos, cuerpos que sangran y se amoratan...
Ya se escuchan los quebrantos, Ya se ve la oscuridad, Ya se siente el frío húmedo Que marchita la ciudad, Corazones desahuciados, Gritos de guerra sin piedad, Vientos que recorren diáfanos Los resquicios de un lugar Donde murió la justicia Y regresó la soledad, La soledad de un pueblo herido Que vaga sin rumbo
La niña blanca entiende que debe llegar a casa, su madre la está esperando hambrienta y con fiebre.
La niña blanca trabaja las tardes y las mañanas para llevar comida y leche hasta su casa blanca.
La rendija de su puerta, gran escenario de sonrisas burlescas, miradas furiosas, destrozos físicos de preciados objetos, ojos brillantes, no por amor sino por odio, odio en los ojos, odio en las manos.
Cantos de oscuridad
La niña blanca se frota las manos con brío y fuerza, su cálido aliento alivia el frío de su garganta.
Con los ojos vendados, Con los oídos taponados, Con las gargantas mudas, Con las manos atadas, Un pueblo muerto que ha olvidado Que nació para luchar, Un pueblo adormecido y flojo Que accedió a llevar bozal, Un pueblo que prefiere pelar entre sí Envidiando al más feliz, Que abandonar el redil, Un pueblo opaco, asustado, Que teme resurgir, Ya se escuchan las campanas, Ya se ve la oscuridad, Ya se siente la apatía Que marchita la ciudad.
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La niña blanca se asusta, escucha gemidos tras ella, ocho patas de pasos y cuatro ojos la cautelan. La niña blanca se aferra a su cesta de blanca paja, su corazón late fuerte temeroso de su suerte. La niña blanca ya no camina, la niña blanca ya no avanza, atrás quedaron sus huellas, su cesta, comida y capa. La niña blanca ya no mira a los lobos asustada, su cuerpo tiñe la nieve, que ya es roja y no blanca.
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creación literaria: poesía
poetas de otras comunidades Antonio Orihuela Nota bibliográfica Antonio Orihuela nació en Moguer en 1965. Sus últimas publicaciones son: Comiendo Tierra, www. babab.com/biblioteca; Piedra, corazón del mundo, Germanía, Valencia, 2ª edición en www.nodo50.org/ mlrs; Que el fuego recuerde nuestros nombres, Ed. Aullido, Huelva, 2007 (publicado en portugués bajo el título Que o fogo recorde os nossos nomes, Ed. Medula, Coimbra, 2013); La destrucción del mundo, Ed. El Ermitaño, México, 2007; Todo caerá, Ed. Atemporia, México, 2008; Narración de la llovizna, 2ª edición en Ed. Baile del Sol, 2009; Madera de un solo árbol: Cuaderno de Nepal, 2ª edición en Ediciones Delirio, Salamanca, 2013; Todo el mundo está en otro lugar, Ed. Baile del Sol, Madrid, 2011; Cosas que tiramos a la basura, Ed. Amargord, Madrid, 2012; La guerra tranquila, Ed. Origami, Sevilla, 2012 y Arder, Ed. Lupercalia, Alicante, 2013. Es autor de la novela experimental x Antonio Orihuela, LF Ediciones, Béjar, 2005, www.rebelion.org/noticia.php?id=20493. Y también es autor de estos ensayos: Libro de las derrotas, Ed. Oveja Roja, Madrid, 2009; Moguer, 1936, 3ª edición en Ed. La Oveja Roja, Madrid, 2010; y, finalmente, Poesía, pop y contracultura en España, Ed. Berenice, Córdoba, 2013. En las páginas books.google.es se pueden descargar de forma gratuita fragmentos de los libros: Durruti en Budilandia, La ciudad de las croquetas congeladas y Tú quién eres tú. Además del ensayo Historia de la Prehistoria: El suroeste de la Península Ibérica. Todos ellos están agotados en su edición impresa. Nuestro escritor coordina también desde 1999 los Encuentros de Poetas denominados Voces del Extremo, de la Fundación Juan Ramón Jiménez.
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El lobo come ovejas. El pastor come ovejas. ¿Se puede aprender algo, ovejas?
Capitalismo Tantos bienes, tantos males.
Después de Auschwitz ¿El salario, qué marca? ¿El dinero que es justo que recibamos por nuestro trabajo, o el dinero que es justo que recibamos por nuestra complicidad? El capitalismo gana carreras que no corre.
Sálvese quien pueda La gran cacería no es en Bostwana, nos están cazando aquí, y en manada.
El arte de la huida Los ricos evaden capitales, los pobres colocan a plazo fijo su miedo.
Parálisis social Ojalá que todas las derrotas fueran nuestras, señal de que habríamos luchado.
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creación literaria: poesía
Armisticio (para Concha Caballero)
Sueños colectivos (para Belén Gopequi)
La crisis terminará cuando hayamos vuelto a 1950 en salarios y derechos, en gasto público y acojone de la población.
Hombres y mujeres que no conocemos negaron con su rebeldía, su dignidad y sus derrotas la victoria de la injusticia.
La crisis terminará cuando el paro dé más miedo que el patrón.
Hombres y mujeres que no conocemos soñaron y sembraron para nosotros libertad, educación y sanidad.
La crisis terminará cuando trabajar se haya hecho tan barato que tu nómina quepa en un papel de fumar, cuando casi salga más a cuenta quedarse en casa, cuando todo el mundo ande arrodillado, cuando los jóvenes trabajen gratis en espera de encontrar un trabajo en el que se gane un salario de caridad.
Hombres y mujeres que no conocemos se revuelven en sus tumbas al ver que todo lo que ellos imaginaron y todo por lo que ellos vivieron, trabajaron y murieron, lo estamos perdiendo para nosotros y para quienes vienen detrás.
La crisis terminará cuando pagar por la educación se considere normal y los pobres hayan asumido que ir a la universidad es cosa de ricos.
Nada de lo cedido volverá, nos estamos dejando esquilmar el presente y el futuro que nos espera será de soledad y mansedumbre.
La crisis terminará cuando nuestra salud sea un reflejo de nuestra cartera.
Autolesiones
La crisis terminará cuando se acepte que el que quiera una pensión tendrá que negociarla con un banco. La crisis terminará cuando los seguros privados, el miedo, la cobardía, y la resignación se hayan instalado definitivamente [entre nosotros. Sólo entonces la crisis habrá terminado, porque habrá llegado para quedarse.
Lo que hemos hecho mal es no haber hecho nada, no preocuparnos, no comprometernos, no vincularnos, no luchar contra quienes nos hacían la guerra. Haber sido complacientes, resignados, indiferentes al dolor de los otros. Creíamos que el mal que hemos hecho por acción y omisión no nos alcanzaría. Aquí está.
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leer para vivir Quizá leer un libro sea una forma de reproducir una parte de la naturaleza en nuestra mirada. Veámonos como un jardinero que, plantando el árbol, a lo largo de la lectura ve y siente cómo el desarrollo del argumento es el placer de ver el tallo que se engrosa; cómo las partes del libro son ramas que soportan las bellas y olorosas flores que nos hipnotizan. Y poco a poco se va completando esa preciosa estructura que sin lugar a dudas nos da cobijo, a veces efímero, pero a veces indisolublemente unido con sus raíces. Hay libros que nos van a acompañar toda la vida, lo aprendido en ellos siempre será la sombra donde resguardarnos del inmisericorde calor del alma, o disfrutar de la frescura y deleite de los buenos días. Los libros, al fin, deben ser parte de la naturaleza que nos rodea y por ende dejarnos atrapar por sus flores, comernos sus frutos y siempre sentirnos acompañados por ellos. Cada uno de vosotros decidirá si alguno de estos libros que en estas páginas presentamos le parecen flores que deleitan la mirada o frutos que alimentan el conocimiento. Todos ellos los vais a encontrar en los escaparates de nuestro particular jardín de Ágora. En el correspondiente a los lectores infantiles y juveniles la variedad botánica es bien visible, mientras que en el de adultos hemos seleccionado árboles singulares que muestran la biodiversidad en el paisaje literario. Feliz paseo botánico y a disfrutar con la lectura.
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leer para vivir
adultos
«A los diez años, dormía al lado de un ataúd que Padre le regaló a Abuela cuando cumplió setenta y tres años. Nos prohibía que lo llamásemos «ataúd» e insistía en que lo denominásemos shou mu, que viene a significar algo así como «caja de longevidad»…» Y así, sin darme cuenta, me adentré en la vida de este chaval chino de 10 años, «El pequeño guardia rojo», y a través de su vida, y del devenir del «shou mu» de la abuela, fui recorriendo la historia reciente de China.
título autor editorial edición n.º páginas
el pequeño guardia rojo wenguang huang libros del asteroide barcelona, 2013 312 Por Susana Hernández
Algunos dicen, y lo cierto es que yo antes lo sostenía, que hay épocas de la vida en las que nos es difícil centrarnos en la lectura. Yo atravesaba uno de esos momentos de especial tensión y desgana lectora, cuando alguien puso este libro entre mis manos. El pequeño guardia rojo, de Wenguang Huang. Una biografía que os aseguro que me daba muchísima pereza siquiera empezar. Sí, un libro suave de tapas blandas y portada sugerente, de esos que puedes manejar con una mano mientras te sirves el té con la otra. Lo cierto es que sus 312 páginas se antojan una medida ideal para mis manos. Pero seguía sin tener mucho ánimo, a pesar de ello inicié la lectura del primer párrafo por la calle, mientras me dirigía a casa:
Es muy posible que el humor con que el autor relata el cambio de esta sociedad, que ha debido adaptarse a grandes y radicales trasformaciones, haya hecho que no me costase centrarme en algo que a priori podría parecer poco atractivo. He aprendido muchas cosas, la primera que hasta cuando crees que no puedes ni leer, eres capaz de hacer mucho más, eres capaz de aprender. Nunca olvidaré a esta familia de Xi’am, en la que todos los personajes tienen una importancia vital, solo hay que pensar en nuestra propia familia para ver que es imposible que encaje si falta alguna de sus piezas: desde Abuela, tan aferrada al pasado y a las antiguas tradiciones (para lo que le interesa, ¡claro!), o Padre, la imagen en la que siempre se mira el protagonista; y Madre, un personaje de lo más interesante: a través de ella, de la abuela y de las hermanas del protagonista del libro (Hermana Mayor y Hermana Menor) podemos ver el cambio de vida de la mujer desde la China feudal a la China más actual. Y todo esto es lo que uno puede hacer cuando en realidad piensa que no puede hacer nada porque no se siente con fuerzas ni para leer. Si en algún momento necesitas referentes para comprender de forma amena lo que es y lo que significa el esfuerzo… Este es tu libro.
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leer para vivir
título autor editorial edición n.º páginas
los niños de la vacuna javier antonio neveo mateo editorial pirineo huesca, 2013 198 Por Miguel Ángel Longás
Javier Neveo es un escritor que en su novela Los niños de la vacuna construye un episodio nacional galdosiano en el que vuelve a revivirse la «España viva y siempre noble / que Galdós en sus libros ha creado», como dicen el antepenúltimo y el último verso, respectivamente, de la segunda parte del poema de Luis Cernuda «Díptico español», incluido en su libro Desolación de la Quimera, que cierra, a su vez, La realidad y el deseo, la reunión de su obra poética completa. Esto es así porque Neveo, como Cernuda en su poema ya citado y en un proceso vital parecido, también descubrió los libros de Benito Pérez Galdós siendo un niño casi adolescente, unos libros que, a su vez, le hicieron viajar a un tiempo de resistencia y también de vida heroica, lo que le llevó a amar a unos seres envueltos en una realidad mágica, que despertaron en él el deseo de ser uno de ellos para acompañarlos en sus aventuras, y, en definitiva, para escribir sobre los mismos siendo al mismo tiempo uno de ellos. Tan es así que el autor de La realidad y el deseo parece referirse a Javier Neveo para que éste hermane su experiencia con la suya en estos otros versos de la segunda parte del por tercera vez citado «Díptico español»: «Su amigo, ¿desde cuándo lo fuiste? / ¿Tenías once, diez años, al descubrir sus libros? / Niño eras cuando un día / en el estante de los libros paternos / hallaste aquéllos. Abriste uno / y las estampas tu atención fijaron; / las páginas a leer comenzaste / curioso de la historia así ilustrada. / Y cruzaste el umbral de un mundo
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mágico, / la otra realidad que está tras esta: / Gabriel, Inés, Amaranta, / Soledad, Salvador, Genara, / con tantos personajes creados para siempre / por su genio generoso y poderoso. / Que otra España componen, entraron en tu vida / para no salir de ella ya sino contigo. / Más vivos que las otras criaturas / junto a ti tan pálidas pasando, / tu amor primero lo despertaron ellos; / héroes amados en un mundo heroico, / la red de tu vivir entretejieron con la suya, / aún más con la de aquellos tus hermanos, / miss Fly, Santorcaz, Tilín, Lord Gray, / que, insatisfechos siempre, contemplabas / existir en la busca de un imposible sueño vivo. / El destino del niño esos lo provocaron / hasta que deseó ser como ellos, / vivir igual que ellos / y, como a Salvador, que le moviera / idéntica razón, idéntica locura, / el seguir turbulento, devoto a sus propósitos, / en su tierra y afuera de su tierra, / tantas quimeras desoladas / con fe que a decepción nunca cedía». Pero también es así porque Neveo hace recaer la autoría de su novela en un Benito Pérez Galdós volcado en sus «novelas espirituales», al igual que Cervantes convirtió en autor de gran parte del Quijote al historiador musulmán Cide Hamete Benengeli. Sin embargo, la originalidad de la recreación de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, capitaneada por Francisco Xavier Balmis y Berenguer entre 1803 y 1814, al objeto de que la vacuna de la viruela se extendiera a lo largo y a lo ancho del otrora imperio español y de sus colonias de ultramar, reside en el hecho de que sea el joven Andrés Naya, fiel trasunto del Gabriel de Araceli del episodio galdosiano Trafalgar, quien refiera la citada expedición humanitaria desde su propia capacidad de asombro y de inocencia, en un intento de buscar solución a problemas que todavía hoy continúan vigentes, tales que el machismo, el racismo, el abuso de poder o el maltrato animal, causas de las que Javier Neveo hace partícipe a Naya en el juego de espejos cervantino y galdosiano que es Los niños de la vacuna. Además, contribuyen a la originalidad de esta novela la consideración de que la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna fuera la primera y más importante expedición médica de la historia de la humanidad, un determinante suceso solo estudiado, de forma superficial, en las Facultades de Medicina, así como el ritmo de la prosa con la que aparece escrita, cercano a la poesía y que transmite la misma ternura hacia los niños manifestada por Charles Dickens en aquellas de sus novelas donde ellos son los protagonistas. Por todo ello la novela Los niños de la vacuna hace albergar «grandes esperanzas» en Neveo como narrador.
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leer para vivir
título autor editorial edición n.º páginas
el signo impreciso josé antonio conde prensas universitarias de zaragoza zaragoza, 2013 60 Por Patxi Abadía
Hace ahora justamente diez años, en el n.º2 de esta misma revista (pag. 79), publicaba una reseña sobre los dos primeros libros del sierralunero afincado en Zaragoza José Antonio Conde: La vigilia del mármol (Prensas universitarias de Zaragoza, 2013) y Entre paréntesis (Lola Editorial, 2014). En esa ocasión ya señalaba que era tanta la pureza y verdad que emergían del interior de las palabras de estos dos poemarios que mostraba mi más absoluto convencimiento de que su poesía iba a hacerse un hueco en el poliédrico y desgastado panorama de las letras aragonesas y españolas. El tiempo sin duda me ha dado la razón. En este breve lapso de tiempo otros seis títulos jalonan su producción poética: Exilios (Zaragoza, 2007), La diferencia que cubre la trampa (Gijón, 2008), El ángulo y la llaga (Zaragoza, 2009), Botánica del sueño (Zaragoza, 2011), Discanto (Girona, 2012) y el que aquí reseñamos, de nuevo en Prensas universitarias de Zaragoza, El signo impreciso (Zaragoza, 2013). Además, una gran parte de esta obra, con mayúscula, ha sido traducida entre otros idiomas al francés o el inglés. No estamos, pues, ante un escribidor de poemas, sino ante un escritor consagrado que disfruta de las mieles del triunfo y cuyos lectores —lo mismo que la crítica— reconocen y admiten sin paliativos su talento. El camino, contrariamente a lo que pudiera parecer, no ha sido color de rosas y azucenas. En esta
década, si hay una palabra que define este tortuoso camino, es «búsqueda»: Búsqueda,/esperar al alba esa claridad y desprendimiento/que el papel necesita en su refracción./ Casi siempre/el día se compone de luz y de interrogantes (pág.13). Búsqueda del Yo, búsqueda del conocimiento del Ser y del Universo pero sobre todo búsqueda de la Palabra que exprese ese Yo, ese Ser y ese Universo de forma pura, desnuda y verdadera. Libre, por tanto, de ropajes y artificios que pudieran distraernos de tan noble propósito. José Antonio Conde en su último poemario sigue más atento que nunca, por eso quizá estemos ante su mejor obra poética, a esos signos imprecisos/al acecho de la palabra/haciéndose todavía/en el silencio (pag.15). La Palabra se convierte en la única arma efectiva que conoce el poeta para combatir y trascender esa imprecisión del signo que aparece ya desde el propio título de la obra y en muchos de sus poemas que la conforman. En este sentido, los versos de El signo impreciso pueden ser leídos en clave filosófica. De hecho nos remiten a los orígenes de la filosofía griega, a los presocráticos. A Parménides, pero también a Heráclito. José Antonio Conde lo mismo que «el hombre que sabe» del proemio simbólico del poema didáctico Sobre la naturaleza de Parménides emprende un viaje por un camino inusual para los mortales, por la ruta de la noche y el día, donde tiene la suerte de toparse con una diosa que le describe una serie de «signos» o «señales» que resultan los signos de la vía de la verdad, las determinaciones de «lo que es». Lo ingendrado, lo indestructible, lo único, lo inmóvil, lo perfecto. En definitiva, el Ser frente la Nada. Precisamente, ese el fin primero de la voz poética en este libro: Principio y fin,/limitación homogénea./No Ser:Ser (pág.57). Ahora bien, Heráclito también está presente en El signo impreciso. José Antonio Conde hace suyas las ideas esenciales del filósofo de Éfeso como la afirmación del devenir de la realidad: Cuantificar el devenir,/su impulso efectivo,/y dar voluntad al órgano/ que domina el consuelo/ es humanizar el laberinto/ desde el gozo hasta la razón,/desde la conjetura hasta el misterio (pág.34). O la oposición de contrarios: Lo contrario del decir/ es otro decir impalpable. / En lo nombrado/está el fluir único (pág.12). O el logos como ley universal que armoniza los movimientos opuestos de la realidad: Desconociéndose, /todo
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leer para vivir
vértigo está abocado/al abismo,/ como desasistido de tensiones opuestas (pág.26). Parménides y Heráclito, como vemos, se dan la mano en la poesía de Conde a través de la problemática del Ser. Difícil problemática de la que los seres humanos llevamos dándole vueltas tantos y tantos siglos desde aquel lejano siglo vi a. C. pero
que en modo alguno puede traducirse en dificultad o en obstáculo para acercarnos a los versos de este magnífico libro. Léanlo, por favor, y se reencontraran con los interrogantes de su propio Yo. En otras palabras, con su Ser y su Universo. Pues, como escribió Hölderlin, lo que permanece lo fundan los poetas: «Was bleibet aber, stiften die Dichter».
infantil y juvenil de 0 a 5 años
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título los sueños de la jirafa texto xan lópez domínguez ilustrador xan lópez domínguez editorial edelvives edición zaragoza, 2013
título monstruo rosa texto olga de dios ilustrador olga de dios editorial apila ediciones edición zaragoza, 2013
La magia de las palabras debe conocerse desde edades muy tempranas, como le ocurre a nuestra protagonista, pues al ser más pequeña que la hierba que la rodea, debe imaginarse el mundo por lo que le describe su madre. Pero las palabras también pueden transformar la realidad o descubrirnos aspectos insospechados. Todo un mundo nuevo está a nuestro alcance.
Las imágenes de este libro te atrapan y el personaje protagonista es encantador. Gracias a él podemos aprender a mirar el mundo y a apreciar la rica diversidad que en él encontramos. De la calidad de este ábum dan cuenta los muchos premios que ha recibido ya en su corta vida.
título la peluca de luca. un cuento para valientes texto la naturadora ilustrador vicent poquet editorial la peluca de luca edición alicante, 2013 Hay que ser valiente para no estar pendiente de lo que digan los demás y esa actitud se debe defender desde que somos muy pequeños. Eso nos enseña Luca, en un proyecto de coeducación y de trabajo colaborativo que ha dado lugar a esta hermosa historia.
ágora n.º 12 — revista de cultura, ensayo y creación literaria
leer para vivir
a partir de 6 años
título la cenicienta que no quería comer perdices texto nunila lópez salamero ilustrador myriam cameros sierraz editorial planeta edición barcelona, 2009 (1.ª edición) 2013 (sexta impresión) Vamos a trasgredir alguna de nuestras normas, porque aunque normalmente reseñamos novedades, este libro —que puede ser leído a cualquier edad, pero cuanto antes se comience mejor— bien merece hacer una excepción. No hay más que leer el elenco de personas que lo recomiendan en sus páginas iniciales. Es una vacuna contra las raíces educativas que atrapan a las mujeres desde que son pequeñas y un canto a la dignidad y a la aceptación de una misma. Todo ello complementado con ilustraciones sugerentes y divertidas. Lo dicho: una historia para todas las edades.
título los zapatos de fred astaire y otras historias increíbles texto edu flores ilustrador edu flores editorial apila ediciones edición zaragoza, 2013
título el pirata y la princesa texto josé de espronceda y rubén darío ilustrador antonio santos editorial apila ediciones edición zaragoza, 2013
Con este álbum ilustrado Edu Flores nos regala un pequeño tesoro gracias a las historias que nos cuenta un abuelo muy especial. Se trata de un hermoso canto a las historias contadas, a las narraciones de los auténticos cuentacuentos que han sido y son nuestros yayos y yayas. Con el atractivo añadido de unas ilustraciones que permiten una auténtica educación de la mirada. Para disfrutar niños y adultos.
Se unen ilustración y poesía en este álbum que realmente son dos. Los poemas pertenecen a dos grandes de la literatura española y seguro que muchos padres o madres, o quizá abuelos y abuelas… los tendrán en su memoria. También los deberían conocer nuestros jóvenes pues así podrán atravesar el mar en un barco pirata o subir al cielo por la escala luminosa de un rayo. Porque la mar sigue estando linda y aún podemos dormir sosegados y arrullados por los sonidos de estos poemas o sumergirnos en las ilustraciones de Antonio Santos.
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leer para vivir
a partir de 8 años
título ¡qué bonito es panamá! texto janosch ilustrador janosch editorial kalandraka edición pontevedra, 2013 Esta historia se publicó por primera vez en Alemania en 1978 y Kalandraka nos ha brindado una segunda edición en la que se recupera esta tierna historia, que nos enseña que en los viajes lo importante no es el destino sino el camino… la compañía… las charlas con los amigos… Eso lo saben apreciar el pequeño oso y el pequeño tigre.
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título ilustrísimos de aquí. la chiquipedia de los personajes aragoneses texto michel suñen ilustrador ignacio ochoa editorial ediciones nalvay edición zaragoza, 2013 Grandes personajes de la historia de Aragón desfilan por estas páginas doblemente «ilustradas». Son treinta, desde Agustina de Aragón hasta Jerónimo Zurita, pasando por José Antonio Labordeta. De todos los ámbitos y disciplinas del saber, «somos pocos, pero muy capaces», como dicen los autores. Las breves historias deleitarán a niños y adultos.
título crónicas del reino de la fantasía 6. el secreto de los caballeros autor gerónimo stilton (elisabetta dami) editorial planeta edición barcelona, 2013 Esta es una nueva serie narrada por Gerónimo Stilton; pero ahora se adentra en el Reino de la Fantasía en torno a las aventuras del elfo Sombrío, que deberá demostrar su valentía librando al mundo de los hechizos de Brujaxa.
ágora n.º 12 — revista de cultura, ensayo y creación literaria
leer para vivir
a partir de 10 años
título pequeña historia de españa texto manuel fernández álvarez ilustrador julius editorial espasa edición barcelona, 2013
título astérix y los pictos texto jean-yves ferri ilustrador didier conrad editorial salvat edición barcelona, 2013
Se trata de una nueva edición de una obra para niños y jóvenes, que también disfrutarán los mayores, del prestigioso historiador Manuel Fernández Álvarez. En esta obra se demuestra que nuestra historia está llena de sorpresas, de personajes fascinantes, de guerras y reconciliaciones, de risas y llantos… como todo en la vida. Muy recomendada por los pequeños lectores que se inician en la historia.
¡Un nuevo álbum de Astérix! ¡Parece un milagro! Este es el primer volumen sobre los galos más famosos del mundo en el que no participan sus creadores originales; pero, a pesar de todo, se ha conseguido mantener el cielo en su sitito y encontramos a los mismos encantadores personajes visitando esta vez la tierra del «los hombres pintados» y reconstruyendo la verdadera historia de la muralla de Adriano, por ejemplo, todo ello acompañado de un humor… galo.
título vacaciones en la atlántida texto isabel hierro ilustradores alberto garcía ayerbe y dolores okecki editorial hidra edición madrid, 2013 Isabel Hierro ha preparado en esta serie unos libros muy entretenidos en los que además de estupendas aventuras, se deben descubrir diferentes enigmas. El auténtico protagonista es el lector, que debe decidir cómo quiere que continúe la historia. Por eso hay diferentes tramas y finales. Una auténtica odisea.
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leer para vivir
a partir de 12 años
título croquetas y wasaps texto begoña oro ilustrador ricardo cavolo editorial editorial sm edición madrid, 2013 Ya recomendamos en estas páginas Pomelo y limón, la obra que hizo famosa a nuestra autora entre el público juvenil. Con un estilo vivo, con frases a veces impactantes, Begoña Oro se presenta como una gran conocedora del mundo adolescente. Y una adolescente es su protagonista, Clara. No es que viva grandes aventuras, pero vive. Escucha, siente, participa y… toma decisiones.
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título reckless. sombras vivas texto cornelia funke ilustrador cornelia funke editorial siruela colección bibliotec funke edición madrid, 2013
título 75 consejos para sobrevivir en el campamento texto maría frisa ilustrador celestino belinchón editorial alfaguara edición madrid, 2013
Con su cuidada edición, la editorial Siruela nos propone un nuevo libro de una escritora que ya se ha convertido en un referente en la literatura juvenil y fantástica. Este es el segundo libro de una trilogía cuyo protagonista es Jacob Reckless, que emprende una trepidante aventura para salvar su vida. Como es habitual en la escritora, tiene la forma de cuento, pero como los buenos cuentos, propone lecturas complejas pues es una narración de la que podemos sacar conclusiones para nuestro propio universo.
«Cuando tienes doce años, la vida puede ser bastante penosa». Especialmente porque quieres ser independiente pero no te dejan. Los padres no se enteran de que casi eres una adulta. Se quedan en el «casi» y no en la siguiente palabra. La protagonista de este libro lo sabe muy bien y por eso ya nos ha dado una serie de consejos para sobrevivir en el colegio, Y como no es dueña de sus vacaciones, tiene que sobrevivir también en el campamento, de inglés para más inri.
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leer para vivir
a partir de 14 años
título herejía autor david lozano garbala editorial sm edición madrid, 2013
título olvidados autor michael grant editorial molino edición barcelona, 2012
El autor ya ha visitado estas páginas porque sus obras gustan mucho al público joven, no solo por su calidad, sino también por sus tramas. Además de las trilogías que está publicando, no queremos olvidar Donde surgen las sombras, que aún sigue siendo un éxito de ventas. En esta ocasión nos trasladamos a finales del siglo xv, cuando la Inquisición ya está engrasando su oscura maquinaria. Se trata de una novela de aventuras, sí; pero también tiene un aspecto inquietante. Y su ambientación aragonesa le da un atractivo especial.
«El profesor hablaba de la guerra civil. Y, al cabo de un instante, desapareció». Este es el misterioso comienzo de esta novela, la primera de una trilogía, que explora un mundo donde todo adulto ha desaparecido. No es el primer libro que desarrolla este tema: ya lo hizo William Golding en su impactante El señor de las moscas, escalofriante por su crudeza y verosimilitud. En el caso que nos ocupa estamos ante un libro de literatura fantástica en la que se descubre el lado oscuro de la niñez y la adolescencia en un mundo de armas muy poderosas.
título el joven moriarty. el misterio del dodo autor sofía rhei ilustrador alfonso rodríguez barrena editorial fábulas del albión edición madrid, 2013 Moriarty no es malo… todavía. Es un niño con un humor «especial», como bien sabe su hermana Arabella. Es un niño curioso, inquieto, con ganas de investigar y con algunos problemas con las relaciones sociales, como de nuevo sabe su hermana Arabella. Además resulta que tiene un amigo que nos sorprende: Watson. Una obra con un sentido del humor sutil que encantará a todo tipo de lectores
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leer para vivir
a partir de 16 años
título último deseo autores fernando lalana y josé videgaín editorial edebé edición barcelona, 2013 Fernando Lalana ya es un clásico de la literatura infantil y juvenil y, esta vez de la mano de José Videgaín, vuelve a tejer una historia ágil, plagada de guiños humorísticos y con continuas referencias a nuestra historia más cercana. La acción se desarrolla en distintos lugares, desde Bolivia a Bulgaria, y sus protagonistas, Carlos y Teresa, dos mellizos que están a punto de cumplir su mayoría de edad, tras la muerte de su padre reciben como legado su obsesión de encontrar la lámpara de Aladino.
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título el libro de los portales autor laura gallego editorial minotauro edición barcelona, 2013
título te espero dentro autor pedro zarraluki editorial destino edición barcelona, 2014
El nuevo libro de Laura Gallego García, habitual ya en esta sección de Ágora, no decepciona y la sitúa en lo más alto de la literatura fantástica en castellano, sobrepasando lo que habitualmente se considera «literatura juvenil». La coherencia de los mundos que crea, desde Idhum a Darusia (donde se sitúa esta novela), así como la habilidad para manejar las tramas y caracterizar personajes redondos en un mundo que desafía nuestras leyes físicas, hacen de su lectura un auténtico placer.
Como colofón de nuestro escaparate de este año, no hemos podido resistir la tentación de reseñar a uno de nuestros autores más queridos, Pedro Zarraluki, que a comienzos de año nos ha regalado un hermoso libro de relatos. De su magistral manejo de este género dio buena cuenta en esta misma revista («El regalo», Ágora 9). Ahora nos encontramos con once historias en la que se observa la vida, nuestra vida, en la que en un instante todo cambia, pero donde se demuestra la inefable capacidad del ser humano de recuperar su integridad.
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literatura infantil Mario Vargas Llosa, en la ceremonia de entrega del premio Nobel de 2010, apuntó que un «mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de verás humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños». Sin duda, un año más, podemos comprobar cómo los niños y niñas de las Cinco Villas, con apenas seis, siete u ocho años, ya son capaces de salir de sí mismos y mudarse en otros, modelados con la arcilla de sus sueños. Y además de forma maravillosa y gratamente sorprendente, tanto en prosa como en verso. No cabe duda de que a través de las palabras habrán conseguido ser más humanos y felices, lo mismo que ustedes cuando sientan el placer de leerlas. Se lo garantizamos. Palabra de honor.
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narrativa 1.º a 3.º de primaria primer premio
segundo premio
Una familia real muy rara
La niña abandonada
Érase una vez un palacio de un lejano reino, en el que vivían la reina Federica, el rey Federico, la princesa Catalina, el príncipe Catalino, el ama de llaves, el mayordomo y dos ratones parlantes llamados Flip y Flop.
Había una vez unos padres que eran pobres y que tenían una hija. Y llevaron a la niña al orfanato. Allí hizo amigos y aprendió mucho. Cuando cumplió los dieciocho años quiso buscar a sus padres. Preguntó a la señora que le cuidaba y le dijo que si quería encontrarlos tendría que pasar por el bosque oscuro, después pasar por la ciudad olvidada, luego por el río de la muerte y después llegaría a la ciudad donde viven sus padres. Fue al bosque tenebroso. Estaba todo oscuro y no podía ver nada y llegó una tormenta. Cayeron rayos y truenos y llovía un montón. Se chocó con árboles y se oyeron ruidos, parecía que estaba maldecido. De pronto apareció un zorro y le cogió la zapatilla a la niña, corrió detrás de él y le llevó por un camino con un poco de luz. El zorro se la dio a una liebre. La niña mal humorada corrió más rápido pero la liebre corría demasiado deprisa para que la niña le alcanzase. La liebre le pasó la zapatilla a una tortuga, pero, como era tan lenta, le adelantó la niña, y al final la niña descubrió que los animales le estaban ayudando a salir del bosque oscuro y también le dieron el zapato. Una vez, al llegar a la ciudad olvidada, le entró un miedo que casi se desmayaba pero no se rindió y entró. Era una ciudad oscura, con cementerios terroríficos y en el centro de la ciudad había un castillo de quince metros de altura, de color morado con luces en las ventanas. ¡Era demasiado terrorífico! Llegó al río de la muerte. Era de color verde, con peces y era muy hondo. Sobre él había unas rocas muy pequeñas, por las que tenía que saltar. La niña saltó y saltó pero no se cayó y cruzó el río de la muerte. Al final llegó a la ciudad donde vivían sus padres. Empezó a buscarlos porque ya tenía sus fotos. Caminando horas y horas encontró a sus padres, vivían en un palacio y eran muy ricos. Sus padres le pidieron perdón por dejarla en un orfanato y le explicaron que esas eran las circunstancias. La chica les perdonó y vivieron felices para siempre.
Un día por la mañana todos estaban levantados menos el príncipe, que seguía en la cama en compañía de los dos ratones. Mientras el Ama de llaves preparaba el desayuno, y siempre lo hacía de una forma especial, cantando y bailando, con música marchosa. Y el mayordomo como siempre sirvió el desayuno haciendo el pino puente. Por fin, el príncipe se levantó, todos se pusieron a desayunar y él tenía pollo asado, su desayuno favorito. ¡Se lo comió todo! Solo dejó los huesos. La princesa Catalina en el desayuno siempre soñaba con su Príncipe Azul, pero era tan golosa que cuando iba a las fiestas de princesas siempre acababa en la mesa de los dulces y se olvidaba de su príncipe. A la reina le gustaba disfrazarse del rey, y engañar a sus sirvientes, y ordenarles que cuando vieran a la reina cantar aplaudirían sin parar. El rey salió a una reunión y como era muy aburrida se durmió. Era sonámbulo y soñaba que era un niño y ordenó que todo el que vivía en el reino se comportara como niños. Cuando el rey volvió a palacio comprobó con alegría que todos se comportaban como él, jugaban, cantaban y bailaban como niños otra vez. Y los ratones pensaban que eran los únicos normales de todo el reino. Sara Sancho Barón, 3.º Primaria CRA Los Bañales, Uncastillo
Denisa Carla Feleaga, 3.º Primaria Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, Ejea de los Caballeros
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literatura infantil
diploma
diploma
El dolor de barriga
El viaje de los cuatro animales
Había una vez un niño y una niña que se llamaban Lisa y Max. Les encantaba jugar a encontrar tesoros en un jardín abandonado que había en frente de su casa. Una mañana rebuscando entre unos matorrales, Lisa encontró una lámpara y Max sin pensarlo dos veces empezó a frotarla, un humo blanco los envolvió y los dejó aturdidos. Cuando despertaron, estaban a bordo de un barco pirata.
Érase una vez cuatro animales viajeros: un jilguero, una serpiente, un león y un pingüino. Una vez se fueron a Europa de donde era el jilguero, luego se fueron a Asia de donde era la serpiente, después se fueron a África de donde era el león y se fueron a Oceanía de donde era el pingüino. Al cabo de unos meses el jilguero dijo:
El Capitán Faustino, el jefe de los piratas, los saludó amablemente y les confesó el grave problema que tenían: —Todos los piratas estamos con dolor de barriga por un atracón de peces gominola. —Jajajajaja —rieron Lisa y Max—, ya entendemos. A nosotros también nos pasa, pero hay una solución —¿Y cuál es? —preguntó Pata de palo. —Tranquilos —dijeron los niños—, esperarnos aquí. Lisa y Max cogieron la lancha motora de los piratas y viajaron hasta Isla Vegetal y allí recogieron: tomates, naranjas, zanahorias, mangos, cocos, brócoli, lechugas, borrajas, judías verdes y un sinfín de frutas y verduras que metieron en el cofre y se lo llevaron a los piratas como si fuera un tesoro. Los piratas, cuando lo abrieron, se quedaron un poco asombrados. Pero Lisa y Max les explicaron que debían de comer de todo y más sano, no tanta chuchería. Los piratas probaron todas esas frutas y verduras y el dolor de barriga desapareció. Agradecidos, les regalaron la lámpara mágica para que pudieran volver a su casa y les dijeron que cuando quisieran volver a pasar aventuras solo tenían que frotarla y aparecerían al instante en su barco. Lisa y Max se despidieron y volvieron a casa sanos y salvos. De vez en cuando frotan la lámpara y vuelven al barco a pasar miles de aventuras, pero eso os lo contaremos en otro cuento. Clase 2.ºB, 2.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
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—¿Por qué no nos vamos a América? —dijo el jilguero. —Porque no hay nadie que sea americano —dijo el león. —¡Y qué más da! —dijo el pingüino. —¡Pues vamos! —dijo la serpiente. Y se fueron. Llegaron a América y se encontraron con un ñu. —Señor Ñu, ¿dónde podemos descansar? —Allí, en ese castillo abandonado. Y dijo el león: —¿Nos puedes acompañar? —¡Vale! —contestó el ñu. Y se fueron. Tuvieron que cruzar una montaña y allí se encontraron con un dragón que les impedía pasar. El dragón se comió a la serpiente y al jilguero. El pingüino tuvo una idea y le pidió al dragón que se lo comiera también a él y así lo hizo y se lo comió. Cuando estaba dentro de la tripa les comunicó la idea que se le había ocurrido en la cabeza: que la serpiente con su veneno mordiera la tripa del dragón y así el dragón moriría y podrían salir y así sucedió. Salieron de la tripa del dragón y llegaron al castillo donde todos descansaron de tanto viaje. Alejandro Jiménez López y Andrés Fau Arilla, 2.º Primaria CEIP Ferrer y Racaj, Ejea de los Caballeros
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literatura infantil
diploma
do, encontró cerca su móvil y llamó a los bomberos. Llegaron y echaron agua por todo el palacio. El palacio se deshizo y los niños se despegaron y el rey y la reina ya no sabían dónde meterse.
Un frío invierno Érase una vez cinco niños helados de frío que vivían en un pequeño pueblo.
Grupo de 1.º y 2.º de Primaria, CRA Luis Buñuel, Santa Anastasia
Un día los niños helados de frío estaban prietos en un sillón. No podían jugar, ni siquiera podían moverse y estaban hartos de tanto frío. Vaya invierno tan helador y tan largo.
diploma
Uno de los habitantes del pueblo, que se llamaba Cristóbal, estaba muy preocupado por los niños. Pensó, pensó y pensó, y tuvo una gran idea. Llamó a los albañiles, busco material suficiente e hicieron un gran tejado para la plaza del pueblo para que los niños pudieran jugar. En invierno los protegería del frío y de la nieve y en verano les daría sombra. Decidieron cambiarle el nombre a la plaza y la llamaron Plaza del Invierno. Todos los habitantes de la zona fueron a la plaza del pueblo e hicieron una gran fiesta con tarta, roscón y bombones. Vino una orquesta y bailaron mucho toda la noche. Y desde aquel día todo el mundo vivió caliente en invierno, fresco en verano y muy feliz. Mara Zárate Pérez, 1.º Primaria CRA Los Bañales, Uncastillo
diploma Un palacio de azúcar Érase una vez un palacio de azúcar donde todos los niños iban a probarla, pero siempre pasaba lo mismo: cuando algún niño entraba, se quedaba con los pies pegados:
Roky y la caja de cartón Una mañana David y su papá salieron al monte con unos amigos cazadores de Orés. Uno de ellos llevaba cuatro conejitos, los cuales eran para sacrificarlos a tiros. Llegaron David y su papá y les dijeron a sus amigos que no hicieran eso. Entonces cogieron a los conejitos y soltaron a tres, y el más pequeñito se lo quiso llevar David a casa para salvarlo, y lo llamó Roky. Pero enseguida se dio cuenta de que Roky estaba triste y su papá le explicó que era porque lo habían metido en una caja de cartón y echaba de menos a sus papás y a sus amigos. Entonces David le dijo a su papá que él quería mucho a Roky pero que lo quería soltar para que fuese feliz. Una tarde David y su papá salieron al campo y soltaron a Roky. Él se fue muy contento a buscar a sus amiguitos y David y su papá se fueron felices a casa donde les esperaba su mamá para celebrar la navidad. Y colorín colorado este relato se ha terminado. Esta historia que os he contado a mí me ha pasado. David Artieda Jiménez, 1.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
—¡Socorro!, rey de las caries, sálvanos. —Sí, pero esperad, me estoy bañando en azúcar. Entonces apareció la reina con una mascarilla de azúcar. Además llevaba chucherías en los ojos y se cayó encima de los niños, no sabían qué hacer, no podían moverse. El rey, al oír tanto alboroto, quiso levantarse de la bañera pero también estaba pega-
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literatura infantil
diploma
diploma
La tarta de violeta
Copos de nieve y polvos mágicos
En un pueblo muy pequeño de Aragón vivía una niña llamada Violeta. Era muy feliz en su granja con sus animales y su huerto. Un día su abuela Conchita se puso mala y fue a la ciudad para ir al médico. A Violeta le llevaron a casa de sus tíos.
Valeria Varita está demasiado nerviosa para dormir.
En un anuncio vio un concurso de cocina. Y como le gustaba mucho hacer pasteles y tartas, hizo la tarta más bonita y buena del mundo y la llevó al concurso. Cuando los jueces la probaron, dijeron que era la mejor tarta. A Violeta le dieron el primer premio y ganó mucho dinero. Todos se pusieron muy contentos y colorín colorado la abuela de Violeta se ha curado. Rebeca Orduña, 1.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
Mañana será el primer día de primavera. Gabriela, el Hada del Hielo, volará a través del paisaje helado de invierno, despertando a la naturaleza de su largo sueño. Pero hasta el muñeco de nieve parecía estar harto. Hasta que la fría noche pasó y el día siguiente llegó… ¡y el invierno sigue allí! —¡La primavera no ha llegado! —dijo Valeria. —La primavera tendrá que esperar —explicó Marga. —La pobre Gabriela está en casa, resfriada. No podrá traer la primavera hoy —dijo Rita, con tristeza. Valeria pensó en su pobre amiga y en sus propios pies fríos. También pensó en sus bonitos vestidos de primavera. ¡Ya no quería más inviernos! —Voy a ayudar a Gabriela. Me desharé del invierno yo misma —anunció Valeria, saliendo por la ventana. —Pero Valeria… —dijeron sus amigas demasiado tarde. En un batir de alas, Valeria se había ido. No pasó mucho tiempo antes de que Valeria se diera cuenta de que había dejado el abrigo. —No voy a volver ahora —se dijo—, no tardaré mucho. Pero al final tardó mucho, pasó por pueblos y ciudades. Entonces Valeria con el frío se fue cayendo, cayendo hasta que llegó al suelo. Ella decidió volver otra vez. Pero por más que lo intentara no podía volar, así que fue andando hasta su casa. Hasta que sus amigas vinieron y la rescataron. Se puso muy contenta… ¡Apareció la primavera! Todo el mundo se recuperó y jugaron felices. Rubén Ortiz Asensio, 3.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
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poesía 1.º a 3.º de primaria primer premio
segundo premio
Poesía de la paz
Mariposas
Y me puse a soñar, y soñé que en el mundo no había guerras, solo había paz.
Mariposas de bellos colores, posadas sobre las flores. ¡Cógeme una, mamá! ¡Por favor, cógeme una!
Y me puse a soñar, y soñé que en el mundo, la gente no gritaba, hablaba de paz.
No, déjala volar, no hay nada más hermoso que ver una mariposa volar.
Y me puse a soñar, y soñé que no se odiaba, y soñé con la paz.
Jimena Rodrigo Zorita, 1.º Primaria Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, Ejea de los Caballeros
Y soñé que vivía en un mundo, donde todos nos dábamos la mano, y soñé con la paz. Y me puse a soñar, y soñé que vivía en un mundo donde la gente se abrazaba, y soñé con la paz. Y comprobé que estaba despierta, y me ilusioné con este mundo, y me quise dormir para volver a soñar. Y cuando me desperté, grité: ¡VIVA LA PAZ! María Sancho Garde, 3.º Primaria CEIP Ferrer y Racaj, Ejea de los Caballeros
diploma A mis abuelos Cuando miro al cielo, veo una estrellita. ¿Será mi abuelita? ¿O será mi abuelito? Cuando miro al cielo, busco y busco sin parar aquella estrellita que me guía en mi caminar. Veo volar a los pajaritos cerca del cielo, qué suerte tienen, volar cerca de mis abuelitos. Natalia Pérez Iturri, 2.º Primaria Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, Ejea de los Caballeros
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literatura infantil
diploma
diploma
La fruta
Naturaleza
Si fruta no quieres tomar lee mi poema y la probarás: la Manzana es muy sana, se la come hasta mi hermana. La Pera limonera es muy buena en primavera. La Naranja con su jugo hace bueno hasta el besugo. La sandía y el melón te refrescan un montón. Y como te decía: «Una fruta cualquiera al día te sentará de maravilla. Todas tienen vitaminas para darte energía y terminar genial el día».
En la naturaleza nunca hay pobreza… Con toda esta crisis va ¡y sale un arcoíris!
Patricia Duesca Mayo, 3.º Primaria Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, Ejea de los Caballeros
diploma Casa Casa de campo o de playa, de una sola planta, tan sencilla como nada. Casa de hielo, en la nieve, donde el cielo huele a frío. Casa grande o pequeña, en la que todos acuden en compañía. Casa junto al río donde se oye el murmullo del río, casa junto al mar, donde ruge el mar. Casa de día, casa de noche, donde habitan los duendes. Casas grandes, casas pequeñas, altas y bajas, en todas ellas todas las noches se cuenta un cuento que nunca acaba. Carla Villa Rodes, 3.º Primaria Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, Ejea de los Caballeros
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Mira cómo se ayudan los animales los unos a los otros, ¡eso deberíamos hacer nosotros¡ Las hormigas nos enseñan que trabajar y siempre guardar es su «truco» para no fracasar. Las flores son bonitas, aunque se marchitan, pero otra vez vuelven a renacer. Y como el agua fluye hacia el mar, ¡yo seguiré hasta el final! Victoria Morales Sancho, 3.º Primaria Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, Ejea de los Caballeros
diploma Los animales Me gustan los pájaros que pían y pían, que vuelan y revuelan durante el día. Unos perros ladran, otros cazan, otros perros guían y el mío, me hace compañía. Las avispas pican, rápidas son, igual que el viento y causan dolor. Ainara Añaños Arregui, 3.º Primaria CRA Los Bañales, Uncastillo
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literatura infantil
diploma
diploma
Rimas, rimas...
La mariquita
La gacela corre un montón porque le persigue un león.
Tengo una amiga en el parque que me espera por la tarde.
Me gusta el verde del melón y el amarillo del limón.
Voy a verla calladita a mi amiga Mariquita.
El mono hace monadas y el pato patochadas.
Me siento en el suelo y ella se pone en mi dedo.
El galgo corre mucho porque es un chucho.
Mientras merendamos las dos juntas jugamos.
El ratón lleva un quesón, amarillo como el limón.
Montamos en bicicleta y le doy de mi galleta.
Jugando con el balón me pegué un resbalón.
Nos comemos la manzana Y le digo hasta mañana.
El gato en la tapia maúlla y el lobo en el monte aúlla.
Pilar Sanz López, 2.º Primaria Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, Ejea de los Caballeros
El canario en la jaula pía mientras el gato le espía. La vaca se pasea por el prado con su cencerro recién estrenado. Utilicé el pegamento y los dedos me quedaron como el cemento. Javier Cortés Martínez, 2.º Primaria CRA Los Bañales, Sádaba
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narrativa 4.º a 6.º de primaria primer premio El tablero ouija Una tarde de otoño en Villamayor del Río siete amigos llamados José, Alberto, Victoria, Ismael, Esteban, Rocío y Javier decidieron salir a dar una vuelta por el pueblo. Tras largo rato caminando y charlando se fueron a sus casas para descansar y dormir. A la mañana siguiente se juntaron de nuevo. Javier tenía que contarles algo. En el fondo de su armario había aparecido un tablero ouija. ¿Qué haría allí? Rocío y Victoria no sabían qué era aquello. Nunca habían visto algo así. Javier les explicó que era un tablero con letras y números con el que se podía contactar con los espíritus de los difuntos. —¡Ohhh! —exclamaron las chicas. Sentían miedo por un lado y curiosidad por otro. Al final decidieron jugar.
—Hay seis perdices en un árbol y un cazador mata dos. ¿Cuántas perdices quedarán? Alberto, que era el más listo, dijo que ninguna porque las vivas al oír los disparos se irían volando. El hombre moribundo justo antes de morir les entregó una llave por haber pasado la prueba. Continuaron caminando guiados por los fuegos fatuos hasta encontrarse con un campista asustado y lloroso por la existencia de una araña gigante en su tienda que se había comido a su mujer y a sus tres hijos, Juanito, Menganito y Fulanito. Temerosos de que apareciera la araña se fueron corriendo hasta llegar a un árbol que hablaba y tenía ramas que parecían brazos. El árbol les planteó otra pregunta: —¿Cuál es el animal que contiene las cinco vocales?
Jugaron durante días largas partidas pero en la última ocurrió algo increíble. Ismael preguntó si podía desaparecer alguien.
Esta vez Rocío se adelantó y dijo: —El elefante.
—¡Qué susto! —gritaron. Se había apagado la luz y se había oído un grito. —¡Ahhhhh! ¡La luz ha vuelto! —dijeron todos a la vez. Bueno, casi todos, porque Javier había desaparecido.
Como no había acertado desapareció también. Alberto entonces respondió rápidamente: —El murciélago. Detrás del árbol había…un pomo de una puerta.
Los amigos de Javier estaban preocupados y pensaron qué podían hacer. Era tarde, la noche estaba cayendo y vieron unos fuegos fatuos girando por un camino y que se dirigían al interior del bosque. No dieron importancia. Pero, a la mañana siguiente, aún estaban brillando; así que decidieron seguirlos.
Los fuegos fatuos esta vez los llevaron hasta un mago. Los niños estaban asustados y solo pensaban en encontrar a Javier y a Rocío que acababan de perderla. El mago les dijo:
Pasado un rato se encontraron con un hombre moribundo de aspecto tenebroso. Los chicos se asustaron, o mejor, se requeteasustaron… Este hombre les planteó un acertijo que era el siguiente:
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—Si queréis encontrar a vuestros amigos tenéis que resolver un enigma. El enigma consiste en adivinar la palabra clave con unas frases.
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segundo premio Leyenda inventada de la fuente de Bañera Es vuestro amigo más querido por todos. Pasáis grandes aventuras con él. Las iniciales de vuestros nombres forman el suyo. José, Alberto, Victoria, Ismael, Esteban y Rocío que ha desaparecido. No había duda, dijo como siempre Alberto, se trataba de JAVIER.
Cuando Ejea se llamaba Siya, y estaba bajo el dominio de los musulmanes, una hermosa joven musulmana llamada Nabila, hija de un alto cargo político, estaba prometida con Amir, un joven soldado musulmán. Nabila y Amir todavía no se conocían pero sus padres decidieron concertar su matrimonio desde el día de su nacimiento.
El mago al ver que habían acertado les entregó otra llave.
La vida en Siya era muy tranquila y Nabila esperaba con ansiedad el día en el que iba a conocer a su prometido.
Por último los fuegos fatuos los llevaron hasta la montaña Nuncaseacaba, la rodearon y ya cansados encontraron una losa con dos cerraduras y un gancho para colocar un pomo y poder tirar de él. Allí estaba escrito otro enigma que podemos imaginar lo que decía…
Cuando llegó ese día, Nabila y su familia se pusieron sus mejores galas y recibieron en su casa al joven Amir y a su familia. A Nabila no le desagradó su prometido. Sin embargo, la decepcionó un poco, ya que no hubiera sido el hombre que ella hubiera elegido para ser su esposo. No obstante, se mostró resignada.
Así que con la llave del moribundo, el pomo del árbol y la otra llave del mago se abrió la losa de la que salieron Javier y Rocío. Los niños salieron del espíritu que rondaba por esa montaña y los siete niños juntos volvieron a Villamayor del Río para enterrar el tablero Ouija que tantos problemas les había traído. A partir de ese día todas las noches seguían viendo los fuegos fatuos que les ayudaron a rescatar a Javier y Rocío.
Poco después, las tropas de Alfonso I el Batallador entraron en Siya y la invadieron. Amir tuvo que luchar contra las tropas cristianas. En este periodo de guerras Siya se vio invadida por los soldados cristianos. Al frente de uno de los ejércitos más poderosos estaba Rodrigo, un joven valiente muy apreciado por todos sus soldados.
Javier Alberto Loperena Gallego, 6.º Primaria CEIP Cervantes, Ejea de los Caballeros
Un día paseando por las calles de Siya Rodrigo se encontró con Nabila y el flechazo fue inmediato. Día tras día se encontraban. Primero una mirada, después una sonrisa… hasta que un día Rodrigo se acercó a Nabila y la saludó. Nabila sintió en ese momento lo que nunca había sentido por Amir, estaba enamorada de ese joven cristiano. Desde ese día sus encuentros furtivos fueron diarios y el amor entre ellos crecía. Nabila estaba tan enamorada que estaba dispuesta a enfrentar a su familia con la de su prometido.
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Rodrigo también estaba dispuesto a todo por Nabila. Cuando Nabila se enfrentó a su familia, sufrió el más grande de los desprecios y Amir decidió retar en duelo a Rodrigo. Éste aceptó el reto, pero no llegó a celebrarse ya que en la última batalla por el dominio de Siya Amir y Rodrigo se vieron frente a frente. Amir no dudó un momento en clavarle la espada en el pecho a Rodrigo y este cayó fulminado al suelo. Cuando Nabila se enteró de la muerte de Rodrigo quiso ver su cuerpo y frente a él cogió una daga y se la clavó en el corazón. Dicen que este hecho ocurrió donde actualmente está la Fuente de Bañera y que de la herida del corazón de Nabila brotó un gran chorro de sangre, a partir del cual se formó la actual Fuente de Bañera. Ese día Siya dejó de llamarse así y pasó a llamarse Exea la actual Ejea, en la que aún podemos beber el agua fresca de la Fuente de Bañera y ver en el fondo de ella el reflejo de Nabila y Rodrigo, felices porque su amor fue más allá de la muerte.
Un niño pensó que si conseguían que la probase uno de los seres podrían comprobar si en realidad estaba envenenada. Otro de los niños descubrió cómo comunicarse con ellos y convenció a uno para que probase la fruta. El pequeño ser se acercó a la cesta emitiendo un extraño ruido: «efi…, efi…, efi… ». Por lo que los niños decidieron llamar a aquellos seres los “efis”.
Adrián Morente Sagaste y Ana Liso Alastuey, 6.º Primaria CEIP Cervantes, Ejea de los Caballeros
El efi se comió una manzana y empezó a disminuir de tamaño hasta desaparecer. Todos los demás efis empezaron a llorar y derramaron tantas lágrimas que el efi que había menguado hasta desaparecer, creció de nuevo, volviendo a su estatura normal.
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Los niños se sorprendieron tanto que no podían salir de su asombro. Los efis comenzaron a cambiar de aspecto: primero se volvieron azules, luego morados, después rojos y al final se quedaron multicolores. Les menguaron las orejas, se les alargaron las piernas y les crecieron largas melenas. Entonces uno de ellos se dirigió a los niños y en un tono jovial les dijo estas palabras: «-ti- os – ti – gus – ti – ta – ti - rí – ti – a – ti – ve – ti – nir – ti – a – ti – nues – ti – tra – ti – fies – ti – ta?»
Encuentro inesperado Hace mucho tiempo, durante un crudo invierno, unos niños de la ciudad fueron al bosque para ver si veían algún animal. Mientras buscaban animales para fotografiarlos, se encontraron a un ser fantástico. Los niños se dieron un susto tremendo porque pensaban que era el ser más feo y raro del mundo. Le preguntaron que de qué especie era, pero no les contestó. Tenía piernas cortas, tronco verde, brazos largos, manos pequeñas con solo dos dedos en cada una, cabeza arqueada y calva y un ojo en el centro de ella, dos orejas enormes, boca grande con dientes afilados y de aspecto terrorífico. De repente, de entre los árboles del bosque, empezaron a salir muchos otros seres como el que habían encontrado los niños. Los pequeños seres comen-
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zaron a rodearles. Los niños intentaron buscar un hueco por el que escapar. El primero de los seres en aparecer sacó de detrás de un árbol una cesta llena de fruta y se la ofreció a los niños, pero, como pensaban que estaba envenenada, no quisieron comerla.
De repente los niños descubrieron la clave del idioma de los efis y contestaron al unísono: «- ti – sí – ti – mu – ti – chas – ti – gra – ti – cias – ti - es – ti – ta – ti – re – ti – mos – ti – em – ti - can – ti – ta – ti – dos.» Y todos marcharon hacia un claro del bosque donde les esperaba la banda roquera de los «Efi – Rock». María, Daniel, Ainhoa, Lucas, Yaiza, Yaret, Rubén, Karen, Dalila y Javier, 5.º y 6.º PROA CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
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literatura infantil
diploma
Mamá respondió: —Papá volverá cuando no ronde la enfermedad por Montserrat.
La enfermedad Hola, me llamo Diego y soy de Montserrat. Tengo diez años, soy moreno, alto y flaco. Están sucediendo cosas extrañas en mi pueblo. Mi hermana Lucía y yo queremos averiguar qué está sucediendo en Montserrat. ¿Por qué mamá no nos deja salir de casa? ¿Por qué papá no aparece? ¿Y por qué mamá ya no nos lleva al colegio? Hoy lunes por la mañana, mamá se ha ido a comprar pero no nos ha dejado ir con ella. Le hemos preguntado que si nos dejaba ir pero nos ha dicho que no. ¡Qué raro que no nos haya dejado ir con ella!, porque siempre nos está diciendo que vayamos porque tiene mal la espalda. ¿Por qué mamá no nos habrá dejado ir con ella? ¿Habremos hecho algo malo? Después de comer Lucía y yo vimos un poco la tele, merendamos y nos pegamos toda la tarde jugando. Después de cenar nos fuimos a la cama y mamá cerró todo como siempre.
—¿Adónde vas y por qué te vas? —preguntó Lucía. —Me voy a un refugio de enfermos para no contagiar a nadie. Adiós, os quiero y cuidaos los dos. Por la noche cenamos y nos fuimos a dormir. Ya es jueves, y Lucía está muy asustada porque dice que qué vamos a comer si mamá no está y no hay comida preparada. Yo le dije: —Tranquila, hay sobras de la comida de ayer y mamá trajo comida como para comer un año y medio los dos. Comimos sobras y comida de la que había en la nevera, luego nos pegamos toda la tarde jugando. Después vimos la tele un rato, cenamos y nos fuimos a dormir. Cerré las puertas con pestillo, bajé las persianas y nos fuimos a dormir. Es viernes, y ni mamá ni papá aparecen.
Ya es martes, y mamá se ha ido a hacerse una revisión médica y ha llegado a casa llorando. Con bastantes bolsas de comida y botellas de agua. Nos dijo que se iba al día siguiente, que estaba enferma y que si se quedaba podríamos enfermar y morir. Al principio pensé que venía llorando por el daño que le hacía cargar tanto peso, pero luego me di cuenta de que lo que pasaba era más grave que un simple dolor de espalda. Algo estaba sucediendo y lo tenía que averiguar yo solo. Si se lo decía a Lucía se asustaría. Cenamos y nos fuimos a dormir. Mamá cerró la puerta con pestillo, bajó la persiana, puso la cortina. Le preguntamos que por qué se tenía que ir de aquí y por qué papá no vuelve. —Mañana os responderé —dijo mamá. No nos dio tiempo ni a quejarnos. Cuando nos dimos la vuelta ya estaba dormida y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, sábado, Lucía estaba muy preocupada y yo empezaba a estar también. Las horas se pasaban muy lentas esperando que mamá y papá llamasen. Comimos y al final de la tarde sonó el teléfono yo eché un grito y fui corriendo a ver quién era. De repente, sonó la voz de papá y nos dijo que no sabía nada de mama pero que mañana volvería a casa. Que el pueblo ya estaba a salvo y la gente enferma la estaban intentado curar. Le dije adiós y colgué el teléfono. Fui corriendo a donde estaba Lucía y le conté que papá volvería mañana a casa. Lucía se emocionó e hicimos unas pastas para papá. Cenamos, vimos la tele y nos fuimos a dormir. El domingo por la mañana calentamos las pastas y nos pusimos guapos. A las dos, papá aún no había llegado a casa. Después de comer sonó el timbre, miramos por la mirilla y era papá. Yo dije: —Papá, te hemos echado mucho de menos.
Es miércoles y mamá se iba a ir en unos minutos yo le pregunté:
Y Lucía dijo:
—¿Por qué papá no vuelve? Nos dijiste ayer que nos lo contarías hoy.
—Te quiero mucho. —¿Y mamá? —preguntamos los dos a la vez.
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—Mamá ha muerto, se ha ido al cielo. Lucía y yo nos echamos a llorar. —¿Por qué? —pregunté yo. Papá respondió: —Por la enfermedad. —¿Cuándo murió? —preguntamos. —Ayer. Después de llorar unos minutos. Nos fuimos al parque un rato con papá. Y aunque nos costó superar lo de mamá. Al final lo superamos. Aunque seguíamos pensado en ella y rezando por que esté en el cielo y desde entonces esa enfermedad, la peste, no ronda por España. Elena Fumanal Díaz, 5.º Primaria CRA Los Bañales, Luesia
diploma Un sueño, una ilusión Érase una vez, una niña llamada Candela, que vivía en una isla muy lejana. Su familia y ella eran pobres y casi no tenían dinero suficiente para sus necesidades más comunes, como la ropa, la comida, la casa... Su sueño desde muy pequeña era ser gimnasta, pero como no tenían dinero pues no se podían permitir apuntarla al club de gimnasia rítmica que había en su isla, y eso les fastidiaba mucho a todos, porque cuando Candela practicaba ejercicios de gimnasia en su casa, los hacía muy bien, y era muy flexible. A pesar de que ella sabía que no podía apuntarse, tenía la ilusión de que algún día se pudieran permitir el inscribirse. Candela siempre iba a todas las competiciones que había en el polideportivo, porque estas eran gratis. Casi nunca había competiciones pagando, y si las había, muy de vez en cuando, era porque eran competiciones en las que competían gimnastas de la selección, las mejores. Cuando acudía a las competiciones, se imaginaba que salía a competir ella, que cuando estaba ac-
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tuando, todo el mundo se levantaba de las gradas y aplaudían durante todo el ejercicio y que quedaba en primera posición. Llegó el día de su cumpleaños, y se llevó una gran sorpresa, porque el regalo, le gustó muchísimo, era lo que siempre había querido, era... ¡una cinta de gimnasia rítmica! No se lo podía creer, enseguida se puso a hacer cosas con ella. Su familia, que había hecho un gran esfuerzo entre todos para comprarle la cinta, se quedaron muy contentos y satisfechos de haber elegido el regalo perfecto, ya que en su pasado cumpleaños no pudieron regalarle nada. Al día siguiente, que era sábado y por lo tanto no tenía que ir a la escuela, se levantó temprano solamente para irse al parque con su nueva cinta a hacer ejercicios con ella. La gente la miraba, y se quedaban impresionados, los habitantes de la isla, sabían cuál era la situación económica de esa familia, y sabían que a Candela se le daba bien ese deporte. Nunca habían visto a Candela hacer algo con un aparato, la cinta, siempre hacía las cosas sin nada en las manos, y a pesar de ser su segundo día con la cinta, no se le daba mal. Cuándo ya llevaba un rato practicando, se dio cuenta de que una señora mayor, la estaba observando desde hace ya un rato con una sonrisa en la cara. Candela miró a la señora, y sonrío. La señora se le acercó y le dijo a Candela: —Lo haces muy bien Candela. —¿Me conoce? —dijo Candela un poco extrañada. —¡Pues claro que sí! Toda la isla te conoce, mucha gente habla de ti, de lo bien que haces este deporte. —Tampoco es para tanto... —contestó Candela. —Sí, sí que es, lo haces muy bien. Mira, te daré un consejo, quien la sigue la consigue. —Y... ¿qué significa eso? —preguntó Candela. —Pues significa que si quieres algo, como tu ser gimnasta, no dejes de intentarlo. La mujer se alejó lentamente, y Candela se quedó pensando. Al cabo de unos días, Candela tuvo una idea. —Y si hiciera una exhibición en la plaza central, ¿Vendría mucha gente? ¿Vendrían suficientes personas como para ganar algo de dinero para ayudar a mi familia?...
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A las dos semanas después, decidió hacerlo. Se había preparado dos ejercicios, uno con cinta, y otro con manos libres. Lo ejecutó en la plaza, acudió mucha gente, la plaza se llenó de gente haciéndole un corro y haciéndole fotos. Y sí, recaudó algo de dinero para ir ayudando poco a poco a su familia. A partir de ese día, decidió repetir esto una vez a la semana en la plaza. Un día, cuando termino de actuar, se le acercó una mujer joven, alta y guapa. Esa mujer, era la entrenadora del club de su isla. Candela no se lo podía creer. La entrenadora le dijo que lo hacía muy bien, y le ofreció unirse al club. Candela le explicó que no podía, que no tenía dinero para apuntarse, entonces la entrenadora pensó durante un minuto, y al final, le dijo a Candela: —Yo me ofrezco a darte una plaza en el club gratis, sin ningún gasto, pero solo si tus padres te dejan y si estás dispuesta a esforzarte, y sobre todo, a seguir sacando buenas notas en el colegio. — ¿De verdad?... A mí me encantaría, e iré corriendo a preguntárselo a mis padres —le dijo Candela sorprendida. —No te preocupes, no hay prisa, acude el martes entre las 17:00h a las 20:45 al polideportivo, y hablamos. —Vale, iré —dijo Candela muy contenta. Al llegar a casa contó la gran noticia, y todos se quedaron impresionados y le dijeron que sí, que fuera y que cumpliera su sueño. Por fin llegó el día de ir a entrenar, al entrar por la puerta, la entrenadora sonrío. Hablaron durante un rato, y después, la entrenadora se dedicó a enseñarle más cosas de las que Candela sabía. Su primer día le fue genial, estaba muy contenta, no podía dejar de sonreír. A los cuatro meses, iba a ir a su primera competición, y era fuera de la isla, sus padres le dieron permiso para ir, así que fue, y cuando le tocaba actuar, pensó en toda su familia, y así le salía mejor el ejercicio. Se quedó en cuarta posición, se quedó un poco desilusionada, pero era la primera competición, y no estaba nada mal. Cuando ya llevaba varias competiciones, fue mejorando bastante, y ya se quedaba siempre en pódium.
Candela consiguió llegar muy lejos y sacar a su familia de la pobreza, aunque tampoco tener dinero de sobras, lo justo para vivir adecuadamente. Finalmente, el sueño de Candela se cumplió, y cambió su vida por completo. Candela, siguió haciendo gimnasia rítmica hasta los veintidós años. Nadia Borja Baquedano, 6.º Primaria CEIP Ferrer y Racaj, Ejea de los Caballeros
diploma Cartas al cielo Te contaré que… el día tres de octubre, cuando te fuiste, todo el mundo se quedó triste y hasta el cielo lloró y rugió porque ese día hubo una gran tormenta. Te diré que… este año he comenzado quinto de primaria con un profesor nuevo. Las notas del primer trimestre fueron estupendas y las del segundo y tercero intentaré superarlas. El festival de Navidad del año pasado estuviste aplaudiéndome porque sé que te gustó muchísimo. Por eso ahora te quiero contar que en el festival navideño de este año me pinté de negrita y con mis compañeros bailamos una danza africana. ¡Te hubieras reído mucho! Te recordaré que… en el puente de la Constitución, nos acordamos de ti porque el día de la Purísima Concepción siempre celebrábamos tu cumpleaños. Mamá encendió una vela para que estuvieras entre nosotros. En tu pueblo de Rivas te hicieron una misa y en Ejea también. Te explicaré que… en estas navidades nos hemos juntado toda la familia para la Nochebuena y el día de Navidad. ¡Parecía que estabas con nosotros! Como eran vacaciones nos hemos ido a Monzón a ver el belén más grande de España. Me gustó muchísimo. Pero lo que más me sorprendió fue que entre los pastores, ovejas y otras figuras había dos personas muy importantes: Teresa de Calcuta y Nelson Mandela. Pero yo imaginé que tú estabas con esas personas tan importantes por lo buena que eras. ¡Te merecías estar en ese belén! Te escribiré qué… ayer cinco de enero vinieron los Reyes Magos y aproveché para pedirles en vez de
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regalos o juguetes un favor: llevar esta carta al cielo. El rey Gaspar se rio y se la guardó en el bolsillo. Dentro de poco te llegará la primera carta de tu nieta favorita Cristina. Como sé que estarás al lado de Teresa de Calcuta y de Nelson Mandela les cuentas lo del belén de Monzón. Un beso muy fuerte de tu nieta. ¡Otro día te contaré más cosas aunque tendré que pensar con quién te la puedo enviar! Cristina Lázaro Palacio, 5.º Primaria CEIP Ferrer y Racaj, Ejea de los Caballeros
diploma Los niños detectives El 30 de noviembre de 2012 las noticias anunciaron que habían ocurrido unos sucesos muy raros: se había encontrado el cadáver de un hombre muerto en su piso de Murcia. Juan y Pilar oyeron con atención el telediario. Estos hermanos gemelos querían ser detectives. Sin dudar un momento, acudieron al lugar de los hechos, el piso de la calle Palomares número 13. Allí encontraron el cadáver. Todos los policías estaban muy preocupados de que no había desaparecido nada. Ni siquiera se enteraron de que los gemelos detectives estaban allí. Buscaron pistas pero no encontraron nada, hasta que en el escritorio de la habitación donde se encontró el cuerpo había un sobre rojo encima de un ordenador portátil que estaba lleno de sangre. En el sobre había una nota que ponía: Este muerto que han encontrado no es nada con lo que sucederá así que estén muy atentos o lo sufrirán. Juan y Pilar abrieron el portátil y vieron que faltaban 6 letras. Miraron la última página abierta y salían fotos de coches y justo donde apuntaba el ratón, ponía: viaje a Ávila. Ya tenían seguramente dos pistas: el asesino se podía haber ido de viaje a
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Ávila para que no le descubrieran y las letras que estaban en el portátil correspondían a un nombre: Joseph. Estaban muy intrigados. Llegaron a casa y sus padres les guardaban un sorprendente regalo: ¡DOS JUEGOS DE DETECTIVES! Juan y Pilar hablaron con sus padres acerca de la noticia y de su idea de ir a Ávila. El padre les respondió que toda la familia tendría que ir a Ávila y estarían allí dos semanas. Aunque fuera difícil, tendrían que averiguar todo lo posible. Al día siguiente fueron otra vez a revisar el piso. Cuando llegaron, todo estaba más revuelto. ¡Alguien había entrado! Ellos pensaron que encontrarían menos pistas, pero fue al revés. Encima de la cama había una cámara. Se pusieron unos guantes y miraron las últimas fotos. Eran fotos del fallecido y el supuesto asesino. También querían mirar en el armario. Tenían miedo, ya que como todo estaba muy revuelto, igual el asesino estaba allí. Así que cogieron fuerzas, respiraron hondo y abrieron la puerta. —¡Uff, menos mal! —respiraron tranquilos. No había nadie en el armario. Había una maleta y tenía un nombre: Joseph Khoisan. Un policía dijo: —Aquí hay un compañero policía de Ávila que dice que ha venido esta mañana y ha dejado su maleta. Juan y Pilar supieron que era él. Escondieron la cámara y salieron hacía la puerta. Vieron cómo el policía lo conducía hacía la habitación, donde habían estado ellos. Despacio salieron del piso. Ya en casa abrieron el regalo de su padre. Era perfecto. Podían investigar todo. Cogieron el aparato para ver huellas dactilares y descubrieron las huellas del supuesto asesino, de Joseph Khoisan. —Tenemos que encontrar a Joseph Khoisan en Ávila —dijo Juan. —Sí, pero ¿cómo? —dijo Pilar. —No sé..., pensemos. —¿Llamamos a todos los hoteles y preguntamos por Joseph Khoisan? —sugirió Juan. —Y si nos preguntan quiénes somos… —dijo Pilar. —Pues diremos sus sobrinos y queremos darle una sorpresa —respondió Juan.
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Cuando llegaron a Ávila vieron que era todo precioso. Sus padres les buscaron una niñera que iba a cuidar de ellos, se llamaba Rocío Frac. Era muy simpática y agradable. Estudiaba para ser detective de policía. Y entonces le contaron el caso. Ella les dijo que les ayudaría. —Empezaremos por conseguir una guía de hoteles —dijo Rocío. Llamaron a todos los hoteles, pero no estaba en ninguno. ¿Dónde podía estar? De repente dijo Pilar: —Rocío, ¿y si llamamos a las pensiones? —Sí, empezaremos por una que hay en la esquina. La han abierto hace dos semanas —contestó Rocío. Dicho y hecho. Allí estaba. En la puerta había un cartel. Buscaban tres trabajadores, uno para conserje y dos para la limpieza de las habitaciones. Rocío, Juan y Pilar empezaron a trabajar ese mismo día. Su primera llamada fue de Joseph Khoisan pidiendo que le llevaran el desayuno a la cama. Rocío y Pilar le subieron el desayuno mientras Juan se quedaba abajo. Estaba en la habitación número 13. Cuando llegaron estaba hablando por teléfono en ruso. No pudieron entender nada. Abajo, Juan controlaba a Joseph Khoisan desde las cámaras de vigilancia de las habitaciones. Se le veía como un loco paseando de lado a lado de la habitación. Cuando terminó de hablar por teléfono, salió de la habitación y ordenó: —Quiero que me hagan la cama pero no toquen nada. Así que subieron inmediatamente a la habitación. Juan vigilaba desde su puesto. Se pusieron unos guantes y empezaron a investigar. Tenía exactamente el mismo portátil que el que habían encontrado en el piso del fallecido. Estaba apagado. Hicieron la cama, conectaron unos micrófonos y salieron de allí. Volvió sobre las 7 de la tarde con una señorita. Hablaban de una conferencia y le llamó Sr. Poilont. —¿Quién era el Sr. Poilont? —se preguntaron los tres a la vez. Buscaron en Internet. Poilont es un magnifico estudiante de la Universidad de Oxford, licenciado
en arte y literatura, gran músico y que dentro de dos semanas se casara con Marie Crusont. Aparecía una foto. Lo reconocieron inmediatamente. Era el hombre asesinado. Entonces, Khoisan se estaba haciendo pasar por Poilont. Inmediatamente, fueron con todas las pruebas a la Jefatura de Policía. El inspector Rodríguez les pidió que volvieran a la pensión, fingiendo que eran trabajadores para que Khoisan no sospechara nada. Pero el asesino sabía que le estaban escuchando y se sintió acorralado. Los esperó en su habitación, preparando un plan para deshacerse de ellos. Les apuntaba con su pistola, y los encerró en el sótano. En ese momento llegó el inspector Rodríguez, que había estado esperando en el exterior. Lo detuvo y Juan, Pilar y Rocío quedaron libres y satisfechos con lo que habían hecho. Irene Garcés Mochales, 6.º Primaria CEIP Cervantes, Ejea de los Caballeros
diploma La estatua misteriosa Sofía era una niña normal, como una niña cualquiera. Tenía pelo largo, rubio, ojos azules. No era muy alta y, sobre todo, era muy amable con sus amigos y amigas. Un día, llegando al colegio, se encontró un papel en el suelo y lo leyó: «Necesito que me». El texto no seguía más y se quedó con la duda de qué trataba ese papel. También descubrió un dibujo muy extraño por detrás. No pudo saber qué era porque el papel estaba roto. Aquel papel le daba un poco de miedo porque estaba escrito con sangre y el dibujo no es que fuera muy bonito. Al llegar a clase, se lo dijo a su mejor amiga, Laura. Ella se quedó embobada porque le dijo que ese trozo de dibujo le sonaba de haberlo visto antes. Al acabar el colegio se fueron las dos juntas a donde Laura había visto el dibujo por primera vez. Laura llevó a Sofía al cementerio de la ciudad. Sofía no quería entrar pero Laura le dijo que no pasaba nada y que entrarían las dos juntas de la mano.
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En el centro del cementerio había una estatua del fundador del cementerio. Debajo de la estatua estaba enterrado el fundador. En la estatua había mucha información del fundador menos cómo se llamaba y en qué año murió. Detrás de la estatua había un dibujo similar pero un poco más grande. Laura le cogió el papel a Sofía y lo puso al lado del que estaba en la estatua. Se estaba haciendo de noche y había luna llena. Al juntar los dibujos la luna se puso de color rojo intenso.
Pensaban que ese trozo de papel era su única salida. ¿Les pasará lo mismo que a esa persona? ¿Y quién sería esa persona? ¿Sería el fundador? Marta Compaired Allué , 6.º Primaria CEIP Cervantes, Ejea de los Caballeros
Sofía le dijo a Laura temblando: —Lau Laura… vámonos a casa, por favor, tengo mucho miedo.
diploma
Laura le dijo a Sofía:
El gigante
—No me lo digas dos veces... ¡Vámonos de aquí pitando! Mientras se iban el suelo cada vez temblaba más. Laura se tropezó y se cayó al suelo. Sofía fue hacia ella, para ayudarla pero la tierra se las tragó. Laura le dice a Sofía, muy asustada: —Sofía… ¿Sabes dónde estamos? Sofía le respondió a Laura con mucho más miedo: —Te lo diría si lo supiera pero… ¡No lo sé! Sofía y Laura vieron a alguien en el suelo. Salieron las dos corriendo pero se les acaba el camino. Esa persona estaba casi muerta y llevaba un papel en la mano y se lo dio a Sofía. Sofía unió las dos partes y leyó: «Necesito que me saquen de aquí.» Sofía le dio la vuelta al papel y el dibujo estaba entero. Esa persona cuando vio el papel entero se lo quitó a Sofía de las manos y lo colocó en un círculo por el se veía la luna. El papel empezó a elevarse y las chicas gritando a la vez: —¡Nooooooo! Las chicas no sabían cómo salir.
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Érase una vez dos niños llamados Sara y Josué que estaban echando un partido de futbol cuando de repente el campo se empezó a mover. Allí, por detrás de la portería, apareció un gigante llorando. Lloraba porque era tan grande y tan fuerte que no tenía amigos. A Sara y a Josué les daba mucha pena. Ellos tenían montones de amigos y el gigante ninguno. Fueron corriendo a buscar a otros chicos del pueblo: Pablo, Joaquín, Miguel… para, entre todos, hacer que el gigante se sintiera mejor y dejase de llorar. Pero… ¿qué pasó? El gigante era tan alto que no podían llegar hasta su cabeza para hablarle al oído y decirle que ellos querían ser sus amigos y que ya no estaría solo. Empezaron a escalar por sus piernas y se resbalaban. Lo volvieron a intentar una y otra vez pero no pudieron. A Josué, que era muy ocurrente, se le ocurrió una idea, ¡le pedirían ayuda a toda la gente del pueblo! Así, gritando todos juntos, el gigante podría oírlos. Los habitantes del pueblo accedieron a ayudarles para que el pobre gigante tuviera amigos, no volviera a estar solo y fuera feliz. Entre todos hicieron una escalera humana para que Sara y Josué, pudieran llegar al oído del gigante y gritando pudieran preguntarle si los aceptaba cómo amigos.
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El gigante oyó lo que decían, emocionado les tendió la mano para que subieran en ella y poder así darles un abrazo. Pero…grandes lágrimas brotaron de sus ojos que pusieron a Sara y a Josué «chipiaus», ¡como una sopa! A ellos la mojadura les dio igual, porque su nuevo amigo era por fin feliz y para ellos la felicidad de su amigo era lo único que importaba. El gigante, loco de contento, se fue a dar un abrazo a toda la gente de ese pequeño pueblo llamado Santa Anastasia, que le habían ayudado. Sin su ayuda, seguiría triste, enfadado y solo. Sara y Josué habían cambiado la vida del gigante y hasta le pusieron un mote, «El gigante contento» Los niños se retiraron a sus casas contentos de tener un nuevo amigo pero un pensamiento les entristeció: ¿y si no volvían a ver al Gigante Contento? Sara Berges y Josué Mateo, 4.º y 5.º Primaria CRA Luis Buñuel, Santa Anastasia
diploma Un cuento: el árbol mágico Había una vez un árbol mágico que pertenecía a un rey. Nadie del reino lo sabía, ni siquiera la hija del rey, que era la princesa del reino. Pasaron los años y el pueblo empezó a carecer de comida y agua. El rey, aunque no era malo, no quería que nadie supiese lo de su árbol, pues no quería repartirlo. Un día la princesa se sentó junto al árbol y sin saber que era mágico pronunció estas palabras: —Ojalá mi pueblo no tenga que pasar sed y hambre nunca más, a cambio ofrecería todas mis riquezas. Y así fue, al momento empezó a llegar al reino toda clase de alimentos, y el agua manaba de todas las fuentes. El rey no sabía qué había podido pasar, solo que no comprendía como todas sus riquezas habían
desaparecido, pero no le importó porque su pueblo era feliz. Se acercó al árbol, al que solo le pidió paz y felicidad, pues había comprendido que el dinero no lo es todo. Alex Liso, 4.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
diploma La fuente de Bañera En un lugar llamado Ejea de los Caballeros, había un emperador llamado Dansil. Era un hombre avaricioso, tacaño y muy rico, y habitaba en un palacio que tenía de todo menos unos baños. El emperador iba paseando y pensando que a su palacio le faltaban unos baños. De repente, se encontró con una anciana llamada Cantarina, que poseía una fuerza extraordinaria y tenía un gato que sacaba agua de la boca. El emperador le pidió que hiciera unos baños enormes para su palacio y, a cambio, le daría una gran recompensa. Cantarina cumplió con su promesa. Tras varios días de trabajo logró terminar los baños y el emperador no solo no le dio su recompensa sino que además, para deshacerse de ella, decidió cortarle la cabeza. Al dios del cielo le pareció mal que Cantarina fuese decapitada después del gran trabajo que hizo. Sin dudar un instante, el dios del cielo vació los baños y los convirtió en una fuente y la llamó: La Fuente de Bañera. Pasado el tiempo, la gente lo llamó Bañera porque antes se bañaba allí el emperador. Después llamó al ángel Wancrispelu, para que salvara a Cantarina y le diera una lección al emperador obligándole a hacer una estatua para que se reconociera el duro trabajo que había realizado Cantarina. La estatua se fue estropeando por el paso del
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tiempo hasta que no quedó nada. Años más tarde hicieron en el mismo sitio una estatua dedicada a la mujer. Bajo la estatua se lee: «Mujer con cántaro» hecha por Marcelino Cortés. Wan ru Zhou, Cristina Romeo, Penka Dimitrova y Lucía Calvo, 6.º Primaria CEIP Cervantes, Ejea de los Caballeros
diploma La escalera del triunfo —Martín, ¡tienes que ser más responsable! ¡Solo piensas en el fútbol! ¿Qué te pasa hijo? ¡Tienes que aprovechar mejor tu tiempo! —¡Que sí, mamá; que sí, mamá…! Así estaban las cosas en casa de Martín. Sus padres habían recibido la llamada de su profesor, Don José, y les había dicho que Martín llevaba dos suspensos. Llevaban más de dos horas y media hablando del tema y al final el castigo fue un mes sin fútbol, ni balones. —Jo, ¡no es justo!, Don José me ha mandado leer un libro para mañana, ¿os parece poco castigo? —se quejó Martín.
volvieron invisibles, hasta que se quedó profundamente dormido. Pero al momento Martín despertó en un lugar muy extraño, delante de él tenía una torre muy extraña de color arco iris y que tenía un gran letrero en la entrada que decía: TODOS PODEMOS LLEGAR. ¿HASTA DÓNDE QUIERES LLEGAR TÚ?. Sin pensarlo dos veces Martín entró y comenzó a subir y a subir pisos. Estaba ya algo cansado cuando llegó a la planta nº 20. Allí se encontró con una señora delante de un mostrador que le dijo: —¿Dónde vas, señorito Martín? Para poder seguir adelante a partir de esta planta tendrás que superar una serie de pruebas. La prueba de la nº20 es que realices una suma de tres sumandos. Martín realizó la suma sin ningún problema porque ese tema lo dieron el año pasado y él estuvo muy atento en clase. Siguió subiendo planas y superando pruebas hasta llegar a la planta ochenta y cinco, donde se encontró con Fernando, su compañero y amigo de clase y… (un gran jugador de fútbol). —Fernando, ¿qué haces aquí? —le preguntó Martín. —¡Hola Martín! —le respondió Fernando al ver allí a Martín. Marcos Sánchez Longás, 4.º Primaria CEIP Cervantes, Ejea de los Caballeros
—La decisión está tomada, Martín, hasta que no seas capaz de repartir mejor tu tiempo estás castigado. Además leer no es ningún castigo —contestó su padre. Para vosotros no pero para mí es un rollo, pensó Martín. Después de cenar, lavarse los dientes y ponerse el pijama Martín se fue a su habitación, puso el despertador, cogió el libro que se titulaba La escalera del triunfo y se acostó en su cama para estar más cómodo. Jolín, qué rollo, de verdad, menos mal que es muy corto, pensó Martín. Y empezó a leer con muy pocas ganas y disgustado por el castigo que sus padres le habían puesto. Al rato de empezar a leer a Martín le entró mucho sueño. Tanto que las palabras se
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poesía 4.º a 6.º de primaria primer premio
diploma
Pensad, pensad
El misterio de leer
El día de la paz es un día especial, en el que no hay guerras ni maltrato a los demás.
Cómo me pondré a leer si no aprendí a aprender. Saber cómo va ser dos más ocho yo diría a diez bizcocho. Cómo me pondré, si no sé ni comer, haciendo malabares y tejiendo sin saber. Sería… una estrella de pop, no lo sé, pregúntale a Lili Pop. ¡Madre mía, saqué un diez en clase de estupidez! Conciencia, quiero más poder, apréndete todo sin retroceder. ¡Ahh! Pobre de mí será si no sé ni cómo hablar. No lo sé ni me importa, pero yo me comeré esta torta.
En honor a esos niños que lo pasan muy mal, a los que no tienen techo y a los que no tienen pan. ¡Son tan pequeños! Pero a la guerra van, algunos mueren y otros heridos están. Se han acabado las risas, el mundo no tiene color, ya no se oyen ruiseñores, solo se oye el cañón, sin embargo todos los niños tenemos derecho a un [mundo mejor. Qué clase de seres somos que maltratamos el futuro Si no pensamos al hacer las cosas, ¿qué será del [mañana? Pensad, pensad sobre el hermoso día de la paz. Paula Aznárez Collado, 5.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
Nerea Hernández Acirón, 6.º Primaria CEIP Ferrer y Racaj, Ejea de los Caballeros
diploma segundo premio
Yo quiero ser
El loco La gente ríe cuando pasa el loco. Loco porque cree en Dios. Loco porque no sabe escribir o leer. Porque cree en la vida después de la muerte. Ellos tendrían que llamarse locos a ellos mismos. Muchos beben, otros fuman y otros matan. Al que llaman loco tiene un buen corazón. No habría que llamarle loco por creer en algo, por creer en él o por ser diferente. Ezequiel Jiménez Jiménez, 6.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
Voy al colegio contento y disfruto cada día. Procuro estar muy atento, aunque nadie lo diría… Muchas veces me pregunto ¿y, de mayor, qué seré? Y siempre pienso lo mismo… Lo que quiera o lo que me dejen ser. Podría ser carpintero, futbolista o soldador, Bombero, paracaidista, dependiente, o armador… Actor, camarero, policía o profesor… De repente, me detengo y me lo pienso mejor… De momento seré niño… y ya veré de mayor… Manuel Rodrigo Moreno, 6.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
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literatura infantil
diploma
diploma
La noche
El invierno más duro
En la noche oscura y estrellada puede que te encuentres un hada. Si la ves, no des un traspiés.
Invierno, mis padres. Peleas, no lo sé. Un día, mi padre nos llama, no sé para qué.
Mira a la luna, que solo hay una.
Un año más tarde Sádaba, mi padre se fue de casa, a casa de mis abuelos. No sé qué hacer.
Escucha sus consejos y llegarás muy lejos.
Dos años más tarde tiene novia, mi padre. Me alegré mucho por él. Este año fue muy alegre.
Nunca tengas miedo y sal valiente al ruedo. El miedo no existe. Cuéntale un buen chiste. Si no se va y desaparece, es que no le apetece.
Este año, una noche cualquiera, llorando, salió este poema.
Cierra los ojos y descansa, que al final el miedo se cansa.
Carlos Círez Álvarez, 5.º Primaria CRA Luis Buñuel, Pinsoro
La noche rápido desaparece y el día veloz aparece. Alberto Clemente, 4.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
diploma
diploma ¿De qué color eres, gorrioncilla? La rosa es rosa, la margarita amarilla. ¿De qué color es la gorrioncilla?
En tu mirada Cuando el sol se refleja en tu mirada, tu mirada brillando está. Cuando el sol se refleja en tu mirada, despiertas por primera vez. Cuando por la mañana despiertas, nace tu nueva mirada.
¿Azul como el mar? ¿Rojo como la sangre? ¿O blanco como la sal? Gorrioncilla, gorrioncilla, ¿de qué color eres, gorrioncilla? Clara Bueno Artal , 6.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
Cuando tu nueva mirada despierta, ¡Es una mirada inquieta! Montse Clemente Ciudad, 6.º Primaria CRA Luis Buñuel, Pinsoro
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literatura infantil
diploma
diploma
A la mar yo quiero ir
Los problemas de Antón
A la mar yo quiero ir, pero mi madre no me deja salir. Por la noche yo me fui, y a la mañana siguiente ya estaba allí. Nadé y nadé y ahogarme es lo que empecé. Grité y grité y a la gente vi correr. Lloré, lloré, gemí y gemí. Me hundí y me dormí. En la orilla desperté. Lloros es lo que oí, Abrazos es lo que sentí, Y una aventura es lo que viví.
Camisón, camisón, ¿por qué te arrojaron por el balcón? Halcón, halcón, ¿por qué cogiste el camisón? Ratón, ratón, ¿por qué te escondiste del halcón? Pantalón, pantalón, no te encuentro por mi habitación. Antón, Antón, al final has encontrado tu pantalón; como era de esperar estaba recogido en el arcón.
Alejandro Cosculluela Rodrigo, 6.º Primaria CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
María, Daniel, Ainhoa, Lucas, Yaiza, Yaret, Rubén, Karen, Dalila y Javier, 5.º y 6.º PROA CEIP Mamés Esperabé, Ejea de los Caballeros
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La anticrisis Allá en el universo, en otro planeta, en otro mundo, viven los que respiran un aire fresco. Un aire que les da salud, que les mantiene sin [recortes, un aire que respiran sin crisis. Allá en la otra punta del mundo, surge un pequeño [planeta. Un planeta que no tienen guerras, que el IVA y las [deudas para ellos no existe, y un planeta en el que los desahucios desaparecieron [hace mucho tiempo. En ese planeta del universo, en el que todos son [felices, viven personas, que esperamos algún día, todos [podamos ser. María Marzo Burguete, 6.º Primaria CEIP Ferrer y Racaj, Ejea de los Caballeros
Mis padres y el WhatsApp PI , PI, PI, de nuevo el WhatsApp. Siempre lo mismo, en la cocina, baño, en toda mi casa. PI, PI, PI, mi madre cocinando, la comida se pasa. PI, PI, PI, mi padre en el baño, el agua no apaga. PI, PI, PI, quiero hacer los deberes, «espera niño que un video me pasan». Qué harto estoy de los móviles, maldito ruido nunca calla. Javier Salvatierra Mayo, 5.º Primaria Colegio Ntra. Sra. de Las Mercedes, Ejea de los Caballeros
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literatura juvenil En noviembre de 2013 la editorial Acantilado publicaba un ensayo que debería ser lectura obligatoria en todos los institutos y universidades de España y del mundo civilizado. Nos referimos a la obra del profesor de Literatura italiana en la Universidad de Calabria Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil. En ella viene a defender la tesis de que actualmente, en nombre de un exclusivo interés económico —lo útil—, se está matando de forma progresiva «la memoria del pasado, las disciplinas humanísticas, las lenguas clásicas, la enseñanza, la libre investigación, la fantasía, el arte, el pensamiento crítico y el horizonte civil que debería inspirar toda actividad humana». Es decir, todo aquello que se considera inútil por no reportar plusvalía económica alguna. No cabe duda de la certeza de esta tesis, pero no es menos cierto que todavía en algunos lugares del planeta quedan algunos reductos que se resisten a aceptar semejante barbaridad. Buena prueba de ello es esta selección de relatos y poemas de jóvenes entre quince y veinte años que Ágora, una edición más, publica. Léanlas como auténticas joyas literarias pero también como eficaces instrumentos de lucha contra ese tan mezquino y pernicioso concepto de utilidad existente en nuestra sociedad. La literatura, en la medida que nos ayuda a ser mejores, será siempre útil. Palabra de Ágora.
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narrativa 1.º a 3.º de e.s.o. primer premio Noche de Reyes Acabo de volver a casa de ver la Cabalgata de Reyes. Es un espectáculo que me gusta. Las carrozas decoradas, los animadores, la música, las bengalas, el discurso de los Reyes, la multitud de gente feliz en la calle, las caritas ilusionadas de los niños… Hoy la he visto con mi amigo Samuel y después me he encontrado con mis padres. Tengo 12 años y desde hace cuatro sé quiénes son los Reyes Magos. Hemos cenado y después me he ido a mi habitación para terminar el trabajo de Lengua para la revista Ágora. En un folio tenía anotadas ideas y varios esquemas con comentarios, flechas, subrayados… Los he repasado varias veces, he hecho nuevas anotaciones pero me ha ocurrido algo incontrolable. Continuamente venían a mi memoria recuerdos de los Reyes Magos vividos en mi infancia. He ido a buscar una caja donde guardo todas las cartas que Melchor, Gaspar y Baltasar me dejaron desde el año 2002 al 2010 junto a mis juguetes y regalos. Es una caja azul, de esas que nos descubrieron las tiendas chinas y que compramos para guardar las cosas más variadas. En mi caso, las piezas de los Legos, los papeles de papiroflexia, los juegos de mesa, los trabajos de Infantil…y mis cartas de los Reyes Magos. Son nueve cartas metidas en sobres de todos los colores, de todas las formas, de todos los tamaños. Unos tienen lazos, otros estrellas adhesivas, unos son de cartulina, otros de papel brillante… ¡Una explosión de color y de emociones! Digo de emociones porque nunca los había leído todos juntos y confieso que he llorado. Llanto feliz, llanto alegre, llanto lleno de amor a mis padres, llanto que no duele. Desde que nací, mi madre me escribía cada año una carta firmada por los Reyes Magos. Disimulaba su letra para hacer creíble que Melchor, Gaspar y Baltasar habían visitado nuestra casa, que me habían visto dormir plácidamente, que me habían dado un beso en la frente, decían que se sentían orgullosos de mi, que era un niño bueno y alegre, entre otras cosas bonitas.
En la primera carta, cuando era un bebé de 5 meses, me decían «Bienvenido a la vida, Darío. Cuando vayas creciendo nos conocerás y aprenderás a querernos como nosotros te queremos ya». Era el año 2002. A través de cada carta he ido descubriendo cuáles eran mis gustos y mis aficiones de cada época: el cuerpo humano, la papiroflexia, el scalextric, los legos, los dinosaurios, los imanes, la ciencia, el universo, la música, etc., etc. A través de las nueve cartas van apareciendo el pájaro Pinzón, que se quedaba a vivir todo el año en Ejea para vigilar mi comportamiento; las menciones a la leche y las galletas que tanto decían haber gustado a Sus Majestades; los consejos para no abusar del ordenador porque «tus ojos se pondrán malitos» ; las advertencias de «lavar los dientes», «dormir sin luz», «hacer deporte para ser un niño fuerte y saludable», «obedecer a los papás porque ellos nos guían y nos orientan en nuestra conducta», la importancia de la lectura con frases que me parecen muy bonitas: «haz de los libros tus amigos», «una biblioteca es un tesoro y habla de cómo son las personas que las poseen», «lee mucho porque todo, todo, todo está en los libros». En cada carta los Reyes Magos me decían cosas preciosas, demostrándome un gran amor y un gran interés por mi. Y llegó la carta de 2010. Es la que más me ha conmovido. Es una carta que tiene dos tipos de letra manuscrita. La primera parte es una letra cursiva, similar a la de todos los años anteriores, la letra de los Reyes Magos. La segunda parte es…¡la letra de mi madre! El texto de los Reyes Magos me preparaba para descubrir el gran secreto. Me recuerdan lo que siempre dicen mis padres, que de momento tengo «dos obligaciones: ser un buen estudiante y ser una buena persona». Me dicen que los Reyes Magos habían sido hasta entonces personajes mágicos pero que iban a transformarse en «lo que realmente son: personas reales que te quieren más que a nada en el mundo y que desean para ti lo mejor».
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En la segunda parte de la carta, la letra de mamá hace su aparición y me revela que «además de tus padres, somos los herederos de los Reyes Magos. Eres lo mejor de nuestra vida, hijito querido, y te adoramos (como los Reyes hicieron con el Niño Jesús hace muchos siglos). Papá y Mamá». Confieso que ha sido una experiencia emocionante. ¡Es tan bueno recordar!. Mis anotaciones para el trabajo de Lengua que había pensado inicialmente, las he puesto en otra caja. En ella iré guardando apuntes e ideas para una fábula, para un poema, para un cuento, para un relato… quizá para otro Ágora. Darío Marcos Casalé, 1.º ESO IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
segundo premio Ella Abres los ojos lentamente y los adaptas a la luz mientras pestañeas frenéticamente. Te sientas a un lado de la cama mientras tus pies rozan suavemente el frío suelo. De pronto, te invade una extraña sensación, sientes ese vacío que se apodera de ti cuando alguien te abandona para siempre, cuando recuerdas algo que nunca volverá a pasar y cuando acabas un buen libro que, aunque puedas volver a leer, nunca será como la primera vez. Su nombre aparece en tu cabeza. Te pones las manos alrededor de la cabeza mientras emites un suspiro de resignación. No, no puede ser. ¿Cómo ha podido pasarte esto a ti? Cierras los ojos e intentas recordar cómo has llegado a esto. ¿Fue ayer por la tarde? Cuando, en vez de quedarte con ella en casa, fuiste a esa reunión familiar. No, tuvo que ser antes. Retrocede. Desde el principio. El día en el que la conociste no sucedió nada especial, salvo su presencia. Aquella tarde de 1997 en la que disfrutabas de las últimas páginas del que luego pasaría a ser uno de tus libros favoritos, llegó y parecía que no tenía intención alguna de marcharse. Hasta ahora.
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Entonces, con tan sólo trece años, comprendiste lo que significaba necesitarla constantemente. A todas horas. Y ella siempre estaba allí para acogerte entre sus brazos y hacerte imaginar lo que nunca antes te habrías ni siquiera planteado. Poco a poco, todo eso se fue convirtiendo en una necesidad. Incluso durante las seis horas de clase buscabas ansiosamente unos minutos en los que apoyar la vista sobre el papel y dejar que tu mente volara libre, muy lejos de esa clase en la que tus compañeros no paraban de reír y gritar. A un lugar en el que sólo tú podías estar y nadie te pudiera alcanzar. Los pensamientos eran tan apabullantes que se volvió una necesidad empezar a escribirlo en algún sitio. Así que te dejaste guiar por ella, que siempre estaba a tu lado, mientras creabais multitud de mundos y de personajes diferentes. Desde Adrián, el primero, hasta la última, Cathleen. Las palabras salían casi sin esfuerzo de tus dedos creando historias tan fantásticas que a veces te preguntabas cómo podías ser tu el autor. Nunca te preguntaste si un buen día ella podría abandonarte y llevarse todo lo que te había dado desde 1997. Un líquido amargo te recorre la garganta mientras te niegas a superar que la que nunca pensaste que te abandonaría se ha ido. Y parece que no tiene ninguna intención de volver. Pero necesitas algo a lo que aferrarte. Algo que te diga que una mañana cuando los haces de luz se cuelen en tus persianas, ella volverá a estar a tu lado. Te levantas de la cama de un salto, que hace que durante unos instantes pierdas el equilibrio y, junto a una taza de café humeante, enciendes el ordenador. No quieres dejar que su abandono te impida trabajar, necesitas seguir adelante sin ella. Vamos, abre el archivo. Deslizas el dedo hasta que ves una pantalla en banco con sólo dos insignificantes palabras: «Capítulo 4». Sonríes forzadamente y te dedicas a ti mismo unas cuantas palabras de ánimo. Venga, hazlo, escribe, ¿a qué estas esperando? Pero las palabras se niegan a salir y los dedos ya no se deslizan mágicamente sobre el teclado. Ya no aparece una imagen de lo que vas a escribir en tu mente. Sólo hay vacío y una hoja en blanco que se niega a llenarse.
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Ese momento produce un cambio repentino que te niegas a aceptar. Todas las mañanas te pones frente a esa pantalla en blanco, pero las palabras se niegan a salir. Hasta que un día dejas de hacerlo y te refugias en la lectura, que es lo único que te distrae de tu problema. Pero, con el paso de los días, leer se ha convertido en un extraño hobby que tenías antes pero para el que ahora no encuentras tiempo. ¿No tienes tiempo suficiente para leer? Tan sólo son excusas baratas y lo sabes perfectamente, pero es mejor no afrontar la realidad. Los días se convierten en un cúmulo de instantes siempre acompañado por esa vaga sensación de vacío que parece ser perpetua, mientras mendigas el consejo de tus familiares y amigos en busca de una palabra de aliento que te ayude a seguir. «No te preocupes, volverá», «lo superarás, a todos nos ha pasado alguna vez y, aunque no te lo creas, al final, todo deja de ser tan negro». Te dijeron y entonces, sonreíste y contemplaste durante un segundo la posibilidad de que fuera cierto. Pero, seis meses después, no quedaba dentro de ti nada de aquella esperanza y el mundo sigue siendo igual de negro que aquella mañana en la que te despertaste y ella había desaparecido. El ruido de los coches al pasar hace que te sobresaltes y abras los ojos frenéticamente. Hasta que recuerdas quién eres y dónde estás, tu subconsciente te permite soñar con que estás bajo las sábanas de tu cama. Sonríes ante la imagen hasta que el frío que se cuela por tu chaqueta y la resaca que se extiende poco a poco por tu cuerpo te hace despertar de la fantasía. Tienes que levantarte e irte a casa. Vamos, ¿qué estás haciendo ahí todavía? Al primer intento consigues ponerte en pie durante unos segundos, pero resbalas y caes sobre una botella de cristal roto mientas la sangre recorre tu mejilla. Tras dos intentos más consigues ponerte en pie y, con un aspecto bastante desfavorable, llegas a tu casa. Te sientas en la cocina, con la mesa apoyada en la pared mientras le das otro trago a una botella de la que ni siquiera recuerdas su contenido, pero te hace sentir bien. Y te hace olvidar por todo lo que has pasado y, sobre todo, te ayuda a superar que ella no
haya vuelto. Te muerdes el labio para evitar echarte a llorar porque sabes que ella no volverá y que tu vida será así para siempre. Cierras los ojos y, lentamente, te dejas caer en los brazos de Morfeo. La luz que se filtra a través de los diminutos agujeros de las persianas de la cocina hace que te despiertes. Te pones en pie y, entonces, lo notas. La alegría que experimenta cada parte de tu cuerpo no puede ser amedrentada ni siquiera por la terrible resaca que tienes. Ha regresado. Ella, la inspiración, ha vuelto contigo.
Victoria Cardozo Hualde, 3.º ESO IES Benjamín de Tudela, Tudela (Navarra)
diploma Los sueños también pueden hacerse realidad Como cada mañana desde hacía ya un tiempo, Lara se despertó con el ceño fruncido. Llegó a la cocina y vio que la sirvienta le había preparado el desayuno como todos los días. Se sentó y empezó a engullir sin decir ni mu. Cuando terminó, fue al cuarto de su madre y ella, para no variar, ya se había ido. Esto todavía le enfadaba más, y es que, desde pequeña, no había compartido todo el tiempo que le hubiera gustado junto a ella. María, su madre, era bailarina profesional, y esto le implicaba un duro trabajo diario y un constante cambio de hogar, ciudad, o país incluso. Hacía dos meses que residían en Venecia. La pequeña se había criado en Roma, pero a los 3 años empezó a viajar con su madre, ya que un día, su padre las abandonó a ellas y a su hermano mayor a causa del fuerte carácter de su madre y las discusiones interminables que mantenían debido al poco tiempo empleado en sus hijos. Aunque ella siempre le contó a su hija pequeña que los abandonó porque quiso, su hermano Federico sabía toda la verdad y se la inculcó a su hermana desde temprana edad. Ahora él tenía 17 años y aunque nunca decía nada, le guardaba un enorme rencor a María por haberlos separado de su padre. Así que, como en múltiples ocasiones le había contado a Lara, cuando cumpliera los 18 se alejaría
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cuanto pudiese de su madre e intentaría volver a Roma para encontrarse con su padre y por supuesto, para poder recuperar todo el tiempo perdido y en especial, para cumplir su sueño. Quería ser director de cine y lo deseaba ser desde la infancia, su progenitor ya se dedicaba a ello y siempre que podía, Fede lo acompañaba a sus rodajes. Hasta ese día. Lara mientras tanto acababa de cumplir los 13 años. Comenzaba a tener claras las cosas y sobre todo, a hartarse. Sí, llevaba toda una vida viajando. Desde Roma, había vivido en París, Ámsterdam, Madrid, Barcelona, Dublín hasta volver a su país natal desde hacía unos meses, tomando nuevo hogar en el centro de la ciudad de Venecia. Se había acostumbrado, pero tener que aprender una nueva lengua a cada país que visitaba, a dejar amigos en todas aquellas ciudades, a adaptarse a las costumbres de cada lugar en el que estaba y sobre todo, a no poder hacer lo que le gustaba, la llenaba de rabia. Su pasión era el deporte. Cosa que a su madre no le gustaba nada. Decía que el deporte era para hombres y que lo mejor para su futuro era el ballet. Sin más consulta, Lara tenía una profesora de ballet particular desde pequeña que había sido alumna de su madre hacía ya tiempo, y a la que pagaba grandes cantidades de dinero por acompañarlos en cada uno de sus viajes. La pequeña odiaba el baile pero tenía que asistir a los duros entrenamientos que su propia madre programaba. Ya que con Federico no lo había conseguido por ser varón, a Lara le tocaba la parte de los dos. Aunque ella amaba el deporte desde el primer día que asistió a una clase de educación física en su primer colegio en París, nunca lo había podido practicar todo lo que le hubiera gustado. Le encantaba en especial el baloncesto, y todos los profesores que había tenido la querían para que jugara en los equipos que entrenaban, pero su madre nunca lo permitió. Hasta que un día, en Barcelona, a los 10 años, se escapó para jugar un partido con el equipo de su entonces actual colegio. El equipo ganó el partido, que era la final de un campeonato de la ciudad y al día siguiente, como máxima anotadora, salió en primera página de un diario catalán. Aquel periódico llegó a manos de su madre y en vez de darle apoyo y los ánimos que necesitaba en aquel momento, le pegó un bofetón por primera vez en su vida. Cambiaron de ciudad y por culpa de su madre no había podido practicar deporte desde aquel partido. Lo echaba de menos. Lara
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le guardaba un gran rencor a su madre desde aquel bofetón, hasta que un día, se le ocurrió una idea. Recordaba que su hermano le había comentado alguna vez que una hermana de su padre, que era profesora de gimnasia, vivía en Venecia, pero que habían dejado de tener relación porque ella tampoco le perdonaba a su madre que le prestara tan poca atención a sus sobrinos. Fue en busca de Federico y le preguntó. Él sabía donde vivía porque fue con su padre a visitarla en un par de ocasiones, así que sin preguntar más, salieron en su busca. Llegaron a la calle, pero el mayor de los hermanos no recordaba el número de la casa. Preguntaron a un vecino que pasaba y les indicó donde vivía. Les abrió la puerta su marido, que no los reconoció. En cambio tras él estaba su tía que sí que lo hizo. Se alegro mucho de la visita y les preguntó el motivo de ella. Lara empezó a contarle la historia en Barcelona y sus intenciones. Quería jugar en un equipo de baloncesto de la ciudad y como sabía que su madre no lo permitiría, le pidió que si no lo aceptaba la dejara irse a vivir con ella y que la ayudara en las gestiones para entrar en un conjunto. Lara necesitaba hacer ver a María que lo que en realidad le gustaba era eso y además, sentirse querida. Su tía aceptó y los acompañó hasta casa. Justo su madre acababa de terminar de comer. Lara se sentó a su derecha y Federico a su izquierda. La pequeña comenzó a hablar. Le mostró todos y cada uno de sus sentimientos, toda la rabia que llevaba tiempo guardando y en especial todas las ganas que tenía de hacer lo que le gustaba. Como las lágrimas no le dejaban continuar hablando prosiguió Federico. Él le dijo que cuando cumpliera los 18 iría en busca de padre le gustara o no porque además de querer cumplir su sueño, lo echaba de menos; añoraba todas aquellas cosas que le habían hecho sentir esa pasión por el cine. María no pudo hacer otra cosa más que romper a llorar. Una imagen le vino a la cabeza. Era ella en esa misma situación, pero años antes, cuando era una adolescente loca por cumplir su sueño de ser bailarina y su madre no se lo permitía. Se sintió culpable de haberse convertido en lo que un día odió con todas sus fuerzas. No esperó más. Dejo de llorar, secó las lágrimas a Lara e hizo unas cuantas llamadas. A la mañana siguiente estaban en un avión rumbo a Roma. No hacía falta que su tía se molestara en buscarle equipo
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en Venecia ya que regresaba a su ciudad natal, por lo tanto, Lara la llamó. Como su tía sabia que habrían hecho entrar en razón a su madre no hizo falta que explicara más. Cuando llegara a Roma el mejor equipo de la ciudad la estaría esperando. Y todo gracias a ese campeonato en Barcelona. Le iban a dar la oportunidad de su vida, iba a hacer lo que en realidad le gustaba; hecho posible gracias a su tía y a la por fin, comprensión de su madre. Federico iba a encontrarse con su padre. Iban a recuperar el tiempo perdido. Y, lo más importante, consiguieron volver a estar unidos. ¿Qué más podían pedir? Eran, simplemente, sueños hechos realidad… Laura Martínez Racaj, 3.º ESO IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
internó en un bosquecillo. Allí fue pasando los días, cada vez más débil y sucia, pero con el corazón feliz y libre. Un día, una niña iba paseando por el bosque, recogiendo piedras con formas curiosas. De repente, la yegua y la niña se encontraron frente a frente, se asustaron y las dos echaron a correr. Clara, que así se llamaba la niña, llegó a su casa y les contó a sus padres lo que había pasado. Por la tarde, Clara y sus padres cogieron una cuerda y fueron hasta el bosque a investigar. Encontraron a la yegua en el suelo, agotada después de la carrera. La ataron, le dieron agua y consiguieron que se levantara. La yegua sin nombre no tenía fuerzas para huir y se dejó llevar hasta la casa de aquellas personas.
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Durante semanas la estuvieron cuidando, la alimentaron, la limpiaron y le dieron medicinas. Y, poco a poco, se curó y se fue poniendo fuerte.
Sin nombre No tenía nombre. Vivía en una granja, en medio del campo. Cuando alguien pasaba a su lado le pegaba o le insultaba. Siempre le decían: «No vales para nada», pero ella siempre estaba trabajando. No era muy alta, tenía el pelo largo, sucio y enredado. Su cuerpo, de color marrón, siempre lleno de barro. Estaba flaca y su mirada era triste.
La yegua tenía miedo de las personas; pero le gustaba mucho estar con la pequeña Clara, que le cantaba canciones, le contaba historias, le acariciaba y le cepillaba el pelo. Un día Clara le cogió la cabeza, la miró a los ojos y la llamó «Candela». Desde entonces, todas las tardes, Candela y Clara salen juntas al campo, a disfrutar de la vida. Celia Jericó Valenzuela, 1.º ESO IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
Si la hubieran cuidado, seguro que sería una yegua bonita. La yegua sin nombre se sentía sola, cansada y harta de vivir. Una noche, después de trabajar, la yegua vio que la puerta del granero estaba abierta. Y, sin pensárselo dos veces, escapó. Le daba miedo la noche, pero pensó que no podía ser peor que lo que había vivido. Caminó alejándose de la casa, subió y bajó colinas, cruzó un arroyo y se
diploma Segundas oportunidades Carlos, desde pequeño lo había tenido todo; una casa enorme en la que jugar, una familia que lo adoraba y siempre conseguía todo lo que quería, sus padres le concedían todos los caprichos.
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Con los años Carlos pasó de ser un niño feliz a un adolescente rebelde casi imposible de tratar, se escapaba de casa cuando no le dejaban salir, empezó a faltar a clase y había cambiado de grupo de amistades, pasó de sus amigos de toda la vida a chicos más mayores que ya ni siquiera estaban en el instituto y que eran reconocidos por su mala reputación. Las fiestas de fin de semana pasaron a ser casi diarias, alcohol y hachís a partes iguales, que pronto resultaría poco para Carlos. La primera raya de cocaína llegó en la fiesta de su dieciséis cumpleaños, la primera de muchas, demasiadas, que nunca fueron suficientes. Su familia intentó estar ahí para él pero las peleas diarias por su continua exigencia de dinero hicieron estragos, llegó a robarles incluso. Un día en su obsesión por exigir dinero y no conseguirlo le dio una paliza a su padre que le mandó directamente al hospital, fue la gota que colmó el vaso para su familia que con todo el dolor del mundo, tras muchos intentos por ayudarlo; decidieron cerrarle las puertas de casa, ya había hecho suficiente daño. Poco le importó a Carlos, que se fue a vivir con su mejor amigo, Miguel, compañero de fiestas, robos y trapicheos. Nada cambió desde que a Carlos le cerraran las puertas de su casa, sus fiestas con Miguel continuaron siendo varias, los robos para conseguir dinero cada vez más frecuentes, e incluso llegaron a robar y dar una paliza a una pobre anciana indefensa que poco pudo hacer ante la violencia de los jóvenes que no veían mas allá de su obsesión por conseguir la droga necesaria para pasar el día. Siempre creyeron tenerlo todo bajo control; se pensaron intocables, no se les pasó por la cabeza ni un instante que se les pudiera ir de las manos. Fue un martes cualquiera, uno más, como tantos otros, Carlos volvía a casa después de comprar lo necesario para la fiesta que tenían planeada esa noche. Cuando cruzó la puerta vio a Miguel; intentó hablarle pero no respondía, no se movía, no respiraba…llamó a emergencias e intentó reanimarlo pero era demasiado tarde, miguel había muerto. Ya nada le quedaba a Carlos, sin novia, sin familia, sin amigos, acababa de perder a la única persona con la que todavía compartía algo, algo que había acabado matándolo. No le hubiera importado haber sido él.
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Carlos salió esa noche, esta vez sin Miguel, sin nadie, todas las copas y las rayas de esa noche fueron homenaje a él, hasta el punto de que casi llegan a compartir la misma suerte; lo encontraron tirado en un callejón, lleno de golpes, quizás de alguna pelea de la noche, nada nuevo; y víctima de una sobredosis. Nada recordaba Carlos cuando se despertó en una camilla en lo que parecía ser la habitación de un hospital, esperaba estar solo, pero cuando se giro vio los ojos llorosos de su madre y el rostro preocupado de su padre. Su familia, a la que tanto daño había hecho los últimos años. Carlos rompió a llorar y les pidió perdón por todo ese daño; con su ayuda se dio cuenta de que esa no era la vida que debía llevar y que, aunque él había pensado alguna vez que si, todavía no era tarde, y que con mucho esfuerzo y ayuda podría recuperarse. A su salida del hospital Carlos ingresó en un centro de desintoxicación, la vida le daba una segunda oportunidad, ojalá, esta vez, supiera aprovecharla. Noelia Colás Serrano, 3.º ESO IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
diploma La rebelión de los cuadros vivientes Hace algunos años en el gran museo del Louvre en París, se acababa de instalar una nueva colección de cuadros, dedicada a los grandes pintores del mundo. Los cuadros más visitados eran los de Picasso, Klimt y Botero. La gente acudía eufórica al museo, imaginando ver famosas obras y así fue. Había pinturas como el «Guernica» de Picasso, «El beso» de Klimt, o varias obras del colombiano Botero. Lo que nadie sabía era que los cuadros tenían vida diferente a la del ser humano, pero vida, de esta forma comenzó la revoltosa historia de este museo. Los toreros del cuadro de Botero cobraron vida y empezaron la corrida, cuando el torero se dispuso a matar al toro, el animal utilizó sus últimas fuerzas para escapar del cuadro y convertirse en un animal real, los picadores, toreros y aficionados se sorprendieron gratamente, pues el toro desapareció, la gente que observaba la corrida comentaba:
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—¿Dónde estará el toro? —¡Ha desaparecido como por arte de magia! —decían. Los valientes que había entre el público de la plaza salieron del cuadro para buscar al bravo animal que había escapado. Ellos salieron del lienzo y lo buscaron, pero no dieron con su paradero y se preguntaban: — ¿Dónde está, dónde está? —gritaban. Resulta que el toro se había metido en el cuadro de Klimt, el animal solo intentaba cornear a la muchacha pero el joven que la estaba besando lo intentó torear con su sábana dorada, pero no tuvo éxito y fue corneado. La chica no paró de buscar medios para salvar a su amado pero él murió en brazos de ella, y entonces la muchacha se unió a la búsqueda del bravo animal, todos lo buscaban por el museo y alrededores pero el toro estaba en el Guernica. Todo el mundo se escondió en sus casas al ver al toro, él vagaba a sus anchas por la ciudad mugiendo, trotando y embistiendo a todo lo que se movía. Cuando la gente, que no había visto al bravo animal, vio que la ciudad estaba destrozada pensaron que al estar en la Guerra Civil la aviación había bombardeado Guernica, destruyendo hogares, iglesias, escuelas… Entonces la partida de búsqueda reunió habitantes de Guernica para encontrar al toro, todos ellos lo buscaron sin cesar por toda la redonda del museo, pero lo que nadie imaginaba era que el toro estaba causando el terror por las calles de París. Una pareja de turistas japoneses estaba visitando Notre Dame cuando un fuerte bufido les hizo darse la vuelta y... ¡ahí estaba el animal!, persiguiendo a aquellos desafortunados turistas que estaban viéndose las caras frente a un toro de 600 kilos, que les ganaba en rapidez, agilidad y fuerza. La pareja fue levantada por los aires cayendo directamente al río Sena. Más tarde un grupo de Ingleses estaba contemplando la majestuosa Torre Eiffel cuando se fijaron en la templanza del bravo animal, se quedaron boquiabiertos y solo les salieron unas cuantas palabras: —¡Oléee! —This is a beautiful animal, bull bull, San Fermín…— gritaban eufóricos, al no saber el peligro que tenía el animal. Los toreros, aficionados del público, la chica y el resto de gente que se unía a la búsqueda del toro se rindie-
ron, no daban con su paradero, no conseguían pistas ni nada por el estilo, solo gente y más gente que se unía a la búsqueda. Pero al picador se le ocurrió una idea y la propuso al grupo: — Una cosa está clara, encontrarlo será difícil, París es tan tan grande que… — Es casi imposible —dejó caer de su boca la muchacha del cuadro de Klimt . — Pero vamos a… — ¡A qué a qué! — gritó una sevillana, que estaba ansiosa por encontrar al bravo animal. — Vamos a dividirnos en dos grupos, uno rastreará la zona norte y este de París y el otro la sur y la oeste ¿Os parece bien? — dijo el picador. Entonces todos asintieron con la cabeza y allí mismo a los pies del monstruo de hierro se dividieron en dos grupos. Al cabo de unas horas rastreando la ciudad, los dos grupos se encontraron en el Arco del Triunfo y tan cansados estaban que no apreciaron que una masa de gente se le lanzó en unos instantes, un toro andaba a sus anchas por París causando destrozos y asustando a turistas, los mozos y mozas valientes se lanzaron al toro como locos gritando: —¡Atrapad al toro! Muchos murieron corneados, menos unos cuantos toreros y la chica del beso, todos corrieron hasta llegar a la puerta del museo y allí el toro rompió las tres pirámides de cristal donde estaban subidos los supervivientes de la captura, cuando Margaret, la chica del beso, cayó de la pirámide, se oyó un estruendo y la Gioconda de Da Vinci, los fusilados de Goya y demás personas salieron a la puerta del museo a ver qué ocurría, y cuando el toro captó en ellos la atención salieron corriendo por las galerías, los patios y la tienda de recuerdos y siempre perseguidos por él. Ya no podían más y exhaustos cayeron al suelo. Arrinconados por el toro lloraban de miedo, cuando de repente la cuadrilla de toreros de Botero entraron a la tienda y citaron al toro: —Eh toro, eh —decía el picador. —Toritooo, toro —gritaban los banderilleros. Y allí de cuerpo presente entró el torero con Margaret de la mano y los dos gritaron: —Este toro, que manso es.
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El animal se dio la vuelta y...comenzó la corrida, la chica del beso que iba vestida de manola gritaba: —¡Qué arte tenéis! Y en medio de la galería entre capotazos y banderillas el toro cayó rendido y al ver sido tan bravo animal, los toreros, banderilleros, picadores, espectadores y Margaret lo quisieron indultar.
Fue conducido hasta el cuadro y entre aplausos y piropos Margaret se acercó a donde estaba el torero y le dio un beso y todos acabaron felices comiendo Croissants debajo de la Torre Eiffel. Héctor Chueca Bartos, 1.º ESO IES Benjamín de Tudela, Tudela (Navarra)
poesía 1.º a 3.º de e.s.o. primer premio
segundo premio
Una poesía
Minas de diamantes
Hoy voy a hacer lo que nunca, nunca, nunca, nunca he hecho, con un boli y un papel aquí estoy mirando el techo.
Yo hago lo que me pides: Me mandas callar Callo Me mandas hablar Hablo Me mandas picar Pico Solo te pido una cosa: No te pases Si pico veinte horas No me mandes más Si más tiempo me haces callar Se me olvidará hablar Si más tiempo me haces hablar Mi garganta harás quebrar Y yo me pregunto ¿Por qué tú no estás content@? Más he de trabajar Por que más no puedo dar Y aquí llegó el final.
Primero debo encontrar palabras que han de rimar. Después tengo que contar y lindas frases formar. Parece que va saliendo y versos voy componiendo. Lo acabo de releer y poco más he de hacer. Ocho sílabas por verso y la rima un poco extraña. Ya no sé cómo seguir. Lo terminaré mañana. Celia Jericó Valenzuela, 1.º ESO IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
Este poema está inspirado en los esclavos de las minas de diamante de sangre en las cuales mueren miles de personas por la codicia de uno. Rubén Landa Laborda, 2.º ESO IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
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diploma La semana en general Lunes, día pesado, porque es muy atropellado y bastante marcado.
Viernes, día de alegría, porque empieza el fin de semana con picardía.
Martes, día completo, aunque a veces inquieto pero más perfecto.
Sábado, día especial: deporte, familia y un buen estar. Domingo, último día de la semana, pero vuelve a empezar, mañana por la mañana.
Miércoles, día de lucha para que no recorten, en la educación pública. Jueves, día sin más, porque no hay vuelta atrás ni apenas nada que hablar.
Irene Vinué Salvoch, 2.º ESO IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
narrativa 4.º e.s.o. y bachillerato primer premio Comparto piso con Soledad Mis pasos resuenan en el pasillo. La casa está muy calmada, ni voces, ni ruidos. Como siempre, desayuno en silencio, sentada frente a un calendario que pesa en la espalda. Un tímido rayo de Sol asoma por la ventana, pero no llega a tocar mi piel. Recojo mi vaso, mi cucharilla y el envoltorio de mi magdalena. Me visto, dejo mi pijama debajo de la almohada y estiro las sábanas de la cama. No tengo previsto salir, pero, ¿quién sabe?, puede que surja algo. Se oyen pasos. Debe de ser algún vecino. De nuevo, silencio. Recorro un pasillo que hace años estuvo lleno de vida. Puertas cerradas que guardan buenos tiempos. Abrirlas es una oleada de pasado. Abro una, la primera a la izquierda. Sigue estando como cada mañana. La cama hecha con los peluches
y los cojines encima de la colcha rosa, el escritorio sigue despoblado, apenas unos pocos libros acumulan polvo en una esquina, el armario guarda todavía algún vestido y alguna camiseta, a la derecha, el radiocasete con las cintas de The Beatles, The Jackson 5, Queen y otros tantos que ya casi olvidaron las letras por la cantidad de años que llevan paradas. Un escalofrío. La cierro. Siguiente puerta. Las dos camas descansan como de costumbre, cubiertas por unos edredones azules, en la pared de enfrente, un enorme póster de Pelé jugando con la selección brasileña, un armario empotrado que apenas contiene un par de camisas y sus primeras corbatas, en la estantería, una foto de los dos junto a su hermana, y otra jugando a fútbol con
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los amigos. Antes de cerrar la puerta, inspiro, como si inhalase todo lo que he vivido en aquella habitación, para sentirlo conmigo una vez más. Me dirijo al cuarto de estar, aunque más bien sería cuarto de no estar, pocas veces hay alguien ahí. Me siento en el alféizar de la ventana. Observo cómo los niños juegan con las hojas que el otoño posa sobre el suelo, hacen montones, las lanzan al aire, ríen, corren. Un niño mira tímidamente cómo unos chicos se tiran sobre uno de dichos montones. Lleva un gorro blanco, unos vaqueros y un abrigo azul. No debe de pasar los cinco años. Parece solo. Se acerca a un hombre que habla por teléfono. Intenta llamar su atención con unos golpecitos en la pierna. Nada. El hombre se gira hacia el otro lado y sigue hablando. Una lágrima resbala por mi ajado rostro. Él se sienta en el suelo, con la espalda contra un banco. Su respiración es entrecortada. Ahoga sus gemidos para que nadie pueda oírlo. Mis arrugadas manos acarician mis mejillas sintiendo las hendiduras de los años. Hace algo más de sesenta años, cuando yo nací, murió mi madre. Mi padre era un hombre de negocios. Siempre andaba de aquí para allá. Recuerdo que hacía largos viajes a las grandes capitales europeas. No logro recordar su rostro de otra forma que no sea arrugado y ocultando una temprana senectud. Nunca supe llamarlo papá, porque nunca pude llamarlo. Hoy, la casa está oscura. Ya no tengo los pasos de quien un día se acostó a mi lado, ni los llantos de unos bebés que ahora viven fuera. Comparto piso con la soledad. No suele hacer ruido y, aunque parece escucharme, nunca responde. Ella no puede darme el calor que un día me dieron las risas de alguien a quien enseñé a caminar, ni los abrazos de la persona que un día me dijo «sí» delante de un altar, ni siquiera me felicita por mi cumpleaños. Al menos, tampoco me da disgustos. De vez en cuando, suena el teléfono, pero mi voz parece cubierta por el polvo, como un instrumento abandonado. Son llamadas por cortesía, porque hay un vínculo madre-hijos, acaban pronto. Corro las cortinas. Las nueve y media. Es hora de echarme en una cama de la que me sobra la mitad. María Abadía Labena, 1.º Bachillerato IES Reyes Católicos, Ejea de los Caballeros
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segundo premio Atrapada en la rutina Dejo que mi cuerpo se deslice lentamente por la pared del baño, esa fría pared que hace que un escalofrío llegue a la profundidad de mi corazón. Caigo en el suelo, indefensa, insegura, sin fuerzas. Las lágrimas se acumulan cada vez más en mis mejillas hasta tal punto que una de ellas cae en el corte que sangra en mi muñeca derecha. Escuece. Sin embargo, cualquier dolor me resulta placentero, consigo no pensar en mis cosas y solo me centro en él. Esta vez son dos las lágrimas que caen sobre él y grito. Grito de rabia, de angustia, de dolor. ¿Por qué? ¿Por qué me siento siempre tan mal conmigo misma? ¿Por qué tanta inseguridad? ¿Por qué me ha tocado este físico el cual destrozaría hasta el último milímetro? ¿Por qué? Mi sollozo es cada vez más fuerte. Tapo el corte con papel y puedo notar como el vello de todo mi cuerpo se eriza. Llevo muchos días, incluso me podría atrever a decir que unos 6 meses, intentando dejar esta rutina, pero no puedo. Atrapada, así es como me siento. Mis amigas insisten en que pare e intentan ayudarme, y hace dos meses les mentí diciendo que todo se había acabado y cada día con una sonrisa les digo que estoy bien, que ya está todo superado. Pero aquí me encuentro, a la misma hora de siempre en el mismo lugar de siempre y haciendo lo mismo de siempre, deseando que llegue el día en que me mire al espejo y no vea esa horrible persona reflejada en él. Horrible persona tanto físicamente como interiormente. Ya no soy la misma, ya no me confío ni en mi ni en nadie. Mierda, ya estoy pensando otra vez. Cambio el papel que cubre el corte por uno limpio. Mis piernas tiemblan, pero hago un gran esfuerzo y consigo incorporarme en el lavabo. Mierda, un espejo. «Mírate, ¿no ves lo gorda que estás y lo fea que eres? No vales nada, eres inútil» repite a gritos mi subconsciente y yo lloro como si me fuese la vida en ello. Cierro los ojos y respiro profundo. Luego los abro y sin mirarme al espejo me inclino en el lavabo con la intención de beber un poco de agua porque no aguanto más el escozor en la garganta y el repugnante sabor a vómito que reina en mi boca. ¿Cuántas veces han sido hoy? ¿Cinco? Abro los ojos y ahí estoy otra vez. «Mírate, ¿no ves lo gorda que estás y lo fea que eres? No vales nada, eres inútil» susurra una última vez mi subconsciente pero con una voz más malévola. Aprieto el
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corte fuerte, tanto hasta que el dolor se hace insoportable. Grito más fuerte que antes, muchísimo más, y me debilito tanto que caigo de golpe en el suelo, manchándolo de sangre. Vuelvo a gritar y me viene el vago recuerdo de cómo he llegado a este punto. Todo empezó aquel día que empecé a compararme con mis amigas, delgadas y guapísimas. Ese día me di cuenta de que tenía que cambiar y el método más fácil era este. Aún así, solo he cambiado a peor. Me doy asco. Y más asco me da él. Sí, hablo de la principal razón de todo esto: él. Él y su asquerosa manía de fijarse en chicas que son sólo físico. Él, que hizo que hace 3 años me tropezase con la preciosa curva de su sonrisa y no me he podido levantar aún. Él, que tiene unos ojos en los cuales yo no me encuentro. Él, que lo ha sido todo, lo más deseado, lo más importante. Él, que solo ha sabido ignorarme durante estos 36 meses llenos de una mínima esperanza que quedó olvidada desde que abrí los ojos. Él, que no ha sabido ver lo poco que le he podido mantener la mirada siempre y tampoco cómo temblaba cada vez que estaba cerca mía. Él, que nunca ha sentido las mariposas revolotear por el estómago que yo sentía cada vez que hablábamos. Él, un error, mi mayor error. Abro los ojos despacio y llego a la conclusión de que puede que ningún día haya llorado tanto como hoy. Me miro la muñeca y veo las otras 6 cicatrices en las que siento cada doloroso latido de mi corazón. El corte sigue sangrando y me encuentro algo mareada. De repente, oigo la puerta de casa y una voz dice «¿Hay alguien?» y me veo obligada a contestar «Sí, papá, estoy yo». Casi no me sale la voz. Con la vista nublada y viéndolo todo más negro que de costumbre intento andar hasta mi cuarto. Vuelvo a oír la voz de mi padre y esta vez dice «Cenaremos en 2 minutos». Ni las pulseras pueden tapar este corte. Me tumbo en la cama porque esta vez sí que me he pasado. ¿Y si acabo con todo esto ya? ¿Y si le hago caso a la médica y a mis amigas y pido ayuda? ¿No es hora de acabar con este sufrimiento que me tortura día a día? Mis ojos tienden a cerrarse delicadamente, mi cuerpo no puede más. Ni yo tampoco. «¡¡A cenar!!» grita mi madre y, a paso muy lento, avanzo hacia la cocina en la que ya se oyen tenedores y cuchillos. Aparezco en el umbral de la puerta, y puedo ver cómo la cara de mi madre palidece conforme se para a mirar detenidamente mi muñeca. Mi padre, boquiabierto, no reacciona.
—Mamá, papá… necesito ayuda —digo en un pequeño susurro con la voz entrecortada. Y es ella, mi madre, la que no duda en levantarse corriendo de la mesa y darme un gran abrazo. Y, cuando estamos abrazadas, juraría que incluso puedo oír dolor en cada una de sus lágrimas. Andrea Cortés Arceíz, 1.º Bachillerato IES Reyes Católicos, Ejea de los Caballeros
diploma Retazos de un sueño, o tal vez un recuerdo
Huele a café, huele a recuerdos, huele a ella. La luna ha comenzado su particular muerte diaria y el sol comienza a renacer tras las nubes mientras las estrellas moribundas corren a esconderse. Ella no está en la cama, ¿a dónde habrá ido? Su olor en la almohada la delata, sé que hace poco que se ha levantado, solo con ella se activa de esta manera mi instinto animal. Me levanto de la cama y enciendo un cigarrillo, dejo que el humo dibuje formas bajo la luz de ese sol tímido que me calienta la espalda. Comienzo a recordar, ayer nos acostamos tarde. Tequila, Bourbon y paquetes de Marlboro. Rebeldes sin causa en una noche cálida a orillas del asfalto. Las cristaleras de la habitación dejaban que la luz de las farolas y los coches sonámbulos bañara el parquet y las sábanas blancas de la cama. Recuerdo que había música sonando, no consigo recordar qué canción, solo sé que era un ritmo lento y doloroso, de esos que encogen el alma y bañan de lágrimas las mejillas. Nos desnudamos y empezamos esa lucha cuerpo a cuerpo en la que todo se resume a dos almas intentando fugarse de nuestros cuerpos, fumándonos el uno al otro, bebiéndonos nuestro sudor. Comienzo a andar por el pasillo y encuentro su cuerpo desnudo vagando por él, robándole todo el protagonismo al amanecer. La taza de café humea en sus manos mientras mi cigarrillo se consume como mi alma al contemplarla. Los rayos de sol se han rendido a su presencia y ni siquiera se atreven a interferir en su desnudez, simplemente la rodean,
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haciendo aún más espectacular la vista. Pasa a mi lado y clava de manera dolorosa su mano en mi cintura, sus labios buscan los míos y yo ni por un segundo pienso en evitar su encuentro. Un beso vagabundo en su camino de vuelta hacia la habitación mientras mira hacia atrás con mirada traviesa. Sé lo que busca con eso, yo he pensado lo mismo desde que he visto su desnudez en el pasillo.
las sábanas al suelo y se abalanza sobre mí totalmente desnuda con una sonrisa de suficiencia en la cara.
Sudor entre sábanas, rayos de sol furtivos que iluminan sus ojos mientras escribo mi mejor pieza en su ombligo. Ronroneos post-polvo de gato callejero, el olor a sexo invade la habitación, ya es por la tarde y cada uno hemos sido la comida y la merienda del otro. El sol ha comenzado a morir tras las nubes y cenamos en la cama. Me mira risueña, con esa cara de niña pequeña que tanto me gusta. Me besa, la beso y caemos rendidos ante las artes de Morfeo.
diploma
Me despierto y enciendo un cigarrillo, el humo perfuma el aire. Ella duerme y yo la observo hipnotizado. Las sábanas blancas dejan admirar con suma facilidad su desnudez bajo ellas y me entretengo paseando mi mano en una caricia interminable por su cuello. Me distraigo un momento y me quedo embelesado admirando el amanecer. —Dame uno —su voz me sorprende a mi lado. —Tú no fumas —digo con voz ronca a la vez que un escalofrío me recorre la espalda, ya que al levantarte la manta se ha deslizado dejando que uno de sus pechos desnudos salga a saludarme. —Me gusta fumar cuando el cigarrillo antes ha reposado en tus labios y rozado tu saliva —sonríe traviesa mientras me guiña un ojo—. Además, dependiendo de cómo me siento me encanta fumar. —¿Y cómo te sientes? —digo a la vez que enciendo un cigarrillo y se lo paso, no sin antes besarla perezosamente. —Feliz, muy feliz… pero también tremendamente triste. —¿Y por qué sientes tristeza? Es decir, yo no podría sentir ni una pizca de tristeza en un momento así — su respuesta me ha dejado helado. —A ver, soy feliz por compartir este momento, esta cama, este cigarrillo, este amanecer... —el brillo del sol hace destellar sus ojos verdes—. Pero me molesta especialmente y me hace sentir mal el hecho de que no estemos haciendo lo que hacíamos antes de dormirnos. —¿El qué? —pregunto desconcertado. —Devorarnos el uno al otro —declara mientras lanza
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Óscar Rodríguez Moreno, 1.º Bachillerato IES Reyes Católicos, Ejea de los Caballeros
Amalia El reloj marca las siete menos cuarto de la mañana, suena el despertador como todos los días. Siempre soy la primera en levantarme, para asearme, vestirme y preparar el desayuno, antes de que se levante el resto de mi familia, y después acudir como todos los días al trabajo, un bufete de abogados, en el que nunca falta trabajo. Una especie de rutina que me da tranquilidad. Pero desde hace quince días las cosas son diferentes. Todo comenzó un miércoles a la salida del trabajo. Tras despedirme de mis compañeros, me dirigí a coger el autobús cuya parada me dejaba cerca de casa. Subí al autobús y aprovechando que tardaba unos veinte minutos en llegar a mi parada saqué mi portátil y comencé a adelantar trabajo de oficina para el día siguiente. Absorta en el trabajo, no me fijé, como no me había fijado los días anteriores en el resto de pasajeros del autobús, ni en la persona que me miraba fijamente. De pronto una sacudida enorme. El portátil cayó al suelo como yo y el resto de los pasajeros. Salvo algunos golpes y contusiones nadie resultó herido. Comenzamos a bajar del autobús y entonces vi lo que había pasado. Un conductor, con un todoterreno, que salió de una calle sin parar en un stop nos había golpeado por un lateral. El último pasajero en bajar llevaba mi portátil en la mano, lo había recogido del suelo del autobús, se acercó a mí y mientras alargaba la mano para entregármelo me miró con una mirada triste, penetrante, tranquila, extraña y a la vez familiar. Fue algo impactante que me hizo, por un momento, olvidar el accidente que acababa de sufrir. Luego comenzaron a llegar los servicios de asistencia y la policía.
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Poco pude yo contarle a la policía sobre el accidente porque estaba concentrada en mi trabajo cuando sucedió todo. Llegué a casa a la vez que mi marido. Hicimos la cena, cenamos y acostamos a los niños. Una vez solos le conté lo que me había sucedido, la mirada, esos ojos… Él dijo que lo olvidara que hay gente que tiene una mirada intrigante, que no le diera importancia. Pero a mí no se me iba de la cabeza. Al día siguiente traté de seguir con mi vida normal. Miraba hacia la calle por las cristaleras del bar, donde tomaba café con los compañeros de trabajo, cuando de pronto, me pareció ver de nuevo a aquel hombre del autobús, salí a la calle, pero él ya no estaba. En los días siguientes tenía la sensación de que alguien me seguía o me estaba mirando. Llegó el domingo, y habíamos planeado salir con los niños de excursión al monte y pasar un día tranquilo disfrutando de la naturaleza, y a mí me iría bien después de lo sucedido. Mientras preparábamos todo, botas, chubasqueros, bocadillos y refrescos, sonó el timbre de la entrada. Mi marido fue a abrir la puerta y me llamó a gritos diciendo que en la puerta había alguien que quería hablar conmigo. ¡No podía dar crédito a lo que veía! Allí, en el portal de mi casa estaba el desconocido del autobús. Mi marido al ver lo nerviosa que me puse le dijo que se marchara o llamaba a la policía, pero él, de una manera muy tranquila, que inspiraba confianza, nos suplicó que le dejáramos hablar, que tenía algo importante que decirnos. Como no parecía peligroso le hicimos pasar al salón y allí empezó su historia. Nos enseñó una foto. ¡Era yo! Pero parecía de otra época. Cuando conseguimos reponernos del shock, el continuó. La foto se la dio su madre antes de morir y pertenecía al gran amor de su padre. Según la historia de ese hombre, su padre había estado enamorado de una mujer y ella de él. Pero él, era un hombre de procedencia humilde con pocos recursos, y la familia de ella, que se encontraba en una posición económica respetable y con muchas influencias, hizo todo lo po-
sible por separarlos, cuando se dieron cuenta de que era imposible que dejaran de quererse, se apresuraron a casarla con un joven de buena familia al que también le interesaba casarse por fusión de fortunas. Cuando esto sucedió, ella estaba embarazada, pero nadie lo sabía excepto ella y su enamorado. El joven, pobre y herido de muerte en el alma, convencido de que ya no podía hacer nada al respecto, se marchó a otro país, allí encontró trabajo y estabilidad al lado de una mujer buena y comprensiva, que siempre supo toda la verdad, y con ella formó una familia. Nuestro desconocido amigo era su hijo. Después de una vida no se sabe si feliz, pero si tranquila y rodeado de gente que le quería, el hombre murió y su mujer contó a su hijo la verdadera historia de su padre, le dio la fotografía que era lo único que tenían de la anterior vida de su padre y le dijo: —Tienes más familia de la que ya conoces y creo que deberías buscarla, tu padre así lo querría. Poco antes de emprender este viaje la madre del hombre que había en mi salón también murió. Yo no podía creer lo que oía. Me quedé de piedra y casi sin querer, empecé a recordar mi infancia. Mi abuela parecía siempre triste y melancólica, mi abuelo no parecía hacerle mucho caso y siempre iba a lo suyo. Yo que era pequeña no le daba importancia y creía que era porque eran muy mayores. Solo tuvieron una hija, mi madre. ¡Mi madre! Llamamos a mi madre y tras media hora llegaba con su coche a la puerta de mi casa. Salimos a recibirla y al preguntar qué pasaba no supimos qué decirle, y la hicimos pasar al salón. ¡Fue increíble! El hombre y mi madre se miraron durante mucho rato y luego se abrazaron. El hombre repitió su historia, historia que mi madre escuchó atentamente y cuando el hombre dejó de hablar fue mi madre la que lo hizo: —Yo era muy pequeña, mi madre fue una mujer cariñosa, que me hizo sentir muy feliz. Pero a veces, cuando la miraba a hurtadillas sin que ella se diera cuenta, la veía triste y con la mirada perdida. Mi padre, en cambio, nunca me tuvo el más mínimo cariño, nunca una sonrisa, nunca un regalo, nunca
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jugó conmigo. Cuando cumplí doce años me armé de valor y pregunté a mi madre por qué mi padre se comportaba tan frio conmigo, entonces ella me dijo la verdad. Que no era mi padre, que nunca se habían querido y que ella siempre fue fiel a su gran amor de juventud. El hombre lloraba, emocionado, pero todavía quedaba el final. Hacía unos meses que le habían diagnosticado una enfermedad, enfermedad que solo podía salvar mi madre, como hermanos que eran, solo ella era compatible para un trasplante de médula al que debía someterse y al que mi madre accedió gustosa en recuerdo del amor de sus padres. La foto que el hombre nos enseñó era de mi abuela y yo llevo su nombre: Amalia.
Que pudieras crear todo lo que quisieras, que pudieras vivir en tus sueños, que pudieras sentirte valiente, que pudieras creer en ti y que puedes con todo… Dejándote llevar por aquello que unos llaman ilusión; otros, emoción; y unos pocos, la describen como imaginación. ¿Qué tiene de malo que todo estuviera a tu alcance en esa habitación blanca? Porque, al fin y al cabo, eso es lo que es: una habitación blanca. Si se le puede llamar así. María Lahuerta Arié, 4.º E.S.O. IES Conde Aranda , Alagón
Ana López Villa, 2.º Bachillerato IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
diploma Caoba Es una habitación blanca. Si se le puede llamar así. No hay ni puertas ni ventanas. Tampoco podrías decir lo grande que es la estancia. Aunque sabes que tiene sus propias paredes, su techo y su suelo; que es una habitación blanca. Lo único que quizás te llamase la atención de la sala sería un pequeño lápiz en el centro del cuarto. Un lápiz oscuro de caoba. Podrías dejarlo donde está, observarlo a la espera de que alguien lo recoja. Podrías simplemente darte media vuelta y marcharte, abandonarlo. O podrías decidir acercarte a él. Mirarlo desde tu altura, agacharte y recogerlo. Por qué, ¿qué pasaría si todo lo que dibujaras se volviera una realidad?
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poesía 4.º e.s.o. y bachillerato primer premio
segundo premio
Imagino
Descontento de todos y descontento de mí
Solo el suave susurro del viento se escucha en la lejanía de mi silencio. La fragancia de los pálidos jazmines y el aroma de [las rosas inundan el aire cual perfume fresco. Pinceladas de colores sobre el verde lienzo, a la vez que el astro rey se eleva, van apareciendo. La sedosa sutileza de tu piel y de tu pelo se convierte en la fuente de mi inspiración y mi deseo. Cierro los ojos y te imagino, te invento, y siento con pasión el amargo dulzor de tus besos. Alicia Borja Pellicena, 2.º Bachillerato IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
Triste y bohemia vida del artista, rodeado de café y cigarrillos, durmiendo en la acera y escribiendo en el asfalto. Buscando a Venus alzando la vista, pobre y desconsolado diablillo, busca un amor cualquiera mientras vive en sus versos insensatos. La cordura le persigue por las calles de Suburbia de manera virulenta como una enfermedad. Los sueños le capturan mientras se pierde en la noche oscura, preso de la soledad. La botella se vacía, Él, preso de su rebeldía; Solo busca en su poesía alguien que le quiera amar. Óscar Rodríguez Moreno, 1.º Bachillerato IES Reyes Católicos, Ejea de los Caballeros
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diploma
diploma
Te fuiste sin avisar...
Mi desamor
Llegando a tu nueva casa, veo lo pájaros pasar, por el camino no paro de pensar cómo seria todo, si no te hubiera visto marchar
Todo precioso me lo hacías ver, pero todo lo malo te callaste. Me hacías ver un mundo celestial, pero tú fuiste mi dolor más grande. Me creaste unas falsas esperanzas, pensando una jugada perfecta, mal al final fui yo quien te pilló. Al ver ya tu partida concluida, comenzaste a guardarme un gran encono, pues yo gané tu particular juego . Te molestaba que me dieras igual, pero para ganar hay que saber jugar. Tú pensaste que era tu muñeca, y acabaste siendo mi marioneta. Ahora quién pasa de ti soy yo, y solo me queda decirte adiós.
Te fuiste sin avisar de mi vida a nunca jamás un día lluvioso, un dieciséis, nada más. Quiero verte mas no puedo, quiero oírte pero no te oigo, quiero besarte pero no estás, quiero abrazarte pero te vas De camino a tu nueva casa veo los pájaros pasar. Ahora empiezo a entender cómo es la soledad. Pues el camino es largo y tú ya no estás. Andrea Clemente Piñero, 2.º Bachillerato IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
Lucía Lorente García, 4.º E.S.O. IES Río Arba, Tauste
diploma Luz del nuevo día Una noche monótona y lluviosa en la cual estos versos se evadían pensando en tu mirar tierno y profundo. Sentía que la luna me narraba con su reflejo en la marea oscura que contigo la luz ha de llegar de un nuevo y muy cercano amanecer, en el cual tus cabellos brillarán como la más intensa luz del sol. Tu delicado aroma me atrapaba al hacerme volar también despierto hasta tu habitación todas las noches. Allí he de susurrarte este poema mientras tú duermes entre sueño y sueño y yo, mi amor, tus labios besaré. Sara González Murillo, 4.º E.S.O. IES Río Arba, Tauste
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Ojalá Ojalá retrocediera y el tiempo tornara atrás para no dejarnos escapar. Ojalá que el mundo fuera más que una oportunidad que la vida nos da. Ojalá la lluvia muera para poder despertarme otra vez en primavera. Ojalá, poniendo una sonrisa, todo lo malo desapareciera como una fina brisa. Ojalá lo que tú me haces sentir lo sintieran los demás cuando te leo en un atril. Ojalá todos supieran que, aunque seas invisible, tienes una gran fuerza. Ojalá, querida música, todos tuvieran los sentimientos que, en una nota, tú expresas. Marina Jericó Valenzuela, 4.º E.S.O. IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
La brisa del tiempo trae recuerdos. me cuenta que eres de nuevo feliz, que es agua pasada aquello que anhelo, todas las pasiones que por ti sentí. Yo, que con mirarte te quitaba el aliento, tú, cuyo nombre susurraba al viento, ¿dónde están ahora nuestras tardes de deseo, aquellas en las que me susurrabas al oído los «te quiero»? Quisiera poseer una máquina del tiempo, para poder borrar mis errores y lamentos. Quisiera poder de nuevo acariciarte, para, con besos, de nuevo enamorarte. Confieso que lloré por nuestro amor, en cada esquina, en cada copa, recordando cómo me quitabas la ropa, recordando a qué sabía tu boca. Ahora, mientras leo tu apasionado mensaje, no puedo sino lamentar haberte dejado escapar, preguntarme, risueña, por qué no tuve coraje, sabiendo, con gran pesar, lo que cuesta de nuevo amar, A tu futuro enlace ayer me invitaste, con aquella por la que un día me dejaste, para traer tu visión de nuevo a mi memoria, para recordar, otra vez, nuestra gran historia. Aquí dejo con tristeza mi melancólico relato, buscando, sin embargo, escribir ahora mi destino, olvidar los pasados amores y angustiosos ratos, y encontrar, entre sonrisas, adónde lleva mi camino. Sandra Benedicto Arbués, 2.º Bachillerato IES Cinco Villas, Ejea de los Caballeros
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ISSN 1699-3039