Ágora #6

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MODERNIDAD POLÍTICA EN LA EDAD MEDIA: LA EXPERIENCIA Y LAS INSTITUCIONES NORMANDAS Hervin Fernández Aceves*

Quién lea la admirable obra de Tácito sobre las costumbres de los pueblos Germanos, verá que de ellos han tomado los Ingleses la idea de su gobierno político. Un sistema tan hermoso nació en las selvas. Montesquieu

El día de Navidad de 1066 se echó la suerte para Inglaterra y el resto del mundo. Guillermo el Conquistador se coronó rex Anglorum y los normandos reclamaron el gobierno de una isla donde la mezcla de razas se extendía desde los tiempos más remotos. El carácter y las costumbres nacionales que se desarrollaron bajo la batuta del dominio normando permitieron a millones de personas, gobernadas por Isabel I, forjar y reclamar el espléndido futuro que les ofrecían los nuevos descubrimientos geográficos e intelectuales; “cuando la hora llegó, los hombres estaban listos”.1 Lo anterior conlleva a develar la naturaleza de la cultura política y administrativa de esos vikingos afrancesados. ¿En qué radica la enorme trascendencia que tuvieron los normandos en la Edad Media?

* Estudiante de séptimo semestre de la licenciatura en Ciencia política y Administración pública de la UNAM. 1 George Macaulay Trevelyan, Historia política de Inglaterra, México, FCE, 1943, p. 9.

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ÁGORA En búsqueda del Estado administrativo y su modernidad, la experiencia normanda es el capítulo perdido frente al tradicional enfoque franco-germánico. El estudio de las instituciones y costumbres políticas de los normandos ofrece una orientación novedosa, alternativa y nutrida para entender los orígenes medievales del Estado y sus latencias de herencia oriental. Partiendo de lo anterior, se recorrerán los reinos de Inglaterra y Sicilia para tener un primer acercamiento a esta experiencia. La particularidad de este pueblo –de origen germano y aprendizaje mediterráneo– ofrece una razón de peso para ir tras la modernidad política en los tiempos medievales.

El estudio de las instituciones y costumbre políticas de los normandos ofrece una orientación novedosa, alternativa y nutrida para entender los orígenes medievales 3

del Estado.

EL RESCATE DE LA EDAD MEDIA Cada época genera su Edad Media; cada corriente de pensamiento desarrolla una óptica particular para entender lo medieval. El renacimiento y la Ilustración crearon una Edad Media brutal, como época donde la

superstición y oscuridad reinaron de principio a fin. El intento en la actualidad de nutrir de medievalismo el estudio de la política es muy atractivo si se busca erradicar aquellos mitos que, en aras de tornar más “práctica” la enseñanza, cultivan ciegos en más de mil años de historia. Retomando a Walter Ullmann, la “afirmación de que los siglos medievales tienen en los tiempos modernos una continuación perfecta adquiere una especial importancia referida al impacto de las ideas políticas medievales sobre la formación de conceptos políticos que tan sólo en el período moderno han conocido su completo desarrollo”.2 Ésta mal llamada edad oscura no fue, por lo tanto, un salto de la razón de la edad clásica al renacimiento. Esta época se debe percibir como el germen imprescindible que desencadenó el Estado Moderno. Así, “para comprender cómo las ideas y las instituciones políticas han llegado a ser lo

2 Historia del pensamiento político en la Edad Media, Barcelona, Ariel, 2004, p. 13.


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que son, nada más tentador que adoptar un parecido enfoque genético”.3 Ullmann defiende la tesis de que los fenómenos políticos en la Edad Media surgieron como producto del conflicto entre dos formas principales de gobierno y legislación: una descendente y otra ascendente (“ambas coexistieron, mas según las épocas, alguna predominó”).4 La forma ascendente de gobierno es “la más antigua cronológicamente y se caracteriza porque el poder reside en la población”.5 La descendente trazaba una dinámica opuesta a la primera, pues “el poder reside en un ser supremo”. En el siglo V, “San Agustín dijo que Dios daba sus leyes a la humanidad por medio de los reyes; en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino expresó que el poder descendía de Dios”.6 El sistema de gobierno ascendente, según señala Carlyle, se fundó en la concepción de que “no había otro brote de autoridad política sino la comunidad misma; ni la autoridad de Dios ni la superioridad intrínseca del gobernante”.7

PREÑANDO A INGLATERRA: LA CONQUISTA NORMANDA Para Hollister, Packard y Haskins, la dominación de los normandos, además de un eslabón en la cadena de sucesos de la historia europea, fue el punto de quiebre que marcaría a toda una nación en desarrollo. Al hablar de los normandos, estos autores se remontan a la descripciones de Dudo de Saint-Quentin, y se sustentan en que “Normandía se diferenciaba de la mayoría de los principados de Francia por la definición notable y exacta de sus fronteras y la uniformidad de sus costumbres legales”.8 El feudalismo cultivado en Normandía tuvo efectos radicales sobre el reino de Inglaterra a partir de su imposición durante el reinado de Guillermo el Conquistador. El resultado fue un nuevo régimen: el regnum Anglo-Normando. Para Haskins, “el Estado Anglo-Normando fue 3 Loc. cit. 4 Ibid., p. 14. 5 Loc. cit. 6 Ibid., p. 15. 7 Adam Carlyle, La libertad política: historia de su concepto en la Edad Media y los tiempos modernos, México, FCE, 1942, p. 22. 8 Charles Warren Hollister, “Normandy, France and the Anglo-Norma Regnum”, Speculum, 2 (1976), p. 205.

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ÁGORA uno de los fenómenos más interesantes en la historia de las instituciones europeas, ya fuera por la extensión y la cohesión de su territorio, la autoridad centralizada de sus mandatarios o por la precocidad y el vigor de su sistema administrativo; el regnum no encontraba nada equivalente en la Europa de sus tiempos”.9 Cabe mencionar que para el caso inglés, las instituciones públicas “dejan ver con bastante claridad estos antecedentes medievales, y también las ideas que determinaron su aparición y que aún hoy los mantienen”.10 El segundo rasgo apela a la organización comunal de los Normandos como tribus nórdicas, vinculadas a los pueblos vikingos y germánicos por compartir su génesis. La forma de gobierno ascendente, descrita por Tácito al relatar cómo se regían las tribus bárbaras –el poder residía en el pueblo, pues elegía gobernantes en asamblea, estaba impresa en la organización política normanda que llevaba, desde sus orígenes, formas diametralmente opuestas a las eclesiásticas romanas.11

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Acerca del sistema administrativo, cabe considerar las experiencias acumuladas durante sus viajes y conquistas por Europa. Hollister habla de “un sentido de orgullo” en Guillermo el Conquistador que “debió ser el mismo que animara a toda la nobleza normanda en su carrera triunfante por la cual conquistó Apulia, dominó el sur de Italia, atacó Constantinopla y subyugó a Sicilia”.12 Karl Wittfogel habla sobre la tradición de dominación y administración de oriente en su obra El Despotismo Oriental. Al respecto, sabemos que en 1072 –esto es trece años antes de que Guillermo ordenara la descriptio (el Domesday Book) de Inglaterra– los normandos habían conquistado Palermo, la capital de Sicilia, y la parte norte de la isla. Y nosotros sabemos también que había considerables “idas y venidas” entre los normandos ítalo-sicilianos y sus parientes

9 Charles Homer Haskins, “Normandy Under William the Conqueror”, The American Historical Review, 3 (1909), p. 453. 10 W. Ullmann, op. cit., p. 7. 11 Ibid., p. 14. 12 C.W. Hollister, art. cit., p. 210.


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de Normandía e Inglaterra… (Los normandos) se habían establecido en Sicilia, zona que había sido gobernada por Bizancio durante trescientos años y después por los sarracenos, que combinaban técnicas árabes y bizantinas de gobierno absoluto.13 El contacto entre normandos, árabes y bizantinos permitió generar experiencias con las instituciones altamente centralizadas del despotismo oriental.

EL REGNUM ANGLO-NORMANDO

Inglaterra experimentó la concretización de su forma de gobierno y legislación ascendente mediante un marco jurídico secular.

Con estos atributos, los normandos irrumpieron en un país feudal que conservaría sus características medievales en siglos posteriores, pese a la incorporación del centralismo político

y

administrativo

de

la

clase

gobernante. Incluso se dio la coexistencia entre una estructura económica feudal y algunas instituciones políticas que anunciaban la monarquía absoluta. Así, “la conquista dio por resultado la imposición del sistema feudal desde arriba: Inglaterra fue ‘feudalizada’ por una pequeña clase gobernante”.14 Hobbes, en su tratado de filosofía y teoría política sobre el Leviatán, plasma tal idea declarando que “las relaciones de dominio del pueblo de Inglaterra derivan de Guillermo el Conquistador”.15 De esta forma surgieron los primeros destellos de modernidad. Crossman arguye que “los comienzos del Estado-nación se encuentran en Inglaterra antes que en cualquier otro país europeo, datando sus primeras manifestaciones al año 1100, cuando se encuentra que el poder central del rey era considerado por el pueblo como defensa contra los señores locales”.16

13 Madrid, Guadarrama, 1966, p. 147. 14 Richard Crossman, Biografía del Estado moderno, México, FCE, 1965, p. 56. 15 Leviatán, o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, México, FCE, 1980, p. 204. 16 R. Crossman, loc. cit.

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ÁGORA Inglaterra, que había dejado de ser sólo anglosajona para ser anglonormanda, experimentó la concretización de su forma de gobierno y legislación ascendente mediante un marco jurídico secular. El surgimiento de leyes y constituciones era característico de estas formas de poder porque “la ley surgida de estos tipos de gobierno buscaba convertir en realidad las metas que se fijaba la comunidad; la ley medieval era doctrina política aplicada”.17 El resultado en el reino Anglo-Normando fue el descriptio de Guillermo: el Domesday Book. Esta especie de código administrativo se implementaba con gran eficiencia por los sheriffs del rey que presidían los tribunales de los condados. En Inglaterra, “el rey hacía las leyes con el consejo de los grandes”.18 El gobierno centralizado y su red de funcionarios apegados a un código reflejan el hecho de que “en el orden post-tradicional de la modernidad y frente al sustrato de las nuevas formas de experiencia mediada, la identidad se convierte en esfuerzo reflexivamente organizado”.19

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Esta configuración política se mantuvo hasta la llegada de Enrique II. Durante el reinado de Esteban I de Inglaterra, los señores locales habían subvertido el orden para socavar el control del rey normando sobre el dominio. La primera tarea de Enrique II fue revertir esta situación para obtener el poder. En su reinado se produjo el primer texto legal escrito que sienta las bases de lo que hoy es la Common Law.20 Con este acto, el marco jurídico del Estado anglo-normando de Inglaterra dio un paso adelante en su desarrollo. Este cambio se caracterizó por alzar la autoridad monárquica sobre la eclesiástica. En 1164, Enrique II promulgó las constituciones de Clarendon, un sistema legal de procedimientos legislativos –cuya meta fundamental era ocuparse de los criminales del clero–

17 W. Ullmann, op. cit., p. 17. 18 A. Carlyle, op. cit., p. 30. 19 Anthony Giddens, “Modernidad y autoidentidad”, en Josetxo Beriain, Las consecuencias perversas de la modernidad, Barcelona, Anthropos, 1996, p. 38. 20 C. H. Haskins, “The Government of Normandy under Henry II”, The American Historical Review, 1914, núm. 1, pp. 25-32.


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que representó una tentativa de legislar principalmente en áreas donde predominaba la influencia eclesiástica.21 La iglesia ya no podría proteger al clérigo condenado, quien podía ser castigado bajo jurisdicción de cortes reales. Las pugnas que comenzaban a gestarse entre la autoridad “terrenal” del rey y la eclesiástica del Papa iban acalorándose al ritmo en que cada uno quería imponer y hacer válida su concepción de orden, generando más de una alternativa al caos. Sustentándose en Cornelius Castoriadis, en su obra Domaines de l’homme, y en Modernidad y Ambivalencia de Zygmunt Bauman, Josetxo Beriain explica la transición de lo tradicional premoderno a la modernidad: En las sociedades tradicionales el orden comparece como una lucha contra la indeterminación, contra la ambivalencia del caos, el otro del orden está continuamente implicado en la guerra por la supervivencia, el otro del orden no es otro orden (como en la modernidad), el caos es su alternativa. El otro del orden es el miasma de lo indeterminado e impredecible… En las sociedades postradicionales la lucha por el orden es una lucha de una definición contra otras, de una manera de articular la realidad contra propuestas competitivas.22 Además, postula un discernimiento de modernidad, entendiéndola como incremento de opciones; ésta “se realiza a costa de la ruptura de las ligaduras religiosas, morales y políticas existentes entre las diferentes esferas sociales u órdenes de vida”.23 A pesar de la preservación de muchas tradiciones religiosas en la organización local sajona, la ruptura entre éstas y un pujante orden centralizado en el monarca, racionalizado en la ley secular y alternativa al modelo papal, se tornaba más evidente. Aquella modernidad política esbozada en la Edad Media encuentra su clímax en otra isla años adelante. Los normandos sobresalieron por una cualidad ausente en sus hermanos escandinavos: “el instinto de la unidad política y la consolidación administrativa”.24 La cultura

21 Ibid., p. 34. 22 “El doble ‘sentido’ de las consecuencias perversas de la modernidad”, en J. Beriain, Las consecuencias perversas, p. 12. 23 Ibid., p. 24. 24 G. Trevelyan, op. cit., p. 83.

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ÁGORA normanda tuvo un desarrollo alterno al iniciado tras la consolidación del regnum de Guillermo el Conquistador. Esta rama se cultivó en los territorios conquistados por las oleadas invasoras en el mediterráneo, sobre todo contra bizantinos y musulmanes. Quién consolidó el regnum normando en Sicilia fue Rogelio II.25

LA

OTRA

CARA

DE

NORMANDA: EL REINO DE

LA

EXPERIENCIA

SICILIA

La experiencia normanda en Sicilia

Las tradiciones y organizaciones locales,

parece ser la clave para la explicación del

tanto de bizantinos como de sarracenos,

surgimiento del moderno Estado inglés.

crearon un ambiente de simbiosis única entre el despotismo oriental y la cultura normanda. Según Kantorowicz, “en la pequeña isla de Sicilia todos los poderes del Este y del Oeste estaban representados; en la isla, y en Abulia, estos

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se sacudieron, cayeron, y se enriquecieron, a la merced de los pulsos más primitivos”. También “surgían a través y sobre ellos, como olas de un caos primitivo, los alemanes de Enrique VI, los franceses de Brienne, sicilianos, apulianos, sarracenos, pisanos, genoveses y normandos”.26 La usanza despótica bizantino-árabe sirvió como base para la constitución de la monarquía absoluta prematura, a cargo de Rogelio II. El reino normando en Sicilia se destacó por ser altamente centralizado. La experiencia normanda en Sicilia parece ser una clave para la explicación del surgimiento del moderno Estado inglés. Hollister arguye que “un muy cercano paralelo a la configuración Anglo-Normanda se encuentra en el reino normando de Sicilia” y su inserción formal en la coronación de Rogelio II en 1130. Como Enrique I en Inglaterra, Rogelio “utilizó los recursos de una rica y bien organizada isla-Estado (Inglaterra y Sicilia) para conquistar y mantener un ducado tierra adentro (Normandía y Apulia), gobernado por miembros de su curia”.27 25 Donald Matthew, The Norman King of Sicily, Londres, Cambridge Medieval Textbooks, 1992, p. 24. 26 Frederick the Second (1194-1250), Londres, Constable & Co. LTD, 1957, p. 26. 27 C. Hollister, art. cit., p. 221.


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Más adelante, el nieto de Rogelio II y Federico Barbarroja forjó en el reino de Sicilia la monarquía imperial más ilustre de la historia medieval. De sangre normanda y linaje Hohenstaufen, Federico II heredó una responsabilidad imperial dentro de un contexto único de desarrollo institucional. Aunque esta monarquía absoluta prematura no logró sobrevivir el siglo XIII, el gobierno augusto de Federico II quedó como ejemplo precoz por su ejército nacional y una burocracia profesional; un Estado en el cual la Universidad de Nápoles se fundó para formar funcionarios públicos, no letrados ni clérigos. Las Constituciones de Melfi, o Liber Augustalis, se promulgaron como una magna recopilación e innovación de derecho político y administrativo.

LAS CONSTITUCIONES DE MELFI O EL CLÍMAX DE LA MODERNIDAD NORMANDA Las Constituciones de Melfi fueron la expresión más exacta de modernidad política de la época. En su prefacio al Liber Augustalis, Powell plantea que “estas constituciones revelan no únicamente el tejido y la cubierta de la vida en el reino de Sicilia, sino que ayudan a entender los cambios políticos y sociales que afectaron sobre todo a Europa Occidental”.28 El Liber Augustalis, promulgado para el reino de Sicilia, conllevó una renegociación de la relación entre corona y comunidad, y el papel que jugaría la Iglesia. Una impactante característica de estas constituciones fue la mezcla de influencias –diversas y dispares para la época– en un sólo cuerpo legal. Sustentadas sobre un enorme rescate del Corpus Iuris de Justiniano, labor que ciertamente reflejó las titánicas habilidades de los asesores y consejeros de Federico II, entrenados en el derecho romano-bizantino –sobre todo la de su muy cercano Maestro Petrus della Vigna, plasmaron las tradiciones legales locales existentes –lombardas, bizantinas, árabes y normandas– en la realidad siciliana en tiempos de Federico II.29

28 James M. Powell, The Liber Augustalis or Constitutions of Melfi, Nueva York, Syracuse University Press, 1971, p. ix. 29 Ibid., pp. xx-xxi

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ÁGORA Contrario al pensamiento de Powell, escéptico sobre el carácter trascendente y reivindicativo de la ley del Liber Augustalis, Kantorowicz lo reivindica. En la profunda reflexión que este autor dedica a las Constituciones de Melfi en The King’s Two Bodies, arguye que la justicia y la paz se protegieron por un religio iuris forjado para que la ley sirviera como liturgia secular.30 Por ello, estas constituciones han sido definidas como “el acta de nacimiento de la burocracia moderna”.31 La latencia de la modernidad política se expresa en las Constituciones de Melfi, otorgándole al orden emanado del imperio de Federico II un carácter laico, artificial, cuyo sustento era la respuesta a la población y no la emulación del derecho eclesiástico. Zygmunt Bauman intenta definir el

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suceso que permite hablar de moderno y

Las fundaciones políticas del núcleo

premoderno en una idea, no en una fecha y

normando dieron a luz durante la

menos en una coyuntura. Al tomar como

revolución inglesa y se mantienen vigentes

base el pensamiento de Stephen L. Collins,

en las formas institucionales del

quien en un reciente estudio “adaptó la visión

Estado-nación contemporáneo.

de Hobbes para señalar la marca de nacimiento de la conciencia del orden, que es –en nuestra interpretación– de la conciencia moderna, de la modernidad”, el autor ubica la frontera de tránsito hacia la modernidad: “el descubrimiento de que el orden no era natural fue el descubrimiento del orden como tal.”32 Eso mismo es lo que refleja la experiencia normanda en las Constituciones de Melfi y el Imperio de Federico II.

30 Princeton, University Press, 1957, pp. 100-140. 31 Henry Jacoby, La burocratización del mundo, México, Siglo XXI, 1972, p. 29. 32“Modernidad y ambivalencia”, en J. Beriain, Las consecuencias perversas, pp. 78-79.


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SALDOS DE UNA GESTA NORMANDA Este pueblo de origen germánico y de ‘toscos’ hábitos sobresalió frente a sus hermanos en la Edad Media al elaborar una arquitectura de organización política vanguardista con instituciones que fusionaban características orientales y occidentales. Esas demostraciones de modernidad política anticipada fueron cimentándose en una identidad cultural e institucional que preñó a Inglaterra siglos antes de la llegada del Renacimiento. Las fundaciones políticas del núcleo normando dieron a luz durante la revolución inglesa y se mantienen vigentes en las formas institucionales del Estado-nación contemporáneo. H

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UNA ALTERIDAD PARADÓJICA: CATOLICISMO Y NACIONALISMO EN LA UNIFICACIÓN ALEMANA José Alberto Moreno Chávez*

CARL SCHMITT, EN SU ENSAYO Römischer Katholizismus und Politische Form de 1923, brinda una muestra del conflicto sostenido entre el Estado alemán y la iglesia católica durante el siglo XIX,

cuyas huellas aún eran visibles. Schmitt inicia su escrito con la siguiente frase: Existe una pasión anticatólica. De ella se nutre toda la lucha contra el papismo, el jesuitismo y el clericalismo, que ha dominado varios siglos de la historia europea con una gigantesca movilización de energías religiosas y políticas. No sólo fanáticos sectarios, sino generaciones enteras de piadosos protestantes y de cristianos greco ortodoxos han visto en Roma al Anticristo o la ramera babilónica del Apocalipsis.1

La construcción de la imagen de la iglesia católica como fuerza extranjera, siempre amenazante, capaz de cometer las más obscuras infamias para perpetuar la manipulación de las almas, y del católico como haragán, sumiso e irracional fue un proceso que duró varios siglos y trascendió las fronteras del Sacro Imperio Romano Germánico. Durante el proceso de consolidación del segundo Imperio alemán en 1870, los prejuicios contra los católicos se reforzaron, señalándolos como un obstáculo para la unificación. El caso de los católicos que vivían en los diversos Estados protestantes germánicos a principios del siglo XIX resulta paradigmático. A pesar de hablar alguna forma dialectal del alemán y compartir una supuesta historia común, los distinguía su confesión

* Estudiante del doctorado en Historia de El Colegio de México. 1 Carl Schmitt, Catolicismo y forma política, Madrid, Tecnos, 2000, p. 3.

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ÁGORA religiosa. Prusia, donde el protestantismo se había convertido en religión oficial desde el siglo anterior, pretendía encabezar el movimiento de unificación de los territorios de habla alemana que habían sido parte del imperio; se enfrentaba con Austria, monarquía que se reconocía como católica y con los mismos derechos para llevar a cabo la unificación. Ambos

Estados

tenían

características

similares:

eran

multiculturales,

plurilingüísticos y triconfesionales (protestantismo, catolicismo y judaísmo). No obstante, Prusia vio en los católicos una suerte de avanzada del proyecto de los Habsburgo, que ponía en riesgo la identidad e integridad nacional. Estos temores –infundados, por cierto– provocaron un conflicto entre los ideólogos de la nación alemana y los integrantes católicos de la misma, en el que parecía que ser católico era opuesto a ser un verdadero alemán. Los católicos alemanes constituían una alteridad paradójica; si bien compartían con sus compatriotas lengua, historia y comportamientos sociales, los distinguía su confesión religiosa. Eran una parte inacabada de la nación, en la que su religión los hacía sospechosos

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de cualquier infamia. Aparecieron numerosos estereotipos para reforzar estas ideas, con los que se construyó una imagen distorsionada del catolicismo y sus creyentes. El objetivo de este ensayo es identificar y analizar algunos estereotipos anticatólicos desde el período previo a la unificación del Reich alemán hasta los inicios de la Kulturkampf (1840-1871).

CONTEXTO DE LA CONFESIONALIZACIÓN EN ALEMANIA En 1848, mientras se reunía una asamblea nacional en Frankfurt para discutir la unificación de los Estados alemanes, se celebraba otra reunión, de diferente orden, en Würzburg (Baviera). Horrorizados por la violencia callejera que se había engendrado a la par de la asamblea, los obispos y arzobispos acordaron hacer una contrarrevolución. Con la certeza de que “las revoluciones eran causa y efecto […] del fracaso de la religión y moralidad que amenazaba a la iglesia tanto como a la autoridad monárquica”2 , los obispos habían acordado abrir un frente en contra del mundo moderno. La gente estaba cegada por ideas

2 Michael B. Gross, The war against Catholicism, Madison, University of Michigan, 2004, p. 30.


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extrañas y filosofías pasajeras, cuya difusión

Los católicos alemanes constituían

estaba a cargo de periódicos liberales y

una alteridad paradójica eran una parte

anticlericales. Al menos eso sostenían

inacabada de la nación, en la que su

personajes como Nikolaus von Weis,

religión los hacía sospechosos de

obispo de Speyer, quien había escrito al

cualquier infamia.

rey de Baviera: “Con el debilitamiento o destrucción

de

la

fe

divinamente

revelada del cristianismo, la autoridad de la iglesia y no menos la autoridad secular han sido minadas. Ambas se sustentan en la autoridad y orden de Dios.”3 Una barrera debía levantarse en contra de la inmoralidad y la modernidad para preservar las instituciones, para lo cual era necesario emprender un nuevo esfuerzo misionero. En el otoño de 1848, los obispos acordaron crear una campaña de misiones populares (Volkmissionen), cuyo objetivo sería la restauración de la fe y la obediencia de los creyentes en los reinos alemanes donde existieran comunidades católicas. Las misiones populares no tuvieron un comienzo sencillo. El apoyo fue desigual en los distintos Estados alemanes. En aquellos donde existían mayorías protestantes, siempre se enfrentaron con el descrédito y desconfianza de las autoridades y de los clérigos protestantes. De igual manera, los liberales siempre siguieron meticulosamente sus actividades, acusándolos de instigar a la población en contra de la ley o de propagar la ignorancia y la superstición entre el pueblo llano. El clero secular católico veía la labor de los misioneros como una intromisión en sus asuntos, por lo que muchas veces debieron enfrentar la resistencia de laicos católicos que se oponían a la crítica, especialmente en las comunidades campesinas, las cuales llevaban una vida de costumbres relajadas. Las misiones populares se prolongaron por un espacio de dos décadas y para 1870 tanto la iglesia como el catolicismo habían renacido como fuerzas sociales, con laicos piadosos y una

3 Ibid, p. 31.

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ÁGORA irrupción insospechada de establecimientos religiosos, como conventos y monasterios.4 Tal fuerza era percibida por círculos liberales y nacionalistas como un peligro para la unificación. Los liberales temían lo peor ante la revitalización del catolicismo. Para ellos, los clérigos católicos no sólo destruían la obra de la Ilustración y el racionalismo, reeducando

a

la

población

en

el

oscurantismo y la superstición; también quebrantaban la salud pública. Críticos como Heinrich Johann Wichern aducían que las penitencias y los ayunos menguaban la salud de la población, problema que a la

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Que los católicos reconocieran como jefe espiritual a un soberano extranjero producía un malestar agudo entre los círculos nacionalistas; mientras que el Estado en formación requería la cooperación de todos sus habitantes, existían grandes núcleos poblacionales cuya lealtad podría estar comprometida con el extranjero.

larga se reflejarían en la aparición de enfermedades mentales que conducirían al suicidio.5 Tal sintomatología recibió el nombre de la enfermedad jesuita y varios escritos la denunciaban como un mal nacional, que impediría los planes de la nación alemana, provocando locura y debilidad entre los habitantes de reinos como Prusia. Si esta extraña enfermedad podría causar estragos en la población, la dependencia espiritual hacia el papa haría lo propio en los cimientos de la nación. El papa era visto como un peligro para la unificación del Reich, dada su condición de soberano de los Estados Pontificios. El que los católicos reconocieran como jefe espiritual a un soberano extranjero producía un malestar agudo entre los círculos nacionalistas. Esta situación también los enfrentó con sus soberanos locales y, más tarde, con el emperador. El problema no era baladí; mientras que el Estado en formación requería la cooperación de todos sus habitantes, existían grandes núcleos poblacionales cuya

4 Prusia, que era mayoritariamente protestante, tenía 316 monasterios en 1862; para 1869 habían aumentado a 484. Véase M. Gross, op. cit., p. 133 (Cuadro 3). 5 Olaf Blaschke, Katholicismus und Antisemitismus, Göttingen, Vandenhoeck und Ruprecht, 1999, p. 263.


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lealtad podría estar comprometida con el extranjero y hacer fracasar el proyecto de unificación. El comportamiento del papa Pío IX no ayudaba a despejar las dudas. Con la proclamación del Index en 1864 (lista en la que se censuraban obras ilustradas y polémicas) y el dogma de la inefabilidad papal en 1870 (mismo año del final de la guerra franco-prusiana y la proclamación de la unificación alemana) se acentuaba el sentimiento de sospecha y la perspectiva ultramontana que recaía sobre los católicos alemanes.

EL CATÓLICO COMO IMAGINARIO Sí hubiésemos tenido la oportunidad de preguntarle a cualquier ciudadano que viviera en alguna ciudad prusiana y se identificara con el pensamiento liberal cuál era su percepción acerca de los católicos, nos habría contestado que eran holgazanes, poco inteligentes,

En los años anteriores a la unificación y la Kulturkampf, los diversos estereotipos sobre los católicos tomaron tintes de fobia abierta, inspiraron trifulcas callejeras y una disputa intelectual entre los diversos grupos anticlericales y el clero.

ignorantes y manipulados por un clero corrupto y ligado al extranjero. La imagen del católico alemán ante los ojos de sus compatriotas descansaba en una serie de estereotipos que prevalecían desde la Edad Media en el caso de los clérigos y que se habían trasladado hacia los fieles durante la Reforma. En los años anteriores a la unificación y la Kulturkampf, los diversos estereotipos sobre los católicos tomaron tintes de fobia abierta, inspiraron trifulcas callejeras y una disputa intelectual entre los diversos grupos anticlericales y el clero secular y ordinario. El peso de la sospecha por traición a la nación se había acrecentado en la medida que fue rechazado el dogma de la inefabilidad y el papa se consideraba un prisionero de los nacionalistas italianos dentro de la ciudad de Roma. La ecuación era sencilla: sí Pío IX –siendo italiano– se oponía ferozmente a la construcción de la nación italiana, con más razón pondría obstáculos a la unificación del pueblo alemán bajo el ala prusiana –dónde prevalecía el protestantismo– y favorecería los intereses austriacos. Según el análisis de los

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ÁGORA nacionalistas, los jesuitas (autodefinidos como soldados del papa) eran el grupo católico más peligroso debido a su cercanía con Roma, su carácter internacional y su activo papel en la confesionalización del país. El “anti-jesuitismo” tampoco era novedoso; se había engendrado a medida que la orden cobraba importancia en los siglos

XVI

y

XVII.

Durante la Ilustración nació la imagen

del jesuita como ambicioso, truculento e hipócrita. Esta percepción ilustrada del jesuita prevaleció en el imaginario alemán durante el siglo XIX. Entre 1855 y 1856, el diario liberal Vossische Zeitung publicó una serie de reportajes en donde se mostraban a los jesuitas como intolerantes –por su oposición a los matrimonios interconfesionales– y sospechosos de traición –debido a una serie de sermones, cuyo tema era la obediencia de las leyes a la voluntad de Dios, pronunciados durante la pascua en la comarca de Geilenkirchen (cercana a Aquisgrán). Una acusación novedosa apareció poco después en la prensa: los jesuitas eran

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culpables directos del atraso económico de los países católicos, debido a que manejaban enormes capitales, los cuales manipulaban a su antojo para desequilibrar las economías en aras de mantener el control.6 Es interesante señalar que se utilizó un argumento semejante en contra de de los judíos en los años de la República de Weimar. A medida que la imagen de los jesuitas se deterioraba en la prensa y ante el Estado prusiano, aumentaban las sospechas por ultramontanismo, hasta que se consolidó la expulsión de la Compañía de Jesús en 1872. Las otras órdenes monásticas tampoco se libraban de la carga del estereotipo. Las órdenes monacales femeninas se consideraban el paradigma del atraso y la muestra más fehaciente de que el catolicismo coartaba la voluntad individual. El estereotipo se reforzaba con historias extravagantes, publicadas por la prensa liberal, las cuales ejemplificaban la vida miserable de las monjas. La historia más popular era la de la hermana Barbara Ubryck –publicada originalmente en el National Zeitung el 26 de julio de 1869, monja

6 M. Gross, op.cit., pp. 69-71.


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carmelita descalza, la cual había pasado desde 1848 hasta el año de la publicación de la historia encadenada en un calabozo del convento de las carmelitas descalzas de Cracovia (ciudad que en esa época era parte de la Galicia austriaca). Al igual que en una mala novela romántica, Barbara había entrado al convento tras una decepción amorosa, inducida por su confesor, el cual –por supuesto– era jesuita. Barbara se había quejado de la dureza de la vida conventual ante la madre superiora, pidiendo la suspensión de sus votos. La madre superiora no sólo no consintió los deseos de la novicia sino que la encerró a pan y agua en una mazmorra por casi veinte años. Durante el verano de 1869, la hermana gritó hacia la calle pidiendo ayuda y algún ciudadano denunció el atropello. Las autoridades entraron al convento y rescataron a la famélica religiosa, la cual atinó a gritarle a su confesor: “usted es un monstruo.”7 Los monjes y religiosos eran vistos de peor forma que la monjas. El estereotipo del monje gordo, ebrio, libidinoso y goloso que había alcanzado su auge durante la Edad Media, cobraba nuevos bríos. Publicaciones como el almanaque Gartenlaube (de corte liberal) difundían historias e ilustraciones de los peores pecados monacales. Artículos sobre la falta de patriotismo de una casa jesuita durante la guerra contra Austria, en donde se acusaban a los monjes de negarse a proveer de víveres a los soldados prusianos, y minuciosas crónicas de los monasterios franciscanos de Baviera, en donde los monjes abusaban de campesinos ignorantes y pasaban más tiempo en la cervecería del convento que en la capilla, poblaban el universo de publicaciones liberales y anticlericales. Estos relatos tenían un protagonista semejante a Barbara Ulryck: un monje de dieciocho años, descubierto en un monasterio cercano a Aquisgrán, que padecía de microcefalia –probablemente causada por algún retraso mental. “Emil N” era retratado en actitudes simiescas, llevando una vida patética. Probablemente, el editor del Gartenlaube intentaba ejemplificar la patética y atrasada vida monacal con el caso de Emil.

7 Ibid., p. 157-170.

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ÁGORA Los fieles tampoco se libraban de la imagen negativa. Aunque había diferencias

Con sus fobias respecto de la modernidad

entre los católicos de núcleos urbanos y

y el liberalismo, los católicos ayudaron a

rurales, en general los envolvía una aureola

consolidar su imagen como reaccionarios.

de fanatismo y falta de talento. Los

No obstante, las acusaciones de traición y

campesinos católicos se llevaban la peor

complot en contra del proyecto de

parte. Una ilustración de Grützner titulada

unificación fueron insidiosas.

“Gente pobre-gente piadosa” (Arme Leutefromme Leute) dibuja el panorama de manera cómica: un niño pequeño lleva el peso de una carreta por una montaña empinada, acompañado de cinco miembros de su familia, los cuales se inclinan de manera servil ante dos sacerdotes que se han encontrado en el camino.8 El dibujo es una crítica de la supuesta servidumbre del campesinado católico ante la iglesia, actitud que los alejaba de la riqueza y las ventajas del liberalismo. Anticipándose a

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la tesis de Max Weber, el ilustrador del Gartenlaube describe un panorama católico atrasado, con una ética dedicada a pensar en los beneficios del paraíso y lejana a la competitividad y al trabajo duro. Los beneficios de la modernidad y del liberalismo jamás llegarían a los católicos –bajo esta perspectiva– de no ser que aceptaran la ética protestante del trabajo y la industria.

CONCLUSIONES Los católicos alemanes del siglo

XIX

constituían una alteridad paradójica. Si bien merecían

ser parte del pueblo alemán, tanto por su lengua como por sus costumbres, su confesión religiosa los delataba como un elemento extraño en la que se imaginaba como la nación alemana. Los estereotipos del católico, que databan de la época de la Reforma, cobraron un nuevo auge con el acenso del nacionalismo, para representar a los fieles de esta confesión

8 Helmut Walser Smith, German Nationalism and Religious Conflict, Princeton, University Press, 1995, p. 198.


C AT O L I C I S M O

Y N AC I O N A L I S M O E N L A U N I F I C AC I Ó N A L E M A N A

como óbices en la consolidación del sueño prusiano de unificación y modernidad. Con sus fobias respecto de la modernidad y el liberalismo, los católicos ayudaron a consolidar su imagen como reaccionarios. No obstante, las acusaciones de traición y complot en contra del proyecto de unificación fueron insidiosas y falsas. Al igual que sus pares protestantes o liberales, los católicos confiaban en las bondades de la nación como signo del progreso humano; también acudieron a los frentes de batalla y derramaron su sangre en las guerras contra Austria y Francia. Queda una pregunta en el aire: si bien los católicos constituían una alteridad, fuera del episodio de la Kulturkampf, en el que Bismarck buscaba la absoluta secularización del Estado alemán, jamás se llegó a planear una acción más severa en su contra. En contraste, durante el régimen nazi los judíos alemanes sí fueron considerados una amenaza que debía ser eliminada. Sería interesante analizar el problema judío más como una alteridad que bajo la perspectiva de la otredad, por lo menos en los casos en que la asimilación parecía ser exitosa. H

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MODERNAS POSMODERNIDADES Amaru Villanueva Rance*

SON

RAROS LOS ESTUDIOS QUE SE AVENTURAN

a atacar, elogiar o estudiar lo post desde la

distancia crítica que se merece. Esto es cierto tanto en ámbitos académicos como cotidianos. Creo que quienes batallan contra posmodernidades y posmodernismos deben abandonar la lucha para entender que su supuesto contrincante se alimenta de su ira. Encontrarán en el posmoderno no a un aliado ni enemigo, sino a un solitario acompañante. En este breve ensayo –que es casi un manifiesto– propongo hacer un estudio ontológico de lo post. Bajo mi taxonomía, es posible ramificar a lo post en tres categorías: posmodernidad, posmodernismo y posmodernistas.

POSMODERNIDAD Se puede entender a la posmodernidad desde el marco académico de la ciencia política y la sociología como un fenómeno sociológico/psicológico. Vista de este modo, la posmodernidad refiere a un conjunto de valores y tendencias en ascenso en sociedades desarrolladas contemporáneas (las famosas democracias liberales occidentales). La posmodernidad, entonces, es una hipótesis que proyecta ciertos valores “posmodernos” a los individuos de una etapa sociohistórica. Como toda hipótesis científica, ésta se puede comprobar o refutar con estudios empíricos. Durante los años ochena y noventa del siglo XX, Ronald Inglehart y otros politólogos se propusieron esta tarea y “comprobaron” que las sociedades occidentales se estaban “posmodernizando” de manera objetiva.1 Con el uso * Estudiante de la licenciatura en Política, Filosofía y Economía de la Universidad de Oxford, Inglaterra. 1 Ronald Inglehart, Modernization and Postmodernization: Cultural, Economic and Political Change in 43 Societies, Princeton, University Press, 1997.

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ÁGORA de encuestas, observaron que los individuos en estas sociedades remplazaban sus preocupaciones materiales con intereses post-materiales. Entendido de este modo, un individuo arquetípico de la posmodernidad es aquel que recicla a diario, elije su profesión en función de la satisfacción que deriva de ella (no del ingreso que supone) y es capaz de discernir entre sus valores éticos y sus preferencias estéticas. Cuando esta hipótesis se elabora y desempaca se libera de ciertas connotaciones que suelen acompañar a lo posmoderno. Me imagino que la mayoría de los lectores podrá mirar a la posmodernidad desde esta isla sociológica, sin asumir juicios de valor. No hace falta más que mirarse al espejo para ver que la los valores de nuestra generación son radicalmente distintos a los de hace cincuenta años.

POSMODERNISMO En contraste con la posmodernidad, el

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posmodernismo lleva consigo una carga atributiva relacionada con un movimiento cultural. Es decir, el posmodernismo refiere a la producción de ideas y obras de arte bajo estéticas y éticas posmodernas.

El posmodernismo tiene sabor a ideología y viene acompañado de un discurso de oposición al positivismo, la ciencia, el progreso y casi todos los cimientos del mundo moderno.

Esta es, quizá, la faceta más controversial de lo post, y la que genera mayor cantidad de disputas y malentendidos. Hay una razón simple por la cual se presenta este problema: mientras la posmodernidad es verificable o refutable por el método científico, el posmodernismo tiene sabor a ideología y viene acompañado de un discurso de oposición al positivismo, la ciencia, el progreso y casi todos los cimientos del mundo moderno. La peor estrategia para atacar al posmodernismo es negar su existencia, es decir, ignorar su importancia y alcance.2 El hecho es, que quiéranlo o no, las ramas y raíces del

2 Tal como hizo alguna vez Terry Eagleton y otros críticos contemporáneos al renombrar este fenómeno “alta modernidad” –lo que es simplemente darle otro nombre a una determinada serie de observaciones.


MODERNAS

P O S M O D E R N I DA D E S

posmodernismo (como movimiento cultural) han logrado infiltrar los templos más altos y sagrados del mundo contemporáneo. ¿Qué unifica a este movimiento cultural? Parecería que resiste, en principio, a la unificación. Es un musgo que crece dentro y fuera de las paredes que buscan aprisionarlo. Tentativamente, me animo a decir que los elementos de este conjunto comparten ciertos denominadores comunes. Mi estrategia consistirá en edificar al posmodernismo como estructura cultural. Primero cimentaré su “razón de ser” en forma de narrativa histórica, para después construir sus pilares epistemológicos, metafísicos, estéticos y, finalmente, éticos. Muchos dicen que el posmodernismo es el rechazo de las “grandes historias” o “metanarrativas” (como el cristianismo, el marxismo y la ciencia) y la aceptación de las olvidadas “micronarrativas” (como las microcausas políticas y los submundos culturales). Las “grandes historias”, se dice, fueron abandonadas por quienes tomaron consciencia de que éstas no ofrecían la redención que profesaban y no eran capaces ni siquiera de darse sentido a sí mismas porque sus estructuras autolegitimadoras eran débiles y sus cimientos vacuos. Las grandes narrativas que mencioné fracasaron al intentar dar sentido al mundo estético y a la plétora de formas irreconciliables con las cuales las culturas mundiales interpretaban la condición humana. La rebelión contra la modernidad vino desde dentro. Irónicamente, lo que le daba sentido y combustible al espíritu moderno era justamente la posibilidad de ser individual y escapar del orden material mediante el consumo hedonista. Fue el anhelo por lo romántico, la diferencia y la fragmentación lo que en última instancia derrumbó el cerco unificador de la modernidad. En el centro de la moderna ciudad en ruinas quedaba apenas una ciudadela, donde la ciencia y la verdad eran aún el discurso reinante. En el centro de esta ciudadela existía una enorme y pálida estructura: el edificio vertical y vertiginoso del progreso. Es aquí donde muchos quieren habitar –en universidades, laboratorios y mercados financieros. Quienes escaparon de la ciudadela (entre posmodernistas y otros marginales) retornaban a ella frecuentemente –haciendo uso de la medicina occidental y de la esfera

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ÁGORA económica de producción e intercambio. De estas instituciones no hay escapatoria; sin embargo, éstas son meras contingencias en el presente debate. La moraleja, para muchos, fue que no hacía falta vivir en la ciudadela para disfrutar de los frutos terrenales de la modernidad –tanto maduros como podridos.

EPISTEMOLOGÍA Con esta narrativa se entiende por qué algunos reclaman que gracias al posmodernismo “todo puede ser verdad y todo a su vez es mentira”. Comprendo la rabia que pueden generar las pedantes e incesantes preguntas escépticas de quienes deciden no habitar en la ciudadela de la modernidad. Adoptando la voz de Nietzsche, dicen: no hay verdades, sólo hay interpretaciones o, como establecieron los filósofos analíticos, basan su retórica en el hecho epistemológico de que hay muy poco de lo cual podemos tener absoluta certeza. Pensadores “posmodernos” han aprovechado esta debilidad discursiva del modernismo para argüir ideas

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tales como que “la guerra del golfo no sucedió”.3 Parecería que éste marco ideológico nos permite elegir y desechar las realidades que nos convienen; sin embargo, esta interpretación es demasiado ingenua. La

idea

detrás

de

esta

propuesta

posmoderna

está

basada

una

premisa que resalta la facilidad con la cual aceptamos cualquier versión de la realidad que se nos alimenta –especialmente si ésta nos llega en cifras, letras o imágines. Propongo que la mejor solución frente a esta embestida posmoderna es aceptar, o ignorar, el radical escepticismo del cual se nutre. A final de cuentas, filósofos contemporáneos aún no han encontrado respuestas contundentes a preguntas tan fundamentales como “¿Qué son la realidad y la verdad?” o “¿Existimos realmente?”.4 La epistemología posmoderna del “todo vale” se diluye en cuanto sus “adversarios” modernos pierden interés en ganar esta batalla de manera definitiva. A final de cuentas, el ímpetu del relativismo posmoderno bien puede desembocar en un sano escepticismo cartesiano, en el cual se basa la ciencia. 3 Jean Baudrillard, La Guerre du Golfe n’a pas eu lieu, Galilée, Francia, 1991. 4 A quienes buscan prueba de esto, no hace falta más que observar que la filosofía analítica aún se erige alrededor de estas preguntas y otras semejantes.


MODERNAS

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METADISCURSO Existen otros elementos que caracterizan al movimiento posmodernista. Un ejemplo discursivo es el uso de la reflexividad y autoreferencia como artefactos metadiscursivos: lo posmoderno está tan obsesionado consigo mismo como lo está con la modernidad. No hay nada más sublime para un posmodernista que mirarse en el espejo para luego analizar este misterioso pero trivial encuentro. Mejor aún, le fascina producir ideas capaces de hacer lo mismo; tal como crear ficciones que están conscientes de su propio carácter ficticio. En este rubro encontramos a escritores que se incluyen como personajes en sus propias novelas, libros que se escriben a sí mismos, películas acerca de películas, etcétera. En los últimos años, hemos presenciado la proliferación de los reality shows como forma de contemplar nuestra banal existencia. La explicación que encuentro es que lo único más extraño e interesante que la ficción es la realidad misma, y la estética posmoderna responde a nuestro morbo y curiosidad por lo ajeno. Propongo que deberíamos aceptar que esta práctica es filosóficamente interesante y suele (o debería) atraernos. ¿Desde qué otra perspectiva seríamos capaces de estudiar a la teoría en sí? No olvidemos que esta fue una innovación postestructural y posmoderna. El modernismo es ciego cuando se mira al espejo.

METAFÍSICA En el plano ontológico, mencionaré dos elementos más que considero propios del posmodernismo. El primer elemento es metafísico y está vinculado a la idea de la intertextualidad. Este “pilar” de la producción ideológica posmoderna está basado en la idea baconiana de que todo lo que queda por inventarse ya se ha inventado.5 De acuerdo con esta doctrina, el mundo de las ideas existentes es exhaustivo y está repleto. Imaginemos un alfabeto: todas las letras permanecen en su lugar a pesar de que todas las novelas

5 “Solomon saith, ‘there is nothing new upon this earth. So that as Plato had an imagination, all knowledge was but remembrance.’ So Solomon giveth his sentence, that all novelty is but oblivion”. Francis Bacon, Of the Vicissitude of Things. Essays, 1601.

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ÁGORA imaginables pueden crearse con sus casi infinitas permutaciones. Del mismo modo, los posmodernistas mantienen que debemos resignarnos a reciclar ideas, imágenes y símbolos del pasado, y que toda innovación es una mera ilusión. Propongo que esta premisa no debe tomarse literalmente6 y que debemos dar una oportunidad a los posmodernistas de mostrarnos el pasado –ya sea con nostalgia o ironía.

ESTÉTICA - ANTIESTÉTICA El último pilar de la producción ideológica posmoderna es la antiestética.7 La estética moderna está conformada por

El arte de hoy suele ser grotesco, obsceno y hasta vacuo. Los artistas se alimentan tanto

vestigios remotos y no remotos: griegos, romanos, de la Ilustración, el romanticismo y el realismo. Lo que tienen en común

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de reacciones de gusto como de disgusto. Su propuesta consiste simplemente en generar reacciones.

estas corrientes es una casi-equivalencia entre la belleza y la estética –a tal grado que aún hoy muchos creen que el valor estético del arte deriva de su beldad y que el arte a su vez deriva su valor de la estética. La estética posmoderna deriva de su misma subversión. Los posmodernistas se dieron cuenta de que aun cuando el arte deriva su valor de la estética, ésta puede tomar formas subversivas. La idea central es que el arte no es simplemente lo bello, sino todo aquello que es capaz de provocar emociones e ideas en quienes lo contemplan. La estética posmodernista es quizá similar a la dionisiaca que propuso Nietzsche, constituida, entre otras cosas, por el hedonismo, lo sublime y lo trágico. Por eso el arte de hoy suele ser grotesco, obsceno y hasta vacuo. Los artistas se alimentan tanto de reacciones de gusto como de disgusto. Su propuesta consiste simplemente en generar reacciones. Propongo que el supuesto arte “sin sentido” del posmodernismo desaparecerá en cuanto deje de causar interés o shock. Lamentablemente la única estrategia 6 En cualquier caso, tomar literalmente a un posmodernista es rara vez aconsejable. A menudo no es siquiera inteligible. 7 Tal vez el uso de este término no sea del todo apropiado porque revela prejuicios modernos; sin embargo, creo que mi argumento se entenderá mejor de este modo.


MODERNAS

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abierta al modernista de hoy es ignorar estas tendencias culturales. Para quienes derivamos perversa satisfacción de pagar por ver salas de museo vacías y vacas cortadas a la mitad,8 el arte contemporáneo (en gran parte con sobretonos posmodernos) seguirá siendo una importante fuente de inspiración.

EL POSMODERNISTA Y SU ÉTICA Habiendo desvestido pieza por pieza al posmodernista, éste se presenta desahuciado y errante. Como hoja de higuera, tapando sus partes más privadas y delicadas, se encuentra su ética. Mi argumento es que lo que genera mayor desdén y revulsión al individuo modernista es la empobrecida ética de su adversario. ¿Existe posibilidad de reconciliación entre el modernista y el posmodernista? El modernista se retuerce a causa del cinismo de quien hace uso de la ciudadela del progreso para luego carcomerla desde dentro como termita malagradecida. La verdad es que el posmodernista aprovecha lo mejor de ambos mundos, y a su paso deja escombros y destrucción que el modernista debe recoger a consciencia y con desgano. Encarémoslo: el posmodernista cree en la ética de su propia verdad, de su propio placer y satisfacción, pareciendo a media distancia un ser ruin y sin moralidad. Propongo que en este último juicio de valor, el modernista se equivoca. Nada más hace falta ver que el posmodernista es, a pesar de todo, humano. Si ayuda a su prójimo, lo hace impulsado por su propia satisfacción. No suele ser altruista, pero filosóficamente nada se lo impide. Hay quienes derivan sincera satisfacción de ayudar a otros, de reciclar y de compartir su vida con otros miembros de esta especie. El posmodernista escucha con interés los latidos de su propio corazón, el crujir de sus entrañas y la soledad de su existencia. Vive su día a día como todos los demás; la diferencia es que trae consigo un lente que le permite saborear el mundo de otra manera. Es acaso menos hipócrita que el moderno, quien al creer en derechos, justicia y deberes ha

8 Obras de Damian Hirst (Mother and Child Divided, 1995) y Martin Creed (The Light Switch Going On And Off, 1991) –ambas ganadoras del prestigioso premio Turner..

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ÁGORA institucionalizado la moralidad colectiva. El posmodernista no suele romper la ley; al pagar sus impuestos y cumplir con sus deberes civiles contribuye a la sociedad que el proyecto modernista ha edificado y se encarga de mantener. Visto de este modo, no es el adversario inmoral que algunos suponen. El posmodernista no es inmoral; es

Desde Hitler hasta Stalin, el verdadero

amoral.

peligro reside en quienes se amparan en

conflicto con la ética moderna, simplemente

el progreso, la ciencia y la verdad para

lo está con los cimientos morales de la

llevar a cabo sus proyectos.

misma. Al posmoderno le molesta el sabor

No

está

filosóficamente

en

de lo absoluto y eternamente reinante. No es sorprendente que los mayores genocidas del siglo

XX

sean justamente quienes han

intentado universalizar su visión política y ética. Desde Hitler hasta Stalin, el verdadero peligro reside en quienes se amparan en el progreso, la ciencia y la verdad para llevar a cabo sus proyectos. Un posmodernista nunca podría movilizar un ejército, ya que no tendría

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interés en convencer a nadie (y de todos modos nadie le creería una sola palabra). Es justamente en este punto donde mi argumento desemboca. El posmodernista no pretende infectar al mundo con su falta de visión moral. Por su naturaleza, el posmodernismo no propone imperativos éticos, ni es una propuesta política institucional. Le gusta vivir al margen, y no se deja consumir por el frenesí eclesiástico de voluntad colectiva. No existe amenaza alguna al bienestar de la sociedad desde este rincón del mundo de las ideas. Lo que debería preocupar a quienes acusan al postmodernismo de SIDA cultural es su propio discurso de verdad y progreso, el cual carcome la salud ética de su sociedad. El individuo posmoderno es anónimo y radical. Vive en ésta capacidad como parásito de la modernidad que lo rodea. Se alimenta de referentes culturales existentes para crear su propio arte; se olvidó del tema moral y deriva satisfacción de cuestiones estéticas. Es un ser decadente que ha intelectualizado el vacío de su existencia. No se parece al existencialista ni al nihilista; no se deja ahogar por sus preocupaciones filosóficas. Es un artista experimental y experimentado, que se dedica a destruir lienzos con el fin de exponer que éstos no contienen a sus referentes y sirven simplemente de fachadas. No es que el posmodernista no crea en el discurso de la ciencia y la realidad; lo que pasa es que sus


MODERNAS

P O S M O D E R N I DA D E S

términos no le sirven para describir y entender al mundo que lo rodea. Su proceso de producción intelectual y artística ocurre al tambor de su gana y malagana, no de su ansiedad por impulsar a la raza humana en dirección al progreso y la verdad. Fundamentalmente, la ideología posmoderna no busca legitimación ni reconocimiento, la única causa que le interesa es la que rige su visión estética del mundo.

CONCLUSIÓN Empecé con una pregunta ontológica y me agradaría terminar respondiéndola. El posmodernismo es una propiedad de quien lo vive; el mundo se torna posmoderno frente a sus ojos. Ser posmodernista es usar ciertos lentes para observar determinadas facetas del mundo. A modo de arquitecto, he revelado lo que considero son los pilares y cimientos del posmodernismo como movimiento cultural y discursivo: su narrativa histórica o raison d’être, su epistemología escéptica, su metafísica intertextual, su estética antiestética, y su ética estética –si me hago entender. Habiendo desvestido al posmodernista, creo haber demostrado que difiere esencialmente del modernista en espíritu y visión, y que el día de su mutua reconciliación es aún posible. Esperemos que ese día nunca llegue. H

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ANTE LA GRAN DEPRESIÓN: EL “CRACK” ECONÓMICO EN CHILE Y CUBA Pablo Coss Flores*

La Primera Guerra Mundial ocasionó una reestructuración general a partir de la cual Estados Unidos relegó a Inglaterra de su papel como directriz de la economía mundial. Además, el conflicto estimuló la industria y las exportaciones, las cuales se incrementaron por acción de créditos norteamericanos, concedidos a países exportadores de materias primas y a aquellas naciones europeas en vías de recuperación. Sin embargo, este cambio también ocasionó una pérdida de dinamismo en los mercados que, aunado a la sobreproducción y a la espiral deflacionaria, ocasionó el crack de la economía mundial en 1929, cuyos efectos directos perduraron más de una década. América Latina también sufrió la llamada Gran Depresión, aunque a destiempo. No obstante los cambios evidentes en la economía de la región, la crisis transformó las estructuras sociopolíticas y generó múltiples panoramas, según las condiciones y el tipo de respuesta ofrecida por el Estado. Para analizar a profundidad este argumento se comparan los casos de Chile y Cuba, países atípicos de la región que, a pesar de seguir el modelo de no intervencionismo y exportación de recursos naturales, siguieron un camino totalmente distinto debido a sus condiciones particulares, entre ellas la dependencia de un solo mercado de exportación y de un solo producto. * Estudiante de quinto semestre de la licenciatura en Política y Administración Pública en El Colegio de México.

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ÁGORA CHILE: LA GRAN MINERÍA Y LA GRAN DEPRESIÓN Al iniciar el siglo XX, Chile gozaba de una relativa estabilidad económica y política. La victoria obtenida en la guerra del Pacífico a finales del siglo XIX le permitió adueñarse de cuantiosos yacimientos mineros productivos, que a la larga determinaron el exitoso curso de su economía. De esta forma, el libre mercado, impulsado por las clases altas chilenas, concentró su acción en la minería y logró resultados sustanciales, a pesar de los intentos intervencionistas del Estado. El auge económico de Chile, no obstante, quedó comprometido durante los años de la Gran Guerra y, posteriormente, con la crisis de 1929. Al igual que muchas naciones latinoamericanas dedicadas a la exportación

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de

materias

primas,

A diferencia de Cuba, cuyo único eje económico era la industria azucarera, la naciente industria cuprífera palió las repercusiones negativas que el fin del ciclo

el

advenimiento de la Primera Guerra Mundial

salitrero había ocasionado en la economía chilena.

dañó fuertemente la industria salitrera chilena, pues a partir de entonces los precios de producción y de venta del salitre, principal mineral explotado, tuvieron una involución.1 La Gran Depresión ahondó la crisis de esta industria, que logró sobrevivir precariamente por acción del Estado y de numerosas paraestatales, entre ellas la Corporación del Salitre de Chile (COSACH).2 A diferencia de Cuba, cuyo único eje económico era la industria azucarera, la naciente industria cuprífera palió las repercusiones negativas que el fin del ciclo salitrero había ocasionado en la economía chilena.3 Para 1929, la producción de cobre aumentó a 317,000

1 Oscar Muñoz Gomá, Chile y su industrialización, Santiago, CIEPLAN, 1988, pp. 771-774. 2 La COSACH fue una empresa mixta que buscó racionalizar la explotación del salitre para hacer frente a la depreciación y a la competencia de los fertilizantes artificiales. Francisco Julián Durazo Herrmann, El Estado y la crisis. La Argentina, Chile y México en la década de 1930, tesis, México, El Colegio de México, 1999, p. 87. 3 El “monomercado” al que estuvo sujeto Cuba durante este período y la imposibilidad de desarrollar otra actividad que respaldara la economía nacional incidieron mayormente en la forma en que el país respondió a la Gran Depresión. A diferencia de esto, el surgimiento del sector cúprico durante el punto de quiebre de la industria salitrera en Chile permitió a la nación sudamericana sobrellevar mejor la crisis.


ANTE

LA GRAN DEPRESIÓN

toneladas, que representaban un valor de 110 millones de dólares; aunado a esto, la ley Kemmerer sobre exportaciones permitió al gobierno acrecentar modestamente sus ingresos. Finalmente, los beneficios por impuestos constituyeron 42% del valor total de producción. De esta forma, Chile pasó a depender del mercado de cobre.4 La crisis, acentuada para 1930, ocasionó serios daños a la economía nacional. Los precios y la producción del cobre cayeron sustancialmente (232,000 toneladas a un precio de 7.03 centavos de libra), lo cual dibujó un panorama crítico ante la falta de un sustituto cercano –la industria salitrera estaba cerca de la quiebra– que permitiera paliar esta situación. La balanza de pagos entró en crisis y se registró un déficit de 118 millones de pesos en 1931. La inestabilidad ocasionó la fuga de capitales y, en consecuencia, la ruina de los principales bancos. Igualmente, el PIB registró un decrecimiento de 26% y, mientras los salarios disminuían, los costos de vida aumentaban.5 El Estado intervino ante un llamado de auxilio. Para evitar la salida de capitales, el gobierno de Carlos Ibáñez estableció el control de cambios, con el cual Chile salió del patrón oro. Además, emprendió una política arancelaria que disminuyó el nivel de importaciones, lo que benefició en el corto plazo a la industria. Finalmente, se redujeron el gasto y el empleo público, lo que repercutió directamente sobre los salarios y el poder de adquisición y acentuó el descontento de la población empobrecida.6 Estas medidas únicamente evitaron un debacle coyuntural, pues la economía chilena no recuperó los niveles de desarrollo anteriores a la crisis sino hasta una década después.

4 Markos Mamalakis y Clark Winton Reynolds, Essays on the Chilean Economy, Illinois, Richard D. Irwin, 1965, pp. 227-230. 5 Ibid., pp. 230-234. 6 Sergio Villalobos R.. et al., Historia de Chile, Santiago, Universitaria, 1990, pp. 774-767.

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ÁGORA CUBA: LA CAÑA DE AZÚCAR Y LA CRISIS DE 1929 Desde sus inicios como república “independiente”, Cuba desarrolló una fuerte dependencia de Estados Unidos. La Enmienda Platt, que establecía “el derecho a los norteamericanos de intervenir en la política cubana para preservar su independencia y mantener un gobierno adecuado para su protección y la libertad individual”, desacreditó a los gobiernos cubanos, los cuales se valieron de este instrumento para resolver las innumerables crisis políticas que enfrentaron.7 Durante los primeros años del siglo XX las élites industriales americanas se asentaron en las provincias de Oriente y Camagüey, escenarios del boom azucarero.8 Durante el primer trimestre del año 1920, Cuba presenció el período de mayor auge en la producción de caña de azúcar, durante el cual los niveles se quintuplicaron (de un millón de toneladas hasta cerca de cinco millones para ese año) y los precios aumentaron (a principios de 1920 se cotizó en 11.34 centavos de dólar la libra). Sin embargo, la situación cambió durante la

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segunda mitad del año. La recuperación europea perjudicó a la industria azucarera cubana: la aprobación de la tarifa Hawley-Smooth aumentó el arancel al azúcar, el cual se situó en dos centavos de dólar. Frente a este panorama, los empresarios estadounidenses optaron por retirar su capital, y Cuba quedó sumida en una seria crisis de producción y exportaciones.9 La Gran Depresión culminó el frenesí cubano. Las exportaciones cayeron casi 40% para 1931 (se pasó de 3,611.6 millones de toneladas en 1925 a 2,109.8 millones). De igual manera, los precios cayeron

drásticamente

(0.92

centavos

de

libra

para

1932)

y

la

inestabilidad

resultante ocasionó la fuga de los pocos capitales remanentes, el aumento del desempleo, la disminución de los salarios y del presupuesto de la nación, que decreció sustancialmente para 1933.10

7 Richard Gott, Cuba. A New History, New Haven, Yale University Press, 2004, pp. 105-129. 8 Brian Pollit, “The Cuban Sugar Economy and the Great Depression”, Bulletin of Latin America Research, 2 (1984), pp. 3-8. 9 Ibid., pp. 10-15. 10 Carlos Márquez Sterling, Historia de Cuba, Nueva York, Las Américas Publishing Company, 1969, pp. 401-405.


ANTE

LA GRAN DEPRESIÓN

Ante la Gran Depresión, el presidente Gerardo Machado recurrió a una política intervencionista. Para intentar reestablecer los precios del azúcar, resolvió reducir la zafra mediante la aprobación del Acta Verdeja. El “tiempo muerto” de la cosecha agudizó el desempleo, que trató de combatirse con la creación de empleos temporales derivados de la creciente inversión estatal en obras públicas, pero el poder adquisitivo de los salarios era insuficiente para cubrir los costos de vida. De igual manera, se intentó rescatar el erario, con poco éxito, mediante la continuación de las tarifas arancelarias implementadas en 1927.11 Estas medidas intervencionistas, al contrario del caso chileno, no evitaron el desenfreno ni solventaron la situación.

CHILE Y CUBA: COSTOS SOCIALES Y POLÍTICOS DE LA

GRAN DEPRESIÓN

La crisis económica no se desarrolló en un vacío social ni político. La Gran Depresión ocasionó la caída de regímenes dictatoriales (Gerardo Machado en Cuba y Carlos Ibáñez en Chile) –deslegitimados por su ineficacia– y el establecimiento de gobiernos de transición efímeros que, por la inestabilidad reinante,

Las consecuencias tan drásticas que ocasionó la dependencia del modelo primario-exportador convencieron a las clases industriales y burguesas de la necesidad de políticas intervencionistas que garantizaran sus intereses.

sirvieron de antesala a Estados más represivos y nacionalistas. Las consecuencias tan drásticas que ocasionó la dependencia del modelo primario-exportador convencieron a las clases industriales y burguesas de la necesidad de políticas intervencionistas que garantizaran sus intereses. De igual manera, la industria comenzó su largo proceso de desarrollo, aunque sólo en el caso de Chile.12

11 Ibid., pp. 425-428. 12 O. Muñoz Gomá, op. cit.

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ÁGORA La movilización social se institucionalizó a raíz de la crisis. Los primeros sindicatos obreros y partidos comunistas fueron el motor de la manifestación social contra el régimen, pues estas organizaciones simbolizaron efectivamente la exasperación de las masas. Sin embargo, la supervivencia de estas agrupaciones, para los dos casos estudiados, siguió trayectorias distintas: en Chile, se logró mediante la integración al sistema político; en Cuba, mediante la oposición clandestina y permanente. Dos factores permiten explicar por qué Chile fue “menos afectada” que Cuba. Cuba se valió de una dependencia binaria: de un “monomercado” y de un monocultivo. Aunado al declive azucarero, anterior a 1929, las restricciones norteamericanas provocaron el ahondamiento de la crisis. Por otra parte, la economía chilena, que no dependía de un sólo mercado de exportación, pudo mitigar con mayor facilidad la crisis. En otro ámbito, la presencia de trabajadores antillanos en Cuba fue devastadora para el Estado, pues engrosaron

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las filas de sindicatos y de fuerzas laborales revolucionarias, lo que produjo más inestabilidad. En Chile la situación fue menos radical, porque la inmigración laboral era prácticamente inexistente. La Gran Depresión fue un fenómeno de “dos caras”. Por un lado, la debacle vivida a finales de los años veinte arruinó el sistema económico latinoamericano –primario-exportador– de forma inédita; por el otro, paradójicamente, benefició el desarrollo de la industria en general, la creación de movimientos políticos diversos y la formación de Estados más fuertes, independientes e intervencionistas, fórmula que, a la larga, concedió una relativa prosperidad y estabilidad política, económica y social a algunos países de la región. H


PERÓN Y SU LEGADO POLÍTICO Pablo Rodrigo Barriga Dávalos*

JUAN DOMINGO PERÓN DEJÓ HUELLAS tan profundas en la Argentina del siglo veinte que la historia del país austral bien podría dividirse en antes y después de Perón. El general ejerció una poderosa influencia en las formas de hacer política, en el tejido institucional, en la sociedad, en el papel del Estado, en la cultura y en el sistema político.1 Sin embargo, el legado de Perón es más que el resultado de la voluntad de un sólo hombre: es el entramado de sus acciones, las de otros actores, las condiciones estructurales y el “peso de la historia” (path dependency). Perón permitió y estimuló la participación política popular, dotó de una nueva dimensión y peso a la ideología, y polarizó a la sociedad.2 El apoyo peronista provenía de sectores mayoritarios del ejército, pequeños industriales y, principalmente, sindicatos de trabajadores urbanos, quienes obtuvieron del gobierno peronista beneficios materiales y simbólicos, incrementaron su capacidad de influencia en las decisiones gubernamentales y aumentaron su número de miembros. A cambio, Perón exigió obediencia y sometimiento y ejerció un estricto control sobre la clase trabajadora.3 Ingresaba así al sistema político un nuevo actor que había esperado por lo menos tres decenios para ser tomado en cuenta: la masa movilizada, que no perdería su fuerza ni sus beneficios —más lo primero que lo segundo— hasta que el lugar dominante del proletariado dentro de las clases populares * Estudiante de quinto semestre de la licenciatura en Política y Administración Pública de El Colegio de México. 1 Elizabeth Jelin, “Don’t Cry for Me, Argentina, or the Globalization of Peronism”, Contemporary Sociology, 26 (1997), pp. 302-304. 2 Thomas E. Skidmore y Peter H. Smith, Modern Latin America, Nueva York, Oxford University Press, 2005, p. 90. 3 James W. McGuire, Peronism without Perón: Unions, Parties, and Democracy in Argentina, Stanford, University Press, 1997, pp. 50-54.

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ÁGORA disminuyera en la década de los años ochenta.4 En paralelo a las clases populares se instalaron en la política argentina las ceremonias multitudinarias y el uso de los medios de comunicación masiva. Además de la inclusión política del proletariado, el peronismo extendió —Evita mediante— el sufragio a las mujeres en 1947. El justicialismo, la sumamente flexible doctrina peronista, era la “tercera posición” argentina frente al capitalismo y el comunismo; pretendía armonizar capital y trabajo bajo el lema de “justicia social, independencia económica y soberanía nacional”. El nacionalismo resultó decisivo para ganar las elecciones de 1946 y fue una constante en la política argentina -cuya máxima expresión fue acaso la invasión a las Islas Malvinas/Falkland en 1982- que limitaría la capacidad de gobiernos posteriores para formular políticas favorables al capital. El

peronismo

naciente

negó

legitimidad

a

otras

fuerzas

políticas,

responsabilizándolas por la Década Infame (1930-1943). Años más tarde, los partidarios de

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Perón apelaban a dos mitos políticos unificadores para desautorizar a sus rivales: la época dorada del peronismo (1946-1948) y los hermosos años antes de 1930. Habían cristalizado dos nuevas identidades colectivas: el peronismo y el anti-peronismo.5 Mientras el discurso peronista sostenía que Argentina era un país sin conflictos de clase, la política económica cambiaba las relaciones entre los distintos sectores de la sociedad, lo que agudizaba el conflicto sociopolítico. El primer plan quinquenal transfería recursos de los exportadores agrícolas hacia obreros urbanos e industriales -a quienes ofrecía protección aduanera, planes de crédito y divisas a precios diferenciales- mediante el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) y, en consecuencia, la clase media veía amenazados su estatus, sus símbolos y sus instituciones. Además, la legislación laboral condicionaba la productividad de las empresas, agraviando a algunos empresarios. El

IAPI

adquiría la producción agrícola a precios bajos y la vendía a precios del mercado internacional. Este mecanismo de distribución de bienes asfixiaba el motor de la economía

4 Tulio Halperín, La larga agonía de la Argentina peronista, Buenos Aires, Ariel, 1994, p. 134. 5 Ibid., pp. 23-25.


PERÓN

Y SU LEGADO POLÍTICO

argentina –la exportación agrícola–, lo que

condicionó

la

capacidad

del

El peronismo exacerbó el conflicto

peronismo para mantenerlo, tornándose

sociopolítico, lo que se tradujo en violencia

insostenible debido a las condiciones de

que alcanzó niveles inimaginables y

la

economía

mecanismo

internacional.6

funcionó

mientras

Este se

mantuvo el boom de los precios agrícolas

llegó a su máxima expresión en el terrorismo estatal del Proceso de Reorganización Nacional.

de la posguerra. Después, Argentina entró en una serie de ciclos de recesión y recuperación y tendió a la inflación crónica. El giro en la política económica del segundo plan quinquenal (congelamiento de salarios, suspensión de subsidios y estímulos a la exportación agrícola) no pudo contrarrestar la creciente fragmentación de la sociedad.7 El peronismo exacerbó el conflicto sociopolítico, lo que se tradujo en violencia que, aunque no era desconocida en la política argentina, durante y sobre todo después de los dos primeros gobiernos de Perón alcanzó niveles inimaginables y llegó a su máxima expresión en el terrorismo estatal del Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983). Es indudable que Perón heredó una sociedad ya fragmentada, pero sus políticas la fragmentaron hasta el punto en que la violencia se hizo inevitable.8 Durante el primer gobierno de Perón cambió la relación entre el Estado y los sindicatos, estableciéndose entre ellos conexiones clientelares y de patronazgo. El gobierno ejerció control sobre los sindicatos de manera arbitraria, decidiendo sobre su representatividad y legalidad mediante la Ley de Asociaciones Profesionales de 1945, sobre la legalidad de las huelgas desde 1946, e interviniendo a los sindicatos opositores y reemplazando a sus líderes. Para vencer a sindicatos opositores, Perón usaba su poder de

6 Ibid., pp. 26-34. 7 Hugo Glagovsky, El postperonismo, s.l., Escuela Técnica ORT, 1995, pp. 7-9. 8 Ibid., p. 11.

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ÁGORA manera plebiscitaria, empleando la táctica “divide y vencerás”, o apoyando a las facciones más débiles en contra de las fuertes.9 En el Partido Justicialista (PJ) prevaleció la organización informal. El jefe máximo no necesitaba construir una estructura partidaria fuerte, pues aprovechaba la capacidad organizativa de la Confederación General del Trabajo (CGT), de los sindicatos y del Estado para repartir beneficios y conseguir apoyos. De esta forma, el PJ carecía de una amplia burocracia centralizada y era más bien un conjunto de redes personales, una “desorganización organizada”. Los sindicatos eran los que permitían ganar elecciones, no los partidos políticos, lo que a la larga dificultaría la institucionalización del sistema democrático. Esta organización flexible y baja institucionalización permitió la supervivencia del movimiento, pero limitó su capacidad de reacción en momentos críticos.10 Los cambios en las formas de

40

El Partido Justicialista carecía de una

política tuvieron correlato en el tejido

amplia burocracia centralizada y era

institucional y la forma estatal. Los

más bien un conjunto de redes personales,

beneficios a la clase obrera se expresaron en

una “desorganización organizada”.

leyes, instituciones y la promulgación de una constitución en 1949, que permitía la

reelección, reconocía el carácter corporativo del Estado y derechos a los obreros. Sin embargo, Perón no creía en las instituciones democráticas. Si las elecciones de 1946 fueron calificadas de las más transparentes en la historia argentina, las de 1951 se caracterizaron por su opacidad: líderes opositores fueron encarcelados y se negó el acceso a medios de comunicación a otros partidos, a los cuales se reprimió.11 La legitimidad de la democracia comenzó a erosionarse desde 1931, año en que la manipulación electoral se hizo sistemática. El uso plebiscitario que el peronismo dio a las urnas y la escasa tolerancia hacia el pluralismo político, junto a la posterior redefinición

9 J. W. McGuire, op. cit., pp. 56-59. 10 Ibid., pp. 60-79. Véase también Steven Levitsky, Transforming Labor-based Parties in Latin America: Argentine Peronism in comparative perspective, Cambridge, University Press, 2003, pp. 58-91. 11 J. W. McGuire, op. cit., pp. 61-69.


PERÓN

Y SU LEGADO POLÍTICO

arbitraria por parte de los regímenes militares de los términos en los que era válido participar en la competencia democrática, hicieron que muchos sectores dejaran de creer en las vías electorales y buscaran una nueva forma de participación y presión, que ya se había insinuado durante los primeros gobiernos peronistas: la violencia política.12 Con Perón, el Estado se hizo corporativo y se convirtió en el árbitro entre distintas facciones sociales; sus fronteras con el partido, el sindicato y la sociedad se hicieron borrosas. Además, aumentó el número de empleados, así como el de las atribuciones y obligaciones estatales, al continuar la

tendencia de industrialización acelerada e

intervencionismo económico iniciada en 1930. Pero si el Estado se había fortificado de 1930 a 1955, la interpenetración entre gobierno y clientelas, la inestabilidad política y la sucesión de crisis económicas lo habían debilitado considerablemente para la década de los años ochenta, en que había pasado de ser el principal actor político a ser una especie de botín por el que combatían distintas facciones.13 Aunque Perón mejoró la calidad de vida de los sectores populares y acrecentó su fuerza política, no erosionó las fuentes de poder de las facciones conservadoras, produciéndose un impasse en el que ningún grupo tenía fuerza suficiente para imponer su proyecto a los demás, pero sí para bloquear los proyectos de los otros,14 lo que provocó la inestabilidad que Argentina vivió hasta el proceso de Reorganización Nacional. Desde el regreso a la democracia, el peronismo no ha dejado de ser un actor político de primera línea, aunque su herencia se haya atenuado: podría decirse que ya no es el clivaje alrededor del cual se divide la sociedad argentina. H

12 T. Halperín, op. cit., pp. 49-55. 13 Ibid., pp. 91-93. 14 J. W. McGuire, op. cit., p. 70.

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LA POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE LUIS ECHEVERRÍA Diana Carolina Ortiz Gutiérrez*

La Doctrina Carranza expresó dos principios básicos de la política exterior mexicana: el respeto a la no intervención y la autodeterminación de los pueblos. Más tarde, en 1930, con la formulación de la Doctrina Estrada, México renunció a utilizar el reconocimiento de los gobiernos de otros países como arma política.1 Con base en estos fundamentos, y recordando su historia decimonónica, el gobierno mexicano adoptó una posición pasiva después de la Segunda Guerra Mundial para evitar conflictos con otros países, especialmente con Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) impulsó una política exterior más activa, que buscaba una mayor participación en el mundo mediante nuevos acuerdos bilaterales y multilaterales. De acuerdo con diversos autores, los factores que obligaron al presidente Echeverría a cambiar la política exterior se pueden englobar en tres grandes ámbitos: cambios en el orden internacional, crisis en el funcionamiento del modelo económico y problemas en la política interna.2 El presente ensayo analizará los diversos factores, nacionales e internacionales, que influyeron en el diseño de la política tercermundista durante el sexenio de * Estudiante de quinto semestre de la licenciatura en Relaciones Internacionales de El Colegio de México. 1 Mario Ojeda, México el surgimiento de una política exterior activa, México, SEP, 1986, p.28. 2 Mario Ojeda, op.cit,; Rosario Green, “México: la política exterior del nuevo régimen”, Continuidad y cambio en la política exterior de México 1977, México, COLMEX, 1977; Eugenio Anguiano, “México y el tercer mundo: racionalización de una posición”, Continuidad y cambio en la política exterior de México 1977; Guadalupe Pacheco Méndez, La política internacional de Luis Echeverría 1970-1976, México, UAM Azcapotzalco, 1980.

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ÁGORA Echeverría; además, se presentarán tres casos que ejemplifican el cambio en la política exterior mexicana: su presencia en la Asamblea General de la ONU el 5 de octubre de 1971, la presentación de la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados en Santiago de Chile en abril de 1972, y su relación con el gobierno del presidente Salvador Allende.

El gobierno de Luis Echeverría impulsó una política exterior más activa, que buscaba una mayor participación en el mundo mediante nuevos acuerdos bilaterales y multilaterales.

En

el

ámbito

internacional,

la

disminución de las tensiones generadas por la Guerra Fría permitió una mayor tolerancia ideológica en los diferentes países y, como consecuencia, una mayor flexibilidad en las negociaciones. La reorientación mundial hacia

una hegemonía no polarizada propició el resurgimiento del poder económico de Europa y Japón, así como el surgimiento de China como nueva potencia. Al mismo tiempo, no obstante, se

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presentaron problemas en el mundo capitalista. A partir de 1967, las grandes potencias enfrentaron severas crisis alimenticias, energéticas y monetarias, además de tendencias recesivas en la economía y una acelerada inflación mundial. Los problemas económicos en Estados Unidos provocaron la devaluación del dólar en dos ocasiones, lo que llevó al gobierno norteamericano a decretar una tasa impositiva de 10% a todas las importaciones.3 La crisis económica en México, que influyó decisivamente en la política exterior nacional, tuvo su origen en tres factores. El primero fue el agotamiento del modelo de “desarrollo estabilizador”, el cual no se había modificado en dos décadas. Este modelo ya no ofrecía los empleos requeridos para satisfacer la demanda producida por el acelerado crecimiento demográfico; además, había dificultades en el proceso de sustitución de importaciones y otros problemas como el déficit creciente en la balanza comercial y el aumento de la deuda externa. El segundo fue la disminución del turismo a causa de la mala

3 M. Ojeda, op. cit., p. 45; R. Green, art. cit., pp. 4-5; E. Anguiano, art. cit., pp. 216- 217; G. Pacheco, op. cit., p. 5.


LA

POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE

LUIS ECHEVERRÍA

imagen adquirida por los eventos de 1968. El tercer factor fue el fin de la “relación especial” con Estados Unidos, pues la tasa impositiva sobre las importaciones decretada por Nixon afectó principalmente al comercio mexicano y canadiense. Ambos países quisieron negociar una situación preferente pero ninguno tuvo éxito.4 La crisis política desatada en 1968 constituye el tercer factor explicativo de la política de Echeverría. Originalmente un movimiento estudiantil en el Distrito Federal, el cual se extendió a diversos sectores de la sociedad, cuestionó la legitimidad del régimen político, que manipulaba la ideología “revolucionaria” y la idea de democracia participativa. Así, se levantó la voz en contra de las estructuras políticas, económicas y sociales controladas por el Estado. Gran parte de las demandas del movimiento se centraban en la democratización de la política nacional y en la apertura del sistema a la participación de otros grupos.5 Esta crisis, a corto plazo, atrajo reacciones punitivas; no obstante, tres años después, las protestas tuvieron gran influencia sobre las políticas del gobierno y fueron el principal estímulo para el reformismo de Echeverría.6 Esta inconformidad se reflejó también en las elecciones de 19707 y en la aparición de la guerrilla. Al iniciar su sexenio, Echeverría enfrentaba dos dificultades en lo que respecta a política interna. Primero, la necesidad de un cambio en el modelo económico se hizo urgente; segundo, la reconciliación con la izquierda se hizo necesaria para evitar otra crisis como la de

4 M. Ojeda, op. cit., p. 44; R. Green, art. cit., p. 5; G. Pacheco, op. cit., p. 5. 5 Yoram Shapira, “Mexico: The Impact of the Student Protest on Echeverria’s Reformism”, Journal of Interamerican Studies and World Affairs, 19 (1977), pp. 560-561. 6 Y. Shapira, “La política exterior de México bajo el régimen de Echeverría: retrospectiva”, Foro internacional, 19 (1978), pp. 62-67 (En adelante “Política exterior de Echeverría”). 7 En las elecciones presidenciales de 1970 el PRI obtuvo el 79.8% de los votos, a diferencia de 1964, cuando obtuvo el 87.6%, o de 1958, cuando su votación fue del 90.4%. El voto hacia el PAN se incrementó a 13.8%, en comparación con 1964 cuando obtuvo el 10.9%, o en 1958, cuando fue del 9.4%. Además, en 1970 el 34% del padrón electoral se abstuvo de votar y 25% de los votos fueron anulados. De acuerdo con Ojeda, estas cifras son un claro ejemplo de ilegitimidad, por lo que era necesario encontrar una formula para revitalizar la imagen del Estado mexicano. Ojeda, op. cit., p. 52; Carlos Pereyra, “México: los limites del reformismo”, Cuadernos Políticos, 1 (1974), p. 59.

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ÁGORA 1968, por lo que decidió tomar las medidas pertinentes para garantizar la paz social.8 Para sanear el primer problema, México entró en una etapa de “diplomacia comercial”, cuyo objetivo era incrementar las relaciones comerciales con nuevos países (Guatemala, Costa Rica, Nicaragua y Honduras; en el caso de Japón el objetivo se centró en conseguir apoyo tecnológico). Esta etapa se caracterizó por la sustitución de los representantes diplomáticos tradicionales y por el empleo de funcionarios con experiencia en cuestiones económicas, comerciales y financieras. La lógica de esta modificación se fundamentó en que “quien sabía de economía, sabía vender”.9 La solución al segundo problema se buscó mediante diversas reformas, una de las cuales fue la apertura democrática, que pretendía atraer la simpatía de los sectores disidentes. Por esta razón, Echeverría diseñó una política de diálogo directo, crítica y autocrítica del propio gobierno y aún del sistema.10 Esta nueva política reformista fue creada una vez que Luis Echeverría era Presidente de

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la República. Durante su campaña electoral, no expresó interés por la política exterior o por el movimiento tercermundista; si bien asumió el poder en una época de crisis, lo que hacía imperativa la expansión del mercado, él creía que la “relación especial” con Estados Unidos seguiría.11 Al no ser así, la nueva relación con el Tercer Mundo parecía ser el sustituto perfecto para impulsar el desarrollo en México.12 De 1972 a 1974, la crisis del petróleo y el encarecimiento de las materias primas impulsaron a diversos países subdesarrollados a mejorar sus relaciones entre sí.13 Como diría Shapira, Echeverría “percibió la necesidad de una

8 Además de los eventos de 1968, también se cuestionaba la legitimidad de Echeverría por el Halconazo, la manifestación estudiantil violentamente reprimida por un grupo paramilitar al servicio del Estado llamado “Los Halcones”, ocurrido en la Ciudad de México el 10 de junio de 1971. 9 E. Anguiano, art. cit., p. 217; Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, p. 70. 10 M. Ojeda, op. cit., p. 53. 11 G. Pacheco, op. cit., p. 4. 12 Olga Pellicer de Brody, “Presentación”, en “Documentos y comentarios en torno al viaje del presidente Echeverría (marzo – abril de 1973)”, Foro Internacional, 53 (1973), p. 1. 13 G. Pacheco, op. cit, pp. 6, 15.


LA

POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE

LUIS ECHEVERRÍA

transformación radical de los aspectos fundamentales de todo el sistema internacional, para dar soluciones a los problemas internos y a un malestar nacional”.14 El primer acto de la política tercermundista de Echeverría fue su visita a la Asamblea General de las Naciones Unidas el 5 de octubre de 1971. Esta acción significó un cambio en la política exterior pues se trató del primer presidente mexicano que asistía a tal asamblea. El discurso pronunciado en esa ocasión demostró la nueva posición multilateral mexicana: México expresó su apoyo para la incorporación de la República Popular de China a la ONU; de igual forma, convocó emotivamente a la solidaridad latinoamericana (los países pobres debían unirse para enfrentar la situación deplorable en que vivían).15 De acuerdo con Shapira, el documento más importante propuesto por Echeverría ante la comunidad internacional fue la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, presentada en la III UNCTAD en Santiago de Chile en abril de 1972, y adoptada en diciembre de 1974 por la Asamblea General de la ONU.16 Al proponer esta Carta ante el Grupo de los 77, Echeverría mencionó los beneficios de tener un sistema más justo y propuso que la Carta fuera un complemento a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.17 De igual forma, realzó la importancia de la unión entre los países del Tercer Mundo para hacer valer sus intereses.18

14 Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, p. 63. 15 Luis Echeverría, “Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. 5 de octubre de 1971” en Dirección General de Documentación e Informe Presidencial, México ante el mundo. Textos internacionales del presidente Luis Echeverría, diciembre 70/agosto 74, México, Secretaría de la Presidencia, 1974, pp. 46-49; M. Ojeda, op. cit., p. 65. 16 Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, art. cit., p. 79. La Carta fue aprobada con 120 votos a favor, 6 en contra (Estados Unidos, Inglaterra, Alemania Federal, Bélgica, Dinamarca y Luxemburgo) y 10 abstenciones. Samuel Schmidt, El deterioro del presidencialismo mexicano los años de Luis Echeverría, México, Editores Asociación Mexicanos, 1986, p. 194. 17 Luis Echeverría, “Discurso en la III UNCTAD. 19 de abril de 1972”, en Dirección General de Documentación e Informe Presidencial, México ante el mundo textos internacionales del presidente Luis Echeverría, diciembre 70/agosto 74, México, Secretaría de la Presidencia, 197, p. 124. 18 “Nos ayudaremos a nosotros mismos y de los demás exigiremos un trato equitativo, autentica cooperación y respeto puntual a los principios rectores de la no intervención y autodeterminación”. Luis Echeverría, “Discurso ante el grupo de los 77. Santiago de Chile. 19 de abril de 1972”, en Dirección General de Documentación e Informe Presidencial, México ante el mundo textos internacionales del presidente Luis Echeverría, diciembre 70/agosto 74, México, Secretaría de la Presidencia, 1974, p. 130.

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ÁGORA El objetivo de esta Carta quedó expresado en el discurso pronunciado por Porfirio Muñoz Ledo: Debemos fortalecer los precarios fundamentos legales de la economía internacional. No es posible un orden justo y un mundo estable, en tanto no se creen obligaciones y derechos que protejan a los Estados débiles. Desprendámonos de la cooperación económica del ámbito de la buena voluntad para cristalizarla en el campo del derecho. Traslademos los principios consagrados de solidaridad entre los hombres a la esfera de las relaciones entre los países.19 Esta carta enumera varios principios fundamentales de las relaciones económicas entre países, como la soberanía, la igualdad entre Estados, la no agresión, la no intervención, la libre determinación de los pueblos, el arreglo pacifico de controversias, el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, la cooperación, entre otros. Es un documento que buscaba constituir un marco legal para la cooperación entre los países miembros de la ONU. 20 Finalmente, las relaciones entabladas con el gobierno de Salvador Allende marcaron el cambio

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en la política exterior. La finalidad de esta relación en el ámbito interno era contrarrestar el activismo estudiantil, dar un distintivo de solidaridad y ser una fuente de legitimidad ante los grupos de izquierda. En el ámbito internacional, el mandatario mexicano quería consolidar una imagen progresista, ganar una apariencia pluralista y estar en contra de la hegemonía de Estados Unidos.21 En sus presentaciones ante multitudes de trabajadores, campesinos y estudiantes durante su visita a México, Allende señaló las similitudes políticas entre los dos gobiernos; de

19 Porfirio Muñoz Ledo, “Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados. Discurso ante la III UNCTAD” en Dirección General de Documentación e Informe Presidencial, México en la UNCTAD, México, Secretaría de la Presidencia, 1973, p. 97. Por 90 votos contra ninguno y 19 abstenciones, la Conferencia aprobó esta resolución en votación nominal, “Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados” en Dirección General de Documentación e Informe Presidencial, México en la UNCTAD, México, Secretaría de la Presidencia, 1973, p. 103. 20 S. Schmidt, op. cit, pp. 195-196. 21 E. Anguiano, art. cit., pp. 19-20; Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, art. cit., p. 71; Luis Echeverría, “Discurso ante el Congreso de Chile. 18 de abril de 1972”, en Dirección General de Documentación e Informe Presidencial, México ante el mundo textos internacionales del presidente Luis Echeverría, diciembre 70/agosto 74, México, Secretaría de la Presidencia, 1974.


LA

POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE

LUIS ECHEVERRÍA

esta manera, el mandatario chileno ayudó a movilizar el apoyo de la izquierda y conseguir legitimidad ante esos grupos.22 Echeverría construyó la alianza con Allende para deslindarse de los eventos ocurridos en 1968. El mandatario mexicano parecía abierto y comprometido con los diferentes sectores de la sociedad; no obstante, Echeverría reflejo cierto oportunismo con Allende, pues el prestigio de este último lo beneficiaría. Cabe destacar que Chile fue una de las principales naciones que apoyaron la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados. Además, la relación con Allende permitió a México acercarse a los países

Echeverría, quien necesitaba el apoyo de la izquierda, construyó la alianza con Allende para deslindarse de los eventos ocurridos en 1968.

miembros del Pacto Andino.23 Como muestra de agradecimiento al pueblo chileno se estableció una modesta línea de créditos para contrarrestar el bloqueo de Estados Unidos y de órganos internacionales por la expropiación de la industria cúprica.24 La definición del Tercer Mundo dada por Echeverría demuestra claramente los lineamientos de esta política exterior activa. Se trata de “naciones que se hallan en diversos grados de desarrollo, con ideologías e idiosincrasias distintas y con intereses de corto y mediano plazo diferentes, pero los problemas a que hacen frente y su propia condición de marginados, los conducen, irreversiblemente, a un proceso de integración y solidaridad”.25 México desempeñó un papel relevante en el impulso del tercermundismo. Sin embargo, Echeverría siempre tuvo en mente esta política como mecanismo para solucionar los problemas internos. Los objetivos de la nueva política exterior fueron: restaurar la imagen progresista del Estado mexicano, lograr la reconciliación con la izquierda mexicana, dar una fachada de pluralismo político para atraer la inversión económica de otros países y buscar una nueva 22 Y. Shapira, “Política exterior de Echeverría”, p. 71. 23 G. Pacheco, op. cit., p. 63. 24 M. Ojeda, op. cit., p. 66. 25 E. Anguiano, art. cit., p. 222.

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ÁGORA estrategia económica que sustituyera al modelo de “desarrollo estabilizador” por el de “crecimiento compartido”, menos desigual en su distribución. La presencia creciente de Echeverría en los foros internacionales debía crear confianza suficiente para atraer la inversión al país. El protagonismo de Echeverría, por demás, evitó que Fidel Castro tomara el estandarte del movimiento. Porfirio Muñoz Ledo, subsecretario de la Presidencia, diseñó la política tercermundista de Luis Echeverría. 26 Fue una política elaborada principalmente para resolver problemas internos. De acuerdo con Ojeda, un miembro destacado del grupo

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de

diseño

de

la

política

Los objetivos de la nueva política exterior fueron: restaurar la imagen progresista del Estado mexicano, lograr la reconciliación con la izquierda mexicana, dar una fachada de pluralismo político y buscar una nueva estrategia económica.

declaró que si el nacionalismo era el vínculo esencial del consenso y éste constituía, a su vez, un elemento fundamental para la estabilidad, marco indispensable para el desarrollo, entonces era necesaria una política exterior que alimentara el nacionalismo y que fomentara el consenso, la estabilidad y el desarrollo. Con esta declaración se puede apreciar que el objetivo principal era obtener el respaldo de la izquierda y alcanzar un nivel de desarrollo suficiente para tranquilizar las demandas de la sociedad; en suma, solucionar los problemas internos del país.

26 Entrevista con el profesor Eugenio Anguiano, 8 de febrero de 2008.


LA

POLÍTICA TERCERMUNDISTA DE

LUIS ECHEVERRÍA

CONCLUSIONES El cambio internacional, la crisis en el modelo de “desarrollo estabilizador” y el conflicto político con la izquierda influyeron en la creación de la política tercermundista de Luis Echeverría. Aunque se puede concluir que los factores nacionales fueron más decisivos que los internacionales, en ocasiones estos últimos dieron origen a los primeros (la tasa impositiva de 10% que aplicó Estados Unidos a las importaciones desestabilizó la economía nacional, por ejemplo). Además, las condiciones internacionales, como la crisis del mundo capitalista o el movimiento tercermundista, crearon una coyuntura propicia para el cambio en la política exterior. Después de analizar los distintos factores que incidieron en el diseño de la política exterior de Echeverría, así como las primeras acciones de esta nueva política, se puede respaldar la posición de Rosenau, quien considera que “las políticas exteriores de las sociedades modernas son conformadas a menudo por necesidades internas: para apoyar liderazgos carismáticos, por la necesidad de identidad y prestigio de una elite o por la necesidad que sienten los grupos en el poder de desviar la atención de los problemas internos”.27 H

27 James Rosenau, “Pre-theories and theories of foreign policy”, Approaches to comparative and international politics, Evanston, Northwestern University Press. 1966, p.3.

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UNA SOLUCIÓN CAÍDA DEL CIELO PROPUESTA PARA CONTRIBUIR A SOLUCIONAR PROBLEMAS DE ESCASEZ DE AGUA EN IZTAPALAPA*

Se dice que si uno no sabe a dónde se dirige, cualquier camino le conducirá a ese lugar. La dirección basada en resultados consiste en lo contrario. Se trata, en primer lugar, de elegir un destino decidiendo qué itinerario nos conducirá a él. Conforme se avanza se comparan los adelantos con el mapa y, si es necesario, se enmiendan los detalles de la ruta trazada.

Khalid Malik, director de la oficina de evaluación del PNUD1

“PENSAR

EL

DESARROLLO”reúne a un grupo de estudiantes de El Colegio de México que ha

tenido dos propósitos desde su inicio: escribir artículos colectivos sobre temas de desarrollo, desde una perspectiva multidisciplinaria y con visión crítica, e intentar incidir positivamente en nuestro entorno social. La tarea de escribir un artículo colectivo es una empresa interesante y

* Los autores de este artículo son Juan Francisco Bezares Calderón, Paola Del Bosque Centeno, Gracia María Grande Barahona, Diego Michel Macías Woitrin, Rodrigo Martínez Romero, Jordy Adrián Meléndez Yudico, Rosa Velia Suárez Sánchez y Mijail Santos Luján, estudiantes y egresados de las licenciaturas en Relaciones Internacionales y en Política y Administración Pública de El Colegio de México. 1 RMB in UNDP: general principles and concepts, New York, 2002, p. 1.

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ÁGORA aleccionadora. Interesante por la convivencia mantenida, por la metodología utilizada y por la experiencia adquirida. Aleccionadora por la necesidad de confrontar opiniones, contrastar ideas y equilibrar puntos de vista para llegar a acuerdos y tomar decisiones. De esta manera, se aprende no solamente del tema tratado, sino a trabajar en equipo. De ahí la importancia de tener claros los objetivos, pues dan coherencia y unifican el trabajo individual. En el caso de este artículo, el objetivo que se planteó fue buscar una solución viable a un problema de desarrollo local: la escasez de agua potable en algunas zonas de la delegación Iztapalapa. La falta de agua potable es un tema de estudio relevante por sus claras y nefastas repercusiones al desarrollo, que son ampliamente discutidas en el mundo.2 De especial interés es el estudio de la delegación Iztapalapa; ahí hay una paradoja lamentable y documentada3: por un lado la demarcación presenta problemas de inundaciones cada época de lluvias y, por otro, los habitantes de Iztapalapa son los que sufren con mayor rigor la carencia de agua potable durante varias

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semanas del año. El problema no es trivial, pues, ante la falta de agua, las opciones para miles de pobladores de Iztapalapa, muchos de ellos de escasos recursos, se reducen a contratar pipas para atender las necesidades más básicas de alimentación y aseo.4 Ante una situación así, parece claro que cualquier propuesta de solución debe basarse en una gestión hidráulica integral que incluya dentro de sus metas reparar el sistema de drenaje, instalar nuevas redes de distribución de agua y tratar el mayor volumen de aguas residuales.

2 Véase, por ejemplo, el informe del PNUD: Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua, PNUD, 2006. (http://hdr.undp.org/en/reports/global/hdr2006/chapters/spanish/) 3 Para tener una idea aproximada del problema puede consultarse: “Crisis hidráulica: entre la sequía y la inundación”, (http://www.metropoli.org.mx/modules.php?name=News&file=article&sid=3792). También puede verse: “Vecinos sin agua

amenazan

con

bloqueos

en

Iztapalapa”,

(http://www.metropoli.org.mx/modules.php?name=News&file=article&sid=2838). 4 El precio del servicio de pipas oscila entre $20 pesos por un tambo de cien litros por $300 pesos por la cisterna completa.


PENSAR

EL DESARROLLO

Dentro éstas últimas, el agua de lluvia es un recurso apenas reutilizado.5 Los responsables

Nuestra propuesta de solución consiste en

gubernamentales, tanto en el ámbito fede-

aprovechar a mayor escala el agua de lluvia y

ral

como

en

el

capitalino

y

para ello instalar sistemas de captación de

delegacional, no han sabido responder con

agua pluvial (SCAP) en distintas zonas de

políticas públicas eficaces -y con una visión

la delegación Iztapalapa.

a largo plazo- a estos problemas. Nuestra propuesta de solución consiste en aprovechar a mayor escala el agua de lluvia y para ello instalar sistemas de captación de agua pluvial (SCAP) en distintas zonas de la delegación Iztapalapa. Pensar el Desarrollo, con el apoyo de ASHOKA-México, desarrollará un proyecto para instalar un SCAP en una escuela primaria. Los avances, obstáculos y resultados de este proyecto serán motivo de nuestro próximo artículo colectivo. Por ahora nos limitamos a examinar los orígenes del problema, su gravedad y ponemos a consideración una alternativa de solución. Queremos hacer el proyecto en un espacio público, en este caso una institución educativa, para reforzar el sentido pedagógico de la reutilización y tratamiento del agua. Pensamos que con este proyecto no solamente se puede atemperar -aunque sea un poco- el problema de la escasez, sino también hacer evidente la importancia que tiene el ahorro y la buena utilización de los recursos naturales. En una frase: aprovechar el agua de lluvia para gastar menos y crear conciencia ambiental.

5 Según el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), el promedio anual de precipitaciones para el territorio mexicano es de 1,500 kilómetros cúbicos. Si se aprovechara tan sólo el 3% de esa cantidad se podría abastecer a 13 millones de mexicanos que actualmente no cuentan con agua potable, se darían dos riegos de auxilio a 18 millones de hectáreas de temporal, se abastecerían 50 millones de animales y se regarían 100 mil hectáreas de invernadero. Sofía E. Garrido y Antonio Ramírez, Sistemas para la captación y tratamiento de aguas pluviales para uso y consumo humano, IMTA (presentación en Power Point para la Cumbre Infantil Morelense de Medio Ambiente, 2006).

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ÁGORA VISIÓN GENERAL DEL PROBLEMA A. Un recuento histórico El problema del agua en la ciudad de México no es reciente y para intentar entenderlo en toda su complejidad es necesario hacer algunas precisiones geográficas e históricas. En primer lugar, la región lacustre del Valle de México es de tipo endorreico,6 por lo que el agua acumulada tan sólo puede abandonar el sistema mediante la filtración al subsuelo, la evaporación o el desvío artificial hecho por el hombre. Estos procesos, sobre todo la acción humana, han provocado la paulatina extinción de los lagos.7 Por esto mismo, del antiguo sistema de lagos del Valle de México, Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco, solamente los dos últimos eran de agua dulce; la del resto no era potable porque presentaba residuos salobres, de plantas y de animales. De tal manera, durante varios años los habitantes de la ciudad de México sólo tuvieron para su consumo el agua proveniente de las cuencas de las sierras de las Cruces, del

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Ajusco y de los manantiales que contienen las filtraciones al subsuelo del derretimiento de los hielos de esas cumbres. No obstante, hasta antes del siglo XX, el abastecimiento de agua no significó un problema que implicara mayores esfuerzos que la construcción de acueductos y mecanismos simples para recuperar el agua proveniente de las cuencas al poniente de la ciudad y que surgía de sus ricos manantiales.8 En segundo lugar, fue justamente debido al crecimiento de la metrópoli que en el siglo XIX comenzó la perforación de pozos para extraer agua del subsuelo, lo que se convirtió en práctica aceptada hasta que el hundimiento de la ciudad se

6 Esto significa que el agua que recibe de los escurrimientos provenientes de las montañas y del agua de lluvia no tiene salida. 7 Así pues, los lagos del Valle de México comenzaron a extinguirse desde hace cerca de 600 años, pero este proceso se aceleró con la presencia de una gran urbe como la ciudad de México 8 Incluso, en algún momento el verdadero reto para la ciudad de México no estuvo en cómo hacerse del agua, sino en cómo evitar que ésta se hiciera de la ciudad. Así, la construcción de la infraestructura hidráulica estuvo, en primera instancia, dirigida a sellar mediante diques los accesos de agua que significaran un riesgo para la ciudad y después a crear cuencas por las que fluyeran los excedentes de agua y las residuales, por ejemplo, el Gran Canal del Desagüe.


PENSAR

EL DESARROLLO

manifestó como su principal consecuencia a mitad del siglo XX. El área urbana y el número de habitantes siguieron aumentando. Como era de esperarse, la sobreexplotación de los recursos hídricos de la cuenca del Valle de México (ríos y mantos acuíferos), así como de cuencas y manantiales, hizo necesaria la importación de agua desde otras regiones para abastecer los requerimientos de la ciudad. A partir de la década de 1940 se inició la explotación de la cuenca del Lerma, la cual, para la década de los años setenta, ya presentaba signos de grave deterioro. Para suplirlo, como una medida urgente, se diseñó el Plan de Acción Inmediata que atrajo agua desde diversos afluentes y trató de revivir y restaurar el sistema del Lerma sin éxito. El sistema Cutzamala, que traslada agua hacia la Ciudad de México desde los estados de México y Michoacán, suplió al Lerma. Sin embargo, esta última obra no está terminada y resultaría por si sola insuficiente para satisfacer la creciente demanda de la capital, aún si se pretendiera ampliar el sistema e ignorar el deterioro que esto traería a regiones distintas y distantes al Valle de México. Como se puede notar, lamentablemente el desarrollo histórico, económico, político y demográfico de la capital no fue acompañado de una buena planeación hidráulica, lo que ha impedido diseñar políticas que den a la Ciudad de México coherencia con su entorno.

B. Un nuevo enfoque, pero integral Así pues, el panorama actual es complejo: La ciudad de México cuenta con sistemas, tanto de abastecimiento como de drenaje de agua, que dan cobertura a tasas cercanas

al

100%,

pero

ambos

mecanismos permanecen inconclusos y con malos augurios para su durabilidad y

La ciudad de México cuenta con sistemas, tanto de abastecimiento como de drenaje de agua, que dan cobertura a tasas cercanas al 100%, pero ambos mecanismos permanecen inconclusos y con malos augurios para su durabilidad y mantenimiento.

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ÁGORA mantenimiento.9 Por si eso fuera poco, la calidad en la prestación de estos servicios tiene vergonzosas diferencias dependiendo de a qué áreas de la ciudad nos estemos refiriendo. Desafortunadamente son aquellas zonas y colonias con mayor pobreza urbana y menor desarrollo social las que padecen el rigor de los problemas concernientes al agua: mal funcionamiento del drenaje y escasez de agua potable. Resulta preocupante, además, saber de sobra y desde hace tiempo que la explotación de las aguas del subsuelo no corresponde a la recarga de los mantos freáticos y que el agua es traída cada vez desde fuentes más lejanas. Esto, aunado a los altos niveles de consumo por persona al día, a los usos ineficientes del servicio y a los altos porcentajes de pérdida por fugas en las redes primarias, crea un panorama realmente complicado. La atención del agua como problema público ha tenido distintos enfoques. Durante años, los encargados gubernamentales se preocuparon más por atender los problemas urgentes,

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de corto plazo, que a diseñar políticas para limitar la sobreexplotación y el consumo irracional del agua, integrar los sistemas para reutilizar los recursos y conseguir el apoyo y colaboración ciudadana para la conservar su entorno. Aunque muchas veces hubo proyectos de más largo plazo, se careció de previsión y de voluntad para llevarlos a cabo. Además, hasta hace poco las dependencias gubernamentales a cargo de la administración y manejo de los recursos hídricos pasaron de estar relacionadas únicamente con los departamentos de obras y construcción de infraestructura a depender de las secretarías encargadas de los temas ambientales.10 Como se ve, el problema es amplio y complejo, por lo que se requiere de múltiples acciones, las cuales, si están coordinadas y tienen un objetivo compartido, obtendrán mejores resultados. Mucho se ha

9 Véase, por ejemplo, El desafío del agua en la Ciudad de México, Centro de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (CESPEDES), 2000. 10 En el caso del Distrito Federal, la creación del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM) en el 2003 implicó la desaparición de la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica. El SACM es un organismo público descentralizado que está sectorizado dentro de la Secretaría de Medio Ambiente del DF. A nivel federal la Comisión Nacional del Agua es un organismo desconcentrado de la SEMARNAT.


PENSAR

EL DESARROLLO

dicho sobre la necesidad de aceptar que el agua de la que puede disponer el Distrito Federal es escasa, pero creemos que un grupo como “Pensar el Desarrollo” puede ir más allá de comprender el problema e intentar incentivar la búsqueda de alternativas racionales de abastecimiento, como el tratamiento de aguas residuales y la captación de agua pluvial.

EL PROYECTO CON ASHOKA-MÉXICO EN UNA ESCUELA DE LA DELEGACIÓN IZTAPALAPA

El crecimiento demográfico de Iztapalapa desde los años ochenta arroja bastante luz sobre el problema de escasez de agua que actualmente presenta esta demarcación. La población actual de Iztapalapa representa 20.61% de la población de todo el Distrito Federal, el porcentaje más alto respecto al resto de las delegaciones. Aunque sólo 5% de

Debido al insuficiente servicio de agua en algunas colonias, a la mala calidad del recurso cuando llega y a la venta clandestina de agua que hacen algunos piperos que trabajan en la delegación Iztapalapa, la población se ve en la necesidad de contratar el servicio de pipas privadas.

la delegación carece de la red de agua potable, hay colonias que cuentan con la red pero a las que no les llega agua diariamente y que, incluso, pueden estar semanas sin recibir el recurso.11 Debido al insuficiente servicio de agua en algunas colonias, a la mala calidad del recurso cuando llega y a la venta clandestina de agua que hacen algunos piperos que trabajan en la delegación Iztapalapa, la población se ve en la necesidad de contratar el servicio de pipas privadas, las cuales distribuyen agua de mejor calidad. A pesar de que esta situación puede inspirar indignación, impotencia incluso, creemos que la mejor actitud que podemos adoptar es

11 Para que el agua llegue directamente a las casas y viviendas de la población es necesaria una presión mayor a 2.8 Kg/cm2, pero debido a las constantes fugas y la excesiva demanda de la población, hay ocasiones en que la presión llega a encontrarse en niveles menores a 1 Kg/cm2. Mónica María Landa Verde Vásquez, La gestión hidráulica de la delegación Iztapalapa, (Tesis de Maestría), México, El Colegio de México, 2003, p. 55.

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ÁGORA calculadora, realista y entusiasta. Calculadora, porque orientamos nuestros esfuerzos con base en un plan de trabajo meditado e inspirado en la metodología de la gestión basada en resultados que usa el PNUD. Realista, porque equilibramos las tareas que emprendemos con las capacidades que tenemos.12 Y entusiasta, porque buscamos involucrar a los beneficiarios del proyecto, niños, profesores y padres de la familia de la escuela primaria en la que será instalado el SCAP, en el esfuerzo por tener un impacto social permanente.

EL SISTEMA DE CAPTACIÓN DE AGUA PLUVIAL (SCAP) El SCAP tiene tres elementos principales: 1) la captación, 2) la recolección y conducción y 3) el almacenamiento. Dado que sería difícil poner en práctica este sistema en viviendas construidas con materiales poco firmes, creemos que un edificio público, como una escuela, es más adecuado para concretar el proyecto. Para saber aproximadamente de cuánta agua

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dispondremos, será necesario hacer un cálculo de la precipitación promedio del lugar, del consumo promedio para actividades cotidianas, de la superficie del techo y su grado de inclinación.13 El agua será conducida a la cisterna por canaletas de PVC (Policloruro de Vinilo, un plástico resistente y flexible) adosadas a los muros. Y el almacenamiento se hará en tinacos de plástico resistentes o en morteros de arena y cemento rodeados de una malla protectora. Para resistir varios meses de sequía y conservar el agua limpia, es necesario que la cisterna sea impermeabilizada dentro y fuera, que tenga una abertura lo suficientemente

12 Nuestras capacidades son 1) el capital semilla de la organización ASHOKA (un presupuesto de diez mil pesos para organizar el proyecto y llevar a cabo nuestros objetivos), 2) las habilidades de investigación de los alumnos de RI y PAP, 3) el consejo de expertos en el tema como María Perevochtchikova. 13 Con los datos anteriores tendremos una idea de qué capacidad debe ser el tinaco o cisterna de almacenamiento y podremos precisar qué efectividad tiene el SCAP, por ejemplo, al saber cuánta agua se ahorra a lo largo de la temporada de lluvias.


PENSAR

EL DESARROLLO

grande para que una persona pueda entrar a lavarla y se cierre herméticamente para evitar la entrada de insectos o polvo.14 El SCAP tiene varias ventajas. Una de ellas es su viabilidad. En las regiones centro y sur de nuestro país los niveles de precipitación

son

adecuados

para

implementar el SCAP. Según el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), en Iztapalapa el nivel de precipitación

El proyecto no estaría completo sin incluir una campaña informativa entre la población; enfatizaremos la importancia del ahorro y reutilización de los recursos hídricos con miras a mantener el equilibrio en el ciclo vital del agua para futuras generaciones.

supera los 700 milímetros anuales, es decir, 700 litros por metro cuadrado.15 Otra de sus ventajas es que los costos el SCAP son relativamente accesibles, pues no requiere energía (eléctrica o mecánica) para su operación ni mucho mantenimiento para su funcionamiento. Además de estas ventajas, creemos que la instalación del SCAP puede contribuir a cohesionar los vínculos sociales de una comunidad que debe organizarse colectivamente (dividir el trabajo, planear la construcción y repartir los gastos) para gozar los beneficios comunes del sistema. Una última ventaja del SCAP es su capacidad para promover una conciencia ecológica basada en el ahorro de los recursos hídricos y la conservación del ciclo de agua.

14 Para las temporadas de sequías debe preverse un sistema interceptor para las primeras lluvias: se trata de un pequeño dispositivo que conduce el agua hacia un contenedor mucho más pequeño que la cisterna, de 50 o 100 litros, máximo. Las primeras lluvias hacen la limpieza del techo que, después de la temporada seca, estará cubierto de polvo y demás suciedad. Es por ello que las primeras aguas se almacenan aparte porque, si bien no sirven para el consumo humano, pueden ser útiles para el riego. [Unidad de Apoyo Técnico en Saneamiento Básico Rural (UNATSABAR), Guía de diseño para la captación del agua de lluvia, Lima, Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente, Oficina regional de la OMS, 2001, pp. 5 y ss.] 15 Si el conjunto de techos de una escuela es de, digamos, 40 metros cuadrados, entonces, se recolectaría 28 mil litros al año. Descontando de diez a veinte por ciento por evaporación, aún así tendríamos aproximadamente 24 mil litros, lo suficiente para utilizar un un escusado 3700 veces.

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ÁGORA En suma, los distintos propósitos de este proyecto son los siguientes. Instalar el sistema CAP con éxito para que, a raíz de esta experiencia, las autoridades y la sociedad puedan tenerlo en cuenta. La construcción del SCAP en un espacio público con la infraestructura adecuada nos permitiría relacionarnos con la comunidad y a ésta familiarizarse con su funcionamiento y apreciar sus beneficios. El trabajo en una escuela servirá de herramienta para involucrar a los niños y jóvenes al proyecto; con ellos aumentan las probabilidades de continuidad de la iniciativa, al mismo tiempo que garantiza una fuente de retroalimentación en el terreno que, con base en sus testimonios y los indicadores de los resultados, nos permita mejorar el proyecto. A largo plazo, la función de los miembros de Pensar el Desarrollo, más que protagonistas de la acción, será de diálogo y coordinación con los beneficiarios del programa, quienes serán nuestros aliados estratégicos. El proyecto no estaría completo sin la inclusión de una campaña informativa entre la

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población acerca del enfoque ecológico y social que proponemos en el apartado anterior. En ella enfatizaremos la importancia del ahorro y reutilización de los recursos hídricos con miras a mantener el equilibrio en el ciclo vital del agua para futuras generaciones. Es así como esta campaña agrega la dimensión educativa del proyecto, vital en cualquier iniciativa de desarrollo, máxime cuando están involucrados niños y jóvenes. La instalación de un SCAP en una escuela de Iztapalapa representa para “Pensar el Desarrollo” la culminación material de un proyecto de captación y reutilización de agua pluvial que llevaremos a cabo con la colaboración de Ashoka-México; no obstante, nuestros esfuerzos van más allá, porque el propósito final es que la propuesta de mejora que funcione con nosotros pueda seguir funcionando. Se trata, pues, de afectar positivamente la vida de los otros, pero hacer también que estas personas cambien con el ejemplo y con la forma en que ellas, conocedoras de su entorno, conciban este cambio y lo hagan suyo; y de cómo la apropiación de este proyecto lo haga algo duradero. De ahí la importancia de involucrar a jóvenes y niños, tratando de inculcar en ellos un aprendizaje para toda la vida.


PENSAR

EL DESARROLLO

Si bien perseguimos este cambio en el ámbito local, creemos también que todo esfuerzo que hagamos sirve de poco si no se inscribe en lo que llamamos un nuevo enfoque integral de políticas públicas, que considere como medidas indispensables la reutilización -a gran escala- de los recursos, que limite la extracción irracional de las aguas del subsuelo y la explotación de cuencas externas, y que sea capaz de planear nuevos asentamientos en la ciudad en función de los recursos hídricos. Así, el tipo de cambio que iniciamos, aunque modesto, debe ser tomado en cuenta como “un grito” de la ciudadanía para los actores gubernamentales responsables.H

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LAS VICISITUDES DE UN PROYECTO LIBERAL: ENTREVISTA CON

OTTO GRANADOS ROLDÁN*

OTTO GRANADOS ROLDÁN estudió la licenciatura en Derecho en la UNAM y posteriormente la maestría en Ciencia Política en el Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México. Ha desempeñado los cargos de consejero de la embajada de México en España, asesor del presidente de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y es un participante habitual del World Economic Forum de Davos, Suiza. En 1990 fue condecorado por el gobierno de España con la Orden del Mérito Civil, en grado de Gran Cruz, y en 1994 fue seleccionado como uno de los cien Global Leaders for Tomorrow por el propio World Economic Forum. De enero de 1999 a marzo del 2001, fue embajador de México en Chile. Además, Granados Roldán ha sido gobernador del estado de Aguascalientes, director general de Comunicación Social y portavoz de la Presidencia de la República, oficial mayor de la Secretaría de Programación y Presupuesto, secretario particular del Secretario de Educación Pública, y consejero del Fondo de Cultura Económica y de BANOBRAS. En la actualidad, es profesor-investigador y consejero en el Tecnológico de Monterrey, campus Aguascalientes. El jueves veintidós de marzo de 2007 por la mañana, el Maestro Granados concedió una entrevista para la revista ÁGORA, con tres estudiantes del Centro de Estudios Internacionales: Gabriela Chágary, Aramis Hernández y Raudel Ávila. La entrevista tuvo lugar en la Sala de Juntas del Centro de Estudios Internacionales en el Colegio de México. * ÁGORA reconoce y agradece el esfuerzo de su consejo editorial anterior, que hizo posible la inclusión de esta sección de entrevistas. El cuidado editorial de este texto estuvo a cargo de Héctor Flores Ramírez.

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ÁGORA ÁGORA: Sabemos que usted ha colaborado con dos de los exponentes más importantes del liberalismo mexicano: Jesús Reyes Heroles y Carlos Salinas de Gortari.

¿Cuáles son las

continuidades y cuáles las rupturas que encuentra en la concepción del liberalismo que tenía don Jesús y la del presidente Salinas? En otras palabras, las semejanzas y diferencias de lo que cada uno consideraba liberalismo.

OTTO GRANADOS: La impresión que tengo es que en realidad ninguno de los dos era lo

Reyes Heroles era un liberal que creía

que podríamos llamar un liberal ortodoxo,

en el pensamiento laico, en la separación

en el sentido de uno de los grandes

Estado-Iglesia, en este tipo de características

filósofos del pensamiento liberal como

o de valores muy propios del siglo XIX.

Isaiah Berlin. Reyes Heroles era, en efecto,

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un hombre liberal, un historiador del liberalismo, pero desde el punto de vista de la política práctica era lo que podríamos llamar un liberal clásico, decimonónico, en el sentido de subrayar el papel fundamental de la libertad negativa como la entiende Berlin. Era un liberal que creía en el pensamiento laico, en la separación Estado-Iglesia, en este tipo de características o de valores muy propios del siglo XIX. Reyes Heroles tampoco era un liberal en el sentido de que llevase adelante, particularmente en el terreno económico, los principios ortodoxos del liberalismo. Yo creo que no era el caso de Reyes Heroles y ciertamente me parece que lo muestra en muchísimos textos. Como presidente del PRI hace una muy ardorosa defensa de un papel activo del Estado. Y ahí es donde un poco él le da una racionalidad, un sustento intelectual o ideológico a este concepto del Estado como rector del desarrollo, o de economía mixta; en fin, esta forma híbrida que encontró el Estado mexicano para no asumirse ni como un Estado liberal estrictamente hablando pero tampoco como un Estado socialista, en el contexto del debate ideológico de todos esos años que eran ya la parte final de la Guerra Fría.


ENTREVISTA

CON

OTTO GRANADOS ROLDÁN

Entonces, encuentro que Reyes Heroles era un liberal, pero más en el sentido político; es

En lo que Salinas estaba pensando no era

decir, el derecho a creer en lo que uno

en el liberalismo social como fin, sino en el

quisiera,

o

el

derecho

a

no

creer,

liberalismo social como un medio que le

sencillamente. Hay por ejemplo discursos que

permitiera al PRI refundarse sobre bases

recomiendo leer que son de su época en

ideológicas relativamente nuevas o más

Educación Pública, donde análogamente a su

modernas para la época.

época del PRI, daba contenido liberal a la economía. Pero en su época de Educación, ahí vemos a Reyes Heroles liberal en el sentido político, es decir, la preservación de una sociedad laica en la cual cada quien puede creer en lo que le venga en gana, o sencillamente no creer. El liberalismo de Salinas, lo veo mucho más ortodoxo desde el punto de vista económico, mucho más cercano al liberalismo inglés de finales del siglo XIX. Es decir, un papel claramente orientado a darle una cierta supremacía al mercado: a la apertura del mercado, a la apertura comercial, a América del Norte, particularmente. A modernizar la economía para darle mucho más peso a los agentes productivos privados y reducir el tamaño del Estado. Lo que Salinas hace al añadirle el criterio social es, en realidad, la elaboración ideológica de una estratagema política. En lo que Salinas estaba pensando no era en el liberalismo social como fin, sino en el liberalismo social como un medio que le permitiera al PRI refundarse sobre bases ideológicas relativamente nuevas o más modernas para la época. La primera de ellas es invirtiendo en los términos de la “refundación del PRI”; aunque este término nunca lo usó, pero lo usa en términos prácticos. Si en 1929 el PRI nació como un partido desde el poder para unificar a los cientos o miles de partidos y agrupaciones o ligas que existían en la república para crear al PNR, Salinas quiere, en primer lugar, refundar al PRI al revés, o sea, que nazca desde abajo. En segundo lugar, ese andamiaje popular que no tuvo en 1929 el PRI, en los años ochenta iban a ser los comités de Solidaridad, los del Programa

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ÁGORA Nacional de Solidaridad. Entonces, ahí va a tener el segundo factor importante, constituir una red de comités (llegaron a haber 150 - 200 mil aproximadamente), que le iban a dar al PRI, al PRI refundado, el andamiaje popular del que careció en 1929. Y en tercer lugar, como consecuencia de estas dos estrategias de carácter estrictamente político, hay que darle la cobertura ideológica. Entonces, se encuentra haciendo una mezcolanza de algunas ideas del siglo XIX, del contenido social de la revolución mexicana, más las nuevas ideas de la modernización económica, y se encuentra con una especie de cóctel ideológico para dárselo, para asignárselo, para etiquetar el proyecto de refundación del PRI. Entonces, si uno se fija en ese sentido, Salinas es un liberal mucho más moderno. No tuvo ningún reparo ni mucho menos en promover cierto tipo de medidas que quizá a Reyes Heroles no le habrían gustado, como por ejemplo la reforma en las relaciones Estado-Iglesia o la reforma del artículo 27 constitucional para certificar los derechos agrarios y darles la plena

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propiedad a los ejidatarios de la tierra que ya la poseían físicamente. Hay una diferencia también notable en que Reyes Heroles nunca fue, me imagino que por cuestiones culturales e incluso idiomáticas, un gran simpatizante de las relaciones con Estados Unidos. En eso se parece más a una parte de los liberales del siglo XIX, que eran también bastante nacionalistas y antiamericanos. Salinas no le teme para nada a esa relación; al contrario, la fomenta, la busca. La procura desde antes que tomara posesión, en el primer encuentro que tiene con Bush padre, en Houston, siendo ambos presidentes electos. Además había estudiado allá, hablaba inglés; en fin, no le tiene mayor miedo a este tipo de cosas que los liberales propios del siglo XIX, o una parte de ellos, sí temían de manera muy, muy particular.

ÁGORA: Desde esta misma perspectiva, ¿en qué consisten los obstáculos que se le presentan a un político mexicano con un proyecto liberal, sea en lo político o en lo económico, dadas las condiciones del país?


ENTREVISTA

CON

OTTO GRANADOS ROLDÁN

OTTO GRANADOS: Son realmente serios. Algunas de ellos insuperables y tremendamente anidados en la historia cultural de México, desde mediados del siglo XIX hasta la fecha. Me refiero, primero, a que parte de la esencia del liberalismo clásico consiste en la tremenda, privilegiada y primaria autonomía del individuo. Y ésta es una característica que creo yo que la sociedad mexicana nunca ha tenido en realidad. O probablemente en alguna época del siglo XIX, quizá, pero como no tenemos estudios de opinión pública ni de psicología social que nos expliquen qué pensaba la sociedad en el siglo XIX, simplemente lo menciono con carácter especulativo. Pero, con posterioridad a la revolución, como parte de este juego que el Estado mexicano hizo de apropiarse de los valores que en el XIX habían sido los propios de la Iglesia, entonces el Estado, el nuevo Estado, el nuevo régimen político, al que podríamos llamar entre comillas “el segundo Estado mexicano”, como lo propone Luis Medina, empezó a construir en ese momento su propia elaboración ideológica, para dársela a eso que en algún momento el propio Vasconcelos llama “la creación del hombre nuevo”. Y aquí entramos curiosamente al otro tipo de libertad que Berlin menciona, que es la libertad positiva. Es decir, el uso de la libertad, sí, pero para decirte a ti exactamente qué es lo que tienes que hacer: yo Estado te voy a decir a ti cómo vas a maximizar, a optimizar, tus grados de libertad para que seas más próspero, para que alcances otras metas. Entonces, el Estado mexicano, a lo largo de todo el siglo XX, va creando a través de instrumentos formales de socialización, la escuela, los libros de texto, el discurso político, la simbología, los homenajes, la bandera, etcétera, un corpus axiológico, un corpus de socialización, llamémosle político sí, pero también de valores, en el cual el individuo, la sociedad, no tienen un papel de gran autonomía o de gran ejercicio de su individualidad. Si a esto le agregamos dos elementos más, que son las características del régimen político semiautoritario a lo largo de todo el siglo XX, más la evolución económica, el desarrollo hacia adentro, la sustitución de importaciones, los subsidios, el no cobro de impuestos, todo este tipo de cosas, naturalmente entonces encontramos una ciudadanía

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ÁGORA llamémosle adocenada, muy poco autónoma; y esto lo muestran las encuestas de ahora. Las últimas encuestas, tanto la Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, que ha hecho la Secretaría de Gobernación ya por tres años, el Latinobarómetro, las encuestas de percepción México-Estados Unidos que hizo el Comexi con el ITAM y el Consejo de Relaciones Exteriores de Chicago, todas nos llevan a la misma conclusión: que tenemos una ciudadanía de muy baja intensidad, como lo discuto en uno de esos cuadernos (Cuadernos de Trabajo del Tec de Monterrey). ¿Y qué es lo que pasa con una ciudadanía de baja intensidad? Pues que la posibilidad de hacer reformas que impliquen que esa sociedad o esa parte de la sociedad se vuelvan una ciudadanía de alta intensidad, que vuelva, que pase a ser una sociedad adulta, que tenga que tomar decisiones propias se dificulta enormemente. Las encuestas nos muestran que la gente sigue pensando en un sesenta-setenta por ciento que basta con que el presidente quiera hacer

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ciertas cosas para que se logren realmente. Lo cual, como ustedes saben, es prácticamente imposible. Sigue suponiendo que los partidos no sirven para nada, que basta con que haya líderes políticos decididos, lo cual fue un dato que interpretó muy correctamente López Obrador el año pasado. Si ustedes ven el discurso de López Obrador, es uno de los discursos más reveladores de esta psicología ciudadana, que él entendió muy bien, en el sentido de que la gente no quiere hacer demasiadas cosas, quiere que todo se lo haga el gobierno, entonces para que el gobierno haga las cosas basta voluntad política. Y la voluntad política solamente la puede tener un esquema de liderazgo caudillista como el que López Obrador les está ofreciendo. La gente, una gran parte del electorado, compró ese discurso. Por lo tanto, comprenderán ustedes que hacer reformas estructurales importantes que disminuyan, que inhiban, que alteren, este modus vivendi, este modus operandi, este modus pensandi, de la sociedad mexicana, es muy complicado. El caso del pago de impuestos es uno de ellos, quizá de los más reveladores.


ENTREVISTA

CON

OTTO GRANADOS ROLDÁN

ÁGORA: Retomando el tema del nacionalismo. Más allá del que está presente en la población, también está presente en los grupos políticos, ya sea de manera genuina o como un instrumento para golpear al gobierno en un proyecto como el Tratado del Libre Comercio. ¿En qué medida constituye un obstáculo? ¿Cómo se puede superar? ¿Se puede hacer funcional el nacionalismo para proponer un proyecto como el TLC?

OTTO GRANADOS: Para empezar, hay cuestiones ancestrales que están en la psique

El nuestro, no es un nacionalismo con

del mexicano, de los mexicanos en general,

una alta racionalidad intelectual; es

por razones históricas y culturales, por la

absolutamente emotivo, emocional,

vecindad con Estados Unidos. Yo creo que

y este tipo de nacionalismo nuestro

ese factor está muy arraigado en nuestra

es contradictorio.

estructura mental, anímica y psicológica. En segundo lugar, me da la impresión de que este es un mal momento para plantearnos una modificación de ese tema porque el mundo está viviendo una respuesta identitaria al fenómeno de la globalización, un momento de ciertas vueltas a nacionalismos excluyentes. Por ejemplo: ¿cómo compatibilizar la existencia de una amplísima globalización en todos lo sentidos con medidas tan específicas como la obligatoriedad que ha anunciado el gobierno vasco de que hasta los dieciséis años la enseñanza se dé en eusquera?, y que tengas que demostrar competencia en el eusquera. Entonces, ¿qué es todo eso?, es un signo, la lengua es un signo fundamental de identidad, fundamental para todos los pueblos desde que existe el hombre; de buscar cierta defensa frente a ese fantasma que recorre al mundo que se llama globalización; y está ese ejemplo, está el de los catalanes, están otros más en otras partes del mundo y los seguimos sintiendo.

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ÁGORA Y el tercer problema es que no es un nacionalismo con una alta racionalidad intelectual, una alta elaboración como quizá puede serlo en Europa o en otras partes del mundo. No, el nuestro es absolutamente emotivo, emocional, y las encuestas muestran entonces que al ser esto, este tipo de nacionalismo nuestro es un nacionalismo contradictorio. Cuando ayer yo estaba preparando una conferencia sobre el caso de China, estaba revisando algunas encuestas. La opinión pública dice: los chinos [nos] están invadiendo, hay que poner algunos aranceles, ¡perfecto!, y la siguiente pregunta es: ¿en condiciones de igualdad, precio y calidad, usted compraría un producto chino o mexicano? ¡Uno chino! Entonces, tú dices: bueno, este es un nacionalismo esquizofrénico, porque por una parte quisiéramos aprovechar las ventajas de que esos productos son baratos, están al alcance de la mano, pero por otro decimos: sí, sigamos defendiendo a la industria mexicana.

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ÁGORA: Durante la experiencia que tuvo usted como gobernador de Aguascalientes, ¿qué apoyos y qué resistencias encontró en el ámbito local para impulsar un proyecto liberal? ¿Considera que a su salida quedó suficientemente asentado ese proyecto?

OTTO GRANADOS: No, la verdad es que no quedó suficientemente asentado por las mismas razones que explicaba hace un rato. Yo quería instrumentar un proyecto, en efecto, liberal de gobierno, que incluyera muchas de las cosas que yo había visto a nivel federal en el gobierno y mi propia percepción de las cosas que estaban ocurriendo en el mundo. Pero me encuentro, en el caso de Aguascalientes, con que la estructura productiva, la estructura mental de los agentes productivos y de los actores políticos es más convencional. Obviamente, si hablamos de que ya es el principio de un cambio más o menos perceptible a nivel nacional, e incluso en ciudades como ésta, ciudades grandes como ésta. En ciudades pequeñas, en ciudades mucho más pequeñas como Aguascalientes pues obviamente es mucho más marcado. Y curiosamente en


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Aguascalientes no son tan nacionalistas como sí creo que lo pueden ser en otras partes de la república. Pero sí son bastante adocenados desde el punto de vista de la competitividad. Es decir, el discurso empresarial, el discurso de los agentes productivos en Aguascalientes está todavía un discurso, digamos muy tradicional, un discurso muy de los setenta, muy de los sesenta, de “no nos cobren impuestos”, “queremos apoyos”, “créditos baratos”, “no queremos que vengan a competir empresas de fuera”. En fin, este tipo de cosas eran, verdaderamente, recurrentes. Y a la fecha, ya en menor medida, pero todavía salen por ahí, de vez en cuando. Entonces sí, por supuesto que hubo resistencias en ese sentido. Ahora, ¿cómo se salvaron las resistencias? Bueno, pues se salvaron por una razón muy explicable en el caso de los gobiernos estatales. En general, los gobiernos estatales, proporcionalmente, gozan siempre de mucho más poder que el gobierno federal. O sea, el mercado político abierto se vive mucho más intensamente. En Aguascalientes, el gobernador sigue siendo una figura con enorme poder y no hay quien se le ponga al brinco digamos, o quien se plantee hacer muchas cosas. Entonces, cuando nosotros elaboramos este proyecto de gobierno, lo empezamos a ejecutar, lo empezamos a comunicar, pero nunca hubo ni un movimiento muy organizado, ni declaraciones estridentes, ni mucho menos. Si uno propone en campaña, se establece un contrato con el electorado y ese contrato hay que cumplirlo. Y ese contrato estaba expresado en mi programa. ¿Cosas como cuáles? Cosas como la privatización del agua. Por supuesto, fue una decisión muy complicada, porque era una decisión eminentemente liberal, pero en mi discurso de toma de posesión dije: “Voy a hacer una revisión y un ajuste de lo que creo que son las verdaderas responsabilidades del Estado, para que éstas las cumpla bien, con eficiencia y competitividad, y para que al mismo tiempo aproveche la energía de los sectores privados en la colaboración o en la prestación de determinados servicios públicos. Finalmente, lo que queremos es prestar servicios públicos. Yo me aseguraré de que así sea, con eficiencia, con oportunidad y todo lo demás. Independientemente de si estos son prestados por el Estado o por el mercado, digamos por el sector privado.” Y ése fue un caso,

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ÁGORA quizá uno de los más típicamente liberales, porque fue privatizar el servicio de agua potable de la ciudad de Aguascalientes. Experiencia que tuvo un alto costo electoral por que perdimos las elecciones precisamente, las elecciones intermedias. Todos están concientes de que hay que resolver el problema, todos están concientes de que el mercado tiene un papel qué cumplir, todos están concientes de que hay que pagar por el agua, todos están concientes de que mientras más cara el agua los patrones de consumo se moderan sustancialmente. Bueno, todo eso fue lo que se hizo en Aguascalientes. Y todos están concientes de ello, y también están concientes de que tiene un costo electoral. Y como tiene un costo electoral, pues entonces, ahí se queda. ¿Creó esto una cultura liberal entre los diversos sectores? Pues no, la verdad es que no. Por dos razones: primero, porque obviamente para que haya una internalización de valores o de pensamientos de esta naturaleza tienen que pasar muchos años. Y, segundo, como ganó el PAN en la siguiente elección, entonces el PAN volvió a las malas andanzas, a los malos hábitos. Como,

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además, el gobernador que me sucedió era un empresario típicamente de ese sector, muy acostumbrado a evadir el fisco, no pagarle al Seguro, al INFONAVIT, hacer negocios con el gobierno, o sea, el típico empresario que se hizo rico sobre todo en los setenta. Entonces, lógicamente, la presión competitiva que nosotros introdujimos al conjunto de la planta productiva y de los actores sociales en el Estado se estancó.

ÁGORA. Como analista, ¿cree que Calderón empieza su sexenio con el pie derecho? ¿Cuál es el escenario?

OTTO GRANADOS: Entiendo las condiciones, las variables externas con las que llega Calderón, que son, por ejemplo, lo cerrado del proceso electoral, la tensión con el PAN, el problema de des-estructuración institucional que es el que subyace en el problema de inseguridad, o sea la inseguridad no es una causa, es una consecuencia de ese proceso de des-estructuración institucional del Estado; en fin, con todas esas condiciones; y, cuarto punto: bajas expectativas,


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lo cual me parece un fenómeno saludable por sí mismo. Esas son digamos, las variables con las cuales Calderón llega a la presidencia. Entonces él empieza a construir o a tratar de construir una presidencia que se

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Calderón tiene rasgos parecidos a Salinas, o sea en su íntima intimidad él también es un poco autoritario, pero a veces quiere parecer tan serio y tan desapegado del poder como Zedillo, que era muy frío, muy poco populista,

simbolice, primero, por dar la imagen de

poco expresivo.

una presidencia fuerte. Hasta en los rasgos, o con un lenguaje corporal si ustedes quieren con rasgos autoritarios, lo digo en el buen sentido, como por ejemplo sus frecuentísimas apariciones con el Ejército, es decir, es como mostrar una imagen muy presidencial, de una autoridad presidencial que está basada en la fuerza, en el uso de la fuerza, primera característica importante, incluso, a nivel corporal y de imagen. Segunda característica, que es derivación de la primera, es demostrar a nivel nacional y en particular con ciertos actores políticos, como son los gobernadores. Decir: Ahí van los operativos, y ya trae ocho diez o doce; y, en realidad, más que ser un operativo eficiente en términos de seguridad, es un mensaje a los gobernadores. Decir: Yo no voy a ser como Fox, yo no voy a hacer un vaciamiento en la institución presidencial, yo sí la voy a ejercer. La tercera cosa es que yo creo que Calderón se debate un poco entre “Dr.” y “Mr.” Por una parte tiene rasgos parecidos a Salinas, o sea en su íntima intimidad él también es un poco autoritario, como Salinas, en el buen sentido; aunque a veces también en el malo (risas), pero a veces quiere parecer tan serio y tan desapegado del poder como Zedillo, que era muy frío, muy poco populista, poco expresivo. Paradigmas, además, biográficamente comprensible, los que ha visto a lo largo de dieciocho años. Él tiene cuarenta y cuatro, menos dieciocho: veintiséis. O sea, años muy formativos de su carrera política, sus visiones, sus referentes fueron tres presidentes; uno de ellos, olvidado, pero los otros dos no. Él aprendió, por una parte, el estilo presidencial fuerte, de jugar rudo, de Salinas; por otra parte, el estilo de también de jugar fuerte, pero con

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ÁGORA otro comportamiento, como era el de Zedillo. Entonces, me da la impresión de que está viviendo todos los días con ese debate. Y eso lo obliga a que, por ejemplo, en su intimidad él quisiera dar un golpe de timón espectacular, entonces el Dr. Salinas le dice ¡dalo!, y el Dr. Zedillo le dice, ¡no, no lo des! Entonces, está en eso. De que lo quiere lo quiere, le gustaría hacer algo.

ÁGORA: Hay una dimensión adicional a la que no hemos hecho referencia del todo y que complementa su actividad política. Me refiero a su militancia en el PRI. Yo quisiera conocer su parecer respecto de la nueva dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, las tareas que ha de enfrentar, y su apreciación respecto de una solicitud que parece hacerse en los medios últimamente, respecto de una definición ideológica más clara dentro del PRI. ¿Qué opina usted de estos asuntos?

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OTTO GRANADOS: Yo diría primero que Beatriz Paredes me parece que es una gente que, razonablemente, puede tener una visión más clara de las cosas. Creo que no es exactamente el mejor símbolo de la modernidad, ni mucho menos. Porque también tiene un estilo híbrido, una mezcla de liberalismo, neoliberalismo, populismo, todo en la misma caja. Pero desde el punto de vista intelectual, de una intelectualidad orgánica, pienso que puede tener un buen desempeño en ese sentido. La segunda cosa sería que, a mí me parece que el debate sobre una definición ideológica no tiene ningún sentido. Ningún sentido porque ya estamos en un momento en el mundo en el que nadie tiene necesidad de definirse ideológicamente. O sea, yo creo que la definición ideológica no está en la discusión ni en México ni en el mundo. Se trata de ser efectivos o no efectivos en los gobiernos, si los países son competitivos, si las políticas públicas funcionan, si la pobreza sube o baja. Uno puede ver gobiernos socialistas como el de Ricardo Lagos aplicando políticas eminentemente liberales, y, al revés. Algunos de ellos, por ejemplo, la Asamblea Bianual del Partido Comunista Chino, la Asamblea Popular que terminó la semana pasada, aprobó una Ley de Propiedad Privada, por primera vez, y un aumento en los impuestos


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para la inversión extranjera, del 15 al 25%. Entonces, un gobierno comunista, de un solo partido, toma medidas absolutamente propias de una economía de mercado, y un gobierno como el de Lagos, hace también cosas propias de una economía de mercado. La verdad es que yo creo que no hay ninguna necesidad de definirse ideológicamente porque no está en el debate. Pero tampoco está en la ideología ni en la biografía del PRI. El PRI nunca ha tenido necesidad de definirse ideológicamente porque su ideología cambiaba de sexenio a sexenio, conforme el estado de ánimo del proyecto presidencial. Nacionalistas, revolucionarios, liberales-sociales, lo que ustedes quieran. Entonces, no creo que haga falta eso. Tercero, ahí si viene una cosa importante. Yo sí creo que el PRI está en un momento que puede ser o muy productivo, muy rentable políticamente, o de plano puede ser su agonía. Porque, primero, ya tiene la experiencia de la derrota. Mal que bien, yo creo que ya está aprendiendo a actuar como una oposición responsable en un contexto democrático. Para empezar, tiene el poder suficiente como para convertirse en un partido bisagra, como lo está siendo en la práctica. Tiene ciento y pico de diputados, treinta y tres o treinta y cuatro senadores, la mitad de los gobiernos estatales, un montón de alcaldías importantes. Yo creo que el PRI está en el mejor de los mundos. En este momento, pasada y digerida la derrota, es el partido que puede inclinar la balanza hacia un lado o el otro. Creo que Calderón lo entendió así y me parece que Beatriz lo ha entendido también. La primera ventaja coyuntural que tiene es esa. La segunda ventaja es que, si como yo decía antes, el gobierno no ha establecido la agenda, y la agenda del PRD o del Frente de López Obrador no existe o es una agenda más bien demencial, entonces ¿quién está proponiendo la agenda para el país? O sea, ¿quién está llevándole a los medios la agenda de los temas a discutir? Entonces, yo creo que el PRI de Beatriz Paredes tiene un área de oportunidades importantísima para fijar la gran agenda nacional. H

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FANGO, FE Y FIDENCIO Alejandro Dayan Saldívar Chávez*

Ese fue el comienzo. Y yo nomás me vivía con la boca abierta, mirándolo engatusar al montón de peregrinos que iban a verlo. “Anacleto Morones” en El llano en llamas Silencio, silencio que todo lo oyes, como los niños tímidos, desde los rincones, dame tu consuelo dame tu consejo […] Xavier Villaurrutia

* Estudiante de octavo semestre de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

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Las fiestas del Niño Fidencio tienen una cualidad analgésica. Son fiestas que duelen y alegran, son un jolgorio en donde los creyentes convierten al fidencismo en un espacio de sanación permanente. A más de medio siglo de su muerte, el Niño Fidencio sigue vivo. En octubre, Espinazo se convierte en un teatro de Materias. Las Cajitas desfilan con vestidos de terciopelo y capas de encaje dorado. Las túnicas de los curanderos se arrastran por la tierra en vuelo cansado bajo la bruma del estribillo fidencista: A tus pies vamos llegando, Niño santo y gran doctor, afligidos y llorando en este campo de dolor […]

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ÁGORA Las fiestas del Niño son peregrinas. Las misiones fidencistas vienen del norte de México y del sur de Texas. El periplo de los fieles es un revoltijo de dolores, plegarias y enfermedades. Es un pulular de peregrinos arrastrándose en el piso, de espaldas, rodando, de rodillas… Espinazo es el confín de la gente con fe. Es la frontera entre Coahuila y Monterrey. Durante el 17, 18 y 19 de octubre los fidencistas realizan penitencia: de la Estación del tren al Pirulito, a la Tumba, al Charquito, a la Dicha, al Cerro de las Campanas. Empolvados. Creyentes todos. La madrugada del 16 es ilusoria: los enfermos, los tullidos, los leprosos, los ciegos comparten su agonía y le dan a la Hacienda un aire de camposanto. A media noche los cantos amargos le dan calor al alma. Los rezos y el dolor invaden los espacios, y eso, a pesar del sonido sofocante, es estar vivo.

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Al amanecer, la nube de insectos atraídos por el fango se disipa con la marejada de enfermos que tiran sus cuerpos al Charquito, al ojo de agua donde siempre hay posibilidad de que las infecciones sanen. O empeoren. Y ahí comienza la agonía semanal.


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El día 17 es el aniversario espiritual del taumaturgo de Espinazo. Las Cajitas son un ánima en el desierto: una esperanza y un misterio. Para curar utilizan brebajes y murmullos encima de los cuerpos tirados en la arena, entre los nopales y las candelillas, entre las avispas y los abejorros. Alrededor de las curaciones las bandas norteñas musicalizan la pena. El sol del desierto es omnipresente. El Niño escupe minuciosamente con los ojos cerrados, las manos en pleno vuelo, los dedos abiertos al aire y los cuchicheos de los fieles curiosos. El enfermo no interrumpe la saliva de la Cajita sobre su cara, lo sana. Es el Niño Fidencio que usa su mano como guía: con el pulgar y el índice bendice los erráticos rostros corroídos por la angustia y el ansía y la inquietud. Sobre el Niño Fidencio repercute un halo misterioso susceptible de cualquier contradicción: en el reino de la fe, todo se cura. En el rancho de Espinazo los peregrinos buscan protección divina, y la encuentran en los ojos de las Cajitas, que son como heridas ciegas, y también, son prueba de que Fidencio está en la tierra. Aliviando.


PORTAFOLIO Al amanecer un grupo de zopilotes pilotea en círculos el desierto, el serpentear de los peregrinos empolva los párpados, percude la lengua y los labios. En la punta del Cerro de las Campanas, la voz de Fidencio se mete al cuerpo de una Cajita: Manos tengo y no te siento Ojos tengo y no te veo Piernas tengo y no te alcanzo Oídos tengo y no te escucho […] […] La Cajita extendió los brazos. Con manos expertas y ásperas, le tocó los hombros, inclinó la cabeza y escuchó. Me duele. El enfermo no tenía ningún secreto. Me duele. La Cajita lo tocó frenéticamente por todo el cuerpo. Me duele. Fidencio detectaba las enfermedades con precisión: con el inefable exceso que la fe le da al corazón.

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PORTAFOLIO El 18 es confusión. Es el tiempo disuelto entre tanta epidemia. Es la espera del misterio que apaga la vida. Es el tintineo de las campanas. La gente lo sabe: es probable que el Niño muera. Así, la tarde transcurre entre la vendimia, los bailes y las Materias. El Charquito es la geografía perfecta del caos. Los fieles se sumergen entre los grumos de lodo y los renacuajos y el fango y la gente. En la Charca la grabación sinfín de la pomada milagrosa se confunde con los rezos y las oraciones. El agua se agita con violencia, las porcinas aguas se turban cuando Fidencio empuja a un enfermo al fondo del abismo. Uno tras otro, hasta terminar el ritual. Al atardecer los fieles son pellizcos en medio del lodo. Son los hombres y mujeres de barro que buscan sobrevivir. Son fermento de una sociedad donde no hay lugar para las culturas populares. Son los amotinados frente a la injusticia de no sanar en medio del agua que desintoxica el alma. El 19 es acongojo. Es el Niño que se derrite en parafina y se vende en estampita. En su tumba, las lágrimas se anidan como gusanos, a las dos de la tarde un íntimo silencio lamenta su muerte. Afuera, las bandas norteñas cantan: “es cierto que me duele que me dejes, pero como otras veces ya se me pasará”. Y la acordeona sigue tocando.

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LA FANTASMAGORÍA DE UN RANCHO El pueblo de Espinazo en el municipio de Mina, Nuevo León, sólo existe en Octubre. El aniversario del Niño el 17 de octubre o su santo en marzo, son la metamorfosis de un pueblo fantasma como Espinazo. En los días de fiesta convive en armonía un extenso repertorio de santos, curanderos, héroes y bandidos: la gitana Margarita Catalán, San Pascualito Bailón, Don Pedrito Jaramillo, el Niño Pan, el Santo Niño de Atocha, la Santa Muerte, Pancho Villa, Juan Soldado, San Judas, Jesús Malverde. Son santos multiplicados en cada puesto. Son innegables. Son santitos todos. Espinazo es un rancho de carpinteros que regresa en las fiestas. Es la nostalgia de ver pasar el tren que transporta productos merced de la globalización. Parece como si un espíritu maligno se dedicara a obnubilar los festejos del Niño Fidencio cuando los peregrinos esperan luz verde para cruzar las vías del ferrocarril.

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En la década de los 30, los vagones del tren se atestaban como un convoy del metro. Los peregrinos armados con sus enfermedades viajaban de Monterrey a Paredón y de ahí a Espinazo, al estruendo del desierto, a las fauces de la fe, con las Cajitas y los sombreros con cascabeles y guantes con brillantina. Como ahora, como siempre. En 2007, los niños ponen monedas en las vías. Las ruedas del tren chispean y las monedas se excitan. Las vías del tren son los huesos de la memoria del México mágico que se resiste a caducar. Espinazo es la recreación del paisaje estepario de Juan Rulfo y su Llano en llamas, revitalizado por los que viajan en autos derruidos y por las camionetas cargadas de fierros de los comerciantes. Con la fe en las ventas. Cruzando las vías del tren. Con el polvo que nubla la vista y se vuelve al aire.


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LA ALQUIMIA DEL NIÑO José de Jesús Fidencio Constantino Síntora, no pudo escapar de la vida mundana. Nació en el rancho de Las Cuevas, municipio de Iramuco, Guanajuato el 13 de noviembre de 1898. Fue el hijo número 14 de un total de 25. Como era común en la época, su madre lo prestó. A los siete años el destino de Fidencio fue de mozo con la familia López de la Fuente. Después, estalló la Revolución. Confuso por la estampida revolucionaria, Fidencio viajó por mar y tierra. Se dedicó a labrar henequén y a cocinar en un barco. Desde entonces buscó hasta encontrar su destino: la hacienda de Espinazo. En 1924 regresó con el desaparecido villista que en su infancia le dio adopción: Enrique López de la Fuente.

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Espinazo era una hacienda que se encontraba en los límites de Nuevo León y Coahuila, propiedad de un alemán llamado Teodoro Von Wernich, donde trabajaba Enrique López de la Fuente como administrador. Una vez que Fidencio llegó a la casa grande se dedicó a pastorear ovejas, con las cuales practicaba sus dotes místicos de curación. Tras experimentar su misticismo con los animales, Fidencio logró afianzar los milagros cuando curó a una docena de mineros heridos. El inicio de su fama fue el presagio celestial de Espinazo. Y con las curaciones, la gente llegó por millares. Los milagros siguieron. Fidencio era capaz de quitar tumores a punta de vidrio y fuego. En un año, la Hacienda se convirtió en hospicio, el Pirul se sacralizó, el Cerro de la Campana se convirtió en cerro de oración, La Dicha en almacén de locos y leprosos, y el Charquito oscureció sus porcinas aguas. El 8 de febrero de 1928 llegó a la estación ferroviaria de Espinazo un tren llamado El Olivo. En éste viajaba el presidente Plutarco Elías Calles con su séquito encabezado por el general Juan Andrew Almazán y el gobernador del estado de Nuevo León, Aarón Sáenz. La asistencia del presidente le dio voz al Niño Fidencio: “No son pobres los pobres, ni son ricos los ricos; sólo son pobres los que sufren por un dolor…”. La lepra del presidente y su confianza en el taumaturgo norteño radicalizó el conflicto con la Guerra Cristera cuando dijo: “Él no estafa, no mata, por el contrario, cura y hace el bien, la salud es cuestión de lógica, el que la necesita la busca”.


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