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ENTRE NUBES Y MUCHAS, MUCHAS TACHAS...

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ágora

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Ana Karina Martínez Gabriel

“Porque, en defnitiva, ¿quién es aquel que le atinó con su verdadero camino? ¿Quién es aquel que está seguro de no haberse equivocado?”1

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Tachas deL destacado escritor gUanaJUatense Efrén Hernández (19041958) es un cuento publicado por la Secretaría de Educación en el año de 1928. En este relato, el autor nos narra un episodio en la vida de un peculiar estudiante de apellido Juárez quien, como muchos de nosotros, dedica sus horas de clase a sobrevolar entre los agitados aires de su imaginación.

Un buen día, la mente del joven emprende un vuelo a través de la pequeñísima parte de una de las vidrieras de su colegio en la que, animado, el joven alcanza a vislumbrar la variedad de formas que las nubes parecen dibujar. Luego, pasando por el sonido de los falsos pajarillos cantores que habitaban en las afueras, se detiene un momento a observar la caída de la lluvia. Enseguida, refexiona sobre la loca noción de naturaleza que el mismo Don Quijote habría tenido, o bien —y en su casi nada recurrente dispersión creativa—, decide cuál sería el nombre más indicado para la criada de una casa, o cuál para una joven y bonita mujer.

Así, luego de ignorar por un buen rato a su insistente y bigotudo profesor al que llama “Orteguita”, el chico aterriza de su ensueño al darse cuenta de que el profesor directamente le pregunta: “¿Qué cosa es una tacha?”.2 Cuestionamiento que, como el resto del grupo, había rehuido minutos antes ante su declarada imposibilidad de contestar. No obstante, aún bajo la silenciosa atención de todos sus compañeros de clase, nuestro protagonista accede con gran osadía a dar una ingeniosa, sagaz y sorprendente respuesta...

Aunque no revelaré qué es lo que el estudiante le contesta a su profesor, ni tampoco cómo reaccionaron sus compañeros y el mismo Juárez luego de su elocuente resolución (para que vayas y tú mismo lo descubras), adelanto lo siguiente: con esta narrativa, Hernández nos recuerda lo valioso y sorpresivo que puede llegar a ser la creatividad humana. Una inspiración que nos acompaña, tal como al personaje principal, en el deambular de los caminos de nuestra vida, atravesando la “equivocación” y las múltiples posibilidades que el emprendimiento de un vuelo imaginativo abre en nuestro propio conocimiento del mundo y la explicación que valientemente nos aventuramos a darle porque, fnalmente, como diría Charles Chaplin: el mundo pertenece a quien se atreve.

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