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GATO EN LLAMAS

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ágora

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Edgardo Dinael Anduga González

Cruces medievales y latín enojado.

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Poco antes de la peste negra, un gato negro en llamas se desintegra.

Hecho alma martirizada, este gato paría. Con los bigotes erizos y la cola llameante, cruza mediante su muerte y viaja en el tiempo, espacio y sentimiento.

Ve cadáveres armenios agujereados en el pecho; a indios lakota escapar de su hogar; a chicos punk siendo rapados por el gobierno indonesio; a cuerpos de estudiantes mexicanos quemándose. Ve gobiernos centroamericanos caer por sus bananas y aviones estrellarse contra torres.

Te ve a ti cuando te violaron; a ti cuando te asaltaron; a ti cuando te abandonaron.

El fuego de su cola antes era como una vela pendulante; ahora es como un titánico holocausto que recorre y rodea su cuerpo masivamente.

Cada balazo que suena, cada cabeza que truena, cada latigazo que conecta, cada penetración que infecta, cada intestino que voltean, cada espalda que aporrean, cada casa que catean… Todo lo percibe.

Aceleradamente sigiloso y mudo invasor de momentos inoportunos, el fantasma gato multicronologías quemándose eternamente por el tiempo y el mundo va; ardiendo más por las famas de la humanidad que por el fuego humano.

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