“El nuevo agrónomo, un ser cambiante y productivo”, así titulábamos el editorial de diciembre de 2015. Al agrónomo, afirmábamos: “Se le puede encontrar como un empresario innovador…; dirigiendo centros de educación e investigación públicos y privados; se les halla asesorando a productores y empresarios agrícolas; a otros, instalando sus propios despachos profesionales; o trabajando en laboratorios especializados… En los últimos años se viene forjando un nuevo agrónomo, lejos de aquel que exclusivamente fincaba sus esperanzas laborales en una oficina de gobierno”. Ahora: “El agrónomo del futuro debe tener habilidades y valores como la puntualidad, disciplina, orden, respeto, responsabilidad, trabajo en equipo, iniciativa y liderazgo”. Además de “conocimientos sólidos en las bases y fundamentos biológicos del ámbito vegetal y utilizar los principios de la agricultura protegida”, como afirma en esta edición Félix Tarrats, director de la Universidad Ceickor, con sede en Querétaro.