La resistencia a los insecticidas afecta la eficacia de las prácticas de control de plagas. Los profesionales del campo desempeñan un papel en la prevención de este problema. Para evitar la resistencia deben implementarse acciones efectivas y adoptar un enfoque integral en la gestión de plagas.
Una de las estrategias en el manejo de la resistencia es la rotación de insecticidas. Utilizar una sola clase de producto conduce a la generación de poblaciones resistentes. Es recomendable alternar con sustancias de distintos mecanismos de acción, de acuerdo con el Comité de Acción para la Resistencia a Insecticidas (IRAC, por sus siglas en inglés).
Esto mantiene la eficacia de los ingredientes activos. Otro punto para el manejo de resistencias es limitar la exposición de los insectos a los insecticidas. Una manera de lograrlo es mediante la implementación de programas de monitoreo y detección temprana de plagas.