Patricios y Plebeyos, la lucha por la igualdad: Tras expulsar a los reyes etruscos, Roma se convirtió en una República regida por la nobleza patricia. Pero los plebeyos, que constituían el grueso del ejército romano, no gozaban de derechos políticos. Hartos de esta injusta situación acabaron por rebelarse contra los patricios LCDA. AIDA LISSETTE PAEZ
La tradición nos ha dejado de este conflicto un relato bastante confuso y en ocasiones sospechosamente parcial. El movimiento plebeyo aparece en cualquier caso eficazmente organizado y dirigido por sus tribunos. También Canuleyo, que consiguió que el gobierno patricio aceptara en el 445 a.C. el derecho de connubiam, la validez legal de los matrimonios entre patricios y plebeyos. Licinio Estolon y Lucio Sextio que, en virtud de las leyes Licinias, lograron el reparto del consulado entre ambos órdenes: un cónsul patricio y otro plebeyo. La tradición sitúa el comienzo de esta revuelta de la plebe en los primeros años de la República y su conclusión en tomo al 287 a.C. Así pues, se prolongo durante más de dos siglos. Se observa significativamente una mayor facilidad del gobierno patricio en aceptar las exigencias plebeyas que implicaran paridad de derechos políticos más que las reivindicaciones económicas. Lcda. Aida Lissette Páez
Vertían su sangre en defensa de la República, pero no podían elegir a sus magistrados. Fueron la punta de lanza de las conquistas de Roma, pero muchos acabaron arruinados porque el servicio militar les impedía cultivar sus campos. Los plebeyos, que constituían el grueso del ejército, no gozaban de derechos políticos. Hasta que, hartos de esta situación, se enfrentaron a la aristocracia patricia. Durante los primeros siglos de la República, la política romana estuvo dominada por la lucha entre los plebeyos y los patricios, los aristócratas que controlaban el poder.
Esta lucha política y social terminó fijando, según quién escribiera, esas imágenes del patricio tiránico y del no menos tiránico y descarado plebeyo. Algún tiempo después de la caída del último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, la ciudad estaba inmersa en una de las guerras contra sus vecinos que la hicieron famosa como potencia agresora. Entonces, en el año 494 a.C., se asistió a un espectáculo inédito: sus soldados, todos plebeyos, se negaron a combatir bajo las órdenes de los magistrados republicanos, todos patricios, y se retiraron a un monte cercano, para unos el Monte Sacro y para otros el Aventino. Allí hicieron saber de su descontento a los patricios. La formación de una nueva nobleza de patricios y plebeyos enriquecidos cerró el conflicto entre ellos, pero abrió otro que enfrentó a esta nueva clase y los plebeyos pobres. Lcda. Aida Lissette Páez