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THOUGHT LEADERS

Op-Ed THOUGHT LEADERS WEEKLY SECTION

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EXPECTATIONS FOR CHANGE

The Latin American region begins a year full of hopes for achieving reforms in many aspects in favor of the most disadvantaged. The United States, a key ally. En América Latina se inicia un año lleno de esperanza por reformas que favorezcan a los más desprotegidos. Estados Unidos sigue siendo aliado clave para la región.

By FERNANDO MILLÁN | AL DÍA THOUGHT LEADERS

Latin America begins 2023 with its eyes set on change, as something unavoidable and inevitable. It has a direct and indirect relationship with the effective fight against climate change. This means that it is not only an environmental issue, but something integral that benefits the poorest communities.

And all this is linked in Latin America with the three new political leaders: Gabriel Boric, in Chile; Gustavo Petro, in Colombia; and Luiz Inácio Lula Da Silva, inaugurated on January 1st as President of Brazil. The three bring together the progressivism in the region and the end of years of a right-wingism that ignored and did not lift a finger to take measures to mitigate the effect of climate change.

Raul Bolsonaro, former President of Brazil, ignored the impact on the planet and turned his back on the deforestation of the Amazon. The same happened with Iván Duque in Colombia.

Millions voted in 2022 for policy change in Chile, Brazil and Colombia, linked to the well-being of the poorest communities, championing diversity and inclusion, and doing much more for the environment. In this area, time is running out for the planet. Therefore, it is inevitable that such governments will take directions in effective climate change mitigation. In the case of Brazil and Colombia, the eyes of the world are on the Amazon. The future of the human species is largely determined there.

In the Colombian situation, the goal is to close the path to illegal economies expressed in mining and drug trafficking, to promote reforestation, to save the Amazon and to take a serious step towards energy transition. At the center, is putting an end to decades of violence.

In all three countries, a vital purpose is to counteract polarization, which has limited political relations between extremes, preventing effective democratic exercise. For this reason, Boric, Petro and Lula have all sought to build coalitions that allow the sustainability of their governments and the viability of reforms.

The three returned to a multilateral international policy, an expression of openness to a non-aligned world. At the regional level, this will imply a stronger voice before different international organizations.

This had already been attempted in other years with Lula himself, with Hugo Chávez, Evo Morales and Raúl Castro as banners. But they lost the pulse with the right wing that repositioned itself in Latin America.

These are different times. Chile, Brazil and Colombia are now joined by the governments of Mexico, Bolivia, Argentina and Honduras. They face the challenge of joining forces so that the region’s voice is heard in the world and agreements can be reached to resolve the critical issues of inequality, poverty and migration, which implies decisions on equity in different aspects.

Likewise, countries such as Mexico and Colombia will have the task to put on the world stage the drastic change in anti-drug policy, which has failed until now.

And the United States has a role to play in all this as a key ally in issues such as migration, the fight against drug trafficking, greater equity in trade agreements, support for peace and the fight against hunger, poverty and climate change. z

ENGLISH ESPAÑOL

América Latina empieza el 2023 con la mirada puesta en el cambio, como algo ineludible e inevitable. Tiene una relación directa e indirecta con el combate efectivo al cambio climático. Quiere decir que no solamente se trata de un tema ambiental, sino de algo integral que beneficia a las comunidades más pobres. Y todo esto está atado en América Latina con los tres nuevos liderazgos políticos: Gabriel Boric, en Chile; Gustavo Petro, en Colombia, y Luiz Inácio Lula Da Silva, posesionado este primero de enero como presidente de Brasil. Los tres aglutinan el progresismo en la región y el cierre de unos años de derecha que desconoció y no movió un dedo por tomar medidas que mitigaran el efecto del cambio climático. Raúl Bolsonaro, ya expresidente de Brasil, desconoció el impacto sobre el planeta y le dio la espalda a la deforestación de la Amazonía. Lo mismo ocurrió con Iván Duque en Colombia. Millones votaron en el 2022 por el cambio en la política en Chile, Brasil y Colombia, ligado al bienestar de las comunidades más pobres, a defender la diversidad y la inclusión y a hacer mucho más por el medio ambiente. En este ámbito, el tiempo se agota para el planeta. Por eso, es inevitable que este tipo de gobiernos tomen direcciones en la mitigación efectiva del cambio climático. En el caso de Brasil y Colombia, los ojos del mundo están puestos en la Amazonía. Allí se dirime en buena medida el futuro de la especie humana. En el caso colombiano es cerrarles el paso a las economías ilegales expresadas en minería y narcotráfico, impulsar la reforestación, atender la Amazonía y dar un paso serio hacia la transición energética. En el centro está ponerles fin a décadas de violencia.

En los tres países un propósito vital es contrarrestar la polarización, que ha limitado las relaciones políticas entre extremos, impidiendo un ejercicio democrático efectivo. Por eso, Boric, Petro y Lula le han echado mano a coaliciones que permitan la sostenibilidad de sus gobiernos y la viabilidad de las reformas.

Los tres regresaron a la política internacional multilateral, expresión de apertura a un mundo no alineado. En el plano regional implicará una vocería más fuerte ante los distintos organismos internacionales.

Ya se había intentado en otros años con el mismo Lula, con Hugo Chávez, Evo Morales y Raúl Castro como estandartes. Pero perdieron el pulso con la derecha que se volvió a posicionar en América Latina.

Son tiempos distintos. A Chile, Brasil y Colombia se suman ahora los gobiernos de México, Bolivia, Argentina y Honduras. Tienen el reto de sumar fuerzas para que la voz de la región se escuche en el mundo y se puedan lograr acuerdos para resolver los temas álgidos de desigualdad, pobreza y migración, lo que implica decisiones de equidad en distintos aspectos.

Asimismo, países como México y Colombia tendrán el peso para poner en el escenario mundial el cambio drástico en la política antidrogas, fracasada hasta hoy.

Y en todo eso tiene que ver Estados Unidos como aliado clave en temas como migración, lucha contra el narcotráfico, más equidad en los tratados comerciales, apoyo a la paz y a la lucha contra el hambre, la pobreza y el cambio climático. z

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