Quiero que me cuentes un cuento mamá

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- Por ahí Cerrar los ojos no significa estar dormido, y tenerlos abiertos estar despierto.

- En nada creo, no mientras haya un chico con hambre. (Afuera llovía y adentro también llovía, El mate frío, se llevó el humor y el día)


Córdoba , 1968 En un motín, en ciudades secas. Entran lagartos y lagunas, entran carrozas. Desperté y vi caer desesperanzados, que cruzan avenidas, que cruzan destellos mortales. Te espero, a veces desganada.


Un pu単ado de hojas secas Hace del junco un ramo con flores. Canta para recordarlo. Se imagina en sus manos el mar, una espada e incesantes latidos. Una vida de tren en vagones y mimbre. Risas que no alcanzan por el temblor y los vientos, por la mente de los bastardos que sacuden y esquinan.


Main de singe Exquisitos cadรกveres. Ruinas en un tiempo de cambio, aguas turmalinas. Manzanos brujos con sus beneficios propios. Hombres, caballos y aros de fuegos, sรกbados macabros y valses. Orquestan bronces y pinos, radios perdidas Tambores que de a ratos dispersan. Como se arruinan los lรกpices negros.


Buenos aires, 1966 No veo sendas. Veo gente escondida, gente que se ve y no se toca. Esquinas planteadas y plazas sin sĂŠsamo. Mujeres libres y no libres, desnuden, desgarren los medios.

Ăšyuni Don


They are standing still

Su menta. Alambres marchitos y muros, lugares para morir y nacer, lugares con interminables filas. Y bancos plomo estallan nubes, en ejĂŠrcitos rojos y baldes Lugares para reĂ­rse y llorar, como aquĂ­, como los bueyes en Salta.


La Plata, 1974 La libertad nace y la conciencia, la colectiva y la individual. Arremete en los vientos mansos. Y es el camino, el de las ni単as y los ni単os del mar. a ellas y a ellos hay q seguir


"Estoy triste de felicidad, triste en calles, donde no hay mas sol. Triste como cipayo, triste de amor. De ver al mundo de rodillas, quizĂ no literalmente, quizĂĄ una sensacion. Triste tristeza que nunca duerme. Que muerta naturaleza. Triste de no verte, En el rio de Tacuarembo".


NeuquĂŠn, 1956 Desvelando Araucanas Tejedoras de sueĂąos , Reanimenme. A la plaza llamo, a caminar redondeles. Vieron como la libertad, aunque el mundo sea plano, porque es alto el aire. porque el amor sos vos. Por eso lloro.


Pueblo de los cambios, como viento abuelo. El panzón de arroz, es la flauta y es el pan. Manteles a cuadros Por sobre todo suspiros, y se ríen. Oros negros. El día se viste de blanco lobo. Un rumor cristalino, rayos y cuerdas, La rosa nos hará un manantial.


Buenos Aires, 2013 Se parte la esencia, La de ser patagonia. Eso quedarĂĄ colgado. Empieza la introspecciĂłn, entra en su mente, encuentra bosques, un lago, una piedra brillando. y se tilda ahĂ­ , perdida en su bosque, su lago, su piedra.


¿Cuál fue la noche que se apagaron las luces? Antes se regalaban soles, gustaban y temían los truenos. Los sordos hablaban amor. Extraño tu siembra. Futuro enclenco que dejas presentes que no dejan rastros. ¿Qué tendrá que ver el niño cuando descanse mar?


Ojos de Colihue Un dĂ­a acostumbrado a circos donde solo hay llaves y parra romana. Una historia que se repite, una lanza en el pecho. Jardines sin gente Jinetes con poncho y sable. Entre pampas hĂşmedas y sierras. Entre RĂ­os


Sueños volcados "Quiero llegar al viento ilusión. Hasta los monumentos, que ahogan la historia. A los teatros, cansado de tantos tiempos. Quiero llegar a los teatros, hasta que me hablen, hasta que sepan de vos. Estoy en el jardín, escribiéndote cuentos"


Hay un viento que nunca cesa el que nos inspira el jaileo Te dieron el sol y te dieron mar te dieron descamisada libertad. 多Sabremos escuchar los miedos? Otro cuento. Tarde de verdes aplastantes y horas que abundan. Escucha disonante al aire, que hablan otros amores, pianos y palos de lluvia. sudame las manos. "Hablame atravez del parque"


Milicias campesinas Guerra de drogas Que atraviesas los mares y selvas de amor. Que se jodieron en tu raĂ­z, les importo un pingo verte. MĂŠjico Que amurallas el cielo, supiste como cuidar la tierra, sabes como hacerlo, son los bastardos retrocediendo el tiempo.


Acá si que se comen radales. Acá vemos el océano en el cielo, y nada tiene que ver el loco. No buscamos estrellas, con ser aliviado de un sopetón basta. somos calle de tierra.


Chile, 2012 Vete de aquí lagrima morada, muestra el camino. No el de la paz armada, ni frías guerras. Abre con música la tierra, Refleja las mareas, significa los cuadros, ¡Ábranse ventanas! Perdona a los que se cuelgan, estamos queriendo amar.


Juana Azurduy a Manuela Pedraza Ni que los castillos ni que. Te quiero a ti tan pesada libertad. Ni que lo los feroces sigan de mas. Te quiero a ti Ni aunque quisiesen ataran los muros.


Se apagan, niña, Esos extraños días, qué abandonaban corazones que preguntaban sin respuestas. Solo repiten cuentos. Campanarios levanten campanas, ahora y a la hora que sea.

Hubieron tiempos de barcos, tiempo en que el cerco azul. Eran dioses en papel, .Eras donde no había que esperar, y otras de las que casi ni se sabe.


Clorinda, Formosa. 1979 "Me encanta excitarte" La cabezas voladas por los musgos. Por ser responsable del amor y de la guerra, por mirar al centro no mรกs. Por los tulipanes quebrados de pena. Porque soso el hambre y sosa tu libertad. Por la sangre que escriben lirios, y los agujeros del mar.


España 1950 Que no te tomen tonto, el cuco son ellos. ¿Qué tan grande te crees?

es otro el juego, mensajero de dios. No tiene ojos ni piel. Es , Madre Tierra, tu caminata Tus ruidos son melodías. para mi


Anteojos de vidrio Coraza, eso a lo que le llamas cuerpo, eso que no es real, 多y eso que? Aunque se derrumbe el sol, Aunque la esquirla. Mira a los se単ores llorando, con esas corazas yeladas, Mira al tonto en el lago.


Jun铆n de los andes, 1983 "Cuando salga sol Del otro lado del cielo, mojareme en tu lacar." Explota para brillar cuando obscurece. Caminan los cuerpos, donde juegan a ser. Engendran el cielo y la ilusi贸n. Los elefantes, renacen del polvo, recrean el tiempo espejos, Se beben la piel.


Buenos aires, 1974 La mujer y el hombre, la lucha desarmada. Es injusto y justo el tiempo, aunque la verdad exista. En tus manos el reino de los cielos. La pobreza es hambre y es hombre. Hablan por hablar, callan por callar Los membrillos muertos por tu ira desangrada. Devuelvan la vidas robadas y los lรกpices de la noche.


Corrientes, 1999 SeguirĂĄ soplando el viento. Los azules campos, los caminos andados. Silenciosos ruidos, en rĂ­os de plata. Los azules campos que vagan sin existir. Saltos en piel naranja de espuma negra, Saltos de una ilusiĂłn en movimiento.


Un fondo quieto, sin querer amar. Fuegos incandescentes, Esos que no dan luz ni calor. Esas lenguas, esos fuegos fríos, de metales pesados, que aburren y cuentan siempre lo mismo, se aburren de soñar despiertos, por ahí porque nunca soñaron.


Levanten hermanas la madre las quiere, saben lo que ustedes. Levanten hermanos, hundan los robles.


Quilmes, 1948 ¿A quién mataron? Madre de los huertos, que apuntas a los ojos, que morirías por verlos vivir ¡Que traiciones! ¿A quién han matado? Un hacha en el alma que rompe piel y ropa. ¿A quién han matado? Al frambueso, que en varano da fresas.


Produce tus propios sue単os guirnalda del Nilo. aunque la esquirla, aunque la bestia, ahora que han soportado el diluvio "多Me escuchan lo que digo?"


se aquieten notas Mi amore. Escribimos para excitarlos para cambiar el universo. ANKA Como cartonean harpas, como hondas imรกgenes. Un papel en blanco, que se hace mundos. ANKA Se resbalan en luces rotas, en cartas sin siquiera empezar.


Facultad de medicina, Ciudad de Buenos aires, 1970 Son noches que ciegan hasta a los 谩rboles. Que de barcos eran los cuentos. Una ilusi贸n de alas hundidas, y bastones largos. Duetan voces, aullidos falaces. Revienten cuerpos, digan lo que saben, digan la verdad.


Puno, 1995 Oyaitaitambo En la capital, en Cuzco, ni los chanchos se animan a cruzar la calle. Porque existen templos todos poderosos, y se lagrimean las rocas viejas, esas que cargaron tantas. Que desaz贸n y que desalojo. Que graves tus mentiras siguen siendo.


Llora enteramente, la fuente que junta nagual y miel, que junta la voz del rio. Es inquietante verla, es puerta de ardientes albas rojos.


De verse jugar en el bosque Por eso se levanta contenta. Bosque de grandes carteles, bosque donde enlatan fuegos de artificios. Bosques con vacĂ­os escenarios y las tormentas. Calles inconclusas.


Bosque de los pobres, los de espĂ­ritu. Bosque que se avergĂźenza, si se mirase a si mismo. Bosque boscoso, el del buen ayre y largas estaciones.


Macacha GĂźemes Hasta acĂĄ siguieron los realistas, los pasos para el dolor trajeron. En pedazos mueren el monte en pedazos.

Ni el olor a campo nos amarga, ni el sabor a yerba.


No importa ni quien sos ni que bandera, ni de donde sos y a donde es que vas. Lo que nos importa es que acรก estas, feo es tu juego. Cualquiera sea tu pesadilla cualquiera sea. La recoleta sangre mal hecha, surcos pantanosos con olor a sal. Nos vomitan, siempre nos duele que hagan de todo un negocio.


Un pedazo de paz Ahí se fueron mil casas, mil días, mil actos. Quebraron mi alma. Ahí se van mil sapos y visiones de solo eso. Ahí vienen otra vez ¿Hasta cuándo ? Ahí vienen, a cortar cabeza de ganado. Ahí vienes, ni ruido haces, a tajearnos los lienzos.


Así me gustàs, así como estàs llanto casero. Ni el tranvía sabe llevarme. Lo único que quiero es que te pengas bien.

kyoko ¿Y que con escribir y no caer? ¿Y que con rozarte los ojos? mirarte adentro y llorar hasta morir.


Conste que se advirti贸, entraron por atr谩s y adelante, casi rodeando, casi dormidos. Una bocanada, una de azufre. Cuesta mucho ponernos de acuerdo.


Pican todos los d鱈as, pican sin saber a quien ni les importa. Al cuero pican 多 No es acaso tu plato fuerte el mortero? Triturador de ma単anas, rumeas, picoteas zombis. Nos revuelve el estomago A sido en el pecho.

Nada necesito para ser libro soy solo un ni単o.


Han dicho que ya vieron todo, que tal vez este sea el mejor de los mundos, que el caos coexiste inalterable, que hay que dejarlo ser Quiero que me cuentes un cuento, para penetrar las grietas, penetrar otra realidad no quiero vivir comiendo penas. somos niĂąez en el corazĂłn y humanidad en el monte, aunque se nos rĂ­an en la cara. jugamos como quien lo hace para revivir. Avellaneda, 1976.


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