doscerounotres - abril

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sumario Matt Damon y Gus Van Sant se alían contra el fracking 4 Promised Land de Gus Van Sant Depresión, pastillas y brotes de locura 6 Side Effects de Steven Soderbergh Otro cine 8 Películas no distribuidas Declaración de intenciones: Romper con lo cotidiano 10 Shaking The Habitual de The Knife El débil retorno de la joven promesa 12 Overgrown de James Blake Otra música 14 Críticas de discos Entre lo agresivo y lo delicado 16 Retrospectiva Yeah Yeah Yeahs Listas 19 Top cine y música 2013


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doscerounotres

abril

El cuarto número de doscerounotres lleva en portada a Nick Zinner y Karen O que, junto con Brian Chase formanYeah Yeah Yeahs, uno de los grupos más estimulantes que no dejan de lado la pasión por las canciones. Su nuevo disco, Mosquito, echa la vista atrás pero avanza en mostrar al grupo en una forma absolutamente envidiable. Su disco merece un lugar especial y por eso está acompañado de una revisión de la breve pero intensa discografía del trío. Fever To Tell fue su primer gran disco, y desde entonces, hace ya diez años, no han dejado de seguir contentando a sus seguidores con canciones perfectas. Dos artículos acompañan la revisión de YYY’s. Se trata de dos de los discos más esperados del año. En primer lugar, la vuelta de The Knife, años después de su aclamadísimo Silent Shout. Lo hacen con un disco conceptual que excede la norma para chocar y buscar la confrontación directa con el oyente. Muy lejos de su faceta más pop que mostraron en sus dos primeros discos, Shaking The Habitual es una completa experiencia. Mucho más decepcionante ha resultado ser el segundo disco de James Blake. Si en 2011 sorprendiera con su disco de debut, después de haber fascinado con el material de sus numerosos EPs, la continuación de todo aquello no cubre las altísimas expectativas que se habían creado. Overgrown triunfa, eso sí, en su capacidad para aburrir. En la sección OTRA MÚSICA destaca el debut en largo de Lapalux. Tras mostrar sus cartas en una serie de EPs, el salto al larga duración se mueve en un terreno siempre disfrutable. También resulta así el primer disco de The Invisible Hands, un proyecto del ex Sun City Girls, Alan Bishop. Un álbum que mezcla sonidos y ambientes donde se cruza lo occidental con lo árabe. Menos acertada es la vuelta de Aufgang, que no logran mantener el altísimo nivel de su disco de debut. Por último, merecen una mención especial los nuevos discos de Solar Bears y A Hawk and a Hacksaw. Abril no deja muy buenas noticias en el apartado de cine. El cierre de la distribuidora Alta Films es una de las noticias más negativas de los últimos meses. Alta Films ha distribuido recientemente películas tan necesarias como Moonrise Kingdom o Four

Nick Zinner y Karen O en portada Arriba Brian Chase

Lions entre muchas otras. Pero también es cierto que sus apuestas en la producción dejaban mucho que desear. Como cada mes, algunas de las películas más interesantes se quedan sin una buena distribución, como la nueva película de Malick, To The Wonder, Vertigo Films la distribuyó de forma muy minoritaria. A pesar de todo el número de Abril cuenta con artículos de algunos de los últimos estrenos. En primer lugar, Promised Land, la nueva película de Gus Van Sant después de la infravalorada Restless. Retornando a las grandes producciones repletas de grandes nombres que a veces acostumbra a hacer, Promised Land sin embargo, carece de los rasgos autorales que caracterizan el cine de Van Sant. A pesar de ello, se trata de una atrevida crítica a la industria del fracking. Por otro lado, Side Effects, la nueva película de Steven Soderbergh es un thriller enroscado altamente disfrutable sobre las empresas farmacéuticas y la depresión. En la sección OTRO CINE, destaca especialmente Io e Te, la grandísima vuela de Bertolucci diez años después de Dreamers. Una película actual desde los ojos de un cineasta único. También la película polaca Rose que se ha podido ver en filmotecas. Otras películas seleccionadas en este cuarto número son Sightseers, una bruta comedia de humor negro y la esperada y muy hablada I Want Your Love de Travis Mathews, mucho mejor de lo esperado.


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CRÍTICA CINE

Promised Land Gus Van Sant

Matt Damon y Gus Van Sant se alían contra el fracking ra sólo cuestión de tiempo para que el debate en torno E al fracking llegara a la ficción. La

buena noticia es que lo dirige Gus Van Sant. La mala que Promised Land es claramente una película menor en su filmografía. La fracturación hidráulica o fracking, una técnica de extracción de gas no convencional que contamina los acuíferos subterráneos, se ha desarrollado de forma espectacular en los últimos años en Estados Unidos, hasta el punto que el país ha dejado de importar gas para convertirse en exportador. Es por ello que la cinta no puede ser más americana, las banderas no dejan de aparecer en cualquier momento. Trasla-

dado, eso sí, a la América profunda de las granjas y los pueblos perdidos. El fracking es toda una revolución que tiene también sus puntos oscuros y es precisamente en ellos en los que se centra la película, con guión del propio Matt Damon y también John Krasinski. Una decisión acertada de ficcionar el modo de trabajo de las empresas dedicadas al gas, mediante cláusulas abusivas, mentiras y manipulación constante. Toda la historia transcurre en un pequeño pueblo, y sigue a dos trabajadores de una compañía encargados de conseguir el permiso de los propietarios de fincas para comenzar a hacer pozos en la zona.

La siempre brillante Frances McDormand y Matt Damon van granja a granja convenciendo a la gente de la riqueza exagerada que les dejará la extracción de gas, así como chantajeando al político de turno que quiere llevarse su parte del pastel, así como a las organizaciones ecologistas que comienzan una campaña contraria. Los problemas del fracking se habían mostrado previamente en el documental Gasland, nominado al Oscar. El aclamado documental de Josh Fox exponía el conflicto desde el punto de vista de las familias que viven cerca de los pozos de extracción. Promised Land se adelanta en el tiempo para mostrar las fórmulas que utilizan las


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CRÍTICA CINE

compañías para convencer a los vecinos. Incluso llegan a nombrarse algunos de los ejemplos de contaminación que se exponen en Gasland. Ahora bien, la película tiene sus puntos flacos que empañan o enturbian el resultado final. Obviamente el film ni pretende

y previsible, de nuevo expulsa al espectador de la historia. No es la primera vez que Van Sant se encarga de hacer un film altamente político. Pasó antes con la notable Milk, y aunque no aporta puntos de vista nuevos, consigue expandir el problema.

Promised Land se atreve a tratar el fracking desde una perspectiva guerrillera ni puede ser neutral, pero también se excede en dejar sin argumentos a los personajes de Damon y McDormand. Es cierto que la película es el viaje de vuelta a los orígenes del protagonista, criado en una granja como la que ahora intentan destrozar. Pero pasar de ahí a la inacción es donde el guión se muestra menos realista. Trata la postura a favor del shale gas de una forma bastante débil. También su final, demasiado tópico

Otro asunto diferente es encontrar marcas de su cine en Promised Land. Por mucha canción acústica que incluya en su banda sonora, y ciertos planos a cámara lenta, Promised Land no deja de transmitir la sensación de que se trata de una película en la que no termina de tener toda la libertad. Las escenas en el bar podrían pertenecer a cualquier otra película americana, y aunque los movimientos de cámara (de un lado

a otro) sean frecuentes, así como algunos momentos de experimentos visuales con los letreros queden bien, uno no deja de hacerse la pregunta si de no saber que el filme está dirigido por Van Sant podría llegar a esa conclusión. A pesar de todo, Promised Land es una interesante película que merece la pena por sólo atreverse a tratar el fracking desde una perspectiva guerrillera. Aunque no se trate del mejor Van Sant, siempre sienta bien acercarse a la forma de contar historias. Para algo más radical como Last Days o Elephant, habrá que esperar más tiempo, pues pretende encargarse de la adaptación de 50 Sombras de Grey. Promised Land Director: Gus Van Sant Intérpretes: Matt Damon, Frances McDormand, John Krasinski, Rosemarie DeWitt Año: 2012


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CRÍTICA CINE

Side Efects Steven Soderbergh

Depresión, pastillas y brotes de locura Es Side Effects la última película de Steven Soderbergh? ¿ Así se publicitó este confuso

thriller, aunque poco después se supo que ya tiene preparada Behind the Candelabra, un film para la HBO, que será presentado en la próxima edición de Cannes. Así de rápido vuelve.

Centrándonos en Side Effects, presentada en la pasada edición de la Berlinale, Soderbergh recurre al thriller para criticar el mundo de las empresas farmacéuticas, al menos en su primera parte, pero los giros de guión acaban por confundir al espectador. No se trata de una


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CRÍTICA CINE

trama directa y clara, aunque va dirigida al gran público. La narración de Soderbergh es intrincada. Muy de grandes estudios, pero ofreciendo al mismo tiempo calidad suficiente. Lo que parece claro en un primer momento se contradice en el segundo, y lo que parecía una crítica contundente, pero algo simple, gira hacía un

entretiene con sus giros inesperados. Lo que más confuso resulta es la visión que la película quiere dar acerca de las empresas farmacéuticas. Si en la primera parte el filme parece un panfleto anti drogas, tratando la depresión con valentía y acierto, pero señalando a médicos, empresas y a la publicidad, el

Side Effects confunde y aturde como si el espectador recurriera a las pastillas terreno de sospechas e investigaciones. Side Effects es un thriller sobre qué es real y qué ficticio y sus consecuencias para los demás. Yendo al grano en todo momento, y con unos sólidos actores, especialmente la protagonista Rooney Mara, Side Effects confunde y aturde al espectador como si este hubiera recurrido también a las pastillas. Una forma de narrar clínica, apoyada por un guión que

filme gira hacía un terreno opuesto. Se cuestiona todo lo que resultaba claro en un primer momento, sacudiendo así al espectador. Side Effects Director: Steven Soderbergh Intérpretes: Rooney Mara, Jude Law, Channing Tatum, Catherine Zeta Jones Año: 2013


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OTRO CINE

Io e Te Bernardo Bertolucci

Diez años después de su última película, The Dreamers, Bernardo Bertolucci vuelve con una película aparentemente pequeña. Repite el estilo intimista, pero esta vez ha cambiado el idealismo equivocado de aquellos protagonistas por unos personajes con los pies en el suelo... o bajo tierra. Y es que la película se desarrolla en un sótano. El sótano de la casa del protagonista, Lorenzo, que escapa de casa como el lejano Antoine Doinel de Truffaut (el plano que congela el final de la pelí-

cula es otro paralelismo más con Los Cuatrocientos Golpes). Io e Te es el punto de vista de Bertolucci de la adolescencia actual, y también una respuesta al escondite de las redes sociales. Su postura en este sentido está clara, no sucede lo mismo con respecto a las drogas, introducida con el personaje de la hermanastra de Lorenzo, Olivia, que intenta desengancharse a la heroína mientras se queda en el sótano. Es una película sin grandes alardes. La música que oímos

sale de los auriculares del adolescente. Canciones que se mueven entre Muse y Red Hot Chili Peppers (al fin y al cabo es lo que escucha un adolescente), y el “Rebellion (Lies)” de Arcade Fire. Diez años después Bertolucci vuelve con un filme verdaderamente más fresco que lo que intentaba ser The Dreamers. Con muy poco, y con alguna ayuda de Bowie, Io e Te sabe decir la palabra acertada en cada momento. Y aunque parezca pequeña, no lo es tanto.

Los salvajes Alejandro Fadel

Betrayal Kirill Serebrennikov

My Brother The Devil Sally El Hosaini

A partir de un ritmo excesivamente lento y contemplativo, Los salvajes de Alejandro Fadel cuenta como unos adolescentes se escapan de una cárcel de menores y viven del robo y la caza en la naturaleza. Negando la civilización, la película de Fadel no tiene un mal inicio, pero el desarrollo se enrosca en unas imágenes extenuantes de la maleza y recreación de ambientes que pretenden inquietar pero que sólo desorientan. Los salvajes se pierde en sí mismas hasta desintegrarse en la nada.

Película fría de Kirill Serebrennikov. Partiendo de una historia interesante, aunque no del todo original, el gran problema de la cinta es su larga duración, no llegando a concluir cuando la historia lo pide y reactivándose con otra trama que emborrona la idea general que transmite esta película rusa. Complejos largos planos secuencia hacen brillar una fotografía aceptable, manteniendo una completa sorpresa en los primeros momentos para decaer a medida que avanza.

La película de Sally El Hosaini recurre al tópico precisamente para intentar darle la vuelta. Algo que no consigue del todo. Aunque el mensaje que pretende transmitir queda claro, incluso demasiado, la sensación final de la película va por otro camino. Por muchos momentos en los que se intenta subrayar demasiado algunos aspectos del filme, My Brother The Devil no es ningún caso el testimonio de los suburbios británicos, por mucho The Wire que el director quiera jugar a ser.


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OTRO CINE

Rose Wojciech Smarzowski

La II Guerra Mundial y todo lo que la rodea no deja de servir de inspiración para contar historias en el cine. Aunque la mayoría de las veces las películas que tratan el tema no hacen más que incidir en las mismas ideas, existe otro cine que se interesa por otras visiones que suelen quedarse al margen. Es el caso de la película de Wojciech Smarzowski, que de la misma forma que In the Fog de Sergei Loznitsa, cuenta los ajustes de cuentas en la etapa soviética en este caso de Polonia, aunque la película de Loznitsa llegue mucho más lejos y ahonde más. Especialmente notable es el modo en que consigue retratar la confusión de una población que no se siente de ninguna patria. Entre el nazismo y el estalinismo. Perseguidos por ambos, la guerra no termina de llegar a su fin para los protagonistas. A pesar de ello, Rose es una película irregular. Careciendo de ritmo por completo, su estructura no sigue un orden lógico, se recurre a los saltos temporales aislados que consiguen descolocar al espectador más que llegar a puntos que resulten importantes. Otra crítica más que necesaria es el uso excesivo del dramatismo y el sentimentalismo propio de estos filmes. Sin duda demostraría más fuerza partiendo de una forma de narrar más visceral y no tan lacrimógena. Y es que llega un momento en el que la cámara ya ha mostrado tanto, que los personajes dejan de tener importancia para el espectador.

Sightseers Ben Wheatley

El humor negro de Sightseers, celebrado tercer trabajo de Ben Wheatley, es tan frío como el clima británico. Las vacaciones de una pareja son el punto de partida para una historia en la que predominan los personajes muy bien dibujados. Son solo necesarias unas pocas líneas de diálogo para ilustrar el pasado de ambos. Un viaje por la Inglaterra más verde. De camping en camping con un perro que podríamos definir como ente místico que a veces lleva el peso de la narración.

El humor, muy británico, consistente en muchas ocasiones en violencia que resulta un tanto desagradable por el descaro de las escenas y su justificación. Una película que emplea el absurdo para autodirigirse al borde del precipicio de la incredulidad desternillante. Ante todo, Sightseers es muy divertida, y las carcajadas se mezclan con momentos de frialdad pura, constituyendo una película que se cierra en sí misma. La película de Wheatley es una road movie inesperada.

I Want Your Love Travis Mathews

Después de diversos proyectos experimentales, como colarse con su cámara en las habitaciones de hombres y grabarlos, y de un corto del mismo nombre que este primer largo, Travis Mathews se ha ganado por méritos propios el papel de agitador del estancado queer cinema. La filosofía de Mathews consiste en no parar de rodar hasta contar todo lo necesario para la película. El sexo es mostrado explícitamente, lo que ha llevado a algunos países como Australia a prohibir la película.

Cercano también a directores como Andrew Haigh, I Want Your Love tiene un tono naturalista, aunque no llegue al nivel de Weekend. I Want Your Love no deja de ser una película pequeña, que sirve de manifiesto a Mathews, ya que el corto estaba demasiado enfocado al tema sexual. Esto es mucho más y hace que esperemos aún con mayor interés la colaboración de Mathews con James Franco para recuperar el metraje perdido de Cruising en la próxima Interior. Leather Bar.


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CRÍTICA MÚSICA

Shaking the Habitual The Knife

Declaración de intenciones: Romper con lo cotidiano as viñetas que acompañan esta crítica están sacadas de L la página web del grupo. For-

man parte de un pequeño cómic que otorga sentido político a las canciones del esperado regreso de The Knife. Un marcado tono político que se puede apreciar en el título de canciones como “Fracking Fluid Injection”, e incluso en los propios sonidos de un álbum dominado por su caracter industrial y escurridizo. Sin ceñirse a ninguna faceta del dúo en concreto, consiguen autoexplotarse a lo largo de la extensa duración del álbum, quizás algo excesiva, apoyada por la estética feísta del disco.

Shaking The Habitual, esperado regreso tras el muy bien recibido Silent Shout, presenta a los hermanos Dreijer en el disco más ambicioso de su carrera y también el que tiene un concepto más fuerte detrás. Empe-

dos reconocibles para irse deformando en piezas que suenan enigmáticas provocando al mismo tiempo cierta obsesión. La estructura de Shaking The Habitual confunde. Si la primera parte es una celebrada vuelta a

El ambiente tribal sorprende por su carácter orgánico e incluso físico zando por la portada, con esos colores estridentes hasta el punto de resultar irritante. Pues bien, esas mismas sensaciones se trasladan al interior de unas canciones que parten de soni-

los sonidos y ambientes de sus dos primeros discos, desde la visión madura conseguida con Silent Shout, la segunda parte es un retorcido avance industrial que escapa a cualquier posible


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etiqueta. Lo que separa las dos partes es una pieza ambiental de veinte minutos que parece tener el sentido de un descanso. Tiempo para consejos publicitarios, que al igual que en la televisión, resulta completamente innecesario antes de volver a encender el motor tribal que dirige la mayor parte de los temas.

CRÍTICA MÚSICA

El ambiente tribal que se desprende en todo el disco sorprende por su carácter orgánico e incluso físico. Puede que el valor orgánico entre en contradicción con el carácter industrial, pero en la práctica suenan compactos. A diferencia de lo que podía desprenderse de Silent Shout, un disco algo frío y oscuro, el sonido de Shaking The

Habitual nos envuelve en una selva de hormigón y metal. The Knife funciona como un grupo que dirige a la tribu tecnológica fomentando valores contrarios a ella. Shaking The Habitual es la música para un ritual comunitario. El cuarto álbum de The Knife busca trascender en todo momento. Unos aires ambiciosos que hacen que sea tal vez demasiado denso, hasta llegar a estar incluso demasiado sobrecargado. Canciones o esbozos como los de “Crake” o “Oryx”. Es normal que en un disco tan largo, en el que se atreven a llegar a todos los rincones que permite su propuesta, haya momentos en los que reduzcan considerablemente el nivel. No debería importar en un disco tan serio, casi conceptual, que no alcancen la perfección. Sin embargo, la segunda parte se hace notar demasiado, importunando a medida que aumentan los minutos que no parecen absolutamente necesarios. Con un disco más condensado habrían conseguido una profundidad mucho más clara. Además, ha pasado tanto tiempo de espera que, aunque la sensación final no sea todo lo buena que podría parecer, se agradece el intento de ofrecer todo el material posible. El disco carece de un single con suficiente potencia. No hay ningún “Heartbeats”, “A Lung” o “Pass This On”. Tal vez lo que más se acerca son “A Tooth For An Eye” o “Full Of fire”, canciones que se alargan demasiado para una carta de presentación lo suficientemente atractiva de forma instantánea. Esta falta de hits es lo que lo hace más complejo. Huyen de las estructuras tradicionales o fácilmente identificables enseñando la excusa de la experimentación. Y si bien hay pasajes en los que logran a partir de la búsqueda y el estiramiento de sus armas momentos innovadores, muy avanzados al momento actual, parece más justo decir que lo que The Knife demuestran en Shaking The Habitual es su gran capacidad para la experimentación.


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CRÍTICA MÚSICA

El débil retorno de la joven promesa Overgrown James Blake

ntes de empezar a hablar A de este segundo disco de James Blake es necesario pa-

rarse y echar los oídos atrás, antes de que en 2011 se publicase su primer disco largo. Su carrera como cantante no despegaba hasta ese álbum, pero ya antes se había presentado como un productor clave dentro de la discutida escena del post-dubstep, por aquel entonces pequeña, a partir de una serie de EPs arriesgados, inventivos y muy valientes.

Es en esa etapa, de pequeños fallos y grandes aciertos, donde encontramos a un Blake que ya no volverá, a pesar de que podemos decir sin ningún atisbo de duda de que era entonces cuando se había mostrado con una personalidad única e incopiable. Su mejor faceta. Sin embargo, en 2011 llegó su debut homónimo en donde se cambiaba la exploración ambiental por un acercamiento al concepto de canción más tradicional. Los instrumentos no

cambiaban, pero si su aproximación a ellos, así como la gran sorpresa que haría virar la concepción de su música por otros caminos más abiertos a todo tipo de público. Llegados hasta este punto, es necesario repasar también el EP Enough Thunder, en apariencia menor, pero que visto ahora, adelantaba el camino que seguiría Blake y establecería cuáles son los intereses de futuro de la joven promesa. En ese EP ya se mezclaba un minimalismo excesivo con una electrónica menos personal. Además, la colaboración con Bon Iver en “Fall Creek Boys Choir” daba pistas. Se puede hacer sin problemas una comparación con las trayectorias de ambos. Tanto Justin Vernon como James Blake debutaron con unos impactantes primeros discos, en los que empleaban recursos y dejaban revolotear ideas que luego muchos otros copiarían. En el segundo disco de Bon Iver, muchas de esas ideas se dejaban aparcadas para acercarse al gran público, perdiendo interés musicalmente hablando, pero manteniendo unas cualidades mínimas que lo seguían haciendo reconocible como Bon Iver. Overgrown es el equivalente al segundo disco de Bon Iver. Mantiene el espíritu del proyecto, pero abandona muchos logros para dejarse escuchar mejor. Una pérdida de complejidad y una potenciación de los elementos más comunes. Por ejemplo, durante todo el álbum hay una presencia mucho más clara y predominante de la voz. Overgrown palidece en la comparación con el disco anterior. Si aquel era un disco que invitaba a reescucharlo una y otra vez, a partir de canciones certeras, este disco requiere de un reposo mucho más lento. A esto hay que sumar unas canciones con menos garra instantánea.


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CRÍTICA MÚSICA

Poco de eso queda en Overgrown, que comienza bien, mostrándose interesante, pero a medida que avanza acaba estancándose en el tedio y el aburrimiento. Efectos sonoros muy vistos y poco originales, y unas canciones que no llegan a decir nada. Tres canciones merecen ser destacadas. Comenzando por el single “Retrograde” dirigida a un terreno mucho más pop. “I Am Sold” y su interesante uso de la voz. Pero sobre todo la

cucha en solitario que hecho para el directo. Aunque ha sabido demostrar que el terreno del directo no está en ningún momento abandonado, ya que lleva sus canciones a otra zona que funciona perfectamente ante grandes multitudes. En definitiva, Overgrown sigue un camino muy diferente a lo esperado. Caminando por un terreno que sin duda le hará conseguir mucho más público, pero que emborrona la imagen que teníamos de Blake.

Un portazo sonoro y claro para los seguidores de su primer material canción que da nombre al disco, “Overgrown” comienza muy sutil, casi sin nada. Es un inicio que promete un álbum mucho más reposado y reflexivo. No deja de lado la cualidad minimalista que ya alumbraba el disco anterior. El juego con los silencios y los espacios callados hacen que de nuevo ofrezca un álbum más enfocado a la es-

Un disco ñoño en el que deja de lado la experimentación y ofrece cero inspiración y arrojo para un álbum que es un portazo sonoro y claro ante aquellos que confiábamos en el buen hacer que había demostrado anteriormente. Overgrown es el adiós definitivo a sus ya lejanos EPs para un material involucionista.


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OTRA MÚSICA

Nostalchic Lapalux

Nostalchic es el primer largo de Lapalux tras una serie de exitosos EPs para el selo Brainfeeder. La música que hace el británico Stuart Howard es difícil de encasillar, exactamente igual que el resto de productores de una escena imaginaria que parece haber surgido en los últimos meses. Un movimiento de electrónica frágil, llena de momentos delicados y sonidos pequeños. Sirva de ejemplo la canción “Without You”, en donde la voz es un acompañamiento para dotar del senti-

mentalismo al tema. Hablamos de productores como Shlohmo o Kwes., aunque no dejan de aparecer nuevos proyectos que ayudan a crecer un movimiento para el que Nostalchic es el primer gran álbum, a pesar de sus irregularidades, o gracias a estas... Y es que esta escena mantiene unas coordenadas que varían según cada productor, y también según cada canción. Así es posible pasar de la sensualidad de “Guuurl” al ambient espacial de “Kelly Brook”.

Un constante ir y venir de ideas que no se frena por el uso de saltos y repeticiones, ni tampoco los vocalistas invitados que colaboran en algunos de los mejores momentos del álbum. Lapalux mantiene los recursos expuestos en sus presentaciones y demuestra que su propuesta puede soportar la duración de un disco largo. Es cuestión de tiempo ver si el germen de este sonido que pesca de distintos géneros se expande o se queda restringido a unos cuantos productores.

FM Sushi Rainbow Arabia

Supermigration Solar Bears

Rave002 Powell

El segundo disco de Rainbow Arabia abandona el pop arty étnico de Boys and Diamonds para centrarse en un sonido más sintético y algo más calmado. La voz de Tiffany Preston sigue siendo una marca característica en la música de Rainbow Arabia, e incluso no se olvidan de incluir sonidos recargados como el saxo de “Math Quiz”. FM Sushi, sin embargo, carece de el arrojo despreocupado de canciones como “This Life Is Practice”, el divertido hit de su anterior disco.

El segundo disco de Solar Bears ahonda en su sonido analógico, incorporando instrumentos orgánicos para dar un empujón superlativo a su propuesta. Si su anterior She Was Coloured In era un interesante recuerdo al material con el que trabajaban Boards Of Canada, en Supermigration amplían su paleta de sonidos para trastocar el shoegaze o el drone de Fuck Buttons. Repleto de momentos impactantes, Supermigration es una confirmación inesperada de Solar Bears.

Rave002 no es más que la deconstrucción de la No Wave para conseguir una electrónica hipnótica que no abandona el espíritu de la No Wave neoyorkina. Repleto de ideas y muy sugerente, Powell crea una atmósfera fría a partir de guitarras, y ritmos extraídos de canciones de la No Wave. El material base sirve para trasladar los cuatro cortes a un terreno más personal y alejado de cualquier posible identificación. Sin duda, uno de los EPs más sorprendentes del año.


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OTRA MÚSICA

You have Already Gone to the...

A Hawk and a Hacksaw

El dúo formado por Jeremy Barnes y Heather Trost mantiene su investigación del folclore de Europa del este, desde el acordeón y violín, mezclándolo con temas propios. Un disco rico en sonidos y texturas gracias a la producción de John Dieterich de Deerhoof. Alternando canciones muy animadas con otros temas más contemplativos, dominados por la quietud, el disco resulta muy grato aunque su excesiva duración fractura la sensación final que deja su escucha.

The Invisible Hands

The Invisible Hands es el nuevo proyecto de Alan Bishop, afincado ahora en El Cairo, junto a un grupo de músicos egipcios que aportan un inspirado toque árabe al rock crudo del que formara parte de Sun City Girls. Puede que el rock y el tono psicodélico que sacude gran parte de las canciones, tengan mayor peso en el resultado final, pero sin duda The Invisible Hands es un álbum que se desmarca hacía un lugar único y altamente atractivo por esa unión árabe.

La voz profunda y asentada de Alan Bishop otorga el empaque suficiente a unas canciones que se mecen entre el rock sucio y el folk, en donde también se cuela alguna pieza de power pop (“Soma”) y algún jugueteo con el blues. Puestos a elegir un tema que destaque especialmente sobre el conjunto, la canción “Nice on Ice” es una de las que más fuerza consigue transmitir. The Invisible Hands es un proyecto valiente que debería tener la respuesta que merece.

No World Inc. Istiklaliya Aufgang

Es imposible escapar a la última moda del r&b contemporáneo. Las propuestas que recurren a las voces ligeras y a los medios tiempos no paran de crecer. No se puede decir lo mismo de la calidad que ofrecen. Inc. recurren a los tópicos hasta hacer que la escucha de No World sea desesperante. Voces susurrantes hasta el hastío en un disco que no alcanza otra función que la de música de ascensor. Una producción soñolienta para unas canciones que podrían catalogarse como chill out.

El nuevo disco de Aufgang resulta irremediablemente decepcionante. Después de que sorprendieran en 2009 con su disco de debut, el trío formado por Francesco Tristano, Rami Khalifé y Aymeric Westrich se aleja de las bases marcadas en aquel fantástico álbum. Con un mayor dominio de los sintetizadores y olvidándose del piano clásico (aunque sigue presente), Istiklaliya se aleja de la fusión de lo clásico con la vanguardia electrónica para centrarse en un sonido más

plástico y mucho menos interesante. Sin ningún “Channel 7” ni nada parecido a “Sonar”, dos de los grandes temas del disco anterior, Istiklaliya se acerca más a lo mostrado por el grupo Battles en su último disco: fraseos rápidos dominados por el ritmo y una búsqueda de nuevas texturas que no mantiene la esencia del primer trabajo. A pesar de todo, en su directo han demostrado ser un grupo más que sólido, con toda seguridad no lo habrán olvidado.


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RETROSPECTIVA MÚSICA

Entre lo agresivo y lo delicado: Yeah Yeah Yeahs Y

eah Yeah Yeahs aparecen en mitad del auge de grupos neoyorkinos que hubo a principios de los 00’s. Una escena revivalista que tenía como máximos exponentes a The Strokes, aunque la música que hacían el trío poco tenía que ver con ellos. YYY’s siempre tuvieron algo especial que destacaba. Puede que las guitarras totalmente únicas de Nick Zinner, consiguiendo un sonido afilado y agresivo distinto al resto. Puede que también los ritmos de Brian Chase, directos pero al mismo tiempo intentando buscar la diferencia. Pero sobre todo, por el carácter cósmico y único de Karen O, una vocalista potente que destaca en cada canción de la banda. Suya

es la imagen que se queda del grupo y los matices que aporta, desde la sensualidad hasta la furia se suman a una base musical impoluta que convierte a YYY’s en un grupo valiente y muy interesante. La trayectoria de la banda ha sido sorprendente, sin un mal álbum ni ningún resbalón de importancia, siempre variando su sonido. Su primer disco, Fever To Tell, se mantiene aún hoy en un nivel muy alto. Una obra única, sorprendente, directa, rápida y genial. Su segundo disco, destacando por e lado más pop, Show Your Bones, sirvió para consagrarlos. Más sorprendente fue el siguiente paso cuando publicaron en 2009 It’s Blitz, donde metían so-

nidos electrónicos pero manteniendo el lado pop y rock que les caracteriza. Es ese justo balance entre la agresividad y la delicadeza lo que identifica al grupo. Han encontrado su hueco en esa doble faceta que a menudo podría contradecirse. Sus discos y su trayectoria se mueven entre lo espectacular y otras piezas mucho más pequeñas, pero no menores. Su nuevo disco, Mosquito, mantiene estas mismas coordenadas, aunque supone una vuelta a un sonido más cercano al de los dos primeros discos, dejando los experimentos electrónicos de lado y manteniendo el mismo nivel de fuerza e interés de siempre.


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RETROSPECTIVA MÚSICA

Fever to Tell

Show Your Bones

It's Blitz!

El primer disco de Yeah Yeah Yeahs fue toda una sorpresa y lo sigue siendo 10 años después. Cada vez que se escucha, vuelven a estallar las canciones de la misma forma que a primera vez. Once canciones tan enmarañadas como la portada, pero al mismo tiempo tan claras y directas que desde el primer momento se guardan en un buen lugar en la memoria. Las guitarras de Nick Zinner rompen cada canción transformándola en una subida de rabia y agresión directa. Noise controlado, rock arty... Definiciones posibles para lo que ofrece Fever To Tell, que ante todo hay que disfrutar. Canciones tan únicas como “Black Tongue”, “Rich” o “Pin” suenan tan poderosas y libres que es imposible no inclinarse ante ellas. Un disco que no se acaba y que sigue sonando tan joven como desde el primer momento. La frescura de clásicos como “Maps” o “Y Control” aún salpica en los oídos cada vez que se le da al play. Un disco que sigue sonando enigmático y furioso. Una joya.

Dominada por la potente entrada de “Gold Lion”, Show Your Bones es el reverso pop de Fever to Tell. Hablamos de otro tipo de inmediatez, teniendo en cuenta que el álbum contiene numerosas caras ocultas que pasan desapercibidas en un primer momento. Marcado por un tono más calmado, repleto de canciones dominadas por la quietud, Yeah Yeah Yeahs rompen el dominio del descontrol para ir marcando los pasos que luego seguirían sus discos posteriores. Show Your Bones es ante todo, un disco abiertamente pop, abandonando la moda del revival anterior, para centrarse en un territorio único. Con una recepción del disco no del todo justa, como también pasaría luego con It´s Blitz, el álbum es una continua sucesión de hits como “Way Out”, la increíble “Cheated Hearts” o la delicadeza de “Turn Into”, perfecto cierre para un gran disco, dirigidos esta vez por la calidez de las guitarras acústicas, y perdiendo en cierto modo la punta afilada de Fever To Tell, pero en ningún caso el encanto.

La publicación en 2009 de su tercer disco de estudio, It's Blitz! ahondaba en el lado arty que siempre ha identificado al grupo. Manteniendo el elemento pop de Show Your Bones y maquillándose con ciertos sonidos electrónicos, It's Blitz! es la confirmación del papel protagonista de Karen O, pieza clave del engranaje del trío. Entre la agresividad y descaro de canciones como “Zero” o “Dull Life” y el preciosismo melódico de “Hysteric”, “Soft Shock”, “Skeletons” y el cierre acústico final de “Little Shadow”. Sin negar el potencial rompepistas de algunas partes del disco, lo que queda mejor grabado en la memoria son esas canciones, aparentemente pequeñas, pero que esconden mucho. Al fin y al cabo, durante toda la trayectoria, el grupo se ha mantenido equidistante entre la inmediatez eléctrica de “Y Control” y el medido emotivo de “Maps”. Sin duda, la intención de emular esas mismas sensaciones musicales son las que destacan en un tercer disco más que digno.

Is Is

riffs primeros instantes de “Rockers to Swallow” o la energía rítmica de “Kiss Kiss”. Guitarras infectadas y una Karen O con ganas de destrozar tímpanos y hacerse notar. El ritmo no para en la impactante “Down Boy”, mezcla entre melodía y una faceta más dura del grupo. Aunque pase desapercibido, no debería considerarse un disco menor, puede mirar fijamente a Fever To Tell.

EP de ruptura con Show Your Bones, un disco mucho más pop que el sonido de Is Is. Recuperando la electricidad desmedida de sus orígenes, cinco canciones en una cuidada edición en un doble 7”. Una serie de temas que forman parte del material más interesante que han grabado. Como una máquina que arrolla comienzan los


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RETROSPECTIVA MÚSICA

Mosquito Yeah Yeah Yeahs

Un vistazo atrás Lógicamente, lo primero que choca al escuchar Mosquito es esa portada horrible que daña la vista. Yeah Yeah Yeahs nunca han llegado a diseñar una portada realmente “buena”, pero en It’s Blitz consiguieron una imagen lo suficientemente impactante como para poder esperar una continuidad en esa línea. Lo bueno es que el disco no se relaciona de manera directa con su portada. Dejando de lado el giro más estilizado de It’s Blitz y acercándose más al sonido de sus dos primeros discos, Mosquito es una confirmación más del buen hacer de YYY’s. Andando más por el camino pop y relajado de Show Your Bones y su anterior disco que por la garra de Fever to Tell, el trío no defrauda en once nuevas canciones que se mueven entre guitarrazos y sonidos más electrónicos, sin llegar a tener la presencia tan dominante del disco anterior. En este caso la mezcla está mejor unida, y la producción de Nick Launay, David Sitek y el mismísimo James Murphy, sabe sacarle juego a estas grandes canciones.

En una primera escucha Mosquito suena muy deslavazado debida a una secuencia de canciones que indaga en la sensación caótica que tal vez quieren transmitir. Así, se pasa del primer single, la canción más potente y accesible, “Sacrilege”, al tiempo más suave y tranquilo de todo el álbum en “Subway”, tema que recuerda a los mejores momentos de quietud que siempre incluyen en sus álbumes.

En primer lugar, “Always”, que alterna ritmos electrónicos con teclados y efectos de voz envolventes. Perfecto ejemplo del preciosismo por el que se han decantado finalmente. Como perfecto cierre, “Wedding Song” sigue una estructura progresiva para llegar a una despedida redonda. Y por último, una de sus mejores canciones, “Despair”, entre “Maps” y “Y Control”, mezclando elementos de ambas,

Es tradición que en las últimas canciones se encuentren sus verdaderos hits Esta sensación desaparece a medida que vamos entrando en el álbum. Se mecen entre la delicadeza y el desenfado de canciones como “Rich” o “Date With The Night”. Como siempre, lo mejor llega al final del disco. Se ha convertido en una tradición que en las últimas canciones se encuentren los verdaderos hits que nunca se olvidan. Los clásicos a destacar en Mosquito son tres.

pero siendo únicamente posible en un disco más avanzado como es Mosquito. Por cosas así, necesitamos a YYY’s. Mosquito es un disco que tiene mucho de vuelta a los orígenes, el potencial primitivo del grupo, sólo que ahora como una máquina engrasadísima que ha superado los errores de principiante y ha adquirido una profundidad y madurez mucho más consolidada.


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LISTAS

música 1 Yeah Yeah Yeahs - Mosquito 2 David Bowie - The Next Day 3 The Invisible Hands 4 Solar Bears - Supermigration 5 Youth Lagoon - Wondrous Bughouse 6 Lapalux - Nostalchic 7 Powell - Rave002 8 The Knife - Shaking The Habitual 9 The Haxan Cloak - Excavation 10 James Blake - Overgrown

9 8 8 8 7 7 7 6 6 3 Yeah Yeah Yeahs

cine 1 2 3 4 5 6 7

Spring Breakers - Harmony Korine Django Unchained - Quentin Tarantino No - Pablo Larraín Promised Land - Gus Van Sant Los Amantes Pasajeros - Pedro Almodóvar Side Effects - Steven Soderbergh The Master - Paul Thomas Anderson

9 8 8 7 7 6 5 Promised Land


doscerounotres


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