A Enrique Amorim

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Cuadro de Tapa - Artistaplasticoarquitecto César Rodríguez Musmanno Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Portal de entrada al Chalet “Las Nubes”

JULIO, EL MES DE ENRIQUE AMORIM

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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo Cultural, Histórico y Patrimonial Personajes Ilustres

Homenaje al Escritor Salteño ENRIQUE AMORIM Por Alberto J. Eguiluz

Al cumplirse 110 años del nacimiento y 50 años de su fallecimiento

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Semana de Homenajes a la Enrique Amorim Una Noche con Amigos, 25 de Julio de 1999, encuentro en el Galpón (Pequeño Teatro‖ dentro del Chalet ―Las Nubes‖),

Muchas fueron las anécdotas contadas por los diversos amigos que participaron en el ―Galpón‖, - - como le decía Enrique, al lugar de reunión donde solía compartir largas veladas culturales con sus amigos -, pero una y siempre una es la anécdota que más se destaca, la que más nos gusta, y esta fue la anécdota de Marina Tavella de Amorim por eso quiero compartirla con todos ustedes, los que no pudieron estar presentes. Transcurría el año 1959, el de las grandes crecientes, el del río desbordado, desconocido por nosotros, lugareños, cuando Don Norberto Gaudin - antiguo poblador de la Villa del Salto - y orgulloso de vivir en su casa junto al río, se aproximaba a cumplir sus 90 años. Para celebrar con dignidad tal magno acontecimiento, a su hija Marina se le ocurrió la feliz idea de pedirle a su primo, Enrique Amorim que le realice una poesía, para que Polo, su hijo menor, en esa época con seis añitos, pudiera recitársela al abuelo Norberto. Gentilmente Enrique accedió a tal solicitud, y como era de esperar resultó esta maravilla de poesía, que hoy queremos compartirla junto a ustedes. -4-

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A mi Abuelo Tengo, querido abuelito para tu mano tendida una estrella conseguida por mí solito. La conseguí en un campito muy cerquita de la Estancia allá por nuestra Esperanza por mí, solito. Y te la traigo abuelito en mi corazón prendida para alegrarte la vida por mi, solito... En un viejo sillón de madera, de color verde, de esos que Enrique solía usar al borde de la piscina para sus amigos, se encontraba sentado Polo Amorim, muy callado hasta el momento,-como es su costumbre, por cierto- tal vez ensimismado en sus recuerdos, en sus correrías de niño, cuando los domingos, sus padres iban a ―Las Nubes‖, a visitar al tío Enrique y la tía Esther. Hoy, Polo, tiene cuarenta y seis años, se ha formado como Ingeniero Agrónomo, pero aún es difícil de sacarle palabras, por conocerlo, pienso que la emoción y la alegría, de aquellos años, llenos de tantos recuerdos, lo han emocionado, lo han embrigado de felicidad y en uno de esos arranques decidió deleitarnos a todos los presentes con esta poesía, inédita, sacada del baúl de sus recuerdos después de cuarenta años. Pienso yo, que preso aún por la emoción que lo embargaba, le fueron surgiendo las anécdotas, unas tras otras, recordaba por ejemplo que en esa ocasión se hizo una inmensa torta de cumpleaños con la forma de la casa del Abuelo, la ―Curtiembre de Gaudín‖, ese día la casa se había llenado de gente que circulaba charlando alegremente, mientras otros bebían en sus largas copas de licor, los niños se divertían corriendo de un lado para otro entre los mayores, asombrado de ver tanta personas Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido reunidas, pues habían venido amigos, parientes y hasta algunas personas importantes de la capital. Polo en su alegría de niño, emocionado, corría con sus primos, hasta el momento en que comenzó tirar cohetes, cuanto más ruido hacían, más entusiasmado se ponía, y tan alegre se encontraba en disfrutar, las explosiones y las chispas de colores que estos desprendían, que no pudo fijarse que en su entorno, algunas de estas chispas ya habían comenzado quemar el mantel de la mesa principal, donde estaba la torta..., el resto, ah, el resto ustedes ya lo imaginan. Quiero aprovechar la oportunidad de agradecerles a estas personas, por su inapreciable colaboración y su apoyo al acervo Cultural de nuestro departamento.

Pablo Picasso y Enrique Amorim

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Enrique Amorim y el Bicentenario Nuestro pasado merece estudio, y, sobre todo, devoción. Para ello es urgente el empezar a hacer HISTORIA. Antes de mirar, de tanto en tanto hacia atrás, en la neblina del desamor. No aman el pasado aquellos que no sienten profundamente el presente. Quienes padecen el presente están haciendo el mañana, trabajándolo, ordenándolo. Y de eso se trata hoy día, de hacer el mañana con los escasos leños del pasado y de las ascuas vivas de la hora que vivimos. Si en el Bicentenario, plantáramos un árbol, esculpiéramos una piedra, nos comprometiésemos a levantar una escuela, sería el árbol del Bicentenario, la escultura del Bicentenario, la escuela del Bicentenario. Habríamos escrito un capítulo para el año 2056. Enrique Amorim (Libro del Bicentenario, El Heraldo Salteño, Salto 1956.)

Museo Histórico “La Casona”, construida por Enrique Amorim para sus padres

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Homenaje al Escritor Salteño ENRIQUE AMORIM Por Alberto J. Eguiluz

"¡Salto de Ayer! El de las silenciosas calles, plateadas por la luna en las calles nupciales de primavera, con las cavernas profundas, grutas encantadas, de tus zaguanes enrejados y tus amplios y floridos patios, verdes de calaguas colgantes, rumorosos de aberrojos a la siesta y fragantes de jazmín o de oleofraga en las tardes tibias, encantadoramente plácidas". "¡Salto de Ayer! El de los días de carnaval pueblerino, con alegres comparsas callejeras, con batallas de flores, con desfiles pintorescos y con riñas de palos entre "vascos del Saladero" y "Gauchos de las cuatro Bocas", bajo un sol africano". Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido "¡Salto de Ayer! el de las retretas aldeanas y primaverales con desafinaciones ejecutadas por los artesanos de la banda de música del "Siamo Diversi" mientras cantaba el tropel de niños alegres canciones y paseaban sus esperanzas las muchachas casaderas". "¡Salto de Ayer! el de las rubias mieles y los frescos pámpanos; el de las carreteras arboladas y de los arroyuelos serpenteantes; el de las calles empinadas y de las barrancas sobre el río; el de la evocación y el recuerdo; el de siempre" Fragmentos de "¡Salto de Ayer de hoy y de siempre!", prologo del "Cuaderno Salteño", Montevideo 1942.

Que más podemos decir de una persona que era capaz de expresar con tanta sensibilidad y tanto sentimiento a la ciudad que lo vio nacer, un 25 de Julio del año 1900

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Fueron sus padres: Don Enrique G. Amorim, de ascendencia portuguesa, y Doña Candelaria Areta, de estirpe Vasca.

Enrique Amorim nació en esta ciudad, en una casa vecina a la Catedral "San Juan Bautista" en calle Patitas, entre calles Real y Daymán, hoy calles 25 de Agosto, entre Uruguay y Artigas, al lado de la Iglesia , entre la residencia de la familia Estévez y el "Gran Hotel Salto".

Fue el primogénito entre siete hermanos varones.

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Concurrió a la escuela pública y luego al colegio que dirigía Don Pedro Thévenet, que quedaba cerca de su casa en la calle Arapey, entre calles Pelado y Patitas, hoy calles Brasil entre Av. F. Viera y A. Invernizzi. Fue Don Pedro Thévenet, quién le despertó su facultad inventiva mediante ejercicios de composición. Como diría más tarde el propio Enrique: ‖Tuve un Maestro que exigía diariamente hacer una copia de cualquier texto tomado de diario, revista o libro. Empecé a escribirlos – diez era la extensión del trabajo pedido – sacándolos de mi calestre. Eso me hizo escritor. El Maestro calibraba el gusto del alumno, leía en su caligrafía, escudriñaba en las líneas. A fin de año supe que yo tenía capacidad de inventiva‖...

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Calificaciones del Liceo‖ Osimani y Llerena‖ Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Frecuentes períodos de su infancia transcurrieron en las estancias "El Eucalito", cerca de San Antonio, y "El Paraíso" de su abuelo José Amorim. En su infancia cuando era alumno del Instituto Politécnico Osimani y Llerena en 1913, pasaba las vacaciones en la estancia "La chiquita", en las inmediaciones del Arroyo Tangarupá. Este período de la infancia que transcurre en el campo es el que lo marca profundamente en los conocimientos que luego usará para la descripción de sus cuentos.

Su traslado a Buenos Aires En 1916 inicia sus estudios en Buenos Aires, como pupilo del Colegio Sudamericano y luego en el Colegio Internacional de Olivos. Esta época marca la iniciación literaria de Enrique Amorim: primero en la Revista "Páginas", del colegio de Olivos, luego en diarios y revistas salteños y en "Caras y Caretas". Es en esta época, recordemos que su padre era muy amigo de Horacio Quiroga y a pesar de que era veintitrés años mayor que Enrique. Este se sentía su admirador y discípulo pasando luego a ser amigo y finalmente protector del autor de "Anaconda", Y esto nos lo dice el propio Quiroga en el libro escrito por dos de sus amigos salteños, José María Delgado y Alberto Brignole, " Vida y Obra de Horacio Quiroga" decía entonces Quiroga "Tal muchacho, pese a su moral intelectual, se ha portado siempre muy afectuosamente conmigo, Su influencia con el Ministro Arteaga ha sido determinante en el asunto de mi nombramiento". Nunca podré agradecer bastante los esfuerzos generosos de este muchacho, tan interesante". Y es que Enrique, con todos los arranques de su generosa juventud y de su admiración ilimitada por el autor de "Anaconda" , que es también su coterráneo, toma estas actitudes porque conoce los infortunios que afligen a Quiroga y se esfuerza por levantarle el espíritu abatido". - 14 -

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Para decir la Verdad ―... Yo no miro tus estrellas Yo no miro para atrás. ¡Oh, Salto de mis memorias salpicadas de sabiás frescas memorias las mías por el campo y la ciudad! Pero mentirme no quiero - para decir la verdá – ¡Oh, Salto del tiempo ido! El que nunca volverá Me declaro centenario Por dos veces y algo más Y no te canto en el tiempo - para decir la verdá – derramado en el paisaje con toda la inmensidad. Te canto para unos días En que mi cuerpo estará Abonando tierra floja Que ya es mucho ambicionar. Te canto en el niño rosa, Geranio, Jacarandá, pétalo de flor herida Por alguna adversidad. Te canto en el niño tierno Que de mi nada sabrá Niño que en la entraña viene Como envuelto en trebolar. Esperanza de mis sueños Y mi sola realidad. ¡Oh, Salto de nuestros días que poetas cantarán y harán viejas las canciones de este tiempo que se va! Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Su Obra Literaria Su obra abarca cuarenta años, va desde 1920 hasta 1960. 1920, año en que Enrique conoce a Quiroga, publica su primer libro de poemas "Veinte Años" y se integra al grupo de Boedo. 1923, es nombrado Auxiliar de la Dirección de Impuestos al Consumo de la Provincia de Buenos Aires, en la ciudad de la Plata, y publica su primer tomo de cuentos: "Amorim", es el primer libro. 1924 le siguen "Quitanderas", 1925 " Tangarupá " y su segundo libro de poesías. Un sobre con versos. 1926 aparece "Horizontes y bocacalles". 1927 inicia lo que será una lujosa colección de recuerdos. Es el primero de sus nueve viajes a Europa, a los que habrá de sumar otros a Chile, a Estados Unidos, a la Unión Soviética, a Canadá. Luego del primero de estos viajes, publica "Tráfico". 1928 En enero conoce a Esther Haedo, con quién se casa en abril de ese año. Compañera de toda su vida. 1930 Viaja a Chile, se integra al grupo "Índice", de los intelectuales chilenos. 1932 Publica en Montevideo, "La Carreta", "Novela de quitanderas" y "Vagabundos", en Buenos Aires, en dos ediciones conjuntas a la que sigue una tercera el año siguiente. 1934 se edita " El paisano Aguilar " y Amorim conoce en Montevideo a Federico García Lorca a quién visita en Madrid en 1936. 1936, " Presencia de la Ciudad de Buenos Aires". 1937, La muerte de Horacio Quiroga , conmueve profundamente a Amorim, y este organiza con la diligencia y efectividad que fueron suyas, la repatriación de las cenizas del escritor a Salto. 1938, "Historias de Amor" y "La Edad Despareja". 1941, "El Caballo y su Sombra". 1944, "La Luna se Hizo con Agua". Funda con el grupo "Amanda" en Buenos Aires la revista "Latitud", cuya sección Literaria dirige. 1945, "El Asesino Desvelado" 1946, "Nueve Lunas sobre Neuquén". 1947 se afilia al partido Comunista, cuya ideología profesaba desde años atrás. - 16 -

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Crónicas de un SALTO desconocido Sus obras teatrales "La Segunda Sangre", "Pausa en la Selva "y "Yo voy más lejos". son reunidas en un libro. 1952, "Feria de Farsantes", le vale el Primer Premio Nacional de Novelas del Ministerio de Instrucción Pública del Uruguay, en tanto que "La Victoria no viene sola", traducida al Checo, se publica en Praga. 1953, da a la imprenta "Después del Temporal". 1954, se edita "Quiero", libro de poemas. En este mismo año interviene en el Congreso de Paz en Viena que da origen a un conflicto Internacional, en el que debe mediar el Ministro del Interior de Francia a fin de conseguir la anulación del decreto de expulsión firmado por la Sureté. En este año se edita un librillo lírico llamado "Sonetos de amor en Octubre" 1955, después de su viaje a Moscú, publica en Montevideo "Todo puede suceder"

Enrique Amorim y García Lorca

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Crónicas de un SALTO desconocido 1955 Autor de la iniciativa que culminó, en Salto, con la erección del monumento a Federico García Lorca. ―...Aquí tengo tantas cosas entre manos que no sé como voy a despacharlas... Hasta el Monumento a García Lorca que se elevará aquí, el primero en el mundo... Un muro de piezas de granito con el poema de Machado y una cortina de agua que lo cubre constantemente... Muy original ¿nó?. Vamos a ver como sale. Todo es cosa mía...‖ (Extracto de una carta de E. Amorim a su hija Liliana)

Este es el fragmento que escribió Antonio Machado en homenaje a Federico García Lorca, y que puede leerse en el monumento levantado en la Piedra Alta. “Labrad Amigos de piedra y sombra en el Alhambra un túmulo al poeta sobre una fuente donde llore el agua y eternamente diga: El crimen fue en Granada en su granada” Antonio Machado - 18 -

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Crónicas de un SALTO desconocido Así Enrique Amorim cumplió el deseo de Machado, materializando la fuente que eternamente llora el crimen de Granada.

1956 sigue la novela "Corral Abierto" 1957 escribe "Los Montaraces" 1958 escribe "Sonetos de amor en verano" 1958 escribe "La Desembocadura" La obra teatral "Don Juan 38", fue premiada por el Ministerio de Instrucción Pública, mal teatro, como todo el que intentó, recoge un tema que Enrique había abordado ya en 1918. 1960 edita un volumen de versos "Mi Patria", "Un folleto", "Digo Fidel", y un libro de cuentos, "Los pájaros y los Hombres" que aparece 10 de julio, dieciocho días antes de su muerte.

Obra póstuma Póstumamente aparecen, "Temas de amor" y "Eva Burgos", en agosto y noviembre de 1960, respectivamente; 1969, "Miel para la luna" y otros relatos, Paysandú, 1970, "EL ladero" y otros varios cuentos, París. 1983, "El Quiroga que yo conocí", Montevideo, Arca. Ha quedado inédito un libro de memorias titulado "Por orden Alfabético".

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Amorim, el cineasta Referencias de sus actividades como cineasta amateur y profesional, películas, " Velocidad ", "Cita con la Efinge ", 1930, escrito en "Varsovia", 1948, "Escrito en el Agua", premio de la misma institución en 1952: "Veintiún días", 1953 "Rostro recuperado", 1954. Como profesional del cine colaboró, ya en calidad de ayudante de dirección, ya como argumentista, en muchas películas argentinas de la década del 40: "kilómetro 11", " El viejo doctor ", "Yo quiero morir contigo", "Canción de cuna". "Vacaciones en el otro mundo", "Su primer baile", etc. Fue además cronista semanal de cine en la revista "El Hogar". Vivió en Buenos Aires desde 1916 hasta 1931. Alternando con períodos de residencia en el chalet "Las Nubes", desde donde partió para sus últimos tres viajes a Europa. - 20 -

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Crónicas de un SALTO desconocido Falleció en Salto el 28 de Julio de 1960. Recibió en vida el homenaje de su ciudad natal durante una semana en Salto en el año 1958. Amorim le devolvió al Salto su obra, pero además, una indeclinable acción de animador cultural. Desde el diarismo, desde su aporte como Presidente de la Institución Cultural “Horacio Quiroga", su participación en iniciativas tales como concursos literarios y homenajes a escritores, hasta la donación de “La Casona” y el Chalet “Las Nubes”, tanto para nombrar algunos de sus actos. En 1958 Salto le tributó a Enrique Amorim una semana de homenajes. En esa ocasión, entre otras reflexiones dijo: "El hombre vive monologando o en perpetuo diálogo con sus amigos. Un homenaje implica cientos de diálogos aclaratorios, argumentaciones oportunas. En ese campo, en ese agitar de trigo, queda la buena semilla. Aventado el grano, unos buenos amigos cumplen con una necesidad casi orgánica de vivencia. Que les haya hecho a ustedes todos, tanto bien como a mí, este, llamémosle homenaje, hecho a punta de amistad como se ganaron batallas a punta de lanza y gané mi crédito de salteño a punta de verso". ...La Escuela Pública N° 81 denominada “Enrique Amorim‖, en su honor, debe señalarse que fue construida mediante una colecta popular que él iniciara como contribución a la acción alfabetizadora, en un predio donado por él mismo, contiguo a ―La Casona‖, vieja residencia paterna de la que él también se desprendió, para convertirla en sede del Museo Histórico Municipal al que aportó jirones del ayer, evocadores de la grandeza del pasado y acicate para los hombres de hoy y del mañana. Porque el autor de ―El Caballo y su Sombra‖ estuvo raigalmente unido al terruño, a su entrañable Salto, del que a se fue... Montevideo, 28 de julio de 1985. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Pero podemos decir hoy que: Se llevó las razones en un puño Puede que entre las sombras del terruño Alguna tarde se levante y hable Bibliografía: "Capítulo Oriental 27", la historia de la Literatura Uruguaya. "Vida y Obra de Horacio Quiroga", José María Delgado y Alberto Brignole Biografía realizada por su nieta Amalia Saporitti Amorim. Investigación Bibliográfica: Alberto J. Eguiluz

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Maestro José Cziffery Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Dedicado al Gran Maestro Cziffery El arte de enseñar, vale decir, transmitir sus conocimientos plásticos es arduo, y difícil. Para enseñar, no solo se necesita tener oficio, poseer los medios para exponer. Hay resortes vocacionales que no deben desdeñarse. Sobre todo, si el que enseña carece de respeto por la obra humana, casi diríamos, por la personalidad humana. De manera que son muchas las condiciones requeridas para el difícil arte de enseñar. Por lo pronto, en materia plástica, ha menester un conocimiento severo de todas las escuelas. Y para entrar en ellas, hay que enfrentar los originales de los grandes maestros. Quién no se ha detenido ante un original del greco o de Velásquez o de Goya o de Rembrand por citar algunos inmortales debe sentirse huérfano para ejercer la didáctica. Con estas palabras, se podría, presentar al pintor húngaro Cziffery, en cuyas manos se halla el aula de la Asociación Horacio Quiroga. Al decir Aula, evitamos el pomposo calificativo de taller. No se empleen mayúsculas con el apostolado de un artista que ama las artes plásticas como si fuese una necesidad vital para subsistir. Quizás un destino de labriego le daría más comodidades. Ha elegido la pintura, como el dueño de la tierra elige el grano o el pastoreo. Estamos frente a una auténtica consagración. Seamos reverentes con quienes seleccionan su destino, se lo labran y lo cultivan. No otra cosa transmite el maestro Czifery, producto de culturas superiores a la nuestra, donde tanta rápida vocación de prebendas tan ajenas a la vida intelectual. La libertad que tienen los alumnos del aula de Pedro Figari está bien a la vista en la muestra que motivan estas líneas. Si bajo la tutela de u nombre que ha traspasado las fronteras, están las iniciales de un arte salteño, esperemos que la escuela Figari haga honor al viejo aquel que dejo las leyes para dedicar toda su vida a la pintura. Respetemos a su vez, la de los muchachos que han dejado el fácil camino de las artes menores que rinden más. Y con esa reverencia, entremos a considerar la posición de cada uno, tan dispar, que habla claramente de la libertad con que se desarrollan jóvenes que entran en la adolescencia o salen de ella, confirme de eso de cultivar la belleza, la más noble de las costumbres del hombre. Enrique Amorim - 24 -

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Al Uruguay Crecido

Con los últimos pájaros, volaron Las lavanderas y la ropa blanca. Alegraban las cercas y los riscos Y veíanse muslos de muchachas Entre la risa del jabón, y las alegres Camisas de color entre las zarzas, Y anzuelos y rosales y espinillos Y en las rocas las láminas de escamas. Enrique Amorim

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Al Uruguay Crecido

Al Uruguay Crecido Los caballitos del río Retozan por las orillas, Para los niños sin padres Y las madres mal heridas… Cantares de lavanderas, Camisones, camisillas, Y el limpio pan de los niños Que nacieron sin camisa. Enrique Amorim

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Viejo Astillero

Astillero, pesado cementerio, Último puerto del cansado barco. Informe muelle, espectro de cadenas, Cementerio de mástiles, espectro de cadenas, Cementerio de mástiles y cascos. Torbellino de hierro detenido Después de un largo viento huracanado. Va de un extremo al otro, Un lúgubre recuerdo de naufragio. Dura paz del acero y blando sueño De maderas roídas que el taladro De las lluvias deshace. Ancla final, postrero desembarco. Enrique Amorim Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Canto al Uruguay Apacible

Canto al Uruguay Apacible ¡Oh, cuanto puedes, sí, Indómito Uruguay, cuando te alojas en el remanso de la tarde larga y el cardumen borracho, se doblega a la violencia de la luz amarga! Feliz un niño juega En el paisaje se refleja el agua Y oigo la risa de una niña ausente Que en blanca espuma abandonó la enagua Y ha entregado su cuerpo a la corriente. Con el dorso desnudo, un hombre otea La superficie de metal bruñido. Insiste un pensamiento y va la idea. Remontando las aguas. El sonido Seco de un remo, enciende luminarias De antorchas ambiciosas y de quillas. Enrique Amorim - 28 -

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Cr贸nicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo Cultural, Hist贸rico y Patrimonial

por Alberto J. Eguiluz

Historia de la Construcci贸n del Chalet

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Según relatos verídicos de la época, allá por el año 1928, en su segundo viaje a Francia, el escritor salteño, Enrique Amorim y su señora Esther Haedo, en una calurosa tarde parisina, sentados en aquel espacio amplio, del café ―La Paix‖, donde están las mesitas con sombrillas, reunidos, como muchos de los intelectuales de la época, se encontraban en tertulia los nóveles esposos Enrique Esther, junto al dentista salteño Rodrigo Rodríguez Fosalba y el famoso Arquitecto Le Corbusier, filosofando sobre la construcción de su nueva residencia. Enrique realizaba rápidos bosquejos sobre las servilletas del café, bajo la atenta mirada del arquitecto Le Corbusier, quién corregía con aprobación cuidadosos detalles que a veces eran sugeridos por Esther, sobre todo cuando se trataba de espacios importantes, como la cocina, los patios o los jardines. Es importante destacar que en esa breve pero fructífera reunión, se estaban plasmando los sueños que Enrique realizaría más tarde en nuestra ciudad.

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La casa que proyectara inicia su construcción en el año 1928 en el predio que perteneciera a su abuelo paterno don José G. Amorin, situado hacia el norte, casi en las afueras de la ciudad, ubicado en un entorno paradisíaco, lleno de magia y encanto. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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En su época de esplendor, supo ser escenario de memorables encuentros jornadas pletóricas de filosofía, arte y amor por el conocimiento, mantenido por lo más selecto de la intelectualidad de aquel momento. Desde el punto de vista plástico arquitectónico representa el purismo del racionalismo arquitectónico formulado por el arquitecto suizo Le Corbusier en el año 1920. En el año 1927 Enrique Amorim, se casa con Esther Haedo y viaja por segunda vez a Europa. De esta fecha data su conocimiento con Federico García Lorca, según testimonio fotográfico. En esta fecha, comienza su labor como cineasta. En el año 1928, da inicio a la construcción de su residencia salteña ―Las Nubes‖ proyectada y dirigida, por él mismo y que concluye en el año 1931.

El nombre de ―Las Nubes‖ fue inspirado en el poema de Baudelaire ―Les nuages, les merveilleux nuages…‖, porque la casa blanca, posada sobre la loma parecía otra nube.

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Entrevista al Dr. Nery Lionel Campos Pierri, de 76 años Le Corbusier, famoso arquitecto fallecido a los 78 años, fue alumno de Oscar Niemeyer. A su vez el Ing. Antonio Méndez Teixeira hermano de los doctores Nery y Eliodoro Campos Teixeira, fue alumno de Le Corbusier. Antonio Méndez, era ingeniero civil y coronel del ejército brasileño, residente en Río de Janeiro, proyectista de puentes de avance rápido para el ejército, fue alumno de Le Corbusier. Los Teixeira Campos tenían mucha vinculación con el escritor salteño Enrique Amorim, cuando éste se enteró que el Ing. Antonio había sido alumno del famoso Arq. Le Corbusier, consideró que sería el profesional adecuado para encomendarle la tarea de construcción de su ansiado proyecto. La Empresa constructora ―Teixeira Hnos‖, estaba conformada por los hermanos Antonio, José Verano y Santiago Campos Texeira eran medio hermanos del Ing. Antonio Méndez Teixeira, esto debido a que: El viejo Teixeira se casó dos veces, con la de Méndez, primero y con la de Campos, después, legándoles a la usanza portuguesa primero el apellido de la madre y luego el del padre, por lo que el apellido quedó Méndez Teixeira y Campos Teixeira respectivamente. La construcción del Chalet ―Las Nubes‖, estuvo a cargo de la empresa constructora ―Teixeira Hnos‖, aparte te voy a decir una cosa fueron los que primero trajeron el Cemento Armado al Uruguay. El baño de ganado de la Estancia ―Adela‖ de don Juan Trindade, fue la primera obra construida en Salto, por esta empresa. Otra cosa fue que trajeron al Uruguay, fueron los bloques de cemento, lamentablemente este procedimiento no fue patentado. Ellos tenían una fábrica en Montevideo, y mi padre recordaba que, cuando fue a estudiar a Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Montevideo, fue ésta su primera residencia, realizando la tarea de sereno. Los Teixeira, tenían una fuerte vinculación con el rico hacendado Joaquín Sant` Anna, quién les encomendó la construcción del edificio e la esquina de calles Lavalleja y Artigas, obra esta dirigida por el novel Arquitecto Francisco (Pancho) Lucas Gafreé, profesional recién incorporado a la empresa cuando esta tenía su sede en la calle Rivera Nro. 767, al lado de la casa de familia de los Ferrando. Otra casa construida por esta empresa, fue la de la Familia Aiello, en la esquina de las calles Artigas y Misiones. Esta empresa tuvo a su cargo también la construcción del puerto de Villa Constitución. El tío Santiago Campos Teixeira, principal dela Empresa, falleció, siendo muy joven a los 48 años de edad, entonces José, el otro hermano que quedaba, decidió abandonar la empresa, para dedicarse a cuidar los campos de Lavalleja, del tío el Dr. Eliodoro. En la empresa quedaron entonces, trabajando los dos mejores capataces Sánchez y Broglio, quiénes a su vez deciden independizarse y formar una nueva empresa, bajo el nombre de ―Sánchez Broglio Construcciones‖.

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Detalles constructivos de “Las Nubes”, primera parte de la construcción - año 1928

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Detalles constructivos de “Las Nubes”, segunda parte de la construcción - año 1931

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Enrique y su amor por los animales

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Interiores de la Residencia de Enrique Amorim

Vista de la Biblioteca personal del escritor Enrique Amorim Crรณnicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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DECLARACION DE PATRIMONIO HISTÓRICO La condición de Monumento Histórico Nacional se adquiere por una resolución del Poder Ejecutivo, que firman el Presidente de la República o por delegación en el Ministro de Educación y Cultura, a propuesta de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación. Así lo marca la Ley 14.040. La CPCN hace antes de la proposición, un estudio profundo de cada caso.

Chalet Casa habitación construida y habitada por el escritor salteño Enrique Amorim (1900-1960) y su esposa Esther Haedo. Contiene el mobiliario y útiles del matrimonio, sus obras de arte y biblioteca. Es una construcción sobre- elevada de una planta y un altillo, más un depósito posterior. Diseño del propietario al estilo modernista de Le Corbusier. Data de fines de 1930.

Ubicación: Avenida Enrique Amorim, frente al Jardín del Descubrimiento y Parque Solari, a 100 metros de Av. Luis Batlle Berres. Padrón 4.344 – Ciudad de Salto Este Bien, fue declarado Monumento Histórico Nacional mediante Resolución N° 1021 por la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación el 12 de junio de 1973

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Escalera tipo Marinera que va a hacia el escritorio, en el piso superior

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Le Corbusier, el pionero de una nueva arquitectura Nació en la localidad de La Chaux-deFonds, en la Suiza francófona con el nombre de Charles Edouard Jeanneret-Gris. A los 29 años se trasladó a París donde adoptó el seudónimo "Le Corbusier", variación humorística (ya que evoca a la palabra cuervo) del apellido de su abuelo materno: Lecorbésier. Su padre se dedicaba a laquear cajas de relojes para la industria relojera de su ciudad natal, y su madre fue pianista y profesora de música. En 1922 Le Corbusier abrió un despacho de arquitectura con su primo Pierre Jeanneret, con el cual mantuvo su asociación hasta 1940. Inicialmente los dos diseñaron casi exclusivamente edificios residenciales. En octubre de 1929 Le Corbusier dictó en Buenos Aires un ciclo de diez conferencias, invitado por la Asociación Amigos del Arte. En este viaje también visitó Río de Janeiro, Asunción y Montevideo. En referencia a la primera de las ciudades citadas dejó bien clara su percepción de urbanista al expresar "Buenos Aires es una ciudad que le da la espalda a su río", aludiendo con esto a algo de lo que aún adolece tal ciudad: pese a tener una extendida costa frente al gran estuario del Río de La Plata se ha privilegiado ediliciamente un área que no permite la vista a tal estuario, más aún el acceso al mismo se halla obstaculizado por instalaciones de antiguos puertos, un aeropuerto, tramos ferroviarios a nivel y autopistas. Le Corbusier fue un trabajador incansable. Realizó innumerables proyectos, muchos de los cuales nunca llegaron a realizarse, pero que marcaron a generaciones posteriores de arquitectos. Difundió también sus ideas urbanas a través del CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna) uno de cuyos documentos es la Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Carta de Atenas. Sin embargo, fue únicamente en Chandigarh, India, donde pudo hacerlas realidad. El 27 de Agosto de 1965, desobedeciendo las indicaciones de su médico, Le Corbusier fue a nadar mientras pasaba sus vacaciones en su cabaña en Roquebrune-Cap-Martin, en el Mediterráneo francés. Fue encontrado muerto por unos pescadores, presumiblemente de un ataque al corazón.

Contribuciones teóricas a la arquitectura Le Corbusier fue, además de un gran arquitecto y pintor, un eminente teórico de la arquitectura. Escribió varios libros, en los que ejemplificaba sus ideas mediante proyectos propios (a la manera clásica como lo hizo en su momento, por ejemplo, Andrea Palladio en "I Quattro Libri dell'Architettura"/Los Cuatro libros de la Arquitectura). Tuvo muy claro que, aparte de saber crear buenos edificios era necesario saber explicarlos y transmitirlos al resto de los profesionales y a los estudiantes, y ejerció con gran maestría la tarea de publicitar su propia obra. Como visionario, Le Corbusier veía la posibilidad de cambiar el mundo a través de la arquitectura. Si bien nunca se alió con un grupo político en particular, su postura estaba más cerca de una postura liberal (algunos lo han descrito como un socialista, adjetivo que probablemente se queda - 60 -

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Crónicas de un SALTO desconocido corto para caracterizar sus actividades), y como tal, veía todo proceso de diseño con fines utópicos. Lo que le permitió contribuir grandemente al significado de la arquitectura en general.

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La machine à habiter

Le Corbusier es conocido por su definición de la vivienda como la máquina para vivir. Con ello, Le Corbusier ponía en énfasis no sólo la componente funcional de la vivienda, sino que esta funcionalidad debe estar destinada al vivir, comprendiéndose esto último desde un punto de vista metafísico. Le Corbusier creía que el objetivo de la arquitectura es generar belleza (muy conocida también es su frase: la Arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz), y que ésta debía repercutir en la forma de vida de los ocupantes de los propios edificios. En cuanto al criterio de "máquina de habitar", Le Corbusier estaba deslumbrado por las entonces nuevas máquinas: en especial los automóviles y aviones, considerando aquellos que tenían diseños prácticos y funcionales como modelo para una arquitectura cuya belleza se basara en la practicidad y funcionalidad; el racionalismo. - 62 -

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L´Esprit Nouveau A fin de divulgar sus ideas sobre la arquitectura y la pintura, Le Corbusier fundó en 1920, junto con Paul Dermée, una revista de divulgación artística que obtuvo gran resonancia internacional: L'Esprit Nouveau (El Espíritu Nuevo; aunque en francés la palabra esprit suele tener también el significado de conciencia, razón, inteligencia).

Cinco puntos de una nueva arquitectura En 1926 Le Corbusier presenta un documento donde expone en forma sistemática sus ideas arquitectónicas: los llamados «cinco puntos de una nueva arquitectura» representan una importante innovación conceptual para la época, aprovechando las nuevas tecnologías constructivas, derivadas especialmente del uso del hormigón armado (hasta entonces este material se usaba en viviendas y monumentos disfrazándosele de piedra esculpida con molduras): 1. Los «pilotes»: para que la vivienda no se hunda en el suelo, y — por el contrario— quede suspendida sobre él, de forma tal que el jardín «pase» por debajo. 2. La terraza-jardín: que permite mantener condiciones de aislación térmica sobre las nuevas losas de hormigón, y convierten el espacio sobre la vivienda en un ámbito aprovechable para el esparcimiento. 3. La planta libre: aprovechando las virtudes del hormigón, que hacen innecesarios los muros portantes. De esta forma, se mejora el aprovechamiento funcional y de superficies útiles, liberando a la planta de condicionantes estructurales. 4. La ventana longitudinal: por el mismo motivo del punto anterior, también los muros exteriores se liberan, y las ventanas pueden abarcar todo el ancho de la construcción, mejorando la relación con el exterior. 5. La fachada libre: complementario del punto interior, los pilares se retrasan respecto de la fachada, liberando a ésta de su función estructural.

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Crónicas de un SALTO desconocido Su arquitectura resulta ser altamente racionalista, depurada ( con el uso de materiales sin disimularlos; nota la posible belleza de las líneas depuradas, sin adornos, sin elementos superfluos) y con un excelente aprovechamiento de la luz y las perspectivas de conjunto, dando una sensación de libertad (al menos para el desplazamiento de la mirada) y facilidad de movimientos.

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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo Cultural, Histórico y Patrimonial

HORACIO QUIROGA

por Alberto J. Eguiluz

El 31 de diciembre de 1878 nace Horacio Silvestre Quiroga en su casa paterna de la calle Real (actual calle Uruguay Nº 878). Es el menor de cuatro hermanos, Prudencio, María y Pastora. Su Padre Prudencio Quiroga es argentino, hombre inteligente y emprendedor. Dueño de una de las más importantes casas de comercio, Vice-Cónsul de la República Argentina y Presidente de la ―Compañía Salteña de Navegación a Vapor‖, principal gestor del extraordinario progreso del Salto de ayer. Su madre: Pastora Forteza, oriental, proviene de una familia de hondo arraigo en la sociedad salteña.

EL ÚLTIMO DÍA El 18 de febrero de 1937. Horacio Quiroga se levantó y salió a la calle, como lo hacía frecuentemente. Ese día proyectaba almorzar con su hija Eglé. Después caminan por las calles, se detienen frente a escaparates de los comercios. Quiroga prolonga su despedida. Cuándo ésta se produce, besa a la joven, lo cuál no hacía toda vez que se separaban. Después se dirige a la casa de Julio Payró, que trabaja en la carátula de un libro. Quiroga propone la mezcla de colores para lograr mejores tonos. Ha Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido transcurrido buena parte de la tarde, cuando se dispone a marchar, no sin antes inquirir a Payró si le incomodaría que volviera al día siguiente. La respuesta no es otra que la que corresponde a la relación cordial que une a los dos hombres. Su comportamiento fue normal. Al atardecer volvió al hospital y, según algunas versiones, mantuvo una conversación con uno de sus médicos tratantes en el jardín. Durante el diálogo, Quiroga se habría valido de sutiles maniobras verbales para extraer al galeno la revelación sobre el carácter maligno de su afección. Concluida la charla, paseó sólo por el jardín, fumando sin interrupción. Bien entrada la noche entró en su cuarto, donde el fiel Batistesa acomodaba el colchón en el suelo. -―Voy a salir para distraerme. Creo que voy a pasar una mala noche‖, le dijo. Batistesa le aconsejó que se acostara y así lo hizo. Rato después se levantó y vistió, expresando que saldría para respirar aire puro. Caminó por las calles, retornando a las once de la noche, ya con el cianuro en suponer que habría que adquirido en una farmacia de las inmediaciones. El dependiente que lo atendió habría deslizado un comentario sobre el cianuro y su aplicación en propósitos de autoeliminación. ―¿Quién podría pensar en suicidarse en una noche tan calurosa como ésta?‖. Fue la acotación casi risueña de Quiroga. Batistesa dormía cuando se produjo la entrada de Horacio en la habitación. Con las primeras luces del alba, Batistesa se despertó Horacio Quiroga yacía en su cama. Un vaso depositado sobre la mesa de luz contenía restos de cianuro. Comenzaba el 19 de febrero de 1937.

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EL GOBIERNO ORDENÓ HONRAS PÓSTUMAS Y DISPUSO LA REPATRIACIÓN DE LOS RESTOS Los familiares y amigos de Horacio Quiroga se hicieron cargo del cadáver, que les fue entregado en el Hospital de Clínicas, luego de algunas peripecias que cuadraban con lo que había sido la existencia del hombre que acababa de expirar. Delgado y Brignole afirman que se ―Llamó una, dos y tres veces a la Embajada del Uruguay, pensando que si el autor de ―Anaconda‖, ―El desierto‖, y tantos libros ilustres o significaba nada, al menos su título de Cónsul Honorario representaría un motivo suficiente como para que su país no permitiera que fuese a parar a la fosa común. La embajada permaneció sorda, desesperadamente sorda a los llamados‖. Los familiares y amigos reciben el cuerpo y preparan el velatorio. La empresa fúnebre exige el pago por adelantado. Las cotizaciones de aquellos no cubren la cantidad y el diario ―Crítica‖ aporta el dinero que falta. Luego de laboriosas e ingratas gestiones es obtenida la Casa del teatro, sede también de la Sociedad Argentina de Escritores – Quiroga había sido socio fundador y vicepresidente de la última institución – para el velatorio. Instalada la capilla ardiente, llegan algunos escritores, casi todos enemistados entre sí, asilados del Hospital de Clínicas, la enfermera que atendía al extinto, etc.

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COMENTARIO DE LUGONES César Tiempo relató el siguiente episodio: ―A Quiroga lo velaron en la Casa del Teatro – Avenida Santa Fe 1243. No recuerdo bien si fue esa misma noche o a la mañana siguiente. Lo que sí recuerdo perfectamente es que me encontré en la calle con Leopoldo Lugones y entramos juntos. No había nadie más. Nos acercamos al ataúd y estuvimos un largo rato en silencio. El rostro de Quiroga, quizás debido a la ictericia provocada por la intoxicación aparecía pintado de un amarillo intenso, y sonreía burlonamente. Una sonrisa que hacía daño. Daba la impresión de reírse de todos nosotros, diabólicamente grato a esa bufonada desconcertante, como si se hiciera el muerto, sin morir. Ojalá hubiera sido una farsa, por macabra que pareciese. Pero Quiroga estaba muerto y bien muerto. No se había suicidado a impulsos del desencanto y mucho menos de la megalomanía (―quién se atreve a matarse es Dios‖, había leído en Dostoiewski) sino porque supo de labios de uno de los médicos que lo asistía que su mal no tenía remedio. Lugones me dijo entonces: todavía me cuesta creerlo. Un hombre tan entero venir a eliminarse con cianuro. Como una sirvienta (En la época abundaban los suicidios de domésticas con cianuro de potasio en polvo, producto que se adquiría con facilidad en las ferreterías). Leopoldo Lugones amigo entrañable de Quiroga, a pesar de las discrepancias que los alejaron en los últimos años, me decía aquello el 19 de febrero de 1937. Un año después, exactamente el 19 de febrero de 1938, el mismo Lugones se eliminaba con una dosis de cianuro disuelta en Whisky, en un ―recreo‖ del Tigre.

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LA CREMACIÓN En el Cementerio de la Chacarita se efectuó la cremación del cadáver, obedeciendo a un deseo de Quiroga. El cotejo que partió desde la Casa del Teatro fue encabezado por el Embajador del Uruguay, Dr. Enrique Martínez Thedy. En el recinto del crematorio hicieron uso de la palabra Alberto Gerchunoff, por la Sociedad de Escritores, el Embajador Martínez Thady – quién anunció que el Gobierno uruguayo había gestionado la repatriación de los restos ante los familiares y decretado honras especiales – y Ezequiel Martínez Estrada. Las cenizas son depositadas en una urna labrada en tronco de algarrobo, en una de cuyas caras Stephan Erzia esculpió la cabeza de Quiroga, labor que le insumió una noche.

AL URUGUAY A partir de allí se suceden los homenajes oficiales, que no cesarán hasta la colocación de la urna en el Cementerio Central de Salto, destino asignado por el gobierno de la República. A las 14 horas del sábado 27 de febrero deja el Puerto de Buenos Aires el vapor ―Viena‖ que traslada las cenizas de Quiroga al Uruguay. Allí los despidió con emocionadas palabras Leopoldo Lugones. Custodia el algarrobo tallado con el rostro de Quiroga un núcleo de amigos y colegas el Embajador Martínez Thedy. Al promediar la tarde la nave llega a Colonia. En la sede de la Intendencia la urna permanece breve lapso y es trasladada hacia Montevideo. En el Pabellón de la Música del Parque Rodó se efectuó una tocante ceremonia fúnebre. Frente a la urna, envuelta en Bandera de Uruguay y Argentina, hablaron el Ministro de Instrucción Pública, Eduardo Víctor Haedo, Alberto Gerchunoff, Fernán Silva Valdés, Baldomero Fernández Moreno, Pedro Leandro Ipuche y Maruja Demichieri, quién recitó una composición de Juana de Ibarbourou. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Finalmente, la Banda del SODRE hizo escuchar los acordes de ‖La muerte de Isólica‖, desfilando el numeroso público ante el catafalco.

EL SEPELIO DE QUIROGA A las 7:55 horas del domingo 28 de febrero de 1937 partió de la estación Central de Montevideo el motocar Águila Blanca que transportó a Salto la urna con las cenizas de Horacio Quiroga. Integraban la comitiva el Ministro de instrucción Pública y Previsión Social, Eduardo Víctor Haedo, que la presidio, el funcionario de la Cancillería, Juan Ramón Gómez, Edmundo Pratti, Carlos M. Princivalle, José L. Gomensoro, Cándido Lúcas Gafrée, Alfredo Fernández, Manuel Bernardez, Luis E. Paiva, Alfredo Freire, José González Palacios, Dalmiro Aristóbulo Coronel, Juan B. Silva, Armando Pirotto, Luis Oliú, Carlos M. Silva, Romualdo Borghetti, Juan J.Bajac, Baldomero Fernández Moreno, Abelardo Santini, Enrique Amorim, Alfredo Mario Ferreiro, Stephan Erzia, José María Delgado, José Pereira Rodríguez, Melchor Méndez Magariños, Alejandro Osimani y otros. A las 18 horas el Águila Blanca arribó a la estación ferroviaria, donde estaba concentrada una abigarrada multitud, integrada por autoridades departamentales, docentes, estudiantes y público en general. En una tribuna instalada en el andén habló el Ministro de Instrucción pública y Previsión Social, Eduardo Víctor Haedo, haciendo entrega de la urna al pueblo de Salto. Las crónicas de la época expresan que Haedo pronunció ―un notable discurso, verdadera joya oratoria que fue oída con solemnidad por la multitud allí presente‖. Acto seguido, el Intendente Municipal, Jorge E. Costa, recibió los despojos del hijo del terruño.

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HACIA EL LICEO

Horacio Quiroga, que había dejado Salto en su adolescencia, retornando casi siempre de paso, volvió convertido en cenizas, aureolado su nombre por la crítica literaria que lo consagraba uno de los mas grandes narradores de nuestro idioma. La multitud sigue con viva emoción, la cureña que transporta su cabeza, tallada en un tronco de quebracho, que contiene sus cenizas. Finalizada la oratoria, la urna tallada por Erzia fue depositada en una carroza imperial cedida por la empresa de pompas fúnebres Simonelli. El cotejo, encabezado por familiares de Quiroga y autoridades, se puso en marcha hacia calle Uruguay, en dirección al Instituto Politécnico, deteniéndose algunos instantes frente a la casa donde nació el narrador. Desde las aceras, la población rindió el homenaje de su recogimiento.

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Foto 2 – En el salón de actos del Instituto Politécnico Osimani y Llerena – cuyas aulas frecuentara -, son velados, en solemne acto los despojos de Horacio Quiroga, mientras los estudiantes hacen guardia de honor, en la postrera despedida. En el salón de actos del liceo fue instalada una capilla ardiente, donde la urna permaneció hasta las 23 horas. Se refirieron a la obra de Quiroga, el Dr. Daniel Silva, por los profesores, el joven Ventura Silva, por el estudiantado, José L. Gomensoro y el Dr. José María Delgado, amigo juvenil del extinto y uno de sus biógrafos.

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EN EL CEMENTERIO Poco antes de la medianoche – brillaba la luna al fin de ese histórico domingo salteño – la columna de 5.000 personas se alineo en dirección al Cementerio Central. En la plazoleta frente a la necrópolis – donde hoy se levanta la terminal de ómnibus - se efectuó la oratoria, que estuvo a cargo del Director del instituto Politécnico, Muñoz Oribe, el escritor Enrique Amorim, el Dr. Dionisio Miguel Balbela, en nombre del gobierno Departamental, la discípula del escultor Stephan Erzia, Marta Helvi, el escritor Alfredo Mario Ferreiro, el periodista Juan B. Silva Vila, el intelectual argentino Baldomero Fernández Moreno – padre del entonces Cónsul Argentino en Salto, Manrique Fernández Moreno – el señor Miguel Bellagamba, por el Comité Organizador de los actos y ― el conocido intelectual uruguayo ― Carlos M. Princivalle. Un cronista dijo al día siguiente que ―fue aquello un verdadero torneo de oratoria, renovándose la espacialísima circunstancia de que una ceremonia fúnebre, nutridas ovaciones significaran el testimonio fehaciente de la aprobación de los conceptos emitidos‖. A la hora 1 de la madrugada, el receptáculo fue introducido en el panteón de la familia Quiroga. No sería el sitio definitivo de las cenizas que desde el cementerio fueron trasladadas en la década del 40 al Museo de Bellas Artes, más tarde a un mausoleo construido en la Costanera Sur en Homenaje a Quiroga, luego a la Intendencia Municipal y, finalmente, el busto permanece en el ―Rincón de Quiroga‖, del Museo Histórico de Salto. al Museo Histórico, sobre Ruta 3, cuyo edificio donara Enrique Amorim al Municipio en homenaje a su madre, Candelaria Areta de Amorim, quién vivió en la residencia. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Una réplica luce en el mausoleo de la costanera sur, ―… agreste y huraño. La piedra, el hombre, el río‖ a orillas del río, cerca de la naturaleza.

PALABRAS DE ENRIQUE AMORIM Enrique Amorim, su entrañable amigo, expresa en su libro “Quiroga que yo conocí”: “Las cenizas de Horacio Quiroga están en el Salto. Sí fui yo, con el asentimiento de su hijo Darío Quiroga y el pedido de Eduardo Víctor Haedo, quién quiso que esas cenizas, lo que resta del amigo -”nada más que cenizas” – Las guarde Salto en una urna de Erzia.

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LA URNA DE QUIROGA

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Crónicas de un SALTO desconocido En conocimiento de una disposición municipal de la que se desprende que la urna que contiene las cenizas de Horacio Quiroga va a formar parte del futuro Museo de Salto, entrevistamos al escritor Enrique Amorim, presidente de la Asociación que lleva el nombre del gran cuentista, para que se nos aclare el punto. Amorim responde:

Cuando redujimos a cenizas los restos mortales de Quiroga, necesitamos una urna para guardarlas. Ante tanta injusticia que se había cometido, ante la indiferencia oficial por el gran escritor, quise alejarlo todo lo posible de las manos de quienes no repararon en dejarlo cesante y vejarlo de mil maneras. Aconsejé que sus cenizas fueran entregadas al reino vegetal, que él veneraba. Reclamé un tronco cualquiera para que en su seno se guardasen sus cenizas. Fui a ver al escultor Erzia, a comprarle un tronco de quebracho. Al día siguiente debíamos repatriar los restos de Quiroga. Conseguí el tronco deseado. Cuando el escultor ruso supo que íbamos a volcar en ese madero las cenizas de un hombre como Quiroga, me dijo que era una verdadera lástima que por falta de tiempo, no se podría hacer algo mejor. Le pregunté en que consistía su idea. Me respondió que el tronco elegido podría llevar esculpida la faz de Quiroga. Como no me sentí autorizado para encomendar una obra de tal naturaleza, consulté al Ministro de Instrucción Pública de aquel entonces, que no quiso hacerse responsable del encargo. No obstante del desconocimiento de Erzia, fue tal el entusiasmo que puso el escultor, que por teléfono le respondí: “Si no se la pagan, buscaremos de hacer una colecta pública. Proceda, haga la talla”. Erzia trabajó, sin dormir, toda una noche. Vino con nosotros a Salto. Pasó la cuenta. No se le pagó. No existe en ningún - 76 -

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archivo oficial, una constancia de petitorio, ni de pago alguno. La urna de Quiroga, es una urna de Erzia. Erzia nos la dio a sus amigos. Darío Quiroga, su hijo, quiere que se halle en el “Museo Horacio Quiroga” que la Asociación que lleva su nombre proyecta fundar con el aporte popular, ya sea en el orden artístico como en el material. Por eso me sorprende que exista una disposición oficial destinando algo que no le pertenece al Estado. De las cenizas, quizás, como las de todo prohombre de la patria, pueda disponer. No así de la urna, máxime cuando se agotaron las gestiones para hacer efectivo el pago de la misma. Es ésta la verdadera historia de la urna de Stephan Nefiordoff (llamado artísticamente) Erzia.

El escultor Stephan Erzia y su señora, frente a “La Carreta” Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Stephan Nefiordoff (llamado artísticamente) Erzia Nació en Baiervo en 1876 y debió adoptar su nombre en reconocimiento a su etnia. Desplazado por el sistema feudal ruso, recaló en París, luego vino a Buenos Aires, regresó a Moscú y murió en 1959. Erzia ha sido uno de los escultores más importantes del siglo XX y en Rusia, existe una Fundación dedicada a su obra.

Para Contactos con Alberto J. Eguiluz, escribir a: ajeguiluz@gmail.com

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