El primer automovil en salto

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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo Cultural, Histórico y Patrimonial

El Primer Automóvil en Salto - 1905 Por Alberto J. Eguiluz

Al cumplirse ciento dos años de la llegada del primer automóvil a nuestra ciudad, hemos decidido como justo homenaje regalarle a todos los amantes de las cuatro ruedas, la verdadera historia del aparecimiento del automóvil en Salto y sus anécdotas.

Nuestro primer automóvil El Dr. Alfredo Garrasino Lazarga, luego de culminar su carrera universitaria en la ciudad de La Plata. República Argentina, decide radicarse en nuestra ciudad, fijando su domicilio en calle Artigas Nº 861, Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido donde instala su consultorio, en el mismo local, donde actualmente se encuentra ubicado el Centro de Asistencia Médica. Este excelente profesional y pujante hombre de negocios, no fue insensible al aparecimiento de las maravillas que traía el Siglo XX, principalmente con el aparecimiento del automóvil. Eduardo Taborda, en su libro “EL Salto de Ayer y de Hoy”, nos cuenta que: “A fines del año 1905, el Sr. Alfredo Garrasino, trajo a Salto el primer coche automóvil. Hecho éste que causó una gran sensación y revuelo admirativo en nuestra población, de aquel entonces. Cuando este vehículo hacía su aparición en las calles de nuestra ciudad, era motivo de variados y entusiastas comentarios. La gente del pueblo lo contemplaba con curiosidad y admiración y muy pronto comenzó a circular en boca de éste, dichos y refranes alusivos a tan prodigiosa maravilla de la mecánica moderna. Cuando alguien hacía alguna pregunta solo tenía por respuesta: mire Señor yo no sé, el que sabe es Garrasino, que maneja el automóvil" -; las chicas se desgañitaban todo el día cantando las coplas de la zarzuela "El último Chulo", que se había hecho célebre a costa de la creación del automóvil con su copla picaresca de: “El automóvil mamá, es una cosa, que sorprende a la gente mamá", y el Sr. Garrasino y su automóvil, fue por mucho tiempo el tema de las conversaciones y de muchos temas malos y buenos…”

“Gladiator” (1905)

Primer Auto en Salto. Dr. Garrasino “…Llegado a fines de 1905 procedente de Francia; capacidad: 4 personas; Fuerza que desarrolla su motor: 15 HP. Velocidad máxima en terreno horizontal: 45 Km. Sustancia empleada para producir la fuerza motriz: Nafta.

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Crónicas de un SALTO desconocido Marca de la Fábrica: “Gladiador”; Local donde se encuentra depositado: Calle Treinta y Tres, entre Uruguay y Dayman”. La Gladiador, fue inicialmente una fábrica de Bicicletas fundada en 1891 en Pré Saint-Gervais París. El modelo Gladiador de 1905 disponía de un motor de cuatro cilindros en línea con una potencia de 15 HP, que accionaba las ruedas traseras mediante un árbol articulado. El cambio era de cuatro velocidades, mientras que el embrague era del tipo antiguo, cónico de cuero. El automóvil en la Feria y una Extraña Disposición “El señor Alfredo Garrasino acompañado por varios amigos llegó ayer por la mañana en su automóvil al lugar donde se celebra la Feria Ganadera y al pretender entrar sin abandonar dicho vehículo, como está permitido para carruajes y jinetes, fue advertido por un Comisario de Policía que ex profeso se hallaba en el punto de acceso con varios agentes, que no podía hacerlo porque la Comisión de la Feria así lo había dispuesto de ante mano. El Sr. Garrasino, no sin manifestar su sorpresa ante tan insólita disposición, como lo hacían otras personas que presenciaban el hecho, la acató respetuosamente y se retiró con su automóvil regresando a la ciudad”. “… si tienen acceso los carruajes, los caballos, las bicicletas, etc. a puntos determinados del campo donde se realiza la feria, no vemos el motivo para impedir que esa prerrogativa alcance a los automóviles…”. (“LA PRENSA”, 2 de mayo de 1905)

Al año siguiente el Señor Garrasino trajo otro coche más grande y de líneas más elegantes, era éste un "PanardLevasor" de 18 HP.

“Panhard et Levassor” (1906) Consta en el archivo Municipal, que el segundo automóvil del Dr. Garrasino, fue inscripto el 15 de diciembre de 1910, cumpliendo con el reglamento en vigencia. Ellos son: “…Peso: 1.500 Kg.; Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido capacidad: 6 personas; Fuerza que desarrolla su motor: 18 HP. Velocidad máxima en terreno horizontal: 55 Km. Sustancia empleada para producir la fuerza motriz: Nafta. Marca de la Fábrica: Panhard y Levassor; Local donde se encuentra depositado: Calle Treinta y Tres, entre Uruguay y Dayman”. De tal palo tal astilla, dice el refran… Zulma Garrasino de Bortagaray Hija única del Dr. Garrasino, Nacida en Salto, el 18 de febrero de 1914, tiene en la actualidad 93 años, y el próximo 18 de febrero, cumplirá noventa y cuatro años. A ella nuestro “Feliz Cumpleaños!” Recuerdo claramente que a los doce años andaba yo dirigiendo el auto de papá y tengo esta anécdota interesante que me quedó grabada. Un día mi padre decidió ir a la chacra que teníamos en Nueva Hespérides, “Villa Zulma”. Cuando íbamos a camino, vio a un amigo suyo, Don Lucio Saldías, y le dice Lucio ¿quieres ir a la chacra?, este asedió muy gentilmente a acompañarnos, seguimos viaje, cuando cruzamos el puente de calle Treinta y Tres, hacia Salto Nuevo, mi padre se baja del auto y me dice bueno ahora manejas vos. Fue impactante, no lo podía creer, Don Lucio, quedó blanco como se dice habitualmente, era impensable que una mujer, en aquella época tocara el volante, imagínate una niña de “moño al pelo parado”. Pero yo muy oronda, me senté al volante y salí dirigiendo como lo hacía siempre, por supuesto que no volví a mirar la cara de don Lucio. En ese momento me causo admiración, la expresión de: “niña de moño al pelo parado” cosa que me fue aclarada por esta fotografía, en donde se ven a las niñas de la época, usando grandes moños en el pelo. -4-

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Crónicas de un SALTO desconocido Pero la cosa no termina aquí, pues mi padre, amante de los “fierros”, cuando llegaron los primeros Ford modelo “T”, allá por 1914, compró uno, para ir a cazar perdices, y yo era su “chauffeur”, cosa que me divertía mucho. Es importante destacar que la Srta. Zulma Garrasino a los quince años solicitó permiso para conducir, a la Intendencia Municipal, que le fue concedido, pero recién a los 18 años le aprobaron la Libreta de Conducir, esto sucedió en el año 1932, cuando su padre poseía un elegantísimo último modelo marca “Buick”, comprado en el representante para Salto, Sr. Elios Cesconi. Cuando vino Carlos Gardel en 1933 El Salto todo se revuela, al correr la noticia que nos visitaría nada más ni nada menos que el “Zorzal Criollo”, Carlos Gardel, vendría a Salto, para actuar en el Cine Teatro Ariel, en lo que sería una Tournée por el Uruguay, antes de partir hacia los EE.UU. El Sr. Ariel Penco, propietario del Cine, le solicita a su amigo, el Dr. Garrasino, le preste su “último modelo”, para trasladar al ídolo de la canción, como es lógico, nobleza obliga y así estuvo a su disposición el “Chauffeur” del Dr. Garrasino, el Sr. Clemente Pintos, más conocido como el “Negro Pintos”, destacado por su fina figura y elegante porte. Que lo paseo por todo Salto. Mujeres al volante Cuando le pregunte a la Sra. Zulma si ella había sido la primera mujer en manejar un automóvil en Salto, me contesto rápidamente que no, pero recordaba con admiración ver pasar con su coche a la Sra. Tití Peirano de Mendoza, casada con el Sr. Santos Mendoza Errandonea, primo del querido y recordado médico salteño Dr. Carlos Bortagaray casado con Sara Errandonea. Como podemos notar, por las fechas si no fue ella la primera mujer en dirigir un automóvil en Salto, estamos seguros que fue la que más tiempo dirigió, porque supo conducir un vehículo hasta el año pasado, o sea: desde 1928 hasta el 2004, es la friolera de 76 años habilitada para conducir, ¿Qué Tal?. No hay mejor astilla, que la del mismo palo Relato del Sr. Abel Bortagaray Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Garrasino Mirá, esta te la cuento, porque no me la olvide nunca, recuerdo que veníamos de Montevideo en un auto marca Buick Sedan, de dos puertas, con guardabarros color bordó, el modelo era mil novecientos treinta y pico, fíjate que yo tenía unos 6 años, y anota que nací el 10 de febrero del 34, ya voy para los 71, el mes que viene. Bueno lo curioso es que cuando llegamos a la balsa, allá en el Río Negro, mientras cruzábamos, era costumbre de los automovilistas, revisar el agua, el aceite, y los neumáticos, mi padre estaba en esa tarea y había levantado el capot, cuando llego yo y de curioso nomás, sin querer, pongo la mano sobre el caño de escape. Te podrás imaginar que desde Mercedes hasta Salto veníamos a sirena abierta, pues la mano me había quedado como un bofe. Cosas de niños inocentes… El Dr. Héctor Bortagaray Maldini, Dentista de profesión, “Chauffeur” de este relato y padre de Abel era hijo de don Adolfo Bortagaray y Margarita Maldini, este dato es para aquellos memoriosos que sabrán de quién estoy hablando.

El

segundo profesional en poseer un automóvil europeo en Salto, fue el Dr. Juan P. Bessio, y fue éste un :

“De DionBouton” (1903) Automóvil del Dr. Juan P. Bessio Este era uno de los autos más populares de comienzo de siglo. Tenía un motor de un cilindro con 9HP de potencia. Tres velocidades más la marcha atrás y carrocería de 4 asientos.

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“Delaunay Belleville” (1910)

¡DESTRUIDO! Un coche similar a este, se encontraba en un garaje de la calle Brasil al 900, residencia de la familia de don Jerónimo Meirelles, que luego fuera donado para el naciente Museo Histórico. Era de color negro y estaba en perfectas condiciones. Estuvo años a la intemperie, y cuando quedó en lamentable estado, fue llevado al Corralón Municipal. Según el artículo publicado por el diario “Tribuna Salteña”, de la época fue llevado a Talleres Municipales para proceder a su “reacondicionamiento”. Fue desmantelado, el chasis lo utilizaron como base para un carro, y sus partes estaban tiradas por el Corralón. Luego vino el Agr. Semper con su “Mitchell” (1912) otro automóvil europeo para seguirle en la larga lista, Don José de Brum, con un automóvil francés y con éste ya son siete los automóviles en Salto, contaba la crónica del diario “Tribuna Salteña” de 1910 porque también Don Nicolás Schuch y el Dr. Búrmester ya habían mandado a comprar sus automóviles a Alemania.

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La locura del los Ford modelo “T”

Luego de los pioneros que trajeron los primeros exponentes de Europa. Esta tendencia aquí en Salto, iría a variar debido a la Gran Exposición Feria Agropecuaria que se realizara en el hipódromo salteño, particularmente con la llegada del Ford, que aunque se empezó a fabricar en 1903, llegó al Uruguay allá por el año 1910. Aquellos eran los modelos “T” de radiador de bronce, que eran importados por la casa Shaw de Montevideo. El modelo “Londeleaux” costaba $ 1.500 y don Juan Shaw organizó una tournée por el interior del país, a fin de demostrar las virtudes del modelo, que no demoró en imponerse por su bajo precio y robustez. Las crónicas cuentan que se exhibieron dos de estos coches en la gran Exposición de 1910, cuyo agente de ventas en los departamentos de Río Negro, Salto y Paysandú era el Sr. Antonio J. Farinha. Este automóvil ha recorrido los caminos de los departamentos de Salto y Paysandú, habiendo consumido en el trayecto de 35 leguas, sólo 25 litros de nafta.

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1910 - Año de la Gran Expo Agropecuaria A través de varias notas que hemos podido leer en los periódicos de 1910, hemos notado con que furor se habían promocionado los automóviles que rápidamente pudimos confeccionar una larga lista de compradores, ellos son: Sr. Emilio I. Calo, Dr. Delgado, Dr. Silva y Rosas, Dr. Horacio Piegas, Sr. Delfino Riet, Sr. Fernando Riet, Dr. Manuel Machado, Dr. Bessio, Sr. Israel Cunha, Sr. Stewenson, Sr. Santiago Dondo, Sr. Salvador Mattos, Sr. Narbondo, Sr. Juan Haran, y la Sociedad Española, proponiendo la compra de dos grandes automóviles de capacidad de 20 personas cada uno. Los automóviles continuaban llegando y evidentemente, los problemas en el tránsito, ya comenzaban a causar problemas, como lo demuestra este suelto del diario “Tribuna Salteña” Quejas del Pueblo Conducción de vehículos Señor director: ¿No existe una ordenanza que prohíbe a los menores la conducción de vehículos?. Tengo entendido que sí. Y ¿porque no se cumple?. Le hago esta pregunta porque ayer hube de ser víctima de un conductor inexperto, un menor que, en el momento preciso, no supo o no pudo, mejor dicho, parar el vehículo que conducía. La policía debe hacer hoy más que nunca que los autos se lo lleven todo por delante la disposición referente a la conducción de vehículos. Lo exige la seguridad del público. – Un casi víctima. El Primer choque en Salto. En el año 1911, un carruaje del señor Simonelli con el automóvil del Sr. Salvador Mattos. Asunto 225. Archivo Municipal. Se hizo necesario e imprescindible, realizar un REGLAMENTO de Transito, y éste fue presentado por el Vocal de la Comisión Municipal, Dr. César Gutiérrez.

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Crónicas de un SALTO desconocido Reglamento de Tránsito. La Marcha de los “AUTO” Proyecto pour la Galerie Hace algunas semanas la Intendencia Municipal sometió a la consideración de la Comisión E. Administrativa un proyecto sobre reglamentación de la marcha de los automóviles que circulan por nuestras calles lo hacían y lo hacen en tal forma que algún día tendrán que lamentarse alguna fatal desgracia. El proyecto en cuestión fue informado oportunamente por el vocal de la Comisión Municipal Dr. Gutiérrez, aconsejando éste su aprobación, informe que la comisión adoptó como resolución suya, devolviéndolo diligenciado a la Intendencia, donde no sabemos que fin ha llevado. Queremos creer que se está esperando algún accidente para ponerlo en vigencia, pues no se explica de otro modo esa demora en imponer ese reglamento que día a día se hace sentir cada vez más, ante la imprudencia de algunos “Chauffeurs”. Esperamos que no se deba demorar con el reglamento susodicho y se estará a tiempo de evitar algún desaguisado. Primer Reglamento de Tránsito. El 30 de noviembre de 1910 es aprobado por la Comisión E. Administrativa de Salto, el Primer Reglamento de Tránsito de nuestra ciudad. Contenía disposiciones como por ejemplo el Art.9º, que demostraba la aún vigente supremacía de los cuadrúpedos sobre los cuadriciclos: “El funcionamiento de los automóviles no podrá dar lugar a que se asusten los animales, por los escapes de vapores, gases o humo, por ruidos extraordinarios, o por otras causas. Según el mismo reglamento, aparentemente se consideraba centro de la ciudad desde la explanada del Puerto al Oeste, hasta la calle 25 de Mayo al Este, en el radio comprendido entre las calles 8 de Octubre y José P. Varela, donde los automóviles debían limitar su velocidad entre 15 y 20 kilómetros por hora, así como al pasar por los pueblos y villas del departamento, y en los caminos y a proximidad de los edificios, debiendo disminuirse la velocidad al pasar las bocacalles”. Más allá se podía dar rienda suelta al entusiasmo. Nos resulta curioso este artículo, sobre todo considerando que los viejos autos de esa época, carecían de cuenta-kilómetros. - 10 -

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Crónicas de un SALTO desconocido De los 31 artículos del reglamento, se destaca interesantemente el 28º, que dice: “Es prohibida la marcha atrás, salvo casos de necesidad”. ¿Habría gente que le gustara andar en marcha atrás?. Caso contrario resulta incomprensible la disposición pues prácticamente nadie usa la marcha atrás si no es por necesidad. Naturalmente, se exigía que el “Chauffeur” supiese manejar todos los aparatos de mano y de pie, arrancar y parar la máquina…” La bocina cuyo uso está hoy, por lo menos teóricamente, tan limitado, debía hacerse sonar muy frecuentemente y no necesitan ser ancianos los lectores para recordar los tiempos en que subsistían vestigios de este reglamento y era considerado temerario quién no bocinara en cada esquina. Extrañamente los autos podían lucir tanto dos como una luz blanca (al centro) por delante, siendo evidente que nadie pensaba aún en que los pudieran confundir con una motocicleta, detrás debían exhibir una luz roja y, de noche, las placas del número tenían que estar iluminadas. Asimismo se disponía que cada automóvil llevara, aplicada en la parte exterior, lado izquierdo de la carrocería, una placa de bronce de 12 centímetros, con el nombre y domicilio del propietario. Es curiosa la nota solicitada por la Jefatura de Policía, que luego se anexara al reglamento, y que dice lo siguiente: 1º Queda terminantemente prohibido a los Sres. (Chauffeurs) el uso de sombreros, galeras, etc. imponiéndose la obligación del uso de “gorros” o “jockeys”, mientras dirijan automóviles. Caso contravención del artículo anterior, serán retirados de la vía pública, todos aquellos automóviles cuyos (chauffeurs) no estén en las condiciones exigidas. El varita: Al ver llegar al guardia civil que se paraba en el centro de las bocacalles de Uruguay y Sarandí, la gente se aprestaba a contemplarlo como un verdadero espectáculo. Allí permanecía en las horas pico, bajo la sombrilla, como lo ilustra tan bien esta fotografía para soportar el ardiente sol del verano salteño, Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido sus bocamangas almidonadas cubriendo el ante brazo, sus guantes blancos, el silbato estridente colgado del pecho y su clásico machete torneado que usaba como varita. Orgulloso del papel protagónico que representaba el funcionario policial, se situaba centro de las cuatro esquinas y desde allí daba paso si se colocaba de perfil u ordenaba parar si se ponía de frente. Siempre estremecía ver como el varita contenía la respiración cuando dos vehículos pasaban al mismo tiempo. Nos imaginábamos que hubiera podido pasar si en ese momento se hubiera sentido mal, con una vacilación o un mareo.

Se discutía cual de los ”varitas” tenía mayor elegancia y eficacia, si el que habría los brazos en cruz aparatosamente, o el que se limitaba a perfilar el cuerpo para dar el paso, que significado tenía la mano hacia arriba haciendo ángulo de noventa grados en el codo, o la mano hacia abajo, cuando había que dar el pitazo fuerte, y autoritario, etc, etc.. Se traían a colación otros agentes dispuestos en otras esquinas y se polemizaba sobre esto como en otros tópicos aldeanos. Y hasta se desplazaban los hinchas para ver actuar a sus favoritos y defender sus convicciones y su partidarismo. Si habría pocos temas para comentar, que apreciaciones como estas llevaban a veces a acaloradas discusiones. Ahora a nadie se le ocurriría ser hincha de un semáforo.

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