Crónicas de un SALTO desconocido
La Casa del Río - 1949
La Casa del Río – 1985 Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Cr贸nicas de un SALTO desconocido
Horacio Quiroga El mito del Salto Oriental -2-
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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo, Cultural, Histórico y Patrimonial
Horacio Quiroga el mito del Salto Oriental Alberto J. Eguiluz
Este aporte documental, está dedicado a todos los salteños, y en especial, a los estudiantes escolares y liceales, también aquellos que de alguna manera están vinculados a la enseñanza y a la comunicación, ya sean periodistas radiales, sociales o culturales, a los que por falta de recursos a veces no encuentran, o se les hace difícil acceder a este tipo de material. Este trabajo, es la recopilación de un salteño que trata de mostrar, a otro salteño, siguiendo los pasos de los testimonios, que aún permanecen en nuestra ciudad a través de registros, fotos, documentos, relatos, hechos y anécdotas, contadas por personas que lo conocieron; leyendo los viejos diarios, de la época y recorriendo, los mismos espacios y lugares que en su juventud transitara por nuestra ciudad, el insigne escritor Horacio S. Quiroga. SU PADRE: Prudencio Quiroga ciudadano argentino, llega a la pequeña Villa del Salto con 21 años de edad, junto con la cruzada libertadora del Gral. Venancio Flores (1865). Hombre inteligente y emprendedor. Dueño de una de las más importantes casas de comercio, tiene su Registro en Sociedad con el Sr. Abascal, en la esquina de las calles Real y Pintado, hoy Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido Uruguay y Dr. Soca. Vice - Cónsul de la República Argentina y Presidente de la “Primera Compañía Salteña de Navegación”, principal gestor del extraordinario progreso del Salto de ayer. Descendiente de Facundo Quiroga, caudillo riojano, el legendario “Tigre de los Llanos”, asesinado en Barranca Yaco en febrero de 1835.
SU MADRE: Juana Pastora Forteza Casamiento El 25 de abril de 1868, contrae enlace con la salteña Juana Pastora Forteza, oriental, proveniente de una de las familias del más hondo arraigo en la sociedad salteña, que le daría cuatro hijos: Pastora, María, Juan Prudencio Ladislao y el último de la familia, Horacio Silvestre Quiroga, nacido el 31 de diciembre de 1878 en su casa paterna de la calle Real (hoy calle Uruguay) Casa donde Nació Horacio Quiroga
De la lujosa y señorial mansión que habitara la familia Quiroga, sita en calle Uruguay N° 866 ubicada en el centro de la ciudad de Salto, solamente nos queda hoy, una placa de Bronce, que -4-
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Crónicas de un SALTO desconocido artísticamente realizara el escultor E. Pratti, confirmando que allí vivió el más grande de los cuentistas y narradores de América. En ella Horacio, transcurrió su infancia junto a su madre Pastora Forteza y sus hermanos: Pastora, María y Prudencio. Con su padre, el vicecónsul argentino Prudencio Quiroga, Horacio solamente compartió sus dos primeros meses y medio de vida. Cuando apenas tenía un mes comenzó a padecer tos convulsa. Los médicos recomendaron a su madre, entonces, “un cambio de aire”. La familia entera se trasladó a la chacra de don Silvestre Lacaze en la zona del arroyo San Antonio chico, al norte de la ciudad.
Fallecimiento de don Prudencio Quiroga En la tarde del 14 de marzo de 1879, don Prudencio salió en bote con su rifle con la finalidad de cazar algunos patos salvajes. Al terminar el paseo, “cuando estaba dispuesto a saltar a tierra llevando la escopeta sujeta por el caño, los gatillos chocaron contra la borda del esquife y explotaron en su pecho”, cuentan los escritores José M. Delgado y Alberto Brignole en su libro Vida y Obra de Horacio Quiroga. Pastora, que estaba a unos pocos metros de la orilla, “lanzó un grito de horror, los brazos se le aflojaron el pequeño Horacio rodó sobre las peñas dándose un golpe del que tardó largo tiempo en reanimarse”. De esta forma fallece accidentalmente, don Prudencio Quiroga, a los 40 años de edad, siendo enterrado en el cementerio central de nuestra ciudad. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Pila Bautismal (actualmente se encuentra en Capilla Don Bosco)
Bautismo de Horacio Quiroga En el libro 9 folio 536 del Libro Parroquial de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen consta: “Quiroga, Horacio Silvestre El día diecinueve de mayo de mil ochocientos setenta y nueve: El Presbítero Don Juan Bautista Aguinaga, con licencia de mí, el infrascrito Cura Vicario de esta Parroquia de Nuestra Señora del Carmen del Salto Oriental, bautizó en ella solemnemente a Horacio Silvestre, que nació el día treinta y uno de diciembre del año próximo pasado, hijo legítimo de Prudencio Quiroga, argentino, y de Pastora Forteza, oriental, abuelos paternos Juan y Ciriaca Narvajas; abuelos maternos Juan y Francisca Saldaña, fueron padrinos Francisco Forteza y Magdalena Forteza de Trillo, a quienes instruyó. Por verdad lo firmo, Lic. Pedro García Salazar
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Crónicas de un SALTO desconocido Viaje a Córdoba en 1879
Cuando Horacio tenía un año, su hermana Pastora se enfermó de bronquítis asmática. Su recuperación exigía cambiar de clima. Por eso la familia se fue a Córdoba y permaneció allí cuatro años. 1883 - Regreso al Salto Oriental En 1883 regresaron a Salto. “Yo tengo un petaquita/ para ir guardando/ las penas y pesares/ que me van dando/ pero algún día/ esta petaquita estará vacía”. Con un gracioso acento cordobés, Horacio cantaba a su regreso por las calles de Salto este “romancillo solariego”. Tenía entonces cinco años, no sonreía con frecuencia y “pasaba largas horas siguiendo el rastro de las hormigas o intentando descifrar el mecanismo de un reloj”. Mientras tanto, su madre procuraba superar la crisis financiera de la familia, causada por la mala administración que se había hecho de los bienes heredados.
Quiroga comenzó a estudiar en la Escuela Hiram, sito en la calle Pintado, hoy Treinta y Tres Orientales. Según Emir Rodríguez Monegal, el escritor, tenía “notas altas” aunque “el testimonio de sus condiscípulos no le era favorable”. “Ya había pasado por otras escuelas públicas pero en ninguna se había podido controlar su indisciplina”. Esta escuela filantrópica, creada en Salto en el año 1879 por la logia Hiram, fue la primera escuela laica y gratuita en el interior del país. La Escuela Hiram era dirigida por el Maestro Anastasio Albisu. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido Era según su maestro un niño “inquieto, curioso y muy inteligente”. Anécdota (Cazador de Moscas) “Un día mientas su maestro, don Anastasio, daba clases, ve a Horacio cazando moscas”. El maestro no le dijo nada, pero al terminar no le permitió retirarse y le pidió que se quedara mientras recogía unos cuadernos. ”Pero le pone como condición que mientras tanto cazara 20 moscas. Hasta que no lo hiciera no podía volver su casa”. Anécdota (Alumnos de Mineralogía) En otra oportunidad al maestro Albisu se le ocurrió introducir a sus alumnos en la mineralogía. “El domingo de noche tocaron el timbre de su casa “tres vagabundos”, preguntando por él. Era Horacio Quiroga y sus dos amigos Isidro Muguerza y Juan Catalogne, que se habían escapado de su casa desde el sábado y se habían ido a la costa del río a recoger piedras para que esa noche el maestro las clasificara para dar la clase del día siguiente”. Anécdota (Cambio de programas) Horacio fue siempre recordado por su maestro como un niño muy inquieto, pero con un nivel intelectual superior al resto de sus compañeros. Esta opinión tiene como argumento una anécdota de 1890. EL Maestro Anastasio Albisu propuso a las autoridades a cambiar los programas de estudio vigentes en la Escuela Hiram, para igualarlos con el nivel que se exigía en las aulas de Montevideo. Las autoridades educativas se lo negaron, aludiendo que los chicos “no estaban capacitados para tan ambicioso proyecto”. Cuando llegó el fin de año los alumnos se prepararon para rendir los exámenes para pasar de grado. Como era costumbre, se constituyó una mesa con el inspector departamental de Primaria, el Jefe del Batallón y dos autoridades del medio “Don Anastasio, los dejó dando examen, y al poco -8-
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Crónicas de un SALTO desconocido tiempo volvió sorprendido por el bochinche que se escuchaba”. En el salón encontró a Quiroga, Catalogne y Muguerza, examinando a los examinadores”. “Parece que a las primeras preguntas Horacio comenzó a responder en un plano superior al de quiénes le tomaban exámenes, demostrando estar capacitado. Los niños se habían enterado de lo que le había sucedido a su Maestro y resolvieron darle una mano”.
Oración laica con que Leandro Gómez cerró el primer año de actividad en la Escuela HIRAM, “... digamos que este honor que hoy me dispensa la ESCUELA FILANTROPICA HIRAM, es un accidente, y lo es por ser hoy su director, sabiendo de hermanos más capaces que yo para el desempeño de ésta tarea. No tengo dudas que los frutos que recogeremos serán los más dulces y que ésta obra de FILANTROPÍA se coronará cuando tengamos frente a nosotros a alumnos salidos de estas aulas que sean HOMBRES LIBRES, que es nuestro más caro anhelo y lo que nos hará descansar con la dulce recompensa de tener la absoluta tranquilidad de conciencia de nuestros actos”. Esta es parte de la hermosa oración laica con que Leandro Gómez definió su concepto de educación popular en oportunidad de la clausura del primer año de la Escuela Filantrópica Hiram(Salto) de la que fue su fundador y primer Director en el año 1859.
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Crónicas de un SALTO desconocido 1884 - Fue muy buen alumno del destacado maestro Anastasio Albisu, a pesar de su carácter inquieto y porfiado. 1885 - En su obra posterior, se encuentran, referencias sobre el colegio en varios de sus cuentos: “Igualdad en Tres Actos”, “El Maestro de los Territorios”, y “Cuentos para estudiantes”. 1887 - Vuelo en Globo (octubre de 1887) La barquilla del globo era sustituida por un trapecio desde el que la señora Sillimbani hacía piruetas por los aires. El descenso del aparato se cumplió por las proximidades de Salto Chico, y desde allí la arriesgada aeronauta fue traída en carruaje hasta el Recreo Salteño, donde el público le recibió en forma apoteótica. Horacio Quiroga – agrega su amigo Fernández Saldaña – figuraba entre los asistentes al
espectáculo. Muchachote intrépido, enamorado de todas las formas del progreso, que fuera después insigne cuentista – se ofreció para volar en el globo del Capitán Sillimbani. No se accedió a su demanda, por tratarse de una persona no acostumbrada a esta suerte de peligrosa acrobacia, además tenía solo 8 años. Una última referencia; la señora de Sillimbani murió poco después, en una de sus esforzadas experiencias, al caer el “Forli”, en el Río de la Plata.
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Crónicas de un SALTO desconocido Anécdota (En la Iglesia Nuestra Señora del Carmen) Horacio era, como sabemos un jovenzuelo muy travieso ya conocido por la feligresía que concurría a la Iglesia ya que varias veces, luego de concurrir a misa, mientras las honorables damas formaban rueda, junto con sus niñas, para departir alegremente algún comentario de moda, éste subía velozmente las escaleras del atrio, parándose En medio de la concurrencia para lanzar un grito ensordecedor, causando por supuesto un susto tremendo y el mal humor de todos, a lo cual salía corriendo nuevamente, como había llegado.
(Anécdota) Tinta en el Bautisterio. Otras veces, solía entrar en la penumbra de la Iglesia y volcar en la pila del bautisterio, un poco bastante de tinta, de manera que cuando los feligreses iban llegando y haciéndose la señal de la cruz quedaran pintados, esta era otra de sus travesuras.
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Crónicas de un SALTO desconocido (Anécdota) En los Entierros. Parado frente a su casa cita en la calle Real hoy Uruguay, los entierros que venían de calle Uruguay arriba, debían necesariamente doblar por calle Larrañaga para ir al cementerio. El niño Quiroga esperaba cuando el Padre junto con sus dos monaguillos pasaba, era cierto que se dirigía a alguna extremaunción, entonces quedaba atento al paso del entierro, a lo cual, como se estilaba antiguamente, cuando pasaba el entierro, todo el mundo se arrodillaba y se hacía la señal de la cruz, en forma de respeto Horacio se arrodillaba y se hacía la señal de la cruz, pero de espaldas al difunto. Visitas a la Carpintería de los Macciá: A la vuelta de su casa existía una gran carpintería, propiedad de un señor Macciá. Llevado por sus aficiones artesanas y por la camaradería que desde los tiempos de la Hiram lo ligaba al hijo del dueño del taller, Quiroga era allí asiduo visitante.
El gusto por la música; Horacio Quiroga llegó a intimar con los grandes clásicos, gracias a la amistad que mantuvo con su espíritu coterráneo de alta selección. Roberto Calamet hijo de un relojero francés establecido en Salto. Calamet no poseía solamente una gran erudición en materia musical; era también un ejecutante de primer orden. Quiroga lo visitaba con frecuencia. 1891 -
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28 de febrero: Su madre decide poner fin a su viudez, casándose en segundas nupcias con Ascencio Barcos, también argentino. La familia se instala en Montevideo. Horacio que cursaba sus estudios en la Escuela Hiram – institución vinculada a la Masonería – los prosigue en la capital, pero los reanuda en el año 1893 cuando vuelve a Salto.
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1893 -
Quiroga cursa estudios secundarios en el “Instituto Politécnico”. ”, bajo la Dirección de los Profesores Gervasio Osimani y Miguel Llerena, en el edificio ubicado en las calles Arapey y Ceballos (actual Brasil y Osimani y Llerena).
En el Acta de Exámenes consta que aprobó Latín, Francés y Aritmética. No rindió Geografía ni Gimnasia.
El Ciclista A los quince años tuvo su primera bicicleta y decidió dedicarse por entero al ciclismo, la gente lo veía cruzar por los caminos como una exhalación. Estaba como si hubiese descubierto el paraíso. El ciclismo, paso a ser el eje de sus afanes. Todas las marcas le fueron familiares. Los anaqueles de su habitación estaban repletos de revistas especializadas en ese deporte y las paredes cubiertas de sus ases mundiales. Llevaba el registro de los tiempos empleados en las grandes carreras europeas. Nadie había en la ciudad y posiblemente tampoco en las grandes metrópolis, más letrado que él en asuntos de esta índole.
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Funda el Club Velocipedistas de Salto y el Velódromo Como siempre, la devoción lo arrastro enseguida a la acción. Contagio su entusiasmo a varios jóvenes y funda el club velocipedistas salteño del que fue, el secretario y factotum. Sacando recursos de todos lados, no paró hasta realizar el milagro de construir un velódromo, cuya inauguración constituyó para el
pueblo, una nota sensacional. Ya había sentido en los bancos de la Hiram el halago de una pequeña victoria, en el ciclismo esperaba encontrar la gloria. Se entrenaba con singular dedicación; unió nuestra ciudad con la de Paysandú durante dos días de intenso pedalear.
El abandono Pronto el escenario natal, le pareció estrecho y se trasladó a Montevideo en procura de triunfos más resonantes… la gloria tenía para él dos ruedas, dos pedales y un manubrio. Su afán era de competir profesionalmente, pero abandonó ese intento al comprobar que no era capaz de lograr tiempos aceptables. Fue la primera gran quimera que vio desvanecerse. Convencido de su ineptitud, se alejó de las pistas. - 14 -
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El reconocimiento En las postrimerías de su vida, estando ya asilado en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, recibió una carta de un joven
coterráneo, aficionado al deporte del pedal, al quien no conocía, y en la cual, éste le solicitaba datos sobre la primera sociedad ciclista salteña, de la cual él había sido alma mater. Horacio no pudo disimular la emoción que tal epístola le causara y el halago de verse recordado en su ciudad natal, después de cuarenta años, como un adalid del ciclismo. Fue un consuelo para su fracaso de campeón, con el cual, por otra parte, nunca pudo conformarse del todo. 1894 - Su pasión por la Química
Su nueva pasión es la química. Sus habitaciones de la casa urbana y de la quinta se convirtieron en laboratorios armados de toda clase de retortas, probetas, destiladores y frascos llenos de los más diversos álcalis y ácidos. Se pasaba largas horas encerrado en ellas, repitiendo las Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido experiencias fundamentales del análisis y la síntesis. Pero su imaginación no podía resignarse a este papel pasivo y rutinario tentándolo con frecuencia a pruebas absolutamente inéditas.
La explosión Una de estas tuvo resultados lamentables, en su laboratorio de la quinta. De repente, se oyó una explosión con fractura estrepitosa de cristales. Acudieron los quinteros, encontrando a Horacio que chamuscado y perrengue, trataba de apagar un montón de llamas. Se trataba de una de sus tantas fantasías experimentales fracasadas en la que en los elementos que en ella intervenían, se habían se revelado con excesivo escándalo. Unos baldes de agua y unos cuantos gramos de ácido de riñonada, dieron cuenta del incendio y del ardor de las quemaduras. Tales contratiempos y peligros, no amilanaron jamás a Quiroga, acendrando más bien su amor. Volvía enseguida a sus manipulaciones sin apenarse de la audacia y hasta con cierto ánimo de revancha. Lo que importa de todo esto es que revela un espíritu empeñado en adquirir la verdad por propia experimentación y, más que eso, el deseo de buscarla por sendas personales.
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Oficios de Artesanía en lo de Giordano Si alguna predilección manifestaba, fuera de su pasión desordenada por la lectura, ella se refería, no a las profesiones liberales, sino a los oficios de la artesanía. Las máquinas, sobre todo, ejercían sobre él una atracción singular. Había trabado amistad con un señor Francisco Giordano, propietario de un taller de reparación de maquinarias, en la calle Real. Hombre muy entendido en estos menesteres, su casa era el hospital obligado de cuanto mecanismo se descompusiese en la ciudad salteña. Ningún entretenimiento era para Horacio superior al que le proporcionara aquel taller. Solía pasar allí días enteros y no como simple mirón.
Edificio construido por el Señor Francisco Giordano, sito en calle Uruguay Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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La fotografía La fotografía fue otro de sus grandes afectos y también su profesión 1895 -
En este año, ocurrieron dos hechos que incidieron en el temperamento de Horacio, el casamiento de María, su hermana mayor con don Eduardo Forteza, radicándose el matrimonio en Buenos Aires, y el suicidio de su padrastro. Ascencio Barcos es víctima de una parálisis prácticamente total, que –sin embargo - el 5 de setiembre: no le impide accionar el gatillo de una escopeta con el dedo de un pie y darse muerte. El joven Horacio, es el primero en llegar junto al cadáver.
1896 - Ahora sí se aproxima a su ideal de trascendencia. Su porvenir literario, se iniciará como un juego.
El Esgrimista La vida de Horacio, se agitaba con turbulencias nuevas. A su exceso de dinamismo no le podían faltar las sesiones de sable y florete que solía mantener con su hermano Prudencio, ni los trabajos manuales de todo orden que le gustaba emprender.
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Crónicas de un SALTO desconocido Con Alberto Brignole comparte sus horas de ocio leyendo e intercambiando poemas. Pronto se agregan al dúo, José Hasda y Julio Jaureche y fundan el cenáculo literario juvenil llamado la “Comunidad de los Tres Mosqueteros”. Quiroga (Dártagnan), Brignole (Athos), Hasda (Porthos) y Jaureche (Aramis), se reunían, según consignan sus biógrafos, en el cerro, lejos del poblado, en una casa ruinosa y deshabitada, en una de cuyas paredes, quién sabe por qué razones acústicas el eco se sostenía largo tiempo, adquiriendo tonos musicales verdaderamente extraordinarios. Allí, frente al muro, se detenían y con las miradas encendidas y a todo lo que daban las gargantas y la mímica comenzaban a declamar versos propios y ajenos”. En la Biblioteca Nacional, se conserva el Cuaderno de Composiciones Juveniles integrado por 43 textos en prosa y en verso, de los cuales 22 llevan la firma H (Horacio Quiroga), 10 la firma A (Alberto Brignole), 1 está firmado por J.J.J. (Julio Jaureche) y 10 por otros escritores. 1897 - Aparecen sus primeras publicaciones en revistas salteñas: “La Reforma”, y “La Revista del Salto”. Quiroga es el típico intelectual modernista; Dandy, extravagante en sus actitudes y atuendos, exótico y singular. 1898 - Con el seudónimo de Guillermo de Eynardt (héroe de la novela “El Mal del Siglo“ de Max Nordan), hace periodismo literario en la “Revista Social” y en el semanario “Gil Blas”, dirigido por Asdrúbal Delgado, Fernández Saldaña y Luis Basso. Conoce en Buenos Aires a Leopoldo Lugones
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Crónicas de un SALTO desconocido Su Primer Gran amor - Su Noviazgo con María Esher Jurkowski En el Carnaval, conoce a María Esther Jurkowski, su primer gran amor. “Aquella joven era casi foránea en el pueblo, había llegado allí, en compañía de su abuelo adoptivo, el Dr. Julio Yurkowski y su esposa doña Carlota Ferreira”. El intento de raptar a quién será protagonista del cuento “Una Estación de amor” y su obra de teatro “Las Sacrificadas” se vio frustrado y más tarde también se frustró la relación entre ambos. Este Cuento fue presentado en Salto por el elenco teatral de Oscar Bibbo.
Cuadro de Carlota Ferreira, pintado por Juan Manuel Blanes - 20 -
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Crónicas de un SALTO desconocido El Dr. Julio Jurkowski, era una destacada personalidad, Médico de origen polaco que aplicaba la hidroterapia para la cura de enfermos psiquiátricos en su establecimiento de la calle Arapey y Patitas (Brasil e Invernizzi, actual sede del Colegio y Liceo “Vaz Ferreira”, donde se conservan las piletas de inmersión para los pacientes. Filósofo positivista, expositor en los debates del Ateneo de Montevideo, Decano de la Facultad de Medicina y Vice Rector de la Universidad de la República. Por extraña coincidencia el Dr. Jurkowski fallece en Apóstoles, provincia de Misiones, donde se había radicado en la etapa final de su vida.
El Cloroformo: Eran tiempos de sol, solo frustrados por los ataques de asma que Quiroga padecía desde la infancia y que, de cuando en cuando, se hacían presentes. Horacio los combatía con cigarrillos anti asmáticos; pero un día, sin desconocer los riesgos de su uso, y acaso más por espíritu de curiosidad y de aventura que por real necesidad de alivio, se le ocurrió probar cloroformo. El anestésico le fue en extremo simpático; al cabo de unas cuantas inhalaciones profundas le provocaba una deliciosa euforia. Como una tijera mágica, le iba cortando los lazos que le constreñían el pecho, y un sueño particularmente grato terminaba por Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido apoderarse de él y sumergirlo como en un estanque de beleños. Se habituó a la droga, no obstante los reproches de los familiares y amigos, sobre todo de Brignole, que era el que más conocía las consecuencias deplorables y peligrosas del abuso del tóxico. Pero la voluntad de Quiroga era empecinada como ella sola y lo que todos preveían, aconteció. Un día, al visitarlo Brignole, como de costumbre, lo encontró tirado sobre el lecho pálido y en estado de inconciencia estertorosa. Los dedos ya indecisos de Horacio habían seguramente fracasado en su intento de poner sobre la mesa de luz el frasco de cloroformo una vez que empañara el pañuelo, y el líquido se había derramado sobre la almohada, donde la cabeza rizada de Quiroga reposaba pesadamente.
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El Guardia civil El deseo de experimentación, tendencia innata en él, lo llevaría una vez, por puro gusto de probar sensaciones a enrolarse en la Guardia Nacional. Las cananas pendieron de su cintura encorreada, así como la bayoneta dentro de su vaina. El kepi y el máuser completaron su silueta de guerrero. No era desagradable andar por las colinas de los suburbios, a redoble de tambor, bajo el buen sol otoñal, aprendiendo a atacar enemigos imaginarios o defenderse de ellos. Además encontraba una cierta voluptuosidad en andar ejerciendo de centinela entre la sombra nocturna. La fantasía se excitaba y empezaba a fraguar temores que concluían por ponerlo en un estado de inquietud novedoso. Cualquier ruido lo hacia apretarse al fusil, sospechando una emboscada, y por el sistema nervioso, continuamente alerta, zigzagueaban chuchos más o menos pusilánimes. Todo esto era bastante diabólico, pero no exento de encanto aventurero. Claro que pronto la voz impertinente del sargento y la rigidez militar se le hicieron insufribles, no tardando mucho tiempo en mandar al diablo cananas, fusiles y bayonetas. 1899 -
11 de setiembre: Primer número del semanario de literatura y ciencias sociales creado por Quiroga “La Revista de Salto"
2 de octubre: aparece en el número cuatro su cuento “Fantasía nerviosa", "Para noche de insomnio que es publicado en el número 19 del mismo mes. 1900 24 de enero: tercer Cuento titulado "Episodio" 4 de febrero; aparece por última vez la "Revista de Salto'”. Fue una publicación ecléctica y medularmente lugareña. Su Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido principal mérito, reside en ser un documento del grado de cultura alcanzado por la ciudad salteña en las postrimerías del siglo XIX. 20 de marzo: Parte de Salto a Montevideo. 30 de marzo: Se embarca con destino a París vía Génova en el "Citta di Torino". En su “Diario de Viaje a París”, anota con fecha 30 de abril: “En cuanto a París, será muy divertido pero yo me aburro. Verdad que no tengo dinero, lo que es algo para no divertirse. De todos modos es hermosa ciudad aquella en que uno se divierte, ya se llame París o Salto. Un poeta griego de la decadencia dijo: “La patria está donde se vive bien”. Es un gran pensamiento. Por que he de decir yo que no hay como París, si yo no me divierto?. Quédense en buena hora con él los que gozan; pero yo no tengo ninguna razón para eso, y estoy en lo verdadero diciendo que Montevideo es mejor que París porque allí lo paso bien, que el Salto es mejor que París porque allí me divierto más”. Durante su viaje escribe: “Me creo notable, con un porvenir, sobre todo de gloria rara. No gloria popular, conocida, ofrecida y desgajada, sino sutil, extraña de lágrimas de vidrio”.
En París asiste a las tertulias literarias del Café Cyrano en Montmatre y visita la Exposición Universal. Sufre penurias económicas que lo obligan a retornar. 12 de julio Regresa a Montevideo a bordo del "Duca de Galiera”. Luego de una corta estadía en Salto se radica en Montevideo, en la calle 25 de mayo 118 (actual 293). Con Alberto Brignole, Asdrúbal Delgado, Fernández Saldaña y Federico Ferrando fundan el Consistorio del Gay Saber primer cenáculo modernista. Realizan reuniones en el Café Sarandí alternando con el ambiente artístico nacional.
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Crónicas de un SALTO desconocido Aparece un cuento de Quiroga en el Semanario Rojo y Blanco: dirigido por Samuel Blixen. 26 de noviembre: El Semanario La Alborada, dirigido por Constancio G. Vigil ha organizado un concurso de cuentos actuando como jurado José Enrique Rodó, Javier de Viana y Eduardo Ferreira. Quiroga obtiene el segundo premio con su obra "Cuento sin razón, pero cansado". 1901- 20 de enero. La Alborada publica su cuento “Jesucristo”. El Consistorio del Gay Saber se traslada a la calle Cerrito 113 (actual 246). Carlos Sayagues Lasso y Vicente Puig se incorporan al núcleo inicial. Durante el mes de marzo, el Consistorio recibe la visita de Leopoldo Lugones quien pasa a vivir en su sede. Fallecen dos hermanos de Quiroga: Pastora y Prudencio.
1902 -
Noviembre: Publica en Montevideo, impreso en “El Siglo Ilustrado” su primer libro de prosa y verso '”Los Arrecifes de Coral” en una edición limitada de 510 ejemplares. La obra está dedicada a Lugones. Su carátula es creación del plástico del Consistorio Vicente Puig. 5 de marzo: Federico Ferrando fue al puerto de Montevideo a recibir a su amigo Horacio Quiroga que volvía de su Salto natal. Pasaron revista a sus últimos trabajos literarios mientras almorzaban en el Hotel del Comercio y se dirigieron luego al hogar de los Ferrando, Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido en Maldonado 354. Allí se les unió Héctor, hermano de Federico. Instalados en uno de los dormitorios de la casa Federico le mostró a Quiroga el arma que por encargo suyo, había comprado su hermano en previsión de un posible duelo con Guzmán Papini y Zás. Era una pistola de dos caños, sistema Lafouche, 12 milímetros. Sentado en una cama, Federico observó como Quiroga inspeccionaba el arma. El resorte del seguro aparecía demasiado duro, Quiroga cerró los dos caños para probarlo. En ese momento se escapó un tiro y se oyó un grito de dolor. Cuando se disipó el humo se vio caer sobre los almohadones a Federico. Profundamente afectado Quiroga, se traslada a Buenos Aires, alojándose en casa de su hermana María quien se hallaba en la capital porteña desde 1895. 1903 – Pasa sus últimas vacaciones en Salto y parte definitivamente. Atrás quedan nuestro río, nuestros atardeceres, nuestro “bosque dominguero”. En marzo de 1903 estaba de nuevo en Buenos Aires. Contaba entonces con 24 años, la amistad de Lugones y un hogar familiar. Su hermana María, única que le quedaba, casada con Eduardo D. Forteza, intelectual de acción destacada en la ciudad de Salto, de la cual era oriundo, y donde ejerció la función de Inspector Departamental de Escuelas. Se le nombra como profesor de castellano en el Colegio Británico de Buenos Aires. 13 de marzo: Aparece en el número 67 de “El Gladiador”, su cuento “Rea Silva”. Setiembre: En calidad de fotógrafo, acompaña a Leopoldo Lugones en una expedición de estudios encomendada por el Ministerio de Instrucción Pública argentino a las ruinas jesuíticas de Misiones. Lo atraparán “el río que corre en el fondo de una inmensa hoya”, “el atardecer con su belleza sombría y calma”, “el silencio de la selva”...
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Crónicas de un SALTO desconocido 1904 - Utiliza lo que resta de la herencia paterna para comprar un campo al sudoeste de Resistencia, a orillas del Saladito, en el Chaco, donde inicia sus cultivos de algodón. Sufre un rotundo fracaso.
También ejerció de sastre. Al desempeño de este oficio fue llevado en el Chaco por la necesidad, lo mismo que en Misiones. En Vicente López volvió a cultivarlo cuando comenzó a usar los medios de locomoción mecánica. Como los sacos de cuero eran muy caros, decidió confeccionárselos por su propia mano. Era un cortador que no tomaba ningún apunte y despreciaba el centímetro. Sobre el modelo cortaba las piezas y luego las cocía con hilo de zapatero. Naturalmente los sacos no sobresalían por la elegancia. Su magra figura nadaba dentro de ellos como si los hubiese heredado de un difunto obeso. Pero él se hallaba cómodo en aquella holgura, y lo que podía haber de ridículo en el hábito y en la silueta, le importaba un comino. Lo más orondo se paseaba así en su escandalosa motocicleta en su destartalada forchela, por entre el tránsito aristocrático de la avenida Alvear y el bosque de Palermo.
Marzo: Publica su segundo libro de cuentos, “El Crimen del otro" en Buenos Aires. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido 1905 -
Regresa a Buenos Aires luego de fracasar sus intentos como colono. Julio: Comparte doce días en Corrientes con Leopoldo Lugones. Frecuenta junto con Alberto Brignole las Peñas del Café Brasileña, de la calle Maipú donde encuentra a Florencio Sánchez y Roberto Payró entre otros. 18 de noviembre, aparece su cuento "Europa y América" en la Revista “Caras Caretas”. Escribe, “Los Perseguidos" Se incluye su obra en la antología; “El Parnaso Oriental” recopilada por Raúl Montero Bustamante. Comienza a escribir en el diario "La Nación".
1906 –
“De Caza”, es publicado en "Caras y Caretas". El 12 de setiembre de 1906, volvió a entrar en el Magisterio: A propuesta de Lugones se le nombra como profesor de Castellano y Literatura en la Escuela Normal N° 8 de Buenos Aires. Contaba Quiroga entonces con 27 años. Su juventud, su bella postura varonil y su gran sed de amor, eran tres cosas que sus alumnas no podían dejar de percibir y suficientes para que adornasen con muecas encantadoras sus tropiezos en la conjugación de los verbos o en el discernimiento de los diptongos. Entre las alumnas conoce a quien luego sería su primera esposa: Ana María Cirés. Diciembre: Adquiere 185 hectáreas de tierra en los alrededores de San Ignacio, Misiones mediante las facilidades que otorga el gobierno a los colonos. Comienza a construir su nuevo habitat, a desbrozar la selva y a plantar. Cuentos suyos son publicados en “Caras y Caretas”.
1907 -
Enero: visita Puerto Alegre en el Paraguay. El 13 de julio Publica “Almohadón de Plumas” Pasa a vivir en la calle O´Brien, cerca de Constitución.
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Crónicas de un SALTO desconocido 1908 -
Continúa trabajando en sus tierras de San Ignacio. 7 de marzo: Aparece su cuento "La Insolación" en "Caras y Caretas". 6 de junio: "EL Montenegro". 24 de octubre: “Los cazadores de ratas".
Publica su tercer libro, integrado por la novela, "Historia de un amor Turbio" y el cuento "Los perseguidos". Se enamora de Ana María Cirés - La relación suscita fuerte oposición en los padres de la joven. Escribe para los periódicos “El Iguazú" y "El Diario de Posadas". 1909 - Luego de superar una ruptura en el noviazgo, a consecuencia de la actitud inflexible de los padres de Ana María Cirés, el 30 de diciembre contrae enlace. 10 de julio: "La Gallina degollada" publicada en "Caras y Caretas". 1910 -
Se instala en San Ignacio. Son acompañados por la Madre de Quiroga y por Brignole. Más tarde llegará la madre de Ana María. 10 de octubre: Se publica "EL Perro rabioso".
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Crónicas de un SALTO desconocido 1911 -
29 de enero: Nace Eglé, su primera hija - Quiroga se opone a que su esposa sea atendida en Buenos Aires insistiendo en un parto natural en casa teniéndolo a él como partero. 31 de enero: Es publicado el cuento "La miel de Silvestre" 24 de mayo: Quiroga renuncia a su cargo de profesor en el Colegio de Buenos Aires.
Juez de Paz. Juan José Lanusse, Gobernador de Misiones lo designa Juez de Paz y Oficial: del Registro Civil de San Ignacio, con un sueldo de 150.000 pesos mensuales. Se dedica al cultivo de la yerba mate en 200 hectáreas que ha adquirido cerca del río Yabebirí. 1912 -
13 de enero: "Una estación de amor". 15 de enero: nace el segundo hijo del matrimonio de Quiroga con Ana María Cirés, Darío - Esta vez el parto se realiza en Buenos Aires y con atención médica. 7 de junio: "A la deriva" en Fray Mocho. 23 de agosto: "EL alambre de púa" en Fray Mocho. 6 de diciembre: "Los inmigrantes" aparece en la citada revista.
1913 -
24 de enero: "Nuestro primer cigarro" en Fray Mocho. 2 de mayo: "Los pescadores de vigas". 30 de mayo: "El solitario". 26 de diciembre: "El Yaguarí".
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Crónicas de un SALTO desconocido Quiroga y las manualidades. Si se contaran los afectos manufactureros de Quiroga, serían tantos como los oficios existentes. Cuanto fuera industria y ciencia lo deleitaba. Por de pronto es evidente la existencia de una inclinación innata, que hemos visto – siempre ascendente y cada vez más diversificada – desarrollarse desde la infancia hasta alcanzar un dominio vastísimo. Desde el yunke hasta el telar, desde la curtiembre hasta horticultura, desde el manejo del hacha hasta el de las maquinarias complicadas. 1914 -
3 de abril: Se publica "Los Mensú".
Con el pintor salteño Carlos Giambiagi se dedica a la fabricación de Carbón y a la producción de vino de naranjas, Quiroga, Citricultor: Llegó a plantar 4 hectáreas con naranjos y sacó 150.000 unidades de cosecha. Las naranjas eran vendidas a 80 centavos el millar. Carpintero Lindo Oficio...
Quiroga también tuvo afición por la artesanía: fabricaba cerámicas, tejía redes, realizaba Taxidermia, Alfarería, encuadernación. Tenía montado Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido un taller de carpintería, en el que construía sus propios muebles; camas, mesas, perezosos, roperos, sillas, canoas; elaboraba también exquisitos dulces, fabricaba carteras y cinturones con cueros de víboras y ensayó muchos otros productos. Pero los resultados fueron siempre adversos pues estas labores, no llegaron nunca a mejorar su situación económica. El Herbario de la Colección Osten: Donadas por este investigador alemán e incorporadas al Museo el 31 de Abril de 1937. Suman en total 20.000 ejemplares, muchos de los cuales fueron estudiados por afamados especialistas europeos. En este herbario se encuentra una pequeña pero muy valiosa colección de plantas de Misiones, Argentina, recogidas por el renombrado escritor uruguayo Horacio Quiroga en 1914.
1915 -
6 de diciembre: Su esposa se suicida con sublimado. La agonía se prolonga por el espacio de ocho días, sumiendo a Quiroga en la desesperación más completa.
1916 -
28 de enero: "Una bofetada". 9 de junio: "La gama ciega". Diciembre: Regresa de Buenos Aires dejando sus hijos al cuidado de su suegra.
1917 -
Quiroga, Funcionario Público, el 17 de febrero: A instancias de amigos cercanos a Don José Batlle y Ordoñez (en particular al Canciller Dr. Baltasar Brum futuro Presidente) Se le designa como Secretario Contador del Consulado General del Uruguay en Buenos Aires. Trae consigo a sus dos hijos pasando a vivir en forma precaria en un sótano de la calle Canning 164. En Abril: Manuel Gálvez le posibilita la edición de un conjunto de sus cuentos. La obra se titula "Cuentos de Amor de Locura y de Muerte". La crítica es unánime en su reconocimiento favorable.
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Crónicas de un SALTO desconocido En este tipo de relatos podemos observar que Salto sigue presente. El cuento “La Miel Silvestre”, comienza así: Tengo en el “Salto Oriental dos primos, hoy hombres ya, que a sus doce años y a consecuencia de profundas lecturas de Julio Verne, dieron en la rica empresa de abandonar su casa para ir a vivir al monte.
Este queda a dos leguas de la ciudad”. En Misiones, comparte su tarea literaria con la construcción de una embarcación, “La Gaviota” con la cual realiza frecuentes viajes náuticos por el Paraná. 1918 -
14 de enero: "Un peón” en "La Novela Semanal". Samuel Glusberg, cuyo seudónimo literario es Enrique Espinoza funda la Editorial Babel, apoya incondicionalmente la labor creadora de Quiroga. Es reeditada "Cuentos de Amor de Locura y de Muerte".
Aparece "Cuentos de la Selva", su quinto libro, con narraciones dedicadas a los niños.
Horacio Quiroga junto a su segunda esposa Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido La motocicleta de Quiroga.
desde el año 1918 hasta el año 1924 vino a constituirse en su “hobby”. Se había comprado una de ocasión y no se desmontaba de ella. Solía venir a buscar con su máquina a alguno de los concurrentes a las reuniones en su casa. Eran viajes de “ir con el Jesús en la boca”, porque se trataba de un conductor en quién fácilmente se despertaba el frenesí de la velocidad, haciendo caso nulo de las leyes del tránsito, efectuando gambeteos y virajes arriesgadísimos. 1919 -
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14 de febrero: "Mis Dorothy Phillips, mi esposa". 20 de mayo: "Van-Houten" Es ascendido a Cónsul de Distrito de segunda clase. 26 de setiembre: Se le deja adscrito al Consulado General.
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Crónicas de un SALTO desconocido
Es publicado su sexto libro, "El Salvaje" por la editorial Cooperativa de Buenos Aires.
27 de diciembre: "En la Noche". 1920 -
25 de abril: "Juan Darién". Establece una fuerte amistad con el poeta y narrador salteño Enrique Amorín quien se encuentra radicado en Buenos Aires. 27 de junio: "El hombre muerto", aparece en "La Nación". En el mes de junio funda el grupo ".Anaconda" integrado por personalidades del ámbito artístico entre las que se destacan Alfonsina Storni y Berta Singerman. Realiza frecuentes viajes al Uruguay en compañía de sus allegados del grupo. Se publica su única obra, teatral, "Las Sacrificadas", cuentos escénicos en cuatro actos, por la Editorial Cooperativa de Buenos Aires.
1920 -
27 de agosto: "Tacuara – mansión", aparece en "EL Hogar". 3 de diciembre: "La cámara oscura".
1921 -
17 de febrero: En el Teatro Apolo se estrena su obra "Las Sacrificadas" por la Compañía de Ángela Tesada.
1922 -
5 de febrero: "El techo de incienso". 29 de agosto: El Presidente uruguayo, Dr. Baltasar Brum lo designa Secretario de la Embajada presidida por Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido Asdrúbal Delgado que viaja al Brasil en ocasión de la celebración del primer centenario de la Independencia de la nación norteña. Realiza numerosas críticas cinematográficas en la Revista Atlántida con el seudónimo de "el esposo de Dorothy Phillips". Anaconda (cuento) es traducida al francés y publicada en "Le Fígaro de París". 1923 -
4 de enero: Se publica su cuento "El desierto" en Atlántida. "Cuentos de la Selva" es publicada como "South American Jungle Tales" en Inglaterra, en traducción de Arthur Livingston y con ilustraciones de A. L. Ripley. 15 de noviembre: "Los destiladores de naranja" en Atlántida.
1924 -
Publica su noveno libro "El desierto" en la editorial Babel. La obra es ilustrada por Carlos Giambiagi.
1925 -
10 de enero: "EL Yaciyateré'. 1° de febrero: "El regreso de Anaconda" Aparecen veintisiete artículos de la serie "De la vida de nuestros animales" en la revista "Caras y Caretas". Pide licencia en el Consulado y se traslada a su tierra en Misiones.
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Cr贸nicas de un SALTO desconocido
Retorna a explorar la selva, reparar las instalaciones abandonadas y reencontrarse de nuevo en su medio natural. Prosiguen public谩ndose en revistas notas suyas, sobre bot谩nica y literatura. Cr贸nicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido Noviazgo fracasado con Ana María Palacio debido a la oposición familiar. Dicha relación amorosa sirve de base a su obra "Pasado amor". Es editada en España una antología de sus cuentos con el título "La gallina degollada y otros cuentos". En el año 1925 adquirió un Ford de los llamados de bigote, tenían el acelerador en el volante: Aunque se lo vendieron como poco usado, ya venía muy corrido, según lo denotaban, desmintiendo a las palabras, los pozos de los asientos y las huellas dejadas por los tacos. Pero Quiroga no paró mientes en estas cosas. Desde años atrás ardía en deseos de tener un automóvil, y no iba a desperdiciar, por tal o cual signo de vetustez, la ocasión que lo conciliaba con sus alcances. Entró, pues, muy satisfecho y deslumbrado a formar parte del billón de seres propietarios de del viejo Ford, vehículo que, amén de ir “denunciando a grito herido la pobreza vergonzante de su dueño, constituyó el más fecundo manantial de neurastenias, fatigas, vigilias y tormentos que se haya conocido”. Tales sinsabores naturales se agravaron en este nuevo propietario, porque no era un fácil resignado y. sobre todo, porque cargaba con la culpa de la sabiduría. Desde mucho antes de comprarlo conocía a fondo el funcionamiento de los motores de explosión, y aquella sinfonía de ruidos anormales que lanzaba su máquina, sobrepasaba en mucho lo que *un conductor de alguna vergüenza podía admitir”. Se empeñó en un duelo tenaz con su motor, a fin de darle “el armónico y meloso zumbido” de la perfección, obstinándose en ignorar lo que el consenso popular daba como axioma proclamado; que todo viejo Ford cuya marcha esté libre de carrasperas, silbidos, golpes y estertores, no anda bien. Prácticamente su existencia quedó concretada a esta lucha. “Pasaba la mitad de la mañana con la cabeza dentro del capot y lastra mitad bajo el chasis, en donde se halla el verdadero campo de batalla, celosamente - 38 -
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Crónicas de un SALTO desconocido defendido con una infección de grasas y goteras de aceite entre las cuales es menester removerse como un gusano, retorcer los omóplatos y la nuca entre las llaves que jamás están a mano, para salir por fin anquilosado, negro de pringue y de humo y, naturalmente, sin haber logrado el ajuste que nos proponíamos”. Había concluido por tomarle el mismo cariño que a un hijo enfermo; “pero la salud de un Ford ya muy fatigado de vivir, apenas puede serle devuelta por unos cuantos kilómetros”. Llegaba generalmente bien – después de haberle dedicado, para su arreglo las horas matinales – hasta el Consulado. 1926 -
Regresa a Buenos Aires alquilando una casa quinta en Vicente López, se instala en ella con sus hijos Eglé y Darío. Publica su undécimo libro "Los Desterrados" tipos de ambiente en la Editorial Babel. Frecuenta reuniones en el Café El Toyo de la calle Corrientes y la Ferretería Francesa. En esta última transcurre tardes enteras atraído por las herramientas, sustancias químicas y todo aquello que sirviera para soñar sus inquietudes manuales e industriales. La Editora Babel, a través de Samuel Glusberg edita un número especial dedicado a recoger estudios críticos, comentarios y testimonios así como bibliografía relativa a Quiroga. Entre los colaboradores figuran: Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni, Benito Lynch, Arturo Capdevila, Lugones, Payró, etc. Esta publicación se complementa con una exposición de las primeras ediciones de sus obras. Es asiduo concurrente a los conciertos de la Asociación Wagneriana.
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Crónicas de un SALTO desconocido 1927 -
Sus "Cuentos de la Selva" son traducidos al francés por Francis de Miomandre, "Contes de la Fort vierge" Les arts et le livre.
16 de abril: Quiroga, se casa en segundo matrimonio con María Esther Bravo, casi treinta años menor que él, compañera de estudios de su hija Eglé, Él tenía 49 y ella 20 años. Julio: es publicado "El decálogo del perfecto cuentista" Escribe artículos de carácter biográfico sobre personalidades científicas y literarias para "Caras y Caretas" Aparecen en la revista "El Hogar" notas sobre el arte cinematográfico. 11 de noviembre: "El vampiro". 1928-
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15 de enero: "El hijo". Abril: nace su tercera hija, María Elena a quien llamará Pitoca. Conoce a Ezequiel Martínez Estrada. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
Crónicas de un SALTO desconocido 21 de diciembre: "La retórica del cuento". 1929 -
14 de abril: "Los precursores". La editorial Babel edita su novela "Pasado Amor". 28 de julio: "Sobre el ombú de Hudson". 9 de setiembre: "EL sentimiento de la catarata".
1930 -
The return of the Anaconda" es incluida en "Tales from the Argentine", Waldo Frank editor, The Macmillan Company, New York.
1931 -
Conjuntamente con Leonardo Glusberg escribe un libro de lecturas escolares para cuarto grado: "Suelo natal", que es aprobado por el Consejo Nacional de Educación. La obra es ilustrada por Miguel Petrone. Decide regresar a San Ignacio. 11 de setiembre: "Ante el tribunal".
El 20 de octubre de 1931, se produce el traslado de su consulado a San Ignacio, manteniendo su jerarquía consular.
27 de noviembre: "Una serpiente de cascabel".
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Crónicas de un SALTO desconocido
1932 -
10 de enero: Parte con su familia para San Ignacio. Anécdota (En el Juzgado) Quiroga no llevaba libros, iba poniendo los papeles con las anotaciones en una lata de galletitas. Un día llegó un Inspector de Juzgados, se dio cuenta del desorden y le dijo que si no hacía las anotaciones en un libro, lo echaría del puesto. Quiroga pasó varios días juntando los papelitos y pasando las inscripciones en el libro del Juzgado. Cuando se lo llevó al Inspector, que estaba en Posadas, éste le dijo que lo de la destitución era broma. Dicen que Don Horacio se enojó mucho. Pero muchos papeles se perdieron después de eso y no había constancias de nacimientos. Evidentemente Don Horacio no había nacido para empleado.
1933 - 42 -
el 31 de marzo: Se produce el Golpe de estado del Presidente uruguayo Dr. Gabriel L. Terra quien disuelve Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
Crónicas de un SALTO desconocido las Cámaras y el Consejo Administración. Los amigos de Quiroga fueron desplazados de los centros de influencia gubernamental. El Dr. Baltasar Brum se suicida en la puerta de su casa. en elocuente ejemplo de valor cívico 7 de julio: "Las moscas". 1934 -
La Cesantía, las consecuencias no tardan en llegar a Quiroga: el 15 de abril de 1934 es declarado cesante a su cargo de Cónsul, lo que equivalía a arrojarlo a la miseria, porque el cargo de la Cancillería, era su único sustento. La Sociedad Argentina de Escritores envía una nota al Presidente Dr. Gabriel Terra en favor de Quiroga. La solicitud es denegada.
1935 -
"Más allá" editado por Ediciones de la Sociedad Amigos del Libro Rioplatense, Montevideo- Buenos Aires. El volumen cuenta un estudio preliminar de Alberto Zum Felde. Inicia sus trámites jubilatorios a través de Asdrúbal Delgado. Gestiones de Enrique Amorím ante las autoridades uruguayas. Marzo: El Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay, "en mérito a sus notorias y relevantes condiciones intelectuales" le comunica su nombramiento de "Cónsul honorario". Comienza el agravamiento de su condición física. En compañía de María Esther Bravo va a Posadas donde se le diagnostica una hipertrofia de la próstata.
1936 -
Su libro "Más allá" es premiado por el Ministerio de Instrucción Pública del Uruguay. Demuestra su total rechazo al golpe militar de Franco que desencadena la guerra civil española. Setiembre: Se traslada a Buenos Aires y se interna en el Hospital de Clínicas. Es operado de la próstata. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido
Fábrica de “Extracto de Naranja” Proyecto que le formulara a su amigo Ezequiel Martínez Estrada, ya internado en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires. “De algo tendremos que vivir: Ni su jubilación que sospecho que va a ser bastante miserable, ni mi pensión del consulado nos van a alcanzar para algunos pequeños lujos, como por ejemplo: reparación del motor de la canoa, un disco para la fonola, algunos libros en francés y en Inglés, que son caros. No se si usted ha pensado en eso alguna vez. Yo sí. Ahora voy a hablarle seriamente de un proyecto del que anticipé algo por carta, pero no creí oportuno exponerlo en detalle. Se trata de una pequeña industria, por decirlo así. Anoche lo he madurado bien. Usted es un hombre de plata y será el socio capitalista; y yo el industrial y técnico al mismo tiempo. Es esto: fabricar extracto de naranja. Ya usted conoce en principio mi idea, pero no se trata de un cuento sino de una empresa. Conozco un procedimiento para deshidratar la fruta y reducir su volumen a una centésima parte. De modo que en una damajuana de diez litros pueden caber unas cinco mil naranjas deshidratadas. En vez de damajuanas de vidrio pueden usarse recipientes metálicos, de aluminio, digamos, inatacables por los ácidos del citrus y muy livianos. Todo esto lo he consultado con un químico muy competente, un bohemio, de San Ignacio, a quién no le he revelado, sin embargo, el secreto de mi procedimiento. Me pertenece con exclusividad. Cálculo que si la naranja, así conservada, con sólo agregarle agua recupera su natural sabor y sus propiedades vitamínicas, se pone de moda en lugar de otras - 44 -
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Crónicas de un SALTO desconocido bebidas alcohólicas artificiales en tres confiterías solamente: El Molino, el Ideal y el Jockey Club. Pueden consumir por mes hasta veinte damajuanas, o sea doscientos litros de naranja sintética. Podemos obtener en plaza un precio hasta veinte veces superior al costo, incluida la materia prima y la elaboración, más el transporte por el ferrocarril y camión hasta el domicilio de los clientes”. Ante una pregunta de su “socio”, “Quiroga dijo que “para empezar vamos a necesitar unos dos mil pesos”. Con eso no vamos a tener ni para las damajuanas, fue la réplica, a lo que Quiroga le respondió “No se preocupe, eso es asunto mío”, En ese instante llegaron Eglé y Darío a visitarlo. Nunca más se habló del asunto.
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Crónicas de un SALTO desconocido
EL ÚLTIMO DÍA El 19 de febrero de 1937. Horacio Quiroga se levantó y salió a la calle, como lo hacía frecuentemente. Ese día proyectaba almorzar con su hija Eglé. Después caminan por las calles, se detienen frente a escaparates de los comercios. Quiroga prolonga su despedida. Cuándo ésta se produce, besa a la joven, lo cual no hacía toda vez que se separaban. Después se dirige a la casa de Julio Payró, que trabaja en la carátula de un libro. Quiroga propone la mezcla de colores para lograr mejores tonos. Ha transcurrido buena parte de la tarde, cuando se dispone a marchar, no sin antes inquirir a Payró si le incomodaría que volviera al día siguiente. La respuesta no es otra que la que corresponde a la relación cordial que une a los dos hombres. Su comportamiento fue normal. Al atardecer volvió al hospital y, según algunas versiones, mantuvo una conversación con uno de sus médicos tratantes en el jardín. Durante el diálogo, Quiroga se habría valido de sutiles maniobras verbales para extraer al galeno la revelación sobre el carácter maligno de su afección. Concluida la charla, paseó sólo por el jardín, fumando sin interrupción. Bien entrada la noche entró en su cuarto, donde el fiel Batistesa acomodaba el colchón en el suelo. -“Voy a salir para distraerme. Creo que voy a pasar una mala noche”, le dijo. Batistesa le aconsejó que se acostara y así lo hizo. - 46 -
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Crónicas de un SALTO desconocido Rato después se levantó y vistió, expresando que saldría para respirar aire puro. Caminó por las calles, retornando a las once de la noche, ya con el cianuro en suponer que habría que adquirido en una farmacia de las inmediaciones. El dependiente que lo atendió habría deslizado un comentario sobre el cianuro y su aplicación en propósitos de autoeliminación. “¿Quién podría pensar en suicidarse en una noche tan calurosa como ésta?”. Fue la acotación casi risueña de Quiroga. Batistesa dormía cuando se produjo la entrada de Horacio en la habitación. Con las primeras luces del alba, Batistesa se despertó Horacio Quiroga yacía en su cama. Un vaso depositado sobre la mesa de luz contenía restos de cianuro. Comenzaba el 19 de febrero de 1937.
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Crónicas de un SALTO desconocido EL GOBIERNO ORDENÓ HONRAS PÓSTUMAS Y DISPUSO LA REPATRIACIÓN DE LOS RESTOS Los familiares y amigos de Horacio Quiroga se hicieron cargo del cadáver, que les fue entregado en el Hospital de Clínicas, luego de algunas peripecias que cuadraban con lo que había sido la existencia del hombre que acababa de expirar. Delgado y Brignole afirman que se “Llamó una, dos y tres veces a la Embajada del Uruguay, pensando que si el autor de “Anaconda”, “El desierto”, y tantos libros ilustres o significaba nada, al menos su título de Cónsul Honorario representaría un motivo suficiente como para que su país no permitiera que fuese a parar a la fosa común. La embajada permaneció sorda, desesperadamente sorda a los llamados”. Los familiares y amigos reciben el cuerpo y preparan el velatorio. La empresa fúnebre exige el pago por adelantado. Las cotizaciones de aquellos no cubren la cantidad y el diario “Crítica” aporta el dinero que falta. Luego de laboriosas e ingratas gestiones es obtenida la Casa del teatro, sede también de la Sociedad Argentina de Escritores – Quiroga había sido socio fundador y vicepresidente de la última institución – para el velatorio. Instalada la capilla ardiente, llegan algunos escritores, casi todos enemistados entre sí, asilados del Hospital de Clínicas, la enfermera que atendía al extinto, etc. COMENTARIO DE LUGONES César Tiempo relató el siguiente episodio: “A Quiroga lo velaron en la Casa del Teatro – Avenida Santa Fe 1243. No recuerdo bien si fue esa misma noche o a la mañana siguiente. Lo que sí recuerdo perfectamente es que me encontré en la calle con Leopoldo Lugones y entramos juntos. No había nadie más. Nos acercamos al ataúd y estuvimos un largo rato en silencio. El rostro de Quiroga, quizás debido a la ictericia provocada por la intoxicación aparecía pintado de un amarillo intenso, y sonreía burlonamente. Una sonrisa que hacía daño. Daba la impresión de reírse de todos nosotros, diabólicamente grato a esa bufonada desconcertante, - 48 -
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Crónicas de un SALTO desconocido como si se hiciera el muerto, sin morir. Ojalá hubiera sido una farsa, por macabra que pareciese. Pero Quiroga estaba muerto y bien muerto. No se había suicidado a impulsos del desencanto y mucho menos de la megalomanía (“quién se atreve a matarse es Dios”, había leído en Dostoiewski) sino porque supo de labios de uno de los médicos que lo asistía que su mal no tenía remedio. Lugones me dijo entonces: todavía me cuesta creerlo. Un hombre tan entero venir a eliminarse con cianuro. Como una sirvienta (En la época abundaban los suicidios de domésticas con cianuro de potasio en polvo, producto que se adquiría con facilidad en las ferreterías). Leopoldo Lugones amigo entrañable de Quiroga, a pesar de las discrepancias que los alejaron en los últimos años, me decía aquello el 19 de febrero de 1937. Un año después, exactamente el 19 de febrero de 1938, el mismo Lugones se eliminaba con una dosis de cianuro disuelta en Whisky, en un “recreo” del Tigre. LA CREMACIÓN En el Cementerio de la Chacarita se efectuó la cremación del cadáver, obedeciendo a un deseo de Quiroga. El cotejo que partió desde la Casa del Teatro fue encabezado por el Embajador del Uruguay, Dr. Enrique Martínez Thedy. En el recinto del crematorio hicieron uso de la palabra Alberto Gerchunoff, por la Sociedad de Escritores, el Embajador Martínez Thady – quién anunció que el Gobierno uruguayo había gestionado la repatriación de los restos ante los familiares y decretado honras especiales – y Ezequiel Martínez Estrada. Las cenizas son depositadas en una urna labrada en tronco de algarrobo, en una de cuyas caras Stephan Erzia esculpió la cabeza de Quiroga, labor que le insumió una noche.
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Crónicas de un SALTO desconocido TRASLADO DE SUS RESTOS AL URUGUAY A partir de allí se suceden los homenajes oficiales, que no cesarán hasta la colocación de la urna en el Cementerio Central de Salto, destino asignado por el gobierno de la República. A las 14 horas del sábado 27 de febrero deja el Puerto de Buenos Aires el vapor “Viena” que traslada las cenizas de Quiroga al Uruguay. Allí los despidió con emocionadas palabras Leopoldo Lugones. Custodia el algarrobo tallado con el rostro de Quiroga un núcleo de amigos y colegas el Embajador Martínez Thedy. Al promediar la tarde la nave llega a Colonia. En la sede de la Intendencia la urna permanece breve lapso y es trasladada hacia Montevideo. En el Pabellón de la Música del Parque Rodó se efectuó una tocante ceremonia fúnebre. Frente a la urna, envuelta en Bandera de Uruguay y Argentina, hablaron el Ministro de Instrucción Pública, Eduardo Víctor Haedo, Alberto Gerchunoff, Fernán Silva Valdés, Baldomero Fernández Moreno, Pedro Leandro Ipuche y Maruja Demichieri, quién recitó una composición de Juana de Ibarbourou. Finalmente, la Banda del SODRE hizo escuchar los acordes de”La muerte de Isólica”, desfilando el numeroso público ante el catafalco.
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Crónicas de un SALTO desconocido
El Sepelio de Quiroga A las 7:55 horas del domingo 28 de febrero de 1937 partió de la estación Central de Montevideo el motocar Águila Blanca que transportó a Salto la urna con las cenizas de Horacio Quiroga. Integraban la comitiva el Ministro de instrucción Pública y Previsión Social, Eduardo Víctor Haedo, que la presidio, el funcionario de la Cancillería, Juan Ramón Gómez, Edmundo Pratti, Carlos M. Princivalle, José L. Gomensoro, Cándido Lúcas Gafrée, Alfredo Fernández, Manuel Bernardez, Luis E. Paiva, Alfredo Freire, José González Palacios, Dalmiro Aristóbulo Coronel, Juan B. Silva, Armando Pirotto, Luis Oliú, Carlos M. Silva, Romualdo Borghetti, Juan J.Bajac, Baldomero Fernández Moreno, Abelardo Santini, Enrique Amorim, Alfredo Mario Ferreiro, Stephan Erzia, José María Delgado, José Pereira Rodríguez, Melchor Méndez Magariños, Alejandro Osimani y otros. A las 18 horas el Águila Blanca arribó a la estación ferroviaria, donde estaba concentrada una abigarrada multitud, integrada por autoridades departamentales, docentes, estudiantes y público en general. En una tribuna instalada en el andén habló el Ministro de Instrucción pública y Previsión Social, Eduardo Víctor Haedo, haciendo entrega de la urna al pueblo de Salto. Las crónicas de la época expresan que Haedo pronunció “un notable discurso, verdadera joya oratoria que fue oída con solemnidad por la multitud allí presente”.
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Crónicas de un SALTO desconocido Acto seguido, el Intendente Municipal, Jorge E. Costa, recibió los despojos del hijo del terruño.
Cenizas de Quiroga, siendo veladas en el salón de Actos del Instituto Politécnico Osimani y Llerena
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Crónicas de un SALTO desconocido
HACIA EL LICEO Horacio Quiroga, que había dejado Salto en su adolescencia, retornando casi siempre de paso, volvió convertido en cenizas, aureolado su nombre por la crítica literaria que lo consagraba uno de los más grandes narradores de nuestro idioma. La multitud sigue con viva emoción, la cureña que transporta su cabeza, tallada en un tronco de quebracho, que contiene sus cenizas.
Finalizada la oratoria, la urna tallada por Erzia fue depositada en una carroza imperial cedida por la empresa de pompas fúnebres Simonelli. El cotejo, encabezado por familiares de Quiroga y autoridades, se puso en marcha hacia calle Uruguay, en dirección al Instituto Politécnico, deteniéndose algunos instantes frente a la casa donde nació el narrador. Desde las aceras, la población rindió el homenaje de su recogimiento. En el salón de actos del Instituto Politécnico Osimani y Llerena – cuyas aulas frecuentara -, son velados, en solemne acto los Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido despojos de Horacio Quiroga, mientras los estudiantes hacen guardia de honor, en la postrera despedida. En el salón de actos del liceo fue instalada una capilla ardiente, donde la urna permaneció hasta las 23 horas. Se refirieron a la obra de Quiroga, el Dr. Daniel Silva, por los profesores, el joven Ventura Silva, por el estudiantado, José L. Gomensoro y el Dr. José María Delgado, amigo juvenil del extinto y uno de sus biógrafos.
EN EL CEMENTERIO Poco antes de la medianoche – brillaba la luna al fin de ese histórico domingo salteño – la columna de 5.000 personas se alineo en dirección al Cementerio Central. En la plazoleta frente a la necrópolis – donde hoy se levanta la terminal de ómnibus - se efectuó la oratoria, que estuvo a cargo del Director del instituto Politécnico, Muñoz Oribe, el escritor Enrique Amorin, el Dr. Dionisio Miguel Balbela, en nombre del gobierno Departamental, la discípula del escultor Stephan Erzia, Marta Helvi, el escritor Alfredo Mario Ferreiro, el periodista Juan B. Silva Vila, el intelectual argentino Baldomero Fernández Moreno – padre del entonces Cónsul Argentino en Salto, Manrique Fernández Moreno – el señor Miguel Bellagamba, por el Comité Organizador de los actos y “ el conocido intelectual uruguayo “ Carlos M. Princivalle. Un cronista dijo al día siguiente que “fue aquello un verdadero torneo de oratoria, renovándose la especialísima circunstancia de que una ceremonia fúnebre, nutridas ovaciones significaran el testimonio fehaciente de la aprobación de los conceptos emitidos”. A la hora 1 de la madrugada, el receptáculo fue introducido en el panteón de la familia Quiroga.
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No sería el sitio definitivo de las cenizas que desde el cementerio fueron trasladadas en la década del 40 al Museo de Bellas Artes, más tarde a un mausoleo construido en la Costanera Sur en Homenaje a Quiroga, luego a la Intendencia Municipal y, finalmente, el busto permanece en el “Rincón de Quiroga”, del Museo Histórico de Salto. al Museo Histórico, sobre Ruta 3, cuyo edificio donara Enrique Amorim al Municipio en homenaje a su madre, Candelaria Areta de Amorim, quién vivió en la residencia. Una réplica luce en el mausoleo de la costanera sur,. “… agreste y huraño. La piedra, el hombre, el río” a orillas del río, cerca de la naturaleza.
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Crónicas de un SALTO desconocido PALABRAS DE ENRIQUE AMORIM Enrique Amorin, su entrañable amigo, expresa en su libro “Quiroga que yo conocí”: “Las cenizas de Horacio Quiroga están en el Salto. Sí fui yo, con el asentimiento de su hijo Darío Quiroga y el pedido
de Eduardo Víctor Haedo, quién quiso que esas cenizas, lo que resta del amigo -”nada más que cenizas” – Las guarde Salto en una urna de Erzia.
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La Urna de Quiroga En conocimiento de una disposición municipal de la que se desprende que la urna que contiene las cenizas de Horacio Quiroga va a formar parte del futuro Museo de Salto, entrevistamos al escritor Enrique Amorim, presidente de la Asociación que lleva el nombre del gran cuentista, para que se nos aclare el punto. Amorim responde: Cuando redujimos a cenizas los restos mortales de Quiroga, necesitamos una urna para guardarlas. Ante tanta injusticia que se había cometido, ante la indiferencia oficial por el gran escritor, quise alejarlo todo lo posible de las manos de quienes no repararon en dejarlo cesante y vejarlo de mil maneras. Aconsejé que sus cenizas fueran entregadas al reino vegetal, que él veneraba. Reclamé un tronco cualquiera para que en su seno se guardasen sus cenizas. Fui a ver al escultor Erzia, a comprarle un tronco de quebracho. Al día siguiente debíamos repatriar los restos de Quiroga. Conseguí el tronco deseado. Cuando el escultor ruso supo que íbamos a volcar en ese madero las cenizas de un hombre como Quiroga, me dijo que era una verdadera lástima que por falta de tiempo, no se podría hacer algo mejor. Le pregunté en que consistía su idea. Me respondió que el tronco elegido podría llevar esculpida la faz de Quiroga. Como no me sentí autorizado para encomendar una obra de tal naturaleza, consulté al Ministro de Instrucción Pública de aquel entonces, que no quiso hacerse responsable del encargo. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido No obstante del desconocimiento de Erzia, fue tal el entusiasmo que puso el escultor, que por teléfono le respondí: “Si no se la pagan, buscaremos de hacer una colecta pública. Proceda, haga la talla”. Erzia trabajó, sin dormir, toda una noche. Vino con nosotros a Salto. Pasó la cuenta. No se le pagó. No existe en ningún archivo oficial, una constancia de petitorio, ni de pago alguno. La urna de Quiroga, es una urna de Erzia. Erzia nos la dio a sus amigos. Darío Quiroga, su hijo, quiere que se halle en el “Museo Horacio Quiroga” que la Asociación que lleva su nombre proyecta fundar con el aporte popular, ya sea en el orden artístico como en el material. Por eso me sorprende que exista una disposición oficial destinando algo que no le pertenece al Estado. De las cenizas, quizás, como las de todo prohombre de la patria, pueda disponer. No así de la urna, máxime cuando se agotaron las gestiones para hacer efectivo el pago de la misma. Es ésta la verdadera historia de la urna de Stephan Nefiordoff (llamado artísticamente) Erzia. Al final de sus días, Horacio Quiroga nos dice: “Hoy no temo a la muerte porque significa descanso”, sus deseos de volver a su tierra natal lo asaltan cada día más. Lo esperaba “Las Nubes”, casa de Enrique Amorim, para proteger su soledad.
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Crónicas de un SALTO desconocido SU OBRA LITERARIA "Al recorrer mi archivo literario, a propósito de Más allá, anoté ciento ocho historias editadas y sesenta y dos que quedaron rezagadas. La suma de ciento setenta cuentos, lo que es una enormidad para un hombre solo. Incluya usted algo como el doble de artículos más o menos literarios y convendrá en que tengo mi derecho a resistirme a escribir más. Si en dicha cantidad de páginas no dije lo que quería, no es tiempo ya de decirlo."
Lugares salteños que homenajean al insigne escritor H. Quiroga Antigua Asociación Literaria y Centro Cultural Horacio Quiroga, patrocinada por el Escritor E. Amorim y dirigida por el maestro Húngaro, José Zciffery.
Escuela N°78, del Aire Libre, a partir del 1° de noviembre de 1989, pasó a denominarse “Horacio Quiroga”, sito en la antigua casa quinta, del escritor Horacio Quiroga.
El Liceo N° 4 de la zona sur de Salto, también denominado “Horacio Quiroga”. Conjunto Habitacional “Horacio Quiroga” 42 viviendas del tipo evolutivo limitado por las calles Pascual Harriague, Patulé, Industria y el riacho. Parque Indígena Horacio Quiroga, en la costanera norte de la ciudad. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Escuela HIRAM “... donde Leandro Gómez definió su concepto de educación popular en oportunidad de la clausura del primer año de la Escuela Filantrópica Hiram (Salto) de la que fue su fundador y primer Director en el año 1859.
Antiguo Hotel Horacio Quiroga, en Salto Grande, hoy desaparecido bajo las aguas del Lago de la Represa.
Actual Hotel (SPA) Horacio Quiroga en Salto Grande
Centro CAIF del Barrio San Martín, denominado “Horacio Quiroga” convenio de INDA, INAME, IMS, Administrador Rotary Club Salto.
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Musoleo en homenaje al escritor Horacio Quiroga ubicado en la costanera Sur, a iniciativa del Arq. Armando I. Barbieri con la colaboración del Arq. Enrique Monastier.
En el Museo Histórico de Salto. Sobre ruta 3, cuyo edificio donara el escritor salteño, Enrique Amorim al Municipio en homenaje a su madre, Candelaria Areta de Amorim, existe un “Rincón de Quiroga”, donde se encuentran todos sus recuerdos junto a la urna construida por Stephan Nefiordoff (llamado artísticamente) Erzia, que contiene sus restos mortales. Conjunto habitacional “Horacio Quiroga” sito entre las calles: Av. Armando I. Barbieri, Joaquín Suárez, Belén y G. Amorim. Taller Literario Horacio Quiroga, que dirige el Prof. Leonardo Garet. Bibliografía: “Vida y Obra de Horacio Quiroga” de J. M. Delgado y A. Brignole. Imprenta “Atlántida”. 1939 Montevideo. “Quiroga por Quiroga” edición M.E.C: Colección “Revista del Salto” del Sr. Homero Guglielmone, al cual agradezco su gentileza.
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