Una cruz en el camino

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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo, Cultural, Histórico y Patrimonial

Viejos Cuentos que Hoy son Historia

"UNA CRUZ EN EL CAMINO" Por Alberto J. Eguiluz

Conversando, en varias oportunidades con mi viejo y querido amigo el maestro don Juan Villar, ha sacado a relucir algunas anécdotas de cuando era maestro joven allá en campaña, y hay una, en especial, que me ha llamado la atención, por eso quiero compartirla con nuestros amigos lectores. Don Juan, me cuenta que siendo muy jovencito, recién recibido de maestro, le toco ir a trabajar en la escuela de Colonia Lavalleja. Como Ud. se podrán imaginar, conseguir una conducción para aquellos lados, no era tarea fácil, pero don Juan, se había hecho amigo del propietario de un almacén de la zona, el Sr. Migliaro, que regularmente lo llevaba en su Ford A y cada vez que cruzaban el Paso del Sauce, El Sr. Migliaro le recordaba la anécdota, que allí, justo al pasar el arroyo, a mano derecha, se encontraba una cruz indicando la muerte de quién fuera el primer Maestro de la zona. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Hace algún tiempo, leyendo algunos libros viejos, encontré en una revista editada por la Jefatura de Policía de Salto en el año 1958, un artículo sobre un horrendo drama ocurrido en la campaña de

nuestro departamento. La nota dice: "Recorriendo nuestra campaña, encontramos muchas cruces que perpetúan el recuerdo de un drama allí ocurrido. Cada una tiene su leyenda; una simboliza el alma bravía de nuestros gauchos, que definieron a facón una querella; otra está allí como una acusación perenne de un crimen cometido a mansalva Pero en el camino entre Colonia, Lavalleja y Guaviyú de Arapey. Hay una que en un brazo dice: "1795" y en el otro, apenas se lee "Padre". Para la gente que vive en el lugar, es la "Cruz del Maestro". Indagando por qué es la cruz del maestro entonces se llega a un hecho, que nunca pensamos pudiera haber ocurrido. En esos años, no se sabe cómo ni por qué, apareció por allí un súbdito francés, que traído quien sabe por que designio, instaló lo que podríamos llamar la piedra fundamental de la futura Escuelita Rural. -2-

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Crónicas de un SALTO desconocido Concurrieron a ella los niños del lugar; es de imaginar la lucha del maestro, para encarrilar a los niños de aquel tiempo. Cierto día, varios alumnos lo encontraron en el camino y le dieron muerte. No está bien claro, cual fue el martirio de éste seguramente el primer Maestro Rural. En conocimiento de estos antecedentes, el 21 de julio de 1948, el Sr. Jefe da Policía Don Pedro Ambrosoni ordena al Comisario de la 7a. Sección Rural (hoy 10a. Sección) don Luis Carlos Ambrosoni, averiguar nombre y demás datos concretos de dicho maestro francés, quien informa: "Atento a los decretos que anteceden, el suscrito y personal a mis órdenes, ha efectuado una minuciosa investigación hurgando antecedentes relacionados con la muerte del maestro, hemos interrogado a viejos vecinos que vivieron en el lugar y tienen conocimiento del hecho: Isidro Doneé, Alejandro Chagas, Ceferino Peruchena, León Furtado, Manuel Coelho y mi pardo llamado Gerardo Santana. De los interrogatorios efectuados, a pesar de existir ciertas lagunas y ambigüedades, se desprende el siguiente informe:

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Crónicas de un SALTO desconocido Por el año 1884 en Paso del Sauce de Arapey Chico allende al Paso, existió una Escuelita a la que concurrían niños de Artigas y Salto, su maestro era una persona de 50 años, de nacionalidad francés y de nombre Tomás Jorge o George. El referido maestro tenía por hábito salir de su escuela los domingos, para dirigirse al comercio denominado "La Azotea", acompañado siempre por uno o dos de sus discípulos. En una circunstancia, día domingo, época de verano, por el año 1884, sobre la puesta del sol, salió el maestro bastante ebrio y dado su estado cayó del caballo varias veces levantándolo los niños. Al llegar al lugar de la cruz, el maestro cayó nuevamente y uno de los niños llamado Elías Sosa, de unos 12 años, dijo al otro, fastidiado, "vamos a degollarlo"; desenfundando éste una daga degolló al maestro. Mientras el otro lo tomaba de los pies para sujetarlo. Cumplido el hecho, los niños se dieron a la fuga. El primero, Elías Sosa, fue detenido en campos de su padre, sito en Picada Elías de Arapey Chico; en cuanto al otro, del que se ignota apellido, domiciliado con su padre en Mangrullo de Arapey Grande, le dieron escape al Brasil. Esto sucedió por el año 1884 al 1885. El cuerpo del infortunado maestro fue sepultado en el mismo lugar del hecho. En aquella ¿poca actuaba como Jefe Político el Coronel Teófilo Córdoba, como Juez Letrado Departamental don Juan B. Roux y como Inspector Departamental de Escuelas, Julián O. Miranda.

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Crónicas de un SALTO desconocido El Comisario de la 7a. Sección Rural termina el informe adjuntando al Sr. Jefe, un poema de su autoría inspirado en una visita hecha al lugar, haciendo votos por la erección de un monolito, que perpetúa el nombre y el sacrificio del maestro caído. Dice el poema: Al borde del camino sobre el Paso del Sauce de Arapey está una cruz mohosa indicando a las generaciones nuevas el precio que pagó el educador al redimir la mente de los bárbaros. Ahí está el oscuro misionero caído en holocausto de las letras Nadie recuerda su escuelita humilde cuya luz fue simiente y fue cimiento. Uno pasa y formula una promesa todos miran el piadoso símbolo otro enciende una vela, agradecido sin saber de tu vida y tu tragedia. Viniste desde Francia y prodigaste tu enseñanza a los niños de los campos y se quebró tu sueño, cuando un bárbaro cortó tu voz, al filo de su daga como premio feroz de tus bondades. iOh! Maestro, Maestro! duerme en paz, hoy alguien no te olvida Como a Juan del Castillo y a Loyola tu gloria te revive y te eterniza. Luís Carlos Ambrosoni Julio de 1948 Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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