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El cambio esperado
from Edición No. 27
by COMPOLITIK
Se ha dicho hasta el cansancio, necesitamos políticos probos (con moralidad, integridad y honradez), capaces, trabajadores, creyentes, con liderazgo y empáticos de aquellos a quienes representan; un delegado de todos para hacer ejercer su poder en beneficio de sus electores.
El cambio real esperado requiere de políticos que fomenten el desarrollo económico del pueblo promoviendo leyes, políticas y toda clase de acciones que desarrollen y lo dinamicen; quiero pensar que el buen ciudadano no está esperando que le den, quiere simplemente trabajar, producir, superarse, llevar el sustento a su familia y procurar un futuro para su familia.
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Un cambio en la actitud de las autoridades elegidas para promover ese conjunto de actividades que se realizan en la sociedad con el objeto de disponer de medios para satisfacer sus necesidades; de a población, en su mayoría los jóvenes, claman por un cambio… pero sabemos a qué nos referimos o es simplemente un sueño imaginario que, como tal, es difuso y ambiguo en el que vemos algunas imágenes poco claras, confusas y entremezcladas con claroscuros.tal manera que la mejora económica la hagamos todos ya que todos compramos y vendemos.
Se espera que los políticos velen por la verdadera seguridad del pueblo suscitando toda clase de acciones que permitan que la seguridad cumpla con los ideales constitucionales de “Proteger a la Persona”, la realización del “Bien Común”, de tal manera que el Estado verdaderamente garantice la vida de los habitantes, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona.
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Se necesita un verdadero cambio que garantice y proteja la vida humana desde su concepción, la integridad y la seguridad de la persona, la libertad e igualdad de hombre y mujer, con igualdad de oportunidades y responsabilidades, la libertad de acción al no ser perseguida ni molestada la persona por sus opiniones, a no ser detenida ilegalmente.
Los políticos deberían preocuparse por que las instituciones responsables de la seguridad y la defensa se encuentren con un alto grado de apresto, entrenadas, equipadas, fortalecidas para su accionar, que no se consideren superiores a la ley cumpliéndola y haciéndola cumplir; que estén sujetas a controles democráticos, sociales, a la fiscalización del uso de los recursos públicos (para que dentro de un marco de probidad, transparencia y rendición de cuentas, se busque la efectividad en la calidad del gasto público que fomente un impacto en el bienestar de los ciudadanos). En síntesis, que se establezcan mecanismos de diversa índole que colaboren en la vigilancia de la democracia, en el señalamiento de sus omisiones y en la denuncia de sus errores y retrocesos de tal manera que sirvan para mejorar y regular el funcionamiento del gobierno.
Se requiere que quienes dirigen los destinos de la nación cuiden que las cortes además de su independencia que tengan respeto de las leyes, poniéndolas en práctica para el bien de todos y no sólo un bienestar egoísta, en donde la justicia sea el “compendio de todas las virtudes, o mejor dicho “la virtud más perfecta” y en las cuales se pueda aplicar el principio de la generalidad, impersonalidad y abstracción.
Bien, llegamos a un punto en el cual el lector podría pensar que todo lo dicho anteriormente no deja de ser muy bonito pero retórico y hasta cierto punto no pasa de ser ideal y que no llegará a ser real, sin embargo hay maneras de convertir lo subjetivo en algo objetivo, un ejemplo de ello es cuando se le pregunta a una persona qué espera o quiere de algo… dará posiblemente una respuesta subjetiva, ahora bien, si se unen las múltiples respuesta subjetivas de muchos y se vacían en la tabla correcta, podemos encontrar las respuestas de la mayoría y darles cierto grado de objetividad; es un simple proceso de recopilar datos, ordenarlos, clasificarlos, interpretarlos y con base en su análisis llegar a conclusiones básicas; ahí estarán las posibles respuestas las cuales podrán ser incluso presentadas de manera estratificada y con los ajustes estadísticos necesarios.
“Querer es poder” dice un viejo adagio.
Un cambio real necesita que los dirigentes trabajen por lo que la población necesita; hacer que esta obligación se cristalice en una realidad requiere de “hackear el sistema democrático” o sea accediendo al sistema, encontrando las puertas ocultas, y manipulándolo; en principio por la natural desconfianza de los practicantes de la democracia hacia la democracia misma, pues en cuanto la sociedad elige a un gobernante, duda de su capacidad y su buen juicio y requiere someterlo a constante auditoría y de la misma manera exige el cambio de reglas que siente que le son perjudiciales y con ello busca la constante transformación de los gobiernos, de ahí que las medidas de “contra-democracia” son parte obligatoria de las democracias.
Hackear el sistema democrático, implica modificar el quehacer político, o sea, limitar al máximo la discrecionalidad de funcionarios y diputados, implica hacerles ver y dejar públicamente, plena constancia de lo que la población quiere, implica no permitirles que favorezcan intereses particulares.
Los sistemas informáticos tienen el poder de diseminar información, dejar registro de ella, hacerla pública de tal manera que si alguien actúa en contra de estos anhelos pueda ser destituido antes de terminar su período. Los funcionarios y diputados son servidores públicos pagados con el erario nacional y alguien debe recordárselos. El poder estar en nuestros dispositivos digitales.
La manera de establecer controles más inmediatos es a través de la crítica que ejercen los individuos informados y frecuentemente organizados - la sociedad civil o la ciudadanía-; y en la actualidad con el uso de la tecnología y de la redes sociales es muy sencillo crear plataformas en donde se tenga acceso a todas las acciones de los gobernantes y de sus subalternos, y se les pueda hacer llegar a estos, en especial a los congresistas, nuestra visión y opinión en ciertos y determinados proyectos de ley o de fiscalización, de manera tal que ellos: gobernantes, alcaldes, diputados entre algunos estén obligados a escucharnos y a hacer aquello que es lo conveniente por ser la voluntad del pueblo, voluntad que los eligió y les dio el poder que ahora ostentan.
Hoy el arma más poderosa de la sociedad son las redes sociales que nos otorgan una plataforma abierta de intercambio de ideas y expresión de inconformidades. Convirtiéndose esta tecnología en nuevos poderes de “veto” y “obstrucción” que limitan al poder de políticos y otorga mayor capacidad de participación a los ciudadanos ya que la cualidad más relevante de la democracia moderna es justamente el de ser sujeta al escrutinio permanente de la sociedad.
Hay gobiernos que se niegan a los controles y el monitoreo especialmente mientras mayor es el autoritarismo y la intolerancia, y es en estos casos cuando los controles se convierten en la forma de movilizaciones sociales que ponen en relieve problemas sensible.
Estos mecanismos que en un tiempo pudieron ser considerados extremos pero que ya no lo son, hoy se convierten en los distintos espacios de participación ciudadana, las redes sociales, la opinión de articulistas, actúan como expresiones diversas de la voz de una sociedad que de-