West 8 entrega final

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Fuente: Elaboración propia

CASO DE ESTUDIO: WEST 8

Teoría Unidad Intermedia Urbana Alejandra Álvarez Tatiana Hernández Nicolás Rawitscher Octubre 11 de 2013


LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA:

UNA OPORTUNIDAD DE REPENSAR EL PAISAJE URBANO “Todo objeto sin distinción, ya sea creado por la naturaleza o por la mano del hombre, es un ente con vida propia, del que brotan inevitablemente efectos.” Vasily Kandinsky “We need to create surrealistic environments, we should provide anarchic environments and even subversive cities and green areas.” Adriaan Geuze

La concepción tradicional del paisaje se da como consecuencia de la manera en la que se ha relacionado la sociedad con la naturaleza. El mundo habitado se presenta como una serie de objetos sobre un telón de fondo a manera de una pintura del siglo XVIII: una imagen bidimensional y estática en donde la naturaleza es ese elemento lejano, edénico incluso, libre de cualquier intervención humana. Ésta afirmación introduce la dicotomía que se produce entre lo natural y lo humano, condicionando la existencia de una dualidad, de un aquí y un allá, de un observador y un objeto observado.

En un intento por domesticar esa naturaleza aparentemente salvaje e indomable, se introducen elementos dentro del contexto urbano que buscan acercar a la sociedad a ese orígen idealizado. Los jardines renacentistas, por ejemplo, evidencian la racionalización de la planeación a favor de un ordenamiento del mundo natural. Como respuesta, los románticos del siglo XIX, buscan una nueva asociación con el paisaje: una mirada más sensible e intuitiva que permite descifrar la forma de apropiarse o no apropiarse de la naturaleza (Geuze,Skjonberg 2012). Sin embargo, sigue existiendo la dicotomía, la dinámica de la relación como un tema de dominio, de apropiación, de imposición. El Movimiento Moderno, por su parte, plantea un funcionalismo universal, en donde el paisaje se empieza a entender como un componente importante en la conformación del espacio. La ventana horizontal se presenta como la herramienta perfecta para introducir el exterior al interior, para propiciar el umbral contemplativo del paisaje. Nuevamente surge lo pictórico como representación visual, como elemento de control y al mismo tiempo de aislamiento de aquello que se ve al exterior (Goula, 2011). En la actualidad, surge una preocupación por el medio ambiente, sugiriendo la posible ruptura entre ciudad y naturaleza, en especial desde la revolución industrial. Fachadas verdes empiezan a poblar la ciudad, en un intento por acercar “el paisaje” al interior de la vida urbana; el discurso de la sostenibilidad y la revitalización de las estructuras ecológicas como figuras verdes que invaden la ciudad: la naturalización de lo humano. ¿Cómo puede decirse, sin embargo, que lo humano no es también lo natural? Resulta urgente entonces, revisar la relación que tiene la ciudad contemporánea con el paisaje, no entendido como aquella referencia pictórica de un entorno, sino como contexto; como la aglomeración de una serie de capas que encierra diversos significados. El paisaje como el producto de un proceso físico y cultural con muchas escalas espaciales y temporales que dan cuenta de la complejidad de la sociedad contemporánea (Czerniak, 1998).

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La evolución de la tecnología en los últimos 50 años en la sociedad contemporánea ha permitido una mejora en la capacidad para calcular y simular informáticamente trayectorias y relaciones entre geometrías complejas. Es decir que el concepto de “network” es cada vez más complejo y dinámico en la sociedad actual, al tener un constante intercambio de información tanto en el medio digital como en las infraestructuras urbanas. De hecho, este tejido dinámico en constante movimiento ha sido un factor determinante en la forma de operar de las ciudades y en la mayoría de los casos en su morfología, y por tanto en la manera de habitar de las personas. Por ejemplo, un tercio de los usuarios de internet en el mundo se encuentran en Estados Unidos, en donde también un ciudadano en un día ve un promedio de 20.000 logos (Fabricius, Kwinter, pág. 623), en Tokio la cultura del movimiento y las estaciones de ferrocarril cultivaron un nuevo tejido urbano. Percé las metrópolis contemporáneas y por lo tanto la cultura contemporánea, generan una sociedad rápida, en constante transformación, caracterizada por conexiones complejas. Por ende lo difuso de nuestra sociedad demanda un entendimiento más inteligente entre la correlación de los factores determinantes, políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ambientales y legales para lograr una mejor comprensión de la demografía global en constante crecimiento y los impactos que tiene es su con-texto. La firma holandesa de diseño urbano y arquitectura del paisaje conocida como West 8 establecida en Rotterdam y dirigida por Adriaan Geuze, busca reposicionar al paisaje dentro de las preocupaciones del urbanismo contemporáneo. “We are part of a landscape tradition that confers identity and therefore, understand the need for creating symbols in the production of landscape” (West 8, 2013). West 8 encuentra inspiración en la fragmentación y transformación del mundo de hoy, donde ha

desarrollado una herramienta teórica y analitica llamada “radical contextualism”(Wiley, 2012) . Donde no sólo plantean un entendimiento y un respeto por la realidad y las condiciones existentes, pero también el estudio de los inputs de múltiples capas culturales, históricas, sociales o aleatorias que influyen en la estructuración de las ciudades. El entendimiento que el paisaje no es pictórico, sino un elemento complejo, permite establecer la lógica difusa del proyecto contemporáneo y la propia estructura difícil e inacabada de la ciudad. “Los propios movimientos de la ciudad contemporánea: a la configuración mestiza de sus conjuntos edificados (formaciones mixtas) como manifestación heterogénea e híbrida de una volumetría multicapa; a la capacidad estructuradora de las infraestructuras (redes) como mecanismo estructurador de acontecimientos; y a la propia idea del espacio libre (el paisaje, pero también el vacío) como potencial de un espacio en negativo” (Metapolis pág. 197). El tema de el espacio vacío en las ciudades contemporáneas según West 8, es una gran oportunidad urbanística de rehabilitarlo con una nueva estructura verde que supere la existente, o como manifiesta Koolhas un lugar de “ad-herencia” en donde es posible la reintegración de los ciudadanos con el espacio. Tokio es una ciudad que vale la pena resaltar para corroborar como uno de los inputs de las bases teóricas que influyen en la manera de operar de Adriaan Geuze y West 8. Debido a su extrema complejidad, es interesante por los factores multicapa que la influyen; una de ellas, el movimiento, el cual fragmentó y transformó la urbe. En el libro “Ciudad Hojaldre” de Carlos Garcia Vasquez en donde escribe un texto llamado: Tokio ciudad como naturaleza. En este caso la naturaleza no tiene que ver con la definición por la cual la entendemos, se necesita reinterpretar el concepto desde la idea de cambio, el cual es el factor determinante en Tokio y en la cultura japonesa, cuya condición existen

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cial más que estar es viajar. Con este orden de ideas la influencia occidental dentro de la cultura y la rápida modernización influyen dramáticamente en la ciudad y en la sociedad japonesa. “Evidencia de ello son los anuncios inmobiliarios, que siempre incluyen un mapa de metro y ferrocarril, así como los trayectos en minutos desde el edificio que promocionan hasta la estación más cercana y de esta a alguno de los intercambiadores centrales de la ciudad. No es de extrañar, por tanto, que el esquema mental que un tokiota tiene de su ciudad sea muy similar al de la red de metro y ferrocarril” (García, pág. 158) La ciudad más que estar constituida por objetos, es actividad de personas que pasan la mayoria del dia desplazándose de diferentes puntos, carteles, avisos luminosos etc, todo esto convierte a tokio en una ciudad de espacio líquido y en el lugar de la fenomenología. A través del entendimiento de la complejidad de las ciudades, como en el caso anteriormente ilustrado, West 8 acepta que el mundo es caótico y fragmentado y que su entendimiento completo es sumamente difícil, pero a la vez puede ser muy motivador que las capas y las partes del con-texto se vuelvan una base fundamental para la materialización teórica de los proyectos, es decir el diseño. La reinterpretación de los fragmentos urbanos en distintas capas a través del entendimiento del entorno conlleva a una contextualización radical. La idea fundamental de esta contextualización es una admiración de la realidad sin juzgarla, al igual como propone Venturi para analizar las ciudades,en donde hay una lectura clara de las diferentes capas y una importante relación histórica, cultural y ambiental con la sociedad del siglo XXI. La demografía global continúa creciendo en números desmesurados, hay una migración estable de áreas rurales a áreas urbanas. En el año 2000 alrededor del 50% de la población mundial vivía en las ciudades, a contrario del 10% a principios del siglo XX (Rozenblat, pág. 6). El incremento en los números de

y el crecimiento de las ciudades es directamente proporcional, y la explotación de los recursos naturales limitados aumenta. La idea de una naturaleza virgen es más una metáfora que una realidad. West 8 busca definir un nuevo marco teórico para la relación entre la ciudad y la naturaleza en un mundo que cada vez es más urbanizado. La identidad urbana es el resultado de la interacción entre la cultura y lo natural. Este marco teórico lo catalogan como Second Nature. Este concepto manifiesta que ya todo paisaje es una naturaleza artificial, en donde la naturaleza en las ciudades también es una naturaleza artificial. La diferencia entre estos dos términos, es que Second nature, parte del principio radical de entender el contexto y reinterpretarlo para rehabilitar paisajes deteriorados, previendo su futura colonización desconocida. Mientras que la naturaleza artificial es aquel paisaje intervenido por instituciones privadas o gubernamentales, la cual deteriora la relación entre la cultura y la ciudad al solo tener en cuenta las ganancias económicas al aprovecharse del cliché del significado de lo natural y lo sostenible hoy en dia. “But on the other side, government institutions founded to protect and celebrate the landscape advance plans that kick the farmers out, replacing authentic landscapes with clichés of leisure and recreation parks. This is the landscape produced by current generation in positions of power” (Geuze, pág. 138). Adriaan Geuze es muy crítico hacia la colonización del campo de las ciudades holandesas, porque el país cada vez más se esta pareciendo a Los Ángeles o Londres, los espacios verdes históricos están siendo invadidos por una naturaleza artificial, en donde el sentido de paisaje en la memoria de los holandeses está quedando atrás.

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Al entender el significado de “natural”, Geuze toma una postura crítica frente a la manera en la que se ha entendido el concepto de paisaje dentro de la disciplina del urbanismo en las últimas décadas y busca darle al espacio público una condición de reciprocidad frente a la cultura contemporánea. El paisaje conformado por la misma infraestructura sobrepuesta a la naturaleza (que en cierta medida no ha sido manipulada por el hombre), debe reinterpretarse y entenderse como una realidad que hace parte esencial de las ciudades contemporáneas. La manera en la que las ciudades europeas por ejemplo, lidian con los niveles de ruido causados por las líneas de tren, ha generado la construcción de extensos muros en concreto que bloquean cualquier tipo de relación con el paisaje; y aunque nadie lo pidió, ahí están. (Geuze, 2009). Las ciudades contemporáneas han optado entonces por dictar ciertos límites entre lo humanamente intervenido y lo natural previamente existente. Para Geuze el espacio público no puede desligarse del paisaje, pues el paisaje entendido en su segunda naturaleza como todo lo que rodea a una ciudad e incluso todo lo que está inmerso en ella, es lo que genera identidades urbanas singulares. En el momento en el que el urbanista propone un espacio público específico, éste, debe responder a un contexto, determinado por el entorno natural y a las mismas necesidades culturales, “el contexto que conforma las ciudades debe reflejar los valores y las necesidades humanas” (Verhaar, 2012). Sin embargo, hay otra variable presente sumada a la llamada identidad urbana que debe estar contenida dentro la concepción del paisaje: la comunicación simbiótica entre los actores y el equilibrio con sus partes individuales, elementos que adosados conforman una imagen preconcebida sobre un suelo común (Vance, 2012): la cultura contemporánea. Ésta, cambiante y dinámica, producto de una inmensa mezcla de

culturas e ideologías delimitadas en una misma dimensión, así mismo, debe entender los cambios y mutaciones que se presentan constantemente en el devenir de la ciudad. Para West 8, el paisaje surge como un producto del entendimiento de los ciclos urbanos, el habitar propio de cada lugar debe dar cuenta de la temporalidad, no únicamente en términos físicos y climáticos, sino en la mutación de la sociedad. De este modo, el espacio público debe propiciar eventos que le evidencien el entendimiento paisajístico del contexto y sus hábitos y facilitar la manifestación cultural mediante el evento.

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Los Holandeses tienen o tenían una identidad cultural clara acerca del paisaje característico del pais; terrenos planos donde existe un horizonte claramente delimitado en donde las vacas estaban regadas por todo el campo, produciendo una fenomenología privilegiada para el ilimitado terreno que aún no ha sido consumido por las ciudades del siglo XXI. Este paisaje data desde alrededor del siglo XVI y por ende es un elemento histórico que debería permanecer dentro de la trama urbana. Adriaan Geuze hizo una crítica a las inmobiliarias holandesas porque estaban rompiendo con este esquema descontinuando el horizonte, irrumpiendo el paisaje. por tanto West 8 propone unas vacas inflables en terrenos vacíos del campo en donde saben que en un futuro van a ser construidos, con la idea de manifestar la artificialización masiva de dichas entidades sobre el territorio natural holandés. “You might say that we were trying to maintain actuality as the stuff for future memories, as well as maintaining old memories in the present future” (Geuze,2009,pág.141) West 8 entiende y cree que el paisaje es un concepto sistémico que no solo trata de hacer paisajismo, pero también un tema de identidad cultural y reconstrucción de paisajes artificiales para volverlos un Second nature que entiende el contexto y por lo tanto es un engranaje simbiótico entre ciudad y naturaleza en vez de dos polos opuestos que batallan uno contra otro.

alcance de profundidad), que a través de la forma, de la materialidad o del uso, hacen statements sobre la ciudad y sus relaciones con la sociedad.

West 8 dispone una serie de elementos, que a manera de mobiliario urbano, dan cuenta del entendimiento del paisaje y de las diversas capas que lo componen, contribuyendo así a la materialización de la identidad urbana y propiciando el desarrollo de eventos, propios de la cultura contemporánea. Se hace una apuesta a favor de lo singular y lo local, más que a favor de lo genérico homogéneamente moderno. Al igual que como se entiende el paisaje, estos elementos están compuestos por diversas capas de significado (en algunos casos con un mayor

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Por ejemplo en Schouwburgplein o la Plaza del teatro en Rotterdam en 1996, se proponen cuatro luminarias, que se asemejan a las grúas de carga del puerto, evocando esa historia aún latente en el presente de la ciudad actuando como iconos dentro del espacio público, inculcando la identidad del lugar. Estas luminarias, son además, manipulables por los ciudadanos, para permitir la creación de micro atmósferas en ese espacio vacío, para propiciar el evento en la ciudad, para promover el movimiento en el espacio público, una arquitectura interactiva y kinética. Como primera instancia, los elementos urbanos propuestos dan cuenta de una conciencia física del lugar, ya sea respondiendo a características climáticas o a condiciones preexistentes. Dan también cuenta de la temporalidad, del paso del tiempo, ya sea a través del movimiento, del manejo de la luz del sol, del cambio de las plantas según las estaciones. En una capa más profunda, menos evidente tal vez, se presentan estos elementos como transiciones difusas que desdibujan los límites establecidos por nuestra forma de relacionarnos con el paisaje. Aparecen entonces pérgolas y celosías que literalmente delimitan los espacios.

ESPACIO PÚBLICO CONSTRUIDO CON EVENTO

PARQUE PÚBLICO

Volcar el evento del espacio construido hacia el espacio público Difusión de límites entre el adentro y el afuera

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En el caso de el parque Miami Soundscape, realizado en el 2009, hay efectivamente una serie de pérgolas que tamizan la llegada de luz del sol, duplicando el cielo sobre el espacio público. Sin embargo, en este proyecto se propone también una relación con el paisaje que va más allá de lo tangible. El parque contiene un sistema de proyección audiovisual que permite a las personas interactuar directamente con el edificio de la New World Symphony, ubicado en uno de sus bordes. Las personas pueden disfrutar de las proyecciones de películas y conciertos que se hacen al interior del establecimiento (West 8, 2011). Más allá de la innovación que esto representa, el mobiliario urbano está desdibujando el límite legalmente impuesto entre el adentro y el afuera, entre lo público y lo privado. A través de un elemento tan fuerte como la tecnología en la era digital contemporánea, se está democratizando el uso del espacio público, dándole la oportunidad a todos de vivir una experiencia que bien podría darse al interior, y no sólo para quienes pueden pagarlo. Aún cuando responden a lógicas contemporáneas complejas y cambiantes, los proyectos se conciben finalmente, en un tiempo determinado, con unas realidades precisas. West 8 dota al espacio público de elementos que no buscan condicionar ni forzar la realización de eventos. Lo que pretende es propiciar espacios que permitan lo incidental, lo accidental, lo espontáneo; que permitan su fugaz colonización y por ende, hagan de la ciudad un espacio real. Son las personas y su apropiación del vacío lo que cataliza la constante transformación del paisaje. El concepto de vacío se debe entender, sin embargo, no sólo como el respiro en la ciudad construida, comúnmente presente en la mayoría de plazas y parques; sino como un espacio ambiguo y expectante, dispuesto a ser reclamado.

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Todo comienza y termina en el paisaje

Durante la recopilación de información, el estudio bibliográfico y la elaboración del texto teórico, hicimos una reflexión personal acerca de cómo materializar lo que analizamos en un modelo abstracto que refleja nuestra interpretación de la teoría de West 8, junto con nuestros intereses y creencias sobre la arquitectura. El suelo sobre el cual se basa la red teórica es la concepción del paisaje como una sucesión de múltiples capas translúcidas que permiten una lectura difusa y siempre diversa. Las capas no son transparentes porque la lectura de la ciudad nunca es clara, siempre es compleja. El orden en que se relaciona la información depende de cada contexto y además de como se reinterpreta dicha información, haciendo del proyecto un output único. Por esta razón las superficies transversales no deben ser elementos estáticos, sino más bien móviles que al alterar su ubicación cambian la forma del paisaje y por lo tanto producen una nueva singularidad. Igualmente, las personas se relacionan de formas diferentes con el espacio y entre sí. De este modo, los ciudadanos son el adentro, son la esencia de los proyectos al garantizar la acción del evento en el espacio público.

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En la ciudad contemporánea, los espacios están siempre predeterminados, haciendo que el ciudadano anhele espacios que no tengan una función específica pero que sean accesibles. Por esta razón, se plantean perforaciones de distintas formas, representando un espacio indefinido y no predeterminado que da pie a la apropiación espontánea del espacio público. Este es finalmente, el detrás de la parte teórica del discurso práctico de West 8. Finalmente, se representa el mobiliario urbano con una serie de elementos que materializan las conexiones transversales entre las diversas capas, relacionando el paisaje, las personas y el proyecto, para conformar eventos y nuevas formas de habitar el espacio público y por ende el paisaje, producto del movimiento y la transformación.

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