Clasica

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AGUA Estรก Y ARQUITECTURA En El Agua Sobre La Relacion Entre Agua y Arquitectura


Arquitectura Clásica 2012-1 Universidad de los Andes Alejandra Álvarez Juan Pablo Baquero Edgar Bernal Juan Castañeda Mónica Feldman Juan David Hernández Tatiana Hernández Manuela Neu

Entrega Final Tratado - 12 de abril de 2012


“El agua está en el origen de la Arquitetcura, y al origen se vuelve

para ser original” - Enrique Dominguez Uceta

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Índice {I}

Introducción {II} Agua: Infinitamente cambiante, siempre la misma Agua y Naturaleza {III} El Cuerpo del agua Agua y Territorio

{IV} El protagonista de la ciudad Agua y Ciudad

{V} Inconsciente colectivo

Agua y Espacio público

{VI} De puertas para adentro

Agua y Edificio

{VII} Cómo agua entre los dedos Agua y Hombre

{VIII} Manantial de vida Agua y Vida

{IX} La piedra angular de la arquitectura

{X}

Conclusión

Agua y Muerte

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[I]

Introducción

La importancia de tratar el tema del agua se remonta a la relación más íntima que está establecida entre los seres vivos y el medio ambiente que nos rodea. Para entender esta relación primero debemos resaltar que el carácter imprescindible de ella está matizado por su contrastante esencia, siendo un elemento necesario, pero que a su vez contiene toda esa potencia destructora e incontrolable. Se trata desde luego de entender que la relación entre el hombre constructor y el agua fue mediada simultáneamente por temor y provecho por lo cual fue adquiriendo un carácter de control y manipulación. A pesar de que las relaciones tanto culturales como de asentamiento son variables, la escasez o el exceso siempre son un factor importante que nos afecta en mayor o menor escala. La razón por la que ésta relación es tan tormentosa es porque la arquitectura a pesar de que busca aprender de ella, en su afán por dominarla, paradójicamente se aleja de ella. Se convierte en un elemento ajeno que responde a otras demandas, sustentadas en creencias y apoyándose en el aprendizaje de siglos de pruebas y errores. El tratado busca entonces cambiar ese pensamiento errado que se tiene del agua, usualmente relacionado como un elemento ajeno y banal. A través del entendimiento del tema del agua como una cuestión de escalas, tanto una gota como el gran océano tienen una incidencia en la relación del hombre con la misma. La travesía del agua narra su propia historia, recorre el paisaje y lo moldea, llena de bondades la tierra que luego será la cuna de nuevas ciudades. Con su movimiento y su capacidad de transformar, inspira el imaginario colectivo de la sociedad, les brinda una razón para apropiarse de ella y volverla parte de su cultura, de congregarse a su alrededor, de conducirla, de usarla, de honrarla con la partida de un ser querido.

Está en el agua la clave para llegar a un equilibrio entre la naturaleza y el hombre. Si el hombre es franco en su interacción con el agua y logra trascender la mentalidad contemporánea que se tiene de la misma, encontrará que ésta tiene mucho más para ofrecer que para negar. En el agua está la vida, la cultura, la memoria, la eternidad.

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[II]

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Agua: infinitamente cambiante, siempre la misma Alejandra Álvarez

Un punto azul en el espacio: momento sublime en el que la Tierra sez alza como un cuerpo flotante en la inmensidad del universo; como una gota de agua, que espera atenta entre las nubes para convertirse en agua vertical que baja, que disuelve con un gesto efímero, la división entre las aguas que cobijan el firmamento y las que lo cubren (Génesis 1:6-1:9, 1972). El contacto primitivo entre el cielo y la tierra El agua es entonces un contacto, una transición, una frontera; un cuerpo libre que articula los elementos que lo rodean, que se apropia de lo que toca, que tiene la capacidad de cambiar, de transformarse de acuerdo a los cambios en su entorno; que es sólo constante en su inconstancia, en su variabilidad infinita. (Strang, 2004). Fluye en algunas ocasiones, en otras descansa y se estanca. Puede ser nieve, hielo, granizo o vapor; es salada cerca a las costas, pero dulce al bajar de la montaña; es caliente, es fría, es limpia, es sucia, es visible. Pero, ¿cuál es realmente su color?.

“El rostro del agua es el mismo de los espejos” (Martinez & Castro Saavedra, 1988), porque el color del agua es el color del mundo. Proyecta en su superficie un mundo intangible pero a la vez tan cercano, en donde, con la ayuda de la luz, los colores y las formas son reinterpretados. El agua se comporta entonces como una fuente de luz (Strang, 2004), que de acuerdo con su movimiento propicia la perfecta simetría natural, con su calma y armonía; o retrata una nueva realidad de interacciones entre la materialidad, las sombras, la luz y el movimiento, escondida bajo el aparente silencio del mundo.

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Silencio. Sólo se oye el fluir del agua, las olas sobre la orilla, el golpe de la cascada contra las piedras. Sonidos que según creencias populares, evocan lo que se escucha en el vientre materno: los sonidos del origen (Strang, 2004) que trascienden la experiencia sensorial para adentrarse en los lugares más escondidos de la memoria. Además, es a través del sonido del agua que se percibe su energía incansable, su fuerza, su vitalidad, sus ansias por transformar lo que la rodea. El agua crea. En forma de río baja por las montañas abriéndose paso entre el relieve, generando nuevas formas que conforman el paisaje. Desinteresadamente erosiona la tierra, la excava para generar nuevos espacios en lo más intimo de su ser. Tiene la fuerza mitológica de un toro, el poder de intervenir en el espacio y modificarlo a su antojo: una huella en la memoria del planeta (Meyers, 2009).vv

El río, para los antiguos griegos, es el pasar del tiempo, y el océano, el infinito. Es el comienzo y el final, es la cuna de los dioses, el elemento que unifica al mundo. (Munn, 2009) Es agua dinámica, cambiante, continua, circular. Nutre la tierra con sus bondades y la castiga con sus tormentas, es vida y es muerte, es el renacer. Es el contacto directo del agua con el cosmos, con los cuerpos celestes que rodean al planeta. El océano es un punto de convergencia, es el punto de partida y el punto final para que la gota que alguna vez cayó, vuelva a subir, con el recuerdo de su paso por el mundo y siga con su rumbo circular.

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Bibliografia Architekten, B. (2009). Agua con burbujas, Baños termales en Bad Aibling, Alemania. Arquitectura Viva, 52-55. Dorado, A. (Dirección). (2012). APAPORIS Secretos de la Selva [Película]. Francis, A., & Shaw, S. (2008). Deep Blue: Critical Reflections on Nature, Religion and Water. Londres: Equinox Publishing Ltd. Gissen, D. (2009). Subnature: Architecture´s Other Environments. New York: Princeton Architectural Press. Hurault, B., & Ricciardi, R. (1972). La Biblia. España: Ediciones Paulinas y Ediciones Verbo Divino. Lobell, J. (2008). Between Silence and Light, Spirit in teh architecture of Louis I. Kahn. Canada: Shambhala Publications, Inc. Martinez, D. S., & Castro Saavedra, C. (1988). Agua Viva. Bogotá: Osorio y Ramirez. Meyers, G. E. (2009). The Divine River: Ancient Roman Identity and the Image of Tiberinus, The Nature and Function of Water, Baths, Bathing and Hygiene from Antiquity through the Renaissance. C. Kosso and A. Scott. Munn, M. (2009). Earth And Water: The Foundations Of Sovereignty In Ancient Thought. The Nature and Function of Water, Baths, Bathing and Hygiene from Antiquity through the Renaissance. C. Kosso and A. Scott. Orrego, M. d. (2010). Bajo la mirada de Herácles: Los usos socieles del agua como fuente de salud y placer. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca. Strang, V. (2004). Meaning of Water. New York: Berg Publishers.

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[III]

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El cuerpo del agua Juan Pablo Baquero

Su belleza es tan asombrosa como su incierto rumbo, el agua, es incontrolable. Pero el territorio, él es el cuerpo, su solidez es espacio, espacio para el arte de habitar. Por separado agua y territorio sencillamente parecen ideales ¿Pero qué hay de la hermosura del caos? En conjunto sólo nos queda deleitarnos con el rito de la destrucción y la creación. La imperfección de la tierra convierte su papel de contenedor del agua en un elemento perfecto para esta tarea, esta sumisa y apaciguada, sede sus territorios al ritmo de las corrientes de agua para rehacer no sólo su superficie, también la realidad del humano, transformar su mundo. Nuestro entorno no es el único afectado, el hombre es el producto de estos dos elementos y como tal también esta destinado a existir como un ser corpóreo contenedor de los fluidos que transporta su cuerpo. Esta es la evolución a la deriva, esto es lo memorable de la experiencia de habitar.

Trágicamente la poesía que implica el agua y el territorio, agoniza ante el proceso de glorificación del humano, donde dejar huella en el territorio equivale a ser recordado, afirmándole a estos dos elementos, que existe un tercero, uno que hace uso de su don irónico del control. En qué se convierte el terreno con relación al agua? Fríos cajones guían fluidos a través de un territorio que ha dejado de cambiar, en el mejor de los casos una capa de concreto ha roto su interacción. Olvidamos que el terreno del que hacemos parte, el cuerpo, se compone de caminos de vida llenos de agua que abarcan más de la mitad de cualquier ser. Entonces si nuestra humanidad armoniza con el agua, Porque negarle al territorio su complemento? En el paisaje se condensa el sentimiento de una obra de arte, que no menosprecia el balance energético del agua ni la realidad a la que nos apega el territorio, el centro de nuestra actividad social.

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Pero la cercanía del humano al agua es tan concluyente como el territorio, esta recrea el desarrollo cultural; artístico y político, el agua separa, el agua comunica y el hombre se implanta tan cerca o lejos según le convenga. La intervención del territorio no es un asunto de leve importancia, cada operación que se hace sobre este elemento desequilibra la armonía que mantiene con el agua, y en teoría como seres racionales somos los responsables de respetarla. Habitar acoge la acción de construir pero se debe refutar el destruir pues no hace parte de nuestro trabajo, teniendo en cuenta que cada construcción que disponemos sobre el territorio altera el ciclo hidrológico, cargamos con la inmensa responsabilidad de preservar la magia del escenario de nuestra vida, nuestra obra de teatro. Tan estrecha relación entre agua y territorio desarrolla límites que se confunden con limitaciones.

Fronteras entre países son perceptibles por ríos que declaran que la autoridad de una comunidad termina en el comienzo de la de otro; continentes son domados ante mares sin horizonte pero mas que crear limites hechos para no ser sobrepasados, se crea la concepción de espacios, responsables de ser escenario de la expresión de sus habitantes. Pero para entender la complejidad de estos componentes es necesario dejar de un lado el pensamiento utilitario del territorio y la necesidad de controlar o tener la ilusión de tener poder del agua, pues esta regula el equilibrio que en teoría debería mantenerse, borrando lo que debe ser borrado y conservando lo que se construye pensando en la buena implantación. El hombre será prudente y razonable con sus construcciones, pero nunca descartará el ser acechado y alcanzado por la voracidad desconocida del rumbo del agua, ya que el territorio cual lienzo en blanco, esperara eternamente los pelos del pincel para transformar su monotonía, para ser objeto de inspiración y experimentación. Todo se transforma, esta es la necesidad creativa del ser humano, no es el sedentarismo mental del que se ha acostumbrado el hombre contemporáneo.

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Bibliografia Juegos de Agua. (1993). Londres: Thomas and Hudson Ltd. Mexichem-Amanco. (2008). Hydros II Transformaci贸n. Landucci S.A. Publicaciones, U. d. (2003). Agua y Territorio: Arquitectura y Paisaje. Sevilla: Pedro Cid S.A.

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[IV]

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El protagonista de la ciudad Tatiana Hernández

El

agua, un elemento vital para los seres humanos, también lo es para una ciudad. El momento en que las personas empezaron a fundar ciudades junto a los ríos, la necesidad de establecerse cerca a la fuente de vida era evidente. Estar próximo al agua es una ventaja significativa en el ámbito económico, comercial y cultural, “…la manera en la que la ciudad se encuentra con el agua, le da el carácter a la forma de la ciudad.” (Kostof, 1992). Ésta es la razón por la que los límites siempre van a respetar el elemento hídrico impuesto desde el principio, como se puede ver en Venecia, Hamburgo o Rotterdam. Su forma la define el agua, sus canales son las vías de acceso, su movilidad depende del trazado de los canales y gracias a la característica inhabitual que poseen, son ciudades de gran interés social, cultural y económico. A lo largo de la historia, los ríos han sido el lugar para el intercambio comercial, sus habitantes siempre han aprovechado la proximidad, para pescar o cultivar (Williams, 2001).

El agua ha cumplido una función práctica y simbólica desde sus inicios; en Egipto, era canalizada y controlada, lo que permitía la pesca, la alimentación del pueblo y el transporte de los ejecitos. El agua controlada es la representación del dominio del hombre sobre la naturaleza. (Plumptre, 1994). El mundo contemporáneo ha conservado el elemento, como un acompañante fundamental de la vida cotidiana, ya que sin el agua no se puede vivir. Rigurosos estudios revelan que la escazes del compuesto aumenta a una velocidad preocupante y el manejo que la sociedad le ha dado no ha sido el adecuado. Existe un porcentaje significativo de la población mundial, que carece de agua potable y agrupaciones donde la calidad de vida es miserable. Aunque reciente el momento en el que comenzamos a tomar conciencia del impacto de una ciudad, hoy en día se toman más precauciones, pero de pronto ya es un poco tarde. La ciudad como su deficinición lo indica, alberga miles o hasta millones de personas en una misma superficie, es ésta la razon por la que el crecimiento demográfico se esparce como una mancha de aceite incontrolable.

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El único recurso vital, sin sustituto es: el agua (Brooks, 2004), la urbanización y la industrialización, son dos amenazas ante el daño irreversible que se ha causado, pero aún así la necesidad de habitar junto al agua continúa. Los países más desarrollados han logrado un gran avance en su infraestructura, lo cual ayuda a la protección ecológica y sin lugar a duda mejora la calidad de vida de sus habitantes y disminuye el impacto ambiental. La tecnología ayuda a mejorar diariamente las formas de tratar el agua, y el saber de las personas acerca de ésta tragedia, revela un nuevo sentir de protección y cuidado sobre el hecho positivo de tener agua al alcance. “Cuando un río hace parte de la ciudad y es reconocido por sus habitantes y cuenta con una higiene inigualable, se convierte en un lugar de esparcimientom relajación, recuerdos, frescura y descanso. Un lugar para pensar” (Williams, 2001) y es así como sus mismos usarios lo empiezan a cuidar. Existe una relación importante, cuando el popio nombre de la ciudad hace referencia a su localización. Cuando la característica principal de la ciudad es un río, un lago, un canal, su nombre mismo hace esta aclaración.

Por ejemplo existen nombres como; Frankfurt am Main, Alfeld an der Leine (Alemania), Charité-sur-Loire (Francia), Bradford-on-Avon (Inglaterra) (Kostof, 1992); todos estas ciuadades llevan el nombre del río el cual las atravieza, lo que genera apropiación y reconocimiento por parte de sus habitantes. Pero existen entre éstos dos culturas distintas: aquellos que le dan un uso netamente laboral, como los que operan en el mundo marítimo por trabajo y negocios y aquellos que le dan un valor cultural y significativo a sus artefactos. – Joseph Konvitz (Kostof, 1992). La diversidad de la población a lo largo de una ciudad, es la que permite que el elemento “agua” tome diversos usos. Para todos es claro que sin él no se puede vivir y para todos es clara, la necesidad que hay para disminuir su escazes y que está en manos de todos y no sólo de unos cuantos, que debemos cuidarla.

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Bibliografia Brooks, D. B. (2004). Agua: Manejo a nivel local. Ottawa: Alfaomega. Kostof, S. (1992). The City Assembled. Londres: Thames & Hudson Ltd. Plumptre, G. (1994). Juegos de Agua. Barcelona: Gustavo Gili S.A. Williams, B. (2001). A River Runs Through Us. American Anthropologist.

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[V]

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Inconsciente colectivo Edgar Bernal A medida que el hombre comenzó a acentuarse cerca de las fuentes de agua se apropió de este recurso utilizándolo como elemento clave en su estilo de vida. Con la evolución y expansión de las ciudades se comenzó a definir un espacio publico claro, dado por la división entre lo público y lo privado, se convirtió así el espacio publico en el lugar donde se puede circular y en donde la comunidad convive fuera de su núcleo familiar. Este espacio es el escenario principal de la interacción social, satisfaciendo las necesidades urbanas colectivas, teniendo una accesibilidad clara aunque al ser producto del comportamiento de una población y la dinámica de la ciudad puede crear espacios diferentes, como es el caso de los espacios residuales. Desde la antigüedad el agua ha sido un elemento de integración social, a partir de la aparición de ritos que involucran el agua como elemento esencial, apuntando a la higiene como objetivo principal, lo curioso es ver como gran parte de las culturas en diferentes partes de mundo tenían baños rituales como espacios de reunión

social, en Oriente Próximo existieron los baños árabes y turcos, en India e Indonesia los balnearios, Los onsen japoneses llegando hasta las famosas termas romanas. Para esto se debe ver como la mente humana funciona a grandes rasgos según dos estados, el consiente y el inconsciente, siendo el segundo el mas profundo tienen un camino establecido perdiendo relevancia en el proceso mental sin perder importancia. Al ver estas similitudes entre pueblos tan diferentes se podría decir que utilizar el agua como elemento esencial en la composición de espacios públicos proviene de un inconsciente colectivo, este concepto viene tratado por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung donde establece que existe un lenguaje que es común para todos los setes humanos de diferentes comunidades y partes del mundo, constituido por símbolos primitivos que expresan un contenido de la fuerza vital de cada individuo o psique.

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Se puede hablar de unos arquetipos inconscientes y ancestrales constituyentes claves de este inconsciente colectivo Jung al definirlos describe: «No se trata, pues, de representaciones heredadas, sino de posibilidades heredadas de representaciones. Tampoco son herencias individuales, sino, en lo esencial, generales, como se puede comprobar por ser los arquetipos un fenómeno universal» (Carl Gustav Jung). El agua se vuelve un elemento de gran significado emocional en todo ser humano convirtiéndolo en un arquetipo y haciendo parte de ese inconsciente colectivo lo que genera la creación de espacios sociales que giran en torno del agua. El acto de lavarse transcurría al aire libre, en los ríos donde de paso se lavaban las vestimentas, luego el proceso de lavarse el cuerpo paso a un ámbito mas privado, convirtiendo la privatización en un lujo, los que no podían permitirse un espacio propio se encerró en un edificio, que como en el caso de Roma era público, las termas romanas fueron recintos públicos que se destinaban como baños para la población que adquirieron un carácter mas profundo, al ser sitios también de reunión social y lugar de varias discusiones.

Con el pasar del tiempo el agua como elemento central de un inconsciente colectivo ha perdido su valor, se sigue usando como estrategia en el espacio público pero en muchos casos existe una división muy marcada entre espacio publico y agua, debería utilizarse para crear una mayor calidad espacial y como en la antigüedad para crear un sitio de reunión social, es por eso que las zonas con frentes acuáticos toman protagonismo dentro de las ciudades, ya que sin importar los cambios que tenga la misma a lo largo del tiempo siempre estarán ubicadas en una zona central y estratégica, porque en un comienzo ese inconsciente definió ese espacio como un sitio de reunión. El caso de la ciudad de Valdivia en Chile muestra como una buena conexión entre el espacio publico y el agua podría mejorar sustancialmente la calidad de la ciudad, al ser una ciudad con una alta tasa de desempleo se deben buscar formas para que la calidad de vida en la ciudad mejore, según las palabras del arquitecto brasileño Oscar

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Niemeyer si la gente tiene una calidad espacial precaria en si vivienda, que por lómenos pueda disfrutar de un buen espacio publico, así que esta ciudad tiene una geografía que al ser explotada correctamente privilegiaría a la ciudad con espacios de gran importancia al conectar estrechamente el gran frente acuático que tiene con la red de espacios públicos, cosa de la cual no se hace uso.

En conclusión desde los comienzos de la arquitectura el agua no ha pasado desapercibida se ha tomado como un elemento común para la creación de espacios públicos, siendo esa la mejor solución apropiarse de ella y o darle la espalda ni mucho menos imponerse sobre ella con construcciones porque al final la huella natural del espacio siempre prevalecerá, así que seria mejor dejar esas preexistencias y unirlas con la red de espacios públicos enriqueciendo la calidad de la ciudad y por consiguiente la vida de los habitantes, retornando así a esa idea de que el agua al igual que el espacio publico son elementos de unión y convivencia.

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Bibliografia “España Balnearia, manantiales termales, terapias litorales y oasis urbanos”. Enrique Domínguez Uceta. Revista Arquitectura Viva, Numero 127, 2009 Pp 21- 22 Jung, C.G (1991). Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona: Paidós

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[VI]

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De puertas para adentro Juan Castañeda

De

puertas para adentro, todo es sencillo: es simplemente girar una perilla, oprimir un botón, halar una palanca, ignorando que esto es tan solo una pequeña parte de un mundo de enmarañadas tuberías y perturbadores fluidos, el mundo donde mancomunan el agua y la edificación, que ha sido abordado de miles de formas, unas mejores que otras. Así mismo, es claro que entre estos dos elementos hay una relación compleja, por un lado la búsqueda de refugio, lo cual implica una lucha contra la intemperie, contra la naturaleza en su esplendor: la lluvia, el frio y, porque no, el calor. Por otro lado, busca controlar la indómita condición del agua, se amolda a ella, la usa y la lleva a su interior guiándola a través de placas, vigas y muros, conformando una red, un sistema circulatorio que lo vuelve sostenible y lo convierte en un organismo de concreto.

Duchas, tinas, lavabos y retretes, son tan solo la punta del iceberg de un mundo muchas veces considerado servil, donde se lleva a cabo un culto al cuerpo, pero por otro lado se conforma una amalgama de rituales y necesidades, que sin excepción los vemos reflejados en la edificación en espacios necesarios como la cocina, el baño, el lavadero, y por otro lado, espacios dedicados al ocio como “spas” y balnearios. ¿Hasta que punto el arquitecto está enterado de estos nexos?, ¿Qué tanto controla o delega?. Es funesto ver como día a día el arquitecto se aleja de la figura de antaño de guantes, capa y vara. Este erudito, que resaltaba por su dominio de lo desconocido, que entendía la importancia de la naturaleza en la arquitectura y que lo llevaba a cabo. (l'Orme, Architectural Theory: From the Renaissance to the Present: 89 Essays on 117 Treatises, 2002) Pero ahora delega labores y se enfrasca en discusiones estériles, dejando de lado, ignorando, todo este complejo mundo de acueductos, tuberías y canales. Preocupante la manera en la que se está malogrando, en gran parte (por que no es toda) la arquitectura, sesgada por pensamientos de eficiencia desaforada.

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En este capítulo voy a abordar como el agua define espacios y ritos, cuestionando la labor del arquitecto dentro de este proceso, hasta que punto se involucra, teniendo en cuenta que muchas veces espacios como cocinas, baños y lavaderos, son considerados de menor categoría, siendo subestimada la repercusión que genera en la edificación y que además están en total contacto con éste indispensable recurso: el agua. De esta forma busco redefinir un concepto que en nuestro tiempo ha sido tergiversado, y es el de dignidad espacial. “Salus per aquam” (Asasi, 2009)un pequeño acróstico que reduce toda una tradición de culto al agua, y que conocemos como “spa” Son espacios dedicados al ocio, impensables para muchos y necesario para otros. Que en su interior conjuga relaciones exquisitas de temperaturas, texturas y esencias. El culto intimo al cuerpo. Pero antes que todo es preciso entender que la relación agua-edificio, está impulsada por la necesidad de intimidad, lo cual implica la administración, direccionamiento y distribución de este recurso, incluso más que una relación se establece una problemática de conducción del agua, lo que compromete el uso acueducto, cañerías, canales, cerramientos.

Todo esto exige el entendimiento del comportamiento de los fluidos, un factor que determina la labor del arquitecto como un conciliador, teniendo en cuenta que en este oficio hay muchas maneras en las que se puede abordar el tema del manejo del agua, unas mejores que otras. Por lo tanto me basaré en los “baños termales de Aibling” (BadAibling) de Behnisch Architekten ya que es un edificio que ejemplifica la relación de la edificación y el agua. ¿Por qué se escoge este proyecto? Porque en él encontramos como la arquitectura se apropia realmente del agua y del entorno, transgrediendo la barrera de la lucha contra la indómita naturaleza, para así convivir con ella, conformando un conjunto de diversos ambientes espaciales propios de las actividades que se llevan a cabo en éste variado spa: desde pistas de hielo, hasta baños de barro alternados con saunas, termales y piscinas al aire libre. Ubicado al oeste de Rosenheim (a 60 kilómetros al sureste de Múnich en el distrito de Bavaria), BadAibling se erige, cercana al río Eno, como una estructura permeada tanto por su entorno como por una serie de cúpulas que

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a manera de rocas gigantescas traspasan una placa de cubierta por medio de una serie de aberturas. El proyecto agrupa zonas de acuerdo a usos “al norte la piscina de verano con las áreas exteriores asociadas. El ala oeste alberga el área de vestuarios (…) La zona de saunas –con pequeños recintos forrados en madera, situados en el interior y también al aire libre– se encuentran en el ala este”. (Arkiteckten, 2009) Este proyecto busca una espacialidad claramente orgánica, además, riqueza y dinamismo en ambientes, lo cual refleja claramente una profunda reflexión con respecto al uso del agua y como ésta define la arquitectura. En Bad Aibling la forma y la función van de la mano y se evidencia en una serie de cúpulas, las cuales albergan desde saunas hasta pequeños termales, ”cada cúpula tiene un carácter netamente individual, con incidencia de luz natural y luz artificial complementaria distinta, además del uso de diferentes materiales y colores; las características del agua son totalmente diferentes en cada espacio” (Arkitekten, 2012) por lo tanto el agua es el factor determinante a la hora de diseñar/componer una edificación, ya que es un factor que define las características espaciales.

Por esto mismo debemos entender que la labor del arquitecto tiene que trascender la barrera de la imposibilidad natural y la lucha contra esta misma, para dar paso a una comprensión mas profunda del agua y por ende del entorno, considerándolo como un factor definitivo, totalmente ligado a la edificación. Donde es necesario que se comprenda la individualidad y la diferencia, mas que como un problema como una característica implícita en cada espacio, cada edificio. Y que debe ser tratado como tal. Con soluciones y métodos propios de cada lugar. Entendiendo el proceso de diseño/composición arquitectónica analógicamente como el agua, donde cada edificación tiene que variar en tanto el agua se amolda a su contenedor.

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Bibliografia Arkiteckten, B. (2009). Agua con Burbujas. Arquitectura Viva, 51-52. Arkitekten, B. (11 de Abril de 2012). Behnisch. Obtenido de http://behnisch.com/projects/190 Asasi, J. (2009). Con el agua a los tobillos. Arquitectura Viiva, 25. l'Orme, P. (2002). Architectural Theory: From the Renaissance to the Present: 89 Essays on 117 Treatises. Berlin: Taschen. Strang, V. (2004). Meaning of Water. New York: Berg Publishers.

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[VII]

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Como agua entre los dedos Mónica Feldman

Resulta tan familiar el hecho de relacionar el agua con el movimiento, con la energía, con la vida misma, el agua se traduce en acciones potenciales que se transforman día a día en nuevos elementos generadores de vida. Por motivos que van desde la simple necesidad hasta la complejidad inédita del ritual; el agua ha sido a lo largo de los siglos el epicentro de las comunidades humanas. Capaz de albergar masas en un solo punto durante horas y días. Los rituales generados en las cunas de la cultura occidental se han modificado y han perdido la coherencia con el mito generador de cada rito. Las influencias islámicas se han diluido y los preceptos éticos del nuevo mundo se han impuesto de manera sólida inhibiendo el aparente romance de oriente. La mezcla de culturas genera que lo que en principio fue una tradición oral de una comunidad se transforme dramáticamente en una tradición domestica, privada, individual.

El rito se ejerce en comunidad, en castas, en familia, nunca individual. Cuando las masas se dividen y subdividen liberan al solo individuo que actúa de forma autónoma, que transforma en rutina el rito implantado en su mente ahora aislada. El agua expresada como ritual genera las bases culturales de oriente y occidente que con el paso del tiempos germina en la mente de la persona. La actividad ritual se establece en el ámbito privado emplazando actividades de suma importancia en el espacio rutinario. Las actividades que fueron colectivas implicaron espacios grandes, imponentes, importantes que con la evolución de la cultura occidental se resumieron a espacios de menor escala que albergaban actividades singulares, pudorosas, olvidadas. La masa se aborda ahora como un fenómeno apartado y ocasional en la sociedad occidental, que genera arquitectura en constante cambio y de poca durabilidad. Se pierde la noción del rito como era entendido en días anteriores y se transforma automáticamente la estructura rutinaria del hombre autosuficiente.

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Ahora es introvertido, ha incluido en su hogar todos y cada uno de los rituales implantados en su formación. El agua se ha incluido en la casa, se ha domesticado y adaptado a un núcleo cultural mucho mas pequeño y menos consistente, se ha inducido el rito casi como forma artificial en cada una de las familias estableciendo claramente la separación entre el rito realizado y el mito creído. El agua, como uno de los temas que incluye el rito es problemática en cuanto a que se ha necesitado un cierto estudio técnico para incluirla en la misma lógica que sufren los ritos que se domestican por lo tanto su desarrollo no es paralelo al de cualquier otro rito sino que se ve retrasado por dichos elementos. La inclusión del agua al domus se da porque casi instintivamente el hombre siente la necesidad de apropiarse de este elemento generando así arte y arquitectura que responda, bajo una escala mucho mas reducida, a una lógica casera de inclusión del agua en casi todos los aspectos que genera una rutina.

La apropiación se da desde los temas mas concretos del uso del agua como las fuentes y piletas en una casa de patio o la inclusión de la ducha y el sanitario hasta los temas mas abstractos y si se quiere románticos como la apropiación sensitiva de dicho elemento a través del arte. Como uno de los ejemplos mas claros de la apropiación del agua a nivel domestico esta el baño. La construcción de uno o mas espacios en una casa que respondan a la aparente necesidad de limpieza a la que se enfrenta el hombre del siglo XXI. No solo se es necesario un baño al interior de la vivienda, tinas, duchas, piletas se hacen presentes en la vivienda. Es de tal magnitud que el rol que se le da a los baños al interior de un hogar genera ubicaciones estratégicas de dicho elemento al interior de la casa: se encuentra junto a la alcoba principal, junto a la zona social y no al exterior de la vivienda como se usaba en las zonas rurales. Los tiempos que se toma un hombre en culminar el ritual o rutina del baño son abrumadores y tienden a ser mal vistos por la sociedad si no se realizan con juicio una y hasta dos veces al día. Tal apropiación es fundamental para la realización del ser humano dentro de un imaginario colectivo.

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El jacuzzi, sauna, el baño turco nacen en la cultura islámica en donde el culto por el cuerpo y el bienestar genera espacios de relajación que promueven la buena salud de toda la población. El rito se privatiza y se vuelve pudoroso y amoral en la cultura de occidente Por otra parte hay muchos que no contentos con el rito diario del baño buscan un acercamiento casi visceral con el agua. Las sensaciones apelan a esta necesidad generando sonidos, imágenes, y otros elementos que estén continuamente apelando a dicha búsqueda. Como ejemplo de este comportamiento aparece la pintura de los años 1840: el impresionismo, una representación retinica del agua, expresado en términos de percepción y no de concepción del espacio que genera en el espectador un sentido de apropiación profunda e intensa. “Yo combinaría mis impresiones formales y percepciones en un cuadro o a veces en dos” (Sagner-Duchting, 1994). Monet investiga su campo, se aproxima al agua paulatinamente incluyéndola poco a poco en su obra entendiéndola y apropiándose de ella de una manera clara y contundente.

“Mientras pintaba mis bocetos(…)una serie de impresiones grabadas durante la horas, entendí que mi visión tenia grandes posibilidades de ser precisa y acertada.” (SagnerDuchting, 1994) Nenúfares, es capaz de captar el interés del espectador con respecto al agua y lo sumerge, literalmente, en un mundo acuático que atrapa su curiosidad. El hombre permanece ligado a su pasado, necesita aludir a rituales ancestrales que le den validez a su producción y a su diario proceder. El vinculo entre estos dos agentes: agua y hombre es indestructible, consciente, o no, siempre está presente en todos y cada uno de los movimientos del ser humano. Más que un recurso que deba ser cuidado es un componente fundamental de la vida animada.

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Bibliografia Isasi, J. (2009). Con el agua al cuello: Spas en la ruta,seis apuntes de la vida humeda. Arquitectura viva, 25-26. Quitzau, M.-B., & Ropke, I. (2009). Bathroom Transformation from Hygiene to well-being? Home cultures, 213-242. Sagner-Duchting, K. (1994). Monet at Giverny. Munich: Prestel Verlag. Uceta, E. D. (2009). Espa単a balnearia: Manantiales termales,terapias litorales y oasis urbanos. Arquitectura Viva, 21-24.

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Manantial de vida Manuela Neu

Para hablar de aquello que es vital, aquello sin lo cual morimos, es justo nombrar en primera instancia al agua. Sin embargo la misma naturaleza que da vida también está en capacidad de matar. La muerte persigue a la vida. El agua siempre ha sido relacionada con la vida. En el antiguo testamento en el Éxodo, cuando le es encargada a Moisés la construcción de una pila de bronce que debe colocar entre la Tienda del Encuentro y el altar para “(…) echa(r) agua en ella, para que Aarón y sus hijos se laven las manos y los pies con su agua. Antes de entrar (…) se han de lavar con agua para que no mueran (…)” (Biblia de Jerusalén , 1975) Esta alusión directa que se hace de las virtudes de vitalidad hacen que el agua sea un bien preciado. Casi como refran popular, el agua en pequeñas cantidades puede ser sutil al verla, oírla y sentirla correr. “Como el agua que no tiene un solo sonido… mil veces el mismo” (Paz, 1972) forma parte de la vida.

El agua es efímera, pasajera y mensajera; tiene la increíble capacidad de borrar sus propias huellas. Es autónoma, libre, independiente y se impone de tal manera que es imposible dominarla. Aún así el hombre ha intentado a lo largo de la historia precisamente esto. A través de operaciones pequeñas y grandes el hombre ha construido mecanismos para obligar al agua a obedecer sus mandatos, para conducirla, para aislarla y captarla. “Operaciones de pequeña escala, no importan cuan numerosas son siempre menos propensas a causar daño en el medio ambiente que las de gran escala” (Schumacher, 1973). El hombre ha sido caprichoso, ha edificado barreras para alejar aquello que le molesta del agua y al mismo tiempo ha reconocido que el agua es imprescindible para la vida, aprovechando los beneficios que le da. Para el hombre el agua es amiga y enemiga.

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Es justo decir que existe una obsesión por manejarla y manipularla en su totalidad. Lo que al principio fueron pequeñas cantidades de agua se convirtió en un uso recurrente. “He aprendido a nadar en seco. Resulta más ventajoso que hacerlo en el agua. No hay el temor a hundirse pues uno ya está en el fondo, y por la misma razón se está ahogando de antemano” (Piñera, 2004). Entonces el hombre le dictamina al agua a través de la aplicación de tecnologías cómo se debe comportar. Esto comienza ciertamente con la invención de recipientes para conservar y retener el agua, por otro lado de pilas para realizar ritos sagrados religiosos pues el agua es purificadora. En la cultura Muisca se utilizaba la cerámica como método para crear recipientes, vasijas, platos o copas, que “cumplía funciones tanto utilitarias como ceremoniales” (Solano, 1974). Este dominio del agua inició en escalas más grandes con la canalización de los ríos y los caudales en canales para conducirla. Luego la construcción de puentes para atravesarla sin correr ningún peligro, en esta categoría se puede incluir la construcción de barcos para flotar sobre el agua y descubrir el arte de la navegación para transportar a las personas y también bienes.

Son construcciones arquitectónicas usuales como pozos para mantener una reserva de agua subterránea, fuentes para abastecer a los habitantes de una comunidad, la construcción de lavaderos para la limpieza o de termas para la limpieza también, pero al mismo tiempo sirven como espacios de reunión. La construcción de edificios, con diferentes propósitos, tiene como finalidad primera la búsqueda de un refugio; incluso la creación de la sombrilla para no mojarse. Un refugio de la lluvia, fría y mojada. Darle calidades de habitabilidad a esos espacios requiere también la creación de elementos para ahuyentar el agua a través de canaletas y garantizar la estanqueidad de los espacios interiores. La creación de parteaguas o goteros son ingeniosas construcciones para evitar la filtración de agua en los edificios. A pesar que el hombre está constantemente intentando impedir que el agua ingrese, ha creado también grandes sistemas de acueducto para conducirla desde los manantiales a las zonas habitadas por las personas.

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En concordancia con esto ha creado un sistema de tuberías para hacer llegar agua a las edificaciones y utilizarla en actividades cotidianas relacionadas a la higiene, la limpieza y la cocción. Al mismo tiempo estas tuberías también hacen parte de un sistema de desagües para drenar las aguas servidas y las aguas negras que a su vez están conectados con sistemas de alcantarillado. En fin, una cantidad de sistemas para acercar, filtrar, transportar y finalmente desechar el agua. El uso del agua se entrelazó íntimamente con todo lo que tiene tradición para el hombre, todo lo que constituye el bienestar y la sobrevivencia. Todo lo que el hombre ha inventado para permitir y prohibir el agua simultáneamente ha sido para generar un modo de vida, una rutina, un ciclo que acompaña al hombre en todas sus etapas. El hombre domina el agua para encontrar seguridad, para crear una forma de vivir. El problema surge en el momento en que el agua - que como ya establecí, no se puede dominardomina al hombre y al planeta, como es su naturaleza. “Katrina has been called the greatest natural disaster in U.S history, but that description is incorrect (…). Let´s be clear, Katrina was manmade” (Pitt, 2009). El huracán Katrina en el 2005 causó la muerte de casi 2,000 personas y destrozó los hogares a lo largo de 4 estados del sur de los Estados Unidos.

Desastres como este y muchos otros más le han sido atribuidos al malgasto y maltrato que el hombre le ha dado a la naturaleza tratando de dominarla. Con sano criterio debemos recordarnos que estamos ligados al agua pero que las intervenciones a las cuales la hemos sometido han confundido la finalidad que en un principio nos salvaguardaba. La naturaleza se burla de nosotros, pues pone a nuestra disposición este recurso como un elemento vital y aún así hay que advertir que así como el agua tiene grandes virtudes cuando su proporción es pequeña, en exceso puede ser mortal. El instinto destructivo del agua es igual de potente al que da vida. El agua tiene suficiente fuerza para destrozar, ahogar, inundar, podrir, oxidar y deteriorar los elementos que componen nuestro entorno. El hombre paga el precio por someter al agua pues finalmente la presencia del agua en la vida del hombre simboliza ese poder de la naturaleza, de la vida y de cómo, ineludiblemente, le sucede la muerte.

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Bibliografia Biblia de Jerusalén . (1975). Bilbao : Desclee de Brouwer.

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Paz, O. (1972). Puertas Al Campo. Barcelona: Seix Barral. Piñera, V. (2004). Natación. In Grandes minicuentos fantásticos (p. 272). Bogota: Alfaguara. Pitt, B. (2009). Foreword. In K. Feireiss, in Times of Architecture Need. Munich: Prestel. Schumacher, E. F. (1973). Lo pequeño es hermoso. Madrid: H. Blume Ediciones. Solano, P. (1974). Artesania Boyacense. Bogota: Editora Arco.

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La muerte como piedra angular de la arquitectura Sobre la relación entre agua y muerte Juan David Hernández “Media vita, in morte sumus (vivientes, estamos muertos), escribe Notter, en el siglo VII.” (Aries, 1983)

El

presente texto busca reflexionar sobre el significado y el papel que juega el agua en la muerte del hombre, a partir de la reflexión que plantea la siguiente frase: “Vivientes, estamos muertos.” Esta corta y exquisita afirmación, pone en evidencia el hecho de que vivir trae implícito morir; son un par antagónico inseparable: no hay vida sin muerte, ni muerte sin vida. Por lo tanto cuando se logra entender la muerte, se logra entender la vida. Partiendo de esta reflexión el presente capitulo analizará el lugar que se le otorga al agua según la posición que el hombre toma frente a la muerte. El ciclo de la vida es una ley natural que rige a todos y cada uno de los seres vivientes. Estos deben nacer, crecer, madurar, reproducirse, envejecerse, para finalmente morir.

La muerte es el punto culminante de la vida en el cual el cuerpo vuelve a su lugar de partida: la naturaleza. Es a partir de la muerte que los componentes físico-químicos, que constituyen la materia del cuerpo, se transforman y se desintegran reincorporándose a la tierra como nutrientes. En la manera como se afronta el final de la vida, encontramos la radical diferencia entre el ser humano y el resto de los animales. El hombre es el único ser que es consiente de que tiene vida y por lo tanto de que en algún momento muere. Dicha conciencia de la muerte aparece en el duelo de otra persona, como lo explica Eugenia Villa Posse: “Es en presencia de la muerte de otro cuando el hombre normalmente adquiere conciencia de que todos los hombres son mortales y llega a la conclusión que también él deberá morir” (Posse, 1993).

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Debido a la conciencia de su futura muerte, el hombre comienza a preguntarse acerca de quien es y de donde viene; igualmente se cuestiona sobre cuál ha de ser su destino, y el sentido que ha de tener su existencia. Es en este punto donde surge la pregunta del hombre por el hombre. En la muerte, el hombre evidencia que el ser esta compuesto por dos elementos: el cuerpo y el alma. El primero es material y tangible. Es aquello que permanece en el mundo y se degrada tras el acto de muerte. Por otro lado, el alma es un elemento intangible, propio y único de aquellos seres que tienen vida. El hombre se pregunta acerca de lo que sucede con el alma una ves deja el cuerpo. Los reflexiones por la vida y la muerte, por el alma y el cuerpo, le permiten al ser humano interrogarse por la temporalidad de su existencia. De la forma como la religión y la fe responden a dicha pregunta se establecen las bases de una cultura, y de este modo se guía el comportamiento que el humano ha de tomar frente a la vida y en especial frente a la muerte. Como respuesta a los anteriores interrogantes, en primer lugar, se encuentran culturas para las cuales “el tiempo se presenta al hombre en principio como un recorrido

lineal a través de una duración de vida que empieza en el momento del nacimiento y termina el día de su muerte” (Guzmán, 2009).En este apartado Daniel Guzmán, presenta la vida como un suceso con un tiempo lineal, único y finito. El hombre que entiende la vida desde este punto de vista percibe en la muerte el eterno abandono del mundo corpóreo por parte del alma. Debido a que en la psicología humana es usual que el deseo de mantenerse con vida sea mas grande que el deseo de morir, el hombre genera un temor por la muerte. Dicho desasosiego no consiste únicamente en el miedo de experimentar la partida del mundo material, sino que principalmente es el temor al olvido que pueda generar su ausencia cuando su presencia física haya desaparecido del espacio y del tiempo. En la búsqueda de superar el olvido, el hombre intenta inmortalizar el recuerdo de su paso por el mundo terrenal, con el fin de poder trascender a la muerte y alcanzar así un estado de inmortalidad. El hombre busca realizar gestos que perduren en el tiempo. Gestos tales como la arquitectura que, a través de tumbas y monumentos, se construye con la intención de perdurar en el lugar en donde el humano no podrá permanecer.

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Pedro Azara lo expone claramente al escribir: “La tumba es una cárcel (del alma), pero también un monumentum, es decir, un objeto que mantiene viva la memoria o el recuerdo de un ausente” (Azara, 1999). Si se busca que la arquitectura sea memoria y perdure en el tiempo, la elección de materiales pétreos es la mas adecuada; haciendo de la piedra, del mármol y en algunos casos de los metales nobles -como el bronce- la mejor elección. Esto se debe a que las propiedades físico-químicas de dichos materiales los hacen resistentes y durables. En estas culturas la muerte se encuentra mas próxima a la tierra, por que se relaciona con lo estático, lo permanente y lo perdurable. Por el contrario, el simbolismo del agua se asocia con la idea de ser un elemento en estado de transito, de cambio, de flujo y de movimiento. Como resultado de lo anterior, la arquitectura fúnebre de occidente, en su gran mayoría, no hace uso del agua. Contraria a la visión lineal de la vida explicada anteriormente, en otras tradiciones religiosas, tanto la noción temporal de la vida como su relación con el agua son percibidas desde un punto de vista completamente diferente.

En primer lugar, no se rechaza ni se teme la muerte, sino que por el contrario ésta es aceptada. La muerte es comprendida como el antagónico del nacimiento, y no como el opuesto de la vida. Muerte y vida, al no ser considerados polos opuestos, son dos experiencias pensadas como fases del alma dentro de un ciclo continuo e infinito, en el cual el alma esta destinada a volver a nacer y a volver a morir. Lo que busca este eterno ciclo es purificar el alma para finalmente dejar los periodos de reencarnación y alcanzar un estado de plenitud. En segundo lugar, para dichas culturas “El agua desintegra, anula las formas, lava los pecados, es a la vez purificadora y regeneradora” (Eliade, 1998). El agua al ser comprendida como un elemento limpiador y purificador tanto del cuerpo físico como de la espiritualidad del alma, juega un papel protagónico y sagrado dentro de la vida del hombre y del ciclo del alma, que busca alcanzar un estado de pureza absoluta. Es gracias al agua, y en especial a la de los ríos, que el hombre puro de pecados se vuelve mas puro, y el pecador intenta remover sus pecados.

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Mircea Eliade lo expone de manera clara la relación entre muerte y agua en el siguiente apartado: “El contacto con el agua implica siempre una regeneración: no solo por que la disolución va seguida de un nuevo nacimiento, sino también por que la inmersión fertiliza y multiplica el potencial de vida… la inmersión en el agua equivale a una reintegración pasajera en lo indistinto, seguida de una nueva creación, de una nueva vida” (Eliade, 1998). Gracias a los atributos otorgados al agua y a su estrecha relación simbólica con la muerte, se cree que dentro de las lógicas de movimiento del agua, el alma del muerto será conducida por dicho elemento a dejar el mundo terrenal y facilitara el inicio de otra vida. Como consecuencia, los ritos funerarios buscan ser realizados cerca al agua. En conclusión, la forma como el hombre actué frente a la muerte va a depender de la manera como la comprenda y la relacione con el tiempo. En algunas culturas la muerte es entendida como el fin de una vida lineal y finita, lo que desarrolla un miedo ante el olvido que ésta pueda generar.

Como consecuencia, se practica una arquitectura funeraria pétrea, duradera y permanente, donde el agua carece de un papel protagónico. Por el contrario en otras culturas, la vida es entendida como un suceso en donde tanto el nacimiento como la muerte tan solo son fases de un ciclo infinito más grande. Por consiguiente, el agua adquiere un papel protagonista como medio que purifica y transporta el alma una vez deja el cuerpo. Pero finalmente, si en el misterio de su muerte el hombre encuentra el sentido de su vida, queda una última pregunta: en una sociedad de consumo como la actual, en la cual el hombre en su vida cotidiana se desentiende por completo de la muerte, ¿Cuál es el sentido que motiva la vida del ser humano contemporáneo?

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Bibliografia (s.f.). Aries, P. (1983). El hombre ante la muerte . Madrid: Taurus Ediciones. Azara, P. (1999). La casa y los muertos. En M. Gili, La última casa (págs. 8-23). Barcelona: Editorial Gustavo Gili, SA. Eliade, M. (1998). Lo sagrado y lo profano . Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica. Guzmán, D. (2009). Eusapia: la ciudad de la memoria. Bogotá: Uniandes. Posse, E. V. (1993). Muerte, cultos y cementerios. Bogotá: Editorial Disloque.

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Conclusión

El agua va y viene. Inspira siempre sobre ese retorno romántico y furtivo donde en el horizonte el sol cada noche es devorado por el mar. Las olas traen recuerdos de momentos felices y la desdicha de aquello que el mismo mar se tragó. Trae historias susurrantes, tranquilizadoras. El agua es la memoria viva de la humanidad, es el recuerdo constante de la relación del hombre con la naturaleza que lo rodea. Naturaleza conformada por entes animados e inanimados que generan sonidos, olores, sabores y colores, que transtornan la percepcion y cambian el mundo haciendolo parte del hombre. Naturaleza que es alterada por el agua y su cauce, aquél que determina su futuro y le dejara marcas imborrables. El agua genera historia saciada, humedecida, lavada y oxidada por el fluido que genera y degenera el mundo en el que existe. El agua genera energía en cualquiera de sus entendimientos, es dinámica, flexible y poderosa, merece consideraciones arquitectónicas profundas que le son propias y necesarias para entender la relación con el ser humano. Espacios que le brindan homenaje día a día a cada uno de las actividades alrededor del elemento que le ha dado las pautas al hombre de cómo proceder. Gota a gota alimenta los mitos emplazados en la mente humana desde edades ancestrales permaneciendo fija e invariable en el esquema cultural implantado en oriente y occidente. Tan fuertes son los fundamentos implantados en el hombre que busca apropiarse ciegamente del volátil fluido acercándose a él de manera cautelosa, encerrándolo en recintos herméticos que le sirvan a un pueblo antero. Es tanto el deseo del hombre que es inevitable que el celoso apoderamiento de las fuentes hídricas alcance una escala domestica, familiar.

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En el agua esta el poder de decisión de grandes grupos y de grandes individuos, establecido como espacio de reflexiona y tranquilidad bien sea en publico o en privado garantiza que los quehaceres de los hombres reunidos o no tomen un rumbo determinante. Partiendo de las características físicas del agua y las experiencias sensoriales que esta produce, se determina el desarrollo tanto físico de las sociedades como el espiritual. Partiendo de experiencias físicas, determinantes en el desarrollo formal de las sociedades y desde la tradición cultural, donde se refleja el rito de habitar en armonía con el agua. Entendida como un factor totalmente determinante e influyente en la reflección arquitectónica histórica y contemporánea, el agua genera concepciones criticas de las obras edificadas y de espacio publico que albergan de una u otra manera agua en su interior. Solo basta entender que finalmente vivo o muerto, dinámico o estático, temporal o atemporal el espacio esta en el agua.

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