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El Número Negro Zeila Pineda Rangel

Zeila Pineda Rangel

Cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial. Se incorporó de la cama, cuando escuchó esa voz en su cabeza, acompañada de recuerdos que se agolpaban todos a la vez, primero vino a su mente que hacía un año había tomado posesión el nuevo presidente, quien decidió viajar como un ciudadano común, en vez de usar el avión. Los senadores y diputados que votaron para que se comprara un Boeing 787 para mayor comodidad del entonces presidente, estaban fuera del gabinete.

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Después en una mañanera se informó que el «presidencial» se había puesto en venta, sin éxito, un año después se decidió rifarlo. Mexicanos, extranjeros, empresarios, maestros y políticos hacían bromas al respecto, pero los boletos se vendían vertiginosamente, los detractores del presidente publicaron en redes sociales videos donde descalificaban esta decisión, el tema estaba en casi todas las mesas de café, en las calles del país y en las redes sociales.

Un grupo de personajes entre ellos «El Mayo» y «El Mencho» buscaban un prestanombres para hacerse de este artefacto. El uso no sería para transportar mercancía sino para tenerlo en exhibición, por ser el avión un icono valioso que representaba el fin de una era política derrochadora y el inicio de una era de austeridad, se convertía en una burra blanca difícil de usar. También simbolizaba el triunfo del presidente más persistente y activo en décadas. Estos personajes eran ricos y poderosos, pero deseaban además ser interesantes.

Un grupo de empresarios organizaron una conferencia con el «gurú del marketing» Clotaire Rapaille, el mismo que creó una estrategia para vender café en China, deseaban que el hombre les ayudara a crear una campaña empresarial para obtener el doble del costo del avión 76,067 millones de pesos en un plazo de cinco años, Clotaire quien cobró 500 euros por una hora de asesoría en línea les dijo que para crear una estrategia de venta de servicios, les cobraría diez mil euros, ellos deberían trasladarse a Francia en un plazo de un mes, debido a que requería de ese tiempo para organizar la información pertinente, pero les adelantaba que en México no se podría hacer negocios con dicho aparato, por ser un símbolo de la desigualdad entre una clase política y un pueblo que había sufrido los embates de una era de corrupción y violencia.

Un grupo de políticos que habían utilizado plataformas digitales para desprestigiar las decisiones del presidente, mismos que también habían organizado una mega marcha del zócalo al Palacio de Gobierno de la capital del país (sin éxito) organizaron reuniones y conferencias con el líder moral del partido más arcaico del país, para reforzar la campaña negativa en contra de la decisión del presidente. El ex presidente más bohemio y conservador dijo en relación al tema -pensé que era una parodia-, luego dijo: -En el extranjero creen que el presidente es poco serio-. Claro que él creía lo que decía, para él la política era algo serio, tanto que al término de su gobierno había un saldo de 60,000 muertos, más los cadáveres que se quedaron enterrados en fosas clandestinas.

Un hombre de Irán, familiar de un militar ejecutado por el gobierno de estados Unidos valoraba la compra, para utilizarlo en un acto terrorista en contra del presidente de este país, Se reunía con miembros de la defensa nacional de su país para crear las condiciones de la compra.

El avión era un tema nacional e internacional debía regresar al hangar de palacio de gobierno, ya que tenerlo en el extranjero para su venta representaba un gasto de 30 millones de pesos. Después de un año en el que 42 clientes potenciales no concretaron su compra, no podían seguir costeando su mantenimiento ni almacenaje en el extranjero y decidieron regresarlo. El mejor avión de América latina, representaba el derroche primero y el ridículo después. Un objeto que fue orgullo y valía de mandatarios mexicanos en el extranjero, ahora era un objeto estorboso e inútil para los nuevos fines gubernamentales y un símbolo de burla y desprecio para los mexicanos.

Debió crearse un hangar no tan provisional para traerlo, hacerle el mantenimiento necesario y resguardarlo mientras que la lotería nacional vendía seis millones de cachitos en 500 pesos cada uno. Un ex presidente a través de su consorte una actriz de telenovelas retirada, mandó comprar un millón de cachitos, un ex narcotraficante, que estuvo 28 años en la cárcel una vez fuera se apresuró a cambiar por dinero actual propiedades en bienes inmuebles y en especie para comprar otro millón. «El Mencho» y «El mayo» unieron sus ganancias de los últimos cinco años de trabajo y compraron también un millón cada uno; un millón de mexicanos compraron uno cada uno, los empresarios de dos televisoras nacionales, compraron 500, entre la clase política de los partidos de derecha y de izquierda compraron también 500. En tan sólo cuarenta días se vendieron los seis millones de cachitos. Los ejecutivos de la Lotería nacional sorprendidos por la venta relativamente rápida de dichos boletos, no habían planeado que sucediera en tan poco tiempo, y acordaron no decir públicamente que los boletos estaban agotados, así que continuaron con la publicidad de la venta durante tres meses más. El ambiente, como es costumbre en México continuaba entre el suspenso y la burla. Era el tema en las cocinas y cafés, hasta una revista conocida lanzó convocatoria para un concurso sobre el tema. Escritores, académicos intelectuales mandaron sus participaciones.

El avión presidencial se preparaba para trasladarse al hangar mexicano, un grupo de técnicos especialistas entre pilotos y técnicos se trasladaron al país vecino para transportarlo . Estaba oscureciendo cuando llegaron; seis horas tardaron en organizar el regreso, que duraba una hora apenas de vuelo. La noche soplaba y en la pista de aterrizaje no había otro movimiento, el cielo estaba estrellado, había tensión en los tripulantes, uno de ellos guardaba celosamente un cachito de la lotería. Los ejecutivos de la lotería anunciaron que se llevaría a cabo el sorteo. Un viejo escritor que era miembro del gabinete presidencial y una adolescente corredora de la sierra de Chihuahua se encargaron de sacar de la tómbola el boleto ganador, el tercer boleto sería el ganador, el escritor sacó el número 6 000 000, la corredora el número 1234567, el tercero fue el número 1000.

Los tripulantes durante el vuelo perdieron la señal del internet, en el minuto 35 el avión comenzó a moverse de manera turbulenta, por la ventana el cielo que hacía unos minutos era estrellado se volvió oscuro -¿qué harías si te ganaras el avión?- le dijo el copiloto al piloto, -no sé, no lo he pensado- respondió preocupado . Un ruido fuerte y una descarga hizo que el avión se sacudiera fuertemente; comenzaron a rezar con voz fuerte y a ojos cerrados, el tiempo se esfumó por la ventanilla del avión, el radio se escuchó, el piloto respondió -hay mucha turbulencia- el interlocutor, que no había escuchado, solamente dijo -el ganador es el número 1000- no pudo responder, en sus pensamientos ocurrieron una serie de acontecimientos en una fracción de segundos, su corazón se agitó de alegría, el avión también, el resto de los tripulantes empezaron a gritar -¿qué pasa?-, el piloto comenzó a toser fuertemente mientras el avión caía. El copiloto y dos tripulantes murieron al instante, el piloto fue rescatado, tardó en reaccionar, aún respiraba, el presidente se hizo cargo de los gastos de hospital. Estado de coma. El avión fue reparado y puesto en exhibición para cuando el ganador reclamará el ansiado premio, después de un año que nadie se presentó, el avión fue donado al gobierno de Irán.

Cuando lo despertó esa voz gritó -el ganador es el número 1000- entonces recordó que en su maletín de vuelo había un boleto de lotería, abrió los ojos, el cachito con el número 1000 estaba doblado en un apartado secreto.

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