La mansión del tiempo

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La mansión del tiempo a Manuel Álvarez Ortega

Alejandro Tarantino Aréchega Noviembre 2013


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Mal te perdonarán a ti las horas, Las horas que limando están los días, Los días que royendo están los años. Luis de Góngora De la brevedad engañosa de la vida

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Serie realizada para la revista de Tresensuma Poétic[a-o]s Introducción

Alejandro Tarantino

¿Estilo o contenido?, como si tuviésemos que seguir manteniendo un dualismo alienante en el conocimiento, y no una voluntad de comunicación que explora formas y fórmulas, de la genealogía de las palabras hasta el poder de lo coloquial, como un terribilis est locus iste1, lo que no es un monólogo, atormentado, de un yo biográfico, de un sujeto de la semejanza que no puede alcanzar la materialidad de las palabras, sino la impostura y la ficción de sentirse intérprete de la tradición, ya, para su escarnio, hecha diacrónica, fulmine e vento della voce2. En el escenario de la realidad se abaten todos los metecos, y todo resulta tan geográfico, tan lleno de los lugares creados, tan ubicuo, que la libertad narrativa de aquello que no puede ser escindido, descendido, precisado, de aquello que es desconocido en el tiempo, para el yo y los silencios, para los caminos, preña de conflictos y desórdenes las palabras, su insuficiencia e inutilidad, y desvela un tiempo tan fragmentado que parece vislumbrar la decadencia, por fin, de la identidad y los espasmos de la homogeneidad, y quizá, la gloria del acabamiento, porque el pensar no puede ser el retoño dócil del tiempo de la experiencia y su historia, sino el díscolo amor de lo que ha sido, la incertidumbre, la imposibilidad del regreso.

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Este lugar inspira respeto, es asombroso… Relámpago y viento de la voz.

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