Aleph Dรกath
Aleph Dáath. Liberación Psicosocial. -2° Edición- Venezuela. Editorial Alfonso Arena, F. P. Año: 2017. 66 pp. 22,86 cm x 15,24 cm.
© 2017 Aleph Dáath. Reservados todos los derechos. Edición y Publicación: Editorial Alfonso Arena, F. P. Sello Editorial: EAA Ediciones. Diseño y Diagramación: Giuseppe M. Bastián. Sitio Web: http://www.eaa.com.ve/ E Mail: editorial@eaa.com.ve HECHO EL DEPÓSITO DE LEY ISBN: 978-980-7844-02-4 Depósito Legal: AR2017000161
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INTRODUCCIÓN
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l ser humano desde su cotidianidad, vive inmerso en sistemas sociales, que condicionan su libertad espiritual, aspecto que limita, en gran medida su accionar consciente ante la vida. Esta realidad, evidencia que el hombre habita en su propia morada prisión, tal como lo evoca el Mito de la Caverna de Platón.
La morada prisión del ser humano, es una representación del subconsciente que domina al individuo, durante su praxis vivencial en el mundo de las relaciones. Sin embargo, tal dominio del subconsciente, solo es posible, cuando el hombre actúa a partir su naturaleza instintiva y no desde la aplicación sensata del principio del sano juicio. Por ello, es considerable aclarar que el hombre, es simplemente, un reo del condicionamiento social en el mundo de las relaciones humanas. En consecuencia, la libertad de los seres humanos, es limitada por la acción social, las normas creadas por el colectivo y los principios teórico-prácticos, que se definen a partir del funcionamiento de los sistemas sociales.
En este contexto, se hace necesario diferenciar lo que son los sistemas sociales, y lo que constituye el 3
mundo de las relaciones humanas. De acuerdo con lo expresado en la “teoría de sistemas” del sociólogo alemán Niklas Luhmann:
Los sistemas se definen por aquellos modos de operación mediante los cuales el sistema se produce y se reproduce a sí mismo. (...) Las operaciones que pueden conectarse entre sí conforman el sistema. Aquello que queda excluido, pasa a ser el entorno del sistema. Dicho de otro modo, las operaciones condensan una diferencia entre el sistema y el entorno. Producen una forma que tiene dos lados: un lado interior que es el sistema y un lado exterior que es el entorno. Si no se llega a esa separación entre sistema y entorno, la forma que es el sistema no puede surgir. Esta teoría, aporta una definición científica de lo que representa un sistema social, caracterizado por un conjunto operacional propio del sistema, que le permite auto-constituirse y reproducirse, separando el contexto social, en dos elementos, el sistema propiamente dicho, y su entorno.
Sin embargo, en el presente trabajo, se difiere parcialmente de la teoría de Luhmann, al considerar los sistemas sociales, desde un contexto más cercano a la razón de ser del sistema, que al estudio operacional del mismo. En este sentido, los sistemas sociales, para la Teleosophia, representan una estructura, creada y reproducida por extremos de un mismo elemento: “la 4
razón de ser del sistema”, siendo sus dos extremos: “el contexto interno del sistema” y “el entorno del sistema”. Esta dualidad, explicada de acuerdo con el principio de polaridad del Kybalion:
Todo es dual; todo tiene dos polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado: los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas. Principio que permite definir el sistema social, como un elemento que se crea a partir de un conjunto de operaciones, propias del sistema, para orientar un interés o propósito común, que se encuentra asociado al sistema, y este a su vez, es la razón de ser que justifica su funcionamiento y hace posible que los seres humanos, se incluyan o excluyan del sistema.
En consecuencia, los sistemas sociales, tales como el sistema político, sistema económico, sistema jurídico, sistema cultural, sistema educativo, sistema religioso, entre otros; son creados a partir del desarrollo de la intelectualidad humana en beneficio de fines comunes, que orientan diferentes contextos axiológicos, ontológicos, teóricos, e incluso prácticos, que pasan a ser asumidos como una forma operacional en cada contexto.
De igual forma, se crean patrones sociales que se diferencian de estos contextos y por generalidad pasan 5
a ser excluidos de los sistemas, conformando así, el contexto externo de cada sistema.
De acuerdo con esta realidad, el hombre desde su condición mental, propicia el surgimiento de nuevos patrones de conducta, que en el futuro pasan a crear contextos operacionales que facilitan la creación de otros sistemas, o subsistemas, cuando los fines de estas estructuras, se derivan del propósito común, de un sistema ya existente en la sociedad.
En tal medida, los sistemas sociales, se diferencian del mundo de las relaciones humanas, porque los mismos, son elementos reguladores de contextos sociales que definen los intereses de la humanidad, mientras que el mundo de las relaciones humanas, representa la articulación que une todos los sistemas, con la razón de ser del hombre que habita en su propia morada prisión. “El mundo de las relaciones humanas, es el vínculo de cada sistema, con el subconsciente de la humanidad”. Aleph Dáath El mundo de las relaciones humanas, es la morada prisión del Real Ser del hombre, es la estructura que articula el subconsciente de la humanidad, con cada uno de los sistemas sociales. 6
En este ámbito, los sistemas, son instrumentos que sirven, para que la sociedad se mantenga atada al ideal de progreso y superación intelectual, que se expresa de forma subconsciente en el mundo de las relaciones, limitando la libertad del Real Ser del hombre, mediante la creación de principios racionales que obstaculizan el accionar consciente y el sano juicio, fundamentándose en el cuestionamiento social. Por ello, el despertar de la conciencia, solo es posible, cuando el hombre se libera de los sistemas sociales que le unen a su morada prisión: el mundo de las relaciones humanas. Lugar donde el subconsciente, limita el bienestar espiritual, con el fin de hacerle creer al sujeto que la felicidad, es un elemento material, alcanzable únicamente a través de la superación socioeconómica, y no desde elementos espirituales que se encuentran, más allá de lo físico, tales como la justicia divina, la libertad y la sabiduría.
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CAPÍTULO I El Mundo de las Relaciones y los Sistemas Sociales
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l mundo de las relaciones humanas y los sistemas sociales, es uno de los puntos más relevantes que se debe aclarar, con el fin, de facilitar la comprensión de las estructuras psicosociales que mantienen al hombre unido a su propia morada prisión.
En consideración a lo expuesto, se puede precisar que los sistemas sociales, son estructuras que limitan el accionar de la conciencia, y mantienen al hombre unido al subconsciente, impidiendo la expresión de su Real Ser. Por ello, el despertar de la conciencia, siempre estará condicionado a la liberación de los sistemas sociales o liberación psicosocial. Los sistemas sociales como estructuras, encierran al hombre, desde su cotidianidad. Es común que la vida del ser humano, esté influenciada por los sistemas, y para darnos una idea de ello, bastaría con citar la importancia que tiene el sistema político, el sistema jurídico, o el sistema educativo, para todas las personas sin importar cuál sea su condición social, raza, credo o religión.
Otro de los casos, está representado, por el sistema religioso y sistema cultural, que tienen una importancia vital para el ser humano, incluso en los 9
espacios destinados al descanso o esparcimiento. No obstante, el hecho que los sistemas limiten el accionar consciente del hombre, no quiere decir que la liberación psicosocial, tenga como propósito, aislarnos de los sistemas de forma radical o permanente. La liberación psicosocial, consiste en no permitir que los sistemas, se apoderen de nuestras vidas. Por esta razón, el ser humano, debe comprender como funcionan los sistemas, conocer la importancia que representa el sistema en el mundo de las relaciones humanas y en la vida misma, pero sin dejarse arrastrar por los apegos y el fanatismo. Los sistemas sociales están diseñados, para satisfacer demandas sociales, alcanzar formas de resolución de conflictos, entre otros efectos. Sin embargo, sus causas no siempre son positivas para el hombre en su contexto social.
El sistema social es solo un sistema, no es ni bueno, ni malo. Por ello, el hombre como ser social, siempre tendrá la necesidad de mantenerse vinculado a ellos. Aunque, tal vinculación, debe realizarse de forma consciente, para determinar en qué momentos, y en qué medida, podemos conectarnos con el sistema y en cuales espacios, se hace indispensable liberarnos del mismo. Cabe señalar, por ejemplo: la pertinencia y obligatoriedad del hombre de vincularse al sistema jurídico. Este sistema, regula la conducta social de los 10
seres humanos y sus relaciones en todos los ámbitos. Por tal motivo, sería un error decir que nos apartaremos de él.
De hecho, resultaría imposible aislarse del sistema jurídico, porque los sistemas sociales, están conformados por el sistema en sí mismo y el entorno, lo que precisa, que estaremos inmersos, en el núcleo del sistema, o en su entorno, pero este, siempre nos mantendrá unidos a él, de una u otra manera. Otro ejemplo: es la representación del sistema político. Este sistema, tiene uno de los puntos más álgidos y difíciles de tratar. Muchas personas, hacen afirmaciones como la política es un elemento negativo, la política es mala, pero el hecho que las personas abusen del sistema, para cometer acciones antiéticas, deshonestas, e incluso delictivas, no quiere decir que el sistema en su totalidad sea el problema.
No obstante, en el marco del sistema político, se han visto innumerables crímenes, acontecimientos abominables, e inhumanos. Esto sucede, porque el sistema político, en su concepción espiritual, se rige por varios elementos que solo se hacen evidente, al estudiarlos de conformidad con el principio de causalidad. El sistema político, es por excelencia, el sistema que guarda la relación más amplia con el principio de causalidad. En consideración, tenemos que, en el marco 11
de este sistema social, se han creado innumerables subsistemas, que pasan a ser ramificaciones del mismo.
El sistema político, influencia los demás sistemas sociales, y con el paso del tiempo, pasa a formar parte de la historia de la humanidad, elemento que marca al ser humano en todos sus contextos. En consecuencia, el principio de causalidad se relaciona con el sistema político, no solo en la dualidad existente que define el estado real y el estado ideal, sino también, en referencia de la ley del karma y dharma.
La historia de la humanidad en lo político, ha marcado la existencia del Real Ser del hombre; de tal manera que, para trascender las situaciones, el ser humano debe comprender la vida y el motivo de su existencia y trabajar arduamente en la liberación del sistema, de acuerdo con los principios del Kybalion: principio de mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa-efecto, y generación. Sin embargo, como se ha comentado, el sistema político, al igual que cualquier otro sistema social, siempre influenciará nuestras vidas, por lo que, se imposibilita el hecho de una liberación absoluta y radical. La liberación psicosocial, no consiste en apartarse definitivamente del sistema, por el contrario, mediante este proceso, se estudia el sistema, se analiza y se comprende, con el fin de saber cómo desarrollar nuestras vidas, sin dejarnos arrastrar por los efectos del sistema. Razón por la cual se afirma: 12
“Si comprendemos el estado ideal del sistema, superamos el estado real del mismo”. Aleph Dáath. No dejarse arrastrar por el sistema, no significa aislarse, y menos luchar contra el sistema. Es simplemente, saber en qué momentos, y en qué medida, aceptamos en nuestra condición espiritual como seres humanos, los efectos que se producen en el sistema, y cuando inducimos causas, que generarán nuevos efectos en el sistema.
Otros elementos de vital importancia, son: el sano juicio, la voluntad, y la paciencia. Si actuamos siempre en el marco del sano juicio, nuestra conciencia, será el juez de nuestra vida, y en esta medida todo lo que hagamos, dejará de estar sujeto a la ley del karma y dharma. En consecuencia, nuestras acciones, definirán nuestro futuro a la luz de la historia. La voluntad, nos permitirá mantenernos firmes cuando tengamos que hacerlo, y la paciencia, sobrellevar las adversidades en buen término, sin asumir las dificultades como un fracaso. De acuerdo con lo planteado, cabe señalar el siguiente ejemplo: cuando el sistema político, genera efectos negativos, o en él, se desarrollan graves situaciones de crisis, debemos asumirlas siempre desde el sano juicio. 13
Por ello, la palabra debe ser la voz de nuestra conciencia y la conciencia debe expresarse con firmeza y convicción. Sería un error confundir la humildad con sumisión y la firmeza con la prepotencia. Sin embargo, esto no es todo, hace falta que el sano juicio, o voz de la conciencia, se vincule a la voluntad y la paciencia, en constante equilibrio. El sistema político, ha sido uno de los sistemas que ha generado en sí mismo, subsistemas y dentro de estos, se han creado corrientes ideológicas.
En este sentido, cabe señalar, como elemento de vital importancia, la democracia y la autocracia; no solo como conceptos, sino como subsistemas derivados de la política como sistema raíz.
En relación con las definiciones aportadas por el método de liberación psicosocial; se asume la democracia y la autocracia como subsistemas, que a su vez, pertenecen al sistema político. En este ámbito, el subsistema democrático, garante de las libertades, tiene un rol fundamental para el despertar de la conciencia del hombre, mientras que el subsistema autocrático, es un elemento que priva al hombre del sano juicio, para convertirlo en un esclavo del poder. En relación con el argumento planteado, se enfatiza, que el despertar de la conciencia y la expresión del Real Ser del hombre, solo es posible sin coacción y en sistemas, que permiten la libertad del ser humano en pleno ejercicio de su sano juicio. La dictadura es una 14
cárcel para la conciencia. La autocracia como subsistema, representa un esquema de dominación, contradictorio a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.
En este contexto, sería ilógico, e irónico afirmar que puede existir una acción consciente del hombre, cuando este, es prisionero del Estado. En este ámbito, la espiritualidad, es totalmente contradictoria de los regímenes políticos autocráticos, y de los seudosistemas radicales, sin importar su ideal político. El mundo entero, ha sufrido en el marco del sistema político, graves daños que han dejado heridas en la historia de la humanidad, a causa de la implementación de corrientes políticas inmersas en el subsistema autocrático. Algunas de ellas, sustentadas en ideales de ultraderecha, tales como el Nazismo y el Fascismo y otras fundadas en criterios de extrema izquierda, entre las que destaca el Socialismo y el Comunismo. Si bien es cierto que el principio orientador de la liberación psicosocial, es la libertad, y en este sentido, es admisible cualquier forma de pensamiento, o criterio ideológico, también se hace evidente, que las corrientes teóricas radicales, representan una cárcel para la conciencia.
Las corrientes políticas de ultraderecha, y las corrientes de extrema izquierda, son idénticas en naturaleza, y solamente diferentes en grado, esto quiere decir, que la aplicación del principio de polaridad del 15
Kybalion, permite aclarar, que tanto el Nazismo, Fascismo, como el Socialismo y el Comunismo, son solo dos caras de la misma moneda, y una morada prisión para la conciencia. A fin de aclarar el tema sobre los regímenes ultraderechistas y de extrema izquierda, los cuales se denominan como seudo-sistemas, en el presente trabajo, se destacan los siguientes puntos: se definen como seudo-sistemas, porque a pesar de constituir algunas características propias del sistema, estas estructuras sociales están inmersas dentro de un sistema que es el sistema político, y forman parte del subsistema autocrático. Se definen y caracterizan los términos: Fascismo, Nazismo, Socialismo y Comunismo. Se explica la vinculación esotérica existente entre la ultraderecha y la extrema izquierda como dos lados opuestos de un mismo elemento, y su potencial peligro, para la liberación del Real Ser del hombre. El Fascismo
El Eurosistema Fascista: se fundamenta en la ideología político-cultural de ultraderecha, que tuvo su origen en Europa, entre los años (1918-1939). Su creador y principal líder fue el italiano Benito Mussolini, y se constituyó como una doctrina fundamentada en el proyecto de unidad monolítica que era denominada como Corporativismo, siendo su objetivo, exaltar a la nación frente al individuo o las clases sociales. 16
En tal medida, el Fascismo, suprime la diversidad política, para la creación de un partido único, que garantiza el centralismo político. La promesa del Fascismo siempre fue la construcción de una sociedad perfecta, que respondería al nombre de cuerpo social, y era conformada por un cuerpo intermedio y sus representantes unificados y designados por el gobierno central, que se caracterizó por su ejercicio totalitario del poder. El Fascismo instauró un régimen de obediencia para las masas, que eran idealizadas para que asumieran el protagonismo del régimen, formando una sola entidad. Este Eurosistema, utilizaba los medios de comunicación y la condición de líder de Mussolini, para conducir en unidad al denominado cuerpo social. El Fascismo se caracterizó principalmente por ser un régimen autocrático y totalitario, su metodología se desarrollaba en el marco de la difusión que permitía juzgar de forma sistemática a las personas, por su pertenencia, a un determinado grupo y no por su responsabilidad personal. Utilizó la demagogia, para la difusión excesiva de propaganda. Además del miedo en los sectores sociales adversos y frustración colectiva, para desencadenar la violencia y represión, con el fin de mantener el control político-social.
En este modelo, se calificó un enemigo común dentro y fuera del territorio, usando este argumento como excusa, para conducir la agresividad hacia los enemigos del régimen. Se mantuvo la desinformación, y 17
se favoreció de la manipulación, mediante la aplicación de líneas políticas en el sistema educativo y estrategias de encuadramiento social.
El Fascismo fue un movimiento expansionista y militarista que adoptó un nacionalismo exacerbado como identidad para su tierra, pueblo y sus líderes. El Nazismo o Nacionalsocialismo
El seudo-sistema Nacionalsocialista, aun cuando su nombre parece vincularse a los ideales de izquierda, es una doctrina política de ultraderecha, que tuvo su origen en Alemania, durante los años (1933-1945), cuando asume el poder el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Su historia, inicia con la autoproclamación del Tercer Reich, y continúa durante la II Guerra Mundial y finaliza con la misma. Ideológicamente, el Nazismo se remonta a la década de 1920, posterior a la I Guerra Mundial, en donde se hicieron evidente, los efectos producidos por el Tratado de Versalles (1919).
Este tratado internacional que marcó el fin de la I Guerra Mundial, tuvo graves repercusiones económicas para la sociedad alemana. Las sanciones económicas, generaron una gran crisis, tanto para el gobierno como para el pueblo alemán. Esto ocasionó que las calles, se llenaran de manifestaciones extremistas, tanto de regímenes de izquierda, como de derecha. 18
Después de una larga lucha entre fracciones políticas, Adolf Hitler logra ser canciller, y en el año 1934, con la muerte del presidente Hindenburg, fue publicada una ley, mediante la cual, la autoridad del presidente es transferida al presente canciller y Führer, Adolf Hitler. Se inicia la implementación de la doctrina Nacionalsocialista en Alemania, fundada en la xenofobia y el racismo. Esta ideología político-social, pretendía construir una nación, a partir del reconocimiento de la supuesta “superioridad” de una sola raza: la raza Aria, vinculada a los Teutones, tal como se evidencia a continuación:
“Los teutones son el alma de nuestra civilización. La importancia de cualquier nación, en la medida que es un poder actual, está en relación directa a la genuina sangre teutona presente en su población”.
El alto contenido racista del Nacionalsocialismo, se fundamentó en criterios como la agresividad y la dominación, tal como lo expresó Benjamín Kidd: “Nuestra civilización ha sido dada a luz como resultado de un proceso de fuerza sin paralelos en la historia de la raza. Por épocas incontables el combativo macho europeo se ha desbordado a través de Europa en sucesivas olas de avance y conquista, venciendo, exterminando, aplastando, dominando, tomando posesión. Los más aptos, que han sobrevivido esas sucesivas olas de conquista, son los más aptos por el derecho de la fuerza y en virtud de un proceso de 19
selección militar, probablemente el más largo en la historia, el más duro, probablemente el más relevante al que la raza ha sido sometida.” En consecuencia, se puede precisar el carácter discriminatorio, racista y xenofóbico del régimen.
El Nacionalsocialismo, bajo el liderazgo de Adolf Hitler, ocasionó el famoso Holocausto; genocidio en el que murieron aproximadamente 6 millones de personas, durante el régimen Nazi, y su propósito era crear una comunidad nacional de “raza pura”, y en este sentido, se procedió a decretar la expulsión de los judíos del territorio alemán, por considerarlos causantes de los problemas por los que transitaba Alemania.
Esta expulsión del territorio, posteriormente se convirtió en detenciones arbitrarias, reclusiones masivas en campos de concentración, donde se esclavizó a los prisioneros, sometiéndoles a trabajos forzados, insalubridad, y una ración alimenticia que solo cumplía el objeto de alargar el sufrimiento de los prisioneros, los cuales al pasar un tiempo morían por desnutrición.
Además, de esta cruel realidad, se crearon campos de exterminio en los que había cámaras de ejecución, a las que se les denominó: “Las Duchas”, y consistieron en cámaras de gas, en las que ingresaban grandes cantidades de prisioneros, quienes eran asesinados por gases asfixiantes. 20
Otras víctimas del genocidio y las persecuciones, fueron los considerados como “Indeseables”, grupo en el cual el régimen Nazi, incluyó a los homosexuales, testigos de Jehová, personas discapacitadas, disidentes y opositores políticos. Los seudo-sistemas de Extrema Izquierda
La extrema izquierda se fundamenta en la implementación de dos regímenes político-sociales, uno de ellos que constituye la primera fase, a la que se le denomina: Socialismo y la segunda definida como: Comunismo. En todo caso, para la definición de estos seudo-sistemas, el Socialismo, no es más, que el camino conducente a la concreción del ideal Comunista. Fase I: Socialismo
El Socialismo es una doctrina política de extrema izquierda, fundada en la supuesta igualdad de los seres humanos. Sus creadores: Karl Marx (Carlos Marx), y Friedrich Engels (Federico Engels), nunca vieron de cerca la pobreza. Sin embargo, su doctrina fue creada con el objeto, de alimentar un falso ideal de igualdad entre los seres humanos, en las clases sociales más bajas.
La primera fase de la extrema izquierda o Socialismo, a grandes rasgos, se fundamenta en la abolición de la propiedad privada. Por ello, son frecuentes las expropiaciones; el Estado incrementa los impuestos severamente, en especial para las clases más altas, por considerar que las clases sociales con mayores 21
ingresos son los culpables de la pobreza; prohíbe las sucesiones (el derecho a herencias); el Estado, confisca los bienes de los inmigrantes, apoderándose de ellos sin una indemnización.
Otros aspectos relevantes son la centralización de los sistemas crediticios, razón por la cual el Estado es el único ente que otorga financiamientos y de esta forma los ciudadanos, se ven forzados a adquirir deudas solo con el Estado; se centralizan los medios de transporte y comunicación, por lo que se crean sistemas de transporte y medios de comunicación que son controlados por el Estado a su conveniencia, pudiendo manipular las noticias, la propaganda, la libertad de expresión, e incluso el derecho al libre tránsito. Las empresas privadas, son expropiadas y se expande la industria pública, con el objeto de tener el control totalitario de la producción; el trabajo se distribuye de forma igualitaria, las personas con alta preparación, tienen que laborar igual que las personas sin preparación, se desconoce la experiencia y los criterios académicos.
Caracterizándose principalmente, por la eliminación de los méritos y la frustración de la población. Además de establecer una educación gratuita, pero dominada por el Estado, tanto en lo ideológico como en lo económico, por lo que el Estado, decide los contenidos, que deben estudiarse y los que se deben 22
excluir. Además de utilizar a los estudiantes, como mano de obra en los procesos agrícolas o industriales. “En el Capitalismo, el que no trabaja no come; en el Socialismo, el que no obedezca no comerá”. León Trotsky La aplicación del Socialismo, como modelo político, ha generado luchas de clases, genocidios y hambrunas. Por ello, hablar de Socialismo, es hablar de miseria, hambre, destrucción, y recordar que este, es el modelo con el saldo más alto de muertes en la historia de la humanidad. Con un número aproximado de 20 millones de muertes en la Unión Soviética, 65 millones en la República Popular China, 1 millón en Vietnam, 2 millones en Corea del Norte, 2 millones en Camboya, 1 millón en los regímenes comunistas de Europa Oriental, 150.000 en Cuba y otros países de Latinoamérica, 1,7 millones en África, 1,5 millones en Afganistán, 10.000 muertes provocadas por el movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder y más de 70.000 muertos, desde 1980 hasta el 2000, entre otros. Según cifras reveladas en el Libro Negro del Comunismo: Le Livre noir du communisme. Fase II: Comunismo
La segunda fase de la extrema izquierda, no es más que el ideal utópico: “La Promesa Comunista” 23
Caracterizada por construir una sociedad donde no exista: ni el Estado, ni el Dinero, ni la Propiedad Privada. En consecuencia, los regímenes políticos de extrema izquierda, así como también, la ultraderecha, no son más que dos extremos de un mismo elemento, la autocracia o morada prisión del Real Ser del hombre.
Estas doctrinas, aun cuando se diferencian en su sentido ideológico y discurso, siempre responderán a un mismo fin, esclavizar al hombre, para centralizar todo el poder en el Estado, y en la minoría que lo dirige desde los poderes públicos.
Más allá, de cualquier teoría, doctrina o fundamento académico, no existe criterio más firme que la verdad, y esta, no responde a teorías universitarias, manifiestos, declaraciones, o corrientes ideológicas convertidas en discurso. La verdad, está en la praxis de vida del ser humano; y en la medida, en que el hombre comprende esta verdad, a partir de los hechos históricos que ha presenciado, la misma, pasa a convertirse en sabiduría.
Por tal razón, la sabiduría reside en la memoria de los pueblos, y se expresa en la conciencia del hombre, a través del principio del sano juicio; para que este, pueda alcanzar su libertad, en el pleno ejercicio de la justicia, que a su vez, se define como el acto de dar a cada uno, lo que por derecho le corresponde. 24
Aclarado el punto, se enfatiza que el hombre como ser social, debe trascender los sistemas y en algunos casos, debe trascender los efectos de los subsistemas. No se puede ser libre, cuando, no lo creemos realmente; y para creer en la libertad plena del Real Ser, el hombre desde su condición espiritual, debe creer, y luchar por la libertad en todos sus contextos, aceptando de los sistemas, solo las cosas que no limiten la expresión de su sano juicio.
El sistema educativo o académico, es otro sistema social, del cual el hombre no se puede apartar. La educación es un derecho humano esencial, y una herramienta eficaz para el desarrollo de la sociedad, la formación universitaria, permite el surgimiento de valores éticos y morales que conducen a la superación personal y profesional del individuo. En la actualidad, el sistema educativo se ha constituido como una estructura que encierra al ser humano en ciclos de estudios interminables que le apartan de su verdadero fin o propósito existencial.
En altos niveles académicos, es común ver personas que asumen un rol extremadamente competitivo y sustentado en resentimientos, envidia, egoísmo; las exigencias académicas en ocasiones ya no dependen de cualidades del hombre, sino de condiciones económicas, entre otros vicios que se vinculan al sistema. Por ello, se debe saber, en qué momentos, necesitamos del sistema educativo, y en qué medida. 25
La educación es un elemento muy positivo cuando este, se asume conscientemente, pero también puede ser un obstáculo para nuestra libertad espiritual, si es asumida desde los vicios o errores propios del sistema. El sistema cultural, representa entretenimiento, distracción y a veces la reproducción de una memoria histórica. Sin embargo, puede traer a la vida del hombre elementos que limiten la expresión de la conciencia.
Algunas manifestaciones culturales, se fundamentan en emociones, situaciones históricas, o elementos sociales, que no debemos seguir reproduciendo, para poder alcanzar una verdadera liberación o realización espiritual, y en su constante reproducción nos apegamos a ellos, y esta realidad le imposibilita al ser humano, trascender tales circunstancias.
El sistema religioso, en muchos casos representa la salvación del hombre, la purificación del espíritu, la liberación o incluso la regeneración social. Las creencias religiosas tienen como objeto transformar al hombre en un ser que se reconstruye desde el ideal del bien, y en este sentido, no puede ser negativa una formación que siembre en la conciencia del hombre este tipo de pensamientos. Sin embargo, en la praxis muchas organizaciones del sistema religioso, han adoptado estrategias fundadas en el fanatismo, la intolerancia hacia otras 26
organizaciones, e discriminación.
incluso en algunos
casos
la
En consecuencia, la conciencia de las personas, termina cerrándose ante la posibilidad de liberarse en un entorno de aceptación de las demás verdades del hombre y por ello, solo pasan a constituir sectas o grupos que limitan la expresión del sano juicio en sus seguidores y creyentes. “Si deseas cambiar el mundo, nunca pienses que lo harás cambiando de religión, cambia tus acciones y has que sean tan puras como los ideales que enseñas a los demás”.
Aleph Dáath Tal como se menciona en la frase, el cambio no está en la organización o la escuela que predica el conocimiento, sino en la pureza del espíritu, y en los ideales del hombre.
Si el hombre quiere ser libre, tiene que aceptar la libertad de los otros, y si confía en su verdad, sabe que los demás, también tienen una verdad, que debe ser respetada. En este contexto, cabe señalar que el hombre, en la búsqueda de su propia libertad espiritual, debe reencontrarse con su propia conciencia y permitir constantemente la expresión de esta, mediante el criterio del sano juicio. 27
El sistema religioso al igual que los otros, no es un elemento negativo, solo es un medio en el cual el ser humano, debe convivir, adaptarse y desenvolverse, pero a la vez, sin perder la capacidad de dominar dicho medio, y demostrar que forma parte del sistema, pero no está sumergido en el mismo. “Los sistemas humanos son grandes cárceles para la conciencia, pero conviviendo entre ellos, podremos descubrir la única forma de ser libres”.
Aleph Dáath Como se explica en las palabras que anteceden estas líneas, los sistemas sociales, representan una morada prisión para el hombre, pero a la vez, en ellos esta la única posibilidad de ser libres. Esto quiere decir, que no podemos encontrar la libertad, si no luchamos para conseguirla, porque sería como esperar ganar el primer premio de la lotería, sin haber jugado nunca. El hombre que busca la liberación psicosocial, no se aparta de los sistemas, los comprende, y sabiamente acepta de ellos, lo que indica su sano juicio, y rechaza lo innecesario. “Si te alejas del mundo y los sistemas sociales, no conseguirás nunca la libertad, sino la soledad”.
Aleph Dáath La liberación psicosocial, es la búsqueda de la libertad en la morada prisión. Sin embargo, aunque esto parezca contradictorio, la libertad no se encuentra, si no 28
se tiene la necesidad de buscarla. Por ello, el único lugar donde se puede conseguir la libertad, es en la propia morada prisión del hombre.
Otro de los puntos a considerar, para la comprensión de los diversos sistemas sociales, en función de la liberación psicosocial, es el principio de retorno y recurrencia, que se sustenta en los karmas, que el ser humano debe trascender, para alcanzar su libertad existencial, mediante la realización espiritual. El mundo de las relaciones humanas, como se menciona al principio de este capítulo, es la estructura que articula los sistemas sociales. Si bien es cierto, que hay una multiplicidad de sistemas, todos ellos, se vinculan. Por ejemplo: el sistema político, siempre terminará articulándose a los demás sistemas, como el jurídico, económico, educativo, entre otros.
Esto sucede porque el mundo de las relaciones humanas, representa un gran contexto social, que actúa como entorno, para todos los sistemas sociales. Este macro-contexto, es la morada prisión de los seres humanos, y está conformado, por la sociedad en su conjunto.
Es el todo del plano físico, y el mundo en el que convivimos como prisioneros de nuestro propio subconsciente. Aspecto que nos hace pensar en la siguiente interrogante: ¿Cómo relaciones?
nos liberamos 29
del mundo
de
las
La respuesta a esta pregunta, no se encuentra en la capacidad, que tiene el hombre de liberarse del mundo de las relaciones humanas, que constituye su morada prisión.
Está en la capacidad que tenemos como seres sociales, para dominar nuestra propia naturaleza, desde la condición intelectual, y en la apreciación de la sabiduría, como elementos indispensables, para comprender la vida, desde sus causas y efectos. Además de la voluntad y determinación para luchar, pero no contra el sistema, sino para dominar, nuestra propia aptitud ante el sistema. Razón por la cual no debemos tratar de cambiar el mundo, ni cambiar el sistema, sino cambiar nuestra propia naturaleza interna, para no dejarnos arrastrar de forma inconsciente por los sistemas sociales. Propósito que solo es posible alcanzar, mediante la comprensión del funcionamiento de los sistemas, y el despertar de la conciencia, para reinventarnos como seres humanos, desde la expresión de nuestro Real Ser.
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CAPÍTULO II Liberación Psicosocial y Principio de Causalidad
L
a liberación psicosocial desde su relación con el plano causal, se define a partir del principio de causa y efecto del texto: el Kybalion, o libro de los Tres Iniciados: Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley-. Casualidad no es sino un nombre que se da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causación, pero nada se escapa a la ley. En este sentido, los acontecimientos que tienen lugar en este maravilloso mundo, guardan una amplia relación con las experiencias recurrentes de los anteriores acontecimientos en la historia de la humanidad. En consecuencia, nada sucede por casualidad, el azar, tal como lo indica la ley, solo es un nombre que se le da al desconocimiento del principio de causalidad. Por ello, la liberación psicosocial, va mucho más allá, de una simple adaptación al sistema o del dominio de nuestra naturaleza interna, para no dejarnos arrastrar por sus efectos. Si bien es cierto, que el ser humano, no debe dejarse llevar por los efectos del sistema, y necesita saber en qué momentos, y en qué medida se articula con 31
el sistema, para evitar ciertas consecuencias o efectos, esto no es todo lo que el ser humano, tiene que hacer para alcanzar la liberación psicosocial. Estas acciones solo constituyen una primera etapa del proceso.
La segunda etapa, está definida por la comprensión del principio de causalidad y la ley de retorno y recurrencia. En consideración a lo expuesto, se menciona que todo acontecimiento que tiene lugar en el plano físico, es generado como un efecto, cuya causa, ha sido un hecho social, que ha tenido lugar en la historia de la humanidad.
Por ejemplo: cuando hablamos de algún acontecimiento relevante de la historia contemporánea, siempre debemos remontarnos a un hecho recurrente del pasado, y así, podremos descubrir que la historia contemporánea de la humanidad, guarda una amplia similitud con los hechos del pasado, e incluso con los acontecimientos que tuvieron lugar en la antigüedad. Tal similitud en la historia, no es un hecho casual, ni una simple apariencia.
El hombre a lo largo de sus innumerables existencias, ha venido a la tierra y ha realizado de manera recurrente sus acciones, de forma inconsciente, y esta es la clave que permite establecer la procedencia de dicha similitud. La ley de retorno y recurrencia, es un elemento que el ser humano, tiene que trascender, para liberarse 32
de los sistemas sociales. Esto solo es posible, si comprendemos el entorno social, y a su vez, entendemos que los hechos acontecidos en nuestra vida y en la sociedad, son una recurrencia de los sucesos que han tenido lugar en la historia.
No obstante, saber que la naturaleza del ser humano es recurrente, no es lo único que debemos comprender, para liberarnos de los sistemas sociales y sus efectos. En consecuencia, determinar la naturaleza recurrente del ser humano, solo nos permite precisar, la necesidad de cambio en nuestra actual existencia, para romper los ciclos recurrentes en nuestras futuras existencias. ¿Cómo se pueden romper los ciclos recurrentes?
Los ciclos recurrentes, tanto en la historia como en la vida personal, se pueden romper, cuando estudiamos los hechos que originan una situación específica, los analizamos, y durante este proceso, respondemos las siguientes preguntas: ¿Qué relación guardan estos hechos con otros sucesos del pasado? ¿Cómo se reflejan en mi personalidad estos acontecimientos? ¿A qué tengo que renunciar, para que estos hechos, dejen de reflejarse en mi personalidad? Destacando que estas interrogantes, deben ser contestadas desde la expresión de la conciencia y con total sinceridad. 33
Si bien es cierto, que no todos los seres humanos tienen la capacidad de recordar eventos de sus vidas pasadas, todos podemos comparar los hechos actuales, con los acontecimientos de la historia, y en gran medida, esto explica, porqué la historia es un elemento, que nos ayuda a entender el presente, y así, poder transformar el futuro mediante el accionar consciente. La recurrencia, no indica que el destino está escrito de una forma incorregible. Aun cuando los acontecimientos del pasado, constituyen un elemento que tiende a repetirse en nuestras acciones presentes; se precisa la posibilidad de trascender las situaciones actuales de forma consciente.
En este contexto, se hace necesario comprender, que los eventos del presente, tuvieron un lugar en el pasado, y por ello, debemos evaluar todas nuestras acciones, mediante la expresión consciente del sano juicio. Cabe señalar que los acontecimientos de carácter recurrente, que tienen lugar en nuestra existencia actual, son el producto de los hechos que tuvieron lugar en el pasado. Por ello, estos sucesos, se manifestarán, en todos los sistemas sociales, que se vinculan al mundo de las relaciones humanas. En este sentido, es importante precisar el origen de las situaciones que enfrentamos en la actualidad, mediante la observación consciente de la historia, y analizar las decisiones, que se tomarán, para evitar la 34
repeticiรณn de nuestros errores, desde la valoraciรณn del sano juicio, centrรกndonos en la voluntad, para asumir los cambios positivos que se deben realizar en nuestras vidas, y la paciencia, para afrontar de forma consciente las dificultades, y comprender que las situaciones de crisis, no constituyen el fracaso, sino los obstรกculos a superar. El Sano Juicio
El sano juicio, es un elemento que, para algunas personas, puede resultar subjetivo. Esto sucede, debido a que, no todos, tenemos el mismo nivel de conciencia. Por ello, la interpretaciรณn de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, no serรก la misma para todos los seres humanos. Sin embargo, esto no quiere decir, que algunas personas, no sepan diferenciar, entre estos dos criterios. El hombre, en su interior, posee una chispa divina, una pequeรฑa luz a la que llamamos esencia, y esta, es la responsable de orientar el accionar consciente.
La expresiรณn del sano juicio, no es un elemento subjetivo, es una expresiรณn de la esencia del hombre. En consecuencia, la valoraciรณn entre lo que estรก bien, y lo que estรก mal, siempre tendrรก una respuesta correcta para el ser humano, en la toma de decisiones. No obstante, existen dos elementos importantes a considerar: el primero de ellos, es el grado de conciencia despierta, que posee el individuo. Mientras 35
que el segundo, corresponde a la expresión del ego en lugar de la esencia.
La esencia, es una fracción de la conciencia que se expresa a través de la personalidad, y nos permite realizar una valoración del bien y el mal, pero fundada en el grado de conciencia despierta, que posee cada hombre, el cual se puede aumentar o disminuir, en función del deseo de superación espiritual y la voluntad. A fin de comprender este criterio, se presenta como ejemplo el siguiente ejercicio: ¡Imaginemos un día con un sol maravilloso!
En este escenario, observamos el sol a plenitud.
Al centro del paisaje, hay una gran casa, con un hermoso jardín al frente; mientras que, al fondo, hay un terreno árido, y de aspecto muy triste y solitario; esta morada, tiene dos puertas, una al frente, entre dos ventanas cuyas persianas no dejan entrar la luz, y otra en su parte posterior. De pronto, visualizamos las puertas, y estas, se encuentran entre abiertas. Sin embargo, su abertura es muy pequeña. Ahora imaginamos como entran los rayos del sol, por la pequeña abertura de la puerta que se encuentra al frente de la casa, miramos por una ventana, y a duras penas, observamos dos objetos, uno de aspecto brillante y otro opaco. 36
El objeto brillante, obviamente capta nuestra atención, mientras que apenas podemos ver el otro objeto, pero al detallar ambos, se trata de dos botellas una llena y otra vacía. Aun cuando es mínima la luz, podemos diferenciar entre la botella llena y opaca y la que se encuentra aparentemente vacía y es más brillante.
Ahora imaginamos que la puerta se abre y observamos, que la botella que vimos llena, solo contenía arena, y la botella aparentemente vacía, en realidad está totalmente llena de agua. Finalmente imaginemos que cerramos la entrada frontal de la casa y abrimos la puerta posterior, la cual está a la sombra, y tratamos de ver las botellas, pero solo observamos la oscuridad en el interior de la vivienda, y algo de claridad cercano a la puerta que recientemente abrimos. ¿A qué conclusiones podríamos llegar?
Primero: el sol representa nuestro Real Ser, el espíritu. Segundo: el hermoso jardín, la sabiduría, que se constituye a partir de la comprensión de las experiencias de la vida, y que indudablemente, siempre estará del lado de la luz, y de nuestro Ser. Tercero: la oscuridad dentro de la casa es el ego. 37
Cuarto: el terreno árido y solitario, representa la expresión del ego, y la exteriorización de nuestras emociones instintivas. Quinto: la luz que entra por la entrada principal de la casa, es la esencia del hombre.
Sexto: la puerta posterior, es la manifestación del ego, a través de la personalidad, y la casa en si misma representa la personalidad. Ahora bien, si nos tocara explicar el relato, podríamos comprender que nuestra personalidad, es una morada, un espacio en el que habita el ego y la esencia. Si nuestras acciones en la vida son correctas y sinceras. ¡Entramos por la puerta grande! Pero, si actuamos desde la naturaleza emocional, e instintiva. ¡Solo abriremos la puerta trasera, para salir por ella! Y encontrarnos con la indiferencia y el fracaso. Otras conclusiones a las que podemos llegar son:
1. La variación en el grado de interpretación, mediante el principio del sano juicio.
Si volvemos al análisis del relato, podemos notar, que se menciona, la visualización de dos objetos en la oscuridad, uno brillante y otro opaco. En este sentido, se precisa la existencia de algo desconocido. “Esto simboliza la presencia de esa dualidad que existe dentro de nosotros”. 38
Después, identificamos los objetos, para establecer una diferenciación entre ellos, con un mínimo de luz. “Argumento que representa, el discernimiento de acuerdo con el principio del sano juicio, pero a la luz de una fracción mínima de conciencia despierta”. Posteriormente, imaginamos en el relato, como se incrementa el potencial de luz, al abrir más la puerta de la casa, y esto a su vez, permite caracterizar los objetos de una forma mucho más clara, hasta el punto de visualizar su contenido, argumento que precisa:
“El despertar de la conciencia, como elemento que amplia, la luz de nuestra esencia, y nos permite realizar una valoración, cada vez más consciente, a través del principio del sano juicio”. 2. La valoración equivocada del sano juicio.
La última parte del relato, hace referencia, a la apertura de la puerta posterior, a través de la cual, solo se puede observar, la oscuridad que existe dentro de la casa, y la poca luz que entra superficialmente, en el momento que decidimos abrirla. “Este argumento, simboliza la exteriorización de las emociones y el ego”. La oscuridad en el interior de la casa, representa el ego, la apertura de la puerta, pasa a simbolizar los momentos en los cuales nuestras emociones, se desbordan de forma instintiva, y la poca luz que entra a 39
la parte posterior de la casa al momento de abrir la puerta, es un símbolo del auto-control, que se hace presente en los momentos de crisis. En consideración a las conclusiones aportadas, se puede observar, que la esencia, puede ampliarse, en la medida en que actuamos con fuerza de voluntad, paciencia y sabiduría, para abrirle la puerta grande al espíritu, y así, iluminar totalmente nuestra morada interior, con la luz de la conciencia, como expresión permanente del principio del sano juicio. “La vida está influenciada por el reflejo de las acciones del pasado, pero si conscientemente, comprendes que eres capaz de cambiar el presente, también descubrirás que eres el autor de tu destino”. Aleph Dáath
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CAPÍTULO III El estado de bienestar espiritual
U
no de los principales ideales de la Teleosophia como ciencia iniciática, es consolidar en el hombre, ese estado de bienestar espiritual, en el cual, se puede encontrar el verdadero sentido de la vida. Sin embargo, esto solo es posible, cuando descubrimos que el estado de bienestar espiritual, solamente se encuentra en la libertad. No podemos alcanzar la felicidad, si somos prisioneros de alguien o de algo. En consecuencia, el hombre, debe luchar por su libertad, tanto en lo físico como en lo espiritual, para llegar a esa realización personal en un primer momento, y en una segunda etapa, alcanzar la realización de su espíritu. En este ámbito, se hace necesario identificar: si somos, o no, esclavos del sistema. Además de reconocer que nuestro estado de bienestar espiritual, depende de esa liberación. No obstante, en este proceso nuestra esencia o fracción mínima de la conciencia, nunca nos abandonará.
En consideración a lo expuesto, cabe citar un pensamiento del Dr. Viktor Frankl, expresado en su libro: Trotzdem Ja zum Leben Sagen, (El Hombre en Busca de Sentido), obra que relata sus experiencias 41
como prisionero en el campo de concentración de Auschwitz, durante la II Guerra Mundial: “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino”. Viktor Frankl En este sentido, se destaca la definición de una nueva libertad, que va mucho más allá de la libertad física. Es la libertad de nuestra conciencia, manifestada en el principio del sano juicio. Se puede perder la libertad física, se puede perder la libertad sobre la propiedad, e incluso, podríamos perder la libertad de expresión, pero lo que nunca nadie, le podrá arrebatar al hombre, es su conexión con el Real Ser, de la cual emana la luz de la conciencia, siendo la máxima expresión de esa libertad, el sano juicio y el accionar consciente, como un camino conducente a las demás libertades. El estado de bienestar espiritual, es la clave para reinventar nuestra vida, desde la expresión del Real Ser. Es el reconocimiento de la fortaleza de nuestro espíritu, ante las adversidades.
Por ello, cuando tomamos la decisión de ser espiritualmente libres, nos aferramos a esa conexión con nuestro espíritu, y comprendemos que las 42
dificultades, no implican el fracaso, y para comprender esto, bastaría con citar como ejemplo: a todos aquellos sobrevivientes de los campos de concentración nazis, que al final de la II Guerra Mundial, pudieron reconstruir sus vidas.
Si bien es cierto, que los regímenes autocráticos, son una cárcel para la conciencia, no es menos cierto que el hombre puede usar la fortaleza de su espíritu, para encontrar sabiamente el camino conducente a su libertad. Otro de los puntos a tratar en la presente reflexión, son las grandes crisis económicas y sociales. En este contexto, cabe señalar la realidad de Venezuela para el año 2016-2017, y los acontecimientos que se han radicalizado para suprimir la libertad, donde se vive una fuerte crisis económica, política y social, que ha deshumanizado al hombre, con el objeto de dominarlo a través de su naturaleza instintiva, y sus necesidades más básicas. Este caso en particular, nos presenta un claro ejemplo de cómo los sistemas sociales pueden generar efectos que constituyen una prisión para la conciencia del hombre. Sin embargo, lamentarse o dejarse arrastrar por los efectos del sistema, no son acciones que nos permitirán liberarnos de la situación.
El hombre, en la búsqueda de su libertad espiritual, debe ser consciente de las adversidades existentes, y las acciones para superarlas. Además, de 43
comprender que el sistema no cederá sus espacios, por lo que, el ser humano, se tiene que labrar su propio camino a la libertad. “El ser humano, nunca será libre, sino siente que tiene la necesidad de serlo”. Aleph Dáath En consecuencia, la principal atadura que le imposibilita al hombre liberarse de los efectos del sistema, no es la fuerza, ni la represión, es la falta de voluntad, el conformismo y la deshumanización.
Motivo por el cual, es de vital importancia, entender que las adversidades, no constituyen un modelo de vida, ni marcan el fin de nuestra libertad espiritual. Tal como indica la frase del Dr. Viktor Frankl, el hombre, siempre puede elegir, cuál será su actitud personal, ante cualquier circunstancia, para decidir su camino. Reinventar nuestras vidas o fracasar
En consecuencia, ¡nos reinventamos o fracasamos! Esto quiere decir, que la adaptación no es una respuesta conducente a la libertad espiritual, pero si es el camino al fracaso.
Las situaciones de crisis económicas y sociales, encierran al sujeto, en una morada prisión, donde solo hay oscuridad, pero en la conciencia del hombre, está la luz que le mostrará la salida. 44
Los efectos de las crisis sociales, no son permanentes, son realidades temporales, y debemos asumirlas como tal. Sin embargo, la costumbre, si es un elemento que se arraiga en el ser humano. Por ello, para alcanzar esa libertad o camino conducente al estado de bienestar espiritual; se hace necesario romper el esquema de la costumbre, y asumir, la realidad para reinventarnos de forma consciente, a partir de las adversidades que tengamos que superar. “El fracaso no es el producto de las situaciones que nos han derrumbado, tanto en lo físico, como en lo emocional, sino acostumbrarse a creer, que después de haber sido derrotados, no tendremos la capacidad para reinventarnos como seres humanos”.
Aleph Dáath De acuerdo con esta realidad, para construir ese estado de bienestar espiritual, el hombre, tiene que considerar varios aspectos:
El primero de ellos, es aceptar la necesidad de cambio, tanto en su entorno, como en su naturaleza interna, para transformarse en un ser consciente, que comprende la vida y actúa de acuerdo con el principio del sano juicio.
El segundo, es conservar la esperanza y el deseo de superación ante las adversidades, sin asumir como una costumbre las situaciones de crisis. 45
El tercero, es tener la capacidad para reinventarse como ser humano, desde la conexión con su propio Ser.
El hombre, siempre tiene necesidades de cambio, y solo mediante la auto-observación y el autoconocimiento de sí mismo, se puede llegar a una conclusión, sobre los aspectos que debemos cambiar, en nuestra naturaleza interna, para que se puedan generar los cambios en el entorno. La esperanza y el deseo de superación, representan la fuerza del cambio, tanto en lo personal como en lo social. Estas cualidades, le permiten al hombre, superar las adversidades. En este sentido, el ser humano debe considerar como elemento de vital importancia, la temporalidad de las dificultades, para no convertir el sufrimiento en una costumbre.
Acostumbrarse a una situación de crisis, y resignarse, es un error que el hombre, debe evitar en todo momento. En este contexto, juega un papel fundamental el principio del mentalismo: el todo es mente; el universo es mental. Todo es mental, las situaciones son creadas a partir de la mente humana, mediante la resignación y la costumbre, y en muchas ocasiones desarrollamos patrones de vida, que nos unen cada vez más, a nuestra propia morada prisión. 46
Por esta razón, se hace indispensable que la esperanza y el deseo de superación, este siempre, aunado al optimismo y la convicción, de construir un mejor futuro a partir del accionar consciente.
En relación con la capacidad, que debe tener el sujeto, para reinventarse como ser humano, desde la conexión con su propio Ser, se debe considerar la influencia del principio de vibración: nada descansa; todo se mueve; todo vibra. Nada es estático en el universo, por tal motivo, si nos mantenemos inertes sin hacer nada, no pasará nada. Por ejemplo: si transitamos por una fuerte adversidad económica, a la cual no encontramos salida, y debido a esto, nos desmotivamos, y nos encerramos cada vez más a lo interno del conflicto, lo más probable es que entremos en depresión, y solo agravemos la situación. Si nos quedamos inertes sin que haya movimiento, no tendremos ninguna respuesta del universo. Pero, si en lugar de preocuparnos, comenzamos a ejecutar alguna acción, automáticamente habrá una respuesta del universo.
Por ejemplo: si un hombre se encuentra sin trabajo, y a causa de ello, se deprime y sin ejecutar ninguna acción, difícilmente encontrara una solución a su problema. 47
No obstante, si el sujeto se mantiene activo, realizando otras actividades, aumentará la probabilidad de conseguir empleo. En este sentido, la capacidad del hombre para reinventarse como ser humano, desde la conexión con su Ser, está vinculada a la vibración en la que nos encontramos.
Por este motivo, si somos optimistas, nos mantenemos activos, y creemos en nuestra propia capacidad para superar las adversidades, atraeremos lo semejante y conseguiremos siempre esa oportunidad para reinventarnos de forma consciente.
El estado de bienestar espiritual, se alcanza cuando el hombre reconoce la constante necesidad de cambio, conserva la esperanza y deseo de superación ante las adversidades, para adquirir la capacidad de reinventar su vida, desde su conexión con su Real Ser.
La conexión del ser humano con su Real Ser, es la clave que permite al hombre reinventarse sin la interferencia de elementos externos.
He allí, la idea que caracteriza perfectamente ese estado de bienestar espiritual, como una condición psicoespiritual que permite al individuo, reinventar su vida después de las adversidades, sin la necesidad de recibir señales externas. Por ello, se hace imprescindible la conexión entre el hombre y su Ser. 48
De este vínculo, debe surgir una relación del ser humano, con su propia naturaleza interna, la cual le indicará siempre la constante necesidad de cambio, con el fin de que el sujeto, pueda auto-corregirse y autodefinirse como persona, desde la valoración consciente. Elemento que, aunado a la esperanza, y deseo de superación de las adversidades, será la clave para refundar su personalidad tantas veces, como sus necesidades internas lo consideren indispensable. Esta condición psicoespiritual, definida como estado de bienestar espiritual, es la clave que le permite al hombre reinventar su vida, desde su relación con la conciencia, y el auto-análisis de su propia realidad. En consecuencia, el estado de bienestar espiritual, también constituye un elemento indispensable, para la transformación del hombre, en función de alcanzar la concreción de ese estado ideal de satisfacción interna, al que conocemos como felicidad.
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50
CAPÍTULO IV La felicidad metafísica
L
a felicidad metafísica, tal como su nombre lo indica, está concebida como la experimentación del sentido de satisfacción interior y realización espiritual del hombre más allá de lo físico. “La felicidad no se define como un estado de ánimo, porque en realidad es un nivel espiritual, que nos hace sentir realizados en el interior del alma”.
Aleph Dáath De acuerdo con lo expresado en el pensamiento que antecede estas líneas, la definición de la felicidad, no constituye un estado anímico del sujeto, sino un nivel espiritual. Este nivel del Ser interno del hombre, no es más que su propia realización. La felicidad es un elemento inmaterial. En consecuencia, no podemos encontrarla, en la naturaleza externa del hombre, aunque en la actualidad, muchas personas, asuman una definición equivocada de la felicidad, en donde esta, es conceptualizada como la satisfacción, por la concreción de un estado de bienestar material.
No obstante, esa sensación de satisfacción o placer que el ser humano, experimenta al concretar sus logros 51
materiales, no guarda relación con la verdadera felicidad. Muchas personas, llegan a confundir la felicidad con el placer. Argumento que además de ser completamente equivocado, solo permite al individuo, alejarse cada vez más de la felicidad.
Existen muchos sentimientos que aportan satisfacción, e incluso bienestar emocional, tales como el placer, la alegría, la tranquilidad, la paz, entre otros. Sin embargo, la felicidad, más que un estado de bienestar emocional o espiritual, es un nivel alcanzado por la realización de nuestro propio Ser. De acuerdo con este criterio, es indispensable tener en cuenta, que, para alcanzar la felicidad, debemos liberarnos de nuestra morada prisión (los sistemas), y brindarle a nuestro Ser, ese estado de bienestar espiritual, que le permitirá reinventarse en función de su propia libertad. En este ámbito, se hace necesario que el hombre, comprenda que la felicidad, no está en el resultado de sus acciones, sino en el camino que emprende, para llegar a ese nivel de realización del Real Ser. Por esta razón, la felicidad metafísica, no se debe encontrar, sino inducir con acciones que nos conduzcan a ella. “El sentido de la vida, no es encontrar la felicidad en nuestras acciones, es lograr que nuestras acciones conduzcan a la felicidad”.
Aleph Dáath 52
Tal como se evidencia en la frase anterior, la felicidad es un hecho causal, inducido por el Ser del hombre consciente. “Toda causa tiene su efecto”. En consecuencia, la felicidad metafísica, es el efecto que tiene lugar, a un hecho inicial.
Este hecho, es la causa que da origen a la felicidad, y está constituido, por el despertar de la conciencia y la búsqueda del estado de bienestar espiritual, mediante el accionar consciente y la expresión del sano juicio, como estrategias que le permiten al hombre, reinventar su vida desde su conexión con el Real Ser.
La definición de felicidad metafísica, como se ha mencionado, se refiere al sentir de la felicidad, más allá de lo físico. Cabe señalar que la misma, no se encuentra en las emociones, sensaciones, o en el estado de bienestar material, sino en el estado de bienestar espiritual, que surge de la comprensión del verdadero sentido de la vida. “Si buscas el camino a la felicidad, no busques emociones, sensaciones o cosas materiales, busca en ti mismo, el sentido de la vida, y descubrirás todo lo que nunca te atreviste a imaginar”.
Aleph Dáath Por tal razón, es importante destacar que el único camino conducente a la felicidad metafísica, es el despertar de la conciencia, que nos aporta la luz, para comprender el fin trascendental de nuestra existencia, 53
y el motivo de la vida, en función del descubrimiento de nuestro Real Ser.
Esta definición de la felicidad, trasciende el estado de bienestar individual, y pasa a influir en el estado de bienestar espiritual colectivo.
En este ámbito, la felicidad metafísica, aun cuando, es alcanzada por el individuo, mediante la realización de su espíritu o Real Ser, y posteriormente es proyectada a la sociedad. En este sentido, el colectivo, es inspirado por el ejemplo individual, cuando el sujeto, decide incursionar en el camino que conduce, a tal nivel de realización del Ser. “Lo más importante en la vida, no son las cosas que haces, ni lo que obtienes por ello, sino los cambios que surgen en el entorno a partir de tus acciones”.
Aleph Dáath Como se puede evidenciar en el pensamiento que antecede, las acciones que el hombre ejecuta, pierden su vigencia con el transcurrir del tiempo y son olvidadas, lo que se obtiene por dichas acciones, pasa a ser importante, solo para el sujeto que realiza la acción, pero los cambios que surgen en el entorno como producto de las acciones, queda albergado en la memoria colectiva y pasará a constituir un legado social. En relación con el criterio que se presenta, en esta concepción de la felicidad. Cabe señalar que el colectivo, 54
es el reflejo de la individualidad. Aun cuando esta frase, pueda parecer personalista, su verdadero sentido es completamente social y humanista. “Todo cambio social, parte de un cambio individual”. En consecuencia, no podemos intentar cambiar al colectivo, desde la colonización de las ideas, sino desde el ejemplo. Motivo por el cual, el colectivo tampoco podrá generar cambios conscientes en el individuo, desde la coerción social o intelectual. “No es la razón, ni la convicción, lo que hará despertar conciencia a la humanidad, sino el ejemplo que nace de cada uno de los hombres”.
Aleph Dáath El hombre en la búsqueda de la felicidad, tiene que emprender su propio camino, de forma individual. Debido a que esta, no se puede encontrar en las acciones del colectivo, y tampoco podemos esperar que un grupo social, se tome la atribución de ofrecernos la felicidad, porque tal acción, constituiría una farsa. La felicidad es una condición espiritual del hombre, y por ello, es el individuo, quien debe iniciar su búsqueda hasta alcanzarla. Lo importante no es pertenecer a una determinada religión u organización, sino tener claro, que el despertar de la conciencia, es el camino conducente a la felicidad, y este, se fundamenta en el accionar consciente y la expresión del principio del 55
sano juicio, como estrategias que nos permitirán realizarnos espiritualmente, y encarnar en el interior de nuestro Real Ser, la felicidad metafísica en su mayor esplendor. ¿Cómo saber si somos verdaderamente felices?
Hay una diferencia notoria, entre ser feliz, y estar bien. Existe un estado de bienestar material, un estado de bienestar emocional y un estado de bienestar espiritual, pero ninguno de ellos, debe confundirse con la felicidad. En este contexto, el estado de bienestar material, es una sensación de satisfacción y realización, producida a partir de nuestra superación personal. El estado de bienestar emocional, se manifiesta en la satisfacción que produce el sentir de realización personal, desde nuestras emociones, cuando nos sentimos queridos y valorados por los seres cercanos, amigos, familia, entre otros. El estado de bienestar espiritual, como se explica en el capítulo anterior, es una condición psicoespiritual, que le permite al hombre reinventar su vida, a partir de las adversidades, teniendo en consideración su deseo de superación, desde el interior de su Ser.
Este estado, se fundamenta en la conexión del hombre con su espíritu, para constituir una unidad, entre lo que es su vida como hombre, y la razón de ser de su naturaleza espiritual, con el fin de auto-corregirse y auto-definirse como persona, desde la valoración consciente. 56
El estado de bienestar espiritual, aun cuando, no representa ese nivel de realización espiritual del hombre a plenitud, puede considerarse, como el prólogo de la felicidad metafísica. En este sentido, existe una articulación entre el estado de bienestar espiritual, y la felicidad. Este vínculo, es el despertar de la conciencia, como camino común para la concreción de sus fines. El estado de bienestar espiritual, es aquel lugar, donde nacen las estrategias, que permitirán escribir con tinta de oro, la palabra felicidad en el espíritu del ser humano. Por ello, aun cuando no estamos hablando de la felicidad como tal, podemos afirmar que este estado, es una condición previa, a la que debe llegar el hombre, para reinventar su vida, en función de la búsqueda de la felicidad.
La felicidad, es el nivel superior de la realización espiritual, en donde tiene lugar la libertad absoluta, que se manifiesta en la convicción del hombre de estar en constante y permanente conexión con su Real Ser. En este ámbito, la felicidad es metafísica, va mucho más allá de lo físico, y no tiene ningún fundamento material.
Bien podría existir un hombre, pobre, sin comida, sin garantías de vida, y ser feliz, porque a pesar de las adversidades que tenga que afrontar, en el fondo de su Ser; tiene la convicción de que es libre, y pese a cualquier circunstancia, tiene la fortaleza de espíritu, 57
para decidir su camino conforme al principio del sano juicio.
En consecuencia, la felicidad metafísica es el grado más alto de realización espiritual, que el hombre puede alcanzar, desde la conexión permanente con su Real Ser. En ella, se encuentra la libertad que produce, ese estado de convicción absoluta de logro y realización que, de manera inquebrantable, le permite al espíritu del hombre, sentirse bien, y conforme con su propia existencia, ante la lucha por superar las dificultades.
58
CONCLUSIONES
L
a liberación psicosocial, como clave para reinventar la vida del hombre desde la expresión de su Real Ser, aborda cuatro puntos esenciales: 1. El mundo de las relaciones y los sistemas sociales; 2. Liberación psicosocial y principio de causalidad; 3. El estado de bienestar espiritual; 4. La felicidad metafísica.
En consecuencia, el primer punto a tratar: el mundo de las relaciones y los sistemas sociales.
Define y caracteriza los sistemas y el mundo de las relaciones humanas, con el fin de orientar la comprensión de los sistemas, y explicar, como surgen las relaciones, entre estas estructuras y el hombre, a fin de que el sujeto, pueda alcanzar su liberación.
Además, se presenta una explicación de los seudosistemas, fundamentados en la autocracia, como un elemento que dificulta la liberación psicosocial. En consecuencia, se precisan las corrientes ideológicas radicales, tanto de ultraderecha como de extrema izquierda: Fascismo, Nazismo, Socialismo y Comunismo, como ideologías que privan al hombre de la liberación de su Ser, y la expresión consciente de sus actos. Motivo por el cual, el hombre debe ser equilibrado, y no dejarse atrapar por los efectos del 59
sistema, precisando en qué momentos, y en qué medida, se debe liberar de ellos. El segundo punto, denominado: psicosocial y principio de causalidad.
liberación
Explica la relación entre los sistemas sociales y el principio de causalidad, haciendo evidente, los efectos de la ley de retorno y recurrencia en la historia de la humanidad. Elemento que orienta al ser humano, sobre el origen causal de los hechos, a fin de poder romper los ciclos recurrentes, que traen a la vida del hombre, efectos y consecuencias, a partir de las causas, que han sido inducidas en las anteriores existencias. En este sentido, se destaca la expresión del sano juicio, como principio que permite la superación causal de los ciclos recurrentes, mediante el despertar de la conciencia y la comprensión de las causas, que originan los efectos del problema. El tercer punto, se refiere al estado de bienestar espiritual.
El estado de bienestar espiritual, se caracteriza como el prólogo de la felicidad metafísica, en donde tienen lugar los cambios, que debemos realizar a nuestra naturaleza interna, en función de la superación de las dificultades, como elemento indispensable, para despertar conciencia, y reinventar nuestras vidas desde la conexión con nuestro Real Ser. El cuarto y último punto, la felicidad metafísica. 60
Es una definición de la felicidad, como elemento inmaterial que trasciende lo físico, para constituirse como un nivel de realización espiritual. Caracterizado, por la supremacía de la libertad de nuestro espíritu, la convicción de superación de las adversidades, y la firmeza para asumir los cambios en nuestra naturaleza interna, sin apartarnos de la unión con nuestro Real Ser. En consideración a estos puntos, podemos concluir lo siguiente: la clave para reinventar la vida del hombre, desde la conexión con su Ser, no está en el destino, ni en elementos externos. Se encuentra en la liberación psicosocial y el despertar de la conciencia, como estrategias conducentes a la felicidad metafísica. “Si quieres hacer una gran obra, es hora que comprendas primero: cuáles son las pequeñas cosas que llenan los grandes vacíos existentes en la humanidad”.
Aleph Dáath
FIN
61
“Si eres un Ser consciente, es porque tienes la capacidad de comprender que, a lo largo de la vida, todo tiene su lugar, momento, forma, y razón de ser”. Aleph Dáath
62
REFERENCIAS LUHMANN, N. "La clausura operacional de los sistemas psíquicos y sociales". En: Fischer, H.R. y otros, "El final de los grandes proyectos", pág. 116s. Gedisa, Barcelona, 1997. LOS TRES INICIADOS. El Kybalion. Principio de Polaridad. siglo XIX. Málaga. 2° Ed. Serio, 2008. H.-S.-CHAMBERLAIN. Century,.1899.
Foundations
of
the
Nineteenth
BENJAMIN KIDD. The Science of Power, 1919.
STÉPHANE COURTOIS. Los Crímenes del Comunismo. Traducido por: César Vidal. España. Espasa, 1998. VIKTOR E. FRANKL. El Hombre en Busca de Sentido. Barcelona. Duodécima Edición. Editorial Herder, 1991
63
“No es la razón, ni la convicción, lo que hace despertar conciencia a la humanidad, es el ejemplo que nace de cada uno de los hombres”. Aleph Dáath
64
ÍNDICE INTRODUCCIÓN
03
CAPÍTULO I
El Mundo de las Relaciones y los Sistemas Sociales
09
CAPÍTULO II
Liberación Psicosocial y Principio de Causalidad
31
CAPÍTULO III
El Estado de Bienestar Espiritual
41
CAPÍTULO IV
La Felicidad Metafísica
51
REFERENCIAS
63
CONCLUSIONES
59
65
66