Aleph Dรกath CIENCIA DEL MAESTRO DE LA VIDA Y LA MUERTE
Aleph Dáath. CIENCIA DEL MAESTRO DE LA VIDA Y LA MUERTE -2° Edición- Venezuela. Editorial Alfonso Arena, F. P. Año: 2017. 50 pp. 22,86 cm x 15,24 cm.
© 2017 Aleph Dáath. Reservados todos los derechos. Edición y Publicación: Editorial Alfonso Arena, F. P. Sello Editorial: EAA Ediciones. Diseño y Diagramación: Giuseppe M. Bastián. Sitio Web: http://www.eaa.com.ve/ E Mail: editorial@eaa.com.ve HECHO EL DEPÓSITO DE LEY ISBN: 978-980-7844-04-8 Depósito Legal: AR2017000164
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Dedicado a Dios infinito creador de la vida.
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ORACIÓN DEL INICIADO ¡Dios Mío! Maravilloso Ser de luz que iluminas mi alma, y fortalece mi espíritu. Te pido que me ayudes a encontrar el camino de la suprema sabiduría, para vivir y comprender, el verdadero motivo de mi existencia. Ayúdame a comprender el conocimiento, para entender el mundo que lo desconoce. Permíteme sentir amor por la humanidad, aunque una parte de ella, manifieste indiferencia. Asísteme en todas mis peticiones de acuerdo con la ley divina, y hazme comprender sabiamente, las obras que debo realizar. Guíame en cada momento de mi vida y hazme sentir fuerte, ante las adversidades y pruebas que debo superar. Dame la luz que me permitirá enseñar a los demás, con respeto y humildad. Coloca en mis labios las palabras necesarias, para expresar los sentimientos más nobles, y borra de mi naturaleza interna, todo pensamiento innecesario. Hazme trascender la indiferencia, valorar la humanidad y entender que mi ejemplo, es la mejor forma de enseñar. ¡Dios Mío! De acuerdo con la ley divina, permíteme comprender la vida, para alcanzar el máximo fin de mi existencia, condúceme a la libertad absoluta de la realización espiritual, y encarna en el interior de mi Real Ser: la justicia, libertad y sabiduría. AMEN, AMEN, AMEN. Aleph Dáath
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EL CAMINO Y LA VIDA
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onocimiento, sabiduría y autorrealización espiritual. La vida está marcada por el transcurrir del tiempo profano en que el hombre como objeto manipulado por las fuerzas del Ego, se encierra en lo más profundo de los abismos mentales y terrenales. El camino, no es más que la autorrealización del Ser. Nuestra esencia encerrada, apresada y encadenada en el abismo del inframundo, siente y clama: ¡libertad! Es cuando el momento decisivo, ha de llegar y conocer la doctrina de la autorrealización: el Dáath. Es el conocimiento y la clave del acenso o el descenso. El camino que conduce al todo o nada, el ser o no ser. El saber y comprender de la Vida y la Muerte. El legado de las almas purificadas al fuego del amor. El Dáath o conocimiento, escapa del pensamiento humano, inmerso en la filosofía del saber y creer. Es experimentar en el laboratorio de las divinidades del cosmos, la finalidad de la existencia del Hombre evolucionado: el Ser que ha despertado 7
conciencia, para liberar su alma y alcanzar la realización. La sabiduría del Ser, la conciencia humana libre de todo Ego, encarnada en el conocimiento restaurado en la obra de las siete virtudes, que renacen después de la muerte, y la comprensión del saber convertido en conciencia, es el Dáath, la obra de la Vida y la Muerte encarnada en el verdadero Hombre. "La autorrealización espiritual, no es el camino a la perfección; es trascender cada defecto desde la comprensión y la sabiduría, con el objeto de perfeccionar el destino y conducirnos a morir y renacer conscientemente". Aleph Dáath, 1998
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LA VIDA Y LA MUERTE
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a vida y la muerte, constituyen dos elementos que encierran un significado profundo para el hombre. Son muchas las creencias que, durante siglos, la humanidad ha tratado de simbolizar a través de esta frase. Para la filosofía existen diversas formas de interpretar la vida y la muerte, argumento que filosóficamente hace posible encontrar varios significados, dependiendo del contexto en el cual pasan a definirse. La vida en su concepción filosófica trascendental, evoca algo más que un simple espacio de tiempo, en el cual el hombre ejerce su cotidianidad. Es el bien más preciado que posee el hombre, porque durante ella, tendremos la oportunidad de alcanzar ese fin o propósito existencial de la realización espiritual. El espíritu o quinto elemento, el éter existente en nuestra naturaleza interna, es la esencia de nuestra vida, la manifestación inmaterial del Ser del hombre. El cuerpo intangible que habita en la séptima dimensión, no tendría ningún lugar en el mundo, si no 9
existiera el importante canal de comunicación entre el espíritu y la realidad. En este sentido, la vida no solo es un simple transcurrir del tiempo; también es un espacio de expresión para las fuerzas superiores, existentes en la naturaleza interna del hombre, como ser divino que, a su vez, es la imagen y semejanza de Dios, porque él, es su Real Ser o representación de su propio Dios. Para las diversas religiones existentes en el mundo actual, la existencia de Dios en el interior del hombre, pudiera resultar un elemento blasfemo. Sin embargo, Dios resulta ser una energía creadora, infinita y suprema. En esta definición, se puede precisar que dicha energía, desde su razón de ser ocupa un espacio en la naturaleza de nuestro planeta, al igual, que también ocupa un espacio en la naturaleza interior del hombre, como elemento que encierra, el producto de una creación de Dios. El hombre, fue dotado al momento de su creación, de facultades divinas, que por lo general se manifiestan en los mundos superiores de forma inmaterial. En este contexto, se tiene que el ser humano, no solo se encuentra provisto de la intelectualidad, que le permite diferenciarlo del mundo animal. 10
Este ser, de forma divina se le permitió tener la capacidad de vivir las experiencias, y de comprender el resultado de las mismas, elemento que conlleva a la sabia comprensión de la relación existente entre las causas y consecuencias, como elemento regulador de la justicia divina, emanada de la ley de causalidad, o ley de causa y efecto. Acercándonos a lo que constituye la ley de causalidad como un elemento regulador de la vida en cuanto al karma y dharma, se tiene que el ser humano, es el creador de su propio destino, y este, resulta ser el producto de sus numerosas existencias. Hecho que denota, que la sabiduría, existe en cada etapa histórica y evolutiva. Sin embargo, el hombre debido a su constante involución psicológica, ha perdido la capacidad de poder reencontrarse con su Real Ser, con el objeto de materializar un proceso de comprensión de la sabiduría divina e infinita, preexistente en las experiencias de vida, que han tenido lugar en sus pasadas existencias. La involución del hombre, no es un elemento literario, o exclusivamente filosófico, por el contrario, es un hecho que va de lo material a lo espiritual. En este sentido, la humanidad durante siglos, ha dejado de creer en su propia existencia, y en esos pilares fundamentales sobre los cuales se sustenta el 11
conocimiento divino. Este olvido y separación ha debilitado el enlace energético que une su existencia física, con su existencia espiritual en las dimensiones superiores. De este proceso involutivo, el ser humano ha pasado, de ser una creación perfecta, imagen y semejanza de Dios, para convertirse en un ser, que sólo puede separarse de las condiciones que le unen al mundo animal, por su intelectualidad, la cual con el transcurrir del tiempo, también involuciona, llevándole a vivir en inframundos mentales, en los que no existe diferencia, entre su humanidad o su condición animal, o peor aún, dicha involución le puede conllevar a condiciones o estados mentales, inferiores a los conocidos en el reino animal. La involución del hombre durante la vida, se debe a las fuerzas negativas que conocemos como Ego. Estos agregados psicológicos, alojados en nuestro subconsciente humano, no son otros que esos siete pecados capitales, de los cuales en términos religiosos siempre hemos oído hablar, estos son: Ira Envidia Codicia 12
Orgullo Gula Pereza Lujuria El primer agregado psicológico que domina nuestra naturaleza interna, es el Ego de la Ira Este defecto, que vive en el subconsciente humano, es el responsable de las discordias, y de los hechos más abominables, que nos conllevan a un proceso involutivo, del cual pasamos de ser, seres intelectuales o verdaderos hombres y mujeres, al plano animal, en donde el instinto subconsciente prevalece sobre la razón de las cosas. La sociedad en el subconsciente colectivo, permite la interacción de este agregado psicológico, entre los distintos seres humanos, por lo que, la Ira de un hombre constituye el combustible psicológico para desencadenar la Ira social. Los agregados psicológicos, aun cuando su existencia está limitada a la naturaleza interna del sujeto, tienen una repercusión material, en la naturaleza externa del hombre, debido a que su existencia, también se hace presenten la naturaleza interna de todos sus semejantes, por lo que, existe la retroalimentación de un Ego, entre un sujeto y otro. 13
Esta retroalimentación, en el caso de la Ira, como agregado psicológico, ha permitido acontecimientos inhumanos, incluso, hechos de trascendencia histórica relevantes, con profundos antecedentes de odio fundamentados en la irracionalidad. La Envidia es el segundo defecto, y guarda una relación con la Ira. Sin embargo, este es un agregado psicológico distinto al Ego que se describe en el párrafo anterior. La Envidia se manifiesta como un estado de inconformidad del sujeto, con su realidad. Por lo que, en el subconsciente, el sujeto desea una realidad distinta, vivir una vida diferente, pero toma como modelo, una realidad que pertenece a otro ser, y de forma egoísta, no acepta que su prójimo tenga el derecho de vivir la realidad, que él desea profundamente, pero que no tiene la posibilidad de vivir. Este agregado psicológico, es el causante de la frustración e inconformidad del ser humano, con su propia realidad, y con la aceptación de lo que es como persona, y ser creado a la imagen y semejanza de Dios. La Envidia albergada en el subconsciente humano es un elemento destructor de la naturaleza interna del hombre, y el enemigo principal de sus propios logros.
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La Codicia como tercer agregado psicológico, se fundamenta en el egoísmo, y el deseo de obtener cosas, las cuales no responden a sus propias necesidades, y desea tenerlas, para justificar sus propios defectos, con la presunción de un poder que le posiciona por encima de los demás. Lo que le permite creer al sujeto, que existe una jerarquía superior, sustentada en la prepotencia y en la necesidad de administrar un poder proveniente de lo que implica tener algo que los demás, no pueden obtener. La Codicia al igual que la Ira, atenta contra la dignidad del ser humano, y le incita a incurrir en hechos que pueden trascender colectivamente en lo que refiere a la degradación social. En este sentido, se evidencia que el agregado psicológico de la Codicia, fácilmente, encuentra su interacción en el mundo real, y en las relaciones humanas que se desarrollan en el marco de una colectividad, y mayormente se ve influenciada por las relaciones de poder, en los contextos humanos, en los cuales se ha perdido el valor espiritual, como elemento indispensable para la existencia humana. El Orgullo o cuarto agregado psicológico que se estudia en este escrito, tiene su raíz en la auto
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justificación de las acciones negativas, que el ser humano realiza de forma inconsciente. Mayormente, surge posterior a la manifestación de otro agregado psicológico, que sale del subconsciente, para expresarse a través del individuo, en sus pensamientos, palabras o hechos. Este defecto, lleva al ser humano a sentirse aparentemente bien, con acciones que, en el fondo, el individuo sabe que están mal, permitiéndole ocultar sus culpas y sentir satisfacción en la manifestación de su negatividad. El quinto agregado psicológico, la Gula, manifestado en el apetito insaciable, superior a la capacidad de subsistencia, es la causante de los problemas fisiológicos del hombre, de su deterioro físico y vital, a través de la falsa necesidad que siente el sujeto, de vivir para sobrealimentarse, y no de alimentarse para vivir saludablemente. El sexto agregado psicológico es la Pereza, que se fundamenta en la falta de voluntad del individuo, quien justifica la existencia de falsos estados de agotamiento mental, los cuales le inducen a creer, en la necesidad de someterse a un descanso, cuando en su realidad, física y psicológica, solo permite exteriorizar su falta de voluntad.
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La Lujuria, es el séptimo y último de los agregados psicológicos que se explica en esta disertación. Sin embargo, constituye uno de los más importantes, puesto que en su entorno es el defecto que limita, en mayor medida el desarrollo espiritual y moral del hombre. Si bien es cierto, que el hombre tiene necesidades reproductivas, que el sexo más allá, de implicar un estado “perverso”, este constituye la principal verdad que encierra la existencia humana, es a través, del sexo que los seres humanos mantienen su supervivencia, y esta razón permite considerar que el sexo, no solo representa una necesidad del ser humano, sino también un conocimiento divino, existente en la creación y en la superación del hombre, hacia su autorrealización espiritual. La Lujuria como pecado capital, se manifiesta a través de los seres humanos de forma instintiva y animal. Por lo que, el hombre en su mentalidad sumergida en las fuerzas del Ego que dominan el subconsciente, asume la sexualidad, desde una visión lasciva, impregnada de instintos animales, exteriorizados a través de su naturaleza primitiva, y no desde el plano consciente y espiritual, que implica la aceptación pura del impulso sexual como elemento de realización espiritual.
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Los agregados psicológicos que conforman el Ego, al exteriorizarse, impiden la presencia de esa chispa divina de luz, representada por la esencia, la cual personifica en el hombre, el estado mínimo de conciencia despierta que posee. La conciencia es la luz interior que irradia la energía, para unir el alma con el ser supremo, al que conocemos como Dios, que también está dentro del ser humano, como expresión inmaterial de su Real Ser. Al limitar la manifestación de la esencia, cuya libertad se debe a la ausencia de pensamientos, también se limita la expresión de la conciencia, y esto, impide la conexión del ser humano con su espíritu. Esta realidad espiritual del hombre, es compleja, pues su principal fundamento es el estudio de sí mismo, el auto-análisis de su estado de conciencia que es completamente subjetivo; y sus indicadores no provienen de consecuencias materializadas, sino de su desarrollo espiritual y de la unificación existente entre su alma y su Real Ser. Es por ello, que la ciencia de la vida y la muerte, no puede comprenderse de una forma ligera, o de hechos observables, desde la visión humana. El estudio de la vida como espacio de tiempo y como existencia del ser humano en función de su propia 18
evolución psicológica, constituye un elemento fundamental, y a su vez, la oportunidad otorgada al hombre, para que este pueda despertar su conciencia, y encontrar el camino que conlleva, no solo a la realización de su espíritu, sino que posteriormente, le conduce a la unificación del alma con su Real Ser; permitiendo que se exteriorice, cuando el alma del hombre, alcanza su verdadera autorrealización. Teniendo en cuenta que la vida, como se describe en este texto, se refiere a esa oportunidad maravillosa, que las divinidades otorgan al ser humano, para la realización de la gran obra espiritual, que constituye la purificación absoluta de su alma, mediante el despertar de la conciencia, la muerte de su negatividad, y el renacer consciente que tiene como propósito la autorrealización del hombre, concebida como la máxima expresión de su real ser interno. En este sentido, la definición de muerte, no se refiere a esa muerte física, en la que nuestro cuerpo vital, y el cuerpo astral, abandonan el cuerpo físico cuando el sujeto fallece. Este concepto de muerte, no es más que la eliminación absoluta del Ego, que representa la expresión máxima del yo psicológico, a través de la negatividad y defectos, que conforman esa parte de
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nuestra naturaleza interna, la cual se necesita erradicar de una forma definitiva. La muerte como elemento transformador del hombre, requiere de un arduo trabajo emocional y espiritual. Por ello, no cualquier persona, puede emprender el camino a la muerte psicológica, si previamente, no posee un nivel de conciencia despierta, que posiciones su esencia en un alto nivel iniciático. El despertar de la conciencia es una condición propia del ser humano, que se desarrolla con el esfuerzo y la dedicación, manifestada de forma consecuente en las prácticas espirituales y en la comprensión de la vida como elemento clave para el desarrollo de la sabia conciencia. Desde este ámbito, se entiende que no puede existir la muerte si previamente, no existe un proceso de comprensión consciente de la vida, aun cuando la muerte, en este sentido filosófico, reconoce la existencia del renacer del verdadero hombre, hecho que implica la vida eterna después de la muerte. Hablar de la vida eterna, no es una fantasía alojada en el pensamiento espiritual del ser humano, tampoco se refiere a una vida sin la presencia de la muerte.
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Esto debido, a que la muerte es un elemento que también forma parte de la vida, y desde esta concepción filosófica, la vida eterna, es comprendida como la autorrealización absoluta del hombre, en la que su Real Ser o Dios interno, se libera del Ego, a través de la muerte psicológica, permitiéndole a los Venerables Maestros, renacer conscientemente en sus existencias futuras. La vida eterna, surge de la muerte y es un ciclo en el que la muerte física, no marca el fin existencial del hombre autorrealizado. La muerte física cuando tiene lugar después de la muerte psicológica, se constituye como un elemento, que solo marca el reinicio de cada existencia del Venerable Maestro como una nueva misión de vida.
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CIENCIA DE LA VIDA Y LA MUERTE
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a ciencia de la vida y la muerte, es el proceso práctico que el hombre debe experimentar con el objeto de alcanzar el verdadero propósito de su existencia. Desde esta condición, se denomina como ciencia, el proceso de realización espiritual que se somete a la praxis. Esta concepción filosófica define la vida como una ciencia en la cual se experimentan, los métodos, experiencias y otros procesos, que permiten una valoración sobre la incidencia de dichas prácticas y los efectos que las mismas producen, en nuestros estados emocionales o espirituales. Estos métodos y prácticas, tienen que ver, específicamente con el despertar de la conciencia, elemento considerado como un paso previo a la muerte psicológica; la alquimia emocional que constituye la muerte de la expresión del Ego; y la alquimia espiritual relacionada con la purificación del alma, y el renacimiento del verdadero hombre autorrealizado. El despertar de la conciencia como se ha mencionado en párrafos anteriores, consiste en otorgar espacios a nuestra esencia, para que la misma pueda expresarse a través de la ausencia de pensamientos. 23
¿Por qué la ausencia de pensamientos? Los pensamientos constituyen una fuente inagotable de combustible mental para el Ego. Adicionalmente, el pensamiento impide que la esencia tenga espacio en nuestro cuerpo mental superior, que representa la intelectualidad suprema. Esta intelectualidad, tiene que ver, con el razonamiento consciente en donde el individuo tiene la capacidad de pensar, sin dejarse llevar por la fantasía, las preocupaciones, y otros elementos que sólo dificultan el despertar de la conciencia. La esencia que es esa chispa de luz mínima de nuestra conciencia despierta, sólo se puede exteriorizar en el vacío que deja, la ausencia de pensamientos y la inexistencia de los agregados psicológicos. En este contexto, se puede decir que existe una relación muy grande entre el despertar de la conciencia y la eliminación del Ego. Sin embargo, el hecho de suprimir un pensamiento negativo e incluso bloquear la expresión de un agregado psicológico, no implica su eliminación definitiva, o en tal caso la muerte psicológica. La erradicación absoluta de la expresión del Ego, sólo se consigue cuando el hombre, despierta su conciencia y alcanza la iniciación en la Maestría de 24
misterios menores, lo que implica haber logrado la realización de su espíritu, acontecimiento previo a la autorrealización absoluta de su Real Ser o Dios interno. De acuerdo con el argumento planteado, existen tres etapas fundamentales para lograr la unificación del alma humana con el Dios interior del hombre Estas etapas son: La iniciación, la Maestría iniciática, y la autorrealización absoluta. La iniciación ocurre cuando el hombre a lo largo de su vida, en cualquiera de sus existencias, encuentra el camino. En este ámbito, existe una arraigada diferencia entre el camino y la vida, entendiendo la vida como una línea horizontal y el camino como un eje transversal que se entrelaza con la vida, creando una encrucijada, en la cual el hombre estará sujeto al ascenso espiritual o la involución psicológica. Como se mencionaba en el escrito el camino y la vida, al principio de la presente obra: El Camino, no es más que la autorrealización del Ser. Nuestra esencia encerrada, apresada y encadenada en el abismo del inframundo, siente y clama: ¡libertad! 25
Es cuando el momento decisivo ha de llegar y conocer la doctrina de la autorrealización. Este texto, permite darnos una idea en la cual se expresa que: el inicio del camino, es ese punto específico al que llegamos en un tiempo y espacio determinado, y sentimos que nuestra esencia clama por su liberación. Es cuando el hombre siente la necesidad de despertar conciencia, y comprende que existe un conocimiento, y este es la puerta que le conduce a su avance espiritual. La vida ofrece las oportunidades, lugar, tiempo y espacio. El camino nos muestra el conocimiento y la conciencia nos permite desarrollar la sabiduría para comprenderlo. En este sentido, el hombre necesita de la vida, porque es el lugar, tiempo y espacio en el que se realiza la gran obra. Así mismo, la importancia de encontrar el camino radica en el conocimiento que debemos comprender para alcanzar el verdadero fin de la existencia humana. Sin embargo, el lugar, tiempo y espacio, y el conocimiento, son los elementos que permiten la realización de nuestro espíritu, pero la verdadera acción que permite el desarrollo de este avance espiritual, está dentro de nosotros mismos. 26
La conciencia es esa luz que nos permite comprender el conocimiento y avanzar en el camino que conduce, a esa libertad, en la que nuestra alma se unifica con nuestro Real Ser o Dios interno. El hombre, antes de encontrar el camino, debe encontrarse a sí mismo, por ello, se hace indispensable que el iniciado conozca de métodos para el despertar de la conciencia, y antes de interpretar el conocimiento, realice prácticas de meditación, con el objeto de crear un punto de encuentro entre la esencia y su Real Ser. La meditación es un método que permite al hombre, aislarse de los pensamientos, de las realidades impropias de la conciencia, que cotidianamente encierra la esencia, en un abismo interminable de problemas originados por el Ego. Este método permite que esa fracción de la conciencia, se libere y encuentre ese lugar, tiempo y espacio determinado, en el que se unifica con nuestro Real Ser, para ser irradiada por el amor del Padre, la luz que simboliza al Hijo, y la vida como energía creadora que representa el Espíritu Santo. Además de la meditación, existen otras prácticas como la concentración, que nos induce a mantener el estado de conciencia, o incluso el desdoblamiento astral consciente, que es un elemento importante para la
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concreción del fin más preciado que puede tener el iniciado al encontrar el camino. Como bien se ha mencionado, el despertar de la conciencia es el primer paso que debe dar el iniciado, cuando en el transcurso de su vida, encuentra el camino, que no, es más, que el conocimiento. Ese conocimiento divino, debe ser comprendido por el iniciado, quien, al recibirlo, siente que dicho conocimiento, ya ha sido vivido. Esto debido, a que sabiamente el iniciado, ha experimentado el conocimiento en sus vidas pasadas, y su misión en la existencia actual, no es otra que comprender este conocimiento para encarnarlo en su propia conciencia, como una representación de esa luz que ilumina su propia esencia. Además, de los métodos para el despertar de la conciencia, existe otro recurso: “la alquimia emocional”. Recurso conocido por el significado filosófico-esotérico que representa la alquimia desde todas sus visiones. El significado trascendental que filosóficamente tiene el proceso alquímico, es la representación de la transformación del Plomo que simboliza al iniciado, cargado de agregados psicológicos, en un ser cuya alma, se ha liberado del Ego, para convertirse en un ser de Oro: el Venerable Maestro. 28
Este proceso científico-filosófico, permite que el hombre se estudie así mismo, y experimente los cambios, psicológicos y espirituales que tienen lugar en sus mundos internos. La transformación psicológica-espiritual es conocida como transmutación, y mediante esta, se puede lograr esa eliminación, o erradicación absoluta del Ego. Una vez, que el iniciado ha despertado su conciencia, tiene que superar un conjunto de pruebas, asociadas a los cuatro elementos existentes en la naturaleza externa, e interna del hombre. Estas pruebas, solamente pueden ser superadas, mediante la alquimia emocional. La alquimia emocional es el proceso de transmutación de las reacciones psicológicas, que experimentan los iniciados avanzados, e incluso los mismos Maestros Iniciados. Este proceso de transformación, mediante la correcta canalización de la energía interna, cumple con el importante propósito de transformar, no solo las emociones, sino también las propiedades físicas existentes en la energía de nuestro cuerpo vital, e incluso en muchos casos las propiedades químicas de nuestro cuerpo físico. Como se menciona, la alquimia no consiste exclusivamente, en transformar una emoción o 29
sentimiento, sino que, además, dicho proceso de transmutación, tiene la capacidad y el poder de cambiar la manifestación energética de nuestra naturaleza interna, en función de la transformación física, energética-vital, y energética-astral. En este sentido, la alquimia emocional sirve al iniciado, para canalizar sus energías, en función de transformar los agregados psicológicos en virtudes, las cuales, no solo, son encarnadas en su esencia, sino también en sus otros cuerpos, especialmente en el cuerpo astral y mental superior. La alquimia emocional, permite al Maestro Iniciado, solarizar los cuatro primeros cuerpos, asociados a las siete dimensiones existentes en su propio universo. Cuerpo físico; cuerpo vital; cuerpo astral superior; cuerpo mental superior. Durante este proceso de alquimia emocional, el hombre realizado espiritualmente, transmuta el plomo de su naturaleza imperfecta, en el oro de la conciencia iluminada. La alquimia espiritual, es un proceso de transmutación que va mucho más allá, de la transformación energética y química de las emociones, sentimientos, y Egos, para convertirlos en virtudes y energías solarizadas. El proceso de trasmutación espiritual, tiene que ver con la transformación del alma humana. La 30
conciencia iluminada, irradia en el alma del hombre, el amor, luz y vida, para su purificación. La purificación del alma en la alquimia espiritual, permite transmutar las propiedades energéticas, que imposibilitan, la unificación del alma con el Real Ser o Dios interno del hombre. Esta alquimia espiritual, logra unir el alma humana con Dios, a través de nuestro real ser interno, y de esta unión, surge el renacimiento del verdadero hombre autorrealizado. Durante este proceso, el hombre en su autorrealización absoluta, logra solarizar el cuerpo causal asociado la voluntad; el cuerpo búdhico o de la conciencia; y cuerpo átmico, en el que se encuentra nuestro Real Ser o la expresión de Dios que se manifiesta dentro del hombre. Este proceso de transmutación espiritual, transforma el alma humana, la cual es purificada, por las fuerzas creadoras de amor, luz y vida. Lo que permite al hombre, solarizar el cuerpo búdhico en el que habita la conciencia, y el cuerpo átmico en el que se encuentra su Real Ser, elementos que se unen en un solo poder creador. La alquimia, más allá de su concepción filosófica representa el proceso de transmutación que permite 31
transformar la condición energética y química de las cosas, partiendo de un elemento en su condición natural, para su transformación, en otro de mayor pureza. En su concepto filosófico la alquimia representa el elemento: “plomo”, como simbolismo del hombre colmado de agregados psicológicos y su naturaleza imperfecta, desde su estado originario. El proceso de transmutación, representa la ciencia iniciática que transforma el espíritu. La cual tiene por objeto, modificar al hombre, proceso en el que interviene el conocimiento que representa el camino iniciático, y la vida que aporta el lugar, tiempo y espacio, para la realización de la alquimia, a la que se le conoce en el plano espiritual como la gran obra. El espíritu atrapado en la naturaleza imperfecta, dominada por el Ego, en la realización de la gran obra, es transformado en el oro de la sabiduría. En esta etapa, el iniciado vive el conocimiento, al tomar el camino, y mediante la comprensión, construye la sabiduría que le permite culminar con el proceso de alquimia emocional y la alquimia espiritual, que le conducirá a la autorrealización absoluta, en la que su alma y su Real Ser, se unen en la etapa más perfecta de la creación.
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El camino iniciático, que representa el conocimiento, es encontrado por el iniciado a lo largo de la vida. Sin embargo, este debe ser vivido por el iniciado, para comprenderlo, y así poder alcanzar una representación de la sabiduría, encarnada en su conciencia. En este sentido, el iniciado durante su vida encuentra el camino, pero al encontrarlo, debe hacer uso de ese conocimiento, en cada lugar, tiempo y espacio de la vida para comprenderlo y encarnar en sí mismo, la sabiduría. La sabiduría encarnada por el iniciado como representación del saber absoluto, sobre la práctica de vida, simboliza el camino a la verdad. Tal como se menciona, el camino es el conocimiento, y la sabiduría la verdad a la cual conduce, el Dáath o conocimiento. El conocimiento es la clave que el iniciado debe buscar a lo largo de su vida. No obstante, para encontrar el conocimiento, se hace necesario reencontrarse con la esencia existente en el interior del hombre. Por esta importante razón, el iniciado durante su vida, debe estar atento a todos los detalles y situaciones que surgen a lo largo de su existencia, porque es allí, que se presentará el conocimiento que nos guía, al camino de la sabiduría o camino de la verdad.
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La verdad puede decirse que es un elemento teleológico de la sabiduría, porque en sí misma; es una de las causas finales de esta. Debido a que la sabiduría en sus fines existenciales, conduce a la verdad que se fundamenta en el principio divino de la realización espiritual, y posteriormente conlleva a la autorrealización absoluta, o alquimia espiritual que unifica el alma humana con Dios. Como se ha mencionado a lo largo del texto, el principal fin que se establece al estudiar el fenómeno de la vida y la muerte, conlleva al hecho místico en el cual el alma humana, se une con Dios. Sin embargo, en la concepción filosófica de esta disertación: se observa claramente que ese encuentro entre nuestra alma y Dios, no sucede cuando nuestro cuerpo físico desencarna al momento en el que el hombre muere. Por el contrario, el verdadero estudio filosófico sobre la vida después de la muerte al que se refiere el presente escrito, refleja el renacer de la conciencia, y el reencuentro de nuestra alma con Dios, que es la energía creadora de amor, luz y vida existente en la universalidad del todo. En el encuentro del alma humana y Dios, se manifiesta la unión de la energía radiante del amor emanada por nuestro Real Ser, que, a su vez, es la 34
representación del PADRE; La energía de la luz que emana del alma humana en representación del HIJO; Y la energía de la vida, que permite unir el amor y la luz en una sola fuerza. Esta energía de la vida y su poder creador es la representación del ESPÍRITU SANTO. La santísima Trinidad como misterio, es un elemento filosófico de todas las religiones existentes en el mundo, al aceptar la tríada divina, en cualquiera de sus formas, estamos aceptando la VERDAD que emana de la existencia de Dios. La verdad es un elemento que pertenece a las causas finales de la sabiduría. Sin embargo, aun cuando en la verdad no se revela la representación de Dios en el concepto filosófico, del cual se habla en esta disertación, no puede concebirse como absoluta e indivisible, debido a que este concepto de verdad, precisa que la existencia de Dios, no se encuentra en un solo lugar, desde el cual emana su poder creador. El poder creador de Dios emana del todo, y está presente en los elementos existentes, no solo en el universo, sino también en la energía que se expresa a través de las múltiples dimensiones. En este sentido, el hombre como creación de Dios hecho a su imagen y conforme a su semejanza, representa una manifestación de su existencia, encarnada en el hombre como producto de la creación. 35
“La existencia de Dios en el hombre, es la representación de nuestro Real Ser”. La representación de nuestro Real Ser, es la luz de la verdad en el interior del hombre. Superior a la conciencia, esta verdad representa la energía creadora infinita, absoluta que se encuentra en el interior de cada ser humano. No obstante, nuestro Real Ser como manifestación de la verdad absoluta, existente en el interior del hombre, es un elemento filosófico, en el cual se reconoce que ciertamente existe una sola verdad en el universo, pero esta verdad está pre-constituida, con la multiplicidad de verdades, debido a que dentro de nuestro Real Ser, o mejor dicho en el interior de cada hombre existe una verdad, que representa su Dios. Esa multiplicidad de verdades, conllevan a una verdad absoluta, pero que, a su vez, no es universal. La verdad absoluta, está representada por la unión del real ser de cada hombre, con el cosmos en el cual la universalidad, sólo es una parte de los múltiples universos que se crean a partir de las emanaciones de la energía de Dios. Como se ha podido observar en el presente escrito, la vida y la muerte, representa filosóficamente, 36
algo más que un principio y final del espacio de tiempo en el que se desarrolla la existencia humana. Estas ideas, nos conllevan al estudio de otros elementos, tales como la realización espiritual, en la cual el hombre alcanza el despertar de la conciencia, y la autorrealización absoluta Consolidando la alquimia en sus diferentes contextos, como un proceso de purificación del alma, que posteriormente, se unifica con nuestro Real Ser, unión mediante la cual las energías del amor, luz y vida, nos conducen al principio y final de las cosas, al alfa y el omega, que simboliza en la cultura hebrea el número uno: Dios.
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EL MAESTRO DE LA VIDA Y LA MUERTE. Dos caminos se unen, una idea persevera; sin Importar cuantos se oponen, lucharas hasta que mueras.
Eres el Maestro del amor y el señor de la muerte, quien, luchando con valor, al destino venciste exitosamente.
Al fin la muerte, le ha ganado a la vida y de esta batalla, ha nacido el maestro, ángel de luz y de fuego, que traerá la sabiduría, para convertirla en conocimiento.
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Conocimiento de los Dioses, que de la tierra y el agua; hará surgir al verdadero hombre, quien con sus manos hará magia.
Esta magia ha de ser, sagrada como su conciencia, pero si falla en el arte de comprender, de manera irremediable, perderá su esencia.
Esto lo llevará al infierno, haciéndole perder su verdadera vida y entre llamaradas de fuego; se arrepentirá día tras día.
En Maestro te has convertido, cumplirás tu labor Santa, rescatando a quienes estén sumergidos; en el abismo de la desesperanza.
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Serás el guía hacia la verdad y tus huellas el camino, de quienes te siguen con sinceridad, para ganarle la batalla al destino.
Muchos te igualarán, al comprender tu conocimiento y serás uno de los tantos, que lucharán; por alcanzar el reino de los cielos. Aun que eres solo un hombre, tienes el poder de Merlín y la podredumbre, podrás convertir en jazmín. Eres el hechicero más grande de todos los tiempos y de manera venerable; amo y señor de los sueños.
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Artista del pensamiento, creador de la vida; has conseguido la muerte, para curar de tu alma las heridas.
Hacedor de sueños, carpintero de la esperanza; con tus manos tallarás el camino, que guiará mis andanzas.
Dios y Hombre, luz de luna, luz de estrella hoy tu nombre; es más poderoso que una centella.
Alquimista misterioso, que con tus manos de cristal; has convertido el plomo en oro, usando tú proceso maestral.
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Encontraste la muerte y decidiste volver a nacer, ahora vivirás para siempre, enseñando el arte de comprender.
Ilustre creador de la verdad, en el camino encontrare los pasos, que me harán llegar a dónde estás, y siguiéndolos realizaré mis sueños con grandeza y libertad.
Aleph Dáath.
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PASOS FIRMES A la orilla de la carretera, viajaba el caminante con la esperanza latente de llegar hasta su meta. Alegre y despiadado como el viento va dejando sus huellas, impregnadas de sentimientos, atravesando las barreras. Andando con valor el caminante sabe que sus huellas quedaran, y aun que en su recorrido muera; sus pasos fueron dados con honor. Caminante y camino, un juego entre la vida y la muerte; con tus pasos iluminaste el destino, que te llevo repentinamente. 45
Caminante, aun muerto estarás vivo por siempre, porque ni siquiera el tiempo, pudo llevarse tu nombre.
Oh caminante de la vida lo que te preparó el destino, parece injusto todavía, pero: ¡así es el camino!
¡Perdiste lo irrecuperable! Y ganaste el honor, serás un ser Venerable y todos te reconocerán con absoluto valor.
Aleph Dáath.
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UN ARTE, UNA DOCTRINA Y UN AMOR. La inspiración de un momento, es lo que siento ahora y con todo el sentimiento, quiero compararte con una rosa.
Eres el arte, ese sueño sentimental, que cuando quiero expresarme, me da una imaginación maestral.
Hoy escribo estos versos, para que todos sepan que eres el universo; y todos los motivos que me inspiran, para decir las cosas en este momento.
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No solo eres arte, eres también sabiduría y como solo se amarte, lo seguiré haciendo: ¡hasta morir de alegría!
Mis manos dibujarán el amor; convertido en obra de arte, y plasmare en mi lienzo, una oportunidad para amarte.
Arte de pensar y de sentir, me siento orgulloso de escribirte, mil poemas para ti; y alabar por primera vez, esa fascinante grandeza, que en ti percibí.
Oh arte de mi corazón, doctrina de amor y belleza. Hoy te dedico con pasión, un poema para consagrar ¡tú grandeza!
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Tú eres el sentido de mi vida, por eso te pido que me guíes; ya que, sin tu norte, mi destino no existiría y mis pasos, ¡huellas no dejarían!
Has que mis pasos dejen huellas, perdurables en el tiempo, para que ni las centellas; obstaculicen mis talentos.
Doctrina maravillosa, que se plasma en un momento; muchos se cubren con tu gloria, pero no todos se detienen un segundo; a escribir versos como estos, y de manera desagradecida.
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Ignoran que tú eres: ¡la dueña de nuestros sentimientos! Hoy, le doy gracias a la vida; por haberte conocido, cuando fue preciso el momento.
Aleph Dáath.
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