AUTOAYUDA CONSCIENTE

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Aleph Dรกath


Aleph Dáath. Autoayuda Consciente. -2° Edición- Venezuela. Editorial Alfonso Arena, F. P. Año: 2017. 84 pp. 21,59 cm x 13,97 cm.

© 2017 Aleph Dáath. Reservados todos los derechos. Edición y Publicación: Editorial Alfonso Arena, F. P. Sello Editorial: EAA Ediciones. Diseño y Diagramación: Giuseppe M. Bastián. Sitio Web: http://www.eaa.com.ve/ E Mail: editorial@eaa.com.ve HECHO EL DEPÓSITO DE LEY ISBN: 978-980-7844-03-1 Depósito Legal: AR2017000162

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ALEGORÍA DE LA CAVERNA PLATÓN. República, libro VII

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espués de eso –proseguí– compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de la falta de ella, con una experiencia como esta. Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz.

En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar solo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de este, los muñecos. –Me lo imagino.

–Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan hombres que llevan toda clase de utensilios y figuras de hombres y animales, hechos en piedra y


madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.

–Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros. –Pero son como nosotros. Pues, en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a sí?

–Claro que no, si toda su vida, están forzados a no mover las cabezas.

–¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del tabique? –Indudablemente.

–Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven? –Necesariamente.

–Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos? –¡Por Zeus que sí!

–¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados? 4


–Es de toda necesidad.

–Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz, y al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente?

Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora? –Mucho más verdaderas.

–Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que estas son realmente más claras que las que se le muestran? –Así es.

–Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta la 5


luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que ahora decimos que son los verdaderos? –Por cierto, al menos inmediatamente.

–Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer lugar, miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y de los otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos.

A continuación, contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la luz de los astros y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol. –Sin duda.

–Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo como es en sí y por sí, en su propio ámbito. –Necesariamente.

–Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto. –Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones. 6


–Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que los compadecería? –Por cierto.

–Respecto de los honores y elogios que se tributaban unos a otros, y de las recompensas para aquel que con mayor agudeza divisara las sombras de los objetos que pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de cuáles habían desfilado habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y envidiaría a los más honrados y poderosos entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de Homero, y «preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre» o soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida? –Así creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.

–Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol? –Sin duda.

–Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han 7


conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se acomodaran a ese estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él, que por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo? –Seguramente.

–Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír.

Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la idea del bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de esta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para 8


poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público… Fragmento Extraído del Texto: PLATÓN, República. Libro VII. Ed. Gredos, Madrid 1992.

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INTRODUCCIÓN

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l escrito que antecede estas líneas, se remonta a la obra de Platón, República, libro VII. Destacando que esta obra magistral de la filosofía, no solo permite comprender los problemas de la educación y la sociedad en lo político, sino que, además, conlleva al hombre a entender que sus postulados representan un elemento de vital importancia en relación con el crecimiento personal y espiritual. Se observa que Platón en la mencionada obra realizó un enfoque del conocimiento fundado en varias dimensiones, en una de ellas, se manifiesta el sentido antropológico, en otra el epistémico que conceptualiza las diferencias entre el saber y comprender, y finalmente la dimensión ontológica que explica esa dualidad entre el plano de las sensaciones y el de la razón. En este contexto, la Alegoría de la Caverna de Platón, se caracteriza primeramente por la representación simbólica de dos mundos. El primero de ellos: el mundo sensible, en el que los saberes del sujeto, están condicionados a las cosas que este puede percibir mediante sus sentidos exclusivamente, y sin la interferencia producida por la intelectualidad; y el segundo: el mundo de la razón, el cual se rige por las ideas y la luz que emana de la inteligencia y la sabiduría. Otros elementos importantes, aportados por esta alegoría en relación con el conocimiento espiritual, son


los siguientes: la representación de los esclavos formados en la oscuridad de la caverna, que simboliza esa humanidad inconsciente, sometida a la ignorancia de los falsos conocimientos, las sombras que reproducen ideas reconocibles por los sentidos y no por la razón. El fuego que proyecta las sombras, representando así, la luz mínima de la esencia. La liberación del prisionero que posteriormente tiene que enfrentarse a la realidad del mundo, en la cual, para comprender las cosas, primero tiene que adaptarse viendo solo los reflejos en el agua, argumento asociado a la comprensión de los conocimientos matemáticos y lógicos, la percepción de las cosas del mundo real como interpretación de las ideas, y la luz del sol que caracteriza la idea del bien, la conciencia. Además del regreso del prisionero impulsado por el deseo de mostrar a sus semejantes la realidad tal como es. Sin embargo, se manifiesta como consecuencia la ignorancia de sus semejantes como elemento que conlleva al rechazo de las nuevas ideas por el colectivo adormecido, que solo conoce la luz mínima de su esencia y los conocimientos básicos, que han percibido sus sentidos, sin la intervención de la luz de la razón. En consecuencia, la Alegoría de la Caverna de Platón, no solo representa los aspectos de una educación social del hombre, en lo que refiere a la dualidad ontológica del mundo sensible y el mundo de las ideas. 12


También en sentido espiritual, conduce a la reflexión, porqué el Ser interior en muchas ocasiones, es representado por el esclavo que solo conoce una realidad formada, a partir de conocimientos sensitivos, que son proyectados por una pequeña luz divina a la que se conoce como esencia, pero que responde solo a proyectar las sombras de aquellas ideas, que brillan con luz propia, pero que, en el estado inconsciente, es imposible observar. Por otra parte, la liberación de ese esclavo, constituye un elemento necesario para cambiar esa vida que se encuentra sometida a la oscuridad de la ignorancia psicológica. Esta liberación es la realización personal y espiritual, que ilumina al Ser, con la luz de la inteligencia y la sabiduría. No obstante, existe una duda que se hace indispensable aclarar: ¿Tenemos que ser sabios para vivir conscientemente? La respuesta es: sí, para poder vivir de forma consciente, se tiene que ser un sabio, pero también se tiene la necesidad de construir un nuevo concepto de la sabiduría, que no se limite a definir al sabio, como ese hombre excepcional que conoce el todo sin límites. Se debe encarnar en el Ser, en el espíritu, una concepción de la sabiduría, que tenga por objeto comprender la vida, sus experiencias y enseñanzas. 13


“Sabio no es el que conoce la verdad absoluta del todo, o somete los saberes a la praxis, para obtener las máximas de experiencia; es el que conscientemente, vive lo que conoce, para darse cuenta que la única verdad, es comprender todo lo que vive a lo largo de su existencia” Aleph Dáath En este contexto, se concibe la sabiduría como el arte de comprender la vida, mediante la luz de la razón. Por ello, el objeto no es llegar a convertirse en un gran filósofo, y expresar frases elocuentes, que en muchos casos, resultan difíciles de entender. El verdadero fin de la sabiduría es formular conceptos propios a través de la comprensión de las experiencias de la vida, pero siempre de forma consciente. No obstante, esta luz que conduce a la realización del Ser interior, de manera incuestionable presenta una nueva realidad, la cual, en muchos casos, no es idéntica a la realidad de los demás seres humanos, que habitan en este maravilloso mundo. Por ello, es importante que al igual que se describe en la Alegoría de la Caverna de Platón, se evite el dejarse llevar por el deseo de hacer cambiar la ignorancia psicológica colectiva, desde la colonización de las ideas, como si se tratara de un proceso invasivo, porque la conciencia colectiva, solo puede ser cambiada por el ejemplo y no por la razón que se impone ante un estado inconsciente. 14


En este sentido, el propósito del análisis de la Alegoría de la Caverna de Platón, es orientar a las personas del género humano, sobre los fundamentos teóricos y las definiciones aportadas por la Teleosophia, como ciencia iniciática destinada al estudio de los fines de la sabiduría, y su relación con el crecimiento personal y espiritual. Por esta razón, el estudio se enfoca en los siguientes puntos: El primero de ellos, la definición de los conceptos sobre la Teleosophia y la sabiduría, pero afianzándose en las realidades espirituales del Ser interno del hombre. El segundo, las orientaciones en materia de crecimiento espiritual y social de la persona humana. El tercero, el desarrollo de los principios que caracterizan la autoayuda consciente, en contraposición a la interpretación equivocada, que puede presentar el concepto de superación personal, fundamentado en la exclusividad del éxito material o profesional, que deja a un lado el bienestar espiritual. El cuarto punto, el despertar de la conciencia y comprensión de la vida y sus experiencias. El objeto de aclarar las ideas antes mencionadas, contribuye con el objetivo de exponer los nuevos criterios etimológicos, ontológicos, filosóficos y teleológicos de la Teleosophia, como elementos esenciales que permiten al hombre realizarse espiritualmente, en función del despertar de su propia conciencia. 15


“Si eres consciente, es porque tienes la capacidad de comprender que, a lo largo de la vida, todo tiene su lugar, su momento, su forma y razón de ser” Aleph Dáath

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CAPITULO I Teleosophia y la Sabiduría

Etimología de la Teleosophia

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a Teleosophia (τέλεοςΣoφíα), en su concepción etimológica, se define como un término compuesto a partir de la unión de dos vocablos de origen griego. El primero de ellos: Teleo (τέλεος), que significa: fin o propósito, y el segundo vocablo: Sophia (Σoφíα), al que se le conoce como sabiduría. La Teleosophia, en su contexto etimológico, se concibe como: La ciencia iniciática, de origen metafísico que estudia los fines de la sabiduría, y su relación con el verdadero propósito de la existencia humana, a través de la comprensión del conocimiento existente en el interior del “Ser” de cada hombre, con el objeto de materializar de forma consciente, las máximas de experiencia que conllevan a la realización espiritual o finalidad esencial de la sabiduría divina. Diferenciándose de la definición etimológica de la teleología, que se conceptualiza como una rama de la metafísica, destinada al estudio de las causas finales de las cosas. La Teleosophia, profundiza en el estudio de las razones existenciales del hombre.


En este sentido, el estudio de los fines de la sabiduría, está sustentado en la transformación del hombre como elemento indispensable, para alcanzar y materializar de forma consciente, el verdadero propósito de la existencia humana, que conlleva a la realización espiritual como máximo fin de la sabiduría. Ontología de la Teleosophia La Teleosophia, desde su concepción ontológica, estudia varios elementos: el primero de ellos, es la razón de ser de la sabiduría. ¿Qué es en realidad la sabiduría? En este sentido, se concibe la razón de ser de la sabiduría, como una doctrina que define la comprensión absoluta del conocimiento divino, proveniente de la naturaleza interna o externa del hombre, mediante la praxis vivencial o la experiencia de vida. Otro de los elementos que se estudia desde su razón de ser, es la vida desde una perspectiva teleológica trascendental. ¿Cuál es el fin de la existencia humana? El fin de la existencia humana, como razón de ser de la Teleosophia, se define desde una visión teleológica, al estudiar el propósito de la vida y su vinculación con la realización espiritual. Sin embargo, la respuesta a estas dos interrogantes, desde la razón de ser de la Teleosophia, es una sola. La sabiduría se compone de un proceso de interpretación del conocimiento, que se encuentra más allá 18


de la gnoseología y de la epistemología. Por ello, la razón de ser de la sabiduría, en el contexto teleosofico, no es el conocimiento del “todo”, sino la comprensión de la “vida”. La razón de ser de la Teleosophia, se fundamenta en estudiar el conocimiento divino, existente en la naturaleza interna o externa del hombre, vivir la experiencia y comprender su razón de ser. “La sabiduría no es otra cosa que vivir el conocimiento, para comprenderlo a la luz de la conciencia” Aleph Dáath La razón de ser de la sabiduría, como lo expresa el pensamiento que antecede estas líneas, está definido, por las vivencias que se comprenden, al conjugar el conocimiento y la vida, desde la mirada consciente del hombre. En este sentido, comprender la vida es la razón de ser de la sabiduría, y comprender el propósito de la existencia humana, es la razón de ser de la Teleosophia. Por ello, la Teleosophia, unifica las interrogantes: ¿qué es la sabiduría?, y ¿cuál es el fin de la existencia humana? En una sola pregunta: ¿Cuál es el propósito de la Teleosophia? El propósito de la Teleosophia, es alcanzar la realización espiritual a través de la materialización de los fines de la sabiduría. Sin embargo, en la visión teleológica, estos fines, son unificados en uno solo: la comprensión del verdadero propósito de la existencia humana, 19


como único camino hacia la realización espiritual del hombre. El verdadero propósito existencial del hombre, inmerso en la realización espiritual, permite definir la Teleosophia, como una ciencia iniciática que conjuga los principios de la metafísica y el conocimiento humano, en el estudio de las cosas, más allá de lo físico. La Teleosophia, nace del conocimiento vivencial y da origen al proceso de transformación del hombre a través de la praxis, con el objeto de alcanzar la comprensión consciente que permite la materialización del fin esencial de la sabiduría. La Teleosophia como Ciencia Iniciática

El estudio de la Teleosophia como ciencia iniciática, está conformado por varias concepciones teóricas, que pasan a constituir tres etapas: Epistemosophia; Praxisophia; y Teleosophia. El desarrollo de estas fases teóricas, prácticas y vivenciales, le permiten al hombre alcanzar la comprensión de los principios de la Teleosophia, que se inician con la interpretación de la sabiduría, desde las definiciones humanas. Este primer momento, se define como: Epistemosophia y constituye únicamente la iniciación cognitiva del ser humano, en relación a las diferentes formas del conocimiento. Se estudia el conocimiento y su interpretación, desde la filosofía, considerando dos visiones: la gnoseológica y la epistemológica. 20


En un segundo momento, se aborda el conocimiento desde la perspectiva divina, que está inmersa en la ciencia iniciática. Esta etapa, denominada: Praxisophia, plantea la interrelación de cuatro elementos teóricos; primero: el sentir filosófico trascendental; segundo: la praxis de la ciencia; tercero: la belleza del arte; cuarto: el conocimiento divino que nos permite alcanzar el fin de la sabiduría. La concepción filosófica de la Praxisophia, está caracterizada por su enfoque teóricopráctico. La razón de ser de esta etapa tan importante de la Teleosophia, es formar al Iniciado, en relación a los métodos a través de los cuales podrá alcanzar la realización espiritual, como verdadero propósito de su existencia. La tercera etapa es la teleosofica, que representa el máximo nivel del conocimiento. Hablar de Teleosophia, implica haber estudiado la visión teleológica de la sabiduría, como verdadero propósito de la existencia humana. Por ello, el iniciado, después de estudiar las diferentes concepciones del conocimiento, bien sea, desde la visión gnoseológica (humana), epistemológica (científica), debe hacerlo desde la visión divina. La visión teleosofica del conocimiento divino, como máxima expresión de la sabiduría, se encuentra sustentada, en la formación iniciática como elemento de transformación del hombre, mediante el estudio y la experimentación del conocimiento existente, tanto en la naturaleza interna, como externa del individuo. 21


El primer elemento, es la Epistemosophia, debido a que, para comprender los principios divinos, que conducen a la transformación del hombre, previamente debe asimilarse el conocimiento humano (gnoseológico), y el conocimiento científico (epistemológico), con el objeto de diferenciarlos de la visión teosófica, que está inmersa en la realización espiritual, como verdadero propósito de la existencia humana. El segundo elemento, es la Praxisophia, que etimológicamente se conceptualiza a partir de la unificación de dos vocablos griegos: “Praxis” y “Sophia”. Estos términos, se unen para definir el proceso práctico, la experiencia de la vida y su relación con el camino que conduce a la realización espiritual. El tercero y último elemento, es la Teleosophia que representa el fin máximo de la sabiduría y el verdadero propósito existencial del hombre, en el marco de su transformación, como proceso que conduce a la realización espiritual. La Teleosophia se concibe como un elemento final que permite teorizar y comprender la sabiduría como propósito, para así, llegar a la consolidación de su fin esencial, que ha sido definido de la siguiente forma: la transformación del hombre, como único camino a la realización espiritual del “Ser”, en la materialización del verdadero propósito de la existencia humana. Los diferentes conceptos de sabiduría que se hacen presente desde tiempos remotos, nos conducen a la comprensión de que esta, se refiere al entendimiento 22


consciente de las causas principales de todas las cosas. Sin embargo, para la Teleosophia no representa explícitamente dicho significado. La definición de sabiduría desde el estudio de sus fines, hace evidente que la sabiduría debe fundamentarse en la comprensión de los hechos o acontecimientos que tienen lugar en cada experiencia de vida. La sabiduría es la comprensión profunda del sentido de la vida a través de sus experiencias, de la comprensión consciente y lo racional de cada acontecimiento que tiene lugar en nuestra realidad, como seres sociales y espirituales. Desde este punto de vista, debemos tener en cuenta que la sabiduría no se construye con premisas sustentadas en el conocimiento científico, o en realidades académicas e intelectuales. La sabiduría surge o se va construyendo, mediante la comprensión consciente de cada evento que tiene lugar en nuestra vida. A fin de que tengamos una idea de la definición teosófica de la sabiduría, bastaría con citar como ejemplo: todos aquellos conocimientos que podemos comprender sabiamente, mediante la experiencia de vida, los cuales, aún no han sido explicados por la ciencia o tecnología. La Teleosophia como principio doctrinario o teórico, plantea una nueva realidad sustentada en el

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análisis consciente de los acontecimientos, experiencias, y momentos únicos e irrepetibles que tienen lugar en nuestras vidas, con el objeto de que la comprensión de dichos eventos nos conduzca a una sola respuesta, la cual podemos evidenciar cuando nos preguntamos: ¿cuál es el propósito de esta experiencia? No obstante, se precisa la necesidad de incorporar un elemento que resulta subjetivo a la luz de la interpretación. Este elemento, es el estado de comprensión, mediante el cual se desarrolla el proceso interpretativo de los acontecimientos. Si en nuestra vida tuviéramos una experiencia, y decidiéramos interpretar la de forma racional, partiendo de los conocimientos intelectuales, que hemos aprendido de fuentes humanas, entendiendo estas, como las escuelas formales, universidades o cualquier otro conocimiento que induzca al razonamiento y no a la comprensión consciente, de ese proceso solo se generarán aprendizajes, saberes, métodos y técnicas, pero en ningún momento sabiduría. La sabiduría en sí misma, surge de la comprensión de cada acontecimiento de vida, pero su interpretación debe realizarse a la luz de la conciencia. En este sentido, pueden pasar varios años, y durante todo ese tiempo, repetirse un acontecimiento específico, sin que logremos comprender de forma consciente su verdadera causa, aun conociendo sus efectos y consecuencias. Esto sucede en muchos casos, cuando intentamos comprender el propósito de nuestra 24


vida, sin preguntarnos cuál es el motivo de nuestra existencia. En consecuencia, tratamos de comprender la vida, sin entender conscientemente, el propósito por el cual existimos. Muchas interrogantes tienen su respuesta en la Ley del Karma y Dharma, la cual se encuentra vinculada al principio de retorno y recurrencia, que nos mantiene unidos en la Rueda del Saṃsāra. Principio fundamental que nos permitirá comprender el verdadero motivo de nuestra existencia. El principio de retorno y recurrencia, es una de las claves que nos permitirá comprender de forma consciente el propósito de nuestra vida. En consideración, la vida es solo un espacio de tiempo, iniciado con el nacimiento de nuestro cuerpo físico, y cuyo final se encuentra previsto en la muerte del mismo. No obstante, el propósito o fin de nuestra existencia, no culmina con la muerte física, sino con la regeneración psico-energética y espiritual del hombre. A fin de aclarar el mencionado principio, se debe diferenciar: lo que significa retorno y recurrencia, de la concepción esotérica de la reencarnación. En este orden de ideas, hablar de retorno y recurrencia es entender, las distintas oportunidades, en las cuales la esencia del hombre, ha venido a la tierra y encarnado en un nuevo cuerpo físico de forma “inconsciente”, a razón de las decisiones divinas del mundo causal, que le obligan a encarnar en un contexto, social, económico o espiritual determinado por el Supremo 25


Tribunal del Karma, en virtud de las acciones que tuvieron lugar durante sus pasadas existencias. Como podemos observar el principio de retorno y recurrencia, está caracterizado por estar sujeto a la Ley del Karma y Dharma, la cual mantiene el Akasha del hombre, su espíritu o Real Ser, atrapado en la Rueda del Saṃsāra, que determina su evolución o involución espiritual. A diferencia del principio de retorno y recurrencia, la reencarnación es un acontecimiento “consciente”, en el cual el Akasha interno del hombre, se libera de la Rueda del Cambará, mediante la realización espiritual. Esto permite que el Supremo Tribunal del Karma, decida la liberación espiritual del Real Ser que ha despertado su conciencia, para que pueda encarnar “conscientemente” en un entorno social, económico o espiritual, que no estará influenciado por las acciones que han tenido lugar, a lo largo de sus vidas pasadas. No obstante, el hecho de haber alcanzado la realización espiritual que libera al hombre de la Rueda del Saṃsāra, no le otorga el poder o capacidad de imponer al Supremo Tribunal del Karma, el hecho de encarnar en un contexto privilegiado, a razón de sus propios beneficios o intereses. El hombre que ha liberado su Akasha, es consciente del poder que representa en el mundo, y el sacrificio que deberá realizar por la humanidad, por ello, cuando el Real Ser se libera de la Ley del Karma, 26


adquiere el compromiso de luchar incansablemente por la liberación del Akasha o Real Ser de todas las criaturas, que le acompañarán en sus futuras existencias. Después de comprender, tales diferencias entre el principio de retorno y recurrencia, y la reencarnación como proceso consciente, nos resultará más fácil comprender el propósito de nuestra existencia, y el motivo de nuestra vida. A lo largo de la vida, el hombre transita por caminos en los cuales, encontrará obstáculos y dificultades, que deberá superar con el objeto de alcanzar su propia realización espiritual, elemento que le permitirá reencarnar de forma consciente, de acuerdo a un propósito común, que responde al bienestar de la humanidad. La vida de todos los seres humanos tiene un propósito común, un fin que marca su visión teleológica de la vida, y este principio, no es más que el despertar de la conciencia como camino que le conducirá a la realización espiritual o gran obra de liberación del Akasha. En consecuencia, la Teleosophia se constituye como un instrumento filosófico de origen metafísico, destinado por la ley divina para orientar a la humanidad, en la búsqueda de ese fin esencial de la sabiduría: “el verdadero propósito de la vida”. Destacándose que dicho propósito, es la transformación psico-social y psico-energética del hombre, para que pueda alcanzar el estado más sutil en su transformación energética y espiritual, en función de la realización del Ser. 27


En consecuencia, el sentido otorgado a la concepción filosófica de la sabiduría, contextualiza la vida como una oportunidad para descubrir, tanto en sus momentos felices, como en las dificultades, el verdadero propósito de la Ley del Karma y Dharma que en su estructura divina es el instrumento que permite modelar al hombre en su proceso de realización espiritual. Esto con el objeto de enseñarle que en el universo no existe, ni dádiva, ni castigo, sino oportunidades para reflexionar y darse cuenta que el propósito de la sabiduría es comprender conscientemente que la vida, es la escuela del alma. ¿Pero sí la vida es la escuela del alma, porque el Karma nos hace sufrir? La respuesta a esa interrogante, no está en comprender las divinidades, ni en considerar el Karma como un castigo, o en su defecto el Dharma como una dádiva. El Karma es una experiencia de choque que permite al ser humano, tener la capacidad de reflexionar, mediante la comprensión de las dificultades. En este sentido, superar las adversidades, es superar las pruebas que conducen al Dharma, que a su vez, es la recompensa que las divinidades otorgan al hombre desde los principios fundamentales de la justicia, como efecto de la comprensión consciente de la vida. “Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi” Domicio Ulpiano 28


La justicia es la constante y perpetua voluntad de conceder a cada quien su derecho. Este elemento del jurista Domicio Ulpiano, es el principio fundamental que define la justicia tanto en el plano físico, como en el mundo causal, donde se encuentra el Supremo Tribunal del Karma y rige la Ley de Causalidad, “causa” y “efecto”. La Ley de Causalidad, no se enseña que toda causa tendrá efectos en el futuro. Por ello, todos los acontecimientos que tienen lugar en el universo, son el producto de sus causas. Todo fin, es consecuencia de un hecho inicial. Por esta razón, la Teleosophia no solo debe centrarse, en el estudio de las causas finales de la sabiduría, que, en su efecto, es la realización espiritual del hombre, sino que también, debe orientar la comprensión de dichos fines, mediante el estudio de las causas que conllevan a la concreción de esa gran obra espiritual. Sin embargo, la Teleosophia no representa un estudio aislado de la Ley de Causalidad, estudiar los fines de la sabiduría para la realización del Ser, no es creer en el destino, es construirlo cada día mediante la comprensión de la vida. No es aceptar los efectos, justificando que los mismos, ocurrieron a causa de un error inicial. En este sentido, la Teleosophia orienta al hombre, para su transformación consciente del presente, en función de las causas o errores del pasado, para construir el futuro perfecto. 29


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CAPITULO II Crecimiento Personal y Espiritual

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l crecimiento espiritual, personal y social es un elemento muy importante, para la liberación del espíritu, el Real Ser, nuestro Akasha. Una vez comprendido el concepto de sabiduría, desde una visión teleológica, asociada al proceso de razonamiento filosófico, mediante la comprensión de los eventos de la vida. Se puede observar que la liberación espiritual o realización de nuestro Ser, depende en gran medida de la evolución del hombre en dos contextos fundamentales, su crecimiento personal y el crecimiento espiritual. Crecimiento Personal

El crecimiento personal representa la primera fase del proceso de liberación espiritual, y mediante esta, el sujeto desarrolla la capacidad de auto-valorarse, y despertar en sí mismo, el conjunto de cualidades que le permitirán crecer axiológicamente, como un ser humano consciente, respetuoso y sabio. El primer cambio que debe experimentar la persona, para alcanzar esa unión perfecta entre el espíritu y la esencia, es el crecimiento personal consciente.


¿Qué es en realidad el crecimiento personal consciente? El crecimiento personal consciente, es un proceso de transformación psicológica, realizado mediante el proceso de alquimia emocional, con el objeto de perfeccionar nuestra razón de ser, sin que, durante el proceso, el ser humano pierda su conexión con la realidad. Entendiendo que perfeccionar su razón de ser, no implica convertirse en un ser perfecto, sino comprender su realidad, sus defectos, sus aciertos y desaciertos, en función de constituir un nuevo plan de vida que se fundamente en el estado ideal de su propia conciencia. El hombre en su contexto psicológico, posee tres elementos constitutivos tales como son: la esencia, el ego y la personalidad. La esencia representa en el hombre la chispa divina, el microcosmos de la conciencia, esa energía creadora del sentir positivo, la inspiración de lo bueno, que es el aspecto de mayor relevancia en el estado ideal del hombre. Mientras que el ego, está caracterizado por ser una energía instintiva y emocional, que en el interior del hombre representa el estado imperfecto, la naturaleza animal carente de la razón. La personalidad, es por excelencia el elemento característico del alma humana, está conformada o constituida por las energías que emanan de la esencia y el ego. Por ello, la personalidad es un elemento variante que en muchos casos puede trasmitir elementos racionales o irracionales, puede revelar en el ser humano su 32


lado instintivo-emocional, o el sentir consciente de la esencia. La esencia, ego y la personalidad definen el alma humana, con sus virtudes, sus defectos y la unión equilibrada de estas energías como un elemento característico, de su identidad inmaterial como persona. Esta es el ánima de lo humano, ni bueno, ni malo, solamente humano. Desde esta concepción, tenemos que el ser humano es energía divina, y energía emocional en equilibrio con su naturaleza. El instinto animal, conjugado con la razón, para crear la imagen de su propia realidad. En este orden de ideas, cabe señalar la importancia de que los seres humanos, incrementen su potencial de luz, despertando conciencia, comprendiendo su estado ideal como persona y transformando su naturaleza emocional e instintiva, a fin de crecer en lo personal. Este crecimiento, debe darse desde la conciencia y no de la coacción normativa. El hombre debe comprender y valorar la vida, debe comprenderse a sí mismo y auto-valorarse, comprender a sus semejantes y valorarlos, y entender que la necesidad de cambio y transformación de su realidad psicológica, pertenece a su propia realidad personal y no, a la concepción de estado ideal de la humanidad. Para que estos cambios, puedan representar un efecto positivo, en la realización del Ser. Debe considerarse como impulso el deseo de consolidar un estado ideal de nuestra conducta, inspirado en lo personal: 33


“quiero cambiar, porque siento la necesidad de convertirme en una mejor persona, un mejor ser humano”. Sin embargo, este cambio debe hacerse, considerando, la transformación del hombre en función del ideal personal, y no del estado ideal colectivo, o de terceros. En consecuencia, el cambio desde lo personal es posible, cuando se tiene la necesidad de hacerlo, y la voluntad para conseguirlo. La transmutación de los sentimientos y emociones, es una técnica de alquimia emocional que puede aportar grandes logros en relación al crecimiento inmaterial del hombre en la búsqueda de su propia realización personal. Para alcanzar la transformación de nuestra personalidad, se hace necesario practicar la autocomprensión, entendiendo esta como el estado de autovaloración y auto-observación consciente de la realidad humana, reconocimiento de los defectos y agregados psicológicos que son parte del ego, sin caer en el engaño de la auto-justificación. Todos los seres humanos, en el estado natural nos encontramos cargados de agregados psicológicos, que no son otra cosa que ramificaciones del ego, conglomerados de defectos que conceptualizan conductas negativas, para edificar el ego en el terreno de la personalidad. Estos defectos y agregados psicológicos, debilitan en gran medida la esencia o luz divina, emanada por la 34


conciencia, para oscurecer la personalidad y debilitar el alma humana. El hecho de precisar, e identificar, mediante la auto-observación el conjunto de agregados psicológicos o defectos que se expresan a través de las emociones, es un paso fundamental que permite comprender en qué momentos, y en qué forma, estas emociones, se expresan a través de la personalidad, para materializarse como acciones negativas. No obstante, precisar las condiciones y momentos en los cuales la personalidad es más vulnerable, nos permitirá reflexionar sobre las necesidades de cambio y entender de forma consciente, porque actuamos en función del ego, que ganamos al satisfacer al ego, y cómo es posible actuar contra el ego. En este sentido, cuando la persona conoce sus defectos, sus miedos, sus conductas y las comprende, se hace menos vulnerable ante sus emociones. Su naturaleza emocional, se alimenta de momentos “inconscientes” y durante estos, es cuando mayormente tienen lugar las reacciones instintivas del ser humano. La auto-observación y la auto-valoración de la conciencia, permite el reconocimiento de los sentimientos y emociones vulnerables por el ego, y es por ello, que al comprender dichas emociones entendemos que existe la posibilidad de transformarlas, y de esta manera, incentivar el despertar de la conciencia como ele35


mento de crecimiento personal, en función del renacimiento de un nuevo individuo, cuyos intereses, sentimientos y acciones, corresponden al estado ideal del ser humano, la realización del Ser consciente. Crecimiento Espiritual

El crecimiento espiritual, guarda una amplia relación con el crecimiento personal. No obstante, hay diferencias que se deben aclarar, a fin de comprender la importancia de cada una de estas definiciones. La transformación emocional del individuo, la alquimia emocional y la transmutación de los sentimientos, en función del renacimiento de un nuevo Ser consciente, son puntos claves que evidencian el crecimiento humano desde la transformación de la personalidad, como elementos que caracterizan el alma humana. El crecimiento espiritual va mucho más allá de la transformación de la persona, y de los cambios correctivos a la personalidad del individuo como factor que permite que el hombre, alcance el estado ideal de sus emociones, sentimientos y de su propia realización personal. El crecimiento espiritual, consiste en comprender la importancia que tiene la realización del espíritu o liberación del Akasha que es nuestro Real Ser, en la construcción de una nueva vida. En el mismo sentido, al que se refiere el crecimiento personal, en el trabajo espiritual será un factor preponderante, el despertar de la conciencia, la auto36


observación, la auto-valoración, la comprensión de los errores, la voluntad y deseo de cambio. Sin embargo, el crecimiento espiritual nos permite identificar como propósito, no solo la transformación del alma humana, a través del cambio en la personalidad del sujeto. La espiritualidad, busca acercarnos al ideal divino del hombre, que consiste en encarnar ese espíritu o Real Ser, que es la manifestación de un modelo de personalidad superior o personalidad espiritual, que es alimentada por la conciencia despierta que representa la sabiduría y el entendimiento o intelecto. Es por ello, que el alma divina, no responde de la misma forma, a la interacción de los tres elementos caracterizados en la representación del alma humana, en este caso, la esencia que es la chispa mínima de sabiduría existente en el hombre, debe crecer hasta su punto máximo, mediante el despertar de la conciencia, y la expresión del plano emocional, debe ser transformada en la expresión del entendimiento y la inteligencia superior. La realización personal como se ha explicado, responde a la transformación del alma humana, mediante la alquimia emocional y la construcción de una nueva personalidad, afianzada en la conciencia y el auto-control del ego. No obstante, la realización espiritual, tiene como fin la regeneración total del hombre, desde su concepción psico-energética, hasta alcanzar el ideal espiritual. 37


En este sentido, la personalidad que es el elemento principal del alma humana, es reconocida por su naturaleza psico-energética, debido a que la misma integra, las emociones instintivas asociadas al ego, y la energía proveniente de la esencia o microcosmos de la conciencia despierta. Mientras que el Akasha en su condición totalmente espiritual, representa el elemento principal del alma divina. Siendo este elemento la unión de la conciencia despierta que simboliza la sabiduría, y el entendimiento o intelecto superior. En consideración a los argumentos planteados, se hace evidente que la realización espiritual, va mucho más allá, de transformar la personalidad del hombre en función de un estado ideal del ser humano. Este proceso, consiste en alcanzar la transformación total del alma humana, que por su naturaleza es psico-energética, en un nuevo cuerpo espiritual de carácter espiritual al que se reconoce como alma divina. La encarnación del alma divina es la representación del despertar de Dios, dentro del hombre, es el producto de la transmutación de los elementos que constituyen el alma humana, desde la auto-observación, la auto-valoración y la comprensión consciente de los agregados psicológicos, para que estos sean transmutados, y de este proceso de evolución psicológica se cree un nuevo cuerpo espiritual. La transformación del alma humana en alma divina, permite al hombre evolucionar en el más amplio sentido espiritual. 38


En este contexto, el ser humano se desprende de su personalidad, para dejar fluir eternamente su Akasha o espíritu. El hombre en este proceso evolutivo, deja de actuar desde el plano emocional, para hacerlo, desde el entendimiento o el centro intelectual superior. Cambio que simboliza la muerte psicológica y el nacimiento espiritual, además del despertar de la conciencia del cual emana la sabiduría. La realización espiritual, desde la concepción alquímica filosófica está representada por la transformación del plomo que represente el alma humana, en el oro del alma divina. En consecuencia, este proceso de transformación que se inicia en el plano psicológico, hasta llegar al plano espiritual, es caracterizado principalmente, por la eliminación de la personalidad, que es el elemento preponderante en el alma humana, para expresar la personalidad superior del hombre, la cual no es un canal de expresión del ego, o la esencia. Esta personalidad superior, es el espíritu liberado de tal forma, que el Real Ser, pueda fluir a través de cada pensamiento, palabra o acción. La personalidad superior, no es un canal de expresión para la esencia, o el ego, tal como sucede en la personalidad humana. A través de la personalidad superior, se exterioriza la conciencia despierta manifestada en la sabiduría, y el entendimiento. 39


El proceso de transformación del alma, es producto de la alquimia emocional, y tiene por objeto transmutar las emociones, que, en su defecto, representan el principal canal de expresión del ego. Para ello, las emociones instintivas, deben ser sometidas a la comprensión consciente, para que las mismas, pasen a convertirse en un canal racional que, mediante el entendimiento o intelecto superior, excluya la expresión del ego de forma permanente, propiciando el despertar de la conciencia, que permite exteriorizar constantemente la sabiduría. Por tal razón, el despertar de la conciencia, y la llamada muerte psicológica que consiste en transformar el alma del hombre en alma divina, son dos elementos de un solo proceso evolutivo de carácter psico-espiritual y energético-espiritual. “Muchas existencias le dan al hombre la sabiduría, pero no saber vivir cada una de sus vidas, solo le permite acumular sus karmas” Aleph Dáath

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CAPITULO III EL DESPERTAR CONSCIENTE

El despertar consciente, es un método destinado a encarnar la sabiduría en el interior del Ser, mediante la expresión infinita del espíritu, el Akasha, lo cual solo es posible con el despertar de la conciencia. En este contexto, cabe señalar que el despertar consciente, tiene su origen en las siete leyes principales del universo, que a lo largo de la historia, han sido el pilar esotérico que sustenta, la mayoría de las religiones, técnicas de crecimiento personal y autoayuda, escuelas iniciáticas, e incluso la alquimia. Estos siete principios, son las leyes herméticas del Kybalion. Este texto, es conocido como libro de Los Tres Iniciados, y en él, se expresan siete premisas universales que evocan la sabiduría del Gran Maestro de Maestros, el tres veces grande Hermes Trimegistro. Antes de explicar, estos siete principios herméticos, cabe señalar una de las frases más importantes del Kybalion, que indica lo siguiente: “Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender”. El Kybalion En las líneas expresadas, se precisa que la sabiduría permanece en secreto absoluto, ante la mirada de


quienes no han despertado conciencia, para abrirse exclusivamente a los seres capaces de comprender a la luz de la conciencia sus postulados. En consecuencia, esta frase al igual que el Mito de la Caverna de Platón, nos representa la sabiduría, como un elemento oculto que solo puede precisarse a la luz de la conciencia, cuando el Ser del hombre alcanza la capacidad de comprender, su realidad y la del universo. La realidad individual del hombre y la realidad del universo, son dos elementos que conscientemente deben conducir a un mismo fin, aunque estos, se manifiesten en diferentes contextos. A fin de aclarar por qué nuestra realidad y la realidad del universo, son dos elementos que transitan por un mismo camino. Cabe señalar que las leyes universales rigen la naturaleza interna del hombre, desde la influencia manifestada por la naturaleza externa. Mientras que la naturaleza interna del hombre en su concepción mental, tiene la capacidad de crear condiciones que permitan unificar estas dos realidades en una sola, con el objeto de integrar nuestra propia naturaleza interna de origen mental, con los acontecimientos, sucesos y condiciones que se generan a partir de los hechos causales del universo. En consideración a lo expuesto, se menciona el principio de la Ley de Atracción, en la que se considera que el ser humano, desde su condición mental y verbal, tiene la capacidad de atraer situaciones o circunstancias a su realidad natural. 42


En este sentido, se expresa que la naturaleza interna del hombre, posee una condición mental, la cual, para la Ley de Atracción, se materializa mediante la fuerza que emite el pensamiento a través de las vibraciones energéticas, que son proyectadas por nuestra personalidad. Sin embargo, la Ley de la Atracción es simplemente un derivado de la sabiduría hermética existente en el Kybalion. A continuación, se presentarán las siete leyes universales de la sabiduría, emanadas del conocimiento del Gran Maestro Hermes Trimegistro: El Principio de Mentalismo

El principio del mentalismo, tal como se expresa en el libro de Los Tres Iniciados, describe lo siguiente: "EL todo es mente; el universo es mental". El Kybalion En consecuencia, el principio del mentalismo, guarda una amplia relación con la famosa Ley de Atracción. Al definir que el todo, es mente, y el universo es mental, se puede comprender el poder de la mente humana como una realidad personal, capaz de influir en la naturaleza externa de las cosas, permitiendo unificar la realidad del hombre, con la realidad del universo. Sí todo es mente: ¿por qué no se materializan los pensamientos cada vez que tenemos uno de ellos? La respuesta a esta interrogante es la siguiente: los pensamientos, creamos o no, siempre se materializan, aun cuando nosotros no lo podamos observar. 43


El origen del todo, se encuentra en el pensamiento, ninguna creación humana, hubiese sido posible, si la misma, no hubiera tenido un origen mental. La idea es el principio de la creación, pensar es el origen de las acciones que serán materializadas. Por ello, la realidad o causa de las cosas, está condicionada a la mente como realidad humana, y la acción como realidad natural. En consecuencia, sin mente no hay acción, sin causas no hay efectos, lo que nos define que el ideal mental se encuentra vinculado al ideal que rige las causas naturales de las cosas como ley universal. Como puede observarse, el principio de mentalismo, que a su vez, guarda una amplia relación con los demás principios herméticos, ha orientado muchas teorías y doctrinas relacionadas con el estado psicoenergético del hombre, en función de la construcción de una mejor realidad humana. La capacidad que tienen los pensamientos o ideas, de materializarse, en lo que conocemos como mundo real o plano físico, tiene su origen en el mundo mental, plano superior de la quinta dimensión, que es la morada del cuerpo mental del hombre. El mundo mental, como se ha mencionado es el plano superior de la quinta dimensión (La Eternidad). En esta dimensión, se encuentra el mundo astral como plano inferior de la quinta dimensión, que a su vez, también influye en el proceso mental que conlleva a la materialización de las ideas y pensamientos. No obstante, el mentalismo se origina en el plano superior de la quinta dimensión, desciende al mundo 44


astral que comunica la quinta dimensión con la cuarta (El Tiempo), dentro de la cual está inmerso el mundo etérico, hasta llegar al plano físico en la tercera dimensión (El Volumen). De esta forma, las ideas y pensamientos que se originan en el mundo superior de la quinta dimensión o plano de la eternidad, descienden al mundo astral que une estas energías, con la energía etérica de la cuarta dimensión o plano del tiempo, para finalmente materializarse en el mundo físico que se encuentra en la tercera dimensión, o plano del volumen, en el que rigen las tres primeras dimensiones del universo: longitud, superficie y volumen. En consecuencia, la mente, a través de las ideas o pensamientos, que tienen su origen en el mundo mental, desciende al mundo astral, en donde su energía se fortalece, se desarrolla a través del tiempo y los sueños, para terminar, materializándose en el mundo físico, o lo que conocemos como realidad natural. Por ello, la naturaleza interna del hombre, que tiene su origen en la mente, está vinculada a la naturaleza externa del mundo. Debido a que en el mundo natural, no existe cosa alguna, que en su naturaleza interna, no se encuentren vinculadas al principio de mentalismo, y a la creación mental del hombre a través de las ideas y pensamientos. Sí pensamos y soñamos, lo que soñamos tarde o temprano lo conseguiremos. En este sentido, se puede

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observar el camino de transición que el hombre emprende con la aplicación del principio del mentalismo, en el desarrollo de su realidad natural o vida cotidiana. Todo es mente, la mente se transformen sueños, los sueños en metas, las metas en acciones y las acciones en resultados. Esta transición, entre las ideas y la materialización de las mismas, no es otra cosa que una planificación estructurada de la proyección que tiene el hombre, para materializar todo lo que tuvo un origen mental. Sin embargo, el principio del mentalismo, trasciende, las planificaciones estructuradas que el hombre puede realizar con el objeto de materializar las ideas. El principio de mentalismo, al relacionarse con los demás principios universales, no se centra en la proyección del hombre, aunque estas proyecciones, también son influenciadas por el carácter vibracional de la ley universal. La mente es energía, y la energía se relaciona, no solo, con el origen mental, sino también con el principio de correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causalidad y generación. Por ello, se hace indispensable tener en consideración, que el origen mental de las ideas o pensamientos, es una fuente energética que se verá influenciada por las demás leyes universales, que poseen, una vibración energética predeterminada, capaz de conllevar dicha idea a su materialización.

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Lo que determina, que las ideas o pensamientos, no dependen exclusivamente de planificaciones o proyecciones para su consolidación. También se hace necesario tener en cuenta, las vibraciones energéticas, la fuerza, las emociones y el deseo de realizarlas con firmeza, determinación en lo positivo y fe. "EL todo es mente; el universo es mental". El Kybalion Destacando como elemento de vital importancia, el tener cuidado, con lo que pensamos, sentimos, deseamos y expresamos a través de los sentidos, porque en ellos, proyectamos esta fuerza mental que en su debido tiempo, se terminará materializando. De la misma forma, se debe considerar que los obstáculos, también se originan en la mente humana, y en consideración a esto, son un factor que tiende a limitar la materialización de las ideas o pensamientos. Por tal razón, es importante que tomemos en cuenta que a través del principio de mentalismo, podemos construir o destruir nuestro destino, dominar la naturaleza interna del hombre, o ser dominados por la misma. El Principio de Correspondencia

El principio de correspondencia, se fundamenta en la siguiente premisa: "Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba". El Kybalion 47


En el enunciado de esta ley universal del hermetismo, se precisa que todas las cosas existentes en el universo, han sido creadas a la imagen y conforme a la semejanza del mundo divino. Las dimensiones superiores, son iguales a las dimensiones terrenales. En consecuencia, la diferenciación existente entre las dimensiones del universo, y los cuerpos energéticos del hombre, en relación a su cuerpo físico, son exclusivamente de nivel energético y vibracional. Si bien, de acuerdo a lo planteado, es posible afirmar que el mundo astral y el mundo físico, e incluso el mundo mental, son iguales, que las dimensiones terrenales, y las dimensiones superiores, cabe señalar que el mundo causal, búdhico y átmico, son iguales en formación, sin embargo, diferentes en vibración. Los mundos o planos dimensionales, pueden guardar similitudes en su condición, aun cuando su vibración puede ser diferente en cuanto a la densidad, por lo general, este grado, o naturaleza vibracional es más denso o sublime de acuerdo a la cercanía que dicha dimensión presenta hacia el plano físico, y mucho más sutil, en la medida que asciende, desde el plano causal, hasta las dimensiones superiores en las que se encuentran los mundos búdhico y átmico. El hombre al igual que las divinidades, posee una razón de ser, la cual, es el sentido de la vida, el elemento que nos guía, hacia el camino de la espiritualidad. “Como es abajo es arriba, como es arriba es abajo”. Esta frase nos permite reencontrarnos con la conciencia y com48


prender el verdadero sentido de la existencia, este principio precisa que la vida y la espiritualidad son dos caras de la misma moneda. Además, permite identificar, que la realidad existente en la personalidad del iniciado, es la misma que la expresada en la personalidad del Maestro. Diferenciándose solamente la densidad o sutileza que pueda trasmitir dicha personalidad. Elemento que configura, la transmutación emocional y espiritual en la filosofía de la alquimia, conllevando a precisar la existencia del alma humana conformada por la esencia, que es la chispa divina o fracción mínima de la conciencia, el ego, agregados psicológicos, y la personalidad que constituye el vehículo que permite al hombre exteriorizar su naturaleza en el alma. En este contexto, el alma humana de acuerdo a la filosofía alquímica, se debe transformar en el oro de la personalidad superior o alma divina, destacándose que el alma divina, está constituida por los mismos tres elementos, aunque estos, son expresados de una forma más sutil como producto de la transmutación emocional y espiritual. En consecuencia, el alma humana está conformada por la esencia, la energía emocional de los agregados psicológicos y el canal de expresión que es la personalidad. Mientras que el alma divina, está constituida por la conciencia despierta en su totalidad, que no es otra cosa que la misma esencia evolucionada y expresada de 49


la forma más sutil, además de las emociones transmutadas, que constituyen los agregados psicológicos, que han sido transformados en virtudes y la personalidad superior, que no es otra cosa, que la expresión del Akasha o espíritu, el Real Ser del hombre. Tal como se puede observar, el alma humana y el alma divina, están constituidas por una misma estructura, en la cual la única variante es la vibración energética que le identifica. El Principio de Vibración

El principio de vibración, de acuerdo con el Kybalion, se define de la siguiente manera: "Nada descansa; todo se mueve; todo vibra". El Kybalion El principio de vibración, explica que todas las cosas existentes en el universo, están en constante movimiento, nada es inmóvil, nada se detiene, todo evoluciona en la misma forma en que vibra. Por ello, este principio guarda una amplia relación con la Ley de Atracción que explica: “lo semejante atrae a lo semejante”. En este sentido, cabe señalar que el principio de vibración, no solo explica, el constante movimiento de las cosas, sino también la evolución de las cosas, a partir de sus causas y efectos, bien sean estos positivos o negativos. En consecuencia, cuando pensamos, hablamos o expresamos nuestras emociones, estaremos emitiendo 50


señales vibratorias, que atraerán cargas energéticas semejantes, pero evolucionadas en mayor grado de vibración. Por esta razón, cuando se exterioriza un sentimiento negativo, mediante cualquiera de nuestros sentidos, emitimos una señal negativa, capaz de liberar una frecuencia cuya densidad, solo permitirá la atracción de energías de baja frecuencia, que harán evidente el desarrollo causal de situaciones negativas. Mientras que los pensamientos positivos, atraerán energías vibratorias, mucho más sutiles y capaces de atraer situaciones positivas a la vida del ser humano. Todo evoluciona de acuerdo a la densidad de la vibración. Los siete principios herméticos, están íntimamente relacionados entre sí. De allí, que el principio de vibración está vinculado, al principio del mentalismo, correspondencia, polaridad, ritmo, causalidad y generación. En este ámbito, la vibración nace en la mente como producto de la manifestación de ideas, pensamientos, sentimientos o emociones que se exteriorizan, para evolucionar y atraer consecuencias positivas o negativas, de conformidad con los principios antes mencionados. Todo en el universo es energía, la energía está en constante movimiento y transformación. Por ello, el ser humano debe evolucionar, sin dejarse llevar por las situaciones, manteniendo una expresión vibratoria posi51


tiva, entusiasta y capaz de atraer circunstancias conforme a la semejanza de sus ideas, pensamientos, sentimientos, emociones y palabras. Solo de esta forma, es posible que el ser humano se dé la oportunidad de cambiar la naturaleza, partiendo del cambio en su propia naturaleza interna. El universo es un reflejo de lo que somos, como seres humanos y como seres espirituales. La condición que tiene el hombre como ser espiritual, le permite elegir la frecuencia vibratoria en la cual se ubicará, para evolucionar en función de las necesidades que sienta en el interior del Ser. Al considerar este importante principio, se hace necesario que el ser humano, tome conciencia de sus expresiones cotidianas, debido a que las mismas, son el camino que conduce al desarrollo de sus acciones. El verbo es la causa, que trae como consecuencia los efectos o resultados de la vida. El Principio de Polaridad

El principio de polaridad, se desarrolla de acuerdo al presente postulado: "Todo es dual; todo tiene dos polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado: los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas". El Kybalion 52


En este principio, se define la dualidad existente en un mismo elemento, se hace referencia a que todo tiene su opuesto, se afirma que existe tesis y antítesis, se admite la existencia de lo positivo y lo negativo, y se precisa que dichos extremos, forman parte de un mismo elemento, tal como el frío y el calor, son simplemente los extremos opuestos del elemento temperatura. De acuerdo al principio de polaridad, los opuestos, son uno solo, debido a que los mismos, son simplemente diferentes en grado, pero a su vez, pertenecientes a un mismo elemento. De allí, que en sentido espiritual, lo bueno y lo malo, negativo y positivo, no representan elementos distintos, sino opuestos en diferente grado, los cuales conforman un elemento único que en este caso es la justicia divina. Lo bueno y lo malo, al igual que el Karma y el Dharma, no son más que dos opuestos, que constituyen diversos grados de la justicia divina. En este sentido, el Karma y Dharma, lo bueno y lo malo, negativo y positivo, son solo inclinaciones de la balanza, en las cuales se manifiestan los efectos que surgen a partir de sus propias causas. El principio de polaridad, como se observa en la explicación anterior, se vincula directamente con el principio de causalidad, en donde todo efecto es consecuencia de un hecho causal, todo sucede por una razón de ser. Lo bueno, corresponde a una energía de vibración sutil, mientras que lo malo, a energías mucho más densas, sin embargo, ambos extremos, forman parte de una 53


misma energía en la que solo se diferencia el grado de densidad o sutileza, aspecto que articula el principio de polaridad con el principio de vibración. El Principio de Ritmo

El principio de ritmo, de acuerdo con las premisas aportadas por el hermetismo en El Kybalion, pasa a definirse de la siguiente forma: "Todo fluye, fuera y dentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas suben y bajan; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa". El Kybalion El ritmo de acuerdo a los principios del Kybalion, explica que todo fluye, dentro y fuera de todo, que todas las cosas, suben y bajan, todo tiene la oscilación de un péndulo, y esta oscilación, tiene la misma medida tanto hacia la derecha como hacia la izquierda. Esto quiere decir, que todo lo existente en el universo, además de someterse al principio de vibración que establece el constante movimiento de las cosas, también es influenciado por el ritmo, que define el movimiento de una forma aleatoria y cambiante. El movimiento constante de las cosas suele variar siempre. Todo lo que sube, por ley universal, baja, todo lo que se desplaza hacia la izquierda, en la misma medida de su desplazamiento, siempre regresa a la derecha. 54


En consecuencia, el ser humano de acuerdo a este principio, es arrastrado de un extremo, al otro, a voluntad de la naturaleza. Sin embargo, el hombre como ser espiritual, mediante el despertar de la conciencia tiene la capacidad de decidir en qué extremo quiere ubicarse de acuerdo a sus necesidades espirituales, sin dejarse llevar o arrastrar por el ritmo del universo. No obstante, para ello es indispensable que el hombre, no trate de forzar las situaciones o acontecimientos de origen natural. No dejarse arrastrar por el ritmo del universo, no significa ir contra las leyes de la naturaleza, y mucho menos hacer oposición al ritmo cambiante de las cosas, por el contrario consisten dejarse llevar por el ritmo, sin que este, sea un factor determinante en el cambio de nuestra naturaleza interna. Si el principio rítmico del universo, intenta arrastrarnos a situaciones negativas, debemos considerar que dichas situaciones, no deberán hacer cambiar la expresión de nuestra personalidad, por tanto la oscilación rítmica, solo pasará de un extremo a otro, sin que nuestra naturaleza se vea forzada a cambiar. El efecto rítmico, pasa de un extremo a otro, pero el hombre en su condición tanto intelectual como espiritual, debe saber mantenerse dentro de las oscilaciones del ritmo, sin que estas oscilaciones pasen a convertirse, en un elemento capaz de configurar la naturaleza humana, de acuerdo a los hechos circunstanciales o temporales. 55


De conformidad con lo antes expuesto, se debe considerar que nada es eterno, nada es igual a lo anterior, el tiempo no retrocede, pero las situaciones, si tienden a repetirse, por lo que esta ley, se encuentra relacionada de forma directa al principio de causalidad, mediante la ley de retorno y recurrencia, y su vinculación con el carácter recurrente del ser humano en sus diferentes existencias. Es por ello, que la historia siempre manifiesta una tendencia a repetirse, los hechos del pasado, siempre volverán a manifestarse en el futuro, aun cuando sus personajes aparentemente sean distintos, y desarrollen sus vidas en un contexto diferente. De acuerdo a esta premisa, el principio de ritmo juega un papel fundamental para el ser humano, en el avance espiritual de cada una de sus existencias. El destino, es influenciado por el ritmo, pero solo el hombre, tiene la capacidad de cambiarlo, mediante el despertar de la conciencia y la voluntad para liberarse del sistema, sin alterar en grado de choque, las condiciones de la naturaleza y del universo. El Principio de Causa y Efecto

El principio de causa y efecto, o mejor conocido como Ley de Causalidad, no es más que la manifestación de acontecimientos que se generan a partir de una acción inicial o suceso previo. De acuerdo al principio hermético: 56


"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley. Casualidad no es sino un nombre que se da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causación, pero nada se escapa a la ley". El Kybalion En consecuencia, todos los efectos que surgen con el desarrollo de los acontecimientos, tienen su origen en una causa previa. Cuando sucede un accidente, por ejemplo, muchas personas lo adjudican a un hecho incierto casual. Sin embargo, los efectos producidos por dicho acontecimiento, al que se tiene como un hecho casual, en realidad son la consecuencia de una causa previa, que por generalidad ignoramos.

En el universo, no existe el azar o lo incierto. Todo acontecimiento, se genera a partir de una “causa”, y produce un “efecto”, bien sea, a corto, mediano o largo plazo. La Ley de Causalidad, hace evidente que todo hecho puede ser estudiado de forma científica. Debido a que todo problema, es originado por un elemento inicial conocido como la raíz o causa del problema. En este sentido, la causa o hecho inicial, es el elemento indispensable, que permite comprender el desarrollo de los acontecimientos, para determinar el porqué de sus efectos. Así como se entiende en la investigación científica, la presencia del elemento causal, y su relación con los efectos producidos mediante el proceso 57


de transición, entre la causa y los efectos de la misma, en el sentido espiritual, e inmaterial del hombre, el hecho causal, es la raíz del problema, los efectos el problema en estudio, y los acontecimientos la transición entre el estado real y el estado ideal. En este contexto, se define el estado ideal como ese conjunto de situaciones, o condiciones normales, destinadas a explicar el significado ontológico del deber ser de las cosas. Concepto que se diferencia del estado real, en el que se define, el funcionamiento existente en un determinado contexto. Por ello, el hecho de considerar la existencia de una transición, entre el estado real y el estado ideal, es la admisión tácita que hace evidente la existencia de un problema. Destacándose, el origen de esta transición, en los hechos causales que la generan, y los efectos producidos en el estado real, como indicadores o descriptores que definen dicho estado, pero que mediante el estudio permiten descubrir los hechos iníciales o causas, que pueden llevarnos nuevamente al estado ideal, mediante la implementación de nuevos hechos iníciales que permitirán generar nuevos efectos. En consideración a lo expuesto, desde una visión ontológica y científica, se precisa la Ley de Causalidad, como un elemento que define el mundo, tal como es en su estado ideal, en el cual, todo hecho genera consecuencias, haciendo evidente la inexistencia de la casualidad o del azar. El azar y los hechos inciertos, no existen, todo acontecimiento es predecible o modificable, de acuerdo 58


con la inducción de una causa previa. No existe la suerte, y menos la mala suerte. La suerte es una forma de justificación que ha encontrado el ser humano, para fundamentar la confianza. No obstante, la inexistencia de la suerte, no implica afianzarnos en el hecho de que las energías positivas, también se han inexistentes. En el principio de causa y efecto existe una interrelación entre el éxito y la atracción de lo positivo. En consideración, el hombre que espera modificar su destino, no debe esperar que su suerte cambie, debe inducir las causas que permitirán el éxito como un efecto positivo de su estado real, el cual es futuro, pero no incierto, debido a que el mismo se construye o se modifica a partir de los hechos inducidos, tanto de forma consciente como inconsciente. En este plano, juega un papel fundamental la sustitución del elemento suerte, por el elemento planificación, tanto en lo práctico como en lo espiritual. La planificación como elemento práctico, nos induce a elaborar estrategias que permitirán alcanzar logros. Mientras que la planificación espiritual, es un elemento que define, nuestra realidad desde un punto de vista ontológico, es decir de nuestra razón de ser, desde el propósito que cumplimos, bien sea, como seres humanos, o como seres sociales: el estado ideal del ser humano. La definición del estado ideal, es sumamente importante para el correcto desenvolvimiento del hombre, en el marco del principio de causa y efecto. Esto debido, a la necesidad que se tiene de conocer, cuál es el deber 59


ser de las cosas, para entender, lo que se necesita cambiar del estado real, y alcanzar el estado ideal. En este sentido, intentar cambiar la realidad, sin comprender el estado ideal o razón de ser de las cosas, que están inmersas en la realidad, es un esfuerzo inútil, porque los efectos que se manifiestan en ese mundo real, son causados por los hechos iníciales que ignoramos, al desconocer el estado ideal o deber ser de las cosas. Si nos planteamos un problema, por ejemplo, la terrible situación económica, que limita nuestras expectativas de vida, tenemos, que este hecho, solo representa el estado real. Sin embargo, el problema se hace evidente en el ser humano, solo a través de sus efectos, entendiendo los mismos como: salarios bajos, pobreza, escasez, u otros problemas, pero de esta manera solo se comprenderá la mitad de la teoría, pero nunca se llega a entender el porqué de estos acontecimientos. Si, además, de estudiar los efectos del problema y el estado real, nos diéramos la oportunidad de incluir, el estado ideal en un estudio comparativo y consciente, podríamos comprender que los hechos, tanto en lo económico, como en lo social, o en cualquiera de los contextos se repiten. Por lo que, bastaría, referirnos a la historia y observar como en el mundo, se han repetido centenares de eventos similares, con personajes aparentemente distintos, y en contextos diferentes, pero aunado a hechos que evidencian una recurrencia de nuestro estado real. 60


No obstante, el hecho que ignoramos, es la Ley de Retorno y Recurrencia, que une nuestra existencia, con el pasado y sus Karmas. Teniendo como clave para la comprensión de las situaciones, la siguiente premisa: el estado real, es la recurrencia del pasado, en contextos diferentes, con el protagonismo del Ser, de aquellos que vivieron a lo largo de la historia. Esto quiere decir, que nuestras vidas, están vinculadas a nuestras pasadas existencias, y por ello, somos susceptibles de repetir los ciclos de la historia, de forma indefinida e inconsciente. Por esta razón, para cambiar el estado real e inducir causas, capaces de propiciar la transición de este, hacia el estado ideal, tenemos la imperativa necesidad de romper el ciclo, despertar conciencia y cambiar el sentido recurrente de nuestra vida. En consecuencia, para modificar o transformar la realidad, se debe conocer y estudiar las causas que han generado dichos efectos, y esto, solo es posible al comparar el estado ideal (el deber ser) con el estado real, que a su vez, no es más, que la continua repetición de la historia. La Ley de Causalidad, no solo hace posible determinar la existencia de un problema, sino que además, permite descubrir los elementos que originan los efectos reales de una situación, y brinda la oportunidad de precisar hechos o causas iníciales que podemos inducir, para generar el cambio de un contexto, y revertir el es-

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tado real, mediante una transición planificada que conduzca a replantear el estado ideal de un determinado problema. Esta premisa, que guarda una amplia relación con los aportes del método científico, no es más que una breve reseña del principio de causa y efecto. La ciencia es espiritual, aun cuando en la actualidad las corrientes científicas, han creado un abismo entre lo científico y lo espiritual, al tratar de separar la filosofía de la ciencia. La verdadera ciencia, nace con el hermetismo y sus siete principios fundamentales, el desarrollo de la ciencia, tiene su origen en la evolución de la filosofía, mediante formas destinadas a demostrar la veracidad de las premisas que se originan en la mente humana. Todo es mente, y sí todo tiene un origen mental, tiene su explicación en la filosofía. Toda teoría, antes de ser probada o validada, debe ser planteada, desde un estudio que compara el contexto ontológico (la razón de ser de las cosas), con el estado real, o problema de investigación, a fin de aportar un conjunto de soluciones que se convertirán en teorías, evidenciando que en este razonamiento representa una vital importancia, la articulación que existe entre el pensamiento filosófico y el científico. ¿Cómo los seres humanos podemos modificar nuestro destino e inducir causas, que faciliten la transición hacia el estado ideal o razón de ser de las cosas?

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Se hace evidente, que en sentido espiritual, se deben aplicar los principios básicos de la ciencia y la filosofía. Por ello, los siete principios establecidos en El Kybalion, representan un elemento primordial, para la transformación del destino de la humanidad, desde la aplicación individual del hombre, pero en función de su masificación entre los demás integrantes del género humano. “El colectivo es el reflejo de la individualidad”. Todo es mente, el origen de las causas es mental, y el pensamiento es la causa, que permite la materialización de las acciones. Por tal razón, el pensamiento positivo, induce un efecto positivo en nuestras acciones. De acuerdo al principio de correspondencia: "Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba". Se puede evidenciar, la recurrencia de los acontecimientos. Este elemento, no constituye una premonición del destinó, pero sí representa un conjunto de situaciones o causas iníciales a superar. Considerar la relación del principio de correspondencia, con el principio de causa y efecto, es comprender que el ser humano es un reflejo del Ser espiritual, de su Akasha. Los mundos internos o dimensiones superiores, son iguales al mundo terrenal, en su semejanza y en su contexto, más no en la densidad de su energía. Nuestra actual existencia, se rige bajo los mismos principios naturales, que nuestras vidas pasadas. Sin embargo, cada existencia suma un conjunto de Karmas, que constituyen causa y efecto de los acontecimientos, que suceden en nuestra vida, los cuales definimos erróneamente como inciertos, debido al desconocimiento de su causa. 63


El Karma no es un castigo, es el efecto originado a partir de cada acción inicial, que se ha desarrollado, a lo largo de nuestras innumerables existencias. ¿Cómo superar el Karma que desconocemos? Desconocer el Karma, no es un hecho que nos permitirá liberarnos de este. Por el contrario, ignorar el Karma, solo contribuye con el desarrollo inconsciente de los efectos que se generan a partir de él. En tal sentido, el Karma debe ser superado mediante la comprensión racional y espiritual que emana de nuestra conciencia. Para superar la Ley de Causa y Efecto se debe superar el Karma, y para ello, no se necesita comprender con exactitud, cada uno de los errores que hemos cometido a lo largo de nuestras existencias, para determinar el cambio de nuestra realidad, el cual se rige en función de los efectos, que han sido causados por el Karma. Se puede dar el caso, de que el hombre, mediante su evolución espiritual, desarrolle la capacidad de recordar eventos de sus vidas pasadas, pero el ego le imposibilite superar tales recuerdos. No obstante, el hecho de superar el Karma, no se fundamenta en conocer los detalles del mismo. Superar el estado real y los efectos del Karma, es una acción que surge de comprender, que los efectos producidos a lo largo de la existencia actual, a los que denominamos como hechos inciertos, son acontecimientos que tienen su origen en causas que desconocemos, pero que sabemos que existen, y para liberarse de ellas, se tienen que 64


superar y el camino para ello, es la retribución del Karma, mediante el Dharma. Esto implica, la relación entre Karma y Dharma, entendiéndose esta dualidad de polos, como extremos de un mismo elemento (el mundo causal). Todo es dual, como se refiere el principio de polaridad, todo positivo tiene su negativo, el Karma es un extremo y el Dharma es el extremo opuesto que lo compensa. Mediante la comprensión del principio de polaridad y su relación con la Ley de Causalidad, podemos descubrir que los hechos inciertos o desconocidos, puede modificarse, a través de la inducción de acciones positivas que permitan compensar el sufrimiento del Karma. Esto constituye el hecho de comprender que no importa lo que hicimos mal en el pasado, sino entender que existe la necesidad de hacer las cosas bien en el presente, y así compensar el equilibrio entre el Karma y el Dharma. Sería un hecho totalmente inútil, conocer los errores de nuestras vidas pasadas, y negarnos a la posibilidad de enmendarlos o corregirlos. Cada existencia ha finalizado con la muerte, aunque sus efectos aún repercuten en nuestras vidas. Sin embargo, el arrepentimiento por el constante sentimiento de culpa, no es un elemento reparatorio del daño, mientras que la comprensión y la inducción de nuevas causas que generen un bien, sí constituyen un elemento de equilibrio y compensación del Karma. 65


Esto se traduce, a una sola afirmación: “Lo más importante no es lo que hiciste en el pasado, sino lo que harás hoy, para evitar los efectos y consecuencias del futuro”. Aleph Dáath En consideración, la importancia de la superación del Karma, no está en el hecho inicial, sino en las acciones que se emprenderán en el presente, para cambiar los efectos y consecuencias. El principio de vibración, también es un elemento vinculado a la causalidad. El principio de causa y efecto, no es estático, por ello, así como toda causa genera una consecuencia, la inducción de nuevas causas, generan nuevas consecuencias, y todas estas, tienen un efecto transformador de la realidad, de acuerdo a la intensidad de sus vibraciones. De acuerdo a este principio, los efectos producidos por una acción negativa o positiva, originan una vibración, capaz de cambiar la realidad. No obstante, es mediante la inducción de causas que permitan generar efectos positivos, que se podrá revertir o modificar los efectos que se producirán, a partir de las causas originales. El Principio de Generación

El principio de generación, guarda una amplia relación con el hecho existencial, en el que rigen dos energías, correspondientes al género masculino y femenino, tal como se indica en el enunciado: 66


"El género está en todo; todo tiene sus principios: masculino y femenino: el género se manifiesta en todos los planos". El Kybalion Este principio, precisa la existencia de la energía masculina y femenina que rige el todo. Las cosas en su diversidad, están cargadas de energías positivas y negativas, energías que representan: la misericordia y la fuerza. En todos los planos y en todos los contextos, todo lo masculino tiene su femenino, los animales, las plantas, las cosas en su variedad, e incluso las energías internas que rigen al hombre como ser espiritual. En la alquimia, el principio de generación se encuentra vinculado a dos conductos que nacen en el chacra raíz o Muladhara, hasta llegar al chacra corona o Sahasrara, denominados como canales de Ida y Pingala. El canal de Ida, está relacionado con el principio de género femenino, y el canal de Pingala, con el principio de generación masculino. Estos canales por los cuales asciende la energía en el proceso de transmutación alquímica, representan la cualidad energética que conduce al despertar de la conciencia y la realización espiritual. Para que exista creación, debe existir el principio de generación, nada se crea de la unión de un género con su mismo género, la vida y el todo es la unión de dos géneros, y la cualidad de estos dos géneros femenino y masculino, siempre existe en el todo. 67


En este sentido, cabe destacar que la personalidad está constituida por energía vital masculina, energía emocional femenina, y la unión de estas dos corrientes energéticas, pasa a crear la expresión que caracteriza al hombre, como ser evolucionado, pero que no ha alcanzado su realización espiritual. El Ser espiritual o el hombre que se ha realizado espiritualmente, está constituido por la expresión de una personalidad superior, conformada por la intelectualidad que es caracterizada por el principio femenino, y la sabiduría que es representada por el principio masculino, para que de la unión de estos elementos energéticos femeninos y masculinos, se pueda representar la expresión del espíritu o Real Ser del hombre, el Akasha. Por tal razón, el hombre en sus múltiples concepciones sociales o espirituales, siempre estará constituido por estas dos energías de acuerdo al principio de generación. La inteligencia en representación del principio femenino, caracteriza la firmeza, o rigor, mientras que la sabiduría que simboliza el principio masculino, caracteriza la misericordia, o clemencia, elementos que aportan al ser humano la capacidad de amoldar su vida al estado ideal del universo, para que se exprese el Akasha o espíritu, mediante su personalidad superior, en función de alcanzar su propio estado ideal que es la realización espiritual.

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CAPITULO IV Autoayuda Consciente

L

a autoayuda consciente, no es otra cosa, que reconocer el despertar de la conciencia en función del crecimiento espiritual y personal del hombre, de una forma equilibrada, dejando de un lado el fanatismo religioso y despertando en sí mismo, el deseo de generar cambios importantes en el ámbito de la realización personal. Hablar de superación personal, involucra, áreas importantes del desarrollo psicológico tales como la autoestima, auto-valoración, autoayuda, coaching, entre otras. No obstante, el despertar consciente, va mucho más allá de la implementación de estrategias, para el desarrollo profesional, o aplicación de herramientas de autoayuda, destinadas a la superación personal y mejoramiento de las habilidades psico-sociales del individuo, para alcanzar el éxito. La autoayuda consciente, no es otra cosa que la implementación de un conjunto de estrategias, destinadas a incentivar el despertar de la conciencia del hombre, con el fin de ayudarle a comprender el propósito de la vida y su importancia en el marco de la realización espiritual y personal.


La realización espiritual, se entiende en el marco teórico de la Teleosophia, como el estudio de los fines de la sabiduría que se encuentra presente en la conciencia humana. Esta definición, es el camino que conduce al máximo desarrollo de las cualidades humanas del individuo, mediante su evolución espiritual. Elemento que le permitirá al hombre, reinventarse en función del accionar consciente y de la naturaleza de su espíritu o Real Ser, dejando a un lado la expresión de lo emocional y del ego. El crecimiento espiritual, integra elementos de la realización personal, por ejemplo, el método de alquimia emocional, destinado a la transmutación de los sentimientos y emociones, que en su origen son manipuladas por el ego, para su transformación en virtudes y otras expresiones espirituales, vinculadas al sentir consciente. Este proceso, siempre estará articulado a la manifestación de la conciencia, que representa la sabiduría, haciendo énfasis, en el desarrollo del hombre, más allá, de la aplicación de un método de transformación conductual. La autoayuda consciente, forma parte de un universo, en el cual, la sabiduría de la conciencia se conjuga con el intelecto humano, para conducirnos al cambio psico-espiritual y energético, en función de construir un ideal divino, capaz de unir al hombre con su Real Ser. 70


Si bien, es cierto que la realización personal, constituye un elemento capaz de orientar al ser humano, hacia el desarrollo provechoso de leyes psico-sociales o naturales, para regir su bienestar psicológico, la autoayuda consciente, centra su importancia en conducir al hombre hacia el desarrollo integral, en función de su crecimiento como persona y como ser espiritual. En pocas palabras, pasa a convertir al individuo en un ser más humano y capaz de alcanzar el éxito, sin el menoscabo de su desarrollo emocional, vinculado a un accionar consciente, sin limitar el sentido de su espiritualidad. Algunos métodos de realización personal, se vinculan a la Ley de la Atracción, que a su vez, es heredada de los principios herméticos, pero siempre su finalidad, es la transformación del hombre en un ser más social e integral, en función de las cualidades que le permitirán alcanzar el éxito personal de forma consciente y en equilibrio con el ambiente en el que se encuentra. La autoayuda consciente, como se ha mencionado, se diferencia de la realización personal, debido a que sus estrategias, no deben conducir exclusivamente al éxito personal y a la formación de un hombre social e integral que se vincule al medio ambiente en el cual se desenvuelve su vida cotidiana. La definición de autoayuda consciente, nos conlleva a construir un nuevo individuo, cuya conciencia le permita expresar su espíritu o Real Ser, en cada palabra, gesto, o acción. Esto con el firme propósito de sustituir 71


el ego, aspecto que debe realizarse mediante la transmutación de las emociones vulnerables, para convertirlas en una expresión permanente de la conciencia. Si bien, el hombre no es un ser perfecto, sus expresiones imperfectas, pueden transformarse mediante el entendimiento y la sabiduría, en acciones capaces de modificar el estado real de su naturaleza, en un estado ideal, definido por su conciencia. Sin embargo, el entendimiento y la sabiduría son dos elementos que aun estando dentro del hombre, son difíciles de articular, para producir una expresión consciente y equilibrada de su Ser interior. El entendimiento, se origina en el centro intelectual del hombre. Mientras que la sabiduría, emana de la conciencia que es un elemento más espiritual. En este contexto, la intelectualidad favorece el entendimiento, pero la inteligencia en sí misma, no constituye un elemento capaz de transformar la vida del hombre, en función de alcanzar la transmutación total de sus emociones en virtudes. Por ello, la intelectualidad debe estar en un constante equilibrio, con el accionar consciente del que emana la sabiduría. ¿Qué es el accionar consciente? El accionar consciente, a diferencia de la inteligencia, que es una cualidad mental que busca un conjunto de soluciones a un determinado problema, se constituye como la capacidad de permitir que, en la mente del hombre, fluya una correcta apreciación del sentido de lo bueno y lo malo. 72


En consecuencia, el accionar consciente, no es más que el desarrollo de las acciones sometidas a la valoración de juicio, en donde el hombre posee una plena capacidad de discernir justamente en dos criterios, lo correcto y lo incorrecto, sin que en esta valoración intervenga el elemento intelectual, destinado a buscar el conjunto de soluciones lógicas, para la resolución de situaciones determinadas. En relación, al principio del mentalismo, del Maestro de Maestros Hermes Trimegistro, la inteligencia asociada cabalísticamente al Sephirot Binah, representa, la capacidad o poder creador de las situaciones en el plano mental, con el firme propósito de que ocurra su materialización en lo físico. Mientras que la sabiduría, cabalísticamente asociada al Sephirot Hokhmah, corresponde a la valoración consciente de las ideas que han de expresarse en el plano mental, a la luz de los criterios, correcto o incorrecto, que nos dicta la conciencia. En este ámbito, se concibe la autoayuda consciente, como una estrategia destinada, no solo, al desarrollo del hombre en lo personal, sino también, en la forma correcta de su expresión espiritual y su crecimiento interno. En este sentido, el hombre debe desarrollar en su condición espiritual, valores y criterios que le permitan orientar la transformación de su personalidad humana, en función de alcanzar el despertar de la conciencia, como elemento primordial para la construcción de una 73


nueva personalidad, que está constituida por la expresión de la conciencia y la inteligencia en perfecto equilibrio. La expresión totalitaria de la inteligencia, solo pasa a constituir una intelectualidad racional, capaz de propiciar el desarrollo del hombre en el contexto humano. Aspecto que se vincula a la concepción de superación personal, la cual, centra su interés en la transformación del hombre, para alcanzar el éxito como fin primordial. Mientras que la autoayuda consciente como estrategia, propone vincular de forma equilibrada, la inteligencia y la conciencia, como un solo elemento, que conlleva a la realización espiritual del hombre, entendiendo esta, como el estado de felicidad que produce la creación de un nuevo conjunto de valores que favorecen la transformación de la personalidad del hombre en función de la expresión de su propio espíritu. La expresión del espíritu del hombre en el marco de una nueva personalidad, que vincula la inteligencia y la sabiduría emanada de la conciencia en un constante y perfecto equilibrio, es el camino que conduce a la felicidad permanente, mediante la aceptación y convicción del ser humano, en relación a su sano juicio. En consecuencia, cuando el ser humano alcanza la realización espiritual, independientemente de los aciertos o desaciertos materiales, comprende que su felicidad, no radica en un elemento externo, por lo que, en su 74


espíritu, siempre habrá un estado de convicción, en relación a sus logros, elemento que permite encarnar en sí mismo el estado de felicidad ante cualquier circunstancia. El proceso de autoayuda consciente, es el camino que conduce al verdadero dominio del plano mental, mediante el sano juicio en el cual se expresa el espíritu en cada pensamiento, en cada palabra, y en cada una de las acciones. Como se ha mencionado, este método, no solo implica adecuar el pensamiento humano al optimismo, para permitir la consolidación de hechos productivos que nos permitirán alcanzar el éxito. También implica la aceptación del Karma, para su superación, la aceptación de las dificultades, para permitir en ellas un constante cambio, la sabia aceptación de logros, para reconocer la humildad y la aceptación de los desaciertos, como un elemento fundamental en el reconocimiento de los errores, que permitirán construir un nuevo conjunto de soluciones mentales, para propiciar nuevas realidades capaces de cambiar el estado real del hombre, en función de las cualidades que definen su estado ideal, para materializar el cambio a partir de la inteligencia y la sabiduría, que se expresa a la luz de la conciencia.

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CONCLUSIONES

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a definición de autoayuda consciente, no se limita a la aplicación de un método especifico, para alcanzar el desarrollo personal que conduce al éxito, bien sea en lo profesional, o en lo humano. Esta concepción aborda diferentes contextos, partiendo de la teleología, como área filosófica, destinada al estudio de las causas finales de las cosas, entre otras ramas de la filosofía. En consecuencia, para hablar de un verdadero proceso de autoayuda consciente, se hace necesario estudiar las leyes herméticas expresadas en los principios del Kybalion, su relación con el despertar de la conciencia y el estudio de los fines existenciales del hombre, desde el contexto filosófico y ontológico de la Teleosophia. Tal como se evoca en la Alegoría de la Caverna de Platón, el despertar de la conciencia está asociado a varios momentos de adaptación, que articulan el estado real en el que vive el hombre, con su estado ideal. Por ello, es indispensable que para comprender con exactitud el estado ideal, se considere el estudio de las causas que lo sustentan, y se establezca la diferenciación existente entre estos dos estados. El hombre que aún no ha alcanzado el despertar de la conciencia, vive a la luz de las sombras en esa morada prisión, y es Inconsciente de ello. Por tal motivo, no


es capaz de reconocer el estado ideal de las cosas, mientras su existencia este aun sumergida en el estado real, que está estructurado por sus propias causas y efectos. En este sentido, para alcanzar el despertar de la conciencia, se requiere un cambio, que no solo precise la existencia de un estado ideal de las cosas, o que represente nuevas causas y efectos, similares a las que se encuentran en su estado real, sino que además, se requiere de la comprensión de elementos teóricoprácticos, tales como la definición de un nuevo concepto de sabiduría, fundado en la capacidad de interpretar las experiencias de la vida, para llegar a comprender las leyes del universo y su relación con ese estado ideal, que existe de forma paralela a la realidad del hombre, pero este, en su condición inconsciente, no es capaz de observar. También se hace necesario destacar, que el hombre, en su condición inconsciente, posee sabiduría e inteligencia, pero estas se colocan al servicio de las manipulaciones emocionales y del ego. Es por ello, que esta forma de sabiduría existente en el estado real, se diferencia de la nueva concepción de sabiduría, en la cual, los resultados de la interpretación del conocimiento y la experiencia, suelen trascender a las visiones limitadas del mundo, para facilitar la comprensión de nuevas realidades, mediante el estudio de otras causas iníciales capaces de generar cambios importantes, en relación a la transición entre el estado real y el estado ideal que se persigue alcanzar con el despertar de la conciencia. 78


No obstante, el cambio de vida del hombre que habita en esa morada prisión de la que habla Platón en su obra: La República, específicamente en la Alegoría de la Caverna, solo es posible, mediante la puesta en práctica de los siete principios fundamentales del Kybalion, tales como son: los principios de mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa-efecto, y generación. En consideración a lo expuesto, la autoayuda consciente, también hace énfasis, en el despertar de la conciencia de forma gradual y progresiva, que se inicia, mediante la comprensión de los conocimientos lógicos, asociados a los reflejos de las figuras en el agua, luego la comprensión de las causas reales de las cosas, y finalmente, el desarrollo de una nueva concepción filosófica de sabiduría. Definición que se debe sustentar en la idea del bien y del sano juicio, con el objeto de facilitar la comprensión del estado ideal de la existencia humana. Además de considerar como una realidad, la oposición generada por el subconsciente y el ego, en relación a la dificultad de aceptación de las nuevas ideas, por parte de los demás prisioneros, que aún se mantienen encerrados en el estado real, desconociendo la existencia del estado ideal. Argumentos que permiten concluir, que la Alegoría de la Caverna de Platón, es como la vida misma, y la idea que plantea la existencia de dos mundos, es la identificación de dos sistemas: el estado real del hombre, y su estado ideal, ambos regidos por leyes similares y 79


concepciones diversas de la sabidurĂ­a, pero con una sola realidad conducente a la evoluciĂłn del ser humano, representada por el despertar de la conciencia.

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REFERENCIAS ALEPH DÁATH. Ciencia del Maestro de la Vida y La Muerte. Venezuela, EAA Ediciones, 2017. ALEPH DÁATH. EL HOMBRE. Materia, Energía y Alma. Venezuela, EAA Ediciones, 2017. ALEPH DÁATH. Teleosophia. Fines de la Sabiduría hacia la Búsqueda del Ser Consciente. Venezuela, EAA Ediciones, 2017. LOS TRES INICIADOS. El Kybalion, siglo XIX. Málaga. 2° Ed. Sirio, 2008. PLATÓN. República, Libro VI, 508e1 - 511e; Libro VII 514a-517c; (Trad. C. Eggers Lan). Ed. Gredos. Madrid. 1992.


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ÍNDICE Contenidos: ALEGORÍA DE LA CAVERNA

INTRODUCCIÓN

Pág. 03 11

CAPITULO I Teleosophia y la Sabiduría

17

CAPITULO II Crecimiento Personal y Espiritual

31

CAPITULO III El Despertar Consciente

41

CAPITULO IV Autoayuda Consciente

69

CONCLUSIONES

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REFERENCIAS

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