Aleph Dáath
TELEOSOPHIA Fines de la Sabiduría hacia la Búsqueda del Ser Consciente
Aleph Dáath
TELEOSOPHIA “Fines de la Sabiduría hacia la Búsqueda del Ser Consciente” –2° Edición- Venezuela. Editorial Alfonso Arena, F. P. Año: 2017. 96 pp. 21,59 cm x 13,97 cm.
© 2017 Aleph Dáath. Reservados todos los derechos. Edición y Publicación: Editorial Alfonso Arena, F. P. Sello Editorial: EAA Ediciones.
Diseño y Diagramación: Giuseppe M. Bastián. Sitio Web: http://www.eaa.com.ve/ E Mail: editorial@eaa.com.ve
HECHO EL DEPÓSITO DE LEY ISBN: 978-980-7844-05-5
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INTRODUCCIÓN
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n la presente obra se definen algunas palabras o términos compuestos, que encierran un significado filosófico trascendental, en lo referente al desarrollo espiritual del hombre. La filosofía del “ser”, vista desde tres etapas: la primera es la epistemosophía, definida por el conocimiento de la sabiduría. La segunda: praxisophía, que se sustenta en la praxis que conlleva a la sabiduría, y finalmente: la teleosophía que representa el propósito que debemos alcanzar, mediante el conocimiento profundo de la sabiduría, como medio de vida, en el camino de la realización espiritual. Estas etapas, se inician al teorizar el “conocimiento divino”, oculto en las esferas del árbol de la vida y conjugarlo con la inteligencia humana y la sabiduría divina, para originar en el “ser”, las claves que permiten comprender el verdadero significado de la existencia del hombre. Sin embargo, el conocimiento por sí mismo, en ningún caso representa la salvación o liberación automatizada y sin esfuerzos conscientes. Por esta razón, la teorización del episteme inmerso en el “conocimiento científico” o conocimiento racional, que define la sabiduría desde el punto de vista humano,
debe conducir a la praxis, que se compone de métodos que permiten avanzar en el propósito del “conocimiento divino”, el cual se expresa en la sabiduría misma. En este sentido, el conocimiento epistémico, científico de la sabiduría, es teorizado y sometido a praxis metafísica, permitiendo así, el desarrollo de “teleosophía” o teleosofía, conceptualizada como filosofía que permite alcanzar el verdadero fin propósito de la sabiduría.
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Aleph Dáath
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EPISTEMOSOPHIA
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a epistemosophia o epistemosofía, es un término compuesto que conceptualiza dos vocablos griegos. El primero es el episteme que significa: conocimiento, y el otro: sophia que se traduce como sabiduría. Sin embargo, el primer concepto, no se refiere al conocimiento divino, sino al conocimiento científico. El conocimiento divino, es producto de un proceso más complejo y en muchos casos, no es comprendido por las ciencias humanas. ¿Por qué referirnos al conocimiento científico, si el objeto de la teleosophía es alcanzar el verdadero propósito que encierra la sabiduría divina? ¿Por qué estudiar el conocimiento de la sabiduría divina desde la filosofía científica y humana? Estas dos preguntas, orientan un aspecto muy importante sobre el primer paso que debe darse en la búsqueda de los fines de la sabiduría divina. En este sentido, no puede conocerse lo divino, si no se conoce previamente lo humano. El sentir filosófico del hombre, encierra en su evolución intelectual, un recurso significativo: la antropología. ~5~
¿Por qué la antropología? ¿Qué tiene que ver con el origen del hombre? La respuesta a estas interrogantes, permiten primero: definir la visión antropológica parcelada y limitada que se conoce en el común de la sociedad. La antropología no se dedica única y exclusivamente a la búsqueda del origen del hombre, aún cuando este, es uno de sus principales fines. Esta ciencia, estudia al ser humano en todos sus contextos, cultura, desarrollo social, hacer de vida, entre otros. La visión antropológica debe al menos darnos una idea concreta de cómo evolucionamos los seres sociales, desde el desarrollo de la diversidad de culturas, y como elemento muy importante, como ha “evolucionado” el hombre en el contexto social, o al menos esto es lo que la ciencia, mediante el conocimiento humano y racional, así determina. La realidad epistémica del estudio de la sabiduría se define desde un punto de vista científico humano, que trasciende al simple aprendizaje, y se concibe como un término complejo del saber. El ser humano, crea el término filosofía, partiendo de dos vocablos griegos: “philos” que significa: amor y “sophia” que se traduce como: sabiduría. Por lo que la filosofía se define como el amor a la sabiduría. Sin ~6~
embargo, la ciencia moderna, y su avance en los descubrimientos importantes como los métodos científicos, han teorizado muchos elementos, y estos a su vez, han permitido la creación y el reconocimiento de muchas ramas de las ciencias humanas. Estas ciencias entre las que destacan: la filosofía, la antropología, la sociología, la teología, entre otras. Además de las subcategorías entre las que se mencionan: la gnoseología y la epistemología, que de forma más delimitada pretenden estudiar las teorías del conocimiento humano y científico, solo representan niveles intelectuales avanzados, con pequeños matices de sabiduría que se encuentran inmersos en la esencia humana del pensamiento. No obstante, la epistemología como rama científica del saber, no estudia el conocimiento como debería hacerlo; lo hace desde una visión gnoseológica. La epistemología nace y se desarrolla desde lo humano y para la ciencia. El estudio de los problemas del conocimiento en esta área, son cada vez, más complejos y las estructuras de resolución, se afianzan en la comprensión racional del hombre, sin una visión teleológica del “conocimiento divino”. La creación de teorías científicas, para los seres humanos, hoy en día, se reconoce como un esquema de ampliación de la inteligencia humana, en la búsqueda ~7~
errada de encarnar una sabiduría inexistente, en los conceptos y letras. Es común en nuestra sociedad, ver cada día más científicos; quienes escriben y publican cantidades de libros, muchos de estos, con un elevado número de cuartillas y letras cada vez más pequeñas. Pero en el fondo, cada línea es la reproducción material de un esquema de situaciones problematizadas, creadas por el hombre y con respuestas diseñadas por el mismo. En este sentido, ni los argumentos contractados para la comprobación o verificación, provienen de un origen distinto. Quien desea crear una teoría, se plantea un problema, lee algunos libros, reflexiona, saca sus conclusiones y teoriza lo que mejor le parece, desde su punto de vista humano, sin tener en cuenta los verdaderos fines del conocimiento divino. LA SABIDURÍA Y LA FILOSOFÍA HUMANA
La sabiduría desde una visión científica se define como un proceso derivado de la inteligencia y la experiencia. De acuerdo con lo que actualmente conoce el ser humano, el pensamiento racional y su desarrollo intelectual, debe conjugarse con la experiencia, y de esta relación, entre el proceso de aprendizaje, y los conocimientos sometidos a la experimentación, surge el entendimiento que conlleva a la reflexión y finalmente, de este análisis, surge la sabiduría. ~8~
En este ámbito, la sabiduría solo representa un proceso de inteligencia y verificación de aprendizajes, a través de las experiencias y la reflexión que surge posterior a la praxis. En muchos casos, incluso la sabiduría llega a ser jerarquizada, e incluida en categorías que solo trascienden al conocimiento científico. La sabiduría en el contexto humano tiene diversas visiones muy parecidas y limitadas. Se cree que la sabiduría está asociada al juicio sano, que se sustenta en el conocimiento y el entendimiento, mediante la experiencia, y esto a su vez, permite que el conocimiento se exteriorice de forma explícita, satisfactoria y eficaz. Sin embargo, esta visión no constituye un elemento significativo, y capaz de definir la sabiduría desde una óptica divina y filosófica trascendental. El teólogo Tomas de Aquino decía que la sabiduría era: el conocimiento cierto de las causas más profundas del todo, argumento que, a pesar de no ser completamente acertado, aporta algunos aspectos un poco más centrados en lo que refiere a la definición del término. La sabiduría es un conocimiento que se caracteriza por ser cierto y encerrar en él, una verdad demostrable de los elementos del todo. No obstante, el error humano y por consecuencia el error científico, está arraigado en la misma apreciación del conocimiento. ~9~
La diferencia existente en la visión humana de lo que significa gnoseología y epistemología, es desde un contexto filosófico trascendental, una diversidad irreal. Son dos corrientes que provienen de un mismo lugar, aunque estas, no se expresan de la misma forma. El conocimiento humano (gnoseológico) y el conocimiento científico (epistemológico), que también es humano, solo se diferencia del anterior por estar sometido a un proceso sistemático de razonamiento científico. Sin embargo, estos tienen su origen en la misma fuente: la mente humana. En este sentido, se cae en el flamante error de considerar la inteligencia como sabiduría, o de confundir con esta, el razonamiento y la comprensión desarrollada a través de la praxis. Si bien es cierto, que muchas veces la inteligencia y la comprensión que surge de conjugar el conocimiento con la praxis, aportan elementos que desarrollan en el hombre saberes permanentes encarnados en su intelectualidad, no se puede negar que estos saberes, tienen que ser desarrollados en la esencia humana y el “ser” consciente, para alcanzar ese verdadero fin o propósito que se plantea en la búsqueda de la sabiduría. La sabiduría, se define desde las ciencias humanas como la sapientia, vocablo latino heredado del origen griego sophia, que filosóficamente, está referido al
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conocimiento de las primeras causas de las cosas, con el objeto de facilitar la comprensión total del saber. No obstante, la apreciación de la sabiduría como término, debe superar estas concepciones epistémicas, y alcanzar una definición trascendental, que permita la unión entre lo humano y lo divino. La sabiduría, es la luz que surge del “conocimiento divino”, como la máxima expresión del saber trascendental, expresado a través de la praxis de vida, para finalmente conducir a la reflexión espiritual, que permite comprender el todo, en tres etapas: la teorización del saber, la vivencia de cada experiencia, y la comprensión del verdadero propósito existencial como fin de la sabiduría. LA SABIDURÍA DEL “SER” CONSCIENTE
La sabiduría del “ser” consciente, está representada por un método sencillo que se devela, con la intencionalidad de guiar al hombre, hacia la comprensión del verdadero fin de la sabiduría. El método de la “sabia conciencia”, se describe en tres etapas fundamentales que consisten en: conocer, vivir y comprender. En este sentido, el conocimiento, pasa a ser una experiencia de vida y posteriormente, es comprendido de una forma consciente y sabia.
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“La sabiduría no es otra cosa que vivir el conocimiento, para comprenderlo a la luz de la conciencia” Aleph Dáath, 1998 El método de la sabiduría consciente contextualiza el conocimiento, de una forma científica, pero a la vez, provista del misticismo que se irradia desde la esencia del hombre libre, para incorporarlo a la praxis vivencial en cada momento y circunstancia de la existencia humana, con la finalidad de comprenderlo, desde la experiencia de vida. La definición del sabio no es la del hombre que conoce el todo de las cosas, o que domina el saber exclusivo de la verdad. De hecho, ni siquiera es sabio el que comprende la multiplicidad de los conceptos, aunque los mismos sean el producto de la práctica o la experiencia, si estos, no constituyen o forman parte de las vivencias del sujeto como “ser” consciente. El mal llamado sabio, solo es un hombre de saberes y aprendizajes. “Sabio no es el que conoce la verdad absoluta del todo, o somete los saberes a la praxis para obtener las máximas de experiencia; es el que conscientemente, vive lo que conoce, para darse cuenta de que la única verdad, es comprender todo lo que vive a lo largo de su existencia” Aleph Dáath, 1998 ~ 12 ~
En este contexto, el hecho de conocer está representado por el estudio epistémico, desde una visión analítica, de la observación consciente, desde la esencia libre de todo pensamiento y de todo problema que limite o imposibilite la concentración. La observación consciente, va mucho más allá de visualizar, o describir de una forma mecánica las cosas. Este proceso de observación debe considerar un principio fundamental que está constituido por el análisis realizado a través de los sentidos humanos. El ser humano, vive una vida adormecida, sumergida en la diversidad de problemas cotidianos, y de una gran cantidad de pensamientos que nublan su conciencia. Si bien es cierto, que se necesita creer en algo y el optimismo es la energía vital para alcanzar los fines y metas que el hombre se propone; tampoco es menos cierto, que la mayor parte del tiempo el ser humano lo pasa soñando y alejándose del aquí y ahora. El razonamiento humano, induce al hombre a pensar en todo. Los procesos de resolución de conflictos hacen creer al hombre que la solución es pensar, hasta el punto en que para todo se piensa, se imagina y se recrean situaciones que son visualizadas al interior de la mente. ~ 13 ~
La reproducción de imágenes en grandes películas mentales encierra la esencia que es la expresión mínima de nuestra conciencia despierta, en una nube densa de situaciones irreales. Estas situaciones, atrapan la esencia, e impiden al ser humano, ser consciente al momento de observar las cosas, debido a que sus sentidos están dormidos. Por ello, el hombre no se da a sí mismo, la oportunidad de apreciar las reproducciones reales del conocimiento divino, que se encuentran en cada contexto de nuestro planeta. La conciencia dormida, solo permite que el hombre se encierre en su mente, en los problemas, en las fantasías y los sueños, evitando que descubra en cada segundo de su existencia, las cosas que pasan y los detalles irrepetibles que se revelan en representación del conocimiento divino. El planeta gira sobre su eje en veinticuatro horas, se traslada alrededor del sol en trescientos sesenta y cinco días, y en el transcurso de cada movimiento de la tierra, en cada parte del mundo en que habitamos, tienen lugar millones de sucesos. Estos acontecimientos, pueden ser de gran trayectoria como terremotos, inundaciones, tornados u otras manifestaciones de origen natural, ocasionadas por liberaciones de energía, o los pequeños sucesos como el aletear de una mariposa, que nos muestran una cantidad ~ 14 ~
de conocimientos vivos que provienen de lo divino, de Dios y de la madre divina: “la naturaleza”. En este ámbito, se puede decir que existen millares de situaciones y hechos concretos, que trasmiten la sabiduría en cada segundo que marque la manivela de un reloj, en cualquier lugar del mundo por más remoto que este sea. El conocimiento divino, como se observa claramente, no está constituido por las definiciones conceptualizadas que emanan del hombre o de la ciencia. Este conocimiento, tiene su origen en el mundo real, bien sea en la naturaleza externa, o la naturaleza interna del hombre. Si analizamos algunos antecedentes de la antigua ciencia, tal como es el caso del artista y científico Leonardo Da Vinci, se puede conocer que todas sus invenciones, son producto de la reproducción de un conocimiento existente en la naturaleza, y que tales descubrimientos representan un saber consciente de las causas, funcionamiento y finalidad de las cosas divinas o creadas por Dios. El aeroplano, se inspira en el vuelo de las aves, y los principios de la física que no provienen de la mente humana, ni de la interpretación, sino de la naturaleza misma y de sus propias leyes. En este sentido, lo primordial de la sabiduría, no es experimentar las cosas, sino tener la conciencia, para descubrir lo que pasa en nuestro entorno, en cada ~ 15 ~
segundo que vivimos, y como todas esas cosas que pasan, también son originadas por una ley de la naturaleza que encierra un principio divino. El hecho de mantener nuestra conciencia despierta, y observar, no solo con nuestros ojos abiertos, sino también con los demás sentidos humanos y supra humanos, tales como son la telepatía, la intuición, entre otros. El conocimiento divino que se reproduce abiertamente en la naturaleza y se rige por sus propias leyes, está a la vista siempre, pero no se puede observar con los ojos exclusivamente. Se necesita de la mente despierta, y este conocimiento, solo está a la vista de la conciencia. Por ello, si transitamos una ciudad colmada de perturbaciones, y nuestra mente está encerrada en el día a día, en los problemas, en estar pendientes de todas aquellas situaciones que preocupan por lo general al ser humano; será imposible que observemos realmente, algún mínimo momento mágico que encierre sabiduría. En las grandes urbes, miles de personas y en algunos casos millones, salen a transitar por la ciudad, pero su mente está dormida, caminan por inercia y mientras lo hacen, piensan en situaciones, problemas, necesidades, y esto nubla su conciencia impidiéndoles ver lo que realmente sucede en su entorno.
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Ni el más intelectual se salva de tener la necesidad de pensar en algo, por más mínimo que sea este pensamiento. ¿Quién puede salir a una ciudad cosmopolita con la mente en blanco y la conciencia despierta a observar el todo? La respuesta a esta interrogante no es fácil, primero, el ser humano debe trascender sus preocupaciones y miedos. Debe aprender a vivir la experiencia, de no preocuparse nunca por nada, aun cuando tenga que ocuparse de todo. El hombre tiene que estar dispuesto a no dejarse llevar ni por un solo segundo de su vida, al mundo de la fantasía, de los pensamientos, sean estos positivos o negativos. Por ello, a la humanidad se le hace tan difícil, comprender cualquier detalle, hasta lo más elemental que puede observar en la naturaleza. Sin embargo, despertar de los pensamientos que nublan la conciencia, y conservar la mente en blanco, no es una tarea imposible. Muchas escuelas iniciáticas, como lo son: el budismo, zen, gnosticismo, entre otras. Sustentan su filosofía en el despertar de la conciencia, concentración, meditación y otras prácticas asociadas a la búsqueda de la sabiduría, provenientes del conocimiento divino. No obstante, cabe destacar que la sabiduría se encuentra en el conocimiento divino, y es alcanzada, ~ 17 ~
mediante la comprensión de este, al momento de vivirlo. Pero siempre con la conciencia despierta, y teniendo en cuenta, otro elemento indispensable que se hace necesario considerar: los sistemas humanos. La humanidad, está encerrada en sistemas que imposibilitan la realización espiritual y el despertar de la conciencia. Estos sistemas, que en muchos casos son: económicos, políticos, sociales, culturales, religiosos, académicos, entre otros. Atraen al ser humano y lo encierran en rutinas y labores que le privan de hacer cosas innovadoras. En estos casos, la conciencia es limitada a una rutina específica, y esto trae como consecuencia, que se confunda el despertar de la conciencia con la cotidianidad. Los sistemas, están inmersos en contextos políticos, religiosos, sociales y académicos, que inducen a la rutina y otras prácticas que se encuentran arraigadas en la monotonía, o exclusividad de un pensamiento específico, que limita las condiciones que se necesitan para el despertar de la conciencia. Por esta importante razón, el conocimiento de la sabiduría mediante el método de la “sabia conciencia”, logra que la esencia como expresión mínima del “ser”, se exteriorice, haciendo despertar la conciencia dormida del hombre y permitiéndole, observar la naturaleza, vivirla y comprenderla desde su estado original y sus leyes, sin las ~ 18 ~
limitaciones que se encuentran arraigadas en los entornos sociales y los sistemas humanos.
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PRAXISOPHIA
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l término praxisophia o praxisofía, se deriva de dos vocablos griegos, “praxis” y “sophia”, con la finalidad de dar un significado a la práctica de los principios teóricos, que permiten encarnar la sabiduría en el ser humano. Estos principios, están constituidos en algunos casos, por métodos que permiten alcanzar los fines de la sabiduría a través del despertar de la conciencia, y en los conocimientos que han sido vividos en el pasado irrecordable, por la mayoría de los seres humanos. En este sentido, se hace referencia a un punto muy importante para la encarnación de la sabiduría; la reencarnación y recurrencia del ser humano en su multitud de existencias, y los conocimientos que son esa gran herencia de nuestras vidas pasadas. Además de otros elementos como la rueda del Saṃsāra, tema en el que se encuentra inmerso el dharma y karma. EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA HUMANA
El despertar de la conciencia es un punto muy relevante en el proceso de la búsqueda de la verdadera sabiduría. Pero como todo proceso, la conciencia, no va a despertar por sí sola. Se requiere de mucho esfuerzo,
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constancia y dedicación en la realización de prácticas de concentración y meditación. La concentración es un proceso supra-mental, mediante el cual la esencia se exterioriza y permite que el hombre enfoque toda su atención en un objetivo específico. Mediante la concentración, la esencia se libera de cualquier forma de pensamiento, que pueda encerrarla y nublarla, por lo que es fundamental mantener un nivel de concentración alto, para poder comprender la sabiduría en cada contexto, cada situación y cada hecho que tiene su origen en la naturaleza, tanto externa como interna del hombre. La concentración se desarrolla con diversos métodos y ejercicios, al igual que cualquier actividad física. Por ello, se requiere de fuerza de voluntad, perseverancia, y mucha paciencia. El camino de la realización espiritual, previo a la autorrealización del “ser”, es un camino que requiere del total y completo dominio de la concentración, y la expresión de la esencia como unidad mínima de la conciencia humana. He allí, la vital importancia de la concentración en relación con el despertar de la conciencia. Después de definir lo que significa la concentración como proceso supra-mental y su importancia en el camino que el destino, ha mostrado al futuro Iniciado, se
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presentan algunas prácticas destinadas al despertar de la conciencia. MÉTODO: ESPACIO, TIEMPO Y DIMENSIÓN
Este método de concentración permite que, durante el día, mantengamos nuestra mente ubicada en el espacio, tiempo y dimensión. En este sentido, el practicante debe considerar previamente, los siguientes conocimientos teóricos básicos: Primero: la ubicación, entendiéndose esta como el lugar físico donde se encuentre el Iniciado, país, ciudad, entre otros. Segundo: el tiempo detallado como fecha y hora. Tercero: la dimensión en la que nos encontramos, en ese preciso instante. ¿Pero cuáles son las dimensiones que existen en el universo? ¿Cómo se puede saber si nos encontramos en otra dimensión? Estas son dos interrogantes de mucha importancia, que se hace necesario responder, para aclarar las dudas en relación con el despertar de la conciencia y el método espacio, tiempo y dimensión. En el universo existen siete dimensiones: ~ 23 ~
1) Física. 2) Vital. 3) Astral. 4) Mental. 5) Causal. 6) Conciencia. 7) Ser. La primera y segunda dimensión guardan una amplia relación con nuestro cuerpo físico, y son las dimensiones en las que nos encontramos de forma existencial como materia y energía. En la primera, está nuestra materia, el cuerpo físico y en la segunda, nuestro cuerpo vital: “la energía que nos mantiene vivos”. En la tercera, se encuentra nuestro cuerpo astral, y allí, es donde tienen lugar nuestros sueños. En la cuarta, se encuentra el cuerpo mental. En la quinta, el cuerpo causal asociado a la voluntad. En la sexta, la conciencia. Y en la séptima: el “ser”. No obstante, en el método espacio, tiempo y dimensión, solo tenemos que descartar nuestro estado en dos dimensiones: la primera, o la tercera. Esto debido a que, en la tercera dimensión, la de los sueños, comúnmente se repiten las mismas rutinas que se realizan en el mundo físico. ~ 24 ~
Para ello, se aconseja que, durante el día, previamente concentrados con la mente en blanco, sin reproducir imágenes mentales, nos preguntemos: ¿Dónde estoy? ¿En qué tiempo? ¿En qué dimensión me encuentro? Sin embargo, se hace necesario que, al momento de formular la última pregunta, se realice un pequeño ejercicio de estiramiento que se pueda disimular ante el público, para no llamar la atención. Estas rutinas, también se repiten en la dimensión astral y en algún momento, podremos visualizar que nuestro cuerpo es excesivamente flexible, revelando la dimensión en la cual nos encontramos. En consideración al método de ubicación, tiempo y dimensión, se destaca que gran parte de su importancia, radica en que, mediante la concentración y el despertar de la conciencia, alcancemos el desdoblamiento astral. En este caso se hace referencia al desdoblamiento astral consciente, en donde damos cuenta del lugar, tiempo y dimensión en la que nos encontramos. Cuando nuestro cuerpo físico descansa, mientras estamos en estado de sueño, este se relaja en su límite máximo, y es cuando nuestro cuerpo astral, se separa del plano físico. A esta separación, es a lo que denominamos el desdoblamiento astral. ~ 25 ~
En este sentido, el ser humano inconsciente de este proceso, no se da cuenta que los sueños, son en realidad experiencias en las que el cuerpo astral, se desdobla del cuerpo físico, solo que rutinariamente es asumida como una extensión de la realidad, y cuando el hombre se da cuenta de ello, es tarde, por que ha despertado físicamente. Esto sucede, por ejemplo: cuando un sujeto dice: soñé que corría por una calle desierta, o en otro país. Ese sueño, es en realidad una experiencia en la que nuestro cuerpo astral, ha viajado a un punto del planeta. El cuerpo astral, tiene la capacidad de teletransportarse de un lugar a otro en fracciones de segundo, sin importar la distancia a la que se encuentre el cuerpo físico, y puede regresar de la misma forma en millonésimas de segundo, al momento de despertar. El cuerpo astral, es flexible y puede atravesar los objetos de naturaleza física, que se encuentran en la primera dimensión. Es por esta razón, que en algunos sueños nos podemos visualizar, atravesando paredes o realizando movimientos excesivamente elásticos, que naturalmente, no se pueden realizar utilizando el cuerpo físico. El mundo de los sueños o dimensión astral es un lugar a donde todos, viajamos siempre, pero muy pocas ~ 26 ~
veces el recorrido se realiza de forma consciente. Sin embargo, muchas de estas experiencias, nos aportan ideas muy claras de situaciones, que nos pasaran a futuro, advertencias, hechos que debemos evitar, entre otros. La concentración mediante el método de ubicación, tiempo y dimensión permite que, de acuerdo con la perseverancia, y el nivel de conciencia despierta, podamos realizar un desdoblamiento astral consciente, en donde el sujeto, sepa realmente el lugar, tiempo y dimensión en la que se encuentra. El desdoblamiento astral consciente, representa un avance significativo, para cualquier ser humano, que persiga los fines de la sabiduría; en esta dimensión, existen las innumerables posibilidades de acercarse al conocimiento de las causas y consecuencias de muchas situaciones, que tienen lugar en posteriores etapas del plano físico. Pero existe un elemento que debemos tener en cuenta, la dimensión astral, es un lugar tan profano como el plano físico. En este sentido, los verdaderos principios fundamentales del conocimiento divino, no se encuentran presentes, debido a que, por su vibración más sutil, solo pueden descender a otros planos que se encuentran en dimensiones superiores al mundo astral. El conocimiento iniciático, puede descender a la dimensión mental y conjugarse con la sabiduría humana ~ 27 ~
consciente y la inteligencia de la mente despierta. El conocimiento divino, se encuentra en la quinta dimensión, la del cuerpo causal. En esta dimensión, es donde tienen lugar las leyes de causa y efecto. La ley de causa y efecto, no es más, que la acción que genera otra acción, todo lo existente en las otras dimensiones, está sujeto a causa y efecto, de esta forma, todo pasa por el origen de una causa divina y tiene un efecto o consecuencia. Esta ley determina que nada pasa por casualidad, sino por causalidad. Por ejemplo: cuando una persona conoce a otra en el mundo físico, no se puede considerar como una casualidad. El destino se escribe de acuerdo con las leyes divinas que rigen la quinta dimensión, y solo quien despierta en conciencia, puede predecirlo o cambiarlo. En este sentido, muchas definiciones, reglas y teorías de grandes pensadores y filósofos, son el producto de leyes emanadas de la quinta dimensión. Tal como es el caso de la definición de justicia, develada por el jurisconsulto romano Domicio Ulpiano (Año: 170-228 D.C): “Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi”. La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho. Esta concepción filosófica que siempre ha tenido el propósito de enseñarnos el principio de causalidad que desciende de la quinta dimensión al plano físico, se ha mantenido viva, no solo en la filosofía y las ciencias ~ 28 ~
jurídicas, Sino que, además, ha trascendido como un ejemplo de la máxima sabiduría, en lo concerniente a la concepción axiológica de la justicia como valor, tanto en lo humano, como en lo divino. La justicia es una constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde, quien recibe algo emanado de la quinta dimensión, es porque de acuerdo con las causas, lo merece, y en justicia, le es concedido como efecto. La conciencia, se encuentra en la sexta dimensión ascendente, y en ella, está la maravillosa divinidad de la “sabiduría absoluta”, y en la séptima el “ser”, la energía de la autorrealización espiritual. MÉTODO: OBSERVACIÓN CONSCIENTE
La observación consciente, como se ha mencionado, no es más que el sentido de ver el mundo de una forma diferente, a como lo ve la mayoría de la humanidad. Consiste en vivir cada segundo de la existencia, despierto y a la expectativa de todo hecho o acontecimiento de la naturaleza interna o externa del hombre. Es observar para ver lo que otros no pueden ver, y saber lo que la mayoría no puede comprender. En este contexto, la observación debe trascender a la descripción de los fenómenos humanos o naturales, y realizarse de forma consciente, en el que la percepción, no depende de la vista, sino de la mente despierta, y la esencia que se encuentra en el cuerpo mental. ~ 29 ~
“El Iniciado encuentra el camino a lo largo de su vida, pero su esencia, encuentra la sabiduría en la mirada consciente del mundo en que vive”. Aleph Dáath, 1998 En el argumento que se trae a la reflexión, se puede visualizar que el Iniciado, encuentra su camino, su razón de ser, en el transcurso de su vida, pero la sabiduría solo se obtiene mediante la mirada consciente del mundo real. Esta mirada consciente, no es más que observar el “todo” con la mente despierta, sin preocupaciones, y sin las visualizaciones irreales, que se manifiestan en grandes películas mentales, o fantasías que nublan la visión de la esencia. MÉTODO: MAGNETISMO VISUAL
Este sencillo método universal, consiste en realizar un enfoque visual que fortalece el magnetismo en nuestra mirara, permitiendo la interconexión telepática de nuestra esencia con otros objetos. Este tipo de prácticas es recomendable hacerlas utilizando una vela encendida, para que nuestra esencia, pueda conectarse, con la luz y el fuego, mediante la transferencia de poder magnético de nuestra mirada. Sin embargo, esta práctica puede realizarse también a través de la observación de elementos simbólicos de gran poder esotérico, tales como la ~ 30 ~
medalla de la teleosophia (τέλεοςΣoφíα), y muchos otros símbolos iniciáticos. El método consiste en la observación consciente, de la llama encendida de la vela, sin pensar, sin visualizar nada, solo la llama de la vela, fijando y enfocando cada vez más, toda nuestra atención en el objetivo. Durante la observación, nos concentramos cada vez más, y al mantener un grado de concentración que unifique el objetivo (la llama de la vela y nuestra mirada). Repetimos mentalmente, sin que se pierda la concentración, la siguiente frase: “Gloriosas Salamandras, seres elementales del fuego, venid a mí, para iluminar la oscuridad que oculta la conciencia, y unificarme con el fuego de mi esencia”. Después de realizar la orden a los gloriosos seres elementales del fuego por tres veces, mantenemos la concentración por todo el tiempo que sea posible. La concentración permite que la mirada se fortalezca por el magnetismo que se desarrolla, entre el Iniciado y el objeto. Además, la petición a los elementales del fuego, fortalece la interconexión del elemento fuego existente en la naturaleza externa, con el fuego interior de la esencia, y de esta unión, se ilumina la conciencia que se encuentra a oscuras, lo que hará que, mediante la práctica, se pueda despertar y avanzar en el camino de la realización espiritual.
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ETAPAS FUNDAMENTALES DE LA MEDITACIÓN LA RELAJACIÓN
La primera etapa de la meditación es la relajación. En esta, se persigue como fin bajar el ritmo de aceleración del cuerpo físico, para que sus vibraciones energéticas, sean mucho más livianas que las vibraciones a las que comúnmente se encuentra sometido. El hombre, debe bajar sus vibraciones terrenales, integrando el cuerpo físico y el cuerpo vital en un “todo”, que une mente y cuerpo, para llegar a un estado de relajación corporal, que libere las tensiones nerviosas y musculares. La relajación debe hacerse con los ojos cerrados y preferiblemente acostado, si se es principiante, aunque, en los grados superiores, existen posturas específicas para las diferentes prácticas de meditación. Una vez que el sujeto se encuentre en la posición correcta de meditación, comenzará por relajar cada parte de su cuerpo físico, manteniéndose alejado de cualquier perturbación mental, sin realizar ningún movimiento y sin tragar saliva, porque cuando esto sucede, se pierde el estado de concentración mental que permite que nuestro cuerpo físico, se unifique con el cuerpo vital. El cuerpo debe sentirse cada vez más ligero, y se tiene que enfocar la concentración interna; en sentir cada latido de nuestro corazón, los cuales deben ser lentos y ~ 32 ~
fuertes. Lo principal es integrar la mente, el cuerpo y los latidos, en un solo elemento rítmico; en nuestro interior, no existe nada, solo debe existir la mente en blanco, “nada”, porque la nada, es el “todo”. Estas prácticas deben realizarse en lugares en los que no existen elementos o perturbaciones externas que puedan sacarnos del estado que nos unifica. LA MEDITACIÓN
La meditación se alcanza, solo cuando se encuentra el estado de relajación. Al llegar a esa unificación mente y cuerpo. Se deben realizar respiraciones profundas y mientras se inhala el aire, se debe dirigir la atención a las vibraciones que produce el corazón, y al exhalar de forma lenta, la mente debe estar ausente de cualquier forma de pensamiento. En ese instante, se deben repetir los ciclos de respiraciones lentas y profundas, tanto como sea posible, hasta que se pueda sentir el cuerpo tan liviano, como si estuviera flotando en el aire. Al entrar en meditación, se pronuncia mentalmente la siguiente petición a los elementales del aire: “Gloriosos Silfos y Sílfides, seres elementales del aire, venid y entrad en mi mente, para que me ayuden a despertar la conciencia”. ~ 33 ~
Se repite la frase tres veces, sin pensar en nada, y se mantiene el estado de relajación, con la finalidad de pasar a la tercera etapa. LA ORACIÓN
La oración es la última etapa del proceso de meditación, y tiene lugar cuando se ha logrado un estado de relajación absoluto; después de haber invocado a los elementales del aire, para que con su poder purifiquen la mente y ayuden a despertar la conciencia, o mantenerla despierta en el caso de los Maestros que han alcanzado la realización espiritual. Esta se debe iniciar en profundo estado de relajación y meditación. La forma más adecuada para comenzar, es decir mentalmente lo siguiente: ¡Dios Mío! Tú que eres la luz que iluminas el conocimiento y me permites comprender la sabiduría divina, te pido que eleves mis suplicas a la séptima dimensión, y le hagas saber a mi real “ser”. Posteriormente, se deben realizar las oraciones particulares, las cuales se componen de ofrendas y peticiones. Las ofrendas, son todas aquellas cosas que reconocemos y nos comprometemos a cambiar, hacer o dejar de hacer.
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Las peticiones, todo aquello en lo que necesitamos de la asistencia espiritual de Dios. Al finalizar las ofrendas y peticiones, se debe dar gracias y exigir el justo cumplimiento de las súplicas, para lo cual debemos decir mentalmente: ¡Dios Mío! Te doy las infinitas gracias, por haber recibido mis ofrendas, mis peticiones, y espero que, de acuerdo con tu justicia y la ley divina, las cristalices en el plano físico, y las dimensiones superiores. ¡Así Sea! ¡Así Sea! ¡Así Sea! AMEN, AMEN, AMEN. LAS VIDAS PASADAS Y EL CONOCIMIENTO INICIÁTICO
La existencia del hombre, no se encuentra limitada a una sola vida, como piensa el común de la humanidad. En este ámbito, existen muchas doctrinas filosóficas, que sustentan la teoría de la reencarnación. Sin embargo, la ciencia actual, llena de tecnicismos y clasificaciones escépticas, han olvidado su verdadero e importante propósito. Las creencias, doctrinas, y teorías sobre las numerosas existencias, o vidas pasadas del ser humano; definen una gran parte de los conocimientos que el hombre adquiere y que somete a la praxis vivencial, con
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la finalidad de trascendental.
comprenderlos
de
una
forma
La reencarnación en la actualidad no representa un elemento, lejano a la realidad cultural del hombre. Las escuelas iniciáticas existentes en el mundo trasmiten la enseñanza de esta doctrina filosófica, como principal fundamento de la realización espiritual. En este sentido, se diferencia la concepción de religión, y escuela iniciática, entendiéndose que la religión está definida: como un conjunto de creencias que forman parte de un sistema sociocultural, que posee una cosmovisión y busca relacionar en este sistema, la humanidad con un tipo de existencia. Estableciendo así, un nexo importante con lo divino y lo espiritual del hombre, desde la concepción filosófica, axiológica y filantrópica, que se sustenta en los valores y el amor por la humanidad. Sin embargo, la religión se fundamenta en los dogmas de la fe, arraigados en la creencia de la salvación. Mientras que la escuela iniciática presenta una concepción filosófica, que no está exclusivamente radicada en la salvación como un principio divino. Las escuelas iniciáticas, presentan argumentos asociados a los principios axiológicos como son: la ética, la moral y muchos otros aspectos que, por lo general, ~ 36 ~
también se encuentran inmersos en la religión. No obstante, estas contienen elementos filosóficos trascendentales, que les permiten desarrollar en sus Iniciados, una visión teleológica del verdadero fin de la existencia humana. En lo referente a los fines de la existencia humana, las escuelas iniciáticas, establecen principios que se diferencian de la religión, debido a que, en su doctrina, no existen procesos que vinculen la fe creyente con la salvación, como una promesa o dadiva, concedida por la misericordia de las divinidades al hombre, por haber adoptado el camino de la fe. Estas escuelas tienen como fin, la transformación del hombre y su realización espiritual. A través de procesos psicológicos, como son el despertar de la conciencia, la unión de lo humano con lo divino y la comprensión del conocimiento, como elemento que permite al Iniciado alcanzar el verdadero fin de la sabiduría. La reencarnación se define como un ciclo en el que la esencia del hombre, posterior a la muerte, pasa a encarnar en el nacimiento de un nuevo ser, con la finalidad de concretar el verdadero propósito de su existencia, iniciado en vidas anteriores. En consecuencia, la esencia, viene a la tierra en varias oportunidades, con el fin de conocer, vivir y comprender, los principios de la sabiduría que le ~ 37 ~
permitirán despertar su conciencia dormida y liberarse mediante la realización espiritual. LA RUEDA DEL SAṂSĀRA, EL KARMA Y EL DHARMA
El saṃsāra, es un ciclo que transcurre durante las constantes existencias. En él, juega un papel fundamental la reencarnación. La rueda del saṃsāra, es un sistema en el que se encuentran dos elementos inmersos, uno de ellos, es la vida, la muerte y la reencarnación, y el otro, el dharma y el karma. El verdadero propósito de las escuelas iniciáticas es romper con este ciclo, para que el “ser”, mediante la realización espiritual, se libere del saṃsāra. Durante este proceso de liberación, el hombre se encuentra sometido a la reencarnación de forma recurrente, y una vez que muere, su esencia pasa a los mundos superiores, donde es juzgada por sus acciones en el plano físico, y sometida al proceso de evolución o involución. El proceso de evolución e involución está ligado al elemento “dharma” y “karma”, debido a que el dharma, es originado por las buenas acciones que el hombre ha realizado en su existencia, y el karma por sus malas obras. En este sentido, las divinidades, mediante la valoración del dharma y el karma, pasan a juzgar a la esencia después de la muerte, bien sea para que continúe su proceso evolutivo o involutivo.
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Este ciclo se repite continuamente y la esencia después de la muerte, reencarna de forma recurrente en otros seres, para mantener el equilibrio de la rueda del saṃsāra, mientras se alcanza la liberación del “ser”, a través del despertar de la conciencia, llegando al “moksha”, que representa el alma liberada. El dharma y karma es un elemento muy importante en lo que refiere a la reencarnación, debido a que nuestras acciones en la tierra pueden equilibrar o desequilibrar la balanza divina. En este contexto, podemos avanzar hacia el moksha, o por el contrario involucionar y encerrarnos más en la rueda del saṃsāra. El moksha no depende de la fe, como algunas personas creen, de acuerdo con los dogmas religiosos. Se debe trabajar en las condiciones apropiadas para alcanzar el rompimiento del ciclo y lograr la liberación del “ser”. Esta liberación, está ligada al despertar de la conciencia, y la supresión del karma, pero: ¿cómo suprimir el karma? La respuesta a esta interrogante está en el polo opuesto, si existe la oscuridad, es por ausencia de la luz, pero se puede observar que al definir de esta manera el origen de la oscuridad, encontramos que su causa, revela la existencia del elemento que está en contraposición y la presencia de este, permite suprimir la oscuridad. En contraposición al karma, existe el dharma, por ello, nuestras buenas acciones, generan dharmas que ~ 39 ~
permiten saldar las deudas divinas del karma, y así, alcanzar la supresión del mismo. Sin embargo, el despertar de la conciencia es el principal elemento que influirá en este proceso, debido a que, si no despertamos, estaremos sujetos a cometer errores y generar más karmas, lo que se convertiría en un ciclo de recurrencia dentro de la rueda del saṃsāra. LAS VIDAS PASADAS EN EL SUBCONSCIENTE HUMANO
Las vidas pasadas, no se olvidan del todo; el ser humano en etapas posteriores a la muerte, libera su esencia, y esta pasa a los mundos superiores. Sin embargo, su inteligencia, no puede ascender a esas esferas o dimensiones, ya que por su densidad está limitada a un punto de ascensión máximo, que solo le permite llegar al plano astral. Por esta razón, el hombre no puede recordar nada de sus anteriores existencias. La esencia, trae con ella una gran parte de los conocimientos adquiridos y las vivencias que ha experimentado en vidas pasadas. No obstante, el hecho de que no podamos recordar no significa que esos conocimientos y vivencias, no permanezcan dentro del hombre. Los conocimientos de las vidas pasadas están almacenados en el subconsciente, y no afloran porque el ser humano, comúnmente mantiene su conciencia dormida, y las perturbaciones o reproducciones de pensamientos, nublan los recuerdos del subconsciente, y ~ 40 ~
esto hace que dichos recuerdos, se confundan con los pensamientos, sueños y fantasías. Las acciones que el hombre realiza, sus gustos, miedos, fobias, inquietudes, y hasta la predilección por un lugar del mundo en especial; tienen una explicación. En vidas anteriores, el hombre ha habitado en las diferentes regiones y países del mundo, ha vivido experiencias que le han creado traumas, miedos, u otras innumerables experiencias que le permiten tener afinidad hacia algo en específico. Estas cosas que en el pasado fueron tan significativas, son irrecordables por la mente humana. Pero, solo al ver algún elemento que el subconsciente identifique, existiría una reacción instintiva. El subconsciente humano, está lleno de conocimientos, experiencias y vivencias, heredadas de las vidas pasadas, lo que representa un elemento muy importante, para el despertar de la conciencia y la realización espiritual. En este sentido, si el ser humano, mediante el despertar de la conciencia, logra recordar, sus existencias más significativas, este hecho le permitiría comprender las experiencias de sus vidas pasadas y con la reflexión, alcanzaría el propósito de encarnar la sabiduría.
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LA COMPRENSIÓN DEL CONOCIMIENTO RECURRENTE
La comprensión es un elemento indispensable en todo proceso asociado al pensamiento y la sabiduría. De allí, la importancia que tiene comprender el porqué las vidas pasadas, inciden tanto en el desarrollo espiritual del hombre. En este ámbito, si el hombre, mediante las practicas que conducen al despertar de la conciencia, en su existencia actual, logra descubrir recuerdos o experiencias de sus vidas pasadas, debe someterlas a la reflexión y la comprensión. Por ello, no bastaría con recordar: ¿quiénes fuimos en existencias anteriores?, ¿que hicimos?, ¿que nos hicieron? Si en la actualidad, no somos capaces de comprender, las causas que originaron los acontecimientos que recordamos. El hecho de recordar acontecimientos que han tenido lugar en vidas pasadas, puede resultar peligroso, si no se tiene un estado de conciencia despierta, que permita comprender el porqué de las cosas. En la actualidad, el conocimiento de las vidas pasadas, no es un secreto de las escuelas iniciáticas. También ha significado mucho para las ciencias ocultas, dedicadas al estudio de actividades paranormales, tales como la Parapsicología, e incluso para algunas corrientes de la Psicología que han profundizado en el estudio de la hipnosis.
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En este sentido, las prácticas realizadas mediante la hipnosis, en las cuales, es forzado el subconsciente humano, para que aflore, y permita dar a conocer, las experiencias vividas en existencias pasadas, es un método que puede resultar peligroso, para quienes son sometidos a un proceso hipnótico. En lo referente al ámbito de la psicología humana, las prácticas inconscientes de regresión, mediante la hipnosis, pueden ocasionar traumas que, en lo espiritual, podrían encerrar la esencia en el propio subconsciente, por estados de confusión, y esto, limitaría aún más, su avance en el trabajo de la realización espiritual. El hecho de recordar: ¿quiénes fuimos?, ¿cómo fue nuestra vida?, y ¿cómo fue nuestra muerte? Representa un impacto que puede romper el equilibrio psicológico humano. Sobre todo, porque en la naturaleza imaginativa del hombre común, la tendencia es creer que, en las vidas pasadas, fuimos grandes héroes históricos, artistas, personajes que han dejado un gran legado a la humanidad, y en la realidad, estos son los detalles más difíciles de recordar en un proceso de regresión. Los acontecimientos más fáciles de recordar, no son los momentos de felicidad, por el contrario, son los que han sido dolorosos, porque han marcado de una forma significativa el subconsciente.
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En consecuencia, cuando una persona, logra recordar en sus vidas pasadas, acontecimientos dolorosos, experiencias desagradables, o situaciones que afloren sentimientos de culpabilidad, en lugar de una respuesta dignificante, lo más seguro, es que este hecho genere un trauma. Por ello, el sujeto, debe estar mentalmente preparado, para aceptarse, perdonarse y comprenderse así mismo. En vidas pasadas, es posible que el ser humano haya sido un asesino, o su víctima, en ambos escenarios se requiere de la comprensión, bien sea, mediante el arrepentimiento o el perdón consciente. El despertar de la conciencia permite al individuo recordar gradualmente los acontecimientos que tuvieron lugar en vidas pasadas. No obstante, el Iniciado, debe trabajar en la aceptación de las experiencias, y la comprensión de las vivencias, con el propósito de encarnar esa sabiduría que le permitirá alcanzar la realización espiritual. EL CAMINO, LA VIDA Y EL INICIADO
El ser humano como producto de su avance en la realización espiritual, a lo largo de las vidas pasadas, ha posicionado su esencia en un nivel de la rueda del saṃsāra. Este nivel, le permite reencarnar en un nuevo sujeto, en un lugar del mundo específico. El nacimiento, puede darse en dos contextos diferentes:
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El primero de ellos, de forma inconsciente, cuando la esencia, aún no ha alcanzado el moksha. El segundo, de manera consciente, cuando la esencia logra realizarse espiritualmente. En ambos escenarios, la determinación del sitio y las condiciones en la que debe nacer de nuevo la esencia, tiene lugar en la quinta dimensión, en la que rige la ley de causa y efecto. Por ello, las circunstancias o contextos en los que se da la reencarnación, dependen del dharma, karma y moksha. La reencarnación consciente, es producto del dharma, y solo es posible para quienes logran la realización espiritual, y sucede por primera vez, cuando el Maestro Iniciado llega al moksha, liberándose de la rueda del saṃsāra. En este escenario, el Maestro, posterior a su muerte, reencarna en un nuevo ser, sin perder la consciencia de quién es, y cuál es el propósito de su existencia. La reencarnación inconsciente, es el proceso que está inmerso dentro de la rueda del saṃsāra. Este ciclo, tiene una infinidad de niveles involutivos y evolutivos. Los niveles de involución determinan la reencarnación en otros contextos naturales, como puede ser: el reino animal, vegetal o mineral. La evolución de la esencia tiene su ciclo en el reino humano. Por ello, la reencarnación evolutiva, tiene lugar con el nacimiento de un nuevo “ser”, que viene al mundo. ~ 45 ~
El contexto social, económico y cultural en que reencarna la esencia, está regido por la ley de causa y efecto, que determina el principio de justicia divina, emanado de la quinta dimensión. La vida, no es más que el transcurrir de una existencia, en donde todo se rige por las leyes divinas y naturales, que marcan una parte del destino de cada uno de los seres humanos. No obstante, uno de los fines de la sabiduría, es encontrar el sentido a ese espacio de tiempo en el que, el hombre nace, crece y muere. El camino, es el punto que une la vida con lo divino, la encrucijada en la que se encuentra el Iniciado. En este sentido, no toda esencia se encuentra preparada, para encontrar el camino a la realización espiritual, que le permitirá liberarse de la rueda del saṃsāra. La esencia del hombre, durante el proceso evolutivo, que transcurre a lo largo de sus innumerables vidas, avanza en el despertar de la conciencia gradualmente, alcanzando distintos niveles, que le permiten sentir de una forma subjetiva, el propósito que debe cumplir, a lo largo de su existencia actual. En este ámbito, se describe que, en la sociedad, muchas personas, aun cuando no son atraídas por los movimientos religiosos, sienten que el propósito de su vida, radica en hacer el bien, y en trabajar por la humanidad. Esto define el nivel de su esencia, porque durante sus vidas pasadas, han trascendido la indife~ 46 ~
rencia, el egoísmo y han encarnado grandes valores filantrópicos. En otros niveles, la esencia del hombre le impulsa a creer en dogmas asociados a la fe, y le motivan con gran facilidad las creencias religiosas o espirituales, en las que se propicia el fortalecimiento de los valores morales, éticos, el amor a Dios y la naturaleza, entre otros. En este sentido, la esencia humana, ha trascendido principios axiológicos en vidas pasadas y por esta razón, el sujeto, se siente impulsado a seguir un camino, sustentado en principios y valores. El nivel de la esencia humana, a lo largo de sus innumerables vidas, logra comprender los conocimientos que vive y experimenta, encontrando en sí mismo, la sabiduría divina, que le permite visualizar el verdadero propósito de su existencia, que no es otra cosa, que el camino iniciático. El Iniciado, siente el amor por la sabiduría y se reconoce así mismo, como un filósofo que interpreta sus propias experiencias, con la finalidad de encontrar el verdadero propósito de su vida, desde una visión teleológica, lo que quiere decir, que se interesa por estudiar los fines de su existencia, reconociendo que dicho fin, es el camino a seguir.
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La esencia del hombre no llega a conocer el camino, si no ha vivido la sabiduría que encierra la filantropía, la axiología y la teleosofía. En muchos casos, el conocimiento se devela ante cualquier sujeto, pero si su nivel de conciencia despierta, no le ha permitido experimentar la sabiduría en estos tres contextos, difícilmente puede comprenderla, o identificarse con el verdadero fin de su existencia, y aceptar el camino de la iniciación. El hombre no se convierte en Iniciado, cuando ingresa a una escuela iniciática, y tampoco el Iniciado se convierte en Maestro permaneciendo en ella. Para ser un Iniciado, se tiene que comprender el conocimiento divino y encarnar la sabiduría. Las escuelas iniciáticas, solo facilitan el conocimiento divino, que ayuda a descubrir por sí mismo, cual es el verdadero propósito de la existencia, de acuerdo con el nivel de sabiduría que ha adquirido la esencia. NIVELES DEL INICIADO
La esencia del hombre se expone al conocimiento comprendiéndolo de forma sabia, y en el proceso, el Iniciado, se conoce a sí mismo. Entiende que el camino es el despertar de la conciencia, y este, le hará encontrar el verdadero propósito de su existencia: la realización espiritual.
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El primer nivel del Iniciado es cuando siente la necesidad de encontrar el conocimiento. En este contexto, el hombre siente que su verdadero propósito en la tierra, va mucho más allá de vivir una existencia como cualquier otra, y se preocupa por la búsqueda del conocimiento. En esta etapa, la esencia del Iniciado está representada por la vida en la búsqueda del sentido, y es cuando se adquiere el grado de Iniciado, al comprender en esencia: la sabiduría filantrópica, axiológica y teleosofica. El segundo nivel del Iniciado, tiene lugar cuando este encuentra el conocimiento; bien sea mediante la lectura de un libro, la conferencia introductoria de una escuela iniciática, o mediante alguna experiencia astral. En este nivel, la esencia se identifica y encuentra el camino a seguir. El tercer nivel del Iniciado se desarrolla durante su formación filosófica. La esencia interpreta las concepciones teóricas del conocimiento, y las comprende desde su visión teleológica. Esta etapa, tiene lugar cuando el Iniciado, estudia en una escuela iniciática, en la cual el conocimiento es trasmitido en un denso proceso de formación, o mediante la lectura de libros que le aportan las concepciones filosóficas.
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El cuarto nivel del Iniciado se adquiere con la iniciación, y esta etapa, no se encuentra de forma individualizada en libros, ni puede vivirse en una experiencia astral. El Iniciado requiere de un ritual iniciático, que al mismo momento que tiene lugar en el mundo físico, también tiene lugar en la quinta dimensión, y es aquí donde el Iniciado, toma realmente el camino que había encontrado durante la formación y emprende su viaje a través de él. El quinto nivel del Iniciado está comprendido por la formación espiritual, teórica y práctica, que deriva de la sabiduría del “ser” consciente, la concentración, la meditación, entre otras. El sexto nivel del Iniciado no tiene un lugar en el plano físico. El Iniciado, mediante la realización constante de las prácticas destinadas al despertar de la conciencia, alcanza una experiencia en el plano astral, en donde se le es revelado el verdadero propósito de su existencia. Esta etapa, depende del nivel de conciencia despierta y no de la escuela iniciática, por lo que escapa de cualquier elemento externo. El séptimo nivel del Iniciado se logra únicamente, cuando despierta un grado notable de conciencia, que le permite recordar, acontecimientos y experiencias que han tenido lugar durante sus vidas pasadas. ~ 50 ~
Estos recuerdos, son recreados en la dimensión astral y marcan definitivamente al iniciado, en relación con su búsqueda de la sabiduría. LA REALIZACIÓN ESPIRITUAL Y EL CAMINO DEL MAESTRO
La Maestría en ningún caso se adquiere en el plano físico, aun cuando es en este que se alcanza. El Iniciado de séptimo nivel, debe enfrentar diversas pruebas para llegar a ser Maestro. El despertar de la conciencia y la comprensión de los acontecimientos de nuestras vidas pasadas; constituye una de las etapas más duras que el Iniciado debe superar. La prueba del elemento aire: en esta dolorosa etapa, tienen lugar los aterradores recuerdos, en los que se revelan los acontecimientos más significativos que han marcado el subconsciente. Las revelaciones aturden y llevan al Iniciado a niveles, en los que se necesita ser realmente fuerte, para poder dominar los miedos y resistir el dolor que se experimenta en el alma; sin perder el interés por comprender, cada revelación, y poder seguir en el camino que conlleva al despertar de la conciencia. La prueba del elemento fuego: en la que el Iniciado, constantemente pasa por problemas asociados al temperamento, la ira, y muchas otras situaciones que debe dominar. Durante esta prueba el Iniciado, pasa por
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circunstancias en las que debe ejercer el autocontrol total de sus sentidos, y de sus emociones. La prueba del elemento agua: esta tiene que ver con lo sexual, el Iniciado es sometido a grandes tentaciones y debe superponerse ante su propia naturaleza instintiva. La prueba del elemento tierra: en ella, el Iniciado es sometido a circunstancias extremas, que le dificultan cada vez más el camino, y debe fortalecer su voluntad al máximo. La superación de las pruebas de los cuatro elementos, le permiten al Iniciado alcanzar el grado de Maestro Menor o Maestro Iniciado. El grado de Maestro es revelado al Iniciado en la quinta dimensión, y le es otorgada la condición de ascender a la cuarta dimensión, mediante la meditación. En este sentido, el Maestro Iniciado, logra elevar su esencia, hasta la cuarta dimensión, y encarna la sabiduría del cuerpo mental. Su vibración es la nota musical “FA”, y puede recordar grandes detalles de sus vidas pasadas. NIVEL DEL SER DEL MAESTRO
Los niveles del “Ser” del Maestro, están divididos en cuatro niveles, el primero de ellos, asociado a la cuarta dimensión y el cuerpo mental. En este nivel, se encuentran los Maestros Iniciados, o Maestros Menores. El Maestro Menor, es el Iniciado que, durante su vida terrenal, a mediados de su existencia, cuya edad ~ 52 ~
oscila entre los 30 y 50 años, logra la ascensión espiritual, y trasciende las pruebas de los cuatro elementos. Durante el resto de su vida, deberá incorporarse a la misión de llevar el conocimiento iniciático a la humanidad, y luchar incansablemente por el despertar de la conciencia de todos aquellos Iniciados, que aún no han encontrado el camino. El Maestro Iniciado, logra la ascensión al grado de Maestro en la tierra, aunque este, es concebido en los mundos superiores. El ritual de ascensión del Iniciado al grado de Maestro Menor tiene lugar en la quinta dimensión, cuando en el transcurso de la meditación, su cuerpo causal, se desprende del físico, y se eleva al plano causal, donde se encuentran los Maestros Mayores, y experimenta el ritual secreto de la Iniciación Superior. El grado de Maestro Iniciado, no constituye una maestría absoluta que posibilite al “ser” del recién consagrado Maestro, reencarnar de forma consciente, o que le permita desarrollar poderes supra-humanos, y tampoco garantiza que en la siguiente existencia será Maestro Mayor. Por ello, al recibir la Maestría Divina, debe iniciar un arduo camino, sometido a fuertes pruebas, sobre todo en su misión de llevar y trasmitir el conocimiento, a todos los Iniciados que aún no han encontrado el camino. Los Maestros Superiores, o también conocidos como Maestros Mayores, han trascendido a las pruebas terrenales. El pasó de Maestro Iniciado a Maestro Mayor, ~ 53 ~
está marcado por una labor trascendental y supra humana. La muerte del Maestro Iniciado marca el comienzo de las verdaderas pruebas que debe enfrentar el Maestro Menor, para alcanzar la liberación absoluta que le permitirá salir definitivamente de la rueda del saṃsāra. El Maestro Menor, después de su muerte física, es enviado a la tierra, para reencarnar en sus próximas existencias, con el propósito de seguir en la realización espiritual. Lo que constituye la prueba de la liberación absoluta, o el “moksha”. Al liberarse del saṃsāra, el “ser” del Maestro es elevado a la quinta dimensión en el mundo causal, quedando libre de la ley de causa y efecto. El Maestro Mayor, despierta la conciencia de forma absoluta, su “ser”, se encuentra en la quinta dimensión, y vibra en la nota musical “SOL”. Este, es enviado a reencarnar de forma consciente, en sus próximas tres existencias, por segunda vez, con el propósito de encarnar el cuerpo búdico en la sexta dimensión, que vibra en la nota “LA”. Posteriormente, es enviado en una tercera etapa constituida por las tres existencias siguientes de forma consciente, para elevar su “ser”, y encarnar el cuerpo átmico en la sexta dimensión que vibra en la nota musical “SI”. El Maestro Mayor, al encarnar el cuerpo átmico, alcanza la autorrealización absoluta y las divinidades le ~ 54 ~
confieren en los mundos internos, el grado de Venerable Maestro. ¿Pero quién es en realidad el Venerable Maestro? Es el que ha alcanzado la redención, muerte y nacimiento eterno. Es quien ha encarnado su Cristo Interno en el “ser” para lograr la redención, muerte y nacimiento consciente, existente en la sabiduría divina infinita.
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TELEOSOPHIA ETIMOLOGÍA DE LA TELEOSOPHIA
L
a teleosophia (τέλεοςΣoφíα), en su concepción etimológica, se define a partir de la unión de dos vocablos de origen griego. El primero de ellos: teleo (τέλεος), que significa: fin o propósito, y el segundo vocablo: sophia (Σoφíα), al que se le conoce como sabiduría. La teleosophia, en su contexto etimológico, se concibe de la siguiente forma: La ciencia iniciática, de origen metafísico que estudia los fines de la sabiduría, y su relación con el verdadero propósito de la existencia humana, a través de la comprensión del conocimiento existente en el interior del “ser” de cada hombre. Con el objeto de materializar de forma consciente, las máximas de experiencia que conllevan a la realización espiritual o finalidad esencial de la sabiduría divina. En contraposición a la definición etimológica de la teleología, que se conceptualiza como una rama de la metafísica, destinada al estudio de las causas finales de las cosas. La teleosophia, profundiza el estudio de las razones existenciales del hombre.
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En este sentido, el estudio de los fines de la sabiduría está sustentado en la transformación del hombre como elemento indispensable, para alcanzar y materializar de forma consciente, el verdadero propósito de la existencia humana, que conlleva a la realización espiritual como máximo fin de la sabiduría. ONTOLOGÍA DE LA TELEOSOPHIA
La teleosophia, desde su concepción ontológica, estudia varios elementos: el primero de ellos es la razón de ser de la sabiduría. ¿Qué es en realidad la sabiduría? En este sentido, se concibe la razón de ser de la sabiduría, como una doctrina que define la comprensión absoluta del conocimiento divino, proveniente de la naturaleza interna o externa del hombre, mediante la praxis vivencial o la experiencia de vida. Otro de los elementos que se estudia desde su razón de ser, es la vida desde una perspectiva teleológica transcendental. ¿Cuál es el fin de la existencia humana? El fin de la existencia humana, como razón de ser de la teleosophia, se define desde una visión teleológica, al estudiar el propósito de la vida y su vinculación con la realización espiritual. Sin embargo, la respuesta a estas dos interrogantes, desde la razón de ser de la teleosophia, es una sola.
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La sabiduría se compone de un proceso de interpretación del conocimiento, que se encuentra más allá de la gnoseología y de la epistemología. Por ello, la razón de ser de la sabiduría, en el contexto teleosofico, no es el conocimiento del “todo”, sino la comprensión de la “vida”. La razón de ser de la teleosophia se fundamenta en estudiar el conocimiento divino, existente en la naturaleza interna o externa del hombre, vivir la experiencia y comprender su razón de ser. “La sabiduría no es otra cosa que vivir el conocimiento, para comprenderlo a la luz de la conciencia” Aleph Dáath, 1998 La razón de ser de la sabiduría, como lo expresa el pensamiento que antecede estas líneas, está definido, por las vivencias que se comprenden, al conjugar el conocimiento y la vida, desde la mirada consciente del hombre. En este sentido, comprender la vida es la razón de ser de la sabiduría, y comprender el propósito de la existencia humana, es la razón de ser de la teleosophia. Por ello, la teleosophia, unifica las interrogantes: ¿qué es la sabiduría?, y ¿cuál es el fin de la existencia humana? En una sola pregunta: ¿cuál es el propósito de la teleosophia?
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El propósito de la teleosophia es alcanzar la realización espiritual a través de la materialización de los fines de la sabiduría. Sin embargo, en la visión teleológica, estos fines, son unificados en uno solo: la comprensión del verdadero propósito de la existencia humana, como único camino hacia la realización espiritual del hombre. El verdadero propósito existencial del hombre, inmerso en la realización espiritual, permite definir la teleosophia, como una ciencia iniciática que conjuga los principios de la metafísica y el conocimiento humano, en el estudio de las cosas, más allá de lo físico. Sin embargo, la teleosophia, nace del conocimiento vivencial y da origen al proceso de transformación del hombre a través de la praxis, con el objeto de alcanzar la comprensión consciente que permite la materialización del fin esencial de la sabiduría. LA TELEOSOPHIA COMO CIENCIA INICIÁTICA
El estudio de la teleosophia como ciencia iniciática, está conformado por varias concepciones teóricas, que pasan a constituir tres etapas: epistemosophia; praxisophia; y teleosophia. El desarrollo de estas fases teóricas, prácticas y vivenciales, le permiten al hombre alcanzar la comprensión de los principios de la teleosophia, que se inician con la interpretación de la sabiduría, desde las definiciones humanas. Este primer momento, se define ~ 60 ~
como: epistemosophia y constituye únicamente la iniciación cognitiva del ser humano, en relación con las diferentes formas del conocimiento. Se estudia el conocimiento y su interpretación, desde la filosofía, considerando dos visiones: la gnoseológica y la epistemológica. En un segundo momento, se aborda el conocimiento desde la perspectiva divina, que está inmersa en la ciencia iniciática. Esta etapa, denominada: praxisophia, plantea la interrelación de cuatro elementos teóricos. Primero: el sentir filosófico trascendental. Segundo: la praxis de la ciencia. Tercero: la belleza del arte. Cuarto: el conocimiento divino que nos permite alcanzar el fin de la sabiduría. La concepción filosófica de la praxisophia está caracterizada por su enfoque teórico-práctico. La razón de ser de esta etapa tan importante de la teleosophia es formar al Iniciado, en relación con los métodos a través de los cuales podrá alcanzar la realización espiritual, como verdadero propósito de su existencia. La tercera etapa es la teleosofica, que representa el máximo nivel del conocimiento. Hablar de teleosophia, implica haber estudiado la visión teleológica de la sabiduría, como verdadero propósito de la existencia humana. Por ello, el Iniciado, después de estudiar las diferentes concepciones del conocimiento, bien sea, desde la visión gnoseológica (humana), epistemológica (científica), debe hacerlo desde la visión divina. ~ 61 ~
La visión teleosofica del conocimiento divino, como máxima expresión de la sabiduría; se encuentra sustentada, en la formación iniciática como elemento de transformación del hombre, mediante el estudio y la experimentación del conocimiento existente, tanto en la naturaleza interna, como externa del individuo. En el esquema presentado a continuación, se pueden observar estos elementos teóricos:
* Esquema de las etapas de la teleosophia.
El primero es la Epistemosophia, debido a que, para comprender los principios divinos, que conducen a la transformación del hombre, previamente debe asimilarse ~ 62 ~
el conocimiento humano (gnoseológico), y el conocimiento científico (epistemológico), con el objeto de diferenciarlos de la visión teleosofica, que está inmersa en la realización espiritual, como verdadero propósito de la existencia humana. El segundo elemento, es la praxisophia, que etimológicamente se conceptualiza a partir de la unificación de dos vocablos griegos: “praxis” y “sophia”. Estos términos, se unen para definir el proceso práctico, la experiencia de la vida y su relación con el camino que conduce a la realización espiritual. El tercero y último elemento, es la teleosophia que representa el fin máximo de la sabiduría y el verdadero propósito existencial del hombre, en el marco de su transformación, como proceso que conduce a la realización espiritual. La teleosophia se concibe como un elemento final que permite teorizar y comprender la sabiduría como propósito, para así, llegar a la consolidación de su fin esencial, que ha sido definido de la siguiente forma: la transformación del hombre, como único camino a la realización espiritual del “ser”, en la materialización del verdadero propósito de la existencia humana.
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SEMIOLOGÍA Y SIMBOLOGÍA DE LA TELEOSOPHIA
La semiología es la ciencia que tiene por objeto el estudio de los símbolos en los contextos sociales, y culturales. En este ámbito, la teleosophia, aporta una visión muy significativa. Esta ciencia iniciática que tiene como objeto, estudiar los fines de la sabiduría, como propósito existencial del hombre, está asociada a un amplio contenido de símbolos que representan grandes concepciones filosóficas, metafísicas, antropológicas y esotéricas. La simbología, como rama de la semiología, está destinada al estudio más específico de los símbolos, desde su definición filosófica y esotérica. En este contexto, la teleosophia como ciencia iniciática, aporta un símbolo principal, que la conceptualiza, desde los principios filosóficos y esotéricos. Este símbolo, es la medalla de la teleosophia, presentada a continuación:
* Símbolo esotérico de la teleosophia.
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El símbolo de la teleosophia, como se puede observar en la imagen, Está caracterizado por la agrupación de varios elementos iconográficos, que representan un concepto filosófico y esotérico trascendental, tales como son: - El fondo circular de hierro forjado. - El triángulo equilátero. - El ojo de Horus. - El árbol de la vida. - El sephiráh oculto Dáath. - Letra: Aleph. - Letras: Alfa & Omega. - El pentagrama. - El hexagrama. - Los vocablos griegos: τέλεος & σoφíα. EL FONDO DE HIERRO FORJADO
Este es un elemento circular con formas decorativas que simula una reja de hierro forjado, y representa, dos condiciones esenciales que el ser humano debe desarrollar, con el objeto de alcanzar los fines de la sabiduría.
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La primera condición, es la fuerza de la voluntad, el espíritu fuerte como el hierro, capaz de hacer posible la materialización del propósito existencial del hombre. La segunda cualidad reflejada, es el amor por el arte, la belleza de la vida y la admiración por la abstracción, como elemento esencial de la creación. EL TRIÁNGULO EQUILÁTERO
El triángulo es una de las formas más representativas de acuerdo con su interpretación filosófica-esotérica. Este símbolo, se encuentra relacionado al número tres, que, a su vez, tiene un carácter universal, por representar la trinidad del “ser” en todas las culturas. En el cristianismo, se relaciona con tres elementos fundamentales: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En este sentido, la tríada divina, es asociada a los valores: “amor, sabiduría, verdad”. En otras concepciones filosóficas y teológicas, el triángulo tiene un significado similar, tal como es el caso del budismo, en el que representa la triple joya o Triratna, integrada por Budha, Dharma y Sangha. En el hinduismo, se asocia a la tríada divina compuesta por Brahma, Vishnu y Shiva; y en la cultura egipcia, su significado es la representación de Isis, Osiris y Horus. Argumento que representa la trinidad divina, en las
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diversas culturas, desde el simbolismo del triángulo, como elemento universal de la trinidad. Otro de los significados que encierra el triángulo como figura esotérica, es el equilibrio. El filósofo Platón, decía que el triángulo equilátero, simbolizaba la armonía la divinidad y la proporción. Por lo que, este elemento en algunos casos representa el camino del equilibrio, y también significa la unidad entre el cielo y la tierra. El triángulo en la alquimia simboliza los tres elementos fundamentales para la realización de la gran obra. La transmutación del plomo en oro, la conversión de la esencia como mínima representación de la conciencia, en la máxima expresión del “ser autorrealizado”. En este ámbito, también representa la manifestación del “ser” como encarnación del conocimiento divino, que conduce a “sophia” La Sabiduría. EL OJO DE HORUS
El ojo de Horus, es uno de los elementos más comunes en las escuelas iniciáticas. Ha sido utilizado en la masonería, en las culturas egipcias, antiguo gnosticismo, e incluso en los movimientos y escuelas neo-gnósticas. Su significado está asociado a la protección. ~ 67 ~
En la mitología egipcia, Horus, el hijo de Osiris, fue asesinado por su propio hermano Set, en las crueles batallas, por vengar a su padre, contiendas en las que pierde su ojo izquierdo, pero este fue sustituido por el Udyat, con el fin de que Horus, pudiera recuperar la vista. A partir de este relato mitológico, se le atribuyen poderes mágicos al ojo de Horus. La interpretación semiológica del ojo de Horus se encuentra asociada a las cualidades protectoras, purificadoras y sanadoras. Por esta razón, en muchas culturas, ha sido utilizado como elemento de protección esotérica, contra maleficios, enfermedades, entre otros. La interpretación simbólica del ojo de Horus en la teleosophia representa; además del poder protector y sanador, la atracción de la energía espiritual, necesaria para develar la sabiduría que se encuentra en el destino. Es un símbolo que está asociado a la clarividencia y el poder de cambiar el destino, mediante la interpretación del futuro. Adicionalmente, constituye un elemento primordial en el desarrollo de la concentración, debido a la capacidad de fortalecer su conexión con la esencia, lo que permite el incremento del magnetismo visual y el despertar de la conciencia.
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EL ÁRBOL DE LA VIDA
El árbol de la vida es un símbolo esotérico y cabalístico, que, en sentido iniciático, se compone de diez sephiráh, organizados en grupos de tres, los cuales se encuentran posicionados en forma de triángulo y representan las emanaciones de Dios, a través de los cuatro mundos. Mundos del árbol de la vida: El mundo divino (Atziluth). El mundo de la creación (Beriah). El mundo de la formación (Yezirah). El Mundo de la Materia (Asiyyah). El mundo divino, está representado por los sephiráh: Khetter, Hokhmah y Binah. El primero: ocupa el lugar del Padre, la corona y en el sentido de la iniciación el “ser”. El segundo: la sabiduría que conduce a la realización espiritual y la autorrealización absoluta del “ser”. El tercero: la inteligencia. El mundo de la creación está representado por los sephiráh: Hesed, Gevurah y Tiferet. Que a su vez, representan: amor, justicia, y belleza. El mundo de la formación, representado por los sephiráh: Nezah, Hod, y Yesod, que simbolizan: victoria, esplendor y fundamento.
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El mundo de la materia, es representado únicamente por el Sephiráh: Malchuth, que simboliza la iniciación. En las diez sephiráh del árbol de la vida, se simboliza la representación de la emanación de Dios, la autorrealización absoluta, la realización espiritual, el camino iniciático y la iniciación. EL SEPHIRÁH OCULTO
El sephiráh oculto Dáath, se encuentra ubicado, después de las sephiráh: Khetter, Hokhmah y Bináh, en la columna central del árbol de la vida. Simboliza el conocimiento, que se conjuga con la inteligencia (Binah) y la sabiduría (Hokhmah). Se le considera oculto, debido a que muy pocas veces es representado en el árbol de la vida, debido a que se desplaza y ocupa todas sus esferas de manera rotativa. En su concepción teleosofica, simboliza el conocimiento que conlleva al Iniciado a la realización espiritual.
* Ubicación del sephiráh Dáath en el árbol de la vida.
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El significado del Dáath o sephiráh oculto, trasciende el conocimiento como ciencia, y pasa a ser ese conocimiento divino, que conduce al camino que debe transitar el Iniciado para materializar el verdadero propósito de su existencia. LA LETRA: ALEPH
La letra Aleph, en su definición numérica, es la primera letra del alfabeto hebreo, y por ello, representa el primero de todos los números, el “uno”; asociado al primer día de la creación y principio de todos los procesos naturales.
* Letra: Aleph (primera letra del alfabeto hebreo).
En la concepción divina, representa la unidad absoluta de Dios, presente en el “ser” autorrealizado. Por su nombre, representa la enseñanza, el Maestro. En sentido espiritual, se encuentra vinculada a la enseñanza de la sabiduría de Dios que radica en el alma, y el conocimiento de la verdad divina del “ser”. Su simbología divina, le identifica como el Maestro del
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universo, el “uno” sagrado que se convierte en el todo de la creación. En el tarot, simboliza al arcano mayor: el mago, que a su vez, es la representación del “Sabio”. Es el que ilumina con la luz de la sabiduría. “El Maestro espiritual”. LETRAS: ALFA & OMEGA
Las letras Alfa (α) y Omega (Ω), en su conjunto se definen como la representación de Dios. Apocalipsis 1, 11 dice: "Yo soy el Alfa y el Omega, el primero y el último". En este sentido, se describe de forma clara, la asociación de Dios al principio y final de todas las cosas. Sin embargo, este no es el único significado que representan las letras Alfa y Omega en el símbolo esotérico de la teleosophia. La letra griega Alfa ubicada al lado izquierdo, representa también al Iniciado en su camino a la realización espiritual. La posición que ocupa la letra Alfa, sobre el pentagrama, le aporta el significado esotérico de la iniciación en la ciencia teleosofica. Por otra parte, la letra Omega, ubicada al lado derecho, representa al Maestro, y su posición sobre el hexagrama, caracteriza el dominio del conocimiento, como fin de la sabiduría. EL PENTAGRAMA
El pentagrama o estrella de cinco puntas, ubicada en la parte inferior izquierda del símbolo teleosofico, representa el conocimiento divino y su praxis esotérica. ~ 72 ~
Es el camino iniciático, que conduce a la transformación del hombre en cuerpo y espíritu. En la concepción filosófica de Pitágoras, era asociado a la salud, y en el amplio sentido iniciático: significa la existencia de los cuatro elementos de la naturaleza: agua, fuego, tierra y aire. Además del quinto elemento: el éter o “espíritu”.
* Simbología de los elementos en el pentagrama.
El Pentagrama, para la teleosophia representa la ciencia iniciática, que permite comprender el conocimiento, mediante las experiencias de la vida, como ~ 73 ~
único camino a la realización espiritual y principio fundamental del fin de la sabiduría. EL HEXAGRAMA
El hexagrama, tiene un significado esotérico trascendental, en la concepción semiológica de muchas culturas. En la teleosophia, representa el verdadero propósito de la existencia humana, la realización espiritual, y su vinculación con la letra Omega. En el símbolo teleosofico, se define como la Sabiduría del Maestro.
* Símbolo del hexagrama.
LOS VOCABLOS GRIEGOS: ΤΈΛΕΟΣ & ΣOΦÍΑ
En el símbolo de la teleosophia, se pueden observar dos vocablos griegos: teleo (τέλεος) y sophia (Σoφíα). Que juntos forman la palabra teleosophia. Sin embargo, ~ 74 ~
los términos teleo y sophia, se encuentran separados por el sephiráh Malchuth del árbol de la vida. En este contexto, el sephiráh Malchuth, junto a estos dos vocablos griegos, representan la iniciación en la teleosophia. Adicionalmente, se observa la palabra: teleo, posicionada al lado izquierdo, en la parte inferior del pentagrama, por lo que su vinculación con este otro símbolo está asociada a la formación esotérica que recibe el Iniciado. Su interpretación formal significa: “fin o propósito” lo que permite conceptualizarla como el fin que persigue el Iniciado. Por otra parte, el vocablo sophia, posicionado al lado derecho, en la parte inferior del hexagrama, representa la sabiduría que debe ser alcanzada por el Iniciado como único propósito o fin de su existencia. Simboliza la maestría divina, adquirida mediante la realización espiritual. El símbolo de la teleosophia, en su apreciación semiológica y simbología generalizada, encierra muchos aspectos que describen la realización espiritual, la vida equilibrada, el despertar de la conciencia, la emanación de Dios, los sentidos ocultos, la iniciación y el camino del Maestro, y el fin máximo de la sabiduría, como elemento existencial y trascendental de la filosofía iniciática. Por lo que su principal importancia, se encuentra asociada a las prácticas de meditación y concentración a ~ 75 ~
través del método de la mirada magnética o magnetismo visual. Este símbolo, por sus elementos esotéricos, es una fuente de poder incalculable, que atrae la energía de las dimensiones superiores, proyectándola en la naturaleza interna del hombre. En otro contexto, el símbolo esotérico de la teleosophia es un recurso de protección espiritual para el Iniciado, debido a su poder energético emanado de la quinta dimensión. Por esta razón, se recomienda al Iniciado su utilización en medallas o talismanes, con la finalidad de alejar de su “ser”, las energías negativas que dificultan el camino a la realización espiritual. Adicionalmente, el poder del símbolo de la teleosophia es un elemento protector y sanador de los daños, que las energías negativas, producen en el cuerpo físico y vital. Argumento que aporta una idea clara de su poder esotérico, bien sea, en el estudio de la semiología y simbología, o en la protección física, vital y espiritual. SÍMBOLOS ESOTÉRICOS DE LA TELEOSOPHIA
El símbolo esotérico de la teleosophia. La bandera de la teleosophia. El vestuario simbólico de la teleosophia. ~ 76 ~
SÍMBOLO ESOTÉRICO DE LA TELEOSOPHIA
BANDERA DE LA TELEOSOPHIA
* Simbología develada por: Aleph Dáath.
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LA BANDERA DE LA TELEOSOPHIA
Este símbolo representa en los mundos superiores la teleosophia como ciencia iniciática, destinada a la transformación espiritual del hombre. Está conformada por tres franjas verticales de colores: “azul, blanco y amarillo” que representan los valores: “justicia-libertadsabiduría”. La franja izquierda de color azul rey, que simboliza: la espiritualidad de la esencia, verdad, justicia, equilibrio, serenidad, dedicación, nobleza del alma y la iniciación. La franja derecha de color amarillo, que simboliza: la sabiduría, inteligencia y el camino a la realización espiritual. La franja central de color blanco simboliza: la pureza, redención, luz interior, paz, libertad, verdad y la realización espiritual alcanzada como verdadero propósito existencial. En esta franja, se encuentra el símbolo esotérico de la teleosophia, que junto a las tres franjas, representa el camino que conduce a la realización espiritual, sustentado en el equilibrio y la sabiduría. El propósito de los símbolos de la teleosophia va mucho más allá de representar la ciencia iniciática, y de constituir una fuente de enseñanza filosófica esotérica. Los colores aportan un estado que influye de forma notable en la meditación y concentración, lo que permite dominar la naturaleza interior, en el proceso de ~ 78 ~
transformación del hombre, con la finalidad de alcanzar la realización espiritual como verdadero propósito de la existencia humana. VESTUARIOS SIMBÓLICOS DE LA TELEOSOPHIA
La teleosophia como doctrina trascendental, en su objeto de materializar el máximo fin de la sabiduría, representa una gran fuente de símbolos que aportan un elevado nivel esotérico y filosófico de la enseñanza. En este sentido, se destaca el vestuario que, de acuerdo con la ciencia iniciática, debe utilizarse en la práctica de los principios que se encuentran asociados a la misma. El primero de estos significativos vestuarios es el vestuario principal del Maestro Iniciado.
*Vestuario principal del Maestro Iniciado.
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El vestuario principal del Maestro Iniciado, está representado por una camisa de color blanco que simboliza la pureza del espíritu. El cuello, el borde inferior y borde de las mangas, al igual que la mayoría de sus botones, son de color dorado, con el objeto de simbolizar la materialización de la alquimia filosófica y esotérica. “La conversión del plomo en oro”, o transformación del espíritu, mediante la realización espiritual. La camisa tiene 11 botones pequeños de los cuales uno es de color plateado, 10 son de color dorado y 5 botones grandes de color dorado, tal como se puede observar en la imagen que antecede estas líneas. Estos botones representan los 7 significados esotéricos de la teleosophia, los cuales se describen a continuación: Los 10 botones dorados pequeños, en orden ascendente de abajo hacia arriba, simbolizan los 10 sephirah del árbol de la viva: Malchuth (iniciación), Yesod (fundamento), Hod (esplendor), Nezah (victoria), Tiferet (belleza), Gevurah (justicia), Hesed (amor), Binah (inteligencia), Hokhmah (sabiduría), Khetter (corona). El botón plateado, simboliza al sephirah Dáath que representa el conocimiento. Los primeros 7 botones dorados pequeños, en orden ascendente de abajo hacia arriba, simbolizan las 7 dimensiones del universo. ~ 80 ~
Los 3 botones dorados pequeños que se encuentran entre el botón dorado grande y el botón plateado simbolizan la trinidad divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los 4 botones dorados grandes, que se encuentran en cada uno de los bolsillos, simbolizan los 4 elementos de la naturaleza externa e interna del hombre. Identificados en el orden en el que giran las agujas del reloj: agua, fuego, tierra, aire. El botón dorado que se encuentra en el cuello de la camisa simboliza el quinto elemento: “el espíritu”. La triada de botones dorados grandes, que se forma entre el cuello del traje y el pecho, simbolizan: el espíritu que domina la naturaleza humana; el despertar de la conciencia; la pureza de la realización espiritual.
*Vestuario de la enseñanza del Maestro Iniciado.
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El vestuario de la enseñanza del Maestro es el que utiliza el Maestro Iniciado, en el proceso de trasmitir el conocimiento de forma oral a sus discípulos. Se representa por una camisa de color amarillo que simboliza la inteligencia y la sabiduría. El cuello, borde inferior, bordes de las mangas y los botones en color dorado poseen el mismo significado que se describe en el vestuario anterior.
*Vestuario del Iniciado en misión de enseñanza.
Es representado por una camisa de color azul cielo, que simboliza la tranquilidad, la paciencia, el equilibrio y las demás virtudes de la iniciación. Es utilizado por los Iniciados avanzados en misión de enseñanza, quienes tienen el deber de impulsar de manera incansable y con la mayor fuerza espiritual, la formación de los demás ~ 82 ~
Iniciados y la difusión masiva del conocimiento teleosofico. En el caso de los vestuarios de los Iniciados, el cuello, el borde inferior, borde de las mangas, y la mayoría de sus botones, son de color plateado, con el objeto de simbolizar el plomo que es la materia prima en la filosofía de la alquimia, que a su vez, simboliza el elemento de la iniciación en la búsqueda de la realización espiritual. Los botones están dispuestos en la misma posición que en el vestuario del Maestro, y su significado es exactamente igual, por lo que, solo se diferencia, que los botones son de color plateado, para representar la búsqueda de la realización espiritual, con excepción del botón que simboliza el “Dáath” o el conocimiento que es de color dorado.
*Vestuario del Iniciado.
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Es representado por una camisa de color azul rey, que simboliza: la espiritualidad de la esencia, la verdad, la justicia, el equilibrio, la serenidad, la dedicación, la nobleza del alma y la iniciación. Lo utilizan todos los Iniciados, en las prácticas filosóficas, esotéricas, conferencias y reuniones de carácter simbólico, que se realicen para alcanzar el fin trascendental de la sabiduría. En este vestuario, el cuello, el borde inferior, borde de las mangas, y la mayoría de sus botones, son de color plateado, con excepción del botón que simboliza el “Dáath”, el cual es de color dorado, al igual que en el caso de los Iniciados avanzados en misión de enseñanza. El significado que se evidencia en el símbolo de la teleosophia, su bandera, y los diferentes vestuarios, permiten conceptualizar las enseñanzas de la teleosofia desde un contexto semiológico y simbólico trascendental. En este ámbito, los diversos símbolos tienen por objeto representar los secretos esotéricos de la formación teleosofica, que no se expresan abiertamente para el común de la humanidad, pero que constituyen el elemento más valioso que puede identificar al Iniciado y al Maestro Iniciado, desde su contexto representativo y esotérico. Por lo que su utilización es concebida como un hecho de trascendencia incalculable, que define la teleosophia como una ciencia que va mucho más allá de lo humano. [Justicia-Libertad-Sabiduría] ~ 84 ~
GLOSARIO DE TERMINOS
A Alma: término que proviene del latín “ánima”, es la expresión inmaterial del ser del hombre. Autorrealizado: es la última etapa de la realización espiritual, en la que el Maestro Mayor, trasciende lo humano para alcanzar la liberación absoluta del alma. Antropología: es la ciencia que estudia al hombre desde una visión integral, su origen, evolución, sociabilidad, cultura y todos los contextos de la actividad humana. Axiología: es la parte de la filosofía que estudia los valores en sus diferentes contextos, la moral, la ética, entre otros.
B Brahma: es la representación del padre, el Dios Creador en el hinduismo.
C Ciencia Iniciática: ciencia metafísica que se fundamenta en el conocimiento iniciático, como elemento transformador del hombre, con el propósito existencial de alcanzar la realización espiritual.
Consciente: se refiere al estado de consciencia del individuo en su condición psicológica. Cosmovisión: es la visión del mundo que se sustenta en un conjunto de creencias especificas de una sociedad, grupo o cultura.
D Dharma: son las acciones correctas que constituyen una conducta piadosa de acuerdo con la ley divina. Doctrina: es la compilación de enseñanzas que se fundamentan en las creencias de una rama del conocimiento.
E Encarnar: en el sentido de la presente obra, se refiere a la representación o personificación de una idea, doctrina o condición en un contexto material o inmaterial, por ejemplo: la representación del cuerpo causal en la quinta dimensión, entre otros. Episteme: es el conocimiento preciso o científico. Epistemología: es la parte de la ciencia que estudia el conocimiento científico. Escuelas Iniciáticas: escuelas que trasmiten la ciencia iniciática.
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Esotérico: es una doctrina o conocimiento que se encuentra oculto o secreto. Evolución: en la presente obra, se refiere al proceso que sufre la esencia del hombre durante el ciclo que se encuentra inmerso en la rueda del Saṃsāra.
F Filantropía: es la doctrina que se fundamenta en el amor por la humanidad, demostrado mediante el impulso y los sentimientos humanísticos y solidarios.
G Gnoseología: es la parte de la ciencia que estudia el conocimiento desde su punto de vista humano. Gnosticismo: eue una corriente filosófica-religiosa que se originó, en el siglo III, después de Cristo, pasando a ser declarados heréticos con posterioridad a la etapa de aceptación y prestigio por parte de los cristianos.
H Hinduismo: es una doctrina religiosa originaria de la India y sustentada en la triada divina compuesta por Brahma, Vishnu y Shiva. Hipnosis: es el estado mental al que se induce un sujeto, para que exteriorice el subconsciente. ~ 87 ~
Horus: es el Dios celeste en la mitología egipcia, al que se le atribuía, ser el iniciador de su civilización.
I Iconográfico: es la representación de un símbolo gráfico o imagen que posee un significado específico. Iniciado: es el hombre que se inicia en el camino de la realización espiritual. Involución: es el proceso de la rueda del Saṃsāra, contrario a la evolución, en el que el hombre a causa del karma reencarna en otros reinos. Isis: es el nombre dado a la Diosa denominada Gran Diosa Madre en la Mitología Egipcia, a quien se le atribuye el poder de la fecundación de la naturaleza, la maternidad y el nacimiento.
K Karma: es la acción que se encuentra inmersa en la ley de causa y efecto, que en contraposición al Dharma, genera consecuencias de acuerdo con la ley divina.
M Maestro: es el iniciado que ha alcanzado la realización espiritual. ~ 88 ~
Masonería: es una sociedad secreta, esotérica e iniciática, no religiosa, sustentada en la filantropía y simbolismo. Metafísica: es la parte de la filosofía que estudia la naturaleza, sus leyes y principios, más allá de lo físico. Moksha: es el acto mediante el cual el hombre, sale del ciclo del Saṃsāra y alcanza la Maestría Divina. Muerte Psicológica: se refiere a la Muerte psicológica, no muerte física, es la eliminación total del ego o agregados psicológicos, o defectos que son representados por los pecados capitales: ira, orgullo, codicia, pereza, gula, envidia, lujuria.
N Nacimiento en Sentido Espiritual: es el nacimiento del Venerable Maestro Cristo en el interior del Ser. Neo-Gnósticos: sociedades Secretas de carácter iniciático, que se fundamentan en algunos principios del Gnosticismo y la incorporación de elementos propios de otras doctrinas esotéricas.
O Ojo de Horus: es el Udyat, al que se le atribuyen cualidades mágicas de protección y sanación. Su origen se remonta a la mitología egipcia, cuando Horus, ~ 89 ~
pierde su ojo izquierdo y este es remplazado por el Udyat que le permite recuperar la vista. Ontología: es la parte de la metafísica, que estudia la razón de ser de las cosas, sus leyes y condiciones a las que están sujetas, desde su concepción existencial. Osiris: es el Dios egipcio asociado a la resurrección, símbolo de fertilidad y regeneración.
P Paranormal: actividad que se encuentra más allá de la psique humana. Parapsicología: ciencia metafísica que tiene por objeto estudiar las condiciones paranormales. Praxis: es el significado de práctica. Psicología: ciencia que estudia los procesos mentales del hombre.
R Realización Espiritual: liberación espiritual que permite al hombre salir del ciclo del Saṃsāra y alcanzar la Maestría Divina. Redención: es la liberación absoluta del dolor. Reencarnación: es el proceso mediante el cual, una persona después de la muerte, libera su esencia, y esta, pasa a ser juzgada de acuerdo con la ley de causa y ~ 90 ~
efecto, para encarnar en un nuevo Ser, que nace en otro contexto con el objeto de vivir una nueva vida.
S Salamandras: se le denomina así, a los gloriosos seres elementales del fuego. Saṃsāra: ciclo mediante el cual el ser humano, muere físicamente, y reencarna en otro sujeto de acuerdo con la ley de causa y efecto, que conlleva a la evolución o involución. Semiología: ciencia que estudia el significado de los símbolos con relación a la diversidad de culturas, desde su contexto social. Sephiráh: son las esferas o niveles del árbol de la vida, a través de los cuales, se representa esotéricamente la emanación de Dios. Shiva: es uno de los dioses de la triada divina del hinduismo, y representa el “Dios Destructor”, junto a Brahmá “Dios Creador” y Visnú “Dios Preservador”. Silfos: se le denomina así, a los gloriosos seres elementales del aire. Simbología: es la parte más específica de la semiología, que estudia los símbolos desde su representación esotérica.
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Símbolo: elemento gráfico que representa un significado para el hombre, tanto en su contexto social o filosófico. Sophia: sabiduría. Subconsciente: en la psicología, se refiere al inconsciente o estado mental que se encuentra por debajo del umbral de la consciencia.
T Teleología: es la parte de la metafísica que estudia las causas finales de las cosas. Se refiere a una visión teleológica, cuando se tiene una perspectiva que estudia el propósito o fin, para el cual se concibe una doctrina un concepto, entre otros. Telepática: es la condición o estado supra-mental que le permite al hombre emitir o recibir de forma extrasensorial un estímulo que le induce un mensaje al subconsciente. Teología: ciencia que tiene por objeto el estudio de todos los fenómenos relacionados con Dios. Trascendental: es una realidad que trasciende los límites de la experiencia humana. Triple Joya: es la triada divina del budismo, constituida por Budha, que representa el despertar de la conciencia, Dharma, que simboliza la protección y ~ 92 ~
refugio y Sangha como la manifestación del camino a la realización espiritual.
U Udyat: es el Ojo mágico de Horus.
V Vishnu: es uno de los dioses de la triada divina del hinduismo y representa al “Dios preservador”.
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INDICE Contenidos:
Pág.
INTRODUCCIÓN
3
EPISTEMOSOPHIA
5
La sabiduría y la filosofía humana
8
La sabiduría del “ser” consciente
11
PRAXISOPHIA
21
El despertar de la conciencia humana
21
Método: espacio, tiempo y dimensión
23
Método: observación consciente
29
Método: magnetismo visual
30
Etapas fundamentales de la meditación
32
Las vidas pasadas y el conocimiento iniciático
35
La rueda del saṃsāra, el karma y el dharma
38
Las vidas pasadas en el subconsciente humano
40
La comprensión del conocimiento recurrente
42
El camino, la vida y el Iniciado
44
Niveles del Iniciado
48
La realización espiritual y el camino del Maestro
51
Nivel del ser del Maestro
52
TELEOSOPHIA
57
Etimología de la teleosophia
57
Ontología de la teleosophia
58
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La teleosophia como ciencia iniciática
60
Semiología y simbología de la teleosophia
64
El fondo de hierro forjado
65
El triángulo equilátero
66
El ojo de Horus
67
El árbol de la vida
69
El sephiráh oculto
70
La letra: Aleph
71
Letras: Alfa & Omega
72
El pentagrama
72
El hexagrama
74
Los vocablos griegos: τέλεος & σoφíα
74
Símbolos esotéricos de la teleosophia iniciática
76
La bandera de la teleosophia iniciática
78
Vestuarios simbólicos de la teleosophia iniciática
79
GLOSARIO DE TERMINOS
85
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