Aleqs Garrigóz
PERTURBACIÓN DE LA MENTE
© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ALEJANDRO GARRIGÓS, MÉXICO MMIV
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ÍNDICE
TRES DESEOS / 4 EN EL PAÍS DE LOS BUITRES / 5 TAN LEJOS DE LA VIDA / 6 SENTADO CON LA CUCARACHA / 7 CANCIÓN DE LA NUBE GRIS / 8 EL ÁRBOL Y EL PÁJARO / 9 TENEBRIS / 10 SEGUNDO / 11 ESPECTRAL / 12 ELLOS / 13 TODO CUANTO COMO HUMANO QUIERO / 15
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L'Espérance qui brille aux carreaux de l'Auberge est soufflée, est morte à jamais! Charles Baudelaire
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TRES DESEOS Quisiera poder andar y volver a los lugares de ayer cuando fui algo. Quisiera en pie ahuyentar a los buitres que esperan en mi techo. Quisiera despertar sin lidiar con la barra de metal que me atraviesa el pecho.
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EN EL PAIS DE LOS BUITRES I En el país de los buitres las esperanzas mueren desgarradas; y el último y agónico suspiro mengua en los caminos de la nada. En el país de los buitres tus pasos chocan con huesos y miembros y puedes oler al aire la esencia del fin pues ésta por los vientos cruza... Algunos sólo sienten lástima de ti, pero la mayoría de ellos te abusa.
II No pude soportar la forma en la que El Buitre me miraba. Sus ojos fríos, humanos, penetrantes como estaca, recordaban que yo era sólo un despojo. No pude soportar la forma con la que apretaba el duro peñasco con sus garras. Lo supe, sus ojos lo dijeron: me deseaba. Lo mire tal cual, fuerte, seguro, rapaz, y mire también al futuro y lo encontré vacío. Entonces lo vi venir mientras me recostaba sobre el desierto.
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TAN LEJOS DE LA VIDA Un paso atrás he nacido para ser despojado y crecer amorfo. ¿Te has dado cuenta? La realidad taladra mis huesos tan frágiles. Estoy solo. ¿No ves mis costillas rotas? Un paso atrás, tan lejos de la vida, ha germinado una semilla maldita. Semilla infecta que nunca, nunca debió existir. Cada una de las palabras de ustedes, –aquellos que sí son y que sí tienen– es una daga más, otra herida para no sanar. Y sus escupitajos son torturante colmo. Ojos que nunca han visto ni verán el color, labios desérticos rogando por un mendrugo, mis seis pies clavados al suelo. No, ya no podré soportar otro tabique más al lomo. Tan lejos de la vida te imploro: da un paso atrás y mátame.
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SENTADO CON LA CUCARACHA Sentado otra noche con la cucaracha a mi lado, escucho a mis labios recitar versos de agonía de mis propias agonías, de mis desvelos lacrimosos. Los clavos del pecho se burlarán de mí si intento dormir pero ella ya se acostumbró a todo esto. Sentado con la mirada en mi sombra oscilante, a la luz de las velas la cucaracha me abraza: pretende hacerme sentir a salvo por un instante. Pero lloro. Sus seis patas sobre mi espalda siguen siendo tan frías como ayer.
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CANCIÓN DE LA NUBE GRIS Polvo de cadáver de los hombres más enclenques, ceniza de todos los fuegos que sólo segundos ardieron. Eres la mala fortuna queriendo ser liberada. Ligera me sigues, flotando en exime gracia. Orgullosa presumes turbia y siniestra magia. Pérfida nube gris, a doquier que voy estas allí, recordando que no debo reír.
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EL ÁRBOL Y EL PÁJARO En la rama de un pájaro un árbol mira un huevo, lo arranca y lo deja caer al suelo. Poco más tarde, en su nido cavado dentro del pájaro, el árbol deja sus frutos caer y vuelve a mirar al suelo. El árbol devora un polluelo. Y el pájaro se sigue secando.
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TENEBRIS En cada ventana siempre se cuelan las miradas. El hogar no existe. Cada guarida tiene el pequeĂąo agujero que nunca falla. Nuestros sentidos no son capaces de captar todas las presencias. Siempre hay algo detrĂĄs nuestro... Algo que no podemos ver.
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SEGUNDO Ellos eran tantos. Yo sabía los nombres de cada uno pero nadie conocía el mío. Yo estaba al centro y estaba desnudo. Estaba en el suelo en posición fetal y todos reían y sostenían y estrechaban copas. Entonces levanté la mirada y pronuncié una palabra. Pero nadie entendió mi lengua.
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ESPECTRAL Una vida fue tomada a mitad de un grito durante la velada de los espectros; y manchas negras comieron de él e hicieron rondas y vuelos. Fue la vida del hombre santo, el que tocaba las campanas, el casto, el hombre de los rosarios y las plegarias. Sin prisa las manchas bebieron sus jugos y pelearon entre sí por el trozo más grande, sin sentir el mínimo temor por los altares y la cruz que pendía en su cuello. Cantado una vez el tétrico himno, volvieron a morar bajo su cama, donde él juraba... ¡que no había nada!
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ELLOS Ellos vienen con sangre en sus picos provenientes de los más míseros destinos, con sus negras alas enormes, cabezas calvas y horrendos hocicos deformes. En su aliento bailan la muerte y la tragedia; en su mirada anida una misión enferma pues han sido paridos para devorar sin tregua. Y vienen con estridente anuncio directo aquí. Y yo, degradado en un oscuro abismo, lucho por encontrar el mínimo asomo de luz que me recuerde que existen la seguridad y la vida. Mi mente acuchillada por los segundos no resiste esos graznidos endemoniados, asesinos. Ellos actúan con un sino enloquecido como si por sus venas corriera el vino. Mis uñas que una vez rasgaron desesperadamente las paredes de este inmundo encierro ahora rasgan mi cara. No tengo salida. Soy presa del más tétrico pavor, en la más siniestra sesión homicida. Ellos están tan cerca ya. Son miles y en sus patas sonríen las navajas. Una sonrisa anacrónica se dibuja en mi cara, quizá provocada por un airecillo fresco del sur que con ligero humor acaricia mi espalda. Es como si alguien se compadeciera de mi tortura, de este gratuito y vil sufrimiento, y me regalara un susurro de confort escondido entre los pliegues del viento. Ellos tragarán mis despojos, restos débiles y macilentos en este submundo tan frío y desierto que tú creaste. Aquí estoy, donde me abandonaste. Ellos me comerán y danzarán con algarabía acabado el festín; 13
quizás vomitando y tragándome otra vez, burlándose de mi impotencia ante doloroso fin. Pero... sí, soñaré. Con los últimos vestigios de fe adentro, recordaré bocas, miradas y viajes pasados. Abrazaré a mi corazón desbocado y besaré sus venas. Imaginaré una mano que me alcanza y me sublima a donde no puedan alcanzarme jamás. Soñaré. Soñaré que puedo vencer sus garras. Soñare con un mañana. Y voy a reír de ellos, de lo ridículo que lucen sus calvas. Imaginaré un arma doblando sus navajas. Soñaré un duelo de leyenda donde el héroe es glorificado con abrazos y caricias. Y el héroe seré yo. Sí, soñaré estúpidamente que puedo ganar, aún con mis ojos en sus gargantas. Aún conociendo mi triste final.
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TODO CUANTO COMO HUMANO QUIERO Ni dejar un legado de textos decadentes, ni un corazón destrozado detrás. No necesita ser de forma aparatosa. A nadie le importaría, además. Desaparecer. Tan sólo desaparecer. Ni una colección de cintas que heredar ni una sucia foto mía en un muro: desaparecer, tan solo desaparecer. Y dejar de jugar al poeta oscuro.
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