SEGUNDO NIVEL DE ATENCIÓN PEDIÁTRICO
Dr. Francisco Javier García y Paredes
Médico Pediatra
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Segundo Nivel de Atención Dr. Francisco Javier García y Paredes Julio 2021 Derechos Reservados Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida sin permiso previo de autor. Producido por Talachero Studio Hecho en México
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DEDICADO A TODOS LOS PEDIATRAS, QUE EJERCEN SU LABOR EN LOS HOSPITALES, DE SEGUNDO NIVEL DE ATENCIÓN PEDIÁTRICA.
DEDICADO A TODOS LOS NIÑOS DEL MUNDO, QUE SON FUENTE ESPONTÁNEA DE GRACIA Y SIMPATÍA, GENIOS DE LA TRAVESURA.
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DEDICADO CON AMOR A MI ESPOSA ALMA ROSA MEDINA PEREZ
CON CARIÑO Y RECONOCIMIENTO A LA FAMILIA QUE TRABAJA EN INSTITUCIONES DE SALUD LE. IVALU JAANA GARCIA DR. NUALIK JAVIER GARCÍA DRA, JOHANNA CARRILLO DRA. MARTHA ELIZA GARCIA LPS. ALMA ALIDA CASILLAS DRA.OFELIA GUADALUPE GARCIA DR. ERNESTO GUZMÁN TPE. MARIELA ALEJANDRA CHAVEZ DRA.ANA GISELL BARBA DRA.ANGELICA MARTÍNEZ DRA.KARLA RAMIREZ
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UN RECONOCIMIENTO A LOS MAESTROS MÉDICOS DR JOSÉ NORBERTO URQUIDI ESPINOSA DR JESÚS MANUEL CHAVEZ REYES DR RAMÓN GUERRERO ALVAREZ DR LUIS LEAL PADILLA DR BENIGNO JAUREGUI ONTIVEROS DR JUAN EURESTI REYNA DR MELCHOR VAZQUEZ LOPEZ DR RAFAEL GAMEZ CALDERÓN DR FEDERICO VENCES
A TODAS LAS ENFERMERAS QUE HAN EJERCIDO SU PROFESIÓN EN LAS SALAS PEDIÁTRICAS.
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PRÓLOGO La satisfacción radica en el esfuerzo, no en el logro, el esfuerzo total, es una victoria completa. Mahatma Gandhi.
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n ésta, la presente obra que implica aspectos de la salud, es imposible ignorar o hacer caso omiso de la situación aciaga y funesta por la cual transita actualmente la humanidad ante la contingencia sanitaria conocida como pandemia por el virus del covid 19. Sus alcances, magnitud y consecuencias están siendo devastadoras, originadas en gran parte por sus efectos colaterales que inciden de manera negativa y demoledora en numerosos órdenes de la vida cotidiana, desatando con ello modificaciones en lo social, económico, cultural y… en la salud. Con respecto a este último señalamiento también es ineludible hacer referencia al papel que desempeña todo el personal inmiscuido en la prevención, manejo y recuperación de los pacientes que se ven afectados no tan sólo por esta pandemia sino en muchos otros procesos patológicos más, constituyendo el elemento humano que independientemente de la atención que sea requerida, siempre estará presto a brindar sus cuidados, conocimientos, experiencia y disposición que el afectado amerite. Actitud emanada de la responsabilidad, vocación, conciencia y amor hacia nuestros semejantes sin establecer distinciones de ninguna clase y con el objetivo primordial de lograr la reincorporación del paciente a la sociedad a la cual pertenece. Dentro de ellos encontraremos la presencia de Josele, protagonista y personaje ficticio cuya profesión de médico pediatra básicamente institucional, de una manera clara y sencilla a través de algunos relatos, nos comenta de sus experiencias en el desempe6
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ño de las funciones que, descriptivas, también sirven para aplicar conceptos e implantar enseñanzas en el cuidado de los hijos tanto a nivel hospitalario como en el hogar, haciendo énfasis que de los resultados a obtener siempre será primordial la labor de equipo para el logro de resultados satisfactorios. También nos permite conocer de sus valores, las metas a conseguir no sin antes mostrar que en el camino andado ha tenido que enfrentar numerosos retos y escollos que solventar. Nos presenta los éxitos pero también los fracasos, los anhelos y frustraciones, las dulzuras y los sinsabores tanto en la vida como en el ejercicio pleno de tan bella profesión, anteponiendo siempre la mística de salir avante y con la convicción de seguir disponiéndose para quien amerite de sus servicios. A la par, podemos percibir también en Josele al individuo que debe sentirse muy satisfecho porque además de ejercer la profesión a plenitud también ha logrado establecer, contando con el apoyo incondicional de su esposa, estructurar el complemento básico en la vida del hombre, una familia bendecida con la presencia de los hijos y con ellos, dar inicio a una nueva etapa en el ciclo de nuestras vidas. Como la inmensa mayoría de quienes accedemos a lo que Josele nos vierte en su mensaje, sin duda alguna encontraremos algunas similitudes en lo que ha sido nuestro pasaje por este mundo. Espero que coincidamos en ello. DR. JOSÉ NORBERTO URQUIDI ESPINOSA. Octubre del 2020
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abía sido una guardia muy exhaustiva. Le tocó trabajar al joven pediatra todo el fin de semana, de las seis de la mañana del sábado hasta las once de la noche del domingo. Estaban internados 25 niños, en las áreas de pediatría y neonatología, con cinco en estado grave. Dos de ellos tenían meningoencefalitis bacteriana, seguramente por las bacterias neumococo o hemophilus influenza. Tenían todos los síndromes característicos de la enfermedad, febril, meníngeo, hipertensión endocraneal, encefálico, más el desencadenante de la enfermedad, un proceso respiratorio de la vía aérea superior. Llegaron convulsionando, con fiebre y deterioro de su estado general. Después de la evaluación clínica de los pacientes, la búsqueda de reflejos anormales, se integró el diagnóstico de sospecha. La certeza apareció después de realizar cuidadosamente una punción del canal raquídeo, para obtener líquido cefalorraquídeo. Los resultados citoquímicos confirmaron la sospecha. Con el diagnóstico ya establecido se inició el protocolo de tratamiento. Primero, aislamiento de cada paciente en un cubículo especial, con los cuidados de prevención y protección del personal que manejaba a estos pequeños lactantes. Tenían instalado un catéter en la vena mediana del antebrazo. A través del artefacto se aplicaron medicamentos para combatir la enfermedad. Los otros tres pacientes huéspedes del hospital eran Nicolás, de cinco años, un paciente con quemaduras de segundo grado superficial y profundo. El accidente fue ocasionado por escaldadura, líquido caliente sobre las capas superficiales de la piel, abarcando un 15% de superficie corporal. Pobre Nicolás, le cayó sobre el cuerpo la olla que estaba sobre la estufa con agua hirviendo. 8
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A la mamá se le olvidó que los niños pequeños no tienen nada que hacer en la cocina. La negligencia y omisión de cuidados fueron factores primordiales. Ya la abuela le había recomendado, que si iba a hervir agua en cacerolas, lo hiciera en las parrillas posteriores de la estufa que no están al alcance de los pequeños. En urgencias, ya se había iniciado el tratamiento por el joven pediatra. Tranquilizar a Nicolás, atenuando el dolor con medicamentos analgésicos. Colocar un catéter en una vena del antebrazo para tomar muestras de laboratorio. Paso de soluciones electrolíticas y medicamentos. Desde el momento del ingreso al hospital, llevar un balance de los ingresos y las pérdidas de líquidos para mantener en equilibrio al organismo. Solicitó valoración a su compañero Ernesto, médico cirujano de turno, para pasar al niño a quirófano y realizar un aseo quirúrgico, limpiar impurezas y retirar tejido afectado. La madre le había aplicado en la casa yema de huevo y pasta para la limpieza de los dientes. La juvenil anestesióloga Luciana, se encargó de anestesiar al preescolar. Entre pediatra y cirujano eligieron para tratamiento el método cerrado estéril, que consiste en colocación de gasas vaselinadas en sitio de las zonas quemadas, cubriendo a las gasas un vendaje protector con vendas elásticas estériles. La elección fue diseñada por ambos especialistas, el tratamiento médico y cuidados del paciente, a cargo del joven pediatra y el personal de enfermería. René, de siete años, se cayó del pasamanos del parque infantil y se golpeó directamente el cráneo contra el piso de cemento. Perdió el conocimiento transitoriamente unos diez minutos. Eso refirió una persona que le dio los primeros auxilios. Después de recuperarse comenzó a vomitar frecuentemente, motivo por el cual fue hospitalizado para su vigilancia y tratamiento. Ya en urgencias el incipiente pediatra había realizado una evaluación 9
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clínica sin encontrar signos que focalizaran daño cerebral. En 1980, la valoración clínica era primordial, el estándar de oro en esa clínica de segundo nivel de atención. Lo tenía calificado con una calificación de Glasgow de 14 en una escala de 15. El estudio radiológico de cráneo en tres posiciones aparentemente no mostraba lesión de los huesos del cráneo. Además de los estudios radiológicos, no se contaba en el hospital con otro tipo de estudios del cráneo más efectivos. El estudio clínico era el estándar de oro para el diagnóstico y tratamiento del paciente. El médico estaba consciente que tenía que estar entrenado para identificar los signos de alarma con sospecha de hemorragia interna o lesión de estructuras vitales que requerían de traslado a unidad médica con especialistas en neurología y neurocirugía. Rebeca, de 13 años, era una adolescente irresponsable, diagnosticada con diabetes mellitus insulinodependiente. Enfermedad del páncreas, en el que la paciente necesita aplicación de insulina subcutánea diariamente. En estos enfermos las células beta del páncreas, que son productoras de la insulina, son destruidas por unos autoanticuerpos generados por el mismo organismo, un autogol a las células pancreáticas. Ante esta complicada situación, queda destruida la fuente de insulina, que es una hormona que se encarga de mantener los niveles normales de glucosa en sangre, por este motivo hay que aplicar insulina artificial a los pacientes. La rebelde se fue al cumpleaños de una amiga y se atiborró de soda, pastel y dulces, que contienen altas concentraciones de glucosa, que luego se transporta a la sangre produciéndose hiperglicemia o aumento de la glucosa sanguínea. Cuando no existen niveles suficientes de insulina se producen alteraciones en el organismo, desde leves hasta fatales. 10
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En este caso la elevación aguda de glucosa, trastornó el metabolismo. En una persona normal que toma una dieta equilibrada, ingiere almidones o hidratos de carbono, lípidos o grasas y proteínas. Ya en el intestino, se transforman en nutrientes. De los hidratos de carbono se obtiene glucosa, de los lípidos se obtienen ácidos grasos y de las proteínas aminoácidos. Los seres humanos, estamos formados por trillones de células, todas agrupadas y especializadas en todo el organismo. Todas las células reciben estos tres nutrientes, glucosa, ácidos grasos y aminoácidos. Los nutrientes tienen diferentes funciones en el organismo, la principal es la producción de energía en el interior de la célula. Una vez que han cumplido con su misión energética, se acumulan en los músculos, hígado y tejido graso, como reservas energéticas. Todo es equilibrio, comemos, digerimos, formamos nutrientes que producen energía, una parte se acumula como reserva, que gastamos con las actividades diarias. Hasta esta etapa hay equilibrio, todo funciona normal en un organismo sano. En los pacientes diabéticos insulinodependientes, que por lo general son niños o adolescentes, tienen que aplicarse la insulina en el tejido subcutáneo, por lo general cuatro veces al día en ayunas, antes de cada comida para mantener niveles en sangre entre 80 y 120 mg. Cuando los pacientes transgreden la dieta o dejan de aplicarse la insulina, se produce un caos metabólico. Al no haber insulina que introduzca la glucosa a las células, los niveles de glucosa permanecen elevados. Esto hace que al estar concentrada en la sangre, se produzcan grandes volúmenes de orina que van a deshidratar al paciente en forma moderada a severa. La célula al no disponer de glucosa para producir energía, utiliza las reservas de ácidos grasos y aminoácidos, como consecuencia se produce un exceso de ácidos y cetonas en la sangre y se produce la temible cetoacidosis diabética, que puede ocasionar la muerte de los pa11
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cientes si no son atendidos oportuna y adecuadamente. La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica que con el tiempo va deteriorando los vasos sanguíneos. Los vasos sanguíneos son tubos provistos de varias capas, las arterias, venas, capilares. Cuando no hay buen control de la enfermedad, el exceso de glucosa hace que se produzcan alteraciones en el interior de las arterias. Estos vasos sanguíneos arteriales son los encargados de llevar oxígeno y nutrientes a las células, entre más dañados estén se producen las temibles retinopatía, nefropatía, angiopatia de los vasos de las extremidades, afectación de las arterias coronarias y de las arterias que alimentan al cerebro. Allí estaba la rebelde y desobediente, por enésima ocasión, con la conciencia deprimida, deshidratada, la respiración rápida y profunda, la glicemia de quinientos miligramos, las cetonas elevadas en sangre y orina. Todo por no obedecer las reglas del juego, era desafiante, le valía mother, no había disciplina ni límites estrictos familiares. El resto de los pacientes eran portadores de procesos respiratorios agudos, que afectan los bronquios o los alvéolos. Ocasionados por virus o bacterias. Con leve o moderada dificultad respiratoria. Todos estaban recibiendo tratamiento hospitalario porque en ese tiempo no existían aparatos auxiliares para manejo en casa. −Mira, mi pequeño saltamontes. No es el número de pacientes que están hospitalizados, es la gravedad de los pacientes lo que te ocasiona ansiedad intermitente, que se hace estrés cuando tienes más de un paciente grave. Es cuando empiezas a parir chayotes −comentó un compañero de la especialidad de apellido Vigil−. −Mi estimado Joselito, la pediatría es una disciplina muy apasionante. Si vos te das cuenta, se te ha ido la mañana en un abrir y cerrar de ojos. Se te nota ansioso, con los ojos alertas, tez rubi12
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cunda, boca seca no desértica. Estás en constante movimiento, ya me imagino como estarás por dentro. Estoy enterado de la gravedad de tus pacientes, por algo soy tu director. Me apena no estar entrenado para ayudarte con tus pibes, pero si en algo te puedo ayudar, contás con mi disposición. Ya sabes que somos amigos. Anda, boludo, sentate a comer en santa paz y disipemos esa ansiedad para otro lado y otro momento −dijo Juan Carlos, director de turno. −Es buena gente este Juan Carlos. Me relajó su plática durante la comida. Tiene razón, pero no puedo evitar esta sensación de nerviosismo. Carajo, tengo un año de haber egresado de la residencia médica. Qué bonitos tiempos aquellos, si tenías alguna duda, le hablabas al maestro y te daba alternativas que resolvían el problema, que escenario tan diferente. Ahora, en este hospital de segundo nivel, soy el único pediatra, el que tiene que resolver los problemas sencillos y complejos, porque no hay más. Soy la única alternativa de solución para mis pacientes. Sólo en casos especiales, reciben pacientes graves para terapia intensiva en la capital del estado. No estoy deprimido, me siento nostálgico, lejos de mi tierra que me vio nacer. Añoro a mis amigos, a la familia que está a 1,500 kilómetros de distancia. Me hacen falta. Extraño mis libros y revistas de pediatría, no pude cargar con ellos hasta este lugar. No importa, mi Crespo. ¡Ánimo, mi Crespo¡ −Crespo es una persona que tiene el pelo rizado o ensortijado, yo lo tengo más liso que las fibras vegetales. Recuerdo que, durante el servicio social en Tehuacán, la gente me confundía con uno de los hijos de los señores Garci Crespo. Estos honorables personajes, eran dueños de una empresa que elaboraba refrescos embotellados. No he tenido el gusto de conocerlos, ni sé su historia. Lo que sí recuerdo es que en un partido de futbol en el que se disputaba el campeonato, que por cierto ganamos, la actividad atlética fue intensa, y Martín, uno de los compañeros, me dijo al final, aparte de que juegas muy técnico, eres muy crespo. 13
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En ese momento me imaginé que crespo era un calificativo para luchador, aguerrido, valiente, tenaz, por eso en los momentos difíciles de la vida, levanto la mano y grito en son de desafío: ¡crespo, crespo! Ánimo, mi crespo, el trabajo es muy afanoso pero tienes los conocimientos, la disposición y la actitud para salir airoso de este compromiso. Cuando te vas involucrando en una nueva cultura diferente a la tuya, hay que adaptarse paulatinamente. El ritmo circadiano cambia porque el clima es diferente, la gente tiene costumbres distintas, la vestimenta, la comida, simplemente la comunicación, que en mí tierra es de tu, aquí es de usted. El medio ambiente es diverso. Lo que no cambia es la humanidad, que te permite ver y atender a los seres humanos con empatía y amor. De esto soy testigo, me ha tocado trabajar en diferentes comunidades urbanas y rurales, en los diferentes centros de trabajo, el trato que se da a los pacientes que acuden a recibir atención médica es con dignidad. Este hospital no es la excepción, hay dos enfermeras o enfermeros por turno en este recinto pediátrico, que a veces se extiende a otras áreas del hospital por los pacientes infectados y aislados. Han demostrado que no le tienen miedo al trabajo, desempeñan sus actividades con compromiso. Cumplen al cien por ciento con las técnicas y procedimientos indicados. Tienen por sello la responsabilidad, que significa que las promesas hechas al inicio del turno se tienen que cumplir para irse a su casa contentos. La satisfacción por el bien común es lo que te hace sentir mejor persona. Los binomios funcionan matemáticamente dentro de la exactitud. En este hospital, muy frecuentemente los compañeros se brincan las normas más allá de los límites esperados para transformar la energía en amor al prójimo, al paciente pediátrico y su familia. Belém y Jesusa, Lety y Chu, Chefi y Kikita, Catita y Nieves, Yolanda y Calola, Lilia y Martita, Norma y Alejandra, cumplen con la función pediátrica a veces más de lo programado. Cuando se apasiona la gente se le olvida comer, llega más temprano y se va más tarde, se protege y sigue los protocolos al pie de la 14
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letra, hace los balances en forma precisa y da su mejor esfuerzo para hacer las cosas con calidad humana. El turno continúa y sigue su marcha, van a ser 48 horas de trabajo continuo. Porque los pediatras del turno nocturno, por contingencia personal no van a acudir a trabajar por afectación de su salud. Los pacientes están graves y no se puede abandonar la nave. Con su jerga característica, Juan Carlos, director de la unidad se dirige a su colega y amigo. −Hermanito, no podéis abandonar el barco. Fijate que los compañeros pediatras del turno de noche no van a venir. Pelado, os lo ruego, os lo suplico, quedate a trabajar. Tomate tu ritmo, descansa cuando puedas, si queres, sal a tomar el fresco, a caminar, a trotar, a correr, podés hacerlo. Nada más no me dejes, hermanito. Hazlo por Dios y por tu santa madre. Nacieron entre el sábado y domingo siete niños. Aunque no acude el pediatra a todos los partos, hay que revisar minuciosamente a los siete recién nacidos en sala de neonatología. Hay que detectar desde el nacimiento malformaciones congénitas, que pueden ser menores como la luxación de cadera, criptorquidia, paladar hendido, hipospadias o atresias de conducto auditivo externo. El domingo se realizaron tres cesáreas. Don Rafael, excelente ginecólogo, obstetra y perinatólogo, tiene la virtud de ser una excelente persona, un profesional en la atención de personas embarazadas. En esta ocasión la reanimación cardiopulmonar de los recién nacidos fue convencional y no hubo necesidad de maniobras avanzadas. En los momentos de sobrecarga en el trabajo, cuando estás realizando tus actividades y te llegan con la cantaleta de, doctor tiene dos valoraciones en urgencias, va a haber una cesárea urgente, doctor está convulsionando el niño de la meningitis. Tienes 15
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que dejar los impulsos frenéticos de lado, porque tus respuestas serán incoherentes e imprudentes. Mejor jerarquiza, selecciona, prioriza, haz lo que te dijo tu amigo José de la Cruz, ve al lugar donde más te necesiten, con el paciente que tenga código rojo, que tiene riesgo de perder su vida. Olvídate de los demás que tienen código amarillo, ya les darás atención posterior y si es posible una explicación sensata. Lo que se necesita es aprender a seleccionar para evitar el fastidioso estrés. La evaluación de los pacientes graves que llegan a urgencias es frecuente. En estos tiempos lo que más llega son increíblemente pacientes intoxicados en forma iatrogénica (provocado por el médico o sanador). Las formas de presentación pueden ser por automedicación de sus propios familiares o por los propios médicos. El domingo en la madrugada, como a eso de las cinco, llegó un niño lactante de diez meses, intoxicado por metoclopramida, un medicamento que no debe usarse en niños que tienen vómito. En este caso el niño tenía gastroenteritis infecciosa. Un sanador de la familia, le dio en forma imprudente el medicamento a este lactante. Los síntomas y signos fueron muy evidentes, después de tres tomas del medicamento las últimas veinticuatro horas. Los efectos secundarios se presentan por un bloqueo de los receptores en el sistema nervioso central, que ocasiona manifestaciones llamadas extrapiramidales. El cuadro clínico es aparatoso, simula a los niños poseídos por algún ser fantasmagórico. Llegó con el cuerpo arqueado, con la cabeza en el polo superior y los pies en el polo inferior sobre la cama, el abdomen y el tórax hacia arriba formando un arco con la convexidad hacia arriba, la cara rígida con todos sus músculos contraídos. Para hacer más patético el cuadro clínico, los músculos oculares imprimiendo giro a los ojos en vaivén lentamente, los rectos y los oblicuos frenéticos. Presentes alteraciones del movimiento, con temblores generalizados y gritos desesperados del niño. Los pa16
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dres estaban en choque. Ya en la casa le habían hecho oración y hasta una limpia con hierbas de pirul. No encontraron respuesta y acudieron al hospital. Cuando llegué ante el paciente, iba cansado y somnoliento, las actividades me permitieron dormir dos horas continuas. Con sólo verlo hice el diagnóstico. La madre y las enfermeras oraban en silencio, ya me tenían listo el equipo para punción lumbar. Interrogué a la mamá y directamente le pregunté cuántas gotas le habían dado de metoclopramida. 20 gotas cada cuatro horas, dijo la mamá. La tía comentó que sólo le había dado cuatro dosis a un lactante que sólo pesaba siete kilos. Posterior a una exploración cuidadosa, en un paciente sin fiebre, con alteraciones neurológicas, le aplicamos el antídoto específico. En este caso la difenhidramina por vía intravenosa. La respuesta fue excelente. Seis horas después, el paciente estaba asintomático, tomando su lactancia materna y alegrando el ambiente con sus risas inocentes. Me fue a buscar Juan Carlos a la sala de pediatría, en donde ya estaba pasando visita y me invitó a desayunar al comedor del hospital. Nos fuimos charlando animadamente, el ambiente tranquilo, los pacientes estables. Este último término es común en la información médica. Significa en forma coloquial, ni mejor ni peor sino todo lo contrario. Así lo solía expresar el maestro pediatra de origen chino Wongpio, compañero de trabajo. Ya en forma académica, conociendo la evolución de la enfermedad, escribimos en el expediente, evolución natural de la enfermedad. Me platicó Juan Carlos que él era mexicano y sus padres argentinos, nacidos en Rosario, en las márgenes del río Paraná. Es un puerto que exporta gran cantidad de cereales que se producen en el país. También se le conoce como la cuna de la bandera argentina, porque allí fue enarbolada la bandera en 1812.
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−Mis padres emigraron a México por seguridad, en calidad de refugiados políticos y fueron admitidos en la ciudad de Guadalajara en donde vive mi tío Silvio. Allí se instalaron y fundaron una empresa que les ha dejado buenos dividendos, un restaurante de comida argentina. Yo nací en Guadalajara, soy jalisquillo futbolista, no mariachi ni lo otro. En la ciudad realicé mis estudios iniciales básicos y de educación media. Continué mis estudios en la universidad, soy teco de la Autónoma de Guadalajara. Luego me especialicé en administración de hospitales. Al final, aquí me tenés como director de este hospital de segundo nivel de atención en esta ciudad norteña. ¿Cómo la ves, Josele? Si vos te haz dado cuenta, llegamos cuando llegaste, mi esposa es médico familiar en el turno matutino. Ella sí es Argentina, yo soy criollo, nacido en estas tierras tan bendecidas por Dios. Es satisfactorio cuando tienes el síndrome de adaptación a una nueva ciudad e institución. Conocer personas hospitalarias, no por el hospital sino por la hospitalidad que ofrecen, el trato amable y respetuoso, así como el reconocimiento a tus actividades, porque eso te afianza en el trabajo. Empezar a comprender la jerga coloquial de los pacientes es importante para identificar las necesidades de los pacientes tanto adultos como niños. En la visita hospitalaria, me di cuenta que los pacientes evolucionaban hacia la mejoría, un paso adelante. Los de meningoencefalitis, Eduardo y María Elena, mostraban mejoría, estaban más alertas y ya no estaban convulsionando. Nicolás, el niño quemado, más tranquilo, con volúmenes urinarios normales. Se le iba a iniciar la vía oral. Rebeca la rebelde, en la visita vespertina ya en vías de compensación, con la glicemia aún alta pero muy cerca de la normalidad, las cetonas aún presentes en orina. René, el niño del traumatismo craneal refería dolor de cabeza pero ya no vomitaba y se le inició con líquidos por vía oral. El niño intoxicado con metoclopramida ya normalizado pronto se iría a su casa. 18
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Se dieron de alta cinco niños con problema respiratorios en su domicilio. También se fueron a casa los recién nacidos por parto. Los niños nacidos por cesárea aún presentes, hasta que se dieran de alta sus mamás. Hubo tiempo suficiente para la recomendación de la lactancia materna a todas las parturientas, para que cumplieran con la normatividad en casa. Recordando las palabras del maestro pediátrico don Ángel Caraveo, niño que toma pecho crece derecho en su lecho, niño con lactancia artificial no es natural, puede surgir algún mal. Después de la visita vespertina, le comenté a Chefi y Kikita, enfermeras de turno, que me iba a dormir un rato al consultorio de pediatría. No se contaba con cuarto para médicos. Sobre la mesa pediátrica, que era para revisar pacientes adolescentes, me dormí dos horas. A las siete con quince minutos, llegó Juan Carlos por mí para ir a cenar. Nos sirvieron picadillo, carne de res deshebrada con ensalada de lechuga y papas. En cuanto lo vi, rechacé el platillo. Recordé la intoxicación masiva en el hospital de especialidades, donde realicé la residencia médica. Llegué hasta la deshidratación, me tuvieron que administrar soluciones endovenosas. Le comenté a Juan Carlos el motivo y se soltó riendo. −¿Qué querés que te preparen? −Unas quesadillas con frijoles refritos −le dije a mi amigo y dio la orden. La juvenil compañera de la cocina era en verdad muy bonita, con calificación tres piedras, como se mide la percentila de hermosura en estos lares. −Falta de confianza, doctor. Para otra ocasión vaya usted personalmente, lo voy a atender como se merece comentó −Muchas gracias, señorita. 19
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−Para servirle −expresó coqueta Marisol. Me fui a pasar la visita nocturna con el cansancio a cuestas y tuve que repetir en el trayecto varias veces, ¡Crespo, Crespo, Crespo! El cambio oportuno en el tratamiento de los pacientes pediátricos es básico para mejorar su salud. Algunas personas piensan que el turno nocturno sirve para ir a dormir, nada más para estar pendiente por alguna contingencia. Que error garrafal, todos los turnos son importantes porque la sinergia de todos lleva al éxito. Médicos, enfermeras, personal paramédico, trabajadores de ventanilla u oficina, intendencia, todos tienen la misma misión contribuir a la atención y recuperación de los pacientes, para ser una institución confiable a los derechohabientes. ¡Caramba! Nunca me había puesto a pensar cómo maltratamos los médicos a nuestro organismo, a través de las épocas de sobrecarga de trabajo. Ya voy a cumplir 48 horas continuas de faena. De movimiento intermitente o continuo de la motricidad gruesa y fina. De actividad ocular dispersa o fija en una actividad relevante. Trabajo continuo del nervio olfatorio, con el desfile de diferentes aromas agradables o de esencias malolientes que expelen a través de heridas o evacuaciones los niños. Controlando la actividad sensorial constante, a través de las múltiples exploraciones manuales o instrumentadas a los infantes. La labor interminable del nervio auditivo fatigado de tanto escuchar los latidos del corazón infantil o interpretar los diferentes sonidos, que se generan con la respiración de niños sanos y enfermos. Todos los sentidos prestos para poder codificar una enfermedad. Son horas de vigilia interminable, que mantienen el equilibrio gracias a la función del nervio vestibular y el cerebelo. Sujetando alerta el pensamiento, con la función óptima del sistema nervioso tan simpático o de las evolucionadas seis capas de la corteza cerebral. Es un castigo severo al sistema adrenérgico que libera 20
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torrentes de adrenalina, dejando al parasimpático en la banca sin trabajo reparador. Pobre mi cansado organismo, que no respeta el ciclo circadiano, le hace falta un descanso efectivo. Aun así, no me arrepiento de ser pediatra. Elegí bien la misión. Que difícil la visión cuyo objetivo es ser el mejor. Cada quien elige su papel en la obra de teatro. El académico, el investigador, el jefe de enseñanza, el que brega todos los días en hospital de segundo y tercer nivel, el que atiende la consulta en primer nivel. Cada quien su estilo, según las oportunidades que se presentan en la vida., Lo que a mí me gusta en este momento, es que me estoy forjando como hombre y pediatra de decisiones autónomas. No soy tan dependiente de nadie, ni de mi familia, ni de otros compañeros pediatras que laboran en otros turnos. Es curioso, en esta adaptación, mis compañeros médicos de turno son excelentes personajes sinérgicos, en cuanto a los pediatras apenas si nos conocemos físicamente. Me convendría acercarme a mis compañeros o pertenecer a alguna asociación pediátrica de la ciudad. Después de la visita médica nocturna, me subí a dormir al consultorio. Logré el objetivo de las doce a las tres de la mañana. A esta hora fui requerido en quirófano, una cesárea urgente, que realizaría el ginecólogo Darío. Una madre de 16 años, primigesta, preclámptica, con un embarazo de 33 semanas. Había que extraer al bebé porque ya estaba sufriendo o perdiendo bienestar por la falta de oxígeno en su organismo. La anestesia, por la urgencia, fue general. La administró el joven doctor Eduardo, un tipo muy educado. Ya me había ofrecido ayuda en otras ocasiones, en la asistencia cardiopulmonar de recién nacidos críticos. Efectivamente nació una recién nacida prematura, con dificultad respiratoria moderada. Le dimos el auxilio inmediato y la pasamos a la incubadora de neonatología. En el área de prematuros se le colocó en una incubadora, en un ambiente con calor, humedad y oxígeno suplementario por 21
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casco cefálico. Una sonda colocada de la boca al estómago para evitar complicaciones intestinales. Colocación de catéter endovenoso de calibre adecuado, para extraer muestra de sangre para analizar en el laboratorio. Paso de soluciones con glucosa y electrolitos en cantidades adecuadas para edad y peso del paciente. El estándar de oro en este hospital es la vigilancia continua del paciente por parte del personal de enfermería, que se transforman en monitores humanos para detectar signos de alarma ya que no contamos con monitores electrónicos. Cuando progresa la dificultad respiratoria hasta niveles críticos se procede a intubar la tráquea, darle ventilación asistida con bolsa y mascarilla. Estos pacientes son trasladados a una terapia intensiva neonatal, que sólo existe en la capital del estado. Afortunadamente la evolución del neonato fue satisfactoria, sólo una taquipnea transitoria que mejoró en forma progresiva hasta la recuperación. Allí me estuve allí hasta las 7:45 y la salida era a las ocho de la mañana. Ya había elaborado las notas médicas en el expediente con las indicaciones terapéuticas explícitas. En el camino me encontré a José Luis, el pediatra de relevo. Le expliqué la situación de los pacientes y salí presuroso hacia el checador. Allí me estaba esperando Juan Carlos. −Boludo, te agradezco por las mil gracias. ¡Que Dios te acompañe! Le contesté con una sonrisa. −Yo también le agradezco a mi Dios. Ya le di las gracias por la asistencia en todos los eventos. Me dirigí hacia la casa de asistencia con paso lento, disfrutando del panorama matutino, un cielo azul limpio y el aire fresco matinal que acariciaba mi cara suavemente. El ruido de los autos y camiones opacaba el ruido de las aves. Los transeúntes que 22
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apresurados se dirigían a sus lugares de trabajo. Una alegoría de la vida urbana en esta ciudad parralense. En el camino saludé a alguna gente conocida. Hasta que llegué dos calles abajo a la casa de asistencia. Abrí con la llave maestra. Saqué del refrigerador leche, me preparé un sándwich de jamón y queso, comí un pan de dulce. Le reiteré mis gracias al Señor y me acosté a descansar a mi gastado organismo. Dormí como bendito. Así decía mi madre cuando despertaba satisfecha de un sueño reparador, aunque sólo descansé cuatro horas. Di gracias al señor por la oportunidad de un nuevo día y preparé mi ropa del día, después un baño confortante. Me fui a comer al restaurante Viotema enfrente del hospital. Disfruté la comida casera como antaño en familia, caldo con pollo y verduras, milanesa con papas y un postre de manzana delicioso. Me dirigí nuevamente a la institución de la seguridad social, pues me había comprometido con Juan Carlos para trabajar mis días de descanso. Tenía la categoría de médico no familiar, pediatra en la plantilla de base, turno vespertino, con horario de 14 a 20 horas. Apenas contaba con una antigüedad de seis meses. Cuando llegué, hice un pacto de caballero con el boludo de Juan Carlos, trabajar horas extras en caso de incapacidades, licencias, vacaciones o imponderables de los otros tres pediatras. José Luis en las mañanas y los nocturnos Ángel y Arturo. Así mismo, trabajaba sábados y domingos. Así me la llevaba porque así me gustaba. Antes de que llegaran los pediatras nocturnos, me ofrecieron ese turno pero no lo acepté porque pensaba regresar al paso del tiempo a mi tierra amada. En los tiempos de descanso, como la socialización era muy pobre, me dedicaba a leer y leer, desde libros clásicos hasta ciencia ficción que poco me gusta, pero ya encarrilados hay que aprender de todo. Los lunes y martes eran mis días de descanso. Como no asis23
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tieron los compañeros pediatras el fin de semana, por orden de Juan Carlos, vine a trabajar mis días de descanso. No estaba ofendido ni lastimado, quería aventura. Que satisfacción tan grande es ver la evolución hacia la mejoría de tus pacientes. La alegría es tan grande como la de un jugador de béisbol que conecta jonrón con casa llena. ¡Qué bonito, Señor! ¡Gracias por tus bendiciones! Los niños con meningitis ya toman leche materna, lo que significa que toman anticuerpos maternos. Seguramente se recuperarán. A Oscarín ya le realizaron por la mañana un nuevo aseo quirúrgico y al parecer las quemaduras no habían sido tan profundas. René, el niño del traumatismo craneal, ya anda disfrutando los juegos del servicio en busca de otro accidente. La rebelde Rebeca, la jovencita diabética, ya como si nada hubiera pasado. La observo contenta, animosa, bien hidratada, comiendo su dieta especial. Ya estaba empacando sus cosas para irse a su casa. Es cliente frecuente de mi consulta, por más que le insisto que respete las indicaciones, no hay disciplina doméstica, sus padres la tienen sobreprotegida. Por mi parte puede irse caminando hasta Santa Bárbara, nada más que no venga a dar lata los sábados por la noche después de sus atracones. El niño prematuro ya casi no se le nota el aumento de la frecuencia para respirar, ni los tirajes de la piel hacia el interior de la caja torácica. En estas primeras 24 horas, continúa el ayuno, las soluciones endovenosas, el oxígeno suplementario, el control de la glucosa sanguínea y medición de volúmenes urinarios. Revisé los estudios de laboratorio, los de sangre que no traducen proceso infeccioso alguno. El estudio radiológico de tórax con mínimo infiltrado en los hilios, cambios compatibles con la taquipnea transitoria del recién nacido. Dos pacientes con proceso respiratorio fueron dados de alta. Ingresaron dos preescolares al área de pacientes quirúrgicos para cirugía programada, circuncisión y amigdalectomía. La tarde transcurrió en santa paz. Bien 24
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dicen que después de la tempestad viene la calma. Pasó Juan Carlos al servicio y saludó amablemente a todo el personal y a los familiares de los pacientes. −¿Cómo te sientes, campeón? −Bien, Juan Carlos −contesté con serenidad. Nos dirigimos al área de la ingestión, succión, deglución, digestión , absorción y nutrición. Desde que entre al área del comedor, los ojos de Marisol se dirigieron hacia mi persona, acompañados de una sonrisa encantadora. Se veía hermosa uniformada. Cuando pasamos al área donde se sirve la comida, se magnificaron sus atenciones conmigo. Y yo, agradecido, le contesté con la misma intensidad. Transitaba con la charola hacia la mesa, cuando sentí su presencia. −Se le olvidaron las servilletas, doctor. −Muchas gracias, señorita. Me llamo Marisol −contestó coquetamente, enterada que ya sabía su nombre. Nos sentamos y comenzó el diálogo con Juan Carlos. −¡Qué suerte tenés, boludo! Esa chica es una belleza de postal, parece ucraniana. Para mí, las chicas más hermosas del mundo. Marisol no se queda atrás. Es una belleza femenina, mixtura de la sierra Tarahumara −permaneció callado unos segundos mientras disfrutaba el sándwich−. Tiene 19 años y estudia la preparatoria vespertina. Pronto ingresará a medicina en la UACH. La piba tiene un año trabajando aquí como personal de suplencia. La mamá, doña Socorrito, dice que es muy rebelde, desafiante y oposicionista. Una rebelde sin causa. Aunque en el hospital parece todo lo contrario, una persona muy amable y confiable. Muchos médicos de diferentes categorías quieren 25
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con ella pero no cumplen los requisitos. Es la primera vez que la observo entusiasmada con un boludo. Llegué al departamento de la casa de asistencia muy cansado pero con la panza llena y el corazón festivo, pensando en Marisol. En el preludio del descanso nocturno, me preguntaba el porqué de tanta faena. ¿Qué me motivaba a trabajar tanto? Será porque deseo practicar los conocimientos que adquirí en la residencia médica. Me urge demostrar que tengo capacidad para resolver los problemas de los niños y para recibir reconocimiento. Podría ser que trabajando más, los honorarios serán mayores y así podré satisfacer mis necesidades holgadamente. No me quedé satisfecho con las respuestas. ¿Para qué trabajo tanto? Entonces lo descubrí, para adquirir más experiencia en mi formación profesional. Para servir a esta comunidad pediátrica que el Señor puso en mi camino. Para obtener la satisfacción personal después de cada jornada. Lo demás viene por añadidura. Como dijo Freud, el trabajo es amor, el amor es trabajo. Eso es todo. Cuando el trabajo ha llegado al exceso, el descanso es pleno. Se tienen que reparar las células y los tejidos del organismo, sobre todo las neuronas que son las que dirigen las decisiones cotidianas y que fabrican nuestro destino. Aun así, el martes, día de descanso personal, también trabajé. Al inicio del turno, llegó un niño lactante de seis meses de edad intoxicado por dextrometorfan. Estaba en el pase de visita cuando me hablaron de urgencias. Le recetaron en la consulta privada el fármaco antitusivo inhibidor de la tos a nivel de los receptores del sistema nervioso central, en el bulbo raquídeo. Seguramente, la sobredosis le ocasionó los signos de intoxicación. Estaba estuporoso, predominaba la somnolencia sobre la 26
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vigilia, caliente de la piel, con pobre respuestas del movimiento a los estímulos, pupilas pequeñas, boca húmeda, y como síntoma cardinal periodos de apnea. Dejaba de respirar más de 20 segundos. En la exploración, los ruidos cardiacos estaban disminuidos en frecuencia e intensidad. Con estas evidencias se tuvo que auxiliar en la respiración con una mascarilla conectada a una bolsa auto inflable para lactantes, diseñada para proporcionar oxígeno y presión positiva a las vías respiratorias. Allí estuvimos rotando personal médico y de enfermería la mayor parte del turno para dar asistencia respiratoria. Se administró el antídoto naloxona para liberar los receptores que bloquearon el trabajo respiratorio normal. Después de tres horas se empezó a normalizar la función del sistema nervioso central, quien dio la orden para que a través de los músculos impulsores se normalizaran los movimientos respiratorios. Al restablecerse la función cardiopulmonar, el bebé evolucionó hacia la normalidad. Como medida preventiva se internó a Bryan en el área hospitalaria para su vigilancia. Que satisfacción se siente cuando trabajas con gente que tiene orden, disciplina, conocimiento, iniciativa. Te prepara para el evento y te asiste con prontitud y efectividad. En este caso las jóvenes enfermeras Alejandra y Blasita ya tenían todo listo para la asistencia oportuna al paciente. Cuando acudí al evento, ya habían realizado toma de signos vitales, colocación en posición adecuada de la cabeza del paciente, una vía intravenosa, la bolsa con mascarilla apropiada al paciente, laringoscopio funcional, cánula endotraqueal, todo listo para que el evento tuviera éxito. En el pase de la visita médica estaba indicada una punción lumbar de control para valorar evolución bioquímica y bacteriológica de los pacientes con meningitis. Al evidenciar la respuesta clínica satisfactoria de los pacientes, anoté en el expediente que se tomaría la muestra al quinto día de tratamiento. Hay ocasiones en que hay que evitar procedimientos invasivos al organismo 27
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del paciente si la evolución clínica es satisfactoria. En la punción lumbar hay que extraer líquido del conducto raquídeo, que se encuentra en el interior de la columna vertebral, Es un procedimiento traumático, por lo que en ese caso esperar más tiempo es conveniente. El recién nacido prematuro con evolución natural de su enfermedad pulmonar. La sonda conectada de la boca al estómago ahora cumplía otra función, la de alimentar al nene con leche materna. Con horario y dosis calculadas, se tenía que valorar la tolerancia al alimento y el incremento ponderal. Como a las 7:30 de la tarde llegué al comedor y no estaba Marisol. Se me fue la inspiración, sin embargo, a veces Dios concede caprichos. Después de cinco minutos llegó vestida de persona civil, sin uniforme, y se miraba más bonita que ninguna. Se sentó conmigo a la mesa y saludó con una cortés sonrisa para no darme la mano. Estaba comiendo unos deliciosos molletes con un café con leche. −Doctor, me dijeron que me iba a llevar al cine. Nada más dígame en donde lo espero −me dijo, encantadora. −¿Quién le dijo, güerita traviesa? −Su amigo el director, al que le decimos boludo. Estábamos en Urgencias viendo cómo atendía a ese niño gravemente enfermo. Pude apreciar que le queda el papel de líder, me gusta su protagonismo y autoridad. −¡Válgame, Dios! Fíjese que sí es un milagro, porque estaba pensando en usted, la más bonita del Hospital −dije evadiendo su respuesta. Quedamos de vernos al terminar el turno, en el reloj checador. Nos dirigimos a la rotonda y parque del Minero, sitio en don28
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de estaba la estatua del pescador de ilusiones. Cada quien se encuentra en la vida, durante la búsqueda, una ilusión que lo hace feliz. Nos sentamos a contemplar el parloteo de los chanates. Desde luego nos acomodamos en una banca que no tenía árbol, porque si no nos hubiera caído una buena rociada de desecho blanco con oscuro, líquido y semilíquido. Como en una sesión de psicoterapia, ella expuso las cartas sobre mis manos, lo ya conocido ahora reconocido. Me dijo que estudiaba en las tardes la escuela preparatoria, que deseaba estudiar la carrera de Medicina. Con la cercanía pude admirar las facciones arquitectónicamente bien perfiladas de su preciosa cara. El movimiento rítmico de sus delgados labios, sus bien alineados y blancos dientes, su cabello castaño, sus pequeñas orejas. Los movimientos a ritmo de vals de sus manos y el movimiento cadencioso de los músculos faciales que dibujaban enigmáticas sonrisas. Estaba embelesado con su personalidad, juventud, sinceridad, magia que convence, conmueve y excita las emociones, saliéndose de la estrategia convencional. Me tenía seducido cada vez que la escuchaba y sonreía. Tuve que platicarle mi trauma. Si ella era sincera yo le pagaría con la misma moneda. −Voy a ser sincero contigo, Marisol. Tengo 27 años y soy de Teziutlán, Puebla, mejor conocida como la Perla de la sierra. Su nombre significa lugar junto al cerro lleno de granizo. Estudié medicina en la UPAEP, universidad de paga. Realicé la carrera de Médico Pediatra en el Centro Médico de Especialidades en Puebla. No soy casado ni soltero, estoy divorciado. No me ha ido muy bien en el amor. Disculpa que te platique esta situación,pero para mí es importante que la conozcas. 29
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−Sí me importa −contestó interesada. −Pues bien, tuve una novia allá en mi tierra. Fuimos novios desde siempre, infancia, juventud, posteriormente durante los últimos cuatro años de la carrera. Todo era perfecto, armonía, alegría, diversión, entendimiento, un noviazgo muy exitoso. Ambos estudiamos en Puebla, ella Administración de empresas. Terminó su carrera cuando yo apenas iba al servicio social. En este tiempo decidió irse a la Ciudad de México a trabajar, uno de sus hermanos le consiguió trabajo en una empresa familiar. La vida continuaba en orden. Cada quien en su proyecto de vida. Yo no tuve la oportunidad de verla ni en Puebla ni Teziutlán porque el servicio lo realicé en Oaxaca. La clínica donde laboraba era de tipo A, trabajaba las 24 horas del día, todos los días, con descanso cada 21 días, por un fin de semana. Me tocó de compañera una pasante del DF, y nos acoplamos bien en el trabajo. Delia tenía su novio, que también era pasante, a 30 kilómetros de distancia. La visitaba frecuentemente, incluso allí se quedaba en ocasiones. Eran marinovios. Como yo no podía ir a ver a Carolina, mi novia, a México por la responsabilidad que tenía, fue en dos ocasiones a la clínica. Llegó completamente transformada, poco afectiva, irónica, agresiva, celosa, maldiciente. Estaba sólo unas horas y se largaba enojada. Ante esta situación decidí un fin de semana ir a México a buscarla. Continuó con su actitud indiferente, esquiva, insolente, lejana a mi novia de la carrera. Hablé con ella y le dije que si no cumplía sus expectativas, ahí la dejábamos y cada quien para su rancho. No me contestó. Me puse triste, no deprimido. Las actividades te hacen olvidar porque son fecundas y continuas, el dolor es algo natural, te cobra factura de acuerdo a la intensidad del trauma. Cuando amas a un personaje que te rechaza afectivamente, te duele hasta el fondo del alma. Sin embargo, la vida continúa. A la doctora compañera de la clínica no le iba muy bien. El novio era celoso, posesivo, agresivo y violento hasta que tronaron. 30
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Después ella me platicó la causa, tenía celos de mí. La relación con mi novia se enfrió durante seis meses. Ni fu ni fa, sino todo lo contrario. Después de este tiempo se presentó la susodicha Carolina, diciéndome que había tenido muchos problemas familiares y que la disculpara. Resaltó con hipocresía que no se iban a perder por nimiedades tiempos vividos tan hermosos. Me lavó el cerebro. Después me enteré que había tenido una relación amorosa con un torero famoso. Ese día se quedó en la clínica y nos involucramos sexualmente sin protección. Se fue contenta, animosa, con el comportamiento de época buena y yo me la creí. Dos meses después regresó a informarme que estaba embarazada y que venía dispuesta a casarse cuanto antes posible. Sin pensarlo dos veces acepté, seguía queriéndola igual que siempre. Nos casamos y vivimos tres años juntos. El embarazo fue una mentira, aun así, yo era feliz. Ella no lo era, y por más que me esforzaba para mantenerla contenta, nada la hacía feliz. Después regresó a su papel protagónico de ser la mala del cuento, agresiva verbal, irónica, mordaz, humillante, celosa en exceso. Durante la etapa de residente me mandaba vigilar con una tipa que parecía un gorila en celo y que no me dejaba ni a luz ni sombra. La gota que derramó el vaso fue que un día en que salía de mis actividades laborales, en el camino me encontré a una compañera que era nuestra vecina. Muy guapa la funcionaria, esposa de un renombrado futbolista profesional, una señora decente y de centavos. Cuando me estaba despidiendo de la señora, se le ocurrió abrazarme y darme un beso para agradecer la atención en la consulta de un sobrino que padecía autismo. Cuando me separé de ella, el gorilita hizo su aparición y en forma intempestiva me golpeó duramente en el estómago y los testículos, dejándome noqueado. Tuvieron que llevarme a urgencias. La señora no se separó de mí hasta que me recuperé de la agresión física. Este fue el motivo por el que solicité el divorcio. Ella aceptó gustosa con sus condiciones, y al final me dijo como corolario, ya no te quiero, tampoco me ibas a engañar 31
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mientras estuviéramos casados. Este corazón no te pertenece. El dueño me ha propuesto una vida digna, no como la miserable que llevo contigo. Mientras estuvimos juntos los tres años la pasamos regular, pero jamás me mencionó estar enamorada de otro personaje. Si me lo hubiera dicho, estoy seguro que comprendería y no hubiéramos llegado al extremo de la violencia. Todavía sueño al gorilita que me golpeó y no me puedo defender. Me quedé traumado, Marisol. Soy un ser inseguro, desconfiado y temeroso en el proceso del amor de pareja. Necesito superar este trauma para poder relacionarme con una persona a la que quiera y me ame sinceramente. −Déjame darte un consejo, muchacho insensato. ¿Dices que la sueñas con frecuencia? −Sí, Marisol. −Pues bien, amigo, te voy a dar la solución que daba el doctor Sigmund Freud a través de la hipnosis. Sometía a sus pacientes a un sueño en donde los iba conduciendo al lugar del trauma y los instaba a tener la fuerza suficiente para vencer al enemigo. Así es de que mi querido Josele, la próxima vez que tengas este recurrente sueño, pártele toda su madre al gorila, y de paso a la tal Carolina si es que se presenta a la función onírica. Resuelve tu problema cuanto antes. Me interesa tener un novio protector, consentidor y amoroso. Así no me sirves. Te quiero, firme, seguro, sólido, confiado, y estoy segura que puedes. Hoy en la tarde, hiciste tu trabajo magistral con él bebé. Eras un director de orquesta seguro y apasionado. En verdad me interesas mucho, me gustas, me mueves el tapete, me haces vibrar cuando te veo. Después de la entrevista nos fuimos caminando hasta su casa, en la parte más alta de la ciudad. En ese momento me di cuenta que la ciudad estaba en el fondo de un hoyo, rodeada de cerros denominados con distintos nombres. Ella vivía en la parte más alta del cerro de la antena, llamado así porque en la parte más 32
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alta había una antena que recibía y emitía señales a los televisores de los ciudadanos. Bajé de la nube que andaba con el corazón contento. No me cansé cuando subí, y con el descenso menos. No quedamos en nada más que amigos. De lo que quedé enterado fue que estaba enamorado de Marisol. Me urgía quitarme el trauma conyugal del pasado y diseñé un plan estratégico. Iba a intentar resolver el problema con la ayuda de Freud. Al acostarme, puse cerca de la cama un bate de béisbol. Le di las gracias al Señor de los cielos y le pedí su conducción durante las seis fases del sueño. El inicio fue rápido, lo superficial del sueño pasó inadvertido. Cuando estaba en la fase III o IV, llegó el sueño profundo y aparecieron los personajes fantasmagóricos. Me estaban persiguiendo, yo corría apresuradamente subiendo el cerro de la antena con el temor a cuestas y ellas venían tras de mí. Tenía mucho miedo, al borde del pánico y mi cuerpo temblaba caóticamente. Cuando ya me iban a maltratar, agarré el bate que estaba a un lado de la cama y las empecé a golpear con energía y mucho coraje. Sobre todo a gorilita, a quien golpeaba en el lomo y las nalgas. Después me dirigí a la autora intelectual directamente responsable del trauma y le di varios batazos en las nalgas, en las piernas y uno en el corazón para que no volviera a meterse conmigo. Desperté agitado, bañado en sudor y con el bate en la mano. Había que esperar el momento para determinar si se había roto el hechizo. Desperté a las once de la mañana. Fue una jornada larga y no alcanzaba a comprender si había sido una pesadilla o producto de mi imaginación. Yo estaba satisfecho, con la sensación de haber ganado una pelea, la más importante de mi vida. Lo que aumentó mi certeza de la lucha onírica fue que el bate estaba cerca de mí, sobre la cama. Como me gustaría que estuviera Marisol para platicarle que 33
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luché para vencer al trauma pasado y que sólo había que esperar resultados. Dicen que Dios no concede caprichos, sólo atiende necesidades. En este caso respondió a mi capricho. Por algo nací bajo el signo de caprichornio. Tocaron a la puerta y abrí cautelosamente con el pijama puesto. Eran las dueñas de los departamentos, acompañadas de Marisol. −¿Cómo amaneció, doctor? −me preguntaron. −Muy bien, señoritas. Gracias − les dije, recordando que desde el momento en que llegué me dijeron que las llamara señoritas, para enaltecer su virtud de célibes. −¿Nos permite pasar, doctor? −Es un honor, señoritas. Todo estaba en perfecto orden. Limpio más no impecable. Sin embargo, estaba desconcertado. Desde la llegada, Marisol se reía discretamente. −Es una visita de supervisión. Pasamos cada mes a revisar la condición de los departamentos. Con usted no hay preocupación, pero viera con los otros clientes como batallamos. Puros solteros descuidados y destructores. Disculpe la molestia, de antemano sabemos que trabaja usted mucho, todos los días y a todas horas. Ahí con su permiso, nos retiramos. −Señoritas, disculpen, ¿quién es esa muchacha tan bonita que los acompaña? −les pregunté cuando iban llegando a la puerta. No lo tomaron a mal, pero tampoco contestaron. Fue ella misma quien respondió. −Soy la sobrina de las señoritas Aurelia y Úrsula, hermanas de mi mamá Socorrito. −Niña, no seas resbalosa −le llamaron la atención. 34
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−Yo conozco a esta joven estudiante y trabajadora. Somos compañeros de trabajo. Me gustaría comentarle una circunstancia que ayer tuvimos en el hospital, si ustedes me permiten −intervine serio y formal, como a ellas les encantaría. Se miraron entre ellas. −Está bien, pero no más de cinco minutos, las mujeres no deben estar a solas con hombres solteros. Salieron, pero dejaron la puerta abierta. −Un pajarito me dijo que eres la más hermosa mujer que he conocido −le dije en voz baja. −¿Cómo se llama ese pajarito? –preguntó coqueta. −Le dicen Chirinolín. −Qué más te dijo? −Que pronto serás mi novia. −Dile a ese pajarito que es un mentiroso, que no estoy en oferta −dijo juguetona, dirigiéndose a la salida. Me dejó con la sonrisa dibujada. Antes de entrar al trabajo, disfrute de un delicioso pollo empanizado con guarnición de verdura y de postre gelatina de colores. Pasé la visita en el hospital, donde había nuevos clientes con procesos respiratorios agudos con leve dificultad para respirar. Recibían tratamiento con fármacos inhalatorios, a través de los aislados y novedosos nebulizadores, que llegarían a los receptores de laringe, tráquea, bronquios y alvéolos. Los demás pacientes con evolución hacia la mejoría, era sólo cuestión de tiempo. Allí estaban los ángeles guardianes dando los cuidados necesarios a sus pacientitos, Leti y Chu. 35
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Son interesantes los giros que da la vida. Yo me preparé para trabajar en un hospital de tercer nivel de atención que tenía el rango de sofisticado, al lado de expertos en pediatría. Aquí estoy solo resolviendo problemas en solitario durante mi turno. Mis compañeros pediatras que no son mis amigos, realizan su trabajo cada quien durante su turno y con su estilo personal. Hasta entonces sin problemas, más bien cooperación solidaria. Cuando terminé la consulta vespertina, vi a la gentil y joven enfermera Paulita más sonriente que de costumbre y con una sonrisa picaresca. −Ahí lo dejo con su consulta estrella. Pasó Marisol con su juvenil hermosura y sin mediar palabra me levantó de la silla, me abrazó y me dio un beso apasionado. −Yo también te quiero, no hago más que pensar en ti −me dijo coqueta. -Mira nada más, chiquitita. Yo que esperaba declararme hoy y ya me ganaste la partida. La abracé intensamente para que se fundieran ambos corazones y no se separaran nunca. Estuvimos besándonos durante unos minutos. No nos queríamos separar, pero comprendimos que tenía que continuar con mis actividades. Quedamos de vernos a las ocho en el reloj checador. El resto del turno transcurrió como melodía de Vivaldi, primavera alegre y colorida. Llegó a urgencias un paciente deshidratado. El médico de turno inició el tratamiento con la vía oral, siendo un rotundo fracaso pues vomitaba lo que se le daba. La niña lactante, de diez meses de edad, tenía más de doce horas con crisis de llanto intermitente, estaba distendida del abdomen y ya le habían dado varios medicamentos. Durante las horas de evolución, por momentos el llanto era inconsolable. 36
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Josele realizó un interrogatorio exhaustivo, e intencionadamente preguntó sobre medicamentos que liberan acetilcolina que enlentecen el movimiento intestinal, pero la respuesta fue negativa. La mamá dijo que no dejaba de vomitar y tenía evacuaciones líquidas escasas. Tampoco tenía fiebre. Se realizó una exploración minuciosa de la paciente y al final una exploración o tacto rectal. Se comprobó la presencia de una tumoración en forma de hocico de tenca (es un orificio vaginal que se encuentra en el útero) con salida de escasas evacuaciones sanguinolentas. Esto confirmó el diagnóstico clínico de invaginación intestinal, cuando una sección del intestino delgado se introduce en el intestino grueso. El diagnóstico de certeza se corrobora por medio de estudio radiológico con material de contraste o colon por enema, que puede utilizarse como diagnóstico y tratamiento, ejerciendo presión con el material de contraste para desenvaginar el intestino. Como no había médico radiólogo en el turno, se le habló al joven doctor Ernesto para pasarlo a quirófano y desenvaginar el intestino. Si no se corrige el problema, las asas del intestino, al estar presionadas, sufren falta de circulación, ausencia de oxígeno y se pueden morir los enterocitos o células del intestino. En esos casos se pueden perder secciones del intestino. Por eso es importante la prontitud en la solución del problema. Cuando llegó Ernesto ya se habían realizado estudios de laboratorio que no impedían la cirugía ni la aplicación de anestesia general. Previamente a la llegada del cirujano y la anestesióloga ya se había corregido la deshidratación de la paciente y estaba en condiciones clínicas para pasar a quirófano. La sinergia de grupo es el camino al éxito. Ernesto realizó la cirugía urgente, desenvaginando el intestino delgado dentro del grueso, que ya tenían compromiso inflamatorio importante, pero sin llegar a muerte celular. Todo salió bien porque se actuó con prontitud y precisión. 37
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Este diagnóstico no lo hubiera realizado si no fuera por las enseñanzas de los maestros cirujanos pediatras poblanos, don Héctor, Juan de la Cruz y Ciro Peraloca. Este último, muy joven, fue mi compañero de la escuela. Ojalá me vieran aplicando su sapiencia en beneficio de los niños. A su salud, masters. Salí quince minutos después del tiempo normativo. Marisol estaba platicando con su abuelito que era vigilante de la institución. En cuanto chequé la tarjeta se afianzó a mi cuello y me dio un beso apasionado delante del personal que aún no certificaba la salida. Me presentó a su abuelito. Salimos abrazados como dos novios enamorados. Yo enlazando su cintura y ella tomando mi hombro. Un compañero médico familiar, comentó en forma de broma, qué suerte tienen los que curan a los niños. Me voy a volver pediatra. Nos fuimos a sentar a la misma banca donde nos presentamos, después de excitar y estimular los músculos orbiculares de los labios y sus anexos, me pregunto en forma coqueta si ya éramos novios. −Segurolas, mi morra −le dije contento. Mira, mira, mira, desde cuando hablas idioma Parral −se empezó a reír con frenesí. A la sorda, aprendí del personal del hospital y de mis pacientes, los ándale pues −contesté solemne. −La verdad no pensé que fueras tan botanero. Te comportas tan serio en el hospital que me sorprendes −dijo, y no paraba de reír la encantadora. −Es que sabe, doctorcita. Tenía una enfermedad traumática y usted me curó con sus sortilegios. A ver ahora quien me para el 38
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tren. No, no. No te curé para que andes con otras lagartonas. Yo te sané para que seas mío, de nadie más, así es de que ni se te vaya a ocurrir, señorito −contestó jugando y reprochando a la vez. Cenamos en el restaurante Viotema, de donde era cliente asiduo. Ya me conocían los dueños y me tenían por un médico solitario. Ahora que me veían con una jovencita hermosa, estaban admirados de la bella adquisición. Charlamos de su vida estudiantil, de sus amigas, de sus vagancias y de sus sueños. Así en cuestión de minutos la fui conociendo. Caminamos abrazados por la avenida Independencia, que es tradicional en la ciudad, equivalente a la avenida Reforma en México o la calle 16 de septiembre en Puebla o la avenida 9 de julio en Buenos aires. Luego de contemplar el templo de San José nos sentamos en la plaza principal con Juan Rangel De Biesma, allí en donde está la estatua erigida al fundador de la ciudad. Ahí nos sentamos en la banca anexa y ella tomó la palabra. −Joselín, así te voy a decir a partir de este momento. He tenido relaciones intrascendentes, fugaces, pero nunca he tenido un novio formal. Anoche estuve pensando en la misión de un noviazgo y te voy a dar mi punto de vista. Creo que lo principal es pasarla bien en pareja. Disfrutar el romance y no asfixiarlo. Respetar espacios y tiempos libres para las actividades de cada quien. Ser apoyo incondicional en los momentos de crisis. Trabajar el amor con esfuerzo y dedicación intensa. Nunca me he enamorado Joselín, quiero que sea la primera y la última. Por lo que me platicaste de tu experiencia, sé que es muy difícil que dos personas permanezcan unidas a través del tiempo. Sin embargo, ahí te va mi hipótesis, que es también alternativa de solución. Para que te vayas dando un quemón con quien estás tratando. Soy chiquita pero audaz. Pienso que lo más importante en la vida de pareja es la sinceridad, declararte satisfecho o inconforme, pero 39
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no quedarte con las sensaciones en el cerebro. Total, para eso está el buen humor, expresar con picardía los malestares o los placeres, la pareja debe comunicarse con verdades y realidades todos los días de la vida, no mentir y no engañar. Cuando aparece la traición se pierde la confianza, se extravía el amor y se va para otros linderos. La infidelidad genera convivencia insana, agresión, violencia, caos y separación. Joselín, por eso yo no he tomado en serio ninguna relación. Los muchachos que he tratado son jóvenes, guapos, fuertes o inteligentes, pero están vacíos del área de las emociones y sólo piensan en sexualidad que confunden con amor. Yo no quiero eso para mí. Sé que soy bonita y agradable. Esto me hace vulnerable a los hombres, los cuales se acercan a mí con intenciones a veces amistosas, en otras ocasiones sus propósitos son meramente eróticos. He tenido que aprender a esquivar los embates masculinos. Tú eres diferente. Si me fije en ti es porque te conozco más de lo que te imaginas. Han sido múltiples encuentros los que hemos tenido, en donde tú eras analizado y yo la investigadora. Ni cuenta te has dado, porque he sido cautelosa, tengo tres meses de estudio. El balance final, es que eres el hombre que soñé para mí, pero no para un pequeño rato, sino para siempre. Tú decides ¿aceptas la empresa? −Es una decisión que debo analizar con los dos hemisferios. A ver, déjame ver, el izquierdo, lógico, matemático y científico. Me dice que eres una mujer sensata, precisa, conocedora, práctica, inteligente. Estas virtudes pertenecen al terreno teórico, está por conocerse el práctico. El concepto es de bueno a muy bien. Vamos a ver qué dice el hemisferio derecho, el de los instintos, el artístico, el de los placeres. Eres una joven muy guapa, atractiva, sexi, me imagino que algo has de tener de pintora, escritora, escultora, cantante, poeta o bohemia. No sé qué tengas pero estoy por conocerlo. Hay algo que te puedo afirmar, mi moral es apegada a la vida cristiana. La ética es cumplir con las normas de 40
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buena convivencia. No creo que me cueste trabajo seguir por ese camino. Otra cosa que no te puedo ocultar fuera de lo científico y lógico, es que te estoy empezando a amar con todas las fuerzas de mi mente y mi corazón. La calificación es sobresaliente. Fíjate bien esto en la mente, para que no haya dudas. Soy discípulo de Erich Fromm, me gusta entender, atender y cuidar a las personas que amo. En este momento tú eres la más importante en mi vida. Me fui acostumbrando a subir al cerro todos los días. Mi único medio de transporte era el modelo Dodge, mis dos piernas, que seguramente se fortalecerían con el tiempo. Le platiqué a las tías de Marisol, que ya éramos novios. Les agradó la noticia y dijeron que estábamos como traje a la medida. Ella elaborada de tela para vestido de cachemira o damasco, yo de elegante casimir inglés. No estuvo mal la comparación, me agradó. Así lo sentía yo, como un personaje con premio de lujo. La vida continúa, los pacientes siguen llegando al consultorio número catorce. En compañía de Paulita realizamos la tarea, que también tiene elaboración con tejido de Chalis o Guipur. La elaboramos con calidez y empatía, sobre todo la jovencita que tenía en su personalidad una expresión alegre y agradable. Pasó a la consulta Eliu, con diagnóstico de hipotiroidismo congénito. Lo realizamos por diagnóstico clínico, los primeros dos meses de edad. Cuando llegó a la consulta presentaba peso y talla baja, dormía mucho, se movía poco, se le notaba abotagado de la cara, pálido, con rinitis perenne, la frecuencia cardiaca entre 80 y 90 por minuto que es baja para la edad, tenía hernia umbilical y el tono muscular para la edad disminuido. Se efectuaron pruebas de laboratorio que revelaron elevación de la hormona estimulante del tiroides y bajas las hormonas tiroideas la T3 y la T4. En los estudios radiológicos ausencia de 41
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núcleos de crecimiento en rodilla. Lo envié para valoración por endocrinólogo no pediatra. En la institución de la capital del estado le hicieron estudios de gammagrafía, que comprobaron ausencia de un lóbulo tiroideo. Se instaló tratamiento inmediatamente, con hormona tiroidea o levotiroxina a la dosis calculada para su peso. El medicamento debe darse en ayunas, de preferencia con cuchara. Entre pediatra y endocrinólogo continuamos el control mensual de Eliu para vigilar su crecimiento y desarrollo. Eliu deberá recibir tratamiento de por vida. La mamá preguntó qué hubiera pasado si no se detecta la enfermedad, le contesté sereno que seguramente tendría un hijo con retraso mental. El estudio ordenado es la clave para obtener el éxito. El decano maestro de la escuela de medicina, don Eulogio Montaño, nos manifestaba frecuentemente: si no hay orden no hay éxito. −Como prueba un botón, aquí tengo el resumen de un trabajo de uno de sus compañeros de grado avanzado. No voy a decir el nombre para no evidenciarlo, escuchen con atención. Maestro, usted nos encargó que el resumen lo expresáramos con nuestras propias palabras, pues ahí le va maestro. Para realizar la punción lumbar hay que saber para qué, si no no tiene caso. Si ya que sabemos para qué, podemos colocar al paciente sentado sobre una cama. Si no se deja, lo acostamos del lado del que mejor nos acomode o le acomode a él. Lo que no me acuerdo es cómo se llaman las agujas para punción lumbar, ni de qué tamaño ni calibre, pero sé que existe un tamaño y un calibre. Después realizamos la punción lumbar en la región lumbar, sacamos el líquido, lo vaciamos a un tubo de ensayo y lo mandamos al laboratorio. Adendum, espero maestro su benevolencia cuando me califique, recuerde que usted también fue estudiante. ¡Qué barbaridad! Si les enseñara las faltas de ortografía, además esa jerga cantinfles42
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ca, la ignorancia tan grande que existe en este muchacho que cursa el cuarto año de la carrera. ¿Ustedes creen que merezca aprobación? ¡Claro que no! No es culpa del profano, sino de los académicos que no cumplimos con disciplina lo que debió corregirse al ingresar a la carrera. Si no hay orden no hay éxito. Tenía razón don Eulogio. Nos enseñó a ser ordenados, a elaborar guías, normas y protocolos que nos indiquen el camino más seguro y evidente para elaborar diagnósticos y tratamientos. El objetivo es el bienestar común de la niñez o de cualquier persona o para cualquier actividad de la vida diaria. Seguramente René Descartes estaría orgulloso del maestro Eulogio por sus planteamientos racionalistas, que aspiran a la verdad mediante la búsqueda del método adecuado. El cambio de residencia de una metrópoli con millones de habitantes a una de 90 mil es significativo. Lo mismo sucede en el área de la salud, y el cambio es revelador. Ejercer la pediatría en un hospital de tercer nivel, en el que existen recursos de vanguardia y los subespecialistas están presentes en casi todos los turnos y la enseñanza tiene rigor académico, es garantía de una atención óptima que seguramente resolverá eficazmente las enfermedades de los niños. En uno de segundo nivel de atención como en el que estoy ahora, en el que los recursos son limitados, la enseñanza no tiene rigor académico que cuenta con biblioteca elemental y que sólo cuenta con especialidades básicas como pediatría, cirugía, gineco obstetricia, medicina interna, anestesiología y algunos subespecialistas, es difícil resolver eficazmente los problemas. Sin embargo, se puede actuar con eficiencia, utilizando los recursos presentes en forma óptima para beneficio de los derechohabientes. Los médicos internos de pregrado, que cursan el sexto año de la carrera de medicina no son fuerza de trabajo. Más bien son estudiantes becados que vienen al hospital a reforzar conceptos teóricos, pretenden adquirir habilidades y destrezas médicas, 43
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siempre asesorados por los médicos especialistas o familiares. Asisten estudiantes de las universidades de Chihuahua, Guerrero, Puebla, Guadalajara, Michoacán, Veracruz y otros. La vida es continua, un planeta que gira y se traslada a cada instante, con un mecanismo perfecto controlado por un director divino que es el creador del universo. Los médicos hacen su labor artística y humana en sus respectivos centros de trabajo que son diversos y múltiples. Nos llegó un paciente preescolar al servicio de urgencias con parafimosis. La mamá inocente, inconsciente o ignorante, le quiso liberar el prepucio que es la piel elástica que cubre el glande o cabeza del pene, maniobra que realizó con fuerza desmedida a su pequeño hijo de dos años. La consecuencia fue que ya no pudo regresar la piel firme, no tan elástica, que aprisionó al glande ocasionando un estrangulamiento de la parte distal del pene. Como si le hubieran colocado una liga que aprisiona la cabeza del pene. Cuando llegó el paciente, ya tenía muy inflamado y amoratado el glande por la falta de circulación. Seguramente habían pasado tres o cuatro horas. Pobre Ulises, el dolor era insoportable y ya no había reversa. Gregorio médico de urgencias le indicó un analgésico rectal e intramuscular para mitigar el dolor además de compresas frías para disminuir la inflamación. Cuando llegué a visitar a Ulises, coloqué anestesia local en el pene e intenté revertir el proceso manualmente sin resultados positivos. Indiqué que se colocara una vía intravenosa con toma urgente de exámenes de laboratorio, ayuno, paso de soluciones con agua, electrolitos y analgésicos. Se le notificó al cirujano Ernesto y a la anestesióloga Luciana para el tratamiento quirúrgico. No hubo complicaciones, se realizó la circuncisión y a las pocas horas el paciente ya estaba en su casa. Así es la ciencia médica, inesperada. Las urgencias no tienen horario, son súbitas, imprevistas y uno tiene que estar 44
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preparado. Afortunadamente el personal del servicio, con Elvirita y Gloria, es muy eficaz y efectivo. No todo es actividad médica, hay que dedicarle tiempo a la familia. En este caso a Marisol, el sol que ilumina mi vida. Fuimos al Cine Alcázar a ver una película. A la novia le gusta el terror y fuimos a ver El Resplandor. Ya le andaba a mar y sol, se me transformó en miedo y pánico. Se abrazaba fuertemente a mi cuello, volteaba la cabeza hacia todos lados menos a la pantalla. Ya me habían platicado de esta película dirigida por Stanley Kubrick basada en una novela de Stephen King. No soy afecto ni a los libros ni a las películas de terror, pero a ella sí. Trataba la historia de un escritor que aceptó el trabajo de cuidador de un hotel que se quedaba aislado en invierno por las intensas nevadas, desde diciembre hasta mayo. La película aborda el tema de la percepción extrasensorial, la claustrofobia y sus consecuencias. Salimos tensos, no relajados. Comimos unos hotdogs a la salida del cine y una pequeña soda. Ascendimos más abrazados que nunca. Al regreso me invadió la desconfianza, temí se me fuera aparecer algún jinete sin cabeza. Pasaron los días y los meses, por fin llegó el momento de la verdad. Marisol terminó la preparatoria, pasó el examen de admisión en la escuela de medicina en la ciudad de Chihuahua. Sólo faltaban tres días y chao mi amor. Me va a tocar trabajar sábado y domingo. Ruego al Señor que el pediatra del turno nocturno del domingo acceda a trabajar mi turno, a cambio de un pago monetario. Angelito aceptó el convenio y el boludo sólo confirmó el permiso. El sábado por la mañana, me solicitó el pediatra del turno matutino que cubriera el turno hasta las tres de la tarde y el cubriría el resto del día. Gracias, Señor, por el intercambio. Gracias, amigo boludo, en todo esto sé que está tu mano amiga. Pasé visita temprano a los pacientes hospitalizados y había cin45
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co de ellos. Ninguno grave en el área de pediatría, sólo un paciente prematuro que estaba en engorda, como decimos cuando el recién nacido prematuro crece y se desarrolla con bajo peso. Una cesárea a las once de la mañana con don Rafael, que como siempre informa al grupo participante en el evento para estar preparado para la contingencia. El objetivo es que el nacimiento debe estar diseñado para cumplir con eutócico y eutrofia, lo que se traduce en bienestar para la madre y el recién nacido. Así lo pensaba, se realizaba, y al finalizar el evento por lo general la satisfacción estaba presente en todo el grupo. A la hora de ingerir alimentos me llegó un paciente a urgencias. Un niño semiahogado de cinco años de nombre Emmanuel se cayó en la alberca del pueblo por accidente. Afortunadamente los trabajadores del municipio acababan de cambiar y clorar el agua. Llegó a urgencias, consciente y asustado cuando iniciamos el protocolo, toma de signos vitales y serenar al paciente. Tenía buena coloración, signos vitales normales, buena mecánica en su respiración y la auscultación de los campos pulmonares normales. Se tomó estudio radiológico de tórax, con resultado normal. Afortunadamente sólo fue el susto. Se dejó en urgencias cuatro horas en observación. En ese tiempo, el personal de enfermería dio una plática a los padres y al niño sobre prevención de accidentes en albercas. No se presentaron complicaciones y el paciente fue dado de alta. Una semana antes nos llegó un paciente en estado crítico por la misma situación que requirió reanimación cardiopulmonar, inicialmente en el sitio del accidente. Al llegar al hospital en estado crítico utilizamos medidas de soporte vital avanzado. Control de la hipotermia, monitorización de signos vitales, vía endovenosa, medicamentos, intubación endotraqueal, ventilación con bolsa. Utilizamos para valorar la gravedad del paciente la clasificación de Simckoc, en este caso el paciente de siete años evolucionaba de grado 1 a 2 motivo por el cual se trasladó a UCI a la capital 46
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del estado. Cuando regresó, me platicó el padre que estuvo siete días con ventilación mecánica y lo enviaron para control y riesgo de secuelas. A las dos y media iba al comedor y noté que me estaba esperando Juan Carlos, sobresaltado. −¿Cómo estás, Juan Carlos? −Oye, boludo. Ha estado aquí una mujer muy atractiva, impresionante, parece modelo. Nos dijo a todos los presentes que era tu esposa −contestó temeroso−. Nos pidió información sobre tu localización, que si le podían decir dónde estabas. Fueron testigos, Jaimito, Jacinto, el Chato, don Rafael y Lucianita. Todos se quedaron boquiabiertos. Me tenés preocupado Josele ¿qué pasa contigo? ¿te has metido en problemas? ¿Cómo te puedo ayudar? Se me fueron las ganas de comer y me invadió el temor, el miedo a enfrentar al enemigo. Ya casi era hora de salida. Alcancé a escuchar a Jaimito que comentaba mordazmente, como si ya supiera los acontecimientos. −Qué suerte tienen los que hacen suplencias. Quiero ser pediatra, qué suerte tiene este pelado, las manda hacer especiales. Pensé que Carolina y gorilita me iban a estar esperando en el checador y no quería acercarme a la noxa tóxica. El sistema de alarma del organismo estaba funcionando en forma caótica. Me temblaba todo el sistema músculo esquelético, el pánico se apoderó de mí y se me arrugaban involuntariamente los esfínteres. Sin darme cuenta, marqué la salida diez minutos antes. Salí presuroso, pues deseaba con toda el alma refugiarme en el apartamento a piedra y lodo. Al llegar a la casa de asistencia noté que en la entrada estaba gorilita, que en realidad se llamaba Estela, resguardando el elegante automóvil de su prima. Faltando unos pasos para llegar, 47
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grité para mis adentros, crespo, crespo, ¡crespo¡ y saludé amable como siempre. Al ingresar estaba la glamorosa charlando con las tías y mi novia. Cuando faltaban unos pasos para llegar al grupo, se adelantó mi sol vespertino, me abrazó y besó apasionadamente. Le correspondí con la misma vehemencia. −Hola, Carolina. ¿En qué te puedo servir? –saludé con cortesía. −Quiero hablar contigo. −Vamos al departamento −le dije con seguridad. Nos sentamos a charlar y le ofrecí un refresco. Me dijo que hacía poco habían comido en el Viotema. Yo no tenía hambre ni sed, sólo un miedo intenso que disimulaba muy bien. Me dio mucha confianza que, durante el trayecto a la habitación, voltee a ver al sol y me hizo señas con el puño cerrado y luego como si fuera a batear. Me preguntó que cómo estaba, cómo me estaba yendo en el trabajo y desde cuándo era mi novia la jovencita. Que por qué no me cambiaba a un mejor departamento, que me regresara a Teziutlán o Puebla. Culminó con un ¡perdóname! Se notaba serena, tranquila, hasta me dio la impresión de que estaba arrepentida. −Independientemente de lo que arreglemos, te pido perdón. Arruiné lo más bonito que he tenido en la vida, nuestro romance de infancia, juventud y la universidad. Ese recuerdo grato será para siempre. El orgullo, la vanidad y la soberbia me condujeron a no apreciar al verdadero amor. Ahora me doy cuenta que te hice daño, te humillé hasta la última resistencia que opusiste. Hoy comprendo que eres un caballero en toda la expresión de la palabra. Cometí el error, de enamorarme de un hombre guapo y famoso que desgraciadamente tiene multitud de problemas emocionales. Yo que tenía el tesoro escondido deseaba ser su 48
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tercera esposa. Demasiado tarde comprendí que el más guapo eres tú. En forma estúpida puse en la balanza al amor de mi vida con el deseo placentero. Fue un momento crucial en el que me equivoqué. Estoy segura, sin que me respondas, que la herida profunda que te causé va cicatrizando gracias a ella. Tengo la certeza que Sol te sanará. Tenía la esperanza de recuperarte. Desgraciadamente ya no es posible, lo siento en el alma y el corazón. Antes de que llegaras, me di cuenta que para ella estás sobre todas las cosas. Te ama y te defenderá como yo no supe hacerlo. Josele, serás un recuerdo para toda la vida. Por favor, sin rencores, seamos amigos nuevamente. Nos dimos la mano y un abrazo. Ella besó mis labios tenuemente sin encontrar respuesta y salimos charlando animadamente. Como persona educada me comunicó, que me mandaban saludos todos los miembros de su familia y que la amistad se retoma como símbolo de una alianza entre gente instruida. Marisol se quedó parada junto a sus tías, temerosa de que después de la entrevista la fuera a rechazar. −Sol ven por favor −le dije y se acercó lentamente hacia mí−. Chiquitita, no se me rompa, no se agüite. Ella es Carolina, fue mi compañera y esposa, ahora somos amigos. Tú eres mi novia y mi prometida. Me abrazó con el entusiasmo de una colegiala de sexto semestre de preparatoria, ahora estudiante de medicina. Me pidió disculpas la prima Estelita y nos dimos un abrazo. −Todavía me duele el patadón de las partes blandas. Espero no me hayas dejado estéril −aproveché para decirle al oído. Después de la ocurrencia, reímos amistosamente. Nosotros nos quedamos y ellas se van. Todos felices y contentos. Permítanme ir al baño a descargar el miedo. No se crean señoritas. Temía tanto este momento, pero gracias a mi freudiana novia lo supe49
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ré. Me llevé a las tres a comer hamburguesas. Tenía un hambre desestresante, después de la tormenta simpática viene la calma parasimpática. Comentó Marisol preocupada−¿Por qué no me dijiste que estaba tan guapa? −preguntó Marisol preocupada. −¿Se le hace más guapa que usted señorita? Tú eres el sol, ella es la luna, ella fue el pasado, tú eres mi día, el instante feliz de mi vida. Quedamos que el día domingo por la mañana la llevaría a Chihuahua a casa de su tía Herminia. Con ella viviría mientras estuviera estudiando, cerca de la escuela de medicina. Cuando estaba en la cuarta de las seis fases del sueño, me despertó la tía Úrsula. −Doctor, le hablan del hospital. Pasó al departamento el chofer de la ambulancia, el buen Juanito. −Mi doc, lo necesita el doctor Ángel, creo que para una transfusión. Lo espero, para que no se vaya caminando, puede ser peligroso. Me levanté somnoliento, me puse la ropa del día anterior y nos fuimos al General de zona. Fui al servicio de pediatra, saludé a las jóvenes enfermeras Lolita y Valentina con unos buenos y madrugadores días. −Doctor, lo está esperando el doctor Angelito en cunas. −Gracias, voy para allá. −Buenos días, Josele. Disculpa que te haya levantado. Tenemos 50
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un recién nacido femenino con 25 miligramos de bilirrubina indirecta en su segundo día, 36 horas para ser exacto. Incompatibilidad a Rh e isoinmunización materno fetal. Quiero que me eches la mano para realizar la exanguinotransfusión. La verdad nunca he realizado este procedimiento solo. −Con todo gusto, don Ángel. Ya sabes que somos equipo y amigos −dije, y le di la mano. −Le notifique a Juan Carlos y él me pidió que te hablara, que después ustedes se arreglaban −me dijo apenado. −Pues vamos preparando todo −dije sonriendo con satisfacción. Fuimos al laboratorio y el técnico de laboratorio, recién egresado, tenía dudas en cuanto al cruce de sangre. Yo realicé las pruebas con mucho cuidado en sus diferentes fases, albúmina, bromelina y prueba de Coombs, hasta que encontramos la bolsa de sangre requerida para el caso, O Rh negativo. Fue un golpe de suerte para la recién nacida. La pasamos a quirófano e iniciamos el protocolo, colchón térmico sólo teníamos uno. Probamos su funcionamiento antes de acostar al paciente para que no corriera riesgos. Las lámparas de luz dirigidas sobre el abdomen del bebé. Colocación de termómetro axilar, glucómetro funcionante, tubos de laboratorio para controles de los niveles de hemoglobina, glucosa y bilirrubina. No contábamos con monitor, con gasómetro, ni electrolitos. Dos catéteres de silastic para colocarlos en arteria y vena umbilical, por la vía venosa se introduciría sangre y por la arteria extraeríamos la misma cantidad que entraba, todo con un medidor de tiempo. El peso de la bebe era de tres kilos, se hizo el cálculo de recambio en base a volumen sanguíneo de la paciente. Después de dos recambios totales, utilizando 480 mililitros de recambio de sangre. Las muestras finales reportaron hemoglobina 15 gr/dl, bilirrubina 6 mg, glucosa 80 mg. Los signos vitales del bebé en límites normales. 51
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Suspendimos el procedimiento y mandamos a la paciente a sala de neonatología. Allí continuaría don Ángel la evolución posterior con fototerapia profiláctica. Salí del hospital a las 7:30 de mañana contento y satisfecho. La brisa matinal fresca me quitó lo somnoliento. No contaba con el imponderable, que no llevaba las llaves del portón de entrada de la casa. Como llevaba mi cartera, decidí caminar hacia abajo del hoyo hasta llegar al área donde estaban asentadas las principales oficinas de gobierno, centros comerciales, bares y restaurantes. Me decidí por este último, un centro de comida y nutrición. Llegué a la 20 de noviembre y Flores Magón, donde estaba ubicada una famosa menudería. Me senté a disfrutar de los granos de pozole con carne de puerco, cebolla y orégano. Evité el chile colorado que era veneno para mi estómago. Ya me había recomendado mi amigo, Antonio “el chato”, gastroenterólogo y médico endoscopista del tubo digestivo, que hay estómagos muy sensibles a los componentes del chile colorado. Que no le anduviera haciendo al faquir porque los malestares nadie me los iba a quitar. Como ya lo había experimentado anteriormente, ni intentarlo. Allí estaba Roberto, compañero médico general. Se fue a sentar conmigo. Era un paisano veracruzano compañero de la universidad, muy peculiar en su personalidad. −¿Qué pasó mi Josele? ¿Curándote la cruda realidad? O con todo respeto, ¿reponiéndote de la acción nocturna? Seguramente se refería a Carolina, la había visto el día de su visita al hospital. Roberto tenía muy fijada en su mente la sexualidad, su vida giraba en torno al erotismo. Me sonreí pícaramente para darle gusto a su frivolidad. Después de satisfacer su curiosidad, evocó recuerdos universitarios. −Ayer vi en el hospital a Carolina, tu novia de toda la carrera. 52
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Muy guapa y atractiva, formaban una hermosa pareja. Los recuerdo muy bien tomados de la mano y caminando sobre la avenida trece sur. Otras veces los observaba en las tardeadas muy enamorados. Una pareja juvenil que formaba parte del paisaje universitario. Una perfecta alegoría del romance juvenil. Recuerda que fui a la boda en Teziutlán. Qué tiempos aquellos, mi Josele, tu familia y la de ella de puro copete. Bonitos recuerdos. Se le endulzó la mente a Roberto y a mí se me indigestó el desayuno. −Efectivamente, qué bello romance. Por eso ayer me dijo Carolina recuerdos de toda una vida, evocaciones de universitarios para siempre. El rencor no me permitía abrir los ojos a esos bellos momentos. Mi gentil y amorosa novia de la juventud, ahora transformada en una mujer arrepentida y traicionada por el hedonismo y el desamor. Ya eran las 8:30 y me daba pena despertar a doña Úrsula y Aurelia. Ya iba rumbo a la casa cuando me topé con un letrero que decía baños de vapor Tenakatita. Me introduje, pregunté sobre las condiciones del servicio, decidí rentar el servicio individual con vapor húmedo. Me quité la ropa y di vuelta a la llave que disipa el vapor. Me senté triste en una banca de piedra, con el corazón adolorido a disfrutar del calor. Se nubló poco a poco el ambiente. Los recuerdos me exprimieron el área de la nostalgia y las glándulas lagrimales. Lloré como un niño de pecho, triste por no tener a nadie familiar cerca de mí. Recordé a la Carolina de aquellos tiempos y el recuerdo me partió en dos. Cuando me estaba quedando dormido recordé que el camión de Marisol salía a las diez de la mañana. Quedé de llevarla hasta Chihuahua capital y me regresaría el martes por la tarde. Como un resorte me di una bañada y enjua53
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gada. Grité crespo, crespo, ¡crespo! Me preguntó el trabajador si se me ofrecía algo y contesté que no. Para mis adentros respondí, me hace falta creer en mí mismo. Porque en Dios sí creo y él cree en mí. Me vestí lo más rápido que pude y salí corriendo como gamo hasta la casa de asistencia. Toqué con insistencia y me abrió Marisol. Se me colgó del cuello, me besó apasionadamente y se despegó lentamente. Saboreó con los labios y me dijo tiernamente, menudo con cebolla y orégano. En la terminal estaban los padres de Marisol, don Manuel y Socorrito. Ya me conocían, pues Sol me había llevado a su casa y allí me los presentó. Se quedaron sorprendidos del afán con que me atendía. −Aquí entre nos, ¿cómo le haces para tenerla tan enamorada? Nunca antes la habíamos visto así −me preguntó el padre −. Me da mucho gusto verla tan apasionada, tan contenta, tan amorosa, con ganas para todo. −Con puro amor, don Manuel. La amo, es el sol de mi vida −le contesté con mesura. En este transitorio momento me enteré que la mamá viajaría con nosotros y que regresaría conmigo. Al final decidió no ir porque se mareaba mucho. Cuando llegamos a la capital, fuimos a pasear a distintos lugares y a conocer la escuela de medicina. Por la tarde me llevó al cine a ver El hombre elefante. La historia verdadera de John Merrick, un hombre de 21 años que padecía diferentes deformidades en su cuerpo, piel, tejidos blandos y huesos, que lo obligan a dormir sentado. Lo obligan a trabajar en un circo en donde el dueño es brutal y despiadado, explotándolo para vender entradas al espectáculo. La historia humana, en su parte central, trata del médico Fredrick Treves, quien lo rescata del circo para llevarlo al hospital, 54
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en donde lo estudia e intenta curarlo. Durante su estancia, se da cuenta que es un hombre inteligente, elocuente y muy letrado, llamando la atención de la elite londinense. La elocuente y dicharachera Marisol perdió la galanura y no dejó de llorar la mayor parte de la función, abrazándome y besándome frecuentemente. Como aún no me reponía de la desvelada, me quedaba dormido por instantes, pero con esos amorosos estímulos me quede en vigilia romántica. En el momento de la despedida no hubo llanto, sólo el compromiso de amarnos durante los momentos críticos y sopesar el amor de pareja con cualquier estímulo placentero. Que el hemisferio izquierdo le dé en la madre al derecho para que estemos unidos. Que la infidelidad no se presente, que la mentira se desvanezca de nuestras mentes. Cada quien a sus bisnes. Ella al estudio, yo al trabajo. Me escribió en un papel el teléfono de su tía para que no lo fuera a extraviar. Yo pensé, para mis prioridades de vida, después de Dios, tú eres la más importante. ¿Crees que se me vaya a perder, el afán de escucharte? Disfrutaré a través del teléfono tu voz y emociones. Me tocó cubrir al pediatra José Luis en el turno matutino. La sesión general de hospital correspondía a pediatría. Se presentó el caso de Hegiberto, escolar de diez años de edad, que tenía internado diez días. Elaboramos el diagnóstico de absceso hepático mixto, con componente amebiano y bacteriano. Lo que llamaba la atención era que, a pesar del tratamiento instituido, persistía con fiebres, crecimiento hepático, ictericia y pérdida de peso. Los exámenes de laboratorio confirmaron el diagnóstico, cambios en el hemograma, amiba positiva en heces, alteraciones en las pruebas de función del hígado. Los estudios radiológicos 55
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simples de abdomen sólo mostraban crecimiento de la silueta hepática, sin alteraciones en el hemidiafragma derecho. Estos recursos paraclínicos eran el arsenal con el que contábamos. Yo defendía a capa y espada que debíamos continuar el tratamiento cuando menos una semana más, antes de enviarlo de traslados a la capital del estado. Don Benigno, médico internista, con una sonrisa sarcástica, opinaba que el paciente debía ser trasladado pues pensaba que había algo maligno en el proceso. Me quedé con la duda, quizá tenía razón el maestro nefrólogo que desempeñaba papel de internista. Les expliqué a los familiares la posibilidad de que hubiera alguna otra causa en la enfermedad de su hijo porque no respondía a los medicamentos habituales. Estuvieron de acuerdo con el envió a la capital del estado y ese mismo día se fue a valorar por los expertos gastroenterólogos. Se me arrugó el orgullo. Cómo era posible que un internista que no es especialista en niños tenga una mejor perspectiva del caso. Ya veremos los resultados, hasta cierto punto tiene razón. Dos semanas después del envío, se presentaron los compungidos padres, llorosos y desalentados. Efectivamente se trataba de un hepatoblastoma, un tumor maligno del hígado. La evolución de la enfermedad fue muy aguda. Seguramente existía como causa un factor genético desconocido. El estadio del cáncer del paciente estaba en etapa avanzada y de nada sirvieron los tratamientos oncológicos, Hegiberto falleció en cuestión de semanas. Comprendí las sencillas palabras sabias de mi compañero de residencia, el buen amigo Gonzalo. Mi estimado Josele, en esta empresa el que no cae resbala. Deja la arrogancia de lado para darle paso a la humildad. Efectivamente, me ha tocado ver maestros que se han equivo56
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cado en sus apreciaciones médicas. En algunas ocasiones han sido médicos residentes,los que han efectuado el diagnóstico de certeza. Por eso no es bueno jactarse de sabio, pues más rápido cae un hablador que un cojo. Recuerdo las honorables palabras del maestro Carlitos, especialista en nutrición infantil, con quien también practicaba frontenis y squash. Josele, para ser profesionista recibes un título que te certifica en alguna disciplina de cualquier ciencia. Ser profesional es lo que te da categoría, es la famosa ética. Sé humilde, sencillo, sensato y sobre todo, reconoce el trabajo de los demás y acepta tus errores. Nadie es perfecto, sólo Dios. Ética es cumplir y hacer cumplir los preceptos establecidos. Las personas orgullosas, en ocasiones se indigestan de tanto éxito. Cuando las cosas no salen bien, de acuerdo al nivel de frustración es el sufrimiento. Esos personajes no conciben equivocarse, el error no forma parte de su protocolo. Padecen lo que no te imaginas y pueden llegar incluso a la depresión. Le conté a don Benigno de su certeza diagnóstica. No se inmutó el maestro y sólo esbozó una leve sonrisa. Me dio una palmada en el hombro y siguió su camino. Le comenté a Juan Carlos que en cuanto hubiera vacante para plaza nocturna me tuviera en cuenta para meter mi cambio. No pasó ni un mes, cuando me informó que a don Ángel le habían dado su cambio a un hospital de Chihuahua. Hice los trámites ante el sindicato en un periodo de tiempo corto, y empecé a laborar en el turno nocturno los lunes, miércoles y viernes de las 8:30 de la noche a las 7:30 de la mañana. Sólo nos hablábamos por teléfono todos los días, poco pero sustancioso, porque las tías se acostaban temprano. Era imposible vernos porque estaba trabajando las suplencias de sábados y domingos. Ella aprovechaba para hacer tareas y efectuar actividades domésticas que ayudaban a la tía. Además, la economía 57
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familiar no era solvente como para que viajara frecuentemente. Hablé con la tía Herminia un día de la semana. Le platiqué del cambio de turno en el trabajo y que pensaba darle una sorpresa a Marisol el fin de semana. Que saliendo de guardia me iba a ir a Chihuahua para caerle de sorpresa a solecito. Ella estuvo de acuerdo con la estrategia y el viernes por la tarde, le dijo que avanzara a sus tareas porque quería que la acompañara a hacer unas compras el fin de semana. Ella, obediente, acató las indicaciones. De lo accidentado de la guardia, resultó que el ginecólogo Jesús era muy tesonero y le gustaba hacer cesáreas con cualquier pretexto. No era como el maestro Rafael. El anestesiólogo Indalecio era reticente y protestaba por todo. Su objetivo era ir a dormir lo más que se pudiera porque en el día trabajaba en otras instituciones del sector salud y también en la medicina privada. Así es de que frecuentemente se armaba la bronca con cualquier evento quirúrgico nocturno. El joven cirujano Gustavo ya estaba acostumbrado. Yo apenas estaba conociendo el teje y maneje. Estaba reconociendo al personal nocturno basificado. En pediatría estaban Rita y Lolita, esta última muy celosa de su deber. No dormía en toda la guardia y estaba siempre vigilante, rayando en lo obsesivo por hacer bien las cosas. En neonatología estaba Lidia la neonatal. En el área de urgencias Yolanda. En sala de expulsión Catita. En quirófano Calola y Socorrito. Se trataba de personal experto para trabajar que inspiraba confianza. Excelentes profesionales y seres humanos. Para ser enfermera o enfermero del turno nocturno se requieren muchas cualidades, como estar sobria, atenta, vigilante, en constante movimiento, tener mucha paciencia para tomar signos vitales a los niños que a veces ya están dormidos o en ocasiones están llorando. Hay que tener trucos pediátricos para hacer la labor eficiente, no inventar lo que no se puede obtener, sino 58
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volver a intentar repetidas veces hasta lograr el objetivo. Se pretende ser veraz en la información. Lo mismo sucede en todos los procedimientos, deben ser exactos en su ejecución, bien dosificados y en el paciente indicado. No se vale ir a trabajar cansado, porque la somnolencia o pereza pueden llevar a la omisión de cuidados, negligencia o maltrato infantil. En el turno nocturno, tiempo en que se trabaja contra la fisiología neuroendocrina, hay que estar bien entrenado para disfrutar la guardia. Hacer las cosas bien, tener los cuidados necesarios para la seguridad de los pacientes. Estos son los verdaderos ángeles de la guardia, los que velan tus sueños, los ángeles de día cuidan de las vagancias infantiles. Una guardia tranquila, sólo una cesárea por desproporción cefalopélvica, que es cuando una cabeza grande no cabe en una pelvis pequeña, una reanimación neonatal habitual. Revisé tres recién nacidos por parto natural. Durante el turno, la primera hora, acudí a la cama de las madres para dar la plática sobre lactancia materna y motivar a las madres a llevar a cabo este acto tan humano que garantiza salud. A las tres de la mañana, les avise a las enfermeras de los diferentes servicios que iba a estar en el consultorio pediátrico y que ante cualquier imprevisto me llamaran por teléfono a la extensión 114. Iniciaba el juego de aprovechar el tiempo de manos o mente inactiva, llamado tiempo muerto, para descansar. A las siete de la mañana me subí al camión que me llevaría a Chihuahua. Aproveché las horas de viaje para dormir plácidamente. No llevaba compañero de asiento y el confort fue placentero. Llegando a la terminal camionera me desperté. Sonó la alarma de la vigilia porque cesó el reflejo vestibular. Me dirigí al sanitario, cepillé nuevamente mis dientes, arreglé mi desorde59
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nado cabello con una mojadita y peinadita. Le puse aroma a mi ropa para llegar oliendo a hombre glamoroso. Abordé un taxi y fui directamente a la casa de la tía de la muchacha. Cuando descendí del auto ya me estaba esperando la tía Herminia y me hizo señas con el dedo en la boca para que guardara silencio. Penetré sigilosamente y me señaló la recámara de la sobrina. Entré pisando con la punta de los pies y me senté cuidadosamente en la cama para no despertarla. Con la punta del pañuelo de tela, recorrí su cuello lentamente, se estremeció y sonrió. Pasé la tela elaborada de algodón detrás de las orejas, luego en el trago o entrada del oído y empezó a estremecerse en la cama. Durante los movimientos tocó accidentalmente mi mano y se incorporó asustada. Ya recuperada, se me colgó del cuello y empezó a besarme apasionadamente. −¿Estoy soñando o es realidad? Bésame otra vez para estar segura. −Niña, ¿que haces en tu recámara sola, besándote con un hombre? −dijo la tía Herminia sumándose a la comedia. Nos soltamos riendo ante la sorpresa de Marisol, que no sabía nada. −Me las vas a pagar, Josele. Estas cosas no se hacen, qué tal si me muero de un infarto. −Pues como los encontré, si te da el infarto no será por el susto −contestó la tía irónicamente. Por la tarde me llevó a la fiesta en casa de una compañera de su grupo. Había puros jóvenes hombres y mujeres de primer año, muy chavalos para mí. Me presentó como su esposo. Nos tomamos dos cervezas cada uno y bailamos hasta cansarnos. A las diez de la noche ya estábamos con la tía cenando. Cuando ya me iba al hotel, me habló la señora. 60
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−Mire, Josele. Yo sé que usted es muy sencillo, gracias por venir. Le ofrezco una recámara para que se quede aquí y no gaste en hotel. No, señora. Gracias. En verdad no quiero dar molestias −contesté apenado. −Si no te vas a quedar conmigo, chiquitito. Brincos diera, pero mi tía es muy ortodoxa −dijo Sol con coquetería. Acepté porque me dijo que la casa tenía tres recámaras. En la recámara huésped tenía incluido baño personal. Qué sufrimiento, desear a la mujer que amas, tenerla cerca y no poder estar con ella. El domingo fuimos a misa a la catedral con la tía. Después nos fuimos a pasear al centro de la ciudad. Parecía niño con paleta de dulce deliciosa, para chuparla todo el día. Me regresé el lunes en la mañana, después de que ella se fue a clases. Desayuné con la doña y me platicó anécdotas de la familia. A las 12 del día abordé el camión rumbo a Parral. Aproveché el reflejo del octavo par o nervio vestibular para caer en sopor. El trabajo y su reglamento son la moral, la ética es el respeto y acciones con base en ese código de honor. Hay que tratar de hacer las cosas bien, lo mejor que se pueda para tratar de alcanzar la perfección. El éxito se alcanza con esfuerzo en el estudio y la práctica, binomio que no puede separarse porque son un complemento. Me ofrecieron trabajar en lo particular o consulta privada. No me llamaba la atención, soy institucional de tiempo completo. Con los dobles turnos gano lo suficiente para vivir bien y tener un ahorro seguro. Mientras no haya contingencia o cambio de director pienso seguir igual.
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El tiempo se desliza por el universo en forma relativa. Ya lo dijo Einstein, nada es absoluto, todo es relativo. Pasaron cuatro años y no hubo ninguna contingencia. Ya mi joven novia estaba en el quinto año de la carrera y había sido una excelente estudiante. El amor de lejos nos había servido para valorarnos como personas suficientes y sustentables emocionalmente. Como buen profesional de la pediatría me preocupo por la actualización pediátrica. De toda la información científica que llega a la jefatura de enseñanza recibo copia, es la mejor manera de mantenerse a la vanguardia. Este privilegio es gracias a Boludo. También tengo copia de la llave para acceder a la biblioteca en cualquier turno, otra concesión de mi amigo. Estos beneficios me mantienen actualizado y me han dado la oportunidad de impartir conferencias en el colegio de médicos de la ciudad. Participo también en la enseñanza de los médicos internos y de los médicos familiares. He asistido a congresos nacionales de pediatría en Puebla, México, Guadalajara, Veracruz y Mazatlán. Nos llegó a urgencias un lactante de un año llamado Omar, sumamente deshidratado sin causa aparente. La madre refirió al ingreso que no tenía diarrea, ni vómitos y que estaba orinando abundantemente. Que toma ocho a diez biberones de leche y líquidos todos los días. Manifiesta que durante la noche se fue apagando su actividad. Él, que es tan inquieto para dormir, se quedó quietecito toda la noche. Cuando lo trajo por la mañana, le dijo un pediatra que estaba muy deshidratado. Ella insistió que no tenía diarrea ni vómito pero observó que orinaba demás, los pañales amanecían empapados. En estos momentos Omar ya estaba bien hidratado. Los resultados de laboratorio actualizados en el turno nocturno mostraron glucosa sanguínea normal, evidenciando que no era diabético. Un hemograma mostró buen trabajo de la médula ósea y el sistema inmunológico. El examen general de orina inicial mostró elevación de la densidad urinaria 1030, pero todo lo demás normal. No había infección 62
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urinaria. Los electrolitos séricos nocturnos mostraron con elevación los niveles de potasio hasta 9.4meq/l y baja la concentración de sodio de 127 meq /l. Después de una revisión exhaustiva lo encontré bien hidratado. Al no encontrar datos clínicos sugerentes de alguna enfermedad específica, solicité un examen de orina y electrolitos séricos. Me fui a la biblioteca a estudiar. El doctor Joel Paredes, eminente pediatra, me comentó un día que este binomio letal de hiperpotasemia e hiponatremia era característico de una enfermedad, pero no recordaba cual. Como no encontré respuesta a la interrogante, no le puse anotaciones al expediente. No tenía caso repetir lo mismo que ya habían señalado los pediatras de turnos anteriores. Todo estaba en aparente calma, me fui al consultorio de pediatría y me quedé dormido sentado. Cuando desperté, como a las cinco de la mañana, recordé el término, niños perdedores de sal. Me fui corriendo a la biblioteca y encontré en una revista actualizada el título, niños perdedores de sal, la causa más frecuente, hiperplasia suprarrenal. Me puse contento y devoré varios artículos sobre el tema. Cuando bajé estaba más filoso que una navaja de rasurar. Expuse el probable diagnóstico e inicie tratamiento con esteroides por vía intravenosa. Luego solicité exámenes para el diagnóstico, determinación de cortisol, ACTH, 17 hidroxiprogesterona, que son básicos. La respuesta en el laboratorio fue que no los realizaban en el hospital. De cualquier forma, las interrogantes sobre el tratamiento eran muy grandes. Dios pone los medios y los remedios. Me encontré al joven doctor Pietro, médico cirujano suplente, quien andaba revisando a los pacientes quirúrgicos. Le expuse el caso y me dijo que correspondía a una endocrinóloga pediatra y él tenía una amiga, que fue su novia en la escuela de medicina. Me consiguió el teléfono para comunicarme con ella. Eran las 7:30 de la mañana cuando le hablé y me contestó apresurada. Me dijo que estaba saliendo 63
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para el trabajo, que le marcara en una hora. Llegó el pediatra José Luis, del turno matutino. Sin entusiasmarse con mi comentario, paso visita dejo las indicaciones y se fue a la consulta. Le hablé a la doctora especialista de las glándulas, residente en Torreón, Coahuila y trabajadora del IMSS. Me comentó que efectivamente era un niño perdedor de sal, por probable hiperplasia suprarrenal. Me preguntó características de los genitales externos, le contesté que normales. La doctora insistió, fíjate si no están hiperpigmentados. Respondí nuevamente negativo. Comenté un resumen, el niño tiene peso y talla normal, ningún dato de genopatía, ni antecedentes familiares importantes, ambos padres son jóvenes y sanos. Seguramente la causa de la deshidratación fue la pérdida crónica de sal por orina, por la falta de cortisol y aldosterona, que se producen en la corteza suprarrenal. Le eché rollo científico, para que se diera cuenta que ya estaba enterado del proceso en el que los niños nacen con deficiencia para producir cortisol y aldosterona. Una de estas hormonas controlaba el metabolismo del sodio y potasio. Me comentó acerca de los exámenes que se tenía que realizar y le respondí que no los hacían en el laboratorio de la unidad. Me insistió en la vigilancia estrecha de los electrolitos séricos, que había que sacarlo de la crisis y que lo más importante era el tratamiento de sostén. Me explicó que el tratamiento era a base de hidrocortisona vía oral, medicamento conocido como cortef difícil de conseguir en México y el suplemento de aldosterona a través de la fludrocortisona. Me escuchó angustiado, motivo por el cual me comentó cariñosamente, me interesa el niño Omar, me encanta escucharte emocionado y angustiado por la salud del paciente. Como me dices que es derecho64
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habiente del IMSS, realiza una hoja de traslado y envíalo aquí a Torreón, al Hospital de Especialidades, al servicio de endocrinología pediátrica, para completar el estudio y tratamiento. Fue un placer conocerte y saludarte. Pasa un buen día. Elaboré la nota de traslado, le avisé a José Luis el compañero pediatra. Salí jodido pero contento. En el reloj checador me estaba esperando la doctora Roseli. Me fue a buscar a la casa y le refirieron que aún no llegaba y que seguramente andaba en el hospital. Roseli fue mi compañera en Puebla, en la residencia médica, originaria de Oaxaca, y ahora trabajaba en el turno vespertino. Me platicó que tenía problemas económicos y que le gustaría encargarse del trabajo de suplencias, dobles turnos y contingencias del personal de base. −Fíjate que ya le había comentado desde hace dos meses al director Juan Carlos, al que le dicen el boludo, pero no me ha resuelto nada, manito. Como sé, que tú eres el que realiza esas actividades, quiero que me eches la mano, en verdad ando necesitada de dinero y con eso resolvería mi problema. le contesté vehemente−Claro que sí, mi estimada amiga. Es mucho trabajo, pero bien remunerado. Cuenta con ello a partir de hoy, sólo déjame hablar con Juan Carlos para que esté enterado. A partir de hoy se te llamará ante urgencias o suplencias. Sólo una aclaración, si por alguna causa no puedes acudir, márcame a la casa y yo vengo con todo gusto. La abracé intensamente y le manifesté que si le podía ayudar económicamente lo haría con gusto. −No, manito. De veras, gracias −me contestó apenada y ruborizada. Antes de salir a la casa subí a la dirección a saludar al boludo y a comunicarle la decisión tomada en beneficio de mi joven 65
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compañera. Movió la cabeza hacia los lados en señal de inconformidad. −Mira, Josele. Sé cómo trabajás y me has sacado de muchas broncas. A la pibita la conozco poco, la verdad no hay confianza como con vos. Sé que tenés buen corazón, pibe, te doy la razón, pero sígueme apoyando en casos urgentes. Te lo pido, por favor. −Claro que sí, Juan Carlos. Nuestra alianza continúa, ya sabes que hacemos buen binomio en el trabajo. Ambos nos hemos ayudado en esta etapa de la vida. Muchas gracias amigo, ya me voy a dormir. Aprovecho para agradecerte por esas empanadas argentinas, estaban riquísimas. Era jueves, día de descanso después de la guardia. Me dormí toda la mañana y me puse a hacer media hora de ejercicio en la casa. Habitualmente, todas las tardes de la semana corría cinco kilómetros en la pista de atletismo del campo de la CNOP. Pero los jueves por la tarde, iba a la casa de los padres de Sol. Tenía casi dos años de visitarlos sin falta. Allí me reunía con don Manuel, quien nunca tuvo hijos varones. Jugábamos ajedrez, dominó y cartas. Durante el entretenimiento doña Socorrito contaba anécdotas familiares o mitos y leyendas de la ciudad. El don y yo tomábamos como máximo tres cervezas y botana. Nos hicimos amigos de la vida. En algunos sábados o domingos que no iba a visitar a Solecito, visitábamos la casa de los aguerridos mineros de Parral, en el estadio Valente Chacón Baca. Le gustaba ir a los partidos del campeonato regional y no se perdía ningún partido del campeonato estatal. Mi amigo era un experto del béisbol. Durante los encuentros me comentaba las estrategias beisboleras antes de que sucediera la jugada. Era un manager más entre los aficionados, un apasionado del rey de los deportes. Le gustaba ganar, y cuando nos derrotaban lo tenía que ani66
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mar para recuperar el talante. La amistad fue subiendo poco a poco el nivel de confianza, hasta adquirir el grado de compadres. Mucha gente me identificaba como su hijo, y en verdad lo era. Estaba haciendo suplencias de mi padre ausente en estos avatares de la vida. En septiembre, vinieron mis padres a visitarme. Fueron por motivos personales a Chihuahua y decidieron hacer una visita sorpresa. Sólo estuvieron dos días. Conocieron a los padres de Sol e hicieron muy buenas migas, se entendieron como viejos conocidos. Dicen que cuando se encuentran personajes que se criaron en un rancho, aunque sea en diferentes latitudes, las experiencias diferentes enriquecen la vida. Como en el béisbol, ya conocían las señales, las estrategias del campo y la ganadería. A pesar de ser tan aficionado al béisbol por años, Manuel nunca había estado en la caseta de los mineros. Durante un juego del campeonato estatal contra los Indios de Juárez, estábamos en las gradas y le comenté. −¿Compadre, quiere bajar a ver el juego a la caseta? −¡Compadre, nada me haría más feliz! −me contestó como un rayo. −Véngase, mi compita. Vamos a concederle su deseo −le comenté en forma amigable. Creyó que era una charra, de esas puntadas de joven. Descendimos de las gradas hasta llegar a la caseta de los Mineros. Toqué a la puerta. En cuanto abrieron, me dijeron los peloteros, pásele mi doc. −Nada más que vengo con mi compadre. Entonces contestó el Porocho con un grito, ¡que pase con todo y suegro! 67
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−Pásele señor −le dieron la bienvenida. Nos sentamos en el lugar preferente que me daba el Porocho, manager del equipo. Era compañero de trabajo institucional. El experimentado médico Arnoldo Armenta, jugador amateur de rango regional, estatal, nacional, internacional y mundial. Un beisbolista exitoso y también un manager sobresaliente. Fue compañero médico, en las guardias de fin de semana. Las charlas entre nosotros eran amenas, amigables y de diversos tópicos, predominando el béisbol. Allí estaba el estratégico observando a los jugadores y sus acciones para tomar las mejores decisiones. A ratos nos visitaba para platicar de los pormenores del juego. Dirigiéndose a mi compa como don Manolo. −¿A poco me conoce, doctor? −¡Que si lo conozco! Es usted el papá de Sol. Desde aquí diviso perfectamente sus movimientos en su asiento, por lo general siempre es el mismo o en la misma zona. Es usted un manager más en los partidos, un apasionado del béisbol, lo admiro porque es usted un caballero del deporte. Allí estuvimos las nueve entradas. Nos despedimos de todos los jugadores y les dejé 200 pesos para las cheves. −Compadre, es usted un mago −me comentó admirado don Manuel−. Cómo es posible que usted que no es aficionado consuetudinario y ni siquiera es de Parral, vea los partidos desde la caseta. Se considera influyente o muy poderoso. −No, compadre. Simple y sencillamente tengo amigos. Sol me acompañó en una ocasión. Le dije, chiquitita, pones nerviosos a los jugadores, mejor nos vamos. Cuando salimos me dijo que sentía las miradas persistentes de algunos de ellos. Le dije que me había dado cuenta y que por eso la había sacado, de lo contrario los iban a ponchar a todos. 68
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−Cómo eres ocurrente, compadre. No te aguantas ni tú mismo, tan seriecito que te ves. Te voy a decir una cosa. En serio, es lo mejor que le pudo ocurrir a Sol en la vida. Te quiero, compadre y próximamente yerno. Un día en la tertulia con la familia de Sol, estaban don Manuel, Socorrito y las dos hermanas Charo y Flor. Ahí les comenté muy serio lo siguiente. −Oigan, me estoy haciendo muy amigo de ustedes. Qué pasa si aquella se me raja. ¿Qué voy a hacer? −Yo me caso contigo, pero de que ya no sales de esta familia, ¡ni lo imagines! −dijo mi compadre. Pasaron tres semanas y regresó la familia del niño Omar, perdedor de sal. Se había comprobado el diagnóstico de hiperplasia suprarrenal clásica. Llegó el niño con su tratamiento establecido de por vida y con indicaciones precisas para contingencias especiales. Había que estar solicitando exámenes de control en la consulta. El buen Omar y sus padres agradecieron con una sonrisa de jal vespertino y un pay de nuez. Hoy es viernes y la guardia está tranquila. Estoy feliz, mi novia está cursando el sexto año de la carrera de médico, es interna de pregrado en la Clínica del Parque. Allí le tocó, ni modo, otro año lejos de ella. Lo bueno es que las emociones amorosas siguen estables, no se desbordan y no se apagan. Eso es bueno en la relación de pareja. Hay que mantener un equilibrio emocional para que la confianza en uno mismo siga siendo fuerte. Lo que nutre la relación es el atenderse con esmero, entenderse con sinceridad, cuidar con caricias verbales y táctiles al ser amado. −Bueno señores, ya chequé la salida. Es sábado matutino y hoy viene mi novia. Estoy feliz. Para que mejor me entiendan, mucho gusto no estoy de guardia, damas y caballeros presentes. 69
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Por andar de hocicón, me partieron la mandarina en gajos. Cuando iba al encuentro de Marisol en el exterior de la clínica hospital, hasta allá me alcanzó Teresita angustiada. −Doctor, un niño recién nacido en urgencias. Está muy cianótico, rápido doctor. Sol vino hacia mí, me abrazó y me besó. −Vamos, caballero andante, que Sancha te acompaña en la aventura. Llegamos a urgencias y ya estaban rodeando al niño varias compañeras en su cuna. Ya habían instalado una vía intravenosa, oxígeno por casco cefálico con flujo de diez litros por minuto. El monitor marcaba saturación baja de oxígeno con 80%, con sólo verlo hice el diagnostico. Pedí que me pasaran una sonda orogástrica K 131. Efectivamente, no pasó la sonda por el esófago. Esto indicaba una atresia esofágica. El paciente estaba con los labios de color azul, salía abundante saliva por la boca. Tenía datos moderados de dificultad respiratoria. Retiramos el casco cefálico y utilizamos puntas nasales, con este método mejoró la saturación a 93%. La mamá comentó que el recién nacido había nacido por parto eutócico, hacía 24 horas. Lo dieron de alta por la tarde. No había comido hasta hoy por la mañana y al darle leche materna empezó a tener mucha saliva en la boca y dificultad para respirar. Se puso morado del cuerpo y de los labios, hacía como una hora. Expresé las indicaciones en forma precisa, van a pasar al recién nacido a radiología para tomar un estudio de tórax. Déjenme hablar con Leonel para que le dé una dosis mínima de material de contraste. En cuanto esté listo el técnico radiólogo pasamos al niño al estudio. Consigan un tanque portátil con oxígeno, para 70
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que no desaturé durante el estudio. Mientras tanto, vamos a fabricar una sonda de doble luz. Una para que irrigue y otra para que aspire, para colocarla en la parte ciega del esófago. Cuando los eventos revisten gravedad debes tomar tu papel en serio. Cuando sabes dirigir con orden no se te muere el paciente. Sol me observaba nerviosa. Tomaron el estudio como les indiqué, efectivamente se trataba de una atresia esofágica tipo III, con fístula traqueo esofágico, la más frecuentes de estas malformaciones. Colocamos al paciente con todas las precauciones en la incubadora y con el oxígeno por puntas nasales. Instalamos la sonda hechiza de doble lumen. Por un lado, irrigando solución salina, la otra aspirando la solución. Por el momento no requería asistencia ventilatoria, con bolsa autoinflable o intubación endotraqueal. Una vez estabilizado el neonato, hablamos a la capital del estado, al servicio de terapia intensiva neonatal para que recibieran al paciente que requería de cirugía pediátrica. Le expliqué a la mamá en forma sencilla, la situación clínica de su niño. −En esta clínica hospital no hay cirujano pediatra, el médico encargado de resolver este tipo de problemas. Tenemos que trasladar a su hijo al hospital Morelos en Chihuahua, para que allá los expertos le den el tratamiento especializado que necesita. Pasamos al paciente a la incubadora de traslado y lo subimos a la ambulancia para que todo funcionara bien en el camino. Ya que todo estaba funcionando a la perfección, terminó nuestro trabajo. Ahora la responsabilidad era del médico y la enfermera que llevarían al niño a su destino. Sol estaba a mi lado aprendiendo pediatría. Cuando nos estábamos despidiendo del personal, llegó la doctora Roseli, disculpándose porque había tenido una contingencia en su casa. Me dio la mano, recargó su cabeza en mi pecho y me pidió discul71
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pas. Cuando volteé a ver a Sol, la vi seria y molesta. −Mira, amiga Roseli, ella se llama Marisol, es mi novia y pronto será mi esposa. La doctora Roseli la abrazó con ternura. −Me dijeron, doctora, que eras muy bonita pero se quedaron cortos, eres muy bella. No pienses mal, Josele y yo somos compañeros y muy buenos amigos con varios años de antigüedad. Sol dulcificó la mirada y dio las gracias. Hasta ese momento la reconocieron las enfermeras y personal presente. −Mira nada más, Marisol. Cómo estás bonita. Perdón, doctora Marisol. −Para todos ustedes, sigo siendo Marisol −contestó con humildad. Salimos del hospital jubilosos. Nos fuimos caminando tras la brisa matutina, la ruta del viento de la satisfacción médica. Cansado pero contento, desvelado como un ferviente enamorado. Así son los bisnes pediátricos. Nos mandaron a un curso de nefrología pediátrica. Los seleccionados fuimos don Benigno y Josele, la academia en la ciudad de Chihuahua en las instalaciones del Hospital Morelos. Nos dieron viáticos, comida y hospedaje, excelente patrocinio. Le avisé a Sol que iba a estar tres días en Chihuas, miércoles, jueves y viernes. Nos hospedaron en el hotel El Mirador, cercano a la unidad médica donde se llevaba a cabo el curso. Un cuarto para dos personas. Desde que llegamos me avisó don Benigno que no se iba a quedar en el hotel porque se iba a hospedar con unos familiares. Que dispusiera del cuarto para mí solo. El miércoles terminó el curso a las tres de la tarde. Ya me estaba esperando la interna más guapa de la unidad médica. Fuimos a comer a un buffet, todo riquísimo. Después le propuse ir al 72
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cine, pero me dijo que estaba muy cansada porque la guardia estuvo pesada. Se quedó pensando como chiquilla traviesa, hasta expresar lo que verdaderamente sentía. −Llévame al hotel, quiero descansar. −¿estás segura, mi niña? −Sí, claro. Tengo ganas de descansar −dijo y soltó una risa de niña vagancias Llegamos a las cuatro de la tarde y solicité la llave del cuarto que estaba destinado a dos personas. Llevaba la bata blanca en el antebrazo y ella iba vestida de doctora. Entramos y se tiró sobre la cama cuan larga era. Me dirigí al sanitario a miccionar y a lavarme los dientes. Cuando regresé, pensé encontrarla dormida, pero estaba más despierta que el sol de la mañana. Me invitó a acostarme con ella. Empezaron las caricias en cadena, las guardadas y las del momento. Nos excitamos hasta subir a la montaña del Himalaya, la más alta. Después la ropa se fue soltando poco a poco hasta quedar completamente desnudos. Siguió la apoteosis, suspiros y exclamaciones, se convirtieron en música de Pourcel y poema de Serrat. Para culminar con el acople de dos cuerpos que se funden con la intensidad de una sexualidad anhelada con vehemencia. Un trabajo sofisticado de ambos sistemas adrenérgicos. A la distancia huele a oxitocina, adrenalina, serotonina, dopamina y sexualinas. Después llegó el relajamiento placentero que lleva a una somnolencia fugaz y transitoria. Los cuerpos permanecen unidos, atrapados por el verdadero amor, prodigado, al ser que se atiende, se cuida y se protege. Para Sol, fue el despertar a una sexualidad íntima que no se esconde, que es libre, que se entrega totalmente al ser con el que se sueña, al que se desea, con el que se proyecta una vida. −Josele, esta fue mi primera vez. Lo hiciste como lo deseaba, con delicadeza, con cuidado, en los momentos del placer fuiste 73
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la energía que necesitaba, la fuerza que lleva al orgasmo. Me sedujiste, tomaste posesión de mi cuerpo, me llevaste a la zona del deleite y la satisfacción. Comprobé que eres lo que más quiero en la vida. Ya no podía más con este deseo escondido desde hace mucho tiempo. Al fin, prueba superada. Ahora viene lo mejor, Joselín, estoy ovulando. Nos soltamos riendo por la ocurrencia de la chiquilla de 25 años de edad. Allí estuvieron toda la tarde. Repitieron dosis el jueves y el viernes, pagaron dos días más el sábado y el domingo. Procurando llegar a la casa de la tía antes de las diez de la noche. Unos minutos antes de abordar el camión Sol me dijo lo siguiente. −Llegaste con alma de nefrólogo, te regreso con tu diploma y el título de futuro padre. Te vas solo y dejas el premio. Nos abrazamos como el río y el mar, cada uno con una función por desempeñar. Hombre de pocas palabras es tejedor de acciones responsables. Les dijo a las tías Úrsula y Aurelia que ya se iba del departamento porque que le habían ofrecido un departamento con vista a la calle, en donde pensaba instalar su casa y consultorio. Que su noviazgo ya olía a la distancia a matrimonio. −Estoy muy agradecido con sus atenciones, siempre hospitalarias y familiares. Gracias a ustedes conocí al sol que ilumina mi camino. Gracias, tías, han sido muy amables. Que Dios las bendiga. Ya estaba apalabrado con don Alejandro, dueño de unos departamentos. Entre ambos arreglaron y diseñaron la vivienda-consultorio. Antes de terminar el internado de pregrado, Josele movió influencias en el sector salud para que Marisol hiciera el servicio social en Parral. Ella ya estaba enterada y lo deseaba 74
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con toda el alma. Hay que moverse en la vida de un lado hacia otro, si no no hay progreso. El movimiento entrena los músculos y libera endorfinas que generan bienestar. Ejercitarse ayuda a la salud física y a abrir caminos en la vida. El turno nocturno en la vida pediátrica es agotador. Así como a las embarazadas se les ocurre parir en la noche, también en los niños se recrudecen las enfermedades. Hay que estar alertas durante todo el turno para que los pacientes hospitalizados no se compliquen. Los que nacen son recibidos con una reanimación oportuna. Las urgencias son atendidas con prontitud y eficiencia. Trajeron en la noche a un lactante de siete meses de edad con un llanto intenso y continuo. El doctor Hiram solicitó interconsulta con el diagnóstico de llanto de etiología a determinar. En cuanto pude acudí al servicio. El niño estaba dormido y la mamá desesperada con las manos en la cabeza porque su hijo desde el mes de edad le robaba muchas horas de sueño a la pareja. Ambos trabajaban y siempre andaban somnolientos y enfadados. Ya lo habían llevado con la mayoría de los pediatras particulares. Traían una bolsa con medicamentos, estudios de laboratorio y radiológicos, además de varios botes de leche. Me fui a dar una vuelta porque estaba cansado. Después de 20 minutos de estar concentrado arribé a urgencias. Le pedí a la señora que me narrara el padecimiento de su hijo. Se le notaba fastidiada, nuevamente la misma cantaleta. Repetir, repetir lo mismo, cada vez que aparecía un nuevo médico de atención primaria o secundaria. Aproveché que el niño estaba dormido para realizar una exploración minuciosa. Después de completar el procedimiento no encontré alteración alguna. Revisé los exámenes de laboratorio y radiológicos y cuando estaba comprobando la normalidad de los estudios, me vino un rayo de luz que 75
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iluminó los ocho lóbulos del cerebro. Evoqué al maestro Luna, oftalmólogo pediatra. Recuerda, Josele. Muchos niños con dolores recurrentes y crisis de llanto podrían padecer glaucoma congénito. Revisa los ojos, siempre en casos recurrentes de dolor. Es muy fácil, observa ambas córneas, deben medir 10-11 mm. Si hay asimetría en el tamaño, es un glaucoma congénito. No se te olvide, todo mundo piensa en cólicos o brotes dentarios. Tú revisa las córneas de los ojos. El pacientito, llamado Emiliano, estaba bajo un sueño profundo. Le habían aplicado dosis de dimetil pirazolona que le quitó el dolor y lo sedó. La observación se hizo fácil, con suma delicadeza abrí los ojos del bebé y allí estaba el hallazgo. Tenía una córnea más grande que la otra. Le expliqué a la señora la probable causa y le di un pase con el oftalmólogo. Haciendo la anotación de que con una dosis de dipirona se quitó el dolor y se quedó sedado. La exploración por el especialista no iba a ser fácil. Le expliqué a la joven señora que yo trabajaba en la noche los lunes, miércoles y viernes, que me viniera a informar el resultado de la valoración del destacado especialista Luis Antonio. Sólo así aprende uno, con diagnósticos de certeza efectuados por expertos que nos dan seguridad en el tránsito de la formación pediátrica. Un día inesperado, acudieron a urgencias los padres del niño que enviamos con el diagnóstico de atresia esofágica. Ya estaba cachorrito, tenía un año de edad y crecimiento y desarrollo normal. Ahora lo trajeron porque se machucó un dedo de la mano con una puerta. Afortunadamente no tuvo consecuencias. Hasta entonces, los padres me agradecieron lo oportuno del diagnóstico al nacimiento, por el que el niño se había salvado gracias a Dios y a nosotros. Así es el aprendizaje pediátrico, así te vas afianzando hasta hacerte experto. No importa que no seas académico. Antes que 76
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nada, sé feliz. Sigue el proyecto de vida que has diseñado y si no lo has construido intenta llevar una guía en tu vida. Esto es filosofía, darle sentido a tu vida. Cuando terminó el internado de pregrado, Sol se presentó en Parral con el título de pasante en Medicina. El servicio social lo realizaría en el Hospital Civil de Parral y tenía 30 días para descansar antes de iniciar la faena. En cuanto llegó a la central camionera, le sorprendió no verme. Allí estaban los padres, las hermanas, toda la familia festiva. Estaban recibiendo a la que se fue, la que se esforzó por cumplir la misión encomendada. El orgullo de los allegados se notaba en los rostros contentos, pero para Marisol no era el recibimiento que esperaba. Le preguntó a su mamá por Josele. −Sabe Dios. Hace unos días que no sabemos de ese hombre. Está elaborado de puro trabajo. Se le descompuso el rostro y se le fue la energía. Cuando llegó a la camioneta pickup del papá, le aguardaba la sorpresa. Josele salió de repente para hincarse a sus pies con el anillo de compromiso resguardado en un estuche muy vistoso. No pudo con la sorpresa e irrumpió en llanto como en las películas. Luego se abrazó fuertemente al cuello de su amado. La fue soltando poco a poco hasta tomar su mano y colocarle el anillo, símbolo de inminente matrimonio. Le extrañó ver la confianza con la que trataba a todos los miembros de la familia, compadre, Socorrito, Flor, Charo, pero más le extrañó cuando subieron a la caja de la camioneta con las dos hermanas. Josele le ayudó a subir las maletas y después a ella. Se treparon y se sentaron juntitos. Le volvió la sonrisa, la risa y la satisfacción. Se sentía plena y satisfecha. Se sorprendió cuando vio que el papá se estacionó en la calle Ocampo. Pensó que se había descompuesto la camioneta, Don Manuel nos pi77
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dió bajarnos para revisar las llantas y todo parecía un percance mecánico. Sorpresivamente le tapé los ojos y se los abrí enfrente del vidrio, donde estaba el rótulo que me anunciaba como médico pediátrico. Se quedó sorprendida cuando abrí la puerta de la casa y el consultorio. Observó los mensajes de bienvenida, otros chuscos o con leyendas, todos plasmados en cartulinas, fábrica de comida, comedero y abrevadero, fábrica de la sexualidad, cuarto de bebés. Nuevamente crisis de llanto festivo y emotivo. −No lo puedo creer, mi amor. Te lo dije una vez y te lo vuelvo a repetir. No me equivoqué al elegirte dueño de mi corazón. Te amo, Josele −comentó entre sollozos y enseguida abrazó a todos con la satisfacción a cuestas. Se fue a su casa a disfrutar a su familia y yo a continuar con el trabajo diario. En esta etapa la actividad pediátrica era más fecunda. Tenía que atender el consultorio por las tardes, a excepción de los jueves, que eran de descanso. La secretaria era Flor, la hermana más pequeña. Ella estudiaba el bachillerato en las mañanas y por las tardes se encargaba de mantener limpio y ordenado el consultorio. Había tres recámaras, la que hacía las veces de consultorio, la de uso personal y la otra desocupada. Nos llevábamos bien, había buen acople. Lo que no me gustaba era que fuera el novio en horas que yo no estaba. Le manifesté que por prevención no quería encontrar al novio en el interior. Que fuera por ella a la hora de la salida y la esperara afuera. No hagas cosas buenas que parezcan malas. En cuanto Sol se dio cuenta fue a ocupar la plaza de la hermana. Empezaba a cumplir con el rol incondicional en la vida de pareja. Dos semanas después de la valoración del niño con las crisis recurrentes de llanto, acudió la joven pareja para informarme de la evaluación del eminente oftalmólogo. Efectiva78
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mente tenía glaucoma congénito. Ya tenía tratamiento médico y probablemente se sometería a tratamiento quirúrgico. Las crisis de llanto se volvieron aisladas. Me llevaron una caja de chocolates como agradecimiento. −Gracias, médico. Nos devolvió lo más preciado de la vida, la tranquilidad nocturna −me dijo Rubén, el padre de Emiliano. Juan Carlos me envió para valoración a una beba de ocho meses. Durante su corta vida había padecido tres cuadros de neumonía. Recibí a la juvenil pareja en el consultorio 14 con extensión telefónica 114. No había antecedentes de enfermedad pulmonar en las familias. Nació por parto natural. y tenía las vacunas completas. Desarrollo psicomotor aparentemente normal, ausencia de tabaquismo y el ambiente familiar libre de alérgenos ambientales. Reportaba la madre tos persistente con abundantes secreciones y cuadros recurrentes de diarrea abundante y grasosa. Por medio de la exploración física me di cuenta que la niña no medraba ni crecía satisfactoriamente. Su desarrollo psicomotor estaba retrasado y sudaba profusamente. En ese momento no tenía dificultad respiratoria, aun así se auscultaban escasos estertores. Los ruidos cardiacos normales. El abdomen muy globoso, timpánico y ruidos aumentados. Muy delgadas las cuatro extremidades. Me mostró los estudios de laboratorio que marcaban anemia crónica. Bajas las proteínas de la sangre. Los exámenes de la función renal y hepática normales. Exámenes de orina normales. Un examen de excremento reportado con abundantes grasas. Los estudios de tórax mostraban engrosamiento de la imagen de ambos hilios pulmonares e infiltrados algodonosos anormales. Ya había sido valorada por médicos generales y pediatras no institucionales. No tenían un diagnóstico de certeza. Para no alarmarlos les ordene un estudio de electrolitos en sudor. Se lo realizan con el eminente químico don Gaspar en la calle Inde79
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pendencia. Él es muy explícito, ya les dirá cómo se va a realizar ese examen. Los espero en 48 horas. A los dos días llegaron muy sonrientes y dijo la mamá sin pena, nos cae usted muy bien, doctor. Gracias por atendernos y no cobrarnos. Sonreí ante la sinceridad de la mamá. Después revisé los estudios que mostraban anomalías en lo referente a los iones sodio y cloro que estaban elevados. Con esto deduje que era muy posible que la niña tuviera una enfermedad llamada fibrosis quística. Esta enfermedad es una alteración de las glándulas apocrinas. Las células de estas glándulas tienen una alteración a nivel de su membrana celular que, por una falla enzimática, existe un fallo en el transporte del ion cloro. Esta falla favorece que las secreciones que producen estas glándulas sean muy espesas. Consecuentemente, la afectación de las glándulas bronquiales dificulta la respiración. La alteración de la secreción pancreática ocasiona alteraciones en la digestión. El desorden en las glándulas sudoríparas ocasiona sudoración profusa. La variación a nivel de las gónadas ocasiona fallas en la reproducción. Es una enfermedad que afecta varias glándulas. Los mandé con un neumólogo de niños en la ciudad de Chihuahua y los cité en forma abierta cuando ellos quisieran para ver los resultados y el tratamiento. Regresaron en una semana, con el rostro triste y preocupados. −Buenas noches, doctor. Se confirmó su diagnóstico. No hay cura, doctor. Se va a morir mi niña. −Miren, jóvenes. Hay dos maneras de ver el problema de su niña. Nos sentamos todos a llorar y a lamentarnos o de plano, pedirle a Dios su fuerza poderosa. Tenemos que sacar la casta y entrarle al toro por los cuernos. Conozco dos familias que tienen a sus niños con esta enfermedad. Uno de ellos se está atendiendo en Estados Unidos y ya tiene 15 años de edad. La otra familia vive en Querétaro, lugar en donde está el Instituto Nacional de la Fibrosis Quística. Allí se está atendiendo y ya tiene 9 años de edad. Ustedes díganme, jóvenes. ¿Qué hacemos? Si eligieron lo 80
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segundo, aquí en este papel tienen dirección, teléfonos y este resumen médico para que reciban a su hija en la institución. Estoy seguro que aún le faltan estudios y tratamiento por médicos expertos. Se fueron sonriendo a su casa, más conformes, porque se encontraron con la esperanza divina. Juan Carlos me organizó la despedida de soltero en un restaurante conocido, en compañía de varios médicos, compañeros, amigos y conocidos. El objetivo era divertirnos, disfrutar una suculenta cena y degustar un delicioso vino. Que hiciera su aparición la broma, la parodia y el relajo eran los ingredientes principales. Nos sentamos en una mesa extensa para 20 invitados. Me tocó compartir plática cercana con Juan Carlos, Jaime y Ernesto. Charla trivial en la primera etapa, pero ya cuando el vino exalta el ánimo empiezan las pláticas más íntimas y profundas. Boludo platicó de su vida infantil y juvenil como algo satisfactorio. Luego ya en su vida sentimental narró que tuvo muchas novias antes de su matrimonio, asistió a infinidad de fiestas y viajó por México y Argentina. Disfrutó la vida plenamente en su debido momento. Cuando se casó con su esposa Evita ya estaba curtido en aventuras y llevaban una vida de felicidad y contentos. Continuó el chaparrito Jimi, con su picardía sureña. −Yo soy de Tlaxcalantongo en la sierra norte de Puebla. Vivo cerca de mi primo Josele. Me acuerdo de este muchacho que hoy se nos casa por segunda vez. Lo conocí chilpayatito, me acuerdo cuando iba en secundaria. Yo trabajaba en una empresa de cubreasientos. Pasaba este chavo todos los días y le decía, consígueme trabajo con tu jefe. No me tomaba en serio, pensaba que era broma. Cuando la necesidad te aprieta, tienes que acudir 81
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a solicitar ayuda. Fui con mi papá a pedirle trabajo a don José Vicente, mi tío y primo de mi papá, tipo de trato rudo. Ahí disculpa, Josele, con un corazón más bueno que el chayotestes, que es una fruta muy dulce de por allá. Nos aceptó a los dos y nos cambió la vida con un mejor sueldo y prestaciones. Mi papá le dijo a mi hermano Samuel, más chico que yo, que se fuera a trabajar con nosotros. −Más chico que vos, ¡pues de qué tamaño está! −interrumpió el boludo. −Dejen de burlarse si no me quitan la inspiración. El papa de Josele tiene un rancho inmenso ganadero, de cultivos de trigo, frijol, maíz, habas, acelgas, espinacas, lechuga y papa. Tiene huerta de durazno, manzana, pera y ciruelas. Olvídense, sus padres y hermanas viven en una mansión dentro del rancho, tienen mucha lana. Yo no entiendo por qué mi hermano vive tan limitado, él sabe su rollo. Al aceptar mi hermano el trabajo, yo me pude ir a estudiar medicina a la UAP, donde combinaba el trabajo con el estudio. Cuando ya estaba por salir de la escuela llegó este chamaco a la facultad. Déjenme decirles, tenía una novia que parecía estrella de cine, glamorosa, hermosa, divina y encantadora. Yo no me apantallo fácilmente porque en las caravanas de artistas conocí a muchas de ellas. La novia de Josele les hacía competencia y les ganaba a muchas. Cuando la llevaba a las fiestas de la escuela todos se la querían comer porque estaba deliciosa a la vista. Sólo Josele sabía del tacto y los sentidos. Carolina era muy amorosa, fiel e incondicional a su amorcito corazón. Hacían una pareja excepcional, eran los guapos de la película. Los padres de ella también tienen ranchos en la región. Ustedes pudieron constatar la belleza de la susodicha el día que vino recientemente al hospital, y no me dejarán mentir. Aunque reconozco que he sido un estúpido al hablar de las intimidades de mi primo, todo esto es absurdo porque ya pasó a mejores rumbos. Como lo dijo seguramente 82
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algún filósofo, no hay que evocar el pasado que duele, aunque cuando la adversidad te alcanza algo se aprende de ella. −No te preocupes, mi Jimi. Como tú dijiste, ojos que te vieron ir nunca te verán volver. Se levantó Josele orgulloso, levantó su copa ante los presentes y dijo, hoy empieza una nueva vida. Salud, caballeros. Gracias por acompañarme en este momento de felicidad. La fiesta transcurrió sin contingencia, con alegría pero sin llegar a la etapa de la embriaguez. Todos salieron ordenadamente hacia sus domicilios. Juan Carlos llevó a Josele a su nueva casa. Se dieron un abrazo fraterno. Ambos sabían que podían contar uno con el otro. Al llegar a la casa y abrir la puerta, allí estaban el compadre Manuel durmiendo en una recámara y Marisol esperando en la sala. En cuanto entró se le colgó del cuello. −Discúlpame, mi amor. Me quedé preocupada, pensé que llegarías muy tomado y aquí estoy para cuidarte como tú me has protegido −comentó amorosa−. ¿Por qué no me dijiste que le prestaste dinero a mi papá para que terminara los estudios? −Sí sé mi amor, porque es una inversión a largo plazo que me va a dar los mejores frutos en la vida, si no ya verás. Comprende, niña. Te amo. Se fundieron tocándose los corazones enamorados, para sentir que en la vida tienes a quien amar y cuidar. −Déjame despertar a mi papá para irnos. −No, déjalo que descanse. Nada más no te me acerques mucho porque no respondo, soy muy cosquillento. −Oye, Joselín. Te quiero hacer una pregunta capciosa, tiene alto grado de dificultad para ti. Si quieres me puedes dar la respuesta y si no te quedas callado. 83
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−¿Qué te dijo Carolina el día que te entrevistaste con ella? La vi salir contenta cuando salieron del departamento. −¿De veras quieres saber la verdad, aunque te duela? Me dijo que estabas muy chaparra, bizca y fea. No te creas, chaparrita. No te creas, mi amor. Aunque es una confidencia personal, ella me pidió perdón por la forma en que me engaño, humilló y traicionó. Me explicó que cuando se fue a México se enamoró de un famoso torero, gallardo y muy guapo. Que le ganaron las glándulas con sus respectivas hormonas a su compromiso de lealtad conmigo. Fue inevitable, anduvo con él por seis meses cerca del mar y del cielo. Por boca del galán se enteró que era casado y que estaba viviendo su tercer matrimonio. Tenía dos hijos de su primer matrimonio, dos de su segundo enlace y uno con su actual esposa. Aun sabiendo todo eso continuó su romance. No le importaba nada y sólo quería sentir placer. Ese era su sentir. Julián el torero pensaba diferente y canceló su compromiso con ella pues quería retomar una vida más formal con su actual pareja. Como dicen en el argot de la tauromaquia, a Carolina le cortó las orejas y el rabo, la regresó al corral para que la indultara el buenazo de su novio universitario, quien la amaba desde siempre. Carolina no me dijo nada de ese romance, me engañó con un falso embarazo. Me casé por todas las leyes, la civil, la eclesiástica y la de Armijo. −¿Y cuál es esa? −preguntó Sol. −En la que todo pasó y nada se dijo. −Ya deja de botanear y continúa. −Pues mi querida Solecito, durante tres años de casados sentí cerca de mí a una mujer fría, distante, lejana y hasta cierto punto indiferente. Yo le ponía todas las ganas del mundo a la relación y a ella no le causaba ni encanto ni atractivo. Empezó a despertar del letargo un día que fue a un convivio y escuchó decir a unas 84
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jovencitas embriagadas que Carolina tenía un esposo que era residente médico muy guapo y apuesto, que estaba bueno para la cama y la mucama. Me platicó que le dio mucho coraje y empezó su célebre celotipia, maquinando que la engañaría para vengarme de su traición. Se volvió maldiciente, iracunda, violenta y me revisaba la ropa exterior e interior buscando huellas de colorante, esencias o secreciones genitales. Nunca encontró evidencia alguna porque yo no soy promiscuo. Así continúo haciéndome de la vida un juego de infieles contra policías y detectives y yo ni en cuenta. Vivía inconforme pero resignado. A veces me preguntaba qué había pasado con la Carolina de mis atenciones correspondidas, dónde se quedó, en qué parte del camino se extravió. Me la cambiaron por otra que no es de mi agrado. Mi suegro manifestaba, no se admiten devoluciones, ya se venció la caducidad. Fueron las peores relaciones sexuales que como pareja puedes tener, seduciendo a una muñeca sin energía ni voluntad. Así transcurrió el tiempo hasta que llegó el bendito divorcio. Pero después vino lo peor, me enteré de su infidelidad. Había regresado a las andadas con el torero galán y patán. Andaba con él para todos lados, estaba muy orgullosa y afanosa. Se me fracturó el alma, el corazón, el timo, la glándula pineal y el bazo. Ya estaba en tercer año de la residencia médica, iba a ser pediatra y estaba devastado. Un alma en pena, que comía lo indispensable, me tragué mis problemas en la soledad. Mi recurso para salir de este caos fue el trabajo. Hacía guardias extras para no estar solo en casa. Me gustaba traducir artículos del inglés al español, elaboraba artículos médicos que correspondían al médico interno de pregrado. Me salía a caminar sin rumbo, hasta que un día llegué a un templo expiatorio, me hinqué ante los pies de Cristo y le pedí perdón por si había hecho algún daño a Carolina. Luego me puse a llorar inconsolable. Me observó un padre franciscano y se acercó hacia mí, ofreciéndome ayuda espiritual. No podía contener la crisis de llanto. Pasados unos minutos, me senté con él en una banca del templo y le dije que le agradecía su ayuda, que ya el Señor me había dado la solución al problema, llora, 85
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hasta que se te sequen las glándulas lagrimales. Bendice no maldigas, ora no repitas, perdona no guardes rencor, ama y un Sol aparecerá en tu vida. Los dos estaban llorando, reviviendo los momentos, una catarsis antes del matrimonio. −Déjame continuar, mi amor. Ya me hiciste recordar, ahora me escuchas y me ayudas. Ella lo abrazó más fuerte que nunca. −Continúe mi vida de residente más confortado, alegre, dicharachero, sociable y espiritual. Como jerarquía en mis prioridades, por ningún motivo iniciar un nuevo romance hasta que se me quitara el trauma. No hagas daño si no estás capacitado para el amor. Un día de tantos, apareció en el hospital en el área de urgencias, un hombre vestido de torero. Lo había arrastrado y luxado un hombro el toro de la lidia. Lo vi en la camilla sentado y adolorido,era guapo y gallardo. Luego pensé, éste ha de ser el interfecto, no tarda en llegar la manola a rescatarlo. Me metí al departamento de urgencias pediátricas y allí estaba conviviendo alegremente con las vetustas y alegres compañeras enfermeras. Mientras, una doctora boliviana me hacía bromeando proposiciones con incitación sexual. Entre broma y broma la intención se asoma. La guapa doctora se me acercaba y yo me retiraba riendo. Qué más quieres, Josele. Mira este monumento de mujer, anímate y correspóndele, no seas arisco, me decían las enfermeras. Sin darnos cuenta, el torero estaba escuchando todo en la puerta. Se introdujo sin autorización y me pidió que si con su presencia y vestimenta podía animar a un niño enfermo. Yo le dije que no estaba permitido, sin embargo, ya estaba adentro. Yo creo que a ningún niño le gustan los matadores de toros, pero inténtalo, le dije. Dos de los niños lloraron con sólo verlo. Él les hablaba con agrado, con su acento español, pero los niños no se conmovieron. Fui cortés y amable con él. Nos dijo que se llamaba Julián, por si querían algún autógrafo. Las enfermeras se lo solicitaron, una de ellas 86
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con su cámara fotográfica se tomó una foto del recuerdo. Gracias, doctor, por permitirme la visita, me dijo al despedirse. Le preguntaron las enfermeras a la doctora boliviana, ¿con quién se queda, con Julián o con Josele? Y la doctora contestó segura de sí misma, no hay comparación, Josele, está más guapo y además es más atractivo que este figurín del toreo. Todos volteamos hacia la puerta y allí estaba Carolina, escuchando el comentario. Cerró la puerta con estruendo y se fue iracunda. Un día en que me estaba ganando la tristeza, se acercó a mí la enfermera Delfina y me comentó, Josele te voy a platicar una cosa que te va a aclarar el entendimiento, aunque te duela. ¿Te acuerdas del torero que vino el otro día? Es el torero con el que vive la que era tu esposa. Me invitó a salir como amigos, no hubo romance ni sexualidad. En las tres entrevistas, el tema central fuiste tú, sólo tú. Le expresé lo poco que te conozco. Le comenté lo que veo todos los días, que como ser humano para mí eres excepcional. Te voy a confesar, desde hace mucho estoy enamorada de ti y te lo digo derecha la flecha, para que no quede en insinuación, por si te atreves a invitarme. El torero se la pasó preguntando sobre ti, ya hasta estaba pensando mal, dije para mis adentros, ahora resulta que Josele hasta competencia resultó. Todo esto te lo platico porque ya viene el final, relatado por la misma Carolina. El último día de las entrevistas con Delfina, Carolina y Julián estaban juntos en la recámara amatoria. Ella le comentó que ya era tiempo que formalizaran su relación sentimental. Él se quedó pensativo, hubo un silencio prolongado. Julián estaba cavilando, y después de un tiempo le dijo, Tú crees que yo voy a formalizar una relación con una grandísima cabrona. Que, aun sabiendo que tengo esposa e hijos me pide que rompa una relación familiar. Intercambiar paternidad responsable por sexualidad o por placer para que continúe transformándome en un ser degenerado e irresponsable. Cómo te atreves, grandísima hija de tu pin, pon, pan, a pedirme formalice mis relaciones contigo. Estoy enterado que eres una persona reptiliana, destrozaste el corazón de ese esposo tuyo que es un hombre íntegro. Ese si es hombre de verdad, no de mentiras como yo, que soy un hijo de puma. Josele es un joven sensato y no ha tenido ninguna mujer, antes, durante ni después de tu matrimonio. Eso es ser hombre. Lo valoraste como nada, siendo que es un tesoro valioso. En este corto tiempo me ha enseñado, lo que nunca había 87
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aprendido en la vida, a ser un hombre responsable. Qué bueno que no tuviste hijos con él, qué sería de ellos. Tú crees que voy a confiar en ti, si eres más cabrona que bonita. Te voy a dar un último consejo antes de que te alejes de mi vida, cuando encuentres a Josele, pídele perdón de rodillas. Dile que no merecías esa oportunidad que él te dio. En la vida pediátrica, la labor en la consulta externa como en el hospital es intensa. Sobre todo en esos años de 1980-1990, en que son muchos los internamientos por diferentes causas. Pacientes desnutridos, con enfermedades respiratorias, con gastroenteritis o infecciones urinarias. Atendemos pacientes quemados, politraumatizados, semiahogados, intoxicados. Niños con enfermedades infecciosas y contagiosas, enfermedades metabólicas, endocrinas, dermatológicas, patología del adolescente. Participamos en los programas de: promoción de la lactancia materna, promoción del uso del suero oral en pacientes con gastroenteritis, promoción para aplicación de inmunizaciones, prevención de accidentes. Participamos en clases a estudiantes de pregrado. En el aspecto personal, cada quien elige si pertenece a un colegio o asociación pediátrica. La participación en congresos es decisión de cada pediatra. No tengo la fortuna de conocer a ningún médico académico en la ciudad. Lo que sí puedo decir es que hay excelentes pediatras en esta comunidad. En ocasiones realizamos punciones venosas en vena femoral o yugular externa en pacientes con difícil acceso periférico para tomar muestras de laboratorio. Frecuentemente colocamos catéter en vena periférica en pacientes graves o realizamos venodisección en vena basílica o cefálica. Ocasionalmente realizamos salinoferesis a través de vena periférica o vía umbilical en pacientes con policitemia. Con poca frecuencia realizamos exanguinotransfusión en pacientes con hiperbilirrubinemia que lo requieren. Practicamos la reanimación cardiopulmonar neonatal o en ni88
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ños en forma básica o avanzada. Sólo trasladamos a la capital del estado pacientes en estado crítico que requieren ventilación mecánica o atención más especializada. No tenemos monitores pediátricos, el material para RCP está incompleto, en este tipo de soporte vital, las acciones se vuelven frecuentemente difíciles. No tenemos ventiladores de ningún tipo para uso hospitalario. En resumen, las funciones son múltiples. En los seis años que llevo trabajando en este hospital, hay pacientes internados todos los días. Nos llegó un paciente de cuatro años a urgencias, el simpático Jonathan. Mamá lo trajo porque no le paraba el sangrado por la nariz. Dice la mamá que estos sangrados ya tienen tres años de evolución y son muy frecuentes. Ya se iba de alta, pero lo regresó la enfermera Gloria para que lo valorara de favor, pues era su sobrino. Después de un interrogatorio exhaustivo sobre antecedentes de enfermedades de la sangre en la familia, de su nacimiento, vacunas, desarrollo psicomotor, alimentación y antecedente de enfermedades previas, se realizó una exploración escrupulosa, encontrando como hallazgos palidez de tegumentos, escoriaciones en la mucosa nasal de ambas fosas nasales, ganglios, hígado y bazo normales. Me llamó la atención la presencia de moretones en la piel de las piernas, pero dijo la mamá que porque era muy vago. Le expliqué a la familia que pudiera ser sangrado por una rinitis alérgica pero que me permitieran efectuarle unos estudios de laboratorio para estudiar su médula ósea y la coagulación. Estuvieron de acuerdo y al cabo de una hora ya estaban los resultados. Una leve anemia crónica, las fuerzas básicas de los glóbulos rojos normales, las plaquetas precursoras de la coagulación normales, pero las pruebas de la coagulación, el tiempo de protrombina y de tromboplastina resultaron prolongada, que es lo mismo que alteradas. Me preguntó la tía si con vitamina K tomada se le podía resolver el problema. Le contesté que no, lo 89
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voy a enviar a Hematología para que le hagan determinación de factores de coagulación. Se les hizo una exageración, sin embargo, aceptaron la referencia. −Esta cita nos viene muy bien para ir a Chihuahua de paseo. Gracias, doctor −dijo doña Gloria. Un mes después, me dijeron que se confirmó el diagnóstico de hemofilia, con deficiencia del factor VIII de la coagulación. Que de los tres grados de hemofilia era el más leve. Le iban a dar tratamiento preventivo, con aplicación de crioprecipitado una o dos veces por semana. Dosis extras para ocasiones especiales, en caso de traumatismo o eventos quirúrgicos. Nos llegó un paciente de diez años de edad, atropellado por un automóvil en una céntrica calle. Lo bajaron cuidadosamente de la ambulancia. Llegó inconsciente, ausentes respuestas motoras y los ojos cerrados. Evalué la respiración, que era normal, los latidos cardíacos 100 por minuto, temperatura y tensión arterial normales. Le colocaron oxígeno en las puntas nasales, (no había oxímetro ni monitor) también indiqué una vía endovenosa. Cuando lo estaban canalizando despertó el lepecillo. Estaba confundido, desorientado, irritable y llorón, pero lo tranquilizamos con palabras amables. −¿Cómo te llamas? −le pregunté. −Odilón. −¿En dónde vives? −En la calle Centenario. Estaba en eso cuando entró con crisis nerviosa la mamá del lesionado. −Señora deje que lo revise y enseguida le informamos. Ya vio que está consciente −le dije con amabilidad. 90
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Obedeció y salió con crisis, pero más tranquila. Le revisamos como a todo paciente traumatizado, región por región, desde la cabeza hasta los pies. Solamente un hematoma en la región frontal, pupilas normales, boca normal, movilidad cervical normal, cavidades torácicas, abdominal, huesos pélvicos, genitales normales. En los miembros inferiores escoriaciones dermoepidérmicas. Cuando había terminado la exploración, entró el desesperado padre y nos dijo que su hijo tenía ISSSTE, que por favor lo trasladáramos a esa institución ya que él no tenía dinero para pagar. −No se preocupe, buen hombre, aquí no cobramos. Deje que se estabilice −le dije, acercándome a él. Sin embargo, Dios propone. Como allí estaban todavía los paramédicos de la Cruz Roja, para evitar regresar, nuevamente decidieron llevarse al paciente, a la clínica de Especialidades, donde atendían a los pacientes del ISSSTE. La cita para el registro civil fue el lunes 15 de enero a las 12. Los testigos serían Flor y Rosario y Roseli y Jimi. La fiesta sería en el ranchito de mi compadre Manuel, ubicado a diez minutos de Parral. Sería una actividad social sencilla. No hay plazo que no se cumpla ni novia que se resista. La ceremonia se llevó a cabo en el registro civil, en el interior de la presidencia municipal. Dentro de un marco jurídico solemne. La juez nos leyó la epístola de Melchor Ocampo. Nos deseó un matrimonio de larga trayectoria elaborado a base de paciencia, comprensión, atención mutua, alegría y buen humor para que las dos almas converjan en un mismo objetivo, alcanzar a Dios nuestro Señor. −Oiga, póngale que al llegar a la meta, lleguemos con una comitiva extra de cuando menos dos hijos −le dije a la jueza. 91
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Todos se rieron de la puntada, la jueza era una consagrada poeta parralense. El discurso fue prolongado, pero en resumen eso quiso decir. Marisol revisó escrupulosamente las actas de matrimonio, no se fueran a equivocar con el nombre del esposo. La galanura estuvo presente en los padres de la novia. Sorpresivamente llegaron mis padres con mis dos hermanas. Así estaba conformada la familia. Ya estaban hospedados en el hotel Adriana, cuando se reconocieron las familias. Luego partimos al rancho de mi compadre en las cercanías de Parral. Nos fuimos en la Suburban de Juan Carlos y dejamos a los invitados en la fiesta. Marisol y yo regresamos a Parral. A las dos de la tarde teníamos una cita muy importante. Llegamos barridos al templo de Guadalupe. Ya nos estaba esperando mi amigo de la vida, el padre Manuel. Cuando llegué a Parral, coincidimos en el camión por un largo trayecto y platicamos nuestras experiencias. Sin querer queriendo le platiqué mi fracaso matrimonial. Él también me platicó de sus estudios en Guanajuato, la convivencia familiar y anécdotas misteriosas de su pueblo. Cuando llegamos me enteré que era sacerdote del templo de Guadalupe. Nos frecuentamos y cuando tenemos tiempo, comemos y charlamos. −Mi amor, Solecito, para mí es muy importante unirnos simbólicamente ante Dios. A eso venimos, a que el padre bendiga nuestra unión. No nos va a casar, no nos va a dar acta de matrimonio eclesiástico. Recuerda que yo no puedo, pero vengo a comprometerme ante Dios Nuestro Señor y a decirle que te amaré por siempre. Cuando llegó Manuel nos abrazamos efusivamente. Era un teólogo académico, un filósofo de la vida, más práctico que teórico, pero sobre todo un buen amigo. Procedió a bendecir la unión de Marisol y Josele, uniendo nuestras manos y con mucha solemnidad ofreció nuestra unión a Dios Nuestro Señor ante la 92
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imagen de Cristo crucificado y la Virgen de Guadalupe. La bendición fue emotiva, con la lectura de la epístola de San Pablo sobre el amor. Nos emocionamos y el llanto brotó en señal de humildad y obediencia a la ley de Dios. Faltaba completar el tour. Teníamos cita a las 3:30 en el establecimiento fotográfico, ubicado en la 20 de noviembre casi llegando a las Flores Magón. Los galanes posamos unidos como un binomio algebraico sin números ni letras, con un ramo de flores que nos proporcionaron en la empresa. Nos tomaron fotos como a los modelos. Por último, la foto clásica dándonos un beso. Cuando ella iba a comunicarse conmigo no la dejé y la besé para que se callara. −Mi amor, este tour lo organizamos Manuelito y tu servidor. Así es de que si quieres reclamar ya sabes a quién dirigirte. Yo no admito reclamaciones, lo hago para que seas feliz. Llegamos a la fiesta y nos dieron la bienvenida con aplausos otorgados por la familia extensa de Sol. Había médicos, enfermeras, personal de oficinas y trabajadoras de la cocina. Después del agasajo me dirigí a mi padre don José Vicente y familia. En los momentos festivos, papá me llamaba Joselito y en los de enojo o inconformidad, Joselillo. Así me dijo cuando llegó al registro civil. Algo no le cuadraba, la inconformidad asomaba a sus ojos rebeldes. Allí estaba mi hermano Jimi y se notaba festivo con el jefe, la jefa y las hermanas. Era un hijo más de Vicente, su padre Apolinar era primo de mi papá. Le dije a Jimi que me permitiera hablar con la familia y se fue con su peculiar picardía. −Así por las buenas, a sus órdenes primo −se colocó la mano en la frente y se fue marchando. Los invité a pasar a la casa del rancho, sencilla y rústica. Pasa93
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mos al comedor y nos acomodamos los cinco. Cerré las puertas para que la plática fuera secreta. Se colocaron en posición cómoda en las sillas y empecé el discurso. −Papá y familia, sé que no están conformes con mi boda y les doy la razón. Hasta la fecha ustedes no conocen a la verdadera Carolina. Están enterados que fue el amor de mi infancia, juventud y universidad. Me imagino que han meditado sobre el abolengo de las familias, el nivel social y la tradición. Aquí no hay más sociedad que Sol y yo, me voy a morir en la raya con ella. Les oculte la información porque no quería que conocieran mis secretos. Esos me pertenecen a mí solamente. Estas confidencias sólo las conocen Sol y el padre Manuel. Vaya, ni Jimi que es mi primo lo sabe. Continué la narración de lo que ya le había explicado detalladamente a Sol. Durante la declaración me brotaron las lágrimas en varias ocasiones, pues para mí era revivir los crueles momentos de desdicha. Cuando terminé de narrar los acontecimientos todos se levantaron a abrazarme. −Papá, tú me has enseñado a ser hombre valiente, atrevido, honrado, trabajador, estudioso y generoso. No te he fallado padre, soy muy hombre. Sin tu ayuda he sabido salir adelante, no sabes cuantas noches he llorado en silencio por la ausencia de ustedes. La carencia me ha enseñado a valorar cuando no se tiene el recurso económico. He conocido mucha gente que me ha dado su amistad en forma desinteresada. En este ambiente, papá, me he formado como un médico resolutor de problemas pediátricos. Eso no se logra con dinero, se alcanza con estudio, práctica, dedicación y amor. Papá, aquí encontré al amor de mi vida, una familia que me ha arropado en los momentos de abatimiento, cuando se extravían las fuerzas en la soledad. Muchos años he navegado solitario, llevando a cuestas la lejanía de ustedes, sangre de mi sangre. No ha sido por desidia, me daba vergüenza presentarme ante ustedes deprimido. Mira, Vicente. Así te digo cuando estoy inconforme. Cada vez que te hablo re94
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pites la misma cantaleta, te necesito en el rancho, requiere de una mano enérgica. Te quiero ver montado en tu caballo a través de los campos y montes, como cuando eras estudiante de secundaria y prepa. Te quiero ver pasear de la mano con tu hermosa novia. ¡No, papá! Mis hermanas Elfega y Diana están diseñadas para vivir en el rancho, yo creo que estudiaron zootecnia y agronomía,para ayudarte. Además, sus esposos estudiaron la misma carrera. Son las mejores alternativas de solución, papá. Me gusta, me encanta el rancho, pero en estos momentos no estoy preparado para regresar. Tengo una misión en la vida, mi familia, esposa y probablemente un hijo que viene en camino. Papá, mi profesión pediátrica no es un juego, es la vocación que Dios puso en mis manos, mente y corazón. Cuando terminé el discurso, estaba hincado a los pies de mi padre. Me levantó con la energía poderosa de sus manos, me abrazó y le brotaron las lágrimas espontáneamente. Levantó mi cabeza y empezó a hablarme. −¡Ah, qué hija de su reverenda madre esa Carolina! Nos tenía bien trabajados, haciéndonos creer que eran cosas de pareja que se resolverían con el tiempo. Que Marisol era un capricho tuyo, ah que vieja tan diabla −dijo y volteó hacia mi mamá y hermanas−. Se los dije, esa vieja es más taimada que un tlacuache. Nos equivocamos, hijo. Te pido perdón como hombre valiente que soy. No sé qué le tengan que decir ustedes. Mamá y mis hermanas me abrazaron, pidiendo perdón sincero. Le había dicho a mi compadre que en cuanto entrara con mi familia a la habitación, llevara a Marisol a un pequeño tejaban anexo, desde donde se escuchaba todo. Mi padre, un hombre acostumbrado a olvidarse de los problemas pasajeros, salió decidido y arrepentido a buscar a su nuera. −Lo que te hace daño, vomítalo y envíalo lo más lejos del universo. Lo que da beneficio, aliméntalo con amor. Así sea un ca95
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pulín, un tejocote o un zapote. Si es la persona que amas, cuídala, protégela, asegúrala −solía decir mi papá. -Joselito, sal pronto y tráeme a Marisol para abrazar a la mujer hermosa, la que va a hacer feliz a mi hijo, la que me va a dar los nietos más aguerridos que Pancho Villa −dijo el viejo. Me dirigí al tejaban y allí estaba Marisol sentada, meditando y digiriendo los secretos de la familia. En cuanto me vio, se colgó de mi cuello y la cargué sobre mis brazos. Así la llevé ante mi padre como una ofrenda sagrada que Dios me otorgó. Al descender, la abrazó fuertemente y luego le pidió perdón. −No estoy enterada de por qué me pide perdón, pero sea por lo que sea, concedido el indulto. Soy la mujer más feliz del universo −contestó muy coqueta. Mamá y mis hermanas hicieron buena alianza con Sol y le prometieron estar en comunicación permanente. Conversaron sobre la vida que llevaba Josele, ellas siempre le decían Joselito. Así se llamaba, así estaba en su acta de nacimiento, él se presentaba como Josele. Les dio santo y seña de cómo se conocieron, de su noviazgo con duración de seis años, de la entrevista entre Josele y Carolina, de sus misterios, secretos y códigos entre ellos. De sus largas caminatas diarias hasta su casa ida y vuelta. De sus excursiones a Chihuahua en el camión. Todos los pormenores de la amistad que tenía con su padre, madre y hermanas. De la generosidad que tuvo con ella para terminar la carrera de médico. Su excelente labor pediátrica, su apego al estudio de los pacientes, sus habilidades y destrezas en la atención de los peques. Las virtudes excelsas, la paciencia, generosidad, las redes de amistad tejidas en donde menos se espera. −Lo que les aseguró con mi corazón en la mano es que nadie lo quiere como lo quiero yo. Es lo más valioso que tengo −dijo Sol enamorada−. Me las va a pagar este Joselito. Yo me casé con 96
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Josele y ahora resulta que mi marido se llama Joselito. Siempre tan ocurrente y botanero. −Ya lo estás conociendo. Saca cada locura nuestro hermano que nos quedamos sorprendidas. Es como tú dices, muy ocurrente y dicharachero. Vieras cómo lo extrañamos. Más mi mami, es su niño consentido y lo quiere más que a su sombra. Ha sufrido mucho la pobre durante su ausencia. Afortunadamente Jimi la tiene bien informada. Si por ella fuera, le heredaba todos sus bienes y nos dejaba pelonas a Elfega y a mí. Papá siempre ha sido muy duro con él, demasiado enérgico. Joselito nunca se ha doblegado y ha hecho su santa voluntad. José Vicente lo inscribió en Agronomía, pero mi hermano se aferró a estudiar para médico y pediatra. Pensándolo bien, fue un capricho de mi papá para que se hiciera novio de Carolina. Más bien le gustaba a don Vicente. El día de la boda me di cuenta que Josele se casó presionado, ya no la quería. Ahora con lo que nos acaba de platicar ya no la recibiremos en casa. −¿Josele les dijo que ya no la recibieran en su casa? −Mi hermano es un pan de madalena, es muy bueno. Tú ya lo conoces, no se atrevería a decirnos eso. Es muy noble, como mi madre. Nosotras somos como mi padre. La fiesta transcurrió alegre. Hubo música variada y los novios danzaron al ritmo de música norteña, cumbia, salsa y hasta danzón sobre la tierra del campo. Hizo su aparición la musa de la pintura y escultura, el compadre Manuel nos presentó sus obras de arte, sobre lienzos y figuras de madera. El primo Jimi declamó un poema de Amado Nervo, El primer beso, aún resuenan las rimas. Y en el tranvía, a un ansioso, sarcástico y curioso, 97
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que nos miró a los dos con ironía, le dije poniéndome dichoso: perdóneme señor esta alegría. Elfega declamó el amor nuevo: todo amor nuevo que aparece nos ilumina la existencia, nos la perfuma y enflorece.
Un compañero médico evocó a Neruda: para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas, desde mi boca llegara hasta el cielo, lo que estaba dormido sobre tu ala. Después toda la familia cantó Cielito lindo, El cielo de Chihuahua, En la banqueta de enfrente, Qué chula es Puebla, El corrido de Chihuahua y muchas más canciones tradicionales hasta las dos de la mañana. Al final del evento, como decía Chava Flores, váyanse enfriando porque ya nos vamos. Mi padre solía decir, se acabó la boda que los novios están ansiosos por la alcoba. Más romántico el Jimi dijo, lo que comenzó con una flor que lo consuma el amor. Yo comenté, aquí se rompió una taza cada quien para su casa. 98
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−Ustedes José Vicente y familia, váyanse para el hotel. Juan Carlos los va a llevar. −Felicidades boludos. −Gracias, hermano del alma. Te debo una −le dije agradecido. −Se me parte el alma por dejar este hueco en la familia −dijo Marisol a sus padres y hermanas vencida por la emoción−. Tengo que ir a formar una nueva familia. Es ir para no regresar. Es empezar a construir lo que ustedes ya edificaron. Es un nuevo acople, una aventura. Me voy contenta porque voy al lado de quien quiero y amo. Lo vamos a intentar de una manera diferente a como lo hicieron ustedes. Estoy segura que nos va a ir bien, con este boludo que me hace la vida alegre y divertida. No hubo lágrimas en la despedida, sólo la ocurrencia del compadre, haz honor a lo que dijo Marisol, tremendo boludo. Nos fuimos caminando abrazaditos, muy juntitos a pesar del peligro y el frío. Descendimos caminando y tardamos media hora en llegar. Cuando abrimos la puerta de la casa pasó la camioneta de mi compadre. −Dios los bendiga, los venimos cuidando −nos dijo desde el vehículo. Cuando pasó mi compadre ya estaba cargando a Marisol para introducirla a la casa. La recámara estaba cerrada y cuando la abrió se sorprendió. El piso estaba regado con pétalos de flores y un oso de peluche gigante que un día me dijo que le gustaría tener. Globos de bienvenida con frases amorosas y un lecho tibio que había que calentar. Fui al sanitario pues el alcohol ingerido durante el festejo me hacía miccionar frecuentemente. En cuanto salí sonó el teléfono y contestó Marisol. Era una llamada urgente del hospital, requerían de mi presencia por un paciente muy grave. Le di un beso a mi esposa, me puse el saco y así como estaba me fui corriendo sin parar hasta el servicio de urgencias. 99
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En el camino me encontré a Juan Carlos, quien andaba enseñándoles la ciudad a mis padres. Seguí corriendo sin parar hasta llegar al objetivo. Allí me estaban esperando. El joven doctor Hiram me platicó asustado qué estaba pasando. −Joven de 17 años tuvo un accidente automovilístico y chocó contra una barda. Hace 20 minutos que llegó, tiene vía endovenosa, conseguí un monitor que funciona deficiente, le puse oxígeno y puntas nasales. Hiram seguía narrando lo vivido y yo no dejaba de observar la dificultad respiratoria. El paciente estaba inconsciente. Revisé cuidadosamente vías aéreas, en cuello palpé la presencia de enfisema subcutáneo. Ausculté el tórax, ausencia de ruido respiratorio en hemitórax izquierdo. Los ruidos respiratorios normales en el otro lado. Con taquicardia de hasta 110 por minuto. Cavidad abdominal sin aparentes complicaciones. La tensión arterial estaba bajando, las extremidades frías y lento el llenado capilar. Estaba en estado de choque. Pasamos líquidos intravenosos de carga rápida en 20 minutos. Le dije a Flor que canalizara otra vía endovenosa con catéter grueso. Solicité equipo para intubación endotraqueal y ya tenían listo el equipo y tubo. Pedí que llevaran rápido el aparato portátil nuevo de rayos X. Se aplicaron relajantes musculares y sedación por la dificultad respiratoria severa, estaba muy baja la saturación de oxígeno. Aproveché el tiempo para intubar al paciente. Como decía Solecito prueba superada. Se tomó el estudio radiológico, que mostraba fractura de tres costillas del hemitórax izquierdo, hemotórax y neumotórax. En ese momento llegó Gustavo, el médico cirujano, quien estaba preparando el equipo para colocación de sonda intrapleural. Con rapidez y precisión logró el objetivo. Luego realizó una punción abdominal en busca de sangre con resultados negativos. Con el transcurso de los minutos, el joven empezó a estabilizarse. Los resultados del laboratorio mostraron anemia aguda. Pasamos la sangre necesaria, hasta que estabilizamos al paciente 100
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como a las seis de la mañana. Nadie se movió de su lugar y todo el equipo de urgencias cumplió la misión. El paciente continuó estable. No era paciente pediátrico, correspondía a cirugía, traumatología y neurología. Gustavo estaba en quirófano y les dijo que me hablaran a mí. Háblenle a él, por favor. No me percaté que durante todo el procedimiento estuvieron Juan Carlos y mi padre. Allí estaba papá, con los ojos y los cinco sentidos observando el trabajo del hijo. Cuando no observamos las evidencias, abandonamos la fe y pensamos que todo es sencillo. En estos casos críticos, cuando se necesitan personas entrenadas en soporte vital, nos damos cuenta de lo importante que es el trabajo grupal para llegar al éxito. Es una vida la que se preserva, es un trabajo de expertos, es una obra divina salvadora. Papá como santo Tomas, ver para creer. Estimar lo importante de la labor de su hijo, hasta entonces no comprendido ni valorado. Pensaba que sólo se trataba de consultar niños. Aprovechamos el tiempo y junto con boludo visitamos las áreas de pediatría en donde trabajaba. En la sala de neonatología observó a los niños prematuros que estaban en sus incubadoras con tubos enganchados a sus cuerpos, confiando en la buena disposición de médicos y enfermeras. Pudo apreciar la confianza con que me trataban las compañeras. En el área de pediatría apareció la familiaridad y se dio cuenta del cariño con que me saludaban las desveladas madres pediátricas. Mi amigo Juanito, postoperado de amigdalectomía, estaba despierto y me saludó de mano. −No tengo sueño, Josele −me dijo. −No te preocupes, ya son las seis y pronto te irás a casa. Cuando regresamos a urgencias encontramos a Gustavo satisfecho de la labor conjunta. −Discúlpame, carnal. Te agarré en brazos de la luna de miel. 101
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Me dijeron que el paciente estaba crítico y por eso te hablé. Te debo una. A todos los miembros del hospital les presente a papá. José Vicente estaba contento y satisfecho, como cuando se deleitaba observándome galopar en mi caballo El Sami. Volvió a deleitarse viéndome cabalgar al servicio de niños y jóvenes. Cuando salimos ya estaban dormidas mamá y mis hermanas, pero se despertaron cuando subimos a la amplia camioneta. Llegamos a la casa y salió Sol a recibirme y a colgarse de mi cuello como siempre. −¿Qué pasó? −Mi amor, prueba superada. Nos invitó Juan Carlos a comer menudo a un restaurante y toda la familia estuvo de acuerdo. El camión a Mazatlán salía hasta las diez de la mañana. Papá estaba feliz, hacía bromas y abrazaba a mamá. Sol ya era su nuera consentida, la única, la preferida. Al final, papá pagó el desayuno y le agradeció a boludo sus atenciones. Le ofreció su sincera amistad. Abordamos el autobús que nos llevaría al Trópico de Cáncer, a la playa, al mar, a la diversión, al recreo, al edén del amor. Nos dormimos durante siete horas y despertamos una hora antes de llegar al puerto de la fiesta nupcial. El despertar fue sorprendente por tener a la mujer amada a mi lado, contemplando su bello rostro, el frágil cuerpo, con movimientos de sobresalto, la respiración rítmica, que daba vida a ese ser excepcional. En cuanto abrió los ojos la cubrí de besos y le susurré al oído. −Te he venido contemplando todo el camino, dormilona. Se incorporó lentamente, bostezando y estirando las extremidades. Me abrazó y me habló al oído.
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−¿Cuánto falta para llegar al paraíso? −Ya estoy en el cielo contigo. La boda de miel nos espera. Mi amor, prepárate porque el lobo está hambriento. −¿Ya vas a empezar con tus ocurrencias Joselín? −se sacudió jugueteando. Luna de miel significa dulcificar la relación, hacer los momentos de diversión como paleta de pirulí. La recreación, como chocolates en forma de corazón. El desayuno con hot cakes enmielados. La comida del mar, con peces bonitos de rayas geométricas. La cena con bombón asado color de rosa. La noche impregnada con olores de dulce sexualidad. Hacer un recorrido por todo el universo de la piel y sus mucosas, pletórica de receptores sensitivos que excitan a las glándulas secretoras de amor. Reconocimiento del rostro de tu amado o amada, tocarlo muchas veces, para conocer esas facciones que son tan seductoras. Dibujar en el rostro los músculos que se activan para generar una sonrisa sensual. Hacer una reunión de ambos cuerpos desnudos que se reconozcan parte por parte, hundimientos y salientes, tersura con aspereza, que se deslicen suavemente por ríos cristalinos de agua y sal. Como parte final del acto amatorio, activar la miel, con movimientos de los músculos, ligamentos, tendones y articulaciones para que generen posiciones placenteras, asociados a respiraciones y latidos apresurados hasta llegar a la inserción recurrente que impregna de semilla la casa de la fecundación. Al mismo tiempo aparecerá la satisfacción recíproca. Por eso se llama luna de miel, porque dulcifica a la pareja. Participan todos los sentidos, los músculos estriados, los lisos, los vasos sanguíneos y las vísceras. Se libera un flujo inmenso de secreciones que se vierten a un conducto o al exterior y se generan muchos mililitros de neurotransmisores. Se hospedaron en un hotel de mediana categoría enfrente de 103
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la playa. Visitaron el malecón, restaurantes convencionales y especializados en comida del mar. Fueron a la Isla de la Piedra, visitaron el acuario y se recrearon en parques acuáticos. Hasta viajaron en un yate comercial para navegar por el mar. Bonita pareja, ella de tez blanca como una merluza, cara bonita, resaltada de facciones finas, cuerpo delgado bien proporcionado. Muy eutrófico, diría Joselito. El galán, de tez blanca intermedia, cara simpática, complexión atlética, músculos pectorales resaltados, los de las extremidades superiores e inferiores bien marcados, los glúteos bien proporcionados. Muy papacito, diría Marisol. El sábado recibieron una visita sorpresa. Todavía no despertaban cuando tocaron a la puerta. Le dijo Josele a Marisol, si es del hospital diles que no soy, no estoy, no tengo. Les abrió Marisol cubierta con una toalla y penetraron don José Vicente y el compadre Manuel. El buen Jimi fue quien los trasladó en su camioneta wagoneer. −¿Cómo amaneció, compadre? −Muy bien −respondí desde la cama y tapándome con la sábana. −¿Dónde está mi niña hermosa? −Aquí, papá. De este lado. Cuando pasó hacia el otro lado de la cama, se dio cuenta que estaba desnuda. −¡Ah, caray, todavía están encuerados! Los esperamos afuera −dijo y salieron en tropel. −Llegamos desde el miércoles y nos hemos divertido a todo dar, ¿verdad, compadre? −comentó el Jimi, quien ya también era compadre Manuel. 104
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Seguramente andaban en antros con bebidas y mujeres. Eso le encantaba al trío de desordenados. Sí les creí que se la estaban pasando a todo dar. Tenía abrazadas a mi madre y a Sol en una banca del malecón. Mamá, junto con mis hermanas, se divertían en la recreación acuática. Me platicaron que navegaron en el mar en un yate y hasta la isla fueron a visitar. Estaban hospedadas en un hotel que tenía diversión familiar nocturna. Respetaban tiempos y espacios para la diversión. Ellas se veían rozagantes y ellos ojerosos, marchitos y desvielados. Después del desayuno, mi mamá y hermanas se llevaron a Marisol. Yo me quedé con los parranderos, quienes se jactaban de la pisteada y de las bellas mujeres que los entretuvieron las noches pasadas. Eran unos desenfrenados, no los contenía el freno de disco ni el de mano. Dios los junta y ellos se acomodan. Me invitaron a una visita a los antros nocturnos, aunque de antemano sabían que no me gustaba asistir a esos lugares. −Papá, tú ya sabes que no frecuento esas actividades. Ustedes vayan, diviértanse, yo me voy con Sol, mamá y mis hermanas. De veras, papá, no me entona tu cantada. Yo soy monje gregoriano, tú eres integrante de la Sonora Santanera. Pero recuerda, el que no vaya contigo no significa que no te quiera ni que no sea tu hijo. ¿Me entiendes, José Vicente? Soy tu hijo y te quiero, pero no voy. Todo el conjunto se rió, hasta la carcajada. Por la mañana disfrutamos el día juntos. Como cuatro hermanos, fuimos a comer mariscos a un lujoso restaurante donde servían meseras muy guapas. El Jimi le pagó a una para que me coqueteara y se me sentara en las piernas. Cuando esto sucedió, le hablé con cortesía. −Señorita, le agradezco el cumplido, pero si me ve mi esposa 105
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nos mata a los dos. Es muy cabrona, de armas tomar. La muchacha se fue asustada y los canijos no pararon de reír hasta después de un buen rato. −Qué les dije, es puntalero igual que yo. Le faltó lo putañero −comentó José Vicente. Ya en la noche, ellos se fueron al paseo nocturnal y yo llevé a Sol, mamá, mis hermanas al malecón. Allí nos sentamos a platicar de Teziutlán de mis amores, los recuerdos de la infancia y juventud. Estaba abrazando a mis dos consentidas. Sol no dejaba de besarme aun delante de ellas. Yo les dije que desde que nos conocimos era dulce, tierna y apasionada. Entonces estábamos enmielados después de la boda. Estuvieron riendo un buen rato con los chistes, bromas y anécdotas que contábamos Sol y yo. −¿Oigan y así son siempre? −Casi siempre, sólo descansamos cuando dormimos −contestó Sol. Se las ganó con su simpatía y les cautivó el corazón, sobre todo a mamá. −Oye, mijo, pues qué le diste a tu papá que anda muy contento desde la otra noche que fueron al hospital. −No sé, mamá. Yo sólo le mostré el sitio donde trabajo y algunas actividades que realizó. −Pues anda muy contento y muy sospechoso con tu primo Jimi. Formaron el perfecto trío ahora que se les había agregado su nuevo compadre Manuel. Ahí con tu permiso, Sol, pero son un trío de sinvergüenzas, libertinos. −Mi papá es conocido, reconocido y diplomado en la materia −dijo Sol. 106
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−Pues mi viejo hasta licenciatura ha de tener −contestó mamá. Todas rieron ejercitando los 34 músculos de la cara, sobre todo los risorios. Fue una noche mágica donde el buen humor estuvo presente, desde el mar hasta el cielo. −Mamá, cuídense y enciérrense, no le vayan a abrir a los borrachos. Que se duerman con el Jimi. Mañana es el último día, descansen. Al atardecer del domingo, me llevó papá José Vicente a caminar al malecón. Lo mismo hizo mi compadre Manuel con su hija. Ya el sol se estaba despidiendo y lo claro del cielo azul adquiría tonos grises hasta que llegó lo negro, lo oscuro, lo misterioso. −Quiero hablar contigo de hombre a hombre. Soy tu padre. Ahora que conozco tu forma de ser me da gusto verte feliz. Sé que no he sido un cooperador activo en la obra y quiero preguntarte, ¿por qué no me tienes confianza? Me hablas poco por teléfono, no me comentas tus planes, no eres muy afectuoso conmigo. ¿Qué pasa en esta relación, hijo? ¿Qué me falta a hacer? Miré la tristeza en sus ojos de hombre impositivo y le contesté con una sonrisa de niño travieso. −Mira, José y Vicente por apellidos Corte y Alatriste, te voy a ser sincero. Eres un padre a toda máquina. Autoritario e impositivo, sólo tus chicharrones truenan. Tus indicaciones son la ley y el orden, parte de una filosofía dogmática. Además eres proclive al vino, las parrandas y las mujeres de dudosa reputación. Esa es parte de tu filosofía hedónica no útil. Eres un líder natural, muy trabajador, tesonero, inteligente, emprendedor, empresario comprometido y responsable, parte de tu filosofía capitalista y marxista. Eres un tipo extrovertido, alegre y cariñoso con todos nosotros, sobre todo con mamá, para quien eres la vida misma. Eso es parte de tu temperamento sanguíneo. Esa es tu manera 107
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de ser y la respeto, pero hay acciones que no admiro. Por favor, papá. Entiéndeme, Vicente, ¿quieres que sea como tú? ¿Que me comporte como tú? No puedo, yo no fabrico esas proteínas Corte y Alatriste, no son tan expresivas en mi persona. Soy como mamá y mi abuelo Gabriel, soy más Rubio y Escamilla. Más tranquilo y sosegado sin dejar de ser valiente, atrevido e inteligente. Soy más hombre lógico que instintivo, soy más cordero que lobo. Soy más Joselito que Vicentito. Papá, para mí eres el mejor padre del mundo, desde siempre te he aceptado como eres. Te dije primero tus defectos, pero fíjate qué bonito limpié tus defectos con las virtudes. Porque si algo tienes grande en tu corazón, es el cariño que sientes por mamá y nosotros tus hijos. Si me he alejado de ustedes ha sido porque siempre me insistías que Carolina era el mejor regalo que me había tocado en la vida. Fue una desgracia de la que apenas me estoy reponiendo. Mi salvación fue Marisol, eso sí es lo mejor que me ha pasado en la vida. Fíjate bien, no te hablaba porque no quería que me oyeras triste, llorando como desesperado, derrotado. Estoy seguro que eso te hubiera devastado. Se sentó José Vicente en la banca del malecón con las manos en la región temporal apretando la cabeza. −Levántate, papá. Delante del mar y del cielo, te confieso que eres lo mejor que Dios ha mandado para mí. ¡Ánimo!, ¡ánimo!, no llore viejote. Porque usted es el hombre más hombre que conozco. Seguimos caminando por el malecón con paso lento, con la catarsis en actividad. −Te has dado cuenta que estoy feliz y que vivo contento; que me faltan cosas materiales, pero no el amor. He aprendido a ser sustentable por mis propios esfuerzos. Yo que estaba acostumbrado a los lujos, a irme en coche a todos lados, hasta a la tienda de la esquina. He aprendido a navegar con mis dos patitas, a co108
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mer en sitios modestos, a vivir en casa de asistencia, a divertirme en solitario cuando aún no conocía a Sol, a ser un lector activo. Lo más importante, papá, fue encontrar a Dios, del cual no puedo desprenderme, porque es el que me ha acompañado en mis dolores y tristezas. Recuerda, Vicente, que también es tu padre. Poco a poco se le fue serenando el corazón al viejo. No habló en todo el trayecto, pero los últimos 200 metros antes de llegar al hotel, me tomó del hombro y así nos fuimos. −Qué bonito es lo bonito, hijo −me dijo frente al modesto hotel−. Venía con mucho coraje contra ti, y ahora me voy muy contento, satisfecho. Los esfuerzos no han sido en vano. Se ha forjado un hombre como yo hubiera querido ser. Con ese estilo tan integral, un caballero en toda la extensión de las buenas costumbres. Nunca es tarde para rectificar. Con esta lección de vida, trataré de ser mejor los años que me quedan por vivir. Oye, hijo. Perdóname, sé que en tu vida no es preponderante el dinero. Sin embargo, me atreví a comprar una casa para la familia allá en Parral, en una colonia que se llama AltaVista. También compré en la agencia Nissan un auto nuevo automático para cuando vengamos. Noté su agüite, pues sintió que había cometido un error después de lo que platicamos. Le di la mano y un abrazo. Le agradecí el haber ido y llevar a la familia a compartir la festividad de dos corazones que se aman. Al ver mi reacción me dijo lo siguiente. −Te voy a pedir de favor que recojas la factura del carro y las escrituras de la casa con un abogado. Allí dejé la nota en la mesa de tu casa. −No te preocupes, José Vicente. Todo se hará como tú lo ordenes. No se nos acabó la miel. En el regreso a Parral en el camión, 109
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continuamos bien abrazaditos a beso y beso. Habíamos dormido bien la noche anterior, y ahora disfrutaríamos la señorial sierra de Sinaloa y su misterioso espinazo del diablo. Me preguntó Sol en el camino si alguna vez había estado tan feliz. Le respondí que durante la vida hay diversos contextos en tiempo, espacio y personas, que cada uno tiene mucho de felicidad. Acontecimientos dentro de la familia, el deporte, los amigos, la sexualidad, el amor, que la vida te da oportunidades para sentir un bienestar pleno, en diferentes etapas. Pero que lo vivido con ella era real, hermoso e inolvidable. El mejor momento de felicidad. Le comenté que lo importante no es lo que estamos viviendo, sino mantener el ritmo. −Esto apenas empieza. Hay que tener fe en Dios y en nosotros. −Hasta pareces filósofo, Joselito Pitágoras. −Mira nada más, incipiente musa traviesa. Pitágoras era filósofo. Vivía en Grecia pero fue conocido por matemático. El del famoso teorema pitagórico, el cuadrado de la hipotenusa. −A ver, a ver, explícame mejor. Cómo es que conoces Grecia −expresó juguetona. −Como se trata de sincerarnos, te voy a platicar una etapa de mi vida, Solecito. Sólo te pido que no te vayas a reír. No es broma, es en serio. Dios me lo ha permitido y también la solvencia económica de mi padre. En mi etapa universitaria, viajé por casi toda la República Mexicana con unos amigos de Puebla. En época de vacaciones nos íbamos en plan de aventura en camiones como éste, en un carro de mulas, en burro, en caballo, hasta en avión. Fue una de las etapas de desorden universitario. Cuando me separé de Carolina, me tomé un mes de libertad antes de empezar a trabajar como pediatra. Tenía dinero guardado del que me mandaba mi papá cada mes porque el sueldo era poco. Fui a una agencia de viajes para irme hasta el fin del 110
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mundo. En esa época sólo había una promoción para conocer Europa con un grupo de personas católicas, sólo había un boleto y lo compré. En este contexto tenía extraviado a Dios a pesar de la adversidad. Cuando me integré con el grupo, en su mayoría personas de edad avanzada jubiladas o pensionadas, me di cuenta de lo bello de la vida. Todavía no llegábamos al destino y todos oraban con mucho entusiasmo hasta que me contagiaron. En esos viajes, llegas, vas de visita, comes, duermes y avanzas. Son desgastantes pero te diviertes. Yo compartí cuarto con el sacerdote jefe del grupo. Era de Guadalajara, un joven con una preparación teológica y filosófica excelente. Era un filósofo teórico, la práctica tenía como ingrediente principal el amor. Era un guía de turistas con una sapiencia profunda, aparte simpático, entusiasta y carismático. A pesar de la confianza no le platiqué mi problema, pues estaba deprimido. Conocí Santiago de Compostela. El templo tiene un incensario de metro y medio que se desplaza por el gigantesco santuario llamado botafumeiro. Estuve en Francia, en una gruta donde se apareció la Virgen que lleva su nombre, Lourdes. La gruta es santa y sagrada, es testigo de muchas curaciones milagrosas. Hay un camino y en el trayecto hay llaves de donde obtienes agua para sanarte. Yo me puse en el corazón y en la mente. Conocí el extenso y automatizado santuario de Fátima, a donde concurren miles de gentes en busca de ayuda y de paz espiritual. Conocí Zaragoza y la Virgen del Pilar. Vacacioné en Florencia, Pisa, Venecia, Roma, Abad y Asís. Los últimos nueve días fuimos a Tel Aviv. La ruta fue Belén, Nazaret, Galilea, Jericó y Jerusalén. Allí estuve en el Santo Sepulcro, las Siete Colinas y el Muro de los Lamentos. Fue un viaje que me dejó más tranquilo porque reconocí a Dios y a la fe que tanta falta me hacía. Hice muy buenas amigas, Fabianita, Rosalinda, Florecita, Vida, María Elena, Pilar, Antonio y Rubén, senectos amigos que hicieron de mi viaje un consuelo espiritual. Aún recuerdo las palabras del padre Roberto, si tienes lastimado el corazón no estás preparado para amar. Deja que sane y hasta entonces encontrarás el verdadero amor. Por eso vida mía, cuando me observabas reticente 111
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en el hospital, Josele no era arisco, lo hicieron. −Mira nada más, qué sorpresas nos da la vida. Vengo sentada y amando a un trotamundos y aventurero viajero −dijo Sol mientras lo acariciaba y besaba−. Mi amor, eres muy guapo, pero más que la guapura, tienes algo que te hace interesante. Eres inteligente, elegante, arrogante y seguro de ti mismo. Te voy a confesar algo, cuando te conocí no me inspirabas confianza, me dabas miedo. Pensé que eras eso que tú dices, reticente. Pero conforme te estudiaba me di cuenta que eras humilde, simpático y sencillo. Ahora sé que tenías tu barrera que te protegía del desamor y sufrimiento. Eres la incógnita de una ecuación que poco a poco se va descifrando. Voy a continuar esperando tu confesión fraccionada para ser el entero que aún no se manifiesta. −Marisol, ya tenemos varios años juntos, la convivencia apenas empieza. Cuanto más cerca estemos, la incógnita se irá descubriendo. No soy muy complejo, soy sencillo. Lo principal es que nos amamos. Llegamos a la casa y antes de entrar le dije que me esperara tantito para meter las maletas. La volví a cargar hasta la recámara y cuando descendió le dije, Marisol, que quede claro cuantas veces lo desees te voy a cargar. Como un símbolo de que las caricias en nuestra unión nunca sobrarán. Sigamos igual de cariciosos en cualquier lugar. Vivamos para atendernos mutuamente. Que las demostraciones de amor sean para siempre. Únicamente te pido un favor, no vayas a ponerte gorda porque no te voy aguantar. Reímos como locos. Se acostaron en decúbito dorsal y así estuvieron abrazados un rato. Luego, Josele inició el discurso. −Sol matutino, porque es de mañana, te voy a contar sobre un síndrome que se llama de Munchausen o por poderes. Es una enfermedad mental, una forma de maltrato infantil por parte 112
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de la madre. En esta enfermedad, la mamá crea síntomas falsos o provoca síntomas reales para que parezca que el niño está enfermo. Las personas adultas engañan a los demás haciéndose los enfermos a propósito o lastimándose ellos mismos. Hay una historia de mediados del siglo XVIII, de una obra de teatro fantástica. De las aventuras del Barón Munchausen, quien al final de la obra pronuncia esta sentencia, todo aquel que tuvo el talento para hacerlo, fue entonces feliz para siempre. Durante la especialidad, me tocó el caso de un niño con múltiples internamientos por cuadros de bronquitis, bronconeumonía, gastroenteritis e infección urinaria que ya había sido operado de apendicectomía y amigdalectomía. Federico era un niño muy retraído, con la mirada triste y melancólica. La madre era una persona morena, sexi, guapa, atractiva y alegre. Como decía mi compadre Fausto, de muy buen ver y mejor palpar. Pues bien, como te venía diciendo, el maestro José Luis me puso a investigar el caso. Tuve que hacer un resumen, formar diapositivas y presentar el caso. Todo esto en tres días. Estuve muy afanoso interrogando a la señora, quien descaradamente empezó a coquetear conmigo. No le seguí el juego y le comenté que me podían suspender la especialidad si me descubrían chacoteando con ella. Después de eso, respondió con seriedad el resto de la entrevista. Tenía una amiga psicóloga infantil que conocí en un baile universitario. Acudí con ella y le presenté el caso. Le interesó tanto el pacientito que me pidió la llevara al hospital para poder ayudar en el diagnóstico y atención del niño. Le platiqué al pediatra José Luis si la psicóloga Mónica podría participar en el caso porque ella estaba haciendo una investigación sobre este tipo de pacientes. El maestro solicitó oficialmente interconsulta. Como no había especialistas de psicología infantil en la institución se le concedió el permiso. Mediante catarsis en la segunda entrevista, la mamá confesó, fabricar los síntomas de su hijo. Expresó que mantenía una relación sentimental con un pediatra llamado Víctor y como los dos eran casados, la única manera de verse era en el hospital. Aprovechando las noches, cuando estaba dormido el niño, se 113
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iban al festival de la sexualidad. La psicóloga, le prometió a la señora guardar el secreto. Mónica le asesoró para que comprendiera que ese tipo de vínculo estaba afectando a su hijo, quien tenía síntomas de ansiedad y depresión. Al final le manifestó que era una forma cruel de maltrato infantil y que, si se llegaba a descubrir la verdad, no le iba a ir muy bien desde el punto de vista legal y seguramente iría a parar a la cárcel el resto de su vida. Hasta entonces le cayó el veinte a la abusadora. El maestro y yo fuimos a la casa de Mónica y allí nos relató los pormenores, el diagnóstico, el tratamiento y nos recalcó el secreto de confidencialidad. Nos pidió que pospusiéramos la presentación del caso dos semanas. El propósito era dar a conocer el caso cuando ya no estuviera internado el niño. Así lo hicimos, presentamos el caso de un niño con síndrome de Munchausen ejercido por poder materno. La psicóloga infantil continuó el control del caso del paciente y su madre a nivel particular pues el temor al castigo la hizo reaccionar. El maestro José Luis habló con el pediatra Víctor para explicarle la situación que estaba creando en forma involuntaria y avisarle que si no paraba esa relación lo reportaría a las autoridades del hospital. Qué curioso que por voluntad de poderes se frustró la relación que hacía daño a Federico. Nunca más volvió a estar internado los tres años que estuve de residente. Ahora mi niña bonita −Sol fingió estar dormida − no te duermas o no te vuelvo a contar otro cuento. Ella se incorporó, lo abrazó y besó. −Sí, mi amor. Por voluntad de poderes sedúceme. Se revolcaron en la cama juntando sus cuerpos. −Cuéntame mi amor, yo quiero ser pediatra. −Este caso es más procaz. Tengo un primo en Puebla, hijo de una hermana de mi mamá. En ese tiempo era estudiante de sexto año de la carrera, médico interno de pregrado. En esta etapa 114
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yo practicaba con Tomi en una institución médica de Puebla. En este hospital los médicos internos tenían amplia jerarquía y yo era practicante novato de primer año. Un día de tantos me llamó al servicio de urgencias y estaba muy sospechoso. Me dijo, oye, Josele. Quiero que me hagas una valona. −¿De qué se trata, primo? −Mira, me voy a meter al cuarto tres y le voy a realizar una venodisección a un niño. Nadie le ha podido canalizar una vena. Procura que nadie me interrumpa y no dejes entrar a nadie. Sólo en caso de que veas venir al padre del niño, el esposo de la señora, me avisas de volada. El código de emergencia van a ser tres toques a la puerta en forma continua. Mi primo Tomi era formal en el trato. Sin embargo, no me dejo convencido su argumento. −¿Estamos, primo? −De acuerdo, mi Tomi. Estuve vigilante como 40 minutos, al cabo de los cuales no hubo interrupción alguna hasta que vi al esposo venir a los lejos del pasillo. Toqué tres veces y no tardó en salir el temerario médico. Nos fuimos en sentido opuesto al del esposo hacia el cuarto de médicos. Allí estuvimos platicando un rato y lo único que me llamaba la atención era que estaba rubicundo y sudoroso, hablaba cansado y se quedaba dormido a ratos. Me creí lo de la venodisección, pues hay actos médicos que son difíciles de realizar y te dejan exhausto. Cuando se espabiló me dio una orden. −Ahora, Josele, ve al cuarto y llévate el estuche de diagnóstico y el estetoscopio. Hazle una exploración física minuciosa al niño y luego les dices a los padres que probablemente en dos horas 115
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se va a ir a su casa, que lo que tiene es un cuadro de amigdalitis aguda. Así lo hice. Allí estaba el niño dormido y la preocupada madre rubicunda con las manos en la cabeza. Estaba somnolienta y el esposo sonriente del otro lado de la cama. Hice la revisión como me dijo Tomi. No había señal de venodisección ni nada parecido. Les comenté que probablemente el niño saldría de alta en dos horas pues había mejorado con el tratamiento. Asunto arreglado. Síndrome de Munchausen por placeres de la madre y el médico. El Tomi sedó al niño con unas gotas de trifluoperazina mientras disfrutaba una relación carnal con la mamá. En la residencia médica, algunos compañeros procaces decían con frecuencia, se interna madre buena para vigilancia de su hijo sano. −Eso ya es de más, Josele. Qué gente tan estúpida. Aunque haya sido tu primo, tú, Josele, fuiste cómplice. Inocente pero cómplice, viejo libidinoso. −Sí soy libidinoso mi amor, pero sólo cuando estoy contigo. No te enojes, mi Sol matutino. Empezó el festival de caricias íntimas y el encuentro sexual de una pareja que se ama. Se quedaron dormidos hasta las dos de la tarde. Se bañaron juntos en la regadera y se fueron a comer al Viotema. Por la tarde llegaron entusiastas a conocer bien el departamento donde habitaban. Llevaban poco tiempo viviendo ahí y Josele lo utilizaba como consultorio y como sala de lectura. Las comidas eran externas y no funcionaba como casa para la pareja. Ambos hicieron la tarea, revisaron el funcionamiento de la estufa, la disposición de la cocina, que tenía alacenas con despensa alimentaria bien surtida y ordenada. El frutero contenía frutas frescas recién compradas. El refrigerador con suficientes alimentos. El antecomedor muy sencillo pero nuevo, con sillas de madera estilo moderno. La sala muy bonita, muebles elaborados 116
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con madera de Guanacaste, tres sillones con cómodos cojines, con cuadros negro anaranjado, muy confortable y vistosa. En la recámara de la entrada estaba el consultorio, bien equipado con un cheslón que servía como mesa de exploración para adolescentes. Había una vanguardista mesa exploratoria para niños. Un archivero metálico con cajones servía para guardar expedientes y documentos importantes. Un escritorio actualizado de madera con cajones funcionales. Sobre el escritorio estaba la máquina de escribir nueva marca Olivetti. Dos sillas cómodas acojinadas al frente del escritorio para ocupar por los padres del paciente. Un moderno sillón giratorio confortable para el pediatra. Una lámpara de las llamadas de chicote para auxiliar la visualización a los pacientes en algunos procedimientos delicados aunque la iluminación de la sala era magnífica. En el anexo a la mesa de exploración estaba una mesa de mayo con charola que contenía instrumentos para revisar a los niños. Estratégicamente colocados estaban un moderno estuche de diagnóstico, estetoscopio littman con doble cápsula, instrumental para extraer cuerpos extraños, un infantómetro, una báscula para pesar bebes, báscula para adultos con estadimetro. Todo listo para iniciar su funcionamiento. Aún no habían hecho promoción para iniciar actividades pero ya estaba dispuesto todo lo necesario y la voluntad de los empresarios. En el aspecto de los permisos para Hacienda y el pago de impuestos, ya se había encargado la contadora Flor, hermana de Sol. En lo relativo al sector salud, Josele ya había llevado sus documentos con el jefe de la jurisdicción y en la semana le entregarían el permiso para ejercer la profesión. Todo estaba en regla para comenzar. En la recámara de la parte media aún no había entrado Marisol. Había un clóset empotrado en la pared y en las otras dos paredes amplios libreros que estaban ocupados por libros bien acomodaditos, labor realizada por Josele y su compadre Manuel. 117
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En un estante especial estaban los libros de medicina de Marisol. −Mis padres se encargaron de traer mis libros de Puebla −comentó Josele. −¿Entonces los libros que me enviaste a la escuela los compraste? −Sí, mi amor, los tenemos duplicados, aunque más actualizados. Los antiguos los donamos a la escuela. Por eso no te preocupes, mi pequeña saltamontes. En un costado de la recámara había un sillón muy cómodo con diferentes posiciones para descansar, una lámpara cercana y un aparato estereofónico con varios casetes para escuchar música instrumental. En la recámara de los esposos aún no había hurgado Sol. En la parte superior del clóset había cobijas para esos tiempos de frío, había sábanas y edredones. En el interior estaba ropa de Josele, camisas y pantalones impecablemente planchados. En los cajones había camisetas, calzones y calcetines. La labor de lavado y planchado era realizada por doña Amparito. −Ya nada más falta que traigas tu ropa de la casa. En esos asuntos no nos metimos mi compadre y yo. Dijo que eres muy especial en esos menesteres. Se salió Marisol de la recámara triste. No pensaba que Josele fuera capaz de dejarla fuera de la jugada. El silencio fue interrumpido por Josele. −Oye, chaparrita, acompáñame al cuarto de los libros a acomodar estas revistas. Marisol realizó la tarea conforme y Josele se quedó parado observándola. Ante tanta insistencia, preguntó Marisol. 118
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−¿Qué Josele? ¿Qué traes? ¿Cuáles son las revistas? Se dirigió al clóset y lo abrió de par en par. Había vestidos, sacos, chamarras, blusas, faldas, pantalones, trajes deportivos y tres trajes quirúrgicos para médica nuevecitos. En los cajones, ropa interior bien acomodada, pijamas, calcetas y calcetines. En el piso, zapatos de diferentes estilos, tenis y zapatos de médica. −De esto yo no soy responsable. Socorrito, Charo y Flor, ellas se encargaron. Saben todo de ti y te conocen mejor que yo. Lo abrazó con todas las fuerzas de agradecimiento y no pudo contener el llanto. −Sol, fíjate bien. No es una prueba ni nada por el estilo. Debí empezar con tus cosas porque eres lo más importante para mí. Sin embargo, empecé por lo mío, por lo que tengo desde hace mucho. Lo cuido para bien de la economía familiar. Puedes darte cuenta que tengo ropa de buena calidad y considero que es bastante. No se notan los cambios, parece nueva. Me di cuenta que te dio sentimiento pues pensaste que te hice a un lado cuando no viste tu ropa cerca de las mía. Te pudo, fue tu primera frustración. No hablaste y te pusiste triste. Prueba no superada, mi amor. Debiste manifestar tu inconformidad. El día que tú me hagas a un lado o me lastimes, voy a protestar para que no haya malos entendidos. No quiero víctimas en esta casa, quiero una mujer que comunique sus inconformidades para que yo te pueda entender y comprender. Ya me quedé demasiado tiempo callado y humillado y no voy a permitirme lastimarte o que tú me ofendas. ¡No, señor! Te amo, ya eres parte de mi vida y voy a hacer lo posible porque te sientas bien contigo misma. Para que te sientas a gusto, pongo a tu disposición lo poco material que tengo y la vida misma. −Discúlpame, amor. Tienes razón, sentí gacho y me dieron ganas de llorar. Debo pagar mi culpa sin tardanza. Te voy a pagar 119
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con bienestar −comentó Marisol apenada, y luego se colgó del cuello del atleta y lo empezó a acariciar y besar, terminando la faena reconciliatoria en el suelo frío de la recámara−. ¿Sabes qué, Josele? Un día cuando niña soñé que era una reina, pero ahora sé lo que es ser una reina y tener a mi lado a un poderoso rey que me protege, asegura y me ama. Ya iban caminando para la casa de sus padres cuando llegó una señora de condición humilde con un niño en brazos y solicitó consulta. −Pásele, señora, aún no tengo recibos del consultorio, pero si recetas. Ella es mi esposa Marisol, también es doctora. Se realizó el protocolo de la consulta. El niño tenía un cuadro diarreico agudo y estaba desnutrido, mal cuidado, y en condiciones de higiene deficientes. Afortunadamente se encontraba hidratado. Lo que le favorecía era que tomaba leche materna. Este factor lo mantenía en el borde entre la salud y la enfermedad. Le dimos asesoría nutricional, la manera correcta de preparar suero oral y le indicamos continuar la lactancia materna, sabiendo que no tenía para realizar exámenes de laboratorio le di tratamiento empírico para amibiasis porque llevaba evacuaciones con moco y sangre. En el momento del cobro me dijo que no tenía dinero y que un pediatra le dijo que fuera conmigo. Le regalamos una parte de la fruta fresca, un sobrecito de suero oral que tenía en el consultorio y un billete de 100 pesos que era el precio de la consulta. Así se inauguró el consultorio pediátrico. Ellos se fueron contentos y nosotros abrazados y juntos. Emprendimos el camino a la casa de mis suegros y cuñadas. Les llevamos unos regalos que compramos en Mazatlán. Al otro día me levanté temprano y fui a saludar a Juan Carlos. Ya habíamos platicado de la posibilidad de que Marisol hiciera 120
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el servicio social en el IMSS. Llamó al jefe de enseñanza don Ramón, buen amigo. En cuanto llegó, saludó muy amablemente. −Con la novedad, estimado Josele y querido boludo, que Marisol, orgullosamente parralense y trabajadora fundadora de este hospital, ha sido admitida como pasante médico en servicio social. Josele, dile que se reporte conmigo la próxima semana para que le asigne funciones a desempeñar. Otra cosa, antes de que se me olvide, ya la dieron de baja en la SSA. Para nosotros es una buena noticia porque ella es de las fuerzas básicas progresistas, que, de ser trabajadora del área de la cocina, tuvo la osadía de terminar la carrera médica. ¡Muchas felicidades, estoy para servirles! Me levanté y le di un fuerte abrazo a don Ramón por la noticia. Salió apresurado para continuar sus labores médicas. Todo en santa paz. −Se te nota la felicidad a leguas, hasta más flaco venís, pelado. Sigue disfrutando la semana de vacaciones y dale los parabienes a Sol. Continuamos en la jugada −me dijo el boludo. No había caminado ni 20 pasos, cuando me gritó boludo y regresé con prontitud. −Oye, pelado, el paciente que viste antes de irte de vacaciones evolucionó bien y ya salió de terapia intensiva. Está en franca recuperación. Es hijo de un empresario de Monterrey. Prueba superada, Josele. Regresé muy contento a la casa y allí estaba mi fiel escudera en la cocina, fabricando unos chilaquiles verdes con queso, un licuado de papaya y para rematar con broche de oro, pan de dulce. Estaba frente a la estufa en el retoque final y la tomé por atrás. La abracé por la cintura y le hablé al oído. −Chaparrita, te tengo una buena noticia. A partir de la próxi121
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ma semana, eres pasante en servicio social del Seguro Social. Te tienes que reportar con don Ramón la semana que viene. Ya te dieron de baja de salubridad. Giró los 180 grados, brincó de alegría y cruzó las piernas colocándolas sobre mis muslos. Completé la misión de carga y besó mis labios en repetidas ocasiones. −Es la mejor noticia que me has dado. Era un sueño regresar al sitio donde empecé a trabajar. Hubo gente que no creyó en mí y ahora regreso para demostrarles que sí se pudo. Que todos en la vida podemos alcanzar nuestras metas a base de disciplina, esfuerzos, sacrificios y teniendo personas como tú, mi amor, apoyo incondicional, formador y forjador de estudiantes. −Había un compañero que me traía en jaque, un tipo arrogante que se sentía muy carita −me contó un día Marisol−. Era popular en la escuela, además era estudioso y buen deportista. Un día fue el colmo, y delante de mis compañeros en el aula, me dijo que estaba desesperado porque no le hacía caso y que si no le correspondía se iba a suicidar. Yo le contesté molesta, dicen que la muerte más efectiva es la muerte socrática. Ve a la central de abastos, compra una hierba llamada cicuta, te haces una infusión bien cargadita y en cuestión de minutos se te paraliza todo. Así vas a morir feliz, con todo parado. Todos los compañeros del salón se rieron estruendosamente. Me tomó de los hombros y se me quedó viendo a los ojos. Luego me dijo, vas a caer, hasta la fecha nadie se ha resistido a mis encantos. Entonces se tocó los genitales. Le respondí molesta, ¿sabes por qué no te hago caso? Porque cada vez que hablas te apesta el hocico. Además, quiero que sepas que estoy enamorada, muy enamorada de un hombre y no de una imitación. Estoy enculada, ¿sabes qué es eso? No creo que tú lo sepas, macho. Es estar hasta el culo por un hombre. Todos se quedaron callados, me salí del aula y me fui a la biblioteca. Allá me fueron alcanzar mis amigos y amigas, quienes me felicitaron por finalmente ponerlo en su lugar. Unos 122
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días después, delante de todos los compañeros, me pidió una disculpa. Reconoció su error y me pidió que fuéramos amigos. Acepté la disculpa, le di la mano y un abrazo fraterno. Nunca más me volvió a molestar. −Así es, mi niña. Así quiero que seas, que no te dejes de nadie, ni de mí mismo, por si alguna vez te quiero hacer daño. Esto nunca va a suceder, estoy casi seguro. Estamos sentando unas buenas bases para una estupenda relación. Le dije que no iba a ver asignación de funciones, aquí cada quien haga lo que tenga que hacer. Soy un filósofo anarquista. Me desempeño mal para lavar, planchar y cocinar, pero soy bueno para lavar trastes, barrer y trapear. Me gusta sobre todas las cosas trabajar en mi profesión, asear la casa, tener en orden la ropa y los libros no con obsesión. Me gusta limpiar los carros, pero eso será cuando tengamos uno. Me encanta hacer deporte, caminar, trotar y correr. Soy muy bueno para mandar a lavar y planchar la ropa. Me encanta vestir limpio y elegante. Cuando no tengo donde comer voy a un restaurante saludable. En la actualidad, lo que más me encanta, me gusta y me fascina es hacer el amor contigo. Quince días después de la llegada, Sol era pasante en servicio social asignada a medicina preventiva, fisiatría y rehabilitación. Promotora para la prevención de la salud. Turno de siete de la mañana a tres de la tarde, de lunes a viernes. Fue el inicio de una vida laboral cerca de la familia, en donde pretendes demostrar la capacidad adquirida en el área médica. Vienes a promover todos los programas de medicina preventiva. Ayudar a tus paisanos, a que tomen mejores decisiones en cuanto a la salud. Promoción de la lactancia materna, aplicación de vacunas, uso adecuado de los métodos de planificación familiar, detección oportuna de cáncer, toma de muestra para papanico123
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laou, prevención de enfermedades de transmisión sexual, prevención de enfermedades crónicas y degenerativas. Tanto por hacer y aprender en este año al servicio de la comunidad. Ese día por la tarde llegó de visita el primo Jimi con el compadre Manuel. Ya habíamos trabajado cuatro consultas pediátricas. Sol aprovechó la visita del papá para chiplearlo, sentada a un lado del consentido le acariciaba la barba y el bigote y lo peinaba con los dedos de las manos. -Estimado matrimonio Corte Chávez, vengo a hacerles entrega de unos documentos que los acreditan como propietarios de una casa nueva y un automóvil de modelo actualizado −les notificó el Jimi−. Por este motivo les ruego que como albacea de mi compadre José Vicente, nos acompañen para hacerles entrega de sus propiedades. Nos quedamos sorprendidos. Aunque papá ya me había comentado, no me acordaba que había comprado casa y coche nuevo. Con el trabajo se me habían olvidado sus encargos. Llegamos a la colonia Alta Vista, a tres calles de la casa de los papás de Sol, en la calle Sexta. Ellos vivían en la calle Novena. Estacionó la vagoneta frente a una casa que hacía un tiempo tenía signo de pesos y ahora estaba remodelada. El caminar te da oportunidad de apreciar detalles que no aprecias cuando navegas en automóvil. Tenía una fachada hermosa, cochera para dos autos y el estacionamiento estaba ocupado por un automóvil Nissan Samurai automático, último modelo, adornado con un moño blanco, signo de pureza en el amor. Pensé para mis adentros, obra magistral de Vicente de las locuras. Entramos abrazados y muy juntitos. Ya estaban en el interior Socorrito y las hermanas Flor y Charo, dándonos la bienvenida. En la entrada de la casa había una puerta de fina caoba. 124
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Hacia el interior, una amplia sala con sillones modernos de color blanco, que contrastaban con el color azul de las paredes. Amplias ventanas elaboradas con cuadros de madera fina, adornados con 32 cuadrados de vidrio. Estaban colocadas estratégicamente a ambos lados de la puerta principal, dando paso a la luz del día. Existía una claridad natural que daba vida a la vivienda. En la lateral interna, unas escaleras custodiadas con barandal de hierro forjado que llevaban al segundo piso. En la planta baja, hacia adentro, estaba una cocina amplia con todos los enseres necesarios ataviada con componentes modernos, módulos de madera en la pared, módulos de piso, torre hornos, torre de alacenas, muebles esquineros, muebles para horno y estufa, muebles para campana extractora. Todo en color blanco. Las alacenas tenían despensa suficiente. Moderno refrigerador, dispensador de agua y una pecera transparente con peces multicolores en el frente. La puerta externa daba salida al gigantesco patio que estaba dispuesto como cancha para jugar fútbol rápido y canastas de basquetbol. Al fondo, un tejaban con postes de hierro y techo de lámina, un asador empotrado en piedra y una estufa especial para hacer comida. En la parte lateral unos columpios, un pasamano y en la lateral externa un gigantesco sicomoro. En la planta baja, en el interior, enseguida de la cocina, un elegante comedor. Al fondo una sala, con libreros que abarcaban dos paredes. En el centro del librero, una televisión grande a colores. En la lateral, un aparato estereofónico con bocinas en las cuatro paredes. En el centro dos sillones modernos para diferentes posiciones. Anexo estaba un cuarto de baño con sanitario, tina, regadera, lavabo y otros accesorios como repisas y gabinetes. Subimos los 15 escalones que daban al segundo piso. Había una amplia estancia central con cómodos sillones, las paredes de 125
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color verde pastel, con un techo blanco y un amplio domo dejaba pasar la luz, reforzado en su interior por decorativas barras de seguridad. Alrededor de la estancia había tres recámaras amplias con camas confortables. Había iluminación de día en cada recámara con ventanales de hierro y cuadros de vidrio transparente, reforzado con decorativas barras de seguridad. Todas las recámaras tenían closets de madera empotrados con sus estantes cajones y perchas para guardar ropa y otros objetos. La recámara más interior daba un patio, en la parte central, se encontraba un altar dedicado a Jesús profeta y su madre María, protegido con un tejaban. En la lateral se comunicaba a un departamento de lavandería que contenía una moderna lavadora, secadora, espacio suficiente para planchado, ataviado con una plancha moderna que todo lo hacía fácil. Había un costurero con lo necesario para hilar y tejer. Todo estaba nuevo, los pisos de toda la casa con loseta de mármol de buena calidad, los acabados de lujo. Una casa de ensueño. En relación con la casa de Josele en Teziutlán, era una casa modesta. La casa allá era una mansión con jardines y huerto. Sin embargo, no hizo comentario alguno. Sol no alcanzaba a comprender. No sabía si estaba soñando o despierta. Sin pensarlo dos veces, la cargó Josele hasta llevarla a la recámara principal. Se encogió de hombros, lo miró a los ojos y dijo, esto no lo había imaginado ni en sueños. Se aferró del cuello de su esposo, le sonrió y lo besó tiernamente. −Esto no me hace más reina que la otra casa −comentó la enamorada. Se sentó Josele en la sala y le entregó Jimi la factura y las escrituras de la casa. Le habló a Sol para que estuviera a su lado. No había duda, las dos estaban a su nombre. Había una nota extra que decía, querido hijo, esto no te hace más hombre. Leyó para todos los 126
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presentes, el mensaje de su familia. −Ya nos demostraste que eres autosuficiente. Esta herencia la ponemos en las manos de ustedes. Cuiden los bienes, que a veces sirven para remediar males. Los amamos a los dos, ya no eres sólo Josele, sabemos que estás al lado de la que sí es tu mujer. Estamos seguros que te acompañará toda la vida. Un abrazo de la familia que los quiere, José Vicente, Guadalupe, Elfega y Diana. −Bueno, jóvenes ilustres, familia, quiero decirles que estos obsequios los hizo mi padre como parte de una herencia. Ahora que quede bien claro para todos, lo que es mío es de Marisol y lo que es de Marisol es de ustedes. Al primo Jimi no le digo nada porque me invade la casa con suripantas. No te creas, carnalito, ya sabes que también es tuya. Gracias, primo. Pero recuerda, no hagas comentarios de mi vida, que cada quien crea lo que se le dé la gana. Te agradezco tus atenciones, procura no meterte en problemas, no enamores a mis cuñadas, sigue siendo compadre de Manuelito y continúa siendo un gran aliado de nuestras vidas. −Le voy a contestar a mi cousin como debe ser −comenzó el Jimi−. Este canijo que ven aquí me ha apoyado siempre. Lo hice trabajar como guardia de seguridad, él que es tan derecho, ha mentido en varias ocasiones para sacarme de problemas. En una ocasión se agarró a golpes con un tipo que me golpeó borracho. Me ha recogido ahogado en las cantinas, me lleva a su casa y allí me tiene hasta que me recupero. Me ha prestado dinero y nunca se lo he pagado. Ha curado a mis hijos. Lo que me da coraje es que nunca me platicó de la vieja que lo tuvo a las puertas del infierno tanto tiempo. Eso me dolió, primo. Ten por seguro que hubiera ido en tu auxilio y le hubiera partido su máuser. −No te preocupes, primo. Olvídate de eso, yo te quiero como eres, un gran tipo. Ahora con tu permiso, vamos a abrir la cochera para sacar el carro y llevarlo a bendecir con Manuel. Súbanse todos que va a manejar Marisol. 127
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Comprobé que estuviera el nivel de gasolina adecuado. José Vicente siempre hace las cosas con acabados perfectos. Cuando ya iba a iniciar la marcha, se bajó Marisol y me dijo que tenía miedo de chocar. −No te preocupes, para eso tienes a tu viejo que no se raja. Arranca, vámonos. Íbamos apretados pero no tan incómodos como lata de sardinas, Marisol al volante, Charo y yo en el asiento de copiloto, atrás Manuel, Jimi, Socorrito y Flor. Llegamos con Manuel, quien nos recibió gustoso. Le presenté a la familia y al nuevo vehículo, regalo de mi padre. Procedió a bendecirlo para protección divina y precaución de los conductores. Al terminar le pregunté si tenía niños pobres en su comunidad. −Muchos, Josele. −Pues mira, este billete de 500 pesos es para que te vean contento esos niños pobres. Acéptalo como prueba de nuestra amistad. Manuel, Socorrito, Flor y Charo, recuerden que somos familia, no sé qué diga Sol. La casa es para todos. Nosotros no vamos a cambiar nuestro día a día. Cuiden la casa, pueden venir cuando quieran a lo que gusten. El carro también se queda, compadre. Usted guarde las llaves. También pueden usarlo porque nosotros no tenemos licencia. La advertencia es que la casa va a estar habitada sábados y domingos por la familia Corte Chávez. ¿Tú qué piensas, mi amor? −Enterado y de acuerdo, pareja. Nos fuimos como siempre y llegamos a cualquier lado tomados de la mano o de la cintura, alegres y unidos como eslabones de la cadena del amor. Llegando a la casa le hablé a mi mama Lupita y le di las gracias. −Estoy seguro que tú influiste en la decisión. Gracias, hermo128
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sa. También dale las gracias a papá y a mis hermanas. Estamos locos de contento. Le llegó a Sol en Medicina Preventiva una niña lactante llamada Estefanía de siete meses de edad que se enfermaba frecuentemente. Había presentado tres cuadros previos de bronconeumonía. Tenía peso bajo para la edad. Una hermanita anterior falleció a los cinco meses de edad sin precisar causa de la misma. Le solicitó exámenes ordinarios de sangre, orina y excremento y una radiografía de tórax. Cuando me platicó del caso la felicité con emoción. −Cítala para el viernes a las nueve de la noche en urgencias y la valoramos. Así se hizo. Primero una evaluación clínica exhaustiva pues antes no tenía seguro social. Estuvo internada en varias ocasiones en el Hospital Civil. La revisión no mostraba signo alguno de enfermedad salvo el bajo peso. El examen de sangre mostraba bajo el conteo de los glóbulos blancos, sobre todo de los linfocitos que son células del sistema inmune o de defensa. Me llamó la atención en el estudio radiológico de tórax cierta estrechez a nivel de la imagen de la base del corazón. Le solicité unos exámenes más específicos para valorar inmunidad, una determinación de anticuerpos en sangre llamadas inmunoglobulinas y si era posible determinación de linfocitos CD4 y CD8. La citamos en diez días. La muestra se enviaba al laboratorio de la capital y tardaba diez días en llegar. Se presentaron puntualmente a la cita. La niña estaba asintomática, pero los niveles de las inmunoglobulinas eran muy bajos. La envié a inmunopediatría con el diagnóstico de inmunodeficiencia por anticuerpos. Hicimos buena amistad con la señora y le pedimos que en cuanto le dieran el diagnóstico nos informara. Se presentó a Urgencias un año después de la última entrevista. 129
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Sólo me encontró a mí. Me informó que su hija había fallecido, que tenía ausencia de timo y que las infecciones de los pulmones se presentaron con más frecuencia hasta que ya no resistió. Me preguntó con cierta desconfianza, ¿qué es el timo, doctor? Le respondí que es un pequeño órgano glandular colocado en el tórax, detrás del esternón y delante del corazón. Su función específica es darle madurez a los linfocitos para que cumplan su función protectora. Los linfocitos son los que nos defienden de las infecciones. Si se tienen estas células en cantidad suficiente pero no están especializadas en contener las infecciones, de nada sirve. Por eso se enfermaba su hija con tanta frecuencia. Su sistema inmune no funcionaba adecuadamente. A finales de marzo no había signos de embarazo y empezábamos a preocuparnos. Un medio día posterior a una guardia, desperté faltando quince minutos para las tres. Me metí a bañar apresurado pues ya no tardaba en llegar Sol. Cuando estaba bañándome apareció mi esposa completamente desnuda en el interior del baño, me abrazó y besó apasionadamente. Teníamos la costumbre de bañarnos juntos, acariciar y enjabonar nuestros cuerpos. Una exploración universal de la piel y las mucosas que se iba extendiendo toque a toque, beso a beso, la excitación progresiva a veces alcanzada para tener sexualidad bajo la lluvia de la regadera. En otras ocasiones alcanzábamos a llegar a la cama, donde completábamos la cópula. En esta ocasión, llegamos a la cama. Cuando estábamos en la etapa de relajamiento, acerqué la vista cuidadosamente para hacer una inspección general de la piel. Me quedé admirando el bello cuerpo y me levanté eufórico. Grité con frenesí: ¡crespo, crespo, crespo! Marisol tenía signos clínicos de embarazo. Se quedó impávida cuando le comenté lo observado. Cerró los ojos y juntó sus manos en señal de agradecimiento a Dios. Nos pusimos locos de alegría y hasta se nos olvidó comer. Le pregunté si no tenía ganas de orinar y su respuesta fue afirmativa. 130
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Llevamos la muestra al laboratorio del IMSS. Después fuimos a comer al restaurante de siempre. Durante el camino de regreso al laboratorio, nuestras manos se apretujaban fuertemente. Al llegar al laboratorio, la química Rosi nos recibió con una sonrisa de felicidad. Prueba de embarazo positiva. Esa misma tarde fuimos al consultorio de don Rafael, quien confirmó doce semanas de embarazo. Me refería Sol que seguía sangrando en cantidad escasa cada mes y sólo por un día. Los jueves no había consulta pediátrica en las tardes y nos fuimos a casa de los padres de Sol. Cuando les dimos la noticia toda la familia se emocionó. De allí nos fuimos todos a la nueva casa a seleccionar la recámara para el bebé. Le hablé a José Vicente a su oficina y le di la noticia. Se puso loco, llamó a mamá y a mis hermanas. La algarabía se volvió carnaval. Sol se estaba yendo conmigo los días de guardia hasta las diez u once de la noche y luego la llevaba a la casa, donde se quedaba con su hermana Flor. A partir de esta fecha le suspendí las idas a guardia. A ella le valió y me acompañó hasta el séptimo mes. Nos llegó un paciente con un cuadro clínico de meningitis, inflamación de las membranas que son envolturas del encéfalo. En este tiempo, aunque aplicaba la vacuna BCG, todavía se presentaba este tipo de enfermedades en la comunidad en forma poco frecuente con sus cuatro síndromes: meníngeo, hipertensión endocraneana, daño neuronal y patología infecciosa inicial. Me tocó hacer el diagnóstico, efectuar la punción de la columna vertebral lumbar, que resultó positiva a meningitis tuberculosa. Ante esta grave enfermedad, que tiene por riesgo la muerte o secuelas neurológicas incapacitantes, se instaló el tratamiento antifímico con tres drogas HAIN, etambutol y estreptomicina. El tratamiento es por un periodo mínimo de doce meses con vigilancia de la evolución clínica y bioquímica por las temibles 131
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secuelas. Afortunadamente sólo me tocó la punción inicial y las otras de control en los turnos matutino y vespertino. Cuando teníamos un paciente infectocontagioso en el turno, para evitar contagio personal o en la familia realizábamos un protocolo. Antes de salir al exterior nos dábamos un baño exhaustivo general en el hospital, limpieza de fosas nasales y aseo bucal. Sol me llevaba un cambio de ropa limpia. La ropa que había usado en el hospital la guardaba en una bolsa de plástico y al llegar a la casa la poníamos al sol todo el día. Luego la colocábamos en una tina con veinte litros de agua más una cucharadita con cal por unas horas. Después del secado, con más confianza, se la dábamos a doña Amparito para su lavado normal. Ahora con el embarazo a cuestas, Sol y Flor guisaban en la noche la comida del día siguiente. La hermana menor disfrutaba con la compañía de Sol. Cuando Marisol tenía siete meses y medio de embarazo la incapacitaron. Un día antes de salir me mandó a urgencias nocturnas un paciente recién nacido de veinte días de edad con ictericia prolongada. El niño tenía color amarillento en la piel. La mamá decía que estaba ciego porque no seguía la luz. Lo valoré cuidadosamente. Era un recién nacido con crecimiento y desarrollo normal, nacido del segundo embarazo. La mamá era joven y convivía con gatos pequeños. Era una mujer sana con embarazo de curso normal y parto normal. Pesó al nacer 3.5kg y actualmente pesaba 4.200kg. Tenía amarillas las conjuntivas y la exploración del fondo del ojo me fue difícil efectuarla. Lo intenté varias veces y me dio la impresión de hemorragia de retina en ambos ojos. Reflejos oculares normales. El tinte amarillento de la piel abarcaba, cara, cuello y tórax. Corazón y pulmones normales, leve crecimiento del hígado, bazo normal y sin alteraciones en otras partes externas del organismo. Los resultados del laboratorio marcaron hemograma normal, química sanguínea normal, pruebas de funcionamiento del hígado alteradas, aumento de la bilirrubina directa y elevación de 132
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las enzimas hepáticas que producen inflamación de la glándula hepática. Le expliqué a la mamá que su niño tenía una probable hepatitis y que teníamos que saber la causa. Solicité un perfil de hepatitis y de anticuerpos TORCH. La muestra se enviaría a Chihuahua y los resultados llegarán en diez días. Los cité en diez días que era el tiempo que tardaban en llegar los resultados. Después de la espera, llegó el resultado de anticuerpos tipo G y M que resultaron positivos para toxoplasmosis. Ese mismo día le tomé un estudio de líquido espinal, de la columna lumbar y el resultado citoquímico fue normal. Se envió a valoración por médico oftalmólogo, quien reportó en córnea y retina cambios compatibles con coriorretinitis, seguramente secundaria al parásito toxoplasma gondii. Se inició el tratamiento con medicamentos al recién nacido, sulfadiazina, pirimetamina y ácido folínico. El oftalmólogo, de acuerdo a la evolución valoraría el uso de medicamentos corticoides. El tratamiento sería por tiempo prolongado. A la mamá la enviamos al ginecólogo y le prohibimos comer carne sin asar correctamente, evitar la convivencia con gatos y comer embutidos caseros. Exigimos un lavado adecuado de frutas y verduras que estuvieran en contacto con la tierra. Todos estos son factores predisponentes a la enfermedad. Le di una felicitación muy cariñosa a mi morrita consentida, que aprendía rápidamente la pediatría. Ese día en la guardia nocturna, había muchos pacientes internados y graves en pediatría y neonatología. Llegó la doctora Gina, de guardia en urgencias y me dijo molesta, es un niño de cuatro años con gastroenteritis, ya lo han visto varios médicos y pediatras. Es un cuadro simple de diarrea aguda, ya lo di de alta pero insiste en que no se va a ir hasta que usted lo valore. Estaba ocupado, pero le contesté gentil a la doctora que en diez minutos iba para allá. Llegué a Urgencias, se trataba de una señora joven. 133
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−Buenas noches, señora. ¿Qué le pasa a su hijo? −Ya tiene una semana con diarrea y vómito que no se le quitan. Pero mire, doctor, tiene sus manos inflamadas −contestó con cortesía. −Hágame el favor de desvestirlo completo. −¿Todo? −Sí, señora. Quítele la ropa −. Le comenté que los niños son tan pequeños que vale la pena hacer una exploración completa. Si esto se hiciera también con los adultos, se diagnosticarían muchas enfermedades que oculta la ropa. Allí estaba la joven enfermera Dora, auxiliándome en la exploración de su sobrino, ahora vestido con una bata hospitalaria. Le solicité signos vitales, incluyendo toma de tensión arterial. Todo reportado normal. Mientras realizaba el interrogatorio dirigido, me comentó que su papá Chuyín era mi amigo del deporte futbolero. −Sí, lo conozco por Dora. Pude darme cuenta de que no nada más tenía edema de manos, sino también de cara, pies, tobillos, piernas y además de ascitis, líquido en la cavidad abdominal. No había datos de foco infeccioso vía aérea, bucal. La respiración y la frecuencia del corazón estaban levemente aumentados. Solicité exámenes urgentes de sangre y orina, pesar desnudo al niño y colocar un catéter endovenoso sin soluciones. Le dejamos la bata de hospitalización. Me fui a continuar la tarea pediátrica, y un momento después Dora me fue a avisar que ya estaban los resultados de laboratorio. Los resultados revelaron trabajo normal de la médula ósea, química sanguínea con buen funcionamiento renal, examen de orina con intensa proteinuria de un gramo, las proteínas séricas, sobre todo albúmina, en límites bajos 2 gr/dl, colesterol y trigli134
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céridos por los cielos, muy altos. Le dije a los familiares de Chuyín que Ever tenía un síndrome nefrótico. Es una enfermedad autoinmune que altera la permeabilidad del glomérulo renal. Esta estructura enferma deja escapar proteínas por la orina que normalmente no se filtran. Como consecuencia, descienden las proteínas en la sangre y esto provoca que el líquido se salga de los vasos sanguíneos al espacio que existe entre las células, lo que generaba el edema del niño. −Vamos a iniciar el tratamiento por la mañana. Esperamos la valoración de don Benigno para el tratamiento de base. Él les explicará la necesidad del estudio y si hay necesidad de tomar una biopsia renal. En este momento le vamos a infundir por la vena albúmina humana. Una carga para dos horas y a la mitad de la infusión un diurético. Al final de la guardia, la doctora se dio cuenta de su error y como corolario me dijo lo siguiente. −Disculpe, doctor. Mi mamá siempre me dice que cuando una mamá insiste en problemas de la salud de su hijo es por algo. Será sentido común o presentimiento, sabe, pero esta vez me falló la intuición. Le comenté que no se trataba de intuición, ni de adivinación, sino que había que revisar integralmente a los niños. Si lo hubiera desvestido habría hecho el diagnóstico. La observación debe ser esencial para el pediatra. No hay como mirar al cuidador del niño a los ojos para conocer su personalidad. Madres indiferentes que les vale el proceso de su hijo, madres enojonas con cara de pocos amigos, madres tímidas que miran al suelo o tienen la mirada dispersa. Las madres preocupadas se tuercen las manos, lloran y no dejan de moverse. También hay madres exigentes, insolentes, locuaces, agradables, risueñas, protagonistas, histriónicas y coquetas. Es muy importante la observación de la madre, 135
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sobre todo en casos de maltrato infantil. La guardia nocturna en hospitales de segundo nivel en donde uno es el médico adscrito es múltiple. Uno desempeña funciones de residente e incluso de médico interno de pregrado. El trabajo es laborioso. No sólo es interrogar, explorar, resolver el problema urgente, efectuar el procedimiento. También hay que detallar en el expediente una nota normativa, clara, precisa y concisa con indicaciones terapéuticas basada en normas o guías que se entiendan, a prueba de tontos. Sin ofender a las excelentes enfermeras o enfermeros que laboran en las áreas de pediatría. Lo importante es que los fármacos se apliquen a la hora correcta, al paciente correcto y con la dosis correcta para beneficiar a los pacientes en cualquier turno. Es importante que la nota sea legible y normativa. Para los casos en que existen procedimientos legales, pasa a ser tu escudo en la defensa. El día del parto,10 de septiembre, durante la guardia llegó mi esposa Marisol a la una de la mañana. Antes de venirme a la guardia la deje bien. Así es la obstetricia, llega cuando menos la esperas. Aunque le gustan los turnos nocturnos. En el área de labor y expulsión era la única paciente. En el servicio de pediatría teníamos muchos pacientes internados, pero ninguno grave. Estaba por terminar la visita y sólo faltaba la revisión de dos recién nacidos sanos. Había quedado de hablarle a don Rafael. Sin embargo, mi joven compañero ginecólogo de guardia ya estaba presto a la atención del parto. Le cerré un ojo a Marisol y junté las dos manos elevando los dedos hacia Dios. Ella sonrió como una angelita que va a dar a luz. Fueron cuatro horas de trabajo de parto, desde las once de la noche hasta las tres de la mañana, cuando nació mi hijo varón. Me salió muy exacto, enérgico y llorón. Pesó tres kilos y medio, las medidas de reanimación fueron las habituales para su recuperación, y todo el procedimiento muy humanizado. Jesús padre y el ginecólogo, sabían que me fascinaba lo humanizado 136
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porque casi siempre el resultado era favorable para el binomio. Allí estaba mi niño, güero como Sol y pelo colorado como mi suegro. De mí heredó lo guapo, o eso decía Marisol. De Solecito heredó la galanura, el vigor, la simpatía y el carisma. Estuve con mis amados los primeros minutos y la puse a amamantar al hijo esperado y amado desde antes de nacer. Estuve con mi morrita abrazándola y besándola para que sintiera que estaba más cerca de ella. Quedó atrapada mi cabeza entre sus manos. Así estuve unos minutos y cuando me levanté tenía los ojos inundados con lágrimas de satisfacción. Le agradecí a mí compañero Jesús por la atención obstétrica de mi esposa e hijo. Son favores con sabor a chocolate y valor divino. Es un suceso maravilloso, el nacimiento de un hijo. Lo excelso es que tu esposa esté sana, con los pechos exultando néctar del amor y la buena nutrición. Salí por mis desesperados suegros y cuñadas y les dije que pasaran a sala de expulsión uno por uno. Primero pasó Manuel y en cuanto lo vio, se desbordaron las de San Pedro y le dije jugando. −Compadre, hasta parece hijo suyo. Me abrazó fuertemente y casi me sacó el aire. Continuó Socorrito, luego Charo y Flor, todas coincidieron en que se parecía a Sol. Todo el personal fue muy amable con Marisol y no era casualidad. Ella se lo ganaba a pulso con su simpatía y carisma, era querida por su humildad, empatía y por su servicio pleno de gentileza. Excelente en sus actividades médicas, generosa, locuaz y vivaracha. No dejaban de chulear al recién nacido que traía como torta bajo el brazo el amor de sus padres. Yo era más serio, más formal en el trato y con muestras de afecto limitadas. No era entregado a la euforia amistosa. Sólo con las personas que eran mis amigos y mi familia. Ponía límites con mi trato formal, que era gentil. Ya se lo había dicho a Marisol, Josele 137
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no era arisco, lo hicieron los golpes afectivos al corazón y a la mente. Me felicitaron las compañeras enfermeras y de todos los servicios del hospital. Me estimaban, en verdad así lo sentía, aunque la correspondencia no era efusiva. Todos los días, en el Seguro Social hay nacimientos. Es raro el día que no acontece. Son actos tan humanos que deben dignificarse, darle a la mujer un trato con dignidad, dejar la evolución natural del proceso del parto, no utilizar fármacos para distorsionar el mecanismo original, sólo fisiología y respetar lo ya diseñado. Sólo vigilar, actuar ante contingencias que pongan en peligro el bienestar fetal o de la madre. La atención de la paciente debe ser amable, cálida, revestida de paciencia y tolerancia, darle ánimo en los momentos que se requiere y sobre todo en los momentos en que él bebe está por nacer. Allí debe asistir personal muy profesional y especializado en empatía. Qué bonito espectáculo ver a una mamá relajada después de la expulsión del nene. La madre voltea con preocupación para ver cómo el pediatra atiende con amor y gentileza a su recién nacido para favorecer la función respiratoria, cardiaca y del sistema nervioso central. Allí está el experto o experta con el protocolo a cuestas, posición, estimulación, aspiración, valoración, y de acuerdo a esta última un nuevo ciclo que se detiene para seguir con los cuidados generales o se dirige a una reanimación cardiopulmonar avanzada. Desgraciadamente, no todo mundo goza de este placer tan humano porque no todos los embarazos son concebidos con amor sino con una sexualidad emocional patológica. No son programados, ni siquiera con elección de una pareja saludable. Son al azar, dirigidas hormonal y no cerebralmente. Las neuronas no fueron invitadas al festín, la fiesta fue organizada por los neurotransmisores y las desafiantes hormonas. No todas las madres tienen el rincón de la felicidad, muchas se ocultan en el espacio de la vergüenza, la preocupación o la tristeza. No todas las 138
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madres reaccionan igual, algunas son resilientes y seguramente superarán la adversidad. Ya me iba por los puros que tenía guardados en la casa y dos cajas de chocolates pero no podía faltar la urgencia. Envié a mi compadre por los obsequios de ocasión y hasta les piché las sodas al personal de expulsión y quirófano. También a Jesús. Abandoné transitoriamente a mi morrita puerperal. −Ahí vengo, mi amor, voy a atender una urgencia pediátrica. −Sí, mi amor. Te esperamos. −¿Qué pasó doctora, qué novedad tiene? −Ahora si no se me escapa el diagnóstico. Es un niño con gastroenteritis con una semana de evolución. Tiene edema en manos y pies, es otro nefrótico. −Déjeme verlo, doctora. Era un lactante de siete meses previamente sano. Nació normal, vacunas completas y recibía leche materna. Tenía una semana con evacuaciones con moco y sangre, tres en 24 horas. Tuvo fiebre los primeros tres días y mamá lo notó decaído y triste. Comía poco y había orinado escaso. Ya le habían tomado signos vitales sin la tensión arterial. No había manguito para el lactante, estaba roto. La exploración física reveló lactante decaído, levemente deshidratado y pálido. Nada en vía aérea, corazón y pulmones. El abdomen blando, zurridos y ruidos peristálticos aumentados, tono muscular disminuido y llenado capilar normal. Solicite a Pati una vía endovenosa, toma de muestras de laboratorio, bolsa colectora para medir orina, examen general de la misma y un estudio microscópico del excremento. Terminé la visita médica y faltaban revisar dos recién nacidos 139
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sanos. Luego me dirigí a la cama donde había quedado Marisol. Le dieron un cuarto aislado, donde estaba reunida la sagrada familia. Los abracé a todos y luego les dije que se fueran a dormir. Solamente que se quede una persona para turnarnos. Ya tenía Pati los resultados del laboratorio. Me sorprendieron los niveles de hemoglobina bajos hasta 8 gr, cuando lo normal para esa edad es 12. Eso traducía anemia. También estaban bajas las plaquetas, precursoras de la coagulación. Luego los azoados, la urea y creatinina, substancias tóxicas retenidas cuando hay daño del riñón. Estaban pendientes los resultados del examen de orina y excremento. Indiqué carga de soluciones endovenosas, instalé una sonda a la vejiga para medir orina y le puse como diagnóstico gastroenteritis, deshidratación moderada, a descartar síndrome urémico y hemolítico. Ya eran las seis de la mañana cuando indiqué exámenes de control a las diez de la mañana y la valoración por don Benigno, el nefrólogo del hospital. En cuanto llegué a la casa le hablé a José Vicente. Estaba desayunando el viejo. −¿Qué pasó, mijo ¿Cómo están por allá? −Muy bien, papá. Poblando el mundo. −¿No me digas que ya? −Sí, papá. Es varón y se parece a ti, nada más que es güero y pelirrojo. −¡Vengan rápido que ya nació Joselito! ¡Es güero y pelirrojo! −le habló a mi mamá y a mis hermanas. −Oye hijo, ¿de qué color tiene los ojos? −preguntó mi mamá. Me quedé pensativo, no me había fijado en el color de iris. Qué mal pediatra. Prueba no superada. 140
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−Madre, no me fije bien. Se los reviso más tarde y les aviso. Nació a las tres de la mañana y todo está bien. −¿Cómo está Sol? −Excelente, madre. Les hablo más tarde que voy para el hospital. Me acosté a reposar. No había dormido ni una pizquita durante la guardia. Como consecuencia me pasó lo que a Gilgamesh, héroe de la mitología babilónica, me ganó el sueño. Después de cuatro horas desperté y me levanté como rayo. Me bañé, cambié mi ropa, me perfumé y me fui a ver al árbol y su retoño. Cuando llegué al hospital me topé a don Benigno, que ya tenía algunos resultados. −Sí es urémico hemolítico. A pesar de estar bien hidratado no orina y los azoados aumentan. Al paso que vamos habrá que hacerle diálisis peritoneal. Le dije que sí requería ayuda, yo estaba puesto y me comentó amistosamente. −Tú dedícate a tu esposa. Nosotros aquí resolvemos el problema. En cuanto entré me acerqué a Sol y me recibió colmándome de besos, susurrándome al oído. −¿Descansaste, mi amor? Yo acabo de despertar. Mi papá fue a buscarte a la casa. Me quedé preocupada porque no llegabas. Me dijo que estabas rendido y ya me trajo la maleta con lo necesario para cuando me den de alta. Mi compadre estaba sentado dormitando en la silla. −Antes de que duerma compita, déjeme decirle que hablé con José Vicente y familia. Se pusieron felices. Ahora viene lo intere141
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sante, se aceptan proposiciones para el nombre, pero tienen que sustentarlo bien. Aunque la decisión final estará en labios de Sol. Me acerqué hacia ella, tomó mi cabeza y me cubrió de besos. −Se acabó la plática. Siéntate cerca de mí. Denle su desayuno −dijo mi mujer. No me había dado cuenta de que no había ingerido alimento durante dieciséis horas. Me estaba fallando el hipotálamo o la emoción lo bloqueó. Me acercó mi compadre unos burritos de jamón con asadero que tanto me gustan y un refresco de sabor. −Viejito, ya vino Juan Carlos a felicitarnos −me dijo Sol−. Dice que ya tramitó tu licencia por tres días y que subas a firmar después de desayunar. Ya con la panza llena subí a ver a Juan Carlos. Iba al comedor y me invitó a acompañarlo. Me dio un abrazo con la intensidad de un oso polar, que es el grado más alto en cuanto a abrazos. Al terminar subimos a la oficina para firmar la licencia tramitada por Boludo en el sindicato. Como si fuera un acontecimiento oficial, muchos compañeros me felicitaron en el trayecto, deseándonos bienestar. −Que Dios les proteja y cuide a su hijo durante muchos años. Mi compadre se trajo el Samuray para las actividades de auxilio al binomio. Acomodamos al bebé en la recámara, en un bambineto que habíamos comprado para que estuviera cerca de nosotros. Adoptamos el colecho como parte del cuidado del niño. Los nombres sugeridos eran Joselito, Vicente, Manuel, Emiliano, Omar, Nicolás y algunos nombres obtenidos del santoral. No sabíamos qué nombre llevaría. En reunión familiar nocturna, más dormidos que despiertos, les manifesté que la votación esta142
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ba en proceso y que el niño llevaría un nombre por elección familiar. Se expusieron los nombres candidatos y al final del escrutinio ganó José Vicente. La razón es que mi compadre se llama José Manuel y el otro abuelo José Vicente. Sol dio la aprobación. A los tres días de edad nos dieron cita con horario en el Registro Civil para incluirlo en el repertorio de ciudadanos parralenses. Allí tenía una amiga, Blanca Alicia, guapa, bonita y glamorosa. En cuanto nos vio, se acercó y nos felicitó por el acontecimiento. −¡Qué bárbaro, Josele! Este niño está hecho con toda la mano. Le expliqué el motivo de la visita y habló con su compañera de la institución para que supiera que ya habíamos llegado. Le agradecí la cortesía. Nos sentamos en la antesala del departamento y Sol me preguntó cómo conocí a Blanca Alicia. Le respondí que ella era hermana de la esposa de Juan Carlos. Su esposo Secundino era amigo mío y jugamos boliche en algunas ocasiones. Se acercó y me besó apasionadamente para que no quedara duda quien era la jefa de mis quincenas. Cuando nos tocó pasar, la abracé con intensidad, para que sintiera la protección y seguridad que da un esposo. Así, las cosas se facilitaron en el interior, quedando nuestro hijo inscrito en las actas como José Vicente Corte Chávez. Por la tarde hablamos con mamá. La saludamos, le dimos la noticia que le habíamos puesto por decisión unánime José Vicente, por méritos propios de ambos abuelos. La noticia la dio Sol y yo le hice la recomendación a mamá que no le dijera nada a papá porque era capaz de venirse a conocer a su homónimo. −Así se hará, hijo. Felicidades, familia, que Dios los bendiga. Sol, salúdame a toda la familia −dijo mi madre antes de despedirse. Le pregunté a la familia cuándo sería conveniente bautizar a 143
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José Vicente y Socorrito contestó que al año de edad. Sin embargo, Flor fue quien nos sacó de la duda. −Está bien lo que dice mamá, sólo que existe el requisito de asistir a pláticas para obtener el acceso al bautizo. Cuando sea hora hablo con Manuel para asistir a ese curso prebautismal − pensé. Cuando regresé al hospital, me tocó atender al lactante Irving, el del síndrome urémico y hemolítico. Se le había quitado la diarrea y le habían corregido la anemia con transfusión de sangre en forma de paquete globular. Hubo necesidad de realizar diálisis peritoneal para eliminar de la sangre las sustancias tóxicas que envenenan el organismo. El niño estaba bien, mamando pecho, con evacuaciones normalizadas y volúmenes de orina normales. Con las pruebas de laboratorio ya normalizadas, le iba a ir bien seguramente. Nos cambiamos a la casa nueva para estar cerca de la familia. Allí nos auxiliarían ante cualquier eventualidad. Sol tenía mucho trabajo por delante, amamantar a su hijo, hacer labores de esposa y estudiar para el cercano examen profesional de la carrera de medicina. Nos poníamos a estudiar en las noches y ella en el día. Socorrito o cualquiera de las hermanas elaboraba la comida. Las tres tenían una sazón rica al paladar. Yo dormía por las mañanas después de la guardia y por la tarde iba al consultorio lunes, miércoles y viernes, descansando martes y jueves. Al séptimo día del puerperio, ya andábamos caminando al paso de Sol, lento pero seguro. Posteriormente trote que canse hasta recuperar el ritmo de todos los días. Era una necesidad primordial de nuestras vidas. Al quinceavo día posterior al parto, me dijo Marisol en forma sospechosa, Josele, tengo ganas de estar contigo. ¿Sí se puede? Claro que sí se puede. Eso de la cuarentena posterior al parto, desde el punto de vista fisiológico, es com144
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pletamente erróneo. Cuarenta días encerrada, con las ventanas cerradas, viviendo en oscuridad sin luz, sin bañarse y con dieta a base de atoles. Quién sabe qué tantas locuras hacía la gente. Allá en mi tierra era muy común este tipo de prácticas. −Ahí te va, Solecito, nuevos conocimientos para tu examen. Se llama puerperio a la etapa posterior del alumbramiento. Desde ese momento hasta los cuarenta días. Es el tiempo en el que se van a restituir los cambios que sufrieron los órganos reproductivos durante el embarazo. Hay cuatro estadios, el inmediato las primeras veinticuatro horas, el mediato hasta los siete días, el alejado hasta los cuarenta y dos días y el tardío hasta los seis meses. En este tiempo se va a normalizar el sistema endocrino, la ovulación se va a presentar hasta los tres meses, aunque no es regla y podría ser antes. El útero, que al final del embarazo pesaba 1000 gramos, gradualmente va disminuyendo. Pesa 500 gramos a los siete días, luego 300 y así hasta recuperar los 100 gramos. Los cambios en la vagina van a depender de la atención obstétrica. Por ejemplo, a las que les hacen episiorrafia la recuperación es más lenta. Las que no, a los diez días va disminuyendo de tamaño y desapareciendo los cambios inflamatorios para recuperar forma y elasticidad normal a los dos meses. Lo mismo pasa con el cuello uterino, el aparato cardiovascular, respiratorio, urinario y digestivo. Todo se va normalizando lentamente hasta quedar igual como estaba antes del embarazo. −¿Entonces estoy en proceso de restauración? −Efectivamente, el organismo es tan sabio que se restaura. Allí está Dios, no hay casualidad sino causalidad. Lo que se recomienda es aseo general diariamente, el baño diario no debe faltar. Una dieta rica en fibra para favorecer la evacuación del intestino. Ejercicio gradual, recuerda que el corazón y los pulmones tienen cambios como aumento del gasto cardiaco, aumento del volumen plasmático. El caminar te ayudará a cambiar el aspecto de los loquios o secreciones que salen por la vagina. De aspecto 145
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hemático, pasan a serosos, hasta los de color blanco. −Oye, Josele. ¿Y tú cómo sabes tanto? −Tengo que asesorar a las madres durante la lactancia, decirles que sus pechos se van a ingurgitar, que les van a doler por cambios en los vasos sanguíneos y conductos lácteos. Que la única manera comprobada para que se produzca leche es cuando el niño succiona de su pezón y areola. Que durante este proceso se libera oxitocina y prolactina son los intermediarios que estimulan la fábrica de leche en la glándula mamaria. Marisol, mi amor, qué bueno que me pidas lo que sientas o necesites. Recuerda que no soy adivino, por lo tanto, desconozco tus necesidades. Las intuyo pero no las sé con certeza. Una cosa te repito, no te quedes callada cuando me necesites. Es muy importante en la relación. José Vicente Junior se estaba criando en un ambiente saludable. No le faltaba casa, vestido ni leche materna. Los cuidados y afectos estaban presentes, seres solidarios que interactuaban para beneficio personal y colectivo. Además las relaciones eran amistosas y de cooperación. En la noche del quinceavo día, Marisol comprendió la fisiología del puerperio. Aunque se entregó con intensidad a la relación sexual, no fue tan placentera y tuvo dolor vaginal. Esta lección le sirvió para ser más cautelosa. Decidió contarle a Josele. −No te preocupes, mi amor. Esperaremos un mejor momento. En ese instante le dio una crisis de llanto. −¿Josele, me vas a seguir queriendo después de la descompostura y reparación? −Déjame pensar la respuesta. Mire, señorita. Si ya no le funciona el sistema eléctrico y el motor voy a pensarlo. Pero si to146
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davía funcionan, hay remedio. Metafóricamente, Sol, no es el chasis, ni los frenos, ni los interiores, ni la cajuela. Es el sistema eléctrico, tu cerebro, tus pensamientos, sentimientos, tus palabras y acciones que tienen eferencia en el ser que amas. No me enamoré de tu cuerpo, me cautivaron tus palabras, caricias, alegría y simpatía. Sol de mi vida, no es el edificio que alberga tu alma, es esa energía que generas la que me hace feliz. Mi niña bonita, consérvala y dirígela como yo lo haré todos los días de mi vida. No soy chico de un rato, trato de ser de larga duración, para siempre. Se colgó de su cuello, como lo hacía en los momentos difíciles y le besó repetidamente la cabeza, la cara y los labios en señal de que el mismo Dios le dio la respuesta ante la inseguridad. Desde que llegó el Samurai, después de la bendición de Manuel, cada sábado o domingo se iba la familia de excursión. Por lo general iban Manuel, Socorrito, Sol y Josele. Fueron a las comunidades cercanas, donde comían y se divertían. Recorrieron San Francisco del Oro, Santa Bárbara, Ojo de Talamantes, Valle de Allende, Pueblito de Allende. En este lugar visitamos a la familia de Manuel. También fuimos a Ciudad Jiménez, Ciudad Camargo, Ciudad Delicias y Chihuahua capital. No faltaban la recreación y diversión. El proceso de amistad se transformó en confianza cada vez mayor. Sol regresó en noviembre a sus actividades en el hospital. En diciembre presentó el examen profesional en la ciudad de Chihuahua por escrito. Los resultados fueron positivos, prueba superada y título profesional en trámite. El primero en felicitarla fue Josele. −Mientras te funcione el sistema eléctrico y el motor, serás el amor de mi vida. ¡Felicidades, doctora! Enseguida Vicentico, de tres meses de edad, y al final padres y 147
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hermanas, respetando la jerarquía en la familia. Llegaron Jimi, Juan Carlos y su familia a felicitar a Marisol. Fueron atendidos a cuerpo de rey. Llevaban la noticia de que Jimi era el nuevo Secretario General del sindicato del IMSS y en tres días iba a Teziutlán a ver a la familia. La enhorabuena se prolongó hasta las dos de la mañana, acompañada de música bohemia, pisto y risas festivas. Manuel era invitado de honor, ya se habían fabricado compadres de parranda. Antes de despedirse le dijo Jimi a Josele. −Primo, lo que se ofrezca. En tres días voy a ver a los jefes. Cuando ya se iban, Josele alcanzó a su primo. −Oye, Jimi. ¿Se sienten bien? Si quieren los llevo como designado. Ahí dejen la camioneta. −Cómo crees, primo. Si esto apenas está empezando. Véngase, compadre. ¡Vámonos! Ya en la recámara, Josele estaba sobrio pues era medido en los menesteres de la bebida. Disfrutaba con alegría natural y le disgustaba la ebriedad. Cuando llegó Sol, la estaba esperando viendo la televisión. Le acababa de dar pecho al niño, que estaba dormido profundamente en su bambineto. −¿Mi amor, y por qué si Jimi es tan desordenado tú no eres así? −La genética es importante. Los genes que heredas te hacen vulnerable. El segundo factor son las neuronas espejo. Las conductas aprendidas representan la enseñanza didáctica, el ejemplo a seguir. Si encuentras un medio ambiente que favorece estas conductas, se arraigan los vicios. Así como ves al Jimi, así son una gran proporción de padres de familia. El machismo, que va asociada a la filosofía del abuso del poder, joder y el placer, va en contra de una vida saludable y no sabe de comportamientos éticos. No soy un santurrón, tampoco me gusta ser hipócrita. Tú 148
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te has dado cuenta que mi conducta trata de ser grata a la convivencia. No me asusta, pero sí me disgustan este tipo de personajes, aunque dentro de ellos esté ubicado mi padre. Recuerdas que te platiqué que Apolinar y Jaime fueron a pedir trabajo al rancho. Mi padre tiene muchos defectos pero tiene corazón de cordero, es de sentimiento noble y bueno. Anteriormente tuvieron problemas con mi padre porque eran muy irresponsables. El día que mi papá los vio fregados, los recibió con mucho cariño, poniendo las cartas sobre la mesa para que se comportaran dignamente en el trabajo. Volvieron a ser familia. Obtuvieron puestos principales en el rancho y una casa en las afueras. El Jimi siempre fue muy luchón. Le gustaba el trabajo y era mil usos. Trabajó de peón, jornalero, tapicero, albañil, mecánico, policía, detective, guardia de seguridad, cobrador, vendedor de seguros de vida y representante médico hasta que llegó a ser médico. Para mí, es un ser de los más insensatos que conozco. En Teziutlán se casó bien jovencito con una chavalilla. Tiene actualmente un supermercado. Mi papá le ayudó económicamente a fundar el negocio y es padre de tres hijos. Después se fue a Puebla y se casó con una señorita bachiller. Actualmente trabaja en el Ayuntamiento. Desconozco el cargo, pero con ella tiene tres hijos. En una ocasión, una joven llamada Clementina, me fue a buscar a la escuela de medicina, para pedirme ayuda económica. Con ella tiene otro hijo. Aquí en la ciudad se casó con una señora de Chihuahua y tiene cuatro hijos. Ella es una mujer muy valerosa y le ha ayudado a mantener la clínica médica que tiene. Es la única que lo ha domesticado. A ella sí le tiene miedo. En varias ocasiones lo he ido a sacar de la cárcel por pendenciero, revoltoso y escandaloso. También en varias ocasiones lo he salvado de que lo maltraten por buscapleitos. Todo bajo la embriaguez. Imagínatelo ahora de secretario general, quién sabe qué desorden vaya a hacer. Cuando estábamos en la universidad, me traía para todos lados. Lo acompañaba a sus trabajos. Hasta me transformé en albañil. Eso me daba mucha confianza con él, y un día le dije. No friegues, Jimi. Ya párale, usa protección en tus activida149
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des sexuales, no te metas en broncas, no hagas daño a seres inocentes. Si todo te satisface o eres sexomano, usa protección en tus pasiones, deja de poblar el mundo, no seas irreflexivo. A eso me contestó con total cinismo. No te preocupes, carnal. Dios provee, no puedes ir contra la ley divina, es pecado. Lo que te voy a recomendar es que disfrutes la vida, primo. Te veo muy serio, pistea, ten todas las mujeres que puedas, a eso venimos a este mundo. Aunque te voy a decir una cosa, cambio a todas las mujeres del mundo por la Carolina que tienes como novia. Así me lo dijo con ese descaro. Sinceramente, yo creo que Jimi y José Vicente estaban enamorados de Carolina y adoraban su estampa sexual. Desgraciadamente, así como Jimi hay muchos machos que necesitan límites que los frenen. Hasta el día que instituyan una ley que obligue a todos los hombres que fecunden hijos a hacerse responsables de su socialización, educación y manutención, hasta ese día van a reaccionar esos irresponsables. Sol, he estado a punto de dejarlo en la cárcel pero me remuerde la conciencia. No sea que allá adentro le vaya a ir peor. Voy y lo saco, pero vuelve a las andadas. Qué le voy a hacer, es mi primo. Hasta antes de conocerte era mi única familia por estos lares. −No, pues sí está difícil el caso. Ahora ya son dos, porque mi papá está en la misma situación. Siempre ha sido pisteador pero no conformista. Mi mamá está preocupada porque ha dejado de trabajar en el rancho. Ya perdió el entusiasmo y antes se mantenía ocupado. Ahora de no ser por ti, quién sabe qué sería de ellas. Lo bueno es que Flor trabaja contigo en el consultorio y eso los ayuda mucho. A veces me desespero y quisiera trabajar para ayudarles. Josele selló los labios de Sol con ternura e inició la cascada de caricias sensuales y estimulantes que van encadenándose a la liberación del placer hasta alcanzar el acmé de la sexualidad llamado orgasmo. Antes de Navidad, Josele fue llamado a la dirección con Juan Carlos y se saludaron como dos hermanos. 150
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−Te tengo una sorpresa agradable. ¿Te acordás de aquel empresario, padre del hijo que llegó accidentado, al que auxiliaste el día de tu boda? No era derechohabiente, pero yo le dije que como era urgencia, se hizo lo indicado para proporcionarle el auxilio inmediato. Le expliqué que las acciones se hicieron con mucho gusto y responsabilidad. Se enteró que viniste el día de tu boda y como persona responsable vino a agradecer ese gesto de humanidad. Le explicaron que esas acciones iniciales hicieron que su hijo tuviera el mínimo de secuelas neurológicas y respiratorias. Pues bien, Josele, hace poco se presentó a la dirección y me dejó un cheque por cien mil pesos. Lo dejó a mi nombre para hacerte llegar el dinero. Hermano, todos tenemos necesidades. Sé que lo hiciste así como eres tú, en tu estilo, sin esperar recompensa. Yo te entrego el dinero que, de buena voluntad, este hombre quiere compartir contigo porque valora la vida de su hijo. Más importante el agradecimiento por tu acto de humanidad. También me dejó un cheque para Gustavo, ya se lo daré en su momento. Este premio te lo mereces, pelado. Te lo ganaste a pulso. −Muchas gracias, Juan Carlos. Me hace falta este dinero ahora que nació mi chilpayate. Gracias. Tenía un plan A con el compadre Manuel, para beneficio de la familia. Fui a su casa y lo invité a caminar. Eran las dos de la tarde y el sol estaba con la intensidad del invierno. Caminamos hacia abajo hasta el Boulevard Ortiz Mena y luego nos regresamos. En el trayecto le expuse el plan. −Compadre, no sé cómo ande usted de trabajo en el rancho, pero le traigo un plan de su nieto José Vicente. Él sabe poco del negocio, pero desea entrar en el negocio de la ganadería. Quiere que le compre unos animalitos, los que usted considere conveniente. Toros, becerros, vacas, borregos, chivos o caballos. Piensa emprender con usted una sociedad. Anhela ser su socio y amigo para beneficio de toda la familia. No sé de qué recursos 151
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disponga usted, pero él sí sabe cuánto tiene, 150 mil para empezar. Dice que usted le vaya diciendo cuanto necesita para la alimentación de sus crías, los cuidados y los sueldos, de preferencia mensualmente para irle invirtiendo. Así es mi hijo, tan chiquito y ocurrente. Qué le parece, compadre. Le entra al negocio con su nieto o de plano se raja. −Mira, Josele. Estaba en mi año sabático viviendo de ilusiones. Qué bueno que me vuelves a la realidad. Hay que trabajar con entusiasmo para mi nieto. No faltaba más, ya nos iremos poniendo de acuerdo −me contestó amablemente luego de quedarse pensativo por un momento. Cuando llegaron a la casa, Josele sacó una bolsa y se la entregó a su compadre. −Cuéntelos bien, compadre. José Vicente deposita su confianza en usted, dice que lo quiere mucho y que de usted va a aprender mucho. El día que se iba Jimi, la familia le envió al abuelo José Vicente tortillas de harina, quesos elaborados en Parral y unas fotografías del nieto que apenas tenía tres meses. Se fue en su Wagoner, que tenía al puro centavo en cuestión mecánica. Confiaba en el funcionamiento del mueble y en su pericia de chofer consumado. Como siempre, se fue solo. No le gustaba lidiar con nadie, argumentaba, por si algo le brincaba en el camino. −Te va a brincar, pero una gonorrea −le dije en una ocasión. −En mi cartera puede faltar dinero, pero nunca un condón − contestaba el Jimi tranquilo. −Qué bueno que ya te estás educando primo. Sol estaba muy contenta. Hasta andaba cantando durante las labores de la casa. Cuando pasaba el trapeador húmedo por la 152
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recámara, Josele la tomó por la cintura y empezó a bailar con ella. Sol se colocó un dedo en el labio en señal para que no hiciera ruido pues podría despertar al niño. Se pararon frente a él y lo contemplaron extasiados. Allí estaba la obra de arte moldeada por Dios, la mezcla de genes para forjar un ser saludable. Salieron del cuarto, aprovechando que el niño estaba dormido. Se fueron hacia la biblioteca. Ahí siguieron bailando con música suave instrumental, con la cadencia que incita al acercamiento de los cuerpos. Iniciaron el protocolo de la sexualidad y lo continuaron hasta llegar al éxtasis. De eso trata el amor de pareja, obtener la satisfacción mutua. Quedaron tendidos sobre la alfombra en la etapa de relajación, al disfrute del acontecimiento. −Ya estoy ovulando, Josele. Y no usaste protección. No vayas a querer sobrepoblar el planeta −dijo Sol con picardía. La volvió a besar intensamente y sólo quedó en conato. −Estoy muy contenta porque mi papá no se fue con Jimi. Ya estaban apalabrados y de repente le dijo que no podía, que tenía un compromiso y que lo disculpara. No soy rajado ni regañado, Jimi. Pero no puedo. En la mañana vino a platicar con el niño, salió y se subió a la troca. Dicen que se fue al rancho. Bendito Dios que no se fue de vagaciones, mi mamá estaba muy preocupada. −Fíjate, Sol. Hace unos momentos que estábamos contemplando al crío, nuestro niño de tres meses de edad, medité sobre lo hermosa que es la pediatría. Cuando nació, le revisé cada rincón de su cuerpecito para asegurarme que no existiera anomalía alguna. Me preguntó mi mamá el color de los ojos, pero no se los revisé. Se me fueron las cabras al monte. En cuanto llegué al hospital fue lo primero que hice. Un pediatra no se puede confiar, por muy cansado que esté. Con alguna omisión, por mínima que sea, deja de detectar una anomalía que puede abordarse en forma temprana. Exploré todos los reflejos reconocidos por 153
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mí para un recién nacido de término, pues son diferentes en los prematuros. Le busqué signos desde la cabeza hasta los pies. El control cefálico o control de la cabeza. Es importante el tono de los músculos del cuello, los niños que tienen deficiente control de la cabeza pueden estar enfermos. La fontanela anterior estaba con la tensión y tamaño normal. El perímetro cefálico fue normal con 36 cm, no datos de micro ni macrocefalia. La simetría de la cabeza también es importante porque hay malformaciones por cierre prematuro de suturas. Nunca dar por sentado un cráneo normal hasta observarlo sin edema del cuero cabelludo. En cuanto al aparato auditivo, hay que explorar la forma de las orejas, pequeñas microgiria o grandes macrogiria. Puede haber malformación de los pabellones auriculares, mala implantación de las orejas hacia arriba, hacia abajo, hacia atrás o hacia delante, ausencia de pabellón auricular, atresia de conducto auditivo externo, etcétera. Al valorar los ojos, tienes que empezar por los anexos, los párpados superiores que pueden estar caídos. Pestañas pequeñas o grandotas. Cejas pobladas o casi ausentes. Color de la esclerótica, blanca, azul o amarilla. Iris oscuro, claro o variedades diversas. Córneas pequeñas, grandes u opacas. Los reflejos oculares son importantes. El reflejo rojo puede traducir maligno o retinoblastoma, y el reflejo blanco catarata congénita. En eso estaban, cuando se escuchó el llanto de José Vicente y Marisol se levantó más veloz que un rayo, reflejo de la madre primeriza que acude presurosa. Yo le había bautizado como reflejo de la primivata, que significa madre principiante y novata. Me tocó trabajar en Navidad y me fui al hospital en carro con la finalidad de terminar pronto y con sello de calidad las actividades del turno. Atender los pacientes de urgencias o si había algún parto con datos de complicación estar pendiente. Si había cesárea, obligatoria la intervención neonatal. Como todo estaba bajo control, felicité a los compañeros, departamento por departamento, y a todo el personal que estaba de guardia. Notifiqué 154
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a la jefa de enfermeras, Chelita, que el director nos había autorizado salir a cenar a la casa, pero estar al pendiente en caso de urgencias. −Váyase tranquilo, doctor. Ya tengo el teléfono de su casa. Si hay alguna urgencia le hablamos. Disfrute estar compartiendo con la familia. A las dos de la mañana me hablaron. Llegó a consulta de urgencias un niño con laringotraqueitis aguda viral con leve dificultad respiratoria. Teníamos un solo nebulizador y le aplicamos nebulizaciones frías continuas 30 minutos, cada hora por tres horas y una inyección de un fármaco esteroide con respuesta satisfactoria. Para las ocho de la mañana ya estaba en su casa. Todo quedó tranquilo para el siguiente turno que correspondía a Roseli, a quien también le di su abrazo de Navidad. En cuanto llegué a la casa sonó el teléfono. Era mi viejo José Vicente, deseándonos feliz Navidad y prosperidad. Me llamó la atención su alegría y cordialidad exageradas. Seguramente ya fue el Jimi a decirle que el niño se llama José Vicente. Me sacó de la duda, pues supo el nombre del niño porque en el sobre que contenía las fotos iba el recibo de la tienda fotográfica en donde estaba etiquetado el nombre. −Gracias, mijo, por acordarte de mí. Me siento muy honrado, pero eso sí. A mi tocayo lo vamos a bautizar tu madre y yo. −Fíjate que no, José Vicente. Ya lleva tu nombre, deja que los papás de Sol lo bauticen. −Tienes razón, mijo. Quiero arrasar con todo. Oye, ¿y para cuando piensan bautizarlo? −Déjame te paso a Sol. −Hola, suegro consentido. Pensamos bautizarlo cuando cum155
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pla un año, y usted es el invitado especial para su tocayo. Le aseguro que va a ser un aguerrido de Villa. −Mija, muchas gracias por acordarse de mí. Ahí te paso a Lupita. Sol estuvo platicando un buen rato con mamá y mis hermanas. Se felicitaron mutuamente y quedaron que al año de edad sería el bautizo para que se programaran para venir porque hacían mucha falta. El tiempo pasa y la vida va tejiendo momentos, vicisitudes y circunstancias. Eso es la historia. Cuando alguien la narra o escribe, es según su perspectiva particular, con naturalidad o con aderezos, con verdades o engaños, con alegría o tristeza. Todo depende del estado de ánimo del narrador. Es importante la moral de la época, que son las normas o leyes. El respeto o el desacato de las mismas te hace ético o no. En la época de residente, un nene recién nacido de menos de mil gramos estaba sentenciado a morir con una pobre asistencia médica. Ahora, a punto de llegar a la década de los noventas, con los avances tecnológicos se intenta auxiliar al recién nacido en forma más humana y estricta. Algunos han logrado sobrevivir aunque con secuelas. La moral y la ética han sido diferentes a través de los tiempos, porque los contextos y sus circunstancias son diferentes. Hay que jerarquizar para sobrevivir a las adversidades. Sol terminó el servicio social y se reunió con sus compañeros de generación. La mayoría ya habían pasado su examen profesional. Ahora en una semana tendrían que realizar el examen para la especialidad. Sol pensaba presentar el examen para medicina familiar, pues toda su vida había soñado con ser médico de la familia o médico de cabecera, tener un pedacito de las familias de un sector de la población para su atención médica integral. 156
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No había objeción de nadie, y el único que tenía derecho a protestar no se podía comunicar porque aun no desarrollaba el área del lenguaje hablado. Todos estaban inconformes porque se iba a ir dos años más, quién sabe a dónde. Todos callaron, porque en esta y otras épocas, la superación académica o intelectual de la persona está por encima de los principios de crianza de un hijo. Nadie se atrevió a decirle que si pensaba irse no se hubiera embarazado, que la responsabilidad preponderante de la madre era criar a su hijo con lactancia materna. Nadie dijo nada y hasta la acompañaron a presentar el examen a la ciudad de Chihuahua. La disciplina se relaja en cada época. Y en estos años noventa, muchas madres se han vuelto más confortables y descansan más del tiempo requerido durante el embarazo. Algunas ya no quieren tener dolores durante el parto y piden anestesia preparto, que desemboca la mayoría de las veces en cesárea al inhibir las sensaciones de pujo. Ya operadas, son una quejumbre constante y se niegan a amamantar a sus hijos. Conductas poco saludables, pero mientras haya viejos consentidores y médicos solapadores que comercian con la salud, vénganos a tu reino estos honorarios, que son parte de la ética aberrante, que además está permitida. En una semana dieron los resultados. Sol fue aprobada en el examen para médico familiar. Prueba superada. Toda la familia estaba feliz, menos José Vicente que se las iba a ver de naturales a artificiales. Quedaba la crianza principal en manos de la abuela y el padre que sabía mucho de pediatría, pero en la crianza estaba por verse. El abandono de la lactancia materna por leche de vaca modificada para hacerla apta al consumo humano es una incoherencia, pero cada quien se lo come como mejor lo tolere. Pobre José Vicente, tan bien que estaba. Todo por no hablar con franqueza y dejar que las decisiones absurdas se hagan realidad por un sueño que puede esperar. Sol se fue una semana 157
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antes de que empezara marzo para tomar el curso de inducción a la residencia. Qué lástima, se modificó el ciclo circadiano de toda la familia. El que más lo resintió fue el lactante pequeño de cinco meses, sacrificado a tomar una leche manipulada para hacerla digerible. Le cayó mal el alimento. Empezó a tener reflujo y estreñimiento. Si persistía le iban a cambiar por otro alimento o a darle medicamento. Vaya remedio incongruente, sea todo en aras de la formación profesional, académica, e intelectual de la mamá. Se perdió el encanto por las noches, la familia ya no estaba con el bienestar de antes. Hasta Josele respondía sin la alegría de unos días antes. El niño no le dejaba hacer sus actividades con tranquilidad. Estaba preocupado y lloraba mucho. El sábado llegó la mamá intelectual a reportarse a su hogar. Josele se quedaba a dormir en el consultorio. Ese día le había tocado una guardia maratónica con un niño grave que había llegado al inicio del turno. Un lactante de catorce meses de edad, que ya lo habían tratado varios médicos generales y varios pediatras. Le habían recetado muchos medicamentos, pero en cuanto lo vio hizo el diagnóstico. A ojo de buen cubero, era un experto que sabía las dosis y las medidas al gusto del cliente del bar. Así Josele en cuanto vio a Adalberto. Tenía los ojos rojos, inyectados, lesiones ulcerosas en la boca, labios agrietados, rojos y resecos, la cara rubicunda, presencia de eritema en el tronco, ganglios linfáticos aumentados de tamaño en cuello y ambas manos con descamación. Ya le tenía los instrumentos necesarios para la revisión la doctora Gina. El interrogatorio confirmó la sospecha diagnóstica. Quince días con fiebre continua, inapetencia, rinorrea, tos aislada y mal estado general. La exploración confirmaba lo ya señalado, en globos oculares, boca, ganglios del cuello, cara y descamación palmar y también en plantas de los pies. No había 158
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datos de complicación en corazón y pulmones. Los exámenes de laboratorio ordenados por Gina marcaban aumento de los glóbulos blancos. Plaquetas en límites bajos normales. La química sanguínea normal. Reacciones febriles negativas. Examen de orina normal. Aumento de la velocidad de sedimentación globular y proteína C reactiva. Todo eso integraba el diagnóstico más clínico que bioquímico de enfermedad de Kawasaki. Le notifiqué a los abuelos, que estaban desesperados, el diagnóstico establecido. Les dije que lo iba a internar, para iniciar tratamiento y que podía haber complicaciones, sobre todo en el corazón, porque era una enfermedad que afectaba los vasos sanguíneos. Insistí en que habían pasado muchos días de evolución. Les comenté que tenía poca experiencia en el manejo de estos casos. Sin embargo, conozco a una doctora japonesa experta en estos casos. Es amiga pediatra y reside en Chihuahua. Les expliqué que me iba a comunicar con ella para que me asesorara en el tratamiento. −No, mijo, muchas gracias. Has sido muy atento, el papá del niño es el doctor Camargo, amigo tuyo. Él nos recomendó que lo trajéramos contigo antes de irnos a Chihuahua y ya vamos para allá. Sólo te pido que me anotes el nombre y teléfono de la doctora. Te lo agradezco infinitamente −me dijo el abuelo tembloroso. Así lo hice y se fueron a Chihuahua. Es importante ir a trabajar en las noches con las pilas puestas porque la energía se va perdiendo al paso de las horas. Es ir en contra de la fisiología del organismo. Es un riesgo desafiar al ciclo circadiano y está comprobado que con las desveladas hacen su aparición trastornos de la conducta, sobre todo la neurosis 159
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y alteraciones de la conducta. Es un detonante para que aparezcan trastornos metabólicos como la obesidad, diabetes o hipertensión arterial. Es una advertencia, jóvenes, hay que asumir los riesgos y combatirlos con un sueño reparador en el día, una buena nutrición, práctica de deporte y mente optimista. No se puede estar al cien si estás desvelado. Estaba soñando con mi amigo Arturo, médico cirujano que trabaja de noche en el IMSS días alternos y por las mañanas en el ISSSTE. Por las tardes en su consultorio particular, todos los días, de lunes a viernes. Los sábados trabajaba medio día y asistía a todas las urgencias médicas, que caían el fin de semana. Era un filósofo hedónico, helenístico, discípulo de Aristófanes y amigo del Jimi. Tenía tres esposas, en Parral con la que vive actualmente, una en Santa Bárbara y otra en Gómez Palacio. Tiene siete hijos, dos, dos y dos, más el que viene en camino. Mantiene tres casas y tiene hijos en la universidad, prepa, secundaria, primaria, preescolar, guardería, e intrauterino. Las tres esposas trabajan, una doctora, una enfermera, una secretaria. Todas en diferentes instituciones. Bohemio no útil, borracho, parrandero y jugador. Le gusta jugar a ser galán y tiene esposas, novias y pretendientas. No es apuesto, ni gallardo, tampoco guapo, es un médico de esos que les llaman volado y cosquillento. Es incontrolable en la sexualidad y amigo del dios Baco. Tiene treinta y tantos años y hace unos pocos días andaba de parranda con una novia cuando le sobrevino una crisis anginosa coronaria que lo depositó en urgencias. Allí estaba tendido en una cama, con un sobrepeso de 32kg/m2 de SC, la presión elevada, glicemia alta, el colesterol y los triglicéridos hasta el cielo y el ácido úrico arriba de lo normal. Lo alcanzaron el sobrepeso y las enfermedades metabólicas. Allí estaba, solo sin perro que le ladrara, angustiado, con más deudas que todo el buró de crédito. Pobre Arturo, tan bueno que era. Se le apagaron las ilusiones y le llegó la realidad. La vida le 160
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estaba gritando, o dejas de parrandear y rectificas el camino o abur. Ese era Camargo, el del niño de Kawasaki. Estaba viviendo en Chihuahua con una nueva esposa llevando una vida más saludable. Los abuelos preocupados eran sus humildes padres. Así es la vida de algunos profesionistas, excelentes artistas de la medicina, magos del evento quirúrgico, pero seres enfermos emocionalmente. Desperté hasta las tres de la tarde y fue el despertar más hermoso, con Sol a mi lado y José Vicente en su bambineto. Me puso el dedo en la boca para que no hiciera ruido. −Ya no me voy a ir, no los voy a dejar solos. Renuncié a mi plaza, no puedo vivir sin ustedes −me susurró al oído. La abracé, la besé apasionadamente y me volvió a poner el dedo en los labios. En la sala está mi papá, calma tus ánimos para más tarde. Esperé que se apagara la sexualidad y fui al encuentro de mi compadre, a quien le di un abrazo de león. Estaba rugiendo de felicidad. Cuando llegamos a la casa de Alta Vista, Socorrito, Flor y Charo estaban cantando. −Alabado sea Dios. Pudo más el corazón de madre, que la sofisticación neuronal. Gracias, Señor, por devolvernos a la que se fue y regresó arrepentida. En cuanto entré, Socorrito se fue directo a abrazarme tiernamente. −¿Ya te dijo Marisol? −Ya me lo dijo, suegra, comadre y amiga. Gracias a Dios. −Te voy a explicar una cosa, Marisol. Aquí delante de todos, mi amor. Aunque me llames blandengue, débil o tembeleque. La verdad, no puedo vivir sin ti. Me haces falta, eres energía vital, formas parte del aliento que entra y sale de mi vía respiratoria. 161
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Fíjate, Sol, en los momentos difíciles de la vida aprendí a ser un hombre solitario y sustentable en todos los aspectos, no dependiente de nadie. Así viví por varios años. Pero esta experiencia que tuve durante la semana me devastó anímicamente. Le agradezco a toda la familia su apoyo en todos los aspectos. Sin embargo, algo en mi interior no me agradaba, faltabas tú, mi amor. Al escucharlo, Sol se le colgó del cuello y con llanto entrecortado le habló. −Yo también sentía lo mismo, hasta que ya no pude. Puse en la balanza mis afectos y ganaron ustedes, sobre todo tú, Josele. −Donde hay amor está Dios, donde está Dios todo se puede. Estoy seguro, no sé cuándo ni dónde, pero serás médico familiar. Así es de que vamos a comer y después los llevó a dar una vueltecita al Valle, hoy es día festivo para la familia −dijo el compadre Manuel. En la noche, durante la intimidad de la recámara, ya que se había dormido el niño Josele Sol comentó lo siguiente. −Qué difícil, mi amor, es practicar la ética que es la obediencia, el respeto a principios, normas, reglamentos, leyes y respetar la libertad de la persona que amas. Se me devolvió de la boca en varias ocasiones decirte que no te fueras, que el niño te necesitaba, que yo te requería en mi vida. No pude, y respeté la decisión hasta el final para que tú alcanzaras el objetivo soñado. Me dolió el alma cuando te dejé en casa de tu tía. Sentí que estaba dejando una parte de mi vida, un pedazote de mi corazón, una rebanada de mi cerebro. Gracias a Dios todo regresó a su lugar. Para el año que viene, vuelves a presentar el examen y nos vamos todos para allá. Porque no te vuelvo a dejar, a menos que sea indispensable. −Josele, no creas que nada más tú sentiste esa nostalgia tan angustiante. Tenlo por seguro, si me hubieras pedido que me 162
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quedara, no me iba. No hablaste, mi niño. Te quedaste callado. Josele, mi amor, a donde tú vayas yo iré. Te seguiré siempre, mientras te funcione el sistema eléctrico y el motor. Te amo, Joselín. Ahora, si ya te sientes recuperado, íbamos en la etapa uno del protocolo. Marisol decidió ir a las guardias con Josele hasta las doce de la noche. Flor se fue nuevamente a vivir con ellos. Mientras ella cuidaba al niño un rato, Sol estaba aprendiendo el teje y maneje de la pediatría. Desde luego, contaban con la anuencia de Juan Carlos el boludo, director de la institución. Una tarde llegó Jimi sorpresas. −Carnales, les traigo una buena noticia. Se abrió la bolsa de trabajo para médicos generales y hubo una promoción para que los médicos familiares de base sean admitidos en una especialidad. De la clínica se van a ir varios. Sólo que quiero que hoy mismo lleves la papelería, Marisol. Sé que tu título se encuentra en trámite, pero moví mis influencias en el sindicato en Chihuahua para que seas la primera aspirante aquí en Parral. Así es que los espero en la tarde en el sindicato con la papelería. De esto ya está enterado Juan Carlos, el boludo. En cuanto acepten tus papeles y llegue la matrícula, empezarás a realizar sustituciones. Pídele a Dios que sea pronto. Como muestra de alegría, Josele cargó a su primo en brazos y luego le comentó. −Eres un líder sindical muy estratégico. Gracias, carnal, por acordarte de Marisol. Te lo agradezco de todo corazón. Ten por seguro que en la tarde llevamos la papelería de Marisol. Y ahora, pasando a otro punto, ¿estás enterado que dentro de diez días viene tu compadre del alma al bautizo de nuestro chilpayatito? Ya sabes que estás invitado, con todo y tu familia, al rancho de tu compadre Manuel. Allí va a ser el festejo. 163
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−Más que mi compadre, José Vicente es mi maestro, un segundo padre. Así de que eso nos da calidad de hermanos. Allí estaré solitario, ya sabes mi lema, por si algo brinca. Mes de septiembre, mes de la patria. Llevar los documentos al sindicato fue lo fácil. Que llegue la matrícula es tardado pero seguro. Además, los médicos que van a la especialidad lo hacen en el mes de febrero para estar en marzo en actividad. Todos los días saludaba a mi compadre Manuel. Ninguna pregunta sobre el rancho, pues tenía toda la confianza depositada en él. De antemano sabía que mi padre tenía asesores en el manejo, control y administración del rancho para que diera las mejores utilidades para el patrón y los trabajadores. El rancho es una propiedad rural de diferente magnitud en la extensión, que tiene dentro del mismo terreno una casa y áreas propicias para la función que se vaya a desempeñar, sea ganadería, agricultura, pastoreo o turismo. Papá tenía un rancho ganadero, además de tierras de cultivo, un huerto y en la periferia casas para los trabajadores con sus familias. José Vicente era ordenado y tenía diseñada una planeación estratégica. Tenía bien planeado el número de corrales o potreros para el ganado, toros o vacas. El tipo de raza tenía que ser sustentable. De nada servía una raza fina si no se adaptaba al terreno o daba utilidades. Había áreas especiales para los toros, para las vacas preñadas, para las que iban a parir, para la crianza, para las vacas que daban leche, para los becerros, las becerras y para la engorda. El almacén tenía suficiente cantidad de alimentos para el ganado, forraje, pienso, alfalfa, maíz especial, granos concentrados y alimentos especiales. Contemplaba la plantilla de trabajadores del campo, que son la fuerza principal, incluidos especialistas y asesores. Mi hermana Elfega y su esposo Efrén eran zootecnistas, destinados a las labores de la ganadería. Mi hermana Diana y su esposo Neftalí 164
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eran ingenieros agrónomos y trabajaban en las tierras de cultivo. Mi padre era un filósofo marxista, amante de la responsabilidad social. Todos sus trabajadores recibían protección y seguridad. Los peones, pagan mensualmente su casa, con parte proporcional de su sueldo. Tienen seguro social, utilidades y aguinaldo. Todos estos universos de actividades estaban controlados por la verdadera administradora y patrona, Lupita, mi santa madre y su grupo de secretarias. Gracias a ella, papá tiene un emporio. Con su sabiduría ha sido la forjadora de la empresa. José Vicente es el patrón, el clásico de las películas del Siglo de Oro. Un charro elegante, limpio, rudo, impositivo, bravucón pero con una disciplina rígida. Es parrandero, enamorado, tomador y con muchos amigos en todas partes porque es justo, servicial y solidario. Es el general de la tropa. Por eso no le he preguntado a Manuel cómo va este asunto, porque él está solo y nunca le he ofrecido ayuda en estos menesteres por falta de tiempo para las actividades de mi profesión. Llegó a la consulta particular una niña de dos meses de nacida, primera hija de Eva y Juanito, muy jóvenes y humildes, de apenas dieciséis años ambos. La mamá no tuvo problemas en el embarazo, parto normal y peso 3 kg. Había sido alimentada con leche materna. La mamá y el papá estaban sanos, sin antecedentes de familia enferma. Llevaron a Wendy porque tenía diez días con fiebre, síntoma principal. Le notaron lesiones nodulares abundantes en el cráneo, único hallazgo de la exploración. Eran nódulos de 0,5 cm de diámetro distribuidos por piel de cráneo y cara. Duros, sin cambios en la piel. La exploración física sólo corroboró los nódulos ya señalados, con el resto de la exploración normal. Los estudios de laboratorio reportaron un hemograma normal. Los marcadores de inflamación también normales. Química sanguínea normal. Reacciones febriles, pruebas hepáticas, examen de 165
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orina y coprológico normales. Radiografía de cráneo solo nodulaciones en pericráneo. Rx de tórax normal. No tenía seguro social y le realicé una referencia a la ciudad de Chihuahua con una dermatóloga pediatra. Se fueron de la consulta y no los volví a citar. Se me olvido decirles que regresaran a informarme el diagnóstico de la bebé. Unos cinco meses después, andaba con Marisol en la tienda del IMSS, cuando se acercó una pareja de jóvenes conmigo. −¿Nos permite, doctor, un minuto? −Sí, claro. ¿En qué puedo servirles? −en cuanto me abordaron, llegó Marisol a tomarme del brazo. −Buenas tardes, doctora. Le queremos platicar a su esposo de la niña que nos atendió hace como cinco meses −dijeron, y quedé desconcertado−. Sí, doctor. La niña que tenía fiebre y muchas bolitas en la cabeza. Nos mandó con su amiga la doctora dermatóloga. −Ah, sí, ya me acordé. −Se murió mi niña, doctor. −Ah caray, no me lo esperaba. −Ni nosotros, doctor. Le queremos informar que la niña tenía leucemia linfoblástica aguda y las lesiones eran infiltración de la enfermedad. Fíjese nada más, doctor. −Disculpen, recuerdo que los exámenes que me llevaron estaban normales. −Efectivamente, doctor. Fue un diagnóstico difícil. Unos días después aparecieron los cambios y la fiebre continuó. Tuvo hemorragias, le crecieron el bazo y el hígado, entró en fase crítica y murió. 166
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−Pues lo siento mucho. Todos los días aprende uno, les doy mi más sentido pésame. −Gracias a usted por sus atenciones, doctor. Ni la consulta nos cobró. Dios lo bendiga. Adiós, doctora. Gusto en saludarla. Sol me abrazó tiernamente, como se abrazan dos gatitos. Luego besó mi boca con sutileza y susurro a mis oídos, prueba no superada, no siempre se puede. Desde el día nueve arribó José Vicente. Llegaron por la tarde en una Suburban del año con interiores de lujo, sillones forrados de cuero, aire acondicionado y transmisión automática. Venía toda la sagrada familia. Llegaron al consultorio y como no nos encontraron se fueron a la casa de Alta Vista. Descendieron José Vicente, Lupita, Diana y Neftalí, Elfega y Efrén. Venían contentos y no parecían cansados. La nave venía tripulada por Efrén. −¿Dónde está mi tocayo? Se me cuecen las habas por conocerlo −gritó José Vicente en cuanto puso un pie en la acera. Estaba en la recámara recibiendo su lactancia materna, pero en cuanto llegó el abuelo dejó de mamar y le pidió los brazos. Exclamó José Vicente, ¡sangre que llama a la sangre! Lo tuvo en sus brazos todo el tiempo que pudo antes de compartirlo con los demás. −Qué bonito está este güerito. Se parece a mi compadre Manuel y por supuesto a ti, niña hermosa −dijo volteando a ver a Marisol. Les dimos la bienvenida con sentimiento profundo, y yo no dejaba de abrazar a mi madre. Se instalaron en las tres recámaras superiores. En la sala nos quedamos a platicar José Vicente, Efrén, Neftalí y yo. Empecé a conocer a mis cuñados y les comenté lo siguiente.
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−Se ven buenas personas, porque para aguantar al genio de la lámpara de papá y mis hermanas, hay que fregarse −dije y todos reímos por la simpleza. Sol, mamá y mis hermanas hicieron la camarilla en la planta superior. No paraban de reír, quién sabe qué travesuras estaban haciendo o diciendo. Fui a buscar a mi compadre Manuel para invitarlo con todo y familia pero no estaban, seguramente andaban en el rancho preparando todo para la fiesta. Después de un rato de conversación prolongada les platiqué que estaba de vacaciones por tres semanas y por eso estábamos en la casa descansando unos días del consultorio, dedicado en cuerpo y alma a la familia. Los llevamos a comer hamburguesas especiales, marca extra grande, en el negocio La Cabaña, en la intersección del Boulevard Ortiz Mena y Calle Independencia, rumbo al Seguro Social. Nunca habían comido otras iguales y los dejaron satisfechos. El bautizo fue el día diez al mediodía. Le colocamos la ropa blanca especial para el acontecimiento y llegamos una media hora antes, lo que me permitió platicar con Manuel, párroco del templo de la Virgen de Guadalupe. Le presenté a mis padres, hermanas y cuñados. El mundo es pequeño cuando la familiaridad se hace presente y resultó ser primo de Neftalí, originario de Salvatierra, Guanajuato. Manuel estaba feliz de tener familia cercana y hasta aceptó la invitación a la fiesta. Nosotros los recogeríamos hasta las seis de la tarde. Se pobló el templo de niños pequeños, preescolares y escolares para recibir el santo sacramento y saludamos a algunos compañeros de las pláticas prebautismales. En las clases aprendimos que el bautizo, cuyo significado es sumergir, pretende la adopción del niño al cristianismo, el nacimiento a una vida espiritual. Mis compadres llegaron tarde, cuando ya iba a empezar el rito bautismal. 168
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Inició la celebración siguiendo el protocolo de la Iglesia Católica, la bienvenida, luego la liturgia de la Palabra, oración de los fieles, invocación a los santos, unción prebautismal, imposición de las manos, bendición del agua e invocación a Dios, renuncia y profesión de fe, rito del bautismo, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, imposición de la vestidura blanca, entrega del cirio encendido, oración del Señor, bendición y despedida. −Hasta parecen artistas −les dije a mis compadres Manuel y Socorrito. −Somos protagonistas, compadre −contestó Manuel. Se reunió la familia para las fotos del recuerdo. Todos juntos, todos unidos por la fe y el amor. Esa era la finalidad. Llevamos al niño a una sesión de fotos y se portó bien, el morro. Estando cerca de mamá todos nos portamos bien porque es la fuente de alimento, sustento afectivo y amor incondicional. Nos fuimos al rancho de Manuel y cuando llegamos me llevé la sorpresa de mi vida y me quedé con la boca abierta. Todo muy ordenado y la fachada de la casa artística. En la lateral de la casa había construido un tejabán de fierro y techo de lámina, que protegía una estufa de gas, asadores empotrados, depósitos metálicos en donde colocar el hielo y enfriar las bebidas, una barra de cemento en donde preparar las bebidas y en la base que sostenía la barra había una puerta de fierro que resguardaba las botellas de vino y licor. Bajo el lecho protector ocupaban espacio quince mesas metálicas con cuatro sillas. En las laterales había dos mesas de piedra rectangulares con sus respectivas bancas y espacio para veinte comensales cada una. En la parte posterior, arriba de la estufa se veían unos cartelones con la leyenda Bienvenidos gente de Teziutlán, Puebla y del terruño. 169
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Había espacio para cien gentes. Sol me dijo que mirara al techo, donde estaban colocadas bocinas estratégicamente, conectadas a un aparato modular en una caja artísticamente elaborada de madera. A la entrada al rancho, un letrero elaborado con fierro y lámina daba nombre a la propiedad, Rancho San Vicente. Sol me llevó más adentro. Los cercos ya no se veían a los lejos, estaban más cercanos. Ya no era tanta la extensión y caminamos más hacia adentro. Los potreros estaban ocupados con toros, dos vacas lecheras, vacas no paridas, becerras y becerros. En un refugio de madera, un caballo pequeño o pony con el rótulo José Vicente. −Empezamos con poco, Josele, pero lo vamos a hacer poderoso con el tiempo −me dijo Sol tomándome de los hombros−. Mi papi habló con sus hermanos y escrituraron cada quien su parte. A mi papá le tocó este terreno por ser el hijo mayor. Ya es de su propiedad y nunca lo había querido hacer. Ahora ignoro el motivo por el que se atrevió. Aunque por ahí un gusanito me dijo que un tal Joselito le abrió el entendimiento para reinventarse. Te amo chiquitito, nos has cambiado la vida a todos los de mi familia. Sólo hay una manera de agradecértelo, la única forma para que saltes de gusto. Estoy embarazada, tengo dos meses confirmaditos. Esperé este momento para que lo compartas con tu familia poblana. Estoy segura que va a ser niña. −¡No me digas eso, chaparrita! La cargué en brazos y así volvimos a la fiesta, locos de contento directo a la mesa de mis padres y familia. −Vinieron a un bautizo, pero aprovechamos para notificarles que estamos nuevamente embarazados.¡Anímense! −les dije. −Por mí no queda, tu hermana que no se anima −respondió Neftalí, levantando el dedo en señal de que pasaba por la misma 170
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situación. −Entre más dejen pasar el tiempo va ser más difícil para ustedes −le dijo mamá Lupita a sus hijas. −Pues por mi parte después de ver a este chilpayate tan hermoso, ya me animé −contestó Elfega. Diana levantó el dedo en señal de aprobación. −Oiga, compadre. Ese niño es su doble físicamente. Si se hubiera llamado José Manuel, le hubiera asentado el nombre −comentó José Vicente dirigiéndose a Manuel. −Como estas son alianzas, compadre, lleva mi nombre de José y el suyo, Vicente −respondió. Se levantó José Vicente y le dio un sincero abrazo. −Le voy a decir una cosa, compadre Vicente. Nunca había visto al niño tan contento como con usted. En cuanto le pide los brazos, se va con el abuelo −comentó Socorrito. −La sangre poblana que llama a la parralense se llama sangre cósmica −expresó mamá. Ya habían saludado a los invitados, a la familia de Manuel, la de Socorrito y algunos compañeros médicos invitados con sus familias. En una mesa estaba la familia de Juan Carlos, con la que compartimos los alimentos, nuestros mejores amigos, con los que compartíamos vivencias en las casas una vez por semana o cada quince días. Ellos tampoco tenían familia ni pensaban tener. Ignoramos el motivo y los respetamos, pero al vernos tan contentos con la llegada de José Vicente, ya estaban con el ánimo de ser padres. La música instrumental alegraba la fiesta a la hora de la comida para que la digestión fuera lenta y satisfactoria, la gente 171
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comiera sin prisa y disfrutara la cerveza o el licor. La comida estaba exquisita. La mandamos elaborar con un amigo de Manuel y él se encargó de todo lo referente a la comida . Un poco tarde hizo su aparición el Jimi, el controvertido y polémico primo. Se dirigió a la mesa de su segundo padre y saludó a toda la concurrencia de mano como todo un político estratégico y consumado. Después regresó con la familia a disfrutar en forma saludable el convivio bautismal. Fuimos por el padre Manuel al templo y ya nos estaba esperando. Estaba que se moría de hambre y nos comentó que estaba haciendo estómago para disfrutar la rica barbacoa de borrego, los frijoles charros, las tortillitas calientes y el agua de frutas. Si no había agua, una o dos cervezas, máximo. Manifestó que no estaba prohibido tomar bebidas con alcohol, lo no permitido era que el alcohol abusara de nosotros. Así nos la llevamos con el padre Manuel, desde que llegó a la fiesta se acopló con el grupo de jóvenes, incluyendo a su primo Neftalí. El grupo tenía carácter alegre, festivo, salpicado de ocurrencias y chistes, que alternaban cada uno de los participantes. Así la pasamos chévere, como diría Jimi. Sol se la pasó atendiendo a sus familiares. Ya conocía a todos y con todos me llevaba bien. En ese momento estaba con mis amigos y de vez en cuando, Sol me llevaba y traía con los invitados. La mesa principal estaba muy a gusto con los tres alegres, el compadre y Efrén, que le seguía los pasos a mi padre. Nefta era como yo, más tranquilo, integrado al ambiente festivo de nosotros. Así transcurrió la fiesta con alegría dispersa y risas que brotaban por doquier. Convivencia familiar fraterna que nos une y nos enlaza en redes de apoyo que en cualquier momento se necesitan. Un festival de buenos deseos, canto, danza, poesía y fraternidad. Terminó todo en orden y nos acostamos hasta las 172
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cuatro de la mañana. Nosotros nos fuimos a dormir a la casa del consultorio. Aún estábamos dormidos cuando sonó el timbre de la puerta. Era la doctora Gina. Tenía internado a un sobrino en el hospital y estaba grave. Nos fuimos en el automóvil de ella. Flor se quedó cuidando al niño y en el camino la doctora nos explicó el caso clínico del niño. Llegamos a Urgencias y ya le habían intentado canalizar una vena en múltiples ocasiones con intentos fallidos. En el argot pediátrico, todas las venas de los brazos ponchadas. Efectivamente el niño estaba sumamente deshidratado. Se había incapacitado el pediatra de turno y la doctora Roseli aún no llegaba. Ya estaba todo listo para la venodisección y como estaban multipuncionados los miembros superiores decidí abordar la vena safena a nivel del maléolo tibial derecho. Teníamos que hacerlo con prontitud y gracias a Dios canalizamos la vena y le introdujimos el catéter lo más pronto que pudimos. Ya fijado el catéter, Sol terminó el procedimiento. Indiqué una carga rápida de solución salina de acuerdo al peso del paciente para pasar en treinta minutos. Realicé la entrevista a la madre, la revisión exhaustiva del paciente, las anotaciones correspondientes y las indicaciones terapéuticas. Se colocó una sonda nasogástrica porque estaba distendido del abdomen pero con tacto rectal normal. No había hocico de tenca, seguramente un íleo metabólico. En eso estábamos cuando llegó Roseli. −Ahí disculpen, estaba en misa. Hasta allá me fueron avisar, por eso me tardé. −No te preocupes, amiga. Ya hicimos la urgencia y ahora sigues tú. −Oigan, ¿hasta qué hora terminó el bautizo? −Hasta las cuatro de la mañana. Apenas nos estamos repo173
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niendo. La doctora Gina nos dio las gracias y nos preguntó cuánto nos debía. −Nada, doctora. Estamos para servirle. Nos fuimos tomados de la mano hasta la casa. Prueba superada, así es la vida del pediatra y su hermosa esposa. Para la noche, el niño deshidratado estaba totalmente recuperado gracias a los cuidados del personal de enfermería comandado por la doctora Roseli. Teníamos el auto estacionado afuera de la casa. Recogimos a Flor y al niño y nos fuimos a la casa de AltaVista. Ya estaban todos desayunando un rico menudo con cafecito caliente. Nos sentamos a desayunar lo más rápido posible para ir a ayudar a mi compadre Manuel. Mi compadre entró más fresco que una manzana de Cuauhtémoc con una sonrisa primaveral. Parecía un chamaco y saludó con alegría. −Mijo, acaba de nacer tu primer becerro −se dirigió a José Vicente chico. Todos en la mesa aplaudieron, hasta el niño. −Compadre, estamos desayunando. Tuvimos una urgencia en el hospital, pero ya nada más terminamos y nos vamos a ayudarle. −No se preocupen, todo está recogido. Contraté unos muchachos conocidos de mija −dijo, y se dirigió a Flor−. Los cartuchos en un dos por tres arreglaron todo. Desayunen con calma. Estoy que no quepo dentro de mí, muy feliz con mi socio. Estoy en proceso de restauración. Efectivamente, Manuel no se emborrachó y no se fue con el Jimi. Estuvo contento y tranquilo, disfrutando los momentos de dicha. 174
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−Ya come más sano y sale a caminar todos los días con mamá Soco. Eso es muy meritorio −expresó Charo. −Está culeco con el nieto. Ese es el responsable del cambio, es el socio principal de la empresa −contestó José Vicente. Estuvimos cinco días en Parral y en la Suburban nos fuimos de excursión con los dos Vicentes, Lupita, Elfega, Diana, Socorrito, Flor, Josele y Marisol. Las nueve personas cabíamos con comodidad. Llevaba silla de seguridad para el bebé a un lado de la mamá. Recorrimos los pueblos mineros de Santa Bárbara y San Francisco del Oro con un pequeño zoológico. Recorrimos pueblos con su balneario, Valle de Allende, Ojo de Talamantes, Ojo de Villalopez. Fuimos también al Ojo de Jiménez, las pozas de los remedios, paraísos con aguas termales. Fuimos a la Zona del Silencio en Ceballos, Durango y llegamos a Villa Coronado para conocer los monolitos. Nosotros gozamos del paseo, mientras Manuel y Charo recibían asesoría tecnológica por parte de Efrén y Neftalí. Por orden de José Vicente, les había encargado mejoras para el funcionamiento del rancho con la anuencia de Manuel, sin importar los gastos. Se invirtieron trescientos mil pesos para comprarle parte del rancho al hermano de Manuel, donde estaba el pozo principal de abastecimiento de agua. Ya eran muchos los socios de la alianza Parral-Teziutlán. −Estas personas son honorables y lo demuestran con el cariño y cuidados que le tienen a mi hijo. No nos equivocamos con la inversión y estoy seguro que las ganancias serán para todos − dijo José Vicente. La noche del bautizo, los jefes de las familias, junto con los cuatro ingenieros, tuvieron una sesión en la que se formó la sociedad para mejoras al rancho con aportación de recursos y asesoría tecnológica. A partir de ese momento se empezó el proceso 175
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de innovación, se modernizaron los corrales, el pozo de abastecimiento principal con su respectiva bomba y papalote, la tubería hacia una pila con su respectivo flotador y de la pila hacia los corrales para necesidad de los animales. Se hizo la división del corral con material metálico, para que en cada sección estuviera el ganado seleccionado. Se reparó la prensa para facilitar las actividades de herrar, señalar, vacunar, descornar y aretear al ganado. Se seleccionó el tipo de ganado que se iba a adquirir para este terreno desértico, en donde el ganado se alimenta de mezquite, nopal, cactus o pasto en tiempo de lluvia. Se basificaron los alimentos especiales para los becerros, se repararon los cercos, se diseñó estratégicamente el lugar para los aguajes en tiempo de lluvias, para que las reses que andan en el campo se abastezcan de agua. Se contempló el número de trabajadores y sus prestaciones. Se diseñó una planeación estratégica para que el proyecto tuviera éxito. Charo se encargaría de la administración de la empresa, mi compadre Manuel como el patrón del rancho Majovi, que resumía los nombres de Manuel, Josele y Vicente. Las escrituras marcaban como propietarios a Manuel Chávez, Josele Corte y José Vicente Corte Chávez. Al regresar de las excursiones, decidió José Vicente que las vacaciones continuaran hasta Teziutlán. Al fin regresaría a mi tierra amada, con mi bella esposa y mi hijo consentido. Nos fuimos en la Suburban y sólo iba Flor acompañándonos. Mis compadres se quedaron complacidos con la convivencia familiar. Mi padre ordenó que nos lleváramos el carro Samuray y en este último me fui con Neftalí hasta Fresnillo, Zacatecas. Durante el trayecto la plática fue agradable. Vivencias de cómo habíamos conocido a nuestras novias, aventuras universitarias, chistes, puntadas, bromas. Así fue la primera etapa del tour. Conocimos la ciudad por la tarde, y por la noche cada quien cenó lo que se le antojaba. Nos quedamos con Flor en una recámara con dos camas y los demás por parejas para favorecer la intimidad.
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Llegamos a Querétaro como a las once de la mañana. Los viajes empezaban muy temprano, por lo que pudimos disfrutar la ciudad de Santiago, el estado de la Sierra Gorda. Allí visitamos la Plaza de Armas, el Parque Bicentenario, el Cerro de las Campanas, el Acueducto de Querétaro, la Fuente de Neptuno, el templo de la Cruz, el Museo Regional de Querétaro y el convento de la Cruz. No hubo tiempo para más. Al tercer día visitamos Puebla de los Ángeles. Estuvimos en el centro de la ciudad, en la catedral, los fuertes de Loreto y Guadalupe, el parque zoológico African y nos subimos a un camión turístico que nos dio un paseo por los lugares más emblemáticos. De allí tomamos la vía directa a Teziutlán de 148 kilómetros. Después de los tres días de viaje llegamos al rancho Guajose, alianza Guadalupe y José. Los cercos estaban en la carretera, la puerta de entrada era de hierro y estaba custodiada por un guardián de nombre Gaspar. Era de mi edad, fuimos juntos a la escuela. Le dije a Neftalí que se esperara unos minutos. La camioneta iba a la vanguardia y le dije al vigilante lo siguiente. −Gaspar, ¿cómo has estado amigo? −le dije y se quedó extrañado. −Ya no te acuerdas de mí. −La verdad, no. Discúlpame. −Soy Josele, el hijo de José Vicente. −¡Qué cambiado estás, amigo! Ya no te conocía. −Venga un abrazo, carnal. −Te ves muy bien. Me dijeron que eres doctor y que estás muy lejos de aquí. −Así es, Gaspar. Me da mucho gusto saludarte. Te veo después, 177
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allá en el rancho. Después de diez minutos de terracería, admiraba los cultivos de maíz, frijol, alfalfa, avena y trigo hasta que llegamos a la casa. Ya me estaban esperando en la entrada principal de la casa mi abuela Victoria, madre de José Vicente, de quien era el consentido. Mi abuelo Gabriel, padre de mi mamá, se emocionó mucho. −Mijo, mira nada más. Vienes hecho un hombre. Estaban en fila mis nanas, Nachita, quien trabajaba en la cocina y me consentía todo tipo de comidas; Amelia, la que festejaba mis travesuras, ella trabajaba en la limpieza; y Chuchita, la que me crió junto con mi madre. Ella no pudo con la emoción y me abrazó fuertemente. −Mi niño, pensé que nunca te iba a ver. Dios te mandó como regalo, mira nada más que guapo y apuesto estás −sollozaba. Tomé la palabra para dirigirme a todos y le pedí a Marisol y Flor que se pusieran a mi lado. −Familia, esta mujer hermosa que está a mi lado es mi esposa y se llama Marisol. Es doctora como yo. Le pueden decir Sol o Marisol. Ella es mi cuñada Flor −luego le pedí el niño a Marisol y lo levanté en brazos−. Este güerito y pelirrojo es mi hijo José Vicente. Son gente sencilla igual que yo y son parte de la familia. Se acercaron todos a ver a José Vicente Junior, quien ya empezaba a dar sus primeros pasos. Lo admiraban, lo lisonjeaban y acariciaban. Sin excepción, todo mundo lo persignó para no hacerle ojo. Chuchita me llevaba tomado de la cintura para mostrarme mi cuarto. El de siempre, el de toda la vida, pero ahora tenía cama matrimonial y una cuna para José Vicente. Se le olvido una fotografía que estaba detrás de una lámpara. Y al verla se me re178
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volvió el estómago. −Chuchis, me haces el favor de llevarte esto. Era una foto mía con Carolina. −Sí, niño, hay discúlpame. Ya no veo bien. Fue una tontería, discúlpame. −No te preocupes, nana. Todo está bien. En cuanto salieron todos, el niño me pidió que lo cargara y se acurrucó en mi hombro. Lo acosté en su cuna y santo remedio. Marisol se me colgó del cuello y se puso a besarme toda la cara y el cuello. −Mi amor, no lo puedo creer. Teniendo todo esto estabas viviendo como ermitaño. Aquí tienes, por lo poco que he visto, un mundo fantástico, como yo había soñado alguna vez. Sobre todo el cariño de toda esta gente −me dijo mi esposa sonriente−. Gracias, mi amor, por elegirme. Me siento privilegiada. Aunque no tuvieras nada… Así te he amado, Josele, sin interés alguno. No me imaginaba nada de esto. Te voy a ser sincera. He sido la mujer más celosa del mundo. Que ninguna mujer te toque porque me hierve la sangre. Nunca me has dado motivo, tú no tienes la culpa de que se te resbalen las aspirantes. A través del tiempo me has dado tanta confianza que se han desvanecido esos momentos de incertidumbre. Le doy gracias a Dios por la bendición de estar juntos. En una ocasión, hasta me dio una gastroenteritis celotípica. ¿Te acuerdas de aquella cholita que te mandó Boludo a consulta porque su hijo se enfermaba frecuentemente de las vías respiratorias y no le daban al diagnóstico? Ante la insistencia de la mamá, lo internaste. El día de la primera consulta, llegó toda chilapastrosa y era muy agresiva verbalmente. Iniciaste el estudio junto con todos los compañeros pediatras y todos coincidieron en que se trataba de asma de fondo alérgico. Recuerdo que la muchacha se llamaba Lorena. Yo era pasante 179
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en servicio social y te fui a buscar a pediatría. Me comentó en forma muy soez, alergia a qué jijos de la jijurria. Dos días después la encontré en el pasillo que conduce a Pediatría. Iba yo de salida y no la reconocí. Iba vestida para un día de feria, muy guapa la muchacha y nadie la reconoció. Cuando llegó a pediatría, las mamás de los demás pacientes le hicieron la bulla. Eh, eh, eh, ¿con quién andas quedando bien? Y contestó coqueta que con el dueño de todo su cuerpo, el doctor Josele, el dueño de ese monumental. Me dieron ganas de enfrentarla, pero mejor salí abatida con la cola entre las patas. Al otro día en la noche me fui contigo a la guardia. Estaba embarazada del niño y no te vi molesto. Al contrario, me besaste cariñosamente. Cuando llegamos al servicio de pediatría todos guardaron silencio, hasta Lorena. Saludamos y todas contestaron cortésmente, revisamos las notas, pasamos la visita médica con calma, y cuando llegamos ante el niño de Lorena, con respeto le dijiste, ¿Sabe que, Lorena? He estado estudiando el caso de su hijo y le vamos a tomar unas radiografías en posición especial a su muchachito para llegar a un diagnóstico. Estaba dormido, y cuando lo levantaste para revisarle el tórax se puso cianótico de los labios y cara sin motivo aparente. −Sí me acuerdo. Lo llevaron a rayos X y se volvió a poner cianótico, sólo con el cambio de posición. −Revisamos los estudios y concluiste que era un cuerpo extraño. Preguntaste a Lorena si eso era recurrente y contestó que sí. Sabe qué, Lorena. Su niño tiene un cuerpo extraño en las vías respiratorias. Seguramente en un bronquio principal porque con los movimientos se pone morado. Es muy probable que se mueva también el cuerpo extraño y obstruya el bronquio. ¿Por qué no me lo dijo hace dos días? Y te dijo que se había puesto nerviosa. Aquí no tenemos especialista neumólogo endoscopista de niños que haga este estudio especial. Voy a realizarle una referencia y temprano lo trasladamos a la capital del estado. Mientras realizabas la nota, me senté a tu lado y empecé a acariciarte y besarte en la cara y los labios, porque cuando llevamos al niño al estudio radio180
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gráfico, Lorena le comentó a su compañera anexa, mira cabrona, con sólo sentirlo de cerca ya me mojé todita. Había que ser estratégica, suave y sutil ante una persona violenta. Como todas las miradas estaban fijas en nosotros, sonreíste y le dijiste a todas muy contento que era tu esposa y que estábamos por tener un bebé. Con eso se le fue el color a Lorena y se calmó. Se salió a tomar aire y regresó calmada. En la madrugada, con un movimiento brusco el niño tuvo una crisis de cianosis generalizada y dificultad respiratoria tan severa que incluso estuviste a punto de intubarlo, pero durante el procedimiento recobró su color rosado. Se fue a la capital y allá le hicieron la broncoscopia. Le extrajeron varios pedazos de nuez y se recuperó. Cuando regresó, unos días después, fue con su niño durante la guardia a darte las gracias y se le salieron las lágrimas delante de todas las personas. Me dio la mano en señal de amistad y respeto y expresó delante de todas lo que le habías dicho y que no olvidaría para el resto de la vida. Vienes muy enfadada con todo el mundo porque te tratan mal, pero ya te preguntaste por qué. Fíjate en las fachas que andas, en la conducta antisocial que tienes. Con esa actitud siempre vas a tener problemas con todo mundo. ¿Has observado que eres una mujer muy guapa? si no te has dado cuenta, yo te lo digo, eres una mujer muy bonita. Se nota que eres una mujer inteligente y has movido tú sola a mucho personal para que le den a tu hijo atención especializada. Muchas cosas puedes lograr en la vida. Si quieres mejorar no te quejes, reacciona. Haz un cambio en tus hábitos y si no te da resultado me dejo de llamar Josele. Ahora te voy a hacer una pregunta, ¿no te llamó la atención esa mujer tan guapa porque de chola pasó a ser modelo? Estaba muy glamorosa, como tú dices. −Mira, Sol, sí me gustan las mujeres pero no por la apariencia sino por el contenido. Eso lo tengo bien cimentado dentro de mi persona o personalidad. Me gusta respetar y que me respeten. Me satisface pasar un rato divertido y controvertido. Me gusta estar tranquilo, no preocupado. No te imaginas, amor mío, cuando me divorcié, cuántas mujeres se acercaron a mí con intenciones sexuales o sociales. En Puebla tenía casa, automóvil, 181
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dinero y atractivo pero quedé traumado sentimentalmente hasta que una chiquilla freudiana con su cariño me desencantó. −¿O sea que sí te das cuenta cuando alguien te echa los perros? −Claro que sí, Marisol. Sólo que cuando hay un corazón y cerebro ocupado la ley de atracción en mí no funciona y en mi primo Jimi sí. Aprovechando que el niño y Flor están dormidos, vamos a la calle. Por cierto, vamos a llevar a mi abuelo Gabriel a dar la vuelta. Aprovechamos que aquí cerca vive la familia de Jimi y saludamos a los sobrinos. Ya que tocaste el tema de los cuerpos extraños, recuerdo que en una ocasión llegó a urgencias una niña, Lilianita, de dos años de edad. La mamá la llevó en tres ocasiones durante la semana por cuadro de laringotraqueítis aguda, sin fiebre y con mínima dificultad respiratoria. A mí me tocó por azar en la tercera crisis. Eso porque su tía Elvira era enfermera de urgencias. La revisé cuidadosamente sin encontrar causa aparente. Sin embargo, le solicité un estudio radiológico de tórax sin una indicación precisa. Héctor el radiólogo tomó mal el primer estudio y se lo repitió. Sin embargo, la señora me llevó los dos estudios. En el que, según él, estaba mal tomado, se observaba un alfiler de seguridad en la laringe. Inmediatamente solicité valoración por la joven anestesióloga de turno llamada Luciana, quien hizo la extracción del cuerpo extraño y prueba superada. Son recuerdos bonitos de la vida pediátrica. Siempre una enfermedad persistente o un síntoma persistente debe ser sometido a una valoración más escrupulosa. Nos fuimos con mi abuelo Gabriel, quien estaba feliz de que lo lleváramos a pasear. En cuanto lo trató Marisol, quedó sorprendida. −¡Eres su doble, hasta se ríen y mueven igual! −Papá, vamos a visitar a los sobrinos de Jimi y de allí nos vamos a una disco con chicas atrevidas y malintencionadas −le dije. 182
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−¡Ja, ja, ja, mijo! Ya sabes que eso a mí no me llena, me indigesta. Saludé a los tres hijos varones del Jimi, de doce, diez y ocho años. Hasta ritmo lleva el Jimi en la procreación, comentó el abuelo. Estuve jugando con ellos al futbol mientras Gabrielito le contaba a Marisol la vida de Jimi. −Qué bonita estás, mija. Mi Josele es muy bueno, noble y educado. Se parece a mí. Lleva la línea materna a cuestas. Mi yerno José Vicente se desesperaba mucho con él en la infancia y juventud. Lo quería imponer al machismo. Josele nunca se dejó llevar por ese camino y fue muy buen estudiante y deportista. Tenía muchos amigos y amigas y cuando andaba de novio con Carolina le dije que esa muchacha no me gustaba para él. Presentí algo aquí adentro. Es buena muchacha, tiene posición social alta, de familia educada y sus padres son del mismo modelo que Chente y Lupita. Nada más que esta niña, con influencia paterna predominante, iba a chocar con mi muchacho en alguna época. Tú me caes bien, se ve que tienes influencia paterna. Sin embargo, tienes una ventaja. Estás enamorada de Josele. Aunque no lo digas se te nota a mucha distancia y así va a ser siempre, mi niña. Jimi también es como un hijo para mí a pesar de no ser línea directa, porque el parentesco es por la línea paterna de Chente. Sin embargo, él siempre me ha buscado y me dice tata. Cuando está triste viene conmigo porque sabe que con Chente no puede llorar, pues sería poco varonil. Conmigo se confiesa y llora a veces desesperadamente. Jimi se casó muy joven con una muchacha más joven que él y no estudió más que la secundaria. Él me platicó que se juntó con ella pero no se casaron. Me platicaba bajo los efectos del alcohol que le atraían poderosamente las piernas de la muchacha y era una sensación de deseo muy grande. No era mala muchacha, pero su cultura era muy pobre. Jimi estaba en la prepa superándose y ella sólo pensaba en el dinero y se gastaba lo poco que ganaba en un abrir y cerrar de 183
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ojos. Empleaba mucho tiempo en los afeites y se sentía deseada por todo el rancho cuando íbamos a Teziutlán. Era desobligada, la comida mal hecha, el cuidado de los niños deficiente y la casa sin el arreglo debido. Jimi se fue para Puebla a estudiar y trabajar. El tío Chente le consiguió trabajo a la muchacha y le afianzó un supermercado. Se volvió un caos, ahora coqueta y atrevida no faltó quien le correspondiera. Después de los dos hijos que tuvo igualitos a Jimi, le pidió oportunidad de irse a Puebla con él. El Jimi que es bueno de corazón, la recibió en su casa con sus dos chilpayates. Todo marchaba mejor, hasta que la mujer, sin consentimiento, se quitó el dispositivo del útero y se volvió a embarazar. Se complicó su vida familiar porque ella no cambiaba, motivo por el cual la regresaron a su casa. Aquí en el rancho nació el tercer hijo. Posterior a los ocho meses de vivir en el rancho, se fue a vivir a Teziutlán con un hombre de origen catalán, luego vivió con un ingeniero del DF, luego con un pastor de la iglesia. Así se la ha ido llevando, hasta que regresó a la casa de la mamá de Jimi que siempre la ha destinado para sus hijos. Dice Jimi que le manda dinero suficiente para que a los muchachos no les falte nada. Puras patrañas. Aquí entre nos, el abuelo Apolinar, el papá de Jimi es quien lleva la carga. Fíjate nada más, hija. Todo por unas piernas, como dice el Jimi −finalizó don Gabriel. En eso estaban cuando vieron venir a Flor con Jovi, como le había puesto Flor. Venía caminando el infante al lado de la tía y en cuanto llegó se integró al grupo con papá y los niños futbolistas que se olvidaron del juego. No paraban en atenciones al pequeño. Flor se fue a sentar con Marisol y Gabriel. −Puedes integrarte a la escucha, niña. Puedes oír, al fin que no conoces al personaje en cuestión −continuó el tata−. Dicen que quien nace para tamal del cielo le caen las hojas y el que nace para maceta no pasa del corredor. Así le volvió a pasar al Jimi. Ahora se juntó con una muchacha que estudiaba la preparatoria en Puebla pues le atrajo que era como él, trasnochadora, pistea184
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dora y buena para la cama. En su vida desordenada les ganó el primer embarazo y se pusieron a vivir juntos. La familia de ella era muy liberal y no concebían el embarazo entre los planes de su hija. Le propusieron el aborto, pero Jimi no lo permitió. Le sugirió, lo tienes y me lo das cuando nazca. Así quedaron. Ella continuó la vida disipada sin tomar en cuenta el embarazo. En resumen, una joven irresponsable que en cuanto tuvo al hijo se lo dio a Jimi y él se lo dio en adopción a doña Carmen para que lo criara. No fue un hijo, fueron tres los que procrearon y mismos que tiene la doña. Lo que no me cuadra es que dos niñas tienen problemas de aprendizaje y el primero está bien y se parece a estos muchachitos. Las niñas son diferentes, hasta güeras. Quién sabe cómo será la mamá, no la conocemos. Aquí tuve llorando al Jimi. Tata ¿por qué seré tan estúpido? Soy un burro cabezón, un irresponsable, un retrasado mental al que las hormonas traicionan. Cuando terminó su servicio social ya tenía seis hijos engendrados, de los cuales no se ha hecho responsable nunca. Los visita, está con ellos unos días y adiós, mis hijos. Ojos que te vieron ir nunca te verán regresar. Es un ser irreverente, no le teme a Dios ni a nadie. Te preguntarás ¿por qué se confiesa conmigo? Porque lo escucho. Nunca me ha pedido un consejo por eso no se lo doy. Si Josele es educado, no es por azares del destino. Su mamá y yo hemos influido para que esos genes que traducen cortesía, buenas costumbres y educación fueran refinados con el entrenamiento diario durante muchos años y a pesar del ejemplo del padre. Al final, representa para José Vicente el orgullo de tener un hijo que hace lo que él no ha podido controlar. Mis nietas son otro cantar. Ellas fueron criadas por su madre al puro estilo tradicional de la virtud y las buenas costumbres. Allí está la diferencia entre la filosofía del Jimi y la de mis nietos. Yo les llamo a los hombres como el Jimi, hombres con hiperactividad sexual, impulsividad por los vicios, deficiencia en la atención de los hijos y trastornos de conducta social. No creas que soy un neófito, estudié medicina hasta tercer año pero después ya no pude por cuestiones económicas. Me gusta leer mucho y 185
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me fascina platicar mis experiencias a gente que me sepa valorar y escuchar. Gracias, hermosa, por tu comprensión. −Don Gabriel, yo también quiero comunicarle que su nieto ha sido un benefactor de los niños allá en mi Parral. En conjunto con los pediatras de la comunidad, han preservado la vida de los peques. Son estudiosos, instructores, cooperadores, previsores, sanadores y desempeñan funciones relevantes como promotores de la salud. Son vacunólogos, detectan y tratan enfermedades asintomáticas, evitan enfermedades que pueden producir discapacidad, alivian enfermedades agudas y asisten a los pacientes en enfermedades crónicas. Desempeñan el papel de neonatólogos, especialistas de lactantes, preescolares, escolares, hasta adolescentólogos. Como no hay subespecialistas tienen que resolver urgencias hematológicas, endocrinológicas, traumatológicas, gastropediátricas, neurológicas y oftalmológicas. Me comenta Josele que la mayoría de las actividades pediátricas se desempeñan con precisión cuando estás bien preparado académicamente. Hablo por mi viejito, siempre dispuesto al trabajo y no se raja en las urgencias. Es estudioso, dedicado, escrupuloso y con actividades prácticas bien hechas. Le encantan los casos difíciles hasta dar con el diagnóstico de certeza. Le digo que es un Sherlock Holmes de la pediatría. Josele me dice, mira chaparrita, en cualquier actividad profesional no es mejor el que está en la escala de académico, el que va a muchos congresos como profesor o alumno, el que es director o subdirector o jefe de enseñanza, el presidente o colegiado o el que tiene mucho dinero. No, amor. El mejor pediatra es el que resuelve satisfactoriamente problemas en el área de trabajo. El que está presente con los pacientes bajo su cargo, tratando de superar la prueba con cada uno de ellos. El que se la está partiendo durante la faena o el que lo hace con sabiduría y honestidad. Ese es el ganador, el resolutor de problemas, el que está en campo de la actividad pediátrica. −Me da mucho gusto escucharte, mi niña. Tienes buenas neu186
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ronas espejo, ya hablas muy parecido a él, con la misma cadencia y vehemencia. Dios los mantenga unidos por siempre. Josele, en la camioneta Suburban, los llevó de excursión a Teziutlán. Llevó a su familia, además al abuelo Gabriel y a su hermana Diana. En el centro visitaron la catedral de estilo barroco. La capilla de nuestra señora del Carmen, el único santuario de Latinoamérica con cuatro torres idénticas. El palacio municipal, construido en 1946 con cantera rosa. La plaza de toros El Pinal, primera plaza de toros techada en Latinoamérica. El teatro Variedades, construido en 1880, en donde se presentaron actores de la talla de Virginia Fábregas, Joaquín Pardavé y María Conesa. Comieron tamales de pescado, tlacoyos, gelatinas de rompope, dulce de pera y bebidas de frutas. Visitaron las aguas termales de Chignahuapan. Fueron a Zacatlán de las Manzanas, su valle de piedras encimadas y al barranco del Jilguero. Se tomaron fotos en el reloj floral, visitaron Puebla y allí estuvieron tres días disfrutando esta hermosa ciudad colonial con tanta historia. Posteriormente se fueron al puerto de Veracruz tres días a disfrutar la playa tirados en la arena y haciéndose felices unos a otros. Marisol y Diana se hicieron amigas inseparables. Cuando estaban en la efervescencia se les estaban acabando las vacaciones y regresaron al rancho. Cuando José Vicente se enteró que Joséle había pagado todo, se sintió molesto pero después recapacitó al darse cuenta que su hijo era sustentable económica y emocionalmente. El abuelo Gabriel habló con Josele. −Mijo, te tengo un dinerito ahorrado durante mis años de trabajo. Lo pongo a tu disposición, cuando quieras es tuyo. Estás como único beneficiario pues has sido como un hijo para mí. Estoy muy contento de que hayas venido.
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Abraza con cariño a su abuelo y guía de la vida. −Gabriel, a ver qué te parece. Ahora no necesito ese dinero. A lo mejor algún día, pero hoy no. Si tú estás de acuerdo, sé que les tienes cariño a los hijos de Jimi, nuestros vecinos que son toda una tropa. Qué te parece si lo usas para que ellos tengan educación, aunque se agote. Te lo agradezco, papá Gabriel, pero creo que por el momento sería más útil para ellos. −Ya lo sabía, me lo imaginaba. Eres digno hijo mío −dijo el abuelo entre risas. Allí estaba Marisol acompañando a sus amores. Ahora el abuelo Gabriel contaba con su afecto. Se sentaron a platicar con José Vicente y Lupita, después llegaron Elfega y Diana. El padre tenía la palabra. −Hijo, los he citado a esta junta para informarles que me siento orgulloso de esta familia que hemos forjado. No tengo con qué darle gracias a mi padre Dios. El hijo pródigo que estuvo fuera de casa ocho años, regresa a su tierra que lo vio nacer. Yo quise para ti lo mejor, tú escogiste el camino de la autonomía. Eres hombre de principios éticos, médico de buena hechura y tienes una esposa encantadora, un hijo sano y una familia honorable en Parral. Me da gusto que te esté yendo bien en la vida. Quise enseñarte en la vida, y tú has sido mi maestro. He tenido que cambiar para ser mejor hombre. He abandonado las parrandas, los vicios y las infidelidades. No me da vergüenza decirlo porque he sido perdonado. De mi parte te doy las gracias por enseñarme el sendero de la satisfacción. Me siento muy contento. Sé que con nosotros y sin nosotros vas a alcanzar los objetivos de la vida, servir para vivir y amar hasta el final. Un orgullo tener a Joselito como hijo predilecto de la familia. De antemano, quienes han sido tus maestros, tu abuelo Gabriel y mamá Lupita. Antes me daba coraje que no fueras como yo. Hoy me siento orgulloso de ser como eres, hijo. Estas cosas tenía que sacarlas porque siem188
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pre fui muy duro, enérgico y estricto contigo. Llegué a ser abusivo. Tú, en cambio, jamás me faltaste al respeto, suavizabas la violencia con tu frase trillada, está bien, José Vicente, no te enojes. Con eso me partías el alma porque sabía que estaba siendo injusto. Aguantabas vara ante la adversidad, y así lo sigues haciendo hasta la fecha. Estoy orgulloso de ti y no te pido perdón porque así me educaron, pero sí una disculpa por ser injusto. Se levantó Josele, se acercó a su padre y lo abrazó como si fuera un roble. −Está bien, José Vicente. No te disculpes, reconozco que somos humanos. Te entiendo, te comprendo y considero tu tarea brillante. Imagínate, qué sería de mí sin tu carácter. Un hombre enérgico, fuerte, gallardo, alegre, impositivo y elegante. En resumen: un charro de polendas. Gracias, padre, has sido para mí un ejemplo a seguir y me enseñaste a no dejarme vencer en la adversidad. A veces se tienen que decir dentro de la familia cosas que se llevan dentro la consciencia y nos mantienen incómodos, pero con el vómito de las inconformidades y el perdón se logra la paz. El día de la despedida, Josele preparó las maletas y las subió al Samurai. Llegaron todos los miembros de la familia, bajaron las valijas y las pasaron a la Suburban. −La familia Telerín no cabe en el carro. La camioneta es de ustedes, órdenes de José Vicente. Mismas se respetan, se obedecen y se apechugan −comentó Diana. Quedaron de regresar pronto para que conocieran al nuevo miembro de la familia. Dios los bendiga a todos y les dé más de lo que tienen, les dijo Marisol como corolario. Se fueron directo a la Ciudad de México porque Marisol quería conocer Reino Aventura, el Parque de Chapultepec, Bellas Artes y el Zócalo capitalino. Estuvieron dos días más disfrutando la capital del país. De re189
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greso llegaron a conocer Zacatecas, de donde partieron hasta Parral. Los estaban esperando con vehemencia. Manuel ya no aguantaba las ganas de tener a Chente entre sus brazos y Socorrito a sus tres hijos porque Josele era el hijo que nunca había tenido. Se dieron a la tarea de bajar de la camioneta varias valijas que contenían sorpresas. Una de ellas venía de parte de Diana y Elfega y contenía ropa nueva y exclusiva para Marisol y Vicentico. Otra contenía ropa para Josele y para un recién nacido. Las otras dos petacas con ropa exclusiva para dama eran para Flor y Charo. La última caja con dos chamarras de pluma de ganso eran para Manuel y Socorrito. No se les olvidó nadie. Josele abrazó a su compadre. −¿Qué le parece, compita? Tenemos camioneta nueva para los tours. −Me parece perfecto. Ahora sí vamos a caber todos. −¿Se los dices tú o se los digo yo? −dijo Josele mirando a su mujer. −Estamos embarazados de casi tres meses −dijo Sol emocionada. −Ahora sí quiero que sea niña −expresó Socorrito. El día y la noche son parte del ciclo circadiano en el organismo. El famoso biorritmo, cuyo respeto garantiza salud. De vez en cuando hay que desconcertarlo para que tenga nuevas experiencias, no ser rutinarios. La novedad en la vida es parte del aprendizaje. La monotonía a veces aburre si no le pones salsa a la vida. Ese jueves era el último día de vacaciones, por lo que había que disfrutar de la noche. En el preludio del sueño, Marisol inició la plática.
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−Mi amor, ¿es más importante satisfacer necesidades que tener recursos? En mi caso, si yo no te tuviera, de nada serviría tanto recurso. −Pero si tuvieras recursos y un viejote guapote, atractivo y machote, entonces sí te servirían −le contestó Josele. −En mi caso no −contestó serena−. Ahora que conozco a tu abuelo don Gabriel, hombre de intelecto y emociones equilibradas, veo que es el prototipo de hombre que me gustaría tener para envejecer. En el mundo sólo hay uno que lleva sus genes y me satisface plenamente. Se llama Josele, eres tú. No me digas que piensas abandonarme porque ese día me muero. ¡De verdad, Josele, ni se te ocurra pensarlo! −Lo sé, chaparrita. Lo intuyo, lo adivino y por eso te elegí como compañera. Llenas mi vida −dijo abrazándola tiernamente. La sexualidad en la mujer embarazada es saludable dentro de los marcos de salubridad. Sirve para el bienestar físico, mental, social, espiritual y emocional. La mujer se siente digna de ser amada y se da identidad, seguridad y confianza en sí misma para afrontar lo que viene y está por venir. Josele regresó al trabajo institucional y Sol se transformó en ama de casa realizando labores dentro de sus posibilidades. Flor avanzó en su carrera de contabilidad y requería más tiempo para práctica y estudios. Decidieron contratar a doña Agustina para que le ayudara a cuidar a Josevi y que se la llevara tranquila y sin prisas. Utilizaban la Suburban para sus actividades diarias. Por las tardes de consulta Marisol era la secretaria y la doña se llevaba a Josevi al parque. Vivían en la casa y consultorio de lunes a viernes y descansaban en AltaVista sábado y domingo. Manuel, Socorrito y Charo se dedicaban a poner orden en el rancho. Era su prioridad. Disfrutaban la vida del campo, se entendían bien, se acoplaban y se llenaban de bienestar. De eso se 191
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trata en la vida. Charo ya estaba en el último grado de Administración de empresas, un año arriba de Flor. El trabajo pediátrico es fecundo. Nacen niños todos los días, unos sanos y otros nacen con malformaciones congénitas. En ese año habían nacido algunos niños con malformaciones cardíacas que habían sido diagnosticadas en etapa temprana para su atención oportuna. Por lo general son defectos no graves, como persistencia del conducto arterioso, comunicación anormal del tabique entre las aurículas o los ventrículos, y sólo una cardiopatía congénita compleja con evolución mortal. A veces no se conoce la causa de la malformación. Puede ser la alteración de un gen o un cromosoma, factores del medio ambiente como radiaciones, sustancias químicas o fármacos, deficiencia de vitaminas como el ácido fólico o iodo. Hay diferentes estadísticas sobre su frecuencia en la población pediátrica. En Estados Unidos reportan 10% y en Francia 20%. Lo importante es identificarlos en forma temprana para que reciban un abordaje clínico o quirúrgico. Le solicitaron interconsulta a Josele para un niño de diez meses de edad con un cuadro de bronquitis aguda sin dificultad respiratoria. Se hizo el protocolo de estudio y durante la exploración física se encontró un soplo en el área del corazón. Los pulsos cardiacos y la tensión arterial estaban normales. Un estudio radiológico mostraba aumento de la silueta cardiaca, medido por el índice cardiotorácico. Se le dio tratamiento en Urgencias. La mamá tenía nebulizador en su casa pues era esposa de un médico. Se citó en el turno nocturno dentro de una semana. Hay ocasiones que se encuentran soplos en algunos niños que tienen fiebre o que tienen enfermedad aguda o por anemia. Cuando acudió a la revisión semanal la niña Victoria, estaba asintomática y al revisarla se encontró el soplo intenso y los pulsos saltones. Se le explicó a la madre la posibilidad de cardiopa192
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tía. Ella reaccionó de manera prepotente. −Le agradezco su opinión, doctor. Pero no estoy de acuerdo con usted. Mi niña tiene pediatra experto desde el nacimiento, y si vine al Seguro fue por necesidad, ya que mi esposo se encuentra en un congreso. Lo voy a platicar con mi esposo, el doctor Eusebio. Dele a él la explicación tan absurda −dijo la madre. −Discúlpeme, señora, si le molesta mi franqueza. Puedo estar equivocado −contestó Josele con humildad. La mujer se fue sin dar las gracias. Pasaron dos meses y teníamos internados en hospital a dos niños con cardiopatía congénita no cianógena, descompensados por un cuadro bronquial que mejoraban lentamente con su tratamiento de nebulizador, antibióticos, fisioterapia y diurético para insuficiencia cardiaca. Terminé la visita de ese día y me dirigí a Urgencias. En el camino me encontré con un compañero médico de apellido Loroña. Lo saludé efusivamente, pues era parte del clan de diversión nocturna. −Oye, Josele, estoy muy apenado contigo. −¿Por qué ,viejo? −Es que el otro día que andaba en un congreso, le dije a mi esposa que te buscara para que atendieras a mi hija que tenía bronquitis aguda y le hallaste un soplo por probable cardiopatía. Mi mujer se puso intransigente y hasta allí te quedaste. Efectivamente, Josele, fue una comunicación interventricular. Está en control en Cardiopediatría con la doctora Carmen y vengo a pedirte una disculpa de amigos. −No hay problema, Loroña. No sabía que te llamabas Eusebio. − Mi esposa quiere pedirte una disculpa personalmente. ¿La aceptas? 193
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−No hay necesidad, pero si ella quiere, adelante. Llegó con la señora con una caja de chocolates y una sonrisa amistosa. −En verdad, doctor. Discúlpeme, me porte muy estúpida. Téngalo por seguro, que si lo necesitamos recurriremos a usted. Reitero, una disculpa y muchas gracias. −No se preocupen, gracias. −Te debo una −dijo Loroña mientras se alejaban. Hablando se entiende la gente. Seguramente por más táctico que fuiste en expresar la noticia, la señora no soportó el informe, lo que ocasionó una respuesta explosiva. Así es de que Josele, sé más cauteloso en tus informes. Con el paso del tiempo, los recursos tecnológicos facilitaron los diagnósticos y simplificaron. Pero en los años ochenta y noventa se contaba con recursos de utilidad para la época. No hay más opciones y hay que trabajar con lo que se tiene. Lactante travieso de un año de edad que se introdujo una canica en la nariz. La mamá se dio cuenta desde la tarde y no se la pudo sacar. En la noche angustiada acudió a Urgencias. La doctora Gina no la pudo extraer y desesperada llamó al anestesiólogo. Este le comentó que requería de un otorrinolaringólogo. Desgraciadamente, no había especialista en el turno. Josele se encontraba canalizando vena periférica a un lactante deshidratado y tenía paciencia de santo. Después de lograr el objetivo le explicaron el caso del cuerpo extraño en narina. Tenía bien educadas a las enfermeras. −Nunca me hablen al tiro porque me desconcentran −les dijo. Ya lo había ido a buscar la doctora, pero como lo vio ocupado no lo molestó. Llegó Josele y empezó a juguetear con el 194
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chamaco que no se dejaba revisar. Después de tanta maniobra, lloraba desconsolado. Una vez analizado el caso, pidió un clip de alambre, lo forró cuidadosamente con tela adhesiva y formó una especie de raqueta flexible. Pidió que envolvieran al niño en una sábana para inmovilizarlo. Colocó la luz de la lámpara hacia el objetivo. Lubricó la parte de la canasta y la introdujo cuidadosamente para rodear a la esfera, dio la orden de que le taparan la boca al niño. La canica fue expulsada con éxito. La madre lo abrazó afectuosamente. Expresó satisfecha la jarochita enfermera. −Les dije que es el santo de los apuros. −¿Y por qué le tapó la boca? −preguntó Gina. −Para que hiciera presión nasal y no se la fuera a tragar −contestó el maestro−. Esto es pura pediatría artesanal que aprende uno de los maestros artistas durante la residencia. La jarochita le tenía mucha fe por un niño indigente que llegó a urgencias del hospital con llanto continuo que desesperadamente se agarraba la oreja. La mamá decía que tenía un animal adentro y que ya tenía dos horas llorando. Ya habían ido a la clínica y no se la pudieron sacar. Josele empezó a juguetear con el niño sin lograr calmarlo y nuevamente ordenó que lo envolvieran en una sábana para inmovilizarlo. Le realizó una otoscopia y efectivamente, allí estaba el cuerpo extraño alado y en movimiento. El conducto auditivo inflamado y con sangrado. Le pidió a la enfermera una jeringa asepto con solución salina tibia y cuando ya estuvo preparado todo, realizó presión sobre la perilla de la jeringa para introducir el líquido a presión y al primer disparo salió la palomilla entrometida. Le recetaron unas gotas óticas para la inflamación y antibiótico local. Se fue el niño adolorido pero tranquilo. Eso es lo que decía Josele, los héroes pediátricos están en el 195
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campo de la atención, en consulta, urgencias o en cualquier sala pediátrica de hospital. Opinión respetable, pero los académicos o investigadores también tienen sus méritos, porque a través del estudio ordenado y científico, y la recolección de experiencias escritas se elaboran normas o guías para la atención de los niños. Pobre Betito, tiene nueve años de edad y le dieron un pelotazo en el ojo izquierdo mientras jugaba béisbol en el campo Sertoma. Salió una rola demasiado rápida, votó en una piedra, desvió la dirección y fue a parar al globo ocular. Tuvo mucho dolor al inicio y después fue disminuyendo. En el momento no tuvo alteraciones en la visión, pero a las pocas horas tenía la visión borrosa del ojo lesionado. Lo llevaron a urgencias al ISSSTE y le dijeron que sólo había sido el golpe y que no tenía nada. Sólo le dieron analgésicos. En la madrugada el dolor se volvió más intenso. Tenía aumentada la sensibilidad a la luz y la agudeza visual disminuida. Betito también era derechohabiente del IMSS, y Gina lo recibió. No le notó nada anormal, y sin embargo, pensó como los filósofos. ¿Por qué no ve bien? Hay algo que yo no encuentro, pero Josele sí lo va a encontrar. El médico pediatra descansaba en el consultorio catorce y despertó con el sonido del teléfono. Gina le explicó el caso a Josele y le dio tiempo de despertarse, lavarse las manos y la cara. Descendió al servicio de urgencias. −Buenos días, señora. ¿En qué puedo servirla? La doctora estaba ocupada con otra urgencia. La joven señora relató los pormenores del accidente mientras el pediatra jugueteaba con el paciente. El niño sonrió. −Me vas a ayudar a que te revise el ojo y vamos a determinar por qué no ves bien. ¿Estamos de acuerdo? 196
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El niño levantó el dedo pulgar y lo recostaron sobre la camilla. Después, el doctor ordenó que apagaran la luz. Lanzó el rayo de luz que avanzaba de la lámpara hacia el ojo enfermo. Allí estaba la causa. Pidió el oftalmoscopio para realizar un fondo de ojo, y la retina estaba normal. Le pidió a Adela, joven enfermera, que por favor le hablara a la doctora, que necesitaba sólo un minuto. Acudió Gina y Josele le mostró el sangrado anormal presente en la cámara anterior del ojo. Esto se llama hifema. −Nunca se me ocurrió apagar la luz para visualizar el problema −comentó Gina−. Gracias, Josele, voy a seguir allá. Como la sintomatología era de moderada a intensa, decidió hospitalizarlo para una valoración oftalmológica por un experto. Inició el tratamiento con analgésicos, antiinflamatorios esteroideos y sobre todo reposo absoluto. Estuvo internado tres días y después fue enviado a su casa con medidas especiales, dentro de las cuales destacaba evitar ejercicios bruscos o intensos por dos semanas, tiempo en el que se reabsorbe la sangre de la cámara anterior del ojo. Cuando estás de guardia nocturna, aunque descanses a ratos, nunca alcanzas a seguir en orden las seis etapas del sueño y te quedas atrapado en el sueño no REM o de movimientos rápidos. En las primeras fases existe intranquilidad. No se pierde la alerta y estás vigilante, esperando la llamada que brinca cuando menos lo esperas en cualquier área del hospital. Por eso, en época de vacaciones de relajamiento nocturno, hay que hacer higiene del sueño o cuando menos regularizarlo para que no aparezca el fantasma del insomnio. Comentaba Dulce, compañera de la residencia, que los excesos en el trabajo aunado a las alteraciones del sueño, ocasionaban estrés laboral. Porque en la época de residente, a veces sin dormir en toda la noche, te tienes que mantener alerta durante el día para la atención de los pacientes o para realizar actividades 197
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instrumentales en los niños de cualquier edad. En esta época, aunque no quieras, tienes que poder porque así es la normatividad. Es tu preparación para ser un agente especial con los niños. −Yo lo admiro, Josele, de veras −comentó Adela, la guapa y simpática enfermera−. Usted viene a trabajar contento, llega al noventa o cien por ciento, no le enfada el trabajo y lo toma con calma. Como usted dice, tenemos toda la noche para observarlo. Llega tranquilo, planea su tiempo, a veces ni va a cenar y cuando termina sus actividades se va a descansar allá arriba. Ni quien lo moleste. A usted le hacen los mandados los fantasmas o aparecidos, ya ve cuantas leyendas inventan. Hay ocasiones que lo encuentran estudiando en la biblioteca. En pocas palabras, disfruta la guardia. Mire, Josele. Usted no está para saberlo ni yo para contarlo, pero no es cuento, es murmuración. En la guardia contraria a la nuestra, usted conoce al doctor Benavides, ya dije el nombre para que sea insidia. Él está casado con mi prima Eleonora y yo le decía a ella que no se juntara con él pero no me hizo caso. Nadie escarmienta en cabeza ajena. Viera como le va a la pobrecita. El viejo tiene cuatro esposas, una en Jalisco, otra en Torreón, otra en Nayarit y otra en Monterrey. La incauta de mi prima dijo que ella lo iba a cambiar y que le iba a dar lo que él necesitaba, mucho cariño y mucho amor. Josele, el viejo infeliz trabaja en las mañanas en salubridad, en las tardes en el ISSSTE y en las noches aquí en el hospital. Tiene doce hijos extramuros y los tres que le enjaretó a mi prima. Es un ser irresponsable, no cumple con sus roles de abuelo, padre, esposo o hijo. Menos va a cumplir como médico. Es el cirujano del otro turno. ¿Sí lo conoce, Josele? −Sí, Adela. El no viene a trabajar, viene a dormir. Siempre está cansado con síndrome de fatiga crónica. Es buen frontenista porque rechaza todo lo que pueda ser o lo rebota al siguiente turno. No estudia y no se actualiza. Es un trabajador fantasma 198
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o manos muertas en esta institución. Le llegan cheques por 50 ó 100 mil pesos, lo mismo en el ISSSTE, Pensiones o Petróleos y se lo despelucan las viejas para sus hijos, tienen razón. −A mí me cae muy mal. Lo aborrezco porque le ha complicado la vida a mi estúpida prima. Tan feliz que era, tan creativa. Era el alma de la palomilla y ahora está deprimida. Bien le dije que nadie cambia en las vísperas. Le aconsejé, no te juntes con personas dependientes porque te vuelves codependiente. ¡Ay! Lo odio, viejo borracho, bueno para nada. Pero eso sí, es muy selectivo y está casado o rejuntado con el gremio de enfermería. Es un amante de la línea blanca, el viejo estúpido −dijo la enfermera con mucho coraje. −Eso que está haciendo es bueno para usted Adela. Vomite los malestares aunque no sean suyos ni directos. Usted como dijo, no puede mandar en las personas porque al final de cuentas ellos o ellas toman las decisiones saludables o no para sus vidas. No trate de solucionar problemas que no son suyos. Usted viva y resuelva los propios. La Universidad te prepara para ejercer una actividad profesional. La cultura es lo que cultivaste en la infancia o juventud, un reflejo de tu familia. La cultura es la fábrica de lo bien o mal que te educaron en el terreno de las emociones. En esos tiempos de familia te enseñaron a trabajar el hemisferio derecho o instintivo, que se acompaña de decisiones incoherentes, o el hemisferio izquierdo, lógico, científico y matemático que se asocia a decisiones congruentes. Puede ser que te hayan entrenado el sistema límbico o emocional, haciéndolo hiperreactor, o la amígdala cerebral fascinada con la violencia y la hipersexualidad, o el lóbulo frontal proclive a la hiperactividad e impulsividad. Todo cambia en cada momento. Puedes ser una eminencia intelectual y un estúpido emocional. 199
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En febrero llegó Jimi a la casa a comunicarnos que le había llegado la matrícula a Sol y que se habían contratado cinco médicos generales para suplir a los médicos familiares que salieron a hacer la especialidad. Que Sol ya tenía un lugar para suplencias pero por su estado de embarazo empezaría a trabajar hasta junio. En febrero terminan la especialidad los médicos residentes. En esta clínica hospital se ocuparán las plazas vacantes por médicos generales, en el servicio de urgencias y en la consulta externa para suplir vacaciones, licencias e incapacidades de toda la plantilla de médicos familiares. Hay trabajo garantizado para todo el año. Estás enterada, Sol. Tienes que hacer antigüedad para que te llegue la base. A lo mejor la obtienes como si hubieras hecho la especialidad. Todo es cuestión de tener paciencia. −Gracias, Jimi, muchas gracias. Primeramente Dios, mi bebé nace para abril y después a adaptarlo para lo que viene. No te voy a hacer quedar mal. Tengo al mejor maestro del mundo y a un gran amigo que seguramente me ayudará en la tarea médica −dijo Marisol llena de emoción. −Más le debo yo a mi carnal Josele. Hablé con mi abuelo Gabriel y ya me dijo lo que estás haciendo. Mis hijos te quieren mucho, siempre has sido su apoyo físico y emocional. Ahora que saben que los están apoyando para el estudio, eres su ídolo. Para mí, eres un ángel de la guarda incondicional −respondió Jimi−. Seguimos en sintonía, hermano. Ya me di cuenta que están sobrepoblando el mundo y van por la segunda. Seguro va a ser niña, así debe de ser. Ya le platicaste a Sol de la vez que fuimos a dar serenata y nos balacearon, ja, ja. Fíjate, Sol, cuando estudiábamos en la universidad allá en Puebla, un día de las madres, pasé por mi carnal con un grupo de amigos cantores para llevar serenata dedicada a las mamás de los muchachos. Yo iba por la parranda, el pisto y por ver qué brincaba. Me lleve a Josele y todo marchaba en santa paz y alegría. Ya iban a dar las seis de la 200
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mañana. En la escuela conocí a una compañera de segundo año cuando yo iba en quinto. Por más que le tiraba los perros, nunca me hacía caso. Un día que la acompañé a su casa nos sorprendió el papá y sin darme explicación alguna arremetió a golpes contra mí y tuve que salir huyendo como perro avergonzado. Cuando me encontré a Constanza, así se llamaba, estaba apenada y me explicó que así era su papá, un hombre que no escuchaba de razones. Ese día me quise vengar del viejo llevándole serenata a la damisela. Todavía no terminábamos Las mañanitas cuando salió el viejo en calzones tirando bala. Salimos corriendo por diferentes rumbos y después nos volvimos a reunir unas calles más arriba, Dios los cría y ellos se juntan. Había valido la pena la desvelada. Nos quedó grabada la imagen del viejo panzón casi encuerado con la pistola en la mano y disparando al aire. Nos fuimos para la casa y me regañó Josele, no manches, Jimi. Pudo habernos matado. Yo no paraba de reír. En la tarde me encontré a Constanza en la escuela y me preguntó dónde había estado la noche anterior. Le contesté sereno que en Teziutlán, porque había ido a visitar a mi santa madre. Me contestó afligida que en la noche fueron a llevarle serenata a su mamá unos señores borrachos y su mamá estaba muy enojada porque mi papá todo el día la ha estado fregando con la cantaleta de quién es el Sancho para saber con quién pierde. Tuve que contener la risa y le dije, permíteme, voy al baño. Allí me estuve riendo hasta que me dieron ganas de orinar. Cuando regresé le dije que a lo mejor algunos borrachos se equivocaron de dirección. Me felicitó y me dijo que eso le iba a decir a su papá. Te has ganado un punto como pretendiente, me dijo al final. Me emocioné, pero de nada sirvió porque nunca soltó prenda. −Marisol de mis amores, ya va a nacer nuestro hijo. Le doy gracias a Dios porque hoy me envió una señal en el parque. Andaba Josevi correteando una mariposa amarilla por los corredores. Nunca la iba a alcanzar y se regresó enojado. Cuando llegó ante mí, su voz se confundía con un pájaro que trinaba canoro. 201
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Claramente dijo, mi manita, o sea que va a ser niña. Recordé unas frases de Gandhi, siempre habrá en la vida un pájaro que nos cante, una niña que nos sonría y una bella mariposa. Los días que me tocaba ir de guardia, como medida preventiva, se quedaba toda la familia en el consultorio. Me iba a trabajar con el Jesús en la boca hasta que llegó el día del evento. Efectivamente, allí estaba el ginecólogo Jesús al pie de la mesa de expulsión. Tardó cuatro horas el trabajo de parto. Ya estaba entrenada Marisol durante todo el embarazo con sus sesiones de meditación, respiración, ejercicios pélvicos relajantes, relax para la cintura y la columna. Ese día no había muchos pacientes pediátricos hospitalizados. Llegó el momento del pujo intenso para expulsar al recién nacido al medio aéreo, quien al nacer se encuentra con la novedad que se viene a este mundo a trabajar. Los estímulos externos sobre la piel de la recién nacida son suficientes para que se encienda la respiración y la circulación. Una vez logrado el objetivo del llanto, se codificó una sinfonía o un alegro, la orquesta orgánica se encargó de lo demás. Lo importante es que el llanto sea vigoroso al nacer para que lleve al esfuerzo respiratorio. −Es una niña, Marisol. Se parece mucho a ti −expresó Jesús contento. En esta ocasión me estuve con la niña admirando la belleza de los movimientos de una recién nacida. Son más sutiles, más armónicos, más coordinados, como una pieza de ballet. Los del hombre son más bruscos, más rudos, como un baile zapateado. Se parecía a Sol, con los movimientos de mi hermana Elfega. Hermosa la mixtura de la bendita raza cósmica. Se la llevé a la festejada como un regalo envuelto en mantón de manila azul. La tenía cerca de mi pecho y se la acerqué a los labios para que la besara. Después se la puse en la cavidad 202
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torácica piel con piel cerca de los pechos. Allí se la dejé un ratito para que la sintiera con sus manos. Al mismo tiempo besaba a mi esposa sutilmente en los labios resecos por la faena. Se ponía muy contenta cuando la acariciaba con ternura. Se sentía mujer amada en estos momentos especiales, admirada en esas condiciones poco glamorosas. Es un deseo de consuelo puerperal, tener cerca al compañero de la vida que se entrega sin condiciones. Así se forja la familia, con intenciones que van acompañadas con atenciones mutuas, parte esencial del verdadero amor. Cuando terminó el evento obstétrico, le di las gracias a Jesús. −Me vine a trabajar con el Jesús en la boca, pero llegó el maestro Jesús y nos hizo el milagro. Muchas gracias, amigo. Te debo dos −le dije. −Al contrario, Marisol y Josele, estoy para servirlos. En lo que pueda ayudarles, con mucho gusto. En la sala estaban mis compadres Manuel y Socorrito. Los lleve a que conocieran a la güerita preciosa que se parecía a la mamá y a la tía Flor y se les hizo hermosa. Manuel comentó que así era Sol de pequeña y Socorrito se puso muy contenta. −Yo creo que nos dividimos. Son las tres de la mañana, váyanse a descansar y uno de ustedes viene a las ocho a relevarme −les comenté después de la euforia neonatal. −Sí, Josele. Estamos de acuerdo −respondieron fatigados. La llevaron a la sala de maternidad, cuarto aislado y allí estuve cuidando a Sol y a la bebé. La mantuve en brazos todo el tiempo que pude. La admiraba, estaba embelesado con mi hija. −Ya, mi amor. Le vas a hacer ojo, persígnala −me ordenó Sol. 203
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Cuando más embelesado estaba me hablaron de sala de cunas. Eran las siete de la mañana. Se trataba de un recién nacido con sobrepeso que había tenido un parto con extracción difícil y presentó dificultad respiratoria en forma súbita. Nació el día anterior por la mañana. Lo revisé al inicio del turno y todo estaba bien.
−Ahorita en la mañana, en el momento de cambiarlo presentó dificultad para respirar −dijo Lidia. −Ya le avisé a Ernesto para tomar con el portátil rayos X de tórax. Le coloqué oxigeno con puntas nasales. −Permítame, Lidia. Rápidamente revisé el expediente e hice una exploración minuciosa. Uno de los hemitórax no se movía al ritmo del otro y había ausencia de ruidos respiratorios. La dificultad respiratoria moderada a severa con presencia de cianosis distal y labial indicativo de hipoxemia. No teníamos monitor para valorar parámetros de sufrimiento celular, sólo la evaluación clínica, el color de la piel del niño. Aumentamos el flujo de oxígeno a través de puntas nasales hasta obtener una mejor oxigenación. Elaboré la orden para toma urgente con aparato portátil de rayos X para estudio de tórax. Se canalizó vena periférica con éxito. Se tomaron muestras para laboratorio. Neto la neta, tomó el estudio radiológico, lo reveló lo más pronto que pudo y lo trajo al servicio. Se confirmó la presencia de neumotórax espontáneo izquierdo con una zona de hiperclaridad, colapso pulmonar y desviación del mediastino hacia el lado de la lesión. No se trataba de un neumotórax simple, sino de un neumotórax a tensión, por lo 204
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que había que realizar una toracocentesis de urgencia. Nos pusimos estériles con ropa quirúrgica, gorro y cubre boca. Asepsia de cara anterior de hemitórax izquierdo, anestesia local en piel, localización de la línea medio clavicular en el segundo espacio intercostal, introducción de catéter número 21 a la cavidad pleural, conectado a un tubo que desemboca en un frasco con agua, que en el momento del burbujeo indica que la prueba es positiva para extraer el aire fugado de los alvéolos. Este es un método transitorio para aliviar la dificultad respiratoria. El tratamiento definitivo de acuerdo a la evolución patológica es la colocación de tubo pleural. Lo urgente es transformar el neumotórax a tensión en un neumotórax simple. Así se realizó, con excelentes resultados. Ahora a continuar la vigilancia y valorar la necesidad de tubo pleural. El procedimiento terminó a las nueve de la mañana. Ya estaba alerta el pediatra José Luis para continuar el tratamiento. Lo dejó con este método transitorio, tomó un estudio radiológico de control en el cual se encontró expansión del pulmón. Desapareció el colapso pulmonar. Al no haber patología de la caja torácica o subyacente pulmonar, se dejó evolucionar espontáneamente sin complicaciones, y al cuarto día se dio de alta. Cuando llegué con Sol, ya estaba despierta y preguntando por mí. −Una urgencia, mi niña preciosa. Apenas voy saliendo. Voy a checar la tarjeta y regresó. Como trabajador institucional tienes un horario pero la urgencia no tiene programación, se presenta en forma intempestiva cuando menos lo esperas. Cuando estás por salir, en el momento del deseo imperante de recibir el descanso merecido o cuando tienes un compromiso. La vida de los pacientes es primordial. 205
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No se vale rajarse o romperse, hay que abordar el problema para que cuando llegue el relevista no se haya perdido tiempo valioso. Se puede continuar el tratamiento en forma grupal, lo que traduce sinergia y mejores resultados. Hay que acoplarse a las contingencias, hay que ponerle a los tiempos extras. Llegó Boludo a saludarnos. −Muchas felicidades por la pibita de manufactura artística, un regalo de Dios. Que el Señor se las cuide mucho −dijo−. Oye, Josele, vengo de cunas y a lo mejor ni me viste. Qué bonito trabajás, pelado. Ver un niño grave con tanta dificultad para respirar y morado, de pronto como magia metés el catéter al tórax y el pibe morado se vuelve rosado. Qué hermoso, boludo, sos un mago pediátrico. Después de la tempestad viene la calma. Regresando a la realidad, ya sabes, Sol, que ingresas en junio a trabajar. Llevátela con calma y váyanse acoplando ahora con dos criaturas. Muchas felicidades a mis mejores amigos. Efectivamente hay que integrar a la familia, elaborar un nuevo rol de actividades. El sábado por la tarde hicimos la reunión. Todos contentos por la llegada de la niña que aún no tenía nombre. Ese era el primer punto, todos tenían la palabra, pero al final el nombre lo decidiría yo. Ahora me tocaba el turno. Saltaron los nombres, Wendy, Natali, Guadalupe, Victoria, Victoria, ¡Victoria! Ganó el que más votos obtuvo. No hubo necesidad de desempate, triunfó la unanimidad. Así se llaman las bisabuelas paterna y materna. Le comenté a la familia reunida lo siguiente. −Ya saben que a partir del nacimiento de Victoria nuestras vidas cambian. Las actividades de cada uno van a modificarse y lo importante es la adecuación de los tiempos de responsabilidades. Compadre Manuel, usted es el jefe de esta familia, respeto su jerarquía, nada más que la contingencia es nuestra y por eso estoy exponiendo la situación, para que entre todos seamos una red de apoyo para Sol. ¿Está usted de acuerdo, compita? 206
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−Sí, Josele. Adelante. −Pues bien, dentro de dos meses, Sol va a realizar el sueño de su vida, trabajar como médico familiar, de lo cual estoy muy complacido. Hacia allá van los objetivos, las actividades con la presencia de Victoria se van a multiplicar, requiere de las manos y los pechos de Sol, casi en forma constante. Mi bonita, va a requerir asistencia, cuando menos una semana para su recuperación inicial. Mi compadre ya tiene bastante trabajo en el rancho, es inamovible. Usted, Socorrito, podría elaborar la comida como lo ha hecho siempre. −Josele, en lo que respecta a mí y Manuel. Por favor, no nos vayas a separar de Josevi y hacemos lo que nos digas. ¿Verdad, viejo? −comentó Socorrito mientras Manuel asentía. −Sería una arbitrariedad por parte de nosotros. Cómo creen, suegros y compadres, que vayamos a hacer eso −contestó Josele categóricamente−. Al contrario, estamos muy agradecidos con sus cuidados y sabemos que no se los va a proporcionar ninguna persona con el mismo cariño −Ah, bueno −contestaron los abuelos aliviados. Flor y Charo se rieron de los abogados en potencia. −¿De qué se ríen, niñas? −preguntó Manuel. −No, nada. Es que lo quieren más que a nosotras −contestó Charo. −No, mis niñas. No es eso. Es que Josevi está muy pequeño − aclaró Socorrito. −Es puro cotorreo, mamá −respondió Flor con una sonrisa, y Josele continuó con su discurso. −Doña Agustina va a auxiliar a Sol en los cuidados con Victo207
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ria. Ustedes, muchachas, prográmense para culminar sus estudios. Sobre todo tú, Charo. No dejes de ayudar a mi compadre. Flor, tú ya conoces las actividades de nosotros. Cuando puedas, ayúdanos. Si alguien quiere hacer un comentario, sea bienvenido. −Yo me voy a hacer cargo de la niña. Se parece mucho a mí y voy a parecer su mamá −comentó Flor. Josele pasó alrededor de la mesa, golpeando la palma de la mano de cada uno, para al último besar apasionadamente a su esposa. −Hey, ya cálmate Josele. No más población por el momento −expresó Charo. Por la noche, en el preludio del sueño, platicaban los esposos como parte de la higiene del buen dormir. −Me tengo que poner físicamente al cien porque voy a rolar por diferentes turnos y eso es desgastante. Voy a prepararme para el estudio y la práctica médica. Estoy consciente de que va a sufrir mi pequeña por la separación. Ya me estoy extrayendo leche para refrigerarla o congelarla. Esa es la solución para la alimentación pero no para el afecto. Estoy preocupada, Josele, mi cuerpo va cambiando por los embarazos. Tengo cloasma en la cara, me aparecieron estrías abdominales y en los muslos tengo incipientes varices. Tengo miedo de que me dejes de querer. Tienes tanto atractivo con las mujeres que tengo miedo de que vayas a caer en la tentación −se quedó callada transitoriamente y las lágrimas asomaron a sus ojos. −¡Sol de mi vida y de mi amor! Válgame Dios, chiquitita. ¡No te preocupes, podemos solicitarle a Dios que nos regrese el tiempo hasta el día que nos hicimos novios y que nos deje en esa época para siempre. Allí vamos a ser felices, guapos, atractivos y traviesos. ¿Realmente te gustaría ir contra lo imposible? 208
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−No. −Entonces no le busques tres pies al pato, porque sólo tiene dos. Yo te aseguro que en dos meses vas a quedar renovada. Ya te expliqué la evolución del puerperio. Ahora bien, si aparece alguien que sea físicamente igual a ti, con tus pensamientos, sentimientos y ocurrencias, te cambio. Ya ves, no le puedo buscar dos picos al águila porque sólo tiene uno. Así es la vida, mi amor. Yo amo a la original Marisol. Como te dije un día, en un corazón y neuronas ocupadas, no hay ley de atracción. No quiero el envoltorio, amo el contenido. Te amo, solsticio de verano. En señal de que cuidaré a mi esposa, a partir de hoy, la sexualidad entre nosotros llevará protección para la fecundación. No más por el momento. No se vale victimizarse. Es mejor sublimarse. Sol se levanta reconfortada y sale a correr muy de mañana mientras Flor cuida a la niña. Realiza calentamiento en la casa- consultorio, que está en la calle Ocampo enfrente del Centro Materno Infantil. De allí sale corriendo hasta la clínica del Seguro Social, da la vuelta a la glorieta del Parque del Minero, baja toda la calle Independencia pasando por Viotema, Bancomer, Llantas y Servicios, el Centro Materno, Restaurant El Bucanero, Nutripan, la cantina Par de Ases, La Dama Elegante, Cinema Acuario, Clínica de Especialidades, zapaterías, Central Médica, consultorio de los doctores Álvarez, glorieta Independencia, Restaurant Turista, Ómnibus de México, peluquería El Indio, tienda de doña Olimpia, puente Francisco Villa, templo de San José, plaza principal, calle del general Maclovio Herrera o Plaza Mercaderes con sus tiendas tradicionales. Continúa por la calle Jesús García, asciende la calle Del Cerro, pasando el consultorio del insigne pediatra Don Norberto Urquidi, Cine Alcázar y nuevamente el ascenso por la Independencia hasta el Restaurante Kisime. Allí para y regresa caminando hasta la casa, a donde llega tranquila. Hace una pausa sentada, se mete a bañar y prepara el desayuno para 209
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su hermana Flor en lo que ella se baña, y finalmente la despacha a la escuela para que llegue puntual al tecnológico. Ese día, cuando Sol venía de regreso hacia la casa, se le acercó una pareja a darle las gracias porque su esposo había salvado a su hijo. Le platicaron los detalles y ella se quedó muy conforme. Durante la noche, un pediatra de la vieja guardia, en plena senectud, fue a buscar a Josele al hospital para que le valorara un paciente grave en una clínica particular. El niño estaba sumamente deshidratado y requería una venodisección. El maestro lo llevó en su carro de modelo atrasado y se notaba angustiado. Estaba tembloroso, con una sonrisa de preocupación. El niño lactante estaba a su cargo. El personal de enfermería no lograba canalizar una vena para infundir líquidos. Josele interrogó a la madre, revisó al paciente y solicitó lo necesario para una venopunción, no había necesidad de instrumentación. Solicitó un catéter veinte, canalizó la vena y la fijó con un método especial para que no se fuera a salir el tubo provisor de agua y sales. Indicó una carga rápida de solución salina para treinta minutos. Pasó el tiempo e indicó otra carga rápida. Empezó a recuperarse el paciente. Antes de despedirse, expresó con respeto. −Maestro, yo creo que su paciente ya se va recuperando. Lo dejo a su cargo. −Muchas gracias, Josele. ¿Cuánto le debo? −Nada, maestro. Estoy para servirle, cuando se pueda. Como la clínica estaba cerca del Seguro Social, se fue caminando. Unos muchachos que eran familiares del niño, se ofrecieron a acompañarlo. −Muchas gracias, doctor. No tenemos para pagarle, Dios lo bendiga. Josele no era demasiado efusivo pero sí agradable y simpático. 210
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Utilizaba más la habilidad y destreza que la habladuría. En esta ocasión, Sol le narró lo sucedido en la guardia. −Te tengo bien checado, chiquitito. Me llegan todos los informes de la guardia antes de tu llegada. −Por eso te quiero, chaparrita. Eres un detective en potencia −le dijo mientras la abrazaba y besaba apasionadamente−. Durante la residencia, tuve un maestro pionero de la pediatría allá en Puebla, tenía 57 años y era un excelente ser humano, tipo pícnico, sereno, sosegado y elegante. Hablaba lo necesario, tenía mucha experiencia, hacía diagnóstico con la vista, el olfato, oído y tacto. Esas eran sus fortalezas, pero su debilidad era la motricidad fina. En el hospital no tenía problemas pues toda la manualidad fina era ejecutada por residentes. Con todos los sentidos en plenitud, realizaban venopunciones, venodisecciones, extracción de líquido cefalorraquídeo, hemodiluciones y exanguineotransfusiones. Cuando había alguna contingencia, entraba y dirigía. Un día, me llamó el jefe del servicio y me pidió que ante eventualidades extrahospitalarias, apoyara al doctor Juventino. Que como jefe me autorizaba asistirlo, a menos que yo no quisiera. Le contesté que sí aceptaba. Me empezó a hablar don Juve cuando me necesitaba y yo iba gustoso. Los pagos eran extraordinarios por cada intervención. Los clientes eran gente con mucho dinero y educación. Yo los trataba con respeto y confianza. Un día me necesitó para canalizar la vena de un recién nacido porque no podía el personal de enfermería. Después de realizar el procedimiento con éxito, el maestro estaba muy contento y me comentó, que el niño era hijo del general de división, Bernardino Necoechea. Yo estaba disfrutando un merecido descanso hospitalario y me invitó un café. ¿Sabes por qué le pedí a Josué que me ayudaras?, me preguntó y le dije que no. Veo que eres un chico bueno, respetuoso, elegante y atractivo. Con buenas hechuras en la actividad clínica y quirúrgica. Lo que más me gusta es que eres muy discreto. El otro día conocí a tu esposa en una reunión social. Con el debido 211
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respeto, que mujer tan atractiva, me cayó muy bien, es una mujer con mucha cultura. Ahora entiendo por qué no atiendes las solicitudes de las enfermeras y doctoras, si tienes en casa lo que da satisfacción. Continuó la plática social y al final de la misma lo noté apenado y preocupado. Me confesó su secreto profesional. A mi edad, Josele, tengo muchas flaquezas en la práctica. A veces me siento muy torpe, como si me hubieran puesto un traje de astronauta. Me cuesta trabajo moverme, tengo los sentidos deteriorados, menos el gusto, si no mira nada más que panza traigo. La habilidad motriz fina en franca picada, tiemblo mucho, no se diga la conjugación cerebro, ojo, mano, carente de precisión. No me siento viejo, estoy decrépito y por eso solicito tu ayuda. Ahora que lo sabes no me abandones cuando te necesite. Le respondí que claro que no lo abandonaría y que con todo respeto, no estaba viejo. Lo que pasaba era que había entrado en un área de confort y eso le ocasionaba miedo a que se dieran cuenta de sus debilidades. Lo que necesitaba era un reentrenamiento. La próxima vez que haya un procedimiento, vamos a entrar los dos. Usted va a dar las órdenes, yo soy el ayudante. Cuando usted se sienta seguro lo va a ejecutar y si falla entro al quite. Para eso necesitamos una enfermera de mucha confianza. Sólo una para que usted se entrene. Me contestó, oye, que buena idea, la enfermera que te ayudó, la bonita, está enamorada de ti desde hace mucho. Es mi hija, ella será la auxiliar. Me la acabas de partir, pero al mismo tiempo me das una oportunidad de renovación. Es una buena solución porque mientras Dios me de fuerza, quiero servir de una manera digna a nuestros niños poblanos. Gracias, hermano, por abrirme el camino de la esperanza. No me equivoqué, por eso te seleccioné. Lástima que no seas mi yerno. Cuando llegó la hora de la verdad, las 7:30 de la mañana, Marisol iba muy galana, elegante y hermosa. Le dije antes de que se fuera caminando, −¡Ánimo, mi amor! Demuestra que estás elaborada con pura calidad humana parralense. Vas a servir a tus paisanos y lo vas a hacer bien. Para mí eres la mejor. ¡Ánimo, usa todos los ingre212
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dientes que Dios te dio para bien de todos los que confiamos en ti! Me besó apasionadamente y se fue gallarda y airosa. Mi comadre Socorrito cargaba a Victoria. Iba emocionada, con lágrimas en los ojos. −Jamás pensé que llegara este momento. Han sido tantos años de estudio. Dios la guíe y la proteja −comentó orgullosa−. ¿Por qué no la acompañaste, Josele? −Porque es una mujer independiente y no me necesita. Va pensando cómo resolver su día y le va a ir bien. Espero que Dios la cuide y la proteja. A la salida la esperé en el checador. Venía bajando las escaleras como una chiquilla adolescente, llegó corriendo hacia mí y me besó vehemente. −Compórtese, doctora. La van a reportar por exceso de muestras afectivas. Se rió pícaramente y nos fuimos tomados de la mano hasta la casa, donde ya la estaba esperando toda la familia para felicitarla, A mi compadre Manuel se le salieron las de San Pedro, San Pablo y todos los apóstoles. −Soñé tanto este día, mi niña, mi doctorcita. Gracias a Dios por permitirnos compartir este primer día de actividades. −¡Hey, hey, Manuel! Que este es un día de alegría, viejo. No te pongas triste. −Oye, Charo, no le faltes al respeto a tu papá. −Entonces Josele le falta el respeto a José Vicente padre. Todos soltaron la carcajada, la familia estaba más unida que 213
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nunca. Durante la jornada matutina, se estaba Socorrito con doña Agustina hasta que llegaba Sol para hacerse cargo de Victoria, quien presentía la llegada de su madre, para que le amamantara. Flor ya no era de un día y se hizo perenne en la casa. Todo marchaba al ritmo de vals, con un toque de armonía. Le programaron a Sol sus actividades médicas por el resto del año. Únicamente laboraría los días hábiles en los turnos matutino y vespertino y los días festivos en urgencias, en cualquier turno. Así es la vida del suplente, debe estar atento a las contingencias. Trabajando en forma exhaustiva es como se llega a obtener la base. Se obtienen buenos ingresos que recibes por el tiempo trabajado dentro del hospital y fuera del área familiar. Con Sol no había problema porque la casa estaba a tres calles, la visitaban Josele y los niños en su tiempo libre y los días festivos. A Josele, en forma obsesiva, le gustaba tener un fondo de ahorro para los momentos críticos. Llevaba bien sus cuentas, sin contar con el dinero que ganaba Marisol. Ella podía disponer de su dinero en forma libre para lo que se le antojara. Josele lo hacía para que ayudara a sus padres. Un día, habló con su esposa al respecto. −Cuando recibí mi primer sueldo como pediatra, estaba solo y me di vuelo gastando en lo que más deseaba. Yo lo había ganado y me lo merecía. Nunca olvidé las recomendaciones de mi mamá Lupita, nunca gastes lo que no tienes. Ahorrar es una virtud de reyes. El que despilfarra termina haciéndose garras. Es de sabios gastar con medida, es de tontos cargar con deudas −deseaba que Sol paladeara lo que tanto esfuerzo le costaba. Para fin de año, Sol le propuso un negocio a Josele. −¿Sabes, amor? Mi papá y mis hermanas batallan mucho manejando la Suburban aquí en esta ciudad. Son calles muy angos214
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tas y temen darle un golpe o chocar. Una maestra jubilada me ofreció su carro, un Datsun Sedan color blanco. Los interiores están muy bien cuidados y tiene 30 mil kilómetros. Está muy bueno, serviría para que ellos se transporten. ¿Cómo la ves? −Está bien, mi reina. ¿De a cuánto va a ser la mordida? −Tengo cuarenta y vale setenta. Los demás miembros de la familia estaban escuchando detrás de la puerta. −Está bien, salgan todos. Ya los percibí, tengo buen oído y escuché sus respiraciones ansiosas. Nunca me han visto enojado, ¿verdad? Pues me voy a enojar si siguen así −les dijo, para luego dirigirse a Manuel −. Oiga, compadre. ¿No me tiene la confianza suficiente para comentarme esta situación? Con esta adquisición los principales beneficiarios somos nosotros. ¡Claro que sí los autorizo a comprarlo, pero por favor, que sea la última vez que no me dicen las cosas con franqueza. Ya saben que en esta casa no mando yo, dirige Sol. Ella es la dueña de mis quincenas. Todos abrazaron a Josele, hasta Josevi abrazó a su papá. Victoria le pidió los brazos. −Sólo una cosa, compadre. Llévelo con Germán y que él nos dé el visto bueno. Si es por eso compita, ya lo conoció y lo reconoció. −Mañana le doy el dinero, compadre. Haga el cambio de propietario, pero no sé a nombre de quién. −Este es mi primer regalo producto de mi trabajo. Lo voy a poner a nombre de Manuel, mi padre −dijo Sol, poniéndose de pie y abrazando a sus papás. −Hay una condición, y es que no se separen de nuestras vidas. Son el complemento perfecto −comentó Sol con una sonrisa. 215
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Aplaudió Josele y todos lo imitaron. Después chocó la mano de todos los presentes en señal de solidaridad familiar. En las noches antes de acostarse y cuando Sol está triste por cualquier causa, ella le pide a Josele que la cargue, la lleve a la cama y que la haga sentir amada. Que la acaricie como él sabe hacerlo y la bese con frenesí. Si las condiciones son propicias, que los cuerpos se deslicen uno sobre otro. Que continúe el festival de la sexualidad y que se enciendan todos los receptores de la piel para que el cuarto se llene de luz. Que las substancias químicas de las glándulas y neuronas lleven mensajes al cerebro para que se ponga alerta. Que todo el sistema músculo esquelético se active y que los sentidos se impregnen de erotinas que permitan percibir el placer. Que se alcance a través de los estremecimientos del cuerpo lo que los sofistas hacen con la palabra, convencer, conmover y deleitar. Esta es la fisiología y filosofía del amor. Es lo que Marisol desea, una necesidad de los seres humanos, sentirnos deseados por la persona que amamos. Sobre todo, la mujer, que es la que carga con las huellas de la función reproductiva. Creo que pocos seres humanos saben de las faenas que tienen los médicos durante el turno nocturno, a menos que hayan tenido la necesidad de usar el servicio. Algunos clientes quedan conformes y otros no quedan satisfechos porque el servicio solo atiende urgencias. Los que tienen recursos limitados acuden a instituciones de seguridad social y al que le sobra el dinero va a una institución particular. Quien acude a una institución privada tiene más confianza, va a pagar el servicio por lo tanto puede ser más eficiente si ambas partes están comprometidas. Los médicos que trabajamos en la seguridad social hacemos un trabajo digno, eficaz y eficiente no nada más para rescatar el momento sino para que se continúe un control, que es lo que le da la eficiencia. El trabajo institucional se elabora con sello de humanidad y tiene como ingrediente el buen servicio empático, cálido y de calidad. Estoy consciente de que nunca faltan las 216
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contingencias o imponderables de la vida, marcados por los trámites burocráticos, por la mala conducta de los servidores en el primer contacto, la espera prolongada, la falta de calidez por el personal de enfermería o el enfado del médico por la sobrecarga de trabajo o enfermedad emocional. Estamos enterados de que en ocasiones hay personal que no es resolutor de problemas, sino más bien generador de conflictos. Ignoramos quién tiene la culpa en la falta de imposición de límites, si los sindicatos o los directivos. Sé de personas trabajadoras que van al turno nocturno con el objetivo de dormir el mayor número de horas posibles y no van preparados para la faena completa. ¿Quién tiene la culpa de esta irresponsabilidad? Seguramente los directivos, que son los que vigilan las actividades de los trabajadores. Por otro lado, hay personal que merece reconocimiento pues se prepara para la jornada con entusiasmo y lo comparan con ir a jugar a un evento deportivo que te apasiona. Vas bien entrenado y con las estrategias bien aprendidas para completar los tiempos de movimiento con dignidad. Es como meter un gol desde fuera del área o una canasta de tres puntos, o un saque as en el tenis. No todos pensamos, decimos y actuamos en forma coherente. Existen los incoherentes e incongruentes que usurpan el puesto que puede ocupar una persona con verdaderos deseos de servir a nuestros hermanos. Así de fácil es el respeto al trabajo. Si no piensas cumplir, salte del juego para que entre el que se la va a partir, el que está en la banca esperando la oportunidad. Desgraciadamente, los sindicatos son muy sobreprotectores con las personas indolentes y los directivos se hacen de la vista gorda para no tener problemas. Piensan que lo mejor es írsela llevando de muertito. Estaba en el pase de la visita cuando me hablaron de urgencias y me comentó Gina por teléfono lo siguiente. 217
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−Josele, aquí tengo a una adolescente de catorce años. Ya la han consultado médicos y tiene diagnóstico de infección de las vías urinarias. Lleva tres internamientos en urgencias y uno en hospital particular. No se le ha resuelto el problema y la mamá está intransigente lanzando recriminaciones a diestra y siniestra. Yo estaba valorando a un paciente de cinco años de edad con antecedente de asfixia al nacimiento que presentaba crisis epilépticas recurrentes con diferentes estilos de presentaciones, atónicas, mioclónicas, tónicas, tonicoclónicas y ausencias, trastornos del aprendizaje y retraso intelectual. Le realizaron un electroencefalograma y lo estaban tratando como epilepsia compleja generalizada. Estaba elaborando una nota para realizar exámenes de laboratorio y radiografías de cráneo, un nuevo electroencefalograma, valoración por neurólogo para modificar conducta en la terapéutica, medicamentos, dieta cetogénica o cirugía cerebral. Sospechaba epilepsia caótica o de Lennox Gastaut. En cuanto terminé la nota me dirigí al sitio de la urgencia. Allí estaba la doña como un torbellino, girando el abarrote con insistencia y sin alcanzar sosiego. Me dirigí a ella con cortesía para que entendiera que esa no era la conducta apropiada para resolver los problemas pues hay veces que las cortesías domestican a las fieras. Le expuse la mejor sonrisa de la noche a la doña furibunda. El maestro Idelfonso González, un caballero andante de la pediatría, nos refería que a veces, no siempre, la violencia se atenúa con caballerosidad y atenciones. −Muy buenas noches señora, soy el doctor Josele y espero ayudarla en su problema. Me puede explicar qué le sucede a su hija. Prefiero que lo haga usted pues a ella la veo dormida. Me hace favor de tomar asiento −la enfermera Luz Maria sonreía como niña traviesa en un espectáculo-. ¿Me puede decir su nombre, por favor? 218
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−Elvira, doctor. Para servirle. −Explíqueme los detalles de la enfermedad de su hija −dije y la dejé que hablara hasta el cansancio. Durante el episodio narrativo, despertó la jovencita y se mostró indiferente conmigo. Interrumpió a la mamá en forma insolente y sin previo aviso vomitó sobre la ropa de la mamá afligida. −Así, doctor. Así está con vómitos frecuentes que no se le quitan con nada. Además está muy débil. Sin darle oportunidad, pregunté sorpresivamente a la insolente. −¿Cuándo fue tu última menstruación? −me di cuenta que se turbó antes de contestar que hacía un mes. −¿Estás segura? Se quedó pensativa y respondió que sí estaba segura. Dejé que la señora continuara la narración y noté que la joven se puso nerviosa. −Disculpe que la interrumpa, pero voy a hacerle una revisión a su hija. Inicié la exploración de la cabeza hasta los pies, que es la manera más ética de comenzar a buscar un diagnóstico difícil. El objetivo estaba dirigido a la exploración de las mamas, en donde comprobé que la areola estaba más pigmentada de lo normal y tubérculos pequeños alrededor de la misma. En la cavidad abdominal, encontré dibujada en parte baja y media la línea morena del embarazo y a nivel genital zonas más oscuras en la piel. Cuando terminé la exploración, revisé los exámenes de laboratorio y el de orina y sangre salieron normales. Le dije a la adolescente que iba a realizarle otro examen de orina porque tenía una duda en el resultado −pregunté y amas respondieron 219
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que sí−. Señora, voy a continuar mis actividades en hospital. Que me avisen cuando este el resultado, Luz. A las dos horas me informó Luz, con una risa socarrona, que se trataba de una prueba de embarazo positiva. Cuando estuve frente a la madre y la hija, fui breve. −Con la novedad, doña Elvira, que Laura está embarazada. −Disculpe, ¿ella está embarazada? −dijo cayendo sobre una silla. −La revisión que le realicé muestra signos de embarazo y el estudio de la orina fue una prueba de embarazo positiva. −¿Estás embarazada? −dijo la madre volteando a ver a su hija con preocupación. −Sí −respondió con timidez. −¿Y ahora qué le vamos a decir a tu papá? ¡Te va a correr de la casa, qué será de ti! ¿Quién es el papá del niño? −El greñas. Doña Elvira se puso a llorar como la Magdalena, o Marta o la Virgen María en el camino de la cruz. Estaba devastada y en cinco minutos se le fue la esperanza de vida para entrar en un mundo de conflicto ineludible. −Doña Elvira, aquí tenemos trabajadora social. Háblele a su esposo para que ella aborde el problema con él y que no reaccione en forma violenta −le dije para consolarla y como haciéndole entender, repítale la dosis que le acabo de aplicar a usted, luego hablé con Laurita−. Niña puberal que por impaciencia te adelantaste en el camino de la maternidad, sólo tus pensamientos saben el motivo que activó la sexualidad precoz. Seguramente fue sin protección para evitar embarazo y enfermedades de 220
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transmisión sexual. Si fue por curiosidad, te salió sorpresa y premio. Si fue por estar enamorada, espero que el greñudo sea responsable en esta empresa. Si fue por placer ya estás pagando factura. Si fue por problemas en la dinámica familiar, empeoraste las cosas. Tantas cosas pudieron haber sido, sólo Dios y tú saben el motivo que los impulsó. Quiero decirte, jovencita, que desde el punto de vista fisiológico, hay partes de tu organismo que todavía no están maduras para dar respuestas saludables. Tu mente es de una joven puberal que va en busca de un camino llano para el estudio, amistades, deporte, romance, viajes, diversión y recreación dentro de los grupos sociales, religiosos y promotores de la vida. Con el transcurso de los años, todo mundo recuerda su vida de estudiante en forma grata y sustanciosa. No es muy común ver jóvenes embarazadas, ya resultaste problema para tu familia. Es como si el proceso lo fueran a vivir tus padres. El problema inició en el momento que tu familia se enteró. No fue nada agradable para tu madre. Ellos son responsables de dirigir tu vida, del sustento diario y tú aún no eres autosustentable. Ahora embarazada, menos. Pudo haber sido de manera diferente, pero en este proceso ya no hay reversa. Desconozco las condiciones socioeconómicas de tu familia. No va a ser fácil para ti, tienes que sacar la casta parralense como lo hacen los trabajadores mineros, que todos los días entran en un mundo en tinieblas que termina cuando vuelven a ver la luz. Estos estoicos personajes son el símbolo de Parral, dignamente representados por los jugadores del béisbol, triunfadores por antonomasia. Sus antecesores les han legado un camino sembrado de triunfos. Los actuales jugadores tienen los genes del éxito pero es el poder de la voluntad, el honor, la técnica y las tácticas lo que les da sentido a sus logros. Así tú, Laurita. Demuéstranos que puedes llevar el evento con compromiso y responsabilidad. No escondas tu embarazo ante tus compañeros y sé original. Te tocó la primicia antes de la edad, pero eso no te hace menos que nadie. Continúa tus estudios con tesón hasta donde tus fuerzas lo permitan. Cuida de tu hijo, tienes que llevar un control prenatal con visitas 221
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médicas periódicas a tu médico. Prepárate para el parto y ten la actitud de diosa para la lactancia materna. Pobre doña Elvira, llegó enfadada exigiendo el diagnóstico de certeza de su hija y cuando lo comprobaron no le gustó. Le hubiera gustado que fuera la infección de la orina. −Oye, Josele. ¿Cómo le haces para saber tanto? −Gina, es el estudio, la práctica y la intuición. Esas son las armas infalibles para llegar al objetivo. Hay maestros pediatras que nunca se olvidan y te siguen acompañando a través de los años por una o más experiencias creativas. Tuve un nuevo llamado de Gina a las seis de la mañana al consultorio 14. Me dio tiempo de despertar lentamente con un lavado de manos y cara para llegar fresco a la urgencia. −¿Qué pasó, Gina? −Ven Josele. Aquí está este joven que creo que está borracho o drogado. Se mueve como rehilete y se la pasa diciendo malas palabras. El jovenazo me reconoció en cuanto me vio. −¿Qué andas haciendo, Geudiel? Una cascada de tics involuntarios de la cara, cuello, tronco y extremidades superiores e inferiores, repetitivos y rápidos hicieron su aparición. Luego siguieron tics fonatorios con gruñidos y palabras ofensivas involuntarias. Enseguida me señaló la cabeza y la faringe. Le dije a July que le tomara signos vitales y que así era su enfermedad, llamada síndrome de Tourette, enfermedad del sistema nervioso central de causa desconocida que empieza en la infancia o adolescencia. Los síntomas que presenta son parte del cuadro clínico y es paciente conocido de la consulta. Procedí a la revisión del paciente, tenía una rinofaringitis viral. −¿Qué medicamentos tomas, Geu? 222
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Saco las cajas de risperidona y flufenazina que bloquean la producción de dopamina. −Está bien, Geu. Tienes una infección en la nariz y la garganta. Tómate este paracetamol para el dolor o en caso de fiebre también esta loratadina cada 24 horas por cinco días. ¿De acuerdo, mi Geu? Ahí van anotados en la caja el horario y la dosis, amigo. Cuando ya se iba, llegó el papá. −¿Qué pasó, Josele? −me dijo el padre. −Ya lo vimos y trae infección en la nariz y garganta. Ya lleva tratamiento. −Tienes que avisar cuando salgas. Debes tener cuidado cuando manejes, ya te he dicho muchas veces −le dijo el preocupado papá. La vida de cualquier médico que trabaja dentro de un hospital requiere de esfuerzo y dedicación. Es muy importante determinar el estado de los pacientes para poder informarle a los familiares. Los términos nemotécnicos utilizados son delicado, muy delicado y grave. Es importante la información para el inicio de las actividades y la vigilancia durante el turno. De acuerdo a las siglas, D, MD y G se priorizan actividades, los G primero, luego los MD y al final los D. Esto es importante porque en los hospitales de segundo nivel en donde nada más hay un pediatra por turno, se desempeñan múltiples funciones. Hay que atender a los pacientes hospitalizados, hay que ir atendiendo a los recién nacidos de partos que vienen complicados, hay reanimación y cuidados de los niños de cesárea, atención de niños en urgencias y atender a los pacientes de consulta externa. Hay ocasiones en que emergen dos pacientes G en diferentes áreas y tienes que volverte estratégico para jerarquizar de 223
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acuerdo al famoso triage o selección de pacientes. Si estás en la consulta externa y llega un paciente grave a urgencias, no hay problema para decidir y vas a atender al paciente a urgencias. Pero qué sucede cuando estás en una cesárea, vas a recibir un paciente asfixiado y llega un niño grave a urgencias. Es imposible atender a los dos. Por eso tienes que entrenar al médico de urgencias, para que sea eficiente en soporte vital básico. Hay médicos generales o familiares muy competentes ya que en estos hospitales por lo general no hay médicos urgenciólogos. Los expertos se van fabricando, se hacen a través del tiempo a base de estudio y entrenamiento tecnológico. No he conocido hasta la fecha un maestro teórico que aprenda actividades prácticas leyendo guías. Necesitas ver cómo se ejecuta el procedimiento por un experto para repetir el evento. No se vale el adagio echando a perder se aprende. Hay infinidad de médicos prácticos y personajes empíricos que abordan a los pacientes de urgencias con lo ordinario y cuando surge lo extraordinario no saben qué hacer. En eso radica la función del experto, resolver procesos complejos en base a un protocolo. Hay que estar alerta durante los turnos de actividad porque como dicen en el argot popular, en cualquier momento salta la liebre, ataca la serpiente o muerde el perro. Cuando ingresas al hospital puedes tener un turno tranquilo sin contingencias, surge la urgencia o el tiempo se te hace corto porque el trabajo fue fecundo. La popularidad del médico es bien ganada cuando eres asertivo, significa que aciertas en el diagnóstico correcto en forma constante. Eres resolutivo cuando resuelves problemas que parecen difíciles con facilidad o lo fácil lo abordas con confianza. No debemos olvidar que la evolución de los pacientes puede ser natural o complicada, secundario a tratamientos no efectivos o efectiva con tratamientos adecuados al paciente. Hay médicos que además de asertivos son glamorosos y atienden en consultorios elegantes. Tienen personal a su cargo seductor y 224
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atractivo, y prescriben medicamentos onerosos para que todo se desenvuelva en un mundo de mercadotecnia. Otros médicos son charlatanes y seductores. Tratan de convencer, conmover y deleitar con sofismas o mentiras, pero no con la verdad. El médico institucional trabaja para satisfacer necesidades de salud de la gente de clase media. La práctica constante es la que da la experiencia. Entre más ejecutes un procedimiento, te vuelves experto en la realización del mismo. Ya como experto te vuelves creativo y en esta etapa creas tus propios métodos clínicos o quirúrgicos, poniéndolos a juicio de las sociedades científicas. Esta pasión es la que te lleva a ser médico académico, escalón que te conduce al reconocimiento por parte de las sociedades médicas por los aportes en el campo de la ciencia. Para llegar a esta meta necesitas dedicar gran parte de tu tiempo al trabajo creativo que se adereza con investigaciones que se realizan en los centros de trabajo. Para llegar a ser académico se requiere publicar veinticinco artículos científicos, editados en revistas pediátricas nacionales o internacionales; ser docente entusiasta y reconocido por instituciones médicas de tercer nivel de atención; maestro docente de médicos especialistas o de médicos residentes en formación; ser profesor universitario; acudir como docente o asistente a congresos mundiales, internacionales, nacionales, estatales o regionales. Cada evento logrado va dando una puntuación justa para llegar a ser reconocido como integrante de una academia. Hasta el momento, un médico de segundo nivel es difícil que cumpla con estos requisitos. No conozco médicos académicos en segundo nivel de atención. Esos seres se gestan en el olimpo, en los hospitales de tercer nivel donde existen los ingredientes necesarios para elaborar un menú de etiqueta. En todas las guardias nocturnas hay personas que llegan a ur225
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gencias con dolencias que solo pueden ser percibidas por ellas y se etiquetan de tarjeta verde, realmente es el sentir del paciente y no la afectación orgánica que amerita la atención. Es válida porque el paciente se siente mal pero después de la revisión sale contento. Llevaron a urgencias a un niño de diez meses de edad, que según la madre iba grave, hirviendo con fiebre. En pleno verano, lo llevaba con mameluco grueso, además de dos cobijas gruesas cubriéndolo. Llegando a urgencias, lo descubrieron y le quitaron el mameluco ante la resistencia de la mamá. Desde que llegó, Máximo estuvo sonriente, contento, jugueteando con todo lo que le acercaron. Los signos vitales y la temperatura a normales. Era una falsa alarma, el sentir de una mamá preocupona. A las dos de la mañana, nos llegó al servicio de urgencias una adolescente de 14 años de edad por ingestión de medicamentos con fines suicidas. Llegó Jasiel despreocupada, por su propio pie. Tenía veinte minutos que su mamá la encontró en el baño tragando pastillas en forma desesperada. Llevaba las cajas de medicamentos y se comprobó que ingirió diez tabletas de paracetamol, cinco de ibuprofeno y dos de clonazepam. La madre iba muy angustiada pero Jasiel no lo parecía tanto. Procedimos al interrogatorio con la paciente, quien decidió guardar silencio absoluto. No había antecedentes de importancia, según lo referido por la mamá, que llevaba puesta la máscara de angustia. La exploración no reveló afectación alguna, hasta los signos vitales normales. Le indiqué al médico general, de nombre Lorenzo, colocar una vía endovenosa, sonda nasogástrica, lavado gástrico y aplicación de carbón activado. Me fui a quirófano por una cesárea de urgencia, jovencita con preeclampsia y sufrimiento agudo del feto. Dos urgencias con tarjeta amarilla, ambos pacientes con riesgo de perder la vida y lesión de órganos vitales. La probable intoxicada, porque el paracetamol es un fármaco hepatotóxico y puede provocar lesión grave 226
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del hígado, que puede ocasionar la muerte. En el caso del feto que viene con alteraciones en la oxigenación, si no recibe el auxilio inmediato adecuado, pueden aparecer daños en las neuronas, corazón, riñón, intestino o hígado. Las medidas preventivas o detección oportuna son vitales. En este caso la función previsora fue de la madre, que se levantó y vio a la hija intentado hacerse daño. El otro factor previsor fueron las enfermeras del área de expulsión que detectaron el problema durante el trabajo de parto, notificaron al ginecólogo y éste procedió a extraer al feto. Las dos eran urgencias, siendo la más importante la del recién nacido. Afortunadamente, todo quedó en etapa inicial del proceso porque se hizo el diagnóstico oportuno. La bebé requirió maniobras básicas primarias y no hubo necesidad de reanimación avanzada. Al terminar los cuidados del recién nacido, me dirigí nuevamente a urgencias. Allí estaba Jasiel llorando inconsolable. Para su mala fortuna, la sonda nasogástrica se la instaló una estudiante, y por la falta de experiencia le lastimó la mucosa nasal. Ya le habían realizado el lavado gástrico, en el que se pudieron extraer abundantes partículas de los medicamentos. Fueron varias veces las que se introdujo solución salina y se extrajo hasta que salió limpia. Después de aplicar el carbón activado no se absorbió el clonazepam, de lo contrario hubiera quedado noqueada. Durante la exploración física noté una serie de cortadas en el antebrazo en forma de escalerita y me llamó la atención. Le pregunté si ella se las hacía y me respondió que sí. Entrevisté a la mamá que estaba lejos, seguramente así sería la relación con su hija. Ya no llevaba puesta la máscara de angustia y ahora portaba la careta de enfado. Le pregunté intencionadamente sobre anatomía y fisiología de la familia y salieron muchas fracturas, esguinces y luxaciones de disfunción familiar. Padre alcohólico, madre victimizada y maltratada, hermano mayor con adicciones y novio golpeador. 227
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Regresé a la entrevista con Jasiel y me acompañó la estudiante de enfermería. Allí Jasiel vomitó sus malestares y confesó que el detonante fue una bronca con el novio. Se sintió desesperada, sin saber qué hacer y optó por evadir la cruel realidad. −Te voy a hacer una pregunta, Jasiel. ¿Confías en alguien? −Sí, en mi tía Alicia. Cuando le dije a la mamá que le hablara a la tía, cuestionó mi decisión. −Mire, señora. La salud física de su hija está fuera de peligro porque la trajo rápido, pero su salud mental no. Este caso corresponde a trabajo social, psicología, pediatría y ministerio público. Por lo que veo, va a estar difícil la situación para usted y su esposo, ya que por las declaraciones de su hija pueden ir a parar a la cárcel por maltrato infantil. Se quedó anonadada y salió a llamar a la tía Alicia. En lo que llegaba la tía, aproveché el momento para ir a pasar visita a los pacientes hospitalizados. Cuando llegó me hablaron. Jasiel estaba contenta con la presencia de la tía y se quejaba de malestar por la sonda. −No te la puedo quitar, vas a durar horas con ella −le dijo la estudiante. −Buenos días, doña Alicia. Le expliqué la situación del maltrato psicológico en el ambiente familiar y que no era saludable para su sobrina el estrés constante. Las cortadas en los antebrazos y el intento de suicidio eran focos rojos para progresar al suicidio consumado. −Ni lo mande Dios −dijo la doña. −Ella me dijo que le tiene confianza a usted, pero no conozco sus condiciones familiares. 228
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−Yo soy hermana del papá. Vivo con mi esposo y tengo dos hijos que estudian en Chihuahua en la universidad. Ya entendí su mensaje, doctor. De momento he tomado la decisión de llevármela a la casa. Ya veré la forma de hacer entrar en razón a los padres sinvergüenzas. No le he avisado al ministerio público para no perjudicarla a ella, además actuó con prontitud. Muy asustado, llegó tras doña Alicia un señor muy trajeado. −Como te vi salir muy apresurada te seguí. Pensé que tú eras la enferma. −Es mi sobrina, intentó suicidarse −respondió la tía y se quedaron platicando. Regresé más tarde. El esposo de la tía era abogado y en cuanto el papá supo del incidente y sus complicaciones, puso los pies en el camión y se largó a Ciudad Juárez. A la mamá no le quedó más que depositar a su hija con la cuñada. −Yo no soy psicólogo, señores. Voy a solicitar valoración por la psicóloga de la unidad en el siguiente turno. Seguramente se dará de alta por la mañana, previa valoración de unos exámenes que le indiquen en el turno matutino. Para saber la evolución del caso la cité en un mes a Pediatría en el turno de noche. Acudió a los treinta días a la consulta con mejoría evidente, física, intelectual y emocional. Iban ambos tíos y la mamá. Del papá no se volvió a saber. Huyó en los momentos de crisis. Afortunadamente, con su ausencia la dinámica familiar se volvió saludable y terminamos siendo amigos. Llegó abril, fecha del cumpleaños de Victoria y fecha programada para el bautizo. Como se presentó la contingencia de que operaron a papá José Vicente de la vesícula biliar en Puebla y se encontraba convaleciente de la cirugía, me pidió que fuéramos a celebrar el bautizo a Teziutlán. Me explicó que ya tenía apala229
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brado al sacerdote para que allá se realizará el ritual bautismal. Cité a una junta familiar pues el compromiso era de todos. Coincidimos que en mayo había muchos días festivos. Sol no había salido de vacaciones en diez meses y programó vacaciones para ese mes. Las muchachas sólo faltarían dos días a clases. Mi compadre delegaría las funciones del rancho con su sobrino Richi y Socorrito se dejaba querer como siempre. Nos fuimos el Día del niño y fuimos haciendo escala para que los abuelos disfrutaran las ciudades que para ellos eran novedad. Pasamos por Zacatecas, Aguascalientes, Dolores Hidalgo, San Miguel de Allende, Querétaro, Pachuca, Tlaxcala, Puebla y Teziutlán. Disfrutamos los tres días viajando plácidamente en la Suburban. Ya estaban avisados en Teziutlán que íbamos muchos invitados. En cuanto llegamos salió la comitiva de recepción, los bisabuelos, abuelos y tíos, para disfrutar la hermosura de Victoria de un año y Josevi de casi dos. La bisabuela Victoria estaba encantada con su tocaya y agradeció la preferencia del nombre en su honor. La mamá de Manuel se llamaba Victoria, por lo que alegramos el corazón de dos personas. Ambas se sentían dichosas. Así como en el juego de las canicas cuando le tiras a una y le pegas a otra que se encuentra en el camino y haces chiras, así le hicimos nosotros. El día cuatro fue el bautizo en el templo del Carmen en Teziutlán. Fue una ceremonia solemne, en la que Dios silenciosamente se injertó en el corazón de niños, padres y padrinos. Papá fue generoso con el bolo y los padrinos fueron Diana y Neftalí. Posteriormente, la fiesta se realizó en el rancho en una explanada gigante, acompañada con banda y comida típica. Asistió toda la gente del rancho y fue una convivencia multitudinaria. Los niños convivieron con los paisanos de papá. La comida, riquísima, consistió en mole poblano, arroz, frijoles, tortillas recién hechas, del comal a la mesa, refrescos y muy poco licor. Les dijo Vicente a sus trabajadores que era fiesta de niños 230
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y no borrachera. Esa la dejamos para otra ocasión. Por la tarde hubo piñata, cantos infantiles, payasos y dulces, hasta las diez de la noche que terminó la festividad. Durante la convivencia familiar, Manuel y José Vicente platicaron de cuanto se les ocurría y sus risas se esparcían por todo el recinto. Socorrito y Lupita contaban sus historias de la vida. Neftalí, Diana, Elfega, Efrén, Charo y Flor platicaban animadamente sus experiencias universitarias. Sol y yo estuvimos con mi abuelo Gabriel y mi abuela Victoria, que se frecuentaban poco a pesar de vivir en la misma casa. Mi hija Victoria nada más quería estar conmigo en brazos. Me abrazaba y besaba la cara frecuentemente como una gatita consentida. La tuve que llevar a romper la piñata y en el espectáculo de los payasos también estuve con ella. Mientras, Marisol les contaba a mis abuelos anécdotas de mi trabajo pediátrico y nuestro romance familiar. Marisol se tuvo que ir con Josevi porque el niño deseaba presentarle a sus amigos para mostrarle una soga. Le gustaba la vida del campo, siempre andaba vestido estilo vaquero, y le gustaba andar con los abuelos. Era el consentido de las tías y le fascinaba estar con mamá. Continúe la plática con mis abuelos, que estaban muy complacidos con la nieta. Marisol los tenía encantados con su alegría a flor de piel. −Mijo, te sacaste la lotería con esta doctora. Es muy sencilla, simpática, graciosa y sobre todo no te quiere, te adora. Es un poco celosita, te vigila mucho. Nos contó mucho de tu vida en Parral y con eso nos alegró el corazón. −Dicen que no se vale hablar de los ausentes, pero cuando Carolina era tu novia, era un rehilete de simpatía −comentó doña Victoria−. Pero ya de casados era más fría, superficial e indiferente. Quién sabe qué le pasaría, pero como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga. Se fue la oscuridad y vino la luz. Se disipó la tempestad y llegó la calma. Se largó Carolina 231
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y apareció Marisol como estrella en tu vida. Dios premia a los niños buenos. ¿Te acuerdas? Así te decía cuando eras un niño. Ahora que eres todo un caballero, el galardón llegó a tu vida. Síguete portando bien como tu abuelo Gabriel. Él ha sido tu guía en la vida, por eso me cae gordo. Me hubiera gustado que fueras como tu abuelo y tu padre, muy macho. Después de mucho tiempo he entendido que Dios te dio la manufactura como a tu abuelo Gabriel. Un caballero de noble cuna, así estoy más conforme, mi niño. Eran como las seis de la tarde cuando más efervescente estaba la fiesta. Todo transcurría en santa paz cuando se apareció el mismo diablo. Entró a la explanada en una lujosa camioneta la familia de Carolina. Se levantó José Vicente para darles la bienvenida. Al final nadie supo quién los invitó, eran cinco personas dentro de la comitiva de Carolina. La incomodidad hizo su presencia. Ella hermosa y elegante saludó a los invitados mesa por mesa hasta que llegó con nosotros. Sol no dejaba de vigilarme y mis abuelos estaban sorprendidos. Sin embargo, la recibieron con cortesía. Por algo la abuela llevaba el apellido Corte. Me levanté a saludarla y me dio un beso en la boca. Victoria, que no tenía frenos en la lengua le dijo, oye, niña. No seas cabrona. Para separarme del grupo, mi abuelo me dijo que Josevi se había caído. Salí corriendo enfurecido hasta que llegué con Sol y Josevi. No se había caído, allí estaban los brazos más inteligentes y cautivadores dándome un beso ferviente. Sol aprovechó la música de la banda y empezamos a bailar primero a ritmo de cumbia y huaracha, luego a ritmo de danzón muy juntos. Ganó la inteligencia de Marisol y perdió la entrometida. No tardaron ni una hora en la fiesta cuando se largaron con la cola entre las patas. Iban con la intención de fregar pero salieron contundidos del alma. Nos dijo la abuela Victoria que cuando la vio llegar, pensó, esta cabrona viene a buscar camorra, viene a dividir a los que se aman. −En su tiempo yo la quise mucho, todos le dimos apoyo mien232
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tras fue tu mujer. Creyó que ahora yo le iba a apoyar sus pendejadas. Disculpa hija, soy un poco mal hablada pero muy franca. No le voy a permitir que venga a esta casa a hacer sus ridiculeces. Voy a colgar de las orejas a quien la invitó. Marisol, acércate mi niña. Discúlpame, Gabriel, no te vayas a enojar por lo que digo, por lo que voy a expresar a Marisol. Aquí en esta casa, mientras viva soy la que manda y sólo mis chicharrones truenan −dijo Victoria y tomó a Marisol de la cara para besarle la frente−. Mi niña, esta casa está abierta de par en par, para ti y toda tu familia. Ya los queremos con toda el alma. Sigue queriendo a mi nieto con ese amor que te sale del corazón. ¿Verdad Gabriel? El abuelo empezó a aplaudir mientras a Sol le brotaban lágrimas de agradecimiento. Fortaleció a toda la familia para que siguieran disfrutando las vacaciones en santa paz y confianza. Lo que sucede en la vida es orden de Dios. Así nacen los milagros todos los días. La abuela le pidió a Josele que la llevara el cinco de mayo a Puebla para disfrutar los festejos. −Madre, ¿no será arriesgado ir hasta Puebla? Está pesado el viaje para tu edad y tu presión arterial −preguntó José Vicente a su madre decidida. −Llevo médicos de cabecera, gente confiable que me va a cuidar −contestó confiada y abrazó a Manuel y Socorrito. −No faltaba más, doña. Se pusieron de acuerdo en que se quedarían Flor y Charo pero Victoria protestó. −Ellas van. Necesito sangre joven que me haga reír en el camino. Vámonos en la Suburban. El viaje fue todo un éxito. Salieron temprano y Socorrito preparó junto con sus hijas unos burritos con tortilla de harina de jamón con queso oaxaqueño, chiles rellenos y frijoles. De beber 233
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llevaban licuado de plátano, manzana y mango. Socorrito, que era un cascabel de alegría, sacó su mejor repertorio de anécdotas y chistes, para hacer el recorrido ameno y agradable. Fueron al desfile militar y Josele compró dos sillas resistentes y dos paraguas, donde sentó a la abuela y a Socorrito a ver los contingentes militares y escolares en primera fila. Por la tarde fueron al combate de flores, en donde los muchachos declaran su amor a las muchachas regalándoles flores. Si ellas las regresan hay un romance en puerta. Comentó la abuela, ¿quién quita y encuentro un atrevido? En el camino de regreso continuó la alternancia de comediantes y el festival de risas. Cuando llegaron ya estaban preocupados José Vicente y Lupita. −Ya me hacía falta una desempolvadita. Vengo que me meo de la risa −dijo la abuela al descender −se acercó a Josele y Marisol que venían cargando a los niños y los felicitó por esta bendita familia−. Hasta me están dando ganas de casarme otra vez. ¡Que no sea la última vez que me sacan de paseo! Adelantamos el festejo del día de las madres porque teníamos que regresar pronto por la escuela de las muchachas. Eran muchas las elegidas, Victoria, Lupita, Socorrito y Marisol. Además, durante la fiesta Diana y Elfega levantaron la mano. Una tenía dos meses y la otra tres de embarazo. José Vicente se puso eufórico. Deseaba tener nietos de planta en la casa y no de visita. Gabriel y Victoria añoraban ver niños corriendo por la casa. El brindis fue de regocijo y felicidad. Brindamos por las madres de la familia, las presentes y las ausentes. Ese día se les pasaron las copas y la embriaguez fue pretexto para expulsar sentimientos de admiración y respeto a las progenitoras. El abuelo Gabriel y Josele mantuvieron la cordura, José Vicente, Manuel, Efrén y Neftalí, se fueron a hacerle honores a la maternidad. De ante234
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mano, sabían que al regreso no serían admitidos en las recámaras nupciales, así que le dieron vuelo hasta el amanecer. −Josele, mi amor. ¿No te apetece ir con ellos? Van a festejar y a divertirse. −Solecito, durante las trasnochadas en la universidad acudí a muchas fiestas. Algunas veces a lugares exclusivos de prostitución. Nunca me involucré sexualmente con ninguna mujer y tomaba vino sin embriagarme pues no me apetecía este tipo de conductas. Mira, Sol, me daba más vergüenza a mí ver las ridiculeces de mis amigos bajo el efecto del vino, la serie de estupideces que decían, sus conductas incoherentes, las enfermedades venéreas que atraparon en el camino. Me llamaban marica, mamón y mojigato, pero nunca cedí a sus provocaciones. Algunos reconocían que tenía una educación diferente y otros comentaban, con la vieja buenota que tiene, para qué quiere más. Al que más veces acompañé fue al Jimi, sobre todo cuando lo veía demasiado borracho e impertinente. En una ocasión, escondí la cámara fotográfica en el carro. Cuando estaba de ridículo le tomé fotos vomitando, llorando, tirado en la calle, orinando en la vía pública, apedreando un perro, abrazado con un policía que se lo quería llevar por escandaloso. Le tomé foto con una damisela ya entrada en años, muy gorda, dándole un beso en la boca. Pura botana, me divertía con sus tonterías. Unos días después de revelar las fotos se las enseñaba y me comentaba asombrado, no mames a poco yo hice eso. Le respondía con crisis de risa eso no es nada, Jimi. Le diste un beso a un maricon en la boca. Después me ponía serio y le comentaba, te andas buscando problemas serios, Jimi. Ya párale. ¿Cuántas veces te he sacado del tambo? ¿Cuántos accidentes viales has tenido?, ¿Cuántas madrinas te han dado? Más las que te he salvado. Eres mayor que yo, agarra la onda antes de que te desbarranques un día. Se calmó un tiempo pero volvió a las andadas. Por eso no me gusta andar en esas actividades. El problema, Sol, es que muchas veces, sin deberla ni temerla puedes salir perjudicado. Así les 235
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ha pasado a muchos amigos que acompañaban borrachos. Uno hasta baleado salió. No lo digo por persignado, pero si no sabes controlar la bebida no permitas que la bebida te controle porque pueden aparecer muchas sorpresas desagradables. Mi amigo Nachito se fue a tomar con su cuñado y este no sabía controlar sus impulsos cuando estaba tomado. Tuvieron un accidente y el cuñado le echó la culpa a Nachín. En lo que se hicieron las investigaciones salió libre de la cárcel, pero se quedó sin cuñado y sin esposa. Más vale no arriesgarse. Lo digo consciente, sabiendo de antemano que yo sí tengo mucho que perder. Tengo una familia a la que amo y eso no es cualquier cosa. −Tienes razón, mi amor. Eres discípulo del hemisferio izquierdo −dijo Marisol abrazándolo fuertemente. Nos la pasamos de lujo y queríamos más, pero había que regresar a las actividades escolares y laborales. Disfrutamos las excursiones, llevamos a los abuelos de paseo, me dio tiempo de consentir a mis padres y de platicar amistosamente con hermanas y cuñados. −Ya eres una persona adulta. Sé responsable, te acaban de operar de la vesícula. Por ningún motivo debes emborracharte porque te vas a buscar problemas que no tienes −le dije a mi padre. −No me regañes, Joselito. Tomé muy poco, igual que mi compa Manuel. −Bueno, papá. No le busques, por favor. −Ah que mi hijo. Ahora toca que tú me llames la atención. Venga para acá y deme un abrazo que estoy muy orgulloso de usted. Un día antes de regresarnos le platiqué a Sol en el preludio del sueño lo siguiente. 236
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−Cuando estaba haciendo la especialidad, en el tercer año de la carrera, me tocó hacer el servicio en esta clínica. Enfermó el pediatra de Tehuacán que se llamaba Agustín y le dieron incapacidad por tres meses. Lo operaron de la próstata y tuvo algunas complicaciones. Cuando regresó me preguntó el jefe de servicio si tenía la disposición de auxiliarlo durante treinta días en la atención de los pacientes porque no estaba totalmente recuperado, aunque él insistía en regresar a trabajar. Le dije al maestro que no había problema y que sí aceptaba. Llegué a la clínica, me reporté al servicio y allí estaba el máster, un viejo casi anciano de sesenta y tres años de edad al que le faltaba un año para su jubilación. Era alto, como de 1.88 metros, güero, pelo castaño, ojos verdes, un roble invernal. La cara le daba un aspecto infantil que contrastaba con la voz grave que asustaba a los niños. Me dio la bienvenida con un apretón de manos. Comprobé que era un ser humano excepcional y aceptó la ayuda sin condiciones. Desde el primer momento le dije, usted es el jefe y yo soy su ayudante. Soy su alumno que viene a aprender y para todo obedeceré sus indicaciones. Me mandaron ayudar a un maestro de la pediatría. Así se hizo durante la rotación. En los procedimientos complejos él me dirigía. Estaba feliz el viejo. Se sentía el jefe y yo tomé mi papel de colaborador. Cuando faltaba un día para la despedida, me tomó del hombro, caminamos por los pasillos y me dijo en forma solemne, eres buen hombre, Joselito. Tienes carisma pediátrico y sientes pasión por la carrera. Te veo contento aun cuando hemos tenido mucho trabajo. A veces sales de la clínica después de tu horario habitual. Si te hablan en la noche, te levantas a las urgencias, siendo que viniste solamente a trabajar el turno matutino. Eso habla bien de ti. Te voy a dar un consejo aunque no me lo hayas pedido. El tiempo es una medida relativa, ya lo dijo Einstein. Y la mayoría de las personas no le damos valor significativo. Hay que distribuirlo equitativamente para ser feliz y hacer felices a los demás. Yo trabajo desde los 18 años en el área hospitalaria y tengo 48 años trajinando en los hospitales. De esos, 27 de pediatra. Elegí la carrera por vocación, la decisión autónoma fue categórica, de tal manera que hoy no me arrepiento de nada. Si te das cuenta, tres cuartas partes de mi vida las he dedicado al trabajo y no me he rajado. Los primeros 237
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años fui feliz con la cultura juvenil de divertirse, viajar, disfrutar con las novias, parrandas, trasnochadas, en fin, una manera de sentirme bien. No le hice daño a nadie ni fui irresponsable. Sin embargo, me retracto. Me hubiera gustado dedicarle más tiempo a mi familia, convivir con mis abuelos, tíos, padres, hermanos y primos, pero ya no hay reversa. Las decisiones que tomamos en el pasado tienen consecuencias en el futuro. Me casé ya grande, de 35 años con una doctora que es médico familiar. Con la advertencia que la prioridad en la unión iba a ser la familia y no el trabajo. Prefiero la pobreza que la tristeza, crear nuestro mundo familiar no laboral, hacer de la casa un rincón de alegría, trabajar juntos los problemas de la vida, amarnos con dedicación. Así mismo podemos estudiar y viajar juntos. El día de la boda le dije, selecciono una compañera, simpática y cariñosa, una mujer que comparta conmigo el cariño y la educación de nuestros hijos. Deseo una compañera para toda la vida que disfrute conmigo la diversión, la recreación, la oración y el sacrificio. Basta de sobrecarga de trabajo. Cuando sea necesario trabajo extra lo realizaremos con gusto, porque es parte de la obligación médica, no de la esclavitud. Mi esposa aceptó las condiciones y nos la hemos pasado muy a gusto. Es un placer compartir esta parte de mi vida contigo. Espero que te sirva para tu vida personal. Sol, mi amor. ¿Te has dado cuenta que en la vida siempre aparecen ángeles guías que te muestran un camino de bienestar? Así como hay demonios que te meten el pie para que te caigas o te dan consejos poco saludables, así he tenido personajes en todas las épocas de la vida. Sólo le pido a Dios que nunca me falte tu respiración cerca de mí. −Yo le doy gracias a Dios por ponerte en mi camino −contestó Sol agradecida−. Me he preguntado, ¿qué hubiera pasado si no te hubiera conocido? Pretendientes tenía muchos, pero afortunadamente me enamoré de ti. Fue una decisión personal, original, bien meditada y estudiada. Por esa decisión me atengo a las consecuencias. −En serio te atienes a las secuencias. Acércate, chiquitita. Te voy a seducir lentamente para que no te arrepientas. −Pórtate bien, Josele. 238
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−Me estoy portando bien, chiquitita. Se regresaron en la Suburban e iban con el corazón contento. Lleno de alegría, como cantaba Palito Ortega. Retornaron cansados pero relajados por la carretera Panamericana. Primera escala en Querétaro, luego disfrutaron Torreón, hasta llegar a Parral, la ciudad de los escasos árboles de parra. El primer día de guardia ya me estaba buscando doña Toñita, enfermera de la Clínica Maternidad, denominada la ventana de la felicidad, cuyo propietario era mi primo Jimi. −Vengo de parte de su primo. Me mandó con usted como última alternativa. −¿Pues qué pasó, Toñita? −Mi hija, doctor. La Mireya se me ha intentado suicidar en tres ocasiones. Ya me dijo el psiquiatra que para la próxima puede ser la última. Ayúdeme, doctor Josele, por su santísima madre. Me quedé sorprendido al ver el llanto doloroso de mi amiga. Se me vinieron a la mente las sesiones de psicoterapia de grupo de la escuela de medicina del maestro y psiquiatra Salomón. Decidí entrarle al toro de costado porque si entro por los cuernos me cornamenta. −Está bien, Toñita. Para mañana en la tarde a las cinco los espero en el consultorio a Mireya y diez compañeros de clase. −¿Y para qué, Josele? −No pregunte, Toñita. Dígales que no vayan a faltar. Llegaron puntualmente, pero me faltaban dos estudiantes. Le dije a Flor si quería ayudarme y aceptó. Iniciamos la sesión, previa introducción del contenido y los objetivos que se perseguían. Les dije como a estudiantes de preparatoria que era una terapia 239
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de grupo que iba a beneficiarnos a todos pero principalmente le iba a servir de apoyo a su compañera Mireya. En este tipo de terapia primero van a escuchar, y de acuerdo a la evolución van a ir participando. Cada quien con los conceptos que quiera aportar. En este tipo de terapia es necesaria una especie de juramento que nos comprometa a que lo que se platique en este espacio aquí se queda. Se prohíbe hacer comentarios con otras personas, somos un grupo de damas y caballeros de la mesa ovalada. Si alguno de ustedes no se quiere comprometer, puede abandonar la casa. Inicié con la narración de mi vida, pero le puse un toque austero para que ellos entendieran que era una persona con problemas. Les platiqué que mis papás eran peones del rancho con carencias económicas, que mi padre era violento y alcohólico, y mi madre lo soportaba todo callada y sumisa. Que éramos tres hermanos y los mayores trabajaban de peones. Que gracias a mi tío me fui a estudiar a Puebla, donde tuve que trabajar y estudiar durante la preparatoria y la universidad. Les narré los empleos del Jimi. Me volví alcohólico y mujeriego. Les hablé de bajas calificaciones, fracasos escolares y laborales. Hasta que un día, una persona me ayudó a salir de la crisis. Un médico mayor que yo, mi primo Jimi. Me daba consejos y me llevó al hospital donde él trabajaba. Me di cuenta de los problemas de la gente, comprendí que eran mayores que los míos. Desde aquel momento vi que la gente depositaba su confianza en mí y ya no volví a tomar una copa. Me dediqué a estudiar y trabajar hasta recibirme de pediatra. No fue un camino fácil. Cuando empecé a trabajar, al ver que las cosas no cambiaban en mi casa, me llevé a mis dos hermanos a Puebla. Allá viven y son hombres honrados y trabajadores que tienen su familia y viven pobremente como yo, que vivo en casa de alquiler, que es casa de todos ustedes. Rento esta casa consultorio y el carrito de modelo atrasado que tengo allá afuera. Me costó mucho ser especialista, pero terminé la especialidad de 28 años. Me dieron mi plaza de pediatra aquí en Parral. Ya tengo 240
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algunos años en la ciudad y me encontré con una esposa maravillosa con la que vivo actualmente. Esa es mi historia. Ahora espero la de cada uno de ustedes. Todos los muchachos estaban serios, un silencio absoluto. Si alguno quiere continuar, lo escuchamos con atención sin interrupciones y sin comentarios hasta que termine su plática. Continuó Julio, uno de los muchachos. Escupió todos sus problemas tal como eran en realidad y al final nadie hizo comentarios. Tomé la palabra, analicé su vida, los factores paternos o maternos influyentes en su vida, sus fortalezas y sus debilidades, y le di una felicitación por su participación. Al día siguiente continuó la terapia, y ahora fue Flor la que participó con sus verdades y realidades. Me quedé sorprendido con su historia, para mí desconocida. Continuó Lucía con una historia patética, el sinfín de problemas que matizaban su vida familiar, y al final un comentario por parte mía analizando en forma sistemática su historia. Este análisis les gustaba mucho y no quisieron descansar. Todos querían devolver el cassette para recordar los buenos momentos y las calamidades que inundaban su vida. Así estuvimos seis días hasta que le tocó el turno a Mireya, quien expresó su historial calmada y al final comentó que las sesiones le habían servido para darse cuenta que existían seres con problemas más complejos que los suyos. Que sus tribulaciones no eran nada, comparadas con la historia del doctor y de sus compañeros de escuela. Que nos agradecía, que con las historias sinceras de cada uno le habían abierto las puertas a una vida nueva. Que no volvería a intentar atentar contra su vida o la de los demás. Que ya había sido invitada para integrar un grupo de ayuda a los jóvenes que la necesitaran. Dos semanas después llegó Toñita feliz. −Gracias, Josele. Te debo una y esta es la recompensa que te 241
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traigo en señal de agradecimiento, unos dulces de la Gota de Miel para que te enmieles la boca tú y toda tu familia. Bendito mi padre Dios, que te dio ese don. Ese día en la tarde, cuando terminamos la consulta, entró Flor al consultorio y me agradeció la terapia. Había arrojado los demonios que hacían difícil su vida. Me confesó que había mejorado las relaciones con su novio, sus padres, sus pacientes y con todo mundo. El trabajo de un pediatra repercute en la comunidad y es valiosa su intervención temprana porque si se detectan desde el nacimiento enfermedades metabólicas que puedan disminuir las capacidades mentales, el darles un tratamiento oportuno es una bendición. −Imagínate, Flor, qué oportuno sería detectar tempranamente todas las calamidades familiares o traumas que enferman nuestra mente con psicoterapia de grupo. Se curarían muchas de ellas. Llegó una paciente de tres meses a la revisión de niño sano. Durante el interrogatorio no mencionaron antecedentes de alarma. En la exploración física, encuentro un lactante bajo sueño fisiológico. Mientras la asistente Flor lo despojaba de su ropa el niño no reaccionaba. En esos momentos la mamá refirió que era muy tranquilo y dormía la mayor parte del tiempo. Al levantar el cuerpo del niño, la cabeza tenía un control deficiente. Se le iba hacia adelante y tardaba en regresar lentamente. La fontanela estaba muy amplia y la carita hinchada o abotagada. Respiraba con dificultad, constipado de la nariz. Cuello normal sin masas anormales. Sus movimientos respiratorios normales. Los latidos del corazón lentos. El abdomen distendido, con anillo umbilical abierto un centímetro. Los genitales masculinos normales. El tono muscular de las extremidades disminuidos, parecía un muñeco de trapo. Le expliqué a la mamá la posibilidad de hi242
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potiroidismo. contesta satisfecha−Eso, doctor. Ya me está usted dando la razón. Yo no soy la mamá, soy la abuela. Deje que pasen estos cabroncitos. ¿Qué les dije? Que este niño no era normal. −Es que ya lo llevamos con un pediatra y médicos generales, y nos dijeron que el niño era huevón−Pues los genitales los tiene normales, ¿verdad, doctor? −dijo riendo la abuela. Me reí con la peculiar abuela por la puntada majadera y solicité una prueba del funcionamiento de la glándula tiroides. Luego les expliqué que las glándulas son órganos del cuerpo que secretan hormonas. −Así como estás chichotas que secretan leche, ¿verdad, doctor? −interrumpió la abuela mientras señalaba sus pechos. −Sí, abuelita. Ya no sea tan demostrativa −contesté−. Pues bien, la glándula tiroides secreta hormonas tiroideas que van a la sangre y de allí a todas las células del organismo para producir energía. En este caso, al no producir suficientes, las neuronas están sufriendo y si continúan así su niño puede tener retraso mental. Por eso es importante hacer este estudio, ya que en esta época el tamiz neonatal está en el principio de hacerse obligatorio. Comenta la ocurrente abuela−Ya ven, cabroncitos, las abuelitas somos radares fregones y efectivos. Háganme caso y no me tiren a loca. Yo sabía que este doctorcito es y está muy bueno. Le está dando al diagnóstico y ya nos está sacando de la duda. 243
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Flor se molestó y le dijo a la señora que tuviera más respeto por el doctor. Le contestó franco la señora, ni que fuera para ti, si es tu cuñado. −¿Quién crees que nos mandó con él? Pues mi amiga Marisol. −¡Ah, ya te reconocí! No podía ser más que Licha la maleante −contestó Flor y se dieron un abrazo de reconocimiento. Regresaron diez días después con los resultados del estudio, que efectivamente mostraba elevación de la hormona estimulante del tiroides y un descenso en el nivel de las hormonas tiroideas. Aún quedaba pendiente continuar el estudio del niño, que tenía seguro social, por lo que lo cité en el turno nocturno para enviarlo a valoración por endocrinólogo. −Lo más importante es que inicie tratamiento con tabletas de levotiroxina, a la dosis de impregnación adecuada combinada con agua. Dárselo en ayunas y con cuchara. Por medio de gammagrafía se pudo comprobar que el niño Saúl sólo tenía la mitad de la glándula tiroidea y la otra mitad, como dijo la abuelita, se la mocharon al feto y ni cuenta se dio el cabrón. El análisis transaccional es una estrategia durante las entrevistas que puede servir para una buena socialización y aclarar el entendimiento y estrategia como interlocutor. Tienes que entender qué te está pidiendo la persona adolescente o adulta frente a ti. En el caso de Licha la maleante, no perdió su originalidad y se sintió en confianza porque era amiga de la familia. Por eso se atrevió a expresarse con esa franqueza. A Josele no le molestó la forma atrevida de la abuela. Intuyó que era una persona extrovertida como tantas que se pasan de la raya sin ofender e insinúan lo que quieren a través de la broma. El límite se impone con una respuesta formal que destruye la llaneza. −Oye, Josele. ¿Así te llegan muchas madres o abuelas al con244
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sultorio o al hospital? −Si, en diferente persona, espacio, tiempo, sugerencia o petición, aunque la mayoría de las madres llevan a sus hijos a consulta formal. Es difícil que una mamá se comporte coqueta delante de sus hijos. En la época de residente, cuando eres guapo, atractivo y tienes imán, algunas personas son provocativas y no necesitan decir o sugerirte. Simplemente su mirada, su postura o los movimientos de erotismo corporal sugieren algo más. De ti depende la respuesta. Yo he sido correcto por convicción, Sol lo sabe y se ha dado cuenta. Pero otros compañeros sí se involucran en la ecuación y luego ya no saben cómo despejar la incógnita. Adalberto, mi amigo, no sabía de análisis transaccional. Sus relaciones con las mujeres eran siempre provocativas. Era un risueño perenne, con todas quería y dejaba la red en el aire a ver quién caía. Cuando se propasaba con alguien les decía que era broma. Era un personaje insatisfecho en la sexualidad, pero también era estudioso y hábil en sus labores prácticas. Para mí fue maestro. Yo lo estimaba pero no la admiraba, no puedes ser seguidor de un personaje que anda buscando el tesoro de la sexualidad sin detector ni radar, simplemente con la disposición abierta a cualquier personaje o circunstancia. Su lema de presentación era, lo que caiga es bueno siempre y cuando no sea enfermedad de transmisión sexual. Así se la llevaba mi amigo, buscando en el mar del hedonismo cualquier ser que ahogara sus apetitos. Para Adal, lo importante era encontrar el placer de ser, estar y hacer. No navegaba solo, tenía colegas con el mismo oficio. La educación sexual, es la medida para ser ético en esta misión de la vida. Si no te comportas, se te sube el agua hasta el cuello y te puedes ahogar en un vaso de pisto para que siga el deleite. Un día de tantos, cuando Adalberto era residente de tercer año, cayó en su red una jovencita de diecisiete años. No una princesa, tampoco una belleza, era una joven mujer, seductora, atrevida y efectiva. Las personas, que no saben dar respuestas sexuales saludables, generan monstruos de muchas cabezas y malestares que pueden 245
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alcanzar la tragedia. Así pasó con Florentina. Se embarazó la muchachita, no estaba enamorada, sólo quería un hombre que la protegiera de la inseguridad que vivía en su casa, que era infernal. Solicitaba un remedio que los jóvenes no podían brindarle porque los muchachos dan respuestas inmaduras, nada más se hacen locos y evaden la responsabilidad. Adalberto quiso seguir el mismo camino y evadir el compromiso, sólo que la respuesta de una mujer osada es impredecible. Fue a la casa de la esposa de mi amigo, de nombre Magdalena, quien trabajaba de enfermera terapista, para contarle su situación. Estaba embarazada de su cónyuge. La respuesta no transaccional de la señora fue impulsiva. Tarjeta roja, fuera de la casa y de su vida familiar. Pobre Adalberto, fue mucha la penitencia a cuestas. Pérdida del vínculo amoroso con su esposa e hijos y manutención de los hijos en forma legal. Los padres de la muchacha fueron al departamento de enseñanza del hospital, y aunque no era un problema laboral, el residente fue requerido para cumplir su compromiso. Tuvo que alquilar un departamento amueblado para vivir con la chica del azar. Adal, así le decía yo, cayó en depresión y alcoholismo, faltas al trabajo que lo ponían fuera de la especialidad. Una noche llegó a Urgencias en estado de ebriedad. Lo dejé pasar y lo acosté en el suelo, en el colchón de una camilla y le tomé unas fotos con mi cámara fotográfica. Allí lo dejé hasta el turno matutino. Fui por el jefe de pediatría y por su mejor amigo y allí los dejé en la polémica mesa redonda. Antes de que terminaran la conversación, me introduje sin permiso. Estaba Adal con las manos en las sienes, mirando al suelo, derrotado. Le dije, te traigo un regalo, una foto en la que estaba con sus dos hijos sonrientes. Luego le enseñé la foto tirado en el suelo, sucio y desaliñado. Le dije con autoridad, tus hijos esperan a su padre sonriente, al residente estrella, al deportista ejercitado, al comediante instructivo, al hombre valeroso que eres. Recuerda una frase de Gandhi, ante los momentos de desolación y desesperación, siempre hay un niño esperando algo de nosotros. Ellos tienen la esperanza. Se levantó, sollozó y pidió perdón al maestro y a su mejor amigo. A mí me dio las gracias. Tuve que tomar el cami246
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no del análisis transaccional. Dime qué quieres para ver qué te puedo dar. Algo que no me comprometa. Eso es lo que tenemos que hacer todos los días, Flor, analizar qué quieren las personas, que no obligue o haga daño. Tenemos los años que la vida nos otorga. Despertamos cada mañana agradeciendo al Señor, pero pocas veces le decimos ayúdame a dar respuestas que sirvan de ayuda a los demás, sin comprometer mi salud. Señor, dame paciencia para las cosas que no puedo realizar o están fuera de mis posibilidades. Así es la vida, Flor. Te vas haciendo maestro y filósofo. Hay personas que nunca trabajan las neuronas de la sensatez y están atrapados en mundos de ansiedad que ellos mismos encontraron al dar respuestas impulsivas, violentas e indiferentes, que son las generadoras de conflictos. Con frecuencia me equivoco, Flor, en todos los aspectos de la vida. En lo familiar, social, laboral, religioso y espiritual. No somos perfectos, trato de tomar decisiones en base a la razón y no al impulso. Tuvieron que pasar dos años para enamorarme de Sol. Me divorcié de la susodicha Carolina y enfrenté mi proceso solo, sin apartarme de Dios. Me refugié en el trabajo, hasta que encontré la luz en tu hermana. Ella fue el remedio previamente estudiado. Ambos nos estudiamos antes de vincularnos. Ese es el motivo del éxito de nuestro matrimonio. Nos conocemos y reconocemos, hay confianza por ambos lados y no le busco lo Chávez, porque ya chaves la que me espera. No te creas, Flor, yo soy tranquilo. Nunca he sido celoso y mi viejita es un manojo. La conozco mejor que al principio. Ella es el motivo de mi vida, lo mismo mis hijos. También ustedes que son mi familia. Así es que ya sabes, son lecciones de la vida, las que te van a enseñando a ser más técnica que empírica, más razonable que impulsiva, más hemisferio izquierdo que derecho, sin dejar a un lado lo afectivo, que es la consecuencia de una dosificación precisa para que no nos llegue el sufrimiento. Me llamaron a la sala de expulsión, pues una bebé femenina tenía características físicas fuera de lo normal. Allí estaba Je247
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sús el ginecólogo con la interrogante a cuestas. Se trataba de una madre de 29 años, sana y sin antecedentes hereditarios de importancia. El embarazo de evolución normal de término, el parto normal, la niña con peso de 2.700kg y talla de 45 cm, más pequeña de lo normal para una beba de término. Tenía la línea de implantación del pelo baja, pliegues en piel de la nuca, sus ojos separados más de lo normal, redundancia de la piel en el cuello en sus partes laterales conocido como cuello alado. El tórax más ancho, con los pezones invertidos. Corazón y pulmones se auscultaban normales, el abdomen normal, genitales femeninos normales. Presentaba edema duro en manos y pies. Con estos datos le dije a Jesús y Gina, probablemente se trata de un síndrome de Turner. Había que hacer varios estudios. El método confirmatorio sería realizar en la sangre un estudio de cariotipo en donde seguramente se encontraría la fórmula 44 X0. −Mire doña Teresa, de acuerdo a los hallazgos encontrados en su niña, muestra características de síndrome de Turner, una enfermedad de los cromosomas sexuales, que se encuentran en el núcleo de todas las células humanas. En este caso, la mayoría de las mujeres tienen en sus células 44 autosomas y 2 cromosomas sexuales denominados XX. En el caso de su niña, es probable que sólo tenga un cromosoma X. Es una posibilidad muy alta porque nació con todas estas alteraciones características de esta enfermedad. Sin embargo, Teresa, pueden existir, y no es que las tenga, alteraciones en el oído, ojos, corazón, columna vertebral e intestino. Para eso vamos a hacerle estudios en el hospital. Lamentablemente, el cariotipo es un estudio que sólo hacen en Chihuahua. Vamos a vigilar a su hija en la sala de recién nacidos. Allí tiene que ir a darle pecho. Le voy a solicitar unos exámenes y radiografías y si no hay complicaciones se la va a llevar a su casa. Posteriormente, ya tramitará usted una cita con la especialista en genética. 248
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No hubo complicaciones, se fue a su domicilio y después acudió a su cita. En el estudio cromosómico, efectivamente carecía de un cromosoma X. La valoración por oftalmólogo negativo, estudio otológico negativo, estudio cardiológico negativo y estudios de perfil tiroideo y hepáticos normales. En estas épocas, el estudio especializado para avanzar en el diagnóstico más específico de los pacientes con enfermedades metabólicas no estaba contemplado en unidades de segundo nivel de atención. Los pacientes para estudio tenían que ser enviados a un tercer nivel donde existían subespecialistas para completar el estudio y tratamiento. La identificación temprana de los enfermos siempre ha sido primordial para prevenir las temibles secuelas. Las enfermedades más comunes de los niños, como las enfermedades infecciosas del intestino y de las vías respiratorias, fueron superándose paulatinamente con el advenimiento del suero oral, nebulizadores y medicamentos que facilitaron el manejo domiciliario de los pacientes. La integración del tamiz neonatal se convirtió en un arma diagnóstica preventiva. El panorama de la patología pediátrica va cambiando conforme pasa el tiempo. Los avances tecnológicos, en cuanto a métodos diagnósticos y tratamientos, son cada vez más sofisticados, con el beneficio al alcance del segundo nivel de atención. La familia Corte estaba pleno crecimiento. Ya nacieron los hijos de Diana y Elfega,ambos varones. Como en la pirinola, pone uno, ponen dos, ponen todos y todos ganan. Los abuelos tienen huéspedes honorarios al alcance de sus cuidados, mimos y afectos. Los bisabuelos Gabriel y Victoria vuelven a escuchar voces infantiles familiares. El abuelo José Vicente está engallado. Ya tiene planes para ellos, quién sabe si ellos acaten. Lupita es la más feliz y dice que los dos se parecen a mí. Donde está Dios está el amor y donde habita el amor no falta nada. Sólo Dios basta. Cuando se lo platiqué a mi compadre Manuel y Socorrito, tomaron el teléfono para felicitar a cada uno personalmente. 249
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Ninguno se llamaría ni José ni Vicente, esto le daba primacía al junior parralense. Se había logrado lo que queríamos Sol y yo, enlazar ambas familias, ser redes de apoyo, manos solidarias y amigos de la vida. Para diciembre, Sol cumplió 20 meses de suplencias continuas. No se rompía, mi doctorcita, en esas fechas preludio de la Natividad del Señor. Estaba toda la familia sentada en la sala del consultorio. Sol me abrazaba como el primer día de noviazgo, con fuerza para que no me fuera a escapar. Tocaron a la puerta y se trataba del primo Jimi. Iba en su juicio, más galán que nunca. Portaba un traje elegante diseñado por su sastre Rioma, exclusivo de grandes personalidades de la comunidad, según su punto de vista. Saludo a toda la raza de mano, al compadre Manuel y a mí con un rudo abrazo. −Ahora que soy el secretario general, tengo que andar lineal. Como deben vestir los políticos de alcurnia. Le dije que se sentara y le pregunté si gustaba un cafecito o coñac para tan insigne personaje. Contestó que no. Llevaba dos buenas noticias. −Por favor, agárrense de las manos −cantando como si fuera el Puma, cantante venezolano famoso en esta época, se fue directo al tema−. Carnalito, tengo el honor de invitarte a mi boda. Todos nos quedamos sorprendidos y empezó a reírse. −No te creas, ni yo mismo me la creí. Ahora sí, fuera de guasa, primo. Te traigo los documentos que te acreditan como nuevo dueño de los dos departamentos. Este departamento y el de arriba se los vendió el señor Alejandro a mi papá Vicente. Así dijo mi jefe, precio de oferta se concerta para que después no se arrepienta. Ya no pagaras renta, pero si servicios y predial. Ese es el inconveniente para que no los dejes pendientes. Hoy vengo rimador, compadre. 250
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−Eso veo, poeta y profeta −contestó Manuel. refiere Josele dirigiéndose a todos−Ya me lo había ofrecido don Alejandro y le dije que por el momento no contaba con el dinero −refirió Josele, dirigiéndose a todos. −Como buen empresario, tu amigo don Ale le habló a tu papá y consiguió el objetivo. Cuando hay situaciones aparecen soluciones. Qué bueno que ya eres el dueño. Vengo de hablar con los inquilinos del departamento de arriba, y por órdenes de papá les dimos dos meses de renta gratis. Para esta fecha te van a entregar el departamento. Bueno, ahora sí agárrense de las manos. Unos a otros conmigo, agárrense de las manos si ya encontraron a su amigo. Hasta que no se levanten todos y se agarren de la mano, los voy a tener en suspenso. Todos obedecieron para recibir la noticia. Los niños Josele y Victoria estaban en el centro bailando contentos, pero el más festivo era el Jimi, quien súbitamente detuvo el baile. −Señorita doctora, Marisol Chávez, le hago entrega de una copia de su nombramiento de base como médico familiar en el servicio de urgencias, turno nocturno lunes, miércoles y viernes, a partir del primero de enero. Todos saltaron plenos de júbilo. Marisol abrazó fuertemente a Jimi para darle las gracias y a Manuel le brotaron lágrimas de felicidad. El grupo continuó bailando al ritmo de la bendición de Dios. No había música pero la melodía la llevaban dentro. Josele cargó a Marisol y le dio vueltas como un rehilete. Josevi y Victoria pidieron los brazos a sus padres, sin alcanzar a comprender la gran noticia que seguramente facilitará la dinámica de la familia. −Gracias carnal, este fue el premio mayor. Te estamos muy 251
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agradecidos toda la familia. Ya nada más falta que acomodes a Flor como contadora del instituto. No te creas, es una mera suposición ahora que termine sus estudios ella −comentó Josele festivo. Se levanta Flor−Pues no es mala idea −dijo Flor poniéndose de pie−. Ahora que termine vemos, al fin que le prometiste una base a mi papá. Ya se la di y hasta con premio −contestó Jimi−. Marisol va a estar de guardia con su enamorado. Una cosa les voy a decir. No me costó trabajo convencer a los del sindicato porque ustedes son excelentes trabajadores. La opinión de don boludo fue decisiva, nadie se opuso. La primera agradecida fue la doctora Gina, que pasa a ser médico familiar en la consulta externa. Cuando supo de su movimiento la doctora dijo, dejo el estrés, pero también se me va el aprendizaje. Unas por otras. Josele gustoso los invitó a comer carne a un restaurante llamado Chagos, donde servían un delicioso filete y Jimi fue el invitado de honor. Durante la cena, Manuel habló con su hija. −Mi doctorcita, te acuerdas cuando dejaste la especialidad y te dije, hay que ingresar para entrenar. Quien quita y agarras base antes de que terminen la especialidad tus compañeros. Así fue, gracias a mi padre Dios. Fíjese, compadre, que esta base la aceleramos porque en febrero es la distribución de plazas para los residentes que terminan la especialidad. Entonces sí se hubiera puesto cañón la cosa. Además, Sol se la merece, nunca se ha rajado cuando le hablan. Como usted dijo, compadre, lista para el trabajo intensivo. Algo le ha aprendido a su viejo. Hablaron a Teziutlán con José Vicente para agradecerle a toda la familia por los departamentos y notificarles de la base de Marisol en el trabajo. Quedaron en ir a Teziutlán en abril a festejar los dos años de Victoria. La niña estaba hermosa como 252
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su madre. Josele pintaba para charro, bajo el entrenamiento del abuelo. También tomaba clases de gimnasia y era muy elástico. Practicaba toda clase de piruetas en las colchonetas que tenía en la casa. Le gustaban todos los deportes, la música norteña, los dibujos y la escultura. Cuando entregaron el departamento de arriba, se mandó remodelar y amueblar la vivienda. Se convirtió en un área de entretenimiento para los niños. Las tres recámaras amuebladas y adecuadas para la familia o invitados. Los sábados y domingos se habitaba la casa de AltaVista, se hacían visitas al rancho para escuchar música bohemia, ingerir cheves o ir a cabalgar con Sol a la lejanía. Nos gustaba tirarnos sobre el pasto a platicar, contemplar lo hermoso que es el cielo, las figuras que forman las nubes, el silencio, los animales pastando. Todo eso inspiración que sirve para la práctica del amor y la sexualidad en el paisaje campirano. Cada seis meses la pareja acudía a consulta con el ginecólogo Jesús para revisión del dispositivo intrauterino y todo funcionaba bien. Siempre le llevábamos un obsequio porque no cobraba la consulta. Una noche, en el preludio del sueño donde se fabrican sensaciones e ilusiones, me preguntó Sol muy seductora si no me gustaría otro hijo. Le contesté con el hemisferio izquierdo. −Somos una familia feliz y bien atendida. Los niños tienen suficientes cuidados y afectos. Gracias a Dios no les faltan casa, vestido ni sustento. La socialización la tienen de sobra. Esa es una evaluación respecto a los niños. Respecto a ti, chiquitita, estás bien de salud, bonita y glamorosa. Nunca te niego nada. Sólo medita, mi amor. Si consideras la decisión para bienestar personal y familiar, adelante el proyecto. −Josele, es que ya tengo 28 años y quisiera aprovechar la edad 253
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para no ser añosa y con más riesgos. −Solecito, te voy a contestar como en un comercial de radio, ¿usted decide si se embaraza? Me platicaba Manuel, mi amigo sacerdote, que la vida es sencilla pero nosotros la complicamos. Nos quejamos, lamentamos y nos la mentamos porque no tomamos decisiones sanas. Somos un milagro de la vida que coincide en una posibilidad millonésima. Es más fácil sacarse la lotería nacional, y sin embargo, no valoramos ese premio de lujo. Dios nos proporciona la oportunidad de nacer, nos da la esperanza de tener padres que nos cuiden. Cuando alcanzas la madurez aparece el libre albedrío, la crucial toma de decisiones. Existen reglas morales que Dios mandó a través de Moisés. Son los diez mandamientos, principios que rigen la conducta humana. Siempre han estado vigentes, nunca pasan de moda. Y qué curioso, son leyes de salud, porque si los acatas, tienes bienestar. Si te valen un cacahuate las reglas morales y no las practicas, pierdes la ética, que es la acción que te mueve a actuar de una manera responsable, elegida voluntariamente. Tú decides lo que te convenga. De acuerdo al tipo de decisiones, vienen las consecuencias que son causalidades no casualidades. Los diez mandamientos son principios de salud. Sólo te basta ser amoroso, santificar, honrar, preservar la vida, sexualidad saludable, ser honesto, vivir con la verdad, respetar la mujer del prójimo y los bienes ajenos. El que no cree en Dios, de acuerdo a su particular percepción, puede tener bienestar si actúa bien con los demás y tiene ética divina aunque no lo perciba. Si crees en Él, estás consciente de su existencia, conoces cánones, límites y te comprometes a actuar de acuerdo a sus preceptos. Si acatas te va bien en la vida. Si no obedeces, caes en el pecado con su consecuente malestar. No son reglas arbitrarias, son protocolos de salud física, mental, emocional, social y espiritual, como ya lo mencioné. Por ejemplo, si juras en vano nadie cree en ti, si deshonras a tus padres nadie te va a respetar, si matas de obra o de palabra recibes rechazo social, si fornicas o haces daño a través 254
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de la sexualidad eres despreciable aunque tengas poder, si robas recibes humillación o cárcel, mentir y levantar falsos testimonios es de cobardes y se castiga con subestimación, si deseas a la mujer de tu prójimo virtualmente sufres en silencio, si consumes traición eres pusilánime. Si codicias las cosas ajenas en tu imaginación tu mente está intranquila, insatisfecha y no te da bienestar. Esas son las consecuencias de una vida no saludable. Todas estas respuestas imperfectas conducen a la soberbia, avaricia, envidia, gula, lujuria, ira, pereza y no te dan bienestar. Conoces las reglas morales y no las obedeces, dejas de ser ético, pasas a ser un hombre enfermo y pierdes tu tranquilidad. Te liberas o le pones freno a tu conducta, te dejas llevar o te entrenas, rectificas o te vas al sufrimiento. El cielo es el bienestar personal, el disfrute pleno de la vida. El infierno es el malestar que vivimos. Cada quien elabora su infernal misión de acuerdo a sus grados o medidas. Tus neuronas piden a gritos tranquilidad, sosiego y paz. Dales entrenamiento a las células de la corteza cerebral. Son sólo seis capas, las más nuevas y evolucionadas, para dar respuestas conscientes, razonables, juiciosas. Estas neuronas son la fuente del pensamiento claro y también del pernicioso. Dale libertad al limpio, frena y controla el impulso nocivo. Hay que entrenar las virtudes, el entendimiento, la sabiduría, la ciencia, la fortaleza, la templanza, la paciencia y la tolerancia. Si ensayas en forma constante, te volverás un hombre con neuronas poderosas. Es un reflejo en el seno de la familia, tu esposa e hijos serán beneficiados. Recuerda Josele, utiliza la corteza cerebral para que te acompañe una vida sensata. Si quieres tener intranquilidad, ansia, angustia, miedo y temor, deja libre al sistema de las emociones al master de los impulsos y te convertirás en un cavernario neardental. Si ingresas en un grupo social, religioso, deportivo, filosófico, político, económico, de personas jubiladas o jubilosas, en todas las agrupaciones hay reglas morales. La solución es reformar las normas o poner los pies en veloz carrera y así evitas el estrés. Así se expresaba mi amigo y filósofo, padre Manuel. 255
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−Aprender a tomar decisiones en la vida requiere de reflexión −comentó Josele a su familia−. Tómense su tiempo antes de decidir. Si no planifican su vida, si no hay orden, no hay éxito. Si te impulsas te vuelves instintivo. Todos tenemos aficiones y gustos diferentes, hay que respetarlos. A papá José Vicente le gusta el caballo bayo, que tiene pelo rojo amarillento con los extremos negros. A mi compadre Manuel le gusta el caballo alazán rojizo claro y oscuro. A mí me gusta el caballo con pelaje blanco. A Sol le gusta el caballo atigrado, manchado como piel de tigre. A Flor le gusta el caballo azulejo con pelaje entremezclado de blanco y negro con reflejos azules. A Charo le gusta el caballo palomino de color ocre dorado. De acuerdo a nuestras preferencias muy personales, no me molesta subirme al caballo de Sol. Si lo golpeo o lo ofendo por no ser de mi preferencia, pierdo la ética porque me transformé en arrogante, significa que me siento superior. Así se generan los problemas, y a veces por problemas triviales se generan guerras. Por toma de decisiones irracionales se ocasionan conflictos. Durante la tarde llegó un escolar de ocho años de edad. Estaba de vacaciones, vivía en Arizona. Lo atendí cuando tenía cinco años por dos cuadros de amigdalitis bacteriana. En ese entonces recibió su tratamiento curativo y profiláctico para la fiebre reumática. Me explicó la madre que de un año a la fecha, tenía dolores articulares y musculares de las extremidades inferiores. Eran intensos, lo hacían llorar y en algunas ocasiones lo postraban en cama. La madre negó observar cambios inflamatorios en la piel o articulaciones. Lo revisé detalladamente, sobre todo en extremidades inferiores, sin notar cambio alguno. Sólo dolor a nivel de la cadera izquierda, durante la movilización de dicha articulación que incluye cabeza femoral y cavidad coxal. La faringe y las amígdalas normales. No existía crecimiento de ganglios a ningún nivel, corazón y pulmones normales. Solicité exámenes de laboratorio y 256
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radiografías al buen Oscarín. Regresó a los dos días con los resultados. El estudio de hemograma indicaba trabajo normal de la médula ósea. Pruebas del hígado normales, marcadores de inflamación positivos, búsqueda de estreptococo patógeno en faringe negativo. Anticuerpos contra estreptococos normales. En la radiografía, en el estudio de pelvis, encontré cambios osteolíticos a nivel de hueso isquion y pubis con datos de periostitis y esclerosis. Llevé el estudio al Seguro Social con el radiólogo Luis, excelente persona y amigo. Confirmó mis sospechas, probable tumor óseo. Dentro de ellos, sarcoma de Ewing, y con ese apoyo del especialista le confirmé a la señora la sospecha. Le expliqué el diagnóstico de probabilidad y se puso a llorar. Le pedí un poco de calma para hacer las cosas lo mejor posible, para beneficio de Oscarín. Se regresaron a Arizona, confirmaron el diagnóstico por biopsia y estudio histopatológico. Desgraciadamente, el resto de los estudios confirmaron el estadio avanzado de la enfermedad. Duró sólo doce meses con el tratamiento y al final falleció mi amigo. Hay ocasiones que el médico hace hasta lo imposible por diagnosticar una etapa precoz. Desgraciadamente, en este caso no se logró el objetivo de un diagnóstico oportuno. La vida es difícil para algunos pacientes pediátricos que tienen enfermedades que producen discapacidad y limitación de funciones motrices. Un día llegó Elzar, de doce años de edad. Vivía en una comunidad alejada de Ciudad Jiménez, capital del municipio. Llegó un sábado que estaba cubriendo por unas horas a Roseli. Me sentía muy cansado pues había trabajado en la noche y dormí casi nada. La hora de salida era hasta las tres de la tarde. Mi simpática esposa me llevó desayuno como a eso de las once de la mañana. También estaba sin la vela desvelada y sin la biela desvielada. Estábamos en el consultorio cuando me hablaron de 257
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Urgencias y les solicité que me llevaran al consultorio 14. Allí tenía todo al alcance para hacerle una revisión completa. Llegó mi ahijado Chu con el joven en silla de ruedas y acompañado con su afligida madre. −¿Qué pasa tortolitos, como los trata la vida? −comentó el enfermero puntalero. −Bien, ahijado. ¿Y usted cómo está? −Bien, padrino. Pues aquí les traigo a mi tocayo Jesusito que viene desde el Ejido las Glorias, pueblo escondido allá por Escalón. Le cuesta mucho trabajo caminar. Padrino, voy a retirarme porque tenemos mucho trabajo en Urgencias. Me avisa cuando ya esté listo. En este papel vienen todos los datos de Jesús, peso, talla y signos vitales. Todo lo que usted necesita. Cuando llega un paciente con padecimiento crónico se encienden las neuronas investigadoras pues es un reto, un incentivo para resolver el enigma. Entramos en confianza, y me platicaron doña Eustolia y Hugo, los padres del niño, la historia del padecimiento. Llevaba un año de evolución con dolores en los músculos, sobre todo de las extremidades inferiores. Señalaron ambos muslos y dijeron que allí empezaron pero luego se le fueron a todos los huesos, hasta las manos y los pies. Actualmente no puede sostener un vaso. Se le inflaman a cada rato las rodillas, los tobillos, las caderas, codos, hombros, muñecas, manos y pies. Tiene dos meses con fiebre que no se le quita y le da todas las noches. Además estas ronchas que tiene en el pecho y las piernas tienen dos meses que no se le quitan. Ha perdido como tres kilos en dos meses porque casi no quiere comer. Queremos que nos ayudes, doctor, ya estamos desesperados. Les hice preguntas dirigidas a las sospechas de presunción y me contestó Hugo, pues usted atendió hace un año a dos primos de Jesús que estaban igual. En ese momento un rayo de luz encendió el recuerdo. −Sí los conozco, Agustín y Rubén. 258
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−Sí, señor. Usted los atendió de artritis reumatoide infantil y están muy mejorados. Le comenté a Marisol que trajeron a consulta a Agustín de siete años con artritis poliarticular igual que Jesús, con las mismas condiciones. Estaba haciendo la nota de ingreso cuando el enfermero Miguel le dijo al papá, que estaba cargando otro hijo más pequeño, ya bajé a ese niño de los brazos que está muy grandote. −Es que tampoco Rubén puede caminar, está igual que Agustín −contestó el papá. Tuvimos que internar a los dos en el hospital pues fueron positivos a artritis reumatoide infantil. Los enviamos a Reumatología. Realicé la exploración con cuidado, porque el niño tenía mucho dolor, fiebre y flogosis (hinchazón) de las articulaciones mayores y menores, además un exantema en cara anterior de tórax y muslos. Corazón y pulmones normales. Oídos nariz y faringe normales, la exploración del abdomen normal sin crecimiento de hígado o bazo. Lo catastrófico estaba en las articulaciones y en la piel. Lo dejamos internado en pediatría, donde se le practicaron exámenes de laboratorio y estudios radiológicos. Se le dio tratamiento con soluciones endovenosas, ya que venía poco deshidratado. Los resultados de laboratorio tradujeron anemia crónica, los glóbulos blancos bajos sin llegar a deficiencia inmunológica, linfocitos y los neutrófilos presentes en cantidad suficiente, plaquetas normales, marcadores de inflamación positivos, antiestreptolisinas muy elevadas, factor reumatoide positivo, pruebas de función de hígado normales y química sanguínea normal. Los estudios radiológicos mostraban signos de inflamación articular, sin cambios que tradujeran lisis de los huesos. Los diagnósticos de sospecha fueron artritis reumatoide juvenil, estreptocócica y probable dermatomiositis. Se inició tratamiento con 259
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aspirina, antiinflamatorio esteroideo y penicilina por sospecha de estreptocócica agregada. Reposo absoluto por 24 horas. Hubo mejoría transitoria los siguientes días y se envió para estudio completo a la ciudad capital para estudio de autoanticuerpos y biopsia muscular. Se comprobaron los diagnósticos de sospecha, fue una dermatomiositis, enfermedad por auto anticuerpos de evolución crónica. Se elaboró una amistad sincera con la familia de Jesús. Cuando tenían dudas me hablaban por teléfono los días de guardia en el hospital. Ese día de guardia extra, el caso de Jesús me quitó el sueño y se me fue el cansancio. Estaba emocionado, no por el dolor de mi amigo, sino por el principio de una investigación pediátrica. Como fiel escudero, se quedó mi solidaria esposa Marisol hasta las tres de la tarde, hora de salida. Los niños estaban bajo el cuidado de mis suegros y cuñadas. Cuando llegamos ellos se fueron. Posterior a la comida, nos acostamos a dormir con los niños. Amanecimos hasta el domingo a las diez de la mañana. Ya estábamos bastante recuperados para la recreación familiar y nos fuimos de excursión a las aguas termales del Ojo de Jiménez. En varias ocasiones me hicieron proposición los directivos del hospital para que aceptara un puesto de confianza como director, subdirector o jefe de enseñanza. En todas las ocasiones la respuesta fue con cortesía, un rotundo no. Yo no estaba diseñado para actividades que no fueran pediatría. Combinaba la teoría con la práctica. Al final la praxis es la resolutiva porque es en el área de la consulta o de hospital donde diseñas la estrategia para resolver problemas. Las normas oficiales mexicanas de Salud siempre han existido con el defecto de que no se actualizan con demasiada frecuencia. Por tal motivo pasan a ser anacrónicas, obsoletas. Por esta y muchas circunstancias, hay que actualizarse a través de libros y revistas actualizados, lo que tiene un valor significativo económi260
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co. Si tienes los recursos financieros es buena inversión, ya que esto facilita el aprendizaje, que se utiliza como herramienta en el ejercicio de la profesión, obteniendo a través de las acciones, ganancias en la economía en el terreno del servicio particular. Además, el estar actualizado profesionalmente beneficia a los pacientes en la atención institucional. Hay que compartir lo aprendido durante la vida profesional. En el transcurso de la carrera pediátrica encuentras excelentes maestros, dueños de una didáctica comprensible. Los conocimientos que comparten, son de utilidad en la teoría. Los maestros que te enseñan el bien hacer son un regalo divino para crear obras magistrales. No todas las personas tienen la cualidad para enseñar con didáctica. No todos los maestros hacen las actividades con excelente manufactura. Me preguntaba un médico residente cuál era el protocolo para atender un paciente con cetoacidosis diabética. Le contesté amable que para mañana me investigara cómo se producen los ácidos y las cetonas para que el paciente llegue a la cetoacidosis. No se presentó al servicio, porque no estudio y me dijo después en forma inocente e ignorante, no te pregunté sobre cetonas y ácidos, yo te pedí un protocolo a seguir en estos enfermos. Le contesté enfadado que en la vida pediátrica hay problemas sencillos que puedes resolver con recetas de cocina pero que esto no era una receta sino un proceso, del que si desconoces su fisiopatología no lo vas a poder manejar, porque es un ciclo- acción- evaluación- acción. De acuerdo a evolución clínica del paciente y resultados de laboratorio y gasometría, vas a tomar una nueva decisión. Sólo así vas a poder resolver problemas complejos. No son recetas de cocina. El tratamiento es dinámico y si no comprendes la fisiopatología, mejor no te metas a atender estos pacientes. Si no lo aprendes ahora, difícilmente resolverás problemas como pediatra. La decisión es tuya. Me invitaron a dar pláticas a los internos de pregrado una vez por mes. Las trataba de hacer comprensibles, empezando 261
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cada tema por anatomía y fisiología para después desarrollar el tema. Me pude dar cuenta que había jóvenes con una pésima preparación básica universitaria. Así es difícil llevar a un joven al hospital y enseñarle procedimientos. Los enseñan a ejecutar automáticamente, pero desconocen las indicaciones precisas del método. Se vuelven médicos empíricos, que sólo son resolutivos en actividades básicas. A la primera señal de impotencia solicitan la valoración al médico especialista, robando un tiempo que puede ser utilizado en la valoración de pacientes que en verdad lo requieren. En las instituciones de seguridad social existe una democracia errónea, eso pienso yo. Ese es mi concepto muy particular. Eres médico familiar o no familiar. Si llegas temprano y nunca faltas, puedes ganar más que el impuntual o no asiduo, aunque al primero le guste tirar barra durante sus actividades médicas. Aun cuando el no cumplido haya realizado intervenciones sofisticadas, como las cirugías de corazón o neurocirugía, este aspecto no es valorable. Así es el sistema de evaluación de actividades de imperfecto. La escala de valores para las actividades médicas está desvirtuada. Muy respetable las actividades de todos los médicos, pero creo que los incentivos deben recibir crédito en otra escala más justa. Darle el premio económico al que mejor ejecuta sus actividades. Este parámetro se me hace más justo, además sirve de estímulo al personal médico para trabajar con empatía, calidad y calidez. Sabemos que el mejor premio es el reconocimiento de los compañeros o el de los pacientes. Desafortunadamente, los tiempos cambian y la gratitud se esfuma por los confines del universo sin hacer referencia a los médicos que hacen su labor con dignidad, los que son resolutores de problemas, los que restauran la salud de sus pacientes. Desgraciadamente la gratitud se va olvidando y mucha gente piensa que es una obligación del trabajador. En las instituciones médicas de salud existe personal que cum262
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ple lo básico y no se esfuerza por dar más allá de lo esperado. Por estas causas surge la mediocridad. Con llegar temprano y no faltar reciben su premio consolador al fin de la quincena. Hay muchos que trabajan con eficiencia y eficacia. Son empáticos, cálidos, se actualizan, son maestros en el aula, son guías en las actividades prácticas, son estratégicos, son cooperadores y están esperando un reconocimiento de las instituciones donde trabajan. Así aprendemos todos, dentro de los muros del hospital. A través de médicos, con preparación académica que son magos de la enseñanza, teórica y práctica en el aula. Fuera de los muros puedes formar parte del colegio de médicos familiares o de cada uno de los colegios de médicos especialistas. Convives con compañeros de profesión del mismo hospital o de otras instituciones. En algunos colegios tienes que negociar la membresía con la presentación de un trabajo de ingreso, que tiene que ser lo más original que se pueda. Pagas cuota de ingreso y de la membresía mensual. Tienes que asistir una vez al mes a las sesiones del colegio local que tienen rigor académico, informativo, social, recreativo o de organización de eventos diversos. Es una agrupación que garantiza la buena convivencia médica. A través del Colegio Médico Regional, que está conectado con los colegios de otras ciudades y el de la capital, puedes asistir a cursos médicos que son obligatorios en las diferentes ciudades del estado. En este tipo de eventos regionales o estatales es primordial la participación de todos los pediatras, quienes participan algunas ocasiones como asistentes y la mayor parte de las veces como ponente. Hay que estar estudiando en forma constante. Es decisión de cada médico asistir a congresos nacionales, internacionales o mundiales. El objetivo principal es el aprendizaje y la socialización secundaria. Para asistir a este tipo de eventos es necesario desembolsar una buena cantidad de dinero. Lo 263
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suficiente para pagar el medio de transporte para el viaje, alojamiento, comidas, diversión, compra de instrumentos para el consultorio, compra de libros y revistas actualizadas. El médico que trabaja a nivel privado no percibe ingresos en estos días, que por lo general es una semana. El médico de institución, puede ser becado y cuando menos percibe un salario. Lo demás corre por su cuenta. Existen médicos que se asocian con los laboratorios que producen medicamentos, participando en la prescripción de sus fármacos. Así son premiados con canonjías en los congresos, mero trueque de mercadotecnia. Los directivos de los colegios aprovechan su puesto para ser becados por los laboratorios a cambio de promover sus productos en los congresos locales. Así son los bisnes del aprendizaje y su actualización. Si eres pediatra narcisista, colocas estratégicamente en los muros de tu consultorio los diplomas que certifican que perteneces a una sociedad, federación o consejo que en realidad no certifican tu trabajo, sólo tus actividades académicas. También puedes colocar en el muro de tu consultorio los diplomas que te acreditan como asistente, ponente, moderador o patrocinador, pero no certifican tu trabajo. No eres mejor por haber asistido a congresos. Lo que garantiza tu trabajo es la resolución de problemas. Lo que avala la confianza de tus pacientes es la actitud empática, simpática, cálida, grata, minuciosa y asertiva. Esta última virtud es la que te hace médico de mucha confianza. Cada quien elige el modo de actualizarse como puede y se respeta. Lo importante es estar a la vanguardia médica. Elemental es tener redes de apoyo con médicos especialistas que te apoyen con los pacientes críticos o con los pacientes en donde es fundamental iniciar un tratamiento pronto y oportuno. Anteriormente en cada ciudad, un grupo de personas, depen264
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dientes del sector salud que pertenecían a una institución que se llamaba regulación sanitaria, pasaban visita mensual o trimestral para supervisar si tu consultorio tenía las condiciones para funcionar con seguridad. No sé quién se la echó a la bolsa y no la devolvió. Así cómo funciona la regulación sanitaria, debería existir un organismo rector con personas expertas que supervisen las actividades médicas con revisiones periódicas, tanto en consultorios como en hospitales, de los expedientes de los pacientes. Así nos preocuparíamos por la calidad en la asistencia médica. Deberíamos llevar un control de las actividades médicas por grupos de personas calificadas, que regulen las diferentes actividades. Aunque se supone que existen comités en todos los hospitales que regulan las actividades médicas, en ocasiones sólo están de parapeto. Estoy seguro que todo funcionaría satisfactoriamente con una supervisión de las actividades en hospitales públicos, privados y consultorios médicos en sus diferentes categorías sin necesidad de burlar las leyes sanitarias y económicas. Si de tecnología se trata, hay que crear dispositivos que regulen la actividad médica. El filósofo Thomas Hobbes mencionó en su teoría del contractualismo la necesidad de crear un contrato con leyes u organismos que comprometan a las personas a seguir y obedecer las leyes. Supervisando descubriremos quienes son verdaderos filósofos socráticos o anarquistas. Josele insiste que el mejor lugar para demostrar que te interesa la salud de los niños es en el consultorio o en el hospital y a través de los resultados de la atención recibida o si el personal es loable. Estar integrado en un equipo es sumar el talento de todos. Es un pedacito de cielo, una obra divina que traduce solidaridad social.
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Nos llegó Osmar en el turno nocturno y me buscó intencionadamente su mamá Refugio. Llegó muy nerviosa y con llanto consolable. Me dijo que le atendiera a su hijo y que me pagaba la consulta. Pero que se lo atendiera porque estaba muy malito. Le dije que me esperara un rato porque estaba con un paciente que estaba convulsionando en forma recurrente debido a una epilepsia mioclónica infantil. De acuerdo al protocolo, aplicamos medicamentos de la época hasta que se sedó con fenobarbital. Hasta después de una hora fui a Urgencias. Efectivamente, Osmar no se miraba bien. Estaba pálido, somnoliento y deshidratado. Lo pasé a Urgencias sin tocar baranda. Directo a la cuna y a la toma de signos vitales. Interrogué a Cuquita y respondió muy angustiada a mis preguntas. −Mire, doctor, ya tiene una semana así, con fiebre, dolor en la panza, falta de apetito y tres días con estreñimiento y malestar general. Ya lo han visto varios médicos del Seguro y pediatra particular, pero no me le han hecho nada. Tantos antibióticos tomados que ya no los tolera y los vomita. Osmar era paciente conocido en los tiempos de la consulta externa. Portador de coartación aórtica ya corregida quirúrgicamente y de escoliosis dorsal. Me costó mucho trabajo recuperarlo. Me lo enviaron desnutrido antes de diagnosticarle la coartación. Ahora venía con signos francos de sepsis o infección severa, febril, baja presión arterial, respiración acelerada lo mismo que el corazón, deshidratado, con las extremidades frías, el llenado capilar lento y datos inminentes de choque. El abdomen estaba distendido en forma moderada, se palpaba un plastrón en la parte baja del abdomen del lado derecho y había ausencia de ruidos intestinales. Ya se había enmascarado el signo de rebote que indica complicación abdominal.
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Teníamos que hidratarlo, era lo primordial. Carga rápida en veinte minutos, nueva evaluación y otra carga rápida veinte minutos. Mejoraron las condiciones una carga para una hora y después de dos horas ya estaba mejor hidratado. Se tomaron exámenes de laboratorio. Por la sonda conectada a la vejiga apareció la bendita orina y asomó la sonrisa del niño. Después de revisar estudios de laboratorio y gabinete, se confirmó el diagnóstico clínico, apendicitis aguda, complicada y perforada. Se pasó a quirófano, donde se confirmó el diagnóstico, apendicitis perforada con peritonitis secundaria. Extrajeron 1,500 ml de material purulento y quedó contaminado el quirófano. ¡Qué bárbaros, cómo es posible que dejen evolucionar a un paciente hasta estos extremos! Es como para tarjeta amarilla, roja y le vuelves a sacar la roja otra vez −comentó Gustavo al salir del procedimiento. −Pues tendrías que expulsar a cuatro participantes del equipo, dentro de ellos un máster de la ciencia −contestó Josele. −Pues permíteme dudar de ese equipo puñetero. Pero pasando a otra cosa, no seas malo Josele. Ayúdame con las dosis de soluciones y medicamentos. −Claro que sí, árbitro benevolente. En cuanto salga Osmar, lo valoro y le pongo las indicaciones. El pediatra se forja con trabajo, compromiso, pasión, paciencia, tolerancia, observación, delicadeza, estrategia, intuición y pasión. Se necesitan muchos ingredientes para ser asertivo. La actitud escrupulosa ayuda a no cometer juicios equivocados. Ser pediatra es una misión delicada, estés en el nivel que la vida te ponga. La ética es la acción sublime que te lleva a ser artista médico. Dios nos puso el medio para estar juntos en la vida médica y trabajar en el mismo turno en áreas diferentes. Marisol en las ur267
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gencias, que es como una tómbola que gira constantemente. De ella va a salir un evento sorpresa y hay que estar alerta porque las emergencias son imprevistas. No sabes lo que va a suceder, no lo sospechas ni intuyes. Es el azar, lo fortuito, lo inesperado. Puede ser una noche tranquila, con sólo pacientes que sienten lo que no tienen o procesos que inician con agudeza y que hacen sentir mal al paciente y que acude para su valoración, o las que son críticas y ponen en peligro la vida del paciente. Sol tiene juventud, es estudiosa y ha tenido buena preparación para la práctica médica. Durante los dos años que duró de suplente, fue asesorada por expertos de Medicina Interna, Pediatría, Ginecoobstetricia, Cirugía y Anestesiología. Con otros especialistas ha tenido poco contacto. Lo único que la estresa es que la sobrecarga de trabajo la castigue. Dos urgencias graves al mismo tiempo, muchos pacientes accidentados, varios pacientes al mismo tiempo. Cuando las urgencias sobrepasan su capacidad resolutiva, le dijo Josele que solicite ayuda a los especialistas del turno. Para eso somos un equipo solidario, ya que hay un sólo médico para urgencias del hospital. Hay que consentir a la urgenciologa, fabricada a base de estudio y experiencias prácticas, sin un curso que la avale como tal. La única manera de solucionar problemas es con las guías prácticas que ha ido elaborando a través del tiempo. Tiene las anotaciones en una libreta que, con solo un repaso, la orientan para la sospecha, diagnóstico y cuidados inmediatos. Con los pacientes accidentados le ayudan Josele y Gustavo. Mientras ella sutura a los pacientes que lo requieren, Gustavo atiende a los más traumatizados y Josele asiste a los niños, jóvenes y a veces adultos. Se ha visto al pediatra colocando férulas en personas adultas, canalizando venas periféricas, colocando sondas vesicales, nasogástricas, suturando heridas y valorando pacientes adultos. Jesús está puesto con las pacientes obstétricas o ginecológicas. No se puede quejar la güerita de Altavista, tiene 268
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un equipo bien integrado. La pareja ha ido a tres cursos de urgencias en la Ciudad de México. A Sol le interesa ser lo más resolutiva que se pueda. Allí ha encontrado compañeros de su generación, con especialidad y sin ella, compartiendo experiencias que le dan confianza para continuar su misión y visión médica. Lo que Josele le ha enseñado es a afrontar los problemas con serenidad. Recuerda utilizar el hemisferio izquierdo, aunque se trate de reanimación cardiopulmonar. Hay que preparar las cosas eficientemente y dirigirse inicialmente a la vía aérea para que el paciente respire. Si tiene pulsos carotídeos adelante. Si no, a darle compresiones torácicas. Ya había enseñado Marisol a las enfermeras del turno cómo dar compresiones torácicas, mientras ella asiste la respiración con bolsa y mascarilla. Ya les había indicado cómo colocar los electrodos en el paciente crítico, conectados al rústico monitor. Ya estaban entrenadas para preparar el material para la intubación endotraqueal. En caso de requerir este procedimiento se le habla a la doctora anestesióloga, Luciana. En esta época, lo primordial era la vía aérea. Si la saturación de oxígeno en sangre está por debajo del 90% pero hay respiración, la asistencia puede ser con puntas nasales o mascarilla. Si el paciente no respira, utiliza la bolsa con mascarilla o ambú. Es importante solicitar ayuda, ya llegaremos nosotros a asistir. −Es muy importante, Marisol, que tengas ordenadas las bolsas con mascarilla, ya que tienen diferentes capacidades el niño y el del adulto. Para los niños recién nacidos es de 250 ml, para lactantes 500 ml y para el adulto 1500 ml. Revisa que las mascarillas estén funcionales y limpias. Al inicio del turno revisa que el equipo tenga laringoscopio funcional y tubos endotraqueales para niños y adultos. Los medicamentos son básicos, adrenalina 269
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al 1 por 1000, atropina, diazepam, naloxona. En caso crítico, interroga al familiar sin dejar de asistir la respiración. Si no hay pulsos continúan las compresiones torácicas. Procura que en las compresiones torácicas rote el personal, pues es muy estresante y cansado efectuar este procedimiento. Si tú no sabes intubar, ya sabes, bolsa mascarilla hasta que llegue alguien a realizar el procedimiento. Trata de estabilizar al paciente y que la enfermera tenga listos medicamentos relajantes musculares, sedantes y anestésicos para cuando llegue la anestesióloga. Es importante que las enfermeras obtengan una vía endovenosa para la administración de medicamentos. Siempre ten a la mano adrenalina y atropina. Ya sabes, en caso de shock anafiláctico, aplica adrenalina en el muslo por vía intramuscular 0,5 ml. Nunca se te olvide realizar un destrostix, no prioritario, pero si durante la reanimación. Siempre da la órdenes con seguridad al equipo de personas que te asisten. Cuando menos dos enfermeras, que son las que hay en el servicio. A una de las enfermeras ponla a monitorizar al paciente y que lleve el tiempo del evento. A la otra, que obtenga la vía endovenosa y se encargue de la aplicación de medicamentos. En caso necesario solicita otra enfermera si hay necesidad de compresiones torácicas o si tú estás asistiendo la respiración. Repito, si no sabes intubar usa bolsa mascarilla con seguridad, hasta que llegue el experto para intubar, solicita auxilio sin perder la calma. Si se detecta una baja de glucosa sanguínea, indica glucosa al 10% 2 ml por kg pasar en diez minutos. Con el viejo monitor que sí funciona, te puedes dar cuenta si es un infarto al miocardio. En esos casos, morfina, oxígeno, nitroglicerina y aspirina. Si hay síntomas neurológicos puede ser un probable accidente vascular cerebral. Continúa el proceso hasta estabilizar al paciente. En esa época, los hospitales de segundo nivel de atención no contaban con monitores en salas de urgencia, sólo en quirófano. Ya le habían comentado que debería estar preparada sobre todo en el tratamiento de urgencia de los pacientes hipertensos, los 270
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que se descompensan porque no llevan un control adecuado. Lo mismo con pacientes diabéticos que no son responsables con su enfermedad. Hay que estar documentado sobre el manejo de fármacos analgésicos para los adoloridos nocturnos, para el manejo de procesos agudos de vías respiratorias. Exploración cuidadosa de pacientes embarazadas para determinar el riesgo durante el parto. Las pacientes de alto riesgo deben ser evaluadas por el ginecólogo. Si el trabajo de parto es efectivo pasarlas a sala de expulsión, y si no, que caminen en la sala de urgencias o en las afueras del hospital para que ingresen a sala de labor con el parto en evolución. Con los pacientes que llegan, todo requiere del ciclo evaluación-acción-evaluación. No son recetas de cocina, son protocolos que siguen una serie de pasos antes de lograr el objetivo. La estabilización del paciente es la solución temporal o definitiva de la urgencia. −Por eso me gustas, porque no te asustas. Ya vas agarrando callo como de rayo. Te vas haciendo experta como Ruperta. −Marisol no te confíes y no te salgas del protocolo. Valora las horas de observación necesarias antes del alta. Si tienes dudas, solicita interconsulta si existe un experto que te ayude. Demuéstrale al paciente que ya está controlado pero que no deje de tomar sus medicamentos, que cumpla con la dieta y el programa de ejercicio. Hay muchos pacientes desordenados que no cumplen con lo solicitado y llegan a urgencias por irresponsables.
Recuerdos del maestro Zavala, médico gastroenterólogo, en la etapa universitaria.
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Muchachos, para estar bien en esta vida todo es disciplina. Desde el momento que te levantas de la cama, da gracias a Dios y haz oración. Levántate, asómate a la ventana y mira el cielo azul. Observa los movimientos de tu esposa y de tus hijos que andan con las prisas de la escuela. Asea primero el alma para que comprendas que vale la pena vivir. Báñate, desayuna, lava tus dientes, cambia tu ropa, súbete al carro, maneja con precaución. Llega a la escuela y explícale a tus alumnos lo que tuviste que estudiar para que comprendan lo fundamental, lo básico de la ciencia. Sin esfuerzo no hay satisfacción. De allí te vas al hospital a iniciar con tus labores médicas contento, animoso y con el deseo de vivir la aventura con tus pacientes. Así se van encadenando todas las actividades. Todas requieren disciplina y entrenamiento físico, intelectual, social, emocional y espiritual. Emociónate cuando veas una jovencita bella o un joven guapo, observa esos movimientos sensuales y deleita el área del placer. No faltes al respeto, estás vivo y no es pecado. Lo que no es disciplina es indisciplina. Por ejemplo, ver a Luisito que es diabético, empinarse un refresco con un pan de dulce para el desayuno. Observar a Panchito que es hipertenso, comer con el salero en la mano y no tomar sus medicamentos regularmente. Mirar a Danielito que ya no puede ni caminar por la obesidad pero se mantiene sentado, dentro y fuera de la casa, atiborrándose de comida. Contemplar las peripecias del compañero Alcántara, para tener contentas a sus tres esposas. Las bocanadas de humo matutinas que expele don Javier, paciente asmático. O las borracheras de Faustino, que es cirrótico. O las inasistencias a clases de ustedes, la indiferencia y apatía para el estudio y el trabajo. Eso es indisciplina. Terminaba la perorata con una sentencia dirigida a los indisciplinados, bola de pendejos, hagan de su vida un cacahuate, pero no vengan a fregar al servicio de urgencias todos descompensados, sobre todo en la noche. O recurran a mí con la cantaleta de maestro súbame un puntito para que pase. Para eso no cuenten conmigo. Vivan su vida como quieran pero no frieguen a los que sí tenemos disciplina. Para ser disciplinados, hay que entrenarse, hay que fregarse. Trajeron a urgencias a Anita, de siete años, en brazos de papá, uno de los raros casos de trastorno de hiperactividad y déficit de atención de esa época. Un caso atípico de consulta externa. 272
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Hacía una semana que le dio un cuadro de faringoamigdalitis aguda bacteriana y la atendió su médico familiar con antibiótico vía oral. Veinticuatro horas antes empezó con fiebre, dolor e inflamación en articulaciones de hombros, codos, muñecas, caderas, rodillas y piernas. No podía caminar por sí sola ya que el dolor era muy intenso y por eso la trajeron a urgencias. Con la revisión encontraron amígdalas normales, no ganglios anormales, corazón y pulmones con buen funcionamiento, abdomen no complicado. Se comprobó en las articulaciones flogosis o hinchazón de las articulaciones mencionadas. Los exámenes de laboratorio reportaron elevación de los glóbulos blancos, aumento de los marcadores de inflamación, antiestreptolisinas altas, radiografía de tórax normal y electrocardiograma con alteraciones en el espacio P-R. Se emitió el diagnóstico de fiebre reumática, debut con poliartritis. Se internó en el hospital y se inició tratamiento con penicilina, aspirina y reposo relativo. En una semana estaba como nueva. No se habían presentado complicaciones en el sistema nervioso central, corazón o piel. Le fue bien a Anita que dejó la hiperactividad transitoriamente. Trajeron a Adelina al consultorio y los padres se notaban demasiado aprensivos. Yo no comprendía su angustia, hasta que entró la tía con ellos. La tía Karen, presentaba una marcha anormal, cojeaba de una extremidad. Llevaban a la niña porque temían que la niña heredara el defecto de la cadera de su tía, quien no fue atendida en la infancia. La niña lactante tenía dos meses de edad y ya había sido valorada previamente por dos pediatras maestros. El interrogatorio no reportaba anormalidades, madre en edad óptima para embarazarse, buen control prenatal, primera hija, parto normal, peso adecuado al nacer y todos los órganos explorados normales. 273
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En el momento de la exploración de la cadera izquierda de la niña, noté un chasquido a la movilización, llamado signo de Ortolani positivo. Procedí a realizar otras maniobras para confirmar la sospecha, pero no estuvieron presentes. Tampoco existía asimetría de las extremidades, estaban normales. Les comenté que sospechaba luxación de la cadera izquierda y que había necesidad de un estudio radiológico de la pelvis en posición neutra. Así lo hicieron, y le pedí reporte al radiólogo, quien después de una serie de líneas rectas y curvas trazadas sobre la radiografía, sugirió anormalidades que confirmaban el diagnóstico. Envié a la niña con un ortopedista de la ciudad capital, quien colocó a la niña un aparato especial llamado cojín de Fredka, que tenía que tener seis meses. La evolución de la niña fue satisfactoria, con marcha normal a los catorce meses. La importancia del pediatra es trascendente en las comunidades. La salud de los niños de la comunidad está en sus manos desde el momento que nacen hasta la época del final de la adolescencia, los dieciocho años. El pediatra tiene la oportunidad de prevenir y promover la salud, aplicar inmunizaciones, llevar control del niño sano y enfermo, detectar enfermedades que no tienen síntomas, diagnosticar y tratar enfermedades en forma oportuna para evitar discapacidad en los niños. Son muchos los problemas del desarrollo que pueden ser detectados por el pediatra desde el nacimiento, en la lactancia, la etapa preescolar, escolar y la adolescencia. Existen infinidad de enfermedades metabólicas que son difíciles de detectar por la exploración física. Requieren tamizaje especial para detectarlas tempranamente. Llegó al servicio de urgencias la paciente preescolar de cuatro años, Leslie. Llegó por vómitos recurrentes desde el nacimiento. Dice la mamá que nunca se le han corregido.
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−Vomita todos los días sin un horario determinado y ya nos acostumbramos. Además presenta inapetencia, come lo indispensable. En este momento la traigo porque ha vomitado tres ocasiones seguidas. Al año de edad la operaron por supuestas bridas congénitas y nos dijeron que esa era la solución y que iban a remitir los vómitos. Nos contaron mentiras, pues hasta la fecha persisten los vómitos. Me lo recomendaron a usted para que la valore. Tenemos seguro social, aunque la hemos estado manejando en particular y en el Hospital Infantil. No hemos sido muy asiduos al estudio y tratamiento. A ver si por el Seguro le dan el diagnóstico. Me enseñó muchos estudios de laboratorio y series gastroduodenal, tránsito intestinal, urografía excretora y cistograma miccional. La llevé al consultorio 14 y me acompañó mi ahijado Chu. −¿Señora, tiene usted fe en el doctor? −Sí, por eso la traigo. −Téngale fe que es muy buen médico. Pero sobre todo a mi tata Dios. Le tomamos signos vitales, somatometría y revisión clínica exhaustiva en busca de signos que formaran un síndrome o algo que orientara. Detectamos talla baja y peso bajo para la edad, su carita estaba sin la sonrisa de los preescolares, ojos ojerosos, pulmones y corazón normal, abdomen normal, extremidades normales. Con los ingredientes que me dieron, pensé que la causa más frecuente en niños con talla baja es acidosis tubular renal. En busca de la investigación solicité un examen completo de estudios del hígado, médula ósea, riñón y electrolitos séricos. Una gasometría venosa que la tenía que hacer particularmente con el eminente químico don Gaspar. Como no sabíamos la causa, el único remedio fue el suero oral. 275
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La familia mostró la falta de apego al estudio y tratamiento, pues la señora tardó dos semanas en llegar con los resultados. Efectivamente, traducían anemia con acidosis metabólica compensada en la gasometría con un pH de 7.3 y una concentración de bicarbonato de 12 mmol/l. La derivé con don Benigno, pero como estaba de vacaciones fue con un nefrólogo pediatra a la capital. Allí se le efectuaron más estudios que confirmaron el diagnóstico, acidosis tubular renal glutarico tipo 2. Se le dio tratamiento dietético, un preparado con electrolitos y dieta especial. Leslie presentó mejoría importante y continuó su control en las consultas de pediatría y nefrología. No podemos hacer diagnósticos si las neuronas no lo saben. Hay que estudiar para que de los archivos neuronales broten ideas que están almacenadas en el lóbulo temporal o en la profundidad de la ínsula. Estos manantiales tienen que abrirse en los momentos oportunos, ante los pacientes en las áreas de la consulta o del hospital. En el campo de batalla, dijo Josele, no en los cuestionarios de los exámenes escritos u orales. En el momento preciso de integrar impresiones diagnósticas o soluciones terapéuticas. Allí sí tienen valor capital. Recuerdo las palabras del maestro Melchor, tienes que equilibrar el tiempo médico, tus prioridades de la vida, Dios, tu familia y tu trabajo. No caigas en el esclavismo ni en la pereza, pondera las actividades día a día. Dios te quiere, tu familia te necesita, los pacientes ante la urgencia se vuelven prioridad. Cuando son electivos, tú eliges el espacio y el momento. Como expresa Napoleón, el cantante, vive feliz ahora mientras puedes, tal vez mañana no tengas tiempo para sentirte despertar. Caminante no hay camino se hace camino al andar, esfuérzate día con día para que vayas sumando experiencia significativa, la que te da seguridad ante los problemas de la vida. Los días de guardia, lunes, miércoles y viernes, nos levantamos a las seis de la mañana y vamos a recorrer la ruta de la Independencia de Marisol. En otras ocasiones vamos al campo CNOP, a la pista olímpica y le damos doce vueltas. 276
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Llegamos a las siete y Marisol elabora el suculento desayuno para su hermana Flor que tiene que ir a la escuela y para toda la familia. Aunque no soy experto y la comida me queda desabrida, le ayudo con frecuencia. Me falta sazón que adquiriré con el tiempo. A las nueve sin falta, llegan Manuel y Socorrito por Josele. Nos quedamos con la consentida Victoria para juguetear con ella. No puede faltar la chirinola, que es platicar de lo que juzgamos de los demás. Charlamos de lo que leemos o vemos en la televisión. Polemizamos determinados tópicos y jugamos con Victoria hasta que se cansa y se duerme. Mientras el gato se duerme, los ratones juegan en la cama a encuentros sexuales matutinos. Entre los dos realizamos la limpieza y orden de la casa. Es muy reconfortante el baño en pareja. Lo importante es disfrutar la vida doméstica. Sol escucha música mientras prepara la comida y mientras lidia con Victoria. Yo, leyendo en el consultorio, a donde llega la traviesa cuando está cansada o ya tiene sueño y allí se duerme en mis brazos o en la cama de exploración para adolescentes. Inmediatamente me la llevo al cuarto, a su cama pediátrica. Podemos comer casero, en la casa de mis suegros o nos vamos al Viotema. Por la tarde, una siesta vespertina para prepararnos antes de la guardia. Enseguida la consulta pediátrica vespertina. Sol consulta con poca frecuencia pacientes adultos. Cuando salimos de trabajar, Socorrito llega por doña Agustina y los dos pequeños para que se ayuden mutuamente en las actividades de la casa. Mi compadre estaba trabajando en el rancho y en algunas ocasiones se llevaba a Josevi. Cuando no se podía, se quedaba con la abuela para que disfrute al nieto único y consentido. Nos dividimos las actividades para que haya armonía. Nos complace jugar bolos, nuestro deporte favorito. Algunas tardes gozamos el deporte de caminar, fabuloso con un lepe a cuestas o caminando a su ritmo. En otras ocasiones tardeada en el parque infantil. En ocasiones se reúne la familia para tener ac277
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tividades caseras como dominó, cartas en cualquier modalidad, de siete y medio para adelante, juegos de mesa como serpientes y escaleras, oca o damas chinas. Nunca falta la recreación para curar el ocio. Cuando las circunstancias lo exigen, hay que ponerle al camello sin fastidiarlo. Estaban en la hora de la cena y no había trabajo. Las circunstancias les dieron oportunidad de ir al comedor. Generalmente, Sol llevaba burritos, lonches o hamburguesas caseras para cenar, acompañado de agua de frutas. Llevaba lonchera y hielera. Los metía en su casillero y los sacaba como hada mágica para disfrutarlos a la hora que ambos pudieran. −¿Oye, mi amor. Tú has tenido problemas con algún compañero médico? −Que yo sepa con ninguno. Con todos y todas me llevo bien, tanto médicos familiares como con los especialistas. −Josele, ¿has tenido problemas con el personal de enfermería? −Cosas intrascendentes en el trabajo que no han afectado la amistad. −Joselito, ¿has tenido problemas con las mamás de los pacientes? −Sí. −Yo pensé que ibas a decir que no. −Hay una cosa que me disgusta, los niños mal cuidados y maltratados. Eso me purga. En ocasiones, veo que las madres golpean a sus niños durante la consulta y le hago una seña a Paulita. Ella va con tu tío Pedrito, quien llega a llamarles la atención y les dice, si usted vuelve a golpear a su hijo, le hablo a mis compañeros policías para que se la lleven y le enseñen cómo tratar a las criaturas. Ellas, por respeto a su edad, se quedan calladas en señal de obediencia. 278
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En una ocasión llegó un muchacho joven muy altanero, alto y de complexión musculosa. Estrujó al hijo, le dio una bofetada y le pegó en la espalda. Me levanté enfurecido y sin darle tiempo lo tiré al piso. Allí lo tuve sometido un buen rato. Me gritaba enfurecido que lo soltara y no lo dejé hasta que llegó tu tío. Le colocó las esposas y durante media hora lo tuve castigado. Mientras, Paulita, les informaba a los pacientes que se esperaran porque íbamos a hacerle una pequeña cirugía al niño. Nos pusimos a platicar y a jugar con el niño hasta que regresó Pedrito, todavía asustado. Nos contó que antes de quitarle las esposas le había dicho que lo que había hecho era un delito y que tenía una hoja legal con diagnóstico de maltrato infantil. Eso le causaría problemas con el DIF y podría perder su trabajo. Necesito que me prometas como hombre que eres, que lo vas a pensar mil veces antes de volver a golpear a tus hijos. Si crees que no puedes, dímelo ahora y te vas con tarjeta roja directo para la cárcel. A tu hijo no le gustaría ver a su papá metido en problemas por no controlar los impulsos. Tienes que aprender a controlarlos. Si a ti te maltrataron no repitas lo mismo. Sé mejor hombre y buen padre. El hombre se disculpó conmigo, con Paulita y con su hijo. Le quitó las esposas a Ismael “el bolillo”, quien arrepentido cargó a su hijo en brazos. Terminé la consulta en santa paz y al salir, Ismael me dio las gracias y me ofreció la mano. La pediatría a veces, puede convertirse en campo de batalla, pero puedes meter paz en medio de la guerra y puedes gritar en medio de la injusticia porque esos niños tienen la esperanza en nosotros sus guardianes. Efectivamente los niños son sinónimo de vagancia. Existen gran variedad en todas las familias. Traviesos, ocurrentes, inoportunos, claridosos, juguetones, risueños, cariñosos, amorosos o hiperactivos. También los hay chiples, peleoneros, envidiosos, berrinchudos y maldadosos. Estos seres representan todas estas virtudes o defectos de la infancia, requieren de cuidados y afectos, por sobre todas las cosas. Es importante una socialización 279
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que los haga dignos de ser amados. Hay que proporcionarles casa, vestido y sustento. Los niños sólo piden identificación, reconocimiento, protección y seguridad, ser cuidados y amados. Con eso es suficiente para que sean buenos hombres o mujeres. A muchos niños, la resiliencia los ayudará a sobrevivir para ser personas de buen vivir, con sana convivencia social. Ser buen padre es entrenarse para amar a los hijos. Si no te sientes capaz, abandona la empresa, goza la sexualidad, pero no fecundes a nadie. Sé responsable con la vida y con Dios para que al final de la existencia, entregues hombres saludables a la sociedad y buenas cuentas al Señor. Los niños son nuestra misión. Hacer bien la tarea representa esfuerzo, estudio, habilidad, destreza adquirida, voluntad, paciencia, tolerancia y sacrificio. Hay que estudiar y entrenar para hacer bien el encargo. Hay que corregir errores sobre la marcha para entregar un trabajo bien elaborado. Siempre se necesita el apoyo de alguien que te dirija con amor, paciencia y humildad. La vida es un juego y la tarea tiene que ser lúdica, aun en los peores momentos. Se requiere armar el rompecabezas con orden para lograr el objetivo. Mover con inteligencia las piezas del ajedrez para que pueda continuar la estrategia, tirar los dados con maestría para llegar al final de la oca, saber barajar las cartas para obtener puros ases, tirar el bolo con efecto para hacer chuza, hacer malabares con los limones o diversas figuras con globos, sacar el conejo de la chistera y aparecer una moneda de las orejas. El objetivo es devolver la sonrisa a aquel niño que la extravió por cualquier motivo. Rehabilitar la discapacidad para que el muchacho pueda volver a caminar o por qué no, hasta volar. Hay que alentar al niño que está triste, animar al chaval que tiene miedo, confortar al nene que tiene dolor, consolar al adolescente que tiene problemas, entender al puberal que tiene adic280
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ciones. Hay que darle gusto a Dios y demostrarle que los dones que nos dio los empleamos para bienestar de los demás. Hay que darle motivo al Señor para una sonrisa o una carcajada. Tanto que aporta la relación pediatra, madre e hijo. Es un trinomio de confianza y esperanza. Debe tener una relación saludable. Hoy en este Día del Niño, brindemos con un vaso de leche por aquellos niños traviesos que cazan moscas. por los que pelean hormigas, por los que le jalan la cola al perro, aquellos que corretean y apedrean ratas, por los preescolares que se meten al campo de futbol a buscar a papá en pleno partido, por las que se pierden en los supermercados, por los que limpian los vidrios de las ventanas del carro con la lengua. Dediquemos una hurra a los que comen mocos, los que ingieren la comida de los perros, los que tragan gasolina, los que se orinan de improviso en la calle, los que se trepan a los árboles, los que se caen de la bicicleta, los que se esconden y se quedan dormidos dentro de un mueble, los que ponen en ridículo a la mamá y los que cometen indiscreciones. ¡Por todos los niños traviesos del mundo! Una manifestación de alegría por aquellos niños talentosos para el estudio, el deporte, la creatividad, la sana convivencia, la diversión, la fantasía y el entusiasmo por la vida. Hay que aprender a ser padres. Para los años noventa habrá escuela para padres, que seguramente serán un éxito para todas las familias. Dejaremos de cometer errores garrafales en la crianza de los hijos. Sin duda, una esperanza para el futuro. En un congreso nacional me platicaba Joaquín, médico pediatra, sobre el significado de la incoherencia en la vida diaria. −La moral dicta una norma y la ética tiene caminos diferentes. 281
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Eso es lo incoherente. En lo personal, Josele, pienso que tiene que haber un castigo ejemplar justo para quienes no respetan normas. Sólo así harás conciencia para no repetir lo que puede afectar a otros. Te lo explico mejor. Simplemente cuando vas conduciendo un auto, te pasas un alto o vas a una velocidad no permitida. Te detiene el agente de tránsito y emocionalmente deberías responder con cortesía. No lo hacemos así, te ganan los impulsos, te pones frenético, ofendes y humillas por algo que crees que no hiciste. Independientemente de la arrogancia, es una respuesta incoherente. Si te vieron es que infringiste. Si aceptas con respeto la infracción, hasta te la perdonan. Si eres incoherente, no sólo te atacan la multa por lo infringido sino por ofensas a una persona que está ganándose honradamente el pan para su familia. Lo mismo pasa en el aspecto sexual. Fecundas una mujer y eres responsable hasta no demostrar lo contrario. Si resultas fecundador, ese hijo requiere de tu asistencia para que le prodigas cuidados y afectos, casa, vestido, sustento y socialización. Si así se cumpliera la ley no habría niños desprotegidos virtualmente. La incoherencia aparece cuando nos comportamos como machos, seres no comprometidos, castrados en el área de la responsabilidad que no aportan ninguno de estos beneficios. La estrategia radica en cómo convencer a estos machos para hacerlos comprometidos y responsables. Sólo con educación. Educar es la fórmula para hacernos conscientes de nuestras obligaciones como ciudadanos. Que hermosa es la labor del médico familiar, el primer contacto de atención y prevención, él que controla la salud de la familia y la conoce mejor que nadie, el médico de cabecera. Es el encargado de llevar el control del niño sano. Es un detective en potencia, para detectar desviaciones en el crecimiento y desarrollo del niño y que oportunamente sean atendidas por el pediatra en cualquier momento de la vida pediátrica. 282
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A través de la observación pueden detectarse alteraciones anatómicas en los niños que acuden a control como asimetría de la cabeza, cara, orejas, dientes, lengua y fosas nasales, tumoraciones en cuello, defectos de la caja torácica, anormalidades de la pared abdominal, herniaciones, tumoraciones, problemas en sus genitales externos, alteraciones en movilidad, asimetría de las extremidades superiores o inferiores o defectos en la columna vertebral. Con sólo desnudar al paciente recién nacido o lactante, se pueden detectar alteraciones que no se diagnosticaron al nacimiento. Las dificultades para el control de la cabeza o el tronco en los primeros tres meses son signos de alarma. Otros signos que ponen en alerta son un niño que no se sienta en los primeros ochos meses o que no rastrea, no gira hacia los lados adecuadamente, que no tiene movilidad en una extremidad o extremidades. Ese debe ser enviado al segundo nivel de atención. Lo mismo el niño que no crece, que no medra, el que se enferma recurrentemente, el que se sospecha es maltratado o mal cuidado. Todos deben ser enviados oportunamente al pediatra. El médico familiar es el primer filtro, el más importante para la vida del niño. Allí también se van a detectar, conforme al desarrollo, dificultades para la marcha, el lenguaje, la visión, la audición, control de esfínteres, el aprendizaje con todas sus variantes, atención, conducta e impulsos. Ese es el filtro del escrutinio cuidadoso. En la pubertad y adolescencia se pueden esclarecer problemas en el desarrollo sexual, conocer los estadios de Tanner para identificar si el momento de su aparición es el oportuno o no. Un conocimiento extenso de la función endocrina del púber que salta de estadio en estadio es el filtro para identificar problemas en la conducta del adolescente. En las jovencitas, la detección de pubertad precoz o tardía, los 283
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trastornos en los ciclos ovulatorios, menstruales, el inicio de la vida sexual con los riesgos inherentes, embarazo y enfermedades de transmisión sexual. En ambos sexos aparece la rebeldía que rebasa los límites de la convivencia saludable, las conductas desafiantes y oposicionistas, los trastornos de ansiedad. El adolescente no está de acuerdo con las normas de las instituciones. La ética del adolescente exige libertad que, si no es regulada con límites precisos, se transforma en libertinaje que dificulta la sana convivencia. En esta época hay que fomentar la disciplina en el estudio, el deporte, la integración en grupos sociales de ayuda, actividades recreativas y divertidas. Es necesario que todas las actividades sean supervisadas por jóvenes o adultos responsables. Hay que convencer, conmover y seducir al joven para que no se vaya a aficionar con el tabaco, el alcohol o drogas que los pueden llevar a las adicciones que ya son problemas mayores de salud. Hay que ser cauteloso con los jóvenes que tienen adicción e inconformidad social. Pueden ser clientes de pandilleros que generan violencia colectiva en perjuicio de la paz social. Los actos delictivos pueden conducir a la cárcel y a quedar aprisionado entre grupos de personas con conductas antisociales que te pueden convertir en un aliado de ellos o dejarte con traumas para toda la vida. El camino de la golfería conlleva muchos riesgos. Los jóvenes pueden quedar lesionados física o psicológicamente, quedar con algún tipo de discapacidad o en el peor de los casos hasta perder la vida. Es responsabilidad del médico familiar prevenir, promover y asesorar a los jóvenes que acuden a consulta para evitar conductas riesgosas en esta época de la vida. El médico familiar es un miembro más en la familia. Deben ser seres con conducta empática que generen confianza en los miembros de la familia para que todos sean beneficiados. El mé284
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dico familiar puede influir tanto en las familias que, en alianza con su grupo de trabajo se prevengan enfermedades, sobre todo las crónico degenerativas, causadas por malos hábitos. Médicos familiares que se han comprometido con la salud institucional de los parralenses, han sido muchos a través de las diferentes épocas en el Seguro Social, un brindis por todos esos maestros sanadores de la familia, doctora Adelina Moriel, doctora Carmen Mireles, doctora Carmen Juárez, dra. Marta González, dra. Marta Navarro, dra. Alma Rosa Pérez, dr. Víctor Fierro,dr. Fito Payan, dr. Isidro Peña, dr. Epigmenio Luevano, dr. Uriel Núñez, dr. Florentino Acosta, dr. Rogelio Flores, dr. Arnoldo Armenta, dr. Javier Contreras, dr. Margarito Noriega, dr. Gregorio Inzunsa, dr. Marcial Plancarte, dr. Javier Troncoso, dr. Jaime Morales, doctor Homero Javalera, doctor Héctor Bujanda, doctor Secundino Martinez, dr. Hiram Rivera, dr. Herón Rivera, dr. Uriel Corral, dr. Armando León, dr. Villa y dr. Carlos Beltrán. El ejercicio de la pediatra particular o institucional conlleva riesgos, sobre todo cuando las cosas no caminan bien. Preescolar de dieciocho meses de edad, valorado por la tarde en el servicio de consulta externa. Era un niño sano previamente que acudió con cuadro de ocho horas de evolución, disfonía o ronquera, fiebre, estridor o ruido al respirar en forma leve. No presentaba dificultad para respirar. Se le indicaron nebulizaciones frías, antitérmico y si la dificultad respiratoria aumentaba, aplicar un medicamento intramuscular para la inflamación. Lo mandé de la consulta externa a Urgencias. La mamá era joven y de escasos recursos económicos. Al otro día por la tarde, estaba la mamá sentada esperando la consulta en Urgencias, cubriendo al niño con una sabanita. Entonces una señora observó la mano del niño colgando de color morado. Al descubrir al niño se dieron cuenta que no respiraba. Me habló la voz angustiada de la enfermera, doctor Josele, baje urgente. Tenemos un niño en paro respiratorio. 285
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Al llegar, vi a la mamá cuyo niño había sido valorado el día anterior. −¿Qué le pasó? −No sé, doctor. Estaba bien, lo traía a las nebulizaciones. Estaba sin movimientos respiratorios y los latidos cardíacos muy débiles. Pásele adrenalina intramuscular en el muslo. Ya estaba lista la bolsa con mascarilla y administramos oxígeno con presión positiva. La respuesta era muy pobre y no había monitor. −Chéquele los ruidos cardiacos, Lourdes. −40 por minuto. −Póngale otra dosis de adrenalina en el muslo. Busque una vía endovenosa, Catita. −No hemos podido canalizarla, doctor. Es imposible. El destrostix marca 90mg. Continuamos con presión positiva pero no cambiaba el color. −Prepare todo para intubación tubo número 4. En eso llegó el anestesiólogo. Déjame la vía aérea, tú canaliza una vena. Traigan el equipo para venodisección, ya estaba multi puncionado. En lo que yo conseguía la vena lo más rápido posible, Lalo me dijo que estaba imposible para intubar y continuó con la presión positiva. Se estuvo administrando adrenalina sin mejorar la frecuencia cardiaca. Al fin conseguí la vena con mucha dificultad y pasamos soluciones con agua y electrolitos, medicamento esteroide e infusión de dopamina. −Déjame intentarlo, Lalo. 286
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Encontré restos de alimento en la boca y lo intubé con una sonda más delgada. No mejoró la oxigenación del paciente. −Tenemos treinta y cinco minutos con el evento, veinte sin automatismo y sin frecuencia cardiaca. No hay reflejo corneal, pupilas dilatadas, datos de muerte real. Tú ordenas si suspendemos el evento −me dijo Lalo. −No, vamos a seguirle. Lo intentamos diez minutos más sin obtener respuesta, hasta que Lalo palmeó mi espalda y se fue. En ese momento suspendí la reanimación avanzada. Tenía el estrés a toda marcha y me salí al pasillo para tomar aire fresco. Vi al subdirector darle información a la mamá y regresé apresuradamente al evento. Entonces alcancé a oír sus estúpidas palabras. −Si quiere levantar una demanda contra el doctor, éste es el momento. Le daremos todas las facilidades. Conturbado, llamé a la mamá al pasillo para aclarar la situación. −Me dijo que nada más le dio una nebulización y que el niño estaba bien. Ningún dato de los que usted me anotó en la receta, no hubo necesidad del medicamento. Hoy por la mañana estuvo jugando normal con su hermanita. Se estuvo riendo mucho y por la tarde se comió todo lo que le ofrecí. No sé qué le pasó, no me di cuenta en qué momento se puso morado. Ya teníamos como una hora sentados. Doctor, por favor, que no me vayan a llevar a la cárcel por descuido −la mamá pensó que la demanda era para ella y se expresaba condolida−. Sé que cometí errores pero por favor que no me vayan a castigar. Así se me murió otro niño más pequeño que éste. Se acostó a dormir y ya no despertó. ¡Por favor doctor, ayúdeme! −No se preocupe, señora. Nadie es responsable, no sabemos la 287
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causa de la muerte. Sólo hacemos suposiciones. El problema que desencadenó el evento fue una infección por un virus que afectó de la laringe y la tráquea. Llené el certificado de defunción y me subí a continuar la consulta con la mente aturdida. Tuve que hacer un esfuerzo para no pensar en el evento y darles a los niños la atención correcta. Las enfermeras de turno llamaron al sindicato para que levantaran un acta contra el subdirector de turno que estaba cubriendo la ausencia del director Boludo. Por esa información que no le correspondía realizar y por las malas intenciones en el mensaje para perjudicar el trabajo médico y de enfermería. Porque también a ellas las etiquetó de inútiles. El médico entrometido, nunca más volvió a realizar suplencias en áreas directivas. Su castigo fue de una quincena de licencia sin sueldo. La mamá regresó a consulta con su otra niña la semana siguiente. Me dio las gracias por la atención que dimos a su niño. Ella presenció todos los esfuerzos que hicimos para recuperar a su hijo. A la niña sobreviviente la estudié a fondo para buscar factores predisponentes de muerte súbita y todo salió normal. De las malas intenciones de los demás, aprendemos a ser cautelosos en la atención de los niños. Es importante elaborar notas médicas que contengan fecha, hora de la consulta y signos vitales con anotaciones claras, legibles y precisas que indiquen las observaciones recogidas y los datos de la exploración física detallando la alteración de los órganos sanos y comprometidos. Es muy importante en la nota que se da al paciente, anotar signos de alarma del padecimiento por los que puedan acudir a urgencias. Especificar el tratamiento claramente, en la receta y en la hoja que recibe el paciente. No olvidar la fecha de la próxima cita. Porque en caso de una demanda médica, quien juzga los documentos, tiene que entender lo escrito para hacer un juicio. Por eso hay que ser protocolarios y hacer los señalamientos 288
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didácticos para el paciente. Esta es la historia de Simón, médico pediatra institucional. Se internó una niña de ocho años con una púrpura trombocitopénica crónica. En esta enfermedad, las células enfermas son las plaquetas, células que son producidas en la médula ósea y que viven en la sangre de siete a doce días. La cifra normal de plaquetas varía entre 150,000 y 450,000 por ml. La cifra baja de plaquetas puede ocasionar trastornos hemorrágicos, ya que forman parte del primer paso de la coagulación ante la lesión de cualquier vaso sanguíneo. Ante una lesión que ocasiona hemorragia, el organismo responde con la formación de un trombo blanco formado por plaquetas, pero cuando hay deficiencia de plaquetas, con cuenta por debajo de diez mil, es inminente una hemorragia en cualquier órgano. Cuando ingresó Betsy, los exámenes marcaban cincuenta mil plaquetas. Al llegar al hospital, la niña estaba normal, signos vitales normales, exploración física normal, sin datos de proceso infeccioso, ni datos de proceso hemorrágico. El tratamiento instituido fue con fármacos esteroides. Recibía prednisona por vía oral, indicada por el médico hematólogo. Esta enfermedad es producida por anticuerpos que destruyen las plaquetas. El fármaco sirve para frenar la producción de anticuerpos destructores. También se le dieron medicamentos para proteger la mucosa gástrica porque el esteroide produce gastritis. El tratamiento fue supervisado por el médico hematólogo y no se administraron plaquetas. Después de una semana de internamiento, la cifra del laboratorio reportaba cien mil plaquetas. Hasta aquí la historia no es extraña. Lo que era un obstáculo para dar de alta a la niña era el papá, un sinvergüenza que vivía de las demandas médicas. Conocido y reconocido en varios estados del norte del país, 289
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ningún pediatra de turno quería darla de alta por temor a una demanda médica. Simón, médico con agallas, decidió darla de alta porque no había justificación para su internamiento. Elaboró una nota con los datos de ingreso, la evolución y los motivos del egreso. Las cifras de laboratorio en el momento del alta. En la nota de egreso anotó e hizo énfasis en los signos de alarma que podrían generar urgencia. Anotó el tratamiento médico, prednisona, y especificó dosis, horario y número de días. Anotó claramente una cita abierta a urgencias en caso de contingencia. Le dio cita a la consulta de pediatría en tres días. Confirmó cita con el hematólogo y la dio de alta. Dos meses después, fue llamado a la dirección para recibir una felicitación por parte de los directivos nacionales, estatales y locales. Cuando el corrupto levantó la demanda, lo dejó atrapado sin salida. Le demostraron falsificación de documentos, ética perversa e identidad falsa. No era el papá de la niña y después de tantas que debía, ingresó a la cárcel por fraude. −Cuidado con lo que hacemos durante el ejercicio médico. Lo buena gente puede convertirse en conflicto, por atender con prisa a los pacientes se cometen errores, sobre todo si das documento escrito y no dejas constancia en el expediente. Eso facilita las cosas para los fraudulentos. Es mejor decir, con todo gusto le atiendo mañana. Hoy ya terminé mi horario. Por favor, acuda con el médico del turno siguiente que yo voy de salida. Más vale decirles no que meterse en problemas. Recuerdo que en una sesión general de hospital cuando era residente, un oftalmólogo nos narró el vía crucis que por vía legal estaba viviendo por una valoración errónea en el momento de su salida del turno. Desafortunadamente dio receta médica y no lo anotó en el expediente. Grande error que abrió las puertas a la demanda. 290
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A partir de ese momento, todos los médicos actuaban más cautelosos, sobre todo con el personal trabajador del hospital. Una enfermera compañera del hospital fue la que demandó al doctor. Cuando veas las barbas de tu vecino mojar, no te preocupes si eres lampiño. Pero si eres barbudo, remoja las tuyas. Muchos médicos se pasan de buenas gentes, atienden pacientes que no están citados y les hacen un paro. La mayoría agradece, otros son indiferentes y piensan que es su obligación. En estos hospitales de segundo nivel, en donde sólo hay un especialista por turno en determinadas áreas, las urgencias con tarjeta roja deben atenderse inmediatamente porque está en peligro la vida del paciente. Los que están citados y tienen tarjeta verde deben esperar hasta que se resuelva la urgencia. Los que portan tarjeta naranja o amarilla deben ser atendidos lo más pronto posible, previa valoración médica. La mayoría de la gente es comprensiva y reprograma su cita. Las foráneas tienen el privilegio de ser atendidas al final de la urgencia. Las que son por contingencia de morosidad, tienen que agendar nueva cita. Algunas personas irresponsables acuden porque se les acabó el medicamento controlado o necesario para la enfermedad de su hijo. Les indico en forma amable que vayan con su médico familiar, me contestan con cinismo que hay que levantarse temprano para ir a apartar cita. Los pacientes son de todos los médicos responsables. Nada más que allá en su clínica tiene que levantarse de madrugada para apartar su cita. Cada quien su estilo. En mi caso, comenta Josele, me ha dado resultado poner límites de responsabilidad. Si les doy la receta es muy cómodo, no entienden y vuelven a regresar en otras ocasiones. La barrera de alguna forma los hace responsables. Pasa lo que con los niños sobreprotegidos, hay que educar para transformar. La cortesía no es signo de debilidad, es la estrategia más po291
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derosa para calmar a los iracundos o inconformes. Tienes que hacerles sentir que hay peticiones que se atienden mejor en un estado de equilibrio emocional. Hay que dejar de lado la respuesta de las vísceras y atender la respuesta neuronal. Es cuestión de educación, porque la mayoría nos impulsamos cuando las circunstancias no nos favorecen. En cuanto a los médicos, es frecuente que nos impulsemos emocionalmente. Por situaciones de sobra conocidas, por sobrecarga de trabajo, desvelo, por problemas laborales o familiares. Trabajamos con seres humanos, no con animales o cosas. Las respuestas violentas nos hacen perder la galanura con respuestas estúpidas que afectan directamente a los pacientes o al personal que nos asiste. Las respuestas agresivas nos convierten de seres intelectuales a tontos emocionales. Como decía mi amigo Jesús, compañero de la residencia, el que esté libre de culpa que lance la primera piedra. Es necesario liberar o manejar el estrés, que es imprevisible. Llegas a la guardia tranquilo y en lo que menos piensas estás lanzando maldiciones por miles de pretextos. Porque el médico del turno anterior dejó pendientes notas, no valoró a un paciente o no realizó el procedimiento. Así de fácil se extravía la dulzura de tu vida. En lo personal, comenta Josele, incursiono hacia la ruta interior y realizo contraanálisis. Recuerdo que hoy es un día especial para mi vida y luego me analizó estrictamente. ¿Y tú cuántas veces has dejado pendientes valoraciones por el motivo que sea? Así me calmo, equilibro las emociones y contesto amablemente, enseguida los valoro, compañera. Joaquín, en su vida pediátrica, comenta que lo que más le molesta es que cuando estás atareado en sus actividades aparece el triángulo de las Bermudas. Se asoma Vicky, doctor hay una valoración en urgencias. 292
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−Gracias, Vicky. Llega la emisaria Rosalba. −Doctor, le hablan en expulsión para un parto distócico. −Enseguida voy −contestas y vas rumbo al parto. Viene sonriente Wendy. −Doctor, lo están esperando los de la consulta externa. A veces llegan a ser tantos los estímulos continuos, que o sonríes o no les contestas, pero lo peor es contestar agresivo, ¿a ver, qué quieres que haga? ¿Que me fragmente? Me están hablando de urgencias, de sala de expulsión y de la consulta externa. ¿Tú a dónde irías? −A expulsión. −Pues hacia allá voy. Avísale a los pacientes de urgencias y consulta externa que estoy en sala de expulsión. Regresamos a la guardia de Josele y le llama Jesús a quirófano. Son las cuatro de la mañana y estaba descansando en el consultorio. Tuvo reposo a las tres y se levantó a las cuatro. Ya se lavó las manos y enjuagó la cara, tratando de dar aspecto de frescura. Llega rápidamente a quirófano. −¿Qué pasó, Jesús? −Una paciente con embarazo de 40 semanas, con una franca desproporción de la pelvis en relación al feto. La mamá mide 1.44 metros y empezó con variaciones del foco fetal. Ya terminó de anestesiarla Gustavo. −Vamos para adentro. Transcurrió el acto quirúrgico con alegría. La charla trató de novedades médicas, temas deportivos, noticias culturales, anécdotas, chistes, todo en buen tenor para que no se ofenda a la 293
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paciente. También hay música instrumental para mantener el talante. Nace el pequeño, porque la mamá es pequeña y pesa 2,600. La evaluación neonatal califica evaluación de Apgar dentro de la normalidad y lo dejamos en incubadora unas horas para que se adapte al medio ambiente. A las cuarenta y ocho horas del nacimiento, aún en estancia hospitalaria, la recién nacida Marcela, empieza a presentar crisis de cianosis y a ponerse morada de labios, manos y pies. Inicia con dificultad respiratoria leve. Se toman exámenes de laboratorio que reportan policitemia con un hematocrito de 70%. La sangre estaba muy espesa por exceso de glóbulos rojos que entorpecen la función respiratoria y cerebral. Josele le realiza hemodilución, procedimiento que consiste en diluir la sangre de la bebé, extrayendo sangre y colocando en su lugar solución salina. Por eso es que al procedimiento se le llama salinoferesis. Se llevó a cabo en quirófano y se realizó por vena periférica sin complicaciones. Salió de quirófano con hematocrito de 55%, normal para su edad, En la siguiente guardia, presentó cianosis persistente sin dificultad respiratoria. No se auscultó soplo en el área cardiaca, el corazón estaba suficiente, los pulsos normales, los estudios de laboratorio y el hematocrito normal. El estudio radiológico de tórax puso en evidencia la silueta cardiaca en forma de bota o zapato sueco. Se mantuvo en observación, sin descompensarse, y después de 48 horas, se envió para estudio al tercer nivel de atención, en donde se comprueba tetralogía de Fallot, una enfermedad compleja del corazón que se hace crónica, pero que puede mejorar con un tipo de cirugía paliativa. Lo que parecía un evento sencillo resultó complicado. Así es la pediatría. Es una dicha compartir la vida con seres humanos que se acoplan para satisfacer necesidades mutuamente. Sol es cariñosa, 294
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hasta melosa, y Josele es lisonjero y proveedor de caricias. La reina es platicadora, de lo cotidiano y de las historias de la familia. Le encantan los recuerdos de su niñez. Josele es devoto oidor, le gusta atender a su galana. Cuando de hablar se trata, platica lo leído, estudiado, meditado y comprendido a su manera. En pocas palabras, su filosofía. Ella es trabajadora, le gusta el aseo de la casa, es esmerada en su aseo personal, pero no le gustan los afeites. Le encanta fabricar comida en su estilo personal y no le gusta lavar trastes. Él trata de consentirla, es ordenado. Sobre todo en el consultorio, todo está colocado en su sitio para la consulta o la urgencia. No le gusta lavar trastes, pero hay que quedar bien con la dueña de su corazón. Ambos son divertidos, chistosos, creativos, sinérgicos, deportistas y con gustos diferentes en la música. Él es romántico y trovador, a ella le gustan las baladas modernas y la música norteña. Cada quien su rollo. Como el sistema límbico o de las emociones, es hábil a cambiar en cualquier momento, respondiendo con impulsos no saludables. En los momentos de inconformidad, cada quien se retira a un cuarto a meditar para regresar luego con la solución al problema. Eso es entrenar el sistema límbico, darle ejercicios a la paciencia y la tolerancia. Los celos infundados de Marisol se habían controlado porque ha comprobado que son falsos sus juicios y sólo fueron causa de conflicto para ella. Josele no respondía en forma impulsiva porque comprometía la paz personal. Josele comenta en forma divertida, si no respondes al estímulo nocivo en forma repetida se hace arco reflejo. Deja de ser problema, no me gustan las insinuaciones ni las provocaciones que comprometen, lo mejor es eludirlas. Para fabricar un ser seguro se necesita darle confianza para que se sienta digna de ser amado. Josele procuraba abrazar a Marisol cada vez que podía. La besaba apasionadamente y después le susurraba al oído, es que se te quedaba mirando fijamente ese viejo. Para que se dé da cuenta quien es el jefe. Bien lo dice Marisol, es puntalero. Hay una actividad que es digna de admirarse. Jamás llevan 295
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problemas a la cama, allí es el lecho del descanso y la felicidad. −Aquí es el tálamo nupcial y se prohíbe contender. Es el área del descanso, el placer y la fecundación −manifestaba Josele. Son excelentes padres, tratan de participar grupalmente en las actividades de recreación y diversión en la casa, en el rancho, en los parques o en los campos deportivos. Actividades sociales, desde fiestas de bautizo, cumpleaños, festividades familiares y eventos culturales. Son casi obligatorias las excursiones de fin de semana a balnearios, zoológicos, zonas arqueológicas o días de campo. No puede faltar la actividad religiosa cotidiana y dominguera para dar gracias a Dios por todas sus bondades. Disfrutan estar juntos en la guardia, se buscan cuando se necesitan aunque a veces se alejen durante las horas de faena. Coinciden a la hora de la cena, en ocasiones solos o con los compañeros o compañeras de la guardia. Se la pasan divertido, aunque a veces son momentos breves pues las urgencias trabajan toda la noche. Cenan lo elaborado por Marisol, los chismes se transmiten por turno, los chistes son la salsa de la comida y los momentos de tristeza se tratan de atenuar con optimismo. Llegó durante el turno, a las cinco de la mañana, la hija de un médico familiar, llamada Karina. Estaba muy angustiado Saturnino. Karina tenía dos años, sin antecedentes familiares de epilepsia, parto normal, crecimiento y desarrollo normal. Era su primera hija y presentó una crisis convulsiva tónica y clónica de todo el cuerpo. Al llegar, tenía 39 grados de fiebre y Marisol sólo reportó inflamación nasal y faríngea. Ella fue quien me llamó porque el compañero le sugirió que la revisara. Tuve que hacer la exploración en voz alta para dar confianza a 296
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una persona que sabe de medicina. −Cráneo normal, oídos normales, hipertrofia de cornetes, faringe hiperémica, no ganglios, signo de Kernig negativo, Brudsinsky cefálico y podálico negativos. Signo de Binda y Lasegue negativos, pulmones y corazón normales. No tiene datos de meningitis, como datos agregados, tumoración axilar que corresponde a hemangioma no complicado −expresé−. Lo que me llama la atención, Saturnino, son estas manchas cafés con leche en la piel. Tiene en total doce. −¿Eso qué importancia tiene Josele? −Pueden ser sugestivas de una enfermedad de la piel llamada neurofibromatosis, que afecta los nervios y produce fibromas en cualquier sitio del organismo. Pero sólo es un comentario. ¿Ya la atendió el dermatólogo? −Una vez, pero no dijo nada. Sólo que iba a vigilar la evolución del hemangioma y que si crecía, sangraba o se infectaba, se lo iba a quitar por medio de cirugía. −Oiga, doctor, tenemos dos sobrinos que tienen las mismas lesiones en la piel y nos han dicho que es normal −comentó Rosaura, esposa de Saturnino y asistente de consultorio. −Mire, Rosaura, yo les sugiero valoración por una dermatóloga infantil en Chihuahua, para que les dé un diagnóstico más concluyente. Porque estas lesiones sí son sugestivas, la verdad. Pueden afectar en tiempo posterior otros órganos. No es alarma, simplemente prevención. Por el momento, la niña tiene una convulsión febril secundaria a un cuadro rinofaríngeo viral. La vamos a dejar en observación dos horas. No hay datos de alarma para meningitis. Le voy a indicar unos exámenes de sangre y orina para ver si existe algún otro hallazgo. Sol tomó las muestras del laboratorio para facilitarle el trabajo 297
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a las enfermeras que estaban más dormidas que despiertas. Nos sentamos en el consultorio de urgencias y Sol recargó su cabeza en mi hombro. Allí se estuvo como media hora dormida mientras yo contemplaba a la celosa de la guardia. Los exámenes de laboratorio de Karina eran normales. Una nueva revisión ya controlada la fiebre, la exploración normal. La mandé a su domicilio a continuar la vigilancia. Marisol siempre guardaba en la bata una libreta tumba burros que contenía dosis de medicamentos y nombres de médicos subespecialistas de Chihuahua con direcciones y teléfonos. Llevaron a Karina con la dermatóloga pediatra y regresaron en una semana. Se confirmó la sospecha de la enfermedad. Ahora tocaba llevarle un buen control en la consulta externa de pediatría y dermatología. Me llevaron por particular a los dos sobrinos con las mismas veintitantas manchas café con leche. A través del tiempo, la niña se complicó con un neurinoma del nervio acústico que se manifestó por trastornos de la audición y el equilibrio. Ya vivían en la ciudad de Chihuahua y fue intervenida quirúrgicamente para resección del tumor. Afortunadamente evolucionó bien. El niño tuvo también un tumor del nervio óptico que se manifestó por alteraciones de la visión central. Fue resecado el tumor y evolucionó bien. El pediatra acucioso que investiga más allá de lo habitual descubre los hallazgos que han dejado pasar otros médicos no tan acuciosos. −¡Qué bárbaro, Josele! ¿De dónde sacas tantas cosas? Me sorprendes, niño. Te voy a dar tu premio, un beso de cinco minutos. Espero que aguantes. −A ver si no me quedo dormido, Solecito. Si no aguanto me lo guardas para la noche. 298
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−Encantada de guardarlo para una ocasión más emocionante. En una de tantas guardias nocturnas, nos enviaron urgente a una niña de ciudad Jiménez a las cuatro de la mañana. La princesa, de nombre Karime, con siete años de edad, tenía tres semanas con fiebre nocturna, escalofríos, sudoración profusa y dolor en todas las articulaciones que le impedían caminar. No tenía apetito, dormía la mayor parte del día y había bajado dos kilos la última semana. Cuando son enfermedades febriles de evolución prolongada, se tiene que corroborar la presencia de fiebre, ya que muchas mamás confunden al sentir caliente al niño con fiebre. En este caso no había duda, tenía síndrome febril. Con sólo apreciarla se notaba pálida y decaída. El abordaje clínico en este caso empezó con un interrogatorio dirigido a investigar sobre las principales enfermedades infecciosas febriles. Tifoidea que se relaciona con la higiene de los alimentos o ingesta de agua no potable. Dijo la mamá, somos muy pobres y vivimos en un ejido llamado Torreoncitos. Yo a mis hijos les doy agua de garrafón y la comida, míreme, pobre pero limpia, así les doy su comida. La brucelosis es otra enfermedad que se adquiere por comer alimentos lácteos no pasteurizados o por otros factores relacionados con animales. Resultó que comían asaderos sin pasteurizar. Al no tener animales ya no insistí sobre la presencia de garrapatas. Me dijo que una empresa fumigaba las casas cada dos meses. La mamá era didáctica, lenguaje sencillo que ayudaba a la investigación. Efectivamente tenía 39 grados, presentaba sudoración profusa o diaforesis. Expresé en voz alta para Sol, pálida, no ictérica, oídos, nariz y faringe normales, no ganglios, cuello normal, pulmones normales, corazón acelerado por la fiebre, 299
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abdomen no se palpa crecimiento de hígado o bazo, genitales femeninos normales, articulaciones en extremidades con dolor a la movilización, no inflamadas, llenado capilar normal. Cuando llegué, la paciente estaba con una vía endovenosa, pasando agua y electrolitos por la vena. Se le había administrado dipirona para dolor y fiebre, y se le habían tomado muestras de laboratorio. Me dio gusto, que mi alumna, esposa y amada, se adelantara en las órdenes médicas. Había elaborado nota de evolución médica. −Me dejas sorprendido, mi amor −expresé y le di un beso delante de la paciente. −Oiga, doctor. Si va a haber premio dígame cómo me lo gano porque la doctora está muy complacida −dijo la ocurrente señora. −Es mi esposa, señora. Me da gusto que sea tan buena médica. No crea que es tómbola. −¡Bah! Pues qué lastima. −¡Oigame, señora! −Me llamó Inés, para ir entrando en confianza −contestó juguetona. Sol estaba purgada. −Bien, doña Inés, mi esposa le realizó a su hija unos exámenes sospechando alguna enfermedad infecciosa. Vamos a esperar los resultados y en cuanto los traigan le daremos una explicación con más certeza. Ahorita sólo son presunciones-. −Discúlpeme, doctora. Así soy de llevada pero es juego. Yo los respeto, hacen muy bonita pareja. Pero por favor, díganme que tiene mi niña. ¿Qué hago para que se recupere? 300
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Nos fuimos al consultorio y allí estuve cerca de ella. Estar enamorado no es pecado ante nadie, es natural estar cerca de quien amas. Después de una hora, llegaron los resultados. Me los entregaron y se los pasé a la doctora. Saltó de alegría, positivos a brucelosis. ¿Ahora qué sigue, doctora? −Permítame, maestro −dijo y sacó su libreta, buscó sus apuntes. −Tratamiento actualizado, trimetropin con sulfas y rifampicina. Tú me has dicho que entre menos use las tetraciclinas mejor −exclamó jubilosa. −Muy bien, doctora. Calcula las dosis, agrégalas en la nota, hidrátala y a las siete de la mañana que se vaya a Jiménez con su tratamiento por tres semanas. Después, que vaya a nueva valoración con su médico familiar. Ah, y que no coma burritos de jamón con asadero no pasteurizado. Por cierto, se me antojaron para desayunar. Pero antes, venga para acá, hermosa. Mereces premio doble, te doy un abono y el resto te lo guardo para la noche. −Muy bien, Josele. Nada más no te me vayas a quedar dormido. −No me quemes, amor, que las paredes oyen. Tuvimos una guardia nocturna exhaustiva. Desayunamos los burritos de jamón con asadero y caímos rendidos. Cuando estábamos en la fase dos del sueño, como a eso de las diez de la mañana, fuertes toquidos en la puerta me despertaron. Solecito estaba dormida como un lirón, alcanzó la fase profunda rápidamente. Me levanté con el pijama puesto y abrí la puerta. Era la prima de Sol, angustiada con su niño de cuatro años de edad con un fuerte dolor de cabeza durante toda la noche. Ya lo había 301
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llevado con un pediatra particular que le aplicó una inyección intramuscular y ni así se le había quitado. −¿Me lo puedes atender? −Ya estás adentro, prima. Siéntate, déjame espabilar un poco porque tuve guardia anoche. −¿Cómo está la familia? −Todos bien. −¿Dices que anoche empezó con dolor de cabeza? −pregunté y los pasé al consultorio −. A ver mi niño, dígame dónde le duela la cabeza. El niño indicó que toda la cabeza. Siento que me brinca. −¿Qué otra cosa te duele? −Nada más la cabeza − y la mamá agregó que lo veía muy desforzado. El interrogatorio no tenía datos que fueran de apoyo para el padecimiento actual. No asfixia neonatal, no antecedente de migraña familiar, vacunas completas, desarrollo normal, no enfermedades de importancia. Les pedí que hicieran poco ruido porque Sol estaba dormida y lo revisé sobre todo del área afectada, cuero cabelludo, exploración de oídos, una valoración de fondo de ojo normal. La nariz y la faringe enrojecidas. −¿Ha tenido escurrimiento nasal, tos o fiebre? −La semana pasada sí tuvo. Me llamó la atención un leve edema de los dedos de las manos. Procedí a la toma de presión arterial y allí estaba el foco de la enfermedad. Tenía hipertensión arterial 130/90 mmhg. Se la chequé varias veces sentado y acostado en las extremidades 302
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inferiores. Las cifras altas. Le solicité exámenes de laboratorio urgentes. −Lizbeth, ¿tienes dinero para los exámenes? −No tengo, Josele. Me dirigí a la recámara y tomé de la cartera dinero suficiente. Luego la envié con don Gaspar. Dile que son urgentes, biometría hemática, química sanguínea, examen general de orina, velocidad de sedimentación globular y cultivo exudado faríngeo. En cuanto los tengas me los traes. ¿Tienes en qué moverte? −No tengo mueble, Josele. −Deja me visto y te llevo. −¿Qué tiene mi niño? −Probablemente una enfermedad renal. ¿Tienes seguro social? −No lo he dado de alta. −Está bien, tienes que tramitar su ingreso porque lo más seguro es que lo vamos a internar. Ya que tomaron la muestra, la lleve a casa de su tía Socorrito. Allí estaba Charo, que tenía horas libres, y le explique la situación. Me dijo que ellos se encargarían del resto de trámites y me quedé dormido hasta las cinco de la tarde. Sol ya había elaborado un exquisito caldo de verduras, unas albóndigas de res rellenas de huevo y de postre pay de queso. Me estaba dando el premio por adelantado, pero la noté seria y callada. −A ver niño, explícame de quién es esta bolsa de mujer. −De una amiga que vino por la mañana a visitarme. Ni cuenta te diste. 303
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−Pues debe estar muy bruja. −¿Por fea, mi amor? −No, porque además de bolsa horrible, no trae ningún cinco. Antes de que continuara la abracé y le di un beso devoto. −No peques, mi amor. Es de tu prima Lizbeth. Trajo al niño en la mañana y está delicado. Es probable que tenga un síndrome nefrítico. Le expliqué cómo estuvo la odisea y que por la tarde traerían los resultados. Se sentó contenta sobre mis muslos y me empezó a besar y acariciar. Cuando más candente estaba el refocile, tocaron a la puerta. −No abras, Josele. −Cómo no, mi amor, si tu mamá nos está viendo por la ventana −contesté sonriente−. Se me olvidó cerrar las persianas. −¡Santo cielo! −exclamó la doctorcita. Llegaron con los resultados. Aumento de los leucocito y neutrófilos, elevación leve de la urea y creatinina en sangre, aumento de la sedimentación globular, proteína C reactiva positiva, examen de orina con hematuria, proteinuria, y pendiente resultado del cultivo faríngeo. Se comprobó el diagnóstico de síndrome nefrítico, probablemente secundario a una infección por estreptococo. Nos fuimos al servicio de urgencias, donde estaba de guardia Roseli. Le notifiqué del ingreso, y cuando llegó ya habíamos hecho la nota y las indicaciones médicas. Signos vitales por turno incluyendo toma de tensión arterial, dieta estricta hiposódica, medición de orina las veinticuatro horas en forma estricta, peso diario matutino, sello venoso, diurético, antihipertensivo y penicilina porque el cultivo de exudado fue positivo a estreptococo beta hemolítico. 304
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La evolución fue satisfactoria, gracias a la intervención de don Benigno. A los 21 días, el niño estaba sano, clínica y bioquímicamente. Continuó en control un año en nefrología y no hubo necesidad de biopsia. Todo marchaba en equilibrio, en armonía, homeostasis, simbiosis y fisiología. Así debería ser la vida. Josele es un excelente pediatra, forjado a través de la disciplina. Es estudioso, dispuesto al servicio a cualquier hora y no le teme a la urgencia. Va con presteza en busca de la aventura pediátrica. Tiene actitudes de caballero que van desde la presentación pulcra y elegante en el trato, es empático, simpático, cortés y amable. Es apegado al estudio y a la academia. Combina con excelencia la teoría con la práctica, lo que lo hace asertivo en sus juicios clínicos. Es exhaustivo en el interrogatorio a las madres de los niños, demasiado escrupuloso en las revisiones a sus pacientes. Desde el recién nacido hasta el paciente adolescente. Es un detective investigador, le apasionan los casos de difícil diagnóstico y no cede hasta dar con la respuesta a la incógnita. Hábil para realizar los procedimientos que invaden el organismo de los niños, desde una venopunción, colocación de catéter endovenoso, catéter pleural, salinoferesis y exanguinotransfusión. Para esta época, resulta pediatra íntegro. Está actualizado en reanimación neonatal y reanimación cardiopulmonar en el niño en estado crítico. Utilizando los recursos existentes en forma adecuada y ordenada, entrenando en conceptos básicos de reanimación cardiopulmonar al grupo de personas que estaban en el turno. Josele tiene la virtud de ser integrador de grupo, es preventivo, precavido y ordenado. Lo hace estricto en la urgencia, en donde no se valen las dudas o ser blandengue. Josele es un joven profesional del segundo nivel de atención que sabe ejercer su tarea en las diferentes áreas que exige la pediatría, consulta externa, urgencias, sala de expulsión, quirófano, pediatría y neonatología. Josele ha tenido que realizar funciones de investigador en las 305
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áreas que corresponden a tercer nivel. Ha tenido que navegar por las lesiones dermatológicas de los niños, cabalgar por las llanuras del amplio campo de la gastroenterología y neumología de los pacientes, volar por las intrincadas cisuras del sistema nervioso, la corteza, los arcos, el tronco, la médula, de los peques, caminar por el sendero que lleva al diagnóstico de las enfermedades metabólicas de los niños, aterrizar en el humor acuoso, en el vítreo, en la retina, en las células ciliares, en el caracol, en los conductos semicirculares. Tantos viajes al sistema glandular, hipófisis, tiroides, páncreas, hígado, timo y corteza suprarrenal que fueron aleccionadores. Tanta aventura pediátrica. Josele, que vivió durante la residencia el apego con los expertos, tuvo que destetarse y ablactarse en un ambiente desconocido, en un segundo nivel de atención, en donde nunca estuvo solo. Siempre estuvo al alcance la mano amiga de los compañeros médicos de turno, del personal de enfermería, del personal paramédico. Fue fundamental el directivo estrella que le tuvo confianza, le dio seguridad, lo admiró, lo motivó y se convirtió en su mejor amigo. Así deben ser los directivos. Josele, siempre ordenado a los protocolos de la consulta externa, de la urgencia, del paciente crítico, del niño hospitalizado, del recién nacido sano y enfermo. No hubo quien le enseñará o guiara, porque los pediatras compañeros van navegando en otros turnos y en horarios diferentes. Josele ha aprendido que en lugar de las parras, las minas y los cerros, existen infinidad de personas alérgicas a la contaminación aérea por las partículas que emergen de los jales y la industria de la madera. Josele ha transitado por cambios que actualmente optimizan la atención pediátrica. Transitó de la época en que la población abierta no estaba protegida de la salud por el gobierno. En ese contexto, la atención médica, si no era institucional, era privada. Los pediatras que 306
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no trabajaban en instituciones tuvieron oportunidad de ganar dinero suficiente a través de la medicina privada. En esa época se internaban muchos niños en los hospitales. En las casas se carecía de elementos necesarios para el tratamiento de procesos respiratorios y gastroenterales. En los hospitales existían las famosas tiendas húmedas, que eran como pequeñas casas de campaña de plástico en donde se introducía al paciente pediátrico. A través de dispositivos se le proporcionaba humedad u oxígeno, dependiendo del estado del paciente. El oxímetro era el color de las uñas, de la piel y los labios. El monitor humano era el trabajo excelente de las enfermeras o de las madres acompañantes. Posteriormente, llegaron los nebulizadores, pero sólo había en hospitales. Por eso ingresaban tantos niños, sobre todo en los tres primeros meses del año, cuando llegan los brotes de bronquiolitis en los lactantes. Los cuadros de gastroenteritis eran frecuentes sobre todo en los meses de verano. La deshidratación se trataba con fórmulas de diferente composición. Cada quien inventaba su preparación. Hasta que llegó el bendito suero oral en los años noventa se establecieron los planes de hidratación y disminuyó el número de pacientes hospitalizados. En el camino de la evolución de la pediatría, fallecieron muchos niños que no medraban ni se desarrollaban o que presentaban procesos infecciosos recurrentes. Muchos niños nunca se diagnosticaron en forma asertiva, seguramente se trataba de enfermedades metabólicas de difícil diagnóstico, porque no se contaba con el tamiz metabólico. Es loable el trabajo de los pediatras de esta época, pues desarrollaron aparte del estudio y la academia, la evolución de sus sentidos, empezando por el sentido común, continuando con la vista, oído, olfato, gusto, tacto. Además, desarrollaron el ingenio para desarrollar guías metódicas que les permitieron acceso a diagnósticos y la creación de artificios ingeniosos para diferentes procesos que salvaban muchas vidas. 307
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Josele va caminando junto con la pediatría y los avances tecnológicos que facilitan la atención de los niños. En los métodos de diagnóstico por escrutinio, hasta llegar al tamiz metabólico ampliado que detecta más de cien enfermedades, los marcadores biológicos que detectan múltiples enfermedades pediátricas, la aplicación de nuevas vacunas que protegen contra enfermedades letales, los tratamientos actualizados con nebulizadores en el manejo de enfermedades respiratorias, el suero oral que limita las enfermedades diarreicas, y los avances tecnológicos en radiología computarizada y por resonancia magnética. Josele es un pediatra virtual. No ha existido en la realidad, es el prototipo de pediatra que llega de fuera del estado a trabajar a una institución de seguridad social. Así eligió su propia voluntad. Él aceptó dejar su tierra, sus comodidades y sus raíces por los motivos que hayan sido, personales o familiares. Algunos vienen por aceptar un trabajo de base con todas las prestaciones para beneficio personal y familiar. Otros por venir a la aventura. Otros más porque tienen problemas de pareja o de familia. Son muchas las etiologías del éxodo, tan diversas y secretas. Algunos vienen con la idea de trabajar unos meses y después lograr el cambio a su ciudad natal. Todos piensan regresar. Los que no vuelven, fueron atrapados por la magia, por la gravedad, por la mano de Dios. Josele es un personaje imaginario. No existe, pero es un ejemplo a seguir. Viene de sufrir una decepción amorosa y se refugia en la soledad de una casa de asistencia, en donde se vuelve un lector consumado. No hace daño, no lastima y disfruta la vida personal en su claustro. No deja de amar a Dios. La ética es su buen comportamiento o convivencia social. Valora la comida casera en el restaurante donde acude a comer todos los días. Hace de su trabajo una labor de humanidad. La ejecución está 308
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a cargo de un personaje saludable físicamente por el ejercicio cotidiano, que junto con su alimentación nutritiva mantienen un cuerpo sano. El estudio es un recurso que optimiza el intelecto. Cuando se cuenta con un sistema emocional equilibrado, partiendo del entrenamiento del hemisferio izquierdo, que es el que piensa y que razona antes que actuar. Es humilde, tiene la sensación de no ser más ni menos que nadie. Entrenando la paciencia, procura evitar los impulsos instintivos. En el arte de amar, prefiere esperar el momento oportuno para volver a confiar en que sus respuestas van a ser amorosas para el ser que elija su lóbulo parietal, la zona sensorial que es la que presiente la intención de las personas. También en esta área, interpreta la belleza de las musas. El nervio olfatorio, codifica esencias y aromas que llenan sus receptores del amor. No quiere volver a sufrir. Socialmente, tiene seguridad en sus relaciones interpersonales, sabe poner límites para sentirse bien y evita con silencio las provocaciones e insinuaciones. Sabe llevarla bien con las madres y los pacientes, el respeto es el sello de la casa. Espiritualmente, cree en Dios y practica la religión católica. Uno de sus mejores amigos es un sacerdote. La mejor carta de presentación es la actitud de servicio, que es incondicional en la urgencia, a la hora y el día que sea. Esa actitud de servicio lo acerca a Dios. La primera etapa de su labor pediátrica fue con sobrecarga, pero cuando apareció Marisol equilibró el tiempo. Ella es su compañera que se mantiene alegre. El mejor estímulo es su pareja que la hace sentir feliz. Es así como se forjan las parejas con el trabajo de binomio, para tener contento al consentido o la consentida. Así siempre habrá fidelidad. Es difícil mantener el ritmo, pero Josele siempre está presente. 309
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Es difícil equilibrar, por lo general a todos nos gana el afán por el trabajo, dejando a unos niños sin infancia y a una esposa con más momentos de soledad que de compañía. Manifiesta Josele, hay que trabajar, la urgencia es primordial y debe atenderse. Lo electivo puede programarse. Quiero ser pediatra responsable, no esclavo de mi profesión. El pediatra debe estar vigente, actualizado, aconsejado, confederado. El compromiso y la responsabilidad están frente al paciente. De nada sirven todos los títulos que adornan los muros de su consultorio si no se practica la ética médica. La pediatría cambia y evoluciona. Ahora existen cursos que facilitan una reanimación neonatal efectiva, primaria o avanzada para lo que se deben tener instalaciones apropiadas, el instrumental necesario y el personal de área entrenados y certificados. Existen métodos, que facilitan el diagnóstico al nacimiento. Tamiz ocular, tamiz auditivo, tamiz cardiológico, tamiz metabólico simple o ampliado. Así es como se hacen diagnósticos de enfermedades que pueden ser silenciosas. Actualmente, en segundo nivel de atención, tenemos en la consulta pacientes con las seis enfermedades que detecta el tamiz. Ya estamos inmersos en el nuevo universo con ellos. Se han detectado otras enfermedades aisladas como la enfermedad de jarabe de arce, alteraciones del ciclo de la urea, alteración de los aminoácidos, ácidos orgánicos y ácidos grasos. Como no hay pediatras metabólicos en el estado hay que estudiar para involucrarse en el diagnóstico, control y tratamiento de estos pacientes, asesorados por pediatras metabólicos de México y Monterrey. También existe la opción de hacerte experto en estimulación temprana, médico de lactantes, preescolares, escolares o adolecentólogos. Con la ayuda de los nebulizadores y aerosoles inhalados, se ha dado un paso importante en el tratamiento de 310
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padecimientos respiratorios agudos y crónicos, en tratamientos de rescate o de mantenimiento y cada vez son menos los niños internados en hospital. Hay que entrenar y entrenarse para la colocación de accesos venosos, catéter percutáneo o catéter intravenosos en vena subclavia o yugular. Existe la necesidad de estar entrenado y certificado en soporte vital básico y avanzado en pacientes pediátricos. Es elemental para la atención de pacientes que ingresan en estado crítico o se complican dentro del hospital. Hay que tener formación para el tratamiento con la ventilación mecánica. Saber manejar en forma ordenada los pasos para intubar a los pacientes, teniendo un área especial. Estamos enterados que en segundo nivel no hay terapia intensiva. Se improvisan cuartos de dimensiones pequeñas que se hacen neonatales, donde apenas caben tres cunas térmicas o incubadoras. En ocasiones hay que acondicionar la sala de pediatría para el procedimiento con suficiente luz, monitorización, tomas de oxígeno y aire. Tener los medicamentos vigentes para relajar al paciente, inductores de anestesia y anestésicos, para reanimación cardiopulmonar. Hay que tener equipo listo para intubar al paciente con el tubo correspondiente. Ya corroborada la colocación del tubo por capnometría, hay que hacer una fijación efectiva por si hay que trasladar al paciente, porque hay hospitales que no tienen ventilador mecánico, el ventilador no es el que necesita el paciente o no hay personal entrenado para terapia intensiva. Cuando no hay cupo en las unidades de terapia intensiva de los hospitales de apoyo, los pacientes se quedan transitoriamente. Hay que hacer la graduación de los parámetros que necesitan de acuerdo a edad gestacional, peso y patología presente. Hay que entrenarse o solicitar ayuda experta para sacarlos adelante. Hay varios caminos en la vida del pediatra. Si no estás preparado académicamente o la práctica cada día es más difícil, hay 311
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que tomar una decisión. Si queremos continuar activos hay que estar bien preparados, con los sentidos agudos y resolutivos. En casos aislados puedes solicitar ayuda experta oportuna si se da el caso de pacientes críticos. Si no puedes ser jugador activo, puedes entrar como bateador designado, entrenarte para coach o manager o de plano irte a la banca. En el caso de los pacientes de consultorio u hospitalizados sin estado crítico, podemos seguir trabajando, siempre y cuando estemos en la jugada con actitud desafiante, el conocimiento refinado, las actividades prácticas aún artísticas y el deseo de estar aún vigente para el servicio. Si ya no tenemos esas cualidades porque el tiempo las ha desgastado, es mejor decir adiós a las actividades del hospital. La consulta es una manera de mantenerse activo, previniendo, detectando y sanando pacientes. Que de algo sirva la experiencia, que es el colmillo de los sabios. Josele no es un ser real, vive en el mundo virtual. Todas las actividades realizadas por Josele son verídicas, con personajes distintos. Todas son realizadas en el Hospital General de Zona de Parral y en el Hospital Regional de Ciudad Jiménez por diferentes médicos pediatras de ambas comunidades. La trama se desarrolla en instituciones de seguridad social y en instituciones del sector privado. A todos estos personajes representados en la figura de Josele los considero unos héroes, que con su esfuerzo han contribuido al crecimiento y desarrollo de esa niñez y juventud que seguramente en estos momentos transita en la edad adulta. Todos tenemos personalidades diferentes. Cada quien realiza sus actividades de la manera más original que se puede. Cada quien elige su estilo. Estoy seguro que cada uno de los pediatras llevamos dentro de nosotros a Dios, que es quien dirige nuestras acciones. No somos superhéroes, somos apóstoles de cuerpos y almas 312
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infantiles. Nuestra misión es hacer de nuestra labor una obra de arte eficaz y eficiente para prevenir, aliviar y sanar. Tenemos que estar unidos, prestos, dispuestos, ser oportunos y enfocar las actividades grupales para sacar adelante al paciente crítico y que tenga un futuro saludable. En todas estas líneas escritas se pretende llegar al lóbulo parietal de las personas. Las neuronas de esta área son capaces de interpretar códigos para los números, las letras y los símbolos. Espero que la historia de Josele sirva para que comprendan que el trabajo pediátrico, a veces se nos da a través de símbolos ininteligibles que tratamos de traducir a base de esfuerzo y amor a los niños. La misión de cada pediatra es cumplir el día a día con dedicación y esfuerzo. La visión, ser los mejores seres humanos. Con estos mensajes, deseo que se haga un reconocimiento, aunque nadie lo necesita realmente y cada quien está enterado y satisfecho con lo logrado. Nada es para siempre, la gloria es para Dios. Un reconocimiento para todos estos médicos pediatras de la comunidad parralense y de Ciudad Jiménez, pero también de las ciudades del estado, en donde hay pediatras y hospitales de segundo nivel de atención. Las actividades profesionales, institucionales o particulares llevan consigo una vida entregada al servicio de los niños de las diferentes comunidades. Gracias a estos grupos de pediatras, los niños de los años setentas, ochentas y noventas, en la actualidad son adultos productivos y sustentables de la ciudad. Muchos de los guardianes infantiles emigraron de esta vida terrenal. Seguramente están en el cielo, trabajando con el Señor. Con certeza tienen un jale pediátrico diferente, porque al Padre le gustan los niños. Lo dijo su hijo Jesús, Dejen que los niños se acerquen a mí. Así que la faena es segura. Otros continúan trabajando en alguna actividad familiar, social, eclesiástica, deportiva o cultural. Allí están los maestros, 313
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cursando tercer o cuarto nivel de la vida. Los maestros de la pediatría han sido en un momento de su vida personas con corazón de niño y mente de adivinos. Magos que sacan a la paloma de la chistera o ensarta de listones, que transforman los enigmas en resolutivos trucos de clarividencia y pócimas sanadoras. En ocasiones han invadido mágicamente el sistema tortuoso de vasos venosos para iluminarlo de agua y electrolitos o fármacos milagrosos que combaten enfermedades. En otras ocasiones crean sistemas de moléculas pequeñas que transportan duendes voladores que llegan a los mismos alvéolos para aliviar sus malestares. En algunos momentos llegan a las fibras musculares a través de flechas que llevan agentes atenuados, que penetran a los vasos alimentadores de la célula para formar un ejército de soldados linfocitos al servicio de su majestad, y que los defenderán de futuras enfermedades. Son las vacunas que hacen la vida más segura de los chiquitines. Son muchas las actividades que han ejecutado los maestros de pediatría y han sido muchas las horas de trabajo al servicio de los niños. Ahora a los niños y jóvenes les toca protegerlos. La clínica hospital del Seguro Social se inauguró en Parral, Chihuahua, en 1977. A través del tiempo han desfilado un sinnúmero de pediatras de diferentes partes del país, del mismo estado y los orgullosamente parralenses. Todos ellos, los que han trabajado en forma transitoria o los que han alcanzado la jubilació, en este Hospital General de Zona número 23 con Medicina familiar, han contribuido con su voluntad a la atención de los mineritos de la ciudad. Algunos permanecen ya en el olvido, otros aún vigentes en otras ciudades del estado sustentando el trabajo honorable. Voy a tratar de mencionar a los que aún quedan en las neuronas de la memoria del lóbulo temporal como un homenaje a su actuación en algún contexto de la vida de la ciudad minera. 314
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Doctor Manuel Sánchez, originario de la ciudad de Chihuahua, estuvo por espacio de dos años, luego se fue a vivir a la capital del estado. Médico fundador del hospital. El Dr José Luis González Morales, originario de Guadalajara Jalisco, estuvo durante cuatro años y se fue a vivir y ejercer la profesión a Ciudad Delicias, pediatra fundador de la clínica hospital. Doctor Francisco Javier García y Paredes, originario de Puebla. Labor de 24 años en la ciudad, completó la jubilación en el año 2003. Actualmente a los 70 años de edad labora en el hospital Regional de Ciudad Jiménez. Doctor Juan José Arangure Wongpio, originario de Tepic, Nayarit. De ascendencia china, completó la jubilación por edad a los 60 años. Actualmente pediatra activo en la ciudad de Chihuahua con más de 70 años de edad. Doctor Carlos Arturo Mercado Ramírez, originario de Tequila, Jalisco. Laboró tres años en la clínica hospital, posteriormente continuó su labor en la Clínica 46 del IMSS en la ciudad de Tequilajara, como él solía decir. Allá completó la jubilación. Doctora Roselia Melchor Velazco, originaria de la ciudad de Oaxaca. Laboró cinco años en la clínica hospital, después continuó su faena pediátrica en un Hospital del IMSS en Oaxaca en donde se jubiló. Doctor Ángel Caraveo, originario de la ciudad de Chihuahua. Laboró siete años en la clínica hospital, luego continuó la labor pediátrica en un Hospital del IMSS en Chihuahua. Doctor Urbano Madinabeytia, laboró cinco años en esta ciudad, después continuó su labor en Hospital del IMSS en Ciudad Delicias. Murió en accidente automovilístico sin alcanzar la jubilación. Doctor Víctor Torres Diaz, laboró en esta clínica hospital más de 20 años, hasta alcanzar la jubilación. Pediatra activo en la ciudad de Santa Bárbara, Chihuahua. Doctor Jesús Pulido, originario de Torreón, Coahuila, ejerció su labor en esta clínica hospital por dos años. Más adelante continuó labor pediátrica 315
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en el hospital del IMSS de su ciudad natal. Dra. Laura Castillo, originaria de Torreón, Coahuila. Trabajó en esta clínica hospital por dos años y emigró a su ciudad natal. Labora en un hospital IMSS. Doctora Olga Bastidas, originaria de Tamaulipas. Ejerció como pediatra en esta clínica hospital por cuatro años, después continuó su labor en el hospital del IMSS de su ciudad natal. Doctor Uriel Núñez Ramírez, originario de Celaya, Guanajuato, llegó a esta ciudad donde se desempeñó como médico familiar. Después realizó la especialidad de pediatría. Alcanzó la jubilación en este hospital. Actualmente es pediatra activo en Parral, Chihuahua, con más de 70 años de edad. Doctor Juan Manuel Ortiz Ramírez, originario de Atlixco, Puebla. Ejerció como médico familiar y realizó las especialidades de pediatría y neonatología. Alcanzó la jubilación en este hospital y actualmente es pediatra activo en la ciudad de Parral. Ejerce puesto directivo en la Confederación Nacional de Pediatría. Doctora María Teresa García, originaria de Chihuahua.Ejerció a nivel institucional por dos o tres años y después emigró a la Unidad Morelos en la ciudad de Chihuahua. Doctor Héctor Urbina Valenzuela, originario de Santa Bárbara, Chihuahua. Trabajó como enfermero dentro del IMSS, luego estudió para médico pediatra, neonatólogo y urgenciólogo. Trabajó siete años en la ciudad y más adelante emigró a la ciudad de Chihuahua. Trabajó en el Hospital Morelos donde alcanzó la jubilación. Actualmente se encuentra activo como maestro instructor en cursos de soporte vital básico y avanzado pediátrico. Dr. Adrián Hinojos Grajeda, originario de Parral. Trabajó dos años en el IMSS. Más adelante dedicó su vida al servicio de otras instituciones de salud, el Hospital General y Centro Materno. Actualmente es pediatra activo en los hospitales de Parral y con316
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sulta privada. Un trabajador infatigable del Colegio de Médicos Pediatras de Parral y del estado. Doctor Fidel Corral, originario de Parral. Trabaja para el IMSS y otras instituciones de salud como el Centro Materno. Es pediatra activo en la consulta privada en la ciudad minera. Doctora María del Socorro Hernández Espino, originaria de Torreón, Coahuila. Pediatra activa en el IMSS, ISSSTE y Hospital General. Entusiasta doctora, participa en actividades de la consulta privada. Doctora Marlene Rivera López, originaria de Sinaloa. Pediatra activa del IMSS y otras instituciones de salud, desempeña actividad pediátrica privada. Doctora Adriana Salas Solorio, originaria de Chihuahua. Trabajó algunos años en este hospital y actualmente trabaja en el Hospital Morelos. La participación de las doctoras en las actividades pediátricas le da un sello especial a esta actividad tan humana. Le aportan al trabajo inteligencia, sabiduría, conceptos y creatividad. En la práctica médica se desempeñan dentro de la excelencia y le dan a la especialidad el toque magistral que se acompaña de empatía y ternura. Doctor Joel Murillo Ávila, originario de Guadalajara, Jalisco. Es ppediatra activo del IMSS y labora también en el Hospital Regional de Ciudad Jiménez. Es un médico entusiasta, alegre y desempeña actividades en la consulta privada. Doctor Rafael Chavez Diosdado, médico pediatra originario de Parral. Es egresado del Hospital infantil de México, actualmente director del Hospital General de Zona, pediatra del sector salud y consulta particular. Un honor haber compartido actividades con médicos parralenses que resultaron ser maestros en el camino. Algunos compañeros se convirtieron en hermanos o amigos de la vida. Mis 317
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respetos para todos ellos. Un agradecimiento por las enseñanzas significativas, las que pasan a formar parte de la vida pediátrica del día a día. Los maestros sabios comparten los secretos, los misterios, los códigos y los trucos que benefician al que ejerce la misma profesión para beneficio de los niños. Mi reconocimiento y agradecimiento para todos aquellos que en el contexto de 1980 al año 2010, formamos alianzas fraternas en las diferentes instituciones médicas, IMSS, ISSSTE, Pensiones Civiles, PEMEX, Hospital de Jesús, Clínica de Especialidades, Hospital Civil, actualmente Hospital General y maternidades de la ciudad. Lo que nos dio la identidad de hermanos fue formar parte del Colegio de Pediatras de la Ciudad. Algunos compañeros pediatras se nos han adelantado en el camino de la vida terrenal a la meta divina. Otros siguen vigentes con la voluntad de robles. Nada los doblega y Dios les permite trabajar con amor y dignidad. Gratos recuerdos de aquellos hermosos momentos que, en su contexto, fueron de satisfacción cuando compartimos trabajo teórico y práctico, ciencia, diversión, recreación, aventura, bohemia y amistad pediátrica. Pediatras que ya están trabajando en el cielo pediátrico, Doctor Agustín Álvarez, pediatra de salubridad y asistencia y medicina privada. Doctor Francisco Rico, pediatra del Centro Materno y consultorio privado. Doctor Raymundo Hinojos, pediatra de la clínica de Especialidades y consultorio privado. Pediatra Hugo Galaz Cervantes, pediatra neonatólogo y urgenciólogo del Hospital de Jesús, director del centro materno, consulta privada. Una labor fecunda la de estos maestros de la pediatría. Pediatras vigentes, todos activos hasta que las fuerzas se agoten. Aun así darán consulta en línea virtual, asesoramiento y consejos. Son filósofos sofistas de la vida que por siempre convencen, 318
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conmueven y deleitan. Maestro de la pediatría, Doctor José Norberto Urquidi Espinoza, egresado del Hospital Infantil de México con proyección académica nacional e internacional. Ha sido el director de orquesta del Hospital de Jesús durante muchos años, pediatra de la clínica 9, Clínica de Especialidades, consulta privada, jubilado de pensiones Civiles del Estado. Se mantiene activo con más de 75 años de edad. Doctor Jesús Manuel Chávez Reyes, egresado del Hospital Infantil de México, integrante del binomio, junto con don Norberto. Ambos trabajaron al alimón, cada uno con su personalidad aportaron las bases de la pediatría en este contexto histórico. Lo señalo porque así fue, una pareja que con sinergia fue atrayendo compañeros pediatras para que se integraran en el ejercicio de la consulta particular y medio hospitalario. A través de este binomio se forjó el Colegio de Médicos, se integró la plantilla de médicos para ejercer como profesores en la escuela de enfermería del Hospital de Jesús. Fueron y son médicos integradores de grupo. Doctor Salvador Lyncet Velazco, originario de Zacatecas. Egresado del Hospital Infantil de México, ha continuado la labor de don Norberto y Jesús Manuel en la atención pediátrica. Con sus ingredientes principales que es el estudio, la asertividad en el trabajo y su carácter festivo, un personaje pediátrico que trabaja en el hospital de Jesús y su consulta privada. El Doctor Hugo Galaz Cervantes, originario de Sonora. Egresado del Hospital Infantil, fue un colaborador fundamental en el trabajo de grupo que desempeñaron estos cuatro pediatras en las instalaciones del Hospital de Jesús, un centro de atención pediátrica privado. En aquellos tiempos en que no existía el seguro popular. El grupo de jóvenes que le dieron frescura al grupo de pedia319
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tras parralenses estuvo integrado por el doctor Rafael Alvidrez Chavez, originario de Santa Cruz de Villegas y orgullosamente parralense. Médico Alergólogo pediatra, egresado del Hospital Infantil de México, quien con su capacidad integradora reunió a la mayoría de los pediatras parralenses para fortalecer el Colegio de Pediatras. Se sumaron talentos y se formó un grupo participativo con actividades sociales, culturales y académicas. Se fortaleció la alianza con los médicos del IMSS, ISSSTE, SSA, medicina privada. Durante el proceso de alianza, surgió el orden y el protocolo del doctor Juan Manuel Ortiz Ramírez. Se alcanzó la sinergia de todos los niveles del sector salud, respetando y respaldando la experiencia de los fundadores. Queda el colegio integrado por el doctor Norberto Urquidi Espinoza, doctor Jesús Manuel Chavez Reyes, doctor Salvador Lyncet Velazco y doctor Hugo Galaz Cervantes, representando al Hospital de Jesús y Pensiones Civiles del Estado. Doctor Francisco Javier García y Paredes, doctor Uriel Núñez Ramírez, doctor Juan Manuel Ortiz Ramírez, doctor Fidel Corral, doctora María del Socorro Hernández Espino, doctora Marlene Rivera López, doctora Adriana Salas Solorio y doctor Joel Murillo, representantes del IMSS. Doctor Arturo Saldívar Santini originario de Parral y su binomio, el doctor Arturo Flores Ruiz, originario de Guadalajara, representantes del ISSSTE. Doctor Eduardo Armenta Gastelun originario de Sonora, Médico Pediatra del ISSSTE, Pensiones y Hospital Regional en Ciudad Jiménez, Chihuahua. Doctor Adrián Hinojos Grajeda, doctor Carlos Quiroga, doctor Rafael Chavez Diosdado, doctor David Lyncet Mejorada, médico neuropediatra y su esposa la pediatra neuróloga, doctora Lucia Rey Uribe, representando a SSA. 320
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Se establecieron las bases que forjaron no sólo un grupo de actividad pediátrica, sino un grupo de hermanos que ejercen la pediatría con lazos de amistad por siempre.
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La historia de Josele, médico pediatra que viene a ejercer su profesión a la ciudad de Parral, Chihuahua desde la ciudad de Teziutlán, Puebla no por elección propia, sino por decisión de la institución de seguridad social que asigna al candidato como nuevo miembro del Hospital General de Zona, como el área donde desempeñara el trabajo pediátrico. Deja su familia y comodidades, al grupo primario de la vida para adaptarse a un universo de gente desconocida con costumbres diferentes. Lo único que no es diferente es la atención pediátrica. Josele, que es el personaje principal, es un hombre con una personalidad íntegra, pediatra joven, atractivo, de carácter fuerte, académico, responsable, conductor del hemisferio izquierdo. Viene herido del área emocional por ruptura matrimonial. Dedica todo su tiempo y esfuerzo, a servir a los niños de la comunidad. Sobre todo, a los que tienen seguridad social. En el área de la consulta y hospital se manifiesta su carácter y personalidad. Josele tiene como virtud el escrutinio de investigador, un detective de enfermedades pediátricas. Muestra sus habilidades y destrezas en la ejecución de procedimientos en los niños. Durante la historia, se narran las vicisitudes que viven los pediatras institucionales durante los turnos de actividad médica y la interacción e integración de grupos de trabajo. Los roles que le otorga la vida se incrementan cuando se enamora de Marisol, una joven estudiante que se forjará como médico de urgencias. A partir de ese momento, la vida cambia e inicia una historia de amor. La historia de amor aborda los principios de una relación de pareja saludable. Se aborda el proceso, el erotismo, la identificación, la comunicación, el vínculo, el amor para siempre. La relación de pareja sufre transformaciones que son vividas en la originalidad de los personajes y su noviazgo, compromiso, ma323
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trimonio, embarazo, parto y vida familiar. El amor propio, la atención de pareja, el entendimiento en la familia y el cuidado en el trabajo se van desarrollando con base en la fisiología que tenemos los seres humanos.
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Médico Pediatra 326
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