Enero 2016

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ENERO DE 2016

EL CRISTIANO Y LA PUREZA

Págs. 4-6 Domingo 03 de Diciembre de 2016

El cristiano y la pureza

Págs. 7-9 Domingo 10 de Diciembre de 2016

¿En el Cielo o en la tierra?

Págs.10-12 Domingo 17 de Diciembre de 2016

Manteniendose en la sana doctrina

Págs. 13-15 Domingo 24 de Diciembre de 2016

Ceñidos con la verdad

Págs. 16-18 Domingo 31 de Diciembre de 2016

Dar como... un acto de adoración


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TEMA DE PORTADA

Somos una Iglesia Cristiana reformada por la Gracia de nuestro Señor. Esta Iglesia está compuesta de personas imperfectas y con errores, pero vamos creciendo en santidad, no por nuestros propios méritos, sino por Aquél que nos conduce en el camino de la perseverancia: Jesucristo nuestro Señor, Salvador y Cabeza de la iglesia. Como iglesia cristiana nos esforzamos en aprender y declarar las enseñanzas inerrantes de las Santas Escrituras , pues consideramos que la Palabra de Dios es SUFICIENTE para enseñarnos toda la verdad acerca de nuestro Creador, sin ninguna interpretación privada de la misma. Como Iglesia Cristiana Reformada nos apegamos a la doctrina de la Elección, pues consideramos que la salvación NO ES ALGO QUE SE GANE por medio de la obras, sino por la Gracia de nuestro Dios, quién nos conoció desde la eternidad pasada. Trabajamos constantemente en llevar el Santo Evangelio de la Gracia, pues consideramos que el verdadero evangelio consiste en dejar bien claro lo que la muerte, resurrección y ascensión de nuestro Salvador significa en la vida de todo ser humano. Llevamos un evangelio que da el lugar que Jesucristo merece como Dios, y reconocemos lo grave que es contaminar la Biblia con ideas humanas. Tenemos muy claro que el evangelio verdadero, no debe confundirse con “verdades” cambiantes y puntos de vista meramente humanos, pues la Escritura cita de manera firme y contundente en Gálatas 1:8-9: “Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica un evangelio diferente de la que habéis recibido, sea anatema.” Es un gran privilegio y una gran responsabilidad llevar el evangelio de la Gracia y sabemos lo que Dios reclamará de todo aquel que lo contamine. Como una Iglesia reformada, alentamos a todos los hombres a que busquen aprender las doctrinas de la Gracia expuestas en la Santa Palabra de Dios , la Biblia. Invitamos a toda persona a conocer el Evangelio de Jesucristo y participar de sus maravillosas bendiciones y recompensas. Que el Dios de la Gracia les bendiga.

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Vol. 3 No. 1/ 2016/ Mensual / Español Programa de Estudio interno Iglesia Cristiana Reformada Sana Doctrina

Esta publicación es utilizada únicamente para estudio en la iglesia. Prohibida su venta. Cuando así se requiere se citan las referencias correspondientes. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido extraídas de La Biblia de las Américas. Visite www.icrsd.mx


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El cristiano y la pureza No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14)

La exhortació n de Pablo a los Corintios es uno de los mayores desafıo ́ s que enfrentan los creyentes de hoy. En un mundo que nos bombardea con la tentació n, el pueblo de Dios necesita mantener claras las lın ́ eas espirituales de demarcació n, tanto por el bien del evangelio como por nuestros propios te s t i m o n i o s . C o m o e l p a s to r J o h n MacArthur explica en unos de sus sermones: “las palabras de Pablo signi ican que no podemos nosotros mismos excedernos en el mundo, en detrimento de nuestro testimonio dentro del cuerpo de Cristo.” Destacando el con licto inherente entre creyentes y pecadores, John MacArthur dice: “Lo puro y lo contaminado no comparten nada en comú n, en ú ltima instancia. Y el pueblo de Dios no puede formar relaciones ı́ntimas con aquellos que no pertenecen a Dios. Todas las relaciones ası́ son super iciales. No se puede tener una relació n signi icativa con un enemigo del evangelio. Viven en un mundo diferente, con un lıd ́ er diferente y completamente hostil y antagó nico”. ¿Qué signi ica esto? Eso no signi ica que vamos a cortar

todo contacto con el mundo, lo cual es poco fa c t i b l e . E i n c l u s o s i l o f u e ra , t a l aislamiento vioları́a la instrucció n del Señ or de entrar en el mundo y hacer discıp ́ ulos (Mateo 28:19). Pero la Escritura es igualmente clara en que necesitamos evitar la anarquıá y la oscuridad de este mundo corrupto. Debemos tener en cuenta la separació n del mundo y có mo podemos mejorar o di icultar el progreso del evangelio y el desarrollo de nuestros testimonios individuales.

Debemos poner limites por el bien de nuestro propio testimonio


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La Pureza del Evangelio En el contexto de la 2 Corintios 6:147: 1, Pablo está hablando acerca de la pureza de la iglesia, y reprendiendo a los que habıán intentado mezclar la verdad de Dios con el paganismo. El sincretismo religioso era rampante en el mundo del primer siglo, y la iglesia del Nuevo Testamento no era inmune a su in luencia. Desde la fundació n de la iglesia, los falsos maestros inmediatamente se casaron con la verdad de Dios y con los elementos de la cultura y la prá ctica pagana. De la misma manera el paganismo de hoy, aunque se vea diferente al de los dıás de Pablo, es igual, pues la agenda de Sataná s no ha cambiado en absoluto, y el busca siempre hacerse un hueco dentro de la iglesia.

¿Podemos tener una relación signicativa con aquellos que quieren ser enemigos del evangelio? En su afá n de reclutar seguidores, gran parte de la cristiandad moderna de hoy, busca combinar el cristianismo con la c u l t u ra p o p u l a r, q u i e re h a c e r d e l cristianismo algo má s popular, menos

diferente, má s aceptable, menos ofensivo, menos estrecho, menos exclusivo. Y el resultado de ello es que el verdadero cristianismo y la pureza de la Palabra de Dios se corrompen por compromiso, y la iglesia puede llegar a ser inú til, vergonzosa y blasfema en burlarse de la verdad. En vez de salir del mundo, han metido al mundo dentro de sus ilas. A lo largo de las Escrituras, el Señ or hace consistentemente claro Su mandato e mantener a su pueblo puro de las in luencias mundanas y la corrupció n blasfema. La exhortació n de Pablo se expandió sobre los mandamientos que Dios habıá emitido a Israel a travé s del profeta Isaı́as: "Por tanto, salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señ or; y no toqueis lo inmundo, y yo os recibiré ." (2 Corintios 6:17). ¿Qué signi ican estas palabras? Estar vinculados estrechamente con l o s i n c ré d u l o s n o s ó l o e s t o n t o e irreverente, sino tambié n desobedece la orden explıćita de Dios, expresada en los dos verbos imperativos traducidos "salid" y "apartaos”. “Por tanto” vincula el mandamiento en este versı́culo con el principio expresado en el versı́culo 16. Como aquellos que somos habitados personalmente por el Dios viviente, los creyentes debemos evitar cualquier unió n espiritual conjunta con los incré dulos. Como el templo del Dios viviente, no debemos estar vinculados por la causa de la promoció n de la verdad divina con cualquier forma de regla mundana con los i n c ré d u l o s . ( L e a I s a ı́ a s 5 2 : 7 - 1 1 y compá rese con 2 Timoteo 2:16,17) Ha sido siempre la voluntad de Dios para Su pueblo que sea distinto de los incré dulos. En Levıt́ico 20:24, 26 Dios dijo a Israel: “Me seré is, pues, santos, porque


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yo, el Señ or, soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seá is mı́ o s”. 1 Pedro1:14-16 se nos dice: “Como hijos obedientes, no os conformé is a los deseos que antes tenıáis en vuestra ignorancia, sino que ası ́ como aquel que os llamó es santo, ası ́ tambié n sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está : Sed santos, porque Yo soy santo”. Por el bien de nuestra adoració n, evangelismo, y estabilidad espiritual, tenemos que rechazar la in luencia corruptora del mundo y proteger la pureza del pueblo de Dios.

Jesús oró por que sus discípulos no fueran parte del mundo

El punto de vista equilibrado La separació n del sistema no signi ica la separació n de los incré dulos en el sentido de no tener contacto con ellos. Si e s t o f u e r a a s ı́ , n u n c a p o d r ı́ a m o s testi icarles o ser hospitalarios con ellos. Tampoco signi ica que tratamos de escapar del mundo convirtié ndonos en monjes. En lo que se re iere a la separació n, el mundo es una actitud, una orientació n, no un lugar. Mientras estamos en la carne, tomamos algo del mundo con nosotros dondequiera que vayamos. Paradó jicamente, una actitud má s ‘santo-que-tú ’ es la esencia de lo mundano, ya que se centra en el orgullo. Son actitudes y há bitos mundanos de las que debemos separarnos. Y podemos participar en muchas cosas del mundo con la misma facilidad con los cristianos como con los no cristianos. Jesú s describió nuestra relació n adecuada con el mundo cuando oró . “No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifı́calos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo tambié n los he enviado al mundo.” (Juan

17:15-18). Dios nos envıá al mundo fıśico, el mundo en el que vive la gente. Pero debemos estar separados de la manera como la gente del mundo vive (compá rese con 1 Juan 2: 15-17). Usted no tiene que participar activamente en el sistema para ser parte de el. Es tan mundano querer hacer las cosas del mundo como hacerlas. En ese sentido, el grado en que usted es del mundo no se mide simplemente por el contacto c o n é l , s i n o p o r l o m u c h o q u e h a establecido su residencia e in luencia en su corazón. Es posible que no muestre exteriormente un amor por las tendencias y gustos del mundo, pero una actitud altiva no es menos mundana. Como creyentes, tenemos que protegernos de la clase de relaciones que nos enredan con el sistema del mundo. Pero igual de importante, tenemos que guardar nuestros corazones de seguir la direcció n orgullosa y egoı́ s ta de esta cultura mundana y pecaminosa. Tenemos que recordar que Dios nos ha enviado al mundo para la obra del Evangelio, y que debemos mantenernos sin mancha del mundo, si vamos a cumplir con ese trabajo (Santiago 1:27).


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La Justicación y Santicación del Cristiano

¿En el cielo o en la tierra? Estableciendo la Membresía de la Iglesia

“Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron” (Apocalipsis 21:1)

La gente suele pensar en el “Cielo” como el lugar donde los cristianos van cuando mueren. Pero una mejor de inició n es que el Cielo es la morada central de Dios, la ubicació n de su trono desde el cual El gobierna el universo. Muchos no se dan cuenta de que el Cielo pre-resurrecció n y el Cielo post-resurrecció n está n situados en diferentes lugares. ¿Có mo es posible esto? Veamos. La ubicación La ubicació n exacta del Cielo presente es desconocida, pero se nos dice que el Cielo futuro estará ubicado en la Tierra Nueva. El Cielo presente es un lugar de transició n entre las vidas pasadas de los creyentes en la Tierra y la vida futura de la resurrecció n en la Tierra Nueva. La vida en el Cielo presente (lo que los teó logos l l a m a n e l C i e l o “ i n t e r m e d i o ” ) e s “muchıśimo mejor” que la vida aquı ́ en la Tierra bajo la maldició n (Filipenses 1:23). Pero no es nuestro destino inal. ¿Vamos a vivir para siempre en el Cielo? La respuesta depende de nuestra de inició n de Cielo. ¿Vamos a estar con el Señ or para siempre? Absolutamente.

¿Siempre podremos estar con Dios en el mismo lugar en el que el Cielo está ahora? No. En el Cielo presente, el pueblo de Dios está en la presencia de Cristo, libre de pecado y sufrimiento y disfruta de una gran felicidad: “En tu presencia hay plenitud de gozo” (Salmos 16:11). Pero todavıá está n esperando su resurrecció n corporal y la reubicació n permanente de la Tierra Nueva. Ası ́ que, sı,́ despué s de la muerte siempre estaremos en el Cielo, pero no en el mismo lugar o en la misma condición.

¿Siempre podremos estar con Dios en el mismo lugar en el que el Cielo está ahora?


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Para ilustrar esto, imagine que vivıá en un refugio para indigentes en Xalapa. Un dıá hereda una hermosa casa con vista a Veracruz, y le dan un trabajo maravilloso haciendo algo que siempre habıá querido hacer. Muchos amigos y familiares vivirá n cerca de usted. Para viajar en avió n hacia Veracruz, se detiene en el aeropuerto de El lencero para una escala. Se encuentra ahı ́ con otros miembros de la familia que no habı́a visto en añ os. Ellos abordará n el a v i ó n c o n u s t e d h a c i a Ve r a c r u z . N a t u ra l m e n te e s p e ra ve r l o s e n e l aeropuerto de El Lencero, nuestra primera parada. Pero si alguien le pregunta adó nde va usted, ¿dirı́ a “a El Lencero”? No. dirıámos “voy a Veracruz”, ya que ese es su destino inal. El Lencero es solo una parada temporal. A lo sumo pudiera decir “Voy a Veracruz, con una breve parada en El Lencero”. Del mismo modo, el presente Cielo es un lugar de morada temporal, un alto en el camino a nuestro destino inal: la Tierra Nueva.

El cielo actual es solo una “escala” temporal, no el destino nal de los salvos En el Cielo presente ¿tienen las personas formas ísicas? A diferencia de los á ngeles, que son espıŕitus en esencia (Juan 4:24; Hebreos 1 : 1 4 ) l o s s e r e s h u m a n o s s o n p o r

naturaleza tanto espiritual como fıśicos. No ocupamos nuestros cuerpos como un cangrejo ermitañ o ocupa una concha. No podemos ser plenamente humanos sin un espıŕitu y un cuerpo. Dadas las descripciones fı́ s icas consistentes del Cielo intermedio y sus habitantes, parece posible, aunque discutible, que entre nuestras vidas terrenales y nuestra resurrecció n corporal, Dios puede concedernos formas fı́sicas temporales. Si es ası́, eso explicarı́a las representaciones repetidas de la gente ahora en el Cielo ocupando un espacio fıśico, el uso de ropa y coronas, hablando, sosteniendo palmas en sus manos, y teniendo partes del cuerpo (Vea por ejemplo, Lucas 16:24, Apocalipsis 7:9). Ciertamente no recibiremos cuerpos resucitados inmediatamente despué s de la muerte. Si fué ramos a tener formas intermedias en el cielo intermedio (y tal vez no la tendremos) serıán temporales, no nuestros cuerpos verdaderos, los cuales p e r m a n e c e r á n m u e r t o s h a s t a l a resurrecció n inal. ¿Nos reconoceremos los unos a los otros en el Cielo presente? C u a n d o s e l e p r e g u n t ó s i n o reconocerı́amos nuestros amigos en el Cielo, George MacDonald respondió : “¿Vamos a ser má s tontos en el Paraıśo de lo que somos aquı?́”. Las Escrituras no dan ninguna indicació n de una memoria borrosa que nos vaya a causar el olvidar a nuestros amigos y familiares. Por el contrario, si no reconocemos a nuestros seres queridos en el Cielo, el consuelo de una reunió n en la otra vida, enseñ ado en 1 Tesalonicenses 4:14-18 no serı́a ningú n consuelo en absoluto. En la trans iguració n de Cristo, sus discıp ́ ulos reconocieron a Moisé s y Elıás,


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a pesar de que ellos no podıán saber có mo lucıán (Lucas 9: 29-33). Esto sugiere que la personalidad emanará a travé s de cualquier forma que tomemos. Si somos capaces de reconocer a aquellos que nunca hemos visto, ¿cuá nto má s vamos a reconocer a nuestros familiares y amigos? Al morir daremos un informe detallado de nuestra vida en la Tierra (2 Corintios 5:10; Mateo 12:36). Esto requerirá de mejores recuerdos, no peores. ¡Esos recuerdos seguramente incluirá n nuestros familiares y amigos! ¿Está anhelando su morada eterna? Aunque la vida en el Cielo intermedio será maravillosa, no es el lugar para el que estamos hechos, nuestro verdadero hogar eterno. La Biblia promete que viviremos con Cristo y el uno con el otro para siempre en la Tierra Nueva, donde Dios Padre, Hijo (eternamente encarnado), y Espı́ r itu Santo, estará n en casa con su pueblo: “ Y v i un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalé n, que descendıá del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oı ́ una gran voz que decıá desde el trono: He aquı,́ el taberná culo de Dios está entre los

hombres, y El habitará entre ellos y ellos será n su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos”( Apocalipsis 21:1-3). Este pasaje indica claramente que en última instancia la morada central de Dios, el Cielo, es en la Tierra. Si el Cielo, por de inició n, es la morada especial de Dios, y “el taberná culo de Dios” será con la humanidad en la Tierra, entonces el Cielo y la Tierra Nueva será n esencialmente el mismo lugar. El Cielo es tambié n donde vemos el trono de Dios, y se nos dice que “el trono de Dios y del Cordero” estará en la Nueva Jerusalé n, en la Tierra Nueva (Apocalipsis 22:1). En vez de ir hasta el lugar de Dios para vivir por siempre, Dios vendrá a vivir con nosotros en nuestro lugar, literalmente ¡el Cielo en la Tierra! Los hijos de Dios está n d e s t i n a d o s a l a v i d a c o m o s e r e s resucitados en una Tierra resucitada. Debemos tener en cuenta todos los dıás nuestro verdadero destino, nuestra casa de initiva.

“Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia.” (2 Pedro 3:13).


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Manteniéndose en la Sana Doctrina

La Justicación y Santicación del Cristiano

“No os dejéis llevar por doctrinas diversas y extrañas, porque buena cosa es para el corazón el ser fortalecido con la gracia” (Hebreos 13:9)

SIETE VERDADES SOBRE EL INFIERNO

Uno de los esquemas má s sutiles

del diablo es llevar a los creyentes lejos de la sana doctrina. El sabe que su mejor oportunidad de inmovilizar un testimonio cristiano e icaz es a travé s de la distracció n con doctrinas no bıb ́ licas, cuestionables, irracionales, y cambiantes. Incluso si no nos vemos afectados por cualquier in iltració n particular de falsa doctrina, nuestro caminar cristiano puede verse obstaculizado en gran medida por la pereza, la falta de vigilancia, y la simple ignorancia sobre las bases doctrinales. La mala doctrina o una escasa comprensió n de la sana doctrina nos hace vulnerables a todo tipo de malas prá cticas, incluyendo un nivel dé bil o inexistente de integridad. El autor de Hebreos nos recuerda que nuestra ancla una y otra vez nos impulsa a lo largo del camino correcto: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. No os dejé is llevar por doctrinas diversas y extrañ as, porque buena cosa es para el corazó n el ser fortalecido con la gracia, no con alimentos, de los que no recibieron bene icio los que de ellos se

Hoy día existen falsos “guías ciegos” conduciendo a otros con falsas doctrinas ocupaban” (Hebreos 13: 8-9). La falsa doctrina en diversas formas ha plagado a la iglesia desde los primeros dı́as. Los falsos maestros debilitaron la i g l e s i a p r i m i t i v a , s o b r e t o d o l o s judaizantes legalistas en Galacia que distorsionaban el Evangelio. Durante los ú ltimos 200 añ os el liberalismo teoló gico (una forma elegante de decir incredulidad) y el escepticismo ha socavado la iglesia y ha causado que muchas personas abandonen


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las doctrinas esenciales como la deidad de Cristo, la inspiració n y la autoridad de la Biblia, y la salvació n por la fe solamente a travé s la gracia solamente. Y hoy en dı́a la iglesia evangé lica profesante está debilitada por muchas in luencias incluyendo el subjetivismo, el pragmatismo, la psicoterapia, un falso sentido de la tolerancia, una comprensió n descuidada del Evangelio y el ecumenismo que quiere diluir y el é nfasis en la doctrina. El posmodernismo y las herejías Lo que ha cambiado es que la guerra ya no es convencional. Mientras que los liberales de la vieja escuela del pasado se comprometieron a la negació n pura y simple de las doctrinas que apreciamos, los posmodernistas ahora se involucran en ataques sigilosos donde las doctrinas son r a r a m e n t e r e c h a z a d a s p e r o constantemente rede inidas. La pureza doctrinal nos da un sistema de alerta temprana precisa de los ataques desde el interior del campamento. Pero ¿có mo puede los hombres c o m u n e s d e s a r r o l l a r u n a s ó l i d a comprensió n de cada nueva falsa doctrina q u e i r r u m p e re g u l a r m e n t e ? E s t a r debidamente equipado es en realidad mucho má s simple de lo primero puede aparecer. La principal estrategia del enemigo se ha mantenido sin cambios d e s d e q u e a p a r e c i ó e n e l j a r d ı́ n cuestionando a Dios y Su Palabra: “con que Dios os ha dicho. . . . . ?” (Gé nesis 3: 1). Cada herejıá condenable a lo largo de la historia de la iglesia ha atacado ya sea el cará cter de Dios, su Palabra, o Su evangelio. Si nos mantenemos irmes en estas doctrinas esenciales podremos resistir los ataques e incluso adoptar un pie a la ofensiva en las batallas doctrinales por delante.

Actualmente proliferan sectas que niegan las verdades del verdadero evangelio La falsa doctrina conduce a malas prácticas Durante su ministerio apostó lico, la invasió n de la falsa doctrina en la vida de los cristianos en las iglesias era el mayor temor del apó stol Pablo. El sabıá que la i m p u r e z a d o c t r i n a l e r a l a f u e n t e s u b y a c e n t e d e t o d o t i p o d e comportamiento impı́o. Lo tı́pico de los temores de Pablo era su profunda preocupació n por el bienestar espiritual de los corintios: “Pero temo que, ası ́ como la serpiente con su astucia engañ ó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoció n a Cristo.” (2 Corintios 11:3). Pablo tambié n ejerció en gran medida por la situació n precaria de los creyentes de Galacia: “ Me maravillo de que tan pronto hayá is abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, só lo que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo” (Gá latas 1:6-7).


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El apó stol Pablo se dio cuenta de que los falsos maestros pueden ser sinceros, convincentes creıb ́ les, e incluso amables y simpá ticos. Pero Pablo tambié n estaba convencido de que las mediciones super iciales y subjetivas no son có mo hemos de juzgar la doctrina. La norma suprema es siempre la Palabra de Dios: “Pero si aun nosotros, o un á ngel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al[a] que os hemos anunciado, sea anatema.” (Gá latas 1: 8). La pureza de la doctrina es la base fundamental sobre la que todo lo demá s en la vida cristiana se apoya. Si queremos ser personas que practican la santidad p e r s o n a l y m a n i f e s t a r v e r d a d e r a integridad, nuestra doctrina debe ser só lida y irme.

12 Caracterís cas de Iglesias que no enen sana doctrina La siguiente lista no es exhaus va pero señala cuales son las caracterís cas de las falsas iglesias (sectas) de ahí que podamos evitar afiliarnos a alguna de ellas.

1. Jesús no es el centro de atención: Definen otro Cristo o le quitan su valor real y divino (2 Corin os 11:4). 2. Tienen otra autoridad literaria aparte de la biblia. 3. Afirman ser las únicas que están en lo cierto. 4. Hacen uso de sus propias y privadas interpretaciones de la Biblia. 5. Enseñan al hombre a conseguir su propia salvación: Esto por medio de obras buenas, vivir ciertas normas de su credo y mas. 6. Tienen una teología (estudio del carácter de Dios) cambiante. 7. Traen una nueva verdad. 8. Rechazo al cris anismo histórico. 9. Pretender tener explicación para todos los misterios de la vida. 10. Deben ser fieles a sus lideres, aunque estos estén equivocados.

La sana doctrina nos conduce a vivir vidas santas (Adaptado de The Power of Integrity .) y http://www.ntslibrary.com/doctrinas_falsas.

11. Se presentan como cris anos, para poder infiltrar sus creencias pero no lo son. 12. Muchos de sus seguidores se enojan y huyen cuando se les contradice.


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Ceñidos con la verdad “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia” (Efesios 6:14)

El soldado romano siempre llevaba puesta una tú nica, una cubierta exterior que servıá como su prenda bá sica. Por lo general, se elaboraba a partir de un pedazo grande y cuadrado de tela con aberturas para la cabeza y los brazos. Cubrı́a con soltura la mayor parte del cuerpo del soldado; y como la parte má s intensa del combate antiguo era mano a mano y cuerpo a cuerpo, una tú nica suelta era un impedimento y hasta un peligro potencial. Por ese motivo, antes de la batalla, era ijada con esmero al cuerpo bajo un cinturó n grueso y pesado de cuero que mantenı́a ceñ idos los lomos de los soldados. El ciudadano comú n y corriente del cercano oriente tenı́a que resolver un problema similar con su manto. Siempre que estaba apresurado o tenı́a trabajo pesado que hacer, o bien se quitaba el manto o lo ceñ ıá alrededor de su cintura. AI preparar Dios a los hijos de Israel para comer la cena de la Pascua antes de

sacarlos de Egipto, instruyó a Moisé s para que les dijera: "Y de esta manera lo comeré is: ceñ idos vuestros lomos, las sandalias en vuestros pies y el cayado en v u e s t r a m a n o , l o c o m e r é i s apresuradamente. Es la Pascua del Señ or." (Ex. 12:11). Con relació n a Su segunda venida, Jesú s nos dice en sentido literal: "Esté n ceñ idos vuestros lomos, y vuestras lá mparas encendidas" (Lc. 12:35 Rv60). El apó stol Pedro empleó la misma expresió n cuando dijo: "Por tanto, ceñ id los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado" (1 Ped. 1:13 RV60). Ceñ ir los lomos era un sın ́ toma de presteza y preparació n; y el soldado que era serio en cuanto a la guerra siempre se aseguraba de mantener su tú nica ceñ ida con irmeza a su cuerpo con el cinto. El cinto que mantiene ceñidos a los creyentes El cinto que mantiene ceñ idos a


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tambié n puede hacer referencia a la actitud propia de una persona veraz. No solo representa la exactitud de verdades especı́ icas sino la cualidad misma de veracidad. Ese parece ser el signi icado bá sico que Pablo tiene en mente aquı.́ El cristiano debe ceñ irse con una actitud de veracidad total. Por ende, ser ceñ idos... con la Verdad es algo que muestra una actitud de presteza y de compromiso genuino. Es la marca del creyente sincero que abandona la hipocresıá y el ingimiento. Todo estorbo que pueda obstaculizar su trabajo para el Señ or es recogido y metido en su cinto de veracidad, para que no impida el paso a la victoria. Ası ́como el corredor serio se quita cualquier prenda innecesaria antes de la carrera (Heb. 12:1), el soldado serio amarra con irmeza todo pedazo suelto de su vestimenta antes de entrar en la batalla.

Ninguna persona puede nacer de nuevo por sus propias capacidades alerta ante los ataques del mundo? ¿Qué sucedería si no nos mantenemos los creyentes y demuestra su apresto para la guerra es la verdad. La palagra griega aletheia (verdad) se re iere bá sicamente al contenido de aquello que es cierto y conforme a la realidad. El contenido de la verdad de Dios es en absoluto esencial para el creyente en su batalla contra las estratagemas de Sataná s. Sin conocimiento de la enseñ anza bıb ́ lica, está sujeto, como el apó stol ya lo ha indicado, a ser "llevados de aquı ́para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañ as engañ osas del error" (Efe. 4:14). En su primera carta a Timoteo, Pablo advierte que "Pero el Espı́ r itu dice claramente que en los ú ltimos tiempos algunos apostatará n de la fe, prestando atenció n a espı́ r itus engañ adores y a doctrinas de demonios" (1 Tim. 4:1). Las "doctrinas de demonios" enseñ adas en sectas y religiones falsas tienen su origen en los "espıŕitus engañ adores" que Pablo l l a m a e n E f e s i o s " p r i n c i p a d o s . . . potestades... gobernadores de las tinieblas de este siglo... [y] huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efe. 6:12). Estas tretas falsas de Sataná s solo pueden contrarrestarse con é xito por medio de la verdad de la Palabra de Dios. Por otro lado, aletheia (verdad)

“Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1)


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¿Es usted un cristiano maduro y comprometido? Cuá nto má s importante es el apresto y la preparació n del cristiano cuando se enfrenta a las fuerzas de Sataná s. "Ninguno que milita", dice Pablo, "se enreda en los negocios de la vida, a in de agradar a Aquel que lo tomó por soldado" (2 Tim. 2:4). Es triste que tantos cristianos se sientan complacidos dejando que las "cargas" de s u s p re o c u p a c i o n e s y q u e h a c e re s cotidianos sean un estorbo constante a su alrededor que inter iere todo el tiempo con su idelidad y utilidad para con el Señ or, dando ası ́al diablo todas las oportunidades para enredarlos y derrotarlos con sus propios há bitos e intereses inmaduros. Estar ceñ idos con la verdad tiene que ver ante todo con la autodisciplina y el compromiso total. El cristiano comprometido es el que en verdad está preparado, al igual que el s o l d a d o c o m p ro m e t i d o y e l a t l e t a comprometido. Se dice con frecuencia que ganar en la guerra y en los deportes es el resultado directo de un deseo genuino que conduce a la preparació n cuidadosa y el esfuerzo má ximo. Es el ejé rcito o el equipo que desea con mayor intensidad la victoria el que tiene la mayor probabilidad de obtenerla, aun si todo lo demá s está en su contra. Si los atletas se dedican y disciplinan de tal modo que tengan la posibilidad relativa de ganar una carrera y "recibir una corona corruptible", ¿cuá nto má s debemos los creyentes en Jesucristo dedicarnos y disciplinarnos a ganar con absoluta certeza en nuestra lucha contra Sataná s y recibir una corona "incorruptible" de Dios ?(1 Co. 9:25) Estar ceñ idos... con la Verdad consiste en ser renovados en la mente a in

de que podamos comprobar "cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Rom. 12:2). Cuando la mente es renovada en compromiso pleno a la verdad de Dios, el soldado cristiano es investido de poder para convertirse en "sacri icio vivo, santo" que agrada a Dios y que es el "culto racional" del creyente (v. 1). En muchos sentidos, es má s difıćil y má s exigente ser un sacri icio vivo que uno muerto. Morir quemado en la hoguera por causa de la fe serıá doloroso, pero es algo que termina en poco tiempo. Llevar toda una vida de obediencia iel tambié n puede ser doloroso en ocasiones; y demanda constancia y tenacidad todo el tiempo. Requiere un poder permanente que solo puede ser suministrado por el compromiso continuo y total con el Señ or. Demanda que el amor "Y esto pido en oració n: que vuestro amor abunde aú n má s y má s en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, a in de que escojá is lo mejor, para que seá is puros e irreprensibles para el dıá de Cristo; llenos del fruto de justicia que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios." (Fil. 1:9-11). Es necesario que el amor, el conocimiento y el entendimiento de Dios crezcan siempre en nosotros; y cuando crecen, tambié n aumenta nuestro compromiso con el Señ or para tener excelencia en todas las cosas, siendo la meta má xima la gloria y alabanza de Dios.


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Dar como un.. Acto de adoración “Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19)

En las frases inales de Filipenses 4:18, Pablo describe la dadiva cristiana en el lenguaje del Antiguo Testamento del sacri icio de adoració n –un lenguaje que originó todo el camino de vuelta en Gé nesis 8. Despué s de Noé y su familia salieron ilesos a travé s del diluvio del juicio de Dios, el adoró a Dios: “Y edi icó Noé un altar a Jehová , y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Yahvé olı́a el aroma agradable (lo mismo que "fragante aroma" en Filipenses 4:18) y Jehová dijo a sı ́mismo: “No volveré má s a maldecir la tierra por causa del hombre ...” ( Gen 8:20-21 ). Esta fue la esencia de la adoració n en el Antiguo Pacto. El pueblo de Dios les mandó a amar al Señ or su Dios con todo su corazó n, alma y fuerza (Deuteronomio 6:5), adorarle y servirle solo a El (Dt. 6:13 ; compá rese con Lucas 4:8), y a no tener otros dioses delante de El (Exodo 20:3). Y una manera principal en que su pueblo demostró que El habıá ocupado el primer lugar en su corazó n era al ofrecer a El los primeros frutos de su ganado, al dedicar animales a Dios que de otra manera se habrıán utilizado para la comida o para

asegurar bene icios a travé s de la mano de obra . Como un acto de adoració n y como u n a d e m o s t r a c i ó n v i v i d a d e q u e consideraban a Dios como má s digno que sus propias posesiones, igual como David (compá rese con 2 Sam. 24:24 ), dieron a Dios, lo que les costó desprenderse de buena gana de algo. El que reconoce el valor de Dios por encima de todas las cosas y por lo tanto podrı́a desprenderse de buena gana e incluso con entusiasmo, de una parte de lo que Dios le habıá dado. Y debido a que esa es la actitud del corazó n de un creyente iel que traıá un sacri icio a Dios, cuando el olor de la carne quemada de un buey o un toro o un carnero ascendıá a los cielos, en lugar de un hedor repugnante, el texto dice que alcanzó la nariz de Dios y fue a El aroma agradable: un aroma fragante, sacri icio acepto, agradable a Dios.


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Ası ́como los sacerdotes del Antiguo Testamento necesitaban llevar su ofrenda con un espıŕitu correcto y en pureza de corazó n, ası ́tambié n es nuestro adoració n sacri icial en dar debe ser asistida con la mayor sobriedad y cuidado. Analicemos por lo menos tres implicaciones para nosotros. Un Dador Alegre En primer lugar, no debemos ser como los sacerdotes en el dıá del profeta Malaquıás, que desprecian nuestro deber y desdeñ osamente lo rechazan (Malaquıás 1: 12-13). No, Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9: 7). Dios ama al dador –un adorador – quien de un corazó n puro se deleita en ofrecer a El el fruto de sus labores. Los sacerdotes de la é poca de M a l a q u ı́ a s t r a j e r o n a l i m e n t o s contaminados al altar, no lo mejor y má s selecto, sino los cojos y los enfermos. Pero nosotros debemos traer lo mejor –las primicias de todos nuestros trabajos – asi esa dadiva a la obra de Dios toma la primera prioridad en su chequera y en su hoja de presupuesto; Por tanto, antes de que se cumplan las demá s obligaciones, Dios debe tener Su parte.

Un Dador Preparado Y en la adoracion de sacri icios, los sacerdotes no debı́an só lo preparar la ofrenda. Tambié n debı́ a n prepararse. Usted ve las regulaciones para los sacerdotes en Levıt́ico 8 y 9. Ellos debıán lavarse con agua; debıán ser ceñ idos con el manto sacerdotal y el efod de lino. El debıá llevar un pectoral y un turbante con una placa de oro en la parte delantera y, luego era ungido con el aceite sobre su cabeza. Y aunque la preparació n misma tendrá un aspecto diferente, la necesidad de la preparació n del corazó n del adorador só lo se incrementa en la era del Nuevo Pacto, ya que hemos sido llevados má s allá del velo dentro del Lugar Santıśimo, siempre en la presencia de Dios mismo . La preparació n de nuestras ofrendas semanales no se debe hacer en un asunto casual, impertinente. Hemos de tener en cuenta la preparació n de nuestra dadiva como el acto de adoració n que es. Dedique un tiempo el sá bado por la noche para revisar sus inanzas, para

¿Con qué actitud deberíamos dar nuestras ofrendas?


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agradecer a Dios por su provisió n para sus necesidades, y para pedir Su provisió n continua. Ore para que El le permita dar con sacri icio, y pensar intencionalmente acerca de có mo es posible que pueda bendecir al pueblo de Dios y contribuir al avance de Su reino de manera estraté gica. Un Dador que Ora El cristiano comprometido ora en todo momento. Ore con su có nyuge, si está casado, o simplemente ante Dios si no lo esta, ore por la ofrenda que usted ofrecerá a Dios como un sacri icio espiritual en la mañ ana siguiente. Reconozca que todo lo que tenemos viene de El. Ore para que usted lo ofrezca con un corazó n puro, con a l e g r ı́ a y n o d e m a l a g a n a , s i n o deleitá ndose en dar al Señ or una porció n con lo que El le ha bendecido. Ore para que Dios lo reciba su ofrenda como un acto de adoració n de un corazó n contento por Su gloriosa gracia. Y aunque usted sabe que incluso sus mejores obras de obediencia se mezclan con su iciente pecado para condenar a toda la raza humana, ore para que El reciba esta ofrenda en el nombre de Cristo, puri icada, por ası ́ decirlo, por Su propia sangre, de manera que sea aceptable a El y luego ore para que El la bendiga, al ir de la mano en Su reino, que El multiplique Su e icacia para el cumplimiento de Su voluntad a travé s de las manos de aquellos a los que usted está con iandola. Dar es nuestro privilegio Por ú ltimo, ore para que el Señ or Jesucristo se encuentre con usted en comunió n como en un sentido muy real con el que puede colaborar con El en el avance de Su ministerio del Evangelio en el mundo. Ore para que su ofrenda sea ocasió n para la comunió n con el Dios vivo, que El aumente

el bene icio espiritual que se acumula a su cuenta en la moneda de la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo. ¡Qué privilegio que el Señ or nuestro Dios reciba nuestra dá diva como un acto de adoració n espiritual a El! ¡Que seamos ieles a la responsabilidad del ministerio sacerdotal tan impresionante de ofrecer sacri icios espirituales a Dios! Que no profanemos Su mesa, y que no nos contaminemos a nosotros mismos, mediante la adopció n de aquellos recursos que Dios nos da. Que podamos apartar lo que Dios nos da para devolvé rselo a El como nuestro culto racional –para derramarlos, por ası ́decirlo, sobre el altar de las necesidades de los pobres y los siervos de Cristo, ofreciendo sacri icios espirituales a Dios .

¡Qué privilegio que el Señor nuestro Dios reciba nuestra dádiva como un acto de adoración espiritual a Él!

Adaptado de http://elevangeliosegunjesucristo.blogspot.mx/2015/12/dar-comoun-acto-de-adoracion Por Mike Riccardi



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