Febrero 2016

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FEBRERO DE 2016

¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio? Lecciones para la Escuela bíblica dominical: Págs. 7-9

Págs. 13-15

Domingo 07 de Febrero de 2016

Domingo 21 de Febrero de 2016

El Duelo y el cristiano

El lugar de la disciplina personal (parte 1)

Págs. 10-12

Págs.16-18

Domingo 14 de Febrero de 2016

Domingo 28 de Febrero de 2016

Doctrina en orden, ¿vidas en desorden?

El lugar de la disciplina personal (parte 2)


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TEMA DE PORTADA

Somos una Iglesia Cristiana reformada por la Gracia de nuestro Señor. Esta Iglesia está compuesta de personas imperfectas y con errores, pero vamos creciendo en santidad, no por nuestros propios méritos, sino por Aquél que nos conduce en el camino de la perseverancia: Jesucristo nuestro Señor, Salvador y Cabeza de la iglesia. Como iglesia cristiana nos esforzamos en aprender y declarar las enseñanzas inerrantes de las Santas Escrituras , pues consideramos que la Palabra de Dios es SUFICIENTE para enseñarnos toda la verdad acerca de nuestro Creador, sin ninguna interpretación privada de la misma. Como Iglesia Cristiana Reformada nos apegamos a la doctrina de la Elección, pues consideramos que la salvación NO ES ALGO QUE SE GANE por medio de la obras, sino por la Gracia de nuestro Dios, quién nos conoció desde la eternidad pasada. Trabajamos constantemente en llevar el Santo Evangelio de la Gracia, pues consideramos que el verdadero evangelio consiste en dejar bien claro lo que la muerte, resurrección y ascensión de nuestro Salvador significa en la vida de todo ser humano. Llevamos un evangelio que da el lugar que Jesucristo merece como Dios, y reconocemos lo grave que es contaminar la Biblia con ideas humanas. Tenemos muy claro que el evangelio verdadero, no debe confundirse con “verdades” cambiantes y puntos de vista meramente humanos, pues la Escritura cita de manera firme y contundente en Gálatas 1:8-9: “Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica un evangelio diferente de la que habéis recibido, sea anatema.” Es un gran privilegio y una gran responsabilidad llevar el evangelio de la Gracia y sabemos lo que Dios reclamará de todo aquel que lo contamine. Como una Iglesia reformada, alentamos a todos los hombres a que busquen aprender las doctrinas de la Gracia expuestas en la Santa Palabra de Dios , la Biblia. Invitamos a toda persona a conocer el Evangelio de Jesucristo y participar de sus maravillosas bendiciones y recompensas. Que el Dios de la Gracia le bendiga.

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Vol. 3 No. 2/ 2016/ Mensual / Español Programa de Estudio interno Iglesia Cristiana Reformada Sana Doctrina

Esta publicación es utilizada únicamente para estudio en la iglesia. Prohibida su venta. Cuando así se requiere se citan las referencias correspondientes. A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido extraídas de La Biblia de las Américas. Visite www.icrsd.mx


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El Matrimonio cristiano La

divina institución del matrimonio está registrada en Gé nesis. “Y el hombre dijo: Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada. Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y será n una sola carne.” (Gé nesis 2:23-24). Dios creó al hombre y despué s hizo a la mujer del “hueso de sus huesos”. El proceso tal como se describe, nos dice que Dios tomó una de las “costillas” de Adá n (Gé nesis 2:21-22). La palabra hebrea signi ica literalmente “el costado de una persona”. Por lo tanto, Eva fue tomada del “lado” de Adá n, y es a su lado donde ella pertenece. “Y puso Adá n nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adá n no se halló ayuda idó nea para é l.” (Gé nesis 2:20). Las palabras “ayuda e idó nea” son la misma palabra en hebreo. La palabra es “ezer” y viene de la raı́z primitiva de la palabra que signi ica rodear, proteger, ayudar, auxiliar, socorrer. Por lo tanto, signi ica ayudar, asistir o auxiliar. Eva fue creada para estar al lado de Adá n como su “otra mitad”, para ser su auxilio y ayuda. Un hombre y una mujer cuando se casan, se convierten en

“una sola carne”. El Nuevo Testamento añ ade una advertencia a esta “unidad”. “Ası́ que no son ya má s dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó , no lo separe el hombre” (Mateo 19:6).

Eva fue creada para se auxilio y ayuda de Adán


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La Palabra de Dios en el matrimonio Hay muchas epı́stolas escritas por el apó stol Pablo que hablan de los aspectos que determinan el punto de vista bı́blico sobre el matrimonio, y có mo los creyentes nacidos de nuevo deben conducirse dentro de sus relaciones matrimoniales. Encontramos uno de estos pasajes en 1 Corintios capı́tulo 7 y otro en Efesios 5:2233. El estudiar juntos estos dos pasajes, provee al creyente de principios bı́blicos que pueden ser usados para formar un marco de referencia para una relació n matrimonial que sea agradable a Dios. El pasaje que se encuentra en Efesios es especialmente profundo en su á rea referente a un exitoso matrimonio bı́blico. “ “Las mujeres esté n sometidas a sus propios maridos como al Señ or. Porque el marido es cabeza de la mujer, ası́ como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo.” (Efesios 5:22-23) “Maridos, amad a vuestras mujeres, ası́ como Cristo amó a la iglesia y se dio a sı́ mismo por ella.” (Efesios 5:25). “Ası́ tambié n deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sı́ mismo se ama.

Porque nadie aborreció jamá s su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, ası́ como tambié n Cristo a la iglesia;” (Efesios 5:28-29). “Por esto el hombre dejara a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos será n una sola carne.” (Efesios 5:31) Cuando estos principios son elegidos por el esposo y la esposa en armonı́a con su relació n como creyentes nacidos de nuevo, esto trae como consecuencia un matrimonio bı́blico. Esta no es una relació n desequilibra da, sino una que está balanceada con el concepto de Cristo como la cabeza del hombre y la mujer juntamente. Por lo tanto, el concepto bı́blico del matrimonio es la unidad entre dos individuos que es una ilustració n de la relació n de unidad que existe entre Cristo con Su iglesia. E s to s p r i n c i p i o s p a re c e n t a n sencillos pero al mismo tiempo son pasados por alto demasiadas veces; de ahı́ que no aplicarlos conlleva a problemas matrimoniales. Dios quiere que seamos matrimonios felices.

El éxito o el fracaso de un matrimonio está en obedecer o desobedecer los principios bíblicos


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¿Tiene solución mi matrimonio? Puesto

que la necesidad de restaurar una relació n de matrimonio puede ser por muchas razones diferentes, examinaremos los principios subyacentes que la Biblia establece para las relaciones en general y luego al matrimonio en particular. Como creyentes renacidos, el é xito de cualquier relació n con los demá s está en correlació n directa con la calidad de nuestra relació n personal con el Señ or Jesucristo. Por lo tanto, restaurar nuestra comunió n con el Señ or a travé s de ajustarnos con Su punto de vista y descansando en Su perdó n (1 Juan 1:9) es donde debemos empezar. Si no se ha dado ese paso, entonces los principios bı́blicos no son el primer tema a tratar; es la eterna salvació n o redenció n. Para el creyente renacido, el perdó n es la posició n y el privilegio que tenemos en Cristo, y debido a ese perdó n se nos manda a perdonar a los demá s (Efesios 4:32). Ninguna relació n puede restaurarse sin el perdó n. El perdó n es una elecció n que hacemos basada en la realidad de nuestro propio estado perdonado. Una vez que el perdó n ha sido dado y recibido, la aplicació n del modelo de Dios comenzará a juntar las dos partes separadas en una unió n que honre a Dios. Dios dijo a Eva que Adá n serı́a su 'cabeza' (Gé nesis 3:16). (Compá rese con 1

Corintios 11:3; Efesios 5:22; Tito 2:5; 1 Pedro 3:5-6.). Todos tenemos igualdad de acceso a la salvació n en Cristo Jesú s (Gá latas 3:28). Dios tenı́a un propó sito para la colocació n de esposas bajo la autoridad de sus maridos. Sin embargo, Dios dice que los maridos deben "amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos." (Efesios 5:28). De hecho, la mayor parte de la responsabilidad se da al marido. 1 Corintios 7 establece algunos p r i n c i p i o s y c o n s e j o s p r á c t i c o s , personales, y guiados por el Espı́ritu, sobre e l m a t r i m o n i o . U n a ve z m á s , e s to presupone que los individuos son creyentes renacidos. Este pasaje habla s o b re e l a d u l te r i o , l a fo r n i c a c i ó n , mantenié ndose soltero y puro — o con el in de evitar las trampas de la pasió n y la fornicació n — casarse. El modelo divino del matrimonio sirve, pero requiere un compromiso de ambas partes. Generalmente, si se ha roto una relació n de matrimonio, hay temas que necesitan ser perdonados y dejados atrá s para poder avanzar, y, nuevamente, esto requiere una decisió n y un compromiso. Rehusar perdonar hará imposible una restauració n. La cuestió n primordial es la responsabilidad de cada individuo ante el Señ or. Caminando en el perdó n y la comunió n serı́a un lugar maravilloso para empezar a reconstruir la relació n.


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La Justi cación y Santi cación del Cristiano

El Duelo y el Cristiano “La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Apocalipsis 21:1) Adoramos a un Dios grande. E l es soberano y poderoso. Estamos en sus manos, y nada nos sucede por casualidad. Esas son buenas noticias , ¿no lo cree? Pero el no aceptar la voluntad de Dios en muestras vidas, podrı́a hacer que el dolor empeore, en lugar de mejorar. Puede dejarnos pensando, al igual que Marı́a y Marta (Juan 11:21, 32): " Señ or, si hubieras estado aquı́ , mi hermano no habrı́ a muerto.” La soberanı́ a de Dios podrı́ a dejarnos má s enojados que consolados. Analicemos como debe de ver un cristiano el dolor y que nos ayudará a soportarlo. Jesús venció a la muerte Dios odia la muerte, incluso má s que nosotros. Eso es parte de la razó n por la que Jesú s vino. La noticia maravillosa para nosotros es que cuando Jesú s rompió el poder de la muerte, muriendo y resucitando de entre los muertos, lo hizo no só lo para é l sino tambié n para todos los que está n unidos a E l(Heb. 2: 14-15).

Eso signi ica que los que mueren en Cristo ¡está n má s vivos que nunca!, y está n experimentando la vida, el gozo y la gloria que va má s allá de lo que podemos imaginar, en este momento, en la misma presencia de Dios. En este tiempo cuando perdemos a un ser querido en la muerte pudiera parecer que Dios no lo sano o protegió de morir, pero de hecho, Dios ahora los ha sanado y protegido de una manera mucho má s completa y de una manera má s profunda, má s permanente. Ellos está n ahora en el lugar mas hermoso y seguro de todos ¡En la misma presencia de nuestros amoroso Padre!.


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má s existencia despué s de la muerte. Entonces, si alguien de nuestra familia, amigos, etc., muere, ellos realmente está n perdidos para nosotros. Cada cosa de ellos, su peculiar sentido del humor, su cará cter o su alegrı́a, su cá lida sonrisa, su corazó n abierto, todo eso se ha ido para siempre. ¡Ese dolor es un agujero negro!. Gracias a Dios que esto no es ası́. Para aquellos que mueren en Cristo, y para aquellos que lloran en Cristo, el panorama es muy diferente. El dolor de s e r e s q u e r i d o s desaparecidos sigue siendo increı́ b lemente doloroso, pero la separació n es só lo temporal. Los veremos de nuevo. Esa es una imagen completamente diferente. Lloramos con Dios Es Con Nosotros Esperanza En medio del dolor, es muy importante para nosotros 1 Tesalonicenses recordar que el Dios que es 4:13 dice: "Pero no soberano y poderoso es queremos, hermanos, tambié n Emmanuel – Dios que ignoré is acerca de con nosotros. Cuando los que duermen, para Jesús sabe perfectamente lo que signi ca nuestro dolor es debilitante que no os entristezcá is el dolor de perder en la muerte aun ser y s e s i e n t e i m p o s i b l e amado como lo hacen los demá s funcionar, Dios no se sienta que no tienen distante en el cielo. El no está lejos de esperanza" Nó tese que el texto no dice que nosotros. E l no nos deja encontrar la no debemos a ligirnos, só lo que debemos manera de manejar el dolor por nuestra llorar de manera diferente que los que no cuenta. El camina en cada paso del viaje tienen esperanza. Incluso en el contexto de con nosotros. la esperanza, todavı́a sufrimos, y eso es Jesú s vino y vivió como un ser apropiado. El mismo Jesú s lloró ante la humano en este mundo roto. E l nos tumba de su amigo. La Biblia no descarta o entiende. E l sabe la sed atormentadora y la reduce al mı́nimo el dolor, y no debemos debilidad de las ú ltimas horas de la vida. subestimar su impacto. Pero nos a ligimos Como nuestro Sumo Sacerdote El entiende de manera diferente que los que no tienen perfectamente nuestra angustia, intercede esperanza. por nosotros ( Heb 7:25), al igual que su ¿Le pone la muerte inal a todo? Espı́ritu Santo ( Rom 8:26). E l nos llama Supongamos por un momento que no hay

Una madre cristiana en cierta comento: “Cuando nuestro hijo mayor se fue a la universidad, yo esperaba que pasara semanas sintiendo dolor por extrañ arlo, pero no fue ası́, en el fondo yo estaba tan feliz por é l, si el estaba feliz en su carrera,¿yo por qué no habrı́a de estarlo tambié n?, por lo que el dolor no fue como yo esperaba”. Del mismo modo, cuando “perdemos” a un ser querido en la muerte sabemos que ahora es l i b r e , e s t á v i v o , y adorando al Señ or cara a cara con gozo y sin dolor, esto nos ayuda a disminuir nuestra tristeza ¿no es verdad?.


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amigos (Juan 15:15) y promete que nunca nos dejará ni nos abandonará (Hebreos 13: 5.), Que Su Espı́ritu morará en nosotros (Juan 14), y que E l nos dará la paz (14:27; 16:33) e incluso el gozo (15:11; 16:22). Dios nos sostiene en medio de la a licción Lo que má s necesitamos en medio de la a licció n es a Dios mismo. E l se encontrará con nosotros, El se dará a nosotros, llenará el vacı́ o dejado por nuestros seres queridos, calentará nuestros corazones, levantar nuestras cargas, y nos llevará hacia el dulce bá lsamo de la comunió n con su Espı́ritu. Y como nuestro Padre tiernamente nos envolverá en Su amor, nuestro amor por E l crecerá , nuestra fe y con ianza profundizará n, e incluso en medio de la angustia de la pena le alabaremos con gozo profundo y verdadero. Esto es algo que el Señ or hace mediante Su Espı́ritu, por medio de Su Palabra, la oració n y la comunió n y el amor de Su pueblo. Esos medios de gracia no son "tareas" para nuestra lista de ‘que hacer’ – má s cargas colocadas sobre nuestros hombros-adoloridos. Son Su amor por nosotros. Si en su dolor usted lucha para orar o leer la Biblia, pı́dale a alguien que ore por usted y lea la Biblia para usted. El dolor es muy, muy difı́cil. Duele bastante. Pero el Señ or ha roto el poder de la muerte, y por lo tanto Sus hijos que han muerto está n con El. Y E l está con nosotros. Y antes de que se de cuenta, vamos a estar juntos con E ly con ellos. Eso elimina el aguijó n de la muerte – realmente los hace. Incluso en el dolor desgarrador del pesar, con la ayuda del Espı́ritu Santo, podemos aferrarnos a Jesú s y llorar con la esperanza que Su muerte y resurrecció n compró para nosotros.

Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados” (Mateo 5:4)

El Señor Jesús nos enseña que: El hecho de llorar es algo natural, lo da por

supuesto. No necesita justi icar su a irmació n ni dar explicaciones. Ası́ de simple: las lá grimas son la forma má s natural y sencilla de expresar el duelo. Jesú s no reprende a los que lloran, sino que ¡los llama bienaventurados, felices! Llorar no só lo no es negativo, sino que se

considera deseable. Viene incluido en una lista de cualidades positivas del cará cter tales como la mansedumbre, la pureza de corazó n o el ser paci icador. El duelo, llorar, no es incompatible con la

«bienaventuranza» o felicidad en el sentido bı́blico. Podemos estar muy a ligidos por la muerte de un ser querido y, al mismo tiempo, conservar la actitud de serenidad y de paz que tuvo Esteban. Esta felicidad del a ligido es algo má s

profundo que un sentimiento; es la convicció n de que nada ni nadie, «ni la muerte... ni lo presente ni lo por venir nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesú s» (Ro. 8:38-39). La felicidad del a ligido viene del hecho de

que recibirá consolació n. Esta promesa de consuelo es la llave que cambia algo negativo a primera vista –las lá grimas- en una bendició n. “El enjugará toda lá grima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá má s duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado” (Apoc. 21:3-4).


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La Justi cación y Santi cación del Cristiano

Doctrina en orden, ¿vidas en desorden? Un dicho popular reza: “En casa de herrero, cuchillo de palo”. ¿ Qué signi ica eso? Se supone que el herrero debe tener el mejor de los cuchillos porque es la persona que trabaja con metal y da ilo a los cuchillos de todas las personas en la c o m u n i d a d . S i n e m b a rg o , a l g u n o s herreros tienen los peores cuchillos porque descuidan ejercer su experiencia para el bene icio de su propio hogar. ¿Es posible que ese dicho sea realidad en la vida de aquellos que creemos y enseñ amos la sana doctrina? ¿Es posible que aquellos que creemos y enseñ amos buena doctrina llevemos vidas que deshonren a Dios? Primero debemos dejar claro que tener una doctrina correcta nos lleva a vivir una vida correcta delante de Dios. Verdades nos llevan a vivir la verdad, y errores nos llevan a vivir en error. Sin embargo, al analizar nuestra propia vida y al escuchar acerca de muchos hombres y mujeres que, aú n creyendo doctrinas correctas, han pecado – algunos catastró icamente, nos preguntamos si estamos equivocados al pensar que doctrinas en orden producen, automá ticamente, vidas en orden. ¿Es realmente ası́ en todos los casos? ¿Es

“Tú crees que Dios es uno. Haces bien; también los demonios creen, y tiemblan.” (Sant. 2:19) posible tener una doctrina correcta y al mismo tiempo vivir deshonrando a Dios? Examinemos tres ejemplos de la Escritura. Los Fariseos Cuando Jesú s entró o icialmente en escena despué s de su bautismo (Mateo 4), se encontró con varios grupos religiosos. Entre otros, podemos mencionar a los escribas, los saduceos y los fariseos. Los saduceos no creı́an en la resurrecció n ni en los á ngeles ni en lo sobrenatural (Lucas 20:27). Su ilosofı́a se resume en esta frase: “Vive tu vida, porque cuando mueras todo termina”. Un grupo de saduceos llegó a Jesú s unos dı́as antes de su cruci ixió n para preguntarle acerca de la resurrecció n, con el propó sito de atraparlo en una falta y tener razones para acusarle y destruirle. El caso que presentaron a Jesú s fue el siguiente: una mujer se casó siete veces con hermanos que no pudieron tener hijos (cumpliendo ası́ la ley del levirato de Deuteronomio 25:5). En el cielo, ¿quié n será el esposo de la mujer? Los saduceos estaban, implı́citamente, burlá ndose de la doctrina de la resurrecció n. Pero Jesú s les re s p o n d i ó : “ E r rá i s , i g n o ra n d o l a s Escrituras y el poder de Dios”. Su falsa


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doctrina apoyada por una mala interpretació n del Pentateuco les habı́a llevado a creer y a vivir en error. Jesú s les muestró con una correcta interpretació n de E xodo 3:6 que “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mateo 22:32), a irmando que la resurrecció n es una doctrina correcta y verdadera del evangelio de Cristo” (Gá latas 1:6-7). Los escribas, quienes sı́ creı́an en la resurrecció n, le respondieron a Jesú s: “Maestro, bien has dicho” (Lucas 20:39). ¡Doctrina estaba correcta! pero, ¿y qué era de sus vidas? Jesú s mismo nos da la respuesta: “Guardaos de los escribas… que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones; é stos recibirá n mayor condenació n” (Lucas 20:46-47). ¡ A pesar de tener sana doctrina sus vidas estaban en desorden! J e s ú s e x p u s o l a c o d i c i a s i n escrú pulos que practicaban los escribas. E l l o s s e r v ı́ a n a m e n u d o c o m o plani icadores de los bienes de las viudas, lo cual les daba la oportunidad de convencer a estas mujeres angustiadas que e l l a s s e r v i r ı́ a n a D i o s a p o y a n d o econó micamente el templo o su propio trabajo santo de copiar la ley de Dios. El escriba se bene iciaba monetariamente y robaba el legado econó mico que los esposos habı́an dejado a sus viudas. Por otra parte los saduceos vivı́an en error porque habı́an creı́do error. Los escribas vivı́an en error, a pesar de que su doctrina acerca de la resurrecció n era correcta. En la practica ambos grupos estaban viviendo v i d a s e n d e s o r d e n . ¿ Q u é l e c c i ó n aprendemos de esto? Los Corintios Ahora meditemos en la vida de los corintios. Ellos habı́an tenido tres de los má s reconocidos maestros de la iglesia

A pesar de que los escribas conocian la ley, Jesucristo los condenó por su manera de vivir

primitiva. El Apó stol Pablo, el Apó stol Pedro y Apolos habı́an sido algunos de los má s notables pastores del primer siglo y los corintios habı́ a n estado bajo la enseñ anza de estos hombres capacitados por Dios. Inclusive la biblia menciona que algunos hermanos de Corinto fueron asistentes y colaboradores de estos tres grandes hombres de la fe comos por ejemplo: Silas, Timoteo, Priscila y Aquila, entre otros. ¿Qué clase de enseñ anza habrá n recibido de parte de estos hombres de Dios? Debido a tan completa enseñ anza, los corintios eran hermanos que tenı́an buena doctrina. Su fundamento en la fe estaba bien formado. Aunque los de Corinto tenı́an dudas y confusió n acerca de algunas doctrinas (los dones espirituales y la resurrecció n, por ejemplo), el mayor problema de la congregació n en Corinto no era doctrinal (como fue el caso de los Gá latas). El mayor problema con el que esta iglesia luchaba tenı́ a que ver con la moralidad dentro de esta. El pecado, la carnalidad y la mundanalidad estaban ahogando el testimonio de la iglesia, a pesar del gran legado teoló gico que habı́an recibido. ¿Puede imaginarse por un momento esta situació n?


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Satanás y sus demonios Sataná s tiene buena doctrina. De hecho, é l conoce la Biblia muy bien – su conocimiento de la Escritura es má s avanzado que el del creyente má s maduro. Pero su buena doctrina no le salva ni le guı́a hacia la obediencia a Dios. Considera estas palabras de Santiago: “Tú crees que Dios es uno. Haces bien; tambié n los demonios creen, y tiemblan.” (Sant. 2:19). En las narraciones que nos dejaron Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los demonios reconocı́an la procedencia de Jesú s y su deidad (por ejemplo, Marcos 5:6-7). Sin embargo, esto no redime a los demonios ni les lleva a vivir en obediencia al Creador. Sana Doctrina y Obediencia: Estamos llamados a luchar por ambas Dios nos llama a conocer, amar, enseñ ar y defender la sana doctrina. Al mismo tiempo, el Señ or nos ha llamado a luchar en contra del pecado en nuestras vidas y vivir en santidad delante de E l y de aquellos que nos rodean. Sataná s es muy astuto y puede engañ arnos llevá ndonos a cualquier extremo: por un lado, podemos olvidarnos de la sana doctrina deseando vivir en obediencia – lo cual es imposible; por el otro, podemos interesarnos por la buena doctrina sin hacer morir el pecado en nuestra vida – lo cual nos lleva a la hipocresı́a. Las palabras de Pablo a Timoteo resuenan con la misma autoridad para todos nosotros: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” (1 Timoteo 6:16). Nunca debemos descuidar nuestra doctrina. Estamos llamados a conocer a Dios, entender la salvació n, comprender la obra de Cristo, ser capaces de explicar el trabajo

del Espı́ritu Santo y alegrarnos al recordar las doctrinas de la gracia. Pero al mismo tiempo, debemos cuidar nuestra vida. Estamos llamados a hacer morir la lujuria, el chisme, la falta de contentamiento, la fornicació n, el lenguaje que no edi ica, las detracciones, la glotonerı́a, la mentira, la procastinació n, el orgullo y la impaciencia, entre muchos otros pecados. ¿ C ó m o c u l t i v a r u n a v i d a d e obediencia a Dios? Cuando está bamos muertos en pecados y en la incircuncisió n de nuestra carne, Dios nos dio vida juntamente con Cristo perdoná ndonos “todos los pecados” (Colosenses 2:13). nuestros pecados han sido perdonados por Cristo y Dios nos ha adjudicado gratuitamente la justicia, santidad y perfecció n de Su Hijo. No nos destruyamos bajo la culpa de nuestro pecado. Corramos a Jesú s y recordemos que Su obra ya fue completada a nuestro favor. Examinemos nuestra vida en oració n con la Biblia, para que Dios nos muestre qué pecados hemos guardado en nuestro corazó n y qué ı́dolos hemos ocupado el lugar de nuestro Creador. No con iemos en nuestra propia consciencia, que a veces falla como consecuencia de la caı́da. Mejor con iemos en las Escrituras y en la obra del E s p ı́ r i t u S a n t o q u e n o s s a n t i i c a . Recuerde que es muy fá cil para nosotros señ alar el pecado en otros, pero es difı́cil reconocer uno solo en nuestro corazó n. No dejemos de hacer esto por el resto de nuestros dı́as, porque nuestro corazó n es demasiado engañ oso como para tratar de vivir en obediencia a Dios en soledad. Cuando Dios nos haya mostrado un pecado, matemos ese pecado, antes que é l nos destruya a nosotros. Esto traerá gozo a nuestra vida y seremos fructı́feros para nuestro Señ or y Salvador.


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El Lugar de la Disciplina Personal

Oración Meditación Devocional

Iglesia

Estudio

“Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad” (1 Timoteo 4:7-8)

Parte 1 Es posible establecer convicciones con respecto a una vida de santidad, e incluso hacer un compromiso de initivo con ello, má s sin embargo, dejar de lograr el objetivo. La vida está sembrada de resoluciones rotas. Podemos determinar por la gracia de Dios detener há bitos o pecaminosos especı́ icos – entretener pensamientos lujuriosos, criticar a nuestro hermano cristiano, o lo que sea. Pero, por desgracia, con demasiada frecuencia nos encontramos no teniendo é xito. No logramos ese progreso en la santidad que deseamos tan intensamente. ¿Cuá l es la razó n? El escritor Jay Adams pone su dedo en la llaga cuando dice: “Es posible que haya buscado y tratado de obtener la santidad instantá nea. No existe tal cosa…. Queremos a alguien que nos dé tres sencillos pasos para la piedad, y los tomamos el pró ximo viernes y ser piadosos. El problema es que la piedad no viene de esa manera.

Seminario Comunión

Perdón

Santidad

Adams continua demostrando que la manera de obtener la santidad es a travé s de la disciplina cristiana. Pero el concepto de la disciplina es muy escaso en nuestra sociedad hoy en dı́a. Al parecer, en contra de nuestro é nfasis en la libertad en Cristo y con frecuencia la disciplina nos huele a legalismo y dureza, aunque no es ası́. S i n e m b a r g o , Pa b l o d i c e q u e debemos entrenar o disciplinarnos a nosotros mismos para ser piadosos (1 Timoteo 4: 7). La igura del discurso que utiliza proviene de la preparació n fı́sica que los atletas griegos pasaron. Pablo tambié n dijo: “Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo.” (1 Corintios 9:25). Pablo dice que esta era una actitud de su vida, y que cada cristiano deberı́a cultivar (1 Corintios 9:24-27). Si un atleta se disciplina para obtener un premio temporal, dijo, ¡cuá nto má s debemos los cristianos disciplinarnos para obtener una corona que dura para siempre!


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Solo mediante la disciplina personal e s t r u c t u ra m o s n u e s t ra f o r m a c i ó n cristiana. El Nuevo Diccionario Colegiado de Webster de ine la disciplina como: “El entrenamiento que corrige, moldea, o perfecciona las facultades mentales o cará cter moral.” Entonces ¿Qué debemos hacer si buscamos la santidad? Tenemos que corregir, moldear, y capacitar nuestro cará cter moral, mediante ser personas muy disciplinadas en nuestro servicio a Dios.

Leemos en las Escrituras, “que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojé is del viejo hombre, que se corrompe segú n los deseos engañ osos, y que seá is renovados en el espı́ritu de vuestra mente, y os vistá is del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4: 22-24). ¿Dó nde se nos enseñ an estas cosas? Só lo en la Palabra de Dios. La Disciplina hacia la santidad comienza entonces con las Escrituras –con un plan disciplinado para la ingesta regular de las Escrituras y un plan disciplinado para aplicarlas a nuestra vida cotidiana. Aquı́ nuestra cooperació n con el Espı́ritu Santo es muy clara. El Espı́ritu Santo ya ha hecho una buena parte de su obra al proporcionarnos las Escrituras para disciplinarnos. Y a medida que aprendemos de ellas, E l ielmente las traen a nuestra mente cuando los necesitamos para hacer frente a las tentaciones. Al tratar de aplicar Su Palabra a las situaciones diarias, E l obrará en nosotros para fortalecernos. Pero debemos responder a lo que el Espı́ritu Santo ya ha hecho si hemos de esperar que é l haga má s.¿Lo estamos haciendo? Ası́ que vemos que hay que disciplinar nuestras vidas para una dieta saludable regular de la Palabra de Dios. Necesitamos de un tiempo previsto cada dı́a para la lectura o el estudio de la Biblia. !Que importante es asistir a la iglesia en donde se explica el signi icado a la palabra de Dios! Todo cristiano que avanza en la santidad es una persona que ha disciplinado su vida para pasar tiempo regular en la Biblia. Simplemente no hay otra manera.

Ninguna persona puede nacer de nuevo por sus propias capacidades

La disciplina y la Palabra de Dios La disciplina hacia la santidad comienza con la Palabra de Dios. Pablo dijo: "Toda Escritura es inspirada por Dios y ú til para enseñ ar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia" (2 Timoteo 3:16). El ú ltimo elemento que menciona es la formació n o disciplina en hacer justicia. Esto es lo que las Escrituras van a hacer por nosotros si las usamos. Jay Adams dice, “Es por la voluntad, la oració n y la persistente obediencia a los requisitos de las Escrituras que los patrones piadosos se desarrollan y llegan a ser parte de nosotros.”

¿Dedica usted tiempo a estudiar personalmente la palabra de Dios?


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Sataná s siempre combatirá contra nosotros en este punto. E l tratará de convencernos de que tenemos demasiado sueñ o por la mañ ana, estamos demasiado ocupados durante el dı́a, y demasiado cansados por la noche. Parece que nunca hay un momento adecuado para la Palabra de Dios. Esto signi ica que debemos disciplinarnos para proporcionar este tiempo en nuestros horarios diarios. Un cristiano comento: “He encontrado que una hora temprano en la mañana antes del desayuno es el momento más útil para mí de leer la Biblia y orar sobre las áreas de preocupación y necesidad. Ese es también el único momento del día en que puedo ser coherente en mis principales medios de ejercicio – trotar. Para hacer todo esto antes del desayuno requiere que me levante a las cinco en punto. Y como yo necesito unas siete horas de sueño cada noche, eso signi ica que tengo que estar en cama luces apagadas para las 10:00 p.m. Eso es di ícil de hacer. Sólo se puede hacer al disciplinar mis horas de la noche”. Algunas mujeres no pueden encontrar un tiempo prá ctico antes del desayuno, especialmente si tienen niñ os muy pequeñ os o deben dejar que el resto de la familia salga al trabajo o la escuela a temprana hora. En este caso pueden encontrar el tiempo inmediatamente despué s del desayuno como el má s adecuado para un tiempo a solas con Dios. Esto tambié n requiere disciplina de tomar tiempo en que las responsabilidades del dı́a demandan atenció n. Ya sea antes del desayuno o despué s, por la mañ ana o por la noche, el punto es que todos debemos organizar nuestros horarios para brindar esta ingesta diaria de la Palabra de Dios. ¿Con cuá les ayudas contamos? Por lo general, pensamos en los mé todos de la 1) Oı́r la Palabra enseñ ada por nuestros

pastores y maestros (Jeremı́as 3:15), 2) leer la Biblia nosotros mismos (Deuteronomio 17:19), 3) estudiar las Escrituras con atenció n (Proverbios 2: 15), y 4) la memorizació n de pasajes claves (Salmo 119: 11). Todos estos mé todos son necesarios para una ingesta equilibrada de la Palabra. Los pastores está n capacitados por Dios y capacitados para enseñ ar "todo el consejo de Dios." La lectura de la Escritura nos da la perspectiva global de la verdad divina, mientras que el estudio de un pasaje o tema nos permite excavar má s profundamente en una verdad particular. Memorizació n nos ayuda a retener verdades importantes para que podamos aplicarlas en nuestras vidas. ¿Se está bene iciando de todas estas ayudas? En el pró ximo estudio veremos má s ayudas para ser cristianosdisciplinados.


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El Lugar de la Disciplina Personal “Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad” (1 Timoteo 4:7-8)

Parte 2 Como

aprendimos en el estudio pasado, si vamos ir en pos de la santidad con disciplina, debemos hacer má s que escuchar, leer, estudiar o memorizar las Escrituras. Debemos meditar en ella. Dios le dijo a Josué , cuando é l estaba asumiendo el liderazgo de Israel, “ Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditará s en é l dı́a y noche, para que cuides de hacer todo lo que en é l está escrito; porque entonces hará s prosperar tu camino y tendrá s é xito” (Josué 1: 8). Meditar en las Escrituras es pensar en ellas, dá ndoles la vuelta en nuestra mente, y aplicarlas a las situaciones de nuestra vida. Pocos de nosotros p ra c t i c a m o s l a m e d i t a c i ó n e n l a s Escrituras. De alguna manera la idea de la meditació n suena algo ası́ como lo que los monjes medievales hicieron en los monasterios. Sin embargo, a Josué , un comandante en jefe del ejé rcito de Israel muy ocupado, se le dijo que meditara en la ley de Dios dı́a y noche. La prá ctica de la meditació n de la Palabra de Dios, simplemente pensando en ella y su aplicació n a la vida, es una prá ctica que desarrollamos a travé s de la disciplina. La mayorı́a de nosotros pensamos que no

tenemos tiempo para esto, pero hay bloques de minutos durante el dı́a en que podamos meditar si desarrollamos el há bito. ¿Ha considerado apartar un poco de tiempo para meditar en la palabra de Dios? El objetivo de la meditació n es la aplicació n –obediencia a las Escrituras. E s to t a m b i é n re q u i e re d i s c i p l i n a . Obedecer las Escrituras por lo general requiere un cambio en nuestros patrones de vida. Debido a que somos pecadores por naturaleza, hemos desarrollado patrones pecaminosos, que llamamos há bitos. Se requiere disciplina para romper cualquier h á b i t o . N u e s t r o s p a t r o n e s d e desobediencia a Dios se han desarrollado a lo largo de varios añ os y no se rompen fá cilmente o sin disciplina. Disciplina no signi ica apretar los dientes y decir: “Ya no voy a hacer eso.” Por el contrario, la disciplina signi ica, una formació n estructurada planeada. Ası́ como usted necesita un plan de lectura de la Biblia regular o estudio, ası́ usted necesita un plan para aplicar la Palabra a su vida. Al leer o estudiar las Escrituras y meditar sobre ellas durante el dı́a, há gase


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estas tres preguntas: 1. ¿Qué nos enseñ a pasaje relativo a la voluntad de Dios para una vida santa? 2. Có mo es la medida de mi vida a esa Escritura; especı́ icamente dó nde y có mo me quedo corto? (Sea especı́ ico; no generalice.) 3. ¿Qué medidas de acció n de initiva necesito para tener que obedecer? Ser disciplinados implica hacer cambios La parte má s importante de este proceso es la aplicació n especı́ ica de la Escritura a las situaciones especı́ icas de la vida. Existe una gran verdad en todos nosotros, y es que somos propensos a la vaguedad porque el compromiso y el hacer cambios nos pone incó modos. Pero debemos evitar compromisos generales a la obediencia y en cambio aspirar a una obediencia especí ica en casos especı́ icos. Nos engañ amos a nosotros mismos cuando crecemos solo en el conocimiento de la verdad sin responder especı́ icamente a é l (Santiago 1:22). Esto puede conducir a un

Nos engañamos a nosotros mismos cuando crecemos solo en el conocimiento de la verdad sin responder especí camente a él.

orgullo espiritual (1 Corintios 8: 1). La disciplina implica perseverancia Debemos reconocer el hecho de que nuestro esfuerzo estructurado hacia la santidad es un proceso de toda la vida. Ası́ que un ingrediente necesario de la disciplina es la perseverancia. Cualquier entrenamiento fı́sico, mental o espiritualse caracteriza en primer lugar por el fracaso. Fallamos má s a menudo que tener é xito. Pero si perseveramos, vemos progreso poco a poco hasta que estamos teniendo é xito con má s frecuencia que fallar. Esto es cierto a medida que tratamos hacer morir los pecados particulares. Al principio parece que no estamos haciendo n i n g ú n p r o g r e s o , p o r l o q u e n o s desanimamos y pensamos: ¿De qué sirve? Nunca podré superar ese pecado. Eso es exactamente lo que Sataná s quiere que pensemos. Es en este punto donde debemos ejercer la perseverancia. Seguimos deseando é xito inmediato, pero la santidad no viene de esa manera. Nuestros há bitos pecaminosos no se rompen durante la noche. El seguimiento es necesario para tener algú n cambio en nuestras vidas, y el seguimiento requiere perseverancia. A medida que crecemos en el conocimiento de la santidad de Dios, a pesar de que tambié n estamos creciendo en la prá ctica de la santidad parece que la brecha entre nuestro conocimiento y nuestra prá ctica siempre se ensancha. Esta es el camino del Espı́ r itu Santo para llevarnos má s y má s a la santidad. A medida que avanzamos en la santidad, llegamos a odiar el pecado (Salmo 119: 104) y a deleitarnos en la ley de Dios (Romanos 7:22). Vemos la perfecció n de la ley de Dios y la rectitud de todo lo que E l requiere de nosotros. ¡Qué maravilloso!


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Proverbios 24:16: "porque el justo cae siete veces; y vuelve a levantarse, pero los impı́o s caerá n en la desgracia" La persona que se disciplina a sı́ mismo hacia la santidad cae muchas veces, pero no se da por vencido. Despué s de cada fracaso, el justo se levanta y continú a la lucha. No es ası́ con los injustos. Tropiezan en su pecado y se dan por vencidos. Ellos no tienen poder para vencer, porque no tienen el Espı́ritu de Dios obrando en ellos. El ejemplo de los siervos de Dios del pasado El apó stol Pablo dijo: " Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago.” (Romanos 7:15). ¿Qué cristiano puede negar que esto es a menudo su propia experiencia? La verdad es que, cuanto má s vemos la santidad de Dios y Su ley revelada a nosotros en la Escritura, má s reconocemos cuá n cortos nos quedamos. Isaı́ a s era un profeta de Dios, caminando en la justicia de los mandamientos de Dios. Sin embargo, al ver al Señ or Dios en Su santidad, se vio

obligado a gritar: “Entonces dije: “¡Ay de mı́! Porque perdido estoy, pues soy hombre de labios inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, porque han visto mis ojos al Rey, el Señ or de los ejé rcitos.” (Isaı́as 6: 5). La disciplina cristiana trae recompensas A la hora de aplicar la biblia en nuestra vida estamos de acuerdo en que "sus mandamientos no son gravosos" (1 Juan 5: 3), pero Su mandamiento es "santo, justo y bueno" (Romanos 7:12). Sin embargo, durante todo este tiempo tambié n vemos nuestra propia corrupció n interna y nuestras caı́das frecuentes en el pecado. Clamamos con Pablo: "¡Miserable de mı́ ! " (Romanos 7:24), y queremos renunciar. Pero si queremos tener é xito en nuestra bú squeda de la santidad debemos perseverar a pesar de los aparentes “fracasos” temporales, llevando una vida disciplinada para la gloria de Dios.

El cristiano verdadero recibe al Espiritu Santo para lograr la disciplina que lo conduce a la santidad



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