Fotografía por Alex Naranjo
LTERNO
número 4 año 1
EDITORIAL Con el cambio de horario, también se nos vino un cambio exorbitante que sucederá en la revista a partir del próximo número. Fue larga la espera, pero estamos seguros que valdrá la pena la demora. El cuerpo, el espacio, aquello alrededor de nosotros es sólo un pretexto más para tomar una fotografía, para escribirle con grafito y después borrarlos con migajón, todos indecisos, ¿y por qué no? El color por fin se incluyó en los dibujos de cartón. Atentamente: el grupo hermosísimo de Alterno
DIRECTORIO Diseño / Alejandra L. Naranjo Katya M. Pantoja Edición /
Alejandra L. Naranjo
Colaboradores / Ana Lucía Salazar Katya M. Pantoja Alejandra L. Naranjo Correción /
Jorge Rodríguez Castro
-Los textos que aquí aparecen son responsabilidad
de los autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la revista.
INDICE
Applícate 3 Círculo de ideas 5 Cartonera 8 El inventario 10 Lente alterno 12
PPlicate
por Ana Salazar
Las 5 aplicaciones más ridículas Estimado lector: estas son las 5 aplicaciones más ridículas que han sido inventadas, le recomendamos discreción. Cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia:
1. iChill My Beer
Esta aplicación que, traducida al español, se llamaría algo como: “Yo reposo mi cerveza”, te avisa cuando tu cerveza ya está a la temperatura adecuada. Especial para aquellos amantes de la cerveza bien fría, a término muerto. ¿No te parece que el inventor de esta genialidad pudiera ser alcohólico?
2. Pocket Heat
Esta es otra de nuestras aplicaciones “tontas”. Por un precio de $13 pesos, esta maravilloso invento promete convertir tu iPhone en un calentador instantáneo, es decir, hace que el procesador de tu teléfono funcione al máximo, y por tal motivo, consigue que se caliente. La verdad, no pensaron muy bien en lo que se refiere a la batería, pues se agota rápidamente dejándote en la fría realidad.
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3. Convertidor de llanto
Esta aplicación es una joya, se trata de un software pensado especialmente para padres primerizos, ya que analiza el llanto de los bebés y dictamina las posibles molestias que pudiera tener del bebé. ¿Confiarías más en la tecnología, o en tus instintos de padre?
4. Hold the button
Este triunfo de la inteligencia es uno de los juegos más sin sentido que he conocido, ¡y vaya que hay juegos tontos hoy en día! La única regla de esta aplicación consiste en dejar tu dedo pegado al celular por el mayor tiempo posible. Imagínense, ¡hay records de hasta tres días!, ahora sí que la ociosidad no tiene precio. ¿Te animarías a jugarlo?
5. I’m Rich
La última aplicación que les presento dejó de serlo hace tiempo, y lo digo porque ya no la encuentras en la appstore. Su precio se excedía hasta los $1,000.00 (mil pesos) y no hacía absolutamente ¡NADA! Las siete personas que la compraron, instantáneamente perdieron la cordura, es broma. No sé si se volvieron locos, pero sí podemos concluir que tenían el dinero. ¿Huele a estafa?
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Sin título
Por Rosales Desde el cielo, sí uno ve, todos somos tan iguales, tan pequeños en un enorme universo infinito.
Espejísmos Por A.S.
Sus manos, suaves sedas descuidadas, Uñas rotas, sueños rotos. Su piel, nieve de vainilla y coco que hasta se trasluce el verde de sus venas. Sus ojos, delicado vidrio tornasol, miradas transgénicas, por donde mires dependerá el color. Su cabello, otoño dulce, Hojas medio secas. Sus ojos, aleteos de polen aquí a allá. Su corazón, Un teatro sin fondo, Una sinfonía de colores y un sinfín de emociones. Su mente una fuente de ideas. Una selva su alma, Oscura y alumbrante.
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Espejos internos Por Katson Mawyer
No necesito más que un lápiz y un papel. Un lápiz para encajarme mis frustraciones en la sien, un papel para cortarme la yugular con las orillas de la hoja, para sentir cómo el dolor me recorre todo el cuerpo, me cala los tuétanos hasta la muerte y la pienso por última vez cómo el recuerdo más fétido y sanguíneo. No necesito más del universo ni de mi opresora consciencia, me embarga la demencia, y desquiciada, me siento frente al espejo, me veo sin antes desconocer a quién se encuentra frente a mí. El placer de lo que reconocía como maravilloso, se va derritiendo hasta irse triste por el desagüe, caer en algún solitario riachuelo escondido dentro de mis preocupaciones y estancarse ahí eternamente. No necesito acariciar a un gato para no añorarte, no necesito dormir todo el día para no pensarte, ni necesito sacarle filo a las agujas de mis costillas. Necesito ir con la lúgubre noche, sembrar en ella mi esquela y platicar con ella, mientras el frío nocturno me destroza y congela las vértebras. Quiero estar ahí, mirando desde lejos mi propio sepelio, sentir desde fuera mi propia claustrofobia en un ataúd barato, mirarme y darme cuenta que mi muerte no ha causado asesinatos a flores más valiosas. Quisiera, pero no necesito de ello, verla una vez más
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y asegurarme por fin que lo que me amedrenta las entrañas no es amor, sino un odio irreprimible hacia ella. No necesito más que un lápiz y un papel, para saber de una vez por todas que soy cobarde, que simplemente me limitaré -como todo melancólico frustrado- a reflejarme en el espejo de mis palabras.
Flor del universo Por E. Valladares
Niña bebé cubierta de pétalos, es la mujer. Chiquilla de estrambres con polvo, es la mujer. Jovencita floreciente en esplendor, es la mujer. Señora, señora, señora girasol del mundo, es la mujer. Viejita, viejita, viejita como flor marchita, es la mujer. Flor del universo, flor del universo, flor del universo, es la mujer.
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Cartoner
Por Sarah Legorreta
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Por Katson Mawyer 9
El inventari por Tenoch Peregrino*
El enigma de Lalo (parte 3) Lo que odio de la vida es que siempre tiene que seguir. Siguió después de que se mató Lalo y seguirá después de mí. Nadie es tan grande como para que la vida se detenga. Sí, la gente se muere, y sí, la gente avanza. Quien se detiene sólo lo hace para obstaculizar la vida, y se detienen para cumplir con el duelo, ese desprenderse que vuelve el acto doloroso en metafísica de la imagen. Porque no podrán negar que se recuerda lo último, aunque se supone que se tendría que recordar lo bueno de las personas. Debo ser más positivo, me digo. ¿Cómo recordar a Lalo si no como aquel cuerpo deshecho? Dejaré la intriga: Lalo apenas tiene cara para reconocerlo; de la media cara sólo encuentro a salvo su labio inferior, lo demás está trozado, la carne apenas se sujeta al hueso, los dientes. Descubro que la cavidad del ojo es más profunda si no hay ojos. ¿Dónde está el otro cacho de cabello? Parece que alguien lo masticó buen rato. Siento como el ácido me sube por la garganta, un eructo que atenúa el sabor de lo que observo. Si fuera una película, la cámara comenzaría a bajar
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hacia los pies de Lalo, tomaría el rostro de Lupita y el mío, y enfocaría la mueca de asco y amor. Cuando la piel se raspa, la sangre coagulada comienza a formar una costra. El cuerpo trata de reconstruirse a partir de lo muerto. Ahora entiendo por qué hay tanta sangre, por qué todo está cubierto de ese rojo que se vuelve negro, esa sustancia oscura –el enigma– que trato de arrancar de mis recuerdos. ¿Es necesario aceptar que Lalo está muerto para superar el duelo? Él está muerto, y con él se ha muerto esa parte de mí, y la vida sigue –la odio, maldita sea–, como un objeto imparable. ¿Seré yo el objeto inamovible con el que deba enfrentarse? Entonces sería una buena historia.
* Poeta del pueblo. Exige que la imagen porte su sombra.
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Lente
lterno
Por Natalia Delgado
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Por Pablo Kraken
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Por Rosales
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Fotografía por Alex Naranjo
numero 4 año 1
LTERNO