Isaac Asimov. Segunda fundación.

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—Papá —jadeó ella—, ¿ahora les permitiremos que nos den medallas? —¿Cómo sabías que las había rechazado? —La contempló con fijeza unos instantes, y después volvió a reír—. No importa; tú lo sabes todo. Está bien, recibirás tu medalla sobre un podio, con discursos. —Y... papá... —¿Qué? —¿Me llamarás Arkady en lo sucesivo? —Pero... Está bien, Arkady. Lentamente, la magnitud de la victoria le fue invadiendo, saturándole. La Fundación, la Primera Fundación, ahora la única Fundación, era dueña absoluta de la Galaxia. Ya no existía ninguna barrera entre ellos y el Segundo Imperio, el cumplimiento final del Plan Seldon. Sólo tenían que alargar la mano para que fuese suyo... Gracias a... 22. LA RESPUESTA VERDADERA ¡Una habitación no localizada en un mundo no localizado! Y un hombre cuyo plan había tenido éxito. El Primer Orador miró al estudiante. —Cincuenta hombres y mujeres —dijo—. ¡Cincuenta mártires! Sabían que significaba la muerte o una prisión perpetua, y ni siquiera podían ser orientados para impedir el debilitamiento... ya que la orientación hubiera podido ser detectada. Y, pese a ello, no se debilitaron. Llevaron a término el plan, porque amaban el Plan más importante: el de Seldon. —¿No podrían haber sido menos? —preguntó el estudiante, dudando. El Primer Orador movió lentamente la cabeza. —Era el límite más bajo. Menos no hubieran podido aportar la convicción necesaria. De hecho, el objetivismo puro hubiese exigido setenta y cinco, para dejar margen al error. No importa. ¿Ha estudiado el plan de acción elaborado por el Consejo de Oradores hace quince años? —Sí, Orador. —¿Y lo ha comparado con los acontecimientos actuales? —Sí, Orador. —Entonces, tras una pausa—: Sentí un gran asombro, Orador. —Lo sé; siempre inspira asombro. Si supiera cuántos hombres trabajaron en él durante meses, años, en realidad, para darle un acabado perfecto, estaría menos asombrado. Ahora, cuénteme lo ocurrido... con palabras. Quiero su traducción de las matemáticas. —Sí, Orador. —El joven ordenó sus pensamientos—. Esencialmente, era necesario que los hombres de la Primera Fundación estuvieran plenamente convencidos de haber localizado y destruido a la Segunda Fundación. De este modo se volvería a la situación original programada. Para todos los efectos, Términus lo ignoraría todo otra vez acerca de nosotros y no nos incluiría en ninguno de sus cálculos. Una vez más estamos ocultos y a salvo..., a costa de cincuenta hombres. —¿Y el propósito de la guerra kalganiana? —Demostrar a la Fundación que puede vencer a un enemigo físico, y borrar el daño causado a su amor propio y su seguridad en sí misma por el Mulo. —En esto su análisis es insuficiente. Recuerde que la población de Términus nos miraba con una clara ambivalencia. Odiaban y envidiaban nuestra supuesta superioridad, y, sin embargo, confiaban implícitamente en nosotros para su protección. Si hubiéramos sido «destruidos» antes de la guerra kalganiana, el pánico se hubiera extendido por toda la Fundación. Nunca habría tenido el valor de enfrentarse a Stettin cuando éste hubiese atacado; y lo habría hecho. La «destrucción» sólo podía tener lugar con un mínimo de efectos perjudiciales durante la euforia del triunfo. Incluso esperar un año más hubiera significado un gran enfriamiento del espíritu necesario para lograr el éxito. El estudiante asintió.

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