Isaac Asimov. Segunda fundación.

Page 83

¿Qué debía hacer? ¿Qué debía hacer? Fue en aquel momento cuando comprendió que era una niña estúpida, muy estúpida, separada de su padre y muy asustada. Tenía los ojos llenos de lágrimas, y en el fondo de su garganta se movía un grito pequeño e inaudible que le producía dolor. No temía que el Señor Stettin la capturase. La Señora Callia se encargaría de que no lo consiguiera. ¡La Señora Callia! Vieja, gorda, estúpida, pero con dominio sobre el dirigente, a pesar de todo. ¡Oh, qué claro estaba todo ahora! Todo estaba claro. El té que tomó con Callia, cuando se creyó tan lista. ¡La lista pequeña Arcadia! Algo en su interior le produjo náuseas. El té había sido una maniobra, y probablemente Stettin había sido persuadido para que permitiese a Homir inspeccionar el palacio. Ella, la necia Callia, lo había querido así, y maniobrado para que la lista y pequeña Arcadia le suministrase una excusa válida, una excusa que no despertase sospechas en las mente:: de las víctimas e implicase un mínimo de interferencia por parte de ella. Entonces, ¿por qué Arcadia estaba libre? Homir era un prisionero, por supuesto... A menos que... A menos que la enviaran a la Fundación como un cebo..., un cebo para conducir a otros a manos de... ellos. Así pues, no podía volver a la Fundación... —El espaciopuerto, señorita. El aerotaxi había aterrizado. ¡Qué extraño! Ni siquiera lo había advertido. Se movía como en un sueño. —Gracias. Le entregó el billete sin ver nada, bajó del vehículo y echó a correr por la pista elástica. Luces. Hombres y mujeres indiferentes. Grandes y brillantes tableros de información, con los números móviles que indicaban todas las llegadas y salidas de las astronaves. ¿Adónde iba? No le importaba. ¡Lo único que sabía era que no iba a la Fundación! Cualquier otro lugar le serviría. ¡Oh, gracias, Seldon, por aquel momento de olvido! Gracias por el efímero segundo en que Callia había olvidado su comedia y expresado su burla porque sólo trataba con una niña. Y entonces se le ocurrió otra cosa, algo que se había estado gestando en la base de su cerebro desde que comenzara a huir, algo que mató para siempre la inocencia de sus catorce años. Y comprendió que debía escapar. Aquello sobre todo. Aunque localizaran a todos los conspiradores de la Fundación, aunque cogieran a su propio padre, no podía, no se atrevía a dar el menor aviso. No podía arriesgar su propia vida —ni en lo más mínimo— aunque fuera por todo el Reino de Términus. Ella era la persona más importante de la Galaxia. Era la única persona importante de la Galaxia. Lo comprendió mientras se detenía ante la máquina de los billetes y se preguntaba adónde iría. Porque en toda la Galaxia, ella, y sólo ella, a excepción de ellos mismos, conocía la localización de la Segunda Fundación. 15. A TRAVES DE LA REJA TRANTOR.—A mediados del Interregno, Trántor era una sombra. En medio de las colosales ruinas vivía una pequeña comunidad de granjeros... Enciclopedia Galáctica No hay nada ni nunca ha habido nada parecido a un bullicioso espaciopuerto de la capital de un populoso planeta. Están los enormes aparatos, descansando majestuosamente sobre sus emplazamientos. Si se elige bien el momento, puede contemplarse la impresionante vista del gigante perdiendo altura y posándose en su lugar, o todavía más escalofriante, la salida a ritmo creciente de una burbuja de acero.

83


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.