En la carrera docente, los estudios profesionales deben ir ampliándose en la medida que también lo hacen las nuevas tendencias tecnológicas, culturales, sociales y científicas, solo así se podrá equipar a los alumnos e impartir en ellos los conocimientos requeridos para destacar con éxito en el ámbito profesional. Se requieren hoy en día docentes que sean verdaderos académicos, que reúnan perfiles tecnológicos y éticos de primer nivel que le avalen en su tarea de plantear soluciones a las crisis educativas y no ser parte de estas, que sean promotores de acciones responsables de transformación social mediante la enseñanza y el aprendizaje, dispuestos a cambiar paradigmas y a levantarse como los líderes que la sociedad necesita para nutrirse de mejores profesionales. El nuevo rol de los docentes a todo nivel, requiere de manera urgente convertirse en facilitadores del aprendizaje, orientadores flexibles, asiduos y permanentes lectores, escritores e investigadores, intelectuales críticos, analíticos de la realidad nacional e internacional, pero sobre todo, dispuestos a renovar con regularidad y nuevos conocimientos, ya sea por iniciativa institucional o por cuenta propia, su hoja de vida curricular.
EL NUEVO PERFIL DOCENTE La innovación educativa no es ya simple retórica, es una necesidad que requiere verdadero liderazgo y normativa institucional para transitar hacia un nuevo modelo educativo fundamentado en una estrategia amplia para lograr que sea efectiva, equitativa y sostenible para los estudiantes, los docentes y padres de familia. La debilidad de la política educativa nacional en toda su integralidad obliga a un necesario debate sobre la calidad y la transparencia de un sistema en el que ya no se funciona por la simple rutina en donde el trabajo del profesorado se concentra solo en brindar contenido que después los estudiantes deben memorizar. Hoy las cualidades y exigencias de quienes se dedican a la labor docente han cambiado de manera significativa, el problema es que también cambiaron y curiosamente en sentido contrario, las prioridades de los estudiantes y la atención de los padres de familia en la formación de sus hijos, los mismos maestros cuestionan y en la mayoría de los casos se acomodan a la desmotivación de los alumnos y a su falta de interés por aprender. Pareciera que los actores involucrados en el proceso educativo (maestros, gobierno, estudiantes y padres de familia), no se han dado cuenta que la mayor parte del conocimiento que recibimos tiene fecha de vencimiento y que el gran reto de la enseñanza es la renovación pedagógica mediante formas activas como la participación, el análisis crítico, el debate y la práctica. Renovar el sistema de educación es una urgencia que los países no pueden ni deben dilatar, con el desarrollo de la tecnología los maestros, por ejemplo, deben tener la capacidad de transmitir los contenidos de sus clases mediante estrategias creativas e innovadoras adaptadas según las necesidades de su entorno.