Solo Rivas Fontán. Memorias de un político lejos del rebaño by Alvarellos Editora

¿Quién es José Rivas Fontán? ¿El primer alcalde democrático

de Pontevedra? ¿El líder sindical del movimiento de maestros que acabó como diputado constituyente en las filas de la UCD? ¿El primer secretario general de la Xunta de Galicia? ¿El hombre que se enfrentó a Luciano Varela y sufrió un via crucis judicial? ¿El político que conoció

Solo Rivas Fontán Memorias de un político lejos del rebaño

Adrián Rodríguez Prólogo de Manuel Jabois

Fotografía: David Freire

«Un alcalde, un tiempo, una ciudad. Los espejos de Rivas Fontán» Ramón Rozas

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«Un ajuste de cuentas monumental» Rodrigo Cota

Fotografía: Helena Ayape

«Un thriller que se lee de un trago» Manuel Jabois

ADRIÁN RODRÍGUEZ (1978) es un periodista pontevedrés con larga trayectoria profesional y uno de los analistas políticos de referencia de Galicia. Ha trabajado durante más de quince años en Diario de Pontevedra y es habitual en las tertulias radiofónicas de la Cadena Ser y la Cadena Cope. Además, ha colaborado como coautor en el Proxecto Galicia.

a fondo a Mariano Rajoy, a Manuel Fraga, a Xosé Cuíña y a Adolfo Suárez? ¿La vieja gloria que se fue del PP dando un portazo? ¿O es también Pepiño da Gándara, aquel niño de Verducido? ¿O el padre que asistía impotente a su desfile judicial en el Telediario de las tres? ¿El alcalde que plantó batalla o el ser humano que notaba una erosión interior descomunal e imparable? Todas esas personas conforman este José Rivas Fontán poliédrico, un protagonista imprescindible para entender no solo la historia de Pontevedra, que corre paralela a la suya, sino la de un país y su democracia; un retrato dibujado en unas memorias que, sabiamente armadas por el periodista Adrián Rodríguez, constituyen un ejercicio de sinceridad abrumadora.

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En la imagen de capa, José Rivas Fontán y el presidente del gobierno de España, Adolfo Suárez, en la visita de este a Pontevedra en febrero de 1979. (A la derecha, el periodista Luis Portas). Fotografía: Rafa.

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© Texto: Adrián Rodríguez García © Prólogo: Manuel Jabois © Epílogo: José Rivas Fontán Diseño y maqueta: Alvarellos Editora Créditos de las fotografías: todas las imágenes e ilustraciones de la galería gráfica pertenecen al archivo personal de José Rivas Fontán excepto las firmadas a Diario de Pontevedra y la primera de ellas (pág. I), extraída del libro Galicia. Estatutos de Autonomía. 1936 e 1981 (Parlamento de Galicia, 2011). Impresión: Huella Digital ISBN 978-84-16460-07-6 Depósito Legal C 390-2016 Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

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Memorias de un político lejos del rebaño

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Índice

Prólogo, por Manuel Jabois................................................9 Un 23 de febrero...................................................................13 Pepiño da Gándara................................................................23 Un caballo de Troya en el sindicato franquista ��33 Diputado, sí, diputado..........................................................43 La gente sencilla del presidente Suárez...................................57 ¿El alcalde? Bah, un maestro..................................................73 Levantando una casa en ruinas..............................................87 Tres películas y una corbata en el Casino.............................107 Las llamas del Teatro Principal.............................................127 Un paseo con Rajoy.............................................................143 Una estatua con un parecido sospechoso.............................151 El fin del cuatrienio ominoso...............................................169 Los cuchillos........................................................................179 La cocina.............................................................................195 Calañas...............................................................................211 De todos los colores.............................................................227 Aún en pie...........................................................................241 Tocata y fuga.......................................................................257 El regreso............................................................................267 Presidente, me hace daño con lo que me dice ��279 Cara de cartón.....................................................................287 Es imposible........................................................................303 Un portazo..........................................................................309 Epílogo, por José Rivas Fontán .......................................327 Índice onomástico ..........................................................331

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Prólogo por Manuel Jabois

Me gusta pensar que la vida hace mejores o peores los libros. La biografía de Rivas Fontán, por ejemplo, tiene tanto sentido para él como para cualquier otro, con la salvedad de su posición extraordinaria en el tiempo delicado que vivió. Sólo hay que leer las primeras líneas para comprender que lo que estaba destinado a Rivas se destina también al lector. Ocurre a menudo con la no ficción. Cuando escribí un librito titulado Manu no podía ni imaginar que tres años después, separado de él y de su madre, todos los párrafos adquirían de repente un sentido fatalista y casi misterioso, como si la vida hubiese convertido mis memorias felices en un ejercicio literario apasionado y nostálgico. Sí, se canta lo que se pierde. O lo que se está a punto de perder. Ese arranque de libro en el que el autor habla involuntariamente de su vida y de la nuestra, sin el riesgo que entrañaba para Rivas («Suele decirse que la vida cambia en un instante y ese instante llega sin preaviso. Un día todo es perfecto, todo marcha bien, con las ligeras complicaciones cotidianas, y de repente ese equilibrio interior, apoyado en las pequeñas cosas, se viene abajo sin que uno pueda evitarlo») traslada al lector a otra fecha, 23-F,

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Un 23 de febrero

uele decirse que la vida cambia en un instante y que ese instante llega sin preaviso. Un día todo es perfecto, todo marcha bien, con las ligeras complicaciones cotidianas, y de repente ese equilibrio interior, apoyado en las pequeñas cosas, se viene abajo sin que uno pueda hacer demasiado por evitarlo. A partir de entonces la perspectiva es diferente y se añora la rutina pasada, incluso la discusión con la mujer, el enfado con un amigo, los reproches en el trabajo, la avería en la caldera, una cita inoportuna o la meada que ha dejado el perro en el salón. Los fastidios minúsculos que también rellenan el calendario y lo hacen único. El 23 de febrero de 1981 la vida de mucha gente pudo cambiar. Ese día estuvo cerca de constituir uno de esos instantes fatales en los que se desmorona el castillo de naipes que es la vida de cada uno y se echan de menos los pequeños problemas que ocupaban poco antes nuestras cabezas. Porque ese día la Historia del país, en mayúsculas, pudo coger otro camino, y la historia de muchas personas, en minúscula, también. Aunque los tambores llevaban tiempo sonando, resultaba difícil prever algo así aquella tarde. En Verducido, ese 23-F hace frío, lo normal para esa época del año. Después de comer, José Rivas Fontán ha acudido a la finca en la que está construyendo su casa. Son unas obras que se prolongan desde 1977, poco antes de que el alcalde de

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Pontevedra haya entrado en política para convertirse en uno de los diputados constituyentes. Primero la cimentación, luego los muros… Poco a poco. Un trabajo lento que aún tardará cuatro años más en finalizarse, en 1985. La visita del alcalde a Verducido tiene por objeto el diseño de un balcón. No le gusta el aluminio y quiere uno de fundición. Para eso ha contratado a un herrero de Vilagarcía que esa tarde acude a tomar medidas de lo que pronto será la vivienda. Ya se pueden ver la estructura y las paredes que conforman las divisiones interiores. Dentro de poco será un hogar, una casa estupenda. Mientras discuten, planifican y deciden, llega el clic, el punto de inicio a partir del cual se activa toda la acción: Rivas Fontán recibe un recado de una tía suya que regenta la taberna en la que se halla el único teléfono de toda la parroquia. España parece haber entrado en la modernidad pero las comunicaciones aún son muy precarias. —Ha llamado el gobernador civil para que se vaya usted urgentemente a Pontevedra. «Yo era ajeno a todo lo que estaba ocurriendo en ese momento en Madrid, porque la radio era el único modo de enterarse y en la casa de Verducido no había», recuerda Rivas Fontán. El mensaje es claro y poco usual, así que el alcalde no se demora. Acude a la taberna, a un par de cientos de metros de su casa, desde allí llama al gobernador civil, Joaquín Borrell, con el que mantiene una buena relación personal, y empieza a hacerse una composición de lugar de lo que está sucediendo. —¿Qué pasa, Joaquín? —Vente para aquí que hay un golpe de estado. A Rivas Fontán la noticia no le coge por sorpresa. Ha sido diputado entre 1977 y 1979, en el primer Congreso democráticamente elegido tras la muerte de Franco, y tiene presentes los meses previos a la aprobación de la Constitución, a finales de 1978, cuando las referencias al caballo de Pavía o, lo que es lo mismo, a un levantamiento militar, eran constantes. Desde su salida del Congreso, el alcalde de Pontevedra se ha mantenido alejado de los rumores de Madrid. Su aventura en la política na-

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cional no ha acabado bien del todo, con un baile de cuchilladas que lo ha dejado fuera de las listas de 1979. Los chismes de la capital le quedan lejos y no le interesan. Además, el Ayuntamiento lo tiene absorbido por completo. Los problemas económicos, los nuevos proyectos, la modernización de la estructura administrativa… Bastante tiene con Pontevedra. Aun así, su viaje en coche desde Verducido hasta la ciudad lo pone al día rápidamente. En su Volkswagen Golf sí hay radio y ahí, con cuentagotas, va recibiendo la información. Un grupo de guardias civiles liderado por el teniente coronel Tejero ha entrado en el Congreso como parte de un levantamiento militar. Eso implica que se está dando un golpe de estado, pero también provoca que muchas piezas empiecen a encajar a escala local. No en Madrid, sino en Pontevedra. Porque tres episodios que el alcalde ha vivido en el pasado reciente, dos de ellos en las últimas semanas, ayudan a apuntalar una teoría que lleva al mismo sitio: el golpe de estado no se ha preparado de un día para otro y mucha gente sabía que ocurriría. El viaje de Rivas Fontán de Verducido a Pontevedra en la tarde del 23-F es, en el fondo, como el final de una película de intriga en el que el director ofrece unos flashbacks que aclaran la trama. Ahora todo tiene su explicación. En esos siete kilómetros por carreteras llenas de curvas, recuerda, por ejemplo, lo ocurrido sólo un día antes durante una comida a la que es invitado en el Centro de Instrucción de Reclutas (CIR) del cuartel de Figueirido, un acto lleno de invitados con el boato de las grandes ocasiones. Al alcalde y a su mujer les toca sentarse frente a un ilustre visitante, el gobernador militar de A Coruña, el general Torres Rojas. «Comimos, hablamos y, al salir, mi mujer me dijo: ‘¿Tú no has notado una alegría extraña en los militares hoy? ¿Que el general estaba con bromas inoportunas sobre el sistema?’. Aquello fue intuición femenina. Yo no me había dado cuenta de nada. Hablaba convencido de que la democracia era inexpugnable y permanente». No son bromas. O si lo son, tienen una base muy consistente. Chanzas bravuconas vestidas de uniforme. Militares gallitos pero con información privilegiada: Torres Rojas es una de las

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Arriba, con el periodista Joaquín Prat con el helicóptero de la Cadena Ser en 1985.

Abajo, en compañía de Adolfo Suárez en la visita a Pontevedra del presidente del Gobierno en 1979.

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III

Junto a Mariano Rajoy en la procesión de A Peregrina de 1983 y (abajo) con Manuel Fraga y José Antonio Segurado en el mismo año.

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¿Quién es José Rivas Fontán? ¿El primer alcalde democrático

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Adrián Rodríguez Prólogo de Manuel Jabois

Fotografía: David Freire

«Un alcalde, un tiempo, una ciudad. Los espejos de Rivas Fontán» Ramón Rozas

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«Un thriller que se lee de un trago» Manuel Jabois

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