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Cafés históricos de España y Portugal
El aroma de los viejos y grandes Cafés. Por vez primera, un recorrido histórico, literario y humano con parada en cincuenta de los establecimientos más emblemáticos de España y Portugal. Ilustrado con más de 300 fotografías y documentos de época. El autor nos introduce en una atmósfera singular en la que los relojes parecen haberse detenido, la conversación es rica y pausada, y la lectura se convierte en un placer. En ellos llegamos a percibir el eco cercano de Pablo Picasso, Valle-Inclán, Fernando Pessoa, o incluso Mick Jagger o Sara Montiel. Estos 50 Cafés históricos de España y Portugal son museos vivos. Representan una heroica historia de supervivencia. Como señala Antonio Bonet Correa en el Prólogo, «son ejemplares únicos que deben ser visitados al menos una vez en la vida». Adaptados a los nuevos tiempos, resultan también hoy lugares dinámicos, multiculturales, que convocan a todo tipo de gentes. Empecemos a saborearlos ya desde estas páginas.
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Cafés históricos de España y Portugal
Fernando Franjo
Fernando Franjo
Fernando Franjo Franjo (Monforte de Lemos, 1963). Licenciado en Geografía e Historia por la Universidade de Santiago de Compostela. Trabaja como periodista desde hace más de dos décadas en el diario de la capital de Galicia, El Correo Gallego, donde se ha especializado en temas de ámbito cultural, sobre todo en música, campo en el que ha entrevistado a algunas de las más grandes estrellas del jazz, el blues o el rock. Apasionado de los Cafés históricos y literarios, desde hace años investiga y publica sobre este mundo en prensa escrita y en las Redes, en especial a través de su conocido blog La vuelta al mundo en ochenta Cafés.
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Esta edición ha contado con la colaboración de Cafés Candelas S.L. una compañía con más de 40 años de experiencia en el tueste y comercialización de café en España y Portugal. Cafés Candelas S.L. Polígono Industrial de O Ceao Rúa dos Transportes, 7. 27003 Lugo cafescandelas.com
© Alvarellos Editora, 2014 Sempre en Galiza, 4 15706 Santiago de Compostela correo@alvarellos.info www.alvarellos.info © Fernando Franjo Franjo © Fotografías: Fernando Franjo, Paula Franjo, Alejandra Franjo, Ana Isabel Calvo, archivos de los Cafés y archivo de Alvarellos Editora Diseño portada: 100x100 Creatividad+Comunicación Diseño y maqueta: Carmen Botana y Alvarellos Editora Impresión: Tórculo Depósito Legal C 1524-2014 ISBN 978-84-89323-90-2
Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
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Agradecimientos A quienes han cedido imágenes para completar este viaje por nuestros grandes Cafés, que han sido (por orden alfabético):
La elaboración de este libro no hubiese sido posible sin la consulta de numerosos documentos fotográficos y escritos, que en buena parte de los casos pertenecen a los archivos particulares de los Cafés reflejados en sus páginas. Para todos ellos, un agradecimiento por su extraordinaria colaboración, sin la que esta empresa no hubiese sido posible.
Ana de la Serna (Café Royalty. Cádiz) Antonio Sierra (Lion d'Or. Valladolid) Boca Dorada (Nicola. Lisboa) Breogán Cabezas (De Catro a Catro. Vigo) Carlos Cantero (Café La Concepción. Segovia) Daniela Buga (Horchatería Santa Catalina. Valencia) Drew Kaplan (Café Central. Málaga) Eric Parey (Café de Levante, Zaragoza) Esther Espino (Confitería La Campana. Sevilla) Gustavo Adolfo Garrido (A Brasileira. Lisboa) Gustoguides.com (Café Comercial. Madrid) J. Vázquez (Confitería Madarro. Lugo) Javier González (Café Central. Madrid) Jose Manuel Montes León (Café Dindurra. Gijón) José Rabadán (Els Quatre Gats, Barcelona) Juan José Aínsa (El Real. Zaragoza) Manu de Alba (Café Iruña. Bilbao) Margarita Romero (Confitería La Campana. Sevilla) María Valldeperas (Café Zurich. Barcelona) Marta García (Café Oquendo. San Sebastián) Nacho Bacigalupe (Café España. Burgos) Numismatas.com (Áncora d'Ouro. Porto) Pedro Vera (Café Comercial. Madrid) Pepe Álvez (Café Centro. Lugo) Tomás Antón Escobar (Lion d'Or. Valladolid) Xiana Méndez (Cafés Casino, Derby y Venecia. Santiago. Cafés Moderno y Carabela. Pontevedra.)
A Ana, mi esposa y compañera inseparable, y a mis hijas, Alejandra y Paula, por compartir esta pasión y tantas horas de taza y velador. Para a Ana, minha esposa e companheira inseparável e as minhas filhas, Alejandra e Paula, por compartirem/ compartilharem esta paixão e tantas horas de chávena /xícara e velador. Gracias. Obrigado A Carmen Botana, por el diseño y maqueta, y a Susana Formoso, por su apoyo.
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24 Horchatería Santa Catalina. Valencia, 104 25 Café Lírico. Mallorca, 108 26 Bar Bosch. Mallorca, 112 Prólogo, por Antonio Bonet Correa, 8 27 Can Joan de S’ Aigo Mallorca, 116 Introducción, 11 28 Café Central. Málaga,120 1 Café Casino. Santiago, 12 29 Café Royalty. Cádiz, 124 2 Café Derby. Santiago, 16 30 Confitería La Campana. Sevilla, 128 3 Café Venecia. Santiago, 20 31 Café A Brasileira. Lisboa, 132 4 Café Carabela. Pontevedra,24 32 Café Nicola. Lisboa, 136 5 Café Moderno. Pontevedra, 28 33 Café Martinho de Arcada. Lisboa,140 6 Café De Catro a Catro. Vigo, 32 34 Confitería La Nacional. Lisboa, 144 7 Café Real. Ourense, 36 35 Pasteis de Belem. Lisboa, 148 8 Café del Centro. Lugo, 40 36 Café Majestic. Porto, 152 9 Confitería Madarro. Lugo, 44 37 Café Guarany. Porto, 156 10 Café La Dársena. A Coruña, 48 38 Café Ancora D'Ouro. Porto, 160 11 Café La Terraza. Sada, 52 39 Café Santa Cruz. Coimbra, 164 12 Café Dindurra. Gijón, 56 40 Café A Brasileira. Braga, 168 13 Café Iruña. Bilbao, 60 41 Café Vianna. Braga, 172 14 Café La Granja. Bilbao, 64 42 Café Novelty. Salamanca, 176 15 Café Oquendo. San Sebastián, 68 43 Café Lion D'Or. Valladolid,180 16 Café Iruña. Pamplona, 72 44 Café España. Burgos, 184 17 Café Moderno. Logroño, 76 45 Café Concepción. Segovia,188 18 Café de Levante. Zaragoza, 80 46 Café Central. Madrid, 192 19 Café El Real. Zaragoza, 84 47 Café de Oriente. Madrid, 196 20 Gran Café. Barcelona, 88 48 Chocolatería San Ginés. Madrid, 200 21 Café Els Catre Gats. Barcelona, 92 49 Café Gijón. Madrid, 204 22 Café Zurich. Barcelona, 96 23 Café de L’Opera. Barcelona, 100 50 Café Comercial. Madrid, 208
Índice
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Prólogo
salen, disfrutando de un espacio colectivo de todos y de nadie. En el fondo, el Café de la Edad Contemporánea, que alcanzó su Edad de Oro a lo largo del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, fue en Europa un lugar privilegiado para la sociedad liberal y burguesa. En sus salas, que acabaron emulando los exclusivos salones particulares de la antigua nobleza, las ideas democráticas, la literatura y el arte de las vanguardias estéticas encontraron el lugar más idóneo y propicio para su desarrollo. Los Cafés, hoy históricos, fueron centros abiertos y dinámicos de la evolución social y económica del mundo occidental. En la actualidad, bajo nuevas formas y uso del espacio, su espíritu sigue vigente, concitando nuevas inquietudes morales e intelectuales de la juventud creadora y que, atenta al discurso de los tiempos de crisis, abre nuevos horizontes y derroteros a la convivencia y asociación libre de los humanos. Si buscamos en el Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana de Joan Corominas, encontramos que la palabra café, procedente “del turco Kahvé”, se usa en español por primera vez en 1705. En el llamado Diccionario de Autoridades, publicado por la Real Academia Española en 1729, se lee que el café es una “especie de haba pequeña” y que “tostada esta fruta y hecha polvos con agua caliente, sirve de bebida usual: cuyo uso vino del Asia no há mucho tiempo”. En el mismo Diccionario, en el que figura el término cafetera, “la vasija de metal o barro en que se hace el café a la lumbre”, no figura, en cambio, el nombre de Café, con el fin de designar el establecimiento en el cual se servía la aromática infusión, que más tarde se tomaba en las llamadas “botillerías”, el “sitio público donde se hacen bebidas compuestas y heladas para vender”. Como se sabe, la hoy desaparecida Antigua botillería y Café de Pombo fue el lugar de la famosa tertulia literaria y
Por Antonio Bonet Correa Presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Los seres humanos son, por naturaleza, sociables. Incluso los misántropos y los solitarios más radicales no pueden evitar el tener que coexistir con los demás y no pueden escapar a formar parte de la inmensa multitud de sus semejantes. La solidaridad y adhesión a un grupo de adeptos es un hecho evidente. Por regla general, las personas buscan el reunirse para conversar y sentirse arropadas por las gentes más próximas de su comunidad, clase o vecindad. Así ha ocurrido desde que el mundo es mundo. En la Antigüedad clásica el Ágora y el Foro, al aire libre o bajo los pórticos, fueron los espacios de encuentro y sociabilidad de los habitantes de las ciudades griegas y romanas. Desde la Edad Media europea, las Plazas Mayores desempeñaron un papel semejante. En la Edad Moderna y Contemporánea los Cafés ocuparon el puesto de los anteriores espacios urbanos abiertos al público en general. A partir de la segunda mitad del siglo XVII y sobre todo con la Ilustración, los Cafés comenzaron a ser lugares de conversación y convivencia urbana dentro de un salón cubierto, arreglado de forma que los clientes se sintiesen mejor que en su propio hogar. En el Café se podía hablar con los amigos y los correligionarios, se podía leer el periódico, enterarse de lo que sucedía en la ciudad y en el ancho mundo, se podía jugar a la baraja o al billar, incluso hacer negocios, conspirar y hacer política, escribir o simplemente matar las horas, sin hacer nada más que contemplar el vaivén de las gentes que entran y 8
tienen denominadores comunes con los Cafés de las diversas comunidades autónomas españolas. La sal y la pimienta que sazona lo local dentro de las afinidades electivas de lo ibérico es, sin duda, lo que atrae tanto al viajero que recorre la “balsa de piedra” de la península, situada al sur oeste de Europa y norte de África, puerta del Orientalismo de donde procede el legendario café. El libro de Franjo, que con erudición y sensibilidad describe y hace una ficha exacta de cada Café, será, no cabe duda, desde su aparición, el mejor acompañante de toda persona que quiera disfrutar de cada ciudad de los Cafés históricos, los Cafés de siempre y de toda la vida. Con la nostalgia del tiempo pasado evocando lo que hoy pueden ser recuerdos fantasmales, Franjo sabe hacer revivir al lector la historia de cada antiguo Café, de la misma manera que nos hace vibrar al transmitirnos el placer que suscita entrar en un nuevo y moderno Café en el cual, por su adecuación a la esencia de lo que es un espacio de estar y de encuentro de todo tipo de gentes, es una especie de lugar nada ajeno a la convivencia y la comunión con los demás, conocidos o no conocidos, pero que se encuentran momentáneamente juntos en un seguro azar. Al igual que los viajeros de un autobús o de un barco, en todas aquellas personas que llenan una sala de Café hay una solidaridad y un común espíritu de fraternidad universal por encima de todas las fronteras y las diferencias, de edad y clase social que pueden separar su destino en ese momento unido por la proximidad física de carácter accidental. Libro imprescindible para los que quieren participar de la sabiduría que emana de la clarividencia de una taza de café bebida en un establecimiento creado ex profeso como templo o santuario de la sociabilidad. Enhorabuena por el logro, mi querido amigo Fernando Franjo.
artística dirigida en Madrid durante la primera mitad del siglo XX por Ramón Gómez de la Serna. Todavía en el Diccionario Castellano con las voces de Ciencias y Artes, publicado en Madrid, en 1786, por Esteban de Terreros y Pando, no figura el término Café en tanto que establecimiento o casa en donde se servía la bebida, que era un estimulante para la mente y a la que muy pronto, a fines del siglo XVIII, se aficionaron los ilustrados que frecuentaban las tertulias literarias, artísticas y políticas a la moda. En dicho Diccionario sí figura el nombre cafetero: “el que vende café”, encontrándose también el de alojero, “el que hace o vende aloja”, la bebida que “compuesta de agua-miel” y que los franceses llamaban hydromiel, se podía tomar en la calle, servida por vendedores ambulantes, los alojeros que llevaban sobre sus hombros una especie de aparador o retablo andante. La importancia que desde el siglo XIX hasta nuestros días han tenido, y aún siguen teniendo, los Cafés y las hoy llamadas cafeterías, ha sido enorme desde muchos puntos de vista, tanto de carácter histórico como de diseño arquitectónico. Su estudio y conocimiento interesa a todas las personas que viajan y hacen turismo cultural. De ahí que un libro como el que ahora publica el periodista Fernando Franjo Franjo merece ser elogiado. No solo es un volumen muy bien escrito, con una prosa clara y a la vez conceptualmente profunda y sensible sino que ha sabido escoger los Cincuenta Cafés de España y Portugal, que por ser ejemplares únicos y singulares, deben ser por lo menos visitados una vez en la vida. Auténtica y bien escogida Antología, es a la vez una Guía y un Compendio sobre los Cafés esenciales de la península ibérica. No es extraño que Franjo, que como escritor gallego posee una profunda formación cultural lusa, haya incluido los Cafés portugueses, cuyas peculiaridades 9
Introducción parada para disfrutar de aquellos que solapan su carácter clásico y popular y, finalmente, descansar en otros rincones que, por una u otra razón, han pasado como de puntillas a la actualidad. Tenemos ante nosotros cientos de imágenes y un esbozo de la trayectoria de locales que tienen como característica común que en todos ellos el cliente no se sienta simplemente a tomar un café. Se da por hecho que eso es un regalo, bien de la historia o de un particular ceremonial. En ellos, el precio no existe. Se sustituye por el valor del entorno y desde el momento en el que cruza sus puertas, el tributo del visitante no es otro que formar parte de una puesta en escena en la que la que, simplemente, debemos huir de la nostalgia para disfrutar de su realidad. Por ello, todos esos populares Cafés deben entenderse como monumentos allá donde estén. Miles de personas durante generaciones han atestiguado su día a día y la perseverancia y la sensibilidad de las dinastías familiares ha sido y sigue siendo el principal testigo de su conservación. Evidentemente, podrían ser muchos más pero estos cincuenta ejemplos están reflejados en no pocas referencias bibliográficas y, sobre todo, en cientos de horas de conversaciones con aquellas personas que los viven en primera persona. Gracias a todos ellos por su extraordinaria receptividad y apoyo para llevar a cabo este viaje. Y usted, amigo lector, acompáñenos. Haga escala por todas estas catedrales cafeteras de la península ibérica. Tómese, por ejemplo, un chocolate con churros o un galão con un bolo rei. Degústelos y disfrute del momento. Merecerá la pena.
Los Cafés de siempre, aquellos que se escriben con mayúscula, han marcado buena parte de la historia. Desde los primeros dispensarios orientales de aquella bebida estimulante hasta su llegada y posterior asentamiento en el viejo continente, toda Europa pasó a convertirse en un gran Café, un lugar de reunión, de fluir de ideas, que se transformó en una especie de caja de resonancia de movimientos literarios, diván de tertulianos, cuna de revoluciones, o punto de reunión para juegos de mesa, todo ello entre unas paredes que, de una forma u otra, han sabido detener el tiempo. Entre mármol y velador, el Café es un lugar de culto que todavía pervive en muchas ciudades como una escala que, desafortunadamente, no cuenta en la mayoría de las ocasiones con el reconocimiento que merece. El libro que tienen entre las manos no pretende ni por asomo elaborar un exhaustivo tratado o análisis sobre la génesis y consolidación del Café histórico y su evolución a lo largo de los siglos. 50 Cafés de España y Portugal es, simplemente, una pequeña aportación, a modo de crónica, para poner al café de siempre, el de toda la vida, en el lugar que le corresponde por derecho propio. Se trata de cubrir sobre el papel un viaje imaginario en clave cafetera. El lector podrá emprender su ruta en una espiral de oeste a este haciendo una escala en medio centenar de los santuarios históricos del café que perviven en distintas ciudades de España y Portugal, y que a pesar del paso de los años y sin ser ajenos a la realidad, han logrado conservar su nomenclatura, su identidad y hacerse a un lado de la modernidad mal entendida. Podrá ahondar en la trayectoria de los míticos Cafés que por sí solos ya ocupan un lugar en la historia, hacer una
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Aspecto actual del exterior del Casino en la céntrica rúa do Vilar
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Café Casino Santiago
Rúa do Vilar, 35 Teléfono: 981 577503 www.cafecasino.es
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Comenzamos nuestra ruta por Compostela y más concretamente por el Casino. Los orígenes de este edificio están estrechamente relacionados con una de las transformaciones urbanísticas más importantes de la ciudad histórica. El 11 de junio de 1866 el
Interior, en una imagen de los años 20 del siglo pasado
Inaugurado en 1873, era el punto de reunión de la burguesía local y aristocracia
El interior es grandioso con los ventanales en el fondo.
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Ayuntamiento declara de utilidad pública la desaparición de los soportales y las obras comienzan con esta transformación en la sede del Casino en el número 35 de la céntrica Rúa do Vilar. Esta actuación concluyó en 1873. El local era el punto de reunión de la burguesía y aristocracia compostelana en el corazón de la ciudad histórica a escasos metros de la catedral. Gozaba de una perspectiva privilegiada. Desde allí se veía con
El zócalo de madera cubre todo el local
altivez pasar a los caminantes, aguadores o peregrinos. Hasta el sereno contemplaba la elegancia de aquella señorial sociedad. Ahora, más de un siglo después, en esta nueva etapa que el local inició en 2002 al convertirse en local público, el cliente, al borde de las mismas cristaleras, puede disfrutar de un café o de una animada conversación, con un tibio pero exquisito sonido ambiente. En los mágicos años veinte, la planta superior del Casino tenía vida propia con el Salón Amarillo, actualmente cerrado. Los mayores aún recuerdan que allí se organizaban los mejores bailes de Galicia, en los que había que buscar un buen padrino para poder entrar. Aquellos festines se celebraban los días de Carnaval, Semana Santa, Ascensión y Pascua. Años después, las crónicas narran que el Casino contó con uno de los dos primeros televisores que llegaron a España y el mismísimo Castelao hizo uno de sus dibujos refiriéndose al local (Cousas do Casino). Mientras, Valle Inclán escribió aquí algunos de sus esperpentos, ajeno a que en una de estas mesas se rodaría décadas después una escena de una película sobre su vida. Con una nómina de visitantes ilustres interminable, a la hora de entrar en el local y después de traspasar las puertas adornadas con sendas vidrieras, lo primero que llama la atención es la grandiosidad del espacio. Con más de cinco metros de altura, no está sujeto por ninguna viga central y remata en una voluptuosa moldura y en dos lámparas con florones de decoración masónica. Todo en el local es amplio: los enormes radiadores, sus impresionantes espejos y en su parte central un imponente piano de cola que colabora a que las veladas realcen todavía más el impresionante entorno. El espectacular zócalo de madera, situado a media altura, y que recubre el local en su totalidad, consta de 36 tallas. Es obra de Maximino Magariños, uno de los ebanistas que trabajó en la catedral compostelana, y aborda
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El aroma de los viejos y grandes Cafés. Por vez primera, un recorrido histórico, literario y humano con parada en cincuenta de los establecimientos más emblemáticos de España y Portugal. Ilustrado con más de 300 fotografías y documentos de época. El autor nos introduce en una atmósfera singular en la que los relojes parecen haberse detenido, la conversación es rica y pausada, y la lectura se convierte en un placer. En ellos llegamos a percibir el eco cercano de Pablo Picasso, Valle-Inclán, Fernando Pessoa, o incluso Mick Jagger o Sara Montiel. Estos 50 Cafés históricos de España y Portugal son museos vivos. Representan una heroica historia de supervivencia. Como señala Antonio Bonet Correa en el Prólogo, «son ejemplares únicos que deben ser visitados al menos una vez en la vida». Adaptados a los nuevos tiempos, resultan también hoy lugares dinámicos, multiculturales, que convocan a todo tipo de gentes. Empecemos a saborearlos ya desde estas páginas.
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Fernando Franjo Franjo (Monforte de Lemos, 1963). Licenciado en Geografía e Historia por la Universidade de Santiago de Compostela. Trabaja como periodista desde hace más de dos décadas en el diario de la capital de Galicia, El Correo Gallego, donde se ha especializado en temas de ámbito cultural, sobre todo en música, campo en el que ha entrevistado a algunas de las más grandes estrellas del jazz, el blues o el rock. Apasionado de los Cafés históricos y literarios, desde hace años investiga y publica sobre este mundo en prensa escrita y en las Redes, en especial a través de su conocido blog La vuelta al mundo en ochenta Cafés.