Cuéntame un cuento volumen III (2000-01)

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IDEA ORIGINAL C.P. ‘‘Gabriela Mistral’’ Solana de los Barros. Badajoz DISEÑO DE LA COLECCIÓN Alvaro Indias Ortiz COLABORADORES Profesores del C. P. ‘‘Gabriela Mistral’’ AYUDANTES DE REDACCIÓN Profesores del Grupo de Trabajo ‘‘Diseño Gráfico con CorelDraw’’ MAQUETACIÓN Álvaro Indias Ortiz AGRADECIMIENTOS N.C.C. de Solana de los Barros


PRIMER CICLO ED. PRIMARIA ¿ El ratoncito aventurero ................................ 4 Lara Mª. Escobar Gallardo (2ºA)

¿La bruja glotona ............................................ 5 José Luis Sabido Rangel (2ºB)

SEGUNDO CICLO ED. PRIMARIA ¿El zoo de Madrid ........................................... 6 Manuel García Acedo (3ºA)

¿El lápiz y la goma .......................................... 7 Rocío Pérez Trigo (3ºB)

¿Pedro y el dragón ......................................... 8 Fco. Javier Gallardo Bote (4ºA)

¿Sonia y la yegua .......................................... 10 Mª. Soledad Merchán Cortés (4ºB)

TERCER CICLO ED. PRIMARIA ¿El fantasma amigo de los niños ................ 12 Cristian García Lagar (5ºA)

¿El campesino ............................................... 13 Mª. Carmen Pérez Sanguino (5ºB)

¿Tom y su mejor mascota ............................ 16 Pedro Mª. Baquero Salguero (6ºA)

¿La Aventura de Azín .................................... 18 Diego Jesús López Bote (6ºB)

PRIMER CICLO ED. SECUNDARIA ¿El sueño de Paula ....................................... 22 Mª. Jesús García Rodríguez (1º ESO-A)

¿Andrés en Estambul ................................... 25 Isabel Mª. Moreno Antúnez (1º ESO-B)

¿La última esperanza está en la Navidad ... 28 Patricia García Benítez (2º ESO-A)

¿El viaje de Junnes ....................................... 33 Mª. del Carmen Lavado Pérez (2º ESO-B)


EL RATONCITO AVENTURERO

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Había una vez un ratoncito que se llamaba Rufo. Rufo vivía en una jaula en casa de Pablo. Un día Pablo dejó la puerta de la jaula abierta y Rufo se escapó. Como la casa de Pablo estaba al lado del bosque, Rufo salió corriendo. Cuando Rufo se paró a descansar al lado de un pino, se quedó dormido. Cuando se despertó se encontró en un nido en lo alto de un pino y oyó que una lechuza decía a sus polluelos: -Hoy tendréis vuestro plato favorito, ¡ratón a la parrilla!. Rufo se dio cuenta de lo que le esperaba y en un descuido de la lechuza, salió corriendo a casa de Pablo. Desde entonces, aprendió que es mejor estar en casa de Pablo, que lo cuida y lo protege. Lara Mª. Escobar Gallardo (2ºA)


LA BRUJA GLOTONA

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Érase una vez una bruja muy glotona que comía y comía montones de comida. Un día hizo una poción mágica; se la bebió, pero la poción no funcionaba. Lo que le faltaba eran ojos de sapo. Al final comió tanto que no podía volar en su escoba mágica. Fue al médico de brujas y le dijo que no podía comer en dos días. Ella contestó: -¡No puedo resistirme al plato de lenguas de serpientes y colas de leones! -¡Prefiero no utilizar la escoba!- terminó pensando. José Luis Sabido Rangel (2ºB)


EL ZOO DE MADRID

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Érase una vez un hombre que se llamaba Tibo que cuidaba a los animales del zoo de Madrid. Un día los niños fueron a ver el zoo. Tibo los llevó a ver todos los loros. Un loro le dijo a Tibo: «tonto, tonto es Tibo» y los niños se rieron mucho. - Vámonos a ver a los leones- les dijo. Tibo les dio carne a los niños para que se la echaran de comer a los leones. Luego fueron a ver a los monos y uno de ellos cogió una piedra, se la tiró a Tibo y le hizo un cardenal. También los niños empezaron a reírse. Al final, Tibo enseñó a los loros a no decir palabrotas y a los monos a no tirar piedras. Manuel García Acedo (3ºA)


EL LÁPIZ Y LA GOMA

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Érase una vez un niño que le gustaba mucho escribir. Siempre, cuando llegaba a clase, sacaba corriendo el lápiz y la goma. La goma se llamaba Lunita y el lápiz, Lapicito. Lapicito y Lunita estaban cansados de que los usaran. Lapicito se enamoró de Lunita. A Lunita, de lo bonita que era, la querían todos los lápices. El lápiz más grande de todos era el más fuerte, se llamaba Lapizón. Lapizón se llevó a Lunita mientras que Lapicito estaba dormido. Cuando se despertó, se fue corriendo a llamar a Lunita y cuando no la encontró comenzó a gritar: -¡Lunita, Lunita! ¿Dónde estás? Lunita le oía, pero no podía hablar con Lapicito porque tenía el estuche cerrado y Lapizón la tenía pegada también con pegamento. Lapicito tenía un amigo de color rojo y con él, fue a salvar a Lunita mientras que Lapizón hacía faltas de ortografía y borrones. Lunita, Lapicito y su amigo, le dijeron a Lapizón que Lunita le borrara las faltas y los borrones. Entonces Lapicito escribió una palabra bien y a Lapizón le gustó esa palabra. A partir de ese momento, Lapizón empezó a confiar en ellos y todos se hicieron amigos. Lapicito y lunita se casaron y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Rocío Pérez Trigo (3ºB)


PEDRO Y EL DRAGÓN

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Érase una vez un niño que se llamaba Pedro y tenía nueve años. El niño vivía en un pueblo junto a un bosque. El bosque era muy grande y en él había muchos animales: conejos, lobos, zorros, ciervos, pájaros,... También había un río con un agua muy clara y en el río saltaban las ranas. Pedro todos los días iba al bosque a ver a los animales y a pescar. Un día Pedro se encontró un huevo enorme. Y el niño al verlo se quedó alucinado. Pedro al ver que no se lo podía llevar en los brazos, de lo grande que era, lo escondió en una cueva oscura para que nadie lo viera. Al día siguiente ,Pedro fue a buscarlo y se llevó una gran sorpresa: la cáscara del huevo estaba rota. Pedro, al principio creía que los lobos se habían comido ese huevo tan misterioso, pero miró a los lados y se encontró a un pequeño dragón. El dragón era verde con manchas rojas y tenía ojos negros. ¡Era tan bonito! Pedro y el dragón se hicieron rápidamente muy buenos amigos. Pedro le puso un nombre: Ton. El niño se llevó al dragón a su casa, metido en un carro que había llevado para entrar el huevo, cubriéndolo con una manta que se había encontrado en el bosque. Cuando llegó a su casa entró sigilosamente y fue con el dragón a su cuarto.


PEDRO Y EL DRAGÓN

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Pedro no le contó nada de lo ocurrido a su madre. Los primeros días el dragón se sentía extraño y no le gustaba la comida. Poco a poco se fue acostumbrando. Pedro le llevaba la comida a Ton a su cuarto para que su madre no viera al dragón. Ton se entretenía jugando con los juguetes de Pedro, en especial con la pelota. Una mañana ,la mamá de Pedro fue a su habitación y casi ve al dragón, pero éste se escondió en el armario. Pedro no dejó que su madre abriera el armario y decidió él recoger su ropa. Esa noche ,de madrugada la madre se despertó para beber y fue a ver como estaba Pedro y vio al dragón. Empezó a gritar y de lo fuerte que gritaba despertó a Pedro y a su dragón. La madre le dijo que por qué no le había contado lo ocurrido y le hizo ver que no se podía quedar con él ya que necesitaría mucha comida y se haría tan grande que no cabría en casa. Al final, el niño llevó al dragón al bosque y cuado llegaron donde Pedro se había encontrado el huevo, se llevaron una gran sorpresa; allí estaba la familia del dragón. Y ya en el aire el dragón le dio las gracias a Pedro por haberle cuidado desde pequeño. A Pedro se le quedó grabado en la memoria lo bien que lo había pasado con el dragón. Fco. Javier Gallardo Bote (4ºA)


SONIA Y LA YEGUA

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Había una vez una niña llamada Sonia que vivía en una pequeña cabaña de madera con una chimenea estupenda. Sonia tan sólo tenía nueve años y además, era una niña guapa, inteligente, cariñosa y muy buena. Sonia tenía a unos pasos un pequeño pueblo con poca gente y casitas pequeñas. El pueblo se llamaba Retamar. Allí, la gente era toda muy amable. Un día soleado, Sonia decidió ir a pasear por el bosque y caminando se encontró una preciosa yegua blanca tumbada en el suelo que estaba abandonada. La niña se entristeció mucho e intentó acercarse a ella pero la yegua no le hizo nada y dejó que ella se acercara más. Sonia la levantó con todas sus fuerzas y la llevó a su cabaña ,la lavó, la peinó y le puso una correa de color marrón. Pero cuando ya estaba limpia, se dio cuenta de que tenía una herida y la curó con mucho cuidado para no hacerle daño. Sonia se pasó los dos primeros días pensando qué nombre podría ponerle y al final decidió llamarla Blanquita porque era más blanca que la nieve caída por aquellos parajes durante muchos inviernos.


SONIA Y LA YEGUA

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Pasado un año, Sonia se enteró que había un concurso para caballos y yeguas. Entonces decidió apuntar a Blanquita, pero no sabía de qué trataba el concurso. Pensó que quizás lo iban a anunciar por las calles del pueblo de al lado. Se acercó a comprobarlo y se puso a preparar a Blanquita y se montó a lomos de la yegua hasta llegar al pueblo. El concurso consistía en elegir cuál era la yegua más bonita y elegante. Se enteró del premio que se llevaría si Blanquita ganaba. Era una casita al lado del prado con una cuadra preciosa, con comida para las dos. ¡Eso sí que era el sueño de cualquiera!. Empezó el concurso y todos estaban muy nerviosos. Sonia creía que Blanquita no ganaría, pero se equivocó. Consiguió el premio y Sonia se alegró mucho porque se hizo de muchos amigos ya que estaba muy sola. Todos los días se reunían en su casa y todos la querían mucho. Mª. Soledad Merchán Cortés (4ºB)


EL FANTASMA AMIGO DE LOS NIÑOS

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Érase una vez un fantasma que vivía en un castillo solo. Cada vez que iba alguien, salía huyendo. El fantasma era muy feo: gordo, verde y se le caía la baba; pero era muy bueno y le gustaba ser amigo de todos los que iban a su castillo. Un día llegó un niño que no le tenía miedo a los fantasmas. Ellos dos se hicieron muy amigos. El niño se llamaba Cristóbal. Salían a jugar juntos, pero un día el niño no pudo ir porque no le dejaban sus padres. El fantasma se puso muy triste, porque sólo tenía ese amigo. Ya el fantasma se cansó de esperar y fue a casa del niño. Cuando llamó a la puerta, abrió la madre y, al verlo, cerró corriendo. Después abrió el padre y lo mismo; hasta que abrió el niño y salieron a jugar. Al verlos, los demás niños también se fueron a jugar con ellos y desde entonces el fantasma tuvo siempre amigos. Cristian García Lagar (5ºA)


EL CAMPESINO

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Érase una vez un campesino llamado Juan, el cual vivía en un pequeño pueblo. El campesino tenía un huerto y todos los días se levantaba muy temprano para ir a trabajar. Un día, cuando se levantó, se fue a su huerto a trabajar. Allí estaban dos hombres con una furgoneta. Los dos hombres fueron para quitarle al pobre campesino todo lo que tenía sembrado: tomates, lechugas, chirimoyas, etc. El campesino dijo: -¿Qué estáis haciendo aquí? Los hombres le respondieron: -Nada, señor hombre. Sólo estamos viendo el hermoso huerto que usted tiene sembrado. El campesino no creyó lo que le dijeron los hombres. Entonces se acercó a la furgoneta y vio que se llevaban cajas de tomates, lechugas; todo lo que tenía sembrado. Los hombres se quedaron asombrados y le dijeron al campesino: -No te preocupes, señor, que nosotros se lo pagamos. El campesino respondió: -Está bien mañana os espero en mi casa por la mañana con el dinero. Al día siguiente, cuando se presentaron los hombres en casa del campesino, le preguntaron: -¿Usted fue pastor años atrás? El campesino respondió: -Sí, señor. Yo años atrás fui pastor e incluso tuve muchísimas cabras. Por cierto, vosotros


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dos, ¿cómo sabéis que yo fui pastor? - le preguntó el campesino. Los hombres le respondieron : -Nosotros lo sabemos porque todos los días cuando ibas al monte con las ovejas y las cabras, estábamos allí cazando. El campesino les dijo: -Claro, vosotros sois Pedro y Francisco. -¡ Claro que sí! Nosotros somos Pedro y Francisco - le respondieron los hombres. -¿Cómo habéis podido quitarme todo lo que tenía sembrado, que eso era lo que tenía para comer? - les dijo el campesino. Y los hombres no sabían qué decirle al campesino. Horas después, los hombres se fueron a sus casas sin pagarle lo que le debían. Cuando llegó el invierno, el campesino volvió a sembrar todo lo que tenía sembrado antes : tomates, calabacines, todo. El hombre estaba muy contento porque en su huerto había brotado otra vez todo lo anterior. Pero cuando pasaron unos días, una gran nevada destrozó el huerto del campesino. Entonces no tuvo para comer. Al llegar la primavera, seguía sin tener dinero para comer y salió a la calle para pedir limosna. Muchísimo tiempo después, le llegaron noticias de un pariente suyo que había fallecido. El campesino fue al hermoso palacio de su pariente para heredar lo que tenía: dinero, joyas, jarrones e incluso unos preciosos cuadros que había pintado su pariente.


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Días después, el campesino regresó a su pueblo. Con todo el dinero que había heredado se construyó una hermosa casa con todos los lujos del mundo. El campesino, muy agradecido, le dio las gracias a todos los vecinos que le habían ayudado cuando no tenía dinero para comer. Vivió muy feliz el resto de su larga vida en aquella hermosa mansión en compañía de todos los vecinos del pueblo. Mª. Carmen Pérez Sanguino (5ºB)


TOM Y SU MEJOR MASCOTA

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Había una vez un chico que era el único hijo de sus padres y, por lo tanto, siempre estaba solo y aburrido. Tom era un chico amable, educado y trabajador. Él iba todos los días por un camino a la escuela para reunirse con sus amigos y amigas en la parada del autobús. Un día cuando iba camino de la escuela, una cosa se le posó en el hombro y él como estaba asustado, echó a acorrer sin parar; ni tan si quiera a mirar qué era esa lo que se le había posado en el hombro. Cuando siguió su camino otra vez se le posó y entonces miró para atrás y era un bonito pajarillo verde que siempre iba con él. Al ver que el pájaro no se iba le puso un nombre que fue: Silvestre. Silvestre era un pájaro muy juguetón y pillo. Se hicieron amigos y Silvestre siempre acompañaba a Tom a la escuela y se posaba en la ventana de la clase a esperarle. Lloviese o nevase, el pájaro estaba allí esperándolo. Desde entonces Tom ha sido un muchacho feliz y alegre para siempre con el pajarillo Silvestre. En 1988,después de un año de conocer a Silvestre vino por aquellos lugares un lobo muy malvado al que todos los animales llamaban «Caracortada»; era el más temido de los animales de allí. Un día Silvestre se posó en un árbol y Caracortada lo cogió y fue a comérselo a su cueva tranquilamente. Silvestre dijo: - ¡Socorro, socorro, ayuda Tom¡ ¡Caracortada va a comerme en su cueva! ¡Socorro!


TOM Y SU MEJOR MASCOTA

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Entonces Tom, que estaba jugando con la nieve en el jardín de su casa, lo oyó, y cogió un garrote y fue a buscarlo a la cueva de Caracortada. Cuando llegó, allí estaba Caracortada y tenía a Silvestre metido en una pequeña jaula; ya lo iba a sacar cuando Tom llegó y dijo:- Oye tú, lobo malvado. suelta a mi pajarillo. El lobo lo oyó y fue a comerse al niño, pero Tom echó a correr y se subió a lo alto de un pino. El lobo afiló sus zarpas y cuando estaba subiendo, Tom le dio un garrotazo en la cabeza, tan fuerte, que cayó de costado del pino y se escondió en unos matorrales esperando la ocasión de atacar. Tom fue a liberar a Silvestre, pero cuando iba por el camino Caracortada les iba siguiendo entre los matorrales muy bien escondido y sin hacer ruido alguno. Caracortada se tiró encima del pájaro sin miedo y cuando se lo iba a comer, Tom le dio otro garrotazo, tan, tan, tan fuerte que el lobo murió en el acto y entonces todos los animales, desde el zorro hasta la hormigas, salieron a cantar cuatro hurras por Tom y Silvestre y los saludaron así:-Hurra, hurra, hurra , hurra por Tom y Silvestre que han salvado nuestro bosque para siempre. Pedro Mª. Baquero Salguero (6ºA)


LA AVENTURA DE AZÍN

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En una pequeña aldea azteca llamada Zahúla, vivía el joven Azín. Azín era un muchacho joven, moreno, alto y delgado. Hacía las cosas que otro muchacho cualquiera acostumbraba a hacer: jugaba con sus amigos, cazaba... Un día, cuando Azín iba a jugar, su madre le llamó y le dijo: -Creo que ya eres bastante mayor para saberlo. Tú no eres hijo mío. Te encontramos un mañana en la puerta de la choza, en un cesto de mimbre, y también hallamos esto: el medallón sagrado de Hicatest, el Dios bueno y el Arco Sagrado. Asombrado Azín dijo: -Eso significa que... eso significa que... soy el Elegido. Transcurrió una semana y a Azín se le había olvidado lo ocurrido. Al cabo de siete meses, en la aldea ocurrían muchas desgracias, la comida escaseaba, había una gran sequía y muchas enfermedades. Azín se acordó de una antigua profecía que leyó una vez en el templo, cuando fueron a rezar. Decía así: «Cuando el elegido se conozca a sí mismo, siete meses después reinará el caos en todo el Imperio azteca, la cólera de Teztlapíoca, el malvado dios, se habrá desatado. Sólo se podrá salvar el imperio azteca si el Elegido actúa. El Elegido debe tener el Medallón Sagrado, la Espada de fuego del Fénix y el Arco y Escudo Sagrados. Deberá superar las cinco pruebas de los cinco escalones Sagrados que puso Teztlapíoca antes de llegar a su reino. Mientras el Elegido supera las pruebas, la Serpiente Emplumada enviada por Hicatest protegerá en su interior a todo el imperio azteca, pues es gigantesca.


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El Elegido, superadas ya las pruebas, conducirá a la Serpiente Emplumada con el pueblo azteca a la nueva tierra. Entonces le nombrarán emperador y le llamarán hasta el fin de los tiempos «El hijo de Hicatest». Así decía la profecía. Azín recordó que su madre le enseñó el Medallón Sagrado y el Arco Sagrado, pero no le dijo nada de la Espada de fuego del Fénix ni del Escudo Sagrado. Buscó desesperado los dos objetos Sagrados que le faltaban por todo el territorio. Removió cielo y tierra, pero no encontró nada. En sueños se le apareció la voz de Hicatest diciéndole: -Los dos objetos Sagrados que te faltan no los encontrarás en la tierra. Esto es lo único que te puedo decir. Sal ya de estos territorios, pues voy a mandar la Serpiente Emplumada pronto. Azín partió hacia el reino de Teztlapíoca. El camino está largo, pero Hicatest le envió a Azín un puma alado. Al llegar a la entrada del reino de Teztlapíoca, Azín se encontró los cinco escalones. Cuando pisó el primer escalón, al instante se encontró en una sala de piedra. El puma se hallaba todavía con él. En dicha sala se encontró con un anciano, que le dijo: -¿Ves esta mesa? Tiene una forma igual que la de tu medallón. Esta mesa en realidad es un puzzle. Un puzzle en el que tú deberás reunir las piezas a lo largo de las pruebas. En la última


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prueba deberás encajar tu medallón en una grabado igual. Entonces al instante te vendrás aquí, tu encajarás las piezas y en un momento estarás con Teztlapíoca. Azín dejó al anciano y pisó el segundo escalón. Esta era una prueba de valor. Estaba todo oscuro y Azín no veía nada. De pronto, unas serpientes venían hacia él. Sin inmutarse, Azín siguió andando. Sabía que si no le hacía nada a las serpientes, ellas tampoco le dañarían. Las culebras desaparecieron. Al rato, apareció un muro de fuego, pero Azín lo atravesó. ¡Había superado la primera prueba! Consiguió la primera pieza y la Espada de Fuego del Fénix. La tercera prueba era un laberinto que Azín atravesó sin esfuerzo. La cuarta prueba consistía en cazar un gran jabalí. La superó. La última prueba solo era encontrar la cuarta pieza. Con sus dotes de observación la consiguió, y también consiguió el escudo Sagrado. Al momento apareció un muro que tenía un pequeño grabado igual al del medallón. Azín puso allí su medallón y se encontró en la primera sala, donde estaba el anciano, quien le dijo: -A cambio de dejarte entrar deberás darme tres objetos sagrados: la Espada Sagrada, el Escudo y el Arco. Azín le respondió: -Toma, aquí tienes lo que pides, y ahora, déjame entrar. El anciano colocó las piezas y Azín entró. Al ver que Teztlapíoca no estaba, Azín lo llamó. -Aquí estoy Teztlapíoca, no te tengo miedo. Teztlapíoca respondió:


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-Te estaba esperando. Azín, creo. Tengo que contarte mi historia. En realidad, no soy más que el alma de un emperador asesinado, que espera que le des el Medallón, para ir al reino de Hicatest. Azín le dijo: -Toma, pues, el Medallón Sagrado y sube al cielo. Teztlapíoca llevó a Azín a su pueblo y condujo a la Serpiente Emplumada a la nueva tierra. La profecía se cumplió y Azín fue un emperador justo. Diego Jesús López Bote (1º ESO-A)


EL SUEÑO DE PAULA

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Érase una vez una niña llamada Paula. Tenía 11 años, era alta, pelo largo y moreno y sus ojos eran marrones. Era simpática y muy educada. Siempre iba vestida con un chándal azul marino y unas zapatillas deportivas blancas. El pelo lo llevaba recogido en una coleta que parecía una cola de caballo. Su padre se llamaba Andrés y su madre Olga. Tenía una hermana llamada María, de cinco años, y se parecía mucho a Paula. Vivían en un pueblo llamado Motril, era un pueblo pequeño, tranquilo y tenía mil setecientos habitantes. Los amigos de Paula se llamaban Alba, Bea, Rubén y Álvaro. A Paula le sucedía todo lo que soñaba. Un día soñó que se iba a caer y se rompería un brazo, otro día soñó con que sus padres le iban a castigar durante toda la semana, estos y más sueños se hicieron realidad. Paula contaba todo esto a su amigos, pero no la creían y le decían que estaba loca. Un día mientras dormía se soñó que cada mes aparecería un agujero en la capa de ozono y terminaría por desaparecer y nos daría tanto sol que moriríamos todos. Paula se despertó y exclamó: - ¡Qué horror! ¡Ojalá eso nunca pase!. Luego, cuando se iba a dormir, pensó que si todo lo que soñaba se hacía realidad, esto podría suceder.


EL SUEÑO DE PAULA

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A la mañana siguiente se lo contó a sus amigos pero como siempre, no lo creyeron. Cuando llegó a su casa, se lo contó a su hermana María y ésta si la creyó. Pero como era muy pequeña para comprenderlo Paula ,desesperada, decidió contárselo a su madre: - Mamá, ¿Puedo contarte una cosa?- preguntó Paula. - Adelante hija, cuéntame lo que quieras- respondió su madre. - ¿Te acuerdas cuando una mañana desayunando te conté lo que me había soñado y cuando fui al colegio sucedió?- preguntó Paula. - Si, es verdad hija, fue cuando te rompiste el brazo- respondió la madre. - Pues bien, eso me ha pasado un montón de veces y hoy me he soñado que la capa de ozono va a desaparecer y todos moriríamos.¡ Como todos los sueños suceden, estos también pueden hacerse realidad!.- dijo Paula. - ¡Eso sería una desgracia! Y tan pronto no va a ocurrir. Tienen que pasar por lo menos cien años!- dijo su madre. Paula se fue decepcionada porque nadie la creía. Pasó un mes y vio en la televisión que habían detectado un gran agujero en la capa de ozono y que en Marte, probablemente, hubiese vida. Paula y su madre estaban preocupadas porque las dos sabían lo que iba a suceder: lo que Paula había soñado. Al mes siguiente, volvió a escuchar en la televisión que el agujero de la capa de ozono había aumentado el doble y que en Marte no vivía ningún ser vivo, aunque alguna vez pudo existir alguna forma de vida. Y esto sucedía todos los meses.


EL SUEÑO DE PAULA

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Entonces Paula y su madre le propusieron al Rey que para salvar la vida de casi todas las personas podrían reunirse todos los albañiles del mundo y construir en Marte casas para todos. Cuando estuvieran construidas, enviarían allí, en naves espaciales, a todos los habitantes de la tierra. El Rey lo admitió y eso hicieron: Primero se envió una nave espacial repleta de albañiles y materiales de construcción para hacer las casas en Marte. Luego enviaron varias naves más, con mercancías igual a la primera. A los dos meses, todas las casas estaban construidas y poco a poco fueron enviando a todas las personas de la Tierra en naves espaciales, para que ocuparan las casas en Marte. Al cabo de un año, cuando bajaron los astronautas a la Tierra, comprobaron que hacía mucho calor y era imposible vivir en ella. En cambio en Marte vivían todas las personas muy bien y nunca tuvieron que marcharse. Gracias al sueño de Paula y a su madre, se pudo salvar la vida de muchas personas. Desde entonces, Paula nunca más soñó nada. Mª. Jesús García Rodríguez (1º ESO-A)


ANDRÉS EN ESTAMBUL

Andrés

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era un niño, no ya tan niño, más bien era un joven de cabello castaño con mechones más claros, rubios, alto y delgado y con gafas porque era algo miope, vivía con sus padres en una ciudad, pero siempre había deseado conocer otros lugares, sobre todo un lugar llamado Estambul. Llegó el día en que surgió la posibilidad de poder realizar ese sueño y Andrés rogó y rogó a sus padres para que le dejaran ir, y fue tan pesado que sus padres no tuvieron más remedio que dejarlo. Por fin era el día de irse: él estaba en la puerta de su casa esperando que llegara el taxi que lo llevaría al aeropuerto, entonces su madre le dijo: -«Te echaré de menos, hijo mío» Justo entonces llegó el taxi y Andrés se metió en él rápido, triste y lloroso. Camino del aeropuerto se acordaba de sus padres. Cuando llegó, una azafata le estaba esperando para llevarlo al avión. El viaje fue estupendo, muy tranquilo. Por fin llegó a Estambul, Turquía, su ciudad deseada. Se quedó impresionado. Fue rápido al hotel para dejar las maletas y salir por la ciudad.


ANDRÉS EN ESTAMBUL

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Al primer lugar que se acercó fue a ver la copia del palacio de Alamut. Cuenta la historia que era la fortaleza más importante de la secta de los «asesinos», al recordarlo sintió escalofríos. Recorrió las calles del Barrio de Kumkapi, llenas de restaurantes y turistas, los turcos son muy amables con ellos. Después se dirigió a la Mezquita Azul, llamada así porque casi todos los azulejos son de este color y es la única que tiene seis minaretes. Toda la ciudad está llena de tesoros, pero no podía dejar escapar una visita a Santa Sofía. Decidió hacer unas compras y ¡cómo no!, fue al Gran Bazar, entre el olor de todas las especias tan penetrantes, la gran cantidad de gente y el laberinto de calles, sintió que se mareaba. Confundido abrió los ojos, no sabía en que lugar estaba, pero sentía el calor de los rayos del sol y unas manos sobre sus piernas, levantó la cabeza y vio a un hombre de bigote negro sobre él que le dijo: -‘‘No te asustes, estás en un baño turco. La próxima vez debes tener más cuidado. Como he visto en tu cartera por tu billete de avión que mañana regresas a tu ciudad, creo que será mejor que yo te acompañe por las calles de Estambul». Andrés se lo agradeció.


ANDRÉS EN ESTAMBUL

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Juntos pasaron unas horas inolvidables. Ni tan siquiera se acercaron al hotel para dormir, Andrés no quería perderse nada, nada de la ciudad, deseaba conocer todos los misterios, no sólo los lugares que visitan todos los turistas, él deseaba conocer las calles oscuras, los barrios más pobres, sentir el olor penetrante del mar en el puerto... Se hicieron grandes amigos. Prometieron escribirse y Mehmet, que así se llamaba el turco, le aseguró a Andrés que en unos meses iría a visitarlo a su país puesto que a él también le gustaba viajar y conocer otras culturas, sus iglesias, sus museos... en fin, otras formas de vida, y comprobar que los sentimientos, sin embargo, son iguales entre todos los países, aunque haya gente que crea que por tener religiones o color de la piel distintos, que no somos iguales, que unos valen más que otros... Han pasado muchos años, Andrés y Mehmet son adultos, pero aún conservan su amistad. Isabel Mª. Moreno Antúnez (1º ESO-B)


LA ÚLTIMA ESPERANZA ESTÁ EN LA NAVIDAD

En

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un pequeño pueblo de montaña, rodeado de bosques, vivía una niña de once años llamada Sonia. Era alta y regordeta, de pelo castaño y ojos azules. Su mayor ilusión era poder jugar con sus compañeros, pero su enfermedad se lo impedía, Sonia era paralítica. Durante el año lo pasaba muy mal, pero la llegada del invierno, le encantaba ver cómo caía la nieve a través de la ventana de su habitación, y por fin llegó, llegó el invierno. Sonia cada día iba al colegio como cualquier niño y allí sus compañeros le daban cariño y amor, ¡ella lo necesitaba!. Al llegar del colegio se sentaba siempre al lado de su madre, Sonia le tenía un gran cariño y no podía separarse de ella. De pronto empezó a nevar, hacía mucho tiempo que Sonia no veía nevar y aquello la puso muy contenta. -Mamá, mamá, acércame a la ventana, por favor-dijo Sonia a su madre. La madre acercó la silla muy cerquita de la ventana, y, de repente sonó el timbre. Victoria, que era la madre de Sonia, fue a abrir la puerta, era Laura, su amiga. - ¿Podemos llevarnos a Sonia al parque?- preguntó Laura. - -Me temo que no ,Laura, esta tarde no-respondió Victoria. - -Sonia oyó la voz de Laura. - Laura, pasa para dentro-Gritó Sonia.


LA ÚLTIMA ESPERANZA ESTÁ EN LA NAVIDAD 29

- Laura entró en la sala donde se encontraba Sonia. - Sonia, ¿Qué tal te encuentras hoy-preguntó Laura?. - Muy bien gracias, te agradezco que hayas venido a vermereplicó Sonia. - Le he preguntado a tu madre que si podías venir con todos nosotros al parque, nos harías mucha ilusión que vinieras, pero me temo que tu madre no te deja. - Mamá, ¿ puedo irme al parque?- preguntó Sonia. - No, hoy es un día peligroso, y creo que no vas a poder salir- dijo su madre con pena. - Mamá, por favor- insistió Sonia. - Te vuelvo a repetir que no puedes salir. Laura se fue triste de aquella sala mientras oía los llantos de Sonia. - Hija no llores, yo también estoy muy mal y deseo lo mejor para ti, no quiero que te pase algo y te pongas peor, ¿vale?- dijo Victoria mientras se le derramaban las lágrimastranquilízate, te lo pido por favor. - Tienes razón mamá, me quedaré aquí junto a la ventana, para ver como juegan mis amigas con la nieve- dijo Sonia muy triste. Sus amigas estaban construyendo un precioso muñeco de nieve, mientras, Sonia les miraba con ojos caídos. Llegó la noche y victoria fue a acostar a Sonia. - Duerme bien hija, y no te preocupes, mañana habrá nieve, con la que tú también podrás jugar- dijo Victoria.


LA ÚLTIMA ESPERANZA ESTÁ EN LA NAVIDAD 30

- Gracias mamá por tu apoyo, te lo agradezco un montón, eres la mejor madre del mundo- dijo Sonia mirándola fijamente a los ojos. Victoria al oír aquellas palabras se le encendió una sonrisa en la cara. Aquella noche Sonia tuvo un sueño, pero no un sueño cualquiera, sino un sueño mágico, en el que se oía una voz que decía: «Sonia confía en ti, en tu madre, en todos tus amigos, pero sobre todo en la Navidad, ya que está cerca y te llenará de paz interior. Al despertar Sonia se alegró y pensó: - Es verdad, me están ayudando mucho y ahora me toca ayudarles a ellos, no quiero que pasen unas malas navidades sólo por mi culpa. Cada vez se acercaba más la Navidad. Los árboles, los regalos, ... - Mamá, ¿ pondremos hoy nuestro árbol? En el colegio me han dicho todos que ya lo tienen puesto- dijo Sonia. - Claro que sí, esta tarde iremos al campo y lo pondremos en el jardín- dijo su madre. Por la tarde, su madre fue al campo y se trajo un bonito abeto lleno de nieve. Después lo adornaron con cintas y adornos. Realmente quedó muy bonito. - Sonia, ¿qué te pedirás este año a los reyes?- dijo su madre. - Este año no quiero juguetes, sólo quiero ponerme bien- dijo Sonia.


LA ÚLTIMA ESPERANZA ESTÁ EN LA NAVIDAD 31

- Pero...¡ eso no podrá ser hija! - dijo Victoria exaltada. - Por favor mamá, dime que sí podrá ser, por favor - suplicó. - Me temo que no Sonia, mañana es la entrega de cartas a los Reyes Magos, ¿Ya tienes la tuya? - le preguntó. - No mamá, ya te he dicho que no quiero juguetes, por tanto no necesito cartas - dijo la niña. - Está bien Sonia. - Pero ... ¿me llamarás mañana? - preguntó Sonia. - Por supuesto - respondió su madre. Al día siguiente Sonia se puso su mejor vestido y fue a ver a los reyes, se sentó en sus rodillas y el rey le preguntó. - Sonia, ¿Qué deseas este año? - Su majestad, este año sólo quiero ponerme bien, como todos los niños, andar como ellos, poder jugar igual y sobre todo hacer a mi mamá feliz, ¿verdad que Usted me lo podrá conceder? ¿verdad que sí? - dijo con ansiedad. - Sonia, tu enfermedad, es una enfermedad incurable, no por ello tienes que ser distinta a tus compañeros, eres una niña igual y seguro que mucho más simpática, así que no te preocupes este año e daremos una buena recompensa, te lo prometo Sonia.


LA ÚLTIMA ESPERANZA ESTÁ EN LA NAVIDAD 32

- Al escuchar aquellas palabras, Sonia le dio un gran abrazo al rey, y le dijo: - Muchas gracias, os agradezco vuestra ayuda, todos sois muy buenos conmigo - dijo Sonia muy emocionada. - Ahora márchate feliz, quiero ver una sonrisa en tu hermosa cara. Sonia le contó todo a su madre y para hacerla feliz le tenía una gran fiesta preparada a sus amigos. - Gracias, muchas gracias a todos, os quiero un montón, por suerte tengo unos amigos y una madre que me quieren, me he dado cuenta de que es verdad, y os quiero decir una pequeña cosa, que también os quiero a vosotros - dijo Sonia emocionada. - De pronto, empezó a nevar, Sonia miraba la ventana y vio una estrella pasar, pidió un deseo: «Que todos los niños que sufren esta enfermedad, pasen unas felices navidades y un próspero año nuevo y ojalá encuentren un apoyo como el mío en su familia y amigos.» Pasaron los días y Sonia cada vez se encontraba mejor, gracias a aquellas palabras que le llenaron de felicidad y amor para el resto de su vida. Patricia García Benítez (2º ESO_A)


EL VIAJE DE JUNNES

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Hace poco tiempo vinieron a España muchos niños saharauis a conocer muchas cosas de nuestro país. Cada uno de los niños se quedaba por un tiempo con una familia diferente. Uno de ellos se llamaba Junnes, tenía 8 años y sus padres saharauis le dejaron venir a España porque era su sueño y además para conocer muchas cosas más de nuestro país. Junnes sabía hablar español porque los profesores de su país se lo enseñaron antes de venir a España. El día que llegaron, conocieron a sus familias. Junnes estaba contento, un poco nervioso, pero en el fondo le gustó su familia; eran muy simpáticos y buenos. Éstos le preguntaron: -! Hola! ¿Cómo te llamas? Junnes un poco nervioso contestó: -! Hola! Me llamo Junnes. Los padres le dijeron: - No estés nervioso; con nosotros estarás bien y conocerás muchas cosas. Yo me llamo Clara y mi marido David. Junnes contestó: - Vale. Yo me portaré bien con ustedes. Al cabo de un tiempo las cosas iban muy bien. Junnes conoció el zoo, algunos monumentos históricos, el parque, la comida española, los medios de comunicación, etc. Junnes iba al colegio, allí hizo muchos amigos.


EL VIAJE DE JUNNES

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Un día Clara y David le dijeron a Junnes: - Junnes, ¿te gustaría ir mañana a la feria de la ciudad? Junnes contestó: - Si, me gustaría mucho. - Dijo entusiasmado-. Al día siguiente se fueron a la feria. Junnes sabía que en la feria había muchas atracciones, fuegos artificiales, etc. Clara y David se lo habían explicado antes. Junnes se montó en casi todas las atracciones y comió algodones de azúcar, piruletas, etc. Junnes ese día se lo había pasado muy bien pero tampoco se olvidaba de su familia saharaui, se acordaba mucho de ellos y de su país. Un día le dijeron Clara y David: - Oye, Junnes se acerca la Navidad. -¿La Navidad? - Contestó él-Sí la Navidad. Es una época del año en la que se juntan las familias a cenar y luego los Reyes Magos les hacen regalos a todas las personas. - Dijo David-


EL VIAJE DE JUNNES

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-!Qué bonito! En mi país no se celebra eso. ¿Nos traerán los Reyes Magos regalos a nosotros? - Preguntó impaciente-. -Si, todos tendremos regalos.- Contestó Clara-. -Junnes, ¿qué regalos quieres para Navidad? - Dijo David-No lo sé, lo que quieran sus Majestades los Reyes Magos. -Bueno, está bien. Ahora decoraremos la casa con el árbol de Navidad y luces.dijo David-. Llegó el día de los Reyes Magos, Clara, David y Junnes cenaron en familia y luego se fueron a acostar. A la mañana siguiente se levantaron muy temprano para abrir los regalos. Junnes dijo: -!Oh! ¿Cuántos regalos! Muchas gracias. -!Venga! Vamos a empezar a abrirlos. - Dijo Clara-. Los Reyes Magos les cayeron muchos regalos y fueron muy felices. Junnes al día siguiente tenía que volver a su país y estaba un poco triste.


EL VIAJE DE JUNNES

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David y Clara lloraban y Junnes más todavía, cuando se fue Junnes, los dos se quedaron muy tristes. Pasado un tiempo, los padres saharauis veían a Junnes un poco triste, ellos sabían que quería irse a España y Junnes tenía razón porque recibiría una mejor educación y un buen futuro en España. Los padres saharauis arreglaron los papeles para que Junnes se fuera con los padres españoles a España. Finalmente Junnes estaba muy contento aunque también se acordaba de su familia saharaui. Recibió una buena educación y sus dos familias estaban orgullosas de él. Mª. del Carmen Lavado Pérez (2º ESO-B)


El presente volumen recoge una selección de cuentos que han sido escritos por los alumnos del C. P. ‘‘Gabriela Mistral’’ de Solana de los Barros (Badajoz) que con motivo del IV Certamen de Cuentos Infantiles han resultado ganadores de dicho Concurso y al que podían concurrir los alumnos de Educación Infantil, Educación Primaria y el Primer Ciclo de Educación Secundaria de dicho Centro.

Esta selección de cuentos será expuesta el día 23 de abril con motivo del Día del Libro.



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