IDEA ORIGINAL C.P. ‘‘Gabriela Mistral’’ Solana de los Barros. Badajoz
DISEÑO DE LA COLECCIÓN Alvaro Indias Ortiz
COLABORADORES Profesores del Colegio Público ‘‘Gabriela Mistral’’
AYUDANTES DE REDACCIÓN Profesores del Centro
MAQUETACIÓN Álvaro Indias Ortiz
Indice El niño y el dragón (José A. Colín Guisado, 1ºA) ..............................4 La flor (Patricia Durán Cuenda, 1ºA) .................................................5 La hormiga y la tortuga (Sara Merchán García, 1ºB) .......................6 El Sol y la Luna (Cati Morán Rangel, 1ºB) .......................................7 El marciano y el fantasma (Almudena Acedo Báez, 2ºA) ..................8 Pedrín y el delfín (Carmen Albarca Pérez, 2ºA) ..............................10 La cestita mágica (Esther Marín Muñoz, 2ºB) ................................12 El árbol sin frutos (Lourdes Lavado Pérez, 2ºB) .............................14 El enano saltarín (Mª. Jesús Garrido Santos, 3ºA)............................15 Laura y su perro (Alicia Carretero Rodríguez, 3ºA) ...........................16 El campo de zanahorias (Sebastián Salguero Venegas, 3ºB)..............17 Juan el vagabundo (Mª. del Alba Merchán Merchán, 3ºB) ...................18 ¡Querer volar! (Lara Escobar Gallardo, 4ºA) ...................................20 La nube charlatana (Mª. Fernanda Gómez Rodríguez, 4ºA) .................22 El ciempiés presumido (Esteban Merchán Romero, 4ºB) ..................24 El extraterrestre (María López Bote, 4ºB) ....................................26 Marta y el unicornio (Laura García Aguado, 5ºA) ...........................28 Un diente perdido (Ouarda Boutoil, 5ºA).....................................30 La clase viva (Rocío Pérez Trigo, 5ºB) .........................................32 Las tres guerreras (Noelia Gutiérrez Díez, 5ºB) .............................40 Las tres armas mágicas (Fco. Javier Gallardo Bote, 6ºA) .................43 El tigre de Bengala (Félix Arteaga Trigo, 6ºA) ...............................47 La gran familia (Marisol Merchán Cortés, 6ºB) ................................50 Valentina la valiente (Mª. del Carmen Salguero Indias) ....................54
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José A. Colín Guisado (1º A)
rase una vez un niño que entró la mano en una cueva y sintió algo muy blandito. Lo sacó y era un dragón. Se lo llevó a su casa y lo metió en una caja.
5 Patricia Durán Cuenda (1º A)
rase una vez una niña que se fue al campo y se encontró una preciosa flor. Se la llevó a casa y la puso en un florero. Y cada día cuando se levantaba, la olía. Un día se enfadó con su mamá y le rompió un macetero, pero al día
6 Sara Merchán García (1º B)
rase una vez una hormiga que estaba bebiendo en el río y pasó un cocodrilo y se la comió. Entonces vino una tortuga, se metió en el río y le hizo cosquillas en la barriga. El cocodrilo estornudó y la hormiga salió viva. Desde entonces la hormiga y la tortuga fueron
7 Cati Morán Rangel (1º B)
n día le dijo el Sol a la Luna: -¿Te quieres casar conmigo?. La Luna le dijo que sí. El Sol se puso muy
8 Almudena Acedo Báez (2º A)
rase una vez un marciano que, un buen día, decidió dar un paseo por el espacio. Se chocó con una estrella y cayó en la Tierra en el jardín de un castillo encantado. Allí vivía un fantasma muy juguetón. El marciano entró en el castillo y la puerta se cerró. El marciano se asustó tanto que se metió debajo de una mesa. Entonces se oyó una voz que le dijo: - ¿Quién anda por ahí?. El marciano miró por todas partes y no viendo a nadie, preguntó: - ¿Quién me habla?. El fantasma se acercó al marciano y después, atravesando la pared, se escondió en una habitación con la puerta muy cerrada. - No te asustes –dijo al marciano-. Solo soy un fantasma.
9 Almudena Acedo Báez (2º A)
- ¿Quién eres tú? –preguntó el fantasma. - Soy Javier –dijo el marciano- y vengo de Marte. He chocado con una estrella y la nave está estropeada. Estoy cansado y tengo hambre. El fantasma le dio de comer y después lo llevó a una habitación para que descansara. Al día siguiente hablaron de muchas cosas mientras que arreglaban la nave. Se hicieron buenos amigos. Javier tenía que marcharse lo antes posible a Marte con su familia. Cuando llegó a su planeta, su familia se puso muy contenta al ver que había vuelto. Javier les contó todas las aventuras que había tenido.
10 Carmen Albarca Pérez (2º A)
rase una vez un niño que se llamaba Pedrín, que vivía en un pueblo pequeñito cerca de la playa. Una tarde, jugando con su padre, de pronto escucharon un llanto y se acercaron hasta la orilla. Allí vieron un delfín pequeñito que estaba todo sucio. - ¿Por qué lloras? –le preguntó Pedrín-. - Lloro porque estoy solo y sucio. Un barco ha tirado una cosa negra al mar. - ¿Papá que podemos hacer con él?, –preguntó a su padre-.
11 Carmen Albarca Pérez (2º A)
- Lo limpiaremos y después llamaremos al hada del mar para que lo lleve con sus padres. Después de limpiarlo, Pedrín y su padre llamaron al hada del mar con una caracola. Al escuchar el ruido de la caracola, el hada vino enseguida con su varita mágica y llevó al delfín con sus padres a otra playa más limpia. Pedrín y su padre se marcharon muy contentos porque habían dejado al delfín con sus padres.
12 Esther Marín Muñoz (2º B)
n un lejano país, vivía una familia que todos los días iba a comprar con una cestita. Pero esa cestita se iba rompiendo cada día más y más. - ¿Por qué no compramos otra cestita? –preguntó Susi a su madre-. - Luego iremos al mercado y la compraremos, contestó su madre-. Y así lo hicieron. Cuando llegaron al mercado vieron una cestita y María, que era la madre, dijo: - Compraremos esta cestita. Llegaron a casa y se la enseñaron a Juan, que era el padre. - ¡Qué cestita tan bonita! –dijo Juan.
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Esther Marín Muñoz (2º B)
Al día siguiente María y Susi fueron a comprar y, justo en ese momento, la cestita echó a volar. Entonces María y Susi echaron a correr tras la cestita y cuando la cogieron, estaba llena de monedas. Entonces se dieron cuenta de que la cestita era mágica y nunca la vendieron. Cada día que pasaba, la cestita tenía más monedas y no hacía falta que hicieran nada porque la cestita era
14 Lourdes Lavado Pérez (2º B)
rase una vez un árbol que, como estaba seco, nunca podía dar frutos y el pobre siempre estaba triste. Sus amigos que eran muy mandones, se reían de él. - ¿Por qué os reís de mí?, el árbol siempre preguntaba: Porque no das frutos, -respondían los demás árboles. Pero llegó un día en el que ellos también se secaron y el árbol también se rió de ellos. Y desde entonces comprendieron que no se deben reír de los demás
15 Mª. Jesús Garrido Santos (3º A)
rase una vez un enano llamado Flip que tenía muchos amigos y, para ir a verlos, saltaba y saltaba muy alto para llegar antes. Un día que iba por el bosque, se hizo de noche y se perdió. Flip estaba muy asustado y se escondió detrás de un árbol. Allí había un pájaro pequeño con un ala rota porque le habían disparado un tiro. Flip intentó curarlo pero no pudo y, cuando se hizo de día, se lo llevó a su casa. Allí, el enano y sus amigos dieron de comer al pájaro y dejaron que se acostara unos días hasta que se pusiera bien. Al cabo de una semana, Flip soltó al pájaro para que volara. Flip y sus amigos se pusieron
16 Alicia Carretero Rodríguez (3º A)
sto era un perro que tenía una pata herida. Un día se montó en un autobús y en él había un médico que le curó la pata con vendas y crema. Cuando el autobús se paró, el perro se bajó y se encontró con una hermosa casa. Era grande y lujosa. En ella vivía una familia compuesta por Laura, una niña, sus padres Marta y Carlos y Joaquín, el chef. Ese día, Laura salió de su casa y se encontró con el perro. Lo cogió, se lo llevó a casa y le puso de nombre Laki. El perro se puso muy contento al ver que ya no estaba solo en la calle. Su madre, al ver al perro tan bonito, le dijo a Laura que había hecho bien en cogerlo y en no dejarlo en la calle. Después de tres meses, Laki estaba contentísimo con Laura y su familia y Joaquín estaba encantado de llevarle comida a un perro tan bonito. Un día Joaquín sacó a pasear a Laki y vieron una yegua preciosa de color blanco y con las patas marrones. La cogieron, se la llevaron a casa y la llamaron Sansi. A la mañana
17 Sebastián Salguero Venegas (3º B)
n un campo de zanahorias vivía felizmente un conejo que comía y jugaba en él. El dueño del campo se enfadaba cada vez que le veía comerse las zanahorias y le decía: - Algún día acabaré contigo. El conejo se burlaba del hombre. Continuamente hacía madrigueras para meterse cada vez que el hombre lo espantaba. Un día, el dueño del campo buscó a unos perros para cazar al conejo, pero estos tampoco pudieron cazarlo, ya que el conejo se metía continuamente en las madrigueras. El labrador ya no sabía a quién pedir ayuda y, desconsolado, lloraba debajo de un olivo - Maldito conejo – se decía- acabará con todas las zanahorias y no podré venderlas en el mercado y así no podré llevar comida a mi casa. De pronto, sonó una voz. Era el olivo que le decía: - Si quieres acabar con el conejo, debes llamar al hurón. El hombre buscó al hurón por el bosque y, cuando lo encontró y le contó lo que le pasaba, se comprometió a ayudarlo. Al día siguiente, el dueño y el hurón llegaron al campo de zanahorias y esperaron a que saliera el conejo de su madriguera. Cuando este vio al hurón, corrió a una madriguera y el hurón corrió tras él hasta que lo cazó.
18 Mª. del Alba Merchán Merchán (3º B)
abía una vez un niño que vivía en una casa muy pobre. Se llamaba Juan y tenía 8 años. Su padre se llamaba Manolo y su madre Soledad. Un día cuando iba al colegio, un amigo suyo no se quiso juntar con él porque era pobre y él era rico. Entonces Juan se puso muy triste y continuó solo para el colegio. Allí ningún niño quería ser su amigo. Aquel día, al entrar en clase, todos los niños sacaron un libro para leer. - A ver Juan –dio el maestro- comienza a leer. Juan estaba muy nervioso porque el maestro era nuevo y se confundía constantemente haciendo que los demás niños se rieran de él. A la hora de salir al patio. Nadie quería estar con él. Se sentó al lado de un árbol y se puso a pensar. Cuando acabó el recreo y entraron de nuevo en la clase, todos los niños sacaron el libro de matemáticas e hicieron diez cuentas de sumar. Juan acabó el primero y los demás niños le tenían envidia. Cuando acabó la clase, Juan se fue a su casa y encontrándose a su padre le dijo: - Papá yo quiero cambiar de colegio porque en éste nadie quiere estar conmigo. - Bueno hijo, pronto nos iremos a un lugar lejano –respondió el padre. Ahora estamos en Italia y pronto viajaremos a España, a un pueblecito de Salamanca donde hay nieve. Al oir esto, Juan se puso muy contento y, cuando llegó el día de la marcha, se levantaron muy temprano, cogieron la maletas y se dirigieron hasta
19 Mª. del Alba Merchán Merchán (3º B)
En ese tren también viajaba otro niño que también era pobre e iba al mismo pueblecito que Juan. Cuando terminaron el viaje, en el pueblecito ya estaba anocheciendo y las dos familias encontraron una casita muy bonita de madera y decidieron entrar en ella. Vieron que estaba deshabitada y se propusieron quedarse allí. A la mañana siguiente, Juan y su amigo se fueron al colegio y notaron cómo los demás niños querían estar con ellos. Juan y Luis – su amigo- sentían vergüenza porque allí no conocían a nadie. Sacaron todas sus cosas y se pusieron manos a la obra. Terminaron los primeros. Cuando tuvieron 12 años, hubo una avalancha de nieve y las dos familias tuvieron que salir corriendo a buscar refugio. Juan, desorientado, se adentró en el bosque, donde una niña de 10 años lo encontró al lado de un árbol “muertito de hambre y frío”. La niña se lo llevó a su casa y le dio de comer. Le preparó una cama... y vivieron felices hasta que Juan tuvo 93 años y murió.
20 Lara Escobar Gallardo (4º A)
ace algún tiempo, en un bosque muy grande, frondoso y lleno de árboles frutales, vivía un conejo muy listo, madrugador y soñador, llamado Peludín. Peludín vivía en una hermosa madriguera, pero estaba muy cansado porque todos los años llegaba la época de caza y los perros cazadores sólo comían conejos y liebres y, naturalmente, él se tenía que esconder. Una mañana, Peludín se despertó muy cansado, porque la noche anterior había tenido que correr muchísimo para librarse de los perros cazadores y entonces decidió marcharse de aquel bosque para que alguien le enseñara a volar y no tener que correr tanto. Cogió su hatillo y andando, andando, se encontró con una tortuga y le preguntó: - Amiga tortuga, ¿me podrías enseñar a volar? Y ella le respondió: - Lo siento, pero no te puedo enseñar a volar, porque ni siquiera lo sé yo, pero sí sé de alguien que te puede ayudar. - ¿Quién es? -dijo Peludín sobresaltado. La tortuga le contestó: - Es la señora cigüeña, ella sí sabe. Vive encima de aquel árbol. - ¡Muchas gracias! -respondió Peludín agradecido y se fue corriendo hasta el árbol. - Buenos días, señora cigüeña, ¿me podrías
21 Lara Escobar Gallardo (4º A)
- Yo... yo... yo..., no. Tengo que... que... que... cuidar de mis pequeños polluelos -dijo la cigüeña un poco tartamuda-. Pero sí sé de alguien que te puede ayudar. - ¿Quién es? -preguntó apresuradamente Peludín. - Es el águila real; vive en aquel nido de allí. - ¡Gracias! ¡Muchas gracias! - dijo Peludín corriendo y muy nervioso. - Señora Águila, ¿me podrías enseñar a volar? Y ella, muy orgullosa, respondió: - ¡Ja, ja, Ja! Yo no enseño a volar a personajes tan enclenques como tú. A Peludín le dolieron tanto aquellas palabras, que se echó a llorar. - ¡Buuaaaa! ¡Me ha dicho enclenque! - Bueno, te enseñaré a volar, porque me das pena. ¡Pero te advierto, que el entrenamiento será muy duro! ...Y vaya si era duro. Todas las mañanas el conejo se despertaba muy temprano y el águila le subía encima de unas rocas para que se tirase, y movía tan rápido las orejas, que poco después, consiguió volar sin caerse. Desde entonces no tuvo que
22 Mª. Fernanda Gómez Rodríguez (4º A)
rase una vez, un día 10 de enero, que llegó una nube azulada, alegre, simpática y muy charlatana, al gran país de Felquima, que estaba en el cielo, con grandes instalaciones de hoteles, cafeterías y muchos colegios. Las demás nubes se fueron enterando de que ella había llegado. Las nubes pensaron que era callada, pero era todo lo contrario. Como las nubes no podían soportar el gran escándalo que formaba de tanto hablar, decidieron hacer un plan: Adornar su pueblo con cosas de miedo, como murciélagos de papel, fantasmas de tela y arañas de seda. La nube pasó y lo vio todo, y al verlo le gustó y no le dio miedo. Las nubes también vieron que le gustó, y comprobaron que el plan había fallado. La nube no se fue y siguió hablando aún más. Al cabo de unos cuantos días, las nubes decidieron hacer otro plan, ya que las pobres estaban destrozadas de escuchar todo lo que hablaba aquella nube.
23 Mª. Fernanda Gómez Rodríguez (4º A)
Más tarde, al cabo de unas horas, el plan ya estaba listo: iban a engañarla con que las nubes del pueblo se tendrían que ir de vacaciones porque el alcalde les había pagado el viaje. Pero ella no lo aceptó. A ella no le gustaban los viajes. Las nubes ya no sabían qué hacer. Una semana más tarde, una nube cotillona llamada Adela, le dijo lo que querían hacer las nubes para librarse de ella, pero no podía creer lo que querían hacer. Al día siguiente, habló con todas las nubes y les dijo: - Ya sé lo que queréis hacer conmigo. Adela me lo ha contado todo y sé que queréis echarme porque hablo mucho, pero desde ahora en adelante, ya no daré más la lata. Seré más callada. Las nubes se enfadaron un poquito con Adela, porque le había contado todo, pero la perdonaron. Alguien se lo tenía que decir y le habría servido para que se diera cuenta de que alteraba la tranquilidad de las nubes. Y colorín colorado, este nuboso cuento se ha acabado.
24 Esteban Merchán Romero (4º B)
l principio de los tiempos, los ciempiés no usaban zapatos; hasta que en un lejano país, en un pueblo pequeño al lado de unas montañas, había una casa grande donde vivía una familia de ciempiés, la familia Rusto. El hijo mayor, que se llamaba Criptín, soñaba con tener zapatos. Criptín era muy bonito, largo y gordito. Tenía los ojos muy negros, las patitas muy cortas y su piel era de color amarillento. Criptín era simpático, cariñoso, inteligente, travieso y sobre todo, muy presumido. Los ciempiés no usaban zapatos pero Criptín quería usarlos. Sus padres le explicaban que valían mucho dinero y ellos no lo tenían, pero Criptín no se convencía. También se lo explicaban sus abuelos, sus tíos, sus amigos... Criptín seguía con su obsesión y él no se los podía comprar, porque su familia, al igual que las de sus amigos, no tenía dinero. Dándole vueltas, Criptín pensó que podría buscar un trabajo como albañil, herrero... y se puso a buscarlo. Primero trabajó como albañil y estuvo un año. No ganaba tanto dinero como para comprárselos, porque cien zapatos eran muchos y valían muy caros. Después trabajó como herrero, pero un día se quemó y ya no quiso seguir allí.
25 Esteban Merchán Romero (4º B)
Un día, cansado de pensar y dar vueltas por el pueblo, vio a unos niños jugando al balón. Criptín se quedó en silencio un instante y luego dijo: - ¡Muy bien, seré futbolista! Sólo necesito tiempo. Se presentó al equipo de fútbol y le pidió al entrenador que lo enseñara. El entrenador aceptó, aunque se quedó muy sorprendido por la decisión de Criptín. Al principio lo pasó mal, porque no se acostumbraba a dar al balón con un solo pie. Pero tres o cuatro meses más tarde, un día que faltaron tres jugadores del equipo, lo dejaron jugar y lo hizo con todos los pies. Siguió en el equipo y ya iba ganando dinero y haciendo muchos amigos, que lo apoyaron y le ayudaron. Cuando estaban ensayando para el gran partido, todo le salía mal y lo contaron al otro equipo, que confiados en que iban a ganar, no entrenaron mucho. Llegó el día señalado y la familia Rusto acudió al campo de fútbol y quedaron sorprendidos al ver cómo Criptín marcaba goles... con todas sus patas. Criptín triunfó y ganó mucho dinero. Se compró cien zapatos y otros tantos para su familia. Sus padres se sentían orgullosos de él y desde entonces los ciempiés tienen zapatos.
26 María López Bote (4º B)
n el 2999, en la galaxia Clarafón, vive un extraterrestre llamado Clarpin. Es flaco, canijo, el color de su piel es verde y marrón, y viste pantalones y camiseta roja. Es gruñón, alegre, travieso, trabajador y hablador. Un día estaba viendo la terrestrevisión y vio un pato blanco, grande y bonito. Tanto le gustó que dijo: - ¡Qué bonito es ese pato!. ¡Quisiera ser como él!. Después se fue a una tienda y dijo: - Hola, buenos días. ¿Me podéis convertir en un pato grande, blanco y bonito?. -No lo sé -contestó el dependiente-, lo intentaremos con nuestra máquina cambiadora. Lo intentaron diez vecez por lo menos, pero nada, no lo consiguieron. Luego se queda pensando un rato y dice: -¡Ya lo tengo!. Lo intentaré yo solo. Cogió una varita... pero nada, no fue capaz. - Bueno, como no puedo, iré a ver a l mago Ozzy -dijo Clarpin Por el camino se encontró con su amigo Siri y le dijo: -¿Me acompañas a ver al mago Ozzy?. Sí. ¿Por qué no?. Vámonos -respondió Siri.
27 María López Bote (4º B)
- Clarpin ¿puedes hacer algo para detenerlo? -preguntó Siri. Sí, diré un hechizo para congelarlo -contestó Clarpin-. Chirirrín Chirirrín, que este perro asesino se congele aquí. Siguieron por su camino y, cuando llegaron, preguntó Clarpin: -¿Me puedes convertir en pato?. -No, estoy muy ocupado -contestó Ozzy. Regresaron a casa y, al día siguiente, una bruja le dijo: -Quieres convertirte en pato?. -Sí. ¿Me puedes tú convertir? -preguntó Clarpin. Claro que sí. Pero piénsatelo bien porque nunca después podrás volver a tu estado normal -le dijo la bruja. Después de pensarlo mucho, llamó a la bruja para decirle que estaba decidido a convertirse en pato ya que le gustaba mucho volar y nadar.
28 Laura García Aguado (5º A)
rase una vez, hace mucho tiempo y en un lugar lejano, vivía una niña llamada Marta. Era una chiquilla simpática y cariñosa. Con sus ojos de color verde claro y su pelo largo, rubio y rizado, parecía una princesa de un cuento. Tenía diez años recién cumplidos. Marta vivía en una casa en el campo con sus abuelos, que la querían mucho. Su abuelo le contaba historias sobre un unicornio que decían que vivía en las montañas. Ella deseaba poder ver algún día el unicornio, pero sobre todo, poder montarlo. Un día su abuelo le dijo que subirían a la montaña para intentar verlo. A Marta le ilusionó tanto la idea de subir a la montaña, que estaba deseando que llegara pronto ese día. Esa misma noche, cuando se fue a dormir, estaba tan nerviosa que no podía dormirse, sólo daba vueltas en la cama pensando. De repente, sonó como un relincho y Marta se asomó a la ventana. ¡No lo podía creer! Era el unicornio. Se vistió rápidamente y salió. Era precioso, con su pelo blanco, sus ojos azulados, las crines largas. Ella se fue acercando muy despacito y lo acarició. Le hablaba en un tono bajo y suave para que no se asustase. - ¡Eres más bonito de lo que te había imaginado! -le dijo Marta emocionada- ¿Sabes? Me encantaría poder montarte. El unicornio bajó la cabeza y dobló las patas para que Marta pudiera montarse. Marta se montó y el unicornio empezó a galopar por el prado. Marta se sentía muy feliz. Cabalgaron durante toda la noche y al salir el sol, el unicornio en lugar de relinchar, le dijo a Marta:
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Laura García Aguado (5º A)
- No subas a la montaña. Allí no me encontrarás. Yo sólo aparezco cuando creen en mí y lo desean de verdad. Marta no acababa de creer lo que estaba pasando y le preguntó: - ¿Volveré a verte? El unicornio contestó: - Yo ya he hecho tu sueño realidad. Y dando media vuelta, se alejó galopando y desapareció.
30 Ouarda Boutoil (5º A)
rase una vez una familia famosa, que salía a pasear al atardecer. El padre era todo un trabajador, listo y experimentado. Aprovechaba la ocasión para enseñar a sus hijas, Francisca y Nieves, a distinguir una semilla dulce de otra amarga y un campo envenenado con productos químicos de otro que no lo estaba. Les daba unas clases superprácticas. Unas veces les enseñaba cómo trepar por un árbol, asegurándose en las partes más fuertes para no caer. Otras, a rastrear entre las hojas del suelo, les hablaba de los temibles búhos y lechuzas, que en un momento se los podrían llevar por los aires... Un día que iban paseando, la pequeña Francisca cogió una almendra del suelo y la mordió, intentando abrirla. Uno de sus dientes, que hacía tiempo que se movía, saltó por los aires junto con la almendra. El padre le dijo a Francisca que sus dientes eran todavía demasiado débiles, que tendría que haber abierto la almendra con dos piedras. Aunque Francisca se cogía la mandíbula con muestras de dolor, se lamentaba más por no haber conseguido romper aquel fruto con los dientes que por el daño que se había hecho. La madre intentaba consolar a Francisca, diciéndole que le volvería a salir otro diente. Francisca pidió el bolso a su madre para guardar cualquier objeto de interés que encontrasen en sus paseos por el campo; algo así como una concha de caracol marino oculta en la tierra durante muchos años, una pluma de
31 Ouarda Boutoil (5º A)
colores, o una colmena ya abandonada, que le sirviera para poner flores amarillas. Las flores amarillas eran las que más le gustaban a su madre. La madre dejó confiada su bolso a la pequeña Francisca y se marchó con su marido a buscar sorpresas comestibles debajo de las hojas caídas de los árboles frutales. Nieves se quedó con su hermana. Entonces Francisca se sentó en una piedra plana y empezó a rebuscar en el bolso de su madre, hasta que encontró el espejo. Lo cogió y se miró con atención. Su hermana la observaba en silencio. Francisca abría la boca y la cerraba, movía sus bigotes, tan finos como un hilo, estiraba los labios y otros gestos más... mirándose al espejo. Los padres no se habían alejado mucho; mientras recolectaban lo que les interesaba, las vigilaban. Cuando empezó a anochecer, regresaron al lugar donde las habían dejado y se las encontraron riendo. Francisca mostró a su hermana el puntillo blanco, muy satisfecha. Ella se lo tocaba con curiosidad. Las dos hermanas se reían satisfechas, mientras miraban la boca abierta de Francisca en el espejo de su
32 Rocío Pérez Trigo (5º B)
abía una vez un pueblo en el que había una escuela muy grande, divertida y con muchos niños. La clase de 4º era una de las más bonitas, porque tenía unos dibujos geométricos muy bonitos: hexágonos, triángulos, ángulos... Hoy, día 24 de junio, se terminaba el curso y todas las clases se quedaban oscuras y solas, bueno... casi solas. Todo quedó ordenado, menos el señor Transportador, que quedó caído en el suelo. El pobre no se podía levantar porque estaba muy gordito, pero era muy simpático. La señorita Regla, que era un poco estirada y presumida, le dijo al Transportador: - Es que de lo gordo que eres, no te puedes levantar. Si no fuese por mí, nada saldría derecho, pero tú... tú no vales para nada, ni siquiera para un programa de gorditos. Transportador, muy enfadado, le contestó: - ¿Cómo que no valgo? ¡Claro que sí valgo! Porque cuando la amiga Tiza te ayuda a trazar dos líneas que forman un ángulo, me llaman corriendo para ver cuánto mide. Mira, te digo una cosa, si no fuese por mí, los ángulos no se podrían medir. Regla y Transportador se sometieron a una prueba que consistía en que la tiza dibujaría en la pizarra los dibujos geométricos que ellos hiciesen y el dibujo que fuese mejor ganaría.
33 Rocío Pérez Trigo (5º B)
Al día siguiente, Tiza, con cuidado, chirrió y Borrador despertó y dijo: - ¡Basta! Estoy harto de todo esto. Me he dormido un rato y vosotros me despertáis sólo para ver quién es mejor de los dos. Si yo lo sabía, estoy rodeado de tontos. Regla y Transportador se quedaron boquiabiertos, pero Borrador, que continuaba muy enfadado, dijo otra vez: - ¿No sabéis que reñir no vale de nada? Mira, si te diesen dinero todos los días por reñir, podría, pero no, ni siquiera por mucho dinero. Quiero que ahora mismo hagáis las paces. Regla y Transportador comprendieron que reñir no valía de nada e hicieron las paces. Regla también comprendió que aunque Transportador fuese gordo, valía; Transportador valía para medir los ángulos que ella hacía. Borrador, muy contento de la lección que les había dado, dijo: - La próxima vez os borro los dibujos. Mira que no soy malo con vosotros, pero si me enfado... puede que lo sea. Regla se sentó muy triste en la mesa, porque hacía mucho tiempo que no veía a su amiga Escuadra. Se enfadaron sólo por una riña. Pasó un buen rato y Regla sintió golpes fuertes en uno de los pupitres. Muy asustada, no quiso abrir ningún pupitre, por si acaso era alguien
34 Rocío Pérez Trigo (5º B)
Mientras que Transportador y Borrador hablaban, Regla pensó: ¿Y si es mi amiga Escuadra? Regla salió corriendo a abrir un pupitre, pero nada; despacito fue a abrir otro, pero tampoco había nada. En el tercer pupitre que abrió, se encontró con una coma, que era nada más y nada menos que un estuche. Regla, muy cansada de buscar, dijo: - Lo siento, pero yo no puedo seguir buscando en los quince pupitres que me quedan, y encima yo sola, sola, solita. Cuando Transportador y Borrador dejaron de hablar, se quedaron un poco sorprendidos de Regla, porque estaba muy callada, muy cansada y sin moverse. Transportador le preguntó a Regla: - Regla, ¿te pasa algo? Es que cuando Borrador y yo hemos dejado de hablar y te hemos visto así de triste, creíamos que te habías enfadado con nosotros por no hacerte caso. Regla, que seguía muy triste, no quiso contestar a la pregunta. Borrador le dijo: - Regla, contéstanos. Nosotros no tenemos culpa de nada. Bueno, si ha sido por lo de no hacerte caso... Regla contestó: - Os lo diré. Estoy muy triste por quien vosotros sabéis. Ellos respondieron: - Regla, no sabemos de quién se trata.
35 Rocío Pérez Trigo (5º B)
- Pues de mi amiga Escuadra, tontos -contestó en alto Regla. Borrador, un poco enfadado por cómo les había contestado, le dijo: - Regla, porque tú tengas una buena cabeza para recordar, no significa que nosotros la tenemos que tener también. Tú la tendrás para recordar, pero yo la tengo para borrar las cosas que se hacen mal. Transportador, para defenderse, dijo: - Sin ofenderte Regla, yo pienso que lo que ha dicho Borrador es verdad. Todos no somos iguales. Regla, justificándose, respondió otra vez: - Mirad, es que vosotros sois dos chicos, pero yo sólo soy una chica y por eso me gustaría estar otra vez con mi amiga Escuadra. Y diciendo esto, comenzó a llorar. Borrador y Transportador la miraban muy desilusionados. Transportador dijo: - Al menos podías pedirnos perdón por habernos llamado tontos. Regla, arrepentida, contestó: - Lo siento. Por favor, perdonadme. No quise decirlo, pero cuando recuerdas momentos bonitos con alguien y esa persona no está por culpa tuya,
36 Rocío Pérez Trigo (5º B)
Los dos compañeros comprendieron la situación, pero Borrador volvió a insistir: - ¿Nos puedes contar por qué reñiste con ella? - Pues porque nos sometimos a una prueba para ver quién era más guapa, cosas de mujeres -contestó Regla-. Pero no funcionó. Yo le dije que era la persona más fea que había visto en mi vida, y ella, desilusionada, se fue a un pupitre y desde aquel día no la he vuelto a ver. Cuando llegó la noche, todos se durmieron, menos Regla que no dejaba de pensar en Escuadra. Al día siguiente, cuando se levantaron, Borrador y Transportador se asustaron al ver las ojeras que tenía Regla. - ¿Qué te pasa? -preguntó Transportador-. Tienes una ojeras muy grandes y, sin ofenderte, con lo presumida que tú eres... Vamos, tenemos que avisar a alguien para que te vea. Regla contestó: - Yo no soy la que quiero tener ojeras, es mi cabeza, que no deja de pensar en Escuadra. Por favor, ¿me podéis dejar un momento sola?
37 Rocío Pérez Trigo (5º B)
Transportador y Borrador se fueron, pero ya estaban un poco hartos de la situación y decidieron ayudar a Regla a encontrar a su amiga Escuadra. Después de darle vueltas, Borrador dijo: ¡Ya lo tengo! Se lo diremos a la amiga Tiza, que ella lo sabe todo. Cuando encontraron a Tiza, le dijeron: - Tiza, ¿sabrías cómo encontrar a una persona que hace mucho tiempo que no la ves? - Tengo un libro que trata de ello -contestó Tiza. Después de mucho buscar, Tiza encontró algo y les dijo: - Mirad, aquí lo tenéis: «si hace mucho tiempo que no ves a alguien, ve a buscarla hasta encontrarla». - Claro, eso es: buscarla. Aunque no es fácil buscar entre tantos pupitres. Por la noche, se lo dijeron a Regla. Entre los tres lo podían conseguir. Regla, muy contenta, dijo: - Está bien. Venga, a buscar en los 30 pupitres. Sólo quedaba uno por buscar y no habían encontrado nada. Borrador y Transportador se negaron a abrirlo porque era el pupitre del niño malo.
38 Rocío Pérez Trigo (5º B)
Regla fue poco a poco a la mesa, y despacito abrió el pupitre: - ¡Por fin te encontré! -exclamó llena de alegría. Escuadra preguntó: - Y vosotros, ¿qué hacéis aquí? Transportador contestó: - Pues mira, Regla estaba muy triste porque no te veía desde hacía mucho tiempo y no sabía dónde estabas y decidió buscarte. Escuadra, muy sorprendida le dijo: - ¿De verdad has estado triste por mí? Regla no sabía qué hacer. Le dio un abrazo y le dijo: - Te necesito. Quiero que vuelvas con nosotros. Siento haberte dicho aquellas palabras. - Está bien, te perdonaré -contestó Escuadra. Pero tenemos que prometer que no reñiremos nunca más. Regla contestó: - Claro, eres mi amiga y te quiero mucho. Pero... dime una cosa: ¿porqué te metiste en el pupitre del niño malo?
39 Rocío Pérez Trigo (5º B)
- Como yo, en ese momento, estaba enfadada contigo, me metí en el pupitre ese porque sabía que aquí no os atreveríais a buscarme; pero te has atrevido. Por la noche, cuando todos estuvieron reunidos, se contaron todas las cosas que les habían sucedido. Borrador, Transportador y Regla, dieron las gracias a Tiza, la más lista, que estaba allí con sus hijitas de colores. Todos hicieron una promesa: No reñir por tonterías. También les prepararon una sorpresa a los niños del curso: Cuando entraron en sus clases los niños de 5º, se quedaron como estatuas porque había unos dibujos geométricos preciosos en todos los pupitres.
40 Noelia Gutiérrez Díez (5ª B)
abía una vez tres hermanas que eran guereras. La mayor, de 24 años, se llamaba Marta, la mediana se llamaba Nati y tenía 20 años y la pequeña, Loli, tenía 18 años. Siempre que asistían a alguna lucha, ganaban. Un día un pueblo estaba en apuros por un dragón que había invadido la zona. Enseguida aparecieron las tres guerreras para ayudar al pueblo. Marta lo agarró por la cola, Nati se subió por detrás y lo agarró por las orejas, metiéndole una flecha por cada una. Loli, como era la pequeña, se metió por debajo de las patas, cogió el cuchillo y empezó a clavarlo una y otra vez. Ellas creyeron que el dragón había muerto, pero no fue así. Cuando se dieron la vuelta, el dragón les echó una bocanada de fuego y Marta y Nati quedaron inconscientes. Loli pidió a todo el mundo que se entraran en sus casas. Después cogió un cubo de agua que alguien había dejado allí y se lo tiró a la cara a sus dos hermanas, pero cuando se dio cuenta, el dragón ya estaba detrás de ella. Aún así, cogió su arco y sus flechas y logró clavarle tres. A Loli lo que le extrañaba mucho era que alguien hubiese dejado un cubo de agua en la calle. Ya no sabía qué hacer; se le habían acabado las flechas. Cuando el dragón se descuidó, cogió las flechas de sus hermanas y se las empezó a tirar una a una. No le daba porque el dragón se escondía detrás de casas. Media hora más tarde, el dragón cogió a Loli y se la llevó a su cueva. Se la puso en el hombro y la agarró por la cintura. Cuando se la llevaba, Loli vio a un chico que le estaba observando desde la ventana de su casa. Al llegar a la cueva del dragón, Loli estaba muy asustada. Creía que le iba a hacer alguna cosa mala. El dragón la bajó al suelo y le dijo: - Tú serás mi criada, y me harás la cama y la comida todos los días.
41 Noelia Gutiérrez Díez (5ª B)
- Está bien -dijo Loli. Tú te quedarás aquí y yo iré al bosque a buscar comida y cuando venga la preparas -dijo el dragón. A la mañana siguiente, cuando el dragón salió a buscar comida, Loli se sentó en el suelo y empezó a llorar. En ese momento, una voz le dijo: - No llores. Yo te estuve viendo por la ventana y perseguí al dragón hasta aquí. Cuando Loli levantó la cabeza, miró fijamente al niño y después de limpiarse las lágrimas, dijo: - Así que has sido tú el que dejaste un cubo de agua en la puerta, ¿no?. - Sí, he sido yo. Quería ayudarte -contestó el niño. - Gracias por todo -respondió Loli agradecida. - Pero bueno, yo he venido a rescatarte. Tus hermanas están en mi casa durmiendo un poco y les he contado todo lo sucedido. - Gracias otra vez -contestó Loli-, pero el dragón va a venir y tenemos que buscar un plan. Cuando decidieron el plan que iban a seguir, Loli le preguntó por su nombre y él le contestó que se llamaba Paco. Loli le dijo que se marchara, que el dragón estaba a punto de venir y lo iba a encontrar allí. El muchacho se fue y Loli hizo corriendo la cama del dragón que era de paja. Cuando el dragón llegó, le puso la comida encima de la mesa y pegó un manotazo muy fuerte. Loli se asustó y se fue a un rincón llorando.
42 Noelia Gutiérrez Díez (5ª B)
El dragón le dijo: - He visto a un muchacho hace un rato, ¿tienes tú algo que ver con él? - No, yo no sé nada de ningún muchacho -contestó Loli- y se acercó a donde tenía el arco con algunas flechas que le sobraron. Las cogió y cuando el dragón se dio la vuelta le disparó. El dragón echó fuego y Loli se escapó al bosque. Cuando entró en él, no sabía por dónde tirar. Nunca había estado por allí y se perdió. Entonces cogió piedras y leña e hizo una candela. Pasó toda la noche despierta por los ruidos de los animales. A la mañana siguiente, Loli oyó pisadas, vio que el dragón venía muy furioso y se escondió. Cuando lo perdió de vista, salió y empezó a buscar el camino. Andando, andando, vio a Paco y empezó a llamarle. Éste enseguida la vio y corrió hacia ella y le explicó lo sucedido. Los dos salieron corriendo hacia la casa de Paco, donde estaban las dos hermanas de Loli. Cuando llegaron, las tres hermanas se abrazaron muy fuerte y les contó todo lo que había pasado. Las tres hermanas y Paco decidieron acabar con el dragón. A la mañana siguiente, se dirigieron a la cueva del dragón, pero no lo encontraron allí y fueron a buscarlo al bosque, donde lo encontraron buscando comida. Paco y Nati le dijeron que iba a morir y Loli y Marta fueron por detrás y le tiraron flechas por la espalda. Paco se subió a la cabeza y lo tiró al suelo y Nati le clavó una flecha en la barriga, pero el dragón no se daba por vencido y le echó fuego y al quitarse ella, le dio a Paco. Cuando Loli vio que Paco estaba en el suelo, dejó lo que estaba haciendo, se tumbó y lo reanimó: le dio un beso y Paco se despertó. Después, dispararon cuatro flechas a la cabeza del dragón y éste cayó desplomado al suelo y murió.
43
Fco. Javier Gallardo Bote (6º A)
ace mucho tiempo, en un pueblecito de montaña le ocurrió algo terrible a tres chicos llamados Bins, Terry y Sam, que habían ido a pescar. Se encontraron un cofre de oro y dentro tenía una piedra preciosa. De repente, sonó un ruido extraño y apareció una luz grande y brillante. Era un mago llamado Gastel. Gastel preguntó a los tres: - ¿Vosotros habéis encontrado el cofre? Bins le contestó que sí. - Bien, ahora tendréis que afrontar las consecuencias. Voy a explicaros lo que tendréis que hacer. El que tiene la piedra preciosa puede hacer lo que le dé la gana. Para destruirla hay que tener las tres armas mágicas, que son: la espada que se encuentra en las Montañas Nevadas, el hacha que se encuentra en la Jungla de las Bestias y por último, el arco sagrado que está en el desierto de los Mil Peligros. Tenéis un mes de tiempo y debéis encontrarlas antes que el Mago Negro, quien ya ha mandado a algunas de sus bestias a las montañas. - Adiós - dijo el mago y los mandó a las montañas. - ¡Hace mucho frío! -dijo Terry. - Empecemos el camino -ordenó Bins. Cuando llevaban media hora de camino, empezó a caer nieve, pero no estaba nevando. Era una avalancha. Vieron una cueva y les sirvió de refugio. - ¡Ya estamos a salvo! exclamaron los tres a la vez. De repente sonó un gruñido. Era un dragón de tres cabezas. Los tres chicos sacaron sus espadas.
44 Fco. Javier Gallardo Bote (6º A)
Bins tuvo una idea: Mientras Terry y Sam lo entretenían, él cogería la espada de oro y le atacaría por detrás. Así lo hizo y durante unos momentos pareció que no le había hecho daño, pero poco después cayó al suelo. Los niños vieron que ya había parado la avalancha y continuaron el camino. Más tarde se encontraron con un monstruo verde y con alas llamado Grass. Los niños desenfundaron de nuevo sus espadas, pero Grass les dijo que venía en son de paz y que era amigo de Gastel. El monstruo montó a los tres en su lomo y los llevó a la jungla. Allí permanecieron metidos en un árbol grande y hueco durante una semana por culpa de la lluvia. Cada día salía uno a buscar comida. Un día que salió Sam a buscar comida, tardaba mucho en volver y sus dos amigos salieron en su busca, porque la lluvia había cesado. No lo encontraron y siguieron buscando el hacha, porque habían pasado dos semanas del mes que tenían de tiempo. De repente, oyeron pasos, miraron entre las plantas y vieron a unos monstruos altos y feos.
45 Fco. Javier Gallardo Bote (6º A)
Terry pisó algo y los monstruos lo oyeron. Salieron a correr y los monstruos les perseguieron. Cuando parecía que estaba todo perdido, alguien los cogió por detrás y los arrastró a una gran cabaña. Los dos chicos, muy asustados, les pidieron que no les hicieran daño, que eran enviados por Gastel. - ¿Gastel, el mago? -preguntó aquel hombre-, entonces sois bienvenidos. Gastel es mi amigo. - ¿Quiénes son esas bestias? -preguntó Terry. - Las ha enviado el Mago Negro para encontrar el hacha mágica contestó el hombre. Me llamo Yacu y esta cabaña es mi casa. - Yo soy Bins y él es Terry. Yacu, ¿tú sabes dónde está el hacha mágica? - Sí -afirmó Yacu. - ¿Y puedes llevarnos hasta ella? -preguntó Bins. - Con mucho gusto -contestó Yacu. Yacu silbó y apareció un águila gigante. Los tres se montaron en ella y echó a volar hasta llegar a un gran templo. Después se bajaron y entraron por un agujero que había en la pared. Nada más entrar, vieron una estatua de oro que representaba a un rey con el hacha mágica en su mano. De repente, entraron las bestias. Yacu les dijo que se fuesen con el hacha en su águila. Desde el aire oyeron sus gritos de dolor. Al cabo de media hora llegaron al desierto y el águila se fue. Nada más llegar, entraron en el territorio del gigante de un ojo. Aquello fue fácil, porque cuando se agachó para verlos, le echaron arena en su gran ojo y le atacaron mientras no podía ver. Poco después, vieron una pirámide, pero era un espejismo. Al momento
46 Fco. Javier Gallardo Bote (6º A)
- Hola, me llamo Sunamun y soy amigo de Gastel. Vosotros sois Bins y Terry, ¿verdad?. - Sí, Sunamun contestaron. - Vámonos a la pirámide que está a una semana aproximadamente. Al cabo de seis días estaban allí. Cuando entraron en la pirámide, vieron que el arco no estaba y cuando miraron atrás, vieron que Sunamun se transformó en el Mago Negro. Había conseguido engañarles. - Quiero las armas mágicas - dijo el Mago apuntando a Bins. De repente, aparecieron sus bestias cuando se disponía a atacar. - Este es vuestro fin -dijo el Mago apuntando a los chicos. De repente, alguien atacó al Mago por detrás y desaparecieron él y todas sus bestias. Era Sam montado en un Fénix. - ¡Sam! -exclamaron los dos chicos, dándole un fuerte abrazo. Dentro de la pirámide apareció una luz grande y brillante. Era Gastel con la piedra preciosa, Sam con el arco disparó a la piedra, Terry le dió un hachazo y Bins clavó su espada y, durante unos momentos, hubo una gran explosión. Gastel al final les dio las gracias y una bolsa con monedas de oro a cada uno y después los llevó a su casa.
47 Félix Arteaga Trigo (6º A)
ace mucho tiempo, la Tierra no era como ahora. Antes había muchos terremotos, inundaciones, sequías y demás catástrofes terroríficas. El animal más abundante era el tigre de Bengala. Los jefes de esa especie eran una tigresa llamada Misi y un tigre llamado Roki. Acababan de tener una cría llamada Tiguer. La mejor tierra en esos tiempos era el gran estanque y, dentro de poco, los tigres de Bengala y los demás animales se irían allí. Un día, se produjo una catástrofe: se abrió una enorme grieta en el suelo y Tiguer quedó separado de sus padres y de los demás animales. Se encontró con un tucán y le preguntó: - ¿Me puedes ayudar? - ¿En qué quieres que te ayude? -respondió el tucán. - ¿Sabes el camino al gran estanque? - Sí. - ¿Me lo podrías decir? El tucán le explicó: - Tienes que llegar a un río que conduce a una catarata y debes pasar por un puente que hay sobre él y estarás en la zona. Después tienes que llegar a una aldea de monos y justo detrás de la aldea, está el gran estanque. - Muchas gracias -respondió Tiguer agradecido.
48 Félix Arteaga Trigo (6º A)
Tiguer siguió su camino. Poco después se encontró con un buitre en la mitad del camino, que estaba como si le hubiesen atacado. Tiguer le ayudó a levantarse y el buitre le dio las gracias y le preguntó: - ¿Cómo te llamas? - Tiguer -respondió. ¿Y tú? - Soy Medican, el Buitre Negro -contestó el buitre. El buitre salió volando y Tiguer siguió su camino. Cuando Tiguer llegó al río, no había puente, porque el Buitre Negro llegó antes y cortó las cuerdas del puente para que no pudiese cruzar el río. De pronto escuchó un ruido. Era un castor cortando troncos. Tiguer, dirigiéndose al castor, le preguntó: - ¿Me puedes cortar cuatro troncos para hacer una balsa y poder cruzar el río? El castor le respondió afirmativamente y se puso manos a la obra. Gracias al castor, Tiguer pudo cruzar el río. Poco después, cuando Tiguer llegó a la zona de las serpientes, éstas lo capturaron, porque el Buitre Negro les dijo que Tiguer las iba a matar a todas. A la mañana siguiente, cuando a Tiguer lo iban a matar, conoció a un mono llamado Miko, al que también habían capturado. Tiguer logró escapar llevándose con él a Miko. Cuando estaban lejos de las serpientes, Tiguer preguntó a Miko: - ¿Dónde vives?. - En la próxima aldea -respondió el mono. - Pues yo también me dirijo a esa aldea para reunirme con mis padres
49 Félix Arteaga Trigo (6º A)
El mono, agradecido a Tiguer, le dijo: - Pues el jefe de la aldea, que es mi padre, nos dará una bienvenida de reyes. Mientras tanto, el Buitre Negro llegó a la aldea, y como el jefe no estaba, les dijo a los habitantes que si venían un tigre y un mono los capturasen, porque querían saquear la aldea. En efecto, cuando Tiguer y Miko llegaron a la aldea, los capturaron hasta que vino su jefe. Pocos minutos después llegó Pumuki, el jefe de la aldea y ordenó rápidamente liberar a su hijo y a Tiguer. Finalmente, Pumuki ordenó que llevasen a Tiguer con sus padres al gran estanque y cuentan que se produjo una gran alianza de monos y tigres de Bengala, para buscar al Buitre Negro.
50 Marisol Merchán Cortés (6º B)
ntonio y Lucía eran un matrimonio de granjeros que no podían tener hijos. Un día Lucía dijo a Antonio: - Antonio ,estoy pensando que podríamos ir a un orfanato y adoptar un niño , ya que estamos tan solos aquí en la granja . - Bueno, no es mala idea. Mañana nos levantaremos muy temprano e iremos antes de nada al orfanato -dijo Antonio. - De acuerdo -contestó Lucía A la mañana siguiente, Lucía y Antonio se levantaron muy temprano, tal como dijeron. Al llegar al orfanato, Lucía dijo a la directora del centro: - ¡Hola! Me gustaría poder adoptar a una niña y, a ser posible, rubia y con ojos azules. - Si, me parece muy buena idea- dijo Antonio. La directora del centro los llevó a una sala donde había muchos niños y niñas. Lucía estuvo viendo a todos los niños hasta que encontró a la niña con la que tanto había soñado. - Parece una muñecay diciendo estas palabras, Lucía la tomó entre sus
51 Marisol Merchán Cortés (6º B)
- Mira, Antonio. ¡A que es preciosa!- dijo Lucía - Sí ,sí es muy linda- respondió Antonio. Un niño cojito los miraba y les dijo: - ¿Me queréis llevar con vosotros? Ellos no contestaron, y su cara se llenó de tristeza, Antonio se volvió y lo vio , y cogió a Lucía de la mano la llevó a un rincón y le dijo. - Mira, el pobrecito está triste y nos necesita más que la niñita rubia ¿por qué no lo adoptamos a él? - Pero es cojo y no nos ayudaría en nada, además mira que niñita tan bonita- Sí, es cojo pero la niña tiene más esperanzas que él , y él nos necesita más que ella. - Está bien, lo adoptaremos. Lucía y Antonio hablaron con la directora del centro y decidieron llevarse a Juan el cojito que, por supuesto, necesitaba unos padres más que la niñita rubia con la que soñaba Lucía. Y los tres, cogidos de la mano, salieron del orfanato . Pasados unos días, Lucía ya no se acordaba de la niñita rubia. Juan era listo y, a pesar de su cojera, les ayudaba en las tareas de la granja. - Es un gran chico . Y...estoy muy contento con él -decía Antonio - Yo también- repetía Lucía Meses más tardes, un vecino y amigo del matrimonio murió. Era viudo y dejaba a cinco niños en el pueblo, y no sabían qué hacer con ellos. Lucía y Antonio hablaron con Juan:
52 Marisol Merchán Cortés (6º B)
- Juan... nuestro vecino ha muerto y ... ¡tiene cinco hijos y no saben qué hacer con ellos! y queríamos preguntarte: ¿quieres que se vengan a vivir con nosotros? - Claro que sí, no permitiré que también vayan a un orfanato como yo, y por la misma razón . Además os ayudaré más que nunca a papá y a ti. Los niños se fueron a vivir sólo por unos días, para ver qué hacían con ellos. Pasados unos meses, decidieron que los niños se quedarían con Antonio, Lucía y Juan. - No podría separarme de mis hermanitos- decía Juan. Aquella primavera hubo grandes tormentas e inundaciones que estropearon la cosecha y que ahogaron el ganado. - No os preocupéis, cosecharemos más y criaremos más ganado -dijo Juan. Y así fue. Una noche llamó un señor a la puerta pidiendo que si se podía quedar a dormir porque su coche se había estropeado y no podía llegar a su casa y que además hacía mucho frío. Lucía lo dejó pasar le dio comida y habitación. A la mañana siguiente, el señor se levantó y le dijo a Lucía-
53 Marisol Merchán Cortés (6º B)
-He visto que uno de sus hijos cojea y me gustaría ayudarle. Me llamo Luis y soy médico y pienso que puede recuperarse. Pasados unos días Lucia y Antonio fueron a la consulta del médico para que ayudara a Juan con su cojera . El médico le puso un tratamiento y todos los días se pasaba por la granja a ver cómo iba Juan . Al cabo de un año a Juan se le pasó la cojera , y ahora se sentía un niño normal. Juan se fue haciendo grande y conoció a Verónica la niñita rubia de cabello rizado y ojos azules con la que Lucía había soñado. Era la niña que Lucía cogió en sus brazos en aquel orfanato. Al final, Verónica se casó con Juan y tuvieron muchos niños y niñas. Una de ellas era rubia y de ojos azules ,le pusieron de nombre María. María la mayor de las hermanas se quedó a cuidar de sus abuelitos Antonio y Lucía.
54 Mª. Carmen Salguero Indias (6º B)
rase una vez un pueblo llamado Bullosaqui que estaba al lado del bosque. A la gente le gustaba pasar el fin de semana en el bosque y hacer como una especie de romería. Un día, un niño le dijo a su madre que un oso verde le había quitado la muñeca, pero la madre no se lo creyó. La gente empezó a cogerle miedo a ir al bosque, aunque seguían sin creerse lo del oso .Un padre afirmó que en el bosque había un oso verde y muy difícil de ver y, por tanto, no se podía coger para llevarlo a un parque natural . Una familia tuvo que ir al bosque porque tenían que recoger fruta para venderla. Las hijas, la mayor llamada Valentina y la pequeña Ana, estaban jugando con las muñecas. En ese momento, el oso le quitó las muñecas. Ana empezó a llorar sin parar. Cuando llegaron a casa, Valentina, llena de rabia por lo que el oso había hecho, cogió sus rotuladores nuevos y una mochila y se fue en busca del oso. El oso salió de la cueva en busca de algo que quitarle a los niños. En ese momento, Valentina aprovechó y se metió en la cueva del oso. Allí pudo ver todos los juguetes que el oso había robado. Cuando el oso volvió, se durmió y Valentina aprovecho y cogió sus rotuladores y pintó al oso de muchos colores para que la gente le viera. El oso despertó y se marchó para quitarle cosas a los niños .El oso decidido, fue a quitarle una muñeca
55 Mª. Carmen Salguero Indias (6º B)
una niña pero la niña lo vio. Entonces la niña avisó a sus padres . Y entonces avisaron al parque natural para que se lo llevaran. Toda la gente se preguntaba que quién podía haber sido la que hubiera pintado al oso de colores . En ese momento, Valentina apareció con una gran bolsa de muñecas y se las devolvió a sus dueños . Cuando el alcalde se enteró decidió regalarle a Valentina muchos juguetes y una placa que ponía: VALENTINA, LA PAISANA MÁS VALIENTE DE BULLOSAQUI
El presente volumen recoge una selección de cuentos que han sido escritos por los alumnos del C. P. ‘‘Gabriela Mistral’’de Solana de los Barros (Badajoz) y que, con motivo del VI Certamen de Cuentos Infantiles, han resultado ganadores de dicho Concurso, al que podían concurrir los alumnos de Educación Primaria de dicho Centro. Esta selección de cuentos será expuesta el día 23 de abril con motivo del Día del Libro.