Cuéntame un cuento volumen IV (2001-02)

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Volumen IV Curso 2001/02



IDEA ORIGINAL C.P. ‘‘Gabriela Mistral’’ Solana de los Barros. Badajoz DISEÑO DE LA COLECCIÓN Alvaro Indias Ortiz COLABORADORES Profesores del Colegio Público ‘‘Gabriela Mistral’’ AYUDANTES DE REDACCIÓN Profesores del Centro MAQUETACIÓN Álvaro Indias Ortiz


PRIMER CICLO ED. PRIMARIA ! El erizo y el rinoceronte ............................... 4 Miguel A. Gallardo Bote (1ºA)

Índice

!La vaca Avelina ............................................. 5 Lourdes Lavado Pérez (1ºB)

! El reloj Ding-Dong ......................................... 6 Mª. Jesús Garrido Santos (2ºA)

!La rosa mágica ............................................. 7 Mª. del Alba Merchán Merchán (2ºB)

SEGUNDO CICLO ED. PRIMARIA !Bobi, el perro valiente ................................... 8 Carmen Amaya Guerrero (3ºA)

!Las gafas del gato ........................................ 9 Beatriz Merchán Redondo (3ºB)

!El color de la piel ......................................... 11 Maribel Durán Campos (4ºA)

!El niño vago ................................................. 12 Rocío Pérez Trigo (4ºB)

TERCER CICLO ED. PRIMARIA !La aventura en la selva .............................. 14 Fco. Javier Gallardo Bote (5ºA)

!La aventura de Hjalmar .............................. 17 Mª. Soledad Merchán Cortés (5ºB)

!La máquina del tiempo ............................... 20 Cristian García Lagar (6ºA)

!El milagro del duende ................................. 22 Inmaculada Zambrano Garrido (6ºB)

PRIMER CICLO ED. SECUNDARIA !Alicia y sus locuras .................................... 24 Rosa Mª. Cisneros Lavado (1º ESO-A)

!El misterio del Amazonas ........................... 27 Diego Jesús López Bote (1º ESO-B)

!La enfermedad de su abuelo ..................... 32 Sara García Acedo (2º ESO-A)

!La leyenda de Analós ................................. 35 Isabel Mª. Moreno Antúnez (2º ESO-B)


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EL ERIZO Y EL RINOCERONTE

rase una vez un erizo que se llamaba Flareón que pasó por debajo de un rinoceronte que se llamaba Juan. Pararon y Flareón miró para arriba y Juan miró para abajo y se hicieron amigos. Miguel A. Gallardo Bote (1ºA)


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dijo:

LA VACA AVELINA

rase una vez una vaca que se reían de ella. Un día, cuando iban a ordeñarla, dijo que no quería ir porque se reían de ella. Entonces llegó el señor que medía la calidad de la leche - ¡La ganadora es Avelina! Desde entonces, no volvieron a reirse de ella. Lourdes Lavado Pérez (1ºB)


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EL RELOJ DING DONG

ing Dong era un reloj viejo y lleno de polvo que ya no daba la hora porque no tenía pilas y sus amos no se acordaban de ponérselas. Un día, Ding Dong se aburrió y se fue. Sus amos estuvieron buscándolo mucho tiempo. Al final lo encontraron en un cubo de basura, se lo llevaron a casa y le prometieron que lo limpiarían y le pondrían pilas nuevas. A partir de entonces, Ding Dong se sintió un reloj nuevo y feliz. María Jesús Garrido Santos (2º A)


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LA ROSA MÁGICA

rase una vez un jardín de una casa en la que había muchas flores y una rosa mágica. Un día, al llegar la primavera, nacieron más rosas y entre todas, estaba la rosa mágica. En lugar de ser roja era amarilla. Su color era tan bonito y tan brillante que todos los que pasaban por allí, se quedaban asombrados. Tal fue el asombro de una de las viejecitas que pasaba por allí, que decidió arrimarse. La anciana, creyendo que nadie la oía, le habló a la rosa amarilla, diciéndole lo bonita que era y lo contaba para envidia de sus amigas. Entonces la rosa le dijo que la belleza nunca se pasa, sólo depende de los ojos con que se mire. La anciana, muy sorprendida, echó a correr y al mirar para atrás, no vio a la rosa, sino a un árbol florecer. María del Alba Merchán Merchán (2º B)


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BOBI, EL PERRO VALIENTE

rase una vez una familia que tenía un perro llamado Bobi. El perro era muy valiente, pero la familia no lo sabía, excepto el hijo, que se llamaba Javier, que lo descubrió y lo mantuvo en secreto para siempre. Después de comer, la madre y el padre se acostaron y Javier llevó a Bobi al bosque, a ver si era tan valiente. Le puso delante como un fantasma y lo estropeó. Después fue poniéndole otras cosas, pero ninguna lo asustó. - ¡Caramba, es verdad que eres valiente! - exclamó Javier. Llegó la noche y no encontraban el camino de regreso a casa, y como estaban cansados, se durmieron bajo un árbol. Al cabo de unas horas, oyeron un ruido y se despertaron: era la policía. Sus padres se habían preocupado y la habían avisado. Cuando llegaron a casa, Javier dijo: - ¡Bobi es muy valiente! Sus padres le dijeron: - Bueno, pero eso no importa. Ahora lo que importa es que has vuelto. Pero no debes irte solo nunca más. Carmen Amaya Guerrero (3º A)


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LAS GAFAS DEL GATO

rase una vez un gato que dejó sus gafas en el sillón y se fue a lavar la cara. Unos ratoncillos cogieron las gafas y las guardaron en su agujero. Cuando el gato fue a coger sus gafas, ya no estaban allí por lo que se pasó todo el día buscándolas por el sillón, la mesa, la cocina, la cama y sobre todo por la tubería del agua por si se hubiera colado por allí. Al final se dio cuenta de que había un agujero y dentro ratones cantando: -¡El gato no se da cuenta de que tenemos sus gafas!. ¡El gato no se da cuenta de que tenemos sus gafas! Así estuvieron todo el día hasta que el gato pensó: -voy a decir que no veo y así saldrán del agujero. -¡Por favor ayudadme que no puedo ver sin mis gafas! Los ratones al oír esto, salieron de su agujero y enseguida el gato los pilló. -¡Hummm!. Así que vosotros tenéis mis gafas y me habéis estado engañando ¿eh?.Si no me dais las gafas ahora mismo, os llevo con mis amigos los gatos para que os coman. -De acuerdo, -dijeron los ratones-. Te las daremos pero antes nos tienes que soltar.


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LAS GAFAS DEL GATO

El gato se apresurรณ a soltarlos y los ratones fueron por las gafas del gato. En adelante, fueron felices y amigos. Beatriz Merchรกn Redondo (3ยบB)


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EL COLOR DE LA PIEL

rase una vez una niña de raza negra, llamada María, que se fue a vivir fuera de su país. Esta idea no le gustó nada, puesto que tenía que dejar allí a todos sus familiares y

amigos. Cuando llegó a su nueva casa, todo le parecía extraño. Por fin, llegó el día que tuvo que ir a la escuela. Allí se dio cuenta de que las cosas no eran iguales que en su país. Los niños no querían jugar con ella y se reían del color de su piel. María se sentía muy triste. Así pasaron bastantes días, y todo seguía igual. Un día, cuando jugaban en el patio del Colegio, María vio cómo dos niños estaban peleándose y corrió a separarlos. Los demás niños se le quedaron mirando y los dos dejaron de pelear. Uno de los niños se le acercó a darle las gracias y la invitaron a jugar con ellos. Desde entonces, todos los niños querían jugar con ella, porque comprendieron que lo importante no era el color de la piel, sino la amistad. Maribel Durán Campos (4º A)


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EL NIÑO VAGO

rase una vez un niño llamado Jorge al que no le gustaba nada la escuela. A menudo le decía a su madre que estaba malo para tener que ir. Cada día su madre le tenía que comprar libros y libretas nuevas ya que Jorge los trataba tan mal que los rompía, los rayaba... hasta que un día la madre lo vió romperlos y lo castigó. Todos los días, cuando Jorge le enseñaba la libreta a la maestra esta mostraba la misma cara al comprobar que no tenía los deberes hechos. Uno de estos días en que Jorge llegó tarde a la escuela, su maestra le mandó a copiar veinte veces «No debo llegar tarde a la escuela». Al día siguiente la maestra le pidió que le enseñara los deberes para ver si los había hecho comprobando que no tenía escrita ni la fecha. La maestra le castigó por haber mentido y Jorge tuvo que cumplir su castigo. También le dijo que iba a llamar a su madre para hablar con ella y contarle todo lo mal que se portaba en la escuela. Después de oir todo esto, Jorge comenzó a ponerse muy


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EL NIÑO VAGO

nervioso y temía que su madre le castigaría a estar sin salir de casa durante mucho tiempo. Unos días después su madre le riñó muchísimo y le dijo que si no cambiaba de actitud se lo diría a su padre y lo dejaría sin salir de casa. Con todo lo ocurrido, Jorge tuvo que aprender la lección y se dió cuenta de que lo mejor sería llevar los deberes hechos todos los días como los demás niños. Rocío Pérez Trigo (4ºB)


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LA AVENTURA EN LA SELVA

ace unos años, un hombre llamado Luis, científico, tuvo que ir a la selva a buscar una planta para un medicamento que podía salvar la vida de miles de personas. El día antes de irse le preguntó a su hijo llamado Ángel:¿Quieres venir conmigo? Ángel contestó:-¡Claro que sí! Al día siguiente, cogieron un avión y se fueron. Habían aterrizado en una ciudad donde les esperaba un coche que les conduciría hasta la selva. Cuando llegaron estaba anocheciendo; acamparon y se durmieron. A la mañana siguiente, cuando iban en el coche por el corazón de la selva, encontraron una pirámide. Los dos entraron, exploraron su interior y vieron que estaba deshabitada. Entonces, Luis le dijo a su hijo:-Quédate aquí que yo regresaré dentro de un momento. Luis, por el camino, tuvo un problema: el coche cayó en unas arenas movedizas ;pero el científico saltó del vehículo antes de que se hundiera y siguió su camino. Ángel, en la pirámide, estaba aburrido y decidió salir a explorar. Nada más comenzar el camino, se encontró con un niño de origen indio. Ángel asustado le dijo al indio: -¡Por...por...por favor, no me hagas daño!


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LA AVENTURA EN LA SELVA

El niño indio le contestó:-yo no voy a hacerte daño, lo único que quiero es ser tu amigo. Ángel le respondió:-yo también quiero ser tu amigo. Entonces se presentaron, charlaron y prosiguieron su camino por la selva juntos. Ángel iba contemplando todo tipo de aves exóticas que había; pero no veía su animal preferido, un puma. Le preguntó a Rai, el indio,:-¿Puedes enseñarme uno? Rai dijo que sí. Los dos niños llegaron a un sitio donde había una manada que estaban bebiendo y comiendo. Ángel sacó una cámara de fotos y les hizo unas cuantas a los pumas. El flash sonó un poco fuerte y dos de los animales salieron detrás de los muchachos. El indio tuvo una idea y le dijo a su amigo que se subiera a su espalda. Entonces se agarraron a unas lianas hasta llegar a un árbol que estaba frente a un río. Los pumas ya los habían perdido de vista. Se rompió una de las ramas en la que estaba enganchada la liana y Ángel cayó al río y Rai al suelo.


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LA AVENTURA EN LA SELVA

El indio cogió la rama rota y se la lanzó a Ángel para que se agarrara. Rai tiraba de ella como si fuera una cuerda y logró sacarlo. Pasó el peligro pero no por mucho tiempo, porque cuando miraron atrás vieron como una manada de animales les perseguía. Rai tuvo la idea de ir hasta la pirámide y refugiarse en ella. Cuando llegaron se llevaron una sorpresa, los animales, en estampida , también entraron y la pirámide empezó a derrumbarse. Pero lograron llegar hasta una salida secreta que el indio conocía. Nada más salir de allí, llegó su padre con la planta que llamó por el móvil a un helicóptero de rescate. Los dos amigos se despidieron. Al llegar a casa, Ángel se sintió feliz tras haber hecho un nuevo amigo y tener la posibilidad de conocer su animal preferido. Luis terminó su medicamento y ganó mucho dinero. Fco. Javier Gallardo Bote (5ºA)


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LA AVENTURA DE HJALMAR

rase una vez una niña llamada Hjalmar. Tenía doce años, el pelo negro, largo y rizado, sus ojos azules como el mar, su nariz un poco chata, sus orejas pequeñas y sus labios finos. Era simpática, agradable y un rostro muy alegre. Vivía en un pueblo llamado Monte Sierra, cerca del Polo Norte, donde en invierno nevaba con mucha frecuencia. Hjalmar vivía en una gran casa en el centro del pueblo. A ella le gustaba mucho ir a esquiar con sus amigas Susi, Tatiana, Atanasia, Mercedes, Montse y Mª Eulalia. Hjalmar era la única niña de su pandilla que no creía en Papá Noel o Santa Claus; ése era su único defecto. Pocos días antes de Navidad, Hjalmar decidió ir a esquiar sola, sin ninguna de sus amigas. Se encontró una casa casi en la cima de la montaña. Estaba pintada de colores chillones y dentro de ella se oían muchos ruidos de cortar y pegar pepeles. Hjalmar se acercó más para ver quién estaba dentro de la casa. La niña se llevó una grata sorpresa, era el taller de Santa Claus y había muchos, pero que muchos duendes, vestidos de verde y rojo, con zapatos muy grandes y con un gorro rojo y verde. Papá Noel iba vestido con un traje rojo y blanco al igual que su gorro y tenía unas botas negras. La casa estaba llena de regalos, Hjalmar dio una vuelta alrededor de ella y en la parte de atrás se encontró con los renos de Papá Noel. Aquello era todo igual a lo que le contaron sus padres de pequeña.


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LA AVENTURA DE HJALMAR

Hjalmar entró silenciosamente en la casa, pero un duen-decillo la vio y se lo dijo a Santa Claus. Papá Noel se levantó y fue hasta la niña, la cogió del brazo, la sentó en sus rodillas y le dijo: -¡Hola Hjalmar!¿Qué te trae por aquí?,que yo sepa tú no crees en mí y eso no está nada bien; lo sabes, ¿verdad? Hjalmar le contestó:Mira Santa Claus, yo venía a esquiar y decidí entrar. No creía en ti porque no te había visto en verdad. Santa Claus respondió:-Bueno ya que me has visto creerás en mí, ¿no? Por cierto, ¿quién te trae los regalos la noche de Navidad? -Bueno, Señor, yo pensaba que eran mis padres. A partir de ahora creeré en ti.-Respondió la chica. -Vale, muchacha, vete que tus padres deberán de estar muy preocupados. Sé buena, que dentro de dos días es Navidad. Vuelve cuando quieras pero sola, tú sola y no se lo cuentes a nadie.-Dijo Santa Claus. Hjalmar se fue a casa con sus padres a cenar y a preparar el árbol de Navidad. Al día siguiente, la niña se levantó muy alegre, se vistió a toda prisa, desayunó, cogió su equipo de esquiar y se fue corriendo al taller de Santa Claus. De nuevo, la recibió como una de sus mejores amigas y es que, en verdad, era su mejor amiga. Aunque nos quiere a todos por igual.


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LA AVENTURA DE HJALMAR

Por fin, llegó el día de Navidad. Hjalmar muy contenta, cantó durante la cena una canción que el mismo Papá Noel le había enseñado y recitó una poesía que decía: «En lo alto del monte te encontré y poco a poco contigo me encariñé.»

Sus padres y sus abuelos al oír que se la dedicaba a Santa Claus se dieron cuenta del milagro ocurrido: ella creía en él como cuando tenía dos, tres o cuatro añitos. Al día siguiente, Hjalmar se despertó muy temprano y vio alrededor del árbol grandes regalos y en su calcetín una nota que decía: «Me gustan los limones y tengo una amiga que vale mil millones». Fdo.- Santa Claus.

Más tarde, sus padres se levantaron y bajaron al salón y vieron a la niña jugando con los juguetes. Hjalmar fue al taller a darle las gracias y a llevarle un regalo que, con su propio dinero, le había comprado. Papá Noel se lo agradeció mucho y la nombró su ayudante. Desde ese día, fue la niña más feliz del mundo. Prometió no decirle nada a nadie y , así, hacer dichosos a todos los niños del mundo junto a la persona que llena de ilusiones y regalos todos los hogares: Santa Claus. Mª. Soledad Merchán Cortés (5ºB)


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LA MÁQUINA DEL TIEMPO

ra un profesor muy chiflado que estaba todo el día inventando y haciendo experimentos, pero siempre le salían mal. Vivía en un pueblo muy pequeño, en una casa solitaria, al pie de la montaña. Era muy pequeña, poco lujosa; eso sí, tenía mucha chatarra en ella. Un día, decidió inventar una máquina del tiempo. Empezó a hacer proyectos y a buscar cosas que le permitieran construirla. Lo consiguió, pero la usó una vez y, !PUF!,explotó. Se puso muy triste porque no le salió bien. Al poco tiempo empezó a buscar material para hacer otra; realizó nuevos diseños, y, después de unos meses la terminó y funcionó: viajó a la prehistoria, al futuro... pero se encontró con un problema, sólo pudo construir una porque era muy pobre.


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LA MÁQUINA DEL TIEMPO

Un buen día, llamaron a la puerta de su casa, abrió y apareció ante él, el hombre más rico del mundo. Se quedó prendado por tal maravilla y le ofreció cien millones de euros por la máquina. Él aceptó porque necesitaba el dinero para poder seguir inventando cosas, aunque se puso muy triste por tener que deshacerse de ella. Cuando pasó el tiempo, decidió hacer muchas máquinas como la que había vendido y otros muchos inventos más, pero el profesor no se volvió a separar de sus inventos nunca más. Cristian García Lagar (6ºA)


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EL MILAGRO DEL DUENDE

rase una vez una familia formada por cinco hermanos, el papá, la mamá y el abuelo. Eran tan pobres como las ratas. Vivían en una pequeña localidad. El abuelo era muy viejo para trabajar. El padre estaba enfermo y tan débil que no podía salir a buscar trabajo. La madre no podía trabajar fuera de casa porque tenía que cuidar de ellos y de los cuatro hermanos pequeños.. Manolito, el mayor de los cinco hermanos, que sólo contaba con once años, era el único que entraba algo de comida en la casa, pues se llevaba todo el día pidiendo limosna, buscando en las basuras y haciendo algunos trabajos que le encargaban en el pueblo. De día en día todos estaban más desesperados, Manolito, que por circunstancias de la vida había madurado antes de tiempo. Un día sentado bajo una encina angustiado, porque no tenía ni para comprar las medicinas para salvar a su papá, lloraba descon-soladamente mientras murmuraba que le gustaría tener suficiente dinero para llevar a su padre a un hospital y curarse, darle a su familia lo esencial para vivir, poder llevar a sus hermanos a la escuela, que su madre tuviera una vida más digna y tranquila y que a su abuelo no le faltara de nada mientras viviera. Tantas lágrimas derramó, que una de ellas cayó sobre una seta y ésta se convirtió en duende; gateó por el niño hasta llegar a sus manos. Cuan


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EL MILAGRO DEL DUENDE

do el muchacho lo vio se quedó helado, se secó las lágrimas porque creía que era una visión. El duende le dijo: -He oído todo lo que has dicho y por ser tan buena persona te concederé todo lo que deseas con estas condiciones: debes ayudar siempre que puedas al más necesitado, ser un hombre de provecho y jamás revelar este secreto. Todo se cumplió tal como él quería y el duende así lo prometiera. Además Manolito empezó a ir a la escuela, luego a la Universidad, llegó a ser un excelente médico, ayudó y curó a millones de enfermos, se enamoró, tuvo hijos y jamás reveló su secreto. Todos fueron felices. Inmaculada Zambrano Garrido (6ºB)


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ALICIA Y SUS LOCURAS

licia era una muchacha que vivía en Madrid. Era alta, delgada, morena, muy buena chica, y solía salir con chicas de catorce o quince años, como ella. Un sábado, cuando regresaba a casa, sobre las doce de la noche, se encontró con una pandilla de chicos y chicas que estaban bebiendo. Ella vio cómo se divertían, y cómo cada vez bailaban más y más sin saber muy bien lo que hacían. El sábado siguiente volvió a pasar por allí con sus amigas, pero éstas se fueron y ella se quedó con los chicos y chicas de la pandilla que había visto el sábado anterior porque había decidido empezar a fumar y a probar el alcohol. Al día siguiente, domingo, sus amigas fueron a llamarla, pero ella les dijo que no salía porque había quedado con las otras chicas que había conocido. Esa misma noche, Alicia no dejó de beber y fumar y decía que eso era lo más divertido que había hecho nunca. Al poco tiempo, su madre notó que Alicia empezaba a toser, salía mucho más y no estudiaba nada de nada. Viendo que cada vez iba peor, la madre la llevó al médico y éste le dijo: - Señora, ¿Sabe usted si su hija bebe y fuma con frecuencia? La madre quedó sorprendida y no supo qué decir. A los pocos meses Alicia empezó a tomar drogas. Su madre estaba cada día más preocupada, y un día habló con ella:


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ALICIA Y SUS LOCURAS

- Hija, tú sabes que... el tabaco, el alcohol y las drogas son cosas muy malas para la salud. Alicia le contestó: - Mamá, esta es mi vida, no la tuya y no te debes meter en mis cosas. - Pero hija, yo te lo digo por tu bien -respondió muy disgustada la madre. - Déjame ya -contestó enfadada Alicia. Alicia se volvió muy rebelde y empezó a comprar ropa cara, e incluso dejó de ir al colegio. Su madre, harta de la situación, le dijo un día: - ¡Alicia, creo que es hora de que te quedes aquí encerrada un mes. Alicia, se encaró con su madre y le respondió: - ¿Tú estás loca o te lo haces mamá? - No, no estoy loca, pero creo que te debes quedar aquí -respondió la madre. Alicia, furiosa, respondió: - ¿Sabes una cosa? Que me marcho de casa ¡ya! La madre, angustiada por las palabras de Alicia, suplicó: - No, no, por favor, hija mía. - Lo siento, pero me marcho respondió Alicia, resuelta a cumplir su amenaza.


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ALICIA Y SUS LOCURAS

La joven Alicia no sabía lo que le esperaba fuera. Se fue a vivir a casa de una de sus nuevas amigas, pero al poco tiempo, Alicia empezó a echar de menos a su familia y se fue de allí. Al cabo de varias semanas, Alicia llamó a su madre y le dijo: - Mamá, ¿me perdonas por todo lo que te he hecho? - ¡Hija mía, te quiero tanto! Claro que te perdono -respondió emocionada la madre. Alicia, emocionada y agradecida por la respuesta de la madre, contestó: - Mamá, perdóname por todo el daño que te he hecho. Te prometo que no lo volveré a hacer. Alicia aprendió a no abandonar a su familia, sobre todo para meterse en el alcohol y las drogas. Su madre la llevó a un psiquiatra para dejara todo eso y, aunque costó bastante a corto plazo, fue consiguiendo poco a poco acabar con esa dependencia. Ahora, esta muchacha con diecinueve años, gracias a Dios y a la ayuda de su familia, ha terminado con esos años de sufrimiento y amargura; una auténtica pesadilla. Rosa Mª Cisneros Lavado (1º ESO-A)


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EL MISTERIO DEL AMAZONAS

n el año 1952 ocurrió un extraño suceso: el agua del río Amazonas se volvió color rojo sangre. Científicos de todo el mundo investigaron este extraño suceso. Un célebre científico inglés, Charles Burdeon, pidió a un amigo de confianza, el cual era un gran explorador que siempre estaba dispuesto a aceptar cualquier reto que se le propusiera, que investigara este hecho. Su nombre era Nicholas Glasgow, pero todos le llamaban sir Nick. El profesor Burdeon le comunicó el fenómeno del río Amazonas a Sir Nick.. La carta decía así:

Londres, 28 de Marzo de 1952. Estimado Nicholas: Le comunico una gran noticia que le sorprenderá e impresionará. Es un fenómeno paranormal. El agua del río Amazonas se ha vuelto roja. Usted sabe que yo estoy ya muy anciano y no puedo hacer viajes muy largos. Le ruego que vaya al río Amazonas , concretamente a su nacimiento, e investigue para averiguar la causa de tan extraño suceso. Le adjunto con la carta un plano de las zonas que rodean el río. También le he marcado el sitio idóneo donde puede aterrizar con su avioneta. En un anterior viaje mío al Amazonas conocí a un niño, se ofreció voluntario para guiarme por aquellas espesas selvas. El lugar de aterrizaje marcado está cerca del poblado de dicho joven, el cual ya será hombre. Pregunta por Kusalá, -así era el nombre que tenía el muchacho-. Él sabe hablar inglés, así que no tendrá problemas de traducción. Dígale que le lleve hasta el nacimiento del río Amazonas, de donde, probablemente, venga la causa del problema. Digo problema porque las especies de animales y las tribus de indígenas no podrán beber. Suerte. C. Burdeon P.D: Evite al brujo del poblado, no es de fiar.


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EL MISTERIO DEL AMAZONAS

Sir Nick aceptó el reto que suponía el recorrer parte del Amazonas río arriba. Sir Nick preparó todo aquella noche. Seleccionó la ruta menos peligrosa, preparó todas aquellas cosas que iba a necesitar, pero sólo lo más importante. El aventurero realizó todos los preparativos con una sonrisa en los labios, pues hacía años que no salía de viaje, pero un verdadero viaje, un viaje en el que te alejas de toda tu rutina, un viaje a rincones recónditos del mundo, donde nadie, o casi nadie, había puesto un pie allí, en fin un viaje en toda regla. Un aterrizaje perfecto, pensó sir Nick, cuando tomó tierra en un claro de la selva. Ahora sólo toca encontrar al tal «Kusalá» y partir hacia el nacimiento del río. Sir Nick recorrió un buen trecho hasta llegar al poblado. Al verlo llegar, todo el poblado se postró ante él, pues no conocían los aviones y ellos lo han visto llegar y creyeron que era una deidad. Un indígena le guió hasta una gran gruta donde estaba el que parecía el jefe de la tribu. Sir Nick se sentó frente al jefe, el que dijo: - Usted no es ningún dios. Mis soldados me habían informado de que había llegado un dios a nuestra aldea, pero veo, que por su apariencia, Ud. es inglés.


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EL MISTERIO DEL AMAZONAS

El interpelado, asombrado de que aquel hombre hablara inglés, recordó lo que le había dicho el profesor Burdeon acerca del Kusalá. Sir Nick le cuestionó: - ¿ Es usted Kusalá? El indígena le respondió con una afirmación. Entonces el aventurero le comentó lo de la carta del profesor y le enseñó el mapa del Amazonas. Kusalá le dijo que él se sabía todos los rincones de la selva en cinco kilómetros a la redonda, pero que nunca se había dirigido al nacimiento del río, el cual estaría a unos 21 kilómetro de allí. Kusalá le contó a todo el pueblo que sir Nick y Kusalá acordaron que partirían al alba. Pero ellos dos no eran los únicos que sabían lo de su viaje, pues Kimshava, el malvado brujo de la tribu, les había estado espiando todo el tiempo, a sir Nick y a Kusalá y estaba dispuesto a todo para evitar que los dos intrépidos aventureros lograran llegar a su meta y estropearle a él los planes, pues él era el causante del cambio de color de las aguas del río y otro problema más grave que los exploradores ignoraban. Al día siguiente, los aventureros partieron al alba, como acordaron. Sir Nick presentía que alguien les había estado acechando todo el camino. El explorador no se equivocaba. Alguien les seguía y ese alguien era Kimshava, el brujo, que intentaba hacer fracasar cada paso que daban los aventureros. Pero la experiencia y


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EL MISTERIO DEL AMAZONAS

habilidad de Sir Nick y el conocimiento del terreno de Kusalá, les hicieron salir de todos los apuros en los que se metía el brujo. Al final, llegaron al nacimiento del río Amazonas, donde encontraron una extraña criatura con aspecto de una mezcla de serpiente y dragón. Estaba atada con cadenas que relucían con un destelle verde brillante. Kimshava, con aspecto arrogante, estaba de pie en lo alto de un risco, satisfecho de capturar a la criatura y con la intención de eliminarla. Kusalá, al divisar al monstruo, exclamó: - ¡Tiwakán, el protector de las aguas! ¡Si consigue destruirlo Kimshava, tendrá poder suficiente para arrasar el mundo! El monstruo se retorcía agonizante de dolor. Sir Nick exclamó: - ¡Tenemos que derrotar al brujo! - Sí, pero ahora que ha capturado a Tiwakán, sólo se puede acabar con él con la daga helada -respondió Kusalá. Entonces, Kimshava gritó: - ¡Y esa daga la tengo yo! El brujo miró hacia su cinturón y... ¡no encontró nada! - La tengo yo -dijo tranquilo Sir Nick- la encontré en el camino. Y con un lanzamiento certero acabó con la vida del malvado brujo.


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EL MISTERIO DEL AMAZONAS

Las cadenas que presionaban a la criatura desaparecieron. Cuando el monstruo quedó libre, el agua volvió a tener su primitivo color. Sir Nick volvió a Londres, satisfecho por su gran aventura y todo volvió a la normalidad. Diego Jesús López Bote (1º ESO-B)


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LA ENFERMEDAD DE SU ABUELO

uedaba una semana para que le dieran las vacaciones de fin de curso y el verano ya había llegado. Carlos, como todos los veranos, se iría a la casa de la playa con sus abuelos Manolo y Carolina. Carlos en un chico de catorce años, muy divertido y alegre. Era alto, castaño y ojos marrones. Tenía muchos amigos y se lo pasaban muy bien juntos. La escuela no es que le fuese muy bien y mucho menos las matemáticas, aunque aprobó por los pelos. Por fin llegó el último día de clase y todos hicieron una gran fiesta para celebrarlo. Cuando terminó la fiesta todos se fueron a sus casas y a Carlos sólo le quedaban cinco días para irse con sus abuelos. Mientras que llegaba ese día, salía con sus amigos, iba a la piscina y no perdía ni un minuto para estar con ellos. Cuando llegó el día de irse, sus padres José y Ana le tuvieron que levantar muy temprano para coger el avión. Camino del aeropuerto se despidió de sus padres, les dio un beso y tuvo que salir corriendo porque llegaba un poco tarde. Tardó tres horas en llegar. Cuando se bajó del avión, sus abuelos estaban allí esperándole con el taxi para ir hacia la casa de la playa. Cuando llegaron, como era la hora de la comida, Carlos tuvo que esperar para ir a la playa a bañarse. Terminaron de comer y lo primero que hizo fue buscar a sus amigos para irse a bañar y pasárselo muy bien. Y así hacía todos los días, aunque algunos se quedaba con sus abuelos.


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LA ENFERMEDAD DE SU ABUELO

Los días iban pasando y Carlos se dio cuenta de que su abuelo no se encontraba bien, y le preguntó a su abuela qué era lo que le pasaba. Ésta le dijo que su abuelo fumaba mucho y tenía cáncer de pulmón. Los médicos le habían dicho que dejara de fumar o moriría dentro de muy poco. Carlos, al enterarse de esto, se puso muy triste y dijo que haría todo lo posible para que su abuelo se curarse. Cada vez que le veía con un cigarro en la mano se lo quitaba, tiraba todas las cajas de cigarros o se las escondía con tal de que su abuelo no fumarse. Cada dos semanas tenía que ir a la revisión del médico. Éste, le dijo que poco a poco parecía que iba mejorando, pero que todavía le faltaba mucho. Todo eso era gracias a las atenciones de Carlos. Ya había pasado la mitad del verano y faltaba mes y medio, más o menos, para regresar a casa. Ahora, Carlos iba menos a la playa y salía menos con sus amigos, pero eso le daba igual con tal de que su abuelo se pusiera bien. Todos los días tenía que hacer lo mismo con los cigarros porque su abuelo compraba a escondidas, aunque poco a poco iba a entrando en razón y sabía que se estaba haciendo daño él mismo. El médico decía que iba mejorando. Carlos se puso muy contento porque sabía que antes de que él se fuera, su abuelo ya estaría recuperado. Ya sólo quedaban veinte días para irse. Carlos, gracias a su esfuerzo, había conseguido que su abuelo dejase de fumar y mejorará cada vez más. Sus padres estaban muy orgullosos de él y su abuela no sabía cómo agradecérselo.


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LA ENFERMEDAD DE SU ABUELO

Ya había llegado el día de irse y a Carlos le daba mucha pena tener que dejar a sus abuelos. Fueron al aeropuerto, se montó en el avión y después de tres horas por fin llegó, donde sus padres estaban esperándole para darle las gracias por lo bien que se había portado con su abuelo, que gracias a él, estaba vivo. Sara García Acedo (2º ESO-A)


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LA LEYENDA DE ANALÓS

xistía un lugar de apariencia tranquila, cercano al mar, cubierto de bosques con hermosos árboles, gigantescos, por donde atravesaba un caudaloso río de aguas turbulentas, ruidosas como una tormenta y que antes de llegar a su desembocadura formaba un inmenso lago. Cercano a este lago se hallaba un pueblo llamado Analós. En la margen derecha del río había árboles tan frondosos, tan altos, tan oscuros que daba miedo penetrar en él. Y así era, nadie del cercano pueblo se adentraba, sólo lo miraban desde la otra orilla, con temor y tras él el lago, llamado «la mancha negra», porque este lago era tan negro como muchos de esos árboles que no dejaban pasar la luz del sol. El lago, a pesar de su negrura, parecía tranquilo, sus aguas danzaban al compás del aire, no parecía que escondiese secretos. Sin embargo nadie de Analós se acercaba a él, por supuesto a ninguno se le hubiese ocurrido jamás bañarse en sus aguas, por mucho calor que hiciese. Contaban los viejos aquellas lejanas leyendas: que toda persona o animal que se bañaba en sus aguas moría sin remedio, y al cabo de veinticuatro horas aparecía su cadáver cubierto de manchas negras imposibles de quitar, algunos decían que aparecían sin ojos, sólo quedaba un oscuro hueco...


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LA LEYENDA DE ANALÓS

Pasado el tiempo un grupo de chicos y chicas fueron al lago a divertirse, a pasar el día alegres, ellos no creían mucho en viejas historias. Todo iba bien hasta que se propusieron meterse en el lago. Uno de ellos comenzó a relatar la leyenda, aumentándola con la intención de que se «muriesen de miedo». Una de las chicas se acercó al agua, la contempló largamente ... comenzó a dudar. - No sé, no sé, dijo, creo que deberíamos investigar este lago. Podríamos llevarnos una muestra de esta agua para analizarla en el laboratorio de la Universidad; tengo un amigo allí . Algunos no estaban de acuerdo, pero finalmente prevaleció la opinión de la chica. Esperaron los resultados y ... ¡vaya sorpresa!, la chica no se había equivocado en su pensamiento, contemplando el agua del lago: el agua estaba contaminada por un residuo químico procedente de una fábrica. Entonces es cuando se dirigieron con la muestra en la mano a la biblioteca, investigaron en los periódicos y... efectivamente: hace tiempo hubo una fábrica que vertía al río sustancias químicas procedentes del petróleo, aunque supuestamente esa fábrica ya había sido denunciada y había desaparecido. En ese momento, pensaron que si la fábrica ya no estaba desde hacía mucho tiempo, no era lógico que el agua aún estuviese contaminada.


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LA LEYENDA DE ANALÓS

Todos los amigos puestos de acuerdo decidieron adentrarse en el bosque que tanto miedo provocaba en los habitantes del pueblo. Si había algún misterio, ese lugar parecía el mejor lugar para desvelarlo. Allí fueron, sin poder ocultar que estaban algo intranquilos, pero decididos a averiguar la verdad. -» ¡Vaya!», exclamaron todos a la vez . Allí, dentro del bosque, en lo más profundo, tapado con las inmensas ramas que habían crecido durante años y años se adivinaban las paredes de lo que parecía un caserío, esa era la fábrica. Se acercaron con cautela: con el ruido de la corriente del río, tan caudaloso, apenas se apreciaba el ruido que provenía de aquellas paredes... la fábrica funcionaba. Varios de los amigos dieron la vuelta, volvieron a Analós a buscar a la policía, otros se quedaron cerca, vigilando. Así todo quedó descubierto: los misterios del lago y del bosque y los malhechores, que sólo habían pensado en enriquecerse a costa de la salud de las personas, de los animales y de estropear la naturaleza. Se habían ocultado en la espesura del monte para no ser descubiertos. Todo volvió a la normalidad, ahora todo el que quiere puede bañarse y disfrutar de un día en plena naturaleza, en contacto con la belleza del lago, del río, de los árboles. Debemos cuidar y respetar la Naturaleza y no usar o malgastar el agua enturbiándola y contaminándola con los residuos y basuras. Isabel Mª Moreno Antúnez (2º ESO-B)




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