F O N D O D E C U LT U R A E C O N Ó M I CA SEPTIEMBRE DE 2018
CONSTRUYENDO EL PAÍS QUE QUEREMOS
573
573
F O N D O D E C U LT U R A E C O N Ó M I CA SEPTIEMBRE DE 2018
El país que queremos
E
n el curso del año esta Gaceta ha insistido en la importancia de profundizar la democracia y pensar sobre ella desde todos los ángulos. Ahora volvemos sobre el tema con colaboraciones sobre el libro Vida y muerte de la democracia, de John Keane, que examinan su contribución desde el punto de vista historiográfico y de los nuevos contenidos y formas de participación democrática en el mundo. La oportunidad es propicia para manifestar nuestra propia aspiración a la democracia que queremos para México. Imaginamos un país que sea más seguro y pacífico, más próspero, justo, igualitario e incluyente; más independiente y más cooperativo con otras naciones, sobre todo con las de nuestra América; más limpio y sostenible, con instituciones públicas más transparentes, eficientes y al servicio de la población, y una clase política más comprometida con estos grandes propósitos. Estamos conscientes de que nada esto será logrado sin una ciudadanía altamente participativa, vigilante de la gestión pública, informada de los asuntos que le conciernen y capaz de ponerlos en la agenda pública; una ciudadanía interesada no sólo en superar los problemas de su entorno inmediato, sino también en los grandes problemas nacionales, y atenta a la evolución de la democracia en el mundo y comprometida con su defensa. Asumimos que la democracia no es sólo una forma de gobierno, sino un ideal social y personal; no es sólo una función de las instituciones públicas, sino que involucra un amplio rango de relaciones sociales. El Estado sólo puede representar a los seres humanos si éstos se encuentran orgánicamente asociados en torno a los asuntos de su interés y de su comunidad. La articulación y defensa de los intereses de las comunidades y grupos sociales exige claridad de los actores sobre los fines a perseguir y los medios para alcanzarlos. Al buscar una causa justa podemos equivocarnos en los medios empleados, o bien la causa misma puede estar fuera de nuestro alcance. Necesitamos, pues, definir los objetivos con claridad, elegir los medios apropiados y ser flexibles para modificarlos sobre la marcha. La vida democrática es un conjunto de procesos experimentales. Como institución difusora y promotora de conocimiento y cultura, esta casa editorial ha luchado implícitamente por estos objetivos en sus más de ochenta años de fecunda actividad continua. En el último cuarto de siglo ha mantenido una labor intensa para crear lectores en las nuevas generaciones. Más recientemente ha incursionado en las zonas más conflictivas del país con opciones de enriquecimiento cultural e intelectual para niños, jóvenes y padres de familia. Todo esto sin descuidar su producción de libros con lo mejor del pensamiento crítico, artístico y científico de México y el mundo. Vale pues añadir a nuestra lista de deseos la aspiración a tener un México con muchos más lectores, y llevar nuestros libros a todos los rincones del país y del mundo de habla hispana en todos los formatos tecnológicos disponibles. •
3
Mi tribu alberto blanco
5
Construyendo el país que queremos dossier
7
Juan José Arreola: un genio completo virginia bautista
8
Cartografía del miedo: Balam Rodrigo mariana bernárdez
10
El machete en la mano izquierda: vestigios de la Revolución de octubre gisela kozak rovero
12
La democracia como construcción cotidiana y modo de vida janine m. otálora
14
Una historia milenaria de la política ciro murayama
16 José Carreño Carlón Director general del fce Susana López, Socorro Venegas, Octavio Díaz y Juan Carlos Rodríguez Consejo editorial Rocío Martínez Velázquez Editora de La Gaceta Ramón Cota Meza Redacción León Muñoz Santini Arte y diseño Andrea García Flores Formación y diseño Ernesto Ramírez Morales Versión para internet Jazmín Pintor Pazos Iconografía Impresora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V. Impresión
Reflexión y análisis a cien años de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos josé ramón cossío díaz
18
Una extraña seta en el jardín luis eduardo garcía
Suscríbase en www.fondodeculturaeconomica.com ⁄editorial ⁄ laGaceta ⁄ lagaceta@fondodeculturaeconomica.com www.facebook.com ⁄ LaGacetadelFCE
19 La Gaceta es una publicación mensual editada por el Fondo de Cultura Económica, con domicilio en Carretera Picacho-Ajusco 227, Bosques del Pedregal, 14738, Tlalpan, Ciudad de México. Editor responsable: Rocío Martínez Velázquez. Certificado de licitud de título 8635 y de licitud de contenido 6080, expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas el 15 de abril de 1995. La Gaceta es un nombre registrado en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, con el número 04-2001-112210102100, el 22 de noviembre de 2001. Registro postal, Publicación periódica: pp09-0206. Distribuida por el propio Fondo de Cultura Económica. ISSN: 0185-3716
Apostillas a El motor de combustión interna mario montalbetti
20 Ilustración de portada: Teresa Guzmán
22
Jonathán édgar omar avilés
poema
Mi tribu Alberto Blanco La tierra es la misma el cielo es otro. El cielo es el mismo la tierra es otra. De lago en lago, de bosque en bosque: ¿cuál es mi tribu? —me pregunto— ¿cuál es mi lugar? Tal vez pertenezco a la tribu de los que no tienen tribu; o a la tribu de las ovejas negras; o a una tribu cuyos ancestros vienen del futuro: una tribu que está por llegar. Pero si he de pertenecer a alguna tribu —me digo— que sea a una tribu grande, que sea una tribu fuerte, una tribu donde nadie quede fuera de la tribu, donde todos, todo y siempre tengan su santo lugar. No hablo de una tribu humana. No hablo de una tribu planetaria. No hablo siquiera de una tribu universal. Hablo de una tribu de la que no se puede hablar. Una tribu que ha existido siempre pero cuya existencia está todavía por ser comprobada. Una tribu que no ha existido nunca pero cuya existencia podemos ahora mismo comprobar. •
La espera, esa compañía del silencio, se nutre de dudas y contradicciones: es la paciente espera de la comunión, no sabemos con quién, sólo que habrá de llegar un día. El fce celebra las próximas publicaciones del autor: El corazón del instante y La hora y la neblina (nuevas ediciones) y A la luz de siempre (primera edición).
sep t i e mb r e d e 2 01 8
l a g aceta
3
a
a
CONSTRUYENDO EL PAÍS QUE QUEREMOS dossier 573
Volvemos al tema #PensarLaDemocracia esta vez para contrastar con la realidad el mundo de las ideas. Se cierra la serie Constitución 1917, y su coordinador, José Ramón Cossío realiza un examen crítico de lo que significan los temas constitucionales en la agenda nacional. Compartimos nuevas lecturas de Vida y muerte de la democracia de John Keane desde la óptica de Janine Otálora y Ciro Murayama. Reseñamos la revista El Machete, pionera de la temática que compete a la izquierda en México. Podrán leer sobre El libro centroamericano de los muertos, e ir de la mano de la poesía para ver el retrato de la frontera sur. En contrapunto anunciamos nuevos libros sobre Juan José Arreola a cien años de su nacimiento, así como adelantos de primeras ediciones, reimpresiones y reseñas de poesía de México y Perú. Nuestra sección Trasfondo sigue presentando nuevas voces narrativas.
sep t i e mb r e d e 2 01 8
5 le ón muñoz santi ni
l a g aceta
a
6
l a g ac e ta
n ov i em b r e de 2 016
a
const ruy endo el país q ue q uerem os
Juan José Arreola: un genio completo La edición, reedición y reordenamiento de textos parece ser el destino de los grandes autores que no se propusieron erigir una obra y sólo escribieron textos dispersos. El primer centenario del nacimiento de este consumado artesano de la palabra da pie a nuevos y fecundos intentos. virginia bautista
E
ncuadernador, cuentista, actor, he estado muy agradecida con él y he demostrado novelista, poeta, ensayista, edi- lo mucho que lo quería”, agrega la viuda del crítico tor, cronista, corrector de estilo, literario Emmanuel Carballo (1929-2014). traductor, microhistoriador, crí“Cuando me casé con Emmanuel, él [Arreola] se tico de arte y escritor de solapas, quedó un poco resentido porque pensaba que yo lo prólogos y catálogos, Juan José había traicionado de alguna manera, que iba a dejar Arreola (1918-2001) era “un ge- de escribir. Pero pronto vio que no fue así. Aunque nio completo.” Así lo define la escritora yo seguí adelante con mi carrera por otro Beatriz Espejo (1939), quien lo frecuencamino, pues tenía mi propio criterio, nuntó durante más de 10 años porque fue su ca nos distanciamos. Lo fui a ver en su lemaestro y editor de su primer libro. “Hizo cho de muerte”, añade, y recuerda como creaciones bellísimas. Era un tipo que “un hombre maravilloso, culto, inteligente, transformaba en literatura todo lo que le gracioso” al narrador y poeta que nació en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, caía en las manos. Era una persona y un creador de primera.” Jalisco, el 21 de septiembre de hace cien La novelista, cuentista y ensayista veaños. “Con él nunca te aburrías; siempre racruzana narra en entrevista que Arreoestabas oyendo las palabras de una persoJuan José la le dio clases privadas de literatura en la na brillante. Su obra influyó fuertemente Arreola casa de Río Elba, en la colonia Cuauhtéla literatura mexicana del siglo xx. Sin Iconografía moc, donde el juglar vivía entonces. Cuanduda sigue vigente. Y creo que está bien alberto cué garcía do ella tenía 19 años le publicó su primer posicionada en las librerías, aunque ninguna reedición está de más. El mejor holibro, La otra hermana (1958), en el sello tezontle 1ª ed., 2018 Cuadernos del Unicornio. “Él me enseñó a menaje es que las nuevas generaciones lo tener una buena sintaxis, a saber escoger sigan leyendo”, señala. Juan José Arreola obtuvo premios imlas palabras, a tener respeto por la página en blanco. Era un buen maestro. Siempre portantes como el Xavier Villaurrutia
s ep ti e mb r e d e 2 01 8
(1963), Nacional de Ciencias y Artes (1979), fil de Literatura en Lenguas Romances (1992) e Internacional Alfonso Reyes (1995). Empezó a trabajar como encuadernador en Zapotlán en 1930 y, siete años después se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en la Escuela Teatral de Bellas Artes. Inició su trayectoria como escritor en 1941 con el cuento “Hizo el bien mientras vivió.” Sus títulos de ficción van de Varia invención (1949), a Palíndroma (1971), pasando por su obra maestra Confabulario (1952), Bestiario (1959) y La feria (1963), su única novela. Ave de la palabra Arreola fue “un hombre de cultura, un microhistoriador, un pensador, un ser que se multiplicó y ofreció su palabra en la mano, un escritor en el más amplio sentido de la palabra”, afirma Sara Poot, especialista en su obra; lo define como “un ave de la palabra” y recuerda que, en una entrevista, él especificó que su pájaro favorito era el carpintero. “Y con su precisión, rigor y agilidad hizo su más precioso oficio artesanal y perfecto”, piensa Poot. Y añade que el autor de Inventario (1976) escribió más de lo que se supone. “No sólo por la cantidad de sus textos, sino porque con ellos tocó profundidades, contextos, culturas, la suya propia y otras ajenas.”
izquierda: archivo fce; arriba: arreola antes de salir a ciudad de méxico a estudiar teatro, 1937. archivo de claudia y fuensanta a r r eo l a
l a g aceta
7
a
j ua n josé arreola: un g e n i o co m p le to
Profesora de la Universidad de California en Santa Bárbara, Poot destaca que la obra de Arreola se caracteriza, desde un principio, por un cruce de géneros —tanto literarios como de época—, de ejercicio de estilos, de mezcla entre discursos ficticios y no ficticios. “Escribía textos de índole distinta. Respetaba al pie de la letra retóricas y preceptivas; al mismo tiempo que trastocaba, transformaba. Era eco de otros espacios y tiempos —de lo más cercano y tradicional a lo más lejano y moderno—, dialogaba con otras culturas, ponía su propio toque de humor, hacía realidades de la ficción, ficcionalizaba realidades y alternaba unas y otras”, agrega. La cofundadora y directora de uc-Mexicanistas —asociación de la casa de estudios californiana que estudia la cultura mexicana— añade que entre las palabras mayores de Arreola están las de sus piezas breves, marcos de sustento, de introducción a otras textualidades, sean pictóricas, musicales o literarias. “Esto es, a sus escritos que son prólogos, presentaciones de las artes de México, a las que nuestro escritor nos introduce como maestro de ceremonias a una obra a punto de empezar”, explica. Justo sobre esta temática diversa y lúdica, la doctora en literatura hispánica por El Colegio de México prepara el libro La multiplicación de la palabra. Milagros de Juan José Arreola, que la unam publicará este año. “Creo que, desde un principio, su escritura se fue multiplicando a la vez que dispersando. Reunirla alrededor de lo publicado en libros y antologías sería restituir a la obra un carácter más amplio y con más posibilidades de estudio”, concluye. Poot acepta que siempre estará en deuda con quien considera su maestro, a quien le dedicó su tesis de doctorado. Un juego aterrador El poeta y crítico literario Felipe Vázquez (1966) destaca que, con la publicación de Varia invención y Confabulario, Arreola inaugura el cuento moderno en México. “Adapta a la tradición mexicana estrategias narrativas, recursos retóricos y temáticas de la literatura europea; pero esos textos tienen además los atributos del juego, del humor, de la levedad y la gracia”, explica. Leerlo significa, dice, descubrir las posibilidades de la imaginación desde la experiencia poética. “Pero si leemos con detenimiento descubriremos que sus textos, sin dejar de estar penetrados por el humor y la belleza lírica, nos dan una visión desapacible y patética de la condición humana.” En realidad, prosigue, “hay una crítica feroz, una disección mordaz de los pliegues de la conciencia; pero esta visión cruda de lo humano está narrada desde un ambiente festivo, poético, alegórico y bordeando los límites de lo absurdo. Por eso no nos damos cuenta, en una primera lectura, que Arreola muestra un juego aterrador de relaciones entre los seres humanos.” Respecto a la vigencia de la obra de quien trabajó con intelectuales de la talla de Xavier Villaurrutia, Rodolfo Usigli y Antonio Alatorre, entre otros, Vázquez recuerda que ya Jorge Luis Borges lo ponía en claro: Arreola “pudo haber nacido en cualquier lugar y en cualquier siglo.” En efecto, “los mejores textos de Arreola se sustraen a su época y remontan el tiempo con bastante felicidad; basta revisar las traducciones a diversas lenguas en lo que va del siglo xxi: al japonés, al chino, al ruso, al checo, al italiano, al portugués. Asimismo, hay que ver las constantes ediciones y la diversa producción crítica en torno a sus obras. Quiero suponer que sus textos se leerán en el futuro con el mismo asombro y gusto con que hoy los leemos”, dice. Vázquez, autor de los poemarios Tokonoma (1997), Signo a signo (2001) y El naufragio vertical (2017) detalla que, en el marco del centenario del nacimiento de Arreola, se publicarán ensayos
8
l a g ac e ta
suyos en las revistas Surco Sur, de la University of South Florida; Crítica, de la Universidad Autónoma de Puebla; Luvina, de la Universidad de Guadalajara; y Tema y Variaciones de Literatura, de la Universidad Autónoma Metropolitana. Además dará conferencias en el Coloquio Arreolino (con sede en la Casa Taller Juan José Arreola en Zapotlán, Jalisco), en El Colegio de México, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Feria Internacional del Libro del Estado de México. Autor de Juan José Arreola: la tragedia de lo imposible (2003) y Rulfo y Arreola: desde los márgenes del texto (2010), Vázquez aclara que “está pendiente de publicar su correspondencia, sus diarios, sus artículos dispersos y sus manuscritos inéditos.” Arreola y el fce Felipe Vázquez detalla el lugar especial que el Fondo de Cultura Económica tuvo en el corazón del bardo de Zapotlán el Grande. “Arreola dijo en varias ocasiones que el Fondo había sido su universidad, pues allí por vez primera convivió de manera sistemática con escritores y filósofos, aprendió el oficio de editor y se inició como traductor del francés al español.” Subraya que el fce fue su primera casa editora y donde publicó sus obras más importantes. “Arreola ya se había iniciado como editor, pues había publicado las revistas Eos y Pan a principios de los años 40, pero al convivir con notables editores que venían del extranjero, tuvo la oportunidad de profesionalizarse. Así lo vemos fundar, en compañía de varios amigos, la editorial Los Presentes en 1950; luego creará Los Cuadernos del Unicornio y la revista y las ediciones de Méster. Creo que la tradición literaria mexicana le debe el auge posterior de los talleres literarios y de las editoriales independientes”, apunta el especialista. Adelanta que el Fondo publicará este año dos libros de Arreola: Iconografía, cuya investigación iconográfica, selección de textos y cronología estuvo a cargo de Alberto Cué, y el volumen de poemas y acuarelas Perdido voy en busca de mí mismo, cuya compilación fue realizada por Orso Arreola, mientras que el mismo Vázquez hizo la edición, introducción y notas. “La Iconografía nos permite asomarnos al mundo de Juan José desde su infancia hasta su muerte. Cué hizo una gran investigación en archivos personales e institucionales y estableció una notable cronología de la vida del escritor zapotlense”, continúa. Añade que esta obra es el complemento iconográfico e histórico de las biografías de Orso Arreola: El último juglar. Memorias de Juan José Arreola y Juan José Arreola: vida y obra, y de Fernando del Paso, Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola (1929-1947). El investigador informa que lo primero y lo último que escribió Arreola fueron poemas. “La lectura y la escritura de poemas le dio la disciplina para crear poemas en prosa fulgurantes y ceñidos, ambiguos y de notable tensión lírica. La edición de Perdido voy en busca de mí mismo rescata todos los poemas en verso y algunas obras gráficas de Arreola.” Explica que la Secretaría de Cultura de Jalisco ya había publicado la selección de poemas Antiguas primicias en 1996. “Pero se trata de una edición muy precaria, sin ningún establecimiento textual y además abunda en erratas. La edición del Fondo reúne el total de la producción lírica de Arreola, la establece cronológicamente, subsana errores de transcripción y además incluye varios poemas inéditos.” Finalmente, Vázquez aclara que el paradero de las acuarelas se desconoce. “En este libro se rescatan sólo 11 y un dibujo. El rescate del Arreola pintor está pendiente, pues se tiene que hacer una investigación casi a tientas; las personas que organizaron sus exposiciones han muerto y así resulta más incierto el rastreo de las obras”, lamenta.
archivo fce
Lo vital en Arreola Alberto Cué, autor de la investigación, selección y cronología de Iconografía, reflexiona sobre cómo el capítulo de las biografías de los escritores mexicanos tiene “un déficit notable de obras y criterios.” Dice que “desde la falta de tradición o escasez de obras significativas hasta la deficiente contextualización histórica —para hablar únicamente del siglo xx—, las obras literarias de nuestros escritores se acompañan, con el paso del tiempo, del desvanecimiento de los contornos vitales de sus autores, originando datos biográficos aislados y superficiales que ocupan el lugar de una vida y una trayectoria verídicas.” El especialista afirma que, en el caso de Arreola, dado el carácter multifacético de sus muy diversas actividades y de su constante movilidad en espacios geográficos por lo general bien delimitados, el tema plantea sus propias dificultades. “Desde luego, el primer interés en la vida de los escritores —y Arreola no es la excepción— es su obra literaria. Pero ésta muchas veces adquiere más amplias y ricas dimensiones de comprensión si conocemos el trasfondo vital del cual surgió. Como en Juan Rulfo o en Gabriel García Márquez, también en Arreola se entiende que su obra nació de la clara determinación de ser escritor”, considera. Pero para Cué, más allá de esta determinación, los avatares existenciales también cuentan. “En su mayor parte, los de Arreola se resumen en su lucha con la enfermedad, una lucha que lo invitó a redoblados esfuerzos, lo que le aportó dramatismo a su lucha con la escritura. Se me ocurre pensar que su libro fundacional, nada menos, se concibió y se gestó en medio de una de las mayores crisis que sufriera a lo largo de su vida.” Abunda que, de 1948 a 1950, “entre su salida del fce y su recuperación psíquica, pasando por una intensa crisis familiar en la que el fracaso y la frustración parecían envolver su vida y su incipiente obra, Arreola nace escritor, y uno de los buenos, como él justamente ya lo cree desde entonces. De manera que la lectura de Varia invención puede tener, a la luz de estos hechos, una dimensión distinta, o complementaria, a la que le ha otorgado hasta ahora la crítica literaria.” El investigador aclara que éste es sólo un ejemplo, un episodio de los muchos que tiene la vida de Arreola en relación con sus obras fundamentales. “Hasta 1972, cuando terminan de publicarse sus Obras en Joaquín Mortiz, sus experiencias han sido inmensamente variadas, tanto en el ámbito de su vida pública y profesional como en su vida familiar y privada. “La lucha de Arreola en el terreno de la escritura es tan intensa como su lucha vital y como su lucha en el ambiente literario. Por tratarse de alguien que, según él mismo admitió, se quitó a sí mismo tantas oportunidades en la vida, no es poca cosa”, añade. Destaca que el naufragio metafísico de Arreola, que señala un crítico sagaz, es todavía entendible más allá de la especulación meramente literaria o filosófica. “El peso de la culpa no es sólo teológica, es también vital, existencial. La desolación del mundo, el infierno de los otros, el apocalíptico devenir humano, tienen también su raíz en la pesadumbre de una vida cotidiana combinada con la mecha inflamable de la poesía, que fue para él misterio y salvación.” Alberto Cué concluye que las paradojas de la vida de Arreola se hallan enterradas en esas joyas de la brevedad que son sus textos, como en una condensación imposible de imaginar. “Y, no obstante lo que ha sido su vida en la realidad de los años terrenales, su poesía siempre quedará más allá de todo lo demás.” Juan José Arreola murió el 3 de diciembre de 2001. • En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2002 se presentaron los siguientes títulos de y sobre Juan José Arreola: Prosa dispersa, selección y notas de Orso Arreola, Conaculta, 2002; Arreola en voz alta, compilación y presentación de Efrén Rodríguez, Conaculta, 2002; Breviario alfabético, selección y prólogo de Javier García Galeano, Conaculta, 2002; Arreola y su mundo, Claudia Gómez Haro, Conaculta, 2002.
s ep ti em b r e de 2 018
a
const ruy endo el país q ue q uerem os
reseña
Cartografía del miedo: Balam Rodrigo Libro centroamericano de los muertos Haciendo eco del libro ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2018, la autora, también poeta, manifiesta su estupor ante el agotamiento del lenguaje para nombrar el sufrimiento de los migrantes centroamericanos. mariana bernárdez
[…] tirados a un lado en los caminos de extravío, mordidos por alambradas, destrozados por manos muertas, atropellados por trenes que gritan en medio del vacío como pájaros despedazados por mandíbulas de óxido, lo que antes fueron pantalones, zapatos, blusas, telas, son ropas e hilachos sin cuerpo, rastrojo, recientes formas sin carne, piezas hormadas por la muerte extendiendo su cordón umbilical de suciedad y trapos desde el río Suchiate hasta el río Bravo.
L
os pájaros sólo saben de horizon- gunos pensadores— a Ricouer, Nemo, Safranski e tes; otra es la circunstancia hu- incluso Adorno, quien cuestiona la posibilidad de mana que se enraíza en la pala- escribir después de Auschwitz. Quizá ahora seamos bra, ese puente que anuda la vida más conscientes de la virulencia de la barbarie, lo y la muerte, ahí donde lo impen- que nos lleva a desapegarnos de la rispidez de su sable hace su traza; esa rayadura espectáculo dentro de la aldea global, tan aplaudida donde se afirma la existencia de durante el siglo pasado. la frontera, el límite que hace sospechar el otro lado, Los medios oficiales han tratado de clausurar el allende, el más allá o el antes muy antes de Alí durante décadas el resuello de la duda que desafía Chumacero en su “Poema de amorosa raíz.” su autoritarismo, y quedan en nuestra memoria los La frontera. Signo de poder. Signo de nuestro poemas “Tlatelolco 1968” y “Maltiempo” de Jaime tiempo. Sabines y “Memorial de Tlatelolco” de Rosario CasCon fortuna, la mejor de las veces es cicatriz, tellanos sobre 1968, o la poesía del grupo La espiga pero la mayoría es herida que evidencia de forma amotinada… Entre tanto intento de acallar, lo que cruenta el lenguaje de la peste, del atrincheramien- se ha logrado es fracturar el sentido de lo real. El to, el desconocer al otro en su linaje como persona. clímax, a nuestro asombro, decanta en el gesto de Bajo su constelación, lo sabemos, la vida vale una la indiferencia; basta desviar la mirada, y aquello insignificancia. Y decimos y nombramos y tratamos que pasa se sujeta a lo efímero y a la inmediatez. de cercar a esta hidra de mil por mil cabezas bajo la La apatía y el ninguneo surgen en tanto mecanismo cifra de “lenguaje de la violencia”, como si con ello psicológico de defensa porque es difícil vivir bajo se pudiera acotar su ferocidad; como si se pudiera la espada del verdugo y asumir la vida cuando se dar testimonio de la incomprensión que siembra; sabe con qué facilidad se puede cruzar el umbral como si bastara constatar que el miedo es su sus- de la muerte. tento para que se desvaneciera. Estas son las coordenadas que dominan la fronPero su dominio se afinca en la promesa de otra tera sur y delimitan el paisaje por el que transcurre tierra y, como toda promesa, seduce con la posibi- la escritura de Balam Rodrigo en el Libro centrolidad de vivir de otro modo, de andar el americano de lo muertos. Los que descotiempo sin la zozobra de la sombra. Silba nocemos esta realidad de primera mano, en la lejanía el seréis como dioses, propor no vivir dentro de su circunferencia, mesa fundacional que encierra el voto de recibimos “noticias”, girones, retazos desotra condición, engañando con el doblez alentadores. Extraño parecería entonces del tiempo: el futuro que abre la esperanza que un libro de poesía anduviera tras como bien preciado, sobre todo cuando razones y las pidiera, o por lo menos las la dislocación de sentido es la moneda de buscara, cuando supuesto era que aquella cambio. Regala también el despliegue del tradición de la poesía social, tan presente camino cuyo resonar provoca el espejismo en las décadas de los sesenta y setenta, Libro del viaje. Atrás quedará el temor, atrás, centroamericano había quedado atrás, y que la función de pero lo sabemos, la promesa prueba mídenuncia se limitaba al ámbito del periode los muertos nimamente su verdad para mantener la dismo, pero ¿desde cuándo la poesía no balam rodrigo ilusión del porvenir y para seguir abries social? gando la sed interminable de la fatalidad. La libertad, ese elegir para tocar el vérPremio Bellas Artes de Poesía La violencia alcanza su imperio por tigo de la altura, es un decir “yo” para Aguascalientes medio de la negatividad de su discurso. decir “nosotros”, cuando la piedra cabe 2018 Mucho se ha reflexionado en torno al en la palabra piedra, y la rosa es un nomméxico, 1ª ed., 2018 brar el mundo; este mundo de hoy que ha tema, recuérdese —por mencionar a al-
s ep ti e mb r e d e 2 01 8
agudizado su crisis mediante los migrantes, de los nómadas, de los balseros, de los de a pie, de los de huida que andan en eso de salvarse ganando el pan del exilio, del exilio interior, del destierro, de los que andan arrancándose del miedo y del hambre, del exterminio, del acecho, de esta larga y triste historia de la desventura cuyo principio se pierde en la desmemoria. Y no es consuelo saber de su imparable trillar ni que el paria, el desplazado, el migrante, el expulsado, el perseguido habrá de llevar consigo las llaves de su casa, la chinilla del riachuelo, la canción de cuna, el olor del maizal o el de la tierra mojada; ni saber que se ha puesto en marcha tratando de dejar atrás el estremecimiento que ya no le cabe dentro del cuerpo. No es consuelo, y en cambio sí es, como escribió Raúl Renán, pan de tribulaciones para quien es forzado a revivir la experiencia fundamental de la desproporción del desarraigo. Desde el río Suchiate hasta el río Bravo, el poeta traza un camino no inédito de muertos donde La Bestia, los narcos, la migra, los polleros, los bárbaros, Las Patronas, la salvaje planicie de los rieles, la selva perdida a trompicones y sobre todo la brutalidad de la desesperación son las máscaras tras las que se esconde la desmesura… Las páginas se van poblando de voces y prevalece un tono narrativo, una prosa poética que enhebra la singular historia personal y su entronque con lo colectivo; lo íntimo con lo público; el anhelo de la vida con la fosa común. Balam Rodrigo hace una crónica reiterada de lo atroz, donde la “ley de sangre” esconde una historia de mayor dolor, la de la fractura con su Dios, ¿por qué permite la furia que lleva al hombre a acechar al hombre?, ¿para qué el redoble del misterio de la desproporción? Tal fiereza reduce el alma a su fragilidad, muestra la vulnerabilidad, la indefensión. ¿Dónde está Dios, por qué no detiene la mano del asesino, por qué no ampara al desvalido?, ¿habrá de permitir que una bala perdida derrumbe en eterno retorno los sueños? Recuerdo inevitablemente a Hannah Arendt cuando refiere en Eichmann en Jerusalén cómo “personas normales” cometen actos atroces sin reflexionar sobre ellos o en sus posibles consecuencias, sino en la preocupación de cumplir con las reglas de un sistema; inquieta hasta la obcecación saber que “la banalización del mal” ha hecho reino entre nosotros. Se quisiera un antídoto certero, algo que devolviera el equilibrio a la balanza, que se tuviera al menos un sentido de lo justo; y aquí cabe la pregunta de si el lenguaje poético habrá de devolver al hombre su mesura. Si aceptamos nuestras tradiciones habremos de decir que sí, y habremos de recordar que no en vano se expulsó al poeta de la ciudad, ni tampoco fue en vano que Edipo recorriera los caminos hasta el Bosque de las Euménides, o que Dante encontrara La vida nueva en el movimiento de las estrellas. Algo ocurre para que las primeras décadas de este siglo sean dominadas por el infortunio. Para muchos, tal cuestión anuncia el fracaso de la concepción del Estado benefactor; para otros el agotamiento del modelo económico; para otros más, la colisión de dos paradigmas antagónicos, pero en lo personal, mi mayor preocupación no es la crisis en sí, sino el malherir del lenguaje y el marchitar de las palabras: tanto horror no cabe en la lengua. Y sin palabras no hay pensamiento. Sólo el lenguaje poético y el poema pueden reivindicar el poder de las palabras, es decir, sólo en la poesía se confiesa aquello que doblega al hombre, su caer, su fractura, su encrucijada donde lo contingente da lugar a la claridad: el lenguaje brota en su despertar. La experiencia poética es una experiencia existencial, fundacional, como nos lo hace saber Balam Rodrigo en este su libro ganador del Premio de Poesía Aguascalientes 2018, y como dijera Dolores Castro, creo absolutamente que la poesía puede cambiar el mundo. •
l a g aceta
9
a
co nstru ye ndo el pa ís qu e qu e r em o s
reseña
El machete en la mano izquierda: vestigios de la revolución de octubre Reseña y crítica del número conmemorativo de la ahora célebre revista El Machete, que contiene una revisión de sus temas a 36 años de su terminación. Coedición del fce, cdmx, La Jaula Abierta e inah. gisela kozak rovero
E
l número 16 de El Machete, revista mensual de cultura política (octubre, 2017) constituye un homenaje a la tradición de pensamiento más irreverente de la izquierda de filiación marxista, con miradas que oscilan entre la ruptura con tal filiación y su revalorización de cara a los tiempos que corren. Se conservan la práctica de plantear un tema central y las secciones “Qué hacer”, orientada al entretenimiento, “Lecturas”, con reseñas de libros, y “Ropa sucia”, cartas a la dirección con fuertes críticas al status quo de la izquierda. Los editores mantuvieron el diseño gráfico de Rafael López Castro, quien coordina a los diseñadores y artistas participantes. Se incluyen textos de ficción política y creación literaria. Roger Bartra repite en la dirección, apoyado por sus antiguos colaboradores José Ramón Enríquez, Hugo Vargas y Christopher Domínguez Michael. Inevitablemente, un aire nostálgico recorre sus páginas, el cual termina disipándose cuando el lector penetra en el examen descarnado de la izquierda revolucionaria de los últimos cien años y en la exploración de los dilemas del México y el mundo actuales. Tal exploración toma como punto de partida (o como pretexto) el tema
10
l a g ac e ta
central del número, “Vestigios de la revolución de octubre”, y se proyecta al presente y al futuro de la política mexicana y mundial. Esta entrega conmemorativa continúa el proyecto editorial nacido en el seno del Partido Comunista Mexicano (pcm) en 1980, cuando su secretario general era Arnoldo Martínez Verdugo, quien escogió al hoy reconocido antropólogo y pensador Roger Bartra como director de la publicación. La coyuntura de entonces exigía el debate ideológico abierto, pues el pcm comenzaba a participar en el juego electoral, dejando en el pasado su aspiración a la toma insurreccional del poder y la dictadura del proletariado, entendida como dictadura de partido único. El Machete, más que el órgano del partido, fue entonces el nicho de la izquierda disidente de la mentira como discurso y del silencio como táctica de lucha; denunció al estalinismo, el castrismo y el maoísmo sin miedo a dar “armas al enemigo.” Fue también la izquierda que se atrevió a asumir la diversidad de visiones propia de los sistemas democráticos. El pluralismo político e ideológico es ante todo escucha y valoración de posiciones encontradas sobre el bien común, y El Machete debía abrir cauce al debate y a la información de los conflictos sociales en todas sus facetas. Por ende, Bartra y su equipo orientaron la publi-
cación por la senda de la audacia visual como expresión de la audacia conceptual y política que significaba dar entrada al feminismo, al movimiento ecologista y a los derechos civiles de los homosexuales, luchas que no encajaban en las categorías de las clases sociales características del marxismo-leninismo. Asimismo, se le concedió voz a las corrientes políticas heterodoxas como el eurocomunismo de los años setenta, encabezado por los partidos comunistas de Francia, Italia y España, que encausaron la lucha socialista en los parámetros de la democracia liberal. El mismo tratamiento recibió el movimiento Solidaridad de Polonia, que le plantó cara al gobierno satélite de Moscú. En el artículo “El Machete: Abrir el paso”, Eduardo Vázquez Martín relata la historia de la revista desde su nacimiento en 1980 hasta su desaparición en 1981, por obra y gracia de las corrientes más dogmáticas del pcm. El autor señala el parentesco de la publicación con El Machete de los años 20, cuando en el partido militaban miembros de las vanguardias artísticas mexicanas en tiempos del muralismo. Pareciera entonces que, desde tan lejanos inicios, El Machete, al igual que el instrumento de trabajo rural que le da nombre, abre caminos fundados en un espíritu de renovación de la sensibilidad y de las ideas, notable
e l mache te
por su acercamiento a los lenguajes artísticos y literarios característicos de la modernidad. En este número conmemorativo, el diseño y las imágenes recuerdan la visualidad paródica que impugnó a principios de los años ochenta las imágenes sagradas del comunismo soviético; la inclusión del texto “Apócrifo”, de Tedi López Mills, basado en versos de las Iluminaciones, de Arthur Rimbaud, apela a una modernidad ajena a cualquier forma de realismo. Con este espíritu de crítica y heterodoxia, el número conmemorativo evalúa la revolución de octubre a un siglo de su triunfo. Desde una postura liberal, Christopher Domínguez Michael, en su artículo “¿Era inevitable la revolución rusa?”, califica de religioso al bolchevismo. Sostiene que Lenin fue capaz de crear una suerte de movimiento gnóstico que usó el lenguaje de la razón para justificar un experimento de ingeniería social que resultó brutal para sus víctimas. Para el autor no tiene sentido pensar en la revolución de octubre en términos de inevitabilidad histórica sino del papel jugado por un líder capaz de conectar con las pulsiones más violentas y autoritarias de su tiempo. Luciano Concheiro, con un irónico ejercicio de política-ficción, sustituye la conmemoración de la revolución de octubre por la celebración en “Hacia el centenario de la victoria
s ep ti em b r e de 2 018
a
el m ac h ete en l a ma no izq u ierda : vestigios de la revolu ción de octu b re
del ejército negro.” Se refiere al ascenso de este movimiento anarquista sobre el ejército rojo de los bolcheviques en la naciente Unión Soviética como el inicio del verdadero comunismo mundial, ajeno al totalitarismo y promotor de libertades. Diego Prieto H., en cambio, nos cuenta la verdadera historia de los horrores de la Unión Soviética en “¿A qué herencia renunciamos?” También José Ramón Enríquez, autor de “El desencanto en La Habana”, narra su perplejidad como comunista, católico y homosexual ante la supresión de cualquier asomo de individualidad y diferencia bajo la dictadura cubana. La revolución de octubre fracasó y con ella fueron desapareciendo o cambiaron de nombre y doctrina numerosos partidos comunistas en todo el mundo, incluyendo el mexicano, que se fusionó con otras organizaciones. En “Lo que muere con Fidel”, Rafael Rojas da cuenta de las resonancias de esta situación en Cuba, bastión comunista en nuestro continente. Se cuestiona el legado prosoviético, herencia de la guerra fría, que en realidad ha ido cediendo ante las exigencias de una economía en ruinas en progresiva liberalización. La Cuba de hoy no es como China con su capitalismo exitoso y muy autoritario, pero tampoco es la Cuba de los años sesenta y setenta. En “Cómo volverse héroe nacional”, Héctor Manjarrez subraya la curiosa apropiación de la figura de Josip Broz “Tito”, caudillo comunista que mantuvo unida a Yugoslavia con mano férrea, por los nacionalismos de los balcanes, en especial el croata. Tan curiosa puesta al día del pasado histórico no sólo alimenta los nacionalismos de inspiración fascista de Europa del este sino también el nacionalismo de izquierda en países como México. Para entender este nacionalismo debemos remontarnos a los años noventa. Las democracias liberales habían superado los autoritarismos militares desde los años ochenta, y México comenzó su proceso de transición democrática que desembocará en la llegada de Vicente Fox, miembro del Partido Acción Nacional, a la presidencia de la república. No obstante, la tentación populista no cedió. Las luchas de la izquierda latinoamericana de los años noventa se concentraron, por una parte, en la denuncia del “neoliberalismo” y, por la otra, en la labor con los movimientos sociales orientados a causas como la ecología, el feminismo, los derechos humanos, los derechos civiles o la defensa de identidades culturales. Finalmente, llegó la llamada “marea rosada”, encabezada por la revolución bolivariana de Venezuela, que alcanzó a Brasil, Ecuador, Uruguay, Argentina, Chile y Bolivia. En el caso de México, Andrés Manuel López Obrador, exmilitante del pri, alzó las banderas “antisistema”, apropiándose no de Marx, Engels y Lenin (aunque cuenta con marxistas en sus filas) sino de expresidentes de su propio país: Benito Juárez, un liberal, y Lázaro Cárdenas, líder muy destacado que simpatizaba con el socialismo sin plegarse a la ortodoxia soviética. En “La negra noche del lopezobradorismo”, Marco Rascón analiza la tentación populista y nacionalista de la izquierda mexicana del siglo xxi. Vale la pena recordar, sin caer en comparaciones absurdas y predicciones infundadas, que esta tentación definió los comienzos de la revolución boliva-
s ep ti e mb r e d e 2 01 8
riana, acaudillada por Hugo Chávez, convertida luego en espanotosa versión del comunismo del siglo xx. “La primavera venezolana o el fin de una impostura”, de Paula Vásquez Lezama, describe la tragedia “chavista-madurista” a partir de datos confiables y de las acciones de la resistencia opositora. Tanto en el caso mexicano en 2018 como en el venezolano en 1998, el cansancio respecto a democracias percibidas como corruptas e ineptas ha tenido influencia en el ánimo “anti-sistema.” Hugo Vargas en “Los años del panismo” y Marina Azahua en “El muro y la sonrisa. El despotismo mexicano”, indagan las causas que han producido tal cansancio, entre las que destacan la incapacidad del estado para profundizar la transición democrática y manejar con eficacia el monopolio de la violencia ante el auge del narcotráfico. Se considera, por supuesto, la pobreza existente en el país, pero la violencia es considerada como problema principal. En las páginas de “La izquierda en tiempos de necropolítica”, Rafael Lemus ahonda en este tema y se interroga por la resistencia desde la izquierda como opción de organización colectiva en la lucha por la paz. Presenta el caso del poeta Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que enarbola las ideas de Mahatma Gandhi como forma de trascender el asesinato de su hijo, dejando a un lado el deseo de venganza. Ante retos como los planteados, ¿puede la izquierda renovarse más allá del marxismo, el nacionalismo y los movimientos de base? Paola Vázquez Almanza, autora de “Las botas de Stalin. Imaginario político de la izquierda contemporánea”, considera que las izquierdas de hoy se mueven entre la nostalgia del ayer (“la izquierda memoriosa”); la que no renuncia a tal pasado y apoya a epígonos comunistas como la revolución bolivariana (“izquierda populista y/o comunitarista”); la compuesta por jóvenes rebeldes de las redes sociales sin incidencia mayor en el mundo de la organización política y gubernamental (“la izquierda de los tiempos post políticos”); y los socialdemócratas con algún tipo de filiación marxista ya superada (la nueva-vieja izquierda). La autora insiste en que estas izquierdas no parecen capaces de construir una noción compartida de porvenir colectivo. El futuro es sin duda el tiempo preferido por los socialistas ajenos al dogmatismo seudoreligioso comunista desde sus inicios históricos (el preferido también por sus hermanos-enemigos modernos, los liberales y los socialdemócratas). ¿Cómo lo avizoran quienes se adelantan a ofrecer opciones de cambio desde la izquierda? En este aspecto abundan las diferencias, como en los casos de Roger Bartra, Juan Villoro, Alex Williams y Nick Srnicek. Roger Bartra, en la “La izquierda ante un mundo nuevo”, describe los cambios habidos desde que se dejó de publicar El Machete en 1981: caída del socialismo en 1989; democratización de América Latina; revolución informática y cibernética; redefinición de la familia y matrimonio igualitario; populismos de izquierda y derecha; contracción de sindicatos y del mundo obrero; cambios sustantivos en el sistema capitalista. El autor da por enterradas la revolución de octubre y la certeza del fin del capitalismo con el proletariado al frente. Propone que la opción a la miseria eco-
nómica y espiritual que, a su juicio, provoca el capitalismo, no es frenar este sistema económico, no irse por la pendiente populista, ni soñar con el comunitarismo nostálgico, sino aprovechar el potencial democratizador de las tecnologías de información y comunicación y las nuevas formas de vida asociadas a ellas. La postura de Bartra difiere de la de Juan Villoro, quien, en “La duración de la impaciencia. Discurso sobre el tiempo político”, reivindica el comunitarismo anti-jerárquico de raigambre rural e indígena del movimiento zapatista de Chiapas, a diferencia de Bartra y del “Manifiesto Acelerado (para una política aceleracionista)” de Alex Williams y Nick Srnicek. Estos últimos descartan los movimientos de resonancias premodernas en favor de una sociedad hipertecnológica, capaz de llevar a sus últimas consecuencias las fuerzas productivas desatadas en las últimas décadas. Marx y Lenin son reivindicados como los aceleracionistas por excelencia; el autoritarismo y el verticalismo leninistas son virtudes políticas que llevarán al nuevo mundo liberado del horror capitalista. Antonio Negri, en “El manifiesto acelerado. Una reflexión”, abona en esta dirección. La democracia liberal y la economía de mercado son dos obstáculos a superar a favor de una planificación cuyos artífices, suponemos, pertenecen a la iluminada vanguardia de inspiración leninista. Los medios no importan, sólo los fines: emancipación colectiva y autogobierno. Los aceleracionistas son comunistas que en lugar de la hoz y el martillo pondrían un chip en la bandera roja. Mantengo las distancias con la izquierda no dogmática que puede mantener cualquier persona que alguna vez predicó el marxismo, abjuró definitivamente de él, pasó luego por una revolución como la bolivariana y tuvo que irse de su país. Tales distancias no me impiden apreciar la seriedad intelectual que anima esta edición postcomunista de El Machete pero sí me permiten
observar limitaciones de la izquierda más democrática e inteligente (no comunista) presente en sus páginas. Como liberal inconforme con el presente y de tendencia pragmática, temo que incluso la izquierda no autoritaria sigue privilegiando una mirada sobre el capitalismo como sistema global que olvida las enormes diferencias existentes entre los países. Si bien Suecia, China, Arabia Saudita y México comparten la economía de mercado, constituyen realidades culturales, políticas y sociales muy distintas; el menosprecio de estas diferencias a favor de ideas como sistema-mundo, globalización neoliberal, capitalismo tardío o postcapitalismo, puede obstaculizar la labor política en favor de democracias cada vez más funcionales y avanzadas. Tal como lo menciona Eduardo Vázquez Martín en su artículo, sobran amenazas de diverso signo ideológico en el mundo, desde el fundamentalismo islámico, la narcopolítica y el nacionalismo de inspiración fascista hasta la izquierda autoritaria y populista. Quizás la lucha por el porvenir no se dirima entre izquierda y derecha sino entre quienes defendemos la democracia como pluralismo político e ideológico y los que en nombre de grandes ideales épicos insisten en ponerle fin. En todo caso, este número de El Machete es absolutamente recomendable. Su impecable edición a cargo de Gerardo Villadelángel nos recuerda, con irónico e intencional anacronismo, que todo ideal político está sometido a la caducidad y a la prueba tremenda de la realidad. Ni siquiera las ideas heterodoxas de la publicación en los años ochenta resistieron la prueba del tiempo, pero en sus páginas se respira el aire de iconoclastia y rebeldía capaz de asegurar un lugar en el futuro a esa izquierda no dogmática depositaria de anhelos históricos que siguen en pie, como la superación de la pobreza y una mejor vida para los seres humanos. •
l a g aceta
11
a
co nstru ye ndo el pa ís qu e qu e r em o s
reseña
Seis ideas inspiradas por la obra de Keane Vida y muerte de la democracia de John Keane es un libro cuyo personaje principal es la democracia a través del tiempo, y es también, de alguna manera, una historia mundial a partir de los hitos y transformaciones de la democracia. El autor se propuso platicar la historia de la democracia de manera novedosa, rompiendo clichés y contando cosas cont no contadas. janine m m. otálora
S
e trata de una obra ambiciosa que logra su cometido, considerando que la última historia general del tema es la intentada hace casi siglo y medio por Nahum Capen en los Estados Unidos: The History of Democracy: Or Political Progress Historically Illustrated from the Earliest to the Latest Periods, 1875. John Keane enfatiza la pertinencia y la importancia de su amplia revisión histórica al decir que “la ignorancia del pasado inevitablemente engendra una mala comprensión del
12
l a g ac e ta
presente.” Y resume su cometido diciéndonos que se trata de “una mirada nueva sobre la democracia”, enfatizando “por qué era importante y por qué sigue siéndolo.” Resumo mi lectura en seis ideas que se desprenden de la obra misma: 1) La democracia es mucho más que la realización de elecciones periódicas. El autor señala que para las generaciones previas a la suya, la democracia significaba fundamentalmente elecciones periódicas, con un sistema pluripartidista, un parlamento
y un gobierno dependiente de dicho parlamento. Esta vieja idea —señala nuestro autor— se está desmoronando y ahora la democracia representa mucho más que elecciones periódicas. Efectivamente, el profesor John Keane nos exhorta a considerar la democracia como una forma de vida completa, en la que es fundamental la manera en que nos relacionamos los integrantes de la sociedad y el trato que se da a los grupos vulnerables y a las minorías. En este sentido, la democracia tiene que ver, por ejemplo, con la forma como los hombres tratan a las mujeres, con la cuestión
de si a los niños se les considera titulares de derechos o si la gente joven está debidamente representada. Para nuestro autor la democracia tiene que ver con “los esfuerzos parar vivir como iguales.” La igualdad entre los seres humanos y la restricción al uso del poder son dos ejes que atraviesan la narración. Para el autor, la democracia implica hoy que, en todos los lugares donde se ejerce el poder —sea en la familia, en las comunidades, en los lugares de trabajo, en las instituciones gubernamentales o en contextos transfronterizos—, éste ha de someterse a la restricción pública.
s ep ti em b r e de 2 018
a
l a d emocracia como constru cción cotidia na y modo de vida
2) La segunda idea es que desde el fin de la segunda Guerra Mundial hemos empezado a experimentar la “democracia monitorizada” como sucesora de la democracia representativa y, mucho antes, la democracia asamblearia. Para cada una de estas formas de democracia, señala el profesor Keane, ha habido formas de comunicación específicas. En la democracia asamblearia la forma de comunicación fue la oratoria; en la democracia representativa fue la cultura impresa, es decir, periódicos y libros; la democracia monitorizada se relacionaría con la abundancia comunicativa, desde los medios masivos de comunicación a las redes sociales. Los hallazgos históricos de este libro no son menos interesantes. Contra la creencia común, la forma de deliberación asamblearia no habría surgido en Atenas, ya que hay antecedentes más remotos en Siria y Mesopotamia desde la época de los sumerios. A su vez, la democracia representativa no habría nacido en Inglaterra, sino en las cortes de León, en la península Ibérica, en 1188. La democracia monitorizada habría empezado a surgir después de la segunda Guerra Mundial y es la etapa en la que actualmente nos encontramos. Su característica principal es que el poder político se encuentra permanentemente bajo escrutinio público y se le restringe donde quiera que se ejerza. Lo que habría detonado esta etapa —de acuerdo con nuestro autor— es la proliferación de agentes monitorizadores internacionales capaces de alterar las dinámicas y las formaciones de la democracia representativa. El profesor Keane señala que la era de la democracia monitorizada ha sido testigo del nacimiento de aproximadamente cien nuevos tipos de instituciones examinadoras del poder, desconocidas por los demócratas previos. Esta etapa también se distingue por la existencia de una sociedad cada vez más alerta a los fallos del sistema democrático y los abusos del poder. De esta forma, el monitoreo del poder ha impulsado la defensa de causas democráticas novedosas y así la ampliación del concepto mismo de democracia. Nuestro autor destaca que los grandes debates que han sido impulsados en el mundo desde 1945, tales como los derechos civiles para las mujeres y las minorías, el rechazo a las armas nucleares, la reducción de la pobreza o el combate al calentamiento global, no fueron generados por los partidos políticos, los legisladores o los gobiernos, sino principalmente por redes de agencias que monitorean el poder. En esta forma de democracia monitorizada son fundamentales las instituciones denominadas watchdogs, es decir, agencias de control en las que el poder es mirado con desconfianza, dada su inclinación histórica a la arbitrariedad. Keane señala: “en la era de la democracia monitorizada, los partidos, los políticos y las legislaturas se ven obligados a competir con una multitud de instituciones verificadoras y vigilantes que hacen que la vida de los políticos, los partidos y las legislaturas sea más difícil que en el pasado.” Además, la vigilancia y monitoreo de quienes ejercen el poder se ha fortalecido gracias al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación.
s ep ti e mb r e d e 2 01 8
De acuerdo con nuestro autor, las instituciones watchdogs, en su tarea de vigilar al poder, dependen en gran medida de las innovaciones de los medios de comunicación para compartir sus observaciones e iniciativas. Las actividades de monitoreo y restricción del poder son buenas en sí mismas, pero pueden traer como consecuencias la desafección y la decepción de la ciudadanía por la democracia. El académico australiano recalca que, en las democracias monitorizadas, las instancias de poder, los actores sociales y los individuos dan la impresión de estar desconectados entre sí: la sociedad civil del gobierno, los representados de los representantes, el poder ejecutivo del poder legislativo, las mayorías de las minorías, el poder civil del poder militar y policial, los partidos de los votantes, los expertos de los legos, los consumidores de los productores, los periodistas del público, los jóvenes de los ancianos, los obreros de los capitalistas, los abogados de los clientes, los doctores de los pacientes y así. Keane nos dice: “las ilusiones, el cinismo y el descontento se cuentan entre las mayores tentaciones que los ciudadanos y sus representantes elegidos y no elegidos enfrentan. Determinar si la democracia monitorizada ha de sobrevivir o no a sus letales efectos es algo que tendrá que decírnoslo un historiador del futuro.” 3) Esto nos lleva a una tercera idea sobre la que hay que poner especial atención y es que la democracia puede perderse. Keane nos alerta que durante la primera década del siglo xxi comenzó a desvanecerse la antigua euforia por los ideales y las instituciones democráticas. La ciudadanía ha expresado su malestar contra la democracia partidista y ha dado la espalda a los partidos políticos formales o ha reprochado la “deshonestidad” y la “irrelevancia” de políticos, partidos y parlamentos. Esto nos recuerda la observación del académico japonés Masao Maruyama (1914-1996) sobre el hecho de que la democracia nunca es una constante fija e incontestable y que, por lo tanto, no debe darse por sentada de una vez y para siempre. No obstante esta desafección y desencanto por la democracia, es esencial perseverar en ella como la mejor forma de gobierno que hemos inventado.
Keane, por su parte, se interroga acerca de por qué perseverar en la democracia y nos da tres razones: porque permite la variedad; porque permite la crítica y porque permite compartir el poder. Y abunda: la democracia contribuye a hacer humildes a los poderosos y exige la igualación de las oportunidades de vida de los ciudadanos. Además está convencido de que, pese a sus defectos, la democracia es capaz de democratizarse a sí misma. Es también consciente de que la democracia nunca es perfecta y que siempre será perfectible; por eso la caracteriza como un “proceso”, como algo que está “en movimiento”, como “un conjunto de acciones que permanentemente están a prueba.” 5) En los próximos años, los avances de la democracia se generarán en una diversidad de países. Keane rompe con el cliché de que la democracia es algo básicamente atlántico, propio del eje Estados Unidos-Reino Unido. Para él, la historia, el lenguaje, los ideales y las instituciones de la democracia son ya familiares para la mayoría de los pueblos del mundo. Es un lenguaje político global y un valor universal. En este sentido, lo que ocurra en cualquier ciudad o país en materia democrática tiene interés e importancia globales. Me parece que esta reflexión amplía nuestra responsabilidad en México, ya que desde esta perspectiva el éxito de la democracia en nuestro país rebasa nuestras fronteras y es un asunto global como ejemplo y esperanza para otros países. 6) La sexta y última idea que deseo subrayar es la reivindicación de la historia como método para estudiar la democracia. El hecho de que este libro sea el primer intento de escribir una historia general de la democracia en casi 150 años nos da la prueba de ello.
El autor nos da reglas para estudiar ese pasado democrático. Menciono brevemente algunas de ellas: Tratar el recuerdo de las cosas pasadas de la democracia de manera tan vital como las cosas presentes y futuras. El conocimiento del pasado sugiere lo que debemos o no debemos hacer en el presente o en el futuro. Prestar atención a la manera de narrar el pasado por los historiadores. No existe una historia objetiva, toda historia es contada desde alguna subjetividad. Todo historiador ve el pasado desde sus propios y 4) De lo anterior se deriva la sidiversos intereses y perspectivas. guiente idea de Keane: que la Los análisis del pasado, el presendemocracia es fundamental porque te y de las perspectivas futuras de permite que las cosas buenas sucela democracia deben basarse en una dan. Al respecto, el autor cita una actitud de apertura y poner en tela conversación suya con el escritor de juicio las certezas. Por ejemplo, sudafricano Njabulo Ndebele, en la el cliché de que la democracia nació que éste le comentó: “la democraen Atenas, cuando se ha decia no es algo bueno en mostrado que había asamsí misma. Es la que hace bleas en la antigua región que las cosas buenas sean de Siria-Mesopotamia. posibles.” De acuerdo con Reconocer que hasta Ndebele, “la democracia es fechas muy recientes la lo más cerca que están las mayoría de los detalles de personas de una experienla historia de la democracia de fe: la sensación de cia han sido registrados que, contra cualquier clase por sus críticos o por sus de obstáculo, tienen que Vida y muerte opositores. enfrentar cosas, seguir de la democracia Admitir que la tarea buscando lo que al final john keane de aceptar el pasado y el funcionará, percatarse presente de la democracia, de que aunque no sepan fce, méxico, 2018 así como el vislumbre de exactamente a donde van, su futuro es por definición las cosas no sucederán inacabada, permanentesi se quedan cruzadas de mente sujeta a revisiones brazos.” necesarias por las nuevas
evidencias, los sucesos inesperados, las distintas interpretaciones y los diferentes modos de hacer historia que presenten las personas con pensamientos frescos sobre este sistema de gobierno y de vida. En suma, Vida y muerte de la democracia es una obra fundamental porque nos permite comprender el desarrollo histórico de la democracia y la época que estamos viviendo. Nos da también una hoja de ruta para continuar impulsando la democracia como un modo de vida, como una vía para hacer iguales a los seres humanos y limitar el poder. El libro es también un llamado de atención de que la democracia se puede perder y, a la vez, una esperanza para renovar la fe en el porvenir de nuestras sociedades. La democracia es muy reciente en nuestro país pero también se ha mostrado fuerte y sólida, por eso debemos valorarla y cuidarla. Nuestros pueblos prehispánicos tuvieron tlatoanis. En el Virreinato los gobernantes eran designados por el rey de España. Después de la Independencia, si bien se celebraban elecciones, terminaba gobernando aquel que podía imponerse por su propio poder o por la vía de las armas. En el siglo xx —lo sabemos y lo vivimos muchos— el presidente era designado por su antecesor. Es solamente ahora cuando la ciudadanía elige verdadera y efectivamente a quienes desea que la gobiernen. Por eso hay que aceptar a quienes triunfen en las elecciones, pues su victoria es el resultado de la voluntad de la mayoría de la población. Por otra parte, hay que reiterar —como lo señala Keane— que la democracia no se agota en las elecciones, es un modo de vida en el que debemos continuar. Por eso, desde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación hemos insistido y perseverado en causas democráticas como la igualdad sustantiva de mujeres y hombres, la representación de los pueblos y comunidades indígenas y los derechos político-electorales de las personas con discapacidad. Por su parte, las autoridades y representantes de los tres órdenes de gobierno deben responsabilizarse de otra gran causa democrática: garantizar la paz en el país. El Estado y sus instituciones deben hacerse presentes para que no sólo las elecciones sino la vida cotidiana se desarrollen en paz, en orden y con tranquilidad. A la ciudadanía corresponderá monitorizar y vigilar el poder para que se ejerza el buen gobierno. Hay que ser conscientes también de que la democracia nunca finaliza, sino que se construye todos los días. Por eso hay que seguirla impulsando diariamente en todos los ámbitos bajo la idea de que los problemas de la democracia se resuelven con más democracia. De esta forma, entre todas y todos, sigamos construyendo —con confianza en el porvenir— un nuevo capítulo de la historia de la democracia en México. • Texto leído en la presentación del libro referido en la librería Rosario Castellanos, Ciudad de México, 26 de junio, 2018.
l a g aceta
13
a
co nstru ye ndo el pa ís qu e qu e r em o s
reseña
Una historia milenaria de la política No demos la espalda a la política, defendamos lo que antiguos y modernos han creado en defensa de la libertad y la igualdad. No renunciemos nunca al control público del poder. ciro murayama
E
n una época de profundo descontento en y con las democracias, de desconcierto de los demócratas, en la que diversos pilares de los edificios democráticos construidos durante siglos o décadas muestran visibles cuarteaduras, y cuando los procesos electorales están produciendo gobiernos que lesionan los derechos inherentes a la vida democrática misma —desde los Estados Unidos hasta Filipinas, pasando por Polonia, por citar ejemplos de sólo tres continentes—, es de celebrarse la publicación en español de una de las obras cumbres de John Keane: Vida y muerte de la democracia, coeditado por el Fondo de Cultura Económica y el Instituto Nacional Electoral (2018). Esta obra versa sobre la historia de “una invención estremecedora [la democracia] porque fue de hecho la primera forma humana de gobierno.” Si bien toda forma de gobierno es humana, el gran salto de esta invención —tan importante como la rueda, la imprenta, la máquina de vapor y la clonación de células madre— es que la “democracia les exigía a las personas que descubrieran las intenciones ocultas detrás del discurso acerca de los dioses y la naturaleza y de los privilegios basados en la superioridad intelectual o de sangre. La democracia significaba la desnaturalización del poder […] La democracia reconocía que, a pesar de que las personas no son ángeles, ni dioses o diosas, al menos son lo suficientemente capaces para evitar que algunos humanos piensen que lo son.” Al hacer un recuento de la democracia ateniense —no sin antes recordar que la “lámpara del modelo democrático asambleario se encendió por vez primera en el ‘Oriente’, en las tierras que corresponden geográficamente a los actuales países de Siria, Irak e Irán” hacia el 1 500 antes de Cristo—, John Keane señala: “En contraste con las tiranías y las oligarquías, donde los súbditos sabían, así fuera mínimamente,
14
l a g ac e ta
cuál era su lugar en el mundo, la democracia alimentaba la sensación de que las vidas de sus ciudadanos pendían de 10 000 cuerdas, de que eran actores de una obra dramática cuya trama no cesaba de escribirse y reescribirse, cuyo final, por definición, era desconocido.” Tal es el objetivo principal de este libro: conocer la historia de la democracia cuyo desenlace sigue siendo incierto, porque son millones de mujeres y hombres de hoy quienes la siguen escribiendo con sus vidas, acciones y omisiones en prácticamente todo el globo terráqueo. Dicho en palabras del autor, el libro fue escrito bajo el supuesto de que “para tener una visión diferente de la democracia lo mejor es conocer sus triunfos y fracasos del pasado, sus encrucijadas actuales y sus prospectos a futuro. Da por sentado que la democracia no cuenta con garantías históricas predeterminadas, que su futuro está atado a lo que ocurrió en el pasado y a lo que acontece en el presente, y que la historia de la democracia es de la incumbencia de todos, no sólo de los anticuarios o los historiadores […] Este libro se propone crear conciencia de la frágil contingencia de la democracia.” En las 900 páginas de la edición en español, el autor indaga y averigua las distintas formas en que la democracia ha germinado y se ha extendido para llegar a ser representativa, y nos trae hallazgos que vienen de antiguas inscripciones en tablas de arcilla hasta reflexiones sobre las exigencias a la democracia hechas hoy desde las computadoras e internet. Vida y muerte de la democracia narra múltiples viajes alrededor del mundo y el tiempo: no hay continente que no sea visitado y revisado, ni evento político significativo en Occidente u Oriente al que John Keane le haya negado su escrupulosa atención. Con erudición, con la pluma afinada de un polemista sereno, la perseverancia de un arqueólogo, con miles de horas bajo la luz de la lámpara en bibliotecas, con el gusto del conversador ameno, Keane enriquece su libro con anécdotas y datos relevantes para entender que
la democracia ha estado sujeta a las ironías de la historia, que no siempre fue fruto de anhelos democráticos, que no es el resultado de una batalla entre bandos siempre bien alineados, que ha florecido, muerto y resucitado en múltiples ocasiones. El libro también es un recuento del pensamiento político —aquí están los pensadores de la democracia y sus detractores, los autores fundamentales de las ciencias sociales del mundo entero— pero no es una historia de las teorías políticas, sino una exposición de cómo las ideas influyen sobre los hechos históricos y cómo los acontecimientos gravitan sobre el pensamiento de quienes se han empeñado en comprender su tiempo y la historia. Es, me atrevo a decirlo, una obra monumental, no sólo por su extensión sino por su pretensión más que bien lograda: contar una historia de la humanidad, o de una de sus creaciones más relevantes, complejas, artificiales y frágiles: la democracia. El libro comienza por recordar el legado de “los atenienses [quienes] contribuyeron a elaborar la regla de que las democracias requieren espacios públicos, abiertos para todos, donde los asuntos de interés común puedan definirse y ser vividos por ciudadanos que se consideren en pie de igualdad. […] Al contrarrestar la fragilidad humana, el ágora les ofrecía un refugio en el mundo, una sensación de lo que los atenienses llamaban aidós: el sentimiento de bienestar y respeto mutuo.” Me pregunto: ¿la insatisfacción actual con la democracia se explicará en parte por el extravío de ese sentimiento griego, por la erosión del bienestar y la pérdida del respeto mutuo? Keane se muestra admirado pero no deslumbrado por la antigua democracia griega: “Todos aquellos que idealizan la gloriosa democracia de los atenienses deberían tomar nota: la democracia ateniense fue un régimen profundamente sexista” y nos recuerda que: “En ningún momento las mujeres, esclavos o extranjeros residentes ganaron el derecho a voto.” Me interesa subrayar la siguiente advertencia del autor: El elogio y “la profunda nostalgia por los gloriosos días de la democracia prístina deben ser tratados con sumo cuidado. Los adeptos incondicionales de la democracia ‘directa’ o ‘participativa’ suelen pasar por alto un punto importante que se desarrollará extensamente en este libro, y es que un ‘pueblo’ no puede gobernarse a sí mismo a menos que dependa de instituciones cuyo efecto es el de dividir al ‘pueblo’. Así, a pesar del hecho de que intenten imaginar que están parados hombro con hombro, frente a frente, viéndose directamente a los ojos, los integrantes de un cuerpo que se llama a sí mismo ‘el pueblo’ siempre se topan en la práctica con que éste es una entidad ficticia formada por individuos y grupos diferentes que interactúan a través de instituciones encargadas de moldear materialmente no sólo su forma de tomar las decisiones y lo que deciden como cuerpo, sino también lo que realmente son como ‘pueblo’ ”. El que la primera experiencia democrática mediante asambleas no haya ocurrido en Grecia sino en Oriente no es la única contravención de Keane de los lugares comunes de la historia de la democracia. Documenta también que el primer parlamento no sesionó en Inglaterra sino en la península ibérica en marzo de 1188, cuando Alfonso IX convocó a
las primeras cortes (como se le sigue llamando a la Cámara de Diputados en España), a las que acudieron procuradores, es decir, representantes que incluían a obispos, caballeros y habitantes de los burgos para “decidir cuestiones de guerra y paz, pactos y tratados” que “en conjunto podrían considerarse como una carta constitucional.” La extensión de la práctica parlamentaria vendría en los siglos xiii y xiv en los reinos de León y Castilla, Aragón y Cataluña, Valencia, Navarra, Sicilia y Portugal, Inglaterra e Irlanda, los Estados de Austria y Brandeburgo. Pero no hay que engañarse: “Los amigos y partidarios del gobierno representativo deben ser conscientes de que esos parlamentos europeos tempranos no pavimentaron ningún camino hacia la democracia” sino que “optaron por conservar las costumbres y los privilegios del pasado, las cuales se rehusaban a modificar.” No obstante, conviene reconocer que “la invención de los parlamentos en Europa tuvo sin duda una importancia histórica fundamental. Estaban, en efecto, destinados a convertirse en los principales símbolos de la democracia.” El tránsito de la democracia directa a la democracia representativa no fue lineal ni breve: “El tren de la democracia asamblearia no terminaba simplemente en una estación histórica donde los pasajeros estiraban las piernas para después abordar el nuevo tren de la democracia representativa. No existieron momentos claros de cambio ni puntos definidos de ruptura; aún así, el cambio experimentado por la democracia fue impactante y, visto en retrospectiva, indiscutible. En ocasiones rápidamente, aunque por lo general de forma pausada, la maduración de esa metamorfosis tardó cerca de un milenio.” Sería hasta el siglo xviii cuando Thomas Paine desarrolló las primeras defensas conceptuales del gobierno representativo. “Era un tipo de sistema político que fomentaba la expresión pública de diferentes intereses y opiniones, así como su manejo y resolución a través del liderazgo obtenido a partir del mérito. […] Se pensaba como una nueva forma de gobierno humilde, una manera de abrir espacio a minorías políticas discrepantes y nivelar la competencia por el poder, lo cual a su vez permitía a los representantes electos poner a prueba su competencia política y habilidades de liderazgo en presencia de otros que tenían el poder para destituirlos. [...] Lo veía sencillamente como la expresión práctica de una simple realidad: la de que era imposible que todo el pueblo estuviera involucrado todo el tiempo, aun cuando tuviera la disposición para ello, en los asuntos del gobierno.” Keane abunda: “En contraste radical, digamos, con la suposición ateniense de que la democracia requería de un sentido indivisible de comunidad política, las cortes descansaron en la premisa opuesta, la posibilidad de confrontar intereses potencialmente conflictivos y lo deseable que era alcanzar un acuerdo pacífico en torno a ellos.” Creo que ésta es la piedra angular de la división histórica y conceptual entre la democracia directa y la representativa: el reconocimiento de la pluralidad y de los otros; la aceptación de que hay visiones, intereses y proyectos de vida distintos, que hay diversidad y que hay minorías, las cuales también son portadoras
s ep ti em b r e de 2 018
a
u na historia milena ria de la política
de derechos inalienables. La protección del débil, del diferente, del otro, del opositor y de su derecho a eventualmente ser mayoría, es una de las grandes aportaciones de la democracia representativa. Dicho de otra forma, renunciar a los principios, procedimientos e instituciones de esta forma de democracia, además de entorpecer el funcionamiento del Estado nacional y de la República, puede entrañar el riesgo de renunciar al ejercicio de derechos y de abrir la puerta a la tiranía de la mayoría. En la irónica historia de la democracia, Keane incluye, por supuesto, la experiencia latinoamericana. De nuevo, arrojando luz a oscuros recovecos, y en contravención de la interpretación anglocéntrica, el autor señala que “las revoluciones constitucionales que recorrieron de un cabo a otro estas tierras en los primeros años del siglo xix mostraron algo maravilloso: que las raíces de la democracia representativa estaban ligadas (o enredadas) al punto de ser inextricables; dieron testimonio de que las instituciones básicas del gobierno representativo, a semejanza del limonero y el naranjo, podían ser trasplantadas con algún éxito a climas extranjeros, pese al hecho no poco interesante de que la operación de trasplante haya adolecido de una falta total de planeación […] lo cual confirma una vez más que, en lo tocante al tema aquí abordado, había ocasiones en que el camino al cielo estaba empedrado de intenciones diabólicas.” En esta parte del mundo todo comenzó con el voto transcontinental convocado por la Junta Central Suprema, autonombrada en defensa de la monarquía de Fernando VII en 1808 después de la invasión de Napoleón Bonaparte a España. Entonces se convocó a las provincias hispanoamericanas a formar parte de la Junta Central, de tal suerte que entre “la primavera de 1809 y el verano de 1810, de los desiertos montañosos y las anchas playas de Sonora a la lluvia y el granizo, los glaciares y la nieve sempiterna del extremo sur de Chile, toda la región hispanoamericana se halló atrapada en su primer ejercicio electoral” en el que, por cierto, “hubo traspiés a raudales.” No me detendré en el más conocido recuento de las independencias en América Latina, mas como señala nuestro autor: “La destacada aventura duró de 1810 a aproximadamente 1830, y gracias a ella Hispanoamérica devino el lugar más libre de la tierra, al menos en el papel.” La acotación “en el papel” no es menor. Si bien “resulta altamente significativo que ni una sola revolución en Hispanoamérica defendiera explícitamente la monarquía, el autoritarismo o una combinación de ambos […], durante gran parte del siglo xix los atrevidos experimentos encaminados a abolir la monarquía en nombre del pueblo soberano les entregaron el poder a las élites domésticas, bien versadas en emplear versiones simplificadas del gobierno representativo a fin de salirse con la suya […] Un gobierno de este tipo, cuyas acciones se realizaban a nombre del pueblo, un modo de gobernar que bien puede denominarse ‘la democracia del caudillo’, era para esas élites el mejor tipo de gobierno porque permitía que el mando quedara en manos de hombres superiores, cuya autoridad quedaba apuntalada por las constituciones redactadas y por las elec-
s ep ti e mb r e d e 2 01 8
ciones públicas, y cuyo ejercicio de poder tenía el respaldo de las armas […] Los caudillos eran supremos exponentes de las artes de la clase de poder que se mide estrictamente por el número de seguidores acumulados.” Keane da cuenta de cómo se restringió el voto de los indígenas y los no propietarios y del recurso al fraude electoral, cuya definición conceptual me parece de suma utilidad: “privatizar la toma de decisiones y colocarla en manos de los pocos, en lugar de dejarla en la de muchos.” En el recuento de la democracia del caudillo, Keane indaga sobre la des-democratización. Una vez más, no comulga con la fórmula que explica los desvaríos de la democracia sólo por el apetito insaciable de poder, como Pericles, Platón, Tucídides y otros habían pensado al explicar la decadencia de la democracia ateniense. Al contrario, Keane identifica “las restricciones comerciales, [la] disrupción de los lazos de comunicación, [la] ruptura de vínculos sociales y, lo peor de todo, el despegue del primer conflicto bélico mundial”. La carencia de inversión y el despido masivo de trabajadores con “consecuencias sociales realmente devastadoras” explican el declive de las democracias. Es decir, hay una economía política de la desdemocratización que nuestro autor nos muestra y que, a mi entender, es decisiva para entender y confrontar los desafíos de las democracias de nuestros días. Es indispensable hacerse cargo de la desigualdad social o de la economía política de la des-democratización en el resurgimiento del autoritarismo porque históricamente, y cada vez con mayor fuerza, esa variable ha sido fundamental en la deconstrucción de la democracia. Sin las crisis de los mercados y las rivalidades económicas de las grandes potencias europeas serían inexplicables los dos conflictos bélicos del siglo xx, en particular la segunda Guerra Mundial, con la que, en palabras de Keane, “la península europea se sumió en la oscuridad y arrastró a todo el mundo a un callejón infestado de ratas, a un infierno de caos social y despotismo político que casi redujo la democracia representativa a los huesos de una especie política extinta.” Keane dedica una extensa sección del libro a aquilatar la experiencia de la democratización de la India: “En un tiempo en que la mayoría de las democracias habían sido eliminadas de la faz de la tierra, la invención de la democracia en ese país demostró que la dictadura y el totalitarismo no eran políticamente necesarios, como muchos insistían en ese tiempo. La democracia en la India contribuyó a derrumbar otros prejuicios. Sumidos en una pobreza de proporciones desgarradoras, millones de ciudadanos indios rechazaron la visión de sus maestros británicos de que un país debía de contar con las condiciones económicas propicias para adoptar la democracia.” Con este ejemplo, Keane muestra que los prejuicios o los purismos académicos son como un cristal rayado que deforma nuestra capacidad de entender los procesos sociales y políticos. Una vez más, los pasajes recreados por nuestro autor ratifican lo minucioso de su análisis y lo relevante de sus hallazgos. La organización de la primera elección parlamentaria en la India, en 1951-
1952, fue encargada al matemático Sukumar Sen, cuyo reto fue organizar la elección de 4 000 escaños por 176 millones de indios mayores de 21 años, de los cuales 85% por ciento era analfabeta. Ahí se utilizó la tinta imborrable (lo que hoy llamamos líquido indeleble); se diseñaron símbolos gráficos por partido para quienes no sabían leer, se superaron barreras patriarcales para registrar en el padrón a las mujeres por sus nombres, no como madre o hija “de”, y se consiguió una elección con la participación de 60% del electorado. Keane atisba que ante la disyuntiva entre la democracia electoral del tipo Westminster y las formas de democracia directa, estamos viviendo “una forma histórica de democracia completamente nueva”: la democracia monitorizada. Vida y muerte de la democracia “no supone que la democracia monitorizada vaya a conducirnos hacia la creación de un paraíso en el planeta. Presta atención a que en todos lados las tendencias que la favorecen están sujetas en diverso grado a contratendencias, y, sin escatimar palabras, muestra que la democracia actual está plagada de fallos en el mercado y lastrada por la desigualdad social.” Su planteamiento parte de “un hecho espinoso: durante la primera década del siglo xxi comenzó a desvanecerse la antigua euforia por los ideales y las instituciones democráticos.” Para representar lo que está ocurriendo, Keane imagina a una musa, una futura historiadora que, a una distancia de medio siglo, contemplaría la época presente: “Nuestra musa sabía que sin memoria todo estaba perdido […] Estaba segura de que el malestar democrático tenía raíces profundas y amplias. Era importante ver más allá de las apariencias […] El malestar no se confinaba a países individuales ni a regiones particulares.” Aquí y allá despuntaban “los recelos de la gente hacia políticos, partidos y parlamentos.” En la democracia monitorizada, los actores políticos tradicionales se veían “obligados a competir con una multitud de instituciones verificadoras y vigilantes que hacían que la vida de los políticos, los partidos y las legislaturas fuesen en general más difíciles que en el pasado.” Aquí y allá aparecían personajes que decían ser no políticos y afirmaban “defender los intereses de los descontentos y faltos de representación.” Personajes que cultivaban la imagen de “un hombre dedicado, trabajador y autosuficiente, un líder en que puedan reconocer un poco de sí mismos, y que deseen ser.” Ahí están los Berlusconi, los Le-Pen, los Trump, para no hablar de otros de democracias más recientes. Otro padecimiento general de la democracia es la “acción transfronteriza de exprimir las instituciones democráticas.” El autor está convencido de que “la forma de gobierno mundial en los primeros años del siglo xxi desestabilizó a los gobiernos” por la acción de un conjunto de instituciones supranacionales a las que “la justicia social no les preocupaba y por ende no era sorprendente que para principios del nuevo milenio todo país democrático experimentara grandes aumentos en sus brechas de riqueza, hasta niveles no vistos desde finales de la década de 1920.” Esta observación se vería confirmada después de que Keane concluyó su libro, pues vendría la crisis de 2008 que tuvo su epicen-
tro no en la periferia sino en las naciones centrales y en el sistema financiero global, que dio lugar a una política de austeridad, traducida en lo que ya se conoce como la gran recesión de la última década que, precisamente, ha acompañado el ascenso, vía electoral, de fuerzas y personajes políticos, para decirlo con suavidad, de frágil compromiso democrático. Otro rasgo característico de la crisis de las democracias contemporáneas es el nacimiento o renacimiento del nacionalismo, el cual coexiste con lo que Keane llama el triángulo de la violencia en múltiples lugares del globo: anarquía nuclear, guerra no civil y extensión del terrorismo apocalíptico, para cuyos actores “la violencia ya no era un medio para un fin, sino un fin macabro en sí mismo.” En el plano internacional no pueden pasarse por alto los excesos y errores de las potencias en su reacción al terror: “para la vergüenza de muchos demócratas, regresó de manera terrible la antigua división entre clases torturables y no torturables.” Según la musa de Keane, habían surgido en esos tiempos nuevos enemigos de la democracia, quienes “afirmaban ser amigos del pueblo, lo que implicaba algo más perturbador: si en el futuro se las arreglaban para abrirse paso en el mundo, entonces era absolutamente cierto que la democracia sería destruida en nombre de la democracia.” No quiero pasar por alto una observación de la musa de Keane sobre algo que había ocurrido en la Atenas clásica y en Europa antes del ascenso del fascismo y el nazismo: el sonambulismo de los demócratas. “Muchas de las personas que se denominaban demócratas en realidad fueron desleales al ignorar su destrucción. Una y otra vez llamaban a las cosas con el nombre equivocado, se hacían de la vista gorda, daban excusas, permanecían en silencio o sencillamente malinterpretaban las amplias tendencias al considerarlas excepciones no relacionadas entre sí. La ignorancia no era una bendición ni inocencia; en esas circunstancias, acortó la vida de la democracia al fomentar una complacencia increíble que parecía sonambulismo al borde de un acantilado.” Y conjugado con el sonambulismo apareció el fatalismo, “el licor favorito de los idiotas”, que hizo de los ciudadanos “presa del sinsentido. Los llevó a creer que podían darle la espalda a la política, los animó a pensar que podían salirse con la suya sin necesidad de tener acceso a ningún mecanismo encaminado a garantizar la igualdad y la libertad al vigilar y controlar públicamente el poder.” Y quizá éste sea el mensaje erudito, de aspiración antigua y moderna, con el que nos interpela Keane: no demos la espalda a la política, defendamos lo que nuestros ancestros y contemporáneos han creado en defensa de la igualdad y la libertad, y no renunciemos jamás a controlar públicamente el poder. • Texto leído en la presentación del libro referido en la librería Rosario Castellanos, Ciudad de México, 26 de junio de 2018.
l a g aceta
15
a
co nstru ye ndo el pa ís qu e qu e r em o s
reseña
Reflexión y análisis a cien años de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos Desenlace del proyecto de la serie Constitución 1917 Como parte de los festejos del centenario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, el Fondo de Cultura Económica publicó —bajo la coordinación del ministro José Ramón Cossío Díaz— nueve libros con la intención de poner al alcance del público un ejercicio de reflexión y análisis desde distintos ámbitos y enfoques. josé ramón cossío díaz
E
l fce celebra el término de las publicaciones y agradece al ministro Cossío Díaz haber publicado en el diario El Universal —del 16 de enero al 3 de julio de 2018— una serie de artículos de opinión donde comenta cada
en esos libros sea una guía para la acción colectiva. Las bases de nuestra necesaria reingeniería constitucional para esos días que pronto habrán de llegar y mucho nos habrán de exigir.1
uno de los libros.
Invitamos a nuestros lectores a consultar los libros para incentivarlos a explorar esta serie, les presentamos algunos fragmentos de ellos:
En el artículo inicial, José Ramón Cossío Díaz expuso lo siguiente:
La división de poderes en México. Entre la política y el derecho de Leticia Bonifaz Alfonzo:
Mi propósito es mostrar, más allá del ruido de las elecciones, lo que los correspondientes autores piensan que debieran ser los cambios normativos y prácticos que nuestra vida constitucional requiere. Tengo la esperanza de que al terminar esos sonidos, al tener que guardar silencio al final del proceso, al tener que pensar cómo reconstruir porciones grandes de nuestra maltratada vida social e institucional, lo dicho
Lo que Bonifaz observa es un actual estado de cosas en el que más allá de simbolismos, ritos o creencias, el presidente de la República no ejerce tantas funciones como pudiera creerse y, adicionalmente, existe una
16
l a g ac e ta
1 “Reingeniería constitucional: problemas y contextos”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 16 de enero de 2018, año 101, núm. 36,589, p. A16.
s ep ti em b r e de 2 018
a
desenlace del p royecto de la serie constitu ción 1 91 7
serie de órganos políticos y técnicos que contrapesan muchas de sus posibilidades de actuación. Desde la creciente incorporación o de plano el mero ejercicio de competencias por parte de las cámaras del Congreso de la Unión, hasta las maneras en las que el Poder Judicial de la Federación expande sus controles sobre lo que antes se estimaba reservado al presidente y su administración, o hasta lo mucho que hacen los diversos órganos constitucionales autónomos.2
Responsabilidad de los servidores públicos. Del castigo a la confianza de Ana Elena Fierro: Lo que el libro pone de manifiesto es la necesidad de transformar el entendimiento de lo público para que deje de percibirse como una plaza a conquistar para sólo beneficiarse de ella. Se plantea la necesidad de que quienes ejerzan funciones públicas se conciban a sí mismos como agentes dignos de cambio, de ordenación social y de acción eficaz. No, desde luego, como depredadores de lo público, sea esto como ladrones directos de las cosas, francos extorsionadores o socios mercantiles de los agentes privados, sean estos delincuentes organizados o no.3
Derechos humanos. Cien años de evolución de los derechos en la Constitución mexicana de Héctor Fix-Fierro y Jacqueline Martínez Uriarte: Después de años de hablar de los derechos humanos como un todo, un bosque, debemos comenzar a hablar de los árboles que lo componen. De cada derecho, de cada excluido, de cada violación o abandono. No es posible atraparnos en la mera narrativa ordenadora de ellos. Su mera repetición tiene ya un carácter ideológico. Es tan confortable saberse en un mundo de derechos, que se ha dejado de lado la etapa de las reivindicaciones. Lo que sirvió para llegar a una hermosa narrativa, está impidiendo continuar. Este es el mayor valor del libro que ahora presento.7
La administración pública en la Constitución mexicana. Del anhelo a la ley de Virgilio Andrade Martínez:
[…] la autora propone modificar puntualmente nuestro texto constitucional a fin de otorgarle a la Suprema Corte el control previo de constitucionalidad de los tratados que pretenda celebrar México, prever la salida de tropas en operaciones para el mantenimiento de la paz, definir cabalmente las condiciones de presencia de agentes extranjeros en nuestro territorio y señalar las bases para el amplio reconocimiento de la jurisdicción internacional a la que se sometería nuestro país, especialmente por lo que hace a la Corte Penal Internacional.4
Lo que el profesor Andrade hace con cuidado y detalle es mostrarnos cómo es que esa organización estatal se ha ido transformando a lo largo de la vigencia de la Constitución de 1917 y cómo es que actualmente se encuentra constituida. Este diagnóstico acumulado e incremental es, me parece, vital para enfrentar el futuro. En un país de alrededor de 125 millones de habitantes, enormes desigualdades, grandes ineficiencias y múltiples rezagos y reclamos, el hacer de la administración será determinante. Más allá de que el legislador siga emitiendo mandatos, el presidente de la República decretos y los tribunales sentencias, alguien tendrá que construir caminos, aeropuertos, abrir escuelas, otorgar visas, perseguir delincuentes y procesarlos, mantener cadenas productivas y suministros de agua, entre muchas otras cosas. Todo eso es lo que precisamente le corresponde hacer a la administración pública. Saber en dónde está es necesario para saber qué se quiere hacer con ella.8
El Poder Ejecutivo en la Constitución mexicana. Del metaconstitucionalismo a la constelación de autonomías de Pedro Salazar Ugarte:
Federalismo(s). El rompecabezas actual de Raúl Manuel Mejía Garza y Laura Patricia Rojas Zamudio:
La evolución habida se ha dado, dice Salazar, de dos maneras: por la racionalización de lo que en su momento se denominaron (para mí en una desafortunadísima expresión) las “facultades metaconstitucionales” del presidente, así como por el traslado de sus competencias a diversos órganos constitucionales autónomos. Si se analizan los diversos momentos del traslado hecho a punta de reformas constitucionales, lo sostenido por Pedro Salazar queda demostrado. El presidente no es más ese ser omnímodo como el que se quiso significar durante años al ocupante del Palacio Nacional, en mucho para posibilitar su propio ejercicio del poder. Actualmente es, jurídicamente hablando, el titular de un órgano limitado por otros órganos constitucionales.5
En este trabajo se fija el estado del sistema federal mexicano. El plural del título advierte que no hay un modo único de asignar y relacionar competencias, sino formas opuestas de hacerlo. […] También, propone una metodología para cribar categorías y normas para después operar con lo que la Constitución y las leyes disponen. Esta última es una parte central del libro y de lo que debiera sobrevenir para componer el sistema federal mexicano, en lo que supongo habrá consenso.9
México en el mundo. Constitución y política exterior de Gabriela Rodríguez Huerta:
El sistema de justicia. Trayectoria y descolocaciones de José Ramón Cossío Díaz: […] lo que creo haber demostrado en el libro señalado es que, con independencia de los muchos y reiterados cambios que la función jurisdiccional ha tenido desde la entrada en vigor de la Constitución de 1917, no ha alcanzado a cumplir con los dos grandes presupuestos de la impartición de justicia: universalidad y totalidad. Mediante el primero, se pretende que cualquier conflicto social o individual pueda llegar a convertirse en litigio; mediante el segundo, que los litigios tengan la capacidad de resolver el conflicto humano. Con ambas posibilidades se busca lograr que todos los conflictos terminen siendo litigios y que, una vez iniciados, la resolución dictada pacifique aquello que lo originó. ¿De qué otra manera puede entenderse la aspiración, consagrada en la Constitución, de que nadie puede hacerse justicia por su propia mano y que los tribunales están expeditos para resolver las disputas de origen?6
2 “Reingeniería constitucional: la división de poderes”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 30 de enero de 2018, año 101, núm. 36,603, p. A18. 3 “Reingeniería constitucional: responsabilidades públicas”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 13 de febrero de 2018, año 101, núm. 36,617, p. A20. 4 “Reingeniería constitucional: política exterior”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 13 de marzo de 2018, año 101, núm. 36,645, p. A18. 5 “Reingeniería constitucional: la Presidencia de la República”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 27 de marzo de 2018, año 101, núm. 36,659, p. A20. 6 “Reingeniería constitucional: la función jurisdiccional”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 10 de abril de 2018, año 101, núm. 36,673, p. A18.
s ep ti e mb r e d e 2 01 8
La ordenación constitucional de la economía. Del Estado regulador al Estado garante de José Roldán Xopa: En él establece una conexión que nadie, hasta donde sé, había percibido: que los cambios constitucionales tendientes a lograr la rectoría regulatoria del Estado respecto de la economía, lograron convertirlo en un garante económico. Dicho de otra manera, lo que el profesor Roldán muestra es que el incesante o interesado mantenimiento de las capacidades estatales en la economía, finalmente llevó a que éste se impusiera una serie de obligaciones para garantizar la posición de los particulares en la economía. El cambio no es trivial.10
Con este panorama esperamos que la serie permita sensibilizarnos y, sobre todo, generar reflexiones para corregir los errores y dar respuesta a los desafíos y demandas de los mexicanos. A modo de cierre, les compartimos el último artículo que el Ministro Cossío Díaz publicó en el diario El Universal:
7 “Reingeniería constitucional. Derechos humanos”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 24 de abril de 2018, año 101, núm. 36,687, p. A20. 8 “Reingeniería constitucional: administración pública”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 22 de mayo de 2018, año 101, núm. 36,715, p. A20. 9 “Reingeniería constitucional: sistema federal”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 5 de junio de 2018, año 101, núm. 36,729, p. A20. 10 “Reingeniería constitucional: economía”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 19 de junio de 2018, año 101, núm. 36,743, p. A18.
Reingeniería constitucional II11 Una vez reseñados los nueve libros con los que el Fondo de Cultura Económica celebró el centenario de la Constitución de 1917, encuentro varios elementos comunes. Vale la pena destacarlos ahora que nuestro país entra en el proceso político derivado de las elecciones. Más allá de ganadores y perdedores, existe un mandato para el cambio. Quien lea las elecciones desde su inicio hasta los resultados verá que la promesa por construir algo nuevo o, al menos diferente a lo que se vino acumulando en las últimas décadas, fue el signo de todo el proceso. Como a mi entender ninguno de los candidatos propuso un rompimiento institucional, sino un ajuste para emprender nuevas formas de hacer política y administración, es importante identificar las herramientas jurídicas con las que se cuenta. Partir de diagnósticos jurídicos equivocados implica no saber qué se quiere corregir ni con qué se cuenta para ello. De darse estos extremos, no se obtendrán provechos, sino el ahondamiento de los problemas. En conjunto, los nueve libros presentan un primer elemento común y pertinente para lo que en el país siga: existe una mala representación entre lo que solemos decir de la conformación de los poderes y lo que la Constitución prevé realmente. El ejemplo tiene que ver con el presidente de la República y su administración pública. Una cosa es suponer que uno y otra están dotados de amplísimas y totales facultades, y otra es constatar que han ido perdiendo potencia jurídica por la descentralización de funciones en órganos políticos y técnicos. Partir de una visión equivocada puede significar que se quieran hacer cosas con medios que no se tienen, o incidir en la realidad ahí donde otros órganos son competentes. Otro elemento común es suponer que lo existente en la Constitución es lo suficientemente robusto como para alcanzar a ser solución, como es el caso del sistema federal. Dado que éste se ha transformado mucho y continuamente durante los últimos años, podría pensarse que está actualizado y es funcional. La verdad es que es disfuncional en sí mismo y, lo que es más grave, para el resto de las competencias que se traten de realizar, sean en salud, seguridad o asentamientos humanos. Suponer que el arreglo del federalismo mexicano pasa por ajustes menores implicará tratar de hacer tareas en un orden de suyo inadecuado. Una tercera lección común radica en la falta de buenos desarrollos normativos a partir de lo establecido en la Constitución. El que de ésta no se sigan leyes ni reglamentos que configuren técnicamente lo que los preceptos constitucionales prevén. Que, por ejemplo, existan insuficientes normas en materia de derechos humanos o en los procesos judiciales que frustren aquello que se quiera lograr o evitar. Si nos quedamos con estos ejemplos, los libros reseñados han cumplido una tarea más que conmemorativa. Han mostrado las distorsiones entre lo que pensamos que contiene este texto centenario y lo que efectivamente prescribe. También, lo mucho que hace falta hacer y componer en el orden jurídico y en las prácticas mediante las cuales pretende realizarse. Si de verdad se quiere transformar a México, ello debe pasar por el derecho. De otra manera estaríamos frente al más burdo autoritarismo, ese que todos los candidatos rechazaron buscar. Pasar por el derecho exige, a su vez, un esfuerzo por limpiarlo, ordenarlo y adecuarlo. El derecho como herramienta del cambio tiene que ser ajustado para que pueda ser útil al fin buscado. Eso, nada menos, es lo que habrá que hacerse simultáneamente en los años por venir. El cambio sin derecho nos llevará a la destrucción de lo político y de lo social; el derecho sin cambio, a la imposibilidad de cumplir con los mandatos que las urnas han expresado. En momentos de júbilo político puede pensarse que las formas jurídicas son irrelevantes. Ello es un error. El cambio sin orden termina por profundizar aquello que quiere remediarse: el desorden, la violencia y la desigualdad. Las formas jurídicas son el único vehículo para ordenar el cambio, ese que mayoritariamente se expresó en los votos del 2 de julio pasado. •
11 “Reingeniería constitucional ii”, El Universal, Opinión, Ciudad de México, 3 de julio de 2018, año 101, núm. 36,757, p. A18.
l a g aceta
17
a
co nstru y yee ndo el país pa ís q qu e qu q e r em o s
adelanto
Una extraña seta en el jardín El llamado del Ser, la aceptación dde la l muerte, la l inevitabilidad i i bilid d de d la corrupción de la materia viva, todo esto dicho con ternura a una adolescente: “Música y fuerza, pequeña, creo que de eso se trata.” luis eduardo garcía
Naturaleza i Te diré algo importante: hay cosas que nos llaman desde siempre ¿entiendes? Como si un hilo invisible nos atara. A veces quieres, por la noche de forma incontrolable entrar al mar, porque algo late (dentro de ti, del agua, no lo sabes). O incluso mientras duermes una canción invade tu cabeza. Así es eso que observas en el cielo cada tanto es Venus. Toda tu vida te atraerán algunos brillos.
Te explico esto a tus quince años No tengas miedo de la muerte no hace ruido no huele no tengas miedo de su escarcha no sentirás dolor no habrá nadie no estarás ahí no tengas un cajón para el frío será sólo un segundo no tengas miedo de la muerte lindura somos gusanos dejando hilos de seda sobre el agua.
18
l a g ac e ta
Un nuevo comienzo iii
Naturaleza vi (Esbozo)
Había una princesa de alambre en un castillo de nieve. La princesa quería aprender a bailar como los manatíes, pero sus hebras eran muy finas y podían romperse. El rey y la reina le prohibieron bailar. Ella se puso muy triste, así que escapó del castillo con su mejor amigo, el señor caracol. Juntos buscarían la tierra de los manatíes pasando el valle plateado. Esa noche caminaron hasta que escucharon música salir de una madriguera (en la tierra de los manatíes siempre había fiesta). Habían llegado. Cenaron y cantaron mucho. Después sus nuevos amigos los invitaron a bailar. La princesa los miraba brillar en la pista y reía, ¡nunca había visto algo tan lindo! Bailó con cuidado para no quebrarse. Luego de quince minutos se aburrió; los manatíes no eran tan divertidos y sudaban demasiado. Regresaron al valle. La princesa de alambre y el señor caracol caminaron de prisa para llegar al castillo a desayunar.
ciervo. El poema será sobre un cierv vo. Pastará tranquilo rodeado de d luz anaranjada i t voladores. l d e insectos No, sólo insectos en una rama seca. Mostrará la descomposición de todas lass cosas. Dos ancianos rta de observando una rama cubierta hongos. Alguien los mira. mas. No hay ancianos. No hay ramas. rvo de Una niña juega sobre un ciervo madera.
Esto es lo que puedo decirte El movimiento de las olas. Las raíces que rompen el concreto y se liberan. lib L Los salmones l que saltan sobre las rocas para desovar río arriba. Música y fuerza, pequeña, creo que de eso se trata. Pero es apenas el principio. •
(Poema) Todos los ciervos terrestres fueron abducidos por alienígenas con forma dee esfera. En su mundo n las astas y la descomposición ste. son lo más perfecto que existe. uenta te explico esto a tus cincuenta años rte No tengas miedo de mi muerte ocurrirá muy pronto (el corazón o los pulmones) luego los restos y una zarza féizar. cubierta de plaga sobre el alféizar. Si aceptas lo extraño y me hablas cada tarde: “Papá me estoy volviendo vieja”, daré los frutos más dulces del mundo.
s ep ti em b r e de 2 018
a
const ruy endo el país q ue q uerem os
reseña
el inmóvil punto de la rueda que gira
Apostillas a El motor de combustión interna
El punto que no se mueve en el tiempo es el punto que ancla el espacio de las repeticiones circulares. Así trabajan también los versos de Chanove. Es espacio con lo que trabaja el poeta. Es adentro y afuera (no antes y después); pero sobre todo es conquistar la ilusión de un afuera con un pliegue del adentro. El poema es perfectamente inmanente y la trascendencia que vemos en él no es sino un truco más de sus pliegues más interiores. Entonces, se está adentro y afuera en el mismo punto. Más importante aún, Chanove emplea estos recursos para reclamar de nuevo la contra-dicción como la dicción esencial y propia del poema. En el poema se puede estar y no estar al mismo tiempo en un mismo lugar. Ésa es la imagen perfecta del exiliado, la imagen perfecta de Chanove, un arequipeño exiliado en su propia ciudad. Nadie como él conoce mejor esa condición. Pero es la condición de todos nosotros. Estamos y no estamos al mismo tiempo; somos y no somos. Porque, cito este hermoso verso suyo,
Lo importante de d un poema no es lo que dice, sino lo que le hace ha al lenguaje, su dislocación para llegar al fondo fon de las cosas, donde las palabras llev llevan lo que dicen.
[uno sueña con] volver a ser otra vez ser
mario montalbetti
Q
uiero ampliar am algunas cosas que mencioné men en el pró prólogo a El motor de combust combustión interna. Ahí mencioné que Chanove probablemente es el poeta en P actividad más importante del Perú. No dije que fuera el mejor —es —ese adjetivo suena muy extraño ap aplicado a poetas— pero sí el más importante. Y dije que si no lo es, debería serlo. ¿En qué radica su importancia? Yo creo que la importancia de un poeta (y de un poema) no radica en lo que dice sino en lo que le hace al lenguaje. Daré algunos ejemplos. Los vanguardistas (Carlos Oquendo y su pandilla) le hicieron algo al lenguaje: lo tasajearon, lo rayaron con alambre de púas, lo inflaron de mayúsculas, pintaron grafitis sobre su lomo… Ésa fue una práctica efectista y ese efectismo ya no se puede usar más sin parecer derivativo, pero es un ejemplo claro de que lo que decían los vanguardistas no era tan importante como lo que le hacían a la lengua. Vallejo en Trilce es otro caso evidente. Vallejo vuelca una sintaxis masiva, rigurosa, exacta, una morfología que empuja los límites de la forma lingüística y la pone en contacto con una semántica equívoca, ambigua, polisémica, dispersa… Y ese choque produjo en el lenguaje algo que no se había visto hasta entonces. ¿Qué dijo Vallejo en Trilce? Aún no lo sabemos. Pero sabemos lo que hizo. Y el lenguaje no volvió a ser el mismo desde entonces. Blanca Varela es otro ejemplo. Varela —sobre todo en sus dos últimos libros— deja que el lenguaje haga lo que quiera, le deja hacer metáforas, interpretar eventos, armar comparaciones… todo aquello que la Universidad y los Catedráticos dicen que “es poesía” y, al mismo tiempo, Varela produce versos de una literalidad exquisita, versos en los que ella impide, con la inteligen-
s ep ti e mb r e d e 2 01 8
cia y el oficio que son su marca, que el lenguaje se vaya de vacaciones. Mido entonces la importancia de un poema en esos términos. Y Chanove es importante en ese sentido. Hay otros, más o menos de su generación, que merecen sumarse; pienso en Enrique Verástegui y en Roger Santiváñez. Cada uno a su manera interviene el lenguaje. Chanove ha venido haciendo lo que hace desde 1983, cuando publica ese maravilloso primer libro que es El héroe y su relación con la heroína. Luego publica cinco libros más hasta Plexo Solar en 2010. Todo eso fue compilado en su Obra reunida que apareció en Arequipa en 2012. El libro que hoy comentamos, El motor de combustión interna, es —lo mencioné en el prólogo— el libro de plena madurez formal e ideológica de Chanove. El libro comienza con un poema que Chanove había publicado en su Obra reunida como uno de esos inéditos no recogidos en ninguno de sus libros anteriores. Chanove lo canibaliza, lo rehace y lo planta como poema introductorio. Es el poema que le da el tono al libro. Se titula “Átomos deliciosos.” Los dos términos estructuran el universo semántico del libro. Los átomos son la materia de la que está hecha toda la contingencia de este mundo, su reducto material más inapelable. “El adjetivo delicioso” hace asomar al ser humano como un sazonador de materia. El poema y el libro entero están construidos bajo este doble signo: el de la Razón y el de la Sazón. Con “Átomos deliciosos” se establece (se pone sobre la mesa) el tono formal e ideológico del libro. La disposición formal de los versos, su estructura sintáctica, se propone con claridad: los versos son escaleras construidas con dos tipos de peldaños: versos que están dentro y versos que están fuera de los paréntesis. El paréntesis es la gran arma retórica de este libro. Es un mecanismo de dislocación y de contradicción. Los paréntesis no están ahí para comentar sino para confrontar. Por ejemplo:
En la ecuación de lo finito (como incongruente rotor de lo infinito) O: Tus noches de insomne (que duraban días) Como si se subiera y se bajara por estos versos constantemente, haciendo de la verticalidad el eje que hemos de recorrer. De la cima (con “c”) hasta la sima (con “s”). Y en ambos sentidos el rigor de la profundidad dirige nuestros pasos. El camino no es sin riesgo, hay peligros y no hay certezas. Sólo quien no piensa (o lo que es lo mismo, quien no usa el lenguaje) demanda certezas, porque si pensara sabría que no las hay. Esta exigencia de profundidad recorre todo el libro. En una entrevista en El Búho TV en 2012, Chanove demandó “recuperar la profundidad” de los escritores del xix. ¿En quién pensaba? Acaso en Dickens, en Dostoievski, en Tolstói, en Melville. Y esa demanda es especialmente relevante hoy en día cuando lo que pasa por novela es de una superficialidad asombrosa, como si las palabras vagaran deshabitadas, como piadosas guardianas de las instituciones, el mercado y los templos. Hay otra cosa que mencioné en el prólogo sobre la que quiero insistir. Creo que El motor de combustión interna es una buena demostración de que el poema es cuestión de espacio y no de tiempo. Lo digo a pesar de que “Átomos deliciosos” reconoce su deuda con “Burnt Norton”, el primero de los Cuatro cuartetos de T. S. Eliot, texto en apariencia sobre el tiempo. Recordemos sus versos, El tiempo presente y el tiempo y el tiempo pasado están tal vez ambos presentes en el tiempo futuro y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado…
Una cosa más: ninguna imagen visual puede llegar a eso. Solamente el lenguaje del poema puede albergar la contradicción, tal vez la propiedad más íntima y constitutiva de lo que llamamos ser humano. Por un lado, entonces, está la contradicción albergada en el poema y, por el otro, la segunda propiedad que nos define, la contingencia. Vivimos en un mundo en el que todo puede ser de otra manera, un mundo en el que nada es necesario; o, si se prefiere, un mundo en el que la única necesidad es la contingencia. Chanove sostiene en su libro que un instante antes de ser poeta, el campo de Higgs ya había jugado sus cartas para la distribución azarosa de la materia. En este sentido también, los átomos son deliciosos. Como si nuestra única esperanza fuera sazonarlos para producir un potaje verdaderamente humano. Pero no es nuestra única esperanza porque la pregunta que sigue se cae de madura. Si todo es contingente, si todo puede ser de otra manera, ¿por qué queremos vivir en una sociedad tan estúpida y corrupta como ésta? O como lo pone Chanove, ¿Cómo es posible que siempre estemos en criminal desequilibrio teniendo tantos métodos para librarnos de esta empresa?
Entonces, no nos vendría mal aprender algo de la anarquía del movimiento browniano de los “átomos deliciosos.” Si todo puede ser de otra manera entonces que todo sea de otra manera. Eso es lo que Chanove llama una “impugnación doméstica” contra la supuesta necesidad del orden establecido. Y eso es lo que Chanove hace en este libro contundente. Eso es lo que le hace al lenguaje y a nuestro pensamiento. De ahí su importancia, y si me apuran un poco, su urgencia. Lean y relean este libro y saque cada quien sus propias consecuencias. •
Pero todo está condensado en un punto sin dimensión temporal, condensado en
l a g aceta
19
a
N OVEDADES
co nstru ye ndo el pa ís qu e qu e r em o s
FOND O DE CULT UR A ECO NÓMICA NÓ M ICA S EP B R E DE E P TI EM E MB D E 2 018
El mercurio volante
Juan José Arreola Iconografía
573
La verdad del mundo técnico Ensayos para una genealogía del presente
carlos chimal alberto cué garcía
Carlos de Sigüenza y Góngora fue uno de los principales intelectuales de la Nueva España. Sus estudios no se limitaron a la investigación científica, sino que incursionó en campos como la arqueología, la historia, la filosofía, la teología y la poesía. Carlos Chimal lo toma como protagonista de su más reciente novela, El mercurio volante, título tomado de uno de los cuadernos del personaje, donde relata las circunstancias sociales y personales que influyeron en este pensador novohispano; es un libro que nos invita a seguir los pasos de Sigüenza y dejarnos envolver por la época y el lenguaje de entonces, el cual, a pesar de los arcaísmos, no hace pesada la lectura sino que sumerge al lector en la narración. letras mexicanas 1ª ed., 2018
De la carrera de la edad ii De regreso gonzalo celorio
friedrich a. kittler
Recorrido gráfico por los momentos más destacados de la vida del escritor, actor, juglar y editor Juan José Arreola. La selección fotográfica, a cargo de Alberto Cué García, ilustra la infancia de Arreola en Zapotlán, Jalisco, la experiencia teatral de su juventud, sus relaciones familiares, sus amistades, su paso como director fundador de La Casa del Lago y su evolución como figura pública en la última etapa de su vida. La iconografía incluye dos textos introductorios por Orso Arreola y Felipe Vázquez. Se trata de un homenaje que forma parte de los festejos por el centenario del natalicio de este escritor jalisciense, fundamental en la literatura mexicana del siglo xx. tezontle 1ª ed., 2018
Friedrich Kittler transformó el panorama intelectual y cultural de Alemania como uno de los pensadores más originales en las últimas décadas. Su mayor innovación fue su enfoque heterodoxo de las tecnologías de comunicación masiva, yendo más allá del examen de sus contenidos. Con una llamativa mezcla de influencias, entre las cuales resaltan Foucault, Lacan y Nietzsche, y el establecimiento de relaciones inéditas entre distintos campos del saber, Kittler contribuyó a renovar el interés en el cine, la radio y la televisión como objetos de reflexión histórica y filosófica. Estas reflexiones, escritas entre 1978 y 2010, son la temática central de los textos reunidos en esta obra. En ellas se muestra la evolución del pensamiento del autor a través de casi 40 años. En sus ensayos sobre la organización militar, Pink Floyd, Thomas Pynchon y Wagner, Kittler desarrolla una teoría del sujeto, la tecnología, el ser y el arte. Libro disponible por primera vez en español.
Al cumplir setenta años de edad, Gonzalo Celorio recoge en dos volúmenes sus textos escritos durante cuatro decenios de producción literaria sostenida por el anchuroso camino del ensayo libre como reflexión creativa a partir de temas determinados. El tomo II, De regreso, incluye principalmente textos sobre literatura hispanoamericana, en los que la hondura desplaza a la amplitud, la selectividad a la indiscriminación y la crítica al homenaje. letras mexicanas 1ª ed., 2018
filosofía 1ª ed., 2018
20
l a g ac e ta
jesús cisneros
s ep ti em b r e de 2 018
a
noveda des septiembre novedades septiemb re de 201 8
Derechos humanos Cien años de la evolución de los derechos en la Constitución mexicana
El 68 y sus rutas de interpretación Una historia sobre las historias del movimiento
héctor fix-fierro y jacqueline martínez
héctor jiménez guzmán
Aquí estamos Notas para vivir en el planeta Tierra
Una extraña seta en el jardín luis eduardo garcía ilustrado por adolfo serra
oliver jeffers
La Constitución de 1917 recupera la herencia liberal de la de 1857 e incorpora los derechos sociales como base de un Estado fuerte, capaz de intervenir en favor de las clases sociales desfavorecidas y de los individuos en caso necesario. La conformación de la sociedad y la clarificación de sus requerimientos han incidido en las modificaciones de la Carta Magna a lo largo de su historia. Héctor Fix-Fierro y Jacqueline Martínez hacen una minuciosa revisión de la génesis y la evolución del modelo de derechos constitucionales, el cual ha pasado de las “garantías individuales y sociales” de 1917 a los “derechos humanos” como reflejo de la transición democrática y de los retos que aún quedan en la materia. política y derecho, serie constitución 1917 1ª ed., 2018
A partir de una revisión de documentos, como artículos de opinión, libros, declaraciones a la prensa, documentos políticos, etc., Jiménez Guzmán nos presenta el modo en que el movimiento estudiantil de 1968 en México fue analizado y referenciado durante las décadas siguientes. Mediante un fino análisis, el autor da cuenta de las distintas miradas desde las que se abordó este acontecimiento. El 68 y sus rutas de interpretación presenta seis visiones de cada elemento que hizo posible la construcción de esa historia: las voces de la burocracia gubernamental, la opinión pública abyecta al régimen, estudiantes y académicos, líderes del 68, periodistas e historiadores. Son estos elementos los que permiten al autor reconstruir las distintas narrativas en torno al 68, y así, presentarnos una obra rica en información en torno a un oscuro momento la historia nacional mexicana. vida y pensamiento de méxico 1ª ed., 2018
sep t i e mb r e d e 2 01 8
Nuestro planeta puede ser un lugar confuso y complicado para cualquiera, particularmente para sus nuevos habitantes. ¿Cómo explicar a un pequeño el suelo que pisa, el aire que respira, las relaciones personales que lo rodean? En las primeras etapas de vida, la cabeza del individuo suele estar llena de preguntas. En este libro, Oliver Jeffers nos regala una presentación del entorno del ser humano y todo lo que los niños necesitan saber para empezar a descubrir el mundo e identificarse como individuos en el tiempo y espacio, desde el sistema solar, el planeta tierra y sus elementos, hasta el cuerpo humano, las personas y los animales. Dedicado a su hijo, Jeffers plasma en este título el humor y sentido común con los que ha conquistado a sus lectores. El autor explica con sencillez conceptos básicos para hacer más amable y comprensible el mundo para los más pequeños, abordando temas como inclusión, diversidad y convivencia en estas “notas para vivir en el planeta Tierra.” los especiales de a la orilla del viento 1ª ed., 2018
oli ve r je ffe r s
Poemario donde hay que hurgar para encontrar un mundo de luz y belleza en el que los personajes resultan ser más humanos y la naturaleza más misteriosa y fantástica. En ese mundo habitan princesas con piojos enamorados, princesas de alambre que no pueden bailar, sirenas que se enamoran de peces dragón, polillas y cucarachas que invaden el cerebro de la gente, y setas que no dejan de crecer. A través de estas fantasías el autor cuestiona constantemente la naturaleza de las cosas: qué es la música o cómo enfrentar la muerte, temas que explora con un lenguaje amable e irónico, y en tan sólo unos cuantos versos desencadena historias que pueden desdoblarse hasta el infinito en la imaginación de los pequeños lectores. El libro es enriquecido con las magníficas ilustraciones de Adolfo Serra, quien colabora como creador de mundos, personajes y escenarios fantásticos con la técnica del collage. Cada ilustración está llena de detalles que el lector tendrá que identificar para descubrirse en el universo de este poemario ganador del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2017. premio hispanoamericano de poesía para niños 1ª ed., 2018
l a g aceta
21
a
t ras f o n d o
t ras f ond ondo
Jonathán Édgar Omar Avilés Un patetismo apenas insinuado da a este cuento una fuerza virtual. El autor mezcla el realismo y la fantasía con soltura y lleva su narración con eficacia. Ha recibido varios premios de prestigio.
2p ttiileam gbac s2 ep mb r e ede dta e 2 01 8
gaceta la g aceta 2 2 s ep ti em b r e de 2 018
a
const ruy endo el país q ue qjonathá uerem os n
odas las butacas del teatro escolar están ocupadas. Tras el desafinado recital de guitarra y el torpe baile de tango, llega el momento de Jonathán, quien se presenta ataviado con una capa de terciopelo y sombrero de copa que envuelven más que vestir su cuerpo esmirriado como chorrito de agua. Siempre ha sido un chico solitario, retraído en sus libros y sus fantasías: es la forma en que lucha por la vida. Aquella presentación es un esfuerzo mayúsculo en la que insistió mucho en participar. A sus padres y a su hermano Bernardo no les quedó sino apoyarlo, sabiendo que en pocos meses ya no estará con ellos.
T
Bernardo tiene veinte años, casi cinco más que Jonathán, y no sabe qué hará cuando su hermano muera; siente que se le acaba toda la fe que pueda tener por la vida, que ahora le parece miserable, injusta y breve. En una ocasión, Jonathán le dijo que la vida es un misterio y que los misterios a veces traen cosas buenas. Bernardo le respondió que es un misterio de mierda, y lo abrazó. Ahora, al verlo vestido de mago, sólo atina a recordar que hace cerca de diez años ocurrió lo de las canicas y los pollos. Él tenía cinco y yo casi diez años. Recuerdo que hacía la tarea cuando de pronto escuché muchos pollos piando como locos. Me incorporé de la silla y fui a la planta alta, donde estaban las habitaciones. Pasé por el cuarto de mis padres, donde también dormía Jonathán, y aproveché para ver si no se encontraba por ahí jugando, pero no estaba. Cuando llegué a la puerta de mi cuarto, no me cupo ninguna duda: los piídos provenían de ahí adentro. —Jonathán, abre el cuarto… ¡Ahora! —le dije, con toda mi autoridad de hermano mayor. Pero por respuesta sólo escuchaba los piídos enloquecidos. Empecé a forzar la cerradura, temiendo por mi colección de escarabajos, mis rompecabezas y mis canicas. De seguro papá cometió la tontería de comprarle más pollos de colores o tal vez los compró con lo que ahorraba de los domingos del abuelo, pensaba mientras forzaba
s2 ep 3 tileamb g ac r e edta e 2 01 8
la cerradura, cada vez más cansado, cada vez más rojo de coraje y espanto, temiendo que los pollos ya hubieran llenado de excremento mis tesoros. Estaba a punto de gritar como loco, cuando tuve una iluminación: recordé que mamá guardaba copia de las llaves de todas las cerraduras de la casa en un cajón de la cocina. Corrí tan rápido como pude. Al regresar, ya sólo se escuchaban unos piídos dispersos, muy lejanos. La última llave que probé fue la buena, y la puerta del cuarto se abrió. Entonces vi cumplida una de mis peores pesadillas: Jonathán sentado en el suelo, un martillo a su lado y mis hermosas canicas partidas a la mitad. Estaba a punto de lanzarme sobre él, pero volteé a todas partes… —¿Dónde están los pinches pollos? —Libres, libres, Bernardo… Jonathán saca un pañuelo del sombrero. Dentro del pañuelo hay un hámster. El roedor se le escapa y tiene que perseguirlo por todo el escenario. La carcajada general hace que la pálida cara de Jonathán se ruborice. Bernardo mantiene la vista al frente, apoyando a su hermano, pero de reojo ve que, un par de filas adelante, murmuran los chicos que siempre han molestado a Jonathán. Le encantaría partirles la cara, pero su hermano nunca se lo ha permitido. Luego de atrapar al hámster, saca un juego de naipes. Empecé a buscar bajo la cama, en los cajones, aUn en lugares tan improbables como entre las sábanas. La furia fue dando paso a un asombro mezclado con miedo. Desconcertado, volteé a ver a Jonathán. —¿Qué pasó? —No podía dejar que… que los torturaras… ¡Son mis amigos! —había mucha valentía en sus titubeos. Se refería a doce pollitos pintados con anilina de colores que papá le había comprado en el mercado. Mamá se enojó mucho, porque aseguraba que esa pintura era una crueldad, pues al poco tiempo morirían. Pero murieron más pronto de lo que pensamos: bebieron del líquido que mamá usaba para lavar el baño. Jonathán y yo los encon-
tramos retorcidos entre vómitos de sangre y trigo del que les dábamos de comer. —Jonathán, escúchame —le dije con mucha seriedad—: ¡era broma lo de los aztecas! No se puede encerrar el espíritu de los pollos de colores en las canicas de colores… —ya desde niño creía que uno se muere y todo termina, así que el asunto de los espíritus de los pollos me parecía una tontería que se me ocurrió de pronto. —¿Sabes?, los pollitos, cuando son espíritus, vuelan muy bien —me respondió sonriente, aludiendo a una discusión que tuvimos donde él afirmaba que los pollitos sí podían volar, sólo que les daba flojera—. Ahora ya no sufrirán cuando los agites o pongas las canicas al sol… Los espíritus de Cloe, Brandy, Maguncio, Cerdoriclo, Platipus, Chiripa, Pico, Juanipo, Corazón de Topo, Tíboli, Memo y Barano se fueron agitando sus alitas, libres, volando por la ventana, piando bien contentos… Necesitaba que Jonathán no me delatara por haber roto el cenicero favorito de papá. Entonces recordé que la vez que los encontramos muertos yo traía mi frasco de canicas. Así que le dije que en aquel momento, utilizando magia azteca, había encerrado el espíritu de sus pollitos, y mientras le decía eso, hacía muecas y ruidos de dolor para darle mayor dramatismo. Funcionó a tal grado que, cuando quería que me trajera un sándwich o que me cubriera de otra mentira, bastaba que torturara un poco las canicas calentándolas en la estufa o llenando el frasco con orina para que él, aterrado, cumpliera mis órdenes. En aquel entonces yo sólo sabía por pláticas veladas entre mis padres que sus pulmones se marchitaban, y que creerían todo lo que él les dijera. Luego del tercer intento no adivina la carta que el maestro de matemáticas ha sacado del juego de naipes. El acto es francamente malo, aún más malo que el recital de guitarra y el baile de tango. Por los nervios, Jonathán se ha equivocado en todo. Se nota que está a punto de echarse a llorar, pero toma aire para contenerse, para no desmayarse, para no parecer una niñita frente a toda la escuela. Bernardo gira la cabeza,
andrea garcía flores
evitando por un segundo compartir la vergüenza. Entonces ve de reojo que los chicos que siempre han molestado a su hermano sacan una bolsa con huevos. Al unísono, lanzan una ráfaga de ellos. —Te pagaré todas tus canicas, todas. Tengo mucho ahorrado de lo que el abuelo me da los domingos para que vayamos a rezar… —me dijo asustado, juntando los pedazos de canicas y poniéndolos en el frasco, tomando distancia de mí, temeroso de que le respondiera con un golpe. Pero yo miraba para todos lados, desconcertado. En algún momento me asomé por la ventana que daba al patio, para ver si no había pollitos, ya fuera corriendo o muertos por la caída. No había nada. —Te compraré unas más bonitas. No les vayas a decir a papá y a mamá, me van a castigar dándome más pastillas… —me dijo por último, mientras salía del cuarto. —No, no les diré… —le contesté casi con un hilo de voz. Los huevos vuelan en dirección a Jonathán. Bernardo no ha podido evitar esa primera ráfaga, pero se incorpora para destrozarles la cara antes de que avienten una segunda. Los huevos al romperse están huecos, vacíos, pero del interior de cada uno brotan aplausos, tantos que pareciera que los metieron a presión. Los aplausos que contenían los huevos son secundados por los de la concurrencia, que vitorea el bello e inesperado acto final. Jonathán se inclina con torpeza, agradeciendo. Asustados, dejan caer los huevos que tenían dispuestos para las siguientes ráfagas. Bernardo suelta a uno de los chicos al que estaba a punto de cruzarle la cara con su puño y los dos observan a Jonathán que sonriente se despide del público mientras sacude los restos de cascarón de su capa de terciopelo. Mientras mira el sonriente rostro cadavérico de su hermano, Bernardo piensa que luego de la muerte, quizás, suceda algo hermoso. •
s ep ti lem a bgraceta e de 2 018 23
a
COLECCIÓN
CLÁSICOS DEL FONDO
DE VENTA EN LA RED DE LIBRERÍAS DEL FCE
@FCEMexico
Fondo de Cultura Económica
fcemexico
Fondo de Cultura Económica
www.fondodeculturaeconomica.com
FCE México