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poema
La infinita melancolía de Dios Homero Aridjis Pienso en la infinita melancolía de Dios, en el Solitario del universo girando en Sí mismo en su orbe de paredes azules y tinieblas translúcidas. En su laberinto de seres y soles, su Conciencia, nunca dormida nunca despierta, vela en la eternidad del presente y del olvido. En el aquí lejos y en el allá cerca escucha la plegaria del hombre, la canción del océano, las sombras de los astros, los mundos a medio hacer y las construcciones de lo efímero. Nadar a contracorriente por el tiempo sin orillas, sopesar en el espacio la luz irrepetible, sentir en el vacío el reflejo del Ojo aluzinado, es Su saber. Crear, es el oficio del Miglior fabbro del parlar eterno, que nadie escucha, pero todo mundo explica, que nadie ve, pero en Él todo nace y expira. El hombre, huérfano de Dios, pedazo de miedo rodeado de nada, ciego bajo la luz, no puede concebir el Cuerpo incesante-mente creándose a Sí mismo. En la cápsula de tiempo en la que estoy metido, imagino cómo sería ser el Ser que se expande por el universo en expansión, el Habitante de cada criatura y cada mundo. El Ojo compasivo, el Ojo consciente-sensible-vivo que todo percibe, todo piensa y todo siente, el Ojo más viejo que el Sol, el Ojo que no se cierra. El Ser de las auroras lúdicas y de las tardes lúcidas, el Ser que sobrevive a la soledad de Sí mismo, el Ser que revela y oculta su Misterio. El Ser, que en el mundo de las criaturas condenadas a muerte, embarga una tristeza sin razón ni límites; el Ser Antiguo, el Ser Último, el Ser Presente, el Cerebro que siente y el Corazón que piensa, el Morador del agujero negro, esa bilis que capta lo mismo al Sol en su cenit que en su nadir, a la abeja en la flor y al quetzal en su extinción. Me pregunto cómo sería ser Él, el Ser de la presente ausencia, el Ser de la Poesía de la existencia, el Ser que mirándose a Sí mismo mira en todo cuerpo y toda cosa la sonrisa infinita de la Luz. solo solo rodeado de soles dios en su infinita melancolía. •
El espacio desde donde la poesía nace y se manifiesta es una constante búsqueda para la voz poética cuyos versos se encienden e iluminan entre el eje del tiempo y las distintas realidades del presente. En este poema que se desprende de La poesía Llama (fce, 2018), Homero Aridjis nos hace cuestionar ¿qué es el Ser que lo contiene todo, que está en la base de todo, del cual brota todo lo que existe? Sólo podemos entreverlo a través de los objetos en los que se manifiesta y hacernos eco suyo por el sentimiento. Además nos permite iniciar la reflexión filosófica.
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adán nombra a las besti as, wi lli am b lake , 1810. b r i dge man i mages_museo de g l a s g o w
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Sapere aude: Atrévete a saber
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n los últimos años se ha hablado de un renovado interés por los temas filosóficos entre jóvenes adultos y mayores. Interés acaso explicable por el deseo de encontrar puntos de mira serenos ante el vértigo de la vida y la incertidumbre del futuro. No sería extraño: la necesidad de filosofar llega en situaciones límite, aquellas que nos colocan solos ante nosotros mismos y ante el mundo. Acaso influya también en este interés el deseo de dialogar sobre “lo que pasa”, para lo cual se requieren miradas que nos ayuden a ver por encima de los acontecimientos, como abarcándolos en gran perspectiva, atalayas que sólo el pensamiento filosófico suele alcanzar. Ponernos en manos de un maestro o de libros en busca de indicios que ordenen nuestro pensamiento, a fin de formar nuestro propio juicio, ya es empezar a filosofar. En filosofía no hay expertos, todos somos principiantes. El pensamiento cuantitativo dominante promueve un conocimiento “libre de valores”, sin reparar en que todo acto de conocimiento verdadero entraña un acto de valor para atravesar la apariencia de las cosas, apariencias tomadas por verdades indiscutibles por muchos. Pensar y manifestar nuestros pensamientos puede hacernos parecer extravagantes, riesgo social que exige valor para asumirlo. Filosofar no es sinónimo de cursar la carrera de filosofía, cuya materia suele ser historia de las ideas filosóficas. Filosofar es la libre actividad del espíritu, abierta a toda persona capaz de articular palabras y hablar sinceramente consigo misma y con los otros. Ocurre hasta en los niños, cuyas preguntas pueden dejar estupefactos a los adultos. La filosofía no se imparte como materia curricular, por más útil que sea su conocimiento histórico, sino que sobreviene como llamado de la existencia propia. Todo filosofar nacido de esta experiencia es original, aunque arribe a las ideas de otros o se apropie de ellas. Nuestro tiempo acucia esta necesidad espiritual, que es búsqueda de orden en el caos, deseo de imprimir sentido a las cosas. Los publicistas del vértigo la presentan como “habilidad competitiva”, como si hablaran por los sofistas de la antigua Grecia. Cierto, el pensamiento filosófico ayuda a razonar y argumentar, mas no por afán “competitivo”. La filosofía no compite, se pone en lugar de la competencia para dialogar, despejar, clarificar, comprender. Filosofar es un fin en sí mismo, ámbito de la libertad humana por excelencia. Esta edición de la Gaceta celebra su colección Filosofía, uno de los mayores tesoros del fce, el catálogo de pensamiento filosófico moderno más completo en Iberoamérica. Gracias a esta colección y otras de humanidades y ciencias sociales, nuestra América empezó a dejar de ser territorio de la “no Ilustración”. Que los tiempos de renovación democrática sean propicios para reproducir y llevar estos libros a todos los rincones. Sin Ilustración, es decir, sin crítica autónoma de los asuntos públicos, toda democracia será frágil. •
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La infinita melancolía de Dios homero aridjis
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El Fondo y sus filósofos dossier
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De Heráclito a Martin Heidegger y Eugen Fink alberto constante
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Disenso. Ensayos sobre estética y política, Jacques Rancière miguel ángel palma benítez
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El “hombre nuevo” ateniense: utopía y realidad alejandro garcía casillas
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Friedrich Kittler, mitógrafo del siglo xx axel rivera
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De la bondad de las Furias arturo velasco reyes
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Dios los hace y ellos se juntan. Y se juntaron adolfo castañón
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José Carreño Carlón Director general del fce Susana López, Socorro Venegas, Octavio Díaz y Juan Carlos Rodríguez Consejo editorial Rocío Martínez Velázquez Editora de La Gaceta Ramón Cota Meza Redacción León Muñoz Santini Arte y diseño Andrea García Flores Formación Ernesto Ramírez Morales Versión para internet Jazmín Pintor Pazos Iconografía Impresora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V. Impresión Suscríbase en www.fondodeculturaeconomica.com ⁄editorial ⁄ laGaceta ⁄ lagaceta@fondodeculturaeconomica.com www.facebook.com ⁄ LaGacetadelFCE La Gaceta es una publicación mensual editada por el Fondo de Cultura Económica, con domicilio en Carretera Picacho-Ajusco 227, Bosques del Pedregal, 14738, Tlalpan, Ciudad de México. Editor responsable: Rocío Martínez Velázquez. Certificado de licitud de título 8635 y de licitud de contenido 6080, expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas el 15 de abril de 1995. La Gaceta es un nombre registrado en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, con el número 04-2001-112210102100, el 22 de noviembre de 2001. Registro postal, Publicación periódica: pp09-0206. Distribuida por el propio Fondo de Cultura Económica. ISSN: 0185-3716 Ilustración de portada: “Alegoría de la paz de Westfalia”, grabado de Václav Hollar, 1648, color digital de Laura Esponda.
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50 años del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes (1968-2018) Dos poemas de Armando Alanís Pulido El eclipse de la muerte robert redeker
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El arte de posponer andrés garcía barrios
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Los tiempos llaman a filosofar. Reseñamos La ira y el perdón de Martha Nussbaum, exploración de la transición de la ira, la venganza y las espirales de violencia a la justicia institucional. Valioso para nuestra renovación democrática. ¶ Incorporamos al mitógrafo Friedrich Kittler a nuestro catálogo con una selección de sus ensayos sobre las relaciones de la tecnología con la mente y las relaciones humanas. Contraintuitivo y plausible, Robert Redeker vuelve sobre la moderna desmesura humana de la aspiración a la inmortalidad, ahora con El eclipse de la muerte. ¶ Lanzamos Disenso, selección de ensayos del filósofo Jacques Rancière: argumentos para radicalizar la diversidad como ocupación de lo político. ¶ Por último, una joya para los lectores de la filosofía del ser: Heráclito, transcripción del último seminario de Martin Heidegger y Eugen Fink sobre este pensador presocrático. Infaltable en toda biblioteca que se respete.
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reseña
De Heráclito a Martin Heidegger y Eugen Fink Última inmersión de Martin Heidegger en el enigmático pensamiento de Heráclito, eco persistente del suyo, reflexión que analiza los andamios metafísicos sobre el significado del ser en los orígenes del pensamiento occidental por vía del ejercicio hermenéutico. Lo lejano nos es próximo. alberto constante
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a filosofía no nace de manera to, “a lo por pensar” dentro de lo pensado ya por súbita y espontánea. La innovación el filósofo justo en el inicio del pensar occidental. está en la cuestión misma del De ahí la variación al ordenamiento previo de Herpensar, y ésta, como dice Eugen mann Diels y Wilhelm Kranz. Fink, “no está de antemano en No es una cuestión menor la que aquí se propualgún lugar como una especie de sieron Heidegger y Fink. Se convoca a la filología tierra de la verdad, a la cual se aunque su tema no es filológico. Heráclito es la pueda tener acceso, no es una cosa que se pueda piedra de toque del encuentro del pensador con lo descubrir ni develar, sino que en su carácter de pensado en el pensamiento y con lo por pensar de cosa y en el modo de acceso que le es propio es la filosofía que se encuentra en ese “ámbito del iniaún oscura para nosotros”. (Todas las citas son cio”. Así, la minuciosa reinterpretación de ciertos del libro reseñado.) A pesar de la oscuridad, este textos del filósofo griego que se ajustan a la preacontecimiento perturba el modo de ser del ser gunta heideggeriana por el sentido del ser y los oríhumano pues no es sólo el cosmos lo que se altera. genes de la metafísica, alcanza sentido. Nace la filosofía y con ella nace una forma nueva de Esta edición del seminario tiene el precedente hablar. de la traducción de Jacobo Muñoz y Salvador Mas, La realidad se piensa de un modo distinto y, por en 1986. A la luz del tiempo transcurrido, las traende, la palabra tiene que ser diferente. La “lengua ducciones van perdiendo lozanía y quedan siempre de Heráclito posee una polisemia interna y una po- en lo que Eco expresaba: “dicen casi lo mismo”, lidimensionalidad tales que no podemos ordenar- pero ese “casi” se aletarga, pierde su cercanía. Las la unívocamente en un sistema referencial cual- traducciones, es inevitable, responden a una époquiera. Es un lenguaje que oscila entre términos ca, hacen guiños a su tiempo; sus cortes de palagnómicos, sentenciosos y de sonoridad ambigua bras dibujan su propio espacio y se conectan a él. y un atrevimiento extremo del pensamiento”. El Por ello es necesario renovar con mayor precisión problema del filósofo es el “del todo” que se le pre- los textos traducidos. La traducción del Fondo de senta ante la consideración de “todos y cada uno”. Cultura Económica ha sido minuciosa, iluminada No en vano es el término con el que empieza este por todo el trabajo de edición de la obra completa seminario dirigido por Heidegger y Fink: “Nuestra de Heidegger, por las discusiones que ha suscitatarea consiste ahora en examinar qué significa, do, por la carga telúrica que puede conllevar una para Heráclito, tà pánta. Queda abierta la pregun- palabra destinada a iluminar nuestro tiempo. El ta de en qué medida era ya posible para él una dife- trabajo del traductor Raúl Torres Martínez y del renciación entre ‘todo’ en el sentido de la suma de revisor Ángel Xolocotzi Yáñez es impecable, vaindividuos y ‘todo’ en el significado de una totalidad lioso para determinar en qué sentido ha cambiaabarcadora”. El problema es si hay “un todo” que do el rumbo de un pensar, que es como descubrir resuelva y envuelva la diversidad y la pluralidad y nuestro propio origen, eso que somos y por lo que que explique el cada uno. somos. El seminario sobre Heráclito de 1966-1967 fue En este texto descubrimos algo que se perdió: el último trabajo que emprendió Heidegger como lo trágico, lo agónico, lo lúdico y acaso algo más. catedrático de la Universidad de Friburgo. Con- Nietzsche dixit. Heidegger estaba al tanto de todo ducido por él y por Eugen Fink, fue publicado por este desvío, de este giro del pensamiento griego arprimera vez en 1970 por la editorial Vittorio Klos- caico. Por ello, ya en anteriores seminarios había termann. Con este curso sellaba toda una etapa realizado diferentes excursus en la materia, donde de su existencia donde no sólo había sido docente el lógos es la palabra primordial del pensamiento sino también rector. Este seminario es, en rigor, el heracliteano, lógos entendido como el modo de ser tercero que llevó a cabo sobre el mismo pensador. del hombre, aquello por lo que éste se revela a sí Hubo dos anteriores que dictó entre 1943 y 1944. mismo y a los otros, al tiempo que desvela su proDiré que en los tres seminarios se trató pio ser, que incluye la posibilidad de la de la radicalidad del pensamiento pues lo apertura, del descubrimiento o desoculque se quiere escuchar es el Prinzip y el tamiento (alétheia) del ente en general en Anfang de la filosofía. Heidegger lee enel horizonte de la verdad. tonces los escritos heracliteanos con otra Porque la verdad teórica, dice Heidemirada para despertar y convocar ese gger, ha determinado las representaciosentido inscrito en las “citas de un texto” nes habituales de la verdad entendida de Heráclito que no aparece. Heidegger como correspondencia (adaequatio). lee a la Grecia de Heráclito. Pero una vez que se pone de relieve la inEn esa lectura se buscó un reordenasuficiencia de la teoría, de la verdad de la Heráclito miento de los pasajes heracliteanos melógica se pasa a la interpretación de los Seminario diante un ejercicio de pensamiento que textos heracliteanos. A esta altura puedel semestre de diera otra visión mucho más comprensi- invierno 1966-1967 de plantearse la cuestión de si estas inva del pensamiento de Heráclito: ejercer terpretaciones heideggerianas no han de martin heidegger un acto de pensamiento frente a lo que considerarse sencillamente arbitrarias. y eugen fink da qué pensar, quizá a lo no pensado en Éstas han de ser un diálogo con lo dicho fce, méxico, 2017 el pensamiento. La confrontación heidey, en tanto diálogo, se torna infecundo ggeriana a lo que alude es a desentrañar si meramente se instala en lo inmediamás que lo no pensado en el pensamientamente hablado. Toda la historia del
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de talle de herá cli to. rub e ns, 1636. museo de l p rado
pensamiento es para Heidegger sólo un conjunto de utensilios disponibles para desplegar su propio pensamiento, para pensar lo no pensado, pero, sobre todo, una reflexión sobre los pensamientos ya pensados por los griegos arcaicos, entre ellos Heráclito. Heidegger es claro cuando expresa al final del seminario que “La miseria de toda la interpretación de Heráclito debe verse […] en el hecho de que lo que llamamos fragmentos no son fragmentos, sino citas de un texto al que no pertenecen”. Los griegos “significan un tremendo desafío”, señala Fink. Heidegger nos dice que el reto de los griegos consiste en la sospecha de que su pensamiento se encuentra determinado por algo impensado, que acaso sólo pueda mostrarse a nuestra mirada y que también nos determina. Heidegger intenta una interpretación pensada como una posible respuesta a lo que Heráclito vio con el pensamiento, aquello que guarece como reserva en cada una de sus palabras esenciales. El desafío de integrar a los griegos a un mundo conceptual radica “en el hecho de que, en el curso de la historia del pensamiento, hemos llegado a un final en el que la riqueza de la tradición se nos ha vuelto cuestionable. Nuestra pregunta es si, en una nueva vuelta a lo que los griegos han pensado, podríamos enfrentar el mundo griego con nuestra nueva experiencia del ser. Debemos preguntarnos si tenemos ya la experiencia del ser sin la impronta de la metafísica”. La interpretación heideggeriana es necesariamente violenta, pero su violencia, lejos de confundirse con la arbitrariedad, es lo que le permite ser auténticamente fiel. La experiencia del ser sin el concurso de la metafísica es precisamente lo que abrirá en otros textos lo por venir, los futuros, el “otro comienzo”. Toda interpretación limitada a repasar lo que se ha dicho o pensado expresamente se condena desde un principio a repetirse. Alcanzar a comprender a los filósofos arcaicos es ese intento de comprender al ser fuera del ámbito de la metafísica. Heidegger propone que esto impensado en la filosofía griega es la alétheia: “Sobre la alétheia como alétheia no figura nada en toda la filosofía griega”. La alétheia, como estado de no oculto, va en dirección de lo que es la iluminación (Lichtung). Iluminación quiere decir: despejar, alzar anclar, roturar. Esto no significa que allí donde la luminosidad ilumina sea claro. Lo iluminado es lo libre, “lo abierto” y, a la vez, lo clareado de algo que se oculta. No debemos entender la iluminación a partir de la luz, sino a partir de lo griego. Sólo en la iluminación pueden encontrar su lugar la luz y el fuego. Lo oscuro carece, ciertamente, de luz, pero no por ello deja de estar iluminado. Nuestra tarea, nos dice Heidegger, es experimentar el estado de no-oculto (Unverborgenheit) como iluminación (Lichtung). Esto es lo impensado en lo pensado de toda la historia del pensamiento occidental. En Hegel operaba la necesidad de satisfacer lo pensado. Para nosotros, lo dominante, en cambio, es el imperioso latido de lo impensado en lo pensado, la fuerza que nos lleva del primero al segundo. •
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Disenso. Ensayos sobre estética y política, Jacques Rancière Enriquecemos nuestra colección Filosofía con este conjunto de ensayos del desafiante filósofo francés, bien recibido por los lectores en muchas partes del mundo. Apuesta por la proliferación y radicalización de lo diverso como instaurador de igualdad. miguel ángel palma benítez
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a obra de Jacques Rancière (Argel, 1940) es una de las más ricas y variadas de la filosofía contemporánea. Desde mediados de la década de 1960 sus artículos y ensayos han explorado territorios tan diversos como el pensamiento obrero, la emancipación intelectual, la aparición de la literatura o los alcances del cine. Esa misma variedad de inquietudes es la que ha suscitado la admiración y el interés de sus lectores. Ya en 1994 Hayden White señalaba que Los nombres de la historia (1992) era mucho menos un ensayo sobre el discurso histórico, como su título sugería, que una reflexión sobre la ciencia, la política y la literatura a partes iguales. Algo semejante podría decirse de Disenso: sus páginas abren un diálogo con otros pensadores contemporáneos, pero van más allá de la reflexión filosófica para ofrecer una lectura de la política y la estética “estimulante y provocadora”, como la ha calificado, con justicia, Steven Corcoran en el ensayo que abre esta compilación. Disenso no sólo sintetiza los temas que ocuparon la obra de Rancière desde la publicación de Aux bords du politique (1990) hasta la aparición de El espectador emancipado (2009), sino que refleja, además, las formas en que esa misma obra ha sido dada a conocer: el ensayo y, no menos importante, la entrevista. Si Rancière es uno de los filósofos menos reticentes a dialogar con sus lectores —jóvenes en buena medida—, sus entrevistas resultan a menudo lúcidas e inspiradoras, una suerte de complemento a las reflexiones vertidas en ensayos cuyo rasgo distintivo es la densidad. En Disenso convergen ambas formas de exposición. No sólo eso: mientras que algunos de sus textos pueden leerse como breves introducciones a los problemas que Rancière desarrolla ampliamente en
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El desacuerdo. Política y filosofía (1995) y El reparto de lo sensible (2000), otros anticipan las inquietudes exploradas en Aisthesis. Escenas del régimen estético del arte (2011) o Les Bords de la fiction (2017), por citar sólo un puñado de ejemplos. El título de la presente compilación es, al mismo tiempo, su elemento central. En su sentido más amplio, el disenso puede entenderse como un desafío a lo que Rancière llama la lógica “policial”. Tal lógica no determina lo que está permitido o no, sino la manera en que se divide a la comunidad a partir de “títulos”, lugares y capacidades específicas. Así, esta lógica dicta que existen algunos individuos que gobiernan sobre los demás “porque son más viejos, más sabios o más ricos”; individuos dotados de cualidades superiores que les permiten apreciar una obra artística, o crearla, e individuos que, al carecer de esa sensibilidad, sólo pueden aspirar a vivir una vida orientada al trabajo y la supervivencia. Rancière pone en tela de juicio esta lógica a partir de dos distinciones conceptuales bien conocidas: la que opone la política a la policía, ampliamente tratada en los ocho ensayos de la primera parte de Disenso, y la que confronta el régimen estético al régimen representativo del arte, que se desarrolla en los cinco ensayos que integran la segunda parte. Además de cuestionar así los lugares y las identidades que se le han asignado tanto a la política como al arte, Rancière aboga por entender ambos territorios como formas opuestas al consenso y a las nociones jerárquicas de la comunidad y de lo sensible. Abundaré brevemente en este punto. Si el orden “normal” de las cosas dicta que las comunidades se agrupan “bajo el dominio de quienes están calificados para gobernar” —núcleo de las sociedades consensuales que, en su más pura expresión, no se cimientan en la protección de los individuos, sino en la gestión de la inseguridad—, para Rancière la po-
lítica comienza con las acciones que trastocan ese orden. La política, dice, “comienza cuando aquellos que están destinados a permanecer en el territorio doméstico e invisible del trabajo y la reproducción, que se les impide hacer ‘algo más’, toman el tiempo que ‘no tienen’ para afirmar que pertenecen a un mundo común”. Y al tomarse el tiempo que, en la lógica policial, no tienen o no deberían tener, esos individuos sin títulos ni voz ejercen la capacidad fundamental de los sujetos políticos: crear “escenarios de disenso”. Para utilizar la imagen que el mismo Rancière evoca en las “Diez tesis sobre la política”: si la policía se encarga de recordarle a los individuos una y otra vez que la calle es sólo un espacio de circulación, la política consiste en convertir ese espacio de circulación en el escenario para la aparición de un sujeto: el pueblo, los obreros, las minorías. Al igual que la política, en sus orígenes el arte representa una ruptura con el orden normal de las cosas, aunque para Rancière esos orígenes se remontan a finales del siglo xviii. Esto no significa que entonces no existieran diversos tipos de artes: existían y unas cuantas ocupaban además un lugar privilegiado de acuerdo con la división jerárquica de la comunidad: las bellas artes, herederas de las artes liberales, se diferenciaban de las artes mecánicas en que eran una suerte de pasatiempo de los hombres libres, hombres cuya misma calidad “debía alejarse de la búsqueda de una perfección excesiva en trabajos materiales que un artesano o un esclavo podían completar”.1 Esta jerarquía, que Rancière identifica con el régimen representativo, es la que cuestionó el régimen estético del arte. No se trata de un cambio en la manera de crear arte en dos épocas distintas, sino de una oposición entre dos lógicas: “Estético”, aclara Rancière, “indica la suspensión de
toda relación determinada que relacione la producción de las formas del arte y una función social específica”. Así, en el régimen estético las obras artísticas rompen, por una parte, con las leyes y la sensibilidad que se les atribuían en el régimen representativo; por otra, eliminan la noción de una humanidad estructurada por la distinción entre seres humanos de “sentimientos vulgares” y seres humanos de “sentimientos refinados”. El surgimiento de la literatura puede leerse también como una consecuencia de esa revolución estética. La literatura comenzó a hacer política precisamente desde que su autor dejó de ser el hombre refinado y comenzó a ser cualquiera; más aún: desde que sus protagonistas empezaron a ser esos hombres y mujeres pobres que, hasta entonces, tenían un lugar secundario en el arte de escribir: cuando Julien Sorel o Madame Bovary aparecieron en la novela realista como seres humanos capaces de experimentar pensamientos y sentimientos elevados. Con su visión de la política y el arte, Rancière defiende, finalmente, la igualdad: igualdad de las inteligencias e igualdad de las sensibilidades. Se trata de una defensa que va de la mano con su manera de entender la práctica filosófica y también su propia obra. Rancière aboga por una filosofía que rechace las distinciones entre disciplinas y se asuma como una actividad accidental más que necesaria: una actividad “que, como la política y el arte, bien podría no haber existido”. Por lo mismo, podría decirse sin exagerar que su obra no se dirige a un lector en específico, sino a cualquier lector interesado en pensar y criticar las divisiones instauradas en nuestras sociedades. •
1 Jacque Rancière Aisthesis Scènes du régime esthétique de l'art, Galilée, París, 2011, pp. 9-10.
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El “hombre nuevo” ateniense: utopía y realidad Anunciamos la publicación de esta erudita y grácil narración histórica sobre la oposición a la República de Platón en su propio tiempo, principalmente por Aristófanes. Valora el papel político y filosófico de la comedia y el arte en general frente a los sistemas utópicosde pensamiento y de organización política. alejandro garcía casillas
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s fácil hablar mundo griego y sus fuentes, buscan sobre la grandeza retomar aquellos datos y noticias de la Atenas que a veces omitimos, con el fin de clásica y repetir traer a la luz otras facetas y dimenad nauseam que siones de los antiguos. fue el semillero Luciano Canfora se encuentra en de los más la primera fila de estos pensadoelevados productos culturales y res. Así lo demuestra en su libro La políticos de Occidente. Ciertamente crisis de la Utopía, donde resalta una es irresistible dar un pintoresco cuestión fundamental para devolver paseo a través de sus innumerables a los antiguos su condición humana: templos de reluciente mármol en el siglo iv a.C., cuando todavía pentélico, contemplar sus le quedan varias décadas de vida expresivas esculturas, detenerse a la democracia ateniense y a sus en los pórticos de los gimnasios, instituciones, comienzan a plantearasistir al teatro, contemplar los se y discutirse múltiples proyectos locuaces tribunales o escalar hacia utópicos que captaron la atención de la popular colina de la Pnyx. Todos la vida pública de la ciudad. Dicho de estos elementos e imágenes que otra forma, la primera mitad de ese han ocupado un lugar preeminente siglo se caracterizaría por un interés dentro de la tradición occidental han generalizado en la querella por cómo hecho que la democracia ateniense construir un “hombre nuevo” en su sea considerada un modelo de sociedad, discusión que desbordaría grandeza social, política y cultural los límites de las calles y llegaría a al que se puede acudir en búsqueda apoderarse de otros espacios públide inspiración. cos como el teatro. Este retrato, que conlleva un Tal hecho, tan evidente que pasa mensaje excesivamente idealista de inadvertido, nos deja ver que la AteGrecia, se transmite con prodiganas clásica no fue ninguna sociedad lidad en las sociedades actuales y ideal, sino que en ella predominaba nos hace hablar de los clásicos, tal la conciencia de que había un malescomo señala Salvatore Settis, “de un tar social crónico que demandaba modo cada vez más esclerotizado, un alivio urgente. En efecto, cuando convencional y muerto”.1 (El futuro el primer imperio ateniense desapade lo clásico, Abada, Madrid, 2004). reció con la derrota de la Guerra del De hecho, este endurecimiento de Peloponeso en el 404 a.C., el connuestra comprensión o simplemente flicto social se intensificó y llegaron de nuestro hablar sobre ellos nos ha años ríspidos, intratables para sus llevado en ocasiones a ver su mundo ciudadanos. Estos años marcados como un lugar utópico donpor la derrota fueron de reinaron la democracia, testigos de cómo Atenas las ciencias y las artes. perdía el imperio que había Este velo de idealidad construido con sus aliados entre nosotros y ellos y, junto con ello, se veía se ve comprometido tan privada de una gran fuente pronto profundizamos en de ingresos que había pernuestro conocimiento de mitido traer bonanza a sus su historia y su cultura. ciudadanos. Para esto no hay nada más Esta incomodidad La crisis aconsejable que acercarsocial, tal como lo hace de la utopía nos a aquellos autores que, notar oportunamente Aristófanes contra Platón insatisfechos con lo que se Canfora, quedó registrada ha dicho y dotados de un y retratada en numerosos luciano canfora profundo conocimiento del casos literarios en los que fce, méxico, 2018 sus escritores buscaron una salida al problema: Jenofonte acudió a la 1 Salvatore Settis, El futuro de lo clásico, Abada, Madrid, 2004, p. 11. idealización del modelo de
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Licurgo con su Constitución de los lacedemonios y, cuando el primer intento por revitalizar el imperio fracasó, propuso una nueva solución de tipo político-económica en Los ingresos; Isócrates también planteó en su Panegírico cómo dar continuidad al primer imperio ateniense; y Demóstenes, primero en su Sobre las sinmorías y después en su Sobre la organización financiera, buscó la manera de alcanzar la paz social y superar el egoísmo de clases. De entre todas estas propuestas, sin embargo, la más radical y de mayor envergadura fue la del proyecto palingenésico platónico. En efecto, el panorama descrito lleva a Platón a crear su República, obra en la que aceptó el desafío audaz de “proponer nuevamente planes dirigidos a la construcción del ‘hombre nuevo’ y atacar explícitamente los inevitables desvíos y degeneraciones del ‘hombre democrático’”, según señala Canfora. El resultado de todo esto es ya bien sabido, Platón da vida a su Kallipolis, la cual se vuelve el primer proyecto utópico de la historia presentado con detalle. Se trata, además, como bien lo analiza Canfora, de una propuesta que tuvo un gran impacto entre ciudadanos y que despertó muchas discusiones no sólo entre los círculos filosóficos, sino también fuera de ellos. De hecho, la primera gran polémica que desatarían las propuestas del “Estado ideal” platónico no provendría de algún heredero del ambiente postsocrático, sino de la escena cómica. Canfora precisa con gran erudición cómo en el teatro abundan las críticas mordaces a la propuesta del “hombre nuevo” platónico. De entre todas ellas, hay al menos dos comedias cuyo argumento se construye en su totalidad a partir de lo esbozado por el filósofo en la parte nuclear de su obra. Una, Las soldados de Teopompo, se conserva fragmentariamente; la otra, conservada de manera íntegra, es Las asambleístas de Aristófanes. En ambas obras se adopta una de las propuestas platónicas (la militarización de las mujeres en el caso de Teopompo y la comunidad de muje-
res e hijos en la de Aristófanes), se le pone en escena y se exageran sus consecuencias hasta los límites de lo grotesco. Lo cómico emerge al ver lo ridículo que es la puesta en práctica de las ideas promovidas por Platón. Si el teatro es una manera de mostrar la realidad, estas comedias ayudaron a sus espectadores a vivir el proyecto de Platón y descubrir mediante ellas su inoperatividad. Al inicio de su libro, Canfora advierte: “El punto auténticamente genial de la comedia consiste precisamente en poner en crisis la construcción platónica, al mostrarla como impracticable cuando es transferida (además en observancia de una estricta consecuencialidad) a las manos de las mujeres”. Frente a todo esto basta decir que La crisis de la utopía —escrito con la lucidez y la profusa documentación característica del filólogo italiano— brinda al lector la posibilidad de comprender un conjunto de obras griegas del siglo iv no sólo a partir de su análisis interno, sino como parte de una discusión social más amplia que surgió a raíz de los conflictos que explotaron en Atenas tras la caída del primer imperio. Tras la lectura de Canfora, por ejemplo, la República de Platón se posiciona más allá de la aparente ingenuidad idealista de sus propuestas y se muestra como parte de un movimiento social generalizado que busca engendrar un “hombre nuevo” que los aleje de su situación actual. Así, sin perder su valía, la voz de Platón se vuelve una más en tiempos donde el griterío resonaba en múltiples direcciones. Para concluir, después de ver la situación conflictiva que vivieron los griegos durante varios años de democracia —justo aquella época que ha llegado a ser tan idealizada que casi se ha vuelto mítica— y constatar que la utopía resulta ser una confesión de esta crisis colectiva, no queda más que preguntarse: ¿este contexto priva de su valor a la utopía?, ¿acaso los fracasos matan la utopía, o ésta sigue siendo una necesidad, más allá de su naufragio? •
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Friedrich Kittler, mitógrafo del siglo xx La verdad del mundo técnico.. a Ensayos para una genealogía culos del presente, contiene 23 artículos y abarcan un recorrido de 30 años de trayectoria intelectual. Ellos muestran a un pensadorr ecléctico e innovador, pero guroso. al mismo tiempo erudito y riguroso. axel rivera
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saiah Berlin dividió a los pensadores en zorros y erizos. Los primeros saben muchas cosas; los últimos saben mucho de una sola cosa. Con Friedrich A. Kittler tales caracterizaciones son insuficientes. Por su materia, Kittler, uno de los mejores “mitógrafos” del siglo xx, sería un zorro, pero con profundidad impactante en cada tema que toca: desde la literatura del romanticismo alemán, la teoría musical —partiendo de Wagner hasta el rock de los años 70—, el psicoanálisis, la tecnología, el mundo griego clásico, hasta sus interpretaciones polémicas de la historia de la filosofía. No encuentro mejor concepto para definirlo que el acuñado por Hans Ulrich Gumbrecht en el epílogo con que cierra este grandioso libro: mitógrafo. Con tal concepto busca enfatizar la originalidad de nuestro autor, caracterizada por su alejamiento de los estándares académicos. Kittler, como todo verdadero pensador, mantiene una sana distancia frente a las interpretaciones canónicas de la filosofía y frente a cualquier canon. Ello hace que sus tesis sean polémicas y provocadoras. Gumbrecht recuerda que éstas “podían ser contraintuitivas, pero a la vez altamente plausibles”. Por ello creo que la mitografía no debe verse como mera invención; es reflejo de la actividad de un pensamiento profundo. Algo semejante se observa en los planteamientos de Heidegger, a quien se le reprocha la falta de rigor en la traducción e interpretación de ciertos conceptos. Eso mismo ocurre con algunas propuestos de Kittler, cuyos críticos han señalado su vena tendenciosa. Sin embargo, también es cierto que Kittler y Heidegger, alcanzan sus fases más notables al separarse de lo dicho comúnmente, cuando su originalidad y profundidad desplazan a la anquilosada dogmática filosófica. Mientras que los filósofos dogmáticos se limitan a repetir lo dicho por otros, los pensadores como Kittler no intentan repetir sino profundizar en lo real y, cuando es sumamente necesario, crear, configurar conceptos donde acontezca la verdad. Es claro que dicho movimiento suele no coincidir con la dogmática filosófica. La mitografía, por tanto, puede verse como un movimiento de creación que no busca defender interpretaciones, sino aproximarse al núcleo de los fenómenos. A pesar de los múltiples intereses de nuestro mitógrafo, podría decirse que sus reflexiones giran en torno a tres ejes: el antihumanismo, la tecnología y la importancia de los discursos en la configuración de lo real. Todos se centran en investigar una genealogía del presente y en encon-
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trar los núcleos de inteligibilidad para el mundo artículos compilados aquí: “El dios de los oídos” y actual. Siguiendo una clave hermenéutica pro- “Flechsig, Schreber y Freud. Una red informativa puesta por Foucault, Kittler se enfoca en el estudio del cambio de siglo”. En ellos Kittler hace un sede una ontología del presente, es decir, dilucida y rio cuestionamiento a todo marco conceptual que saca a la luz las estructuras y mecanismos de po- pretenda afirmar que la conciencia, el inconsciender que configuran el mundo actual; de allí su in- te, la locura u otros términos psicológicos hagan terés por los discursos, estructuras anónimas que referencia a algo más allá o distinto de la mateeliminan la referencia al sujeto, a la voluntad o a rialidad. Al analizar algunos versos de la canción cualquier concepto que haga referencia a una ins- “Brain Damage” de Pink Floyd, que dice: “The lutancia capaz de inscribirse en lo que se denunció natic is in my head. The lunatic is in my head…” como metafísica de la subjetividad en el siglo xx. Kittler plantea que la locura allí expresada se debe Por ejemplo, en el artículo que abre este libro, “El a la conjugación de un desarrollo tecnológico, el poeta, la madre y el niño. Hacia una invención ro- sintetizador, porque gracias a él, Syd Barret pudo mántica de la sexualidad”, Kittler aborda el tema mezclar un sinfín de sonidos que se hallan en el de la conformación de la sociedad burguesa. Ella trasfondo de las canciones de Pink Floyd. La locura surge al decaer el código del clan a favor de una de la que allí se habla, por tanto, no sería un déficit recodificación a partir de la familia, donde el pa- psicológico, sino un efecto de la materialización de dre pasa a tener un rol secundario mientras que la la condensación del sonido producido por el auge madre se convierte en el núcleo que configura nue- del sintetizador. Kittler afirma: “La cabeza, no sólo vas relaciones sociales, con lo que nace una nueva como asentamiento metafórico del llamado pensa“inscripción de normas conyugales”. Kittler, por miento, sino como central nerviosa, se vuelve una lo tanto, señala que la sociedad burguesa nace me- con la información que le llega […] con el sonido”. diante una reconfiguración de lo social donde la O también que “la tecnología electrónica recupera madre cobra un papel protagónico. Lo interesante finalmente los presentimientos que desde tiempos del método kittleriano es el planteamiento de tal inmemoriales conectaban el cerebro loco de los lurecodificación a partir de textos del romanticismo náticos con la luna y las estrellas”. alemán, en los que “la sexualidad opera dentro de En el artículo “Flechsig, Schreber y Freud. Una una maquinaria que hace hablar a los cuerpos y red informativa del cambio de siglo”, Kittler delos introduce en una nueva organización de poder muestra nuevamente su interés por analizar la loy conocimiento […] (donde) el concepto de sexuali- cura desde una perspectiva materialista: “Hoy se dad […] relaciona los cuerpos con una fuerza pro- ha olvidado completamente que Freud estaba deductiva que los precede y es a su vez derivable de cidido a ‘erigir la psicología sobre bases parecidas ellos”. De acuerdo con Kittler, los cambios sociales a cualquier otra ciencia natural’ […] presuponía no surgen de las decisiones conscientes de los su- los hallazgos de las ciencias naturales […] en parjetos, sino de una rearticulación discurticular una fisiología del cerebro”. Allí siva y ella se lee en múltiples manifestapuede verse el núcleo filosófico esencial ciones culturales. del pensamiento de Kittler, una ontología Esto último podría dejarnos vislummaterialista que sirva como gozne de dibrar otro de los intereses fundamentaversos temas, lo cual le permite concenles de Kittler: la fundamentación de una trarse en los aspectos objetivos al analiontología monista-materialista, basazar todo aquello que tradicionalmente se da en acontecimientos no subjetivos, y ha definido como lo humano. • la afirmación de que la subjetividad no es origen sino producto del traslape de La verdad múltiples ámbitos discursivos. Tal endel mundo foque teórico recorre todos los ensayos técnico Ensayos para una de este libro y podría decirse que es el genealogía del trasfondo de su lectura del romanticispresente mo alemán, del psicoanálisis e incluso friedrich a. kittler de la tecnología, pues Kittler siempre buscó atajar cualquier dualismo metafífce, méxico, 2017 sico. Ejemplo de ello se nota en su explicación del fenómeno de la locura en dos
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reseña
De la bondad de las Furias La larga transición de la ira y la venganza a la justicia y el perdón, desde la antigüedad ráneo, griega hasta el mundo contemporáneo, flexiones es explorada en este libro. Sus refl tienen valor universal actual. arturo velasco reyes
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on las 8 de la ussbaum la justicia y el amor. Nussbaum mañana de un no habla, entonces, de emociones lunes cuando, de fijas e inmutables. Al contrario, pronto, ocurre argumenta que diversas culturas algo glorioso: un y religiones han desarrollado asiento se libera distintos modos de manifestar su justo a tu lado en el enojo y de perdonar a su agresor. Sistema de Transporte Colectivo La autora explora esta emoción de la Ciudad de México. Pero antes en las tres grandes tradiciones de que puedas dar un paso, sientes de la civilización occidental: la el empujón violento de algún antigüedad clásica, el judaísmo y individuo enloquecido por la idea de el cristianismo, mostrando cómo sentarse y, tras haberte aplastado las ideas y la religiosidad de antaño sin consideración alguna, se posa se manifiestan aún en nuestras en el lugar que te correspondía por formas actuales de expresar ira y de obra del destino. Sientes la sangre dar nuestro perdón. Discurriendo correr por tus mejillas, un fuego en los territorios característicos invadir todo tu rostro. La ira se toda su obra —el pensamiento apodera de ti. grecolatino, la filosofía política, las No podemos evitarlo. La ira es emociones humanas y la ética— una reacción natural y cotidiana y, Nussbaum defiende su creencia como tal, ha de hacernos compañía en la posibilidad de transformar a lo largo de la vida. Se esconde en la ira y el perdón vindicativos y todas partes, lista para abalanzarse fundamentalmente religiosos en sobre nosotros, en las calles y la emociones enfocadas en la sociedad, casa, en la escuela y el trabajo. el bienestar común y la justicia. Sus avatares están representados La idea de la posibilidad de desde la antigüedad clásica en esta transformación no data de personajes tan célebres como épocas recientes. De acuerdo Medea, Electra o Eneas. Llama la con Esquilo, las Furias, diosas atención, no obstante, que desde de la venganza, implacables y aquellos tiempos las consecuencias aterradoras, terminaron por de la ira pueden ser tan fatales (la convertirse en las Euménides venganza de Medea) como heroicas (las benévolas) para beneficio (la muerte de Turno a manos de del Estado a petición de la diosa Eneas). Por ello, cuando pareciera Atenea. Así, en lugar de eliminar que la sociedad actual fomenta las la cólera vengativa, Atenea hace actitudes iracundas al relacionar la de ella algo constructivo. La ira ira con el poder y la dignidad (pues y la venganza no desaparecen, no faltan aquellos que pelearían sino que se transforman en a muerte por un asiento instrumentos de justicia que, en su imaginario, social. Del mismo modo, les corresponde), cabe Nussbaum subordina preguntarnos en qué casos la ira a la justicia y al esta emoción es motor, no bienestar común, sin obstáculo, en el camino voltear hacia un pasado hacia el bienestar común. inalterable, sino enfocada Partiendo de este en la posibilidad de cuestionamiento, la filósofa construir un mejor Martha Nussbaum escribe futuro. Propone, pues, La ira y el perdón La ira y el perdón, donde una ira reflexiva y Resentimiento, analiza los elementos moderada, de la mano generosidad, justicia característicos de estas con un perdón sincero, emociones en Occidente libre de narcicismo, del martha nussbaum para comprender dogma religioso y de un fce, méxico, 2018 mejor su papel en la afán de beneficio propio, civilización y su relación aptos para la búsqueda con algunos valores del bienestar común de humanos: la generosidad, una sociedad.
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Con un estilo fluido y simple, Nussbaum no sólo se abstrae en ideas y teorías, sino que se concentra en el ser humano: ilustra con ejemplos que extrae de la literatura, de la música, del cine, de la historia y de sus propias experiencias, y busca crear un lazo directo con sus lectores. Para lograrlo, Nussbaum procura abarcar la ira en todos los círculos del individuo: la ira en el núcleo familiar, en las relaciones de pareja, en el ámbito laboral, en la esfera política e, inclusive, en lo personal, o sea, la ira contra uno mismo. Este rasgo humano es explorado por la autora en diversos casos históricos, literarios y mitológicos, de modo que el lector puede encontrar alguno que se acomode a su propia experiencia. Su acercamiento al lector evidencia su intención: La ira y el perdón surge de una auténtica preocupación por la ira enloquecida, capaz de nublar los pensamientos y de volvernos bestias salvajes. Pero Nussbaum no disuade de la ira. Más que limitar, su estudio diversifica nuestra manera de comprender esta emoción. Por ejemplo, es notoria la presencia de la ira en el discurso I have a dream de Martin Luther King, mas no se percibe en él una incitación a la violencia, sino una clara indignación; asimismo, Nelson Mandela admitió haber trabajado en su naturaleza iracunda durante sus 27 años de aprisionamiento, experiencia que se manifestó en su gobierno revolucionario de conciliación y paz que puso fin al régimen del apartheid en Sudáfrica. Diferente es el caso de Gandhi, quien se resistía a la ira para concentrarse en la paz y el amor como las bases del movimiento independentista de India. Más allá de sus diferencias, los tres coinciden en que derriban el paradigma de la ira vengativa, lo exhiben como una idea contraproducente para el bien futuro y oponen a él una actitud ejemplar ante las injusticias. Recordemos que la transformación de las Furias
de talle de el remord i mi ento d e orestes. wi lli am-adolp he b ougue r e au, 186 2 .
en Euménides no fue sencilla. Requirió de la intervención de Atenea, diosa de la sabiduría y la justicia. Del mismo modo, para nosotros, transformar nuestra manera de concebir la ira y el perdón implica un proceso largo, pues ambos han quedado sumamente arraigados en nuestra sociedad. Sin embargo, dicha transformación es posible por medio de la reflexión y la voluntad. Por ello, en La ira y el perdón, Nussbaum instruye a su lector, lo guía a lo largo de sus reflexiones para llevarlo a encarar sus emociones con madurez. A esta intención didáctica se deben los diversos ejemplos que sustentan su teoría, su enfoque práctico, su lenguaje simple. El resultado no es una teoría fría e intelectual difícilmente comprensible, sino un diálogo sincero con el lector, a la vez que un estudio de rigor científico y vasta documentación. Se trata de una obra de gran profundidad que no exige conocimientos previos de literatura o filosofía para satisfacer a sus lectores: así como la ira, es universal. La capacidad de Nussbaum de poner en palabras simples un estudio tan complejo es, probablemente, el mayor mérito de esta obra, pues la dota de un valor no sólo filosófico, sino literario, social y mayormente humano. Así como el mito de las Furias, La ira y el perdón hace ver a sus lectores que el bienestar social se funda en la justicia y no en el castigo. Por ello es acertada la nota final de Martha Nussbaum al aseverar que, en un mundo lleno de odio, de violencia y de injusticia, tan sólo el camino del amor y la generosidad puede conducirnos a la paz. •
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I ¿Cuál es el significado espiritual de Alfonso Reyes para la literatura mexicana e hispanoamericana? ¿Cuál es el significado espiritual de José Luis Martínez para las letras? ¿Qué significa la publicación de las cartas que aquí se saludan? ¿Son algo más que una canasta de intercambios editoriales? ¿Qué significa el hecho de que se publiquen y de que se presenten? Alfonso Reyes representa un modelo del hombre de letras, un concepto de lo que significa en un país como México la vocación y la responsabilidad del letrado. Martínez, a su vez, aparece ante nuestra mirada como la figura sensible y sensitiva del que supo reconocer desde muy temprana edad lo que Reyes significaba como portador de un deseo de saber y de conocer respetuoso de la concordia y de la convivencia. Lo que surge a cada paso de este intercambio de cartas cumplido a lo largo de los años es precisamente ese oficio del reconocimiento —e insistiría yo del mutuo reconocimiento— en consecuencia, en estas cartas aflora la reciprocidad, es decir la amistad... la amistad a través y por las letras. Amistad literaria… El significado espiritual de la obra y persona de Alfonso Reyes en la cultura hispánica e hispanoamericana tiene dos estribaciones: de un lado, encarna la vocación de y hacia lo universal (del helenismo a Goethe, de la teoría literaria a una idea ética y política de la cultura, de la curiosidad enciclopédica a la experiencia de la conversación), del otro, representa una idea de reconciliación y concordia. A José Luis Martínez no se le escaparon estos rasgos y él mismo a su vez los simboliza y representa. II Alfonso Reyes recibió a los jóvenes Leopoldo Zea, José Luis Martínez y Jorge González Durán en 1939. Lo fueron a visitar aconsejados por Mario de la Cueva y Enrique Díez-Canedo para pedirle un título para la revista que él les bautizaría con el lema Tierra Nueva (1940-1942), la afortunada y ambigua expresión podía valer igual para las tierras descubiertas por los conquistadores que para el humus recién creado por la Revolución mexicana y sus instituciones. El autor de Visión de Anáhuac, quien a la sazón tenía 50 años, llevaba apenas unos cuantos meses de haberse establecido en México definitivamente, luego de un largo periplo de varios lustros fuera del país. Traía preñados los baúles de manuscritos y de libros publicados o a medio publicar en ediciones corrientes, lujosas, privadas y de tiraje limitado y a veces confidenciales. En realidad la impresión de sus últimos libros importantes se remontaba a años atrás, como es el caso de Pausa (1926), Cuestiones gongorinas (1927) o Tren de ondas (1932). En 1937 había publicado Vísperas de España y acababa de lanzar, en 1939, la primera serie de sus Capítulos de Literatura Española, publicados por la Casa de España y El Colegio de México. En 1954 Emilio Uranga se encontraría en la biblioteca de la Universidad de Colonia estos libros: los únicos que había de un
Dios los hace y ellos se juntan. Y se juntaron Correspondencia entre escritores que fueron también grandes promotores de la creación, preservación, orden y difusión de la literatura como misión civilizadora, y en cuyos afanes cotidianos cobran cuerpo y forma la tradición de las letras y la amistad. adolfo castañón Alfonso Reyes / José Luis Martínez. Una amistad literaria. Correspondencia 1942-1959. Edición de Rodrigo Martínez Baracs y María Guadalupe Ramírez Delira. Fondo de Cultura Económica / El Colegio Nacional. Primera edición, 2018, 431 pp. Palabras leídas por el autor el día 20 de junio de 2018 a las 19:00 horas en el Centro Cultural Bella Época en compañía de Javier Garciadiego y los editores del libro, moderados por Nelly Palafox.
autor mexicano ahí. Aunque él sabía quién era y algunos lectores advertidos como el propio Martínez lo sospechaban, en realidad Reyes, en términos editoriales en el México de aquel momento, era un fantasma: muy famoso pero inasible fuera de las revistas especializadas en los periódicos. Seguramente Reyes, al recibir a los tres entusiastas amigos pensó en otros escritores jóvenes que había conocido en el curso de su longevidad y a quienes guió gustoso como amigo, padrino, compañero y guía en esas aventuras literarias propias y ajenas que fueron: Cuadernos del Plata, Libra, Contemporáneos, Monterrey, en las personas de Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández, Lepoldo Marechal, Francisco Luis Bernárdez, Gilberto Owen, Xavier Villaurrutia, Pedro Henríquez Ureña… Las circunstancias le depararían una sorpresa no sólo agradable, sino casi un consuelo: el joven elegante y avispado apellidado Martínez se transformaría no sólo en uno de sus mejores lectores y en su seguidor, sino que también llegaría a ser su discípulo dilecto, coautor, editor e hijo literario adoptivo y hasta albacea de sus papeles secretos, como muestra la colección miscelánea de El Cerro de la Silla. Ya desde 1953, fecha en que Emmanuel Carballo publicó la entrevista “José Luis Martínez en crisis”1, decía: “El entusiasmo por Reyes nos condujo a la lectura de José Luis Martínez, de quien se decía era su alumno más aventajado”. Por cierto, esta entrevista acuciosa da cuenta de la dimensión civil y el agudo sentido de la responsabilidad social que tenía Martínez de sí mismo y de la figura del escritor en México, sentido que desde luego compartía con Reyes.
1 “José Luis Martínez en crisis” en Ya nada es igual. Memorias 1929-1953 de Emmanuel Carballo, Secretaría de Cultura de Jalisco, 1994, pp. 55-58.
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III La correspondencia entre ambos autores está llena de historias mayores (la colaboración de ambos en el libro monumental México y la cultura promovido por Jaime Torres Bodet, que desembocaría en sendas colaboraciones, la publicación diferida de la Cartilla moral) y menores, de confidencias y secretos que se volverían públicos y deja constancia explícita de todo eso que se adivinaba y se sabía de oídas acerca de la intensa relación intelectual que unía a este par de figuras de la literatura mexicana contemporánea. Alfonso Reyes / José Luis Martínez. Una amistad literaria. Correspondencia 1942-1959, es un volumen editado por Rodrigo Martínez Baracs, el historiador hijo de don José Luis, y por María Guadalupe Ramírez Delira, quien fuese su secretaria durante mucho tiempo, desde 1978 fecha en que Martínez asumió la dirección del Fondo de Cultura Económica a los 59 años (Marilú, por cierto, entró a trabajar con don José Luis para hacer la transcripción de las cartas del volumen I de la Correspondencia 1907-1914, de Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña.) Gracias a la publicación de la correspondencia que estamos presentando se puede palpar y pulsar la consistencia de esta relación singular en la que la tradición de las letras cobra forma y cuerpo, la historia cotidiana se transforma en mito y, por así decir, da la cara de sus mantenedores, cuidadores o curadores para decirlo con la voz afortunada que Gabriel Zaid aplicó a José Luis Martínez. Es como si una ceiba madre o un ombú hubiesen dejado prosperar junto a ellos a otro gran árbol produciendo una trenza inteligente sin la cual sería imposible comprender cabalmente el bosque de la cultura mexicana contemporánea. Las cartas y recados nos permiten, entre otras cosas, asomarnos y rescatar el proceso de ese acercamiento cotidiano, que terminaría polinizando a la literatura mexicana. De otro lado, la cercanía entre Alfonso Reyes y José Luis Martínez se explica también en función de la aridez, la frialdad, aún la hostilidad del medio ambiente hacia Alfonso Reyes en esos años, cuarenta y cincuenta, en los cuales todavía no se habían percatado del todo los escritores de México quién era ese señor políglota y mundano, a la par helenista y diplomático, cronista, historiador, poeta, filólogo, catador y goloso, administrador y empresario cultural, para tomar una voz de Enrique Krauze, cuya obra era conocida en el mundo y desconocida o mal conocida en México. Estas asperezas venían de antes en el caso de Reyes y podrían remontarse por lo menos al año de 1932, si no es que antes, en el cual éste se ve
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forzado a escribir a Héctor Pérez Martínez el alegato ensayístico encerrado en A vuelta de correo (2006) en torno a la praxis, conocimiento y gnosis mexicana del regiomontano, y que se prolongarían hasta 1953, por lo menos, fecha de la organización del primer congreso de las Academias de la Lengua, del cual fue marginado Reyes, eran también compartidas por el joven crítico que publicaría su polémico ensayo Situación de la literatura mexicana contemporánea (1948). ¿Quién sabe (tal vez habría malpensado alguien), si en los juicios emitidos por Martínez no se asomaba la mirada de Reyes? Dios los hace y ellos se juntan. Y se juntaron. Todo esto se traslucirá aquí en los episodios relacionados con el dificultoso ingreso de José Luis Martínez a la Academia Mexicana de la Lengua a la que sabemos estuvo a punto de renunciar como candidato. La oposición a que ingresara Martínez iba más allá de lo que éste representaba, y se daba como una oposición abierta o disimulada al propio Alfonso por parte de sus compañeros académicos que no siempre lo veían con buenos ojos. Por ejemplo, salta a la vista la relación intensa y crispada que sostuvo Reyes con José Vasconcelos a lo largo de los años, como bien ha señalado Javier Garciadiego en su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua. Además, añádanse como ejemplo los casos de Alberto María Carreño, enemigo de Reyes según dice Rodrigo, y Jesús Guisa y Azevedo, cuyo ingreso había sido promovido por don Ángel María Garibay K., figura más que respetable pero que, se dice, no tenía en gran estima a Reyes. Más allá de las circunstancias locales, y a pesar de las distancias generacionales, a Reyes y a Martínez los unía una doble conciencia de la situación que compartían: ambos sabían que la cultura europea, y en consecuencia la americana, estaba pasando por una profunda crisis moral y política, si no es que se encontraban amenazadas de muerte por lo que José Ortega y Gasset había llamado La rebelión de las masas, situación que tarde o temprano afectaría a México e Hispanoamérica. Sabían que nuestros países, así en lo político como en lo cultural, sólo podían contar consigo mismos, y que este contar, estas cuentas pasaban y pasan por la educación, e-du-ca-ción, es decir, por el auto-control, la conciencia de sí mismo, el saber domarse, el aprender a saber, el trabajo organizado y sistemático, individual y colectivo alrededor de las letras, las artes y la cultura originados en México tanto como en el mundo. En esta fórmula era clave la participación de los escritores europeos avecindados en México y muy en particular de los republicanos españoles que contribuyeron a la fundación de la Casa de España en México hoy El Colegio de México como: Enrique Díez-Canedo, José Moreno Villa, José Gaos, Eugenio Ímaz, Ramón Iglesia, entre otros. A esta correspondencia la recorre una idea y una práctica de la militancia literaria, es decir, de la responsabilidad intelectual y de las letras, combinada con un cierto apoliticismo que disimula o atenúa la inevitable y a veces irreparable convivencia humana. Ambos, Reyes y Martínez, estaban convencidos de que en medio del mar es preciso que el barco de las letras siga su rumbo imperturbable a través del tiempo. Decía Friedrich Hölderlin que “vivir es defender una forma”. Cabría decir que las vidas paralelas de Alfonso Reyes y José Luis Martínez coinciden en una vida entregada a la defensa de las formas literarias en un momento no literario del mundo y del país. Esto hace de ambos figuras doblemente ejemplares. El libro comentado tiene 22 cm de alto, su lomo alcanza 2.3 cm tiene 13.5 cm de ancho y pesa 496 gramos. Incluye entre las páginas 415 y 430 una serie de 16 fotografías de: Reyes, Martínez, Manuela Mota de Reyes, Octavio Paz, Juan Soriano, José Alvarado, Alí Chumacero y Emilio Uranga. Además de algunos facsímiles y una caricatura de Abel Quezada en el colofón. Se trata de una coedición entre El Colegio Nacional y Fondo de Cultura Económica. Se tiraron 2 300 ejemplares. El libro no tiene índice de nombres.
IV2 Retomo el hilo anunciado. La correspondencia Alfonso Reyes / José Luis Martínez 1942-1959 tiene un valor múltiple: es como uno de esos escritorios antiguos, un secretaire, uno de esos muebles llenos de cajoncitos y compartimentos. Abarca diecisiete años de relaciones intensas y fecundas, consta de más cartas de Reyes a Martínez y de varias más de éste dirigidas a Manuela Mota, Alfonso Reyes Mota, Alicia Reyes y, además, de Manuela Mota a José Luis Martínez. Todo esto hace constar que en los mensajes que intercambiaron había inteligencia, intimidad e indudablemente complicidad y amistad: amor. El paisaje que dibuja este biombo de letras es en parte el de la cultura literaria mexicana en esos años, en parte el de la evolución de la obra del propio Alfonso Reyes, en parte el de la vida y escritos de José Luis Martínez; al sesgo y en el reojo se advierten las figuras y siluetas de los escritores mexicanos que los rodean a ambos con sus intrigas y pequeñeces. Es visible cómo ambos se hacen fuertes uno al otro, se apoyan, se buscan, ayudan y adoptan como amigos y aliados. La amistad como un valor intelectual es una de las líneas rectoras en la vida tanto de Martínez como de Reyes, la amistad como la línea de la vida de la mano, que cada uno lleva impresa, es una de las manecillas que dan la hora interior del hombre, de su perfil, de Andrenio, del hombre desnudo; en José Luis Martínez esa línea está trazada con profundidad y hondura en ese otro epistolario intercambiado con Octavio Paz: Al calor de la amistad (2014), preparado siempre por Rodrigo, escudero fiel de su padre. Casi cabría dibujar un triángulo dorado con las afinidades que se trazan entre ambos epistolarios. Este triángulo se toca con las manos en las cartas de Octavio Paz a Alfonso Reyes del 9 de mayo de 1950 a propósito de las consultas sobre traducción para la antología de la poesía mexicana que Octavio Paz estaba haciendo para la unesco, aquí incluida, y en la de José Luis Martínez del 12 de noviembre de 1950, incluida en el volumen de Al calor de la amistad. Las consultas que hace Paz a Reyes y que éste pide a Martínez que resuelva versan sobre cuestiones de traducción relacionadas con voces mexicanas principalmente, que aparecen en poemas de Justo Sierra y de Ignacio Manuel Altamirano (por ejemplo “ahuejote”, especie de sauce que crece en las chinampas de Xochimilco) y que hacen ver que el tema de la amistad cruza entre Martínez, Reyes y Paz por dos polos: México y la lengua española, y casi podría decirse que en ambos se encierra como signo de interrogación la pregunta: ¿Cómo ser mexicano? ¿Cómo ser un mexicano inteligente? ¿Cómo se da en México la inteligencia americana? Varios son los temas que reúne este ramo de cartas: uno en particular tiene que ver precisamente con la amistad. Es la crónica del accidentado ingreso —quién lo diría— de José Luis Martínez a la Academia Mexicana de la Lengua y a cuya candidatura estuvo a punto de renunciar por la campaña en su contra. Toda semejanza con algún caso actual y cercano es mera coincidencia. Hago un paréntesis aquí para subrayar la importancia indudable de Martínez en la Academia Mexicana de la Lengua como miembro y luego como director entre 1980 y 2002 y director honorario perpetuo hasta su muerte el 20 de marzo de 2007. Martínez fue director de la Academia prácticamente veinte años que coinciden con la elección de buena parte de los académicos actuales y recientes. Desde esta posición que supo armonizar con sus tareas administrativas, particularmente director del Fondo de Cultura Económica, que concluyó en 1982. Esta conjunción de autoridad intelectual y de poder administrativo singularizan la figura de Martínez quien era de un lado un escritor fino y discreto y del otro un editor en el sentido más fuerte de la palabra. Huelga decir que el editor de la correspondencia, Rodrigo, sigue las huellas de las huellas de los autores editados y sabe escuchar, como buen historiador, los recuerdos de los recuerdos. Estas preguntas pasan o calan por la criba crítica de la cultura hispánica y española. Un ejemplo revelador es el de la carta que hace Martínez a José Romano Muñoz el 10 de agosto de 1950, trasmitiendo el escrito que Alfonso Reyes hizo sobre el Diccionario de construcción y régimen de la lengua española del filólogo colombiano Rufino José Cuervo, cuya
edición proyectaba la sep. En esa carta aparece la inquietante noticia de que la Biblioteca de Autores Españoles publicada por Manuel Rivadeneyra entre 1846-1880 no es del todo confiable. Durante algunos años se creyó en su infalible condición canónica. Alfonso Reyes, discípulo del gran hispanista Raymond Foulché-Delbosc, estaba al tanto y compartía la perplejidad de Rufino José Cuervo, quien descubrió que “la Biblioteca de Autores Españoles que varias veces hemos citado, ha decaído muy notablemente desde que se han cotejado las obras que contiene con las ediciones originales. Muchos de sus volúmenes, y no de los menos importantes, son trabajos de cargazón, hechos al parecer sin otro esfuerzo que el de adquirir un ejemplar vulgar y darlo a la imprenta sin recelar que pueda ser defectuoso y sin quebrarse los ojos corrigiendo errores; no siendo raro que el editor mismo se haya complacido en adulterar los textos. Esta colección será acaso de alguna utilidad a los que quieran tener idea de nuestra literatura, pero en general no pueden servir de base para estudios históricos sobre nuestra lengua.” Reyes continúa expresando la experiencia de Cuervo con la Biblioteca de Rivadeneyra: “esta colección no completamente sustituida hasta hoy, aunque no siempre recomendable para estudios textuales —al consultar en Europa muchas deficiencias de los textos que habían servido de fundamento a su agobiante labor.” La historia, la historia literaria, la historia de la literatura mexicana está en juego en la baraja abierta de estas cartas cruzadas entre Reyes y Martínez. Son el marco contra el cual se recortan ellas mismas como figuras y los textos que ambos escribieron sobre la literatura mexicana por encargo de Jaime Torres Bodet, el de las letras de la Nueva España de Reyes y el de la literatura mexicana del siglo xix. En el juego de estas cartas aparecen algunas incidencias personales que tienen que ver con la historia de los textos y más allá con la raíz de esta amistad en la cual aparece incluso la figura de la primera esposa de José Luis, Amalia Hernández, quien escribe a Reyes una carta que no dejó de tener eficacia pues finalmente gracias a ella cada uno escribió su parte e imprimió su sello personal. •
2 Me permito reproducir aquí un tramo del texto sobre la Correspondencia expuesto en un texto anterior, proveniente de la Inauguración de los actos organizados para el Centenario de Joséé Luis Martínez.
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adelanto
50 años del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes (1968-2018)
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Las etapas del día, es la compilación de 50 poemas y 50 autores distinguidos por el premio literario más importante de México. Selección de Luis Vicente de Aguinaga, quien estructura la antología en cinco secciones, y a las voces de estos autores se unen los trazos de cinco ilustradores de gran reconocimiento, quienes proponen otra forma de aproximarse al quehacer poético.. Aquí presentamos una muestra.
Ornitología
Hoy me he quedado…
Dermografía
jorge esquinca
a. e. quintero
maría rivera
Hoy me he quedado haciéndole compañía al refrigerador. Escuchando el trabajo que le cuesta funcionar, cumplir, estar al día con sus frías labores, con sus tareas congeladas. Lo que se espera pues de un refrigerador de cocina. Y literalmente tomé una silla y me puse en ella a su lado. Y ahí estuvimos. Quejándonos. Oyéndonos mutuamente funcionar, respirar. Pensando en las cosas que deben congelarse para que el mundo siga. En nuestras cosas, supongo. En la vida mecánica o no, eléctrica o no. Programada. Lineal, independientemente de la curva, o el zigzag, que marca, en el monitor de pulso, el pulso. Y ahí estuvimos prestándonos dos horas de nuestro tiempo. Sin conclusión alguna respecto a nuestra última estancia por seguir: eso que es congelar lo que se lleva dentro.
a Marina Bespalova y Susana Pagano
El trayecto de los pájaros tiene su cifra en el fondo de la bañera azul. Abandonada como una minúscula cisterna entre los helechos del patio, la bañera no descansa. Al contrario, vigilante, aguarda el paso de los pájaros. Se mantiene de tal manera inmóvil que se diría un pozo de cielo en pleno patio. Pero es otro el negocio de la bañera azul. En el fondo —bajo una leve capa de agua— se dicta una bitácora, se perfila un plan de vuelo. Ni una sola nube asoma en el agua serenada de la bañera, ni un solo trébol gasta en ella su añoranza. Y es que en la luz del mediodía se dibuja una inminencia de gorriones. Un menudo redoble de plumas en el tambor del instante. Pero nada acontece. Y la bañera azul es el pensamiento de un niño que vuelve a casa luego de una aburrida clase de álgebra, a mitad del verano, bajo un cielo vacío de pájaros.
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p ági na ante ri or , r oge r ycaza; arr i b a, gab r i e l pacheco
Escribo sobre la piel sedosa una grafía torpe y sencilla. Se desvanece. Se desvanece. Vuelve a su sereno estado el dorso de mi mano. No para durar. Ha sido hecha esta palabra. No fuimos hechos. No para durar. Como la línea, la palabra —tómala de la mano— se irá muriendo. He escrito en el cuerpo del mundo, en su piel sencilla, unas palabras simples. Un lenguaje derramado, un tropel de piezas rotas, flor del instante, se desvanecen. No para durar. Escribí —tú, yo, nosotros—. No para durar. El niño mira, el enamorado sueñ sueña. Porque no fuimos hechos. No, para durar.
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50 años d el premi o be l l a s a rt es d e p o es í a ag ua s c al i en tes
Exilio
Bóxers
jorge fernández granados
dana gelinas
Algún día estaré contigo donde un ala sea la errante evidencia del milagro, en una patria que el viento dispersó, una tierra que nos vio caer para olvidarnos. Algún día despertaremos ahí, a un lado de la luz, como los pájaros, tal vez viajeros en la niebla con una rama de olivo entre los dedos, cansados de esperar, obedecer y morir, salvajes como el dios de nuestra infancia. Algún día, cuando la maldición del tiempo se termine, tocará nuestra frente el agua de un umbral perdido. Ese día estaremos de regreso.
En una tienda de ropa interior de cuyo nombre no quiero acordarme, casi como un espectáculo de circo, como un best-seller, se exhibían unos bóxers con el diseño más feo del mundo: una pareja de sapos enredados por sus lenguas en un torcido beso francés. Un príncipe siempre estará en riesgo de convertirse en un lépero con semejante vestido. ¡No te lo pongas! En serio. Cuídate del galán que te invita al circo de los Hermanos Ringling con obscenidades en los bóxers. Una lengua de sapo merece la guillotina.
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5 0 a ños del premio b ella s a rtes de p oesía agua sca lientes
El agua de la noche me habla…
Sueño baudelio camarillo
elsa cross
Y mi corazón visitado por una extraña vocal. Saint-John Perse El agua de la noche me habla al oído me dibuja tu rostro desde su fondo impasible. Alzamos lámparas haciendo la oblación de nuestro ser. El tiempo nace de nuestro abrazo. En nuestro abrazo el tiempo revierte su flujo mientras nosotros perdemos nuestros rostros en las estribaciones de un sueño cuyos límites no hemos alcanzado. Una vocal desconocida zumba en mi oído, jala hacia las bóvedas sutiles toda imagen. Se detiene, se abre, queda en suspenso su timbre móvil Subiendo hacia el silencio cada vez más agudo, cerrándose hacia ese punto: comprensión infinita ojo voraz— desprendida de todo y devorando el tiempo, devorando todo lo que se acerca a su contorno.
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roger ycaza
En mi sueño llovía. Mi cuarto estaba a oscuras y en la calle el relámpago iluminaba un agua turbia y sin sonido. Las casas me mostraban sólo fachadas negras. La ventana tenía gruesas barras de hierro y sus cristales rotos aún destrozan mis brazos. Nunca sabré por qué tan terrible castigo. Negros muros me ataban y en las cuatro paredes no había ninguna puerta. Pude huir. Salí del sueño a una limpia mañana, pero la lluvia se quedó dentro de mí y aún no cesa.
l a gaceta g aceta
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el fondo y su s filó s o fo s
Dos poemas de Armando Alanís Pulido En nuestra época sólo las cosas pequeñas pueden ser bien hechas, dijo Nietzsche. Y sólo las aspiraciones mínimas de lo humano pueden ser sinceras, podría decirse también, como sugieren estos poemas.
Algo, un poema Para Carlos Rutilo Algo se niega a confesar pero mi ausencia es un fragmento redundante que surca con ventaja a la satisfacción. Algo que a la vez camufla lo que baila en babélico silencio como si tratara de memorizar las derrotas (o la vida) para atesorar fuerzas. Algo enmienda la calma y es tan humana la canción algo reinventado reescrito algo breve, modesto unos oídos que escuchan algo unos ojos que ven algo g una boca q que dice algo Un poema.
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Dos hombres uno bueno y uno malo escriben poemas en un muro i Bad hombre
ii Good hombre La frontera son estas líneas u otras la espuma en un vaso de cerveza la comisura de tus labios, tus cejas las he cruzado todas y soy un buen hombre.
Algo serpentea por la frontera y no es el progreso. Algo de este lado te pregunta ¿De qué lado estás? y no es tu conciencia. Algo bad hombre, estás haciendo mal.
universidad autónoma de nuevo león
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el fondo y sus filósofos
reseña
El eclipse de la muerte El autor de Egobody y Bienaventurada vejez vuelve sobre la propensión contemporánea a alejar la muerte propia lo más posible, síntoma paradójico de desvalorización de la vida, al despojarla de su dimensión espiritual. Presentamos la introducción. robert redeker
R
ecientemente —en la segunda dad, ¡es mi castigo! Una culpabilidad bilidad enigmática mpo ell castigo por década del siglo xxi— la rodea: ella es al mismo tiempo metido en persona, llegó una buena noticia a una falta que no hemos cometido o no ce esamos de colas agencias de prensa: se por una falta que sin embargo cesamos da, en n fin, por nueshabría alcanzado el límite de meter, por una falta heredada, ara que ue el castigo sea duración de la vida. Nunca tro ser actual como falta. Para rle a un no. Este esquema alcanzaremos la edad de los castigo, no tiene que gustarle uno. nconsciente, viene hombres antediluvianos. Un poco antes de Noé moral en las mentes, a un nivel inc inconsciente, spontán nea que inspira la —nos recuerda Bossuet— la vida comenzó a a reforzar la repulsión espontánea ntos como a nuestra volverse claramente más breve1. A pesar de todos muerte, tanto a nuestros instint instintos poca, desde d la muerte de los progresos de la medicina, si comprendemos bien, vitalidad. En nuestra época, sche, ess decir, en el momensería imposible llegar más lejos, vivir más tiempo Dios que anunció Nietzsche, te esquema esque uema pierde mucho de que los más viejos de nuestros contemporáneos. to histórico en que este areja formada fo por culpabiliDe ahí la pregunta que puede parecer ridícula: su poder, en que la pareja vanecee, esta mala reputación ¿por qué deberíamos regocijarnos por tener que dad y castigo se desvanece, morir? ¿Regocijarnos por nuestros límites y nues- lleva a rechazar la muertee por fuera del campo de tra finitud? En una perspectiva muy diferente, la conciencia y de laa vida colectivas, incluso a nen inmortalismo inmo ortalismo biotecnológico. menos humanista de la que defenderemos en este garla mediante un a, tanto o por la herencia nietzslibro, Sócrates la respondería a su manera. Para Tan vilipendiada, rencia freudiana, la culpabiél, el filósofo, en el momento de morir, experimen- cheana como porr la here herencia emb bargo, comprender la muerta “esa confianza de encontrar allá, una vez muer- lidad permitía, sin embargo, acep eptarla. Permitía acogerla. El to, una felicidad incomparablemente más grande” te, domesticarlaa y aceptarla. muerrte recaía sobre el difunto. La de la que tal vez pueda conocerse durante la vida escándalo de laa muerte ntido: mi falta. terrenal.2 Nuestro enfoque no será tampoco el de muerte tenía un sent sentido: lquier filosofía, f quier obra b un Cioran, impregnado de la oscura belleza de la Como cualquier como cualquier iento, este e desesperación, porque para nosotros no es un in- del pensamiento, libro tiene sus orígenes en o: el que qu ue afecta al espíritu e conveniente haber nacido. En contra del nihilismo un asombro: ante el hecho mbres y mujeres muj socrático (traducción filosófica del prejuicio según de que hombres contemporáneos ya no en nde con nden c la muerte, a tal punto que preel cual allá, más allá de este mundo material, todo se sorprenden rrumarrla en el cuarto de atrás, el de los es mejor que aquí) y del pesimismo ciorense, va- fieren ar arrumarla e los que la mayoría decidió no volver a mos a proponer una respuesta humanista a esta objetos en pensar,, acostumbrándose acosttumbrándose a cambiar la palabra pregunta. nte al- “morir r” por “partir”. El propósito de este libro La muerte tiene mala reputación. Solamente “morir” eran es despertar despe spertar ar dos sentimientos: el sentimiento de gunos místicos y algunos desesperados la esperan yen, desesperaci ción i y el sentimiento de lo trágico. La ión con impaciencia. Los demás hombres la rehúyen, desesperación an- erosión dee estos dos sentimientos se sella la deshubuscando evitarla tanto como se pueda, retrasanala manizació ón, moldea el umbral bral de d lo post humano. do la hora de dejarse atrapar por ella. Esta mala manización, os deshumanización a la ttentat ntativa de hareputación no está ligada solamente al instinto de Llamamo Llamamos tentativa h un ser sin preocupación, un ser er que qu conservación, al deseo de persistir en su ser y en laa cer del hombre desh hizo de la desesperación y de lo trágico, libealegría de vivir, de ver amanecer cada día, de estar se deshizo d la preocupación por el alma. Tocqueville presente en medio del mundo, de maravillarse en rado de deraba que la democracia ponía en peligro “la el tiempo de las cerezas y las heladas de febrero, considerab consideraba molestia stia de d pensar y el trabajo de vivir”3. de las flores de hielo en la ventana de la lestia y este trabajo lo que Son esta molesti molestia habitación —todas aquellas cosas que la resucita citar. Estos dos voeste libro quiere resucitar. muerte detiene—. Que ella marca con su q se cablos, molestia y trabajo, de los que sello: nunca más. La muerte no es únibiar observará que se pueden intercambiar camente la liberación definitiva de todo por cuanto resulta útil explorar lo inveraquello que retenemos, la victoria inaso: el trabajo de pensar y la molestia de pelable de este nunca más. Igualmente vivir, se comprenden aquí en su sentido se articula, para muchas personas de metafísico. En esta perspectiva, este licultura judeocristiana, con una culpabibro revisa la cuestión de la muerte. Se lidad: la muerte es un castigo. Muero, ¡es El eclipse empeña en contemplar la muerte con una mi castigo! Estoy destinado a la caducide la muerte mirada que estaría libre de las cegueras robert redeker generadas por la idea de progreso. • 1 Jacques-Bénigne Bossuet, Discours sur l’Histoire universelle (1681), en OEuvres, París, Gallimard, “La Pléiade”, 2007, p. 671. (En español: Discurso sobre la historia universal, trad. de D. L. De Castro y Valle, París, Casa Editorial Garnier, [¿1945?]). 2 Platón, Phédon, 95c, París, GF-Flammarion, 1991, p. 270. (En español: Fedón, Diálogos iii, trad. de C. García Gual, M. Martínez Hernández, E. Lledó Íñigo, Madrid, Gredos, 1988).
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fce, méxico, 2018
3 Alexis Alexis de Tocqueville, De La démocratie en Amérique (1840), 1840), París, Gallimard, 1986, vol. ii, p. 434. (En español: ol: La democracia en América, trad. de Eduardo Nolla, Madrid, Trotta, 2010).
andrea garcía flores
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N OVEDADES
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FOND O DE CULT UR A ECO NÓ M ICA AGO ST O D E 2 018
La economía institucional
La muerte se va a Granada
bernard chavance
fernando del paso
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Hombre, signo y cosmos La filosofía de Charles S. Pierce
Mañana viene mi tío sebastián santana camargo
darin macnabb
Durante los últimos 100 años, el análisis de las instituciones —las reglas sociales que guían las interacciones humanas— ha ocupado durante mucho tiempo un lugar marginal y ha sido objeto de discusión en diferentes escuelas, pues su papel es fundamental para la comprensión de los fenómenos económicos. Este libro busca mostrar la importancia de las reglas, las organizaciones, las jerarquías, el origen y la evolución de las instituciones dentro de la economía. Su objetivo es explicar, desde un enfoque alternativo, las causas de la riqueza y de su repartición, así como los efectos de las instituciones en el desempeño económico y el desarrollo. El estudio es introductorio y panorámico, con una revisión histórica de las corrientes económicas más significativas: institucionalismo heterodoxo, la teoría francesa de la regulación, algunos enfoques de sociología económica y la “nueva escuela institucional”. economía 1ª ed., 2018
Fernando del Paso se presenta como dramaturgo y biógrafo en La muerte se va a Granada. Poema dramático en dos actos y un gran final, obsequia al lector una remembranza de los últimos días de Federico García Lorca. En el primer capítulo, el autor presenta su obra al director: “Ésta no es una ‘comedia musical’ como se dice en el argot teatral. Tampoco una tragedia musical. Es una obra hablada. O mejor dicho, declamada, ya que está escrita en verso”. La historia avanza con seguridad por octosílabos, endecasílabos y alejandrinos, acompañados por una serie de condiciones musicales y teatrales que el director y los actores deberán seguir. Los versos que integran cada diálogo mezclan lo real y lo onírico de forma magistral para crear una atmósfera de angustia y redención en Granada, lugar de nacimiento del poeta. El libro fue originalmente escrito y representado en 1998 con motivo del primer centenario del natalicio de García Lorca; ahora, a 20 años de esa fecha, el fce lo incorpora en su catálogo. letras mexicanas 1ª ed., 2018
Hombre, signo y cosmos permitirá al lector comprender la evolución del pensamiento de Charles S. Peirce, filósofo estadunidense fundador del pragmatismo y “una de las mentes más originales de la segunda mitad del siglo xix” en palabras de Bertrand Russell. Este pensador había sido relegado sin que se reconocieran sus aportaciones al pensamiento filosófico, hasta que fue redescubierto como precursor de la semiótica. Darin McNabb realiza un análisis minucioso de los conceptos más importantes de este filósofo, el así llamado “Aristóteles de nuestro siglo”. El libro resalta las grandes contribuciones de Peirce a las diferentes áreas del conocimiento filosófico y explica su crítica a filósofos como Kant y Descartes. El personaje que emerge del libro es un polímata que transformó el mundo del análisis lógico, sentó las bases de la semiótica y el pragmatismo, y cuya cosmología adquiere gran relevancia en la época actual. filosofía 1ª ed., 2018
Un alegre personaje se mantiene atento tras una puerta cerrada, confiado en que su tío vendrá a compartir con él sus logros y momentos significativos, pero el tío no llega y la esperanza se agota poco a poco. Mañana viene mi tío es un pequeño gran libro que llama la atención por sus trazos sencillos y de estilo minimalista. En sus páginas el lector podrá descubrir una historia simple: el transcurrir de la vida entre los lazos familiares, los amores, las ausencias y la esperanza de que algún día regresen los que prometieron volver. Con simpleza y roces de inocencia, la obra transmite un mensaje contundente sobre las desapariciones forzadas, aflicción y rabia que atraviesa la realidad latinoamericana. La cotidianidad descrita cobra una dimensión histórica y política mediante la empatía con el tragicómico personaje. El reconocido ilustrador argentino Sebastián Santana Camargo, radicado en Uruguay, mimetiza las líneas del dibujo y de las letras en un solo discurso y da voz a los desaparecidos de todas las latitudes. tezontle 1ª ed., 2018
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jesús cisneros
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Las etapas del día 50 años del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes (1968-2018) luis vicente de aguinaga (selección y prólogo)
Con esta obra el Instituto Cultural de Aguascalientes y el Fondo de Cultura Económica conmemoran los 50 años del Premio de Poesía Aguascalientes, el reconocimiento más importante que se le puede conceder a un poeta en México. Son cincuenta autores y cincuenta libros que a lo largo de estos años han dado testimonio de la manera en que se piensa y se escribe la poesía en nuestro país; sin embargo, tal como lo afirma Luis Vicente de Aguinaga —quien tuvo a su cuidado la selección de esta antología—, los poemas, más que los poetas, son los protagonistas. Con esta visión, De Aguinaga construye un recorrido a través de cinco secciones: “El aljibe azul”, “Llegar a la ciudad”, “En el cuerpo del mundo”, “Lo último en perderse” y “El agua de la noche”, que muestran el paso del día a la noche en una fértil jornada donde las palabras nombran de distinta forma a la vida, la muerte, el amor, el cuerpo, la memoria, entre otros temas que son evocados con gran sensibilidad. A los poemas de autores como José Emilio Pacheco, Elsa Cross, Fabio Morábito, Eduardo Lizalde, María Baranda, entre muchos otros, se unen los trazos de cinco ilustradores reconocidos—Gabriel Pacheco (México), Amanda Mijangos (México), María Wernicke (Argentina), Roger Ycaza (Ecuador) y Jesús Cisneros (España)—, quienes mediante formas, colores y sugerentes composiciones dialogan con las voces detrás de las palabras y las recrean. Las etapas del día muestra también la tradición poética que se ha construido desde distintas regiones y durante varias generaciones en México, la cual anhela llegar a las manos de nuevos lectores, principalmente los jóvenes. resonancias 1ª ed., 2018
La teoría del apego Investigación e intervención en distintos contextos socioculturales sonia gojman-de-millán, christian herreman y alan sroufe
En La teoría del apego. Investigación e intervención en distintos contextos socioculturales se reúnen textos de renombrados especialistas para demostrar la efectividad de la teoría del apego, que analiza a los vínculos emocionales que las personas construyen desde la infancia, y su importancia para su desarrollo humano. El libro permitirá al lector conocer la aplicación de la teoría desarrollada por el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby en comunidades de diversos lugares del mundo (incluida una comunidad rural en México). Se describe la dinámica de las relaciones de los niños con sus padres o figuras de apego desde una perspectiva evolutiva, en la que el apego surge como un modo de adaptación de la condición vulnerable del bebé. Si bien ésta es su función normal, los problemas se dan cuando el cuidador no sabe cómo responder a la necesidad del niño y lo sobreprotege o lo rechaza. Esto tiene impacto a nivel psíquico y neuronal para padres e hijos. En el libro también se exploran las formas del apego en diversos contextos culturales, clínicos y sociales.
1968 El movimiento explicado a los jóvenes
¿Qué quieren decir?
Los cuentos de Willy
patricia magaña y cecilia rébora
anthony browne
gilberto guevara niebla
La comunicación no es exclusiva de los seres humanos; los animales también se comunican y lo hacen de distintas formas, dependiendo del tipo de mensaje que quieren emitir y de la especie a la que pertenecen. Señales visuales, corporales, olfativas, táctiles e incluso eléctricas son utilizadas por los animales para advertir la presencia de un depredador, llamar a un miembro del grupo, marcar su territorio, ahuyentar al rival, atraer la atención de su pareja, entre un sinfín de mensajes más. El lenguaje accesible y las páginas que se despliegan en este libro permiten que los niños aprendan de manera lúdica las complejas formas en que se comunican algunos animales, lo que alimenta la curiosidad por explorar y descubrir su entorno. Las vivas ilustraciones de Cecilia Rébora proporcionan datos adicionales a los de los textos y generan nuevas preguntas: ¿con qué animales conviven?, ¿quiénes son sus depredadores?, ¿cómo es la vegetación del lugar?, entre muchas otras.
Willy atraviesa una misteriosa puerta que lo lleva a vivir las aventuras más increíbles: un día aparece dentro de un barril de manzanas escuchando la conversación de unos temibles piratas; otro día lucha contra el capitán Garfio; al siguiente, se va cayendo en un pozo sin fondo, en el que al final se encuentra con un conejo presuroso, y en otro más sube por una larga cuerda de cabellos dorados en busca de un canto melodioso. Anthony Browne nos trae historias sin fin, preámbulos para que los niños imaginen sus propias tramas. El libro contiene pequeños relatos e ilustraciones que rememoran a varios clásicos infantiles vistos a través de Willy, el entrañable chimpancé creado por Browne, un icono de la literatura infantil. En estas páginas encontraremos alusiones a obras como Robin Hood, Peter Pan, Alicia en el país de Las Maravillas y Rapunzel, entre varios más. Una invitación a que chicos y grandes descubran clásicos literarios.
ojitos pajaritos 1ª ed., 2018
los especiales de a la orilla del viento 1ª ed., 2018
En 1968 una movilización encabezada por las generaciones más jóvenes, compuestas en gran medida por estudiantes, hizo frente a un contexto de violencia y autoritarismo. A 50 años del movimiento estudiantil que culminó en la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre, los lectores podrán descubrir en 1968 explicado a los jóvenes la narración de uno de los líderes del movimiento, quien ofrece una sobria perspectiva relatada por medio de un diálogo con sus alumnos. A través de las páginas del libro se explica lo que sucedió durante lo largo del movimiento en la búsqueda de una apertura democrática ante un régimen asfixiante. Se retratan las condiciones sociales y políticas de la época, así como la forma en que fue evolucionando el conflicto hasta llegar a lo ocurrido el 2 de octubre. La voz del autor se vuelve un testimonio para transmitir el sentir que muchos jóvenes tenían de un evento que no sólo dejó una marca en ellos, sino que trascendió en la historia del país. popular 1ª ed., 2018
psicología, psiquiatría y psicoanálisis 1ª ed., 2018
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El arte de posponer Andrés García Barrios Franz Kafka llamó “castellanía” a la propensión a posponer acciones; el presente relato la describe como condición existencial de nuestro tiempo, el tiempo del futuro prometedor y de su descendiente, el futuro esperanzador. Las artes menores como defensa de la individualidad.
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uizás las profecías sobre el final de los tiempos en el año 2000 sí se cumplieron, no con ángeles de fuego y siete mil millones de almas corriendo despavoridas, sino justamente con eso, con el final del tiempo. Me explico. Antes, mucho antes del inicio del milenio, el futuro era un sitio al que uno llegaba andando. Todavía le llamábamos el mañana, pues sabíamos que arribaríamos a él con la misma cadencia con que llegan los días bajo un nuevo sol. Pero una noche oscura a algunos les dio por hablar de “tener futuro” para referirse a trazarse metas y correr hacia ellas, con lo cual aspiraban a distinguirse de esa horrenda turba que por todos lados se hacía presente. Su mente encontró la forma de proyectar un futuro al que no se llegaba a través del tiempo sino del razonamiento; un futuro ideal —el famoso futuro prometedor— que no exigía ningún movimiento pues su única función era dar sentido al imparable y perpetuo ahora. Este correr sin mañana empezó a contagiarse de unos a otros, marchitando los corazones humanos, tal como en algunas películas fantásticas los cuerpos de los malos se van convirtiendo en piedra. Llegó un momento en que la sociedad entera quedó detenida en ese avance frenético, que el filósofo Horst Kurnitzky llamó la vertiginosa inmovilidad. Científicos destacados, como el físico Michio Kaku y el neurofisiólogo Joaquín M. Fuster, divulgaron la idea de que el cerebro no sólo puede prevenir el futuro sino que ésta es su función primordial. Así, la rreducción del tiempo a ejercicio m mental quedó avalada por prestigiosos prestig sabios. Por desdicha, pas pasaron los días, los meses, los años, y acabó llegando el mañana real, es d decir el hoy. Un hoy que no tiene nad nada que ver con lo previsto y planeado planead por nuestros cerebros de ayer. Se hace evidente la falta de continuidad, continuidad o, dicho en otras palabras, hemos ent entrado en crisis. Hay que ingeniárselas. ingeniársel Si alguna vez hubo unos planos, eestán perdidos, y ahora lo único que podemos p hacer es improvisar: en nu nuestras vidas imperan el bombera bomberazo, el desmadre y lo urgente; más que qu nunca, todo se limita al presente, y aquello de No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy pierde to toda vigencia: ya no hay un mañana, se hace hoy lo que se puede y… tan-tan. tan Pero, oh, justo cuando cu se nos va de las manos el futu futuro prometedor, ocurre el milagro y hace su aparición un segundo segund tipo de futuro, el futuro esperanzador, esperanza con el que por fin pueden soña soñar los que están obligados a resolver sólo lo urgente. ¡Sí, el futuro esperanzador, espera que no se construye con prevención pr y la planeación sino con una confiada espera de la recompensa recomp por nuestro sacrificio (hay que rrecordar que en tiempos de hondas crisis c como la actual, el sacrificio es tan extremo que puede crear verdaderos ver santos). Por desgracia, el futuro esperanzador no es suficiente para toda la gente. Defin Definitivamente, no para los que esta estamos hartos de habitar este vertiginoso vert y perpetuo presente een que el futuro prometedor nos dej dejó sembrados. Por eso, muchos hemos hem empezado a suplicar ya no por un futuro, del tipo que sea, sino po por un mañana de verdad, por un d después al
menos, un al rato, un a’i luego, un ahorita. En aras de un tiempo real, renunciamos de una vez por todas a “tener futuro”” y una vez añana lo que más dejamos para mañana podemos hacer hoy. Aceptamos ara intención de tareas pero con la clara o. Dominamos llevarlas a cabo luego. ora y el ahorita el diálogo entre el ahora rismos cada y ejecutamos malabarismos tre lo que vez más virtuosos entre deberíamos hacer en este momento al ratito. y lo que dejaremos p’al Nos movemos entre dos tiempos verbales, el presente y el presente pospuesto. edor alcanza El experto posponedor ando se el nivel de artista cuando do con esa deleita en lo postergado e, según James irresponsabilidad que, Joyce, es inseparable del placer del ncia, el artista arte. En última instancia, posponedor goza y se enaltece al aceptar que un día la muerte lo agarre imperfecto. Dejo para otro día la descripción de lo que ofrece una vida dedicada a posponer, y voy sin más a mi reflexión final. Si el arte es tarea sin conclusión, el arte dee posponer lo u renuncia a es doblemente. Con su todo anclaje, ¿podría este singular ejercicio separarnos hasta de d y hacernos nuestra materialidad os místicos? devenir en verdaderos resenta en Esta posibilidad se presenta miento como momentos de recogimiento le. Es decir, si una fantasía inevitable. ponerlo todo en la obsesión de posponerlo pudiéramos incluso cerrar el rizo sponiendo de la posposición, posponiendo la posposición mismaa y pasando horitita, a un de un ahorita a un ahoritita, efinidamente, ahorititita, y así indefinidamente, n punto ¿no será que en algún ilidad de dejar adquiriríamos la habilidad cia misma? pa’l ratito la existencia Sagrado salto que el príncipe Hamlet, por ejemplo, no se atrevió ma del a dar. Siendo paradigma aba siempre posponedor (pues dejaba para mejor momento la venganza sma de su impuesta por el fantasma se en el nivel padre), eligió quedarse del arte y contentarsee con un final poético. Sin embargo,, como digo, imiento el en instantes de recogimiento o puede dejar artista posponedor no de fantasear que si el famoso príncipe, en lugar de decidirse en la última escena a matarr por fin a sus spuesto ese enemigos, hubiera pospuesto uido haciendo acto, y lo hubiera seguido una y otra vez, tarde o temprano se habría dado cuentaa de que las opciones ser y no ser (to be or no to be) no se excluyen una a otra, sino que se les puede ir alternando, mpre p’al ratito. dejando a ambas siempre De ser así, el arte de posponer cambiaría la historia.. Para empezar, nuestra pregunta (thee question) dejaría de ser esa, si somos o no somos, si existimos o no; junto bién hechas con ella volarían también puestas que pedazos todas las respuestas han venido después, desde la famosa as muy actuales de Descartes hasta las truir la verdad. que aspiran a deconstruir te pregunta por Hoy, a la apremiante nedor contesta: el ser, el sabio posponedor o está muy “Preguntarse todo eso bien, pero ¿de veras hay que hacerlo ahora mismo? Miren,, ¿qué les ués le pienso y parece si mejor después luego existo?”. •
l a g aceta 2 2 ag o sto de 2 018
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m uralismo y democr acia
ag 2 3 o sto l a gdac e 2e ta 01 8
el fondo el a rte y sus de filĂłsofos posponer
andrea garcĂa flores
ag l aobsto graceta i l de 2 018 23
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30 DE AGOSTO, 2018
ADES D E V O TO N IO *EXCEPOS CON PREC Y LIBR ROMOCIÓN DE P
EN OTR PRODU OS CTOS
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