TLÁLOC ¿QUÉ? Boletín del Seminario
Año 4
N° 14
Abril-Junio 2014
2
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles
Las opiniones expresadas en Tláloc ¿Qué? Boletín del
Rector
Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica son responsabilidad exclusiva de sus autores.
Estela Morales Campos
Tláloc ¿Qué? Boletín del Seminario El Emblema de Tla-
Coordinadora de Humanidades
loc en Mesoamérica es una publicación trimestral del Proyecto PAPIIT: IN401614, Entidades Acuáticas en
Renato González Mello
América: Las Primeras sociedades, del Instituto de In-
Director del Instituto de Investigaciones Estéticas
vestigaciones Estéticas de La Universidad Nacional Autónoma de México, Circuito Mario de la Cueva s/n,
María Elena Ruiz Gallut
Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México D.F. Tel. 5622
Titular del proyecto
-7547 Fax. 5665-4740. seminario.tlaloc@gmail.com
María Elena Ruiz Gallut América Malbrán Porto Enrique Méndez Torres Editores América Malbrán Porto Certificado de reserva de derecho al uso exclusivo
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del título, Dirección General de Derechos de Autor, Secretaría de Educación Pública, número
( en
Consejo Editorial:
trámite ) . Certificados de licitud de título y de con-
Jorge Angulo Villaseñor
tenido, Comisión Certificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación,
Marie-Areti Hers
números, ( en trámite ) , ISSN ( en trámite ) .
Alejandro Villalobos Patrick Johansson K.
Portada y viñeta: Lámina 10 Códice Vindobonensis Mexicanus 1. Fondo de Cultura Económica, México,1994.
3
CONTENIDO
Presentación
p. 6
El simbolismo sagrado de los cerros y su relación con el poder político-religioso y los rituales de petición de lluvias en el Cerro de Trincheras del Desierto de Sonora Julio Amador Bech
p. 8
Notas para el estudio del susto en los nahuas prehispánicos y contemporáneos María del Carmen Macuil García
p.62
Evidencia de pinturas rupestres en la cueva de Chicomeatl, en Zacatal Grande, Veracruz América Malbrán Porto y Enrique Méndez Torres
p. 79
Sesiones del Seminario
p. 96
4
5
7
EVIDENCIA DE PINTURAS RUPESTRES EN LA CUEVA DE CHICOMEATL, EN ZACATAL GRANDE, VERACRUZ América Malbrán Porto1 y Enrique Méndez Torres2
E
l presente trabajo forma parte del Proyecto “Población, Salud y Cultura en el Valle de Orizaba”, coordinado por el Dr. Carlos Serrano, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
Debido a la abundancia de cuevas y manifestaciones, relacionadas con ellas, en el área, así como la importancia que los espacios subterráneos de esta región han tenido, tanto para la época prehispánica como la actual, se tomó la decisión de crear un nuevo proyecto, derivado del anterior, que ha recibido el nombre de “El Uso de las cuevas en la región de las Altas Montañas, Veracruz”. El objetivo principal del presente proyecto tiene la meta de vincular el uso que los grupos humanos le han dado a estos sitios desde época prehispánica hasta la actualidad. A causa de la constante presencia de saqueadores locales y extranjeros en algunas de estas cuevas no se encuentran ya vestigios materiales cerámicos, sin embargo se ha apreciado una gran diversidad en cuanto a manifestaciones rupestres, algunas de las cuales, afortunadamente, no han sido vandalizadas. A través de la gráfica rupestre se ha podido observar que las cuevas han sido empleadas: a) como espacio de culto dedicado a ciertas deidades, b) para plasmar aspectos de la vida diaria, como el firmamento, c) del entorno biológico como la fauna y d) otros más relacionados con la cosmovisión y cosmogonía. En cuanto a los aspectos antropológicos se ha apreciado en la actualidad, en las áreas de ocupación nahua de la región, que este es el espacio exclusivo para dar las gracias a la Madre Tierra por las buenas siembras a través de los rituales del Xochitlalli, es éste también el lugar donde los curanderos se reúnen. La cueva que nos ocupa se localiza dentro del municipio de Zongolica, que a su vez se encuentra ubicado en la zona central y montañosa del Estado veracruzano, sobre las estribaciones de la Sie-
1. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. 2. Centro INAH-Morelos, Proyecto Arqueológico Tlatoani. 79
rra Madre del Sur, considerada una de las más
así tenemos los ríos Altotolco, Moyoatempa, el
complejas y menos conocida del país (INEGI,
Santiago y Tonto, que es importante afluente
1988). A esta parte de sierra también se le co-
del Papaloapan; algunos se llegan a perder en
noce como Sierra de Zongolica. La cabecera
las profundidades de la tierra a través de sumi-
tiene una altitud promedio de 2000 msnm, limi-
deros o sótanos, espacios tan singulares en la
ta con los municipios de Tequila, Los Reyes,
región que en no pocas ocasiones los cami-
Coetzala, Mixtla, Texhuacan, Tenejapa, Tezo-
nantes han caído inesperadamente en ellos, ya
napa y al Sur y Suroeste con el estado de Pue-
que se encuentran cubiertos de maleza y a ve-
bla. Su clima es templado húmedo extremoso
ces no se puede apreciar su boca, lo que hace
con una temperatura media anual de 18°C
que sean propicios estos accidentes. Cuando
(Soto y García, 1989) (Fig.1).
esto ocurre es común que el sótano reciba el
La orografía de esta región no permite la for-
nombre de la persona que ha muerto en él, un
mación de grandes y caudalosos ríos, salvo en
caso claro de esto lo tenemos en el sótano To-
la época de lluvias cuando suben su nivel y
masa Quiahua, con 330 metros de profundi-
conforman el desagüe natural de la serranía;
dad.
Fig.1. Localización del municipio de Zongolica. Dibujo. América Malbrán Porto. 80
Antecedentes Arqueológicos
ron a hacer algunos recorridos de superficie y
Hasta hace unos años era muy escasa la infor-
trabajos de salvamento en los valles del río
mación histórica y arqueológica que existía pa-
Atoyac (Miranda Flores y Daneels, 1998),
ra la región, que abarca la sierra de Zongolica
Córdoba (Daneels y Miranda Flores, 1998) y
y sus faldas.
Orizaba, por parte de arqueólogos del INAH y
Fue quizás debido a lo abundante de barran-
la Universidad Veracruzana. Estas investiga-
cas, cuevas, grutas, sumideros y sótanos, que
ciones han permitido rastrear los momentos
se puede apreciar en el Mapa de Cuahutinchan
anteriores a la conquista española (Jiménez
N° 2, documento del siglo XVI (Fig.2), la repre-
Ovando, 1998).
sentación de la sierra de Zongolica como una
En relación al estudio de las cuevas, sólo se
serranía verde y alargada con un camino cen-
han reportado algunos trabajos que documen-
tral surcado por barrancos (Yoneda, 1992).
tan la realización de rituales religiosos por las
Desde el período prehispánico la región Córdo-
comunidades nahuas y mestizas de la actuali-
ba-Orizaba se ha considerado como un lugar
dad, así como algunos saqueos que reflejan la
de paso entre la costa del Golfo de México y el
importancia de los depósitos arqueológicos y la
Altiplano Central, por el cual circulaban mer-
acelerada destrucción de que están siendo ob-
cancías. Sólo en los últimos 10 años se han
jeto. La continuidad de los rituales religiosos en
realizado estudios sistemáticos que han revela-
la región desde tiempos prehispánicos hasta
do el carácter e identidad propios de esta área
nuestros días permite proponer algunos traba-
del centro de Veracruz (Lira, 2004).
jos de interpretación etnoarqueológica (Moran-
Durante el siglo XIX se efectuaron algunas ex-
te López, 1998).
pediciones científicas al centro de Veracruz, como la de Lucien Biart, quien recolectó varias
El Culto a las cuevas
colecciones de piezas cerámicas que actual-
A lo largo de la historia la importancia que tu-
mente se encuentran en el Museo del Hombre
vieron las cuevas para los pueblos mesoameri-
en Paris (Lehman, 2002) (Fig.3). A partir de los
canos ha sido diversa y por lo mismo tuvieron
primeros años del siglo XX se efectuaron visi-
gran variedad de significados y usos. Inicial-
tas de inspección por parte del Instituto Nacio-
mente debieron servir como refugio y sitio de
nal de Antropología e Historia, principalmente
habitación; posteriormente obtuvieron otras
en el valle de Maltrata (García Márquez, 1998).
connotaciones más relacionadas con la religión
Hasta entrados los años ochenta se comenza-
y por lo tanto se convirtieron en boca o vientre 81
Fig.2. Mapa de Cuauhtinchan N° 2 Se ha resaltado el área que correspondería a la Sierra de Zongolica. Tomado de Yoneda, 1992.
82
Fig.3. Algunas de las figurillas de la colección Biart que se encontraban en el Museo del Hombre, hoy en el musée du quai Branly Tomado del catálogo de piezas, http://www.quaibranly.fr/es/
83
de la tierra, entradas al Inframundo, morada de
lugar de origen, como ya se dijo; en muchas
los dioses del agua y los de la muerte. En no
ilustraciones prehispánicas se la ha represen-
pocos casos estos espacios se transformaron
tado como un espacio con fauces, que se con-
en lugares de culto que servían a ciertos ritua-
vierte en la boca del Monstruo Terrestre (Fig.
les y en los que se debían dejar las ofrendas a
4).
las deidades, por lo tanto las cuevas constitu-
Por otro lado, las cuevas eran y en algunos ca-
ían áreas sagradas del paisaje natural. Éstas
sos siguen siendo vistas como sitios misterio-
también sirvieron como un ámbito ideal para
sos en cuyo interior existe abundancia y la fer-
enterrar a los muertos.
tilidad puede ser propiciada. Es por esto que
Así, las cuevas eran un escenario apropiado
en el México antiguo, las ceremonias de peti-
para aquellas actividades religiosas que impli-
ción de agua para las cosechas se realizaban
caran una carga importante de significación
al interior de las cavernas ya que era en este
cosmológica. Son por excelencia, la entrada al
lugar donde habitaban los espíritus del agua.
Inframundo, es aquel espacio que conecta al
Hoy en día es común encontrarnos con rituales
ser humano con el vientre de la tierra, con el
de pedimento que se realizan al interior de las
Fig.4. Representación de un ritual en el interior de una cueva. Códice Selden f.11. Tomado de Caso, 1964. 84
cuevas en varias épocas del año a lo largo de
traídas durante la conquista. En primer lugar
toda la República Mexicana.
se encuentra el culto a las deidades de la llu-
Uno de estos rituales es el Xochitlalli, ceremo-
via, propio de las antiguas sociedades agríco-
nia que se celebra año con año en varias loca-
las, así como la veneración a la cueva con to-
lidades de la Sierra de Zongolica. Hoy en día
dos los mitos que esto implica. Del lado católi-
es posible encontrarnos con una serie de even-
co se pueden apreciar el crucifijo, imágenes
tos relacionados con los rituales y promovidos
impresas de vírgenes, Cristos o santos, rosa-
por los mismos municipios para atraer turismo,
rios y se pueden escuchar oraciones cristia-
con lo cual se empieza a desvirtuar poco a po-
nas. Finalmente observamos el catolicismo po-
co el ceremonial. Inclusive algunos rezanderos
pular resultado de esta mezcla, en el cual hay
están en contra de esta publicidad (Fig.5). Al
procesiones, la cruz, el altar verde que se sue-
parecer esta festividad está relacionada con
le poner en el interior de la cueva y flores, se
los ritos propiciatorios a través de los cuales se
prenden veladoras y quema incienso (Fig.6).
alcanzan el favor y los dones de la Naturaleza
Por lo general estas cuevas se encuentran en
para obtener buenas cosechas. El cultivo del
lugares un poco complicados, ya que se llega
maíz no sólo es indispensable para la subsis-
a ellas, bien subiendo uno de los cerros, o in-
tencia, sino también para crear y recrear las
ternándose en la sierra, sin embargo son cono-
concepciones ancestrales sobre cómo se ob-
cidas por todos los pobladores y no dejan de
tienen los frutos naturales, pues se conciben
ser accesibles, aunque el recorrido pueda ser
como surgidos de una negociación entre los
agotador, siendo esta complejidad “parte del
hombres y la Naturaleza, cuyos dueños son las
sacrificio” que hay que hacer, según algunos
deidades (Álvarez Santiago, 1991). El Xochitla-
visitantes, para tener buenas cosechas el si-
lli se realiza en varias cuevas de la región el
guiente año.
primer viernes de marzo, y en él se rinde culto
En este texto nos concentraremos en la cueva
a Nana “Tonantzin”, como llaman los nahuas
de Chicomapa, donde hasta hace unos pocos
del área a la diosa de la Tierra; en la ceremo-
años se elaboraba dicho ritual, sin embargo a
nia se agradece por las cosechas que se tuvie-
causa del fallecimiento de la esposa del dueño
ron durante el año y se pide que las siguientes
de los terrenos en que se encuentra, que era
sean abundantes y con buenas lluvias.
quien lo realizaba y quien conocía los rezos a
Esta fiesta es una fusión de creencias y tradi-
la Madre Tierra, ya no se efectúa la festividad
ciones autóctonas prehispánicas y católicas
aquí. 85
Fig.5. Publicidad invitando al Xochitlalli en la cueva de Los Tzimpiles, con todas las actividades programadas para el día de la ceremonia. Foto. América Malbrán Porto, 2010.
De manera similar a otros lugares de la locali-
ferimos utilizar esta denominación.
dad, en esta cueva cuando se realizaba el Xochitlalli también se colocaba una cruz ador-
La entrada
nada de flores blancas, se llevaban velas blan-
Esta cueva tiene en su interior pintura rupestre,
cas y se quemaba copal (Fig.7). Por lo general,
la primera evidencia la encontramos, muy a la
a este ritual asistía menos gente que a los que
mano, cerca de la entrada en la pared Este, y
se llevaban a cabo en otras cuevas de la re-
es la única que tiene pinturas.
gión, por lo que podríamos decir que era más
Se distinguen dos tipos de manifestaciones las
de tipo privado o doméstico que aquellos efec-
prehispánicas en tinta plana color roja y los
tuados en cuevas más grandes.
grafismos que pueden ser fechados desde
Debido a que existen pinturas rupestres en es-
hace apenas unos años hasta principios del
ta oquedad se ha continuado explorando y pla-
siglo XX (Fig.8). Éstas últimas están elabora-
ticando con sus dueños, en específico con la
das con lápiz, grafito o algún crayón negro y
hija, María Anastasio y su nieta Elvira Flores,
pintura de aceite roja. También se observan
quienes rectificaron que a pesar del nombre
pinturas de puntos y líneas, en tinta plana de
que comúnmente se le da en la región, su ver-
color rojo, que probablemente fueron realiza-
dadero nombre es Chicomeatl, por lo que pre-
das antes de la llegada de los españoles. Es86
Fig.6. Ritual de Xochitlalli en la cueva del Sol en Coetzala, Ver. Foto. Rafael Reyes Ojeda, 2006.
Fig.7. Ritual de Xochitlalli en la cueva de Chicomeatl. Foto. Rafael Reyes Ojeda, 2006.
87
tas pinturas, de posible manufactura prehispá-
de no se puede continuar caminando por haber
nica resultan difíciles de fechar, infiriendo la
un acantilado de quizás ocho metros de pro-
temporalidad debido al uso de un pigmento en
fundidad. Aquí se observan algunas pinturas
color rojo, de origen mineral y a los trazos y
de líneas o manchas en el mismo color rojo, en
ubicación de las mismas así como por la temá-
la pared Este y en el techo, sobre algunas con-
tica.
creciones calcáreas. Y un par de metros ade-
En la entrada destacan dos figuras antropo-
lante, en la pared Oeste, hay una figura antro-
morfas, una de las cuales presenta gran dina-
pomorfa en tinta plana del mismo color rojo
mismo en cuanto a su movimiento; varias líne-
(Fig.11).
as, algunos puntos, círculos y líneas cruzadas,
Este personaje da la impresión de que se des-
Uno de estos conjuntos de trazos semeja al
plaza sobre sus rodillas en dirección a la salida
rostro icónico de Tlaloc (Fig.9). Mientras que
de la cueva pero su rostro mira hacia las
otros grupos de líneas cruzadas han dado a
“profundidades” de la gruta. En su parte poste-
pensar en la posibilidad de representaciones
rior se encuentra una figura zoomorfa perfilada
de estrellas o constelaciones.
en color negro, este rasgo, junto con otros cer-
Al interior de la cueva, a 215 metros, aproxima-
canos, pudieran ser de manufactura posterior a
damente, se encuentran sobre la pared Oeste
la Colonia por el tipo de trazos. Más adelante
una serie de estalactitas con la forma de
del zoomorfo se aprecian dos líneas verticales
“banderas” la cual tiene una gran pintura en
y después una figura antropomorfa delineada
color rojo, de más de dos metros cuadrados,
en color negro con un trazo y estilo diferente.
pero debido al paso del tiempo ya no se nota ningún diseño, sólo están pintadas en algunas
Grafitis
de sus caras.
La mayoría de estos grafitis fueron hechos en
Más adelante, a cuarenta metros, se aprecian,
el siglo XX y tuvieron la intención de dejar el
en la misma pared Oeste, otros trazos con pig-
recuerdo de la visita a la cueva, por lo que en
mento rojo que fueron delineados, aprovechan-
su mayoría constituyen nombres, en general
do parte de las concreciones formadas en la
de hombres, y fechas, siendo la más antigua la
pared, para dar forma a una imagen de lagarto
dejada por Jaime R.H. en 1841 mientras que la
o serpiente (Fig.10).
más reciente es del diez de abril del 2004.
A casi trescientos metros de desarrollo de la
En la segunda galería también se observan
cueva se llega a una parte más angosta y don-
nombres y fechas de los visitantes, la más anti88
Fig.8. Grafitis y pinturas en una de las paredes de la cueva donde se distinguen figuras antropomorfas en tinta roja. Foto Enrique MĂŠndez Torres, 2009.
Fig.9. Grafitis elaborados el siglo pasado en negro. En rojo, de manera estilizada, los rasgos de un posible Tlaloc. Foto Enrique MĂŠndez Torres, 2009. 89
Fig.10. Representación de lagarto o serpiente en color rojo. Foto Enrique Méndez Torres, 2009.
Fig.11. Figura antropomorfa en el interior de la cueva Foto Enrique Méndez Torres, 2009. 90
gua de 1928, pero destaca de entre los grafitis
tar en el imaginario popular como espacios es-
uno en particular, dejado el 25 de mayo de
trechos, algunos pequeños cuerpos de agua,
1925 donde aparecen once nombres formando
fosos, galerías con murciélagos, complicados y
un abanico (Fig.12). En todo el trayecto no se
laberinticos caminos o inclusive, la presencia
vuelven a ver más grafitis sino hasta la parte
de algunos animales fantásticos moradores en
más “profunda”, junto con la pintura roja antro-
el interior. Este último aspecto se puede ver
pomorfa que ya se mencionó.
relacionado con la bella imagen de la cabeza
Por lo que hemos podido ver es evidente que
de un reptil trazada aprovechando el relieve de
esta cueva ha tenido una función ritual impor-
la pared de la cueva, misma que recibe de
tante desde la época prehispánica, quizás en
frente a quienes se aventuran al interior
buena medida debido a que es una de las po-
(Fig.10).
cas cavidades de la zona con un amplio desa-
Si bien no tenemos materiales arqueológicos
rrollo subterráneo donde la gente puede des-
cerámicos como tiestos, sahumadores o brase-
plazarse con cierta facilidad por su interior y
ros que nos referencien un uso ritual cabe
sortear algunos “peligros” que se llegan a con-
mencionar que en los procesos litúrgicos tam-
Fig.12. Grafiti dejado como recuerdo de la visita a la cueva el 25 de mayo de 1925 donde aparecen once nombres formando un abanico. Foto Enrique Méndez Torres, 2009.
91
bien se emplean materiales perecederos que
había sido hasta el 2006, por desgracia a raíz
difícilmente perduran en las condiciones am-
del fallecimiento de la rezandera de la cueva
bientales de esta cavidad, como se verá más
se ha relegado el espacio y se tiene la espe-
adelante. Y el simple hecho de los trazos ru-
ranza que en un futuro las deidades moradoras
pestres nos habla de una intención de carácter
de la cueva de Chicomeatl vuelvan a tener sus
sacro vinculado con la fertilidad de la tierra re-
rezos si es que la hija, María Anastasio Chon-
presentada por la cabeza de reptil, ya sea de
coa, o su nieta, Luz Elvira Flores Anastasio,
cocodrilo o de serpiente. Ambos animales
retoman el oficio (Fig.13).
hacen referencia a esta parte fría, acuática,
A pesar de que en años anteriores se realizaba
profunda, donde se guarda la riqueza y se ges-
aquí la ceremonia con todo el jubileo al que iba
tan los mantenimientos, quizás representado
unida, en la última visita que se hizo en el 2013
por la figura antropomorfa que sale triunfante
no se apreció evidencia de material alguno que
de la profundidad y voltea a ver dicho espacio
se relacionara con dicha actividad, como se
sagrado (Fig. 11).
encuentra en otras cavidades, donde quedan
Desconocemos en qué período de la historia
restos de sahumadores, depósitos de velas,
se pudieron haber trazado estas imágenes, sin
vasos de vidrio, botellas de vidrio o plástico de
embargo podríamos suponer que algunas de
algunas bebidas, todo esto como elementos
las representaciones, como las estilizaciones
más duraderos y ni se diga de la fruta, comida
de Tlaloc corresponderían al período Clásico,
o ensartes de flores que tienden a degradarse
por su contenido ideológico y el empleo del
más rápidamente. Tomando en cuenta que la
pigmento rojo especular.
última vez que se documentó aquí este ritual
El otro uso que se le da a la cueva en la actua-
fue en el 2006. El único objeto ritual que sub-
lidad tiene que ver con rituales tanto domésti-
siste de esta actividad es una muda cruz de
cos como públicos de los habitantes nahuas de
madera, que se mantiene en pie (Fig.14).
la sierra de la Zongolica, donde el sincretismo
Coincidencia o no, esta cueva ha tenido un uso
cristiano se ha mezclado con rituales prehispá-
ritual hacia las deidades de la fertilidad desde
nicos (Fig. 7). La congregación de la gente
la época prehispánica y así como podemos ver
hasta este punto tiene la finalidad de suplicar a
los rituales de Xochitlalli al interior de las cavi-
los moradores del interior del cerro por la bue-
dades de la región de la Zongolica es posible
na fortuna de las cosechas venideras, la salud
que hubiera sido muy similar el festejo en épo-
de la gente y/o del pueblo. Por lo menos así
ca prehispánica, con música, danzas, un diri92
Fig.13. Familia Anastacio: Doña María Anastasio Choncoa, Luz Elvira Flores Anastasio y don Epifanio Anastacio Margarito, de izquierda a derecha en el respectivo orden. Foto. Rafael Reyes Ojeda, 2006.
Fig.14. Cruz de madera, mudo testigo del ultimo ritual elaborado en el 2006, subsistiendo en el tiempo . Foto. Enrique Méndez Torres, 2013.
93
Fig.15. Planta general de la cueva Chicomeatl, mostrando los lugares donde se ubican las pinturas rupestres. DibujĂł Enrique MĂŠndez Torres, 20009. 94
gente ritual, sus auxiliares y todo un sistema de
anexo cartográfico del estado de Vera
cargos regulando el acto con varios meses de
cruz. Instituto Nacional de Estadística,
anticipación como se hace en la actualidad.
Geografía e Informática, México.
Esperamos que en el caso de la Cueva de Chicomeatl, la tradición no se pierda y que se reto-
Jiménez Ovando, Roberto
men los rezos para seguir pidiendo por las
1998 Notas para la historia de Maltrata. Car-
buenas cosechas.
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96