Evidencia de pinturas rupestres en la cueva de chicomeatl

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TLÁLOC ¿QUÉ? Boletín del Seminario

Año 4

N° 14

Abril-Junio 2014


2


UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles

Las opiniones expresadas en Tláloc ¿Qué? Boletín del

Rector

Seminario El Emblema de Tláloc en Mesoamérica son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Estela Morales Campos

Tláloc ¿Qué? Boletín del Seminario El Emblema de Tla-

Coordinadora de Humanidades

loc en Mesoamérica es una publicación trimestral del Proyecto PAPIIT: IN401614, Entidades Acuáticas en

Renato González Mello

América: Las Primeras sociedades, del Instituto de In-

Director del Instituto de Investigaciones Estéticas

vestigaciones Estéticas de La Universidad Nacional Autónoma de México, Circuito Mario de la Cueva s/n,

María Elena Ruiz Gallut

Ciudad Universitaria, C.P. 04510, México D.F. Tel. 5622

Titular del proyecto

-7547 Fax. 5665-4740. seminario.tlaloc@gmail.com

María Elena Ruiz Gallut América Malbrán Porto Enrique Méndez Torres Editores América Malbrán Porto Certificado de reserva de derecho al uso exclusivo

Diseño editorial

del título, Dirección General de Derechos de Autor, Secretaría de Educación Pública, número

( en

Consejo Editorial:

trámite ) . Certificados de licitud de título y de con-

Jorge Angulo Villaseñor

tenido, Comisión Certificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretaría de Gobernación,

Marie-Areti Hers

números, ( en trámite ) , ISSN ( en trámite ) .

Alejandro Villalobos Patrick Johansson K.

Portada y viñeta: Lámina 10 Códice Vindobonensis Mexicanus 1. Fondo de Cultura Económica, México,1994.

3


CONTENIDO

Presentación

p. 6

El simbolismo sagrado de los cerros y su relación con el poder político-religioso y los rituales de petición de lluvias en el Cerro de Trincheras del Desierto de Sonora Julio Amador Bech

p. 8

Notas para el estudio del susto en los nahuas prehispánicos y contemporáneos María del Carmen Macuil García

p.62

Evidencia de pinturas rupestres en la cueva de Chicomeatl, en Zacatal Grande, Veracruz América Malbrán Porto y Enrique Méndez Torres

p. 79

Sesiones del Seminario

p. 96

4


5


7


EVIDENCIA DE PINTURAS RUPESTRES EN LA CUEVA DE CHICOMEATL, EN ZACATAL GRANDE, VERACRUZ América Malbrán Porto1 y Enrique Méndez Torres2

E

l presente trabajo forma parte del Proyecto “Población, Salud y Cultura en el Valle de Orizaba”, coordinado por el Dr. Carlos Serrano, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Debido a la abundancia de cuevas y manifestaciones, relacionadas con ellas, en el área, así como la importancia que los espacios subterráneos de esta región han tenido, tanto para la época prehispánica como la actual, se tomó la decisión de crear un nuevo proyecto, derivado del anterior, que ha recibido el nombre de “El Uso de las cuevas en la región de las Altas Montañas, Veracruz”. El objetivo principal del presente proyecto tiene la meta de vincular el uso que los grupos humanos le han dado a estos sitios desde época prehispánica hasta la actualidad. A causa de la constante presencia de saqueadores locales y extranjeros en algunas de estas cuevas no se encuentran ya vestigios materiales cerámicos, sin embargo se ha apreciado una gran diversidad en cuanto a manifestaciones rupestres, algunas de las cuales, afortunadamente, no han sido vandalizadas. A través de la gráfica rupestre se ha podido observar que las cuevas han sido empleadas: a) como espacio de culto dedicado a ciertas deidades, b) para plasmar aspectos de la vida diaria, como el firmamento, c) del entorno biológico como la fauna y d) otros más relacionados con la cosmovisión y cosmogonía. En cuanto a los aspectos antropológicos se ha apreciado en la actualidad, en las áreas de ocupación nahua de la región, que este es el espacio exclusivo para dar las gracias a la Madre Tierra por las buenas siembras a través de los rituales del Xochitlalli, es éste también el lugar donde los curanderos se reúnen. La cueva que nos ocupa se localiza dentro del municipio de Zongolica, que a su vez se encuentra ubicado en la zona central y montañosa del Estado veracruzano, sobre las estribaciones de la Sie-

1. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. 2. Centro INAH-Morelos, Proyecto Arqueológico Tlatoani. 79


rra Madre del Sur, considerada una de las más

así tenemos los ríos Altotolco, Moyoatempa, el

complejas y menos conocida del país (INEGI,

Santiago y Tonto, que es importante afluente

1988). A esta parte de sierra también se le co-

del Papaloapan; algunos se llegan a perder en

noce como Sierra de Zongolica. La cabecera

las profundidades de la tierra a través de sumi-

tiene una altitud promedio de 2000 msnm, limi-

deros o sótanos, espacios tan singulares en la

ta con los municipios de Tequila, Los Reyes,

región que en no pocas ocasiones los cami-

Coetzala, Mixtla, Texhuacan, Tenejapa, Tezo-

nantes han caído inesperadamente en ellos, ya

napa y al Sur y Suroeste con el estado de Pue-

que se encuentran cubiertos de maleza y a ve-

bla. Su clima es templado húmedo extremoso

ces no se puede apreciar su boca, lo que hace

con una temperatura media anual de 18°C

que sean propicios estos accidentes. Cuando

(Soto y García, 1989) (Fig.1).

esto ocurre es común que el sótano reciba el

La orografía de esta región no permite la for-

nombre de la persona que ha muerto en él, un

mación de grandes y caudalosos ríos, salvo en

caso claro de esto lo tenemos en el sótano To-

la época de lluvias cuando suben su nivel y

masa Quiahua, con 330 metros de profundi-

conforman el desagüe natural de la serranía;

dad.

Fig.1. Localización del municipio de Zongolica. Dibujo. América Malbrán Porto. 80


Antecedentes Arqueológicos

ron a hacer algunos recorridos de superficie y

Hasta hace unos años era muy escasa la infor-

trabajos de salvamento en los valles del río

mación histórica y arqueológica que existía pa-

Atoyac (Miranda Flores y Daneels, 1998),

ra la región, que abarca la sierra de Zongolica

Córdoba (Daneels y Miranda Flores, 1998) y

y sus faldas.

Orizaba, por parte de arqueólogos del INAH y

Fue quizás debido a lo abundante de barran-

la Universidad Veracruzana. Estas investiga-

cas, cuevas, grutas, sumideros y sótanos, que

ciones han permitido rastrear los momentos

se puede apreciar en el Mapa de Cuahutinchan

anteriores a la conquista española (Jiménez

N° 2, documento del siglo XVI (Fig.2), la repre-

Ovando, 1998).

sentación de la sierra de Zongolica como una

En relación al estudio de las cuevas, sólo se

serranía verde y alargada con un camino cen-

han reportado algunos trabajos que documen-

tral surcado por barrancos (Yoneda, 1992).

tan la realización de rituales religiosos por las

Desde el período prehispánico la región Córdo-

comunidades nahuas y mestizas de la actuali-

ba-Orizaba se ha considerado como un lugar

dad, así como algunos saqueos que reflejan la

de paso entre la costa del Golfo de México y el

importancia de los depósitos arqueológicos y la

Altiplano Central, por el cual circulaban mer-

acelerada destrucción de que están siendo ob-

cancías. Sólo en los últimos 10 años se han

jeto. La continuidad de los rituales religiosos en

realizado estudios sistemáticos que han revela-

la región desde tiempos prehispánicos hasta

do el carácter e identidad propios de esta área

nuestros días permite proponer algunos traba-

del centro de Veracruz (Lira, 2004).

jos de interpretación etnoarqueológica (Moran-

Durante el siglo XIX se efectuaron algunas ex-

te López, 1998).

pediciones científicas al centro de Veracruz, como la de Lucien Biart, quien recolectó varias

El Culto a las cuevas

colecciones de piezas cerámicas que actual-

A lo largo de la historia la importancia que tu-

mente se encuentran en el Museo del Hombre

vieron las cuevas para los pueblos mesoameri-

en Paris (Lehman, 2002) (Fig.3). A partir de los

canos ha sido diversa y por lo mismo tuvieron

primeros años del siglo XX se efectuaron visi-

gran variedad de significados y usos. Inicial-

tas de inspección por parte del Instituto Nacio-

mente debieron servir como refugio y sitio de

nal de Antropología e Historia, principalmente

habitación; posteriormente obtuvieron otras

en el valle de Maltrata (García Márquez, 1998).

connotaciones más relacionadas con la religión

Hasta entrados los años ochenta se comenza-

y por lo tanto se convirtieron en boca o vientre 81


Fig.2. Mapa de Cuauhtinchan N° 2 Se ha resaltado el área que correspondería a la Sierra de Zongolica. Tomado de Yoneda, 1992.

82


Fig.3. Algunas de las figurillas de la colección Biart que se encontraban en el Museo del Hombre, hoy en el musée du quai Branly Tomado del catálogo de piezas, http://www.quaibranly.fr/es/

83


de la tierra, entradas al Inframundo, morada de

lugar de origen, como ya se dijo; en muchas

los dioses del agua y los de la muerte. En no

ilustraciones prehispánicas se la ha represen-

pocos casos estos espacios se transformaron

tado como un espacio con fauces, que se con-

en lugares de culto que servían a ciertos ritua-

vierte en la boca del Monstruo Terrestre (Fig.

les y en los que se debían dejar las ofrendas a

4).

las deidades, por lo tanto las cuevas constitu-

Por otro lado, las cuevas eran y en algunos ca-

ían áreas sagradas del paisaje natural. Éstas

sos siguen siendo vistas como sitios misterio-

también sirvieron como un ámbito ideal para

sos en cuyo interior existe abundancia y la fer-

enterrar a los muertos.

tilidad puede ser propiciada. Es por esto que

Así, las cuevas eran un escenario apropiado

en el México antiguo, las ceremonias de peti-

para aquellas actividades religiosas que impli-

ción de agua para las cosechas se realizaban

caran una carga importante de significación

al interior de las cavernas ya que era en este

cosmológica. Son por excelencia, la entrada al

lugar donde habitaban los espíritus del agua.

Inframundo, es aquel espacio que conecta al

Hoy en día es común encontrarnos con rituales

ser humano con el vientre de la tierra, con el

de pedimento que se realizan al interior de las

Fig.4. Representación de un ritual en el interior de una cueva. Códice Selden f.11. Tomado de Caso, 1964. 84


cuevas en varias épocas del año a lo largo de

traídas durante la conquista. En primer lugar

toda la República Mexicana.

se encuentra el culto a las deidades de la llu-

Uno de estos rituales es el Xochitlalli, ceremo-

via, propio de las antiguas sociedades agríco-

nia que se celebra año con año en varias loca-

las, así como la veneración a la cueva con to-

lidades de la Sierra de Zongolica. Hoy en día

dos los mitos que esto implica. Del lado católi-

es posible encontrarnos con una serie de even-

co se pueden apreciar el crucifijo, imágenes

tos relacionados con los rituales y promovidos

impresas de vírgenes, Cristos o santos, rosa-

por los mismos municipios para atraer turismo,

rios y se pueden escuchar oraciones cristia-

con lo cual se empieza a desvirtuar poco a po-

nas. Finalmente observamos el catolicismo po-

co el ceremonial. Inclusive algunos rezanderos

pular resultado de esta mezcla, en el cual hay

están en contra de esta publicidad (Fig.5). Al

procesiones, la cruz, el altar verde que se sue-

parecer esta festividad está relacionada con

le poner en el interior de la cueva y flores, se

los ritos propiciatorios a través de los cuales se

prenden veladoras y quema incienso (Fig.6).

alcanzan el favor y los dones de la Naturaleza

Por lo general estas cuevas se encuentran en

para obtener buenas cosechas. El cultivo del

lugares un poco complicados, ya que se llega

maíz no sólo es indispensable para la subsis-

a ellas, bien subiendo uno de los cerros, o in-

tencia, sino también para crear y recrear las

ternándose en la sierra, sin embargo son cono-

concepciones ancestrales sobre cómo se ob-

cidas por todos los pobladores y no dejan de

tienen los frutos naturales, pues se conciben

ser accesibles, aunque el recorrido pueda ser

como surgidos de una negociación entre los

agotador, siendo esta complejidad “parte del

hombres y la Naturaleza, cuyos dueños son las

sacrificio” que hay que hacer, según algunos

deidades (Álvarez Santiago, 1991). El Xochitla-

visitantes, para tener buenas cosechas el si-

lli se realiza en varias cuevas de la región el

guiente año.

primer viernes de marzo, y en él se rinde culto

En este texto nos concentraremos en la cueva

a Nana “Tonantzin”, como llaman los nahuas

de Chicomapa, donde hasta hace unos pocos

del área a la diosa de la Tierra; en la ceremo-

años se elaboraba dicho ritual, sin embargo a

nia se agradece por las cosechas que se tuvie-

causa del fallecimiento de la esposa del dueño

ron durante el año y se pide que las siguientes

de los terrenos en que se encuentra, que era

sean abundantes y con buenas lluvias.

quien lo realizaba y quien conocía los rezos a

Esta fiesta es una fusión de creencias y tradi-

la Madre Tierra, ya no se efectúa la festividad

ciones autóctonas prehispánicas y católicas

aquí. 85


Fig.5. Publicidad invitando al Xochitlalli en la cueva de Los Tzimpiles, con todas las actividades programadas para el día de la ceremonia. Foto. América Malbrán Porto, 2010.

De manera similar a otros lugares de la locali-

ferimos utilizar esta denominación.

dad, en esta cueva cuando se realizaba el Xochitlalli también se colocaba una cruz ador-

La entrada

nada de flores blancas, se llevaban velas blan-

Esta cueva tiene en su interior pintura rupestre,

cas y se quemaba copal (Fig.7). Por lo general,

la primera evidencia la encontramos, muy a la

a este ritual asistía menos gente que a los que

mano, cerca de la entrada en la pared Este, y

se llevaban a cabo en otras cuevas de la re-

es la única que tiene pinturas.

gión, por lo que podríamos decir que era más

Se distinguen dos tipos de manifestaciones las

de tipo privado o doméstico que aquellos efec-

prehispánicas en tinta plana color roja y los

tuados en cuevas más grandes.

grafismos que pueden ser fechados desde

Debido a que existen pinturas rupestres en es-

hace apenas unos años hasta principios del

ta oquedad se ha continuado explorando y pla-

siglo XX (Fig.8). Éstas últimas están elabora-

ticando con sus dueños, en específico con la

das con lápiz, grafito o algún crayón negro y

hija, María Anastasio y su nieta Elvira Flores,

pintura de aceite roja. También se observan

quienes rectificaron que a pesar del nombre

pinturas de puntos y líneas, en tinta plana de

que comúnmente se le da en la región, su ver-

color rojo, que probablemente fueron realiza-

dadero nombre es Chicomeatl, por lo que pre-

das antes de la llegada de los españoles. Es86


Fig.6. Ritual de Xochitlalli en la cueva del Sol en Coetzala, Ver. Foto. Rafael Reyes Ojeda, 2006.

Fig.7. Ritual de Xochitlalli en la cueva de Chicomeatl. Foto. Rafael Reyes Ojeda, 2006.

87


tas pinturas, de posible manufactura prehispá-

de no se puede continuar caminando por haber

nica resultan difíciles de fechar, infiriendo la

un acantilado de quizás ocho metros de pro-

temporalidad debido al uso de un pigmento en

fundidad. Aquí se observan algunas pinturas

color rojo, de origen mineral y a los trazos y

de líneas o manchas en el mismo color rojo, en

ubicación de las mismas así como por la temá-

la pared Este y en el techo, sobre algunas con-

tica.

creciones calcáreas. Y un par de metros ade-

En la entrada destacan dos figuras antropo-

lante, en la pared Oeste, hay una figura antro-

morfas, una de las cuales presenta gran dina-

pomorfa en tinta plana del mismo color rojo

mismo en cuanto a su movimiento; varias líne-

(Fig.11).

as, algunos puntos, círculos y líneas cruzadas,

Este personaje da la impresión de que se des-

Uno de estos conjuntos de trazos semeja al

plaza sobre sus rodillas en dirección a la salida

rostro icónico de Tlaloc (Fig.9). Mientras que

de la cueva pero su rostro mira hacia las

otros grupos de líneas cruzadas han dado a

“profundidades” de la gruta. En su parte poste-

pensar en la posibilidad de representaciones

rior se encuentra una figura zoomorfa perfilada

de estrellas o constelaciones.

en color negro, este rasgo, junto con otros cer-

Al interior de la cueva, a 215 metros, aproxima-

canos, pudieran ser de manufactura posterior a

damente, se encuentran sobre la pared Oeste

la Colonia por el tipo de trazos. Más adelante

una serie de estalactitas con la forma de

del zoomorfo se aprecian dos líneas verticales

“banderas” la cual tiene una gran pintura en

y después una figura antropomorfa delineada

color rojo, de más de dos metros cuadrados,

en color negro con un trazo y estilo diferente.

pero debido al paso del tiempo ya no se nota ningún diseño, sólo están pintadas en algunas

Grafitis

de sus caras.

La mayoría de estos grafitis fueron hechos en

Más adelante, a cuarenta metros, se aprecian,

el siglo XX y tuvieron la intención de dejar el

en la misma pared Oeste, otros trazos con pig-

recuerdo de la visita a la cueva, por lo que en

mento rojo que fueron delineados, aprovechan-

su mayoría constituyen nombres, en general

do parte de las concreciones formadas en la

de hombres, y fechas, siendo la más antigua la

pared, para dar forma a una imagen de lagarto

dejada por Jaime R.H. en 1841 mientras que la

o serpiente (Fig.10).

más reciente es del diez de abril del 2004.

A casi trescientos metros de desarrollo de la

En la segunda galería también se observan

cueva se llega a una parte más angosta y don-

nombres y fechas de los visitantes, la más anti88


Fig.8. Grafitis y pinturas en una de las paredes de la cueva donde se distinguen figuras antropomorfas en tinta roja. Foto Enrique MĂŠndez Torres, 2009.

Fig.9. Grafitis elaborados el siglo pasado en negro. En rojo, de manera estilizada, los rasgos de un posible Tlaloc. Foto Enrique MĂŠndez Torres, 2009. 89


Fig.10. Representación de lagarto o serpiente en color rojo. Foto Enrique Méndez Torres, 2009.

Fig.11. Figura antropomorfa en el interior de la cueva Foto Enrique Méndez Torres, 2009. 90


gua de 1928, pero destaca de entre los grafitis

tar en el imaginario popular como espacios es-

uno en particular, dejado el 25 de mayo de

trechos, algunos pequeños cuerpos de agua,

1925 donde aparecen once nombres formando

fosos, galerías con murciélagos, complicados y

un abanico (Fig.12). En todo el trayecto no se

laberinticos caminos o inclusive, la presencia

vuelven a ver más grafitis sino hasta la parte

de algunos animales fantásticos moradores en

más “profunda”, junto con la pintura roja antro-

el interior. Este último aspecto se puede ver

pomorfa que ya se mencionó.

relacionado con la bella imagen de la cabeza

Por lo que hemos podido ver es evidente que

de un reptil trazada aprovechando el relieve de

esta cueva ha tenido una función ritual impor-

la pared de la cueva, misma que recibe de

tante desde la época prehispánica, quizás en

frente a quienes se aventuran al interior

buena medida debido a que es una de las po-

(Fig.10).

cas cavidades de la zona con un amplio desa-

Si bien no tenemos materiales arqueológicos

rrollo subterráneo donde la gente puede des-

cerámicos como tiestos, sahumadores o brase-

plazarse con cierta facilidad por su interior y

ros que nos referencien un uso ritual cabe

sortear algunos “peligros” que se llegan a con-

mencionar que en los procesos litúrgicos tam-

Fig.12. Grafiti dejado como recuerdo de la visita a la cueva el 25 de mayo de 1925 donde aparecen once nombres formando un abanico. Foto Enrique Méndez Torres, 2009.

91


bien se emplean materiales perecederos que

había sido hasta el 2006, por desgracia a raíz

difícilmente perduran en las condiciones am-

del fallecimiento de la rezandera de la cueva

bientales de esta cavidad, como se verá más

se ha relegado el espacio y se tiene la espe-

adelante. Y el simple hecho de los trazos ru-

ranza que en un futuro las deidades moradoras

pestres nos habla de una intención de carácter

de la cueva de Chicomeatl vuelvan a tener sus

sacro vinculado con la fertilidad de la tierra re-

rezos si es que la hija, María Anastasio Chon-

presentada por la cabeza de reptil, ya sea de

coa, o su nieta, Luz Elvira Flores Anastasio,

cocodrilo o de serpiente. Ambos animales

retoman el oficio (Fig.13).

hacen referencia a esta parte fría, acuática,

A pesar de que en años anteriores se realizaba

profunda, donde se guarda la riqueza y se ges-

aquí la ceremonia con todo el jubileo al que iba

tan los mantenimientos, quizás representado

unida, en la última visita que se hizo en el 2013

por la figura antropomorfa que sale triunfante

no se apreció evidencia de material alguno que

de la profundidad y voltea a ver dicho espacio

se relacionara con dicha actividad, como se

sagrado (Fig. 11).

encuentra en otras cavidades, donde quedan

Desconocemos en qué período de la historia

restos de sahumadores, depósitos de velas,

se pudieron haber trazado estas imágenes, sin

vasos de vidrio, botellas de vidrio o plástico de

embargo podríamos suponer que algunas de

algunas bebidas, todo esto como elementos

las representaciones, como las estilizaciones

más duraderos y ni se diga de la fruta, comida

de Tlaloc corresponderían al período Clásico,

o ensartes de flores que tienden a degradarse

por su contenido ideológico y el empleo del

más rápidamente. Tomando en cuenta que la

pigmento rojo especular.

última vez que se documentó aquí este ritual

El otro uso que se le da a la cueva en la actua-

fue en el 2006. El único objeto ritual que sub-

lidad tiene que ver con rituales tanto domésti-

siste de esta actividad es una muda cruz de

cos como públicos de los habitantes nahuas de

madera, que se mantiene en pie (Fig.14).

la sierra de la Zongolica, donde el sincretismo

Coincidencia o no, esta cueva ha tenido un uso

cristiano se ha mezclado con rituales prehispá-

ritual hacia las deidades de la fertilidad desde

nicos (Fig. 7). La congregación de la gente

la época prehispánica y así como podemos ver

hasta este punto tiene la finalidad de suplicar a

los rituales de Xochitlalli al interior de las cavi-

los moradores del interior del cerro por la bue-

dades de la región de la Zongolica es posible

na fortuna de las cosechas venideras, la salud

que hubiera sido muy similar el festejo en épo-

de la gente y/o del pueblo. Por lo menos así

ca prehispánica, con música, danzas, un diri92


Fig.13. Familia Anastacio: Doña María Anastasio Choncoa, Luz Elvira Flores Anastasio y don Epifanio Anastacio Margarito, de izquierda a derecha en el respectivo orden. Foto. Rafael Reyes Ojeda, 2006.

Fig.14. Cruz de madera, mudo testigo del ultimo ritual elaborado en el 2006, subsistiendo en el tiempo . Foto. Enrique Méndez Torres, 2013.

93


Fig.15. Planta general de la cueva Chicomeatl, mostrando los lugares donde se ubican las pinturas rupestres. DibujĂł Enrique MĂŠndez Torres, 20009. 94


gente ritual, sus auxiliares y todo un sistema de

anexo cartográfico del estado de Vera

cargos regulando el acto con varios meses de

cruz. Instituto Nacional de Estadística,

anticipación como se hace en la actualidad.

Geografía e Informática, México.

Esperamos que en el caso de la Cueva de Chicomeatl, la tradición no se pierda y que se reto-

Jiménez Ovando, Roberto

men los rezos para seguir pidiendo por las

1998 Notas para la historia de Maltrata. Car-

buenas cosechas.

los Serrano Sánchez, (Ed.). Instituto de Investigaciones Antropológicas, Univer-

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Nacional

Autónoma

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México, H. Ayuntamiento de Orizaba. México.

Morante López, Rubén B. 1998 Simbolismo de las cuevas en la región Córdoba-Orizaba.

Carlos

Serrano

Sánchez (Ed.) Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México. México. Musée du Quai Branly s/f

Catálogo de piezas, consultado en agosto de 2010, disponible en : http://www.quaibranly.fr/es/

Soto Enriqueta M., García E. 1989 Los climas del estado de Veracruz. Instituto de Ecología, A.C., Xalapa, México.

Yoneda, Keiko 1992 Los mapas de Cuauhtinchan y la historia cartográfica prehispánica. Fondo de Cultura Económica. México.

96


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