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| COMO ENCAJES DE HIERRO
from Amano Magazine No.9
by amanoempire
COMO ENCAJES DE HIERRO
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BY/Por Yadira Rachel Vargas PHOTOS / Fotos Nestor Martí
El siglo xix llegó dando aldabonazos a La Habana Vieja para anunciar el nacimiento de una Habana Nueva de extramuros, que avizoraba aires de cambio. Una de las reminiscencias que nos dejó ese siglo bordada en las fachadas e interiores de múltiples edificaciones habaneras, fue el uso del hierro dentro de los elementos decorativos de la arquitectura. Pies derechos, zapatas, canes y barrotes torneados en madera para balconajes y galerías, se irían sustituyendo, paulatinamente, por otros de igual funcionalidad, confeccionados por estrenados maestros de oficio: los herreros.
La herrería en la arquitectura colonial cubana adquiere un protagonismo gradual a partir del uso de sencillos elementos como herrajes de puerta, aldaba-tirador de hierro forjado, clavos de hierro forjado en las puertas y la incorporación de un novedoso dispositivo de finales del siglo xvii como el portafarol, que comienza a ser usado para la iluminación de la ciudad. Productos preelaborados o listos para ensamblar, traídos a través de compañías radicadas en España, Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Alemania y Bélgica, convivían con piezas forjadas en talleres criollos.
El esplendor y auge de la utilización de los trabajos de herrería se pone de manifiesto en la arquitectura decimonónica, catalogada como esencialmente neoclásica. La barandilla de hierro forjado, estructuras de balcón de barras de hierro y cancelas de hierro forjado en escaleras se fueron confeccionando en los talleres de fundición capitalinos, a la luz de las influencias del uso de la herrería en la arquitectura en ciudades españolas como Madrid, Sevilla y Cádiz. Esta reciente tendencia trajo consigo la afición por modernizar la fisonomía de las edificaciones históricas, criticada por el estudioso Francisco Prat Puig, quien ya en pleno siglo xx calificó a sus seguidores como engreídos e irreverentes, por destruir o adulterar las reliquias del pasado.
El Palacio Aldama y la Quinta Santovenia han sido los ejemplares de la arquitectura doméstica habanera neoclásica más admirados por la belleza de la herrería, en las cancelas de los patios interiores, las barandas de hierro fundido con flores de calamina y los majestuosos portafaroles, entre otros detalles.
La funcionalidad de los elementos de hierro fue de la mano de la creatividad de los maestros herreros que insuflaron a las construcciones un aire de belleza onírica, dotando con formas de arpa y grandes flores de líneas sinuosas a guardavecinos, rejas en arco, estructuras de balcones y jabalcones… que aún perviven.
Por su parte el Art Decó se alejó de ciertas constantes tradicionales y legó a la herrería cubana un repertorio de motivos geométricos de indudable pregnancia, que iría perdiendo centralidad con la llegada del Movimiento Moderno a la Isla y sus aclimataciones, más afines a lo escueto, la nitidez formal, la persianería de madera, los ventanales de vidrio y los detalles de herrería trabajados de manera muy sobria.
Con el triunfo de la Revolución, las tareas constructivas en el ámbito de la arquitectura doméstica estuvieron volcadas a saldar el grave déficit de viviendas heredado, con producciones masivas y la mayor economía de recursos; la herrería quedó más bien relegada a la sustitución de la madera en algunos ventanales y muebles. Intervenciones actuales, unas acertadas y otras no tanto, han vuelto a otorgarle protagonismo en cercas, rejas y ventanales con motivos que pueden imitar a sus antecesores o quedar a voluntad de artesanos —algunos de larga experiencia y probadas habilidades; otros, debutantes en un oficio ahora muy rentable— y clientes, casi siempre preocupados por lograr más con menos, aunque los haya dispuestos a hacer gala de rejas coronadas por puntas de lanza sobredoradas y otros ornamentos, adecuados o no a los códigos de la construcción a la que se añaden.
La continuidad del arte de la herrería, la forja y fragua va liderada hoy por jóvenes graduados de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, avezados en el quehacer tradicional. De reciente creación, la cooperativa no agropecuaria Metales Calflat, formada por egresados de la especialidad de Herrero Restaurador de dicha escuela, asume trabajos de restauración de muchos de los elementos que adornan nuestra arquitectura como encajes de hierro. ▪