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Negocios femeninos una oportunidad en crecimiento

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Leonardo Retana R. CEO & FOUNDER

Las estadísticas no mienten. Invertir en mujeres emprendedoras es un negocio rentable. En primer lugar, porque existe un gran nicho, es decir, más de la mitad de la población son mujeres y, a su vez, de todas aquellas que desean emprender casi ninguna obtiene financiación para desarrollar su proyecto o idea, los modelos crediticios son masculinos, no considera la realidad, el rol y modelo de negocios femeninos.

En segundo lugar, cuando una mujer logra emprender y obtiene mayores ingresos, su entorno mejora, ya que actúa como motor social y económico. Existe lo que llaman el “círculo de influencia de una mujer” (mujer, familia y comunidad), lo que se refiere al impacto que el propio bienestar económico de esta tiene tanto en su familia como en su comunidad.

Tercer lugar, el compromiso y responsabilidad financiera es más alto que el de una empresa masculina, por ende vemos productos bancarios que buscan el perfil femenino para prestarle dinero eso si con estructura masculina, pero el nivel de retorno es más alto en mujeres que en hombres, la morosidad es baja en comparación con la colocación a ¨créditos masculinos¨.

Y, en cuarto lugar, cuando las mujeres alcanzan independencia económica, tienden a gastar más en ámbitos como la educación, la alimentación, la salud y la calidad de vida familiar. Esto, a su vez, implica que la escolarización aumente, lo cual tiene relación directa con la eliminación de la pobreza, y creación de mayores oportunidades.

Por consiguiente, invertir en mujeres no solo es rentable económicamente, sino que también reporta otros beneficios como la ruptura del círculo de la pobreza en el que vive aún una gran parte de la población mundial (300.000 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza y, de ellos, el 51% son mujeres), una mayor escolarización, la dignificación y el empoderamiento de la mujer o la generación de riqueza en países en estado de desarrollo.

INTERNACIONAL SOCIOS PARA EL ÉXITO

La diversidad enriquece los negocios y de este tema las mujeres llevan el liderazgo. Su visión gerencial y empresarial es amplia y muy horizontal lo cual genera un entorno propicio para la innovación, recolectar información y ser muy inclusivas. No me refiero al ambiente social, la empatía o la calidad del trabajo, que pueden ser cuestiones importantes, sino que apunto a la cuenta de resultados a través de la innovación activa. Las empresas con y de mujeres ofrecen mejores números en el largo plazo porque éstas suelen valorar otros elementos que no se limitan al comportamiento financiero. Esta visión más amplia del comportamiento de una organización ofrece información cualitativa sobre el bienestar de los empleados, la reputación en el sector, la veracidad de las cifras proyectadas en el plan de negocios y otros intangibles convertibles en cash.

La comunicación oral y la presentación ante públicos es parte del negocio. A menudo, en las presentaciones, las directivas ceden su puesto en asuntos relacionados con asuntos técnicos, operaciones y funcionamiento real del negocio a hombres. Es una mala idea porque hace creer al inversor que no está en el corazón de la actividad empresarial. Quien pide dinero en una ronda de inversiones tiene que explicar a su audiencia la parte blanda (estrategia, visión, misión), pero sobre todo la parte dura de la industria (dónde están los clientes, cómo se gana dinero, cómo se opera) y esa realidad la tiene por naturaleza en estilo la mujer.

El hombre tiene a sobreestimar sus propias predicciones, basadas en su experiencia previa o conocimiento. Por eso, se rompen las expectativas depositadas ante “la nueva empresa que revolucionará el sector XYZ”. Las mujeres tienden a ser más conservadoras en el sentido de que valoran mejor los activos, son más responsables con las decisiones que impulsan y toman riesgos más calculados. Son operaciones financieras más moderadas, pero más seguras.

portafolio de inversión debe volver a ver esta capa empresarial femenina. Aun se ve de forma palpable en los inversionistas de capital, las mentoras, las aceleradoras y otras posiciones ocupadas, en su mayoría, por hombres. Se trata de perseguir un objetivo de mayor equilibrio, representación y diversidad en la toma de decisiones y no solamente en la presentación de proyectos. Sin capital social que apueste por la diversidad en la actividad económica y empresarial, es más difícil avanzar.

Se trata aprovechar la visión femenina en la empresa, integradora, horizontal, de amplia lectura a los retos de las generaciones diversas que hoy tenemos en las organizaciones. A menudo, la masculina se centra la compensación y otros atributos sensibles que operan en el corto plazo. Esto no es problema, si bien conviene acentuarlo con la parte intangible que valoras actividades y actitudes dentro de la organización. Como enseñan los clásicos, en el medio está la virtud.

En definitiva, como Jim Yong Kim,Ex-presidente del Grupo Banco Mundial, dijo sobre la financiación para el desarrollo: “El crecimiento económico es la herramienta más poderosa que tenemos para hacer realidad un mundo sin pobreza. Es necesario que la economía mundial crezca más rápido y de manera más sostenible” y “se necesita un crecimiento inclusivo que promueva oportunidades para todos, y que considere la participación plena de los hombres y las mujeres”. Por este motivo, las mujeres y su círculo de influencia pueden y deben desempeñar un papel crucial en la generación de riqueza, pero para ello debemos romper definitivamente el estigma de que un negocio que aporte beneficios sociales no puede ser al mismo tiempo rentable en términos económicos.

Numbers don’t lie. Investing in female entrepreneurs is a profitable business. First, because there is a huge niche, in other words, more than half of the population are women and, at the same time, out of all of those that wish to start their own business, none get the financing to develop their project or idea. Credit models are male dominated; they don’t consider the reality, the role and model of female businesses.

Second, when a woman manages to start their business and obtains more revenue, her surroundings improve, since she functions as a social and economic motor. There is something called the “circle of female influence” (woman, family and community), which refers to the impact that a woman’s economic welfare has both in her family, as well as in her community.

Third, the financial commitment and responsibility are higher than that of a male business, therefore, we see more banking products that look for that female profile to lend money to, of course, with a male structure. However, the level of return is higher in women than in men, and arrears are also lower compared to the “men credits” placement.

Fourth, when women reach economic independence, they tend to spend more in education, food, health and family quality life. At the same time, this implies that schooling will increase, which is in direct relation to the elimination of poverty, and the creation of bigger opportunities.

Consequently, investing in women is not just economically profitable, but it also shows other benefits such as the rupture of the poverty circle where a great majority of the world population still lives (300,000 million people live below the poverty threshold and, amongst them, 51% are women), better schooling, the dignifying and empowerment of women and the generation of wealth in developing countries.

Diversity helps businesses get richer, and women are leaders in this area. Their managerial and business vision is broad and very horizontal, which generates an environment conducive to innovation, collect information and are very inclusive. And I don’t mean the social setting, empathy or work quality (which can be important factors), but I am talking about accountability through active innovation. Businesses with and of women offer better numbers in the long term because they tend to value other elements that are not limited to the financial behavior. This much broader vision of the behavior of an organization offers qualitative information on the wellbeing of the employees, the reputation of the area, the truthfulness of the figures projected in the business plan, and other intangibles convertible into cash. related to technical issues, operations and actual business performance to men. This is a bad idea because it makes the investor believe that they’re not at the heart of the business activity. Whoever asks for money in a funding round has to explain to their audience the soft part (strategy, vision, mission), but above all, the tough part of the industry (where are the clients, how to get money, how to operate), and women possess that reality by nature.

Men tend to overestimate their own predictions, based on their previous experience or knowledge. This is why, the expectations placed on “the new business that will revolutionize the XYZ sector” are broken. Women tend to be more conservative in the sense that they have a bigger value for assets, are more responsible with the decisions they vouch for, and take more calculated risks. Financial operations are more moderated, but also safer.

To value our strategy, to broaden businesses or the investment portfolio we must see this female entrepreneurial layer again. It is still palpable in women who are capital investors, mentors, accelerators, and other positions held mostly by men. It’s about going after an objective of more balance, representation, and diversity in decision making, not just during project presentations. It’s more difficult to progress without social capital that banks on diversity in the economic and business activity.

It is about taking advantage of the feminine vision in the company, integrating a horizontal and wide analysis of the challenges of the diverse generations that we have in the organizations nowadays. Oftentimes, the male point of view focuses on the compensation and other sensible aspects that operate in the short term. This is not a problem, although it should be emphasized with the intangible part that one values, the activities and attitudes within the organization. As the classics teach, virtue is in the middle.

Ultimately, as Jim Yong Kim (former president of the World Bank Group) said about financing for development: “Economic growth is the most powerful tool we possess to make a world without poverty a reality. The world economy needs to grow faster and in a sustainable manner”, and “there needs to be an inclusive growth that promotes opportunities for everyone, and that takes into consideration the full participation of both men and women”. That’s the reason why women and their circle of influence can, and must, carry out a crucial role in generating wealth, but to achieve this we must, once and for all, break the stigma that a business that provides social benefits cannot be economically profitable at the same time.

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