CAÑADA REAL Revista Cultural de Torrijos y Comarca AÑO X—NÚMERO XII
Monografías Nº 1
Fray Diego de Torrijos (Biografía de un músico eminente)
Inmaculada Concepci贸n, de Francisco Bayeu
Cañada Real
Sumario Fray Diego de Torrijos (Breve biografía de un músico eminente) Agradecimientos………………………………………………………………………..………….……… 6
Revista Cañada Real Nº XII
Editorial…………………………………………………………………………………………………….…….. 7 Restauraciones………………….……………………………………………………………………..…… 9
Patrocinan Excmo. Ayuntamiento de Torrijos Fundación Caja Castilla-La Mancha
Introducción……………………………………………………………………………………………….… 12
Dirección y Consejo de Redacción Asociación “Amigos de la Colegiata”
Marco Histórico y Sociocultural de Torrijos a mediados del siglo XVII ……………………………………………………………………….…. 18
Colaboración Justiniano de la Peña Carbonero Julio Longobardo Carrillo Jesús Sánchez de Haro
Panorama Musical del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en el siglo XVII……………………..……………..…….… 22
Diseño, Maquetación y Fotografías Jesús Sánchez de Haro Justiniano de la Peña Carbonero Fernando Alcántara García Industrias Gráficas Rafael
La Música Española en el siglo XVII……………………………………………..…………. 14
Fray Diego de Torrijos. Biografía de un músico eminente………………..………………..…….……………...…… 25 Su Infancia……………………………………………….………………………..…………………………. 26 Su Formación en El Escorial……………………………………..……………………….……… 29 Vida Religiosa y Musical de Fray Diego………………………..………………..………. 30
Impresión Industrias Gráficas Rafael-Torrijos Depósito Legal: TO--0083-2004 ——————-
Composiciones para órgano de Fray Diego de Torrijos……………….….….. 43 Apéndice Documental….……………………………………………………………………….….... 45 1) Partida de Bautismo de Diego Díaz de Castro…………………………………..45
Portada: 2) Confirmación de Diego Díaz de Castro………………………………………………..46
La Sagrada Forma de Claudio Coello (detalle)
3) Nombramiento de Clerizón a Diego Díaz de Castro………………………….47
Monasterio de San Lorenzo del Escorial
4) Partitura del Villancico “Al son de los Instrumentos”……………………...48
© Patrimonio Nacional
5) Partitura del Villancico “¿Quién es aquel valiente?................................50
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6) A las Bodas Regias………………………..………………………………………………………..51
Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de información ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado – electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc. – sin el permiso previo por escrito de los editores.
7) Al Puerto, al Puerto………………………………………………………………………………..52 8) Vaya de Fiesta………………………………………………………………………………………….53 Bibliografía Básica………………………………………..……………………………………..…….. 54
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In Memoriam Virginia Longobardo Le贸n
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¿Quién habrá inventado la música? ¿El viento? ¿El mar? ¿La lluvia? ¿Cuando habrá nacido la armonía? ¿Qué habrá soñado primero? ¿El lenguaje de la brisa o el canto del ruiseñor? Desde una a otra orilla y viceversa, la música cruza el puente y la recibimos con los brazos y oídos abiertos. A veces ella calma y a veces enardece. Acaricia a los niños y adormece a los viejos. Cuando llueve es el canto de las nubes. La música es un arrabal del cielo y es el único paisaje que disfrutan los ciegos. Beethoven nos abriga y Mozart nos refresca. Hay tonadas que enhebran los silencios y el silencio se convierte a la música. Los esclavos y los presos se renuevan en el canto y esa música es su única libertad. Con la música respiran y si algún guardia lo prohíbe, igual cantan en silencio. La música es un premio, un recurso, una victoria. Con alegría o congoja la música nos vive y nos revive. Cuando alguien nos dice que nos vayamos con la música a otra parte, sin vacilar nos vamos, dichosos de que nos siga acompañando la felicidad de sus sonidos. "Vivir Adrede", Mario Benedetti Poeta y novelista uruguayo
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Agradecimientos Nuestro más sincero agradecimiento a los colaboradores de la restauración del cuadro de la “Inmaculada Concepción” de Francisco Bayeu y el sagrario de “El Buen Pastor”: EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE TORRIJOS FUNDACIÓN CCM PARROQUIA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO DE TORRIJOS ALKÁNTARA FOTÓGRAFOS AUTOS MARTÍN ANDINO COPISTERÍA MINUTO, S. L. EMBUTIDOS Y JAMONES ESPAÑA ESCOBAR GÓMEZ, S. A. VIAJES ESGOTUR ESTACIÓN DE SERVICIOS TORRIJOS, S.L. ESTUDIO DE ARQUITECTURA LORENZO RECIO CANO FERNANDO LÁZARO JOYEROS FRIAS SEMILLAS, S.L. GESTORÍA LUIS ACEVEDO FUENTES GONZAUTO-PEUGEOT TORRIJOS GRÁFICAS LAGOMAR HERNÁNDEZ, FRANCISCO JAVIER INDUSTRIAS GRÁFICAS RAFAEL LÓPEZ DÍAZ, FRANCISCO RAFAEL NUEVO HOGAR OCHOA LÓPEZ, JUAN CARLOS REPUESTOS MARCELO RODRIGUEZ BAHAMONTES, S.L. DOS COLABORADORES ANÓNIMOS
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Editorial “Cañada Real” en este su duodécimo número inicia una nueva singladura, sin abandonar totalmente la abordada en su número X con “Domus Dei I”; pues aún nos hallamos inmersos en la efemérides que la dio nombre: las obras de construcción de la Colegiata del Corpus Christi (como sabemos iniciadas en 1509 y finalizadas en mayo de 1518). Comenzamos esta nueva etapa de “Cañada Real XII” con trabajos de investigación y divulgación sobre personalidades poco conocidas del ámbito cultural de nuestra villa. Con el subtítulo de “Monografías I”, tratamos de aproximarnos a la vida y obra del músico más importante de la Historia de Torrijos, de Fray Diego de Torrijos, personaje tan ilustre como desconocido para la mayoría de nosotros, sus paisanos… No obstante, es nuestro propósito - si Dios quiere -, continuar evocando obras y hechos relacionados con nuestro maravilloso templo. Y, si en los números X y XI, abundábamos en sus aspectos fundamentalmente descriptivos, completados con la edición de la Guía-DVD “Una hora en la Colegiata de Torrijos”, en éste nos permitimos presentaros dos obras recién restauradas que, sin duda, enriquecerán el rico acervo artístico de nuestro monumento más emblemático: la pintura al óleo: “La Inmaculada Concepción”, atribuida a Francisco Bayeu; amén del precioso sagrario de madera policromada con una bellísima escena de “El Buen Pastor”, de autor desconocido. Ambas obras han sido restauradas por Germán Pérez Martínez, quien ha trabajado últimamente en obras encargadas por nosotros, tales como el Reclinatorio de Taracea o el Retablo de San Juan Bautista.
Inmaculada (detalle) Francisco Bayeu
A Germán le agradecemos que, en esta época de crisis haya hecho un encomiable esfuerzo para adaptar sus emolumentos a la disponibilidad de medios económicos de nuestra
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Cañada Real Asociación, obvio es declarar, ¡más que precarios…! ¡Pero en moral, entusiasmo, “torrijeñismo” o pasión por nuestra Cultura y bienes patrimoniales de nuestra villa nos confesamos “ricos” sobremanera”; pese, a que de vez en cuando o de cuando en vez, algún “Molinillo”, que no “Gigante Briareo” mueva insistente sus aspas impulsadas por extraños vientos. ¡Evidentemente, “aspavientos”…! Permítenos, querido lector, que nuestra gratitud más profunda vaya dirigida a quienes han hecho posible la edición de esta revista: la Fundación CCM, a nuestro Excmo. Ayuntamiento y a la nómina de colaboradores que con sus generosas aportaciones han permitido las restauraciones del precioso reclinatorio decimonónico de taracea, del Retablo de San Juan Bautista, del óleo de “La Inmaculada Concepción”, del sagrario de “El Buen Pastor”, así como la publicación de las Revistas “Domus Dei I”, “Domus Dei II”, de la Guía-DVD “Dos horas en la Colegiata de Torrijos”; sin olvidar a todos los que han adquirido dichos trabajos editoriales, entre ellos a la Excma. Diputación Provincial. ¡Muchísimas gracias a esta Institución a la que, desde estas páginas, de todo corazón, ofrecemos humildemente nuestra más incondicional colaboración…! Nuestro próximo reto en esta labor de recuperación patrimonial va ser, Dios mediante, la restauración del óleo “Cristo camino del Calvario”, de Juan Carreño de Miranda, una de cuyas réplicas se halla en la Magistral de Alcalá de Henares. ¡Quiera el Santísimo Cristo de la Sangre lo podamos admirar en su próxima festividad a la vez que nos permitimos adelantar la presentación de una “sorpresa editorial”…! ¡Tiempo al tiempo y que el Santísimo Cristo de la Sangre siga prodigando sus Infinitas Gracias a todos sus devotísimos hijos…! Asociación de Amigos de la Colegiata
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Restauraciones DOS
UEVAS OBRAS DE LA COLEGIATA RECIE TEME TE RESTAURADAS: EL LIE ZO DE LA “I MACULADA CO CEPCIÓ ” Y EL SAGRARIO DE “EL BUE PASTOR” La Inmaculada Concepción Muchos de nuestros habituales lectores y visitantes del Museo Parroquial habrán visto colgado del muro frontal ese óleo que describimos en nuestro libro “La Colegiata de Torrijos”, publicado en 1999. Hace unos años, el eminente Doctor en Historia del Arte, Catedrático se la Universidad Autónoma y amigo nuestro, Ismael Gutiérrez Pastor, vino a estudiar el retablo y pinturas de la Capilla del Santísimo Cristo de la Sangre. Las investigó, dató e identificó su autoría: la del pintor madrileño José Moreno. Posteriormente, nos dejó un magnífico trabajo sobre dicho retablo y pinturas en su artículo “Tres lienzos del pintor José Moreno para el retablo del Santísimo Cristo de la Sangre de Torrijos”, publicado en nuestra revista Cañada Real nº VII. Y como quiera que le invitamos a ver la Colegiata y su Museo, al contemplar este cuadro, al que nosotros no nos habíamos atrevido adjudicar su autoría, sugirió podría ser obra de Francisco Bayeu o del taller del pintor zaragozano, con lo que coincidía con la opinión de otros estudiosos de la valía, entre otros la del malogrado Pablo Peñas Serrano, colaborador extraordinario en el citado libro “La Colegiata de Torrijos”. El cuadro de “La Inmaculada Concepción” creemos procede, al igual que otros muchos, de la desaparecida iglesia parroquial de San Gil Abad, cuyas pertenencias fueron trasladadas a la Colegiata tras su desacralización en 1826. Es una obra de gran valor artístico, perteneciente a la segunda etapa de Francisco Inmaculada antes de la restauración Bayeu, la “neoclásica”; aunque aún conserva
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Cañada Real las influencias claras del estilo “rococó” de Corrado Giaquinto y de Antonio González Velázquez, caracterizado por el brillante colorido, pincel fluido y tonos nacarados. Durante las fiestas navideñas (Dios mediante) presentaremos, en el marco del Trascoro de la Colegiata, la Exposición “Domus Dei III”, y en la misma daremos a conocer las dos obras recientemente restauradas: el lienzo de “La Inmaculada Concepción” y el precioso sagrario de madera policromada de “El Buen Pastor”. Una vez finalizada dicha exposición ambas piezas artísticas volverán a ser ubicadas en sus anteriores emplazamientos: el Museo Parroquial y el retablo barroco de San José, respectivamente, donde podrá ser admiradas por quienes no hubieran tenido la oportunidad de verlas expuestas. Francisco Bayeu y Subías nació en Zaragoza en 1734. En su ciudad natal fue discípulo de José Luzán. Siendo muy joven se trasladó a Madrid, trabando en el taller y formándose al lado de A. González Velázquez. En 1763, colabora con el nuevo pintor de cámara de Carlos III, Antonio Rafael Mengs, en la decoración del Palacio Real de Madrid, convirtiéndose en uno de los pintores más famosos e influyentes de su época. Es el momento en que Bayeu abandona progresivamente el “rococó” de raíces italianas para adentrarse en el Neoclasicismo propuesto por el maestro bohemio. Cuatro años después, Bayeu es nombrado pintor de Francisco Bayeu, retratado por Goya cámara. La mayoría de sus obras serán de contenido religioso e histórico, siendo su labor muy prolífica. Pintó frescos para el citado Palacio Real de Madrid, para el de Aranjuez, el de El Pardo, el de La Granja de San Ildefonso, el de Riofrío. Asimismo a él se deben los de la basílica del Pilar y los del claustro de la catedral de Toledo. En 1788 fue nombrado Director de Pinturas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, cargo que desempeñaría hasta su muerte acaecida en Madrid, el 4 de agosto de 1795. Francisco Bayeu era cuñado Francisco de Goya y Lucientes, al casarse el genial pintor de Fuendetodos con Pepita Bayeu, en 1783. A Bayeu debe Goya, sin
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Cañada Real duda, su introducción en la Corte. Pintó, asimismo, numerosos cuadros de altar y cartones para la Real Fábrica de Tapices. El Museo del Prado conserva más de una veintena de sus obras. De entre ellas destacamos por su extraordinaria belleza “La Sagrada Familia”. Bayeu trabaja el ámbito de Arzobispado Toledano, siendo sus principales obras las de las citadas del claustro catedralicio, donde representa a los santos arzobispos de Toledo Eugenio, Ildefonso, Julián, Eladio y Eulogio; a Santa Casilda, Santa Leocadia, y al Santo Niño de La Guardia… De su intervención opina así Amador de los Ríos: “Encuentránse en estos frescos buenas composiciones, figuras llenas de expresión y gallardamente diseñadas, paños pintados con mucha soltura y plegados con riqueza, y otros pormenores desempeñados con singular desembarazo y maestría…” Gran devoto de la Santísima Virgen, Bayeu pintó numerosos lienzos dedicados a la Inmaculada Concepción y a la Asunción. Citemos las Asunciones de Pedrola (Zaragoza) (1788), y Valdemoro (Madrid) (1790), además de las Inmaculadas de San Pedro de Latarce (Valladolid) y el Seminario Diocesano de Astorga (León), de idéntica factura a la nuestra. Fue por entonces cuando debió de pintar el cuadro de “La Inmaculada Concepción” para el Cabildo de la iglesia Parroquial de San Gil, donde estuvo con anterioridad esta obra recientemente restaurada, que hoy podemos admirar en su esplendorosa belleza. EL SAGRARIO DE “EL BUEN PASTOR” Cuenta la Colegiata con dos preciosos sagrarios de madera policromada, el del “Noli me tangere” (“No me toques”), que puede admirarse en el altar de la Capilla de San Gil, y este recién restaurado de “El Buen Pastor”, procedente del altar del retablo barroco de San José. Dados el material, estructura, materiales y estilo, ambos pertenecen al mismo período (segunda mitad del siglo XVII) y, con toda probabilidad, al mismo desconocido autor… Sagrario antes de la restauración
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Introducción Uno de los objetivos fundamentales del equipo de historiadores de la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos” es investigar y dar a conocer la vida y obra de nuestros paisanos más relevantes o personas relacionadas con nuestra rica Historia local, poniendo especial énfasis en aquellos totalmente desconocidos para la mayoría de los torrijeños. Al efecto hemos ido publicando biografías y novelas históricas en torno a figuras de la talla de don Pedro I (“Justicia para todos. Utopía de un reinado”), “Don Gutierre de Cárdenas Chacón, la forja de un político trascendental”, “Alonso de Covarrubias y Leyva. Vida y obra del más ilustre hijo de la villa de Torrijos”, Pedro Liñán de Riaza (en el libro ”Torrijos en la época Cervantina”), “Fortunas y adversidades de la curandera María López de Sarria, “la Varela””, “Manuel de Llano y Persi, Político, literato y periodista torrijeño del siglo XIX”… Y, en esta oportunidad le llega el turno a un destacado músico torrijeño de mediados del siglo XVII, Fray Diego de Torrijos, sobre quien declaramos que ha sido en el Arte Musical la figura más destacada de nuestra villa y, a la par, la más desconocida… Antes de iniciar esta breve semblanza biográfica sobre fray Diego, queremos agradecer muy sinceramente a nuestro amigo el académico Jesús María RuizAyúcar Alonso, las primeras noticias que sobre nuestro personaje nos facilitó hace unos años. Con él y sus compañeros de la Asociación Cultural “Juan Guas” deseamos compartir nuestros humildes méritos. Siempre nos hemos definido públicamente como “filohistoriadores” (amantes de la Historia) y no nos duelen prendas admitir que nuestros conocimientos musicales son limitados (por utilizar un eufemismo); mas tales carencias no han mellado nuestro ánimo a la hora de afrontar trabajos íntimamente relacionados
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Cañada Real con la Música, sirva de ejemplo nuestro libro-DVD “Dos siglos de canciones populares torrijeñas” que, a Dios gracias, ha sido acogido con gran cariño entre los torrijeños y otros muchos castellano-manchegos. ¡Eso sí, merced a la colaboración de un brillante equipo de profesionales como los componentes del grupo folclórico novesano “Albacara”, los profesores de música José Antonio Barroso, Gonzalo Longobardo Sánchez, Gerardo González Alonso, Gerardo González Martín, Mª del Carmen Palacios, Rubén Longobardo Fuentes… ¡Sin olvidar a los pioneros de dicho trabajo: Dionisio Longobardo Carrillo, Gregorio Sánchez de Rivera Vázquez y a Pepi González Vicente, por su admirable labor recopiladora del folclore torrijeño…! En esta oportunidad en la que transportados por la ilusión de aproximarnos a la vida y obra del compositor, cantor, arpista, organista, maestro de capilla del monasterio de El Escorial, acometemos este sencillo trabajo, contamos con la colaboración extraordinaria de Mª del Carmen Palacios al frente de la Coral de Voces Blancas “Jesús Hornillos”, que nos deleitan con la interpretación de dos de los más hermosos villancicos compuestos por fray Diego de Torrijos: “Al son de los instrumentos” y “¿Quién es aquel valiente?” incluidos en el CD adjunto a la revista. Y con el deseo de que este nuevo trabajo que ofrecemos a todos los torrijeños y a quienes deseen conocer la vida y obra de fray Diego sea de vuestro agrado, sirva al mismo tiempo de excusa para desearos un ¡Feliz y Venturoso 2012!
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La Música Española en el siglo XVII En España, al igual que en los demás países europeos, se produce a finales del sigo XVI, coincidiendo con los últimos años del reinado de Felipe II, una importante evolución en la Música: aparece el estilo denominado barroco. Una de las características más notables de dicha evolución estilística es que se produjo sin grandes estridencias; incluso podíamos adjudicársela a la dinámica interna del último período renacentista que, habiendo alcanzado cotas de indudable perfección, precisa abrir nuevos derroteros en el devenir del arte musical. Y dicho cambio es absolutamente radical en todos los aspectos de la música, en todas sus formas, en la técnica y en la estética, tanto en su versión vocal como en la instrumental, en la sacra como en la profana…
Capellanes celebrando los oficios divinos
La llamada “polifonía clásica”, que había tenido su máximo esplendor en la segunda mitad del XVI, continuó su periplo en la siguiente centuria para ir dejando paso, paulatinamente, a un nuevo tipo de polifonía, la “polifonía moderna”. Ambas, incluso llegaron a compartir las melodías lentas, solemnes, verdaderamente religiosas en su concepción y espíritu, amén del contrapunto imitativo; pero “la moderna” incorporaba elementos novedosos que la diferenciaban nítidamente: nuevos giros en la melodía, combinación solista-coro, instrumentos y, por supuesto, “el continuo”, que nunca podía faltar en un lenguaje musical en vigor, el barroco. Otro cambio significativo es el de la expresividad. Elemento que imprime carácter a la nueva polifonía; expresividad cargada de fuerte dramatismo y que trata de reflejar en la música determinadas ideas del texto emanadas del Concilio de Trento. El aporte fundamental de la música sacra española es, sin duda, la “policoralidad”. De ella afirma el tratadista Miguel Querol que no ha sido
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Cañada Real importada de ninguna otra nación, que es una creación propia de nuestro país. Pero en toda evolución artística siempre hay precursores y los precedentes de la misma hay que buscarlos en la máxima figura de la música renacentista española, el abulense Padre Tomás Luis de Victoria, introductor del órgano como instrumento de acompañamiento de la polifonía. En 1600 compuso el Padre Victoria dos “Magnificat”, uno a ocho voces, en dos coros, y otro a doce, en tres; ambos con acompañamiento de órgano y con música en todos los versos. El segundo “Magnificat” es de una factura muy compleja y de extraordinaria belleza. Éste es, precisamente, en el que los musicólogos coinciden en señalar como prolegómeno del estilo barroco. En las últimas obras de Victoria aparecen giros melódicos nuevos que rompen con los esquemas típicos del Renacimiento y preludian el nuevo estilo. Rasgo típico de estas composiciones postreras del maestro abulense son las síncopas que, posteriormente, utilizarán con profusión los compositores españoles del siglo XVII. Ya, en esta centuria, se desarrollarán tres tipos de melodía: para obras en latín en estilo homorrítmico, obras en latín en estilo contrapuntístico y para obras “en vulgar”. Podemos afirmar que la transformación de la melodía en la música barroca española se debió, fundamentalmente, a la introducción del “canto solístico” propiamente dicho. El acompañamiento “de continuo” es uno de los elementos fundamentales del estilo barroco, hasta el extremo que los primeros estudiosos que se interesaron por esta estética la denominaron “época del bajo general o del bajo continuo”. Al comienzo, “el continuo” no estaba interpretado por un instrumento polifónico como el órgano, sino por uno monódico, generalmente el “bajón” o fagot. El “bajón” se empleó como instrumento de acompañamiento en casi todas las capillas musicales españolas antes de que lo hiciera el “violón”, la viola de gamba o el violoncelo.
Partitura Padre Tomás Luis de Victoria
Hacia el año 1630 tiene lugar un hecho fundamental en el devenir del “continuo” español: la introducción del
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Cañada Real arpa. Y al igual que el “bajón” este instrumento fue empleado en todas las corales polifónicas hasta mediados del siglo XVIII. El arpa barroca, utilizada a principios del XVII, también denominada “ordinaria o simple” era diatónica. Carecía de divisiones de tono. Sin embargo, en la segunda mitad de dicho siglo comienza a usarse el “arpa grande doblada” o “arpa de dos órdenes”, de la que fue un consumado intérprete nuestro fray Diego de Torrijos. De dicho instrumento nos habla así Nasarre: “…Divídese este instrumento del arpa en dos órdenes de cuerda, siendo su modo de proceder como el órgano. La primera orden de éste, como la de las teclas blancas de aquél; y la segunda orden, como las teclas negras…” Las cuerdas del arpa eran de tripa: El Rey David tocando el arpa Eugenio de Orozco (siglo XVII)
“Las cuerdas de nervio, que usan las arpas, vihuelas y otros instrumentos, conviene su materia, mas en iguales proporciones, con las cualidades del aire, y por eso, aunque la materia no es tan dura como el metal de las cuerdas de los clavecines, no es menos sonora que la del metal, y a menos violencia, de forma con más dulzura el sonido…” Y añade, asimismo: “Es el arpa, entre los instrumentos de cuerda de nervio, el que debe tener el primer lugar, ya por su ampliación y ya por su gran resonancia; pues en uno y otro excede a los demás instrumentos de cuerda de las de su materia… Es más resonante que cualquier otro, pues se acompañan las capillas de músicos con él, por tener sus voces bastante cuerpo para ello…” A lo largo del siglo XVII, el órgano compartirá protagonismo con el arpa en la música sacra española. El órgano barroco presentará innovaciones tales como la trompetería exterior horizontal y los “ecos”, que permitirán que alcance niveles extraordinarios de perfección, grandiosidad y belleza formal.
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Cañada Real La música religiosa española del siglo XVII heredó elementos básicos de la centuria anterior: la estructura de las horas canónicas, la participación de la música polifónica en los momentos más solemnes del culto, la constitución definitiva de capillas musicales, los instrumentos musicales, las composiciones “en vulgar” en los maitines de Navidad, en las procesiones del Corpus. Sin embargo el “canto llano” o canto gregoriano que, hasta los inicios del siglo XVI, había desempeñado un protagonismo esencial en nuestras catedrales, con escasa participación de la polifonía, cede terreno en beneficio de ésta. Los maitines y laudes se celebraban a la media noche. A ellos no asistían canónigos ni racioneros, ni por supuesto los fieles; sólo lo hacían los capellanes llamados “maitinantes”. Cada día había dos momentos particularmente solemnes en la liturgia: por la mañana, la misa; y por la tarde, las vísperas. Ambas eran siempre cantadas. Durante la semana solían cantarse en “canto llano”; pero los domingos y días de fiesta se introducía la polifonía. Conforme fue avanzando el siglo XVII la polifonía fue desplazando al “canto llano”. Las composiciones “en vulgar”, escritas con letras en castellano, no se podían repetir, lo que obligaba al maestro de capilla a componerlas de nuevo cada vez que se cantasen. De todos los géneros de música sacra es el motete el que, indudablemente, adquiere una mayor perfección técnica. El primer compositor de motetes y formas afines al nuevo estilo fue el citado Padre Victoria con su “Officium defunctorum”, publicado en 1605. Fue su último trabajo importante como compositor… Los motetes pasarán a componerse para una sola voz con “bajo continuo”, o para dos o tres voces con “bajo continuo”.
Cantoral Parroquia del Santísimo Sacramento
Y otro género musical de trascendental importancia en la música española será el del villancico, del que fray Diego de Torrijos se convertirá en uno de los principales compositores de su época.
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Marco Histórico y Sociocultural de Torrijos a mediados del siglo XVII En varios de nuestros anteriores trabajos de investigación y divulgación histórica hemos tratado este mismo epígrafe, mas consideramos no será ocioso enfocarlo nuevamente desde otra perspectiva. ¿Cómo era el Torrijos de la segunda mitad del siglo XVII? Es evidente que nuestra villa no es ajena a la crisis generalizada propia de los Reinos Hispanos en este período de los denominados “Austrias Menores” (Felipe III, Felipe IV y Carlos II): crisis económica, política, social... El impacto demográfico sufrido por la expulsión de los moriscos, el 4 de abril de 1609, unido a la constante sangría de la emigración a América, a la salida de unas treinta familias torrijeñas a tierras levantinas del valle del Vinalopó, merced a las buenas condiciones de la “Carta Puebla de Aspe”, sin olvidar el alto índice de mortandad y la disminución de la tasa de natalidad, es determinante para la economía de la villa torrijeña. Mas Torrijos seguía desempeñando el papel de centro comarcal que no ha perdido con el discurrir del tiempo. Era el centro político, administrativo y económico del Ducado de Maqueda y, sobre todo, importante foco comercial e industrial, sustentado en sus buenas comunicaciones y en el tradicional “espíritu mercantilista” – expresión nada peyorativa, por supuesto – de los entonces denominados “torrijanos”. La agricultura y ganadería gozaban de menor importancia en la economía torrijeña. Portada de la Colegiata de Torrijos Grabado siglo XIX
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La escasa superficie del término (17,34
Cañada Real kilómetros cuadrados) siempre fue determinante para el desarrollo de dichas actividades económicas en nuestra villa. Los cultivos dominantes son los de la llamada “trilogía mediterránea” (cereales, vid y olivo) y unas seis huertas regadas con norias. Además, a mediados de esta centuria, se introducen en nuestros campos el cultivo del zumaque, cuyo fruto en drupa se utilizaría como curtiente en las tenerías torrijeñas, uno de los más importantes negocios. Durante el período que nos ocupa, sigue siendo el olivar el cultivo más importante de Torrijos. Unos 60.000 olivos tapizan nuestros terrazgos, llanos y “mesas”, siendo su fruto fundamental para el desarrollo de las industrias oleícola y jabonera. Además, la leña del olivo supone un combustible importante para los hogares. Dos de nuestras escasas “calles gremiales”, “Molinos” y “Jabonerías” evocan las actividades industriales de más importancia en Torrijos. De la fama de los jabones de nuestra villa habla aquel refrán: “Jabones de Torrijos y Valencia, no tienen competencia”. Y los desaparecidos “Cerros Mazacoteros” se configuraron por los depósitos seculares de residuos, “mazacote” o “barrilla”, procedentes de las cercanas fábricas de jabón.
Cerros Mazacoteros de Torrijos
¿Quiénes eran, a la sazón, los “Señores de Torrijos”? En 1652, un año antes del nacimiento de nuestro fray Diego, fallece don Jaime Manuel de Cárdenas Manrique de Lara, V duque de Maqueda, sucediéndole su hijo, don Francisco Mª de Montserrat Cárdenas Manrique Arellano, VI duque de
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Cañada Real Maqueda. El joven duque fallece cuatro años después, el 30 de abril de 1656, pasando todos sus títulos y Señoríos a su prima doña Teresa Antonia Hurtado de Mendoza y Cárdenas Manrique de Lara, hija de su tía Juana. Doña Teresa Antonia, VII duquesa de Maqueda, no tiene descendencia de sus tres matrimonios y, tras numerosos pleitos sucesorios, recae la Casa Ducal en su primo hermano don Raimundo de Lancaster Manrique de Lara fallecido en Cádiz, en 1665. Doña María Guadalupe Lancaster Manrique de Lara, hermana del anterior, cerrará el siglo como “Señora de Torrijos”. ¡Menos mal que dejó descendencia en su matrimonio con don Manuel Ponce de León Fernández de Córdoba, VI duque de Arcos! Doña María Guadalupe, siguiendo el ejemplo de su ilustre antepasado don Jorge de Cárdenas, dota magníficamente a la Colegiata y al Real Monasterio de Guadalupe. Fue pintora, escritora y mujer extremadamente piadosa. Entre otras muchas donaciones que hizo a nuestra Colegiata del Corpus Christi, destacan los preciosos relicarios que podemos admirar actualmente en el Museo Parroquial. Dña. Guadalupe, Duquesa de Maqueda. Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia © Museo del Prado
Pero no son sólo los nobles “Señores de Torrijos” y la escasa veintena de hidalgos, ociosos e improductivos- como aquel “Ingenioso don Quijote”- ni el rico y numeroso clero, ni los comerciantes, agricultores “curracaneros”, braceros y esclavos – “que haberlos habíalos” en el Palacio de los Duques de Maqueda - ; también había mendigos, pícaros y “buscavidas”. Precisamente, “en aquel entonces” eran vecinas de nuestro pueblo las “Tres Marías”, curanderas, ensalmadoras, hechiceras: María “la Cancilla”, María “la Celemina” y María “la Varela”. Uno de los personajes más populares del Torrijos y su Comarca, a mediados del XVII fue, sin duda, la tercera de estas “Marías”, María López de Sarria “la Varela”, a quien hemos dedicado una biografía que, próximamente completaremos con la novela histórica “Aventuras y desventuras de María López de Sarria “la Varela”, escrita en buscada y “anacrónica”clave picaresca, que esperamos y deseamos vea pronto la luz…
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Libranza del Capellán Mayor de la Colegiata de Torrijos
Son famosas las festividades religiosas del Corpus Christi y de San Gil Abad, nuestro Santo Patrón, el 1 de septiembre; sobre todo las primeras que compiten con las de Toledo en suntuosidad. Precisamente, a finales del mes de septiembre, son frecuentes las riadas debido a las lluvias torrenciales de comienzos del otoño y la topografía del enclave de nuestra villa, de altitud menor que la de las vecinas localidades, facilitan este tipo de catástrofes. El ilustre alcalde de esta villa, don Pedro Vázquez de la Esquina, ha entablado conversaciones con la Señora Duquesa doña Guadalupe para construir un sistema de “caces” que canalicen las aguas de lluvia para evitar las inundaciones de las que son damnificados, principalmente, los vecinos de los populares barrios de la Puerta de Maqueda, el Arrabal y las Cavas… También le ha comunicado la necesidad de instalar una nueva fuente en la céntrica Plaza de la Colegiata, al ser insuficientes para el suministro de agua potable “La Fuentecilla” del Arrabal y el “Pozo Público”. Ambos “planes urbanísticos” han encontrado la aprobación de la nobilísima Señora. Y como la Colegiata precisa un nuevo órgano, la Duquesa dota al Cabildo para que encargue al organero Josef Martínez Colmenero que construya un instrumento digno del templo.
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Panorama Musical del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en el siglo XVII Como sabemos, el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fue mandado erigir por el rey Felipe II en conmemoración de la victoria de San Quintín, frente a las tropas de Enrique II de Francia, librada el 10 de agosto de 1557, festividad del santo mártir oscense San Lorenzo. Las obras de la justamente denominada “Octava Maravilla del Mundo” fueron encomendadas a Juan Bautista de Toledo, autor de la traza general del conjunto. A su muerte, en 1567, le sucedió su tocayo Giambattista Castello, “il Bergamasco”, quien trabajó sólo dos años, pues falleció en 1569, encargándose finalmente de la parte principal del proyecto el genial Juan de Herrera, creador de la versión postrera del Renacimiento (“Estilo Herreriano”), preludio de la estética barroca. Mas sería injusto obviar que el alma de la obra escurialense fue el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial propio monarca, muy aficionado a la arquitectura y ordenancista a ultranza. Felipe II se ocupó desde elegir el emplazamiento hasta los encargos de pinturas para los altares. Nada de cierta entidad se hacía sin la rigurosa supervisión del monarca. La ceremonia de colocación de la última piedra tuvo lugar el 13 de diciembre de 1584. Año trascendental para el contenido de este trabajo fue el de 1563, en el que “el Rey Prudente” otorga al monasterio jerónimo la “Carta de Fundación y Dotación”.
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Cañada Real Desde entonces el monasterio vivirá gran parte de su historia como palacio real, biblioteca, seminario y, muy especialmente, panteón real. Será para la realeza española enclave favorito para festividades religiosas y jornadas cinegéticas. En el año 1567, cuando las obras del monasterio de El Escorial estaban en su apogeo, el rey Felipe II fundó un colegio y un seminario en el monasterio segoviano de Párraces; pero decidió trasladar ambas instituciones educativas al Real Monasterio de San Lorenzo poco antes de la finalización de las obras. La residencia periódica de la monarquía española en El Escorial supuso que la vida musical de los monjes escurialenses estuviese íntimamente relacionada con la de la Corte. Es más, ya en tiempos de su fundador, la Capilla Real y los frailes jerónimos deleitaban al monarca con sus interpretaciones musicales y canto. Pero las actividades musicales de la Capilla de El Escorial rebasaban con creces los meros servicios a las visita reales. La comunidad jerónima contaba con magníficos intérpretes y una decidida vocación musical. Dichas actividades se sustentaban en una intensísima dedicación al Arte Musical. En días ordinarios, los monjes dedicaban doce horas a “los servicios del Coro” de la basílica; mientras que en las jornadas festivas podían permanecer, ¡hasta catorce o quince horas…! Además, todos los monjes eran adiestrados en el arte del canto, labor que ejercían los maestros de la Capilla Musical. Felipe II que, aunque no era un buen músico, gozaba de bien ganada fama de melómano, dotó generosamente a la Capilla Musical de El Escorial con siete extraordinarios órganos y doscientos dieciséis cantorales. Y, a propósito del uso del órgano, el rey dispuso que en el coro de los jerónimos escurialenses sólo debía Coro del Monasterio de tocarse este instrumento. Y así lo San Lorenzo de El Escorial recoge el P. José de Sigüenza, en 1605, en su obra “Libro tercero de la Historia de la Orden de San Jerónimo”: “;o quiso el fundador que hubiese en el Coro de su casa otra música sino la de los religiosos, que sin salir ni descomponerse de sus sillas, ni perder punto de
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Cañada Real la gravedad que a coro de jerónimos se debe, levantasen la voz y el espíritu al Señor con una consonancia llana que llaman fabordones, y que supliese la mucha diferencia de órganos sus mixturas, que también son propios instrumentos de iglesia, la que pudieran hacer ministriles asalariados, por evitar todo lo que puede ser razón de distracción y bullicio” Ignoramos las razones de porqué el rey prohibió, asimismo, inicialmente, la música polifónica en el monasterio. Sin embargo, poco a poco fue permitiendo su uso, hasta admitir la interpretación de composiciones polifónicas en su presencia. Incluso los ricos e interesantísimos “Libros de Coro” fueron compuestos antes del fallecimiento del monarca (13 de septiembre de1598). El Escorial mantuvo una activísima tradición de música polifónica durante todo el siglo XVII, principalmente en la segunda mitad de dicha centuria, con una copiosa producción de obras de música sacra compuestas, en su mayoría, por los monjes jerónimos, y completada con las de otros músicos españoles que, a Dios gracias, hoy podemos admirar en su Archivo. Es importante destacar que la actividad musical del monasterio se caracterizaba por su variedad de formas y estilos en las obras que habían de acompañar los oficios litúrgicos. Desde de los textos “cultos” o motetes, escritos en latín, para las grandes solemnidades, hasta los populares villancicos, más pintorescos y festivos que, en ocasiones caían en lo grotesco. Tampoco hay que olvidar las diversas representaciones dramáticas (autos sacramentales) que eran acompañadas de música instrumental y coral. El estilo policoral característico de este período cumbre de la Música Barroca es el que se basa en un coro de solistas (Coro I) que alterna con otro más numeroso (Coro II), acompañados por varios instrumentos “de continuo” (arpa y órgano) y apoyados en la tesitura grave del bajón, instrumento parecido al fagot.
Cantoral de Antífonas
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Fray Diego de Torrijos Biografía de un músico eminente Comentábamos con anterioridad que entre los personajes más ilustres de nuestra Historia Local y, curiosamente, uno de los más desconocidos por sus paisanos contemporáneos y posteriores, figura fray Diego de Torrijos, uno de los compositores de música sacra más importantes durante el reinado de Carlos II “el Hechizado”. No ha sido, en verdad, para nosotros tarea fácil recabar datos de la biografía de nuestro protagonista y, al igual que otros tratadistas, hemos tenido que recurrir a la valiosa información de las “Memorias Sepulcrales” del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, además de completarla con la información que de fray Diego nos suministra, un siglo después de su muerte, Francisco de Paula Rodríguez, músico bajonista de dicho monasterio, en su obra “Familia Religiosa”, publicada en 1656. No hay que confundir a nuestro personaje con otro fray Diego de Torrijos – posiblemente paisano – fallecido en este monasterio, el 4 de octubre de 1592 , del que las “Memorias” citan: “…En esta sepultura número LX está sepultado el P. fray Diego de Torrijos, sacerdote y profeso de El Parral, de Segovia. Llegó aquí de camino con una recia calentura que lo despachó pronto. Era tañedor de tecla, aunque sabía poco de este menester y de música. Murió a IV de octubre de MDXCII”. ¿Quién era, pues, nuestro famoso fray Diego de Torrijos, homónimo y muy probablemente paisano del anterior? Colegiata de Torrijos
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Infancia de Fray Diego Este insigne músico que fue clerizón, cantorcillo, maestro de capilla, presbítero y uno de los más fecundos compositores del reinado de Carlos II se llamó en su siglo Diego Díaz de Castro y Ceballos. Nació en Torrijos el día 6 de abril de 1653 en el seno de una familia acomodada y muy religiosa. Sus padres fueron Pedro Díaz de Castro, natural de Novés y doña María de Ceballos y Villalobos, natural de Torrijos, casados y velados en la iglesia parroquial de San Gil el 22 de agosto de 1645.
Extracto de la partida de matrimonio de Pedro Díaz de Castro y María de Ceballos
Gente principal, poseían tierras tanto en Novés como en Torrijos. La casa donde nació el pequeño Diego muy bien podría estar situada en la Calle de la Rúa, como la casa de sus abuelos, situada en esta misma calle entre mesones, tiendas y oficinas principales. Diego era el tercero de los cuatro hermanos nacidos de este matrimonio: Pedro (4/ julio/1648) que con el tiempo llegó a profesar como monje en el monasterio de San Jerónimo de Guisando (Ávila) con el nombre de fray Pedro de Torrijos; Joseph (1/octubre/1650) casado a los veinte años con María Gutiérrez; Diego, y la más pequeña, Micaela (8/mayo/1658) fundadora tras su matrimonio con Marcos Díaz-Puebla de una saga de importantes personajes torrijeños. El pequeño Diego fue bautizado en la parroquia de San Gil el 26 de abril de ese mismo año por el Licenciado Francisco de Rueda, siendo sus padrinos don Luis de Vargas y doña Magdalena de Ceballos, sus tíos. Desconocemos el nombre de los abuelos paternos, pero sí el de los abuelos maternos: Diego Domínguez de Ceballos y doña María Téllez de Villalobos. De este matrimonio nacieron tres niñas: doña Magdalena (1614) casada con el hidalgo Luis de Vargas, natural de Novés; doña Juana (1616) casada con el torrijeño Alonso del Valle y doña María (1618) madre de nuestro Diego.
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Cañada Real La siguiente noticia localizada sobre Diego en los libros sacramentales de la parroquia de San Gil aparece muy poco tiempo después, en concreto el 14 de septiembre de 1653. Se refiere al sacramento de la Confirmación, recibido junto a su hermano Joseph de manos de fray Francisco de Villagutiérrez y Chumacero, obispo de Troya (Auxiliar de Toledo). Actuó como padrino D. Mateo de Quintanilla, contador mayor del Duque de Maqueda. Los primeros años de la infancia de Diego transcurren entre los juegos con sus hermanos y el “trabajo” en el campo de sus padres, que también se preocupaban por la educación de sus hijos, algo poco habitual en la época. El entorno familiar, muy religioso, hizo despertar en el chico desde su más tierna niñez una vocación clara de servicio a los demás y un apego a la espiritualidad, que marcaría profundamente su vida de fraile jerónimo. Pero la muerte repentina de su padre, ocurrida el 7 de octubre de 1658, truncó los sueños familiares, cuando Diego contaba con tan solo cinco años. Ocupó este lugar su tío y padrino don Luis de Vargas que, en un primer momento decidió que el pequeño continuara con su vida normal en el hogar y el campo, aunque pronto comprobaría que las virtudes de su sobrino caminaban por otros caminos más provechosos. A principios del año 1661 don Luis comunicó al cabildo de capellanes de la iglesia Colegiata del Corpus Christi su intención de que su sobrino, Diego Díaz de Castro entrara al servicio del coro como clerizón. El Capellán Mayor, don Onofre López de la Fuente, sólo le puso como condición que el muchacho tuviera una sotana y un sobrepelliz como vestiduras para dicho servicio. Podría estar seis años: los tres primeros serviría a la iglesia tanto en el altar como en el coro todas las horas canónicas y divinos oficios; los tres siguientes estarían centrados en recibir estudios de música, gramática y retórica. Resulta curioso cómo, con tan pocos años, el joven Diego aprovechaba todos los momentos del día para aumentar sus Fray Diego en el cuadro de Claudio conocimientos, poniendo gran interés en aprender cómo se Coello “La Sagrada desarrollaba el ceremonial de la iglesia y los ritos propios de Forma” cada tiempo litúrgico.
© Patrimonio Nacional
No es extraño, por ello, que con tan sólo diez años, cuando el cabildo de capellanes de la Colegiata se reúne el 26 de marzo de 1664 para elegir por votación entre todos los mozos de coro que por entonces servían en la iglesia a los cuatro “Clerizones del Abad”, saliese entre los elegidos. Así, nombraron a
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Cañada Real Antonio García, Francisco de Dueñas, Diego Rodríguez y nuestro Diego Díaz de Castro. Los “Clerizones del Abad” eran cuatro jóvenes mozos sirvientes en la Colegiata que, según la cláusula del testamento del Capellán Mayor Pedro Alonso de Riofrío, Abad de San Salvador de Sevilla, debían ser “las mejores voces que se hallaren y más útiles para el servicio de la iglesia”, a los que se entregarían veinte ducados como “beca” para sus estudios.
Libranza del año 1664 en la que se pagan 14 reales a Diego Díaz de Castro para unos zapatos, a cuenta de su salario como clerizón de la Colegiata
El cabildo encarga esta tarea al capellán don Bartolomé de Herrán Castillo, quien impartirá sus conocimientos en gramática y retórica. El maestro de capilla, don Antonio Gálvez será el encargado de dar las lecciones de canto, una de canto llano y otra de canto de órgano y contrapunto. La impresionante progresión de Diego en sus estudios no pasa desapercibida para ninguno de los capellanes de la Colegiata, ni siquiera para su tío Luis, quien alentó a su sobrino para que siguiera sus estudios en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
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Su Formación en El Escorial En este período que nos ocupa, había en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial dos instituciones musicales infantiles: El Seminario y los niños “cantorcillos” de la Hospedería. El rey Felipe II, el 8 de mayo de 1579, da forma mediante el dictado de las “Constituciones” a los estatutos que regirán los proyectos musicales esbozados con anterioridad en la Carta de Fundación. En dichos estatutos se estipula el número de niños (de 30 a 40) y la edad de ingreso en ambas instituciones (de 9 a 13 años). Además, los alumnos eran elegidos escrupulosamente y se valoraba sobremanera su vocación religiosa. Los cuatro años de permanencia en el Seminario eran extremadamente duros. Y, aunque los estudios prioritarios eran los de Gramática y Latín, su formación musical y la práctica del “canto llano” o canto gregoriano gozaban de especial dedicación. Terminado el período de formación, la mayoría de ellos solía profesar en la Orden Jerónima y muchos otros permanecían en el monasterio el resto de su vida. La jornada diaria de estos seminaristas comenzaba a las cinco de la mañana, en que cantaban la Misa del Alba y la Salve. Recibían una hora de clase de canto gregoriano, a cargo del Rector, del Maestro de Capilla, o del “Repetidor”. Asimismo eran instruidos en conocimientos de instrumentos musicales: órgano, arpa, bajón… Los niños de la Hospedería – institución en la que ingresó inicialmente Diego – cantaban las voces de tiple en la Capilla Musical. Se encargaban de su educación monjes jerónimos y recibían, asimismo, amplios conocimientos de Gramática, Latín y Música. Patio de los Reyes de El Escorial Ignoramos el tiempo que el pequeño Diego permaneció en la Hospedería, mas creemos que no debió exceder de un año; pues su madre y su tío y tutor, don Luis de Vargas, eran conscientes de la vocación religiosa del niño y solicitaron su ingreso en el Seminario.
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Vida Religiosa y Musical de Fray Diego Tras este sencillo esbozo de la infancia de nuestro músico torrijeño, pasamos a conocer sus vivencias religiosas y musicales en El Escorial. Y no hay fuente más fidedigna que las recurrentes “Memorias Sepulcrales”; aunque, en honor a la verdad, la mayoría de los musicólogos que han utilizado la información de la misma coinciden que las noticias versan fundamentalmente sobre la ejemplar vida religiosa de fray Diego. Permítenos, transcribamos la referencias biográficas de dichas “Memorias”: “Año MDCXCI. En esta misma sepultura está sepultado el P. fray Diego de Torrijos, natural que fue de este mismo lugar, en Arzobispado de Toledo. Hijo de padres honrados y, desde niño muy inclinado a todo género de virtud. Fue asimismo de claro entendimiento y, aplicándolo al estudio de la Gramática, salió excelente en ella, por cuya causa viéndole un tío suyo aprovechado en ella y concibiendo esperanzas de feliz progreso en otros mayores estudios, quiso aplicarle a ellos más. El sobrino, considerando, aún en su poca edad, los peligros de ella, quiso asegurarse con más feliz empleo cual es la ciencia de los santos. Para cuya ejecución determinó por obra de los santos deseos de que tenía preñada el alma desde que amaneció la luz de la razón. Éstos fueron siempre de ser religioso de ;uestro Padre San Jerónimo. Mas su tío, como prudente y discreto, temiendo estos deseos movimientos de niño y veleidad de muchacho, le dio que por algún tiempo lo considerase y encomendase a Dios. Y habiendo hecho con mucha instancia, humildad y lágrimas delante de una imagen de Cristo Crucificado que llaman de la Sangre, salió de este devoto ejercicio confirmado en sus antiguos y santos propósitos y vino a ponerlos por ejecución pidiendo el hábito en esta Santa y Real Casa de San Lorenzo, donde se lo dieron con
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Santísimo Cristo de la Sangre
Cañada Real aprobación de todos por la buena cuenta que dio de su persona en el examen de Gramática y Música, de que tenía más que principios. Vestido pues el hábito y pasado el año de su aprobación con igual correspondencia a las buenas esperanzas que desde luego se concibieron de su honradez y santo proceder, se le dio la profesión en veintiuno de diciembre de MDCLXIX. Y parece fue con particular acuerdo fuese su profesión en el último día del mes y año, para dejar los resabios de lo antiguo con todos sus actos, empezar el año nuevo vistiéndose de Jesucristo y haciéndose nueva criatura. Y todo como tal se hubo todo el tiempo que vivió con nuestro santo hábito, procurando ejercitarse y mejorarse cada día en las virtudes y en la imitación de su Padre Celestial, y dando en esto forma a muchos de seguir los mismos pasos con su ejemplar y santa vida. Empleóle la obediencia en pocos oficios, así porque no se inclinaba a ellos como porque la habilidad de la música, en que fue muy científico, y del órgano y el arpa, que supo tocar suficientemente, le tenían destinado al mejor oficio que es el divino. En el cual, las ejercitó algunos años, siendo Maestro de Capilla y enseñando música y lo que sabía de órgano, así a algunos nuevos de la Escuela como a otros niños de la Hospedería. Y estando ésta a su cargo, recibí, servía y agasajaba con mucha caridad a los huéspedes, especialmente a los religiosos particularísimamente a los del Seráfico Padre San Francisco, a quienes profesó cordialísima devoción, pareciéndole – y es así – que en cada uno de ellos recibía a un Cristo. Los niños de la Hospedería hallaban en este Padre tal providencia que no echaban de menos de sus padres, Era muy celoso de que estudiasen y aprovechasen en el tiempo y frecuentasen los Santos Sacramentos y se ejercitasen en santas y loables costumbres, especialmente en la devoción del Rosario de ;uestra Señora, que rezaba juntamente con ellos. Y en todo se había como una Madre, solícita y próbida de cada uno. Decía misa con mucha devoción, preparándose para ella con muchos ejercicios de oración y penitencia, especialmente desde los doce años de hábito hasta que murió. Y después, dando gracias con mucho reposo y no de relámpago, como algunos, considerando la Grandeza y Majestad de tan Divino Huésped con quien se regalaba tiernamente mucho tiempo y procuraba entre día, cuanto le era posible, no perder de vista, andando en su Divina Presencia, procurando avivar el fuego de su devoción con la frecuente y santa lección de libros devotos, especialmente de los de la Madre Venerable María de Jesús de Ágreda. Era muy parco en su comer y, por consiguiente, en su dormir, y traía a la raíz de sus carnes un áspero cilicio, y disciplinábase frecuentemente, en éstos y otros
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Cañada Real santos ejercicios acabó la carrera de su peregrinacón en treinta de octubre del año MDCXCI, con muerte subitánea, aunque no improvisa, así por lo que dejamos dicho en su santa vida como por haberle cogido el accidente en un letargo que le duró por espacio de diecisiete horas, después de haber dicho misa y dado gracias con el reposo que solía, sin volver de él. Y así podemos decir que, recibida la extremaunción murió con todos los Sacramentos. Requiescat in pace. Amen.” (x Fols. 20v-21r). Francisco de Paula Rodríguez, en su citada obra “Familia Religiosa”, nos facilita estos datos sobre la vida de fray Diego: “Hijo de Pedro Díaz de Castro, natural de ;ovés, y de María de Villalobos, natural de Torrijos. Vino a esta Casa por Cantorcillo y aquí estudió Composición, y fue Maestro de Capilla. Supo muy bien echar el compás a su alma, lo que era muy notorio a la Comunidad. Y así, llegando el día de su muerte, le vieron bajar a decir misa, la que acabada, se puso a hacer oración a ;uestra Señora del Patrocinio. Y, estando haciéndola, le dijo a un religioso le buscase al Sacristán Mayor y le dijese le llevasen la Santa Unción a su celda, que se iba a morir y que ya iba sacramentado. Como tenían todos conocida su veracidad, le creyó el Sacristán Mayor, subió la Santa Unción y se la administró. Y, al acabar la recomendación del alma, se la entregó a su Creador, en 3º de octubre de MDCXCI. (x Rodríguez de Paula, F., “Vida Religiosa, fol. 84). Otro estudioso de la vida y obra de fray Diego fue Luis Villalba que en su obra “Un manuscrito de música del Archivo de El Escorial. Apuntes para la historia del género orgánico en los siglos XVI, XVII y XVIII, en “La Ciudad de Dios”, 40 (1896), págs. 34-342, completa aún más la información: “Fray Diego Díaz, llamado comúnmente del pueblo en que nació fray Diego de Torrijos, tomó el hábito de San Jerónimo en el Real Monasterio de El Escorial el año 1668, y profesó el 31 de diciembre de 1669. Recibió las Sagradas Órdenes en 19 de mayo de 1674 (Subdiácono), 24 de mayo de 1676 (Diácono) y 17 de abril de 1677 (Presbítero), respectivamente (Libro de Órdenes, ff 80,82 y 87). Siendo Prior de esta Casa el P. Marcos de Herrera, fue enviado con otros religiosos a Madrid, donde le confirió el Subdiaconado el Ilmo. Sr. ;uncio. El Ilmo. Sr D. Savo Mellino, Arzobispo de Cesarea y ;uncio de Su Santidad, le ordenó de Diácono en El Escorial, y en Madrid de Presbítero. Ejerció el magisterio de esta Capilla entre los años 1680 y 1690, falleciendo,
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Cañada Real en fin, en 30 de octubre de 1691.” Mas, sin duda, la gran admiración que sentía Villalba por la obra de fray Diego de Torrijos, la resume así: “…es uno de los más fecundos y sabios compositores que pasaron por la Capilla Escurialense”. (ibidem, pág 31). Tanto las “Memorias Sepulcrales” como la descripción que de fray Diego hace Villalba abundan en las virtudes cristianas y en la piedad de fray Diego, citando brevemente sus otras “grandes virtudes”: las musicales. No se ha encontrado ninguna obra de fray Diego dedicada al Santísimo Cristo de la Sangre, por el que sentía una grandísima devoción. A postrarse a sus pies y a orar ante su Sagrada y Milagrosa Imagen acudió a Torrijos, su villa natal, pidiéndole iluminase su vocación ante la decisión más trascendental de su vida: ingresar en la Orden de San Jerónimo. Y estamos completamente seguros que él compuso algún himno dedicado al Santísimo Cristo de la Sangre que, acaso, se halle perdido… El ilustre musicólogo y Doctor por la Universidad de Alcalá, José Sierra Pérez, natural de Aldeanueva de San Bartolomé (Toledo), autor de diversos libros sobre la música del Real Monasterio y director de la obra “Maestros de Capilla del monasterio de San Lorenzo el Real del Escorial”, en catorce volúmenes, es quien, sin duda, mejor ha estudiado los trabajos musicales de fray Diego de Torrijos en dicho monasterio, considera a fray Diego como uno de los compositores más prolíficos en música de órgano y de música vocal de su época. El maestro torrijeño, pese a su prematura muerte se “nos muestra un compositor maduro y técnico, que maneja todas las posibilidades del policoralismo, con composiciones para todas las agrupaciones. Hace una incursión grande en las obras castellanas con respecto a la primera mitad del siglo XVII, especialmente a través de los distintos géneros de villancicos”. Ni que decir tiene que los trabajos de investigación de José Sierra han sido de vital importancia para esta nuestra labor fundamentalmente divulgadora, objetivo prioritario de esta revista-libro-CD, conforme comentábamos en la introducción. Otra fuente importante para dicha labor ha sido el libro del musicólogo estadounidense Paul R, Laird , quien comparte con Sierra los estudios de investigación más importantes de la faceta musical de fray Diego y destaca la importancia capital del maestro torrijeño como compositor de preciosos villancicos.
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Cañada Real TABLA I SIGLA
GRUPOS I STRUME TALES
TÍTULO
FORMA
MEDIDA
E/6C
C3,C,C3,C/C3
a8, Acomp.
E/5C
C3/C,C3/C3
a8(i),Ar I a8,Ar
E/6C E/4C
C3/C3 C/C
a8, Ar
I/E/8C
C/C/C
FORMA
MEDIDA
a6, Acomp. a5, Acomp. a8,Ar
E/4C E/7C E/3C
C3/C3 C3/C3 C3/C
a7, Acomp.
E4C
C3/C3
GRUPOS I STRUME TALES
FORMA
MEDIDA
Villancicos 8avideños E-137-5 E-137-6 E-138-8 E-139-1 E-139-2 E-139-3
SIGLA
“Saluden dulces clarines” “Arma, arma, guerra, guerra” “Al son de los Instrumentos” “Amor y dolor” “Pastores amantes” “Domingo de veiga, vamos al Portal”
A12, Acomp. Org. III, Gu
GRUPOS I STRUME TALES
TÍTULO
Villancicos del Corpus Christi E-135-7 E-135-14 E-135-16 E-135-17
SIGLA
“Al Puerto” “A las bodas regias” “¡Vaya fiesta!” “Al enfermo del amor”
TÍTULO
Villancicos dedicados a San Lorenzo: E-135-3 E-138-4 E-138-5
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“En consonancias de guerra” “¿Quién es aquel valiente? “Atención”
a8,Gu, Ar, I,Org A4, Acomp. a10,Ar I,Org II, Acomp. II,Org III
E/4C E/4C E/7C
C3/C,C3 C3/C3 C3,C,C3/C,C3
Cañada Real SIGLA
TÍTULO
GRUPOS I STRUME TALES
FORMA
MEDIDA
Villancicos dedicados a San Jerónimo: E-135-15 E-137-7 E-138-3 E-67-7
“Aves, fuentes, flores, selvas” “A la gaceta reciente” “Al gigante de luces” “Tírenla”
a12(i),Gu,Ar I, Org II a12 ,Gu, Acomp. I, Org II, Org III a12,Ar I,Org II, Org III a12,Ar
E/4C
C3/C
E/6C
3C/C3
E/5C
C3,C,C3/C
E/3C
C/C
____________________________________________________________ Acomp.=Acompañamiento I=Introducción i=incompleto-a Abreviaturas: E=Estribillo E=Escorial Gu=Guión C=Coplas V=Valladolid Ar=Arpa Org=Órgano ____________________________________________________________ El género vernáculo por excelencia de la música religiosa española durante el siglo que nos ocupa fue, sin duda, el villancico; obra litúrgica principalmente interpretada en los maitines o en las solemnidades de especial importancia como la Navidad, Corpus Christi y en las festividades de algunos santos, siendo de especialísima relevancia la de San Lorenzo, el santo patrón, el 10 de agosto. Como la mayoría de las composiciones musicales del siglo XVII, los villancicos eran generalmente escritos para cuatro voces. En la actualidad, se conservan más de doscientos villancicos en el Archivo de El Escorial; al menos, cuarenta y uno de los mismos pertenecen a compositores que vivieron en el monasterio, y el autor de veinte de estas obras fue nuestro paisano fray Diego de Torrijos, monje jerónimo que residió en El Escorial desde 1669 hasta su muerte en 1691. La fecunda actividad de fray Diego como compositor e intérprete es fundamental para conocer mejor la tradición de los villancicos del Real Monasterio, así como su evolución en la segunda mitad del siglo XVII. En el Archivo del monasterio no sólo se conservan villancicos compuestos por miembros de la Capilla Musical, sino también obras de otros compositores. De su estudio se han ocupado tanto estudiosos españoles, como el citado José Sierra, como extranjeros, como el prestigioso musicólogo norteamericano Paul R. Laird, de la Universidad de Carolina del Norte. Unos y otros nos están dando a conocer un género fundamental en la Música Barroca Española, pero coinciden en que,
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Cañada Real desgraciadamente, ha sido poco estudiado e incluso ignorado por la mayoría de los tratadistas. Precisamente de Paul R. Laird traducimos un dato que nos llama poderosamente la tención: “Posiblemente Torrijos esté representado en una pieza de altar, “La Sagrada Forma”, de Claudio Coello, que cuelga en la Sacristía de El Escorial. El extenso ceremonial de a pintura de Coello nos muestra a Carlos II y su Corte en una solemnidad de El Escorial, en 1680. El cuadro, acabado en 1690, incluye retratos del rey y su Corte. Si los miembros del coro del monasterio fueron pintados en vida, el rostro que aparece detrás del órgano podría ser el de Diego de Torrijos” (apreciación coincidente con la de Matilde López Serrano. “El Escorial. Ed. Patrimonio Nacional. Madrid, 1976, págs. 81 y 91). La Sagrada Forma (detalle) Claudio Coello © Patrimonio 8acional
Observando detenidamente el lienzo, nos queda la duda a la hora de identificar el retrato de nuestro paisano. Vamos a intentarlo. El Maestro de Capilla es el que muestra un papel de música en la mano izquierda y dirigiendo con la derecha. Aunque en muchos escritos modernos aparece como Fray Diego, no podría ser por la edad que representa en el cuadro. En 1684, fecha en que se celebra la fiesta, Diego tenía 31 años, y si tenemos en cuenta que el cuadro se acabó en 1690, no superaría los 37 años, edad que sobrepasa con mucho la que tendría el fraile que aparece en el cuadro. Con alguna duda, podríamos identificarle como Fray Juan de Durango (1632-1696). Los organistas, tocando el órgano regalo de Felipe II, son Fray Juan del Barco (1621-1705) y Fray José del Valle (1630-1692).
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Cañada Real El bajonista, a la izquierda del Maestro de Capilla, es Fray Juan de la Calle (1654-1730). El corneta, a la derecha del Maestro de Capilla, es Fray Lupercio de Arcos (1627-1695), y justo detrás de él, aparece nuestro Fray Diego de Torrijos. Tenía fama de ascético, por su aspecto, “tan sumamente piadoso y proclive a cilicios y penitencias…” Mas no sería ocioso, tras esta breve digresión, retornar al estudio de los villancicos del genial maestro torrijeño… Conforme hemos podido observar en la citada Tabla I, cuyos datos nos facilita el citado Paul R. Laird, los villancicos de Fray Diego incluyen temas dedicados a la fiesta de la Navidad, a la solemnidad del Corpus Christi, a la fiesta de San Lorenzo, a la de la Decapitación de San Juan Bautista, y a ocasiones no especificadas. Conviene destacar que los villancicos compuestos por fray Diego de Torrijos para Navidad y Corpus fueron conocidos e interpretado en toda España, Portugal y Las Indias. La mayoría de los villancicos de fray Diego son policorales, para ocho o doce voces; pudiéndose observar que, ordinariamente, sólo una copia de cada parte es un extante. Es muy probable que las obras fueran interpretadas por un cantante en cada una de sus partes. Abundan, asimismo, las referencias en torno a los instrumentos que se empleaban en la Capilla Musical de El Escorial, sin olvidar los datos fundamentales aportados por la iconografía facilitada por el pintor Claudio Coello en el magnífico lienzo barroco de “La Sagrada Forma”. Durante el siglo XVII compositores de villancicos de El Escorial como fray Diego de Torrijos, así como los instrumentos que utilizaban sólo estaban destinados a partes “de continuo”. Algunos villancicos que habían sido adquiridos de otras instituciones ajenas al monasterio incluyen, no obstante, partes de instrumentales sin bajo como líneas de “obligato” y sustitutos para cuatro voces. Estas prácticas podrían haber sido empleadas por fray Diego en sus obras, pero no aparecen anotadas en las partituras de sus obras. Las partes “de continuo” en las obras de fray Diego, como en la mayoría de los villancicos de este período barroco, están compuestas para arpa y órgano, bien para uno o para ambos instrumentos, en partes sencillamente marcadas con el término “acompañamiento”.
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Cañada Real Las partes “de continuo” se encuentran en la tradición del “basso seguente”, doblando la voz cantada más baja del coro. Sin embargo las partes “de continuo” aparecen raramente representadas. El ilustre tratadista José López-Calo ha destacado que la forma más común del villancico de esta época era la tripartita: una estrofa de introducción para un pequeño número de voces, un largo y transversal estribillo para grupos vocálicos complejos, y “coplas múltiples” para grupos reducidos.
Las introducciones que suelen ser escasas en las colecciones de El Escorial, lo son asimismo en las obras de Torrijos, donde aparecen en sólo dos de ellas. Como puede verse en la citada Tabla I, la mayoría de los villancicos de fray Diego constan por lo menos de tres coplas. Durante el siglo XVI, el estribillo más apropiado era repetido después de cada copla, pero en el siglo XVII los estribillos eran demasiados extensos para permitir tales repeticiones. Los villancicos de fray Diego siguen las pautas de sus contemporáneos y constan de uno o dos esquemas repetitivos. Cualquiera de los dos estribillos solía reproducirse tras un grupo de coplas. Sirva de ejemplo el titulado “Saluden dulces clarines” (E 137 – 5), o una pequeña parte del estribillo llamada “respuesta” que se cantaba después de cada copla, como en “Amor y dolor” (E 139 – 1). Estilísticamente los villancicos del maestro torrijeño son, sin duda, los más representativos de este período. Aunque algunos musicólogos generalicen su crítica sobre el estilo en exceso homogéneo de los villancicos barrocos españoles, caracterizados por el uso del triple metro con recurrente “hemiola” y sincopación, declamación silábica y conjuntos de melodías con estrechas líneas y texturas en exceso homorrítmicas, nadie puede poner en tela de juicio que tales características dan lugar a obras de indudable sabor popular, animadas de rítmica vitalidad; aspectos que en la obra de fray Diego se acentúan y adquieren una evidente personalidad.
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Cañada Real Sin embargo, fray Diego, gran dominador del estilo, se adentró en la exploración de otros metros, texturas y tipos de declamación que incorporó a los villancicos de su última etapa, por lo que se le considera un innovador del género. Entre los rasgos novedosos que aparecen en los villancicos del maestro torrijeño destacan, entre otros, su frecuente uso de la doble medida, como puede observarse en la Tabla I; además de las salidas específicas del estilo vernáculo, como se destacará posteriormente. Un ejemplo representativo de lo antes expuesto lo encontramos en la parte octava del villancico “Al son de los instrumentos” (E 138 – 8), obra compuesta para dos coros, de cuatro partes, entre ellas una sencilla parte “de continuo”. El texto conmemora el Nacimiento de Jesús, y en él destaca la introducción de elementos típicamente españoles como el canto y baile de los pastores, acompañados de castañuelas. La música del estribillo se basa en una especie de pequeño concierto que interpreta solo un tiple o soprano, además de aspectos antifonales entre los dos coros. Las coplas están compuestas sólo para el primer coro, con el tiple-solista del mismo cuya voz contrasta con las otras. Además de este habitual contraste, fray Diego aplica el refrescante toque del doble metro, lo que de otra manera podría ser un prolongado estribillo de un irrelevante triple metro. Así puede verse en el Ejemplo I, en el que el metro cambia cuando el texto narra “…divídanse en coros”. Torrijos refleja el significado del texto en la música, dividiendo gráficamente las fuerzas policorales en coros separados después de una cadencia unísona. Texto y palabra son frecuentes en sus villancicos… Las habilidades compositivas de fray Diego muestran las mejores virtudes en sus obras de doce partes, en las que usa imaginativamente variedad de texturas. Un ejemplo de ello lo encontramos en el villancico “Saluden dulces clarines”. Las partes “de continuo” perduran en los dos primeros coros, en el estribillo utiliza Torrijos sólo líneas y la presentación homorrítmica de frases para todas las cuatro voces en el Coro I, además de varias combinaciones de alternancia homorrítmica entre coros, y entradas de acordes para dos o tres coros simultáneamente. Las coplas están orquestadas para voces solistas (desde el Coro I) con “continuo”. Su rica gama de texturas también incluye breves secuencias de entradas de contrapunto dentro del primer coro, como puede advertirse en el Ejemplo II. Esto es, evidentemente, un simple contrapunto; pero son una rara excepción en un género popular sin texturas homorrítmicas. Como tal añadidura es sorprendente. El resto del estribillo de “Saluden dulces clarines” es, ante todo, una textura de acordes con el peso del texto a cargo del primer coro; técnica muy común en
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Cañada Real villancicos policorales. Torrijos emplea el segundo y tercer coro para poner énfasis en ciertas líneas del texto, como en la frase de entrada que es cantada antifonalmente en el final de los dos coros durante las últimas cincuenta medidas del estribillo. Y reserva las estructuras homorrítmicas para todas las doce voces que cierran las secciones principales. “La importancia de la variedad de texturas en “Saluden dulces clarines” se convierte en pura cuando uno considera la homogeneidad tonal del villancico. La obra está en “B – bemol mayor”, y encuentro una preponderancia de armonías tónicas, subdominantes y dominantes, además del frecuente uso del relativo menor” – comenta Paul R. Laird en la página 9 de su citada obra. “Fray Diego de Torrijos and de villancico at San Lorenzo del Escorial, 1669-1691”. Otra importantísima labor de fray Diego fue su gran labor recopiladora. Además de sus propios trabajos, se conservan escritas, de su mano, una gran cantidad de obras de otros autores. Copia, entre otros, 3 villancicos de Cristóbal Galán, dos de Matías Ruiz, 9 de fray Cristóbal de San Jerónimo, monje de El Escorial, y unos 12 villancicos anónimos. La mayoría de estos villancicos copiados por fray Diego proceden de autores de la Capilla Real o de los monasterios de la Encarnación y de las Descalzas Reales. Con esta interesante labor de escribano contribuyó a enriquecer la más rica colección de obras de este género que se conserva en nuestro país. Faceta interesantísima de las actividades de fray Diego fue la de letrista. No sólo había que seguir las disposiciones emanadas del Concilio de Trento en cuanto a las composiciones policorales, sino también había que poner de manifiesto en las letras la inteligibilidad de los mensajes. Sabemos que Torrijos fue el autor de la mayoría de los textos literarios de sus obras. Mas, como quiera que el transcribir todas y cada una sobrepasaría el objetivo de este sencillo trabajo de recopilación e investigación, nos limitamos a la letra – según nuestro humildísimo criterio – del más bello de sus villancicos, un auténtico himno al santo patrón del monasterio, el mártir oscense San Lorenzo, del que Felipe II era un gran devoto…
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¿Quién es aquel valiente? Estribillo: ¿Quién es aquel valiente campeón? Dímelo tú, que no lo sé yo. Dime, si gustas, ¿quién es aquél? Dímelo tú, que yo no lo se… Copla I: - ¿Quién es aquel bello joven, que en el potro más cruel, hace alarde de penas y gala del padecer? - ;uestro aragonés. – ;o es. – Sí es. - ¿;o es que a rigores tantos, ya hubiera dado al través? - Sí es, que en ellos se alienta Lorenzo para el laurel. - ;o es. - Sí es. -¿Quién? – ;uestro aragonés.
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Cañada Real Copla II: - ¿Quién es aquél que anhelando al martirio en que se ve, con lo voraz del incendio procura apagar su sed? - ;uestro aragonés. – ;o es. – Sí es. - ¡;o es, que es mucha la llama y no hay resistencia en él. - Sí es, que el no resistir nuevo modo es de vencer. - ;o es. – Sí es. -¿Quién?- ;uestro aragonés. Copla III: - ¿Quién es aquél que en la lid ha entrado, donde se ven de hierro el fuego en durar, de fuego en hierro - ;uestro aragonés. – ;o es. – Sí es. - ;o es, pues ya fatigado la espalda quiere volver - Sí es, que al volver la espalda enseña el pecho más fiel. - ;o es. – Sí, sí es. – Quién – ;uestro aragonés. Copla IV: - ¿Quién es aquél que describe las glorias de un padecer, con las cifras de un carbón en los rasgos de su piel? - ;uestro aragonés. – ;o es. – Sí es. - ;o es, que para ese efecto esa piel no halle papel. - Sí es, que en ella la llama dando está fe de su fe. - ;o es. –Sí es. - ¿Quién? – ;uestro aragonés.
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Composiciones para órgano de Fray Diego de Torrijos Como sabemos el órgano desempeñó un papel preponderante entre los instrumentos musicales de El Escorial. Fueron abundantes las composiciones que los músicos del monasterio dedicaron a dicho instrumento, pero por desgracia se conservan pocas. En el archivo de música del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, concretamente en los Libros de Partituras LP29 y LP30 encontramos las siguientes obras de fray Diego: TABLA II FOLIOS
TÍTULO
12r 12v
Pange Lingua a 3 Pange Lingua a 3
19v 24r-28v 32r-36r 46v-49v
Pange Lingua a3, sobre bajo Tiento de octavo tono por delasolre Tiento de octavo tono partido, bajo Tiento de octavo tono
50r-52v 66r-69v 88r-92r
Tiento de octavo tono Canción de sexto tono por delasolre Fabordones glosados
107v-110v 111r-112v 113r-115v 123r-124v
Obra de primer tono, de lleno Obra de primer tono, de lleno Octavo tono, de lleno Medio registro alto de segundo tono, por gesolreut
En el Libro de Facistol señalado con el número 10 aparecen también unas obras de Fray Diego: TABLA III º
FOLIOS
TÍTULO
2 6
1v-6
Paree mihi, Domine, a 4 (TpATB)
18v-24
In tertio nocturno, lectio prima, a 4 (Spiritus meus)
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Cañada Real También en el Libro de Partituras signado LP 27 figuran reglas y ejercicios de contrapunto de música religiosa y también profana de fray Diego de Torrijos: TABLA IV º
FOLIOS
10
69r-70v
12
73r-75r
21
106v-115v
23
121v-130r
24
130v-138v
25
139r-146r
34
165v-166r
35
166v-167r
36
167v-169r
39
172r-181v
40
182r-182v
41
183r-186r
42
186v-187v
44
188v-189v
TÍTULO Lamentación primera del jueves, de dos tiples y acompañamiento. (De Lamentatione... Heth. Cogitavit) Lamentación primera del viernes, a dúo y cont. (TpTp) (De Lamentatione... Heth. Misericordiae) Misa a 4 (TpATB), sobre «Videntes stel1am». Sin acompañamiento Misa a 4 voces solas sobre «Vulnerasti cor meum» Magnificat a 8, tres tiples. Primer verso a 4. Modo IV. Otra copia: 1.952 Magnificat a 8, tres tiples, 8º tono alto. Primer verso a 4. Otra copia: 1.952 Lección primera del segundo nocturno (de difuntos: Responde mihi), a 4 (TpTpAT) y acompañamiento (b. sin c.). Otra copia: 1.919, nº 5 Lección primera del tercer nocturno (de difuntos: Spiritus meus), fabordón, a 4 (TpTpAT) y acompañamiento (b. sin c.). Otra copia: 1.919, nº 6 Registro bajo (Para órgano) Magnificat a 8. Dos bajos. TpATB, TpATB y acompañamiento de cada coro (b. sin c.). Otra copia: 1.951 (Cuando me dais). Pieza sin título y casi sin texto, a 4; TpTpAT y acompañamiento (b. sin c.). Consta de estribillo y coplas Misa de requiem a 4. TpTpAT y acompañamiento (b. sin c.). TpTpAT y acompañamiento (b. sin c.). Otra copia: 1.919, nº 12 Laudate Dominum, a 8 voces solas (TpTpAT, TpATB). Otra copia: 1.943 Parce mihi a 4, fabordón. Lección primera del primer nocturno de difuntos. Otra copia: 1.919, nº 4
Asimismo, encontramos en las Colecciones de Cuadernos (CC.2) obras compuestas por el maestro torrijeño: TABLA V
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º
FOLIOS
TÍTULO
2
6-12
Domine probasti me, a 8. Otra copia: 1.938
3
13-38
4
39-44
6
50-54
7
55-56
Misa a 12, dos coros con acompañamiento (b. sin c.). Otra copia: 1.922 Villancico a N.P.S. Jerónimo, a 12, en tres coros, con arpa. Otra copia: 1.973 (Avecillas, cantad), Villancico a 12, tres coros, con arpa. Incompleto Final de una misa (dona nobis pacem) a 12 con acompañamiento. Tónica fa, con un b. en la clave
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Apéndice Documental DOCUME TO 1 Partida de Bautismo de Diego Díaz de Castro
TRANSCRIPCIÓN En veinte y seis días de abril de este presente año de cincuenta y tres, puse óleo y crisma a Diego (nació en seis de abril y le bautizó el Licenciado Juan Sánchez), hijo de Pedro Díaz de Castro y de doña María de Ceballos, su mujer. Fueron sus compadres Luis de Vargas y doña Magdalena de Ceballos, su mujer. Advirtioseles el parentesco. Testigos: Diego Ortiz y Bartolomé de San Pedro. Y lo firmé. Francisco de Rueda.
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Cañada Real DOCUME TO 2 Confirmación de Diego Díaz de Castro
TRANSCRIPCIÓN En la Villa de Torrijos en catorce días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cincuenta y tres años el Sr. Fray Francisco de Villagutiérrez y Chumacero, de la orden de Ntro. Padre San Agustín, Obispo de Troya y del Consejo de S.M., Capellán de los Reyes Nuevos de Toledo, sufragáneo del Eminentísimo Sr. Cardenal Sandoval, Arzobispo de Toledo, celebrando el Santo Sacramento de la Confirmación, confirmó las personas siguientes, siendo su compadre D. Mateo de Quintanilla, Contador Mayor del Excmo. Sr. Duque de Maqueda: … Joseph, hijo de Pedro Díaz de Castro Diego, hijo del susodicho ...
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Cañada Real DOCUME TO 3 ombramiento de clerizón a Diego Díaz de Castro
TRANSCRIPCIÓN Cabildo para nombrar los cuatro mozos de coro que manda el Abad Pedro Alonso de Riofrío. En la Villa de Torrijos a veinte y seis días del mes de marzo de mil y seiscientos y sesenta y cuatro años, los señores del cabildo se juntaron como lo tienen de costumbre en la sacristía de dicha iglesia para tratar y conferir las cosas tocantes al servicio de Dios Nuestro Señor, bien y utilidad de dicha iglesia, y en especial para nombrar los cuatro mozos de coro que para el servicio de dicha iglesia dejó el Sr. Pedro Alonso de Riofrío, y por cláusula de su testamento mandó se les diese a cada uno de los cuatro a veinte ducados = Y estando en visita en esta Villa el Sr. D. Francisco de Hoyos, visitador, constándole que las rentas de dicho Sr. Abad no alcanzaban para pagar las cargas por entero, mandó se pagase a la mitad de lo que dejó señalado el dicho Sr. Abad, y habiéndose dado cédula a todos los Sres. Capellanes, y en ella el número y nombres de los clerizones que al presente sirven a dicha iglesia, votaron sus mercedes por los siguientes: Antonio García, Diego Rodríguez, Diego Díaz de Castro y Francisco de Dueñas, y en esta conformidad se hizo dicho nombramiento dicho día, mes y año dichos.
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Cañada Real DOCUME TO 4 Partitura del villancico “Al son de los instrumentos”
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Cañada Real “Al son de los instrumentos”
Al son de los instrumentos, al son de los instrumentos, las pulidas zagalejas al Portal llegan festivas, tocando las castañuelas. ¡Hola, hola, vaya de solaz, vaya enhorabuena. ¡Vaya enhorabuena, divídanse en coros y alternen risueñas y alternen risueñas! ¡Divídanse en coros y alternen risueñas una tonadilla nueva y renueva, una tonadilla nueva y renueva!
¡Vaya, vaya, vaya, vaya, vaya, vaya! ¡Hala, y hola, que hala y más hola! ¡Esta es la tonadilla, que se usa en La Sagra! ¡Hala y hola, que hala y más hala! ¡Vaya, vaya, vaya! ¡Hala y hola, hala y hola! ¡Hala y hola, hala y hola, que hala y más hala! ¡Esta es la tonadilla, que se usa en La Sagra!
Comentario: Fray Diego toma la letra de este villancico popular de su propio ámbito familiar torrijeño tal como lo confirman los versos “¡Esta es la tonadilla,/que se usa en La Sagra”. Lo que ignoramos es que si, asimismo, recopiló la música e hizo una adaptación policoral de la misma.
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Cañada Real DOCUME TO 5 Partitura del villancico “¿Quién es aquel valiente?”
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Cañada Real DOCUME TO 6 “A las Bodas Regias”
Estribillo A las bodas regias venid, llegad, porque hoy dos amantes con alternadas finezas enlazan las voluntades. Llegad, porque hoy dos amantes al banquete y boda que está todo y toda de bienes colmada. Llegad, que hay entrada para todos los que hoy a sus reales asientos trajeren vestidos nupciales. Llegad, pues, apriesa, que la sabiduría pone la mesa. 1.ª Hoy con la Reina del austro el alma bodas celebra, Emmanuel, príncipe oculto por toda una vida eterna. 2.ª De encarnado en blanco el novio ha sacado la librea y a ella el sol de sus rayos color trigueño le presta.
3.ª Convidados y sirvientes con nupcial vestido entran que el vestido del criado quien es el señor vocea. 4.ª Para celebrar la boda dispone una grande cena a donde todo pobre entre si por pobre se confiesa. 5.ª Hay cordero sazonado y tal que por su inocencia al pecho pro Agnus Dei la propia esposa lo lleva. 6.ª Para consuelo del pobre hay un vino como un néctar, mas para el rico avariento no hay una gota siquiera. 7.ª Hay un pan como unas flores con tanta magnificencia que se hace más durable cuando se alza en la mesa.
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Cañada Real DOCUME TO 7 “Al Puerto, al Puerto”
Al puerto, al puerto, tratantes, al puerto seguro de nuestras fatigas que por el mar del amor con velas blancas camina una alegre nave que sulca (sic) festiva albores de gracia. Al puerto, tratantes. Al puerto. Mas, ay Dios, qué dicha que viene a servirnos el pan de la vida al puerto de Hostia del puerto sagrado de Santa María. Tratantes, al puerto. Llegad al empleo y corra la voz deste pan de los cielos. 1.ª Mercaderes, a emplear sin recambio ni dinero en un pan como unas hostias de un mercader de los cielos. Dúo: Llegad, pues el propio para aqueste empleo en buena moneda da cinco talentos.
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2.ª Llegad, por Dios, que es de valde aunque un mísero avariento se atrevió a ponerle tasa a un pan que no tiene preçio. Dúo: Pues no hay que imitarlo porque, si logrero 39 se mató al tomarlo, reventó al venderlo. 3.ª Llegad, si queréis vivir, que con magnánimo aliento convida a este pan con vida el que es de la vida dueño. Dúo: Este es pan, amigos, de tan raro efecto que quien más le come se empalaga menos. 4.ª Si arrepentimientos halla quien compra gustos del suelo en este pan nace el gusto del propio arrepentimiento. Dúo: Y el mercader trata, demás de todo esto a pan y manteles al grande y pequeño.
Cañada Real DOCUME TO 8 “Vaya de Fiesta”
Vaya de fiesta, vaya de goço, vaya de gusto, alegría y aplauso. Mas, ay, qué feliz, mas, ay, qué biçarro, como Adonis en flor convertido hoy sale Dios ostentándose humano. Ay, qué feliz, mas, ay, qué biçarro, es el día que amante a lo fin Cristo ha querido salir disfraçado. Ay qué feliz, mas, ay, qué biçarro. 1.ª Enfermó Cristo de amor y aunque fue en vida muy sano le apretó tanto el achaque que estuvo sacramentado. 2.ª De unos çiertos accidentes le hallaron tan apretado que entendieron se moría según se quedó de blanco. 3.ª Hecho un armiño de amor este amante soberano que a cualquiera que le amase se da a comer a bocados.
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Cañada Real BIBLIOGRAFÍA BÁSICA LONGOBARDO CARRILLO, Julio y PEÑA CARBONERO, Justiniano de la. “Torrijos, perfiles históricos”. Dip. Prov. De Toledo y Ay. de Torrijos. Madrid, 1997. LONGOBARDO CARRILLO, Julio; BUITRAGO MASELLI, Javier, y ALCÁNTARA GARCÍA, Fernando. “La Colegiata de Torrijos”. Dip. Prov. De Toledo y A. de Torrijos. Torrijos, 1999. LONGOBARDO CARRILLO, Julio; PEÑA CARBONERO, Justiniano de la; BUITRAGO MASELLI, Javier, y ALCÁNTARA GARCÍA, Fernando. “Torrijos en la Época Cervantina”. Ay. de Torrijos. Torrijos, 2006. LÓPEZ-CALO, José. “Historia de la Música Española”. Siglo XVII. Alianza Música. Alianza Editorial, S.A. Madrid, 1983. LÓPEZ SERRANO, M. “El Escorial”. Ed. Patrimonio Nacional. Madrid, 1976. “MEMORIAS SEPULCRALES. LIBRO Y MEMORIAL DE LOS RELIGIOSOS HIJOS PROFESOS DE ESTE MONASTERIO DE SAN LAURENCIO EL REAL DEL ESCORIAL. Biblioteca Nacional. Madrid. Leg. 1791. RAMÓN PARRO, Sixto. “Toledo en la mano”. I.P.I.E.T. Toledo, 1978. R. LAIRD, Paul. Fray Diego de Torrijos and the villancico at San Lorenzo del Escorial (1669-1691)”. RUBIO, Samuel. “La Capilla de Música del Monasterio”. Ed. La Ciudad de Dios”. Madrid, 1951. RUBIO, Samuel y SIERRA PÉREZ, José. “Catálogo del Archivo e Música del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial. Instituto de Música Religiosa. Cuenca, 1976. SIERRA PÉREZ, José. “Maestros de la Capilla del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Música para órgano (siglo XVII). Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas. Ediciones Escurialenses, El Escorial, 2001.
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Sagrario de “El Buen Pastor”
Excmo. Ayuntamiento de Torrijos (Toledo)
Un Ayuntamiento de todos