Revista Amigos & Socios Edición 61

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Amigos & Socios / Crónica Mahannah & Sáenz

Mark Mahannah Sr.

La unión de dos estilos La sociedad Mahannah & Sáenz nació en Miami a finales de 1950, en el Hotel Biltmore, donde Jaime Sáenz acostumbraba jugar golf junto a sus hijas Alba Lucía y María Cecilia. Mahannah, por su parte, había sido el artífice de la restauración del legendario campo de Coral Gables y trabajaba para el Biltmore como superintendente. El gusto por el golf y la pasión por el diseño acrecentaron la amistad de ambos arquitectos que compartían rondas con personajes como Charles de Lucca y Roberto de Vicenzo. Según cuenta Alba Lucía Sáenz, fue su padre quien le propuso al estadounidense la idea de asociarse para construir campos de golf en Colombia, donde la oferta de esta especialidad era limitada. Ella lo recuerda como un hombre de carácter sencillo y afable con las maneras típicas de los americanos de Florida. La idea de Sáenz fue muy acertada, dado que Mahannah era ya una autoridad en la materia, al lado de otros grandes como Jack Nicklaus, Arnold Palmer, Gary Player y Lee Trevino. Mark Mahannah Sr. nació en Delta (Iowa) y se trasladó a Fort Lauderdale con su familia siendo muy joven. Antes de convertirse en proyectista y arquitecto de la Universidad de Florida, se desempeñó como matemático en la Armada de Estados Unidos y cartógrafo en el Servicio de Mapas de Washington. Construyó su primera cancha en 1946 para el Boca Raton Hotel and Country Club y pronto se convirtió en uno de los principales diseñadores de canchas del Estado en el boom de la posguerra. Según la Sociedad Americana de Arquitectos de Campos de Golf ASGCA, de la cual fue miembro fundador, Mahannah diseñó y supervisó al menos 100 canchas en Estados Unidos, Japón, Taiwán, México, Canadá, el Caribe y Suramérica. Era un especialista en crear paisajes más allá de la cancha misma, por eso siempre tuvo en mente lograr que la experiencia del golf fuera agradable para todos los niveles. Como fanático del match play, era esencial para él dar a los jugadores de alto y bajo hándicap una oportunidad justa de ganar cada hoyo. Esta misma idea la concebía para el juego de parejas aplicando la mentalidad de “equidad” en todos sus diseños. Su visión única de la arquitectura lo impulsó a conservar y aprovechar al máximo

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Jaime Sáenz Botero

los obstáculos propios del terreno, una característica que lo diferenció de los demás diseñadores. En este sentido, alguna vez declaró: “…resulta triste decirlo, pero al final el arquitecto decide si un árbol se enaltece, se queda, o se tiene que ir”.

Jaime Sáenz: un arquitecto prolífico El primero en conocer el futuro fairway del Club Campestre fue Jaime Sáenz, quien había venido a Bucaramanga convocado por la Junta Directiva poco tiempo después de haberse concretado la compra de los nuevos terrenos. Su visita sirvió para definir los detalles de la vinculación del diseñador Mark Mahannah Sr. El antioqueño siempre sintió una gran empatía por esta ciudad donde había ganado varios campeonatos de golf gracias a su excepcional nivel de juego. Sáenz fue uno de los mejores jugadores del país entre 1940 y 1950, siendo dos veces campeón del Abierto de Colombia. En la memoria de muchas personas perduran sus duelos frente a los jugadores capitalinos Alberto y Fernando Gamboa, durante rondas finales en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla, que los convirtieron en los principales animadores de las competencias. Sáenz Botero nació en Medellín. Se graduó como arquitecto en Berkeley College (California) y dedicó buena parte de su vida a la cultura. Su hija mayor, María Estelia, lo describe como un hombre noble, honesto y sencillo, dotado de una especial sensibilidad para la pintura. De hecho, fue un notable acuarelista, virtud que corría por sus venas pues provenía de una familia de artistas, entre ellos, el mundialmente famoso pintor y escultor Fernando Botero -su primo hermano-. También era fanático de la música flamenca, que interpretaba magistralmente en la guitarra española. Otro de sus placeres fue la aviación, ya que siendo muy joven obtuvo la licencia de piloto aficionado para volar su propia aeronave entre Llanogrande y Medellín.

Inicia un gran sueño Las obras comenzaron en julio de 1963 con la premisa de dotar de una mejor infraestructura deportiva y competitiva al golf local y disponer además, de una cancha a la altura de las mejores del país. Según se puede apreciar en las actas de la Junta


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