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Abogado experto en temas inmobiliarios

Ernesto Carlos Meana Sariñana Abogado experto en temas inmobiliarios

Nuestro querido país México al igual que nuestra ciudad capital, está sufriendo múltiples crisis primordialmente en el tema de la salud, la economía, y el desarrollo social; por no hablar de lo político, que de suyo es lamentable y que será materia de otro artículo. En este inicio del primer trimestre del año 2020, el sector de los “bienes raíces” continúa experimentando un inadecuado crecimiento urbano, no sólo porque los inversionistas en desarrollos inmobiliarios no han tenido la posibilidad de generar más y mejores viviendas de interés medio y por supuesto también de interés social, sino porque las propias autoridades se han encargado de restringir, limitar, condicionar y en muchos casos “congelar” los trámites y procedimientos en las llamadas “ventanillas en las alcaldías” <desde las anteriores delegaciones políticas>, así como respecto a los procedimientos que se llevan a cabo acorde a la competencia normativa en la Secretaría de Desarrollo Social y Vivienda del gobierno de la ciudad; y que no decir por. normativa en la Secretaría de Desarrollo Social y Vivienda del gobierno de la ciudad; y que no decir por supuesto también de la Secretaria de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano del

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Gobierno Federal.

Lo anterior, se traduce en una limitada oferta para los desarrolladores inmobiliarios, que ven mermada así la posibilidad de generar proyectos de construcción, desarrollo eco

nómico, y como consecuencia de ello el poder ampliar la política de crecimiento de vivienda que año con año demanda la ampliación de las zonas urbanas, respecto a los diversos estadios sociales <personas de diferente clase y capacidad económica> que por un lado desean adquirir una vivienda patrimonial, y por otro aquellos que solamente desean rentar durante cierto tiempo una propiedad en virtud de que su ubicación dentro del ámbito social solteros o en parejas, en muchos casos es absolutamente nómada y no sedentaria, por lo que han decidido no adquirir y mejor rentar una propiedad. Ante los escenarios ya señalados, nos encontramos sin duda alguna en una contracción inmobiliaria que no permite de manera correcta, natural y ordenada la regeneración propia del intercambio económico en el sector de la construcción de bienes inmuebles de uso habitacional y comercial; y por ende propiciar un adecuado desarrollo inmobiliario a nivel nacional, que toda sociedad debiera tener por su propia naturaleza dado que la economía de México según se ha estimado, se ubica en el lugar 15 a nivel mundial, pero que ahora dadas las circunstancias de índole interno y mundial, se encuentra lamentablemente en grave riesgo de caer en pi

cada, pese a los augurios positivos que genera un estudio realizado por la institución Bancaria Bancomer BBVA.* En su Informe “Situación Inmobiliaria México”, correspondiente al primer semestre de 2019, BBVA Bancomer considera que el sector de la construcción crecerá este año por arriba del 2% de cumplirse las obras energéticas y de transportes propuestas por el Gobierno Federal, así como por un avance discreto de la edificación productiva. Por otro lado, los servicios inmobiliarios verán un avance de 2.4% en este año gracias al comercio mayorista. Entonces, porque se habla de una contracción económica..¡¡??? que podemos entender en ese sentido: “Una contracción económica es una reducción general de los bienes y servicios en un mercado. ... Tanto la contracción como la expansión económica tienen que ver con los ciclos de producción global de bienes en una economía, mientras que la inflación y la deflación se refieren al ciclo de valorización del tipo de cambio”. La Ciudad de México es una gran metrópoli cuyo movimiento de personas, transporte urbano público, de automóviles, su economía interna incluso la informal, la cual es muy amplia <y que constituye una gran fuente de evasión fiscal en perjuicio del erario federal y de programas sociales, tutelado, viciado y cobijado por la autoridad, para favorecer entre otras cosas a su clientela política> se encuentra en constante y vertiginoso movimiento. Sin embargo, es evidente y claro el observar la existencia contrastante de un limitado movimiento respecto de una oferta inmobiliaria en donde muchas personas desean vender sus propiedades por la situación real por la que atraviesan, (y muchas veces con sobreprecio estimado por la falta de la asesoría profesional inmobiliaria que debiesen tener, lo cual ahoga y dificulta enormemente la posibilidad de su comercialización) con respecto a una poca demanda que se genera día con día para comprar un bien inmueble o rentarlo. (refiero al lector que esta información debe estimarse de manera macroscópica a nivel nacional). Por ello, es evidente la transformación que se encuentra hoy en día en la vivienda, en donde los núcleos sociales unifamiliares, se han convertido en pluri familiares con un hacinamiento mayor de personas que habitan departamentos y casas ante la falta de oportunidades de empleo formal asalariado y la situación económico - social en que se encuentra contraído el sistema con un 0,1% de crecimiento económico de nuestro país al cierre del año 2019; en donde el Plan nacional de Desarrollo publicado por el Ejecutivo Federal VS una mala política instrumentada por éste en diferentes planes y programas sociales, (sin infraestructura, sin visión, sin realidades, con ocurrencias); incluso limitadas aquellas que se dicen “sociales”, que como lo vemos la mayoría de los mexicanos, a los de escasos recursos; es a quien más les ha pegado la mala planeación de las políticas públicas; han sido negativos. Ahora bien, ante los temas disruptivos que hemos tocado; y no solamente la crisis económica en que nuestra patria está sumergida, sino que de pilón nos viene a pegar el “COVID 19” viene a sumergirnos en situaciones difíciles, de aislamiento, de ajustes internos en nuestra vida cotidiana como seres humanos y otras cosas más que tenemos que enfrentar quienes tenemos la conciencia y la ubicación de la realidad, de cómo están las cosas y cuál es la forma adecuada con la que tenemos que actuar ante una mala planeación o estrategia que el gobierno federal está generando comparativamente hablando con la política de Estado que llevan a cabo países como China, España, Italia o los Estados Unidos. Pensar que no tiene ninguna relación y no tiene nada que ver el problema de este “virus”, con una contracción en el sector inmobiliario, es una fatal equivocación. La realidad económica y los hechos día a día, dicen lo contrario; esos si son otros datos. Sin embargo, considero que sí se hiciese un análisis profundo en ese sentido, y tomando en consideración que ya con antelación ha quedado definido el concepto y significado de lo que es una “contracción económica”;

luego entonces, es evidente que ante el aislamiento social que por recomendaciones no solamente de hospitales, médicos y personas de la sanidad mexicana que así se han pronunciado, sumado a lo escueto y limitado del pronunciamiento del Gobierno Federal y el de nuestra ciudad, han dado pauta a que no solamente inversionistas, sino personas en general no sólo se mantengan resguardadas por su propia seguridad en sus casas, sino que éstas tratan de buscar al máximo el cuidar sus recursos económicos, y no invertirlos ante una situación tan incierta y disruptiva como puede ser la propia falta de seguridad “de poderse mantener con vida”. Lo antes referido, no es una utopía; son realidades, que tienen estadísticas y evidencias que han sido circuladas en redes sociales, comentarios en notas periodísticas y revistas documentales, videos y otras fuentes de información que llegan a nosotros día con día y que se agolpan e inundan en nuestros teléfonos celulares e Internet, generando angustia, pánico y desesperación en el sector económicamente productivo y activo para la posible adquisición de bienes y servicios, y en este caso no puede apartarse la adquisición por compraventa de Bienes Inmuebles.* *Covid-19 tendrá un impacto mayor que la crisis financiera del 2008: según fuente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Sumado a la crisis anterior, nos encontramos que a finales del año pasado se publicó en el diario oficial de la Federación la Ley Nacional de Extinción de Dominio, <que provocó la enorme preocupación de varios sectores de la población que ven que esta legislación de índole socialista producto de la política “del llamado foro de Sao Paulo” y de otros instrumentos que la tendencia marcada por el gobierno federal, pueda implicar e implicarse no sólo en la actividad propia del gobernado, sino en sus derechos humanos y en su “garantía de seguridad jurídica y debido proceso” respecto de actos presuntamente delictivos>, sin hacerse a fondo las investigaciones correspondientes por la autoridad competente, lo cual de suyo genera incertidumbre económica para inversión uso y destino del sector de

los bienes raíces, y puede no solamente imputar una acción de carácter penal sino provocar la figura de la extinción de dominio sobre sus propiedades; de ahí mi crítica que yo he manifestado de manera pública en contra de las plataformas de ocupación del sector de bienes inmuebles que se dan bajo el sistema “Airbnb o el Coliving”, cuya situación jurídica incierta y amorfa, no ha sido todavía controlada, tutelada y adecuada al sistema jurídico formal de nuestra legislación, bastando simplemente ver la inseguridad jurídica con la cual un particular puede poner en riesgo los dos elementos más preciados que un ser humano tiene; su libertad y su patrimonio. Este sector presentó una contracción en el primer semestre del año, por la incertidumbre que generaron los cambios en la ley antes señalada, sumado a una política supuestamente progresista del nuevo gobierno, que todos los días prácticamente culpa e inculpa a los conservadores o a la corrupción del pasado; cuando no se da cuenta que llevan en el gobierno 16 meses contando ya marzo del año 2020, ejerciendo el poder y siendo rector de los destinos económico – políticos de nuestro país. No se puede ni se debe excusarse ni escudarse en la ineptitud de los que ahora manejan la economía, la salud y el desarrollo social, frente a una realidad que implica una pésima planeación de Estado en los diferentes sectores (voz populi). Aunado a ello, a la desaceleración económica del país por diversos factores, y del mundo globalizado; teniendo claro en el ámbito internacional que uno de los elementos que está empujando la crisis económica lo es la ubicación geopolítica de nuestro país, así como las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, aunado a que dichos países son de los transmisores más activos del coronavirus, lo cual ha generado riesgos y propiciado también limitaciones para que México pueda generar un mayor crecimiento en este primer trimestre del año 2020. Pese a las contracciones en la colocación de vivienda y la desaceleración en el ritmo de crecimiento del sector inmobiliario; en general en México, el mercado nacional interno tiene y tendrá a futuro la suficiente fortaleza para revertir la caída de la crisis del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia que ha pegado en la

economía de nuestro país y reflejado una devaluación económica del peso frente al dólar del orden de los 23,48 (19 de marzo 2020) pesos por dólar USD, y el desplome de los precios del crudo internacional, lo que coinciden diferentes especialistas en la materia. Todo ello, implica la urgente previsión y reordenación económica del gobierno Federal para buscar una razonable, inteligente y adecuada inversión pública acorde a las condiciones de la economía propia de nuestro país y a la economía mundial. Por su parte el sector privado, deberá hacer lo propio “en cuanto vea el golpe de timón” que el gobierno del Presidente de la República ejecute para buscar así el generar y otorgar confianza a la inversión privada; de lo contrario, estaremos ante una situación muy vulnerable no sólo para nuestro país, sino a la luz de inversiones extranjeras. Es por ello, que la valoración de la opinión de economistas prestigiados en el ámbito nacional e internacional como Ignacio Beteta Vallejo, Gustavo Puente Estrada, y Mario Correa, deben tomarse en consideración y su lectura en publicaciones diversas y artículos en medios de comunicación, son obligados. En lo personal considero que quienes nos dedicamos y trabajamos en el sector de los bienes inmuebles, que por su propia naturaleza “deben de nacer producto de los proyectos de la inversión en la construcción”, tenemos la obligación moral de apoyar e impulsar entre otras a los Organismos Empresariales, a las Cámaras Nacionales de Vivienda y a las Asociaciones Inmobiliarias como la AMPI, para que la economía vuelva a crecer una vez que el COVID 19 haya sido controlado, y con ello se otorguen las garantías suficientes por parte de los gobiernos de los estados, para que el sector de la construcción de inmuebles vuelva a generar su potencial económico y desarrollo que durante décadas y desde el siglo XIX, ha sido un factor importante para el crecimiento económico de México. Definitivamente, no podemos quedarnos con los brazos cruzados ante esta crisis de salud que hoy genera una contracción en los niveles importantes de nuestra economía. Por ello, debemos unirnos, ser solidarios, buscar mecanismos razonables y adecuados para hacer frente a las implicaciones que en todos los sectores se presentan de nuestra sociedad; Porque el VIRUS no conoce ni fronteras, ni estadios sociales, religión, ni género.

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