Ibiza y Formentera Guiarama

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Ibiza

y Formentera por Miquel Ray贸 Revisi贸n y actualizaci贸n de Xavier Mart铆nez i Edo


Una sociedad hospitalaria

1 H Figura votiva a la que se ha identificado con Tanit, diosa de la fecundidad y de la protección (de ahí la cabeza de Gorgona en la túnica), a la que se rendía culto en santuarios y en casas particulares y que, a menudo, formaba parte de las ofrendas hechas a los muertos. Se encontró en el yacimiento de Puig des Molins.

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Como si habitaran en vías paralelas que solo en ocasiones se cruzan en la calle, en el mercado, en el café o en la playa, dos sociedades muy distintas viven en las Pitiusas. El secreto de su armoniosa convivencia está en el carácter hospitalario de los isleños.

M

ientras que en Mallorca y Menorca floreció la cultura talayótica (construcciones megalíticas), en las Pitiusas (hablamos del 2000 a.C.) esta cultura solo ha dejado escaso rastro en Formentera (Ca na Costa y Barbaria). Eivissa, en cambio, fue una muy importante colonia púnica (siglos vii a.C. hasta i d.C.), cuyas mercaderías eran objeto de tráfico en todo el Mediterráneo clásico. Los árabes dejaron huella profunda en todas las Baleares (estructura territorial), y los catalano-aragoneses lo hicieron a partir del siglo xiii (lengua, derecho, gastronomía, usos y costumbres). Las cuatro islas fueron reino cristiano independiente hasta el xiv, y no fue este un reino pobre: sus cartógrafos judíos vendían mapas muy apreciados en Europa; barcos mallorquines comerciaban en todo el mundo conocido entonces; corsarios ibicencos dominaban el mar... Formentera estuvo deshabitada por miedo a saqueos durante buena parte del siglo xvi... Menorca fue británica y francesa durante el xviii. Más tarde, Mallorca, Eivissa y Formentera permanecieron ligadas a España. Las Baleares: curiosa historia, diversa. Pero no menos diversa –o, más bien, debido a esa diversidad histórica– es la situación en la actualidad. Los políticos se esfuerzan hoy para conseguir que los baleares se sientan paisanos. Tarea difícil. Al carácter tradicionalmente aislado de cualquier isleño se añade un factor de recelo mutuo y de ideologías opuestas: Menorca suele votar progresista, igual que Formentera; el voto en Ibiza suele ser muy conservador; Mallorca oscila entre ambas opciones. Las Pitiusas, Eivissa y Formentera (y también Menorca), se sienten como espacio periférico de Mallorca. Todo ello hace más notable el singular acontecimiento social de los años sesenta y setenta del pasado siglo, cuando Eivissa y, sobre todo, Formentera, acogieron a los representantes más conspicuos de un movimiento social rompedor: los hippies. Cuando en el resto de España se perseguía con celo y saña cualquier atisbo de protesta ideológica, de desnudo o de consumo de cannabis, en Eivissa, sin embargo, se toleraba. Junto a la madonna campesina, anclada en el siglo xix preindustrial, vestida de negro de la cabeza a los pies (alpargatas de esparto


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INDISPENSABLES

y sombrero de paja), el hippy esbozaba abstracciones alucinadas en la playa, desnudo y libre entre lirones caretos, sabinas y lagartijas. Luego vino el turismo de masas, con sus ventajas y sus inconvenientes. Las Pitiusas están muy transformadas y se adaptan como pueden a los trepidantes ritmos actuales. Tal vez solo superficialmente, porque permanece inmutable su condición hospitalaria y tolerante. La sociedad ibicenca, en fín, es muy compleja (¿cuál no lo es?): sobre un sustrato local (procedente de inmigraciones seculares) se han ido superponiendo sucesivas oleadas de inmigantes españoles y europeos, y ahora –como en toda Europa–, extracomunitarios. Hay trabajo y seguridad. Ibiza crece económicamente y demográficamente (tal vez demasiado en un ámbito geográficamente limitado por definición). Formentera, no tanto. Hacer sostenible este crecimiento y mantener esa permanente actitud de bienvenida hacia los visitantes es el gran reto que tiene hoy en día la sociedad pitiusa. Su carácter fue definido hace tiempo por la cadencia de labores agrícolas hoy ya en el olvido, por la luz resplandeciente sobre paredes encaladas, y por el azul embriagador de su cielo y su mar. Cada día amanece despacio en unas Pitiusas aceleradas. La luz se expande todavía sobre las viejas casas blancas aún dormidas. Bon dia. Eso sí; ya no resuena el grito, el aullido atávico de sus hombres enardecidos: el Uc. G Mercadillo hippy de Las Dalias en Sant Carles, uno de los pueblos con mayor población de hippies de los setenta y neohippies.

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Visita a la ciudad de Eivissa La ciudad de Ibiza re­ cibe en mallorquín el nombre de Eivissa, o de Vila, entre los naturales, y es un lugar de dilatada historia. Al parecer data del siglo vii a.C. Fue entonces una colonia fenicio­púnica de considerable importancia en el comercio maríti­ mo de la época, muy poblada y con notables recursos económicos. Los restos arqueológicos encontrados en la necrópolis cartaginesa adyacente a la ciudad, Es Puig des Molins, así lo demuestran. Ocupada sucesivamente por romanos, árabes y catalanes, la ciudad presenta un marcado carácter, y su imagen desde el mar, de pequeño y bullicioso puerto, ha llegado a convertirse en un paisaje humano re­ conocido en todo el mundo.

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VISITA A ❙ EIVISSA

❙ Dalt Vila. Conjunto Histórico Monumental Más que conocidas son las calles típicas y popu­ lares de Dalt Vila, como es llamada la zona alta de la ciudad encerrada entre murallas que aún con­ tienen caseríos góticos (palaus), o de sa Penya, antiguo barrio de pescadores, o del no tan antiguo barrio de sa Marina. Dotada hoy de un creciente ensanche, Eixample, con comercios modernos de toda índole, y con servicios de notable calidad, la pequeña Ibiza no ha perdido el encanto que la hizo convertirse en lugar de veraneo para miles de viajeros a lo largo de los últimos cincuenta años. ❙ LA MURALLA Y SUS BALUARTES Sin lugar a dudas, Dalt Vila es el barrio más pintores­ co de Eivissa. Aquí y allá abren sus puertas tiendas de souvenirs, galerías de artistas, restaurantes, encanta­ dores hotelitos y locales nocturnos, donde propios y extraños se mezclan sin transgredir las normas sociales. La ciudad antigua (Patrimonio de la Humanidad) es un dédalo de callejuelas blancas y empedradas rodeado por el trazado de las murallas renacentistas; desde sus baluartes se domina la ciudad, el puerto y la bahía. Nada mejor que deambular de forma errática para descubrir sus monumentos y rincones, llenos de gran sabor me­ diterráneo. Se accede normalmente a Dalt Vila, la parte alta de la ciudad y su verdadero centro antiguo, por el portal de ses Taules, una de las puertas en el recinto de la muralla renacentista que guardaba de enemigos a la ciudadela de Ibiza. Hay otras puertas: el portal Nou, este con el es­ cudo de las cuatro barras catalanas en su jamba, y el portal de Sant Joan, al pie de los baluartes del mismo nombre. En la parte superior del portal de ses Taules un blasón muestra el escudo de la ciudad y una larga inscripción en latín ensalzando la figura de Felipe II, soberano bajo cuyo reinado se concluyeron las obras de la muralla (1585). El acceso, en pendiente, por esta puerta constituye un verdadero cordón umbilical entre Dalt Vila y el resto de la ciudad y de la isla. Su estilo es manierista y es fácilmente detectable su doble in­ tencionalidad funcional y ornamental. En sus costados aparecen unas estatuas romanas halladas en las ex­ cavaciones efectuadas en el siglo xvi para levantar las murallas. Una de ellas representa a un soldado; otra,

❙ Planificación de la visita Se proponen a continuación dos itinerarios para recorrer la ciudad. El primero de ellos, con el nombre Dalt Vila. Conjunto Histórico Monumental (de la página 39 a la 51), se iniciará franqueando las murallas de la ciudad por el portal de ses Taules para, a continuación, seguir por un buen número de lugares de interés hasta concluir con la visita a los palacios de la villa. La segunda propuesta con­ templa el recorrido de lo que está Más allá del recinto amurallado (de la página 52 a la 61), en donde se encuentra el popular barrio de Sa Penya o el Puig des Molins, entre otras cosas. En las páginas 42 y 43 se in­ cluye un plano para seguir los itinerarios propuestos, o bien para que aquellos viajeros que así lo deseen puedan organi­ zar su propio recorrido. La letra y el número que aparecen entre paréntesis después del nombre de cada monumento o lugar de interés, por ejemplo: catedral (C5), indican el cuadrante del plano en el que se localiza dicho monumento.

B (C4­6­D4­5) La muralla y sus baluartes

G Callejón en el barrio de Dalt Vila. Ibiza y Formentera ❙ 39


DALT VILA

B C5 Museo d’Art Contemporani

D Ronda Narcís Puget, s/n. G 971 302 723. l www.mace.eivissa.es

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femenina, se identifica con la diosa Juno. En el interior, una tercera estatua representa a un togado. El patio de armas ofrece, aunque ligeramente degradado, un interesante conjunto arquitectónico. Las obras de las actuales murallas de Ibiza se comenzaron en tiempos de Carlos I como medida disuasoria y de protección contra los saqueos de los turcos en estas costas. Fue­ ron diseñadas en el año 1554 por el ingeniero romano Calvi, experto en edificaciones militares y proyectista también del castillo de Sant Felip de Maó, en Menorca, y del baluarte (baluard) de las atarazanas (draçanes) de Barcelona, así como también de parte de las murallas de Palma, en Mallorca. Los maestros Pere Francès y Gas­ par Puig las levantaron bajo la inspección del conocido arquitecto galo Jacob Fratin. A este se atribuye el baluard de Santa Llúcia, y al ingeniero Simon Poulet el baluard de Sant Joan (1727), en cuya sala de armas se encuentra el Museu


VISITA A ❙ EIVISSA

d’Art Contemporani que alberga una notable colección de pintores y escultores nacionales contemporáneos. Las murallas están catalogadas como Monumento Nacional, al ser uno de los ejemplos de fortificación militar más interesantes de la época: se conservan casi en perfecto estado y por completo, caso raro en Europa. Para su construcción se aprovecharon, en parte, trazados de la muralla del alcázar árabe de triple recin­ to (destruido casi por completo en la invasión pisano­ catalana de 1114), así como de la antigua fortaleza medieval cristiana. Tienen siete baluartes cuyos nombres son, por este orden y de derecha a izquierda, según se entra por el portal de ses Taules: el mencionado baluard de Sant Joan, los de la Porta Nova, de Sant Jaume, de Sant Jordi, de Sant Bernat, de Santa Tecla, y el también citado de Santa Llúcia. Desde estos baluartes, accesibles, pueden observarse preciosas panorámicas sobre la ciudad baja.

I Vista de la ciudad desde el baluarte de Santa Llúcia.

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❙ El norte El recorrido propuesto recoge algunas de las localidades más importantes de la isla. En el trayecto un poco de todo, poblaciones blancas, vestigios antiguos y calas de ensueño de cristalinas aguas. ❙ SANT LLORENÇ DE BALÀFIA

H Torre de defensa en casa típica en Balafia.

F La recogida y de aguas cristalinas playa de Portinatx.

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El conjunto rural de Sant Llorenç de Balàfia es la mejor antesala de la arquitectura tradicional pitiusa: volúmenes cúbicos, paredes encaladas, ventanas pequeñas, techo plano. Situado a unos 15 km de Eivissa (carretera a Sant Joan de Labritja), está formado por casas con sus complementos de hornos y pozos, y dos torres defensivas. La pequeña parroquia de Sant Llorenç data de finales del xviii. Durante el mes de agosto la población celebra la fiesta de su patrón, San Lorenzo, con muestras de ball pagès. Muy cerca de Sant Llorenç se encuentra otro interesante conjunto rural: Can Pere Mussons, también con torre y con el pozo o font de Balàfia.


EXCURSIONES POR ❙ LA ISLA DE IBIZA

❙ SANT JOAN DE LABRITJA Sant Joan de Labritja consigue mantener su apariencia de tranquila parroquia campesina, completando su actividad económica con el turismo creciente (hay gasolinera y estación de autobuses hacia Ibiza, Sant Llorenç, Portinatx, Sant Miquel, Port de Sant Miquel, Cala Sant Vicent y, en verano, a Santa Eulària). Es cabeza del término municipal que comprende además las parroquias de Sant Miquel de Balansat, Sant Vicent de sa Cala y Sant Llorenç. El paisaje general es agrícola, con colinas cubiertas de pinares. La compacta parroquia porticada de Sant Joan tiene una reducida cúpula y su construcción fue iniciada en 1730. La espadaña data del 1900. En la plaza, durante las fiestas patronales, el 24 de junio, se hacen ballades (bailes folclóricos), juegos, verbenas populares y se ofrecen degustaciones de buñuelos (bunyols) y oreietes, productos de la repostería tradicional ibicenca.

H Faro en Portinatx.

❙ PORTINATX DEL REI El litoral del municipio de Sant Joan de Labritja es muy extenso e interesante por sus numerosas calas de gran

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❙ Restaurantes ISLA DE IBIZA

San Telmo

En un lugar eminentemente turístico como Ibiza ha de existir por norma una amplí­ sima oferta de restauración que se adapte a todos los gustos y precios. Desde las cocinas orientales y exóticas hasta las locales y naciona­ les, todas las gastronomías se hallan bien representadas en la isla. La selección es por tanto forzosa. A continuación se detallan algunos, clasifica­ dos por localidades y precios.

D Sa Drassana, 6. G 971 310 922. F Abierto en temporada

Eivissa

estival.

c Precio medio: 30 €. Establecimiento muy especial del puerto que, además de parrilladas de carne y pesca­ do, elabora desde 1968 platos con toque francés algo que lo singulariza entre la amplia oferta de la ciudad.

Ama Lur

D Ctra. de Sant Miquel, km 2,3.

Ca n’Alfredo

G 971 314 554. c Precio medio: 40-50 €.

D Paseo Vara del Rey, 16. G 971 311 274. F Abierto todo el año.

Estupenda cocina vasca y marinera en una casa típica ibicenca.

Cierra lunes no festivos y domingo noche. c Precio medio: 30 €. Aparte de que las raciones son abundantes y la calidad inigualable, los precios son bastante razonables. Por ello resulta muy recomendable re­ servar mesa antes que acudir por sorpresa. Su carta, basada fundamentalmente en arroces y pescados, contiene platos de la cocina tradicional ibicenca.

El Olivo

D Plaça de la Vila, 9. G 971 300 680. F Lunes cerrado, y de noviembre a marzo. c Precio medio: 35-40 €. Mítico restaurante en Dalt Vila. Conviene siempre hacer reserva. Excelente calidad y prestigio. Cocina francesa. La Brasa

Mesón Paco

D Av. Bartolomé Roselló, 17. G 971 314 224. c Precio medio, 25 €.

Sant Antoni de Portmany Sa Capella

D Ctra. Santa Agnès, km 0,6. G 971 340 057. F Cerrado a mediodía y también en invierno.

c Precio medio: 20-40 €. Es un refinado restaurante instalado en una antigua ca­ pilla. Cocina de mercado.

Es Pi d’Or

D Cala Gració. G 971 342 872. F Cerrado desde enero hasta Semana Santa.

c Precio medio: 25-55 €. Sirven los que para muchos son los mejores pescados y mariscos de la isla, cocina de raíces ibicencas y gallegas. De ambiente familiar.

Rías Baixas

Comida ibicenca en un local muy acogedor.

D Cervantes, 14. G 971 340 480. F Cerrado del 7 de enero

La Tertulia

c Precio medio: 50 €.

D Plaça de la Tertulia, 6. G 971 311 071. F Cierra en invierno. c Precio medio: 30-45 €.

Ofrece una amplia variedad de platos propios de la gastrono­ mía gallega para degustar en un ambiente muy selecto.

Destaca sobre otras propues­ tas, la paella y la zarzuela de pescado.

Es Rebost de Can Prats

al 14 de marzo.

D Cervantes, 4. G 971 346 252. F Cerrado martes y febrero. c Precio medio: 25 €. Ofrece cocina ibicenca del in­ terior, en una sencilla casita con decoración rústica.

Asador Can Pilot

D Ctra. Eivissa a Sant Antoni, s/n. Sant Rafel.

D Pere Sala, 3. G 971 301 202. c Precio medio: 35-40 €.

G 971 198 293. F Cerrado miércoles

Recetas tradicionales de coci­ na catalana que se degustan en lo que antaño fueran las caballerizas de la ciudad. Cuenta con una agradable terracita interior.

c Precio medio: 30 €.

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y en junio. Ocupa una casa de estilo colonial decorada con obras del conocido ceramista Kino­ to. Popular bar de tapas con platos del día. Para repetir.


DÓNDE... ❙ COMER Y BEBER

Tranquilo restaurante de ambiente rústico y tradicio­ nal. Presenta recetas senci­ llas, la mayoría elaboradas con productos naturales de Ibiza.

Sant Joan de Lebritja Balàfia

D Vénda de Balàfia de Dalt, 25.

G 971 325 019. c Precio medio: 35 €.

Can Miquel

Es un local sencillo donde sir­ ven carnes asadas a la parrilla de carbón. Muy frecuentado por los ibicencos, aunque en verano el ambiente es más internacional.

D Sant Vicent, 43. G 971 330 329. c Precio medio: 28 €. Es un restaurante muy po­ pular donde sirven pescado fresco y suculentos arroces.

Es Caló

D Cala de Sant Vicent. G 971 320 140. F Cerrado enero y febrero. c Precio medio: 25-30 €. Con terraza frente a la playa, preparan suculentos arroces, mariscadas y bollit de peix. Las ensaladas para acompa­ ñar son de antología. Vivero propio y excelente bodega.

Ca na Pepeta

D Ctra. Eivissa-Sant Joan, km 14,4.

G 971 325 023. c Precio medio: 24-33 €.

Recó des Pins

D València, 1. Port des Torrent de Sant Agustí. G 971 341 513. c Precio medio: 25-30 €. Cocina ibicenca y especialida­ des (arroz marinera y paletilla asada). Terraza con vistas al mar. Aparcamiento. Buen lu­ gar para grupos.

Can Domingo de ca Na Botja

D Ctra. Eivissa-Sant Josep,

Fue primero una tienda de ultramarinos, desde 1888, pa só luego a albergar una casa de huéspedes, al mismo tiempo que estanco, casa de correos y escuela. Platos ge­ nuinamente ibicencos.

km 9,800. G 971 800 184. F Abierto de jueves a domingo. c Precio medio: 50 €. Cocina internacional, pescado y marisco. Carta breve y va­ riada. Paisaje rural ibicenco.

Sant Josep de sa Talaia

Sant Miquel de Balansat

Sa Soca

Hotel Hacienda Na Xamena

D Ctra. Eivissa-Sant Josep, km 18.

G 971 341 620. c Precio medio: 25 €. Cocina típica ibicenca. El es­ tofado de conejo y la zarzuela con salsa verde son las espe­ cialidades de la propietaria. Terraza­jardín en verano.

Ca na Joana

D Ctra. Ibiza-San José, km 10. G 971 800 158/ 312. cPrecio medio: 40-50 €. Todo es un lujo que merece la pena: la casa de campo, la cocina, la bodega...

G 971 334 500. c Precio medio: 60 €. Aparece en las más famosas guías de restauración. Es jus­ to su reconocimiento interna­ cional; especialmente por el paisaje costero y montañoso en el que se ubica. Cocina internacional y bufé de lujo.

Santa Eulària des Riu Can Caus

D Carretera de Sta. Gertrudis, km 3,5. G 971 197 516. c Precio medio: 22-25 €.

El Naranjo

D Sant Josep, 31. G 971 330 324. c Precio medio: 25-45 €. El exotismo y la originalidad protagonizan su carta con platos como el carpaccio de avestruz o el solomillo de canguro.

Celler Ca’n Pere

D Sant Jaume, 63. G 971 330 056. c Precio medio: 25-30 €. Uno de los pocos cellers (an­ tiguas bodegas) típicamente ibicencos que quedan abier­ tos en la isla. Aquí se come del amplio abanico de platos de la cocina local.

Pou des Lleó

D Cala de es Pou des Lleó. G 971 335 274. c Precio medio: 25-35 €. Ofrece estupendos arroces y pescados frescos. Especiali­ dad en bollit de peix, con el aliciente de que se puede repetir tanto del arroz cal­ doso como del pescado con patatas. A destacar el alioli que ponen para hacer bo­ ca, la greixonera de postre y el café caleta, con canela y ron. Los fines de semana resulta conveniente reservar mesa.

El Bigotes

D Cala Mastella. Sant Carles.

F Abierto solo en temporada.

G 650 797 633. c Precio medio: 30 €. Ibiza y Formentera ❙ 123


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