#76 a帽o vi marzo de 2014 precio: este peri贸dico
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PARADA OBLIGADA EN LA COMPRENSION DE LA REALIDAD
no se vende
cuerpos,
carne y sangre de la experiencia en el mundo
ilustraci贸n por daniel mart铆n - www.dmdesign.com.ar - mardaniel@gmail.com
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editorial
M
archas de disidencia sexual (gays, lesbianas, trans en todas sus variantes posibles), encuentros de mujeres, cambios de sexo, comidas light, abortos, drogas, entrenamientos, deportes, danzas, sexo puro y duro, mucho sexo; los cuerpos de hoy se consuman en extremos, en libertades, en dolores y en placeres; movimientos, condicionamientos y vicios. Son virtualidad y permanencia. Atraviesan disciplinamientos y revoluciones. Están expuestos, demasiado expuestos. Si hubo un tiempo en que la razón y el pensamiento dominaron la escena, hoy la tendencia se revierte: se vive con el cuerpo, y ya, por favor, no nos enrosquemos en la claridad y la distinción modernas. Hace más o menos quinientos años, la ciencia dejó de lado el cuerpo para poder caminar más liviana. Y así avanzó: borrados la corporeidad y los reparos morales, no hay límite para el conocimiento. En ese andar, el desarrollo científico llegó a lugares impensados. Desde que Descartes notó que los sentidos lo podían engañar y que la razón era una fuente de conocimiento indubitable, la balanza se inclinó definitivamente para el lado racional. “Cuanto menos presencia del cuerpo y de la subjetividad haya, el resultado será más objetivo”, se suele escuchar. Y si bien hay cosas en las cuales la objetividad es deseable (como un Boca-River), lo cierto es que no siempre es posible, y otras ni siquiera es deseable. Decimos que no es posible porque entendemos que la ciencia no se puede escindir de las condiciones materiales en las cuales tiene lugar. Afirmamos que no es deseable porque muchas veces, detrás de la gran legitimidad que goza una investigación objetiva, se ocultan los verdaderos intereses que la motivan. Recuperar el cuerpo significa, en primer lugar, reconocerlo: el pensamiento no es solo espíritu, no puede serlo. El pensamiento acontece y tiene que tener un lugar donde hacerlo. Ese lugar es el cuerpo, el pensamiento se hace carne en el cuerpo y no puede ser sin él. La negación de la corporeidad equivale a negar el mismo pensamiento, por lo menos en un sentido completo, a veces estratégico. Afirmamos que el gesto político no consiste en pensar los cuerpos, estudiarlos, conocerlos; el gesto político es comprender (ya no pensar, estudiar, conocer) que los cuerpos son parte del pensamiento y del conocimiento, porque uno no puede darse sin el otro, y también porque negarlo ya constituye una decisión: excluirlo
planta estable
maquinista juan ignacio basso chancho gustavo zanella encargado del salón comedor luciano pablo basso boletero jorge augusto cuello la que hace sonar la bocina lorena barbosa guardabarreras gabriela giambroni la que se pasó de estación maría belén morejón
staff
las que enderezan las vías david del río maría virginia compte natalia lópez jefe de estación horacio ernesto giambroni el que no vio la barrera pedro pertusi
del ámbito de significación. La introducción de la ciencia y el pensamiento en este espacio editorial tiene un fin ilustrativo. No pretendemos hacer teoría científica, sino pensar el cuerpo, y para hacerlo, encontramos que debemos desandar este camino. El cuerpo que buscamos se encuentra oculto, ha sido borrado de la ciencia, destratado en la historia y negado en la política; pero no ha sido extinguido. De lo que se trata, entonces, es de recuperarlo. No solo para la ciencia, sino, más bien, para la vida. La multiplicación de los espacios en los que hoy en día los cuerpos se pronuncian como corporeidad sin más se explica tanto por el fracaso de los intentos de disciplinarlo como por el reconocimiento de que esos intentos eran falaces. No podemos seguir negando nuestros cuerpos a la hora de hablar, no podemos escondernos para ser aceptados, necesitamos ser escuchados tal como somos, y reconocer, por fin, que esos defectos y vicios que poseemos nos constituyen. Debemos afirmarlos. Sin embargo, este movimiento y quiebre con lo establecido tienen de paradójico que se pierde, muchas veces, en la frugalidad de sentidos. Es que, en términos gremiales, tiene tan poca fuerza una multitud completamente subyugada como cada individualidad liberada a su propia autonomía. Con esto no decimos que un avance a la libertad corporal no sea bienvenido, deseado, estimable y digno de militar. Afirmamos, por el contrario, que las luchas escindidas e individuales dudosamente puedan confluir en una translocación de la lógica del poder y la política imperantes. No se cambian los distintos órdenes disciplinantes desde una cátedra ni desde Facebook. No se amplía el universo de posibilidades corporales desde la sola proclama de buenas intenciones en una ley, ni siquiera desde las páginas de un periódico o de una web más o menos militante. Los cuerpos recuperan todas sus potencialidades en el acto mismo, transpirando las luchas cotidianas, enfrentando sus propias contradicciones con la miríada de cuerpos que lo rodean y desean, gozan, sufren, carecen y se intoxican como lo hace el propio cuerpo. El (des)orden político es un (des)orden de cuerpos en conflicto. Su comprensión, su gestión y su transformación son la misma cuestión bifronte que nos atormenta desde que nos bajamos del árbol: quiénes y cómo se llevan el pan a la boca y consiguen ser felices.
el que no se quiere bajar del tren césar maffei los que pintan grafitis en la estación daniel martin mariangeles marcone el que insiste con el carbón gustavo guevara las que pasan por abajo del molinete giselle méndez las que se roban los quebrachos laura loredo rubio paula neri ana laura suarez cassino el que se dedica a otra cosa nicolás alejandro miguez colgados del tren, como racimos grupo de estudios para la liberación (gel): bárbara agüer, martín forciniti, juan francisco martínez peria, mercedes palumbo, ezequiel pinacchio, soledad ramati y mariana fernandez talavera caminantes de las vías que se detienen en esta estación
los que corren la zorra manuel fontenla franco dré
nuria pucci, susy shock, carolina rosales zeiger, lorena reisis, natalia pusineri, mario buchbinder, andrés fortunato, elina matoso, liliana catarraso y paula neri
el que corta las vías martín giambroni
boleto
la que dice que el tren no tiene que poner guiño para doblar yael tejero
gratarola
www.andendigital.com.ar
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territorios
el cuerpo y el arte
como sanción nuria pucci /
hay trabas y problemas en la vida de los individuos que parecerían no poder resolverse con facilidad, pero cuando se enfoca su realidad desde el cuerpo, y se presta atención a las necesidades que tienen, rápidamente se comienza a ver cambios. Vivir la vida de manera creativa es la forma que el sistema se empeñó en alejar de nosotros, para poder tener más control sobre la sociedad. Una sociedad que no está en contacto con su cuerpo, no sabe lo que siente ni lo que desea, es mucho más fácil de utilizar y esclavizar; y de esto estamos saliendo, poco a poco. cuerpo y voz arte, cuerpo y libertad El arte se basa en la posibilidad de fluir que tiene un ser humano. La facilidad de la vida toda también se basa en esto. Todo está unido, desde lo más pequeño hasta lo más grande. Las formas de comunicarnos tienen un por qué, una base y una causa, del que somos parcialmente conscientes. La posibilidad de aprender y comprender quiénes somos y qué hacemos no nos da más “control”, pero sí más posibilidades de crear y de estar conectados con aquello que realmente nos hace sentir bien. Al dejar de controlar, podemos empezar a escucharnos y hacer lo que sentimos en lugar de lo que pensamos que deberíamos hacer. Allí nace el arte. Cualquiera sea su expresión nace desde el dejarse atravesar por la sensación, fluir libremente en ella, sin juicio. Es un vaivén constante, en un equilibrio mágico que se da entre el cuerpo, la mente y el exterior. El arte es el cuerpo; sin uno, no hay el otro; y sin ambos, la libertad se torna difícil de experimentar. Todo nace de la sensación que pasa por el cuerpo: el que escribe, el que pinta, el que baila o canta, todos se expresan a partir de una sensación. Esa sensación interna, al querer ser transmitida, traducida, exteriorizada, genera una imagen, un movimiento, una danza, una música. Es en la sensación de vacío, tal vez, en lo que se inspiraban para escribir grandes poetas como Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, Virginia Wolf. La sensación es la que da espacio, impulso a la creación, y se plasma en el cuerpo, se plasma en una obra de arte, en una palabra, en una poesía, en una pintura o en una melodía. El cuerpo es la llave para soltar y dejar de pensar por un rato, o mejor dicho pensar de otra manera, crear otra atmósfera mental para pensar en otro espacio-tiempo. La creatividad no tiene fronteras ni las conoce, somos nosotros los que las inventamos y luego nos las autoimponemos. Nosotros mismos somos la creatividad. El arte surge como herramienta, entonces, es el puente que nos conduce hacia adentro, pero hacia un adentro desconocido, un lugar diferente, nuevo, que no sabíamos que estaba ahí. A veces hay que animarse a andar en lo obscuro para poder iluminar nuevas partes que no conocíamos de nosotros mismos. Hay miles de disciplinas artísticas que hacen pie en este lugar. El arte funciona como terapia, canal o camino para re-construir conexiones entre áreas emocionales que están guardadas, escondidas, porque duelen, porque no sabemos qué hacer con ellas, porque a veces no hay análisis ni psicoanálisis que puedan abrazarlas.
La voz es una de las herramientas más importantes que tenemos en el cuerpo. Sin embargo, creemos no saber cómo utilizarla, creemos que para cantar hay que hacerlo bien y entonces hacemos cursos donde nos enseñan a cantar. La realidad es que bien y mal son conceptos meramente socioculturales. Lo importante es que la voz es otra forma que tenemos para contactar con las emociones más antiguas, ya que gracias a la vibración que transmite nuestra propia sonoridad somos capaces de movilizarlas dentro de nosotros y de exteriorizarlas, y de este modo sanar heridas. Desde mi experiencia como cantante, artista y profesora de canto, puedo decir que la persona aprende absorbiendo, escuchando, viendo… Una persona desarrolla sus cualidades más por ósmosis que por la técnica en sí misma; es como la vida: una persona que es golpeada o que ve a su padre o a alguien cercano ser violento, por ósmosis tiene un aprendizaje de la vida y una manera de verla y de actuar en ella que lo hará desarrollar determinadas cualidades. En el arte es igual, según el carácter de la persona y lo que la rodea, desarrollará más ciertas cualidades artísticas que otras, por eso es importante lo que se escucha, lo que se ve y lo que se imita inconscientemente tanto del entorno social, como de la misma familia. Los hábitos del artista, sus costumbres, la forma de verse a sí mismo y de ver a los demás influyen profundamente en la musicalidad, fluidez y fuerza que tendrá en la forma de cantar o de hacer cualquier actividad artística. Por lo tanto no hay una técnica de canto que sea para todos, así como no hay fórmulas para la felicidad. La fórmula es siempre uno mismo y depende de cuánto se mire ahí dentro para intentar comprender por dónde se nos fugan partes nuestras y en dónde ponemos la atención cada día de nuestras vidas. En el canto el objetivo no es cantar bien, sino decir bien, pensar bien, actuar bien. Pero, ¿qué significa esto? Significa que lo que se hace debe ser acorde a lo que se siente y piensa cotidianamente. Y no solo mientras se canta, ya que sería imposible; debe ser un ejercicio diario, como la respiración, para que, a la hora de cantar, se dé naturalmente, sin interferencias. Cuando se está cantando, se está convocando y comunicando. Se tiene la intención de decir algo, de transmitirlo y de que esa transmisión sea entendible, trasparente…, que pueda llegar al otro, nada más, con eso basta y sobra. Esto es lo que realmente llena a cualquier artista: poder transmitir algo y que le llegue a su público, que su arte no rebote o que no quede dentro de uno sin poder salir hacia afuera. A esto me refiero con “decir bien”, sin interferencias mentales, corporales o del entorno, pero, para que esto ocurra, la verdadera transformación tiene que suceder por dentro. El mensaje ha
de ser claro, tiene que estar comunicado el cuerpo emocional con el físico y con el mental, de esta manera podemos percibir lo que nos está pasando por dentro. Ser conscientes de nuestras emociones, de nuestros miedos y de nuestros pensamientos es el primer paso para aprender a cantar, a encantar…, a decir sin bloqueos. Para que esta transmisión hacia afuera sea fidedigna, primero la conexión con uno mismo tiene que serlo. Sabemos que estamos ben-diciendo cuando vemos el afuera ser transformado, vemos el afuera como el agua…, siendo tocado por la vibración. Olvidamos que el sonido es vibración, olvidamos que nosotros lo somos. El arte viene a recordarlo, con una melodía, con la fuerza de una danza, con la energía que guarda el cuadro donde podemos ver la energía transparente de quien lo pintó, que es otra manera de decir, de transmitir desde adentro hacia afuera. El verdadero arte es un desnudarse hacia afuera y hacia adentro. El verdadero arte sorprende tanto al público como al artista. Ver nuestro propio arte es una buena forma de conocernos, porque nuestro arte es el espejo de lo que llevamos dentro y aún no somos capaces de ver conscientemente, a veces porque duele mucho o a veces simplemente porque es demasiado bello. El arte es el lenguaje de nuestras emociones, de nuestro inconsciente porque es puro, no tiene filtros, se manifiesta, parece tener un poder oculto ya que dirige nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra voz. Es nuestro poder oculto representado artísticamente. Reconocerlo es sanarse, sanarse para poder exteriorizarlo, y esto, a su vez, nos sana y sana el afuera.
Etimología de encantar: El verbo encantar viene del latín incantare, verbo prefijado sobre cantare, que es el frecuentativo de canere (cantar). Incantare significa en origen recitar o cantar una fórmula mágica o hechizo contra uno y para uno (in), de ahí pasa a ser sinónimo de hechizar. De la misma raíz tenemos palabras como canoro, canto, cantar, acento, incentivo.1 Algunas terapias interesantes que abordan el cuerpo y el arte para la sanación: Expresión corporal Bioenergética Movimiento auténtico Contact improvisación Danzaterapia Musicoterapia Arteterapia Liberación de la voz 1 http://etimologias.dechile.net/?encantar
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diálogo diálogo con susy shock
“a veces le falta sentido del humor y sentido de juego a la militancia” carolina rosales zeiger crosaleszeiger@gmail.com @caroerrezeta
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os cuerpos, las creaciones, las identidades. Proponerse una construcción no hegemónica del propio existir, del amar, del vincularse. Susy Shock, artista sudaca trans, poeta y cantante, desanda los caminos de lo establecido para preguntarse y preguntarte: si no anhelaras tanto la perfecta normalidad, si te dejaras ser…, ¿qué serías? Fluir, jugar, ablandar, gozar. Las palabras son a modo de propuesta y quien las emite es ella: Susy Shock, artista trans sudaca –según su propia definición–, caminadora hacia algún lugar, género colibrí, dice, y sonríe, porque eso de jugar no es una manera de decir, eso de gozar no es imposición de la nueva militancia cool, eso de fluir y ablandarse es más que una consigna suave a los oídos. “Ni varón, ni mujer, ni XXY ni H2O”, reza uno de sus poemas más populares, y sigue: “Yo, poeta de la barbarie/ con el humus de mi cantar/ con el arco iris de mi cantar/ con mi aleteo: Reivindico mi derecho a ser un monstruo / y que otros sean lo normal”. Susy es viento del que quieras: es brisa cuando tiene que acariciar, y es huracán cuando tiene que remover, desacomodar, sembrar pensamientos o dudas y cuestionar a quienes todavía se sienten cómodos en sus convicciones, en sus confortables convicciones. “Estamos en un momento interesante como para abrir todos esos sacos llenos de cosas que tenemos y vaciarlos, ser menos prolijos, no tener miedo de enchastrarnos con el otro y con la información que el otro nos da. Hay algo muy burgués en nuestro modo de militar, de pensarnos, de transitarnos”, reflexiona. La Shock, como le dicen sus amigos, es poeta, cantante y activista. Seguramente cansada de que le pregunten por qué Susy, por qué Shock, qué es o hacia dónde va, en su blog declara: “¿Qué soy? ¿Importa? Siempre hay alguien que lo pregunta. ‘Soy arte’,
digo mientras revoleo las caderas y me pierdo entre la gente y su humo de cigarro y su brillo sin estrellas y su hambre de ser”. ANDÉN: -¿Qué significa ser arte? Susy Shock: -Si partimos de la premisa de Marlene Wayar de que somos el primer objeto por crear, ahí tenemos la punta de un hilo muy tenso de donde agarrarnos y construirnos. Si bien yo soy artista, creo además en los modos creativos de vivir, al margen de las profesiones, de los oficios y de los trabajos que tengamos. Me parece que el gran desafío es instalar eso que supuestamente tenemos desde que nacemos, y a lo que una sociedad de consumo, dogmática y con patrones tan rígidos como la nuestra empieza a atacar, disminuyendo nuestra capacidad creativa, esa que, desde niños y niñas, nos hace imaginarnos miles de posibilidades de uno mismo. Eso que después se vuelve tan gris y burocrático. ANDÉN: -La creatividad aparece entonces directamente ligada al replanteo constante de dónde se está, del lugar que se ocupa, de salirse de cierta comodidad o quietud. SS: -Sí, me parece que, lejos de lo que a veces se plantea como el temor a lo que puede llegar a suceder y que no sabemos bien qué es, la sensación de salirse de esos patrones produce mucho gozo. Yo soy de la idea de que, desde el camino de lo creativo, no saber hacia dónde va una, pero saber que una va buscando produce una sensación de gozo muy intensa. Estamos muy estigmatizados quienes rompemos estas hegemonías, muy ligados al dolor, a la tragedia, al castigo, y a veces no podemos dar cuenta del placer absoluto que significa vivir creativamente, cuando una se anda buscando y recreando todo el tiempo. Me parece que ese es el desafío: sacarle la matriz de lo trágico y de lo imposible y
empezar a plantear el disfrute que significa eso. El shock, para Susy, es teoría y es práctica. No es doctrina, esta vez, como supo decir Naomi Klein, cuando habló de las armas psicológicas que el capitalismo moderno usa para introducir las reformas más antipopulares en el mundo. Este shock no adormece, no entorpece, no anestesia; cachetea buscando la elevación constante de los techos de discusión, arremete, dispara. Vos agarrate, si podés o si querés. ANDÉN: -¿Y el arte por el arte? ¿Existe, es posible, tiene sentido? SS: -También es político, en el sentido de que está suscribiendo a sentidos y valores que entiende que tienen que ver con la distracción y nada más, pero nada es inocente. El arte por el arte siempre va a terminar respondiendo a lo establecido, al sentido común, y eso también es político. Todos somos absolutamente políticos todo el tiempo, nuestras decisiones son políticas, en lo que sea. Cuando decidimos cómo amamos, cómo caminamos, cómo nos vinculamos. ANDÉN: -Una de tus actividades artísticas es el canto de bagualas, una disciplina folclórica muy ligada a la tierra, a la idea de la pachamama. En una ocasión, dijiste que hay algo trans en el concepto de tierra y, en consecuencia, que la baguala permite jugar con eso en el plano de las voces. SS: -Sí, también estuve incurriendo en el flamenco, y me doy cuenta de que es como si estas músicas tuvieran intrínseca la posibilidad del todo. Esto, si creemos que existe una voz femenina y una masculina, nos traslada a otras zonas, no sé si más ambiguas, pero más llenas de todas las informaciones. Cantar implica el reconocimiento de tu propia voz, de tu sonido propio, y trabajar ese oficio es ir encontrándote. Yo lo encontré cuando empecé a desandar también otras impo-
siciones que tenía. Como una feminidad trans, tenía muchas cuestiones impostadas técnicamente. A medida que fui encontrando esa voz, al cantar, se fue naturalizando, ablandando y relajando; también al hablar, donde mi voz, mi sonido, el de Susy, es una voz que tiene información tanto femenina como masculina. Y ahí está mi sonido. La baguala, el blues también (y no casualmente son músicas de los márgenes) te lleva a encontrar, siempre desde el gozo, estos sentidos, esta información.
hacernos y deshacernos…, juntos La idea de construirse identitariamente de manera no hegemónica provoca algo parecido al pánico del lienzo en blanco o al miedo del vacío mental en medio de una exposición oral. Por dónde empezar, con qué romper, contra qué rebelarse son las primeras preguntas que aparecen. Con quién, hacia dónde y de qué manera, las que le siguen. ¿Cómo se deconstruye y se construye a la vez? La teorización acerca de los modelos binarios que encierran al ser humano en las acotadas posibilidades de hombre–mujer, heterosexual–homosexual, masculino–femenino no alcanza a veces para dar el paso. El cascarón es todavía grueso y en ocasiones parecería que terminan por romperlo sólo quienes no encuentran más alternativa, quienes –y con palabras de Gilles Deleuze– frente a la dificultad del pensar se lanzan al hacer. Pero Susy sopla la clave: “Lo que pasa es que no tiene que ser un camino solitario, tiene que ser colectivo. Yo no siento que sea un camino individual, y si lo es me perece acotado, porque queda ahí como una propuesta puntual y única, de alguien, sin que pase más”. Lo colectivo, entonces,
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diálogo
aparece en primer lugar como una posibilidad de continuación, de camino que no termina y, además, como la necesidad inquebrantable de pensarse junto a otros para la construcción personal. ANDÉN: -¿Cómo se hace para encarar esos rompimientos cuando se vive dentro de estructuras tan acotadas, con modelos tan estáticos en cuanto a las relaciones, a las posibilidades de familias, a la idea de pareja? SS: -Hay un discurso que nos traspasa que tiene que ver con lo higiénico, lo prolijo, lo limpio. Una necesidad de ser aceptados y de poder entrar a los lugares, y pedir permiso para entrar a los lugares. Yo tengo otra idea, yo pongo en duda todo eso establecido (bueno, no sé si todo, el espacio que a mí me toca y desde donde yo siento) y es que tal vez le tenemos miedo a quedar de vuelta afuera. Yo creo que la humanidad lo pide a gritos, sabe que no funcionó de esa manera. Entonces aparecemos queriendo reproducir algo que ya no va, algo a lo que no le ha ido bien. El modo de creer que los hijos son de una y nada más también es creer de un modo heteronormativo. Te hablaba de lo comunitario, y yo creo que el hijo en serio es el Otro. ANDÉN: -Hay colectivos que ya no hacen tanto hincapié en el concepto de “mujeres“ y pasan a referirse a “feminidades”. ¿Te identificás con esa idea? SS: -Es una propuesta interesante. Hay muchos sectores de mujeres organizadas que empiezan a abrazar esta idea de lo femenino dando la posibilidad de que si vos te sentís mujer, lo seas. Si una amiga o compañera trans se considera mujer, yo también voy a abrazar su elección, su deseo y su definición. Jamás voy a hacerme gendarme de las definiciones, porque lo he padecido y porque
no quiero reproducir eso. Lo que sí sé es que yo no le tengo miedo a que no quede claro los horizontes de donde me paro. Yo he podido construir mis afectos, mis oficios, mis vínculos amorosos, desde todo esto que soy, desde ciertas monstruosidades que reivindico que tienen que ver precisamente con no estar en estos casilleros. Pero sólo voy a poner en duda las reproducciones de violencia que podemos hacer, aun dentro de la misma comunidad. Después, que cada uno haga lo que quiera.
las palabras y la historia En argentina la palabra “identidad” no es como cualquier otra. Tampoco lo es “desaparecido”, “recuperación”, “abuela” o “madre”. Y la discusión se complejiza al convivir en la arena política diversas conceptualizaciones de dichas palabras. Mientras que desde el activismo de género se busca erradicar la idea de lo sanguíneo, como marca irrenunciable de destino, las Abuelas de Plaza de Mayo encuentran a sus nietos gracias a bancos de datos genéticos y recuperan así sus historias, soslayadas por las mentiras de los crímenes de Estado y por las violaciones a los derechos humanos. Esta convivencia de debates e ideas, todas intensas por igual, da cuenta del peso que carga sobre los hombros nuestra sociedad con relación a este tema. Quizá se encuentre allí la respuesta a por qué la Ley de Matrimonio Igualitario salió con una peleada votación y la de Identidad de Género se aprobó, en el senado, por unanimidad. Susy shock, que viaja por diversos países, dice notar que el tratamiento de la palabra no es el mismo: “Acá estamos traspasados por identidades robadas, violentadas, aún por recuperar. Sí tenemos algo en común como
continente, que son nuestras identidades conquistadas, colonizadas e invisibilizadas. Hay cosas que nos igualan y otras que nos diferencian, precisamente porque tenemos otra construcción política, desde donde nos paramos y desde donde hemos buscado todo lo que hemos buscado”. La búsqueda se presenta, entonces, como eso que hace convivir todas estas conceptualizaciones de la identidad en el mundo y en el interior de la Argentina misma. Probablemente la comunidad LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, intersexuales) militante –como tantas otras– no podría haber hecho demasiado sin el camino que abrieron los organismos de derechos humanos. “Tenemos un empoderamiento de militancia callejera que viene directamente de ahí”, dice Susy al respecto. ANDÉN: -Las Madres de Plaza de Mayo dicen que primero parieron a sus hijos y que después sus hijos parieron a las luchadoras en las que ellas se convirtieron. ¿Hay algo de eso cuando decís: “Primer hijo de la madre que después fui”? SS: -Son mis propios caminos en zigzag y desde donde una supuestamente tiene que mirar, accionar y vincularse. He sido toda la vida una madre, aun en cuerpo masculino. Tengo una hija biológica, y de repente la lógica del modo en que nos hemos vinculado para que ella sea la mujer que es hoy da cuenta de otra forma que recreamos, donde yo tuve que crear con ella. No me compré los tomos del feminismo para eso, había una sabiduría en esa infancia, esa crianza; lo que yo tenía que hacer era aprender a entender, a leer. Si no, es prepizza. Y debería ser más rico, menos esperable. Lo otro me parece muy aburrido, muy burocrático: nos burocratizamos el
juego, el deseo, las búsquedas. ANDÉN: -Y, sin embargo, cuando hablás de lo LGBTI, también hablás desde etiquetas. SS: -Es que, cuando se dan algunas discusiones políticas, vos tenés que ponerte una camiseta. Es necesaria para dar esa pelea frente a, por ejemplo, un estado ausente y violento. Es una búsqueda también para que se ablande la mirada del otro y se recree la mirada del otro. Si querés encontrar en mí los moldes, te va a hacer mucho ruido. Pero está bueno también que te relajes y puedas pensar que estás frente a alguien que es género colibrí, como me gusta decir a mí, jugando. A veces le falta sentido del humor y sentido de juego a la militancia. Estamos muy rígidos, seguimos siendo solemnes. Pero estamos en tiempos de paz, diría Marlene Wayar, tiempos en donde reciclar y ver qué es lo propio y cómo somos capaces de construirnos sin tener que estar todo el tiempo escapándonos del golpe y de la denigración y de la falta de contención. ¿Cómo sería si pudiéramos crear estos lazos, estás pequeñas comunidades afectivas desde donde fluir? ¿Cómo sería fluir? ANDÉN: -¿Se puede fluir sin arrancar ciertos preceptos de raíz? SS: -Bueno, imaginémoslo. Una persona que desde el vamos, desde esa infancia primera, se permite todos esos hallazgos…, ¿cómo sería? No sé, una utopía, ¿no? Pero me parece que hay que apostar a ese camino, a ese fluir. Porque, si no somos siempre resonancia de defensas. Yo estoy llena de construcciones de ese tipo, porque es mi generación, defendiéndome del otro, a pesar del otro. Y a mí me gustaría que la pendejada venga y pueda fluir. Mi generación viene resistiendo ser y no está pudiendo fluir. La pregunta sería, entonces: ¿Cómo fluir en ese ser sin necesidad de que sea siempre una reacción contra algo? Tendremos que ir por esa respuesta.
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descolonialidad&psicoanálisis
fanon en el diván, lacan en las antillas un diálogo entre el psicoanálisis y la descolonización de los cuerpos negros
martín forciniti & lorena reisis martin.forciniti@gmail.com / lorenareisis@hotmail.com
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rantzFanon es una figura fundamental para quienes se han ocupado de trazar una genealogía del pensamiento descolonial. Su profunda caracterización del racismo en la sociedad antillana, su posicionamiento crítico en torno al movimiento de la negritud, su participación política e intelectual en la guerra de liberación de Argelia son sólo algunas de las razones que pueden justificar su incorporación al panteón de la descolonialidad. Ahora bien, pensamos que la merecida reivindicación que Fanon ha recibido desde esta perspectiva no se ha ocupado de señalar que los análisis del martiniqués no pueden trasladarse mecánicamente a las muy diversas realidades latinoamericanas actuales. Nuestras sociedades siguen siendo racistas, sin lugar a dudas, pero, ¿lo son en el mismo sentido que las sociedades a las que Fanon hizo objeto de su incisiva crítica? Lejos de querer acometer la tarea de evaluar la totalidad del pensamiento fanoniano en estas breves líneas, nos limitaremos a sus consideraciones acerca de la constitución del cuerpo negro en un mundo racista. En ellas Fanon, que era psiquiatra, hace uso de algunos conceptos psicoanalíticos de su tiempo; lanza así el desafío de un posible diálogo entre psicoanálisis y descolonización, cuyo guante recogemos en lo que sigue. ¿Qué dice Fanon en su célebre primer libro Piel negra, máscaras blancas (1952) acerca del negro y su cuerpo? Su punto de partida es que no alcanza con tomar en cuenta el factor de la individualidad del sujeto, como habría propuesto Freud, sino que es necesario considerar también el factor social, lo que denomina sociogenia. En ese sentido, tenemos que partir del hecho de que la sociedad antillana, colonial y racista es un mundo maniqueo. En él, toda subjetividad está obligada a constituirse en el marco de las coordena-
das blanco=bueno=bello y negro=malo=feo. Fanon se ocupa de aclarar que se trata de dos tipos de alienación, de dos mixtificaciones; pero que, de todas maneras, es imposible escapar de ellas en el mundo colonial racista. Ahora bien, dado que aquel que es identificado como “negro” no será reconocido como un ser humano, sino más bien como una bestia subhumana, el negro sólo podrá afirmar su subjetividad humana negando justamente aquello a partir de lo cual se lo deshumaniza: su cuerpo. Desarrollemos este proceso. Fanon apela al concepto de estadio del espejo de Lacan para establecer que el negro debe apropiarse de su cuerpo a partir de la imagen que sus semejantes le proyectan. Pero he aquí que el negro, a diferencia del blanco, no se apropiaría solamente de una imagen, sino también de todas las historias, mitos y prejuicios que se tejen en torno a él en una sociedad racista: su hipersexualidad animal, su hedor, su fealdad, etc. En palabras de Fanon, se encontrará inescindiblemente adherido un esquema histórico-racial o epidérmico racial a su esquema corporal. Podemos sacar dos conclusiones a partir de estas ideas. En primer lugar, que para Fanon no hay constitución del cuerpo sin la mediación del lenguaje. El negro se apropia de su cuerpo tanto a partir de una imagen, como a partir de las palabras y nociones que esa imagen trae consigo. En segundo lugar, que la imagen del semejante, que sirve de base para la constitución del cuerpo propio, surge necesariamente en contraste con la imagen de un otro, que es el blanco. Se trata siempre de una imagen negra sobre un fondo blanco. O sea que cada vez que el negro se identifique como “ser un cuerpo negro”, paralelamente se identificará como “no
ser un cuerpo blanco”. En función de los sentidos que “negro” y “blanco” revisten en una sociedad racista, esta doble identificación implicará a su vez que el negro se sabrá diferente y, sobre todo, inferior con respecto al modelo de humanidad que esa sociedad instituye. En consecuencia, este sujeto dispone de dos caminos existenciales en un mundo racista: o bien se asume como “negro”, lo cual conllevará la aceptación de la monstruosidad e inhumanidad de su cuerpo; o bien, como habíamos adelantado, intenta afirmar su humanidad mediante el blanqueamiento, es decir, mediante el desarrollo del irrealizable proyecto de negar su corporalidad. Tales proyectos, y las profundas neurosis que producen, son analizados largamente por Fanon en su libro. ¿Cuál sería el posible comentario de una psicoanalista lacaniana contemporánea ante estos desarrollos? En principio, que Fanon no distingue entre la identificación primaria –aquella fundadora del sujeto– y las identificaciones secundarias, que se articulan a la primera. La identificación primordial se produce en el plano de lo Simbólico; se trata de un significante cualquiera (una palabra, una frase, etc.) que funcionará como nombre para el sujeto, en tanto este lo asuma como propio. Fanon postula que esa primera marca no puede ser cualquiera, sino que será necesariamente un significante fijo: “negro”(= “no-blanco”). Por otra parte, para el psicoanálisis, significantes como “hediondo”, “feo” y demás se corresponderían con identificaciones secundarias, es decir, no se encontrarían ya contenidas en el significante “negro”, aun cuando ese hubiese sido el significante primordial. En suma, desde esta perspectiva, dado que la constitución del cuerpo propio depende de la identificación primaria, este no se
estructurará indefectiblemente como un cuerpo negro ni tampoco como un cuerpo hediondo, feo, etc. Cabe preguntarse entonces: ¿Es posible establecer algún tipo de articulación entre las posiciones fanonianas y las lacanianas? Creemos que sí. En principio, encontramos dos acuerdos básicos entre ellas. Uno: el sujeto y su cuerpo se constituyen a partir de las identificaciones, tanto en el plano del lenguaje como en el de la imagen. Dos: el lenguaje nunca es neutro. Sus significantes se encuentran atravesados por relaciones de poder. Sobre esta base común mínima, Fanon realiza un aporte decisivo, tal vez desatendido por el psicoanálisis. El lenguaje del mundo occidental, moderno y colonial, es profundamente racista. La virtud, la pureza y la bondad son “blancas”. El vicio, la impureza y la maldad son “negros”.Estas asociaciones, y los efectos en la subjetividad que producen, trascienden la pequeña realidad martiniquesa de mediados del siglo xx y se hallan vigentes en amplios sectores del occidente globalizado. Por otro lado, hemos señalado un importante diferendo entre Fanon y el psicoanálisis. Para el primero, el “negro” será siempre “feo”, “hipersexual” y “hediondo” en los inicios de su vida subjetiva; luego se encontrará ante la disyuntiva de asumir dos proyectos (negritud o blanqueamiento) que no hacen más que confirmar la lógica maniquea del mundo racista. Finalmente, sólo una vez que haya comprobado el callejón sin salida al que conducen ambos caminos, se encontrará preparado para desarrollar un proyecto existencial alternativo: la descolonización, es decir, el radical cuestionamiento del racismo y la afirmación de un nuevo humanismo. Por el contrario, desde el psicoanálisis
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texturas se sostenía que no todo niño negro será nombrado primordialmente como “negro”, por lo cual ese significante no será necesariamente la base de la constitución de su subjetividad y de su cuerpo. Más aún, no todo niño negro asumirá inevitablemente todos los sentidos sociales racistas asociados al significante “negro”, sino que podrá identificarse con unos y no con otros, o directamente rechazar todos. En otras palabras, el sujeto siempre elige. La sociedad y el lenguaje condicionan la formación de la subjetividad, pero nunca la determinan. Además de esos factores, es fundamental tomar siempre en cuenta el factor del deseo. ¿Implica esta divergencia el fin del diálogo? Por el contrario, así como mencionamos un posible aporte de Fanon al psicoanálisis, proponemos aquí una contribución inversa. Pues Fanon, como todo pensador fecundo, es múltiple, no admite una sola interpretación. En ese sentido, la reapropiación descolonial de Fanon que mencionábamos al comienzo podría beneficiarse de los cuestionamientos psicoanalíticos, evitando –por ejemplo– el etapismo que puede advertirse en algunos pasajes de la obra fanoniana. Así, los proyectos existenciales de la negritud, el blanqueamiento y la descolonización podrían ser interpretados no como sucesivos, sino como alternativos. No sería necesario atravesar unos para llegar a los otros. Por otro lado, estos tres no serían los únicos proyectos posibles, sino más bien casos límites con infinidad de matices entre sí. Esto, a su vez, nos permitiría sostener que, aun cuando las coordenadas del mundo fueran maniqueas, los procesos de subjetivación no lo serían. En conclusión, podremos empezar a leer a Fanon de forma tal que nos sirva de herramienta para pensar las racializaciones latinoamericanas y mundiales contemporáneas, que revisten complejidades y matices mucho mayores que la tajante división entre “blancos” y “negros”. Partiendo de estos acuerdos y articulaciones posibles entre Fanon y el psicoanálisis, resulta manifiesto que la edificación de un mundo pos-racista no puede prescindir de una reformulación del lenguaje imperante. La consigna fanoniana de “construirse un cuerpo nuevo” requiere necesariamente la construcción de un lenguaje nuevo. Ahora bien, también es evidente que las meras modificaciones lingüísticas son insuficientes. Las dominaciones y explotaciones sociales, económicas, políticas, culturales –articuladas en la matriz de poder que denominamos colonialidad– continúan vigentes, a pesar de que digamos “todxs” en lugar de “todos” para referirnos a un grupo de hombres y mujeres, o que reemplacemos el vocablo “indios” por el de “pueblos originarios”.Más aún, tales restituciones simbólicas pueden llegar incluso a enmascarar la persistencia de las opresiones patriarcales y racistas. En suma, la meta fanoniana de un cuerpo descolonizado requerirá necesariamente la descolonización de lo simbólico, pero siempre que se entienda este en un sentido mucho más amplio que lo meramente lingüístico, en directa vinculación con la materialidad de la existencia.
el(los) cuerpo(s)
en psicodrama natalia pusineri / nataliapusineri@gmail.com
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uando alguien menciona el cuerpo, todos sabemos de qué se trata, sin embargo un cuerpo implica mucho más que la parte física y material de un ser o “eso que nos lleva a todos lados”; y a esto se dedica el psicodrama. Una de las tantas definiciones circunscribe el cuerpo como: una extensión limitada que es perceptible por los sentidos. Desde el psicodrama, preferimos pensarlo como: la intención ilimitada de abrir nuevos sentidos posibles. Es casi una paradoja hablar del cuerpo en psicodrama. Jacob Levi Moreno, creador del psicodrama, lo define como: “un método para profundizar el alma humana a través de la acción”, en El Psicodrama. Técnicas de acción y principios de su práctica. Poner el alma en acción, a través del cuerpo que la sostiene. Desde que nacemos, somos atravesados por múltiples estímulos que dejan marcas en nuestra historia de vida: personas, escenas y situaciones que van estructurando nuestra personalidad y definen de alguna forma nuestra identidad; marcas que también están en el cuerpo. La dicotomía psique o cuerpo es antigua y muy discutida, sin meternos en este enredo teórico-existencial, vamos a pensar el cuerpo como lo piensa el psicodrama, recuperando algo del entrecruzamiento y la indivisibilidad que tienen alma y cuerpo. Corriéndonos de lo binario que propone la oposición mente o cuerpo, pretendemos devenir en la posibilidad de la conjunción mente y cuerpo como un encuentro de saberes. “Los cuerpos no están hechos para soportar estructuras tan fijas como las dictadas por las modas, cada vez más homogéneas. Los cuerpos están atravesados por múltiples
siniestro, reiterativo y por eso insoportable devenga patético y tolerable en su re-creación para transformarse finalmente en algo lúdico, y se inscriba de una manera novedosa.¿Y por qué lo novedoso sería sanador? Antes, lo novedoso nos lleva a pensar la noción de espontaneidad y la de acontecimiento. En nuestro espacio, y de la forma en la que yo elijo trabajarlo, caminamos desde el psicodrama de la Multiplicidad, éste persigue una línea trazada sobre la filosofía de Gilles Deleuze, que es quien desarrolla la noción de acontecimiento. Un acontecimiento es algo que sucede sin que se lo programe, algo que irrumpe produciendo un nuevo sentido, que sorprende, algo que se presenta escapando de la representación previa, o algo irrepresentable. Sobre esta noción, se despliega nuestro trabajo, permitiendo que la vivencia se ponga en juego en el grupo, donde los integrantes, a través de sus propias sensaciones, transformarán aquello individual en una multiplicidad de experiencias grupales. Luego, dando lugar al despliegue de la espontaneidad, algo de los afectos capturados se libera, ya no se sujeta a las formas conocidas, sino que se suelta de estas para permitirse una transformación. Al culminar el despliegue de la escena en sí, se propone el dispositivo de la Multiplicación. La Multiplicación Dramática permite que, luego de trabajar con la escena propia, el grupo proponga todas aquellas escenas que se le presenten y las lleve a la acción, invitando a explorar lo propio, desde una perspectiva múltiple; abordando la complejidad de “lo identitario”, desde la vivencia grupal;
afectaciones, responden a diversidades en sus modos de dejarse afectar”.1 El psicodrama propone la exploración de todo aquello que ha dejado huella en nuestra historia, volviendo a ponerle el cuerpo a la escena que en ese momento quedo congelada, insistiendo en volver, reclamando que hagamos algo diferente con ella y sublevándonos contra el instinto de muerte. Pulsión de muerte, aquello que se repite, que insiste, algo que no puede inscribirse. ¿Por qué tenemos el mismo sueño una y otra vez? ¿Por qué no podemos reprimir ese momento de nuestras vidas? ¿Por qué esas palabras que me dijeron hace tiempo no dejan de doler? ¿Por qué no puedo olvidar a esa persona?, etc. y podríamos seguir haciéndonos preguntas acerca de todo aquello sin encontrar una respuesta posible, y aquí es donde aparece el psicodrama, revolucionando el sistema desde la pulsión del Eros, como potencia de creación. Trabajamos a partir de una escena, esta se despliega en un espacio dramático y quien la haya vivido será el protagonista, éste elige entre los integrantes del grupo los yo auxiliares que necesite para recrearla, un director será quien guíe este recorrido y se formará un público con el resto de los participantes del grupo. El público, en nuestro dispositivo, no es pasivo, está listo para intervenir en escenas cuantas veces el director lo solicite, invitándolo a multiplicar la unidireccionalidad de la escena primaria con la que se ha afectado el protagonista. Al recrear una escena en psicodrama, buscamos que aquello congelado que ha quedado capturado pueda desplegarse; en palabras de Tato Pavlovsky, que aquello que se nos vuelve
rompiendo la visión monocular de cada participante, a través de la multiplicidad de visiones que aporta el grupo. Deleuze también nos habla del cuerpo sin órganos, lo cual no significa un cuerpo vacío, sino la posibilidad de desterritorializarlo. “Liberar la vida no es algo abstracto […]Nuestra identidad está formada por los contornos fijos, las líneas duras del ser […]Para que la vida circule y devenga hay que poner en movimiento el territorio, emprender líneas de fuga, desterritorializarse, convertirse en nómada […],pero el nómada no es el exiliado, el que debe abandonar su territorio, sino aquel que está continuamente moviéndose porque justamente lo que no quiere es abandonar su territorio […], borrar los estratos fijos no es matarse, sino permitir conexiones, circuitos, tránsitos, devenires […] Es combatir el uno de nuestra identidad y hacernos múltiples“.2 Es por esto que es casi una paradoja hablar del cuerpo en psicodrama, ya que el psicodrama es cuerpo, podríamos decir que es muchos cuerpos, y la posibilidad de transformarlos/nos, de sacudirnos de ese único cuerpo disciplinado que nos da una identidad única para pensarnos como infinitas posibilidades a través del otro. ¿O alguien tiene una sola respuesta posible a la pregunta: “¿Quién Sos?”? ¿Y si somos infinitas posibilidades de devenires? 1
http://coralizraelewicz.blogspot.com.ar/2012/10/sobre-apuntes-acercadel-cuerpo-sin.html 2
Texto de Maite Larrauri, Editorial Tándem El deseo según Gilles Deleuze (http://deleuzefilosofia.blogspot.com.ar/2011/01/liberar-lavida.html)
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diálogo diálogo con mario buchbinder
cuerpo y máscaras
la verdad cruda es insoportable maría belén morejón & juan ignacio basso
Constantemente nos relacionamos a través de máscaras. La máscara es un elemento que oculta a la vez que revela y, en esa verdad del ocultar, surge una posibilidad de vinculación y de encontrarse con un yo integrado en esa fragmentación. Entre tanto descubrir, nos acercamos al Instituto de La Máscara para dialogar con Mario Buchbinder –médico psicoanalista y psicodramatista–, quien nos contó sobre el uso de las máscaras en nuestra contemporaneidad: juego, cuerpos, sensibilidades, máscaras sociales, sujetos integrados y enmascarados.
ANDÉN: ¿En qué sentido la máscara, un objeto que oculta, revela la verdad de un cuerpo? MB: Creo que el ser humano tiene algo del juego del ocultamiento y la revelación. Yo lo relaciono con algo que trabaja Heidegger sobre los presocráticos: Alehteia; Lheteia es cubrir y el A, la partícula privativa. Entonces juega con el tema de cubrir y descubrir. Algunos dicen: “El cuerpo dice la verdad”, yo no estoy de acuerdo con eso. Creo que en el cuerpo está la posibilidad de una contusión ficcional, que es una mentira, pero esa mentira tiene un lado de verdad. Entonces ese juego entre el ocultamiento y la revelación habla sobre la verdad del sujeto y la verdad del cuerpo. El desenmascaramiento posibilita ese momento de apertura, de autenticidad, de momento de ser en el mundo. Es importante cubrirse, también, con máscaras que te protejan del mundo, para no salir desnudo a la calle. ANDÉN: ¿Por qué creés que comienzan a emerger las máscaras en nuestras sociedades, especialmente en occidente? MB: Hay distintas épocas históricas, los rituales primitivos no se pueden pensar sin las máscaras, con juego, con danza. Previo al medioevo, en Grecia, estaban las fiestas dionisíacas, que dieron origen al teatro en la edad media y que son el antecedente del carnaval. En la época posterior, el capitalismo aparece como si fuese el momento final de la historia; no, como finalidad, sino como finalización de la historia. Y aparece como la salvación del ser humano, mientras que el centro son la mercancía y la explotación, pero esto nadie lo dice. Por ejemplo: un sistema médico privado tiene como fin la obtención de ganancia y plusvalía. Entonces, hay una máscara constante que encubre las relaciones sociales en la cotidianeidad: ¿Cuánto se puede aceptar el dolor, el sufrimiento, el odio? ANDÉN: ¿En qué sentido estas distintas etapas –lo dionisíaco en la edad antigua, el carnaval en la edad media y el capitalismo en la actualidad– marcan una distancia entre aquello que se puede presentar como normal y que, en otro contexto, sería lo contrario?, ¿cómo se resuelve esta tensión? MB: Algo que te diría, parafraseando a Freud –que trabaja la pulsión de vida y la pulsión de muerte–, es que podemos pensar que hay máscaras de vida y hay máscaras de muerte. Las máscaras de la dictadura eran de muerte, las máscaras carnavalescas –aun en la época de la dictadura– eran de vida. Siempre, adaptándola al con-
texto, sin decirlo directamente, hay que tener una máscara. En este momento también, en el sentido que la verdad cruda es insoportable. ANDÉN: El Instituto de la Máscara es formador de coordinadores de recursos expresivos, ¿estos elementos tienen alguna proyección más allá de la clínica corporal? MB: Nuestro trabajo tiene que ver con lo psicoanalítico, lo corporal, etc., pero también hay algo en el orden de la cultura y esta inscripto aquí, en la contemporaneidad. En el sentido de que el cuerpo está bajo la hegemonía de la mercancía, la sociedad y el espectáculo: “Te hiciste las lolas o no te las hiciste, cuánto te pusiste, ¡qué lomo que tenés!, ¿vas a hacer fierros?”. Esas son como máscaras de la contemporaneidad y, en los trabajos que hacemos, tratamos de ocuparnos de la autenticidad y de encontrar otro tipo de cuerpo. ANDÉN: En este sentido, ¿la Máscara desfragmenta al sujeto o lo unifica? MB: Los dos en su interacción dialéctica. Por un lado, la idea es dar cuenta de la multiplicación de discursos y de fragmentos, por otro lado, es encontrar lugares de fragmentación. El ser es fragmentación y unidad. Unos trabajan con el cuerpo para encontrar unidad con Dios y la satisfacción. Si nosotros trabajamos con la fragmentación es porque es fragmentado, el cuerpo nace fragmentado, va camino hacia la muerte, pero en ese camino hay posibilidades de vida. Para nosotros, es clave pensar el cuerpo fragmentación-dionisíaco y totalidad. Ahora, en la Máscara, trabajamos la fiesta y el carnaval, y esto está muy presente porque hay corrientes muy fuertes neoliberales que dicen: “Encontremos la paz”. Me parece que la paz tiene que ver con la lucha también, las luchas políticas por la subjetividad. ANDÉN: Las preguntas son, ¿desde qué lugar hacer esa lucha?, ¿desde dónde recuperamos esa corporalidad? MB: El tema de la biopolítica está en el centro de las discusiones. Si solo vemos un cuerpo mercantilizado y objetualizado, el logro sería poder encontrar un cuerpo de amor, de libertad y de lucha. Claro que esta lucha en la Argentina está tensada por el cuerpo de los desaparecidos y por las crisis que hemos vivido, los cartoneros dando vueltas, buscando comida… ANDÉN: En este sentido hay una relación estrecha entre el cuerpo y la contemporaneidad… MB: Primero hay contradicciones muy grandes, aumen-
tan la comunicación y la información y se da una contradicción. En los hogares más pobres, existe internet y una TV, entonces existen ideales que tienen que ver con la corporalidad. Hay un disciplinamiento ideológico en cómo uno debe ser versus encontrarse. ¿Cómo se ponen estos cuerpos en lucha (manifestaciones, piquetes) en el estar presentes? Es como si estos cuerpos, que parecen estar resignados por la ideología dominante de lo estéticamente correcto y del cuerpo bonito, dicen: ¡Basta de tanta mentira! El cuerpo está relacionado con una ética y una moral revolucionarias, parecería que los cuerpos adormecidos por esta ideología se despiertan y dicen: ¡Dejen de hinchar las pelotas con este cuerpo “en forma”! La humanidad exige que nos apropiemos del presente, del pasado y del futuro; es ahí donde el ser humano se debe jugar corporalmente, si no lo hace es una intelectualidad muy pobre, miedosa. Es un logos por fuera de la práctica, como decía Marx: “No se trata de interpretar el mundo sino de transformarlo”. Transformarlo no es solo tener ideas, es encarnarlas. ANDÉN: ¿En qué modo uno se da cuenta de la autoconciencia de la corporalidad? MB: Es una cosa muy paradójica. En la medida en la que se puede entrar en el “como si” del juego, no soy tal. Allí donde Uno es otro, la verdad se puede jugar sin ataduras. Es en un “como si” en el juego, en ese juego, que uno sale de la máscara repetitiva y juega con la fluidez de máscaras, no solo con las máscaras físicas, sino como el fenómeno de máscaras de la cotidianidad. Quizás te sale un personaje que está asesinando, pero en realidad no está asesinado, sino que está amando; o que lo estoy amando sin amarlo. De alguna manera lo amo y lo asesino imaginariamente. Luego uno tiene la libertad de salir de ese personaje y mirarse. Ahí es donde uno, cuando vuelve a mirar, toma sentido de esa autoconciencia. ANDÉN: ¿Cómo se relacionan el juego y el “como si” del jugar con el develar? MB: Se trata de recuperar esa capacidad de los chicos de jugar, de transformarse, es una potencialidad. En la adultez esa capacidad de juego se va reduciendo. Winnicott trabajó el espacio transicional entre el mundo externo y elinterno; es, en esa transición, donde aparece el juego; luego el arte, la cultura y la religión se imponen como transición entre ese mundo interno y el externo. Cuando perdemos el mundo interno y nos ponemos en el mundo externo y, al revés, cuando solo nos quedamos dando vueltas alrededor de lo interno, nos perdemos. Es en
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diálogo
¿de carne somos? liliana catarraso lilianacatarraso@hotmail.com
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el juego donde se expresa esa posibilidad de lo interno y lo externo. Nosotros en la dictadura inventamos un dispositivo para jugar con esto. Se llama “mascarada”, era una situación de juego con máscaras. La gente se construía máscaras y bailaban, hacían escenas buscando el sentido en la época de la dictadura. Es como lo carnavalesco, lo reprimido sale en las máscaras. ANDÉN: ¿En qué medida el psicoanálisis sigue siendo una herramienta potente para nuestras sociedades actuales? MB: En la medida en que el psicoanálisis no se dogmatice, no quiera interpretar todo con una visión general del mundo. Si puede encontrarse en otras disciplinas para estar en un lugar de creación en la subjetividad contemporánea, me parece que sigue siendo una herramienta. En la medida en que el psicoanalista construye la verdad con el otro, en relación a la cultura y a la subjetividad, sigue teniendo aspectos de subversión como en la época de Freud. ANDÉN: ¿En qué prácticas se pueden ver estos cambios y tensiones? MB: Dentro del psicoanalista, en la disciplina misma, hay luchas por conservar y por transformar. En todas las escuelas y orientaciones, se trasforma o lo utilizan como una herramienta de poder. En mi experiencia concreta, hace poco presenté un trabajo que titulé: Una poética del psicoanálisis, pensando el psicoanálisis como creación, pensando con el otro una nueva subjetividad. Pero aquí intentamos no desconocer el cuerpo, la escena, las máscaras, la vida cotidiana. ANDÉN: ¿Cuál es relación que establecés entre la poética y la corporalidad? MB: Se relaciona un poco con lo del comienzo: en la medida en que se ubica el cuerpo no como un reproductor el sistema, no como algo que hay que adaptar a un modelo determinado, sino como un cuerpo que tiene la posibilidad de la creación y de la transformación, en ese sentido hay una poética (En el sentido de Poiesis, esa palabra griega que expresa creación, producción, etc.). Se trata de aceptar el cuerpo por sobre el cómo debe ser el ser humano. El tema es cómo uno posibilita los recursos que tiene en relación a la posibilidad del encuentro con el otro en un mundo tan intenso, tan cambiante, tan conocido y desconocido.
arne, huesos, sangre y rellenos varios forman nuestro vehículo y el de cualquier animal. Cuerpo que nace, crece y muere, reclamando alimento, abrigo y movimiento. Hay cuerpos que sufren o gozan, cuerpos estilizados o expandidos, cuerpos estigmatizados, cuerpos que callan o que hablan, cuerpos gloriosos o en decadencia, cuerpos que se adaptan o que pasan factura, cuerpos sanos o cuerpos que generan su enfermedad. Cien mil billones de células conforman el cuerpo, generadas todas desde un óvulo unicelular fertilizado y de sus cincuenta duplicaciones. Una célula indiferenciada produce doscientos cincuenta tipos diferentes de células para cada tejido corporal, todas funcionando sincrónicamente,coordinando actividades para que el cuerpo viva y se sostenga todo el tiempo. La picadura de un mosquito, la mínima variación de la intensidad de la luz, un susto, un deseo, un pensamiento, y tendremos un cuerpo reaccionando en su totalidad, como el sistema complejo que es. “¡Qué maravilla Goyo,/ qué maravilla!/ Ha brotado un retoño/de tu semilla...”, Canta Alberto Cortés. Esta no es la única maravilla. Si salimos del ámbito físico o material y nos sumergimos en el ámbito cuántico, veremos que la ciencia dice que todo objeto, por muy sólido que parezca, está hecho de moléculas compuestas por átomos; y éstos, por partículas subatómicas que no son sólidas, son paquetes de ondas de energía e información. Las diferencias que se observan en el mundo físico resultan de la distinta frecuencia de vibración de la energía que contiene la información. Somos energía e información, al igual que el periódico que estás leyendo en este momento. Si pudiéramos ver el mundo a nivel cuántico, sin asistencia de la tecnología, nos sorprenderíamos al observar que somos un aglutinado de energía flotando en un caldo, también de energía. Acaso, ¿hay solidez cuando chocan las nubes?, de modo semejante andamos en el mundo. Todo es expresión de energía e información, incluidos nosotros. Y agrego (porque falta y es el momento...): hay cuerpos macizos o cuerpos que se diluyen, pero que funcionan con amorosa precisión y sin nuestra intervención, al menos consciente; lo que nos lleva a colegir que, además de los dos ámbitos indicados –el material y el cuántico–, hay un tercer ámbito al que podríamos llamar inteligencia universal o fuerza organizadora que subyace en todas las cosas. ¿Quién es ese que, mirando casi desde fuera, dice: “mi cuerpo”?, porque sabido es que el cuerpo ha sido cortado vivo y diseccionado muerto, pero jamás, nadie, ha encontrado un recuerdo, un pensamiento, una intuición, un sueño, una idea original o un alma, posados sobre una célula o instalados cómodamente en un órgano. La mayoría sabemos, por experiencia directa o indirecta, que determinada predisposición de ánimo puede modificar el curso de una enfermedad o lograr la resolución de un problema, en apariencia
sin solución. La homeopatía, como otras terapias alternativas a la medicina tradicional o alopática, como simple ejemplo, fundamenta la curación del conjunto orgánico a través de sustancias-energías que impulsan la fuerza de curación de ese organismo. Este es el verdadero portento: disponemos de energía e información, procedentes de la nada no restringida, o de potencial puro que nos provee, y los transformamos en manifestación individual. Cuerpo funcionando sin nuestro esfuerzo, y energía para que la troquemos en creación única, original, irrepetible, individualísima. Si los adultos aprehendiéramos todas estas cosas, si las analizáramos cotidianamente para enseñarlas a los niños y jóvenes, propiciando la observación de los cambios del cuerpo y del estado emocional al menor estímulo, tal vez, sólo tal vez, cuidaríamos más nuestro cuerpo y nuestros pensamientos, y hasta diversas imposiciones estéticas comenzarían a perder sentido, porque “de carne, no somos”.
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territorios i la filosofía, ¿pilar o puñal de la política?
los que viven
el momento andrés fortunato / andres_fortunato@hotmail.com
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o sé lo que quiero, pero lo quiero ya. Viví el momento, loco. “Carpe diem”, decía una de esas películas con el denso de Robin Williams. ¿Por qué esperar a mañana, si podés hacerlo hoy? Jugate, salí, andá. Hay, por ahí dando vueltas, un imperativo fundamentalmente juvenil que arrastra hacia la vertiginosa tiranía del momento. Es un discurso plástico, multiforme, que aparece cuando le conviene, pero que sirve de máxima de decisiones importantes. Andate de viaje; si no lo hacés ahora, no lo vas a hacer nunca. Aprovechá. Salí al mundo. Conocé. Es más, si no lo hacés ahora, es probable que no lo puedas hacer nunca, porque está todo tan hecho mierda que nadie sabe que va a pasar mañana. El imperativo del momento convive con la ubicuidad de la crisis. ¿De qué sirve preocuparse por el mañana, si ya tengo suficiente con lo que pasa hoy? El futuro llegó hace rato. El presente tiene un espesor tal que puede comprehender dentro de sí infinitas complejidades. ¿Qué querés hacer? Todo es posible hoy. Todo un palo. De hecho, esa idea un poco emo o, por lo menos, paranoica de que la crisis es permanente lleva adosada una
podes encontrar ni medio hilo. ¿Qué tiene que ver todo esto con el cuerpo? Bueno, esta temporalidad que se manifiesta en diferentes estratos de la cultura y de la imagen es una de las tantas caras del constructivismo. El más metafísico, conceptual, abarcativo, omnipresente modo de individuarse del liberalismo. El liberal, en el fondo, es un constructivista. Y liberales no son solo los dueños de coca-cola. Pensemos en el liberalismo, como en un gran escenario en el cual uno elije ser un personaje x. Las clases populares tienen momentos de liberalismo destructivo, la idea de que el pobre es pobre porque quiere no es sino eso. Cada uno se construye su propio destino solito. La idea de que todo está construido, de que no hay nada que no sea un producto de la cultura, del discurso va de la mano con la idea de que el individuo puede intervenir en ese proceso como quiera y cuando quiera. Las posibilidades son infinitas y el único que puede hacerlo “sos vos”. Apelar a algo más que esto, a una comunidad o a algún tipo de “nosotros”, como agente de intervención, suena desubicado y, sobre todo, ingenuo. Para que un “nosotros” construya, es pre-
determinada visión del tiempo. Un tiempo desencajado, sí, pero también repetitivo, fijo, anclado en un dos por dos de la novedad. La novedad siempre acontece en el presente, de hecho, podría pensarse como la desconexión del presente respecto a las otras dimensiones temporales y respecto a todo en general. Desconexión y supremacía. La verdadera novedad es tal porque se sobrepone a todo, sorprende, desencaja, desconecta. Por supuesto que uno muchas veces se encuentra arrojado en este pozo del presente sin poder salir de él. El día a día te lleva a tener que rebuscártelas como puedas. Buscando el mango. Un laburo, otro. La precariedad es eso. Es no saber que va a pasar mañana, porque nada te lo garantiza. Más todavía si, por ejemplo, tenés un pibe a los 15 años. Es decir, si tenés que bancar a otra gente además de bancarte a vos mismo. Arrojado al momento. Lo que llamamos “consumismo” no es sino eso. Momento kodak. Querer agarrar todo lo que te hace feliz y ponerlo todo junto, para mirarlo, ahí, al mismo tiempo. De los viajes, momentos. De las películas también, escenas. ¿Quién se acuerda del sentido de una película, de la sensación global?, pero todos nos acordamos de cierta escena, con cierta “fotografía”, con cierta impresión. Sea pochoclera o de las “artísticas”. Es más, a veces las películas más artísticas son más pochocleras que las más pochocleras: la desconexión entre las imágenes es tal que no
ciso que los individuos cedan un poco de su construcción, que sigan un proceso, un proyecto, que se dejen conducir, persuadir. Y lo único que te persuade es que son todos giles menos vos. Todo es discurso. Si hablás de naturaleza en este contexto, sos nazi, sos biologicista, esencialista ortodoxo, sos conservador. El cuerpo es discurso. Selfmade x. El problema es que esta forma de ser progresista es bastante más statu quo que un pensamiento que se deja conducir por lo que cree que es la “realidad”. Más y más momento. La idea de que todo está construido supone la sensación de que todo se puede destruir en un instante. No hace falta apegarse a la tradición, al pasado, al mandato, precisamente porque es construido, y nosotros, individuos, lo construimos. Por eso siempre podemos empezar de vuelta. La tiranía del momento es una forma de la antipolítica. Para pensar en empoderarse, en participar, en organizarse, hace falta salir de la inmediatez, hace falta poner las cosas en una perspectiva mayor, en un contexto más amplio, respecto al pasado y al futuro. Para pensar políticamente, hace falta pensar cómo sostener el sentido de lo común, cómo hacer para que permanezca lo de todos, para que a nadie le falte. No se trata, sin embargo, de negar el cambio. Se trata de no reducirlo a un solo momento, a una sensación fugaz o a una demanda impaciente. Se trata de encauzarlo.
Hemos llegado a la onceava y última tesis del libro de Jacques Rancière al cual nos hemos dedicado casi un año entero. Y, si bien queda tan solo una tesis, utilizaremos ésta y una próxima publicación para dar fin a este ciclo de reflexiones políticofilosóficas. Para la nota final, intentaremos realizar una reflexión sobre el proyecto general de estas proposiciones y sobre la forma en que podemos trabajar la articulación entre periodismo, filosofía y política, en el marco de un programa de producción social del conocimiento. En cambio, para esta nota, nos focalizaremos en la obra de Rancière y en su última tesis. Esbocemos un breve y necesario resumen a través de algunas de las tesis centrales analizadas a lo largo de estas notas: -La política no es el ejercicio del poder. Debe ser definida por sí misma, como una modalidad específica de la acción, llevada a la práctica por un tipo particular de sujeto.-Es la relación política la que hace posible concebir al sujeto político, no a la inversa. -Lo peculiar de la política es la existencia de un sujeto definido por su participación en opuestos. -La política es una ruptura específica de la lógica del arkhé,1 dado que no presupone simplemente la ruptura de la distribución “normal” de las posiciones entre quien ejercita el poder y quien lo sufre, sino también una ruptura en la idea de las disposiciones que hacen a las personas “adecuadas” a estas posiciones. -La democracia no es un régimen político. Es una ruptura de la lógica del arkhé, en otras palabras, la anticipación de la regla en la disposición por él. La democracia es el régimen de la política en tanto forma de relación que define a un sujeto específico. -El pueblo, que es el sujeto de la democracia y por lo tanto el sujeto matricial de la política, no es el conjunto de los miembros de la comunidad ni la clase obrera ni la población. Es la parte suplementaria en relación a cualquiera de las partes contables de la población que hace posible identificar la cuenta de los incontados con la totalidad de la comunidad. -La política sucede siempre como un accidente recurrente en la historia de las formas de la dominación. El objeto esencial del litigio político es la existencia misma de la política. -La política es específicamente antagónica a lo policial. Lo policial es una distribución de lo visible, cuyo principio es la ausencia del vacío y el suplemento. -La tarea esencial de la política es la configuración de su propio espacio, lograr que el mundo de sus sujetos y sus operaciones resulten visibles. La esencia de la política es la manifestación del disenso, en tanto presencia de dos mundos en uno. -La característica fundamental de la filosofía política consiste tanto en anclar la acción política en una modalidad específica del ser como en ocultar el litigio que es constitutivo de la política. Habíamos finalizado este recorrido con dos ideas fuertes e importantes: por un lado, la idea de que la política, a través del disenso, pone la presencia de dos mundos en uno; y, por el otro, la idea de que la filosofía procura un “borramiento” de la política, al intentar
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filosofía&política 11 tesis sobre política para una
crítica radical del estado, la democracia y el consenso manuel fontenla manuruzo@gmail.com
ponerla bajo la ley del arkhé. De esta manera, para Rancière, la posibilidad de pensar la política como ruptura, como práctica específica de un sujeto, como condición de la democracia, y esta como forma de vida, implica un análisis, una critica filosófico-política, de las operaciones a través de las cuales, en la actualidad, la política es “borrada”, dominada, encarcelada, invisibilizada, imposibilitada y clausurada por una lógica del principio, del arkhé, del fundamento, de la ausencia de título, de la división de la comunidad, del consenso del marcado y la ley. En cuestión, una crítica del control de un orden policial que administra los espacios, los tiempos, los cuerpos y las voces.
ii el consenso, ¿pilar o puñal de la política? La onceava tesis profundiza y agudiza esta última idea, llevando la crítica rancierana a un punto nodal en la construcción contemporánea de todas las formas políticas vigentes, me refiero, ni más ni menos, que a la idea de Consenso. Esta tesis enuncia:
El “fin de la política” y el “retorno de la política” son dos maneras complementarias de cancelar la política a través de una relación simple entre el estado de lo social y el estado de los aparatos estatales. “Consenso” es el nombre vulgar de esta cancelación. En este punto, la ruptura con la teoría política clásica y contemporánea, pero también con el mas rayano sentido común, es irreversible; para Rancière: “La esencia del consenso no es la discusión pacífica y el acuerdo razonable opuesto al
conflicto y a la violencia. La esencia del consenso es la anulación del disenso como diferencia de lo sensible en sí mismo, la anulación de los sujetos sobrantes, la reducción del pueblo a la suma de las partes del cuerpo social, y de la comunidad política a las relaciones de intereses y de aspiraciones de estas diferentes partes”. La confrontación es innegociable. Si sostenemos que la “esencia de la política reside en los modos de subjetivación disensuales que manifiestan la diferencia de la sociedad en sí misma”, entonces el consenso es la definitiva reducción de la política a la policía. Si sostenemos que la política es la creación de un espacio de visibilidad, el consenso es su cancelación. Si lo propio de la política es el litigio, el consenso es el acuerdo que imposibilita la política. Esta práctica del consenso, no queda en las formulas teóricas, por el contrario encuentra formas históricas actuales en la más perfecta de sus versiones. Por citar un ejemplo, en el 2003, el mismo Rancière escribe un artículo en la revista francesa Ligne, a propósito de la “guerra” de Estados Unidos a Irak. Allí sostiene: “La guerra como forma suprema del consenso plutocrático avanzado”2, afirma que: “la gestión de la inseguridad es el modo de funcionamiento adecuado de nuestras sociedades de Estados consensúales”. Es decir, el Estado capitalista avanzado no es el del consenso automático entre la negociación cotidiana de los placeres y la negociación colectiva del poder y sus redistribuciones, tampoco el de la despasionalización del conflicto o la desinversión de los valores; cuando, en el Estado capitalista avanzado, lo que prima es el reino de la mercancía sin límites, “la forma de consenso óptima es la que está cimentada por el miedo de una sociedad agrupada en torno al Estado guerrero”. Cuando el Esta-
do “moderno” es relevado de sus funciones de intervención social y da rienda suelta solamente a la ley del capital, el consenso muestra su cara más limpia. El Estado consensual, en su forma acabada, no es el estado administrador, es el Estado reducido a la pureza de su esencia, es el Estado policial. La conclusión que sigue, es contundente: “el sentido común que apoya este Estado y que administra en su propio beneficio es la comunidad del miedo […] el Estado más avanzado no es el del Estado-árbitro de los intereses sociales, sino el del estado administrador de la inseguridad”. Sin entrar en detalles, con todas las diferencias y particularidades imaginables, esta forma del Consenso puede ser fácilmente localizada y analizada en la actual conformación de las lógicas políticas en muchos de los Estados, gobiernos y partidos, liberales conservadores de Latinoamérica, que insisten en las doctrinas de la seguridad, en las comunidades del miedo y en los consensos del capital con el reino de la mercancía.
les, económicas e históricas de nuestras actuales sociedades como de sus propuestas de otras formas posibles de ser de la política, de otros posibles modos de ser de la democracia como formas de vida. En esta línea, podríamos cerrar estas notas, recordando que cada una de sus intenciones ha sido, justamente, la de abrir las posibilidades del pensamiento y de la imaginación, en la búsqueda de afrontar aquello que nos es inevitable en la actualidad de las necesidades globales. Me refiero a la construcción de una perspectiva política capaz de enfrentar la crisis democrática, económica, social, cultural e histórica, en la cual nos sitúa el capitalismo y que profundiza el consumismo, como modo de ser cultural, y el neoliberalismo, como forma de gobierno. Frente a ellos, valga esta última apuesta rancierana, que, como hemos remarcado siempre, no provee soluciones ni recetas mágicas, apunta más bien a las condiciones que, como sujetos políticos, debemos poner en práctica, realizar y llevar a la lucha diaria:
iii la política, como puñal del capitalismo
-“La política solo existe por la acción de sujetos colectivos, pero la propia consistencia de los mundos alternativos que estos construyen depende de la batalla incesante de las interpretaciones –estatales, mediáticas, científicas y otras– que se apropian de ellos”.
Para los que compartimos, a grandes rasgos, esta caracterización de buena parte del funcionamiento de los actuales estados y economías mundiales, donde lo que prima por excelencia son las formas de dominación y control (las detalladamente analizadas en El odio a la democracia y El desacuerdo), los aportes de Jacques Rancière para pensar la democracia, la política, la filosofía y los sujetos se presentan de una riqueza y una fertilidad enorme y con mucho por aportar todavía. Esta riqueza puede provenir tanto de su capacidad para comprender, describir y descifrar las configuraciones políticas, cultura-
-“El futuro de la emancipación sólo puede consistir en el desarrollo autónomo de la esfera de lo común creada por la libre asociación de los hombres y las mujeres que ponen en acción el principio de lo igualitario”. Habría que poner el significado. Rancière, J, (2010), Momentos políticos, Capital ed., Buenos Aires, pp. 99-108
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humor a carb贸n
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humor a carb贸n
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superhéroes cuerpos de superhéroes: orígenes & reflexiones
la corporeidad de los super héroes: su imagen social, la representación cultural y sus orígenes
leandro paolini lejpaolini@hotmail.com
E
l big bang de los cuerpos de los superhéroes es anterior a junio de 1938 (fecha en la que sale la Action Comics #1, con Superman como protagonista). El origen de los superhéroes y el porqué de sus cuerpos tienen su génesis en los héroes de las revistas Pulp de principio de los treinta. Un superhéroe es un individuo ficticio con habilidades amplificadas, que las usa en favor de la justicia y del bien común. Con poderes extraordinarios y la intención de proteger al público de catástrofes o de ataques de super villanos, los superhéroes nos acompañan en todos los medios hace 75 años. Sin embargo, antes de que Kal El (Superman) llegase a la Tierra, existían los héroes pulp, que son quienes dieron viento de popa para la creación de héroes como Flash y Spiderman. Los dioses y héroes griegos, que tenían una representación imaginaria y artística de cuerpos esculturales, son los principales antecesores de los actuales superhéroes (Heracles, Perseo, Sansón, y otros, eran esculturales a la escala de jugadores de rugby o fisico culturistas). Los héroes “históricos”, como Robin Hood, los Mosqueteros, Sandokan, y otros, también tenían cuerpos atléticos, pero son los héroes de los pulps los que terminaron de definir (junto a otras variables que mencionaré) cómo serían los cuerpos de los protectores de la modernidad. Podríamos decir que Gullivar Jones (1905), John Carter de Marte (1911), Tarzán (1912), El Zorro (1919), Buck Rogers (1928), La Sombra (1930), Conan (1932), El Avispón Verde (1933), The Spider (1933) y Doc Savage (1933) son los más conocidos héroes pulp y se los podría ubicar como padres de los actuales superhéroes. La noción de que cuerpos atléticos y fuertes inferían salud, con el agregado de la estética de los hombres fuertes de circo –como ícono de cómo se debería ver una persona muy fuerte o saludable– desembocan en la estética superheroica que aún hoy se mantiene: cuerpos potentes y trajes estridentes. Lo atlético de Tarzán, o la fuerza de Conan, sumado a la estética de los hombres de circo y, luego, al patrón casi Lombrosiano de las historietas de Dick Tracy (en la que los buenos eran sanos, fuertes y lindos, mientras que los malos eran feos o deformes) concluyen en el actual modelo de cuerpo superheroico, que ya tiene su mencionada génesis en los héroes de los mitos griegos. Evidentemente el narcisismo estético no tiene un arrastre solamente posmoderno. En la actualidad, cuando se menciona el cuerpo de un superhéroe, se dice que tiene características de atleta olímpico. Pero, ¿de qué tipo de cuerpo o de disciplina
estaríamos hablando? Los cuerpos de los atletas de destreza, levantadores de pesas, boxeadores, remeros, judocas, nadadores, y otros, son distintos, pero también son los patrones que se usan para designar los cuerpos de estos seres de ficción que dan escapismo y, por qué no, esperanza a muchos en el mundo. Los cuerpos de Gatubela y Rondador Nocturno son asociados con los de atletas de anillas, los de Ala Nocturna y Viuda Negra con las artes marciales; Namor tiene cuerpo de nadador, Flash, el de un corredor, She-Hulk y Thor tienen cuerpos de fisico culturistas, Superman tiene el cuerpo de un jugador de rugby, mientras que el Capitán América tiene la estructura de un boxeador de peso pesado. En las historietas, o films, las razones de esos cuerpos son genéticas, mutagénicas y tecnológicas; y, aunque se las destaque desde la estética del diseño (o de las fantasías masculinas proyectadas), cómo son los cuerpos per se de los protagonistas casi nunca es importante en la historia. En lo ideal, debería haber más variedad, en toda la gama superheroica, de géneros, razas, elecciones sexuales, facciones, tamaños, belleza y hasta de lesiones, porque cuántas veces ha saltado Robin desde una azotea sin doblarse un tobillo. Lamentablemente, ese realismo aplicado iría en contra del escapismo que se busca en esas series. Supongo que si el Capitán América se quejase de sus cuentas, de sus achaques y de sus novias, lo dejaría de leer; lo prefiero luchando en la Dimensión Z o batallando contra Cráneo Rojo, como metáfora del Tea Party estadounidense. Y aunque lo ideal vaya en contra de las ventas y del marketing, por razones de salud, de transmisión de valores positivos y de continuidad de diseño, los superhéroes no deberían parecer Dioses Olímpicos, pero quizás sí deberían parecer atletas olímpicos, con todas las saludables diferencias de tamaño y disciplina que eso implica.
cultura acomodando ideas
mujeres creando
cuerpos
cachetada, baldazo de agua fría, ojos abiertos, estupefacción. así te deja mujeres creando (mc). decir qué son es difícil. dar una definición cerrada y prolija, todavía más: ellas son abiertas y libres. mejor entonces sumar las Y. mc es un movimiento social. Y artístico. Y feminista. Y boliviano. mc son mujeres. Y putas. Y madres. Y cholas. Y lesbianas. Y más.
laura loredo rubio lauloredorubio@gmail.com
Difíciles de definir, pero al menos puede establecerse una fecha y tres caras: 1993. María Galindo, Julieta Paredes y Mónica Mendoza. Las pioneras de un movimiento que sumaría a muchas. Hace dos décadas, estas mujeres aterrizaron en las calles de un barrio pobre y graffitearon: “No quiero ser reina, no quiero ser magnífica, quiero ser libre y plebeya”. Fue un primer grito, su hacerse oír en un país fuertemente patriarcal y tradicionalista. Y fue un escándalo, claro. MC salió a la calle. Y salió a graffitear. Y salió a rebelarse. Todo mal. ¿Por qué el grafiti? Porque es una herramienta artística tradicionalmente masculina. ¿Por qué la calle? Porque ahí es donde pasa todo. Su ocupación de las calles es clave, para ellas, es el principal espacio social y político, el mundo del afuera que permite interpelar directamente a la sociedad. MC ha hecho múltiples intervenciones tanto en Bolivia como en distintas partes de América y de Europa. Ellas hacen grafitis que denuncian. E interpretaciones que exponen cuerpos. Y radio que se inserta en la comunidad. Y periódico que expone sus ideas. Sí, su accionar es político y artístico. MC es multifacético y ha transformado la escena militante latinoamericana. Actualmente, es uno de los principales movimientos feministas del continente. Se reúnen en “La virgen de los Deseos”, lugar de encuentro que no es centro cultural ni sede de partido ni ONG ni institución social. Es el lugar donde se juntan y conspiran para generar su pensamiento y acción.
“pensar es altamente femenino” Si bien Evo Morales encabeza uno de los varios gobiernos pro-
gresistas de nuestra región, en lo que refiere al feminismo boliviano la historia no va tan bien. Machista no es solo el blanco, también lo es el originario, y no es solo el hombre, también lo es la mujer. El problema es que MC va a la raíz, y en Bolivia las raíces están muy hundidas. Así, ellas son antinstitucionales y antigobierno. “No saldrá Eva de la cultura de Evo”, graffitearon por ahí. Y claro, todo esto tiene sus consecuencias. En 1998 Julieta Paredes fue arrestada cuando pintaba la frase del subtítulo: “Pensar es altamente femenino”, y en el 2002 detuvieron a varias integrantes por filmar el video-documental Mama no me lo dijo, donde dos mujeres en trajes tradicionales se besaban. Y es que sí, su accionar incomoda. Sus interpretaciones interpelan: en una de ellas, María Galindo da un discurso político mientras se baña en pintura roja; en otra, decenas de mujeres caminan cargando cruces de madera y en otra, varias pintan los pitos de modelos masculinos en la plaza de La Paz y le escriben: “Un pene, cualquier pene, es siempre una miniatura”. Además, las MC sacaron libros como Ninguna mujer nace para puta, y publicaron una Constitución feminista. MC, a través de sus publicaciones y de su radio, busca denunciar las distintas formas de violencia cotidiana y poner de manifiesto cómo la prostitución es una institución política y cómo el patriarcado une a colonizador y colonizado. Y más. Cachetada, baldazo de agua fría, ojos abiertos, estupefacción. Así te deja Mujeres Creando.
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cinco discos cinco
/ a puro cuerpito gentil Cuando pensamos en el cuerpo humano, en su anatomía y en sus dimensiones, reactualizamos esa imagen del hombre de Vitruvio que los siglos han ido tatuando en el lado interno del marote. La pura perfección que inspiró a Da Vinci es una carga pesada para todos los que no tenemos ni la buena fortuna ni la voluntad de querer parecernos al ideal occidental de belleza. Gordos, fumadores, sedentarios. Pies planos, drogadictos, tumorosos. Bulímicos, alcohólicos plenos de diarrea y de ladillas. Así son los cuerpos. Débiles, sufrientes, dados al exceso; porfiados en el goce de lo nocivo a sabiendas, emperrados en que el templo que los dioses nos labraron lleve la marca de nuestro paso por el mundo. Y no tenemos más hogar que éste para ver pasar los días. Podemos cambiarlo y travestirlo, ejercitarlo en las artes del buen comer y de la salud aséptica, alejarlo cuanto nos sea posible del dolor y de la muerte. Y sin embargo solo es esto: una conjunción de vísceras y carnes hilvanadas por el yo. Esta tapera endeble, que de milagro no expira a las pocas horas de habitar el mundo, troca en portal del cielo, cuando la caricia esperada llega y labra sobre uno el deseo de desnudarse y desdudarse y “unirnos y fundirnos como estábamos antes, en el seno del dios globular que la discordia rompió”.1 Por eso 5 discos 5 carnales, hijos del exceso de la propia humanidad puesta sobre el mundo para palpar la entrepierna del goce; 5 discos 5 orgásmicos, en los cuales eyacula el alma para fecundar la vida.
gustavo zanella
/ locardeux@hotmail.com
Sal de tu cuerpo – 2013 – Orkesta Popular San Bomba. Bailar, bailar, bailar. Ponerle el cuerpo y el alma al sonido que nos mueve y nos llama, y hacerlo de a muchos, por veintena. En su primera producción, la Orkesta Popular San Bomba demuestra oficio y buen gusto ejecutando con corrección y arte los diversos avatares de la cumbia colombiana, el klezmer, las músicas del mundo, pero desde acá, con una voz femenina que calienta la sangre con su poder, como salida de los mejores años 50 centroamericanos. Fusión de estilos y de géneros –signo afortunado de nuestros tiempos– en los que se entrecruzan ritmos y contenido, poesía, calidez, climas, sabor. Acaso uno de los mejores discos independientes del 2012/ 13. Seis canciones, seis muestras de por qué la cumbia y la fusión son populares allí donde haga falta la alegría.
Once de molleja – 2013 – D.U.H.A.L.D.E. Si el rock está muerto, esta es su resurrección más digna. Punk del conurbano. Tarde o temprano contará la leyenda que un grupo de amigos para divertirse, para hinchar las pelotas entre birra y birra, parió un sonido crudo y descarnado para letras bizarras y ocurrentes, devolviéndole al riff su espíritu aguerrido y despreocupado. Gran hit en el II Foro de Revistas Culturales Independientes, los D.U.H.A.LD.E dieron cuenta de la vitalidad que hay extramuros. Un cantante que recuerda a Lemmy Kilmister, capaz de inmolarse sin que le importe si está sobre un escenario o en un patio perdido de dios. Una banda que entra en trance, poseída, como invocando desde su nombre los exorcismos necesarios para sobrellevar la existencia de personajes miserables que habitan nuestra cotidianeidad. Así debe ser el futuro: sanguíneo.
El Último Trago – 2009 – Buika y Chucho Valdés. La tristeza, gracias a los dioses, también es corporal. Se siente en los huesos, recordándonos que no estamos del todo locos, que es cierto lo que nos aqueja. ¿Y quien mejor que Concha Buika para dar muestra de ello? ¿Y quién mejor que Chucho Valdés para impregnarle, a un repertorio de boleros, los aires de un jazz nostálgico y quedo? Los cuerpos sufren por amor, siempre lo han hecho, por eso hay una larga tradición de canciones que repasan esas desventuras, conformando un cancionero que es la base de nuestra concepción latinoamericana del desengaño y de la pasión. Muy en la línea de los revival de fines de siglo y principios del siguiente, es un trabajo que amerita un solo tipo de acompañamiento: el codo empinado sobre la mesa y una botella de whisky del peor.
At The BBC – 2012 – Amy Winehouse. Vivir con intensidad. Vivir la intensidad. Eso hizo Amy los últimos años de su vida. Una de las voces más bellas de la historia de la música popular vivió sus letras con el cuerpo. Bebió, esnifó, se inyectó cuanto había a su alrededor para soportar el ejercicio de vivir, que tan pesado le resultaba. Estas grabaciones para la BBC fueron realizadas en su momento de esplendor, cuando aún sus demonios no habían consumido por completo su luz y su musicalidad. Una serie de registros que repasan no solo parte de su mejor repertorio, sino también las texturas que sabía impregnarle a sus creaciones, haciéndolas dialogar con lo mejor del soul y el R&B de los 60. Una producción póstuma de una de las artistas más intensas de los últimos años. Y sobre todo: el trabajo de alguien a quien extrañar.
MTV Unplugged – Above and Beyond – 2010 – Mando Diao. El cuerpo no es solamente sus momentos límites. No es simplemente muerte y nacimiento, sufrimiento y sexo. La corporalidad toda es una cotidianeidad gris, por momentos sosa; la administración burocrática de tensiones sin mucho vuelo ni mucha épica. Cuando los suecos de Mando Diao abandonan su adrenalínico post punk garagero, lo que quedan son canciones despojadas de toda pretensión eléctrica que nos muestran el verdadero corpus de su sonido. La exquisitez, sin maquillaje, de canciones como “Gloria” o “Down In The Past” que dan a entender una potencia que no viene de la electricidad ni de los estadios, sino de la vocación por hacer y por tocar canciones que musicalicen el día a día de todos los pobres diablos que no alcanzamos el estatus de rockstars malvividos y malvivientes. Un disco de ducha, de caminata en horario laboral, de vuelta al hogar, una caricia al oído, una palmada en la espalda y un abrazo. 1 Snow, Macel. Empédocles. Vidas paralelas.
16 reflexión
el cuerpo
Pintura de Francisco Goya, 1835, El sueño de la razón produce monstruos.
elina matoso /
la imagen del cuerpo y el agigantamiento de fantasmas La sociedad instala cuerpos, y estos se instalan en ella: cuerpos docentes, cuerpos ejecutivos, cuerpos solidarios, cuerpos productivos, cuerpos indigentes. Los medios de comunicación construyen y deconstruyen permanentemente imágenes del cuerpo: cuerpos ágiles, deportivos, delgados, livianos; cuerpos que consumen yogures, perfumes, autos, televisores; cuerpos juzgados y sojuzgados por su ropa, por su sexualidad, por sus horarios, por sus celulares. Cuerpos corruptos.1
L
a globalización invade hasta lo que no se puede invadir, avanza desde lo tecnológico y puede reemplazar órganos, manos, puede clonar animales, puede reponer ojos, puede prolongar la vida. “Internetizar” y hacer inmediato cada suceso del mundo global exacerba y produce un agigantamiento de fantasmas que se encarnan; rupturas de imágenes del cuerpo fragmentadas por tanto estímulo mediático. Esto también hace que se quiebre la red de significación y de equilibrio en el vínculo con el propio cuerpo, entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte. Suele manifestarse con características diferentes, como: desapasionamiento por compartir, falta de deseo, desconocimiento, intolerancia, sexualidad indiferente, irritabilidad súbita, miedo a ser invadido por el otro, acorazamiento ante un gesto o un contacto frente a cada acercamiento. Las máscaras que personifican estos hechos muestran como resultado situaciones escénicas donde, también vertiginosamente, se pasa del malestar a la desconfianza, del amuchamiento a la impotencia, de la alegría y el entusiasmo al fracaso, todo en brevísimos segundos. “Si los agujeros y heridas durante el proceso militar eran del orden de lo oscuro y lo desaparecido, estos tejidos son hoy del orden “mediático de las trasparencias”, van y vienen, sin sospechas explícitas”.2 Hay un gran espejo que envuelve todo el planeta, más importante que la atmósfera, que es una gigantesca pantalla donde todos capturamos imágenes y somos capturados por estas. Esas imágenes construyen una corporeidad novedosísima, constituida por un grandísimo cuerpo-objeto, donde la pregunta por la identidad no es ya quién soy, sino qué objeto represento. Este cuerpo es “fabricado” por relaciones de fuerzas y poder. Hay un diagrama de poder que actúa como dador de identidad, resalta Foucault en La verdad y las fuerzas jurídicas: “Fabrican artefactos -sujetos a través de técnicas, redes de enunciados que los hacen ser (estudiantes, obreros, normales, locos, etc.)”. Este planteo tan extremo, se ejemplifica con la forma en que el cuerpo aparece fusionado con el objeto en los avisos publicitarios. Cuerpos marcados.
www.mascarainstituto.com.ar
Para destacar algunos ejes para encarar estos temas desde el cuerpo, hay que señalar: - La permanente necesidad de implementar técnicas que consoliden “la piel ampliada”(concepto que se refiere a que los grupos suelen construir una identidad propia, como una extensión de la piel). - Darle espacio significativo al trabajo sobre la propia imagen corporal y la imagen corporal de los otros. Desarmar y asumir la fusión sujeto-objeto. Ser un cuerpo y no poseer un cuerpo, al decir de Le Bretón. - Restaurar redes de contención grupal (proyectos, objetivos, discusiones, ejes temáticos, etc.), donde el cuerpo de la desconfianza, del descreimiento, del mundo verdadero o ficcional de la pantalla se reorganice en situaciones concretas y definidas. Y donde se apueste cada vez más a desenmascarar los fantasmas depositados en el cuerpo, como metáfora de la incertidumbre, encontrando los lazos hacia una creatividad compartida. Los recursos expresivos, como herramientas fundamentales para el despliegue creativo, aplicados a áreas personales, laborales, vinculares y sociales, estimulan a tomar conciencia de la propia creatividad, sus límites y sus posibilidades expresivas. Apropiarse del propio cuerpo con técnicas de concientización corporal. Dar lugar al juego, como espacio de motivación creadora. La creación conjunta de relatos en ceremonias y los juegos de pasaje de lo mítico a lo cotidiano, la utilización de máscaras como objetos facilitadores para investigar los roles, la propia identidad, los personajes internos, aquellos que paralizan y aquellos que potencian. Estas búsquedas posibilitan el fortalecimiento de la propia imagen corporal y su relación con los otros. Recuperar una actitud lúdica frente a la rutina y poblarse de nuevas imágenes suelen ser vías de elaboración expresiva, de reparación, a través de objetos, de textos, de movimientos, de ritmos, de collages, de ese extrañamiento tan frecuente frente al cuerpo del otro yal propio. En una sociedad que impone que el cuerpo sea una cosa, que sirve para ser usada y luego descartada, la apropiación del cuerpo de uno mismo y la recuperación de la creatividad trascienden las mejores ejercitaciones posibles. Es hablar de libertad, de deseo, de conciencia de vida frente al mundo. El interjuego cuerpo-emoción-escena-juego-máscaras-grupo conforma la base sobre la cual se construirá la identidad. Es la búsqueda de ser persona. Matoso, Elina. El Cuerpo territorio de la Imagen, Ed. Letra Viva – Instituto de la Máscara, 2010. Matoso, Elina. Ob. cit.
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