Periódico Andén 90 - Terrorismos. Fuegos y otras violencias

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¡”90 año )( octubre - noviembre 2018 precio: este periódico

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vivimos una edad del mundo en la que el terror social y sus artífices han cobrado nuevos bríos. No es que antes hubiera desaparecido, como se postuló luego de la caída del muro de Berlín y la consecuente pax norteamericana que, al fin de cuentas, duró menos que un suspiro. Desde que el mundo es mundo, aterrorizar a otros es una herramienta para dominar, para conseguir que los otros den lo que de otro modo no darían. Una herramienta acaso menos sutil que otras, pero herramienta al fin. Una bomba por aquí, un atentado por allá para que algunos se asusten y recuerden que siempre hay disconformes capaces de pasar a mayores, si se les da la oportunidad. Por supuesto que posturas para

interpretar el terrorismo

sobran; que es el producto de un par de loquitos; que es la consecuencia de oprimir descarnadamente a un grupo; que es la obra de gente equivocada siempre de otra religión, de otra ideología, de otro color de piel—; que es la excusa que las potencias occidentales utilizan para justificar su intervención en territorios expoliados; que es un dictado de los dioses, cualesquiera sean, y que entonces desoír su mandato es peor que masacrar niños. AI terrorista, qué va, esas disquisiciones,

le preocupan poco. Tiene un objetivo y lo cumple. Puede achacársele cierta limitación en sus perspectivas o en las consecuencias de sus actos. Gavrílo Princip, el asesino del

… … archiduque Franz Ferdinand, jamás imaginó que un disparo bien ._ ejecutado podría dar comienzo al corto siglo XX. Sobran, * también, las interpretaciones sobre las figuras de esos hombres ' y mujeres que acaban por convertirse en Ia comidilla de la historia. ¿Son revolucionarios en su afán de cambiar o torcer un orden imperante? ¿Qué pasa con aquellas figuras que hacen del atentado una profesión arropada de ideología? Gorriarán Merlo, ' Carlos el chacal, Norma Arrostito, Abimael Guzman, Ios parapolíciales colombianos, los narcos mexicanos, la triple A, Massera, Pinochet, John Kaczynski, ¿Guevara? ¿Tania? ¿Cuándo se cruza la línea entre la praxis revolucionaria y el asesinato sin sentido? A veces hay que pensarlo mucho, en especial si uno se encuentra entre los damnificados. Por supuesto que también hay un terror menos espástico, un

accionar cotidiano del terror que no busca el sobresalto de la película, sino el desgaste del valor y la entereza. A eso apuntan, por supuesto, los gobiernos de derecha. El relato de la crisis permanente, del ajuste, del achique, del recorte, de las políticas de austeridad; una narrativa constante

maquinista honorario

“lama

“y uo:mucu nz n:v|:us cuuunn.Lu ¡nnensumzuvss nz Anosnnun

jefe de estación horacio ernesto giambroni

chancho, muleadas varias y prácticas multitasking gustavo zanella

los pibes del sindicato ferroviario grupo de investigación interdisciplinaria sobre el heavy metal argentino (GIIHMA)

Ia boletera que pasa por abajo del molinete y endereza las vías maría virginia compte

caminantes de las vías que se detienen en esta estación

natalia pusineri, paula neri, Iudmila centurión girola, gabriel Iongarte, marcos bentancourt, maría godoy, david del río,

horacio cárdenas, maximiliano curcio

el chorizo

Wºº…"

el que corre la zorra manuel fontenla

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pasajeros posibles todos los que tengan algo que decir sobre los temas que abordamos

el que no se quiere bajar del tren césar maffei el que pinta grañtis en la estación daniel martin el que insiste con el carbón

EX]GIMO$ (lll! ll PRE!ISA GRAFICA SEA DEMOCRATICA

gustavo guevara trenes al oriente medio

daniel gómez " naruuaciún ¡'El decretº 1025 IIIIG fomenta la

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más temprano, la taba se dará vuelta. Y esa vez, a diferencia del kirchnerismo, no deberíamos dejar pasar la oportunidad. ¿De qué? La respuesta, por supuesto, es de todos, seamos creativos¿A

Pedro Cuenca

el que pinta con liquit la parte de atrás de los asientos

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angustia deberíamos tener presente. Algún día, más tarde o

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articulada con los medios corporativos de comunicación tendiente a horadar cualquier indisciplina —Iaboral, intelectual, creativa—. Lo saben los empleados públicos argentinos ya sean los de la agencia de noticias del estado (TELAM) o los del Hospital Posadas. Lo saben los trabajadores de la agricultura familiar, o los que desarrollan políticas de minoridad en contextos de encierro. Hoy tenés trabajo, mañana no se sabe. La incertidumbre laboral y la angustia económica son poderosas balas contra la libertad de acción y pensamiento. Si se le reclama sutileza al terrorismo, he allí su nueva encarnación 2.0: un estado del terror que opera con el mandato de las mayorías democráticas, en clave de una venganza fantasmal que viene a echar justicia sobre los hipotéticos desmanes de un populismo bárbaro e incivil. Lo saben, a su vez, las mujeres y los disidentes sexuales, sometidos al miedo patente, literal y constante en todo lugar y a cualquier hora. Por supuesto que no hay terrorismo sin show. EI terrorista es un exhibicionista por antonomasia, quiere que su obra sea contemplada, vista, registrada. Habla urbi et orbi, es un pedagogo de Ia grandílocuencia. Le da igual una bomba, un avión secuestrado o un canal de noticias las 24 horas inyectando miedo al diferente, como en Ruanda, donde los medios agitaron el odio hacia la etnia tutsi y provocaron uno de los genocídíos más sanguinarios de los que se tiene memoria. Por supuesto que el fenómeno terrorista no debe círcunscríbírse solo al hecho aislado de la explosión en la vía pública. El terrorismo es tentacular, Io invade todo. Lo saben en Palestina y en Siria, en los Estados Unidos y en los comederos del conurbano; en la villa y en la fábrica. La bomba es el síntoma de un cierto tipo de plan que reclama que guardemos silencio, que no usemos un escote pronunciado, que no abortemos, que no cortemos la calle, que no fumemos un porro en la esquina, que respetemos un pacto social que no nos representa, que no nos movemos ni nos juntemos. Una pintada feminista en las calles de Buenos Aires rezaba: <<Les da miedo el feminismo porque creen que vamos a hacer con ellos lo que ellos hicieron con nosotras», esa es una lección que tanto nosotros como los que nos imponen el terror de la

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trenes al oriente lejano matias chiappe el que corta las vías franco dre

boleto

(pero durante el macrismo aceptamos, pañales, gallinas, fotocopias usadas, créditos uva, cuentas off shore, viajes a disney y donaciones variadas y de todo tipo que ayuden a pagar el papel y el alquiler).


maría !IIII|IIVÍ

gnuov.maria1987©gmail.cum

(Ellllé tan inmoral ES Ilºll$3f en Ia IIIISÍIIÍ|ÍI|31| llº [III ÍBIIIÍIIÍSIIIII llllº. BII 0638ÍOIl68 ll 0l'93llilñllº. nueula EÍEÍGBI' mecanismos I8I'I'0I'ÍSÍRS? artamos del concepto

terrorismo, que es

amplio y conlleva una posición política respecto del fin con que se utilizan las acciones que pretenden, en síntesis, conseguir sus objetivos mediante la violencia y el miedo. El terrorismo es tan antiguo como actual, y las motivaciones son variadas. De este lado del mundo, les Iatinoamericanes conocemos, más que cualquier otro, el Terrorismo de Estado. Históricamente se nos ha impuesto la violencia desde los sectores más poderosos en relaciones claramente desiguales. Desde el Estado, en complicidad con la oligarquía, las grandes empresas, la Iglesia. Actualmente, Latinoamérica está es violentada por las resurgentes políticas más neoliberales de los últimos tiempos; violencia silenciosa que coarta derechos y ensancha la brecha de las desigualdades. Sabemos que el “sentido común”, montado, reproducido y legitimado por una mayoría que beneficia a una minoría, juzga la violencia, al igual que tantas otras acciones no como tal, sino en relación con los actores que las llevan a cabo. El grueso de la sociedad suele condenar terriblemente de manera explícita y constante al pibe chorro que roba un celular y no al ladrón de guante blanco. Es posible que el chorro sea linchado, pero un político en una banca votando con un criterio y sentido común de la Edad Media, pasa inadvertido. Esta vara desigual para medir acciones,

también suele ser partidaria: la corrupción de partidos populistas alcanza un nivel de repudio muchísimo más alto que la corrupción de los partidos liberales. Muches indignades clamarán injusticia ante un rancho de barrio con antena de Direch o un pobre con celular de alta gama, pero no sentirán indignación por los grandes terratenientes, generalmente explotadores, por las mansiones exageradamente lujosas, por los gastos aberrantes del cholulaje con el que sueñan codearse. De la misma manera, cuando la violencia es ejercida por las mujeres, parece que somos el sumun de Ia monstruosidad, pues iríamos en contra de nuestra “naturaleza": amorosa, débil, delicada, soñadora, y demás cualidades que podemos encontrar en las clásicas postales dignas de ser mal recibidas en el día de la mujer. Nuestro mayor pecado es querer actuar “como hombres”. Querer cogemos “sus” minas, querer usar “sus” ropas, querer ocupar “sus” espacios. Por esto es que hacer uso de la fuerza y ejercer “violencia" se nos recrimine tanto. Es muy común escuchar que les feministas somos violentas (entiéndase que cuando hablo de “les feministas” se incluyen mujeres trans, diversidades y disidencias sexuales). Sabrán los lectores que incluso nos hemos ganado el apodo de “Feminazis”, del cual nos hemos apropiado con orgullo. Sin embargo, lejos estamos de tener un gran listado de víctimas por feminismo, a diferencia del nazismo, ese mismo que violenta Ias diversidades sexuales y culturales que nosotras defendemos. Lo que sí hemos hecho es pintar paredes, es cierto. Al igual que el hincha de boca, que el militante de tal o cual partido, que los “provida”. La realidad es que hasta ahora nuestras intervenciones han sido siempre muy naif en relación con la violencia que se ejerce sobre nuestros cuerpos día a día, incluso desde el estado que desoye nuestros reclamos. La realidad es que la violencia no es nuestro fuerte. Las condiciones en las que crecemos, culturalmente nos vulneran y no nos enseñan a defendernos, más allá de los casos que son el chivo expiatorio de los “abusos del feminismo”, cuando no se considera que la mujer pueda ser violenta con el hombre, lo que al fin y al cabo también es consecuencia de una cultura patriarcal que configura relaciones tóxicas y violentas en general, de la misma manera que es consecuencia del machismo el hecho de que los varones tengan que cumplir con ciertos “deber ser” de la “masculinidad”: hacer trabajo pesado,

no tener la tenencia de los hijos o más licencia por paternidad, entre otras cosas. Creo que predominamos, en el feminismo, quienes sostenemos y queremos creer en

la transformación

posible desde la educación, en el poder del amor, en la reflexión que permite la inteligencia humana. Además de esto, tenemos la presión de no pasar por agresivas, porque en muchas situaciones decir o hacer es “estar locas" y es más inteligente sumar adeptos, explicar, y que se entienda la causa justa que defendemos. Preguntarnos sobre otro tipo de intervenciones, a veces se vuelve urgente ante un clima tan hostil. Intentamos ir por medios académicos, desde la exigencia de la intervención del Estado con la declaración de emergencia ante tantos casos de femicidio, una ley que nos permita decidir respecto a ejercer o no la maternidad, leyes que nos reconozcan, educación sexual, manifestaciones constantes para visibilizar la desigualdad que sufrimos las mujeres que se acentúa en los sectores más vulnerados, trans, pobres o con discapacidades. Pero esta imagen de Ia feminazi violenta sigue presente en el imaginario de los sectores antiderechos, los que sí reaccionan con violencia, y los ataques a mujeres por portar un pañuelo son solo algunos de los tantos ejemplos. Es posible que, para un gran número de la población, todo lo que hagamos por tirar este patriarcado va a estar mal. Sumado a eso, también se nos juzga de victimizarnos. Nosotras, a nosotras mismas: no nos hacen víctimas quienes nos violan, nos abusan, nos maltratan, nos golpean, nos humillan, nos queman, nos mutilan, nos empalan. Nos mataron una cada 30 horas en la última década y aparecímos en bolsas, en cajas, en la calle, en descampados, enterradas en un patio,

cuidamos entre todas, que no nos callamos más y nos dicen: “Ahora todo es machismo”, cuando en realidad,

siempre, todo fue machismo. Creo que de todos modos hay un miedo que se empieza a sentir, que ya no es nuestro, pues es de quienes se resisten al cambio de paradigma cultural que aspira a ser más justo para todes.

debajo de cemento, en nuestra propia casa, ante la mirada de nuestros hijos, si con suerte no los mataron también; parece que no importa y que, al fin y al cabo, la culpa siempre va a ser nuestra. Quizás habría que repensar esto de Ia victimización. Tal vez sí podríamos optar por otro lugar, nosotras que somos víctimas vivas, y pensar que de todos modos vamos a ser juzgadas. Ya nos dicen “feminazis”. ¿Sería posible pensar —desde una posición fundamentada, organizada y sin víctimas inocentes— un camino hacia un feminismo terrorista? Sabemos que la educación es una vía, pero ante grupos antidererchos irrumpiendo escuelas con sus rosarios y prejuicios, travesticidios y femicidios, violaciones y abusos constantes, ¿no serán los mecanismos terroristas una opción para tener

en cuenta? ¿Será que podremos sostener de manera pacífica la espera a los cambios necesarios para vivir

nuestras vidas libres y sin miedo? Es cierto que nos estamos haciendo más visibles, que cada vez convocamos más, que ya no dejamos pasar nada, que escrachamos —mecanismo por el que todavía nos preguntamos y seguimos reflexionando— que nos

En este contexto histórico que, por momentos aterra y augura un futuro negro, podríamos repensar el funcionamiento de la guerrilla y tener en cuenta que no es un espacio reservado para hombres, que nunca lo fue, y quién dice que no pueda surgir una desde el seno del colectivo feminista. Terrorismo que puede ser arte o puede ser más extremo. Terrorismo que puede ser virtual, como el que vemos en las redes cuestionando los estereotipos con que nos invaden los medios, los titulares de noticias justificando violaciones, referentes políticos, culturales y de todos los ámbitos haciendo declaraciones asquerosamente machistas. 0 terrorismo que puede ser en el campo de lo real. Cabría preguntarse entonces con quiénes, cómo y por qué, utilizar el miedo como defensa. Puede que esto no sea más que una fantasía discursiva, y no faltará quién me juzgue de incitar al delito y la violencia, y no entenderá nuestro enojo. Pero a veces, mientras nos siguen limitando las libertades, violentando y matando, la urgencia no es que nos entiendan. Tal vez es momento de que nos teman. Es que a veces me pregunto, y les pregunto: con todo lo que nos hacen, ¿cómo es que todavía no salimos a prender fuego todo?.¿&&


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rgentina es un país de soluciones, históricamente lo es, porque ha logrado plantear soluciones a las dicotomías de la modernidad:

cambios de la superestructura, aun cuando la unidad de concepción para la unidad de acción se ve truncada y cuando el capital seduce algunos de los estamentos del

su más grande solución fue la invención del

orden jerárquico.

“Peronismo”, el ejemplo por excelencia. Las reglas del juego son la modernidad (Liberté, égalité,

Los bombardeos de 1955 son una suerte de caso testigo de lo que se quiere exponer aquí. Este “otro" hecho

fraternité), el estado nación y las instituciones en orden jerárquico, los sistemas de producción hegemónicos y los

histórico es la lucha hegemónica en carne accionaria. Las

modelos obligatorios que garanticen el orden en favor de “minorías privilegiadas” (aquellas por las que se exaltaba Fukuyama en detrimento de las mayorías). Sin embargo, se nos presenta una problemática más compleja: las soluciones que hemos dado son dentro de la cancha, una cancha de juego determinada por sus reglas; entonces, las instituciones que componen este orden son parte del control social, pero el rumbo y el sentido con el que dichas instituciones accionan sobre la sociedad responde a un plan político estratégico. En el caso del peronismo, ellas funcionan por el pueblo y para él. Ejemplo indiscutible es el modelo sindical argentino, que sobrelleva distintos estadios en su matriz de pensamiento, pero el empoderamiento del pueblo con la herra— mienta política sindical se da solamente durante el peronismo: aquel 17 de octubre marcó la historia de

nuestro país, y no solo por Perón y por el pueblo apoyándolo. El otro hecho histórico es que las trabajadoras y Iostrabajadores de nuestra patria asimilaron para siempre que son parte de la política del país y por lo tanto actores fundamentales de la democracia argentina. Ahora bien, la definición política responde a un resultado: la Segunda Guerra Mundial polarizó el mundo. Pero sabemos, gracias al tiempo histórico, que plantear aboliciones no necesariamente produce la felicidad del pueblo. Después de todo, los seres humanos venimos a ser felices, así que es una cuestión de supervivencia plantearnos como objetivo último de la humanidad el sentimiento de felicidad. También fundamental es comprender que la felicidad no se alcanza de manera individual, ya que “nadie se realiza en una comunidad que

no se realiza", como lo expresó Juan Perón en una de sus obras filosóficas más importantes: La comunidad o rganízada. Ante el fracaso de los intentos internacionalistas de “subvertir” el orden establecido, nos encontramos discutiendo el sentido del estado en un proceso de insubordinación en pos de la soberanía nacional. Cosa que con el peronismo sucede en términos de cadena de

riendas del Estado pasaban por un proceso de cambio en el sentido mismo del aparato, es decir, que los modelos creados para reproducir el orden a favor de las minorías ricas estaban siendo utilizados para el bienestar de la mayoría, y eso, entre tantas otras cosas, generó un odio que se reconoce desde La batalla de Caseros. Escribe Jauretche, con belleza quirúrgica: “Ignoran que la multitud no odia. Odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras que perder privilegios provoca rencor”. Entonces, ¿de qué hablamos? Justamente de esa impoluta razón de las minorías, cualquiera sea su procedencia. Odiamos ese sentimiento, porque no tiene retorno y no tiene límites en el accionar, porque tampoco salda esa pulsión tan encarnizada. Así, Buenos Aires se consagra como la primera ciudad del mundo libre en ser bombardeada por una de las instituciones que conforman el estado nación sin una declaración de guerra. Esto no pasa en ningún momento de la historia de la humanidad, porque incluso cuando bombardearon Guernica terminó siendo devastada por las milicias de la aviación alemana e italiana, pero no por sus compatriotas. Entonces, el sentido del estado y el del aparato de reproducción social carecen de propia organicidad a la hora de defender los

intereses de la minoría más privilegiada. Los conceptos de nación y de patriotismo son un uso simbólico que puede abolirse rápidamente cuando el rumbo no responde a los intereses de los “dueños tradicionales”

de la nación. El odio a lo popular y la construcción del otro como enemigo de los intereses establecidos, Ia manipulación de la conciencia ciudadana y el discurso democrático que llevaron adelante los militares y civiles de la revolución libertadora garantizaron el buen rumbo y la estabilidad del orden social piramidal. La burguesía terrateniente nuevamente victoriosa. Hoy tenemos una coyuntura política muy distinta a la del

momento en que se desarrolló la revolución libertadora. Actualmente quienes deciden los destinos de la patria son los mismos que forman parte de la pirámide hegemónica.

lu¡|milacenturiongirola©gmail.uom

Construyen, junto a distintas instituciones, medios y organismos internacionales, las prácticas de explotación, dominación y exclusión de lo popular, del pueblo. No nos podemos detener solamente a enumerar las diferentes instancias en las que este gobierno esboza su objetivo de trabajar por una minoría privilegiada, la oligarquía, ni tampoco vamos a abordar un recuerdo de los derechos perdidos ni vamos a hablar de la bicicleta financiera, mucho menos de la mano invisible del mercado. Estamos tan alienados que hablar de ello ya no sorprende. Lo que sorprende es la falta de creatividad que expresan hoy. En pleno siglo 21 nos encontramos con un concepto moldeado y mediatizado, pero que, si lo desglosamos, puede que nos hable mucho de Ia objetivación social de la derecha en el estado. Nos enunciaron como “troskokirchneristas”, una suerte de “grupo subversivo” que solo garantiza la ingobernabilidad, justamente, del gobierno más blindado mediática y judicialmente del que jamás se tenga memoria. Seguimos. El otro, “ese otro" no blanco, no puro, no elite, no sumiso, “el enemigo”. La intención no es hablar ni de los troskos ni del kirchnerismo, el nombre es una etiqueta banal que refleja una producción de signiñcantes vacíos, porque en realidad lo que no pueden significar es la referencia “pueblo". Se refieren a todos nosotros, los que estamos en desacuerdo con un estado nación reproductor de la pirámide nacional de la

oligarquía argentina. Ante el déficit de confianza colectiva que sufren las instituciones como también los valores sociales de la democracia moderna, es necesario construir “ese otro”. Endilgarle ciertos rasgos, distintos a los que la ciudadanía reconoce como denominador común. Uno de esos rasgos es el interés por el futuro del país. Nos han quitado mucho, han batido récord en quitarle esperanzas al pueblo. Ya no queda mucho por sacar. Lo que les queda es infundir el miedo, miedo a la libertad del otro, miedo al pueblo que no se agacha ante los intereses sin frontera, miedo a lo que pueda generar la reacción a la bota en la cabeza de cada argentina y argentino. No dejemos que su miedo se trasforme en el nuestro, nosotros somos el futuro porque queremos un futuro, sobre todas las cosas para demostrar que la felicidad del pueblo es posible una

vez más. Porque cada crisis argentina encontró la respuesta en el puebloA


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horacio cánlenasl carúenashoracio©vahuo.cum.ar

Alarma por un juego para invocar espíritus que practican alumnos y se extiende en las escuelas. Provoca cambios de conducta y hasta autolesiones” tituló Diario Popular en su tapa de un sábado. Se refieren sin dudas a los festivales comunitarios de la Escuela 15 DE 13, en Villa Lugano, CABA: invocaciones infantiles de los espíritus del carnaval, el Inti Raymi y toda fiesta popular, donde se ven importantes cambios de conducta y danzas rituales entre harina y patínetas. “Alarma bullying: uno de cada cuatro alumnos lo sufre”,

en tipografía catástrofe del diario Crónica. La Escuela 15 tiene 1008 alumnos. La cuenta daría entonces 252 víctimas solo en esta institución; 126 en el turno mañana. No saben qué manera de disimularlo. Las alarmas a veces anuncian el fuego, pero otras solo sirven para asustar, terrorismo educativo. Que sirva esta alerta para discutir, con tanta idea desparramada, que la escuela pública es un antro poblado de incultura queoscila entre el aburrimiento y la violencia desatada. Porque jugar es un derecho solo en los hechos, porque la organización se aprende y ayuda a crecer, y porque es lindo encontrarse, los alumnos más grandes de la Escuela 15 DE 13 del Barrio Samoré de Villa Lugano, CABA, dos o tres veces por año se encargan decidida— mente de la jornada escolar. Arman y sostienen juegos y talleres para los demás: compañeros, docentes y familias. Dedican horas de trabajo en casa y en las aulas, despliegan su ingenio para armar los puestos y para convocar a los participantes; juntan plata para materiales y premios; revisan lo que aprendieron en clase y así comparten algo de lo que saben más con aquellos que de eso saben menos; y así, quizás, entusiasman a otros acercándolos a nuevos mundos. Un verdadero proceso de

alfabetización popular. Además hay bailes y números artísticos de gran calidad, mostrando que la cultura es esta bella creación colectiva del pueblo, una comunidad que va transitando proyecto colectivo. Sabemos que esto no resuelve los graves problemas del barrio y menos resucita a los que perdimos, pero seguro hace pensar que sin la escuela todo sería peor.

Viernes de junio. El día más frío en Buenos Aires es también el más cálido en la Escuela. La música empezó a sonar y las familias a llegar, mientras las latas caían, la harina volaba, Ias cotorras sufrían y los limones hacían estremecer. Penales y bolos, huevos y globos, preguntas

y respuestas, témperas y crayones, pelotitas y pelototas, animales y sabores..., ¿qué no había? La abuela que llegó a decir que el problema estaba en que

“los lugares de nuestros hijos se hoy miraba azorada a Dylan “EI cóndor pasa" y “Llorando se con su celular. No sabemos si concepciones, pero que las puso La mamá de tercer grado que

los dan a los bolivianos" y a Jonathan tocando fue" y hasta los filmaba cambió de pronto sus en duda, sin duda. hace unos meses muy

enojada —y quizás con algo de razón— había armado terrible pleito en la dirección, diciendo incluso que de repetirse iba a “poner una bomba en la escuela", hoy estaba jugando junto a su hijo y ayudando a levantar las latas que se caían en un juego que jugaban todos. En la escuela, debe haber cincuenta Tomases, pero “Tomás” es uno solo, sinónimo de travesura. Cuenta Nayla de 7.0 que cuando lo vieron llegar a su puesto y poner las patas sobre la mesa, se la vieron difícil. Pero cuenta también que como por arte de juego, al rato ya estaba ayudando a las compañeras con la organización de la actividad. Aylen repitió 7.0 grado. El año pasado estuvo de solo estar. Viniendo poco, haciendo menos, diciendo casi nada. Pero este año es otra. Ya se veía viendo en estos meses, pero en el festival le puso el sello de su crecimiento y su alegría. Fue el motor de once compañeras —Ias cuales no todas se llevan bien entre sí— para hacerlas bailar, hacerlas hablar, darles para decidir y exponerse frente a quinientos niños y familias que aplaudieron su ensayada y dedicada coreografía que demostraron llenas de sonrisas. Hasta un par de las cacicas le pidieron que presente siendo la voz de todas. Su bien ganada voz. Los fanáticos de Ia patineta se armaron su Skate school (en inglés, claro, porque “queda mejor”). Cuando empezó la jornada, los demás puestos estaban llenos y ellos solo con un par de tímidos mirones. No se desesperaron: esperaron disfrutando. Eso es la paciencia y da sus frutos, porque al rato estaban llenos de expectantes compañeros y hasta de admiradoras que simulaban caídas para recibir los abrazos de sus héroes. Rubén el monje, Rubén la ostra, Rubén Ia parca, el mismo Rubén de los silencios eternos, de la mirada esquiva y de las tareas ¡nhallables, ese Rubén, ¡estaba bailando en un trencito! Nadie lo invitó: fue él mismo a buscar los hombros de una niña de segundo grado y salió al tranquito a patinar la ronda. Lo que no han podido los triángulos ni el sujeto expreso simple lo pudo una fiesta colectiva. Bien la escuela entonces que le abre las puertas al carnaval. Mariano está en 4.0, pero por su edad podría estar en 6.0. No lo vivimos qomo un problema. Cada uno a su ritmo; si

no hay apuro. El tiene sus tiempos y sus códigos, más del afuera que del adentro. Sin embargo acá la pasa bien. No descolla ni es un monumento al esfuerzo, pero hay días,

como este, que emociona. Con su grupo habían armado un osado “juego de las sillas”. La música para determinar el corte la iban a pasar con una compu sin parlantes. A duras penas se escuchaba. No se desesperaron ni dieron marcha atrás. Lo resolvió Mariano poniendo el cuerpo durante más de hora y media, buscando e invitando participantes, haciéndolos bailar y gritando bien fuerte su: “¡ya!”, para que la ronda danzarina se sentara. Jugaron desde los enanos de primero, que saltaban literalmente a los asientos, hasta las seños y las dires, más púgiles todavía que en las reuniones de personal. Mariano transpiró como nunca; por los poros Ie chorreaba la felicidad. Cuatro amigos de 4.0 armaron un “revienta el globo” con pelotas. Clásico tiro al blanco. La cola se hacía larga para tirar. Marcos, de 7.0 grado, ciento cincuenta kilos de vagancia (nunca menos) quiso apurar el trámite y saltear la espera. Jesús, el encargado del momento para los turnos, lo mandó al fondo de la fila. Marcos quiso imponerle la ley de la calle: presentó su osamenta y

amagó a tirar. Pero Jesús, tres veces más chiquito, no se achicó. Dio un paso al frente y le reiteró la orden, sin

violencia, pero con firme convicción. Marcos aceptó la parada y se fue sin chistar. Tiene códigos y sabe respetar. Al rato lo vimos más alto a Jesús, con el pecho henchído de madurez.

María de 7.0 disfrutó más que nada las risas de los nenes de primer grado cuando jugaban al juego que ella con sus amigos preparó. Esa alegría que celebra es la misma que ella tuvo durante todo el juego. Esas risas eran un espejo: la felicidad propia siempre es el ref1ejo de la de los

demás. Tienen razones para alarmarse Ios pregoneros del miedo, los terroristas de la mentira salpicada. Ellos no soportan nuestra fiesta. Nosotros no soportamos la comodidad de la minoría. La noticia es alerta de que es posible, en una escuela de pobres, que la alegría solidaria reemplace al odio y a la exclusión. Si hablamos de miedos, que tiemblen los que dominan, porque es el anticipo de que tendrán el mismo final que los vendedores del aire. Hay una escuela rara en Lugano donde las cucharas llevan

miedos de caída y alcanzan la llegada. Y también los chupetínes se ganan con risas y aplausos. Los conejos bajo carteles científicos tienen su foto de agradecimiento por la colaboración prestada. En el patio hay baile y rondas sin frío que convocan a las quenas, de ritos mágicos que llaman a la belleza y harán que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan. Por todo esto la Libertad, bien entendida, se sienta en la baranda de la escalera, cruza las piernas y se ríe comiendo un helado .é:


iviane

Forrester,

en

su

libro

El horror

económico, comparte, como otros, esta cita

de “Pensamientos”, de Pascal, sobre la usurpación: “introducida en otro tiempo sin razón, se ha vuelto razonable; conviene mostrarla como auténtica, eterna y ocultar su comienzo, si no se

quiere que llegue rápidamente a su fin". Para resolver todo problema que se analiza, debemos tener claras no solo las causas que lo provocan, sino las vallas que se plantan para sostenerlo. Porque, claramente, si no las derribamos, todo seguirá igual o será peor. Los grupos que se benefician económicamente al saquear lo que produce la clase trabajadora siempre mienten, tanto en la descripción de la realidad como en las causas de los problemas y en las salidas posibles. Desigualdad El mundo es cada vez más desigual a niveles extremadamente vergonzosos. Lo que muestra no solo el previsible y evidente fracaso del sistema, sino también la necesidad de preguntamos cómo se permite semejante masacre. Y esto también incluye, en directa relación, la tremenda destrucción del planeta. Constantemente se publican cifras de la desigualdad mundial. Extraigo del Global wealth databook, del Credit Siuísse (2012, p. 90):“Tan sólo el 8.1% de la población posee el 82.4% de la riqueza”, “Apenas el 17.6% de la riqueza se distribuye entre el 91.9% de la población mundial”, “El 0.6% de la población, 29 millones de personas, controlan el 39.3% del total de la riqueza”, “Para un 69.3% de la población, unos 3.184 millones de personas, sólo hay un 3.3º/o de la riqueza”. Burbuja Financiera También los datos referidos a las finanzas muestran que esto no da para más. Estamos montados sobre una farsa. Recordemos que el dólar, principal moneda de la economía, no tiene respaldo real, solo de confianza, de fe. El dios dólar. Su religión e instituciones serían las que tienen que ver con las corrientes económicas más ortodoxas. En 1944 acordaron, en la Conferencia monetaria y financiera de Naciones Unidas de Bretton Woods, que las monedas internacionales podrían tener, como respaldo, reservas no solo de oro, sino también de dólares (respaldado en oro), pasando, así, el resto de las monedas a un peligroso mix. Pero Estados Unidos, en 1971, al tener por primera vez deficitaria su balanza comercial, sumada a su invasión a Vietnam, decidió que su moneda sea fiduciaria (viene de fe, en eso se basa, desde aquí, el valor del dólar), y abandonó el respaldo o convertibilidad en oro. Así hacen ellos. Extraigo datos del libro: Capitalismo zombi, de Pablo Heller, que dejan bien al descubierto el panorama sobre la bomba de tiempo financiera mundial. En 2015, siete años después de la crisis por la caída de

Lehman Brothers, con una emisión gigantesca de la Reserva Federal, bombeo especulativo, los números muestran una burbuja muy inestable. Las cifras son en billones (millones de millones) de dólares. Deuda pública mundial y de las corporaciones: 100 billones, aumentó 30% en ocho años. Deuda pública mundial: 70 billones (eran 22 en 2008, y sigue creciendo al mismo ritmo). Crédito mundial: 300 billones. Total del sistema financiero mundial: 1 trillón (millón de billones) PBI mundial: 60 billones. Es decir, la producción total del mundo, en un año, entra en la deuda pública (60 en 70), en la deuda total (60 en 100), en el crédito total mundial (60 en 300). Solo la reserva federal dio 16 billones para salvataje de los principales bancos en la crisis del 2008. La economía mundial, su sistema financiero, puede estallar en cualquier momento. Miles de ejemplos, de distintas latitudes, muestran sin anestesia que quienes manejan los hilos no defienden en absoluto la vida, sino sus ganancias. Lo tremendo es que sus recetas sean tomadas como salidas a nuestras crisis. Y la principal clave es que hacen creer a gran parte de la población que dichas crisis reincidentes son producidas por la mayoría o parte de la clase trabajadora cuando son reacomodamientos de las tasas de ganancias de quienes toman las decisiones hegemónicas en materia económica.

ética de vallas Ellos imponen una ética de vallas plantando axiomas, y saben perfectamente que son falsos. Los tiran a la opinión pública como gases Iacrimógenos que hacen cerrar los ojos. Cuestionan toda manifestación, aunque el motivo sea luchar contra una enorme injusticia, tapándola, ridículamente, con los “perjuicios” que provocaría la actividad. Así escuchamos gritarles: “vayan a trabajar”, a quienes protestan porque fueron echados y defienden esos puestos de trabajo. Axiomatizan defender incondicionalmente instituciones que claramente sostienen un verdadero saqueo a las grandes mayorías y privilegios para los beneficiarios del este. La ética de la doble vara. Pero ellos no las respetan. Bien a la vista, ni siquiera cumplen la ley en las partes que no los benefician, que más bien están ahí como argumento formal de que hay algo de equidad. Por ejemplo, la Constitución Argentina plantea participación de las ganancias, en su artículo 14 bis. Nunca se aplicó. El diputado Héctor Recalde (FPVP) elaboró un proyecto de ley de participación en el 10% de las ganancias netas anuales. Presentado en 2011, vencido el

trámite volvió a hacerlo en 2014. Nunca llegó a ser tratado pese a que era diputado oficialista y que tenían mayoría en las cámaras. En noviembre de 2015, Diputados aprobó otra ley elaborada por Recalde que

solo alcanzaba a telefónicos y a trabajadores de televisión, sin fijar ningún porcentaje. Imponen cada dos por tres la reducción de impuestos para los capitalistas como condición para generar trabajo, cosa que luego no ocurre, pero así les quedan mayores ganancias. Se quejan de la carga impositiva, siempre. Hace años que el IVA es el principal ingreso del Estado. Todo ciudadano paga de IVA el 17,36% del valor total de sus pagos. De eso no hablan. Los salarios reales bajan, aumentan los servicios a niveles imposibles de pagar. Los hogares, si fueran empresas, cerrarían por quiebra. La clase dominada por la ideología de la clase dominante Iván Carríno, joven economista neoliberal, mediático por estos días, echa la culpa de la crisis financiera del 2008 al intervencionismo estatal (típico). En su artículo “La Crisis Subprime no fue una crisis del capitalismo”, de septiembre pasado, escribe: “Si nos guíamos por la lectura tradicional de los hechos, avanzaremos con medidas de más regulación, más restricciones financieras y nuevos estímulos monetarios que generarán burbujas que inevitablemente terminan en nuevas crisis. Pero si aceptamos la otra lectura, entonces deberíamos movemos en el sentido contrario. Menos regulación, más libertad para las empresas y los consumidores, y una economía más sostenible en el largo plazo". Dice que por las bajas tasas los empresarios tomaban los créditos, en la misma línea de: “sí un empresario pone plata para campaña, estaba obligado a hacerlo”, pero si una persona “se cuelga" para obtener corriente eléctrica, porque no puede realmente pagarla, es un delincuente. Siempre está presente, porque es parte de la versión anestesiante del sistema, la teoría de los dos demonios para usarla según el caso particular. Carrino escribe en su twitter: Si "no hay plata ni para peines ni peinetas" (referenciando a Tato Bores) es porque el país es pobre, lo que no se soluciona, de hecho se empeora, multiplicando los billetes e imponiendo controles de precios". Instalan que el país es pobre para las mayorías, pero saquean. Que yo sepa no se puede saquear lo que no hay. Dice otro economista mediático actual Miguel Boggiano: “Deseo que venga una crisis peor que el 2001 para que argentina achique el estado, los impuestos y los sindicatos. Por las buenas nunca se dará”. El mismo que vi públicamente enojarse porque se cuestiona la fuga de capitales, ¿cómo no tener libertad de hacer lo que quieren con el dinero? En el 2002, Jorge Avila, del CEMA, decía: “Si queremos aumentar las exportaciones hay que abrir más la economía”, “A los pobres se los ayuda bajando el riesgo país”, “Tenemos que entrar al Nafta y ser socio de los ricos”, “Si no hay apoyo a las medidas de Cavallo, vamos hacia la devaluación y es el fin del gobierno de De la Rúa”. Investigando en qué anda este señor, veo que en julio publicó un artículo “No todo está perdido señor


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presidente, hay un plan B“. Dice allí: “La historia argentina me ha convencido de que mientras nuestro país

tenga un banco central, habrá devaluación y, por consiguiente, inflación". Algunas respuestas al pasar, fuga de capitales 2018: Privados que fugan dólares, que pagamos nosotros. 1- Fuga en los primeros ocho meses del año: 22.817 millones de dólares. Mientras salían del Banco Central para intervenir en el mercado cambiario, unos 10.000 millones desde el 24 de abril hasta el primer desembolso del FMI, el 22 de junio, y otros 13.373 millones hasta ahora. Sumando todo supera los 23.000 millones, o sea: la fuga. 2- Reservas totales del BCRA, no las netas que son las que se pueden realmente usar: Luego de los 15.000 millones del primer desembolso del 22 de junio, el BCRA tenía 63.270 millones. Al 28 de septiembre, las reservas bajaron a 49.602 millones, casi 14.000 millones menos que al recibir los 15.000 del FMI. Los dólares entran para poder salir. La deuda nos queda. Triste repetir de esta historia, la deuda crece, los depósitos en manos privadas en el exterior también,

prácticamente es la misma gráfica matemática. El eterno llenado de tanque que pagamos todos para que la nafta se la lleven ellos con su mangueríta. Comparando, esta fuga de ocho meses equivale a: 1— Del presupuesto nacional total 2019, la suma de los rubros (pongo en cada caso el porcentaje que es de la fuga de ocho meses): Seguridad Social (aporte de -—a—-.

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_…

la Administración Central para financiar el déficit) 42%; Educación y Cultura 24%; Salud 16%; Promoción y Asistencia Social 7%; Ciencia y Técnica 5%; Vivienda y Urbanismo 3%; Agua Potable y Alcantarillado 2,5%; Trabajo 1,1%. 2- Un presupuesto y medio total de Pcia. de Buenos Aires 2018. 3- Cinco años y medio de presupuesto educativo de Pcia. Bs. As. 2018.

Nada de esto resiste ningún análisis de persona consciente sobre cómo funciona este sistema. Y pregunto a dos niveles: 1- ¿Cómo puede ser que haya quien crea que, por ejemplo, gente del ámbito gerencial empresarial o bien relacionada puede limpiar de corrupción las instituciones? 2- ¿Cómo puede creer alguien que este sistema es autolímpiante? Cuando es autodegradable. El bajo nivel de conciencia es la gran valla por superar.

Más sobre el método de los dominantes de turno: Suelo remarcar los métodos que utilizan, para reconocerlos más fácilmente. Como escribir un manual basado en lo que hacen. La paritaria docente de la província de Buenos Aires siguió, en línea general, la política del Gobierno Nacional. En 2016 acercaron Ia inf1ación marzo 2015 a marzo 2016 por salvataje de Nación vía incentivo docente, y quedaron los jubilados 10 puntos más debajo de los activos. En 2017 inventaron el discutir la “inf1ación a futuro", de enero 2017 a enero 2018 con la cláusula gatillo,

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porque esperaban una desaceleración fuerte de la inflación, que no se dio. Así robaron un 17%, casi toda la actualización del salario de abril a diciembre 2016. En 2018, ante la inf1ación en aumento, largan Ia “desindexación de salarios". Ofrecen 15% en ocho reuniones hasta la de julio, con distintos moñítos (la inflación llegaba a 19,63% en esos 7 meses), 19% en la novena para agosto (24,28% de inf1ación) y 30% en la décima para octubre hasta el sueldo de diciembre (hasta septiembre la inflación ya había llegado a 32,36% y ninguna proyección anual baja de 45%). Todo cobrando los mismos salarios del año anterior más sumas a cuenta del acuerdo que nunca llegará. Así logran que la gente, incluso algunos docentes cuestionen: “¿Pasan de 19 a 30 y no aceptan"? Mientras, por ejemplo, la obra social

empeora su situación porque los gastos médicos suben por encima de Ia inf1acíón y lo que ingresa del aporte de los trabajadores y jubilados está casi congelado. Protestan por el empeoramiento del servicio y no se dan cuenta del motivo.

Última piedra Avanza la derecha, porque nunca llegamos a superar la etapa. Escucho: “Siempre fue igual”. Claro, la manija la tienen siempre los mismos. Sin lucha, seguro perderíamos más. Avanzamos, ceden algo, pero vuelven a la carga. Quienes generamos la riqueza no decidimos. Tíbieza es retroceso. Urge concientizarse sobre las vallas que nos hacen andar

en este patético círculo. Derribémoslas de una vezA


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Me decís terrorismo y me suena a mi vida misma, soy

artista callejero”, dice Darío “el Indio" García. El Indio se mueve por las calles de Paraná hace 15 años,

y lo elige porque considera que la cultura es de todos, y los todos están en las calles: “somos quienes despiertan Ios dormidos; si perdemos la cultura, nos dominan”, dice cuando empieza a contarnos cómo es su trabajo. Darío

García:

Ahora

en

Paraná

no

hay

tanta

pueden ser inventadas, porque al ser anónimo no hay registro; entran en juego muchas cosas como la actuación de la policía sin denuncia alguna. Se agrega a esto que entran hasta 5 días de encarcelamiento, multas desde 400 hasta 2000 pesos. Imaginate para un laburante independiente, independiente de un patrón o de una empresa, que solo vive de lo que le da a conciencia la gente, le decimos colaboración consiente y no gorra porque imaginate que ya no nos representa, entonces es colaboración consiente”.

persecución como la hubo en otro momento, o como es

en Buenos Aires. Lo que está pasando es que quieren modificar el art. 19 de la ley 12 de CABA. Ahora los artistas callejeros podemos laburar con una advertencia de la policía, puede pedirte que bajes el volumen o directamente que te vayas, pero el artista decide. Este artículo modifica la contravención .

y le da poder a la policía para actuar por ruidos molestos, entonces se otorgan el poder de levantarte, llevarte, sacarte los elementos de trabajo, imaginate un instrumento musical como un saxo o un

violoncelo. Además, con la modificación, entran

denuncias anónimas, que

tranquilamente

las

La gorra

amplificar sonido, no cortar el libre tránsito de las personas, cobrar en modalidad "a la gorra" que, como te decía, ahora lo llamamos “a colaboración consciente". Cuestión que en la fiesta del mate que se realiza en la ciudad no se respeta ninguno de los puntos que nos obligan a respetar, entonces: hecha la ley, hecha la trampa.

Por qué es legítima tu intervención en un espacio que es común? ¿Cuál es tu idea de espacio público y por qué pensás que tus intervenciones no son un "crimen“, una contravención o un acto terrorista?

D.G.: La primera vez que me pasó, junté mis cosas y me fuí... (no se puede negociar si te amenazan con llevarte y guardarte el fin de semana). Esto pasa en varios lados y, en

Paraná,

se

incrementó

antes

y

después de la cumbre de presidentes. Nos nucleamos como frente y tratamos de contarles a los viajeros las situaciones que vivimos y la lucha que . tuvimos (para que conserven una "buena imagen" de los artistas (también se complica a veces hablar con colegas). Con respecto al abuso policial, empezamos a hacer cámaras ocultas que nos acompañen y luego ya con cámara en mano bien evidente hasta que nos dijeron “son órdenes de arriba" (hablamos con cultura municipal, nos derivan a la secretaría

D. G.: Nosotros nos basamos en el Artículo Nº 14 bis de la Constitución Nacional: “El trabajo en sus diversas

formas gozará de la protección de las leyes...”. La protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna. El espacio común o público si no es ocupado, Io apropia algún/a política de turno y lo negocia con privados o "las malas juntas", que están ocupando ese espacio porque la sociedad no lo ocupa 0 siente miedo al ver que está ocupado por "gente de mal corazón". Si íncitamos a la sociedad a recuperar espacios públicos abandonados o en malas condiciones, hacemos que esas personas se sientan propios del lugar y se comprometan al cuidado y embellecimiento del lugar (también hay una ordenanza municipal que considera eso, y "nos agarramos" de eso al decir que embellecemos los espacios públicos dándoles vida y color a lugares que no estaban habitados. Volver a ocupar los espacios públicos. Laburar en la calle, a mí, me

de seguridad (policía) y estos nos derivaban a

gusta más porque la sociedad está ahí, en la calle, si yo

vialidad o tránsito (ya que ocupamos la vía

voy y hago un espectáculo con una entrada ya limito a las personas, porque si no tienen ese dinero para entrar no entran, me vuelvo elitista, si querés de alguna forma. Los espacios públicos son, a mi consideración, todo espacio habitable y transitable, donde la sociedad se encuentra en todas sus escalas. No me considero un terrorista ni un criminal ni una ofensa a la autoridad (aunque se haga parodia o absurdo de la realidad). En

pública), se pasaban la pelota. Y terminamos en que nos responsabilizamos de nuestros cuerpos, saliendo antes que el semáforo ponga la luz verde y manteniendo "una conducta“ (no beber ni consumir nada en el semáforo mientras se trabaja) ya que lo consideramos nuestro trabajo y nos lo tomamos con seriedad. Por suerte Ies artistes estamos bastante organizades. Acá en Paraná, hicimos festivales para visibilizar la situación, juntamos ñrmas; en rosario, también se hizo; en Mendoza y

en Córdoba ya se resolvió. Fue después de la cumbre de presidentes cuando estaba el gobierno de Cristina, estuvo la orden de Ia limpiar las calles, que no haya ni vendedores ambulantes, ni cirujas, ni artistas, nada, hasta taparon el basural para que no se vea

desde el avión. Y quedó la orden un par de años hasta hace dos o tres años atrás teníamos compañeros a los que levantaba la

policía porque quería..., no había una contravención que prohíba, nosotros nos basamos en el artículo 14, que es el derecho laboral. Esto es un laburo, una salida laboral independiente, autogestiva y entonces nos organizamos y creamos el Frente de Artistas Callejeros de Paraná. En Paraná, existe un permiso de artistas callejeros (donde habilita al artista o grupo) por determinada fecha y horario, respetando algunas formas (no

todo caso, habría que ver con qué ojos nos miran y qué tan autoritario es el gobierno de turno (ya sea que estén 4, 8 o 12 años en el poder, nosotros vamos a seguir estando). La fuerza más grande es el aval social y la aceptación de nuestro trabajo. A lo sumo puedo ser "un potencial peligro“ por compartir públicamente ideas de autogestión y organización social (portación de ideas). A mí, me gusta la cuestión popular porque comparto mi arte para todos; entonces si voy a la plaza, me puede ver un militar, un panadero, alguien que labura independiente, alguien que labura en la justicia. Toda la sociedad está

ahí, desde el más bajo hasta el más alto de los escalafones sociales, y están compartiendo en un espacio público, y son esos espacios públicos que tenemos que revalorar, y tenerlos porque la gente se queja de vagancia, y aquello de “no pases por ahí a la noche porque te puede pasar algo” es porque la gente lo abandona, la gente no se da cuenta de que ese espacio es de ellos, es de toda la sociedad, esto: reivindicar la posesión de los lugares públicos. Esto es de todos, usémoslo porque es de todos. Entonces si nos organizamos, espantamos al “cuco” y conseguimos que la calle se vuelva un espacio seguro, lindo y habitable para toda la sociedad.


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gabriel Iungarte IIongariegahriel©hntmail.com

V ÍGI'I'0I'ÍSIIIO a similitud con la que se usan estos términos podría esconder la posición en la que el sujeto es afectado o afecta a los otros. El horror puede ser pensado como una emoción que altera vía el miedo, la conciencia. La cuestión psicológica del horror es bien simple, y se la puede resumir en la

exposición a un fenómeno que deja al sujeto un poco más allá de sus posibilidades de procesamiento. Es decir que, en el horror, el sujeto ha fracasado en su posibilidad de respuesta psíquica. Ha activado Io arcaico; es decir, la huida. Respuesta por excelencia de los organismos vivos. La huida podría no ser viable dado el

colapso psíquico, ergo, predominaría como síntoma la parálisis general. Entonces el horror generaría la imposibilidad de dar respuesta, o bien de huir o la imposibilidad de huir. Depende del grado de afectación. El sujeto queda allí reducido por el estupor. Lo anterior es válido, si entendemos el fenómeno que causa el horror como aquello disruptivo. Cualquier cosa, por ejemplo, un rayo, uno que cae cerca o uno que parte al medio a quien tenemos al lado. En su auxilio, la negación: “Esto no puede estar pasando”, “Seguro estoy soñando”, etc., como mecanismo de defensa que intenta restituir Ia urdimbre de las dos realidades, la psíquica y la del mundo.

otorga a ese suceso la justificación necesaria es, en todos los casos, el mismo intento de restitución. Solo que se aplica a distintos fenómenos. Una bomba y un rayo se parecen bastante en el sentido del terror. Pero no en el plano de la causa. El acto de ejercer el terror sobre otros se sustenta siempre con un objetivo de control. Podemos agregar una cuestión de dominio, de superioridad: Aprenda técnicas de terrorismo fáciles y efectivas Le recomendamos que tome el control de su propia vida haciendo que los demás hagan lo que usted necesita. Incorpore en simples pasos formas de doblegar al otro. Le aseguramos que encontraremos una manera de hacer que su causa se encuentre por encima de todas las

demás.

Si nuestra cultura resignara de una vez las consideracio— nes acerca de lo bueno y lo malo, lo anterior, podría ser una publicidad común de un curso de coaching. ¿Habrá pensamientos impresos en nuestro ser de manera que dominar al otro sea un resabio de esa puja por la supervivencia? ¿Habrá uno que imaginaríamente sea efectivamente superior? Todos los hombres fuimos niños y experimentamos agentes superiores que ejercieron sobre nosotros diversos afectos. Acaso el germen del dominio encuentra su debut en la ternura de la infancia, siendo objeto de otro materno al que necesitamos y a la vez somos doblegados.

Está claro que en el terreno de la evolución ser superior significa sobrevivir, sin embargo, este pretexto agresivo se vuelve opuesto en tanto que hay en la superioridad que se arroga el ser un núcleo que conserva los valores primordiales del sujeto. Por supuesto, sabemos que esos valores no le pertenecen a él, sino a una coyuntura entramada en lo familiar, lo social, en fin, lo cultural de la época. Sin embargo, las adopta para sí y las conserva como lo más intimo de su ser. Ese plexo oscuro en el que se ahuecan las cosas para ser rellenadas con lo que se excreta como ideal del yo. Esto es lo que el sujeto ama, su causa, su ideal. Aquello que hace que se justifiquen las bombas de cualquier lado de la vereda.

Así como físicamente el rayo es un fenómeno que intenta equiparar las cargas electromagnéticas de la tierra y de las nubes, la negación (y otros fenómenos psíquicos) es un intento de

restitución de equilibrio. Sin embargo, hay en el horror algo que lo separa de lo catastrófico del rayo, algo que se impregna con la imagen de uno mismo en el territorio de la muerte. Tal vez un otro, imaginario o real, al que se le supone una intencionalidad ominosa. Desde la otra vereda, ese otro agente que representa el oficio de horrorizar completa la ecuación que comprende dos actores: la víctima y el victimario. Las disquisiciones acerca de cualquiera de las dos veredas son estériles, si no se las atiza en el terreno de la causa. En el estereotipo vulgar del terrorista, elementos como: bombas, Alá, medio oriente, Batman, gente mala que quiere destruir el mundo y gente con barba larga, son el paso obligado para tener un abordaje serio del tema. No obstante, vamos a esforzamos para sumar apenas un elemento que nos ayude a pensar la cuestión del terrorismo. La causa. Lo que al sujeto le hace causa. Lo que convoca al sujeto a realizar el acto “heroico” y que

Defender la causa versus disfrutar de Ia

obliteración del otro A priori el terrorismo no tendría como fin en sí mismo generar horror, sino que sería bajo el influjo del miedo que se conseguirían los objetivos sean de nuestra vereda o no. Sin embargo, hay que hacer un esfuerzo para señalar el relieve perverso que esta cuestión suscita. Para decirlo todo, el placer del triunfo sobre el otro es indicativo de lo que nos queda de animales. Lo cual no nos exime de la responsabilidad de diferenciar la causa sostenida desde los ideales y la causa sostenida desde el placer de dominar a un otro por el placer que ello genera. Reflexionar sobre el horror y el terrorismo como cosas inherentes a la vida humana nos acerca a eso de lo que nada queremos saber. Preferimos siempre alinearnos en ese plexo oscuro, aunque sea para seguir ahuecando estructuras para llenarlas con ideales altruistas. EI cinismo es, incluso, solidario cuando todas las otras formas de causa se reducen a escombros frente al horror de ser espectador de una escena que comprende al mismo ser de ambos lados de las

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eflexionar sobre la educación en el contexto en el que vivimos resulta una tarea obligada, especialmente para quienes trabajamos en la comunidad educativa, de pensar, y epensar: ¿cuál es el papel de la educación en este contexto histórico? Particularmente me refiero al proceso político, económico, financiero, jurídico, militar, mediático, etc., que estamos atravesando en la región, en Argentina y en otros países latinoamericanos. Estos desplazamientos geopolíticos merecen nuestra particular atención, porque nos atraviesan en todas las esferas de nuestras actividades sociales y culturales, especialmente en la educación. Es el nuevo "Plan Cóndor" que las fuerzas corporativas vienen gestando para nuestras regiones y cuyo objetivo parece ser bastante claro, lamentablemente, para quienes lo padecemos. Pichardo, diputado del PLD de República Dominicana y presidente de la Conferencia Permanente de Partidos

Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), se refirió a ese plan expresado en la ciudad de Atlanta en el 2012: "En aquel lugar estaban reunidos ex presidentes latinoamericanos. Mi presencia fue casual y me resultó una sorpresa lo que allí se planteó, que era iniciar una campaña de desprestigio contra los presidentes de izquierda y progresistas de América Latina". El "Plan Atlanta" se está desplegando exitosamente en toda la región, cuyo objetivo es desestabilizar y desprestigiar a los gobiernos populares de América Latina. Tal vez a más de uno le parezca exagerado el título de este artículo, o parezca demasiado tendencioso relacionar el concepto de terrorismo con las políticas implementadas en el área de la educación por el gobierno actual, pero

este número de Andén y su temática así nos lo permite. Si el terrorismo Io definimos como una metodología política violenta, ¿acaso no es violento que las políticas educativas se estén implementando sin la participación de la comunidad educativa? Si el terrorismo es una práctica

sistemática de la violencia que está al servicio de determinados intereses de ciertos grupos, ¿acaso no es

violento que se esté aplicando una política de destrucción de las paritarias nacionales y de la negociación colectiva? ¿No es violenta una política que demoniza a los sindicatos y ataca a sus adversarios políticos en connivencia con el poder judicial? Tal vez este proceso sea mucho más sofisticado que el utilizado por la última dictadura militar. Pero no estamos lejos de esgrimir la idea de que existe una seria relación entre el terrorismo y la comunidad, en el contexto actual, y de que estamos en un proceso de una comunidad educativa que se revela ante un contexto de terrorismo de estado. Economicismo y palos Por supuesto que toda reflexión sobre estos conceptos

debe hacer síntesis en las prácticas y con la historia, por eso es importante no solo observar sino interpelar Ios

mecanismos que se están utilizando aquí y ahora sobre nuestra sociedad. Es necesario repensar las nuevas metodologías que estén a nuestro alcance para generar los anticuerpos necesarios e intervenir con la mayor rapidez en la defensa de los derechos humanos y reafirmar el derecho de los pueblos a actuar en defensa propia ante semejante atropello que están llevando adelante. No es fácil cuando se está en contra de una justicia corporativa, de medios hegemónicos de desinformación, de un ministerio de endeudadores extraordinarios, destinados a favorecer intereses financieros espurios y generar una devaluación del peso que Iicúa el valor del sueldo de los trabajadores, de un ministerio de seguridad que prepara a Ia gendarmería y a la policía federal para reprimir a los ciudadanos, etc. ¿Qué

hacer? ¿Cómo lograr actuar rápidamente para no quedar anclados nuevamente como si tuviéramos la espada de Damocles en nuestras cabezas? Considero importante el crecimiento del número de personas que participan de las asambleas barriales, de los encuentros entre los distintos sectores políticos, de las reuniones sindicales, de las manifestaciones que se vienen realizando con el fin de reorganizarnos y de visibilizar un problema que se encuentra cercenado por un despliegue mediático jamás visto por estos ¡ados del mundo. Hemos asistido a una serie de marchas multitudinarias en Plaza de Mayo en favor de una ley que promueva la emergencia edilicia de las escuelas, luego de lo ocurrido

con Sandra y Rubén, también por la defensa de las Universidades Públicas y por la tortura sobre la panza a una maestra de Moreno; y, desde nuestros pequeños lugares, el Facebook, Twiter, Instagram, páginas web, periódicos independientes, cada vez estamos logrando visibilizarnos más, permear en lugares donde nos viene costando llegar. Lo interesante es que, a pesar de que el gobierno ha decidido usar la tijera en la educación, paradójicamente “la crisis educativa" está poniendo en jaque a este gobierno. Por supuesto que se vienen sumando desde todos los sectores muchísimas personas porque los cambios prometidos en campaña jamás se cumplieron. Un nuevo despertar de la conciencia colectiva se está gestando. Existe, por parte del estado argentino actual, un proyecto educativo definido, promovido por el Banco Mundial y por el Fondo Monetario Internacional que considera a la educación en su aspecto economícista. Sus defensores, consideran que la educación debe orientarse a producir recursos humanos (Levin: 1991), y en su otra acepción, la de desarrollar capital humano (Shultz: 1961;

Becker: 1975). Además definen a la educación como pieza clave para el desarrollo económico sustentable. Estás políticas educativas consideran al ser humano como instrumento o medio para el desarrollo de la sociedad. Nuestro rechazo a estas políticas se encuadra en una política educativa que destruye la Paritaria Nacional

Docente y los Espacios de Negociación Colectiva, que ignora la participación de los trabajadores de la educación en los lineamientos pedagógicos, que ataca a sus organizaciones sindicales y sus estructuras, Ias demoniza o las niega. Ninguna de las propuestas educativas por el

Poder Ejecutivo contó con la participación de los sindicatos en su origen y desarrollo.

En una línea de reflexión metapedagógica, es cierto que nuestra ref1exión debe ser autocrítica y que los cuestionamientos sociales a nuestro sector son una deuda urgente que nos debemos replantear a nosotros mismos y dar respuesta a la sociedad. Es cierto que en el sindicato es un tema de debate constante, pero debemos lograr permear en todos los espacios de la educación; el excesivo ausentismo de docentes y alumnos, la baja calidad educativa, la falta de capacitación docente sobre temas relacionados a una revolución tecnológica que nos presenta la nueva era digital en la que vivimos, o una falta de motivación en la sociedad que produce una

hegemonía de las prácticas de una pedagogía que está enfocada en el debate de cómo enseñar y no en el

por qué. En relación al cómo enseñar existen múltiples visiones o tendencias en este aspecto, que Sequera clasifica en la tendencia economicista, las cuales están siendo llevadas adelante por el Fondo Monetario Internacional; la

de corte ideológico-religiosa o ideológico político, que hacen uso de la educación para introducir valores fundamentales en el adoctrinamiento y la trasmisión de dogmas que parcelan y dividen a la realidad entre aquellos que apoyan la doctrina y los que la niegan (Gvirz, 1997:349); y la tendencia educativa de corte social, la cual busca formar al individuo como ciudadano, de un estado y miembro importante de la sociedad. Para ello, enfatiza en la trasmisión de valores universales como la igualdad, la tolerancia y el respeto al otro (Unesco, 1973; Freire, 1992). Todas las tendencias tienen fundamentos válidos, pero cada comunidad educativa debería fijar esos fundamentos. Nos hemos preguntado en las aulas durante muchos años cómo enseñar.Y hemos, por supuesto, obtenido múltiples respuestas. Sin embargo, creo que en la pregunta del: ¿por qué la educación? radica el tema de

debate que deberíamos llevar adelante. Considero que allí radica el elemento esencial que da respuesta acerca del rumbo que tendría que seguir la comunidad educativa en relación al proyecto economicista que nos plantea este gobierno: ¿si es el ser humano un instrumento del mercado o es un fin en sí mismo? ¿Es un medio para generar mano de obra especializada o es una posibilidad en sí, de desplegar todo su potencial en creaciones mate-

riales, físicas y espirituales? En la era digital, la educación no tiene que perder de vista esa pregunta, y deberemos adecuarnos a una coyuntura en la que los contenidos cambian


IIRVÍII [IBI I'ÍII / delrio?¡lavid©holmail.com

rápidamente, el porqué y el para qué forman parte de una dialéctica entre la práctica y la teoría, y la teoría y la práctica que cada comunidad educativa deberá afrontar. La educación sobre la comprensión de contextos es

hoy la tarea más importante de la educación. Pero claro, el maestro aparece cuando el alumno está preparado, la respuesta surge cuando se origina la pregunta.

Nuevas formas del terror ¿A la pregunta de por qué estamos ante un Terrorismo de Estado en la Educación? Considero que es el miedo1 lo que los moviliza, en que buscan el temor paralizante de la sociedad, la domesticación de los sentidos comunes y es allí hacia a dónde apuntan. En

la

siguiente

expresión

de

Durán

Barba

está

la

respuesta a la pregunta inicial de este párrafo. Dice: ”EI electorado está compuesto por simios con sueños racionales que se movilizan emocionalmente". Cuando habla de electorado habla de una metonimia, es el aspecto del ser humano que les importa. No somos seres humanos, sino electores; no somos sujetos, sino un objeto de su construcción de poder; somos simios porque estamos alineados biológicamente con el reino animal, aunque la carga semántica habla por sí sola. Los sueños son ese proceso por el cual la ciencia y la neurociencia han estudiado cómo se despliega nuestro cerebro, cómo funciona esa caja cuyo tiempo es desbordado por imágenes constantes, y que los medios de comunicación a los que él mismo asesora, dirige, y, como un gran cinenasta, va transformando la arquitectura de nuestro sentido común y de nuestro inconsciente colectivo, racionales porque estamos construyendo un ego que se creeseparado de sí mismo e intenta poner a luz o foco a esas turbulentas emociones que nos acompañan, pero que decididamente han venido hoy a conquistar. Esta guerra no va a ser tanto con garrotes, sino por quienes controlan nuestras emociones, nuestros miedos, temores

y las de nuestro inconsciente colectivo. Para concluir esta ref1exión, quisiera esbozar algunas líneas para tener en cuenta desde la educación. Ante un plan que consiste en separar el ego de la emoción por medio de informaciones que refuerzan emociones violentas; favorecer el autocontrol de las emociones, ante un fake news, concepto nuevo de denominación para una vieja práctica de manipular a la gente con noticias falsa52; propender a la enseñanza de la comprensión de los contextos para entender los sentidos más profundos. Ante la mentira sistematizada3, seguir buscando expresar nuestras verdades parciales para favorecer la diversidad y la pluralidad de ideas basadas en valores. Por eso considero importante seguir en la educación el mismo camino que debería seguir el periodismo independiente y que nos propone este diario: ante la urgencia de vender noticia, nosotros nos encuadramos en la defensa de la

información; ante una agenda planificada de distracción, nosotros nos proponemos una

verdadera movilización intelectual para comprender lo importante; ante la abundancia de discursos informativos, nosotros nos tomamos el tiempo de repensar el contexto, queremos ser la semilla del futuro que germine y ponga a la educación en su eje del ”por qué enseñamos“ y la respuesta sea , al servicio del hombre como fin en sí mismo ' 'y no como un instrumento del mercado o como medio para el enriquecimiento de "aquellos grupos terroristas" que consideran a los hombres y mujeres como Objeto de sus intereses y no como verdaderos Sujetos y Protagonistas de la historia&

1El miedo es una palabra de orígen pura— mente latino “metus”, sin embargo temor viene del griego “déima”. A modo de hipótesis, tengo la sensación de que el “me" de “metus” tiene que ver con el Iexema “me", que aparece en todas las formas de ego que no sean al nominativo:

me

(acusativo,

hablativo), mei (genitivo), mihi (dativo). Es interesante la enorme variación lingúística de Iexemas para el pronombre ego, con ego, por un lado, y toda la familia del Iexema “me”, por el otro. Una línea interesante de investigación sería la hipótesis de que el ego, ocupando la función nominativa de alguna manera se pronuncia en primera persona, es un ego que no se ve a sí mismo. 2La proliferación de noticias falsas es un fenómeno derivado de negocios y son una herramienta de propaganda política. 3La mentira sistematizada genera también una transformación del sentido común: "no vamos a devaluar", "en mi gobierno los trabajadores no van a pagar el impuesto a las ganancias", "no vamos a tener un programa con el Fondo Monetario”, "no es verdad que el dólar se va a ir a 15 pesos". 0 Marcos Peña afirmando: "El presidente no posee cuentas no declaradas en el exterior"; o Juan José Aranguren: "Los pobres tendrán luz gratis”: o Lí|íta Carrió: "El dólar no va a superar los 23", etc.

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hacer

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lo

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puedo

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sensaciones de su libro Nunca me abandones, el cual sí leí y releí en varias ocasiones.

la

literatura fantástica y terrorífica

&

y

primeras

Es una obra —Iisa y Ilana— de terror. La sutileza inteligente de Ishiguro consiste en ir contando las cosas más atroces que

& ¡

& x

x x “

pueda imaginar, con suavidad, con gentileza sofisticada y amable. En un momento de la novela, nos encontramos esperando que un joven clonado muera en una institución creada para comercializar sus órganos, mientras suelta la mano de una enamorada que

ignora la sensación de amar, donde no hay lugar —ni tiempo— para llorar. Es decir, en un gradualismo ameno y gobernable, nos situamos de repente en

el espanto. ¿Cómo llegué hasta aquí sin

,

darme cuenta?: sin aterrorizarse. El agua fresca pasa a estar tibia, luego caliente, luego hierve. De un momento al otro está todo cocinado. Y no haga lío, no pinte esa pared, con

lo cara que está la pintura.

,

,

Su simpleza es muy potente en una sociedad del , relato. , Siguiendo con Ishiguro, él mismo encuentra en su discurso, al recibir el premio nobel, una experiencia muy interesante que transcribo para mayor claridad:

"|||;

En Birkenau, una húmeda tarde, contemplé las ruinas de las cámaras de gas —extrañamente descuidadas y abandonadas-, prácticamente tal como las habían dejado los alemanes después de volarlas y huir del Ejército Rojo. La que tenía ante mis ojos no eran más que bloques de cemento destrozados y mojados, expuestos al severo clima polaco, deteriorándose año tras año. Mis anfitriones me explicaron su dilema. ¿Debían protegerse estas ruinas? ¿Debian construirse sobre ellas bóvedas de metacrilato para cubrírlas y preservarlas para que las pudieran ver las siguientes generaciones? ¿O debía dejarse que, poco a poco y de forma natural, se fueran deteriorando hasta desaparecer? Me pareció una poderosa metáfora de un dilema más amplio. ¿Cómo había que preservar estos vestigios? ¿Las cúpulas acristaladas transformarán estas reliquias de la maldad y el sufrimiento en triviales piezas de museo? ¿Qué debemos recordar? ¿Cuándo es mejor olvidar y mirar hacia adelante?

De manera que con Ishiguro, tenemos dos metáforas sobre la temporalidad que estimo importantes: una, sobre cómo se llega a un presente sin darse cuenta; y otra, de cómo se agencia el pasado para un determinado futuro. Es, a mi entender, Silvia Schwarzbóck quien mejor interpreta estas aporías. Los Espantos. Estética y posdictadura es un ensayo que piensa junto lo que junto se presenta. Lo que se resenta es la vida dañada de Ia posdictadura o algo más complejo aún: las palabras, los debates, los libros y las personas que dañadas no terminan de encontrar una redención a la vida de derecha, a la vida del daño. Es un libro sobre la presencia de lo derrotado en todos nosotros, es un libro sobre la ausencia de victorias. Allí dice “El neoliberalismo, en la medida en que no tiene al bloque comunista como enemigo, produce derecha sin ismo". Nos explota en la cara una hipócrita realidad de seifie-espejo. De madrugada que lava dientes, de dentífrico mentiroso. Desde que suena el despertador hay acto y actuación, pero en el teatro fingimos horror. En la calle, imperturbables frente al niño muerto/vivo que limpia vidrios, qué honestidad la pobreza digna. Qué gesto purificador la limosna de ventanilla. Si en la dictadura Io clandestino, oculto y secreto era la regularidad, en los noventa se

instauró un nuevo régimen de la apariencia: Io explícito.

Lo que la dictadura instala con victoria disfrazada de derrota es un horizonte vital: la vida de derecha como única vida posible. Efectivamente, el siglo XX se encontró atravesado por esa dialéctica entre vida de izquierda —que en el extremo de la lucha de clases asume la figura del guerrillero, la vida partisana— y vida de derecha —entendida como vida burguesa—, siempre bajo el horizonte del fantasma del comunismo acechando como posibilidad de fundar una vida emancipada. Aunque, al funcionar como presupuesto del lazo social en el horizonte posdictatorial, no termina de ser puesta en cuestión de manera acabada. La lengua política adopta rápidamente un color moral y se “bueniñca”, identificando en la dictadura el “mal absoluto” (aunque ese mal es la vida militarizada y la suma de crímenes y atrocidades cometidos por el terrorismo de estado, pero no los intereses económicos que se defendían de ese modo). Nos dice Schwarzbóck que el infinito del Pueblo irrepresentable, portador de la vida verdadera (emancipada), es en nombre del cual se lucha, aunque tal vida es precisamente ¡ndefinible. Por su infinitud, el pueblo que se invoca desde la ciandestinidad es sublime, pues desborda los sentidos. La agrupación armada imagina al pueblo “con atributos estéticos propiamente modernos, que combinan en una sola imagen la infinitud y la totalidad”. La política espejada, dicotómica, agrietada, ha sido madre e hija de una sociedad riverboquizada. La principal potencia en los nuevos tiempos es no tener con quien discutir, es pronunciar un discurso al que no se le pueda confrontar nada, o solo pueda confrontarse un silencio o una dislocación, una sinfonía inaudible. Parte del terror es una imposibilidad, el shock es la única posibilidad frente a lo aterrador que no tiene solución, no hay futuro ni pasado: es un presente sin pies ni cabezas. Una valiosísima crítica al libro Los Espantos es que dice: “Es un libro que no tiene con quien discutir aún”. Un libro que no se entiende. Un libro-susto. Algo similar sucede con algunas expresiones artísticas que escapan a un catálogo o a una curaduría respetuosa, a una museificación petriñcante del entendimiento. La frustración calma la tristeza aceptable, la falta de terror: ya no hay miedo a nada, y eso es un fracaso definitivo e inaudito. No hay tiempo para horrorizarse, solo para dormir y despertar de nuevo en una imposibilidad, una autoesclavitud de la culpabilidad. Pero el terror produce parálisis —y luego impulso de supervivencia—, en un tiempo donde el mayor delito es la quietud. La —-— N ineficiencia es peor percibida que la corrupción. La quietud y

X

, '

la poética se han convertido en inhumanas. Ei horror vuelve por un instante a recordar la importancia de la vida, de las cosas complicadas por lo simple. Y lo hace de una / manera estética, corporal, vivencial, estomacal. / El capitalismo es ese Gato simpático y ágil —ojos , azules—, que juega con el ratón semimuerto del comunismo. La vida de la derrota después & I de la derrota, Ia posderrota. ' Pero aun cuando la política sea discordia, separación entre amigos/enemigos, ' desacuerdo, conflicto, discusión, tiene un momento no político que, mientras amenaza con destruirla, la vuelve compatible con la dimensión numérica /

ill

& resulta difícil realizar una retrospectiva sobre la obra de Ishiguro (nobel 2017) pues la mayor parte de sus libros no los

Irancn lll'8/ mmeuut©hmmaii.uum

—estadística— de la democracia: negociación,

verticalidad, internas, cambio de bandos, ._ fuego amigo, asambleas, purgas, enemigos principales y secundarios, amigos principales y x '" secundarios. Por todo lo no político que contie._ ne la política, siempre se la quiere moralizar % desde la derecha y sustituirla por asambleas N desde la izquierda. Algunos “ismos” militantes de x la “despolitización” iejos de ocultar lo no político de ¡ la política, hacen lo contrario: la banalizan, la hacen visible y absurda. ¡ Y, por otro lado, la sistematicidad de lo explícito le quita lo terrorífico al terror. La explicitud es siempre más eficaz que la clandestinidad. Quizás sea espantarse, un buen primer paso&


manuel Ílllllºll|8l manutuzn©gmail.cnm

n mi corta vida de escritor, no recuerdo un tiempo donde el acto de escribir tuviese gusto a tan poco. Ahí fuera la cosa no para de oscurecer, pero oscurecer en serio; es decir, más allá de lo económico y del bolsillo apretado. Uno sale a la calle, copa con miles de cuerpos las plazas y las avenidas y la espuesta es solo una: el endurecimiento de las fuerzas represivas, el incremento de la violencia estatal, el reforzamiento de una doctrina del miedo a base de persecusion y amenazas. Y claro, ante todo eso, uno se pregunta:

frágil equili—

¿Qué pueden

gran mayoría de personas que

hacer las palabras? ¿Para qué seguir

escribiendo? Bueno, que no cunda el pánico, seguir pensando es indispensable, seguir escribiendo también. Y sobre todo: seguir haciendo el esfuerzo de hilar fino, de poner preguntas ahí donde parece que está todo dicho. Ese es el ejercicio que nos proponen de manera brillante Ies compañeres del Colectivo Juguetes Perdidos en dos libros publicados en 2015 y 2017, ¿Quién lleva la Gorra? y La gorra coronada. Y ambos son esenciales para pensar justamente la violencia en la Argentina de hoy. En el más reciente de los libros, se plantean dos conceptos estructurales que dan cuerpo a una matriz en la cual podríamos inscribir muchas de las violencias cotidianas que definen buena parte de nuestra realidad. Esos conceptos son los de terror anímico y de precariedad totalitaria. Ambos

se dan como dinámicas relacionadas, ¿qué es el terror anímico?: “un terror exclusivo de la precariedad”; ¿Qué es la precariedad?: “es un fondo de terror que te recuerda que te podés fragilizar, que se puede desarmar tu mundo, que se puede pudrir tu barrio, tu casa, que es un quilombo el laburo y la ciudad, y cuando esa precariedad es el suelo de todo lo que se arma para vivir (relaciones, redes, amores, trabajos, consumo), cuando toma y actúa sobre la totalidad de la vida" (Juguetes Perdidos, 2017, pp. 18—19), esa precariedad se vuelve totalitaria. En los barrios marginales, la vida entera pasa a ser definida por ese terror fundante, ese terror que nos recuerda que vivimos constantemente sobre la precariedad, sobre un piso siempre a punto de desfondarse a la pobreza extrema; sobre el consumo desmesurado, el suicidio, el hambre y todo lo que

se puede resumir en la única lógica habilitada por el capitalismo actual para los marginales: resistir la vida hoy, intentar no morir mañana. Ahora bien, esta precariedad y este terror anímico marcan una ruptura con la pobreza tal cual la conocíamos hasta finales del siglo XX, y ahí es donde quiero poner la lupa. El terror anímico es “un terror que no tiene agentes nítidos ni agentes concretos”, es un terror que tiene mucho de temor a Ia inconsistencia, a des-exístir y es un terror donde la violencia aparece redefinida por las formas de subjetivar del neoliberalismo: “Es desde este suelo, como fondo de época, que cualquier roce puede generar quilombo; y esto si es un axioma casi inevitable: cualquier cosa puede desarmar el

brio cotidiano. Quilombos que son violencia latente circulando y que enfrentarlos te vuelve cuidador y propietario de tu vida: pura individualidad paranoica y solitaria” (Idem, p. 19). Este es el fondo de época de una son arrastradas a la pobreza en nuestro país. Este fondo anímico

de

terror,

esta

sensación de des-existencia y de fragilidad donde cualquier mínima chispa puede desatar un incendio de violencia. Entender los mecanismos que alimentan esa violencia, las condiciones sociales que producen ese fondo de época, ese terror y esa precariedad totalitaria es fundamental para (de una vez por todas) cortar con la idea de que la violencia radica en el exabrupto individual de unos “salvajes", de los “pibes chorros", de “los sindicalistas corruptos”, de los “manifestantes violentos" y de los “gendarmes indísciplinados" y de toda esa parafernalia de estigmatización individualizante que construyen los medios y repite el sentido común facho-neoliberal, que cada vez distingue menos las clases sociales. Por eso es importante seguir escribiendo, seguir pensando y seguir preguntando, no tanto por las respuestas, sino porque en el ejercicio mismo de buscarlas y construirlas es donde se construyen las redes de contención, los diálogos sanadores, las acciones Iiberadoras, Ias puteadas de descarga, los chistes de alivio. Esa, es sin lugar a dudas la mayor potencia de lo que se construye en los dos libros del Colectivo Juguetes Perdidos, pensados y escritos en el barro del terror anímico y en la cotidianidad de esa precariedad totalitaria. Quedan entonces las preguntas, para disparar las búsquedas y los encuentros:

¿Cuáles son los mecanismos a través de los cuales los sujetos se alienan en las prácticas individuales de la supervivencia en el marco de la precariedad totalitaria?

¿Cómo esas prácticas refuerzan una subjetividad individual, desconfiada, arrinconada, temerosa y violenta? ¿Tienen relación esa paranoia y esa desconfianza con los imaginarios de mayor represión, más mano dura, más cárcel, que intentan legitimar los gobiernos neolibera-

les? ¿Será esta paranoia una nueva-última forma de alienación en el mundo capitalista

pos—utópico?A

“HN


¡……J¿… IIIIIIWMIDII s conocido el estado de alerta que vivió el mundo entero hace ya una década y media luego de los atentados terroristas a las Torres Gemelas. El fantasma

del terrorismo sacudió a occidente y sobrevoló sobre su civilización con atentados en Estados Unidos, Londres y Madrid. No ajeno a estos lamentables ataques, el cine se dispuso decidido a adentrarse en un terreno difícil, con los riesgos de generar más de una controversia en cuanto a los efectos que esto podría tener, teniendo en cuenta lo sensible que puede resultar a cierto sector de la humanidad, notoriamente afectada por los hechos, aún muy recientes en

términos históricos. En medio de un panorama caótico, donde no prima el sentido común de las naciones civilizadas por sobre el fanatismo terrorista, el cine ofreció contención, desde su medio expresivo, frente a un mundo convulsionado ante la amenaza terrorista. Como lenguaje, móvil y motor, cuyo poder de comunicación deposita en figuras ilustres de la industria la tarea de adentrarse en el pleno ojo de la tormenta, el cine supo captar la incomodidad latente frente a ese fenómeno que estaba sucediendo y transformando lo social. Conforme a lo convulsiva que ha sido la historia norteamericana en la última mitad de siglo, desde Vietnam y el Watergate hasta el terrorismo y el contraataque armado indiscriminado, el cine ha capitalizado dichos procesos sociopolíticos de los

más

controvertidos

del

último

siglo

para

llevarlos a la gran pantalla. Es deber de la creación artística reflexionar sobre el estado del mundo en el que vivimos y servir como vehículo aleccíonador o facilitador y resolver conf1ictos. Así concibieron el documental colectivo 11 '09“01 cineastas tan diversos como Ken Loach, Alejandro G. Iñárritu 0 Sean Penn, quienes retratan el atentado de las Torres Gemelas a lo largo de once cortometrajes que buscan encontrar poesía y sensibilidad en medio del horror y el dolor. Por otro lado, y a su particular manera, el siempre provocativo Michael Moore

sorprendió a la crítica especializada, en 2004, con Fahreneit 9/11. El documental trata sobre las causas y las consecuencias de los mencionandos atentados, haciendo referencia a la posterior invasión a Irak y vinculando el poder de turno con terroristas culpables del ataque, e insinúa acerca de los verdaderos .

intereses económicos detrás de la tragedia. El cineasta Oliver Stone tampoco se mantuvo ajeno a la temática de moda. World Trade Center (2006) tuvo como propósito demostrar cómo la humanidad y el sentido de solidaridad se impusieron por sobre los acontecimientos trágicos al contar los hechos reales de la vida de un ignoto bombero de

auxilio convertido en héroe, y despejó al film del matiz político recargado que posee gran parte de la filmografía de Stone, quien ya se ha adentrado en eventos relevantes de la política americana moderna con contundencia y valor social en títulos comoPe/otón (1986), Nacido el 4 de Julio (1989), JFK (1991) 0 Salvador (1987). Existe un antes y un después en las películas sobre terrorismo y

el interés que éstas generan en el público, un punto de inñexión que se genera a nivel mundial luego del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York. Lanzada al circuito comercial casi en forma paralela a la mejor lograda Red de Mentiras (2009), de Ridley Scott, Traidor (2009), de Jeffrey Nachmanoff, es un exponente cinematográfico que se suma a esta ola de películas sobre servicios secretos contra el terrorismo, puestos de moda hoy en día. Al igual que las contemporáneas Syriana, de Stephen Gaghan, o Atrapa el Fuego, de Phillip Noyce. Sin dudas un cine con implicancia actual a nivel sociopolítico y no ajeno a polémicas para un mercado globalizado que compra esta oferta de forma masiva.

Este debutante director, guionista de El Día Después de Mañana (el apocalíptico film que dirigió Roland Emmerich) nos brinda un thriller que pretende ser a la vez aleccíonador y espectacular, aunque es deficiente en ambos aspectos. El film trata de mostrarnos por dentro los núcleos terroristas islamistas y las fuerzas contraterroristas estadounidenses en lucha desde

la perspectiva de un infiltrado. El guión está poblado de todas las variantes ideológicas, religiosas y morales que considera

imprescindibles a la corrección política que pregona, a medida que desglosa los tópicos más reconocibles del género: infiltrados, organizaciones terroristas, familias en crisis y honestos policías que nutren esta trama. El cine como recurso didáctico introduce nuevas visiones para reflexionar sobre el mal que representa la amenaza terrorista a nivel mundial El terrorismo y las sociedades de control tampoco están ajenas

a la cosmovisión autoral de Richard Linkater, quien retornó a Iaanimación con actores desde su aclamada Despertando a la Vida (Waking Life, 2001). En este caso, fue el turno de una novela de un pionero de la ficción: Phillip K. Dick (especialista en mundos distópicos), cuyas destacadas obras han sido adaptadas a la gran pantalla con éxito: Blade Runner (Ridley Scott, 1982), Total Recal/ (Paul Verhoeven, 1990), Impostor (Gary Fleder, 2001), Minority Report (Steven Spielberg, 2002), Paycheck (John Woo, 2003) y Next (Lee Tamahori, 2007), entre otros

títulos. En A Scanner Darkly (2006), la guerra inútil e interminable de América contra las drogas ha llegado a fundirse con la guerra contra el terrorismo. En un futuro incierto, la potencia mundial ha perdido la batalla. A pesar de sentir rechazo hacia la idea, la policía secreta vigila a su propia gente. Cuando se le ordena intensificar el control, esta acción convertirá al relato en un viaje paranoico por un mundo donde se confunden las identidades y las lealtades. A través de la obra del aclamado novelista, Linkater recurre al género para reflexionar sobre la dominación y la sumisión, así como otros males terminales de la sociedad contemporánea metaforizadas en un futuro apocalíptico.


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Adaptado de la novela Vengeance, y relatando un hecho verídico de terrorismo y contraterrorismo inmerso en medio de los Juegos Olímpicos de Munich 1972, Steven Spielberg nos presenta el film Munich (2005). Israelíes y palestinos en busca de su identidad como raza, como nación, como religión, peleando literalmente hasta la muerte por sus derechos y cada uno reclamando exactamente lo mismo mediante su propio código de honor y la

abordadas por estos tiempos. De tinte político, este thriller se asemeja a la muy lograda Michael Clayton. Estados Unidos, como nación y como potencia, se muestra tan susceptible de su vulnerabilidad como amoral y poco ética, cuyo aparato de inteligencia (la CIA) se ensucia las manos con frecuencia, victimizando a islámicos inocentes a merced de religiosos suicidas.

ética, según ellos la entienden. Y en esa guerra brutal de ideologías

En este aparato sistemático e impiadoso que el film expone, también muestra el costado humano de los indefensos de este

y asesinatos, Spielberg consigue rescatar (y no con moralínas ni suavidades) el lado humano de ambos sectores. Por eso mismo, el film es una invitación a la reflexión en términos de actualidad —como lo muestra el elocuente plano final— donde otro septiembre negro azotó hace algunos años no solo a EE.UU.,

sino también a toda la población civilizada. Aún en su ínfrecuencia de transitar la intriga política, Spielberg sabe profundizar con clase y estilo sobre los miedos más temidos y desconocidos de los humanos. Sean los extraterrestres, los tiburones, la guerra, los dinosaurios o —como en este caso— el terrorismo. Una vez más, el todopoderoso de Hollywood es un especialista en poner el dedo en la llaga. El cine se constituye como una valiosa herramienta para intentar explicar un fenómeno tan relevante que ha marcado el curso político de una potencia mundial a lo largo de la primera década del siglo XXI Con su habitual habilidad narrativa y esa capacidad para crear climas ominosos y perturbadores, el director indio M. Night Shyamalan exploró en el film El Fin de los Tiempos (2008) una mirada muy particular, ácida y tremendista sobre su gobierno y la manipulación de este sobre los medios de comunicación. El autor hace hincapié en su visión pesimista sobre la sociedad y su curso, sobre las relaciones interpersonales en momentos de crisis y desesperación, bajo la figura de amenazas permanentes, como el terrorismo. Con ese plus, que se encuentra en la voluntad divina o en esa fuerza superior que deja fuera del alcance de nuestras manos el curso de las tragedias que gobiernan nuestra suerte. Por su parte, El Embajador desnudo de forma verosímil ambiente de paranoia que El argumento, adaptado de

del Miedo versión siglo XXI pone al los diversos intrincados políticos y el se genera en el periodo electoral. la novela de Richard Condon, es el

remake de la película que, con el mismo título en 1962, protagonizó Frank Sinatra y dirigió John Frankenheimer. Como elemento de gran valor e interés contemporáneo tiene como punto a favor el clima de sospecha generalizada que vivió Estados Unidos, donde a pocos años del ataque terrorista, se tejieron continuamente conspiraciones. Allí donde nadie es de confiar y la amenaza del enemigo terrorista permanece latente, el film de Johnathan Demme intenta ser autocrítico y reflejar las manipulaciones existentes en las campañas políticas. El punto de partida es el mismo que su versión original: los Estados Unidos como centro de la polémica, ante un mal que lo acecha y amenaza con derrumbar el imperio. Si en la versión original el mal era el comunismo y los lavados de cerebro (si de ocultar la verdad se trata), hoy en día dicho mal es el terrorismo y los implantes que modifican la conducta, todo acorde a los tiempos que vivimos. Película para nada políticamente correcta, El Sospechoso (Gavin Hood, 2007) es otro intento de Hollywood por desnudar incómodas verdades del manejo gubernamental de los Estados Unidos en el

pos 11/9 y su maniobrar internacional, temáticas más que

ejercicio de poder, así como también el sufrimiento, los móviles y las drásticas consecuencias del accionar terrorista. El film denuncia de forma directa (con explícita violencia y crudeza) las contradicciones de un sistema donde el cinismo le gana terreno al sentido común y donde los abusos de poder convierten a una democracia en una dictadora de la tortura, que defiende su postura de forma más que cuestionable, siempre atenta y necesitada de un espectador pensante e inteligente. Aun si estas tratan temas como la política-espionaje corrupta y ambiciosa (Syriana, de Stephen Gaghan), la guerra y sus consecuencias (Redacted, de Brian De Palma), las injusticias del sistema y los derechos humanos en clave documental (Sicko, de Michael Moore), la paranoia americana en vilo pos 9/11 (Vuelo 93, de Paul Greengrass), '. las oscuras persecuciones del macartismo (Buenas Noches y Buena Suerte, de

George Clooney), el escándalo político y la democracia en juego (Frost/Nixon, de Ron Howard), la violencia explícita de las tropas (El Camino a Guantánamo, de Michael Winterbottom) o los desastres naturales que denotan —en tono de testimonial denuncia— una improvisación completa respecto a los medios de seguridad y prevención (When the Levees Broke, de Spike Lee), entre otros largometra-

jes, el cine americano de la última década ha sabido realizar una mirada introspectiva a fondo. Quizás también como una forma de exorcizar sus propios demonios, de expiar sus propias culpas y de cicatrizar heridas muy profundas que tal debacle provocó. Historiadores y estudiosos del American Film Institute (AFI), encargados de proteger y fomentar el patrimonio histórico que representan este tipo de films, han concluido en afirmar que las películas mencionadas en este artículo: . “alientan sentimientos positivos en momentos emocionalmente fuertes como los que vive Estados Unidos a lo largo de los últimos tiempos”. La amenaza terrorista, la guerra en Irak y la devastación provocada por el huracán Katrina son varios de los males contemporáneos que aquejan a una sociedad, a priori perfecta, incuestionable e inquebrantable. Falencias que el fatídico 9/11 desnudó por completo, vulnerando la última capa de resistencia posible. Un golpe certero al centro económico imperialista que derrumbó la muralla infranqueable del capitalismo y que el cine se encargó de revisionar, casi como un mandato social¿


I'3II'3I

|!illllil IIEI'Í / cialealrallaí©gmail.cum

n atentado que cruje entre las palabras de los actores de una obra de teatro, en una sala de teatro repleta de espectadores. En ese crujir de palabras y sensaciones que se agolpan en el espacio, el atentado, firme como una mano que aprieta el puño, expande su propósito y rompe y enmienda, y enmienda y rompe. Este acto tiene, para mí, un nombre y un movimiento “intentos desmedidos por dejar una huella". Hace unos cuantos años el colectivo cultural Etcétera elaboraba el Maniñesto errorista, editado en 20091. Entre muchos errores, este manifiesto deduce que: “El teatro errorista no inventa escenarios ficticios ni convenciones unilaterales. Busca los escenarios sociales y se apropia de ellos violentamente írrumpiendo en la escena. La dramaturgia se construye a partir de la sucesión y simultaneidad de errores. Aquí no hay ensayos la acción dramática nace en el error". Y describe algunas categorías como: Actor-cidios, actores que se entregan como suicidas a la experiencia teatral, no temen a la muerte, saltan al vacío y explotan. Asimismo, los Espect-tactores son sujetos y multitudes que se ven involucrados en la acción teatral errorista, ya no como espectadores, sino como actores participantes de esta performance escénica. Y lo que llamaban la Dramaturgia del error, desarrollada entre actor-cidios y espec-tactores, donde la trama es la clave de la obra, repleta de actos fallidos, lapsus y errores. Serían estas las valiosas armas del teatro errorista. Atentados, ataques, choques, explosiones, desastres, errores, catástrofes.

Fracasos,

horrores, frustraciones, desesperaciones, insatisfacciones y penas. ¿Entonces? La ausencia de

alegría se hace presente, entonces la aparición del asombro impacta

_..en quien observa este hecho teatral, poco feliz, desahucíado, pero presente como nunca antes. Pequeños, pero enormes actos visuales se cruzan en nuestro camino. Como el maravilloso grupo Noviembre, en España de los años noventa, o como, en nuestro país en los años sesenta, en las performances del Di Tella; y

mucho más cerca el Parakultural y aún más cerca lo hecho por el Periférico de objetos y los actos Gore en la vía pública. En estas ofrendas despiadadas, se exponían actos impactantes y fugaces. Esto hacía a un teatro entregado a la convicción de generar en su público o en los espec-tactores desprevenidos, algo más que la mera disposición a mirar, se los apelaba profundamente y de alguna manera se los hacía responsables de completar el hecho teatral, de reelaborar ese mensaje, de repensar

ese “estar” allí.

Hace varios años y para este medio que encajaría perfectamente en lo que el manifiesto errorista denomina como “re-evolucionario”: practicas re-evo/ucionarias en busca de la autonomía y autosuficiencia social. Asume la lucha contra toda forma de control o dominación social,

cultural, racial, espiritual, política y económica. Decía que pude expresar en esta columna cómo se logran, desde el teatro, formas expresivas abordadas desde propuestas decididamente formales. Andamiajes y procedimientos que utilizan conceptos que hacen posible la generación de ideas que luego de varios intentos, ensayos y errores serán puestas en acción. En esta cocina creativa, repleta de efectos y estructuras y mecanismos, nacen piezas teatrales, plásticas y musicales. En su morfología de forma y contenido, coexiste la firme decisión de provocar en los que miran un movimiento mental, una suerte de corrimíento de lugar. Le dice que lo que acaba de ver es

y será para siempre. Un hombre visiblemente prolijo y perplejo entra al espacio ficcional, Io atraviesa, duda, se detiene y avanza hacia el público, se acerca todo lo que puede. Mira detenidamente a los ojos de los espectadores. Luego hace ingresar aire por sus fosas nasales, acción que dura varios segundos y crece. De repente se detiene esa respiración para dejar salir un susurro que ira aumentando su volumen y dice estas palabras: “En este mundo donde todas las cosas tienen nombre y donde todas las aguas son en apariencia profundas y el aire se respira confuso existen corazones infinitamente estancos. Existen manos que tantean en la oscuridad buscando encontrar otras manos. Existen " ojos y pestañas mojadas, cuerpos revo/eados, sonrisas descompuestas,

cantos

apagados y muchos gritos apuñalados”. Pausa, vuelve a

agitar su respiración, agudiza la mirada y continúa: “Hoy es el día. Entonemos la nota profunda, su vibración y su reververancia va abrazar como los anillos de Saturno a todos y a cada uno y a esta tierra que pisamos, va a llegar hasta el centro y va a penetrar en su núcleo para que vuelva a nacer la alegría”. Silencio. Vuelve a recorrer algunas miradas, esboza una tímida tos y se da vuelta alejándose para salir. Vemos, en su espalda descubierta, heridas provocadas por todo tipo de armas de fuego y de armas blancas, antes de desaparecer se desploma. Apagón. No sé si el arte va a salvarnos, no sé qué es salvarnos, no sé en qué piensan los pocos que deciden sobre todo y que además nos hacen creer que no somos nada. Lo que si sé es que el arte libera toxinas, el arte nos encuentra, nos enfrenta y nos habla claro y directo. Es como un abrazo que quiere darnos. Quiere acobijarnos amablemente y entibiarnos el corazón¿

1Realizado por el comando Villa Crespo. Grupo Etcétera. Emprendimiento cultural “El asunto” (www.elasunto.com.ar, youtube: errorismo).


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.

Se acuerdan del Capitán Planeta? Ese azulado personaje de los noventa a quien podía convocar un grupo de jóvenes de distintas partes del mundo gracias al uso de unos anillos mágicos otorgados por Gaia, el Espíritu de la Tierra. Un groso mal. El protagonista de una caricatura que, como muchas de una época en que todavía creíamos en la existencia de la moral, no se encargaba tan solo de entretener, sino también de informar sobre los daños que ejerce la mano del hombre en el medio ambiente. Un héroe que incluso nos empoderaba: <<e| poder es tuyo», era su frase de cabecera. Hoy tendríamos, sin embargo, una versión muy distinta del Capitán Planeta. Los medios de comunicación, encargados de proteger a las grandes corporaciones, de seguro titularían algo como lo siguiente: <<Banda de ecoterroristas conformada por inmigrantes ilegales invocan a dios pagano para atacar a creadores de puestos de trabajo». Habría múltiples denuncias y persecución. Habría leyes y mano dura para evitar futuros atentados a las industrias afectadas. Habría campañas y clases de escuelas que asegurarían que la ciencia y el progreso se resguarden ante todo. El

Capitán Planeta tendría como enemigo no solo el desastre ecológico, sino también una estigmatización propia de la Era del Terror iniciada en 2001.

En realidad, los anteriores subjuntivos están de más. La estigmatización ya ocurre. En 2004, por ejemplo, el FBI estableció que la lucha contra los grupos extremistas en nombre de la ecología sería una prioridad de la política interna de los Estados Unidos. Esto apuntaba a detener el accionar de grupos radicales como Pastor del Mar, que desde los años setenta se encargan de atentar contra barcos pesqueros y balleneros en todas partes del mundo, incluida la Patagonia argentina; también a otros grupos como el Frente de Liberación de la Tierra (autodenominados elfos por sus siglas en inglés, ELF), el Ejército de Liberación de la Tierra (en inglés, ELA) y el Frente de Liberación de los Animales. Pronto se persiguió a estos grupos en países como Reino Unido, Suecia, Italia y Alemania, reavivando así el término “ecoterrorismo" nacido en los ochenta. Minoru Morimoto, director del Instituto Japonés para la Investigación de Cetáceos, incluso calificó a Animal Planet como una célula eco-terrorista por darle presencia mediática a estas agrupaciones. Lo cierto es que los casos de ecoterrorismo (esto es, de actos violentos en nombre de la ecología) son sumamente raros. Y entre ellos, pocas veces atentan contra la vida humana. Un estudio reciente demuestra que entre 1970 y 2007 solo 03% de los actos de ecoterrorismo implicaron asesinatos, 2.8% fueron ataques sin armas; 4.1º/o, ataques con armas y 5.1%, explosiones. La enorme mayoría (87.3%) fueron ataques a establecimientos. De esta manera, es claro que el ecoterrorismo carece de una característica central de los demás terrorismos: el terror, herramienta que excede actos singulares e implica una constante y fantasmal generación de miedo. Asimismo, el terror lo sentimos las personas; no, las instituciones, por mucho que los antes mencionados medios de comunicación intenten victimizarlas. Por esto, no parece errado decir que el ecoterrorismo es una exageración mediática, un invento de los poderes de turno y un producto de Ia posverdad. Que el problema de fondo es otro, dirían también representantes de otros sectores ideológicos. En la novela Últimas palabras de un eco-terrorista de Kohtaro Orie, escrita antes del incidente de Fukushima

de 2011 y traducida en 2016 por su servidor, una serie de ataques terroristas en nombre del medio ambiente se transforma, primero en una guerra entre corporaciones y, más adelante, en una venganza

sin embargo, en afirmar que los problemas ecológicos determinarían nuestro futuro.

Pero hay algo que resulta cada vez más innegable y que contradice la postura de esa novela: hicimos mierda el planeta. Prendímos fuego los bosques, ensuciamos los

Mucho menos tajantes que Beck, quizás podamos empezar a pensar que nuestras posiciones de riesgo respecto de la situación ambiental son tan importantes como la clase (y como el género, agrego de nuevo). Si algo nos enseñó el feminismo es que el capitalismo y el patriarcado son estructuras entrelazadas que se nutren una de otra en su dominación. Lo mismo ocurre con la ecología y con los métodos que los poderes de turno usan para desestimarla. ¿Vamos a dejar que los estados y las corporaciones nos digan que los problemas ambientales son el mero invento de unos loquitos, tal y como dijo el presidente Trump? ¿Tendremos que quedar en manos de organizaciones ecoterroristas para protegernos, en el grupo Avalanche del Final Fantasy VII, en los personajes de la novela The Monkey Wrench Gang de Edward Abbey, en el Frente de Liberación de Animales de la reciente película de Netflix, ija? ¿Vamos a esperar a que venga a rescatarnos el Capitán Planeta

mares y maníjeamos hasta la última gota de petróleo.

desde el ámbito más recóndito de nuestra nostalgia?

Japón, epítome de una sociedad capitalista desarrollada, es un claro ejemplo. El último verano murieron decenas de personas a causa de las elevadas temperaturas. También hubo tifones, terremotos, aludes y tsunamis que se cobraron cientos de vidas y que afectaron a otros miles. El país entero está en estado de alerta por una posible erupción del monte Fuji, el cual afectaría a la totalidad de la población. Y quienes no se sientan interpelados por citar como ejemplo el país en donde vivo, los invito a considerar una investigación reciente que asegura que, para 2050, más de 250 millones de personas se convertirán en refugiados por culpa del cambio climático. Rompimos el planeta y quizás sea momento de dejar de pensar que la ecología es secundaria frente a la economía.

Supongo que, para muchos, estos siguen siendo los métodos predilectos, en lugar de propiciar un reclamo de políticas y de medidas urgentes para proteger el medioambiente&

personal.

El

ecoterrorismo

es,

en

esta

novela,

una excusa para reavivar antiguos conflictos de Japón que tienen que ver con la nación, con la raza, con

la familia. Nos dice uno de sus protagonistas: “Hoy día la ecología y la búsqueda del rédito económico van de la mano. De hecho, la ecología está sentando las bases para ganar más dinero. Y la gente del mundo, siempre tan tacaña, se amontona como un grupo de hienas alrededor de ese concepto: la ecología”. El autor, lejos de preocuparse por esta última, se concentra en la manipulación que circunda el discurso ambientalista. Así, el problema ecológico estaría anclado a otro prioritario: el

económico.

Poco después del desastre nuclear de Chernóbil, el sociólogo alemán Ulrich Beck publicó su famoso texto Risikogesellschaft (1986), en donde explica que las crisis ecológicas son centrales al momento de analizar las sociedades contemporáneas. Para Beck, así como el capitalismo nos rige a través de la jerarquía de clases (y así como el patriarcado lo hace a través de relaciones de género, agregaría yo) hoy en día estamos condicionados por “posiciones estructurales dentro de una sociedad de riesgo (ambiental)". Beck propuso que tales posiciones exceden el sistema de clases, razón por la cual fue crucificado por la izquierda en una imaginaria Plaza Roja. En esto le erró, es cierto, porque muchos de los problemas ambientales están también solventados por el poder adquisitivo (quiénes pueden comprar alimentos orgánicos y quiénes no, por ejemplo). No le erró,


IIGHÍE| gómez Í ll3lli8|!IDIIIBZIÍI©IIOIIIIRÍI.GIIIII

n ocasiones conviene explicitar enunciados que parecen obvios, pero cuya misma obviedad se ve empantanada en el fango de los medios que reproducen discursos tendenciosos. Ante el inmenso caudal de libros sobre el concepto de terrorismo y, específicamente, terrorismo de Medio Oriente, este artículo se propone reforzar una premisa que no por sencilla deja de ser vital: las sociedades de los supuestos países terroristas son

quienes en verdad conviven día a día con el terror, lejos de ser solo la plataforma de la cual parten los ataques a occidente. Si bien el terrorismo y principalmente su imaginario se exporta fuera de su base de operaciones, gran parte de los atentados, el impacto social y económico, las cifras de muertos y el genuino terror pertenecen no tanto a los países del occidente aterrorizados, sino a todos aquellos de donde surgen los grupos terroristas. Esto no niega, sin embargo, los aten— tados que sufrió occidente, serie que toma otra intensidad tras el 11 de Septiembre, pero desplaza una perspectiva que se establece en torno a la idea de que el terror llega a Europa y de que se trata principalmente de una relación unilateral, cuando en realidad las poblaciones, como la musulmana, son las que sufren en mayor medida a causa de las organizaciones terroristas. El terrorismo que tiene su auge en este siglo puede interpretarse de dos formas: la primera es la más inmediata, esto es, una herramienta de protesta y válvula de escape del rencor de ciertos grupos en torno a occidente; la segunda, como un actuar político, un recurso cuyo saldo de muertes inocentes y destrucción de patrimonio deja poco que desear pese a que en efecto se esté llevando a cabo una praxis política. Muchos se sirven del concepto extensamente discutido de jihad, manoseado hasta el cansancio por los medios y los intereses entre agresor/agredido que en pocas ocasiones es transparente. Una de las mejores deñniciones se encuentra en el libro del

polémico Tariq Ramadan, The meanings

of

the

Life

que sean agresores. Es este último punto el que fue tergiversado por muchos grupos terroristas, identificando a occidente como un agresor y objetivo justiñcado de una defensa colectiva. Pero el término jihad carece de un serio sígniñcado de invasión, agresión o cualquier matiz expansivo. En su libro Héroes. Asesinato masivo y suicidio (2016), Franco Berardi trabaja con los asesinatos masivos como el de Columbine e indica el caldo de cultivo de estos atentados: la opresión del darwinísmo social, el matar o morir de la competencia capitalista. Tal como en El perdedor radical: ensayo sobre los hombres del terror (2006), de Enzensberger, una de las tesis está puesta en

cómo se empuja al individuo “inútil", “desajustado”, en suma, “perdedor" a que estalle y que, como única acción de redención, se encargue por un momento de ser quien tome el poder y mate. Esto no es un argumento que justiñque atentados terroristas, sino un eje que conviene tener en cuenta a la hora de indagar la

razón de ser de muchos atentados. En su mayoría, son ejecutados como desafíos y, en un hipotético grado de máxima efectividad, desestabilizadores. Pero si dejamos de lado la invasión del terror en la

población, que en sí mismo es la razón de ser del terrorismo, no es menor destacar que el actuar es

estéril. ¿Por qué tantos recursos vertidos en esta actividad, aun en los pocos casos en los que genuinamente se alcance la desestabilización? Principalmente por la capacidad de infligir una herida (por ello el 11 de Septiembre es un hito único en la historia del terrorismo), señalar por

partida doble tanto al supuesto agresor, como también al agredido. Es un gesto, no un proyecto, no existe nada sólido dentro de la actividad terrorista, aun considerando maquinarias de grandes proporciones como lo es ISIS, cuya principal herramienta contra occidente fue su propaganda efectiva (y no así con sus vecinos musulmanes, quienes fueron los que realmente sufrieron

la ocupación y el terror diario). Dentro de la literatura árabe, así como el terror simbólico se extiende y siembra paranoia en occidente, se puede ver cómo se representa el terror real, encarnado: novelas de distintas latitudes y coyunturas abordan el terror en el territorio. París no es la única ciudad que debió milítarizarse, tampoco la que se encontró con un sorpresivo enemigo interno. En The arch and the butterfly (2014), de Mohammed Achaari, el protagonista narra en la primera página cómo recibe una carta de un grupo terrorista celebrando que su hijo, un estudiante de ingeniería en una de las universidades más prestigiosas de Francia, ha sido un mártir en Afganistán contra las fuerzas armadas de Estados Unidos. En Guapa (2016), de Saleem Haddad, la presencia de grupos terroristas en la ciudad no es censurada ni alabada: está completamente naturalizada debido al entorno que es un caldero ideal de paro económico y caos social para la creación del terror dirigido hacia occidente que ha sido generador de frustraciones. Muchas de las novelas no exportan una imagen sensacionalista, no se oríentalizan; brindan un paisaje determinado de sociedades en las que sus personajes |ídian con la crisis poscolonial y en no pocas ocasiones la presencia del terrorismo no es el foco pero sí un elemento obligatorio de la construcción del tejido social. Incluso en novelas de activismo político como Wild Thorns (2011), de Sahar Khalifeh, se puede ver cómo es posible un acercamiento hacia un modo de terrorismo sin una fácil demonizacíón: un personaje regresa a su tierra y quiere llevar a cabo un atentado para sembrar el terror entre soldados ísraelís durante la ocupación de Palestina y decide que la sangre civil bien vale el precio. Poco se tarda en que quede en evidencia que es una cuestión de herir y señalar, ser solo un recurso extremo de intervención política de oprimidos condenada a la esterilidad tras un destello. El material novelístíco es abundante porque es una

realidad difícil de ocultar y ser relegada a géneros of

Muhammad (2008), biografía del profeta Mahoma, que en realidad sirve como un libro que une teoría y ensayo de un ala moderna del Islam. Allí se indica que jihad gira alrededor del esfuerzo espiritual y la superación que alcanza su plenitud en el empuje colectivo y que rara vez es agresivo, siendo en última instancia invocado como defensa hacia un agresor. No se trata de una cruzada, tampoco un precepto para conquistar a infieles; más bien la idea es que la comunidad musulmana puede llegar a unirse para defenderse contra quienes cree

exclusivos de la crítica social como el del policial negro. Analizando de manera pormenorizada lo que cada novela desarrolla sobre las penurias que incentivan la creación de grupos terroristas que dan un breve significado a la vida de perdedores radicales, una de las conclusiones a las que se puede llegar es que acabar con las desigualdades económicas y políticas que empujan a arañar el rostro de occidente mientras muerden al vecino es un camino prometedor frenteal complejo militar antiterrorista desplegadoalrededor del globo. Enunciado sencillo, pero de una dificultad enorme, aunque a largo plazo es el método que merece ser llamado genuinamente antiterroristaA


resistencias

marcos henlancourl I marcas.hemancourl©umail.com

una banda IIÍOVGIIÍGHIB [IBI conurbanº GIIII GBSÍ ll'ºilll3 años [lº II'3VEGIOI'Í3 IIO$ IIEIIIIIBSÍI'3 IIIIB IIIIBIIG DGIIS¡II' Ias IIÍÍGI'GIIIBS nrohlemáticas latinoamericanas IIBSIIB la VÍSÍÚH ¡le lºs sectores Illá$ IIOSÍBÍQEIIIIIS ! marginados. Al ritmº VG|IIZ, IIIIIBIIÍB ! 39IGSÍVII [|El Tlll35ll Metal, aborda la GIIGSIÍÍIII III! la violencia con El ||!IIQIIBÍE I|ÍI'BGIII Y |||! ||GIIIIIIGÍ3 lll"! GBHIGIGÍÍZB a ¡"…El SII|I!IÓIIBI'0 l|8| ”EEI!” Metal fines de la década de los ochenta, un tren partió desde Retiro en dirección a la localidad de Grand Bourg, provincia de Buenos Aires. La máquina estaba descontrolada. No había frenado en diversas estaciones y amenazaba con provocar un fatal accidente. Gracias a la valentía de dos trabajadores, un guarda y un pasajero que se treparon, se evitó lo que podría haber sido una tragedia. El suceso apareció en los diarios bajo el título: “Un tren loco que no para”. Este es el origen del nombre de la locomotora que invita a todos sus pasajeros a recorrer los diferentes mapas de la sociedad y, de esta manera, ejercer un pensamiento crí-

tico sobre ella. La formación está integrada por Gustavo Zavala, Carlos Cabral, Cristian Gauna, Pablo Soler y Dany Wolter. Nosotros tomaremos el ramal que transita por las vías férreas de la violencia, y así reflexionaremos en cada uno de sus andenes. Bienvenidos al Tren Loco, todos a bordo. ¡Alto! ¡Policía ferroviaria! La primera parada aborda la violencia institucional que despliega el Estado a través del sistema punitívo. Por lo general, en la sociedad predomina el pensamiento de que el aumento de la cantidad de policías en circulación con una mayor libertad para ejercer la “mano dura” resolvería el problema de la seguridad y la delincuencia. Sin embargo, las calles del conurbano dicen otra cosa acerca de la “Patrulla Bonaerense": Mientras te humillan contra la pared Alguien asalta a un remisero ¿Quién es quién? Mientras coimean en un cabaret Alguien viola a una pendeja ¿Quién es quién? Panzas azules no pueden correr AI traficante de bebés ¿Quién es quién? Ellos se cagan en tus derechos Y te atropellan a cualquier precio ¿Quién es quién? Patrulla bonaerense ¡Te pega donde más duele! A diferencia de los sectores privados, el estado posee, entre

otras

cuestiones,

una

estructura

de tamaño

incomparable, una capacidad de planificación sistemática que abarca todo su territorio, pero también el deber de garantizar derechos sociales, civiles, humanos, económicos,

etc.

Por estas razones,

no es igual

la

violencia ejercida por determinados individuos o grupos civiles que la efectuada desde el estado. Claramente este último posee una responsabilidad indelegable y que tiene serias consecuencias a corto y largo plazo en sus habitantes. Además, de detentar ineficacia y corrupción, el sistema policial está estrechamente ligado al poder punitívo del orden carcelario. Si bien a la delincuencia se la puede encontrar en todas las clases sociales, resulta llamativo que las cárceles posean una población que está integrada en un 98% por pobres y, para colmo, más de

la mitad ni siquiera tiene sentencia firme. Además, está demostrado que el disciplinamiento que se ejerce en estos penales, a través de la violencia verbal y física, lejos de rehabilitar o resocializar a la persona, la perfecciona en el delito. Por si fuera poco, el antecedente de

privación de la libertad Ie dificultará al individuo cualquier

búsqueda

laboral

posterior.

Entonces, cabe preguntarse qué futuro le espera a ese sujeto. “Sin Destino” es la respuesta del conjunto metaiero: Ruge la histeria en el penal Mojada y fría en la oscuridad Todos los días todo es igual Vida de perros hay que aguantar Sin destino, sin piedad todo sigue igual Es inútil soportar la rehabilitación Hay un lugar intacto en mi cabeza de los internos en el penal Pocos se acuerdan en la ciudad Algún incendio algún motín Viene la tele y habla de mi Año tras año la misma historia Siempre la misma mierda Vienen los grises a humillarnos y nunca hay sentencia Hay un lugar intacto en mi cabeza ¡Sin destino! ¡Sin testigos! ¡Sin destino! El andén de la historia El tren continúa su marcha para recordar que la violencia punitiva estatal no nació ahora. En “Ciudad Oscura” se describe uno de los sucesos más significativos de nuestro pasado: la Noche de los Lápices. Este ocurrió en la ciudad de La Plata, en los comienzos de la última dictadura cívico-militar. Debido a que diferentes agrupaciones de estudiantes de colegios secundarios estaban reclamando por un boleto estudiantil, las Fuerzas Armadas Ios consideraron como "integrantes de un potencial semillero subversivo“, por lo que comenzaron a secuestrarlos, torturarlos y asesinarlos, el 16 de septiembre de 1976. La violencia de la última dictadura genocida no se detuvo en el asesinato y desaparición de miles de personas. En plena debacle de legitimidad institucional, se hizo cumplir el Servicio Militar Obligatorio para los hombres de entre 18 y 21 años, con el objetivo de invadir las Islas Malvinas y así despertar un sentimiento patriótico del pueblo que podría mejorar la imagen del gobierno. Esta instrucción forzosa se hizo popularmente conocida como “colimba”, palabra que aludía a sus tres actividades más frecuentes: correr, limpiar y barrer. “Maniobras de Guerra” narra el profundo escarmiento que vivieron los jóvenes de aquella época por parte de este injusto régimen.

Finalmente, si volvemos aún más atrás en la historia, precisamente a los orígenes de la Nación Argentina, nos encontramos con “Cuatro Vientos” y “Los Kilmes". Ambas obras denuncian el genocidio y saqueo llevado a cabo por los españoles en la Conquista de América, pero también su continuación en la actualidad, aunque de maneras más silenciosas e indirectas, por parte del Estado Argentino mediante la represión, el abandono y la negación de múltiples derechos para los pueblos originarios.

¿Última estación? La violencia no solo puede adquirir formas verbales o

físicas. La desigualdad económica en sí misma, ¿no puede pensarse también como una violencia? En este sentido, la banda metalera piensa si actualmente no podríamos estar viviendo una “Paz de mentira": Viajo en los trenes de noche y de día Soy uno más del montón Busco trabajo, taller, oficina Nadie me quiere tomar ¡Paz, paz de mentira, paz!

¡Es una mierda lo que me quieren pagar! Matan a un pibe en una esquina Nadie se mete, nadie da cuentas Hoy la justicia es la conveniencia De los que tienen poder ¡Oh! ¡Paz de mentira total!

La negación sistemática de derechos también significa el aumento de otros tipos de desigualdades: las sociales, cul-

turales y jurídicas. Estas también dejan a muchos sectores “Fuera de la Ley": Lo excluyeron muy poco a poco Sin laburo y sin mutual Cuando su pequeño hijo se enfermo por remedio fue a robar Perseguido por un vuelto huye el padre y buen marido y sin embargo la gente lo sospecha de bandido Ni justicia ni derechos Solo hambre y represión Para nosotros no han hecho parlamentos ni leyes Nosotros hemos estado postergados Siempre fuera de la ley

A pesar de esta situación la canción relata cómo se continúa reclamando por más “mano dura”. Si bien es el fin del recorrido, todo tren debe volver a la estación de donde partió…á


EI IIIBl3| patagónica ll la "60IIÍIIIÍSÍ3 [IBI IIBSÍBÍÍO" manuel bernal I mnmanu.hernal©gmail.com M arca de época, la palabra devaluada. La hiperinflación de mensajes circulantes pareciera acumular significados hasta volver una pregunta sin respuesta posible qué se dice cuando se dice el significante. Como una maldición, Humpty Dumpty salta de este lado del espejo y se multiplica.

Y no hay violencia que se ejecute sin resistencia. Desde el sur, como los sonidos hondos que anuncian la tormenta, las voces que gritan “no" vuelan y se hacen hielo amenazante en el frío patagón. Las gargantas metaleras

se suman a ese coro que canta de pie y en lenguas

nativas. Aonikenk, Werken, Kelenkén, Tehue/che, Awkan son los nombres de algunas de las bandas de metal pesado que vienen desde el sur. La identidad metalera en el territorio austral no se define tan solo por el cuero, la distorsión de sus guitarras o el doble bombo. Su mensaje está hecho de una denuncia tenaz que hace

Pu|ula. Lo adivino detrás de ellos. Se me hace ahí

canción la trágica historia del continente y que encuentra

cuando impostan su voz imitando a gurúes berretas de la motivación. Cuando invitan con sonrisas diáfanas y colores claros a la tolerancia y el respeto mientras debajo de la mesa desatan el bozal del perro rabioso, que babea y se relame porque olfatea sangre. Una frase que ya no tiene, porque es de las paredes y las banderas y la calle, dice que eso es mentir y que mentir es violencia. Mientras estuvo a cargo del Ministerio de

en la matanza encabezada por Roca un núcleo central de

Educación de la Nación, Esteban Bullrich -buen

alumno

de

la

más

rancia

oligarquía; pésimo aprendiz de las técnicas caribeñas

del

cancherismo

new age anunció que encabezaría una “nueva campaña al desierto”, pero que esta vez los libros estarían en lugar de los rifles Remington. Cuando ya estaba en el cargo de Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Nocetti advirtió a los mapuches que luchan por sus tierras que “sepan que los vamos a detener”. Las palabras de Nocetti fueron escupídas mientras en todo el país comenzaban a sonar alarmas porque entraba en circulación un significante de esos que presagian lo peor: desaparición forzada. Horas después de que el funcionario se reuniera con oficiales de Gendarmería Nacional, Santiago Maldonado desapareció en el marco de un operativo

de represión que gendarmería realizó fuera de todo

identificación. “Pero ¿cuánta injusticia debe el indio aguantar? / ayer lo esclavizaron y hoy lo quieren matar" (“Sangre india", Plegaria al sur, 2010), canta Werken; “Como todos ustedes saben la triste historia acontecida / por este estado genocida” (“Kalfucurá", Awkan, 2016) enfatiza sobre un fondo distorsionado Awkan; “Herencia de violencia, que

dejó, la conquista de esta tierra / Herencia de pobreza, se robaron las riquezas/ Herencia de demencia, que condena nuestra existencia”

(“Herencia", Aoni Kostén, 2015), grita Kelenkén. La estética de sus discos o las imágenes de sus videoclips complementan su poética y hacen sistema con ella. Hay en el metal patagónico leyendas mapuches y sonidos tradicionales de los pueblos del sur y homenajes a poetas y cantantes. Y hay moto y ruta. Y hay

paisaje y un mensaje inoxidable de resistencia y combate: “de la montaña al gran desierto hoy somos hijos dispersos / luchando por nuestros derechos ni el más bravo nos hace callar” C“Marrichiwew", Aoni Kostén, Kelenkén, 2012). El metal patagónico es un territorio soberano en el mapa del metal rabioso argento. De él se apropian sonidos y una reivindicación nacional que caracterizan a la movida pesada de nuestro país “porque mi sangre aún sigue viva / porque argentino no fue Roca en la campaña del desierto" (“De mi pensar”, Aonikenk,

marco legal vigente. Meses después, el día en que el cuerpo de Santiago era sepultado, Rafael Nahuel, joven mapuche, recibió en las cercanías de Bariloche un balazo de las fuerzas de represión estatal en su espalda indefensa. Hablemos. La historia y sus vueltas resquebraja de tanto en tanto la paz cotidiana que sostiene los intereses de las clases dominantes. Allí se pone en escena, de la forma más cruda, la violencia constitutiva de todo estado. Aquello que el poder bautiza como gestas nacionales y consagra desde su maquinaria de

de definir, de trazarle un límite a una ficción tan imprecisa como lo es una nacionalidad? El metal pesado en su inflexión nacional hace de la resistencia y la denuncia de las desigualdades propias del capitalismo una de sus banderas, más bien un rasgo identitario primero. Lo mismo sucede con el valor de la palabra empeñada. Es canción y testimonio, arte y

producción y reproducción cultural no es más que una

documento. Tramas sonoras que pueden convertirse

de las maneras posibles de narrar una masacre, el crimen constitutivo que refuta la teoría del “contrato".

en un arma más con la que disputar el sentido impreciso y siempre impuesto de la “violencia”. Claro, queda la opción de mirar la historia de soslayo y reconfortarse en Ia placidez de la cotidianeidad pacífica, repitiendo el mantra de moda que flota en el aire como un gas volátil

Como esa que anuncian, en título catástrofe, el gobierno y su coro mediático alertando sobre la existencia de movimientos guerrilleros que amenazan la gobernabilidad con gomeras y a caballo. Como esa que en el atardecer del siglo XIX buscó extinguir a los nativos más allá de las planicies pampeanas, donde había que llegar porque un esquema mundial en plena expansión Ies ofrecía jugosos negocios a unos pocos poderosos. Allá fueron las huestes del poder, a sangre y fuego.

2005). Discusión en acto: ¿quién se arroga la capacidad

y anestésico: diálogo. Mientras eso pasa, allá lejos, en los confines del desierto, un sonido hueco golpea la tierra y una bruma tenue y terrosa se adivina; aún incipiente. Cuidado, el malón renace. EI malón avanzaA


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