#78 a帽o vi junio 2014 precio: este peri贸dico
I
ilustraci贸n por daniel mart铆n - www.dmdesign.com.ar - mardaniel@gmail.com
PARADA OBLIGADA EN LA COMPRENSION DE LA REALIDAD
vociferaciones
(o cuando la palabra no basta)
no se vende
2
editorial
con mis propias
A
prendiste el abecedario jugando al ahorcado, la trasposición lúdica de la afasia. El mutismo de aquel que se queda sin aire y sin vibración posible y no puede enunciar libremente lo que desea. Tus compañeros te tiraban las letras que el muñequito no podía articular y a medida que salían desaciertos, acercaban al muñeco a su inminente aniquilación. Después aprendiste las reglas del Tutti Fruti, el juego autogestivo, fácil de improvisar y útil para desarrollar el pensamiento analítico, la idea de categorías generales y el concepto de hipónimos e hiperónimos. Te adaptaste a la falta de papel y te aggiornaste con el repechaje. Y siempre, desde la temprana infancia, conociste ese glorioso juego que sirve para matar el aburrimiento en cualquier lugar donde te encuentres. Ese que no requiere materiales sino una simple contemplación del entorno donde se selecciona un elemento a adivinar por el interlocutor, que pregunta de qué color es esa cosa que el otro ve: “Veo veo”; “¿qué ves?”; “Una cosa”. El que ve es el reticente que aplaza la respuesta hasta que el ansioso adivina. E incluso ignora la pregunta y responde con cualquier categoría (“¿Qué cosa?”; “Maravillosa”), hasta que llega el indicio (“¿de qué color?”). Cuenta Martin Jay en un hermoso libro titulado Cantos de experiencia que el filósofo alemán Walter Benjamin intentó explicar la noción de experiencia a partir del color, porque cuando el niño comienza a identificar los colores, tienen la aptitud de verlos como previos a las formas. Los niños tienen experiencia del color. El momento en el que comenzamos a nombrar las cosas, acaso sea uno de los más importantes de nuestra vida. El lenguaje es un bien simbólico, un espacio de disputa y una herramienta que debe ser trabajada. El juego es, desde la temprana infancia, un recurso para ello. Involucra la instrucción como punto de partida de la actividad lúdica. Siempre hay una regla y esa regla impone su enunciación, implícita o explícitamente. Desde Andén, quisimos situarnos en ese intersticio del lenguaje en donde se encuentra la restricción, el límite que impone la norma y, a la vez, la libertad que esa norma ofrece. Allí donde se ubica la posibilidad de vida comunitaria y al mismo tiempo el tabú. Alguna vez, un profesor te dijo que escribas con tus propias palabras. ¿Qué quiere decir eso? ¿Son acaso propias? ¿Como podrían ser un instrumento de comunicación si sólo estuviesen sedimentadas por la inventiva personal? Usar las propias palabras es intervenir el lenguaje como arena social desde la apropiación indi-
planta estable
maquinista juan ignacio basso chancho gustavo zanella la que dice que el tren no tiene que poner guiño para doblar yael tejero encargado del salón comedor luciano pablo basso boletero jorge augusto cuello la que hace sonar la bocina lorena barbosa guardabarreras gabriela giambroni
staff
la que se pasó de estación maría belén morejón las que enderezan las vías david del río maría virginia compte natalia lópez jefe de estación horacio ernesto giambroni el que no vio la barrera pedro pertusi los que corren la zorra manuel fontenla franco dré el que corta las vías martín giambroni
vidual que da sentida la experiencia, única como las voces que componen este volumen. No quisimos hacer un número anclado en una forma unívoca de pensar la voz y la palabra ni tampoco desde la lingüística como la ciencia primordial del lenguaje. Toda la historia de esta disciplina se debate entre perspectivas cognitivas, psicológicas, neurológicas, sociales, culturales, artísticas, políticas, filosófico-analíticas y pragmáticas, entre otras. Los autores que forman parte del canon de los estudios del lenguaje tienen una autoridad que no nos interesa refutar. Nos propusimos, ante bien, ofrecer a nuestra comunidad de lectores un espacio de libertad desde donde metaforizar, a partir del grito, todos los sentidos deseables. Esta idea comenzó a partir de una confluencia de temas que constelaban en torno a la palabra. Las lenguas inventadas como herramienta de verosimilitud ficcional y creación de mundos posibles; la traducción como terreno de disputas de sentido y acercamiento a la experiencia del otro; las nuevas formas de comunicación no verbal; las pequeñas sublevaciones discursivas frente a las políticas lingüísticas como ejercicios de poder y hegemonía; el grito artístico como acto de disidencia y los procesos de cambio en el lenguaje como síntomas sociales, son algunos de los temas que contienen las páginas de este número que es, para nosotros, un grito animal, desafinado y en conflicto con el lógos. Porque en el paroxismo de aquella celebre distinción aristotélica entre los animales que tienen voz y los hombres que tienen la palabra, la historia nos enseña día a día, que ninguna distinción puede resistirse a su propio contexto de surgimiento, y por lo tanto, las simples preguntas ¿quién tiene voz?, ¿quién puede ejercer el privilegio de la palabra?, ¿qué espacios disponemos para el ejercicio de ambas? necesitan ser repreguntadas. Ya no alcanza con aquella distinción, la complejidad de nuestro presente nos exige con urgencia el detenido análisis de las posibilidades y multiplicidades en las que aparecen y se configuran las palabras, los sonidos, los golpes, los espasmos, cada una de las proyecciones del cuerpo que ponen en disputa un sentido. Vociferaciones, intenta ser entonces, un gesto de desconfianza ante la sospecha de que hoy (como siempre) la voz y la palabra no circulan libremente, no están al alcance de todos, y por tanto, hay en ellas la posibilidad latente (como siempre) de una arma de lucha, de un espacio de resistencia, de unos mundos contenidos que pugnan por expresarse.
el que no se quiere bajar del tren césar maffei los que pintan grafitis en la estación daniel martin mariangeles marcone el que insiste con el carbón gustavo guevara las que pasan por abajo del molinete giselle méndez bárbara agüer las que se roban los quebrachos laura loredo rubio el que se dedica a otra cosa nicolás alejandro miguez colgados del tren, como racimos grupo de estudios para la liberación (gel): martín forciniti, juan francisco martínez peria, mercedes palumbo, ezequiel pinacchio, soledad ramati y mariana fernández talavera caminantes de las vías que se detienen en esta estación
andrea vallarini, nancy viviana piñeiro, santiago gabriel durante, carmelo sardinas ullpu, romina & mariana risetto, florencia romina viterbo, julián ferreyra, juan ignacio cesio, pablo arraigada, luciano scarrone, matías chiappe ippolito, natalia pusineri, nuria pucci, horacio cárdenas
boleto
gratarola
www.andendigital.com.ar
3
texturas
las derivas del sentido o el sentido a la deriva un comentario sobre otros comentarios ezequiel pinacchio & andrea vallarini
“la batata para el kilo, q faltaba en el cirko k!!!” ¿a qué refiere esta frase? si estuviésemos jugando a las adivinanzas, sr./sra. lector/a, es probable que usted nunca llegue a la solución correcta. pero para no demorarnos en juegos, le adelantamos que esta frase, extraída del suplemento “espectáculos” de la nación, es un comentario de un lector que refiere a una instructiva nota sobre rumores de amoríos entre un par de personajes de la farándula.1 ahora bien, ¿cuál es la singular deriva que conduce desde este tema a aquella frase? sobre algunas de las muchas cuestiones asociadas a esta pregunta, nos gustaría indagar en estas líneas.
H
ace aproximadamente una década, internet evolucionó en lo que se llama Web 2.0, una tecnología que permite que los usuarios intervengan activamente, promoviendo, de este modo, el intercambio y la construcción participativa de los contenidos de la red. Así nació lo que se conoce por Conversación 2.0, es decir, espacios virtuales que posibilitan la conversación social a través de la web. Vinculado con esto, nos gustaría señalar cómo, a partir de entonces, cambió cualitativamente el sentido de las notas periodísticas. Pues desde que existe esta tecnología es posible observar que la lectura, e incluso la escritura, de la nota puede ir más allá del punto final que “su autor” le ha determinado. De hecho, lo normal es que, en los intercambios de los comentadores, la referencia, en cierto momento, deje de ser lo que dice (o decía) el autor, y pase a ser preferencialmente lo que dicen los propios comentadores. La información, por lo tanto, comienza a jugar con unas reglas que ya no se ajustan al tradicional esquema escritor-lector. Prodigiosa, una obra colectiva, tan cotidiana como efímera, avanza desde el pie hasta resignificar completamente el artículo “original”, convirtiéndolo en poco más que una excusa para que los comentadores digan, sin mayores dilaciones, todo aquello que se les cante. El tránsito del lector al escritor, en fin, se ha consumado. Singular devenir, sin dudas. Pero, ¿qué es lo que se dice y cómo se lo hace? Siendo tantos los comentadores que intervienen en estos espacios y al haber una cantidad y variedad tan asombrosa de temas a los cuales comentar, podría suponerse que lo que se dice resultaría, en consecuencia, múltiple, variado, y, por qué no, inabarcable; algo así como la materialización del reino de la pluralidad y la diferencia profesada por más de un posmoderno. Sin embargo, a pesar de que no faltan excepciones, por lo general los comentarios confluyen fatalmente en unos pocos tópicos. La frase que citamos al comienzo, por caso, es una de las tantas que expresan la más recurrente, aunque no la única, de las obsesiones entre los comentadores de los principales massmedia de nuestro país: la disputa “K” versus “anti-K”. A propósito, resulta un ejercicio interesante rastrear los desplazamientos que van conduciendo cada conversación desde los asuntos más disímiles hasta las acusaciones cruzadas más trilladas. Veamos algunos ejemplos: En la nota “Los jugadores tuvieron una tarde de relax...”, que trata sobre un festejo íntimo de la selección argentina en el mundial, uno de los comentarios repentinamente instala la sospecha de que el festejo ha sido: “Organizado por fútbol para todos y los Ks”2. En otra nota, en la cual se habla de visores de realidad virtual, aunque no aparece ningún comentario ajeno a la temática, sí sorprende el curioso nombre de uno de los comentadores: heil_cristina. Al cliquear sobre este “usuario” podemos ver sus otras intervenciones, y entre ellas una discusión que toma como punto de partida un tema bien diferente: el asesinato de un hombre y su beba en el partido de Moreno. Allí, dado que en la nota se menciona que los vecinos escucharon unas palabras en guaraní, heil_cristina asegura que se trata de: “Otro logro de Cristina, la permisibilidad de nuestras fronteras e inmigraciones para entregar documentos a mansalva a cambio de votos... –y concluye– toda la lacra de sudamerica viene a nuestro país...”3. Y esto, no exageramos, es sólo un “botón de muestra”. Basta demorarse unos minutos en leerlos para constatar que la radicalización de las opiniones expresadas con un lenguaje violento y descalificador caracteriza estos intercambios virtuales. También resultan sintomáticas las reacciones ante palabras moderadas o planteos conciliadores. Habitualmente, los comentarios que pretenden introducir algún tipo de matiz o relativización de las opiniones en pugna son denunciados como una forma de “enmascaramiento” y sus autores rápidamente acorralados en uno de los
extremos de la disputa. “KK detected”, por ejemplo, es uno de los recursos con los cuales se intenta operar este “desenmascaramiento”. De cierto modo, lo que parece suponerse en estas conversaciones es que todos y cada uno somos o bien “amigos” o bien “enemigos”. Y no hay alternativa posible. Por lo tanto, sólo resta identificar a qué “bando” pertenece cada cual y, luego, actuar en consecuencia. Tampoco pasa desapercibido el claro predominio de intervenciones que proyectan subjetividades claramente reaccionarias, siempre proclives al escarmiento público del (supuesto) delincuente, partidarias de la deportación del inmigrante (supuestamente) ilegal, la criminalización de la protesta (supuestamente) “organizada”, la relativización de los abusos (en algún punto) “merecidos”, etc. ¿Es que estos espacios tan sólo exhiben una subjetividad pre-existente, la triste humanidad que somos, o, en cambio, también la incitan y hasta cierto punto la modelan? Como sea, lo cierto es que abundan los prejuicios raciales, de género, clasistas, e ideológicos de toda índole. Y aunque cotidianamente se naturaliza todo esto, tal vez no está de más preguntarse por qué una enorme cantidad de personas decide mostrar “públicamente” un perfil tan grotesco y repulsivo, absolutamente brutal. ¿Habrá, acaso, algún tipo de vínculo entre toda la violencia acumulada en estos comentarios y el anonimato de los comentadores? ¿Será este el otro lado de “la máscara”, el lado oscuro del anonimato y la ficción como claves de la intervención en la esfera pública? Si estas preguntas tienen sentido, se abren nuevos interrogantes, entre ellos: ¿C uál es el significado de la “libertad de expresión” en estos espacios? ¿De qué se “libera” la expresión y a qué queda “atada”? Al comparar los principales medios de comunicación del país, observamos que la posición ideológica de cada uno y el tipo de regulación de estos espacios exhiben un panorama curioso. Página 12, un diario de izquierda o al menos progresista, afín al oficialismo, no habilita la intervención de sus lectores. Clarín y La Nación, claramente opositores y de factura liberal y/o conservadora, por el contrario, sí lo hacen. ¿Son entonces más democráticos? No obstante esta diferencia, cuando consideran que una temática es “sensible”, cierran el espacio de los comentarios. Pero, ¿cuáles son y cómo establecen estos “temas sensibles”? ¿Marcan de este modo un límite a la opinión pública? Tal vez debamos revisar y cuestionar ciertas claves de lectura que empobrecen nuestra comprensión de la realidad, como aquella de que toda “inclusión”, no importa dónde ni cómo ni cuándo, es de por sí una “democratización”. Asimismo, llamar la atención acerca de una doble reducción en la cual se enmarcan muchas de las discusiones antes referidas. En primer lugar, la que asimila, sin mediación alguna, cualquier tema a uno solo: “la política”. En segundo lugar, la reducción de “la política” a la disputa “K versus antiK”. Consideramos que el principal efecto de articular estas dos operaciones es una creciente tendencia a la homogeneización dicotomizante de la opinión pública. Antes del final, Sr./Sra. lector/a, despejemos un posible mal entendido. A pesar del signo catastrofista de este breve derrotero, queremos dejar en claro que no consideramos nefasta la tecnología en cuanto tal ni repudiamos las intervenciones masivas en el ámbito de la opinión pública, ni nada por el estilo. Además somos muy conscientes del arbitrario recorte que realizamos y de que, por eso mismo, no sería prudente generalizar sin más el alcance de nuestras afirmaciones o sospechas. Así y todo, una pregunta nos sigue pareciendo legítima. Si bien hay buenas razones para suponer que la apertura a la opinión de los lectores favorece la democratización de la información regulada por los intereses de los massmedia, también las hay para preguntarse si lo que se produce en esa inclusión no es, en simultáneo, cierta “corporativización” de dichos lectores y de sus opiniones. Sin duda, son muchas las líneas de sentido y de análisis que este complejo fenómeno demanda recorrer. Nosotros avanzamos por algunas y hasta aquí llegamos. Elegimos poner aquí el punto final, pero sospechamos y confiamos en que Ud., Sr./Sra. lectorcomentador/a, sabrá no respetar este límite y hará del final un punto y seguido. 1 Para que no queden dudas pueden servirse del siguiente link donde encontrarán la nota y el comentario de “furcho”, del día 16/06/14 a las 17:10h: http://personajes.lanacion.com.ar/1701812que-pasa-entre-jorge-rial-y-nazarena-velez. 2 http://mundial-brasil-2014.clarin.com/jugadores-relax-musica-junto-familiares_0_1161484263.html 3 http://www.lanacion.com.ar/1703077-29-balazos#lf_comment=179640404
4 campesinos texturas
traducción, invisibilidad y cultura
de la palabra la aventura del género humano por comunicarse con el lenguaje que le fue dado, a pesar de la lengua que le haya tocado: comprender y comprenderse. ya sea para aprender a utilizar una máquina y realizar nuestro trabajo o prepararnos para rendir un final sobre el pensamiento de hegel
“Dentro o entre las lenguas, la comunicación humana es una traducción”1 G. Steiner “Palabra por palabra, terrón por terrón, como se hace al traducir”2 Primo Levi
nancy viviana piñeiro /
S
i de vociferaciones ahogadas se trata, si de zonas a las que el lenguaje no puede llegar, si de imposibles, allí estamos los traductores para dar cuenta de los escollos que pueblan nuestro camino cotidiano, por lo general, en pijamas y pantuflas. Somos, tal vez, los que vemos con lupa las dificultades de lo que no se puede expresar plenamente, e incluso de lo que sí se puede, pero, pequeño detalle, debemos hacerlo en otra lengua. Si estamos de acuerdo en que el lenguaje se presta a infinidad de interpretaciones, y contiene el vacío de lo inexpresable, lo intrigante de lo que se ha dado en llamar idiolecto, y otros tantos problemas, pareciera obvio e innecesario señalar las dobles dificultades a las que se enfrentan los traductores y las traductoras. Parece obvio, pero, sin embargo, cualquiera que se dedique a este métier se encuentra (incluso en sus años como estudiante) con algunos lugares comunes. El primero y más aplastante: trabajamos en las sombras, transmitimos palabras ajenas, somos, o debemos ser, invisibles. Le siguen otros tantos; hay quienes creen que somos diccionarios con patas –“¿Cómo?, ¿no sabés lo que significa esta palabra?”–, que nuestra velocidad de traducción equivale a la velocidad de tipeo; es decir, como gusta ilustrar una querida exprofesora, somos “fotocopiadoras bilingües”, que traducir no es más que volcar palabras de un idioma a otro..., y la lista continúa. Nosotros intentamos explicar: “No todo el que tiene dos manos sabe tocar el piano; no todo el que habla dos lenguas sabe traducir”. No, el bilingüismo no es suficiente. Las dobles dificultades de las que hablo, por supuesto, saltan a la vista de quienes practican o intentan practicar este oficio con profesionalismo y van adquiriendo
experiencia. Traducir es, sobre todo, un saber hacer. Quien crea que dos lenguas le bastan no encontrará mayores dificultades o quizá sí, pero las resolverá con la facilidad con que considera que el arte de decir con palabras no esconde grandes misterios. La frase de Steiner ilustra, por lo menos, dos cuestiones relevantes para nuestro tema. En primer lugar, ustedes podrían pensar: si todos somos traductores, ¿en qué reside tal dificultad? Una pregunta que nos hacen amigos y desconocidos. Como tantas otras actividades de la vida, la dificultad está en hacerlo bien o, por lo menos, a conciencia. ¿Y qué es “bien“? Sin extenderme demasiado en este punto: es lograr ser fieles al sentido original, por sobre todas las cosas. Pero, ¿cómo ser fieles si hay tanto de inasible en el lenguaje?: estudiar las lenguas palmo a palmo, su cultura, la estructura de sus palabras, de sus oraciones, las características de sus géneros según cada especialidad, el uso de las palabras en ambas culturas, en las distintas disciplinas, a qué remiten, cuál es su origen, y miles de etcéteras. Un trabajo más o menos arduo según cada texto. Claro que la fidelidad no debe ser solamente al sentido, sino también al “genio de la lengua”. Una traducción que dice lo mismo que el original, copiando sus estructuras, no es una buena traducción, es forzada, entrecortada, “se lee mal”, no es amiga del lector, quien sentirá cierta extrañeza. No estaría mal que la sintiera en algunos pasajes, quizá por motivos estilísticos puntuales, pero no en todo el texto. También es de suma importancia, para un trabajo de calidad, que el traductor conozca el tema en cuestión o, en su defecto, lo investigue con anterioridad y mientras lo trabaja (siempre y cuando no se trate de ámbitos tan complejos como la medicina, por nombrar apenas uno,
para los que se requiere una vasta especialización). Párrafo aparte merecería la traducción en las Ciencias Sociales y las Humanidades en general, tan poco estudiada, y que presenta problemas muy particulares. Por dar un ejemplo bastante conocido en el par francés-inglés, podemos señalar el caso de la traducción de esa obra tan fundamental de Simone de Beauvoir, El segundo sexo. El traductor, que no conocía ni un poquito la filosofía existencialista, tradujo pour soir, “ser para sí”, como “naturaleza verdadera” de la mujer o como “esencia femenina”..., ¡lo opuesto al planteo de la querida Simone! Gran trampa de este campo del conocimiento: lidiamos con palabras de uso cotidiano que, sin embargo, en las Ciencias Sociales son términos técnicos. Reconocerlos requiere de conocimiento, mucha investigación y una buena dosis de intuición. Según he podido constatar, no ha habido otra traducción de la obra al inglés hasta el año 2011. Es decir, generaciones de lectores leyeron y entendieron otra cosa en distintos pasajes de libro. Más aún, muchos estudiosos han difundido sus opiniones sobre la base de un texto erróneo.3 Traducir es labrar las palabras haciéndose miles de preguntas: ¿por qué esta opción léxica y no la otra?, ¿qué me dice esta palabra que no me dice aquella, tan parecida?, ¿pertenecen al mismo registro de lengua (formal-informal)?, ¿por qué hay tres oraciones que comienzan con la misma estructura sintáctica?, ¿debo mantenerla aunque sea forzado en mi lengua? Y miles de etcéteras más. Parece bastante claro que nos enfrentamos a una interesante cantidad de cuestiones y que, a cada paso, le corresponde una elección. En última instancia, la dificultad reside en lo inasible. Suponiendo que quedan
resueltos, y se tienen en cuenta, todos los aspectos anteriores, un traductor no puede traducir por completo todo lo que un texto contiene. A veces no se pueden trasladar de igual manera forma y contenido, a veces se pierde en algún rincón y se compensa en otro, abonando una parcela distinta para que nuestra tierra sea igual de fértil. En el lenguaje, el significado es, al mismo tiempo, abierto e implícito, y sabemos que no se construye por la suma aproblemática de los significados individuales de las palabras. Justamente por eso la dificultad no está en la “intraducibilidad” de vocablos, porque lo que traducimos no son vocablos. No, el asunto es más intrigante. Por las dudas, no intenten explicárselo al traductor de Google, porque no creo que lo entienda; él es capaz de asegurarle a un argentino que llueven gatos y perros. Volvamos a la frase de Steiner, que nos puede hacer reflexionar sobre una segunda cuestión: la supuesta invisibilidad del traductor. Digo “supuesta” porque es inexistente. Todos somos traductores (Steiner dixit), ergo, nadie es invisible. ¿Es acaso invisible y carente de importancia nuestro papel en el momento de interpretar un texto, ya sea escrito u oral? ¿No se encarga de eso la crítica? ¿Qué hacemos en una clase cuando analizamos e interpretamos una lectura? ¿No nos alimentamos de esas diferencias interpretativas? ¿No las discutimos? ¿No llenan los estantes de las librerías? Somos creadores de conceptos: como tales, nacemos, crecemos, nos reproducimos, traducimos y morimos. La diferencia es que algunos, además, lo hacemos a otro idioma y morimos un poco todos los días (disculpen la metáfora cursi poética), abandonándonos a la mejor opción posible y al inmenso placer de sentir que nos hemos acercado hasta rozar con ternura esa idea original que otra mente ha
5
texturas
parido. Sin embargo, no somos por eso más invisibles ni menos inocentes respecto de las interpretaciones y elecciones que nos vemos forzados a tomar. Lamentablemente, en esa supuesta invisibilidad se esconde la poca conciencia del lector acerca de los componentes de la que considera “su” cultura. Gran parte del canon del pensamiento occidental (digamos, eso que se estudia en la escuela y la universidad) nos ha llegado por medio de traducciones. Y la consideramos “nuestra” cultura. Esto no implica que esté plagada de textos mal traducidos ni repleta de subjetividades, mucho menos que estemos “a la buena de los traductores”. Sí conviene pensar que nuestra cultura está compuesta de otras a las que hemos llegado, muchas veces, atravesando un puente tendido por otros, del que nos percatamos solo cuando está mal construido y el paso se hace dificultoso. Es allí donde el traductor sí debe ser invisible: en llevar de la mano al lector para que camine con paso firme, sintiendo que el puente está bien construido, pero sabiendo que lo conduce a una casa que no es del todo suya, aunque en ella encuentre una gran similitud y un sentimiento de unión con algo que lo trasciende: la misma aventura del género humano por comunicarse con el lenguaje que le fue dado, a pesar de la lengua que le haya tocado: comprender y comprenderse. Ya sea para aprender a utilizar una máquina y realizar nuestro trabajo o para prepararnos para rendir un final sobre el pensamiento de Hegel. La cultura no está mediada solamente por los traductores, sino también, como sabemos, por las leyes del poder y del mercado; a contramano de ello, hay rupturas elaboradas con intencionalidad que la atraviesan con objetivos muy cla-
ros. Rupturas como las que buscan crear los medios independientes en la cultura masiva. Entonces, ¿qué eligen traducir las grandes editoriales? ¿Por qué? Y aun más importante: ¿qué nos dice lo que eligen no traducir? ¿Qué consecuencias tiene el estudio de determinado tema bajo la mirada de determinada cultura? Frente a ese panorama, algunos elegimos hacernos más visibles por voluntad propia –no en sentido personal, sino en cuanto a la elección de lo que traducimos– y ponemos un pie, o los dos, en el apasionante mundo de la traducción activista (a falta de una denominación más adecuada). Bueno sería que más profesionales se abocaran a ese campo en la medida de sus posibilidades, dado que muchas personas bilingües traducen a pesar de no tener experiencia ni estudios en la materia, por la falta de profesionales dispuestos a poner sus herramientas al servicio de la sociedad, y no solo del mercado. Eso trae no pocos problemas, muy a pesar de las buenas voluntades. La traducción activista, por lo general, abarca temas muy actuales. Por ejemplo, en la difusión de historias, artículos periodísticos o de análisis sobre América Latina, en particular en los temas relativos a movimientos sociales y luchas indígenas, llama la atención la cantidad de angloparlantes que escriben e investigan sobre Nuestra América. Gran parte de ese material se estudia en universidades o está disponible en Internet. Quien transite de un idioma a otro sin tener demasiado en cuenta a sus interlocutores creerá, por ejemplo, que la “comunalidad” indígena (término acuñado por un antropólogo mixe4)
cruza las fronteras de una lengua a otra para transformarse, como quien no quiere la cosa, en communality o communitarianism, dos términos con orígenes y recorridos muy distintos al del concepto
en español, y que en el lector angloparlante activan otra red de asociaciones e imágenes alejadas de aquel. El buen traductor sacará de su caja de herramientas la que considere más adecuada para resolver el dilema. Habiendo hecho un recorrido breve e incompleto por este camino de las dificultades y las soluciones, de la invisibilización a la visibilidad (consciente e inconsciente), resta ver la hoja medio llena. La misma inexplicable magia que produce en mortales y poetas intentar obstinadamente expresar con palabras lo inexpresable es sobre la que parece labrar el traductor cuando busca lo que de antemano sabe complejo y, muchas veces, ingrato, pero aún así, mágico. Obstinados, encontramos un gran placer en el esfuerzo. Me gusta pensar que somos campesinos de las palabras porque, como dijo Primo Levi: “Una cosa es leer un libro sentado en un sillón, de corrido, sin detenerse, y otra cosa es ararlo, palabra por palabra, terrón por terrón, como se hace al traducir”. Como ellos, aún somos bastante invisibles, si bien de un tiempo a esta parte se ha comenzado a ver en la traducción una herramienta valiosa para acercar voces y palabras que rompan con el imperialismo de la lengua y el pensamiento dominantes, que sean capaces de hermanar ideas diversas de otras latitudes, sentires, experiencias, luchas, propuestas, maneras otras de hacer y pensar. Vociferaciones a viva voz, a viva palabra. De un modo u otro, cualquiera sea el ámbito en que nos desempeñemos, es en la condena del lenguaje mismo donde se encuentra la gran paradoja: el placer de buscar con insistencia ese roce lo más cercano posible con la idea madre, la tierra que intentamos arar.
notas 1
Steiner, George (1992) Depués de Babel, Fondo de Cultura Económica. 2
Levi, Primo (1983), publicado en Il Manifesto, mayo de 1983, y recopilado por Península en Entrevistas y conversaciones (distribuye Dédalo). Entrevista reproducida en: http://elarcaimpresa.com.ar/elarca.com.ar/elarca34/notas/primolevi.htm 3 Michael Henry Heim y Andrzej W. Tymowski, Pautas para traducir textos de ciencias sociales, Traducción del inglés por Teresa Solana., American Council of Learned Societies. 4 Díaz, Floriberto (2007), Comunalidad, energía viva del pensamiento mixe, UNAM, México.
6
descolonialidad soledad ramati /
no muere quien no ha vivido
E
l pasado mes de mayo, México y el mundo fueron testigos de una de las vociferaciones políticas de más alta intensidad de los últimos tiempos: Marcos, el vocero de los zapatistas, ha declarado su propia muerte. Es decir, que aprovechando la oportunidad de anunciar el carácter ficcional de su personaje, nos notificó sobre su muerte. Muerte, también, ficcional (o no). Entonces, nos preguntamos: ¿Quién es Marcos? ¿Es verdadero o falso? ¿Ficción y mentira son lo mismo? ¿En qué carácter existió? Por otro lado, ¿nos ha retado porque tiene reproches que hacer? O, más bien, ¿nos reta porque nos desafía a pelear activamente por un mundo más justo? Para empezar Marcos nos señala que hemos odiado, o amado, a un holograma, un personaje: él. Con nuestra obtusa mirada, por nuestra incapacidad de escuchar hablar a cualquier miembro de la comunidad –que no sea blanco o, a lo sumo, mestizo–, generamos las condiciones para que los zapatistas construyeran a este personaje. Así es que nos dice Marcos que: En la madrugada del día primero del primer mes del año de 1994, un ejército de gigantes, es decir, de indígenas rebeldes, bajó a las ciudades para con su paso sacudir el mundo. Apenas unos días después, con la sangre de nuestros caídos aún fresca en las calles citadinas, nos dimos cuenta de que los de afuera no nos veían. Acostumbrados a mirar desde arriba a los indígenas, no alzaban la mirada para mirarnos. Acostumbrados a vernos humillados, su corazón no comprendía nuestra digna rebeldía. Su mirada se había detenido en el único mestizo que vieron con pasamontañas, es decir, que no miraron. Nuestros jefes y jefas dijeron entonces: ”… que a él lo vean y por él nos vean”. Empezó así una compleja maniobra de distracción, un truco de magia terrible y maravilloso, una maliciosa jugada del corazón indígena que somos, la sabiduría indígena desafiaba a la modernidad en uno de sus bastiones: los medios de comunicación. Ahora bien, una podría preguntarse si la comunidad puede hablar si no es a través de un vocero. O más aún, cuestionar si toda comunidad necesita comunicar, externalizar sus proclamas políticas y, si lo aceptáramos, quiénes serían su auditorio. Sin embargo, concentrarse en eso sería pasar por alto las críticas de fondo. Porque el objetivo principal de esta aguda vociferación a viva voz es denunciar el individualismo reinante: ese que nos hace pensar que los individuos son la unidad por excelencia, sea epistémica, política o económica. Al contrario de ese supuesto, Marcos viene a decir que, aun demo-
de comunidades que hablan y teatralidad política
liendo este personaje de ficción, no se disuelve el carácter verdadero de lo que decía ni la comunidad por la que hablaba. Es decir, que pueden existir enunciaciones colectivas, que esas comunidades pueden estar compuestas por personas indígenas y, también, que el silencio –como el que mantuvieron aquel primero de enero de 1994– puede ser una poderosa vociferación política. Entonces, podemos ver en funcionamiento la diferencia entre el sujeto de la enunciación y el sujeto empírico. Esto no es menor ni habita en un nivel puramente teórico, porque en esta cuestión radica el abismo entre creer que muere una ficción política, una persona física o una comunidad entera. Me explico: el sujeto de la enunciación “Marcos” existe pura y exclusivamente en la medida en la que habita en los enunciados zapatistas, y se perfila y se define en el mismo acto en el que hay otros sujetos que reciben su enunciado. Este perfil que se construye –llamémoslo el “personaje Marcos”– hace que sea indistinta la persona física, el sujeto empírico que le ponga la voz a ese mensaje. Por esto, Marcos puede ser cualquier persona debajo de un pasamontañas que pueda comunicar los enunciados zapatistas. Hasta el punto en que no tiene sentido discutir si existe o no “un individuo real Marcos”. Nos lo ilustra el propio Marcos (¡¿cuál?!) cuando, en la Declaración “Entre la luz y la sombra”, cuenta, relatando el proceso de construcción del personaje que: “Marcos un día tenía los ojos azules, otro día los tenía verdes, o cafés, o miel, o negros, todo dependiendo de quién hiciera la entrevista y tomara la foto”. Entonces, si podemos diferenciar al personaje del sujeto empírico, podemos dar justa relevancia a lo que dijo Marcos cuando sostuvo: “No se va quien nunca estuvo, ni muere quien no ha vivido”. Es decir, que no hay razón por la que lamentarse porque no hay pérdida alguna en la construcción política y ni siquiera hay un Marcos vivo o un Marcos muerto. Hay un Marcos personaje de ficción del género de la política. En realidad, ni siquiera sabemos si existe o existió alguna vez un sujeto empírico Marcos y, en rigor, tampoco importa…, pero, ¡cuánta tentación nos genera la idea de unificar estos sujetos en un único rostro! El peligro que arrastra este automatismo que nos lleva a unir una “cara” a cada movimiento político, social o económico, para algunos autores que trabajan los grupos terapéuticos, se llama “rostridad” (Pavlovsky). Esto significa que el movimiento horizontal de un grupo queda detenido por la importancia y protagonismo que toma un líder, que en estos grupos es el coordinador. Una vez producido el fenómeno (de la rostridad) es una responsabilidad ética del coordinador romper este liderazgo, para que la grupalidad tome el protagonismo y sea activo en sus recorridos. Un ejemplo extremo de rostridad se evidencia en la remera del Che Guevara que circula en Mercado Libre (probando que no hay peor sarcasmo que la realidad
misma). El rostro de una persona, un sujeto empírico que buscaba la ruptura fue capturado por la lógica del sistema y convertido en rostridad en pos de generar quietud, volviéndose totémico y haciéndonos pasivos. Aun cuando en el ejemplo estamos hablando de un líder que tenía jerarquía en un grupo de vanguardia, es decir, cuyo rostro era conocido, esto es independiente de la circulación posterior de su rostro como síntesis injusta y paradojal de un movimiento político y social. En cambio, si pensamos en el pasamontañas de los zapatistas vemos un ícono que permite y crea el anonimato de todos los “Marcos” existentes. Es un ícono sin rostro que nunca revela la identidad de quien lo porta. En este sentido, cuando los zapatistas desarman el personaje de Marcos y rearman cualquier otro, ellos recuperan la potencia que corría el riesgo de detenerse en un solo rostro, en una sola voz legitimada y representativa. Podemos recordar los videos en los que se traía la idea de “todos somos Marcos” y ver en ellos cómo los zapatistas ejercitaron esta ruptura constante de la referencia a un personaje específico. De la misma manera, lo que en la grupalidad es la rostridad, en la dimensión de la política podríamos llamarlo liderazgo carismático y si aceptamos eso, nos vemos obligados a ver en la declaración de Marcos una cachetada a los personalismos y una renuncia al egoísmo del líder carismático que se lleva consigo la construcción política. En otros términos, si Luis XIV dijo (si lo dijo) y tantos otros pensaron (y lo pensaron): “El Estado soy yo”, podemos imaginar que Marcos haya dicho: “El zapatismo no soy yo, somos nosotros”. Así lo ejemplifica cuando dice que es la convicción y la práctica de los zapatistas, y : “Que para rebelarse y luchar no son necesarios ni líderes ni caudillos ni mesías ni salvadores. Para luchar sólo se necesitan un poco de vergüenza, un tanto de dignidad y mucha organización. Lo demás, o sirve al colectivo o no sirve”. Entonces, si pensar “a la Occidental” es ponerle un rostro a cada movimiento –por ejemplo, Rousseau es la libertad, Descartes es el racionalismo, Saddam Hussein es el mal, Hitler es el autoritarismo, Chavez es el latinoamericanismo, etc.–, la propuesta de los zapatistas es descolonial por donde se la mire, porque implica correrse de la forma de pensar heredada. Si el “yo” es la modernidad hegemónica, el “nosotros” de los zapatistas es la comunidad que invita a recuperar la capacidad de ver la construcción social, al colectivo sin mediaciones estelares de ciertos personajes que, en verdad, no existen. El exquisito uso de la teatralidad política de los zapatistas rompe con la rostridad que cristaliza los lugares y habilita a que entreveamos el dinamismo del proyecto completo, que haciendo uso de palabras y de silencios genera poderosas vociferaciones políticas. ¡Bravo por ellos!
7
texturas una mirada sobre las
lenguas en peligro santiago gabriel durante* ¿qué asociaciones se esconden detrás de una etiqueta como la de “lengua muerta”? ¿es acertado clasificar a las “lenguas en peligro de extinción” o se trata de un ejercicio con su propia peligrosidad? una lúcida reflexión sobre las metáforas vitales en torno a los idiomas y las connotaciones que de ellas se desprenden.
“
Una lengua es un dialecto con un ejército y una armada”. La frase es atribuida al lingüista y referente en el estudio del yiddish Max Weinreich. Si bien la autoría es discutida (y de hecho el especialista no la habría pronunciado, sino que supuestamente escuchó la frase en una conferencia por él dictada), es interesante poner en relación una declaración tan lúcida sobre la arbitrariedad de las diferenciaciones y estatus entre lenguas del mundo con el estudio de una lengua minorizada y no directamente relacionada a un estado nacional, como es el yiddish. Una consecuencia ineludible se extrae: lengua y política son esferas necesariamente relacionadas. Fuera de los recortes que la ciencia realice para sus indagaciones, no existe la lengua como un fenómeno independiente de las pujas, los intereses y las lógicas de dominación que gobiernan el mundo. ¿Hemos descubierto algo nuevo? De ninguna manera, hace algunos años ya (a fines del siglo XV) otro genio de la lengua, Antonio de Nebrija, reflexionó: Cuando bien comigo pienso, mui esclarecida Reina, i pongo delante los ojos el antigüedad de todas las cosas, que para nuestra recordación y memoria quedaron escriptas, una cosa hállo y: sáco por conclusión mui cierta: que siempre la lengua fue compañera del imperio; y de tal manera lo siguió, que junta mente començaron, crecieron y florecieron, y después junta fue la caida de entrambos. El fundacional gramático peninsular no solo establece la relación ─que encuentro movilizadora para estas palabras─, sino que plantea una metáfora que hasta el día de hoy se mantiene en la esfera de las políticas lingüísticas. Denominémosla, aunque sea de modo provisorio, “metáfora vital”. Según ella, las lenguas se comportan como todos los seres vivos: nacen, crecen y mueren. Esta metáfora vital es la base conceptual de la acción sobre las denominadas “lenguas en peligro”. El ejercicio es establecer una analogía entre conservación de lenguas y naturaleza. El lingüista William Croft, en un artículo de 1990, menciona que la pérdida de lenguas y sus comunidades de habla es comparable en su gravedad a la extinción de especies y la desaparición de sus ecosistemas. Visto y considerando la siempre creciente importancia de la ecología en las porciones biempensantes de las sociedades del llamado primer mundo (e imagino también en los estratos medios y altos de todo el resto), el símil de la protección y fortalecimiento de las lenguas minorizadas con el de las especies naturales amenazadas resulta atractivo y convocante. Sobre un problema real y preocupante (en la actualidad se hablan alrededor de seis mil lenguas, pero en cien años solo la mitad de ellas persistirán), se plantea una estrategia discursiva que seduce a quienes buscan un orden mundial que no atente contra el equilibrio natural. En este sentido, la máxima expresión nos la brinda la UNESCO. En su página web Atlas of the World’s Languages in Danger (http://www.unesco.org/culture/languages-atlas), podemos encontrar cada lengua del mundo y ver su estado de peligro. Las posibilidades son tantas,
como cinco: vulnerable, definitivamente en peligro, gravemente en peligro, críticamente en peligro y extinta. El uso de los términos nos acerca también a la medicina. Las lenguas en peligro son lenguas enfermas, enfermas de vulnerabilidad, de debilidad y, en muchos casos, son enfermas terminales. Como investigador involucrado en la documentación de una lengua en retracción (el ayoreo, una lengua chaqueña hablada por unas seis mil personas entre Bolivia y Paraguay), encuentro doblemente problemática esta taxonomía hospitalaria y casi tanatológica. Por un lado, la clasificación pesa sobre los hombros de los hablantes de estas lenguas y los oprime. Si bien es cierto que estas lenguas corren peligro cierto frente a las lenguas, en el caso americano, de intervención colonial, es de un reduccionismo atroz el encasillamiento. Las lenguas son habladas por comunidades de personas y no es posible el diagnóstico certero, la cuestión no se mueve en una sola dirección como una enfermedad incurable y progresiva. ¿Qué ocurre con las lenguas “terminales”? ¿Y con las lenguas “extintas”? ¿Qué ocurre cuando una lengua ya no es hablada, pero es recordada por algunos o incluso algún anciano? En esos casos, el diagnóstico médico se vuelve condena a muerte. Difícil encarar una tarea de revitalización, si los que entienden ya nos han dado la extremaunción, independientemente de la
voluntad de los hablantes o recordantes. Por el otro lado y más centralmente, la metáfora vital nos aleja de las reflexiones de Weinreich y de Nebrija. Las lenguas en peligro, particularmente en el caso americano, no pescaron un resfriado que se fue complicando con el paso del tiempo. Los rótulos nos hacen olvidar del hecho real la realidad de que se trata de pueblos sometidos por un poder político y económico que ha atentado durante siglos contra su identidad cultural y lingüística. Si no se toma real conciencia del problema político profundo que encarna el sometimiento de los pueblos amerindios, el genocidio, el robo de sus tierras ancestrales y la posterior relocalización, la exclusión de sus miembros de las formas de vida occidentalizantes y la posterior estigmatización y el lavado de sus formas culturales mediante distintos grupos religiosos cristianos; estaremos lejos de encontrar la cura a la enfermedad. Más que eso: estaremos realizando una pequeña intervención cosmética, no tanto para los hablantes de esas lenguas, sino para nuestras conciencias.
*Santiago Durante licenciado en Letras de la UBA, especialista en lingüística y becario doctoral del Endangered Languages Documentation Programme
poemintentos contra la angustia
surcos con la lengua El origen de la angustia es la ausencia de palabra. Nombrar es el primer paso para ahuyentarla, pero a veces las que tenemos no alcanzan, por eso hay que inventar. En ocasiones, tampoco eso sirve. La ferra en el pecho se agarra, aunque llante. Lagrimo milpesares escalofriando mis ahogos, en tanto mi desconcierto de aquejas rotura todos los silencios. Una planura llacentera de paz fugaz prolodia siempre el mismo snif. Insomnio que estoy despierto. Sopor no alcanza para cerrojos ni dormiscanso. La carga no aliviana y se entorna cada vez más pesadilla. Pendiente de un hilo desestalibrado, pendiente de todo rededor, dependiente, insoportante y anabstinente, adicsioso, desperado y yúguico, zurcistible, remendicto y ojaleado, bajometido en su misión, en sumisión, un vil débil, ruin ruina arruinada de nada.
Pérdido, amareado, batido a mares, traviado en el descarril, pectante en el inrumbo. Nerviosidades, paniquitos y temoríficos sensamientos, por un lado; Despatías, insulsiones y harteros gastíos, por otro. Mal habidos malabares con las palabras para bujar, tender, frutar y vertirme con algo. Magra catarte poética no sublima dolor ni color ni deleita. Y la paso buscontrando más palabras para labrar, para hacer surcos con la lengua, azada fértil de saletras y ni tratos.
Horacio Cárdenas
8
diálogo diálogo con carmelo sardinas ullpu, profesor de quechua en la universidad nacional de la matanza
“hay que evitar que se hable de nosotros en tiempo pasado”
yael tejero y gustavo a. zanella a pocos días de la fiesta nacional de la pacha mama, surge la pregunta sobre las lenguas y los idiomas que denominan lo sagrado ancestral. silenciadas por la opresión colonial, decenas de viejas voces han desaparecido o están en peligro de perderse para siempre. de los avatares de la lengua equívocamente llamada quechua, de su enseñanza y de sus proyecciones, andén charla con carmelo sardinas ullpu, especialista, docente, guardia de honor en la asunción de evo morales y una de las voces más autorizadas en la argentina sobre idiomas originarios.
ANDÉN:¿Cuánta gente se estima que habla quechua en Latinoamérica? CARMELO SARDINAS ULLPU: Tuvimos, el año pasado, el séptimo congreso mundial de quechua, en la ciudad de Cuzco (Qosco)-Perú, donde participaron la mayoría de las repúblicas que forman parte de la cultura del Taguantisuyu, el caso de Chile, Argentina, Bolivia y Perú. Faltaron solamente Ecuador y Colombia, que no pudieron estar. El último congreso dio el saldo de 19 millones de quechua hablantes –pero quiero aclarar que, antes de la llegada de los españoles, el último censo, que fue hecho por Huayna Cápac a través de los quipus, dio como resultado que éramos 33 millones de quechua hablantes, desde el sur de Colombia, Ecuador, Perú, lo que es el Estado Plurinacional de Bolivia y doce provincias del noroeste y Cuyo de Argentina, Chile hasta el río Maule y Biobio y al frente de Neuquén. En la amazonía de Brasil hay quinientos mil quechua hablantes. Hoy en día, de aquellos 33 millones, solamente somos 19 millones. ¿Qué diferencias puede haber en cuanto al uso del quechua en distintas regiones? El idioma Runasimi –mal mencionado Quechua– era un único idioma que se hablaba en todo el Tawantinsuyu. Pero hoy en día quedaron distintos modismos dialectales en cada región, con ingresos del castellano, que se fueron creando en estos 521 años en las distintas repúblicas. Hay pequeñas variantes dialectales, pero no hay ninguna diferencia en cuanto al idioma. Cuando nos encontramos con un hermano ecuatoriano o de Santiago del Estero o de Colombia, nos entendemos perfectamente. No hay ninguna
diferencia. Utilizó un término diferente a “quechua” para referirse al idioma, ¿cuál es y por qué se llama de ese modo? El vocablo original está compuesto por “Runa”, gente, humanidad, y “Simi” que es la voz, el vocablo de la gente. Fue un error de Fray Domingo de Santo Tomás que en 1532 ingresa a las comunidades del Perú a aprender el Runasimi para evangelizar –le dio un buen resultado–. Cuando en 1564 edita el primer diccionario en Valladolid, dice haber escuchado a los indios del Perú decir: “Quechúa”, pero esa palabra no significa nada, como no sabía la parte fonética, no podía escribir tal como se pronuncia en Runasimi, entonces confundió el término. Seguramente los hermanos le dijeron “Quechúa” –el que me arrebata, el que me quita– a él. O quizás escuchó “Jeshúa” –que es cultura–, son los habitantes de los valles templados, en un intermedio entre el altiplano y la amazonía, lo que en Argentina conocemos como los valles calchaquíes, como Catamarca, Tucumán, Salta. A raíz de esa confusión todo el mundo cree que el idioma es quechua, pero no tiene nada que ver, está deformado. ¿Cuántas personas que no son hablantes nativas del Runasimi están aprendiéndolo? A nivel estimativo. ¿Qué grupo etario prevalece? En la Universidad Nacional de la Matanza tengo cinco cursos. En su mayoría son hombres y mujeres de la ciudad, descendientes de italianos, españoles, incluso un francés. Otros hermanos que son hijos del noroeste: jujeños, de salta, de Tucumán, y están recuperando su lengua materna, porque lamentablemente en Argentina se pierde. Después del 5 de
mayo de 1871, Sarmiento llega a la presidencia y prohíbe con un decreto las lenguas originarias, y en todo el este desaparece. Entonces desaparecen el huarpe, el cacán, el diaguita, el tonocote, el vilela, el kunza. El Quechua desaparece de todo el noroeste. En Salta y Jujuy, se mantienen en partes. En Santiago del Estero, es donde más se mantuvo el Runasimi. ¿Qué motivaciones llevan a las personas a estudiar quechua? ¿El acercamiento a una nueva cosmovisión? Yo creo que es otro el sentido. Creo que quieren conocer en profundidad a través del idioma lo que es la cultura. Porque no solamente el Runasimi es el habla; a través del idioma, ellos pueden conocer prácticamente el conocimiento de la medicina natural, el conocimiento de la alimentación, los alimentos mejorados por los incas como en el caso de la hoja de coca, podemos hablar de la quinua, la maca, el amaranto entre otras. También las carnes de llama, la alpaca, todos ellas fueron mejorados por el inca llevándolos a 0% de colesterol. En aquellos tiempos, los incas eran científicos, ingenieros genéticos, mejoraron los alimentos para el bien de la humanidad. Variedades de maíz, papa, ajíes, especias. La gente era bien alimentada. Por eso hoy es la lucha por el buen vivir. Algunos vienen, diciendo que no quieren seguir alimentándose como les venden. Entonces, cuando nosotros les explicamos cuales son los alimentos naturales, quieren volver a la fuente de la naturaleza, tomar contacto con la madre naturaleza, saber cómo nos alimentamos, cómo es nuestra forma de vida, nuestra tradición, porque el hombre andino no adolece de tantas enfermedades mientras que
en la gran ciudad se multiplican las enfermedades. Nosotros en las comunidades no conocemos lo que son las enfermedades de la vesícula, de hígado, de próstata, páncreas, tuberculosis. Hay cosas que nos separan, pero nosotros, al estar en la ciudad, también nos contaminamos. Tenemos nuestro perfil occidental a través de la alimentación, de la forma de vida que tenemos. El sistema nos condiciona con el trabajo, con las preocupaciones, se altera la sangre, se altera el metabolismo, entonces con eso se nos lleva a otra forma de vida. En cambio en la comunidad es distinto, la vida es más tranquila, no hay tantas preocupaciones. Todo esto acompaña a integrar la cosmovisión, el entendimiento y la filosofía de vida del mundo andino. ¿Cuáles son las dificultades de sistematizar el vocabulario del Quechua, o de usar la grafía castellana para escribir palabras que originalmente no contaban, quizás con un código escrito tal y como lo conocemos ahora? Los cronistas mencionan en sus escritos que nosotros teníamos casas de estudios. Dicen: “Unos ignorantes llamados amautas dicen que enseñan en unas casuchas sin tragaluces a otros ignorantes que no saben ni leer ni escribir”. Desde ese lugar, ellos están justificando casas de estudio y dicen que, para llevar un mensaje, ataban las sogas con nudos y así llevaban los mensajes. En eso están diciendo que desde la parte numérica, desde la parte escrita –así como nosotros tenemos escritura en papel– era otra la forma de escritura. Pero se encargan después de destruir nuestras casas de estudio, nos eliminan a todos los sabios. Lamentablemente han hecho
9
diálogo desaparecer tanto que no sabemos si teníamos alfabeto o no. Tuvimos que prestarnos el alfabeto de la lengua castellana para llegar en profundidad a la pronunciación perfecta y la escritura en Runasimi. ¿Cómo es enseñar una lengua que fue, de algún modo y como tantas otras, violentada por la conquista? Se nos hace difícil. En primer lugar los estados no reconocen las lenguas originarias. Yo creo que todavía estamos muy colonizados. ¿Por qué digo esto? Aunque esto dé mucho que hablar, digo esto porque vestimos al estilo occidental europeo, educados con una educación
colonizadora en la lengua del colonizador, tenemos la ley romana, la iglesia evangelizadora, entonces ¿Qué hay de Argentina o del Estado Plurinacional como países independientes? Han pasado doscientos años. ¿Y qué se ha hecho? Nada más que la reafirmación del coloniaje. Entonces, ahí está el tema ¿Por qué, estos estados republicanos no reconocen las lenguas originarias desde la currícula, por qué no hay escuelas multiculturales o pluriculturales? Cuando ellos llaman a las escuelas interculturales, están hablando del inglés, francés, portugués y otros idiomas que no son de este continente. La idea es seguir siendo colonizados, la idea es seguir globalizando lo que es el inglés. ¿La identidad nacional me pregunta dónde está? Creo que la identidad hay que buscarla en la raíz ancestral y milenaria, pero para la educación el Estado debe reconocer la enseñanza plurilingüe, para que el qom, el wichi, que son hablantes, puedan enseñar a sus hijos y a sus nietos. La gente de la ciudad puede aprender de otra lengua la forma de vida de otro pueblo, su costumbre, su medicina. Caso contrario nos aíslan y estamos encasillados con la forma de vida occidental y europea. Ha habido una forma muy sistemática y muy consciente de parte de nuestra gente de recuperación de nuestra lengua. Ha sido una forma de crear la conciencia para la mejor convivencia entre los seres humanos. Nosotros vemos, entendemos, que todos los que son estudiantes del Runasimi son respetuosos de todas las cosas, son respetuosos con ellos mismos y son solidarios. Entienden que la colaboración entre seres humanos tiene que existir. En cuanto a la conquista y a la historia pre y poscolombina, ¿qué particularidades presenta el caso del Quechua en relación a otras lenguas aborígenes?
El Runasimi fue una lengua muy avanzada, muy intelectual, por eso había quienes tenían conocimiento de astrología, astronomía, ingeniería. Había conocimiento de cómo buscar, en las altas cumbres, agua, por donde pasaban los acueductos. Había conocimiento de cómo disecar los alimentos, por eso la carne disecada es el charqui, la papa el chuyu. Ellos tenían el conocimiento para guardar los alimentos por cien años. Los guardaban en pirguas, los silos. Lo que los españoles llamaban fortalezas para defenderse de otras comunidades fue una gran mentira que inventaron. Pero los cronistas inventaron muchas cosas, que el inca era un rey, que era una dinastía. El inca era el primer trabajador –aunque con esto hay que decir que tampoco era Perón– él daba el ejemplo. El médico que sabía curar estaba obligado a curar a su gente a cambio de nada. Mientras él curaba sus tierras eran trabajadas por los agricultores, por otros hermanos. Lo mismo con los ingenieros hidráulicos o los ingenieros genéticos. La ciencia era avanzada tecnológicamente. Cuando ellos dicen que los incas eran conquistadores, que eran reyes, que eran príncipes nos están pintando los reyes de roma, de Grecia. Nosotros no conocimos ningún rey. Esos adjetivos que pusieron son de ellos, no nuestros. Nosotros desde la educación tratamos de descolonizar la mente, de descolonizar todo lo que los cronistas escribieron contra nosotros. ¿Cuántas lenguas se estima que han desaparecido? En la argentina nomás se perdieron siete idiomas. En Bolivia se perdió el poquena, pero el aymara está vivo, el guaraní está vivo; en la Amazonía están vivos. Hay países que los han mantenido, como el caso del Estado Plurinacional, de las treinta y seis naciones, hay treinta y cinco idiomas, solamente dos estarían prácticamente en desuso, pero en Argentina fue al revés. Creo que las lenguas vivas son cinco o seis no más. De esos peligran cuatro. Por eso en la medida que los estados no tengan en cuenta, los gobiernos no tengan en cuenta lo
yo creo que todavía estamos muy colonizados (...) vestimos al estilo occidental europeo, educados con una educación colonizadora en la lengua del colonizador, tenemos la ley romana, la iglesia evangelizadora, entonces ¿qué hay de argentina o del estado plurinacional como países independientes?
que es la pérdida de la identidad. La pérdida de la identidad se gestó hace ciento cincuenta años. Se perdieron muchas cosas, el conocimiento más que nada. De esos idiomas que están en vías de perderse y de desaparecer, independientemente del rol de los estados, ¿hay quienes los enseñen, tienen sistematizada su educación? Hay una forma desde la educación oficial del estado colonial que es que cuando los niños originarios ingresan a la escuela primaria: si el niño es hablante de su lengua materna, tiene dificultades con el castellano porque es otro idioma, otra cultura, entonces hay un choque. La maestra, al no interpretar la sabiduría de esa cultura que es ancestral, llama al padre y a la madre y les dice: “No tienes que hablar más en tu idioma, en tu dialecto, porque el niño no va a prender a leer ni a escribir. Va a ser un ignorante”. De esa manera, los padres le hacen caso, el niño crece con esta educación y es la pérdida de la identidad. Es el argumento, el niño no tiene la culpa y los padres tampoco, pero la educación tiene la culpa. Es lo que realmente existe en las escuelas. Nosotros entregamos a nuestros hijos, el Estado se encarga de colonizarlos. Ellos hablan mejor que los propios colonizadores. Es así de simple. Para que no pase eso, el Estado tiene que incorporar la educación, tiene que reconocer a cada pueblo con sus formas de vida. Tiene que haber una ley nacional, provincial, municipal. Si no hay colegios que enseñen, tiene que haber una forma de solventar los gastos en un establecimiento. Hay que incentivar a padres y abuelos, que son hablantes, para que enseñen. Lamentablemente está esta lucha en la Argentina, hace ocho años los hermanos wichi y qom fueron a las escuelas para que enseñen como maestros suplentes y el Estado no los reconoció. Terminaron barriendo el colegio, cebando mate, y eso no tiene sentido. Sin sueldo, nadie puede sostener su lengua. Acá peligra. ¿Por qué estamos en las universidades? Hicimos un proyecto de ley que presentamos en el Concejo Deliberante de La Matanza hace catorce años y eso fue aprobado. En el litoral se habla guaraní; en el noroeste, quechua; en el sur, el mapuche; en el centro, wichi, qom, pilapan, mocoví, guaraní, el tupi, lenguas vivas, que tienen hablantes. Encontramos concejales que eran hijos de correntinos o riojanos o tucumanos que decían: “Sí, mi padre hablaba, mi abuelo hablaba”. Estamos en las universidades para formar a los docentes que están en contacto con los niños para evitar que se hable de nosotros en tiempo pasado “estuvieron, vivieron, hicieron”. Teniendo en cuenta la cercanía de la festividad de la pacha mama, ¿puede decirnos algo que refleje el espíritu del acontecimiento? Para nosotros, el solsticio de invierno es el cumplimiento de la rotación en el año de nuestro padre sol. Esperamos cada año esa rotación que, cuando se cumple, no es ni año viejo ni año nuevo, sino que es el cumplimiento de la rotación en el año. Ahora estamos en el año 5.521 en el calendario andino. A partir del 21 de junio vamos a ingresar a 5.522 años. Todos tienen derecho de saber su año nuevo, todos tenemos derecho de festejar nuestras fiestas. Nosotros no festejamos con bebidas alcohólicas, no nos emborrachamos, no
tomamos ningún aditivo, nosotros tomamos nuestras plantas medicinales, nuestra comida natural, nosotros pasamos toda la noche en vigilia, alrededor de una fogata hablando de nuestra tradición y de nuestra costumbre, esperando que salga el padre sol para decir: “Acá estamos”, y recibir esa energía que
es lo que realmente existe en las escuelas. nosotros entregamos a nuestros hijos, el estado se encarga de colonizarlos viene de él para estar todo el año ligados a él respetando y honrando a la madre tierra. Tenemos la dualidad, la pacha mama en representación de nuestra madre y el padre sol en representación de nuestro padre. Todo es dual, las plantas son hembra y macho, las piedras son hembra y macho el río representa al hombre, la laguna a la mujer. Dentro de esa dualidad nosotros creemos y entendemos en nuestra filosofía de vida que nosotros vamos a honrar el 21 en la reserva ecológica. Está reconocido el año nuevo de los pueblos originarios en Capital Federal por la ley 1550, en la Provincia por la ley 8640. Esas son las dos leyes que se reconocen el 21 de junio. Para que en los colegios no se les pongan falta a los niños porque nosotros también tenemos derecho de festejar nuestro año nuevo como lo hacen todos. Pero empecemos a respetar el año nuevo de este continente. ¿Qué tiene para brindar el Runasimi a los que no lo hablan? Tiene mucho para dar. Todos los hermanos y hermanas, que son nacidos en este continente tienen que aprender las lenguas originarias para saber la historia de nuestros pueblos, para saber cómo es su vida, su costumbre, su tradición, cómo son los hijos de este continente. Todos somos hijos de la Pacha Mama, todos debemos buscar nuestras raíces, debemos sentir orgullo por nuestra identidad, no sentir vergüenza, debemos fortalecernos en ese sentido y buscar nuestra identidad propia. A veces, a mí particularmente, me duele cuando escucho que los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos. Eso es una gran mentira, no se la crean. El 56% de la población de la Argentina ─dicho por un investigador genético de la UBA, el Dr. Corach en un encuentro de pueblos originarios en Formosa hace cinco años─ tiene sangre originaria, así que somos la mayoría. Más allá de que muchos hermanos sean blanquitos, no importa, son nacidos y tienen nuestra misma necesidad de buscar sus raíces en estas tierras. Muchos hermanos vinieron de Europa. Yo no tuve la oportunidad de venir ni en carabela ni en barco, siempre estuve aquí y seguiré estando. Pero muchos hermanos hoy están en este continente. Por eso sugiero y pido encarecidamente que se vuelquen por las lenguas originarias.
10 texturas
con la
lengua atada en busca de un nuevo resurgimiento del lenguaje escrito
nuevas formas de comunicación, nuevas formas de escritura. hoy las palabras nos quedan chicas, y recurrimos a imágenes y a simbolismos en el surgimiento de una nueva lengua
romina risetto / mariana risetto /
H
ace un par de días, leyendo el diario, me detuve en la sección de tecnología, una sección que generalmente trato de evadir, dada mi falta de interés en el tema o, más bien, por la lejanía que tiene con mi cotidianidad. Pero, en la mera acción de repasar uno de los diarios de mayor circulación en el país, tuvo un gran impacto visual ese determinado artículo en el cual predominaban los “dibujos” que despertaron mi interés. En ese momento descubrí por qué me resultaba tan rápida y sencilla la lectura: porque su contenido estaba mayoritariamente compuesto por una simbología y gráfica que me resultaron amigables. Claro está que la falta de palabras y su reemplazo por “dibujos” nos llevan a introducirnos en el tema del lenguaje ya preguntarnos si se puede afirmar que existe un nuevo/renovado lenguaje a través de los emoticonos, smiles o también llamados stickers. Pero, para tratar de dar nuestra humilde opinión al respecto, previamente debemos ponernos en tiempo y contexto. Nos ubicamos en las posibilidades de comunicación gracias al avance de la tecnología. El chat, el SMS y la mensajería instantánea. Casi todos los programas de mensajería instantánea desarrollan una forma de escritura, que se aplica generalmente por igual en los tres últimos mencionados, y está condicionada por tres factores fundamentales: a) el costo, en el caso de los SMS, o la premura, en el de la mensajería instantánea, b) la dificultad para escribir con rapidez, porque el teclado no es idóneo –en el caso de los teléfonos– o porque el usuario no mecanografía con fluidez1, y c) la necesidad de comunicarse con rapidez, dada la velocidad en que se desarrolla la vida cotidiana del ser humano. Debido a estos factores, los cuales no son necesariamente taxativos, se forman ciertas características del lenguaje usado en el chat, los SMS y la mensajería instantánea: “1. Extensión y tiempo de lectura 2. Normas de etiquetas tácitas o escritas 3. Uso de un lenguaje simplificado 4. Uso de emoticonos y emoji 5. Ortografía adaptada”.2 Es en la utilización de emoticonos/smiles/stickers donde nos queremos detener. “Los smiles, también llamados emoticons, nos permiten expresar emociones, estados de ánimo o algún detalle de las personas que se están comunicando a través de un medio escrito. También sirven de abreviaturas de expresiones como “Estoy contento o triste o ¿qué has dicho?”3. Tal como están definidos, a través de una simbología predeterminada, es posible transmitir un mensaje sin necesidad de utilizar las tan valiosas palabras. Lo interesante de este tipo de lenguaje no verbal es el carácter de universalidad, ya que es plenamente independiente del idioma que se hable. Si bien, pueden existir diferentes stickers utilizados según una cultura determinada, esto no quita su universalidad y abre un tipo de comunicación sin barreras idiomáticas. Sin embargo, este avance comunicacional pareciera generar una retrospectiva o deja vu. Simbología, mensaje, expresión y comunicación. ¿No lo vivimos en algún momento? Efectivamente, “...antes de que la humanidad descubriera la escritura, expresó en las rocas todo cuanto sentía, deseaba, impetraba de los dioses. Estas rocas han conservado hasta hoy el lenguaje más primitivo de los hombres...”4. En la edad de piedra, aún sin tener
desarrollado el lenguaje escrito en todas las civilizaciones, la simbología de diferentes tallados o pinturas en piedra ha hecho una forma de comunicarse. Aquel simbolismo denotaba predicciones, deseos, esperanzas al porvenir. Salvando las diferencias y sin tener ninguna intención de generar polémica en el estudio de la lingüística, crear este lazo y establecer esta comparación no parece descabellado. La simbología denota esta forma primitiva de comunicación, que hoy, en la era digital, se retoma. Bien como se afirma, decir más con menos, esa parece una de las obsesiones del ser humano. Es curioso resaltar el valor de los “emoticonos”, los que no son: “siempre meras aportaciones estéticas o cómicas al lenguaje sino que tienen un valor semántico relevante en las formas de comunicación actuales”. Esta afirmación se refuerza al decir:“Textualmente aportan al mensaje escrito cualidades de la oralidad y del lenguaje no verbal que es complicado transmitir sólo con palabras. Es más rápido y sencillo transmitir una emoción o una intencionalidad con un gesto que con una palabra”.5 Es en este sentido que no creemos que esta forma de comunicación se pueda ver como el surgimiento de un nuevo lenguaje, pero sí calificarlo como un resurgimiento de un lenguaje, que, si bien se manifiesta con otras características y con otros orígenes o motivos, desplaza el uso de la palabra como medio esencial de comunicación para abrir lugar al lenguaje de la simbología moderna: los emoticonos.
Disponible en:http://www.fundeu.es/escribireninternet/el-chatlos-sms-y-la-mensajeria-instantanea/,consultado 17.06.2014. 2 Ídem. 3 Disponible en: http://lenguaje.com/diccionarios/emoticones.php,consultado 17.06.2014. 4 Kühn, Herbert,Die künstlerprimitiven. Disponible en: http://www.geschichteinchronologie.ch/Daeniken/ESP/mensajede-los-dioses/02-dibujos-mensajes-rupestres.html, consultado 19.06.2014. 5 Disponible en: http://www.20minutos.es/noticia/2052704/0/significado/emoticonos/whatsapp/#xtor=AD-15&xts=467263 1
11
arteterapia
Arteterapia...,
¿otro lenguaje o el mismo? muchas veces lo verbal no está. muchas veces la palabra es solo un balbuceo. muchas veces la palabra no basta. ¿qué significa comunicarnos desde otro campo que no sea el verbal?
natalia pusineri /
E
n el living comedor entraba la tarde…, mil nueve ochenta y siete sería. El sol espiaba por la ventana…, hacía reflejo en los lustrados muebles de estilo (Luis quince o dieciséis, quien sabe)…, y en el intocable piso parquet, siempre encerado a la perfección, la alfombra…Tenía flecos, que no sé cómo, pero siempre, siempre estaban perfectamente peinados, cuando alguno se corría de lugar me gustaba poner los dedos en forma de garra y peinarlos hasta que volvieran a su posición correcta…, siempre derechitos… todo estaba siempre derechito, y sino ella se encargaba de enderezarlo… Era un lugar prohibido, ni siquiera sé porqué…, creo que eso era lo que más me atraía: nadie lo usaba nunca, era bastante lúgubre todo ahí dentro… Siento que por momentos había hasta neblina…, o eran esas pelusitas que se ven cuando entra un rayo de luz por la ventana… Ocupando la pared oeste, se erguía un mueble en el que todo parecía sagrado: miles de animalitos de porcelana, copas de cristal, adornos antiguos añejos…, todo se encontraba detrás de una puerta de vidrio cerrada con llave… El mueble era muy alto…, mi estatura no debía superar los ochenta centímetros, en cambio, más abajo y a mi alcance, las puertas del mueble también cerradas tenían la llave puesta… No sabía usarla para abrir, pero…, convertir la puertita y la llave en un gran pizarrón con tiza no fue una tarea complicada para una artista de dos años y medio… “¡¿Qué estás haciendo?!”, preguntó la abuela en un grito desgarrador, presuponiendo las profundas heridas que habría sufrido su querido aparador a causa de una nieta atraída por la plástica… A la hora de pensar en el porqué de mi conexión con la escritura, había una frase muy primaria que no paraba de hacer eco en mi cabeza…, la misma que di a conocer en aquel momento, acompañada de un tono de obviedad y de una inocente sonrisa: “¡Etoy equibiendo!”.
Andrea Wilches Riaño dice: “El camino a la salud implica la posibilidad de liberar el potencial creativo espontáneo en cada uno de nosotros”.1 Este es uno de los maravillosos desafíos que nos propone el ser arteterapeutas, una disciplina que todavía está naciendo, pero que de a poco va haciéndose su lugar en las diferentes instituciones y espacios terapéuticos de aprendizaje. ¿Es nuestra cultura?, ¿es occidente?, en nuestro país se suman el auge y la vigencia del psicoanálisis. O fueron aquellos que “nos conquistaron” quienes nos enseñaron a privilegiar un lenguaje: el verbal; quedando fuera o como segunda opción otros lenguajes, y con ellos también a las personas que poseen lenguajes diferentes al verbal. Tratando de recorrer estos terrenos, nace la disciplina de la Arteterapia, intentando renacer y recrear aquella comunicación que tiene que ver con otros lugares del ser, lugares más primarios, más ancestrales, más originarios, más puros, más corpóreos y sobretodo menos manoseados. “Los cuerpos se definen por lo que son capaces de hacer, por los afectos de los que son capaces”, dice Gilles Deleuze. Entonces, ¿de qué se tratan estos “‘otros”‘ lenguajes? ¿Cuál es la labor de un arteterapeuta? Andrea García es Arteterapeuta, además de dedicar su vida a ayudar a otros en tareas solidarias de diferente índole, brinda su trabajo a personas con problemas de afasia, hipoacusia y ceguera: “Desde mi experiencia laboral actual, yo vivo y entiendo la Arteterapia como un puente, que busca unir un mundo interno vivo con un mundo externo que no nos oye, porque no podemos reproducir aquello interno en palabras o códigos reconocibles y, como consecuencia, ese mundo externo tampoco nos ve. Cuerpos cárceles, rígidos, que encierran a un ser que no puede hablar, leer, escribir, caminar, ni recordar nada de su vida. Pero que siente y tiene consciencia de su realidad. ¿Cómo gritar la angustia, como exorcizar el dolor que eso provoca si no tengo palabras para decir, si no puedo escribirlo, si no logro que me entiendan? ‘Nadie sabe lo que puede un cuerpo, sin estar determinado por el alma’, decía Spinoza; y esto nos abre cuestionamientos: ¿qué puede un cuerpo?, ¿de qué afectos es capaz?, ¿qué es lo que puede experimentar?, ¿qué puede soportar? Frente a la no palabra/código comunicacional, frente al
silencio profundo o al balbuceo inentendible, estos cuerpos que encarcelan almas encuentran, a través de la Arteterapia, un lenguaje expresivo que rompe las limitaciones, que abre las almas y los corazones, que resucita la alegría y el deseo. El deseo que Deleuze trata de vaciar de sentido y de entender como mero flujo, potencia de producción, acercándolo al delirio. Desde ese delirio –delirio como la posibilidad de no pretender hacer las cosas bien o mal ni lograr una producción artística bella, entregándonos al juego y al arte– es que podremos fugar y devenir palabra y ser comprendidos y resignificar la vida. Aún en el absoluto silencio”.
¿Cuál es la tarea de un Arteterapeuta? Buscar, la misión es explorar cuál es el lenguaje a través del cual puede una persona expresar sus emociones, escapando, nosotros como terapeutas incluidos, a la rigidez de lo aprendido, lo conocido: lo verbal. Esto no significa que quedará por fuera siempre, ni que debemos reemplazar todo lenguaje verbal por arte, no; sino simplemente explorar otros lenguajes para expandirnos, para transformarnos, para acceder a lo nuevo: la creación. Singularmente, una de las definiciones de creación propone: “Presentación de algo más sobre lo ya representado”. Parafraseando esta enunciación, podríamos proponer “construcción de algo nuevo sobre lo no representado”, introducir un corte sobre lo mismo para producir lo diferente es hacia donde orientaríamos nuestra búsqueda como arteterapeutas. La creación nos desafía a la invención, a la posibilidad de hacer algo diferente con lo ya conocido, la posibilidad de re-crear, de volver a inventarnos. Un maestro mío decía: “Si un paciente con su afecto hace síntoma, un artista con su afecto hace signo”, así, el recorrido podría pensarse en términos de poner el afecto en un signo y no, en un síntoma; un recorrido atravesado por la psicología y el arte, donde el poder hacer con el síntoma (entendiendo aquí al síntoma simplemente como afecto penoso que no me permite ser y vivir con libertad) será mover ese afecto hacia algo diferente, construir y crear para transformar, poner el síntoma a circular con otros, otros personas, otros lenguajes. En este sentido se piensa el trabajo del arteterapeuta no con el fin de crear una obra de arte, sino con el fin de crear un lugar para poner a trabajar ese afecto penoso, donde el hacer y el crear sean un recurso al padecimiento. Apuntamos también a descubrir en esa novedad una potencia, casi parafraseando a Lacan,“allí donde yo era mi ello advendrá”, exploramos no solo aquello que ya estaba ahí que nos afecta, sino también aquello que nos moviliza, tenemos presente también la potencia de las infinitas posibilidades por advenir. Desbloqueando intensidades. Dar un mapa diferente para recorrer el mismo territorio, ya que nunca dejaremos de ser aquel que somos, pero podemos recorrernos de formas diferentes de acuerdo con el lugar donde nos posicionemos a mirar. “‘Enseñar al alma a vivir su vida, no a salvarla”,nos diría Gilles Deleuze Como aquella niña que inocentemente producía una herida en aquel mueble familiar, rompiendo con la estructura rígida conocida para dar lugar a lo nuevo a través del arte. Enlazando mundos. “Hoy se cruzó en mi camino un ser maravilloso, de esos que te enseñan a ir más despacio para poder disfrutar el camino, para apreciar los detalles, cosas simples que en el día a día se pierden: un abrazo, una mirada, una sonrisa... Es increíble como por medio de la danza encontramos un lenguaje en común con B, donde él decide en qué momento conectar conmigo y sus compañeros, es ese momento mágico donde nos deja formar parte de su mundo y él se sumerge en su movimiento, expresando mucho más de lo que alguien podría decir con palabras. Nada es casualidad, dicen, hoy más que nunca siento que tengo el alma llena de vida, de amor para dar y desafíos que afrontar”. Yanina Cáceres (maestra de danza de un niño con diagnóstico de autismo). Este es el maravilloso desafío (y regalo) que nos brinda el ser Arteterapeutas, encontrar, liberar y comunicarnos también en otros lenguajes, ¿o es el mismo? Una vez llegó a mis manos un folleto que expresaba “hay otro mundo, pero está en éste’”..., para pensar. http://crecercreando.neositios.com/index.php
1
12
territorios
cuando la lengua es un arma haití como debate en la latinoamérica del siglo xxi
florencia romina viterbo /
no son nuevos los gestos solidarios con haití, el país más postergado de latinoamérica. sin embargo, hay intereses en juego y un pueblo que se defiende. una de sus armas es el lenguaje, arena privilegiada de las luchas de clases. haití representa al continente que debemos defender. haití sigue siendo la resistencia autóctona frente a los estandartes de colón.
L
as lenguas oficiales en Haití son el francés y el créole. Estas lenguas se encuentran en una situación diglósica; es decir, sus hablantes no las utilizan indistintamente, sino que hay un fuerte desequilibrio y conflicto entre ambas porque son utilizadas en distintos contextos y son motivo de diferentes actitudes inconscientes por parte de sus hablantes. En toda situación diglósica, hay una lengua dominante y una lengua dominada. Y si bien lo más lógico es que el créole sea la dominante, ya que es hablada por el 98.5% de la población, la lengua de prestigio es el francés, utilizada por un grupo minoritario, el 1.5%. A pesar de la enorme brecha entre ambos idiomas, esta desigualdad no pasa desapercibida en las actividades cotidianas de los habitantes del país caribeño: mientras que el francés es utilizado en las funciones altas de la sociedad: judiciales, jurídicas, literarias, civiles, etc., el créole ejerce las funciones cotidianas, hogareñas. Y en realidad, si bien estas diferencias parecen inocentes, esta marginación lingüística es consecuencia (y también causa, en un todo dialéctico) de la marginación social por parte de las potencias imperiales, apañadas por las oligarquías locales, que utilizan la lengua como puerta cultural para ejercer un control también político y económico. Por eso, la población haitiana, como antes de su independencia en 1804, sigue haciendo la revolución. Porque la lengua aun hoy, en pleno siglo XXI, sigue refractando la imagen desquiciada del colonizador y el colonizado.
descripción lingüística El primer reconocimiento oficial del
francés fue en la legislación haitiana de 1918. En ese año Haití estaba ocupado por marines norteamericanos que habían desembarcado en sus costas en 1915. Permanecieron ininterrumpidamente hasta 1930: suficiente cantidad de años como para militarizar a la sociedad y seducir a sus gobernantes, entonces mulatos, que se lograron conectar con el mercado internacional y las potencias capitalistas, beneficiándose del excedente generado por las masas campesinas. En ese contexto, la oficialización de la lengua francesa le hizo frente a la amenaza de la lengua de la ocupación: el inglés, y le permitió a la reducida oligarquía políglota conectarse con el resto del mundo. El créole, lengua de esclavos, campesina y regional, no fue considerada hasta 1964, cuando fue mencionada por primera vez en uno de los artículos de la Constitución. Sin embargo, ni esa mención ni su declaración como lengua nacional en 1983, y cooficial junto al francés en la Constitución de 1987, fueron suficientes para empoderarla: el texto de la Constitución fue escrito únicamente en francés y no existe hasta la fecha uno oficial escrito en ambas lenguas; todas las traducciones al créole fueron hechas por iniciativas personales de diversos traductores. La desigualdad económica que divide al país en una pequeña oligarquía y una mayoría empobrecida, se evidencia también en el tratamiento marginal de la lengua del pueblo. En el Parlamento, los textos jurídicos son escritos y promulgados en francés y no hay un organismo oficial de traducción. Con respecto a la Corte, las sentencias pueden realizarse en ambas lenguas, aunque los juicios orales solo se pronuncian en francés. Las detenciones, por otra parte, se realizan en ambas lenguas para cerciorarse de que el detenido
entienda por qué lo arrestan, aunque después no pueda entender, en la sentencia, a qué lo condenan. En los medios masivos de comunicación, el créole aparece en la radio, medio rural y económico, que no utiliza la escritura. Todo lo escrito se encuentra en francés, incluso los nombres de las estaciones de radio. Con respecto a la televisión, prepondera el inglés, en tanto que no hay transmisiones televisivas en créole. La mayoría de los canales de televisión emiten programación norteamericana, debido a la estrecha relación entre Estados Unidos y la oligarquía; es de suponer que los programas televisivos tengan éxito y refuercen estos lazos, al tiempo que difundan ampliamente y en colores la cultura norteamericana. Por otra parte, la prensa escrita está fundamentalmente en francés, y son muy raras las publicaciones en créole. En cuanto a la señalización, los usos son diferenciados: en las capitales, los carteles en los edificios pertenecientes a organismos de gobierno son escritos únicamente en francés; en las zonas rurales, en donde la población desconoce el francés o es analfabeta, los carteles están escritos en francés y en créole. La señalización, en las rutas, está escrita en francés. Es necesario subrayar que este tipo de datos confirma la idea de que la oficialidad del créole es más simbólica que real, ya que los carteles oficiales deberían estar escritos en las dos lenguas oficiales, así como también la señalización de las rutas. En relación a la educación, durante el período primario (seis años) la enseñanza es en francés y en créole; aparentemente se trataría de una enseñanza bilingüe. Los manuales de enseñanza están en francés, excepto las gramáticas escritas en créole. A pesar de estos datos, pode-
mos afirmar que educarse en Haití, aun en la escuela primaria, está reservado a unos pocos. La mayoría de la población vive en zonas rurales y las condiciones materiales de vida de la población son alarmantes: el 20% de los menores de 15 años, niños en edad escolar primaria, están subalimentados y viviendo en hogares de adopción, donde realizan el trabajo doméstico (una situación denominada restavek) o viviendo en la calle. La esperanza de vida no supera los 54 años. Por otra parte, Haití posee escasísimos estudiantes universitarios, el 1,2%, que se educan en francés y forman parte de los sectores más ricos. A pesar de que la educación primaria en Haití es obligatoria, muy pocas escuelas son estatales, aun la educación primaria está en manos del sector privado. Los problemas de malnutrición, la ausencia de infraestructura en los edificios escolares, entre los cuales muchos ni siquiera poseen letrinas, la ausencia de bibliotecas públicas o escolares, la escasez de escuelas gratuitas privan a los niños de asistir a la escuela. La educación no es prioridad para el estado haitiano y las inversiones privadas son de difícil acceso.
ayiti: el pueblo que resiste en créole Las actitudes hacia las lenguas tienen que ver con comportamientos inconscientes de los individuos. Las representaciones sociolingüísticas son “imágenes mentales” en el sentido de manifestaciones sociales a partir de actos de percepción, apreciación, conocimiento y reconocimiento en los cuales los agentes invisten sus intereses (Bourdieu: 1982). Mientras que las actitudes son conductas, las
13
territorios
representaciones son imágenes que se interponen entre las prácticas lingüísticas reales y la conciencia social de esas prácticas. Estas representaciones son discursos circundantes en la sociedad, pero que responden a ciertas luchas de poder, de allí la formación de discursos y contradiscursos. En Haití tanto las actitudes como las representaciones lingüísticas responden a la imagen diglósica que privilegia el francés por sobre el créole. Sin embargo, no toda la sociedad haitiana es homogénea con respecto a las representaciones y las actitudes. La legislación lingüística llevada a cabo por el Estado y otros organismos privilegian el francés. Esto se evidencia en que la lengua nacional y luego oficial no es utilizada en la escritura de los estatutos oficiales y no se determinan leyes que permitan su estandarización. Tampoco hay leyes de protección hacia esta lengua. Esto es causa (y consecuencia, otra vez, en un todo dialéctico) de que las representaciones lingüísticas que predominan entre los sectores altos en relación al francés, lo consideren útil y reconocido. Los escritores publican en francés para consagrarse al acceder a otro tipo de público. El francés tiene el respaldo de la Unión Europea, es una lengua con tradición, es la lengua de la civilización, la de “nuestros ancestros”. En cambio, las representaciones sociolingüísticas de las clases altas para con el créole la consideran una lengua atrasada, infantil, subdesarrollada, utilizada por los incultos, sin reconocimiento internacional, sin hablantes en el resto del mundo; en definitiva, es una lengua que solo sirve para cuestiones domésticas porque no sirve “para nada”. Sin embargo, las actitudes de las clases
bajas hacia su lengua materna son muy diferentes: los hablantes del créole defienden su lengua materna. Y esto se debe, en principio, a que la sociedad se siente explotada económica y socialmente. El francés sigue siendo la lengua del dominador y los jóvenes que se educan en esa lengua están reproduciendo el sistema capitalista y colonial. Justamente, el créole, al ser la lengua de un pueblo oprimido, desconocida y reprimida, se transforma en la lengua que conforma la historia de la resistencia. De allí que en la constante lucha por su liberación, el pueblo haitiano resista a través del créole, reivindicándolo, junto con las prácticas vuduistas, para emanciparse del dominio cultural y simbólico, consecuencia (y causa) de un dominio político, social y económico. A lo largo de la historia de Haití sucesivos gobiernos fueron destituidos por insurrecciones. Las batallas en este país se dan a través de las armas, de la religión y de la lengua. Las insurrecciones, la defensa del créole y las prácticas vuduistas, como para sus ancestros, son modos de expresar su identidad.
todos somos haití En medio de un caos económico, político y social, las lenguas están vivas, inscribiéndose también en luchas simbólicas y culturales. Haití oficialmente es un país bilingüe, aunque -como ya vimos- según su legislación lingüística, la oficialidad del créole es más un simbolismo que una realidad. La misma desigualdad, opresión, abandono, falta de cuidado y discriminación que se observa contra los sectores más pobres de la sociedad se refleja en la lengua créole. Una sociedad
que grita desde el analfabetismo frente a un sistema político que en lugar de resolver este problema, trata de acallarla como puede. La política lingüística en Haití prácticamente no tiene lugar y en manos extranjeras es una estrategia de gobierno para avanzar sobre el país. El avance del inglés se corresponde con la intromisión de un Estado poderoso, cabeza de un Imperio que no conoce fronteras territoriales, con un fuerte arraigo cultural y simbólico en todo el mundo. En Haití, este avance, sumado a la simpatía de la oligarquía y a la dominación simbólica que se está generando a partir de los programas televisivos norteamericanos, posibilita el pronóstico de que el inglés podría oficializarse. Y esto se traduce en el carácter intervensionista de Estados colonizadores que siguen buscando la dominación económica, el endeudamiento, que privan de libertad a los pueblos latinoamericanos. Debemos ser conscientes de que a través de la lengua se pliega un mundo, un mundo que avanza donde le dejemos una grieta. Y esto no implica ser puristas con la lengua, sino valorar nuestras fortalezas y buscar modos de manifestar nuestra identidad, de autodeterminarnos. En definitiva, Haití es el país más pobre de Latinoamérica porque fue el primero en independizarse. Y las potencias extranjeras no le perdonaron esta independencia. Como si tuviésemos que pedir permiso para autodeterminarnos y ser libres. Como si tuviésemos que conquistar nuestra propia identidad de antaño, que gime agazapada, amenazada con que el zarpazo extranjero le quite el alma.
bibliografía Bein, R. (2002): Guía de Lecturas de Sociología del Lenguaje. Buenos Aires, CEFyL. Bourdieu, P. (1982). Ce que parler veut dire: l’ économie des échanges linguistiques. París, Fayard. Boyer, H. (1991). Langues en conflit. París, L’Harmattan. Ninyoles, R. (1975). Estructura social y política lingüística. Valencia, Fernando Torres. Confiant, R. (1991). “La littérature créolophone des Antilles-Guyane” en Dix ans de littératures n° 104, enero- marzo. Derrida, J. (1997). El monolingüismo del otro o la prótesis de origen. Buenos Aires, Manantial. Fanon, F. (2003). Los condenados de la tierra. México, FCE. —————. (2008). Black skin, white masks. Londres, Pluto Press. Pierre- Charles, G. (1979). Haití: la crisis ininterrumpida 1930-1975. La Habana, Casa de las Américas. Said, E.: Cultura e imperialismo, Barcelona, Anagrama, 2004.
15
cinco discos cinco
/para una voz en el teléfono Neruda decía que a veces uno se cansa de ser hombre. Del mismo modo, uno se cansa de ser lenguaje, de estar atravesado inapelablemente por palabras viejas, por signos tatuados en los huesos que marcan la cancha de lo que se puede y de lo que no, de lo que existe para nuestros ojos y de lo que solo existe gracias al mero artificio. El lenguaje es una mentira, una farsa fruto de la convención entre unos monos que sometieron a otros y les impusieron una voz —un gruñido— que en nada tiene que ver con la cosa que se intenta designar. Un puente se construye con lenguaje, un corazón se trasplanta con lenguaje, un acelerador de hadrones es puesto en marcha con lenguaje. Pero eso que se puede hacer con el lenguaje solo es posible dentro del lenguaje mismo. Más allá de la palabra no hay nada, únicamente una indeterminación amorfa, cuya experiencia en sí es única e incomunicable, que nada tiene que ver con la vida social. Los primeros jugueteos del infante son una muestra cabal de aquello. ¿Qué designa la queja del recién nacido, hacia dónde se dirige ese malestar cuando, saciados su hambre y su sed, su frío y su calor, se empeña en vociferar su incomodidad en el mundo? O los amantes que, más temprano que tarde, comprenden que todo les sobra, les falta, que todo les estorba para experimentar al otro en su plenitud. Por eso 5 discos 5 donde el lenguaje se mira a sí mismo para darse cuenta de que está de más, de que es inútil y de que el equívoco de Babel no ha sido más que otro riso en el rulo de nuestra limitada y pútrida humanidad.
gustavo zanella
/ locardeux@hotmail.com
Laberintos entre aristas y dialectos – 2007 - Catupecu Machu. Pasados los primeros minutos de la pérdida, el dolor amaina, pero no se va. Y lo que queda, puesto en el papel, no puede ser más que una voz llena de ruido y furia que resignifica al sinsentido. Disco de duelo, por el grave accidente de uno de los integrantes de la banda; disco premonitorio, doble, con algunas reversiones, acústico y eléctrico, fuera del paso del tiempo. El cénit poético de Fernando Ruíz Díaz en la línea de Luis Alberto Spinetta —incluye un cover de uno de sus temas— y del Gustavo Cerati más lúgubre. Poesía y austeridad instrumental, emoción en palabras y en gritos contenidos para una ceremonia, donde lo que se dice y cómo se lo dice ayudan a que mane la sangre para que la herida no se infecte, para que la vida no se pudra.
El exceso y/o abuso de drogas y alcohol es perjudicial para tu salud... ¡Cuidate, nadie lo hará por vos! – 1994 - Flema. Hay algo en la naturaleza adolescente que hace querer gritar y gritar y gritar contra todo y contra todos, y derribar el poder y sacarle la máscara a las cosas y ver la verdad cara a cara. Por eso el punk es tan útil a tales fines. Por eso Ricky Espinosa fue su máximo exponente en la Argentina, su poeta más lúcido, su mártir más célebre. Siempre a contramano, inconforme hasta el cinismo, borracho con lo peor, Ricky, sólo Ricky escupía sus letras dejando en el aire la candidez de sus postulados y su primitiva ejecución del instrumento. Y sin embargo, si buscaba la verdad, Ricky la encontraba. Desde su existencialismo barato, desde sus canciones con tres acordes, Ricky le tiraba tarascones a las tetas de la vida. Este disco es su mordida más plena.
Alfagamabetizado - 1996 - Carlinhos Brown. Por parir gente como esta es probable que Brasil sea el país mais grande do mundo. Cuando ya había tocado todo con todos los grandes, cuando sus canciones ya habían ingresado en el cancionero popular bahiano, cuando ya había fundado Timbalada, cuando la prensa mundial se ya rendía a sus pies; el fundamental, el indispensable, el gran Carlinhos Brown publica su primer disco solista y sorprende con una multitud de climas y ambientaciones. Muy lejos del sonido for export de la música de bahía, este es un disco de sonidos autóctonos con pulso actual, que no se vuelve viejo, que relaja. Sin las estridencias del axé pero sin dejar de ser –por momentos– bailable, alfagamabetizado es una muestra de ese lenguaje en varias dimensiones que, de tan cerca que está, nunca llegamos a comprender del todo.
Salle des pas perdus - 2002 - Coralie Clement. Sueño húmedo de miles de adolescentes japoneses; Corali Clement es una de las más bellas exponentes de la nueva chanson francesa, esos jóvenes modernos y esnobs que, a principios de la década del 2000, decidieron retomar el cancionero de los sesenta parisinos y reformularlo (no mucho) sobre bases electrónicas, mezcladas con la bossa nova y el calipso y mucho, mucho decir a media voz. Casi susurradas las canciones, escritas por su hermano, el gran Benjamin Biolay, remiten casi a lamentos con lágrimas de cocodrilo; pequeñas quejas de amor y desamor en un francés que, de tan sensual y cool, hace querer hablar el idioma de la tentación. Porque, bueno, hay que reconocerlo, ciertas formas del amor nos hacen querer vociferar a más no poder.
Misa flamenca - 1991 - Enrique Morente. ¿Qué mayor griterío que la fe? ¿Qué otra cosa en la experiencia humana más revulsiva que ese creer sin sustento alguno? ¿Qué lenguaje más intraducible y oscuro que aquél que le rinde culto al misterio? Y sin embargo pocas cosas son tan bellas como cuando esa veneración sale de la pluma de grandes poetas españoles como Lope de Vega o San Juan de la Cruz, de músicos forjados al calor del flamenco y de una voz que renovó en los sesenta uno de los géneros más interesantes de la música popular. Peregrinación a los meandros de la voz del cantaor, es una guía, un indicador de que estamos ante una presencia, ajena a lo mundano, que es trascendente. Muy probablemente los dioses jamás digan palabra alguna, acaso no existan, pero ante un tributo así, deberían.
16 opinión
gritar el sentido del mundo
julián ferreyra /
V
ociferar. Por qué vociferar, por qué escribir de vociferaciones; si la vociferación, las lenguas, la glotopolítica y la diglosia me arrastran al pantanoso terreno de la filosofía del lenguaje –ya que si voy a vociferar, lo voy a hacer en clave filosófica–, qué remedio me queda, cada vez más presto como estoy a caer una y otra vez en el pozo de Tales de Mileto. Por qué escribir de vociferaciones, entonces, con lo opaca que me resultó siempre la filosofía del lenguaje (sin duda por ser territorio conquistado por la filosofía analítica –aunque bien podría ser al revés: quizás mi antipatía por la filosofía analítica tenga su raíz en la apatía por ese territorio–, pero no es solo eso, ya que ninguna filosofía del lenguaje logró jamás atraerme, por mucho que me simpatizaran el autor o el ánimo que se internara en esos senderos). Ocurre que el tema “Vociferaciones” me atrajo de inmediato. Quizás porque en el origen de esta colaboración con Andén hay una vociferación. Quizás porque había eludido demasiado la problemática. Quizás porque, por mucha antipatía y opacidad que experimentara, nunca ignoré que la cuestión iba al corazón (o por lo menos al cuerpo) de la filosofía: la filosofía es, después de todo, lenguaje, está constituida de palabras, signos y voces. Quizás porque la cuestión del lenguaje en filosofía siempre me interpeló desde el problema del estilo, cada vez que fui llamado a dar cuenta de por qué escribo como escribo y no de otra manera, es decir, como escribiría otro que no escribe como yo (como si hubiera un estilo neutro en filosofía, como si Platón o Parménides o Descartes o Leibniz o Spinoza o Hegel o Nietzsche o cualquier otro no hubieran hecho del estilo parte de su obra, como si hubiera filosofía sin estilo, sin palabras, sin un modo de abrazar las palabras, como si no tuviéramos necesariamente que empezar por inventar una lengua que vestir). Y cuando estaba barruntando estas cuestiones, encontré esta cita: [Hay que] revocar el permiso que la filosofía se toma en secreto para hablar sobre las cosas, es decir, para viajar lentamente alrededor de ellas y desplegar las estrategias con las cuales las poseerá […].[Proponemos] una filosofía que, por una vez, no proponga ni ruptura ni evasión ni conversión, nada que se parezca a las grandes decisio-
nes sobre las cuales se juega su felicidad. Lo único que hay es un flujo que sube y recubre las significaciones «bien conocidas», un discurso sin prisa que se constituye a sí mismo (Lebrun, G. La patience du Concept, París: Gallimard, 1972, pp. 407-412. Más allá de la agradable sorpresa de leer estas afirmaciones en torno a Hegel –¡qué bello trabajo el de Lebrun para no ver en Hegel una martingala para jugadores supersticiosos, esto es una garantía de conocer la verdad de la verdad de las cosas!–, una incomodidad terrible surgió en mí, incomodidad que está en el principio de estas líneas. Lebrun presenta la filosofía como un discurso que se constituye a sí mismo, un mero flujo, meras ideas, la lengua del buey que solo bien se lame. La respuesta surgió como una vociferación rebotando dentro de mi cráneo: ¡De ninguna manera: no nos resignamos a encerrarnos en la torre de marfil! ¡Queremos, exigimos el mundo! ¡Nos aferramos a la existencia, al nudo metafísico entre la filosofía y la existencia! Pero esto no quiere decir que recaigamos en la vieja alternativa: ser una representación del mundo, un discurso sobre un mundo que existiría en sí, más allá, trascendente, como cosa en sí. No somos dogmáticos. No se trata, sin duda, de la vieja teoría del conocimiento, de la verdad como correspondencia. ¿Para qué entonces la filosofía, si sólo fuera una máquina de repetir lo que ya está allí? En suma: ni el escepticismo radical de Lebrun ni el dogmatismo epistemológico de la filosofía de la representación.
Queremos vociferar. Vociferando, llevando la voz y la palabra hasta sus límites, cubriendo de lengua el mundo, así le damos sentido. El sentido no está allí, no viene dado, no viene con las cosas. Viene con nosotros, con las palabras que se derraman. Si tropezamos con cosas con sentido, con cosas sensatas (esos pocos peligros sensatos), eso es porque alguien ya gritó ese sentido que encontramos, y nosotros absorbemos sus ecos. En lugar de simplemente creer en los sentidos que nos chocan, readyReddy made, en lugar de simplemente afirmarlos o negarlos, la tarea de la filosofía es jugar con ellos, trabajar con ellos,
djulianferreyra@gmail.com
danzar con ellos, para inventar y construir nuevos sentidos. Y como no hay mundo sin sentido (¿Qué sería el mundo sin sentido?), construyendo sentido construimos el mundo, lo que Deleuze llamaba creación de conceptos. No hay que creer por ello que se trata de un fervor individualista y solipsista. En cada grito no escuchamos solo nuestra voz, sino también las voces del mundo, de las estrellas y las piedras y las malezas o de los animales. Un clamor de voces que se entrelazan, tejiendo el mundo. La filosofía juega y danza con las arenas del sentido, pero no puede hacerlo mansa y tranquila. Es un niño inocente (¡Terrible inocencia de creer que se puede crear un mundo!), pero también salvaje. Una vocecita se pierde en el barullo de lo dado, en las voces que manan y se entrelazan. No queremos perdernos. Queremos tener un mundo. Por eso gritamos. Por eso vociferamos. Y con suerte cantamos.
Queremos vociferar. Gritar para llegar desde el discurso más allá del discurso. Sentir su eco en las cosas mismas. Forzar la lengua hasta la diglosia. Hacer de la filosofía como glotopolítica, glotorealismo, glotoexistencia, como bellamente provoca Andén al convocar a escribir estas palabras. Una vociferación que nos choca y nos arrastra. Creyendo que esa vociferación, que sin dudas no comprende el mundo, quizás pueda transformarlo. Y quizás (no se puede todo) Lebrun tenga razón y haya en este gesto algo de deseo de apropiación de la realidad. Algo hay en la voz de deseo de dominación, de metafísica de la presencia, de aseguramiento (seguramente Derrida tenga también razón). Y quizás (peor aún) no sea una cuestión moral, no sea siquiera el problema si está bien apropiarse del mundo, si es legítimo hacerlo. Quizás sea simplemente imposible. Quizás los dogmáticos, al fin de cuentas, tengan razón y el mundo esté allí, enfrentándonos, duro y totalmente determinado por sí mismo. Y los sentidos que le arrojamos reboten y se amontonen inertes en el piso. Quizás querer constituir el mundo no sea más que una fantasía. Quizás la filosofía sea otro nombre de la psicosis alucinatoria. Quizás solo gritamos como locos. Pero siempre es mejor que el silencio.