#71
año iv noviembre de 2012 precio: este periódico I
PARADA OBLIGADA EN LA COMPRENSION DE LA REALIDAD
ilustración por daniel martín - www.dmdesign.com.ar - mardaniel@gmail.com
no se vende
alimentación
2
editorial
L
uego de un largo viaje, llegamos por fin a un nuevo ANDÉN, hambrientos de saberes. A esta altura es evidente que los caminos conducen el andar, por más prevenidos que los enfrentemos. Mucho más si uno transita por vías, donde la posibilidad de improvisación y la libertad de tránsito son trazadas antes de partir. Así, se inició la propuesta temática de este número rondando una necesidad básica de todo ser vivo: la alimentación. Y de a poco fuimos descubriendo en este aspecto de nuestras vidas, que bien puede tomarse como algo colateral –cuya simple y rápida satisfacción nos permite continuar nuestras importantes actividades–, bien puede también, si le prestamos la suficiente atención, modificar y condicionar nuestros propios hábitos de vida. Hay tres ejes centrales que recorren nuestra búsqueda en este número. En primer lugar se encuentra el hecho de que por vez primera en esta historia se da la combinación sobreproducciónhambre. Esta ecuación no tiene nada de complejo, significa que se produce más de lo necesario para que todos subsistan, pero a la vez, y sin perjuicio de ello, hay grandes hambrunas en el planeta. Directamente asociado a este punto se encuentra uno de los argumentos que suele sostenerse para la justificación del uso de los OMG (organismos genéticamente modificados) a gran escala. Este razonamiento consiste en legitimar la aplicación de los desarrollos científico-tecnológicos en materia de producción de alimentos, en el hecho de que contribuirían a palear el hambre en el mundo. Este argumento es falaz, toda vez que del hecho de que se produzca más, se deduce que habrá más (a lo sumo se podrá arriesgar que se acumulará más), pero no que se distribuya mejor. Lo errado de este razonamiento es plantear que la producción y la distribución se encuentran vinculadas, cuando la relación entre ellas es convencional. En ese sentido, podemos notar que si bien no se ha probado que la tecnología resuelva los problemas de alimentación, bien se podrían resolver mediante una política distributiva justa. Si, como decimos, se producen más alimentos que los necesarios para que toda la humanidad se alimente, entonces es evidente que el problema no consiste en la producción sino en la distribución de los mismos. Resta entonces preguntarse por qué existiendo el desarrollo técnico necesario para que se cubran las necesidades básicas, estas persisten y se reproducen. Sin pretender acabar el interrogante, convengamos que las desigualdades son más promiscuas que la justicia.
planta estable
maquinista juan ignacio basso chancho gustavo zanella encargado del salón comedor luciano pablo basso boletero jorge augusto cuello la que hace sonar la bocina lorena barbosa guardabarreras gabriela giambroni la que se pasó de estación maría belén morejón
staff
las que enderezan las vías natalia lópez maría nieves ruiz salas jefe de estación horacio ernesto giambroni el que no vio la barrera pedro pertusi
los que corren la zorra manuel fontenla franco dré
el que corta las vías martín giambroni
la que dice que el tren no tiene que poner guiño para doblar florencia bellagamba
Un segundo eje puede encontrarse en la paradoja de la unificación de los modos de producir alimentos, directamente asociados a la estandarización de los gustos de quienes los consumen. Este factor parece otorgar confianza y seguridad a los consumidores, que en muchas ocasiones llegan a conocer la cadena completa de producción, bien presentada por el marketing empresarial. La adquisición del paquete tecnológico necesario para la producción conforme a los patrones requeridos, deja fuera de competencia a los pequeños productores, quienes no tendrán lugar en las grandes cadenas de supermercados, y restringirán su posibilidad de supervivencia a circuitos alternativos. Como complemento de lo anterior, se debe agregar que estos mecanismos de producción y comercialización, en vez de explotar y multiplicar la variedad, la aniquilan. La explicación pareciera residir en que es mucho más simple limitarse al control y la manipulación de algunos productos claves, cuyo patrón es definido por los grandes productores, que aventurarse en la diversidad de tipos que fueron producidos y son producidos a lo largo de nuestro continente. Los miles de tipos de papas y maíces que existen en América son reemplazados por pocos omg. De allí que la pluralidad histórica cede ante la unidad científica. Por último, nos preguntamos si ese tan citado prólogo de la contribución a la crítica de la economía política tiene algo que decirnos acerca de la alimentación. Parafraseándola, nos preguntamos si pueden nuestras dietas –condiciones materiales para la vida– condicionar nuestras personalidades –superestructura– y con ello nuestros sistemas políticos, parámetros de aceptación, gustos, etcétera. Es decir, en qué medida comer o no comer, por un lado, así como qué comer, por el otro, pueden condicionar nuestras actitudes, nuestras prácticas, nuestras instituciones. La primera relación es evidente: quien no come dudosamente esté preocupado por respetar algún tipo de Institución. La segunda es algo más polémica: pensar que lo que nos alimenta nos condiciona parece una clara extralimitación del pensamiento. Sin embargo, si admitimos que la cultura se mueve al ritmo de los hábitos, debemos preguntarnos quiénes son sus verdaderos productores, por qué salir a comer a determinado lugar nos hace sentir bien, qué hay detrás de ello, cómo se forman nuestros gustos, quién gobierna verdaderamente nuestras emociones… Curioso y persistente es el transitar de esta máquina, que desde los márgenes del pensamiento –conurbano profundo– fagocita los pulcros planes sistémicos.
el que no se quiere bajar del tren césar maffei el que pinta grafitis en la estación daniel martin el que insiste con el carbón gustavo guevara las que pasan por abajo del molinete bárbara aguer giselle méndez carla wainsztok las que se roban los quebrachos ana laura suarez cassino viviana montes los que se dedican a otra cosa yanina foti nicolás alejandro miguez colgados del tren, como racimos grupo de estudios para la liberación (gel): bárbara agüer, juan ignacio basso, martín forciniti, juan francisco martínez peria, mercedes palumbo, ezequiel pinacchio, soledad ramati, tomás rosner y santiago sánchez caminantes de las vías que se detienen en esta estación magdalena grass, martin lema, pablo gabe, maximiliano turri, patricia aguirre, natalia pusineri, fernanda jara, natalia lentino y facundo geli
boleto
gratarola
www.andendigital.com.ar
3
geopolítica Existen en el mundo 7 mil millones de personas y, según la FAO1, la humanidad dispone en el presente de la capacidad
para alimentar a 12 mil millones de personas. Sin embargo, el 15% padece hambre y otro tanto padece obesidad por la mala calidad de los alimentos. ¿Cómo es esto posible? A esta altura de la historia, no hace falta apelar a las estadísticas para saber que, como dijo Mahatma Gandhi a mitad del siglo pasado, “la tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades de todos los hombres, pero no la codicia de unos pocos”.
otra economía posible:
cooperativas de
consumo
En los últimos 30 años, la OMC (Organización Mundial del Comercio) impulsó la privatización y liberalización de la agricultura a nivel mundial y con ella la preponderancia de las empresas transnacionales en la producción, distribución y comercialización de alimentos. En este marco, la Argentina reconfiguró su lugar en la economía mundial, dando lugar al agronegocio, cuya producción de mayor importancia económica es la soja. Consolidado durante los últimos 30 años, el agronegocio implicó e implica hasta el presente: expulsión forzada de campesinos y pobladores rurales, la concentración de la tierra en menos manos, aumento del desmonte (de 1998 a 2006 se han deforestado en Argentina 2 millones 300 mil hectáreas2), pér-
dida de la diversidad de alimentos disponibles (tierras antes destinadas a alimentos, ahora se destinan a producir soja, por ser más rentable3), y la afección de la salud de la población
con consecuencias mortales por el uso del agrotóxico “glifosato”.
en los últimos 20 años, amparado por la Ley de Supermercados, que los supermercados se consolidaron como oligopolio en la venta minorista de alimentos.5
Este es un fenómeno reciente que sin embargo está arraigado culturalmente.
¿Es posible, no obstante, aportar a otra forma de consumo de alimentos? No solo es posible, sino que es también necesario. Las ferias de comercio justo son espacios donde el consumidor toma conciencia de la oportunidad de adquirir alimentos frescos y sanos. Al mismo tiempo, contribuye a la creación de trabajo genuino y cooperativo, el cuidado del medio ambiente, la ocupación del territorio y el resguardo de los saberes e identidades de nuestra tierra. El asistir a una feria, es también un espacio de aprendizaje de cómo crecen las plantas, de cómo se trabaja, de disfrutar la alegría de encontrarse, muy alejado del automatismo del hipermercado. Invitamos a los lectores a acercarse a la feria más cercana de su localidad o de su barrio. De esta manera, hacemos que otra economía sea posible. Algunas Ferias y páginas a las cuales consultar por productos: www.elgalpon.org.ar puentedelsurcoop.com.ar www.redtacuru.com.ar www.iriarteverde.com.ar Feria del Encuentro. Centro Cultural La Sala. Capital Federal. Feria Verde de Tigre http://feriadecomerciojusto.blogspot.com.ar http://www.compremoslonuestro.com.ar/paginas/comerciojusto_pag3.asp
En resistencia a la codicia de unos pocos, numerosos movimientos sociales de zonas rurales se organizaron en la defensa de su forma de vida, mostrando con su práctica cotidiana que otra forma de relacionarse para producir y abastecerse de alimentos era y es posible. Así nacieron diversos movimientos de campesinos, pequeños productores, indígenas (Mocase, Mocafor, Movimientos Agrarios de Misiones, Ferias Francas de Misiones y Corrientes, Apenoc, UST, entre otros4)
que más allá de especificidades de historia y objetivos cuentan en común en ser la realidad tangible de las economías regionales, que defienden la tierra y el ambiente, eliminan la intermediación usuraria en la venta de sus productos manteniendo las fuentes de trabajo.
A partir del despertar al neoliberalismo que significó la crisis de 2001, las organizaciones comenzaron a regenerar las ferias locales regionales y redes de abastecimiento en donde el mercado volvía a tener el significado de encuentro entre consumidor y productor, llevando a la práctica un comercio justo con equidad. Ya no esperaban que el intermediario fuera a comprarles al campo a precio de usura, sino que salían ellos con sus productos a encontrarse en la feria. Es en la feria donde se reconstituye el lazo social, se intercambian y revaloran saberes artesanales, donde la garantía del consumidor es conocer, sin intermediarios, a los que trabajan la tierra.
magdalena grass/ malenagrass@hotmail.com
Las ferias locales fueron también parte de la historia de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano previa al neoliberalismo de los ´90. Los vecinos asistían al mercado municipal de cada barrio donde los productores de los alrededores ofrecían el fruto de su trabajo. En ciudades provinciales como Cañuelas o Bragado, existían las ferias en que los productores locales llevaban su elaboración de dulces, conservas de todo tipo, plantas, embutidos, huevos, leche, quesos. Si nos aventuramos en la reconstrucción de la memoria local, muchos viejos almaceneros nos recordarán el cierre de su local cuando los supermercados se impusieron en el barrio y en las localidades. Es
1 Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de la ONU. 2 Fuente: Subsecretaría de Planificación y Política Ambiental de la Nación. http://www.ambiente.gov.ar/archivos/web/File/032808_avance_soja.pdf 3 Desde 1990 a 2008 la soja fue el que más creció con un 358% frente a otros alimentos como carne, leche, hortalizas, arroz, trigo, otros cereales, algodón. Fuente: GER: Grupo de Estudios Rurales, Gino Germai, UBA. En base a Dirección de Mercados Agroalimentarios. SAGPyA. 4 Mocase: Movimiento Campesino de Santiago del Estero, Mocafor: Movimiento Campesino de Formosa, Apenoc: Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba, UST: Unión de Trabajadores sin Tierra de Mendoza. 5 Análisis del economista Julio Gambina.
4
diálogo
el mundo sigue andando aunque haya gente mal informada”
giselle méndez / mendez.giselle@gmail.com
diálogo con el lic. martín lema
una de los temas más controvertidos de los últimos tiempos en materia de agricultura y alimentación es el uso de agroquímicos y organismos genéticamente modificados (omg). nada mejor para echar algo de luz que conversar con martín lema, licenciado en biotecnología y director de la dirección de biotecnología del ministerio de agricultura, ganadería y pesca. una charla en donde no quedaron afuera el temor a lo nuevo, los intereses solapados y los peligros del monocultivo.
Andén: Casi 20 años después de haberse aprobado el primer OGM en el país ¿casi el total de la soja que se cultiva es OGM? M.L: Sí, Prácticamente toda y lo mismo pasa con el maíz y con el algodón. Casi la totalidad del comercio es con semillas OGM. Eso no quita que en el caso por ejemplo del maíz tradicional haya una producción muy importante en el norte que tiene su propio tipo de producción y en donde no se utilizan OGM, pero lo que hace al mercado formal de semillas es casi todo OGM. Andén: ¿Por qué tuvo tanto éxito el cultivo con semillas OGM? M.L: Uno podría señalar varios factores: agrega ventajas para el productor, las plantas tienen mayor productividad y que son ventajas que también se podrían haber obtenido con otras tecnologías como el mejoramiento tradicional o la mutagénesis. En este caso se obtuvieron primero y más fácilmente por ingeniería genética y esas ventajas llevan a que el agricultor las busque. También es cierto que las compañías semilleras tratan de acumular ventajas en un mismo producto, entonces por ahí no es solamente la modificación genética sino también la modificación genética por transgénesis puesta en el mejor contexto, con el mejor background genético. Entonces vos tenés buenas variedades que son ofrecidas con la modificación genética adentro. Más todo el trabajo de promoción y venta. La industria semillera apostó a usar esa tecnología y los productores la tomaron. Andén: Teniendo en cuenta ese éxito, ¿no tiene ninguna contraindicación o desventaja llevar la totalidad de la agricultura comercial al uso de transgénicos? M.L: No porque, desde el punto de vista de lo que generalmente se le señala que es la inocuidad alimentaria y el cuidado del medio ambiente, son tecnologías seguras. Su seguridad está probada ante los organismos oficiales incluso – y esto puede sonar a compadrada – pero se puede estimar que son más seguras que otras alternativas nuevas que entran al mercado que no sean transgénicas porque no están tan chequeadas. Andén: Siguiendo con esto de la seguridad. ¿Por qué creés que está instalada la idea de que los OMG podrían llegar a causar daños a la salud? M.L: Yo creo que se han sumado varios factores, algunos relativamente más inocentes que otros no tan inocentes. En el extremo de lo más inocente uno podría pensar en lo que es la desconfianza hacia lo nuevo. Los alimentos derivados de cultivos OGM son pre-
sentados como provenientes de una tecnología nueva, creada recientemente por el hombre y que eso podría crear riesgos desconocidos. Habría que ver cuánto asidero tiene eso en la realidad. Después tenemos lo que yo llamo “el tiro por elevación”; es decir, intereses que justificadamente o no están en contra de determinados actores económicos y en vez de ir al núcleo de lo que les molesta tratan de difundir una imagen negativa de las tecnologías o productos. Andén: ¿Cuáles serían estos intereses? M.L: Son detractores del origen, de quién comercializa, no porque de entrada se sospechara que el producto sea peligroso, sino más bien porque tienen un desacuerdo ideológico o anticipan que desde tal fuente va a haber problemas si comercializan alimentos o productos relacionados con alimentos; para oponerse a eso, en lugar de hacer foco en los aspectos que realmente les preocupa que quizás son más difíciles de comunicar al público en general, recurren a demonizar y lanzar rumores acerca de estas tecnologías y sobre la seguridad de esas tecnologías, lo cual tiene un impacto mucho más inmediato en la persona promedio de la calle. Si le dicen que hay un riesgo sin entender de qué se trata el riesgo, por precaución se retraen. Creo que les preocupa la forma de trabajar que tienen los que manejan estas tecnologías. Andén: Hay cada vez más estudios acerca de la peligrosidad del glifosato. ¿Cuál es la política oficial con respecto a eso? M.L: Yo estoy a cargo de la Dirección de Biotecnología, nuestro trabajo tiene que ver más con la revisión de que los cultivos sean seguros para el medioambiente y para la alimentación, no tanto con el lado químico cuando hay un paquete; por ejemplo, un cultivo resistente a un herbicida. La evaluación y la certificación de ese herbicida es seguro para ser utilizado y la forma de utilización depende del SENASA. De todos modos, todo esto depende del Ministerio de Agricultura y con esto no estoy evadiendo la pregunta, simplemente aclaro que el interlocutor más adecuado probablemente esté en el SENASA. Ahora bien, dicho esto, pasa lo mismo que con los OGM. SENASA ha evaluado el agroquímico, su inocuidad o cuál es el nivel de peligrosidad que tiene y ha evaluado que, utilizado de la forma que se supone que tiene que ser utilizado, es un producto que no es riesgoso. De no estar usando glifosato, hoy día se seguirían usando productos de tecnologías desarrollados antes, que por la clasificación de peligrosidad de la organización mundial de la salud son más peligrosos. La cuestión es que es un producto como otros herbicidas y agroquímicos que han pasado por los controles del gobierno y que
5
diálogo este estima que son seguros siempre y cuando se utilicen de la forma que se recomienda su uso. Andén: Entonces, ¿la responsabilidad queda en manos de los particulares que hacen uso? M.L: Sí. Si hay un mal uso y se rocía donde no se tiene que rociar y hay un contacto con el medioambiente y con las personas que no es el que se preveía y eso acarrea un daño, el responsable es el que dispersó ese producto. No el que lo vendió. La responsabilidad podría estar con el desarrollador del producto si el desarrollador o el vendedor hubiese ocultado información sobre su seguridad; es decir, si conociera algo sobre su seguridad y no lo hubiese revelado. Pero asumiendo que se conoce la totalidad de la información han sido evaluados como seguros por el gobierno. De todos modos, esa decisión siempre está sujeta a una revocación siempre que aparezca evidencia sólida de lo contrario. A partir de ahí, si hay un mal uso y eso acarrea un daño, el responsable es quien hizo el mal uso; y si alguna vez ocurriese un daño aparecido luego de un uso aceptado entonces habría que revisar lo que se sabe de ese producto y revocar su autorización. Andén: ¿Las tecnologías para realizar OGM tienen desarrollo local o simplemente replican tecnologías extranjeras? M.L: Depende de qué parte del desarrollo se mire la respuesta es diferente. Por ejemplo, si mirás lo que es la ingeniería genética propiamente dicha hoy día, sí hay desarrollo local ya que en el Conicet y en el INTA hay investigadores que desarrollan sus propias plantas transgénicas para distintos problemas, algunos de los cuales son muy propios de Argentina y ninguna otra entidad en el mundo se está ocupando en desarrollar ninguna solución, por ejemplo enfermedades como el mal de Río Cuarto. Lo que ocurre es que a pesar de haber desarrollo local a nivel científico tecnológico todavía no hay productos genéticamente modificados por argentinos en el mercado argentino. Eso atiende a razones históricas y de contexto, como ser que la tecnología se originó en otros países y además la regulación para chequear que estos productos sean seguros es muy pesada económicamente, no porque el estado lo cobre, sino que los estudios que hay que enviar a hacer para luego presentar ante el estado son muy costosos y llevan mucho tiempo. No están al alcance de cualquier investigador argentino. Por ahí está al alcance de un investigador o una empresa argentina generar un cultivo OGM pero no está al alcance de cualquiera demostrar que ese cultivo es seguro. Por suerte, eso está cambiando. En este momento hay empresas argentinas que se empiezan a asociar, el caso más conocido es INDEAR, y apoyar el desarrollo comercial de OGM; y esperamos que de aquí a unos pocos años haya cultivos desarrollados por argentinos que estén disponibles a la venta para agricultores argentinos. A nivel del mejoramiento sí hay trabajo argentino puesto en las variedades que ya están en el mercado. Andén: ¿Existe hoy un mercado de animales OGM en nuestro país? M. L.: No existe ningún animal OGM que un productor pueda comprar y utilizar. Sí hay animales OGM para desarrollar investigación con el fin de llegar a un producto aplicable para ser comercializado el día de mañana pero no se pueden hoy comercializar ya que no han afrontado las pruebas de bioseguridad. Tenés las vacas de Biosidus que son vacas OGM para que produzcan fármacos en la leche, no van a ser utilizadas como alimento sino que son únicamente medios para producir fármacos. Andén: En muchos países del mundo se etiqueta a los alimentos indicando si han sido producidos con OGM, ¿por qué no ocurre eso en nuestro país? M.L: Porque no hay una norma que lo requiera. Lo que quizás es importante considerar es por qué en otros países se hace eso. La posición argentina que se ha discutido en el marco del Codex Alimentario -que es un organismo multilateral que regula los standards en alimentos- es que no hay ninguna razón de inocuidad alimentaria para requerir el etiquetado de los OGM ya que se supone que en los países hay sistemas regulatorios que dictaminan que son seguros para comerlos. Se liberan al mercado una vez que se ha chequeado que son seguros, por lo tanto no hay nada que avisarle al consumidor por medio del etiquetado con respecto a la inocuidad de ese producto. Es más, el uso del etiquetado, algunos consideran que pueden inducir a error: si el consumidor toma el producto y ve que le avisa que es OGM y no le avisa por qué le está avisando sería perfectamente válido que presuma que le avisan porque hay algún riesgo para su salud. De la misma manera que los cigarrillos avisan que producen cáncer. Visto desde esa óptica las normas para OGM no están basadas en una necesidad de proteger al consumidor sino en una necesidad de manipular su consumo, más que de orientarlo neutralmente. Anticipando que el consumidor lo va a rechazar por no entender muy bien por qué le están avisando que eso esta genéticamente modificado. Si un país alega que tiene una ley de etiquetado para proteger a los consumidores ese estado estaría incumpliendo con su rol de brindar seguridad. Uno de los roles del estado en materia alimentaria es cuidar que los alimentos sean seguros antes de llegar al consumidor. No dejar que este se arregle solo. Otro argumento que se alega es el derecho a saber, por lo tanto se requiere el etiquetado sin más fundamento que eso. En ese caso estamos hablando de un requerimiento arbitrario (sin darle un sentido peyorativo) simplemente porque al consumidor le piache que quiere saber. Al ser subjetivo dependerá de cuántos consumidores lo quieren, de que esto llegue a los legisladores, y de que estos lo hagan. Hay que tener en cuenta que el etiquetado no es neutral en términos de costo para la industria. Implica segregar. Mantener canales para OGM y canales para los que no lo son con la consecuente necesidad de preservar algunos de una manera diferente que tienen un costo. El etiquetado sin fundamento pone en la balanza el interés de ciertos consumidores
con los costos de la industria. De ahí que en algunos países haya y en otros no, lo que no implique que se cuide la inocuidad más en unos que en otros. En la Argentina no se etiqueta pero sí se realizan los controles. Andén: Teniendo en cuenta que casi la totalidad del cultivo de soja, maíz y algodón es transgénico hoy en día, ¿se puede pensar que es un modelo sustentable a largo plazo? M.L: La sustentabilidad no depende de que sean transgénicos. Lo que quizás es un desafío para la sustentabilidad es el monocultivo. La concentración en uno solo produciendo mucho eso y poco de lo demás. Es poco sustentable desde el punto de vista ambiental, poco sustentable desde el punto de vista económico, poco sustentable desde la seguridad alimentaria pero cualquier política que intente corregir eso tiene que remar contra un desbalance de ventaja económica que tiene hoy día cultivar ciertas cosas y no otras. Corregir la tendencia que puede tener el conjunto de los productores hacia el monocultivo es ir, de alguna manera, en contra de los intereses económicos por lo que no es sencillo resolver. Este problema, en este momento, no depende de que el cultivo sea genéticamente modificado. Aun si no lo fuera, también tendríamos monocultivo y así mismo tendríamos los problemas y los riesgos de sustentabilidad ambiental y socioeconómica que tenemos hoy. Que sea transgénico es prácticamente anecdótico. Se podría alegar que por serlo da ventajas económicas pero de nuevo, la culpa no es que sea transgénico sino de un contexto mundial. Como biotecnólogo te diría que la solución sería que hubiese OGM con ventajas en otros cultivos, esos que van a hacer incentivos para que los productores cosechen esas otras cosas. Andén: Se está discutiendo la nueva ley de semillas. Las organizaciones de campesinos y pequeños productores tienen una posición bastante dura en relación a esta, las semillas transgénicas y la protección de la biodiversidad. ¿Cuál es tu posición? M.L: Nuevamente se están mezclando peras y manzanas. Una cosa es la ley de semillas actual y los proyectos para modificarla y otra que tienen que ver con los derechos de propiedad intelectual y quién cobra regalías o no por la venta de semillas, y hasta qué punto el agricultor puede seguir utilizando o reutilizando la semilla pos cosecha, y otra las cuestiones ambientales. Nuestra área ha tenido poca incidencia en esos proyectos de ley porque no se mete con temas biotecnológicos en particular. Se regula sobre lo que es el germoplasma en particular y los derechos intelectuales en general. Y vuelvo a lo mismo, como aquellos que están disconformes no pueden comunicar del todo meten otras cuestiones con la que pretenden desalentar las modificaciones. Hablan de las empresas, de los transgénicos, de los riesgos y eso no tiene nada que ver con los transgénicos. Habla de todo tipo de cultivos. No pretendo juzgar ni un lado ni el otro, ni que sus razones de fondo sean mas o menos válidas, simplemente creo que están errando en la forma de criticar. Andén: Da la impresión de que la crítica a la biotecnología en la Argentina está ganando la batalla desde el punto de vista comunicacional. ¿Pensás que es así? M.L: No sé si vale la pena pensarlo como una batalla. Si de un lado se busca el confrontamiento y del otro se sigue trabajando sin confrontar, no sé si hay una batalla. Pero suponiendo que haya una pugna por la forma de comunicar, el qué se comunica también depende de cómo se mida. No se demostró, después de veinte años, que tengan impactos contra la salud…el mundo sigue andando aunque haya gente mal informada. Una cosa es la realidad, otra, la percepción y otra el impacto que esa percepción tenga en la vida diaria.
6
religión
una forma de vida pablo gabe /
el presente artículo busca describir y reflexionar acerca de uno de los temas que más caracterizan a la tradición judía: su forma de alimentación. sus orígenes, el sentido de su cumplimiento y algunas curiosidades técnicas nos acompañarán en el presente trabajo
El judaísmo, como forma de vida, entiende que el judío vive bajo un sistema de reglas que rigen todos los aspectos de su vida. Desde que nace hasta que se muere, desde que amanece hasta que anochece, la Halajá1, tiene establecido una serie de diferentes códigos para que podamos vivir a través de ellos. La alimentación, necesidad básica de todos los seres humanos, es también entendida como tal en la tradición judía. A partir de esta idea, podemos asegurar que existe una forma judía de alimentarse, es decir que hay reglas que limitan los alimentos que como judíos podemos o no ingerir. La base para estas leyes se encuentra en la Torá2. Allí solamente podemos ver el listado de animales permitidos y prohibidos, así como también la base en la prohibición de la mezcla de carnes y lácteos, y la manera en que los mamíferos deben ser faenados. Los detalles técnicos, las razones por las cuales debemos tener este tipo de comportamiento, las demás interpretaciones y los procedimientos legales se encuentran extensamente desarrollados en la Literatura Rabínica3. Los ali-
mentos permitidos en la tradición judía se denominan Kasher4. Desde un punto de vista más descriptivo, podemos comenzar enumerando el listado de animales mamíferos que se nos está permitido ingerir: la vaca, la cabra, el ciervo y la oveja. Además de sus correspondientes derivados. La razón por la cual podemos comer únicamente esta clase de animales se encuentra en el texto bíblico, donde se nos explica que solamente podemos comer aquellos animales que tienen la pezuña hendida en dos mitades y que también son rumiantes5. Por otra parte, solo con los mamíferos y con
las aves se nos impone no poder matar al animal de cualquier manera sino de la forma en la que Dios nos ha de indicar6. Con relación a las aves, solo está permitido comer las que sean de corral, sin enumerar más características7. Dentro del mundo marítimo, también existen prohibiciones en la alimentación. Solo se nos está permitido ingerir peces que tengan escamas y aletas8, con lo cual quedan fuera de la lista de los permitidos todos los moluscos. Otra prohibición que aparece en el texto bíblico es acerca de la mezcla de carnes con lácteos. Esta idea también se encuentra dentro de la Torá, en tres oportunidades9. Si bien las razones de todas estas prohibiciones no aparecen detalladas en el texto bíblico, los sabios de la literatura rabínica se encargaron de establecer puentes entre el texto sagrado y los diferentes tiempos que se viven. Las diferentes interpretaciones de los sabios recorren los siglos de historia. Vamos simplemente a compartir algunas de ellas. Cuando se nos pide que el mamífero que vayamos a comer sea rumiante y con pezuña partida, nuestros sabios de bendita memoria intentan establecer un vínculo entre la naturaleza de estos animales y el comportamiento humano. ¿Qué es un animal rumiante? Es un animal que posee cuatro estómagos (Rumen, cuajo, panza y estómago) y que al ingerir el alimento no lo mastica, ya que carece de los dientes necesarios para dicha acción. Lleva el bolo alimenticio hasta uno de sus estómagos, donde lo procesa. De ahí vuelve hacia la cavidad bucal, para ir a otro de los estómagos. Así hasta finalizar el recorrido por todos e ingerir definitivamente su alimento. Esta actitud es deseablemente comparada con un hombre que no actúa por impulso, sino que medita antes de llevar a cabo algo. El acto de regurgitar la comida y no tragarla directamente (por parte del mamífero) es comparado con la esperable actitud del ser humano de no dejarse llevar por sus impulsos. Siguiendo esta misma idea, el hecho de que el mamífero tenga su pezuña partida, también tiene un sentido metafórico para el ser humano. El animal que tiene la pezuña partida no está físicamente establecido en la tierra. La pata de dicho ani-
mal está levemente elevada. Así es que los sabios esperan esto del hombre, que pueda elevarse, que no sea solamente terrenal sino que pueda tener actos que lo eleven en su calidad de individuo. Con relación a las aves, también se establece un paralelismo. Solo se nos es permitido comer las aves de corral, que solo comen productos naturales. Las aves prohibidas con aquellas que comen carroña, que comen de un animal que murió. O peor, que esperan que se muera para ir y comer sus restos. Se trata de buscar la solidaridad y no dejar morir al otro. Por otra parte, solo los mamíferos y las aves tienen una forma especial de ser faenados. En hebreo se denomina a esta forma Shejitá10. Básicamente es un procedimiento en donde se realiza un corte directo de ida y vuelta sobre el cuello del animal, proporcionándole una muerte instantánea. También se busca fundamentalmente que se produzca un sangrado inmediato del animal, ya que, según la tradición judía, la sangre es la vida del animal11. Posteriormente al faenado, se colocan los diferentes cortes de la carne sobre una parrilla sin fuego. Se cubre la carne con sal gruesa de manera que la sangre que no salió en el faenado, pueda drenar en ese momento12.
7
religión El caso de los peces tiene un significado similar al de todo el resto de los animales. Por definición técnica, todo pez que posee escamas también posee aletas. Las escamas de los peces son la piel que recubre su organismo, pero es diferente a la piel real que poseen otras especies. Los sabios entienden que las escamas le dan una mayor permeabilidad con su mundo exterior. Eso mismo se desea del ser humano, que no sea un ente solitario sino que tenga la capacidad de interactuar con su mundo exterior, aprendiendo lo bueno y brindándose a la sociedad. Por último, la prohibición de mezclar carnes con lácteos. El versículo desde el cual nace esta prohibición reza así: “No cocerás al cabrito en la leche de su madre”. Como mencionáramos anteriormente en una nota a pie de página, este versículo aparece repetido en tres oportunidades. Los sabios interpretan esta repetición y sostienen que la prohibición es sobre la cocción, la ingesta y la comercialización en forma conjunta13. Las razones profundas de estas prohibiciones se encuentran en todo un capítulo del Talmud14. Podríamos entender que la prohibición es respetar la naturaleza y no cocinar a un cachorro en la leche de su propia madre, cuando en realidad debería alimentarse de ella. O pensar que llevar a cabo un ritual de esas características es una forma de agotar los recursos naturales: no matar a la cría con aquello que debería hacerla crecer. Miles de interpretaciones pueden proporcionarse acerca del concepto de la alimentación Kasher. Se ha dicho que es más sana desde un punto de vista médico. No lo descartamos, pero no es el fin de la alimentación Kasher, su razón de ser es una cuestión religiosa y espiritual. Creo que lo más destacable es que se busca generar un hábito en la conducta, incluso a la hora de alimentarse. Buscar elevarse en lo espiritual a través de un acto tan mundano y cotidiano como es el de comer. De esta manera elevar nuestra calidad de vida en todos los ámbitos.
1 Ley Judía 2 La Torá son los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. También recibe el nombre de Pentateuco. 3 La literatura rabínica es aquella literatura que comenzó a generarse con posterioridad al exilio judío hacia babilonia, alrededor del siglo IV aproximadamente antes de la era común. Esta literatura se sigue desarrollando hasta el día de hoy, de la mano de los redactores de las diferentes responsas. Estas son, respuestas legales a preguntas que no han sido contempladas en las diferentes fuentes judías. 4 Del hebreo, aptos. 5 Levítico 11: 2 y Deuteronomio 14: 4 6 Deuteronomio 12: 15 7 Levítico 11: 13-19 y Deuteronomio 14: 11-15 8 Levítico 11: 9-11 9 Éxodo 23: 19, Ibíd. 34: 26 y Deuteronomio 14: 21 10 Los procedimientos de la Shejitá están descriptos en el Talmud, Tratado de Julín, capítulos 1 a 3. 11 Deuteronomio 12: 16 12 Algo que debemos agregar de los mamíferos es que, a causa de un episodio ocurrido en Génesis 32: 32, no se comen el nervio ciático del animal. Debido a la dificultad de cortar ese nervio, no se comen los cuartos traseros del animal. 13 Una prohibición por cada oportunidad que aparece en el texto bíblico. 14 Talmud de Babilonia, Tratado de Julín, capítulo 8
el pan
maximiliano turri /
Hablar de alimentación, de comer, es hablar casi de su sinónimo: el pan. Y hablar del pan es hablar de la cotidianeidad, de todos los días. La experiencia del pan no hace distinción de condición social o lugar geográfico. El pan es un elemento que acompaña la vida del ser humano y que marca su existencia. Es el pan que se consigue “con el sudor de tu frente” (Gn 3,19) y que por eso es orgullo y satisfacción. Pero a su vez es miedo de no poder alcanzarlo, ya que la ausencia del trabajo quita la expectativa de tenerlo sobre la mesa. Tener todos los días el pan es orgullo para el que lo alcanza con su trabajo honesto, pero es también indignidad si a ese pan se accede por la utilización malsana en el clientelismo o en la instrumentalización eleccionaria. Reducir el pan que alimenta y da la vida a una lógica en la que se domina, es hacer de las personas mendigos del plato a cambio de su dignidad. Y no poder accederlo porque la salud se deteriora o por el paso de los años, es trasformar el pan en signo de muerte, ya que alcanzarlo se hace cada vez más difícil. El pan es lo cotidiano, el pan es lo necesario, alimentarse es vivir. Pero la experiencia cotidiana nos demuestra que cada día nos alimentamos, que cada día comemos y al rato volvemos a tener hambre. Nunca terminamos de alcanzar ese pan que nos sacie verdaderamente; que nos consiga la plenitud al deseo de vivir. A lo cotidiano también se suma lo repetitivo. El hecho de repetir actos nos puede llevar a que la cotidianeidad se convierta en hastío o pérdida de sentido. Por eso también la cotidianeidad necesita estar atravesada por un día en el que la comida sea distinta; o sea, el banquete o la fiesta. La fiesta de sí marca la ruptura de lo cotidiano, de lo repetitivo. Para la fiesta se despliega toda una presentación que se reserva para ese momento. No se come con el mismo mantel, no se usan los mismos vasos y si se puede, no se come la misma comida. Si no salimos de la rutina, la monotonía nos consume y ya no nos queda nada por festejar. El banquete de por sí es derroche, abundancia. Se prepara con mucha anticipación y no se miden los costos; se hace y por eso vale la pena gastar lo que haya que gastar. La única condición es que exista una causa, se debe hallar una razón que motive el banquete, ya que si no, nunca serán justificados los esfuerzos para poder celebrarlo. Así, lo cotidiano reclama ser rescatado. Es urgente
hallar a ese pan que sacie el corazón del hombre; corazón hambriento de sentido, buscador de vida plena. Un pan que transforme una vida que muchas veces abunda en el sinsentido de la existencia. Entonces nos podemos preguntar: ¿Existe un pan que logre saciarnos, darnos la vida en plenitud? ¿Será posible alimentarse de él y salir del hastío que muchas veces tenemos que vivir en lo cotidiano? ¿Habrá un pan que sea capaz de colmar nuestras búsquedas más profundas? Jesús en los evangelios vivió y habló sobre este tema; Él aceptó la invitación a comer y a compartir las comidas (Mt 11,19), recomienda a sus discípulos que acepten todo lo que les ofrezcan (Lc 10,8) y también llegó a decir así: “mi Padre les da el verdadero pan del cielo” (Jn 6,32) “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre” (Jn 6,35) “El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo” (Jn 6,51) Los cristianos, en el banquete que cada domingo celebramos en la Misa, revivimos esta comida Santa. Es al mismo Jesucristo, a quien descubrimos por la Fe, y comemos en la Eucaristía. Es la misma Vida Divina que se nos da y nos alimenta para el cansancio de la vida cotidiana. Comida que nos transforma y que nos permite seguir como caminantes. No errantes, sino peregrinos hacia la Patria eterna, con la certeza de que nos dan sus palabras. Ante un mundo hambriento de sentido, el Pan de la Misa, la hostia consagrada o la Eucaristía, son la respuesta que Dios quiere dar al hombre y alimentarlo con un pan sustancial que quiere colmar todos los deseos profundos de su corazón.
8
diálogo diálogo con patricia aguirre
giselle mendez /
mendez.giselle@gmail.com
comer es una necesidad fisiológica; sin embargo, qué comer, cuándo y dónde es materia de discusión. los seres humanos navegamos cotidianamente entre nuestras necesidades biológicas y las posibilidades que el medio en que vivimos nos ofrece para satisfacerlas. con la idea de reflexionar sobre la situación actual en torno a qué comemos, charlamos con la antropóloga patricia aguirre, especialista en alimentación. ¿la revolución empieza en la cocina?
ANDÉN: ¿Cómo conviven en la actualidad los saberes tradicionales respecto a la alimentación con la industria? Patricia Aguirre: La industria agroalimentaria es una constante; Incluso en este momento si vos vas a áreas rurales domina la alimentación industrial. El tema de alimentación regional, de los alimentos regionales, del patrimonio gastronómico local ha sido arrasado. Cuando se mueran estas abuelitas murieron los saberes de montones de productos regionales definitivamente (si no los tomó la industria local artesanal). ANDÉN: ¿Hay actualmente alimentos suficientes para cubrir las necesidades de la población mundial? P. A.: Desde 1985, tenemos alimentos suficientes para todo el mundo. Pero ese mismo año, cuando estadísticamente había alimentos suficientes para todo el mundo, hubo 780 millones de desnutridos. Eso significa para nosotros, desde el punto de vista de la problemática, que colapsa la visión malthusiana de una carrera entre población y producción, porque la producción ganó la carrera. Desde ese momento siguió aumentando la disponibilidad. En este momento tenemos 3800/3900 aproximadamente kilocalorías por persona por día. Siguieron aumentando también los desnutridos y además tenemos 1500 millones con sobrepeso. Acá está pasando algo con la alimentación que no tiene que ver con los alimentos o con la producción agroalimentaria. ANDÉN: ¿Cuáles son los aspectos negativos que tiene la producción industrial de alimentos? P. A.: Yo le puedo hacer muchísimas críticas a la producción agroalimentaria. La primera de las cuales es que no es sustentable. Esta forma de producir nos lleva al colapso ecológico. Esta agricultura está basada en el petróleo, un recurso no renovable. No se basa en el petróleo que tira la maquinaria, sino en agro-tóxicos, las largas cadenas de hidrocarburos que forman los fertilizantes.
No hay que llamarlos agrotóxicos, hay que llamarlos por su nombre: veneno. El problema acá está en la dosis, un agrotóxico es un veneno. Los conceptos cargan de significado las cosas. Hace muchos años, cuando ibas a una explotación agrícola de yerba, tabaco, girasol, generalmente las chiquitas o medianas, se fumigaban a mano. Iba el tipo con la mochila. Yo he ido hablando con un productor familiar y él mientras hablaba conmigo tiraba veneno. Yo pensaba: “bueno lo voy a respirar hoy y trataré de no estar vomitando esta noche”. Pero él hacía eso cada quince días y me decía: “sí, yo las tengo que curar a las plantas”. Ponerles veneno era curar a las plantas. Si vos estás curando, estás administrando un medicamento; eso te lleva a, por ejemplo, no tener que protegerte. Las asociaciones llegaban a que eso era bueno. Bueno para las plantas y bueno para el productor. Si vos le pones el concepto “veneno” vos estás envenenando a los pulgones. Pero además significa que el productor tiene que estar protegido porque está poniendo veneno. Y eso te lleva a otra cadena asociativa: usar guantes, mochila. ANDÉN: ¿En qué otros aspectos se expresa esta falta de sustentabilidad? P. A.: A la actual forma de producir dependiente del petróleo hay que sumarle un gasto extraordinario de agua (los cereales consumen más agua que los humanos). Pese a todos los fertilizantes que le ponemos al suelo, estamos extrayendo más nutrientes del suelo de lo que se le devuelve a la tierra, con lo cual se cambia el equilibrio bacteriano, hay procesos muy fuertes de desertización… Estamos desnutriendo la tierra que nos nutre. Por eso, algunos autores la llaman agricultura de minería, porque como la minería extrae sin devolver. ANDÉN: ¿Qué pasa en otras áreas de la producción? P. A.: En ganadería prácticamente lo mismo. Todas las dietas actuales, industriales, urbanas, son carnívoras. A medida que aumenta
el ingreso medio de los países hay un corrimiento a la proteína. Ese corrimiento significa una perdida desde el punto de vista ecológico, económico y nutricional de energía porque la proteína para obtenerla tiene que ser controlada a través de la alimentación de esos animales. Nosotros tenemos la imagen de la vaquita en el pasto, pero en Europa y Asia los animales están estabulados. En el pasado, se los alimentaba con lo que sobraba de la alimentación humana, y ahora sus dietas están dirigidas a que ese animal esté terminado en el menor tiempo posible. En 1910 solo el 10 % de la tierra del mundo estaba dedicada a producir granos para los animales. Hoy el 50% de la tierra del planeta se dedica a alimentar animales. A eso se lo llama revolución forrajera. La Argentina entró en la revolución forrajera. Nosotros éramos productores de carne y ahora somos productores de forraje, para chanchos y pollos chinos. Nuestra soja no es para consumo humano, es una soja forrajera. Lo mismo pasa en el mar, está depredado por los buque factoría, que es la industria más ineficiente del planeta, que arroja al mar muerto el 30 % de la captura. ANDÉN: Entonces, pese a la alta productividad, el panorama que se presenta es más bien desalentador. P. A.: Sí, tenemos un problemita con la alimentación actual: la forma de producir nuestros alimentos. Son muchos alimentos, producimos mucha cantidad, buena calidad, pero sin sustentabilidad. Si seguimos produciendo así vamos a tener mares depredados, tierras contaminadas o desertizadas. Con este esquema de producción, dentro de 40 años vamos a tener un colapso alimentario. ANDÉN: ¿Qué sucede en cuanto a la distribución? ¿Por qué sigue habiendo entonces una cantidad tan grande de desnutridos? P. A.: En lo que hace a la distribución, el tema es que los alimentos son mercancía. No van a donde se necesitan, van a donde pue-
den pagarlos. Entonces los países y la gente que no pueden pagarlos no come. Los alimentos son mercancía. La agroindustria los hace no porque es buena, los hace para vender. La lógica de la producción agroalimentaria actual es la ganancia. Entonces si la industria genera 4500 kilocalorías ¡te las va a hacer comer! La pregunta y las alternativas que empiezan a surgir dicen que los alimentos pueden ser otra cosa. Fíjate que con los que más queremos no hay intercambio de alimentos, hay reciprocidad. ANDÉN: Entonces, más allá de las capacidades técnicas, lo que está en juego es la capacidad del mercado para dirigir la distribución y el consumo de estos alimentos. P. A.: Hay alimentos suficientes siempre y cuando no sigamos produciendo de esta manera y no sigamos comiendo de esta manera, distribuyendo de esta manera. Hay mil millones de desnutridos. ¿Podemos alimentarlos? Sí, podemos. Con menos del 20 % de lo que se gasta en alimentar animales, alimentamos a esos mil millones. Pero si esos mil millones de desnutridos quisieran consumir como un europeo medio el mundo colapsa. Habría que multiplicar por 8 la economía, y eso parece que no está por suceder. Estadísticamente podemos alimentar a todo el mundo. Realmente, se necesitaría modificar mucho las relaciones sociales. Y desde el punto de vista de la sustentabilidad los desnutridos actuales no pueden ni deben alimentarse como lo hace el mundo desarrollado actual. Si pensamos en un mundo más solidario, con una producción sostenible y una distribución equitativa, ninguno de los patrones actuales de alimentación se mantiene. Obviamente, todos estamos de acuerdo en que los desnutridos no deben mantener ese sufrimiento, menos ahora que hay alimentos. Donde empieza el desastre es cuando los patrones alimentarios de las clases privilegiadas también tienen que cambiar. ANDÉN: ¿Cómo afecta la industria
9
diálogo
de la alimentación en la vida cotidiana de los consumidores? P. A.: Obviamente, esta globalización obligada en la alimentación impacta en los sujetos. Estos alimentos buenos para vender no necesitan ser buenos para comer, lo cual lo prueba la cantidad de alimentos chatarra que hay. La lógica empresaria de la ganancia, aliada con su hermana bastarda, la publicidad, genera necesidades espurias en alimentación que adecuan la demanda a la oferta. La gente te va a decir que es al revés, la oferta cubre una demanda. Todos sabemos que eso no es ciertos, yo no pedí un yogurt que me lleve derecho al inodoro ni lactobacillus GG. Lo que pasa en el comensal moderno es que hay una superposición de discursos que no es otra cosa que una superposición de relatos con diferentes valores. Por un lado tenés el relato fashion de los cocineros que son prácticamente estrellas de rock, tienen un lugar en la cultura que antes no tenían y te dicen: “Yo le voy a enseñar a comer rico”. Vienen las nutricionistas y te dicen: “¡No! Coma sano porque si no se te tapan las arterias y vas a reventar de un accidente cerebro vascular”. Vienen las ecónomas y te dicen: “Coma barato porque si no, no llegás a fin de mes”. Viene la industria y te dice: “Si llegás 3 veces por semana a las once a tu casa tenés que comer rápido y práctico”. Y viene la abuelita y te dice: “Comé como comemos nosotros”. ¿Qué hacemos todos los consumidores de todo el mundo? El lunes se empieza la dieta, nos dura hasta el martes porque se llega a las 10 y media de la noche, entonces se come rápido y práctico. El miércoles se come barato. El jueves se come afuera y el domingo se va a ver a la abuelita. Así que el lunes empiezo de nuevo la dieta, y se come sano. Todos hacemos eso. Pasamos de un discurso a otro, de un valor a otro sin orden ni concierto. Es un comer sin valores. No porque no existan valores, sino porque hay demasiados. Lo bueno no siempre es rico, lo rico no siempre es sano, lo sano no siempre es tradicional, lo tradicional no siempre es rápido y practico. Lo rápido y práctico no siempre es sano. ANDÉN: ¿Como se construye el ideario de lo saludable? P. A.: En el pasado y en muchos pueblos todavía, lo saludable respecto de la alimentación cotidiana es por ensayo y error y tiene una situación endógena (desde el mismo
patrón alimentario). Acá no. El patrón alimentario esta absolutamente condicionado por la industria. Vos te vas a comer lo que la industria quiera producir. No tenés opciones. Hoy el tema de lo saludable es marketing. Hay un nicho de mercado, creado por la industria de lo que se llaman alicamentos (alimento- medicamento). Las empresas se visten de verde sustentable, de saludable. Pero la cantidad de conservantes, saborizantes, químicos a los que estamos expuestos es monstruosa. Porque los alimentos industriales necesitan conservantes, colorantes para venderse mejor. ANDÉN: ¿Cómo afecta eso la salud de los consumidores? P. A.: En todo el mundo hay una lucha muy fuete para eliminar de los alimentos la sal y el azúcar invisibles. Los alimentos tienen naturalmente sales. Y muchos tienen azucares naturales. La pregunta del millón es ¿por qué la industria le pone sal y azúcar a los alimentos? Porque los venden mejor. La combinación sal y azúcar es muy palatable. Esa sal y azúcar invisible tiene efecto acumulativo en nuestro organismo. Antes los viejitos de 80 años en el siglo XIX no eran diabéticos. Ahora en los lugares donde la alimentación se hace en base a productos industrializados con esa cantidad de agregados invisibles, nuestros viejos son diabéticos. Si uno mira las encuestas de obesidad en estos países, parece que de vivir nomás ya engordás, solamente con el paso del tiempo. Acá está pasando algo. Y aparecen estas ideas de sociedad obesogénica. Esto significa una sociedad que permanentemente te dice: “¡Coma! ¡Coma! ¡Coma! ¡Coma!” ANDÉN: Existe una tendencia dentro de un determinado segmento de clase media alta a volver a los alimentos orgánicos. ¿Cuánto tiene eso de nicho de mercado y cuánto de tomar conciencia sobre esto? Las dos cosas son ciertas. Es un nicho mucho más caro. Pero no es un nicho que creó la industria. Lo crearon consumidores militantes. Esto empezó en sociedades industrializadas con alto poder adquisitivo que de repente dijeron: “Esta alimentación industrial nos esta matando”. Inician este movimiento contracultural. Cuando fueron a buscar el tomate que creían era natural se dieron cuenta que tenía kilos y kilos de pesticida y conservante y dijeron: “¡No!” ANDÉN: ¿Es un mito que no es posible
realizar una producción orgánica, sustentable que alimente masivamente a la población? Desde la antropología tenemos que pensar en términos de prácticas y representaciones. ¿Es posible tener una producción limpia, sustentable, orgánica, local? Sí. ¿Es posible con esa ganadería, agricultura y pesca saludable para los animales y para los humanos, para los productores y los consumidores, alimentar 7500 millones de personas? Sí, pero si cambiamos todos los patrones de consumo hacia otro tipo de consumos alimentarios. Si vamos a querer seguir alimentando a la gente con alimentos chatarra, no. No nos va alcanzar el planeta. Se puede lograr una alimentación sustentable, saludable, equitativa para todos a condición de que rediseñemos las dietas de todo el planeta. En dietas preocupadas por la sustentabilidad, por la equidad muy probablemente no vamos a tener papas fritas Pringles y Coca-cola. ANDÉN: Es una decisión política. Y a nivel mundial, a nivel subjetivo y a nivel social. Tendríamos que hacer dietas de diseño. Dietas que tomaran lo mejor del patrimonio, lo mejor culturalmente aceptable y lo mejor de lo que sabemos. Tenemos un conocimiento acerca de la nutrición, de la medicina, de las tecnologías agro-alimentarias, no lo podemos tirar por la borda. Hay que usar lo mejor de estas áreas en dietas para todos. Obviamente con la suficiente diversidad (lo que vamos a comer en La Pampa va a ser totalmente diferente de lo que vamos comer en Ushuaia). Porque hay que diseñar dietas locales, orgánicas. Sin ningún lugar a dudas van a ser más frugales, muy probablemente tengan niveles de proteínas más bajos. Van a ser locales, frugales, orgánicas, para todos, equitativas. Y van a combinar los saberes tradicionales con los saberes actuales. Y probablemente de esa manera se pueda alimentar a todos con una agroindustria sustentable y saludable. Eso significa gigantescas transformaciones económicas. Porque en este momento la Organización Mundial del Comercio, Wall Street, el ministerio de agricultura, convalidan esta forma de producción. Yo no he visto que a Coca-cola se le ponga un impuesto al alimento basura, y sin embargo en este momento hay una epidemia mundial de obesidad. No tengo ninguna duda de que donde va la Coca-cola va la obesidad. Una latita de Coca-cola es equivalente (no tiene azúcar,
usan jarabe de alta fructosa) a 15 cucharaditas de azúcar. Pensá si vos te comerías 15 cucharaditas de azúcar. No tengas ninguna duda de que ese azúcar sobrante, esa energía barata y vacía (porque no te esta aportando más que energía, no te aporta hierro, calcio) conduce a la obesidad. Es posible tener un planeta sano, donde los 7500 millones nos podamos alimentar a condición de hacer grandes transformaciones en la economía actual, en las formas de consumo. La mayor parte de las cosas que comemos no son necesarias.
patricia aguirre Doctora en Antropología de la Universidad de Buenos Aires. Profesional del Departamento de Nutrición del Ministerio de Salud. Docente e Investigadora del IDAES. Docente de FLACSO, Magister de Nutrición del INTA (Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos) de la Universidad de Chile. Directora del Capítulo Argentino del ICAF (Comisión Internacional de Antropología Alimentaria). Ha sido Consultora de UNICEF (19871991-2002) FAO (Venezuela 1994-Chile 2006) OPS-OMS (Cuba 1995, Bolivia 2004, Guatemala 2006). Sus últimas publicaciones son Ricos Flacos Gordos Pobres, La Alimentación en Crisis en 2004 y Estrategias de Consumo. Qué Comen los Argentinos.
10 texturas
comer o no comer ¿será esa la cuestión?
“los alimentos en la modalidad de la bondad incrementan la duración de la vida, purifican la existencia propia y dan fuerza, salud, felicidad y satisfacción.” Bhágavad-gitá 17.9
somos lo que comemos Este detalle que suele quedar de lado a la hora de preparar algún aperitivo es una afirmación que, lejos de querer ser una frase hecha, se vuelve literal: nuestro cuerpo se compone y se modifica con aquello que elegimos ingerir. Nuestro organismo transforma cada alimento que elegimos comer en los nutrientes que brindan la energía que nos permite estar vivos cada día. Entonces, siendo tan importante: ¿qué comer? Por falta de información, a veces por pereza, a veces por las personas con las que compartimos nuestra vida cotidiana terminamos comiendo cualquier cosa, sin darnos cuenta de que, si prestamos atención, el cuerpo nos da la información de lo que necesita. Esto no significa tener poderes mágicos ni convertirse per se en un nutricionista, sino simplemente eso: prestar un poco de atención. Todos nos hemos sentido llenos, pesados, descompuestos, sin ganas de comer, con mucha sed, con desesperación por algo dulce, o con la insistencia inútil de morirse de hambre con una hoja de lechuga y dos arvejas creyendo que eso es una dieta y nos va a hacer bien. No es difícil, ni más complicado alimentarse bien, solo es cuestión de informarse un poco y tener ganas de darle al cuerpo lo que necesite. Mejorando la salud física todo en nosotros se armoniza diferente y mejora nuestra calidad de vida, pero no es mágico, requiere de nuestra voluntad, sin un cambio de conducta alimenticia no hay posibilidad alguna de verdadera salud.
¿qué es alimentarse sanamente? hay un afán por mejorar la calidad de vida en los últimos años… libros de autoayuda, notas sobre salud y todo aquello que nos dé una idea de cómo vivir mejor se pavonean en los estantes de las librerías dejando tras las sombras de cierto misticismo la posibilidad de un cambio concreto. sin embargo, para lograr algún cambio en aquello que se nos presenta tan desesperado tal vez sólo basta con algo tan cotidiano (y a veces automático) que debería ser el punto de partida para vivir saludablemente: comer
natalia pusineri nataliapusineri@gmail.com
que no necesitamos “reemplazarla” ya que nuestro cuerpo no la “necesita”. ¿Cómo es esto? Podemos alimentarnos sanamente incorporando verduras, frutas frescas y secas, semillas, cereales, granos comestibles y legumbres; lo importante es lograr que estos alimentos cubran las necesidades del organismo y lo equilibren.
Como dijimos, alimentarse bien es simplemente darle al cuerpo lo que necesita no más ni menos que eso. Hay muchos mitos instituidos en nuestros imaginarios sociales que nos convencen de qué cosas tenemos que comer (ni hablar de aquellos que legitiman nuestro pensar, pero este no es hoy el punto) por ejemplo: ¿alguna vez nos pusimos a pensar que el hombre es el único animal que consume leche de otro animal aun habiendo concluido el período de lactancia? Todos las crías de mamíferos se alimentan de la leche materna durante el período posterior al nacimiento, algunos por más otros por menos tiempo, pero absolutamente todos ellos dejan esta ingesta cuando están listos para ingerir otros alimentos; el hombre es el único mamífero que aún finalizado el regular período de lactancia materna sigue consumiendo leche, leche que además proviene de otros animales. Por lo menos llama la atención. La cultura occidental tiene incorporado a su medicina que el consumo de carne es esencial para el organismo, pero la realidad es que desde textos muy antiguos existe la idea de que el vegetarianismo es la mejor manera de nutrirse, ya que nuestra composición corporal responde a este tipo de alimentación, tal como veremos en el cuadro más adelante. http://www.emagister.com/curso-comida-vegetariana/historia-vegetarismo http://www.ivu.org/spanish/religion/articles/foodgods.html http://prevencion-de-salud.com/tag/dieta-vegetariana La palabra vegetariano viene del latín: vegetus, que significa sano, fresco, vivo. Pero el vegetarianismo implica también una línea de conducta fisiológica y moral. Implica el asumir el compromiso de ocuparse de nuestra alimentación, de elegir qué cosas queremos incorporar a nuestro organismo y de ese modo convertirnos en agentes de nuestra vida, de elegir quiénes queremos ser. ¿Por qué “dejar” la carne? Lo primero que hay que saber es
En todos estos alimentos conseguimos las proteínas necesarias que nos da también la carne, solo que la carne animal (ya sea roja o blanca, aunque esta última en menor proporción) aporta además gran cantidad de grasas que alteran nuestro organismo y que no necesita, además de que tarda muchísimo tiempo más en digerirse. Es llamativo cómo la fisiología del hombre difiere de la de los demás carnívoros cuyo estómago es más musculoso, sus secreciones gástricas diez veces más ácidas y sus intestinos más cortos. De tal forma que en el ser humano las carnes no digeridas se estancan en su organismo mucho más tiempo, y su putrefacción acarrea numerosas enfermedades, así como también el envejecimiento prematuro. http://www.ivu.org/ave/carnemat.html http://www.vida-universal.es/nocomascarne/comercarneteenferma/index.html
comparaciones fisiológicas carnívoro
herbívoro
hombre
Tiene garras
No tiene garras
No tiene garras
Su piel no tiene poros, transpira por la lengua
Transpira por los poros de la piel
Transpira por los poros de la piel
Dientes puntiagu- No tiene dientes dos para desgarrar, delanteros puntisin molares planos agudos, tiene para mascar molares planos posteriores
No tiene dientes delanteros puntiagudos, tiene molares planos posteriores
Su intestino tiene El intestino es de El intestino es de tres veces el largo diez a doce veces diez a doce veces de su cuerpo, así el largo del cuerpo el largo del cuerpo la carne en descomposición puede eliminarse mas rápido Poderoso acido clorhídrico en el estómago para digerir la carne
Ácidos estomÁcidos estomacales acales veinte veces veinte veces más más suaves que suaves que en los en los carnívoros carnívoros
Llama la atención ¿no? Cuando existe el deseo de estar mejor, intentar un cambio es posible y sólo implica arriesgarse a probar, el cuerpo estará agradecido de que nos ocupemos de él, con ello también cambiará nuestro ánimo. Tal vez así ya no sea necesario acumular libros de autoayuda y recetas mágicas que nos venden lo que creemos que necesitamos, la verdadera respuesta a nuestras necesidades sólo se develará en cada uno de nosotros si escuchamos lo que el cuerpo tiene para decir.
11 texturas
,
fernanda jara* comunicarevolucion@hotmail.com www.revolucioncuchara.com.ar www.facebook.com/revolucioncuchara
* miembro del colectivo vegano la revolución de la cuchara
H
hambre, situaciones que los entristece. - Los animales son usados como objetos de testeo (laboratorios): reconocidas empresas testean sus productos cosméticos, de limpieza, cigarrillos, hojas de afeitar, medicamentos, etc., en conejos, perros, gatos, monos y en ratas. Millones de ellos nacen y mueren en pequeñas jaulas, donde son sometidos a las más crueles pruebas hasta que dejan de ser “útiles” para quienes experimentan sobre sus debilitados cuerpos. La vivisección demuestra hasta dónde un ser humano puede ser capaz de provocar el más terrible de los dolores.
aciendo un poco de historia, el concepto veganismo fue acuñado en 1944 por Elsie Shrigley y Donald Watson, vegetarianos estrictos, como necesidad de diferenciarse de quienes se decían vegetarianos pero que en su alimentación se habían olvidado de sacar a algunos animales: muchos consumían lácteos, huevos, miel y otros hasta comían pescados. Quienes practicamos el veganismo no lo hacemos como una simple dieta o moda New Age sino que vamos mucho más allá. Desde la empatía hacia los animales -a quienes consideramos nuestros hermanos e iguales, por ellos merecedores de los mismos derechos- hasta la acción pública que se inicia en la familia y que llega a la sociedad a través de marchas y manifestaciones pacíficas donde se repudia todo acto que implique explotación, tortura y uso de cualquier animal. Esta acción pública se denomina activismo y desde allí se pide no solamente buenos tratos para con los animales sino que el pedido concreto es abolir de todo tipo de acción que tenga a un animal como objeto humano. Si todos somos animales ¿por qué amar a unos y comerse a otros? La eterna incógnita para los veganos reside en no poder comprender esa diferencia establecida bajo excusas sociales y culturales que no deja de ser otra cosa que especismo. Del mismo modo que hace años los hombres esclavizaban a otros hombres por considerarlos inferiores por su color de piel; así como un terrible genocidio acabó con la vida de miles de judíos por diferencias de raza y credos, así hay quienes consideran a la mujer como un objeto de placer y así tantos creen que determinados animales fueron “creados” -nacidos, criados y asesinados- para servir de alimento. Racismo, sexismo, especismo no son más que las distintas caras del desamor y la falta de respeto por la vida del otro. Tanto las carnes, como los lácteos, los huevos y la miel son productos nacidos de la explotación de animales que no aparecieron en este mundo con un cartel que rece “Al servicio del humano: use a su gusto o mate sin piedad”.
- Los animales son usados como vestimenta (cueros y pieles): las mal llamadas “pieles ecológicas” suelen esconder el terror menos esperado. Las granjas peleteras -repletas de jaulas con miles de animales apilados y apretados- ven nacer y morir a los inocentes que son criados a la sola espera de que lleguen a la medida necesaria y a tener la cantidad de pelo suficiente como para poder ser cruelmente torturados por sus bellos pelajes. El resultado final es un tapado deseado por las celebrities y “divas” de todo el mundo. El cuero no es más que el resultado de algo peor pero más aceptado (la industria cárnica y lechera).
veganismo como forma de vida: que tu plato refleje quién sos
alimentarse sin provocar sufrimiento y beneficiando a la naturaleza es posible
Seguramente saber cuánto sufre un visón antes de ser convertido en piel o lo mal que lo puede pasar una jirafa en un zoológico o un elefante en un circo, al igual que un perro en la calle genera las más tristes y sentidas conmociones, pero sigue costando ver con la misma capacidad de dolor a los animales que, quién sabe por qué, un día fueron señalados con el cruel destino de convertirse en comida. Aún sabiendo que ellos no crecen de la tierra ni en las heladeras del súper, hay una negación casi unánime de ver a las vacas, los pollos, los cerdos, los peces, los corderos, entre otros, como animales que quizás quisieran continuar sus vidas y vivirla, por qué no, con total dignidad. La industria láctea ve morir a los dueños reales de la leche de vaca: los terneros recién nacidos son pateados y sus cabezas pisadas hasta morir. De ellos proviene la carne de ternera. Una nota aparte sería la de derribar los mitos de la leche como alimento necesario para el ser humano, único mamífero que consume no sólo leche de otro animal, sino que lo hace durante toda su vida. ¡Pero un bebé necesita leche! ¡Sí! La que su propia madre le pueda dar mientras es un lactante. Considerando que la leche es realmente necesaria y buena habría que preguntarse por qué si pura es tan buena es sometida al proceso de pasteurización o por qué algunas vienen con un agregado de hierro y calcio. El huevo -o menstruación de gallinas que hacinadas y confinadas no soportan el peso de sus propias patas- tanto como la dulce miel -proveniente de la saliva de las abejas- tampoco son necesarias. La ética vegana considera a todos los animales como semejantes porque, al igual que cada persona, tienen absoluta capacidad de sentir, por eso repudiamos el uso que de ellos hace la raza humana y no solo para consumo. A saber:
Los primero que un vegano debe responder ante los ocasionales “nutricionista” sociales es “¿de dónde salen las proteínas?” Ya que se considera que de la carne de los animales proviene la mayor parte de las proteínas y que sin ellas podemos morir. ¡Error! Dato alentador para quienes están pensando en iniciar una alimentación consciente: un racimo de perejil contiene la misma cantidad de proteínas que el cuerpo humano necesita a diario para estar sano. Una persona puede vivir sin comer pero no sin beber y entre la cantidad de oferta que la Madre Tierra nos otorga existen cantidades infinitas de semillas y frutos que pueden ser convertidas en leches, y frutas y verduras que pueden transformarse en jugos súper nutritivos. Puede que haya, aunque sea difícil comprenderlo, personas que coman animales porque así lo desean y que hasta les cause mayor placer cazarlos o pescarlos y cocinar su logro. Eso es una cuestión que ya pertenece a la falta de empatía, a la capacidad de no ver como pares a quienes devoran pero que no se diga que es indispensable ni necesario el consumo de sus carnes ni derivados, porque no lo es. Muchos tenemos décadas en esta ideología de vida que reflejamos desde nuestro plato, porque en él podemos reflejar quienes somos en verdad. Es como una radiografía de nuestra alma. Entonces, ¿amar a las “mascotas” pero a los demás los queremos sobre el plato y bien cocidos? ¡Eso no es coherencia! Desde La Revolución de La Cuchara, una organización sin fines de lucro, actuamos por empatía, con amor, buscamos servir a quienes por miedos no se animan a dar el gran paso que ayuda a los animales, que ayuda al Planeta pero que por sobre todo ayuda a cada persona a ser más noble y sensible porque desde la compasión y el respeto por la vida de los animales se llega a amar y a respetar la vida de las demás personas.
- Los animales son esclavizados por diversión y entretenimiento (circos y zoológicos): sacados de su hábitat natural, son obligados a vivir en espacios mínimos y en condiciones desoladoras, donde soportan maltratos, torturas y
fotografía: facundo geli / facundogeli@gmail.com
12 cultura
peces comiendo barro la alimentación como discurso
junto a mi netbook dejé una postal (de esas que uno agarra en los bares) que dice: “cucinare una
cultura”. y en el reverso aparece el nombre del ristorante italiano. lejos de instaurar una verdad universal y a des-tiempo, las postales -tal y como señala derridanos hablan de circunstancias, de espacios y de tiempos
natalia lentino nlentino@hotmail.com un monstruo anthropofalogos
“
Cucinare una cultura”: hay algo que nos entra por la boca. Cucinare una cultura: es como decir “alimentar el logos”, alimentar el discurso. Pero la alimentación es en sí misma, también, un discurso. Y como tal, la alimentación dice. Sabemos que la producción del discurso en la sociedades está controlada y delimitada por diversos procedimientos. Y ello porque el discurso se vincula con el deseo y con el poder. Tal y como señala Foucault en El orden del discurso,1 el discurso no sólo se vincula con… sino que es también objeto del deseo: “El discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse”.2 Foucault describe y analiza dichos procedimientos de control de discurso. Me interesa destacar uno de ellos: el llamado voluntad de verdad que es la voluntad de decir un discurso (pretendidamente) verdadero. Este tipo de procedimiento de control y delimitación del discurso es reforzado por una base institucional, que comprende prácticas como la pedagogía, el sistema de libros, las sociedades de sabios de antaño y los laboratorios actuales; prácticas que acompañan y refuerzan procedimientos de exclusión de discursos. El discurso-alimento. O el alimento como discurso de, por ejemplo, grandes corporaciones, como Monsanto y sus herbicidas del tipo Roundup, que contiene glifosato como su principio activo. El glifosato es un herbicida de amplio espectro que se usa en la agricultura en todo el mundo. Asociados de manera inseparable a este herbicida, que forman parte de un paquete tecnológico, se encuentran los desarrollos tecnológicos de plantas y semillas transgénicas, modificadas genéticamente haciéndolas resistentes al glifosato. Gilles-Eric Seralini, especialista en biología molecular, ha investigado durante 25 años los efectos de estos herbicidas como el Roundup. Ha demostrado sus efectos letales en células humanas de embriones, placenta y cordón umbilical. Según el trabajo de este investigador, dosis de glifosato muy por debajo de las utilizadas en campos de soja provocan la muerte celular: “estimula la muerte de las células de embriones humanos (...) malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos cánceres”.3 Pero además, Seralini advierte y alerta los efectos sanitarios no ya de los agrotóxicos, sino de los alimentos transgénicos y sus derivados. En efecto, del maíz transgénico (también tratado con Roundup) se alimentan los animales que luego come la población. El glifosato es el principal contaminante de los OGM (organismos genéticamente modificados), como la soja y el maíz transgénico. Este herbicida non sancto contamina toda la cadena trófica: aguas, suelos, plantas, animales, hombre… Pero de esto, ni Monsanto ni ninguna de los laboratorios y corporaciones de agronegocios dice nada. La voluntad de verdad de Monsanto, por ejemplo, es clara: sus prácticas de control del discurso van desde publicidades engañosas, la falta de estudios públicos y desacreditaciones de reconocidos y prestigiosos científicos e investigadores; como algunos de sus procedimientos. Pero hay un otro espacio que Foucault denomina una “exterioridad salvaje” en donde siempre puede decirse la verdad aunque no se esté en la verdad. Sólo se está en la verdad “obedeciendo a las reglas de una policía discursiva”.4 En la verdad del discurso de Monsanto, en su voluntad de verdad, nada de lo anterior ocurre. Pero hay una exterioridad, un otro lado del límite del discurso impuesto por la voluntad de verdad. En esa exterioridad habitan investigadores como Seralini, el Dr. Andrés Carrasco y otros. Ellos proponen un discurso científico que dice, que denuncia, que demuestra, que cuantifica, que mide, que experimenta, que encuentra el número de la voluntad de verdad del discurso. Se suman otras exterioridades salvajes: la del arte como metáfora, como discurso que desplaza sentidos, como contra-espacio, como utopía situada, emplazada en un lugar real fuera de todos los lugares. Una heterotopía y una denuncia. P.C.B. Peces Comiendo Barro5, obra de Damián Luciani, que tendrá dedicado una de las muestras en la Biblioteca de la Sociedad Científica Argentina, en 2012-2013. El discurso de los agrotóxicos, el agrotóxico del discurso, el discurso agro del tóxico, el tóxico discurso neoagro, de los alimentos transgénicos, del glifosato, de los bifenilos policlorados (PolyChlorinated Biphenyls) es enunciado en P.C.B. Peces Comiendo Barro. El glifosato y sus productos de degradación están en las lluvias, en las napas, arroyos y ríos, en el agua de todos los organismos (vivos y muertos), poniendo en riesgo el recurso de agua, vida acuática. GOTAS. He aquí a la cadena trófica toda. PolyChlorinated Biphenyls nos entra por la boca: discurso que nos comemos, alimento que nos ofrece Monsanto, farmacéuticas y otras compañias.6
No tragar-nos: ni tragar discurso-veneno ni tragar-nos a nosotros mismos. Nos vamos comiendo, consumiendo, porque es nuestra propia carne, nuestro propio cuerpo el suelo y el alimento de las grandes voluntades de verdad como Monsanto.7 Somos alimento y alimentados. “Todos tenemos que comer el mundo del cual somos parte para finalmente ser devorados”.8 Tal es el principio de todo ser orgánico. Es un mutuo dar y tomar el vínculo con la Madre Tierra. Tragar-nos no es alimentarnos. La obra Peces Comiendo Barro muestra fragmentos de discursos. Más bien, sus rupturas. Sus fisuras. Sus límites completamente desdibujados como pórticos a la exterioridad. P.C.B está hecho de textos rotos, dispersos, abiertos, lascerados, arrancados, deshojados. La obra dialoga con la voluntad de verdad: la enfrenta desde esa exterioridad o heterotopía. “Recortes de discursos. Recortes de interpretaciones de la interpretación del recorte. Libros cortados y/o amputación del discurso amputado. Amputación de la definición de interpretación del interpretado. Ablación de la palabra en recorte amputado de la interpretación. El barro de la palabra. La tercer margen del río de Caetano Veloso. La palabra en discurso, el relato del relato del relato. Teléfono descompuesto... -”Hola, Sr presidente…”, decía TATO… ...Recortados, cortados, amputados los discursos del recorte. Y nosotros pobres pescaditos comiendo de ese barro.”9
Cucinare una cultura, decía al comienzo de este texto. Y decía también que el alimento es también un discurso. P.C.B. o Peces Comiendo Barro es alimento.
“Psychrolutes marcidus” P.C.B. (Pez Gota), libros cortados, collage. 22 x 24 x 19 cm, Damián Luciani, 2012.
Quizás sean estos peces de Peces Comiendo Barro aquellos que no mueren por la boca. Estos peces, en su presente continuo, van alimentándose del barro de los discursos que rompen, que quiebran. Comen la fisura, son la fisura: nadan en ella. Y nos recuerdan el principio orgánico: “ahora me comes tú a mí, ahora te como yo a ti”; el constante dinamismo de los paisajes en transformación permanente; el movimiento vegetal y animal que produce alimentos y abono.
-Materiales de fin de año, materiales de fin de modelo, materiales del fin del mundo, materiales del fin de la humanidad, materiales de comienzo de año, materiales del comienzo del mundo, materiales del comienzo de la humanidad, materiales en constante proceso de vida...”.10 1 Foucault, M., El orden del discurso, editorial Tusquets, trad. Alberto González Troyano, Bs. As., 2012. 2 Foucault, M., op.cit., p.15.
3 FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-126983-200906-21.html 4 Foucault, M., op. cit., p. 38
5 P.C.B o Peces Comiendo Barro se expondrá en la Biblioteca de la Sociedad Científica Argentina. 6 Recordemos que empresas como Monsanto, Dow Chemical fueron las compañías químicas que durante la Guerra de Vietnam suministraron el Agente Naranja. El agente naranja es una mezcla de dos herbicidas: “Fue usado como defoliante por el ejército estadounidense en la Guerra de Vietnam. Ambos constituyentes del Agente Naranja tuvieron uso en la agricultura, principalmente el 2,4-D vendido actualmente en productos como el navigate.” Fuente: Wikipedia. 7 Ver Córdoba. Ituzaingó anexo. Un cóctel de contaminantes y enferme-
dades. Fuente: http://www.funam.org.ar/coctel.htm 8 ECO-Agro, Agricultura Orgánica, ed. Planeta Tierra, Bs. As., 1992. p. 279. 9 Fuente: Peces Comiendo Barro de Damián Luciani (página de
facebook). 10 Fuente: Peces Comiendo Barro de Damián Luciani (página de facebook).
13
11 tesis de filosofía&política
ra-rancieranas para pensar re-reelecciones manuel fontenla /
D
esde las perspectivas constitucionalistas a las histórico-políticas, las puertas de ingreso al debate sobre la reforma constitucional son harto variadas. Por lo tanto, las líneas que siguen no intentan enfocar dicho debate desde una perspectiva en particular, ni intentan un collage de posibles visiones, sean especializadas o interrelacionadas. El eje sigue estando marcado por las tesis rancieranas y la posibilidad de pensar, a partir de ellas, uno de los tantos tópicos que nos impone la realidad actual. Sin forzar interpretaciones, pero tratando de nutrir y complejizar una problemática fundamental de los análisis políticos contemporáneos. Con esta intención es que nos interesa analizar en qué medida una reflexión filosófico-política sobre la lógica de la democracia, de sus partes constitutivas, de la conformación de sus sujetos y de sus relaciones de poder puede contribuir al debate, tanto de las reformas constitucionales como el de las re-elecciones presidenciales. Con esta intención abrimos el juego a la Tesis 6, del libro Once Tesis sobre Política, de Jacques Rancière: Tesis 6: La esencia de la política es la acción de sujetos suplementarios que se inscriben como sobrante en relación a toda cuenta de las partes de una sociedad. Hemos dicho, a partir de las tesis anteriores, que ni el pueblo es un sujeto en particular, ni que la democracia un régimen político particular. Por el contrario, la democracia es el régimen de lo político que permite que sea posible la cuenta de “los sin título para mandar”, del demos; es decir, aquellos que al tener únicamente el título de la Libertad, pueden romper la lógica de la dominación. En este sentido, la sexta tesis avanza a través de una contraposición con otras formas de comprender la idea de pueblo en las interpretaciones modernas de la democracia. Dice Rancière: “la tradición republicana moderna insiste de buen grado en la distancia entre la figura principal del pueblo como sujeto de la soberanía y la triste realidad del pueblo como mundo de los intereses y las necesidades, del hambre y la ignorancia”. O “los balances de las catástrofes del siglo XX han denunciado la confusión originaria que liga la inscripción del sujeto «pueblo» a la caída de la figura simbólica del «doble cuerpo del rey». Este punto amerita un paréntesis. Una de las representaciones políticas más utilizadas desde tiempos remotos hasta hoy para conceptualizar diversas formas de organización social y política ha sido pensar las formas de la vida social a través de la imagen de un ser viviente, partiendo de la consideración de que la representación de lo social orgánico es producto de la dimensión simbólica a través de la cual la autoridad y el orden social
adquieren legitimidad. Una de ellas es la del “doble cuerpo del rey”. Dentro de la tradición occidental, la representación de la sociedad como un cuerpo fue una de las referencias clave en el marco de la reflexión teológicopolítica a través de la cual las monarquías medievales adquirieron legitimidad. Esta representación retoma los elementos fundamentales de la concepción cristiana del cuerpo místico y establece que, además de su cuerpo humano y perecedero, el monarca poseía un segundo cuerpo inmortal y de naturaleza divina que reagrupaba a la sociedad. En el doble cuerpo del rey los diversos órdenes y estamentos que integraban la sociedad política quedaban orgánicamente vinculados entre sí mediante una jerarquía natural. Esta representación del doble cuerpo del rey se transformó a lo largo de la Edad Media, reflejando y dando sentido al proceso de secularización del orden social y político, que advino con lo modernidad1. Con este análisis, desarrollado por Claude Lefort para estudiar la relación democracia-totalitarismo, discute Rancière en nuestra sexta tesis. Lefort afirma que el vacio central de la democracia se liga a la desincorporación de este doble cuerpo –humano y divino- del rey. Por tanto, la democracia comenzaría con el asesinato del rey, es decir, con un derrumbe de lo simbólico, productor de un social desincorporado. Y esta relación originaria equivaldría a una tentación originaria de reconstitución imaginaria de un cuerpo glorioso del pueblo, heredero de la trascendencia del cuerpo inmortal del rey y principio de todos los totalitarismos. A estos análisis, Rancière le opone que el doble cuerpo del pueblo no es una consecuencia moderna de un sacrificio del cuerpo soberano sino una entrega constitutiva de la política. Es por el pueblo, y no por el rey, que hay un doble cuerpo. Y esta dualidad no es otra cosa que el suplemento vacío por el cual la política existe, suplemento de toda cuenta social y excepción de todas las lógicas de la dominación. Si bien puede parecer que nos hemos ido un poco por las ramas, la pregunta fundamental que sigue estando en el eje de la cuestión es aquella por la constitución del pueblo, por su comprensión, conformación y lugar. Con el paso de las monarquías a las democracias, el lugar de la legitimidad y del orden pasa del rey-monarca al demos-pueblo. A su vez, el lugar de la legitimidad junto al de la constitución define de qué orden político se trate, totalitarismo o democracia. Con la referencia al “doble cuerpo del rey”, Rancière pone en discusión las actuales interpretaciones teológico-políticas que disuelve la cuestión de la política en la del poder y de la situación originaria que la funda. De tal manera que el arkhé, “el principio que funda la democracia es un sacrificio, es el asesinato del rey; es una neutralización de todo cuerpo sacrificial (…) Es, más radical-
mente, reducir la lógica de la política a la cuestión de la escena originaria del poder, es decir, reducir lo político a lo estatal”. Los liberales franceses de la primera parte del siglo diecinueve interpretaron la desaparición del símbolo del doble cuerpo del rey como un indicio de lo incierto de la transformación política y social que estaba llevándose a cabo. Esta transformación encubría, a sus ojos, una amenaza de desintegración social, manifiesta en una serie de fenómenos que podían ser relacionados con el hecho de que la sociedad hubiera dejado de conformar un cuerpo político. El poder dejó de estar “localizado” en la persona del monarca y comenzó a constituir un lugar vacío, susceptible de ser ocupado (en principio) por cualquier miembro de la sociedad. La pregunta por la ocupación de ese “lugar vacío” del poder es la que nos remite a la actualidad de las discusiones políticas en Latinoamérica, respecto a las distintas formas de presidencialismo y parlamentarismo que se están dando, y en ellas, las distintas reformas constitucionales que se han dado en las últimas décadas. Sobre este último punto, algunos autores afirman que la democracia supone tanto la elección libre de un gobierno
como la limitación del poder de ese gobierno; y dentro de los mecanismos y disposiciones para esa limitación, la Constitución es sin duda fundamental. No obstante, como expone Roberto Gargarella en el excelente artículo “Reformar ¿para qué?” del último número de Le Mond Diplomatique, la mayoría de las reformas constitucionales llevadas a cabo en América Latina en las últimas décadas están relacionadas con el momento de institucionalización de derechos y garantías. Sobre todo de distintas minorías sexuales o de pueblos originarios. Si bien estos cambios son de una importancia trascendental para la democratización de las
manuruzo@gmail.com
sociedades, Gargarella intenta mostrar que amén de estos cambios en la adquisición de nuevos derechos la parte orgánica de la constitución, la que organiza la distribución del poder, continúa exactamente igual al ideal conservador del siglo XIX, respondiendo a una distribución vertical del Poder. Llegados a este punto, retomar todo lo expuesto desde las tesis rancieranas, esta y las anteriores, puede servirnos para re-pensar tanto las actuales discusiones sobre la democracia, como las relativas a los temas de la reelección y la reforma constitucional. A esa invitación cerramos con estas preguntas: ¿Cómo pensar los tópicos de la reelección y la reforma constitucional, desde una perspectiva que ponga como eje central la distribución del poder? ¿Las reformas constitucionales, necesariamente implican una transformación en la composición democrática de la sociedad? ¿Cómo y desde dónde se puede pensar una posible distribución del poder? ¿Insistir sobre la discusión parlamentarismopresidencialismo, reforma-reelección nos sirve a la hora de pensar la legitimación y la ocupación del “lugar vacío” del poder?
¿En qué medida ambas discusiones pueden seguir siendo funcionales a la reducción de lo político a lo estatal? ¿Qué lugar ocupa en la constitución la parte “de los que no tienen parte”? Si la democracia actual, se asienta sobre una lógica de dominación que distribuye tanto los títulos para mandar, como las partes de la sociedad, ¿qué sentido tienen los mecanismos de limitación del poder? 1 Vease: “Representar a la sociedad como un cuerpo”, Beatriz Urías. http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras 38/notas2/sec_1.html
14
humor a carb贸n
15
cinco discos cinco
/ para llegar a un asado con la cajita feliz Una porción de muzza en la estación de liniers, o lagua de choclo en Aldo Bonzi. Galletitas toddy o un pedazo de pan con mate cocido. Tener algo para masticar es darse el lujo de no tener hambre. El lujo ruin y miserable de saber que mientras masticamos hay quien no tiene qué tirar en el pozo de su desesperación. Allí espichan todas las militancias, todos los credos, todo lo que nos mentimos que somos cuando nos vemos frente a los espejos del ego. Solo el que tiene hambre sabe lo que es el hambre porque su experiencia es intransferible. Por eso somos capaces de tolerar y aceptar la presencia del hambriento, porque la mayoría de los que están frente a estas palabras, incluso quien escribe, ignora lo que es mal comer durante días cuando no hay qué ni con qué. Soñamos nuestros sueños, trabajamos, compramos, consumimos hasta saciarnos, nos hacemos los locos en las asambleas y los actos. Y sin embargo el hambre de los hambrientos no se calla. Como buenos boys scouts de la progresía seguimos andando con la sensación de que lo que hacemos, sea lo que fuere, hace del mundo un antro mejor. Pero es mentira. Un subterfugio tan inverosímil como reclamarle al destino. Damos vuelta la cara. No nos importa. Somos los culpables de que otros no coman. Lo avalamos con nuestras elecciones y omisiones porque el hambre se soluciona compartiendo nuestro pan, sin metáforas, el nuestro, la flautita que compramos al mediodía. Esperando que otros lo hagan dejamos que los presos y los locos y los indios y los pobres coman las promesas que los han nutrido hasta la muerte. El 7D no es el fin del hambre, gente bien alimentada, ya ese gordo bueno que fue Pablo Neruda lo dijo hace rato: “No tiene alas la victoria terrestre: tiene pan en sus hombros” por eso 5 discos 5 artos, llenos, pipones de música, ese otro pan.
gustavo zanella
/ locardeux@hotmail.com
La grasa de las capitales – 1979 – Serú Girán. Las grasas producen energía según los manuales, ponen en marcha esas cosas raras que acontecen en el cuerpo. También lo matan si sobran en exceso. García y sus secuaces se adelantaron a la denuncia que haría Luca Prodan en “La rubia Tarada” y situaron la cuestión: en las capitales del mundo, la grasa de vivir en sociedad, pudre los corazones. No nos hablan de comida, nos hablan de relaciones sociales que se desbordan, vínculos frágiles que se rompen y que expulsan (como en San Francisco y El lobo) o que matan (viernes 3 am). Y a pesar de eso, a pesar de ser un disco transido de melancolía y hastío, es un disco que alimenta los oídos con ese condimento de la belleza que es la voz humana.
The Spaghetti Incident – 1993 – Gun´s & Roses. En el mundo de la cocina, todos somos de algún modo creadores. Nadie interpreta una receta de cocina del mismo modo que otro por más que utilice los mismos ingredientes y siga los mismos pasos. Esto también pasa con la música. Por esa razón el último disco de la formación clásica de la banda de Axl Roses y Slash deja un sabor extraño en la boca. ¿Un disco de covers punks en las manos de la que en ese momento era la banda más peligrosa del mundo? No conformó ni a los amantes del punk ni a los amantes del hard rock. Y sin embargo no es un disco malo, y con la maceración de los años va mejorando, pero ni por asomo se encuentra remotamente cerca de otros discos de la banda. Un simple entremés antes del plato principal.
Leche – 1999 – Illya Kuriaky and the Vaderramas. Ya estamos configurados así: arribamos al mundo desde ningún lugar y lo primero que nos dan es leche. Paradigma de alimento, el blanco brebaje maternal nos pone de pie y nos invita a quedarnos en este pozo asqueroso que es el mundo. Los Kuriaky hacieron lo mismo, con un disco nutritivo en ritmos y matices, con una música original, alegre y que trascendía fronteras y ritmos musicalizaron el fin del milenio ayudando a exorcizar los temores del futuro. Un disco de pulso funk con un sonido híper profesional que mixtura el sonido prototípico de los ´70 con las formas más modernas del rock de principios de los 2000. Más de un setentista pelotudo debería verlos como ejemplo de cómo se reactualiza una estética sin quedar varado en el pasado. Si viviera el Dr. Socolinsky lo recomendaría.
Nos sacan desde adentro – 2005- Papas ni pidamos. En un mercado alimenticio que propone complejas e incontables variantes (para los que pueden pagarlas) siempre hay espacio para lo básico, para la vuelta a las raíces, por ejemplo churrasco con puré. Papas ni pidamos es algo parecido, una banda que vuelve al raegge y al ska de los ochenta. Con un sonido con aires de los primeros Fabulosos Cadillacs y los primeros Pericos, presentaron en 2005 un disco ni muy novedoso, ni muy interesante pero que no por eso deja de ser una propuesta entretenida para los cultores del género. La presencia de integrantes de Todos Tus Muertos, Fabulosos Cadillacs, Dancing Mood y Karamelo Santo fungen de declaración de principios de lo que son y hacia dónde buscan encaminar su sonido. Uno de esos platos frugales que nunca está de más revisitar.
Tomb of the Mutilated – 1992- Cannibal Corpse. El canibalismo es ancestral. Los conocedores no se ponen de acuerdo pero nos hemos comido los unos a los otros de maneras más o menos explícitas desde que nos bajamos del árbol. Lo que esta banda clásica del Death Metal propone, en este y en otros discos, es una experiencia en los extremos de la música y el arte, allí donde estamos a un paso de encontrarnos con el ruido primal y el discurso aberrante. Voces profundamente guturales y malsanas, secciones rítmicas a una velocidad paroxística y la precisión de corte de quienes acostumbran traficar con órganos. Una parodia excelente de quienes se toman así mismos peligrosamente en serie. Como dijo un ignoto crítico del metal, un “cocktail simplemente delicioso para el buen gourmet del horror y el mal gusto”.
16
descolonialidad
para no comerse las eses, o de cómo lo primero es lo primero
1
“con hambre no se puede pensar” ezequiel pinacchio / ezequielpinacchio@yahoo.com.ar
E
n primer lugar, la sentencia parece poner en juego dos dimensiones: una necesidad y una posibilidad. El hambre en su dimensión biológica vendría a funcionar como impedimento del pensar en tanto que posibilidad central de la cultura humana. O siendo más positivos: la alimentación sería una de las condiciones del pensar. Y, ojo, no porque la posibilidad de pensar en sí le esté vedada al hambriento, sino porque en esas condiciones sólo puede pensar en una cosa, a saber, en comer. Su horizonte se achica. Es lógico: primero lo primero. Así, los grandes temas de la vida, incluso aquellos relativos a las causas de su hambre, quedarían por fuera de su interés. Lo dicho: con hambre no se puede pensar. En su dimensión institucional, cabe suponer que si se va a la escuela, entre otras cosas, a pensar, entonces, de quienes llegan y permanecen allí con hambre, no cabe esperar tal hazaña. No es posible pensar con hambrientos, porque con hambre no se puede pensar. Simple. Y, ojo, no decimos que no se quiere o no se debe pensar. Ni la voluntad ni el derecho intervienen en el sentido de esta frase. Quizás por eso sea tan fácil ponerse de acuerdo al respecto. Estamos frente a la imposibilidad misma, en tanto el sustrato es biológico. El asunto no es opinable. ¿O sí? ¿No será social este asunto? ¿Político, tal vez? Si así fuera, podemos preguntarnos lo siguiente: ¿podría ocurrir que frases tan pero tan hechas que suponemos de raíz profundamente politizada y, por qué no, politizante, que incluso afirmamos con vocación crítica, bienintencionada de veraz, terminen por anular cualquier posibilidad de política emancipadora real, es decir, “desde abajo”? Esta es, por cierto, nuestra inquietud. Si con hambre no se puede pensar, ¿será posible pensar con frío? ¿Acaso con humillación se puede? Con odio, ¿vale? ¿Sin casa? ¿Sin causa? ¿Con causas?... En suma, ¿cuáles son las condiciones del pensar? ¿Quién las establece? ¿Quién las piensa? Entendemos que definir cuáles son las
la frase, se sabe, está hecha. más aún: recontrahecha. tanto que quien intente decir algo más en torno a ella es o un redundante o un malintencionado. al fin de cuentas, ¿quién podría - con un mínimo de sensatez – cuestionar el sentido de dicha sentencia? no obstante, con menos que un mínimo de sensatez, aquí queremos preguntarnos al respecto: ¿qué es lo que supone esta frase? ¿qué es lo que produce?
fotografía: facundo geli / facundogeli@gmail.com
condiciones desde las cuales se puede, o no, pensar es una problemática de raíz profundamente descolonial. Como se sabe, en la modernidad capitalista se ha establecido un nexo de hierro entre pensamiento y libertad. Paradójicamente, se ha cerrado el círculo del progreso lineal. Y se lo ha hecho permitiendo que el orden de las causas y el de las consecuencias se torne inexpugnable. En última instancia, quien no puede pensar no puede ser considerado libre, y viceversa: si no es libre, es porque no puede pensar. Este último desplazamiento además de bastante sutil es totalmente legítimo. Dentro de esta lógica moderna, claro. Un esclavo no puede pensar porque no es libre; y no es libre porque no puede pensar. Un pobre no puede pensar porque no es autónomo; y no es autónomo porque no puede pensar. En Piel negra, Máscaras Blancas, Frantz Fanon parece haber entrevisto la dialéctica que ampara en este juego de condicionales cruzados, pero tal vez no supo escapar de ella. En el libro afirmaba que era falso sostener, como hacían algunos psicólogos, que el negro hubiese sido colonizado por su complejo de inferioridad frente al blanco. Todo lo contrario, afirmaba: el complejo de inferioridad era el resultante de la colonización, no su causa. Pero el reverso de una frase moderna por la cual se legitima la dominación en ciertas cualidades innatas al dominado (ignorancia, inferioridad, ingenuidad, etc.) - no es de por sí liberador. Es algo “mejor”, sin dudas. Pero al asumir como factum dicha ignorancia, dicha inferioridad, aunque sea explicada sobre la base de ciertas condiciones sociales, no se tocan las reglas del juego. A lo sumo, las pone retóricamente en contra de quien las inventó. Pero son las mismas. Unos ganan, otros pierden. La tía Prudencia aún nos sigue señalando que quien no tiene nada, antes de preguntarse por el Todo, debe preocuparse por tener algo. Hay condiciones sociales que hacen a las posibilidades del pensar, y son las mismas que hacen a las de no pensar. Hay condiciones biológicas, a su vez, que nos definen las posibilidades mismas de lo social.
Doble reducción, entonces: de lo político a lo social, de lo social a lo biológico. ¿En qué medida hemos cumplido con las necesidades biológicas básicas como para empezar a preocuparnos por todo lo demás? Esta pregunta, nos parece, solo puede encerrar respuestas tristes. Quienes antaño sostenían el voto calificado, suponían algo muy parecido: no es posible pensar más allá de sí mismo, es decir, lidiar con lo universal, si antes no nos hemos ganado a nosotros mismos. Por eso, quien depende de otro para vivir, depende de otro para pensar, y, por lo tanto, para elegir. A su vez, quien piensa por otro, no es autónomo. Y quien no es autónomo, en verdad, no piensa. El círculo, nuevamente. En este punto, al parecer, la frase “con hambre no se puede pensar” no esté exenta de cierto sustrato ideológico presente en frases como “sin casa no se puede votar”, “sin estudios no se puede gobernar”. Tampoco las interminables discusiones en torno al clientelismo político escapan a este encuadre. ¿En qué supera un autoconvocado a quien va por “el chori” a la plaza? En autonomía; es decir, en libertad, en que puede pensar. O, en otras palabras, en que no es pobre. Que un conservador de derecha adhiere
a esta lógica, no hay ni que decirlo. No obstante, que buena parte de las políticas progresistas suelen estar, también ellas, presas de esta lógica nos resulta más preocupante. Pues también ellas parecen suponer lo mismo que sus adversarios, es decir que con hambre no se puede pensar. Solo que (y no es poco, esto también lo sabemos muy bien) se esmeran en cambiar las condiciones, para que, luego, sí se pueda. Desnaturalizan la explicación, socializan la causa. Perfecto. Pero, quizás, no invalidan la evidencia de fondo: están los que pueden y los que no pueden. Si el pensar es para quienes pueden pensar, entonces los hambrientos tendrán primero que resolver los problemas del estómago, y recién luego, sumarse a nuestras reflexiones. Pero, claro, tendrán que resolverlos sin pensar, porque eso viene después. Hasta entonces, seguiremos pensando en ellos, por ellos. Amén. 1 Estas reflexiones fueron motivadas por - y casi completamente “robadas” a – las y los compañeros de Filosofía política de la educación, en la UNGS, con quienes, cada jueves, perdemos el tiempo pensando estas cuestiones, con la panza más o menos llena. Nuestro disparador, El maestro Ignorante de Ranciere.